El Cancionero Panocho

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LITERATURA POPULAR MURCIANA.


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EL CANCIONERO PANOCHO.
COPLAS, CANTARES, ROMANCES
DE LA.

HUERTA DE MURCIA,
PUBLICADOS POR

PEDRO DAZ CASSOU,


Y LOS MAESTROS

D. ANTONIO LPEZ ALMAGRO,


Profesor numerario de la Escuela Nacional de Msica.
Y

D. MARIANO GARCA LPEZ,


Maestro de Capilla de la Catedral de Murcia.

MADRID:
IMPBEITTA DES FOHTAUTET,

calle de la Libertad, nm. 29. -1 9 0 0 .

LITERATURA POPULAR MURCIANA.

LITERATURA

PANOCHA,

LA

PANOCHA

DE

GALA

FOT. HAUSER Y MENET MADRID

LITERATURA POPULAR MURCIANA.


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j CANCIONERO PANOCHO.
COPLAS, CANTARES, ROMANCES
DE LA.

HUERTA DE MURCIA;
. PUBLICADOS POR

PEDRO DAZ CASSOU,


Y LOS MAESTROS

D. ANTONIO LPEZ ALMAGRO,


ofesor numerario de la Escuela Nacional de Msica, y

D. MARIANO GARCA LPEZ,


Maestro de Capilla de la Catedral de Murcia.

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MADRID:
IMPBETTA X3E FOBTANBT,

calle de la Libertad, nm. 29.

PRLOGO.

Aprovechando ocios veraniegos, en 1894, y bajo el titulo general de LITERATURA PANOCHA que lleva este librito, publiqu otro con leyendas, cuentos, perolatas y soflamas de la huerta de Murcia, que venan formar la prosa escogida de aquella literatura; ahora, para entretener los tediosos das de una convalecencia que me impide todo trabajo serio, voy publicar el verso escogido _ , con msica notada por dos eminentes maestros murcianos; Dios quiera que causas parecidas no determinen, ms adelante, la aparicin de un tercer librito de oraciones, abusiones, bailes # juegos panochos: serian tres diferentes y una sola obra, emprendida con el propsito de que no se pierda la memoria de un tipo tnico, de un habla y de una literatura que se oan con

aquel antiguo huertano de Murcia que llambamos panocho. Fenmeno tan poco estudiado como digno de serlo ms, es el que ofrecieron, durante siglos, nuestra ciudad y nuestra huerta, en las que se formaron, efecto de la reconquista, dos pueblos diferentes por su origen, tendencias y maneras de hablar y de vestir; y que, con diferencias mayores en ideas, sentimientos, hbitos y costumbres, han coexistido en la pequea extensin de nuestro valle, por centenares de aos, viniendo perder, en nuestros das, lo ms saliente de las especialidades que los distinguieron. Fu Murcia, desde que D. Alfonso el Sabio la tom recibi de los moros, un reino ms de Castilla, y su lengua haba de ser la ele su rey, sus leyes, sus autoridades y sus cdigos; pero como la conquista definitiva de la ciudad se hizo por los aragoneses, en la repoblacin tuvieron stos, si no la mayor, muy grande parte; y como los que aqu quedaron eran gallarda y noble gente, su influencia fu bastante para imprimir en el lenguaje de la renaciente ciudad, los giros y diferencias, entonces muchos, que diferenciaban el romn-

-ce castellano, del aragons. Por otra parte, la huerta sigui poblada en su casi totalidad de moros, que eran muy necesarios, y por ello fueron protegidos; y aunque tuvieron que adoptar la lengua de los dominadores, no fu sin pronunciarla mal y corromperla. Asi como los cioitatenses y los huertanos de Murcia han venido diferencindose en el traje, se diferenciaron en el habla, y sta fu castellano-aragonesa en Murcia, y en la huerta, aragonesa-morisca. Dos hablas y tres literaturas. La literatura erudita, castellana castiza, literatura de los Jacobo Ruiz, el de las leyes, maestre Barroso, Dionisio de Murcia, Pero Lpez de Ayala... correcta para su tiempo, fra cuanto correcta, de alambicados conceptos qu ms adelante tornar enrevesados insulsos, el gracioso et polido decir de D. Gonzalo Chacn, D: Pedro Fajardo... La literatura popular de la ciudad, obra de Juan del Pueblo y sus juglares, cuya inspiracin daban abundante materia, hechos tan sugestivos como las desavenencias entre un Principe mozo y el viejo Rey sabio, las rivalidades y tropelas de los aragoneses de Ori-

huela, malos vecinos para los castellanos Murcia, quienes, frecuentemente, por malos fechos q u e a u i a n buenas palizas les dimos;

de

y antes, al mismo tiempo y despus, la lucha casi continua con el moro de Granada, guerra de frontera que abunda en incidentes que fueron temas poticos. Para cantar tales asuntos, no era bastante el estro popular que traduce slo una impresin pasajera, y es tan vehemente como poco duradero: en auxilio de esta musa de todos, que slo alcanzaba improvisar coplas, vino el trabajo menos espontneo del juglar, del ciego de los romances, que no con viola buena bien templada, como la Tarsiana del Libro de Apolonio, sino con la guitarra que hered de sus antecesores los juglares moros, acuda como ellos en los das de mercado guitarrear por soldada, y cantaba el romance tona murciana, metro adecuado la poesa narrativa, posterior seguramente la lrica subjetiva, que encuentra su asunto en el poeta mismo. Juan del Pueblo hizo coplas y lleg hasta hacer cantares, sea sucesin de

coplas subordinadas un tema; Perico Ciego, porque, corno ha dicho Tornel, Llmese Gaspar B r u n o , Gins, Francisco Eugenio, el ciego de los romances h a de ser Perico el Ciego, y Murcia siempre le tuvo como no puede por menos

el

toc fablar en fecho de armas; y continuando el arte de ciego juglar, que cauta viejas fazaas, cant las de aquellos Faxardos, dignas ciertamente de mejor plectro, sus disensiones con los Manueles, sus luchas que fueron gloriosas con el moro y ominosas con los comuneros, las osadas del turbulento Laza, las aventuras caballerescas del comendador Lisn, los arrojos de Redun y de otros esforzados caudillos moros, y, despus, las diabluras de las hechiceras Ana Mara y Marichaves, y las repugnantes hazaas y sangrientas fechoras de los Abdal, Malasangre y otros nada poticos bandidos de nuestro reino de Murcia... Yfe que en todo este material que no utiliz la musa erudita, y que slo dio argu-

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ment romances popular-es, de los que algunos, con ms menos aderezo y correcciones, nos conserv Prez de Hila, hay seguramente ms enjundia potica que en todas las estrofas de quaderna va del gran Canciller. Perico el Ciego compuso igualmente, para que l y Juan del Pueblo los cantaran, alegres villancicos de Navidad, y esos tristes romances de cuaresma y de pasin, y salces de los Auroros, etc., cuya letra y msica publiqu en uno de mis libros (1). Al mismo tiempo que Juan del Pueblo, Juan de la Huerta hacia coplas y cantares, y menos pudo llegar al romance, que requiere ms cultura literaria y un propsito y trabajo ms continuados. En la huerta, surge espontneamente la copla, bella y poco duradera como las flores. Por cualquier motivo, con cualquier estimulo, el basurero, el zagal de muas, el gan, improvisan aquellos que llamaba versetes de antiguo rimar el Canciller Ayala; la copla, que viva y fugaz como la ocasin que la inspira, graciosa y pintoresca como nuestras huertanas, sabichosa y epi(1) La Pasionaria Murciana. Madrid, 1897

gramtica como nuestros huertanos, copla sencilla copla con vuelta (seguidilla), si es chispazo de sentimiento de ingenio, es cantada por centenares de bocas, y escuchada por millares de odos, corre de pueblo en pueblo y pasa de padres hijos. C a n t a r que del alma sale, es pjaro que no muere; volando de boca en boca, corre mucho y vive siempre. Tratar de nuestra poesa erudita y coleccionarla, es obra de ms arrestos que suponen los ocios de un convaleciente, y la realizar, deJijo, nuestro eminente Baquero. Para publicar un cancionero murciano, me faltan materiales, aunque muchos he reunido en estos tiempos ltimos. Limitada mi labor publicar las coplas, cantares y romances panochos ms notables, puedo llevarla cabo en estos das de forzoso asueto que me impone el cuidado de mi salud. Manos, pues, la obra, que ser la de uno que se va para nica memoria de otro que se fu: el panocho.

COPLAS

COPLAS

Se llama copla, en la Huerta de Murcia, la cuarteta octosilbica asonantada, que, por lo espontnea y fcil, es, dice Sarmiento, el metro connatural de la lrica castellana; pero se designa con el mismo nombre la seguirilla (seguidilla) que antes se llam' copla con vuelta, y aun la quintilla y sextilla. As, para nuestros panochos, toda combinacin mtrica es copla: 1. Si es breve; condicin que no se falta cuando por gala del locaor, por insistir y pudiera decirse subrayar el pensamiento el dicho, se repiten uno ms versos, aunque se les modifique, ligeramente, al repetirlos. 2." Si slo contiene un pensamiento; aunque sobre l se vuelva, como veces en los tres ltimos versos de la seguidilla, al repetir los dos ltimos de la cuarteta. 3." Si es cantable y bailable; as las saetas correlativas de Semana Santa, que se cantan y satisfacen las dos reglas anteriores, nunca se las llam coplas, y se sigue dando este nombre las de aguinaldo, que, en lo antiguo, se cantaban y bailaban. Definida la copla (y entindase que nos referimos la

16 huerta de Murcia y que no sentamos cnones) debo disculparme de que slo publique algunos cientos, siendo as que las he coleccionado por millares. Me excusan tres razones. La primera, que bajo el titulo de literatura panocha, no caben coplas que no son panochas ni murcianas, como aquella que se hizo pasar por ser lo uno y lo otro: \ Dos soles son los ojos de mi morena, tan grandes y tan negros . como mis penas.

La segunda razn es que tambin excluyo las coplas panochas que, aunque sean m u y murcianas, son tambin muy tontas: no creo merezca gasto de tinta y papel que las dos de la maTiana, de la maana las dos, tenga el pistolucho paere y el bttchilliquio de Dios: impiedad que no lo es, porque no pasa de ser una asnera. Esta seleccin no ha alcanzado las coplas antiguas, y, ello no obstante, escasean en mi coleccin: es que apenas se hallan. La produccin de coplas en la huerta de Murcia RS prodigiosa y continua; y como se las canta por slo dos aires, malaguea parranda, no ayuda la especialidad de la msica conservar y recordar la letra, y se la reemplaza con igual facilidad que se la inventa y produce. En mi ya no corta vida, y en mi abundante coleccin, slo registr las siguientes coplas conocidamente antiguas: Suerta sus negros piratas Lanfustan que vien del moro; por piratas y por negros, naide les gana tus ojos (1). II) Debi decir las fustas, y alude las pirateras y desembarcos que en las costas del reino de Murcia, Hacan los berberiscos.

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En el salir es que aguardo, y del entrar no me cuido; me salgo con Fajardo, te sales t conmigo (1). Del calabozo de Argel, supeyo romper los grillos; y aboa en la gerta de Murcia, me conformo en ser cutivo (2). En A rgel miles de moros sujetarme no pudieron; y atoa me sujeta m, una mujer como ungevo. Muchas otras coplas son antiguas sin que lo parezcan, lo es su pensamiento. Yo he odo cantar en la huerta de Murcia. Maere m' est oste' quitando que platique con mi dtieo; y naide nos puquitar que platiquemos en sueos; y otras veces, Si tu maere ha eterminao que no platiques conmigo, en stenos platicaremos tu conmigo y yo contigo; y el pensamiento de estas coplas, al parecer modernas y panochas, os el mismo de una poesa rabe antigua y muy atildada de Ibn-Chafadeh, y cualquiera de ellas parece traduccin libre de la de Ibn-Derradch que, de segunda mano, tradujo tambin Valera, diciendo: Si en los jardines que habita me impiden ver a mi dueo, (1) Es, como dicen hoy, ate sales conmigo siento plaza: salirse es marcharse la novia con el novio, una vez decidido el casamiento. (2) Alusin la cautividad que sufran en Argel muchos murcianos, hechos prisioneros por los moros. 2

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en los jardines del su eo nos daremos u na cita. AlMaccar trae (1-86) una copla rabe que Valera traduce al traducir & Schack: Bn el cielo la lima radiante l u ce, pero pronto se vela de negras nu bes; que al ver tu cara envidiosa se esconde y avergonzada; y en la huerta de Murcia se canta: Ponte las arracadas de media lu na, que pu ser qu e la noche se ponga escu ra; y en cu anto sargas, la lu na va y se mete que te ti rabia! es ello que el cristiano perpetu, traducindola, una copla del moro; es que & moro y cristiano ocurri el mismo ga lante potico pensamiento?... Algunos echarn de menos en mi coleccin, las coplas religiosas y polticas; pero es que no las hall que me pa recieran genuinamente panochas. Por circunstancias e s peciales, faltan esas cuerdas en la lira de la musa huerta na; faltan, porque no es bastante que nombre Dios, la Virgen los Santos, para que sea una copla religiosa; y no son sino supersticiosas traducidas y arregladas de los mo ros, aprendidas de g i t a n o s , las retahilas que quizs publicar como oraciones y abu siones. La pasin, las siete palabras, el agu inaldo, la au rora, las saetas..., correspon den ala lrica popular de los civitatenses, aunque las can ten (no todos) nuestros huertanos de Murcia; y lo mismo puede decirse de las coplas contra los franceses, realistas, liberales, de Antonete, e t e

19 Seleccionadas las coplas que lie de publicar, las he ordenado en secciones con los ttulos bastante significativos de

Rondas y msicas. Quereres y dejen.es. Cenca y esperencia. Mofas y enquinias.


dejando en desorden completo, para evitar monotonas, las coplas de cada una de estas secciones. Ya he indicado que las coplas se cantan por dos aires solamente: las cuartetas octoslabas, por malaguea; las seguidillas, por aire de parranda, que es un allegretto de tres por ocho y en tonalidad mayor (1). Alguno crey que es, este ltimo aire, el antiguo y genuinamente murciano: y aqul, una importacin andaluza. Yo no lo creo as. Ambos aires son antiqusimos hasta el punto de poder tenerlos por de la tierra, si bien han sufrido modificaciones, que han sido las importadas. Desde la parranda, subiendo por las Manchegas, las seguidillas sueltas y por las seguidillas del j y del ja, se llegara la msica con que acompaaban sus danzas, la luz de la luna, los primeros pobladores histricos de nuestro Sudeste espaol; y ms de este aire musical, propio para el baile, siempre hubo otro ms propio del canto, que se ha llamado y aun llama de diferentes maneras, y que cambia de nombre cada vez que se modifica: desde las ltimas modificaciones se llama Malaguea en Murcia y Mlaga, y en otros puntos, Car-

(1) Las parrandas tienen un solo perodo musical de tres frases, que se repiten tres veces seguidas; cada vez la copla es distinta y suele concluir por lo que llaman retal; nueve coplas hacen tanda. Falsos, se llama los acordes; y entretenimientos, & los ritornellos que median entre las frases.

20 lagoteras, Granadinas, Rondeas... aires en ej fondo iguales, como basados todos sobre el cuarto tono del canto llano, y que se cantan lo mismo aqu que en frica, en el vecino imperio de Marruecos. Cantos y bailes populares persisten en los pueblos, aunque ligeras modificaciones sean causa de que cambie la nomenclatura. Y en sto, tambin, hay su regionalismo; porque no puede desconocerse el distinto carcter de los eantos gallegos, vascuences, andaluces, aragoneses y castellanos. En Murcia, no-encontramos rastro de influencia aragonesa en canto y baile panocho, en los que dominan imperan exclusivamente influencias castellanas reminiscencias rabes. Quizs desde los tiempos ms antiguos, se cantaba y bailaba, aqu como en la Mancha, el aire que el famoso hidalgo manchego, hablando con la duea Dolorida, crey de poco tiempo, y design con el nombre de seguidillas (las del jo y/,<, Pedro La Rosa, modificando n cantar y baile, las llev muchos teatros de Espaa, Francia Italia, con el nombre de manchegas, y de ellas sac el bolero, otro manchego, D. Sebastin Cerezo; pero aunque La Rosa floreci mediados del siglo xvn, todava se bailaban seguidillas y no manchegas, en Murcia y en 1784, con motivo de unos grandes festejos pblicos. Finalmente el clebre bailarn murciano Lus Requejo dio canto y baile de Manchegas su ltima forma, y le cambi el nombre por el andaluz de parranda, que viene de una palabra rabe gjj ^J 1
u e

sif 'fi
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ca

jolgorio: hay, como

digo, diferentes clases de parrandas, y la degeneracin de ellas ms notable es el canto y baile de las Torras seguidillas delpan torrao, muy bailadas en Mua, que se diferencian en que el aviso se canta sin acompaamiento, y en que no se hacen entretenimientos, son slo de un comps: parece que las seguidillas del j y del jd son las anteriores la modificacin de La Rosa.

Como indico en el texto, hubo otro canto en Murcia que segn indicios, se llam aqu y en Andaluca, \&Caa, del rabe y que es, cambiado el nombre al importarse

una modificacin, nuestra actual malaguea. A diferencia de la seguidilla, actual parranda, canto espaol y castellano que tom ltimamente un nombre de etimologa rabe, la Malaguea es canto y baile rabe que ha tomado nombre castellano, y su nica derivacin degeneracin en Murcia son las Cartageneras: porque no me atrevo llamar con ninguno de estos calificativos la soadora y artstica malaguea de la madruga. En 160J, Francisco de Melgar que se deca Maestro de Danzas de la ciudad de Murcia, peda al Ayuntamiento que le sealara algn salario, y enumerando sus enseanzas, nombra las Seguidillas (no Manchegas ni Parrandas) la Caa (no la Malaguea) Contradanza espaola. Dama de Espadas que se bail todava en los festejos de 1784, y otras danzas nobles y bailes villanescos. En las pginas musicales, al fin de este librito, no figura ms malaguea que la de la madruga, por no haberse credo necesario trascribir \&comiln, que slo se diferencia de la andaluza, en que no suele adornrsela. Por lo que hace la parranda, haba donde escoger entre la parranda de la Huerta, del Campo, del uno (porque la mano del tocador ocupa el primer traste en el mstil de la guitarra}, del medio, del tres las pesadas (porque la mano ocupa el tercer traste); pero como estas variedades de la parranda en el tono y movimiento ms menos tardo, no modifican el carcter y distintivo especial de la msica, y por otra parte no tiene, hoy, este canto, similar en otras localidades, y en Murcia se va perdiendo, los Maestros, mis colaboradores, han notado solamente las parrandas del uno y tres, poniendo en ellas un esmero especial.

I. Rondas y msicas.

i, (la lia terminado, y, al trasponer el ltimo rayo del sol, los trabajos de la Huerta. La placidez de la noche convida al esparcimiento. Un panocho descuelga el estrimiento, guitarra, guitarro, tenor, timpliouio... y echa una relincha, el ajnju de los moros. Pronto tiene sus lados otros dos panochos que, empuando sendos garrotes, traen por misin defendella, la msica; y poco poco, se forma detrs de los tres, un apretado grupo. Van de ronda y mu apercibios. Porque ir de ronda, tiene sus azares. A veces, uno dos panochos, al oir la msica, salen hacer una Aombr, que consiste en es/aratalla, rompiendo del primer estacazo el guitarro, y disolviendo el grupo garrotazo limpio, porque hay igaos pa echar gente al Hespital. Otras veces se encuentran dos rondas que marchan en opuestas direcciones, y ninguna se deja avasallar, y las dos arman la sarracina, hasta que la una pasa sobre la otra. La ronda va cantando de barraca en barraca las muletas de los rondaores.

Esta noche, si Dios quiere, tengo de cantar yo aqu, con premiso del Alcarde y de la Guardia Gevil.

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Guitarros y vigulines te icen que t' alebantes; si no te quis lebantar, nos iremos otra parte. La guitarra pide vino, el violn pide agurdente; y los dos que los tocamos, zagalas de quince veinte. Pa rondarte no es mester llevar pistola ni faca: que los novios que t tienes, me los meto yo en la faja. He de poner un letrero en lo arto d' esta barraca, que diga naide se pare, q' ar que se para lo matan. Ya que no tienes ventana, porque tu paere no la hizo, escucha lo que cantamos, por las claras del caizo. Ya s qu' ests en camisa, y que no te duermes n; ya s qu' ests ascuchando, las coplas que canto yo. Tu maere estar diciendo que no la ejo dormir,

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pos ella tiene su lao, la que no m' eja m. Quien la msica te trujo no te lo quisi icir; pero est tan retirao como la ropa de ra. Dame de tu moo pelos pa encordar esta guitarra; que s' acaban de sartar la prima, tercera y cuarta. Quisi que pudiera ser, por angn arte partirme; con una m i t a quearme, y con la otra m i t a dirme. A mi me llaman callando, y callar es lo que vale; toa la noche he estao en tu puerta y no ra' a sinti tu maere. Las piedras rulan 1' hondo, er humo sube hasta er cielo; y yo me voy acostar poiqne me cayo de sueo. Canto esta copla y na ms, porque me voy dormir; que maana si Dios quiere, naide-ha de velar por m.

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La despeda te doy por debajo de la parra; durmete pensando en m, que te quiero ms que mi arma. La despeda te doy ebajiquio de la parra; quate con Dios morena, que se va er de la guitarra.

II. Quererles y dejenes.

ON muy numerosas las coplas inspiradas en el amor (querer), y en el desdn (dejen), y ofrecen todos los matices y delicadezas del sentimiento, y una variedad riqusima de imgenes. En cambio, adolecen de falta de espiritualidad, como la poesa rabe.

La luna para salir, ar sol le pide licencia; y para cantar yo aqu, la pido con reverencia. P comenzar cantar, licencia s' de pidir, ar seor cura, al Alcarde, y hasta la Guardia cevil. De Alicante se va Elche, y de Elche se va Orihuela,

28 de Orihuela se va Murcia, y en Murcia el alma se quea. Entre Murcia y Cartagena se me perdi el corazn; yo lo buscaba en er Muelle, y estaba en el Malecn. Poique tienen las murcianas la mier de Dios en los labios; y en la puntiquia la lengua azcar, canela y clavo. En la huerta de Murcia como hay moreras, se cran unas mozas mu sandungueras; andar, andicho, si tu no lo sabas ya te lo han dicho. Ojos que te vieron ir camino de Cartagenal cundo te vern gorver para alivio de mis penas.? Se ju mi maere misa, vino mi novio; as jueran las misas de San Gregorio! Debajo de la hoja del verde alimn,

29 est mi amante malo Jussl que dolor (1); \Ayl que le ha dao, calentura y con verme se 1' quitao. Por all viene maere, lo que bien quiero, la carreta, los geyes y er carretero; |Ay! maere tenme, que me fartan las juerzas pa el suetenerme. La noche e Santa Teresa, m' arrej unt con mi novia, p si era la fin der mundo, estar, cerca de la gloria. La noche la inundacin, me f en casa la que quiero; que si era la fin der mundo, me piyara junto ar cielo. A bailar han salido los cuatro soles, en sus caras les veo los resplandores: y er estribillo, memorias Facorra, y su chiquiyo.
(1) Quin juera Dolor!

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Un claver y una rosa estn bailando, encarnaiquia es la rosa, y el clavel blanco: vuelvo la cara, y veo que bi tu paere con una vara. No he visto rosa ms guapa ni clavel mas encarnao, ni moza ms de mi gusto, que la que tengo mi lao. Cuatro cosas m' enchizan en mi morena, la cara, los andares, er pie y la pierna; lOle con olel otras cosiquias tiene que son mejores. iMaere ma la Juensantal te pido por esta salve, que no se yele la planta y que el novio no me plante. Mi paere me pega palos, mi maere me crucifica, yo ar son de los palos canto, jsarna con gusto no pical Cartagena y sus castillos, Murcia con su malecn,

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no arrejuntan tanta juerza como pa quererte yo. Mi padre me pone guardia como si yo ju castillol y por ms guardias que ponga me voy salir contigo. En mi casa me dicen que no te quiera, cuanto ms me lo dicen ms t' arrecuerdan. Sabes que digo? Que si m' aprietan mucho me voy contigo. Llegu una noche tu era y entre galveras te vi; mira si yo te querr, qu' estabas sola y me f. De qu le sirve tu maere echar la yave ar corral? si t' as de salir conmigo por la puerta prencipal. Dicen que las Dolores tienen espinas, ya te tengo en el arma, no me lastimas: y er estribillo, tu paere con tu maere y t conmigo.

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Cuando querr Ja Virgen de la Juensanta, que tu ropa y la ma vayan un arca; toma tomates, tmalos de mi gerto, p que los cates. Cuando querr la Virgen, cuando querr Dios, que der pan que t comes comamos los- dos. Las jarras e tu jarrero zagala quisi yo ser, pa besarte yo en la boca cuando jueras beber. Quisi tan apartaiquia de m tenerte, como las estampiquias de las paeres. Anoche so un ensueo ojal y juera verd! que t' estaba desatando la cinta der delantal. Tengo vergenza y me callo cuando platico contigo, y siempre pienso decirte te quieres salir conmigo?

Premita Dios que te vea sin chaqueta y sin carzones, en lo arto d' una palera espantando los gurriones. A San Juan y San Pedro cumplen los mozos, buscar querer nuevo se van mis ojos. Icen que ice tu maere qu' eres pequea entaba, y yo tamin soy pequeo, que no allego la mida; pero te digo, que p olivas gustosas las der Cuquillo. No te fes de los hombres, de mi er primero, mira, que te lo digo porque te quiero (1). Cuando paso por tu senda compro pan y voy comiendo, p que tu maere no iga que de verte me mantengo. Ju tu cario Pepa flor del almendro,
(1)

Mira que somos todos muy embusteros.

34 s' empavesa de pronto, se hiela presto; er mo es de piedra, andeqni que lo pongo, all se quea. Te presinas y me ocurre quin te pudiera besar, ande dices <enemigos, impus de <por la seal >! Tengo en el arma dos besos que no m' ejan sosegar; uno que ya me lo distes, y otro que te quiero dar. El hoyiquio de tu barba tanto me compromete, que si juera sepoltura yo mesmo me di la muerte. Las estrellas de los cielos, voy esta noche contar; una y dos... que hay en tus ojos... y arriba estn las dems. Sub contar la luna las penas que t me das; y abaj como sub; qu' naide hago yo penar. Me quitaste el corazn, y er tuyo me lo has de dar;

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qu' aquer que quita lo ajeno, con lo suyo ha de pagar. Ests t muy desanch, y entaba no f yo * pedrtelo en tu puerta, que me quisieras por Dios. No pienses que pienso en ti, que ni siqui lo imagino; por otra cieca ms honda 1' entra el agua mi molino. Er sarmiento en la lumbre y er que enamora, por un lao se emprienden por otro lloran: t eres lo propio, ni lloras ni te empriendes; qu' eres de corcho. Premita er Dios los cielos que te cayas y te mates, y que sea yo la pea en que los sesos te sartes. Una viuda me prosigue cudiao que yo no la busco! qu' en la via bendimi, no m' entro yo por rebuscos. Lo que priva en este mundo; es un pauelo francs,

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una manta raorellana y un sombrero cordobs. Ni me lavo ni me peino, ni me pong*o clavellinas, tanimientras que no venga aquer que se ju las minas. Tu paere me dio un revs, y tu maere un escobazo; si eso m' hacen, y me quieres iqu' harn al que no hagas caso! Icen que no me quieres poco ni mucho, m' as de querer por juerza si n, te puncho. Las miras y los recaos no bastan pa mi querer; el agua beba morro, es la que quita la s. Nos han pasao tantas cosas, que al trompezamos los dos, t te pones colora, y yo pierdo la color. En menos que canta un pollo me atrevo darte, ms besos que pepitas tiene un tomate.

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Poiqu' un beso me diste, rabia tu maere; toma otra vez tu beso, p que no rabie. Le ped San Cayetano darte un beso en c lunar; as tengas ms lunares que arenas tiene la mar! Si me quieres dame un beso, que me voy confesar; si er cura lo echa lo malo, ya te se degorver. No me mires, no me mires, no me mires, mozo geno; tengo el corazn de cera, y tu mirar echa juebo. Pasa alante que estoy sola, y mi maere en er corral; pasa alante y toma silla, ique t no me comersl Tienes los ojos tan grandes como rueas de molino, y tratas mi corazn como si juera de trigo. E sartao la muralla por hesitarte, esto lo hace tan solo

38 un gen amante; chame en tierra, y patame el arma dista que muera. A San Juan hace un ao que te queriba, ms firme estoy abora, que er primer da: Ay, Pepe, Pepe! que en un rincn del arma te tengo siempre. Se lo ije tu maere junto ar postigo, la cochina y la burra jueron testigos. El estribillo, bucharas bucharones y un molinillo. Me lo ijiste Facorra junto la higuera, como por ti no que por m no qua; yo respond, como por ti no que no qua por m. Si mi amor juera piedra juera de mrmol, y los picapedreros quisin picallo;

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yo hara una hermita, f) que mi Faca juera oyir la misa. Manque en mi casa s' arme ca da un trimurto, no t' arrancan, Facorro, de mi volunto; chame en tierra y patame el arma dista que muera. Manque diga tu maere que soy mu bruto, no t' arrancan, Facorra, de mi volunto: aupa, aupa, no es tu maere pantasma qu' m me asusta. Mira bien que lo he jurao, no me fartes al querer; <jue si me fartas lo pongo . en er Diario de Tornel. Me quisiste mozo libre tamin me querrs sordao, que t no p u e s despreciar lo que el Rey no ha despreciao. Acaba de dar, acaba, rel de la Catedral! que est mi novio regando, y su tanda va acabar.

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Mi novio est segando con esta calor, quin pud ponelle cortinilla ar sol! Cuando vengas verme ven por lo escuro, qu' aga juicio mi maere qu' eres el burro; andar, andiche, con un peaciquio caa s' hace un caliche. chale pan ar perro si vis verme, poique tiene mi maere sueo de liebre. Si pasas por la verea, relincha que t' oya yo, poique meta en la barraca, no se si pasas no. Camino tu barraca jmuleta mal se m' hace cuesta abajo la cuesta arriba: y cuando sargo, se m' hace cuesta arriba la cuesta abajo. Cuando te miro Pepa, no quisi icillo,

41 se rn' alienan los ojos, de vesivilos; ijiiy 1 ]qu' amargura! tanto basto pa ejallos impus escuras. Las barandillas der Puente se menean cuando pasas, si al hierro le pasa eso que le pasar mi arma! Las estrellas der cielo no estu cabales; que tu tis eu tu cara las prencipales: Esto es tan cierto como el querer no quita conocimiento. Tis una centuriquia que se menea, igual que los claveles que se mimbrean; y er estribillo, denguno se m' ocurre, denguno digo. Con la luna de Enero tis semejanza, qu' es de tuisquias las lunas la qu' es ms clara; yo m' anquivoco, el sol paece tu cara, la luna es poco.

42 De las uvas sale er vino, <le las olivas aciete; y de t mi cuerpo sale er bustiquio pa quererte. Las-ubiquias de tu parra estn gritando icomermel pero los pmpanos dicen, que viene el guarda! |que vienel Sepas que s' bau platicao nuestros ojos en mirarse, los mos se pu pasar? y los tuyos ipasa alante! Asin que llego tu puerta, paro, porque no me atrevo, ni gorver pasos atrs, ni siguir pasos aentro. Benditos los nueve meses que tu paere te tubi, en er vientre de tu maere para casarte con yo. Cuando te veo devenir con la soga 3' la corvilla, no lo pueo remediar el cuerpo m' hace cosquillas. Un paere cura m'a dicho que me condeno por t; mirost qu' es juerte cosal vivir mal y mal morir.

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Te quiero como la Virgen, qu' est en el altar mayor, t me quis como la Virgen, que ni dice si ni no. A la flor del baladre t' he comparao, hermosa y no la quiere dengn ganao: Anda que tienes, la cara de domingo, genio de viernes. Por la maana eres rosa, al medio da clavel, por la tarde eres jazmu, y lirio al anochecer. Tienes er moo de libra cou rizos de cuartern, y tienes cuerpo d' anguila y el carauter como er sol. Y el estribillo: pa c chocolatera, su molinillo. Dos cosas hay en tu cara que ni' estn gurbieudo loco; la una es un ojazo negro, y la otra cosa... es el otro. Quisi yo gorberme pulga, pa dalle gerta tu cuerpo;

u
si impus me dabas uate, yo me moriba contento. [Quin juera pulga mosquito, grande como una lechuga, pa darte genos bocaos por la noche en la pechuga! Si er cielo allega faltar, sin cielo yo no me queo; tanimientras vivas t, p que quiero yo ms cielo!

111 Cenca, Esperencia.

B U N D A N mucho estas coplas, que, en contadas palabras, encierran un consejo de exprimentao, una regla de conducta, simplez a mente una definicin una noticia. Entre ellas, se han deslizado algunas que no tienen este carcter, pero que no sabamos dnde colocar.

La luna que va salir licencia le pide ar cielo; y para cantar yo aqu licencia pido primero. La esperencia y la cencia y la gramancia, hacen al hombre supio por la estudiancia; echa y no errames, que en sabiendo er Riparda bastante sabes.

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El tocar la guitarra no quiere cencia, sino juerza en los dos y habilidencia; este es er dengue, lo dems, chicoflaute y agua de nieve. La mujer que es hablaora le paece las gallinas, que por gusto d' escarbar se tiran la tierra encima. Una mujer en pelota le paece un saco melones, que t son bultos y huecos, abujeros y rincones. Si er pijotero der sol se metiera jornalero, no madrugara tanto y andara ms ligero. Pruhibe er sabio Salomn sacar la cara por naide; ar que le duele una muela, que se 1'- arranque y que rabie. Soy basurero con honra, y anque anguna ves m' escurra, ni le farto las crias ni mi probetiquia burra.

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Cuando los de la huerta sacan la capa, casamiento, bautizo, entierro trampa; y esto es tan cierto, como pagan al amo con er pimiento. Beniajn y los Garres y Torreagera. |Vaya tres lugariquios si el Rey los viera! En Espinardo, tenajas; en Maciascoque, librillos; en la ora, pimentones y en er Jabal, cochinos. En la Alberca sale er sol y en Algezares la luna; en el lugar de Don Juan no sale cosa denguna. En la puerta de Castilla y en t er parti Zaraiche, es ande mejor se jueba las chapas y ar caliche. En er Cabezo de Torres, hay una juente que mana fantesa, poca ropa, poco pan y muncha gana.

48 Ya han puesto rel en Sucina por tener comodi; p saber la hora qu' es cuando se van acostar. .No sernos de la Arboleja, ni tampoco de Belch; sernos de la Albatalia los que venimos aqu. Llevan las de Algezares en el delantal, un letrero que dice: [viva Gibraltar! Los naipes, la beba y los cigarros, naide los deja, y munchos quieren ejallos; y si los dejan, guerben impus ellos, con mayor juerza. A cerezas en montn, tengo comparas las penas; que con c una, enredas, etrs sale media ocena. El querer es un cigarro que t' hace gastar saliva; lo apuras hasta quemarte y lluego dimpus lo tiras.

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Aquer que se d mujeres no llegar hacer caudal; ni cosa que menos varga, ni cosa que cueste ms. Como la mesma rosa sen las zagalas: cudiao que si las tocas no deshojallas; y no las tocas, y rosas y zagalas ellas s' eshojan. El querer de la mujer le paece ar de la gallina; que en fartndole su gallo, cualquier pollo s' arrima. El querer de la mujer tamin se paece al del perro; qu' palos y puntapis tornan su querencia ar dueo.. A las mujeres querellas, ofrecellas y no dalles, tomar lo que quieran ellas, y ar mejor tiempo fartalles, antes que nos farten ellas. La mujer es lo mesmo que lefia verde; rnuncho humea y rnuncho llora, y ar fin s' empriende;

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y ya encenda, si pierde la vergenza |Dios nos asista 1 Hombre qu' alpargates use y la mujer no haga caso, nunca tendr cinco duros y siempre andar descarzo. Impus qu' hizo Dios al hombre le frabic una mujer; primero es hacer la torre y la veleta es p impus. Quien se fa de mujeres d' este mundo poco sabe; no hay que fiar de una puerta; que tos tenemos la llave. Las zagalas del Rincn viven bien arrinconas; que en los rincones se cran las mejores ensals. Valen ms los zaragelles de los mozos de la guerta, que tuisquios los pantalones que pasean la Glorieta. En tu vida te enamores de mozo que no ha rondao; que el que no ronda de mozo, ronda despus de casao.

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Tu maere nunca ju gea y t nunca lo sers; de mal trigo, mala harina, de mala harina, mal pan. El querer de la mujer s' empriende como pajuela: arde muncho, dura poco, mal alumbra y muncho quema. Como las caas huecas son las mujeres, que se llenan de aire cuando las quieren. La mujer y las cuerdas de la guitarra, sa menester su cenca para el templallas; flojas, no suenan, y sartan en sigua que las aprietas. La moza qu' es desanch, la comparo la acituna; que la que crees qu' est verde pu ser qu' est ms maura. Eres como la lima de la limera: amarilla por dentro, verde por juera; mujer y lima,

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escoge er que lo sabe la que es ms fina. Dijo er sabio Salomn, que toa la gente se guarde de hombre quien no sale barba y de mujer quien sale. Las mujeres ar mundo perdi lo tienen, y los hombres ar mundo y las mujeres; de esta manera, mundo, mujeres y hombres perdos se quean. No hay qu' acordarse pa n de la mujer que fart; pa qu es el mirar la piedra impus que se tropez. Oomo las esperanzas son los laureles; que nunca llevan fruto, siempre estn verdes. Quien ti mujer gea moza y via en camino real, si es que las quiere pa er solo muncho ti que vregilar. Denguno plante via junto una senda,

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poique t aquer que pasa coge y se lleva. Los dos trebajos ms grandes son tener y no tener; el tener la mujer fea y er no tener que comer. Coa er tiempo, t sabrs todo lo que vale el tiempo; lo malo es que entonces, ya, de n te sirve el sabello. El querer qu' emprencipia y er zagaliquio, pa sustenello basta con mu poquiquio. Pero en creciendo, cuanti ms le vas dando ms va pidiendo. Er viejo que se casa con una moza, er cautiva la tierra pa que otro coja. El querer y la naranja tambin se paecen en argo; que la naranja ms durce tiene su puntiquia de agro. A casarse, mociquios, no temis tanto,

54 qu' una vara en er Puente dan por dos cuartos; y esto es tan cierto, como el Ave Mara y el Paere Nuestro. La mujer que sale mala no reille ni pegalle; echalla el ramal al cuello y ecilla que Dios 1' ampare. El hombre, dice un sabio, que es una bestia, *si antes que cierre un trato no mira y piensa; que no conviene alquilar una casa que tenga duende. Tengo yo cuatro cosas que no tis t, esperencia, telutria, juerza y sal. Er que siempre tuvo un duro cree que tiene veinte rales; er que lo pidi emprestao es quien sabe lo que vale. A los higos de pala les llaman chumbos, y los de las higueras higos maros.

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Y er estribillo, tanimientras m' acuerdo denguno digo. En la gerta de Murcia, por un chaviquio, te llenan la montera de tomatiquios. En la gerta de Murcia, por un chaviquio, te jartas de tomates y pimentiquios. Er que siembra mala tierra mal fruto habr de coger; er trigo se gerve piedras y no pu prevalecer. En los granos de un buen ao se remedian tres de dao; y en cada cinco, hay contaos uno tal cual, otro bueno y tres malos remataos. Munchos hay en este mundo que quin coger sin sembrar; er que no siembra, no coge; que ya lo dice un refrn. De cinco, marrar una, el que hace siembra trempano; y aquer que siembra tardo, de cinco marra las cuatro.

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Por San Juan y San Pedro pintan las uvas, y pa er quince d' Agosto ya estn maur:is. A Amrica van los hombres p traerse un capital; y la Amrica est en Murcia p el que quiera trebajar. Manque la mar juera e tinta y er cielo juera papel, faltara pa escrebir lo farsa qu' es la mujer. La mujer moza y la pulga tin la mesma condicin: por lo que cuesta er cogellas, y por picantes que son. _ La vieja es como la pasa, si es de gea cali: que tiene t su dulzor, manque la veas arruga. La mujer y la habichuela tienen er mesmo defleuto: y es que pa incalles er diente, hay qu' ablandallas primero. A la mujer, cuando es mala, no la ablandas con cario; quin ablandar una piedra remojndola en el ro?

S' arruga y s' echa perder una mujer sin cario; son lo mesmo que la bota, que nesita tener vino. Er mesmo carauter tienen la mujer y la ensal: pa encontrallas ms bustosas, han de estar aderezas. L'aceituna y la mujer tienen una mesma farta: si no las cogen tiempo, oliva y mujer se pasan. Las mociquias de hoy en da son como las avellanas: partes una, partes dos, y tniscas te salen fallas. Mujer que no tiene hombre no pu estar bien aunque quiera; son pucheros pa guisar y no tienen cobertera. Morena tiene que ser la tierra para ser buena; y la mujer para el hombre tambin ha de ser morena. Mi novia es una morena, por eso la quiero tanto; que la tierra qu' es morena se seala por t er campo.

58 Verde ha de ser el pimiento y er tomate colorao, er pepino gordo y liso y el higo negro y rayao. Plantn qu' est bien plantao ser una guena olivera; la mociquia bien casa paece que sigue doncella. Espiga que ti grano dobla hacia tierra, y la que est falluta s' empina tiesa: Ese es er mundo, humirde aquel que vale, tieso el falluto. Dengn hombre hay en er mundo que sin trebajos se encuentre; qu' asta el que no ti trebajo, bastante trebajo tiene. P diez gallinas un gallo y p una mujer un hombre; las gallinas van contentas, la mujer no est conforme. El rosal cra sus rosas, clavellinas er clavel, como el padre cra sus hijas sin que sepa para quin.

59 Panocho que va de ronda y se qui siniflcar, s' agarra de una morera y suerta una relincha. Con burras hago el surco de mis barbechos; venga ver el que quiera si estn derechos. Y no hay ms cenca pa sacarlos asina, que la pacencia. En una cosa se paecen er dinero y la vergenza: qu' ar que la tiene, el guardalla, muncho trebajo le cuesta. De solteras, las mujeres tin dos onzas de vergenza, impus que se casan, una; y en cuantique enviudan, media. Tan prob es quien no ti un duro como er que lo ti y lo guarda; el dinero que no rula es como si ju una chapa. A zagales y zagalas dos cosas los estropean las zagalas, el baile, los mozos, la taberna.

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Nunca pidas, nunca debas, nunca naide le hagas mal, mira y remira, oye y calla; y las gracias me dars. El agua si es que s' errama naide la pu recoger, ui er humo que va po el aire ni la honra d' una mujer. Amigo qu' es gen amigo ha de ser como la sangre, qu' acude ande s' hace hera y no es mester que la llamen. Cantar que del alma sale es pjaro que no muere; volando de boca en boca corre mucho y vive siempre.

IV Mofas, Inquinias.

os sentimientos del panocho son muy vivos, y su imaginacin, estimularla por la mala voluntad, es tan fecunda como cuando la inspira el amor. Las coplas depicailla son muchas, y continuamente renovadas. De venta na ventana, dos mozas de la huerta que sirven en Murcia; desde los opuestos quijeros de la cieca divisoria entre dos partidos los mozos de uno y otro, comienzan un tiroteo que no termina por falta de proyectiles, sino porque las mozas se vienen los monos, y los mozos las herramientas los garrotes. Martnez Tornel, folklorista antes que se inventase la palabra [y que al perder s u s aficiones panochas nos deja un sucesor en Frutos Baeza, autor del bonito libro Le mi tierral describi, en un cuadro de eos tumbres huertanas, uno de estos rifirrafes precedido de sus coplas de picailla.

Comienzo la primera diciendo | Jess 1; como los escribanos, haciendo la cruz.

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Un sabio de Ingalaterra andaba pensando un da, qu' en fartando los tomates el mundo s' acabara. En er cabezo de Torres, hay una juente que mana, fantesa y pocos cuartos, poco pan y muncha gana. Las zagalas la ora han comi pimentones, y por la noche s' estn esaciendo restregones. Si sern genos mozos los de la Herrera I que cogen los tomates con escalera. Tres cosas en er mundo me dan espante, terretremos, trimultos, y el alifante: anda y no cenes, vers por la maana que cara tienes. Tres cosas en er mundo me dan espante, terretremo, trimuto, y el alifante: estos arrima

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el colero, las suegras, y la morisma. Una estrella en la frente tiene mi burra; dista los alimales tienen fortuna. Yo soy der campo, y gano una peseta cuando trebajo. Soy labraor y tengo tahulla y media, y le igo mi perro, vete la hacienda! Yo no s cavar ni arar, ni tampoco coger yerba; csate, Paca, conmigo, vers que gandul te llevas. El da de mi boda me d i o mi suegro, un costal y una manta, y un burro negro: er costal est roto, la manta rota, y er demonio der burro no ve ni gota. Las der moo zorongo duermen en catre, p qu' el moo zorongo no s' esfarate.

G4

Los ojos de Juensanta lloran sardinas, y los mos aciete con que freillas: chame cuatro, y pan en las alforjas, que voy ar campo; M' an dicho que tu as dicho qu' eres mi novia mira no te s' asiente como cebolla: y er estribillo, p hacer el chicoflaute un molinillo. Los enemigos del arma ni' ensearon que son tres; y yo digo que son cuatro; que tamien la cuento ost, maere de mi fino encanto. Ya s que t quieres sella mejor de t este campo, y eres como la olivera, muncha muestra y poco grano. Manque tu maere te benda al precio que dan los nabos, naide te ti que comprar, poique lo barato es caro. Ejalos que igan, que igan, de ti no pun ya decir;

qu' el rbol que est cogi no ti p que sacudir. Pasea la calle, guapo, que t te la llevars... la montera en la cabeza, si te la ejan llevar. Hombres hay por esos mundos que se la echan muncho d' hombres; y entre gallos son gallinas, y entre gallinas capones. Ahoa por venir aqu, 1' e pagao un cuarto ar barquero; an no ha empezao tu querer, y ya me cuesta dinero. Slo por conocerte vengo buscarte, qu' en la gerta tis fama por tuisquias partes; pero arrepara, que la fama que tienes es mala fama. El caso qu' hago de ti, lo echar en una arcanca,, y nunca s' alienar, y siempre estar vaca. Tu nombre, si t tis nombre, voy buscar quien lo escriba,

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eii la suela un alpargate p que sea ms la iznominia. Tu nombre y tus apellos, voy buscar quien escriba, en la suela mi arpargate para mayor iznominia. Qu bonico que no eresl iQu gracia que no me haces! por Dios te pido gen mozo, que por mi puerta no pases. A mi casa has dao en venir mozo de los alpargates; y me gustas tanto m, como ar gato los tomates. Le ped Dios que la vida en faltarte me quitara; no hace n ni cosa d' aos, que deb estirar la pata. Si me quieres, dmelo; y si n, dame un beneno; vers como se lo largo, mi suegra y mi suegro. Anda diciendo tu maere que no me quiere por nuera, en qu libro habr leo que yo la quiero por suegra?

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Te deban tener tus paeres encerr dentro d' un arca; porque eres una arbullosa, y un repoquitiquio mala. Icen que no me quieres, porque soy alta; ms altos son los pinos de la Juensanta. lAnda salerol que p lo que t bales dems te quiero. Si tu maro te se muere, no es por farta d' alimento; qu' la cabecera tiene, dos tomates y un pimiento. Si tu maere no me quiere, no lo pueo remediar; me pondr partir cebolla y er zumo m' har llorar. A la luz de las estrellas, me gustaste y te lo ije; q' esa luz no sabe uno qu le gusta, ni qu dice. Si tu maere spera un rico, en la Huerta ya no hay; que aparejen er borrico, y t' alleve al Verdolay, darte cuatro baicos.

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He pasao beber agua fra caliente, que el agua es lo menos y entro por verte; pero que sepas, que he bebi en cinco jarras, antes que en sta. Yo tena una novicia que en los garrones, criaba chirividas y coliflores. Yo tena un novido, que por tuiquio su cuerpo, criaba de todido. Ests t tan repeina y tis sin barrer la puerta; vamonos de aqu, muchachos, que est la marrana suerta. Er novio mira su novia y le paece que es devina; lo mesmo piensa er cochino, cuando mira su cochina. Yo u quera creyendo qu' eras una clavellina; pero m' has sali un cardo, con munchsimas espinas. L' acituna en er olivo, si no la cogen se pasa;

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lo mesmo 1' est pasando la moza de esta casa. En la man voy Murcia, ver echar el sorteo; sino m' allega la suerte, dir que por ti me queo. Por bailar las parrandas del pan torrao, mira que pantorrillas se m' an queao. Mas quisi yo, zagala, dormir contigo, que tener dos orones llenos de trigo. Y alluego impus, ms quisi los orones que la mujer. Yo soy amo de mi burra y hace lo que mando yo., cuando quiero, digo jarre! si me paece, digo isoo! Esta noche vendr tarde que mi burro se perdi, si sientes pisas de burro, asmate que soy yo. Premita er cielo celeste, si tu amor no es verdaero,

que en tn cuerpo salga usagre y en tu nuca un avispero. A la puerta d' un sordo cantaba un mudo, y un ciego los miraba con desimulo. Y aqu el estilo, es querer las chiquias ms qu' los chiquios. Yo m' arrim un burro negro p' ampararme contra er fro, y er burro me dio una coz de paere y mu seor mo. Al perro de San Roque 1' han lebantao, un f arso testimonio qu' est preao: |Jess que mundo! que ni er perro San Roque est seguro. Hay en Murcia, seores, ^ un confitero, que p er trebajo el hombre no tiene pero; pero en Zeneta er sacristn y er cura hacen carceta. Es verd que te quisi, que te he quero y te quiero,

71 pero haz cuenta que ju groma, entonces, ahora y lluego. Tu maere qui pa ti un rey, y en la baraja ti cuatro: el de oros y el de copas, el de espadas y el de bastos. Cuando los cntitos gallan, y cuando los ladros perran, tengo los tiesos tan dos, qu' hasta las tiemblas me piernan. No dirn que no me quiere la maere de mi mujer, la ciega tanto er cario que no me puede ni ver. No premitas al zagal qu' ande siempre por la cuadra porque ti poca malicia y pu comerse la paja. Hay muchisma diferiencia entre tu paere y un gallo: er gallo ti sus dos patas y tu paere tiene cuatro.

CANTARES

1. Cantar cler labraor.

ADA faena agrcola penosa, tuvo, en la huerta de Murcia, su cantar que la hiciese ms llevadera. Estos cantares son bellsimos y la tonalidad es, en todos, muy parecida; al fin de cada verso, prolongado caldern; largo silencio, en que el cantaor increpa los animales con que trabaja, suelta interjecciones, que suelen ser nada poticas. En tiempo de siembra, al caer de la tarde, cuando parece sentirse el cansancio del da, los pjaros callan, y unos insectos buscan el sitio donde pasar la noche, mientras otros se apresuran baarse y nadar en el ltimo rayo de sol, en aquellos momentos del crepsculo en que la naturaleza corre s u s velos de sombra para invitar al hombre que d tregua sus trabajos; el que labra se siente inspirado por la melanclica belleza del atardecer murciano, y encorvado sobre la esteva, entona ese cantar, que hemos notado en la primera de nuestras pginas de msica.

(Con burras vacas.)

T aquer que labra con burras, y t comer, come bollo, se muere y se va la gloria; qu' aqu pas er purgatorio.

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Las penas que pasa un perro cuando le cortan el rabo, esas mesmas paso yo en c cornijal que saco. [Vrgame Dios de los cielos que penosiquio alimal! si no le pegas (1), no alantas, si le pegas, s' hace atrs.
(Con midas.)

Aquer que labra con muas no diga que pasa penas, y aquel que labra con burras, trebaja tanto como ellas.
(Indistintamente.)

P el oficio del labraor, sa mester poca arvirtencia; qu' en el labrar yunto y hondo, est encerr toa la cenca. No hay mejor tierra en er mundo que la tierra cuando es negra, ni reja con ms virt que la reja sanjuanera. (Todas las coplas de malagueas, sean cuartetas octosilbicas, son utilizables para este cantar.)

(1) O punchas, si son vacas.

II. Cantar cler que coge hoja.

s la ltima recorra ffxr insano de la sea. Van comer la ltima hoja, das crticos en que el matrimonio panocho no se basta, la mujer continuamente junto al zarzo, el hombre con el cesto de coger hoja la espalda. Kn alguna maana de primavera, lectores de este libro habrn escuchado, y no habrn visto (encaramado y oculto entre las ramas de la morera) al cantaor de este cantar lnguido y un poco triste como todos nuestros cantares panochos, parecido al del que labra, pero suficientemente distinto para despertar en el que lo oye, otros sentimientos ideas: el Cunto del labraor es el del cansancio; el de la hoja, canto de esperanza y de duda: aquel se arrastra perezoso, ste se arrastra en la copla, y se anima en el estribillo. Viene trascrito en l a 2 . a pgina musical, y damos continuacin algunas de sus coplas peculiares.

Er qu' est cogiendo hoja y no la sabe esrnuir, los borrones eja ciegos y no gerven salir. Cudia del rbol de la morera,

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de rbol enfermo la sea no es gea (1). No arbitries otra eligencia, asina que llega Marzo, qu' er cesto la esparda el hombre, y la muger junto ar zarzo. Lluego ar remate d' esta perrera, t' as lucio si se tuerze la busanera. La Virgen de la Juensanta T a encargao la del Carmen, qu' ogao, en cuanto la sea, que no se le pierda naide. La der Carmen dice que no pu ser, poique en este mundo de t ti qu' haber. Icen que Dios nos ayuda t er que pone los medios, hacer ms, aqulla y yo, ni sabemos ni podemos. Virgen santsimal qu' aboa se pierda, si alluego perderse la busanera.

(1) No todos cantan estribillo, y cada uno de los que lo cantan lo hace de su manera.

III. Canto der trillaov.

ESDE el cielo inflamado de nuestro mes de Junio, el sol de medioda vibra rayos de fuego sobre la requemada huerta y sus amarillas parvas. Todo desfallece en la angustia del calor: el pjaro, con el pico entreabierto, apenas ha tenido fuerza para venir i posarse en la rama del rbol, en cuyas hojas arrugadas apenas encuentra sombra el insecto, y cuyo pie se agrupan las gallinas con las alas cadas, y los perros con la lengua pendiente y el ojo fijo y encarnizado. El panocho, cubierta la cabeza con gran sombrero de palma, vestido con camisn y zaragelles, remangados los brazos, desnudos pie y pierna, cambiando, cada momento, de mano, riendas y ltigo cuyo ligero peso le fatiga, encuentra todava alientos para lanzar al aire el canto de la trilla. No es el canto del cansancio, como el del labraor; es el canto del agotamiento, que se arrastra expirante, interminable, acompaado por el montono chirrido de las incansables cigarras. Al final de este librito, entre las pginas musicales, est el canto de la trilla, pero no se forma de l idea acabada, ni se saborean sus bellezas, sino oyndolo un trillador que lo entone bien: Gins el Ferlaque (de Sangonera), lo canta superiormente.

80 ncia San Juan de Junio trilla er gertano, y en er tiempo la trilla s' asan los pjaros: Arre Pulal si p ti no es la parva tampoco es ma. La Pula y la Gitana s' asan trillando, sin saber que p ellas no quea ni un grano: Arre alimales! que tamin trilla y s' asa er que lo sabe. Er tendero y er Meico, las contriuciones, el Albitar, las Animas, aflegiores: [Arre Gitanal cuantos son p comerse, mi prob parva. Ms de milenta hombres qu' estn trillando, piensan en lo que piensa este gertano: Piensa c uno, en que ser un milagro si le quea un dnro. (Se utilizan para este cantar, todas las coplas de seguidillas que se cantan por aire de parranda.)

IV. Malaguea de la madruga.

U N no temblequean en oriente, las primeras vibraciones ele la luz del amanecer; son las lloras de la madrugada, las ms negras, ms silenciosas, ms adormecedoras; las horas en que la noche es ms noche. En la oscuridad, en el silencio y en el adormecimiento de todos y de todo, suena una voz que no acompaa instrumento musical alguno, entona con molimiento lentsimo una cancin en la que la melancola de los acordes que perezosamente se arrastran, concuerda con la expresin lnguida y sentida de la copla. Es la malaguea de la madruga, que ha tomado carta de naturaleza en Murcia, importada en 1868 por un licenciado del ejrcito, Gns Martnez, el Osuna, que form escuela, y que no ha tenido quien le iguale. Poca y mala idea puede dar de su cancin la trascrita en la pgina 1 G de las musicales, al fin de este volumen. Un gitano del barrio de San Juan, llamado Perico Gimnez, y un tal Vctor Fernndez del barrio de San Benito, que tenia taberna en Madrid, calle de la Montera, han sido, despus del Osuna, los mejores cantaores de madrugas.

A la una canta er gallo, las dos la totuva, las tres tuisquios los pjaros; y las cuatro ya es de da, si es en tiempo de verano.

82 . Y antes de que rompa er da, -cuando la gerta est en carma, vengo dar satisfaciones mi querer de mi arma; del arma y la vida ma. Son las tres de la maana, que las dio la Catreal, dispirtate ya zagala, qu' er que canta es tu zagal; dispierta rosa tremprana. A las tres justas lleg mi cantar dista tu cama; dispierta y abrgalo; que en mi cantar pone mi alma peacicos del corazn. La noche entabla est negra, la mollina m' a clao; levanta y abre tu puerta, que me tienes ambustiao, breme la puerta nena. A la una estaba yo junto ar quijero el azarbe, y apenas sint las dos vine p que t' alevantes: que t' alevantes y hablemos cosiquias que naide sabe. A ms de estas y otras especiales, se cantan todas las cuartetas amorosas que hemos coleccionado con el ttulo de Quereres y Dejenes, repitiendo en cada una los dos primeros los dos ltimos versos.

ROMANCES

Romances.
A he dicho que la musa panocha no se elev hasta el romance. Puramente subjetiva, no la inspiran personajes, ni hechos histricos. H e coleccionado bastantes romances murcia ^SS^^ nos, poco conocidos (1); pero todos, menos dos, tienen el sello civitatense; y de estos dos, que publico por ser uno del ciclo del clebre Antonete Glvez, y el otro

(1) Del ciclo del Marqus de los Velez: Fumarea, fumarea que sale dei Almenar Tantos de cristianos matan que es dolor de lo mirar El famoso D. Lus que se apellida Kaxardo. Varios: Guardas guardas pues lo sorles esas paertas bien guardlas (Se refiere lo de la puerta de la Traicin). En el gran reino de Murcia ilustre pompa de Espaa (Canta hazaas del Comendador Lisn). Medio da era por filo era da de verano. (Romance de moros y cristianos).

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porque es tan bello como desconocido, el primero me parece de pluma muy erudita, y el segundo es un romance gitano-andaluz, ms menos pauochinado. Tampoco es panocha, pero cundi por la huerta de Murcia y fu la pieza de canto escogida para echarla de Jim, en los solazamientos panochos, una cantinela graciosa cuyo origen data de fines del siglo xvi, y que se acompaa la guitarra con el mismo punteado de que los ciegos de la ciudad hacan aplicacin sus romances amorosos, y sus dcimas glosadas. Vase esta msica al final de la del libro; es El Pao, muy popular, to-Javia, en el campo de Lorca.

Antonete Glvez. Atender lo qu' os cuento, republicanos valientes, que quien lo cuenta lo vido, y su palabra no miente. Trujeron la jaca blanca, de un sarto mont Antonete, ya se van los ceviles qu' eran ciento ciento siete. Ande vas Antn tan slido? Ande vais tantos pa este? Nsotros por prendello. Yo subirme al Miravete. Nsotros somos der Rey. No hay rey qu' mi m' arrepriete. La sierra entaba est lejos, un cevil las piernas mete, ya toca la jaca blanca, y perdi se v Antonete; pero se tira un caar y entre las caas se mete;

La jaca sigui corriendo, ezaga los ciento siete, y Antn les toma la buerta y se sube al Miravete. La huida Egipto. Caminando va la virgen asustaiquia la mujer, caminando va pa el Gito, poique la van prender. Anda una y anda dos, anda dos leguas y tres, la mua va reventa, y espeao va San Jos. Taba est lejos el Gito, y cerca los prender: corre corre, la mulica, corre, maro San Jos, corre que piyan al nene y este es caso de correr, cgete, Jos, la cola mulica | los cuatro piesl Er demonio est mirando p' aprovecha er caso aquer; la mua se va cayendo, trompicando San Jos, y estn cuatro zancas los que los vien prender. Ya ven la raya de Gito, si la pasan ya estn bien, cuando all en la raya mesma

88 ven una sirpiente en pie, y es el diablo que la ataja converto en er bicho aquer. La mulica da un espante y 1' agarra San Jos la Virgen sal espeda, con ella er nene tamin; los dos han pasao la raya y con ellos San Jos. Ya estn tos en tierra Gito, ande no arcanza er poer de Herodes ni de Pilatos, ande la gente es de bien. Los gitanos salen tos la Virgen recoger, y la Virgen s' alevanta y le dice ar pueblo aquer: tSer siempre maere buestra, >y en cuanto der bicho aquer que, con malas dentinciones, > me quiso de hacer caer >p que los viles sayones >m' allegaran priender, >que no sea nunca nombrao >y naide lo puea ver, >y qu' ande siempre arrastrao, >por tos los siglos amn. La mua ti menos curpa, >la condeno no tener >hijos: que no los merece la qu' en caso como aquer, >el apuro d' una maere >no arremat el socorrer,

89 y m' ejaba en la estaca jimpus tanto correr. > Cristianos er caso es este ia culebra andaba en pi, y dende que ju lo Gito arrastrndose la ves. El Pao. Diga usted, seor platero, cunta plata es menester para engarzar un besico que m ha dado una muger. Seor platero, he pensado que usted lo sabr engarzar, por eso le vengo dar esta obrita de cuidado: A m un besico me ha dado mi novia con gran salero, engarzarlo en plata quiero porque soy su fiel amante, qu plata ser bastante? diga usted, seor platero. Engarzarlo usted le toca, y tambin el discurrir el tamao, sin medir su boquita con su boca: yo pienso ser muy poca la plata que entrar en l, pero usted debe saber

90 y decirme, pues me importa, para engarzar este beso,


cunta plata es menester.

Aunque su boca es chiquita el beso recio son, pues con gusto me lo dio una mujer tan bonita, de tanto garbo y sal fina. Seor platero, ust diga sin faltar la verdad, ni tenindome por rico, la plata que ha de gastar
para engarzar el besico.

Pinselo usted bien pensado, porque, si gasta dems, mi nia se enojar, y yo quedar agraviado: el negocio es delicado, y da mucho en qu' entender, por eso le advierto usted que vaya con cuidadico, al engarzar el besico
que m' lia dado una mujer.

Ya he dicho que la msica de El Pao fu la aplicable los romances con glosa, principalmente los amorosos; los romances religiosos de cuaresma y Semana santa, se cantaban en el aire solemne que hemos notado en nuestro libro Pasionaria Murciana; y los dems romances, en un aire intermedio, se rezaban, dice un frailecico en sus apuntes.

ULTlLOGO.
MI'EC ordenar materiales para la publicacin de este librito, el da 5 de Marzo, y escribo su ltima cuartilla el 11 del mismo mes, fecha en que, todava, los cuidados de mi convalecencia me tienen recluido. Al terminar, consigno un recuerdo de gratitud para quienes, entusiastas por nuestro pas, me ayudaron coleccionar coplas y cantares: don Ceferino Albaladejo, entendido Ingeniero cuanto sutil poltico; D. Pablo Jogus, Agente de Minas cuyo nombre es una garanta de honradez, actividad inteligencia; D. Jos Mara Hilla, acaudalado negociante, tan conocido por su bien adquirida riqueza como por su inagotable caridad; Jos Oeldrn, huertano que, como aquellos leales servidores de los patriarcas bblicos, forma parte de mi

92

familia, que fu tambin la de sus padres y abuelos; Gins Ferlaque, huertano campesino, de los que se prestan ensayar todas las innovaciones agrcolas, que mejoran al secundarlas; mi hermano D. Mariano Daz Cassou, incansable siempre que se trata de complacerme y ayudarme; el Alcalde de Murcia D. Diego Hernndez Illn, que, durante su estancia en Madrid, me ha sugerido acertadas enmiendas, y tomdose gran cuidado (de agradecer en quien tantos trae la Corte) en corregir pruebas. Todos, con aficin ilustrada y buen gusto propio de folkloristas, han cogido y escogido en los inexplorados campos de la literatura popular murciana, esas bellas y espontneas flores, con que dos eminentes Maestros y yo, otros tres Murciansimos, hemos hecho el ramillete de este libro. Sea, lector
mo, de tu gusto. VALE.

MSICA

Msica. las pginas que siguen, ltimas de este libro, la obra de los Maestros Lpez Almagro y Garca Lpez. Profesores eminentes y murcianos entusias tas por su pas, han hecho cuanto podan para notar musicalmente coplas y cantares? pero reconocen y declaran que no han vencido un imposible: imposible era reducir nota el acento, la expresin que imprime carcter en estos cantos populares. Cuanto ms lo son, y por lo mismo ms naturales y espontneos, se reducen ms difcilmente nota: nadie tuvo xito al poner en msica ruidos de la naturaleza; los imponentes de la tempestad, los acariciadores del bosque, los rumores y murmullos con que amanece y anochece, el canto de los pjaros, el zumbar de los insectos... Ni produce su efecto un canto de esta clase, esLENA

96

cuchado fuera del medio que lo inspir, y en el que naturalmente ha surgido. Ese canto con que el Labraor entretiene sus impaciencias el Cogeor de hoja sus esperanzas, no impresionan en un saln; ni el canto de la trilla, cuando se le oye sin estar bajo la influencia del enervante esto murciano, y sin el acompaamiento del chascar de la mies y el chirriar de la cigarra; ni la Madruga es ese canto de amor y de requerimiento, soador, dulce y triste, que tanto conmueve y deleita, cuando la cantan en un concierto en una calle de Madrid alumbrada por el gas y recorrida por un serenu... y no digamos de unas parrandas sin guitarra ni postizas I... H aqu otra dificultad: hay que oir ciertos cantares, que lo exigen, con acompaamiento de guitarra, instrumento poco distinguido; y no se forma de ellos sino muy imperfecta idea, cuando se los oye al piano. La guitarra es antigua en Espaa, trada no se sabe si por fenicios, hebreos griegos, y anterior los rabes, aunque Mohamed Ibrahim Axalehi y Abu Becr el Tortox la reivindiquen como nacional, con el nombre de Miurabi;
con el de Miasaf, la Mandurria, y el de Asaf, la

Sonora: los moros espaoles tomaron de los espa^ oles el nombre Kitara, que estos habran, quizs, tomado de los griegos, y los moros marroques llaman cuitara yj la que nosotros guitarra. Sea cualquiera su origen, es el instrumento ms pro-

97 pi, el nico veces, que puede servir de acompaamiento les cantares panochos que no son voz sola (1). Tocada bien mal (bien generalmente, Cano y grandes guitarristas espaoles eran de nuestro reino) hgasela no hablar, la guitarra, ha dicho un gran poeta murciano, Ricardo Gil, .tiene el acento lnguido y amorosodel medio da, tiene todos los tonosdel sentimiento, tiene todas las clavesde la armona, es vago su sonidoy es sooliento, cual rayo vagarosode luna fra; nacen pausadas, sus notas perezosas y perfumadas.

(1) Nuestros moros usaron, tambin, las postizas castauelas las que daban, y siguen dando los Marroques,

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que er ces.to laes.par.da el hombre targa.

lamu-ger junJo al zar.zo .

IV.
P A R R A N D A D E L U N O . tal c o m o se e j e c u t a por la g e n t e del p u e b l o p a r a t e n o r , t i m p l e ,b a n d u r r i a yc a s t a u e l a s . A l l e g r e t t o , 3 3
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