Trabajo Sobre Apocalipsis Shekinah

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Trabajo escrito para el curso de Escritos Jonicos y Cartas Catlicas. Alumno: scar Galindo, L.C.

(Matrcula: 5572) Profesor: Mauro Meruzzi Ao acadmico 2012-2013

Quiero analizar, con la ayuda de Ombretta Pisano1, Gianfranco Ravasi2 y Juan Bonsirven3, cmo se ha interpretado Apocalipsis 21, 1-8; pero ms especialmente los primeros versculos que describen a la Jerusaln celestial. Conviene recordar ante todo dnde nos encontramos dentro del Apocalipsis. Nuestro pasaje se encuentra dentro de la segunda parte del libro, la de los tres septenario de sellos (4,1-8,1), de trompetas (8,2-11,19) y de copas (12,1-22,5). Ms especficamente, lo hallamos en este ltimo septenario. ste que inicia como preludio con tres grandes signos: la mujer vestida de sol, la bestia y los ngeles de las copas (12,1-15,8). Se sigue, como parte central, las 7 copas (16,1-21) con las que se cumple la justicia de Dios y su intervencin definitiva en la historia. Y se concluye con las consecuencias de la accin de Dios en la historia, es decir, el cumplimiento definitivo de la historia. En esta ltima parte se da el fuerte contraste entre dos mujeres-ciudades (Babilonia y Jerusaln), que reflejan a la prostituta idlatra y la esposa fiel. Es en la comparacin entre estas dos mujeres-ciudades donde se percibe las repercusiones de la redencin de Cristo en la historia y en la humanidad. Nuestro pasaje se halla justamente donde San Juan comienza a hablar de la Jerusaln nueva, presentndonos una descripcin general de la misma, y queremos ver cmo se ha percibido dicha Jerusaln en estos tres autores, que abarcan aproximadamente unos 50 aos de prolfica reflexin bblica. Me gustara centrarme especialmente en 21,3: Y o una voz potente que deca desde el trono: sta es la morada de Dios, que compartir con los hombres. Pondr morada entre ellos. Ellos sern su pueblo y l, Dios-con-ellos, ser su Dios. Empecemos con el ms antiguo de ellos, el jesuita Bonsirven. l ve en este pasaje una definicin esencial de la Esposa del Cordero. Esa definicin no
OMBRETTA PISANO, E abitar con loro (Ap 21,3): La Gerusalemme nuova e la Shekinah en ELENA BOSETTI ANGELO COLACRAI (edd.), APOCALYPSIS. Percorsi nellApocalipsis in onore di Ugo Vanni , Cittadella Edicitrice, Assisi 2005, pp. 183-201. 2 GIANFRANCO RAVASI, Apocalisse, PIEMM, Casale Monferrato 2000. 3 GIUSEPPE BONSIRVEN, LApocalisse di San Giovanni, Studium, Roma 1963.
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la da Dios mismo, sino alguien muy cercano a Dios, pues es una voz que sale desde el trono. El P. Bonsirven ve en esta definicin una alusin a la Alianza, siguiendo un poco a los profetas Jeremas (31, 38) y Ezequiel (37,27). Y es que, en las antiguas alianzas, Dios siempre fue fiel; no as la contraparte: tanto Israel como nosotros los cristianos, continuamente le hemos fallado a Dios en el cumplimiento del pacto. Sin embargo, con esta nueva y suprema Alianza, Dios seguir siendo fiel, y el pueblo tambin ser fiel. Garanta de ello ser la intimidad que el pueblo tendr con Dios. De hecho, refiere el autor, la tienda () divina donde resida la Shekinah, no estar ya a las afueras del campamento como en el xodo. La tienda divina estar sobre ellos. De este modo, se realizara la profeca del Emmanuel del captulo sptimo de Isaas (7,14). Sin embargo, esto es la culminacin de lo que ya tenemos en semilla los cristianos: desde el momento de la Encarnacin, Dios Hijo ha puesto su tienda () entre nosotros (Jn 1,14). Por su parte, Mons. Gianfranco Ravasi enmarca nuestro versculo en lo que ha llamado la sinfona del Mundo Nuevo4, en la que el adjetivo nuevo tiene el valor de definitivo, de perfecto, de plenitud escatolgica. Para l, a travs de mltiples referencias bblicas (sobre todo de Isaas), San Juan describe el fin del mundo antiguo, con su dolor, muerte y lejana de Dios por el pecado. Pero lejos de hacer una descripcin nefasta o narrar una catstrofe, lo que encontramos es un canto de alabanza y esperanza: es el llegar a una meta largamente anhelada, un final glorioso y pleno que Dios ha preparado. A continuacin, Ravasi explica el Dios-con-ellos a la luz del Dioscon-nosotros de Isaas. Segn l, este con-ellos nos muestra a Dios poniendo su casa, su tienda entre nosotros: se har un conciudadano nuestro, nuestro vecino. Pero, adems, l caminar con nosotros por nuestras calles, y consolar a los viandantes enjugando toda lgrima. Para completar la obra de purificacin que Dios ha llevado a cabo, se expulsarn de la Ciudad Nueva todos aquellos que llevan el nombre de la muerte, los hombres que optaron por la afliccin, el llanto y la fatiga. Y con ellos, desaparecer el viejo mundo signado por la Bestia, para dar espacio a la luz, a la novedad y al gozo del nuevo mundo.

o.c., pg. 199.

Pasemos ahora a nuestro tercer autor. La profesora Pisano quiso acercarse a nuestro pasaje desde el punto de vista de la Shekinah, queriendo entender esta Presencia en el Apocalipsis y cmo se identifica con Cristo, apoyada tanto en la tradicin cristiana como en la tradicin rabnica. Ante todo, comienza aclarando que en nuestro pasaje no se usa el trmino Shekinah. De hecho, es un trmino que no aparece en toda la Biblia, pues es un trmino propio de la tradicin rabnica. Sin embargo, el termino Shekinah comprende la idea de otros trminos bblicos, para representar al mismo tiempo la trascendencia y la inmanencia de Dios, su lejana y su cercana. El autor del Apocalipsis describe a la nueva Jerusaln diciendo que es, al mismo tiempo, la morada () de Dios con los hombres y el lugar para el morar () de Dios con ellos. Para la profesora, esto es una referencia a las races hebreas shkn ( )y mshkn (), que indican el lugar del encuentro litrgico con Dios y la cercana de Dios prometida en el xodo (Ex 40,34-35); ese habitar de Dios en medio del pueblo es lo que hace que el pueblo pertenezca a Dios (Ex 29,45). En el segundo libro de los Macabeos (14,35) encontramos otra referencia a la morada () como la presencia habitante de Dios (es lo ms cercano que se encuentra en la Biblia a la Shekinah). Pero demos un paso delante de mano de la profesora Ombretta. La novedad escatolgica del Apocalipsis 21 y 22 tiene su ncleo en la nueva Jerusaln. Cmo es que San Juan ve a la nueva Jerusaln como la morada de Dios? La idea de una nueva Jerusaln ya se encuentra presente en la Biblia a partir de los profetas, en la apocalptica juda y en los apcrifos5. En el Apocalipsis, Jerusaln tiene un fuerte contenido simblico: como ciudad es lugar y modo de convivencia humana; como pueblo es esposa/novia/mujer que vive en armona con su Esposo (Dios). Es tambin un estilo de convivencia que Dios ha hecho descender del Cielo para los hombres. Sobre estos simbolismos, la tradicin rabnica suele hablar de dos modos de presencia de Dios: la presencia en el Cielo que es totalmente trascendente a lo creado y la presencia en la Tierra6. Esta ltima sera precisamente la Shekinah. De este modo, Ap 21,3 viene a decir que toda Jerusaln ser el lugar del regreso estable y perenne de la Shekinah. Es por esto que en la nueva Jerusaln no tendr un
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Por ejemplo: Ez 40-48; Tob 13; Sir 24,11; 4Esdras 48; Qumram 11QT (el rollo del Templo) As dice el Rabb Joshua ben Levi al hablar de Zc 2,9.

Templo, pues toda ella ser el lugar de la morada de Dios. A la totalidad de la presencia divina corresponde la totalidad de los seres humanos que se beneficiarn de dicha presencia: si los pueblos son el nuevo pueblo, ya no hay exclusin. De este modo, el Apocalipsis identifica a Jerusaln con la morada e identifica igualmente la tienda () con el pueblo. Jerusaln es lugar y pueblo. Ahondando un poco ms en el tema de la presencia sin Templo en la nueva ciudad, la profesora Pisano comenta las tres hiptesis que la reflexin rabnica realiz despus del Exilio y la destruccin del Templo. La primera de ellas es que la Shekinah se fue al exilio con el pueblo (Dios se acerca solidariamente fuera del Templo)7. La segunda es que la Shekinah volvi al Cielo hasta el momento de su regreso definitivo en la Jerusaln del final de los tiempos8. Por ltimo, se habla de que la Shekinah est todava de algn modo presente en el lugar donde estuvo el Templo9. Concluye la profesora viendo en el de Ap 21,3 el contenido de la Shekinah (Dios que se encuentra con los hombres no slo en un contexto litrgico, que est con el pueblo y con cada uno de sus miembros, que les es solidario). Ve tambin la perspectiva cristolgica de la Presencia del Seor resucitado (1,10), verdadero Dios-con-ellos. A la luz de lo expuesto, qu podemos decir de este pasaje y del modo de acercarse a l de cada uno de nuestros autores? De manera intencionada buscamos tres autores de pocas diversas, para percibir diversos modos de acercarse a un mismo texto con el paso de los aos. El P. Bonsirven escribi su libro en el ao 1963. Mons. Ravasi lo hizo en el 2000, y por tanto en el contexto del Gran Jubileo. Por su parte, la profesora Pisano escribi su comentario en el 2005, en el contexto de un congreso en honor de Ugo Vanni, por lo que su trabajo es ms acadmico. Llama la atencin ante todo la diversidad de perspectivas que ello implica a la hora de comentar el texto. El jesuita, que escribe en pleno Vaticano II, tiene
As lo ve el Pesikta Rabbati 31, comentando el Sal 91,15. Como comenta el Midrash Tehillim del Sal 113. 9 Tanchuma Buber Schem. 10: La Shekinah stata donata al Tempio Egli non si muove pi da l. Lo cual da a entender por qu es tan importante para los judos el Muro de los Lamentos.
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una visin claramente eclesiolgica del pasaje. l parece buscar en la nueva Jerusaln la imagen de la Iglesia, como plenitud del antiguo pueblo de Israel y como destinataria de la nueva y definitiva Alianza de Dios con su pueblo. En su argumentacin, el prefiere permanecer en el contexto mismo de la Biblia, con el uso de los profetas; aunque esto no le impide un anlisis literario para buscar el sentido de tambin a la luz de Shekinah, si bien, las alusiones al tema no son muchas. En este sentido, se podra suponer que el autor forma parte de un periodo de la exgesis catlica en el que se da ms valor a lo que el mismo texto puede dar de s, sin recurrir necesariamente a otro tipo de fuentes. Por su parte, Mons. Ravasi escribe en un contexto totalmente diverso, y su misma perspectiva a la hora de comentar el texto es diferente. Su obra no es una obra acadmica. Se percibe en ella un fuerte impulso pastoral y un deseo de corresponder a las necesidades concretas del hombre contemporneo. Mons. Ravasi pone el acento en la persona, en las relaciones entre Dios y las personas. Tambin podemos decir que l insiste en mostrar el mundo futuro como un mundo humano. Es decir, no es un mundo en el que el hombre sea absorbido por lo divino, perdiendo aquellas cosas que son parte de su existencia. Por el contrario, es Dios quien se hace cercano al hombre. Es l quien pone una casa en su ciudad y sale por las calles para caminar junto a ellos, compartiendo su vida. El Totalmente Otro se ha hecho Totalmente Prjimo. El contexto de la profesora Pisano es distinto al de los autores precedentes. Su trabajo forma parte de un homenaje a un gran sacerdote y profesor, Ugo Vanni. Por lo cual, usa los medios propios de la exgesis hodierna. Con la gran apertura de una slida fe, ella se adentra en la Escritura con las herramientas del anlisis literario y del mtodo histrico. Pero tambin toma de fuentes rabnicas para buscar en sus tradiciones las semillas que pueden iluminar mejor el Nuevo Testamento, dndonos un horizonte ms claro de lo que entendan los autores inspirados, y de lo que pretendan comunicarnos de Cristo, el Hijo de Dios vivo. Como se ve, el anlisis de estos tres autores muestra un avance en las artes exegticas, que nos llevan a una mejor comprensin (acadmica y pastoral) de la Sagrada Escritura.

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