La Oración Nepper
La Oración Nepper
La Oración Nepper
M. Nepper, S.I. I. LAS ACTIVIDADES DE ORACION 1. Saber comenzar 3. Terminar 2. Aprender a perseverar
II. ALGUNOS "HILOS CONDUCTORES" DE LA ORACION 1. La contemplacin 4. La oracin de las listas 2. La aplicacin de los sentidos
III. LAS CONDICIONES DE LA ORACION FRUCTUOSA........... 1. La preparacin de la oracin .Cmo hacerla con provecho 2. "La oracin preparatoria".Cul es su utilidad3. Tiene algn inters el revisar examinar la oracin
IV. LAS DIFICULTADES CLASICAS DE LA ORACION 1. Sugerencias tiles para el alma distrada... 2. El por qu de la sequedad3. Perspectivas tranquilizadoras para el alma desolada V. LAS EXIGENCIAS DE TODA ORACION 1. Trabajar en dominar la memoria y la imaginacin 2. Sostener la vspera un minimun de unin con Dios3. Aceptar, pero con prudencia, algunos slogans apostlicos
PARTE I. LAS ACTIVIDADES DE LA ORACION Deje por el momento sus objeciones. Trate con buena voluntad, de hacer lo que en este libro se sugiere. Haga la prueba I.- SABER COMENZAR. Esto no es fcil ni difcil; slo hay que encontrar el modo. En efecto, est usted a punto de empezar su oracin, pero ha venido slo?. Todas sus preocupaciones le acompaan, todo un mundo que no tardar en solicitar de nuevo su atencin y esto con xito. A menos que desde un principio, logre adunar conscientemente todas sus fuerzas espirituales, su oracin estn en peligro. Aprendamos pues, a comenzar. Intentemos tres actos simples, un poco laboriosos, quiz, al principio; pero todo se llega a aprender: 1) calmarme, 2).. .. delante de alguien, 3).. .. .... en espera de algo.
1. Calmarme. Generalmente todos vivimos bajo presin, congestionados y siempre de prisa. Comenzamos la oracin por un signo de la cruz, pero dnde est la Cruz? y la Trinidad?. No permanecemos fcilmente "in una re sola", en una sola cosa. Empezar, pues, calmndome fsicamente; serenndome, relajando los msculos (respirando, por ejemplo, dos o tres veces profundamente, pasando la mano, si es necesario, sobre la frente, para quitar las arrugas). Tratar en seguida -esto ser ms laborioso-, de descongestionarme espiritualmente, dejar mis preocupaciones. Si es necesario, tomemos una despus de otra, las dos o tres ms importantes y tratemos de resolverlas. (Por ejemplo: Esto? Hay quien se encargue. Aquello?. Ya lo resolver a las 11). Ayuda constatar que a veces nos deja en paz una idea obsesionante escribindola en una papeleta (para no olvidarla y ocuparnos de ella a su tiempo). No se apresure por nada. Los segundos pasados en calmarse no son tiempo perdido de oracin. En conclusin, vuelva a santiguarse majestuosamente, como para cubrirse todo entero bajo el manto de la Trinidad. 2. Calmarme. ...... delante de Alguien No delante de un tema de oracin, ni delante de un libro, ni, menos an, delante de m mismo. En las sinagogas est escrita esta advertencia, vlida tambin para m: "Cae en la cuenta delante de quin ests". Aqul "delante de quin estoy", es Jess, es Dios, Alguien de veras presente y que realmente me escucha porque me ama.1 He aqu toda la Teologa que necesito y que me basta para ponerme en oracin. El Catecismo y el Nuevo Testamento me han enseado mucho sobre la omnipresencia, la omnipotencia, la bondad, la misericordia del Padre que ve lo secreto y del Hijo que me "ha amado y se ha entregado por mi". Habra que detener aqu la lectura, y, sentado o de rodillas, intentar un acto prodigioso y simple:Ponerme en presencia de Dios! de Alguien, ...de Alguien que est de veras aqu, ...y que realmente me escucha, ...porque me ama... Las siguientes pginas sern entonces ms claras. NOTA IMPORTANTE El orientarme filialmente hacia Aquel que ve en lo secreto, no puedo hacerlo con un esfuerzo de imaginacin, sino con mi FE TEOLOGAL. - Comprendamos bien lo que ella es: Como el hombre para vivir su vida tiene necesidad de facultades humanas (inteligencia y voluntad), as el bautizado, "criatura nueva", para vivir su vida sobrenatural, tiene necesidad de facultades nuevas, sobrenaturales. Estas facultades adaptadas a la vida divina son las virtudes infusas de Fe, Esperanza y Caridad. - Comprendamos tambin como se hace viva: 1) Ser muy til precisar el objeto de esta FE; esto nos llevar a decir algo como: T estas aqu, Seor, -lo creo T me ves; todava ms, T me contemplas, -lo creo T me escuchas realmente, -lo creo T me amas, y yo soy alguien para Ti, y cuento ante tus ojos, -lo creo
(todo esto dicho con calma, sin apresurarse y "como vaya viniendo")2 Todas estas maneras de proceder son tiles. Pero acaso no se unificara la oracin detenindose en Jess que vive ahora en el cielo o en la Eucarista, el cual no ha olvidado tal situacin o palabra, objeto de mi oracin actual?. 2) Es necesario no ignorar que evitaremos dificultades, turbaciones, preguntas, embrollos, acostumbrndonos a motivar nuestra fe. Yo creo esto y aquello porque T lo dijiste, porque T no me puedes engaar, porque T no me quieres engaar. 3) Trataremos sobre todo de vivir lgicamente nuestra Fe, y desde luego: Si T ests aqu, Dios mo -y lo creo-, debo tener compostura: - exterior: ni dejadez, ni somnolencia, - interior: una distraccin voluntaria debe serme intolerable, "Cae en la cuenta delante de quin ests". 3. Calmarme. ......delante de Alguien ......en espera de algo. En espera de qu?... Mi duda me har atender a la distincin siguiente que es necesario que nunca olvide: "cumplir con mi oracin" y "esperar algo de ella" 1) Cumplo con mi oracin (esto no es tan malo y cuando se piensa en algunas vidas activas es heroico a veces)... Yo cumplo, es decir: yo hago de mi oracin (como muchos cristianos hacen de la misa de los domingos) un acto de obediencia... Pero qu es lo que espero? Y, sin embargo, Dios ha hablado y ha insinuado que se espere algo: "Yo la conducir a la soledad i ah le hablar al corazn". (Os 2, 16). "Zaqueo, desciende. Es necesario que yo me aloje hoy en tu casa". "Simn, tengo algo que decirte". "Si alguno oye mi voz y abre, comeremos juntos". "Si alguno me ama ...yo le amar, y me manifestar en l". Los santos le tomaban a Dios la palabra. 2) Precisemos. Que puedo esperar de mi oracin?. - una atencin ms grande a la voluntad de Dios?. Sin duda, pero primero a su persona. - primero un contacto consciente, vivo, con Dios, el Dios de mi corazn, que me har decir: "Habla Seor, que tu siervo escucha". "Que tu voz resuene en mis odos". "Mustrame tu rostro". "Ven, Seor Jess". "Entra en tu jardn". Todo esto despacio, sin apresurarme ni inquietarme, y con un poco de silencio. "No el mucho saber harta y satisface el nima; mas el gustar INTERNAMENTE de las cosas espirituales" (EE. n 2). Todo esto es tambin una espera confiada. Es verdad que estoy, cuando oro, delante del Invisible, delante del que est "ms all de todo", y que "yo no s orar como conviene" (Rom 8, 26).
Puede detenerse en "Padre nuestro que ests en el cielo", en Dios omnipresente "en quien vivimos, nos movemos y existimos". (Hch 17, 28); "en el Padre, que ve lo secreto" (Mt 6, 4); en la Santa Trinidad que est en nuestra alma en estado de gracia: "si alguno me ama, mi Padre le amar y haremos en l nuestra morada"; en el Santsimo Sacramento.
Pero no menos cierto es que el Espritu de Dios est en m, que yo soy "su templo" y que en m El no est inactivo. "El intercede, en nuestro favor, con gemidos inenarrables"; "El intercede por los Santos"; es decir, por los bautizados, por consiguiente, por m. "El viene a socorrer mi debilidad" (26), "El me hace gritar: Abba" (15), "El se une a mi espritu para atestiguar que soy hijo de Dios"...(16). Todo esto es prodigioso! Y no me ser permitido... ESPERAR ALGO:3 Si por costumbre recito el Veni Sancte Spiritus antes de la oracin, que sea conscientemente. Una objecin: Siguiendo esos pasos se corre el peligro de nunca llegar a la "materia de la oracin"! Acaso no sugiere San Ignacio que se limite uno al "espacio de un Padre nuestro" para ponerse en la presencia de Dios? Respondo: 1) San Ignacio no vivi como nosotros en una poca positivista y trepidante. 2) El que quiere encontrar gusto en la oracin, tendr inters en comenzar para "tomar su tiempo". Una vez contrado el hbito de ponerse en presencia de Dios, se descubrir fcilmente un modo personal de hacerlo que puede reducirse al de San Ignacio. 3) "Se corre el peligro de nunca llegar a la materia de la oracin", dice Vd... Que inconveniente traera esto?. No dude; corra ese peligro al menos a veces. Hay almas que no pasan de este "ponerse en presencia de Dios"... y no les va tan mal. Todava no estamos en ese punto. Sin embargo, la ciencia de la oracin, como la gracia de la oracin, est precisamente en esa lnea.
II.- APRENDER A PERSEVERAR. Saber COMENZAR la oracin, tiene su importancia y lo que precede puede bastar a ciertas almas para media hora. Sin embargo, normalmente no es lo que sucede y entonces hay que prever. Como tratando de oracin nuestras capacidades son diversas, he aqu tres casos que nos pueden ayudar a discernir nuestro puesto en el coro de los que oran, a ensanchar nuestras miras y a orientar nuestros esfuerzos. Estos casos se presentan en orden de facilidad decreciente. El de principiante estar al final. Primer caso. 1) Hay personas para quienes la oracin apenas es problema. - He aqu su mtodo: se detienen muy espontneamente, gracias a un rasgo, una frase, una palabra, en un sentimiento un poco encubierto, un poco seductor, por ejemplo de confianza, de paz, de abandono en Dios, que est presente en ellas, o en Jess que est en la Eucarista, de compasin por Jess en Getseman, de dolor delante del Amor que no es Amado... Pero esto sin muchas ideas, de tal modo que no sabran decir al fin de su oracin sobre qu ha versado y que reflexiones han hecho. No escapan a las distracciones involuntarias pero vuelven tranquilamente a la lnea precedente de confianza, de paz, de abandono...delante de Alguien. Es seguro que no se han dormido ni aburrido y que salen ms valerosas, ms entregadas a Jess, ms disponibles para el servicio del prjimo. 2) Mucha almas religiosas, un poco recogidas, un poco mortificadas, parecen muy dispuestas a esta manera de oracin (afectuosa, por no decir "afectiva"), que es una gracia apreciable aunque no tenga, sin embrago, nada de especialmente mstico. 4 - Slo se les aconseja expresar a veces sus sentimientos por medio de jaculatorias precisas, para evitar cierto entorpecimiento y somnolencia espiritual siempre posible.
"En espera de algo". "Lo que espero" significa aqu una disposicin preliminar, general que podra coincidir -pero que ahora no es necesario mencionar-, con los preludios ignacianos.
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"Oracin afectiva" es una expresin tcnica que se considera ya como oracin premstica, ya como una forma simplificada y apacible de la oracin afectuosa.
- Hay que recordar que en todo caso, una oracin an afectiva, no inspirara ninguna confianza, si dejara el alma lnguida para el trabajo y cobarde frente al sacrificio. No hay oracin verdadera sin abnegacin en la vida. "Vaya doblando su voluntad si quiere que le aproveche la oracin..." (Sta. Teresa, Moradas del castillo Interior, Sptima morada Cap IV, n. 7). Una objecin: Por qu proponer, desde el comienzo, el estadio espiritual al que comnmente no llegan sino almas de especial finura?. Simplemente para poner bien claro COMO DEBEMOS CONCEBIR EL EJERCICIO DE LA ORACION. El trmino ideal es -hay que comprenderlo bien-, no la bsqueda de ideas nuevas, ni siquiera la bsqueda de solas ideas5; No un trabajo de especulacin del que podra creerse apartada la ms humilde hermana lega, sino que es un trabajo del alma, de un alma, s, activa, pero sin tensiones, amorosa y simple, que busca ciertamente comprender y profundizar, pero que se preocupa ms todava de recibir, gustar, admirar, amar. No se necesitan diplomas, sino un poco de recogimiento, de mortificacin y mucho amor. Un asunto de amor. el TITULO mismo de este estudio muestra claramente que no suponemos que tal oracin est (actualmente) al alcance del lector. Segundo caso. Puede suceder que no se desconozca por completo esta manera apacible de permanecer delante de Jess, de quien se saborea la presencia, o una palabra, o el detalle de una escena de la Pasin. Sin embargo, el gusto que se tendra no dura mucho -y esto duele- a lo ms algunas respiraciones; y la oracin, en cambio, debe prolongarse treinta minutos. Cmo emplearlos tilmente?. No espere sugerencias extraordinarias. He aqu unas cuantas que no han desdea algunos ms listos que nosotros, - tanto en la lnea de la reflexin que hay que desarrollar. - como en la del sentimiento que hay que cultivar. I. Nos detendremos sobre todo en los sentimientos o afectos. Comprendamos de qu estamos hablando. Daremos en seguida algunos ejemplos. A) El sentido de las palabras. a) Por esta palabra "afecto" se entienden todos los sentimientos que "afectan" nuestra alma y que se llaman pasiones: como dolor, alegra, confianza y temor, amor y odio, alabanza , admiracin, adoracin, reconocimiento, deseo, peticin,... Los sentimientos ms esenciales para la oracin sern la confianza y la reverencia (elementos bsicos de toda oracin); aquellos que son designados como los "cuatro fines del sacrificio": "Adoracin, Accin de gracias, Reparacin Peticin"; pero sobre todo, los que pertenecen a las virtudes teologales: Fe, esperanza, Caridad. Lo ESENCIAL de toda oracin es ESO. Es necesario hacer de los "afectos" la PARTE REGIA. "Alabado sea Dios", dijo un da San Vicente de Paul, repitiendo estas palabras por tres o cuatro veces seguidas, a propsito de lo que haba dicho un padre de la Compaa. M. Cogle, acerca de su oracin; que l se detena muy poco en razonar y se pona principalmente a procurar afectos. San Vicente alaba mucho esta manera de obrar, y dice que as es necesario comportarse, aficionarse mucho a los actos de amor a Dios, de humildad, de dolor de nuestros pecados, etc." (Entretiens, Ed. Costes, T. XI, p. 461). Sera bueno que nos preguntramos en seguida qu sentimiento es el que preferimos o cual es el que casi nunca utilizamos. - Al comienzo de la vida espiritual consciente, y despus, por un tiempo ms o menos largo, los sentimientos eran numerosos quiz, por ejemplo delante del Nio Jess del Pesebre: Fe delante del verbo Encarnado, Adoracin de Dios hecho Hombre, asombro y admiracin delante de su aniquilamiento, el amor, etc...
Estamos de acuerdo con Santa Teresa que "lo esencial no es pensar mucho, sino amar mucho"; sin embrago, no hay que olvidar que, conscientemente o no, la inteligencia tiene que ir por delante "como la aguja delante del hilo".
Esta ser una oracin afectuosa, un poco tumultuosa. - Despus el alma (un poco recogida y mortificada), llegar TEORICAMENTE a una oracin ms simple y podr reconocerse en el primer caso. (Cfr. pg. 6). Sea lo que fuere del porvenir, tenemos que insistir en las virtudes teologales y ya dimos antes la razn. (Cfr. pg. 2). b) De ah se ve netamente la diferencia entre el SENTIMIENTO y el SENTIMENTALISMO, que con razn se teme. El SENTIMIENTO se distingue de la REFLEXION, de la que trataremos adelante. El SENTIMENTALISMO es el sentimiento loco, es decir, el que no es controlado por la razn ni por la fe. NOTA MUY IMPORTANTE. Por este peligro, que no es quimrico, el alma de oracin debe aficionarse a la LECTURA ESPIRITUAL slida 6. B) despus de haber descrito lo que entendemos por sentimiento, he aqu algunas sugerencias que durante la oracin (o fuera de ella) pueden, segn las circunstancias, ayudarnos a desarrollarlos. 1. EVOCAR ESPIRITUALMENTE CON VIVEZA REALIDADES RELACIONADAS CONMIGO A CON MIS HERMANOS. a) Realidades personales: 1) Tratar de representarme cun breve es mi vida. En poco tiempo, todas las cosas por las que me mato, no sern nada para m. 2) pesar sincera y lealmente la ligereza del bien que hago, la insignificancia de mi irradiacin apostlica y de mi utilidad social. 3) Descubrir, sin embargo, con alegra, que aunque yo en m y por m no sea sino nada, puedo llegar a ser "en Cristo", alguien, delante de sus ojos (miembros de Cristo, colaborador de su Redencin, Sponsa Christi) y alguien delante de los ojos del Padre ("al que me ama, mi Padre le amar"). b) Realidades relacionadas con mis hermanos: La miseria de los hombres!. An sino tengo una experiencia inmediata, acaso no me han hecho pensar esos arrabales inmensos, sin iglesias, cuando paso por ellos? nunca me he detenido delante de las conmovedoras fotos de pobres gentes hambrientas; de reportajes de los pases marxistas o en vas de serlo?. Delante de los sin Dios, esos "condenados de la tierra", esos sin esperanza, y delante de todas esas almas de buena voluntad que, humanamente hablando, nunca podrn conocer a Cristo, como no sentir el "peso de las almas", cmo no experimentar una santa inquietud, un verdadero malestar en el corazn, como San Pablo (Rom 9, 1) no slo por mi hermano "por el que Cristo muri" (1 Cor 8, 11), sino tambin por Cristo mismo, el Amor que no es amado!. Delante de estas realidades alarmantes, a las que durante el da no les daramos ms importancia que a nuestras preocupaciones ordinarias, durante la oracin nos ser ms fcil sin duda, el estar delante de ellas con un sentimiento en el corazn. Delante del Padre, "que quiere que todos los hombres se salven" (1 Tim 2, 4); delante del Hijo, "que por nosotros y por nuestra salvacin baj del Cielo"; delante del Espritu Santo, que suscita y estimula en la Iglesia y en el alma de los bautizados el espritu misionero. 2. NO DESPRECIEMOS, SIN EMBARGO, PEQUEOS RECURSOS que, por elementales que sean, pueden ayudar a aquel que hace oracin a despertar y desarrollar algunas veces los "sentimientos". 1. Habituarse desde el principio a "gustar" despacio. "Gustar" es dar vueltas en torno de una palabra, una frase, una escena y permanecer en silencio, con el corazn ms que con el entendimiento, delante de lo que sugiere, en ese "silencio de plenitud", que es admiracin, alegra, amor... Esto es poco natural al hombre moderno, que no tiene "tiempo que perder". Pero aun a "perder tiempo" se aprende. Se toma por ejemplo una expresin plena, evocadora, como sera una frase bblica: "Dios ha amado al mundo de tal manera, que le dio a su Unignito" (Jn 3, 16) "Si alguno me ama, le amar y me manifestar a l" (Jn 14, 21). "Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien ste quisiere revelarlo" (Mt 11,27) "Soy yo... No temas". "Por qu dudaste?" "Este hermano por el que Cristo ha muerto" (1 Cor 8, 11). Se pueden utilizar cualesquiera frases, con tal que sean expresivas, que hayan suscitado y suscitan en mi corazn amor, confianza...
Sobre todo del Nuevo Testamento, no slo de los Evangelios, sino tambin de los Hechos y las Epstolas, con sus comentarios apropiados; de libros que traten de los principios de espiritualidad y de los dogmas como fuentes de la piedad
"Yo soy ms amigo para ti que este o aquel" "Yo he derramado esta gota de sangre por ti" "Yo te amo ms de lo que has amado t tus faltas" "En cuanto ms te quito, ms te lleno" "Amarme es dejarse amar por m y despus hacerme amar por los otros" "Yo no te pido todo sino para drtelo todo" "Tu amado es de tal naturaleza que no admite otro". Y para poner trmino a esta lista interminable, esta palabra de San Nicols de Fle, recientemente canonizado: "Despjame de mi y entrgame a Ti". 2. Utilizar los contrastes que permiten un afectuoso ir y venir de un trmino a otro. El Verbo...hecho carne El Todopoderoso...nio El gran Rico...en un establo La liturgia nos da muchos ejemplos: Genuisti qui te fecit...Engendras a tu Creador! Qui te creavti parvulum lactente nutris ubere...Alimentas a tu Creador! Los improperios de Viernes Santo: Yo...Yo te he... T...T me has... San Ignacio recurre a menudo a este mtodo: cmo trataron a los ngeles pecadores y cmo a m (EE. n 50); lo que Cristo ha hecho por m, y lo que yo he hecho por Cristo (EE. n 53); El ofensor y el Ofendido (EE. n 59): el llamado rey temporal y el del Rey eternal (EE. n 91). El autor de los siguientes textos utiliza el mismo mtodo: "Yo te adoro, oh Hijo del Altsimo, que eres grande y digno de alabanza" "Yo te adoro, oh Hijo de Mara, que eres pequeo y digno de todo amor" Guardando la misma oposicin del Hijo del Altsimo y del Hijo de Mara, el autor contina cambiando slo el verbo del principio. "Yo te amo, oh Hijo... Yo me entrego a ti..." "Yo te agradezco...Yo beso tus manecitas..." o todava: Oh Verbo Eterno, cuan grande eres! Oh Verbo-Jess, cun pequeo eres! Oh Verbo Eterno, cun todopoderoso eres! Oh Verbo-Jess, cun impotente eres! Se puede continuar contraponiendo los siguientes adjetivos: Rico-Pobre Lejano-Cercano Exaltado-Abajado Fuerte-Dbil7 Dueo-Esclavo
N.B.- Ms que retener estas efusiones para repetirlas, lo esencial es aprender la manera de utilizarlas. 3) Conocemos el mtodo casi infantil (pero delante del cual se abre el Reino de los Cilos) de un Espiritual del siglo XVII?. Su autor la llama "La oracin del mendigo". - Seor, dame pan. (Y el mendigo se dirige a su bienhechor con el cuerpo y con los ojos; espera). - Seor, pan! Seor... (el mendigo no tiene prisa). Invente una oracin semejante a Dios, a Jess, a Mara. (Sin duda el corazn descubrir que los silencios implorantes y los sobreentendidos son lo verdaderamente valioso). Oh Mara, alcnzame el amor de tu Hijo! Oh Mara, el amor de tu Hijo! Oh Mara!, (sobrentendiendo: t que eres mi Madre y la de El, que eres buena). O todava: Oh Jess el gran Rico hecho pobre, dame un alma de pobre!. Oh Jess el gran Rico hecho pobre! Oh Jess...! Al pronunciar cada palabra, procurar, en la medida de nuestras fuerzas, expresar todo su contenido. Adems en cada repeticin y en cada silencio, mi corazn habla sin palabras, suspira, llama, insiste, suplica, canta... He aqu una excelente introduccin a la oracin verdaderamente personal y afectiva.
(Habra perdido mi tiempo si se leyeran astas lneas de prisa). 4) Decir lentamente una oracin jaculatoria bien escogida, o una oracin vocal como el "Ave Mara". Se reflexiona sobre una palabra o una frase tanto cuanto se encuentre gusto, sentido nuevo, comparaciones... (EE. n 52) 5) O intercalando una palabra entre dos respiraciones (EE n 258) Sangre/de Cristo/slvame... Alma/de Cristo/santifcame... 6) Y por qu el canto interior no vendr a veces a orquestar el sentimiento? "Glorifica mi alma al Seor" "El Seor es mi pastor" San Agustn hablando de la "jubilatio" (as se llamaba a los neumas del escndico de la ltima slaba del aleluya cantado) escribe que es un "sonido de alegra sin palabras". Dios es inefable, ninguna palabra puede definirle. Demos el lugar a la "jubilatio" y que la caridad se extienda mucho ms all de los lmites de las slabas: Allelulia-a-a-a-a! Y como dijo Claudel, "en el lenguaje del amor, slo se dice bien aquello que se canta". II. Por importante que sea el papel de los afectos, no hay que olvidar el de las reflexiones. Sin ellas el "sentimiento" corre el peligro de "extraviarse". Cuando se habla aqu de reflexin no se entiende un modo de proporcionar a la oracin materia intelectual sustancial como en la "meditacin" (que es una manera legtima de hacer oracin pero que no nos interesa por el momento). Slo se trata de indicar algunos pequeos mtodos para fundamentar, estimular los afectos. Son pequeas ramas secas para estimular el fuego del amor. Lo que llamamos la reflexin sera por ejemplo la respuesta suscitada por alguna de las preguntas clsicas que los autores llaman la CRIA8: QUE, QUIEN, DONDE, POR QUE, COMO, A QUIEN, POR QUIEN?. No se pretende que nos ciamos al orden de estas preguntas, no que nos procuremos por responderlas todas, ni mucho menos que nos detengamos en ellas con detrimento de los afecto. Apliquemos por ejemplo estas interrogaciones a una palabra de Jess y a un sufrimiento de su Pasin. 1) "Bienaventurados los que tienen alma de pobre!" QUIEN dijo esta palabra? Tu el gran Rico hecho pobre! QUE quieres ensearme? Que debo despegar el corazn de los afectos y de los "bienes" caducos de este mundo. Podran continuar: QU significan ellos para m? POR QU dice que el pobre es bienaventurado? - porque l lleva verdaderamente a ser libre. - porque est ms disponible para con Dios y sus Hermanos. - y porque en esto te est imitando. 2) Otro ejemplo: Delante de Cristo en cruz me pregunto: QUIN sufre? QU sufre? CMO, POR QU, POR QUIN sufre? Esto nos har brotar algunas "reflexiones"? Dejarn mi corazn indiferente? (Porque es el que tiene que reaccionar) Las sugerencias que acabamos de hacer para ayudar a desenvolver un sentimiento, (pg. 7), o una idea (pg 12-13), con frecuencia las pondremos en prctica espontneamente. Sin embrago, es conveniente que caigamos en la cuenta de qu es lo que nos da resultado.
Tercer caso.
CRIA: Nombre que se da a una breve explicacin de un dicho o un hecho, por ocho partes o captulos que son: Alabanza, Parfrasis, Causa, Contrariedad, Semejanza, Ejemplo, Testimonio, Eplogo.
Nuestra oracin, pues, tericamente debe tener un TERMINO AFECTIVO y simple; ms que de un descubrimiento o de un conocimiento, se trata de un profundizar silencioso, de un "trato familiar con Dios parecido a aqul que los nios tienen con su padre"; de un "trato amistoso, coloquio ntimo con Aquel que sabemos nos ama", de un "intercambio de amos". Esto es fcil de entender, pero de la teora a la prctica... y ms de uno suspirar quiz: "Al cabo de diez minutos, an con las sugerencias que preceden, yo he dicho todo, he visto todo, he hecho todo". Que se debe concluir sino que hay que ingenirselas? 1) Ser preciso recurrir a un "libro de meditacin" que leamos calmadamente y orando durante la oracin?. Quiz. No hay que despreciar a priori las meditaciones "ya hechas" - Son tiles para preparar la oracin. Son probablemente tiles durante la media hora de oracin para casi todo el mundo, los das en que se siente la cabeza vaca; sobre todo si se hace una lectura meditada, hacindose las preguntas que aparecen ms adelante de esta obra. Son ciertamente necesarias para aquellos que han perdido (o jamas han tenido) el hbito de hacer algo personal "delante de Alguien". Sin esos libros no harn nada. Pero tambin es necesario afirmar que son peligrosos para la mayora que recurre a ellos obedeciendo a la ley del mnimo esfuerzo. Insensiblemente se convencen de que la oracin es difcil y de que est ms all de las capacidades medias. Es un gran prejuicio. 2) A la lectura, til ciertamente, pero que nos hace escatimar el esfuerzo, prefiramos el uso de "hilos conductores" de los que se tratar en la segunda parte. La expresin nos parece mejor que "mtodo", pero no quiere decir otra cosa. Se trata de un "hilo", una nada, pero "conductor" de nuestro espritu novicio, voluble y perezoso. Aydate, que Dios te ayudar. III.- TERMINAR. 1) "El Coloquio" es una oracin ms precisa, ms personal, ms insistente en la cual el que ora dice a Cristo si amor, su confianza, su alegra o se acusa de sus faltas y de sus indelicadezas, pide perdn, le perdn, le confa sus resoluciones, sus penas, su buena voluntad. Se pueden hacer tantos "coloquios" cuantos se quiera, a Mara, a Jess, al Padre, sea durante la oracin, sea al final de ella. Aqul para quien toda la oracin es una oracin afectuosa, sentir menos la necesidad de este consejo. An entonces sera bueno no omitirlo. El "coloquio" resumir, concluir, intensificar este trato afectuoso. El coloquio se recomienda evidentemente si el tiempo de oracin se ha pasado en consideraciones ms intelectuales que afectuosas o sobre todo en distracciones. Entonces se podr compensar todo lo que no se ha hecho. 2) San Ignacio termina las oraciones con el PATER NOSTER. No conviene que todas nuestras oraciones se relacionen con la oracin dominical, que contiene, resume y valoriza, todas nuestras adoraciones y nuestras splicas?.
I.- Por "hilo conductor", "mtodo", se entienden medios algo organizados que nos ayudan a PERSEVERAR durante el tiempo de oracin. Se podra exagerar su importancia: quien se encuentra en el primer caso ya expuesto o en el segundo, no experimenta ninguna necesidad del mtodo. Pero por otra parte hay el peligro de despreciar su utilidad con gran perjuicio del principiante -y cuando termina este perodo?en la prctica de la oracin. II.- Entre muchos otros, he aqu cuatro "hilos conductores" clsicos, que figuran entre los ms sencillos. - La Contemplacin de las escenas evanglicas -se les llama tambin misterios- es la que est ms al alcance de las almas que quieren volver a gustar de la oracin; - La aplicacin de los sentidos que es una simplificacin de la contemplacin. - La Meditacin propiamente dicha, de la cual muchas veces se hablan mal, sin matiz alguno. Se dar de ella una presentacin valedera y aprovechable. - El mtodo de listas, manera fcil de orar para las horas difciles.
I.- LA CONTEMPLACION EVANGELICA. 1) Consiste, por ejemplo, en detenerse delante del Pesebre: En considerar las PERSONAS En escuchar las PALABRAS dichas o supuestas, y an los silencios En contemplar las ACCIONES y en obtener de todo esto un provecho espiritual Pero al poner en prctica lo anterior, no hay que olvidar las condiciones esenciales que, con la ayuda de Dios, asegurarn el xito, y que son estas: Yo contemplo -esto quiere decir: - como si estuviera presente, lo cual supone cierto recogimiento - sin apresurarme, pero existe un consejo ms difcil de cumplir que este? - con soltura, ms an si las palabras vienen despus de las acciones - con mi espritu, sin duda, pero sobre todo con mi corazn9 Esta manera de contemplar las escenas del Evangelio, que pone en juego la fe y la inteligencia, la imaginacin y el corazn con toda la gama de sus afectos, parece adaptarse bien a la mayor parte de las almas que quieren entregarse a la oracin. Su eficacia es notable: no buscamos, de hecho, aficionarnos directamente a las virtudes difciles, sino a Alguien muy querido, a quien vemos que las prefiere y practica, Cristo. Apliquemos esto que ha sido sugerido, por ejemplo: A la escena de la tempestad (Mt 8, 23): - Las Personas Mirar a los apstoles enloquecidos, que no logran vaciar el agua de la barca, mientras que jess duerme "en la popa", al parecer, indiferente. - Las Palabras Or el dilogo: - "Seor!, aydanos!..." - "Por qu tenis miedo?" - Las Acciones Contemplar a Jess, que se levanta y, de pie, ordena al mar -"Y hubo gran calma". No sacaremos un FRUTO ESPIRITUAL de cada una de estas reflexiones de nuestro espritu, que nos hacen entrar en el misterio? Otro ejemplo: El pasaje de Zaqueo (Lc 19): - Las Personas Ver al hombrecillo, deseoso de mirar a jess, trepar al sicomoro, creyndose ingenioso: vera sin ser visto; y a jess, en apariencia indiferente, pero sciens et volens, avanzando hacia l. - Las Palabras Or el llamado de jess: "Zaqueo, es preciso que me aloje hoy en tu casa". - Los actos de este hombre escogido por Cristo: l recibe a Jess "con gozo" y que generosidad! "Yo doy la mitad..." (Jess no ha pedido nada, pero quien se acerca al fuego, arde) y de Cristo acogiendo a Zaqueo y en su persona a todos los publicanos. 2) Despus de cierto tiempo de experiencia, se encontrar quiz algn inters en las indicaciones siguientes: 1. Centrar el inters claramente EN JESUS. Que sea El, el centro, ms que Zaqueo o Toms o Magdalena, o Pedro, sin negar que muchas veces nos sentimos ms cerca de los pecadores... Por qu?. Porque poniendo de relieve a Cristo, que no es de nuestro nivel, nos vemos obligados a poner tambin en relieve las dos prerrogativas de Cristo que nos introducen en el corazn del Misterio: Cristo sabe de antemano lo que va a suceder, El lo ha previsto todo, no le toman por sorpresa ni los hombres ni los sucesos: a sabiendas se dirige a Zaqueo, a sabiendas a casa de Simn, El atrae y espera a la pecadora... Tiene para los hombres, para todos, una intencin de amor, una voluntad salvadora; tiene siempre el Corazn despierto y en toda ocasin: delante de Zaqueo, y de la pecadora y de la viuda de Naim... Tiene un mensaje de bondad y misericordia que transmitir. Si colocamos a Zaqueo en primer lugar, se podra decir: - Zaqueo se ingenia para ver a Jess. - Zaqueo es llamado por jess - Zaqueo le recibe con esplendor. Pero es preferible: - Jess a sabiendas se dirige a Zaqueo - Jess se invita y entra en la vida de Zaqueo - Jess acoge la generosidad de Zaqueo
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Un autntico ejemplo de contemplacin, pero no evanglico, es este: cuando se revive -y con qu intensidad- un hecho cualquiera que nos ha valido algn xito o fracaso.
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2. Insistir algunas veces sobre CRISTO y no solamente sobre Jess. Sin duda es la misma persona; pero el primer trmino nos impide perder la vista de la Persona Divina. Esta precisin da un relieve sorprendente a algunas pginas en donde la sensibilidad humana correra peligro de detenerse en lo humano (Beln,... La Pasin) En el establo, no estamos delante del "Nio Jess", sino delante del "Verbo Encarnado". En el Calvario, no deben detenerme nicamente los agujeros en las manos sangrientas del crucificado, sino que esas manos son manos de Dios hecho hombre, y que por amor acept "esto". 3. Pasar conscientemente del Jess histrico al JESUS ACTUAL, VIVIENTE, que tiene para con nosotros ahora en el cielo los sentimientos que expres antao a Zaqueo, a Toms, a Magdalena... porque los actos del Verbo Encarnado tienen una realidad eterna. "Zaqueo -soy yo- es preciso que me aloje hoy en tu casa" "Toms -soy yo- mete tu mano en mi costado..." "Cualquiera que hace la Voluntad de Dios, es mi hermano y mi hermana y mi madre" Depende de m llegar a ser "ese" hermano... "Aquel que cree en m har lo que Yo hago y mucho ms" Todo esto es para m que hago oracin. Puede decirse que cada una de las escenas de Palestina es un smbolo de la realidad actual 10, y que cada una de las palabras de Cristo es la expresin de los sentimientos que actualmente experimenta. 4. Y entre todos los sentimientos de Cristo, que sea: En SU AMOR donde pongamos el acento. En SU AMOR ACTUAL para el pobre hombre que est ahora de rodillas. En SU CORAZON que es conveniente descubrir cuando se dirige a Pedro, a la Sirofenicia, a la pecadora, a todos los miserables.
II.- LA APLICACION DE SENTIDOS. El ejercicio as llamado es una simplificacin del mtodo anterior. Con esa misma disposicin de espritu recogido, que se recomienda para la Contemplacin: Mirar despacio y con amor, por ejemplo, al Nio en el Pesebre: "Quiz, nos insina san Francisco de Sales, tenga El una mirada para nosotros!" Escuchar a los pastores que cuentan a Mara y a Jos sus aventuras, o el llamado misterioso de Cristo pobre, que nos invita a hacernos "un alma pobre". Espiritualmente, respirar el perfume de las virtudes de mara: "Dum esset rex in accubit suo, nardus mea dedit odorem suavitatis". Gustar la actitud, el ademn, la palabra, y el silencio,... Y tocarlo? lo haremos tambin: besar en espritu con respeto y ternura lo que el corazn nos diga. Los santos lo hacan fcilmente. No ignoramos que no se ve a Dios Espritu puro con la imaginacin, ni con la sensibilidad, pero para contemplar un acto humano, vamos, como dice San Francisco de Sales, "con todo lo nuestro". No hace la liturgia tambin esto?.
III.- LA MEDITACION Las escenas evanglicas no son los nicos temas de la oracin. Nos es de provecho detenernos tambin en las palabras de jess, en las mximas de los santos, para meditarlas.
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Los misterios de jesucristo, sus palabras, sus pensamientos..., han pasado en cuanto a su ejecucin (Cristo no habla, no sufre ms), pero estn presentes y son perpetuos en cuanto a su virtud. Como un sol siempre brillante, Cristo nos enva el calor de sus misterios verificados antiguamente. Ms accesible que Brulle, el P. Monier-Vinard expone esta doctrina en el "Messager du Coeur de Jess", enero 1946, pg. ss.
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1) Meditar, es un trabajo de la inteligencia en busca de la profundizacin religiosa?. Por ejemplo, estudiando la Encclica del Cuerpo Mstico, descubro nuevos aspectos tan benficos como ignorados sobre Cristo, el Espritu Santo y la Iglesia... Pero si yo me limito a este trabajo intelectual, por ms que me enriquezca mi espritu, no hago una MEDITACION, sino un ESTUDIO RELIGIOSO, que podra hacer en cualquier otro momento del da y en cualquier otro sitio. 2) La MEDITACION ESPIRITUAL que nos interesa aqu, implica el elemento oracin, no como nico, pero s como importante. Este ejercicio pone en actividad mi memoria, mi inteligencia, y mi voluntad11; de ah el nombre de "ejercicio de las tres potencias" que se le da todava. Si yo quiero "meditar" sobre esta palabra de Jess en Jn 14, 21: "Si alguno me ama, mi Padre lo amar y yo tambin lo amar"; puedo hacer algo ms natural que esto?. Recordar (sin prisa y tanto con el corazn como con la mente): QUIEN ha hablado as?, CUANDO?, A QUIEN?12 (es este el ejercicio de la MEMORIA pero penetrado ya de algunos sentimientos religiosos previamente evocados). - Reflexionar (sin apresurarse y con mi corazn, tanto como con mi mente) sobre el SENTIDO de estas palabras, el POR QUE, las CONSECUENCIAS en mi vida (este es el ejercicio de la INTELIGENCIA, penetrada como anteriormente de afectividad espiritual) - Aficionarme a Jess y a lo que El ama. Admirar, desear,... (ejercicio de la VOLUNTAD), es decir, de los afectos (corazn) y tambin de las resoluciones (voluntad en sentido moderno). El afecto no viene, tericamente, sino despus de la reflexin, porque no se ama lo que no se conoce; pero el ejercicio debe hacerse en un ambiente de afectividad y espontaneidad. As el ejercicio resulta plenamente religioso y viable. Y aunque la meditacin tenga, como la contemplacin, lo que podramos llamar "sus leyes", stas no deben tenerse como cadenas por quien medita. No deben impedirle pasar de la meditacin a la contemplacin, a la oracin vocal y volver a veces a la meditacin segn se lo pida su propio impulso o la invitacin del Espritu. A quien hace oracin, le recordaramos lo que hacen las gaviotas. No les importan las olas en las que parecen hundirse, poseen el arte de aprovechar el viento, todo viento: un movimiento de las a la derecha, a la izquierda, un movimiento de la cola o de la cabeza... y hlas ah resurgir siempre y continuar su travesa. Es necesario permanecer flexible y saber pasar de la contemplacin a la meditacin, a la oracin vocal, al canto, segn el soplo de la gracia o de la fantasa. Llevar un espritu rgido o monocorde es una disposicin mediocre para la oracin.
IV.- LA ORACION DE LAS LISTAS. Es una manera de hacer oracin til en tres casos: Si no se puede concentrar fcilmente, si se tiene momentneamente la cabeza sin ideas, si por sorpresa no se ha podido preparar un "tema de oracin". Se toma una frmula que contiene una lista de consideraciones, como las ocho bienaventuranzas, los tres Votos, los siete pecados capitales, las tres virtudes teologales, los cinco sentidos corporales, los cuatro fines del sacrificio... 13y a propsito de cada uno, se pueden hacer tres actos sencillos: uno de reflexin, otro de examen y otro de peticin: 1) Qu quiere decir esto o que exige? 2) Lo hago yo? 3) Pedir, entre otras cosas, para que lo haga, o bien, pedir perdn por no haberlo hecho. Despus de haber permanecido ms o menos tiempo en el mismo ambiente de libertad del que hablamos ms arriba, en la primera consideracin de la lista, segn lo que voy encontrando paso a la segunda y realizo los mismos actos, etc... Se reconoce all lo que San Ignacio (EE. n 238) llama "La primera manera de orar"; los santos autnticos no la han despreciado:
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La palabra latina Voluntas estara bien traducida por "tendencia del alma". Esta tendencia, si es sensible, ser mejor llamada hoy da "corazn"; si es racional "voluntad".
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Se reconoce las preguntas de la Cra y que nunca han menospreciado grandes maestros de oracin, entre otros el P. Foucauld. "Escritos espirituales", pg. 172.
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!Saben ustedes -deca San Vicente de Paul a sus hijas- cmo aprendi la Sra. de Chantal a hacer oracin?. Tomaba ella una imagen de la Santsima Virgen y considerando sus ojos deca: Oh amados ojos!... poco despus, cuando su corazn se senta inflamado, peda ella a Dios le hiciera la gracia de no ofenderle en nada por las miradas... Despus considerando sus odos... etc. (S. Vicente de Paul, Ed Costes, t X, pg. 575). Sin duda hay otros "hilos conductores" para conocer a Jess, para amarlo, para imitarlo; pero para un principiante la abundancia a veces daa.
CONCLUSION Y LAS RESOLUCIONES? 1. No se debe estar obsesionado por ellas. Si nuestra oracin nos pone en contacto con "Alguien, que est realmente ah y que nos escucha, porque nos ama", saldremos de ella dispuestos a hacer su Voluntad, a imitar a Aquel que hemos contemplado con amor. 2. Ser bueno, por lo tanto, precisar algunas veces una resolucin que estar dentro de la lnea del segundo preludio: "Lo que yo espero de mi oracin" o de la resolucin general del ao. 3. Aun cuando con razn se distingue en teora la oracin llamada teologal (llena de Fe, Esperanza y caridad), de la oracin prudencial (en que la virtud moral de la prudencia organiza la reforma de la vida), hay que tener cuidado de no oponerlas en la prctica. El hombre que lleva una vida espiritual ordinaria hace flechas de todas las maderas.
1. Antes de la oracin: - Preparacin- Cmo hacerla tilmente? 2. Al comenzar: - "La oracin preparatoria"- Cual es su utilidad? 3. Al fin: - Revisar la oracin - Qu tiene eso de til?
I. PREPARACION A LA ORACION. COMO HACERLO CON PROVECHO?. A) A qu materia me sujetar? 1. Hay algunos que ni siquiera se hacen la pregunta: confan en las sugerencias que les hace el autor que han escogido o que oyen leer. Y Dios bendice su sencillez: siempre encuentran un buen grano que picar. 2. Pero Dios bendice tambin a los que se ingenian por poner una nota personal en su preparacin: - Ya sea adatndose a s mismos los puntos dados en el libro de oracin; - Ya sea inventando la materia, tomando por ejemplo como punto de partida el incidente un poco duro del da de trabajo que termina, la exigencia del da por venir, o la "ola de fondo" que conduce al sufrimiento, el atractivo o la devocin habitual; - Ya sea sobre todo extrayendo del Misal o directamente del Evangelio 14 la materia de oracin. Nos detendremos en esta ltima manera. 1) Nosotros descubrimos a JESUCRISTO mediante la penetracin personal y afectuosa de los misterios y las Palabras evanglicas. El es el nico que puede conducirnos a la Divinidad y nadie debe interesarnos tanto como El. "...no podemos llegar hasta Dios Padre -escribe San Francisco de Sales-, sino por este camino; pues as como el espejo no podr reproducir nuestra imagen si no conserva por detrs un bao de plomo o estao, tampoco la Divinidad podra ser bien contemplada por nosotros en este bajo mundo si no se hubiese unido a la humanidad sagrada del Salvador, cuya vida y muerte son el objeto ms proporcionado, suave, delicioso y til que podemos elegir para nuestras meditaciones" (San Francisco de Sales "Introduccin a la Vida Devota" Parte II, Cap 1).
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N.B.- Si se tiene inters, y si se quiere preparar personalmente la oracin se podra utilizar una sinopsis que permite comparar a los Evangelistas, la del P. Leal BAC, o un comentario breve como el de la coleccin "Verbum Salutis", sin excluir una de las colecciones que dividen los captulos en temas de oracin. Estos dan la divisin de los puntos, algunas buenas sugerencias, y libran a algunos de la indecisin.
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Cmo olvidar las palabras que San Juan de la Cruz pone en boca del Padre que se dirige al "Hijo de sus complacencias". "...y el que nada te semeja, en m nada halara. En ti solo me he agradado, oh vida de vida ma! ... Al que a ti amar, Hijo, a m mismo le dara, y el amor que yo en ti tengo, ese mismo en l pondra, en razn de haber amado a quien yo tanto quera". (Romance sobre el Evangelio "In principio erat Verbum", acerca de la Santsima Trinidad) 2) En la contemplacin del misterio no solamente descubrimos a Jesucristo, sino tambin aficionndonos a El, por El nos aficionamos a las virtudes difciles: "Los nios pequeos, a fuerza de or hablar a sus madres y de balbucir vocablos con ellas, aprenden a hablar; nosotros, permaneciendo junto a nuestro Salvador, mediante la meditacin, considerando sus palabras, sus acciones y sus afectos, aprendemos, mediante su gracia, a hablar, a obrar y a querer como El". (San Francisco de Sales, "Introduccin a la Vida Devota" Parte II, cap 1) B) Sugerencias para preparar una contemplacin. 1. Leer lentamente la escena evanglica que se va a contemplar, por ejemplo: la pecadora en casa de Simn (Lc 7, 36) 2. Caso 1: Se puede prever que una frase (por ejemplo: "sus numerosos pecados le son perdonados porque ha amado mucho") me detendr y me bastar maana. - Se tendrn en cuenta para la oracin las sugerencias de la pgina 5. Caso 2: Una sola frase ciertamente no me bastar; pero mi preparacin se limita a la lectura del Evangelio. - Ms an, si la pgina del Evangelio es suficiente, ser bueno: 1) Dividir la escena en dos o tres "puntos". - La pecadora acude a Jess - Unge los pies de Jess - Recibe la absolucin pblica 2) Ingeniarse por poner a Jess en primer lugar como actor principal; hemos dicho el porqu en la pgina 15. Dejaremos pues a la pecadora por Jess: - Jess atrae y espera, sciens et volens, a la pecadora. - Jess acepta sus homenajes - Jess la defiende y la absuelve pblicamente. 3) Precisar lo que San Ignacio llama "los prembulos" de la oracin, es decir: - Las lneas generales de la escena que se va a contemplar ("primer prembulo"); esto ser ms o menos los tres puntos precisados anteriormente. - El fruto que espero y deseo vivamente ("segundo prembulo"); por ejemplo: conocer ntimamente a este Jess misericordioso y bueno, o experimentar yo tambin lo que evocan sus palabras: "Tus pecados te son perdonados. Vete en paz". 3. Est dicho lo esencial, y ms de uno se contentar con estas indicaciones. Sin embargo, si alguno quisiera ms, utilizar para prepararse en "hilo conductor" de la contemplacin indicada en la pgina 15 y reproducido aqu esquemticamente: PERSONAS PALABRAS Inteligencia ACCIONES Sentimientos sobre todo Renunciamos a llevar ms lejos al lector. Si l ha ledo cuidadosamente lo que se ha dicho, sabe lo fundamental. C) Sugerencias para preparar una meditacin: 1. Qu tema tomar?. Se empezar sin duda por los textos evanglicos, como el Sermn de la Montaa: Dichosos aquellos que tienen alma de pobre...vosotros sois la sal de la tierra. 2. Sugerencias: siempre ser til, al igual que para preparar la contemplacin: - prever dos o tres "puntos" para mantener un elemento de variedad. - precisar los "prembulos" como ha sido explicado en la pgina anterior y no despreciar el humilde procedimiento de la pgina 19, ejercitando la Memoria, Inteligencia, Voluntad.
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3. Ejemplo: "Vosotros sois la sal de la tierra" (Mt 5), meditacin para la fiesta de un Santo Doctor. Alguno se contentar con prever una consideracin, como sigue: "Eres t Seor el que debe ser la SAL de mi inteligencia, de mi corazn. Selo!" o: "Cmo puedo mostrarme SAL en mi medio?" Algn otro se ajustar ms al pie de la letra al esquema terico de la "Meditacin", aunque siempre con libertad de espritu y en un ambiente afectuoso y suplicante: Memoria -QUIEN dice esto?- El que por excelencia ha sido y permanece la SAL de la humanidad y de cada alma (Por el Evangelio, la Eucarista, el Espritu Santo). Inteligencia: -QUE QUIERE DECIR ESTO? La sal tiene dos propiedades: -Impide la corrupcin - Da sabor a los alimentos COMO un apstol, un cristiano puede ser sal en su medio? Voluntad: -Sentimientos: -dolor, deseo... "oracin del mendigo" a Jess (que sea El, ante todo, la sal de mi corazn). (cf pg. 13) - Y CONCRETAMENTE esta noche? 1. La preparacin, de que estamos tratando, se puede hacer mentalmente en la noche . Pero si queremos de veras esforzarnos por "volver a encontrar gusto en la oracin", no estar de ms, sobre todo el comienzo, (y despus por un tiempo ms o menos largos o en ciertos perodos) escribir un esbozo de ella pero con palabras nuestras y con signos evocadores (hay puntos de interrogacin y de exclamacin, que bien colocados dicen mucho), la primera palabra de una frase para gustar, de una oracin por decir, de un canto. Todo esto hipotticamente porque maana el Espritu Santo o mi fantasa me orientarn por otros rumbos, lo que sera una casualidad de cualquier manera. Ayudndonos quiz tambin de un pequeo folleto que indique las sugerencias dadas para los afectos (pg. 8) y para las reflexiones (pg. 13). 2. Toda esta preparacin, cualquiera que sea el modo, debe ir a la par con un mnimo de recogimiento. Es esto lo que San Ignacio quiere obtener cuando recomienda no solamente que me tranquilice -delante de Alguien, en espera de algo-, por la maana, al principio de la oracin, sino tambin que, al acostarme y al levantarme, traiga a mi espritu -inteligencia y corazn-, los pensamientos y afectos que he preparado para mi oracin. (EE., n 73 y 74).
II.- "LA ORACION PREPARATORIA". CUAL ES SU UTILIDAD?. San Ignacio sugiere al principio de todos los temas de oracin lo que l llama "la oracin preparatoria". "Consiste en pedir a Dios Nuestro Seor que todas nuestras acciones, intenciones, operaciones, sean dirigidas nicamente en servicio y alabanza de su Divina Majestad". (EE. n 46). Para comprender su alcance, es necesario referirse al documento colocado al principio de los ejercicios y de los cuales el mismo ttulo dice la importancia, "Principio y Fundamento" (n 23): Somos creados para Dios; hacia El debemos, pues orientar toda nuestra actividad interior y exterior, y esto a travs de incidentes, circunstancias, sucesos y toda suerte de criaturas: todo es medio que nos ayuda a "alabar y servir a Dios". Provecho 1: para la misma oracin. San Ignacio nos hace aplicar este principio en el primer acto del da, que es la oracin. Aceptamos pues por adelantado, y "pedimos a Dios Nuestro Seor" el alabarle y servirle por todos los caminos que El quiera, en el de la luz y de la consolacin o en el de las tinieblas y de la sequedad. Provecho 2: para todo el da: Esta orientacin fundamental del principio del da equivale a un disponerse a una invitacin a introducir en todos los actos que vendrn la misma preocupacin esencial del "Fundamento", la sobrenaturalizacin de todas las horas.
III.- TIENE ALGUN INTERES REVISAR -EXAMINAR- LA ORACION?. 1. Diariamente. a) Aquel que comienza a tomar gusto por la oracin, aprender, examinndola para su provecho, aquello que le ayud y aquello que ms bien le estorb. b) Pero cundo hacer esta "revisin"?. Es difcil precisarlo. Quien conserva la preocupacin, encontrar l mismo su solucin. Antes del desayuno?, inmediatamente despus?, y por qu no en ese momento?. c) Cmo se hace?
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1 manera: se responde a las siguientes preguntas: 1) Materia de la oracin? 2) Exito o fracaso? y porqu? 3) Sentimiento dominante o "ramillete espiritual? Se lograra ms o menos esto: 1 de agosto: 1) "He tenido hambre y me habis dado de 2) Bien, porque he luchado por mantenerme 3) Pensando en los sub-alimentados, me siento mostrarme delicado y exigente. 2 de agosto: 1) "Dichosos aquellos que tienen un alma 2) Regular, porque la preparacin fue regular. 3) Oh Jess, el masrico hecho hombre, dame un comer". recogido. avergonzado de pobre". alma de pobre.
N.B.- No solamente aprendemos lo que es preciso hacer o evitar, sino que encontraremos en estas lneas, leyndolas ms tarde, lo mejor de nosotros mismos. 2 manera: quien quiere progresar, podra emplear un cuestionario ms desarrollado sobre los dos siguientes puntos: el clima y el ejercicio de la oracin. 1. El clima de la oracin: 1) AYER? -Me he preocupado por lo menos de un mnimo de UNION con Dios?15. 2) CUANDO ME ACOSTE Y ME LEVANTE, pens el tema de la oracin?. 2. El ejercicio: 3) Oracin preparada? 4) la empec bien? 5) Afectuosa, hecha con mi corazn ms que con mi mente?, esforzndome en gustar las cosas sin apresurarme?, utilizando especialmente las virtudes teologales? 6) Me he sostenido ingeniosamente en caso de sequedad? 7) Sin desperdiciar un minuto? 8) La he REVISADO y anotado brevemente los resultados? Tendremos una cosa as: Enero 12 13 14 15... 1 + + + 2 + 3 + + 4 + etc... As se ve con facilidad el punto flaco, el cual debe ser especialmente vigilado. 2. Anualmente. Despus de un tiempo de experiencia, por ejemplo, durante un retiro, ser til y fcil el responder a las preguntas siguientes que permitirn conocerse: - Qu es lo que habitualmente en materia de oracin me aprovecha o me daa? - Que "maneras" o mtodos me aprovechan entre aquellos que se me han sugerido aqu o en otra parte? - Qu sentimiento o "nota peculiar" o "fondo sonoro" me viene habitualmente?, la confianza?, el abandono?, la esperanza?, el deseo de reparacin?, el "peso de las almas?... - Hacia qu personas soy atrado en mi oracin?, a Jess?, a Mara?, al Espritu Santo?, al Padre?,... - En qu categora de almas me colocara? - Soy de los que se contentan con libros, es decir, CON ESCUCHAR A LOS HOMBRES?, o de los que no saben ms que HABLARSE A SI MISMOS?, o de los que tratan DE HABLARLE A EL?, o de los que se preocupan tambin y sobre todo por lo menos alguna vez de ESCUCHARLO A EL?
I.- SUGERENCIAS UTILES PARA EL ALMA DISTRAIDA. Distrada a pesar de una preparacin conveniente y un serio ponerse en presencia de Dios16.
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En cuanto usted se d cuenta de la distraccin: 1.- Oblguese a cortar la distraccin por entero, si tergiversaciones. 2.- E ingniese para encontrar de nuevo, en seguida, la actitud de oracin, por ejemplo: - Volviendo a ponerse, como al principio de la oracin, en presencia de "ALGUIEN". - Utilizando, en seguida, uno u otro de los medios indicados: los actos de virtudes teologales, la oracin del mendigo, la oracin de las listas,... una oracin jaculatoria dicha lentamente o por qu no cantada?. - Una actitud de oracin un poco molesta, como mantener los brazos en cruz, hacer una genuflexin, besar la tierra... 3.- Y por qu no utilizar las distracciones mismas para transformarlas en oracin?. Esto puede ser posible alguna vez: estos nios! - Oro por ellos en su lugar; ofrezco a Dios todas las molestias que en ellos me causan; no soy delante de ti, Seor, peor que estos nios?; ellos no me hacen caso, pero yo te escucho a Ti?; s, es a TI MISMO a quien hago lo que a ellos hago, a los pequeos de los TUYOS. qu da! - No se quejara el que se detuviera conscientemente en cada una de las acciones del da y delante de cada una: 1, purificar la intencin en el sentido de la oracin preparatoria de la que ya hablamos en la pg. 26); 2, pidiera la gracia conveniente. un asunto embarazoso! - por qu no utilizar la "manera de hacer eleccin" de que habla el autor de los Ejercicios (n 178) y de esta manera hacer la oracin?. 1) cual es ese asunto?. 2) (verificacin previa), busco nicamente la voluntad y la gloria de Dios?. 3) (llamado a la gracia), veni sancte spiritus!. 4) Buscar las razones EN PRO Y EN CONTRA. 5) Me obligo a decidir. 6) Ofrezco a Dios mi eleccin "para que su Divina Majestad la quiera recibir y confirmar, siendo su mayor servicio y alabanza". 4.- Tranquilicmonos siempre con este argumento simple y consolador: Dejar una distraccin, es preferir a Dios y no a la distraccin, es decir, al Creador y no a la criatura. Y preferir a Dios, que es sino un acto de amor?. Volver de la distraccin a la materia de la meditacin, una vez, cinco, diez veces, es pues hacer otros tantos actos de amor Una ORACION DISTRAIDA puede ser UNA VERDADERA Y BUENA ORACION. 5.- Si la distraccin es muy importuna, ms bien que exponernos a divagar completamente, o a que la oracin nos cause tedio, fijemos nuestra atencin: por una lectura, pero frecuentemente interrumpida por una elevacin del alma17; y por qu no escribir? S, pero en este ltimo caso se ha de tener en cuenta el consejo de algunos psiclogos (que hacen escribir lentamente y volver a escribir tres o cuatro veces en los mismos caracteres: sanar), aplicndolo a un plano espiritual como: te amo, creo en tu amor hacia m... Se trata aqu de casos extremos, es verdad, pero sin embargo no quimricos. Si no hay ms remedio, un vigilante de estudios podra hacerlo con provecho propio.
II.- EL POR QUE DE LA SEQUEDAD. "Mi alma es como una tierra reseca, sin agua" Investigar en el por qu de la sequedad ser ya, sin duda, insinuar el remedio: Quiz no sea por dems distinguir tres clases de aridez: - la del alma tibia que no hace nada por salir de la tibieza. - la aridez asctica del alma de buena voluntad.
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Se supone un alma que no est importunada por un negocio importante y urgente, o descentrada por una pasin culpable, o molestada poa la jaqueca, o en una incapacidad congnita de recogerse y de fijar la atencin.
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Utilizar, por ejemplo, las tres sugerencias de la "oracin de las listas" de la pg. 20.
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y la aridez espiritual o mstica del alma llamada a la "contemplacin". Las tres llevan consigo la incapacidad para "meditar", pero la aridez espiritual incluye tambin el desasimiento completo de las criaturas, y el recuerdo persistente y doloroso de Dios, deseado y ausente. La aridez asctica trae consigo el desasimiento de lo creado, pero ignora este sufrimiento del Dios ausente. En cuanto al tibio, no conoce ni una ni otra de estas dos experiencias. Aqu no tratamos sino de la aridez asctica del alma de buena voluntad. 1.- Una razn seria de la sequedad podra ser el poco conocimiento de los dogmas de aquel que hace oracin. Como hacer oracin si Dios, Jesucristo, el Espritu Santo, el Cuerpo Mstico, la Gracia,... encuentran en nosotros poqusima resonancia!. No nos podramos ingeniar para reservarnos cada da algunos minutos de lectura personal, nutritiva, sobre todo si la lectura en comn es de inters mediocre?. Se podra tambin anotar la frase de la lectura o del sermn que ms haya interesado o impresionado y que, escrita en una libreta, podra ayudar el espritu en dificultades, durante la oracin. 2.- Quiz convenga decir algo de la falta de habilidad: ya sea para desarrollar un pensamiento o para hilvanar un sentimiento (pgs. 7 y 12). Ya sea para escoger o preparar la materia de oracin (pg 23) 3.- Y si esta aridez encontrara su explicacin en la inadvertencia para distinguir dos nociones o conceptos un tanto sutiles, pero que conviene no confundir: lo confuso y lo vago... Cuando yo no tengo sino una idea vaga de Dios, no tengo NADA en la cabeza ni en el corazn. Entonces debo caer en la cuenta y utilizar las sugerencias dadas ms arriba. Si no, pierdo mi tiempo. Pero la idea de Dios puede ser confusa y esto ya es otra cosa: Sin duda Dios es el Inaccesible, el "Trascendente", y, sin embargo, nosotros no ignoramos todo lo que es El. Va dejando como un perfume que permanece despus de su paso -y esto ya es algo-, y que despierta una nostalgia hacia ese Indispensable al que nosotros buscamos "a tientas" (Hch 17, 27). Todo esto, por confuso que sea, me hace comprender la admirable frase que Pascal pone en sus labios: "T no me buscaras si no me hubieras encontrado ya". Lo he encontrado, pero, como est dicho, en la bsqueda. En este caso es necesario animarse, seguir buscando, llamar, esperar, creer, amar, y quiz abrir "La subida del Monte Carmelo" (L. II, cap. XI, BAC). Es una necesidad y una gracia comprender que es necesario pasar de la devocin "sensible" a la devocin "teologal".
1. En la desolacin, usted descubrir que est como Jess en el Huerto, triste, desolado, con tedio, sintiendo la necesidad de la presencia de los Apstoles, repitiendo lo mismo: "Padre, si es posible...". Trate de mostrarse ms animoso que ellos y de hacerle compaa a El durante media hora. 2. Y si encuentra una explicacin, un sentido, una razn, a su pena, no sera ya esto un consuelo?... San Ignacio sugiere tres entre otras (EE. n 322): a) Misericordiosamente, Dios podra en esta forma llamar al orden a un amor perezoso por nuestra parte. "Moiss, despjate de tus sandalias". (Ex 3, 5). b) O bien, no querr -y esto es tambin misericordia- instruir mi amor, todava inexperto y ensearlo a aceptar que todo lo bueno que hay en m viene de El? Que puedo hacer yo slo?... Basta examinarme a m mismo ahora... La desolacin, como la aridez, me vaca de m mismo, ahuyenta mi propia autosuficiencia y me hace apto para las grandes cosas. Como el fuego hace "salir la resina" de la madera arrojada en la chimenea y la hace as apta para inflamarse. (San Juan de la Cruz, "Noche oscura de la subida del Monte Carmelo", Parte 2: "Noche pasiva del alma", Libro II, Noche pasiva del espritu", cap. X). c) misericordiosamente tambin Dios podra estimular mi amor generoso. El quiere ver si lo s servir desinteresadamente. Quiz el alma, delante de tales beneficios, comprenda un poco menos mal este consejo, un tanto extrao, que le da el autor de los Ejercicios (n 13): de prolongar un poco ms la oracin, "alguna cosa ms de la hora cumplida", si el alma est tentada -y muchas veces lo est- de abreviar el tiempo de oracin.
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CONCLUSION 1.- Habr algunas almas que conozcan, sin duda, otras dificultades, pero no nos proponemos hacer aqu un Tratado de Oracin. 2.- Sin embargo, conviene no ignorar que algunas pruebas pueden llegar a ser, alguna vez, una seal de Dios, y como una invitacin para subir ms alto. 3.- Comprendamos, al menos, que todos estos contratiempos espirituales tienen un sentido, que son tiles, que es necesario abandonar absolutamente esta idea infantil: "Una buena oracin es aquella en la que todo marcha sin esfuerzo".
No hay que maravillarse de que antes de comenzar un acto tan importante como la oracin, se impongan algunas precauciones o prevenciones. Expondremos tres, escogidas entre otras muchas: 1) Trabajar en dominar la memoria y la imaginacin. 2) Sostener la vspera un mnimum de unin con Dios. 3) Aceptar, pero con prudencia, algunos slogans apostlicos. El no preocuparse de estos contornos de la oracin, no es la razn frecuente de la falta de inters, manifestada demasiado a menudo, por esta actividad esencial de la vida espiritual?
"De buenas servidoras", la imaginacin y la memoria, as como la sensibilidad, llegan a ser "duros tiranos", cuando escapan al control de la razn y de la voluntad. Cierto que todo el mundo sufre las distracciones, las imaginaciones, los recuerdos importunos, las ideas locas. Pero unos se dan cuenta ms o menos rpidamente; otros, en cambio, slo hacia el fin de la oracin. Los primeros, al notarlo, ponen diques y se liberan con ms o menos facilidad. Los segundos son arrastrados por el torrente. Pueden ser disciplinadas verdaderamente la memoria y la imaginacin? Nunca es demasiado tarde para intentarlo, pero evidentemente que desde la escuela primaria se deberan hacer los primeros ensayos. Cmo lograrlo? Caso 1: Es un hecho que en nuestra cabeza todo se mantiene y se encadena: una imagen, un recuerdo arrastran ms o menos conscientemente y ms o menos peligrosamente, un estado de inquietud o de atraccin, o de ensueo o de euforia. - Sera bueno intentar - y no una vez solamente - volver sobre el hecho, por ejemplo: regresando sobre el origen de una larga distraccin o de un estado de decaimiento o de tristeza, para encontrar la causa que lo ha desatado: hace una hora, o un da... - Si somos prudentes y sinceros con nosotros mismos, nos decidiremos a no jugar con esos "copos de nieve" (imagen, recuerdo, fotografa, canto, persona,...) que provocan la avalancha. Caso 2: Pero parece que algunos no lograrn sino con gran dificultad el gobierno de su interior, a causa de una larga costumbre de divagar. Hay que desesperarse de estas almas? Ciertamente no, con algunas condiciones. 1) Distinguir entre "hacer oracin" y "orar". Hacer oracin es permanecer en oracin, a una hora fijada, cada maana, durante un tiempo determinado por la Regla o por mis propsitos, cualquiera que sea mi deseo actual y mi facilidad. "Orar" es detenerme durante el da delante de Dios, por un instante, no importa dnde, y no importa cundo, para entregarle y decirle mi adoracin, mi reconocimiento, mi agradecimiento, mi arrepentimiento, para pedirle para m y para los dems las gracias necesarias. Intente, pues, ORAR durante el da, an cuando no pueda HACER ORACION. 2) Aun en el tiempo determinado para la oracin todas las salidas estn verdaderamente cerradas para usted? Ya no hay nada que hacer? - No puede meditar caminando? (evidentemente en un lugar recogido) - O escribir como se ha sugerido, pg. 62? - O hacer un Via Crucis (no importa dnde), lo cual es una excelente oracin corporal - vocal - mental? - Cantar?
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- Decir el rosario?... "Dios no regatea su gracia al que hace lo que est al alcance de sus fuerzas".
II.- PREOCUPARSE LA VISPERA POR UN MINIMO DE UNION CON DIOS. Algunas almas se entregan a la oracin sin prontitud de nimo. Parece ser que estaran contentas si una razn legal viniera de pronto a dispensarlas de toda oracin o de parte de ella. Qu hay en el fondo de esta reticencia, por no decir repugnancia? Muchas causas, de las cuales la ms evidente es quiz sencillamente la que sigue: Durante el da, se pueden hacer componendas -sin pecado grave, claro- con las exigencias del deber de estado, con la voluntad de Dios; se llevan unas relaciones con Dios que son muy distantes y casi oficiales. O bien, se olvida fcilmente la ley general de la vida espiritual: "el que toma de buena gana las mortificaciones ordinarias, logra ms fcilmente las cosas espirituales". "Carne mortificati, facilius caelestia capiamus..." (Oracin colecta de San Pedro de Alcntara). "Puedo decirte, hermano mo, que yo no supe lo que era la contemplacin , hasta que dej todo cuidado de m mismo. El da que me desembarac de m mismo, empec a tomar gusto en la oracin" (Sn. Alonso Rodrguez, hermano coadjutor de la Compaa de Jess). Sin embargo, no es siempre slo la falta de fervor o mortificacin. Es quiz nuestra actividad profesional desmesurada la que debemos considerar, para que las preocupaciones del deber de estado no irrumpan sobre la oracin, lo material sobre lo esencial. Todo eso te lo confo a Ti, Seor! Cualquiera que sea la causa, no busquemos en otro lugar sino en esta ausencia de contacto con Dios AYER, la razn de la falta de inters por encontrarlo, experimentada ESTA MAANA. El que saborea "las cebollas de Egipto" encontrar difcilmente algn gusto en el man celeste. UN MINIMUM DE FAMILIARIDAD con Dios18, de unin a su voluntad HOY es indispensable para encontrar MAANA POR LA MAANA UN MINIMUM DE GUSTO en la oracin. Es pues, preciso preocuparse por crear un clima favorable: Oracin y Vida hacen uno. Si mi da ha sido fervoroso, no es seguro que mi oracin maana sea particularmente provechosa, pero "mi corazn estar all presente".
Es preciso confesar que todos ellos son impresionantes. "Pedro, me amas? Apacienta mis ovejas". La ms bella prueba de amor por Cristo es la caridad apostlica en provecho de su rebao. "Todo lo que hagis por estos pequeos, A M me lo hacis". Pero all est tambin para nosotros, pobres hombres, la dificultad. Cmo mantenerse, sin orar desinteresadamente, a ese nivel de CARIDAD TEOLOGAL en un mundo lleno de emboscadas y donde todas las ovejas no son, de ninguna manera... unos ngeles! Por esto, no debemos olvidar otras frase de Jess al mismo Pedro: "Vigilad y orad para que no caigis en la tentacin". "El apostolado, alma de toda vida interior".
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La unin con la Voluntad de Dios es lo esencial: estar all donde Dios me ha colocado, hacer lo que El me pide y como El me lo pide. Estoy verdaderamente UNIDO A DIOS, aun si mi trabajo es de tal modo absorbente que me resulte difcil el ascenso hacia su Presencia. Jess me tranquiliza: "no son los que dicen: Seor! Seor!, los que entrarn en el reino de los cielos, sino los que hacen la voluntad del Padre". Por supuesto, el ideal sera separar lo menos posible: bsqueda de la VOLUNTAD de Dios y su PRESENCIA.
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Es verdad! El trabajo apostlico nos lleva a practicar las virtudes austeras, a vencer el egosmo, la pereza, la irresponsabilidad, la timidez... Y adems un estmulo para la entrega de nosotros mismos! "Todo lo que hacis a uno de estos pequeos...a M me lo hacis". Y qu exigencia para recurrir a la oracin! A menudo nos encontramos frente a un muro! Y qu podemos concluir de aqu? No ciertamente que la oracin es menos til que la accin, ni menos apremiante. Jess mismo me impide pensar esto: "Sin M, NADA podis hacer". No solamente POR el apostolado, sino POR y PARA el apostolado, intensificaremos nuestra vida interior. "Solamente la vida interior es el alma de todo apostolado" (Juan XXIII, 2 Jul. 1962). "No hay tiempo que perder; la casa se quema". Cmo dudar de que las necesidades son urgentes...! Tengamos calma, sin embargo, y convenzmonos de que, orando, estamos firmes en el "puesto de socorro". As, actuamos tambin y nos reunimos con los salvadores. Pero para comprender esto, hace falta la FE. "Cualquiera que sea tu motivo -es una religiosa quien lo dice- el trabajo est all. 1) Un religioso, muy activo, pero espiritual, al or esta excusa se content con responder: "dgales que est condenada a morir". En efecto, ellas ponan en peligro la vocacin, o al menos, el ensanchamiento del alma religiosa: - LA VOCACION: a los treinta aos, una persona no puede SIN DIOS vivir PARA SLO DIOS (es decir, sin familia, sin hijos, sin libertad) - EL ENSANCHAMIENTO del alma religiosa (por tanto tambin en cierto sentido el reclutamiento de la Congregacin). Nietzsche deca irnicamente: "Sera necesario que sus discpulos tuvieran un aspecto de ms salvados para que yo crea en el Salvador". Sera necesario, aadiramos, que una persona religiosa diera la impresin de haber acertado con su vida, para que alguno tuviera la idea de seguir ese mismo camino. 2) "Pero, de cualquier modo, estamos en el engranaje y no hay nada que hacer..." - No quiero juzgar a tu Superior, pero he aqu para ti, Inferior, dos medios de tranquilizar tu conciencia: 1. Indices de seguridad Podrs sentirte seguro, SI no has tomado la responsabilidad del trabajo excesivo, y, por tanto, del abandono de la oracin, SI experimentas y cultivas la pena de no poder hacer oracin a gusto. SI durante el da, no pierdes el tiempo en cosas intiles. SI le entregas a Dios el poco tiempo de que realmente dispones. SI terminando el exceso de trabajo, en vacaciones, por ejemplo, le entregas a Dios lo que debes. 2. Sugerencias para compensar: Pon, ante todo, el acento - en la pureza de corazn y confisate, si es posible, ms seguido; - en la prctica de oraciones jaculatorias: "Cuando se pasaba el tiempo de hacer oracin a causa de ocupaciones necesarias (San Francisco de Sales), quera que esta falta se reparara por frecuentes ratos de recogimiento. Aseguraba que as se repararan todas las ruinas y se podran hacer grandes progresos en la virtud" (Camus, El Espritu de San Francisco de Sales. 2. parte Cap. V) - Acerca de la mortificacin: Ofrece a Dios conscientemente los pequeos sacrificios del deber de estado, de la vida comn... Nada tranquiliza ms que hacer buena cara a las pequeas penitencias cotidianas. 3) Aunque quiz no sea nuestro caso, es bueno que oigamos la advertencia que con dolor hace Santo Toms: "Lo que impulsa a la mayor parte de los que se entregan a la accin, no es la caridad perfecta, sino ms bien el disgusto de la vida contemplativa". (Citada por Mgr. Philippe, O.P., en "Les fins de la vie religieuse selon saint Thomas d'Aquin'' p. 70).
CONCLUSION A propsito de todas estas cosas que se dicen o se leen, nos remitimos a la advertencia de San Pablo: "Omnia probate. Quod bonum est tenete." "Probadlo todo. Quedaos con lo bueno."
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Pero an quedamos con la duda de si la oracin, entendida como se quiera, bastara para solucionarlo todo. "Una cosa importante, -escribe San Vicente de Paul a un misionero- a la que deberais dedicaros con gran empeo, es a lograr una ntima comunicacin con Dios en la oracin. Este es el depsito en el que encontraris las instrucciones necesarias para entregaros a vuestro deber (XI, 344). Pero no vayamos al lado contrario: "Amemos a Dios, hermanos -es el mismo Santo quien habla-, pero con el esfuerzo de nuestros brazos, con el sudor de nuestra frente, Porque muchas veces, tantos actos de amor a Dios, de complacencia, de afecto y otros semejantes movimientos y prcticas interiores de un corazn tierno, aunque son muy buenas y recomendables, son, sin embargo, sospechosas, cuando no vienen acompaadas con la prctica de un amor efectivo..." (XI, 40). Oportet haec facere et illa non omittere. Conviene hacer estas cosas y no omitir aquellas.
He aqu que estoy a la puerta... Es el Seor, mi Dios, mi Salvador, el que habla, el que me habla. Est siempre delante de m por su presencia de inmensidad. Habita en m por su presencia de gracia, pero cuando El dice que est delante de mi puerta, El habla de amistad. "Junto a mi puerta" todo el da sin duda, pero ms especialmente esta maana, en el momento de mi oracin. No est separado de m, sino por el delgado tabique de la fe. Seor, despertad mi atencin! La Luz, la Verdad, la Vida, el Camino, el Amor, est a mi puerta...! ...y llamo. El empieza, como siempre. "El nos am primero". La iniciativa slo puede venir de El, porque El es la Gracia y porque el Amor lo apresura. El se invita, sin ms como un familiar, y con gesto simple, tan sencillo...y espera. No fuerza la entrada de la casa. Quiere una acogida franca voluntaria, libre. Da un golpe. Llamar dos veces? -Lo hemos acostumbrado a esperar- Insistir? Si alguno oye mi voz... No todo el mundo lo oye: En el interior resuena quizs un fondo sonoro, demasiado ruidoso que ensordece; o bien el alma est acaparada por lo exterior. -"Habe me excusatum. Excsame, por favor!". Tambin por deberes imperiosos o... ms importantes. Y en el fondo, "quiero en verdad escuchar esta voz?" Ese ruido de la puerta... debe ser el viento! Para or el llamado de tu Corazn, Seor, es necesario un cierto silencio interior, una memoria un tanto controlada, una carne un tanto mortificada, una actividad disciplinada, un corazn espectante. Y, asegurado esto poco, qu gran experiencia en perspectiva! Para todos. S, para todos, aunque a cada uno segn su gracia. "Si alguno oye mi voz"...un santo? una mstica?. No, no importa quin, alguien, t, yo. No traigamos como pretexto nuestra indignidad. Ella es grande, en efecto, pero El la conoce mejor que nosotros, y sin embargo, El se invita. Cuando Zaqueo sobre el sicomoro oye que lo llaman por su nombre: "es preciso que me aloje hoy en tu casa" se ha considerado a s mismo y objeta: "pero yo no soy sino un publicano! Todos somos publicanos y pecadores. Pero ahora conviene que esto suceda. ...y me abre... Esto es lo importante. Cualquiera que sean los medios que usemos, y la manera de ingeniarnos en la oracin y en los mtodos, lo esencial est all: "abrir", y que el Seor pueda entrar como en su casa. Y all est tambin algunas veces la dificultad. No nos expondremos, pensarn algunos, a encontrarnos muy cerca, demasiado cerca de El, si llega a franquear la puerta. Cuando vemos a Zaqueo, a quien Jess, sin embargo, no pide nada, y que espontneamente ofrece con exceso: "Dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si en algo defraud a alguno, lo restituyo el cudruple". Confesemos que esta imprudencia tiende naturalmente a volvernos prudentes. Arriesgumonos en esta santa imprudencia. Vayamos corriendo a abrir la puerta. ...yo entrar... Santa Teresa ha podido exclamar: "Oh Seor y esposo mo, que ya es llegada la hora tan deseada!, tiempo es ya que nos juntemos..." (S. Teresa, Obras. BAC (1959) III,899). Si yo de repente te viera con mis ojos, me quedara estupefacto. Yo, Seor, no te veo, y
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durante mi oracin no te ver. Yo creo solamente, pero creo firmemente. T dijiste: "Si alguno me abre, yo entrar". T dijiste: "Si alguno me ama, yo le amar". Te tomo la palabra. Entra en el gozo del pobre hombre que acepta ser amado por ti. ...y cenar con l y conmigo. Esta promesa formidable me anonada... y no puedo precisar lo que significa concretamente para m; pero tengo la intuicin de una realidad esplndida para mi corazn. Comida vespertina, al resplandor del hogar, las puertas cerradas, dejada toda preocupacin por el trabajo, en la intimidad "El conmigo y con El..." En esta evocacin oriental Jess me hace situar el trmino ideal de la oracin y de la vida espiritual. Por esto, aun cuando cada maana, en mi oracin a Dios en mi reclinatorio, me encuentre con el nimo pesado, mi fe y mi amor me estimulan y me impulsan a abrir la puerta. Y cuando me encuentro delante de Ti, T tendrs seguramente algo que decirme. "Habla, Seor, que tu siervo escucha". Y, si T me dejas hablar, aadir sencillamente: "Oh extraordinario amigo, T me aceptas como soy. Acaba de mostrarme tu amor, ensendome a vivir este intercambio de amor, aunque soy indigno."
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