Tema 26 Identidad y Espiritualidad Del Catequista

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Tema 26:

PRESENTACIN

Identidad y espiritualidad del Catequista

Entendemos que este tema tiene que tratarse al principio de la formacin de los catequistas, por cuanto pretende situar y enmarcar la misma identidad de lo que ellos y ellas son. Adems muy unido a lo que es la propia identidad se encuentra, as lo creemos, la espiritualidad. sta anima, orienta e impulsa la misma accin pastoral que desempean. Nos atreveramos a decir que sin espiritualidad no hay catequesis. Por eso abordamos en otra sesin este tema tan importante. OBJETIVOS Descubrir como creyente la llamada de Dios a un servicio evangelizador entre los nios y jvenes. Revisar la propia experiencia de creyente como persona llamada por Dios, a la luz de los contenidos que se presentan. Redescubrir el papel que tiene el catequista en la comunidad cristiana, para un mejor servicio en la transmisin de la fe. Vivir la propia espiritualidad del catequista como talante de actuacin en la accin catequtica.

JUSTIFICACIN DEL TEMA. "No me habis elegido vosotros a m, sino que yo os he elegido a vosotros" (Jn.15,16). El catequista, a veces sin saber cmo, se encuentra metido en la tarea de la catequesis. Las motivaciones en algunos casos son insuficientes, por ejemplo: "mi amigo/a es catequista", "esto viste mucho", etc. De ah la importancia de este tema para un verdadero descubrimiento de la vocacin del catequista. Es cierto que en las parroquias se est tomando con ms seriedad el hecho de ser catequista. Pero estamos todava lejos del ideal. Creemos que no nos equivocamos si afirmamos que la mayora acepta ser catequista para ayudar o porque gusta, sin que se llegue a un plantea-miento de responder a la llamada de Dios. SUGERENCIAS METODOLGICAS Sera interesante antes de ver este tema que nos parsemos a reflexionar sobre nuestra llamada: la vocacin. El plantearse la vocacin de catequista es algo que no se suele hacer con frecuencia; por tanto, hemos de tener en cuenta que algunos les puede resultar difcil. Se pueden preparar algunas vocaciones de la Biblia para que se puedan confrontar. Por ejemplo: Gn. 12,1-9; Ex.3,7-18; Un punto importante a destacar es ver que existe una ntima unin entre la vida cristiana-experiencia de Dios y la misin evangelizadora. Tener en cuenta que lo que presentamos es el catequista ideal; la vida es un proceso y lo que pretendemos es ponernos al final de ese proceso para saber adnde hay que llegar. El tema puede ser la ocasin de descubrir lo que ya se

est haciendo como vocacin dentro de la iglesia. Este tema est inspirado fundamentalmente en el documento El catequista y su formacin , nmeros 48,52 de la Comisin Episcopal de Enseanza y Catequesis; y en el libro titulado Animadores de grupos de fe de la Delegacin Nacional Salesiana de Pastoral Juvenil.

PARA INICIAR Hacer una lluvia de ideas sobre la palabra catequista Tambin podramos repartir fotopalabras de rostros y pedir que cada uno elija el que mejor representa al catequista. Componer una tira publicitaria que responda a este ttulo. Siete razones para ser catequista. Analizarlas y despus ver cules son las razones ms repetidas y cules aparecen menos o estn ausentes.

ACTIVIDADES PARA EL TEMA DE LA IDENTIDAD DEL CATEQUISTA * Llevar redactado un breve relato de la propia vocacin de catequista y leerlo ante los dems. * Preparar algunas preguntas para que cada miembro del grupo responda al cmo y al porqu ha llegado a ser catequista. * Hacer que los catequistas comuniquen de dos en dos o de tres en tres, su propia vocacin. * Profundizar en las ideas del tema que ms hayan impactado. * Analizar alguna vocacin bblica. * Tres personas se han preparado de antemano para someter a grupos de catequistas a la experiencia de ser educados segn los tres estilos: - El Autoritario - El.dejar hacer - El coordinador. Despus de haber experimentado estas tres maneras y haber sido observadores en los dems, se hace un dilogo entre todos: 1.2.3. Cmo se han sentido ? Qu han vivido ? Qu les parece ?. Despus hablan los observadores. Y as se hace con los del segundo y el tercer estilo del educador. Al final se pueden dar las notas caractersticas de cada estilo que estn propuestas a lo largo de este tema.

ACTIVIDADES PARA EL TEMA DE LA ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA 1/ 2/ 3/ 4/ 5/ Como definira al catequista? Personalmente: qu entiendo por espiritualidad cristiana? De los rasgos enunciados en cul no estoy de acuerdo? Qu rasgo me ha llamado ms la atencin? por qu? Para completar la enumeracin: Qu rasgo aadiras?

DESARROLLO DEL TEMA

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1.1/

IDENTIDAD DEL CATEQUISTA (Primera sesin)


Quin es el catequista?

Cuando los obispos espaoles tratan de decir quin es el catequista, terminan con esta sencilla expresin: "El catequista es un hombre/mujer de fe" (Comisin Episcopal de Enseanza y Catequesis, El Catequista y su formacin, Edice, Madrid, 1.985 N 126). El catequista es una persona de fe. Dos cosas, que se unen para formar una sola realidad. Se trata de ser persona madura y de ser persona madura creyente. Quin es invitado por la iglesia a tomar la responsabilidad de anunciar a las nuevas generaciones la fe tiene que tener una densidad humana y una firmeza de fe que, si no llevan a ser ideales sean al menos normales y ms que normales. En todo lo que es educacin es factor decisivo la persona de quin educa, las contradicciones que se dan en su vida, etc. La sabidura popular ha llegado a formular esta realidad en la frase: "Se educa ms por lo que se es que por lo que se dice o hace". A/ Un creyente.

El catequista es alguien que cree en Jesucristo. No se considera perfecto y sabe que vive su fe con limitaciones; la vive en una comunidad, la Iglesia, a la que ha sido incorporado por el Bautismo; est en camino, en bsqueda y en continua conversin. Recorre su camino guiado por Jess de Nazaret, intenta seguir sus huellas como los primeros discpulos; por eso va en compaa de otros, que tambin siguen a Jess y procuran vivir la fraternidad humana. Caminar por la vida en la fe no es fcil; a veces hay que superar obstculos, nadar contra corriente y estar dispuesto a sufrir, a entregarse uno mismo aunque duela. Sin embargo, el catequista no se deja vencer por desnimos, sigue confiando, creyendo en que la utopa del Reino es posible, porque el mismo Dios Padre nos ha hecho ver con la Resurreccin de Jess que la Vida vence sobre la muerte. B/ Que tiene experiencia de Dios

El catequista es consciente de que la vida en grupo, el caminar con otro es un valor; por tanto, procura vivir la experiencia de compartir con los otros lo que es y lo que tiene, experimentado que al dar recibe, que ayudando a los dems se ayuda a s mismo, que su vida se desarrolla segn un nosotros. Dejndose interpelar por la palabra de Dios, leyendo los acontecimientos de la vida, buscando con los dems, se sabe servidor del grupo en la tarea de animacin a la que se siente enviado. 1.2. El catequista es un enviado a anunciar el Evangelio A/ Llamado por Dios

Ser catequista es una vocacin. Dios llama a personas que realicen ese servicio: Abrahn, Moiss, Jeremas, Mara, los Apstoles. Y stas, con toda su libertad, responden. Hay una llamada y una respuesta. Para llamar al catequista, Dios se puede valer de muy diferentes circunstancias: la invitacin de un sacerdote, la propia toma de

conciencia, un cartel anunciador en la parroquia, el ejemplo de otro catequista. Cualquier situacin que le lleve a enrolarse slo ser un medio concreto del que Dios se sirva para manifestarle su voluntad. La iniciativa en la llamada la tiene Dios, aunque a veces podamos pensar que todo fue una casualidad o que aquello se nos ocurri a nosotros. Ahondar en la propia vocacin del catequista le hace ver a uno que la raz de la llamada est en la vocacin comn del Pueblo de Dios, llamado a trabajar, a cooperar en el proyecto de salvacin que el Padre tiene sobre la humanidad: "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (I Tim 2,4) Puede que, al comienzo, el catequista no tenga sus motivaciones del todo claras y no sean muy consistentes; o incluso, en el fondo, descubra que se lanz a ser catequista ,por prota-gonismo personal, por sentirse importante o llenar el tiempo .... Todo eso poco importa si llega el momento en el que l mismo se clarifica y acta con sinceridad y coherencia asumiendo su vocacin e intentando ir adelante con sencillez. Clarificarse personalmente no es fcil, se necesita tiempo, capacidad de reflexin y anlisis del camino hecho, de la propia historia; y tambin ayuda de otros, que se pongan al lado del interesado, en un clima de descubrir juntos. El descubrir que la vocacin no se queda estancada, sino que crece y madura, hace que se siga caminando con ilusin y entusiasmo sobre la senda emprendida, lanzndose adems a dar respuestas a las nuevas y ms radicales exigencias que se vayan descubriendo. Anuncia el Evangelio Aceptar ser animador es entrar en la dinmica del seguidor de Jess, que hace suya su causa, es decir, participa y prolonga su misin en el hoy. Jess " escogi a los que quiso" y los envi a predicar, les encomend el anunciar el Evangelio por todo el mundo: " Id y haced discpulos a todas las gentes" (Mt 28,19) En medio de todas las novedades que surjan, de toda la creatividad que le pueda poner al anuncio el catequista tiene que tener muy claro que el nico protagonista es Jess y su mensaje. Por eso no tratar de quedarse con la gente o de ser la estrella de turno, ni arrastrar al grupo a seguir su opcin personal ni intentar moldear al grupo a su imagen y semejanza. 3/ Estilo de Catequista

A lo largo de la historia ha habido muchas corrientes pedaggicas como , muchos estilos de estar con los otros para acompaar a su caminar. Desde un vocabulario eclesial hablamos de carismas y no de comentes. Entendemos por carisma una forma de vivir el Evangelio y de hacerse presente a los hombres que el Espritu suscita en la Iglesia para el bien comn de toda la Comunidad y de la misma humanidad. Cada carisma acenta unos determinados aspectos como pueden ser: la alegra, la cercana, la sencillez; la continua presencia entre los nios y los jvenes, la predileccin por los pobres, la creacin de un ambiente de distensin, de familia , de cordialidad, que facilite el crecimiento de los ms pequeos.

El estilo de catequesis es algo importante que conviene redescubrir y poner en prctica. Si el carisma es un don, un regalo de Dios a su Iglesia, los que lo han recibido deben hacer el esfuerzo de ponerlo en prctica, de avivarlo. Tener un estilo es algo as como tener un espritu, que identifica y que da tonalidad a todo lo que se construye y a la manera como se construye. Siempre y todos tenemos un estilo propio no slo de andar y de vestir, sino tambin de tratar... Lo importante es llegar a plasmarlo en algo visible, que sirva de referencia a todos los catequistas. Se trata tambin de evitar estilos negativos: " Este grupo es un desastre, cada uno hace lo que quiere, no hay unidad, es un desorden. Esto tambin es un estilo, pero no a imitar. Para finalizar este tema vamos a presentar al catequista tres modelos muy distintos de educador. O lo que es lo mismo tres maneras muy distintas de estar con los nios: A) Catequista autoritario: El catequista se sita por encima del grupo. Es una persona preparada. Se ha montado un rollo perfecto y por encima de todo lo tiene que soltar. Es el estilo tradicionalmente magistral. El educador decide todo, pues cree que de l depende la marcha del grupo y se estima PERSONA CAPAZ de saber lo que es necesario para el grupo. Su actuacin es consecuencia de todo lo anterior, ya que lo que le importa no es la situacin de la persona sino LA TAREA que hay que desarrollar y as dice: " No creis que hemos venido a perder el tiempo". " Fulanito escucha" .... Caben muchas facetas: Desptico, magistral, autocrtico, paternalista... Lgicamente el educando, en este estilo est totalmente pasivo. A lo ms su inteligencia recibe lo que sus odos oyen. Se cansa, se aburre, se desanima y termina diciendo qu catequista tan listo que tengo, pero de que poco me sirve. Consecuencias de ser educados as, las podemos reducir a dos: 1) SUMISION : Como estn acostumbrados a que todo se lo den hecho, como "pap" catequista ha decido siempre por ellos, siempre dependern de algo o de alguien. Sern los cristianos que irn a preguntar al cura: " padre tal cosa es pecado? REBELDA: O siempre estarn en contra de alguien. Bastante tuvieron que aguantar en la catequesis. Sern cristianos rebotados que no quieren ni or hablar de religin.

2)

B) Catequista "dejar hacer" El Catequista es pasivo. Est ms bien al margen del grupo. En todo caso sigue al grupo y todos y cada uno hacen lo que le vienen en gana. Es un falso animador. A veces esto es porque no se quiere imponer y quiere suscitar la creatividad en el grupo, pero se equivoca en el camino; no sabe elegir que mtodo es el mejor para provocar la participacin.

A todo dice que s y lo ms normal es que termine la sesin " por los cerros de Ubeda" es decir, sin saber ni tan siquiera para que se han reunido. Tambin se presenta este educador baj diferentes aspectos: Demaggico, bonachn., indiferente, l chico as educado no sabe ni qu hacer .... Se desorienta, s desanima ... lo ms probable es que a la tercera o cuarta sesin no acuda. Consecuencias de ser educados as: 1 DESORDEN: No saben a que atenerse. 2 AGRESIVIDAD: El ms fuerte se impone. 3 ABURRIMEINTO: Se cansan de todo. C) Catequista educador El animador est en el grupo. Est como uno ms pero sin perder su identidad: est claro que el educador es l. Si est con nios est claro que l no es un nio, aunque sea amigo de los nios e intente hacerse nio: l es adulto. El animador se fa de los miembros del grupo. Tiene dentro de l la actitud de las TRES A: 1 A - ACEPTA: a cada uno tal como es. Sin deformar su imagen, con sus cosas buenas y tambin con sus cosas malas que las conoce y no las ignora. 2 A - ADMIRA a los chicos que por una cosa negativa que tengan, al menos poseen siete positivas ya que sabe que " donde hubo pecado sobreabund la gracia". 3 A - AMA al educando. Con todo su alma. El educando cree capaces a los miembros del grupo y los respeta ayudando a cada uno a conseguir los objetivos. Su manera de actuar es cooperativa ya que l aporta algunas ideas, para aadirlas a los dems. Intentan caminar juntos. Adems es DILUCIDADOR ya que ayuda a ver claro provocando la reflexin o la madurez de las ideas que puedan aparecer no claras. Consecuencias de ser educados as: 1 2 3 El grupo est motivado. Nadie es pasivo y cada uno tiene sus propias opciones. Se desarrolla la participacin: Cada uno llegar a ser protagonista de su propia fe El grupo adquiere madurez.

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2.1/

LA ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA (Segunda sesin)


INTRODUCCIN

Cuando presentes una ofrenda al altar, si recuerdas all que tu hermano tiene alguna queja en contra tuya, deja ah tu ofrenda ante el altar, anda primero a hacer las paces con tu hermano y entonces vuelve a presentarla (Mt 5, 23-24).

Es bueno que desde el principio clarifiquemos algunas cosas y, as, estemos situados/as en la reflexin que vamos a ir haciendo. Para ello, en un primer momento diremos lo que no es la espiritualidad cristiana y, en un segundo momento, concretaremos el marco de referencia en el que nos a moveremos 2.2/ 2.3/ LO QUE NO ES LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA No es el conjunto de devociones particulares que cada persona puede tener. No se refiere a la moral que tienen las personas concretada en unos valores. No es la prctica de un determinado culto o participacin de los sacramentos. No es el conjunto de acciones privadas para cultivar mi espritu y mi relacin personal con Dios. No se preocupa del alma, del espritu de la persona y descuida el cuerpo: dualismo en la persona. EL MARCO DE REFERENCIA DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

La espiritualidad cristiana hay que situarla en la propia identidad del cristiano, en su vocacin. Es decir, que la espiritualidad cristiana tiene que ver con la vocacin cristiana, con mi ser de cristiano en su totalidad y no en una dimensin de mi ser de cristiano como puede ser el culto o la moral. La espiritualidad, as entendida, abarca a toda la persona. Porque ser cristiano implica a toda la persona no slo a una dimensin de la misma, por ejemplo su inteligencia. Varios autores nos lo dicen con ms claridad: J. A. Estrada: Podramos definir la espiritualidad como la vida segn el espritu, es decir, la forma de vida que se deja guiar por el Espritu de Cristo. S. Gamarra: Es comn presentar la espiritualidad como sinnimo de vivir bajo la accin del Espritu. G. Gutirrez: Una espiritualidad es una forma concreta -movida por el Espritu - de vivir el evangelio. Ahora bien, nos podemos preguntar, como CATEQUISTAS -Seglares, Sacerdotes y Religiosos- Tenemos algunas notas caractersticas y distintas en la forma de vivir la espiritualidad cristiana? S podemos decir que la espiritualidad cristiana tiene una peculiar expresin y traduccin -una manera de vivirse- en el mbito de la educacin cristiana o de la catequesis, como ocurre en cualquiera de los otros mbitos de la vida social y humana. Por consiguiente, creemos que vivir segn la espiritualidad del CATEQUISTA conlleva una manera de vivir la vocacin cristiana. En este sentido ser catequista sera una vocacin especfica. Un don especial que te ha dado Dios para vivir ante los dems tu ser de cristiano o cristiana. Esto quiere decir que un/a catequista -Religiosos/a, Sacerdote o Seglar- vive su vocacin cristiana especfica desde el mbito de la catequesis. Esto le comporta y exige un estilo de vida evanglica ante los dems: sea en el mbito familiar, en el laboral o en el parroquial... Con lo dicho hasta ahora podramos apuntar algunos rasgos que configurar la identidad y espiritualidad del catequista:

1/

Desde su vocacin cristiana se siente enviado/a por el Espritu de Cristo para anunciar el evangelio. 2/ Primordialmente su accin catequtica se orienta a los nios/as, adolescentes o jvenes y adultos, con la finalidad de acompaarles en su formacin integral desde el estilo evanglico. 3/ Su competencia profesional, es signo de que su tarea catequtica est motivada desde el evangelio. 4/ Su accin no se queda en la mera exposicin sino que va ms all y se acerca a cada educando, pues sabe, que la personalizacin es el camino ms adecuado en una verdadera educacin de la fe. 5/ Esta perspectiva tiene en cuenta la educacin en los valores, que en un primer momento se lleva a cabo con el testimonio personal de vida evanglica y luego aparecer la pedagoga y didctica de cmo habituar al educando en los valores humanos, sociales y cristianos. 6/ Todo esto no lo hace solo sino desde la Comunidad Cristiana : en donde se vive, se comparte la vida y lo que se es y, por supuesto, se celebra la fe. Adems teolgicamente hablando es la Comunidad la que enva al catequista a realizar su Misin catequtica. 7/ ...Y en el contexto de la Misin Compartida. Es decir, que son conscientes de compartir corresponsablemente la misma Misin: Sacerdotes, Religiosas/os y Seglares. 8/ Su testimonio como catequista no se queda en la Parroquia, pues sabe, que su ser de cristiano es referencia tambin, fuera de la misma: en la familia, en la asociacin de vecinos, en las ONGs que participe, en el club de tiempo libre,... (por poner algunos ejemplos). 9/ Aunque ser catequista es un don de Dios y su Gracia est en nuestras vidas, ello no significa que se nos den las cosas hechas. Como en la Parbola de los Talentos, el don que hemos recibido lo tenemos que cultivar, es nuestra obligacin desarrollarlo hasta donde pueden dar de s nuestras posibilidades. Y claro, esto supone esfuerzo, superacin, ascesis que se deca antes, tiempo de reflexin y oracin. En definitiva tiempo de encuentro con Dios para que su Espritu nos mueva, nos estimule, nos anime a realizar en plenitud nuestra vocacin de catequista, con la seguridad de que as seremos felices y estaremos contribuyendo a la felicidad de los dems. 10/ Y para terminar con la enumeracin de algunos de los rasgos que configuran la identidad y la espiritualidad del catequista, sealamos la premisa o clave que se hace necesaria si deseamos que se den todas los dems:

Nuestra accin educativa en la fe, como catequistas, no se llevar a feliz trmino sino tenemos como primera urgencia a los pobres, a los excluidos de nuestra sociedad, tanto si trabajamos directamente con ellos como si concienciamos a nuestros catequizandos y a cuantas personas estn implicadas en la Misin evangelizadora en que debemos seguir construyendo el Reino de Dios aqu en la tierra. Lo que supone apostar por la justicia y la misericordia bblicas.
As es como entendi Jess su Misin y se lo explic a sus paisanos en la sinagoga:

El Espritu del Seor est sobre m. El me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir pronto a los oprimidos y a proclamar el ao de la gracia del Seor... Hoy se cumplen estas profecas que acaban de escuchar (Lc 4, 16-21)

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