ITTE Historias de Locos (Miguel Sawa, 1910) PDF
ITTE Historias de Locos (Miguel Sawa, 1910) PDF
ITTE Historias de Locos (Miguel Sawa, 1910) PDF
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HISPIRA
LIBROS
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Gift of
Brandis University
HISTORIAS DE LOCOS
ES PROPIEDAD
A MANERA DE PRLOGO
sSA
engaarte y
soar
Y
la
La luna, diosa cansina de los pensamientos fijos y melanclicos, arrebata sus elegidos el equilibrio del comn sentir, el seoro de la mente, la paz armoniosa de la vida ntegra; y libertando la fantasa de
locura.
todo vnculo
y represin
la torna
<
.-
A MANERA DE PRLOGO
ave
Pero el hombre primitivo que est en nosotros, venera la locura como sus congneres de la prehistoria. Que tal dolencia es asombrosa, y en su
gravedad y maravillas ss advierte la huella de una energa divina. Y hay ms; la locura, que nos pareci veces sobrehumana, nos produce asimismo efectos de simpata y de singular revelacin, porque con sus
fenmenos, sin darnos cuenta, habamos intimado secretamente. Pues si es evidente que coincidimos en
creer
que ciertos
delirios,
ciertas
aberraciones tenidas por locura han sido vehculo de profeca, inspiracin potica fiebre inventora, si todos
hemos temido alguna vez, departiendo con un loco, ser nosotros, los cuerdos, quienes estuvisemos desalumbrados y ciegos; quin por otra parte no ha experimentado alguna vez, sentado en un ruedo de personas comedidas y normales, como en los senos de su espritu tomaba con-
A MALERA DK PRLOGO
im luimorismo inarticulado, una visin engaosa un desvaro aentimental, inmediatamente repelidos, pero que con todo no ban hecho sentir por un instante el aura impresistencia
cisa do la locura?
Por esto creemos que la reivindicacin de la locura para el genio, que fu una de las conquistas del romanticismo, descansaba sobre un nfasis vano. Porque todos los hombres tienen su parte de locura, aun los ms llanos y humildes; todos, en ciertas ocasiones, se han dado cuenta de una dispersin incipiente de sus facultades, y podran declarar, si no se lo vedara cierta excusable supersticin, cual es el asidero que el engao fatal y decisivo, hallara en su mente; cual es la preocupacin tenaz, el recuerdo invencible,
el
el
enemigo
10
A MADERA DE
PF.LC'GO
cin, desvanecedora del agobio y pesadumbre que nos causa nuestra propia naturaleza; y en la efusin
los
pnicos de la
y las disminuciones del y en el trabajo y el juego, que templan cada cual su modo el espritu hacindolo resistente y elstico. Y no habr sido en balde, porque con tan nobles medios vencemos algo ms espantoso que la muerte, algo que, como la muerte, viene con
La vida
del espritu es
una lucha
II
;N
Espaa,
el
hroe, el de
tales
loco,
ms alto ms inmorfu
hazaas,
un
Don
Quijote. El ro-
manticismo de Espaa es el culto una especie de locura. La desigualdad pasmosa, si se quiere, trgica, que ofrecen las obras de nuestros grandes ingenios y las empresas de nuestros grandes organizadores, revela un principio de desasosiego y de caos en el espritu nacional. Nuestro idealismo nos embriaga ms que el vino. Qu secreta virtud de la tierra hace nuestros hombres cenceos y graves, de mirar
inconsciente
12
A MANERA DE PRLOGO
iluminado,
realismo,
slita
pujanza del espritu? El loco decimos, por la pena es cuerdo. Acaso nuestra raza indomable necesita
del freno de
innmeros que-
brantos
formada, aunque sin dulce apego las cosas, sin el sentido minucioso de su riqueza, y sin el gusto siempre vario de sus consuelos. La literatura que cuenta entre sus obras inmortales hDon Quijote de la
Mancha y
el
Licenciado Vidriera,
que pareca haber agotado no solo los recursos dramticos de la locura, sino aun sus donaires y sutilidades, como en La Fingida Arcada, realiza hoy una nueva incursin al pas fantstico de la demencia. Los Cuentos DE Locos, deliciosa obra postuma de Sawa, son fruto de la amorosa coyunda de nuestro genio nacional y la corriente literaria moderna,
la cual desarticulando el idealismo
de
re-
A MANERA DE PRLOGO
13
el
universal.
III
EAN
iWli
aliora.
todoa su sa-
bor la obra postuma de Miguel Sawa, el brillante narrador y periodista, arrebatado nuestra compaa en el periodo de la vida en que la produccin artstica conserva todo el bro de la mocedad y adquiere ya la sazn que delata lo definitivo
(en 1866-1910).
En
la
el fascino
de simpata de toda su
labor.
En
16
A MANERA DE PRLOGO
como sobrio. El emiandaluz se conquist nente escritor con su rica y varia labor honroy tan
brillante
las
ms
sombra del
Pero en sus Cuentos de Locos es quiz donde aparece ms sutil su humorismo, ms firme su dilogo, ms primorosamente tallada su frase. Cuentos de Locos es adems una obra eminentemente represen-
del estetismo.
libro consolidacin
EM
ILIO
VALLES
JUDAS
EIST. LOCOS
STABA en el Museo contemplando extasiado el hermoso cuadro de Van Dyck El beso de Judas. De pronto son una voz detrs do m, una voz queda y lgubre, que me hizo estremecer de espanto. Verdad, caballero, que yo tengo cierto parecido fsico con el discpulo traidor del Hijo de Dios?
Me
volv asustado.
hablaba era un hombre de alta estatura, vestido completamente de negro, el cabello y la barEl que
me
los ojos
amarilla
por la
ictericia...
20
MIGUEL SAWA
Y sonrindose tristemente:
Pero no
desconfie usted de m...
Crea usted que en el fondo soy un buen hombre. Y agarrndose de mi brazo, como de toda la si furamos amigos vida, me invit tomar un bock de
cerveza.
Yo
le segu
maquinalmente, entre
bock de cerveza, hablando siempre con aquella voz queda y lgubre que daba escalofros. No tena nacionalidad conocida; era judo y haba nacido de cualquier madre y d cualquier padre, no saba dnde. Viva solo en el mundo, sin mujer, ni hijos, ni amigos. Practicaba la medicina, aunque no era mdico. Esto me ha proporcionado el placer aadi sonriendo de matar mucha gente con toda impunidad. Haba viajado mucho, viajaba constantemente. Tena casi tantos aos como
HISTORIAS DE LOCOS
21
Humanidad. Y le aburra la vida, ya una vez haba intentado suiciy darse colgndose de un rbol. Ya le he dicho usted concluy que no tengo amigos. Los hombres me inspiran un profundo
la
me ha sido simpTiene usted cara de bueno y de inteligente. As como yo me parezco al discpulo traidor, usted se parece al Maestro sublime. Y yo necesito, para salvarme, sentir algn afecto noble, amar alguien, tener un amigo
siquiera...
cogindome las manos y estrechndomelas nerviosamente entre las suyas, heladas como las de un
muerto, aadi:
Si...,
generacin del mundo est en el amor! Yo he pasado la vida odiando al Hombre... Si llegase amar estara salvado!
si
hablara
consigo mismo:
Diecinueve
de lucha es ya
22
MIGUEL 8WA
bastante castigo...
Oh,
Padre de
que
aquel hombre estaba loco, y para poner fin la extraa conversacin le ofrec en trminos vulgares mi amistad, y me desped de l prometindole volver pasados tres cuatro
das aquel caf donde habamos
celebrado nuestra
vista.
primera entre-
Don Judas me estrech las manos conmovido, intent abrazarme, y me rog, con frases de la mayor cortesa, que pagara la cerveza que habamos bebido, porque aadi tristemente su dinero estaba maldito y no se lo admitan en ninguna
parte.
* * *
fu
Desde aquel funesto da don Judas mi amigo, mi camarada, mi compaero de todas las horas, mi
aquel da comenzaron mis desgracias. Don Judas deba poseer
hermano...
Y desde
un don
siniestro, eso
que
los Italia-
HIST0BIA6 DB LOCOS
2$
nos llaman la jettatura, y vivir con l era vivir en la trgica compaa del infortunio
del dolor.
Yo soy muy
dbil de carcter,
don Judas se haba apoderado de tal modo de mi voluntad, que yo no me atreva hacer nada sin su censen
timiento y su consejo. Por mandato imperativo
de
coloqu mi modesto
capital en accio-
nes de la Sociedad La Honradez, y la tal Sociedad quebr poco, dejndome en la miseria. A sus manos murieron, en el espacio de siete das, mi madre, mi mujer y mis cuatro hijos, atacados de una enfermedad extraa, para la que los mdicos no encontraban
remedio. Don Judas, que, como le he dicho usted antes, practicaba la medicina, asisti solcito mis enfermos, cuidndolos con cario de madre, actuando la vez de mdico y de
enfermero.
24
MIGUEL SAWA
A la muerte de mi ltimo hijo, don Judas, completamente desesperado ms desesperado en apariencia que yo se arroj en mis brazos declarndose responsable de todas las desgracias que ocurran. Yo soy un ser funesto... yo soy el genio del mal... Estoy maldito] de Dios y de los hombres... He querido regenerarme por el amor y he sido tu amigo leal, tu hermano... Y te he trado la desgracia, y he trado la desgracia esta casa. Dios no me perdona! Por mi has perdido tu madre, tu mujer y tus hijos. Por m te has arruinado. Nadie puede ser feliz en mi amor. La clera de Jehov persigue implacable todos los que amo. Y lloraba y ruga, y se arrancaba furioso los recios mechones de su barba roja. Loco de angustia le pregunt: Pero quin eres t entonces? Se ech rer. Qu risa la suya! As deben de rer los diablos, si es
que
ren.
Imbcil! No
me
has conocido?
HISTOKIAS DE LOCOS
25
Yo soy
fidia, la
agitando
en sus
el
manos una
de mi
bolsa:
Aqu
traicin!
tienes
precio
risa infernal
Aun conserva cuerda con que intent ahorcarme, arrepentido de mi traicin. Pero, desgraciado de m, estoy condenado vivir siempre! N! grit loco al n ha llegado tu ltima hora! Morirs mis manos, asesino de mi madre, asesino de mi mujer, asesino de mis
Mira mi
cuello...
la seal de la
hijos!
Me arroj sobre
apretndole
el
cuello
manos.
26
)IGL
SAWA
Por
fin le
vida, muerto...
Y por haber librado la humanidad de ese hombre maldito, por haber matado Judas el traidor, me han trado aqu, este manicomio...
EL GATO DE BAUDELAIRE
un gato?
Oh!
un
brillante
como la seda, las orejas graciosamente plegadas, los ojos redondos, de un verde claro, que veces se encendan como dos ascuas, terriEl gato de bles, amenazadoras
Baudelaire era de muy ilustre progenie. Yo he averiguado todos sus antecedentes de familia. Era nieto de Azucena^ la gata blanca de Lamartine, hijo de Csar, el felino amado por Vctor Hugo.
Stiro que as se llamaba el gato de Baudelaire, no tuvo descendencia. El poeta le conden eterna castidad, mutilndole con sua propias manos apenas nacido.
80
MIGUEL SAWA
Y Stiro qu irona la
bre! incapacitado para
el
de su nomamor, sin
fil-
y nada superior en
sofo,
hay
la tierra al sobe-
rano yo. Todos los gatos son egostas, ya lo sabe usted, pero ninguno tanto como Stiro. Tendido sobre la mesa
del poeta, los ojos soolientos, se
miembros en un desperezo voluptuoso V sacaba sus uas encorvadas, que se alargaban feroces, buscando
algo que destrozar.
los
tanto
como
mos alguna.
Voy
explicarle el por qu de
mi
Yo tuve un amor en
se llamaba Esmeralda.
la vida
que
aquella
mujer
oh, no crea usted que le engao!- tena, tanto en lo fsico como en lo moral, algo de feli-
HISTORIAS DE LOCOS
81
la llamaba
yo mi
hubiera usted visto en las desnuda, sobre una piel de tigre nunca conoci el pudor, desperezarse voluptuosa, como el gato negro de Baudelaire, alargando sus manos, dos preciosas garras, en busca de la presa que
siestas del verano,
destrozar!...
Y yo, insensato! la entregu mi corazn para que, jugando, jugando, llegase clavar en l sus uas y lo despedazase poco poco, con sabia
ferocidad.
Esmeralda, idlatra de su persona, enamorada de si misma, no am nadie en la vida. Tambin crea en el yo de Kant; tambin, al venir al mundo debieron de mutilarla.
Pero era tan hermosa!... blanca,
los ojos verdes,
de un verde claro,
soadores;
el
cuerpo....
Poderoso
enamorase de
ella.
Esmeralda
32
MIQEL SAWA
coqueteaba con todos: se haca adorar de todos... Me hizo sufrir mucho; ya lo comprender usted. Yo era un hombre digo. Deb matarla. Pero por aquel entonces, no tena yo el
valor del asesinato. Mi gata huy un
da
con
el
clown
el
Calgula.
ya no volv
me
cont que
Esme
hermoso cuer
po agolpes de su hierro justiciero. Yo me he vengado tambin, mi manera, de la traicin de aquella mujer. Oh, cunta sangre he derramado desde que me abandon! Yo no he usado el pual como Caligula. Me he valido de las manos. La extrangulacin; le recomiendo usted este procedimiento para cuando quiera deshacerse de alguien. Es el mejor de todos. Vea usted estos dedos. Son de hierro. Al que yo coja
entre
ellos!...
HISTOBIAS DE LOCOS
33
Me
timas.
Yo puedo
decir,
como
el
per-
son tantos
el
gato de Esmeralda. Qu animal ms precioso! Era blanco como la espuma, de ojos oblicuos, azules
como el cielo. Cunto le quera Esmeralda! Y por eso, precisamente,, le mat. Oh, qu gozo al apretarle el cuello! El pobre animal me miraba con ojos suplicantes, demandndome piedad. Pero yo fui implacable. Y le ahogu entre mis manos con furia salvaje.
Despus... despus.... Ya le he dicho usted que mis crmenes han sido tantos como las arenas del mar. Realizado mi primer acto de venganza, sent la bestial necesidad de la sangre. Hubo noche en que comet hasta doce asesinatos. Mis dedos, convertidos en garras, se hacan cada vez ms aptos, ms inteligentes para matar. Por qu mi odio terrible contra los gatos? se preguntar usted.
3
HIST.
LOCOS
34
MIGUEL SAWA
La respuesta es muy sencilla. Por que Esmeralda oh, estoy bien seguro de ello! era una gata con apariencias de mujer, y yo me propuse a bien de la humanidad, acabar con todos los animales de su especie.
No vaya
bargo, que m odio ios gatos era :general. No; los humildes, los miserables, los vagabundos,
me
inspira-
ban verdadera lstima. Mi especialidad vaya usted saber por qu han sido los gatos amados por los
hombr.es clebres. Por eso
me
fui
Paris matar
iaire.
el
gato de Baude-
Qu espantosa aventura aquella! Mi ltima aventura! An me estremezco al recordarla. Era de noche. Yo haba entrado en la habitacin del poeta como un ladrn, descerrajando la puerta. Stiro, como de <^.ostumbre, yaca tendido sobre la mesa en que se escribieran las Flores del mal. Sus ojos relucan en la
4
-obscuridad
acerqu
HISTORIAS DE LOCOS
8S
manos
al cuello,
cuando el animal se puso bruscamente en pie, mirndome airado con sus ojos sangrientos. Yo no puedo decirle usted lo que pas despus.
Stiro se arroj
furioso sobre mi,
clavndome
como
uas, poderosas de un tigre, sobre la cara. Di un grito de dolor. Y dej de ver. Stiro, me haba arrancado los ojos con sus garras de fiera.
sus
las
Y por eso estoy ciego. Soy un pobre invlido del crimen. Pero bien me he vengado de Esmeralda! Ya
apenas si hay por el mundo ningn animal de su especie. Yo he acabado con todos!
LA MUTER DE NIEVE
ALDiTO sea
el sol!
Es el
un pas de
de sombras, de tinieblas, sin luz, sin aire; un lugar apartado y solitario donde poder llorar sin que nadie me viera! Uted debe de saberlo lo sabe todo el mundo! 3^0 estoy enamorado hasta la locura de una mujer misteriosa, de un espritu puro como los ngeles, invisible inadmisible para todos, para todos menos para mi! Yo estoy enamorado de la mujer de nieve. Usted no la conccer... No la conoce nadie ms que yo! Es una mu-
40
MIGUEL SAWA
como
la ieve
de
que est formada, blanca como la espuma del mar; los ojos muy grandes, sin color, lucientes
trellas; la
piro:
rojo,
llamas de fuego; y el cuerpo, majestuoso en su desnudez, blanco tambin, con la blancura ideal del mr-
mol helnico, del que surgi la Venus divina. No he visto ms que una vez en mi vida esta mujer extraordinaria, una vez sola! Fu el da 13 del pasado Diciembre. Fecha sagrada! Nevaba... Oh, qu hermosa estaba aquel da la Tierra!
Todo blanco, todo blanco... Una nota de color, sin color. La nieve caa inmaculada en menudos copos,
como
hojas
tados,
sin verdor,
torcidas
semejaban espectros detenidos en medio del camino. Todo callaba con silencio de
muerte. Solo
el viento
dejaba oir su
HISTORIAS DE LOCOS
41
VOZ, que
ces,
ve-
y pareca
perada.
La nieve lo cubra todo, se apoderaba de todo, de las casas, de las calles, d3 la ciudad entera, que iba poco poco perdiendo su aspecto normal, que iba desdibujndose, esfumndose, desvanecindose. Ella se me apareci en medio del
camino como visin
celeste.
En
acti-
de una diosa abandonada. Su pelo rojo resplaindeca con fulgoCa de rodillas al verla en xtasis de adoracin. jVenus admirabilis!
res de fuego.
en voz baja, sin atreverme micon voz balbuciente, una sentida oracin de amores. Diosa, mujer, ngel!.,, Mrame, alza hasta m tus divinos ojos! Quin eres? La inmaculada, la pura, la Virgen de los Cielos? Mrame y mrarla, la rec,
tame
si
quieres! Te adoro!
42
MGUEL SAWA
Eila no
me
contest qu haba de
contestarme!
acudan elocuentes mis labios. Divina para todos, humana para m! De pronto alc los ojos para continuar admirndola. No; no era ilusin. Me miraba! S, me miraba y me sonrea. Ya no era la estatua: era la mujer.
Te
adore!
Me pareci ensueos
fantasa, delirios de
quiz de la
m cerebro en
me
de la
su amor.
cuello su cuello,
ms blanco que las alas de la paloma, esbelto como las torres de que
hablaba Salomn! y un mi boca
HISTORIAS DS LOCOS
48
la suya, helada
como
la nieve, la
que
di calor
sentido
amor insensato. Cuando volvi la vida lucia el sol, un sol de fuego, con ms calor, con ms llamas, que todo el calor y todas llamas del infierno. La nieve se haba derretido y con ella la Inmaculada, la Pura, la Virgen, ia estatua
Yo continuaba con
abiertos.
los
unos hombres
me
brazos apre-
saron y me trajeron aqu. Quin ha matado la mujer de nieve? El sol! Y por eso le odio y le maldigo. Y por eso quisiera vivir en un lugar de horror y de tinieblas,
donde poder llorar, sin que nadie me vea, la muerte de mi bien amada, la muerte de mi Virgen de
nieve...
EL GENIO DE LA ESPECIE
un dedo la boca, en actitud de imponerle silencio. Oh, djeme usted que bable! Necesito darle gracias Dios por lo bueno que ha sido conmigo. Todas mis palabras van dirigidas l. Todas mis palabras son oraciones. Y echndose reir de repente: Pero qu bestias son los homllev
bres!
ta,
Todo
lo
vida es una linea recta, de la que arranca una curva, la que llaman la muerte. Y todos tenemos que ir por esa recta y acabar en esa curellos la
va.
Ley
universal.
La
naturaleza,
4S
MIGUEL SAWA
dad del
espritu
y de
la materia?
Paparrucha!
Y revolvindose
lecho:
furioso en el
No me interrumpa
tor!
usted, doc-
dad
Dios, es grande!
de rabia: Oh, esos mentecatos!... Nadie, salvo usted, ha entendido mi enfermedad. Oiga usted esos pedantes diagnosticando. -Los vasos capilares que se desbordan en sangre y anegan el corazn, el vientre que se hincha congestionado por la hidro-
rechinando
los dientes
Para
viado de la lnea recta y voy caminando ya por la curva. Pues bien, no, seores mdicos, se han equivocado ustedes; mi corazn funciona con absoluta regularidad, y en cuanto la hinchazn del vientre yo les asegur que es perfectamente natural, que es uno de tantos fenmenos propios de mi estado.
HISTORIAS DE LOCOS
49
Uno
Pues no han querido hacerme Les he hecho el proceso de mi enfermedad, iniciada, como sabe usted hace nueve meses, y se han redo de m, creyendo que deliraba. Vyales usted esos hombres de la linea recta hablarles de las maravillosas transformaciones de que es capaz el organismo humano, de los
caso!
milagros,
los,
si
con que Dios favorece a veces las criaturas! De seguro que me han tomado por loco. Gracias que creyndome en peligro de muerte, han tenido lstima de m y no me han aplicado la camisa de fuerza. Y despus de unos momentos de
silencio:
no ha de ser apto para la concepcin y para la maternidad? Por qu las entraas del macho no han de ser fecundas como las de la hembra?
4
-
HIST, LOCOS
50
MGtEL SAWA
Calise el
sin fuerzas,
bruscamente sobre la cama, elev los ojos lo alto y murmur con voz
grave:
Gracias, Dios mo, por el bien me has hecho! Y dirigindose al mdico, que le observaba intranquilo: Gracias usted tambin, doctor, por no haberse burlado de m como
que
los otros.
llorando y riendo
si
al
mismo
tiempo:
Oh,
me
apta para la maternidad, busqu en el adulterio el hijo que me negaba el amor legtimo. Pero Dios no quiso concedrmelo, sin duda porque no me lo mereca. Llegu odiar mi mujer, que muri desesperada. Llegu odiar todas las mujeres. Cuando vea un nio en brazos de su padre lloraba de rabia.
Una vez en
el
HISTORIAS DE LOCOS
51
Retiro, engatus
me
mi
estril
amor
en aumento.
momento
de mi muerte. Y cuando me confin en la cama, esperando impaciente que llegase mi ltima hora, mi vientre comenz hincharse, hincharse... El milagro se haba hecho, yo no s cmo .. (ya sabe usted que no hay explicacin para los ^milagros). Llam mi mdico, y despus otro, y despus otro... Pero todos se rean de m, nadie quera creer en el hecho extraordinario. Consult los
ms afamados
mientras tanto la
enfermedad llammosla as segua su curso natural; mi vientre se hinchaba cada vez ms, y yo senta dentro de l un
peso que
me
abrumaba...
el
peso de
52
MIGUEL SAWA
gQ
hijo
aquel peso,
esperado haca tanto tiempo, era que Dios se apiadaba de m y haca fecundas mis entraas. Y exaltndose de nuevo, exclam grandes gritos: i Ahora se ha de saber la verdad, ahora se ha de saber quienes son los locos, si ellos yo, porque ha lle-
gado
el
momento
del milagro!
El mdico le interrog.
Vuelven
bles.
.
,
los dolores?
Parece que mi pobre vientre va abrirse, va romperse, va estallar. jY qu angustia en el corazn!... Doctor, doctor, ha llegado la
hora! Mis entraas se desgarran!...
Oh,
qu
feliz soy!
fin
va
sa-
berse la verdad!
la hora.
Voy
S... se trata de
un caso extra-
HISTORIAS DE LOCOS
53
Vamos
nada.
No tema
tigo
usted, doctor, no
me
quejar... Sabr
Qu ha
nia?
sido,
doctor,
nio
-Nio. -Vive?
No... naci muerto. Ah, Dios mo, todo
intil!
Mi
hijo!
Dnde est mi
hijo?
usted
otros,
ted querr,
como tantos
que
le
graciado!
Dios
usted siempre
esmeraldas!
A pesar de mi aspecto vulgar, sepa usted que yo soy un ser extraordinario. Por eso me han trado aqu. A unos nos declaran genios, y otros nos declaran locos. Yo debo de figurar, segn los mdicos, entre estos ltimos. Me es lo mismo! Desprecio los juicios de la humanidad! S; sepa usted, seor mo, que yo he llegado apoderarme, uno por uno, de todos los secretos de la Na-
58
MIGUEL SAWA
como
Dios, lo s
todo
usted, que he llegado ser lo que soy, gracias una mujer. El amor es la gran fuerza de la vida. Un hombre enamorado lo puede todo. Si Mara me hubiese dicho: Quiero una estrella para colocrmela en la frente como una diadema de luz, hubiera robado para ella el ms brillante de
los luceros.
y Debo de declararle
algo ms.
Porque sus ojos me miraran con amor; porque su boca me sonriera alegre, yo me senta capaz de todo. Por ella llegu averiguar cmo se
fabrican las esmeraldas.
Pero la pobre Mara se contentaba con poco; era una mujer sencilla, sin pretensiones... Alguna vez protestaba de nuestra pobreza. Entonces yo, para consolarla, la llevaba
ante el espejo.
bonita, se
ella, al
verse tan
lo olvida-
echaba
rer
HISTORIAS DE LOCOS
59
el cristal del
hermosas
pie-
dras de luz.
Y en xtasis de admiracin, con voz que hacia temblar el deseo: Mira esa diadema de brillantes... Cmo fulgurara sobre el negro de mis cabellos! Por poseerlas, porque fueran mas, era capaz de arrancarme los ojos con mis propias manos! Hablaba exaltada, apretndome el brazo con fuerza nerviosa. Oh, mira qu rub! Es una gota de sangre fresca? Es un lucero al rojo? Es una rosa que se petrific al morir?... Qu bien hara engarzado en uno de mis dedos!
Oh, y esas perlas? Fjate bien Has visto en la vida nada ms armnicamente bello? Con qu compararlas? Nacidas en el fondo mis-
?r::
I "
-^ r ?iHi
y He
Q^iedc
ojos
en ]
:-,.--
--
'-- -'Lar!
si no...
Lo necesito: S t no
me
Haba
m pesetas.
Seis mil pesetas!... Me qued aterrado. Cmo podan Taier aquellas miaeraB piedras tanto dinero? {.Con que dice nsted qne seis rail pesetas? interrogn de nuevo al dependiente. Siy seor: ^is mil pesetas. Baeno: pn^ es mo el eoUar. Ya TolTer por l... uno de estoe
das.
las floree?
62
MIGUEL SAWA
4:
^^
4*
ra,
Desde aquella funesta noche, Mame neg implacable sus besos. Traes el collar?
Maana.
iS,
maana,
lo
que se
me va
acabando
cia. Si t
tes,
combinacin de estas dos paralmina y la glucina, no me dieron por resultado el todo, sea la
hice,
la
esmeralda.
implacable:
Traes
collar?Traes el collar?
HISTOiilAS
DE LOCOS
63
H:
:}:
Una
Entr decidido. Ese collar de esmeraldas que est en el escaparate. El que vio usted la otra noche? -Si. Ya sabe usted el precio: seis mil
pesetas.
Vaya unas
S;
piedras!
muy
hermosas.
Era la ocasin. Me arroj sobre l, de improviso; le tap la boca con una mano, para evitar que gritara, mientras con la otra le cog por el cuello, apretndole con todas mis
fuerzas.
64
MIGUEL SAWA
H
ji
^5
- Traes
el collar?
lo tienes.
Si; aqui
Y me
ntica.
me
morda
fre-
me mir
asustada.
mi!
ro-
T?... La polica!... Y se
lle-
varn mi
collar?...
Quise abogara como al otro. Pero huy. No hay monstruo semejante la mujei! Huy, llevndose el
coliar.
MI
OTRO YO
HIST.
LOCOS
i^^h
d,:
^^^^ICEN que
^^?
la
Naturaleza no
se repite jams, no da
la vida dos seres iguales,
que todos
son distintos entre
s.
los
hombres
No crea usted
semejante absurdo! Yo no soy un tipo vulgar, yo no soy un cualquiera, yo tengo personalidad propia, y sin embargo... Tal como soy fsicamente, tal como soy en conjunto y en detalle, ha habido un hombre en el mundo. Dijrase otro yo. Una gota de agua y otra gota de agua. Quien le viera y me viera tena derecho dudar de mi
madre.
abombados y
68
MIGUEL PAWA
mirar centelleante? Ve usted esta gran nariz de loro, corva y puntiaguda, atrevidamente inclinada hacia la izquierda? Ve usted este pelo rojo, y esta barba rala, y esta tez pecosa? Pues los mismos ojos y
la misma nariz y el mismo pelo y la misma barba que yo tena aquel
identidad
sitio
cojeaba como yo del pie derey le faltaba como m el dedo pulgar de la mano izquierda... Otro yo, le digo usted que
cho,
otro yo!
Mi mismo modo de rer estridente, mi mismo modo de hablar gangoso/ mi mismo modo de accionar violento, mis mismos gestos extravagantes!...
llamaba como yo, Juan; y tena el mismo apellido que yo, Expsito; y haba nacido en el mismo
se
HISTORIAS DE LOCOS
69
da
mo
de 1864. El no tena familia; yo tampoco. Eramos en todo iguales. Pero pensbamos y sentamos de distinta
manera. El
soy...
era...
como
era,
y yo
fsico,
como
soy.
Ya le he
agua; en
dicho usted: en lo
zn y yo
contarle usted cmo cono mi hombre. Har del suceso c unos cuatro aos. Iba yo una noche,
Voy
los
ojos?
agre-
qued estupefacto.
la ma!
70
MIGUEL SkWA
yo!
Seor mo!
Debo
solo
frazarse!
El que va disfrazado es usted! polmica se haca interminable, le cog violentamente de un brazo y le llev arrastrando hasta el farol ms prximo. Qued estupefacto! Aquel hombre era otro yo; era yo mismo. Pero esto no puede ser! No, seor, no puede ser. Debo de estar loco! Debo de estar borracho! Decidimos, para aclarar la cuestin, entrar en el caf de Fornos. Yo
Y como la
usurpacin de personalidad,
si
no
me
octava copa de cognac mi me cont su historia, una historia vulgar y triste, la eterna
la otro yo
HISTORIAS DE LOCOS
71
etctera.
La borrachera
Ja,
iguales!
ja!
Caso
si
- Pero
Una broma
raleza!
-
mam
Natu-
De
grave.
vida y la ma Eon obra del Misterio. Quin eres t? Quin soy yo? Acaso una
trajo al mundo, somos fruto de un mismo vientre impuro. La Casualidad, gran auxiliar del Misterio, nos ha reunido. No nos separemos ya ms. Yo ser, si quieres, y aunque no quieras, de ahora en adelante, tu amigo, tu hermano... Yo no he amado nadie.
Hermanome
con fuerza! Amigos para siempre? Hermano, hermano, que sea la Felicidad y no la Desgracia quien nos ha reunido esta noche!
72
MiaUEL SAWA
* ^
S, hermano! Valiente farsante! Vaya un modo de entender la fraternidad que tenia aquel canalla!
Crame
hombre, yo no he vuelto gozar un solo momento de tranquilidad. Mi otro yo se vino vivir conmigo, mi casa, en mi compaa, como si efectivamente furamos hermanos. Y todo lo que era mo, todo lo que era de mi propiedad, pas ser suyo: mis muebles, mis libros, mis ropas, mis alhajas, mi dinero...
serable, usurpando
hubiera sido eso solo! El mimi personalidad, cometi toda clase de abusos y desmanes, ponindome ms de una vez en trance de ir la crcel quiz
Y
si
presidio.
le
una declaracin importante. Aqu donde usted me ve, yo he sentido un gran horror hacia las mujeres. Siempre que he podido huir de ellas, he huido. Es un
haga una
HISrOKIAS DE LOCOS
73
le recomiendo. Da muy buenos resultados. A.y, amigo mo! Pero conoc Regina y esta vez si que no pude huir! y al conocer Regina conoc al amor. Nunca mujer alguna ha ejercido tan poderosa influencia sobre un hombre. Dej de ser; mi cerebro y mi corazn fueron suyos; dej de ser; yo no pensaba sino lo que ella; yo no senta sino lo que ella... Uno de tantos casos de anulacin por amor como se ven en la vida. Y mi hermano se enamor tambin de Regina! Era lo lgico verdad? Todo lo mi no era suyo? Pues
sistema que
entonces!...
una noche.
[Miserable! Vas robarme tambin el
por miedo, se arroj mis pies gimoteando. Perdname, hermano... Estaba loco, estoy loco... Ya veo que somos
otro yoj quizs
Mi
incompatibles.
La
fatalidad se
empeado en separarnos. T
ha yo
74
MIGEL~SAW
sobramos en el mundo suspir, y vi que sus ojos se llenaban de lgrimas. Nada temas de m... sabr cumplir mi deber, sabr sacrificaral pronunciar misero rompi llorar desesperado. - T no sabes lo que la amo! i^o tanto como y o! le repliqu
me...
este
Hegina!...
nombre
el
furioso.
jCalla!
dej
ahogado por los Yo no s qu daria por poseerla! Pero no temas, hermano: sabr cumplir con mi deber. Djame que te abrace. Ya no volveremos vernos ma en la vida! Me voy para no volve! Perduame todo el mal que te hecho... Ya s que he sido ingrato y desleal contigo. Perdname! Un abrazo. Que la nagas feliz! A.dis, hasta que nos volvamos ver en la otra vida, si hay otra vida despus que sta!
de
hablar,
Me
dej abrazar
sin contestarle
palabra.
Dame tu revlver.
HISTORIAS DE LOCOS
75
Se
feliz!
lo di.
Adis,
hermano, que
la
hagas
H^
:t^
de mi otro yo volvi la mi espirita y por espacio de algunos meses fui feliz en el amor de Regina.
la fuga
Con
tranquilidad
en que adquir el derecho de que aquella mujer fuese ma. Imagnese usted de mi emocin al dirigirme la alcoba donde me esperaba, anhelante, la esposa de mi alma. Oh, qu dulce embriaguez la de aquellos momentos! Abr, temblando, la puerta del
santuario.
Regina! Regina! grit, sin gritar. Soy yo! Abr la puerta y di luz. Imagnese usted mi asombro y mi indignacin. Mi mujer no estaba sola. Con ella haba un hombre. Mi
hermano.
que he S, soy yo me dijo usurpado una vez ms tu personali-
76
MIGUEL SAWA
la
Can!
S que lo soy, y por eso despus de poseerla la he matado para que no fuera de nadie ms que de m! Le cog por el cuello. Miserable!
-
Ma!
Solo ma!
*
H
me
declarado
y me han
comio.
LA SIRENA
la
soy un enamorado del mar. Un enamorado platnico. No me he embarcado ms que una vez en vida. Oh, pero qu hermoso viaje
|o
aqul!
l
En
conoc la felicidad.
En
conoc la desgracia.
Amor y dolor
mar! Las
aguas del Ocano tienen todos los colores, son verdosas toda la gama del verde, cuando se hallan en calma; negras con todo el horror de lo negro en los das de tempestad; rojas, cuando el sol se baa en ellas; blancas, con esa blancura luminosa, fosforescentes de la nieve, en las claras noches estrelladas. El hombre es un ser inferior. Para
80
MIGUEL SAWA
cada uno que mira lo alto, hay ciento que, con los prpados caidos, andando torpemente como los topos, slo se preocupan de ver sin talento para observar las cosas bajas y feas de la tierra. Hay muy pocos ue aspiren volar, que quieran perderse, en busca de mundos nuevos por las inmensidades del infinito. Andar dos patas es tan cmodo, y
tan
fcil, y...
tan natural!
Y vyales
hablarles de nada extraordinario, de nada que no sea el hecho vulgar, el pan nuestro de cada da. Creer usted que hay quienes niegan la existencia de gnomos, stiros y faunos, de ninfas, sirenas y nya-
de esos seres extraos, cantados por los poetas, pobladores misteriosos de los bosques y los mares? Pero lo que me indigna verdaderamente es que esos topos duden de la existencia de las sirenas, de aquellas divinas hijas de Aquelo y Calirpe, metamorf oseadas en monstruos marinos por la vengativa
des,
Ceres.
HISTORIAS DE LOCOS
81
Porque, crame usted, yo teDgo motivos para creer en laa llamadas ninfas del mar, yo puedo asegurarle usted que mis ojos han visto horas y horas, hasta saciarse de mirar! una de esas mujeres-sirenas, que surgen, como Venus, de las aguas^ para asombro y xtasis de los navegantes. Qu portentosa creacin de belleza aquel monstruo! Parece que la veo an. Sus ojos cambiaban caprichosamente de color, y eran, veces, verdes como el mar, y otras,
azules
las!
como
el cielo. Pero
qu ex-
Qu soberano modo de mirar el de aquellos ojos nicos! Su cabellera rubia, floreada de al-
como
Estaba desnuda... sonrea fascinadora, enseando y las perlas de sus dientes. Estaba desnuda, al aire el alto y torneado cueoro.
llo, el
un manto de
nuda y
Yo
6
-
admiracin, y
HIST.
tocos
82
MiaUEL SAWA
do, arqueaba, con gracioso movimiento, sus brazos de nardo y apoyaba en ellos su cabeza de oro, lanzando sobre m todo el fuego de
sus miradas.
contemplarla mejor. La noche era y serena. Alrededor de aquella mujer bullan las aguas formando espumas luminosas. La luz de la luna caa directamente sobre ella, baando de luz su cuerpo desnudo. Un nimbo de estrellas circundaba su cabeza. Y segua sonriendo. Quin era aquella divina aparicin de amor? Luego era verdad la existencia de las sirenas y aquella mujer era una de las ocho ninfas del mar de que nos hablan los
poetas?
Agaofone;
Telxlepia, Molpe,
Slguea!
La
hasta m tendindome los brazos. Y comenz cantar, en versos que caso fueran del divino Apolo, una
HISTORIAS DK LOCOS
83
me
-Ven!
Me
Nietzsche:
El que lucha con monstruos corre
el riesgo
Y tuve miedo. Pero ella segua mirndome, mirndome y gritando: Ven! Ven!
Me
volv loco.
los ojos
All voy,
Cerr
al
mar.
Y perd el conocimiento.
vida de la razn vi que tena la mano derecha ensangrentada y que aprisionaba en ella
la
Cuando volv
un haz de
el oro.
cabellos,
rubios
como
me haba aparecido
84
MIGUEL S\WA
LA MUERTE
hermosa era! De esto s que s que lo recuerdo bien qu hermosa! Alta y fuerte, tal como una estatua de Mina. Qu
que enloquecan con su mirar de amor; la faz morena, artsticamente soleada; la boca roja y ardiente como la llama; el cabello azulino y brillante...
pregunto usted: Una mudebe morir? Por qu la Belleza no ha de ser inmortal? Por qu la Gracia no b a de ser eterna?
le
Yo
jer as,
SS
MIGUEL SAWA
mismo
lo bello
que lo feo, lo bueno que lo malo... Para ella no hay clases ni privilegios. Todos iguales. Maldita sea la
igualdad!
Y as llevamos siglos y siglos, desde que el mundo es mundo. El hombre crear, y ella, la Inexorable, de&truir. Qu poder hay semejante al de la muerte? Ninguno. Ella tiene como cmplice, como aliada, la Naturaleza entera, al aire, ai agua, al fuego. La tierra no d de s ms que elementos de destruccin. Oh, es terrible! Todo lo que nace, nace para morir. ;Todo! El mismo planeta que habitamos, rotos sus ejes, dejar algn da de girar alrededor del sol y desaparecer en el vaco. Y el sol, el mismo sol se apagar tambin. No hay fuego que no se consuma, no hay llama que no se extinga, no hay hombre que no se torne en cenizas! Y volveremos otra vez las tinieblas del caos,
HISTORIAS DE LOCOS
89
la
el In-
finito.
puede todo. Ya lo he dicho antes; no hay poder como su poder. Y sin embargo, igame usted, si es usted capaz de comprenderme. Voy contarle cmo he podido yo acabar con ella. Pero no crea usted que estoy loco, como han tenido bien asegurar los fariseos de la justicia que me han confinado en este manicomio. No, no crea usted que estoy locoi Los
S, la
Muerte
lo
de
diosa,
era,
en
reali-
dad,
una mujer como otra cualquiera, una pobre mujer como otra
cualquiera...
miseria
hum ana
y
al
de
dolor de la enfermedad
al dolor
Una
tarde...
Estbamos asomados
90
MIGUEL SAWA
mirndonos sin vernos, en pleno xtasis de amor. Cantaba el pjaro en el rbol y el agua en la fuente; vibraba el aire armnico; el cielo era de prpura, y la tierra, dorada por el sol, pareca
al balcn,
felicidad!
morirme en esta Temo tanto la vida!... Mira, nuestro amor que hoy es fuego,
quisiera
Oh,
maana
Y
y
echndome
Tarde
mento de
temprano llegar
el
mo-
la desilusin
del hasto.
Por eso te digo que quisiera morirme en una hora como la de ahora, gozando de este estado de plena felicidad. De pronto, mi adorada grit, cayendo desplomada en mis brazos:
Me muero!
go! Me muero!
Dios
ha odo mi rue-
HISTORIAS DE LOCOS
91
parse el aire y de sombras. S que se mora! Bes su boca y su boca estaba yerta; palp su cuerpo y tampoco haba calor en l... Y sus
la fuente, el cielo se cubri
de sonar
qu permanecan cerrados me no miraban ya con fiebre de y amor? Se mora, se mora!... Entonces oh, le juro usted que no miento! se acerc nosotros con paso ledo, se interpuso entre los dos una sombra surgida no s de donde. Hombre mujer? No puedo decirlo un ser monstruoso que llevaba una sonrisa en la boca y una guadaa en la mano. La reconoc en seguida. Era la Muerte! Era la Muerte, que vena robarme mi amada!
ojos por
Elena!...
la
Amor
mo!... Elena!
llamas, insensato,
si
ya no puede
orte?
en tus brazos y so
halla
&2
MldCrXL
SAWA
trecho su alma viva. Ella me llam, bien lo sabes, y por eso he venido.
;Me solicitan de tantas pa^te5^.. Yo bien quisiera servir todos, pero me falta tiempo. De da y de noche el clamoreo es Ven, venl> La vida incesante. cuenta con muchos partidarios, pero mira que yo!... Todos me temen,
el favor.
Agradceme
pero tolos
Un
me
sonora.
est en m; la jams sabr el verdad que nica hombrel Yo soy lo desconocido, lo ignorado, lo eternamente misterioso. Qu hay despus de mi? La
La nica verdad
blandiendo
amenazadora
la
guadaa:
Hoy me llevo Elena; maana vendr por t. Espera Ten paciencia! Tarde temprano, sers mo. Yo soy la laexorable, la que naI
die perdonal
Loco de desesperacin,
grit:
HISTORIAS rs LO ros
T'?
Saqu
alto.
el revlver,
dispar lo
Adis:' llevo prisa. Tengo mucho que hacer. Hasta muy pronto. La sombra se desvaneci, siempre
riendo,
se
y entonces surgi
el espacio.
la luna,
y
el
lumin
bestias esos mtraerme aqui han inventado la farsa de que yo, en un rapto de locara amorosa, habia ahogado mi adorada al abrazarla. Y no he sido yo. sino la Muerte, quien la ha asesinado.. La Muerte, la Inexorable, la que nadie perdoDa; Por eso dispar sobre ella los seis tiros de mi pistola Browing. ;Si llego
dicos. Pira
alcanzarla!...
EL HOMBRE QUE RE
pose
Yo soy el hombre que rie constantemente, perpetuamente... Como el trgico judo de la leyenda, quien Dios conden andar siempre, por los siglos de los siglos, andar siempre, sin tregua ni descanso, yo tambin, por mandato divino, estoy condenado reir. Y no s si despus de muerto... Doctor cuando el alma se separa del cuerpo, cesa por completo la vida en el organismo humano? No cree usted en la existencia de ese fluido al que Descartes llamaba la materia sutil? Porque yo tengo
(
mST. L0C03
98
MIGUEL SAWA
siniestra
all
que
des-
hay despus de
Doctor ;soy
la muerte.
el
hombre ms
graciado del mundo! Qu podria hacer yo para llorar? Por qu Dios me ha negado el don supremo de las lgrimas? jOb, es espantoso! No
hay nada que me conmueva, nada que me emocione... Todo me haco reir. No tengo sensibilidad moral alguna. Soy un monstruo. Crame usted estas palabras de verdad que le digo: no hay dolor que para mi sea dolor. El espectculo de
la
Una
noche, mi compaero
el
cay desde
trapecio la
maquinalmente su lado para presauxilio. El pobre muchacho viva an. Eoja la cara por la sangre que le brotaba de la herida, los
tarle
HI^T01vIA,^
DS JOCOS
99
meute espantoso. Y qu modo de quejarse el del msero! Haciendo un supremo esfuerzo de voluntad,
pudo, al verme, pronunciar Mala suerte, algunas palabras. Tony, mala suerte! Me muero, me muere! Y lo creer usted, doctor? Incli nado sobre mi cam arada, que yaca
en
el suelo
retorcindose
con
la$^
un insensato. El pblico, que se haba dado cuenta exacta de la tragedia, baj la pista indignado,
con
el
propsito de lyncharme.
Yo
segua
riendo
como un
loco, sin
hacer caso
todava
de ios denuestos de la gente. Y ya ve usted si soy un perfecto miserable, al recordar al pobre Mors siento ganas de reir. Es monstruoso! Verdad? Es es-
pantoso!
Cmo
me
Yo
hace
mismos animales?
creo
cielo.
Cmo
predisposicin la riss?
ICO
MIGUEL SAWA
Ver
usted...
Voy
contarle la tra-
padzcame.
* * *
Usted ha odo hablar de Alicia Brond, ms conocida por el sobrenombre de la WaJlv/ria? Pues Alicia Brond era mi mujer: mi mujer legtima. Verdad que era muy hermosa? Ob, s, muy hermosa! Me parece estarla viendo con sus ojos azules, de un azul obscuro, brillantes como luceros; sus mejillas encendidas, del color de las rosas; su boca grande,
sensual, de
Dichoso el
llos ojos
el
mayores encantos de acuerdo bien, era su cabellera de seda y oro, en la que poda envolverse como en un manto regio, y que tena no s qu perfume afrolos
Uno de
me
disaco...
Yo hubiera
HISTOiilAS
DE LOCOS
101
ios
celos.,.
Doctor, no comprendo
que se pueda querer una mujer dudar de ella. Porque como dijo San Agustn, que tena motivos para conocerlas, las mujeres son el principio y el fin de todo pecado, y no existe nada ms quebradizo y frgil que su virtud.
sin
de todo, dudar siempre, es horrible, Y as he vivido yo cerca de dos aos. Mucho he sufrido, pero mucho tambin
he hecho
sufrir la
pobre
Alicia.
Mire usted, doctor, mi mujer era una de esas mujeres que pareciendo malas son, en realidad, mejor que buenas. Ella sola decirme: Pero qu quieres que haga? Es preciso vivir con el pblico. Si me miran tengo que mirar, si me sonren tengo que sonrer. Pero ya sabes que yo no quiero nadie en el mundo ms que t. Y con los ojos llenos de lgrimas: Tony por qu te empeas en hacerte desgraciado? Por qu
102
MIGUEL SAWA
ie
dudas de mi? Yo
diel
contestaba
f u-
Lo oyes? Aunadle! Tengo celos de todo y de todos! Ah, conozco bien la perfidia de las mujeres! Crees que si no me dieras motivos desconfiara yo de ti? 1 veces miras de una manera los hombres! Sra cosa de arrancarte los ojofc! Es que porque soy un msero clown no tengo derecho velar por mi dignidad de mai
cuidado! El da
menos pensado
mal...
pier-
Tuno
Y ya se me va
acabando
la paciencia.
De
les
que padece el hombre la nica que no tiene cura es la de los celos. Sin tener no ya pruebas si no el me-
nor indicio de la infidelidad de Alicia yo segua dudando de ella. Nuestra vida era una vida de condenados. Llegu injuriarla, llegu maltratarla. aquellos luceros que brilla. .
ojos se
haban
HISTORIAS DE LOCOS
103
mo-
rado del
lirio!...
Una
mente, sin motivo alguno, la amenac con sealarle la cara, para que aquella herida, reveladora de su ignominia, la sirviera de perpetuo
castigo...
rabia,
le
haba odo nunca, me replic furiosa: Te has propuesto que sea mala y vas salirte con tu gusto! Me arroj sobre ella, sujetndola
por ambos brazos: Ah! Pero es que
me amenazas?
que
me
xilicia!
-Tony!
No me provoques!
Sealarme
la cara! Por
qu?
Mi nico
adelante...
delito
ha
sido quererte.
104
MIGKL SA.WA
j Miserable!
Suelta!
Canta!
Soy inocente!
Ya
le
inocencia! Canta!
Perdn!
No
ti!
me
Cumplida mi brbara venganza ech reir como un loco. Y desde aquella noche mi carcajada sipetuamente...
A.y,
Qu hara yo para
poder llorar?
LA TENTACIN
u voz clam angustiada. Deja, Seor, que vuelva mi! Y el desgraciado cay de rodillas, elevando lo alto sus manos de asceta. Deja, Seor que vuelva m! Baj despus, humilde, la cabeza, y rez en voz alta, con voz lgubre de queja, todas las oraciones del
108
MIGUEL S\WA
t,
Bien sabes
Seor gema
el
msero, que que no soy responsable... Aos y aos te he rogado: ao me dejes caer en la tentacin! Por qu no has querido orme? Yo era feliz en mi pureza. Pero vino el Enemigo Malo y me tent. Para alejar al pecado,
peta el
Cuando veis una mujer, creed que tenis presente, no un ser humano ni una bestia, si no al Diablo. Y mis sueos eran puros como podan ser los de los ngeles. Luego por las maanas, al despertar, despus de bacer la seal de la cruz, recitaba en voz alta, una y otra vez, modo de oracin, las palabras de San Juan Crsstomo: La mujer es ia causa del mal, la autora del pecado, la fatalidad de nuestras mipuerta del infierno. Llegu sentir tal horror hacia ellas que olvid que haba nacido de vientre de mujer. Las madres me deca, no son hembras; son solo madres.
serias, la
HISTOMAR DH IOC03
109
m ignoransatisfaccin
No hay
que el estado de pureza. M alma, abrasada en el amor de Dios, no senta otro deseo que el del sacriflcio. Las mujeres pasaban mi lado como sombras, sin que yo las viese, abstrado en mis meditaciones. Si alguna vez mis ojos se fijaban en ellas, temblaba de horror y de asco. Pero era posible que los hombres perdieran su alma por aquellos monstruos de abominacin? A.y! pero una noche... Era ya tarde. Rezaba yo mis oraciones. Do pronto, llamaron la puerta. Sal abrir, intranquilo. Quin poda ser aquellas horas? Dios mo! la que llamaba era la Mujer, era la Tentacin, era el Pecado, que venan perderme. Me ech temblar al verla, y, hael espritu
mayor para
Vade retro!
describir nunca la forma carnal de aquel demonio de seduccin. De qu color eran sus ojos? Negros azules? No s... creo
Yo no podr
lio
MIGUEL SAWA
que negros. Era rubia morena? Rubios son los ngeles, morenas son las mujeres... S... deba de ser morena. Deslumbrado ante su belleza, cerr los ojos para no verla. Pero la Mujer habl. Yo no oa sus palabras sino la msica de su voz. Oh, qu bien suena en boca de mujer el silbido de la serpiente
De
de su carne sent paralizarse la sangre en mis venas, y me pareci que mi cerebro dejaba de funcionar. Qu tiempo pas en aquel estado de inconsciencia? No s... Un se-
gundo del valor de un siglo! Guando volv la \ida, la Mujer segua all, mirndome implacable con sus ojos
de tentacin.
Vade
angustiado.
retro!
-clam de nuevo
HISTOraAS DE LOCOS
111
como
si
raicea en la tierra.
Seor, Seor, ven en mi ayuda! Pero Dios no quiso oirme, no quiso darme fuerzas para resistir la tentacin.
lo
que haca, cediendo la necesidad del instinto, uni mi boca la boca de la Impura. En aquel beso de amor puse toda mi alma. Nunca mujer alguna fu besada como lo fu aquella! La serpiente me habia ofrecido la manzaca del Pecado, y yo la devoraba con el ansia del hambriento. Te amo, te amo! la dije, sin dejar de besarla, metindola las pa labras en la boca. Ella luchaba por desasirse de ,mis
brazos.
Te amo, te amo!
Ilaa extraa laxitud languideci
de pronto todo mi cuerpo. Y mi cabeza cay rendida sobre el hombro de aquella mujer. Aprovechndose de mi confusin huy la Impura, huy con la rapidez
del viento.
112
MIGUEL SaWA
Quise seguirla, pero el Demonio tena sujeto an y no poda moverme, como si mis pies hubieran echado races en el suelo.
me
:}:
Y
mi
voz.
UN DESNUDO DE RUBENS
HIST.
LOCOS
loco haba sacado la cabeza por entre los barrotes de la ventana una cabeza espantable, de cabellos erizados, que se mova incesante^ con movimientos nerviosos y me llamaba con gritos de desesIL
peracin.
Caballero!
Si
cerme
favor de orme unos momentos!... Tengo que revelarle un secreto importantsimo... Esccheel
me
usted por lo que ms quiera en mundo... Slo unos momentos... el Acerqese usted sin miedo... Yo no
hago mal
nadie...
loco inofensivo...
Mire
116
MIGUEL SAWA
engaarle. Yo no s decirle usted en verdad si estoy loco estoy cuerdo. La razn es el don de pensar que Dios ha dado los hombres para diferenciarlos de los animales? Pues entonces, pesar de lo que digan los mdicos, puedo asegurarle usted que estoy en el pleno dominio de mis
facultades mentales. Qu
siera
ms
qui-
Qu
ms
libre del
animales, libres del dolor del pensamiento! Todos los males del hom-
amputase
Crame
pensara,
usted,
si
yo sera no recordara
feliz si
no
que...
HISroniAS DE TOCOS
117
Que no
Me va en
se entere nadie,
que nasoy
voy
decirle!...
un miserable: he matado mi
mujer Y tapndose
I
como
si
mismo:
S; soy
un miserable! No me-
un asesino
sepa...
Cuando usted
Sus ojos se llenaron de lgrimas: Yo puedo decir como telo: mi clera es como la de Dios, que destruye los objetos que ms ama. Hizo una pausa, y despus, algo ms sereno, aunque siempre moviendo la cabeza vertiginosamente,
continu:
118
MIGUEL SAWA
amor ante aquel prodigio de la Naturaleza? Dios al darla vida dijo: Ah va mi obra maestra. No puedo describir con palabras su belleza porque no las hay que den idea de lo que era aquel portento de encantos y de gracias. Ya le digo usted: la obra maestra del Gran Ars&tir el
tfice.
La voz
no es una como no lo ha sido nadie en el mundo. El hombre que ha posedo la mujer amada
tinuque
mentira.
la felicidad
Yo he
sido feliz
feli-
torn bronca
lloraba.
Ver
gracia.
por la
Roma, aples, Venecia, Miln... Y llegamos Florencia. Pues bien: una tarde fuimos al Museo Dei Office y al entrar en la
visitado
HISTORIAS DE I.CCOS
119
Porque imagnese usted cul sera mi sorpresa y mi espanto y mi indignacin al ver que uno de aquellos lienzos representaba una mujer desnuda, y que aquella mujer era una copia exacta de la ma, lo que se dice una copia exacta.
S;
misma
su mis-
cara!
mo
cuerpc!...
Sus
ojos, su nariz,
su boca, su cuello, su
era ella, toda
Hubens haba visto mi mujer desnuda! Otros ojos, antes que los
mos, haban gozado de ia contem-
placin
sible?
de aquel cuerpo
que yo
Ya le he dicho
llos
momentos estaba completamente loco. Saqu el revlver y dispar primero sobre mi mujer y luego sobre el lienzo revelador de mi deshonra. Unos hombres me detuvieron
123
MIGUEL SWVX
y me llevaron no
dnde y luego
de preocuparse
me
trajeron aqu.
loa sollozos dej
Ahogado por
hablar; luego,
ya
sin
de m, monolog:
Pero Rubens naci hace mucho tiempo y no pudo conocer mi mujer! Cuntos aos hace que naci Rubens? Doscientos, trescientos aos! No! No pudo conocerla! Pero la adivin y he hecho bien en matarla. La adivin!
llorando
riendo un
mismo
tiempo:
S, he hecho bien en matarla!
UN SUICIDIO
deca
as:
mata
la ley
de su distrito. Obedezco de la rutina. Sin embargo... Yo no le concedo usted potestad para juzgarme. El haberse aprendido de memoria el DigestOy no le da usted derecho tanto. A.h, seor juez, Cristo no
con
el juez
Mi
s
si
124
MGUEL SAW4
derme. Ha ledo usted Nietzsehe? Quizs no, porque Nietzsehe es incompatible con el Cdigo. Pues el gran filsofo ha dicho que la vida solo puede tolerarse con la esperanza de la muerte. Es una horrible frase verdad? Pues bien; ese gran pesimista de Nietzsehe, que estando loco razonaba como cuerdo, ha puesto en mis manos, como en la de tantos otros, el revlver del suicida. S; tenia razn el maestro: la muerte es la nica esperanza! Por qu me mato? Yo mismo no puedo decirlo. Porque s; que es toda una afirmacin. Me hallo en una situacin tan especial de nimo Todo me aburre. Por qu, si el cielo es azul, m se me aparece negro? Ay, seor juez, si yo pudiera llorar! Ay, seor juez, si yo pudiera reir! Los mdicos dicen que padezco de ese mal extrao, llamado neurastenia, del que ha dicho Charcot que es una enfermedad que no mata, pero que no deja vivir. iNo! ao deja vivir! Y por eso... La
i
HISTORIAS DE LOCOS
125
Seor juez, ya que en este mundo me ha ido tan mal, vamos ver si en el otro... Quiere usted acompaarme en el viaje? Mi revlver es de seis tiros. Dos para usted y dos para mi. Sobran otros dos para quien
quiera aprovecharlos.
* * *
llevo
amar-
en la mano
el
revlver del
suicida. Si no le molesta,
tarle
voy con-
una
la
amor, es decir tormento y pena y desesperacin y muerte. Si la hubiera usted conocido, seor juez!... Era un monstruo de belleza. Colocada sobre un pedestal, la multitud la hubiese admirado como la divina mujer de Milo. Tena los ojos verdes, quo se tornaban negros en el instante divino
126
KIGUEL SAY/A
del placer,
lino,
y las cejas de color azugraciosamente curvadas, y la boca, siempre sonriente, engarzada de perlas, y el pelo dorado como el trigo, y la tez blanca como la nieve y como la espuma. Era un monstruo de belleza. Cuerpo de estatua y rostro de mujer. Venus y Eva al mismo tiempo. Bendito el artfice que la engendr, y el vientre, divino molde de belleza, en que se cuaj su carne maravillosa! Nos queramos mucho, mucho... Venus! Apolo!
Un
beso!
Ciento!
Nos queramos mucho, mucho... Pero despus de unos cuantos meses de amor, mi adorada se cans de mis caricias. Y ya no me llamaba Apolo, sino Juan, y yo no la llamaba ya Venus, sino Venan cia. Y acab por abandonarme.
* * *
ne;
HISTORIAS DE LOCOS
127
cuando
pide
el deseo,
siempre en
ms...
fiebre,
ms y siempre
Luego, pasado algn tiempo... Si la hubiera usted conocido, seor juez! Era como una de esas vrgenes creadas por los pintores del renacimiento. Un alma sin cuerpo, un algo inmaterial y divino! Colocada en un altar, la hubieran adorado como la Madre de Dios. Tenan sus ojos negros la hermosura del dolor; su boca, de labios plidos, que yo torn en rojos fuerza de besos! no sonrea nunca, no rea nunca; su tez era de un blanco azulado, el color dlos muertoe! su cabeza, ms bien que iluminada, luminosa, se inclinaba pensativa.
Y tambin me
cho...
Mi Mi
virgen!
cielo!
Un
beso!
Ciento!
Y
cir
tambin
lo
mujer ya
engao y
traicin.
128
JilGDEL
SAWA
*
Yo o he hecho mal nadie; yo he sido bueno como todos y nadie lo ha sido conmigo. Yo crea en la amistad y en el amor, Y ya no puedo creer
i
el
mundo. Nadie
me
Huyo
cuando alguien intenta acercarse m. La vista de ias mujeres me produce nuseas; la vista de los hombres me causa horror. No tengo ms distraccin que los libros, y los libros me dicen: Todo es mentira en la vida; no creas en nada; negar es ser fuerte; odiar es ser doblemente fuerte. Estoy aburrido, seor juez; no hay placer que para m sea placer; no hay dolor que para m sea dolor. No s reir... no s llorar... S; un buen tiro en la sien... No tengo otra solucin... Desliguemos el cuerpo del alma. Mal matrimonio
el
HISTORIAS DE LOCOS
129
cidad!
Seor juez, siga usted mi ejemplo. Ah queda mi revlver. Dos tiros, y descansar para siempre! Conque... Adis!... Qu bien voy dormir esta noche en mi lecho de
tierra!
Hi>T. i.ocor,
LA BUENA CRIANZA
lAN salido de
siete
Lugo
dieci-
dementes, conducidos la pena de reclusin perpetua en el manicomio de Valladolid. Ya en el tren, los reclusos, despus de examinarse recelosos, hablaron entre si. Yo dijo uno segn los mdicos, estoy mal de la cabeza. Y no es verdad. Si gasto el dinero en francachelas es porque es mi. Buenos sudores me ha costado ganarlo all en tierras de Amrica. Pero mi mujer se quej al juez de que la estaba arruinando. Y el juez mand llamar un mdico para que me reconociera. Y el mdico, quien habia comprado mi mujer, me declar loco. Y por eso me llevan al manicomio, por eso.
MIGUEL SAWA
Yo dijo otro, no estoy seguro de mi razn. Sorprend mi novia hablando ya muy de noche con un hombre y me fui ella; l huy cobardemente, abandonndola mi ira, y me hart de darla golpes con la navaja. Vinieron los guardias y me detuvieron. Yo lloraba y rea un mismo tiempo y daba gritos y quera matarme. Etonces me pusieron una camisa de fuerza. Y vino
un hombre y
sin siquiera
me
declar loco.
loco estoy
mirarme y as
me
muera.
me
llevaron al manico-
nada malo. Pero la gente del pueblo me tom mana y dio en decir que estaba loco. Lo que pueden las malas lenguas! Todo por cuestin de envidia. Porque saben que soy hermano
del rey Felipe
II.
IIISTOxIAS
DE LOCOS
135
ya
fallecido quien
I.
llamaban Napo-
len
Perdone
usted.
Napolen
soy
yo replic otro de los locos. Haya paz, seores, esos hombres que nos guardan
que, efectivamente,
la razn.
Ageno
las
ahora es da luego ser de noche! Napolen I soy yo! Bueno, no discutamos; entonces ser yo el sultn de Turqua.
el tren
JASE usted de todos esos idealistas que creen posible la igualdad, la fra-
ley
ses.
mundo de castas y
exista,
existir
la
la diferencia
El poder real es el
de clapoder real,
la aristocracia es la aristocracia,
el
pueblo es el pueblo. jSi lo sabr yO; que soy el hombre ms grande que ha producido la Revolucin
francesa!
Hay en
calle de Tudescos,
sin aire,
140
MIGUEL SAWA
pesadumbre de los aos. Pues bien, en esa casa ha vivido, hasta hace poco, la propia Mara Antonieta, reina un tiempo de Francia. Yo la vi una tarde asomada al balcn, y qued deslumhrado ante
su belleza soberana. Luego, pens:
Pero
si
Y segu
reflexionando: Vaya
vinar quien era. Hasta que mi cerebro se ilumin de pronto con la luz de una idea: Pues si es la Austraca!
S,
imagen,
Como
ella
serena, los
rubiosde
un rubio
la
boca altiva,
Estaba en presencia de Mara Antonieta rediviva. Y tuve tentaciones de sa ludarla con una reverencia de minu. Usted dir: Pero cmo poda ser aquella mujer, Mara Antonieta? La verdad, no s que responderle.
ilusin era completa.
La
HISTORIAS HE LOCOS
141
La vida
inexplicables.
de gozar de dos ms existencias? Yo soy uno de esos seres extraordinarios. Fjese usted en m. No me reconoce usted? Esta fealdad grandiosa de mi rostro debe ser para us ted una revelacin. Dios slo ha hecho un hombre semejante midijera mejor un monstruo: Mirabeau. Y al no ser yo Mirabeau, claro es que tengo que ser por fuerza Danton. S, spalo usted; yo soy el famoso convencional del 89, el com paero de Marat y Robespierre, el hombre de las matanzas de Septiembre; yo soy aquel que dijo al verdugo al pie de la guillotina: Ensears mi cabeza al pueblo, qu bien vale la pena de que la vea! Yo soy Danton redivivo. Y querr usted crerlo? As como yo me doy cuenta de mi existencia, as como yo s quin soy, Mara Antonieta, en cam-
142
MIGUEL SAW
iia
bio,
olvidado por
completo su
y no hay modo de convencerla de que ha nacido en Viena y que es hija de Mara Teresa y viuda de Luis XVI. Yo le hice el amor con fines puramente altruistas; yo intentaba, al
casarme con ella, realizar la unin entre la monarqua y el pueblo. Y Mara Antonieta me ha rechazado, se ha burlado de m. Si no hay modo de hacer compatible lo que es fatalmente incompatible!
Yo me
discurso:
dirig
ella con
el siguiente
Seora: Vengo proponeros la alianza del poder real con la revolucin. El siglo XX no es el siglo XVIII. Ya no hay clases ni pri vilegios. Su igual humana es un hecho y Mara Antonieta bien puede ser la esposa de Danton. Ella se ech rer. Pero est usted loco!
HISTORIAS DE LOCOS
143
de Tudescos! Pero por qu ha abandonado usted su palacio de las Tulleras? Viene usted acaso de Versalles de Marly? Dnde est su corte amable de adoradores? Y el conde de Artois? Y el de Provenza? Y los caballeros Coigny, Terla calle
Lauzan y tantos otros? Dnde sus damas? Y la princesa de Lamballe? Y el buen rey? Permtame usted, seora, que la salude con una reverencia de minu. Permtame usted que bese con toda corsen, Vaudreil,
tesa su
manita
real.
No, no se asuste usted, no me mire usted con esos ojos de espanto. Yo ya no soy el Danton de aquellos tiempos terribles. Yo soy ya otro
hombre
Repblica!
Hagamos
un pacto: unamos la vieja Tirana con el pueblo emancipado. Mara Antonieta casada con Danton! Y por qu no? Ya le he dicho usted que estos son otros tiempos. Adems, el odio de la Revolucin nos ha igua-
144
MiaUEL SAWA
lado.
Piense
usted
que
nuestras
cabezas han podido besarse en la trgica cesta del verdugo Sansn! Yo abjuro, seora, en honor de usted, de todos mis ideales polticos. Danton se declara cortesano de Mara Antonieta. Cmo no ser vasallo de tal reina? Imagnese usted por un momento que soy el conde de Artois el de Provenza, que soy uno de tantos caballeros de su corte de amor. Permtame usted que me arrodille sus pies, como cumple un
buen cortesano. Oh, reina y seora, yo la adoro con toda mi alma! Ella me miraba asustada, sin saber que responderme. Me da usted miedo! Yo no soy Mara Antonieta!
la cog furioso
por un brazo.
Danton estaba con la calentura! Sulteme usted! Declara que eres la Austraca! Perdn! Soy inocente!
iNo!
HISTORIAS DE L0C03
145
Socorro!
Le ech
ser ma!
las
Socorre!
Por eso
le
el pueblo.
10
l!IST,
LOCOS
seguramente, por ei que pareca envolverla, la mscara ms interesante que haba aquella noche en el Real. Da pie enmedio del saln, apoybase indolente en uno de esos bastones de la poca del Directorio, ligeros
lA,
aire de misterio
frgiles
como
juguetes, capricho-
samente adornado de cintas y flores. Iba sencillamente vestida con un domin de seda negro, amplio y largo, tachonado de lentejuelas doradas. A travs del antifaz, que le cubra por completo la cara, brillaban sus ojos negros como la noche. Sobre el pecho caale desmayado un
ramo de
violetas marchitas.
ella,
Me
acerqu
y despus de
150
MIGUEL SAWA
unas frases banales, la invit que disemos una vuelta por el saln. Cogise de mi brazo sin decir palabra. Su andar era lento y solemne. Si las estatuas tuvieran el don del movimiento as deban caminar. Fu en vano que la interrogase, hacindola esas preguntas indiscretas propias del lugary de la ocasin. Cmo se llama? Esperaba alguien? Haba ido al baile sola acompaada? A juzgar por la gentileza de su cuerpo deba de ser muy bonita. Pero mi desconocida, indiferente mis palabras, callaba obstinada, sin contestarme ms que con impertinentes monoslabos: S... No...* De pronto, estrechndome el brazo instintivamente y juntando su cuerpo al mo, me dijo con voz queda, dulce como un suspiro de amor:
Tengo
Cog sus
esta-
ban heladas. Y en
el saln
haba un
Pens que se habra puesto repentinamente enferma, y cada vez ms interesado por aquella extraa mu-
HISTORIAS DE LOCOS
151
ramos encender un buen fuego y beberamos juntos, si tanta era su bondad, unas copas de champagne.
Oh! dijo. Es un
fro
de muerte
al hablar sus dientes castaeteaban y su cuerpo se extremeca con temblor nervioso. Un fro de
muerte!
Una vez
instalados en el gabinete
la
y encendida
chimenea, mi desco-
acerqu ella galante y la inque se quitara la mscara y bebiese conmigo una copa de champagne. Movi la cabeza en seal de nega cin, y luego, despus de una pausa, me dijo con voz grave y solemne, clavando en m sus ojos que brillaban
febriles:
Me
No
11^
:?rx5.
SAWA
Maldito afn del
?*?y
:*?
-eiiguarlo todo!
'
La
:>
desilosito...
;i:
::::
ririse u:f ie
m placiente...
-^y otra T'erdad
^
tira.
:
losa,
y lu^o,
^Ha:^
T;
"^^
\1
aae...
le soy
,
.
en acompaaruna ms-
eara muy poco divertida Einpiaiido: s imposible que podamoa enteademos. Hace ya macho tiempo miielto ti^npo!, que las
..
paaonea
d^ mondo
no hacen
latir
y nerrioso.
e=2.
::
::
11
:
iel
CamaTal
fiesta
de la
Mi desconocida
fija
seg^ia silencioca,
el
toda su atencin en
s
llamear
de
los troncos.
que pensar de ti segu increpndola. Eres un enigma, eres el Eaigma. Por qu goza? as en el engao y en el misterio: ;3^abla. mujer, habla y jusnfcatel La mscara movi los labios como si rezara, y luego, con toz solemne:
Yo no
Y ponindose en pie se arranc con ademn violento el antifaz y me mil decidida la cara. ;Aqui me tienes' La mir espantado. Aquella mujer pareca una muerta, era una muerta. Plida, de xma palidez mate,. los ojos apagados, sin brillo, las labios blanquecinos, las mejillas nacidas y exanges, el pelo lacio, cayndole desmayado sobre la frente, la mscara del domin se me imagin como
164
MIGUEL SAWA
un cadver que
de su tumba.
se hubiese escapado
Oye continu mi
toria.
trgica hissolo
Ser breve.
el trabajo
A.y,
Dios
sabe
que
me
cuesta ha-
blar! Hace ya muchos aos que vine una noche un baile de mscaras del Real. Iba acompaada del Amor.
HISTOEIAS DE LCCOS
155
Y mi marido, quien creamos ausente de Madrid, nos sorprendi aleve, cuando nos entregbamos, confiados, las ternuras del amor.
El
drama
mismo
cuarto.
Mi marido
vernos abrazados, se ech reir con una risa de dolor y espanto como yo no he oido nunca. LuegO; sobre seguro, quema ropa, dispar primero sobre m amante y despus sobre m los seis tiros de su revolver. Aun mismo tiempo lanzamos nuestro ltimo suspiro de amor y nuestro ltimo suspiro de vida! Y desabotonndose rpidamente el domin me mostr su pecho desnudo, desgarrado por dos anchas heridas, frescas an, por las que manaba impetuosa la sangre. Estas son las dos heridas que me causaron la muerte, y que todos los aos, tal noche como esta vuelven
al
abrirse...
Yo
la oa aterrado, sin
atreverme
interrumpirla. La muerte?
S"; la muerte.
Como
castigo
mi
156
MIGCJEL
SAWA
delito Dios
me manda
que venga
Por eso me tienes aqu. Comprendes ahora por qu te deca que las pasiones del mundo no pueden hacer
mi corazn? Dieron las cuatro. Al sonar la ltima campanada la mujer del domin se puso en pie. Adis. Es mi hora. Antes de que amanezca tengo que estar all.,. Toma, como recuerdo de esta noche, este ramo de violetas, muertas
latir
como
yo.
ya de maana^ cuando entr el camarero en el cuarto, me encontr dormido sobre una silla, apretando convulsivamente entre las manos un ramillete de violetas marchitas. En el suelo haba unas cuantas manchas de sangre, fresca an. Sobre la mesa veanse vacas dos botellas de champagne.
UN AMOR VERDADERO
gurar y
rea
al decir estas
que melanclico han sido amados, como lo he sido yo, con amor de verdad.
Las mujeres oh, las conozco que es posible conocerlael entienden el amor de un modo
bien, todo lo
y hacernos
es algo
en-
ya
que
creen...
eso.
el
amor
ms
De
el poeta.
se
sumaran, arrojara un
160
MIGUEL SW-V
verdad que no cambio de unas cuantas palabras de exaltacin amorosa las pobres me han dado todo lo que me podan dar. En mi fiesta, como en la de Tenola
rio,
tiva, etc.,
gueas...
Declaro que soy eclctico en cuestiones de esttica, que me gustan todas, todas en general. Aquella mujer que me am con amor de verdad, no era, desgraciadamente, una hermosura. Pero tena los ojos ms prodigiosamente bellos que he visto en mi vida. Eran como el sol, que deslumhraban, que cegaban con su luz, y tenan tal poder magntico de fascinacin que rendan las
ms
fuertes
voluntades.
Cmo
sufrir la
mirada'^dominadora
de aquellos ojos ardientes sin sentirse tocado de amor? Dir ustedes, para completar este esbozo de retrato, que Irene
HISTORIAS DE LOCOS
161
que as se llamaba la protagonista de mi historia era morena, muy morena, la boca grande, de labios plidos, de pelo negro y abundante, el cuerpo chiquito, pero admirable de forma... Considerada en conjunto, sin estudiar el detalle, poda calificrsela entre esa clase de mujeres que sin ser bonitas son ms que bonitas. Oh, aquellos ojos, aquellos ojos negroa de Irene! Y sin embargo, yo apenas si me fijaba en ella. Pero qu idiotas somos veces los galanteadores de
oficie!
Por aquel entonces estaba yo dedicado la conquista de una hermassima rubia, mujer de tal magnificencia carnal, de tal exhuberancia de sexo, que haca recordar las Tres Gracias de Kubens, las Tres
Gracias juntas. Y aquella mujer era la hermana de Irene. Alguna vez senta fijos en mi, melanclicos y ardientes la vez, loa ojos terribles de la muchacha. Demonio de chiquilla! pensaba
11
-
HIST.
LOCOS
162
MIGUEL SAWA
yo por
manera?
tambin
triste
qu
me
mirar de esa
Alguna vez
la
Irene
me
diriga
palabra
tenue, que
suspiro.
Qu hermosa es Matilde! verdad? (Matilde era su hermana). Comprendo que est usted enamorado de ella. Qu mujeres le gustan usted ms, las rubias las morenas?
]Vaya una pregunta! dir usted. Le ruego que me perdone mi curiosidad. Tengo el defecto de ser algo
indiscreta.
Y
jor
ojos:
fuego de sus
me
mi-
raba agradecida.
Yo
quisiera ser
Pero la Naturaleza no ha querido favorecerme como ella. Sin embargo, yo no creo ser del todo fea.
BISTORIAS DE LOCOS
168
Alguna vez me miro por curiosidad al espejo yo soy muy poco coquetay no suelo encontrarme del todo mal. Se ha fijado usted en mis
ojos? y al decir esto, Irene me asaeteaba con sus miradas terribles. Alguien que me hace el amor, y al que no hago caso, dice de ellos *que son negros y profundos como abismos. Tampoco creo que mi cuerpo est por completo falto de atractivos. Mire usted que pie tan chiquitn tengo y se alzaba atrevidamente la falda para ensearme la monera de
sus piececillos, tan exageradamente
pequeos, que poda abarcarse los dos con un solo beso. Vea usted mis manos, de las que dice ese muchacho que me hace el amor que son dignas de una reina. Pero yo estaba loco y no haca caso de las adorables coqueteras de la pobre Irene. iDeciddamente los galanteadores de oficio somos unos perfectos
idiotas!
64
MiaUEL SAWA
La
que por
haca recordar las tres Gracias de Rubens, las tres Gracias juntas era cosa hecha. Una ms que aumentar mi lista amorosa! A fuerza de ruegos haba conseguido de ella que me concediera una cita en sus habitaciones pasadas las doce de la noche. As como Irene era toda espritu, Matilde era toda carne. Y yo la haba hecho perder el poco juicio que tena con mis mentidas palabras de amor! Lleg al fin todo llega en este
mundo, todo lo que ha de ser es el da y la hora de la cita. Un poco emocionado yo he sido siempre
algo sensible me dirig las habi-
taciones de
mi enamorada. Al n cay! Phis! phis! ^Era de esperar. La fruta estaba madura. He tenido la suerte de llegar tiem-
po...
Y la muchacha como
bonita es
bonita...
ale-
HISTORIAS DE LOCOS
165
gremente, al llegar la alcoba de Matilde. Iba hacer la seal coQvenida tre8 golpes discretos en la puerta cuando del fondo obscuro del pasillo surgi una sombra de mujer que avanz hasta mi resuelta y me detuvo por un brazo. Silencio! Soy yo, que he venido
siguindole.
Irene?
negarlo. A sorprenderla?
De
todos
modos he llegado tiempo de que cometa usted una infamia. Hablaba indignada, apretndome
brazo con fuerza nerviosa. Nunca lo hubiera credo en usted. Dios mo, qu tristeza de vida! Todos iguales! Qu hombres! Y yo que le juzgaba usted distinto los demb! .. Qu decepcic! Digo que me d usted horroi! Y de pronto, variando de tono, con voz enrgica: Voy decirle la verdad... El hecho es que estoy algo enamorada
el
166
MIGUEL SAWA
de usted... He venido siguindole impulsada por los celos. Mi hermana! Qu me importa mi hermana? La odio porque es la causante de mi desgracia. Sin ella acaso usted.,. Ot! verdad que no le parezco usted tan fea? Un poco desconcertado yo no pierdo nunca del todo la serenidad
solo se
me
ocurri decirla:
como todas
do en usted... De pronto, o una voz que vena no s de dnde y que me deca: Tu amado acaba de llegar. Salt de la cama y me encamin instintivamente aqu. La voz misteriosa no me haba engaado. Tanta prisa tena por llegar que he venido medio desnuda. Gracias que con la
HISTORIAS DE LOCOS
167
Hizo otra pausa, y despus aadi con voz dolorida: No quiero detenerle... Con qu derecho? Entre usted... Mi hermana le espera. Perdneme si le he molestado... Adis! Que sea usted feliz! Adis para siempre
.
mi boca
la suya...
Yo no
s el
tiempo que dur nuestro xtasis. De pronto sent que el cuerpo de Irene se desplomaba, rendido y sin fuerzas... Cre que se habra desmayado y la conduje en mis brazos su habitacin. Y cumplido este piadoso deber de caridad, me dirig, fiel mi palabra, al cuarto de Matilde, que ya deba de estar esperndome
impaciente.
Irene no volvi la vida despus de su desmayo. Mis besos la haban matado! Muri de amor la desdichada Elvira, que dijo el poeta.
168
MIGUEL SAWA
'
Por eso les deca ustedes y don Juan volvi sonrer melanclico que yo haba tenido la desgracia de ser amado con amor de verdad. Y despus de una pausa: Ah, la pobre Irene! ;Nunca me
consolar de su muerte!
MANUELA
t^
;IEZ
entre la Montaa del Principe Po y la calle de la Cava. Alguna patrulla de mamelucos, al ver aquella mujer manchada de
como
una bandera negra, los ojos de espanto, que corra y corra furiosa,
dispararon sobre ella sus fusiles. Manuela, sin volver la cabeza, segua su carrera loca, y contestaba las descargas con furiosas imprecaciones.
Cochinos!
chutes!
Cobardes!
Fran-
172
MiaUEL SAWA
detuvo un momento, agotadas ya todas sus energas fsicas. Ay, me muero! Senta un ardor en la cabeza. El ardor de la fiebre! Y le pareca que el corazn, en su palpitar furioso, iba salrsele del pecho. Pero pron-
to se repuso.
Puales! Es que
me voy
des-
Y nuevamente ech correr agitando al aire su cabellera, negra como pendn de muerte.
Madre! Madre!
Una
dil,
canas,
-Aqu
estoy.
-Dnde? En la Montaa
En
~S.
la
Montaa?
HISTORIAS DE LOCOS
173
ellos?
La
Si ya se
lo'^
deca yo! Qu
ms
da Juan que Pedro? Mande el que mande, espaol francs, los pobres nos ir siempre mal. Pero no han querido oirme y se han buscado
su perdicin.
Como
y
Viva Fernando Viva Espaa! Muera Napolen! Qu vas comprometernos! gimi la vieja.
174
MIGUEL S^WA
Dos guardias polacos atravesaron en aquel momento la calle al correr frentico de sus caballos. La manla se ech reir al verlos. Llegan tiempo! Y adelantndose hasta los ginetes,
riesgo de ser atropellada: Eh, amigos, un jarro de vino! Yo convido! Viva Napolen! Los soldados pararon en firme sus caballos, y despus de examinar temerosos la mujer deliberaron en
Bajamos?
Por mi!...
No hay
que
fiarse, sin
embargo.
Si; en este maldito pas, las mujeres son de temer tanto como los hombres. Beberemos un jarro y nos
iremos.
HISTORIAS DE LOCOS
175
Descendieron de loa caballos, y alumbrados por Manuela entraron en la taberna. Madre, usted qudese en la calle para cuidar de las caballeras. La maja de pie, vea beber los
soldados.
.Vaya un
Voy
bebe como agua. Dirn ustedes: pero, por qu nos convida esta mujer? Voy contestarles. Porque siento una gran simpata por los franceses. Mi abuelo era de Pars de Francia. Murat, quien he visto varias veces, es un gran mozo. Bueiia jornada la de hoy, eh? amigos. Vaya una ensalada do tiros! Beban ustedes sin miedo. Este vino no hace dao, jlgual no lo cata ni Napolen! Conque ustedes son franceses? Ounto me alegro! Ya les he dicho que mi abuelo... Y los mamelucos son tambin
A.qu
de
polen!
176
MIGUEL SAWA
cil!...
Yo tampoco
Y sonrindose,
el sentido
sult.
Cochinos! Hijos de...! Canallas! Ladrones! Los soldados se sentan satisfechos. Despus de la penosa jornada del da no les vena mal aquel descanso. Y el vino, como bueno, era
bueno.
la mujer, la mujer...
mon
DieUj epatante!
Bebed,
HISTOniAS DE LOCOS
177
Otro
brinda.]
!
cuartillo, seores!
;Vamos
Uno de
los
guardias se permiti
tocarla la cara.
La maja
se sonri.
baja:
...Consentido!
garn!
Ya
me
las pa-
Otra vez los soldados deliberaron en voz baja. Me gusta esta mujer,
-Y mi.
Para los dos. Para m. Somos compaeros.
Si; pero t eres casado.
Pero de
HIST.
LOCOS
178
MIGUEL SAWA
ca
ms
Mademoiselle! La maja se ech reir, con risa que daba espanto oira.
Qu
Qu
quieres?
Y corri
Y
bre
arrojndose
l le
so-
la
mano.
Cobarde! Ya vers t de
es capaz una madrilea!
que
el
compaero
Por mi padre!
HISTORIAS DE LOCOS
179
La
tienda.
Vengarme!
Y
silencio:
Vengarte!
Demos
llos...
caba-
la cueva.
La
manos
lo alto,
sollozando:
ARTES FEMENINAS
muy
interesan-
y^^^^^
do,
y las risueas fisonomas de los convidados indicaban que se haba comido y bebido bien. Vamcs ver pregunt un seor grave que se sentaba al lado de la Qu clase de duea de la casa: historias prefieren ustedes? Tr-
gic.is?
Cmicas? De
amor?
De
dinero?
El
amor
es
un peligro
la
hora de
la digestin.
84
MiaUEL SAWA
Etonces mi vecino de la derecha exclam con tono jactancioso, acaricindose su bigote lo Rostand: Una hisforia de amor? Pues
bien:
in-
teresantsima.
Todos nos dispusimos escucharmientras i tomaba un sorbo de caf y encenda un habano: Ante todo principi, debo declarar ustedes que ia protagonista de mi historia es mujer bastante cole,
nocida y que, por tanto, creo oportuno reservar su nombro. S; ya sabemos que es usted hombre discreto, seor Fernandez interrumpi ia seora de la casa. Los comienzos de esta aventura continu el narrador, fueron verdaderamente extraos. Hace pocos meses, recib una carta concebida poco ms menos, en estos trminos: Caballero: una pobre mujer en-
muy
unos
momentos y
HISTORIAS DE LOCOS
185
Y ms
calle
el
una
inicial, ni
un
prendern ustedes,
pareci interesante
solo
la
aventura me y no dud un
las
nocida.
Sali abrirme
una doncella.
el
continuaba.
Me
dejaron
en una habitacin amueblada elegantemente, y pocos momentos despus volvi la doncella. La seora espera usted dijo hacindome una sea para que la
siguiese.
Eatramos en una
alcoba
mal
186
MIGUEL SAWA
bastro,
ala-
ver,
La
ora,
la
y yo tom asiento junto cama, en una silla que hablan colocado all en espera de mi visita,
sin duda.
Aqui
el
narrador se interrumpi
algunos momentos para tomar un sorbo de caf. Despus, continu: Yo estaba algo desconcertado y no sabia qu decir. Mientras tanto, mi bella desconocida, porque se me haba olvidado decir ustedes que as, de primera impresin, aquella mujer me pareca hermossima, me
miraba fijamente.
iOh,
usted!
Y me
mas.
mano, que yo
me
apresur estrechar
entre las
ms bien
suspiros,
me
HISTORIAS DE LOCOS
187
toda su historia, una historia vulgar y sin inters, de amor no correspondido, de engaos y de trairefiri
ciones...
se ech llorar.
Yo procur
segu.
consolarla
dijo
lo
con
impacien-
La mir
si la
mu-
jer
haba sido uno de los grandes amores de mi vida! Torpe de mi! Pero si t eres
Encarnacin!
La respuesta
jada.
tiguos.
Sabes que
muy
bonita?
manos apa-
acomde una
del
sonrisa:
Tampoco t
ests
todo mai!
188
MIGUEL SAWA
Luego hablamos de la poca ya tan lejana! de nuestros pasados amores, de lo felices que habamos sido en aquel tiempo... Dios mo -dijo. Qu insensatos hemos sido matando nuestra felicidad!
fe-
posible!...
Y mi
marido?
Bah!
que
te
Tu marido!
Un hombre
aos de
abandona
los dos
matrimonio...
Poco poco
me
mando
ella.
ganada! De pronto sent abrir la puerta de la alcoba. No tuve tiempo ni aun para apartarme de su lado y adoptar una postura conveniente.
de espanto: Mi maride!
Despus...
..
Bah!
ya
se
lo
bu-
HISTORIAS DE LOCOS
189
tr-
un
Terminado
el lance,
mi
contrin-
cante me envi por medio de sus padrinos una carta, en la que le lo siguiente: Esta noche las doce
Me qued
nacin.
De modo? interrog
de la casa.
la
duea
quera
reconciliarse con su
el
plan diablico de citarnos los dos una misma hora para que nos encontrramos en su alcoba y surgiera el consiguiente
conflicto.
marido y urdi
190
MIGUEL SAWA
silencio:
muto-
EL SINO
TRAA. UnA FUENTE QUE CANTA EL RUMOR DEL AGUA. NOCHE MUY
OBSCURA.
Personajes:
Clara y La Sibila
CLARA
Vengo muerta.
Oh, gracias Dios que he llegado!
Qu largo
nable!
el
camiao, qu intermi-
Yo
la
me
perse-
IIIST
LOCOS
194
M!GU?L SAWA
quisiera huir.,.
LA SIBILA
Alguien ha entrado en
CLARA
Oh, en la fuente
el jardn.
una mujer...
La Sibila!
LA
Nia;,
SIBILA, levantndose
qu buscas aqu?
CLARA
Perdneme usted!
tarla=..
s'^ena
consul-
Qu quieres saber?
CLARA
S!
tu porvenir?
HISTORIAS DE LOCOS
195
riguar... quiero
conocer
el misterio
de mi vida.
LA SIBILA
LA SIBILA
Llora
ests
si
muy
nerviosa; llora,
eso
te
calmar.
CLARA
Perdneme usted!
LA SIBILA
her-
tus padres!
los
mucho
hombres.
CLARA
Nada temas de
mi.
Yo soy una
196
MIGUEL SAWA
Me acerco t, con las manos lie as de verdades; pero has de oir mis palabras como si fueran sentencias.
CLARA
S!
lo
LA SIBILA
La
fe te salve.
Dame
tu
mano;
la
Tan blancas y tan suaves como las tuyas fueron un tiempo las mas; un tiempo, y ahora mralas... manos piopiamente de bruja, de uas largas y encorvadas como las de nuestro padre Satans. Malhaya la joven que llega vieja! T no sabes quin soy yo?
CLARA
No s... me han dicho que es usted una mujer extraordinaria, conocedora de la ciencia de la vida, para
quien el porvenir no tiene secretos.
Y yo
necesito saber...
me
siento con
HISrOHIAS DE LOCOS
197
el
orculo de la verdad.
amado mucho.
Luego, el tiempo
me ha hecho vieja
y enamorada del
misterio, he apren-
en
los
porvenir por
las
manos; yo s leer en los setenta y ocho cartones jeroglficos del libro de los egipcios llamado Taro; yo poseo el secreto del elixir de larga
llamado judo errante; yo s el mepara enamorar los hombres;
193
MIGUEL SAWA
el
yo conozco
dolor de
el
amar y apaga
lo
fuego de
la concupiscencia...
Yo soy
yo
que
el
y no
CLARA
Oh, pues hable usted!
LA SIBILA
Mano de reina! Brazo de diosa sers lo que quieras ser; t llegars donde quieras llegar.
CLARA
Gracias por sus palabras de espe-
rayas de mi mano?
LA SIBILA
Ms me dicen los ojos de tu cara. La mujer vence por su belleza: ese es el gran talismn y tu vencers siempre que
quieras, hasta
que
tiempo
te
la ma.
HISTOFIAS DB
OCOS
199
CL^KA
Qu gozo! Vencer!
L\ SIBILA
mi entonces. Yo
ser
amada.
LA SIBILA
S, triste
Me das lstima, pobre cordera! destino el tuyo; vas ir por la vida, con el corazn en la mano, ofrecindoselo los hombres; todos tomarn de l un poco, un cachito y al cabo te encontrars
con que has repartido tu corazn pedazos, entre unos y otros, sin haber encontrado el hombre de tus
deseos.
200
MIGTTtL
SAWA
CLARA
No!
Yo entregar
entero mi cora-
Dios te depare pronto ese homPorque en amor no hay mujer que no se equivoque y de equivocacin en equivocacin, puedes irte dejando, como te he dicho antes, en manos de unos y de otros, ese corazn que quieres conservar entero
bre.
para uno
solo.
CLARA
Pero ser
feliz,
ser desgraciada?
LA SIBILA
La vida es un camino muy largo: ndalo deprisa: al final encontrars la felicidad: algunos la representan en forma de esqueleto, llevando una
guadaa en
la
mano.
Se llama la muerte.
CLARA
iQu horror!
inSi\>KlAS DE lCOS
201
LA SIBIL!
Pero no te asustes. Ya te he dicho que el camino ea largo y hay muchos que lo recorren riendo. La cuestin est en no preocuparse de nada;
divirtete
y deja
CLARA
sufrir
los
dems.
Me
asusta usted.
LA SIBILA
Por qu? Ten fe en mis palabras y ya vers. La vida es una farsa: divirtete, goza lo que puedas. El mal? El bien? No te preocupes de eso: s buena mala, segn to
convenga.
ti
Y rete
de todo, hasta de
misma.
CLARA
No
la entiendo usted.
LA SIBILA
Ya me
entenders con
el
tiempo.
Tu mano
202
MIGUEL SAWA
me dice slo que eres bonita: no quiero engaarte con falsas predicciones,
si
sigues mis
ti
un her-
moso camino de
flores.
CLARA
Usted
cree...
decerla en todo.
LA SIBILA
puedas.
Si la serpiente llega
ti,
tenta-
CLARA
Adis... Me separo de usted intranquila, nerviosa, preocupada, casi
loca...
jAy
HISTORIAS DE LOCOS
203
pobre corazn! Sus palabras me han hecho mucho dao; quizs me han hecho mucho bien... no s lo que pienso... no s lo que siento... estoy aturdida... Gracias por sus consejos.
Adis.
LA SIBILA
Que
FIN
sorprendi en
el
nes entabladas con esta casa para la publicacin de sus Cuentos de Locos.
el feliz
trmino
de nuestro cometido, tuvo la bondad de proporcionarnos nuevos cuentos del exquisito y malogrado narrador para completar este
volumen.
Son
obra;
la
estos los
que aparecen
al fin
de
la
al lector
completar
semblanza
literaria
de Sawa, y harn de
al
este libro
un homenaje ms completo
NDICE
PAOS
.
A manera
Judas
de prlogo
5 17
El gato de Baudelaire
27 37
La mujer de nieve
El genio de la especie
45
.
Como
55
Mi otro yo
65
77
La sirena La muerte
El
85
rie
95 105
113
121
131
.... ....
137
147
157
169
181 191
205
DE
1910
i:i.sT,
LOCOS
OBRAS PUBLICADAS
Almas annimas,
Marquina.
(indita)
por Eduardo
Juventud de prncipe, por W. MeyerForster, trad. Eduardo Marquina. ToM Sawyer, detective, por Mark Twain, trad. Emilio M.^ Martines,
El amor catedrtico,
G. Martnez Sierra.
(indita)
por
La
La bella dorma en el
Frangois de Nion,
Candamo.
OBHA=: PS.ICIAS
Rebelda,
centa.
(indita)
por
Joaqun Di-
Kolstomero,
Jacinto Be-
Boda
El Hurto Sabroso,
El
(indita)
03UAS PUBLICADAS
La
APiVRECER DENTRO DE
15
DAS
NERTO
DE FEDERICO MISTRAL
con
re fral o
aufgrafo y
de/ autor
Ilustraciones de Junceda
APARECER POSTERIORMENTE
HENRI LAVEDAN
^r
Traduccin de A. de la Pedraza
EN PREPARACIN
Culpable?
POR W, LE QUEUX
EN PREPARACIN
El
DE
Reflujo
R. L.
STEVENSON
En
preparacin
novela de fama mundial
la sentidsima
americano
JORGE ISAACS
Xa edicin
d cargo de
de esta obra
la Biblioteca
: : :
blicado
: :
: :
LA ILUSTRAR PROFUSAMENTE
EL CELEBRADO DIBUJANTE
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EN PREPARACIN
EL LUNAR
POR ALFREDO DE MUSSET
EN PREPARACIN
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PiiLADA
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de locos
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mBBB
8
1910.
Historias
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de locos.
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663^