La Magia Del Matrimonio
La Magia Del Matrimonio
La Magia Del Matrimonio
He aqu algunas ideas prcticas para hacer que su matrimonio funcione bien. Walter e Ivn haban estado casados por cuatro aos. Aunque Haban entrado con grandes esperanzas en su vida de relacin mutua, y an cuando ambos eran adventistas del sptimo da, algo estaba funcionando mal. Ya no sentan ms el ardiente cario mutuo que una vez se haban tributado. Si an quedaba algn sentimiento en ellos, era ms bien hostilidad o enfado. Con frecuencia hablaban mordazmente el uno del otro, y discutan an por las cosas ms insignificantes. A menudo se retraan en un tenso silencio, hablndose solo con el propsito de realizar las tareas necesarias de la casa. Finalmente decidieron separarse. Fue una resolucin muy difcil, pues la formacin adventista que haban recibido haba impreso en ellos la idea
de que el divorcio es malo. Pero se sentan tan miserables y las perspectivas eran tan desesperantes, que seguramente, reflexionaban para s, un Dios amante no los condenara a una vida de angustia slo por haber cometido un error cuando eran jvenes sin experiencia. Por lo tanto contrataron los servicios de abogados, firmaron papeles y volvieron sus espaldas a ese captulo tan difcil de sus vidas. Daniel y Beatriz tambin son adventistas. Han estado casados durante ms de veinte aos y vieron crecer a sus dos hijos, hasta que abandonaron el nido. Ahora que comparten solos el hogar han comenzado a darse cuenta de que su relacin se haba deteriorado durante los aos que estuvieron ocupados en la crianza de los nios. Descubrieron que nada tienen en comn y pronto comenzaron a criticarse y encontrar faltas el uno en el otro. El conflicto y la infelicidad crecieron hasta que, como Walter e Ivn, admitieron finalmente que ya no haba amor ni afecto en su matrimonio.
Sin embargo, no se divorciaron como la primera pareja. Daniel y Beatriz tienen principios morales vigorosos. Saben que Jess conden el divorcio y que el voto matrimonial dice: Hasta que la muerte los separe. Han hecho un solemne compromiso, y por eso harn el sacrificio de permanecer juntos no importa lo que les cueste. Perseverar hasta el fin aunque muera en el intento, dice Daniel, y probablemente eso es lo que ocurra!. A la luz de las enseanzas de la Biblia, Cul de las dos parejas escogi la mejor opcin? Ninguna. Si bien la Biblia nos ensea la inmutabilidad del compromiso matrimonial, en ninguna parte nos dice que tiene el propsito de ser una prueba abrumadora. Charles Sell escribe: La Biblia no demanda que el matrimonio sea una continua maratn de miserias. Destaca el cumplimiento del matrimonio, no solamente el deber de permanecer casados. Los lderes eclesisticos no estn cumpliendo toda su responsabilidad si slo advierten contra el divorcio sin ensear sobre el matrimonio. La fidelidad matrimonial es
ms que evitar un flirteo; es una relacin satisfactoria y creciente entre las partes comprometidas en el matrimonio. Entonces el divorcio no es el enemigo final, como tampoco evitarlo es el triunfo fundamental. Vivir juntos en conflicto e infelicidad puede ser destructivo para la salud fsica, mental, emocional y espiritual. Tambin es devastador para los nios en el hogar. Pero, adems, el divorcio es destructivo. Destroza a los nios. Walter Trobish escribe: El divorcio significa tomar una sierra y aserrar a cada nio, de la cabeza a los pies, justo por la mitad. Adems, el esposo y la esposa pueden experimentar un sentimiento de culpa y de fracaso. Y a menudo los problemas no terminan sino que continan. En los casos en que la magia se ha esfumado del matrimonio, la iglesia no puede recomendar el divorcio, ni que aprieten los dientes y aguanten hasta el fin. La posibilidad que nos presenta la Biblia es hacer buenos matrimonios de los que son malos. Los esposos son amonestados a amar a sus esposas
como Cristo ama a la iglesia (Efe. 5:2533). Se aconseja al cristiano alegrarse con la mujer de (su) juventud (Prov. 5:18), y gozar de la vida con la mujer que amas (Ecl. 9:9). Elena G. de White escribi: El hogar debe ser hecho todo lo que la palabra implica. Debe ser un pequeo cielo en la tierra, un lugar donde los afectos son cultivados en vez de ser estudiadamente reprimidos. Nuestra felicidad depende de que se cultive as el amor, la simpata y la verdadera cortesa mutua... Impregnad la atmsfera de vuestro hogar con la fragancia de un espritu tierno y servicial. Si os habis convertido en extraos y no habis sido cristianos de acuerdo con la Biblia, convertios (H.A, 11,12). Aqu hay mucho en cuanto al afecto, el cuidado, la felicidad y nada acerca de severas pruebas y de martirio carente de gozo. Se nos invita a encontrar gozo genuino y satisfaccin en esta relacin. Pero, cmo? Por la gracia de Dios, las siguientes sugerencias pueden despejar el camino.
1. No juzgue el futuro de su relacin por sus emociones. Las parejas a menudo dicen: Pero yo no siento ms amor por l (o por ella). Afortunadamente, ste no es mayor problema. El amor no est fundamentado en sentimientos clidos. El amor est ms relacionado con la voluntad y las acciones que con las emociones. Cuando una pareja aparentemente ya no est enamorada, algo est funcionando mal en la forma como se estn conduciendo el uno con el otro. Si ellos pueden cambiar hacia un funcionamiento mejor, es muy posible que regrese el sentimiento de afecto y cario. 2. Descubra las necesidades de su cnyuge y, en la medida de sus posibilidades, intente satisfacerlas. Servos por amor los unos a los otros (Gl. 5:13). No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual tambin por lo de los otros (Fil. 2:4). Esto apela a una comunicacin sensible; un compartir honesto y una real disposicin a escuchar. 3. Descubra qu es lo que usted hace que molesta a su cnyuge.
Tome la determinacin, por la gracia de Dios, de cambiar. Cecil Osborne nos recuerda que hay una ley universal de la mente y el espritu que puede expresarse en tres sentencias: No puedo cambiar a otra persona por accin directa. Slo puedo cambiarme a m mismo. Cuando cambio, otros tienden a cambiar como reaccin al cambio que se produjo en m. 4. Oren juntos. Oren en voz alta el uno por el otro, tomando en cuenta sus necesidades especiales. 5. Condzcase de una forma amorosa con su cnyuge, no importa cmo usted se sienta. Hable palabras bondadosas y acte bondadosamente y reflexivamente. En Efesios 4 se nos aconseja que hablemos la verdad con amor (v. 15), y que seamos benignos los unos para con los otros y misericordiosos, perdonndonos los unos a los otros (v. 32). 6. Confe en su esposo o esposa. Espere lo mejor de su cnyuge y exprese esa confianza a menudo. En vez de encontrar faltas, busque lo que es positivo. En el hogar deben convivir la alegra, la cortesa y el amor; y donde
residen esas virtudes habr felicidad y paz. Podrn sobrevenir dificultades, pero stas constituyen la suerte que le toca a toda la humanidad. Resplandezcan la paciencia, la gratitud y el amor en el corazn, por nublado que est el da. En tales hogares moran los ngeles (MC, 305). 7. Tenga un inters genuino en el desarrollo y la expansin personal de su cnyuge. Haga todo lo que sea necesario para promover este crecimiento y apoyar a su esposo o esposa para que alcance sus ms elevados ideales. 8. Sea tolerante en relacin con las diferencias que puedan existir . No insista en que su cnyuge piense como usted o acte como usted. Permita que la otra persona conserve sus caractersticas personales y regocjese en tales diferencias. Si estas sugerencias son seguidas fielmente, podemos esperar con cierto grado de certeza que a su debido tiempo la magia volver al matrimonio. Muchas parejas cristianas que confan en Dios con devocin, podrn
implementar estos principios ponindolos en prctica en su vida familiar. En algunos casos los muchos aos de sostener una relacin pobre han levantado tales barreras que an a las parejas bien intencionadas les puede resultar imposible derribarlas. En estos casos un consejero cristiano bien preparado, puede proveer la objetividad necesaria y ser capaz de transmitir los elementos que capacitarn al matrimonio no slo para sobrevivir, sino para florecer. Tal resultado pagar ampliamente el costo. El plan de Dios para el matrimonio cristiano no es ni el divorcio ni vivir juntos en un continuo dolor. La solucin divina est hermosamente descrita en estas palabras de la pluma de su moderna mensajera: Aunque se susciten dificultades, congojas y desalientos, no abriguen jams ni el marido ni la mujer el pensamiento de que su unin es un error o una decepcin. Resulvase cada uno de ellos hacer para el otro cuanto le sea posible. Sigan teniendo uno para con otro los miramientos que se tenan al principio.
Alintense uno a otro en las luchas de la vida. Procure cada uno favorecer la felicidad del otro. Haya ente ellos amor mutuo y soprtense uno a otro. Entonces el casamiento, en vez de ser la terminacin del amor, ser ms bien su verdadero comienzo. El calor de la verdadera amistad, el amor que une un corazn al otro, es sabor anticipado de los goces del cielo. (MC, 278, 279).
Por: Roger L Dudley
AMEN.