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Inteligencia Vincular

El documento habla sobre la inteligencia vincular. Explica que cuando el cerebro humano se da cuenta que forma parte de una inteligencia planetaria más amplia, surge la pregunta de cómo evoluciona esa inteligencia y cómo participamos en ella. También describe que existen diferentes tipos de inteligencia, incluyendo la inteligencia objetiva, subjetiva y la inteligencia vincular que surge cuando nos vinculamos con la inteligencia más allá de nosotros mismos. Finalmente, argumenta que venimos de una inteligencia vincular más amplia de la cual emergen form

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El documento habla sobre la inteligencia vincular. Explica que cuando el cerebro humano se da cuenta que forma parte de una inteligencia planetaria más amplia, surge la pregunta de cómo evoluciona esa inteligencia y cómo participamos en ella. También describe que existen diferentes tipos de inteligencia, incluyendo la inteligencia objetiva, subjetiva y la inteligencia vincular que surge cuando nos vinculamos con la inteligencia más allá de nosotros mismos. Finalmente, argumenta que venimos de una inteligencia vincular más amplia de la cual emergen form

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20 de julio de 2013

Artculos
:: Inteligencia Vincular
Autor: Eugenio Carutti | Fecha: 03.09.2011 |

< Ms artculos

[ASTROLOGA]

...

Inteligencia vincular En el momento en que el cerebro humano se percata que sus funciones van mucho ms all que las de garantizar el bienestar del cuerpo al que pertenece sino que forma parte de una organizacin inteligente a escala planetaria, surge espontneamente el interrogante acerca de la evolucin de esa inteligencia y de que manera participamos de ella. Es decir, cuales son los procesos que pueden poner en actividad los circuitos latentes del sistema nervioso que no estn inmediatamente al servicio de un cuerpo particular y de la identidad psicolgica que llamamos persona. Antes de eso cualquier intento de maduracin era entendido como un acto de obediencia a la voluntad de los dioses o como el esfuerzo necesario para alcanzar el mejoramiento personal. En algunos casos esto se convierte en un fuerte y duradero impulso hacia ese tipo de crecimiento que llamamos "espiritual". Este suele incluir desde el confuso deseo de tener visiones y experiencias msticas hasta el desarrollo de poderes o el anhelo de liberarse de los padecimientos del mundo para alcanzar un estado incondicionado de beatitud. Como hemos descripto en otros artculos, cuando el sistema nervioso registra espontneamente que est entretejido en una vastsima trama inteligente, se da cuenta por primera vez hasta que punto se haba protegido de esta vivencia. Descubre que, sin tener ninguna consciencia de ello, durante miles de aos se haba limitado a funcionar dentro de un rango muy estrecho de percepciones que lo aislaban de procesos mucho ms complejos. Empieza a sentir la enorme diferencia que existe entre las construcciones protectoras que nacen de los acuerdos colectivos por bellas que estas sean y el inmenso caudal de informacin que circula ms all de esa frontera. Todas aqullas ideas y prcticas relacionadas con el mejoramiento a las que le haba dedicado tanta energa se le aparecen en ese momento como procesos dentro de lo conocido. Descubre que quizs necesariamente- haba obturado las conexiones que lo ponan en presencia de la inteligencia planetaria, tomando el camino que desemboc en el florecimiento de la inteligencia tecnolgica. Empieza a reconocer cada vez ms claramente la modalidad especfica de esa inteligencia y puede identificar el confuso entramado de ideas, imgenes, lenguajes, sensaciones, emociones y sentimientos que brotan incesantemente de esa actividad. Debe aceptar, no sin dolor, que habita un mundo de objetos y que solo puede sentir las sensaciones que estos ya sean materiales o virtuales- le provocan. Por primera vez comienza a observar y observarse dndose cuenta que ha adquirido el hbito de separarse de la trama interactiva de la que forma parte. Se ha abierto una grieta en la burbuja protectora de las construcciones humanas y esta le revela la existencia de un universo de relaciones en el cual no existe real separacin entre aquello que se puede distinguir. Cuando esto sucede es que ha entrado en actividad otro tipo de inteligencia, muy distinta a la objetiva y a su opuesto la subjetiva, una inteligencia vincular. II Llegados a este punto es evidente que quien escribe y aquellos que leen formamos parte de una misma inteligencia; todo lo que piensa y ha pensado, imaginado y sentido la especie humana es un solo, inmenso movimiento. No le pertenece a nadie, nos atraviesa a todos y por eso est presente en cada uno.

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La enorme profundidad evolutiva de la consciencia se hace entonces presente y se interroga: que es esa inteligencia que est ms all de nosotros, ya sea que le hayamos dado forma de dioses o de ciegos procesos naturales? "Eso" que est ms all de nuestro pensamiento e imaginacin pero que al mismo tiempo no est separado de nosotros. Cmo aprendemos a vincularnos con ello, o mejor an, a reconocernos en ese vnculo? De que manera se produce el encuentro de la mente externa, objetiva con la visionaria, subjetiva para que aparezca la dimensin vincular de la inteligencia? Cmo aprender a sentir lo que pensamos, a significar lo que sentimos? (Ver Algunos conceptos fundamentales) Es una enorme tarea la que debemos enfrentar: reunir los opuestos que hemos creado dentro y fuera de nosotros, liberarnos de la mecanicidad aislante a la que nos hemos habituado, tolerar la informacin de la cual nos hemos protegido por tanto tiempo, atrevernos a desorganizar la estructura aparentemente eficiente pero a todas luces peligrosamente limitada de nuestro entero sistema de creencias. Estos son todos aprendizajes que deberemos hacer en tanto especie; pero si observamos atentamente advertiremos que se vienen realizando desde siempre en aquellos individuos o grupos que a lo largo de la historia cuestionaron el contexto separativo de la percepcin y tuvieron destellos de otros niveles de inteligencia y sensibilidad. En realidad es ese tejido viviente el que va al encuentro de lo falsamente separado y se interroga en cada uno de nosotros para profundizar en su aprendizaje (Ver La transformacin de la Tierra) Nos preguntamos entonces, como tantos otros antes que nosotros en las ms distintas formas: Cmo aprendi la vida a tomar la majestuosa forma del guila sin tener ningn conocimiento de aerodinmica? Cmo "sabe" el tiburn que su elegante contorno responde rigurosamente a las leyes de la hidrodinmica que la mente-en-el-humano descubri millones de aos ms tarde? "Nuestra" mente ama separarse de lo que percibe y desarrollar teoras acerca del mundo que ha definido como externo para darle la forma que desea. Es decir, ama el conocimiento y es ese tipo de inteligencia, objetiva e intencional, la que nos ha permitido realizar las construcciones maravillosas de la civilizacin. Pero es evidente que la vida terrestre no ha necesitado del conocimiento para darse forma a si misma. A los humanos nos fascina adquirir el mayor conocimiento posible acerca del conjunto de objetos que nuestra mente recorta del flujo interactivo de la vida. Esta actividad inteligente es esplndida y tiene una indudable funcin para la Tierra. Pero el guila y el tiburn no provienen de ella; as como las nubes, los bosques o las estrellas. Nosotros mismos no hemos surgido de una teora acerca de la realidad que ms tarde oper sobre ella para darle la forma deseada. La inteligencia de la cual emergen las guilas y los tiburones obtiene toda la informacin que necesita del vnculo con aquello que inmediatamente los rodea. Toda la informacin que necesita un organismo terrestre para desplegar sus potencialidades se encuentra presente en aquello con lo que se vincula instante a instante. Esto es: los seres de la Tierra estamos inteligentemente acoplados unos con los otros y de ese acoplamiento brota todo lo que necesitamos "saber" para ser. III Lo primero que podemos advertir entonces es que la inteligencia de la que formamos parte es de una ndole muy diferente a aquella con la cual nos hemos identificado. "Nuestra" mente actual es una bifurcacin de la inteligencia terrestre que tiene un sentido claramente funcional. Ella es la que ha hecho posible que surja el reino de las mquinas inaugurando aprendizajes revolucionarios para la entera vida planetaria (Ver La transformacin de la Tierra). El nico problema es que los humanos estamos absolutamente convencidos que la inteligencia subjetiva-objetiva (tecnolgica) es claramente superior al tipo de inteligencia de la cual provenimos. "Nuestra" mente objetiva nos dice que los cdigos genticos del guila o el tiburn se adaptan a sus ecosistemas para evolucionar. Pero no nos damos cuenta que damos por sentado que los cdigos que generan al tiburn estn completamente separados de la informacin que circula por el ocano al que pertenece. Una vez que los hemos separado es inevitable que lleguemos a la conclusin que cada especie debe adaptarse a su ecosistema como si ste fuera algo objetivo para cada uno de ellas. En el otro extremo de nuestro pensamiento tenemos que postular la existencia de una inteligencia divina, pero con la misma estructura que la nuestra, quien los ha diseado uno por uno como si fueran tambin entidades completamente separadas unas de las otras. Si reconocemos la presencia de una arquitectura en el universo nos sentimos obligados a concebir la existencia de un arquitecto que opere a imagen y semejanza de la mente tecnolgica, aunque nos llamemos religiosos. Y si somos capaces de percibir la presencia de una creatividad que no necesita recurrir a una inteligencia centralizada como la nuestra para generar formas, nos sentimos obligados a decir que es ciega y evolutivamente "inferior" a la humana -que por otra parte proviene de ella- aunque nos llamemos cientficos.

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El estado actual de "nuestra mente" debe incurrir necesariamente en estas paradojas. Pero si somos realmente serios, rigurosos, deberemos aprender a reconocerlas y sostenerlas sin elegir entre las opciones aparentemente contradictorias que nacen de los supuestos divisivos. La tendencia objetiva de la mente ya ha descubierto que la evolucin o cualquier aprendizaje, procede por dobles incrementos de informacin procesando dos o ms movimientos contradictorios en el mismo plano a travs de triangulaciones. Es decir enfrentando dobles ligaduras reveladoras de nuevos contextos de aprendizaje (Bateson) Esta lgica, que en el artculo Qu es mapear? hemos llamado contrastacin creativa, es la misma que la tendencia visionaria de "nuestra" mente ha denominado caduceo de Mercurio, escalera de Jacob u otro sinnmero de nombres "esotricos". No importa que nombre queramos darle. Por caminos que an se encuentran profundamente separados en nosotros pero que debemos reconocer como parte de una misma y nica experiencia, nos hemos dado cuenta que los grandes saltos de la inteligencia, los aprendizajes revolucionarios capaces de revelar contextos realmente nuevos, solo se producen cuando somos capaces de sostener sin opcin las aparentes contradicciones que surgen de supuestos fragmentarios. IV En el momento en el que la especie se aisl de la inteligencia que nos entrama, se produjo la bifurcacin que dio origen a los procesos mentales aptos para manipular y construir. Pero el xito de esta actividad nos ha hecho creer que la inteligencia humana es completamente diferente a aquella de la que provenimos y de la que participan todos los dems seres de la Tierra. Debiera ser evidente que "nuestra" inteligencia objetiva y su complementaria, la subjetiva con su inherente anhelo de expresin- son solo funciones particulares de un sistema mucho ms complejo. Esto nos llevara a reconocer que la Tierra en cuanto sistema global es mucho ms compleja que el ser humano, es decir, que expresa una inteligencia que incluye a la nuestra; de la misma manera que el cerebro es mucho ms rico y complejo que el pensamiento y la imaginacin; los contiene y los produce, pero puede ir mucho ms all de ellos. Preguntarse que tipo de inteligencia es la que opera ms all del pensamiento y la imaginacin es una cuestin fundamental. Pero una vez formulada la pregunta el pensamiento debe dedicarse a comprender su propia actividad para no seguir proyectando sus formas sobre la informacin que proviene de procesos que lo trascienden. La tradicin occidental no tiene prcticamente experiencia alguna en este tipo de indagacin. Decir que ms all del pensamiento se encuentra la fe, por ejemplo, es afirmar que el pensamiento debe obedecer disciplinadamente a un conjunto de creencias instrucciones- que se toman por verdaderas y que ya no pueden ser examinadas. Separar fe y razn, racionalidad de irracionalidad, lo consciente de lo inconsciente, el pensar del sentir, lo objetivo de lo subjetivo, lo externo de lo interno, etc. son todos sntomas de la actividad separativa de la mente tecnolgica que vuelve a incurrir una y otra vez en sus mismas contradicciones. La nota esencial de la inteligencia que est ms all del intelecto es precisamente su capacidad para percibir vinculado aquello que aquel ha separado. Por esto llamamos inteligencia vincular a la que florece cuando la inteligencia separativa se comprende a si misma en sus actividades. Examinemos un poco ms estas separaciones para que la actividad que las genera quede expuesta. Cada vez que pensamos nos separamos de lo que percibimos generando la sensacin de que existe un sujeto separado del mundo (Ver Algunos concepto fundamentales) Como sabemos, esta sensacin tiene una inexorable tendencia a expandirse acumulando otras sensaciones que la confirman hasta formar un patrn que se repite indefinidamente. Este patrn es lo que llamamos yo. Su propia naturaleza lo lleva a extenderse hasta donde le es posible y a contraerse cada vez que el mundo que ha definido como externo el "no yo"- se lo impide. Este conjunto de sensaciones, ideas, recuerdos, etc. se aferra a la creencia de que es anterior e independiente de todo vnculo. Es evidente que la continuidad de ese patrn, que se ha identificado con la existencia misma, solo es posible si se protege sistemticamente de cualquier informacin que pueda desorganizarlo. Es decir, debe protegerse a s mismo (contraerse) o dominar (expandirse) cada vez que se vincula. El yo con todas sus actividades asociadas no es un patrn inteligente en trminos vinculares. Necesita que los vnculos estn al servicio de su expansin. Esto debiera ser una obviedad, pero este patrn no la puede comprender por s mismo. La ignorancia vincular del yo es algo estructural y por esa razn es imposible que sus actividades no desemboquen en conflicto y generen sufrimiento. Esta no es una conclusin moral, filosfica o religiosa. Es una consecuencia lgica. La entera historia de la especie est atravesada por los frustrados intentos colectivos de moderar las consecuencias del anhelo expansivo inherente al yo y al tipo de inteligencia que le da origen. Hemos creado un sinfn de premios y castigos con ese propsito. Pero stos no podrn obtener jams el resultado para el que fueron diseados (Ver El mundo de significados). Nos resistimos a comprender el error de contexto en el que incurrimos: lo que llamamos "egosmo" no es una cuestin moral. Es simplemente un nivel de inteligencia. Slo el florecimiento de una sensibilidad que pueda

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registrar espontneamente al yo como un patrn de actividad y no como una entidad autnoma puede enfrentar esta cuestin inteligentemente. Si examinamos atentamente el proceso veremos que la afirmacin "yo pienso" es inexacta; es la actividad objetivo-subjetiva de la mente la inteligencia tecnolgica- la que genera al yo en el mismo momento en que percibe (Ver Meditacin). La percepcin separativa es maravillosa para construir formas diseadas conscientemente; al mismo tiempo le es inherente un anhelo irrefrenable de expresarse "a s misma". Una vez que este nivel de intelige ha fijado ante s la existencia del "mundo de objetos", ha fijado simtricamente el "mundo del sujeto"; a partir de ese momento deber enfrentar el inevitable conflicto de una relacin entre puntos fijos. Cualquier sujeto advertir tarde o temprano que es tratado como un objeto por los dems seres humanos. Este dolor genera todos nuestros dramas conocidos y aquellos por conocer. Pero el sujeto no puede evitar objetivar a los seres humanos porque nace de la actividad mental creadora de objetos (ideas, imgenes, interpretaciones acerca de). Hasta que no se advierta la diferencia entre la sensacin yo en tanto identidad fija y el flujo de informacin que la genera y va ms all de ella, no podemos darnos cuenta que el yo es un "objeto interno". Que soy un objeto ms dentro de la actividad del pensamiento y la imaginacin. Todos sabemos de los interminables y confusos dilogos entre las distintas partes en las que ese "sujeto" que en realidad es un objeto se divide a si mismo. La percepcin separativa traza una frontera que ella misma no puede registrar. No es sensible a su propia actividad, que es la de generar continuamente sujetos-objetos. Dentro de esos lmites puede dividirse hasta el infinito y jugar consigo misma por toda la eternidad. Tampoco puede evitar reflejarse en todo aquello que percibe. Esta entidad ilusoriamente aislada del flujo de relaciones del cual emerge no puede sino percibir entidades separadas a su alrededor, desde los dioses hasta las partculas elementales. El extremo cientfico del pensamiento ha descubierto los cdigos inteligentes que generan todas las formas orgnicas pero est condicionado para concebirlos como egostas (el gen "egosta" del neodarwinismo). El extremo mstico no puede ir ms all de un dios que no sea un yo idealizado cuya mxima inteligencia vincular es la de ser misericordioso. En una direccin u otra este nivel de inteligencia queda fascinado ante los espejos que construye. No estamos diciendo que esto est mal. La inteligencia de funcin tecnolgica es un tesoro de la evolucin. El problema es que esa funcin tiende a consumir toda la energa del entero sistema. El hecho de que la civilizacin actual devore toda la energa del planeta es tan solo un reflejo de lo que ocurre en cada cuerpo humano. La inteligencia que construye -dentro de cada uno de nosotros- absorbe toda nuestra energa disponible. El insight bsico es que la inteligencia que construye carece por completo de sensibilidad vincular. Debe fijar es decir dominar- relaciones para estabilizar las formas. Esta limitacin nace de su propia funcin y por lo tanto es estructural. Que el pensamiento objetivo-subjetivo, una determinada funcin del sistema nervioso, se haya identificado con la inteligencia misma es un malentendido probablemente natural y comprensible durante el primer milln de aos de evolucin de la especie. Pero en este momento de la vida de la Tierra est confusin es extremadamente peligrosa. Quizs catastrfica. V Recapitulando: la creatividad es un hecho vincular. La vida es un entretejido inteligente en el que toda la informacin que los organismos necesitan para evolucionar est a su disposicin circulando en su vincular. La lgica con la que esta inteligencia viviente opera es la que hemos llamado contrastacin creativa. Es decir, la capacidad de procesar informacin proveniente de fuentes diferentes y aparentemente contradictorias (Ver Qu es mapear?) La vida genera necesariamente membranas aislantes que protegen un "interior" de la informacin potencialmente desorganizante que circula por su "exterior". La extraordinaria inteligencia de la vida es capaz de mantener la estabilidad del organismo es decir, repetirse a s mismo- y, al mismo tiempo, dejarse transformar por nueva informacin a travs de ese proceso que hoy llamamos evolucin. Si por un momento dejamos de mirar un ecosistema desde el punto de vista de un organismo y lo miramos desde la interaccin continua de todos sus componentes, veremos que el movimiento aparentemente adaptativo o de aprendizaje unilateral de cada uno, es en realidad una dinmica global, un campo de aprendizaje. El ecosistema mismo se mantiene estable y al mismo tiempo se transforma sin cesar. Este aprendizaje global solo puede ocurrir si existen cdigos de encuentro latentes distribuidos en los distintos organismos, que se activan cclicamente para dar lugar a la aparicin de nuevas formas y coreografas. As como el cerebro humano es una misteriosa danza evolutiva de correspondencias entre lo interno y lo externo, cada ecosistema puede ser pensado de la misma manera (Ver El despliegue de las epistemologas).

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Cada organismo est generado por la interaccin con todos los dems. No existen organismos en si con cdigos absolutamente propios que evolucionan independientemente de los otros. Esto es una abstraccin. En el nivel biolgico, es un nico genoma el que se despliega a travs de una multiplicidad de formas diferentes y genera nuevas variantes dentro de s mismo. En el nivel de la consciencia, es una sola estructura psquica la que se diferencia en una multiplicidad de experiencias humanas aparentemente unilaterales. Pero es esa inteligencia global la que evoluciona, aprende y se transforma a travs de sus interacciones. Es la entera especie la que aprende a travs de la experiencia china, aymara, watusi o europea. Un solo tejido por el que circula informacin. A diferencia de la biologa, an no nos hemos puesto de acuerdo en la existencia de cdigos a travs de los cuales pueda producirse este aprendizaje global. Pero la presin evolutiva nos est llevando inexorablemente a indagar en esta direccin. Arquetipos, memes, holones, etc. son todos conceptos modernos que intentan definir la textura no consciente y global de la cual emergen las distintas consciencias particularizadas. El proceso que debemos comprender en toda su profundidad, es como en el humano al mismo tiempo que opera esta inteligencia vincular que trasciende cualquier experiencia particular, se desarroll una inteligencia funcionalmente complementaria: una inteligencia centralizada, que se separa de lo que percibe, se hace consciente de s misma en tanto separada, planifica y sostiene sus deseos en el tiempo para crear nuevas formas. En estos artculos la hemos llamado inteligencia tecnolgica, percepcin separativa o subjetiva-objetiva. Por demasiado tiempo nos hemos convencido a nosotros mismos de la absoluta superioridad de este modo de la inteligencia y hemos puesto toda nuestra energa en su desarrollo. Esto ha generado un evidente desequilibrio en la especie y en el planeta entero. No hace falta debatir demasiado para darnos cuenta que nuestro desarrollo tecnolgico es infinitamente superior a nuestra capacidad vincular. Pero desde el punto de vista en que estn escritos estos artculos en ningn momento se trata de "nuestra" capacidad tecnolgica o "nuestra" capacidad vincular. La bifurcacin que se produce en el ser humano responde a la evolucin misma y el desequilibrio que hoy vivimos es una cuestin planetaria. Lo que sostenemos aqu es que los procesos tendientes a una nueva homeostasis evolutiva ya estn ocurriendo, ms all de nuestra voluntad. De lo que se trata es de alinearse inteligentemente con este proceso. El cerebro tiene la inteligencia suficiente como para despertar por s mismo a niveles de inteligencia y sensibilidad mucho ms complejos. En realidad no hay otro camino posible. No es cuestin de obedecer a mandatos divinos, de adherir reactivamente a ideologas anti-tecnolgicas o seguir el camino trazado por algn grupo de iluminados. Es fcil darse cuenta que todas estas vas fueron ensayadas innumerables veces y no resuelven la cuestin. Simplemente porque son respuestas que surgen del mismo nivel de inteligencia que ha generado los problemas que intenta resolver. Solo un nmero relativamente pequeo de humanos a lo largo de la historia invirti toda su energa en indagar en esta cuestin y de que manera confluyen ordenadamente los distintos modos de inteligencia. Una de las caractersticas esenciales del tiempo que vivimos es que ms all de la eclosin del reino de las mquinas y de las turbulencias evolutivas inevitables que esto implica, un creciente nmero de seres humanos responde aceleradamente al imperativo de complejizacin de la inteligencia. VI Una vez que tomamos plena conciencia de la actividad de la inteligencia tecnolgica que hasta ese momento operaba de un modo ciego en nosotros, podemos advertir como ya dijimos, que es esa inteligencia la que ha dado origen al yo. En ese momento el cerebro puede comenzar a reconocer que lo que pareca ser una identidad esencial es en realidad una construccin. Una estructura consciente que forma parte de procesos mucho ms ricos y complejos. El insight que ahora debe producirse es que el yo no puede percibir inteligencia vincular. Es ciego a su presencia y, ms an, se defiende de ella. Por esa razn esta inteligencia se manifiesta a travs de lo que definimos como "no yo". Regresemos a la frase: toda la informacin que necesita un organismo terrestre para desplegar sus potencialidades se encuentra presente en aquello con lo que se vincula instante a instante. Esto quiere decir que cada ser humano est entretejido en una trama vincular ecosistema "psquico"- que es ms inteligente que cada uno de sus individuos aislados. Por un lado el yo de cada uno absorbido en su autointers, desarrolla sus estrategias conscientes o inconscientes de defensa/dominacin volviendo a generar las coreografas conocidas; por el otro, un tipo completamente diferente de informacin capaz de abrir un contexto completamente nuevo para todos, circula continuamente a travs de las relaciones. El nivel de los yoes es un contexto suma cero; es decir, la ganancia de unos es prdida para los otros. La lgica mecnica del ganar-perder rige todas las interacciones y en este nivel la mxima inteligencia vincular posible es la negociacin. Someterse, dominar, negociar, ser amable, tolerar, desconfiar, depender, ser bueno, aislarse, frustrarse, liberarse de, etc. son las pautas ms conocidas de las coreografas vinculares que nos arrastran a todos en este nivel. Si se las examina con atencin todas ellas se originan en las necesidades defensivas del patrn yo.

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Tarde o temprano la informacin sistmica que circula por la trama desafa la integridad de lo que cada uno cree que es su identidad separada, sea esto un yo individual persona- o colectivo una nacin por ejemplo-; Por eso es inevitable que cada uno reaccione a la accin de los dems a partir de cierto momento poniendo en acto las coreografas arquetpicas inconscientes que organizan nuestras interacciones en este nivel. Pero cuando la inteligencia profunda a comenzado a advertir las limitaciones del yo su ignorancia vincular - se hace evidente que cualquier interaccin contiene informacin transformadora con el potencial de abrir un contexto mucho ms amplio que los yoes involucrados no podan imaginar. El nivel de la inteligencia vincular no est regido por la lgica suma cero. Si los participantes estn abiertos a su presencia, la inteligencia creativa del ecosistema revelar una coreografa en la que todos ganan. Evidentemente los nudos creados en la trama por la accin inevitablemente egosta de los yoes, solo pueden disolverse si estos aceptan las consecuencias de haberlos creado. Esto implica tener que atravesar por un perodo ms o menos largo en el que deben desatarse todos los conflictos generados por el yo que an permanecen latentes. Pero si en un nmero suficiente de participantes de la trama, la pasin por aprender significado de lo que sucede es ms intensa que el anhelo de alcanzar sus objetivos particulares, toda situacin adquiere la textura de la revelacin. (Ver El mundo de los significados) Es decir, es creativa. Transforma a cada uno de sus participantes y abre nuevos y apasionantes juegos para todos. Nuevamente, esta no es una cuestin moral que se pueda resolver mediante las buenas intenciones. La voluntad pertenece al yo y su caracterstica principal es la de excluir cualquier informacin que pueda modificar su intencin. Esto es una cuestin de inteligencia; de despertar a la informacin que circula en los vnculos comprendiendo que su lgica profunda es siempre la del aprendizaje, no la de la construccin. La construccin individual o grupal- agrega continuamente informacin a supuestos relativamente inmodificables (si no lo fueran atentaran contra la estabilidad de lo construido); el aprendizaje no acumulativo en cambio se abre espontneamente a la informacin que destruye o por lo menos cuestiona los supuestos fijos para revelar un contexto ms amplio. En trminos psicolgicos esto quiere decir que la creatividad vincular producir inevitablemente narcisistas en todos aquellos que participan de la circulacin. Los fundamentos de esa construccin cristalizada que es el yo que soy yo- se vern necesaria y continuamente alterados por la informacin vincular (Ver Psiquis y Cosmos). Lo primero que revela la informacin que proviene de la inteligencia vincular son las profundas capas defensivas presentes en todos nosotros y la mecanicidad con la cual stas se ponen en actividad. En un sentido global, no es posible que la especie humana se sienta realmente terrestre y acte como tal en las relaciones con los dems organismos si nos creemos diferentes y superiores a todos los dems seres de la Tierra. La cada de esta creencia es una profunda herida narcisista en el corazn de especie. Del mismo modo, no es posible una accin humana realmente creativa si cada una de las civilizaciones, religiones y naciones no sufre profundas heridas en el orgullo narcisista que las hace sentirse especiales, necesarias, inmortales y superiores a las dems. Y nada de todo esto puede suceder si no hay un suficiente nmero de seres humanos dispuestos a pasar por este aprendizaje. Este aprendizaje no es personal; no es psicolgico en el sentido habitual: es celular. Son las clulas del cuerpo y del sistema nervioso las que deben despertar a la presencia de una inteligencia que va ms all de las necesidades de la construccin de formas, sean estas concretas, ideales o sentimentales. El pensamiento y la imaginacin de origen objetivo-subjetivo con todas las emociones, sensaciones y posturas corporales ligadas a ellos expresan un nivel de sensibilidad que tiene un claro techo en su evolucin. Deben ponerse al servicio de una inteligencia y sensibilidad mucho ms complejas capaces de activar los cdigos de encuentro latentes en cada uno de nosotros. Solo la percepcin directa de que lo que se nos aparece como objetos e individuos es un recorte transitorio del flujo de relaciones, tiene un poder orgnico de transformacin. Por eso las explicaciones son nada ms que un instrumento para sealar la direccin en la que cada sistema nervioso debe indagar por s mismo; dolorosamente al principio, porque son demasiados los nudos que debemos desatar. Pero gozosamente a partir del momento en el que lo consciente y lo no consciente, las sensaciones y los significados, la creatividad y la construccin, el adentro y el afuera, lo que observa y lo que es observado comienzan a confluir. Inteligencia vincular es amor en otras palabras. Pero la profunda divisin que existe en nuestra mente entre sensacin y significado ha hecho que el amor nos parezca un sentimiento y no una inteligencia. La resonancia vincular de la informacin es inteligencia. Eso es amor cuya accin es inexorablemente destructiva para aquello que fue construido en la ignorancia; por los niveles de la consciencia que permanecen obstinadamente identificados con la necesaria ceguera de los primeros tramos de la evolucin planetaria. Los animales mentales somos expertos en estrategias en el mundo del ganar-perder; "nuestra! inteligencia se mide como capacidad de control. Cualquier situacin que de alguna u otra manera escape a nuestro control nos aterroriza. Es percibida inmediatamente como descontrol y en consecuencia activa seales de peligro. El animal mental desea tener vnculos, no descubrirse en ellos, lo cual implica abrirse por completo a la informacin que traen. Tener vnculos aunque sean "buenos"- es apropiarse de los otros como si fueran

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objetos para nuestros propsitos. Descubrirse y descubrir en la trama vincular es algo completamente diferente y aterrorizante para el animal mental. Si se comprende esto con toda sinceridad, se ver inmediatamente que el verdadero salto en inteligencia se produce cuando el aprendizaje vincular se ha convertido en algo mucho ms importante que el tener el control de las situaciones que vivimos. Qu se abre ms all de la coleccin de estrategias que contiene el cerebro del animal mental? El amor. Y no hay nada de sentimentalismo mstico en esta afirmacin. La inteligencia vincular est ms all de las estrategias porque la trama vincular es un espacio que no se puede controlar. Es una inteligencia interactiva de la que nadie se puede apropiar porque el vnculo en cuanto flujo incesante de informacin no es algo objetivosubjetivo. Vincularse amorosamente inteligentemente- implica dejar de ser un sujeto/objeto con todas las sensaciones asociadas a ello. Por eso el amor es siempre libertad. No puede haber control alguno donde fluye informacin transformadora. Por eso tambin es muerte porque es inevitable que esa informacin destruya todo aquello que qued cristalizado por los niveles anteriores. Amor, libertad y muerte no conforman un tringulo ingenuamente potico. Esta circularidad triangular es la lgica misma de la vida. Una inteligencia de enorme profundidad. Por qu esto es tan difcil de aceptar para el animal mental? Probablemente porque no hemos crecido en la trama del amor sino en la de los afectos animales socializados. La inmensa mayora de los nios/as humanos/as tiene que elaborar complejas estrategias para obtener amor. Es en esa opaca trama vincular que se cristaliza el patrn del yo para cada uno de nosotros. Por eso abrirse a la inteligencia del amor pone en acto una doble ligadura. Cmo que el amor no tiene estrategias? Qu quiere decir que la inteligencia vincular no tiene objetos? Todo esto no se puede entender. Tiene que operar en nosotros. Es evidente que la textura dominante en la trama humana es la del control; la de la inteligencia tecnolgica que trata desesperadamente de sentir un amor que est ms all de su horizonte. En esta textura nace el yo y realiza sus experiencias (Ver Nosotros, los Biomecas) All donde la ignorancia vincular de los yoes a causado heridas demasiado profundas en un nio o una nia, se han cristalizado sensaciones que conforman un patrn reactivo que es muy difcil de desatar. Sabemos esto. El torrente milenario de las sensaciones, sentimientos e ideas que nacen de la ignorancia vincular, se abalanza sobre cada criatura en el momento de nacer para apropiarse de ella (Ver El deseo) Las tradiciones han llamado a esto Karma, pecado original, etc. Esta textura renace continuamente y vuelve a tejer los mismos nudos una y otra vez. Nada de esto es personal aunque tome esa apariencia. Es humano, es terrestre. La inteligencia vincular se hace cargo espontneamente de la inmensa inercia evolutiva que proviene de la ignorancia vincular. El encuentro entre la inteligencia vincular y la ignorancia es la vida misma. La inteligencia vincular no debe hacerse cargo de un peso externo a s misma y tampoco tiene que realizar sacrificio alguno. Es pura vitalidad en accin sin preocupacin alguna por los resultados.

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7/20/2013 2:39 PM

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