Edith Stein Una Mujer Intelectual y Santa
Edith Stein Una Mujer Intelectual y Santa
Edith Stein Una Mujer Intelectual y Santa
de la canonizacin de Edith Stein, Vaticano, 11 de octubre de 1998, posteriormente ampliado con motivo de su proclamacin como copatrona de Europa.) SUMARIO 1. Creyente en la infancia y atea en la juventud; 2. En la filosofa busca la verdad; 3. Acrrima feminista en su poca estudiantil; 4. Crisis existencial; 5. Conversin al catolicismo; 6. Una fe vivida con radicalidad; 7. Lucha por la promocin de la mujer en la Iglesia; 8. Carmelita Descalza, orante y escritora; 9. Prisin y muerte en un campo de concentracin; 10. Proyeccin eclesial de su vida y su martirio. Edith Stein se puede considerar una de las grandes mujeres del siglo XX. Ella plenamente insertada en su siglo, vivi las luchas y las angustias de su generacin, y una de las dimensiones por las que luch fue la promocin de la mujer tanto en la sociedad civil como eclesial. 1. Creyente en la infancia y atea en la juventud El 12 de octubre de 1891 nace Edith en Breslau (Prusia), es la undcima hija de una familia juda. Cuando slo tiene un ao y medio muere su padre. Su madre, de carcter enrgico y trabajador, consigue sacar a flote una industria de madera. Cuando la economa est afianzada, la madre permite que sus hijas ms jvenes hagan estudios acadmicos, algo poco comn en la mujer de aquel tiempo. Edith estudia con constancia, y consigue buenas notas. Pero ella lo que necesita es una respuesta a las muchas preguntas que se hace en su interior. Respuesta que tampoco encuentra en su familia, por eso busca relacin con gente que vive el judasmo de forma liberal, que no asiste a las sinagogas ni observa los ayunos. Poco a poco, ella se aleja de la prctica religiosa de los suyos, y se le adormece la fe de sus padres. Edith a los 15 aos decide abandonar los estudios. Cree poder resolver sus preguntas por s misma, leyendo todo lo que tiene a mano. En esta poca ella deja de lado el tema religioso y se declara atea. Dir ms tarde: Perd la costumbre de orar con toda conciencia y por propia decisin. Un primo le recomienda que vuelva a los estudios, y en un verano recupera los tres aos perdidos. 2. En la filosofa busca la verdad Ingresa en la Universidad de Breslau. Aunque un to suyo la quiere encaminar hacia la medicina, ella estudiar filosofa. Porqu Edith considera que: Estamos en este mundo para servir a los hombres, y eso se puede conseguir de una manera ms perfecta realizando aquello para lo cual cada uno est mejor dotado. Un da Edith lee en la prensa que Hedwig Conrad-Martius se haba doctorado en filosofa. Ella querr imitarla y desear hacerse discpula de Husserl y por ello decide estudiar filosofa en la Universidad de Gttingen. Husserl haba creado un campo propicio para la mujer, con la fenomenologa la mujer entra en la historia de la filosofa. Edith busca en la fenomenologa encontrar la verdad sobre s misma y sobre el misterio del hombre. Este mtodo busca el anlisis de la realidad sin ningn tipo de prejuicios, dejando de lado lo que ya se conoce, con el objetivo de captar la realidad en su genuina verdad. Este mtodo
responde a su deseo de encontrar la verdad. Ms tarde este mtodo le ayudar a aceptar a Dios tal como l se quiera manifestar. En la escuela y en la universidad, Edith Stein es siempre considerada una estudiante brillante. En el bachillerato, licenciatura y doctorado conseguir las calificaciones ms altas. No obstante, ella escribe: Desde los primeros aos de mi vida, siempre supe que es ms importante ser bueno que ser inteligente. La joven Edith era exigente, muy segura de s misma, deba hacerse violencia para aceptar los errores que observaba en los otros. Sus mejores amigos se lo advierten, resulta demasiado exigente, demasiado crtica, encantadoramente implacable. Edith, sorprendida acepta la correccin, aos ms tarde comentar: Yo viva con el ingenuo autoengao de que en m todo era correcto, como es frecuente en las personas incrdulas, que viven con un tenso idealismo tico. Haba considerado siempre, como un justo derecho mo, el sealar despiadadamente con el dedo las debilidades, los errores y faltas de otras personas, a menudo en un tono irnico y despectivo1. En la Universidad de Gttingen, conoce a Max Scheler, sigue su curso sobre: Formalismo en tica y tica material de los valores. De Max Scheler ella escribir: Ocurri en un tiempo, en que l mismo estaba lleno de ideas catlicas las cuales nos recomendaba con toda la brillante fuerza de su espritu y su don de palabra. Fue el primer contacto con este mundo desconocido para m hasta entonces. Todava no me llev a creer pero se me abri todo un horizonte de fenmenos que no poda dejar de lado2. El encuentro con cristianos convencidos, como el filsofo Adolf Reinach, la pondr en contacto con la vivencia prctica de los valores religiosos. En Reinach ha encontrado por primera vez un amor y una bondad que superan todas sus experiencias anteriores. Ha comprendido que el amor al prjimo de un cristiano creyente se diferencia esencialmente de un afecto puramente humano. 3. Acrrima feminista en su poca estudiantil Edith nunca se sinti inferior al hombre, ni un ser a su servicio, sino que el hombre y la mujer en condicin de igualdad deban poder tener acceso a todo tipo de posibilidades segn el talento de cada uno. Ya en sus aos de estudiante manifiesta una gran sensibilidad por los derechos de la mujer. Ella misma escribir: Cuando estaba en el Instituto, y despus como estudiante de Universidad, fui acrrima feminista3. Por ello trabajar activamente porque las mujeres tengan los mismos derechos que el hombre. Durante los aos universitarios de Breslau nos dice que: Desde este sentimiento de responsabilidad social me puse decididamente a favor del derecho de voto femenino. Esto era entonces, incluso dentro del movimiento ciudadano femenino, no del todo evidente. La asociacin prusiana en la que ingres con mis amigas, estaba integrada en su mayora por socialistas, debido a que postulaba la total igualdad poltica de derechos para la mujer4. En la Universidad de Gttingen, se encontrar con profesores que son enemigos declarados a que las mujeres estudien. Pero con la capacidad intelectual y la seriedad en el estudio de jvenes como Edith, har posible que los profesores cambien de opinin. Dir en su autobiografa: El estricto y temido Edward Schrder [] al igual que su cuado Roeth, en Berln, era enemigo de que las mujeres estudiasen y no haba recibido hasta entonces a ninguna seorita. Me toc vivir su conversin [] Cuando al comienzo de aquel semestre [], declar pblicamente que a partir de entonces permitira el acceso al cursos superior a las seoritas, pues lo haban merecido por su aplicacin y meritorios trabajos5. En otra ocasin, otro profesor ante la presentacin de un buen
Citado por Maria Luisa BREY, Edith Stein, una mujer patrona de Europa, Vida Nueva, 2217 (22-I-2000) 23. Citado por Elizabeth MHZEBROCK Edith Stein, juda-filsofa-carmelita y mrtir en el Simposio La mujer, nueva realidad. respuestas nuevas, Sevilla 1991, Ed. Narcea, 1993, 323. 3 EDITH STEIN, Seleccin Espistolar, Madrid, Ed. de Espiritualidad 1976, cta. 8-VIII-1931, 53. 4 EDITH STEIN, Estrellas amarillas. Autobiografa: infancia y juventud, Madrid, Ed. de Espiritualidad 1973, 149. 5 Ibid., 213.
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trabajo intelectual realizado por Edith, dijo: Qu sera de su seminario si no hubiera seoritas que trabajasen con tanta aplicacin e inteligentemente! Esto me pareci a m algo exagerado y me sent obligada a hablar a favor de mis compaeros varones6. En su tiempo de estudiante se dedica a dar clases a mujeres trabajadoras. Durante la guerra, cuando estudiaba en la Universidad de Gttingen, dirige el consultorio de orientacin profesional femenino para estudiantes. Aquel consultorio estaba organizado por la Asociacin Estudio y formacin para la mujer. Explica en sus memorias que sola discutir fuertemente con su hermana Erna y sus mejores amigas sobre la tarea y misin de la mujer. Mientras que las otras estaban dispuestas a dejar la profesin para formar en un futuro una familia, slo ella declaraba que nunca hara eso. Edith est convencida que la mujer tiene mucho camino por recorrer y una de sus conquistas es la profesin intelectual. En 1914, cuando estalla la primera Guerra Mundial, afirma que en este da ha terminado su vida privada y todo que lo que es pertenece al Estado, en consecuencia deja sus estudios y se ofrece voluntaria en la Cruz Roja. Durante seis meses atiende a enfermos infecciosos, dando lo mejor de su persona. En 1916, ir a Friburgo como primera asistente de Husserl. All consigue el doctorado con la calificacin Summa cum laude. Su trabajo como asistente de Husserl no le satisface, ella quiere trabajar de forma independiente, por ello aspirar a tener una ctedra en la universidad, aunque sabe que como mujer no tiene posibilidades de obtenerla, por ms que obtenga las mximas puntuaciones. A pesar de ello, se presentar en cuatro ocasiones en diferentes ciudades de Alemania. Incluso presenta una interpelacin al Ministro de cultura y ciencia de Prusia. En ella dice que la pertenencia al gnero femenino no debe ser impedimento para desarrollar una carrera cientfica, y pide la habilitacin de las mujeres acadmicas. El Ministro se muestra de acuerdo con los planteamientos de Edith Stein, y las universidades reciben un decreto en el que se recogen unas disposiciones ms modernas al respecto7. 4. Crisis existencial Edith ha buscado en la cultura no slo la verdad sino tambin la felicidad, pero queda decepcionada en estas dos aspiraciones. Ella ama la verdad y por esto nunca se cierra a la verdad, se encuentre donde se encuentre. Ella llegar a decir: Mi ansia de verdad era mi nica oracin. Esta actitud noble y leal le ayudar a encontrar lo que ella con tanto anhelo ha buscado en su vida. Dios va preparando la tierra para que cuando El se manifieste de forma imprevista, ella le acepte sin reservas. El ao 1917 tiene el primer encuentro fuerte con la fe. En octubre de este ao recibe una noticia: su amado profesor Reinach, convertido con su mujer al protestantismo, ha muerto en los campos de batalla de Flandes. Al ir a visitar a la viuda para darle el psame, cree que se encontrar con una mujer deshecha por el dolor, en cambio la encuentra serena, llena de esperanza. Constat la fuerza de la Cruz de Cristo, capaz de vencer el dolor y la muerte. Ella misma confesar: Fue mi primer encuentro con la Cruz, mi primera experiencia de la fuerza divina que emana de la Cruz y se comunica a quienes la abrazan. Por vez primera me fue dado contemplar en toda su luminosidad a la Iglesia que nace de la pasin de Cristo, en su victoria sobre el aguijn de la muerte. Fue en aquel momento en que se desplom mi incredulidad, palideci el hebrasmo y Cristo se alz radiante ante m: Cristo en el misterio de la Cruz8. Edith se siente atrada por Cristo, pero ste le exige demasiado. Vive una crisis existencial. Ella que siempre ha decidido por si misma, se encuentra indecisa, en un laberinto, donde no ve salida alguna. Ella queda preocupada por el tema religioso, lee el Nuevo Testamento. Los libros de
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Ibid., 217. Christian FELDMANN, Edith Stein juda, filsofa y carmelita, Barcelona, Ed. Herder 1988, 43. 8 Citado por Abelardo LOBATO, La pregunta por la mujer, Salamanca, Ed. Sgueme 1976, 205.
filsofos que hablan sobre este tema, le caen de las manos, pues lo tratan con superficialidad. Muchos de sus amigos se convierten al protestantismo. Edith ve en las iglesias personas que oran con fe sincera, descubre cmo en el silencio se puede dialogar con Dios si se cree en El. Pronto sus preguntas encontrarn respuesta. 5. Conversin al catolicismo En el verano de 1921, visita a unos amigos, stos se marchan de viaje, ella se queda sola en esta casa, va a la biblioteca y coge el primer libro que encuentra: es la Vida de Santa Teresa de Jess escrita por ella misma. Empieza a leer el libro y no lo deja hasta que lo acaba, cuando ya es de madrugada. Cuando cierra el libro dir: sta es la verdad. Edith est cansada de teoras, y Teresa de Jess no le explica axiomas sino lo que ella ha vivido, deseado temido, experimentado, sufrido y gozado. Descubre en ella la interioridad de una persona enamorada de Dios. En el libro de la Vida, Santa Teresa narra cmo Dios irrumpe en su vida introducindola en la experiencia mstica, iluminndola con una Sabidura superior, unindola estrechamente con El. Teresa lo narra con humildad, con transparencia, con una gran sinceridad. Y Edith se deja seducir por la experiencia de Teresa. En el mtodo fenomenolgico, Edith ha encontrado una verdad formal relativa, limitada a una lgica fra, la del conocimiento habitual, que le ensea a comportarse en las tareas habituales pero que no le da un sentido a la vida. Ella tiene hambre de verdad, est cansada de pequeas verdades, y de palabras vacas. Santa Teresa da testimonio de un Dios muy distinto al de la filosofa o de la ciencia. Se encuentra con un Dios que, antes que nada y por encima de todo, es amor. Teresa le cuenta que Dios, que habita en una luz inaccesible, es cercano; la Mstica es el trato inmediato con Dios. Edith ve que aqu s est la verdad que ella busca, en este nivel en que la Fe y el Amor constituyen la fuente de la verdadera Sabidura. Despus de leer la Vida de Santa Teresa se ilumina su propia vida, decide convertirse al catolicismo y ms tarde ingresar de carmelita para caminar hacia el encuentro ntimo con Dios9. Edith experimentar un cambio en su interior, era como ser tocada por una fuerza del ms all, algo que le sea dado como regalo, algo que jams hubiera alcanzado ni con sus mximos esfuerzos10. Cuando sus amigos vuelven del viaje, todo ha cambiado en ella. La nueva convertida describe la experiencia de su conversin: Me siento... como alguien, que estuvo en peligro de ahogarse, y al que luego en una habitacin clara y caliente, se le regal paz y acogida, aunque sigue teniendo ante sus ojos aquel mar oscuro. Qu no sentira una persona as regalada sino una especie de escalofro a la vez que una inmensa gratitud por aquel brazo fuerte, que le haba cogido y salvado a tierra segura...11. Afirmar ms tarde, la vida me ha tirado por tierra, pero el cristianismo bendito me ha dado fuerzas para retornarla otra vez, agradecida. Por eso puedo hablar, en el sentido ms profundo, de un renacimiento. Ahora no hay persona en el mundo con la que quisiera cambiarme, y he aprendido amar la vida desde que s para qu vivo12 Al da siguiente compra un catecismo y un misal y los estudia con pasin de convertida. Entra en una iglesia y pide el Bautismo al sacerdote, ste sorprendido le pregunta quin la prepara. Ella le responde que le haga preguntas y el sacerdote queda admirado de su preparacin. El da 1 de enero de 1922 -a los 31 aos- recibe el bautismo, y el nombre nuevo elegido por ella: Teresa. El que haba comenzado transformando su inteligencia y sus ideas ahora transforma todo su ser, renace, es una mujer nueva, una mujer de Dios, la gracia completa en ella la obra de la naturaleza.
Jess BENITEZ Edith Stein, hija espiritual de Santa Teresa, Teresa de Jess, 91(enero-febrero 1998)18. Elizabeth MHZEBROCK, o.c., 323. 11 Ibd., 323. 12 Citado por Maria Luisa BREY, o.c, 23.
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Edith vuelve a Breslau y comunica a su madre que es catlica. Su conversin es un golpe muy duro para su madre, pero intenta aceptarlo con espritu de fe. Lejos de ser expulsada, Edith se queda con su familia, y acompaa a su madre a la sinagoga y se une a ella en la oracin de los salmos. De esta poca Juan Pablo II dir: Durante mucho tiempo Edith Stein vivi la experiencia de la bsqueda. Su mente no se cans de investigar, ni su corazn de esperar. Recorri el camino arduo de la filosofa con ardor apasionado y, al final fue premiada, la Verdad la conquist. En efecto, descubri que la Verdad tena un nombre: Jesucristo, y desde ese momento el Verbo encarnado fue todo para ella. Al contemplar, como carmelita, ese perodo de su vida, escribi a una benedictina: Quien busca la verdad, consciente o inconscientemente busca a Dios13. Ella que quera contar con sus propias fuerzas preocupada por afirmar su libertad en las opciones de la vida. Al final de su largo camino pudo llegar a una constatacin sorprendente: Slo el que se une al amor de Cristo llega a ser verdaderamente libre14. 6. Una fe vivida con radicalidad Con el bautismo toma una resolucin: vivir en plenitud la vida cristiana abandonndose a la voluntad de Dios. Se toma la vida cristiana con seriedad, llevar en adelante una vida semireligiosa, trabajar como profesora en colegios e instituciones religiosas. Y dedicar largo tiempo a la oracin personal. Edith, al poco de convertirse al catolicismo, abandona su actividad cientfica, concibe la vida cristiana como relacin personal entre Dios y el hombre. Quiere vivir slo para Dios; otra actividad es juzgada como una distraccin. Su primer director espiritual y, ms tarde, santo Toms le hacen ver el error de tal consideracin. Comprende que Dios se vale de muchos medios en su plan de salvacin. Poco a poco la Iglesia como comunidad y lugar de manifestacin del amor divino, entra en su horizonte15. Edith desea consagrarse a Dios en la vida religiosa, pero le aconsejan que espere, en atencin a su madre juda ya que sera un golpe demasiado duro para ella, adems debe dejar tiempo para que su fe cristiana se consolide y a la vez someter a prueba su vocacin religiosa. Y adems el mundo necesita de su ciencia, de su pedagoga y sobre todo, de su testimonio cristiano. Trabajar durante 8 aos como profesora en un instituto que dirigen las Dominicas en Espira. All ser no slo la mejor educadora de las alumnas sino tambin ejercer una influencia importante en las religiosas y aspirantes. Edith descubre el amor y su importancia en la vida cristiana, y obra en consecuencia, aunque tenga que sacrificar su tendencia innata al recogimiento y al silencio. Teresa Renata escribe: Slo Dios sabe para cuantos fue ella ayudadora, consejera y gua, y a cuntos alivi en sus necesidades del cuerpo y del espritu, como ngel de caridad. Siempre tena tiempo para los dems. Lobato lo expresa as: Est cerca de todos porque est lejos de buscarse a s misma16. Este tiempo fue para la nueva convertida tiempo de maduracin y de desarrollo de nuevas posibilidades. El jesuita Erich Przywara la anima a que contine su trayectoria intelectual y prepare trabajos dignos de su talento. La orienta para que estudie santo Toms y el cardenal Newman convertido como ella al catolicismo. Su contacto con santo Toms le ayuda a descubrir que es posible cultivar la ciencia como un servicio de Dios. Y desde esa luz nueva decide reprender con seriedad el trabajo cientfico. Adems para su formacin tiene una gran importancia el contacto con santo Toms, pues su ciencia le ayudar a ir profundizando en los misterios de la fe catlica. En un principio siente desnimo, la vida interior la llena ms que la vida cientfica. Le cuesta mucho asimilar el mundo conceptual de santo Toms. Fruto de este esfuerzo ser la
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JUAN PABLO II, Homila de la canonizacin, en LOsservatore Romano, 42 (16-X-1998) 575-576. Ibid., 576. 15 Ezequiel GARCA ROJO Edith Stein o el gozo de la Cruz, Rev. de Espiritualidad, 167 (abril-junio, 1983), 231. 16 Ibid., 230.
traduccin de las Quaestiones disputatae de veritate, en la que Edith Stein quiso entablar un dilogo entre la fenomenologa y la filosofa tomista. En esta traduccin brinda al pueblo alemn una traduccin muy valiosa en dos volmenes. Para su vida interior saca importantes aplicaciones prcticas. Llega al convencimiento de que es posible conciliar la vida de la ciencia, el estudio serio con las grandes exigencias de orden cultural. En ocasiones, las verdades que ella descubre en sus trabajos cientficos disponen su espritu para un encuentro ms profundo con la verdad total17. Esta traduccin la realizar dedicando media hora diaria en medio de su intenso trabajo en el colegio, de su atencin a los necesitados y a los que buscan su consejo. Algunos le preguntan cmo puede tener tiempo para todo. En una ocasin escribir: Yo no empleo ningn medio especial para alargar el tiempo de trabajo. Hago lo que puedo. Evidentemente la capacidad aumenta cuando las necesidades se multiplican. Si no hay nada urgente, se agota mucho antes. En el cielo, seguro que entienden de economa ... Se trata slo de tener, ante todo un rinconcito tranquilo, donde poder tratar como si no hubiese nada ms, y esto a diario... de que uno se considere total y absolutamente como un instrumento, en especial las fuerzas con las que uno tiene que trabajar. No como algo que necesitamos nosotros, sino Dios en nosotros18. Como escribir W. Herbstrith: La oracin de Edith Stein no era una liberacin del propio yo, sino fuente de energa para un desinteresado trabajo profesional al servicio de los hombres19. En la primavera de 1928 el P. Przywara le aconseja que participe en las celebraciones de Semana Santa y Pascua de la abada benedictina de Beuron. Desde entonces ir regularmente a esta abada, en especial las fiestas de Navidad y Semana Santa, donde pasar das en silencio y meditacin, para as poder calmar su sed de oracin. En sus estancias en la abada de Beuron aprender a vivir la fe en comunidad, e integrar sus experiencias de fe en la tradicin de la liturgia. Ella descubre como muchas de las fiestas litrgicas cristianas tienen el mismo calendario que las fiestas judas, esto le ayudar a descubrir la riqueza de la oracin juda en los salmos. La Hna. Plazida OSB, quin conoci a Edith en alguna de sus estancias en Beuron afirmar: A travs del encuentro con el espritu litrgico benedictino de Beuron se liberaron y desarrollaron muchas cosas en el interior de Edith Stein, sin las cuales no habra madurado en ella esa maravillosa grandeza y amplitud que constituye el rasgo tpico de su carcter20. Para Edith conocer al abad benedictino Raphael Walzer fue una verdadera fortuna. En la infancia ella haba perdido a su padre, y ahora, en la segunda infancia espiritual Dios le concede un padre de talla admirable. Para Edith el abad Walzer personificaba plenamente la vida benedictina, era su encarnacin viviente. Muy pronto le abri el alma, le confi sus problemas, y encontr en l un apoyo incondicional. Se compenetraron a fondo. Edith vea en el joven abad, lleno de vida y de equilibrio, un hombre de Dios; para el abad Walzer era ella una de las grandes mujeres del presente a quin l tena la fortuna de conocer y dirigir en la vida interior. El influjo de Walzer sobre Edith fue muy grande. Nadie tuvo tanta influencia sobre ella, ni la conoci tan profundamente. El abad Walzer, ms tarde, escribir una semblanza de ella: Raramente he encontrado un alma que reuniese en s tantas cualidades eminentes, y con todo, era la sencillez y la naturalidad personificadas. Permaneci despus de su conversin con toda su alma de mujer llena de sentimientos delicados, ms bien maternales, sin darse aires de madre noble. Ambos ramos partidarios de una piedad sin problemas. Ella era sencilla en extremo, alma limpia y transparente, dcil para seguir el soplo de la gracia sin sombra de escrpulos21. Sobre las estancias de Edith en la abada de Beuron, el abad Walzer escribir: Quera estar ah, estar con Dios, tener ante s en cierto modo los grandes misterios, lo que la naturaleza, fuera del recinto sacro, no poda ofrecerle. Yo no creo que necesitara muchos textos escritos para su reflexin y oracin, o que pensara discursos espirituales, para los que siempre la llamaban... Como su porte
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A. LOBATO, o.c., 207. Citado por Waltraud HERBSTRITH, El verdadero rostro de Edith Stein, Madrid, Ed. Encuentro 1990, 102- 103. 19 Ibd., 103. 20 Ibd., 105-106. 21 Citado por A. LOBATO, o.c., 208.
externo casi rgido, as permaneca su interior en la paz de su gozosa y dichosa contemplacin de Dios. Conversa agradecida y feliz de estar en la casa de su madre, la Iglesia, reconoca en el coro salmodiante de los monjes... a la gran Iglesia en oracin. Conoci en toda su profundidad la recomendacin de Cristo: orad sin interrupcin, y as ninguna ceremonia litrgica le pareca demasiado larga, ningn esfuerzo demasiado grande. Tampoco la sola belleza de la esmerada liturgia era decisiva para su espritu y su corazn. Ciertamente la forma ocupaba un lugar privilegiado, con su lenguaje, su visin, su creatividad..., pero nada humano poda estorbarla, ni las, en parte, poco afortunadas formas de la iglesia conventual de Beuron, ni otras imperfecciones que de ningn modo se le escapaban. Lo meramente esttico... no ech jams a perder su pensamiento o su oracin22. 7. Lucha por la promocin de la mujer en la Iglesia El abad Walzer animar a Edith a ocuparse a fondo del tema de la mujer. En este tema ella poda ofrecer una aportacin vlida. Ella como mujer ha podido desarrollarse humana e intelectualmente, tambin ha experimentado en su carne la discriminacin por el hecho de ser mujer. Slo cabe recordar que no pudo acceder a una ctedra por el solo hecho de ser mujer. Pero ella vive plenamente la aceptacin de su condicin femenina, con el deseo profundo de llevarla a la plenitud. Ella siente la fuerza de su condicin femenina y su vocacin de maternidad ejercida en la enseanza, en la formacin, en el trato delicado con los otros, y en el cultivo de la vida espiritual. Edith tambin conoce muy bien la situacin de la mujer en el contexto de la primera mitad del siglo XX, su propia identidad, las presiones que existen para mantenerla en las tareas del hogar. Y el menosprecio de su capacidad intelectual. Cuando, en la primera mitad del siglo XX, los movimientos de liberacin de la mujer se hicieron presentes en Alemania, muchos dudaban que la Iglesia catlica pudiera ofrecer algo a este movimiento. Ella analiza el porqu de esta desconfianza, y muestra cmo la Iglesia no es inamovible, porque la parte humana de la Iglesia est sujeta al desarrollo, aunque en muchas ocasiones se presente en forma de lucha. Edith considera importante que la Iglesia colabore con el movimiento femenino de liberacin de la mujer, pero el movimiento femenino catlico debe aportar a su vez su concepcin del mundo y la riqueza espiritual que le ofrece la fe. La asociacin de maestras catlicas la invitan para que realice conferencias sobre el tema de la mujer. El jesuita Przywara consigue organizarle un viaje de conferencias por diversos pases de Europa. Viajar por Alemania, Austria, Suiza, Francia, en ella se busca la conferenciante especializada que hable de la mujer y su significado en la sociedad. Ella se convierte en la portavoz de los esfuerzos promovidos por las mujeres catlicas, dilucida aspectos oscuros y abre caminos nuevos. El mensaje que ella expondr en sus conferencias de 1828-1938, surgir precisamente de su propia posicin de mujer intelectualmente autnoma y profesional. Estas conferencias estn recogidas en su libro Die Frau (la mujer) y Frauenbildung und Frauenberufe (Formacin y profesiones de la mujer). Ella plantea el tema de la mujer en profundidad, y con mtodos adecuados y serios para encontrar una solucin. Sus conferencias llegan a la gente, por su sencillez, por la agudeza de sus explicaciones y porqu ella encarna lo que dice. El P. Przywara no duda en afirmar que Edith fue la primera en proporcionar no slo a las mujeres, sino tambin a los hombres, sobre todo al clero, una idea objetiva del alma femenina. Edith lucha para que le sean reconocidos a la mujer los derechos propios de todo ser humano y los especficos de su feminidad. Defiende el papel de la mujer en todos los mbitos de la vida cultural y social. Ella no pondr nunca lmites a la actividad profesional de la mujer, pero, para que la mujer desarrolle todas sus capacidades en el mbito profesional, ha de recibir una adecuada
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formacin intelectual. Tambin se deber educar la afectividad y la voluntad, para que as su actividad lleve el sello de su feminidad. Ella parte siempre de la igualdad de la mujer y del hombre. Como filsofa estudia en profundidad las caractersticas especficas del ser de la mujer, por eso muchos de sus escritos son actuales. Edith no siente compasin de s misma por su condicin de mujer ni culpa al hombre de su situacin. La visin de Edith Stein de la mujer como del hombre es siempre positiva. En sus conferencias, ella quiere comunicar cmo empezar a vivir de la mano de Dios, ella es una mujer que ha buscado, ha encontrado y vive el gozo de su encuentro con el Creador, y siente cmo todas sus energas han sido unificadas desde su encuentro con Dios. Ella quiere ayudar a los hombres y mujeres para que estn contentos de ser cristianos, y por otro lado, quiere despertar en las mujeres la conciencia de la obra que, como cristianas, les ha sido encomendada en la Iglesia y en la sociedad. Edith intentar promover a la intelectual catlica como mujer formada cientficamente y de pensamiento objetivo. Pide centros catlicos para la formacin de la mujer, donde haya la bibliografa necesaria, casas de descanso donde la mujer intelectualmente formada pueda encontrar estmulo y contacto con otras mujeres con los mismos ideales; que se animen mutuamente, se apoyen y se ayuden a los jvenes; que tengan posibilidades de trabajar cientficamente y encontrar en este trabajo lo suficiente para vivir. Edith denunciar la actitud pasiva de la mujer dentro de la Iglesia. Teresa de Jess, Catalina de Siena, Brgida de Suecia no son excepciones que confirmen la pasividad de la mujer, ya que su dinamismo brot de su unin con Jesucristo. El siglo XX exige mucho ms a la mujer. Ella invita a las mujeres a colaborar en la accin catlica en todos los campos. La Iglesia necesita a la mujer. La Iglesia nos necesita, es decir el Seor tiene necesidad de nosotras. Todo parece indicar que hoy llama el Seor a un gran nmero de mujeres para el ejercicio de tareas especiales en su Iglesia23. En sus conferencias dirigidas a las mujeres, tiene siempre presente la idea fundamental: Mara es el prototipo del alma femenina, como escribe Teresa Mater Dei: Al leer sus disertaciones, se tiene la impresin de que sac sus grandes conocimientos sobre la mujer de su unin con Mara. Constantemente se esfuerza Edith por orientar la mirada de la mujer hacia su pursimo ideal, hacia Mara. Todos los problemas femeninos los soluciona Edith estudiando la conducta de Mara. Hace observar que Cristo dirige la mirada del creyente hacia el Padre del cielo, pero Mara tiene la misin de llevar los corazones de los hombres hacia su Hijo. Esta misin le ha sido tambin encomendada tambin a toda mujer24. Desde su fe y la unin con Mara, Edith descubre en la Madre de Jess no slo el prototipo del alma femenina, sino que es verdaderamente madre. Mara nos ama y nos conoce, y vela para hacer de cada uno de nosotros aquello que est destinado a ser. La mujer mediante su actitud mariana, participa de la efusin amorosa del Espritu Santo. Segn esto, la trayectoria de la mujer, tal como Edith la ve, va con Mara hasta a Cristo, y con el Cristo Crucificado hasta la gloria amorosa de Dios, de la cual fluyen para ella todas sus energas maternales y bienhechoras25. Mara fue para Edith, el modelo de esa mujer fuerte, de esa mujer capaz de asumir en la historia los papeles ms imprevisibles y de llevarlos a trmino con calidad, precisamente porque fue la mujer cuya calidad de vida rebosaba desde lo ms profundo de su ser. Como dice Edith Stein: Todo el pueblo tiene necesidad no slo de lo que tenemos sino de lo que somos"26. Edith realiza el ideal de la mujer a la altura de su tiempo, consigue un nivel filosfico de primer grado. Como dir Juan Pablo II: "Ella misma ser testimonio de esta feminidad socialmente operativa, hacindose apreciar como investigadora, conferenciante, profesora. Fue estimada como mujer de pensamiento, capaz de utilizar con sabio discernimiento las aportaciones de la filosofa
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Citado por A. LOBATO, o.c. 236. TERESA MATER DEI, Edith Stein en busca de Dios, Estella, Ed. Verbo Divino 1969, 135-136. 25 Ibd., 143-144. 26 Ibd., 29.
contempornea para buscar la plena verdad de las cosas en el continuo esfuerzo de conjugar las exigencias de la razn y las de la fe27. Todos elogian en sus conferencias su sencillez, su clarividencia y su decisin. Muchos desean que su voz tenga ms eco. Por eso le proponen que vuelva a la universidad. Es una tarea que la ilusiona, pero de nuevo experimentar el fracaso: ahora ella como mujer ya puede ensear en la universidad, pero todos los que pertenecen a la raza juda son excluidos de los lugares oficiales. Acepta un trabajo en el Instituto Superior de Ciencias Pedaggicas de Mnster. En este trabajo permanecer muy poco tiempo, de 1932-1933. Al subir Hitler al poder, pierde su plaza de profesora por ser de raza juda. Ella podra marchar a Sudamrica y continuar su tarea intelectual. Pero cree que ha llegado la hora de ingresar en el Carmelo, hace doce aos que lo espera con verdadero anhelo. Su conversin al cristianismo se diferencia de muchos otros convertidos, ella no despreci su condicin juda, ni rechaz sus races culturales y religiosas, sino que la fe cristiana le ayud a leer ms profundamente la historia de su pueblo. Intent unir su amor al Antiguo Testamento con su amor a Jess. Sola decir: No puede Vd. imaginar lo que significa para m ser hija del pueblo escogido, pertenecer a Cristo no slo espiritualmente, sino tambin por los lazos de la sangre. Siempre se sinti una parte ms de la familia juda28. En 1933, ante la grave situacin que amenazaba a los judos, ella pide audiencia privada con el Papa pero, al no ser posible, por escrito le pedir que escriba una encclica en favor de los judos perseguidos. Su aportacin fue tenida en cuenta para preparar el borrador de una encclica, que nunca lleg a publicarse. Ms tarde, Po XII tomar algunas de sus ideas en su primera encclica Summi Pontificatus. Cuando en el locutorio del Carmelo de Colonia pedir el ingreso en la Comunidad, expresar los motivos de su vocacin con estas palabras: No nos puede ayudar la actividad humana sino la Pasin de Cristo. Mi deseo es de participar en ella. Para Edith la vida religiosa es un martirio incruento para ganar a sus hermanos de raza para Cristo. 8. Carmelita Descalza, orante y escritora El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 aos, ingresa en el Carmelo de Colonia. Por fin se encuentra en el lugar al que pertenece espiritualmente desde hace tiempo. Dijo el abad Walzer: Ella corri al Carmelo como un nio que se precipita en brazos de su madre. Edith est bien segura que su lugar en la Iglesia es el Carmelo. Tiene la profunda conviccin de que el Seor le prepara en el Carmelo algo que slo aqu puede encontrar. Rodeada de sus hermanas y en ambiente de silencio, se siente feliz y privilegiada de gozar de tanta paz y tranquilidad interior. Se le ha concedido la gracia que hace tanto tiempo anhelaba: Vivir en el santuario ms ntimo de la Iglesia. Ahora su apostolado es la oracin, sobre todo por el pueblo judo y por los que lo persiguen. Pone toda su confianza en Dios, y tiene como a maestro espiritual a san Juan de la Cruz. Con esfuerzo se va adaptando a la vida comunitaria. Ella ha aceptado la vida religiosa como donacin y holocausto, no reserva nada para ella, se hace dcil a todo lo que le exigen. Valora profundamente la vida comunitaria, despus de unos aos en el claustro, escribe: Uno no puede conocer verdaderamente sus faltas sino viviendo en comunidad. Cuando uno vive solo, se hace ideas falsas sobre s mismo. Esto constituye ya una inestimable ventaja de la vida conventual29. Para su vida religiosa elegir el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Teresa en honor a la santa de vila, Benedicta por su devocin a San Benito, y de la Cruz porque bajo la Cruz ha comprendido el destino del pueblo de Dios, y ha entendido que todos aquellos que comprenden lo que es la Cruz de Cristo, deben tomarla sobre s en nombre de todos.
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JUAN PABLO II, Rezo del ngelus del 26 de febrero de 1995, Ecclesia 2728(18-3-1995) 27. Lus J. F. FRONTELA Edith Stein Teresa de Jess, 91(enero -febrero 1998)3. 29 Citado por E. GARCA ROJO, o.c., 237.
El 21 de abril de 1935 hace la profesin temporal por tres aos. Con las hermanas de Comunidad renovar los votos el 14 de septiembre, da de la exaltacin de la Santa Cruz. En 1937, el mismo da y a la misma hora que Edith con sus hermanas de comunidad hace la renovacin de los votos religiosos, muere su madre a quien tanto ama. Al ao siguiente hace los votos perpetuos. Al cabo de seis das de su profesin solemne muere su amado profesor Husserl, reconociendo el gran amor de Dios y el perdn de Cristo. Ella considera este acontecimiento como un fabuloso regalo de profesin. La vida consagrada ofrece a Edith nuevos horizontes en la contemplacin de Mara. Contempla a Mara sobre todo en su virginidad. En la Madre de Jess la virginidad es disponibilidad, sin reservas, a Dios. En la religiosa la virginidad consagrada es renuncia personal y cumplimiento de la voluntad divina. Esta actitud femenina no es represin es ejercicio supremo de la libertad humana porque es un acto de amor voluntario al Seor. Cristo elige a una madre-virgen para realizar la Redencin. Edith Stein descubre en este gesto de Cristo que la virginidad libremente elegida y consagrada es amor redentivo para el mundo y expiacin supletoria del Crucificado. Mara es el modelo de la sponsa Christi de la religiosa. Si ella es el corazn de la Iglesia que llena a los miembros de vida, la religiosa ocupa el mismo puesto y ejerce idntica funcin30. La vocacin religiosa ha potenciado su conciencia de su pertenencia al pueblo judo. Aunque perseguido, se siente orgullosa de pertenecer al mismo pueblo de Jess. En el Carmelo escribe a un amigo jesuita: No puede imaginar lo que significa para m cuando al entrar en la capilla por la maana contemplo en el tabernculo y a Mara, me digo: ellos eran de nuestra sangre31. Ella quiere impregnarse de la espiritualidad que arranca de la Cruz y es capaz de la donacin total. Me dirig al Redentor y le dije que vea claro cmo su Cruz cargaba ahora sobre las espaldas del pueblo judo. Ella estar dispuesta a interceder por su pueblo y llevar su parte de cruz por los dems. El Seor ha aceptado mi vida por muchos. Yo soy una pequea Ester, pobre e impotente, pero el rey que me ha escogido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo32. El Carmelo ha significado para ella vivir con ms radicalidad el Evangelio. Al seguir a Jess, todo lo ha dejado, profesin, fama, personas amigas, es ms, hasta su propia familia, y Edith siempre ha dicho que s. Este s incondicional a la divina voluntad es el fundamento de su propia alegra y gratitud. Edith como carmelita ha elegido seguir al Cristo de la Cruz, y porque se siente mediadora de la salvacin de su pueblo. Para Edith Stein, oracin y sacrificio tienen valor apostlico y eficacia directa; en ellos ve el mejor modo de prolongar la redencin de Cristo, pues a travs de los mismos es ms fcil configurarse con el Redentor. Ella desde su conversin ha buscado el encuentro ntimo con Dios, ha descubierto que: El camino del sufrimiento es el ms cualificado para la unin con el Seor33. El que ama de verdad no se detiene ante la perspectiva del sufrimiento: acepta la comunin en el dolor con la persona amada. Edith, al ingresar en el Carmelo ha renunciado a la actividad cientfica. Est convencida que lo nico que tiene verdadero valor no es el trabajo humano sino la pasin de Cristo. Pero es en el Carmelo de Colonia, donde ms profundiza en la vida intelectual. Intenta elaborar una nueva filosofa, un nuevo sistema de pensamiento, un proyecto ambicioso de filosofa cristiana en el cual resuma lo mejor de su itinerario intelectual. Cuando finaliza el noviciado el Provincial de la Orden, P. Teodoro Rauch, le pide que prepare para su publicacin su trabajo de oposiciones a ctedra Acto y potencia. Bajo el influjo de sus nuevas experiencias en el Carmelo rehace totalmente el original y lo titula: Endliches und ewiges Sein (Ser finito y ser eterno). Lo redacta despus de dos aos de
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Alfonso APARICIO, Una carmelita llamada Edith Stein. Realidad y misterio de Mara, Obra Mxima, 734 (febrero 1985) 25. 31 Lus J. F. FRONTELA, o.c., . 3. 32 A. LOBATO, o.c., 209. 33 E. GARCA ROJO, o.c., 238-239.
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laboriosa actividad, dedicando dos horas diarias al trabajo cientfico. El fenomenlogo A. Koyr defini esta obra como su biografa espiritual34. Adems de su trabajo como enfermera, telefonista, escribir artculos cortos para revistas, por ejemplo, a peticin de la Federacin Catlica de Mujeres. Con ocasin de la fiesta de san Juan de la Cruz, el ao 1934 Edith prepara una meditacin sobre el amor a la cruz. Su ltimo trabajo en el Carmelo de Colonia, es precisamente un estudio sobre el discernimiento de espritus segn la Regla de san Benito Sancta Discretio, como regalo de santo a su priora Mara Teresa Renata, que ms tarde ser su primera bigrafa. En su tiempo, muchas religiosas opinaban que el trabajo intelectual no era un trabajo autntico ni era conforme a la vida de oracin. En las rdenes masculinas no exista esta limitacin por aceptar los religiosos tareas espirituales o por ser sacerdotes. Haba que vencer muchos prejuicios, uno de ellos lo seala el moralista Hans Rotter: Una elevacin de nivel en la formacin de la mujer tiene como consecuencia evidente la de una nueva visin en la sociedad. El bajo nivel catlico de formacin (de la mujer) slo se poda superar cuando dejasen de equipararse la humildad y la ignorancia. Los perodos de prueba y formacin en la vida monstica no pueden tomarse como estados definitivos; hay que tener en cuenta el desarrollo de la persona. Tambin las Ordenes contemplativas tienen que dar a sus miembros la posibilidad de un ambiente que fomente su desarrollo espiritual y cree tareas adecuadas a la formacin de la personalidad de cada uno. Lo decisivo en la vida religiosa no es el gusto subjetivo de una vida de oracin, sino la obediencia, es decir, la disponibilidad en orden a las exigencias que pueden presentrsele en una Orden a cada uno de sus miembros. Tambin en este campo fue Edith Stein una pionera35. Edith con su existencia deshace la tesis de una dedicacin unilateral, en la vida contemplativa a trabajos puramente manuales. Para ella no hay diferencia esencial entre el sencillo trabajo manual y la actividad intelectual. La convivencia con las otras monjas que no tienen su altura intelectual no le supone ninguna humillacin, sino un enriquecimiento y una ayuda para avanzar rpidamente en el camino del amor. Ella est profundamente agradecida porque ha encontrado en el Carmelo un hogar. Edith es profundamente sencilla con los sencillos y sabia entre los sabios, ella nunca luce sus conocimientos. Las monjas tampoco hacen referencia a su pasado, algunas lo desconocen. Edith valora el horario monstico que le permite encontrar un equilibrio entre el trabajo intelectual, la vida comunitaria y la vida de oracin. Ella sabe por experiencia que encontrar el pan de la verdad con el sudor de la frente. A la luz slo se llega despus de muchos esfuerzos. Edith en su trabajo de investigacin para el doctorado, se entreg tan intensamente a esta tarea que supuso grandes sufrimientos que no la dejaban descansar ni de da ni de noche. En aquella poca perdi el sueo y tard muchos aos hasta que pudo otra vez dormir tranquilamente. Pero tambin conoci el goce al descubrir la verdad y la seguridad cuando se llega al fundamento. Edith gozaba en la contemplacin de la verdad, este goce haca que estuviese impaciente para encontrarla36. En 1938, ante la persecucin cada vez ms intensa de que son objeto los judos, Edith no quiere poner por ms tiempo en peligro al Carmelo de Colonia, y se refugia en el Carmelo de Echt en Holanda. En este nuevo Carmelo es acogida con mucho amor. Ella es un ejemplo de observancia de la Regla, y de amor fraterno. Su equilibrio, su bondad, su sonrisa le ganaron el amor de todas las hermanas. El misterio de la cruz envolvi poco a poco toda su vida, hasta impulsarla a la entrega suprema. El domingo de Pascua de 1939, pedir permiso a la Madre Priora para hacer ofrenda de su vida a Dios y evitar una nueva guerra mundial. Querida Madre, permtame por favor V. R. ofrecerme al Corazn de Jess como vctima propiciatoria por la paz del mundo, para que el poder del Anticristo se derrumbe y, si fuera posible, sin una nueva guerra mundial, que se pueda instaurar
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Waltraud HERBSTRITH, Edith Stein: Vida, Obra, Mensaje, Revista de Espiritualidad, 183 (1987) 288-289. Ibd. 297. 36 A. LOBATO, o.c., 211.
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un nuevo orden de cosas. Deseara hacerlo hoy porque ya son las doce; s que soy una nada, pero Jess lo quiere y llamar en este da para esto a otros muchos37. El da 9 de junio de este mismo ao, previendo su prxima muerte, al final de unos ejercicios redacta su testamento: [] Desde ahora acepto con alegra la muerte que Dios ha elegido, con total sumisin a su santsima voluntad. Pido al Seor que acepte mi vida y tambin mi muerte en su honor y gloria; por las intenciones del Sagrado Corazn de Jess y de Mara; por la Santa Iglesia y, especialmente, por el mantenimiento, santificacin y perfeccin de nuestra Santa Orden, en particular los conventos de Carmelitas de Colonia y Echt; en expiacin por la falta de fe del pueblo judo y para que el Seor sea acogido entre los suyos; para que venga a nosotros su Reino de Gloria, por la salvacin de Alemania y la paz del mundo. Finalmente, para que todos mis seres queridos, vivos y difuntos, y por todos aquellos que Dios me ha dado. Que ninguno de ellos tome el camino de la perdicin38. Pero la guerra estalla en este mismo ao. Ella no deja de confiar en Jess y cree que su ofrecimiento ha sido acogido por El. Algunos se preguntan si Edith pens que Dios necesita de los sacrificios de los hombres para reconciliarse con ellos. Edith crey en el Dios que se ha revelado en Jess de Nazaret, que el amor de Dios es amor que se da, amor que muere para facilitar la vida a los dems. Ella quiso participar en la vida y en la muerte de Cristo39. Edith utilizar su talento como un servicio a sus hermanas de comunidad para ayudarlas a vivir con intensidad la propia vocacin. En cada una de sus palabras est su vida del todo entregada a Dios. En una ocasin, dio una conferencia a sus hermanas de comunidad sobre san Juan de la Cruz y su unin con Dios. Las monjas dieron este testimonio: "habl con una tranquilidad tal y un conocimiento que nos impresion profundamente, porqu se vea que eran cosas que ella viva40. Tambin con motivo de la profesin temporal de una hermana le escribir una reflexin sobre los votos religiosos. Cada ao el da 14 de septiembre en la fiesta de la exaltacin de la Santa Cruz, las carmelitas renuevan sus votos. Era costumbre en este Carmelo, que la priora en este da leyera una breve reflexin. Ahora encarga a Edith que la escriba. Ella lo realizar con gozo, todos los aos de su permanencia en el Carmelo de Echt. Son reflexiones profundas, de una persona que vive a fondo la vida religiosa y anima a vivirla a sus hermanas, sobre todo en aquellos momentos tan trgicos de la II Guerra Mundial41. Uno de estos escritos es la lectura de su fiesta, el 9 de agosto, que se encuentra en la Liturgia de las Horas propio de los Carmelitas: Bendita seas, Cruz, esperanza nica! De esta manera nos invita la Iglesia a implorar, en el tiempo dedicado a la contemplacin de los amargos sufrimientos de Nuestro Seor Jesucristo []. El mundo est en llamas; el combate entre Cristo y el Anticristo ha comenzado abiertamente. Si tu te decides por Cristo, te puede costar la vida; reflexiona por eso muy bien sobre aquello que prometes. La profesin y la renovacin de los votos es algo terriblemente serio. [] El Salvador cuelga en la Cruz, delante de ti, por haber sido obediente hasta la muerte y muerte de Cruz. l vino al mundo no para hacer su voluntad sino la voluntad del Padre. Si tu tambin quieres ser la prometida del Crucificado, tienes que negar incondicionalmente tu propia voluntad y no tener ningn otro anhelo, sino el cumplir la voluntad del Padre. [] El mundo est en llamas. El incendio puede hacer presa tambin en nuestra casa; pero en lo alto, por encima de todas las llamas, se elevar la Cruz. Ellas no pueden destruirla. Ella es el camino de la tierra al cielo y quien la abraza creyente, amante, esperanzado, se eleva hasta el seno mismo de la Trinidad. El mundo est en llamas! Te apremia extinguirlas? Contempla la cruz. Desde el corazn abierto brota la sangre del Salvador. Ella apaga las llamas del infierno. Libera tu corazn por el fiel cumplimiento de tus votos
Citado por Ana-Josefa JIMNEZ Destellos en la noche. Edith Stein semblanza biogrfica, Madrid, Publicaciones Claretianas 1990, 76. 38 EDITH STEIN, Los caminos del silencio interior, Madrid, Ed. Espiritualidad 1988, 189. 39 Waltraud HERBSTRITH, Edith Stein: Vida , Obra , Mensaje o.c., 298. 40 Jos Vicente RODRGUEZ, Edith Stein y San Juan de la Cruz, Teresa de Jess, 91(enero-febrero 1998) 21. 41 Estos escritos estn recopilados en Los caminos del silencio interior o.c.
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y entonces se derramar en l el caudal del Amor divino hasta inundar todos los confines de la tierra. Oyes los gemidos de los heridos en los campos de batalla [] Tu no eres mdico, ni tampoco enfermera, ni puedes vendar sus heridas. Tu ests recogida en tu celda y no puedes acudir a ellos. Oyes el grito agnico de los moribundos y quisieras ser sacerdote y estar a su lado. Te conmueve la afliccin de las viudas y de los hurfanos y tu querras ser el ngel de la Consolacin y ayudarles. Mira hacia el Crucificado. Si ests unida a l, como una novia en el fiel cumplimiento de tus santos votos, es tu sangre preciosa la que se derrama. Unida a l, eres como el omnipresente. T no puedes ayudar aqu o all como el mdico, la enfermera o el sacerdote; pero con la fuerza de la Cruz puedes estar en todos los frentes, en todos los lugares de afliccin. Tu Amor misericordioso, Amor del corazn divino, te lleva a todas partes donde se derrama su sangre preciosa, suavizante, santificante, salvadora. Los ojos del Crucificado te contemplan interrogantes, examinadores. Quieres cerrar nuevamente tu alianza con el Crucificado? Qu le responders? Seor, a dnde iremos? Slo tu tienes palabras de vida eterna Ave Crux, spes nica!!! 42. El ao 1940 es elegida como nueva priora la Hna. Antonia. sta no quiere que se desaprovechen las dotes de Edith Stein, y le pide que prepare un ensayo sobre la doctrina de san Juan de la Cruz, para la celebracin del IV centenario de su nacimiento. Edith elige como tema: La ciencia de la Cruz en San Juan de la Cruz. Este haba sido su tema de meditacin en sus ejercicios para la toma de hbito, y sigue siendo su tema constante de meditacin: descubrir una luz, en la cruz que ha cado sobre su pueblo. La priora la libera de toda carga domstica en todo lo que le es posible, pero Teresa Benedicta ha de cuidar de dar clases de latn a las postulantes. Este nuevo encargo es un gozo para Edith. A ella le gusta que le hagan estos encargos, como dir a una dominica: Est bien que me haga preguntas, slo pienso cuando me asignan tarea. Si no el cerebro normalmente reposa tranquilo. Pero me alegro de que se ponga en marcha y de que an pueda ser til a alguien. Tambin escribe: Yo doy gracias por hacer algo nuevo antes que se enmohezca totalmente el cerebro43. Escribir el ensayo citado es para Edith una gracia, pues le permite estar todo el da en contacto con san Juan de la Cruz, el mejor de sus maestros. Este contacto le ayudar a prepararse con toda conciencia desde la fe, el amor y la esperanza para el martirio, porque la cruz es camino de la luz y la muerte de la resurreccin, no slo para ella sino para todo su pueblo. En el ao 1941 los alemanes han invadido Holanda, se inicia la deportacin en masa de los judos, y teme la expulsin de la clausura. Se inician los trmites para trasladar a Edith y a su hermana Rosa a un Carmelo de Suiza, pero los permisos no llegaran a tiempo. En su interior Edith sufre pero no se desespera; sigue anclada en el principio que hasta ahora ha mantenido viva y segura su fe: No se haga mi voluntad sino la tuya y comenta T. Renata: Con esta disposicin entra sor Benedicta en la ltima fase de su vida44. El estudio de san Juan de la Cruz la atrae y la llena de tal manera, que en abril de 1942 escribe: Abandonemos todos llenos de confianza a la Providencia y dediqumonos tranquilamente a nuestros deberes45 Pero ella escribe a marchas forzadas como si presintiese que le falta tiempo. Edith aprovecha cada minuto libre hasta extenuarse a fin de concluir su obra La Ciencia de la Cruz. 9. Prisin y muerte en un campo de concentracin No ha terminado este estudio, cuando la GESTAPO, en su busca llega al Carmelo de Echt, para internarla a ella y a su hermana Rosa en un campo de concentracin. Era el 2 de agosto de 1942. Edith es consciente de su destino, y lo acepta como venido de las manos de Dios. Pocos das antes de su deportacin, a quienes se ofrecen para salvarle la vida, les dir: No hagis nada! Por
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Ibid., 105-110. Citado por Waltraud HERBSTRITH, El verdadero rostro de Edith Stein, o.c., 197. 44 E. GARCA ROJO, o.c, 240. 45 Ibd., 240.
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qu debera ser excluida? No es justo que me beneficie de mi bautismo. Si no puedo compartir el destino de mis hermanos y hermanas, mi vida, en cierto sentido, queda destruida46. Haba escrito tres aos antes: Desde ahora acepto la muerte que Dios me ha destinado con total sumisin a su santsima voluntad y con alegra. Ella ve con claridad que Dios ha aceptado la ofrenda que ella haba hecho de su vida. Al ser detenidas dir a su hermana: Vamos a morir por nuestro pueblo. Edith y su hermana son conducidas al campo de concentracin de Westerbork. Edith ni en medio del terror no dejar de ser un ngel de paz. Muchas madres aterradas se haban vuelto apticas, incapaces de cuidar de sus hijos. Edith se hace cargo de sus hijos, los limpia, los alimenta y les da el calor de su amor. Edith no deja de ser consuelo para todos. Pero por encima de todo ora, y ofrece su sufrimiento por la conversin de su pueblo, de los no creyentes, por sus perseguidores, por todos los que han abandonado a Dios. Edith enva un telegrama a la su priora de Echt antes de ser evacuada a Auschwitz, contiene este mensaje: No se puede adquirir la ciencia de la Cruz ms que sufriendo verdaderamente el peso de la Cruz. Desde el primer instante he tenido la conviccin ntima de ello y me he dicho en el fondo de mi corazn: Salve, oh Cruz, mi nica esperanza47. Es trasladada al campo de concentracin de Auschwitz, donde muere en las cmaras de gas, probablemente el da 9 de agosto de 1942. La muerte es la puerta de entrada en la Iglesia celestial, desde donde intercede por aquellos que buscan la Verdad y no descansan hasta encontrarla. 10. Proyeccin eclesial de su vida y su martirio Su existencia es una secuencia de proyectos que acaban en el fracaso. Cuando est a punto de conseguirlo, todo se derrumba y de nuevo debe volver a empezar desde cero. En su interior hay una fortaleza indomable que renace constantemente. En el exterior todo son dificultades, tiene que luchar contra el ambiente familiar por haberse convertido al cristianismo, contra la situacin social de la mujer que le impide acceder a una ctedra, contra las disposiciones oficiales del gobierno que le quitan toda posibilidad de trabajar por su condicin de juda. Cuando vive gozosamente en la vida contemplativa, el Seor le hace ver que, para mantenerse fiel a s misma, de nuevo debe aceptar el fracaso, el hundimiento y el martirio. Su fidelidad y su martirio no quedan infecundos, sino que darn mucho fruto (Cf. Jn 12,24). La vida y la muerte de Edith son seales que nos revelan la victoria del amor de Dios sobre las tinieblas de la culpa humana. Ella haba luchado por la dignidad de la persona humana, para establecer relaciones con Dios y entre los hombres. Su muerte es escarnio a todo aquello por lo que ella ha luchado. Pero despus de la II Guerra Mundial, ante la brutalidad con que haba sido pisoteada la dignidad humana, son proclamados los Derechos del Hombre. Edith buscadora innata de la Verdad, afirm que la misericordia de Dios no estaba cerrada a los lmites de la Iglesia visible, porque todo el que busca la verdad, busca a Dios, sea consciente o no. En el Vaticano II, se afirma que la Iglesia es el sacramento universal de salvacin. Ella haba pedido al Papa que publicase una encclica en favor del pueblo judo. Y el Concilio Vaticano II proclamar solemnemente aquello que ella vivi y defendi. El pueblo judo dejar de ser considerado el pueblo que mat a Jesucristo, para ser considerado el hermano mayor en la fe, porque la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la revelacin del pueblo de Israel escogido y amado de Dios. Edith con toda conciencia rezar y se ofrecer por su pueblo. Algunos dirigentes judos rompieron la Alianza al condenar a muerte a Jess, el hombre inocente por excelencia. Despus de ello parece como si se cumplieran las maldiciones inscritas en la Ley, Yahveh te dispersar entre todos los pueblos, de un extremo a otro de la tierra [] No hallars sosiego en aquellas naciones ni habr descanso para la planta de tus pies (Dt 28, 64-65), y durante siglos el pueblo judo vivido en
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Citado por JUAN PABLO II Homila de su canonizacin, o.c, 575-576. Citado por Eduardo GIL DE MURO, Edith Stein , ahora que son las 12..., Burgos, Monte Carmelo 1987, 250.
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el exilio, perseguido en muchas partes. Despus de la II Guerra Mundial el pueblo judo podr regresar a Israel, y ser reconocido este pas como nacin independiente. Ella consideraba Alemania como su patria, haba orado por el pueblo alemn. ste con la derrota, sufri en parte lo que haba hecho sufrir a otras naciones. La limosna en la tradicin del pueblo judo y cristiano es considerada un medio para reparar los pecados. Alemania es una de las naciones que da ms donativos para el desarrollo del tercer mundo y para la Iglesia necesitada. Edith haba luchado por los derechos de la mujer en la sociedad. Muchos de los objetivos por los cuales haba luchado hoy en algunos pases estn plenamente asumidos. La mujer tiene acceso a las ctedras en la universidad. En la universidad de muchos pases, entre ellos Espaa, estudian muchas ms mujeres que hombres. Ella defendi el papel de la mujer en la Iglesia. Si la Iglesia quiere responder a la urgencias de la formacin de la mujer, tendr que colaborar con el movimiento femenino de liberacin de la mujer, pero el movimiento femenino catlico debe situarse en su propio terreno: el terreno de la fe, una concepcin catlica del mundo hasta las ltimas consecuencias48. Este deseo se ha hecho realidad con la participacin de la Santa Sede en la conferencia mundial sobre la mujer celebrada en Pequn. Pero es necesario seguir trabajando en este campo. En la carta apostlica Vita Consecrata, Juan Pablo II defender que las religiosas no deben tener una formacin inferior a los religiosos, y adems el Papa pide que la mujer aporte su reflexin intelectual a la fe. Hace falta todava mucho camino por recorrer, para que lo escrito se haga realidad, aspecto que hace ya ms de sesenta aos Edith realiz en su convento. Que su intercesin nos ayude a que ello sea una realidad en cada Carmelo, en cada comunidad monstica o religiosa y en cada mujer de la comunidad eclesial. La Iglesia ha reconocido en Edith Stein una mrtir de la fe, Juan Pablo II la beatificar en Colonia el 1 de mayo de 1987, en la homila de su beatificacin el Papa dir: Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, la hija extraordinaria de Israel e hija al mismo tiempo del Carmelo, sor Teresa Benedicta de la Cruz; una personalidad que rene en su rica vida una sntesis dramtica de nuestro siglo. La sntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo an hoy, pero que hombres y mujeres con sentido de responsabilidad se han esforzado y se siguen esforzando por curar; sntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazn que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontr descanso en Dios. [] Edith es un regalo de Dios, una llamada y una promesa para nuestra poca Sea ella ante Dios intercesora nuestra, de nuestro pueblo y de todos los pueblos!49. Juan Pablo II la canonizar en Roma, el 11 de octubre de 1998. En la homila de la canonizacin el Papa dir: Hoy se nos presenta a santa Teresa Benedicta de la Cruz como modelo en el que tenemos que inspirarnos y como protectora a la que podemos recurrir. Demos gracias a Dios por este don. Que la nueva santa sea para nosotros un ejemplo en nuestro compromiso al servicio de la libertad y en nuestra bsqueda de la verdad. [] [Ella] nos dice a todos: No aceptis como verdad nada que carezca de amor. Y no aceptis como amor nada que carezca de verdad. [] Que su testimonio sirva para hacer cada vez ms slido el puente de la comprensin recproca entre los judos y los cristianos. T, santa Teresa Benedicta de la Cruz, ruega por nosotros!50 Al ao siguiente, el 1 de octubre de 1999, Edith Stein junto con Brgida de Suecia y Catalina de Siena fue proclamada patrona de Europa. En la carta apostlica en forma de Motu propio para su proclamacin como patrona de Europa, Juan Pablo II dir: Declarar hoy a Edith Stein copatrona de Europa significa poner en el horizonte del viejo continente una bandera de respeto, de tolerancia y de acogida que invita a hombres y mujeres a comprenderse y a aceptarse, ms all de las diversidades tnicas, culturales y religiosas, para formar una sociedad verdaderamente fraterna. Crezca, pues, Europa. Crezca como Europa del espritu, en la lnea de su mejor historia, que precisamente tiene en la santidad su ms alta expresin. [] Los europeos estn llamados a dejar atrs definitivamente las rivalidades histricas que han convertido frecuentemente su continente en
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Citado por M Carmen DEZ, O.c., 29. JUAN PABLO II, Homila de la beatificacin, en LOsservatore Romano, 17-V-1987, 12-13, de la versin espaola. 50 JUAN PABLO II, Homila de la canonizacin o.c., 576.
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teatro de guerras devastadoras. Al mismo tiempo, deben esforzarse por crear las condiciones de una mayor cohesin y colaboracin entre los pueblos. [...] Gloria a la santsima Trinidad, que resplandece de manera singular en su vida y en la de todos los santos. Que la paz est con los hombres de buena voluntad, en Europa y en el mundo entero51. BIBLIOGRAFA Fuentes -EDITH STEIN, Estrellas amarillas. Autobiografa: infancia y juventud, Madrid, Ed. de Espiritualidad 1973. -EDITH STEIN, Los caminos del silencio interior, Madrid, Ed. Espiritualidad 1988. -EDITH STEIN, Seleccin Espistolar, Madrid, Ed. de Espiritualidad 1976. Estudios -APARICIO, Alfonso, Una carmelita llamada Edith Stein. Realidad y misterio de Mara, Obra Mxima, 734 (febrero 1985), 24- 25. -BENITEZ, A. Jess, Edith Stein, hija espiritual de Santa Teresa, Teresa de Jess, 91(enero-febrero 1998),16-18. -BREY, Maria Luisa, Edith Stein, una mujer patrona de Europa, Vida Nueva, 2217 (22-I-2000) 23. -FELDMANN, Christian, Edith Stein juda, filsofa y carmelita, Barcelona, Ed. Herder 1988. -FRONTELA, Lus J. F, Edith Stein, Teresa de Jess, 91(enero -febrero 1998), 3. -GARCA ROJO, Ezequiel, Edith Stein o el gozo de la Cruz, Revista de Espiritualidad, 167(abriljunio 1983), 219-242. -GIL DE MURO, Eduardo, Edith Stein , ahora que son las 12...., Burgos, Monte Carmelo 1987. -HERBSTRITH, Waltraud, El verdadero rostro de Edith Stein, Madrid, Ed. Encuentro 1990. -HERBSTRITH, Waltraud, Edith Stein: Vida, Obra, Mensaje, Revista de Espiritualidad, 183 (1987) 277-300. -JIMNEZ, Ana-Josefa, Destellos en la noche. Edith Stein semblanza biogrfica, Madrid, Publicaciones Claretianas 1990. -JUAN PABLO II Homila de la canonizacin, LOsservatore Romano, 42 (16-X-1998) 575-576. -JUAN PABLO II, ngelus del 26-II-1995, Ecclesia 2728(18-3-1995) 27. -JUAN PABLO II, Homila de la beatificacin, LOsservatore Romano, 17-V-1987, 12-13, de la versin espaola. -JUAN PABLO II, Motu Propio para la proclamacin de santa Brgida de Suecia, santa Catalina de Siena y santa Teresa Benedicta de la Cruz, copatronas de Europa, LOsservatore Romano, 41 (8X-1999) 14-16. -LOBATO, Abelardo, La pregunta por la mujer, Salamanca, Ed. Sgueme 1976. -MHZEBROCK, Elizabeth, Edith Stein, juda-filsofa-carmelita y mrtir en el Simposio La mujer, nueva realidad. respuestas nuevas, Sevilla 1991, Ed. Narcea, 1993. Rodrguez, Jos Vicente, Edith Stein y San Juan de la Cruz, Teresa de Jess, 91(enero-febrero 1998) 19-21. -TERESA MATER DEI, Edith Stein en busca de Dios, Estella, Ed. Verbo Divino 1969.
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