Dahlerup de Una Pequeña A Una Gran Minoría
Dahlerup de Una Pequeña A Una Gran Minoría
Dahlerup de Una Pequeña A Una Gran Minoría
DE UNA PEQUEA A UNA GRAN MINORA: UNA TEORA DE LA MASA CRTICA APLICADA AL CASO DE LAS MUJERES EN LA POLTICA ESCANDINAVA
Drude Dahlerup
Introduccin Tanto la investigacin como la experiencia prctica han demostrado lo difcil que es para unas cuantas mujeres estar dentro de un grupo dominado por hombres. De manera similar, la investigacin sobre minoras y sobre inmigrantes ha ilustrado los muchos problemas a que los "desviados" [deviants] se enfrentan, en un grupo o inclusive por otra parte de pares. La bibliografa reciente se ha centrado en lo que ocurre a las mujeres una vez que ingresan, en pequeas cantidades, en mbitos dominados por varones, como la poltica, las reas del mercado de trabajo tradicionalmente masculinas, etctera. Las cuestiones que se refieren al simbolismo, la visibilidad, la marginalidad, el hostigamiento, las "reinas de las abejas", la carencia de aliados, son problemas importantes discutidos en la bibliografa que habla de las mujeres como minora. En este artculo quiero plantear las siguientes preguntas: qu pasa cuando las mujeres se convierten en una gran minora en poltica, aunque sigan siendo una minora? En esta poca se han hecho grandes esfuerzos por incrementar la representacin poltica de las mujeres, y se persigue la meta de la igualdad: una coparticipacin del 50% del poder pblico para los hombres y para las mujeres Esta meta no se ha alcanzado en ningn pas. La poltica es an un campo dominado por los varones. Pero se estn dando cambios. En los pases escandinavos, el rpido incremento de la representacin poltica de las mujeres los ltimos 10 a 15 aos ha planteado nuevos cuestionamientos de inters terico y poltico. Con base en datos empricos sobre las mujeres en la poltica escandinava, este artculo discute qu diferencias hay entre ser la nica mujer o pertenecer a una pequea minora de mujeres, y estar en la situacin que estamos presenciando ahora en Escandinavia -y unos cuantos pases ms hoy en da- en la cual las mujeres ocupan del 25 al 35% de las curules en los Parlamentos y en los consejos locales. Este articulo tambin trata de desarrollar el ms bien vago, pero importante concepto de la "masa crtica". Hay un momento -bastante anterior a aquel en que llegaremos al 50%- en el que la creciente proporcin de mujeres no significa solamente un 5 o un 10% ms de los puntos porcentuales, sino un cambio cualitativo en el poder. Ser
Ponencia presentada en el XI Congreso Mundial de Sociologa, Nueva Delhi, 18 al 22 de agosto de 1986, y en el Seminario Internacional del Comit de Investigacin en Papeles Sexuales y Poltica de IPSA, Nueva Delhi, 14 al 17 de agosto de 1986.
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capaz una masa crtica, digamos un 30% de mujeres en una organizacin, de acelerar el desarrollo ahora que han ganado importantes recursos nuevos? En caso afirmativo, Cules son esos recursos? Y qu tan grande es una masa crtica? En la acalorada discusin actual sobre las cuotas de mujeres, es muy importante discutir si los nmeros cuentan. Escandinavia podra ser un caso de la idea de una masa crtica. A continuacin se aplican, en el estudio emprico sobre las mujeres en Escandinavia: una discusin terica sobre la importancia del tamao de un grupo minoritario (primera parte), la teora de que los nmeros cuentan (segunda parte) y el concepto de masa crtica (tercera parte).
Primera parte: discusin terica sobre la importancia Del tamao de un grupo minoritario Algunas precisiones metodolgicas Cmo analizar si cambiar de una minora pequea a una gran minora significa alguna diferencia para las mujeres en poltica? En este artculo voy a enumerar algunos de los factores que podran implicar alguna diferencia. La aproximacin ms adecuada sera la de comparar la situacin presente con un perodo previo en la historia, por ejemplo, con los aos cuarenta o sesenta, cuando las mujeres slo constituan una pequea minora. O incluir un estudio sobre las mujeres en la poltica durante el periodo de entreguerras, cuando una mujer dedicada a la poltica todava era muy rara, una excepcin de la avasalladora regla de que un poltico tena que ser varn. Desafortunadamente, slo podemos aportar unos cuantos datos histricos que pueden ilustrar los factores elegidos para la discusin. La segunda aproximacin obvia es comparar a las mujeres dedicadas a la poltica en Escandinavia con las de pases en los que su representacin poltica es mucho ms baja. Har esa comparacin aqu slo de manera limitada. Es un problema metodolgico el que no podamos aislar el efecto de las cantidades relativas de mujeres en las instituciones polticas. El sistema poltico y socioeconmico que hace posible que las mujeres obtengan un 30% de los puestos de eleccin es muy diferente del de un sistema en el cual -como ocurri en Dinamarca en el perodo de entreguerras- nunca se otorga a las mujeres ms del 3% en las curules parlamentarias, o del ingls de hoy en da, que slo abre un espacio del 4% para las mujeres en la Cmara de los Comunes. La posicin de las mujeres en las instituciones polticas est sumamente influida por los factores que determinan las condiciones de las mujeres en general: la divisin del trabajo por sexos, la socializacin de los nios y de los adultos, las actitudes hacia las mujeres, la distribucin del poder entre los sexos en la vida econmica y familiar, etctera En este artculo no estoy discutiendo todos estos factores obviamente tan importantes. La tarea que me he propuesto es discutir cules son los factores que cambian para las mujeres en el interior de las instituciones polticas una vez que pasan de ser una pequea minora a ser una gran minora. La discusin presente se refiere a las mujeres que ocupan posiciones minoritarias en la poltica. Algunos de los razonamientos pueden ser relevantes para otros estudios sobre mujeres, por ejemplo,
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en el mercado de trabajo; y para la investigacin sobre minoras, por ejemplo, sobre negros estadounidenses o inmigrantes. Los datos empricos sobre las mujeres que se dedican a la poltica en Escandinavia provienen de varias fuentes. Citar entrevistas que he realizado con mujeres que se dedican a la poltica en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. Estas entrevistas fueron publicadas en 1985 bajo el ttulo de Flowers & Kicks, (Flores y patadas), entrevistas con polticas en los pases nrdicos sobre su papel histrico y su vida cotidiana (Dahlerup, 1985). El libro contiene 28 entrevistas amplias de una muestra no representativa de mujeres que se dedican a la poltica en los niveles nacional y local. Aqu tambin mostrar algunos resultados de un cuestionario que envi a todos los partidos polticos de los cinco pases nrdicos (la Encuesta POP de 1984) y de otro enviado a organizaciones y a comits femeniles dentro de los mismos partidos polticos a nivel nacional (la Encuesta WOC de 1984). Todos los partidos que tienen una organizacin femenil (la abrumadora mayora) lo respondieron. Pueden encontrarse muchos datos sobre la representacin poltica de las mujeres en los pases nrdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) en el libro Unfinished Democracy (Democracia inacabada), las Mujeres en la poltica de los pases nrdicos (Haavio-Mannila et al., 1985). Usar varias fuentes de informacin. En general, creo que los cientficos sociales deben usar muchas fuentes de informacin para ilustrar un problema social, en lugar de basarse demasiado pesadamente o hasta exclusivamente en datos de cuestionarios aplicados por el propio investigador, incluso si a menudo es sa la manera ms sencilla de investigar.
Las mujeres como "grupo minoritario" En 1951, Helen Mayer Hacker escribi su importante artculo sobre "Las mujeres como grupo minoritario" (Hacker, 1951). En este artculo estableca un paralelismo entre la posicin de las mujeres y la de los grupos minoritarios, como los negros en Estados Unidos. En esa poca, semejante comparacin resultaba novedosa y desafiante (vase tambin Myrdal,1944). La idea bsica del artculo de Helen Mayer Hacker es la de que, a pesar de constituir el 50% o ms de la poblacin, las mujeres -como los grupos minoritarios- son vctimas de la discriminacin y de un trato inequitativo. Las mujeres tambin despliegan muchas de las caractersticas psicolgicas usualmente adscritas a las minoras, como el odio hacia s mismas, sentimientos de inferioridad, la negacin de un sentimiento de identificacin de identificacin de grupo y, al mismo tiempo, el desarrollo de una subcultura separada dentro de la cultura predominante. Al negar subjetivamente que pertenecer al grupo de las mujeres, muchas de ellas sienten que la discriminacin de la cual son vctimas es slo una consecuencia de deficiencias individuales. Las mujeres que quieren realizarse en el mundo masculino, por otra parte, trataran de disociarse de las otras mujeres. Esta teora del estatus de las mujeres como grupo minoritario se refiere a la posicin de las mujeres en la sociedad en general, y no a las mujeres que de hecho estn en una posicin minoritaria.
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Las mujeres que de hecho pertenecen a una minora Aunque estn interconectadas, la teora de las mujeres como grupo minoritario no debe confundirse con las teoras acerca de los problemas a que las mujeres se enfrentan cuando estn numricamente en la minora, por ejemplo, las mujeres en poltica, las ingenieras, las mecnicas, las ejecutivas o las periodistas. El estudio de las mujeres que estn en posiciones minoritarias reales tiene como objeto a las mujeres dentro de una organizacin (asamblea poltica, lugar de trabajo, etctera). Este es tambin el objeto de este artculo. La conexin entre el esta tus de grupo minoritario de las mujeres y las mujeres que estn en realidad en posiciones minoritarias deriva del hecho de que los problemas con que las mujeres se enfrentan como minoras dentro de las organizaciones o grupos tiene algo que ver con el estatus de "minora" de las mujeres dentro del conjunto de la sociedad. Algunas minoras se manejan bien dentro de una organizacin si, directa o indirectamente, consiguen apoyo y recursos exteriores. Las exitosas carreras de los enfermeros ilustran que el "esta tus de grupo mayoritario" afuera de una organizacin equilibra, e incluso desequilibra una posicin minoritaria de hecho dentro de las organizaciones. En el marco de referencia de una sociedad patriarcal, el tamao de Un grupo minoritario femenino significa alguna diferencia dentro de una organizacin? Esta es la pregunta que planteo en este artculo. Qu diferencia hay si las mujeres constituyen una minora pequea o una minora grande? Cundo son las mujeres lo suficientemente fuertes como para empezar a cambiar la estructura por s mismas?
Los problemas de las mujeres que estn en minora dentro de una organizacin dominada por varones La investigacin sobre mujeres en una minora (en poltica, en el mercado de trabajo, en asociaciones de voluntarios) ha revelado que existe una cantidad de severos problemas a los que las mujeres se enfrentan en tales posiciones En general es tensionante ser mujer en un grupo de iguales dominado por varones, y esta posicin influye en el desempeo de las mujeres y su capacidad para efectuar cambios. He aqu una lista de tales problemas: alta visibilidad estereotipamiento de las mujeres las mujeres se convierten en smbolos de todo su sexo conflictos de papeles carencia de autoridad legtima sobre adaptacin carencia de aliados en la organizacin que no se consideren sus obligaciones familiares, sus licencias por maternidad, etctera, en la organizacin hostigamiento sexual tensin psquica baja eficiencia baja tasa de ascenso alta tasa de desercin
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una mujer debe ser dos veces mejor que los hombres para ser aceptada; pero si es demasiado competente, se vuelve una amenaza exclusin de la red informal carencia de conocimiento de la estructura informal de poder y del proceso de reclutamiento.
No todas las mujeres en posiciones minoritarias se enfrentan con todos estos problemas. Pero stos son problemas con los que muchas mujeres se han topado, a menudo sin ser capaces de conceptualizarlos. Es tpico que muchas mujeres crean que sus problemas son consecuencia de deficiencias individuales, y no los vean como consecuencia de la estructura interna de la organizacin. Las mujeres que se dedican a la poltica estn atrapadas entre dos expectativas contradictorias: 1) La de probar que, a pesar de ser mujeres, son exactamente iguales a (tan capaces como) los polticos, la cual proviene de la comunidad masculina, as como de otras mujeres. 2) La de probar que el hecho de que haya ms mujeres en la poltica implica una diferencia. Esta demanda proviene de las organizaciones de mujeres y del movimiento feminista. Si las mujeres en la poltica son solamente unas cuantas, la demanda por acomodo y adaptacin ser sentida como abrumadora. Parece que se necesita una gran cantidad de mujeres, y no slo unas cuantas que aparecen como smbolos, para cambiar los contenidos y la forma de hacer poltica o hasta para desarrollar un deseo de cambio.
Las mujeres smbolo Ser la nica mujer en un grupo masculino o ser solamente unas cuantas mujeres les da a stas una posicin de smbolos. O sea, la mujer es considerada una representante de las mujeres en general. Si falla, la conclusin es que las mujeres como tales no son buenas para hacer ese trabajo. Si un hombre falla, la organizacin nada ms tiene que reemplazar al seor Smith con el seor Miller. En una de mis entrevistas, habl con la primera mujer de la historia que fue elegida presidenta del Comit de Caminos y Construccin del gobierno local de una pequea comunidad noruega en las montaas. La organizacin de mujeres de su partido haba trabajado duro para conseguir que esta primera mujer fuese elegida presidenta. Pregunt por qu era tan importante tener a una mujer en esa posicin. La respuesta fue: "para probar que las mujeres son capaces de llevar a cabo esta tarea". Un argumento orgulloso, pero tambin muy peligroso. Si la primera mujer a la cabeza de esta rea tan dominada por varones falla, la conclusin para los siguientes tantos aos ser que las mujeres no pueden con un trabajo tan rudo como ste. En su estudio sobre los hombres y las mujeres de una gran corporacin 1 estadounidense, Rosabeth Moss Kanter (1977) desarrolla el concepto de simbolismo . Enumera una cantidad de dilemas y contradicciones para los individuos que estn en posicin de smbolo:
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Tokenism: "La admisin nominal y en nmero muy limitado de una minora [...] en puestos de trabajo, escuelas, asociaciones, etc., para cumplir aparentemente con la ley aplacar a la opinin pblica", Simon and Schuster's International Dictionary.
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Las personas smbolos son al mismo tiempo representativas y excepcionales. Sirven como smbolos de su categora, especialmente cuando se equivocan; sin embargo, tambin son vistos como ejemplos inusitados de su tipo, sobre todo cuando son exitosos. Se las vuelve conscientes de sus diferencias ante los que son predominantes numricamente, pero a menudo tienen que fingir que las diferencias no existen, o que no tienen implicaciones. Las personas smbolos estn entre los ms visibles y dramatizados de los actores, notablemente en escena; sin embargo, a menudo son mantenidas a distancia de las bambalinas de la organizacin cuando se reparten los papeles. Las personas smbolos son los "individuos" por excelencia en la organizacin, ya que se mantienen aparte de la masa de los miembros del grupo de iguales; sin embargo, pierden su individualidad detrs de papeles estereotipados y de una imagen pblica cuidadosamente construida, lo que puede distorsionar su sentido de s mismas. Aquellas situaciones donde se supone que los miembros de la organizacin se "relajan" (la hora de tomar una copa despus del trabajo, las fiestas, los eventos deportivos) son a 'menudo las ms tensionantes para las personas smbolos, porque en tales ocasiones desaparece la proteccin para las posiciones definidas y para las interacciones estructuradas. De manera que las personas smbolos, paradjicamente, pueden estar ms relajadas y sentirse ms "naturales" durante los momentos oficiales del da de trabajo, cuando otras personas estn ms constreidas por los papeles formales. Las personas smbolos padecen de soledad; sin embargo, la dinmica de la interaccin a su alrededor crea una presin sobre ellas para que busquen ventajas al disociarse de otras de su misma categora y para que, por lo tanto, permanezcan solas. En tanto son pocas en cantidad, las dificultades de interaccin alrededor de las personas smbolos (y sus problemas personales) son vistas por la organizacin como una gran desviacin de sus propsitos centrales, como una prdida de energa, y conducen a la conclusin de que no vale la pena tener all a gente como las personas smbolos. Sin embargo, las dificultades se dan en funcin principalmente de que la cantidad de personas smbolos es pequea, y podran ser resueltas con incrementos proporcionales. En resumen, la ambivalencia organizacional, social y personal rodea a la gente que est en posicin de smbolo. La discusin sobre las personas smbolos usualmente trata acerca de mujeres (u otras minoras) entre pares o iguales. En tales situaciones:, la gente se pregunta por qu las mujeres, cuando finalmente son admitidas en este nivel de la organizacin, a menudo no se desempean exitosamente. ahora que le dimos la oportunidad a una mujer, mira los resultados!" Es importante estudiar esos casos en los que las mujeres ingresan a un grupo hasta ese momento masculino, equipadas con la misma educacin y calificaciones que sus pares varones.
Las relaciones entre la nica mujer y sus superiores son todava ms complicadas. El hostigamiento sexual es, por ejemplo, mucho ms peligroso y difcil de manejar cuando lo perpetra el superior varn de una mujer que cuando es alguno de sus colegas.
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Pasando de ser una a ser unas pocas Para muchas mujeres es una bendicin cuando otra mujer ingresa en el grupo. El ingreso de ms mujeres a menudo cambia el ambiente de la organizacin. Desde luego, una se tiene que comportar tan naturalmente como sea posible y no quejarse por cualquier cosa, sino encontrar el sitio de una como uno de ellos. Pero me siento ms cmoda cuando hay algunas muujeres. No s por qu. Tengo esa sensacin de que los hombres en cierto sentido construyen un muro a su alrededor y alrededor de sus agudos pensamientos econmicos. Entrevista con Elsi Hetemaki-Olander, vicepresidenta y parlamentaria del Partido Conservador de Finlandia. De F/owers & Kicks (Dahlerup, p. 244).
Algunas mujeres, sin embargo, son capaces de beneficiarse de ser las nicas, y no consideran el ingreso de otra mujer una ventaja en absoluto. Algunas mujeres pueden usar su visibilidad como una ventaja personal. Pero usualmente, la nica mujer recibe flores, mas no tiene influencia. En una entrevista, una poltica local sueca expres la opinin de que de hecho estaba mejor en el consejo local antes de que hubiera ingresado una segunda mujer. Uno de los problemas era que las dos mujeres tenan opiniones muy diferentes. Como la nica mujer, ella haba tenido la ventaja de ser considerada la experta en asuntos femeninos, y tambin -a causa de una bondadosa caballerosidad de los varones- era capaz de participar exactamente en los comits que quera. La conclusin es que no todas las mujeres estn tensionadas en todos los grupos masculinos. Pero muchas dicen que s lo estn. Ser la nica mujer -y tener un desempeo exitoso-le brinda a una mujer una fuerte sensacin de autoestima. Una mujer que ha sido exitosa en un mundo masculino es a menudo una mujer fuerte que se a vuelto todava ms fuerte. Tendra, sin embargo, que disociarse de las otras mujeres en este proceso. Ella es la excepcin; las otras mujeres son incompetentes. Ella es la "reina de las abejas". Rosabeth Moss Kanter describe cmo el grupo predominantemente masculino de su corporacin a menudo se comportaba hacia dos mujeres en el grupo de una manera que arruinaba la posibilidad de una alianza entre ellas. Una era considerada como excelente y destacada; la otra como si fuera un fracaso. La mujer excelente tena que marcar una distancia entre s misma y la otra mujer. El nombre de esa estrategia es: divide y vencers
Es el nmero relativo que cuenta Rosabeth Moss Kanter ha sealado que los nmeros relativos cuentan. La proporcin entre categoras sociales, en este caso entre hombres y mujeres, es lo que hace una diferencia importante. La grfica 1 muestra la forma en que Kanter identifica cuatro clases de grupos sobre la base de diferentes representaciones proporcionales de tipos de gente, ya sean hombres/ mujeres o blancos/ negros.
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De acuerdo con Rosabeth Moss Kanter, el grupo sesgado (en que hay una minora de no ms del 15%) est controlado por el grupo numricamente predominante y por su cultura. En la minora estn las personas smbolos (vase la descripcin ms arriba). Los miembros de la minora usualmente no son capaces de establecer ninguna alianza entre ellos. En el grupo inclinado, la minora se va volviendo suficientemente fuerte como para empezar a influir en la cultura del grupo, y las alianzas en el grupo minoritario se convierten en una posibilidad. Los miembros minoritarios empiezan a verse como individuos, diferenciados unos de los otros, pero todava estn diferenciados de la mayora. Pero qu es lo que realmente ocurre cuando dejamos de ser una pequea minora para convertimos en una grande? La mayor parte del estimulante libro de Rosabeth Moss Kaater describe la situacin de las personas smbolos, al igual que la mayor parte de otros estudios. Al encarar situaciones nuevas en que hay 30% de mujeres en poltica, en este momento debemos comenzar a investigar ms ampliamente la situacin de las mujeres en el grupo inclinado. El punto es no que los nmeros decidan, sino que cuentan. La estructura externa a las instituciones o corporaciones polticas es decisiva, como ya se dijo. Para su modelo integrado estructural del comportamiento humano en el interior de las organizaciones, la propia Rosabeth Moss Kanter identifica no solamente una, sino tres variables: la distribucin proporcional de gente de diferentes tipos, la estructura de las oportunidades y las estructuras de poder (Kanter, 1977:245)
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GRFICA 1. Clases de grupos definidas por la representacin proporcional de dos categoras sociales de sus miembros
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El concepto de masa crtica La idea planteada en este artculo es que hay una gran diferencia en que las mujeres constituyan una minora grande aunque se trate an de una minora- en lugar de constituir una pequea minora. La posicin de las mujeres en la gran minora (el grupo inclinado de Kanter) no es la cancelacin de todos los problemas descritos ms arriba como los de unas cuantas mujeres smbolo. Muchos de estos problemas persisten, pero otros desaparecen. En la segunda y tercera partes de este artculo seleccionar algunos aspectos o factores importantes para la posicin de las mujeres en la poltica, para investigar los cambios originados. La idea de investigar en qu forma ha cambiado la posicin de las mujeres en la poltica escandinava para pasar de ser unas cuantas mujeres smbolo a una minora de tamao considerable. De nuevo, en la mayora de los casos no se puede decir que un cambio dado es resultado del aumento en el nmero de mujeres per se. Ms bien, el incremento en la representacin poltica de las mujeres es resultado de cambios en la posicin educacional y social de stas y de otros cambios estructurales de la sociedad y del sistema poltico. El concepto de "masa crtica" se introduce en este momento para plantear la cuestin de un posible salto cualitativo cuando una minora, en este caso las mujeres, excede la proporcin de, digamos, el 30%. No es un giro repentino, sin embargo, es un cambio fundamental en la posicin de la minora. Rosabeth Kanter discuti el mejoramiento del desempeo de las mujeres y la disminucin del nivel de tensin que siguieron a un incremento en la proporcin de mujeres dentro de una organizacin. Al tratar con mujeres que se dedican a la poltica, quiero avanzar en la investigacin de la posibilidad de mejoras importantes en el poder poltico de las mujeres una vez que rebasan el umbral de una masa crtica. Una masa crtica se define aqu no slo como un incremento en la cantidad relativa de mujeres. Una masa crtica implica un cambio cualitativo en las relaciones de poder que permite por primera vez a la minora utilizar los recursos de la organizacin o de la institucin para mejorar su propia situacin y la del grupo al que pertenece. La minora es capaz ahora -y lo desea- de acelerar el desarrollo y de contrarrestar los reveses. Encontraremos que las mujeres constituyen una masa crtica cuando la proporcin de mujeres ha llegado a cierto tamao, digamos el 30 o el 35%? Cualquier minora grande constituye una masa crtica? La respuesta es no. En la definicin que dimos ms arriba est implicado que no cualquier minora grande constituye por s misma una masa crtica. Este concepto de masa crtica est desarrollado aqu como o una herramienta analtica para distinguir aquellas situaciones en las cuales el tamao incrementado de la minora hace posible que el grupo minoritario empiece a cambiar la estructura de poder y, por lo tanto, su propio estatus como minora. El concepto de masa crtica se vincula aqu con un incremento del tamao relativo o absoluto de la minora. El tamao necesario de la minora para cambiar la estructura de poder depende, sin embargo, de la organizacin en cuestin y del apoyo externo. Ni siquiera una mayora de mujeres constituye siempre una masa crtica. A continuacin aplicar los conceptos de gran minora y de masa crtica a la experiencia de las mujeres en la poltica de los pases escandinavos.
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Segunda parte. De una pequea a una gran minora: las mujeres en la poltica de los pases escandinavos La representaci6n poltica creciente de las mujeres En los pases escandinavos -Noruega, Dinamarca y Suecia- la poltica todava est dominada por los hombres, pero la representacin de las mujeres se ha incrementado de hecho rpidamente durante los ltimos 10-15 aos. Actualmente, las mujeres ocupan de una cuarta parte a un tercio de las curules en el Parlamento y en los consejos locales (vanse los cuadros 1 y 2). En los partidos polticos, las mujeres constituyen entre el 30 Y el 55% del total de los miembros. Los comits directivos todava son dominados por varones, pero la representacin de las mujeres se ha incrementado tambin rpidamente en estos cuerpos.
Parlamento
Gobierno
24% (1985) 26% (1984) 14% 24% (1983) 34% (1985) 44% 30% (1985) 31 % (1985) 26% CUADRO 1 Representacin poltica de las mujeres en Escandinavia Porcentaje de mujeres
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Dinamarca (1)
Ao Total Mujeres % Ao 1909 1912 1915 1918 1921 1924 1927
Noruega
Total Mujeres 123 0 123 0 123 0 126 0 150 1 150 0 150 1 % 1 1 Ao
Suecia (2)
Total
Mujeres
1918 1920 1920 1920 1924 1926 1929 1932 1935 1939 1943 1945 1947 1950 1953 1953 1957 1960 1964 1966 1968 1971 1973 1975 1977 1979 1981 1984
140 140 140 149 149 149 149 149 149 149 149 149 150 151 151 179 179 179 179 179 179 179 179 179 179 179 179 179
4 3 3 3 3 3 4 4 3 3 2 8 13 12 14 17 15 17 17 19 19 30 27 28 30 42 42 46
3 2 2 2 2 2 3 3 2 2 1 5 9 8 9 10 8 10 10 11 11 17 15 16 17 24 24 26
4 5 3
2 2 1
1930 1933 1936 1945 1949 1953 1957 1961 1965 1969
150 150 150 150 150 150 150 150 150 150
2 3 1 7 7 7 10 13 12 14
1 2 1 5 5 5 7 9 8 9
1933 1937 1941 1945 1949 1953 1957 1959 1961 1965 1969 1971 1973 1976 1979 1982
230 230 230 230 230 230 231 231 232 233 233 350 350 349 349 349
5 10 17 18 22 28 29 31 32 31 36 49 74 75 92 96
2 4 7 8 10 12 13 13 14 13 15 14 21 21 26 28
24 37 40
16 24 26
1985
157
57
34
1985
349
107
31
CUADRO 2 Mujeres elegidas en el Parlamento en Dinamarca, Noruega y Suecia desde que las mujeres obtuvieron el derecho al voto y a ser elegidas
FUENTE: Elina Haavio- Mannila et al., Unfinished Democracy. Women in Nordic Politics, Pergamon Press, 1985, pp.62-63.
El sistema de una sola cmara fue introducido en Dinamarca en 1953. Las cifras que se refieren a elecciones anteriores a 1953 incluyen solamente la Folketing (cmara baja) que era y es elegida directamente y no la Landsting, que era elegida directamente. Incluye miembros de las Islas Faroe y de Groelandia 2 El sistema de una sola cmara fue introducido en Suecia en 1971. Las cifras que se refieren a elecciones anteriores a 1971 incluyen solamente la Cmara Baja, que era y es elegida directamente y no a la Cmara Alta, que era elegida indirectamente
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Sera una tarea interesante comparar el Parlamento britnico, la Cmara de los Comunes, y su 4% de mujeres, con uno de los parlamentos escandinavos. En el britnico tenemos un excelente ejemplo de un grupo sesgado versus un grupo inclinado con una gran minora (los pases escandinavos). Pero incluso en Escandinavia, las mujeres son todava una minora, ya que los varones ocupan del 66 al 74% de las curules. Mediante la presin masiva de las mujeres en los partidos, algunas de ellas han obtenido el liderazgo en los partidos polticos. La dcada de los ochenta se ha convertido en el perodo durante el cual las mujeres llegaron a la vicepresidencia de los partidos. En unos cuantos partidos de Dinamarca, Suecia y Noruega, sin embargo, ahora la primera mujer se ha convertido en lder de una organizacin partidaria o de un grupo de partido en el Parlamento. El ejemplo ms notable es el de Gro Harlem Brunduand, quien se convirti en lder del enorme Partido Laborista de Noruega, y luego, en la primera mujer que tuvo el cargo de primera ministra en los pases escandinavos. En su segundo perodo en el gobierno nombr un gabinete con un 44% de mujeres como ministras. La estructura crecientemente corporativa de la poltica escandinava ha significado el establecimiento de numerosos comits y burs pblicos. Al final de la dcada de los sesenta, las mujeres constituan slo del 3 a17% de los miembros de estos comits, a los cuales se perteneca en funcin de los grandes intereses de las organizaciones, los partidos polticos y la administracin central. La fuerte presin de las mujeres en el Parlamento y en las organizaciones femeninas ha dado como resultado que la proporcin de mujeres en este importante sitio de la estructura de toma de decisiones est ahora incrementndose, a pesar de que es baja. Este nuevo desarrollo en los pases escandinavos vuelve tericamente relevante discutir los conceptos de gran minora y de masa crtica. Han superado las mujeres escandinavas un umbral importante? Qu es lo verdaderamente nuevo en la situacin de un grupo inclinado comparada con la de un grupo sesgado? Como ya se dijo, en la bibliografa hay muchas descripciones de la situacin del grupo minoritario pequeo, pero pocas pistas sobre la situacin del grupo minoritario grande.
La tasa de desercin De acuerdo con el estudio de Rosabeth Moss Kanter sobre una corporacin estadounidense, la "tasa de fracaso" o cambio de las mujeres era considerablemente ms alta que la de sus pares varones cuando ellas se encontraban en una pequea minora. Kanter piensa que la tasa de desercin decrece cuando la minora crece. Se dice que la tasa de desercin es ms alta para las mujeres que se dedican a la poltica que para los varones. Los medios de comunicacin de masas en los pases escandinavos a menudo dan ejemplos de mujeres que renuncian porque han trabajado en exceso o porque no les gusta la atmsfera de las asambleas polticas. Pero cules son los hechos? Una rpida mirada a las mujeres en el Parlamento muestra que, por ejemplo, en el perodo de entreguerras, las pocas mujeres parlamentarias ocuparon sus puestos durante lapsos muy largos. Creo que la teora de las altas tasas de desercin para las
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minoras no se aplica a las posiciones jerrquicamente altas. Algunas de las primeras mujeres parlamentarias fueron mujeres de amplios recursos que sobrevivieron durante muy largos perodos en parlamentos abrumadoramente dominados por varones. Desafortunadamente, no tenemos datos que nos permitan comparar las tasas de desercin para las mujeres que fueron consejeras locales hace 50 o 30 aos, con las de ahora. Fueron las tasas de desercin para las mujeres mucho ms altas que las de los hombres cuando las mujeres que se dedicaban a la poltica local eran muchas menos? Estudios contemporneos sobre los consejos locales revelan que, en contra de la creencia general, las mujeres que se dedican a la poltica en sus localidades no desertan de sus puestos ms frecuentemente que sus colegas varones. Como las mujeres consejeras en general tienen menos antigedad que los hombres (pues es reciente el incremento de la representacin de mujeres) las cifras de desercin deben ser controladas por la antigedad. El cuadro 3 muestra el resultado de un estudio sueco de retiro voluntario entre los consejeros locales. Alrededor del 25% de los consejeros del perodo electoral anterior decidieron no participar en la siguiente eleccin. De hecho, este retiro voluntario, mas que derrota electoral, da cuenta de la mayor parte del cambio de los consejeros locales.
Grupo 1 2 3 4 5 total de antigedad Hombres 24 24 17 20 32 26 Muieres 23 29 25 40 24 26 El grupo de antigedad es el nmero de perodos en el consejo local para cada consejero individual. CUADRO 3 Porcentaje de elegidos a los consejos locales suecos en 1976 que decidieron no continuar en las siguientes elecciones en 1979, por sexo y grupo de antigedad.
FUENTE: Gunnar Wallin: Kommunalpolitikema, 1981. Gunnar Wallin amablem ente dividi sus cifras por sexos especialmente para este estudio.
El cuadro 3 muestra el interesante resultado de que mujeres y hombres se retiran voluntariamente casi en la misma proporcin. As es que, de acuerdo con este estudio, las mujeres no desertan ms frecuentemente que los hombres. Este p9dra ser el signo de una nueva tendencia, pero en realidad no lo sabemos. Por qu habra de descender la tasa de desercin a causa del incremento de la proporcin de mujeres? Una respuesta podra ser que los conflictos de papeles para las mujeres que se dedican a la poltica disminuyen y que el clima del lugar de trabajo poltico se vuelve mejor para ellas. Sin embargo, las obligaciones familiares femeninas de muchas mujeres que se dedican a la poltica no disminuyen en s mismas, ni se hace menor para ellas el conflicto entre las necesidades de la familia y el trabajo poltico. El estudio sueco mencionado ms arriba muestra que las obligaciones familiares todava son un importante motivo para que las mujeres pongan fin a su carrera poltica. En el estudio sueco se les pregunt a las polticas retiradas los motivos de su retiro. El resultado fue que las mujeres deciden retirarse ms frecuentemente que los hombres a causa de
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sus obligaciones familiares (45% de las mujeres contra 26% de los hombres mencionaron sus obligaciones familiares como uno de los motivos). El 33% de los varones y el 41 % de las mujeres dice tener problemas para combinar su actividad poltica con su trabajo: Un porcentaje sorprendentemente alto para las mujeres. El resultado ms desalentador fue el de que muchas ms mujeres que hombres hablaban de insatisfaccin con su desempeo como polticas como uno de los motivos para renunciar (35% de las mujeres y slo 8% de los hombres). La falta de influencia personal fue mencionada por 22% de las mujeres, contra slo el 9% de los hombres. Un estudio noruego sobre polticos locales (Hellevik & Skard, 1985) muestra que el 33% de las mujeres que se dedican a la poltica piensa que sus puntos de vista no influyen en el resultado de las gestiones, contra slo un 14% de los hombres. De acuerdo con estos estudios, las mujeres que se dedican a la poltica se sienten menos satisfechas con su labor que los hombres; pero permanecen en sus puestos con la misma frecuencia que ellos. As es que, inclusive si puede haberse vuelto ms fcil que una mujer se dedique a la poltica en la actualidad que, digamos, hace 50 aos, las mujeres no han obtenido lo que uno podra llamar oportunidades iguales de llevar a cabo su trabajo como polticas. A causa de la falta de evidencia histrica en el nivel poltico local, es difcil sacar conclusiones sobre la correlacin entre la proporcin de mujeres que se dedican a la poltica y la tasa de desercin. Uno de los problemas es que la proporcin total de mujeres en los consejos locales puede ser menos relevante que la proporcin de mujeres en cada grupo partidario. El grupo partidario es al consejo en conjunto lo que el grupo de pares es a las consejeras. Como muchas mujeres que se dedican a la poltica expresan la opinin de que se sienten mejor en un grupo donde hay muchas mujeres que en uno donde slo hay unas cUantas, aunque otras establezcan que para ellas la composicin de gnero no es importante, podemos concluir que las cantidades relativas de mujeres cuentan. Sin embargo, la proporcin incrementada de mujeres no quita los problemas con que ellas (y tambin algunos hombres) se enfrentan para combinar su actividad poltica con su vida familiar. En ese rengln, las cantidades en la asamblea no cuentan.
Estereotipamiento de las mujeres La teora de las minoras establece que el grupo dominante a menudo tendr una opinin estereotipada de los individuos que conforman el grupo minoritario, y que no ser capaz o no querr ver las caractersticas individuales. Parece razonable sugerir que un nmero creciente de mujeres en la poltica y en la vida pblica en general altera los estereotipos, ya que entonces muchas mujeres diferentes se vuelven visibles pblicamente. Los estereotipos implican el uso de una o dos imgenes sobre las mujeres, tales como puta/ santa, o fra y calculadora/ clida y familiar.
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Actualmente, como en Noruega hay una primera ministra y la mitad del gabinete est compuesta por mujeres, hay muchas mujeres diferentes sumamente visibles. Muchas discusiones pblicas tienen lugar entre mujeres, y sta es una peculiaridad muy novedosa. En tales situaciones evidentemente se rompen los estereotipos. Sin embargo, no se rompen todos al mismo tiempo. Muchas de las polticas poderosas (por ejemplo, las ministras) se quejan de que la prensa est ms interesada en su corte de pelo, la forma en que se visten y su vida privada, que en sus opiniones polticas. Una de ellas dice que para ella es ms fcil, de hecho, ser mencionada en la prensa que para sus colegas varones, pero ms difcil que sus opiniones salgan a la luz. O sea, las mujeres que se dedican a la poltica todava tienen problemas con su imagen pblica. He aqu otro ejemplo: La prensa nos trata, a m ya otras mujeres, de una manera muy estereotipada, de acuerdo con dos modelos (cuando mucho): uno, el de la mujer eficiente y competente que es fra y despiadada. Otro, el de la mujer que no es muy competente, pero en cambio es clida. A m me tienen ubicada en la primera categora. Ritt Bjerregaard, ex ministra, integrante del Parlamento por el Partido Social Demcrata de Dinamarca. De F/owers & Kcks, p. 207.
Modelos a seguir Ms mujeres que participen en la vida pblica significan ms modelos para las muchachas y las mujeres. Que una mujer sea primera ministra vuelve imposible que se diga por ah que las mujeres no pueden ser Primeras ministras! Y lo que es ms importante: entre ms mujeres haya en la vida pblica, ms fcil ser para otras mujeres encontrar a alguien que les sirva de modelo. Aunque la imagen previa de la mujer fra que hace carrera casi haya desaparecido, no todas las mujeres consideran a las que se dedican a la poltica como modelos a seguir. Para las mujeres que viven vidas muy tradicionales, la mujer que es conocida pblicamente puede constituir una especie de amenaza -aunque la mayora de las mujeres se enorgullezcan de otras cuando son exitosas. A partir del nuevo movimiento de mujeres, la conducta de las mujeres que se dedican a la poltica precisamente prueba que el precio de la influencia en la poltica formal es la adaptacin a las normas masculinas. Muchas mujeres que se dedican a la poltica estn conscientes de que otras mujeres las observan cuidadosamente. En un gran encuentro pblico habr normalmente tres oradores varones, y luego yo ser ]a nica oradora. Entonces siento una expectativa; como si la gente pensara: "ahora vamos a ver si es tan buena como los hombres". Y la forma en que los hombres miran a las mujeres en el partido, como si quisieran decir: "Ah ests!", es tremendamente importante para m. Es, desde luego, tan estimulante como aterrador. Ritt Bjerregaard, socialdemcrata en Dinamarca. De F/owers & Kicks, p. 213.
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Creo que la nica y ms importante arma con que uno cuenta es la propia voz. Precisamente esto: que nuestra voz sea oda y haga eco en los corazones y pensamientos de todas esas mujeres. Para que vean que sobrevivimos como mujeres en un sistema donde hablamos con todos estos hombres. Tal vez hemos dado a otras mujeres [...) ms poder visible y ms confianza en s mismas [.. .] No creo que tres personas (las tres representantes del Partido de Mujeres) sean capaces de cambiar mucho en un viejo sistema de poder como ste, pero lo ms importante es que se atrevan, o que parezca que se atreven porque, por supuesto, temblamos de vez en cuando! Gudrun Agnarsdtti~ integrante del Parlamento de Islandia desde 1983 por el nuevo Partido de Mujeres. De F/owers & Kicks, pp. 97-98.
En una poca en que aumenta la cantidad de mujeres en la vida pblica se estn desarrollando nuevos papeles pblicos para ellas. Anteriormente, todas las imgenes de las mujeres provenan de sus papeles familiares (la madre, la prometedora hija joven, la esposa apoyadora). Algunos de estos papeles se transfieren a las mujeres en la poltica, pero se estn creando nuevos, de los que tenemos muy poco que decir.
La declinacin de la franca resistencia contra las mujeres en la poltica La franca resistencia caracterstica de los viejos tiempos en contra del ingreso de las mujeres a la poltica -tan bien conocida desde la poca de las sufragistas- casi se ha terminado. Este tipo de discriminacin ha desaparecido en los pases escandinavos, en parte porque las mujeres ya no la toleran. En mis entrevistas, las polticas ms viejas describen los cambios sustanciales que han tenido lugar en la actitud de los hombres respecto de las mujeres en la poltica. Algunas de estas mujeres cuentan de hombres que hace 30 o 40 aos dijeron abiertamente que las mujeres pertenecan al hogar, no a la asamblea poltica. Hoy en da, unos cuantos hombres (y mujeres) piensan as, pero no se atreveran. a decirlo abiertamente en pblico. Sin embargo, la nica mujer en el Parlamento de la Isla Faroe revela que a ella sus colegas varones todava le hacen comentarios sexistas. Tambin dice que tiene que justificar diariamente su existencia en el sistema poltico. La discriminacin que se lleva a cabo hoy en da en contra de las mujeres que son las nicas en una asamblea de hombres es una evidencia de que los nmeros cuentan. Sin embargo, adems de los nmeros, el hecho de ser la primera o una de las primeras mujeres puede contar todava ms. Es ms fcil ser la nica mujer cuando se ocupa una posicin que ya haba sido ocupada por mujeres, que cuando se es la primera de esta clase especial: una mujer que se dedica a la poltica. As es que a la teora de la nica mujer agregaremos la teora de los problemas a que se enfrenta alguien cuando es la primera mujer que ocupa un puesto poltico.
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Discriminacin Que ya no haya una resistencia franca en contra de que las mujeres se dediquen a la poltica no quiere decir que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres en la poltica. El hecho de que la mayora de los polticos son varones plantea que las mujeres todava tienen que superar ciertas barreras para ser electas. El hecho de que, con muy pocas excepciones, la proporcin de mujeres en posiciones de liderazgo es ms baja que su proporcin entre los miembros de nmero (entre ms alta la posicin hay menos mujeres) tambin indica la existencia de obstculos en contra de las mujeres dentro de las instituciones polticas. No es suficiente con que se elija; muchas mujeres; el siguiente paso es el de propiciar que haya condiciones de trabajo y de influencia para esas mujeres. Definimos la discriminacin corno un trato desigual en funcin del sexo. En mis entrevistas pregunt a las mujeres que se dedican a la poltica si experimentan o han experimentado alguna discriminacin a causa de su sexo. He obtenido cuatro categoras de respuesta: a) "Ya no hay discriminacin en contra de las mujeres, antes al contrario", dijeron algunas polticas. b) ''A las mujeres se les discrimina definitivamente, pero a m nunca me han discriminado" dice otro grupo. c) "A las mujeres no se les discrimina" dijo el tercer grupo, pero ms tarde en las entrevistas las mismas mujeres me relataron muchos episodios desagradables que ciertamente parecan de discriminacin. d) "S", afirm un cuarto grupo y contaron historias ms bien amargas de resistencia, sexismo y chovinismo masculino; y de cmo tienen que luchar para ser aceptadas.
Es difcil comenzar en el Folketing (el Parlamento Dans) l... J Tal vez no fue sino cuando entr en el grupo parlamentario de mi partido que me di cuenta de cun mujer yo era. He dirigido un knder, he sido jefa de departamento, he tenido una posicin de liderazgo en la Escuela Normal. Nunca me haba molestado estar en una posicin encumbrada; me gusta, s cmo manejarla. Pero todas mis posiciones de lder haban sido en el mundo de las mujeres. Y de pronto, me encontr en el grupo parlamentario del partido, y aqu experiment un chovinismo masculino que nunca cre existiera, por lo menos no en mi propio partido. No era slo que quisieran juzgarme porque no me conocieran -lo cual me hubiera parecido justo- sino especialmente porque soy una mujer y porque estoy en el lugar de uno de sus viejos amigos (... ) Haba mucho escepticismo dirigido en mi contra como persona y en contra de mi competencia y habilidades. Si algo ha fortalecido mi conciencia feminista tiene que haber sido entrar en tal grupo parlamentario en 1973. Entrevista con Ebba Strange, actual presidenta del grupo parlamentario del Partido Socialista del Pueblo de Dinamarca. De Flowers & Kicks, p. 227.
En una sociedad patriarcal, los hombres son considerados los portadores de la "autoridad cuItural legtima" (Rosaldo, 1974, p. 21). Si la autoridad de uno nunca es puesta en duda, uno puede actuar bondadosa y apaciblemente, y la gente seguir las instrucciones que uno le d. Para las mujeres, esta tradicin cultural significa que
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tienen que pelear mucho para hacerse escuchar por la gente, o para ser consideradas lderes potenciales. La virago es una consecuencia de esta tradicin cultural, no de la naturaleza de las mujeres que hacen carrera. Un estudio noruego acerca del total de los miembros -hombres y mujeres- de los consejos locales de siete comunidades alrededor de Oslo (188 hombres y 72 mujeres) demuestra que las mujeres que se dedican a la poltica opinan que, ciertamente, son discriminadas (vase el cuadro 4, que tambin muestra una brecha entre la percepcin de los hombres y las mujeres acerca del estado de las cosas).
Mujeres Las demandas que se hace a los polticos son diferentes de las que se hace a las polticas? S, hay demandas mas pesadas para las mujeres S, no hay demandas tan pesadas para las mujeres S, otra cosa (3) No Total (Base) Se da un valor diferente a la opinin de las mujeres polticas que a la de los polticos? S, se le da un menor valor a las opiniones femeninas S, se le da ms valor a las opiniones femeninas S, otra cosa No Total (Base)
3
Hombres
Diferencias Porcentuales
48 4 13 35
13 7 11 69
+35 -3 +2 -34
100 (71)
100 (186)
51 1 3 44
18 9 79
+33 +1 0 -35
99 (72)
100 (186)
Incluye 8 mujeres y 8 hombres que contestaron que a las mujeres se les segrega en ciertas reas de inters.
CUADRO 4 Percepcin por gnero de la discriminacin en contra de hombres y mujeres en la poltica en los consejos locales
FUENTE: Hellevick & Skard, 1985, p. 81, cuadro 4.4. Entrevistas en forma de cuestionario con algunas preguntas abiertas
Cules son las actitudes de los votantes hacia las mujeres que se dedican a la poltica? Sin duda, hemos presenciado un cambio sustancial a este respecto hacia una actitud ms positiva. El cuadro 5 muestra una tendencia general en una direccin positiva en varios pases europeos. En slo 8 aos, la resistencia contra las mujeres en la poltica ha cedido considerablemente.
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"Se debera dejar la poltica a los hombres?": 1975 y 1983, por sexo y pas Porcentajes aproximados 1975 hombres mujeres 19 15 26 20 37 37 30 32 35 34 53 45 48 50 51 42 1983 hombres mujeres 10 11 19 16 24 18 21 23 25 24 31 37 34 29 41 37
El cuadro 5 muestra grandes variaciones entre los pases de la CCE, pero slo diferencias menores entre las mujeres y los hombres en los mismos pases. El estudio tambin mostr una correlacin entre las actitudes hacia las mujeres en la poltica y el nivel educativo y la edad: entre ms jvenes y ms educados, los entrevistados se mostraban ms dispuestos a reconocer que las mujeres tienen un papel en la poltica. En Dinamarca es donde se encontr la actitud ms positiva hacia las mujeres en la poltica. El cuadro sugiere una correlacin entre la representacin poltica real de las mujeres en un pas y la actitud hacia el papel de las mujeres en la poltica. El alto puntaje britnico debe entonces ser explicado como un "efecto en relacin con la primera ministra" . El cuadro 5 tambin indica que todava hay un largo camino por recorrer, inclusive en Dinamarca. En este pas, entre ello y el11 % de los votantes todava cree que a la poltica slo deben dedicarse los hombres.
A pesar de ser una mujer Las organizaciones de mujeres han llevado a cabo muchas campaas para lograr que los electores voten por mujeres. Dichas campaas, sin embargo, son fuertemente dependientes del apoyo de los medios de comunicacin de masas, que son un aliado poco confiable. En 1971, una accin organizada por mujeres electoras en Noruega -a menudo etiquetada como un "golpe"- tuvo como resultado una mayora de mujeres en los consejos de Oslo y otras dos ciudades. El sistema electoral es muy especial en la poltica local de Noruega, y esto ha permitido durante mucho tiempo que las acciones de pequeos grupos tengan grandes efectos. Pero cuando esto fue utilizado por primera vez por mujeres, la consecuencia fue que la ley electoral fue cambiada poco despus. Una de las mujeres que fueron electas en esta situacin tan especial relata:
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En los aos sesenta, cuando yo militaba en la poltica estudiantil, era inusitado que hubiera mujeres polticamente activas. En aquella poca era importante probar que una conoca otros temas, y no slo los asuntos de las mujeres. Creo que el "golpe de las mujeres fue fantstico. Fue una experiencia fantstica descubrir de repente que una poda ser electa a causa de ser mujer que ser mujer se consideraba una calificacin directa l... ] Fue una experiencia fantstica porque en un trabajo masculino, como la poltica, una es por lo general aceptada a pesar del hecho de ser mujer. De pronto, lo que haba sido considerado una incapacidad se convirti en una posicin de calidad. Fue -casi lo creo--- como uno de los llamados "momentos de salvacin. Fue, entonces cuando comenc a tener inters en la poltica feminista. Hilde Bojer, ex consejera local en Oslo por el Partido Socialista de Izquierda. De Flowers & Kicks, p. 44.
La poltica escandinava no es un paraso para las mujeres, pero parece que se ha abierto ms espacio en ella para las mujeres. Mencionar otro ejemplo. Cuando un alto puesto era ocupado por primera vez por una mujer, la prensa inmediatamente le haca la pregunta acostumbrada: "EI trabajo que usted va a hacer en este puesto sera diferente si usted fuera un hombre?" Y por lo general, la primera mujer contestaba rpidamente: "No", lo cual implicaba que ella era exactamente igual de apta que un hombre. Dos mujeres lderes contestaron de manera diferente a esa misma pregunta, lo cual indica una posicin ms fuerte y confiada de las mujeres en la poltica de Escandinavia. Gro Harlem BrundtIand, la primera mujer que ocupa el puesto de primera ministra en los pases nrdicos, y Vigdis Finnbogadttir, la primera mujer que fue electa presidenta de Islandia, contestaron a la inevitable pregunta con un "s". Gro Harlem Brundtland confirm ms adelante, de una manera muy notable, su punto de vista, al designar mujeres en la mitad de los puestos de su gabinete durante su segunda administracin (1985).
La cultura poltica, una cultura masculina? Rosabeth Moss Kanter piensa que una gran minora puede comenzar a afectar la cultura de la organizacin. El crecimiento de la proporcin de mujeres en la poltica escandinava ha significado un cambio en la cultura poltica? Una cultura que se desarroll mucho antes de que a las mujeres se les permitiera participar? La cultura poltica es ms bien un rea nueva y poco atendida de la ciencia poltica. El trmino cubre varios diferentes aspectos, como el nivel de conflicto, el estilo poltico, el carcter abierto o cerrado del sistema poltico, la vida cotidiana de los cuerpos que toman las decisiones, la interaccin social en la organizacin. Si muchas mujeres se sienten desanimadas y no ingresan a la poltica porque no les gusta la cultura poltica predominante, entonces un cambio en esta cultura, llevado a cabo por una gran minora de mujeres, podra aumentar la disposicin de las mujeres de presentarse a las elecciones.
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En el cuestionario que mand a todas las organizaciones y comits demujeres de todos los partidos polticos de los cinco pases nrdicos (la Encuesta WQC), hice las siguientes preguntas (preguntas abiertas): "Cree usted que si ingresan ms mujeres a la poltica habr cambios en la forma en que la poltica es conducida y en los 'modales' polticos?" Las organizaciones de todos los partidos, excepto las de uno -cuya respuesta fue "no"- tenan confianza en que el ingreso de ms mujeres dara cambios como resultado. Pero varias agregaron: "esto slo es posible si hay muchas mujeres, porque si se trata de unas cuantas solamente se adaptarn a los mtodos establecidos de hacer poltica". De la izquierda a la derecha, las mujeres de los partidos crean en los cambios y queran que los hubiera. "Qu cambiara si ingresaran ms mujeres?" Las respuestas fueron: - menos reuniones "rudas" - horarios para las reuniones ms en funcin de la gente que tiene familia, menos reuniones nocturnas, menos reuniones entre las 4 y las 7 p.m., no ms encuentros en restaurantes - discursos ms cortos, dirigidos ms "al grano", menos lenguaje formal. En forma realista, una de las organizaciones respondi que la carga de trabajo probablemente no disminuira a causa de que ms mujeres pudieran ingresar a la poltica. Estas respuestas reflejan las recientes crticas que se han hecho en los pases escandinavos a la poltica y a los polticos, planteadas especialmente por mujeres. La perspectiva de esas crticas es ciertamente limitada. Una crtica ms fundamental del sistema poltico no proviene de los partidos polticos, pues son, digamos, parte del propio sistema. En mis entrevistas a varias de las mujeres que se dedican a la poltica -otra vez, de izquierda a derecha, pero de manera predominante en la izquierda- fueron muy crticas a propsito de una parte de la cultura poltica existente, y la asociaron con la manera en que se comportan los hombres. El nivel de conflicto en la poltica parece molestar a muchas de las mujeres que se dedican a ella. Sin embargo, el nivel de conflicto vara mucho entre los diferentes sistemas polticos, y hasta dentro de los diferentes sistemas polticos locales en un mismo pas. Los polticos por lo general no son conscientes de que la toma de decisiones polticas vara mucho, ya que slo conocen su propio sistema. Un esquema de investigacin podra ser el de comparar la posicin de las mujeres que se dedican a la poltica en sistemas polticos locales con diferentes niveles de conflicto o de consenso. La cantidad creciente de mujeres que se dedican a la poltica ha significado cambios en la cultura poltica o en parte de ella? Sin lugar a dudas, la vida cotidiana de los polticos es percibida de manera distinta tanto por los hombres como por las mujeres, si hay ms mujeres presentes. Los fundamentos de la cultura poltica, sin embargo, parece que han permanecido sin cambios en los pases escandinavos. Aunque muchas de las mujeres que se dedican a la poltica digan que se ha vuelto ms fcil y ms placentero estar en las instituciones polticas despus de que ingresaron a ellas ms mujeres, la mayor parte de los aspectos de la cultura poltica prevaleciente parece permanecer todava intacta.
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Para el pequeo nmero de mujeres del nuevo movimiento de mujeres que han sido electas en los ltimos aos para el Parlamento o para los consejos locales, el encuentro con el "sistema" ha sido duro. Los mtodos del nuevo movimiento de mujeres, como el de rotar responsabilidades, el de trabajar en grupos informales o el de tomar decisiones por consenso y no por votacin, contrasta fundamentalmente con la manera tradicional en que se hace poltica. Sin embargo, el estilo y las ideas de este movimiento han tenido algn efecto en las organizaciones de mujeres de los partidos y en la mayora de las facciones de izquierda de los partidos como tales (Dahlerup, 1986). Las partes fundamentales de la cultura poltica parecen poco afectadas por el ingreso de mujeres en la poltica, aunque la vida cotidiana de los polticos sea percibida como diferente tanto por mujeres como por hombres si hay ms mujeres presentes.
Tercera parte: indicadores de una "masa crtica" En la primera seccin de este artculo se defini una "masa crtica" como una minora que se ha vuelto lo suficientemente grande como para provocar un cambio cualitativo en las relaciones de poder de los grupos en el interior de las organizaciones. Como masa crtica, la minora por primera vez es capaz de y desea usar los recursos de la organizacin o las instituciones para mejorar su propia situacin o la de su propio grupo. Existen signos de que las mujeres en la poltica formal de Escandinavia han llegado a convertirse en una masa crtica como la aqu definida?
Las mujeres que se dedican a la poltica reclutan a otras mujeres La mujer smbolo no tiene el poder de reclutar a nadie. Desde su posicin cercana a y dependiente del grupo dominante, no siempre quiere reclutar a otras mujeres, ni siquiera si puede. Pero, lo que es ms importan te, por lo general no tiene ese poder. En mis entrevistas de 1983-84 pregunt a las poltica si deliberadamente haban reclutado a otras mujeres. Sorprendentemente, casi todas ellas contestaron: "s". Sin ser capaz de probado, sospecho que, si hubiera hecho la misma pregunta hace veinte aos, habra incomodado a la mayora de las polticas. En aquella poca, la respuesta usual hubiera sido "me fijo en la calidad de cada candidato Individual, y no en su gnero. Incluso SI la mayora de las polticas escandinavas a travs de la historia han apoyado la demanda de que haya ms mujeres en la poltica, el motivo de la lucha en un principio fue el de hacer que el lder (varn) del partido se fijara en las candidatas potenciales a pesar de su sexo. Este principio de neutralidad sexual se volvi dominante en los aos sesenta y setenta, a partir de la legislacin y la ideologa de la igualdad entre los sexos. En las discusiones ms recientes, el punto de vista preponderante es que, en un mundo de diferenciacin sistemtica entre los sexos, la neutralidad sexual es probablemente imposible, y de hecho, a menudo un subterfugio para elegir varones. En el actual debate acerca de los obstculos que las mujeres tienen que superar cuando tratan de realizarse en el mundo masculino, las mujeres que se dedican a la poltica afirman abiertamente que tratan de reclutar a otras mujeres. Aunque estn influidas fuertemente por las normas establecidas respecto de lo que define a un buen
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poltico, la mayora de las polticas y slo unos cuantos polticos estn tomando conciencia de lo relativo que es el concepto de "calificaciones". Durante siglos, los hombres han elegido a otros hombres para que sigan sus pasos tomando en cuenta sus calificaciones, las cuales eran de hecho parte de su papel sexual masculino. "Para este trabajo tan importante necesitamos un hombre rudo." En mis entrevistas, una impresionante cantidad de mujeres dijo que, hasta cierto punto, en sus carreras personales haba sido, de hecho, una ventaja para ellas ser mujeres. Una ministra dijo que cuando la acababan de elegir como integrante del Parlamento, se le ofreci un puesto en uno de los comits parlamentarios ms fuertes e importantes, el Comit de Finanzas, "porque en aquella poca (al principio de los aos setenta) se haba vuelto vergonzoso que mi partido nunca hubiera tenido a una mujer en el Comit de Finanzas". Esto demuestra que ha funcionado la presin general que han ejercido las organizaciones de mujeres, los votantes y el debate pblico sobre los partidos polticos. Este tipo de eleccin, sin embargo, depende de que los lderes varones recluten mujeres, y de la existencia de una demanda pblica de que haya ms mujeres en la poltica. Parece ser un hecho, por lo menos en la poltica danesa, que la mayora de las mujeres que se dedican a la poltica siempre han deseado tener ms mujeres en ese mbito. Pero en la actualidad, la situacin cuantitativamente distinta de varias maneras: - las mujeres que se dedican a la poltica son tantas que son capaces de influir realmente en el proceso de reclutamiento; - algunas de las mujeres que se dedican a la poltica estn dispuestas a aceptar algunos riesgos para sus carreras personales al adherirse a la demanda de que haya ms mujeres en la poltica; - estas mujeres son apoyadas por la presin de las organizaciones de mujeres, y por ejemplos sobresalientes de mujeres en otras posiciones pblicas, quienes abiertamente declaran que trabajan por incrementar la cantidad de mujeres en sus organizaciones; -lo ms importante: las mujeres que se dedican a la poltica estn creando recursos institucionales para incrementar la representacin de las mujeres, por ejemplo, cuotas de mujeres y seminarios de reclutamiento especiales para mujeres pagados por el partido, etctera.
Cuotas de mujeres Hasta ahora se han introducido cuotas de mujeres (a menudo de un mnimo del 40%) en nueve partidos polticos de los pases nrdicos. Aunque la resistencia fue intensa, sin embargo, las propuestas ganaron por la accin conjunta de las mujeres en coalicin con un grupo de varones que las apoyaron. Una gran minora puede formar coaliciones mayoritarias mucho ms fcilmente que una pequea minora. Las cuotas de mujeres en la poltica y en otras instituciones (como la administracin pblica) son consecuencia del creciente poder poltico de las mujeres. Pero -y esto es ms importante- tambin constituyen un recurso institucional para la futura movilizacin de las mujeres.
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El enorme Partido Laborista Noruego introdujo las cuotas para sus cuerpos internos en 1981, y para las elecciones pblicas en 1983. El principio fue implantado por las organizaciones partidarias centrales, apoyadas por la lder del partido. El resultado fue que, despus de las elecciones parlamentarias de Noruega en 1985, las mujeres constituyen el 42% del grupo parlamentario del Partido Laborista. En Noruega, las mujeres dentro del partido usan su nueva fuerza en la organizacin para asegurar el siguiente paso: la implantacin de cuotas de mujeres en la lista partidaria para las elecciones. En el Partido Socialista Dans, las cuotas fueron introducidas despus de un largo y fuerte debate en 1977, formalmente slo para los cuerpos internos del partido. Pero las mujeres tambin han obtenido una fuerte posicin en el Parlamento, y de 1979 a 1981, ese partido es el primero en la historia del Parlamento dans que tiene una mayora femenina en su grupo parlamentario. Algunas mujeres del Partido Socialista del Pueblo de Dinamarca y del Partido de Izquierda Socialista de Noruega, que introdujeron las cuotas de mujeres en 1975, reportan una nueva reaccin en contra de las mujeres despus de que se debilit la posicin del nuevo movimiento de mujeres en el debate pblico. La novedad es que, a causa de las cuotas, no es posible mandar a las mujeres de nuevo a casa, inclusive en un perodo de reaccin histrica. La conclusin es que, en el proceso de introducir el principio de las cuotas de mujeres, stas se estn convirtiendo en una masa crtica.
Estn aumentando las actitudes feministas entre las mujeres que se dedican a la poltica? Carol Mueller, una acadmica estadounidense, sostiene que est apareciendo un nuevo tipo de mujer que se dedica a la poltica. Mueller descubri que una minora creciente -aunque siga siendo una minora entre las mujeres que se dedican a la poltica en los Estados Unidos, expresa actitudes feministas. De acuerdo con sus entrevistas, un creciente nmero de polticas tambin se consideran representantes de las mujeres (Mueller, 1982). Esto es extremadamente importante porque, sin una conciencia feminista general, que haya ms mujeres en la poltica no significar ninguna diferencia en el resultado. El incremento de la representacin poltica de las mujeres parece ser decisivo a este respecto, ya que unas cuantas mujeres smbolos no sern ni son capaces de desafiar las bases del patriarcado. Las mujeres de Escandinavia tambin estn desarrollando actitudes feministas en una medida mayor que antes? Una mayor conciencia feminista entre una cantidad creciente de polticas podra significar que las mujeres estuvieran llegando a un importante punto crtico: que constituyeran lo que se ha llamado aqu una masa crtica. Probablemente los pases escandinavos son diferentes de los Estados Unidos en este aspecto. No porque en ellos haya una menor proporcin de feministas entre las mujeres que se dedican a la poltica, sino porque el feminismo entre las escandinavas no es nada nuevo. Muchas de las mujeres que se dedicaron a la poltica en Escandinavia durante el perodo entreguerras eran militantes del movimiento feminista de su tiempo, mientras que la tpica congresista estadounidense era una viuda que ocup el cargo por su
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marido. En un raro momento de la historia del Parlamento dans en los aos treinta, todos los voceros de los cuatro partidos polticos ms grandes de un debate parlamentario fueron mujeres -y las cuatro mujeres estaban juntas como miembros del comit ejecutivo de la "Sociedad Danesa de Mujeres", la organizacin por los derechos de las mujeres ms grande de Dinamarca. Para tener una idea de la conciencia feminista de las mujeres que se dedican a la poltica en el Parlamento dans, cont cuntas de sus integrantes estaban en el comit ejecutivo de la "Sociedad Danesa de Mujeres". Quien pertenece a ese comit muestra ciertamente una clara actitud feminista. Y muchas ms de las diputadas que han integrado el Parlamento podran haber estado precisamente entre las integrantes de nmero de la organizacin. No tenemos datos para mostrar cuntas. El resultado fue que en el primer perodo, de 1918 a 1940, el 40% de las mujeres representantes en el Parlamento dans (de todos los partidos) eran tambin integrantes del comit ejecutivo de la "Sociedad Danesa de Mujeres". En el perodo de 1945 a 1960, slo el 18% (del creciente nmero) de las mujeres parlamentarias eran integrantes de ese comit. Esta sorprendente disminucin podra reflejar la importancia decreciente de esa sociedad y el establecimiento de grandes organizaciones de mujeres en el interior de los partidos polticos. Sin embargo, el resultado muestra claramente que las actitudes feministas entre las mujeres parlamentarias no son ciertamente algo nuevo. Mi impresin general del debate escandinavo actual es que el feminismo entre las mujeres parlamentarias ha cambiado en comparacin con el de los aos cincuenta y sesenta. Las polticas ms tradicionales que trabajaban con denuedo por los nios, los minusvlidos y los ancianos en los aos cuarenta y cincuenta han sido reemplazadas por cierta clase de feministas ms conscientes y agresivas, como resultado del desarrollo del debate feminista general y del surgimiento del nuevo movimiento de mujeres. Sin embargo, sta es slo una impresin que no puedo demostrar con datos. El estudio que sigue, realizado por Ottar Hellevik y Torild Skard, sobre polticos locales de siete municipios noruegos, proporciona informacin sobre las actitudes feministas de las mujeres que se dedicaban a la poltica local en Noruega en 1979.
Oposicin entre las mujeres A las polticas se les pregunt si: a) se sentan insatisfechas por la actuacin de su propio partido respecto de los asuntos que revisten especial inters para las mujeres; b) sentan que los puntos de vista de las mujeres contaban menos que los de los varones en la poltica local; c) crean que a las mujeres se les formulaban demandas ms pesadas que a los varones; d) ) sentan que haban sido despreciadas, ignoradas o discriminadas personalmente en la poltica local a causa de que eran mujeres.
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Actitudes feministas y compromiso Tambin se les pregunt si: a) consideraban que eran representantes de las mujeres en la poltica local; b) en el consejo local haban tratado problemas de especial inters para las mujeres; c) haban participado en colaboracin con mujeres de otros partidos en la poltica local; d) haban tenido contacto con mujeres y grupos de mujeres por fuera del consejo local en el perodo reciente. El resultado se recoge en el cuadro 6.
"S" a las 4 preguntas "S" a 3 de las preguntas "S" a 2 de las preguntas "S" a 1 de las preguntas "No" a las 4 preguntas Total (base 72)
Oposicin 4 13 26 33 24 100
CUADRO 6 Oposicin entre mujeres al trato que se les da en la poltica y compromiso feminista entre las consejeras locales en Noruega, 1979, porcentajes
FUENTE: Hellevik & Skard, 1985, p. 93, reproduccin del cuadro 5.1
Hellevik y Skard resumen que slo una minora de las mujeres que se dedican a la poltica ni se oponen al trato que se da a las mujeres ni muestran algn compromiso con los problemas feministas. Por otra parte, slo una minora minscula contest "s" a las ocho preguntas. Las investigadoras concluyen que las feministas ms abiertas no han sido reclutadas para los consejos locales. Es interesante notar que Hellevik y Skard encontraron una alta correlacin entre oposicin y compromiso feminista. Esto podra ser interpretado como que las mujeres ms comprometidas son tambin las ms crticas respecto del trato que se da a las mujeres; en otras palabras, que la misma realidad es percibid a de maneras distintas dependiendo de las actitudes feministas del observado!: Una interpretacin alternativa es que la realidad para aquellas que se ocupan de asuntos feministas es diferente que para las que no se comprometen, puesto que la actividad feminista encuentra mayor resistencia en los colegas varones. Mis entrevistas con mujeres que se dedican a la poltica confirman que stas -desde su propia perspectiva- se enfrentan a reacciones negativas e inclusive a sanciones si son "demasiado" feministas. "El compromiso feminista te resta puntos", dice una poltica noruega (Flowers & Kicks, p. 198).
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Pero la mujer que dijo esto es feminista, fue elegida ministra a los 32 aos de edad y est ahora en su segundo perodo. As, aunque muchas polticas dicen que las actitudes feministas perjudican sus carreras, en Escandinavia estamos presenciando actualmente que las feministas se convierten en ministras. Puede verse lo mismo en unos cuantos pases ms. Esto es nuevo, y por s mismo crea nuevos recursos para cambiar la poltica pblica. En la Encuesta WOC, ped a las organizaciones y comits de mujeres de todos los partidos polticos de los pases nrdicos que enumeraran a "sus" respectivas representantes en el Parlamento, de acuerdo con la pregunta de si eran activas en los asuntos feministas y de polticas igualitarias. Como todas las organizaciones y comits de mujeres trabajan por la igualdad como parte de su raison d'etre, uno podra hacerse una idea -desde el punto de vista de las organizaciones de mujeres- de las actitudes feministas e igualitarias de las integrantes del Parlamento. Total de todos los partidos Dinamarca(4) Finlandia Noruega Suecia
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Dos partidos pequeos, el Partido Progresista (de derecha) y el Demcrata Central no fueron incluidos porque no tienen comit de mujeres. Tradicionalmente, sus parlamentarias no se autodenominan feministas.
CUADRO 7 Proporcin feminista Cuntas de las mujeres parlamentarias de su partido trabajan activamente en asuntos feministas y en polticas igualitarias?" Porcentajes por pas, 1988
FUENTE: Encuesta WOC.
En una primera mirada, el resultado es asombroso. Finlandia, que no es conocido como el pas nrdico ms radicalmente feminista, tiene la proporcin ms alta de parlamentarias feministas. Como estamos registrando la evaluacin que hacen las organizaciones de mujeres en el pas, el alto porcentaje refleja ms bien un alto nivel de satisfaccin con sus mujeres parlamentarias. As es que, aunque no encontremos en el Parlamento finlands a las feministas ms radicales, las cifras muestran un firme compromiso entre las parlamentarias finlandesas con los asuntos de las mujeres y de la igualdad entre los sexos. En la Encuesta WOC se les pidi a las organizaciones y comits de mujeres que enumeraran a aquellas de las parlamentarias del partido que haban sido reclutadas en la poltica a travs de la organizacin de mujeres. Los comits y organizaciones enviaron listas que sumaron 25 parlamentarias (de los cuatro pases) que haban sido reclutadas por las organizaciones de mujeres, aunque no todas estaban trabajando activamente en el Parlamento en los asuntos de las mujeres. Esas eran probablemente las parlamentarias con quienes las organizaciones de mujeres estaban menos satisfechas. Para ver cules eran sus actitudes hacia dichas mujeres, la Encuesta WOC pregunt
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a todos los comits de las organizaciones de mujeres de los partidos polticos si apoyaran a una mujer que no quisiera trabajar por la igualdad entre los sexos. Varios partidos contestaron explcitamente que dudaban cual era a actitud correcta hacia dichas parlamentarias. Pero en Finlandia casi todas las organizaciones de mujeres de los partidos polticos la, testaron que s apoyaran a una parlamentaria inclusive si ella no promova la poltica igualitaria (la cual es promovida por todas las organizaciones de mujeres). En los otros pases los partidos estn divididos al respecto de estos asuntos, y la mayora de los partidos no socialistas Contestaron que s, en vista de lo cual no puede hallarse un patrn comn entre los partidos socialistas y los socialdemcratas. Varios partidos Contestaron: "S, la apoyaramos siempre y cuando ella no declarase abiertamente estar en contra de la poltica igualitaria". El Partido Comunista de Suecia contest: El problema es difcil. De hecho hay mujeres que ven como su labor contrarrestar la lucha por la liberacin de las mujeres. Pero estamos en la primera etapa, y en este momento de la historia es importante apoyar a las mujeres. Slo cuando se obtenga una representacin ms igualitaria de los sexos podremos concentramos en apoyar a aquellas mujeres que luchan por las mujeres. De la Encuesta WOC (pregunta abierta).
De las actitudes feministas a la poltica pblica. Un problema de coaliciones El tercer -y ms importante- indicador de un punto crtico en la representacin poltica de las mujeres podra ser un cambio en las polticas pblicas, gracias al nmero creciente de mujeres en la poltica. Es difcil estudiar el efecto de la creciente representacin poltica de las mujeres en el contenido de las polticas. Cmo habran sido las polticas pblicas escandinavas si no se hubiera incrementado la influencia poltica de las mujeres? Una comparacin de las polticas pblicas que conciernen a las mujeres en los pases escandinavos con las de otros pases de Europa occidental y con Estados Unidos muestra que muchas reformas progresistas fueron adoptadas primero en los pases escandinavos. En general, medidas pblicas como la licencia por maternidad, las guarderas, los programas de bienestar social, el derecho de una mujer de conservar su nombre de soltera cuando se casa y los seguros de desempleo otorgados a los individuos y no a las familias, son ms bien progresivas y extensivas en los pases escandinavos, en comparacin con el resto del mundo occidental. Sin Embargo, en comparacin con Europa del Este, las similitudes con los contenidos de las polticas son ms asombrosas que las diferencias. En trminos de las polticas pblicas que conciernen a las mujeres como madres y como asalariadas, las polticas escandinavas se parecen ms a las de Europa del Este que, por ejemplo, a las de Estados Unidos o Italia. As que, cul ha sido el papel que de hecho ha tenido el incremento de la representacin poltica de las mujeres en los pases escandinavos? Algunos estudios de caso han demostrado que las mujeres que se dedican a la
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poltica pueden ejercer una presin importante en los asuntos de que ver directamente con las mujeres y con la igualdad entre los sexos. Sin embargo, las actitudes feministas no son las que predominan en las cuestiones que tienen un carcter aparentemente neutral con respecto al sexo: aquellos en que estn involucrados grandes intereses econmicos. Por ejemplo, la reduccin de los servicios pblicos, la cual afecta duramente a las mujeres, 110 ha encontrado una fuerte oposicin de alguna coalicin de mujeres. Las polticas industriales, de desempleo, etctera, podrn tener muy diferentes consecuencias para los hombres que para las mujeres, pero las mujeres no han sido capaces de enfrentarse juntas contra los ms fuertes intereses econmicos de la sociedad, ni muestran ninguna fuerza particular que tenga que ver con su nmero creciente. Por otra parte, todava estn en minora. En un rea, las mujeres que se dedican a la poltica, junto con las organizaciones de mujeres de los partidos polticos y junto con las organizaciones feministas, han sido capaces de formar coaliciones influyentes para incrementar la representacin poltica de las mujeres. A continuacin daremos dos ejemplos:
Primer ejemplo: Los consejos de estatuto igualitario Estas nuevas agencias constituyen el primer tipo de institucionalizacin de las polticas igualitarias, antes promovidas como polticas de grupos de presin por asociaciones voluntarias. A pesar de que sus recursos e influencia son limitados, esto ejemplifica cmo las mujeres -a travs de coaliciones con los hombres de sus propios partidos- han creado recursos institucionalizados para el mejoramiento de la posicin de las mujeres. Tambin las autoridades sobre el mercado de trabajo estn empleando ahora consultores sobre igualdad. El personal de los grandes sindicatos y de algunos partidos polticos est contratando gente cuya rea de responsabilidad es la de las polticas igualitarias. Hace 50 aos, las feministas ni siquiera hubieran soado una situacin en que a la gente le pagaran por trabajar por la igualdad entre los sexos.
Segundo ejemplo: Comisiones y burs pblicos Aunque la representacin poltica de las mujeres ha crecido establemente en los Parlamentos y en los consejos locales, la representacin de las mujeres ha sido muy baja en la creciente cantidad de comisiones y burs pblicos importantes. En la actualidad, tanto las mujeres que se dedican a la poltica como las burcratas usan su influencia poltica para modificar esta situacin (vase el cuadro 2). Como primer paso se critic la escasa representacin de mujeres. Cuando eso no funcion, en Dinamarca, Noruega y Suecia se legisl gracias a la presin que ejercieron las polticas y las organizaciones de mujeres. Un rasgo comn en esta legislacin es la demanda de que todas las organizaciones que estn autorizadas para nombrar un miembro en un comit pblico propongan a la administracin dos nombres para elegir entre ellos: el de un hombre y el de una mujer. Esta legislacin es muy impopular especialmente entre las organizaciones de inters, las cuales sienten que viola su derecho de elegir a los representantes que prefieren. Tienen razn en pensar que ste es un paso ms bien drstico, y actualmente podemos ver que las organizaciones usualmente no respetan las reglas (por lo general, nombran a un hombre como miembro regular ya una mujer como suplente. Tarde o temprano, muchas mujeres entran de esta manera, cuando el miembro regular sale por diversas razones).
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Probablemente el siguiente paso ser que las mujeres demanden una aplicacin ms rgida de la ley -o pasar a una nueva ley que demande cuotas, que no puedan ser pasadas por alto, para las mujeres. En este segundo ejemplo, las mujeres usan los recursos creados por su cantidad creciente y su meta comn de lograr una mayor representacin poltica de las mujeres para as crear nuevos recursos institucionalizados para las mujeres en todos los mbitos de la sociedad. Es importante notar que tales acciones ya estn empezando a darse. Sin embargo, los resultados respecto de cambios en los fundamentos de la poltica todava son modestos.
CONCLUSIONES a) La ventaja de una gran minora En este artculo seleccion varios aspectos de la posicin de las mujeres en la poltica para discutidos, Las conclusiones son que el desarrollo de una pequea a una gran minora: disminuye los estereotipos femeninos, sin abolidos en su totalidad; - crea nuevos modelos de papeles para las muchachas y las mujeres; acaba con la resistencia abierta contra las mujeres que se dedican a la poltica (parece que no hay esperanzas de enviar a las mujeres de regreso a la cocina); cambia las actitudes negativas de los electores ante la posibilidad de verse representados por una mujer (actualmente tal actitud se encuentra ms bien entre gente mayor, tanto entre hombres como entre mujeres); - abre espacios para las mujeres en la poltica. A pesar de que es imposible aislar el efecto de la presencia de una gran cantidad de mujeres en la poltica del efecto del proceso de cambio social en su totalidad, el cual tambin trajo incrementos en la representacin de las mujeres, las teoras de los problemas a que se enfrenta una minora pequea, combinadas con el hecho de que muchas mujeres que se dedican a la poltica dicen que un nmero creciente de mujeres significa un cambio positivo en las asambleas, permiten concluir que el tamao de una minora es importante. Los cambios que se producen cuando se forma una gran minora son especialmente stos: menos conflictos de papeles para las mujeres que se dedican a la poltica y un mejor ambiente para las mujeres dentro de las instituciones polticas. Por otro lado, el nmero creciente de mujeres en la poltica de los pases escandinavos no ha sido capaz de cambiar fundamentalmente la cultura poltica y no ha abolido los graves problemas que tienen las mujeres para combinar sus responsabilidades familiares con sus carreras polticas. Algunas personas alegarn en contra de este planteamiento diciendo que, como de hecho han ingresado a la poltica ms mujeres, y como en los pases escandinavos la mayora de ellas tiene hijos, se supondra que los problemas que tienen que ver con obligaciones familiares probablemente han disminuido. La respuesta es que todas las investigaciones revelan que todava las mujeres
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polticas con hijos y familia que cuidar tienen serios problemas. Para los polticos, una familia parece ser un apoyo; para las mujeres, una carga extra (con mucho regocijo). Pero la respuesta es tambin que el incremento de los nmeros absolutos de las mujeres en la poltica ha sido muy pequeo. Desde luego, hay ms mujeres en el Parlamento y en los comits pblicos y en el liderazgo de los partidos. Pero el vasto nmero de polticos se encuentra en el nivel local. A causa de la reforma que se efectu en todos los pases escandinavos en los aos sesenta y setenta, que implic menos y ms grandes municipios, el nmero real de mujeres en la poltica local slo recientemente ha alcanzado al nmero total de mujeres que integraron los muchos pequeos consejos locales anteriores a la reforma. Pero en nmeros relativos, la representacin poltica de las mujeres se ha incrementado mucho ms.
b) Una masa crtica Se encontraron indicadores para argumentar que en la poltica escandinava las mujeres han llegado ahora 'al punto de formar una masa crtica. Pero en la actualidad slo en temas polticos especficos y slo en ciertas arenas polticas puede calificarse a las mujeres de masa crtica. La masa crtica es una minora capaz de crear recursos institucionalizados que de ah en adelante mejorarn el estatus de los grupos minoritarios como las cuotas de mujeres. La condicin bsica para llegar a esta etapa y ser capaces de usarla en la aceleracin del desarrollo es la de formar coaliciones abiertas o implcitas entre mujeres. Las mujeres en la poltica escandinava slo forman coaliciones en los asuntos que se refieren al mejoramiento de la representacin poltica de las mujeres -en el Parlamento, los consejos locales, las comisiones y burs pblicos, la administracin pblica. No votan juntas contra sus colegas varones mediante los lmites partidarios esto es casi impensable con el fuerte sistema de partidos de Escandinavia- sino que convencen a los hombres de sus propios partidos para que las apoyen. y los varones saben que alrededor del 25-30% del Parlamento respaldar tales propuestas. La importancia de los nmeros relativos se debe a que no se necesitan demasiados hombres como aliados para formar una mayora. Para no convertir a los grupos partidarios o a todo el Parlamento en una confrontacin de varones contra mujeres, estas propuestas suelen ser aceptadas unnimemente. Durante dcadas, las mujeres que se dedican a la poltica han hecho coaliciones entre ellas con el propsito de ampliar la representacin poltica de las mujeres (una meta comn de las mujeres de todos los partidos, pues no hace falta especificar para qu ser usada esta representacin incrementada). La diferencia importante es que en los perodos previos, las mujeres eran tan pocas que no haba coaliciones mayoritarias a la vista nada ms porque las mujeres estuvieran de acuerdo. Pero en la mayor parte de los otros asuntos, las mujeres dedicadas a la poltica ni estn de acuerdo ni forman coaliciones informales. Por ello, no puede decirse que constituyan una masa crtica como la aqu definida. Slo potencialmente, al menos. En la poltica, las mujeres no se animan a formar coaliciones feministas usando las lneas partidarias. Slo un largo proceso cambiar esta parte de la cultura poltica. Desde un punto de vista feminista, el asunto decisivo es el desarrollo de preocupaciones y actividades feministas entre las mujeres que se dedican a la poltica
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-y entre mujeres que se encuentran afuera del sistema poltico formal. Algunos estudios han demostrado que hay una correlacin entre la oposicin al trato que se da a las mujeres en la poltica y las actitudes feministas. Tal vez la posicin de una gran minora sea potencialmente la mejor posicin para el desarrollo de una conciencia feminista. El peso de las personas smbolos ha sido desechado, pero como las mujeres todava son una minora, los obstculos y la discriminacin an son sentidos por muchas mujeres que se dedican a la poltica, y habrn de generar enojo y conciencia feminista. El planteamiento general que debe hacerse aqu es el de que los nmeros cuentan y las grandes minoras tienen oportunidad de cambiar su posicin en el interior de las instituciones y las organizaciones. Pero las mujeres dentro de las instituciones no podrn mejorar nunca su propia situacin ni la de las mujeres en el conjunto de la sociedad sin la fuerte presin y el apoyo de las organizaciones y movimientos de mujeres por fuera del sistema poltico, sin el mejoramiento socioeconmico e ideolgico de la posicin de las mujeres en la sociedad en general. El planteamiento poltico importante es, sin embargo, que el poder poltico es una fuerza potencial en s misma para crear tales cambios. La idea bsica del concepto de masa crtica desarrollado aqu es la de que en cierto punto, un incremento cuantitativo en el nmero relativo de una minora dar lugar a una situacin nueva y diferente en la cual la minora ser capaz de movilizar los recursos de las organizaciones o instituciones para acelerar el incremento de sus nmeros y mejorar su posicin en general. Si una masa crtica en una organizacin es una minora de alrededor del 30% , la teora implica que el salto de (digamos) el 10 al 30% es mucho ms difcil y a menudo imposible sin el apoyo exterior, mientras que el salto del 30 al 50% podra ser ms fcil apoyo de que la minora tenga an que pelear duro por l. Esta teora contradice las perspectivas expresadas por algunas feministas de que, conforme las mujeres se vuelven ms fuertes, mayor ser la reaccin que se movilizar en su contra. La teora de una masa crtica no implica que no se movilice ninguna resistencia. Ms se infiere de la teora desarrollada aqu que la resistencia no es capaz de obligar a la minora a que no use los recursos institucionales conquistados en el mejoramiento de su propia situacin. Traduccin: Hortensia Moreno
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PREGUNTAS DEL TEMA: DE UNA PEQUEA A UNA GRAN MINORA. UNA TEORA DE LA MASA CRTICA EN LA POLTICA ESCANDINAVA
Este texto cuya reproduccin nos fue amablemente autorizada por la revista Debate Feminista que lo public en su Nmero 8 de Septiembre de 1993, trata del tema del paso que se est dando, en varios pases del mundo, en el sentido de que las mujeres dejen de ser pequeas minoras dentro de la vida poltico-institucional de una nacin, para convertirse, en ella, en grandes minoras o, en forma ideal, en el 50% de quienes habitan dicha vida poltico-institucional. Dahlerup escribe desde la realidad de un pas escandinavo, Noruega, en el que hoy las mujeres ya son, dentro de los rganos de toma de decisin poltica, esa gran minora. Nuestro pas no est de ninguna manera en ese lugar dentro del concierto de las naciones, debido al trato no equitativo que se da a las mujeres en general en nuestra sociedad. Sin embargo, los problemas planteados en el texto son muy pertinentes como caminos para ir construyendo esta posibilidad de convertirse en una gran minora. Dahlerup plantea en efecto dos preguntas centrales que giran bsicamente en torno a las mujeres polticas, pero que se aplican claramente a las mujeres que se desempean en la funcin pblica. Favor de contestar estas dos preguntas: 1) Qu diferencias hay entre ser la nica mujer o pertenecer a una pequea minora de mujeres, y estar en la situacin [...] en la que las mujeres ocupan (por ejemplo) entre 25 y 35% de las curules en los Parlamentos y los Consejos Locales?; 2) Puede un considerable aumento del porcentaje de mujeres en esos cargos volverse lo suficientemente importante como para convertirse en una masa crtica capaz de acelerar el desarrollo de un pas? Con qu recursos puede esto ocurrir? Alrededor de estas dos preguntas Dahlerup aborda varios temas centrales, que aqu estn tambin convertidos en preguntas a responder: 3) De qu manera las mujeres se ven en general afectadas por las caractersticas psicolgicas de los grupos minoritarios discriminados, que afectan a casi cada uno de sus integrantes cuando pelean por la igualdad de condiciones frente a otros grupos? 4) Qu tensiones estn asociadas a los problemas de ser mujer en un grupo de personas supuestamente iguales pero dominado por varones? 5) En qu expectativas contradictorias estn atrapadas las mujeres que se dedican a la poltica o a la funcin pblica? 6) Cules son los problemas de las mujeres vistas como smbolo de su sexo y gnero cuando estn en un cargo pblico?
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7) Qu es lo que Dahlerup llama el problema de las reinas de las abejas con respecto a otras mujeres? 8) Por qu el aumento constante del porcentaje de mujeres dentro de los cargos de una institucin no basta por s solo para cambiar las cosas, pero s cuenta? 9) Es el hecho de ser franca minora siempre causante de mayor desercin entre los miembros de la misma? 10) Cuando ya hay minoras ms importantes de mujeres, algunas integrantes de las mismas siguen desertando por causas familiares en un porcentaje mucho ms alto de lo que lo hacen los hombres por las mismas causas? Explicar 11) Qu diferencia hacen en general los medios de comunicacin entre su manera de abordar a los hombres lderes y a las mujeres lderes? Cmo debe una mujer lder abordar esto? 12) Cules son en general las caractersticas psicolgicas colectivas de las minoras? 13) Qu peso tienen estas caractersticas en el qu hacer de liderazgo de las mujeres? 14) Qu les pasa generalmente a las mujeres que quieren disociarse del mundo masculino en general con respecto a otras mujeres? 15) Por qu la teora de las mujeres como grupo minoritario bien estructurado dentro de una organizacin no debe confundirse con las teoras acerca de los problemas a los que las mujeres se enfrentan cuando estn numricamente en la minora? 16) Cules son los problemas asociados con la tensin que implica ser mujer en un grupo de iguales dominado por los varones? 17) Cules son las dos expectativas contradictorias entre las que estn atrapadas las mujeres que se dedican a la poltica? 18) Cmo es que la mujer o las mujeres en un puesto pblico tienden a ser consideradas como smbolo de su sexo y gnero en general?
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