Narotzky, Susana - Reciprocidad y Capital Social Modelos Teoricos, Politicas de Desarrollo, Economías Alternativas
Narotzky, Susana - Reciprocidad y Capital Social Modelos Teoricos, Politicas de Desarrollo, Economías Alternativas
Narotzky, Susana - Reciprocidad y Capital Social Modelos Teoricos, Politicas de Desarrollo, Economías Alternativas
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El Centre de Cooperaei6 per al Desenvoluparnenr Rural es una inieiariva
promovida por diferenres agenres del desarrollo rural: universidades, grupos
de estudio, centres de invesrigacion, adminisrraeiones publicas y ONGD.
Fornenra el trabajo en red. ereando y forraleciendo las sinergias entre los
disrinros agenres de la eooperaei6n al desarrollo. rrabaja en la formaei6n
de profesionales y en eI apoyo y promoei6n de la invesrigaei6n para generar
alrernarivas haeia un desarrollo rural resperuoso eon la soeiedad y el medio
ambienre.
La Colecci6n Desarrollo Rural recoge las aporraeiones de disrinros proyeeros de
invesrigaei6n fundamenral y aplicada sobre rernas clave del desarrollo
rural y la eooperaci6n internacional. Prerende ser una herramienra de difusi6n
y rransferencia uril para invesrigadores y agenres de desarrollo.
ViCTOR BRETON (ed.)
SATURNO DEVORA
ASUS HIJOS
MlRADAS CRfTICAS SOBRE EL
DESARROLLO Y SUS PROMESAS
FLACSO .
Icaria Desarrollo rural
...-....
Centre d" (ooperaci6
U per at Desenvolupament Rural
Victor Breton, Arturo Escobar. Pierer de Vries, Susana Narotzky
y Gavin Smith
Este librahasido editado enpapell 00%Amigo delosbosques, proveniente debosques sosteni-
bles ycan ur proceso deproducci6n deTn (Total Ctorin Free). para colaborar enuna gesti6n de
losbosques respetuosa can el media ambiente yecon6micamente sostenible.
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2. Redimir la promesa utopica del desarrollo: hacia
un mundo, una rnundializacion, una modernidad
Pieter de Vries .
Introduccion .
Primera parte: modernidades alrernativas y alternativas
para la modernidad .
1. America Latina en una encrucijada: ,modernizaciones
alternativas, posliberalismo 0 posdesarrollo?
Arturo Escobar ' .
Introducci6n: el giro a la izquierda y la coyuntura actual
Parte 1. Contexto y ciertas caracterfsticas de las actuales
transformaciones .
Parte II. Argumento: ,Modernizaciones alternativas 0
proyectos decoloniales? .
Parte III. Ecuador: entre el neodesarrollismo y el posdesarrollo
Parte IV Bolivia: ,Un proyecto posliberal y descolonizador?
Parte V La forma cornunal y las ontologias relacionales .
Conclusion .
Referencias bibliograficas .
Inrroduccion: ,Saturno devora a sus hijos?
De hegemonia(s), desarrollofsly posdesarrollo(s)
Victor Breton .
Miradas poliedricas sobre los discursos y las pracricas
del desarrollo .
America Latina en la encrucijada: ,era de cambios
o cambio de era? .
La dimensi6n ut6pica del desarrollo y la tozudez
de la exclusi6n .
De las alternativas no tan alternativas 0 los limites
de la real politik .
Referencias bibliograficas .
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Indice
Grup Inlerdisciplinori d'Esludis de
Desenvolupamenl i MuUiculturalital
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Printedill Spain - Impreso enEspana. Prohibida ia rep;;du-;:cirJ,;rorato par}ial. ..- .. --
ISBN: 978-84-9888-278-0
Deposito legal: B-36.563-2010
Prirnera cdicion: noviernbre de 2010
Traduccion del ingl6 del articulo Ponziano__
lcaria cdirorial I NE.
Arc de Sant Crisrofol, 11-23 I .J .' .:J:J
08003 Barcelona Na z.\ q;:2.. B
www.icariacdirorial.com
mBLIOTECA FLACSO
Con cl apoyo de: -_ ".,.>.. , _ ...
Agcncia Catalana de Coopcracio al Desenvolupament
Ajunrament de Lleida
Universitnr de Lleida
Discno de la cubierta: Adriana Fabtcgas
Colabora: Grup l ntcrdisciplinar
d'Esrudis sobre Desenvolupament
i Multiculturalirar (GIEDEM).
Univcrsitar de Lleida
'30-l. '\ '-\ 1L
S
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-o,.-J" \ .J ..
ZIZEK, S. (2003), Organs without Bodies: On Deleuze and Consequences,
London, Roudedge.
- (s.F.), A Glance into the Archives of Islam, http://lacan.com/
zizarchi ves.htm.
126
3. Reciprocidad y capital social:
modelos teoricos, politicas de
desarrollo, economfas alternativas.
Una perspectiva antropol6gica*
Susana Narotzky
Introducci6n
En esre articulo quiero explorar c6mo los conceptos de capital social
y de reciprocidad producen modelos teoricos que facilitan proyec-
tos diversos de intervencion politica en el ambito econornico, La
cornparacion de estos disrintos modelos y sus expresiones practicas
en la actualidad, asf como en su filiacion hisrorica, nos permiten
plantear la cuesrion de su potencialidad politica, EI desarrollo de la
discusi6n muestra la similitud de algunos argumentos ernpleados por
los defensores de politicas de desarrollo neoliberales y por aquellos
que proponen politicas econornicas autodenominadas alternativas.
EI intenro de deslindar sus posibles diferencias, mas alla del discurso
ideologico que los sustenta, es 10 que guia esta reflexi6n.
La Harnante Nobel de econorrua (2009) Elinor Ostrom debe en
gran medida su galard6n a su enfasis en la posibilidad de generar
estrucruras de gobernanza colecrivas para la gesrion de los recursos
rnedioambienrales, que perrnitan esa finalidad ideal del desarrollo
sosrenible. La ventaja. de esta perspecriva sobre otros analisis muy
crfricos del objetivo del desarrollo sostenible- como los de Naredo
(2001), Escobar (1995) 0 Martinez Alier (1984) es que Ostrom no
denuncia direcrarnente la aporfa del concepto y su funci6n ideol6gi-
Texro elaborado en el marco del Grupo de Estudios sobre Reciprocidad de
la Universidad de Barcelona (GER-UB) que cuenta con financiaci6n del Ministerio
de Innovaci6n y Ciencia (SEJ2007-66633).
127
ca. En sulugar produce un modelo formal basado en la articulacion
de instiruciones de proximidad (capital social, comunidad) e institu-
ciones de ambito mas general (estados, organismos inrernacionales)
que conjuntarnente producirfan un marco regulador adaptable y
flexible con el fin de gestionar los recursos naturales (Ostrom, 1995;
Ostrom et al., 1999; Dietz et a1., 2003; Pretty, 2003). Ostrom es
posibilista allf donde otrcs niegan la posibilidad de conjugar desa-
rrollo y sostenibiUdad. Su propuesta esta en la llnea de la economfa
institucionalista con el ariadido de que amplfa el ambito insritucional
a esas rclaciones sociales definidas como capital social y centradas
en relaciones de proximidad pero que tienen su expresion en reglas
o norrnas cxphcicas y no ambiguas.
En otro extrerno de las ciencias sociales, teoricos como Caille
(1996, 2003), Laville (2000), Santos (2004), Gibson-Graham
(2006), recuperan el concepto de reciprocidad y de don para
subrayar la existencia de otras formas de relacion econornica no
orientadas por la logica de mercado (logica de la acurnulacion) sino
por una logica de la vida (logica de la reproduccion). Gudeman
(2001, 2008) por ejernplo distingue 10 que llama la base de 10
que llama el mercado. La base son los recursos de vida de una
comunidad, aquellos que susrentan las dependencias rnutuas nece-
sarias para la reproduccion de esa comunidad. En la base no se da
el intercambio, sino el reparto. La base extiende sus recursos hacia
otras bases mediante la reciprocidad que serfa un intercambio
orientado a la reproducci6n de la comunidad. El mercado para
Gudeman son aquellas relaciones comerciales que tienen como
objeto eI crecimiento de la riq ueza material de algunos, la logica
de la acumulaci6n. Es explicito 10 que todas estas perspectivas, con
sus varianres y diferencias, deben a la obra de Mauss (1924) y a la
de Polanyi (1957, 1971), sobre todo en el sentido de que separan
el sistema de mercado capitalists de todas las formas anteriores en
base a su dcs-incrustacion 0 falta de rnoralidad. En esta filiaci6n,
el proyecto politico de estos cientfficos sociales (como 10 fue explfci-
ramen tc elde sus predecesores, cf. Narotzky, 2007) es re-rnoralizar la
econornia, devolverle su clependencia respecto a objetivos humanos
fundamental mente ligados ala reproduccion de vida. En cualquier
caso el don, lareciprocidad, la base, son proyectos politico-mora-
les antes que econornicos, que se defincn como economfas otras:
128
~
alternativas (Santos), sociales y solidarias (Laville, Lipierz}, anti-
utilitaristas (Caille), posdesarrollistas (Gibson-Graham, Escobar),
del trabajo (Coraggio).
Muchos modelos actuales de desarrollo sostenible subrayan el
capital social, el conocimiento local y en generalla movilizacion de
relaciones humanas de proximidad insertadas en pautas culturales
particulates, como recursos ecoriomicos y polfticos basicos que
debicran tomarse en cuenta en el disefio de proyectos de desarrollo
(Banco Mundial, 2001;1 Woolcock, 1998). Sin embargo, hay una
cierta indefinicion de los conceptos y una falta de analisis detallado
y de cornparacion de los procesos empfricos que se clasifican bajo
el paraguas de capital social 0 ernpoderarnienro cornunirario
(Fine, 1999 y 2001). En una revision del concepto de capital social
Adler y Kwon (2002) subrayan:
La extension del concepto de capital social refleja una caracte-
ristica primordial de la vida social: que los lazos sociales de un
tipo (i.e. amistad) a menudo pueden ser utilizados para fines
distintos (i.e. ayuda material y moral, consejos laborales y no
laborales). Coleman se refiere a esto como la apropiabilidad
(1988: 108) de la estructura social. La apropiabilidad legitima
la estrategia conceptual de junrar bajo una unica nocion rnu-
cho de 10 que se ha venido estudiando bajo conceptos como
organizacion informal, confianza, ayuda mutua, intercambio
social, recursos sociales, incrusracion [embeddedness] , contratos
relacionales, redes sociales, y redes interempresariales.
Y esto les lleva a cuestionar a 10 largo del articulo la pertinencia,
pros y contras de un tal concepto paraguas. Tras una discusion de
las diversas definiciones del concepto proponen una que pretende
resumirlas:
El capi tal social es la buena uoluntad accesible a los individuos
o grupos. Su Fuente se encuenrra en la estructura y el contenido
1. Documento consulrado en http://webworldbank.org el 23 de octubre de
2009.
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de las relaciones sociales del actor. Sus efectos Buyen de la infor-
macion, influencia, y solidaridad que pone a disposicion del
actor. (Enfasis afiadido)?
En tanto capital adernds, esos efectos tienen por objero pro-
ducir beneficios, entendidos en general en rerrninos economicos de
reoria marginalista estandar, Esta definicion nos sirve para rnostrar
la cenrralidad de dos cuestiones que retomarernos seguidamente:
1) eI aspecto moral inherenre al concepto y 2) su aspecto relacional.
Ambos aspectos subrayan precisarnente aquello que de las relaciones
sociales es dificilmente cuantificable puesto que remite a la espe-
cificidad particular de los conrextos hist6ricos sociales y culturales
y a la experiencia acumulada de las personas implicadas. Son estas
cualidades, sin embargo, las que se quieren convenir en actives.
capaces de ser conrabilizados en terminos de mercado. En realidad
la pirueta conceptual rernite a 10 que es probablernenre la base
ideo!6gica central del sistema capitalista y que ya sefialaron en su
rnornenro primero Marx (fetichismo de la mercanda que esconde
las relaciones hurnanas) y luego Polanyi (mercanda ficticia de la
vida del trabajador): la fetichizacion 0 reificaci6n necesaria de las
relaciones humanas en las economias de rnercado.' EI capital social
se presenta como una nueva version de 10 mismo pero explicitada
ahora directarnen te: son esas relaciones y ese contexro particular
de la vida los que ahora, en lugar de ocultarse en laabstracci6n del
mercado de trabajo, son sefialados como algo verdaderamente valioso
para generar beneficios econornicos y de paso politicos.
Casi como el opuesto cornplemenrario, los activistas y teoricos
de las diversas prbpuestas de econorruas alternativas, sefialan esas
rnisrnas relaciones humanas y particulares como la Fuente de orga-
2. Documenco sin paginacion. Adler, Paul S. y Kwon, Seok- Woo (2002),
Social capital: prospects for a new concept, Academy a/Management Review Vol.
27 Issue 1, pp. 17-40.
3. No queremos decir que el ferichismo de la mercancia y la rnercancia
6ericia trabajo se refieran a 10 misrno. De hecho el pro pia Polanyi clarifica que
no es as], Sin embargo nos parece que son procesos analogos de oculrarnienro 0
rransrnuracion de las vinculaciones humanas necesarias para la produccion de
rnercanctas y para la produccion de vida humana.
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nizaciones con porencialidad de producir 10 necesario para vivir en
los rnargenes del sistema de mercado e incluso colonizar lugares
mas cenrrales de los procesos econornicos (Santos, 2004; Coraggio,
2000,2004). En esre caso la reciprocidad 0 solidaridad se presentan
como una nueva version de 10 que Hart (1973) 0 Lornnirz (1975)
describieron comb las relaciones inforrnales -tambien definidas
como economia popular- que permitian sobrevivir a los margina-
dos, es decir a esas personas que Marx habia definido como super-
poblaci6n relativa (Marx 1976) en cuya periferia se situaria la rnasa
marginal (Nun, 1969; Quijano, 1980). Ahora se sefiala el poder
rransformador de este tipo de relaciones sociales si se adoptan sus
principios como un modo de organizacion deseable en sf rnismo, en
lugar 'de percibirlos como residuales (Coraggio, 2004, pero vease la
critica de Salvia, 2004 y Laurier, 2003). Me parece, pues; que estes
dos movimientosa la vez intelectuales y polfrico-economicos estrin
relacionados entre sf y se iluminan mutuarnente a pesar de situarse
en zonas muy diferenres del espectro politico.
Capital social
En los ultimos veinte afios, pero sobre todo a partir de la publica-
cion en EE UU de los articulos de Granovetter (1985) Economic
Action and Social Structure: The Problem of Ernbeddedness, de
Coleman (1988) Social Capital in the creation of Human Capital,
de Porres & Sensenbrenner (1993) Ernbeddedness and Immigra-
tion: Notes on the Social Determinants of Economic Action y del
libra de Putnam (1993) Making Democracy Work, eI concepto de
capital social ha adquirido una irnporrancia desmesurada y sobre
to do se ha convertido en uno de los conceptos clave de las nuevas
polfricas de, desarrollo del Banco Mundial." Estas abogan por una
des-esratalizacion del proceso de implemenraci6n de ayudas para
enfatizar la participacion local. Esta nueva polttica propone una
4. Epla acrualidad parece que el concepro que ha venido a susriruir al de capi-
tal social en la jerga del Banco Mundial es el de empoderamienro [l'InjJOIverment],
con un conrenido similar pero mas cenrrado en los acrores individuales ysus capa-
cidades de gestjon de sus actives personales. Vease h[[p:llweb.worldbanlcorg/,
consulrado el23 de ocrubre de 2009.
131
dinamica de desarrollo de abajo arriba, que de algun modo evitaria
las indi.ciencias y corrupciones propias de las decisiones de arriba
abajo del all terior modele, basado en el Estado centralizado, que
habla sus ten rado las polfricas de desarrollo delllamado Consenso
de Washington (Fine, 2001 j World Bank, 2001 j Crootaert y van
Bastelaer, 2001). A la vet; esta nueva perspectiva se ha enmarcado
en un co nrexto de rerirada de la intervencion eco nornica estatal por
10 mcnos hasra el crash econornico de 2008.
Por orra parte, el concepto de capital social se ha convertido,
dentro del nuevo discurso econornico insritucional, no solo en
un elernenro ligado al desarrollo econornico sino tambien en un
elemento clave del desarrollo politico, entendido como el acceso
a la democracia de regiones del rnundo en las que este sistema de
gobierno no esta establecido. En esta dimension mas polltica de-
sarrollada por Putnam (1993 y 2002), las referencias a Tocqueville
(1989 [1840)) Ya su insistencia en la importancia de las asociaciones
voluntarias como freno al peligro del despotisrno administrative
en la democracia (1989, r.2: 368-387) son un elernento crucial.
Esta dimension politica del concepto de capital social, propone una
vision de 10 que debieran ser la estructura y funciones del Estado
dernocnitico deseable que son sustancialmente distinras de las del
Esrado del bienestar clasico. La idea de sustitucion, por parte de la
sociedad civil, de responsabilidades antes asumidas por el Estado,
cs un elcrnento central de csta propuesta que se apoya tarnbicn en
cl coriccpro de capital social.
Curiosamenre, la fuerza de este concepto deriva de una idea muy
vaga y prosaica de 10que es la reciprocidad por un lado, y de la re-
interpretacion de la propuesta de Polanyi respecto ala incrustacion
de 10 econornico en 10 social. ~ P e r o que se entiende por capital
social-i" EI primero en utilizar el concepto de forma coherente en las
5. En el uso marxism cl.isico capital define la propiedad de los medics de
prociuc.cion pOl' parte de cicrras personas cuando esra propiedad cs excluycnte de
otros que se veri asi forzacios pOl' necesidad a entrar en dererrninadas rclaciones
socialcs can los propictarios de medics de produccion para sobrevivir. Es pues
una relacion social doblernente: 1) como exclusion de la propiedad de medios de
produccion de una parte de la poblacion y 2) como imposicion a una parte de
la poblacion de una relaci6n de produccion determinada para poder sobrevivir.
L32
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I
ciencias sociales es Bourdieu (1980), y 10presenta como un nuevo
elemento en el analisis de los diversos campos de capital (economi-
co, cultural, social y sirnbolico) que constituyen la estructura de las
posibilidades diferenciales de benelicio (Bourdieu, 1979: 3). Cada
campo tiene una logica especifica que va a deterrninar los recursos
incorporados y objetivados de capital que se pondran en juego
en el rnercado de cada campo (1988 [1979]: 112-113). En este
sentido el capital se entiende aqui como una relacion social, una
energia social que se pone en juego en cada campo segun su propia
logica y se articula con los dernas campos en la logica general de la
reproduccion social del sistema.
En origen, el concepto de capital social es un intento de tornar
en cuenta 10que Iasociologia espontanea define como tener rela-
ciones en referencia ala posibilidad que poseen ciertos individuos
de au mentar el rendimiento de otros campos de capital (econornico,
cultural, simbolico). EI concepto esta relacionado ala vez con las
estrategias individuales y con el proceso de institucionalizacion de un
grupo, orientado hacia el incremento de los beneficios econornicos
y del poder. Aparece por tanto plenamente insertado en la dialec-
tica de la reproduccion social propia al enfoque de Bourdieu, en la
tension entre estructura y practica en el proceso de reproduccion
de una sociedad de clases (1988):
Las diferencias primarias, aquellas que distinguen las grandes
clases de condiciones de existencia, encuentran su principio en
el volumengLobaLde capitalcomo conjunto de recursos y poderes
efectivarnente utilizables, capital economico, capital cultural, y
tarnbien capital social l. .J. (Bourdieu, 1988: 113)
Y afiade en un largo parrafo que nos parece fundamental
para clarificar la idea que tiene Bourdieu del capital social y
como se diferencia de los posteriores plantearnientos, que son,
Desde nuestro punto de vista Bourdieu (1980 y 1988) conserva este significado
de capital mientras que para Coleman (1988) y sus seguidores, el capital" es me-
ramence un objeto", un .activo 0 "bien" en el que se pueden invertin' recursos
para obtener beneficios (Adler y Kwon, 2002). Vease la crfrica de Fine (200I).
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sin embargo, los que se han converrido en hcgernonicos tanto
en las ciencias sociales como, sobre tcdo, en el discurso de los
analisras politicos.
Las esuategias de reproduccion, conjunro de practicas fenome-
nalmente muy diferenres, por medio de las cuales los individuos
o las familias rienden, de rnanera consciente 0 inconscienre, a
conservar 0 a aumenrar su patrirnonio, y correlativarnente, a
mantener 0 rnejorar su posicion en la estructura de las relaciones
de clase, constiruyen un sistema que, al ser producto de un rnis-
mo principio unificador y generador, funciona y se transforma
como tal sistema. Por medio de la disposici6n con respecro al
porvenir, determinado a su vez por las oportunidades objerivas
de reproduccion del grupo, estas estrategias dependen en primer
lugar del volumen y de la estructura del capital que hay que
reproducir, esto es del volumen actual y potencial del capital
econornico, del capital cultural y del capital social que el grupo
posee, y de su peso relativo en la estructura patrimonial, y, en
segundo lugar, del estado del sistema de los insrrumenros de
reproduccion, insrituciorializados 0 no (esrado de la costurnbre
y de la ley sucesoria, del mercado de trabajo, del sistema escolar,
etc.), con arreglo a su vez, al esrado de la relacion de fuerzas
entre las clases: con mayor precision, esras estrategias dependen
de la relacion que se esrablece en cada momenta entre el patri-
monio de los diferentes grupos y los diferentes instrumentos de
reproduccion, y que definen la uansmisibilidad del parrirnonio,
fijando las condiciones de su transmision, es decir, dependen
del rendirnienro diferencial que los distintos insrrurnenros de
reproducci6n pueden ofrecer a las inversiones de cada clase 0
faccion de clase.
Debido a que las estrategias de reproduccion constituyen
un sistema y a que dependen del estado del sistema de los ins-
trumentos de reproduccion y del esrado (volurnen y esrrucrura)
del capital a reproducir, todo cambio en relacion con cualquiera
de ellos lleva consigo una reestructuracion del sistema de las
esuategias de reproducci6n: la reconversion del capital poser-
do bajo una particular especie en oua especie distinta, mas
accesible, mas rentable 0 mas legitima en un estado dado del
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\ ~
sistema de insrrurnentos de reproduccion, riende a dererminar
una rransforrnacion de la estructura patrimonial. (Bourdieu,
1988: 122, 128)
Es decir que, en primer lugar, el capital social es un campo
especffico de capital" que junto al capital cultural y econornico for-
ma un sistema que define para cada caso la estrucrura patrimonial.
Adernas, al igual que ocurre con el capital cultural, se preseIHa bajo
formas distintas: 1) incorporado, como conjunto de disposiciones
duraderas, 2) objetivado, bajo forma de bienes y 3) insricucionalizado
(Bourdieu, 1979). Los insrrurnenros de reproduccion de csre capital
son la sociabilidad y las instiruciones que favorecen dererrninados in-
tercambios y delimitan grupos de pertenencia. Lo que es irnporranre
resaltar es que, en esra definicion, el capital social es un conjunro de
recursos movilizables a traves de Ia sociabilidad y la instirucio-
nalizacion, pero estes iilrirnos son claramente los instrumentos de
reproduccior;, no son el capital. Por otra parte, el capital de este
campo forma parte de la estructura patrimonial, tiene como objero
la rransrnision patrimonial y por tanto la reproduccion de una es-
tructura de clases diferenciada y orientada a la acumulaci6n creciente
de capital (en sus distinras forrnas). Los beneficios son econ6micos
6, Bourdieu define el capiral como una relacion especifica a cada campo,
que se arricula en un sisrema: Es la logica especifica del campo, de 10 que en tl se
encuentra en juego y de la especie de capiral que se necesira para parricipnr, 10 que
impone las propiedades mediante las cuales se esrablece Ia relaciou entre la clase
y la pracrica, [... J al ser el capital una relacion social, es decir, una energb social
que ni exisre ni produce sus efecros si no es en el campo en Ia que se produce y
se reproduce, cada una de las propiedades agregadas a la clase recibeSlI ualory SlI
efimciade las leyes especiJicas de cadammpo: en la pracrica, esro es, en un campo
particular, rodas las propiedades incorporadas (disposiciones) u objerivadas (bienes
econornicos 0 culrurales) vinculadas a los agenres no siempre son simuldneamenre
eficienres: la logica especffica de cada campo dererrnina aquellas que tienen ualor
en ese mercado, que son pertinenres y eficienres en el juego considerado, que, en
relacion conese campo, funcionan como capiral especifico y, en consecuencia, como
faeror explicarivo de las pracricas. Esro significa, en concreto, que eI rango social
y el poder especlfico que los agenres reciben en un campo particular dependen en
primer lugar del capital cspeclfico que pueden movilizar, sea cual sea por orra parre
su riqueza en cualquier orra especie de capiral (que, sin embargo, puede ejercer un
efecro de conraminacion) .. (Bourdieu. 1988: 111).
135
y politicos (recursos y poder) y la sociabilidad e insrirucionalizacion
tienen una orientaei6n utilitaria y operan en rnercados bajo forma
de intercambios de val ores propios a cada campo.
El capital social es el co njunto de recursos actuales 0 poten-
ciales que estan ligados a la posesi6n de una red durable de
relaciories mas 0 menos institucionalizadas de inrer-corioci-
miento y de inter-reconocimiento; 0 bien, en otros rerminos,
a la pertenencia a un grupo, como conjunto de agentes que
no s610 estan dorados de propiedades comunes (susceptibles
de ser percibidas por el observador, pOI' los dernas 0 pOI' ellos
rnisrnos) sino que estan unidos ademas pOI' lazes permanentes
y utiles. Estas conexiones estan fundadas pOI' intercambios
inseparablemente materiales y sirnbolicos, cuya instauracion y
perpetuaci6n suponen el reconocirniento de esta proximidad.
(Bourdieu, 1980: 2)
Sin embargo, la propia definicion de Bourdieu presta a confusi6n
puesto que es el propio intercambio (en el trabajo de sociabilidad)
de bienes materiales y sirnbolicos el que estructura los lazes durables
de relaci6n que van a utilizarse para alcanzar y acumular recursos
dentro de este campo (el de la sociabilidad relacional) y de otros
campos (econ6mico, cultural, sirnbolico). A pesar de que, para
Bourdieu, el trabajo de sociabilidad no parece confundirse con el
acceso a los recursos (el uso instrumental de la red social para ob-
tener capital patrimonial, es decir ocupar una posici6n particular
en las relaciones sociales), sf existe una relaci6n casi tautol6gica de
reproduccion entre ambos: los beneficios que pracura la pertenencia
a un grupo estan en el fundamento de la solidaridad que los hace
posibles (1980: 2). Estos rnatices van a perderse en las siguientes
definiciones, como verernos.
Y <que papel juega en esta definicion la reciprocidad? Aunque
el concepto misrno de reciprocidad no aparece explfcirarnente
en el pequefio articulo en el que Bourdieu define inicialmente el
capital social, sf que aparecen tres elementos clave del concepto:
1) la idea de obligaciones duraderas, 2) la idea de reconocimiento
mutuo y 3) la idea del intercambio como productor de los dos
anterJores:
136
"I
Dicho de otro modo, la red de relaciones es el producto de es-
trategias de inversion social [... J orientadas hacia la institucion
o reproducci6n de relaciones sociales directarnente utilizables
[ J es decir bacia la transforrnacion de relaciones contingences
[ J en relaciones ala ve.znecesarias y electivas, que impliquen
obligaaones duraderas, subjetivarnenre sentidas (sentimientos
de reconocimiento, de respeto, de amistad, etc.) 0 institucio-
nalrnente garantizadas (derechos): esto gracias a la alquimia
del intercambio (de palabras, de dones, de mujeres, etc.) como
comunicacion que supone y produce el conocimiento y el recono-
cimiento mutuo, (Enfasis anadido, Bourdieu, 1980: 2)
En definitiva, las estrategias de inversion social se orientan a
producir un campo de reciprocidad, un ambito en el que la fuerza
de la obligacion se situa en el reconocirniento rnutuo y la genera
la alquirnia del intercambio de palabras, dories, mujeres. Es un
intercarnbio no directarnente econornico: es, como en Mauss (2003
[1923-4]), una mezcla de interes y moral, como en Mauss tambien,
es parte de un sistema mas general de cohesion social. Yes este inter-
cambio el que produce el grupo y determina sus lImites (Bourdieu,
1980: 2-3). Enronces, a pesar de que los campos son entendidos pOI'
Bourdieu como rnercados en los que operan distintos valores, el
valor que parece constituir la fuerza de moviiizacion de los recursos
es en este caso la pertenencia a un grupo, que es un hlbrido entre la
asociacion voluntaria de individuos ligados pOI' intereses comunes
y un objetivo cornun, y la adscripcion aurornatica pOI' nacimiento
a ciertos grupos corporativos instituidos, En cualquier caso la obli-
gacion no es en principio formal, contractual y sancionada por la
ley, sino que es una obligacion de tipo moral cuya sancion es social
y sobre todo econ6mica (a corto 0 largo plaza).
La definicion de capital social que se ha convertido en dorni-
nante, sin embargo, es algo distinta, aunque pueda parecer similar.
Esta otra acepcion se basa en las premisas de la teoria de la accion
racional, una teoria que fue explfcitarnente rechazada pOl' Bourdieu
(en Wacquant, 1989: 42-43). Esta definici6n es la que aporta Co-
leman (1988) basandose en la propuesta de Granovetter (1985) de
reintroducir el impacto de las relaciones sociales y la estructura
social en la acci6n econ6mica (Granovetter, 1985: 483). Estos au-
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tores enrienden esra incrustacion (embeddedness) como el papel
de relaciones personales concretas y estructuras (0 redes) de esras
relaciones en la generacion de confianza y en desanimar el mal com-
portarnienro (Cranovetter, 1985: 490). Evidenremenre, a pesar de
que Cranoverter retorna el concepra de embeddedness de Polanyi,
hace un uso muy disrinro de el (vease Narorzlcy, 2007). La idea de
incrusracion de Gr:ll1ovetrer es una nocion puramente instrumental
de la produccion de contianza a traves de la inreraccion social
recurrente entre individuos particulares. De hecho el aurar es muy
critico con 10 que denomina la idea sobre-socializada de la accion
econornica en la que los individuos actuarfan guiados por una rno-
ralidad geueralizada. Utiliza el analisis de redes como una teoria de
las relaciones sociales en la que rransacciones concreras, econornicas
y sociales, consrruyen relaciones de confianza entre los individuos.
Desde este pumo de vista, la accion econornica esra engasrada en
una red de transacciones sociales individuales. Las relaciones sociales
son enronces mera experiencia transaccional y la accion economics
implicana la eleccion enrre socios alrernativos con el fin de maximi-
zar el valor no expliciro de los conrraros: la confianza. Pi en so que
podrla definirse esta nocion de incrusracion como forrnalista (en
el sentido clasico de la antropologfa econornica) yes completarnente
distinra de la vision substantivisra del embeddedness que proponia
Polanyi (1971, 1957), una en la que Ia economfa humana esta
incrusrada (embedded) y entrerejida en instiruciones econornicas y
no econornicas (1957: 250). Para Polanyi la incrustacion era un
aspecra fundamental del modo en que los procesos econornicos
esraban imegrados en la sociedad como un rodo, y dejo muy claro
que no consistfa en la forma de las transacciones individuales. La
vision de Cranovetrer refina las ideas de Homans (1958) sobre el
cornportarnienro social considerado como intercarnbio de bienes,
materiales e inrnateriales 0958: 597)? y sigue Iirmemenre ligado
7. Homans define eI cornportamienro social del siguienre modo: Esre me
parece ser el paradigma elemental del comporramienro social. y el problema del
sociologo elernenral es plantear proposiciones que relacionen las variaciones en
los valores y cosres de cada hombre con la frecuencia de disrribucion del com-
porcamienro entre alrernarivas. donde los valores (en eI senrido maremarico) que
138
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no solo a un individualismo rnerodologico sino rambien a un ceo-
nomicismo rnetodologico en los que la accion racional se rnide en
rerrninos de cosres de rransaccion.
Coleman (1988) va a desarrollar esta nueva vision transacciona-
lisra de la incrustacion (embeddedness) y va a proponer una definicion
de capital social. en el que este se ha converrido en un recurso
para fa accion racional. El inrento radica en introducir la esrructura
social en el paradigma de la accion racional (1988: 95) y para ello
desarrolla un instrurnenro conceptual, el de capital social. El
capital social se define como una funcion de cierros aspectos de
la estrucrura social, que riene como objeto la consecucion de unos
fines (es decir la produccion, de ahf que se considere capital).
EI capital social se define por su Iuncion [... J Como orras for-
mas de capital, el capital social es producrivo, haciendo posible
la consecucion de cierros fines que en su ausencia no sedan
posibles. (Coleman, 1988: 98)
A diferencia de orras formas de capital, el capital social es inhe-
rente a la estructura de relaciones entre los actores [... J No esta
incorporado ni en los actores mismos ni en los implernentos
fisicos de produccion, (Coleman, 1988: 98)
La funcion identificada pOI' el concepto de capital social es el
valor, para los acrores, de esras aspecras de la estructura social en
tanto recursos que pueden utilizar para conseguir sus inrereses,
(Coleman, 1988: 101)
Los aspectos que sefiala Coleman son 1) las esrrucruras de
obligaciones, expectativas y confianza, 2) los canales de informacion
y 3) las normas y sanciones sociales. EI primer aspecto se define
roman esros valores para un hombre dererrninan en parre los valorcs para el orro.
Y ariade El problema lIO es, como se hn dicho a menudc, cu.ilcs SOil los valorcs
de lin hombre. 10 que ha aprendido en cl pasado que considera rcforzanre [del
valor], sino curinto de cad a valor su comporrnrnienro es capaz de conseguirle ahora.
Cuanro mas consiguc, meuos valor cadu unidad adicional de esc valor riene para 61,
y rnenos a rnenudo ernirira cornporraruienros reforzados por esrc (Ho mans 1958:
599). Es en esre ultimo aspecro de fa urilidad marginal" de 105 valorcs obrenidos
por eI comporramienro social en e1 que Granovcrrer se disrancia de Homans. ya
que e1 valor "confianza" no parece responder a esra hiporcsis marginalisr:l.
139
como una estructura diadica de obligaci6n mutua, concebida como
creditos y deudas, en la que la obligaci6n no se asienta en el De-
rccho sino en la couhanza, un elemento del entorno social (la
confiabilidad) pero tarnbien un recurso individual que se invierte
mejor 0 peor (1988: 102). El propio autor sefiala que las relaciones
clasicas de patronazgo describirian a los individuos con mas cantidad
de crcdiros en el sistema de obligaciones. El segundo aspecto esta
poco dcsarrollado y simplemente se define como una propiedad
inherenre de las relaciones sociales en la medida en que estas son
cornunicacion.
Por ultimo el tercer aspecto define la norma social que incita
a renunciar al interes personal para actuar en inreres de la co-
lectividad. Una norma de este tipo [... ] rnueve a las personas a
trabajar para el bien publico (Coleman, 1988: 104-105). Esta
norma que para Coleman es una forma importante de capital
social es sorprendentemente similar a la norma moral producida
por la colectividad que Durkheim asociaba con la continuidad
social (1975, 2008) Yque prescribia la subordinaci6n de la utili-
dad privada a la utilidad cornun (Durkheim, 2008 [1893]: 20).
Por otro lado, como el capital social tiene en varies aspectos la
caracrerfstica de ser un bien publico, se considera que incurre
en los mismos problemas que los comunales en la tragedia de los
cornunes (Hardin, 19G8), por 10 tanto nadie riene interes personal
en producir capital social pOl' 10 que este se crea 0 destruye como
subproducto de otras actividades (Coleman, 1988: 118, enfasis
afiadido). Es decir que estos aspectos de la estructura social que
[uncionau como capital social, y en particular la confianza, no se
producer como capital sino que pertenecen a otros ambitos de
interaccion social adyacentes y pre-existentes, exteriores al ambito
de la producci6n y del mercado.
En definitiva, a diferencia de Bourdieu este capital social se
refiere directarnente a la funci6n movilizadora de una determinada
estructura social, el valor de la funci6n relacional para la producci6n.
Toma al instrumento como objeto: el capital es aqui esa funci6n
movilizadora de la estructura en si rnisrna, y no como productora
de unas dererrninadas relaciones sociales diferenciadas (la estructura
patrimonial, el capital). Lo cual tiene consecuencias: 1) la desvin-
culacion del concepto de capital social de un sistema articulado
140
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de capitales que forman estructuras patrimoniales y reproducen
diferenciaci6n social, 2) en consecuencia, la reificaci6n del concepto,
3) y la des-historizacion tanto de las relaciones sociales que forman
la estructura social, como de su funcion instrumental de capital
social. La idea viene a ser que, como todo el mundo riene relaciones
sociales, todos pueden tener capital social si saben utilizarlo. Pero
tarnbien, la estrucrura social preexistente facilita en mayor 0 menor
medida la posibilidad de convertir ciertos aspectos en recursos, por
ejernplo, un entorno de desconfianza destruye los aspectos iitiles
(en terrninos de capital) de la estructura social.
Este ultimo terna es el que desarrollara Putnam (1993) en su
estudio sobre lastradiciones cfvicasen faItalia rnoderna, Basandose
en un recorrido absolutarnente tendencioso" de la historia del norte
de Italia (prodigio de asociacionismo, cooperaci6n y participaci6n
dvica en el gobierno y en la econornla) en comparaci6n con la del sur
de ltalia (ejernplo de dependencia extrema que inhibe la cooperaci6n
y produce familismo amoral -de hecho cita a Banfield, 1958-),
Putnam explica el fallido desarrollo del sur como consecuencia
de la falrade capital social y convierte el capital social heredado
del pasado en la clave tanto del desarrollo politico (dernocracia)
como econornico. En definitiva, Putnam propone un modele de
desarrollo para el Tercer Mundo y los paises poscomunistas en el
que la alternativa hobbesiana del Mezzogiorno italiano -fami-
lismo amoral, clientelisrno, la ingobernabilidad, la ineficiencia del
gobierno y la estagnacion econ6mica- (1993: 183) solo puede
superarse mediante un capital social importante:
Para la estabilidad polftica, la efectividad del gobierno, e in-
cluso para el progreso econornico, el capital social puede que
sea mas irnportante que el capital fisico y humano. (Putnam,
1993: 183)
8. Tarrow (1996) rnuestra como habilrnente Putnam evita mencionar el he-
cho de que fue precisarnente en esta zona civica del norte de Italia en donde se
desarrollo el fascismo. Lapregunta seda cntonces ison pues las asociaciones dvicas
tan utiles para desarrollar practicas democr:l.ticas como practicas fascistas? Vcase
tarnbien Putzel, 1997: 943.
141
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Es un retorno a las tcorias clasicas del contraro social, pero
aqui eI pacto no instituye el Estado y unas normas universales de
Derecho, sino que represents las multiples asociaciones de interes
propias de una comunidad compleja, cuyo orden de obligaciones
y sanciones es sobre rodo moral: el contrato social que sostiene
esra colaboracion en la comunidad civica no es legal sino moral.
La sancion por violarlo no es penal, sino la exclusion de la red de
solidaridad y cooperacion. (1993: 183).
~ Q u e es para Putnam el capital social? Hay que tener en cuenta
que el sustenro teo rico fundamental de Putnam es la teorfa de juegos
y el individualismo merodologico, De ahi su afirrnacion:
La cooperacion uoluntaria es mas facil en una comunidad que ha
heredado una cantidad sustancial de capital social bajo la forma
de normasde reciprocidad y redes departicipacion civica. / EI ca-
pital social refiere aq ui a aspectos de la organizacion social, tales
como la confianza, las normas, y las redes, que pueden mejorar
laeficiencia de la sociedad mediante la faciliracion de acciones
coordinadas. [... J La cooperaci6n espontdnea se ve facilirada por
eI capital social. (Enfasis afiadido. Putnam, 1993: 167)
Se esta hablando de cooperacion, algo propio de la sociedad
en la medida en que existc division del trabajo social, como deda
Durkheim (2008 [1893]), Yse esra hablando de obligaciones cuya
jim'Za no reside en el Derecho. De ahi la imporrancia de las norrnas
de reciprocidad como fuerzas de obligacion que emanan directa-
mente de la sociedad pero no estan instiruidas ni controladas por el
Esrado, como la norma del Derecho; de ahi tambien la importancia
de las redes como expresion practica del ejercicio individual de la
solidaridad que produce la norma de reciprocidad. Ycomo propie-
dad emergente del sistema social: la confianza. Al final, la confianza
es la caracrerfstica fundamental del capital social, aquello que 10
convierte en verdaderamente util, en un verdadero recurso cuyo
objetivo en definitiva es reducir los costes de transaccion (Putnam,
1993: 170-71). Pero ~ q u e es 10 que la confianza viene a sustiruir? Lo
que la confianza sustiruye es eI contrato garantizado por un tercero,
el Estado, En definitiva.Ia propuesta del capital social de Putnam y
sus seguidores (en los que se incluye el Banco Mundial y un nurne-
142
~
ro irnporrante de instiruciones publicas y de agencias privadas de
desarrollo) es la de utilizar estas relaciones sociales especfficas que
producen obligacion moral y expresan una colaboracion orienrada
aI bien cornun en arnbiros muy diversos. Urilizarlascomo una forma
de regulacion de los pactos alternativa a la del Estado (contraro) y
mas eficienre y desarrollada (quiza por ser masfiexible). Es todo un
programade desregulaci6n, departicularizacionyfragmentaci6n de las
instanciasde control, basado en lapotenciacion del capital social.
En tcdas las sociedades, para resumir nuestro argumenro, los
dilemas de la accion colectiva obstaculizan los intenros de co-
operar en beneficio mutua, ya sea en polirica 0 en economia.
La imposicion por pane de terceros es una solucion inadecuada
a este problema. La cooperacion volunraria [... J depende del
capital social. Las norrnas de reciprocidad generalizada y las redes
de participacion cfvica fornentan la confianza }' lacooperacion
social porque reducen los incenrivos al abandcno, reducen la
incertidumbre, y proveen modelos para la cooperacion futura. La
confiania misma es una propiedad emergente del sistema social,
tanto como un atributo personal. Los individuos son capaces de
ser confiados (y no tan solo credulos) gracias a las norrnas y a las
redes sociales en los que sus acciones se encuentran engastadas.
(Putnam, 1993: 177)
Las criticas a la vision de Putnam han sido numerosas tanto res-
pecto a su primer libro (1993) como al siguiente en el que achacaba
los problemas de la sociedad nortearnericana al declive de capital
social y proponia recrear capital social mediante la incitacion a la
participacion cfvica en la solucion de problemas concretes. Su pro-
puesta consistia en promover la toma de responsabilidad por parte
de la sociedad civil en sustitucion de la responsabilidad ineficiente-
mente asumida por eI Esrado (Putnam, 2002). La mayor parte de
estas criticas sefialan problemas de orden merodologico y teo rico
en la argumenracion de Putnam.
En primer lugar Putnam ignora el contexte social, politico y
econ6mico en el que se situa el capital social, enfatizando la reih-
caci6n del conceptO. Asl, se habla de declive del capital social sin
considerar a fondo la relaci6n de este proceso con la reestructura-
143
cion economica, el desmanrelamiento del Estado del bienestar y
el traspaso de cornpetencias del gobierno central a los gobiernos
regionales (Edwards y Fowley, 1997). Al mismo tiernpo, se justifica
en terminos tocquevillianos (es el autor mas citado por Putnam
en su obra de 2002) el retroceso de la responsabilidad esratal, con
argumentos tautologicos sobre la mayor eficiencia que supondria
limiter la intervencion del Estado al mlnimo y generalizar la torna
de responsabilidades por parte de la sociedad civil."
En segundo lugar, Putnam ignora los aspectos negatives del
capital social: 1) el cierre del grupo y la exclusion de los extrafios a
la comunidad respecto de los beneficios del capital social, de esas
relaciones sociales densas e incrustadas en multiplicidad de arnbi-
tos (Piore y Sabel, 1984; Portes y Sensenbrenner, 1993; Portes y
Landolt, 1996); 2) las fuerzas que inhiben el despunre empresarial
individual propias de las responsabilidades morales asociadas ~ la
pertenencia cornunitaria (Portes y Sensenbrenner, 1993; Porres y
Landolt, 1996); 3) la diferenciaci6n en el uso de capital social, la
coucentracion de recursos en manos de deterrninados individuos
(Portes y Landolt, 1996; basandose en Bourdieu, 1980 y 1988;
Putzel, 1997; Breton, 2001); 4) los usos indvicos de capital social,
en las mafias, en los sistemas de corrupcion, etc. (Rubio, 1997;
Porres y Landolt, 1996).
En tercer lugar, Putnam ignora la importancia de la cxisteucia
de capital econornico para que el capital social pueda ser de alguna
utilidad en el desarrollo econornico (Portes y Landolt, 1996). Los
criticos tambien cnfatizan la necesidad de estructuras y polfticas
publicas gubernamentales para que las iniciativas de las asocia-
ciones para la parricipacion dvica de los desfavorecidos sean viables
(Newton, 1997; Fox, 1997).
En cuarro lugar, Putnam define el capital social como un
conjunto de valores culturales y de practicas de sociabilidad que
constituirfan en sf misrnos la fuerza moral que predispondria a los
ciudadancs a la cooperacion econornica y politica (recordemos que
Durkheirn (2008 [1893]) planteaba el desarrollo en la otra direc-
9. Es cvidcnte la sinronia de esros presupuesros con las propuestas desregu-
ladoras del ncolibcrnlisrno.
144
.,.
cion: division del trabajo > cooperacion > obligacion moral). En
definitiva, Putnam asienta las bases de un orden social, econornico
y politico cooperativo y estable en la preexistencia de deterrninados
valores culturales e instituciones informales (Newton, 1997; Putzel,
1997) .
Por ultimo, una de las crlticas mas interesantes sefiala la incon-
gruencia de la asimilaci6n entre desarrollo econornico (capitalista)
y politico (democracia) que postula Putnam en su obra. Las con-
diciones que sustentan un desarrollo capitalista exitoso pueden
no ser siempre congruentes con aquellas que favorecen pollticas
democraticas. (Putzel, 1997: 939):
Su [de Putnam] enfoque sobre las pautas de confianza y las
instituciones inforrnales (norrnas, convenciones, codigos no
escritos de comportamienro) contribuye a los recientes estu-
dios que intentan mirar mas alia de las instituciones formales
(constituciones, codigos legales) y de las formas organizativas
(parlamentos, partidos pollcicos) para explicar las potencialida-
des para establecer 0 consolidar la democracia en el mundo en
desarrollo. (Purzel, 1997: 940)
En este sentido la crltica apunta hacia el peligro de que, bajo el
argumento del capital social, se refuercen y consoliden como alterna-
tivas de gobernabilidad polltica espacios de relacion que precisamen-
te noson dernocraticos, como la familia. Haciendo eco con ello a la
advertencia de Pirrou (2002) que describe el enfasis politico actual en
las solidaridades farniliares como fundamental mente conservador,
y a los analisis de Supiot (2000) sobre neo-feudalismo y de Holmes
(2000) sobre las implicaciones del concepto de subsidiariedad
en las pollticas de la Union Europea, Putzel sefiala la preocupante
tendencia en laliteratura sobre capital social que idealiza a la familia
como el ambito mas productivo de capital social y por ello pilar de
la virtud civica y de la dernocracia (1997: 945).
Lo que queda patente en esta crltica es, en efecto, la contradic-
cion que existe entre 1) la consideracion de individuos abstractos
que librernente pactan la constitucion de una comunidad polftica
a cuyo derecho universal se van a sorneter (en la definicion clasica
del contrato social y de la dernocracia liberal) y que va a definir sus
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derechos y deberes como ciudadanos iguales, y 2) la consideracion
de relaciones especfficas entre las personas ligadas a arnbiros particu-
lares como la familia, la cornunidad!" 0 la amistad, que se rigen pOl'
formas de obligacion no igualitarias aunque puedan ser concebidas
a vcces como mas equirables,
Esta conrradiccion es la que ya descubre Tocqueville entre las
reglas particulates (<<eI hOnOD}) propias de las sociedades arisrocraricas
donde las obligaciones quedaban definidas poria propia estructura
de dependencia (1989, 1'.2 [1840]: 273-86), y la homogeneidad de
la legislacion en epocas de igualdad que abomina de los privilegios
parriculares y confiere rodo eI poder al Esrado dernocratico (1989,
r.2 [1840]: 337-44):
La unidad, la ubicuidad, la ornnipotencia del poder social y la
uniformidad de sus reglas forman los rasgos sobresalientes que
caracrerizan a rodos los sistemas politicos nacidos en nuestros
dias. (Tocqueville, 1989, r.2 [1840]: 339)
La uniformidad [legislariva] Ie ahorra [al gobierno central] eI
exarnen de una infinidad de deralles de los que deberia ocuparse
si ruviera que hacer la regia para los hombres en lugar de hacer
pasar indistintarnente a rodos los hombres bajo la misma regia.
0989, r.2: 343-44)
Frenre a este peligro uniformizador que amenaza a la democracia
-el desporisrno administrativo- basado en la igualdad, el indi-
vidualismo y la delegacion de poder de los individuos en eI Estado
(el sobre-dimensionamienro de los derechos de la sociedad Irente
a los de los individuos [1989, r.2:338-9]), Tocqueville propone
la creacion de asociaciones (ecuerpos secundarios entre eI Esrado
10. En un rrabajo muy inreresanre, Victor Breton ha rnosrrado como las pollricas
de desarrollo del Banco Mundial basadas en el capital social han producido en Ecuador
organizaciones indigenas alrarnenre diferenciadas que crean por un lado siruaciones
verdaderarnenre clienrelarcs, ramo en eIinterior de las organizaciones indigenas como
en la relacion de las elires de esras y de las ONG que proveen los recursos para el desa-
rrollo, y pOI' orro (ado comribuye a la apolirizacion de los dirigemes indigenas que
se convierren en meres gesrores de proyecros (Breton, 200 1: 246-248).
146
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espeoficas propias de ambitos no econornicos para gestionar deter-
minadas relaciones entre los agentes econornicos, pero al tiernpo la
voluntad de no sornererse de lleno a esas formas de obligacion en
la medida en que representen obstaculos al desarrollo capitalisra,
cuando arnenazan con socavar la expansion econornica. Y vicever-
sa, rnuestra el dcseo de utilizar otros modos de obligacion con los
agentes econornicos externos (presurniblemente el contrato), pero
vinculando el interes purarnenre individual 0 ernpresarial de los
agentes autonornos de la comunidad al supuesto bien comuri
de la misma, a sus obligaciones morales especfficas como miembros
de una comunidad, As!, las funciones del capital social son 1) bin-
ding 0 bonding (ligar) y 2) bridging (tender puentes), y se asocian
respectivarnente con 10 que Granovetter (1973) definio como lazes
densos (thick ties) y laws finos (thin ties), En definitiva, basin-
dose en esta articulacion, el concepto ha sido exrremadarnente util
para la produccion de unos paradigmas de desarrollo basados en el
desplazarniento de los costes a arnbiros no rnercantiles (las relacio-
nes personales, los .saberes locales, las instituciones tradicionales) y
en el desplazarnienro de la regulacion fuera del control del Estado
de derecho garantista hacia el ambito de la obligacion moral y del
control social informal (vredes de participacion civica),
Ellibro de Ben Fine Social Capital versus Social Theory (2001)
constituye una critica devastadora del concepto de capital social
y del uso que hacen las agencias inrernacionales de desarrollo en sus
acruales polfticas. Su critica fundamental desde un punto de vista
de economia politica plantea que el concepto descansa sobre una
separacion aprioristica entre el ambito econornico y el social,
)' un rechazo de entender el capital como una serie de relaciones
sociales de produccion. En ese sentido, el concepto de capital
social se crea para recapturar unos componentes sociales y cultu-
rales que previarnente se habian expulsado del analisis econornico
marginalista. Sin embargo, la idea de capital social no resuelve
el problema de la reificacion del concepto'de capital, a diferencia
de 10 que ocurre con la idea relacional y social de capital en Marx
(yen Bourdieu). De hecho simplememe afiade una adjetivacion a
la lista de activos posibles de utilizar; permite una desagregacion
creciente del concepto de capital objetivado (capital natural, capital
productivo, capital humano, capital social 0 capital relacional), pero
150
' ~
rnantiene oculto la cuestion fundamental que desvelo Marx, y es
que el capital no es una cosa sino una relacicn social. Esce nuevo
tipo de capital se presenta como la apropiaciori de las relaciones
sociales por parte del capital y de heche perrnite asi, una vez mas,
convertir la vida en una cosa,
Reciprocidad
EI concepto de capital social nos rcrnite sin embargo a una serie de
realidades ernpfricamente observadas una y otra vez en inconrables
siruaciones tanto en contextos deillamado Norte como en los del
llamado Sur: hay un sinrnimero de transferencias de recursos que
se sustentan en relaciones personales co nstituidas por obligaciones
morales y que son fundarnenrales para llevar a cabo la produccion
dentro del sistema capitalista, yen general su reproduccion social.
Esta evidencia de la experiencia econornica ha tardado en penetrar
en los modelos econornicos formales entre otras cuestiones por la
dificultad que entrafia la cuantificacion de aspectos particulares y
cualitarivos, pero los estudios sobre capital social (por ejemplo de
la Social Capital Initiative) rienen como uno de sus objetivos lograr
formas de mediresta forma de capital. De forma mas pragmatica, los
pequefios emprendedores de casi cualquier sector han utilizado las
redes informales de conocidos, parientes y amigos y los sen timientos,
afectos y responsabilidades que conllevan como un recurso irnpres-
cindible para hacer negocios y en muchos casos mas eficiente y
seguro que los acuerdos contractuales y las rransacciones mercanriles
(Narotzky y Smith, 2006). Ahora bien, ,hasta que puntO hay una
relacion de exterioridad de este otro ripo de relaciones sociales
respecto de las relaciones definidas como economicas? <Hasta que
punto no es la construccion del saber social experto de los ultirnos
150 afios la que nos empuja a esta vision dualista de las relaciories
sociales: las economicas (guiadas par la racionalidad economica) y
las otras (guiadas por la inteligencia emocional)? Si, como sugeria
Coleman (1988), la logica del mercado se apropia de relaciones
sociales que tienen otras funciones, estas aparecen entonces como
externas y anteriores al sistema capitalista. Esta perspectiva
tiene ilustres antecesores que repasa Harvey (2004) al considerar la
acumulacion por desposesion, un concepto que subra)'a precisa-
151
mente el aspecto depredador del sistema capiralista en tanto necesita
siemprc de un afuera que pueda ser apropiado como activo en
la reproduccion de unas relaciones de producci6n capitalistas. Pero
sefiala tarnbien como esre afuera- es permanentemente re-produ-
cido por el sistema como tal: cs decir, no es naturalmente externo
sino que tiene que ser producido como externo. La relacion dialectica
que emerge suena familiar a ofdos antropologicos porque nuestra
cieneia aparece como un instrumento politico de produccion de esa
cxterioridad en 10que refiere a los sujetos humanos (Trouillot, 1991;
Guerrero, 2007). Tambien 10 es en 10 que respecta a la produccion
de exterioridad de determinadas relaciones sociales econornicas y
pollticas que se van a definir como de reciprocidad.
Entonces, (como en tender la producci6n de esa dimension
otra de las relaciones sociales que coincide precisamente en la
historia europea con la construccion de unas formas de dependencia
nuevas, desvinculadas, contractualcs y objetivizadas que posibilitan
las relaciones sociales que llamamos capital? La emergencia del con-
cepto de reciprocidad en antropologa surge a principios del siglo
XX impulsada por proyectos politicos de tercera via (Narotzky,
2007) y por el analisis de un corpus etnograhco creciente en el que
se describen formas de intercarnbio que aparecen motivadas simul-
taneamenre por el interes y la moral y que confunden diversos
valores, sujetos vivos, esplritus y objetos en procesos complejos
que parecen fundamentales para la continuidad de esos grupos
humanos (Malinowski, 1922, 1926; Gauss, 2003 [1923-1924];
Sahlins, 1965; Polanyi, 1977; Weiner, 1992; Godelier, 1996). La
reciprocidad emerge como concepto para posicionarse como ese
otro del intercambio de mercado, como esa relacion anterior y
exrerna. Es un concepto que intenta explicar formas de transfe-
rcncia (de bienes y servicios tangibles e intangibles) que aparecen
como aspectos no diferenciables de procesos culturales y sociales
cuyo fin principal no ser ia organizar la circulacion material de los
recursos, En particular la reciprocidad 1) se desmarca del intercam-
bio con tractual del mercado, 2) se sustenta en una obligacion moral
y 3) produce relacion social, entendida como dependencia mutua,
es decir produce cohesion social (Malinowski, 1926; Gauss, 1931).
Por tanto, desde sus inicios como concepto antropologico la recipro-
cidad surge como una forma sobresocializada y sobre-moralizada de
152
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FLACSO . B18L10TECi\
vehicular transferencias materiales, una modalidad otra, externa
y anterior ql.le se produjo en seguida como modele politico
econornico alternative que pudiera re-moralizar ese mundo desen-
cantando exclusivamente guiado por la 16gica del interes material
(Gauss, 2003 [1923-4]; capitulo IV; Gauss, 1997). No es de extrafiar
que este proyecto originario haya persistido hasta nuestros dlas y
en el recorrido antropologico y sociologico del concepto resurge
una y otra vez la dicotornia entre econornia del don y econornla
de la mercancia (Gregory, 1982), econornfa moral y economia
a-moral (por esta ultima se entiende capitalisra) (Ze1izer, 1988 y
Booth, 1994), econornfa social y econornfa de mercado, etc. y
se reproduce incansablemente esta posicion de extcrioridad que
aclara la relacion de apropiacion predatoria de la acurnulacion
primitiva penetrando (como se deda en los afios 1970) otras
relaciones de produccion.
Ahora bien, 10que aparece claro para el concepto de reciprocidad,
parece rnenos obvio para un gran nurnero de situaciones descritas
en algunas emograflas recientes. En ellas un tipo de relacion de
intercambio que se sustenta en formas de rnoralidad distintas (co-
rnunitaria, personalista, espiritual) a las expllcitarnenre postuladas
como marco (0 convencion) de la racionalidad econornica, se torna
ubicuo y aparentemente necesario para el buen funcionamiento del
mercado (Narotzky, 2004b). Proliferan entonces conceptos nece-
sari os para en tender la accion humana cuya racionalidad optima
es imposible, los modelos clasicos han de agregar como variables la
culrura, 10 social, las emociones, la irracionalidad, etc. Los
espfritus ani males de los que hablaba Keynes (1936: 161-162)
(Akerlof y Shiller, 2009). Lo que ello nos muestra, sin embargo, es
sintomdtico y es precisamente 10 que intuyerori Marx y Polanyi de
forma clara: el modelo neoclasico es ideologico en el sentido mas
simple de ideologico, es decir, oculta el aspeeto ambiguo de las rela-
ciones fundarnentales entre capital y trabajo. A saber, relaciones de
obligacion moral que sepresentan como relaciones de obligacion
contractual. Relaciones de dependencia personal que se presentan
como relaciones pactadas libremente. Relaciones ambivalentes que
se presentan como univocas. SUjetos vinculados que se presentan
como desvinculados. EI uso corrienre de vocablos como amistad,
favores, 1ealtad, confianza para describir relaciones supuesta-
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mente contractuales y en cualquier caso ineludiblemenre parte de
procesos de produccion capiralistas expresan esta realidad. A1goque
Marx y Polanyi pretendieron capturar con sus ideas de ferichismo,
de mercancias ficticias, de subsuncion formal, de incrustacion, Nin-
guno de los dos, me parece, llevo esta ambigi.iedad laterite hasra sus
ulrimas consecuencias. Y acabaron por construir su obra en base
a una dicorornla que postulaba como punto de anclaje teorico la
aurentica racionalidad y desvinculacion del sistema de mercado en
su logica historica y su realizacion empirica final. EI capiralisrno
realmente existence en cualquier lugar del mundo, sin embargo, no
parece ajustarse a su propio modele. La economia moral del capita-
lismo se asienta en una doble moralidad: de un lado la moral del
liberalismo que desvincula (Booth, 1994), de orro lado la mora)"
del esratus, del parentesco y de la comunidad.
En este sentido, el concepto de reciprocidad puede ayudarnos
a analizar unas relaciones ubicuas en la realidad econornica y per-
mire explorar la ambivalencia originaria entre interes y moral
pero no como algo exterior y anterior al rnercado sino como
precisarnente algo constitutive de este sistema. Es un concepto que
intenta capturar la tension y la ambivalencia de la construccion, le-
girimacion y practica de la obligaci6n mutua y de la responsabilidad
tanto econornica como polfrica. Perrnire observar relaciones sociales
situadas simultdneamente en circuitos de aprovisionarniento dentro
y fuera del mercado, en marcos politicos universalistas y particula-
risras, en procesos disrributivos tanto benefices como predatorios.
En la asuncion de esa ambivalencia el concepto de reciprocidad se
resiste a la reificacion que caracteriza al concepto de capital social:
las relaciones sociales no pueden considerarse como cosas, no cons-
tituyen agregados, no se pueden medir sin desvirtuar (y ocultar) 10
que las hace eficientes.
Economias alternati".as y posdesarrollo
La situacion de crisis sostenida en el riernpo, al menos para una
gran mayoria de personas en distintas partes del mundo, con sus
momentos algidos como mediados de los setenta, de los ochenta,
finales de los noventa y el periodo que arranca en 2007, mvo como
resultado en un primer momento la realizacion de que por fuera
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econornicas y sociales. EI argumenro cenrral de los oprimisras es que
esros procesos no siguen la logica de la acumulacion ampliada del
capital sino la logica de la reproduccion ampliada de la vida (Co-
raggio. 2000, 2004; Sarria y Tiribia, 2004) y por ranro podriamos
decir que se susrenran en un regimen de verdad diferente. Esto
nos recuerda el debate de la segunda mirad del siglo pasado (1960s.
1970s. 1980s) en torno al campesinado y a su arriculacion con eI
mercado. Tarnbien se propuso enrender esta articulacion desde el
punro de visra marxisra como una subsuncion formal (no real) en
la que la logica de la acurnulacion de unos (por ejemplo los que
vendian insumos a los campesinos) se arriculaba con la logica de
la reproduccion de orros (las necesidades de la unidad dornestica
campesina y la viabilidad de su pequefia exploracion agricola) yen
donde una pequefia produccion de mercancias (PPM) emergia
para los campesinos como la expresion incipienre de esra arricula-
cion (una produccion que pasaba por el mercado pero que no se
glliaba por su logica), Solo que. desde la perspecriva oprimisra de
la economia alrernariva esra siruacion no se enriende como 1) una
pervivencia de un modo anterior de organizacion producriva; 0 2)
como el complemenro necesario para el aprovisionamienro basico
de una rnasa marginal producida por el sistema capiralisra mas
alia del conringenre flexible de superpoblacion relariva; sino que
se ve como 3) un [enomeno emergente. una forma de organizacion
economics propia (no subsidiaria) y no forzada a desaparecer con
el empuje de la rnodernidad. Esro sinia el fenorneno como un
proyecto nuevo y viable.
Hay otras analogias con las reflexiones sobre el campesinado y
su peculiaridad denrro del sisrema capitalisra. La forma elemental de
organizacion econornica del campesinado era la unidad dornesrica
(siguicndo a Chayanov 1986 y a una idea de economia natural 0
economia familiar que aparecia en Marx 1976) y se hablo incluso
de un modo de produccion dornestico (Sahlins, 1977). Del mis-
mo modo. Coraggio (2004) postula -hablando de la economia
del rrabajo que se define rarnbien como social y solidaria- que la
unidad domestica (UD) es la forma elemental de organizacion micro
socioeconornica propia del rrabajo. (2004: 151) Y afiade que las
unidades dornesricas pueden generar exrensiones de su logica de rc-
produccion medianre asociaciones. comunidades organizadas, redes
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Conclusion
Llegados a este punto 10 que nos sorprende es la sirnilirud de ambos
modelos: el modelo de capital social neoliberal, y el modelo de eco-
norruas solidarias alternarivas. Por un lado, el modelo neoliberal de
capital social produce e incorpora comoactiuos econdmicos las relaciones
de reciprocidad. propias de ambiros relacionales personalizados y
de proximidad, inserras en formas de obligacion no contractual. Por
otro lado el modelo solidario alternativo busca recuperar el principio
de reciprocidad y la logica de la reproduccion ampliada de la vida
como basede los procesos econornicos. Ambos expresan la necesidad
de manrener la accion individual en un marco asociativo mas que
cornunirario, voluntario antes que adscriptivo. EI modelo neoliberal
de capital social esra claramenre orienrado al mercado, a desarrollar
las capacidades econornicas y el acceso a los recursos a rraves de la
cconorrua de mercado esrandar, Pero el modelo alternative tarnbien
asume su articulacion al mercado y subraya la necesidad de conseguir
ejiciencia en las formas producrivas orientadas a ampliar la base, cen-
trandose inicialmente en los desposefdos pero aspirando a extender
ese modelo econornico cuyo objetivo es la vida. En efecro, excepto en
algunos casos (poco exirosos) de colecrivizacion de la tierra (apoyados
por el MST de Brasil), la mayorfa de experiencias que se reclaman de
esre modelo solidario son empresas cooperarivas, sociedades anoni-
mas laborales, entidades sin animo de lucro, que necesiran cornpetir
(e incluso aliarse) con empresas capitalisras en el mercado (Singer,
2004; Rodriguez, 2004). Alii donde divergen decididamente los dos
model os es en su arriculacion con el Estado, Si las economias alter-
nativas tienden a ver en el Estado un facilirador para el desarrollo de
estas nuevas formas econornicas (legislacion, subvenciones, soporte
institucional), el modelo neoliberal de capital social ve en el Estado un
obstaculo aldesarrollo. 15 Pero ambos modelos convergen de nuevo en
el protagonisrno que otorgan a los grupos inrerrnedios de la sociedad
civil (sindicaros, movimientos sociales, ONG, iglesias).
15. Es cierro que algunos movimienros sociales se posicionan como exreriores
al Esrado, auronomos yajenos a la organizacion social dominanre. Sin embargo, la
mayoria parecen derivar hacia procesos de insrjrucionalizacion (rerminal a flexible)
a hacia procesos de coopracion (Pruijr, 2003).
]62
..
Quiza la mayor diferencia entre los dos modelos es que uno
opera dentro de una logica economics uniraria y roraliraria -la
del capitalismo-, y prerende incorporar a ella nuevos (viejos) re-
cursos relacionales que antes se habian construido como exreriores.
EI otro modelo opera des de una logica de la pluralidad de mundos
posibles (Santos, 2001; Santos y Rodriguez, 2004; Escobar, 2005;
Gibson-Graham, 2006; Caille, 1996, 2003) Y de hecho, como
sefiala Caille (1996), opera dentro de una socialidad secundaria
dernocrarica. Esro les perrnire pensar la coexisrencia de formas de
organizacion econornica diversas (para un ejemplo paradigmatico
de esta perspecriva vease Gibson-Graham, 2006). Ahora bien, una
vez mas es diflcil distinguir en las prdcticasconcretas esta diferencia
entre model os que esta relarivarnenre clara en el discurso ideol6gico,
y los deslizamientos entre uno y otro modelo son frecuenres hasra
el puntoque el concepto de capital social 0 la pracrica del micro-
credito se encuentran indisrinrarnente en proyectos enrnarcados en
ambos model os (Gaiger, 2004; Santos (ed.), 2004; Gibson-Graham,
2005; WE Social Capital Initiative).
En definiriva, quiza 10 mas irnporranre sea enrender el grade
de autonornfa real de esras economias alrernarivas en conrexros de
pluralidad, su capacidad de mejorar la exisrencia de la gcnte, de
generar proyectos personales fuera de la logica del consumo arnplia-
do de rnercancias, y de transformar la hegemonfa capiralisra. Estos
objetivos no tienen por que ser congruentes; sin embargo, y cierra-
mente, el proyecro de economias alternativas es gradualista (Santos
y Rodriguez, 2004; Gibson-Graham, 2006), una revolucion trau-
quila. En los ejemplos que empezamos a tener de casos concretes, se
observa la capacidad que rienen estes proyecros (fundamentalmente
cooperarivas de trabajo asociado) de conservar el rrabajo )' mejorar
la existencia de las personas que se encuenrran en situacion de lTS-
to 0 redundancia. (para urilizar el expresivo adjerivo anglosaj6n)
respecto a las necesidades del sistema econornico dominance. Pcro,
sin embargo, el grado de auronorrua de estos proyecros en relacion
al sistema capiralista es casi inexisrente. Algunos aurores hablan
del peligro de que estos proyectos cooperarivos sean cooptndos por
las logicas capiralisras en cuanto a sus objetivos y se desvirrue asf la
esrructura solidaria de cooperativa de rrabajo asociado. Sin embargo
esros mismos analistas subrayan lanecesidad de capacitar a estas em-
]63
presas para que sean viabLes dentro de los parametres cornpetitivos del
mercado estandar. Serialan tambien, en muchos casos de empresas
recuperadas, los sacrificios que estan dispuestos a hacer los trabaja-
dores-propietarios para salvar a la empresa y sus ernpleos: su nueva
posicion supone un estirnulo que aumenta la productividad. Para
a;gunos trabajadores, sin embargo, el nuevo estatus de trabajador-
propierario no es deseable. Los sindicatos tarnbien parecen divididos
entre la resitura de salvar crnpleos y la de convertir a los trabajadores
en propierarios en un contexte de racionalidad econornica capitalista
(Singer, 2004; Santos (ed.), 2004).
Este debate es curiosarnente identico al que se dio en Espatia a
principios del siglo XX cuando el movimiento cooperativo aparecio
con fuerza como una solucion a la cuestion social. Por ejemplo en
Catalufia el cooperativismo fue amparado simultanearnente por una
ideologia corporativista burguesa (cf. Unio Catalanista, 1993 [1904];
Narotzky, 2004a [1997]: 248-65) y por algunos sectores obreros
(Peir6, 1979 [1925]). En 1870 en el primer congreso obrero espafiol
(Asociaci6n Inrernacional de Trabajadores) celebrado en Barcelona,
se realiz6 un dictamen sobre cooperativismo que sefialaba:
Que la cooperacion en sus ramos de produccion y consume
no puedc ser conside'rada como medio directo y absolute para
alcanzar la ernancipacion de las clases trabajadoras: solo sf puede
servir como medio indirecto para aliviar algun tanto la suerte de
una parte de nosotros y alentarnos a trabajar en la consecucion
del verdadero objeto ... [Pero mas adeiante se afiade] Adernas,
la cooperaci6n de producciori con la universal federacion de
asociaciones productoras es la gran formula del gobierno del
porvenir, y de aqui rambien la utilidad de ir cultiuando este
ramo para adquirir hdbitos prdcticos de manejo de negocios con
APLICACI6N A LA SOCIEDAD FUTURA, que no reconocera en
los hombres otra representaciori ni otro caracter que el de tra-
b;ljadores. (en Peiro, 1979 [1925]: 85-86, enfasis y mayusculas
en cl original)
Claramente se vela aglli en el cooperativismo de una sociedad
de uab<ljadores la forma de organizacion economica fundamental,
pero 110 se entendia como una via posible de transformacidn y solo
164
~
como un modo de aliviar situaciones de precariedad en la sociedad
dominada por el capital. Pocos afios despues, un sector irnportante
del proletariado juzgaba las cooperativas de produccion de un modo
totalrnente negativo. Veian en las cooperativas de produccion un
error y una traicion al movimiento obrero solidario, federativo
e internacional. La Revista Social sefialaba en 1873: los traba-
jadores creyeron que por los mismos medios que empleaban los
burgueses podrian llegar al problema de su ernancipacion, podrian
llegar a destruir su miseria y su ignorancia. / jFunesto error! (en
Izard, 1979: 186). Para Peiro y los defensores del cooperativismo
dentro de la Confederaci6n Nacional de Trabajadores (CNT), mas
que las cooperativas de producci6n industrial, la referencia eran las
cooperativas agrarias de transformaci6n y de servicios integradas por
campesinos propietarios cuyo individualismo cediaa los benehcios
de la solidaridad mediante su participacion en estas cooperativas,
y sefialaban la pertinencia estrategica de aprovechar esta forma de
cooperativisrno para integrar en el rnovimiento revolucionario a
importantes sectores rurales donde prevaleda la pequefia explota-
ci6n familiar. 16Aun asi, estos defensores del cooperativismo veian el
peligro del conservadurisrno que acechaba en este cooperativismo
transicional.
Me he permitido esta digresicn para recalear la larga filiaci6n de
estos modelos alternatives y por tanto la posibilidad de tener una
imporrante profundidad historica a la hora de estudiar y comparar
fenornenos parecidos en los aspectos 1) de reorganizaci6n econornica
dentro del modelo dominante y 2) de ubicaci6n de determinadas
practicas en un proyecto emancipador. Pero lo que me parece central
explorar con detenimiento es la pluralidad econornica tal como se
manifiesta en la practica -como una coexistencia tranquila- y
pensar que puede significar. Una primera observaci6n se hace evi-
dente: ni en el pasado ni en sus manifestaciones presentes parece
que estas formas de economias alternativas sean percibidas como
una amenaza por el modelo dominante 0 por los que detentan
posiciones de poder dentro de la estructura del sistema capitalista.
1G. Cf Un problema similar es observado pOI' Singer (2004) respecto a coo-
perativas de producci6n agricola colectivil.ada en Brasil.
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Por tanto, no parece que cuesrionen la estructura hegernonica de
creacion y acumulacion de riqueza. Una segunda observacion vale
tarnbien tanto para el pasado como para el presente: pareciera como
si, sabre todo en siruaciones de crisis agudas, los poderes insritui-
dos -tanto economicos como politicos- tienden a apoyar estas
formas alrernarivas aparemememe para paliar los efeccos sociales (y
porencialrnente politicos) del sistema econornico hegernonico. Vease
en esre senrido el auge del Tercer Sector en los proyeccos politicos
europeos 0 el apoyo legislative a la recuperacion de empresas en
quiebra en America. En esre semido estarfamos freme a una insritu-
cionalizacion 0 forrnalizacion de la economia popular propia de las
rnasas marginales, mas que frente a un proceso de transforrnacion
radical (Salvia, 2004). Esta vision, sin embargo, rnanrendria estes
procesos en los rnargenes del sistema.
En rni opinion (vease tambien Narotzky, 2004a [1997): 267-
310). sin embargo, conviene considerar esros fenornenos como as-
peeros centralesdel sistema capitalista. Para ello debemos percibir la
diversidad de forrnas de organizacion econornica que son producidas
conjuntamente con la forma clasica (que separa capital y rrabajo) en
el centro y en la peri feria desde el despegue de la modernidad y
sabre todo durante el siglo XIX. Esta rnultiplicidad economics viene
de heche a posibilitar el crecimientoy expansion del sistema capitalista,
no solo porque produce desde dentro esos exreriores necesarios a
la acumulacion por desposesion (Harvey, 2003), sino porque si-
multaneameure perrnite frenar los peligros de la cuestion social.
(la crisis de la violencia estructural producida por el desarrollo del
propio sistema sabre la genre corrienre) mediante la particularizacion
de las posiciones estructurales, al tiernpo que perrnite re-incrustar
parte del proceso ecoriomico en formas de obligacion moral no
con tractuales (familia, comunidad) y opacas por ello ala conciencia
del proceso econornico dorninado por la racionalidad econornica.
La diversidad de formas y arriculaciones posibles que se dan en la
historia y su manifestacion territorial perrniren precisameme ver la
emergencia de pautas comunes la mas irnportante de las cuales es
que el mercado manda sobre la rnultiplicidad economics y sus
expresiones localizadas.
Tal como se han propuesco hasra el memento, las economias
alternativas no parecen haber producido ningun modelo econornico
IGG
j..
radicalmente nuevo. Y, si bien acierran en resalrar la centralidad
del pluralisrno econornico, se equivocan al desligarlo del proceso
de expansion capitalisra y de sus expresiones pollticas e ideologicas
(es decir de la modernidad y posmodernidad capitalism). Parece
deseable que la logica de la reproduccion arnpliada de la vida sea
la orienracion adoprada para invenrar unos modelos cconornicos
distinros, pero nos parece que para ser aurenticarnenre alternarivos
necesiran ubicarse en una esrructura (a la vet. discursiva y prdctica)
completamenre disrinra a la de un sistema hegemonico guiado par
la eficiencia en la adjudicacion de recursos, calculada en terrninos
de mercado.
IG7
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~
4. Hegemonfa y superpoblaci6n:
Limites conceptuales en la
antropologfa de los movimientos
politicos
Gavin Smith
Introducci6n
C o n f i e s ~ que para una coleccion de ardculos de anrropologos, 10
que ofrezco aqui es inusual. Es un ensayo muy tentativo basado en
una hiporesis y carece de conclusion e incluso de respuestas a las
preguncas que aquf surgen. La hipotesis es que los conceptos que
ahora se urilizan para intentar encender la politica reivindicativa
actual 0 potencial de las personas subalternas son uriles p:lra muchas
formas de expresion polirica, sin embargo son de poca ayuda a la
hora de enrender a las personas que, creo yo, se constituyen como un
excedenre en la sociedad polfrica y econornica. Esto es por supuesto
un rerna muy extenso, al cual me aproximo mediante la discusion
de dos conceptos: hegemonia y superpoblacion relatiua.
En los ulrirnos 25 afios las luchas reivindicativas han sido
arnpliamente referidas como nuevos rnovirnienros sociales (new
social movements) [NSM], argumencando que estos comparten nUL'
vas caracterisricas (en contraste can previas formas de lucha) I en
cuanro a sus formas, rneras y esrraregias, pese a las diferencias que
existen entre ellos en cuanro a sus polfricas de iden tidad, polfricas
del ambience, politicas de la rnulritud, etc. En este articulo expongo
que actualmente las caracrerfsricas de muchos esrados capiralistas
conternporaneos nos obligan a disringuir entre los participantes de
I. Entre quienes se refieren a estas anriguas luchas desracan: E.P.Thompson,
Eric Hobsbawm y Eric Wolf.
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