Los Principios de La Ley de Dios
Los Principios de La Ley de Dios
Los Principios de La Ley de Dios
Para muchos de los creyentes guardar los Diez Mandamientos consiste en respetar ligeramente dos o tres preceptos. Yo nunca he asesinado a nadie dicen por lo tanto, cumplo con ese mandamiento. De hecho, a veces, los preceptos del Declogo se ven desde una perspectiva muy superficial; por eso, ciertas ramas del cristianismo los han desdeado y considerado inoperantes. No obstante, si la Ley del Seor es eterna, cada uno de los mandamientos tambin lo es; pero si la observancia del da sbado se inici junto con la creacin de Dios (Gnesis 2: 1-2), el sbado no es eterno; y si el sbado no es eterno, tampoco lo es la Ley de Dios! Adems, cmo se guardan los preceptos del adulterio, de los hijos a los padres, si en el cielo no existe la organizacin familiar como en la tierra? Cmo resolver este dilema? Los Diez Mandamientos son la aplicacin humana de los principios eternos de la Ley de Dios. En el cielo, los ngeles y los querubines, as como en los mundos no cados, se respetan los mismos principios. Eso quiere decir que ellos no guardan exactamente igual la Ley como lo hacemos nosotros? As es. Los principios enunciados por los Diez Mandamientos son eternos, porque se basan en el carcter de Dios, pero la forma de estos principios dados en el Sina estaba adaptada a la comprensin e instruccin de los hombres en su estado de pecaminosidad y natural inconformidad a la voluntad divina.1 Lo fundamental de los Diez Mandamientos son los principios, eso es lo eterno, lo inmutable y lo perfecto de ellos. Principios, qu es? Un principio es la norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta (Diccionario de la Real Academia Espaola), un precepto inmutable,
inalterable e incambiable. El tiempo no lo transforma. No es una costumbre ni una adaptacin a determinada poca. Sencillamente pervive en todo momento. Del mismo modo, detrs de cada mandamiento de la Ley de Dios, aplicada a la manera humana, existe un principio que es eterno, aquel precepto que obedecen los ngeles en el cielo y los mundos no cados, que ha sido as en todo momento. En cambio, nuestros Diez Mandamientos son la aplicacin humana de los tales. Es decir, en cuanto a los principios, son los mismos; en cuanto a la redaccin, cambian. Eso significa que lo importante de los preceptos divinos son los principios y no tanto las formas humanas. Aqu es prudente citar las palabras del ex presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt (1882-1945): Las reglas no son necesariamente sagradas, pero los principios s lo son.2 En el recuadro puede ver cmo se aplican tales principios en la Ley de Dios.
Mandamiento
Principio eterno
I. II.
III. No tomar el nombre de Dios en vano IV. Sbado V. Honrar a los padres
Adoracin Respeto a la autoridad Preservacin de la vida Pureza de vida Integridad Veracidad Satisfaccin con lo que se posee
Cada mandamiento entraa un principio El primer precepto dice que Dios debe ocupar un lugar exclusivo, nico, preferente y especial en la vida. Nada debe ubicarse antes que el amoroso Seor, nadie
puede ocupar su sitio. l es la razn por la cual usted y yo podemos existir. Si deseamos encontrarnos a nosotros mismos es necesario buscarlo a l primero. El segundo mandamiento dice que debemos rendirle fidelidad. No obstante, no se puede ser fiel a alguien que no se ama. La fidelidad se extiende a la vida matrimonial. Si usted no es fiel a su mujer a la que prometi fidelidad y con quien convive todos los das, cree que ser honesto para con un Dios invisible? Los Mandamientos abarcan ms de lo que imagina! Por otro lado, el tercer precepto dice que la reverencia es un mandamiento, no una opcin. La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por el sentimiento de su infinita grandeza y la comprensin de su presencia.3 Las profundas muestras de respeto y consideracin hacia el Padre celestial, y todo lo que l representa, deben ser parte de la vida de un hijo de Dios. El cuarto mandamiento, referente al da sbado, el cual nos dice que es necesario adorar a Dios. En otras palabras, el da santo existe para rendir adoracin al Seor, por lo tanto, si no adoramos a Dios no estamos guardando el precepto divino. Ese es el mandato que observan los seres celestiales: adoran a Dios en la hermosura de la santidad. As lo han hecho por la eternidad. El quinto mandamiento nos asegura que es necesario tener respeto a las autoridades, ya sean padres, maestros, ministros, gobernantes, etctera. No dice que debemos estar de acuerdo con ellos en todo momento, pero s nos pide que los respetemos. Ellos representan la autoridad divina, si lo hacen mal, Dios los juzgar cuando lo considere prudente. Aqu, el razonamiento se repite un poco: si no se tiene respeto hacia los padres, a los cuales uno ve cotidianamente, cmo se tendr devocin por un Dios invisible? El sexto mandamiento es muy relevante. Afirma que nosotros no debemos acabar con la vida, sino preservarla. De modo que es imperativo divino cuidar la salud mediante un estilo de vida adecuado para mantener sano el organismo. Los hijos de Dios no destruimos, edificamos y construimos caracteres dignos del reino de los cielos. Para ello, el sptimo mandamiento nos da un excelente mtodo: la pureza de vida. Es decir, mantener limpia la conciencia sabiendo que las acciones nacen de los pensamientos. Cuanta ms basura visual o auditiva se introduzca en
la mente, mayores posibilidades existirn de que los pensamientos destructivos se cristalicen en la existencia. El octavo mandamiento exhorta para vivir una vida caracterizada por la integridad, la honradez y la decencia. Conlleva el hecho de tener respeto por las posesiones materiales o morales ajenas, mantenerse leales a la tica del cristianismo. Para ello se auxilia del noveno mandamiento, el cual promueve la adherencia y conformidad a la verdad. Por lo tanto, los hijos de Dios apartan de su vida la corrupcin, el fraude y las artimaas del error. Finalmente, el dcimo mandamiento exhorta a vivir felices con lo que tenemos. Qu interesante perspectiva! Disfrutar la vida es un imperativo divino y no una opcin individual. Por lo tanto, los hijos de Dios son personas dichosas, satisfechas y agradecidas con todo lo que el Seor les ha dado. Son el objeto de sus abundantes bendiciones y de su cario constante. Ello se refleja en sus rostros, sus palabras, sus actitudes y su visin a futuro. El Seor es la razn de su alegra, de su esperanza y de su gozo ante cualquier tipo de circunstancia.
Referencias
1 2 3
Diccionario bblico adventista, (nfasis aadido), p. 323. The Columbia Dictionary of Quotations. E. G. White, Conduccin del nio (Buenos Aires: Asociacin Editora Sudamericana,
1974), p. 510.