VICUÑA, MACKENNA, Introducción A La Historia de Los Diez Años de La Administración Montt. D. Diego Portales
VICUÑA, MACKENNA, Introducción A La Historia de Los Diez Años de La Administración Montt. D. Diego Portales
VICUÑA, MACKENNA, Introducción A La Historia de Los Diez Años de La Administración Montt. D. Diego Portales
DON DIEGO
J^ORTA^LES.
INTRODUCCIN
A LA HISTOEU
DE LOS DIEZ
D.
DIEGO PORTALES.
DE
500 DOCXJIVIKNTOS INDITOS)
(COlsr -MA.S
B.
VICUA MACKENNA.
VALPARASO:
6'
1868.
amigo, el admirador de su lealtad poltica i de su amor a la democracia, le consagra estos estudios (anlogos a los que
El discpulo,
el
l
tempornea)
en los que, a travs de apreciaciones diversas i opuestas muchas veces, parcenos haber llegado
alienta nuestros
al
nico
mutuos propsitos:
odio a
empero, que no escluye^ nimo del templado en las severidades de la verdad, cierta involuntaria admiracin por los tiranos a quienes no mueve vil codicia de mando, sino un ciego desvaro de la conciencia o la fuerza indomable de la voluntad, i que hasta la postrera de sus horas han sabido ser
la tirania; ira jenerosa.
grandes
triotas
i
pa-
Mackenna.
manera cmo hemos obtenido los documentos e informes personales que fguran en este libro. Pero la liemos suprimido, considerando que taicion prolija soVjre la
el
colocar
de aquellas laboriosas investigaciones en la portada de una obra que en su solo ttulo i en su nue-
vo
estraordinario argumento,
tememos
el
i
serlo (por-
qu no decirlo^
ni
por
la
voluntad en
trabajo ni el
severas ver-
Reservndonos pues
verdadera luz
cos o ntimos
orales c[ue de
en
las
notas del
tes-
to aquellas esplicaciones
i
cjue
como
los
informes
la cautela debida,
pertene-
editor de la obra
).*
esta historia su punto de partida misma poea en (jue termina el perodo (1831) abrazado poi' la memoria histrica del seor don Federico l'jra'zuri/,. puede considerarse como un complemento de lu lijstori^ cputeinpqrneu- h^sti| 1837. prof-n
Que teniendo
la
20 de abril de
1851 en
i
el
2."
v'olmen
el res-
hasta 1861 en
de
la obra.
mas propiamente al encuadernador que |;anto el presente como la el prximo volumen no llevan la numeracin subsiguiente de la pa,rte publicada hasta aqu, cuyo tomo 5.? ha visto recientemente la luz, porque siendo ambos la introduccin de la obra, debern ir al ft'entc
2/, dirijida
La
de
obra
quje al lector, es
de
sta.
CAPITULO
I.
LA EAPCIQN DE 1829
1).
DIEGO PORTALES.
El argumento do este
lia'o
no es
la historia
propia de
los pipilos ni
de lo^
Carcter
luz.
Tota-
verdadera
Orjen
pipilos.
S!us
Resistencia democrtica que la administracin liberal opuso a las revoluciones que la combatieron.
caudillos
Sucuml^e
que por
el desprestijio
de sus idea?.
Opiniones
i
relijiosas del
en
el
momento de
la crisis.
Escasez de hombres de nota del partido liberal Aparicin de don Diego Portales su estraori
dinaria audacia.
ticas.
In
Su prescindencia de
los partidos
de tr:uliciones
pol-
Por qu misin poltica de Portales no fu liberal ni democrtica? Reminiscencia de don Jos Miguel Carrera con relacin a Portales. Mapera personal de ver poltica que caracteriz a Portales. Los pelajeanos del "Hambriento." Los piploloa segn Lastarria. Abnegacin personal de Portal' poltico intermediario entre revolucin democrreaccin colonial de 829. Desbarata esta ltima despus de Llrcay dispersa sus elementos. Anulamiento O'Higglnitas. de Deposicin del presidente pelncon Ruiz Tagle. Sometimien{;o persoideas contra la federacin en 182*7.
la
s.
Su crculo. Sus
,Si: rol
la
tica
la
fiual
los
Resea de su
i
Don
Diego Portales no es
Su
educacin literaria
en la teoloja.
Coleccin
que ha quedado de sus papeles; su correspondencia con don Antonio Garfias i otras fuentes que hemos consultado. Sus Ancdotas de su niez. condiscpulos. Su primer amor i su casamiento. Se recibe de ensaya-
dor de la Moneda
carrera.
i
10
Muere
su esposa
i
juicio proftico
al
Se consagra
Lima
i
comercio.
apodera una
profunda melancola
establecerse en
relijiosa
de su espritu.
Su
confesor.
Resuelve
Transformacin completa de su carcter. La "zamacueca." Regresa a Chile con un caudal considerable. El Estanco. Su prisin en enero de 1827. Se retira a Valparaso. Sus apuros economas en esa poca Vijia. cartas ntimas. Publica en Valpai'aiso comprobados con llavibriento. Parte que tuvo en la redacRegresa a Santiago da a luz cin de este peridico. El Canalla. Partici[)acion de Portales en
i
su.s
i
el
el
la
revolucin de 1829.
la suerte
de
la
revolucin
mas que
ti
Carc-
ter
de
los ''bochinciies"
de esa poca
potoriores
El 18 de setiembre de 1831 eran investidos con el supremo poder el jeneral don Joaqun Prieto el ciudadano don Diego Portales, como presidente de la Repblica el primero i como
i
vi ce-presiden te el .-^egundo.
Se abra
e:^a
Se cerraba el turbulento perodo del dominio do los pipilos no habia alcanzad'' a durar un decenio cumplido. Ya otros escritores han escrito la historia del ltimo: Santa Mara su nacimiento, Concha Toro sus ensayos, Err/.uriz su cada. Cbenos a nosotros el tnizar rpidamente el triunfo la organizacin de sus mulos vencedores contar solo su me(|ue
i i
lanclico martirolojio.
la historia del
partido liberal.
un per -do escepcional de la historia del partido conservador, que termin en el decenio del presidente Montf, por cuyo motivo hemos llamado Historia de los diez aos, a la que el presente i prximo volumen sirven de introduccin.
11.
Qu
s
es la revolucin
historiador a
vador.
La revolucin de 1829
cin.
Fu
la reaccioit
colonial.
Aparecan a su frente
la
metrpoli,
guez
la persecucin del monaquisino que hablan establecido, desterrando al obispo Eodrivendiendo las propiedades de los regulares.
la
Fu
mera
Sud,
i
reaccin de
la
dictadura. Acaudillbala el
i
partido
dirijanla,
en
pri-
Baso, presidente de la
Asamblea de Concepcin
cia;
i
por ltimo,
i
el
otro,
su jefe
el
mas culminaote
Por medio de
este perso-
(1)
En
^Apndice, documfnto
lu'im. 1,
pubiicamos
la interosant-iimu ciitn,
mas
la
de
memoria del Dr. Rodrguez Aldea, en que est trazada la historia revolucin de 1829, parlicularmetite en lo que tiene relacin con el bando
bien,
del jeneral O'Higgins. Este curioso docuoitnto fu escrito a ftnes de 1830; pero
ya muclio antes i con anticipacioa de algunos meses al movimiento de Chillan, sedaba a ste un carcter puraMiente O'Higginist'i. El comandante Claro, sobrino del jenerai Prieto, hermano pc.ldco de los coroneles Jos Maria i Jo=6 Antonio Cruz e insigne paitidario del jeneial O'Higgins, escriba a Lima a don Miguel Zaartu, desde Santi.io el IS de ]u;io de 1S29, las siguientes profecas 'N'o falten agoreros, dice, (d.spues de que no tardaron en verse cumplidas: recordar una ofensa re.-lente isecha al jeneral Pri>-to por la prenda de los pipiopueda producir tan poca li s; que opinen mu mu tobre las consecuencias que poltica; i yo con ellos creo, que si diera una voz, los levantara en ni:ia en su d.sagravio, mucho mas estvndo os Cruces al mando de las milicias de i fanteartillo ria i caballera i otros auiigos Jos Atonio es comandante jvn ral d 1 (Je CoelecLU, Jes Maria del da '"oi.c.pcion, i Luis sujef^ de in,-truecion. D. Juan
Luna comandante de
los Anjrles
i
frontera, D.
Arauco. O' Ca rol creo que de Santa Juana i, asi otros. de esto, los cabildos i asambleas estn por l i contra el ministerio."
Ademas
naje dbauso la
12
mano
las
nia
po^r
la
de
la
raleza.
sino por su natui do hopibres, Atnbap eran de sistemas i se dirijian a cam.biar eil fon-
los principios.
Era
el
inspirador
la
lum-
en
la poltica,
el
Eg;i.3, c|ue
li;ibia hered](lo
v;ije
:i
de su padre la aficiqn a leiislar i trado ele su Euro;)a un intenso amor por la monarqua constituel
citjiKiI.
Aadase a esto
rencor que
le
de 1823,
el
dre
de
propio.
de
Fu
en
C'ta
la reaccin
hnbia disuelto
aristocracia.
el
cqrido
ltimo de lo.s que fu su priuipr presidente, i el joven marques de la Pica, a qiiion mas tarde los pcluconcs aclamaban como su jefe
Tagle,
el
Figuraban tambin entre (sos las nobles fapiilias de Err/.uriz, Eizaguirre i Ovalle que vestan todava en esa i^pocn el traje de la corte usaban la peht.ca tradicional c{e qpe por tanto p^oftsaban un odio que podif} llala coloni;|, marse de casta, a los oscuros pipilos que no tenian, por lo comn, ))i linaje ni fortuna (1).
jenuitio.
i i
mas
41) Ei
in'jcn
como
!a
que
los
fueron opuestor,
muchos de
los
que
ufaban tntonceij
del ltimo siglo.
la trenza
moda a
fines
El nombre de pipiolo.t pe nribiiye a los concu; rente? de fcgundo i do tercer orden que atistian .al caf del espaol Barrie, fitundo cu la clle ce Ahumado.
Acostumhr.ibar) Jugtr
a los
mirones o a
os
lei
el
nond^re do
13
Aldredor de esto? grandes centros de retrogradci'oH, ^. agrupaban otl-o.^ menos poderosos, pero no menos activos. Tales eran principalmente el militarismo^ del qu se hizo cainpebn el osado i turbulento joven Urriola, i el Jedercdiimo que
tenia la acritud de sus desengaos
el nclito
i
la enerja
de su caudillo,
IIT.
^Con
do encima
la
democracia se
esfor-
zaba en edificar su templo jjara depositar en l, como ch una arca santa, el testamento del Ao X, del que el partido libejal se
asomado casi desde el primer dia de su amenazando destrozar su frjil cuna: en 1825 con el coronel Snchez, con el coronel Campiuo en 1827, con el comandante Urriola en 1828, i por ltimo, con el jeneral
t^^La lucha habia
nacimiento,
Prieto en 1829, sin contar innumerables motines lejislatvos, tumultuarios de la plebe o simplemente militares, pues dalante los gobiernos de los jenerales Freir i Pinto no hubo
casi
un
particularmente cu
el
arma
Todas
esas revoluciones,
mas o menos
i
poderosas, hablan
sin
embargo, todas
haban sido iaipoten tes para consumar uua reaccin poltica completa. La Asamblea de Santiago, que elji al coronel Sanche:; pi-esdeute por 24 horas el 7 de octubre de 1825,
que
los pollos
parecen solicitar su
grano.
Eu
He la
reunan numerosos crculo?, hubo vn eliuseo que acostumbiaba caracterizar los pipilos i pelucones ])or lo que pedan en el mesn. Cuando el que llegaba ordenaba al mozo alguna cosa de sustancia comojftlos cafs, donv^ie se
si
14
~
'le la
guaniicion;
i sin embargo, todos los corifeos de aquella, Zaartu, Argomedo, Rodriguen Aldea, Zciiteno, fueron al destierro. El coronel Cumpino, al contrario, penetr a caballo, espada en mano,
el recinto del Congreso, el 24 de enero de 1827, i dts])ues de haber ordenado hacer fuego sobre los representantes, tuvo que encaminarse a una relegacin, alcanzada por la clemencia del gobierno. l comandante Urriola derrota a su vez al
en
al
campana de
deponen
las
Por ultimo,
el
mismo
1^-ieto es batido
un jenerul enemigo.
por qu suceda todo esto? Era porque los medios puestos enjuego por la reaccin no parecan suficientemente fuelles,
o porque
la
el
pais tenia en
misma
Es este un problema histrico de mui difcil solucin, ]wrque la inspeccin de los hechos que se sucedieron en la tenaz lucha de aquellas fuerzas -contrarias, aparece un equilibrio conHtante, en que ya el uno, ya el otro de ambos eslremos, es
decir, la organizad-ion
el
democrtica
la reaccin,
alcanzaban
predominio,
I tan cierto es esto,
que
iquella
en manos de sus propios defensores, que por los esfuerzos aliados de sus advei'sarios. El jeneral Pinto, asustado de su obra
misma
(1),
retrocedi en
el
coiJiicto,
i,
juzgue
(1<
materia de reforma
reli-
jioa
que
el
10 de noviembre de
IS'Ji)
i
los pa})L'efe
ilol
i
jen.-ial O'Higgins.
"Ya
rstn
);i/
Corte; tn Madrid
pr
los diarius
que he
visto
rpido-,
i
los monasterios
ev
nven'.o,
pues no
plan
lo
se
esperaba par.i esti operacin sino que una eoaiiiion ene:iriida del
mandado que no
d"S"
so
te diese
los
Lo gracioso
e-
que
liaMti'
amen'e de
entreg a los adversarios de
15
la
unidad
liberal (representada
en la carta de 28 que
frailes se
que
se
presentaron la? monjas de Baeza pidiendo que todas las proviJenciag tomasen con respecto a la secularizacin de los regulai'es, fuesen comellas; lo
prensivas a
que
se concedi,
se
el pi-o-
imprevisin de uno
otro sexo,
se ha abrogado los diezmos i los lia arraneado de manos de los ecleaun no los han suprimido porque estaban destinados por dos aos a la amortizacin de la deuda nacional, la que, liquidada que sea, quedarn estinguidos. Tambin se habia j)revenido a los arzobispos i obispos, que con res-
la nacin
sisticos;
el
nmero de
los sicerdo.es,
no procedan a ordenar
Con
i
esta providencia
esta
chusma en favdr de
la Constitucin,
dt seis reales de velln a los de misa i olla, i doce a h>s ((rnionah'x qn- se U.s ha concedido de por vida. "He visto un ]iroyecto de concordato presentado a las Cortes, el que, segn todas las apariencias, iba a ser sancionado, en que tratan de escamotar al Papa
i
todas aquellas prerogativas que conduelan tanto dinero a Roma. Todas las dispensas, presentacin
la
i
declaran adher-n^es
al
prima^'o de la
Iglesia
liflad
la secularizacin
de un
fraile
no
i
fc necesit.i
mas formato
con
i
el
boL
que nsta
los hltitos
no las repitan nuestros day incrcases (*). Muchos opinan que la Espaa trata de hacerse protestinte porque a mas de las antecedentes reformas se piensa en abolir el celibato, i que los minitrus del culto tengan su mujer propia. En ltimo anli.-is, lo que me parece iocoiiteslable, es que los e-paules marchan con una rapidez intinit:iinente rniyor que los ingleses en tiempo de Enrique
eslraai'
"VdL
que
peridicos: but
t.he
bigotrij everi/
VIII."
Qu cambio de
Jesutas
I
el
que no deja de poseer cierta oportunidad en el di a, a saber: que Chile lleg a nombrar en 1^26 un ministro al Congre-o de Panam i que ste fu el jeneral Pinto, entonces intendente de Coquimbo, En una carta autgrafa de este personaje que tenemos a la vista, fecha de la Serena,
"}.Ie estol
diciembre 14 de 1826, encontramos, en efecto, las siguientes palabras: disponiendo para marchar con mi familia al otr.) lado (a Tueu-
man), pues teniendo que marchar de plenipot' nciario al Congreso de Panam, quiere mi midaina hacer en mi ausencia una visita a su madre. A principios
de abril estar de regreso a euibarcarme."'
t*; El fonatismo se
aumenta cada
flia.
mas
i
leal,
pero
no menos tmido,
turero,
i
viiio a ser
el
ilustre
Freir,
del pueblo
del ejrcito
juguete de los congresos i de los intrigantes, vino a ser, al querer vengarla, un desventurado mrtir. Hubo, pues, en el desenlace una gran fuerza de audacia i
de xito en los reaccionarios,
i
un trOHO
una cuna a
la
lejislativos.
IV.
Empero, de donde
la postre
la
mas
reaccin de 829, que no tenia mas luz q;:e su ira, habia alcanzado, a
la
habia salva-
unin en
al
el
que
se
que debera
principio, a
llevarla,
no como
la
un
triunfo pronto
definitivo.
Aquel
joven comerciante
prestijio,
i
qu
llevarla al
aquellos ttulos,
mente
le
los matices
la reaccin.
Ni
al
17
mismo
Juan Fernandez
habiendo padecido
su madre persecucin
la
porque
que mancharon aquella administracin, por lo que comhombres en especial a su jef3, el ilustre OTIiQ'gin'^, a quien l solo ved las pueri
tas
de
la patria,
al
que encabezaban los Egaa (padre porque sin ilustracin ni amor a la disensin ni al estudio de los principios, i particularmente a las asambleas lejislativas, que repugnaban, ademas, a su naturaleza perentoria i absoluta, no se haba preocupado nunca de la organizacin interna de la Repblica boj o tal o cual base terica. Ni a la faccin aristocrtica, en fin, porque aunque vastago de una familia de noble alcurnia, sus predilecciones i sus hbitos eran todos opuestos a las exjencas de la vida cortesana, pues l mismo se senta, segn sus propias palabras, o un corazn plebeyo. Ni era tampoco federalista, por la razn que acabamos de apuntar, i porque su tendencia unificadora le alejaba de todo
Ni
crculo doctrinario
e hijo),
sistema intermediario
(1).
No
era,
mas
mismo, contribuy a desarmar, gastando una cuantiosa suma. Su crculo ntimo, por otra parte, era de hombres adelantados casi revolucionarios, porque, al menos, lo eran mas que
l
i
que
(1)
"Mucho
el
nii^nio
desorden ser
para
do7i
acuerdo de la Asumbla de Aconcagua, porque ese mejor testimonio de que la federacin es inadaptable estado actual del pais." {Carta de Portal ea a su dependiente de comercio
celelro
fcl
el
abril 12 de 1827.)
DIEGO PORT.
los presidentes Freir
i
18
Blanco, Eizaguirre
i
Vicua. Corapo-
el
VI.
Cmo
don Diego
Portales, en lugar
de arrimar su poderosa espalda al edificio de la democracia que se desplomaba en todas direcciones, minados sus cimientos por la carcoma de la reaccin, fuera a hacerse el adalid i el salvador de la ltima? Cmo era que aquel hombre, que
tenia todas las dotes de los caudillos populares, no recojia del
palenque de las contiendas la herencia que habia dejado sin un apropiado sucesor, aquel turbulento campen de nuestras primeras libertades, don Jos Miguel Carrera, el hombre que en nuestra historia ofrece mas analojia de carcter i de jenio con aquel, en medio de la diversidad de sus carreras de sus
i
pocas?
(1).
Una
de esta inconsecuencia, que mas bien pudiera llamarse una fatalidad de nuestra historia. Para nosotros, sin entrar eu los
accidentes que fueron
mas propiamente
la ocasin
la
oportu-
en su estraordinaria
bando liberal i su hostilidad a la organizacin democrtica que aquel se empeaba en dar al pais, encuentran su punto de partida, por una parte, en el carcter personalsimo esclusivista de aquel hombre de Esnaturaleza), su alejamiento del
i
Cnandj Portales era un simple negociante en 1822 (i esto es digno de ya habia personas que le comp,^raban por su carcter a don Jos Miguel Carrera. Por aquel ao lleg desterrado a Montevideo don Baltasar
(1)
especial noticia},
que
vente nos
lia
referido esta
"Que liabia aparecido en Ciiile otro don don Diego Portales." El mismo seor Benacoincidencia, notando que no era del todo inexacta.
le dijo:
tada,
ltica,
i
19
el
tico,
Portales, en efecto,
la justicia,
pero aborreca
a lo que l llamaba
es decir, a los
hombres mas
o menos oscuros, mas o menos -tildados en sus acciones o en su carcter, que, por un efecto
poder.
As, la principal razn de ser de la iniciativa poltica de
mismo de
las
turbulencias de la
i
del
que don Jos Maria Novoa, hombre de poco crforo i en la poltica, fuese ministro lie Estado; que Muoz Bezanilla, a quien sus enemigos acusaban de negociaciones vedadas, tuviese un ])uesto de confianza, i aun desempeara en ocasiones una de las secretarias del despacho; que el boticario Fernandez, hombre honrado i patriota, pero violento oseuro, tuviese un asiento en el senado; que el exaltado clrigo Farias lo tuviese en la otra cmara; que los arjentinos Navarro Orjora, fueseu, el primero una dignidad de la Iglesia i el ltimo un hombre de prestijio popular; por fin, que la prensa de gobierno estuviese en manos del cuco Paditancias
dito en
el
i i i
lla
VII.
Era
este jnero de
i
hombres, inevitables en
los perodos
de
organizacin,
cuyos defectos tenan un carcter roas bien privado que visible i daoso en su carrera poltica, los que hablan hecho exhibirse a Portales como escritor pblico, fun-
dando el Hambriento, contra esa tribu de ])ela,jeanos, como l llamaba a aquellos polticos libertinos, haciendo una escepcion honrosa de los hombres patriotas i bien intencionados (los
pipilos puros),
blica democrtica.
20
las
bases de la rep-
al
bando
tros
liberal su carencia
del conflicto.
hemos
solo conocidos
Larrain,
vida pblica.
los
La
proscrip-
antiguos campeo-
causa
liberal,
como
al
Munnel Rodriguez. De los que habian vuelto a sus lares, vease a Benavente i Gandarillas en las filas opuestas a su antigua causa. Camilo Henriquez, viejo ya enfermo, mas de desengaro-s que de achaque.^, habia
mas
ilustre
de los Ccirrcras
i dormdose en el sueo de la indiferencia, esa muerte del alma. Campino, hombre que ha sido poco estudiado poco coin)rendido, nico rival posi-
un odio
como implacable, estaba ausente en lejanas misiones diplomticas. Don V^etura Blanco, tan ilustrado como irritahabia doblado su cartera en lo mejor de sus ensayos en hacienda pblica. Solo quedaban de pi de aquellos atletas de la primera edad de la Repblica, don Carlos Rodrguez i
ble,
la
uno
de sus poderosas voluntades para aplicarlas al bien de sus conciudadanos en el tiempo i la manera que hubieran sido fecundas i salvadoras. El uno gast todo su poder en la obstinacin de un sistema; el otro en la
efervescencia jenerosa,
bien pronto
Por
esto,
pero incauta, de su entusiasmo, que hubo de llevarlo a la conspiracin i al destierro. donde luce el partido liberal en su hora postrif
i
mera, su lealtad, su
de Lircay que sus vencedores llamaban, sin embargo, el ejrcito francs, porque sus mas brillantes jefes no habian nacido en Chile, aunque saban morir por sus fueros.
21
VIII.
Fu, por consiguiente, un odio dirijido, mas contra los hombres que contra las instituciones, mas contra los pipilos que contra la Constitucin liberal, la causa por la c[ue don Diego Portales se adhiri a los planes de la reaccin (1). Ac-
piiML-i^tii
tismo
i de la igualdad, resume en su Juicio don Diego Portales, con estas notables palabras, todo el breve, pero fecundo perodo de su labor, de su poder, i particularmente de sus ensa-
yos tericos.
peri-
gobierno de
guerra
civil
dos los hombres capaces de contribuir con sus luces, su patriotismo o su prestijio a la organizacin del estado, sin desdear a los mismos que pocos dias antea
hablan rechazado
filas
la
de los
realistas.
causa de la independencia o servido ardientemente en las Por eso es que se velan figurar, durante el gobierno libelos pelucones, a loa O'IIigginistas
ra],
no
solo en las
]>uestos
se
aun a los realistas mas apasionados. branse los vern los nombres de los Ovalles, Errzuriz, EizaguiMeneses, Gandarillas i otros, que a rengln seguido
figuran en
liberales,
"Terminada la guerra de la independencia en 826, humeando todava los campos de batalla, i jadeante la repblica de cansancio i estenuacion, los liberales se habian consagrado con mas intelijencia i con mas perseverancia i pa triotismo que partido poltico alguno en Amrica a la organizacin administrativa,
i
mas
mas
gobier-
no, sobre quien hacia llover sus diatiibas el papel de los estanqueros, se afanaba
por organizarlo todo i por satisfacer todas las aspi-aciones por medio de medidas oportunas i rjidamente ajustadas al sistema democi'tico. En dos aos o
menos, Borgoo en
el
ministerio de la Guerra
Marina, Rodrguez en
el
del
so,
22
olvidado
el
sido su salvador,
filas
como
fu
de sus enemigos.
como un
Interior
Relaciones Esteriores,
Blanco cu
el
"El ejrcito de la independencia habia sido reducido sobre una base sencilla a tres mil quinientos hombres de las tres armas, i todos los oficiales escluidos del servicio, por no tener colocacin en la nueva planta, asi como los retirados, habian obtenido, segn las leyes de la reforma militar, en fondos pblicos del
seis
por ciento,
el
tercios
de
los aos
disciplina, la organizacin
tos de este
que habian servido. El pago del ejrcito, la contabilidad, su de los tribunales de su fuero, i todoa los dems punnegociado habian sido reglamentados con oportunidad i dilijencia.
del territorio,
el
"La divisin
liasta las
desde
el
ministerio de Estado
mas
modo de
proceder,
i
proveyendo a
de
los bienes
la
pronta
de regulares, todos los vastos negociados que dependan entonces i Relaciones Esteriores fueron reglamentados i proi
vedos con
intelij enca
regularidad.
la intelijente actividad de aquella corta administracin fu en los ramos de la hacienda pblica: el comercio de cabotaje, el esterior, las aduanas, los diversos ramos de entradas fiscales, como el de pa-
otros;
sobre todo,
el crdito
i
pblico,
el
reconocimiento
oficina^?
orden de las
de con-
mucho mas
i
que
Blanco, que como ministro de Hacienda se dedic a tan difciles negocios de 1* administracin.
"La sublevacin militar que destron a los liberales eu 829, vino a encontrar en pi todos esos pradosos trabajos, todas esas leyes orgnicas i reglamentos que han s-.-rvido de base a los progresos ulteriores, i muchos de los cuales nos rijen hasta lioi. Todava mas, hall tambin terminada la organizacin
de la r.;pblica:
el
Congreso
el
i
liber.il,
para su planteamiento, inclusa la lei sobre abusos de libertad de imprenta, la mejor i la mas saba que hasta ahora BC haya dictado en los Estilos que han tenido la pretensin
de reglamentar el uso de la palabra escrita. Pero nada mas digno de atencin entre esos trabajos I)olticos ((ue la Constitucin sancionada por aquel Congreso: no es esta la oca-
23
hecho armado, fu nunca su lejtimo representante en el fin que aquella encarnaba. Mui al contrario. Fu el nico hombre que tuvo un propsito dado en aquel abismo de encontrados intereses i de hostiles tendencias. Su jenio es la nica luz que brilla en el caos. Todos los reaccionarios venan resueltos a volver atrs, i los allegadizos de aquellos que no sabiah retroceder, no se daban tampoco cuenta de adonde iban. Por esto puede decirse que si el movimiento do 1829 era la reaccin, Portales solo era la revolucin que en sus ajitadas
entraas traa oculto aquel trastorno.
lo
t-s
como patriotismo pudieron elevarse lo bastante para consignar en su cdigo los principios mas sanos de la ciencia poltica i organizar su repblica democrtica del modo mas
practicable
i
provechoso.
"Como
sente no tiene ni siquiera la idea de que aquel gobierno liberal hubiese completado en pocos meses la organizacin del Estado,, en medio de las penurias i
zozobras de la pobreza
de
mente que
hijas de la
la
el tipo del
pidacin, de la injusticia
de
la arbitrariedad.
mala
de la ignorancia, caen
i
se
Pero semejantes acusaciones, cuando se ojean los boletiestudia un poco la historia. Los mismos autoal suelo
a formularlas: los peridicos opo-ito de entonces respetaron los hechos, aunque ultrajaron a las personas; i la junta revolucionaria que se constituy en Santiago justificaba el movluiento
no
se atrevieron siquiera
misma no
in-
vijiese
la
circular,
mas
Cmaras que de
ellos procedieron.
Apenas fu
la
i-eunida
'precisa
de
ellas
que
la Constitu-
que careciendo
todava,
repblica de
\xi
mas
nombrando un Congreso de
que arreglase
las cosas
de otro modo."
24
IX. eu conce])to nuestro, la misin do Porta(i pedimos que en esta parte se nos escuche, pues estaraos llamados a probar cosas nuevas, i aun estraordinarias, no con palabras, sino con hechos), fu un bien o una salvacin para la Repblica. Mui lejos de eso, el mrito
Pero no por
esto,
les,
misin inevitable
de aquel hombre ilustre est solo cifrado en haber hecho de un mal inmenso, un mal mucho manos grave. El empu en su potente mano aquella reaccin ciega, rencorosa, incoherente,
nes,
i
la dej estacionaria,
la vez, el
que venia de todas partes como un aluvin de pasioinerme, casi nula, como contuvo
vuelo espansivo de las ideas
fierro,
i
tambin, a
del espritu
democrtico. Dique de
arrojado por
el
esperando abrir a ambas un tranquilo cauce con su certero e i fu echado a tierra cuando habia hecho solo la mitad de su obra. Quin nos ha dicho si all, en los arcainfatigable brazo,
nos de su mente, tenia resuelto devolver a su patria la liberle habia arrebatado? Los ltimos
en manera alguna; pero es cierto que l no daba todavia por terminada su ardua empresa de avasallamiento de todas las pasiones que habia creado la anarqua, de la que l mismo surji armado del tridente de la dictadura, para hacer nacer nuevas i mas desencadenadas pasiones en derredor suyo. Tuvo, por esto, solo una existencia de tirano, i tal es su renombre en todos los mbitos de Amrica; pero fu tirano para con todos, amigos i enemigos i para l mismo. Sus altivos
adversarios llevaron siempre sobre
frrea
mano; pero
los
que
le
o reprobacin que quemaba como ascuas de fuego, mientras que ni a s propio se salvaba del alcance de su indomable voluntad.
privaciones,
tuvo un
tencia,
i
25
la postre, rindi
,
porque a diferencia de los enanos intrigantes que se lian llamado sus imitadores, aquel hombre de hierro, que solo muri cuando veintids bayonetazos traspasaban su
propsitos,
frjil
de
la familia,
los fueros
mismos de
i
amistad
aun
los
le
negarn jamas.
X.
Mas
tes, sin
bien que autor de esa revolucin reaccionaria, Portaapercibirse l mismo, naci pues de ella,
i apoderndocon su fuerte voluntad i su inmensa osadia, la hizo servir a su plan nico, que fu la doble organizacin del poder i del pueblo, mediante la disciplina inflexible que l iba a imprimirbs, rejinientando a toda la repbli-
como a un ejrcito en campaa. Le vemos por esto desbaratar por todas partes esa reaccin, tan pronto como la victoria ha coronado su obra. Depone
ca
al primer presidente que aquella se diera i que era su primo hermano. Anonada al Dr. Rodrguez Aldea, autor verdadero del levantamiento i que era a la vez su mas poderoso rival. Se somete como a un dcil augiliar al jeneral vencedor, renunciando los honores del primer puesto de la repblica que todos le brindan. (1) Llevando siempre adelante su obra de
por una carta aunimarqiie existe entre los papeles del jeneral que parece ser de la mano de un aito personaje, los O'Higginistas i l mismo jeneral Prieto, que era su caudillo armado (como Rodrguez Aldea era su jefe civil), no consideraron del todo perdida la parada que haban jugado de su propia cuenta en Lireai, i mas tarde, en las elecciones de 1831, hasta que aquel jeneral, llamado por Portales a Santiago para entregarle la presidencia, abandon su cuartel jeneral de Concepcin, centro de sus fuerzas i relaciones, en el que muchos esperaban ver nacer una nueva revolucin, no ya contra
(1)
A juzgar
i
O'Hlggins
mismos amigos
con
los
que
i
i
se
habla lanzado a
la
arena,
solitario
vctimas
te
i
no sus aduladores, habian comprendido su alta raenadmirado la misma noble i desinteresada euerjia de sus
reaccin de 1829 fu ahogada
as,
persecusiones.
La
los
en su propia cuna, en
caos.
Con
l,
fu el poder.
ilustre
i
ciudadano
cst3 servicio
que bien
que solo
el
de
las
I tan cierto es lo
do
el
ron en
el fiscal
Egaa
los
esterminados pipilos
&iiio
en un viajo precipitado que hizo a Talca, descarta a (jue nos referimos, relativa-
H
mente
lo
que dice
i
la
de Prieto a
la capital
al
de 1831:
"Li veni-
da de Prieto
es el golpe
mortal.
Va
teramente a los estnquf-ro?. Los tres cuerpos de esta guarnicin tienen a u cabeza hombres vendidos al estanco. Prieto no puede ahora moverse sin
hallarse en el
Es Verdad que ha anunciado pblicamente que el sli suelo natal, lo cual ha dado lugar a la reunin del club, en el cual Gandarias propuso que de ningn modo deba admitirse a O'Higgins, i todos los dems fueron de la misma opinin, escepto Portales que dijo estas palabras: Cuando 0'Hi(/(/ins venc/a, Benavente estar a la cahcna del ejrcito, i aunque no fuera asi, Bx'dnes es seguro."
peligro.
mayor
su inspirador,
poder.
i
57
en
el
Pero nada, entretanto, ilustrar mejor estos conceptos, que por nuevos parecern a algunos peregrinos, que la propia vida del hombre singular que los motiva.
XI.
Naci don Diego Jos Victor Portales en Santiago
el
16 de
junio de 1793. Fueron sus padres el superintendente de la casa de Moneda don Santiago Portales, hombre tan ardoroso
de carcter como festivo de humor, i su madre la matrona doa Mara Fernandez de Palazuelo?, que dio a luz veintitrs
hijos.
Reclam:iban los abuelos de la ltima, ilustres abolencuna papal de les Borjia por
jesuita,
amigo de Car-
Educse, en consecuencii, el hijo de tan nobles padres, con el esmero que era entonces dado alcanzar en las aulas
la colonia.
de
a fin
de aue gozase de la renta de capelln de la casa de Moneda, impuesta cuando se abri esta casa en 1805, poca cu que don Diego tenia solo doce aos. Dcese que, con tal motivo, visti sotana durante algunos messs, aunque este
hecho no est suficientemento averiguado. Estudi despus humanidades en la aula do mayores del clebre Lujan, insigne latinista, i no fu don Diego el menos a[)rovecha<io de sus discpulos, pues aprendi .quella lengua con alguna perfeccin, i siempre se jact de ello diciendo que era 1-; nico que sabia, asi como ciertos trasuntos de teolojia,
en cuyo ramo su consideraba fuerte
(1)
(1).
don Antonio Garfias, contestando que ste le haba dirijiuo para confortar su nimo decado por un contraste de fortuna, le dice lo siguiente, con fecha de Valparaso, marzo 16 de 1832: "A sus saludables consejos i consolaciones quiero contestarle
En una
ciertos razonamientos
28
Pas despus al Golejio colorado, donde se hizo mas notable por sus injeniosas travesuras que por sus adelantos acadmicos. Cuntase de l que un dia dio salida a todos los alumnos
del establecimiento,
con un
latn,
quebrando
las ollas
de
la cocina, a fin
de
no entiende, debe imputarse a s mismo o al viejo don Anme ocup anoche como una hora con el pelado Alvarez) por no haberlo hecho aprender gramtica i teolojia, sin lo cual no hai educacien ni nada bueno. Facile omnes cuh valonus recta coicilia agrotis damus:
si
que
tu
la interesaulisiiua correspondencia de don Diego Porcon don Antonio Garfias, "este otro yo" suyo, como lo llama en muchas de sus comunicaciones, nos ser permitido entrar en algunos <detallcs sobre la manera como hemos llegado a obtener la posesin de estos i otros no monos preciosos documentos.
tales
En una bodega de trastos viejos, encontramos, mediante la bondadosa condescendencia del seor don Juan Jos Mlr.T, una parte considerable de los papeles do la testamentaria de don Estanislao Portales, que fu albacca de su primo 1 cufiado don Diego, i entro aquellos felizmente
existan
sita paciencia
muchos cue pertenecieron al ltimo i que h.abian sido arreglados con esquen 17^ paquetes, relativos la mayor parte a los negocios mercantiles del difunto
que
los
componen deban
i
servir solo
al
por
co."siguiente, se hacia
nmi
que en olla se encuentran i que escaparon por algn acaso a las llamas a que Portales condenaba por costumbre cuanta comunicacin confidencial llegaba a sus manos. Sin duda corrieron esta suerte dos baiiles de apeles que el propietario de la casa que habit Portales durante
la
%jtadae importante poca do 1S29 a ISOl {callo de las liosas, nin. 23) encontr poco des-
de una pieza i que entreg relijlosamente tan pronto como los hubo descubierto. Para dar una i<lea de los documentos que existen en esta coleccin i d los que solo una parte ha llegado a nuestro poder, i cuyo resto acaso no escapar a un escudrinomiento mas prolijo que el nuestro, estractarenios aqu del inventario de ellos los siguiente epigi-afes do los paquetes que los contienen, a saber: Paquete nm. 16, correspondencia de <lon Jos Manuel Basso, factor del estanco de Concepcin. Nm. 57, correspondencia del
jiues ocultos sobre el entablado
jeneral Campino.
hermanos, contratistas del emprstito ingles. Nm. 64, correspondencia de la.s seoras liernanas de dun Diego Portales. Nm. 07, del jeneral Prieto. Nm. 74, del mayor don Manuel Garca. Nm. 75, del doctor don Guillermo Nm. 76, del jeneral Blnes. Nm. 77, del coronel Unila. Nm. 7S, de don AnBlest drs Bello. Nm 79, de don Miguel Zaartu. Nm. S2, de don Jo.aquin TocornaL Nm. S7, Nm. 95, de don Benito Fernandez Maquelra. Nm. 101, de don del ministro Eenjifo. Jos Ignacio Eizaguirre, factor del estanco do Santiago. Nm. 106, del coronel Vidaurro. Nm. 12?, del jeneral Benavente. Nm. 131, de don Victorino Garrido. Nm. 145, de don Antonio Garfla.s. Nm. 15S, carias de don Diego Portales a don Enrique Newman; nm. 171, despachos i ttulos de don Diego Portales. Pero estos documento.s, en los que figuran cartas del presidente Prieto, de los ministros Tocornal i Renjifo, de los intendentes Alemparte i Urizar 1 particularmente del jente confidencial Garfias, solo arrojaban luz de una manera indirecta sobro el gran cuadro que intentbamos trazar i sobre la relevante figura del hombre que llena con su sola poderosa personalidad casi todo el conjunto de aquel. Cmo entonces lleg.ar a la fuente nica de donde podamos derivar el conocimiento intimo del hombre i aMa esplicacion jcnuina de los actos de su vida pblica? La correspondencia confidencial de don Antonio Garfias, encontrada entre loa papeles de don Estanislao Portales, nos sealaba el camino que debamos seguir para descubrirla, la bondad de aquel caballero vino a abrirnos la puerta del arcano, [lonicndo a nuestra disposicin, por decirlo a.si, los moldes matrices en que toda la correspondencia de aquel clebre hombre de Estado ha sido vaciada. Cerca de 4i)0 cartas, corrientes desde el 1. de noviembre
i
29
visti
con las
la
el 4 de setiembre de 1585, i que hemos consultado i estractado holgadamente, ocupando tres escribientes a la veK, nos han dado, a nuestro entender, la clave escondida por la que se esplica i se comprenden todos los acontecimientos que comenzaron en Lircai i terminaron siete aos mas tarde en el Barn, era dramtica i tan importante como mal comprendida hasta aqu, i que nosotros hemos llamado la poca de Portales, porque en la
de 1S81 hasta
hombre singular, ella palpita toda entera bajo su por mejor decir, bajo su planta. Despus de varias conferencias en que el seor Garfias trabajaba a la par con nosotros muchas horas consecutivas en ir compulsando i estractando cada documento, observando que
ausencia o en la accin inmediata de este
inllujo, o
una prolongadsima
fastidiosa tarea,
me
todos los documentos, sin distincin ni reserva alguna, haciendo en ello honor a nuestra
i
concedindonos un placer que muchos a f nos envidiarn. Nada, en efecto, hai de i caracterstico que 'la parte intima de las cartas de Portales. Ah est el hombre desnudo. Su jenio burln i a la vez severo; las crasedades indecibles de su imajinacion voluptuosa; sus arranques orijinajisimos i llenos de espiritualidad; los botes tremendos de su clera las sublimes aspiraciones de su patriotismo i hasta los sofocados suspiros de su ternura o de sus desengaos, todo va pasando ah a la vista maravillada del lector como un panorama fanlealtad
mas
curioso
ya burlesco, ya terrible. Por otra parte, nada hai mas hermoso que el timbre lacnico, cortante, vivo, elocuente muchas veces, i siempre preciso i directo acia un fin dado del estilo <le Portales. Parece que leyendo en alta voz se estuviera oyendo el acento irresistible del dictador omnipotente. Los numerosos pasajes que de l citaremos en el testo de este libro, darn al lector una idea de esta ndole especial del lenguaje del famoso ministro. Pero en lo que est el mrito mas especial de esta coleccin es en que ella en realidad es el resumen de toda la correspondencia de Portales, porque, como es sabido, ademas de sn jenial pereza para escribir i de su repugnancia a dictar Cigno de una potente voluntad), l manejaba toda la potica por un medio que siempre ha estado mu en uso en nuestra anti-epistolar sociedad santiaguina: los recados. Como se ver por el tenor de nuestras citas, Portales no tuvo en verdad otro medio de corresponderse con el presidente de la repblica, los ministros del despacho i hasta su misma familia, que por el conducto del seor Garfias. Debemos tambin en este mismo ramo una no pequea obligacin a nuestro buen amigo don Enrique De Putron, quien nos ha confiado sin reserva alguna la breve pero interesante correspondencia de Portales con don Eamon de la Cavareda, amigo ntimo do aquel i a quien reemplaz varias veces, o fu reemplazado por l, en el ministerio de la guerra y en la gobertistico,
Los papeles inditos del jeneral 0"Higgins que tuvimos la fortuna de encontrar en el Per en 1S60, nos han ofrecido a su vez algunos curiosos materiales que esplotar, pidindolos, es verdad, prestados al segundo volumen del Ostracismo de O'IIigyins que en breve deberemos
publicar.
Con mas frecuencia que a otras colecciones, hemos ocurrido en esta parte a la corresEamjn Mariano de Aiis, jente oficioso del jeneral O'Higgins en Santiago y que llevaba una crnica desaliada y ^Igar pero llena do curiosas animosidades i chismesillos
pondencia de don
picantes de la poca.
la contribucin de documentos inditos que hemos arrancado a de la guerra i de la comandancia de armas, ricas y no esploradas fuentes histriea-s, cuyo orden perfecto no podemos monos de recomendar aqu a los aficionados a las crnicas nacionales, i el que es debido, en la primera de aquellas oficinas, a los seores Vijil y Campillo, que se precian, cim razn i sin agravio de colegas, de tener en la Moneda el mas rico y el mejor organizado de los archivos ministeriales.
No
Respecto de
la
el
primer ayn-
30
nompopular el chasco menos conoce, no es que se le bre por el que jug a uu portero de la casa de Moneda llamado Bustamantc, a quien por engao casi alion en las maritatas de aquel
Gasa habia puesto el singular apodo de come zapos, nico
i
laboratorio
(1).
As,
mas o menos,
llegar a los veinte aos de su edad, sin haber hecho ningn progreso de consideracin en sus estadios, pues l mismo con-
mui poca
aficin
a la
gramtica
poca.
el
Dbase de preferencia a otro jnero de pasatiemj^os juveninoble de stos era la representacin de i sin duda el mas dramas i comedias de aficionados, en las que tomaban parte sus camaradas de niez, que lo fueron despus en los puestos
les,
P]lizalde, Melgarejo i otros. Un llamado don Joaqun Len, era el consueta de estas representaciones, i todava recuerda uno de sus actores de
clrigo,
Umte i3eiito mayor Varas, quien, en mas de una ocasiou, i con el respectivo superior permiso, nos ha enviado a domicilio tal nmero de voluminosos autos y procesos que en la antigfiedad, cuando los sabios viajabau -on sus bibliotecas a cuesta, habran formado mas que
lo
que ev posible
el
Por ltimo, nos queda solo por decir, que no nos han sido de poco ausiho en la composicin de eta obra las colecciones de documentos nacionales que existen impresos en la Biblioteca pblica de Santiago, i cuyos complacientes empleados, i en parUcuiar don Damin Miqael
lucen tan fic consultar a los estu<yosos.
(1)
Un
da,
en
el
momento en que
sala su
brero de lata barnizado que por economa hablan hecho al negro, i apurndolo a ^3te, a nombre de su padre, le pas el sombrero con tal destreza, que el pobre
negro
se le
puso chamuscndose
la
ca1)ezii.
con ^ran
visa
de su parte y mayor
sencillo^
El chasco de Bust^imante no fu menos duro. Era este un hombre tmido y y finjiendo un da que venan a prenderle a nombre del coronel de
artillera Keina,
la
misma plazuela de
la
Moneda,
le
le
y despus de tapar la boca con un cuero, le solt el agua hasta que Ueg a los labios, sin hacer caso de su desesperacin ni de sus gritos.
sta
31
segunda fila el haber visto representar un papel al joven Portales en el Aristodemo de Voltaire (1). Cuando en agosto de 1813 se abri por la primera vez el Instituto Nacional, Portales fu uno de sus alumnos fundadores, i permaneci en l hasta su clausura en octubre de 1814, habiendo alcanzado a rendir exmenes de filosofa i de dere-
cho natural.
se recibiera de abogado,
por
pri-
uno de sus
(2), el
mer
libro de la Institua.
(1)
Don Gonzalo
el
Moneda con
la
de Portales,
siendo su padre,
cimiento.
(2)
Al
citar el
nombre de
con datos verbales sobre la poca y el entrar en el detalle de estas esplicaeiones, para hacer resaltar mejor su respetabilidad a los oj&s del lector, pero nos contentaremos solo con recordar sus nomi esto mas como un deber de cortesa que como un lujo de dilijencia. Noa permitimos hacer mencin, en consecuencia, de los seores Blanco Encalada i Bello, confidentes i colaboradores de Portales en las pocas mas arduas de su
hacemos un grato deber de maque se han dignado favorecemos personaje que nos ocupa. Quisiramos
bres,
primero do Portales
i don Diego Jos Marin (don Ventura), compasu oficial mayor el segundo durante i
una parte de su segunda dictadura; de los seores Urizar i Alamparte, los procnsules del dictador en Concepcin y en Aconcagua, i, por ltimo, de los seores don Antonio Garfias i don Agustn Vidaurre, los confidentes ntimos de
los dos
el
Ademas de muchas otras personas, que por no ser demasiado prolijos no enumeramos en esta pajina, tenemos una particular obligacin para con algunos deudos del finado ministro Portales quenos han suministrado algunos datos de su vida ntima. Citaremos entre estos a los seores don Santiago i don Ramn Portales, don Ignacio Moran i don Vicente Larrain, todos hermanos polticos
de aquel,
i finalmente del seor don Francisco Javier Ovalle Errzuriz, su amigo de confianza y su mus inmediato vecino, en el tiempo que habit en la Placilla de la Ligua.
32
XII.
Pero ya en esa poca habase despertado en el corazn del joven estudiante, la pasin que, segn sus propias revelaciones ntimas, ejerci un influjo mas poderoso i prematuro en su impresionable naturale^ia el amor. Rindi su primero i lcito culto el ardoroso mancebo a una
moprima suya, doa Josefa Portales i Larrain, joven bella desta, que no tard en pngar aquel cario con su mano. Casse don Diego a fines de 1818; pero poco antes, a ])riiicipios de 1817, se habia recibido de ensa\'ador de la Moned;i, habiendo aprendido la docimaca con el qumico Brochero en 16. Fu uno de sus examinadores en la los aos de 1815 prueba que rindi, el cl.bre don Jos Miguel Infante, i el deslumbrador injenio del joven ensayador hiri al punto la La noticia anticipada dess distinimajinaciou de aquel. guidos talentos, (dice el primero hablando de Portales, cuando el j/mio que comenz a desplegar escribi su necrolojia) desde la infancia, nos movi a indicar a su respetable padre
i
literaria. (1)
xni.
Mas, vivia el ardoro.so don Diego descontento de su estrecho destino i de la escasa renta que le proporcionaba, pues sta no llegaba a mil pesos. Renuncilo, en consecuencia, en con un cajiital de cuatro mil pesos que le julio de 1821, obsequi el abuelo de su mujer, don Santiago Larrain, hombre opulento que le profesaba un singular cario, lanzse en la carrera del comercio, para la que decia l que se sentia nacido. Su primera negociacin fu una compra de paos i casimires que espendi en su propia casa y de la que obtuvo
i
un pinge
(1) Infante
resultado.
El
1."
de noviembre de 1838.
33
Por este tiempo, un gran dolor visit el hogar de Portales. Perdi a sn joven esposa, despus de haber visto desaparecer uno tras otro todos los frutos de su unin que moran en la
cuna.
la
inmedia-
aunque no pertenecian a. sus familias, los solcitos cuidados y la tierna inquietud que Portales consagr a su compaera durante su prolongada enfermedad, pues dcese por sus vecinos que nunca consentia que sirviente alguno le administrase los medicamentos, yendo l mismo a
ambos
esposos,
comprarlos a
las boticas
de hora en hora.
en su nimo una honda mudanza. De jovial i chistoso, convirtise en misntropo. Busc el lenitivo de la relijiou i se hizo
penitente, visitando las iglesias diariamente
i
confesndose a
menudo con
Dominicana,
blo^
i
el
prior de la Recoleta
contra Vera
Lafinur.
le
i
cantando
i
los rezos
de
la iglesia,
escelente oido.
distraccin
como una
vindo hacer un viaje a Lima, cuyo comercio, recien abierto a los chilenos por la emancipacin del Per, ofreca aliciente a los espritus emprendedores.
e.specul acin, resolvi el aflijido
Asocise con
c 'para
el
el
se
embar-
Callao en 1822.
Cea
Portales iba a
del pais
que
realizara Portales en
Lima retornando en
art-
No
que Portales llevara tambin enere sus consignaciones un voluminoso cajn de rosarios que le vendi para el caso un
respetable comerciante
Lord Cochrane a
las
que no sabia darles mejor uso (como de bulas que hacia presa en naves espaolas) que echarlos al mar.
los fardos
D.
DIBQO POBT.
34
XTV.
Dos aos pas Portales en la corte de Lima, con la inun corto tiempo que emple en Chile, regresando a los siete meses de su primer viaje. A pesar de que la sociedad mercantil a que perteneca no
termisin de
contaba capitales de consideracin, obtuvo, sin embargo, esceIcntes resultados, al punto de que el joven negociante, al re-
como un hombre acaudalado. las costumbres de Pero junto con la fortuna, el clima Lima habian operado un cambio singular en el espritu de Portales. Como todos los caracteres ardientes, habia pasado de un estremo al opuesto. Ya no era el viudo timorato i penitengresar, podia contarse
i
te
de los claustros de
i
la
Recoleta, sino
un apuesto
galn,
dado a las banalidades de cortejos i saraos. Su ardorosa complexin se habia desarrollado, envuelta en las voluptuosas nieblas del Rimac, i adquirido as no
vestido con esmero
solo el hbito sino la necesidad del placer.
Chile,
su regreso a
ya sus camaradas no le oian entonar a solas el solemne i montono canto gregoriano, sino que talareaba de primor la zamacueca, i muchas veces, dando sueltas a su jenio naturalmente retozn, ponase a danzara l mismo, sin mas compaera que la que su recuerdo le pintaba, all en las saturnales de Malambo, como se llama en Lima un baile indjena i a la vez el barrio que nosotros conocemos con el nombre de
Chimba en nuestra
capital.
XV.
Hasta aqu, entre
cin alguna en
la
tanto. Portales
cosa pblica.
Al
los estriles afanes de la poltica, cuya ciencia ignoraba i cuja embriagadora enerjia jamas habia saboreado. Para l, entonces, como despus i hasta su postrer di a, las cosas i las ideas que son la esencia de la j)oltica, no eran nada: los hombres
io eran todo:
i
lis-
en su concepto,
buena o peversa, segn lo rat, que la dirijian. No habia pertenecido tampoco a ningn bando nacional. Aunque, como toda su familia, era uaferviente patriota, nunca, empero, hizo demostracin alguna ostensible que pusiera a descubierto sus deseos de comprometerse en obsequio de la causa de la independencia que hizo de la juventud de aquellos
la poltica era
las individualidades
Uno de sus camaradas de coleen los dias que precedieron a la batalla de Maipo, cortar su capa para hacer un mandil de montar, sospech que tenia el propsito de emigrar en caso de un revs.
aos un semillero de hroes.
jio (1), al verle,
Pero Portales
galope
i
se injeniaba
visitar a su prometida,
la ha-
XVI.
Hemos llegado, pues, al ao de 1824, en que Portales, a la edad ya de treinta aos, hace su primera aparicin en la escena pblica como jefe de la casa que contrat el monopolio de los tabacos. No es esta la ocasin de analizar esta negociacin que ja ha sido juzgada por la historia. Bstenos solo decir que el Estanco fu un escndalo, asi como el Emprstito, que habia hecho forzosa su creacin, fu un crimen. Pero Portales,
que habia procedido en la contratacin del negocio solo como un negociante astuto, no puede ser acusado personalmente de manejos indignos en su jerencia de aquella, durante los dos aos que la mantuvo. Al fin, el negocio fu fatal. El gobierno lo retir con estrpito do sus manos, apropindoselo como
renta
tales
fiscal.
alcanz Porl
un saldo considerable en su
los
imponindose
compromisarios que decidieron el mil pesos si se le probaba algn cien litijio, una multa de de aquel vasto negociado (2). direccin la fraude o dolo en
(1) El doctor (2)
lo
ha
referido.
El saldo a favor de Portales y Cea, administradores jerentes del Estanco, a virtud del 8 por ciento de comisin fj^ne se les abon por las negociaciones,
36
XVII.
^iPortales, al abandonar Ja empresa del Estanco, encoDtrbase
dueo de dos poderosos elementos de accin qne le bbilitabnn para entrar de lleno en la vida pblica. Eran stos, en primer lv.'r, la numerosa clientela que le haba creado aquel
estenso negocio,
i
el
que
le
desposeerlo, en
la prensa.
medio de las denigrantes vociferaciones de Lstima fu en verdad que aquel hombre que debia
i
aun terribles, hubiera iniciado su carrera pmezquinos mviles! Pero no por esto dejaron de
ser estos
menos verdaderos i menos activos. Ademas, por aquella misma poca, vino a avivar su ira i a lanzarlo en la via de las contiendas, la prisin que le impuso el 24 de enero de 1827 el coronel Campino, a ttulo de que habia sido monopolista i jefe del odiado Estanco. Pero su
fu de 87,260 pesos, seguu el laudo aprobado el 28 de octubre de 1828, dos
"10. Otorgarn as
mismo
fianzas por la
i
Renjifo,
lea
pnda por el error malicioso que apareciese." En una carta do Porlales a su de])endiente Newman, fecliada en Valparaifo el 21 de abril de ISt, encontramos tambin estas palabras con relacin a sus cuentas, que piiTilicamos en su abono: "Por qu no quiere el seor Presidente que se icnpriinan nuestras cuentas, i la entrega de especies que liemos hecho? Porque cree que puede favorecernos o porque nos daa su publicacin? Remtame usted losorijinales o una copia de ellos, que yo los har publicar aqu."
Parece ademas que
definitivo del negocio, o al
mas tarde
guiente:
)ior lo
(el l'i
mismo Portales no qued descontento del resultado menos de su exoneracin de l, pues, algunos raees de octubre), dice al mismo Newman desde Santiago lo siel
por
el
"Es concluido mi negocio de estanco: pero conviene que que solo lo dir a Mayo, a qui<'ii creo dar un buen rato con cario i amistad que le debo."
se reserve, la noticia,
mucha
parte, la' reaccin
37
l mismo alcau/., en de la tropa amotinada, gastando en ello una suma de cerca de cuatro mil pesos. Desde aquel dia, el Estanco^ es decir, Portales sus inme-
como bando
po-
dispuestos a entrar en lid con el gobierno de los pipilos que les haba arrebatado el monopolio, salvando sus
intereses, pero acusndolos de estafadores. Formaban el ncleo de este crculo, que se hizo tan podero30 por su intelijencia i por su audacia, don Diego Jos Bcnaventc que haba .siilo c! cesionario del monopolio, don iManucl Gandarllas, que fu
su abogado,
servido
por ltimo, don Manuel Ecnjifo que ie liabia como compromisario. Kl resto de sus miembros lo
i
componan principalmente los accionistas i fadores del monopolio, entre los que figuraba en primera lnea la amia de
Errzurz.
XV 111.
Terminada del todo la negociacin, Portales se retir a peValparaso donde abri escritorio de consignaciones. sar del cuantioso saldo que la liquidacin del Estanco haba
arrojado en su favor,
i
iun
de poseer,
ni
con mucho,
su
crdito,
al contrario, en porque como negociante era mui celoso de todos sus recursos se hallaban envueltos en
i
negociaciones lejanas
dal en
el
difciles.
equipo
de Copiap, a quien habia hecho un adelanto de n\as 30,000 pesos. Su situacin era, pues, mui crtica, e insistimos en esta
circunstancia, porque ella prueba
per-
sonalmente,
como
se
ha
creido,
en
38
t
Diego Portales
(1).
de 8 de abril de 182'7. de Portales en aquella poca, estn demostrando lo apurado de su situacin a este respecto. '"Gamdo (escribe el 17 de marzo de 1827, a su dependiente Newman, que viva en su casa de Santiago en la que aquel era husped), debe venirse pronto, i respecto a que debe Vd. que(1) Carta a
don Enrique
Newman
Todas
darse solo en la casa, es preciso que se reduzcan los gastos a la mitad de lo que
el da. Vd. sabe cmo andan mis negocios, i solo la economia puede hacerme sostener i tal vez (reservadamente) ser necesario que Vd. haga un ajuste con Mr. Budge u otro, para ir a comer, ahnorzar, etc a su casa, i que en la mia no halla comida, para lo que los criados podru ajustar tamVjien su comida con alguna de esas mujeres que dan de comer por un tanto. Acaso tambin 6cr necesario que Vd. tome una pieza en casa de Budge, i arrendar o subarrendar mi casa, porque no hai costillas como pagar esa casa en el estado actual
Bon en
de mis negocios."
Mes i medio mas tarde (el 30 de abril), anadia estas palabras que confirmaban sus conflictos i la manera decente como quera conciliarios. "Mucho me gusta la economia; pero aborrezco la miseria, aunque estn por ahora apurados mis recursos: 100 o 200 pesos no me hacen mas pobre ni mas rico: asi pues contine Vd. en la casa como estaba, cargndome todo el gasto ntegro que se haya hecho haga en lo sucesivo hasta ra vuelta a esa. No hai necesidad de que VdL se cargue una parte de l, como me propone."
A fines de aquel ao (noviembre 14 de 1827), escribiendo al misino Newman a Valparaso sobro la manera cmo deba liospedar al jeneral Bena vente, le da estas prolijas i parcimoniosas instrucciones: "Rexervado. lia llegado Benavente de Coquimbo, debe pasar de gobernador a ese puerto, e ir a parar a casa, nterin encuentra donde acomodarse, por lo que es necesario que componga Vd. decentemente un par de piezas: las mejores. Para ello buscar algunos mueblecilios baratos, i s hai petates de Trujillo los preferir a los de Cliina, i en caso de no haber ni de unos ni de otros, le mandar de aqu un buen jergn." Por ltimo, tan apurada era en realidad su situacin, que para sus gastos personales no tenia en Santiago, por el mes de abril de aquel ao, un centavo de que disponer. "Mndeme, dice a Newman el 21 de abril, por el primer pasajero seguro que salga de esa, 200 pesos en plata sencilla ])ara mis gastos particulares, que estol sin medio i no quiero pedir a nadie aqu." Un ao mas tarde, en 1828, tan lejos estaba de liaber vencido sus dificultades financieras, que pedia prestado a un amigo 50 fanegas de trigo 40 de frjoles para remitir a Copiap
a su habilitado Garin.
39
XIX.
Sin embargo de sus escaceses,
blecido en Valparaso,
al
esta-
compr en
suma de
2,-i(J0
pesos la
publicaba
el
el
diario llamado
avisos.
El
Telgrafo^
una hoja de
Con
el
peridico llamado
asest
negociacin,
hermano
poltico
Por esto, sin duda, escriba a su dependiente Newman el 19 de marzo de 1827, desde Valparaso, que no tomase el nombre del factor del estanco para las cobranzas: quiero, decia, no
deudor ni de este favor pequeo, a que accedi con buena voluntad cuando so lo propuse. Asi tendr mas libertad, para jracticar dedos designios que van a serle funestos! !
serle
Qu
colejir, es
i lo nico que podemos que aquellos fueron sus ataques por Ja prensa. Al menos, el 30 de abril, mes i medio despus de aquella amenaza, aludiendo a su adquisicin de la imprenta del Telgrafo^ decia a Newman las palabras que aqu copiamos: Sin duda por esas celebres noticias de la imprenta del peridico me ha escrito ayer el factor mayor una carta que me ha envenenado. Como yo sol el autor de todas las intrigas i de todo lo malo, por eso creen los factores que yo soi el del peridico nuevo que les tira a degello: que se vayan al ... (1) i crean
Difcil
una vez por todas, que cada vez que en las citas de las carde Portales aparezcan puntos suspensivos, sustituyendo alguna palabra o frase, es porque hemos reemplazado stas que jeneralmente son una enrjica i
(1) Advertimos,
tas
mui comn
letras aquellas
lo
40
es el pipilo Juan mayor parte del material de esa: tambin le ayuda un hijo de don Francisco Vicua, un Lira, que estaba en el Instituto, algunos otros. Puede ser que algn dia me d ganas de mandarles un rasguito rascando a ios
que quieran:
i
el
Candaino,
recibe la
factores.
XX.
Poco mas tarde, Portales abandon la hoja insignificante que publicaba en Yal paraso i se vino a Santiago, donde el 2 de diciembre de 1827 public el primer nmero del clebre
Hambrie7ito, papel pblico sin perodo, sin literatura, impoltico,
pero provechoso
lo
el
propio epgrafe
eran
que
encabezaba.
el
Portales fu
ti})os
Fu
autor de
tos
que
se les atribuan;
por ltimo,
en que so d-'scubrc su verdadero injeuio de escritor travieso i las no menos jocosas, aunque amargas presentaciones judiciales sustanciadas
figui'aba
por
el
escribano
Perales,
en las que
Anjclito Ortiz,
clebre salteu<lor,
dor del pipilo }.Iuuoz Bezanilla, No tardaron ste i sus amigos, sin embargo, en
aunque stns
flenciale?,
fu'".;in dirijidas
sobre
En cuanto al peridico nuevo de que habla, e el Mercurio de Valparaso, qup coaienz a publicarse entonces por don Ignacio Silva, actual empleado superior de la Aduana de Yalparaiso. Redact fus priiuero.s nujeros don Pedro
Flix Yicua, jvea comerciante, ^ptoneea establecido ea Valparaso.
lestra
41
(1),
en
al
el
peridico inferior en
stira
snales,
transacoiop.
que luego hubo de callar el ltimo, celebrndose una de silencio recproco entre sus redactores.
XXI.
Tal habia sido la carrera de don Diego Portales al lanzarse el torbellino de la revolucin. Sin principios pblicos determinados; sin mas conocimiento de la ciencia poltica que la
le
en
alumbraba; sin compromisos con ningn que hablan dividido a los primeros patriotas, ni con las facciones modernas en que aquellos se habian desmembrado; sin mas conocimiento, en
que su sagacidad
fin,
de
las cosas
que
lo
peligros ni fortuna,
por ltimo,
el
solo en la celeridad
en
la enerjia
de sus resoluciones
en
el trabajo.
Asi fu que al poco tiempo, i mientras el jeneral Prieto, su enemigo personal en aquella poca, hacia un levantamieto militar lejano i sin prestijio en la provincia de Concepcin
(9
de octubre de 1829), l forjaba de su cuenta la revoiuoiou popular del 7 de noviembre, que tuvo en realidad un influjo
poltico
aquella,
tr-
(1)
4.
nmero
El Canalla comenz a publicarse el 16 de etero de 1823 i termin en su el 20 de febrero. Sus propios redactores, que lo eran Muoz Bezani-
11a, el capitn Corts, Farias, ISIagallanes, Orjera i Fernandez, se caracterizaron con las siguieates palabras en su prospecto: "Tres soldado?, un fraile, ua
i un aprendiz de boticario, toda honrada jente de humor i buen gusto, han arrojado las espadas, los breviarios, el Febrero i la Esptula, para empuar la pluma i daros buenos i-atos, ilustrsima mosqueterLi." Como ujia muestra de la manera debatirse :ntre aquellos escritores, publicamos en el Apndice (documento nm. 2) las Letanas del Hambriento i las Ak-
letradillo leguleyo
mino
42
al gobierno de la legalidad. El presidente Vicua, que habia perdido en efecto su banda tricolor en el tumulto de aquel dia, siendo sustraida del sombrero de uno de sus hijos,
en que habia sido depositada (1), fu advertido una semana mas tarde (12 de noviembre) de que se trataba de robar su propia persona, (pues resida sin guardias en su casa particular)
i
refaji a
en consecuencia, fug a Valparaso, a escondidas, i se bordo del bergantn Aquiles. Fu entonces solo el
como Hecian
sus contrarios,
poco mas
quimbo,
le
en alta mar.
hecho ya
i
dueo de
la situacin.
La
legalidad,
el
no
el
(1)
las revoluciones
par-
mas
i
bien lo que se ha llamado entre nosotros bochinches, que concluan sin sangre
6n
hondas divisiones eu los nimos, siendo muchas veces suficiente un dicho jcante para ponerles trmino. Qn cenarn los f.enadores esta noche? pregunt una voz en el tumulto del 2U de julio de 1824, en que se ech abajo la consUna buena hola de gua.yacan! titucin sancionada por aquel cuerpo oligrquico. contest don Andrs Sautelice.*, i el alboroto se apag entre las risotadas de la
mncbedumhre. Cuando, en
Aldea
i
coronel Snchez en octubre de 1825, los que eran empleados de entre los conju-
los otros
una pensin
atropello el
el
coronel
Campino
mas
Es sabido cmo termin la revolucin de Urriola en 1828 por una conversacin entre el comandante Vdaurre i el presidente Pinto, que habia tido precedida de una conferencia popular en la sala del Consulado, en la que apagaron las dos nicas velas de sebo que alumbraban el tumulto, dcsapareciemlo uno de los candeleros, que era de plata... La misma revolucin del 7 de noviembre se habia organizado a la vista de las autoridades locales en la sala v\ Consulado, que desde la deposicin de O'Higgins, fu el monte Avcntino de los santiaguinos. El clrigo Meneses la habia capitaneado, i abriendo su manteo invulnerable con los brazos, haba hecho rendirse la guardia de las Cajas, donde penetr el tumulto para deponer
A Vicua.
pueblos.
43
quedaban ya en la capital sino las bayonetas de dos jenerales, de los cuales uno se decia delegado del poder i otro de los
Encadenronse entonces los funestos acontecimientos que vinieron a encontrar trmino en Lircai i que no fueron sino una sucesin ljica i fatal de la disolucin que habia esperimentado el gobierno de la Kepblica el 7 de noviembre. Asi vinieron uno en pos de otro, con una extraordinaria celeridad,
el
combate
el
r por la traicin del 18 de enero de 1830 i la instalacin del Congreso de plenipotenciarios, que no fu sino un club de conspiradores alzados a nombre de la lei i de la representacin popular (12 de febrero), i por ltimo, la eleccin de presidente i vice que aquellos hicieron en Tagle i Ovalle, i la renuncia de aquel (31 de marzo), junto con la elevacin del ltimo al primer puesto, el dia 1. de abril de 1830. Este acto precedi solo dos semanas a la batalla de Lircai, i seis dias al nombramiento de ministro univeisal, posicin que asumi Portales el
6 de abril.
Desde este dia, comienza ya en todo su vigor la misin i el poder pblico, o por mejor decir, la omnipotencia del mini^tro Portales, omnipotencia de que vamos a verle dar esforzadas muestras sin desmentirse ni una hora sola, hasta aquel en
la estrella
de su destino
de
Por
tales,
esto, el
mas propiedad la poca de Porde los pelucones, si no fuera que los ltimos, en la ausencia de aquel, crearon el cdigo de 1833, por cuyo medio, su partido tom cuerpo i sus verdaderos fundadores alcanzaron un poder propio, que no era ciertamente el poder de Portales, pues ste no lo cedi sino siete aos mas tarde a
libro hubiera de llamarse con
que no
la
la
CAPITULO
11.
de Guerra
bajo
el
presidente Ovallc.
intt'reses.
i
Regocijo de
por
el
lea,
Da de baja a todos
Primeros
i
los jefes
Desaprueba
Programa
los tratados
de Cuzcuz.
Juicio
poltico de Portales,
Su
i
manera de
Anula a Ruiz
a Rodrguez
el
Definicin que hacia ltimo de Hace un viaje a Talca se apodera de voluntad del jeneral Prieto, ofrecindole presidencia. Rumor de haber
Aldea, caudillo de los O'Higginistas.
i
la
la
hecho
en su prisin.
Espulsa del
el
Discrej)ancia
rismo.
militar.
con
el
seor Lastan-ia ui
el
del coronel
la guerra.
Muere
Marn.
i
el
pi-esidente Ovalle.
el otro,
El uno
reasmne
con su memoria.
Portales
rehusa la presidencia
La "Filarmnica." Portales
con-
de E.stado.
i
Su infatigable laboriosidad. Su
todo.s lo3 la
al
Amor de Porrales a publicidad de actos de gobierno. Decreto obligando a empleados d'nunciados por prensa a acusar jurado. Se establece pago corriente de todos los empleos del Esla
los
al
el
tado
45
i Portales rehusa el sueldo de todos sus cargo, a pesar de su pobreza. Avasallamiento del Organizacin interna de las oficinas pblicas. Mocin de El Congreso de 1831. Persecucin a la prensa. pais.
Su uou Carlos Rodrguez para dar de alta a ios militares de Lircay. Espeespulsion de la Cmara de Diputado?, junto con Infante i Vicua. Disgusto de Portales dicion de Barnachea, Uarte i Tenorio a Colcura. Sublevacin de Tenorio en Juan Fernandez. porque no son fusilados.
el
personalismo.
Asume la presidencia
i
el
jeneral Prieto,
Portales re-
la vice-presidencia
de la Repblica.
Desaproba-
Carta
Segunda
faz
de
la -primera poca
de Portales.
I.
Portales fu llamado al ministerio del de Guerra el 6 de abril de 1830, estaba mili lejos de pensar en que la carrera de los puestos pblicos, carrera que jamas am (hablamos de los empleos, no del
Interior, Esterior
i
poder), hubiese
l.
Portales,
i
metido en un zapato a toda la repblica, como dice pintorescamente uno de sus crticos, a quien citaremo.s mas adelante no tenia aficin a los empleos que contrariaban su ndole independiente i sus hbitos ya fantsticos, ja libertinos, pero siempre ajenos de trabas. Gustaba de la fuerza del imperio, mas no de su oropel. Tenia una asombrosa enerja para asumir todas las responsabilidades, aun la de los actos
,
muem-
hasta
el
sueldo
mismo de
sus honores,
que jamas cobr sino cuando la miseria toc a su puerta. Asi era que mientras los ejrcitos contendientes iban a decidir con las armas la cuestin poltica que se debata, l, por esos mismos dias (a fines de marzo de 1830), tenia resuelto
ausentarse de Santiago
p, donde poseia a
i
dirijirse
por tierra
al
valle
de Copiala
la 'sazn,
como hemos
dicho,
mayor
46
II.
la
ndole
ljica del
como
la presente.
que habia Era porque estaba hastiado de adoptado su primo el presidente Tagle, que pasaba una buena parte de susdias platicando con las monjas? Era porque desconfiaba del xito de la emuresa, o porque, al contrario, daba por ganada la partida? O era, finalmente, porque preocupado de su situacin personal i de los conflictos que amenazaban su crdito mercantil, azar que siempre le preocup (cosa increble!) mas que la poltica misma, deseaba poner trla poltica vacilante
restos de su fortuna
los
que
motines
de
las aso-
un hecho indudable que su viaje al norte no solo era un pensamiento, sino que ya habia comenzado a ponerlo por obra, cuando, hacindose una infinita vio-
Mas
fuera
como
fuese, es
lencia,
acept
la cartera
Newman
i
en carta
que en-
de
la
pagando
una
estricta ei-onomia
puede salvarme de
la
ruina que
me amenaza.
Iloi repito
a Vd. esto
mismo
dia de la Repblica
'Ya
teni.i
i
muas, cabalgadui'as
Valparaso
de
all a (!opia[)
por
tierra,
todo pronto para salir en esta semana a despus de haber dejado a Vd. las
me
habra enderezado,
Mas
esta
maana ha llegado un
47 --
III
D. Jos Toms Ovalle liabia organizado su gabinete nombrando a Egaa para el Interior, al jeneral Benavente para la Guerra i a Meneses para la Hacienda. Mas, como el problema de la revolucin estaba aun sin resolverse, los nimos fluctuaban i pocos hombres querian aceptar puestos de responsabilidad. Solo Meneses, que tenia la violencia, pero no los recursos de la enerjia, despachaba con la autoridad rerolucionaria, de la que de esta suerte era nico secretario. Pero aun este mismo oponia a veces dificultades e.) su desempeo, uarticularmente en el ramo de la guerra, pues se avenan mal sus sotanas sus misas con la plvora i el plomo. Sucedi en esta difcil situacin que una noche (abril 5 de 1830) se charlaba en la numerosa semi-pblica tertulia del fastuoso presidente Ovalle sobre la paralizacin de los negocios i la apatia de los nimos, cuando Portales, en uno de sus arranques jeniales, esclam: que si nadie queria ser ministro, l estaba dispuesto hasta a aceptar el nombramiento de
i
ministro salteador
(1).
i
con intenso regocijo, todos los hombres comprometidos de su faccin que en vano hablan solicitado de l aquel servicio,
la
presidencia provisoria
plaza
a los prisioneros de la
tomar
las
Juana Pastora, i conociendo la apatia de nuesmedidas necesarias, creo que tomar cuerpo aquela
sublevacin,
he perdido
esperanza de
ir
en que tengo invertida la mayor parte de mi fortuna, que, repito, la creo en peligro. Actualmente me ocupo en buscar alguna persona que vaya en mi lugar,
i
lo
que yo,
al
menos
que
servir de
mucho para
ha-
ellos
Xewman
Garfias.
le
de pedirlos a VVaddington."
que
l
48
haba cedido a
O valle.
Benavente con un
humor sombro,
de Bu tida, que aquel era el mayor de los sacrificios que poda hacer a su causa i a sus correlijion.-srios. Estos, por su parte, se dieron a salvos desde aquel dia, mismo jeneral a quien hablan confiado su causa, dni el dole cuenta de su final victoria, le decia estas palabras que
prueban cuan universal era su prestijio: Solo la noticia de hallarse Vd. con carcter pblico en el gobierno, ha sido bastante para entusiasmar mis rotos i hacerlos pelear como diablos
(1).
IV.
Apenas
se .sent n su bufete
ei.
su tarea de
una
sumiendo en
i
primeros
mas
el
Al mismo tiempo,
pacto de 0u7.cuz (mayo 17), por el que la Repblica habia obtenido su pacificaciori, los reaccionarios un completo triunfo
i
un poco de quietud
hogares.
Fueron estos actos los que mns sombra arrojaron sobre el nombre de Portales, i por los que cargar eternamente con un justo anatema de la posteridad. Ni en el uno ni en el otro
de don Joaqun Prieto a Portales. Talca, abril 20 de 1830. eran jenerales, 4 coroneles, 18 tenientes coroneles, 11 sarjentos tnayores, 44 capitanes, 10 ayudantes mayores, 31 tenientes i solo 7 alfreces.
(1) Carta
(2)
De
estos, 6
En
el
documento um.
3 del
lista
nominal de todos
ellos.
habia
el
49
la auto-
mano no
mas
i
era en
lei. Por otra parte, aquel despojo inhumanera alguna poltico, porque, como se ver
contribuyeron a traer por tien-a i sin vida a su infatigable perseguidor. Por otra parte, si en el decreto contra los vencidos en Lircai (i en el que, por irona o por acaso, se
fin
puso en Santiago la misma fecha de la batalla), habia una imprudente e innecesaria crueldad, en la violacin del pacto de Cuzcuz hubo una manifiesta felona, pues el jeneral que lo habia celebrado por parte del nuevo gobierno habia empeado su fe su honor a su exacto cumplimiento.
i
IV.
Pero no
los solo
se crea
el
que Portales
le
se
enzaaba contra
l
los pipi-
por
odio que
ejrcito coustitucional
no era para
sino
una parte de su
plan de omnipotencia, que podia resumirse en estas dos solas palabras: odio
la Repblica^
los 'piolos:
organizacin administrativa de
la
ma
en consecuencia, a desbaratar todos aquellos elementos que podian ofrecer un estorbo a sus miras.
prisa psose,
Hemos ya
visto
cmo depuso
al
presidente Tagle
cmo
elev en su lugar a Ovalle, sacndolo de su chcara de Quilicura, donde aquel buen hombre se estaba mui bien con su
uno ni al otro les temia, bastndole un sarcasmo para gobernar la timidez del primero i un ardid cualquiera para imponer su voluntad
familia.
Jugaba
asi
al
al ltimo.
D.
PIEGO PORT.
la revolucin del
50
el
verdadero autor de
i
despus,
como
vice-presidente
alm^
Congreso de pleuipotcuciarios, le liabia prestado una eficaz ayudo, nombrando primero a Taglc para presidente, deponindolo raes i medio despus, i por ltimo elijiendo al
del
Rodrguez Aldea, sin embargo, mas que un auxiliar, era un mulo para Portales. Aquel hombre que, como en otra obra hemos ya contado, tuvo tuntas "flaquezas en las diversas misiones que le cupo llenar en su patria, profeso sin embargo una lea,ltad sublime al jeneral O'Higgins, a l, por tanto, le sacrific toda su existencia desde que le vio en desgracia,
i
como aparece de aquella misma relacin a que aludimos i mas particularmenie de la notable carta que de l publicamos
en
el
el je-
Aldea presentbase pues al imperioso ministro como una densa sombra en el horizonte i resolvi anularlo. Desaires personales que l i sus amigos le hicieron i la prescindencia de sus servicios probar al ex-ministro del i de sus consejos, no tardaron en jeneral O'Higgins que ya no volvera a recobrar jamas su
neral Prieto
antigua omnipotencia.
(1)
al
Faltbale, en seguida,
hacer suj'O
al
que
mismo habia
De
juel a
(junio 80 de 1830)
i
donde estaba
el cuartel
cedor,
ltimo, re-
Qu habia tenido lugar en aquel concilibulo dlos dos hombres que llevaban en sus manos la suerte del pais? Acaso nadie puede saberlo lioi dia. Pero es casi seguro que la presi-
(1)
Volvemos a
liaujai' la
apndice.
estas palabras:
I^Df. Kiodriguez eu aquella poca defina a Portales con nio voluntarioso que se lia criado sin padre ni mailro."
"Un
Al
el
51
ya no
oy
nombre del capitn jeneral O'Higgins, a quien hasta ese momento aclamaba como el primer hombre de Chile i el nico
los puestos
Habia pasado apenas una semana despus de su viaje a Talca, cuando el initigable ministro dio otro golpe de omnipotencia. El 15 de julio quit con violencia i aun con insultos la cartera de Hacienda al inepto Meneses, que se resistia a entregar el puesto sin la respectiva permuta de otro empleo,/ i la puso en manos del intelijente i laborioso Rcnjifo, su dcil amigo en aquella poca i en el que ni temia siquiera encontrar mas tarde un adversario, i menos un rival.
VI.
Mientras Portales aniquilaba,
pipilo,
como hemos
visto, el
bando
de
la
vez despedazado tambin los elementos reaccin, en la que l habia venido envuelto, pero sin
habia a
la
(1)
Ha
aceptaba
el
nuevo orden de
cosas, lo
i
indignacin.
En
nuestro concepto,
aun hacerlo presidente de la Repblica si que aquel ilustre ciudadano rechaz con a pesar del sincero aprecio personal que
mas
un ardid
jeneral Prieto. Por lo dems. Freir estuvo pocas horas preso en la sala del
i
cuando en
la
noche
sali pa-
que iba a correr la suerte del desgraciado Manuel Ilodriguez, Portales llam al jefe que le escoltaba, coronel D. Pab'o
i
Silva,
nero. Se
responsable de la inanea niai solcnn:ie de la vida de su prisioha dicho tambin que a do personaifs a quien- s ^e les supona discpulos o ex-socios de la lojia lautariua, i que se atrevieron a irsinuar a Portales el que Freir uo debia llegar vivo a Valparaso, recibieron de aquel uu rechazo de tal naturaleza que les alej para siem re de sus influencias polticas durante
le hizo
el
dominio del ltimo. Nosotros ignorani'>s absolutamente quines fueron stos, por un confidente ntimo lia sido asegurad",
^
de Portales.
^,
.;^v<?f/^*
''
fi^-*-^''-
compromisos. En menos de
ra
52
ni
d suS
vo-
de una mane-
que
Asi:
la
La
que fu a
.^^^
(1) Discordamos en esta p.irtc (pues es este el punto tie partida de nuestra manera le juzgar la misin poltica de Portales) i de una manera mui grave, con el dist'n^uido autoi: del Juicio histrico que liemos citado, El hace a aquel
el
instrumento, o
el
si
se quiere, eljefe
de
la
reaccin colonial,
nosotros le pre-
sentamos como
sin l,
de nohabri llevado,
atrs.
como ya
i
hemos
dicho,
lo otro necesitaba
pura su obra ulterior de constituir un gobierno fuerte), pero dej inclume las
ideas republicanas
fante,
i
In-
autor de la Consti-
tucin de 1833,
pi'uniulgad,
ni
aun
se dio la
lo
pena de
que estuvo
como a su tiempo
demostraremos,
lia sido en sus hbitos i en su carcter per onal mas democrtico, como el mismo decia, mas plebeyo que Portales? En lo que el seor Lastarria acierta por completo, a nuestro entender, es en atirmar que Portales tuvo dos grandes mviles de accin, a saber; su amor a
bre plilico
o,
los
gobiernos absolutos
i
pre personal
no
idealjica.
Los
infelices pipilos
"Ham-
"Don
Elefante",
'Don Estupendo",
del "Hambriento".
en su mahliciente tertulia de
al gobierno, i que ste, por un palmo en el rigorismo en que lo dejaba establecido, Portales se cuidaba poco de la marcha de las ideas, (al menos en su primera to[)Oca) i aun estaba mui lejos de contrariarlas, porque l mismo era una encarnacin viva del progreso en todos los ramos de la actividad humana que
tal
Con
su parte, no cediera
rcter
ti jefe
la revolucin
de
la
independencia,
Ciiile,
la
la
que habia
repblica
plmilcando
isiU-
La reaccin
53
el dia
no volvi a tomar
la
pluma
su testamento.
La
gle,
con
el
mayorazgo Ta-
a quien
destino no
el
le
les
de
la
Repblica que
i
en su prdiga bolsa.
en realidad.
medianamente hbil ri^curre jamas al terror para fundar porque basta una intelijcueia comn, no se necesita jenio, para comprender que ua inters esclusivo no puede perpetuarse, ni aun sostenerse por largo tiempo, en pugna con otros int-reses polticos o socialest La resistencia desgasta los resortes del poder estravindolo de su rumbo: asi lo han comprendido cieupre todos los hombres de Estado que han pretendido
poltico
"Ningn
ni sostener su poder,
dominar.
'
P> ro no lo
han comprendido
asi
se
nado. Siempre que un espritu abatido, siempre que un inters o cierto orden
la accin, en
i
la
rarse del
remtdio,
dad, en la locura.
"He aqui
de
serlo,
la razn
sin
ar Jor en grado
i
el
gobierno absoluto
i
todo
el
por
los liberales
que
hombres de
sus antecedentes
de
t\i
condicin
sentan en su tiempo.
"Dominado
de
esa pasin
estimulado por
ese
odio,
Portales fund
adversarios,
i
el
go-
cor.tr.i
sus
apli-
cando en todo caso rigorosamente sin escepcion la regla corruptora de dispensar tolos los favores del poder absoluto a los que lo acatasen i se le humillasen, i de perseguir sin conmiseracin a los enemigos i aun a los indife
rentes."
En
cuanto a
la reaccin doctrinaria,
la
;",
54
lleg a su trmino,
el
I por ltimo,
el
el
bando
federaUsUi
pe-
reciendo por
crtudlo
i
dictador de su
acerba persecucin que declar en breve a uno de sus mas entusiastas e intelijeutes partidarios, don Nicols
la
Pradel.
VIL
Kn cuanto al militarismo, Portales habale dado su golpe de muerte con la proscripcin de los vencidos en Lircai, a la que se liabia seguido la captura i destierro del jeneral Freir i de sus |)rincipales secuaces. Al mismo tiempo, dise Portales con un tesn, dol que solo di era capaz, a organizar en la
uno de cuyos cuerpos (el ni Que vengan ahora los pencones con sus lanzas decia, seguro ya de que con aquel espediente habia puesto fin a las revueltas militares. Y en esto se referia sin duda a los caudillos del Sur, al cual l, a fuer de santinguino, profesaba una antipata manifiesta. O'IIiggins, Freir el mismo Pi'ieto, que aun estaba en las fronteras dueo de las armas, no fueron en verdad para aquel hombre que desde su mas tierna edad se habia criado en los claustros de la Moneda, el capitolio de la repblica, huspedes simpticos en su hogar. A Freir le habia echado del pais. A O'Higgins le habia impedido su regreso. A Prieto le habia hecho presidente, pero era solo porque, retenindolo en una especie de cautiverio poltico, oiria sumiso su voz, i porque segn sus espresiones propias, no quera l, por su parte
capital la guardia nacional, de
mcro
4)
se hizo
comandante.
!
por
a
las
libertina
Fi-
larmnica.
Otro de los arbitrios que puso tambin en juego para morijerar el ejrcito cuyos vicios l mismo habia conocido, seduciendo a muchos do sus jefes con dinero, fu la planteacion de la Academia militar. No dude usted, decia a un amigo, que
;;e
ellos
55
si l muere no hai colciio. (1) Portales separ tambin la comandancia de armas de la inspeccin del ejrcito que antes estaban reunidas en una so!a oficina, con grave detrimento del servicio. (Decreto de 11 de setiembre de 1880.)
VIII.
Un
al
brazo del
el
imperioso dictador.
bierno
ttulo
futuro
como
un
joven soldado, tan valeroso como enrjico, tan patriota como sostenido en sus resoluciones, i que mas que el mismo jeneral Prieto, de quien era sobrino, liabia sido el alma de la revolucin del Sur, Era ste el coronel don Jos Mara de la Cruz,
joven entonces de 30 aos, a quien el presidente Ovalle habia nombrado su ministro de la Guerra el 80 de setiembre de
1830. El joven ministro tenia una fuerte conciencia i opiniones tan ardientes como su propio carcter. Una contradiccin
abierta no tard en
i
pronunciarse entre
el jefe
del gabinete
el
mo
joven militar del Sur recien venido, i cupo a ste, coera inevitable, ceder en el conflicto, retirndose desde
aquel dia (enero 31 de 1881) a las soledades de su tierra natal, condenando sin reboso una revolucin que l creia frustrada en sus grandes fines de legalkiad
i
justicia,
aceptando
de 20 aos la una para ir ocasiones, dos graves solo en quebrantar debia la otra para estranjeros, en climas patria su a dar gloria a contra masa alz en que se jeneracion una prestar su espada a
el
espacit)
liabia repro-
El ministro del interior volvi a tomar de nuevo, en consecuencia, la cortera de la guerra, que a su pesar habia estado
confiada a una conciencia
i
no a un instrumento.
(1) Carta a
56
IX.
Tres meses des[)ues de haber aceptado
les
el ministerio,
Porta-
vez en presencia de su
posterior del jeneral Cruz mas una desazn que una
omnmodo
en
el
La permanencia
l
dicultad.
Quedaba
para dar
la
de
la eleccin
i
de presidente
ltima
mano
a su obra
retirarse a su codiciado
meramente
orjias.
la
de sus empleos
la libertad
de sus bulliciosas
X.
h^ alternativa del
el
poder
i
ministro Portales
el
Para
el
un simple ciudadano. Cuando un lado lo que ellos incomprensible desinters, encqjase de hombros llamaban su Qu! Quieren i con una sonrisa burlona decales solamente ustedes que yo cambie la presidencia 'por una zamacueca^ (1)
l
(1) Estas espresiones,
ramente
Garfias.
caractersticas, nos
que no pueden menos de ser jenuinas. porque son entehan sido comunicadas por don Fernando Urzar
esta
des-
pleg una fuerza tan prodijiosa, no solo de voluntad, sino de laboriosidad admia los placeres a las
orjias.
con mas vehemencia que en otras ocasiones de su vida Celebrbanse stas en una casa de la calle de las
la
Ramada?, a
de Santiago.
la
al son
la repblica
57
El jeneral Prieto estaba pues llamado a la presidencia de mediante el desinters de Portales, Debia ser un dogal para ste la postergacin del complaciente Ovalle, a
quien tan acertadamente habia elejido para esconder su voluntad tras una sombra, pero la muerte vino pronto a disipar
Don Jos Tomas Ovalle espir en los momentos en que se inauguraban las elecciones que iban a darle un sucesor. (1) (21 de marzo de 1831.)
sus cuidados.
del Larpa
i
la
domingos. Reinaba cierta moderacin, sin embargo, en estos pasatiempos, a los que Portales hacia asistir hasta a los jvenes oficiales de su cuerpo. En cuanto a
l,
el
Gustaba de
tamborear en
harpa, lo que hacia con gran prhnor; Bolia bailar a veces zama-
cueca, pero nunca bebia. Mantenian la casa con cierto rango, i ^s convidadas no eran sino nias alegres, pero no de mala vida, a juzgar por los nombres que Portales apunta en algunas de sus cartas. El era el principal suscritor del establecimiento i pagaba tres onzas mensuales por su cuota. Asi es que cuando se fu a Valparaso a mediados de 1831, eseribia que no habia podido dormir la primera noche porque "no puedo olvidar un instante (dice en carta del 31 de
octubre) los buenos ratos de los domingos, el buen mate, la buena mistura, el
barbero, la chilena"
"Diga usted a
la facultad
r; pei'o
los seores
de
la
de verlos
de
asistir
me conceden me suscribilos
de la madre que
i
pari,
que yo no
asi
no mas,
i
que
se estn
casando
las
buenas mozas,
curso, a
no
ser las
hermanas de don X.
5.,
(1) Djose
que
los
mordaces ataques de
hacia
la
cuya organizacin
(habia dicho
el
le
los goces
"Quin
Defensor de
i
tiembre de 1830
responda)
propia albarda." El
susceptible presidente habase sentado en la silla lleno de salud, pero muri ace-
al hgado. Contbase que habia heclio en su nimo impresin profunda una com.osition suelta en verso que public don Jos Joa
el
Trompeta
i
que
se titulaba
El uno
el otro,
i
aludiendo a los
otros desacatos
presidente
el
de aquel clebre escritor echndolo fuera del pais (14 de febrero de 1831) juntamente coa su colaborador el doctor Pasamn i el editor de la imprenta en
se publicaba,
lo
sabemos por qu
fue-
58
XI.
Designado el presidente de la repblica i electo el primer Congreso de la reaccin, que en su mutismo deba ofrecer un fuerte contraste con las tumultuosas pero brillantes asambleas
ron presos
desterrados en aquella misma ocasin un caballero del apellido de
i
campaa de
muestra de deferencia que Portales tribut al desNo contento con haber hecho ajumciar al pfiblico su agona con disparos de can (que para muchos fu la seal de impas bacanales de regocijo i venganza), l orden se dispusieran las exequias fmebres
Pero no fu estu
graciado presidente Ovalle.
se
que eclipsaron
haban honrado los huesos de sus primeros jefes, los Carreras. Al cabo de ao, Portales, que se encontraba en Valparaso, liizo practicar honras en memoria del difunto, i l mismo escribi eu elojio fnebre sobre un tem^ que haba pedido a don Andrs Bello, i el que se
fhmosas con que
los pipilos
puldic en
el
Mercurio del 21 de marzo de 1832. El agradecido ministro guard la amistad mas solcita por la familia de su ami-
a juzgar por sus cartas ntimas, parece que sta hubiera sustituido en sn
corazn, en gran manera, las afecciones que deban inspirarlo sus propios deudos.
Vohiendo
al
para atribuir aquella misma composicin, algunos aos mas tarde, a la distin-
guida poetisa chilena seora doa Mercedes Marn del Solar. Asi lo dice en nna
carta que tenemos a la vista. Mas cuan lejos estaba de la stira aquella fnatrona que debia sembrar la tumba del inmolado ministro con lgrimas i flores! Como la composicin de Mora -se hizo tan popular, la transcribimos aqu tal cual la reprodujo el Monitor peruano del 18 de marzo de 1837. Dice as:
EL UNO
Con
la intriga
EL OTRO.
la
maldad;
Y
Y
al otro sin
saber cmo,
est.
Lo sentaron donde
el
El uno cubiletea
otro firma
i
no mas;
el
Todd ea humo
parar;
de
la
59
la rara intelijen-
los pipilos, Portales pudo preocuparse de los detalles de poderosa organizacin unificadora que se propona imprial pas.
mir
Su inagotable laboriosidad
El otro cree que en la
Tiene su inmortalidad.
(1)
silla
El uno lucha
se afana,
el otro
Jos Tomas.
El uno hace los pasteles Con su pimienta i su sal; El otro hasta en los rebuznos
Tiene
Pero
cierta gravedad.
El uno es barbi-lampio,
el otro es mustaf:
Y Y Y
el otro tiene
unas vacus
quedar:
el
El uno es
flaco
Que parece
hilo de oan;
el
el otro
Jos Tomas.
i
De uno
Antes que llegue San Juan; Uno i otro en aquel tiempo Sabe Dios donde estarn.
Quitndonos
Gritaremos a
Felices noches,
el
sombrero,
la par:
don Diego,
"No he
Newman
de
el
25 de
porque a eseepcion de
tro no son roias."
el resto
las veinticua-
cia
60
Despachando
tres ministerios,
nuevo
con que se hacia cargo de todo lo que le rodeaba, por que fuese, venian en ausilio de sus vastas i i arduo
encontraba tiempo para dedicarse a la organizacin de los cuerpos cvicos, en cuyo beneficio cedia su sueldo en cuyos detalles de instruccin, vestuario, armamento i todo su arrei
glo interno tomaba una parte minuciosa, cuidando principalmente de dotar a cada cuerpo de una banda de msica, porque
habia notado la innata aficin de los criollos a este pasatiempo, como se observa todava en las retretas. El mismo se habia
hecho ensear
la tctica.
Se entretenia
las
ana siguiente, estaba a caballo disciplinando su batalln en o en el campo, habindolo instalado en su propia casa, que era lu Moneda, a fin de tenerlo mas a mano. En el 19 de setiembre de 1832, cuando un repentino aguacero disip la formacin militar en el campo de Marte, regresando los cuerpos cvicos en desorden a sus cuarteles, vise a Portales, a caballo, espada en mano, al frente de su columna sin que se hubiera desbandado en la marcha un solo hombre. Si no nos engaamos, debise a la agua que recibi aquel dia una penosa enfermedad en la vejiga, que le aquej por aquel mismo
tiempo.
Su
los
principal empeo, i en esto merece la alabanza de todos hombres que aman la verdad, estaba puesto en dar publi-
la administracin, i con este objeto Araucano^ cuya redaccin confi al hbil Gandarillas, cre publicndose su primer nmero el 17 de setiembre de 1830. el
la
cosa pblica el
mismo
sello
de
i
franqueza
dos
el
caminos
la
torci-
demo-
Por
ria,
este
mismo
el balance circunstanciado de la tesorepara que se observase hasta por los mas indiferentes la
61
Con
este fin,
para regularizar
el
orden
que antes
se hacian indistintamente
por todos
los ministerios,
se ejecutasen por el
de Hacienda, donde
los decretos
de pago
debian refrendarse.
Su desvelo mas
tas del
la
Estado con sus gastos, y para esto lleg a consentir en aprobacin de un proyecto de ajio, del que hablaremos mas
que desde luego le proporcion el numerario pago mensual de los empleados de la lista civil y militar. Decia que la causa nica de las revoluciones en paises como el nuestro era el hambre^ y por esto sin duda llam el Hambriento el papel con que cooper a la revolucin de 1829. Dio el primero el ejemplo del desinters, rehusando un crecido sueldo, siendo pobre, y con esto se cre el derecho de negarse a todas las pretensiones que tenadelante, pero
suficiente para el exacto
dan a gravar
el erario nacional.
La pobreza
tonces estremada.
No
se
nos de oro (Chaarcillo 1882. California 1819) que dieron tan rico sustento a nuestros mineros y hacendados y que ai! a
tantos de stos embriagaron con el propio resplandor de su
ef-
mera opulencia. El presupuesto de la Repblica no llegaba a milln y medio de pesos, y sus rentas apenas subian de cien mil pesos (entrada que han tenido despus en un ao simples
individuos) cada mes.
Le preocupaba tambin intensamente la moralidad de los empleados pblicos, a los que, por la insuficiencia y la inseguridad de sus sueldos durante la administracin de los pipilos, se les atribulan actos punibles de desmoralizacin. El ministro les pagaba ahora puntualmente, pero, en cambio, les exijia la mas asidua contraccin a sus desempeos, en lo qu l mismo les daba el ejemplo, siendo muchas veces el primer funcionario que llegaba, junto con los porteros, al palacio de las Caja-s^ donde existan entonces los ministerios de Estado.
Por
esta
celo, espidi
mas
se
G2
la
ordenaba a
ixltado
los
prensa de
haber
escrito en
que
se
les
Pero aun aquel hombre, que era un verdadero prodijio de mas adelante sus exijencias en el servicio. Desde su advenimiento al poder, data el orden, el sistema y ha'-ta la limpieza en las oficinas de gobierno. En esto. Portales fu un implacable revolucionario contra la mulaboriosidad, llev todava
gre y la pereza de la colonia. No se conoca el uso de la escoba en las salas de los despachos, menos por cierto el del tri-
pe j el tafilete. Habia empleados que se hacian llevar sa almuerzo a su propio bufete, y a veces circulaba por bajo de la capa do los oficiales de pluma la escondida botella del indjcna ponche. La vihuela era en muchas oficinas un mueble mas usado que el plumero, y en cuanto al pavimento, los enjambres c 2}uchos servan a cubrir las grietas de las "esteras de estrado bien hechas". Portales, que gast siempre un aseo
especial en su persona,
entonces,
comenz a
el
existir
cambi todo como por encanto, y desde como un cuerpo lo que lioi se
personal de
la
llama propiamente
administracin.
XII.
Pero todo
de
en
el
sepulcral silencio
los espritus.
latir
do de
mientras pasaba
camino de
la
omnipotencia
poblada como la del tirano de Roma. La prensa habia sido {amordazada por un jurado hostil, y el Congreso, padre y modelo de tantos otros que
le
posoir,
Una
embargo, en una ocasin, en aquel rccinlo, en defensa de escarnecidos derechos de los oficiales de Lircai. Don Carlos
que con el patriota Infante y el joven republicano Vicua hablan alcanzado, como por acaso, un puesto en aquella asamblea, pidi en nombro de la juit".c;i:i y de la buena
Rodrigue:?;,
poltica la reposicin
de aquellas
vctirnuri
en sus empleos.
63
Pero el diputado Bustillos y dos jvenes del apellido de Vial protestaron con calor contra aquel acto de reposicin, y despus de una sesin tempestuosa que se prolong hasta las 11
la noche (24 de agosto de 1831), la mocin fu rechazada, obteniendo solo cinco votos en favor. (1) Rodrguez, 'que tenia en su pecho el alma de los antiguos tribunos, escla-
y cuarto de
que mas valia ahorcar aquellos desgraciados que malentamente de miseria. Pocos dias despus, su violenta espulsion de la cmara, junto con la de sus colegas Infante y Vicua, a pretesto de nulidades en su eleccin, fu la respuesta que aquellos ulicos, que se llamaban representantarlos
tes del pueblo, dieron a sus patriticas quejas. (2)
Rodrguez en su mocin) en
los
mas
crticos
mo
mentos,
y en medio
mas negra
los
deben a la nacin, los han adquirido a costa dt' su sangre y son el nico patrimonio de sus hijos." Por tanto, llegaba a las conclusiones siguientes como base del proyecto de lei, qie era una verdadera lei de amnista. "Art. 1." Estando los chilenos en el pleno goce de sus derechos, restituyanse a sus hogares los que con motivo de la guerra ci vil fueron separados temporalmente.
"Art.
baja, sin
2.
que
3."
Repngase en sus honores y empleos a .todos los militares dados de la deposicin que sufieron les cause el menor perjuicio en sus
los
derechos y en
"Art.
de su familia.
que
se
mina."
(2)
haba iniciado
Carlos Rodrguez,
'xaltacion habitual
don
(.L'jo
rmurando un sarcasmo de un pual que llevaba siempre en el pecho, y que l llamaba el limpia diente. Campino ech mano a un candelero, pero fueron separados cuando ibi m a acometerse. La sesin se levant, sin embargo, en medio de un indescrib. iblo tumulto. A la sesin siguiente, el diputado don Ramn Renjifo dijo de nuh dad de las elecciones de los representantes Infante, Rodrguez y Vicua, como h ubiera podido decirlo del candelero del coronel Campino, o del limpia diente de ^on C^rlai, y ]^ cmara los espuls incontinente por unanimidid, y porque eran los tres nipos
fuera ese diputado borracho!"
lo
que Rodrguez,
ma
()4
XIII.
Los abatidos pipilos liabian protestado tambin contra sus implacables vencedores coa las armas en la mano, pero con aquella sin igual desventura que jamas les abandon en
todas sus empresas.
la costa
de Colcu-
ra el coronel Barnaclica, acompaado del valeroso Uriarte y de aquel capitn Tenorio que sell con su sangre en Longomilla su incontrastable adhesin al bando de Lircai. Venian, seguidos de solo 14 hombres, en demanda del comisario de indjenas Rafael Burgo?, que habia sido destituido despus de la derrota del ejrcito de Freir, y con cuya influencia entre los indjenas, los emigrados de Lima contaban imprudentemente para un alzamiento. Mas, apenas haban puesto pi en
fueron rodeados por tropas de Concepcin, que hicieron presa de 10 fardos de pao encarnado, 2 zurrones de ail y un cajn de municiones, pues este era todo el parque de que disponan aquellos desacordados aventureros. Juzglos en Concepcin un Consejo de guerra presidido por
tierra,
el
jeneral Prieto
siendo embarcado Uriarte para un puerto de Inglaterra i Tenorio i sus compaeros confinados en Juan Fernandez. Opso-
medida de clemencia el inflexible Portaque estuvo siempre dispuesto a fusilar a los invasores que pisaran las playas de su patria con armas estranjer,-,s; pero
se fuertemente a esti
les,
pudo mas en
los reos
i
los
juoces
la
el
recuerdo de que
su imperio a
un
(1)
Cuando
meses de su
rele,'iifioii
en
.Uiii
Fernandez,
'O
sublev
al grito
de
V-i.va
y en nmerC) de mas de ciento desembarcaron en Copiap, asolando aquella provincia en su trnsito al otro lado de los Andes, Portales, creyendo haber perdido ia golrta Independencia, de su propiedad, qut; se encontraba a la sazn en el puert<( de Copiap con un cargamento de eol>re remesado por su
de
18.31)
05
XIV.
Tales fueron los principales sucesos que se desarrollaron
durante los
las
diej
seis
meses
i
cjue einpui
riendas de la dictadura
lia
que forman
liabilitaclo
(le
le
sus cmplices,
esela-
pues estos eran aliora causa de aquel desistroso accidente. "Dgale Vd.,
que
en con-
bolsillo por no haber hecho lo que ehia, fusique celebro todos estos pasajitos, para que la esperiencia le abra los ojos, i le convenza, de qiie en materia de poltica y de gobierno, no hai mas que errar o quitar el banco, y de que el malo siempre i por siempre ha de ser malo: que el bien le enfada, i no lo agradece, i que
de su
clavar
el
cuchillo al enemigo,
como a
el
gran secreto de gobernar bien est solo en saber distinguir al bueno del malo, {siempre el p.-rsonalisino!) para piemiar al uno i dar garrote al otro.
"En
lientes
malo, solo puede servir para nuestra perdon Ramn Freir, para colmo de sus dichas, proclamado por los presidarios de Juan Fernandez! Averigemos el orjen i lo encontraremos en las consideraciones que dispens al malo. El peor mal que encuentro yo en no apalear al malo, es que los hombres se apuran poco por ser buenos, porque lo mismo sacan de serlo como de ser malos.
dicin. Qu
"Ya me
jado de
i
voi metiendo
mucho en
el
el
la colocacin
en
ejrcito
los
de un
como
o,
Y
do
a
he estado dicien-
al Iluasco o
cin de Quioga o Pincheira. Era el mejor, por no decir, el mico partido que
se les presentaba.
me
"Sabe Vd. que nunca me ha dolido perder plata, anadia, pero este golpecillo hace unas cosquillas de los diablos!.... Bien pudiea venir la muerte si se le antoja, que no la habr de recibir con mas [serenidad un Capuchino; porque si por la suerte, mas bien despacharse tempranito." hemos de A'i\r
D.
DIEGO POUT.
solo cuatro aPios
(30
mas tarde vuelve a aparecer en las eminencias nuevo todo a su indomable volunpoco mas de un ao de poder, estaba arraigado su
sin
ninguna
inspi-
nicamente era capaz de poner pcrr obra sin ajuda de nadie. Dejaba hundidos en el polvo a sus enemigos polticos i dispersados al viento todos los elementos de resistencia o emulacin que podian poner atajo a su mira nica de reconstituir el pais bajo la forma fuerte, compacta, uniracin ajena,
i
que
personal, en
rios
los gobiernos tumultuadesencuadernada era de los pipilos. (Juando juzg terminada su misiot de reorganizador, o mas bien, de fundador de un nnevo sistenfia d poltica, que no era ni la turbulenta democracia de los pipilos ni el oscurn'tisino de los reaccionarios, renunci (agosto 17 ce 1831)
fin,
que
soaba desde
o lejislativos de
la
los
Su
i
siguientes:
"Le sopl a
,
S. E. el recado
de
Vd
mi
lo
?e.iun
sentir.
parte dirijida a
decir
<V?ie rotznh,
para >n defensa fu ecliar la culpa a don Francisco Antonio Pinto, jiorque hizo mala coTitrati
nador de
j)o
la Isla, el cual
el
(robierno
A''d.
como
si
lo ra
en tiem-
del Re,
ricar:,'
decir a
quedando la Vd que
.
de presidio militar.
las
vea
so convence.
Me
liabia tenido
i .-un
co'iiunicacion de
adentro de
did()s:
]a cordilleras,
cuyo resultado espera Prieto mui luego, luego qne reciba el parte."
el eu:l
pondrA en su notici
Y
la
luego, entrando en In
intimidad, le
dici--
muerte.
"Nada me
almni
lia
gustado
el
me
manifiesta sui
,
es-
de qne tanto he aplaudido en sus anteriores, i tan necesaria c sus cif' junstancis. Me qui'da el consuelo de que saldrn falsos lo. pronsticos de \',^d., o que pensAiido Vd. cOn mas calma, tenga la conformidad que creo ha falt: ido a Vd j)or la primera vez. La muerte debe no aflijirnos cuando llegue, p ero no lia que anticiparla ni un solo punto, ni de ninguna manera." Apropsito de ste prrafo, fu el latin que ya hemos citado de Portales, al baldar de su edi icacin, solo nos flt;1 aadir que todo? sus temores di- perjuicios fueron compl etamen
,
le qniniricd.
retirarse para
67
siempre a
en
esta
la
vida privada.
Portales, dice el
justicia
al
seor
Lastarria
ocasin, haciendo
alto
mrito del
hombre
la
voluntad
i
simpatas
lo rehus,
Eosas,
presidente
perpetuo,
pudo
dirle
que nos proporciona la complacencia de renun homenaje que la historia no le debe por sus principios, por su funesta poltica, por sus hechos administrativos, no era lo que lo hacia grande a los ojos de sus secuaces i compaeros (i). Ya antes haba elevado al Congreso (junio 13 <le 1831) su
to lo enaltece
i
renuncia ab.soiuta e
la repblica,
irrevocable
de
la vice-presidencia
de
que
le
habian conferido
las
elecciones de aquel
ao.
Pero
la
(2).
consecuencia de
la
hubo
pj.
72.
i'ii
H
8,
aqu
h.
la
el
Boletn
n-
mero
liK
".^C'or:
"Llamacio por
creo de
el
la Repblica!,
rgano de la representaeion nacional, mi profunda gratitud por este lisonjero testimonio de confianza i de su apro])a(Mon
esprearles, por el
mi deber
la
Pero penetrado de mi insuficiencia para ejercer dignamente las funciones do primera majistratura ejecutiva, si por algn accidente llegase a vacar, i oblia la vida
privada, adonde
me
llaman
me
hallo en la precii
como
"La nacin i el congreso me harn, sin duda, la justicia de creer que no he tomado esta resolucin sino porque, despus del mas detenido i maduro examen, por eonsigniente, irrevocab1<>. Sanla he credo absolutamente neccari^,
i
Diego Porta/es."
ele
hacerlo seguir
al frente
de
lo.=!
nego-
(1),
Errzuriz, lioinbrc
tom la cnrtera del interior don liamou moderado honorable que haba sido amii
go
Portaol
les ri.t:;niaii
de hacienda
de no aceptar empleos era inapeable, corno o prob exijiendo el despacho de su renuncia con tanto tesn, que algunos meses mas tarde
ltimo polo iiomiiialmentc, ])0!que su
se lo otorgaron con
no
p.jco contento
de su paite
(2).
Entre
correlijionarios resisoron
rlesapruliaroii su rofulnel
JoscenJor a
la viiJa
privada.
Ht'^
aqu lo que
inteuJente de Cuneep-
si
con
ello
i
quedara
ase;.;ura-
da
la
tranquilidad
)ji'ibliea;
en
el
que podamos contar mayora de liomljres de razn i honradez, se mira como ima calamidad, i cada cosa que sucede los desaenta i aumenta ese pensar: esto mismo sucede en m, i aunque miro la imposibi idad en que se euctientra para continunr, conozco tambin que es defecto de Vd. mism.t, por una preocupacin necia en hacer deferencias i eacrificios que no ha podido llenar sin tpicdar en el estado a que est reducido,
quiera aluci'iarie, yo no miro aun ni
ni razn por
modo
con
el bien; al
espuesto a la mendieidad."
(2)
se diferencian
de todas
las
dems
se
las
renuncias que se han hecho en Chile, en que aquel las presentaba para que
se las admitiesen
ra
que
Lo mas que
i
el
rarse del gabinete, habia sido con la apariencia de una licencia de cuatro
meses.
A juzgar
Santiago
el
sobi-e la
"Antes de aceptar
el
el
seor Presidente de la
nombramiento de ministro de la guerra, manifest a S. E. los poderosos motivos que me impedan encargarme del despacho i rae obligaban a alejarme entor imente de los negocios pblicos. S. E. resolvi darme sin embargo una licencia temporal, juzgando que dentro del trmino de ella podra quedar esp^^dito para volver a la capital i desempe ir el ministerio. Se ha cumplido la licencia i subsisten las causas que se tuvieron presentes para acordarla, sin que m sea posible sealar el tiempo en que pu"dan desapareKepblica quiso darme con
69
tanto el oticial mayor don Pedro Urriola debia despachar en aquel ramo que por su ausencia de Santiago quedaba vacante.
XV.
Vamos
mosa
a entrar ahora en
e interesante
una nueva faz, mucho nas herque su perodo oficial, deslustrado con
hombre
i de manera, que casi es imposible describir sta, sino siguiendo paso a paso las peripecias de su sola personalidad.
Kn
el
captulo siguiente,
la
continuacin do
esta historia,
el retrato
vamos pues
Hago por
tmito la renuncia
le
S.
"Dios guarde a Y.
S. uuicho^i
aos.
D'idjo Porlo.hs,
el
departamento del
Interior."'
CAPITULO
111.
La
revolucin
ce
mplet
le
Ardor con
precio.
se
sus jeniaiidades
sobre su laboriosidad.
Ai'did
ma
comf-rcio.
terstica
Viaje secreto que hace por sus negocios a Santiago su caracmanera de anunciarlo. Chismes que se contaron en la capital sobre este Negocios a que se dedica en Valparaso. La goleta pcculiaidades de su carcter Indepeiideyca. Consignaciones de tabacos en dificultades de este negocio. Injenio de LaguniVas Compra de hacienda de Pedegua. Refl-xiones.
al
i
Elevacin de alma con que Portales rechaza una cobranza lejtifisco Rasgo de estraordinaria dielicadeza en una dificultad de
viaje.
las
bi
I.
la
admiracin de
la historia
do
la
alma con (lue don Diego Portales desprendi de aquel inmenso i sbito poder (jue l solo liabia sacado de los abismos, que l solo habia cimentado con
{'Osteridad la elevacin de
})ncsto su
i en cnya cspide habia voluntad de hierro, delante de la que no habia sino hombres de rodillas.
9.\x
71
Pura (onur en su vonhidcra luz cjndacta tan cstraordiiiaria en un poltico snd-americano, digna en verdad de los altos
hechos de Belgrano, de La Mar i de Sucre, fuerza nos es penetrar en las intimidades de aquel hombre tan singular, como poco estudiado, razn por la que consagramos el presente captulo (dando de mano ci la poltica durante un breve parntesis) a narrar su vida
II.
Hemos
visto en
los
al
ba a
negociacin del Estanco liabia sido considerable, se encontrala sazn casi del todo arruinada. Ljico era entonces
el
po-
que en breve alcanz, otro espediente ixu'a rehacer su en esto est el mas perdida fortuna. Pero mni lejos de eso, enaltecido mrito de este ilustre chileno i por el que le pagamos el sincero tributo de nuestro respeto. La revolucin fu un antro insondable, en el que aquel esforzado caudillo ech moneda por moneda todos sus dineros (1), i lo que es mas admirable, el poder, o mas bien, la omnipotencia en que se constituy en seguida, no ofreci el menor reparo a los estragos que su fortuna i aun su crdito raeTcantil habian sufrido. Privado muchas veces hasta de la moneda sencilla que requeran sus gastos personales, jamas recibi sueldo del erario la durante toda la poca que desempe dos ministerios dispendiosa comandancia de un cuerpo cvico en organizai i
cin.
(1)
Uno de
d
el
^eji
la cle-
que
sin
duda
72
III.
Mu
les,
al contrario, estando en el gobierno don Diego Portacon esa jenerosidad caballeresca que le reconocen todos
mas
difcil
mas
rara bajo
clima en que
i
bolsillo, dio a su
fortuna
malhadada habilitacin del minero Garin en Copiap, afianz los remates de diezmos que habia hecho un hacendado de Casa-Bhinca, llamado Otaegni, de las doctrihacer ya caso de
nas reunidas de Meh'piila, Maipo, Casa-Blanca i Puchuncav, bien (|ue esta ltima con la contrafianza de don Francisco Javier Ovalle Errzuriz, de quien Portales era
particular
amigo,
parte de su conflicto.
el licitador,
lle-
gar
se
el terrible
cumplan las escrituras de jcmate, i ocurran por los jagos todos los que haban negociado aquellas, descontndolas al Estado. Portales llamaba aquella fatal fecha el dia del
juicio.
Su ansiedad
consista
el
remate de diezmos era en cierta maen aquel peligro, pues pblica, con este fin, no bien haba nera una negociacin dejado sentado en la siila'presdencial al jeneral Prieto, vol a Valparaso (octubre 30 de 1831), donde existan lo3 restos de su caudal se encontraba el centro de sus relaciones i de su crdito, pues no habia estado cerrada nunca su casa de comercio, que su dependiente Ncwman mantena en actividad con un cortsimo jiro,
IV.
Psose inmediatamente
su espritu, animando sa
al trabajo
frjil
con
el
organizacin
era capaz
(1)
i
73
poco tiempo crey hallarse a salvo del naufrajio. Usestar creyendo en estado de ahorcarme, dice a su jente en la capital un mes despus de encontrarse en Valparaso (3 de diciembre.) Pues no, seor! Estoi fresco, porque he S!\cado mis cuentas, i aunque a costa de muchos sacrificios, alcanzo a pagar a todos. Este es mi nico deseo, anadia, que por lo que hace a vivir, no falta la industria. Haya tranquilidad pblica i no moriremos pobres si llegamos a viejos. (2)
al
ted
me
Eu
en el escitorio desde las siete i media de la maana hasta las cuatro i meJia de la tarde, sin mas interrupcin que la de la comida i el almuerzo. , Hablando sobre la rijidez de su vida, deca por ese mismo tiempo (noviembre 21 de 1831) con su peculiar aficin a lo burlesco, refirindose a una seora a quien mandaba el recado; "Que en el dia soi el mas completo anacoreta, i que esta vida a nadie le costea mas que a ella, porque no hai hora del dia en que no la encomiende al Seor de mis oraciones i por las maanas en el santo sacri1831, le dice que trabaja
ficio
de
la misa."
Mura, refirindose a
la
ecribia defde
Lima al jeneral C'lliggins lo siguiente, con fecha diciembre 23 de 1831; "Don Juan Lafuente, que ha vivido en Yalpara'so en casa de Waddington, cree que
Portales solo trata de redondear su dinero
i
tomar
el
puerto es la mas retirada. Pa?a todas las maanas encerrado con Waddington, i se vuelve a la quinta de Cea, donde reside."
vida que hace en
el
(2) Portales, al
hemos visto prescriba a los encargados del manejo domstico de su casa cuando era un simple negociante i un prdigo conspirador
que con tanta
insistencia
a la vez. Es curiosa la estudiada sagacidad con que quera hacerse de un barbero barato en Valparaso, i no podemos menos de transcribir aqu el pasaje
en que poue eu juego su intriguilla barberil. Se trataba de un tal Pascual que tenia una famo?a clientela, como se ve, i al que Portales, en carta de enero 23 de 1832, le echab las siguientes redes pai-a llevrselo del pi de la cordillera a la orilla de la mar. "Los patrones <|ue tieue seguros Pascual i lo que gana con ellos son los siguientes: Campino 1 peso.s4 reales, Errzuriz (don Ramn) 8
don Fernando 2 reales por barba: todo lo dems es eventual, i aun estos andan dos o mas meses del ao por el campo: tiene, pues, Pascual una renta que uo podemos Ikmiar segura de 23 pesos mensuales, i supngase usted que gane otros 23 pesos eventualmente, son 46. Entre usted ahora a deducir lo que gasta en navajas, casa i comida; considere que el dia que eat enfermo no gana medio, i que estando conmigo est en camino de salir de la clase de barbero i de mayordomo, porque portndose como espero, i yndome bien en mis negocios, puedo ponerlo en un almacn, entregarle uno o dos buques para sus especupesos,
tres pati'ones
Pero
ta vez,
cos.
74
ongauarou
le
es-
como en
el
rara ocasin le
engaaban sus
i
vaticinios polti-
Lleg
funesto 15 de diciembre
sus acreedores
encon-
traron en descubierto.
Aseguro a usted,
a su conlidente
de aquella fecha
(diciembre 17), que la nube de piedras que usted me anuncia me traspasa el alma. El incansable predicador de la decencia,
de
la relijiosidad
en
los contratos,
de
la
honradez,
etc.,
est
faltando a todo!
Qu
pus de su jenial vivacidad en ardientes improperios contra de su ruina hasta que l mismo csclamaba: Basta de desahogos, enjugndose la hil en los labios, mandaba su
los autores
i
correspondencia
al
correo.
al
amigo
estreino
en aquella
situ;.)cion.
Tal
f.\ el
cobranza
de una deuda insignificante, pero lquida, que {arq, con aquel tenia. Pero este hombre raro, que ha llevado toda su vida el apodo de ajiotista {estanquero) i que comenz su carrera pblica ponindole al frente de un escandaloso inonopolio (en lo
que sin embargo no haba impureza ni deshonra para l) jamas manch sus manos con el mas mezquino lucro derivado de las rentas pblicas, de que era absoluto dueo. Su nica respuesta a aquella proposicin fa rechazarla como una locura i i\Q.r que pj-imero se cortarla un brazo o se enterra-
A mas, puede dejar asegurados a sus patrones tratando con que volvern a entregarles sus caras, si saliese de mi lado, i que si yo yuislvo a Santiago puede di.^tribuir las horas de modo que sin hacerme falta,
lacioneg, etc., ote.
fillps,
En
fin,
usted igalo
i
como que yo no
adve^-tido
de
la dilijencia
que hace,
^
usted otro
nombre
que venga a ocupar la mayordoraia. Nunca d su destino, pues l.i condicin de criado no puede aginap;u'a
da re-"
ria
7b
se cobrase
en
el
barro, antes
uu peso
al fitco. (1)
mas que su delicadeza de negociante le afeaba su conciencia de hombre publico), a echar mano de un espediente que aborreca. Orden a su jente que buscase dinero a inters i que
pidiese a sus acreedores algunos dias de esperqi
(2),
(1)
la
i
Ipstoria
la
la
li
Ambas
dicen
as:
"Cuando
tengo todo
se trata
el
{Garfias a Portales. Santiaffu, noviembre 8 de 1832.) de cosa que resulta o puede resultar en favor de usted, yo
coraje que
me
con don Estanislao, en atencin a la justicia, a su situacin apuradn, a sus sacrificios hechos i los que tendr que hacer, i al cario que le profesamos, que nos hace desear para usted el mayor bien: fuera prembulos. Debindole a u8t^Bd
el fisco
mas de seis mil pesos, que pueden cobrarse porque estn documentados, mas de los nuichos que ha gastado ea bien pblico, i hallndose usted en tan
i
de usted, pidiendo reservadanienle lo? doL'umentos a Newmaa. Yo poda presentarme bien legalizado haciendo la p<^ticion. Pero no queriendo ni aun dar este paso tan favorable a usted
sin su consentimiento,
Un
milln de
2:)ero el
tiempo no
me
pueden dejarle de hacer que tanto lo perjudica en los intereses propios i que usted llama delicadeza, aunque con propiedad mereca inui distinto nombre. Si en circunstancia? mas favorables a
lo permite,
si
a mas, no
ni
fuerza,
por un momento
se
la aferradsima idea
suma que ahora cobra, en bien pblico, no habr cosa mas abuR.4inte que las ocasiones que se le han de presentar para iiq.cerlo. 2o quiero mas de usted que su aprobacin i djeme a m lo dems, i har por que el infausto dia 15 deje de serlo."
sus intereses quiere usted sacrificar la
{Portales a Garfias.
usted? Solo as
enterrarme en
Dese-
chen ustedes
tai idea
como tentacin
si le
del
enemigo malo,
voi a prevenir a
ni contente
Dio lugar
Portales que no
un rasgo de esquisila delicadeza de podemos menos de consignar aqu sin omitir nornbres pj'ppips.
los acreedores
Figuraba entre
de Portales por
las fianzas
de Otaeguj,
el
cpgo-
76
V.
tal vez insuficientes estos arbitrios, rede incgnito a Santiago para arreglar privadamente sus negocios, con el propsito sin duda de levantar un emprstito de confianza entre sus amigos, lo que, sin embargo,
solvi
no
realiz,
flictos
pecuniarios.
Son
tan peregrinas
hombre
como en
lo poltico, las
de su sirazones
que apunta Portales para hacer su viaje a la capital en rigoroso incgnito, que vamos a trascribirlas aqu con toda su
peculiar injenuidad.
Me
veo en
la
el
19 de diciem-
bre de 1831) de
gn modo
Oiga Vd.
sible
ir sino
mui oculto
que
me
eido
les,
en
honorable comerciante ingle Jon AlejaiiJro Cakk'leugli, ;i quien Portalii poca de su auje mercantil, haba hecho un sealado servicio concei
sin nteres
alguno por
la
pago de su crdito. Irrit esto a Portales, i en su carta sobre aquel negocio a su corresponsal, le hizo presente, en agravio de (Jaldcleugh, oquelhi diferencia de
que
le
duda por
manera
sin
hacer alusin a
la carta
de aquel, llesentido
negociante ingles,
reconvino a Portales por sus quejas, i jeneroimentc, para apoyar su palabra con el hecho, segn la usanza britnica, le pedia que no volviese a hacer mencin de su deuda.
sospechando que (iarlias hubiese presentado Avergon7.id<) Portilles a su vez imprudentemente su carta a su delicado acreedor, le escribi (diciembre 10) a aquel las siguitntes nobles palabras de reconvencin: "Vd. me ha comprometido grandemente en haber mostrado a Caldcleugh mi captulo de carta, pues es cosa mui vulgar i mui reprensible representar favores, i lo que es peor, hacerlos valer para que sean recompensado?: casi no tengo valor de contestar a
i
Caldcleugh."
__ 77
2.*'
que Santiago
se
Por Ortzar,
Newman
otros varios, s
ha declarado en murmuracin permanente del gobierno, i no dude Yd. que se aumentara con mi presencia, a tal punto, que sin quererlo yo, me vei'ia metido en algn cliisme desagradable. 3.0 Todo el mundo querra venirse a desahogar conmigo, comprometindome en converr^aciones de que me conviene huir.
4.''
Todos
con empeos, i en fin, despus de hacer mas exasperante mi situacin, no me dejaran tiempo para nada, a menos que no se quiera que est con un palo levantado en la mano para descargarlo sobre todo el que me hablase mas que la salutacin. Necesitarla mucho tiempo para responder solo a las preguntas de: cmo le ha ido en el puerto? cundo lleg? cundo se vuelve? i estol cierto que no dtaria jamas el estribillo de
Vd. no debe volver.se, i dabe estar cerca del gobierno, etc. Mi comodidad, mi conveniencia, el llenar los objetos de mi todo exije que rae vaya oculto; i el modo de evitar el viaje, nico inconveniente que hai para ello, que es el de escitar
i
los celos
(2),
es el
que Vd.
(1)
La paLibiM
(2)
Xo
dej
d<^
que qu cosa no
sobre
si el
se trasluce
en
la capital
de Chile?)
hablillas
aqu
la curiosa
manera
como uno de
eminentemente
f=iantiaguino, i que tenia tienda i "tertulia" bajo los Portales de Sierra Bella, don Ramn Mariano de Aris, insigne O'IIigginista a la vez, contaba el chisme a
su dolo, en carta de
dice,
i
-30
aloj en casa de
sercor voi
a avinarle, que-
dando parado en
rfcibirlo,
i
el
medio del patio hasta que vino la respuesta. Esta fu que das; que no se pouia dar al pblico i que asi, no poda
embargo, a pesar del fuerte olor a chismogi-afia de don Mariano, si Portales vio o no al presobre
este incidente;
Xo podriamos
sidente.
pasajito de
Tal vez
la
ocurrencia fu cierta,
20 de diciembre) la
instruido del viaje
'"
Quedo
que Vd. debe hacer a sta, i tanto mas convencido de la necesidad que hai de que sea oculto, cuanto on de fuertes las razone? en que Vd. se apo5'a i la con-
le
78
ello,
diga francamente
las
cseepto
como
la
de
las
murmuracioi
Ministro de
Hacienda,
otras con
i
quienes tongo
tal
VI.
El 23 de diciembre de 1881 hizo al fin su viaje secreto a la pundonoroso ex-dictador, i el 27 regres a su escritorio sin haber visto a sus amigos ni a sus deudos, presentando asi la imjen de un hombre todopoderoso delante de sus conciudadanos i que no gozaba de los fueros del ltimo de stos
c&pital l
loa
no deber a su ])atria un solo bolo de salario, en cambio de inmensos servicios que cu su conciencia juzgaba haberla prestado. Ejemplo de mas alto civismo i de mas sublime desprendimiento no presenta la historia, ni aun en las edades antigans, en que a virtud era el patrimonio comn de los hombresl
\)OY
VIL
Salido apenas
las fianzas
el
dilijente
aspi-
reca-
formidad de filas i'on mi (ipinion. l'ara m os ]a razuii mas sobrada la lluvia de acrocdves que caerla oIv Vd. i a !a que no mdria menos que atender pues de lo contrario padecerla su reputacin. Reservadamente puse en noticia
de don Joaqun su viaje i la necesidad de que no se sepa i ([ued convcncid) de ollas; wic pregunt que si no lo verla a el, i le respond que solo en el caso de poderlo hacer mni ociiUo loharia. Me propuso que se viniera al palacio donde
estilia Vdi hajo de guardia; pero yo Vd. estar ocnlto.'"
le dije (|ue
ern
mui
difeil
que
all
pudiera
Til-
do para otro) (1) que no icnso estar en Santiago liasta desdejar mis pus de haber cliiar.celado todas mis cuentas negocios en estado que me den para gozar. Reducase principalmente su jiro mercantil en esa poca solo a la pose!on do la goleta Independencia^ que hacia viajes
i
peridicos a Copiap,
artculos indjenas
otros
(1)
de
febrero de 1832.
(2)
encontraba
hermano
particularmetite con
un empleado espaol llamado Maj-o. a quien haba hecho considerables servicios en tiempo que administr el Estanco, pero que ahora se haba pronunciado contra su favorecedor, fuera por enemistad personal, fuera por escesvo celo en sus
ol)ligaciones.
Talvez
el
el
jenialidad de don Diego debi irritar al viejo espaol, que segn creemos era
un antiguo marino
ro fuera lo
se
la
que
i
fuese. Portales lo
supona
asi
(de 12, 16
19 de enero de 1832)
su
que copiamos ntegros apesar de su estension manera de ver su posicin de negociante, resy de su invariable sistema de personalismo, que
i
aplicaba con la
misma
as:
lo que ste se convino. Es no nos demoremos en trmites i contestaciones: una racional resolucin a todas las dificultades es lo que conviene. Yo, lo nico que exijo, es que no se me someta a Mayo, porque la mas pequea
todo,
desigualdad de conducta que le notase en lo sucesivo, como le he notado en la pasada respecto de los dueos de tabaco, seria difcil que me alstuviese de darle
sos.
La
factora de Santiago
las
ridad de los intereses que administra, coiaisione a quien quiera, pida los tabacos a Santiago,
i,
en
fin,
yo
mu1
modo obligarme
"Todo me
el
que
me
consignen (anadia
dia
despus de renegar a su sabor contra "el salvaje de Mayo") que dirijan la con-.
signacion en la apariencia a don fulano Bringas u otro parecido. Si no ha de
ir
yo mismo
a la entrega del tabaco. Dgale Vd. que protesto no desplegar mis labios aun
cuando desechen todas las partidas; pero si Mayo va a intervenir en algo, le protesto que le do con una piedra en las narices. Dgalo Vd. igualmente que si Mayo es irrecusable, i puede ojei'cer irremediablemente sus eapridio.'}, que
Rogo,
con pena
el rei
de
los coi
el oro,
se
un iiijenio de fundicin de metales de cobre en la ensenada de Concn, pocas leguas al norte de Valparaso en el mismo sitio en que el mecnico ingles Miers (que ha hecho de loa chilenos ta:i poco urbanos recuerdos en sus viajes) plante una maquinaria para laminar cobre. Cambi despus de idea, ignoramos por que motivo, i se propuso establecer aquel mismo negocio en la caleta de Lagunillas, unas cuantas millas al sur de Valparaiso, porque su plan era combinar su empresa do fundicin de minerales con la posesin de su goleta para acarrear estos ltimos. Pero (cosa estraa!) en este proyecto, como en sus consignaciones de tabaco, encontr serios obstculos en los ajentes fiscales, i tuvo que abandonar ambos por no entrar en o.ontradiccion con que, apesar do esto (sea dicho en elojio de todos). aquellos,
i i
me
lo (ligan francamente,
porque yo no quiero que se haga conmigo lo que no como no quiero que se haga con otro lo que no pueque, sohre toflo, quiero estar mui justificatlo por si llega
el
alma
a l^I.iyo,
se
decida la opinin
que en todas las [)ropue4ta9 que he hecho i partidos que he abierto, no se encontrar una que no sea mui racional i demasiado franca: que solo aspiro a que se haga conmigo lo que se hace con otro, porque tengo derecho a esta aspiracin come todo };ijo de vecino: que si no quiere o no conviene a los intereses de la factora comprar los tabacos venidos a mi consignacin, halde c71 franqueza; pues nada hai mas justo i mas racional que resistirse a comprar una cosa que no se neoesita. Que por lo que respecta a Newman, aunque no es mas que un jente que obra por mi direccin, o que cuando mas puede re]>utarse como parte, me convengo i me allino de mui buena gana a que no d paso alguno en materias de tabaco, (pn- >i le parece, yo tambin me alejar de toda intervencin, que todo el mal que se me gigue ser el tener que pagar una o dos onzas a cualquiera persona para que vaya a representarme i obrar con instrucciones mas, lo que me conviene mucho, si con esto se consigue que loa nombres no influyan en la fortaleza i dems calidades del tabaco. En consei
tabaco
todo lo har
l.
(ue vea
si
a otros,"
eran, el
81
i
el
otro su
amigo ntimo
co-
VIII.
Pero de todas sus perspectivas de negocios, la que Portales miraba con mas amor (porque codicia nunca tuvo) era la com-
(1)
Parece que las dificultades que este funcionario puso a Portales fueron
que era preciso recurrir al Congreso. Asi, al menos, se colije del siguiente prrafo de carta de marzo 28 de 1 832, en que Portales suplica a Garfias diga al ministro lo que sigue, que no deja de tener su sal de burla, por mas que el negocio no fuera para ello: "Concluya Vd. asegurndole sinceramente de mi parte, que si a pesar de estas verdades no queda satisfecho, yo cargar de mui buena voluntad con cualquiera perjuicio que me traiga otra medida necesaria, en su concepto, para asegurar los intereses del Fisco. Lo que s es una solemne e intil molentia es el cuento de la asistencia del juez territorial, que jiiene que venir a largas distancias i sin objeto, pues un liuaso de esos que ignora i que ignorar siempre los ti'mites de Aduana, i que seria necesario decirle este es metal i este es quimn, verbi gracia, solo servirla de fantasma, habr que gratificarlo por la incomodidad que se toma, i lo que es peor, que el buque tiene que estar parado, quin sabe que tiempo, sin poder descargar, i muchas veces corriendo los riesgos de un mal puerto. Y si el huaso est regando la chcara o ti illando la era, no habr quien lo saque de la querencia. Por otra parle quin llama al huaso de mis pecados'? He de ser yo por medio de un propio, i si tengo que hacer algn contrabando no habria necesidad de llamarlo con la prisa que a un cura para la confesin de un enfermo de apopleja. Encargese a los jueces
el
cuidado en
eche en
el
dificultad del
contrabando, que
que
se
la costa solo
costas."
Este negocio de Lagunillas jamas se realiz apesar del vivo inters que Portales
puso durante algn tiempo en su consecucin. La ltima vez que se ocup de este asunto en su correspondencia es con fecha de junio 5 de 1832 i dice
'Se
se vern pre-
cisadas a
para
el
tiempo que funcionen, nos alcanzar a servir negocio del injenio? Por si acaso el Ministro tiene tiempo de poner de
cerrarse:
i
este corto
tados, les
.prevengo que hable con Bustillos i imponga bien del negocio, de lo sencillo, justo
racional que
es,
por mas que quiera drsele aparato de importante; prevngale que es la nica solicitud mia que se encontrar en el gobierno, i que no quiero que se acceda
a ella,
si
D.
DIEGO PORT.
})ra
82
fut
de
la
liacienda de
de los
padrc.^ Agustinos, situada en una ensenada del pedregoso valle de Petorca i distante tres o cuatro leguas al poniente de aquella villa,
sin
las
numerosas palmas do miel que pueblan sus serranias. Portales liabia devuelto sus propiedades a los regulares, anulando las enajenaciones hechas por el gobierno de los liberales, i contaba ademas coa su irresistible influjo poltico para
alcanzar un
fcil
que provecho su influencia ni su nombre. El fundo era pobre e incapaz de rendimiento; pero l le tenia particular aficin, i aun contaba
acrisolado,
hombre
aun en
con que su posesin aseguraria su sustento. Quedndome con la hacienda que Vd. sabe, deca a Garfias el 8 de diciembre de 1881, estoi contento, porque ella puede darme para los gastos
mas
precisos de la vida.
Pero ocurrieron contrariedades, no sabemos de qu jnero, aunque el provincial de San Agustn se manifestaba del todo
decidido en su obsequio.
fin
Comenz
3'0 se lo
a enfadarse
Prtale.^?, i al
el pi al negocio.
jiida
No me
hable
(decia a su jente en
el 15 de abril). Me tiene mui fastidiado la demora de este asunto i un presentimiento mortificante de su mal xito. I dos meses mas tarde (el 18 de junio), anadia de una manera terminante: Le repito, pues, con todas veras que no quiero, ni rae conviene la compra de Pedegua, i que tendra el
mayor sentimiento
un contrato que me
mi
sincera vo-
El negocio so hizo, sin embargo, a pesar suyo, a fines de 1832, pagando por la hacienda 45,000 pesos a censo (porque
no tenia un centavo en efectivo de que disponer), precio considerable de todas maneras, que era acaso mas de lo que valia. Por lo dems, cumplise su pronstico con tjda exactitud. A pesar de haber dado la administracin del fundo en compaa a un hombre intelijcnte en la labranza (el clrigo Car-
doso)
el
83
i
negocio
t'a
ruinoso,
se disolvi
tenia, ta
cou prdidas tan considerables, que Portales no antes de morir, otro deseo que el deshacerse a toda cos-
de aquella propiedad.
IX.
Tal es
hizo
el
la historia
rpida
que
digno de
la
admiracin de
su preclara
el hlito
mengua de
de
la
nipotente,
Sublime proceder en hombre de su temple, arbitrario omi virtud tan rara i tan digna de veneracin entre
i
ttulo,
bronce su gran figura de ciudadano de patriota. Verdad es que iun no hablan llegado los ticmjxxs en que
de Chile dejaban los palacios del Estado, en cuyo suntuosos ornamentos ellos propios derramaban los canlos presidentes
ir a
habitar palacios
mas suntuosos
toda-
va de su propio peculio, mientras que sus ministros advenedizos, a la salida del poder,
i
de escndalo en presencia de
prstitos estranjeros!
CAPITULO
Y.
PORTALES EN 1832.
Don Diego
su influencia poltica desde Valparaso. El Oposicin que le hace Portales. Sus primeras insinuaciones de descontento. Se aumenta su disgusto por las desconsus elevadas anzas del presidente Prieto. Estalla su ira contra ste Hurn contra do desprendimiento personal. Aparece carcter de la gabinete Errzuriz. Brillantes ideas de Portales solre de oposicin. P'lojedad de los cargos que se hacen a Errzuriz
Portales mantiene
ministerio Errzuriz.
pn>t<^stiis
el
el
el
})rcn.sa
Renuncia don
Pamoa
Errzuiiz
el
ministerio
del
Interior.
Los
"Litres."
"Don
Isidro Ayestas."
El
olera de Portalesi
el
terior.
Comienza
el jefe
i
los pelucones.
Tocornal es
))o]tic()
el
de Portales.
su
colega Renjifo.
ministerio
felicita-
Su resistencia
Cmo
miiiilo de
un msico de su batalln.
los l'incheiras.
Artculo
mismo sobre
Felicitaciones
i-elijiosa.
i
por
el
estermiuio de
el
Mer-
iHtio,
Sabios
Refiexiones al
libertad El rosai-io
Ancdota de
la
vida
i
de
l'orlali.s
en Valparaso.
la
escarlaliua.
i>I
Cny
lo
muchachos de Valparaiso.
racin de Poitale?.
85
a la inspi-
Se
el
le consulta sobre la
zar a Cavareda en
gobierno de Valparaiso.
i
Se opone
Portales a que
Bena vente
Aldunate
hacindose violencia.
nombramiento de intendente de Santiago i de comandante del batalln nm. 1 de guardias nacionales de aquella ciudad. Plonors que se in-
en 1832.
Voto de gracias del congreso. Juicio sobre de Portales Sus trabajos como simple particular en Valparaiso.
el rol poltico
tenta tributar a Portales por el gobierno e indignacin con que los recibe.
Codifi-
cacin, nutica,
marina de guerra,
etc.
Admirables
fijar
palabras de
su residencia
Juicio
de un contemporneo sobre
la
omnipotencia de
Porteles en 1832.
I.
La resolucin de no tomar
pais con
tal
que
el
polti-
ca,
nctar o ncbnr,
que
embriagan una vez al hombre, se hacen una necesidad para los espritus que solo viven de los estmulo.s de violentas impresiones. Foresto, Portales, intensamente preocupado de sus
intereses mercantiles
i jurando con toda la lealtad de su corazn su absoluto desprendimiento de la cosa pblica, volva a su accin, como el ella casi maijuinalmente su pensamiento hombre que aun en sueos persigue un deseo o una esperanza
i
sentido.s.
II.
ITabia sido
el
sucesor do aquel
hombre
singular, a quien
ramente
el
un personaje, ancompaero de negocios, pero que era entereverso del tipo que aquel representaba en la
i
poltica.
66
al
don Ramn
las circunstancias a
una poltica templada que devolviera al pais los alienque le habian arrebatado sucesivamente la anarqua, la guerra civil i la dictadura. No era un hombreq ue tuviese un carcter poltico desarrollado (como lo. ha alcanzado hoi dia en alto grado), porque habia pasado su vida en el comercio, constituyen al careca tambin de muchns de las dotes que hombre de estado, la actividad, un espritu a la vez jeneralizador
cin prctica,
de detalle para las acertadas concepciones i su ejecupor ltimo, ese tacto pronto i susceptiblb que hace encontrar en las cosas i cu los hombres, en las ideas i en los acontecimientos, el punto preciso en que est la solucin do esc difcil mltiple problema que se llama la poltica. Kn
i
i i
inmensamente
las
Inferior a Portales;
pero
le
aventajaba con
mucho en
no poda menos de pasar por un defecto, o por lo menos, por un serio obstculo en las relaciones que l estaba llamado una manera u otra, con el gobierno o con los ;i mantener, de crculos polticos que rodeaban al nuevo ministerio, Errazuriz tena la conciencia de su carcter i el respto de s mismo,
les
difcil
casi
Esta sola razn era, pues, suficiente para que Poirtalcs mirase con antipata al ministro Errazuriz. I como en el carcter der aquel hombre, de la sensacin al hecho no habia mas distancia que la que tardaba en brillar su voluntad, que era pronta como el relmpago, le declar las hos^lidades casi junto con
su separacin del poder.
Como hemos
te jeneral
visto, el
18 de setiembre de 1831
el
presiden-
Hacienda
a Renjl'u
la
de Guerra
a!
riz
era pues
el clemcitl')
nuevo,
\v.ih\i\
{)or
cuando vino
del
Sur u desempear
de
la
Guerra.
III.
Reprochaba Portales
defecto, lo
como un gran
la situa-
pas:
gobierno poco pronunciado , poltica , aun fuera posible llevar mas adelante la exajeracion del vigor que lo que lo liabia sido en la proscripcin de los soldados de Lircai i del bando vencido en masa. Fijaban principalmente su consideracin en la lenidad con que el gabinete liabia llevado la ajitadi controversia eclesistica que se ventilaba entonces entre el cabildo de la catedral i el obispo
falta
de enerjia
dbil
como
si
de Ceran, a quien se
i
liabia confiado el
que
los
La
un tumulto puramente lo3al que haba ocurrido por aquella misma poca en la villa de Petorca, lugar de suyo dado a rede minas, era otro de temas de reprobacin que se hacan valer contra el ministro. Por ltimo se le echaba en rostro la tardanza que se pona en proceder a la reforma de la constitucin de 1828, en nombres de cuyos fueros se haban levantado al poder todos
vueltas, por liaber sido antiguo asiento
los
IV.
embargo, con la elevacin de nimo que le era propia, entr en una lucha prudente con la administracin, a cuyos aciertos i compromisos de tantas maneras estaba ligado.
Portales, sin
Sus primeras quejas sobre
poltica estn revestidas Ide
88
el rumbo que se imprima a la una sana i laudable moderacin, i aun revelan cierto espritu de avenimiento que parecia ajeno a su carcter. A consecuencia de un disgusto personal que su
cot el presi-
dente Prieto,
le decia,
en
efecto,
con fecha 80 de noviembre de 1831, un mes despus de haberse ausentado de la capital, las palabras que siguen: Todo,
pues, me hace creer que (como lo he esperado siempre) hayan comenzado a obrar los chismes. Si es asi, el hombre (1) va a llevar una marcha que lo precipita en un abismo; i lo que es peor, que nos precipita a todos. Recuerde Vd. que constantemente he aconsejado a los amigos que lo lleven por bien, si es necesario, que se le sometan, como la sumisin no .llegue hasta un punto que toque en degradacin; porque si se ponen mui tirantes, si quieren ser siempre optimistas, no estara mui lejos de buscar su apoyo en cimientos carcomidos que destruyesen el edificio, aplastndolo a l, con quien nunca estarn de buena f, i a nosotros que nos harn tortillas. Para evitar este mal a viva fuerza, serian necesarios otros mayores que estremecen que ningvn buen chileno puede ni debe desear: es preciso, pues, empenursc en prevenir no en preparar los males: mucha prudencia acompaada con atjuelia dsiis de dignidad firmeza que nunca puede faltar al hombre de bien.
i i i i
Tres meses mas tarde, ya sus primeras vagas insinuaciones de descontento tomaban un carcter mas decisivo. Verdad es
por
s solos
Era uno de
estos el
nombramiento de
lijente,
89
pero inquieto, a quien (A habia despedido con estrpito de su ministerio, donde aquel servia en calidad de oficial mayor. El intendente de aquella provincia, don Pedro Nolasco Uriondo, personaje altivo descontentadizo, no era tampoco
i
un hombre de su amao,
te
le
pues habia sido, con Padilla, uno de los brazos don Jos Miguel Infante, en los buenos dias de la fatal Federacin. Aunque no estoi bien instruido de pormenores de lo que ocurre en esa, escriba a Garfias el 25 de febrero de 1832; pero por lo que veo por encima de la ropa, todo cuanto se lamenta en Santiago viene o tiene su orjen en la indecisin del presidente i en la falta de un carcter pronunciado. Dice conoce, por ejemplo, que no puede marchar con tal ministerio, i por qu no lo cambia? Porque es preciso que venga Portales a mover el cambio, i que se le atribuya a l, para que cargue con los enemigos que debe producir, i que el seor caballero quede bien puesto. El clculo es bastante sonso, porque debe admitirse como axioma que el que teje lo pierde todo; pero no dude Vd. que el clculo se hace. Maldito se me daria cargar con enemigos; pero no se adelantarla mas que salir a mi costa de un mal jiaso: se curara la enfermedad, o dir mejor, se ali^'iara por el momento, i qu se avanza? Se conseguira por esto el que se entablase la laboriosa sin la cual nada marcha firme, decidida, franca bueno puede hacerse? Pradel i Uriondo dicen que estn de acuerdo con el Presidente para destruir mi reputacin: no lo creo, por supuesto; pero lo creern los incauos que han visto volver a Pradel por una orden de Prieto, i que notan que este seor no se pronuncia. Si don Joaqun fnese capaz de decir en alta voz (hablando en trmmos vulgares) el que ofende a Portales me ofende a ra, su enemigo lo es tambin mo , vera Vd. que esos pobres bichos se meteran en sus cuevas; pero creen que lo halagan ofendindome, i ofendiendo por consiguiente la buena causa con quien estoi identificado: la en
las masas,
fuertes de
falta
asi:
hlen:ielos
aqu alentados
90
todos ios
males que empiezan a asomar (1). I dos semanas mas tarde (marzo 18), do,-c'.d)riendo todo el al mismo tiempo de enaltecido desprendifondo de orgullo miento que imperaba cu su almi, el ex-dictador se desata
i
el
habia dado
el
me han un suceso domstico, que me llama urjenteraente a Santiago. Vea usted si ser desgraciada lo que es mas, tan sin culpa mia! Si voi triste mi posicin,
Reservado. Jna do
hoi,
hecho brincar
me
noticia
me
presento en pblico, qu se
me
lamentaciones que, o
me
tomando parte en
los negocios
con constancia, me haga culpable por una prcscindencia, que unos llamarn afectada i otros criminal, porque no conocien-
do a don Joaqun i creyendo que est en mis manos poner remedio a los males que lamentan, no me han de disculpar en un pice, ni yo para justili carme he de hacer a todos la definicin del presidente. Por otra parte, los amigos que me han llamado a quienes me he negado, qu dirn cuando me aparezca en esa? Si voi oculto, no bien he llegdo a Santiago, cuando se sabe que estoi all, porque es imposible ocultar mi ausencia de aqu, i en este caso, ese hombre, incapaz de conocer ni distinguir a los hombres ni a las cosas, empieza a sospechar con toda la desconfianza del... que voi a enredarle la madeja mas de lo que l mismo la est enredando con sus...
i
I si
no voi, me espongo, o dir mejor, me es imposible cortar un mal que si se trasluce en el pblico, va a ofender indirechabr un motivo mui justo en la tamente mi reputacin,
i
(1) El 29
res:
<a
"Averige
Vd
deteuidaiiient
me menudean
i
carta?, diciiidonoe
las
por
que hai, porque sin que todo se pierde i otra notda que yo tengo, no diviso tales pei
dgame qu
apariencia para que
91
hombre mos
Habr situacin libre tenga que
me
el
a miramientos por los un mal al pais por miserables temores c (jue tener entrada en su que solo pueden por chismes H0^^ptchas, i ideas, ecliaria la vista a cuatro con otro cabeza! Cualquiera por los sucesos por la espeoonvenceria todas paites, i so mis insepaporque temible, riencia que soi el hombre meaos
esclavo
mas sometido
hagt!,
un... (1)
mi
mi absoluta falta de empleos de ninguna clase, no puedeu infundir recelo alguno: soi un mentecatf^ en el entasiasaio por unu decente consecuencia, i por la Concordancia de mis palabras coa mis obras: lie asegurado mil veces que no m udar el pais i podr
aspir;iciones, ni a gloria, ni a brillo, ni a
me hago
la
aborrecer
el
cil
aprovechada? Creo difi de una esperiencia bien que cualquiera otro en mis circunstancias no hubiese encontra(i() el remedio en una bala <|ue pusiese fin a tanta tanta injusticia. Basta de desjv:)rqueria, a tanta miseria,
meditacin,
i
ahogos.
VI.
la
administracin que
mismo
se haba con-
(1)
calificativos vulgares
los
tiempos anteriores
de Pinto: echmosla a otros vecinos cincuenta grados sobre ello?; conveozihonos de que el palo no da mas, i de que necesitamos que pasen 3t,i aos al menos
para haar los hombres
tiles."
Qu inmensa previsin!
las
92
la
parecian consultar en
rostro al escri-
mismo de su
haban emprendido su ataque contra el ministerio Errzuriz de una mnnera directa. El 8 de mnrzo ecliaron a
otros
titu-
Hurn, nombre que su piincipal redactor copi sin duda del clebre papel de que l habia sido colaborador en Montevideo con el qae don Jos Miguel Carrera habia minado i traido al suelo el gobierno de Pueyrredon en Buenos Aires en 1820. (1) Desde su primer nmero, aquella hoja do oposicin se declara abiertamente contra el ministerio i pone en exhibicin
lado
el
i
(1)
cin del
Harn
la
altura a
que en
la
las
miomas manipulaciuncs
p(lticas alcan-
zaba a veces su
espritu:
marzo, al da siguiente de
la
debe
nadie puede faltar tiempo ni ganas para escribir media columna que es lo que
puede tocar a cada uno. Hace' ao i medio he estado instando a Bustillos para lo mismo que ahora han resuelto: publicar un papel redactado por la tertulia; pero usted que est en todos los secretos, i a qnien he confiado la definicin del carcter de cierta persona, debe encargarles mucho, que cuando haya que censurar, la censura no sea acre, porque podra acarrear malas consecuencias. Que sobre todo la justicia, espresada con buenas razones, tiene gran poder, al paso que lo pierde cuando se sostiene con intemperancia. El pas necesita de un
buen papel
al
el silencio
gobierno. Encartri-
geles usted
las
sentencias
trabajos de los
modo de
trabajo
i disimulos reprensibles. Del ministepueden sacar este material, si se pasan todava las noticia peridicas que yo les obligu a pasar. Que publiquen todas las promociones que
acuerde
pleos.
el
em-
Que sbre
Hurn, porque
asi se
escarmientan los malos que desde ellas no pueden ver los castigos que se
bien,
yo
les
los editores,
suyos."
los tres cargos capitales
93
se hacan a aquel:
la
su irresolucin en
reos de
la
ral
la
i
Pe torca
(i),
su tardanza en promover
se hizo
reforma de
suscri-
de oposicin
aun
en Valparaso jente de
un buen
intermediarias.
VIL
Durante todo el mes de marzo de 1832, el liaron prosigui empresa con cierta tibieza, que no entraba en el carcter
su
pi
de Portales reconocer como justa ni conveniente ape ar de sus imeras insinuaciones de moderacin. Habla publicado el n-
mero segundo de aquel peridico un estenso artculo, en el que, bajo el disfraz de una serie de preguntas se ponia de manifiesto los reproches que hacian a la persona del ministro
del Interior.
ISTada preguntar, decia el articulista 'olapado,
al jefe
con respecto
supremo de
la
no
lo
pone en
la
imposibilidad
el bien;
feliz
de hacer mal,
solo le
da
uno
los
relaciones
"No
motivo de
la con-
donde deben ser juzgados los reos de Petorca; el jeneral Jos Manuel Silva es sobrino i mui amigo de Anafaya; es igualraenta solrino del cannigo Rodrguez i to los son ntimos i pro; ejidos de don Fernando Errzuriz, quien liabr convenido en que pase la consulta para que Silva vuelva a Petorca, i quede ilusorio el juicio. Pcrui lo mas clel)re es mandar un comisionado que Vitya a juzgar a Petorca, qmriendo asi atropellar, sin necesidad ale/una, la Constitucin que jjrohibe est/s jazgamintos por comisiones; i es
sulta del ministerio sobre el lugar
mas monstruosa
si estas
de
los ronsejos
permanentes!
ellos la
H4
})or liaberse
dedicado a
[)or
mayor parte
del tiempo de su
vida,
puede
su
opinin
i
d(5cil
dictamen cimentado en
i
Busca en
aborrec
>
(1
que
la
adulacin quiera
que
el
lia
en
las resoluciones
i
justicia
personas? Es
terios?
Sobre todo tiene a su favor la opinin jeneral, sin la cual de nada sirve aunque sda mui bueno? Portales, al leer este pasaje, estall en uno de esos magnfi.
eos arranques, en que parcelan unidas en consorcio su
alma
exaltada
es
su sobria razn.
Mi opinin sobre
i
que podia estar mejor varindolo noticias del interior, que a todos interesan, como dije a Vd. en una de mis atiteriores. Si queran batir al Ministerio por qu hacerlo escondindose tras de un interrogatorio tan indefinidamente? Si no hai causas para atacarlo, silencio! Y si sus lanas. Vd. me ha las hai, echarlas a luz con sus pelos dicho en una de sus anteriores que el Ministro se habia opuesi i
un artculo de importancia, i un ataque vicorioso? Qu diria el ministro cuando se le preguntase si queria marchar sin oposicin, cualquiera que fuese su marcha? Cuando se le dijese que se trataba de hacer una oposicin decente, moderada i
con
los santos
fines: 1.
De encaminarle
a obrar en el senti-
do de la opinin. 2." El de comenzar a establecer en el pais un sistema de oposicin que no sea tumultuario, indecente
anrquico,
injurio.<^o,
degradante
al pais
al
gobierno,
i
etc., etc.^
que
rio
lo
que
que para
ministe-
cuando
los ministros
no gozan ^e
la ace])tacion
pblica por
que
la
oposicin cesa, cuando Riicede
95
el
cambio,
el
i,
en
fin,
que quere-
mos aproximarnos
modo de
mentar
la
hacer
la
oposicin;
que
los-
no escluye a los de la oposicin (1); que siempre que sta se haga sin faltar a las leyes, ni a la doconcia, el buen gobierno debe apetecerla, que esa intolerancia del ministerio solo puede encontrarse i en un mal ministro que tiene que temer, etc., etc.,' aadiendo que es una pretensin mui vana el querer marchar sin oposicin, que solo el ministerio de Fernando podr esperar un vergonzoso silencio o un jeneral aplauso de su conducta funcionara; que sobre todo, la distribucin de los fondos pblicos destinados al fomento de la ilustracin, no puede hacerse segn el gusto i capricho del ministro, sino conforme a la justilos escritores
cia
VIII.
sejos
que envolva tan hermosos concreadora inteljencia de aquel hombre que haba aprendido la ciencia poltica como* por encanto, dio nimos a la tertulia que redactaba el Hurn] i como sus ataques arreciasen, Errzuriz, que sabia la mano omnipotente que empujaba aquella arma contra su polesta amonestacin,
i
Con
descubre de golpe
la vasta
tica,
renunci su cartera
el
17 de
abril, seis
meses despus de
(1) Apropsito de la suscricion del gobierno al Hurn, h aqu lo que deca Portales a su correspon?al de Santiago el 13 de marzo de 1832, 10 dias despus de la aparicin de aquel peridico. 'No me asombro, como Vd quiere, de
la coudi'cion
con que se ha suscrito el gobierno al Hurn, desde que me he per-'' suadido de que ya no hai causa pblica, ni otro punto de vista que las perso-
'
as."
Carta de Portales a Garfias del 10 de marzo de 1832. El artculo o inteel 13 de aquel mes. El ministerio de Fernando, a que alude, talvez es una s;itira a don Fernando Errzuriz, jefe de
(2)
la
llia-/'
.
haberla aceptado
ba aparecido. (1)
i
90
que
el
Hurn
ha-
IX.
Quin seria desde luego
el
que
Portales,
escritorio de Valparaiso.
(1) Del Hiron se publicaron solo 10 nmeros i el ltimo apareci el 22 de mayo, una semana despus de estar nombrado el ministro Tocornal sucesor de Errzuriz. Atribuyse con mas especialidad en aquel tiempo la sulida de este ltimo a un artculo burlesco publicado en el nm. G del Hurn, el 10 de abril, en el que liajo el ttulo de Variedades, le comparaban al ministro de Hacienda
el Per don Dionisio Viscarra, quien, decia el ocup durante su penuanencia en el gobierno, de resolver el problema de como, siendo las rentas del Per mas considerables que sus gastos, stos eran siempre mayores que aquellas. Pero esto quiz no es sino un trasunto de la
Hurn,
se
chismografa poltica de
la
poca.
Lo que
riz
es
indudable
es
la cada
de Errzu-
Aplaudi
la stira
ba conocido
mucho
el ministerio, i en una ocasin en que temi que permaneciese en aquel puesto, despue de darse ya por cosa hecha su renuncia, decia que solo faltaba que el Nio Dio.t de las Capuchinas (sobre n mbre que daban a un pobre empleado o portero mui feo del ministe-
le notificara su se|iaracion.
La
les,
como era de
esperarse, de Porta-
como presidente
del
Congreso de Plenipotenciarios, liabian prestado grandes servicios. Desde aquel da compusieron estos i)ersonajes una fraccin poltica independiente, a la que
el ministro Tocornal bautiz con el nombre de los Lilres, talvez porque tema que 8u ^ombra no fuera benfica a la poltica que l fund como su sucesor. Portales ajiarent no sentir esta primera desmembracin, que no fu sino el preludio de la de los Filopo'itas, a que aquellos se agregaron mas tarde; pero, en realidad, no pudo meuos de causarle alguna impresin aquel suceso. "El enojo de los Lilres, que Vd. me anuncia, escriba en efecto a Garfias un mes despus de la salida de Errzuriz (10 de mayo de 1832), me hace creer que
el chillanejo
(Rodrguez Aldea)
la
se
ha salido con
la
migo,
por
noticia de Zafiartu
tambin con hacerlos O'Higginistas. Ahora recuerdo aquella cosa que dijo a Vd. Carvallo (don Manuel, sucesor de l^radel en el ministerio a piien Portales quii
97
Mas, hubo un momento en que el presidente Prieto, que no era en manera alguna el hombre del todo vulgar (1) que una preocupada tradicin poltica nos ha pintado (pues mantuvo siempre cierto equilibrio de poderes, para lo que se necesitaba no poca maa en aquel tiempo), haciendo esta vez un
esfuerzo para sacudir su independencia avasallada a su pesar
i
desde lejos, intent nombrar, en reemplazo de Errzuriz, a don Francisco de Borja Irarrzabal, ciudadano oscuro, escepto por su nombre de familia, que resida en la provincia de Co-
quimbo, cuj-a intendencia desempe algunas ocasiones, pero que mantena una estrecha amistad con el presidente desde
como a
Je que estaba en noticia del Presidente
j-o
8o espiilsar
ste).
ste
intentaba contra
l: sin
no duda
dis-
esta
i
invencin fuMe
ellos,
que conociendo
el flaco
conversaciones del
En
desvanecerle
que debe Vd. empearse, hablando con el ministro de Hacienda; pero como que siile de Yd. Qu demonios me importa a m que Prieto, ni los Lilres se enfaden conmigo: mientras yo cuente con el testimonio de una conciencia pura, me estar riendo de ellos i de todo el mundo. Pero es mui t<^mible que asi pievenido Prieto, i por ridculos temores (propios solo del que sea enteramente incapaz ^le conocer a los hombres), empiece a poner los destinos en manos de bribones, mirndolos por el lado de que son enemigos mos, i que en fin toda su marcha see^ ponindose por delante el esclusivo objeto de aseguen
lo
i i
de cuanto
el
Aqui
est el
mal grave,
el
sin remedio."'
(1)
le
rfo/t
que aun
le repeta este
Xo
lo
primero era
cierto,
mismo
Portales se llamaba a
se habia
de llegar
el
el
da
di-,
la ocasin (dice a su
chada en
fias, etc."
la Placilla
la
Ligua
el
Ayestas, tuviese
Ademas, por
los pa sajes
la
correspondencia ntima
de Portales, se deja ver que no se' las tenia todas consigo al tratar de Prieto, quien encerraba en su nimo toda la suspicacia peculiar de los arribanos, sin carecer de capacida J i de iina mas que mediana obstinacin para sostener sus
ideas.
el
14 de
enero de 1832, de
buena disposicin
agradf."
del
yo
le aconseje i
D.
<i
l le
DIEGO FORT.
que
98
us liaeiedais de Illpel,
tal punto vioamigos que hablaran
a sus
una sola palabra en pro o en contra del asunto (1). No sabemos, empero, por qu no se llev aquel plan adelante. Ma<; no seria tal vez sobrada razn para darlo de mano
el
enfado de Portales?
A quin volver
grandes
i
difciles ciri
de
omnmoda de un hombre que hacia ostentacin de su superioera preciso arrostrar de frente o someterse a la influencia
ridad?
X.
Exista en aquel tiempo un empleado dr-, hacienda veutajoamnt conocido por su talento administrativo, por su inta-
(l)
iiqu,
el
27
de abril de 1S3-2.
nombramiento d e ministro en la persona que Vd. me indica; el caso es no errar desatino. Sabe Vd., seor don Antonio, lo que se me parece el urden tranqailidad pblica' en Chile? a uca fuerte estatua robustamente apoyada en s misma, pero quf; el gobierno, con una liflcha en la mano, est empeada en darle por los pifs pai'a derribarla; veo que los lachazos le hacen poca mella, pero que al cabo han de ser tantos i tan fieros los golpes, que se ha de salir con la suj'a. Si el gobierno se resuelve a tal nombramiento, predigo desde ahora nuestra ruina. 1 far ocho o diez dias, he vito unas carta?, cuyo contenido, unido a varios antc( odentes, me ha hecho sospechar que O'IIiggins i sus paniaguados tienden lazo.s a Prieto, que el hombre no coDoct; s que el Ministro do Hacienda ha visto la s mismas cartas; pero
ser
se r<-ali2a el
i
"N
mal disparate
caso por no estar en los antecedentes que yo, no se ha fijao'o en el misterio. Qu hombre tan a ].)ropsito el Irarrzabnl para tales circunstanc aa! Santa Brbara!...
Ya
hacerme de eneinivoa sin fruto. Lj patria no puede exijirme saoriNo hablar ni Vd. hable palalira alguna que apruebe ni repruebe^ i oaforimonos con la suerte que nos est preparada: i !0 deja de eer exasperante el que despus de estar tan asegurados, vengarao.^, norque se quiere, nada mas que porque s quiere, n parar en una horca; pero ai' tin, bp lo querr
basta
<3e
liqis estriles.
el destino."
etittbi
su3 modal^
hoHj-dez,
impregnados de ese arorna aristocrtico que en ciertos hombres es el imn de la fortuna. Miembro de una antigua familia de la colonia, luibia tenido el mrito de pertenecer, en oposicin a sus deudos, al bando de la patria, i de tan decidida manera, que en 1813 fu rejidor del cabildo de la capital, i un ao mas tarde, comandante de un batalln de nacionales. Habia entrado despus (1822) al servicio del Estado en calidad de vista de la Aduana de Santiago i con la escasa renta que entonces disfrutaban los empleados pblicos. Pero lo que el sagaz Vista dejaba de adquirir en doblones, lo compensaba con las numerosas e importantes relaciones que su posicin le ofreca, ponindole en contacto con los hombres cuyo mayor de influencia i caudal que existan en el pas, nimero era entonces de comerciantes, pues no habia mineros millonarios antes de Chaarcillo ni hacendados serni-millonarios antes de California. Uno de aquellos potentados, con quien el Vista de aduana se habia puesto en mas inmediato contacto, era el comerciante don Diego Portales. Asi habia sucedido que al hacerse la distribucin de las influencias i de los honores, despus que la revolucin de 1829 hubo triunfado, cupo a aquel un puesto en el Congres(j i en seguida la presidencia de la Cmara de diputados, desem
iiefemuatitS,
i
peo para
el
calificado por su
i
cierta
gravedad
mas de
el
embargo, seria ministro aquel tantos aos cuantos no se cuentan de ningn otro poltico (desde 1832 a 1840); que no dejaria su cartera sino para figurar como candidato a la >residencia
seria el
al frente
de un partido poderoso,
que,
por ltimo,
todava es
del que decano i a cuyos miembros mas poderosos ha visto bajar a la tumba, uno tras otro, en el espacio de un cuarto de siglo, hasta quedar casi solo para asistir sin pesar a la
mismo
partido,
o
el
100
mismo
XI.
Don Joaqun Tocornal figurar, en efecto, en la contempornea, como el verdadero i jenuino fundador
tido pehicon
historia
del par-
que antes de su aparicin estaba disperso entre diversos bandos o contaba otros caudillos que abdicaron, como Ruiz Tagle, para hacerse. conspiradores o que murieron prematuramente, como el senador Irarrzabal. Portales no fu nunca pelucon, como no fue pipilo, ni O'igginista, ni filopolita, ni siquiera litre. Portales fu solo. Llamronle
Estanquero por su orjen; pero seria imposible designarla bandera poltica bajo
la
ai! el
ponindolos bajo su
brazo,
uno su puesto, march a su fin, sin volver jamas la cara, ni contar el numero de los que le seguian, hasta que al fin de la jornada, se encontr solo en una noche tenebrosa, delante del plido rostro de
seales para fijar a cada
Florin,
al sentir en su peeho la espada del inmolador, solo supo cuan grande habia sido su orgullo cuan trrible era su
i
i
como simples
espiacionl
Portales
qued
ya sino una
que
lia
tradicin.
De
los
pipilos,
cenizas...
despus de Lircai
Longomilla, solo
un puado de
pi de
Lo
nico, en verdad,
quedado de
que
loa
derechos
de todos
revo-
luciou.
101
Ya
Dejadlas en-
Pero
el
vienen sobre
ella las
jeneraciones reparadoras.
tonces llegar echando por delante los resplandores fulgorosos de su intelijencia, para
que
la
no de
ellas lo
sangre.
No
van sobre
el
bayonetas
con
destrocen a su vez!
XII.
al
gobierno
el prestijio
no figude Castilla, sino la modesta yaucana de Chafiarcillo i Arqueros, que ha echado en Chile los cimientos de la mas poderosa aristocracia del siglo, la del oro. Por lo
del partido pelucon en cuyos blasones
nueva dinasta
raban
ios leones
dems, aquel personaje no arrastraba consigo ningn jnero de popularidad, escepto la de su honradez. Conocanle de ideas timoratas, amigo de clrigos, sndico favorito de monasterios i hombre que entraba a su despacho por la puerta de las sacristas, despus de la misa matinal de cada dia. (1)
(1)
aqu
el juicio
el
miuistro Renjifo,
al
mi-
"usted aprueba
que
le
subrogar a Errzuriz, dice en efecto aquel a Portales el mismo dia en que se aceft la retiuncia de Errzuriz (abril 17 de 1832), pero no hai todava seguridad de que efectivamente le reemplace. Yo, desde el principio, dije al presidente que consultase por separado la opinin de los amigos del orden; de los
hombres de influencia
portancia,
i
segn
s,
varios
amantes del bien pblico, sobre un paso de tanta imhan decidido que el nombramiento debe hacerse en
usted o en Gandarillas, dictnacn que he combatido con todas mis fuerzas, pues considero que ademas de ser impoltico respecto a usted el tal consejo, su adopcin consumarla la ruina de ambos,
en el caso de echarles esta pildora. Parece que mis reflexiones han sido atendidas i solo resta hablar al hombre que pueda corresponder a las esperanzas que en l vinculan todos. H aqu las objeciones que 86 ponen a Tocornal: ]. el ser un secuaz entusiasta del estado eclesistico,
cuya cualidad
lo
el
Cuando
i02
confiaba.
duda
las
mas porque me servir de defensa para evadirme a todo trance de la locura que me propone. Cmo se presume ustc^ que conocindome yo destituido de Ins aptitudes que son tan necesarias para ese destino, hubiese yo de aceptar? Cada uno est obligado a servir en lo que pueda, i creo que continuando mis servicios en las Cmaras, he llenado mi deber, a
amigos de
lo
que
i
se
agrega que
me
para traba,jar en
el
cuerpo
lejislativo
con
ausilio
do
lo3
literatura,
no mas.
XIIL
Pero a pesar de todo, Portales habia anticipado ya su ineDon Joaqr.in Tocornal tenia entre sus cualidades superior era a todas, en el concepto de aquel, cuya que una sido habia la causa principal i acaso nica de la carencia ex-presidente del Congreso era dcil Errzuriz. El caida de Podria entonces haber duda ex-dictador. a la influencia del
vitable fallo.
i
de su elevacin? Tan
lejos,
2. el
haberse pronunciado
decididamente en
modo no
que cu cierto una decente libertad para terminarla; 3. que se le mira con prevencin por los Errzuriz, cuya caila creen ellos ha promovido, i drselo por sucf^sor seria aumentar la humillacin i resentimiento de stos i hacerlo enemigos, cuando ahora los tenemos todava por amigos i pueden prestir algunos servicios a la causa pblica; 4 que su deferencia a las opiniones de fu hermano don Gabriel servir de grande obstculo a las reformas que necesita nuestro sistema judicial, por el espritu rutinero i perezoso del mentor que anatematiza todo lo que suena a innovacin. Esto es lo mas sustancial que se le objeta; pero a pesar de que en algo les hallo razn a los censores, yo siempre
la cuestin entre
el
obispo
los cannigos, lo
le deja
los otros
preseot^p
103
antes do su nombras
propio coa
dice a
que
el
le
ejercicios,
que
le sea
la capital.
el
El
hombre va
a inspirar
mucha confianza
que
le
gobierno
el afecto
XIV.
Colocado en
el
puesto que
hombre de
le
las zozobras i de la irritacin que llamaba una poltica funesta, porque habia arrimado a un lado aquel cetro de hierro con que l quiso en todas pocas gobernar a sus conciudadanos, hasta
lo en su retiro, despus
de
la
lastimera
XV.
Ni por un
instante habia,
en
efecto,
abandonado Portales
cuando acaso
lo
Hemos
visto ya
cmo habia
insistido
pur.;i,i>
de 1831 a Barnachca, riarte i Tenorio, ajos cruzados de Colcomo l los denominaba. Poco despus, en diciembre de aquel mismo ao, supo que se iba a conceder licencia para
(1)
Carta de Portales a
G.irfias.
volver
Lircai)
al pais
104
que habian sido dados de baja en que los pipilos no podian venir sino para tratar de mejorar su suerte (son su.T palabra.^) a costa de nuestro jiescuezo, lo que no veo mui distante i para donde caminamos, a Dios gracias. (1)
(de dos de este apellido
i
al
momento,
XVI.
Pero no era solo contra
nes se encarnizaba aquel
los
que pareca
al
deleitarse en los
Hemos
dicho que
i
l solo se el
opuso
O'Higgins,
aunque
hombre
les. (2)
ilustre, le
como en
efecto sucedi,
que
(1)
testacin de Garfias a este pasaje de la carta de Portales dice asi con fecha de
le di
<1
recado de usted
como me
la vuelta
desaprobacin sobre
de Morte
las
ste
Qued en que
permiso,
me
aadi que
el
gobierno no aflojaba: todos estamos persuadidos de esto por las contrarias razones que tenemos.
(2)
ti
do secretamente a su inspirador, en carta de julio 17 de 1832: "Mi amigo; sin esperar su contestacin a mi anterior, tomo la pluma p'ra decirle que recordando haber oido decir a usted, antes de partir para esa, que habia convenido
con
el
dra usar
primero
el
Ptcnjifo;
indique cul es ahora su opinin a este respecto. Debo prevenir a usted que el mismo autor de la mocin hecha en la
me
se le restituj-a el
al
el
su patria, dado i de
105
no recibiendo aquel, junto con su autorizacin de regresar a la devolucin de los altos honores que sta le haba los que le hablan desposedo las facciones, arrojara con desden aquel permiso que era, mas que una satisfaccin, un insulto hecho a sus canas a su gloria.
i
XVII.
que
se
de brigada
al
en
el
que
le
negasen su voto
lo
concediesen solo
coronel Gara-
que aunque su enemigo en 1827, se haba mas tarde allegado a su poltica. Triste ejemplo del grado de abatimiento moral a que llegan aun los grandes caracteres cuando hacen de una pasin un sistema! Portales era magnnimo de
pio,
muchas
el
(1 ) H aqu lo que Garfias escriba a Portaks sobre este particular el S* de enero de 1832, contestando a los encargos que aquel le habia hecho para influir en la comisin conservadora, o permanente como se llamaba entonces, a
i s a Campino. "Ya est en don Vicente) todo lo que Vd. me ha escrito contra Cruz i sobre las propuestas de este i de Campino. Izquierdo me dice que era lo mismo que yo le habia dicho, i por consiguiente, la falta ha estado en mi mala esplicacion cuando escrib !a que Vd. me ha incluido, defecto en que caer muchas veces por la prisa con que escribo. Tengo encargo de Izquierdo para decir a Vd. que est mui conforme con sus ideas, por lo que dar, sin que lo retraiga ninguna consideracin, su voto a Campino i se lo negar a Cruz."
fin
de que no
se concediese
Qu tal senado!
19^
XVIII.
Pero
ni
los
querido dejar solo su espada a la justicia, resc^rvndose l la balanza en que pesaba la clemencia i el perdn. No estn
malos esos indultos, esclamaba con cierta terrible jocosidad, algunas comutaciones de ])ena li echas por ft Gon^epuepcia dp el Congreso. Mucho se va apipiolando la Cmara de Diputados: en el cielo hallen la caridad! Algo pagara yo porque
esos ftsesinps ejerciesen su oficie en los que han
tomado
el
enifco de salvarlos (1). Tan preocupado vivia, en verdad, don Diego Portales de la incesante persecucin i castigo de I03 cripiiriales (a quienes no crey seguros, hasta que los encerr como fieras embravecidas
en carros de
fierro),
p^ri aguiJQiiear la
que a la prensa misma llevaba sus desvelos adormecida actividad de los tribunales en
(1)
Aun no ha
llegado
el
dock; poro uno de los ntimos amigos de Portales, don Fernando Urzar Garfias,
que habiendo hecho una muerte alevosa un msico del batalln cvico nm. 4 de la capital, del que ora comandante Portales, se empe toda la oficialidad en cuerpo por salvar al reo; pero aquel se neg secamente, i habindole enviado a la sazn un recado ?1 presidente con uno de sus edecanes, en el que, con el propsito de obligarlo, le decia que haba compromet lo su palabra de honor para indultarlo. "Diga 'Vd. al presidente, contest Portales, que ba hecho mui bien en dar su palabra de Jionor para el indulto, puesto que la Constitucin le da esta facultad, pero que nombre otro ministro de la Guerra que
refiere
Cuando
mismo
el
ma-
nes al cielo
rec
credo en cruz",
parece que
me hubieran
regalado cien talegos. Felicite Vd. en mi nombre al presidente, i dgale que cuando escriba a Bines, le diga de mi parte muchas cosas, especialmente por
la viveza
el fusil."
Su
inflexible
sistema
prosecucin de los proceso?. Pe la plurng. de Portales ^^ el notable artculo sobre administracin de justicia criminal qvip se public en el Mercurio de Yalparaiso del 17 de enero d^
1832(1).
XIX.
Con
la
elevacin de Tocornal,
i
el
do entre tanto
traz a aquel con su mano segura i con su alta razn, de la cuerda, ]^ero sumisa pohtica que deba programa el a Vd. mis memorias a Tocornal (escriba a un D adoptar, amigo, encargndole que lo felicitara por haber salido de una enfermedad peligrosa en aquel ao de tan triste memoria por que le arrebat ^r\ flof tantas la epidemia que afliji al pais mi parte que la noticia de su asegrele de bellezas) (2),
mismo
(1)
los
el
nm.
Asevera
J).
el
del 13 de febrero
tculo firmado
tin Manterola,
(2)
mismq Portales ser autor de este escrito en carta a Garfias "El arde 1832. A este mismo propsito, dice en esa carta;
P.,
lneas, es
de Mar-
que quizo tirarme poniendo mis Es sabido que la escarlatina, las viruelas
las fiebres
malignas hicieron,
'
durante aquel ao, estraordinariamente seeo, espantosos estragos en nuestra poblacion, i paiticularmente, entre las seoras de la alta sociedad. Ocrresenos, a este propsito, transcribir aqu un pasaje caracterstico de
Portales, en que, al hablar del pnico
que
le
de
las prcticas
'Hi
me
devotas a que se atribua "el milagro" de algunas curaciones. ha dado por noticioso, dice a su corresponsal Garfias, el 19 de enero
de 1832, porque estol escribiendo por distraccin. La peste o fiebre escarlatina parece que va desapareciendo en el piierto, auoque sigue en el Almendral, por que no para d Sacramento: es la prueba que yo tengo mas a la vista, porque siento las campanas de la Merced i una tambora que lo acompaa de oche, i que no s^ cmo no se lia hecho jnil pedazos con tanto trajin. En el puerto han
muerto algunos chiquillos de familias conocidas, i hemos tenido sacramentadas ^ la Nieves Santa Mara, i al largarla la mujer de Manterola (Martin), la de Almeida i otras vi ible-; pero por la infinita miseriooraia de Dios, ja estn toda* fuera de peligro. El domingo en la oche vi salir el rosario de Santo Domingo, que fu a ofrecer a la puerta de la casa de la Santa-Maria; pero ha sjdo patente
el
vomitivos
des Ufl^.o,,
Ijcc-
frijerantes, la
lp^. ^as,
jgjr
age'
108
completo restablecimiento me ha sido de tanta mas satisfaccin, cuanto es mas necesaria e importante su salud en el dia. Dgale Vd. que AVellington se apart enteramente de la poltica
de Canning, demasiado liberal en mi concepto, i que tenmanos del pueblo instrumentos de que abusa casi siempre, o que, al menos, no sabe manejar las mas
veces. Si
Canning no Jiubiera muerto, le habrian traido abajo mismos acaso que le colocaron en el poder, por-
que no alcanzamos a couiprendor, lian sanado las otras enfermas, que, aunque no se les ha llevado el rosario, tomaron los mismos medicamentos que
criaturas! Si
Xieves. Oh, Dios! qu grandes son tus bondades para con tus no vemos mas que hombres de todas edades. ... a dos cabos, es que as convendr, i si don Antonio Garfias i yo, que sabramos hacer tan buen uso de la plata, no la tenemos, es porque conviene que la tengan tantos picaros,
la
santa
sagrada
relijion!'
"En ella espero vivir i morir, aada despus (poniendo a este prrafo la firma de don Tomas Ovejero), creyendo i confesando todo cuanto cree i confiesa nuestra Santa
Madre
la Iglesia." I
ma
l'honneur de ctre
Monsieur
Votre iris humble,
et tres
obeissanl serviteur
J).
Portales"
I ya que se trata de ancdotap, dejemos referir al espiritual i casi estravagante ex-ministro otra no menos curiosa que las anteriores, pero de distinto
jnero,
que l cuenta en su propia carta. Despus de hacer presente algunas que el ilustre sabio Gay elevaba al gobierno para principiar su viaje cientfico, en cuyo propsito Portales habia sido parte principal, h aqu como
exijencias
describe
el
que est aqu, dice a Garfias, ha gastado mas de 160 pesos en pagar a peso cada objeto nuevo que le han presentado. Con esto ha puesto en alarma a todos los muchachos, que trasnochan buscando pescaditos, conchas, pjaros, cucarachos, mariposas i demonios, i salen a espedieionar hasta San Antonio por el Sur, i hasta Quinteros por el Norte. El dueo de la posada donde
el
'En
tiemjio
un cardumen de muchachos hombres que andan en busca de Mr. Gay. Siempre que sale a la calle, los muchachos le andan gritando, mostrndole alguna cosa: Seor, esto es nuevo, nunca visto, Vd. no lo conoce, i anda mas contento con algunas adquisiciones que ha hecho, que lo que Vd. podria estar con 100,000 pesos i platnicamente
querido de todas las seoritas de Santiago."
-- 109
que
blo,
librio
habran probado los ingleses que faltando ese equien que se mantiene el poder de los nobles i el del puedebe caer el edificio. Wellington quiso desequilibrar ese
al fin
el
poder por
estremo opuesto,
libe^ralismo,
se le declar
i
que
le
que
asi,
aristocracia,
del Serfico, del Doctor, del Inquisidor, azote de los Albijense en el siglo XIII, etc., etc. (1), in medio consist virtus.
Que
mejores cualidades que tiene para puesto que va a ocupar, es el que ni andar abrazando a la
i
que
se le
venga a
las
manos para
correjir al dscolo
i
ejemcapi-
en
fin,
que nunca
enemigos del orden, de la verdad, de la honraque jamas tendrn poder alguno en su dez de la decencia, nimo las consideraciones perjudiciales que retraen a muchos funcionarios del cumplimiento de sus deberes. Basta de hacer el papel de don Quijote, pues don Joaquin no necesita coni
sejos
i menos los triviales. Es digna de notarse tambin una carta de Portales dirijida al ministro Tocornal, en que, por medio de la interpsita persona de Garfias, le hace juiciossimas reflexiones, que revelan un escelente tacto poltico, cuyo nico defecto consista en que l, cuando trataba de ponerlas en prctica, las olvidaba completamente las mas veces. A propsito, en efecto, de una solicitud que l patrocinaba, a fin de que pudiera casarse en Valparaso una catlica con un protestante, h aqu lo que Pori
tales escriba el
25 de agosto de 1882:
i
Vame
Vd., pues, a
al
m parte que la suelo hace medio siglo, si los necesidad de marchar con tino
dgale de
la
impiedad,
(1)
cion en
Carta de Portales a Garfias. Valparaso, abril 17 de 1832. Fjese la aten que esta carta tiene la fecha del mismo da en que renunci el ministro
i
Errzuriz
oficio.
poder papal: dgale que
le
li
al
matulo
los
abusos del
haga presente esto mismo al obispo marchar segn los tiempos. i que le liaga ver que es preciso Si en el presente siglo quisiese un papa que un rei le tuviese la brida para montar a caballo, gomo sucedi en otros tiemceniza que sufri pos, si quisiese penitenciarlo con las varas otro rei en el siglo II, veria su santidad llover un aguacero de
i
VII autoriz
el
repudio de Josefina,
el
la bija del
emperador de
Alemania, viviendo aquella... Asi exije siempre la prudencia ceder parte para no perderlo todo. Dgale que no me crea hereje por esto, pues aunque los papas, queriendo tener la soga tan tirante como en otros tiempos, hubiesen venido abajo en Roma, se. habran venido a establecer en Valdivia, por ejemplo, i asi quedara siempre cumplido aquello de et porPc infer non prevalelunt
adversus eam. Sobre todo, insista Vd. en esa desigualdad con
semeJoaquin que la nia jantes. que acaso solamente porque yo protestar, est dispuesta a de un buque csada bordo de est a ya me he opuesto, no Leyton, mui feliz, que vive guerra, como lo hizo el boticario
que
se
da
uno
lo
que
Haga Vd.
eh quieta i pacfica posesin de su mujercita, sin que nadie le haya dicho una palabra. Suplquele, a mi nombre, que convenza a su Ilustrsima de que ser mayor honra i gloria de Dios que pe case un protestante con una catlica con la esperanza de que aquella lo convierta a nuestra adorable relijion, que el perder una catlica, que despus de protestar, tendr
con dao de
la prole,
para inhibirse de la potestad eclesistica. No puede ser grat a Dios, que despus de haber escojido una octava parte de los
pobladores de la tierra para comunicarnos la verdadera luz que ha querido negar a las otras siete octavas, sus vicarios hagan por donde cierre los ojos tambin esta pequea porcin elejida. Una de las cualidades que distinguen a don Joaquin
es la prudencia
i
el tino
para saber aflojar oportunamente, para que suelen venir de una inconsiderada
tirantez. Ojal,
tali
111
jsvl
virtud Utrii,
necest
calrhitosos tiedapos, en
que
la indif-
uno de
los principaic.-;
XX.
dems, el imperio poltico del ex dictador r s gobernaba el pais con mas eficacia desde su quinta del Barn que de^de las Cajas de Santiago. Hemos visto cmo el mismo ministro a quien dictaba sus consejos, colocndose a tanlo
Por
freno,
darias,
como
el
al
jeneral O'Higgins,
i
sujerida
el ftias
por
el
mismo presidente de
El ministro de Hacienda, a su vez, que tenia por su propio puesto una individualidad poltica mas marcada e indepen-
aun sobre aquellas medidas de })Uacordaban por el gabinete. Se trataba, por se ejemplo, de dar un reemplazante al gobernador de Valparaso Cavareda, Eenjib, desde Santiago, preguntaba a Portales si
diente, le pedia su consejo
ro detalle
que
i
(1)
la liecesidad
en qu
aqu, en efecto, lo
que
el
le escriba el 12
me
resolv a aceptar el ministerio a que no consideraba con vocacin, porque conozco que mis aptitudes son insuficientes para llenar sus fancones, cre verdaderamente que mis amigos, para quienes hacia aquel sacrificio, fuesen los primeros en ausiliarme, ayudndome cori
sus consejos
i
ministerio:
i entre ellos r'cupaba usted el primer lugar. Pett no han correspondido a mis esperanzas, pues que han coirido dos meses sin que por su parte se me haya indicado lo mas leve. Si ust'rii^ contesta que si he necesitado saber algo de usted por qu no le he preguntado, yo desde ahora le responder que poco o nada se ha hecho; i que lo que (Jviir
advertencias,
los resultados
es
que
se
me
ilustre
aucederle
(1).
112
que
la
Cuzcuz (2); al segundo, porque era hermano de un antiguo camarada con quien habia roto. Ni uno ni otro fu colocado,
(1)
aqu
el
18S2, If hablaba de este asunto: "El objeto principal de esta carta es preguntarle qui' particular motivo tiene Cavareda para hacer renuncia del destino
que ejerce en trminos tan ejecutivos que alejaran toda sospecha de afectacin, aun cuando por su carcter pundonorosa i sincero, yo no lo considerase incapaz de usar do un artificioso desprendimiento? Suponiendo que la falta de salud alegada sea la razn nit-a de su renuncia, volver a preguntar: quin a su juicio deber subrogarle? i si usted por si no resuelve esta pregunta i desea una iniciativa ;,cul ter mas a propsito para gobernador de Valparaso, el jeneral Benavente o el de igual clase Aldunatc? Despus que usted me haya contestado sobre estos particulares, le espresar francamente mi opinin en el caso que no
me
(2)
La
historia se
ha hecho ya cargo de la conducta de este hombre benem245) pero aun antes de que se le irrogara aqueel ministro redactaba la nota en que
rito,
ofensa
con
la fecha
misma que
mayo de
un lenguaje
se
oficiales
llamados Celada
Quiros que
Illapel, le
la
marcha de
la divisin
que fu a
despus de hacerle presente las razones qne tuvo para castigarlos: "Esto
o
si
no
lo sabe usted
lo sabe,
se desentender.
soi el
menos preocupado por el espritu de partido." Nos es grato tambin comprobar aqu la noble comunicacin que Aldunate
envi en aquella poca al jeneral Blanco, con los siguientes prrafos de carta
d",
nada
las
de julio de 1830:
el
gobierno no ha
el
mando de
si
me forme una
mi familia a
causa, de suerte
que no
tendr que
la capitil; sin
i
donde pienso vivir retirado." "Mi familia debe venir pronto. Yo me he decidido a meterme al campo con ella, para lo que he arrendado por ahora cuatro potreros, una via i casas de la hacienda de Monte Patria. Esto no es un gran negocio, porque el arriendo es mu caro, pero yo he querido cuanto antes
traer
alir
de aqu."
en consecuencia,
i
113
las
en
la extraordinaria escasez
de hombres de eminencias de la
Repblica en sus viejos campeones, i toJas las intelijencias en la briosa juventud de 1828, el aisnio Portales tuvo que prestarse al sacrificio admitir a pesar suyo el puesto que Cavai
XXI.
Muri
a
e!
rido, el intendente
como
el
que desempeaba
^or, fu en
el
ministerio de la
el acto a
Val paraso
la inquisicin
sobre la persona
que deba sustituir al ltimo. Mis cartas, le decia Renjifo el 28 de marzo de 1832, siempre contienen consultas, i la resolucin de la que ahora voi a hacerle corresponde inmediatamente a Vd. Urriola, por la muerte del intendente, ha reunido dos empleos que son incompatibles: uno que ejerca por nombramiento del gobierno i otro a que la le lo llama. En mi concepto, debe dejar el primero; i siendo asi, quin se
elejir
que
jifo,
Debe advertirse, sin embargo, en abono de la dignidad del ministro Renque no estando aun adm'tida la renuncia que liabia hecho Portales del ministerio de la Guerra, incumba a l, en cierta manera, la provisin de aquel
(1)
destino,
como aparece
i
del
opinio-
Renjifo,
lejos
de anunciar
el
la
ruptura de
uno
lo
otro.
ltimo a su colega
menos temporalmente,
si
verdadero
espri-
Vd. darme
el
que
le
hablarla sobre
DIEGO PORT.
114
XXII.
Por
el
comandancia del batalln cvico nm. 1 de la capino tard la mano comedida de tal, que aquel desempeaba, los njinistros en ir a golpear la puerta del que era ministro de la Guerra, solo en el nombre, i hacia cerca de un ao no asista a su despacho, reiterando cada dia sus renuncias. Se me
vacante
la
i
ha suplicado por
los ministros
Tocornal
Renjifo, le escribe
que pida a Vd., a nombre de ellos, i privadamente, su opinin sobre quin debe ser nombrado comandante del nm. 1. pues ya u.je hacer el nombramiento, porque el cuerpo camina a su conclusin. Dicen que si no quiere apuntar la persona, les apruebe o no la idea de poner interinamente al mando del cuerpo a Urriola, para darse tiempo i buscar un buen comandante en propiedad, i tambin porque Urriola est dispuesto a hacer la limpia de oficiales que tanto se necesita; quieren que si Vd. desaprueba esto, les d algn otro arbitrio. Pongo en su noticia que hablando con el capitn Diaz sobre este asunto, i temiendo l que caiga el nombramiento en Cautos, rae dijo que debia nombrar de comandante del 1 a Juan de Dios Correa, que dice, Vd. lo quiere para comandante del 5. (1).
Garfias el 16 de junio de 1832,
cerlo con
un nimo sereno
despreocupado,
jamas
la
nos itraeria el
mas justo
al
desmerecido descrdito.
i
En
fin,
este negocio
queda
olvido
En tanta estima tenia Portales la permanencia de Kenjifo en el ministerio de Uacienda en aquel'a poc-, que solo una semana despus de haberse separado aquel de Santiago, habiendo Iiablado el ltimo de renunciar su cartera, dice
n su confidente Garfias (9 de
iaterjeccioncs castellanas;
ma su
i
salida del
"Cmo ministirio? Qu
.
ministro a proferir
si
ser Prieto,
no
le
amarra contra la mesa del cuartito en que despacha!" Pero ya Portales se habia anticipado i casi sobre el lecho de muerte de Uriondo, a pensar sobre el sucesor de .'fte en la comandancia de su batalln. "Averigeme, como que no quiere la cosa, escriba a su corresponsal de Sao-.
lo
(1)
115
No
contentos todava con estas secretas muestras de deferencolegas del omnipotente Portales se
cia, los
empearon en
tri-
nombre de Csar al que aparentaba estar satisfecho con la heredad de Cincinato. De qu naturaleza eran aquellos honores? La historia lo
porque
el
ignora,
mismo
Repblica,
coronel de ejrcito
jefe
de batalln en
la
guardia nacional
(1).
tiago
1
el
.de
guardias cvicas,
el
seguir en
ministerio de la Guerra."
(1) Portales,
el
nombre de un
ilus-
tre ciudadano.
" Valparaso
agosto
Reservado.
Quedo impuesto de
,
do. Sin comprometer a Vd. podra decir que estaba instru lo de ella, porque mi cuado Moran me [articip esta resolucin del oliierno har seis o siete dias; p,-ro despreci la noticia, creyendo que fuese nn rumor nacido de la mana que hai en mi p as de n^) servirlo sino p r inters. Podria, \m''f, sin tomarlo a Vd.
!
pero
en boca, hacer dilijenclas par.i entorpecer cualquiera resolucin de las Cmaras; he meditado que de esto resultaba el que se dijese que la propuesta del gobierno se habr hecho con mi acuerdo, i que las Cmar.is la d-^sa probaban.
Esperar, pues,
^echoso
i
ti resultado, i har a mi pais el servicio de dar im ejemplo prode g ande infliiencia contra el egoi-mo que reina en Entre tanto, no put.do menos que decir a Vd. confidencialmente, que si-mpre mantendr en
mi
C'>razon, sin
i
nal, Renjifo
el asunto.
con
tal
si
lo segun-
secreta
como infame, etc., etc." "Se ha esp.icado Vd., seor don Antonio, anadiados
que
Vjeflexiones
me
el
Debido,
cias
5?in
110
decretado por
Guerra que
(1)
liabia
elevado Portales,
cuyo
tenor
hemos ya publicado.
lian influido en la peticin Je recompensas a mis s-r vicios; pero el poder de sus argumentos aun no me ha rendido. En un debate verbal tendiia Vd. acaso que dejarme el campo. Sea como fuese, yo estoi inquieto i esperando impaciente la resolucin de las Cmaras para desvanecer la sospecha que han de haber formado muchos i que me atormenta atrozmente, de que la tal peticin se ha dirijido con mi acuerdo. Tal idea me enferma. Acaso podr Vd acusanne por ello
do demasiado amor propio; pero yo tendr que confesarle que no puedo vencerel celo por la ]>ropia dignid:id no es mas que un amor propio, pero que jamas he visto reprobado en el mundo. El mismo silencio que Vd. observa en
me:
me
liace
sospechar que
amas
ministto dfl Interior que pueda hac(-r aparecer blanco lo que os negro en la
realidad^ Deji^mos este odioso asunto
(1)
i
do por
en
el
al voto de gracias acordaCongreso y la contestacin de Portales. Dicen asi tal cual se publicaron Araucano nm. 107 i Boletn de las Leyes lib. 5." N.* 13
el testo
H
el
aqu
de
los
documentos referentes
Con fecha
terios
17
del Congresj Nacional haber admitido la renuncia que Vd. hizo de los minis-
de Guerra
en 20 del que
rije
ha
reci-
bido en cor<testacioD
siguiente decreto:
'El Congreso Nacional, teniendo en consideracin que don Diego Portales y de la Guerra en la poca mas angustiada de la patria, cuando destruido el imperio de las leyes i encendida la guerra civil, la anarqua i el desorden amenazaban la ruina poltica de la nacin, en cuyas lamentables circunstancias, desplegando un celo,
entr a servir a los ministerios del despacho del Interior
vigor
el acierto
te la
de las medidas que propjnia en el gabinete, restablecer gloriosamentranquilidad pblica, el orden i el respeto a las instituciones nacionales,
decreta:
"Que el Presidente de la Uepblica d las gracias a don Diego Portales a nombre del pueblo chileno, i le presente este decreto como un testimonio de la
gratitud? nacional debido al celo, rectitud
llos ministerios,
1i)
i
acierto con
del
orden
trascribirlo a
Vd.
reco-
117
XXIV.
Tal fu
durante
la
vice-presidente Portales
la
el
primer ao de su ausencia de
capital
de su
le
c(^itacto
i
domivisto,
Puede
los
decirse, en consecuencia de lo
i
que hemos
que
el
aos de 1830
31 haban sido
si
|)ara l la
dictadura,
de 1832 fu todava,
de
la
omnipctencia.
el
En vano
es hacerse ilusin,
en verdad, con
desprendi-
miento personal de aquel hombre estrao que fu casi siempre sublime cuando se dejaba conducir por l;i intuicin sola de su rica i magnnima naturaleza, porque su espritu altanemendaJo que
a su
le
nombre
al
de
la
naeion que
ini
prt^sida, le
maniteste la eterna
gratitud a que
de a Vd.
Dios guar-
El
oficio
que V.
S.
se
ha servido
l,
dirijirrae
con
fecl:a
24 del que
rije,
el
manifestndome
la
mucho
al valor
de
i
Obligado a entrar en
la
mientras no
me
con
las
que f)enetrado del mas profundo reconocimiento por esta demostracin, le manifieste mi sorpresa por una honra lan ineperada, i que le rueguc sea el rgano por donde esprese mi gratitud a este jeneroso testimonio dla iuduljeneia de S. E el Presidente i del Congreso, no menos que de mi confusin por
pues,
no haber acertado a merecerlo. Dios guarde a V. E. muchos aos. Diego Portales. Seor Ministro de Estado en el departamento del Interior.
ro, esclusivista,
118
fin,
desptico, en
llas
ajenas i el respeto por la dignidad de sus conaun de sus propios colegas i mas caros amigos. Pero pu omnipotencia no era, por esto, un despotismo rastrero i miserable, cebado solo en persecuciones en el lucro de los destinos. Mui lejos de eso. Aquel absolutismo creador era impulsado por altas miras, ajenas a su personalidad, en las
las frajilidades
i
ciudadanos
que,
por^n
encontrar el bien de la patria i el sostenimiento de una causa que contemplaba justa. El despotismo de Portales fu inmenso i cual no hubo otro igual entre nosotros, pero se diferencia esencialmente de todas las miserables tiranas que nos han sido impuestas, en que no tenia por base el egoismo, sino, al
contrario, lu abnegacin sin lmites de su personalidad, de sus
de sus afecciones, de su gloria misma, de todo, e un poder incesante, activo, violento a veces, concentrado otras, i cuvas tirantes riendas no solt sino cuando la muerte hel sus manos.
intereses,
fin,
escept) de
progreso
la gloria
de su patria,
entonces empui
jaba
el
importaba los obstculos que iba a encontrar ni las huellas que dejaba tras sus pasos, A los obreros que se fatigaban o se apartaban de la ruta, los abandonaba con de.'jden o con ira, porque era su mxima favorita que,
oma.s valia andar solo
puesto a la empresa, no
que
nal
acompaado.
lo
adversa-
derribaba coa
mi.sma implacable enerjia con que trataba a sus amigos. Fu por esto, volvemos a d/jcirlo, un gran tirano i no un dipota menguado. Durante los aos que, cual atleta antiguo, se mantuvo sobre la arena, luchando con las facciones que l
mismo, por un incauto orgullo, oreaba a su derredor, todo lo de.<'potiz, todo lo puso bajo su planti. Pero lo que hai de grande de admirable en su vi:sto poderlo, es jue l mismo siendo el tirano de todos, era antes se sometia a la le comn, el tirano de s mismo. Nadie tampoco le aventaj en los bros
i
del trabajo (1)
119
a la vez
la
i nadie cre en el campo de la patria mas cosas con tan estraordiniirio tesn i esinritu de detalle en ejecucin de sus planes, porque l cuidaba desde el pabilo
suprema que
le
rejia los
i
sus
fastidio
que
estorbaba su accin
No
ambicionaba, en
i
lei, pero quera la omnipotencia poder mismo, a la lei i a s propio. Por esto le vemos asilarse en un oscuro escritorio de comercio, lejos de la capital, i en un albergue sombro, cavado como un sepulcro al pi de la misma montaa en que debia
reglas
a las trabas de
al
la
espirar
mas
i
lo habia sacrificado
miento
el Cm vario de su espiacon. Todo en aquella resolucin suprema de aislaconcentracin, que cngindole a l mismo, iba a
tarde,
como en
el trabajo de que era capaz que aplicaba su monte, creadora. La codificacin de las leye?, obje'o que \-c pr oup hasta su muerte como una de la^ necesidades mas primordia'es de la Repblica; el stablecimiento de una Academia nutica en Val[) iraiso bajo el misro principio que habia organizado en Santiago la Academia militar; el arreglo de la marina de guerra de la repbli-
(1)
Sorprende
i
la
Portales
varie'lad de objetos a
ca,
que en aquella poca constaba de un so'o bergantn: la proteccin a la marina mercante con esclusion de los buques extranjeros del cabotaje; la moralizacin del ejrcito por la elim nacin
que se vea cor. prometida la dignidad del pas, todo le preocupaba a la vez. Puede verse la m'anera como Portales trataba tolos estos temas en los seis fragmentos de su correspondencia que publicamos en el apndice bajo el nmero 6, por no recargar de utas el testo de la obra, peto que son de estraordinario inters para comprender a a'-uel hombre eminente. No debe echarse feh
compona; los reclamo intcrnacionali
s t>n
"22
de mayo de
18.32)
que son
has fe-
la creacin
de almacenes de dei
por
ltiTo,
de
lea
la
nos ocuparemo mas adelante, cuando hagamos mencin del gobierno d Potl-
en Valparaso,
las escalas
120
de su despacho, pero donde seria mas tirante que jamas en su innata aspiracin al dominio de todo aquello que, por lo mismo que estaba lejos de su mano, debia ser su
mas atentamente i empuar con mas insaciable vehemencia. (1) Nunca pues fu Portales mas desptico que cuando estaba lejos del poder, nunca tampoco mas creador, mas consagrado al bien pblico i a la vez, mas violento e irascible. Con toda la suma del poder en su mano, era todava un ejecutor de ese poder. Pero simple ciudadano, i all en las soledades en que iba a sepultar su orgullo, como el guila que
anhelo
el vijilar
se
remonta a
l
el
los espacios
su vista,
mismo
gobernaba
con solo
aquel.
En una
n
la
repblica
que estn
casi
guahncnte divididos en
las
Son tan bellas l.is palabras de Portales al hablar de su resolucin de permanentemente en Valparaso, que no podemos menos de trascribirlas aqu. "Hace bastantes das, escrilic a su confidente Garfias, el 4 de marzo de 1832, hice mi firme resobu-ion de fijarme como una estaca en Valparaso. Al efecto, arrend a Cea la quinta en que vivo. Entre parntesis, debe usted suponer o inferir cuanto me habr oostadn hacer esta resolucin: todo cuanto hai de caro agradable en Santiago se me pona por delante: mis amigos, amigas, Alameda de la caada, la facilidad de tener Vnienos caballos, en
(1)
establecerse
fin,
triste
los
me representaba con los mas vivos colores al lado del cuadro que presenta Valparaso, en que se carece de todo, especialmente de objetos que pudieran satisfacer mi nica pasin vehemente, (*) que ai
todo, todo se
la
de m! desaparecer a
reflexin
H aqu la que me detenia mas para decidirme; pero triunf al fin la razn que me aconseja la separacin de Santiago, cuyo sacrificio es el fruto que por precisin tengo que reoojer de mis mediocres servicios al pas. La desgracia ha venido a colocarme en esta dura jioscion; yo podra ganar mi vida en Santiago podra gozar los placeres con que brinda una poblacin grande, i en que se encuentran todas mis relaciones; pero no podra gozarlos con tranquilidad, porque estara en continua guerra ])ara no tomar parte en las cosas pblicas; i al
fin,
quien sabe
si
insensiblemente
lo
me
que
ir,
se evita
llamado un no quiero
el parntesis."
se
() jEl
amor?
una
121
que en au primer fundado sobre el pais desde carcter, su imperio estaba solo el pais i el gosu puesto en el gobierno, i en el segundo, era Porplanta. bierno mismo los que estaban bajo su poderosa hombre un tales, decia en aquella poca (a fines de 1832) burdo pero que tenia el buen sentido del pueblo i la enerjia de la conviccin, a un milln de habitantes que hai en toda
perjietua dictadura, con la sola diferencia
la
(1)
Aris, a quien
este
a su
el
de diciembre de 1832;
pocos
mas
tarde, el 24 del
esta pintura
no menos singular de
el
omnipotencia de Portales
han de
el
ir
enlozado;
como todos
ir
i
empedrado. En
nadie se
le
paseo se
le agi'cgan
mas
lo llevan
en
el
De
Vi a Garrido;
s,
le
ya todo
est hecho."
CAPTULO
LA COrrSTlTCION DE 1833
V.
DON
DIEG-0 PORTALES.
es el
no-nbramiento
o'spo Vicua eu
oposicin a Cienfuegos
Guznan.
Don
Mariano E^jaa.
Se hace
el
La Cons
la
Tmpa-iencia de EgaSa
que
?e
por reformarla,
Trabaja antes de
la
Es a la Constitucin de 183.3 o
al pais
mismo
a lo
debe
la sitimcion
Iv Costituciori
de 1S33. -^Habilidad
poleies soberanos.
Cuadro
Anlisis de
Su mrito en
la
Soluion
leer
de
e-t-;
de
la Constitucin.
Don
el
la
discusin de sta
y aun rehusa
proyecto de Egaa.
Su opinin en
al
yecto de Egaa y presenta un contra proyecto a la discusin. juicio del jeneral Cruz sobre la Constitucin de 1833.
I.
Hemos
cornal fu
con,
dicho en
el
ol
captulo anterior
i
verdadero
las
que renaci en
que don Joaquiu Tolejtimo fundador del partido pelusierra.s dol norte de Chile, cuando
comenzaba a desaparecer
nos de
la colonia.
el
los pergami-
Su
dora,
ta
poltica propia
i
va a
ser,
eminentemente conserva-
de
las reacciones
que
las
se
apegado
al
orden de
ha impuesto jamas a un pais joven i mas que todo, tan cosas de las costumbres antiguas,
i
como
le
la lei:
iba,
de 1828 por
Fuem
de
monrquica de 1838.
consumacin de
(1)
(l)
la iniciativa
la
reforma de
la
Constitucin, no
ocurri en los primeros meses de la administracin Tocornal ningn suceso notable, a no ser la eleccin del obispo de Santiitro, cuya mitra estaba en realidad vacante desde la espatriacion del obispo Rodrguez Zorrilla en 1824. No podiai presentarse, por consiguiente, al ministro del Interior un tema mas grato en que ensayar 6U poltica que aquella cuestin Mesistica que estaba tan acorde con sus gustos. Hacer un obispo tiene algo, sin duda, de aquel es-
celso pod r
de los concilios
los Pa(>as);
el
i
tiva
el
misma de
qu'3
de los cnclaves de Roma, (nip rior a la prerogamayor regocijo para un poltico cristiano que
la
soberano pontfice
frente
la
mitra?
Los dos curiosos fragmentos de cartas que reproducimos a continuacin, darn una idea de este grave asunto. Kl primeio es la "consulta que diriji el ministro a don Diego Portales, pidi'''ndo'e su aprobacin al candidato que l indicaba i el segundo es !a peculiar y caract rstica respuesta de aquel. Helos aqu:
(Toconial a Portales.
Satitiar/o. "r/osto
20
(le
1832.)
opiniones que debe presente.rse para obispo de padre Guzman, que, segn me'espuso ahora dias, no pudo ir a ver
creer que
liar
Ana Jos- fa, que di-la tre-> cuadras de Sip Francisco, por una fatiga al peeho o hidropesa, que est sonso, en toda la estension de la pa* labn, que tiene a la fecha 76 os, i que en cienci is eclesisticas spenas ha sido mediocre. La segunda opinin es por el Pcor Cicnfnegos, con mus de 70 aws, i ft quien Vd. conoce mejor que vo, en cuyo gobierno se dejaron correr impimemente ios crmenes ev.-lfSslicos, i cuyas lieridas no han pudido aun cicatrizarse; unlo tambin en toda la estension de la palabra. La tercera i la mas jeneral
a 8u hermana dcwia
el seor Vicua, a la que me atraco, i en li que creo estamos conformes, miioho que hemos Iiabhido sobre este mismo caso. Vd. sabe mui bin que este seor de la mejor buena f camina de acuerdo con nosotros, esto es, con I4
es
por
por
lo
que ha concedido al gobierno cuanto se le ha pedido; que <3 el que merece mejor concepto; que estl mui querido de que su moral i desinters son ejemplares i, mi juicio, seiia
el
124
II.
Pero
lejislar.
el
presa. El sabia
Qu
le
im-
portaban a
un dictador de
pais
i
marcha
si
poltica.
Por
el
que a mi enbuen suceso su recomendacin de inclinarlos a este paso, sin descuidar hacerlo tambin con algunos diputados. Si Vd. quiere evitar esta molestia, bastar que Vd. me escriba indicndome con enerjia esta medida, sin hacerse cargo de mi insinuacin. Como yo creo a Vd. conforme con mi opinin, me tomo la libertad de importunarlo en circunstancias que conozco que todo negocio pblico debe atormentarlo. Aunque Vd. se ensorberbesca, debo confesar que el sacrificio que exijo de Vd. va a contribuir sobremanera al logro de mis deseos, previnindole que considei'o este asunto como uno del mayor inters para el pais. Garrido debe hoi preguntar a Vd sobre el mismo negocio, y le estimar que en la respuesta se desentienda de la
debe Vd. cooperar con Renjifo,
i
actual recomendacin."
(
"Algo sabia ya en orden a candidatos para el obispado vacante de Santiago. Dejemos que cada cual use del derecho que tiene para mirar este asunto y los dems con los ojos que Dios le haya dado. Mirndolo yo con los que me dio mi padre, no trepidar en afirmar que el Gobierno daria un paso impolitico
i
perjudicial
de
los
proponiendo apotro que Vicua, y especialmente a cualquiera le quiere hacer competir. Por lo que respecta a Cienequivale a la destruccin del orden eclesistico. Este
fuegos, su presentacin
en
el
el
obispado de Santiago;
se
mayor parte en
y
sin
la relajacin
que
sin carcter
hemos
visto
conveniencia,
y nunca castigando los crmenes mas inauditos, que siempre trat de enterrar, porque era incapaz de tomar una providencia seria. En fin, 61 no piensa mas que en honores i distinciones, i a cambio de adquirirlos i conservarlos,
f.
siempre ocupado de
nistro de
mismo
de sus
conversaciones con
pensaron en
d vestido
morado,
hecho
i
125
todopoderoso? Renjifo, otra de las notabilidades de aquella era escassima de hombres de valer en la poltica (como lo confesaba el mismo Tocornal en una carta al goberna-
esclusivamente dos viajes lia ansiado siempre i tras del que ha hecho Roma, que no habria hecho yo en su edad ni para obtener el Papado. Valo Vd. votando en el Congreso de 26 porque fuese popular la eleccin de los pI
reos, i todo con el objeto de congraciarse con los Diputados de aqiiel tiempo para que cooperasen a saciar su ambicien; yo he debatido con l en un tiem'
po,
acreedor al/jpteto de
puedo asegurar que, a mas de torpe, es leso, mui leso, ridculo y mui "Na Tomasita" con que es conocido. Voto, pues, con toda mi conciencia por ese clrigo que vive en los oficios de los escribanos antea que por Cienfuegos. Aa la Vd. por po?d:ita la conducta que observ este animal en el Senado el ao pasado; all le vimos convertido en pipilo porque el gobierno no le llamaba para eoniunicarle sus planes, conio l mismo dijo. "Vamos al padre Guznian. Parece a Vd. conveniente, justo, ni prudente sai
de soportar
el
con que carga un obispo, pero especialmente las fatigas de una visita de
que tanto necesitamos? Y en virtud de qu especiales mritos i recomendaciones se le quiere anteponer al que, condecorado ya con la mitra, est en posecion del gobierno eclesistico"? lia dado este buen hombro algn motivo para tal desaire'? Siempre obsecuente con el gobierno, siempre pronto a cooperar coa l ala causa del i-den, humilde, por mas que quiera decirse lo contrario, alegando la vehemencia de que ha usado alguna vez en sus escritos para defenderse de los crudos ataques que le
que esos
tirar la
han dirijido los cannigos: prescindiendo de no son suyos, puede preguntarse al que le acuse si podra piedra? Si se presentara algn otro que aventajase en calidades a Viescritos seria disculpable su postergacin; pero
no siendo asi, hombres de orden i de la gran mayora que est convencida de la influencia que tiene en la poltica i en las buenas costumbres, el orden i arreglo del estado eclesistico. Vicua es timorato, i movido de su propia conciencia, nunca podr entrar en esos disimulos criminales, en que tiene su orjen la relajacin de los depositarios del Evanjelio. Aventaja a todos en el prostijio que con justicia le ha dado su virtud, i la circunstancia de hallarse en el puesto que ocupa, no menos que su notorio desprendimiento, que no puede dudarse, cuando le hemos visto desprenderse de todo su patrimouio para invertirlo en hacer un bien al pblico, que en su concepto es el mayor. Me he esteudido, aunque no como pudiera, en ente asunto, poi-que vindome obligado a contestar su consulta, i no pudiendo ser indiferente a los aciertos de Vd., he querido apuntar algunos de lo'\ fundamentos en que apoyo mi opinin para qu^ forme la suya con mas seguridad. Si la uniforma Vd. con la mia, deje que todos voten por quien pi-esente el Gobierno o por quien quieran; pero Vd. cumpla su deber negando su voto a cualquiera que no
cua,
i
que yo no conozco,
sea Vicua."
sagrado
i
26
con un tesn admirable al arreglo de la Hacienda que comenzaba a salir del caoj. Vino entonces en su auxilio un hombro justamente clebre en ios anales parlamentarios de Chile, el doctor don Mariano Bgaa.
pblici,
III.
i de empleo de fiscal habia sido secretario de 1-is primeras juntas de la revolucin, diputado, juez, secretario de Estado, i por ltimo, ministro de
Era Egaa,
sin duda,
En
Egaa
patriotismo
le
honraba a
los
ojos
de sus conciudadanos, a los que por muchos otros conceptos era con justicia antiptico. Habia sido siempre enemigo del pueblo, no <lesdeaba mostrar su desprecio por todo lo que no fuera
i
la
mas limpia
el pais.
i
piedra azul
otros
Nunca
habia dfjado de
vser
partidario de la pena de
i
azotes,
lagares (1) el ominoso rollo que los rotos de 1810 habian arrancado de la plaza principal, donde hacia trescientos aos le
plantara la
mano de
i
Valdivia.
En
i
poltica,
mas
tirantes
csntralizadoras,
en suma,
1
en todo
el
de aqu(
do de
las
muchedumbres,"
que vivi
En aquellos
En
;8
soIjiv
el
nna intriga de curia (por laudable que fuera su objeto), no3 es grato reprodu'-ir aqiii un prrafo de carta escrito por el jeneral Pinto cuando era simplemente intendente de Coquimbo (Serena, m.^^zo 2 1826), i aquel gobernador dclobi-pn.do, i que dice como s'gue, a propsito de un
iSenfuegos,, para cohonestar
empeo e<:]e*i9t'co: "Pero e^tos nep;ocio9 de la Iglesia, especialmente ahora que estn manejados por el seor Cieniegos, van siempre inspirado* por una conciencia dfilicadn
flexible."
i
escrupulosa,
en
esta materia se ha
(1)
Vase
el
Valdiviano federal..
fijos los ejes
127
Egaa con
sus anteojos
arreos tradicionales,
de
la
verdes
era
el
fieron sus
lujo
el
Patriota
1823),
casi tribunicio en
liabia sid? el
Egaa
mas
Habia sido
en 1824, so
de
la
arena po-
misin a Enrofia.
De
ahi
ni
La monarquia
en
el
alma no hiibar traido en alguno de los 'pozuelos de cuero que llev a Londres repletos de harina tostada (alimento fragaL-del que era en estremo apasionado), algn humilde reyezuelo para dailo de regalo a sus paisanos. Lo que mas le habia agradado era la organizacin vitalicia de la Cmara de los Lores de Liglaterra, i tanto hablaba del Parlamento i de su grandes hombres, que, ;il fin, en esta tierra, donde un almanaque de apodos ha sustituido al de los cristianos, llamndose tuerto al que no tiene dos ojos, i amaneo, ato i cojo, a los dems, pusironle a don Mariano, atendida su abultada corpulencia, el sobrenombre de Lord Callampa.
IV.
Por
otra parte,
liabia
heredado de su
lejislar,
i
si
tan-
regla
mentes por el solo placer de redactarlos. Los dos Egaas, en verdad, no fueron bajo aspecto alguno
lejisladores.
No tenian
nada, en
fin,
de lo
128
que constituye la ciencia mas difcil de la humanidad: la de segundar a Dios, el supremo lejislador de todas las cosas i de todas las edades, de todas las zonas i de todas las razas. Asi, la famosa constitucin de 1S23, que liabia sido la ltima palabra
del padre
i
mas adaptable
a los habi-
tantes de la luna
que a
lus
muere
las lavas
escelsa era!
La
repblica,
organizada a
la
manera del
firma-
mento, iba a componerse de una infinidad de series gubernativas i de categoiias sociales i polticas que deban jirar, las
permanecer
mo
las
estrellas
fijas,
espacio, a la
manera de
los censores,
los
supremos conseje-
En una
meta que no se ha visto brillar en el planisferio poltico desde los dias de Soln hasta los de Cambiaso, el Dracon de loa
polos.
lo
pudo
en-
subdelegado de Puchuncav llamado Mateluna, que ofici a Santiago preguntando como habia de poner todos los letreros que orde.aVja inscribir aquel), don Mariano Egaa, imitando
de Cartigo, jur vengar a su padre del inmenso desaire que habia recibido i vengarse l mismo de su primero i mas grande fruciiso. Como el hombre viudo de una b Idad querida, a quien, por la dura leidela violencia, se le qui-
a Anbal en
el altar
una mujer
fea
detestada, asi
que
le
que
estos se
empea-
c ilcitas nupcias.
129 --
Abrigaba verdaileramonto
la libertad,
la era
i
el
de Earoj)i una ira ardiente contra aquella carta. Era hija de Podia ser peor sa orjen? Era destinada
democracia, es decir,
la.s
a iniciar
de
la
el
de
las
mayorias por
Don Mariano estaba impacit;nte, en consecuencia, por dar un golpe de gracia a aquella aborrecida carta, cuna inmortal de nuestros derechos. Sus enemigos la hablan herido por su espalda, acatando sus fueros, pero aunque tenia ya el aspecto de los cadveres, Egala, mas leal mas encarnizado, quera
i
el
corazn
(1).
(1)
los cons-
en
lo,
el
def.nsa
La acta
kvantada
el 9
de octubre, a conse-
cuencia de la que la Asamblea provincial de Concepcin (foco verdadero del movimiento, pues ChilLin era solo un cantn militar), haba suscrito el 4 de
el
respeto
Era, sin embargo, en cntremo curioso el tercer considerando de aquel documento, verdadero punto de partida de la reaccin de los 30 aos, pues a la
letra dice
as:
"3."
Que aunque
el
imperio de las
pai--, i
la
moderacin manenvolvieron a
smil
da
callar."
civil,
los constituyentes
de su amor en
183,i.
La acta
militar, rebozo
de bayeta
(si el
no
es
chocante, al recordar los ponclios del Alba) en que la abrigaron despus, estaba
"En la ciudad de Chillan, a nueve dias del mes de octubre de mil ochocientos veintinueve aos, reunidos en juuta de guerra el jeneral en jefe i jefes de los cuerpos del ejrcito, a consecuencia de las notas
concebida en estos ti'rminos:
dirijidas al
primero por
la
como
nombramiento de vice-presidente de
9
DIEGO roRT.
130
Egaa
se ence-
rr en su gabinete,
como
contando con un esplendido leo (el leo de Lirpsose a dar a luz ese^mnstruo de absokuisino que se
i
ha llamado la constitucin de 1833, i que mas bien, como las leyes complementarias que mas tarde dict su autor, deberla
llamarse la Consiiiucin mariana.
VI.
No
es este el
momento
despus de hecha
la lectura
de
"Art. 1." Se declaran vlidos i legales los fundamentos con que apoya la H Asamldea de Concepcin su repulsa de reconocer al vice-presidente de la Repblica, nombrado con infraccin sustancial de la Constitucin.
"2."
En
consecuencia,
el ejrcito
cin en que
marcha de acuerdo
i
la II.
lo tiene
ya
sos-
derse por escandalosos cambios de despotismo sin hacerse reo de lesa patria.
" H.o El orden de los sucesos reglar la conducta del ejrcito, con relacin a una manifestixcion positiva de su sumisin al Ejecutivo nacional, de que no es su nimo apartarse, tan luego como sea restablecido el poder eonstilicional
transgredido.
el
ejrcito protesta
no deponer su presente
que
i
obt-ngan
"
5."
la
Constiucwi a la protec-
miembros de la junta <le guerra en dicho dia, mes i ao. Joiquin Prieto. Manuel Blnes. Jos Plo.za. Fernando GuitiJos Antonio Villar/ran. iio. Francisco Garda. Jos' Ignacio Uarcia. Exlovislao Angnita.
administracin.
13)
la
poltica
ella,
i
la
Volmenes
se
han
escrito
ya sobre
sin
duda, la discusin ir fecundando mil otros trabajos consagrados a MI examen, porque, en adelante, no sern los soldados, sino los hombres de alta intelijencia i de probado patriotismo,
los
esta
Pero
si
el
de 1833, como a historiadores polticos, cmplenos vindicar a la nacin toda i a la historia misma de una acusacin artera, acatada casi en masa por el vulgo, i que no ha sido, sin embargo, sino el ardid astuto i la
el criterio histrico)
de
la carta
tal es la
eterna pre-
debe a
la constitucin
de 1833
La
sociedad, la po-
eran
el
de los maestros que han estado enseando a los pueblos, por el poder i la elocuencia del ltigo, a amar aquella deidad que tres jeneraciones han maldecido ya en los treinta aos que lleva de existencia. Pero leed la verdad en la historia, no en el doctrinarismo poltico, acopio de sofismas, i preguntad, cundo ha sido
la ljica
dor de
la
la tutela
de
que es la raza altiva, pero pacfica de Asturias; su clima, que es el blando moderador de las costumbres; su admirable topografa, que es su inviolable unidad; sus lindes de granito, que son su sello nacional; su suelo feraz, que es su progreso; su dilatado mar, que es su riqueza: ese es el Chile de hoi dia, mediante
ftyos ni la tutela del papel?
Su raza
sobria
laboriosa,
Dios
su
viifible
amparo.
Pero
la constitucin
l.-^^
histrico, que es sino el trapo de un partido levantado como bandera entre los tumultos? como desarrollo moral, qu es sino el soplo de todas las catstrofes que lian sobrevenido a la Eepblica bajo su imperio? como porvenir, qu es sino lo que dijo Sarmiento hace 20 aos: un tizne de carbn? Pero su? proconizadores, que (cosa estraa!) son solo todos los que la han empulado como poder, i ninguno de los que
la
ha esperitnentado como
categorias,
lei
poltica o social,
sus defenso-
res de todas
como
las
las
nubes a
i
el
dedo
las
repblicas vecinas
i
comjMi-adf
al
papel
de don Mariano Egafia i no a las fuerzas mltiples, creadoras, capaces de todos los esfuerzos, que se levantan del seno mis-
mo
del pais
lo
la
i
si
os gustan las
i
comparaciones,
aquella repblic
que ha sido
lo
que
las
est llamada a ser por su ndole, su topografa, sus costumbres, su existencia toda opuesta a la nuestra? Evocad en
montanas i en los Yungas de Bolivia el espritu lejislativo de los dos Egaas, como el de aquellos dos jnios misteriosos
que
se aparecieron en los bordes del lago Titicaca, i habris por esto rejenerado aquella repblica heterojnea, en que el sel-
de
las
razas criollas,
nicas que en el
trabajosa
Las comparaciones son, pues, solo la linterna engaosa del no hai sino una lumbrera de verdad, i esta es la verdad misma, es su propia esencia, absoluta, sin relacin alguna
sofisma:
a todo lo esterior.
Comparad
una
nacin fuerte,
reflejo
abultada por el
de una
engao.
ilsa luz;
rable
lo veris
comparadlo otra vez a otro mas miseaparecer revestido de un falso prestijio: siem-
pre
el
Busquemos entonces en
mal que
liaya
133
la
bien o
el
repblica sola el
hecho su carta fundamental. Interrogese esta historia misma de 30 ao^i que estamos escribiendo i juzgesela por sus propios mritos o por los desastres que haya cau-
cuando se vea por una parte el orgullo colmado de un que ya no existe, i por la otra, la huella de horror que ese orgullo ha ido dejando en su carrera, se har justicia cabal al c ligo que execramos, porque no es, como se ha llamado, el cdigo del orden i de la paz, sino el boletn de las
sado;
i
partido,
i de la sangre, desde el Barn al puente de Jaime, desde Longomilla a Cerro Grande, aniversarios peridicos de aquella, i que han sidp escritos, uno en pos de otro, en el
catstrofes
nombre
de 1883,
bajo
la jide el
alma
el
i
Tal, pues, ha sido Chile, pacco, laborioso, homojneo, amante de todo progreso i de todo rJen, pues solo hai adelanto en la armona, dado con un jcneroso tesen a perseguir todo lo que hace el engrandecimiento de las naciones por su enerjia en el trabajo i su nunca desmentida sensatez en su
organizacin poltica
social.
la
Constitucin
de 1833, escollo de
el
cauce de todos los que de perodo en perodo es llevado el pueblo por irresistibles corrientes i con todas sus fuerzas espansivas i esa ebullicin jenerosa de los nimos que prepara el porvenir, para estrellarse en sangre i volver
i
manos en
el
contra
otra
al
esfuerzo
el fatal
estorbo
i
deje a la
curso de su magnfico
libre desarrollo.
VIII.
sido,
material, la
134
ser
inepta
grosera.
Mui
i
lejos de
eso.
Su
autor era un
aun puede decirse que en esta ocasin despleg una sutileza de injenio de que mui pocos polticos han (lado mejores muestras entre nosotros. En efecto, nunca un hbil tramoyista ajusto con mas primor una mscara brillante sobre alguna figura antigua i carcomida que la que us don Mariano Egaa, echando sobre los vetustos hombros de la tradicin monrquica, de que era representante, el augusto mande la democracia. El fondo, en efecto, de la to de la libertad Constitucin de 1833 es el unipersonalismo absoluto, la dictaevidente talento,
i
dura evidente
i
constante.
La
las garantas,
son solo
el disfraz.
I de no,
veamos cmo.
IX.
El pueblo
elector; los
es,
por tanto
s;
i
las
los
los jue-
la repblica es nombrado poder judicial); el directamente i est sujeto a residencia (independencia del
conforme a presidente de
la
le
(independencia del
poder ejecutivo.)
I luego,
oro, el lejislador
ha entre-
otras
de justicia
democrticas.
El gobierno de
culo 2.0)
La repblica de Chile es una e indivisible. (Artculo 3.) La soberania reside esencialmente en nacin (Artla
culo 4.")
la
Ici.
135
hiii
Igualdad ante En Chile no clases En Chile no hai esclavos; que pic sa nucda (Artculo No podr tormento imponerse on caso alguno pena de confiscacin de bienes. (Artculo li5.) Todos chilenos tienen libertad do publiciir sus opiniones por imprenta, sin censura previa. (Artculo Lh es inviolable. (Artculo
privileel
territorio
libre.
32.)
a)liearse
ni
\a
los
la
la
12.)
{i-opicdad
12.)
La casa de
es
toda persona que habita el territorio chileno un asilo inviolable. (iVrtculo 146.) La correspondencia epistolar es inviolable. (Artcu-
lo 147.) (1)
X.
Todo
oro de
esto,
corno decamos, no
es,
empero, sino
al
el
manto de
la
democracia.
Entremos, en efecto,
fon lo de las
hagamos la autopsia del coloso, i sabremos cmo so ha hecho el engao i cmo, por mas de un cuarto de siglo, hemos estado creyendo que, a virtud de la Constitucin de 1833, hemos vivido en una repblica democrtica.
entraas,
El poder
es soberano e inl
dependiente.
Esta es la )alabra.
los
hecho
empleados del ejecutivo son elejibles, i por tanto, son elejidos diputados del pueblo i por el pueblo, i con tanto acierto, que puede asegurarse como un verdad histrica que desde 1833, todas las mayoras lejislativas han sido mayoras de empleados, es decir, de ajentes directos del ejecutivo, o para hablar con mas precisin, han sido el ejecutivo misnr.o adueado del otro poder soberano. Sigue, en segundo lugar, la eleccin indirecta i colectiva del Senado. No elije cada provincia uno o dos senadores. Los
es
que todos
(1)
Vase
el
de 1858, en que
de Chile
lia
mismo punto
136
el ejecntivo,
asegu-
rando la mayora de dos o tres jirovicias, es dueo del Senado entero: no import.; que en las otras liaya dispersin de votos: al contrario, importa que la haya para que la eleccin sea mas sep^ura. El Senado entonces es nulo por su eleccin como moderador del ejecutivo, asi como la Cmara de Diputados es impotente, puesto que por la admisin indefinida de empleados es el ejecutivo mismo. Pero, como si todo esto no bastase, el ejecutivo tiene el veto, este despotismo monrquico, especie de sacrilejio, porque es
el
representativo. Cul
vo?
en
efecto, la
lejislati-
Hacer la
lei.
si el
la Constitucin,' es otro
de los pode-
mente: es atribucin especial del Presidente de la Eepilblica nombrar los raajistrados de los tribunales superiores de justicia i los jueces de primera instancia. Luego el poder ejecutivo es el que nombra el poder judicial; luego el poder judicial no es soberano, no es independiente. Entonces no queda de pi por el derecho constitucional o el derecho Egaa, sino un solo poder: el ejecutivo: luego no hai repblica sino monarqua: luego hai dictadura unipersonal i no poderes pblicos: luego nuestra forma de gobierno no es popular representativa sino absoluta i monrquica.
XI.
est constituido?
s
Con mas
no
las veintin
El Presidente de la Rei
almirante de la mar;
presidente a su albedrio
el presidente,
nombra
destituye el Consejo de
Estado;
fuera de la Repblica,
nombra todo
el
137
cuerpo diplomtico; el presidente es reelejible, es decir, es casi vitalicio; en ausencia del presidente, su ministro del Interior, es decir, un jente personal :?.ombrado por l i no por
la nacin,
le soslituye;
el
presidente,
mano las jerarquias de la iglesia, a virtud del patronato, como la del ejrcito, a virtud de la ordenanza. Qu mas pueden entonces los reyes que el presidente de Chile? Qu mas
su
puede
que
el
Papa? Este no puede enviarnos un obis})o, i los el palio, que es un punto menos
cualquier prelado o confesor
. .
XII.
I ahora, cmo est organizada la mquina administrativa,
secundaria, que se llama propiamente
el
i
ejecutivo?
En
esta
a la simplicidad del
Ya no
i
se trata
polticas
que
liabia creado
la Constitu-
cin planetaria
poltico-cosmogrfica de 1828.
sencillos,
son ahora
mucho mas
la
a esto,
gran manera
que ha disfrutado el pais, nico bien material que ste ha alcanzado en cambio de tan profundos males de otro juero que han enlutado nuestra tradicin casi por perodos fijos, que se llaman perodos constitucionales. Sus empecinados defensores, dando por fundamento su mayor edad (puesto que las Constituciones, como ciertas menestras, ganan con hacerse aejas), la cubren todava en el altar de su inviolabilidad, rodendola de mil espadas para sostener su imperio, pues afirman que todo lo que poseemos en bienes lo debemos nicamente a su existencia. Harta mas razn tendran, sin embargo, si dijesen que aquellos se deben a su no existencia, porque cmo es que, siendo tan buena aquella santa Constitucin, suspenden su imperio tan a menudo, i nos privan de los inefables frutos de su
rjimen?
(1)
(1) Por un clculo jeneral, la escelente Constitucien de 1333 ha estado suspendida casi durante un tercio completo de su existencia, alternndose entre
138
XIII.
vemos que,
Volviendo a nuestro rpido bosquejo cou.'^titacional, veconc'jbido el ejecutivo como poJer poltica, tiene
la carta
fundamental por
En
la
cstraudiiiurias.
desde
el
25 de
mayo de
o
Sti
han prolongado por el espacio de cienaunque jeneralmente aquellas se decretan modestamente solo por tantos das. Es de notarse tambin que su primera suspensin la sufri en la cuna, cuando contaba solo tres meses de existencia (el 31 de agosto de 153;) i que Li estensiou de aquellas ha ido en aumento a medida que se ha ido solidificando, sin duda, a influjos de su "mayor edad,"
1861, ha sufrido ocho suspensiones, que se
to cuatro tneses
ocho aos
ocho
mefes,
aos
los
ponden al ltimo decenio i el resto se haya repartido entre los dos primevos, aunque es preciso advertir que en el perodo del jeneral Klnes se suspendi una sola vez i por tres meses, (marzo 8 a 1. de junio de 1846.) De esta suerte, puede decirse que cada ao la Constitucin ha tenido un feriado o vacaciones de cuatro meses durante toda su juventud, pero desde que ha cumplido "la mayor edad" casi se le ha doblado el asueto. Derivamos estos cnqjutos del Bolethi de las Leyes, donde puede consultarse la historia constituciunal de Ciiile con dat03 estad.-ticos de una elocuencia indisputable.
1."
La demostracin
es la siguiente;
el
29 de agosto de 1833 al
1."
de
9 meses.
junio de 1834
2."
de enero de 1837
3.
de
28
1837 al
4.0
!.
de junio de 1839
desde
el
Sitio de 1840:
mismo
5."
marzo de 1846
el
al
1.
de junio del
3
mismo
6.*^
Estraordinarias de
IS.^il:
desde
14 de setiembre de 1851 al 1
de junio de 1853
7.*
'...'....
al
21
el
12 de dii-iembre de
18.')8
20 de enero
1
de 1859
8.0
el
20 de enero de 1859 al 18 de
35
setiembre de 1861
Total
104
meses
omnipotencia de que
los otros
139
destruyendo
el equilibrio de punto de partida de la existencia de los pueblos, a la que aquel solo sirve de palanca. Pero en un sentido administrativo, la sencillez de su combi-
lo reviste,
el
nacin nos parece que no puede menos de producir escelenespedicion de los negocios. Indudablemenmejor administrado la Amrica, i el nico, sin escepcion de ninguna otra repblica del continente, que se preste en todos sentidos al rjimen de una buena administracin, i aunque aun nos fixlte nxuclio que adelantar
tes resaltados
en
la
te,
Chile es
el pais
si el
pais es
es la ciencia administrativa.
Lo
nico, talvez,
titucin es
declara (artculo
mas bien que dividir a la Repblica en pormas natural dividir al Presidente en subde-
XIV.
Pero demos
al fin
La
cuestin verdadera
vijeute,
no solo en
que sigue: Hai o no hai en Chile ConstitucioiH? Parecer fantstica tal pregunta i tal manera de raciocinar; pero esta es la cuestin de la ljica, de la verdad, i sobre todo, de los hechos. Que hable sino por nosotros la Constitucin misma, n Articulo 82. Es atribucin del Presidente de la Repblica declarar uno o varios puntos de la Repblica en estado de sitio.
(1)
Yase
el
nmero
citado de la
Asamblea Constituyente.
Luego, dice
el articuli.sta
140
Presidente
trcuh 161. Declarado algn punto de la Repblica en estado de sitio, SE SUSPENDE EL IMPERIO DE LA CONSTITUCIN.
que hemos
citado,
si el
Repblica suspende la Constitucin, la nacin que existe en virtud deesa Constitucin, no es soberana; luego, si la Constitucin se suspende as misma, la Constitucin no exisde
la
te,
se suicida, se anula.
la verdad fik^sllca, i mas que todo, la verdad hist(como lo comprobaremos en el curso de esta obr;i) es que en Chile no hai Constitucin, i si la hai es solo por la buena gracia del Presidente de la Repblica, que no se le ocurre suspenderla con acuerdo del Consejo de Estado, i con la intervencin correspondiente de Bisama o del Quebra-
Luego,
rica
dino ....
Pero se dir todava por sus^defeu sores que se trata solo de una suspensin temporal, i que esto se refiere a solo determinados puntos. Pero qu lei superior a la Constitucin ha sealado los plazos de esa suspensin? no ha existido esta hasta por tres aos consecutivos, i de los 30 que lleva corridos de existencia, un tercio al msnos noha estado en desuso? I con relacin a la limitacin de poderes que esa suspensin seala, no tiene esta el apndice de las facultades estraordinarias,
para estender aquellos hasta
la
XV.
el cdigo que nos rije, i cuyo mayor msegn sus defensores, es su antigedad, como si en tal caso no tuviera mejor ttulo para ser nuestro pacto social la colonia, o si se quiere, el rjimen de los Incas, que son mas
Tal es en realidad
rito,
antiguos todava,
Pero lo que mas asombra es que aquellos hombres falsos que pusieron tanta prisa en hacerse reformadores, anticipando tres aos el cuerdo plazo que los constituyentes de 1828 hablan fijado como una prenda de porvenir para el exraen de su cdigo, tomasen tan esquisitas precauciones para impedir^que
las jeneraones
i4l
que habian de venir en pos fueran reformadoque la Constitucin, en cuyo nombre i por cuja subsistencia tomaron las armas, no 17 dias, i resolvieron que la durara sino 4 aos 9 meses Constitucin que ellos hablan hecho, no por delegacioa espresa de la nacin, sino por un convite de esquelas hecho al vecinpelacones ad hoc, dario, del que elijieron veinte caballeros
ras a su vez. Ellos no consintieron en
i
i
casi inconcebible
contradiccin,
llo!
Dios es
mas monstruoso exclusivismo de insano orgusolo eterno! La humanidad muere i renace cada
i i
siglo,
cada hora,
el
no disipa en
los espacios!
XVT.
la tabla del declogo poltico que el doctor Egaa, nuevo Moiss, fulmin sobre el pueblo chileno, que se habia alza lo con los fueros de la democracia i la idolatra de la libertad. Mas que ensea do porvenir, fa una lpida puesta sobre la fosa en que descansaban mudos sangrientos los vencidos de aquella causa santa, pero mal servida, por eso, las jeneraciones la han maldecido casi sin comprenderla, porque les ha parecido, al divisarla ei su camino, un innoble padrn de venganza, erijido a la inmolacin del pasado.
Tal fu
cual
XVII.
I sin embargo, en la fjrma que aquella se conoce es solo una modificacin del proyecto orijinario de Egaa. Este estaba escrito ya en los primeros meses de 1832 i tenia un senado vitalicio a imitacin de la Cmara de los Lores (que era el sueo de oro de su autor) i un presidente que disolva el Congreso a la manera de los reyes ingleses. Don Diego Portales rehus leer aquel proyecto, porque deca con su imponente njenuidad que tales obras le erao
casi indiferentes,
14?
era todo,
bres, sus
cuando
)io
son
la espresion
exacta de todo
las
que constituyen
nacionali-
dades. (1)
Al
contrario, el elemento
que combati
la exajeracion
mo-
nrquica en la
Gran
vecindario (sufrajio universal de aquella poca) el 16 de octubre de 1832, fu la influencia de la tertulia de Portales (nico nombre que tenia su partido propio), llevando la voz
el
patriota
quin sabe a dnde nos habria llevado don Mariano! Cuntase solo
esa voz
de ste que cada vez que se suprima un artculo, con compunjida que le era peculiar, se quejaba como si le
i
aun
se asegura
que
(1)
la
"No me tomar
">ara
la
pensin (deca
el
14 de
mayo de
1832, uu ao antes de
promulgacin de
la Constitucin,
venir a Santiago
pro-
yecto de reforma. Usted sabe que ninguna obra de esta clase puede ser absolu-
tamente buena, ni absolutamente mala; pero ni la mejor, ni ninguna servir para nada cuando est descompuesto el principal resorte de la mquina. Desengese iistod: no queda otro recurso que abandonarnos a la suerte i hacerla arbitra de nuestros destinos: cualquiera otra cosa es peor."
Tal pensaba sobre
li poltica
el
hombre que
se
ol jtfe
de
la
en su ausencia se hizo
No qneremos
tucin de
decir por esto que Portales desaprobara en su espritu la Consti1833 en lo que estuviese conforme a sus ideas autoritarias. Lo que
(pie
l
aseveramos es solamente
sin,
no particip en su confeccion.amiento
discu-
para gober-
nar como
es la parte activa
publicamos en
el
i quien, como dice en su clebre carta de 1S31 que Apcdiee, aseguraba en ese ao, que era preciso, antes que
143
mas de una vez una lgrima escondida, lgrima de la paternidral, rod desde los anteojos del doctor Bgaua hasta el fondo de u tabaquer.i do oro. Tuvo siempre este hombre de estado asida entre sus manos esta preciosa joya en todas las arduas discusiones parlamentarias en que tom parte, cual si fuera un talismn de prestijio i elocuencia, pues golp3ndola majistral mente, pareca pedirle inspiraciones, como Numa a la ninfa Ejeria, o como la paloma mensajera que venia al oido
de
Mahoma
XVIII.
En medio del sepulcral silencio de los tiemoos, hubo, sin embargo, una voz, que, aunque en secreto, protest contra aquella carta ominosa i especialmente contra el proyecto del Dr. Egaa. Fu aquella la del honrado i joven jeneral que habla sido el adalid de la revolucin de 1829, pero con cuyos
su lealtad
hombres mas culminantes habla roto, cuando su conciencia i le pusieron en pugna con los propsitos que ellos perseguin, por loque desde entonces vivia, despus de su victoria, como ha vivido ahora doce aos, despus de su fracaso,
las
consagrado a
del Itata.
He
ledo, dice,
(1),
en efecto,
go
condonte ntimo
jeneral Cruz a
(1)
Don
sobre las que nos haba encargado alguna reserva; pero no hemos podido relela noble condenacin que hizo de los resultados del movimiento que Labia acaudillado, el que fu mas tarde el soldado de LongomiUa, contra los hombres i las lej'es de ese mismo movimiento. J-a conducta del jeneral Cruz despus de la batalla de Lircai, no podia ser en verdad, mas noble i patritica. F-e habia abstrado de todo contacto con la poltica i aun con la sociedad, i vivia en un completo olvido de lo que le rodeaba. Esto hacia suponer que se hubiera condenado para siempre a la oscuridad i que SU6 antiguos correlijionarios le mirasen como un hombre inutilizado en la poltica. Pero l esplica su situacin de mui distinta manera en las siguientes nobles palabras que escriba a Pradel desde Queime con fecha de diciembre 4 de 1832, aludiendo, sin duda, a su tio el jeneral Prieto que se haba
gar al olvido
144
el proyecto de coustitucion qu aunque eutr a su Lectura preparado el nimo con la advertencia que me hice en la suya, nunca me presuQu malvado3 somo los hombre.-^! Cunto pueden m los fines particulares! No sol oes disconforai3 a mis sentimientos el tal proyecto, sino que encuentro mil obstculos para que pueda ponerse en planta. Qu trabajos no se necesita para ello en todos los ramos de la administracin, i qu campo se le presenta a los reglameniadores para tiranizar! Cuando co-
me
el estado actut de nuestro pais, falto no solo de hombres capnces de arreglar con la prontitud necesaria tal trastorno, sino tambin, sin las virtudes cvicas precisas a un
trabajo eu que va a decidirse de la suerte del pas, temo resultados funestsimos. Ojal en su sancin tenga siquiera
alguna
reforma en
las partes
mas
principales,
pero a qu alucinarse
con esta idea, cuando ya ha .al ido del molde! Ya habr Vd. leido el panejrico del Araucano sobre el Consejo de Estado. Este, sin duda, por sus atribuciones, se presenta
como un
esperarse
mo
a su antojo?
es
(le
esto otra
cin la aprobacin
medidas
puede dictar
le
el
rencor o fines
objeto,
encuentro otro
i
dan-
do de
este
modo
la apariencia
de justicia
ilegales.
premeditacin a las
Joaqun!
deliberaciones talvez
mas
je.graciado
manifestado en
Bo, decia,
el
c-u
situarion.
"No
es estra-
que
t;l
me
oomo cabeza
del trastorno.
Yo
le
do a esa nulidad en que rae consideran, yo no cambiara mi posicin por ninguno de todos los que figuran, porque gozo del sosi go que a;etez..o i no me remuerde la de haber dado un paso indebido, i si ellos se iresumen que mis trabajos lian sido por hombros, se engaan o qui-ron alusinar de este modo. Yo, aunque tengo amigos, no tengo partido ni conozco otra ficcin que la de la libertad: por ella he lieclio los saerific'.os que be podido i jamls entrar en nada
a\x<t
como
estrao no se
48 es otra de
las clusulas
de su-
aunque se conoce el fin particular con que se ha puesto; porque no queda al arbitrio del Presidente hacer salir del pais aquel que pueda presentarse por candidato, bien valindose del prc-testo de comisin, o del arbitrio que le presenta esa facult ul en la parte 10.'^ del 78? No puede hacer burlarse de la opinin pblica? Largo seria comentar sus demas irieiilos captulos, i como mis luces no son capaces de hacerlo con acierto, juzgo prudente suspender mi crtica. No me crea por ella un entero partidario de la democracia absoluta, ni imbuido o decidido por el fantasma de la repblica de Phiton. Mis sentimientos en estaparte son mistos; quisiera que fl Ejecutivo tuviese toda amplitud para hacer el bien, no siendo con el sacrificio de las lentas pblicas, pero que se le dejara sin la menor jxira Jiucer d mal; que tuviera la facultad de nombrar los empleados en la Hacienda, militares aun en
consideracin,
i
ma
lo gubernativo,
como encar-ado de
la
superintendencia de las
rentas
de
la
modo
Senado conservador de la lei no me disgustaria que en su totnliilad <> ma\'or parte fuese vitalicio (esto es no habiendo caus justa que imposibilitase alguno de sus miembros), orque, no pudiendo constituirse en tirano, dele (fajrsele
j
modo
en
la
conservacin de
la
lei;
mara de Diputados fuera enterainenLe popular: i de' miembros por turno de urnt corte eventual instituida para el caso de conmocin, dis^justo, o diferencia entre las provincias. Vaya, amigo, yo estoi loco, aiide el cuerdo patriota, i me ha contajiado la mana de reformador que ha entrado
jo dimanase
a todos los chilenos.
sin advenirlo,
No
me
10
son tan
DIEGO
l'OKT.
asegurarle
s
146
que mis fines fueron sanos que no tuvieron el que saliese el pais de las manos de multitud de hombres perversos que lo tenian asido, escudados con la lei que vulneraban a su antojo. Tambin puedo asegurarle que ])reviendo con mucha antelacin los males que ahora temo o ])alpo, hice lo posible por evitarlos, vindome al ltimo en la precisin de abandonar el campo por haber quedado solo.
otro objeto que
XIX.
Pero, al fin, el cdigo fundamental del partido pelucon, pues en manera alguna lo era de la repblica, i apesar de la indiferencia de Portales la condenacin de Cruz, se promulg el 20 de mayo de 1833 con gran regocijo i fiestas oficiales.
i
cuya dicha,
al
CAPITULO
YI.
(El capitn
Labb.D.
Carlos
Sus
cmplices
su delator.
Su
prisin,
Conversacin sediciosa que tiene con capitn de hsares Sotomayor Parral de Gmez. Le obsequia la espada de Manuel Rodrguez, en de hisares Sotodenuncia. Declaraciones judiciales de aquel tenientes mayor Millan del profesor Gatica. Prisin de Rodrguez, de Destierro de Rodrguez algunos de sus coroneles Godoi Porras
el le
i
los oficiales
los
otros.
compaeros.
Espatriaeion
voluntai'ia de
monte de
la
Ruda.
Se dirje a Rancagua
el
afraile Venegas.
condenados a muerte.
Los Escpase de la
je-
Conjuracin de Arteaga. Complicidad del Antecedentes de Arteaga. La con Carcter siniestro que se juracin es denunciada vspera de atribuy por Rivera gobierno Prisin de Arteaga, Acosta, El comandante de armas Zenteno es depuesto repentinaotros mente. Carta caracterstica de Portales sobre este complot medidas de precaucin que toma en Valparaso. Prisiones que se ejecutan en esta ciudad en Aconcagua. Reos confinados a Juan Fernandez. Alarma del gobierno juicio de Portales sobre situacin. Escandalosa
neral Zenteno
del coronel Picarte.
la
estallar.
le
el
la
oficales.
la
inje-
roiicia Id
148
ol
ltimo en
el
los reos.
Son estos
destierro.
comleniulos a muerte
pena en
que Barnachen, Uriarte i Tenorio liabian aconietido a principios de 1831, intentando sublevar los indios de Arauco coa un zurrn de ail algunas varas de pao grana, el partido vencido en Lircai no haba einjireudido na la serio contra el bando vencedor, antes de la reunin de la Cunvenciou, que iba a abrogar la Constitucin
Despoes
ile la
loca emprcs:!
de 1828.
En
la casi indescifrable
tes
de la clebre i contempornea de
el
revolucin llamada de
i
los 'puales^
Constitucin de 1833,
que no fu sino
preludio de Jos sacudimientos que debian demostrar el grado de popularidad i acejitacion que alcanz aquel cdigo poltico hasta Longomilla i Cerro Grande.
Vamos,
los
conatos revolucio-
sta,
junto
con
el
IT.
Existia,
11
fines
de 1831, en
la capital,
un antiguo
la
valeroso
el
capitn del
llei
Pui.lcto,
de
(juien, su jefe el
coronel Beauchef,
de nuestms guerras, dccia que era cuerpo. Llambase Jos Maria Jjabi)
tinguida familia de Curic.
da en Santiago.
Dado de
baja en Lircai,
Cou
el
1 '.9
manejar con mas destreza la espada que la romana i la vara de me'dir, hizo dos bancarrotas en el espnoio de pocos meses, salvando, sin embargo, la dote de su mujer. En esta situacin, i recordando que su bravura era tan brillante, como su figura pareca raqutica, psose a tramar una conspiracin, gastando algunos centenares de pesos de su
propio caudal.
ra
Asocise con este fin a otro oficial de caballellamado Marillo. que aun existe, i que se liabia hecho clebre por la sublevacin a que arrastr al cuer[>o de Dragones
el
en
convento de Apoquindo
se
el
Labb
al
sern
del famoso Soto Aguilar, cuyas innobles perfidias apndice obligado a todas las conjuracio^nes del decenio del jeneral Prieto. Murillo, por sn parte, contando con los recursos que le proporcionaba Labbc, dcbia tratar de suel
mando
blevar los cazadores a caballo, uno de cuyos escuadrones guarneca entonces la capital.
El p'an de la intentona, segn la declaracin testual del segundo de los conspiradores (que si no fu uno de los delatores, asume en el proce.so el carcter de un jente aleve) era,
que despus de sublevados los cazadores hsares, sacaran algn armamento de Iq, capital, si se poda; en s^guida, se dirijirian a los pueblos de Rancagua, San Fernando i Curic, donde acopiaran armamento, municiones i caballada; en el
i
i
banda
del Bio-bio,
emprender contra
(1)
(1)
el
proceso de la consla
pi-acion
18-32, se
capital.
En
d4Mi Jos
Labb, etc., que existe en eltoni. 26 4. de los impresos nacionales en la Biblioteca de Santiago, pero que no arroja luz alguna de importancia sobre el
suceso.
150
Al poco tiempo de estar puestos a la obra, Labb, asegurando a sus cmplices que Bariiachea se encontraba aun en Arauco a la cabeza de ;300 hombres, que Chilo se habia pronupciado por
Valdivia
el el
jenerl Freir,
i
que en breve
las
se sublevara en
al-
coronel Vidaurre,
gn
res,
dinero,
conspiraciones militai
sares,
tres cabos de hprimero Jos Manuel Subicueta, i los ltimos Domingo Muoz, Manuel Ara vena i Fernando Vidal. Por su cuenta, Murillo se habia puesto en comunicacin (de mala f, si hemos de estav a su declaracin, i con el solo propsito de
llamado
el
el bolsillo de Labb) con cuatro srjenlos de cazadocuyos nombres eran Pascual Salinas, de quien era antiguo conocido, Isidoro Rodriguez, Antonio Miranda i un Espinosa.
esplotar
res,
Con
estos ltimos
San Pablo
la
noche del 21 de
octubre de 1831,
reunin,
Labb debia tener con los afiliados del cuartel de la Alameda del tajamar, lugar lbrego i
la
en
marchaba prsperare-
III.
Pero Labb habia cometido la imprudencia de comunicar abanderado de hsares, don Francisco Rojas, ofrecindole hacerlo capitn i amenazndolo con qui-
lo descubriese.
Esto
el
8 de octubre.
i
honra ni valor, que se cubri en pocos aos de todas las infamias de su poca, iniciando su sistema favorito de traiciones i es{)ionaje autorizado, le orden que se dessiu
hombre
ent.eiiJie--;c
i
151
el
.se
bilo de la trama.
De
la cita que sus sabalteraos tenitan acordada con I^abb para la noche del 28 de octubre resolvi prenderlos. Dio, en consei
en
la
lugar designado,
joven sarjento Subicueta. Murillo, a su vez, fu capturado, i en su primer interrogatorio, el 30 de octubre, declar de plano todo lo que haba tenido lugar (1).
i
Labb
al
En consecuencia, Labb i los hsares fueron juzgados en un consejo de guerra, que los conden a muerte el 6 de diciembrade 1831, sentencia que la Corte marcial conmut tres meses despus (24 de febrero de 1832), en ocha aos de destierro para Labb i seis para sus cmplices. Murillo i los sarjentos de cazadores fueron absueltos, i aun los ltimos no figuran en el proceso, prueba evidente de que su instigador hacia traicin
al
(1)
el
la
conspracion en
dez. Despus, el Congreso, a peticin suya, disminuj' a solo dos aos su conde-
na (octubre 18 de 1832), al cabo de cuyo tiempo pas al Per, donde fu fusilado por el jeneral Herrera, a consecuencia de una sublevacin que intent en el Cuzco, si no estamos mal informados, pues aquel oficial era tan valiente como
inquieto.
sado,
i
H aqu el indulto que le otorg el Congi-eso, segn dejamos espreque copiamos del Boletn de las Leyes, lib. 5, nm. i:;.
"Santiar/o, octubre 18 de 18X2.
lo siguiente:
Movido de comjtasion
competen por
el art.
el
Congreso por los padecimientos que representa el rei> remafeido don Jos Labb, i en consideracin a la circunstancia estraordinaria de la prxima reunin de la
las facultades
que
le
46 de
"Luego que don Jos Labb haya cumplido la cuarta parte del destierro a que fu condenado por la Corte marcial, si su comportacion en el presidio hubiese sido arreglada, segn el informe del respectivo comandante, se le conmutar la pena de destierro por el tiempo que le lalte al cumplimiento de la sentencia en una cspatriacion pi>r igual tiempo a disposicin del presidente de a
Repblica.
152
IV
Coincidi con la prisin de Labb,
la
el
28 de octubre de 1831,
tes coroneles
ez,
don Nicols IbaHse creido por esto, i por haber intervenido Soto Aguilar en el asunto, que esta era una incidencia del intento de LabK'; pero, en realidad, tuvo un orjen del todo diferente. Aquel habia sido un complot, el ltimo no pasaba de una conversacin exaltada, o mas bien, de un brindis en un caf pblico.
Godoi que tuvo lugar
i
Porras
i_
del paisano
al
siguiente dia.
Encontrbase, en efecto,
el
tribunicio
la
fonda llamada
Parral de Gmez,
en
la
en otra contigua
i don Antonio Millan (capitn de lisares el primero alfrez el segundo de la propia compaa), i el paisano don Jos Antonio Catca, tan conocido como profesor de matemticas en el Instituto nacional, aunque bajo el nombre j>oco urbano de el
Macho.
cafs,
Don
donde con frecuencia cenaba, confundindose con la i consumiendo sus propios guisos favoritos: el valdiviano, el ch.arquican, las hiimitas, porqua a pesar de haber
muchedumbre
de tener a
la
sazn un asiento en
la
Suprema
que era
"Dios guardo a V.
cretario,"
K.
Anusiln
Vial.
"Sfijiliaffo,
pri-
mera oportunidad
"Acsese recibo
lo
comunique
archvese.
al
agraciado,
tome
lo?
efecto.
Prieto.
Tocornal."
cin con
los
ir>3
como
otras,
vez.
i
trab conversa-
a poco andar de la
una mano a
i
otra,
por
el
Era ya la media noche cuando los Imspedes del Parral de Gmez se retiraron, hacindoles compaia hasta la Alameda, que estaba vecina, el ciudadano don Joaquin Campino, quien, hasta esa hora, se habia entretenido, segn los hbitos democrticos de aquel tiempo, en aquella
fonda de arrabal.
Sentronse los otros algn rato en un sof de la Alameda, prosiguieron despus su camino a la casa de Kodriguez, toste el brazo
mando
de Sotomayor
(
Millan
el
de Gatica.
don
^^lanuel
Sotomayor, que se habia relacionado con la poderosa familia de los Errzuriz, como el ltimo liabiera sido coadiscpulo de don Carlos, no tard ste en abrir su corazn al supuesto
i
hijo,
que
pacin en
la catstrofe
miembros del Consejo permanente. Al contrario, atribuasele un sobresaliente valor, habiendo recibido en la accin de Ochagavia una feroz cuchillada en el- rostro de manos del oficial Porras, comandante de los hilbanados. Eodriguez, una vez llegado a su casa, los invit a entrar, aunque era ya cerca de las dos de la maann; hizo traer luego algn licor, sigui la charla, i a poco rato, tomando don Carlos la espada que conservaba de su glorioso hermano, el mrtir de Tiltil, djole al que pocos dias despus debia ser su
delator:
Te vrA a regah.r
csie sable,
querido. (1)
(1) Vase en el documento lu'im. 7 del Apudice el auto cabeza de proceso formado a Rodrguez, i las declaraciones contestes de Sotomayor, Millan i Gatica
tica.
154
Cuando ya era cerca de amanecer, so retiraron Milhin GaSotomayor permaneci con Rodrguez hasta las seis de la
maana.
VT.
seniana mas tarde, volvi el ltimo a ver a Rodrguez noche del 27 de octubre, disfrazado con el traje de paisano, en lo que daba ya indicios de estar do acuerdo con su prfido comandante, aficionado siempre a todo jnero de ardides. Pero como a poco rato de liabcr entrado a las habitaciones de don Carlos, llegasen de visita el comandante Godoi i don Joaqun Campino, no habl nada de sustancial con su seductor. Esto tenia lugar la noche del 27 do octubre, como dijimos.
Una
la
en
la del siguiente da, fu capturado Labb, a l.i prxima maana, en virtud de una orden verbal del presidente Prieto, fueron aprehendidos por el gobernador local Cavareda las personas que dejamos mencionadas.
i
En
VIL
Sin duda se crey en los consejos de gobierno que aquellos conatos aislados de trastorna tenan algn punto comn de partida,
el capitn Sotomayor i el abanderado Rojas, llevaba el ambos denuncios. Por esta razn, se mandaron reunir las dos causas en un solo proceso; mas como resultara en breve del sumario de Rodrguez que todo lo que haba existido era una simple conversacin, o mas bien, un rapto de entusias-
cuerpo,
hilo de
mo,
el
ministro Errzuriz,
mand
en un perentorio
i
tr-
paisano IbaBez
delito era,
sin
a los oficia-
Porras
Huort,
cuyo nico
duda,
haber
pertenecido
al ejrcito
155
i
su sincera uversiou
;i
Portales
aquel
Sabia que pagaba su inuata prevencin con una intensa odiosidad, desde que l habia sido jefe de la Caja de Descuentos, i el ltimo contratista del Estanco, cuyas operaciones estuvieron subordinadas a aquella oficina en !o que tenian relacin
tariamente, dirijidose al poco tiempo a Lima.
le
con
el fisco.
VIII.
la
confinacin
cuando apareci otro conato de sedicin entre los vencidos de Lircai. El 5 de marzo de 1832, fu denunciado el capitn Eusebio Ruiz, aquel terrible fronterizo que habia puesto al jeneral Prieto a dos dedos de su ruina, sublevando a sus espaldas la provincia de Concepcin en 1829, trataba ahora de levantar una montonera en el monte de la Ruda, camino de Rancagua a la capital, i (secundado en esta parte por el coronel penquisto don Peel
destierro de Rodrguez,
el
el
Teji-
miento de cazadores, que estaba a la sazn acanttjnado en Qechereguas. lugar histrico de motines.
IX.
La delacin era
cierta.
Desde mediados de enero, Ruiz, Reyes i la Rivera, que vagaban en Santiago, arrastrando la existencia miserable de los militares dados de baja, resolvieron acometer cualquier empresa, por desesperada que fuese, para cambiar su situacin. fin de procurarse algunos aliados i recursos en el sur. Reyes habia puesto sus planes en conocimiento de un viejo cura de Curepto, doctrina de Talca, llamado Luis Solis, que
se
encontraba detenido por sus opiniones liberales en el convento de San Agustn. El ardoroso clrigo, violento en su di-
simulada prisin, acept cu
el
jr)6
acto la propuesta
prometi su
ayuda a
se el
los conjurado?.
apoyo de un hacendado que tenia su fundo en el curato de Curepto, que se llamaba don Manuel Alvarado, hombre ya entrado en aos mas cuerdo que su prroco. Hablronle de lo que se intentaba hacer, por medio de un bodegonero
i
llamado Toribio Candia, que era habilitado o dependiente de Alvarado, i le pidieron dinero i cooperacin; pero a todo se neg prudentemente el viejo labrador, diciendo que todo aquello
La conferencia de
tanto, la
lugar, entre
los pocos dias, sanoche del 19 de enero de 1832. lian para el sur, con el objeto de acercar.se a Quechereguas i dando por pretesto el ir a hacer unas cobranzas, Ruiz, Reyes i Solis. El capitn La Rivera quedaba en Santiago, estando a las resultas. La primera jornada de los tres conspirado-
res de sable
sotana fu a Rancagua
i de corazn se asoci este en el acto a la empresa, prometiendo auxiliarla con algunas armas. Encontrbase tambin en ajuella ocasin en casa de Ramirez el conocido don Basi-
lio
Venegas
{el fraile)
i
conjuraciones ca estuviese
espia de gobierno;
como en
aquella po-
mas dado
a las primeras,
entr tambin
en
el
complot.
En
ad'-il
ante has-
cuando lleg a este punto, ya los cazadores haban marchado al sur. Ruiz i Solis hablan perdido tambin su tiempo en varias correrlas en demanda de armas en las haciendas vecinas a Rancagua, siempre teniendo en mira armar la montonera en el monte de la Ruda.
ta Quecheregua.s,
lo7
XI.
En
como hemos
visto,
en los primeros
Santiago, quien orden en el acto la captura de todos los comprometidos. Ignorase quien fuese el delator, pues el mismo Candia, mas sospechoso aun que su patrn Alvara lo, fu
condenado
a muerte.
el
Sustanciado
La
Rivera, Venegas
Candia fueron sen-enciados a pena capital, en consejo de guerra, el 11 de setiembre de 1832. Solis fu absueito, acaso
por
influjos,
i
a Rainirez se le
impuso un destierro de
seis
aos.
que en aquellos aciagos enconos de partipoder tutelar de las vctimas perseguidas i en moderador permanente (en opo.-icion al rol posterior do e;tos mismos tribunales, que agravan por lo comn las sentencias polticas) del encarnizamiento oficial de los perseguimarcial,
La Corte
do
se constitu^- en
dores,
destierro. (1)
XII.
No
nos consta
si
En
mis-
mo
dia que el Consejo de guerra lo conden a muerte. Hai hombres que tienen en todo la naturaleza del len. Si Ruiz en
las batallas
i
su lanza,
se
jaula?
cumplido
sin
i
Solo dos aos despus (en 1834), cuando regres del Peni, el plazo del destierro, se le puso de nuevo en prise le notific la sentencia. Esta
i
(1) Seutencia
(1.-1
10
le
flicicmbre
dt- 18;]2.
158
que decia Kui/ iba a cbancelar en J.ongoniilla, }iero la raeel alma cu el momento mismo del tralla le derrib el brazo
ajuste.
XIII.
Los intentos
la lijera,
sediciosos,
el fru-
combinacin de un partido o el prestijio de una idea popular, eran arranques del descontento de los individuos, a quienes el trastorno de 1829 les habia arrebatado, junto con el derecho, la dicha i el pan. Pero, desde que la ca ta de 1833 fu puesta a discusin comenzaron a aparecer en la superficie, viniendo de las entan formidable de retraas del ]:)ais, una serie tan continua voluciones, que por su violencia i sus trastornos podian solo
to de la
i
compararse a esos terremotos que ajitan la costra del orbe, i que la mantienen en constante oscilacin por tiempos considerables, despus de pasado el primer mpetu.
XIV.
Como
que se ve, no solo la mano de un partido poltido varios de ellos, es coetnea con la constitucin de 1833, i marchaba en los concilibulos secretos, a la, par que en los debates pblicos de aquella, prueba evidente de la eficacia de la ltima para restituir i asegurar la paz i el
binaciones, en
co, sino la liga
orden entre
los (ihilenos.
Hnse perdido para la historia las bases legales que hubieran servido a una exacta i comprobada relacin de aquel proyecto, porque no existe el proceso que se form a sus autores. Mas, coljese de otros documentos, mas o menos autnticos, que aquel movimiento tenia profundas combinaciones i cmplices entre las mas altas categoras del Estado. Llmanla
jeneral mente
la
conspiracin
de
por base
el
159
man-
mas de mil
plazas. (1)
Peo es indudable que uu hombre de un corazn atrevido i de un espritu elevado, el coronel Picarte, era el brazo poderoso de aquel intento, mientras que el jeneral Zenteno, comandante de armas de Santiago a la sazn, era la cabeza, i qu cabeza! la ue San Martin habia elejido para que le ausiliara en la combinacin de lo.s planes con que debia libertar a Chile. Hse dicho tambin que don Francisco Ruiz Tagle se habia constituido en oficioso proveedor de fondos de la conjuracin, aunque el dinero, al contrario de loque sucede jeneralmente, era el elemento que menos escaseaba en el intento. Don Rafael Bilbao, antiguo intendente de los pipilos, el coronel espaol don Ambrosio Acosta, el antiguo capitn del 1 La Rivera (el cmplice reciente de Ruiz), figuraban tambin entre los principales ajentes de la empresa.
,
XV.
Tan adelantada
estaba ya, a principios de 1833, en todos
(1)
taei
el coman-an'ue
n de un valiente a toda prueba. Hijo de un oficial O'Higginista, habia entrado al servicio con su hermano don Justo, en 1813, cuando tenia solo 10 aos de edad, sentando plaza de cadete en el famoso batalln de Granaderos, de .lun Jos Can-era. En 1820, no contando sino 17 aos de edad, era capitn de
Guardia de honor del Director O'Higgins, habindose distinguido dos aos En marzo de 1832, habia sido ascendido a teniente coronel efectivo, graduacin en la que muri en Concepcin, su patria, por los aos de
la
antes en Maipo.
1844 o 45.
Ademas de sus simpatas O'Higginistas, el comandante Arteaga abrigaba en 1833 una manifiesta desafeccin a Portales, quien, acaso por su antiguo color
poltico, se
el
un
gi-ado
i el
mando de un cuerpo
que
s>i
pi'ision fu evidente.
dia" preciso en
lO
Era
este el 7
que debia
estallar.
de marzo de
aquel ao.
signado sobre
gobierno tuv*) aviso, la v^-pera misma del dia depudo el peligro inminente que le amngaba, atender a salvarse, en el momento preciso en que irremisiblemenie iba a perecer, pues no era posible que fracasara una revolucin diriiida por el mismo comandante de armas de la
Mas,
el
capital.
ha sabido con certidumbre. Djose entonces ))or unos que habia sido el segundo jefe de la artilleria, don Aarcos Maturana; por otros, que un
Quin dio
el
aviso salvador?
Nunca
se
el
que ha-
biendo jirado ste en favor de aquel, en esos das, un li bramiento por la suma de 18,000 pjsos a cargo del Erario (documento que en caso de revolucin habria corrido riesgo de no ser pagado), el temor de perder uiua fortuna !e indujo
a ser traidor. AJns, sea
como
fuere,
liubo
tuna que puso en manos del gobierno todo el plan de la conjuracin i le coloc en aptitud de desbaratarlo por completo.
XVL
Cul era este plan?
H
la
esos tenebrosos
historia
el
verdugo conoel
su castigo.
se csteuilia a Valparais),
la R'[)b:oa;
i
como
a otros pantos
la tra-
importantes de
si
li.;:n.>
de atenernos a
dicin, a mas di dilatado, el proyeet. tenia algo de terrible. Deduciendo mucho a la exajeracion apasionada de los contem-
el
intento,
como en seguida
se vieron actos
de
tant:i
mismos tumultuarios, qu mucho es que se hubiese dejado en esta primera empresa alguna participacin al pual? Era
161
una revolucin la mas espantosa que se podia ver, (dice uno de sus secretos partidarios (1), aludiendo a las proporciones que le atribuan el vulgo i el gobierno), que al da siguiente que haba comeda, deban pillar ah a godos i estanqueros i en el acto matarlo; que 80,000 pesos a nuestro amigo Prieto que se estn sellando, tomarlos tomar los cuarteles; que el comandante de artillera Maturana fu el que d el aviso; que la junta interina que iban a poner, se compondra de Tagle por los pelucones, Fontecilhis por los O'IIiggnistas i Bilbao por los pipilo?, para asi unir los partidos. Otros dicen que el vice-presidente era don Jos Santiago Aldunate; otros, como lo canta por toda.' partes don Agustn Yal, que este plan ba venido de Lima, hecho por Freir de acuerdo con los O'Higi
XVII.
I ciertamente
se deca
en los
corrillos,
confirmbase por
el
la
la
las
En
efecto, el
mismo da
a prisin el comandante
el
Acosta,
el
capitn la Rivera,
i Domnun antiguo comandante de serenos de aquella plaza llamado Quiros (por mal nombre Boca abajo), i por ltimo, lo que era mas significativo que todo, se haba hecho venir por la posta de aquel puerto al coronel don Jos Antonio Vidaurre i se le haba nombrado comandante de armas de Santiago, ordenando al jeneral Zenteno que en el acto mismo le entregara el despacho. Habase
al
antiguo intendente de
(1)
marzo
26 de 1833.
PIEOO PORT,
11
los pipilos
saliese para el estranjero,
162
rnente,
don Rafael Bilbao para que en un breve trmino de donde habia regresado reoientedespus d.^ pu destierro voluntario en 1830 (1).
noliciti
1)
I.ii
siguiente
oaraetersfica curUi de
don Diego
el
PortnleS,
que
se
desempeando
que
es eouleslacion u la
que
el
dirijido l>ajo el
mas profundo
sijilo. el
mismo
ili
me toma de nuevo; todo lo tenia profetizado, i a f que Vd. no podr decir que quiero echarla de previsor, porque no hai un amigo mi que no me liay^ odo las profecas. Siento mucho que ellas so hayan i-ealizado, porque as el Gobierno i el- pas van tv perder considerablemente para con todo el mundo, que lo iba mirando con respeto i como lo mejor de Amrica, ahora que nuestra desayer
gracia cambiar este juicio honroso
se
el
dar ascenso a
la injusticia
falsedad
Por otra parte, me alegro, para que nuestro presidente se convenza lo que le he dicho mil, a saber: que solo puede tenerse confianza en el hombre de honor, i que toda distincoj al malo es lo mismo que criar cuervos, i solo sirve para hacer desmayar al bueno. " Si Vd. examina bien el oi-jen de los males que nos amenazan i amenazaba^, lo peootr^r en las ponsideracop.es indebidas que h^n merecido & nuestro
alguna vez de
presidente mucl)as personas que solo merecan un presidio,
i
sobre todo, en su
'Oomo
el
el
nimo
est
taiii)>oco
me ha
alarma-^o
darme
manos de
homltres i^n sucios; pero la sanidad de m concieucia i la satisfaccin de no haberme procurado el mal ])or m mismo, me lo harn inui soportable cuando
llegue
el caso.
"He
mucho
rio
que
V^d.
i
conoce,
pouer espas en
s.ip
compaas
imponer al comandante de los motivos, i mucho mas, cuando estol que ellos le inspirarn mas nteres, actividad y celo. La fuerza veterana de artillera es la que no n>ie da una plena confianza por la calidad de la tropa i por la clase de SHV>alternos; pero, Pn embargo, rae atrevo a asegurar que sern vp,nas todas las teijtativas que han hecho aqu los conspiradores, i que antes de
4arse
cierto
por esto
r hasta
ci'ea
Vd. que
me abandone
que intentasen venrsenos a las barbas. Jo a mi confianza, cuente con que no dormii
que suceda el desenlace del drama. "El arreglo i orden que reina en el cuartel de cvico?, presta mucha seguridad, crea Vd. que cod la banda de tambores msicos i los saijentos de lnea, creo suficiente para trastornar cualquier plan; esta tarde voi a hacer llevar con sienta, quedar dismucha precaucin '2nnO cartuchos a bala, i todo, sin que
i
.-ic
163
XVIII. Al mi no tiempo, habanse hecho prisiones en Yalparaiso Aconcagua, siendo cntorce el nmero de los capturados (1)
i
puesto del
poditi di^sear
La
iiior.ilidiii]
subordinacin que se ha
inilici-is,
me
hacen esperar
que a pesar de estar tan en principios, puede sacarse de ellos todas las ventajas que se quieran. No trepido \\n momento en aeonsejir al gobierno que en caso de peligro, esto es, un golpe de mano de 1: s bribones, debe esar dispuesto pjra volar a Yalparaiso, en donde encontrar toda seguridad, especialmente a la vuelta de tres o cuatro meses, tiempo que coasi^lero bastante para poner en laien estado los 1,500 liombres de que constan los tres cuerpos cvicos.
" Har \m mes estuvo Picarte en sta en la malditsima casa de Squella, a la que pegara fuego por las cuatro esquinas para que no se escapara ni la viuda ni las ratas: puede suceder que haya venido a tratar algo: l. ha solido verme en busca de empleos; pero, en esta vez, no se me ha puesto por delante, aunque puede suceder que esto sea efecto de una contestacin mni dura que di a una
carta suya eu el ao pasado. " Guai'dnse Yds. mucho del edecn Lpez, porque apostar una oreja a que
est metido en el plan a las escondidas: l es una misma cosa con todos los que andan en la danza: es doble, intrigante, yaspirante i enemigo del gobierno, por mas que el presidente no quiera creerlo. " Jofr est habilitado por el ehillanojo Rodriguez en los molinos de Serrano, i no creo que se haya movido sin acuerdo de este diablo que no pierde de vistii
a don Bernardo.
' Cuando Arteaga estaba preso, i yo enfermo en Santiago, supe muchas veces que tenia sus encerronas con ese Rivera que fu del 7. coa un Montero que fu
del
mismo cuerpo, i otros parecidos: srvalo de gobierno. " Con la separacin del escriba (*) i nombramiento de Vi iaurre, se va a
i
es-
pantar la caza,
Si Vds. tienen
los conspiradores
trampa, de
res-
el delito
quedase en dudas
" En fin, amigo, yo estoi templado con.Vd. i me parece que no puede salir malo aquello en que Vd. ponga mano. Sujete el gallo por all, contando siempre con que por aqui no se largar. Cualquiera que sean sus ocupaciones no deje-
de escribirme, porque,
cias,
i
si
apurar tambin
las
providen-
toma un aspecto serio, debo asegurar este pueblo tomando medidas sin rebozo, i que no pueden tomarse sin ser traslucidas. "Se despide de Vd. hasta maana su mas amante amigo i obediente subdito,
si
Diego Portales."
(1)
en
la
164
ltima provincia
stos el
(al
do entre
que otras veces hemos citado), figuranjoven mayorazgo don Mximo Caldera, her-
mano
que
la oonjuriicioii
Lo nico que
iieclio un viaje misterioso a Santiaj^o i que era indudable estaba comprometido en la empresa. Respecto de sus cmplices, supo que los comer cianti'S don Eujenio IVrez Veas i don Jos Squella, acrrimos pipilos, haban seducido a un Cabrera, antiouo oficial del Pudeto, a fin de que sublevase la brigada de artilleria, en cuyo cuartel se hallaba preso, i a un empleado en la secretaria de marina llamado Callejas, todos los que, en consecuencia, fueron espedidos a Juan Feruindez, con escepcion de Squella. Portales confin al ltimo a Copiap, habiendo tenido eon l el procedimiento poco decoroso de estampar i'omo auto cabeza de proct-so, con fecha 9 de marzo, una conversacin privada que con l habla tenido bajo la f de caballeros. "Anoche, dice Portales a Oavareda, aludiendo a esto en carta del 9 de marzo, a las dos de la maana estuve con Squella en su prisin i me descubri lo que ])oco mas o menos vei'
Quiro liabia
usted en
el
citado decreto."
a Quiros, parece
En cuanto
nores:
caza.
Al menos,
asi lo re-
fiere Portales
Querido amigo:
despus de haljcr salido
donde proTiablemente no saldr hasta aunque dije esta maana a Garfias que escribiera a usted, no quiero dejar de hacerlo de mi letra, para inqionerle de <[ue Quiros o Boca ahajo ha venido de Santiago, hace tres das, con la comisin de revolver, mandado, por supuesto, por esos caballeros: aun no pueden aprehenderlo, aunque lo buscan por todas partes, i es de necesidad que ustedes lo encarguen mucho a la polica de Santiago, por si acaso se ha largado. S donde se ha mantenido escondido, s que en casa de Eujenio Veas Prez tuvo una entrevista con Jos Squella le manifest el o])jeto de su Tiaje, dando fjor hecho o verificado sin remedio el golie de Santiago, tan pronto como se avisase de aqu que ya estaban dispuestas las cosas para segundarlo. Estn presos Veas, Squella (que me acaba de decir que no le pregunte nada'delante de otros i que en
hallo en
el
Me
cuartel de artilleria, de
el
correo,
privado
me
impondn'i de
i
Ja
verdad),
("all jas,
que fu
oficial
de la secretaria de
un Cabrera, que fu oficial del 8 i que hasta ahora resulta cmplice, i que segn trasluzco, tenia la comisin de sobornar la trojia sta, aprovechndose de la circunstancia de estar arrestado en el cuartel, por splica del
este goViierno,
gobernador
el
local, lo
que
me ha hecho
dar
la
se
admita en
maana),
Por
la carta
165
XIX.
Hablan pasado muchos das, i el gobierno no se recobraba aun del pnico en que las primeras impresiones de su peligro le haban sumerjido. Yo no creo, escribia Portales al ministro de la Guerra el dia 13, como para fortalecer el espritu decaido de sus amigos, que la conjuracin tenga la trascendencia i e.stension que usted teme: esa frialdad o indiferencia que usted nota en algunos puede nacer de desprecio o de cansancio, pues usted no ignora que todos han temido i han hablado tanto, profetizando lo que ha sucedido i lo que no se ocultaba a los ojos de otro ciego que el gobierno. Acaso habrn muchos que no tomen todo el gusto ni han podido aleel descubrimiento de esta conjuporque teman que maana vuelva a suceder otra, racin, confiando poco en la esperanza de que el gobierno, con este ejemplo, cambie enteramente i abandone esa marcha a medias, creadora de revoluciones i orjen esclusivo del descontento de los buenos, de su de^falleciiniento de la audacia de los malos. Cuando se vea que el gobierno mira los males como causados por dos detestables facciones unidas (1) i no por las personas de fulano ni mengano, cuando abra bien los
grarse
enteramente por
hombres honrados de
i
los
que no
lo
a los
i
buenos
sin
he sabido
fiscal,
el
desenlace del^niuia en
si
esa.
Me
parece bien
el
nciiibramiento de
el
especialmente
si
ustedes le ajiidan.
Que no ohden en
si
interrogatorio
l,
la
pregunta de
etc., etc.
Zenteuo representaban
el
ltimo elemento;
que Bilbao
16)
XX.
L;i
causa,
sido
nombrado
sarjcnto
con tanta rjipide/. murcliaban sus trmites, que ya el 16 o 17 de marzo, es decir, una semana despus del denuncio, los reos presos, se hallaban en el caso de nombrar sus defensores. (1)
XXI.
Al
fin,
como
era a todas luces inevitable, los reos procesael Consejo de guerra. no desmintiendo ahora la
Mas, intervino
la
Corte Marcial,
le
hemos
en todos
(1)
ord nab:i
la
manera como deban eomponere los consejos de guerra que iban a Apenas habra palabras bastante duras
para calficnr este abuso detestable del poder sobre los sagrados fueros de la conciencia, pero como la prct'ca es tan aeja i se ha seguido con tanta fideli-
dad ha-ta aqu, nos parece suficiente exhibir un documento que la pone en evidencia, para que se comprenda todo su alcince i todo su escndalo. Las palabras de Portales, dirijdas al ministro de la Guerra el 18 de marzo, eon las siguientes: "Los conjurados han de nombrar para defensores a los jefes de cuya integridad i adhesin al Gobierno tienen que temer para implicarlos de este modo i no ])uedn ser nombrados vocales. Segn noticias, uno de ellos, Acost, ha nombrado a Obejero, ya Art^aga ha nombrado a Blanco, como usted me dice, i as se;^uiru con otros, creyendo que de este modo harn recaer el nombramiento de vocales en el coronel Lpez, en Sancnez, el tuerto que gista mal su pata, Atorga, etc. Pngase usted de acuerdo con Vdaurre (quien puede i
debe presidir
Siiva, Frutos,
fel
consejo) para
que
si
se
nombre de
\^ocales
i
si
se
complete
los
consejo cou
cla.e
el
que
que estn ausentes en ir. P]n fin, yo no puedo dudar de que ustedes hayan tratado ya este asunto con la formalidad que merece, para no ser burlados i (pie el clmeh iio quede iipiin."
a
la capital
puntos ininediafo:
los casos aiileriores,
tal
167
coamut
el
aulogos
al presente,
1h })jua capi-
en destierro a un presidio.
En
cousecaencia,
o Je setiem-
los
La Corte Marcial no
impunemente.
El gobierno, violando a Constitucin las mas sagradas leyes constitutivas de la armona de los poderes i de l:is garantias
de
los
ciudadanos,
mand encausar
en
don Ramn Sarricueta, los suplentes don Rafael Valentn Valdivieso (actual arzobispo de Santiago) i don Pedro Lira, i los vocales militares coroneles Cceles i Recabarren. La Corte Suprema, sin embargo, ponindose
Jos Maria Villareal
i
a la altura de
su ministerio, absolvi
culpa,
XXIL
Tal fu
la
primera de
las tres
hi-
cr rtj l Constitucin de
preconizaba como
vo; pero
la era
de
la
paz
de
la libertad. L,
prece-
promulgada en ma-
vamos a ver en breve la que sigui a su alurubraque es, sin diida, la mas terrible i la mas colosal de todas las maquinaciones secretas que han ocurrido en Chile durante su existcia, que comO tal ha pasado a figufr en la historia con el nombre de la revolucin ele los Mles.
niento,
i
i
CAPITULO VIL
CONSPIRACIONES QUE
SIGUIERON A LA
DE
1833.
CONSTITUCIN
(La revolucin de
los
puales. La conjuracin de
los
Hsares.
Tu-
La reTolucion de
i
juramento de
i
Nogareda
do
El capitn dou Juan Corts. Primera rkuaion Los dos Barril, Mujica, Soto, Navarrete, Montero. Segundo concilibulo. El coronel Puga es nombralos puales.
los conjurados.
i
jefe militvr
Incorporacin
de
otros personajes.
Jos Castillo.
fondos.
Medios de procurarse Los comandantes Urquizo Maria NoToa Don Rafael Bilbao. Personajes que Don
i
El
Don
Jos'-
la conjuracin.
dinero. Apresto de armas i grupos de pueblo. Plan de \t\ ciuda|<l eu dos lneas de ataque que debe asalInmineucia de una catiistrofe. Llega la tarse por diez grupos 'armados. noche designada del \-l de julio Descuido completo del gobierno- El teinministran
el
IHvdese
i'l
moiiit-nto de darse
el
golp-
se
descubre
un depsito de puales.
])08tergundo
la
da contra orden
el nii>viini<Mito.
Muerte
Es denunciada
guardan
los
Prisin
una
falsii
de eenteuares de
conspiracin para
ejecucin un
i
personas
conspiradores sorprendidos.
descubrirlos.
El gubif'""
es
El
la costurera
El coronel
i
Puga
engaado
entra en
el
Hsares
la artilleria.
Penetra en
de
las
el cuartel
de aquella
i
es amarr.ido.
Joaqun Lazo.
Pri.sion
seoras
Almanche
su espiritualidad de
reas.
169
pero se opone
el auditor
Se
intenta fusilar a
Puga
incontinenti,
Ncble
de un
conducta de Gandaoficial
La crcel de Santiago en 1833. Vista sobre puales. Admirable informe de Gandarillas revolucin de tribunales El Congresobre aquel proceso de Puga. Clemencia de
la
Delacin
de Nogareda por
la perfidia
de
artillera.
los
el
los
concede al gobierno
de la nima ne-
facultades estraordinarias.
Gastos
secretos.
Ancdota
gra.
Sublevacin de los colejiales del Instituto. Se resisten a la fuerza armada, pero capitulan con el presidente de la Repblica. Lealtad de
los
comprometidos
de educacin.
Su-
la fecha.
\b-u el primitivo
.
audaz iniciador de
terrible
i
.de os
2JUaks, la
mas
siniestra, a
'..conjuraciones polticas
..capitn,
que
el
rejistran
orijinria de Cliilo,
negado
a le conocer.
No
un simple soldado.
Habia sido en 1828 uno de los redactores del Canalla (el competidor o\ Hu/ibrie'do), juntamente con Muoz Bezanilla, el
.
senador Fernandez
el
clrigo Faria-.
'de ideas adelantadas, i aun se le tildaba de volteriano en sus .'^creencias relijiosa?!, suposicin que se confirm en breve, pues
;
f.se
II.
mediados de marzo de 1833, i cuando aun no habia pasado una semana desde la prisin de Arteaga i sus cmplices, Corts promovi la primera reunin de los conjurados. Era esta segunda maquinacin un resultado de aquella o asuma
un carcter enteramente
dia;
tti Viese
parte en
plan
que acababa de
porque era
casi
paisano de uno de
como
es sabido,
comenzado su
noche del 20 de marzo, reuel estudio del abogado don Jos Toribio Mujica, hombre de tanto corazn como in-
Tvose
primera junta on
la
i,
Maria
capitn
Barril, valdivianos
batalln
i
nm.
7,
hermanos don Gregorio don Jos de nacimiento, nmbos ofciales del o Ghacabuco, en cayo cuerpo era el primero
i
teniente
el
segundo;
el
ca})itan
de caballeria
refor-
la libertad,
oficiales
por ltimo,
los
de
don Vicente Soto, veterano de hi Patria vieja, en cujas campaas granjese el nombre de valiente, i el joven teniente de aquella misma arma don Juan Antonio Nogareda, que habiendo perdido su grado, vivia enseando matemticas
ea
eil
;d
il
uo
ile
Li,
c|'/t>;>l.
piiv;
era entendido
i
aquella ciencia
oS"!
no
escafeo
su conducta.
que equivalia a decir que eran conspiradores nato. Aquellos hombres sentian hambre o tenian madres o hijos que alimentar. Por un acto atroz de injusticia tirana, les hablan arrebai
po en suerte vencer:
echaran
c.r
mucho
eni unces
que
los
primeros
mano
que eran
idelidad,
la palabra en este primer concilibulo, un juramento solemne de secreto i de sobre una frmula que l llevaba redactada, i en la
i7l
los ultrajes
los derechos que ellos se proponan de que iban a pedir satisfaccin a sus
iri.
Celebrse, a los pocos dias, una segunda conferencia mas hmerosa en el caf de la Unwn, donde los conjurados dispo-
hi^bia ofrecido
que remediase su miseria. Acordse en esta vo lugar en los ltimos dias de marzo, incorporar en la lojia a los coroneles Puga i Cotapos, i a los comandantes Castillo, Urqizo Jofr, que representaban una esfera mas alta en el
i
Con esta agregacin de auxiliares, llegaban los conspiradores nmero de 13, sin escepcion hombros di espada, valientes los mas, desesperados todos i capaces de los actos mas atrevipor su nmero a aquedos. Asemejbanse por su situacin
al
i
que que llamaron a los de Chile dieron muerte al marques Pizarro en la mitad del dia, pues si stos no tenian sino una capa para salir a la calle, aquellos no posean ma fortuna que el embozo que servia a sus nocturnos disfraces. El capitn Juan Corts era el Juan de Pvadn. de aquel grupo de conspiradores, aunque convenale mejor por Susanos el ttulo de Almagro el mozo, pues era un apuesto
llos clebres castellanos
i
otros,
los
ya en un punto, ya en otro, a cuyo fin Corts habia proporcionado una casa en la calle de Santa Ana. Puga, desde luego,
habia sido nombrado
];)residente
de
la ljia
Corts secretario.
172
IV.
Era el presidente de la ljia el menos apto para el difcil honor que le habia cabido. Lijero. presuntuoso, en estremo sin mas dotes militares que una gallarda figura de confiado jinete, su carrera, que fu en estremo rpida, la habia debido paisanaje (pues era a la fortuna i a influencias de familia de Concepcin), i)or tanto, no disfrutaba el crdito ni el prestijio que dan el valor i la intelijencia: tenia solo sobre los hombros dos enormes charreteras de entorchados blancos. El coronel Picarte habria sido el llamado para aquel puesto, eu que se necesitaba de un ancho pecho i de una cabeza bien asentada, pero vagaba entonces perseguido, o no se encontraba en la capital. Sin embargo, el secretario Corts suplia en gran manera a la deficiencia del jefe de la ljia,
i
V.
De
que
se
hablan
afiliado, el
una casa noble i opulenta, fu caraarada de los Carrera en las campaas i calaveradas de la Patria vieja. Emigrado con
ello.,
hom-
pero
restitui-
do a
les,
la influencia poltica
con
el
advenimiento de
los liberael
jefe
de doza en 1827 a traer los huesos de aquellos mrtires. Despus, la enerjia de sus convicciones le habia llevado hasta desempear la cartera de la Guerra, bajo la presidencia del senador
Vicua, a quien acompa en su peregrinacin
al norte,
hasta
que fu hecho prisionero en la playa de Coquimbo. Habase retirado despus de la vida publica, aislmlose de todo contacto con la sociedad en una de sus propiedades, ve-
la
173
hombre popular entre muchedumbre de Santiago, porque conocanle tan enrjico como fastuoso, i habla recibido, al parecer, laherenciadepresticia a la capital. Era, sin embargo, un
jio
que dejaron sus Icjitimos antecesores, suscamaradas de gloi de infortunio, los lamentados Carrera. Hse dado por esto el nombre de revolucin le Coapjs a la que la historia llamar conjuracin de los puales, porque era, en readad, un complot de zanja horca, porque aquel caudillo tuvo una participacin, mas bien de iulluencia en las masas, que de confabulacin personal en el proj'eclo.
ria
i
i
Entre
brado,
el
Castillo era el mas joven el mas j)restijioso. Tenia entonces apenas 3(' aos, i habia mandado con bizarra i lealtad el batalln Chacabaco en toda la campaa de Lircai. Contaba, ademas de su prestijio de jefe,
con poderosas relaciones de familia, pues se habia emparentado, por su reciente ma*^rimonio,
milia de Lazo,
influjo en la provincia
la familia
Prez de
suya.
VI.
habia venido a
un soldado de Tucuman, que i servido con distincin en las campaas martimas de Lord Cochrane, i a las rdenes de San Martin, en tierra firme. No pasaba, sin embargo, de ser un oficial valiente honrado, i habia, a mas,
El comandante Urquizo
Ciiile
er.i
en
el
bergantn Galcarino,
al
principio del
San Fernando a influencia (mengua insoportable para un capitn de San Martin!) de la sotana de un cara, el clrigo Cardoso.
174
VII,
Jofr era
el
i
pundonor
])atriotismo,
desdichada. Se
habia consagrado
comercio,
ajeno a todo
pensamiento de revaeltas, pero llamado por sus amigos al puesto del peligro, no habia vacilado en ocurrir i en aceptar,
isna
de
la?
empresa.
VIH.
Puestos ya de acuerdo los conjurados sobre la n\;inera como debian obrar, encontraron un escollo para reunir el nmero de brazos auxiliares con qie debian dar el atrevido golpe. Ningu-
no de
ellos,
escepto Cotapo,
tenia
un maraved de que
dis-
poner pata reclutar partidarios a propsito para li empresa. Resolvieron, en consecuencia, acercarse a dos hombres que, su esperiencia en aquel jnero ue manejos, por su posicin
i
debian salvar sus dificultades. Estos eran don Jos Maria Novoa, antiguo senador
i
don Rafael
IX.
Era don Jos Maria Novoa uno de esos hombres, que sin
tener nada de siniestro ni de innoble, poseia
el jenio de las maquinaciones que necesitan ardid, dilijencia, i una secreta i casi hipciita enerjia. Llambanle por esto sus contrarios con el apodo de Don Negocio^ pues desplegaba suma habilidad en
todojnero de combinaciones, siendo las del comercio, del foro la poltica, las que mas de cerca ocu))aban por lo comn su
i
inquieta
fecunda imajinacion.
este
Aparece
la
primera vez en
la es-
Cuenca, en
el territorio
175
la
ciudad de
las tro-
cuando en 1821
un dia de Corpu
la plelx',
el
instante
mismo en que
el Sacramento no aconteciendo de
que se levantaNovoa, dice el historiador colombiano Restrepo, hizo ala caurfa de la Amrica el gran servicio de independizar aquella j)arte del territorio que aun ocupaban los espaoles, interponindose entre las armas libertadoras de Bolivar, que avanzaban desde el norte, con Sucre a la cabeza, i las de San Martin, que marchaban con Santa Cruz, desde el sur. Encwntramo. despus a Novoa de ministro de la Guerra del
las tropas colecticias
Nombrado jeneral de
ron,
nombre de
los fueros
del
li-
como
se atribuyera a aquel, en
i ya iban a poner cuando se escap, fugndose a los soldados que custodiaban, por medio de una de esas estratajemas en que
Despus fu uno de
los
prohombres de
los pipilos,
el
verdadero caadil'o de aquella secta de pehijeanos que con tanta mordacld d atac Portales en el Hambriento. Era, sin embargo,
i
Novoa, uno de
los pocos
como estuvo
al
suceder, pre-
sidente del
Senado en 1829,
ios pipilos se
habran salvado
contra sus astutos adversarios, teniendo aai^uel caudillo resuelto a todo por cabeza, asi
como
se perdieron sin
remedio con
el
apocado candor
la inerte
que Novoa habia hecho un viaje -se encontraba otra vez en Santiago, donde habia abierto de nuevo su estudio restablecido sus negocios, que por lo comn consistan en frutos del
Despus de
Lircai, parece
en derecho, C2sinas,
los
libelos,
etc.),
que enviaba a
176
IX.
Bilbao (que no sabemos por q\i motivo permaneci en la orden de espatriacion que habia real
Santiago despus de
cibido en marzo),
mas
cualidisi-
un profundo
de pocos alcances, poseia esa enerjia pasiva del espritu, contra la que se estrellan todos
serio,
Hombre
reservado
los contrastes
blico,
de
la
vida
como en
la existencia ntima,
vienen a combatir
al
hom-
bre.
en
le
la
su conducta
habia granjeado
de un notable carcter.
XT.
No
ria
i
fu, pues, difcil a los afiliados de la ljia revolucionaponerse de acuerdo con estos dos hombres importantes;
dias,
al
cabo de pocos
don Francisco de Borja Fontecillas prestaron taraaun se dijo de un antiouo corifeo de los pipilos, llamadotambien Francisco, (1) que no teniendo dinero disponible en el instante, habia entregado" a Bilbao un valor de seiscientos pesos en zurrones de yerba-mate, que haran buen tren de guerra en caso de sitio o de bloqueo...
i
xir.
Provistos de recursos, pusironse los conjurados a acopiar armas, principalmente puHales, i a reunir jente resuelta, ca-
paz de
(1)
la
~
guo
177
El comandante Castillo encarg, con este objeto, a un antisarjento de su cuerpo llamado Pino que le buscase a todos los soldados que aun le fuesen fieles i que vagaban dispersos en Santiago, dicindoles que estuviesen listos para hacer un viaje ai campo, por cuyo servicio les ofrecia una gratificacin de diez pesos. El capitn Barril, por su parte, validdose del mayordomo de la fonda que administraba, i que era un ia\ Migues, reuni varios hombres con el pretesto de ir a hacer un contrabando a la costa de San Antonio. Cotapos junt en su casa, situada en
siderable de artesanos
i
la
soldados de
guardia nacional.
Uno
de
los conspiradores,
del
calle
un cuarto en la casa de doa Nieves Machado, de Santo Domingo, media cuadra al poniente por la calle traviesa de la Bandera, para depsito de "armas, i por ltimo,
Chilo, alquil
de hsares. Este despacho, como cuarto de doa Nieves Machado, iban a jugar un rol principal en la conjuracin, o mas bien, en su fracaso.
ra situada frente al cuartel
el
Hechos
estos aprestos,
se
acord
el
plan de
i
la
revolucin,
dia del
conjurados
se
fij el
noche del 12 de julio. Consista aquel en atacar por grupo i pual en mano el palacio i todos los
levantamiento para
la
ocho de la noche, deponer todas las autoridades, i proclamar la Constitucin de 1828, derribando la que solo h^cia pocos dias habia sido proclamada sobre los escombros de aquella, el 25 de mayo de
1833.
XIII.
La distribucin de los grupos que iban a marchar ai asalto simultneo de ocho o diez puntos diferentes fu hecha por
Corts
i
Puga de
la
manera
siguiente,
IHEGO rOKT,
lla ilj-aii
}\
178
cfintra
lo-;
(Oiiceivar.>;-.\
i
nal
*iol
g<.)bierno
ca
!a
AlaiiK^da,
ciAarlcles
de
la
guarnicin.
El ooinaiidanto
era el
el
Castillo,
con
el
grupo de
la
Machado,
i
que
en
blansan-
mas
iU}inero.-,o e
el ndacio,
inomento que entrara la retreta a su patio principal, diendo loa puales, al grito de con estas a-nnas f^e venga
conjurados), caer sobre
na,
ftin
(jre
presidente
asegurarse de su
[)erso-
Debian acompaar a Castillo en este asalto temerario los oficiales de artillera Nogureda Godoi, el sarjento de la misma arma, dado de baja, Ventura Martnez, un cadete llamado Gundian i el joven eliilote don Josu Velazquez. Estos marcharan al frente de treinta hombres armados de paales, nmclio.s de los cuales eran antiguos soldados del Chacabnco, i otros simplemente peones, que se haban recojido de a calle con el pre^ testo de que iban a acarrear unos fardos de azcar. El comandante Jofr, vestido de parada i asociado con el valiente Arteaga, un Olechea varios otros hombres resueltos, debian tentar un golpe de mano sobre la guardia del cuartel de h.sares, donde aquel jefe (que habia tenido a sus rdenes muchos de los oficiales del cfcuadron i al mismo Soto) contaba con alguna influencia. Este indudablemente era el mas atrevido i el mas difcil 'le los proyectos de aquella noche de
i
infinita
loca audacia.
el
teniente
don
Jos Maria Barril c.-tnba encargado de asaltar la guai'dia de la crcel, a cuyo fin, don Francisco Valdivieso habia facilita<lo un cuarto do su casa contig;ja, i vereda de por medio, para reunir las armas i a los que debian usarlas. La otra lnea de asaltos estaba a lo largo de la Alameda,
siendo
la casa de Cotapos, situada a la salida de la calle del Estado entre la artillera i los claustros de San Diego, el cuartel jeneral de los conjurados,
la
solitario, se
la salida
de
la calle
de
las
Recojidas,
179
los valientes
capitanes Soto
el
llamaban
i
grande,
Mrquez
Garai.
de su casa con un grupo reunido en una pieza de alquiler que en ella habla, atravesar la Alameda i penetrar en lo^ patios de San Diego, donde estaba el cuartel niiai.. 1 de guardias
nacionales, u:iicntras
i
Urquizo
el
que el mayor Montero atacara el nm. 2 nm. 4,^cuyo cuartel era el edificio de la Moi
neda.
Corts,
obrando como
al
jefes superiores,
la seal del al
'
capitn
'ligginista,
que habia sido desposeido de un empleo en el ministerio de la guerra, por ltimo, al entusiasta ciudadano don Francisco Prez Larrain, que fu la vctima predestinada de todas las
i
Puga
el
servicio de
lante de caballera
a los puntos
mas ame-
nazados con
las
XIII.
No se
raria, ni a la vez,
mejor concebida. Iban a ejecutarse, como ya dijimos, con una preci.?on admirable por hombres completamente capaces del intento, dos asaltos siviiul teos sobre los principales centros de la capital, los del f^obierno en la plaza
principal, los
ca indudable
de
i
la
garantizaba la escasez de tropa de lnea que haba a la sazn en Santiago, i aun el descuido en que viva autoridad, pues el presidente Prieto habia ido, aquella mislo
ma
a pi,
a casa
180
mucha
lo.^
sangre hnb'ese corrido nocturna ccUula liubiesen manchado cu su cuna aquel formidable comulot, cu que la venganza, mas que el patriotismo, era el impulso de todos los espritus. Solo habia de grande, en aquecional
que
maquinacin tenebros:), la abrogacin del cdigo constituque acababa de imponerse a la repblica por una convencin nula esprea, i el re.st:ibleci miento de la que habian
lla
i
jurado
I lo
ya
siete aos.
que admira
casi tanto
corno
la
era
el
que entre
los cente
nares
Uno
comercio
la familia
mas
de
patriota,
las
ala
como
hoi po-
XIV.
Haba,
la
al fin,
llegado oportunamente
el
12 de julio
la
hora
noche designada. Todos estaban en sus puestos. La rede dejos cuarteles de San Diego, en directreta habia salido y por hi calle recta de Ahumada. Era aquel el mocin al r)alaci(), levolucion. No se notaba, empero, ningn mento crtico de la
i
indicio de alarma, ni en
trario, la
el
pblico ni en
la
autoridad,
al
con-
no habia mas lu/, que la de los candiles de sebo que en aquella poca acostnml)raban poner U>s vecinos en sus puertas, favorecia la imjnmidad de aquel inmenso atentado, que a la manera de un volcan subterrneo, iba a estallar a la vez por siete u
ocho puntos
solo
el
list.intos
de
la
silenciosa ciudad.
Se aguardaba
fu-
{rimer golpe de
las
(1)
Kl fciiiciitc
Xogaivda.
nebre tocaa
nar los
ocho de la noche, i que, aquella vez, iban a sofunerales del gobierno de 1830. Pero, por la diferencia
las
de una hora, uno de esos incidentes mas imprevistos e inesperados vino a desbaratar en un minuto, i en el instante mas preciso, aquella obra de tantos meses de osada i de sijilo. de
constancia
i
de ansiedad.
XV.
Encontrbase, poco antes do sonar las ocho de
la
la
noche, en
ocial de artillera
del punto, un Jos Pozo, pasaba por la vereda. Como la actitud de Godoi causara alguna estraeza al ltimo, se detuvo i preguntle qud hacia de esa suerte. Esloi e-aperando unas nias,
le
contest Godoi, I
si
como
el
el
sobre
i
de su domicilio, turbse
joven,
por su mal,
contest que n.
el
Sospechoso entonces
cita calaverada,
il-
sereno,
desnudando su sable
el
joven
oficial,
doble ajilidad de la juventud i del susto, le trecho en direccin a la plazuela de las Capuchinas, corriendo
acia el rio. Mas,
el
fujitivo
en
la
canasta de
un
como
le
cay
al suelo,
siendo ah alcanla
asest
un sablazo en
el
Era este desgraciado un buen oficial de artillera, a quien el jeneval Freir encomend el delicado servicio de clavar los caones de los castillos de Valparaso cuando se dii-ijia a Coquimbo en IS2'J. Xegse, aun
nombre "del
loco Godoi."
estando considerado
to
como
el
prisionero de guerra,
de
tal,
a i-econocer
que fu dado de
baja.
momento de
los bolleros,
Volvi
el
182
al
sereno ininediatameute
otros
cnurto sospechoso,
camaradas que se le haban reunido, i cul seria sn asombro, al encontrar en una caja que ah haba 8n cerradura 24 puales con hojas de siete pulgadas, 10 pistohis cargadas, 23 paquetes de plata, que contenan ocho
acompaado de
a mas, 47 pesos en
monedas
i
suelta"?
pri-
En
el acto,
la
persona del
(1).
algunos aos, los muchachos ros di vertamos eu hacerle rabiar imitando, por las calle* por donde le encontrbamos, el grito particular de aquellos vendedores.
Sin embargo, en el proceso en que figm'a, con el nombre de Juan Antonio i a veces Juan Jo- Godoi, ae encuentra una peticin de su letra, mui fundada en razn, pue? peda 200 pesos al gobierno para poderee trasportar a Mendoza,
luar de su confinacin, aunque bien visto no deja de ser un mas que pronunciado si-tema de demencia que un ofio.al pipilo pidiera al gobierno de 1833
pc'^oi!
esta
como
el
un jeneral de
la repblica,
sino
"Seor
Gobeknador Intendente.
preso en
debido respeto ante V. S. digo: Que a efecto de terminar mi larga i penosa prisin, renuncio el recurso que la le designa i me conformo con el fallo del Comandante Jeneral de Armas, no porque dejase de tener queesporer en mi defensa, sino porque mi escasa fortuna me hace insoportable
esta crcel pblicn, con el
mi
prisin.
"
En
vi^ta, pues,
de mi conformidad
de
las
razones aducidas,
solicito
de la
justificacin de V. S. se digne
concedtrme pasaporte para las provincias trasandina, lugar que he elijido para mi residencia p'T el trmino de mi espatriacion, en ateneio;) a que all puedo, con menos dificultad, proporcionarme
el sosten,
concedindome igualmente
el
proporcionarme
"
que carezco. Mi situacin es tan notoria, que interesar a la persona menos caritativa, i ya que las circunstancias impelen al Supremo Gobierno a arrancarme del Beo de mi patria i familia, espero me haga menos sensible f sta separacin, ausilindome coD la suma de 200 pesos para hacerme do algunas cosas, que ein este auailio. me ver sumamente cmbaruzadsL "Deba al gobierno esta prueba de su magnificencia Juan J. Oodoi."
los ausilios indispensables di;
Ocurra
al
(1) Va-^e en el
Jrarrzabal."
mandante de
niienlo.
serenos, en
8 el parte de este funcionario i el del coque hai nlijunos curiosos pormenores sobre el mori-
183
xv^r.
ellos,
habia llegado
al
ma^ gravo.
i
Minutos antes de dar el golpe de las ocho, nn hombre de mala fama que pasal)a su vida en los eafe's garitos, llamado Pedro Ballesteros, avorecido de Gotapu-J, i un tal Francisco
Cruz, pidieron audiencia
al
presidente,
le
presentndole ambos
un pual
centro
un
pru.juetQ
la
i
de dinero,
Estado.
mismo de
sa hallaba su vida
XVII.
como hemo dicho, mandaba en jefj de corazn o avisado oportunamente do. lo que habia sucedido en el cuarto de la Machado, dio a los diversos grupos de la Alameda la orden de dispersarse, porEl coronel
(pie,
Puga
el
movimiento,
falto
que el golpe se postergaba hasta otra oportunidad. Aquella resolucin fu el desastre de la noche. Puga no era el hombre que debia acaudillar a todos aquellos jvenes temerarios, i a haber estado a su lado el valeroso capitn Corts, es mas que seguro que, al sonar de la itJica hora do las nimas, hubiera caido
al suelo,
q-^e la constitucin
la Ici.
Pero Corts, aunque no nos consta esto con evidencia, uo se encontraba aquella poche sobre el sitio. Enfenao de u)a dolencia mortal, de la que e5pi^ pocos dius dcpvies, ei contraste de aquella noche, a no dudarlo, aceler su fin. (1).
(1)
Corts muri
el
a!
ligado (eufenuejid
di-
niistji) otuiltn-
mente en
su.s
ltimos
as.
Al
DOtar, pue,
184
i
Cruz que
la
Ballesteros
conspiracin se
desbarataba aquella noche, oreyronse perdidos i fueron a salvarse de la angustia de una incertidumbre con la infamia de
una delacin.
xviir.
Entre
tanto, el presidente Prieto,
al
sin
perder su serenidad,
habia ordenado
comandante de su
escuadrn
i
que
hiciese ensillar su
saliese
con un destacamento
la jente
dando un rodeo, atajase desembocar sta en la Alameda i condujese a todos los presentes prisioneros, echando fuera solo las mujeres. Crease asi tomar el ncleo de los conspiradores, lo que era un error manifiesto, pues si aquellos estaban presentes cuando la msica tocaba eu el patio del
por
la calle
que seguia a
palacio,
Hzose
la
de seguro se habran alejado cuatulo esta se retir. asi, sin embargo, con cjrande confusin i sorpresa de muchedumbre, mientras que otras partidas de hsares eje-
cutaban arrestos en todas direcciones. Cotapos, denunciado directamente por su favorecido Ballesteros, descerrajada su
puerta a balazos, fu preso aquella noche. Oficiales disfraza-
dos penetraron en la casa de doa Tadea Crarcin, que reciba todas las personas (jue se hallaban de un crculo numeroso,
i
visita
fueron conducidas a
la crcel,
comandmtc
Castillo.
Si
hemos
de atenernos al testimonio de un contemporneo, no fueron menos de quinientos los arrestos que se hicieron aquella aciaga noche. A las ocho de ella, dice don Mariano Aris, en carta del mes de julio de aquel ao al jeneral O'IIiggins (contndole,
los
pormenores del
msica. Esta
la calle
de Ahula
mada. De que
t\i6
puertas
msica.
85
Jas
mujeres
las
amigo don Manuel Recabarren, i al otro dia, echaron a todos uer.i, que serian unos 400, solo dejaron por 80 rotos presos del cerco que se hizo en la caad;!, i como todos trataban de zafar, porque no sabian qu era quello, la tropa tir, i a sai
:
De que
las
las patrullas,
calles.
once de
la
Catedral
por la
llanto
de
porque se
resistian
i
fu terrible
a que los agarrasen. Por fin, el alboroto dur hasta despus de haber amanecido.
XIX.
manera termin la revolucin de los puaks, la mas la mas vasta de cuantas han existido en Chile, i que, a diferencia de todos los otros conatos sediciosos de que hace mencin la historia, tuvo el carcter de una verdadera conjuracin no de un molin armado, porque eran notables todos los que la hablan apoyado con su consejo o con su oro, hombres del pueblo, no soldados, los que iban a dar el golpe decisivo. Rein el mas profundo secreto sobre los detalles i los compromisos de aquel intento, pues ahora solo sale del misterio de la tradicin, i felizmente, no hubo otro resultado
esta
i
De
siniestra
que
la
desgraciado.
XX.
Abortada la revolucin de los puales de la manera singuque hemos referido, quedaron de pi, por una parte, todos
lar
sus elemeutos,
186
aunque
i
dispersos,
s^Mitido, el
de
iiu
De
la
)()S
babia sido
aprehendido, pero ste se euceri-aba en la laas inflexible negativa, esforzndose hoIo en probar <{u.e sus delatores eran testigos inhbiles en su contr;\ porque los tildaba de
hombres
in-
fames,
al efecto,
acompa en
el
que
se
habia seguido a Ballesteros. El infeliz Godoi, herido i i aquel valiente oficial de coraceros
i
a quien
rt-.
pren-
tuvo colgado de
corpulento
ni
los
cstreel
mo
que
la
Constitucin hubiere
prohibido
mejor
ltigo,
el
infame
de
Oonstitucioo.
XXL
Encontrbase
confuso con
las
el
declaraciones estpidas
contradictorias de los
los
hsares a
obte-
un plan para
(pie
la
era vasta
terrible.
al
comandante
vie
hsares
la
este
asi el
hombre
vil
no tard
del
rol
en poner por
haciendo
iprendizaje
infame de ajen-
vida, para
provocador que desdo entonces adopt como profesin de ir a derramar en los garitos el oro que los infelices
187
al
para
XXII.
Era
i
el
realista hasta la graduacin de compasin de un jefe caballeroso, el comandante Jofr, le habia incorporado en las filas del cuerpo de caballeiia que mandaba, i de esta manera, habia obtenido, despus de la revolucin de 1830, el puesto de confianza de
habia servido en
capitn.
Mas
tarde, la
guardar
la j>ersona
como
co-
mandante de su escolta. Soto no tenii mas cualidades, si tal pueden llamarse, que la astucia el montar bien, a caballo, pues pasaba por uno de los mejores jinetes de su tiempo. Pero su perfidia, su cinismo, su amor al oro a la crpula, lo hacian un ser despreciable casi repugnante. A este hombre, sin emi
el
dece-
XXIII.
Para cumplir
la
mano Soto Aguilar de un sarjen to de su cuerpo, llamado Torres, tan prfido como l, a fin de traer ala celada a los incautos pipilos. En el cuartel de artillera se present tambin un
apropiado instrumento en otro sarjento, un
Soto aleccion convenientemente para la
tal
Roco, a quien
farsa.
Ambos
siempre
bierno,
se consideraba
de los conspiradores.
compk t de
go-
de
aquel quienes lo fomentaban. Era aquel una pobre mujer, costurera de las seoras
Al manche, entusiastas
pipilas,
llamada
158
Maria Azocar, quien pasaba por comn amiga de Torres i de Roco, e intermediaria entre stos i Puga. Este itirao, inepto i crdulo como un nio, se dej engaar por aquellos groseros soldados al punto do persuadirse que, en un dia <lado, el uno le entregaria el cuartel de hsares
i
el otro la artillcria.
oro, que iban a parar a los bolsillos de Soto Aguilar, i les prometi una fortuna para despus que su empresa estuviese conseguida. Torres, entre tanto, daba
cuenta diaria de
sidente.
lo
que
pasab:i a su
comandante
ste al Pre-
Al
la
fin,
stos acordaron
la
i
traer a
cuartel del
de Puga en
noche del 29 de agosto. Al momento, el jefe de aquella singular revolucin, cuyos protagonistas eran dos sarjentos i una costurera, tom la pluma i escribi a Torres la siguiente carta, que da una dea de su sagacidad i que corro en su proceso: Amigo querido: mucho gusto tengo de la
la
que has tomado, me parece que esta noche seremos felices. Solo me da pena que me hables (]ue por dnde iremos nosotros; pues cuando ustedes han de ser los que deben dar el paso de moverse i nosotros de sostenerlos en el movimiento. Por otra parte, el dinero que me pides es mni poco, pues lo menos que debe drseles a todos los individuos de la guardia, para el efecto, te los llevar 500 pesos: asi es de necesidad te veas con Hoco dems, les hables que cuenten con gratificacin para todos. Esta noche a las oraciones debemos vernos en otro punto que no la esquina de su cuartel, para darle el dinero i las instrucciones para que usted lo haga con los dems amigos: para esto es preciso que usted consiga permiso con el oficial. Suyo mu suyo hasta la muerte.
noticia
da;
que me
189
XXI 7.
Conformo a su promesa,
Azocar, doa Carmen
y
las
dos jjatronas de
la le
costurera
entrega-
de asegurar a sus
para que
oficiales,
la
jun-
diese a To-
500 pesos consabidos. Esto tuvo lugar mismo dia (29 de agosto), en un sitio solitai'io de la Alameda, que en aquella e'poca era el monte Aventino de las conjuraciones, como en e! reino de los
con
los
de
]'<is
pobladas peluconas.
media noche, se vio Puga con la Azocar en la plazuela de la Compaa; supo por ella que sus rdenes estaban cumplidas i se prepar para ir a hacerse dueo del cuartel, donde so garaba (]ue Torres le esperaba con impaciencia. Ofrecitronse para acompaarle, el joven Bravo, a
Poco despus de
la
al
i
hablar de
la
don Joaqun Lazo, joven valeroso convencido, estudiante entonces. El comandante Castillo el capitn Barril estaban encargados de hncer igual visita al sari
Nogareda
jento Rjco en
el
cuartel de artillera.
XXV.
Era cerca de sa en un cielo
las
dos de
la
maana
la
terso de invierno.
No
liabia
pues, sombras
mano que huno hubiera sido tan necio i biera revelado un valor heroico, su capa, so Puga, envuelto en tan pueril en sus antecedentes, detenan que sus compaeros se a acerc al cuartel, mientras tan intentona estraa. alguna distancia, indecisos i recelosos de
protectoras para la
se acerca
Puga
a la
puerta, le dice .iqael
es
190
est dado,
})uerta,
que
el goljie
que
la
guardia
i
suya
que
cMitrc.
Abrise
la
penetr Puga,
en
formada en el de mando. Dirjese cnloDces bizarramente aquel jefe, pues es indisputable que este fu el mas bello momento de su vida de soldado, acia las cuadras, a hacer tomar las armas a la tropa,
efecto, la guardia,
zagun, obedeci a
su voz
pero apenas ha llegado al corredor, ss le presenta ei membrudo Soto, que andaba disfrazado de soldado, dndole un fuerte rerez en la cara, lo trae al suelo, cubrindolo de denuestos. En el acto mismo, lo hace amarrar lo conducen a un hediondo calabozo. Pocos instantes despus, conducen tambin maniatado i lleno de golpes al joven Lazo, quien haba sido aprehendido en la plaza. Nogareda i Bravo lograron escapar, mientras que Castillo i Barril tuvieron la cordura de no aceri i
En
Pablo,
la
las
cuartel de
San
cuyo colchn
se encontra-
XXVT.
A la maana siguiente, fuer.'j simplemente amenaza o fuera un propsito decidido, se hizo venir al cuartel del Picadero un fraile de Santo Domingo, i se previno a Puga que se preparase a morir. Mas, a poco, lleg el auditor de guerra que sustanciaba la causa del 12 de julio, don Manuel Jos Gandarillas, i por consejos de ste, que record al mismo presidente (segn fu
voz comn en aquella poca)
entreg
el reo
el
orjen de su gabierno,
se le
para hacerle
el
interrogatorio de costumbre.
Aturdido o acobardado Paga, nada neg de sus compromisos, puesto que esto era escusado; pero cometi la viania de descubrir a sus cmplices. Dijo que el principal de stos era
le
cien pesos
que para cohechar a los sarjentos, con el jeneral don Francisco Caldern
el
i
mismo
el
Bilbao, junto
coronel Fontecillas,
Gompoadrian
voz acertado
j.^roceso,
191
la
junta revolucionaria que debia instalarse una Lazo, por su parte, no declar una sola
el golpe.
verdadera novedad ou los de cuatro renglones, que es lo menos que puede escribirse en papel sellado para decir un n redondo. Las dos seoras Almanche, presas en San Pablo, no fueron
palabra, siendo su confe-ioii uau
pues
c penas c-tnsta
menos cuerdas
menos
enrjicas.
Ambas
negaron, con la
for-
malidad de unas santas, que hupicsen la menor cosa de lo que estaba pasando; i cuando les preguntaron qu hombres visitaban en su casa, pues ambas eran solteras, contestaron, con una
estudiada coquetera, que don
bre tesorero que
le librara
re;i;iba
Ramn Vargas
Berval, el cle-
alniaj
capelln de las Clavas, don Jos Antonio Torres, un santo hombre, asaz distinto del austero asentista, porque a una sola matrona, la marquesa de Caada hermosa, duea
i
el
que fu cmputo de don Diego Portales, arrendatario de aquellos fundos), la suma de doscientos mil pesos, equivalente a un milln hoi dia.
del vnculo de Purutun, le atrap, en los pocos aos
su confesor (segn el
sijilo
femenino de nada
i
vali.
Puga
los
lo
capitn Navarrete,
el
dos
Acumul entonces
auditor ^anda-
nueva causa, a la que tramitaba del 12 de julio, i psoconcienzudamente a descubrir la difcil verdad lega!, que, en su concepto, se requera para la condenacin de los reos, pues la otra verdad (porque hai muchas verdades en poltica
i
XXVII.
La
astucia de los acusados
i
para
eviidir
responsabilidades
era estraordinaria,
de
tal suerte,
que en
la
causa de la revo-
ees, solo
seis,
192
la
pena de muerte para (1). Eran stos los ausentes Castillo, Barril i Nogareda, i ademas, un hombre del pueblo, afiliado en los grupos, llamado Juan Val des. Mas, a poco andar de la causa, ocurri uu incidente, que a no ser la jeuerosa sagacidad de Gandarillas, habria puesto bajo el rigor de la lei a todos los conjurados de nota que habi:in intervenido en la revolucin de los puales.
pudo
el fiscal
Garca pedir
fiscal,
fecha 20 de setiembre
XXVIII.
I"'ujitivo,
en
efecto, el oficial
i
Nogareda, despus de
la lti-
ma
intentona de Puga,
aprehendido por una partida, algunos dias mas tarsetiembre), i conducido al cuartel de artilleria, en de de (el 6 antes habia servido. Encontr aqui a un antiguo arma cuya
tiago, fu
camarada,
el
quien, desde luego, le brind una solcita amistad, difraz de \ina negra alevosa. Creyle el inesperto joven, i una noche (18 de noviembre), sobre nn jarro de ponche, hizo a su falso
amigo
el fiel
el
relato
de todo
la
lo
como
dice
declaracin,
ademas de
ha creido un hombre de honor, i que, a pesar de ser enemigo de su opinin, no seria capaz de perjudicarlo, hacieado pblica materia tan delicada, en lo que sin duda padeci un equivoco.t I en efecto, tiii grande fu ste, que el impvido feln escribi de su letra todo el relato que le liabia hecho Nogareda, lo entreg a su comandante para que lo agregara al proceso. Kl infeliz Nogareda, aflijido con aquella delacin, que no era sino una lijereza de su juventud, pero que lo infamaba a los ojos dess compaeros, no pudo contradecirla, i entr sta
i
a figurar en la causa
(1)
como
la
Vase
este ducumeiito cu el
nmero
(2) I>(.)evimento
nnioro 10,
193
XXIX.
A
el
prisin el dia 21 de
noviembre don Francisco Prez Larrain, comandante Urquizo el capitn Soto; el 22 arrestaron a un
i
Banderas, natural de
Cliilo;
el
23
al
maj'or Montero,
por
llamada doa Mercedes Pisa, la orden de salir para su pueblo el perentorio trmino de tres dias, pues se le acusaba de liaber tenido conatos de revolucin, nada menos que desde el
en
jueves santo de aquel ao.
Ya
11a,
el
que jamas
ciudadanos
Muoz
Bezani-
Palma
i
el
boticario
el
poltica
Castillo,
cujo
asilo a su
i por ltimo, hasta un viejo sacerdote llamado don Marcelino Ruiz. Los conjurados Jofr i Bravo fueron tambin aprehendidos por esos dias. Ya no hai raasmorras ni calabozos en la crcel escriba en esta pi^ca el lastimero don Mariano Aris al jeneral O'Higgins, ni oios cuartos donde poder poner a tantos reos de las continuas conspiraciones. El ir a la crcel, que a veces voi a verlos, quebra el alma al ver esa grimilln de patriotas benemritos oprimidos i aflijidos. g:-Mas, Gandarillas, que tenia interesen salvar a tantas vcti-
graciado Corts,
mas de la perfidia ajena antes que de culpa propia, i que lle"-6 aechar en cara al gobierno los estragos que puede hacer en la moral la antorizacion de las delaciones, manej con tanto injeuio e hidalgua el proceso, que al fin, en los ltimos dias de diciembre, present al comandante de armas un estenso i
notable informe
(1),
las
groseras
(1)
Vase
ote notabilsimo
.i
documento forense on
el
nm.
11 Jel Apndice,
el anxilisi
];j
En
l se
1>.
encontrar,
lilEtO
n<> la
del
PoRT.
V titas
el
liJ4
que por
lo
comn
en
la
la letra
liai
do
lei,
claro ni
el
depsito
de don Jos Castillo, don Jos A'^cla'/.quez i otros. Por lo que hace a m, ardia este noble majistrado, lie descubierto el juicio qu he formado de los dos procesos que se me entregaron, i nada temo, porque no puedo dc8(mlendcrme de la imperiosa obligacin de asegude
las
armas
puales,
la ocultacin
una providencia
En consecuencia, i dando los tribunnles evidentes muestras de clemencia, no menos que de independencia poltica, ningn reo fu ejecutado, recayendo la mayor pena en Puga, que
fu condenado a diez aos de destierro a un presidio. Otros,
como Bravo, sufrieron una confinacin dentro de la repblica, i algunos, como Navarrete Arteagn, obtuvieron su libertad,
i
c<ui la prisin
que hablan
lei mismn, el gobierno no podia entreverdugo a ninguno de los ])rocesados, desde que la conspiracin de los puales quedaba sumida en tanta oscuri-
gar
proceso
licclio
con
tant:i
vivczn
colori'lo,
quo su lectura
iiilorosa (.orno
unu
pieza literaria.
El informe tiene la feclia de 13 de diciembre de 183o, pero segn ap.arece del siguiente fragmento de carta de don Fernando Urizar Garfias a don Diego
Portales, un mes antes (el 14 de noviembre). andnrillas habia pensado pedir penas determinadas para los reos. Mas, la delacin de Nogareda, que tuvo lugar
el 18 de aquel mes, cimi)i la faz del proceso, i el benvolo auditor, en vez de agravarlo, sac de aquella circunstancia mejor partido en favor de los reos. El
a?:
"lli pasar/l al
el
de Puga: por
i
ella
condena
los
de
Yilazquez, a
Todos
dems n libertad. Va acomiiafiada de una esposicion mui larga de los motivos en que se funda, con un estrado de lo que consta de utos lo que ha advertido cu los careos. Estoi actualmente ocupado en esto ron dicho auditor i no
i
t'no
tiempo
|);um m.T^."
195
dad, i desde que la misma intentona de Paga habia sido provocada por la autoridad, que si ella no la hubiera promovido, es mas que seguro no hubiera tenido lugar.
XXX.
Todo
farsa,
el fruto,
el
gobierno de
la
ltima
fu
obtener
suspensin
de la Constitucin, que
i
aun
es
la
de creerse que
ltima celada,
tal
si
al
preocuparse de
absurdo que por la satisfaccin de una pasin de pai;tido, se hubiese querido desacreditar aquella carta, tan amada del poder i que los lejisladores arrullaban todava en su cuna de esperanzas.
no
El 80 de agosto, no obstante,
de Puga, ver
el el
al
siguiente dia de
al
la
captara
cuya
vi-
se concedieron
lei,
facultades cs-
la siguiente
que cnenta ya
cuyo tenor es
como
sigue:
CMARA DE SENADORES.
Santiago, agosto 31 de 1833.
S. E. el
Presidente de
la
Repblica.
las cir-
espacio de los
a destruir
nifiesta
el
ellas
mai
que exista una administracin fuerte i vigorosa en estado d^ contener males tan graves que se repiten con tanta rapidez, i
que por conseguir
hlG
en obsequio de
las
el
la Constitucin.
En uso de
36 de
las
la
concedida por
al
misma
que
Constitucin decreta:
en todo
el
territorio del
Estado de
traordinarias .siguiente.-:
1.^
La de
punto
c^e la
Re-
pblicn.
2.'^
La de proceder
sin sujetarse
a lo prevenido en los
artculos 139, 143 i 146 de la Constitucin. (1) Art. 2." El Presidente de la Repblica, para usar de cual-
mayora de los ministros del despacho, suscribiendo a lo menos dos de stos las resoluciones que se tomaren. Art. 3." Con el mismo acuerdo proceder a comunicar sus rdenes e instrucciones relativas al uso de estas facultades a dems empleados en la admilos intendentes, gobernadores
i
nistracin pblicM.
Art. 4."
ee.=ar
Kl ejercicio
el dia 1."
de hecho
Dios guarde a V. E,
Fernando Errzariz.
^iSaniiarjOj setiembre
i
2 de 1833.
co-
Oido el Consejo de Estado, ordeno mando se cumpla, muniqese a quienes corresponde, e imprmase.
PiiiKTO.
Joaquin Tocornal.
garanlia indivi.lualea soliro
la
(2)
inviolabilidad
de las leyes,
lib. 6.,
nra.
3.
Este
Ifi d.'
mismo Congreso decret en su perodo de 1832, si no nos engaanios, la gastos secretos, dando por razn, sogun el jjrembulo citado por el Valque no
jjodia existir gobierno
alguno que no cuente con ol que examinen (los brazos?) los estra-
197
XXXI.
Despus de
las
quedo
lisiado
de trastornos.
(1)
media noche del 5 de setiembre, 80 colejiales del salieron de sus salones i se precipitaron sobre el cuarto del rector don Blas Reyes, que felizmente escap a la calle por una puerta de travieso. El ministro del establecimiento, don Manuel Montt, quiso contenerlos, pero fu desobedecido i tuvo tambin que retirarse. Hicieron entonces salir de sus dormitorios a los alumnos del a patio de los chicos i los ocuparon en desempedrar los claustros, arrimando a cada una de las pilastras que rodeaban estos, un buen acopio de gruesos guijarros para defenderse en caso que el colePasada
la
A poco rato,
volvi el
Reyes con una partida de serenos; pero los imberbes lo-; recibieron con grande algazara i a pedradas. Envi entonces el presidente un destacamento de su escolta con bala en boca, al mando del famoso Soto, acompaado de
rector
sublevados
(I)
Vara
lar
una
iJc-a
Je
alarma
c-ii
que
se
eacoutraba
el gobiei-no, trans-
cribimos aqui, sin darle nn oarter histrico, sino solo como un i-asgo de actualidad, el siguiente lance
el
que
en su correspondencia con
un candil
en seguida aade:
"Uno de los
solda-
se
por encima de ellos esapag la vela. Como stoS no supieron, ))(>r lo contrados que estab::n, quin liala apagado la vela, i no hablan visto mas que la mano negra, salieron !os soldados a gritos, diciendo: las nimas de lo, mano ncrjra.' Uu'>s corrieron para la plaza, otros para el patio, i otros que no saban por qu era aqueHo ni por qu, gritaban revolucin! A estos gritos, que los oy Prieto su tamili.i, st form grandsimo alboroto i, dicen que toda ella trataba de fugar i esconderse, que los criados se encerraron en la despensa, que doa Manuela i sus hijos tiraron para el picadero, que don Joaqun se subi a
trapo negi'o,
tendi la
los soldados estaban entretenidos,
como
mano
pai-a
agarrar
los tejados
para
'.-scapar."
capitularon los colejiales,
casas.
198
dia, se retiraron a
ua sobrino de aquel, don Anjel Prieto i Cruz, que era tambin entonces estudiante. Con el ltimo, mas no con los primeros,
i
al
venir
el
sus
Reunise en seguida
la
junta de educacin,
que
se habia
don
Juan de Dios Vial del Rio, i comenz a instruirse un proceso verbal de lo que habia ocurrido. Les preguntaba la Junta, dice un contemporneo (1), quines habian sido los cabezas que habian dirijido aquella, i su contesto era: iodos! i no se les oia otra voz , que era la voz de jenerosas almas juveniles que temen a la infamia mas que al castigo! Comenzronse, en consecuencia, a hacer prisiones por las calles, aprehendiendo los vijilantes a los que les parecan cotejiales, cosa que por cierto no es difcil descubrir, i a unos 2 que tomaron de esta suerte los enviaron arrestados a la Academia militar, donde algunos se quedaron mas tarde como
alumnos.
Est clebre
do;
el
escriba Portales a
su corresponsal de Santiago,
i
sin
que
se afectase su receloso
se
subleven
Capuchinas
contra la priora.
consejas,
Lima
el
13 de setiembre,
sumen que
Para que Vd. se haga mas cargo de cmo est el pais i el fermento en que est ya el volcan al reventar, pondr otras dos revoluciosigue de los alborotos de aquel tiempo:
nes mas chiquitas, seguidas a los dos o tres dias, de los coljiales,
que vienen al caso, i que un abismo llama otro abismo. Los frailes de San Agustn tuvieron un alzamiento, i a palos unos con otros para que se les quitase el prior, i sto no se acab hast'j que capitularon con el provincial En seguida de esa noche, se sublev el constado de Santo Domingo: agarraron
mentado
(1) VA
Aris.
a
sil mrii
1!)0
stro de novicio/, lo
amarraron
lo
dioroa un misereprovincial
i
re cantado,
el
prior
para que se
(1)
XXXII.
Tal
fu,
en resumen
el
borrascoso ao 3o,
tal el
magnfico
mas
corta vida
que
la
que
los
motines ha-
de cinco aos i la primera solo riji tres meses la repblica. Fu promulgada para estirpar las conspiraciones que antes de su organizacin apenas existan dbiles i escondidas; i con
salir ella a luz,
diri-
jida la
la
mas graves de
la anliu-ua.
de hecho, reemplazndo-
con
XXXIII.
Pero,
la
este
historia se
de conflictos i trastornos posteriores que el poltica que i su respeto por la organizacin se le ha dado, ha promovido con un tesn heroico durante tantos aos, lo que no puede menos de comprobar la eficacia, la justicia i la oport^midad de aquella. En cada una de las pajinas de esta historia, en efecto, desde las conspiraciones de
rejistrar la serie
amor
(1)
i
amago de revolucin
las cuentas
i
el
quiz
de
A.ris.
Al menos,
4 de diciemla capital,
un
la
oficial
cuyo color
poltico
Adn
hasta Portales
Eva hasta
la seora Pisa.
200
lSo5 a l:is (le l'54(i, desde las de i84."> a las de 1851, desde ly.s de ISoi) a las de 1859, iremos leyendo los frutos que la iineioi ba recojido de la carta destinada a la armenia pblica a la diclia de los ciudadanos, en los cadalsos, en los campos de batalla, en esos dos pases constitucionales, que se han creado desde 1833, pues durante el dominio de la constitucin de 1828 no existieron en nuestra jeografia poltica
i
Juan Fernandez
Mas:;allanes!
CAPITULO VIH.
PORTALES GOBERNADOR DE VALPARASO.
Don Diego
i
Su ltimo viaje
el
.1
Santiago
gobierno."
trena con
i
Se
es-
organizai.'ion
de
las milicias
de Valparaso.
i
Se
propone enrolar en
a los estranjeros.
Abusos
violencias
la regla-
mentacin de
cvica.
los frailes.
de
la poca.
i
Caracterstica renuncia
nes.
comisio-
Renuncia
las
le
Su tenaz
insistencia
porque
Desobedece
de 1833 que se
Deja
el
gobierno
<lc
Valparaso.
Su jenerosi Servicios
los diez
meses que
la gobern.
el
curso del
ao
Valpa-
fortaleza
el
almenada ahora
del
hombre cuya
carrera poltica es
historia,
202
pues en su ircter i en sus hechos est resumida la vida poh'tica de la Repblica en los siete aos que la gobern. (1)
II.
Por
de
la
la renuncia del
la
mn de
Cavareda,
ministerio
bre 4 de 1832)
1832,
como entonces
la
mojado en
la
mandando
su batalln.
i
la
que habia venido a alojarse en su propia casa que era la Moneda, en cuyos claustros tenia su cuartel el batalln cvico nm. 4, cuyo comandante era don Diego. Otra razn era que los dos hermanos Vidaurre, don Agustn i don Jos Antojiio, adictos a Portales, "estaban comprando oiizas dieziocho pesos!" Solo faltaba que el boticai-io hubiese cerrado la puerta, para que el remedo de la Ponchada hubiese sido ompleto .... Despus do apuntar estos indicios, el comandante Claro, sobrino del presidente, escriba aquella misma noche al doctor Rodrguez Aldea para que los pusiese en conocimiento del Presidente. "No hai que alucinarse, m amigo, deca aquel al dotor, con una confianza indiscreta. Sigamos al pblico que tanto 6acai*e!i que Portales virne a K^iitarrc en el gobierno!" Entre tonto, Portilles haba escrito a su corresponsal, con fecha 12 de setiem-
(;,i
fuese?)
'
"De otro modo, maana, a mas tardar, para ca. Donde quiera que ms vaya a parar, mandar buscar a Vd. luego que llegue, para que nos demos ima panzada, antes de ser interrumpidos por nadie, pues ignorando todos rai llegada, no emsaldr pasado
el dia siguiente. Crame Vd., que a pesar de las ansias con que deseo ver tantos personas que me son caras, voi a esa con gran repugnancia i una especie de disgusto i temor." Despus, recobrado de su enfermedad, Portales regres a fines de octu!)re (el 28 o 29) tranquilamente a Valparaso,
sin
el
dolebcla no
"Santiago, diciembrr
de 18G2. S. E.
el
Presidente de la Repblica ha
nal,
203
los
i prefera, segn que mandaban.
la spresion
mandar a
III.
El
strfeno
el
gobierno militar de
Yalparaiso haba sido un acto de terrible severidad, que constern los nimos de aquellos moradores.
Existia en la rada de Valparaso, a principios de diciembt^
de 1882j un buque ballenero, cujo capitn, Mr. Paddock, americano del norte, se encontraba en graves conflictos por
haber sitio mui desgraciado en la pesca, i no encontrar en el comercio de Valparaso quien le suministrara fondos a la gruesa ventura para habilitar su buque i proseguir su viaje.
lion del prstamo
Haba confiado a la casa norte americana de Alsop la jesque necesitaba; i como una maana le informaran los dependientes de sta que no tenan esperanzas de bbtner lo que necesitaba, sac en el acto del bolsillo una
gran navaja
i
infelices, traspasn-
direccin al muelle,
como
si
al
lo prendieran,
mientras
que
desventurado cabaleD don Jos Joaqun Larrain, heredero del mayorazgo de Montepo, ^ue se ocupaba en s escritorio en conversar tranestos el respetable
Fu uno de
quilamente con
el
'Hallndose vacante el empleo de Gobernador de la plaza de Valparaso por promocin del que lo desempeaba al de Ministro de Estado en los departamentos de Criierra i Marina, vengo en nombrar para que le subrogue interinamente al teniente coronel de ejrcito don Diego Portales. Acdasee con el
comuniqese.
"Lo
trascribo a
Vd. para su
intelijencia.
"Dios guarde a
Vd
'Joaqun
ejrcito
Tc&riial.
M Teniente Coronel de
don Diego
Portales."
divisar al primero, Paddock,
-20'
que corra por la vereda, le asest una pualada al corazn que le dej muerto ea el sitio, i penetrando inmediatamente en el escritorio, hiri gravemente en el hombro a Squella, quien pudo parar el golpe que iba
dirijido tambin al corazn. En pocos minutos, Paddock habia hecho cuatro vctimas, i acaso hubiera inmolado otras, si al llegar al muelle, un jornalero no hubiese acertado a derribarle al suelo, asestndole un golpe de piedra en la cabeza. Al instante, Portales le hizo amarrar, i sumariado a toda prisa, como el delito era pblico, fue condenado a muerte i ejecutado a los pocos dias (a mediados de enero de 1833) en el mismo muelle, donde le colgaron en una horca a la vista de todos los buques estranjeros que poblaban la rada. El delito de Paddock era atroz i habria merecido uua espiacion mas terrible que la que se le impuso; pero aquel hombre estaba loco i entonces el hecho variaba enteramente de carcter: en lugar de ser un crimen, era solo una catstrofe. No es este el caso de entrar en una discusin mdico-legal sobre si el reo estaba o no insano, pero lo que pareca evidente era que el delito mismo habia sido un acto feroz de demencia, pues el capitn ballenero no tenia inters alguno ni motivo el mas remoto para perpetrar aquellos asesinatos. Al contrario, sus primeras vctimas, los dependientes de Alsop, eran quiz sus nicas relaciones en la plaza i la ltima esperanza que le quedaba de salir de su apurada situacin. El gobernador, cutre tanto, aseguraba que no estaba loco, i como existia en la muchedumbre de Valparaso una gran exaltacin contra el reo, porque era cstranjero^ aquel estaba resuelto a hacerlo fasilar. (1)
(1)
"Yo
(est-ribia
me cscite la sed de sangre, porque se trata de un hombre que no cono7.eo, i de vengar la sangre de enemigos personales mos, i de otros que me son absolutamente deseouocidos, iiseguro a Vd. <jue el reo no est loco, i le predigo que el estado en que se halla la plebe de
diciembre 12), sin un motivo que
castigar a
Valparaso va a traer consecuencias mui funestas, (pie tal vez yo, o mis sucesores,
no podamos
i
evitar.
Hago yo mal
Vd.
los dichos
en pre-
205
Era ademas evidente que Paddock Labia caido en un profundo abatimiento despus de su atentado, i que seguro de su prximo fin, pasaba esciusivamente ocupado de prepararse a morir, leyendo incesantemente la biblia. Pero todo fu en vano, i aun inoficioso un apremiante i ardoroso empeo que el ministro americano Mr. lam diriji a
Port9,les,
menos, poster-
gara
la
vos declarara
tal.
(1)
El infeliz capitn fu al fin sacado en una silla, fuertemenamarrado, pero sin soltar de la mano su biblia, con cuya lectura se ayudaba cristianamente a morir. Cuando sus paisanos,
te
i
en jeneral
los estranjeros
al
como
a un mrtir.
sencia Je todos. Solo la ria de un marinero estranjero con uno Je estos rotos,
puede
el nirno
Como
que
para un desastre repentino, segn se va poniendo de los plebeyos: todo no consiste en mas que uno levante la voz. ellos no conocen mas que al gobierno, a ste le echan la culpa, i dicen
ser bastante principio
los estranjeros
al reo
sus cuatro costados, con fecha de 30 de diciembre de 18.32. Portales desair tambin un recurso legal entablado por el cnsul americano en Valparaso con el objeto de salvar a Paddock o postergar, por lo menos, su ejecucin.
oficio,
hemos
en-
el libro
dice a la letra
como
sigue:
Seor Cnsul:
cia
me
el
la ejecucin de la sentenpronunciada por los tribunales en la causa criminal seguida a Paddock, ni oreo en el caso de entrar en la cuestin de si el recurso que me participa
Xo
est en
no
peregrino, intempestivo
de
hoi,
le
asegu-
Diego Portales,
Seor Cnsul de
los
Estados Unidos do
]J<)rte
Amrica.
206
IV.
Libre de los cuidados que
el
Paddock
le
gobernador militar de Valparaso psose a organizar, con el tesn i la enerjia de que l solo era capaz, la guardia nacional de aquel puerto, que existia solo en el nombre, pues al llegar de Santiago, iiabia encontrado en el
habian acarreado,
el
s^rsenal
viejos.
Ouraplian de cer-
bernador militar de Valparaso, existiendo otra autoridad vil cou el nombre do gobernador local.
Desde
el
un caonael alba, lo
comandante
Portales,
rajando
que poda llamarse apropiadamente su campaa contra la pereza, el desalio i la holgazanera del bajo pueblo de Valparaso,
de milicia, a que, por aquel preciso di a, citaba, })or medio de un bando solemne, a todos los ciudadanos, siendo l mismo el primero en encontrarse en
con
los ejercicios doctrnales
el cuartel. (1)
Para procurarse fondos con que organizar dos batallones, una brigada de artillera i un escuadrn cvico, ocurri Portales,
sin
embargo,
al
300 a 500
pesos. (2)
(1) Portales,
Ift
clases, se
propuso incorporar en
tercer orden.
^., ^te
tambin a
Con
de enero de
eBtablcidos en el pais con tiendas, pulperas u otras por menor i los artesanos tambin estranjeros, maestros de oficio o que sirven de oficiales en los talleres, deben ser enrolados en los cuerpos cvicos." {Libro copiador de correspondencia
de la Intendeiicia de Valparai/^o, perteneciente a 1833.)
(2) 8
Era
esta
207
una contribucin forzosa, que no habia sido estableei, sino que nacia de la esclusiva voluntad del gobernador. Pero qu importaba esto a Portales, para quien toda
cida por la
eiierjia era justicia
i
Pero aun iba mas adelante en sus injustificables arbitrariedades. Cuando el gobernador se propona castigar a algn oficial de los que l mismo habia nombrado o abrigaba alguna prevencin personal contra !, lo hacia rebajar a soldado raso, afrentndolo en piiblice de esta inusitada manera. Fu
vctima de este castigo
poltico de Portales,
i
el
teniente
aquella ciudad, lo que dio rnrjen a que oscuros tiranuelos practicasen en las provincias iguales atentados contra sus ene-
migos personales, de manera que, en poco tiempo, la guardia nncicmal dej de ser una institucin ara ser solo una afrenta. Djose entonces que Portales habia obligado a personas conocidas a que pisasen barro en el cuartel con las propias botas
j
la calle,
en castigo de su resistencia o
al-
no ser incorporados en la milicia. La violencia se llev todava mas adelante, i con esto ya los desacatos contra los derechos dlos ciudadanos llegaban a su colmo, porque cuando el gobernador Portales queria castigar cualquier falta privada o dar salida a algn encono suyo o de sus amigos, enviaba al cuartel a toda persona asi calificada, por decente que fuese, la hacia poner en el cartabn filindola como soldado. De esta suerte, confiesa l mismo que castig a un don Pedro Prez porque tenia ste un pleito con un recomendado del ministro Cavareda, i a otro caballero don Jos Fernandez Puelma, a quienes amenaz estirar como zapos si faltaban a
i
alguna
lista.
(1)
en
"Por
si
go
el
le escribo
por
falta
de tiempo,
que
el tal
dcm Hilario
se
me
ana, que
me meti
los
que tiene
autos de memoria;
la rea-
208
De esta manera, i poniendo a contribucin su gran actividad personal, pues se ^levantaba antes del amanecer para hallarse presente a la disciplina del soldado, i cuidaba aun hasta el alumbrado de los cuarteles, cuyas velas compraba de
SQ peculio, lleg Portales a organizar en pocos meses una
lucida divisin de nacionales dlas tres armas, que llegaban a
1,500 hombres, los mismos que cuatro aos mas tarde debian empuar las armas para salir a su defensa en las alturas del Barn (1).
le
adoiinistrarle prouto
bue-
medio de la funcin vine a saber la laya de muzo que es el Pedro Prez, contendor de don Hilario, i que, acto continuo, lo mand llevar al cuartel, junto con don Jos Fernandez Pueluia, que cada dia est mas malo, con orden de que me los filiasen, i la prevencin de que los estiraba como zapos si me faltaban a alguna lista o tenia alguna queja grave de ellos. Creo que este era un freno para sujetar a estos malvados, que no pueden ser correjldos de otro modo."
na justicia.
Que
eii
(1)
No
era
menos
loque
Geque estaba "con un humor negro" porque se le hablan fugado tres msicos escalando las murallas del cuartel donde los tenia encerrados; pero pocos diaa despus (marzo 5), le cseribia alborozado lo siguiente: ''Nada tampoco tengo que decirle hoi porque nada ocurre que merezca poner en su noticia, a no ser que en esta maana me han traido del camino de Melipilla, bien amarrados, a los cinco desertores de que habl a Vd. en mi carta de ayer, lo que celebro como si fueran cinco talegos de onzas, porque con la azotaina que les llover
ra
esta tarde,
Una maana
escribi al ministro de la
volver a armarse
el
altariin
acabado de desarmar la
impunidad"
hombros de los ])obres soldados en los que Portales fierro, que no le era menos grato haee7-la sentir a los que cubria la santa cognya. (^lejsc una vez al gobernador cierta infeliz mujer llamada Maria Burgos de que los padres mercenarios frai Isidro i frai Jernimo Solis se haban negado conanti-cristiano espritu, a confesar a sumaPero no era solo en
los
gustaba afirmar su
mano de
ndo Jos
.suelo.
en consecuencia,
'20
sin
aquel con-
de abril de
183:i,
informe sobre
resultase
castigase
eomunidad mercenaria, i como aquel ser exacto, orden al provincial, por un oficio del 29 de abril, que a los delincuentes con una apropiada censura.
el heciho
al pi'ovincial
de
la
la In-
209
V.
Al ver a
cias
de Valparaso, se habria creido que estaba desprendido de los intereses mas graves de la poltica i del Estado. Al menos, asi lo decia l mismo a sus amigos, en aquella poca,
exijiendo que
el
nes oficiales
(1).
Pero ya liemos visto, al hablar de la conspiracin de Arteaga, en marzo de 1833, es decir, un mes despus que hacia las protestas de su alejamiento de la poltica, la parte que tomaba en sta, llegando al estremo de indicar los jefes que deban componer el consejo de guerra que juzgaria a los conspiradores. (2)
Con fecha de febrero 4, uirijindose al ministro Cavareda, despus de afun terrible sarcasmo sobre el jeneral O'Higgins (a quien llamaba esta ve el mas inmundo i malvado de los huachos, porque le supona instigador de los escritos que contra l publicaba on Lima el aventurera francs Chapis) le escriba lo siguiente; "Yo desearla que algn escritor se encargara de decir i declarar ante todo el mundo que no tengo la menor parte eu la administracin de don Joaqun Prieto: haga Yd. por donde asi suceda."
(1)
rojar
en seguida,
el
movido por
las causas
mas
nobles, en
i
que
se
me>
haga aparecer
gobierno
como un pura
tiempo de n
el
mi
splica."
Cavareda de 18 de marzo de 1833. Por este mismo tiempo (marzo 23), Portales escribi al ministro de la Guerra que se espulsase del ministerio del Interior al oficial mayor de este ramo don Manuel Carvallo, por haber escrito una carta contra el intendente de Valdivia, don Jos Joaquin de la Cavareda, hermano de aquel funcionario. "Si ha de haber calma, decia Portales en esta ocasin, hasta para providencias de este jnero que demandan tanta prontitud, ser mejor declarar de una vtz que nos damos por. con toda i nuestra mas entera voluntad i que nos pongamos en la berlina (o en la horca) por prudentes, circunspectos, juiciosos, hombres de espera, de tino, de madurez, de. ..." I segua despus tal cmulo de terribles improperios contra s mismo i sus amigos, que al fin pareca escan. .
dalizarse l
mismo de
su ira
decia:
"Pero ya
estol
demasiado montado en
-
el;
picazo."
D.
DIGO PORT.
IV
Pero, este irresistible poderlo de la voluntad de Portales, que a l mismo, a su pesar, lo violentaba, lleg aun mas lejos. Hizo el presidente Prieto espedir un despacho militar, sin insin aprobacin prdvia tervencin del ministro de la Guerra de aquel, en loque liabia, si se quiere, solo una falta de tramitacin i urbanidad o algn secreto favoritismo; i. sin mas que esto, el gobernador de Yalparaiso tir a los pies del gobierno todos sus empleos honores, elevando la siguiente renuncia, (IHC existe de pufio i letra entre los papeles del Dictador, i que, por ser tan caracterstica como un buen retrato, copiamos
i
i
en seguida:
CiOBIERNO MIjITAK DE LA PLAZA.
Valparaso^ junio 26 de 1833.
"Es ya demasiado pblico que sntre los dias !. 3 del coel Presidente de la Repblica, sin precedente acuerdo, mand a un oficial del Ministerio de ia Guerra tirar el despacho de teniente coronel a un sarjento mayor del ejrcito, que despus de haberlo firmado, lo remiti a V. S. para lo refrendase. Se sabe tambin que habindose negado que V. S. a inscribirlo, S. B., por medio del mismo oficial de la secretaria del cargo de V. S., le intim que haria firmar el tque tulo a un oficial, si V. S, continuaba en su negativa, sin traiV. S. contest dignament<j que no pudiendo ceder
i
rriente, S. E.
"Se ha tomado razn en las oficinas respectivas del despacho autorizado con la firma del primer oficial de la secretaV. S. present su dimisin, que ha retirado despus, seria, gn se dice, por evitar mayores males, ([ue yo no alcanzo a divisar, porque me parece que no hai otros de un orden supe rior que los que deben nacer do un atropellamiento del cdigo fundamental; sea lo que fuere, se ha infrinjido abiertamente el a,rcvilo 86 de la Constitucin, en los mismos dias en que ha sido jurada; infraccin que se hace mas notable cuanto el Presidente de la Repblica pudo legalmente haber cumplido
i
nistro,
211
nombrando
otro mi-
la
orden que V,
S.
no
n-
cootraba
en
el
suyo.
"Se ha permitido, ademas, o dir mejor, se ha presentado donde se ha tomado razn del despacho i al inspector del ejrcito que le puso el cmplase, la
ocaBion de quebrantar el
mismo
artculo
constitucional que
las
rdenes
re-
de
que haya habido un dila carta, haya formalizado la acusacin que debe hacerse a V. S. por mas inocente que aparezca; ni se ha visto que algn funcionario^ aeuse a los empleados infractores que obedecieron la orden. "Esto da lugar a esperar que la Constitucin va a quedar inpunemente atropellada i abierta la puerta para quebrantarla en lo sucesivo. "Habiendo sido 3'0 uno de los que esforzaron mas el grito contra los infractores e infracciones de 828 i 829; cuando en los destinos que me he visto en la necesidad de servir, he procurado con el ejemplo, el consejo i con cuanto ha estado a mi alcance volver a las leyes el vigor que hablan perdido casi del todo, concillarles el respeto e inspirar un odio santo a las trasgresiones que trajeron tantas desgracias a la Repblica, i que nunca podrn cometerse sin iguales resultados; cuando hasta hoi no he bajado la voz que alc con la sana mayora de la nacin contra las infracciones de la Constitucin de 28; cuando no debo olvidar que ellas fueron la primera i princil)al razn que justific i asegur el xito de la empresa sellada con la sangre vertida en Lircai, no puedo manifestarme impasible en estas circunstancias, ni continuar desempeando destinos pblicos, sin presentarme aprobando, o al menos, avenido ahora con las infracciones que combat poco antes
putado que, conforme
al artculo
"Ha
corrido cerca de un
mes
92 de
cara descubierta.
tal
inconsecuencia,
para
que
est en
!12
distintos cargos
mis facultades, hago de todos i cada uno de loa i comisiones que el gobierno tuvo a bien conrenuncia, cuya admisin tengo derecho
fiarme, la
mas formal
como V.
de
la
S. se sirva
dar cuenta a S. E.
de
gurarle que en
la
prosperidad de
la
Repblica.
feliz
S. E. el
de distincin
le
demandan
i
la re-
tomada
duda por no haberse fijado en su valor consede que nada le seria mas honroso i nada mas conducente a la consolidacin del orden pblico i del Cdigo Constitucional, que aparecer vindicndolo con la cancelacin del despacho espedido, el castigo de los empleados que no
sin
cuencias,
se opusieron a su curso.
"Dios guarde a V. S.
^^
Diego Portales.
el
deparlainento de la Guerra."
VI.
el
ltimo recluta de
l
la milicia
de Valparaiso hasta
del
el
mando
podia haal-
mohada, porqu habia de imponerse el sacrificio, estril para su orgullo o su patriotismo, de asistir ocho o mas horas diarias a una oficina trabajar, como l sabia hacerlo, en el bien comunal, descuidando sus intereses hasta verse amenazado de
i
213
VII.
Hemos ya
comprado
la
hacienda de Pedegua,
aunque su compaero,
el clrigo
Car-
l estaba violento por pafundo que no conoca siquiera. Haciendo un verdadero sacrificio personal, l habia aceptado solo por seis meses, en diciembre de aquel ao, el gobierno de Valparaso, pues tal era el trmino de la licencia concedida a Cavareda. Ms, como ste entrara a desempear el ministerio de la Guerra i Portales no queria que los jenerales Benavente ni Aldunate le reemplazasen, prolong su permanencia en el gobierno de Valparaso hasta agosto de 1838.
Por
este tiempo,
ya su paciencia
se agot
psose a exijir
casi dia
30 de agosto) que me dijese que en el trmino de ocho dias no se le hablase de mi renuncia, porque habia para ello un motivo secreto: este motivo debe ser sin duda la conjuracin descubierta (1); los ocho dias cumplen el lunes prximo; i desde el martes, empieza Vd. a ajitar con tesn el despacho, sin tomar mi nombre, para evitar que se diga de mis caprichos, mis tonteras, mis fogosidades,
etc.,
etc.
Un mes mas
rra,
tarde, volvia a
el
mandar
al
ministro de la Gue-
de quien dependa,
siguiente
significativo recado:
Diga a mi amigo don Eamon Cavareda que el gobierno debe escusar todo paso que se dirija a hacerme continuar en este destino: que el rogar al empleado que hace su dimisin es mui desfavorable a la dignidad con que deben acompaarse todos los actos del gobierno, i que, para aliviarle trabajo i evitar esa especie de desaire que haria al gobierno mi
negativa, le prevengo
(1)
que
de
La de Puga,
i
el
mayor
a cuyo estallid sealaba los precisos plazos. Cundo se viera inmoralidad, si no se vieran mayores i del mismo jnero mas tarde?
214
que mi resolucin no
es
i
hacerme de consiguiente voliver atrs. Adale que cuanto pudiera apetecer era el que viniese l a subrogarme, porque la vejez me fuerza a desear la cornpafia de un amigo como el: que asi pienso cuando pienso con egosmo, pero, que cuando considera cuanto interesa a Chile sa permanencia, en el ministerio, casi me conformo con estar separado de l. I poco despus, pasando de los argumentos al enfado, aadia (9 de octubre) las siguientes amonestaciones sobre su
empeos que se le enviaban de la que permaneciera en su puesto. A don Victorino conteste Vd. que siempre ser descorts para goq testar que el principal contenido de la carta que le debo se reduce a docirnie que cree que se siguen males de mi separacin del gabierno de Valparaso. Qu habr que contestar a asto? Ha podido esperar que yo me conforme con su opinin en un asunto sobre el que he pensado veinte veces mas que l, cofiQO que me toca mas de cerca? O quiere que entablemos i repitamos por escrito las largas i odiosas discusiones que sobre el mismo asunto .sostuvimos aqui de palabra? Adale que l fuera hombre capaz do ceder alguna vez a la razn, i yo hombre amigo de })erder tiempo con los que no la tienen, habria contestado .'u carta con estas solas palabras: o Vd. fu el m-is conforme en que viniera a ser goberel mas empeado nador por seis meses: espiraron .sto.s, queria que siguiese por pois mas; maana se completan diez, i aunque me conformara yoonque se completasen los doce, en loa dos que faltan, formaria Vd. el hombre que, a medida de sus deseos, haya de venir a reemplazar a Cavareda si ste no viene? Me contestar que no, resulta, por consecuencia, que yo debo resignarme a ser gobernador de Valparaso hasta que llegue el imperio de los jipiolos, a quienes no faltaran cien sucesores qae darme? (1)
renuncia, contestando a los
capital para
i^i
i
situaoiDn,
gobierno. Asi es
jue cuafldo
comenzacon a
de la seifr o hmi
2i5
VIII.
Al
de
la
fin,
paraiso,
ministerio
Guerra d-on ManueJ lieujifo. Portales se retir el da 10 i el 12". de aquel mesy reasumi) su puesto el primero. Don Diego, en consecuencia, qued libre para irse a su hacienda, i
aun hizo renuncia del ltimo empleo que conservaba, el de comandante del nm. 4 de cvicos de Santiago (1), para que-
de 1833, comenz a
si
decirles:
les
no quieren, no. Si
l, seguu cueiUu ris eu ccta. de ii>vi^nil>i-e ^ "Anden, Vda; divirtaeen; si quieren, embarqense; parece, vean el buque que les acomode Si no quieren
ii-se,
no &e vayan. Todo esto son cosas de Prieto que no yerra desatino. Dicen que yo 1 mando. Esto es falso, sino que l se ha propuesto liacec cuanto dsatino hai,
i
Vds
madima, cuya
gqrramufio"
del:
Hambriento,
le
sumamente pobre
no dej
urt
pesai; de maraved
a BU honorable familia.
recoji i trajo a su lado a vivir en su propia casa a aquel joven ahidon Jos Velazquez, que alquil el cuai-to de la Machado eu la conspiracin de los puales. Estaba aquel oculto en la aldea de Puchuncav a principios-. de 1884, i habindose alojado una noche Portales en ese punto, yendo a Pedegua. 86 le present aquel implorando su clemencia. Portales lo acoji en el acto,
lte
Tambin
obtuvo su indulto
riendo
qu.et,
i
contaba
mantuvo en Valparaso, donde pasaba noches enteras a. quienes el ciite, como llamaba a Velnzque los conjurado decian de ca^ia uno de ellos.
i
lo
(1)
aqu
del ministro.
" Valparaiso, diciembre 18. de 1S33.
"El seor Inspector Jeneral, con fecha de ayer, rae dice la que copio:
'Por
el
Ministro de
la
me
4-
"A
la solicitud del
Comandante
nm.
d guardii^
lo
c-vcas
de
esta capital^ S.
que
sigue:
Se acep-
dar del todo cspedito
la poltica del dia,
i
216
que no era enteramente de su agrado, como en breve veremos. Comienza en esta poca el gran parntesis de la vida poltica de Portales, que debia durar hasta setiembre de 1835, en que reasumi su puesto de ministro, o por mejor decir, la dictadura. Cerramos, pues, aqu el perodo mas brillante i mas fecundo de su existencia pblica, para asistir
i
en breve
al terrible
drama de guerras
IX.
de que hemos dado cuenta con don Diego Portales hizo grandes bienes en su corto gobierno a la ciudad que no en vano pidi el honor de conservar en su recinto el corazn de aquel hombre estraordiarlo. Portales dejaba en Valparaso una huella profunda, como por donde quiera que se posaba su mente creadora, pu incansable laboriosidad i su mano firme i organizadora. Todas las instituciones locales que han convertido este gran pueblo en el emporio del Pacfico tienen su jrmen en aquellos diez meses de la administracin del ex-dictador de la capital, que era solo un teniente coronel i gobernador de plaza en Valparaso. Los almacenes francos, la escuela nutica, la protec-
mano
cin
comercio nacional en sus intereses i en sus industriales, ante quienes Portales, mas de una vez, humill la soberana de los estranjeros, el arreglo de la marina de guerra, que en verdad no constaba entonces sino de un solo bergantn, pero
al
que
dra, el establecimiento
ensanch mas tarde hasta formar una poderosa escuade la polica urbana, la administracin
ta la
el
<le la
cia del
comandanTmese razn i
comuniqese. Lo trascribo a V.
efectos.
'
Ramn
de
lo,
Cavarcda."
local, la
-217
aduana,
el cabotaje, la
miento en
lla
guardia cvica, la transformacin misma de aqueplaza militar en una poderosa provincia (1), en lo que tuvo
la
la
se oponia a aquella
manera su
camino
i
carril
que
frtil
do Qaillota,
por
el
que
debia encaminarse
al
(1) Pai-ece que la idea de elevar a provincia el departan) enlo de Valparaiso, que dependia entonces de San Felipe, i en la que Portales trabaj con tesn, no sin poco pesar i celos del intendente de Aconcagua, don Juan Evanjelista Rosas, tuvo su primer orij en en el primer ministro de Hacienda don Manuel Renjifo. En una carta de ste a Portales, escrita en Santiago el 22 de junio de 1833, le dice, en efecto, lo siguiente, que no jiodia ser ni mas juicioso, ni mas oportuno: "No
seria conveniente
el
i i
til
incorporar a Valparaiso
el
departjimento de Quillota
el
de Casa-blanca,
primer
comunqueme
sus observaciones.
i
Para
Casa-blanca se
i
estn asi
mismo
situados
distancia del
el
Aun
si
rjimen
de conocimientos.
"Si a estas razones agrega Vd. que ningn gasto va a resultar de la adopcin
las provincias
de Santiago
debilitarla;
mas
ciudad en
que
el
dudo
se deciir
por
El prrafo de cartas de Portales a Garfias, que alude a los celos del intendente Rosas, tiene la fecha
de julio de 1834
dice
asi:
"Dgame Vd
i
si
Valparaiso
curiosi-
dad, ya que don Juan E%-anjel3ta Rosas est como un diablo conmigo, porque
dice que sol el autor del pioyecto, porque desconfio de l."
on
lle,
218
los pies;
todo
esto,
muchos
comenzaron
surjir
entonces,
tan
terior
desarrollo beneficios
jiositivos
i
nacin.
En
la
quedar suprimida
le
mitad de
la
quedaran sus
sus grandes arcas, las arcas de que vive la nacin toJa, com-
pletamente vacias.
CAPTULO
IX.
LOS
LOPOL
I-
T A
S.
En
Manuel
lizarla.
tstico.
Renjifo.
Su laboriosidad
espritu liberal
Su Memoria de
1834.
qu^desdora su administracin Juicio de Portales, Toro, Concha i Vicua sode la liacienda pblica. Aparece ste como el Descargos de Renjifo. bre esta negociacin
Escandalosa operacin de
deud
jefe
de un partido intermediario, a consecuencia de las venideras elecciones de presidente. Don Diego Jos Benavente i don Manuel Jos. GandariAparecen en llasEstrepitoso rompimiento del primero con Portales.
bando.
que
se
agregan a
se
cambian sobre
el particular.
Sucesos
polticos
como partido
poltico
Es sta rechazada. Renuncian sus carteras Tocornal Renjifo. Misterio de esta resolucin orjen conventual que se atribuye ala de conflicto a Portales, pero ste Tocornal. El presidente Prieto llama en ltimo de^de Pedegua. motivo rehusa. Carta que con
i
i
el
este
le dirije el
filopolita
hecha a Renjifo
Brusca
esa responsabilidad.
Portales
provocan
justa
la irritabilidad
de Portales contra
gobierno.
in-
que
se le hace
Conflicto
a consecuencia, de
teibev
enrolado en
la milicia
gobierno.
Ira
i
no
Declara
i
terminantemente que no
los filopolitas.
l refiere.
i
como candidato de
Su
Violenta situacin de Portales. Su juicio sobre Benavente Gandarillas. Manera peculiar de juzgar de Portales sobre oposicin de sus antiguos gobierno de Valparaso en setiembre amigos. Acepta por pocos dias aniversario. Profunda impresin de de 1834. Gran baile
la
el
hombre de
Estjido
ancdota que de
oficial
este
le
Portales
F.
se resuelve a alejarse
temporalmente de
de felicidad
la poltica i
Compra
el
la estancia del
Rayado.
campo.
Don
Sus
ilusiones
riqueza en
L Ossa
le ofrece
Su
que
rehusa
i
viaje al
Rayado
pecu-
I.
la
arena de
la
i
que
calentado despus
lo a su insaciable
las
soledades del
campo
ofreceran pbu-
un bombre modesto i patriota, que aspiraba, si no a ser el rival del potentado ausente, porque tal no cabia delante de aquel coloso de audacia, a neutralizar al menos, su poderosa influencia, dando un jiro mas templado
a la poltica.
Era
nuel Renjifo.
II.
la poltica
de 1830 se presenta
mas simpticos caracteres que la de este hombre de Estado, tan probo como laborioso, creador en cierta manera del rjimen que ha asegurado la riqueza pblica i el crdito del Estado, esta otra riqueza que
rerestida de
antes de l no era conocida,
i
221
una juventud que perteneci toda al trabajo i al infortunio, muri como hubiera muerto en su juventud, pobre, laborioso i honrado. Qu mayor elojio pudiera hacerse, en verdad, de un asentista, que el de que, habiendo dispuesto con manos libres de los millones que constituyeron nuestras deudas del interior i estranjera, conservara aquellas limpias, aun de las
sospechas (cosa admirable!) de sus mulos?
Don Manuel Renjifo habia aprendido los hbitos de orden de economa desde su mas temprana niez, concurriendo personalmente al mercado para hacer la provisin de su familia,
i
a la que l
sus ahorros.
No
de
cedi a su patria
las
un
culto de afeccin
es propio
estrecho re-
el
en 1793),
cagua.
sin
En
i
la proscripcin,
el trabajo,
de naipes
el
acompaado de su amigo de
de Buenos Aires a las vecindades de Potos todo lo que cupo de mercaderas en una carreta. Vuelto a Chile, puso tienda en los Portales, abri despus
un
en los pueblos de Pasco i Huanca vlica para el rescate de pastas minerales. Pero, una rara fatalidad le acompa siempre en sus negocios. La invasin de Osorio en 1818 frustr una especulacin que habia hecho en el sur despus de su regreso; las persecuciones de la dictadura sombra del jeneral O'Higgins hicieron que su caf declinase por la falta de concurrentes; su ne-
sus negocios en
el
222
i,
por ltimo,
a sonreirle con la
por
la
confiscacin de
i
tenencia
dos los
un buque cargado de granos de su j>erla espulsion que Bolvar decret de tochilenos residentes en el Peni en 182(5.
la otra,
por
como hemos
Vuelto a Chile, se lig Kenjifo con la empresii del Estanco, visto, aceptando el cargo de compromisario por
i
la in-
influ-
Hacienda
el
15 de
ni.
Una
vez puesto cu
el
crdito al que comenzaron a dar cuerpo a nuestras rentas Estado. Fueron algututs de estas la reduccin del ejrcito de 3,583 plazas, de que constaba a su ingreso en el poder, a solo
2,800 soldados, siendo su idea favorita el dejar nuestras fuerzas de lnea en el pi de solo mil hombres (1). El retiro de
Son dignas de
la historia i liaeen
(1)
las siguientes
fechado febrero IG de 1832.- "Devuelvo orijinal, dice, la que Vd. me remiti do Urriola, i convengo desde luego en qse las razones por que ste considera necesaria la conservacin del ejrcito no merecen aprecio alguno. Desgraciado el gobierno cuya seguridad estribase solo en la fuerza armada
administracin, es preciso estar
ideas exactas sobre
el
i
su permanencia en la opre-
sin de los pueblos (jue le liabian elejido! Para hacer tan poco favor a la presente
sobre
el
estado actual de la
opinin. Estendiendo una Tijera ojeada luicia la Repblica, se conocer que, en jeneral, todas las clases tienen propensin al orden,
i
que
solo
se turbarla
come-
tiendo
el
delitos,
compensas, o aplicase sin equidad los ciistigos; finalmente, si dejase impune loa alentando la audacia de los malvados. Mientras nada do esto haya, basta
la tranipiiliilad
pblica
casi
223
todo nuestro cuerdo diplomtieo produjo un ahorro de 34,000 pesos en 50,000 que se gastaban; i por ltimo, una nueva planta que se dio a la organizacin rentstica de Chilo Valdivia (mediante una visita fiscal del intelijente visitador Garrido) dej un residuo anual de 70,000 pesos. De esta mai
que era
pues
el
mas de 300,000 pesos, de nuestra renta de aquella poca, trmino medio de aquella, desde 1825 a 1829, haba
casi la sesta parte
i
el
que no tird en conseguir, fu mantener corrientes los pagos ordinarios de la administracin, pues nada habia mas vergonzoso (i este fu el incesante i justo reproche de la administracin de los pipilos) que el
Su mas ardiente
proposito,
ii
lo3 indios en nuestras fronteras. Pero no es esta la verdadera dificultad que yo encuentro para licenciar al ejrcito. La oposicin que hallar esta medida bsquela Vd. desde ahora eu los mismos militares por su inters, i en el Presidente, porque de buena f se persuade que ellos son su mas slido apoyo. Combatir esta opinin arraigada desde mui atrs, ha sido el objeto que me he pro-
puesto
la tropa
de lsea hasta
reducira-
mos
(1
resultiiria
un ahorro de cerca de
i
500,000,
suma
i
esterior de la Re-
pblica
armona en todos los ramos de la Hacienda nacional, cuya administracin se resiente de los ahogps i conflictos que una penuria continuada hace sufrir al ministro de Hacienda. He difijar
etername: te
el
orden,
el
ai
reglo
la
cho esto para que Vd. conciba cuanto no ser el inters que he tomado i tomo en la medida que recomienda. Ella, a mi juicio, haria la felicidad del pais i cubr!ria de gloria a la presente administracin;
pero,
Vd. de un golpe
l,
la
mayor
gradualmente
cooperacin.
''No piense Vd. que yo haj-a echado en olvido, anadia, los almacenes de de-
Per tome a
pais,
de que sea necesario verme apremiado por las resoluciones que este respecto. En la persuacion de que la medida es ventajosa
lejis'ativo,
el al
me
la des-
un acto puramente gubernativo. Vd. no ignora que estaba determinado a convocar las Cmaras para este negocio, mas, habiendo salido al campo la maj or parte de los diputados por el estado malsano del pueblo, es al presente impracticable mi proyecto
viese en ella
i
que
el
224
las
cobranzas
cuerpos
que
es peor,
que
los
de ejrcito se sublevaren en
vestuarios. (1)
la
pla/.a
materia de contribuciones, tenia ideas tan adelantadas, que no dudo en suprimir algunas, como la alcabala llamada del viento, que se cobraba a las provisiones que entraban en
las ciudades,
i
En
la contri-
bucin directa i nica, a cuyo fin ensa3' plantear el catastro como medida preliminar. Kra el nuevo ministro tan laborioso
i
tuvo
la
fortuna de ocupar
la cartera
nmero de aos sin interrupcin (de 1830 a 1835), que no pudo menos de hacer bienes considerables por estas
derable
solas circunstancias,
i
una admi-
que Renjifo habria abolido los diezmos para rentar los curas i suprimido el odioso estermiimpuesto del estanco para fomentar la agricultura nar un abuso que solo puede ser til a gobiernos corrompidos
nistracion liberal, casi es induaablo
i
o corruptores. Por
lo
que respecta a
como
el
na en su organizacin actual, de cuerdo liberalismo i de franquicias otorgadas al comercio de trnsito, pues el reglamento vijente todava, i el sistema de tarifas movibles, fj obra de su celo i de su laboriosidad (2).
(1)
"Gravemente enfermo
de
di-
ciembre de 1831)
constancia debo
me
el
lie
a esta
los
que ocurrieron
Mi
el
(2) "Merecen particular mencin los trabajos que hoi forman parte de la Ordenanza de Aduanas (dice Renjifo en su Memoria de Hacienda de 1834), porque tt su influencia debe atribuirse el impulso estraordinario que lia recibido nues-
que
el
lia
noticia de esta disposicin a los pueljlos comerciantes con quienes tenemos rela-
pur
la liberalidad
en
el
principal
Por otra
prstitos,
i
225
no se crearon emi
amortizaron deudas
se fu regula-
Por ltimo, Renjifo fu el primer ministro de su ramo que present una esposicion clara i documentada de todas las operaciones financieras de su miechando asi las bases de los nisterio (memoria de 1834),
rizando
el
pago de sus
intereses.
jresupuesfcs
de
honradez pblica, de cuya garantia solo aquellos gobiernos que han salvado todas las vallas del respeto a los pueblos cuyos intereses sirven, lian podido hacer abuso.
dianes de
la
ly.
TJn espediente funesto
i
reprobado
afe,
empero,
la
dignidad
que aquel
hombre de Estado riji la hacienda publica, i aun seria aquel una mancha sobro su nombre, si no fuera cosa cierta que l adopt aquel medio financiero como un recurso poltico i un arbitrio de la situacin, pero en manera alguna con miras de
indigno lucro personal. Tal fu
cin
i
el
reconocimiento, consolida-
llam
flotante,
de
la que,
suma de un milln
al
Cuando
deuda
lienjio entr
la
llamada consolidada, porque estaba ya del que s componia casi esclusivaraente de los todo arreglada i reforma de los militares en 1828, i de la 600,000 pesos de la consolidacin de bienes de manos muertas que se habia hecho en tiempo de la colonia i ascendia a 199,039 pesos; i de \arejisirada, que era aquella sobre la que los diversos acreedores lejtimos del Estado por gastos, donativos o perjuicios en la guerra
interna:
tnn? vasto
mercado
por
loa rieo
productos de
la
buques de todas laa cambio de las manufacturas de Europa i Asia, parte d Amrica situada en el litoral del mar
15
del Sud."
V.
blEOO PORT.
Je
i
226
la
(jue,
que
llanta abril de 1829. Esta deuda ascenda a 1.113,289 no ganaba intereses todava, pues era preciso consolidarla para asii^narles aquellos, como 3'a se habla hec!io con
de 1823
pesos
i
la eoni^olidada.
|>ue9,
del carci
de c'Hla ltima deuda, nica que era lojlima, legal liabia creado derechos positivos entre los acreeiiores del Estado, so determin a reconocer, i esto sin dai- le precedente ni un
nuevo avino pblico de la ojieracion, una deuda antojadiza laque, a ju/>-ar ]);)r su propia declaque l llam //o^(/'', citada, era un verdadero caos. (1) mcmoiia la racin en por los trmites iudispensables de esta deuda ^Q pas, pues, plazios qiu prescribiera una con los iilcribiila 011 la forma del de |,a cpnsolidacion, subprevia, ni tampoco lei especial
i
'
.iguient',
ltimo,
de
liquidada,
Nada de
esto se practic,
i
al
contrari(\
l;i
doadi.i se cconoi
ci4,.,?P :QOi'j:sol:id.
se
pag,, todo a
un
licnip'.i,
^\n
ningn
acueriU) pblico:
h'A
de (]ue manera?
fiue tenia
mini-'t.'Tin.
lii
c*^
co
do* jmna
Julopo-- ptroB,
t..-i
.T<>ntila
su lejitlmidud ante
el
tribunale.'
;ii-r-c(?clo'
r-p<>''liv<iv.
r-*!*;
.|ii.>
.
i!i:is
;i
i-oiitribniii'.< a
;iI
.',ompli<*ir
MI
iiiii.li.>-'
.!-<.
il.-jar ilIpIVh-..
.]i-l>i'ii
(li-
isco,
--
I.'
r'ilta
de-uti
'-i
jii.-
.let^r.1<-1
mili. K'-
|i!'iii.i|ii>i-'
,1
i|ii>-
'!
i:i
1m .-iliii.M.-i.ia
Todo''
rui.-l.nii
^-ii
m.i-
i.
'^;i
iii.-rr
li,-t.u, "''.^i'.'
''
i-c-pou-
iliivtju)
:tii'.-M!^:'i
>-,J
^'obi!''')** 'i-in.i
|iMi-tici|>ti
i|f
ebu
.ii<t,-isiiiii, jt>irijiitt
.'"
(
curvar;
.le
If.'t-
liiiul>ii-(i il^'
i.-!4'ii.1;t
(!<
P^^i?
I'O^i'i^'i''
|)ii-ii
ui>rl:U'
tius
ojici'.-u'i.)!!'
.M<-irHir:i
ls;u.)
227
des tantos mas de su valor, es decir, que si, verbi gracia, el documento o papel era de 1,000 pesos, el acreedor del Estado entregaba en la tesoreria 2,000 pesos mas en plata, i recibia un libramiento contra la aduana de Valparaso, a un corto
suma lquida de 3,000 pesos. Tan escandaloso procedimiento, aun a los ojos del mismo ministro que lo adopt, no tenia mas paliativo que las urjenplazo, por la
cias del tesoro
en
los
primeros tiempos de la
reaccioii,
pero
el
aun
Valparaso?
Por otra
los
parte,
no era exacto
el
el
que
al
de fondos disponibles que sus sucesores se viesen amagados de una bancarrota. El tratado de Ochagavin, cuya violacin
hizo dueos a los revolucionarios de las arcas de Santiago,
coincidi con el cumplimiento de las escrituras de diezmos (15 de diciembre), que ascendan a
pesos,
i
que
el
tmido
revolucin
(1).
la urjencia, ni pretesto
alguno
existia,
mu-
que perjudicaban a los acreedores lejtimos del Estado, cuya deuda estaba inscrita, i regalaban, en el espacio de cuatro aos, mas de un
legalidad, para tales manejos,
ajiotistas.
No
(I)
bl!
es nuestro
nimo en
d-\
la
Vpuse
tfii
i/frriirio
alparaio
ic,
d-'l
o K- diciefiilMV
eutont.-e.i;il
c ]8^i9 u
iiyla
ittifulo liHtrii'O-pull
"Ion M-lili.iiJt'raiifi.'i'o
ii-o
i.jiie
ati'ilmy
flisi
ingiiiilo ciiuiaJa
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Je Sautiaa'o
C'JiK'lia.
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i^x^f \f ..(liiaii.
<'ni<iii le
as.ii:Mr
s;ilvai- los
tViudo pbli<-05,
lsf.a
lley
la
(Je)ici<3eia
hasta
v\
oivij,
por no ser posible los pagos bajo las reglas ordinarias. Esos fondos que, por
ftolo
mas
a
las fuertes
cantidades
|>or
al erario
pblico
de Lircai."
que no son tampoco del todo propios de la historia poltica que narramos, ademas, la actual cuestin ha sido debatida de tantas maneras por la prensa que la conciencia pblica no puede menos de estar ya formada i a ella nos remitimos (1).
(1) Kl |)i'mu ro
jttirte
<ju<'
li'
loiijifo
ou esta
mismo Fortalos. cuando, roto con t'l, quiso anancaile su prestijio. En un arteulo puMiado por ol Mercurio de Valparaso el 28 di; octubre de
fu fl
18S,
que
la
amor-
tizacin, es decir, el
paso inmediato de
la
deuda,
consolidacin.
"La ltima
ducido mas favorables resultados que esa amortizacin forzada, circunscrita aun pequeo nmero de individuop, y que lia trado aparejado el grave inconveniente
al seor Ministro de Hacienda el depositario de un poder estraordinario, que puesto en manos menos dignas de confianz.i, liabra solo servido para traer-
de hacer
le proslitos
un ao antes (en su memoria de octubre de 1834), ya que se le hacan i trataba de disculparse. "Bien B', deca, que este arreglo se ha llamado injusto i arbitrario por algunos hombres que saben invocar los principios para promover el desorden; coino s los prinPoro
el
mismo
haba descubierto
mismos la sana razn no acons'.jisen elejir rnf.re dos mahf! necesarios el que menos trascendencia." ;,Podia haber mayor sinceridad que reconocer que lo que se haba liecho era un mal? Mas tarde, en su noble y hourada carta al jeneral Blnes de 14 de set'ombre de 1841, volvi a decir "que la benevolencia del gobierno de 1830 se limit a inferir el menos mal posible." Algunos aos despus, don Bernardo Jos de Toro atac aquellas m>maa
cipios
es de
i
operaciones financieras
hermano don
nsaEcente en
ltimo,
don Pedro
^l.^:
Vicua desarroll
e:-t
al joneral
Blanco sobre
la crisis
en Valparaso, fu absuello en diciembre de 1847, consignando curre impresa en un folleto, todas las razones y lej es
personal del ministro. "Los partidarios del ministro Renjifo, deca Vicua al concluir su alegato, debieron limitar su defensa a las cualidades personales de
Hu amigo,
i
eii e.sto
como admi-
nistrador de las rentas pblica?, ilelueron ocurrir a esa "poltica" que cubre
tantos defectos. Este sendero so lo manifestamos en nuestra carta al joneral Blanco; la pretensin de presentarlo como el dechado de perfecciones pblicas
luego,
29
V.
que Renjifo habia dado indudaque no afectaban su intachable probidad personal, la moderacin de su carcter i, por ltimo, hasta su alianza reciente con la familia de
La habilidad
financiera de
al pre-
aun
la tirantez
misma
de Portales
en Renjifo
el
el
esclusivismo de su crculo,
entre los descontentos
que
se acatara
como de contrapeso
vencidos pipilos,
revolucin.
i
el
Como
las
elecciones de
ya, a
resuma
jifo,
a-i
l<.s
1."
El miuistro Ren-
concluidus todos los plazos asignados por las diferentes leyes que hemos indicado.
2. Pasados los plazos de cuatro meses asignados por esta misma le de 18 de octutubie de 1832, toda la deuda deba estar esclarecida e inscrita, conforme a la lei del doce de julio de 1827, que no ha sido jamas derogada y ha servido de base a la
la
imposi-
3.'
Que jamas
no a
les el
tal d(;uda
volamc,
lo
pago o transacones que de ella se haca en ll)ramentc.s contra la aduana. que supone que estas tra- -aciones fueron pm-amente individuales, i de
4."
mas en contacto con el goliierno^ Que por las mismas causas, enteramente descopbico de los intereses que podran asignarse a
deuda inscrita en el libro |del crdito pblico, baj sta, i la compraron los que calcularon se le sealara intereses de un tres por ciento, ." t^ue probando las I'] hecho de estos diferentes sucesos, como lo hemos procurado, presentando diferentes leyes, nada mas tenemos de que ocuparnos [)ara satisfacer a la justicia
i
(1)
contar con tantos custodios cuantos sean los accionistas del crdito consolidado," deca Renjifo en su memoi-ia de 1834, i por cierto que no se engaaba.
230
Portales se retiraba ilel gobierno de Valparaiso, aparecian sntomas evidentes do que los famosos FilopoUias iban a exhibirse sobre la arena.
VI.
Figuraban en la poltica de aquellos tiempos dos hombres de gran prestijio por su intclijencia, su adhesin antigua i la enerjia con que, dando una probada a la causa liberal
i
don
No era Benavente, por aquellos anos, el anciano dbil i avasallado a inflajos de autoridad o de posicin que han conoc lo las ltiinii--
jeiieraciones.
las
Valeroso
patriota en su juven!a
tud, habia
hecho
primeras campaas de
las charreteras
revolucin, con-
mozo de 26
la
suerte
de sus jefes con una heroica lealtad, i cuando la muerte hubo segado todas aquellas existencias, recoji con piadoso celo los hurfanos desamparados del mas ilustre de aquellos campeones i ofreci su mano a su infeliz viuda, tan bella, empero,
como
infeliz
un buen soldado de
la
como
si la
hubo ocupado un puesto pblico, comefu la planteacion del Estanco en la tal inmenso yerro un ti monopolio que se le dio al principio, pues el doble de forma Estado hacia el monopolio a los habitantes de la Repblica i la casa de Portales i Ca. hacia el monopolio al Estado. Desde entonces, decay el astro de prestijio que habia conducido al proscripto desde lejanos mares a los patrios lares; i hasta hoi dia, en que ha sobrevivido a todos sus contempera-
'
ftfeos,
231
l^t-
su existencia
hi
sido azotada
pusestas vicisitudet;
polticas, sin que su popularidad haya ganado en la perscueion b n l poder, porque le ha faltado la prirnera i la mas grande de Ins cualidades que el pueblo ama en sus cadillois:
la
franqueza.
mo
de reserva
cavilosidad que
un contajio indjana de segn las falsas ideas que hasta aqui formaban nuestra escuela, que aquellas eran dotes constitutivas de un gran pojni a ltico, porque han dado en llamar talento al disimulo
parece
credo,
i
aquellos pobladores. Se ha
la intriga.
el misel
mo
nico que
desde
os
primeros dias de
el
la
"
Desde entonces, el ultimo era el mas terrible i el mas temido de los enemigos del dictudor, quien, con propiedad, podia
decir ahora de los turbulentos pipilos
versa]
es
io,
i
de
la
s'i
solapado ad(^n'e
aquel refrn de
la
agua mansa ^i
agua turbia,
axioma tan e;s;acto en las encontradas corrientes d la poltica. Benavente habase puesto, pues, desde teraprano, fi'o mansamente^ a la obra de firmar un partido opuestr '""P'^rta-
(1)
Preso
el jeuci'al
biii
Iraher
departamento de Elqui, {.idi a Benavente su fianza para obtener su escaroelaciou, a lo que el ltimo acce^li con giisto. Ma?, Portales, que, segn deca, no estaba dispuesto a ndmitirsino fianzas de pipilos, para exonerarse de aceptar la de Benavente, dijo al mismo Borgoo i a
sido electo diputado en 1831 por 8U8 amigos, (por conducto de Soto Aguilar,
es seguro
ha de
e indigno del
la
leal carcter
deseaba encontrar
ocasin de un rompimiento.
La hall
esta vez,
acaso
rio
porque Benavente le ret a un duelo, que se evit por la intervencin de Renjifo. Lleg, sin embargo, el caso que Portales estuvo ejercitndose en el tiro de pistol.n, i Benavente (estando a su propia relacin), 1<* ^ nvi a decir que le daia de palos donde le encontrase.
quisiera,
'
como
les.
232
El ministro Renjifo podia ser la ensea de ese partido, pero su jefe no seria nunca sino don Diego Benavente, que era entre los filopolas, aunque por opuestos caminos, lo que
los estanqueros.
VIH.
Gandarillas,
mismo tiempo
entusiasta
i
mas eficaz de aquellos partidos i al mas simptico i el mas noble, porque era desinteresado, tenia una historia casi del todo
el ausiliar
el
semejante a
cia
la
la
lucha, en el destierro
en
la
que
la
arma
favorita del
la espada,
la
del
otro la pluma, ambas por cierto de buen temple. Eran, sin embargo, del todo opuestos en caracteres. Gandarillas tenia
ora
hombre
en estremo impresionable, mas capaz por tanto de arranques fujitivos que de someterse a un sistema i seguirlo con paciencia. Benavente, al contrario, poseia por derecho de herencia o
de clima una recelosa sus[)icacia
frimientos
el
i
apariencia de una
brusca espontaneidad.
Pero entre Benavente Portales, de quienes Gandarillas era amigo a la vez, ste no podia vacilar. El ltimo de aquellos era casi tan violento como l mismo, i hacia ademas senr su dominio de una manera demasiado pronunciada para que un espritu bien templado la aceptara. Desde que los dos jefes de la revolucin de 1820, que hablan sido en la revuelta
i
sincero
los representantes
tintos,
nejada por
del poder.
las
impresiones,
del
233
IX.
se
Grandarillas
los antiguos
estanqueros
sin su jefe,
agregado virtualraente
en 1832,
al
i
por Portales
poltica,
que haban sido estanqueros tambin. Afilironse, juntamente con aquellos decanos de la
partido moderado,
como
el
como
i
clrigo
don Ma-
la
No
ninguna idea
Fu de
cuya brusquedad de carcter le ganaba pocos amiestos ltimos el je:. eral don Enrique Campino, a
las palas
hombros
(1).
'
(1)
visto,
en 1827, a
el
i exjente, como jefe de la caja de monopolio del Estanco. Por influjos de esta misma enemistad, se haba espatriado Campino a su regreso de Estados Unidos, como en otra paite referimos, yndose a \ivr a Lima, donde un amigo, en des-
l altivo
pequeo capital de que viva, pcjiindole el poder de hombres que detestaba i de quien era cordialmente correspondido. Alguno de sus enemigos public en el Mercurio de Valparaso del -zh de febrero de 1834, en forma de una carta en^ada desde Lima, un soez artculo, anunciando su regj-eso a ChUe,
el
en
el caso,
dursimo para
l,
pues
se deca
habia reconciliado
de ste que vena como jente de O'Hggius i Freir, a quienes (lo que era una completa falsedad), i por cuyo motivo-, lo
23^
X.
tardaron en sobrevenir acontecimientos polticos que pusielx)n de relieve la existencia de aquel partido, tmido
pero intelijente, que liabria podido ser llamado en pequeo el de los Jirondinos de 1830, si hubieran tenido sus caudillos
la
No
audacia
la
la
de
revolucin francesa.
XI.
principios de 1834, se lanzaron a la discusin pblica i que Congreso dos proyectos, contrarios en su esencia caracterizaban la cisin que se vea ya en el gabinete. El ministro del Interior, Tocornal, present una mocin apoyada en un luminoso informe, que redact privadamente
del
i
i
r
.
'
r'
'
la
campo
que encadene su patria, si puede, o que profese de lego." Como era natural, don Enrique salt al momento en defensa en una contestacin a aquel annide su hermano tan brutalmente ultrajado, mo, culp a los estanqueros del artculo. Crey, sin embargo, anticipar una esplile escribi i.na carta cacion a Portales, que resida entonces en Valparaso, dicindole que nolocrcia capaz de aquella felona, i por consiguiente, no aluda a l en bu contestacin. Portales se irrit por esto i ambos rompieron. Vanse en el nin. 12 del Apndice las cartas que ambos cambiaron a este propsito. Portales, sin embargo, habia estimado a Campino, por la franqueza que atribua a su carcter i ciertos rasgos caballerosos de su conducta, que l elojiaba riempre en losMemas hombres, porque era mu capaz de sustentarlos l mismo. "Campino, con un buen mentor, deca a Garfias el 23 de marzo de 1832, podra dar mui buenos frutos: me ha complacido sobremanera bu conducta noble para eon la desgraciada familia de Uriondo: cuando lo vea, dele Vd. un abrazo a mi nombre, i dgale que cuando no tuviera otra cosa que legar a sus hijos que un ejemplo de grandeza de alma como el que les ha dado, ellos deberan quedar ittisfecho&i Siento no hallarme por ahora, aada, en circunstancias de poderle imitar, pero acaso lo har cuando mas necesite la familia de algn socorro." (Prtel era tambin un enemigo personal del intendente ITriondo!)
luciones, deca el articulista,
exjale
i i
__ 235
el
de separar
el
fin
Instituto, establecimientos
que habi
in estado reunidos
Seminario del en el
ltimo,
colorado
desde que se refundieron en uno solo los colejios azul en 1813, fundndose con los alumnos de amNacional.
bos
el Instituto
El ministro de Hacienda, Renjio, propuso, a su vez, una lei, que se llam en la cliismografia de la poca lei de los godos, por la que, para dar mayor ensanche al comercio i reconciliar la Espaa a nuestros intereses (pues se manifestaba todava obstinada en no reconocer la independencia de sus
colonias), se admita
en nuestros puertos
la
bandera de aquella
nacin
ditos.
Ambas
oportunas, pero
como aparecan
i
no solo por sus tendencias sino por la posicin respectiva de sus autores, encontraron la una la otra suerte mui distinta. El partido de los filopolitas, (que aun no tenia esto nombre sino simplemente el de oposicin, pues aquel le vino un ao mas tarde del peridico que fundaron) particularmente, aquellos de sus afiliados que eran mas jvenes i decididos, como el diputado Vial, opusieron una fuerte resistencia a la sancin del proyecto del ministro del Interior, aduciendo que era dar demasiado vuelo a los intereses eclesisticos el conopuestas entre
i
fiar
una alarma que, a nuestro entender, no podia ser ni mas injusta, porque si babia de haber clrigos quin podia formarlos sino el clero mismo? El proyecto de lei fu sancionado, a pesar de esta viva resistencia. El seminario se separ del Instituto con escel entes resultados, i solo qued un motivo mas, aunque esta vez era solo
absurda ni mas
un
pretesto,
al
ministro Tocornal.
236
XII.
liberal i sensata de Renjifo tuvo mui distinto Levantronse todos los partidarios jenuinos de la admiacaudillados por el fiscal Bgaa, hicieron tan nistracin, cruda guerra al proyecto, que el ministro de Hacienda, pre-
La mocin
i
xito.
viendo su derrota,
xin.
Quedaron, pues, diseados en
el
mismo seno
los
del gobierno,
dos ministros de
de
la poltica
ultra-conservadora, Renjifo,
i moderada. Gavareila, que miembro del gabinete, se mantena indiferente, aunque era un amigo decidido de Portales. El presidente Prie-
to,
las
que
profesaba a Portales
(1) "El proyecto acordaba a Jos espaoles, decia Renjifo eu su memoria citada de 1834, defendiendo su frustrada idea, libertad para traficar i doraiciliare en Chile, no obstante el estado de guerra nominal en que nos hallamos con su
t^l
momento on que
la
la
que diversos gobiernos republicanos haban espulsado de la tierra de Colon, cuando aun estaba indeciso el xito de la contienda. Pero, a pesar de OPta lazon fvdente dM con\ niencia naeioiial, un espritu de mal entendido patriotismo t declar, f>or odio al nomltrc espaol, contra la medida (ue deba proporcionarnos mas elementos de prosperidad,
i
el
reti-
rar 8u proyecto para calmar la escitacion de los nimos, divididos con este motivo."
nativamente a unos
el desaire
i
237
hecho a
la
a otros, bien que se irrit en estremo por mocin del ministro de Hacienda.
XIV.
Pero, algn serio conflicto habia ocurrido en el gabinete,
aun antes de
de marzo de aquel
^''a
mismo
casi
una
Jamas se ha sabido; pero no por esto hecho fu menos evidente, i tan grave en s propio, que Portales mismo, residente en el olvidado rincn de Pedegua, fu llamado a dirimir la diverjencia, i a salvar las dificultades
era el motivo de stas?
el
del gobierno.
Tan
hom-
mas
leve pice
de su indestructible
do rastrear sobre su renuncia, j'ero uo sobre la de Renjifo, es lo siguiente: Habia un acalorado captulo eu la comunidad de San Agustn, entre el provincial existiinte, que queria ser rteleeto, i el padre Roca, que era su contendor. Acusaba ste a su adversario de haber dado grados, para habilitar su voto en 1 captulo, a im padre Gmez, que habia estado 14 aos de capel'an de los Pincheiras, por lo
todo
do.
que era mas conocido coq el nombre del padre Pincheira. Con amenazaban amotinarse, i la cosa lleg al Consejo de EstaAbogaba en este cuerpo el presidente de la Corte Suprema, Yial del Rio,
esto, lo3 frailes
aspirantes. El resultado fu
dice
asi.
que
negiindome a
la peticin
que en
ella
me
hace de
Tocornal
Renjifo.
el
238
XV.
Como
i
se
la cisin
de partidos que se
operaba a principios de 1834 entre los revolucionarios de 1829 los constituyentes de 1833, no tenia nada de comn con los
pa8,
clarme en
asuntos pblicos,
separarme hasta de
es
las ocasiones
que pudieran
las
mejores
mal interpretado por algunas personas, atribuyndolo a egosmo o a lo que quieran, nada me importu, mientras yo descanse en una conciencia pura, i espero que el tiempo i las ocuen
el
i si
rrencias
me
vindiquen.
"Por otra parte, Vd. se ha equivocado, creyendo que puedo influir en el ni nao de esos seores: ni mi jenio, ni mi modo de preceder, ni mis circunstancias, son para ejercer ascendiente sobre nadie i menos sobre ellos. Ademas, todos los
cuando se trataba de una abierta inque acababa de jurarse, infraccin que no poda, ni por la necesidad, disimularse, ni por lo grande ni por lo litil del objeto. Los seores ministros debieron poner a la vista de Vdlas consecuencias del paso, i si no podian persuadirle a que se retrajese de l, debieron hacerle la dimisin de sus empleos. Si asi no procedieron entonces, con un tan justo i poderoso motivo, debe inferirse que lo que ha dado lugar a la renuncia sobre que Vd. me escribe, no puede ser un esceso de delicadeza, escitada por ciertas habladuras, i censuras de liombres egostas, empeados en hacer su fortuna a costa de la patria, ni otras causas de mui pocas o ninguna entidad como Vd. manifiesta presumir. Yo protesto a Vd. (^ue ignoro absolutamente la razn que haya movido a los seores Tocornal i Renjifo a renunciar los ministerios; pero, fundado en lo que acabo de osponer, no puedo creer que deje de ser alguna mui gra ve, i que sta estuviese en el conocimiento de Vd. al tiempo de escriVnne su citada carti, i si es as, no s quin pueda hacerles volver atrs, si no es Vd.
visto ayer manifestarse impasibles
hemos
mismo.
"Tampoco veo
r>nuri''i d'^
p|
*!
Iiorizon1i> poltii'O
i;i>iii.i'ii.i
v<.
la
i
hoiM'ad, ni - ijubloi
"Ues>i)
Mlil.
qii<-
mri/oiH
Iii-ii
i
h,
ni
iiiiMf.
).n.-cli'
Vd. lo
pa?.-
.|n"
todo (|UeMo
i|il;
Hilr
sunf'''-iisiiiiii inii'jo
iii.'iili.
S. ^,
h'teijfi
Vorlnli'x."
no tiene
sei'
fcciut,
<!
pues
1."
se eucuciilni,
d(>
como hemo*
por
el si.S
dicho, en borrador.
I'ero
debi
escrito
o 2
abril, a juzgar
guiente prrafo de artn d" Pof1|p a OnrfiaB, que tiene la fecha del
de abril,
$39
el
que en
preseute se encontra-
ban bajo
la presin
i
de
nueva constitu-
cin, bija
de aquella, que, a la par, han gobernado al pais durante 30 aos cumplidos, alternndose por turnos una i
rival
otra
Por
dadero de aquella
el
roso sostenedor de la poltica reinante. I tan cierto es esto, que cuando se levant en el seno de la cmara de diputados una cotn[)iicta resistencia a la mocin liberal de Renjifo, todos creyeron ver en ella la escondida mano de Portales. fu la falta el baldn del parti-lo de los filopolit-as el haber tenido por el mulo que se i)roponian combatir una especie do terror respetuoso, que no les permiti jamas entrar en una
i
lid abierta
que sta
les
popular contra su .omnipotencia, hasta dar lugar cayera encima de improviso, aplastndolos de
tal suerte,
que apenas qued de ellos el deleznable polvo de un nombre, pues, en verdad, la historia no conserva de aquel efmero bando mas memoria que la de su ttulo, i aun ste se
habria perdido, a no conservarlo,
como por
acaso, la hoja
de
un peridico.
XVI.
Portales, al contrario (que haba vuelto
de
la
d'h-e as.
1,,-
''<<ey''('i/<>.
it-.-lia
I'ou
.lu;i.|uiii
l'ici.
(Ja,.
li^iut-^. .jji
lir.;l,<,
,),
ljiibia,ii
ijiiaisterii
>!i"iil><
los eot-e*
'los iluis
IJpnjifV
ni.>
le
Labia puestQ
rj3
o<>tifli..;tos.
\ ]. fie
l<'s|)iiT'<,
ii:i<li
dic."
de
Uilfi lyniiafiai^,
'Its
ni s(i i-usa<
\
<j
,
(V.i!i<>
yo rtaba
me
dejndome tau a
ye/,
o.<e-uras
march de
los pipilos,
i
MO
primer dia en que vio a sus antiguos amigos dispuestos a ser sus mulos, les ret con altivez, despreciando su divisin i su enemist;\d. Lejos de disgustarme la chismografa que Vd. me escribe, decia a Garfias el 24 de
desde
el
mayo
le
hacan los
me ha dado mucho que reir, i que compadecer a esos pobres hombres: deje Vd. que se maten solos como las culebras, mientras yo me divierto en silencio con sus sandeces. Lo que conviene es trabajar por injertar un vastago de Gandarillas en los rboles Kenjib Vial, porque saldr una fruta mui esquisita de este injerto. Entre tanto, doi a Vd. i a todos los que han tenido parfilofjolitas
por su oposicin
al
proyecto de Renjifo,
mas justo parabin por el triunfo, pues lo mui grande, atendido el objeto i a todas las circunstancias. A los que dicen que yo he movido la oposicin, puede Vd. echarlos al i decirles que, aunque no he tenido
te
en
la oposicin, el
i
68 en realidad
en el medio, ni en el fio, he celebrado i me ha gustado mui mucho. Dos semanas mas tarde (junio 4), sin abandonar la irona cruel i a la vez burlona quj le eri peculiar, anadia, hablando con su mencionado confidente: Vd. no debe reservar a don
el
parte algtma, ni en
lo
principio, ni
J.
Tocornal
el
disgusto de do:i
Tsi 1ro
(1)
para que sirva de gobierno. El mayor Moran me ha. dicho que A'^d. fu a dar satisfaccin a Prieto, a-j"garn;lo!e qu'i yo no estaba en la opoicion: no he podido creeilo.
de
la oposicin:
debe ponerlo en su
n'jticia
tal
minera
que
se saludase a Gandarillas
casti-
"Siento, decia a gar a esto; por el delito "de quererle quitir la preHi.leueia." i solo me Garfia, el 30 de mayo, qne haya V<1. mau<lad(> la tirjcta a G.
. . .
conformo, porque ya
esl;i
dado Vd. do
mal,
oomo me
dice. (.
i
me
quiere hacer un
como
el
de quitarme
la i)residcncia futura,
no son
tanta.-s
Tencerme hasta perdonar ofensas de tale? tamaos En fin, anadia irnicamente, fuese un bofetn o una estocada, tnlvez no sentii-ia tanta violencia para perdonarlo; pero, en llegando a mando, no admito parvidad de materia."
241
xvir.
Pocos
(lias
cipitaron la
divididos.
Fu uno de aquellos cierta injusta i casi mezquina cobranza que el fisco hizo al ex-dictador de una suma de 8,700 pesos, i el ltimo i mas grave (aunque fu solo un acto de justicia) parecile un desaire insoportable i una provocacin indigna que acusaba la decadencia de su influjo en los
consejos del gobierno.
Referiremos solo
el
el
primero nos lo ha conservado el mismo Portales, con sus caractersticos i honrosos pormenores (1).
"Ni rae acordaba, dice a Garfias el 30 de mayo de 1S84, del negocio de de qne Vd me trata, porque cre que este asunto estuviese ya concluido. Le recomiendo a Vd. su conclusin tanto o mas que el Rayado, que es cuanto puede decirse; para ello, no puedo suministrar a Vd. mas noticias que
(1)
los 3,700 pesos
Cuandos liizo a Garapio la contra-revolucin en 1827, era indispenconBrmar tn la t" a la tropa, gratificndola, porque, de otro modo, creo que quedbamos siempre en peligro, i no teniendo yo dinero, ocurr al Estanco, i el jefe de esta iificina me hizo el servicio de drmelo, con la condicin de
la siguiente.
sable
yo deba responderle por la cantidad; que si no me engao, tambin me hizo el factor el favor de iniciarlo l de oficio; ello es, que el recibo de los 3,70ii pesos, que ne firm el liabilitado <lel batalln nm. 7 Don Fulano Monreal, oficial dado de baja que hoi se lialla de comerciante en Coquimbo, corre en el citado espediente como comprobante. Ademas, el coronel Maruri con(Uf, si el
me
se inici el espediente,
serva en su poder la distribucin de los 3,700 pesos, que, eo caso necesario, po-
"Adis mi plata! anadia pocos dias despus, sabiendo que el asunto iba a traMala cara le veo al asunto de los tres mil setecientos pesos en el consejo de ministros: el de Guerra serT cero, el de Hacienda ha
tarse en consejo de ministros.
de ser en contra,
n'i
el
don Joaqun
se
queda-
solo."
Parece que
lo
la resolucin del
i
gabinete fu qu
el
le
mas
I
el
negocio,
segn aparece de
la siguiente carta;
t
DIEGO POET.
Hf
xvin.
Siguiendo Porlales su rjido
i
no
(larfias.
"Mu eefior niio: "Don Diego, sobre a caballo, ha recibido una cArta de Vd. i rae dijo que le escribiese i le dijera: Que no quiere que su negocio pase a las Cmaras i que pagar los 3,700 pesos.
"Me
])or siete
u ocho dias.
S. S. Q.
B. S. M.
Manuel Manterola."
Portales habia pasado una semana en la hacienda de Quinteros,
el 7
i
a su regreso,
supri-
de
mir no pocas fra=es de una ardierite i sarcstic irritabilidad: "E-toi de vuelta de mi espedieion; ya i.'.stiba a caballo, i salii'ndo por lii puerta de calle, cuando e4imn da ltitni. fecha treinta del prximo pasado, i no tuve tiempo recib mas que para decir .Manterola escribiese n Vd. que no quera que pasase el
;i
aPimto
po
k'jislativo
cantidades gastadas cu
la
revolucin de
29, ni p:ira satisfacer los gastos hocho por el jer.eral Prieto entonces,
por
es-
traordinarios que hubiesen sido, ni ha sido neccsirio tnmpoco esa sancin ptra
de los 3,700 pesos; pero, en tin. n perdamos tiempo Vd. pues el espediente, i vise con el Factor, pai-a suplicarle a mi nombre que ocurra al gobierno, allanndose al pago de los 3,7hO pesos con una tercera parte de cu sueldo, como empleado, a quiL-n por la lei no puede cxijir.se el pago de oti'o modo: dgale Vd. qne yo le pagar 100 posos todos lo meses, que es lo que calculo ser la tereeia liarte dcd .ucldo, que, nterin
al
>
reflexiones. Retire
cliaacele la
deuda,
le hipotecnri las
entrada? u
;;rr'.e
ido
d.^l
i que asciell^]en a mayor outidad; que de c.^te modo, que<la asegurado, yo me muero antes que se chaiicele la deuda "Cr<yend<i yo just-imo <[\w d Fisco pague esta cantidad, he resuelto holicit.r mi agregacin a pjazi, luego que llegue la adinlsion de mi renuncia, i que aun no a si ha llegado, porqua todava no he hablado con nadie. Si el gobier ni> no accede u mi solicitud, me har de este material mas, por si llega la ocasin de haoer uso de l, i si accede, tomar 63 pes).'; 4 reales al mes que me orresponden al medio sueldo de teniente coronel, de manera que con Sfl pesos
en sta,
i
por
A reales
243
aunque fuera capaz de nombrado subalterno de uno de los batallones de aquel puerto al opulento comerciante don Manuel Cifuentes, hombre antiptico i mal quisto, apesar de su fortuna, i que ademas tenia para Portdes el defecto de ser
iraponia por lo regular a sus amigos,
decretarlas para s propio), Labia
pipilo.
Mas, valido
tra patria!)
i
el
tomando a pechos
no pagar
i
el rescate
el
que PorPresiden-
Santiago
consigui con
de
la
De
aqu
Repblica que se le cancelaran sus despachos. el furor de Portales. En el acto, arroj sus
ttulos
de comandante de uno de los batallones de Valparaso que mandaba, nico empleo que retenia, i declar que se retiraba para siempre de
la poltica,
puede
sin patriotismo!
luego ana-
que, enasta vez, no puedo ser menos que don Agusen materia de renuncias: la liabria hecho inmediatamente si no me hubiera contenido el asunto de los 3,700 pesos, que encargo a Vd. nuevamente ajite por todos medios, a fin de que pueda yo colocarme en punto donde no tenga el menor contacto con el gobierno, cosa que nicamente me har poseer la tranquilidad de es;pritu que la^ esperiencia me hace
destino,
tn Vial
(l)
Parece que
la
renuncia de Portales
i
el
aun
el
Cavareda en el despacho de la Gueun mes despus de haber escrito el prrafo anterior (julio 19), mand a Maqueira una carta reservada, manifestndole el conflicto en que 86 haUaba, porque era un mal admitirme la renuncia, i repai'ar el desacierto del Presidente era otro mal, porque seiia atacar la dignidad suprema, i mucho mas, cuando haban militares que opinaban que Ciftientes no era todava militar i
tro Bustaraante (que hubia reemplazado a
rra) decia Portales, que,
Valparaso en
la ordenanza. Tocornal habl al cura de mismo, mismsimo sentido. Qu mal tan grande iiacen estos hombres en lisonjear a don Joaqun con el perniciossimo absurdo de que en-
mendar un yerro
de
i
es contra la
lo conti'ario, a
mas
ser justo
desear corno
el
2'.4
La guardia
cvica de
sumo bien de
la tierra.
murmuracin contra el gobierno, i si tendr que gastar (3,0<>0 pesos al ao, acabado que sea el recurso de mi sueldo i el de las erogaciones de los que eran propuestos i salian del servicio por 300 pesos; pues no es creible que el gobierno se atreva ya a admise halla, sin escitar la ste quiere sostenerla,
nadie un real despus de lo ocurrido con Cifuentes: i asi podr decirse que el intento de ganarse al seor don Manuel cuesta a nuestro exhausto erario 6,000 pesos anuales. (1)
tir a-
XIX.
de odiosidad eu una alma que necesitaba tan poco pbulo para encenderse, como la que Portales llevaba en su pecho, ya no habia concordia posible entre l sus antiguos amigos ausiliares. Asi, dando por
estos combu.stibles
i
Acumulados todos
hecho, a fines de agosto, que el partido fopoliia estaba organizado que su candidato para la futura presidencia era lleni
jifo,
supremo de
que Vd. (lentt de
tos
que
l le
como mejor
mucho
pasajii
me
la capital, el 2r)
me
me
dispongo a ponerme en guardia, mirndolos siempre por el aspecto que tiene rehicion buena o mala con mi persona, de la que protesto a Vd. cuidar mucho i mui en tiempo, de tal o tal modo, segn las circ^unstancias i los sucesos lo aconsejen. Pero no me gusta nada ocuparme, i menos escribir sobre
las tales cosus polticas,
i
por
esto,
la
(2)
OiU lie
La
(Jairiai
ilel
<it-
junio de
1P131.
(2)
(3)
Qufjndose de
ciertos chifiiifs
que
en .Santiago
cont.r.v l
qne
245
XX.
Desde aquel dia, no hubo paz en el alma de Portales. Su esmas vigoroso por el mismo ocio en que le liabia mantenido, se senta atormentado de una poderosa fuerza de espansion faltndole campo, se daba vuelcos sobre s mismo, causndole su continuo desasosiego una devoradora inquietud.
pritu,
i
Deje \ d. til la iiiiuiii carta d^; que copiaino el ]>:li rat'u aiitcriui-. vayan esi)lieand6 eos.... que yo les pomlr un tapn en los hocicos." Y despus, descargando su ira contra Renjifo i aciisiidole de intentar restablecer en Santiago Valpariiiso las lojias masnicas, con el objeto de trabajar
tas.
deca
que
se
en
las veuidei'as
va de pasatiempo, pero,
en
si el
proyecto a que se
el
i-efiere
un antiguo i esperto especulador? Pero, vamos al caso i dejemos la palabra al narrador del lance. ''Y ya que Vd. suele entretenerme con anecdotillas, dice Portales a Garfias, yo le corresponder con la siguiente, porque ine ha parecido
graciossima.
Maqucira
me
la
ha contado en nuestra
encargo a Vd.
i
e.spedicion,
aunque no
me
encarg reserva,
i
j'o se la
solo le faculto
para rerelarla a
Tocornal,
cuando mucho a Urizir. Es el caso que don Benito i don Victorino, Ver gara i Waddingtou, hicieron el proyecto de lei sobre derechos de puerto, i en el ltimo viaje de Maqueira a Santiago, fu llamado por don Manuel al Ministerio i le dijo; "En los ratos desocupados, he trabajado nn proyecto de lei sobre derechos de puerto, i quieri) que Vd lo vea." Se lo
asociados, creo, con
dijo: que era esi Maqueira, viendo la misma lei que l habia hecho, le cusado que se hubiese tomado ese trabajo, pues el proyecto era el mismo que l habia trabajado con sus consocios. Entonces el hombre cay sin duda en
ley,
cuenta
albaiSal,
diciendo:
1."
que Garrido no
le
habia
un proyecto, pero que no valia nada; que estaba lleno de errores i otras cosas con que en el conflicto remachaba mas el clavo, lejos de sacarlo, i sepa VdL que la enmienda fu decirle a los pocos das "que se le liabia ocurrido un pensamiento o
entregado
proyecto,
i
proyecto,
emprstito de 10(t,OuO ps. para fomentar la i era el de levantar un Casa de Moneda. Si se descuida un poco mas este caballero, tiene que ir a San Andrs, i har un loco mui divertido, porque ha de proyectar hasta sobre la formacin de un Adn i una E?a, i se le ha de ocurrir el pensamiento de que estes han de haber sido los autores primeros del linaje hiuuano. El dia menos
pensado
me
pensamiento
parece que ha de salir diciendo que la muerte del seor ^Nloran fu i ocurrencia esclusivamente suya. Xo hai un diablo que le hable
con toda franqueza a este pobre hombre, para evitar que se acabe de fundir con sus simplezas? Sin duda que el injerto ha sido de parche; pero mui grande."
Triste condicin
246
li
ahora que se vcia amenar.ado de perder un bien que l mismo repudiaba, cedia a los celos, a la ir;v, a la envidia misma, que
era tan ajena a su elevado carcter,
i
se aprestaba a
disputar
s.
Compadece la situacin de aquel hombre que lucha entre su propia magnanimidad sus encendidas pasiones. Todo su afn es reclutar los restos que aun quedan de su partido personal, para oponerlos al partido poltico que se le aleja. El no necesita estimular sus fuerzas propias, que le sobran brios i cai
si
Pero
tal
sus ausiliares.
sin de altivez
los
Ha
i
perdido ya
nmero de La
en su mi-
abandonado de
le
que aun
lo sirven
con
lealtad.
le
preocupa
aun
desespera en
Anime siem1 de octubre, i pncelo para que se pronuncie, pero con mucha oportunidad. No lo tiranizaran con tanta grosera como lo hacen, s esperaran de
que
l
una
represalia.
i
Pero aun
insistir
antes, en cartas
del
i
setiembre
20 30 de 30 de noi
viembre, vuelve a
Y como si sintiera fijo en el corazn dardo del despecho, al contemplar la defeccin de sus mas importantes camaradas, revolva contra ellos i les asestaba
el tal
un puesto en
al
ministef,
rio),
parecer de buena
este
(1)
sito),
"En
prop-
confirmado,
como
el
que hiee de
la aspiracin
de
las
247
ventajas de
la
vida privada
de
la abstraueiot
de
los
la
me
La cara afable de Beuaveute, aadiu nvd^ tarde, re-ioblaudo su ironia, es tctica, sm duda, porque l sabe mas durmiendo que todos sus cofrades despiertos. Se le van las pa^-as cotuo a
todo hijo de vecino; pero
sobre sus pasos
no. (1)
i
sab.e
mnita de un cortesa-
El pobre tuerto Gandarillas, decia algo despus (ensandose contra aquel hombre tan desgraciado
como
ilustre
al
que no podia menos de amar), est en el Monte, hecho una fiera conmigo. Su e&tupidez i ceguedad llega hasta tal estremo de fijarse i estar cerrado en que vo soi el autor de los artculos del Mercurio, i dice que lo sabe positivamente. Compadezcamos a este pobre hombre, i deseemos que restablezca su salud para alivio de su familia. Dice que yo quiero algo mas que mandar, pues pretendo mandar al que manda. (2)
O abrazndolos a todos alternativamente en su volcnico despecho o en su ira que le brotaba del corazn como la lava, decia, ya sarcstico, ya burln, estas palabras que le retratan, casi como en un vidrio fotogrfico. Pero si hai algo contra m, chenlo a la calle, trenme o rjenme con justicia o sin ella:
mas por qu la ha de pagar la causa pblica, por qu sepabuen camino? Si no quieren verme de Presidente (en loque tienen mucha razn), hai masque esperar las elecciones i trabajar entonces, haciendo todos los esfuerzos que la lei les permita, para lo que pueden contar tambin con mi coorarse del
Keujifo.
;is[)ira
subir a un iiiinisteiio,
mas que
a su-
por esta aspiracin, no dudo que haga luigas con el intendente de Concepcin, a su llegada a esta, que debe ser dentro de poco tiempo, pues ya
bir al cielo,
hace das
i
le fu la licencia.
Viales,
ha sido
liomljx-e
El se halla ahora en mui ntima unin con Renjifos de llevar a tus entenados a dos reuniones que han
habido de mucha confianza en casa de don Manuel Renjifo, despus de la enemistad que ha tenido su familia con Viales Renjifos. i la que doa Mercederi
de octubre. de noviembre.
nes,
i
248
yo quisiera encontrar una oportunidad compatible con la i dignidad que me debo a m mismo, para tapar la boca a esos malos mentecatos con un centenar de protestas i juramentos de no admitir jamas tal puesto, aunque me viniera cuando no tuviese un real ni medios de ganarlo. Por qu diablos no trabajan en favor de su candidato sin meterme rejones? Diga Vd. a Tocornal que casi voi ya creyendo que hai Dios, i que es protector de este pais. Ya que aparecen
decencia
unos diablos con aspiraciones, son tan mentecatos i tan sin tino, que obran del modo mas adecuado para alejarse de su objeto, i para hacerse despreciables, aunque, a decir verdad, no he conocido aspirante, que, ciego de su pasin, no entregue la carta. Anime Vd. a Tocornal; no sea que lo acholen aburran los aniados: dgale que no son temibles, i <]ue, sin duda, nos
i
costearn la
risa, si
como
en
la
anadia, casi no s4 lo
hago con tanto disgusto, que escribo: cuando toqu de protestas jura mentor, quise decir a Vd. que si los nios procediesen de buena , les hariaun centenar, para que no se desviasen del buen camino, ni infiriesen dao a la causa pblica, por solo el despique o el gusto de quitarme la nia de mis ojos: oLa PresiAunque me fijo poco en tonteras, no deja de dencia serme consolatoria la consideracin de que, para tirarme, tienen los que lo intentan que dejar el camino real.
i
Como cuando
XXI.
Por
estos
mismos
dias,
como
si
necesitara
mi pbulo
cual-
quiera que alimentara su profunda ansiedad, habia consentido Portilles en desempear por algn tiempo el gobierno de
Valparaiso, mientras Cavareda venia a
la capital, con motivo de las festividades de setiembre, que, en aquel ao, tuvieron una rara magnificencia (1).
(1)
Ari8, lo
Segn la tradicin del cntiomeliilo pero sincero don Ramn Mariano de que hubo de uias notable en este aniversario fu el baile de palacio del
249
XXII.
gozaban
los
mas su contento
un
pasa-
receloso,
en
el solitario
la crisis
que
se desarrollaba.
En
aque-
de setiembre), recibi un annimo de Santiago, bajo la cubierta del comerciante ingles Waddingtii, i por la primera vez en su vida, se preocup de aquel
mismos
dias
(2-1
su pecho
la que pareca antes ninguna clase de e (escriba a Garfias aquel mismo dia) que presto a esta clase de avisos; pero el que le incluyo me ha infundido una cosa parecida a temor i un movimiento de corazn qu<3 rara vez siento. Y lue20, divagaba estensameiite sobre quien podia .ser el autor de
la
confianza de su posicin, de
tan ufano.
Vd. sabe
la
i>
cndalo suyo
25 de setiembre, que era entonces de tabla. Sogun don Mariano con gran esi de Portales (al decir de aquel), se gast en aquella ocasin la
i
enorme suma de 11,000 pesos, i de stos, 200 pesos en chirimoyas de Quillota, i algo mas en dieziooho arrobas de dulce, porque todo lo averiguaba aquel incansable corresponsal, que pareca tener la comezn de las noticias, como otro3 tienen la de la sarna. Asistieron, segn cmputo, 900 seoras i TOO hombres: el coronel Li>ez fu el encargado para recil)ir los boletos, el doctor Jnan Agustn
Luco para acompaar a las seoras al saln, i por ltimo, rompise el baile con un minu de honor, bailado por el presidente con la seoi'a del jeneral Blanco i por ste i la seora del senador Alcalde. Dice tambin don Mariano que el presidente, "por temor de una conspiracin," orden que los oficiales no se quiespadas sino para bailar. Querra tambin don Mariano que tasen los sables
i
aquellos seores bailaran a sablazo? con los trajes de las damas? Advierte ade-
de Gandarillas ni Benavente,
que
el
el
mismo portador.
(1) Portales lo atribua
como
250
XXIII.
tom su ultima Enfrenando voraz impaciencia, lesolvi en la su resolucin. partidos lo que difcil naturaleza. Por era mas a su crisis de los sus palabras testuales), no conviene batirlos ahora, dijo (son de frente, sino dejarlos obrar, porque estol cierto que no pudiendo dejar de ser nios, se han de envolver en sus propios
fia,
Al
pasos
(1).
Inmediatamente, hizo volver a Cavareda a su puesto (2) i solo se preocup de alejarse a un rincn solitario, donde su
vida entera, tan poderosa e inquieta, se concentraria en esta
sola consigna; esperar!
XXIV.
Hemos
referido
le ofreca sino
a toda costa.
i
Con su imajinacion verstil caprichosa, que solo pareca tomar consistencia en sus planes polticos, resolvi entonces abandonar la administracin de aquel rido rincn de un valle estrecho del Norte i solo se preocup de hacer la adquisicin de otro fundo mas estrecho mas estril todnvia en el
i
de octubre aadia (1) Cartea (iartias del 30 de setiembre de 1834. El 1 tas palabras anlogas, que revelan la prosecucin de un plan fijo: "^'o quiero ponerme en campaa con ellos sino en el ltimo caso i cuando ya sea de obligacin."
{')
el
de su carta,
mas,
me encarg
i
mayor
Segn me
do ma&aua."
251 ~-
valle de la Ligua. Tal era la estancia del RayadOy una agria meseta azotada por los vientos, que se estiende a lo largo del rio de la Ligua entre la hacienda de PuUally i el pueblo de aquel nombre. Era esta propiedad de una obra pia, i Portales la adquiri por la suma de 1,500 pesos, a censo, segn parece,
lo
que
casi es
tumba para
esconder su alma
su mente!
ni las yerbas
al
No
'
crecan
i
alli
mas
ruines,
que un viento
el
constante
ardiente marchita
nacer,
pero
se
propona
llo a capricho.
el
por el mes de junio de 1834, en los momentos en qud nubarrn poltico que ahora le traia caviloso era solo un tenue vapor en el horizonte, era dueo de aquel triste sitio i
se deleitaba a s propio con sus fantasias campestres.
aP]n po-
Ya
28 de aquel mes, de la hreva (1) que Vd. sabe, de una rica mina, pagados mis acreedores, i en estado de gastar sin dolor 500 pesos mensuales, viviendo entre verdores i caballos, no le envidiar su
sesin del Eayado, decia a su
amigo
Garfias, el
suerte ni a
Mahoma.
de que hablaba don Diego era otra de sus fantasas de aquella el departamento de Casa-
Blanca, sin mas desembolsos que los gastos de un pleito que le ofreca en compaia un seor don Martin Goyoochea, que se creia dueo de aquella propiedad,
pero que en realidad no lo era. Despus quiso comprar la hacienda de Quintero para su amigo don Franis Ignacio Ossa, que venia en esa poca a establecerse a la capital i le habia ofreeido jenerosamente drsela en administracin para partir provechos,
i
por ste
el
Pero aquel caballero no tuvo aficin a la propiedad i no se realiz el negfr Sin embargo, puso a la disposicin de Portales un injente caudal que at rehus aceptar tan noblemente como habia sido ofrecido. "No quiero dar a Vd. sn mal rato (decia Portales a Garfias el 10 de noviembre, eomo pretaadiBd
ci.
En
que
i
252
listo
los
su viaje a
primeros dias de diciembre, ya estaba del todo la Ligua. He mandado, decia el 6 de aquel
contento:
raes,
me tomen un
all estar
me mantendr con 30
el clculo),
i
pesos al
mes
(lo
ver todo
que haya de hacerse en el Rayado.i I luego, como admirndose del triunfo inmenso que habia conseguido sobre s mismo, anadia jocosamente: No hai nio mas dcil que yo, mi seor don Antonio; el que quiera comprar paciencia i conformidad, venga a buscarlas a mi tienda, que ayer no mas estaba en tablas
i
el pi ya en el estribo, escribi al ministro del Inteque su ausencia era indefinida; (1) pidi a su leal i abnegado amigo Garfias (cuya suerte, le decia, estaba enlazada a la suya de modo que eran una misma cosa), (2) que le escriel 20 de diciembre, biese con toda la frecuencia posible, (3)
Con
rior
ra
disposicin
estoi
si
los necesito.
Me
lie
me
he redo
nio
me
enojarse
propuesta."
Mas
tarde, sin
embargo, a
en prstamo
le ofreci
al
cura su oferta,
esplndida oferta de
Ossa, no est hecha; pero se har. Pienso hacerla desde la Ligua, porque al
a Valparaso: que
"Diga Vd. a Tocornal confidencialmente que yo no tengo cuando volver si iiago correr que me voi por poco tiempo, es pur las milicias, i jjara que no se descuiden los subalternos; pero que mi nimo es establecerme en la Placilla, o en el Rayado. Cavareda no lo sabe, porque solo he hecho la confianza a Maqueira i a Vd." {Carla a Garji.an del 12 de diciembre.)
(1)
ma
ya enlazadas de modo que eon una misambos mi da a la Ligua. Si Vd. la siente, yo no soi insensible; pero es necesario tomar el tiempo como venga, persuadirse de que no todo puede suceder al gusto pi o(2)
i
la
mia
estn
pio."
(:{)
bre), antes
da de su partida (20 de diciemde acostarse, dedique media hora para m, escribiendo en este tiempo
el
mismo
en toda
la
253
metida en un zapato,
el
que ya hemos
ero
i
mas
prstamo vergon-
en un remoto valle en los despoblados del norte! Quin se hubiera imajinado que aquel hombre iba a prepararse en tales sitios para sentarse de nuevo en el trono de
su patria
i
la
mitad de un
de audacia, de
patriotismo
de jenio?
todo aquello que crea debe llegar a mi noticia de lo que haya ocurrido en
el dia.
No olvide que
saria
i
ei
su correspondeucia
me ha
sido siempre
til,
interesante, nece-
go, ahora
que
voi a vivir
cartas,
i
en
el
el
i en contacto, puede decirse, con Santiacampo, puede Yd. calcular la impaciencia coa
CAPITULO
X.
PORTALES EN EL ''RAYADO.
Don Diego
Portales en el Rayado.
Aparece
el
GinJarillaa descubre en Santiago plan Banquete que tienen filopolitas dia Philopolita. Carcter mezquino de este peel
los
el
to.
Bena vente hace mocin en Congreso para que d de Don A'ictorino Aparece Fajol. papel. Don Jos Indelicato. Portales en Euerjia de soledad. Su Don Diego Portales considerado como hombre. Su aspecto matrimomoral. El amor en su organizacin. Sus ideas sobre este respecto. Sensibilidad de nio admirables consejos Un noble episodio domstico. Letargo de sus pasiones. Indiferencia mujer. de Portales por sus deudos. Su opinin en jeneral sobre PlaReminicencias de David de Urias. El anteojo de don Diego en Su servidumbre en Rayado. Mujica, Montoya Mateo To Don Pedro Priejente rres Singular aficin de Portales a El herrero Hernndez Sistema de vida de Portales. Talento de
el
ae
alta
Cxarrido.
el
la
fsico.
ser
el
Poi'tales.
la
la
eilla.
el
la
sencilla.
Portales para
lazuelos.
el ridculo.
Pintura
con
el
que
liace
Valparaso. Portales Su lectura. a caballos. Su aversin natural a Su aprendizaje del ingles su admiracin por gobierno de El Su economa. Rasgos Gran Bretaa. Sus principios pobres. Amonedacin del cobre. de delicadeza. Su bondad con Rayado en Limosnas. Caso singular de un indulto. Le capitn Fitz Roy. Sus faenas de campo, Su pereza para escribir a sus Portales desentiende de exjencias amigos. Cartas de cobran de partidarios para que vuelva a Santiago. Los
Lance cmico
aficin
los
cura Orrego de
poeta.
la
Quijote.
el
la
relijiosos.
los
visita
el
el
Bustillos.
se
las
fiUB
filopolitas
255
el
In
i
fia,
El presidente Prieto acepta proyecto Se ofrece a Portales Legacin a Esppor conducto de su padre, su brusco rechazo. Ljica precisin de Valparaso, como punto en 1S35. Sus su conducta ciudad. Incidente que a de
de dar de
alta a los railitares.
i
poltica
idta.;
s^^Lre
stratjico
resistencia.
Vjsje
liace
eati
--Balance de su fortuna en 1835. Ansiedad Viene a Valparaso. Se le reune ah don Antonio Garfias. Vade sus amigos porque se ponga al frente de los negocios pblicos. Se resuelve Su (dio a don Joaqun Garapio. cDaciones de Portales.
que acelera su partida del
/a^i/<^<^'>-
la
Guerra.
I.
Mientras don Diego Portales, mas bien como un prfugo del poder que como un valido destronado, habia ido a esconder su corazn
i
por su propio alejamiento, que atribuan a cansancio o a jenialidad, se organizaban en cuerpo i con un desahogo que se asemejaba a la confianza del xito.
versario?, alentados tal vez
Ya, desde setiembre de 1834, habian descubierto sus planes polticos, basados en la elevacin de Renjifo ala presidencia de la Repblica, a los propios amigos ntimos de Portales, siendo Gandarillas (^el mas impetuoso menos disimulado de aquellos)
i
el
(1).
(1)
el
curioso in-
Cavada tuvo ayer El prrafo de carta de Gaifias dice asi: "Reservadsimo. una eontVrencia con Elizalde, en la que le confi ste el secreto siguiente: Dice Elizalde que oyndole a Gandarillas con mucha frecuencia tratar a Vd. <ie loco,
i
el espritu
mucho
tiem-
que tiene Vd. que sacarle a ese loco?" La contestacin de Gandarillis fu preguntarle sorprendido que si le hablaba de veras, i cmo le contestase Elizalde con formalidad que s, no tuvo otro modo de concluir el altercado Gandarillas que diciendo a Elizalde que se fuese al e
po. "Cules son
.
los defectos
256
II.
Como
litas
perodo de las elecciones se acercase, los filopoestaban constituidos en lojia desde los primeros meses
el
i
se reuuian peridicamente,
ya en casa
de alguno de sus socios, ya en la habitacin del rector del Instituto don Blas Reyes, ya, por ltimo, en los arrabales, donde a imitacin de la tertulia o la Filarmnica de Portales
que todos hablan sido socios, celebraban sus saturnales que despus se han conpolticas, (1) tan en yoga entonces,
de
la
i
vertido en los cultos banquetes a la luz del dia, destinados a dar nacimiento o vigor a las ideas que se apadrinan. Tan
A los pocos dias, se fu Gandarillas a donde que estaba solo i le dijo; hablemos aqui en resei'va i como amigos. En quin se ha puesto Vd. para rresidente de la [lepblica? Elizalde le contest que l estaba o por la reeleccin de Prieto o por que se elijiesc a Vd. Entonces le dijo Gandarillas: El lioinl)re que hai para Presidente i que debemos elejir es don Manuel Renjifo: T. .... le dijo Elizalde: quitrc Vd. comparar a llenjifo con Portales? Le pregunt Gandarillas que en qu se fundaba para
i
este le dijo
que
se fuese a diez.
Elizalde, en oc-asion
Elizalde le
dijo:
las
buenas cualidai
des que
eonchiy
(1) "El dia de San Juan, dice Aris, en carta del 6 de agosto de 183.5 (ardiendo ya por que aquellos nuevos .inxiliarcs derriV)asen al "traidor," como l llamaba nicamente a su amigo Prieto, des<le que no restitu\ sus honores al jeneral O'Higgins), ese complot dividido (los, Ji/ojiolUas) tuvo en la Chimba una borrachera o comilona, i todos los brindis que tenian eran por la derrocacion del
que este complot dividid(; trata de sacar a Renjifo de Presiveremos los toros por si principian." Sin embargo, el pobre de Mariano, desconfiando ya de estrechar entr<; sus leales brazos al ausente dolo, se habia entregado poco antes a un profundo desconsuelo i escrtolc (carta del 8
"traidor." Se dice
dente. Al
fin.
de
mayo de
1S.3>),
i
lamentaciones
profecas:
"Es tanto
el
terror
que
a loB que antes llambamos sabios, guapos, grandes patriotas, a todos ellos ha legrado ponerlos en el estado triste i miserable de asonsnrlos (no hablaba de
s
mismo)
aun ponerlos de
el
4'
fatuos.
"^sta gavilla
tiempo que
que duraWi
cierto es
que
el
estmago
seria
siempre en este
siglo,
como en
i
todos los de
como
dice Larra
opin Agripa, del movimiento de esa inmensa i devoradora maquinaria que se llama la humanidad! Al fin, los iiopolitas, contado su nmero, estrechadas sus filas, i desplegada su bandera, pusironse en campaa, i el 3
de agosto de 1835, sali a luz el PMlopolila (amigo del pueblo), })eridico que ha dado su nombre a sus autores, i que fu, sin embargo, indigno de .stos i de su fama.
III.
El
Pltilojjoh'la,
discusin,
en verdad, se presentaba en la arena de que haba estado cerrada tantos aos, no como
las libertades pblicas,
i
la
el
campen de
brero en
antesala,
som-
mano
los mismos que iba a combatir, o Es nuestro objeto, decia en el nmero 2 del 12 de agosto, ayudar al presidente de la Repblica a llevar con alivio el encargo que se le ha hecho por la nacin, impulsando a las cmaras i ministerios a que
en lo que es
la
til
tanto de
a lornpa
de
res a decir, en esta vez, llevando su abatimiento hasta la adulacin, qrie eslaban dispuestos a
al
pre-
nimo de
ste,
todo
asomo de inquietud. Triste iniciativa, por cierto, de una contien Ja que no era la discusin del bien pbco, sino una desavenencia de palaciegos que iban a disputarse un hueco en el
poder! (1)
(1) LTn
anlisis
de
mes mas irJe (el \?> de sotiemhre), cuando liacian ea el nm. 6 el la memoria del ministro del Interior, no tenian reparo en afirmar
cinio ?rt defigracia u\
que consideraban
ruptura con
el
gabinete. "Antes de
principiarlo (el anlisis dla memoria), dicen, tenemos por conveniente advertir
este papel, fu
con
el
designio de organi-
DIKGO PORT.
los
258
el
de agosto
el
su prospecto
o
trazar su profesin de
fe,
que uo cumplieron,
Somos UheraUs por convencimiento, decian, i por convenoimiento enemigos de la licencia. Odiamos entraablemente
aunque conocemos que no liai en Amiica elemenque ])uedan establecerla: cuando mas habr dspotas^ o s se quiere, tiranos de un da. Pero, en este mismo gol{)c solapado dirijido con cautela a Portales, manifestbase el carcter puramente personal de la diatriva, pues no era a la tirana sino al tirano, a quien asestaban el escondido dardo. Su principal ahinco era dirijido, emla tirnnia.
tos
como hemos
i
no
de un escesivo amor a las cosas eclesisticas. Pero, aun en esto, causbales grandes fatigas (segn sus propias palabras en su nmero del 23 de setiembre), el resolverse a
sin razn,
(el
culto),
por
la
la
tando
e.'^.cusas
que
el
obispo
el
Nada
que en Santiago se repitan esos encierros de nueve dias, reducidos a una mortificacin corporal i a un aturdimiento momentneo, que no deja mas utilidad que la lisonja de los que se ocupan de dirijirlos.
nuestro juicio, pueden ser perjudiciales, sin dejar do tributar elojios u los que
por desgracia, nuestnis relaciones con el ministeno nos queda mas recurso que la imprenta para hacer llegar a su noticia nuestras observaciones, que discutidas en pblico liaiian relucir las medidas convenientes, evitar las que no lo fuesen. Viendo al pais entregado al cmulo de necesidades que de tiempo ha lo aflijen, hemos querido despertar al ministro del profundo sopor en que parece estar sumido, examinando sus providencias a In luz de una discusin pblica."
lo mereciesen. Tnternnnpidas,
io,
i
Qu
se liabia, entre tanto,
el brillante
259
el
hecho
chiste
desvergonzado de
del peridico
enemigo de su antiguo
fu, a todas luces,
i
i
El Philopolita
triste
publicacin,
nulidad en que
mas
es una palabra de simpata para aquellos desventurados pipilos, que ya no existan sino en
i
a los
que
se les hacia
ahora una
taixiia,
mas
egrejios campeones.
Pero aun
alabanza
iniciativa
al
de aquella medida, siendo que Benavente la habia propuesto algunos meses antes en el Congreso. Por otra parte, no era aquel proyecto un ardid de ocasin para concillarse
partidarios,
inspiracin de
un desinteresado patriotismo?
IV.
Desde la primera aparicin del Philopolita, los amigos de don Diego Portales se pusieron en alarma, por su parte, i en la
ausencia de su
jefe,
i
vocaron en
el
peligro
alistaron sus
armas para
la
defensa.
Acaudillbalos ahora
el jente
mas
acceso en su intimidad,
el
i aun (lo que con ningn otro sufamoso espaol don Victorino Ga-
%0
V.
No era
er^te
rante 80 aos, acreedor a esta saa de los bandos polticos, la mns ciega tal vez de las pasiones humanas, i que ha perse-
guido a aquel jefe de club mas all de su tumba. Don Victorino Garrido, nacido en Segovia de una familia raui conocida en el lugar, corno personalmente nos consta, tjuia en su carcter muchas de las nobles prendas que caracterizan a los
castellanos viejos, pues
no naci
gallego,
como
se
ha
crcido,
mucho
harto menos
til
mas
mas
mas
accesible a
obedecer a
influjos de
los nobles estmulos del orgullo que a los torpes un oscuro servilismo. Hizo mas males a su patria adoptiva como el representante de un paitido oligrquico, sobre el que se enseore finjiendo docilidad, que como inspirador de las crueldades o de los ardides de la poh'tica a que l
sirvi, pues poseia, en exposicin a lo que ha creido el vulgo, un corazn humano en muci^.as ocasiones, como cuando el presidente Montt le oblig a fusilar a sus propios prisioneros,
i
la tierra
por esce-
Hizo, por lo flemas, a sus corralijionarios, a quienes vivi consagrado con una ejemplar abnegacin, servicios eminentes, porque, despus de Parales, era el hombre de todos los recursos
i
de todas
las audacias,
como encumbrado, con mengua conocida nunca perdonarn su ilimitado influjo a que de veni lo a combatirlo i que cambi habia que un estranjero
puesto tan temido
los cliilcnos,
la
hospitalidad en orgullo
uelominio.
escelencia el
conflictos de su
Pero
el
coronel
hombre abnegado de
mas graves
ban-
do. El le dio la victoria
261
como comisario
supre-
en Lircai,
al
mo
de Portales, derrotando
el
antes que
nas. (1)
El
le
procur
es-
un hombre nuevo que le restituyese las perdidas fuerzas, o imponindoselo primero a sus proi)ios partidarios que lo resistan, con la astucia, lo impuso despus a la repblica entera, con las armas sirviendo en apariencias en la mano, hacindose soldado, como un simple capitati, bajo hombres secundarios, pues esta tctica habia aprendido de Portales. Por esto, Garrido, columna de su partido, fu llorado como una prdida rrepara!)le, aunque sus enemigos le han maldecido hasta en su sepulcro, los que le conocan de cerca alaban como padre de familia muchas de sus prendas de honbre,
l
solo,
descubri
le citan
do modelo.
VI.
un mes despus de
la apari-
una
yjica
de guerra
el
casi indispensa-
peridico de diatriva,
reconocer
s
i
el
terreno
i
(le las
mismo
es llano
sin riesgo,
enredos,
como
lo
demuestra
la
(1)
En
]a
mafinua de
que
lubian
espirito
si
salla
de Talca.
Seores, tengo la
que su ciega
victoria en el bolsillo;
lo
prfidos, a los
Philopola,
i
262
que bajo este ttulo encubre quin sabe que brusco mal conformado animal, por lo menos de ndole niui sospe-
como
si
acto al abor-
en la
i
piel,
jugaba a ltimo, Philopolita, el desde toda su artillera. El decia la vez que hai mas no su segundo numero del 7 de setiembre, cree intereses en la Repblica que los del Presidente i los intereses privados de quien escribe. Miserables! Habis olvidado los intereses de la nacin. I despus, echando la mano a la mscara de palaciegos con
les
nuevo campen
que aquellos queran encubrirse, anadia: Los amigos personales del Presidente, interesados en su salud, hacen los mayores esfuerzos por colocarse en un cuarlito, que teniendo comunicacin con la sala, les ofrece bastante oportunidad para mandarlo a pasear.
(2)
la
Pasando despus a
cia:
"J5J
desvergenza de
i los
ministro es fantico
cos insolentes e
inhumanos.
Qu
ebrios ni ladrones! (3) Los tristes das del Hambriento resucitaban, pero ahora eran sus propios autores los que se mordian,
ya que a
los
pobres pipilos no
les
los huesos.
el
(1)
poeta Herrera,
bastante significativa.
Que
Un
(2)
ha
recojido."
el del
1 Farol nm.
3 del 14
despacho del presidente en el palacio de las Cajas. (3) Rl Farol nm. 4 del 21 de setiembre. Poco despus, el Farol aplic el nombre de Misopolita (enemigo del pueblo)
'
al peridico
de
los Filopolitas.
"Qu
hombre
los
culto, dice el 19
de octubre, no
que uno de
Misopolitasf
263
el palo que losaporreaj no pudiendo alcanzar la mano que lo mueve: ya habrn conocido que es de fierro/)) (1) La mano de fierro que iba a aporrear a aquellos perros, era, sin duda, la mano de Portales, que no tardada en caerles encima de improviso, echando al viento su efmero poder, tan tmidamente defendido.
Fu el recictor casi esclasivo del Farol el mdico italiano don Jos Inim aventurero de nota, recien llegado al pais, de la Repblica Aijentina, donde habia dejado una triste reputacin. Segn un manifiesto publicado contra l por el protoradico de Crdova, el doctor espaol don Francisco Mar(1)
delicato,
Tucuman
i
el 1."
el y
por
el
hchose notar
las cabalas
propuso en Buenos Aires hacer una compaa para curar solo por el sistema de junta", a fin de ganar el cuadruplo del honorario regular, diciendo que los mdicos eo deban curar
de su profesin, pues segn cuenta Martinez Doblas,
tanto los cuerpos
como
los bolsillos
de los enfermos.
duda que
el
un
feo mascaron,
do por sus crmenes en Palermo, Miln, Paris, Montevideo, Buenos Aires, Crdova, i ltimamente en Chile, etc., etc." Decase, ademas, de voz vulgar, que Indelicato tena en la espalda una marca
de fuego por haber envenenado
al
italiano.
Mas
te
l se
protomedcato o
el
intenden-
jurado a Pradel,
Acus tambin al demaH, era hombre de indisputable talento, fino intrigante i ajenie sumamente apropsto para instrumento de un gobierno sijiloso. Garrido le daba solo los temas de sus
de Santiago, a peticin suya,
i
result ser
ste fu
condenado como
injurioso.
Por
lo
artculos,
a este
fin,
haba sacado de
la
biblioteca
tm ejemplar del clebre peridico La Minerva francesa, en que se publicaron, por una sociedad de literatos, como de Jouy i otros, notables artcu. los soSre poltica, costumbres, etc. Otro tanto haban hecho los redactores del Hambriento en 1828, pidiendo ayuda a su primo (como l lo llama) el Graniz un peridico satrico que entonces se publicaV)a en Buenos Aires. En definitiva, Indelicato tuvo que abandonar la prensa i el pais, pues el libelo de Martinez Doblas, el mascaron de Pradel, la marca de fuego, i hasta su propio nombre, que los corrillos traducan por No delicado, eran armas capaces de derribar en Santiago la reputacin de un santo, i mucho mas la de un mdidel gobierno,
co envenenador
libelista.
264
VII.
don Diego Portales, en sus soledades del Norte? El dictador esperaba! Pero no esperaba como Csar, el rnanto sobre la frente, aguardando los golpes de sus amigos rebelados. Aguardaba, como Bruto el antiguo, en
Qu
hacia, eiitre tanto,
VIH.
Llegado
es
estraordinario,
ya el apropiado momento de estudiar al hombre cuya vida pblica hemos venido bosquejando,
i
en estremo interesante de
Siempre ser vedado, en las sociedades cultas, que un homconducido solo por un espritu de malicia o banal curiosidad, penetre en el santuario de otro hombre, i levante a la luz el velo de sus acciones. Mas, siempre ha sido lcita al historiador esa discreta libertad que le guia a dar exacta cuenta de los hechos recnditos de aquellos seres raros, que el vulgo desfigura, por lo mismo que su propia organizacin los coloca
bre,
comn de los espritus. I en este sentido, comprendido, quin mas desgurado por conquin menos i juicios diverjentes, que don Diego Portatrarias tradiciones les? Cmplenos, pues, como a misioneros de la verdad, romper la densa niebla de los chismes, nica posteridad de tantos
fuera del nivel del
grandes hombres, i penetrar resueltamente en los secretos del corazn de un eminente chileno, de cuya intelijencia nos
las pajinas
precedentes.
2G5
IX.
Don Diego
casa,
un pramo, a
i
Llano
ni
del
que dominaba
sin
la
cuyas paredes,
umbrales
pocos aos, como un rstico catafalco, erijido a un ilustre infortunio. Hoi dia, la cruz de un misionero marca apenas el
sitio
la
tierra. (1)
Ah habit Portales, en silencioso retiro, los primeros ocho meses de 1834, i ahora que las nnas se han hecho en derredor de su morada, vamos a sentirnos en el prtico de su desaparecido hogar, }iara pedir a su memoria el continjente de
luz,
el
ctuinro cargado de
sombras de su
X.
dominante de Portales como l mismo lo confiesa en reveluciones que va hemos publicado: la mujer. Semejante a Cesar, el })rim>:'r calavera de Rom.a, Portales llevaba en la prematura calvicie de su frente, en su tez plida, en su mirada de fuego, las profundas huellas de su existencia trabajada por el placer. Era hombre de una rara belleza, que no tenia apariencias de varonil, pero ostentaba todos los rasgos de una organizacin delicada, nerviosa i en
Era
la pasin
(1)
Hace cuatro o
con
la
mismos
sitios,
traia su
266
pupila
i
el
en estremo jeutiles, porque una perenne sonrisa, ya sardnica, ya espresion de un intenso contento, les imprima una constante movilidad. Su frente era tersa i prominenlabios finos
te,
su barba redonda,
i
su nariz,
en estremo desarrollada,
lo comn: seal de una naturaleza
recta
voluptuosa.
Su
gallardo, lo
que
lo
hacia presentarse
como uno de
los
mas
lucidos jinetea de su
i como un fi sin rival en la jil zamacueca. Tenia en todo su ser una singular movilidad, marchaba siempre de prisa, hablaba con vehemencia, i el acento de su voz era acentuado e imperativo. A pesar del intenso nrrebato
tiempo,
el
estudio de
emocione- derribaban
verdaderamente
algo
terrible,
cuando sus valh; de su voluntad, era un hombre i segn cuentan todos los que le viei
acariciador; pero
como terror su sola presencia. Era, al mismo tiempo, un consumado mmico, i cuando no se senta verdaderamente escitado por una pasin, sabia finjirla con su semblante, pasar con estrema veleidad de los impulsos de una violenta clera a una alegra loca i casi infantil. Tenia don Diego Portales, en suma, como ser moral, todos
i
los defectos
raas,
i
hombre,
si
hubiera
slii
de una educacin
en que
el
las
domado
su fogosa natuel
fundido su rica
i
exaltada fantasa en
molde severo
de
la
razn
del deber.
Dejado a s mismo, casi desde la cuna, porque, como decia uno de aus mulos, a quien hemos citado, era un nio regaln que se cri sin padres, su maestro fu su solo espritu, i esto, que constituye su grandeza, porque es la sancin de su jenio, esplica tambin todas las imperfecciones de su existen-
~
oia,
267
seme-
janza de esos robles jigantescos de nuestro medioda, que crecen entre grupos aislados de arbustos subalternos, meci
siempre su altivo
follaje, el filo
cay a
teza,
tierra
por
de
desafiando los vientos del cielo, i no las hachas que destrozaron su cori
tremendo
lo derrib, ha-
ciendo cenizas su
XI.
Fuera de la vida pblica, donde desplegaba Portales tantas fuerzas de labor i voluntad, no menos que los rigores do una austeridad digna de tiempos antiguos, vivia en la soledad, entregado sin rebozo a los instintos de su ser. Formaban la esencia de stos, tres objetos, que por mas que parezca una
chocante vulgaridad
el
reunirlos,
mujer,
los
bufones
los caballos.
XII.
Llegado a
la
mediana de
la
vida,
alma aquellos aromas puros del primer amor que embalsamaron en su juventud su lecho de esposo, i secaron sobre sus ojos las lgrimas de la viudez en una temprana tumba. Perdida su joven esposa, hubirase creido que Portales habia perdido en ella la mujer. Habia desaparecido sta, al menos, de su fhntasia de su pecho, como un culto de consagracin i de ternura, para no guardarla sino la idolatra de
disiparse de su
i
Venus pagana.
que
Decia
el
mismo
el
Portales
el
ma-
trimonio era
embargo que
268
habia
ideas
siilo
i
su ironia
tas
a pesar de
las
mas
rec-
sobre aquel
social,
que para
voluntad,
tantos no es
res
mas que un
baile.
negro
en un dia de
Portales creia
mas en
la
en el corazn, en el matrimonio, en u, de los espritus, que es el sacramento instituido por Dios, i no en el consorcio del lujo
i
los
diamantes, que es
o
la
profanacin
insti-
En qu
conflictos,
(esclamaba una
que una respetable madre i digna matrona cliilena el matrimonio de una hija joven i hermosa con un caballero santiaQ^uino entrado va en aos, rico i buen amigo de la casa) en qu conflictos me pone la consulta de la seora! Desearla que no facse ella, para negarme a toda contestacin sobre un asunto que creo delicado; pero si ello es preciso, vamos all. Ante todas cosas, la seora debe posponer toda consideracin a la suerte de una hija apreci;ible. No hai motivo sobre la tierra que autorice a sacri Qcarla. Por fortuna, la seora no pertenece al corfun de las mujeres, i por esto, le ser fcil pcrsuadiise que la mejor coiiducta es ponerconsultaba sobre
se siempre
en
lo justo
racional,
sean cuales fueren, don N. ., ni h's de ningn otro, pueden obligar a mas que a una justa gratitud; pero ellos no pueden ser motivos que obliguen a disponer de la suerte de su hija. Esto seria comprar a precio mui caro los buenos oficios que la amistad est obligada a
.
prestar gratuitamente.
No
solo
deben
convenien-
la opulencia.
El que viva
fin,
podr ser
i
feliz
con don
.?
En
ya me voi
actando mucho,
perdiendo
la frialdad
de un consultor.
el
Yo
sol
que la seora llame a solas a su hija, i que le hable como una amiga. Dgale con la mayor reserva la pretensin de don N i hgale ver que no le habla como madre, para
,
que que
los respetos
%9
no influyan en su resolucin: dgale i que, con el mayor gusto, se sujetar a la de ella; quedes la que por su libre eleccin debe hacerse feliz o desgraciada. Ensnchele el nimo de todos modos, i procure averiguar de la nia indirectamente, si tiene otra inclinacin, i si dice que quiere casarse con don N. ., que se case al otro dia, i si dice que n, se le habla al pretendiente con toda franqueza, i se le dice que la nia no quiere i que est en su deber el no forzarla. Si tiene otra inclinacin, se trajina con decencia i sin que pierda la nia, siempre que su inclinacin sea, como debemos suponer en ella, esto es, racional i con un hombre que la merezca. (1)
de
tal
ella
no
XIII.
A pesar
los
de los estragos
el
hombres mas
(le la voluptuosidad, que apaga en alma misma que su sangre, Portales con-
(1)
Por-
que
ni l ni
embargo, del matrimonio como cosa social i poltica, con tal sus amigos se metiesen eu esas honduras. Contestando a una carta
la
que suele haber por el dia de Corpun Christi de 1835, desde la Ligua. "Mucho me alegro de todos los matrimonios que Yd. me ha comunicado, porque necesitamos poblacin. Que siga la veta, con tal que \. se mantenga cuerdo i no se pegue en la liga." Algunos aos antes i mirando siempi-e el matrimonio como conveniencia social (no domstica), se le liabia ocurrido casar a un institutor del bello sexo llamado Versn, mu conocido en Santiago, i que acababa de enviudar, con una de las distinguidas seoras Cabezn, que han hecho tantos bienes a nuestra sociedad. "Dgale A'd. a la x'iltima, escriba a Garfias el 5 de junio de 18;12, que no puedo querer su dao en beneficio de nadie, i que rae tomo la libertad de darle este consejo: 1." porque la creo conveniente al pas, 2. porque juzgo q\ie favorece sus intereses; pero que si me equivoco, lo tenga por no dado; pero de todos modos, advirtale que aqu he odo decir varias veces que muchos padres se retraen de entregarle a .sus hijas por el local que ha elejido, fijndose en que la familia que habita los altos criticar los ve-tidos de los nios, aunque esta parezca una nimiedad despreciable. Vd. sabe el poder que tien^^n en las almas comunes estas i otras ridiculoces,"
de su corresponsal, en
se le
que
daba
la nica noticia
del corazoD, sin la cual
tros ni armenias,
i
970
el
humanidad toda un rebao que pace en la nada. Muchos ejemplos nos han quedado de aquella condicin de su espritu. He sentido, decia, a propsito de la misma hermosa novia (hoi clibe), cuyo destino acabamos de ver tanla
to le preocupaba,
que
de
liabia sido
pobre
A.
, .
.,
que
de
merecer
la
tier-
na. Desde hoi, la lloro ya por muerta, i no quiero que me diga Vd. nada de ella, si no me ha de decir que est enteramente buena; hago el nimo a recibir la noticia de su muerte; pero no quiero saberla por conducto de Vd. Nada me diga tampoco de la madre, no quiero saber de ella; qu puede haber hecho
esta seora para ser tan desgraciada? I hai Dios?
Mucho me
complazco de que
d pruebas de su amistad en tales cona quien procuro alejar de mi flictos. En fin, no mas ., memoria cuanto me sea posible, lo mismo que a la madre. Su
le
carta
me ha
dejado en
las
tal
estado que
me ha
i
sido imposible
contraerme a
nada he hecho en
acerca de
porque nada de
ella.n
feliz
espero que se
me comunique
(1)
XIV.
mas tierno i noble este pasaje de una confidenque hacemos a la posteridad en nombre de una grave acusacin que se ha hecho a Portales en su vida ntima. Estando para morir la mujer que le habia consagrado su existencia i que sucumbi mas tarde cuando la viudedad de su alma apaPero, aunes
cia
casi a la vista
i
del fretro
amado
(histrico)
amigo
los rntecedentes
do
la
fatal
a aquella, le
(1)
271
Como ella se halla gravemente puedo concluir de un momento a otro con sus dias, quiero hacer menos desgraciados a los inocentes frutos de mi indiscrecin juventudes, casndome con la madre en artculo de muerte, i en efecto, cuando llegue el caso, ser Vd. avisado por los facultativos, o uno de ellos, para que se presente a representarme i contraer a mi nombre. Para esto, remito a Vd. el poder necesario.
enferma,
i
la escarlatina
por estas palabras, cuya santidad, la santidad del dolor, nosotros acatamos,
tengo el
este episodio.
Amigo
w*q,
XV.
Por
lo
la prematura prdida de su aun pens siquiera en enamorarse platnicameote, apesar de la vehemencia do su alma i de su culto por la juventud i la belleza. Vd. va a confirmar la sospecha de mi aficin a M ., decia el 10 de' setiembre de 1833, a un amigo, que en esta vez era casi mas un rival que un confidente, i de le aseguro bajo la hipocresa con que la encubro; pero sepa mi palabra, que mucho tiempo antes de tocar en los 40 aprend a ser viejo, i que nunca lo ser verde: hace aos que mi pecho no se deja devorar por pasiones, i actualmente est como debe, esto es, con toda la serenidad que corresponde a a mi edad i otras circunstancias. (1)
(1)
se citan
como comprobantes
su
i
manera
ciertos
sabemos, por nuestra parte, qu decir sobre este particular, pues que Portales no tenia fentimientos domsticos niui desarrollados, po puede acusrsele por eu estrictez para con sus deudos en lo que concernia al inters pblico. Sin embargo, con relacin a su padre que se hallaba a la aaaoM
empleos.
si
No
es cierto
Evidenciaba,
al
272
Portales,
contrario,
don Diego
por esta
de manifiesto
ma
la prisa con c|ue se estinguia en su pecho la lladeslumbradora que a los ojos de la juventud tiSe de en-
cantos todo rostro, todo acento, todo mirar femenino. Nunca se incomode Vd. con mujeres, decia a su amigo Garfias, (1) porque yerran en cualquiera cosa que no sea su costura, su
canto
las
complaca en acechar en
daba a
las
primeras
filas al infeliz
Y por
esto, all
en
maanas
del ardien-
te estio, que la brisa del vecino mar refresca i las aguas del Ligua deleitan junto con la vista, el solitario po*^entado fijaba un anteojo de mar en alguna blanca sbana que envolva en la molicie de la vega el busto de la beldad que le arrebataba i que nunca, empero, apag con sus castos lasus sentidos bios su sed de deleite .... Otra, i harto menos bella en verdad
fu su conquista en
el
el
lugar,
pronto ofrecile
como
a padre
vedado fruto de escondida unin,. Toca aqui a la historia echar el velo de su austeridad sobre aquellas liviandades de la vida, que la tradicin de los lugares conserva con tan r;<rn poifia con los nombres propios i los dela ocasin, porque ai! de aquellos que amatalles de la hora ron en aldeas! Lo nico nue aadiremos, como vestijios de la tradicin lugarea, es que el anteojo de larga vista de don
i
Diego
se hizo
como
el
brujo de la aldea.
i
Nunca
se
habia visto
llevadas de su inclina-
av|uel
fijase
f;ncontramos
el sigiiiont' el 7
fiarfias, Icsde
Yalparaiso,
de
de 18"2
dice
as:
"He
1.
mis cho
liaules listos
i
esperando solo
el
que me
marcharme."
Carta del 2 de setiembre de 1832,
(1)
273
en
la pintoresca Placilla,
cuntas cada dia estaran en acecho del anteojo de don Diego, dentro de sus propias alcobas, es toda de
que
adobe
teja!
XVI.
Fuera de sus amoros, ofrecan a Portales sus mejores disque se haba rodeado, llamados Mujica, Torres i Montoya, i que constituan su nica servidumbre. No le despertaba ya, como en Santiago, con su arrogancia heroica, Adalid Zamora, ni le montaba la guardia a la puerta de su dormitorio, armado de una escoba, Diego Borquez, ni por ltimo, sentaba a su lado en las horas de comer a don Isidro Ay es tas para teirle la cara con harina, o dar a su capa peor uso que a su cara. Pero en cambio, Montoya le hacia de comer, Mujica era su mayordomo de servicio i Mateo Torres su vaht de pi, nombre apropiado en esta vez porque ste tenia solo dos funciones en la casa; lustrar los zapatos de don Diego i zapatear. Posea este imbcil, a quien hemos conocido en la niez i vive aun arriando puercos entre Valparaso, un escelente odo para la msica; i golla Ligua pendole las manos, su amo que lo tenia mejor, se desapareca zapateando, cualquiera que fuese el lugar o la ocasin. Mujica era un tonto mas grave, al estilo de los tontos de Chile, i como tuviese mal jenio, el placer favorito de Portales era chismearlo con sus dos colegas i hacer que en su presencia se rompieran los tres las narices a moquetes.
tracciones en su retiro tres bufones de
i
XVI.
Haba tambin en
Prieto,
la Plasilla,
hombre bueno
P.
cuyo huerto de lcumos es todava el lujo del valle, i respetable, pero tan estremadamente gordo,
DIEGO FORT.
18
orillas del brasero, tenian
274
la
que pasarle
abdomen hacia
entre
don Diego que aquel caballero era el Sancho de la nsula, i no queriendo ejercer sobre su honrada persona la tirana de Tirte ajuera^ le convidaba todos los dias a -su mesa, haciendo sonar una corneta en lo alto de la colina cuando estaba aquella servida. I el ver suilar, quejarse, trepar i comer, al fin, al buen don Pedro, era la algazara de Portales cada dia. Habase hecho ya comn estribillo entre los muchachos del pueblo, i no sin cierta sal picante alusiva a la aficin culinaria de don Pedro, el decir cada vez que sonaba la corneta:
tabaco
i
el
fuego. Sabia
A comer
almorzar
el capitn!
Que ya llama
j
Era tambin vecino dla Plasilla por aquel tiempo un tal Heri tuerto, Vulcano a las derechas, con apndices de pmpanos de vid, porque era oficionadsimo a las parras. Don Diego entretenase a veces en carearlo con su vecino don Pedro, pero acechando el ojo seco del herrero, a fin de que ste
nndez, herrero
hablara de la glotona barriga de aquel
dado, acusara a Hernndez de borracho.
i
ste, a
su vez, enfa-
XVII.
el Rayado era tan unicuando no desempeaba empleos })blicos. Levantbase por lo regular a las ocho de tomaba un bao templado, cjue l llamaba un la maana vestase en seguida con esquisito aseo, refrijerante, celestial frac en la ciudad chaquejeneralmento pero sin lujo, usando brin de en el campo. Teta do pao, faja de seda i pantaln nia ademas el hbito de limpirsela lengua todas las maanas
Por
lo
dems,
la
vida de Portales en
i
forme como en
la capital
ValparaiiO
275
con una herramienta de su invencin, lo que no impedia, sin embargo, que fuera uno de los hombres mas espiritualmente maldicientes de su poca. (1)
(1) Portales,
como hemos
marcada
disposicin a la maledicencia
Como una
como
el
que hizo de su propio hermano don Pedro Paentre nosotros por sus talentos
que no dejaba de tener algunos puntos de contacto con sa mordaz censor. 'Pongo en su noticia, dice a una seora, desde Valparaso., el 25 de abril de 1832, la feliz llegada de don Pedro. Yo no le he visto; pero me he pasado buenos ratos oyendo sus ridiculeces i tonteras: todos convienen en que est loco: cuando puso el i">i en el muelle, hizo alto por un gran rato i levantiiudo los ojos al cielo, eiclam:
pisa! Este solo
gusto es bastante a borrar todas las amarguras pasadas, mient! Al fin te veo, i te gozo! Es sueo? DehroV" Todo Lleg a casa de Cavareda, quien hace del pobre tonto mas es-
tras
he estado separado de
i apenas le salud, le dio la noticia de que habia que se habia hecho compositor, i que sin duda tenia gusto para hacerla. Sigui hablando de floretes, i pas a decir que por carti\5 que habia recibido de su padre, i mas que todo, por las espi-esiones de sus letras de retiro, en que se le manda venir a la mayor brevedad, l habia conocido que el gobierno lo llamaba para perseguirlo, i suplic a Cavareda, en presencia de cuatro sujetos que le acompaaban a comer, que le dijese amigablemente lo que habia sobre el particular. Cavareda le contest en los mismos trminos burlescos en que Vd. i yo le habramos contestado, i sin embargo, dej el asiento precipitadamente, i sacndose una manga del frac, descubri el pecho como podria hacerlo un Maiques, i dijo, "Aqu estoi, si se me quiere herir, hiraseme de frente i no se me lastime por la espalda:" volvi a acomodarse el frac i se sent. Los circunstantes, volviendo de la sorpresa que les caus aquel primer arrebato, no podiau sujetar la risa al ver el desenlace. En fin, todos cuantos han hablado con l, se han divertido grandemente, i por lo que Vd. me dice, ya empieza a costear la divei'sion en Santiago. Viene mui monarquista, dice que est desengaado, i que jamas el gobierno ni la cosa pblica debe estar en manos de los pelados: dicen que trenza perfectamente, al menos, l anda haciendo
avanzado tanto en
la msica,
i cantando arias." Cual mas picante ridculo, i esto al uatm-al correr de dada intimidad de dos amigos!
la
pluma, en
la descui-
En
que
le
don Diego, de
la siguiente
habia acontecido con el clebre cura Orrego de Valparaso, que fu dueo, como es sabido, de la plaza de la Victoria de aquella ciudad. "El cura,
me ha mandado de un ornamento completo, viejos; i no he querido adniitrselo, nterin no me diga su valor; pero ha venido mui enojado conmigo, hacindome ver que era una cosa vieja que de nada le serdice a Garfias
el
27G
XVIII.
El resto del dia, cuandQ vivia en
el
Rayado^ lo consagraba
i
llamaba
al
clebre don
caballos.
i
mano en
domador, que Juan Echevers, de Quilicura, su herTenia siempre amarrado uno o varios
por cualquier animal
potros de brazos,
de mrito, .idemas de que muchos le eran enviados de regalo. Cuidaba de tusarlos i mismo, i en una ocasin, uno de aquellos, potro chucaro del valle vecino de Longotoma, famoso entonces en el noite por sus crias, le tuvo a mal traer,
cargndole a manotadas en
el
momento
en que lo despojaba
Montaba don Diego, por lo jeneral, en silla inglesa, pero tenia un avio de pellones del pais, aperado de chifles, i machete, alforjas i pehual, que cuidaba con esmero, en el que en ciertos dias se ostentaba como el mas gallardo lacho. En cuanto al pbulo del espritu, don Diego rara vez leia, i
de su
crin.
i
que la caeiiya i cliz fu lo primero que tuvo cuando fu fraile, i que ya usaba por viejo. En la conversacin me dijo que cmo pensaba quitar el gusto de obsequiarme una friolei'a, al que no podra quitarle el de dejarme de heredero, pues no tenia ninguno forzoso. I acto continuo, me empea para que haga esfuerzos para su colocacin en el coro en la resulta o vacante, que debe quedar por las proraocioues, que por la consecuencia de la provisin del Deanato, han de hacerse. Vd. j)ensar que esto me causara una grande impaciencia, pues nada menos que eso: con sangre mui fra me puse a pensar en la miferia humana, i iiubiera querido hacer obispo al cura por su torpeza de darme espe." ranzas de ser su iieredero, para moverme a que yo lo hiciese cannigo. Por ltimo, parece que don Diego, dejndose an\astrar de su vena satrica, hacia hasta vi^rsos, segn se echa de ver por el siguiente fragmento de carta al seor Garfias (Valparaso, agosto 17 de 1832), relativa a una oda que, segn este caballero, fu mui celebrada por la tertulia: "El voto de Vd., dice aquel, i sus alabanzas eobre la oda dedicada a don Tomas Ovejei'o, me habran obligado a creer que habra hecho alguna cosa nueva en este pasatiempo, si no estuviera tan persuadido de que solo la distincin que le merezco, puede haberle hecho mirarla con ojos empaados. Garrido me dice que tambic-n la lia visto i tambin le ha gustado, de manera que si me apuran un poco mas, me harn conaentir en que soi poeta i me templarn para emplear mi numen en algn apunto serio, de (;uya tentacin me libre Dios.'"
via:
no
lo
277
puede asegurarse que jamas hoje con detencin i placer otro fu libro que el Quijote, al que era en estremo aficionado i
durante su vida su mas constante entretencin literaria. juzgar por el j enero de instruccin que en su correspondencia se descubre, parecera que derivaba aquella de la lectura de peridicos o de conversaciones con personas sabias. Hse
dicho que recibi algunas lecciones de francs de don Andrs grandes Bello, persona a la que guard, fuera o no su discpulo, educala a servicios importantes respetos, por su saber i sus
cin pblica, pero es un hecho que haba aprendido con alguna perfeccin el ingles, siendo l solo su propio maestro, en la poca que fu comerciante, pues profesaba gran aficin a todo
cuanto tenia referencia con la raza que hablaba aquella lengua; i llevado de su pasin, solia decir en sus arranques jeniales que era capaz de prestar el pais a los ingleses por algunos aos a fin de que lo educasen i lo devolviesen transformado. Conoca
la lejislacion inglesa, particularmente
en
el
ramo
criminal,
aunque en Chile fuera el inventor de los carros, admiraba la institucin de los jurados como tribunales de conciencia, pues aquel espritu neto i exaltado se fastidiaba con la letra muerde la lei, i asi se esplican muchos de sus razgos peculiares de vehemente despotismo. En cuanto a sus principios relijiosos i a la aplicacin que de ellos hacia en su poltica, notbase una anloga contradiccin, porque si bien los apstoles de su doctrina eran Voltaire
ta
i
confidentes,
Eousseau, autores que solia leer en consorcio de sus ntimos como Cavada i el choco Silva, en la prctica foel culto a
mentaba
mano
como
la
al
desenfreno de las pasiones en un pueblo que estaba tan distante, como nuestras clases proletarias, de aquella cultura de
los espritus
que refina
infierno.
las
las
amenazas del
278
XIX.
Por Ins tnrdes, durante su residencia en la capital, es eabido que su pasco predilecto era la. Aloitieda, donde todavia fee muestra el sof de don Diego. (1) En la Plasilla, cuando cerraba la noche, Portales solia hacer disparar un volador, qile
era
que habia Rayado. estas funciones, habia hecho traer Don Diego, para amenizar de Santiago una buena vihuela (2), que l mismo rasgueaba, i tenia alojada en la Plasilla la banda de aprendices de uno de los batallones cvicos de Valparaso, que habia hecho venir, porque hi msica, como el cigarro i el mate (3), era uno de sus mas gratos pasatiempos. En cuanto a sus otros apetito?, Portales era en demasa frugal. Gomia mui poco i bebia menos, siendo su salud en realidad delicada, pues todo su vigor pareca latir en su cerebro i en su sistema nervioso, en estremo desarrollado. Mientras habit en el Rayado, Portales se hizo tambin otra especie de mrito de su frucralidad, el de su delicadeza moral, que fu siempre una de las prendas mas marcadas de su singular
la
damas
del pueblo de
recepcin,
baile
chicoteo, en
la casa del
(1)
Encuntrase
ste,
flcstino, frente
mas
ilustre
"Con los mismos mozos de Larrain (escriba a Garfias el 19 de febrero de mndcDic una guitarra hecha on el pas, que sea decentita, de mui buenas voces, blanda, bien encordada i con una encordadura de repuesto. Le prevengo que oo quiero guitarm estraujera, sino d<j unas que he visto mui decentes hechas en Santiago, i cuyo precio es de cinco a seis pesos*" (8) "Por Dios, le pido (deca a Garfias el 19 de febrero de 18'5 desde la Plasilla) que me mande dos matcsitoj dorados de las monjas, de aquellos olorositos: con el campo i la soledad me he entregado al vicio, i no hai noche que, al tiempo de tomar mate, no me acuerde del gusto con que le tomo en dicios matesitos: encargue que vengan bien olorosos, para que les dure el olor bastante
(2)
1835),
tiempo,
los
i
mate^il03,
mui buenas
bonitas."
carcter.
el
279
comida economizo, escriba a Garfias no quiero gastar un real, siempre que pueda ah<yrrarlo; mo mantengo con la esperanza consoladora de que podr tener algn dia que gastar sin el contrapeso de defraudar a mis acreedores. (1)
Hasta
eii la
15 de marzo de 1S35,
(1)
el nunca desmentido pundonor de Portales i su acrisolada honradez en materias mercantiles, creemos un deber maestro acopiar cuantos datos contribuyan a hacer brillar virtud tan notable, taii necesaria ( ;,i por qu
poner en evidencia
ocultarlo?
"Habindome venido
(dice l
mismo,
con fecha 28 de enero de 1833, cuando fu nombrado gobernador d Yalparaiso) una consignacin del Per, i no pudiendo desempearla por obtener el empleo
en que
dias,
i
me
hallo, se la
he dado a Maqueira, quien me ha ofrecido servirla a meme parece una injusticia. Sea lo que
que sea bien servido mi consignante."
fuere,
yo tengo sumo
la
inters en
Parece que
epistolar,
en jeneral, a asuntos del servicio pblico. Pero aun parece que rehus esta misma concesin, a consecuencia de ciertas dificultades que sobrevinieron, segn se deja ver del siguiente captulo de carta a don Antonio
relativa,
nador a
la sazn:
pre en todas
"Yo no puedo faltar a la delicadeza que he consultado siemmis acciones, mandando mis cartas bajo cubierta de un ministro,
el
equivoque juzgando en causa propia. A don Victorino, si no me eogao, a peticin suya, se le declar el ao pasado la libertad de portes de sus cartas, fundndose en que en si toda su correspondencia se versaba
me
creo mas, que no estaba dentro de esos lmites hacer tal solicitud apoyada en tal fundamento, a sabiendas de que a mitad de sus cartas hablan de
reducirse a asuntos particulares.
mi seor don i\jitonio, anadia esta vez con cierto celo i orgullo paque cuantos avisos he dado por mi correspondencia a los Snistros, aunque parezca que se quisieran deshechar, se van adoptando poco a poco, i si no me engao, ellos valen mas que cincuenta aos de libertad de porte de mis cartas; i si ?e fijan en el que he dado a usted ayer, valen cien aos. Algunos meses despus de estar aqu, mis cartas estuvieron conteniendo en sii mayor
veo,
tritico,
"
Yo
En
fin,
i
cunto jsodria
es
mejor doblar
A nuestras vistas, me
corazn humano."
mas
mfts
lo
que
es el
280
XX.
Preocupaba tambin no poco a don Diego Portales en su
soledad del Payado
tros
la suerte infeliz de los habitantes de nuescampos, pues aquel hombre de Estado, tan rjido en sus
i
leyes
sivo
rosas.
en sus actos pblicos, tuvo siempre un corazn compauna inclinacin decidida a favorecer las clases menesteEn este sentido, fu Portales un demcrata prctico,
ver en su servicio diario de los cuarteles, vii
como
lo hacia
viendo
casi
no visitando jamas
los
un mortal
el
fistidio,
su celo por
bien del
uso, ben(1),
cobre que
mand
practicar en Inglaterra,
i
cuyo
ha favorecido las pequeas transacciones de las clases pobres. Dolale tambin la brbara manera como eran curadas las enfermedades en los campos; i fresco est en la memoria tle los habitantes de la Ligua el celo con que l mismo administraba los remedios a los enfermos, por infelices que fueran. El 4 de julio de 1835, encargaba a su amigo don Vicente Bustillos le remitiese un botiqun i una obra de medicina, porque es insoportable, decia, ver morir aqu a los pobres en manos de mdicas que atribuyen a dao toda enfermedad. (2)
adyacentes
Conocimos un viejo buhonero que recorria el valle de la Ligua i otros i que maldeca a Portales i pedia a cada instante la condenacin de 8u alma, porque no teniendo mas que una yegua flaca en que acarrear sus tra(1)
otra
moneda,
se le
20 pesos, la yegua, con el peso del cobre, pues nohabia echaba a muerta, i aqu las blasfemias contra el introductor
de
Cuando
a pesar de sus escaseces. aumentaban, formaba sus combinaciones financieras para disminuir aquellas, sin verse obligado a suspenderlas del todo. "Retire Vd.
Portales,
stas
se
meses a una vieja Pechoa, hacindolo poner en noticia de sta por medio de
81
XXI.
Fuera de
las
Reciba
el
era
mas parcimoi
De
Valpaal
parece que en
el
espacio de un ao
no
cuando fu
ste
la patia est
en conflicto,
mas
justicia: la vieja
Pechoa
me
i
mal corazn,
i
de
los cimenes.
Por esto
se
vez que puso empeo para o'otenor la absolucin de un reo, la muerte instant-
si el
hieri'o
aqu
el
mismo
2*7
esta curiosa
con
de junio
que pueda
por conseguir que indulte tambin a un italiano Juan Francisco Poggi que ten-
go de tapiador en el Rayado. La historia es como sigue. Siendo guarda del Resguardo de Coquimbo, fu acusado de complicidad en un contrabando, creo
que de cigarros puros: l se vindica a las mil maravillas; pero Vd, sabe que es el criminal que no lo hace. Ademas, Garrido dice que el contrabando fu cierto, i bastarla para m este dicho por toda prueba si no hubiese una relevante, tal es la de que nuestros manssimos i compasivos jueces le condenaron
mui raro
de Juan Fernandez por un nmero de aos que el interesado ignora, porque apenas vio en globo que lo haban condenado a presidio, se vino a refujiar a este pueblo bajo el incgnito i con el nombre suyo.
al presidio
INCONSTAXCI.V DE LA VIDA.
porque
la repentina
i
hace
intil.
escopetazo,
se fu a
de su condena.
Yo me quedo
con
que ya
se practicaban dilijencias
7i
pace.''
clebre mdico de Choapa.
282
uno de
los
En
husped
al
mas
distin-
guidos almirantes de Inglaterra hoi dia. Fu aquel con su buque (la Beagle) al Papudo, continuando su esploracion de
nuestras obstas,
le ofreci,
i
al
clebre ministro
btijinales
trasladarse a Valparaso,
ftcept.
en ingles), su amistad, sus servicios i su buque para lo quo Portales, sin embargo, no
XXII.
En cuanto a las ocupaciones rsticas del pequeo i estril fundo del Rayado, que consistieron en una pequea via i una acequia de irrigacin, l decia nicamente a mediados de
aquel invierno, lo que sigue:
con-
turbarlo el
cartas. (1)
mi gusto seria completo, no viniese siempre a recuerdo de que tengo que escribir i contestar
ellas,
el contestar cartas era un istidio i UQ embarazo para l, era sincero. (2) Aquel hombre, aveasado ya a los ardides de la poltica, i que esta vez habia alcanzado el mas difcil de los triunfos que cabe al frjil ser humano, el de s mismo, si tenia la fuerza de un profundo disi-
casi
porque su alma
altiva
la
conciencia
misma de
sti
la
mas
feliz
en aquellas ltimas
(1)
(2) Poi'tales,
esclusiva-
mente de negocios, en 1835, durante su residencia en el Ilayado. Tan cierto es esto que el dia de Corpus C/iristi de aquel ao (10 o 17 de julio), escrp^i a su coresponsail en Santiago una carta de S pliegos en folio, en la qne, resiniiiendo todo lo que habia omitido en meses anteriores, le hace sus encargos, bajo 16 o 20 captulos, sumamente lacnicos, todos relativos a sus negocios.
ajitaciones, l
283
horas de descanso, que concedia a su vida azotada por tantas no se manifestaba de ninguna manera inquieto-
al
verlo correr por los llanos o echar sobre sus potros seraisolo galope de
que aquel 24 horas las riendas de sus bestias por las riendas del Estado, i que domeando al pais todo, como si faera solo un manso pero jeneroso corcel, hubiera de conducirlo a su albedrio i por do quier! Estrao fenmeno de los gobiernos unipersonales que se han
llamado antes
bres nicos! n
los
ahombres necesarios
fundamente
los caracteres,
i
i tal la vida que Aparecen en ella marcados proo mas bien, los contrastes de su es-
traordinaria naturaleza,
tar sus juicios bajo
to
si al
decirse que
un cuadro de formas tan caprichosas, al menos podria si Portales no es un hombre grande, considerado solo en su manera de ser, es por lo menos, i esto no ser dado a nadie negarlo, el tipo mas orijinal de cuantos hombres han figurado, no solo en Chile, sino en toda la Amrica.
XXIV.
Dentro de
los insondables arcanos
de su voluntad, Portales
comprobarn lo absurdo de sus principios, en orden a creer qu sin su influencia se compondrn algn da las cosas." Casi nn ao antes, le haba escrito este mismo hombre, que era entonces un patriota sincero, en igual sentido. Despus de pedu-le unas piedras de imn, le deca el 19 de agosto de 1>34. Eil is me sirven como de un lenitivo para lo que siente mi alma al ver el estado de la cosa pblica, cuan infructuosos se van haciendo a cada pnso los esfuerzos bhta'
la
influencia
esto en la pr-
Cuando
cio,
i
284
le
anunciaron
la
al tirano. l guard silenno dio muestra alguna de inquietud. Escribidronle en seguida que el gobierno haba acojido la mocin de Benavenaunque el dardo te para dar de alta a lo:;; militares de Lircai,
[arte el
(1)
XXV.
Por aquel mismo tiempo, sus astutos adversarios de la capihablan recurrido a un arbitrio supremo para alejar de s aquel mtasma que siempre divisaban desde sus concilibulos, acechndolo, desde la distancia, en sus pramos de la costa, i en ello hablan convenido, al parecer, el mismo Presidente i sus ministros, que no podian arrancarse de los hombros la presin de aquella mano lejana, pero acerada. Tratbase de enviar a Espaa un ministro, a fin de obtener el reconocimiento de nuestra independencia, se imajinaron que Portales podria
tal
i
(1)
"Hoi
lii
sido
el
aprobado en
el
el
24 de
el
agosto de 1635,
decreto del 17 de abril de 1880, concebido en estos trminos. "Se dan de alta a
todos los oficiales dados de baja que se presenten al gobierno solicitndolo (sin
espresar de que reconocen al que antes dijeran, de un
modo
pblico, que no
reconocan.) Se esceptuan los que han sido espatriados por el gobierno por sentencia judicial o voluntarianente,
i
no
s si
espaola que
concede a
no pueden
I
ser retirados,
misma
tor-
fecha: "Estoi
mui particularmente
Hice a
la
irritado con
peza
falsedad.
con este caballero, provocado por 61, i le manifest que era de su deber, por su seguridad i por la conveniencia pblica, no consentir en que pasase a las Cmaras el proyecto de dar de alta a los dados de baja, iniciado por el gobierno, i
me
liizo la
acuerdo de
se la repiti,
darle
el
conseguirlo,
285
aunque en concepto nuestro, todos eran escusaTenia su padre derechos, mas o menos fandados, a un estenso mayorazgo en la metrpoli, i creyendo que seria aliciente para don Diego aquella especulacin, le hicieron escribir empeos por medio de aquel. Indignse Portales de aquel lazo, i rechaz
dos: en lugar de la patria, le hablaron del negocio.
con desden,
i casi con ira, el propio influjo de su padre. Ha de haber recibido con disgusto, dice a su confidente de Santiago, mi contestacin a su empeo para que admitiese la
el
paso
como un
rasgo de su
(1)
XXVI.
Hemos
medio de su
hip-
le
pinta
como un
ya como un estravagante, se mantiene siempre dentro de la inexorable ljica de sus propsitos. Esperemos! decia l, i todas las incidencias de su voluntario ostracismo no eran sino una prolongacin de su plan. Para muchos, empero, nacer la duda de esta situacin cscepcional,
i
creern ver en
i
ci
alejamiento de Portales
un
subli-
me
desprendimiento
lo
la
mismos,
ciones,
nos,
como parcenos haberlo hecho lealmente i hasta saciarllegbamos a dudar. Pero l mismo se habia trazado su
i
camino
tarlo
no habia fuerza imajinable que fuera capaz de aparde su senda. El habia retrocedido, pero era solo para avanzar mas rpidamente i llegar de la base a la cspide de un solo vuelo. En el desierto en que viva, asemejbase a esos
(1)
Carta a Oarfias
d-l
membrudos
de lleno
i
286
ajiles leones
i
lan a la sombra,
que cuando acechan la presa, recudando mas empuje al salto, caen sobre ella
la destrozan.
XXVII.
Por otra
parte,
como
antes
hemos
dicho, Portales,
al
notar,
desde mediados de 1833, cuando era gobernador de \'^alparaiso, la cisin que se operaba en Santiago de su partido,
habia concentrado todas sus fuerzas activas en hacerse due-
baluarte
mas seguro
el
del gobierno.
La habia
viriles
pobladores un solo
descubra que
ademas
la
organizacin que
habia d ido
al
pais;
poco
le
Santiago un gabinete que se ocupase do cuestiones de conarsenales de Valpuraiso que sus cuarteles estuviesen cerca de su mano. Portales, lo tenemos por seguro, habria sido otra vez revolucionario en 1835, mas por pasin que por principios, porque por pasin i no por principios lo habia sido en 1829. Mas ahora, si no se imajinaba que hubiera de descender al rol de conspirador contra su propia obra, por qu no habia de tener aquella bateria encubierta contra los que conspiraban contra l? Acaso tuvo esta misma suprema confianza en el liimo de sus dias, .... pero cuando oy las descargas de sus salvadores, a las puertas de aquella nclita
ventos, C)n tal
i
de Santiago, se hallaba a una Desde el Rayado, oia, en los dias serenos, las salvas del Barn, i dejaba que otros, all por los dias de setiembre, escuchasen en paz los inofensivos saludos
Portales,
si
de
la fortaleza
de Hidalgo.
cuando,
iba,
De cuando en
en consecuencia, de un galope, a
incgnito, desde el 27 de
el
287
8 de abril de 1835
hacer una visita de inspeccin a sa campamento. Sabemos, al menos, de un viaje que hizo a aquella poblacin, casi de
marzo
al
(1).
Pero
4 de
un viaje a Valparaso a inspeccionar las milicias, le decia estos que revelan, de lleno, todo su pensamiento. Creo mui necesario este viaje, atendiendo a que si hago un tal abanpalabras,
^l
(2)
XXVIII.
En medio
ca, a la
de esta situacin
clara, precisa,
sobre todo,
lji-
que no faltaba sino el desenlace, ocurri un incidente que provoc aquel acaso precipit su fecha algunos dias o
i
algunos meses.
Un
el
el
en que
los
que
el
presta-
mista debia correr en este albur como hubiera estado a las ganancias. El pundonor de Portales, que en materias de deli-
le
(1)
de
abril,
dimos fopdo en
est|
novedad (gracias a Dios). Celebrar, anadia, derr^raando la sal de su jenio burln, que Vd. i toda esa canalla se encuentren mu^ buenos. Dmeles a todos mil memorias." I esto era mucho, porque, por lo popaun,
mansin de
las delicias
sin
les
que hace dias estoi para marchar a Valparaso, anadia esta vez, sin otro objeto que atender por algn tiempo a las milicias, i disponerlas pfira el 18 de setiembre: daria algo por evitar este viaje; pero lo creo mui ne(jes^rio, atendiendo a que si hago un tal abandono de aquel recurso de seguridad, puede serme funesto en el porvenir. Cuidar de avisar a Vd. oportunamente el
(2)
dia de
mi
llegada,
que me parece
288
lance su fortuna, que llegaba en su concepto a 65,000 pesos, siendo su deuda solo la mitad de esta suma, llam a Valparaiso al
abnegado
hombre de todos sus desempeos, que era el fiel i l mismo se resolvi a apersonarse en Garfias,
i
el
(1).
(l)
"Mi
el
18 de julio: su
me habria
heclio abatirme,
si
temor de vivir en miseria: el nimo est hecho, i no debiendo a nadie, mas feliz en la pobreza que en la abundancia: vamos al caso. " No puedo seguir el estado de incertidumbre en que me pone la clebre deuda de Elizalde, i es necesario pagar en el dia, si es posible, a mis acreedores,
talvez sea
transando con
cursos,
i
ellos del
modo que
se
re-
sin entrar
afiade,
Para que Vd. pueda concluir esta cuenta del mejor modo que tengo que hacerle un balance en globo de mi fortuna.
de haber mi fundo en Valparaso, cuyo valor calculo en invertidos en la hacienda de Pcdegua como
el
He
En
1
J
5,000 2,000
Tengo
Rayado como
se est
3,000
lo
$ 65,000
No
otras
aumeni
tar niuneros;
mas
$ 05,000
Una
sitio
de Valparaso
4,000
Al mayor Garcia A don Fernando A. Elizalde A don Victorino Garrido i al diezmo de Copiap que cumple en
ciembre
di
veinte dias,
i no lo cuento a Vd. entre ellos, porque antes de Vd. en posesin de lo que le debo. Aunque no puedo saber con exactitud lo que debo a mis espresados acreedores, creo que le falte mucho para llegar a la mitad del haber que he puesto. Se me olvidaba 400 pesos que debo a don Manuel Gandarillns por un pago que l hizo sin saberlo yo."
289
XXIX.
En
consecuencia, Portales psose en
de setiembre de 1835, acompaado Javier Ovidle Errzuriz, Francisco amigo don vecino su de Prolong algo su setiembre. puerto el 2 o 3 de aquel lleg a viaje visitando en el camino las lioi valiosas i entonces casi
raso el 31 de agot'to o I.
i
improductivas hacienlas del vnculo de Caada hermosa, llamadas Meln 1 Purutun,quc Portales queria arrendar, ponien-
do en juego cieitos vnculos domsticos con la propietaria de aquellas, doa Ana Josefa Aza, seora ya demente, tporque, decia, tengo en este arriendo fundadas todas mis esperanzas. (1)
XXX.
Apenas hubo llegado a Valparaso don Diego
i
Portales,
nieaciones de Santiago
Todos
le
llamaban, todos
le
conju-
(1)
El arriendo se
liizo,
en
efecto,
con
la
guirre,
que pas a
ser consejero
muerte del
i
quien,
como
pucos aos de cerca de 200,000 pesos, pertenecientes a aquella seora. Dos aos
despus. Portales, que ya no volvi a ver estas haciendas, las subarrend, reci-
que vino pronto a verlo i a llevarlo, le decia, con fecha 4 de se" Vuelvo a repetir a Vi que celebr mucho su llegada a ee puerto, i le agrego que deseo en el alma verlo i que Vd. permanezca en ese punto por lo menos un ao, ya que no quiere venir a sta, a donde es tan nece(2) Garfias,
intereses en
el
alejarse de la poltica
de sus amigos; i si pudiera tomar la misma p\rte para que Vd. se deshiciera de esos bienes, que la que tuve pax'a que se hiciera de ellos, trabajarla con el mayor gusto a fin de conseguirlo. Si la vida de Vd. en la Ligui le es grata,
iento
que
P.
lo sea,
el
nombre de
1)1
KOO PORX.
19
raban se acercase a
la capital
290
de
la
reclamaba a toda
rri.sa la
Hna
Setego estaban en
las puerta:^
ciudad
Cicern no
era bastante.
atrevido nauta?
Esta era
la
crisis.
como a dictador omnipotente para que no haya mas voz que la ma, ni se cumpla otra voluntad que la que yo imponga?
recibs, dijo al
Me
gobierno,
dilema.
la
delante de
sostenan la administracin
to,
a quienes ya ganaba
el
desalien-
respiraron libremente
i
aceptacin
regocijo, el
de otra
suerte.
se engaase.
al
Su
de-
Habia llegado
el
tiempo de obrar
de frente, como aseguraba un ao antes, el 30 de setiembre de 1834; era ya la ocasin de porrei'se en campaa, como habia prometido el 10 de junio del mismo ao; habia sonado,
n
tos,
fin, la
desde
de
los
de los suce-
ha sido siempre
ble
j"ara
que no volviera
lii
<;ari
Mola
i_'l;
le
ea
<le
en donde no es
Vd. aprecia,
las cotnunioi-
de Vd. deJ
mismo modo.
I'or
zon humano, que mas que
291
humanidad.
(1)
(1)
Tenemos
el
aguijonearon
para nosotros que uno dlos estmulos mas poderosos que nioio de Portales para hacerlo docidii-se deuitivamente en esla
mu temible
el
director de la
error.
que don Joaquin Camque talv.z comenz a aborre poltica de los Filopolitas, lo que en nuesi
antiptica, de
por
el
un gran
En
lu
la
que tiene
"Me
ber
en efecto, lo que sigue: lian asegurado que Joaquin Garapio est en danza i escribiendo en uno
i
que
es el
en
el
^abe."
Xo
liaeer
eran pues solo los Filopolitas sino los pipilos mismos contra los que iba a
armas
En cuanto
a la
manera de ver de
el
los b.imos
sobre
la
reaparicin en la esce-
mas
tarde, dfc^a
uno de
los carapeo-
redactor de la
Paz perpetua, n su nmero del 28 de con mano independiente, nos parece, salvo
as:
'El hombre que tuvo la paciencia de retirarse a una triste aldea, de ocupar los meses i los aos en fi'uslerias i pasatiempo, por solo observar a lo3 amigos que lo minaban; este hombre, que hizo concebir que su influjo, i su poder
loi que tanto lo conocan, i cuya separacin crean indispensable, era sin duda un ciudadano funesto a la repblica. El haba aprendido este disimulo, que pareca incompatible con su jenio, i conservando aquella reserva que
eran nulos a
i formar otros neciendo por conviccin a los principios liberales, l fomentaba las ideas contrariis, hablaba de un modo i obraba de otro, i siempre atraa a cuantos crea
un hombre de ni templ , haba, a tuerza de estudios, que son necesarias para trastornar si-temas ponuevos mas anlogos a su carcter i a su ambicin. Perte-
teccin
necesarios al desarrollo de sus planea Estos siempre podan contar con su prosus al con su jenerosidad, i aunque los trata e con durezi e imperio,
mas
aprovechaban de unos
que eran tanto mas seguros, cuanto n;ayor era su humillacin. El carcter que manifestaba a su? enemigos lo indicaba la historia de su poltica: nmero, si poda contar con nmigos personales, sus enemigos eran en mayor sin hacer intervenir las antipatas populares, que solo contenan el terror que haban inspirado sus violencias. Tal era don Diego Portales en la segunda poba de su poder: cuya voluntad omnipotente tema por base siete aos de victobeneficios
rias obtenidas sobre nuestras libertades,
i
ba nn renombre militar, i gloria esterior para llevar al cabo sus planes, ^ebia ocuparlo demasiado a k vista de los sucesos posteriores."'
esto
292
XXXI.
El 21
nistro de
(lo
seLiombro, a las 11 de la mafiana, cuando el miHacienda don Manuel Renjifo llegaba a la sala de
su despacho, encontraba transcrito sobre su bufete el decreto refrendado por el ministro del Interior, por el que se nombraba, aquel
les.
mismo
dia,
ministro de
Y cuando,
edificio,
como un
la
trndole con
el
dedo
campo, de donde l venia, la nulidad verdadera de su situacin i que en l no habia sido sino un aplazamiento. En efecto, la noche anterior habia llegado Portales de ina ir a esconder, a su turno, en las soledades del
cgnito a
la
capital
Pocos momentos despus, habia tenido una conferencia con el i a la masiguiente, el primero
el
ana
las escalas
de
las
Cajas era
xxxir.
En
a ser,
la
el solitario
del
como en
1830,
el
honda diferencia que, entonces, vestido de los rajos de venia en hombros de sus amigos, que le aclamaban su salvador, i pisando solo mulos vencidos, mientras que ahora, armado con la espada de la venganza i del orgullo herido, asestndola al pecho de los propios sujos, para anonala victoria,
darlo?, junto
293
con
los
vctimas.
Entonces habia sido salvador! Ahora no podia ser sino tirano! Inmenso contraste del liombre del poltico, que marcados pocas del todo distintas, i de las cuales nos queda por referir
i
la
mas breve,
la
mas dramtica
la
mas
terrible.
A-P^DIOE.
N.o
1.
guez Aldea
el doctor don Jos Antonio Rodrcapitn jeneral don Bernardo O'Higgins, desde
con el ttulo de SusciNTA IDEA DE LO QUE HA OCURRIDO EN ChILE. N.o 2. Fragmentos del Hambriento i del Canalla. N.o 3. Lista de los seores jenerales, jefes i oficiales que han sido dados de baja por disposicin Suprema, por no haber reconocido la autoridad del Congreso Nacional de Plenipotenciarios i Poder Ejecutivo de la Repblica i de los que se
Santiago, a principios de 1831,
hallaron en la jornada de Lircai de 17 de abril de 1830. N.o -1. Administracin de justicia criminal. (Artculo pu-
blicado por
el
Mercurio de Yalparaiso
tales con don A. Garfias en 1832. (1. Codificacin. II. Escuela Nutica eu Valparaso. III. Comercio nacional i estranjero. IV. Sobre la marina de guerra de la Repblica. V.Moralidad del ejrcito. VI. Reclamos del censal La-
forest.)
N.
6.
b en 1831.
N.o
7.
296
la prisin
i
destierro de
N.o 8. Parte del Intendente i del Comandante de serenos de Santiago sobre la conspiracin de los puales en 1833. N.o 9. Vista fiscal en el proceso de la conspiracin de los
puales en 1833. N.o 10. Denuncio del teniente Nogareda en
ciones de los puales
N.'^
i
las conspira-
de Puga en 1833.
11.
de
Puga en 1833.
N.o 12. Cartas cambiadas entre el jeneral Carapino Diego Portales sobre su ruptura en 1834.
i
don
DOCUMENTO N;
1.
SANTIAGO,
proyecto alguno con respecto a Vd. y dejaba al tiempo el que realizase lo que siempre deber suceder. (*) Llegu a Valparaso
mas enfermo de
tirarme
al
me
habia embarcado y
me
resolv a re-
pai'a restablecer
mi
librarme de los acalorados partidos que dividan al pais. Entre unos i otros, veia enemigos nuestros a quienes era imposible
o
difcil atraer.
que era el bando dominante, tenian a su frente a eran sus campeones Jos Maria Xovoa, Mufioz Bezanilla, el cannigo Navarro, los Argomedo, i por todos, llevaba la voz Carlos Rodrguez. Estos eran los mas influentes, i habia otros
Los
Pipilos,
i
Pinto,
ellos,
Snchez,
etc.
Los Peluco7ie$ casi no tenian jefe ni reunin decidida, pero eran contrarios a los Pipilos, bien que siempre tmidos e irresolutos.
me
Los Federalistas estaban en desprecio, pero tenian siempre fira su tenaz jefe Infante, a quien se agregaba el cannigo Elide O'IIiggins a Chile y su vuelta
al
(*) El regreso
poder supremo. En
el
el
dan contribuir a darle mayor c'arldad en ciertos pasajes en que, por confidencial que esta pieza tuvo al redactarse, falta aquella.
carcter
zondo, Correa, Vial del Rio
partidos,
i
298
algunos descontentos de los otros por algunos meses, Podro i Prado, Orjera i otros bulliciosos. El que le daba mas importancia era el finado D. Jos Antonio Ovalle. Los Estanqueros, aunque estallan caldos, eran los mas temi-
bles y de importancia por su dinero, inlujo, relaciones y plan combinado. El jefe de estos, D. Diego Portales, es hombre ciertamente de revolucin, jenio vivo, emprendedor y de una actial mismo tiempo, falso, inconsecuente, vode odios implacables. Por una especie de simpata de cuna, de la que nunca se desprendern los chilenos, especialmente los de esta capital, los pelucones solo trataban de hacer causa con los estanqueros, porque entre estos estaban los Por-
tales, los Errzurix, los OvaUe, la casa de Waddington, etc. Los Benavente tejan entre pipilos y estanqueros; i como estos tenan dinero i un fondo prevenido en la Lojia, pagaban escritores, mirlaban i ganaban ti'opas. Primero tuvieron a Chapuis y a Alora, QQU quienes despus pelearon, porque, como ya dije antes, su principal jefe es inconsecuente i desptico. Ahora tienen al colombiano Bello, que vino de Londres, a Gandarillas, Benavente
i
En esos dias de mi arribo, hall en combustin la provincia de Aconcagua por influjos de Freir, que era el jeneral favorito de los estanqueros, i contaban con Coquimbo, porque alli tenan a Jos Mara Benavente i a Vicua (*), que estaban a la devocin de Freir. A la sombra de ste i por los federalistas, se hallaba tambin en revolucin i como independiente la prointrepidez
vincia de Colchagua, en la cual tenia grande influencia,, por su i por sus relaciones de familia, D. Pedro Urriola.
Viendo yo
dera idea sin
i
que no es posible dar a Vd. verdaque haljlsemos un mes entero, me resignaba mas
mas a no
venir a la capital.
Me
escribiendo a mi faniilia para persuadirla de marcharse 51 la hacienda, pero no pude vencer su resistencia i hube de venir
bien resignado a marcharme a los quince dias de mi matrimonio. Hall despus mas dicultades i luego me vi cercado de amigos
que vagaban en
(*)
hacerme su
proslito.
Yo
Don
Joaqun.
veia u
299
los pipilos,
muchos de
los
nuestros eutre
como
al jeiiLv el
coronel Aniagada,
i
coroeS'
Solar,
aunque todos
importaban poco, porque solo son nuestros en los labios. Del lado de los pelucones unidos con los estanqueros, veia a Echeverria, a Marin, al Dr. Elizalde, a Tagle a quien yo no conocia bien), y en fin, los vecin)s principales que recordaban la administracin de Vd. Me preguntaban^ me Uacian mil tentativas, i mi respuesta fu siempre y hasta ahora: que era imposible sacar a Vd. de la vida privada; que a nada aspiraba; que era un verdadero filsofo; que liabia olvidado enteramente c^ sus enemigos; quepouiayo mi pescuezo a que Vd. no admita empleo alguno pblico en Chile, aunque lodo el Congreso fuese en persona a rogarle; que si hubiese querido venir, ya estarla aqui, pueg tenia a su disposicin cuatro mil hombres, cien mil pesos y dos buques de guerra; que no adopt esta idea porque era opuesta a sus principios i porque era el chileno mas republicano que yo habia conocido; que usted conoca mejor que nadie los elementos heterojueos de que estaba compuesto Chile en la poltica y no queria venir a perder su tranquilidad y sus glorias, pues ya no se vea el hombre que pudiese cimenty el rdeo i la unin en un pais arruinado. En fin, me propuse persuadir a todos que si Vd. amaba ciertamente a Chile, tambin estaba resuelto a no pisar su suelo, mientras no viese un orden estable, o si, por desgracia, necesitase de su espada en una invasxon estranjera. Solo con Echeverria me descubr al principio, dicin' dol que Vd. vendria, si pudiese hacerse todo con honor i de modo que jamas apareciese que Vd. lo deseaba. El segundo a quien descubr esto fu al que est escribiendo esta carta (*). El tercero, a nuestro incomparable Basso, cuya turaba debemos regar con lgrimas. El cuarto a Urriola, cuando yo lo mand a incorporarse con el jeneral Prieto, i el quinto, a este mismo jeneral. Nadie mas es depositario de este secreto. Voi haciendo a Vd. todas estas advertencias para hacerme entender mejor sobre ei estado del dia i so]3re lo que ocurri para venir a las armas. Yo, pues, en los primeros meses de mi llegada, me manifest
(
Acua,
300
neutral, y solo me visitaba con Tagle, Elizalde, Echeverria, i los de mi casa. Luego empec a tomar defensas, de que no pude escusarme y el bufete no solo me daba para subsistir con desa-
clientela de
e in-
me
escribi de Concepcin,
me hablaba de Vd. con emocin i me aseguraba que era llegado el tiempo de trabajar: le contest, bajo de cifra, que estaba yo pronto, pero que por ac no veiayo elementos para lograr ese plan. Entonces me hizo un propio, escribindome cerca de dos pliegos i sin clave, que venan diestramente cocipensamientos;
dos en
jo
un sudadero; todo
le seria fcil
que
del
hacer una revolucin; que yo me marchase para all con alguna disculpa i que Vd. deba estar pronto para embarcarse en el primer buque en que se le llamase. Esto era lo que nicamente exija de m, pues l se ofreca a hacer todo lo dems, i a facilitar dinero i provisiones para
Maule; que
las tropas.
En
de
los
ese tiempo, ni
aun
se
soaba aqu
la confianza,
el
dar
el
mando de
la lojia
ellas al
jeneral Prieto,
pipilos,
ptorque,
aunque perteneca a
i
yo sabia de buen orijen que Pinto i Bezania, reconvenidos por Ventura Blanco sobre la unin que tenan con O'Higginistas, haban contestado que era por las circunstancias, por aumentar el partido contra los estanqueros; que a la primera infidelidad que les descubriesen, los pondran en tres palos. Despus supe, por aquel conducto que Vd. sabe, que en la-casa de los Ureta estaban en la misma idea, porque Pinto i Bezanilla haban dado la misma respuesta a Da. Javiera Carrera, la cual, con toda su familia, era i no era tanta
es pipila desaforada.
Yo
hall dificultades
y mucho riesgo en
la divisin del
el
plan de nuestro
oculto ene-
el falso i
mayor
al
(*)
el
gobierno del
jeneral O'Higgina
en 1829.
mando de Beauchef
giii,
i
301
i
la artillera al
Rondizzoni,
de Amunle-
cuado de Borgoo. Le contest hacindole mis reflexiones i aun manifestndole mis dudas de que Yd. viniese a solo e] llamado de dos provincias en revolucin, porque a su rango i a sus glorias, solo pareca corresponder el que la mayor parte le aclamase. Observaba que en ese caso se uniran inmediatamente los pipilos con los estanqueros, pues ya antes hablan sido unos, y entonces tendramos a Freir a su frente, cuya amistad procuraran los Errzuriz, Benavente i los Blanco. Le propuse otro plan i fu en el que quedamos: que respecto a que se acercaban las elecciones, trabajasen en que las dos provincias fuesen contrarias a los pipilos, que divididos todos, haUariamos la oportunidad. Convino en ello i exiji de m que yo fuese senador i que hiciese venir a Zaartu para lo mismo. Formas que hice para escusarme de esa investidura, no quiso Basso consentir, i me impuso la terrible amenaza que si me negaba no volva
pipilo
i
Luego supieron aqui que aquellas dos provincias no estaban Ya entonces Borgoo se habla venido por enfermo, i el mando de la divisin del Sur estaba entre
Rivera i Yiel, de los cuales, el primero perteneca a Freir i el segundo se hallaba odiado i no le miraban como aparente, porque si algo podia trabajar, velan que seria a favor de D. Joaqun Vicua, por quien estaban los Larrain i Freir, aunque despus quebraron por su unin con Pinto. En la ljia de los
el manque su influjo en aquella provincia les adquiriese los votos. S bien que en la lojia se abon la seguridad de Prieto, diciendo que no se visitaba conmigo, i que cuando yo no andaba haciendo captulo con los O'Higginistas, era seal que nada se pensalm con respecto a Vd. La vspera de salir Prieto, tuve uua entrevista secreta con l, 1 fu cuando me le descubr que Vd. no distara de venir como fuese con honor. Nada le habl de mi plan con Basso, i solo le encargu se dirijiese por este amigo; que ya de ningn modo soltase el mando de las tropas; que procurase desprenderse de Viel, para poner a servir a los Cruz, a Riquelme i a otros seguros; i que, aunque Vd. viniese, quien mandarla el pais seria el mismo Prieto y Vd.
pipilos
se
el ejrcito
para sostenerlo.
-^ 302
el
jeneral Cruz
los
(*)
no
me
mu unido con
Albano,
con Pinto
I']n
Blanco.
medio de tiempo, se presentaron por ac otras escenas, conque yo no lialiia contado. Urriola, pobre, abarrajado, guapo, emprendedor mui entusiasta por Vd., me habl varias veces sobre hacer una revolucin para que Vd. viniese. Le contest qu Vd. no pensaba en ello; pero, con maa, le aprobalm que empreneste
i
mejoraba de fortuna. El habia pertenecido a la el Congreso; pero pocos meses anotes de mi llegada, estalja disgustado con ellos i se le agregabai otros muchos descontentos entre paisanos i militares, que formaban una partidilla imponente^ porque el arrojo supla por el nnero. El Urriola es un escelente joven, de corazn bien formado, advertido, sereno en los peligros, i tan decidido por Vd., (Jtie no halla otro hombre en el mundo para la suerte de Chile, bien que en esto mira la suya propia para restablecer su arruinada fortuna. Empec a sostenerlo secretamente, i gast con l por cerca de tres mil pesos. Sin decirme nada de sus planes, que yo trataba siempre de contener hasta su tiempo, vino una noche a asa a decirme que se marchaba pa'a la hacienda de su suegro Valdivieso y que luego veria cosas grandes. Efectivamente, a los pocos dias ya supimos que habia revoluCiotnadO el batalln Maip que estaba en San Fernando^ y con unos pocos dragones que tambin logr, se llam independiente en Colchagua. El Congreso se hallaba entonces en Valparaso, y Urriola procedi de acuerdo con Enrique Campino, a quin por de pronto pensaba poner en el mando, para hallar-^ se facilidades de tomrselo l despus i hacer venir a Vd. Este fu su plan, segn me lo cont cuando ya haljia encallado. Campino estaba tambin en el Congreso i debi hacer un movimiento en Valparaiso. Cotapos, que estaba aqui con el mando de los cvicos, debia salir tambin a unrsele; pero ni uno ni otro se movieron. Comprometido ya Urriola, creyndoselo todo
diese para ver
Icrjia
si
de su valor juvenil
lln
i calculando la fuerza y disciplina del bataMaip, que escedia a los miserables restos de los otros, trat
(*)
T>.
los coroneles
303
de hacerse fueite. Me vieron de la parte de Pinto para que yo fuese a San Fernando a aconsejar a Urriola. Dije que no me animaba porque no estaba mui corripute con l: mandaron a su suegro Valdivieso, pero el joven es firme, se vea mui comprometido con otros i aun logr persuadir a su suegro que se salia con sus intentos: ste no yo1v(j y solo escribi que nada
habia sacado. P^ntre tanto, aqui el intil Pinto tomaba consejo de todos; llam a los estanqueros i pelucones, repartiendo esquelas en la ciudad para una reunin en su palacio: protest separarse de los desacreditados que lo hablan rodeado y marchar
llam a Tagle al ministerio de Hacienda y ofreci trabajar por l para la presiden-
ya en adelante con
cia.
los
hombres de
juicio:
Logr, de este modo, poner en movimiento los recursos que le quedaban y organiz una divisin al mando de Borgoo para que fuese en contra de Urriola; ste anduvo advertido, prepar caballos^ apost vveres secretamente por otro camino y aparentando defenderse en San Fernando, sali a encontrar a Borgoo con sus guerrillas, y luego que cerr la noche, le dej en un covento que hacia de cuartel unos veinte invlidos, que habia recojido^ al mando de un cadete i unos pocos milicianos, i a marchas forzadas, se vino por otro camino a estacapital. Cuando ya estaba de esta banda del Maip, solo se tuvo noticia del movimiento. Es de advertir que l'rriola se hall todas estas facilidtdes, porque Vidaurre estaba al mando de este batalln, como srjente mayor: ste era todo de Freir, como tambin los Silvas i otros influyentes de San Fernando. Freir, en todos esos lances, se mantena en contra de Pinto, porque su ambicin le hace ser enemigo de todo el que manda. El cobarde e imbcil Pinto reuni las tropas que aqui habin i
sali con
f fcilmente cerca
mand
Ijlar
su guardia de coraceros a combatirlo. Urriola triunde las oraciones de una noche lluviosa. Me un recado, a eso de las ocho, dicindome que quera ha*i
que fuese al cuartel en la casa de ejercicios o l no podia moverse. No quise ir, i me alegr: supe que aquello estaba ya lleno de jeute i entre ellos muchos contrarios i tejedores. Que Diego Benavente estaba hablau'do con el comandante Vidaurre, i es el que tiene mas ascendiente en l. Solo de palabra mand a decirle que supiese apfoconmigo
maestranza, porque
304
vechar el triunfo, agarrando a algunos, tomando a Pinto (que se habia ocultado en su casa i liabia desocupado el palacio) i haciendo que ste lo diese a reconocer, pues debia tomar el mando, vinindose inmediatamente a la plaza i formando una poblada o cabildo abierto, pues todo el medio i bajo pueblo estaban con
l.
Nada
la
incertidumbre i despus la debilidad. Los pelucones y estanqueros se juntaron en palacio, despus en el Consulado i se erijieron como representantes de la nacin para preguntar a Vidaurre cules eran sus miras. Para echarlo mas a perder, nombraron ellos a Infante, a Magallanes y a Pradel para que llevasen su voz en el Consulado. Pidieron que Pmto dejase el mando i dejaron traslucir que queran federacin. Todos los despreciaron, se acab el entusiasmo i entraron en capitulacin. Se disolvi en seguida el batalln Maip; a los pocos dias, se empez a
perseguir a todos
i
yo tuve que
en
supe o no pude contener, i todas fueron descabelladas. El habia aumentado un gran partido de los dados de baja i de los perseguidos.
Pinto, a los pocos dias, falt a sus propsitos de ir con los
hom-
entonces,
unidos a los pelucones, empezaron a trabajar en contra i al descubierto en las elecciones. Esta debilidad en que quedaba Pinto daba mas esperanza a los de Urriola, i tuve que trabajar no poco para ir mantenindolos diseminados i ocultos, i decirles que hasta que fuese tiempo de marchar para el Sur, pues ya aquello estaba adelantado por
antes,
i
l,
de Prieto, de
i
del
mantuvo
me
hicie-
tuvimos la felicidad de que ninguno nos ron Basso y Prieto, tomasen, aunque haciau para ello mil esfuerzos. En fin, Ik'g la poca de reunirse el Congreso, en que fui nombrado senador: trat de llevar
la cosa
de
modo que
los pipilos
se precipitasen
305
mas en
los
dej^M-ecios
provincia. Vd. debe estar algo brientado de esto por los papeles
pblicos que entonces corrieron. Diferentes avisos tuve de que mi vida peligraba; no les hice caso, pero supe precaucionarme.
En
saludado; fu
unirnos, porque
mu
contrario a los
nunca haba con los del Estanco era pipilos. A mi venida para Santiago, le vi por
l
i me dijo que si lograba inspirar confianza a Freir de que el movimiento de los pueblos del Sur no era para traer a Vd., era entonces mui fcil dar en tierra con todo el pipiolaje. Segn lo que hablamos en tres largas entrevistas que tuvimos, debo asegurar que l no era contrario^ Vd. i que no habia
tercera vez,
motivos, pues su familia no lo habia sido. Tambin l tenia una fortuna hecha i le interesaba un gobierno de orden. Observ
s,
al
jeneral Bolvar,
trat
de inspirarle
i
el
Liberta-
porque advert que no le miraba bien. En fin, me vine de Valparaso, i ya fu preciso marchar adelante. Yo habia contrado amistad con Gandarllas, por medio del Dr. Elizalde, i lo serva diariamente en consultas que me hacia como abogado. Llegu a inspirarle tanta confianza con respecto de Vd. que ya deseaba su venida; pero como es de lalojia del Estanco i amigo ntimo entonces de Freir, no se poda contar con l sino
nicamente en todo lo que fuese contra Pinto y los pipilos. Yo decid a que escribiese el Sufragante, i aun dict un nmero. Luego que el Congreso de Valparaso vio que el Sufragante aumentaba la tempestad, mandaron una diputacin a Freir, compuesta de Piamon Novoa, un hijo de Pancho Prez i Bruno Larrain, para que admitiese el mando de jeneral en jefe de las tropas de Chile i de la marina, dicindole que el movimiento de las tropas del Sur era para traer a Vd., segn cartas que se haban interceptado. La diputacin lleg a esta capital cerca de las once de la noche: hubo reunin en casa de los Larrain i todos trataron de persuadir a Freir que admitiese. Este se manifest ya inclinado i ofreci contestar para el da siguiente, pero exiji por condicin que Vicua (*) se haba de separar enterale
(*)
Don
D.
Francisco Ramn,
DIEGO FORT.
20
306
mente de Pinto, a quien entonces odiaba mucho. A la madrugada del da siguiente, me instruy de todo esto don Nicols Pradel,
Me
con Gaudarillas, i acordndome de lo que me habia dicho Portales en Valparaso, puse en planta la idea: ped que Freir me concediese una enlrevista; convino en ella, i por la uclie, fui con Gaudarillas. Estaban all^ Ceas (estanquero), i
lu luego a hablar
i quedamos los cuatro. Yo llevaba en la una carta que Vd. me habia escrito, hacindome ver que todo lo tenia olvidado i que no pensaba en cosas polticas de Chile, etc. Mi discurso fu largo para convencerle de que no se trataba de cosa alguna de Vd., le ofrec mis bienes, etc. por garanta le manifest la^carta, i por ltimo, le dije, que si el movimiento fuera para traer a Vd., entonces estara yo unido con los pipilos, entre los cuales haban tantos O'Higginistas. Gaudarillas y Ceas hablaron tambin mucho, i resolvi no admitir el jeneralato, porque le hicimos entrever que triunfando las provincias, ha])ria una unin de l con Prieto i entrara otra vez a mandar o como presidente o comojeneral. De todo esto di aviso a Prieto i Basso, encargndoles que por ningn caso tomasen para nada el nombre de Vd. y que hiciesen correr que estaban
unidos con Freir. Aseguro a Vd. que ese paso es el que cuento como de mayor mrito en esta revolucin. Como la familia de Freir (Larran,
Prez,
era contraria i aquel tena distancia personal de m, ocurran de cuando en cuando ocurrencias i sustos, pero los del Estanco abogaban oportunamente. Vino el Congreso de Valparaso i tuvimos nuevos apuros, porVcufia),
i
de Prieto
que Pinto renunci i se puso mal con algunos pipilos. Vicua^ que ya quedaba de presidente, nombr a Freir jeneralsimo de
mar
con facultades de delegar, de quitar y dar empleos y de disponer en todo como quisiese. Me vi casi perdido ese da, pero como los del Estanco estaban
i
tierra,
contra Vicua
los
pipilos en el
mayor encarnizamiento,
i
se
yo fuimos donde Freir i me ocurri ofrecerle que el movimiento de las provincias se aquietara al instante i todo quedara concluido, si Vicua convenia en entregar el mando poltico al mismo Freir, tomando l por ministros al Dr. Elizalde, a Tagle i a Borgoo para la
307
'
guerra, (Este entonces aparentaba estar contra los pipilos). Exijia tambin que Vicua disolviese el Congreso por las nulidades de que adoleca. Yo bien advertia que el mentecato i ambicioso Vicua no babia de querer consentir de dejar el mando ni los
Freir no admiti la
en las cmaras. Con esnueva oferta ni los otros quisieron movimiento con mas fuerza, porque ya
i
botellas
i
de Gandarillas
fuerzas con
de m.
Todo esto fu preciso, porque yo bien veia que no tenamos qu contar: no haba mas que el batalln Carampangue con 219 plazas, i los Granaderos de Blnes con 220. Esta ei-a toda la fuerza de Concepcin, i faltaban municiones recursos: pero yo contalia con la opinin, o mas bien, con el lole-lole de la novedp.d. Era casi imposible que Prieto pudiese venir con
i
otros.
de enviado por
xVsamblea
un escuadrn de Cazadores de acaballo que mandaba Baquedano. salir a Urrola con otros mas que estaban ocultos: le di 24 onzas para que sublevase el escuadrn de Urquizo (jue estaba en San Fernando i se marchase para Chillan a reunirse con Prieto. Se logr todo esto i ya nos hallamos potentes. Escrib a Prieto para que me mandase la caballera, que aqu no tenia otra que se le opusiese, i poder, de ese modo, aumentar el entusiasmo procurar la desercin. Vino la caballera me un a ella inmediatamente: si no lo hago as, nos lleva a todos el diablo^ porque los pipilos no reparaban en talegas para corromper. Yo no conoca a Blnes, pero ste traa rdeEntonces hice
nes de dirijirse por m.
el
hombre
engaado. Si yo no estoi a su lado, lo amarran como un cordero, por que cada vez que hablalDa con los que venan de parlamentarios, ya crea que Vicua i los pipilos solo queran ver en el mando al jeneral Prieto. Tambin ste es algo crdulo me cost no poco persuadirlo i sostenerlo. Diego Portales se nos fu a unir tambin al campamento, i esto aument muclio nuestra fuerza fsica i moral, porque l
mas
susceptible de ser
creca
i
308
i
Freir,
i
la
desercin deaqui
Solo
l i
yo buscamos
i
los
de
lijOO.
En
in,
Yo hicimos una
el
cerca
allan. All
me
ocurri
mar
una noche
amanec
de
escri-
hasta ahora
me admiro
lo
que
En las innamoraliles entrevistas que tuve con los Jefes enemigos, fu donde tuve que usar de toda la poltica. El inconstante Viel nos falt mil veces: habia convenido conmigo en que la divisin reconocera al jeneral Prieto, i entonces nos apartbamos de
camente
los
estanqueros
escucha nii
los
consejos de Beauchef
mos nada. La
oficiales:
yo
gue, tenia 210 hombres y su comandante Villagran; el batalln Maip, compuesto de 100 artilleros que habamos toma-
do en
la
Cuesta de Prado
artillera
mu
despreciable,
mandada por un
capitn;
i
municio-
nes escasas,
y^o
el jeneral,
fusil_,
etc. etc.,
lo
peor es que
i con poco valor. Pareca que yo era pues aun ignorando las piezas de que se compone un
todo.
Portales
baj().
que no
dise-
mos
do
i
de chagavia i que nos retirsemos a San Bernarmandsemos un emisario secreto a llamar a Vd. Me hizo
varias reilexones
i el proyecto qued en nada. Nos atacaron, Vd. ha visto ya el parte que puse sobre esa accin. Si Prieto se hubiese mantenido irme, como se lo dije a gritos cuando em-
pez
i no hubiese dado soltura a Lastra, Viel, Goen ese da, hubiramos concluido felizmente lo que aun pareca dudoso. Todos anduvieron con bastante cobarda, aunque debo confesar que el pobre Prieto era el que se mani-
el armisticio,
doi, etc.,
festaba
mas
irme.
i
nombrar plenipotencia-
rios para
los
309
un tratado: yo gritaba negndome. Por esto i porque enemigos tenian demasiada esperiencia de m en otros armisticios anteriores, pidieron que no se me nombrase i que pasaran por todo. Me hicieron, pues, retirarme. Dije a Prieto, en ese momento, que me pareca conveniente se nombrase a Freir de plenipotenciario, para que de ese modo tomasen mas confianza i no pudiesen estipular que l se encargase del mando del ejrcito: me vino esta idea, porque yo tuve aviso de que la casa de los Lar rain trabajaba a este objeto con la divisin enemiga,
i
como un
triunfo. Se
nombradon Agustn
por consiguiente, ya relacionado con Prieto. En el armisnombrados de plenipotenciarios don Agustn Vial y Freir; por los enemigos, don Santiago Prez i Borgoo, que ya estaba enteramente descubierto a favor de ellos, porque en una sesin de dos noches antes, se haban comprometido a
ticio,
salieron
que renunciase Vicua. que l tomara el mando del ejrcito. Guando vimos esto, ya nuestro ejrcito no era el de das antes, porque machos de los que lo componan se llamaban a partido i el entusiasmo se haba resi
manifestar consentimiento, pero sin soltar el mando. Freir se uui con Pinto i con Borgoo, por sesiones secretas
que descubrieron Portales i Gandarillas: se tenian stas en casa de Borgoo, i se juramentaron en que ste tomara el mando de la Repblica, i Freir el del ejrcito, retirando a su casa a Prieto. En'seguida, se unieron con los' pipilos. Antes, i en esa crisis, especialmente, solicitamos Prieto i yo a Snchez, Astorga, Lpez, i a cuantos conocamos por amigos de Vd.; todos se nos negaron, porque estaban mu metidos con los pipilos: solo como un mes despus, ya vinieron con nosotros Lpez i Arteaga; mas el despreciable Snchez se mantiene siempre en conti-a.
ma-
mu
firmes
consecuentes.
Ya Vd. sabe que, desde el principio de los movimientos, nos fijamos en Tigle para la presidencia: en ste nos convenamos todos, porque, como es primo hermano de Portales, los estanqueros lo deseaban. Tambin Prieto, porque era
l,
i
310
yO; porque
le
estbamos con-
vencidos que en
le
el
momento de
Vd. su empleo de jeneral con opcin a los sueldos atrasados, i nombrarla Plenipotenciario en el Per i a Zaartu en Bolivia. Jamas naci de madre hombre mas tejedor, mentecato, ambi^
cioso,
hip'Jcrita, cobarde,
i
mezquino
falso.
Descubrimos que
hasta con Freir.
ste hallaba
los
los pipilos;
Nada cumpli de
posible
lo
como
un nio
i
im-
que Tagle
le fallase: solo
Portales
yo ramos
que
que
estbamos alerta contra ese tejedor. Ahora hemos descubieito l fu el que mand a Borgoo oculto a Coquimbo para que all hiciese revolucin contra nosotros. Lleg al estremo de fomentar chismes para poner mal a Prieto conmigo: por mas consejos i advertencias que yo d^ba a ste, no podia convencerle de que Tagle nos vendia, por miedo i por su carcter tejedor: al cabo, se desenga, porque ese hombre ingrato tuvo la sandez de decir a Prieto que si Freir pedia el mando en jefe del ejrcito^
banda
Blan-
al jeneral
su confidente,
hombre? Una
resma de papel llenarla si escribiese toda la historia de este mentecato. Fu preciso hacerlo renunciar a la fuerza: l queria poner de Ministro de la Guerra a Borgoo, de Gobierno a don
Santiago Prez o a Mariano Egaa, de Hacienda a Infante o a Manuel Novoa. Me aburri i precipit tanto un dia, que estuve
Tomas
el
hicimos renunciar para que que yo sabia ser adicto a Vd., i clebre Congreso que nombr a Snchez
fin, lo
Ovalle,
de Presidente. Ovalle es hombre, de bien, mui ntegro^ consecuente i de un regular talento: march bien al principio, pero
ha dejado dominar enteramente por Portales, i su crculo se ha estrechado en solo los estanqueros; asi es que ha perdido casi toda la opinin. Yo habla logrado ponerles de Ministro de Guerra a Cruz, i tuvieron que hacerlo por darme gusto; pero no
se
lo tragaban.
Segn
se
han ido
arraando_,
han
311
nes contra Vd.: yo los he estado observando diariamente, i por mas que les he dicho sobre lo que les interesa el manifestarse
amigos de Vd., que le restituyesen su empleo, que hablasen a su favor en los papeles pblicos, etc., etc., no han convenido, bajo varias disculpas. Si les propona el acomodo de alguno de los nuestros, o algn ascenso en nuestros militares adictos, se
negaban. En fin, han llegado al estremo de verterse contra Vd. en los papeles pblicos: les he dicho francamente algunas veces que eso es herirme a m mismo: que yo les he sido consecuente en todo: que yo no puedo mirar como amigos a los que se manifiesten enemigos de Vd.: que yo soi el intrprete de su corazn i el que mejor s sus ideas e intenciones: que Vd. no aspira a mando alguno, ni vendra a Chile con ese destino, aunque todos fusemos en diputacin a rogarle: que si quisiese venir a mandar, yo entonces les hablarla con franqueza, esponindoles que me separaba de ellos, porque los veia contrarios, i porque no podia faltar a Vd. Pasan de diez veces las que les he hecho estas protestasen distintos tiempos, en reuniones cortas i numerosas; i al fin^ hemos tenido que romper. Portales, que al principio no era contrario a Vd. ni tenia por qu serlo, fu soltando algunas prendas que no me gustaron: l tomo mas ascendiente que ninguno i que yo mismo en Prieto: l puso una carta de ste a Freir, que se imprimij, en que hablaba bien de Vd.; l, Benavente i Gandarillas se han vertido por la imprenta como contrarios: les he reconvenido, i me han contestado algunas veces, como seiores que todo lo pueden i de nadie necesitan. He ido aguantando^ disimulando i obrando secretamente. Mil veces me acuerdo de Basso: el brazo derecho se nos ha caido con su muerte! Gomo observaban que yo habia trado a Cruz al Ministerio, i que ste no se plegaba a los del Estanco, empezaron a minar contra l, hasta hacerlo renunciar. Yo le habia aconsejado secre tamenle que disimulase hasta su tiempo, i lo mismo a Pea en Coquimbo; pero no se ha podido: las imprudencias de algunos amigos nuestros han terciado todos mis planes. Claro, Aris, Lpez i otros, que estaban disgustados con el actual gobierno, han sido atrados por los pipilos bajo el acuerdo de ponerse en Vd. para la eleccin de Presidente. Me hablaron ellos ahora tres meses; me les negu, dicindoles que Vd. no pensaba en eso ni ad-
mitiria;
312
que debamos trabajar por Prieto; que esto era lo nico que a Vd. le gustarla; que los estanqueros, con todo su partido, estaban en lo mismo; que no escitsemos celos; que yo no hallaba bueno en poktica el sistema que ellos adoptaban, ni sus
desconiauzas.
Portales
i
los del
que yo
me
i
sus desconfianzas; que los pipilos manifestaban unin con los nuestros; que Claro i Aris dirijian cartas a todas partes
maban
i
llevaban papeles a la imprenta para proclamar a Vd., se han empezado a alarmar: tienen dos planes: uno es hacer que en unas provincias no saque votacin el jeneral Prieto, para que de este modo tenga mas votos i sea Piesidente O valle, que est
subordinado a Portales i al Estanco. Otro, i este es el temible, llamar a Freir, amistarse otra vez con l i unirse con Pinto. Este es el cuidado en que me hallo: lo s con evidencia: ya tengo avisado a Prieto, a Urrutia i Urriola, que son los que mandan en Concepcin, Maule i Colchagua. Todo lo que estoi trabajando es el ver modo de inspirarles confianza. Como ellos tienen muchos espias e interceptan las cartas, yo tengo un signo en la
firma de que solo saben los tres nombrados i Cruz: pongo algunas por el correo, para que las abran, o para que aquellos Intendentes las muestren; de este modo, se ha logrado el que ellos crean que, aunque estoi retirado del gobierno, siempre estoi
les voi a jugar, la misma mano de que no saque votacin en algunas provincias para que asi superite Prieto. Yo no hallo decoroso al rango de Vd. el que saque votos para Vice-Presidente, como quieren Claro i otros. Lo que quiero es que salga Prieto; que el Congreso restituya a Vd. sus honores; que secretamente se le llame a tomar el mando del ejrcito. La presidencia no conviene a Vd. ahora, porque entonces una porcin de abarrajados i despreciables empezaran a pedir por premio condados i marquesados. Tampoco Vd. no puede gobernar con esta Constitucin. Vd. al frente del ejrcito i despus un nuevo Congreso, dando otra Constitucin, ese es el
tiempo de presidencia. Yo, amigo mi, no he entrado en esta revolucin, gastando cuanto tengo i perdiendo hasta mi salud, sino a le de consecuente agradecido, i porque, sin que me engae la pasin, no
313
veo otro hombre que Vd. para restituir a este pais su tranquilidad i gloria: aqui no hai nada i la moral est enteramente perdida: los mismos amigos nuestros dan compasin; ambicin, codicia, bajezas, petardos, esto es lo que se ve. Se asombrarla Vd. si yo le empezase a referir ancdotas; pero no hai tiempo,
ni las creo precisas.
el
mando de
la
Rep-
es amigo,
pero quiere que mande Tagle con preferencia sobre Vd.: que muclios de los que ahora toman la voz por Vd. quieren de veras
"por tener
altos empleos o ascensos: no son sde estas advertencias debe Vd. ir haciendo
(*)
DOCUMENTO N;
2.
De un sabio cuyo
talento
Se evapora en vanidad; Que aspira con ansiedad Por mas elevado asiento;
Que de
la corte
ornamento
el
mas
virtuoso se cree,
binaciones para
el
regreso
sulo
est;
ponen de manifiesto
aordinario en
i
la infi-
hombre, verdaderamente
la poltica, i
como
suspicacia,
no ha tenido
314
De un hablador desbocado, Que aunque en Chile no ha nacido, Siempre en todo se ha metido Sin dar un paso acertado; Que es calumniador osado Y que anda como en un pi,
Libera nos Domin.
De un cuco el mas detestado Que su ruin asociacin Ha minado la opinin De un chiltno majistrado, Que en el pais no ha gurado
Que por figurar se mete Donde nadie lo convida; Y para lo que apellida Es lo peor segn se ve,
Libera nos Domin.
De todos De
los aspirantes
Estanqueros, pelucones,
pipilos, de ladrones
^
Domin.
(Del
cisco). Esta
315
relai
Ramn
Renjifo.)
Adivinanzas.
(Del "Canalla.")
Vendi a
la patria
mi
padre;
jenerales,
fiscales,
tal
me
pari
mi madre
te
Y pues
las
seas
doi
Adivname quien
Se
soi.
me
Con el humor de robar, De beber i tunantear, Y asi dicen que soi cuerdo, De hidrofobia a todos muerdo Y actual con el mal estoi, Adivname quien soi.
Yo del Per regres, Donde hice de chuchumeco, Y aqu vine a ser chambeco, La caus;L yo no la s: Si es que me falta la f, De intrigas repleto estoi, Adivname quien soi.
Si pues los tres editores
Que escriben en
el
Hambriento
Conocerlos es tu intento,
Descifra a los anteriores,
316
Y ya que
y Renjifo, a quienes se supona redactores del Hambriento. Es de notarse que de Portales nada se dijera en esta versaina que se atribuy al poeta Magallanes.)
vente, Gandarillas
DOCUMENTO
N." 3.
OFICIALES QUE HAN SIDO DADOS DE BAJA POR DISPOSICIN SUPREMA, POR NO HABER RECONOCIDO LA AUTORIDAD DEL CONGRESO NACIONAL DE PLENIPOTENCIAI
RIOS
DE LOS QUE SE
supremo gobierno.)
Empleos.
f Don
I
Nombres.
Jenerales
{
I
Jos Manuel Borgoo. Francisco Caldern. Francisco Lastra. Juan Gregorio de Las Heras. Francisco Antonio Pinto.
Coroneles
{
'
Picarte.
Manuel Urquizo.
Salvador Puga.
Jos Antonio Prez de Cotapos. Jos Francisco Gana. Pedro Godoi. Jos Santiago Muoz Bezanilla.
Tenientes coroneles.
<
311
f
I
Don
Hiplito Orella.
Srjenlos Mayores,
{
I
l^
Van
Dorse.
Capitanes.
f
I
Ayudantes 3ayores
I
Antonio Larenas.
Jos Arteaga. Jos Antonio Ri veros.
f
I
Tenientes.
)
i
Jos Miranda. Lucas Gonzlez, Juan Jos Godoi. Juan Matias Saldes.
Foster.
Tenientes de marina
j
(
Don Guillermo
Juan Ingliston
Subtenientes
j
(
Matias Balbontin.
Auditor de guerra.
Cirujano mayor..
(Se hallaron
Capitn Jeneral
Don Ramn
Freir.
Coroneles """"-^
Don Benjamin
-
Viel.
Jos Rondizzoni.
318
Tenientes eoronelcs.
f
I
Justo Rivera.
.los Jofr.
Sarjentos Mayores
]
I
Miguf:l Solo.
'
Gregorio Salvo.
Jos Miguel Millas. Maria Videla. Felipe Larrosa. Jos Ijal)b. fiartolom Montero.
.Tose
Gregorio Barril.
Capitanes.
Juan Maruri.
Pablo Huerta. Antonio Mena.
Jos Uribe.
Juan Urzua.
Jos Santiago Miranda. Ambrosio Gaete. Gamilo Gallardo. Francisco Fuentes. Cipriano Segovia.
Joaqun Oliva.
f
(
319
Don Pedro
Aviidaiies )lavores.
{
I
1^
Francisco Navarro.
Juan Acevedo.
Francisco Arriagada. Agustin Quezada. Jacinto Holley.
Tenientes.
"
Ramn
Hurtado. Valentn Caves. Nicols Pea. Jos Fuenzalida. Domingo Tenorio. Jos Antonio Sangesa.
Lorenzo Sangesa.
Jos Maria Oate.
Subtenientes.
))
Comisarios de nacionales.
320
DOCUMENTO
N." 4.
el
17 de 1832.)
Sin que
ella sea
conservar las leyes en su vigor: todo cuanto haga a este fin ser
siempre deshecho, por la falta de cooperacin de los encargados de este ramo, el mas importante. Si los jueces i tribunales no son ntegros, si no son animados por un odio santo al crimen, es segura la impunidad de los criminales, i ella trae por una consecuencia necesaria el desaliento de los encargados de su aprehensin, que ni quieren ver burlados sus empeos, ni esponerse a las vengmzas de los aprehendidos, a quienes la falta de un castigo condigno vuelve mas insolentes i altaneros. Hace mucho tiempo que lamentamos este gravsimo mal, hace muclio
tiempo que los chilenos miran en sus juzgados i tribunales a los verdaderos asesinos i ladrones, porque su induljencia autoriza, anima, empuja a repetir estos delitos: se grita mucho, parece que se toca en la desesperacin cuando se trata del estado de la administracin de justicia criminal; pero al fin todo queda en gritos, sucede la calma, i sta no vuelve a perderse hasta que aparecen algunas nuevas docenas de robos considerables i de asesinatos circunstanciados: vuelve a esforzarse la voz, i vuelve a bajar^ luego que se descubre parte del robo, o que la viuda se desnuda del luto. Parece que quedan vindicados por los derechos de todos, i que los inmediatamente agraviados se conformaran con recibir por toda satisfaccin el desahogo de maldecir a los jueces, a sabiendas de que las maldiciones no les
alcanzarn, ni al bolsillo, ni a la salud, i menos a la tranquilidad interior de que admirablemente disfrutan. Mas nunca ve-
mos que
se trata de remediar el
mal radicalmente.
Haciendo
al
321
Congreso de 31
la justicia
bamos que
se ocupase de
un asnnto de
pero
habiendo sancionado la reforma de la Constitucin, crey que antes de ella no podia hacerse alguna en la administracin de justicia. Nos atrevemos a predecir que vendr esa reforma, ser establecida; pero no mejorar la administracin de justicia, si no se aplican remedios tan estraordinarios como lo es el que Inmentamos. Nosotros estamos persuadidos que todos sern intdes si no se fija un medio eficaz de liacei' efectiva la responsabilidad de los jueces: conocemos i conocen todos las necesidades de reformar el Cdigo Penal; perode qu servirla este trabajo si los jueces pudiesen burlarlo impunemente^ Ellos se cscusan con la confusin i discordancia de nuestras leyes; pero tendrn que confesar que ste es puramente un protesto, si se les pregunta con qu leyes juzgaljan los alcaldes, i real audiencia en Chile i en toda la Amrica antes espaolay Cules rijen en los juzgados i tribunales de Espaa? I en Espaa se ahorca al asesino i se ahorcaba en Chile cuando era colonia espaola, con las mismas leyes que hoi sirven para absolverle o conmutarle la pena. Se dice tambin por nuestros jueces que los territoriales no saben formar un proceso i que las informalidades con que vienen en apelacin los que se levantan en ei campo, no les permite esponer su conciencia a fallar contra la vida de los procesados, i podrn persuadir a algn hombre con ojos en la cara que los jueces territoriales de la Colonia de Ciiile, en donde apenas habla quienes supiesen leer, estaban mas instruidos en la materia que los de la Repblica chilena, cuyos progresos en todas las clases alejan toda comparacin? I si es cierta tal i tan jeneral ignorancia de subalternos, qu ha hecho la Suprema Corte de Justicia para desterrarla con toda su superintendencia i con todas sus facultades directivas, econmicas, administrativas, correctivas
i
de
mas
que en
DIEGO PORT.
le
322
Ids nios repiten: que no Mal buena, i'se descuidan los encargados de hacerla cumplir; i ;ivanzaremos]quG los^buenos encargados hacen buenas las leyes, pues vemos que ^con'imas mismas se administra bien i mal la justicia.^Recordemos en comprobante las dos pocas de la Audiencia^en las vsperas de nuestra emancipacin: fu presidida
vimos
la
dicho vulgar que hasta poco tiempo h se conserva entre la ltima clase -o hai rebaja con el seor Ballesteros. Entr a presidirla accidentalmente oLrode sus miembros,
men, di mrito
que hacia alarde de una humanidad mal entendida, i no vimos durante su rejencia una ejecucin, siendo asi que exitian los mismos crmenes. Mediante un ecaz empeo por parte del gobierno para hacer menor el mal, se pobl el presidio de Juan Fernandez, fBi'h instados frecuentemente los jueces pata abreviar las causas de
se envejecan en la crcel, i al fin, sta qued desofueron conducidos en distintas ocasiones como 140 facinerosos a aquel presidio: con esta medida, han disminuido
los reos
que
i
cupada,
sin
ya vemos las consecuencias de no pena que merece por el delito que cometi; No hai uno que no sepa que esos 140 asesinos^ el que menS; tenia merecida cuatro veces la muerte: si se le hubiera aplicado la primera vez esta pena, se habran ahorrado tres vctimasj tres delitos i todos ios que se hayan cometido en Copiap por los sublevados en Juan Fernandez: por esta razn, nosotros no vemos a esos presidarios, sino a todos nuestros jueces, en columna ce-
duda
aplicar al criminal la
vemos con
sus absolvederas, en lugar de pitas i puales, sembrar la muerte veremos pasar i espanto en aquella desgraciada poblacin, i los
al otro
La estrechez de nuestras columnas nos obliga a suspender la publicacin en este nmero de algunos arbitrios que nos sujiere el buen deseot, para que no se liaga ilusoria la responsabilidad de los jueces tan prevenida por nuestras leyes: lo haremos en otro nmero.
323
DOCUMENTO N/
5.
Codificacin.
II,
III.
Comercio naV.
cional
estranjero.
"VH.
Codificacin.
I.
Enero 5 de 1832.
Conteste sus ineniorias
al
que yo
dia
le
le
escedo en
et
mucho en el entraable ?J"ecto con que cada queriendo mas su amigo Diego Portales. Dgale, en
que se van a convocar estraordinariamente las cmaque, como hijo de vecino^ le agradecerla escrjiese sobre la necesidad i conveniencia de reformar los Cdigos, i que entregue a Vd. los borradores para remitrmelos, i que puede contai* con el sijilo: yo me encargar de publicarlos oportunamente i haremos lo posible para que despus de interesada la opinin jeneral, se hagan a un lado las pasiones, para dejar pasar el proyecto presentado por el gobierno; porque si hai algo con que no pueda conformarme, es la retardacin de una oljra cuya
reversa,
ras,
i
mi juicio.
II.
Marzo 17 de 1832. H aqu un negocio que voi a encargarle^ i que no va a dejar piedra poi.' mover hasta conseguirlo: vea Vd. a los ministros, al
presidente
i
:m
si
es necesario. Ante
empeo en
Interior,
i
esta sin
misma
dada
no se hubiera
muerto el espaol Yila, que iba a ser el jefe. Entonces consegu que el gobierno pagase al consulado 2,000 pesos anuales por via de arriendo de su casa, que los goljiernos han destinado para los cuerpos lejislativos, i el tribunal iba a contribuir a la empresa con estos 2,000 pesos i con 500 del arriendo de la casita que de que hice desalojar a Borgoiio que la lioi ocupa Mendiburu ocupaba gratis en aquel tiempo. Con estas sumas i como con 400 pesos anuales con que nos habamos suscrito varios amigos, bamos aponer manos a la obra, en que habia que emprender el gasto de un saln que queramos edificar en el castillo de San Jos. Hoi no hai necesidad de estos gastos, porque el Cabildo de
i
Valparaso se obliga a dar con sus fondos el edificio, tiles i los libros, de que el gobierno nos puede proporcionar algunos duplicados de la biblioteca.
gobierno solo tendr maestro i dar mi invlido para portero. Si Salamanca ha de obtener despachos paia nuestra marina, el gol)ierno no tendr que pagar mas que a Villegas y destinar en comisin a Salamanca para la enseanza.
el
De manera que
i
que costear
el
que
escrito a Vd. sobre una cosa que aun no sabe lo pues seor^ es una academia de nutica, en que antes de dos aos tendremos cien pilotos, para emplear en mas de cincuenta buques mercantes que tiene Chile, mandados por estranjeros, lo que es una- vergenza: el gobierno tendr cuantos necesite para su marina, i contar con la gloria de hacer una
Mucho he
es;
cosa tan
til
que haya menester contar con oficiales cientfiDa pudor ver que no haya un subalterno ni un guarda marina de los actuales que sepan algo de pilotaje, i que sepan apenas de maniobra: uno i otro va a aprenderse en la escuela nutica. No se diga que el colejio militar de Santiago va a dar guardias marinos oficiales de marina: es cierto que
dias marinas
alli
pus tendran que gastar mucho tiempo en la prctica, cuando a(jui todo se va enseando a un tiempo. A mas, el colejio nos
325
daa pilotos para los buques mercantes, i se puede asegurar con certeza que los jvenes que vinieran del colejio militar, sabiendo aritmtica, aljebra, jeometria i trigonometra plana i esfrica, se quedarian como vinieron, porque a bordo nada avsinzarian con los comandantes de buques, que nada les ensearan o porque no saben, o porque dirian con razn que eran comanno maestros. De manera que_ los jvenes dantes de buques aprenderan cuando mucbo la maniobra por la costumbre de verla, i en fin, querer que sean marinos con lo que aprendan en el colejio militar, seria lo mismo que pretender que lo fuese lodo ese cardumen de agrimensores nuevos que han estudiado la parte de matemticas que se ensea en la academia militar. Si el gobierno ({uiere, yo me encargar de la inspeccin de la escuela nutica por los primeros seis meses o hasta dejarla en marcha; si no lo quiere, puede cometer dicha inspeccin al comandante jeneral de marina o al cabildo. El Per, en medio de sus agonas, i de un dfcit que asciende casi al otro tanto de sus rentas, mantiene una academia brillante, i Chile por qu, tan a poca costa, no se proporcionar un bien de tanto tamao? El proyecto de reglamento que incluyo tiene muchos vacios, i no est por cierto en el idioma reglamentario; pero es obra de una hora el mejorarlo. En fin. si por desgracia se ponen razones o inconvenientes, comunquemelos Vd. para contestarlos. Nada importa que no se me cometa la inspeccin de la academia; ponjue yo puedo irme a ella todos los dias de entrometido, seguro de que no me echarn para afuera, i de que conseguir con splicas lo mismo que conseguiria con mandatos: mi empeo es para ponerla en camino, que despus marchar sola o con la inspeccin de otro menos templado o empeoso para esi
tas cosas.
III.
Comercio nacional
estranjero.
Abril 10 de 1832.
Vase con el Ministro de Hacienda i dgale que he sabido que don Jos ^lanuel Cea, o hablando con mas propiedad, Miller, i
Patrickson, liau hecho
326
solicitud al gobierno pidiendo que unos ladrillos venidos de Inglaterra a otro buque estranjero para que los conduzca al Huasco. La tramitacin que ha dado el ministro al espediente me hace creer que ha dudado de la resolucin a dicha solicitud, i quiero que lo prevenga que escandaliza ver a don Jos JManuel, un hijo del pas, suscribiendo una representacin de esta naturaleza, como se lo dir yo cuando lo vea, i que escandaliza mas ver esos eS' tranjeros del carajo presentarse con toda la arrogancia necesaria para robar a los chilenos el nico bien que posean con esclusion de ellos, i cuya posesin supo respetar hasta el mismo don Francisco Antonio Pinto; el comercio de cabotaje, que en todas partes del mundo ee estrictamente declarado a los buques nacionales. Si ahora se condesciende con Patrickson, maana se argir con el mismo ejemplo i el gobierno tendr que condescender oon otros, i vendr a arruinarse esta ventaja de los chilenos, que, por su misma naturaleza, se ha conservado en medio de tanta vicisitud, tanta intriga i tanta arbitrariedad de nuestros gobiernos. Estoi l)ien cierto que el ministro me har la justicia de creer, que no me hace hablar asi el inters particular, como dueo de la goleta Independencia. Incluyo a Vd. una lista de los buques nacionales para que le presente, i le haga ver el nmero de chilenos que tienen ocupacin en este ejercicio, i que no puede ocultrsele es debido a esto el que tengamos marineros para cuando el gobierno los necesite. Toda la ventaja i todo el u que estos diablos se proponen en su solicitud es el de ir destruyendo poco a poco el comercio de cabotaje en nuestros buques, porque no puede creerse que sea la de un real en quintal que les lleva de menos por el flete el buque estranjero. Pregntele tambin si saldr la Coloclo para Valdivia o Chilo, i advirtale en conclusin que lycr tenian sitiado a Fuentes
una
entre Patrickson
el
un buen informe.
327
IV.
JJIarin^
de guerra.
Abril 17
ele
1832.
Tpngo a
gU-Uq
la vista las
i-jen,
tndolas por su
dps de Vd. 14 116 del que rije i contesdigp: que si no se piensa dar destino al-
al Aquilfif!,
es njui Jjueno el
pensamiento de desarmarlQ;
pepo i contjultandp el honor i respetabilidad del pais, sin perder al mismo tlepipo de vista el oljjeto de hacer marineros i ofiGJ.ales para cuandp se necesiten, se hubiese de mantener este
bloque, prptejiendo unas veces el comercio de Chile en
otras visitando los puertos de Cbilo
i
el Callao,
Valdivia,
a quienes sies
estis
visitas de
un buque de guerra,
que al favor de la distancia o del completo abandono en que acaso se crean, no pu3dan estraviarse sin que el gobierno sepa i castigue sus stravios; si ha de mandarse a Guatemala a hacer las justas reclamaciones a que han dado lugar aquellos salteadores por los agravios inferidos al honor de Chile, i Ipg ataques que han dado a la propiedad de los chilenos; si el buque ha de emplearse en visitar ptros puertos del n;ismo Chile,
los espia, i
encargado siempre de velar el contrabando en nuestras costas, que yo jurar que se hace, al menos de especies estancadas; i se trata, en u, de conservar un buque que sin duda va a
arruinarse en la b?ihia des9.rmado,
ser preciso volver a gastar en l
lo
i
una suma
que .quiera ngulo, o cualquiera otro testimonio por respetable que parezca, yo opinaria porque el buque no se desarmase; mas, si pensamos marchar asi, enterando la vida, seria una lor cura gastar tanto dinero para conservar un buque fondeado en
bahia intilmente. Yo encuentro mas necesario en nuestra un buque de guerra que un ejrcito; por grande i bueno que ste sea, podemos ser insultador impunemente en nuestras costas i en nuestros puertos mismos por un corsario de cuatro caones, que, mientras armbamos un buque desarmala
posicin
do, estarla
ya en disposicin de que
yo
me
328
tuna sin reparar en los medios, nunca pensaria en otra cosa que en poner cien hombres armados a bordo de uno o mas buques mercantes para ir con toda flema i calma a sacarme de diez a doce mil quintales colti-e que nunca faltan en los puertos despoblados de la provincia de Coquimbo. A estas e iguales empresas alienta el saber que en la repblica no hai un buque do
guerra de algn respeto. Por otra parte, es de necesidad, en mi concepto, que el gobierno esL siempre en contacto, lo dir asi, con los pueblos, por medio de un buque de guerra; se les infunde respeto, i tambin gratitud, cuando se les haga ver esta medida por
el
protejerlos.
Digo taml)ien que si el buque no ha de navegar, de modo que l solo baste a dar una idea del orden del pais, i de la atencin que presta el gobierno a todos los ramos de la administracin, es mejor que no navegue. Un buque en buen estado^ i en el disciplina, hace formar en un que se note orden, arreglo puerto estranjero buen concepto del gobierno de que depende. Si se ha creido que no es de importancia el mantener a bordo
i
de un buque
guerra,
i
el
si
se quiere,
piquete de infantera que traen todos los de mas bien, pagar este mismo piquete en
un cuerpo de infantera en tierra, en donde no es necesario, porque es lo mismo que un batalln tenga 350 plazas que 380;
pero debe saberse que sin el piquete de infantera no puede conseguirse orden ni subordinacin en los marineros; que esta
familia es insolente e insubordinada por costumbre,
el
i
que
solo
ditando esta verdad todos los dias: actualmente tienen que estar a bordo del Aquiles ocho hombres de la brigada de artillera
de esta plaza, que por su poco nmero, son burlados de los marineros, i que, a mas, la circunstancia de tener que venir a tierra por su rancho al cuartel, dos o tres veces en el dia, les hace mas intiles, pone al buque en dicultades para su arreglo i Orden interior de su servicio.
Me he
estendido en lo que
decirle, etc.
menos
que
ocuparme de
329
V.
ejrcito.
Moralidad del
Abril 30 de 1832.
Nada tengo reservado para el Ministro de Hacomo noto que es lo mismo decirle que no decirla las cosas, porque la marcha sigue, i segn las apariencias, parece que l se acomoda a ella, he resuelto no tocar nada con
Confidencial.
cienda; pero
A qu
gobierno ha
creado una compaia de caballera veterana con la denominacin de carabineros de la fronlera nombrando capitn de ella a
,
aquel Rojas, comandante por tantos aos en la montonera de Pincheira, i el que le entrego. Difcilmente podr cometerse o
darse por
el
mas
torpe,
ni
mas inmoral
duda
los
do para creerlo en que el jeneral Blnes propuso al gobierno incorporar al Rejimiento de granaderos 200 hombres de stos, de buena talla i robustez; el gobierno se neg por entonces a esta solicitud: ademas, el capitn es Rojas, los dos tenientes i el
alfrez sern de los
mismos
oficiales
1." La montonera de Pincheira queda en pi, o, diremos mejor, se ha creado de nuevo: el dia menos pensado recuerda la compaa los atractivos de su antigua vida holgazana i licenciosa, i en masa lleva su cuerpo a las Lagunas de Malalhu o a su querencia; pero concedamos que asi no suceda, qu tal familia para entregarle la custodia i de-
fensa de las fronteras? Hostilizarn a los naturales, les suscitarn el descontento, les provocarn a la guerra, para robarles en ella
robar a todo el mundo. Qu disciplina, qu orden, qu subordinacin podr conseguirse con una jente tan licenciosa, i con vicios tan diformes como arraigados? Cunto padece con este paso la moral pblica, i sobre todo la del ejrcito, que ve prei
miados
los
robos
cuando debera
arca pblica
est creando
330
que
yo
el
cosas,
soi
Ministro de Hacienda no puede cuando el de la guerra me asegura Presidente difiere ciegamente a sus opiniones? Yo veo las me confundo, i tengo que persuadirme por fuerza de que el equivocado; no descubro ciertos misterios, pero no lo
fuerza!
I el
nueva
es l qI de nuestra perdicin;
marchamos a
ella
no encuentro un remedio que no sea peor que la misma enfermedad. Sojo acierto con un recurso, i aun este me parece peligroso, es el que las cmaras, con to.da I4 calora, justificacin, orden i decencia, hagan la i^ias p^cifioj i honrosa oposicin a ciertas protensiones del gol)ierrjo; pero
rados,
i
lo
que
03 peor,
ni
Yia
aun
a.
esto
me atrevera a aconsejar,
porque
me parece que no se
Congreso; que se va
a declarar una oposicin acalorada que lo eche a perder todo; i que no ha de haber ni el pulso ni el tesn ne,cesarips para hacer el bien, i que los intereses privados pueden dividir la
opiniones del Congreso. En fm,
hacer
cia
el
nimo
i i
a tomar el tiempo
el tino
juicio de Vd.
para manejarse en cualquiera circunstanparece por esto escusado aconsejarle la condiu:ta que debe observar en las presentes. Puede Vd. halDlar lo
de
la vida,
me
el
tal
que yo no suene
I).ecl^inos
de
Xiaore$t.
Mayo 22
de 1832.
Quiero poncluir esta carta, dando a Vd. nn rato amargo, como el que yo he tenido, yd. sabe cunto hemos hecho por poner a la vista <lel gobierno francs la infame conducta de Laforest; sabe las comunicaciones e instrucciones dirijidas a Barra sobre este particular. Los franceses, que velan que la justa prevencin del gobierno contra su cnsul, perjudical^a sus intereses en estos pases, que notaban hasta la plebe de Chile indignada i prevenida contra los franceses, por la conducta de Laforest, han escrito a Francia, inclusos los comandantes de buques, dando los informes mas rajantes contra su botarate cnsul, i en el dia, los ti^n^ Vd. dfisesperados i atacando al mismo tiempo que despre-
331
ciando al gobierno de Chile, porque dicen que los ha comprpmetido con la vergonzosa inconsecuencia de liaher dirijido a Laforest un oficio el mas satisfactorio, i con el que desmiente cuanto el mismo gobierno ha escrito a Francia acriminando a
este
Solo
por parte de Laforest i los franceses, en urden a esas satisfacciones que dicen contener la nota: sea como fuere, no cabe
duda en que Laforest ha dicho que con la tal nota va a desmpntir a Francia cuanto se ha dicho de l. Mi sentimiento se aumenta, por otra parte, temiendo que este oficio se haya puesto o firmado por Tocornal, por([ue dicen que es reciente. Aproxmese Vd. a Bello, como (ue no quiere la cosa i como que sale noticeme de lo que haya de Vd., vea si puede leer el oficio, sobre el particular, porque, si es cierto, vamos a quedar como los mas botarates del mundo.
i
DOCUMENTO N;
EN 1831.
MINISTERIO DE LA GUERRA.
SanLuigo, octubre 28 de 1831.
Repblica tuvo denuncio que don Jos Labb con otros traliajalja en onmover los cuarteles, provocando a los soldados a una insurreccin, y que, con este ot)jeS. E. el Presidente de la
haba distribuido dinero entre algunos cabos y sarjentos. Fu informado ademas que en la noche de hoi se reunan algunos en cierto punto del tajamar para dar a reconocer nuevos jefes i oficiales para los cuerpos que ya presuman sublevados. A fin de evitar con tiempo cualquier resultado que pudiese perturbar la tranquilidad pblica, S. E. orden a los jefes de la guarniciQn redoblasen su vijlancia, i procediesen a asegurar a todos aqueto,
los
332
individuos que se encontrasen en el lugar designado para el reconocimiento que ya se ha dicho. En cumplimiento de esa orden, acaba de avisar el comandante de hsares don Pedro Soto haber aprehendido a D. Francisco Formas, don Jos Lal)b i don Manuel Subicueta, i me ordena S. E. los ponga a disposicin de V. S. para que, sin prdida de momentos, proceda a ordenar for-
marles
Vega.
el
correspondiente proceso
como a
sediciosos
a los de-
mas que
Guillermo
En
el
la
ciudad de Santiago, a treinta i un dias del mes de octuel seor juez iscal pas con asistencia de ra
capitn de ejrcito don Gregorio Murillo, a quien
ante
m
i
hizo poner la
mano derecha
tendida sobre
el
puo de su
espada
Preguntado
si
sobre lo que se
interrogase, dijo: s prometo. Preguntado su nombre, empleo i si sabe la causa de su prisin, dijo se llamaba Gregorio Murillo i que es capitn graduado de ejrcito i que sabe la causa de su prisin. Preguntado diga cul es la causa, responde que por haber hablado don Jos habb para un movimiento que se trataba de hacer^ q4ie el que declara habl a unos sarjentos del rejimiento de cazadores, hacindoles ver que el que declara no era enemigo de la presente administracin i que era conveniente tomarles el dinero i descubrir a los autores. Preguntado qu sujetos le han hablado a mas de Labb para este movimiento, dijo que ningn otro. Preguntado qu dia habl a Salinas para tratar de este movimiento, dijo que el viernes 21 del corriente, como a las siete de la noche, se encontr el que declara con Pascual Salinas, a quien le pregunt si estaba el sarjento Rodrguez en el cuartel, a lo que le respondi Salinas que s; entonces el que declara pregunt a Salinas si tambin era sarjento, contest ste que s. En seguida, dijo a ste el que declara que en qu disposicin se hallaba para ganar unos reales que ofrecan por sublevar el rejile
i
333
miento. Respondi Salinas que en buena disposicin. Entonces, el que declara dijo a Salinas que si tenia algunos amigos de su
confianza los hablase, juntamente al sarjento Rodrguez, i dijo el que declara que los iba a esperar a su casa i se despidi.
Preguntado
si
fu el sarjento Salinas
de aquella noche, dijo: que como a las ocho de la noche llegaron a la casa de la cita con el criado del que declara (a quien habia dejado en la plazuela de San Pablo para que les ensease
i el de la misma clase Anque declara les advirti que el movimiento no debia hacerse i que no hablasen a ningn soldado, que solo los invitaba el que declara para tomarles el dinero que ofrecan i dar parte i les aadi que cuando saliesen para alguna parte, no se dejasen seducir, si alguno los intentaba. Toda esta conversacin la tuvo el que declara en secreto con los dos sarjentos, i les previno que les iba a preguntar en voz alta como se hallaban para el movimiento i que le contestasen del mismo modo, que bien, con el objeto de que oyese el que estaba adentro, a quien ellos no hablan visto ni yo les habia dicho quien
Rodrguez
era.
Preguntado quin era el que estaba adentro i si sabe de algunos otros que estn comprendidos, dijo que el que estaba adentro era
que
ste le dijo al
es-
taban comprendidos
eran los principales don Francisco Antonio Pinto, don Jos Manuel Borgoo, don Juan Gregorio Las Heras, don Carlos Rodrguez i don Joaqun Campino. Preguntado en qu qued con los sarjentos Rodrguez i Miran-
da la noche de la primera entrevista, dijo que les orden continuasen yendo, lo que verificaron Rodrguez, Miranda i Salinas, a quienes repiti el que declara lo mismo que en la entrevista anterior, i dio el que declara tres pesos a cada uno, encargndoles trajesen al srjenlo Espinosa, lo
que verificaron a
la
siguien-
te noche, i habiendo prevenido el que declara a Espinosa lo mismo que a los dems, en orden a no hacer el movimiento, le pregunt en alta voz que si estaban prontos los caballos, a lo que contest que si, dl el que declara tres pesos a Espinosa i
que para el viernes 28 del que espilas compaas aumentndoles la despidi el que declara.'
de
Preguntado
dijo
si se
334
el
dia citado,
que no.
i
nes
Preguntado cuntas veces estuvo Labb en su casa con quiei a qu horas, dijo que dos: la primera, el sbado 22 del presente, entre ocho i nueve de la noche, le di tres pesos para cada uno de los sarjentos, i la segunda, el viernes 28 del presente
como a
las cuatro
cinco de la tarde.
Preguntado qu trat o habl con Labb en esa tarde, dijo que solo le habia dicho La])b al que declara que aquella noche tenia que ir a dar un socarro a los hisares para que esperasen mientras se juntaba el dinero. Preguntado si supo do Labb quin facilitaba este dinero, dijo que no: que cuando le preguntaba el que declara a Labb, solo le decia que uuos sujetos. Preguntado por qu no dio parle algobierno del movimiento tjue se trataba de hacer, dijo que por esperar ocaion mas oportuna, o por mejor decir, para descubrirlo todo, i que a los sarjentos les habia dicho que si queran dar parte lo hiciesen para
quedar a cubierto. Preguntado si sabe qu plan* se propona Labb cuando le habl para este movimiento, dijo: que despus de sublevados los
cazadores
se podia;
i
en seguida
hsares, sacar algUn armamento de esta capital; si dirijirse a los pueblos Rancagua, San Fer-
i Curic a acopiar armamento, municiones i caballada; i en caso de ser perseguidos por alguna fuerza considerable, pasarse a la otra banda, reunirse con Barnachea i los indios i hacer la guerra hasta reunir fuerzas capaces de emprender contra
nando
la capital.
Preguntado si tiene mas que decir sobre el particular, dijo que no i que lo dicho es la verdad, a cargo de la palabra de liO' or que tiene dada, en que se arm i ratilic, leida que le fu
esta su declaracin, i dijo ser de edad de 28 aos lo lirm con dicho seor i el presente secretario. Gregorio Murillo. Manuel
i
VideJa, secretario.
335
DOCUMENTO N;
Piezas judiciales relativas a la prisiox
7.
En cumplimiento de la orden de S. E. el seor Presidente de la HepLlica, que verbalmente mueve por conducto de V. S., proced a la aprehensin de los seores don Pedro Godoi, don
Nicols Ibaez, don Francisco Porras
i don Carlos Rodrguez. Los dos primeros fueron tomados por m (Godoi en casa de su hermano i el otro en el caf de Carmona), el tercero pot el ayudante de polica don Lorenzo Carvacho en los baos de Gihez^
ci,
en donde hablaba en secreto con dos seores a quienes no conoi el ltimo no pudo ser aprehendido por no encontrarse en su casa a la hora que se le busc. Godoi i Porras xistrt presos en este cuartel de
el
vijilantes,
e baiez
en
la ctcel:
de
lo
que
Dios guarde
a V. S.
mu-
chas aos.
En
aos,
la
el
seor juez
ciudad de Santiago, a 30 dias del mes de octubre de 1831 fiscal pas con asistencia de m el infrascride
artilleria,
to secretario al cuartel
el
zo poner la
mano derecha
tendida sobre
m hipuo de su espada^ i
Preguntado por dicho seor si bajo supalobra de honor promete decir verdad en lo que se le interrogase, dijo: si prometo. Preguntado su nombre, empleo, i si sabe la causa de su prisin, dijo se llamaba Jos Sotomayor, que es capitn de la segunda compaa del escuadrn de hsares i que ignora la causa de su prisin. Preguntado si sabe erparadero de D. Pedro Godoi, don Ni-
colas Ibaez,
336
don Francisco Porras i don Carlos Rodrguez, dijo: que sabe solo de Rodrguez se hallaba preso en el cuartel de San Pablo, i los dems sabe se hallan presos, mas no dnde. Preguntado dnde entr el jueves veinte i siete del presente vestido de paisano i a qu, dijo: a casa del doctor don Carlos Rodrguez a hacerle la manifestacin que la noche antes le dije tenia que hacerle en una defensa. Preguntado desde cundo ha contrado esta amistad con el seor Rodrguez, dijo: desde el domingo 23 del presente en la noche i estando de paseo en el parr:d de Gmez. Preguntado si por este seor tuvo noticia de la revolucin o sedicin que se intental)a hacer, dijo que no. Preguntado si le hizo ste alguna invitacin, dijo que directamente no, pero indirectamente s. Preguntado qu llama invitacin de modo indirecto, si alguna otra persona presenci esto, dijo: que le llamaba indirecto porque el ante dicho seor Rodrguez trabajalja a in de hacerle consentir lo que l deca, que estaban presentes los seores agrimensor jeneral don Antonio Gatca i el alfrez de la compaa del que declara_, don Antonio Mllan. Preguntado diga sin rodeos cuanto le haya odo al seor Piodriguez, teniendo presente la palabra de honor que tiene dada de decir la verdad en todo lo que supiere i le fuere preguntado_, dijo: que, la noche del 23, lo primero que oy a este seor fu una desenfrenada declamacin contra el gobierno i elojos en favor del seor don Francisco Antonio Pinto, i preguntndole con frecuencia al que declara que si era libre, i cuando le con-' testaba que s, le daha la mano dicndole, que siendo amante a la libertad, deba ser con Carlos Rodrguez, pues ste era quien mas la amaba i que se complaca mucho de conocer a un hombre que era con sus ideas e hijo de un padre que habia sido tan su amigo, i que en esa virtud deba morir el que declara por l, i que en prueba de ello le regalaba un sable de su liermano finado ya, don Manuel, alhaja ijue nunca la habra enajenado a no conocer fuese el que declara un buen amigo, que crea lo sabra emplearen defensa de Io libres; que siendo ya las tres o cuatro
la maana^ los ante dichos seores Gatca i Mllan invitaban que declara a retirarse a sus casas, pues la hora era ya intempestiva. A pesar de esto, insisti el seor Rodrguez en que
de
al
_
se
o;:!7
_
i
que declara, diciudoles a (ladea tillan que se dejar moverse al que declara, de su asiento, i estando solos los dos, entr trabajando nuevamente a fin de convencerlo en que la administracin actual era mala i que ningn hombre libre poda ser conforme con las nulidades de dicha administracin, que asi como era de loable ser consecuente a un buen gobierno, lo er;i tambin tirar la espada contra el inicuo, que dominados ya ambos del sueo (pues eran ya las seis de la maiana), cortaron la conversacin, retirndose el que declara a su cuartel. hi encontr a Millan i le pregunt ste que cmo le babia ido, i despus de contestarle el que declara que bien, le dijo Millan que l creia (]ue el objeto del seior Rodrguez era el de seducirlo, i preguntfmdole el que declara que qu princi}iio tenia para decirle eso, contest Millan que cuando marchbamos del parral de Gmez para casa del seor Rodrguez, le pregunt ste que si el que declara tenia partido con los oiciai tropas i que l cmo se hallaba, i que a eso contest Millan que l deferia en todo a la voluntad de su capitn i que era quejido el que declara de los oficiales i tropa de su escuadrn; que basta el mircoles .H), no se volvi a ver el que declara con el ante dicho seor Rodrguez, en cuya noche, le hizo Rodrguez las preguntas siguientes: que de qu nmero de plazas constaba su escuadrn; que si el cuartel que ocupaltan era seguro i si babia comodidad, i aade el que declara que, al entrar al cuarto (!e Rodrguez, vio salir adon Pedro Godo, i que, al poco rato^ lleg don Domingo Clodoi, hermano de don Pedro, i en pos de ste, don Ramn Ars, qutnes no hablaron cosa que mereciese atencin i se marcharon. En seguida, se march el que declara, quedando de volver la noche siguiente, lo que verific a las ocho de la noche, vestido de paisano (para no ser conocido, porque creia la cosa sospechosa), i a poco de haber llegado entr all don Pedro Jos Godoi_, quien toc primero la puerta, i preguntando Rodrguez quin era, contest Godoi, a mi parecer, l, cuya contestacin me pareci sospechosa i entr; a pocos momentos, lleg don Joaqun Campino, por lo que solo hablaron un poco
al
quedase
lueseu ellos,
sm
\(i*.
guntas de la anterior noche, aadiendo la de que si m escuadrn tena carabinas, a lo que contest que tenia, i luego le pregunta Rodrguez que si tenia lugar o ascendiente entre los
D. DIIE60
PORT.
22
-_
oficiales
i
3:^8
que no alcanz a contestar, pues que lo a esa sazn entr Godoi; que no tiene mas que aadir tiene que dada, honor palabra de la cargo de dicho es la verdad, a i dijo declaracin, su fu que le leida ratic, i ahrm en que se
tropa de cazadores, lo
ser de edad de 24 anos, i la tirni con dicho seor i el presente secreluo. Manuel Jos de Aslorga.Jos Solomayor.Agustiji
Videla, secretario.
En dicho
dia,
mes
ao,
el
seor juez
liscal
hizo comparecer
el el
antes al alfrez don Antonio Millan, a quien, anle m, secretario, hizo poner la mano derecha tendida sohre
presente
puo de
su espada, i Preguntado por dicho seor si najo su palalira de lionor promete decir verdad sobre lo que se le interrogare, dijo: si pro-
meto. Preguntado su nombre, empleo, si conoce a don Jos Sotomayor i si sabe en donde se halla, dijo que se flamaba Antonio Millan, que es alfrez de la segunda compaa del escuadrn de hsares, i que conoce a don Jos Sotomayor por capitn de su misma compaa i que sabe se halla preso en el cuartel de artillera.
Preguntado si el domingo 23 del presente estuvo en el parral de Gmez en compaa de don Jos Sotomayor, don Antonio Gatica i don Garlos Rodrguez, dijo que haba estado con ellos, no
el
domingo 23 i si el jueves 2. Pieguntado; desde que tiempo conoce a estos individuos, dijo que a Sotomayor i a Gatica los conoce i trata mas de ocho aos, tratado i que a don Carlos Rodrguez no lo habia conocido ni
Preguntado; qu hicieron o trataron a(|uella noche, qu con-
versaciones tuvieron
tuvieron cenando
el
trab conversacin
entre Rodrguez
el
capitn Sotomayor,
quien
le
339
que hacia
Freir,
como tambin
que
como
fueron las espresiones de Rodrguez, i habiendo salido de dicho parral, se encamin el que declara con Sotomayor^ (iatica^ don
don Joaqun Campno hacia la alameda, toal que declara, i Sotomayor a Gatica i que Campino iba con otro seor, a quien el que declara no conoce; que llegados a la alameda, Campno se march, i Rodrguez, Sotomayor i Gatica se sentaron, i el que declara se qued en pi; a poco rato, se march el que declara, Sotomayor, Gatica i Rodrguez, tomando del brazo Rodrguez a Sotomayor i el que
Carlos Rodrguez
i
mando del
brazo Rodrguez
que fu
el
la
mas Rodrguez,
un
sable
le dijo al
ca-
pitn Sotomayor:
le
voi
a regalar un
sable,
prenda de un hermano
mui
querido, i se lo present; despus dice el que declara que se manifestaba Rodrguez arrepentido del regalo que haba hecho Te lo compro: quieres una i que le deca al capitn Sotomayor:
l? a lo que contest Sotomayor que se quedase con Su que no lo necesitaba; a lo que respondi Rodrguez que no, que se lo regalaba. En esto, el que declara se qued dormido en la silla en que estaba sentado, por lo que no puedo dar una noticia de lo dems que all pas. Preguntado; despus que record, diga lo mas que aconteci, dijo: que momentos antes de recordar bien, el que declara, oy como entre, sueos que deca Rodrguez: Hijo de Soomayor, de rni intimo amigo, mi condiscpulo. En esto, record bien el que declara, i parndose, dijo a su capitn que se fuesen, pues ya eran como las cuatro de la maana, a lo que se opuso Rodrguez, diciendo: vayanse Vdes., qie el hsar se queda aqu; entonces el que declara se march acompaado de Gatica, habindose detenido un rato en la puerta de calle por ver s dejalta Rodrguez salir a Sotomayor. Visto que no sala, se marcharon el que de-
onza por
sable,
clara
Gatica.
dijo
;uo
Preguntado; qu conversacin tnvo por el camino con Gatica, que Gatica le habia dicho al que declina Qu<i querr hacer liodriijuez con Solomayor? A lo que contest que ({vin sabe, a lo
que Gatica le dijo: Qu peiisaria Ho(lri(vcz seducir a SolGmayor'' A lo que contest el que declara que se guardaria de hacerlo, que con bueno habia dado i que ya oiria su contestacin. Seguimos nuestra marcha hablando cosas indiferentes, hasta llegar cerca del Instituto, en donde se (uedi'i Gatica i el que declara se march para su cuartel. Preguntado si tiene algo mas que decir, dijo que no, i que lo dicho es la verdad, a cargo de la palal)ra de honor que tiene daratilic, leida que le fu esta su declarada, en que se arm
i
cin,
la
presente secretario.
Antonio Milla n.
Manuel Jos
Asiorga.
el
En dicho
ante
s
dia,
mes
presente secre-
mano
derecha,
i prometis a la patria decir verdad punto que os voi a interrogar, dijo: si juro. Preguntado su nombre, empleo i si conoce a don .los Sotomayor i si sabe en donde se halla, dijo se llamaba Jos Antonio Gatica, que es profesor de Matemticas eu el Instituto Nacional, jue conoce a don Jos Sotomayor i que salie se halla preso en el cuartel de artillera. Preguntado; si el domingo veinte i tres del presente estuvo en el parral de (lomez en compaa de don Jos Sotomayor, don Antonio Millan i don Carlos Rodrguez, dijo que habia estado
sobre
con ellos, no el domingo 23, sino el jueves 2. Preguntado; desde qu tiempo conoca a estos individuos, dijo que a Millan i Sotomayor los conoca mucho tiempo i tiene amistad con ellos, i que a don Carlos Rodrguez no lo habia tratado sino aquella noche.
esprese
menudamente
todo, dijo:
i
que
Millan,
341.
qne en seguida, se reunieron a clon Carlos por invitaciones de l; de la libertad, amantes los por brindar los invit igualmente a
habl cona lo que ninguno le bizo oposicin, pero que despus la persona de contra particularmente i gobierno actual tra el don Jos don Joaqun Prieto i se le opusieron el que declara i AnFrancisco don Sotomayor; que, en seguida, hizo el elojio de
don Jos Sotomayoi le rebati; que el que declara que record al seor Sotomayor i Millan que tenian obligaciones necesaera consiguiente por que i dia desempear al siguiente estuviesen otro rato, rio retirarse, i don Carlos les dijo que se declara i sus coraque el Condescendi temprano. era que aun sus compaeros, i, al cabo de un rato, sali el que declara con tomando paeros i Rodrguez i se dirijieron hacia la alameda, i asi Sotomayor, Rpdriguez a Milian del brazo i el que declara a
tonio Pinto,
i
caminaron hasta sentarse en un sof, por invitaciones de Rodrque lo guez, i qu ste se separ por un momento, dicindoles i a Sodeclara que al cont Millan tanto, esperasen, i que entre tomayor que. Rodrguez le habia preguntado qu tal joven era l Sotomayor, i si arrastraba opinin en su cuerpo, i que si queria mucho a su capitn, i que Millan le habia contestado que era un joven de mui buen carcter, que tenia opinin i que el que declara l le era mui deferido. Despus de esto, dice dejarlo en su para juntos (]ue lleg Rodrguez i se marcharon i el que brazo del Sotomayor casa, tomndose don Carlos con
declara con Millan,
puerta de la casa de i asi caminaron hasta la a entrar, lo que veconvid los instancia con donde don Carlos, don riiicaron por una condescendencia; que entraron i luego Sotomaa Carlos les hizo traer que beber; que all le pregunt yor quien era su padre i l le contest que era don Manuel Soomavor, a lo que don Carlos le dijo que habia sido su intimo
amigo, i que no podia dudar que l, siendo hijo de un hombre serle con quien habia tenido amistad tan estrecha, dejase de l lo era de que acreditarle para i amigo, ntimo adicto i su Sotomayor, le regal un sable, que l dijo ser una de las cosas que mas apreciaba, por haber sido de su mui querido hermano Manuel; que no se habra deshecho de l si no fuera por
don
acreditarle su auiistad,
declara, que se i despus, dice el que que habia heobsequio del arrepentido manifestaba Rodrguez que quidinero el por comprrselo ofreca cho a Sotomayor, i le
342
siese; despus le deca a Sotomayor que ya no se arrepenta, porque crea que con aquel sable defendera a los libres; que, en seguida, el que declara volvi a instar a Sotoniayor i Millan para retirarse, pues ya eran como las cuatro o cuatro media de la maana: se separ el que declara, tomando a Sotomayordel brazo, a lo que se opuso Rodrigaez, dcndole al que declara i a Millan: vayanse Vdes., dejen aqu al capitn i entonces le dijo Sotomayor que haban venido juntos i del mismo modo se deban retirar, i que no podia quedarse, i como por fuerza, ataj a Sotomayor i se march el que declara con Millan. Salido de all el que declara, dijo a Millan que si pensara Rodrguez seducir a Sotomayor; entonces Millan contest al que declara que no lo dudaba por ciertas insinuaciones que a l le haba hecho cuando se venan del parral, las que el que declara no se interes en
,
saberlas.
si tiene as que decir, dijo: que no se acordaba que esto es en sustancia lo que pas; que no tiene mas que decir i que lo dicho es la verdad, a cargo del juramento que tiene heciio, en que se afirm i ratific, leda que le fu
Preguntado
i
de otra cosa
esta su declaracin, i dijo ser de edad de 24 aos i la irm con dicho seor el presente secretario. Jos Anlonio Glica. Manuel Jos de Astorya.Aguslin Videla, secretario.
DOCUMENTO N;
fARTB
DEJl
8.
Santiago, julio 16
ce
1833.
Al acompaar a V. S. el sumario que se ha levantado por este gobierno sobre una conspiracin que debia estallar el 13 del corriente, me ha parecido oportuno instruir a V. S. de algunos datoS; que no constando enteramente del parte, pueden acaso influir
en
el
A
to
343
las siete de la noche de este dia, se rae avis que en un cuarde la casa de doa Josefa Larrain se estaba haciendo una reunin de hombres, capitaneados por don Jos Antonio Cotapos,
con el fin de salir de alli armados y tomarse los cuarteles; que en dicho cuarto hablan armas, dinero i licores. A efecto de cerciorarme de estos hechos^ me diriji disfrazado a la casa espresada, en la que no not cosa alguna; pero habiendo, en seguida, recorrido la Alameda, ti varios grupos pequeos de hombres, de los cuales el mayor se compona como de seis, todos al parecer decentes. Me sent en un sof frente de la misma casa, i observ que sucesivamente los hombres que componian los dichos grupos entraban i sallan unos a la casa i otros al cuarto indicado, pe o, por la oscuridad de la noche, no pude conocer a ninguno. Estos movimientos me persuadieron de la verdad de los hechos que se me hablan relacionado, i con el fin de evitar alguna sorpresa que podran hacer al cuartel de artillera, que era el que estaba mas cercano, me fui aprevenir al oficial de la guardia, i despus de haber tomado otras providencias que cre oportunas i dado aviso a S. E. el presidente, me volv a la artillera para tomar de alli la fuerza necesaria para aprehender a los conspiradores, lo que no se verific, porque, de pronto_, no se me pudo dar ausilio, en razn de que la guardia era mui peque-
no era posible dejar abandonado el cuartel. Con este motique se reuniese la tropa al toque de retreta, i despus de dejar asegurado el cuartel, tom algunos hombres i con ellos me diriji a la espresada casa, mas ya no en?':ztrcosa alguna, porque, momentos antes, habla estado el comandante de Hsares i habia aprehendido a los que encontr. Ped a la seora la llave del cuarto, la que me contest que, en el mismo dia, la habia alquilado a un platero Hidalgo que no ha podido encontrarse, apesar de ser mui conocido, i de las activas dilijencias que se han hecho a este in. Mas tarde, hice desarrajarla puerta delci._.i-to i ya no encontr otra cosa que vestijios donde habia estado el brasero i unas botellas rotas. Omito relacionar los acontecimientos posteriores, porque ellos constan del sumario. Los sujetos que se hallan presos i que aparecen comprendidos en el sumario, son: don Jos Antonio Cotapos," don Juan Antonio Godoi, Jos Antonio Migues, Pedro Ballesteros, Jos Ma-
ria Yillareal,
344
la crcel
Dionisio Molina,
so
no
hin
podido aprehenderse. Sin embargo, este goLierno queda piaclicando las mas activas dili.jencias. i sern lambien puestos a dissi se logra su aprehensin. Notar Y. S. que evacuado algunas citas que resultan del sumario, pero la causa lia sido que uo han podido encontrarse los sujetos citados. La brevedad con que se procur hacer las averiguaciones que constan del sumario, dio lugar a algunas imperfecciones que despus se han advertido, las que, aunque no son mui esenciales, se pueden allanar en el discurso de la causa. Pedro rrioUi. Dios guarde a V. S.
posicin de V. S.,
lio se lia
El cabo de serenos,
parle a V. S. de que,
el
como a las
Que yendo, a esa misma hora, a recorrer sus puntos, observ que en uno de los cuartos de la casa de doia Nieves Machado estaba un hombre tic poncho ]jarado en la puerta, el cual se fug: entonces me diriji a la puerta i me; encontr' con un hombre,
que, segn he sabido ahora, es d(n Juan Antonio (*) (udoi, i le pregunt qu hacia alli, me respondi que estaba esperando a unas nias, i hacindole presente que si era el dueo de la pieza, respondi que ri, i sospechando que algo se ocultaba, entr, i como me creyese descuidado^ (uiso escaparse, pero al moi
mento
g a
sal
lo
hice volver,
el
exijindole
que
me
siguiese, se ne-
punto de pretender fugarse, luego que not que yo hacia seales para que viniesen otros serenos en mi ausilio: apesar de esto, huy, como yo no cesaba ya de llamar a los serenos, pudimos aprehenderlo a la cuadra que Ixabia corrido, donde fu herido j)or uno d(^ los serenos. Volvimos con l a la pieza, i ya se iiabia escapadlo uno de los tres que h;ibian quedado, atropellando a don Antonio Pagan, que estaba en la puerello,
hasta
ta,
345
cuidando el cuarto, mientras yo sejuia a Godoi. Que habiendo encontrado solo dos en (4 cuarto, los conduje a la comandancia con el otro herido, dejando cerrado el cuarto, y all supe que se llamaban Manuel Moreira i Jos Maria Opasos, i que dejndolos asegurados, volvimos a la pieza, i rejistrndola, se encontraron las especies, armas^i dinero, que consta de la lista que
Manuel de liamos.
DOCUMENTO
X." 9.
di;
los puales
leniciiAc
coronel gradaadn
comandanle acci-
dems cm-
en
la
revolucin contra
debia de estallar
el dia doce del mes que espir, resulta: Contra don Jos del Castillo, comandante del iiatallon Chacasegundo testigo para que le viebuco: que solicit al primero
i
que le acompaaran a un viaje al camcuyo servicio seria compensado con diez pesos a cada uno. (jue conducindolos en la noche del dia doce a una pieza de la casa de doa Nieves Machado, donde se hallaban reunidos los dems cmplices del movimiento revolucionario, se les dijo ha-
Oue all vieron entrar i muchos individuos encapados, incapaz de s'!r conocidos, que hablaban en secreto. Que Castillo fu atraer una botella de
brseles llamado para cargar azcar.
salir
ron a
to,
la calle
e igiudmeute cigarros.
))abia
en
el
los que estaban en el dicbo cuarQue observaban que en un bal que cuarto echaban o sacaban armas, lo que les oblig a
i
les dio
a bel'er a
sospechar a Pino
revolucin,
S. E, el
i i
Retamal, que
en
efecto, se
florete
que tom en
el
punto indicado.
Contra don Jos Antonio Gotapos: que invit a Pedro Ballesteros i Francisco Cruz para tomar parle en -una revolucin que tenia por principal objeto hacer la guerra contra el que lema el
poder, dindoh hasta que cayese para restaurar la libertad de Chile
i
les dijo
que
se pondra al frente
i que la sea sera: aqai se venga Ja sangre que corri en Que todas las ordenes que l les dio no indicaban otra cosa que el deseo de asesinar a cuantas personas decentes se presentasen. Que a cada uno les dio cinco pesos, i a uno de ellos un pual^ ofrecindole tambin una chapa de pistolas, la que no admiti Ballesteros, lisonjendolo ademas con promesas. Que les previno hablasen a otros hombres de confianza con el mismo n^
cuarteles,
Lircai.
que tenia en la caada obraba de acuerdo con la de la calle de Santo Domingo. Que all vieron grupos de bombres que entraban i salan a la
pieza de Cotapos,
f.
misma
como
lo declara el criado
en su con-
fesin a
61 vuelta.
10, consta:
i
Contra don Jos Barril, por las declaraciones 4.'', h.^, 9.* i que les haba encargado buscasen hombres valientes de secreto para que lo acompaiasen al campo; pero sospechani
otros indicios
que acaso
seria revolucin,
le
sonrindose Barril,
contest seles
los declarantes
Que
que
dia doce.
Que
le
el
mismo
duos que
los
emplaz para
que
el
mismo, i que solo el dia doce vinieron a saber objeto a que haban sido llamados, era para una conspi-
racin.
Contra don Juan Jos Godoi: que la noche del dia doce el cabo de serenos Jos Pozo^ declarante en este proceso, fu uno de los que encontr en el cuarto de la reunin de los revolucionarios,
el
dinero, pistolas
puales.
Que
era
uno de
los
que hablaban
en secreto con
indicado.
los
347
embozados que entraban i sallan en el punto Manuel Moreira i Jos Mara Opaso, cuyos individuos tenian engaados, so pretesto de ganar im jornal. Que cuando se trat de reconocer por el dicho cabo, Pozo, se fug i fu tomado por otro sereno, que lo condujo a la prisin^ hirindolo por no haber querido obedecer. Contra don Antonio Isogareda: que busc a Ventura Martnez, sarjento de artillera dado de baja, que lo cit pava la Alameda la noche del da doce, i que luego que habl con l, lo condujo al cuarto de doa Nieve Machado. Que hablaba Nogareda en este punto con los incgnitos que entraban i salan, como lo afirman
Que
impidi') la salida de
el 2.
1. testigos
de este proceso.
el
da 11 del
que alquil
la
habindole exijdo
seis pesos.
tiinza
para
el
Que en
el
misma mano i los 34 cuchillos de siete pulgadas de largo. Que la citada noche del da doce, se hallaba tambin ste reunido con los motores de la revolucin.
Contra Ventura Martnez: que la noche del dia doce, lo llamaban con e.xijoncia en uno de los grupos de hombres que estaban en la Alameda. Que se hall tambin renido en el cuarto de la Machado la noche que debia estallar la revolucin. Que cuando trat de tomarlo preso la polica, huy, de cuya resulta fu
herido.
Contra Juan Valdes: que la noche del dia doce se hallaba reunido a los revolucionarios. Que al 8.'^ i 9."' testigos les hizo presente la gran escapada que haba hecho Ventura Martnez la noche que fueron sorprendidos los revolucionarios en el cuarto
de
la
seora Machado.
Supremo Go-
bierno ni a ninguna de las autoridades, cuando lo pudo verificar, de la revolucin que debia estallar la noche del dia 12 del mes de marzo.
I
la
en rebelda, Castillo, Nogareda, Barril Juan Valdes sean pasados por las araaas con arreglo i sealada en el tratado 8., tit. 10 del art. 26
:m
a Ventura Martnez,
el cuerpo Pedro Ballesteros seis meses mas de prisin en la crcel pblica por no haber dado parte en el acto que fu invitado, sin embargo de haberlo solo pactado con Francisco (]ruz no estar plenamente justificado este requisito tan esencial para declarar su inocencia. Santiago, setiembre 20 de 1833. Manuel Garda.
e.-tar
comprobado
I
del delito
como
DOCUMENTO
N." 10.
DE PLOA EN 1833.
{Nikias de
y Ja guiente.)
don Jos Toribio don Juan Corts, don R. Navarrete, el cajiitan Soto de artilleria i el dado de baja don Bartolom Montero, a la que asisti, por primera vez, dou Juan Antonio Nogareda. Se hizo una narracin por Corts, por la cual los invitaba a destruir la actual administracin i que Iiasta cundo sufran estar nrandados por ella. Luego ley un papel en forma de proclama (laque no pareca obra propia), por el que se exijia a cada uno el juramento de lidelidad, secreto, constancia subordinacin a los jefes que se elijicsen. A las dos o tres noches (dia sbado); so volvironla reunirjen el caf de la Nacin, en el cuarto de don Jos Barril, se acord llamar a Castillo, Uri|uiza, Puga i Cotapos. Fueron comisionados para llamar a Urquiza, Soto i Barril el grande; a Cotapos, Navarrete; i a Puga,
El 20 de marzo, se reunieron en la casa de
i
don Gregorio
Barril,
Montero. Las reuniones se hacan con interrupcin de dos o tres das, i en la tercera, en el mismo sitio, se apersonaron los solicitados (a escepcion de Castillo,
licitase
i
349
de los del partido dinero i armas, i fueron elejidos Puga coa facultad de poder iniciara toda clase de personas, siendo el primero considerado como presidente de la lojia militar. Se hicieron otras veces iguales juntas euel sitio ya dicho i
Corts,
algunas en una casa que est cuadra media de Santa Ana para abajo, proporcionada por Corts, cuyo dueo es bajito-, i dos en el cuarto de Puga. La sociedad de los paisanos la presidia el seor Bilbao y otro, i su nmero o el de los sabedores era crecido i estaban dispuestos a exhildr el dinero necesario proi
i
asi lo
hizo saber
i^.or les,
secre-
o cua-
quien se espres en trminos semejantes a estos: Sen'jre^: aunque hnbia proleslailo no lomar parte alguna jamas en eslas coaas^ me basta el ver a Uds. reunidos para deridirme. Este tom un nteres sobresaliente, i se pregunt a cada uno de los socios cul era el nmero de hombres con que contaba o tenia cada uno, pero no se pudo detertro das,
Erasmo
Jofr,
minar. Ya, en estas iiltimas veces, estalja Castillo. Se dijo que el plan era ste (su autor se ignora]: Atacar todos los cuarteles, palacio, crcel, al primer golpe de las ocho, pues
para
el efecto
gareda, Godoi
estaban distriljuidos en esta forma: Castillo, Noque el i Banderas, al palacio, con 28 hombres;
se
hiciese a ningnna de las personas que que a todas se pusiesen en rigorosa incomunicacin en sus respectivas habitaciones, a no ser aquellas que hiciesen una obstinada resistencia. Esta fuerza debi salir del cuarto de la Machado en donde se hall tambin Velazquez, Martnez i un Gundian, queso iniere fue cadete. A la artillera debi asaltar Barril, el grande, i el capitn Soto, quien dijo llevarla a Snchez (su cuado), a Garai, teniente reformado, i aun parece que contaban con Mrquez, el srjenlo mayor: el respeto a los jefes i oiciales era el mismo, salvo el cas ya referido. La casa de esta reunin est en la calle de las Recojidas, que ignoro cul es: tanto a este cuartel como a los siguientes no se sabe el nmero de hombres que debian ir. A Hsares, Jofr, Arteaga (el que est preso) i otros no conocidos; al 1, Cotapos; al 4 parece que Urquizo. La distribucin al 2 Montero; no se hizo en ninguna de las reuniones, segn parece, sino que fu determinada por Puga i Corts; Puga debi en este acto
mas
alli
leve
ultraje
se encontrasen;
rrete,
350
i sus ayudantes eran Navadon Francisco Prez. Se decia que esa noche deba ser comandante militar de la plaza, Pirarte, i al da prximo, una junta o movimiento popular proclamara presidente a don Jos Manuel Borgoo; que el coronel Snchez tomara al dia siguiente el mando de un batalln i que ademas proporcionaba 200 caballos, lo dijo Corts. Qae segn han dicho Bravo i Puga, estaban comprometidos Fuenlecilla, Taglc, Novoa, quien parece dio mil pesos, i Valdivieso, que proporcion un cuarto en que se depositaron armas i debia reunirse Jos Barril, para
Bravo
sorprender la crcel. Arteaga, elex-comandante, tomara el mando de su cuerpo, i los dems se ignora el destino que ocuparan.
Eljeneral Campmo ofreci en el movimiento de Reyes, 100 hombres armados i montados, iUrriola, el seor Intendente, parece era sabedor de todo.
Se asegura que los individuos contenidos en lo que se lleva hablado son los sabedores de todo, i los solo capaces de moverse con intrepidez, a escepcion de tres o cuatro que poco figuran,
ad virtiendo que la
mayor
la familia
de
los
proclamado la constitucin del 28, i la mayor parte de los que se lomaron en la msica eran sabedores. En la del 29, solo se sabe de Puga, los dos Barriles^ Prez, Bravo i Castillo, pero se infiere estuviesen todos los dems.
/.
Antonio Nogareda,
DOCUMENTO N;
11.
bFORME DEL AUDITOR DE GUERRA DON MaNUEL JoS GaNDARLLAS DE PUGA EN LAS CAUSAS DE CONSPIRACIN DE LOS PUALES
I
EN 1833.
Seor Comandante Jcneral
de.
Armas:
Con motivo
mandar
mes
anterior, hice
i
vador Puga
acumular los autos seguidos contra don Saldon Jos Antonio Prez de Cotapos, jefes ostensi-
351
Liles de las conspiraciones del 12 de julio i 29 de agosto. Con aquel documento, form un nuevo espediente, creyendo descubrir con certeza a los conspiradore?: mas las primeras dilijencias
me
que
hicieron conocer
los
el
engao que
sufr,
convencindome de
individuos acsalos se hablan preparado con anticipacin para ocultar sus delitos i burlar los esfuerzos del juez mas activo i dilij nte. Como espuse a V. S. en mi nota del 26, don
Francisco Prez Larrain, don Joaqun Bravo
i
papel escrito por Cuevas era efecto de una combinacin para salvar a don Juan Antonio Nogareda. Las seas que me dieron de las personas que con l se referan, me hicieron proceder a un careo, primeramente de uno a uno con Negareda, i despus, entre ste con don Jos Toribio Mujica, don Salvador Puga, don Joaqun Bravo, don Vicente Sotomayor i don Ramn Navarrete. Todos se contradijieron entre s, i lo que hubo asombroso, en mi concepto^ fu el que Mujica i Nogareda no se conocan ni se haban visto nunca, segn espusieron; cuando Nogareda asienta en la delacin escrita por Cuevas, que el 20 de marzo, se reuni en el estudio de Mujica con unos cuantos a tratar de conspiracin. Esta circunstancia me hizo entender que eran intiles los trmites judiciales, pues nunca conseguira averiguar la verdad, por mas indagaciones que hiciera, i resolv sentenciar las causas con el mrito de lo obrado, sin or el promotor fiscal, porque no puede estar al alcance de ciertos accidentes que sucedieron en mi lo menos, aproxipresencia i coadyuvan a formar un juicio,
ga
me
el
;i
la sentencia que debemos dictar, i sin embargo, no encuentro acordes los datos del proceso con los hechos que todos saben. Consta de autos que se encontraron en
un cuarto
pistolas cargadas,
objetos todos
que indicaban evidentemente que se preparaba una conjuracin. El pueblo de Santiago ha visto aprehender a don Salvador Puga dentro del cuartel de hsares, cuya tropa se finji sorprendida por l. Han desaparecido don Juan Corts, don Jos Barril, don Jos Castillo, don Jos Velazquez no s si
i
duce fcilmente que se preparaba un movimiento tumultuario, porque cualquiera preguntar: para qu se haban acumulado
:^5\'
elementos de guerra i por qu se han Tugado los individuos antes espresados? La voz piiblica responder sin duda; a lo primea lo segundo, porque se hahian desro, para una ronjuracii).
i
cubierto sus intentos. La conciencia de los hombres sensatos i el testimonio de hechos notorios convencen a cualquiera de la
existencia de una conjuracin; pero /.cules son los criminales, preguntar cada uno? Dnde estn las pruebas de sus delitos? Se ha hecho ya mania el atribuir a combinaciones del gobierno, para desprenderse de ciertos hombres, esta clase de sucesos,
i
mas que
miseraljles jente
del descontento, impotentes, sin ninguna inluencia pblica por su fortuna, relacin de familia i cualidades personales, ni cabeza para dirijir una obra de tal magnilul, que aada menos se dirijo que a trastornar la administracin o introducir el desorden. Quiz el imico i[ue se encuentra con un restijio no
el mas incajaz de todo, ponjuo sin direccin estrana no tiene otra cualidad soJiresaliente ({ue la irmeza de una roca que no discurre. Sin embargo, se perciben los grandes daiios que estas intentonas pueden causar en la disciplina militar, obligando al jefe de un cuerpo a guardar coi el soldado ciertas
merecido,
liel;
que puede hacer en la moral la autorizacin de las delaciones, pero se teme con lazon (jue el desprecio de stas ocasione consecuencias raui dolorosas.
Los autos
me demuestran
pcvo entre
cuentes,
los
dems
se
me
la
me
una
la
fjrmulas
al
del foro,
puedo comprometer
nos i hagan ocupar intilmente el tiempo a los tribunales, sin conseguir mas resultado (ue una censura indiscreta contra stos por sus sentencias, una manifestacin de opiniones parciales,
sentimientos interesados, deseos no cunqjlidos,
i
sobre todo,
353
Anhelo porque se haga un ejemplar que escarmiente para siempre los conspiradores, pues ya que la razn no ha podido convencer a ciertos hombres del ningn derecho que tienen para atacar por las vias de hecho una administracin legalraente constituida, perfectamente desempeiada, en lo posible, i
justicia podr contenerlos;
hombres de bien, solo la severidad dla mas no hallo personas que representen este importante papel, porque los miserables que hai inscritos en el proceso, merecen mas bien el encierro en un hospicio que otro cualquier castigo, que por duro que sea, les ser mui
amada por
todos los
lionroso.
Analicemos los autos, dejando a un lado a don Jos Castillo, acusado uniformemente por la mayor parte de los testigos; a don Salvador Puga sorprendido dentro del cuartel de hsares, a don Juan Antonio Nogareda, que despus de tantas negativas de su complicidad, ha confesado en la delacin escrita por Cuevas que a lo menos tuvo parte en la revolucin preparada para el 12 de julio, a don Juan Corts, que ya muri, i a don Jos
Barril,
f.
15, confrontada
f . 5,
mentes de su cooperacin al movimiento proyectado: hagmonos desentendidos de otros reos de inferior orden que aparecen en los autos como ausiliares, i vamos a buscar las cabezas o directores de
certeza.
se
ha descubierto con
que se presenta es don Jos Antonio Prez de Coacusado por Pedro Ballesteros a f. 7 i por Francisco Cruz, comunicado por ste a f. 5, quienes repiten lo mismo en las segundas declaraciones de f. 36 i 56 vuelta i en los careos de
El primero
lapos,
f.
la pomposa defensa de Cotapos se tachan estos una manera que legalmente pudieran reputarse sus dichos por calumnias; se acompaia una causa criminal seguida contra uno de ellos, que le inhabilita para ser testigo: se nota una contradiccin entre las declaraciones de Cruz i Ballesteros acerca de las palabras que refiere el primero dijo Co-
76
77.
En
testigos de
cok, estas
armas
campos de Lircai. Aboga en favor de Cotapos su vida retirada de materias polticas de pocos aos a esta parte: pero los dos testigos se han sostenido con
la
sangre
vertida
en
los
D.
DIEGO POKT,
2:1
firmeza,
i
354
no se descubre
el
cido a
declaraciones de stos,
dice:
80 vuelta^,
que Pedro Ballesteros le comunic que en la calle d Snnto Domingo, en un cuarto de la seora Machado, habia una reunin que obraba en combinacin con la que tenia Cotapos en su casa, i que el que presidia aquella era don Jos Castillo, don Juan Antonio Godoi, don Jos Barril, don Juan Antonio Nogareda i Ventura Martinez; i preguntado Ballesteros a f. 57 vuelta sobre esta referencia, respondi: que ignoiaba la pregunta que se le hacia, por no tener conocimiento de ella. Si se tratase do conVontar las declaraciones de los testigos con toda escrupulosidad, se emprenderla una obra inejecutable, porque varian mucho sus dichos aun en los casos mas sustanciales, esto eS; en aquellos pormenores que pertenecen al plan proyectado; pero si la atencin se desprende de menudencias i se fija en grande a averiguar, si es posible, que se intentase una conjuracin o no, no puede menos que decidirse por la afirmativa, teniendo por evidente que ha habido semejante intento i que aun quiz subsiste. Todos los procesados se disculpan; mas del conjunto de sus dichos, que no recorro uno por uno por no demorarme, resulta que habia conspiracin el 12 de julio en la noche. El papel de Nogareda lo confirma i en l se encuentra
nombre de Cotapos como jefe de los que deJjian atacar nmero de guardias cvicas. No hallo pruebas tan positivas como la lei requiere para calificar de criminal a don Jos Antonio Cotapos, pero no puedo figurrmele inocente. Las dems personas nombradas en el proceso de ste son mui secunescrito el
el cuartel
1
i solo dir que si no ocupaban empleo de motores de la revolucin, proviene de su incapacidad, sin que les falte disposicin pai-a servir como ajentes; i paso a presentar a V. S. el mrito del segundo proceso en que aparece don Salvador Puga como jefe principal. En las ochenta i siele fojas que contiene, solo encontrar V. S. demostrado bstala evidencia que este individuo es el nico que puede judicialmente ser calificado de criminal. Don Rafael Bilbao, don Jos Mana Novoa, don Joaqun Bravo i don Jos Toribio Mujica con otros, se presentan como inocentes. Don Juan Antonio Nogareda, que al principio apareci lo mismo, ha salido compli-
355
cado despus, bien que en la revolucin del 12 de julio a que se refiere el anterior proceso i no en la del 29 de agosto, a que se contrae el presente. No hai mas testigo que Puga, a quien todos
como dije antes, fu tomado dentro del cuarno niega la empresa en sus declaraciones de f. 9, 28 i 55, ni en los careos con don Rafael Bilbao a f 59, con don Juan Antonio Nogareda a f. 61, con don Manuel TJrquizo a f. 62, con don Jos Arteaga a f. 63, ni con ninguno de todos los que se me han presentado como reos en esta causa. Puga es erimjnal, confiesa su delito i acusa a otros. Hagamos abstraccin de l en cuanto a su crimen, i Ajmonos en sus palabras calculando el grado de veracidad que puedan merecer por su
contradicen. ste,
tel
de hsares
posicin
modo de
espresarlas.
Con conocimiento de la pena que merecia, declara que su cmplice era don Rafael Bilbao, caudillo de la asonada, i refirindose a su dicho comprende a don Jos Maria Novoa i a don Jos Toribio Mujica, como se ve en la respuesta a la 7.'^ interrogacin af. 9. A f. 10 vuelta declara que le acompaaron a tomar el cuartel don Juan Antonio Nogareda i otro joven que llevaba ste, cuyo nombre ignora, i lo descubre en la declaracin de f. 28 vuelta, espresando que fu don Joaqun Bravo, oficial que fu del Ministerio de la Guerra. Bilbao neg completamente su complicidad con tanta calma i firmeza, que el juez mas prevenido i
mas mui
astuto o de
la
pprque en estos casos se tocan los estreios, la ficcin i la realidad. El careo de f. 65 vuelta no es mas que un apunte de lo que pas en mi presencia, en que solo hice anotar las afirmaciones del uno i las negaciones del otro para cumplir con las frmulas del proceso; porque aquella escena, por su naturaleza, por la impresin que me caus en la inesperiencia de juzgar esta clase de causas^ no me permiti describirla tal como sucedi. Don Rafael Bilbao, que fu interrogado primero segn los trmites que se acostumbran en estos casos, se limit a decir con una voz remisa i en un tono disimulado, que era falso cuanto Puga esponia en sus declaraciones. ste, al contrario, con un eco despejado, i manifestando hasta en el semblante el sentimiento desagradable que ie causaba aquel lance, espuso: Que cuanto decia era la pura verdad; que le aflijia el pensar que iba a saciiflcar a
BilbaO;,
356
en
lo
que quiz
faltalja
a las
que
hacia; pero
que ya
puesto en aquel conlicto por salvar al pais de mayores males, i que no se creyese que trataba de disminuir a costa de Bilbao ni de otros el tamao de sus
sus circunstancias
le liabian
compromisos, i finalmente que se entregaba a la justicia resignado a sufrir el 'castigo que se le impusiese, pues no tenia prueba alguna que dar de sus dichos, porque todas sus conferencias hablan sido en secrcLo i sin testigos. Concluido el careo, volvi Billjao a la prisin incomunicado, i habindole mandado poner una barra de grillos, por via de apremio, me llam en el mismo dia al calabozo, en donde me burl contndome bajo el velo de cosa importante una frivolidad que no me pareci decente consignar en los autos, i me espuso que en el careo no
habia podido rebatir la esposicion de Puga por la sorpresa que le habia causado su presencia, i me pidi otro careo. Se lo proporcion a los pocos dias, i en l no hizo mas que preguntarle en qu hora, en qu lugar i en qu tiempo se hablan visto para tratar de la conjuracin. Puga le respondi que en diferentes horas de la maana, tarde i noclie; que nunca se hablan visto en la casa ni de uno ni de otro, sino en la calle i en la Alameda, i que en la nica parte en que le habia buscado era el almacn de don Pedro Chacn de Morales. A esta respuesta guard silencio Bilbao, i entonces Puga, despus de haberme pedido permiso para hablar, pronunci el siguiente discurso que he procurado conservar en la memoria i que copio para presentar a V. S. un testimonio de mis conflictos. Puede que haya diferencia de palabras, pero estoi cierto que no me equivoco en las ideas. Seor auditor: me avergenzo de los favores que me dispens el seor Presidente de la llepblica impidiendo que se me fusilase, i siento que el seor Comandante .leneral de Armas no lo
hubiese liecho cuando fui aprehendido en el cuartel de hsares. Apeteca la vida por mi madre i una hermana a quienes mantengo, mas ahora que me veo hecho el juguete de un monstruo como*el seor (dirijindose a Bilbao) deseo la muerte por salvarme de la ignominia con que me ha burlado. El seor (Bilbao) es
el jefe de la conspiracin, i haljiendo sabido a las diez de la noche del 29 que estaba vendida al gobierno, no fu capaz de mandarme un recado para que no siguiera adelante, dejan-
dome
asi
357 SI
pena que
comprometido. No quiero que se modere conmigo la me impone la lei: conozco el crimen que he cometido i solo suplico que se ponga mi cadver por algunos dias delante de este hombre feroz para que se deleite con su espectculo,,. Bilbao- le interrumpi entonces preguntndome si aun continuaba el careo, como con intencin de hacerle callar; i habindole hecho entender que si, concluy Puga del modo que he espuesto. Pasados unos pocos momentos de silencio pregunt a ambos si tenian alguna otra cosa sobre que interrogarse i decirse. Me respondieron que n, el uno con la ajitacion producida por el discurso que habia pronunciado, i el otro con una frialdad, simulacin o enajenamiento que no.s si justamente pueda atribuirse a crmiinalidad o inocencia. En la prueba rendida por Bilbao
ha acreditado que
el
dia
21)
horas mismas en que dice Paga habl con l en la Alameda, se hallaba en el Consulado: es decir^ desde las doce de la maana a las dos de la tarde. El seor senador don Agustin Vial informa que despus de estas horas le vi en aquel
de agosto eu
las
l.
un criado que le acompaaba declara Puga dice que le entregij 1100 pesos i
todos saben que los recursos pecuniarios de Bilbao son ningunos. Qu habr en esto? Cmo se podr descubrir la verdad
entre los dichos de
Puga
si
contra ste
el
mas habiendo espuesto que no la conoci ni sabe su nombre, quedamos sujetos a la incertidumbre que arrojan la testificacin singular de Puga i la negativa constante de Bilbao. La otra mujer, Victoria Azocar, que fu el jente de Puga para seducir
a los sarjentos de hsares Pedro Torres, i de artillera Pablo Roco, espone que una de las seioras Almanche fu la conductora del dinero, mas sta dijo en su confesin que era falso i
Puga
la
papeles de
sual, o
apoy. ste ni conoce al muchacho que le entreg los f. 3, 4, 5 i 57; de modo que todo es misterio, ca-
quien sabe si combinado, i no hai ninguna prueba cierta por donde conocer a los cmplices de Puga i verdaderos autores de las conmociones. La opinin pblica designa algunos, mas esta designacin no puede serla base de un juicio recto. El nimo podria inclinarse a
358
ella, recorriendo i combinando sucesos anteriores; por ejemplo: don Rafael Bilbao fu acusado desde Lima de tener parte en la clebre espediciou que condujo don Pedro Barnachea a la costa de Arauco; don Joaqun Arleaga le comprendi en su delacin secreta entre los cmplices de la conspiracin sorprendida en 6 de marzo. Don Juan Antonio Nogareda le liace presidente de un club que dirijia la del 12 de julio, i don Salvador Puga le presenta como el lnico jefe con quien se entenda para la del 29 de agosto. De qu puede resultar que el nombre de Bilbao se encuentre siempre en la lista de todos los revolucionarios? O es cmplice de todos los movimientos intentados, o los compaeros de sus opiniones lo 'nombran para disculparse; mas al momento ocurre la idea, de que no puede ser lo ltimo, porque siendo respetado entre ellos, i no avanzando nada con comprometerlo intilmente, no puede habei un motivo racional para calumniarle. Acaso l dir que lo nombraron por vengarse de su resistencia a entrar en las conjuraciones a que ha sido invitado; esto es disculpa, porque si asi fuera podia vindicarse descubriendo los nombres de los invitadores para poder
proceder contra
ellos
con seguridad.
que presenta el proceso es don Joaquin Bravo. Dice Puga a f 10, vuelta, que le acompaaron hasta la esquina del cuartel de Hsares, Nogareda i ste que iba con
El otro reo notable
.
aquel;
mas en su confesin no est conforme con Puga, porque asegura que no conoci al individuo que estaba con l por estar mui embozado en la capa, lo que no habria podido suceder
si
Puede ser
i
que
hacer
mas
la
le cit
la
plazue-
el objeto.
Pero todo es
conjeturas, nada
Puga den-
de puales, i la ocultacin de don Jos Castillo^ de don Jos Velazquez i otros. Me habia olvidado de hablar de don Jos Maria Novoa, uno de los individuos mas diestros en fomentar conspiraciones, setro del cuartel, el 'depsito de pistolas
gn
la voz jeneral,
el
el
cede de que en
le
Solo
se encuentra el dicho de
vimiento;
el
359
mas como
testimonio de Puga.
Estas observaciones manifestarn a V. S. lo intil que es su-
que son acusados de promover conjuraciones, siempre que se quiera que sus delitos sean tan probados como la luz. No se logra mas que esponer a los jueces a que sean burlados i provocar la censura de su comportacion, porque muchos
el
i
presumen que
de induljencia
no poder descubrir a
los
delincuentes procede
contemplaciones. V. S. ha oido criticar la sentencia del consejo de guerra que conoci en la causa de don Joai
qun Arteaga
cial,
cijmplices,
que
la modific,
No es
tar
mi
la
menos impugnar
la acu-
sacin; solo
hago referencia de
los jueces,
estos dos
en causas como la presente, naque hace a m, he descubierto el juicio que he formado de los dos procesos que se me entregaron, i nada temo, porque no puedo desentenderme de la imperiosa obligacin de asegurarla quietud pblica, aconsejando a V. S. una providencia estraordinaria, cual es, de separar del pas por algn tiempo a los principales perturbadores. Santiago, noviembre 13 de 1833.
que
conducta de
M.
J. Gandarillas.
DOCUMENTO
K'' 12.
D.
DIEGO PORTALES,
Mi querido amigo:
Vd. en esta ocasin para solo tranquilizar mi conquedara el escrpulo de que Vd. creyese que yo quera comprenderlo en mi contestacin i en el juicio que he
dirijo a
Me
ciencia, pues
me
360
formado del annimo eu (jiie se me hiere tan de cerca. Protesto pues a Yd., con toda la fi-anqueza de mi carcter, que un solo instante no le he hecho a Yd. la injuria de creer que haya tomado parte. Estoi persuadido, mucho tiempo h, de que su ahna de Yd. es mas grande e incapaz de tomar una venganza
tan innoble. Almas indignas que no faltan en ningn partido, son las que andan promoviendo estos disturbios, a ellas es a quienes yo me dirijo; ni el estilo, ni el articulo de una pieza pueden ser obra de Yd.: asi so lo he dicho a Tocornal. En me-
dio de esta incomodidad, he tenido el consuelo de presenciar la indignacin jeneral contra los autores de esta infamia, que en
el
bargo, no
liicn conocidos i detestados. Sin emhan faltado hombres dscolos que han querido persuadirme que sin conocimiento de Yd. no se habran atievido a
hacerlo, pero
mi conducta en
i
por otros,
ser firme
pais.
ar-
Yiva Yd. mui persuadido en ello; maiana me regreso para i ojal que en muchos aios no tenga una necesidad (^l llospilal, de volver aqui, donde, en cada ocasin que vengo, no me falta alguna incomodidad. So i etc. Enrique Cainphw.
Estimado amigo: La satisfaccin que Yd. me da en su cartu rije protestndome con toda la franqueza de su carcter que ni me ha credo por un solo instante autor del artculo publicado en el Mercurio de Yalparaiso, nm. 1,58G, ni ha pensado comprenderme entre losmalvado.s a que se dirijo su. contestacin, me obliga a corresponder a su protesta con la que le hago de no haber tenido parte alguna en la redaccin ni en
fecha 23 del que
la
Por
lo
blico cree
que se me escrilje de Santiago se oye en sla, el puque no soi malvado; que no puedo tener envidia ni
i
361
temor a su hermano; que no tengo maas que l pueda descubrirme; que no tengo crmenes ni remordimientos; que estoi tan saciado de influencia, que no ejerzo ni quiero ejercer la mas pequea, ni en el gobierno ni en persona alguna: que quiero paz, que no deseo revueltas ni para figurar ni para sacar ventajas; en fin, que no grito, ni escribo, ni puedo ser interesado en trastornar el orden pblico. Por ciegos que fuesen los hombres, no podran juzgar de otro modo, ni seria fcil que palabras sueltas, ni imputaciones vagas, desnudas de toda prueba, les hagan cambiar un juicio formado a vista de hechos incontestables. Pero el pblico todo cree que Vd. ha querido herirme, i que so el primero contra quien se dirije, fundndose en que Yd. me ha tenido antes del ao de 29 por uno de sus mas acrrimos enemigos, i que despus se uni de corazn conmigo, i en que solo cabe venganza cuando ha precedido ofensa, por lo que se me sllala a mi como autor de la venganza, en cuanto fui tanto i tan
su hermano.
Dice Vd. que no han faltado hombres dscolos que han que-
que sin conocimiento mi no se habran hombres brutos habra dicho yo. La hnprenta acaso es mia, ni depende en algo de m? Todos los que escriben estn obligados a someter previamente a mi censura sus escritos? Soi yo el arbitro i el regulador de las operaciones i hechos de todos? Se necesita ser un estpido, o
atrevido a publicar el artculo;
un bribn (hablando en
negocios pblicos.
el estilo
He dicho a Yd.
a todos, cuando
ellos,
i
que no intervengo en
me
guna
vez.
ventud, ha tenido juicio bastante para sustraerse de ella, i entregarse alas ocupaciones i ventajas de la vida privada i qu
razn habr para negarme a mi igual cordura, cuando en todos mis pasos he manifestado que no quiero ser homlire pblico? Guando Yd. no ha querido emitir en su carta lo que han pretendido algunos hombres dscolos, yo no debo ocultarle lo que han dicho los que la han visto. Han intentado hacerme consentir con el impreso en la mano, que Yd. ha querido dirijirse
362
(ontra m, i que meditando mejor despus, se ha arrepentido de su 'reprensible lijereza, i que obligado por el remordimiento, quiso satisfacerme. Aaden que si Vd. sospecha que yo era el autor del articulo o tenia alguna parte en l o en su publica-
un ceder despus de mi
Yo, a
lo
si
contestacin.
menos, no dejar de decirle que el hombre que se tiene por franco i honrado, para atacar las personas los designa, se va de frente i cita los hechos de que quiere acusarles. Vd. ataca atrozmente sus antiguos enemigos, i no pudieudo ser a los O'Higginistas, porque ninguno de ellos puedo juzgarse prudentemente autor del artculo, se convierte Vd. esclusivaraente contra los picaros^ ladrones, aspirantes, etc., etc., etc., los
estanquesi
ros o brujos, de
cuya gavilla
se
me ha
conteste,
qu pensara de m,
por
al-
me
llena de insul-
acriminaciones
contralos
que no habia sido mi nimo comprender Si Vd. ba sabido a quien o a quienes ataca, porqu no los ha nombrado? i si no porqu comprender a todos, i porqu salpicar a los que se hallan sin parte en el crimen atroz que Vd. les impnta? Yo espero que si Vd. aprecia mi amistad i conoce los deberes que ella impone, no me deje en estas dudas, que cumpliendo con ellas i con la justicia, obre siempre del modo que sta aconseja. A Garfias tenia encargado mu i de antemano se viese con Vd. cuando viniese a Santiago, i sin duda habr sabido su venida por la contestacin al annimo, etc., pues que hasta hoi no me ha avisado de haber cumplido con mi encargo.
carta dicindole
una
Diego Portales.
IJNTICE.
Al seor
noN"
Una palabra
5
7
CAPITULO
LA REACCIN DE 1829
El
I
I.
D.
DIEGO PORTALES.
este libro no es la h'storia propia de los pipide los pelcones, sino la resea del perodo escepcional llamado: la poca de Portales. Carcter fuerzas mltipies de la reaccin do 1829. Nota'oie caria del Dr. Kodriguez Aldea que pono aquel raoviraiento bijo su verdadera luz. pipilos. Orijen popular de los nombres de pslucoms Resist^ucia democrtica que la administracin liberal opuso a las rcPoUiciones que la combatieron.- Sucumbi mas bien por la d 'bilidad de sus caudillos que por ei desprctijio do sus Opiniones relijiosas del jenerai Pinto en 1820. Esideas. casez de hombres de nota del partido liberal en el momento Aparicin de dou Diego Portales su estraorde bv crisis. Su prescindencia de los partidos de tradidinaria audacia. Su crculo. Sus ideas contra la federacin ciones polticas. en 1827, Por qu la iiaision poltica de Prtalo? no fu libeReminiscencia de don Jos Miguel Caral ni democrtica? Manera personal de ver la rrera con relacin a Portales, poltica que caracteriz a Portales. Los pekij'eanos del HamAbnej^acion persobriento. Los 2}ipiolos segn Lastarria. So rol poltico intermediario entre la revo nal de Portales. Desbarata lucion democrti'^'.a i la reaccin colonial de 1829. dispersa sus elementos. esta ltima despus de Lircai Anularaiento final de los O'HigQrjnistas. Deposicin del ipreSumetimiento personal del jcnesidente ^jcZi/coft Ruiz Taglc. ral Prieto a la poltica de Portales. Don Diego Portales no Resea de su vida antes es el jefe jenuino de los pelcones.
los ui
argumento du
364
de 1830. Su educacin ]iteriria i sus progresos en el latin i en la teolojia. Coleccin que ha quedado de sus papeles; su correspondencia con don Antonio Garfias otras fuentes que liemos consultado. Ancdotas de su niez, Sus condiscpulos. Su primer amor i su casamiento. Se recibe de ensayador de la Moneda i juicio proftico que don Jos Miguel Infante hace de su carrera. Se consagra ai comercio. Muere su esposa i se apodera una profunda melancolia relijiosa de Su confesor. llcsuelve establecerse en Lima i su espritu. hace una compaia de comercio en aquella ciudad. Trans-
formacin completa de su carcter. La zamacueca. ReSu El Estanco. gresa a Chile con un caudal considerable. prisin en enero de 1827. Se retira a Valparaso. Sus apuros i cconomias en osa poca comproba'los con sus cartas inPublica en Valparaso el Vijia. Regresa a Santiago timas. i da a luz el Hambriento. Parte que tuvo en la redaccin de El Canalla. Participacin de Portales eu esto peridico. El tumulto poi)ular de 1 de noviemla revolucin de 1829. bre decide de la suite de la revolucin mas que el motn del ejrcito del Sur. Carcter de los bochinches do esa poca Omniporevoluciones posteriores. i encarnizamiento de las tencia poltica de Portales en 1830
CAPITULO
II.
Programa poltico de Cuzcuz. Juicio sobre estas medidas, x\nula a Ruiz de Portales. Su manera de llevarlo a cabo. Tagle, jefe de los pelucones, a Rodrguez Aldea, caudillo de los O'Hggnstas. Definicin que hacia el ltimo de Portales en aquella poca. Hace un viaje a Talca i se apodera de la voluntad del jeneral Prieto, ofrecinlole la presidencia. Rumor de- haber liecho al jeneral Freir iguales insinuaciones en su prisin. Espulsa del ministerio de Hacienda a MeneDiscrepancia ses, representante del elemento colonial puro, con el seor Lastarria en el punto de partida sobre U misin Port'-iles combapoltica de Portales en su Juicio histrico. te el militarismo. Organizacin de la guardia nacional,
365
Creacin de la academia militar, Separacin del coronel Cruz del ministerio de la Guerra. Muere ei presidente OvaLealtad de Tortales para con su memoria. El uno i el He. otro, poesia por Mora, atribuida por Portales a la poetisa
Marn.
sidencia
Eleccin del jeneral Prieto. Portales reliusa preno cambia bta por una zaraacneca. La reasume mnica. ministerios de Estado. Su infatigable laboriosidad. Su consagracin a guardia cuerpo que manda. Creacin del Araucano. Amor de
!a
i
Filar-
Portal-^s
tres
la
ci\ic;i
al
Portales a la publicidad de todos los actos de gobierno. Decreto obligando a los empleados denunciados por la prensa a acusar al jurado. Se establece el pago corriente de todos los empleos del Estado i Portales rehusa el sueldo de todos sus cargos, a pesar de su pobreza. Organizacin interna de las
oficinas pblicas.
la
prensa.
Ei
Avasallamiento
Congreso de
lS:l.
Mocion
del
cspulsion de
'
para dar de alta a los Lircai. la Cmara de Diputados, junto con Infante i Vicua. Espedicion de Baroachca, Uriarte i Tenorio a ColDisgusto de Portales porque no son fusilados. Sublecura. vacin de Tenorio en Juan Fernandez. Curiosas revelaciones de Portales a este propsito sobre su sistema poltico: el jwrsonaliwio. Asume la presidencia el jeneral Prieto, i Portales renuncia los ministerios i la vice-presidencia de la Repblica. ^Desaprobacin de sus amigo?. Carta del intendente de Cor.cepcion Aleiupiirte. Segunda faz de la primera poca de Portales
lodrigue2}-
44
CAPITULO
IIL
rechaz-^. una cobranza de estraordinaria delicadeza en una dificultad de comercio. Viaje secreto que Lace por sus negocios a Santiago i su caracterstica manera de anunciarlo. Chismes que se contaron en la capital sobre e^te viaje. Negocios a que se dedica en Va'paraiso. La goleta Independencia. Consignaciones de tabaco pecnliaridades de su carcter en las dificultades de este negocio. Injenio de Lagunillas. Compra de la hacienda de Pedegua. Reflexiones
trabajo del escritorio i sus jeiiialidades sobre su laboriosiArdid para proporcionarse un barbero de poco precio. dad.
al
Rasgo
70
366
IV.
3 2
.
CAPITULO
r o R
'I'
A L
j:
EN 18
Don Diego
paraiso.
El ministerio Eirzuriz. Oposicin que liaco Portales. Sus primeras insinuaciones de descontento. Se aumenta su disgusto por desconiar.zas del presidente Prie Estalla su contia ste sus elevadas protestas de desprendimiento personal. Aparece Hurn contra gabinete Enznriz. Brillantes ideas de Portales sobre cale
las
to.
ira
el
el
el
la prensa de oposicin. Flojedad de los cargos que hacen a Errznriz caracterstico enfado de Portales. Rennncia don Ramn Errzuriz el ministerio del Interior. Los Don Isidro Aj'cst-is. El presidente dcsijna por Litres. sucesor a don Francisco de Borja Irarrziba!. Culera de Portales. Don Joaqun Tocorn es elevado a ministro del Interior. Comienza el verdadero reinado de los p'.duconcs. Don Joaqun Tocornal es el jefe jeniiino del partido conservador. Oposicin de sn rol poltico i el de Portales. Juicio contemporneo de Tocornal, sei^un su colega Renjifu. Modestia de Tocornal al aceptar el ministerio i felicitacin caracterstica que le dirije Portales. Asume ste su omnipotencia poltica por la organizacin del nuevo gabinete. Su incansable persecucin a los tipilos. Su resistencia al reOoosicion mezquina que l^ace greso del jeneral O'Higgins. a que se confiera el grado de je^ieral al coronel Ciaz, Cmo Irritacin de los senadores de aquella poca daban su voto. Portales por la concesin de indultos a criminales ordinarios. Fusilamiento do un msico de su batalln. Felicitaciones Artculo sobre justicia por el esterminio de los Pincbeiras. Sabios consejos de pocriminal que publica en el Mercurio. Reflexiones al misltica de Portales al ministro Tocornal. Ancdotas de la vida do Porrao sobre la libertad relijiosa. El rosario i la escarlatina. M. Gay i tales en Valparaso. Sometimiento del gabinete los mucbaclios de Valparaso. Se le consulta sobre la entero a la inspiracin de Portales. persona que deba reemplazar a Cavare da en el gobierno do Se opone Portales a que !o sean los jenerales Valparaso. Benavente i Aldunate acepta l mismo aquel puesto bacinConsulta dose violencia. Noble conducta de Aldunate. sobre el nombramiento do intendente de Santiago d(! comandante del batalln nm. 1 de guardias nacionales do aquella Honores que pe intenta tributar a Portales ])or el ciudad. Voto de gracias gobierno e indignacin con que los recibe.
rcter de
se
del Congrcfe.
367
el
1832.
poltico de ~Port&les en Juicio sobre Sus trabajos como simple particular cu Valparaso.
rol
iiitica, marina .le >nerra, ejrcito, relaciones diplomticas, proteccin al comercio de los nacionales, etc., Admirables pa-abras de abnegacin con que Portales etc.
Codificacin,
anuncia su resoiuciou <le fijar su residencia en Valparaso. Juicio de un contempoineo sobre la omnipotencia de Portales en 1832
84
CAPITULO
LA CONSTITUCIN DE 1833
1
V.
D.
DIEGO PORTALES.
como
poder.
Curiosas revelaciones
el
es el verdadero
Don Mariano Egaa. Se hace inspirador peluconisrao por Constitucin de 1828, La Constitucin a planetaria de don Juan Egaa. Acta militar de
del Jio
la
uiieiito del
Guzman,
del
niotin
en 1829 en defensa de la Constitucin de 28. Impaciencia de Egaa por reformarla. Trabaja antes de 1832 -u proyecto de Constitucin. Es a la Constitucin de 1833 o al pais mismo a lo que se debe la situacin prspera de ste? Juicio jeneral sobre la Constitucin de 1833. Habilidad desplegada por Egaa en la forma esterior de aquel Anlisis de la organizacin de los poderes soberacdigo. nos. Cuadro cronoljico de las suspensiones que ha sufrido Su mrito en la parte admila Constitucin hastn la fecha. nistrativa. Solucin de este probh'ma: hai o no Consiitucion eu Chiie? Dificultades opuestas maliciosamente a la reforma legal de Ja Constitucin. Don Diego Portales no quiere tomar parte en la di'-cusioii de sta aun rehusa leer el proyecto de Egaa. Su opinin en jeneral sobre las Cons tituciunes polticas. Se opone Gaudarillas al proyecto de Egaa presenta un contra proyecto a la discusin. Notable juicio del jeneral Cruz sobre la Constitucin de 1833.. 122Chillan
CAPITULO
CONSPIRACIONES
(El capitn
VI.
Ql'E
PRECEDIERON A LA CONSTITUCIN
DE
1833.
Eusebio
Ruiz.
Conjuracin
de Arteaga.)
Su
prisio:, su destierro e
Don
el
368
tiene con
Carlos Rodrguez.
la
capitn de hsares
Le obsequia
nuncia.
])e'ilaraciones judiciales de los oficiales de hsares Prisin de RodrSutoraayor i Miilan i del jirofesor Gatica. Desguez, de los teniente coroneles Godo Porras i otros. algunos de sus coinpaprop. Espatnatierro de Rodrguez Ensebio Ruiz con voluntaria de don Joaqun Canipino. proyecta formar una montonera en el monte de la Ruda. Sus cmplices. Se dirijo a Rancagua i el coronel Reyes a QucchercL'uas con el objet de sublevar los cazadores a cabaLos conspiradores son denunciados llo. fraile Venegas. condeiiatlos a muerte. Escpase de la prisin Ensebio Conjuracin de Arteaga. Cnnipli-lad del jeneral Ruiz, Zeuteno del coronel Picarte. Antecedentes de Arteaga. La conjuracin es deni-inciada la vspera de e-tallar. CarcPrisin do ter siniestro que se le atribuy por el gob::rno. El comandante Arteaga, A costa, la Rivera otros oficales. de armas Zenteno es depuesto repentinarente. Carta caracterstica de Portales sobre este complot medidas de precauPrisiones que se ejecutan en cin que toma en Valparaso. Reos confinados a Juan Feresta ciudad en Aconcagua. nandez. Alarma del gobierno juicio de Portales sobre la Escandalosa injerencia del ltimo en el nombrasituacin. miento del Consejo de Guerra que juzg a los reos. Son stos condenados a muerte i la Corte Marcial conmuta la pena en destierro. Los jueces son acusados por el gobierno, 147 pero los absuelve la Corte Sapreraa
CAPITULO VIL
CONSIMRACIONES QUE SIGUTKRON A LA CONSTITrCION DE 18o3.
(La revolucin de
los puales,
La
conjuracin de
los
Hsares.
Tumulto
La revolucin de
Darril,
Primera reunin
El capitn don Juan Corts. juramento de los conjurados. Los dos SeMujica, Soto, Navarrete, Nogareda Montero.
los puales.
coronel Puga es nombrado jefe miliLicorporacon de tar i Corts secretario de los conjurados. otros personajes.- El coronel don Jos Antonio Prez de Co-
gundo
concilibulo.
Ei
tapos.
fr.
-Los comandantes Urquizo Jo Don Jose iMedios de procurarse fondos. Don Jos Mara Novoa. Don Rafael Bilbao. Personajes que suministran dinero. Apresto de armas grupos de! pueblo. Plan de conjuCintillo.el
i
la
~
racin.
369
ciudad en dos lneas de ataque que debe Inminencia de una cala noche designada del 12 de julio. tstrofe. Descuido completo del gobierno. El teniente Godoi es sorprendido en el momento de darse el golpe i se descubre un depsito de puales. Singularidades de Godoi. Puga da contra orden postergando el movimierito, Muerte del capitn Corts. Es denunciada la revolucin aquella noche por Ballesteros. Prisin de centenares de personas i violencias de los HProfundo secreto que guardan los conspiradores sorsares. El gobierno forja una falsa conspiracin para prendidos. El comandante Soto Aguilar. descubrirlos, Pone ste en ejecucin un plan de provocaciones secretas, Los sarjento3 Torres i loco i la costurera Azocar. El coronel Puga es engaado i entra en el plan de sublevar los Hsares i la artillePenetra en el cuartel de aquella i es amarrado. Joaria. qun Lazo. Prisin de las seoras Almanche i su espiritualidad de reas. Se intenta fusilar a Puga incontinenti, pero se opone el auditor Gandarillas. Descubre Puga sus cmplices. Noble conducta de Gandarillas. Delacin de Nogareda por la perfidia de un oficial de artillera. Tienen lugar numerosas prisiones. La crcel de Santiago en 1833. Vista fiscal sobre la revolucin de los puales. Admirable informe de Gandarillas sobre aquel proceso i el de Puga. Clemencia El Congreso decreta la primera suspensin de los tribunales. de la Constitucin i concede al gobierno facultades estraorAncdota de la nima negra. dnarias. Gastos secretos. Sublevacin de los colejiales del Instituto. Se resisten a la fuerza armada, pero capitulan con el presidente de la Repblica. Lealtad de los comprometidos i prisiones impuestas por la Junta de educacin. Sublevaciones conventuales de 1833. Eficacia de la Constitucin de 33 para reprimir las conspiraciones hasta la fecha 168
la
Divdese Llega
CAPITULO
VIII.
Don Diego
Portales en el gobierno de Valparaso. Su ltimo i sospechas que infunde de que iba a sentarse en el gobierno. Se estrena con el fusilamiento del capitn Paddock. Relacin de este suceso i razones que dio Portales para la ejecucin de aque!. Se consagra a la organizacin de las milicias de Valparaso. Se propone enrolar en ellas a los estranjeros. Abusos i violencias que comete
viaje A Santiago
Su
riji-
DIEGO FORT.
24
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deseo de manifestarse dez con los soldados i los frailes. Caracterstica desligado de la poltica jeneral de la poca. renuncia que Lace de todos sus empleos, honores i comisiones. Renuncia posterior de la gobernacin de Valparaso. Su tenaz insistencia porque se le admita i su disgusto con Garrido por este motivo. Desobedece las rdenes del gobierno con los reos de las conspiraciones de 1833 que se le remitan de la capital para embarcarlos. Su jenerosidad con algunos de ellos. Deja el gobierno de Valparaso. Servicios de que 201 le es deudora esta ciudad en los diez meses que la gobern.
Su
CAPITULO
IX.
LOS FILOPOLITAS.
En
de Portales, comienza a disearse el partido filopoRenjifo. Sus operaciones financieras como Su opinin sobre la reduccin del ministro de Hacienda. Su laboriosidad ejrcito i medidas que toma para realizarla. su sistema rentstico. Su i espritu liberal i reformador de Memoria de 1834. Organizacin del crdito del Estado. Escandalosa operacin de la deuda flotante, que desdora su Juicio de Portales, administracin de la hacienda pblica. Descargos Toro, Concha i Vicua sobre esta negociacin. de Renjifo. Aparece ste como el jefe de un partido intermediario, a consecuencia de las venideras elecciones de preDon Diego Jos Benavente don Manuel Jos Gansidente. Estrepitoso rompimiento del primero con Portales. darillas. Aparecen en cuerpo los Filopolitas. Los Viales. DesEl jeneral Campino contentos qne se agregan a este bando. rompe con Portales por un pasqun que se atribuye a ste contra su hermano don-Joaquin i canas que uno i otro se cambian sobre el particular. Sucesos polticos que ponen en Separaexhibicin a los filopolitas como partido poltico. Mocin de Renjifo sobre cin del Seminario del Instituto. conceder franquicias a los espaoles. Es sta rechazada. Renuncian sus carteras Tocornal Renjifo. Misterio de esta orijen conventual que se atribuye a la de Tocorresolucin X presidente Prieto llama en el conflicto a Portales, nal. pero ste rehusa. Carta que con este motivo le dirijo el ltimo desde Pedegua. Timidez del partido filopolita en presencia de Portales, a quien atribuye la oposicin hecha a Brusca franqueza con que aquel acepta esa responRenjifo. Sucesos que Portales rompe con Gaudarillas. sabilidad. provocan la irritabilidad de Portales contra el gobierno. Cobranza injusta que se le hace do una suma de dinero.
auseiii^ia
lita,
Don Manuel
371
Conflicto a consecuencia de haber enrolado en la milicia a un Ira i arranques jepersonaje patrocinado por el gobierno. Declara terminantemente que no consenniales de Portales. tir en la elevacin de Renjifo como candidato de los filopoSu clera contra aquel hombre de Estado i ancdota litas. que de l refiere. Violenta situacin de Portales. Su juicio
Manera peculiar de juzgar sobre Benavente i Gandarillas. de Portales sobre la oposicin de sus antiofnos amigos. Acepta por pocos dias el gobierno de Valparaiso en setiembre de 1834. Gran baile oficial de este aniversario. Profunda impresin que hace a Portales un annimo en que le anuncian una revolucin por estos dias. Portales se resuelve a alejarse temporalmente de la poltica i declara que aplaza la ruptura de las hostilidades con los filopolitas. Compra la estanSus ilusiones de felicidad i riqueza en cl cia del Rayado. campo. Don F. I. Ossa le ofrece treinta mil pesos que l rehusa i acepta una pequea suma del cura Orrego. Su viaje al Rayado i peculiaridades que le acompaan 219
CAPITULO
X.
PORTALES EN EL RAYADO.
Dou Diego
Santiago
Portales en el Rayado. Gandarillas descubre en el plan de hacer presidente a Renjifo. Banquete que tienen los filopolitas cl dia de San Juan. Aparece el Philopolita. Carcter mezquino de este peridico. Benavente hace mocin en el Congreso para que se d de alta a los militares de 1829. Don Victorino Garrido. Aparece el Farol. Enerjia de este papel. Don Jos Indelicato. PorDon Diego Portales considerado como tales en la soledad. hombre. Su aspecto fsico. Su ser mora!. El amor en su organizacin. Sus ideas sobre el matrimonio i admirables Un noconsejos a este respecto. Sensibilidad de Portales. ble episodio domstico. Letargo de sus pasiones. Indiferencia de Portales por sus deudos. Su opinin enjeneral soEl anteobre la mujer. Reminiscencias de David i de Urias. jo de don Diego en la Placilla. Su servidumbre en el Rayado. Mujica, Montoya i Matfo Torres. Singular aficin de Portales a la jente sencilla. Don Pedro Prieto. El herrero
Hernndez. Sistema de vida de Portales. Talento de Portales para el ridculo. Pintura que hace de su primo don Pedro Pakzuelos, Lance cmico con el cura Orrego de
Valparaiso. Portales poeta. aversin natural a la lectura.
del ingles
i
Su aficin
Bl
el
a los caballos.
Quijote.
Su
la
Su
aprendizaje
su admiracin por
gobierno de
Gran Breta-
a.
372
Sus principios relijiosos. Su economa. Rasgos de delicadeza. Su bondad con los pobres. Amonedacin del cobre. Limosnas. Caso singular de un indulto. Le visita
el
capitn Fitz Roy. Sus faenas de campo. Su pereza paia escribir a sus amigos. Cartas de Bustillos. Portales se desentiende do las exijencias de sus partidarios para que vuelva a Santiago. Los filopolitas cobran brios en ausencia de Portales. El presidente Prieto acepta el proyecel
en
Rayado
alta a los militares. Se ofrece a Portales la Legacin a Espaa, por conducto de su padre, i su brusco rechazo. Ljica i precisin de su conducta poltica en 1835. Sus ideas sobre Valparaso como punto estratjico i de resistencia. Viajes que hace a esta ciudad. Incidente que acelera su partida del Rayado. Balance de su fortuna en 1835. Viene a Valparaso. Se le rene ah don Antonio Garfias. Ansiedad de sus amigos porque se ponga al frente de los negocios pblicos. Vacilaciones de Portales. Su odio a don Joaquin Campino. Se resuelve Portales a acepLlega a Santiago de incgnito i es tar la dictadura poltica. nombrado ministro de la Guerra. Comienza la segunda poca de don Diego Portales 254 Apndice.. 295 297 Documentos
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