Confesion Aceptable, F T Wright

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CONFESION ACEPTABLE
Prefacio: La ilustracin de la tapa es la de aguas represadas por el Borumba Dam que est situado veinte millas al suroeste de Sympie en el sudeste de Queenslavtd. La completa atmsfera de la ilustracin es de limpieza. El azul reluciente del teln del cielo no esta manchado por la contaminacin. Las colinas aparecen intocables y no estn daadas por las manos del hombre, y hay en la vasta represa de las claras aguas un gran potencial para quitar una inmensa suciedad. De este modo, este prefacio es en s mismo un sermn sobre el tema de limpieza. Est designado a transmitir al lector un mensaje de la naturaleza en armona con lo que est escrito en las pginas de las santas Escrituras. INDICE Confesin Aceptable ............................................................................. La Reforma ...................................................................................... En el Santuario ...................................................................................... En el Altar ............................................................................................... Todo Esto a la Luz del Juicio ......................................................... Sumario ............................................................................................... Apndice ............................................................................................... 01 08 10 13 20 24 24

"Si no hemos experimentado ese arrepentimiento del cual nadie debe arrepentirse y si no hemos confesado nuestros pecados con verdadera humillacin de alma y quebrantamiento de espritu aborreciendo nuestra iniquidad - no hemos buscado verdaderamente el perdn de nuestros pecados; y si nunca lo hemos buscado, no hemos encontrado la paz de Dios. "La nica razn por la cual no obtenemos la remisin de nuestros pecados pasados es que no estamos dispuestos a humillar nuestro corazn ni a cumplir las condiciones que impone la Palabra de Verdad. Se nos dan instrucciones explcitas tocante a este asunto. La confesin de nuestros pecados, ya sea pblica o privada, debe ser de corazn y voluntaria. No debe ser arrancada al pecador. No debe hacerse de un modo ligero y descuidado o exigirse de aquellos que no tienen una comprensin real del carcter aborrecible del pecado. La confesin que brota de lo ntimo del alma sube al Dios de piedad infinita" (El Camino a Cristo:68).

Confesin Aceptable
Cuando, como un cristiano profeso, te arrodillas en oracin y haces una confesin de pecado y pides el perdn por ese pecado, entonces te levantas, dando por seguro que Dios ha odo esa oracin y que tu pecado es perdonado. Nada hay ms seguro que l escuch tu oracin y perdon tus pecados, con tal de que hayas cumplido las simples condiciones requeridas por la confesin aceptable. Es igualmente cierto que El no te ha perdonado si has fallado en cumplir todas las condiciones, aun cuando puedas estar completamente satisfecho de que fuiste perdonado. Eso puede parecer como una conmovedora declaracin para algunos, pero no obstante, ella es una simple y slida verdad bblica. Es seguro decir y nosotros creemos, aunque muy pocos lo reconocen, que miles de cristianos profesos felizmente creen que todos sus pecados son perdonados cuando en realidad no lo son, y mientras piensan que han sido libres de la plena responsabilidad, estn llevando todava la carga total sobre s mismos. Por lo tanto, el que vive en esta situaci6n est en un

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terrible peligro, porque, aunque l piense que est salvo y seguro en la salvacin de Dios, no tiene en realidad esa seguridad. A nosotros se nos amonesta en la Palabra de Dios que "el corazn es engaoso sobre todas las cosas, y desesperadamente perverso. Los que profesan religin no estn dispuestos a examinarse a s mismos para ver si estn en la fe; y es un terrible hecho que muchos se apoyan en una falsa esperanza" (Testimonies tomo 1, pg. 188). As es de vital importancia que cada uno debiera reexaminar cuidadosamente este importante tema a la luz de la Palabra para ver si sus pies estn realmente sobre un fundamento slido. El nico fundamento sobre el cual el hombre puede con xito edificar, es una comprensin verdadera, adecuada y prctica de la Palabra de Verdad. La grande y preciosa promesa con relacin a la confesin est en 1 Juan 1:9. "Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para que nos perdones nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad". En esta promesa, Dios nos ofrece claramente dos bendiciones esenciales la bendicin del perdn y la bendicin de la limpieza, porque el texto expresamente dice, "l es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad". Y, el ms precioso pensamiento, est El indispuesto a realizar este trabajo? Oh no! Al contrario, est bastante ansioso de hacerlo. l anhela su realizacin. Todo su corazn de amor es atrado por el ms inexpresable deseo de que su pueblo venga para que libre y plenamente reciba el don en desbordante abundancia como leemos, "Porque la voluntad de Dios es vuestra santificacin" (1 Tes. 4:3). "No temis, manada pequea; porque al Padre ha placido daros el reino" (Lucas 12:32). "El Salvador se inclina hacia el alma adquirida por su sangre, diciendo con inefable ternura y compasi6n: 'Quieres ser sano?"' (DTG:173). "Jess desea reconciliamos con El, quiere ver su pureza y su santidad reflejadas en vosotros" (El Camino a Cristo:114). Sus manos estn llenas de las grandes bendiciones que anhela y desea otorgar a vosotros. Pero l se inclina a actuar solamente en justicia, y por lo tanto, nada puede darnos de lo que tanto aspira dar, si nosotros no cumplimos la simples condiciones. La sola y nica barrera para recibir todo lo que el cielo est esperando otorgar, es nuestro fracaso en comprender y cumplir las simples condiciones establecidas en su Palabra. La condicin requerida para recibir perdn y limpieza es que el pecado sea confesado. La promesa es que si nosotros hacemos eso, Dios perdonar y limpiar, pero hay dos diferentes "confesiones". Hay verdadera confesin que cumple los requerimientos de justicia, y existe la llamada confesin que de ninguna manera es aceptable a Dios, y por lo tanto, no abre la puerta a Dios para dar las bendiciones que tanto desea dar. Luego esto nos trae a la importante pregunta, cmo puedo yo saber que mi confesin fue de un carcter aceptable a Dios y que traer las bendiciones prometidas? Cmo puedo conocerla? Unicamente necesitamos leer el versculo para ver la respuesta. Si confesamos, habremos cumplido una condicin por la cual el camino ser abierto para Dios hacer dos maravillosos trabajos para nosotros: perdonarnos y limpiarnos. El cumplimiento de una condicin es todo lo que se necesita para el cumplimiento de las dos promesas, porque, el versculo no dice que si nosotros confesamos nuestros pecados El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y luego si hacemos algo ms El entonces nos limpiar de toda maldad. l dice que si nosotros confesamos, l perdona y limpia. Nosotros sabemos que cuando Dios hace una promesa sabe lo que est diciendo y es fiel y justo para hacer todo lo que ha prometido hacer. El nunca cumple solamente una parte de su promesa, sino la cumple siempre toda. Esto significa que una vez ha sido cumplida la condicin de una confesin aceptable, l har todo lo que ha prometido, siendo ambas cosas, perdn y limpieza de toda la maldad que se confes. El har todo o nada. Dios nunca lleva a cabo una cosa sola de estas. El hace las dos o nada, porque la condicin misma que debe ser cumplida antes que el hombre pueda ser perdonado, es la condicin que debe ser cumplida antes de poder ser limpio. En el momento que la puerta es abierta para Dios cumplir la una, es automticamente abierta para cumplir la otra. Y si la puerta se cierra para la una, se cierra para la otra. Por lo tanto, la segura y nica evidencia para m de que he sido perdonado de un cierto pecado, es

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que haya sido limpiado de ese pecado, es que aya sido limpiado de ese pecado. La evidencia de que yo fui limpio es que el pecado ya no tiene ms parte en mi vida, el deseo malo en mi vida me ha dejado, y s que no es ms una parte de m. Si hallo que un pecado es todava parte de m, entonces su presencia misma en m, comprueba que no he sido limpiado de l. Al decir esto, no se intenta transmitir la idea e que la existencia de los elementos bsicos del apetito, pasin y afecto junto con la poderosa fuerza de preservacin propia, ha de ser una indicacin de que no hemos sido limpiados del pecado, porque estas cosas permanecer con nosotros a travs del periodo entero e nuestra peregrinacin terrenal. Ellas son solamente la evidencia de que estamos posedos de humanidad. Estos no son pecados en s mismos, sino son el rea a travs de la cual el mal continuamente viene a producir sentimientos y deseos que son pecaminosos, y nos traen bajo condenacin, Estas emociones pueden ser en parte escritas en lista como sigue: resentimiento, orgullo, odio, envidia y apetito por satisfacciones del a carne en una ilegitima manera tal como deseos por comidas insalubres o por a asociacin ilegal con el sexo opuesto. No es suficiente restringir estos deseos. Ellos deben ser erradicados de la vida, y las fuerzas bsicas de donde el mal las desarroll en nosotros, deben ser mantenidas bajo estricto control a fin de que el mal no tenga ocasin de traer ms de tales problemas. De manera que, si llego a estar convencido de cierto pecado en mi vida, y me arrepiento de l, y lo confieso con mucha sinceridad, creo que fui perdonado, sin embargo hallo que el pecado en s, los fuertes sentimientos hacia mi hermano, el impaciente temperamento o los deseos por algo malo es todava parte de m, entonces, ciertamente yo no fui limpio de esa cosa, ni fui tampoco perdonado. Esto slo puede significar que aun cuando pienso que tuve verdadera confesin de este pecado, el hecho es que en verdad no lo he confesado. Mi confesin no cumpli las especificaciones de lo que Dios llama confesin. Esto no es decir por un momento que, la confesin es un proceder difcil y complicado, que slo el educado puede entender. Lejos de esto. Al contrario, es tan simple y sencillo que aun el nio lo puede entender. No hay ninguna excusa por fracasar entenderlo, porque se nos ha dicho claramente que "Se nos dan instrucciones explcitas tocante a este asunt' (El Camino a Cristo:68). El hecho es que hay confesin aceptable y confesin inaceptable, y nosotros debemos conocer y entender precisamente lo que est involucrado en la confesin la cual es verdaderamente aceptable a Dios. Esto es obviamente un asunto muy serio, y del cual nuestra vida eterna depende enteramente, porque a menos que seamos perdonados y limpios, nunca heredaremos la vida eterna. Esto se debe a que damos por seguro que la confesin que hemos hecho es aceptable a Dios, que igualmente hemos dado por seguro que la experiencia que tenemos es una verdadera experiencia cristiana. Pero es ella eso? Esa es la pregunta que debe ser afrontada y respondida, porque "... es un terrible hecho que muchos se apoyan en una falsa esperanza" (1 Testimonies:188). El hecho es que si t no has experimentado limpieza del pecado en si mismo, y con todo, sosegadamente crees que tu confesin es tal con relacin a producirte el perdn y la esperanza de vida eterna, te "apoyas en una falsa esperanza". A no ser que te despiertes de la mortal complacencia para conocer lo que la experiencia cristiana real es, te unirs con los que, habiendo enseado la verdad con entusiasmo, llorarn y se lamentarn cuando afronten las plagas y entonces vean que estn perdidos. Vase Primeros Escritos pg. 71. Cun pocos parecen conocer lo que una experiencia cristiana real es. Cada uno de nosotros sabe cun perfectamente natural es para los seres humanos hacer por naturaleza la cosa equivocada, aun cuando hemos llegado a ser hijos profesos de Dios y miembros de la iglesia. Pero reconocemos que convertirnos en un cristiano significa llegar a ser limpio del pecado, de tal manera que hallamos antinatural hacer el mal que una vez hicimos, y natural hacer lo que fue antes antinatural? Esta es la experiencia que la verdadera confesin aceptable producir. Ntese estas palabras, "Un hombre sano que puede atender los trabajos comunes de la vida, y que va a sus tareas da tras da con espritu alegre y con una vigorosa corriente de sangre que fluye por sus venas, no les llama la atencin a todas las personas con quienes se encuentra, sobre la buena salud de

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que disfruta. La. salud y el vigor son condiciones naturales de su vida, y por lo tanto apenas tiene conciencia de que est gozando de tan rico don. "Tal ocurre con el hombre verdaderamente justo. Es inconsciente de su bondad y piedad. Los principios religiosos han llegado a ser la fuente de su vida y su conducta, y es tan natural para l llevar los frutos del Espritu, como es para la higuera producir higos, o para el rosal dar rosas" (La Edificacin del Carcter:11). "Toda verdadera obediencia proviene del corazn. La de Cristo proceda del corazn. Y si nosotros consentimos, se identificar de tal manera con nuestros pensamientos y fines, amoldar de tal manera nuestro corazn y mente en conformidad con su voluntad, que cuando le obedezcamos estaremos tan slo ejecutando nuestros propios impulsos" (DTG:621). "El borramiento del pecado es la extirpacin de l de nuestra naturaleza, para que no sea ms conocido, porque los que tributan este culto, limpios de una vez realmente comprados por la sangre de Cristo no tendran ms conciencia de pecado, porque el camino del pecado se ha ido de ellos. Su iniquidad puede ser buscada, pero no ser hallada. Ha desaparecido para siempre de ellos, ella es extraa para sus nuevas naturalezas, y aun cuando ellos sean capaces de recalcar el hecho de que han cometido ciertos pecados, han olvidado el pecado en s mismo - ellos no piensan en cometerlo ms. Este es el trabajo de Cristo en el verdadero santuario, que el Seor levanto, y no el hombre, el santuario no hecho de manos, sino trado a la existencia por el pensamiento de Dios" (The Blotting Out of Sin. Review and Herald,30 de Septiembre de 1902, por E. J. Waggoner). Has encontrado que tu confesin de pecado te ha producido una experiencia semejante a esta? Has encontrado la dulzura de ser limpio del pecado, que su senda pecaminosa se alej de ti y es extrao para tu nueva naturaleza, y no piensas ms en cometerlo? Pero qu pocos conocen esa clase de experiencia. Es casi universal el testimonio de cristianos profesos de que la suya es una vida de pecar y confesar, pecar y confesar, pecar y confesar. Francamente se admite que Romanos 7 sea una descripcin perfecta de sus esfuerzos por hacer lo que ellos aspiran hacer, pero no pueden. Peor que todo, es el inflexible hecho de que esto es aceptado como una obtencin cristiana normal. Es lo mejor que ha sido conocido, y es tranquilamente aceptado que es lo que puede ser logrado por el lado de la expiacin final o traslacin, dependiendo de cules de estas modernas teologas es seguida. "Cuntos han resuelto vez tras vez, y con todo, sus ms sinceras resoluciones han comprobado en presencia de la tentacin ser tan frgiles como el agua. Ellos no tuvieron poder, y no supieron lo que habla de hacerse; y desafortunadamente, sus ojos no estaban puestos en Dios tanto como en ellos mismos y el enemigo. Es verdad que su experiencia fue una de lucha constante contra el pecado, pero de fracaso constante tambin. "Llamas t esto una verdadera experiencia? Hay algunos que imaginan que la es. Entonces por qu el ap6stol en su angustia exclama 'Miserable hombre de m! quin me librar del cuerpo de esta muerte?' (Romanos 7:24). Es una verdadera experiencia cristiana un cuerpo de muerte tan terrible que el alma es constreida a exclamar por liberacin? - ciertamente, No. "Lo que esta esclavitud y cautividad son, ya han sido mostrados. Es la esclavitud de pecado la esclavitud de ser compelido a pecar, aun contra la voluntad, por las propensiones y hbitos adquiridos y heredados. Libera Cristo de una verdadera experiencia cristiana? No, en ninguna manera. Entonces la esclavitud de pecado, de la cual el ap6stol se queja en el capitulo siete de Romanos, no es la experiencia de un hijo de Dios, sino del siervo del pecado' (Christ and His Righteousness:86-87, por E. J. Waggoner). Este es el claro hecho. "No es la experiencia de un hijo de Dios, sino del siervo del pecado'. Aquellos que, mientras profesan ser cristianos estn todava en esa condicin, son los que nunca han aprendido a confesar sus pecados de acuerdo con los simples requerimientos de la Palabra. Ellos han

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ofrecido a Dios algo diferente: compasin, insuficiencia, en lo cual pensaron que era una confesin real, pero nada siendo real, Dios no pudo en justicia aceptar. Para entender lo que est envuelto en la obra de la confesin aceptable, necesitamos comprender primero las distinciones entre los diferentes trabajos de gracia que deben ser hechos para el alma antes de estar lista para entrar en el reino celestial. Esta obra es triple. La primera es la obra de reavivamiento o regeneracin; la segunda es la obra de reforma o reeducaci6n, y la tercera es aquella de la expiacin final que toma lugar inmediatamente despus de que una favorable decis,i6n ha sido rendida en nuestro favor en el juicio. Una declaracin clave para entender estas diferentes obras es hallada en 1 Mensajes Selectos:149). "Deben realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministraci6n del Espritu Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovacin de la vida espiritual, una vinificacin de las facultades de la mente y del corazn, una resurreccin de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganizacin, un cambio en las ideas y teoras, hbitos y prcticas. La reforma no producir los buenos frutos de justicia a menos que est relacionada con el reavivamiento del Espritu. El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra". Aqu es hecha una clara distincin entre la obra de reavivamiento y la de reforma, as mostrando el orden en el cual deben venir. El reavivamiento debe venir primero despus de lo cual sigue la obra de reforma, finalmente para ser sucedido por la obra de expiacin final como, a su debido tiempo, otras evidencias mostrarn. Reavivamiento es una resurreccin de la muerte espiritual. Es el comienzo de la nueva vida y por lo tanto es la experiencia del nuevo nacimiento. Esta gran obra de la resurreccin de la muerte espiritual se menciona en Romanos 6:1-14, con referencia particular al versculo seis. En los primeros cinco versculos, la discusin trata acerca de la entrada en la muerte de Cristo, a fin de que cada uno pueda entrar en la experiencia de ser resucitado o levantado con El. La resurreccin a la que se refiere aqu, no es la resurreccin cuando El aparece en las nubes del cielo, sino la resurreccin de la muerte espiritual que marca el comienzo de la vida cristiana. En el versculo seis est claramente mostrado que esta es la experiencia de ser liberado de esclavitud a libertad. "Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con l, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos ms al pecado". Con cunta claridad esto declara que la vieja naturaleza morada del poder del pecado debe ser destruida para que un cierto propsito pueda ser logrado, y es que nosotros no sirvamos ms al pecado. El antiguo servicio al pecado fue la vida de servidumbre a l, y esto es roto por la gloria de la crucifixin del viejo hombre, y la resurreccin a novedad vida. El problema para ser resuelto y el modo de resolverlo est tratado en nuestro libro De la Esclavitud a la Libertad. La informacin dada all no ser repetida aqu, excepto uno o dos puntos que suministran la conexin entre la confesin aceptable que produce el reavivamiento y la confesin aceptable como se aplica a la obra de reforma. En el problema de ser esclavos al poder malo del amo de pecado, nosotros vemos que no fue suficiente pedir el perdn de lo que habamos hecho. Fue necesario tambin confesar lo que realmente ramos esclavos y morada de la enfermedad del pecado que tena el dominio de nuestras vidas privndonos de hacer lo bueno que desebamos hacer. De este modo, verdaderamente nos hallamos en la experiencia de Romanos siete sin ningn aparente camino de salida de la dificultad. Nosotros no pudimos ver ninguna salida del dilema, porque no habamos aprendido a hacer una confesin que fuera ms all del conocimiento de lo que habamos hecho, para el reconocimiento de lo que nosotros ramos. Tan limitada confesin priv al Seor de hacer cualquier cosa por nosotros, porque no podemos ser perdonados hasta ser limpios, y no podemos ser limpios hasta no confesar y arrepentirnos del poder pecaminoso morando en nosotros. Por lo tanto, la falta de hacer la confesin que habilitara al Seor para limpiarnos, nos dejo donde Dios nada pudo hacer. El resultado fue la

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esclavitud continua mostrada por el resultado en nuestra vida - la miserable inhabilidad para hacer lo que desebamos y sabamos que debamos hacer. Existe la gran mayora en el mundo que est completamente segura de que ellos son cristianos, que han sido justificados y perdonados, mientras continan todava en este estado de esclavitud al viejo hombre de pecado. Ellos han sido conscientes de las malas obras de sus vidas que son el fruto de la naturaleza mala en el interior. Se convencieron de las equivocaciones de sus acciones, y han ido al Seor para confesar y pedir perdn slo por lo que han hecho, pero no por lo que han sido. Pero, tan ciertamente como fallaron en confesar lo que ellos son, el Seor no pudo quitar de ellos el mal que los haca lo que ellos son, de modo que, interiormente, son irreformados. De este modo, no ha habido limpieza de iniquidad, y sucesivamente, ningn perdn tampoco. Ninguno puede cambiar el claro mensaje del texto sobre el que est basado este estudio que nos dice que solamente cuando nuestra confesin es tal que habilita al Seor para perdonarnos, al mismo tiempo puede limpiarnos. Por lo tanto, si nosotros no somos limpios, tampoco somos perdonados. Predominantemente, este es un estudio de la luz dada en el santuario del Antiguo Testamento que era la revelacin dada por Dios del camino de salvacin. En realidad es seguro decir que la obra del Evangelio en toda su plenitud no puede ser entendida excepto a la luz de los servicios del santuario. El primer servicio del santuario cada ao era la pascua, y este es el smbolo de la obra del reavivamiento o liberacin de la esclavitud la cual es la primera experiencia en la vida cristiana. Que la servidumbre egipcia de los israelitas y su liberacin de ella es un Smbolo de la esclavitud del pecado v la liberacin de eso, es comprobado por estas declaraciones. "La liberacin de Israel del yugo egipcio era una leccin objetiva de la redencin era una que la Pascua estaba destinada a rememorar. El cordero inmolado, el pan sin levadura, la gavilla de las primicias, representaban al Salvador". (DTG:57). "La pascua habla de ser tanto conmemorativa como simblica. No slo recordara la liberacin de Israel, sino que tambin sealara la liberacin ms grande que Cristo habra de realizar para libertar a su pueblo de la servidumbre del pecado' (Patriarcas y Profetas:281). A causa de la necesidad vital de entender la plena inutilidad de pedir perdn sin recibir limpieza de la raz de la causa del problema, y a causa de que esto est tan claramente mostrado en la experiencia de la servidumbre en Egipto, seria bueno dedicar un poco de tiempo al estudio de esta ilustracin. Considrese al israelita cuando se le impone su trabajo mal recompensado en la tierra desrtico en Egipto. Ese hombre era un hijo de Abrahn y, como tal, un hijo profeso de Dios llamado en este mundo para hacer las obras de Dios y para edificar su reino. En cambio, nosotros lo vemos dedicando todo su tiempo, destreza y energa, para edificar el reino de Faran, lo cual era el reino de Satans. La mayora de los israelitas sin duda odiaban el trabajo simplemente debido a su ardua naturaleza, pero los hombres y las mujeres conscientes entre ellos lo odiaban porque saban que estaban en el mundo para edificar el reino de Dios, y no el de Satans. Sin embargo, hacan el trabajo da tras da, no porque a ellos les gustara, sino debido a lo que ellos eran esclavos. Mientras fueran esclavos en el servicio de Satans, ciertamente no estaran en el servicio de Dios, sino en servicio contra El, no importaba cun indeseable ese servicio pudiera haber sido. Es obvio que cuanto ms ellos edificaran el reino del diablo en este mundo, tanto ms esto obrara contra la formacin del reino de Dios. No se edificaba el reino de Dios solamente durante todo este tiempo, sino que el enemigo del reino de Dios estaba siendo fortalecido por el servicio del pueblo mismo que estaba en el mundo para destruir las obras del mal. Con este tedioso pensamiento en su conciencia, los preocupados espiritualmente entre esos israelitas, ansiosamente anhelaban escapar de este servicio y dar sus vidas al Seor, pero no podan ver salida de este dilema. Ellos eran esclavos vendidos a servidumbre, as que no tenan otra eleccin ms que servir al diablo da tras da. No hay perdn sin limpieza, y esta gran verdad est maravillosamente ilustrada en la experiencia del esclavo en Egipto. Considrese cmo el perdn as como es imaginado y entendido por el comn y

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profeso hijo de Dios hoy, ciertamente no resolvera, ni podra resolver el problema de ese hombre all en Egipto. Vasele al final de un tedioso da, recorriendo a pie a hacia su pequeo hogar, y despus de su cena buscar su lugar de descanso. Cargado con la conviccin de que habla gastado ese da haciendo las cosas que estaban contra las obras de Dios, se arrodilla para hacer una honesta y consciente confesin de todo lo que haba hecho. El le dice al Seor que ha pasado todo el da en el servicio de Satans, que los ladrillos que habla hecho y las paredes que ayud a levantar, son todo para el fomento de la guerra contra el Seor del cielo y de la tierra. Tal confesin es muy sincera y real. Adems, le dice al Seor con lgrimas de arrepentimiento que odia hacer eso, y anhela no hacerlo ms, pero es completamente incapaz de hacerlo as. El suplica perdn y por fe acepta el perdn que l cree, recibe. Luego entonces se levanta de sus rodillas y cae en profundo sueo a causa del agotamiento fsico. Pero es este problema solucionado? Ciertamente no lo es. Fue como un esclavo que l sirvi durante todo el dia; fue como un esclavo que l hizo la confesin de lo que habla hecho durante el da y pidi perdn por ello; l era todava un esclavo cuando se levant de sus rodillas, y como un esclavo todava, se levantar a la luz de la aurora del da siguiente. Siendo todava un escla vo, qu tiene que hacer el da siguiente? Exactamente como lo del anterior servir todava a Satans y no a Dios. Perdn, como l lo buscaba, en ninguna manera solucion su problema. El no obtuvo la paz con Dios, ni entr en el servicio de Dios y, por lo tanto, no escap de condenacin. Como fue anteriormente enfatizado, algo ms que perdn, como es generalmente entendido e imaginado, debe ser obtenido antes que su problema pueda ser resuelto y comenzar su servicio al Seor. Cuando la situacin de ese esclavo es entendida y el acercamiento que l hizo al Seor para la solucin de su problema reconocido por lo que era, entonces es visto que esa manera en la cual l hijo comn y profeso de Dios hoy busca la solucin de su problema de pecado es idntica a esa del esclavo en Egipto. Esto siendo as, la mismo manera es tan inefectivo ahora como fue la de entonces, as que no es de admirarse que el cristiano profeso hoy carezca del vibrante testimonio de victoria viviente sobre el pecado el cual deba caracterizar su vida y trabajo. Pero el Seor no ignor los gemidos y las lgrimas de las verdaderas conciencias de ese tiempo. "Y los hijos de Israel suspiraron a causa de la servidumbre, y clamaron: y subi Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oy Dios el gemido de ellos, y acordse de su pacto con Abrahn, Isaac y Jacob" (Exodo 2:23-24). Dios no los abandon, aun que no poda resolver su problema de la manera que pidieron. Antes, vino a ellos con instrucciones para dar los pasos que traeran la liberacin. Si ellos obedecan esas instrucciones entonces hallaran su problema resuelto. Haba cinco pasos que permanecan entre la esclavitud y la libertad. Primero, ellos deban elegir el cordero el dcimo da del primer mes del ao; deban matar el cordero el da catorce del primer mes a la puesta del sol; luego hablan de rociar la sangre en los dinteles de las puertas de sus casas despus que hubieran comido la carne del cordero. Quinto, haba de ser muerto el primognito de Egipto. Mientras cada paso de estos era un acto fsico, el poder real y significado es hallado en las cosas que simbolizan. La pascua era una revelacin de la manera en la cual el Seor redimida a todo el que quisiera ser salvo del poder esclavizador del pecado. Es la leccin objetiva por la cual Dios nos enseara el camino al reavivamiento o regeneracin la gran liberacin de la esclavitud. La eleccin del cordero es el smbolo de aceptar a Cristo como nuestro Salvador. Esto es algo que todo el mundo cristiano ha hecho hoy, y este paso es, por su puesto, esencial para la salvacin. Sin embargo, si esto es solamente hecho, la salvacin no es todava nuestra, precisamente como all en la esperada liberacin de Egipto, si el pueblo no hubiera hecho ms que eso, ellos no habran sido todava puestos libres. Es el simple hecho de historia que, en el momento cuando ellos hablan escogido el cordero, eran todava esclavos en la tierra de servidumbre. Que la vasta mayora de la gente en el

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llamado mundo cristiano haya hecho de Cristo su eleccin, no significa que ha sido liberada de la esclavitud del pecado. Ellos deben avanzar al paso siguiente y sucesivo hasta que todos hayan sido dados. La muerte del cordero es el smbolo de la muerte real de Cristo. Enfoca hacia la cruz del Calvario como el lugar de sacrificio redentor y expiatorio. En las iglesias del mundo hoy, la cruz ha llegado a ser el gran centro de sus enseanzas y servicios. Es predicada en cantos, y estudios, y reverenciada por millones. Su forma adorna el interior y exterior de las iglesias y es llevada sobre medallones alrededor del cuello de incontables personas. Trgicamente, hasta all es donde muchos van, y no es suficiente porque cuando los israelitas mataron el cordero no fueron, y no pudieron en ese momento salir libres. Ms era todava necesitado. Hoy, no es todava suficiente poner toda nuestra fe en la muerte histrica de Cristo la cual tom lugar casi dos mil aos atrs. Esa fe es esencial pero ms que eso es necesitado. El rociamiento de la sangre en los dinteles de las puertas de la casa, suministraba una cubierta de proteccin para los que estaban dentro de ella, para que el primognito no muriera. Hoy nuestra proteccin de la pena inmediata de muerte `por nuestros pecados es provista por la sangre de Jess. Esto es lo que es comnmente mencionado como la justicia imputada de Cristo. La gran mayora piensa que si ellos tuvieran esta proteccin, estallan seguros, y seria la salvacin para ellos la cosa garantizada. Pero es otra vez visto que cuando los israelitas rociaron esa sangre, su problema de esclavitud permaneca todava insoluble. Eran todava esclavos y no se atrevan con todo a intentar dejar la tierra de esclavitud y servidumbre. Sin embargo, ellos hablan de comer la carne del cordero el smbolo de recibir la vida misma de Cristo en el alma. Esta vida haban de recibirla antes de poder salir de la tierra de esclavitud para comenzar el servicio a Dios. Del mismo modo, el cambio en la actitud mental, la aceptacin de nuevas creencias, y el deseo de servir a Dios, no son suficientes. Debemos de tener la nueva vida en nosotros antes que podamos estar en armona con Dios y comenzar nuestro servicio a El. A este punto no puede ser demasiado enfatizado que si los israelitas hubieran hecho todo eso y nada ms, entonces todava no habran tenido su problema resuelto. Ellos todava habran permanecido mucho tiempo en la tierra de esclavitud y servidumbre. El cordero haba muerto, ellos haban participado de su vida misma cuando comieron su carne, pero haba algo ms que haba de acontecer, y esa era la otra muerte -la muerte del primognito de Egipto. El significado real de esa muerte ser perdido si no es visto que el primognito de Egipto era el heredero de todo lo que Egipto era, y de este modo, permanece como el smbolo en un sentido especial de lo que esa nacin era. Esencialmente Egipto era una nacin de esclavizadores, por lo cual nosotros sabemos que el primognito de la tierra era el smbolo del esclavizador. As que esto significa que la muerte del primognito de Egipto era la muerte del amo esclavizador, el fin de su poder sobre los israelitas. As era en realidad, porque cuando las noticias llegaron a odos de Faran de que el primognito de la nacin habla muerto, llam a Moiss y le dijo que tomara al pueblo y saliera. Si los hijos de Israel hubieran hecho cuatro de estas cosas, sin este evento esencial, entonces todava habran estado en esclavitud como si nada hubieran hecho en absoluto. Ellos podan haber elegido el cordero, como lo hicieron, y matarlo, rociar la sangre y comer la carne, lo cual era todo esencial para resolver el problema, pero si despus de que todo fuera hecho, el primognito de Egipto no hubiera muerto, ellos todava habran estado esclavos en esa tierra. Nada es ms claro que esto, y la atencin debe ser enfocada hacia este acto para que su significado en nuestra experiencia hoy, pueda ser entendida. Jess muri por nosotros en el Calvario, pero esa muerte no har para nosotros ningn bien, a menos que entremos en ella nosotros mismos. El evento hist rico de casi dos mil aos atrs, tiene que ser trasladado a una experiencia muy presente si hemos de ser liberados de la servidumbre del pecado. Aquellas dos muertes fue primero la del cordero; y segundo la del primognito de los egipcios. Ninguno debiera tener la menor dificultad de ver que, a menos que ambas de esas muertes tomaran lugar en ese orden, ellos no podran y no saldran libres.

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Si nosotros diramos solamente los cuatro pasos la eleccin de Cristo para ser nuestro Salvador, creer en su muerte en la cruz como la expiacin por todos los pecados aun con el reconocimiento de que fue nuestros pecados lo que caus su muerte, confiar en la justicia imputada para salvarnos de la pena inmediata, y el alimento diario de su Palabra sin el otro paso, la experiencia en nosotros mismos de la muerte de la vieja naturaleza entonces estaramos en la situacin misma como la de los judos de ese tiempo si hubieran llevado a cabo fielmente los cuatro requerimientos sin que hubiera muerto el primognito de Egipto. Nosotros, semejantes a ellos, estaramos en esclavitud co mo si nada hubiramos hecho. Dos muertes permanecan entre esclavitud y libertad all en Egipto, y tiene ser dos en la liberacin de la esclavitud espiritual. No es Cristo el que muere dos veces. El muri slo una vez y nunca ms necesita morir de nuevo. La muerte del primognito de Egipto es el smbolo de la muerte de nuestro primognito que es la naturaleza mala espiritual adquirida de nuestro padre el diablo. Ella debe ser quitada por la muerte y reemplazada por la naturaleza divina adquirida de nuestro nuevo Padre. Los israelitas comieron el cordero antes y durante la muerte del primognito. "Y mientras que este smbolo fuera una seal exterior, y ellos comieran el cordero asado entero con hierbas amargas, el ngel de Dios estara pasando por la tierra de Egipto haciendo su terrible obra, matando al primognito del hombre y al primognito de la bestia" (The Spirit of Prophecy, tomo 1, pg. 199). El pueblo comi el cordero antes de la muerte del primognito para ilustrar la alimentacin de la Palabra como un libro de instruccin y como constructora de fe antes que el primognito muera. Su comer constante de ella aun cuando el ngel de la muerte destruy a los egipcios, simbolizaba el recibimiento de la naturaleza de Cristo y de este modo llegando a ser un creyente nacido de nuevo. Para una explicacin ms, vase Reavivamiento y Reforma, capitulo 5, disponible en Botschaft fr unsere Zeit. As que, hay mucho ms para ser liberado de la esclavitud del pecado y entrar en la experiencia de regeneracin, que simplemente reconocer que hemos hecho lo malo y luego pedir para ser perdonados. Ni tampoco el perdn es obtenido de esta manera como ser demostrado despus ms efectivamente, donde ser mostrado que el Seor del cielo no se atreve a dar a un hombre el perdn, a menos que al mismo tiempo, El pueda ser habilitado para limpiarlo. La muerte de nuestra propia naturaleza espiritual en la experiencia del reavivamiento es el acto de limpieza, y sin eso, no puede haber ningn perdn y ninguna liberacin de la esclavitud. All en Egipto cuando el israelita se haba confesado al final del da, se hallaba al da siguiente en esclavitud tanto como si nunca se hubiera confesado. De esa manera, si nosotros hoy confesamos lo que hemos hecho, y luego nos hallamos precisamente en esclavitud de esa cosa los das siguientes, entonces sabremos que no hemos sido limpiados de ese problema, y por lo tanto, no hemos sido tampoco perdonados.

La Reforma
La obra de la reforma sigue a la del reavivamiento. La reforma, como nuestra declaracin nos afirma, es "una reorganizacin, un cambio en las ideas y teoras, hbitos y prcticas". Es imposible comenzar verdaderamente esta obra mientras estamos en servidumbre de la antigua vida, porque durante ese tiempo nosotros estamos en la escuela de Satans donde, en vez de cambiar las ideas y teoras equivocadas, hbitos y prcticas, estamos siendo fundamentados en ellas ms y ms cada da. Primero debe llevarse a cabo la liberacin de la esclavitud, despus de lo cual la obra de reforma comienza. Considrese esto otra vez a la luz de la historia de los israelitas cuando emprendieron su salida de Egipto. Mientras ellos estuvieron en servidumbre, fue imposible que se les enseara los grandes principios de la ley y as ser divorciados de muchos hbitos malos que llenaban sus vidas. Tan pronto como salieron de la tierra de tinieblas, esa reeducaci6n comenz, y continuara mientras vivieran. Ha de

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ser visto y entendido que en el momento que ellos salieron de Egipto no entraron directamente en la tierra prometida. As es que, en el momento que nosotros somos regenerados en la experiencia de] nuevo nacimiento de liberacin de la esclavitud, no somos idneos en ese momento para entrar en el reino de los cielos. Ninguna intencin hay de tratar todo aspecto de la obra de reforma en este estudio como ser tratado ms completamente en un futuro libro, Reavivamiento y Reforma. Pero el punto que nosotros deseamos hacer es que existe una confesin aceptable que produce el reavivamiento, y hay continuas confesiones aceptables las cuales producen y continan la obra de reforma. Por lo tanto, nosotros estaremos ocupados en esta publicacin con el estudio de la confesin aceptable como se relaciona a la obra de reforma como distinto de la de reavivamiento. Mientras es verdad que la obra de reforma es esa de reorganizacin, reeducaci6n, de cambios de teoras e ideas y sus hbitos y prcticas consecuentes, no hemos de desviarnos a pensar que no hay obra de limpieza para ser hecha en la obra de reforma. Hay una obra de, limpieza para ser hecha v la necesidad de eso surge de la manera siguiente. La presencia de ideas y teoras equivocadas en la mente es vista por el diablo como la oportunidad de despertar en los hombres un espritu y actitud equivocados. A travs de estos medios l genera sentimientos equivocados, resentimientos, competencia, envidia, celos y cosas semejantes, que sucesivamente guan a acciones equivocadas. Un excelente ejemplo de esto es hallado en la experiencia de la iglesia primitiva. Es especialmente significativo porque ah estaba una iglesia llena del poder del Espritu donde uno al menos no esperara que problemas aparecieran, pero, sin embargo, los habla. Al poco tiempo despus del pentecosts surgi una queja de los griegos contra los hebreos debido a la supuesta disparidad en la distribucin del sustento para las, viudas entre ellos. El registro de esto est en Hechos 6:1. "En aquellos das, creciendo el nmero de los discpulos, hubo murmuracin de los Griegos contra los Hebreos, de que sus viudas eran menospreciadas en el ministerio cotidiana. Aqu, poderosos sentimientos fueron generados en las mentes y corazones de los griegos. Uno podra admirarse cmo esto poda ser, cuando ellos hablan sido liberados del pecado y posean el amor de Cristo en sus corazones. Esto sucedi porque la obra de reforma no habla tenido tiempo para alcanzar el punto donde ellos fueran liberados de las teoras e ideas equivocadas que hablan aprendido en la escuela de Satans. El diablo era bien conocedor de la existencia todava de estas cosas en sus vidas, y vio que podia obrar en os para generar en los cristianos de ese da. sentimiento respuestas que seran pecaminosas y que sucesivamente conduciran a malas acciones. La ilustracin de esto se revela en trminos muy claros en Hechos de los Apstoles: 72. "Los que s haban convertido por la labor de los apstoles estaban afectuosamente unidos por el amor cristiano. A pesar de sus anteriores prejuicios, hallbanse en recproca concordia. Sabia Satans que mientras durase aquella unin no podra impedir el progreso de la verdad evanglica, y procur revelarse de los antiguos modos de pensar con la esperanza de introducir as en la iglesia elementos de discordia". No puede ser tan enfatizado que mientras el reavivamiento hace una obra de limpieza por el individuo y literalmente le da la vida de Cristo en su humanidad cada, no quita todo problema. Si lo hiciera, no habra ninguna necesidad para la obra de reforma. Hay todava ms limpiezas para ser realizadas en las vidas de los que han sido nacidos de nuevo. Para recibir tales limpiezas y el asistente perdn, se requiere una confesin aceptable en cada caso. Ha de ser visto claramente en el estudio de esta confesi6n aceptable que en la vida del cristiano hay tres problemas Ligados. Primero que todo, existe el residuo de ideas y teoras equivocadas que se han triado de la vieja vida hasta el tiempo cuando ellas son vistas y o la tutela del Espritu de Dios. Luego existe los sentimientos y actitudes equivocados los cuales pueden ser desarrollados de estas ideas y teoras errneas cuando nos rendimos a la tentacin. Finalmente estn las malas acciones las cuales son el resultado final de esta cadena de causas a efectos.

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Debe ser visto y entendido que la cosa ms aparente en la vida humana es el resultado final, siendo en este caso, las malas acciones. Lo siguiente ms fcilmente entendido es el mal sentimiento inferior a las malas acciones. Pero lo ms difcil de ver son las ideas y teoras equivocadas que estn debajo de eso. Un excelente ejemplo de esto es hallado en la experiencia de los doce apstoles que caminaron con Cristo hasta la crucifixin, con la nocin fija todava en sus mentes que el Mesas, en quien ellos firmemente crean ser el Cristo, comenzara con una gloriosa era de fuerza y podero para Israel. Esa idea equivocada condujo sucesivamente a un espritu de rivalidad y competencia entre ellos que sucesivamente gui6 a malas acciones de los unos para con los otros. Mientras el Salvador poda perdonarlos por las acciones, y al mismo tiempo limpiarlos de los sentimientos dentro de ellos, no pudo liberarlos inmediatamente de las ideas y teoras equivocadas que eran la base de todo el problema. La evidencia ensendonos la verdad de esto es hallada en Juan 13:117. Es la historia de lavatorio de pies en esa ocasin cuando el Seor se vio por ltima vez con sus discpulos antes de su crucifixin. Estos hombres llegaron a esa fiesta con toda clase de malos sentimientos los unos para con los otros, porque cada uno estaba celoso de las posibilidades que otros tenan de ocupar el primero y ms elevado puesto en el reino. Orgullo, odio y rivalidad haba en ellos y estos malos sentimientos eran su vida misma en ese tiempo. As fue que Jess, deseando limpiarlos de todo esto aunque sabia que aun todava no hablan cambiado sus ideas con relacin al reino, vino a ellos para lavar sus pies. Este acto no iba a ser solamente un lavatorio fsico, sino iba a ser la limpieza de la misma condicin pecadora en la cual ellos entonces permanecan. Que iba a ser una limpieza espiritual, es evidente por el hecho de que cuando El haba terminado dijo, "y vosotros limpios estis, aunque no todos" (Juan 13:10). Ahora El haba lavado los pies de todos ellos, y cada uno estaba tan limpio como cualquier otro. Por lo tanto, si slo hubiera sido una limpieza fsica, El simplemente habra declarado que ellos estaban todos limpios sin aadir la excepcin con relacin a uno. Ese otro era Judas, "Porque saba quin le haba de entregar; por eso dijo: No estis limpios todos". Versculo 11. Esa suciedad en el ltimo discpulo era una suciedad espiritual, no fsica, por lo que conocemos que lo que el Salvador realmente se propona con esos hombres en el lavatorio de los pies no era solamente lavar el polvo de sus pies, sino la vida espiritual de] espritu malo de sus corazones. As que est escrito, "Cuando Jess se ci con una toalla para lavar el polvo de sus pies, dese por este mismo acto lavar el enajenamiento, los celos y el orgullo de sus corazones. Esto era mucho ms importante que lavar sus polvorientos pies" (DTG:603). Que El tuvo xito al hacer eso es evidente por sus propias palabras cuando dijo, "y vosotros limpios estis". "El orgullo y el egosmo crean disensin y odio, pero Jess se los quit al lavarles los pies. Se realiz un cambio en sus sentimientos. Mirndolos, Jess pudo decir: 'Vosotros limpios estis' ' Ahora sus corazones estaban unidos por el amor mutuo. Haban llegado a ser humildes y a estar dispuestos a ser enseados. Excepto Judas, cada uno estaba listo par conceder a otro el lugar ms elevado. Ahora, con corazones subyugados y agradecidos, podan recibir las palabras de Cristo". (Ibid). De esto entonces es ms claro que el salvador es capaz de limpiarnos de los malos sentimientos, y de perdonarnos por las malas acciones que esos sentimientos nos indujeron a c sin ser necesariamente habilitado para cambiar de una vez las ideas y teoras equivocadas que son la raz de todo el problema. La prueba de esto es mostrado por la forma que se portaron al poco tiempo en el jardn del Getseman cuando Cristo fue arrestado. All, ellos actuaron otra vez en armona con sus ideas equivocadas que hablan acariciado por tanto tiempo y que les haban causado mucho problema. Por supuesto, el tiempo viene, como vino para ellos, cuando el Seor es habilitado para mostrar la naturaleza mala de la teora y nos ha liberado de ella, pero mientras tanto, en la obra de reforma, el Seor es muy capaz de limpiarnos del espritu malo y perdonar las malas acciones cuando son confesadas como ellas deben ser. Tal confesin debe ser no slo del mal que hemos hecho, sino tambin del espritu malo que tenemos. Es el espritu que nos hace lo que nosotros somos, sea pecadores u obedientes.

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Precisamente como la obra del reavivamiento est claramente enseada en leccin objetiva en el servicio de la pascua, as tambin la obra de limpieza en el perodo de reforma est claramente enseada en leccin objetiva en los servicios del santuario. No puede ser demasiado enfatizado que, mientras existen similitudes decisivas entre la obra de limpieza como sucede en el reavivamiento y reforma, no han de ser confundidas la una con la otra. Antes, las distinciones entre ellas deben ser mantenidas muy claras y separadas. Reavivamiento significa la muerte del primognito y su reemplazo con la nueva vida y naturaleza de Cristo. Reforma el descubrimiento v erradicacin de las antiguas ideas y teoras, hbitos y prcticas, en todos sus consecuentes malos sentimientos. El vaco dejado por su extirpacin ha de ser lleno de las dulces gracias del Espritu. En otras palabras, en ningn sentido la pascua debe ser usada para ilustrar la experiencia cristiana diaria, y el servicio diario del santuario no debe ser usado para ensear la experiencia del reavivamiento. De manera que, al avanzar en el estudio de la confesin aceptable, la estudiaremos como ella se relaciona a la obra de reforma en la vida diaria. Estamos estudiando algo que est disponible solamente a los que ya han recibido la bendicin de la liberacin de la esclavitud y han dejado a Egipto espiritual.

En el Santuario
Es en Levtico 4 que nosotros hallamos la descripcin del servicio, por el cual el penitente alcanzaba el perdn y la limpieza de su pecado en la experiencia diaria. Nosotros somos familiares con los simples hechos de la ceremonia. Ellos son fcilmente ledos, entendidos y aprendidos con la mente intelectual. Pero hemos de aprender a aplicar el significado espiritual de esos simples hechos antes que tengan un valor real para nosotros. Antes de buscar la leccin espiritual y aplicacin, revisemos los simples hechos del caso. En Levtico 4, la instruccin es dada en cuanto a lo que haba de ser hecho si el sacerdote ungido, versculos 3-12, toda la congregacin, versculos 27-35, haba pecado por ignorancia de cualesquiera de los mandamientos. En cada caso, una vctima haba de ser trada a la puerta del santuario, el pecado confesado sobre su cabeza, la vctima inmolada y su sangre recogida en una vasija. En el caso de los dos primeros, el sacerdote, y toda la congregacin, la sangre era llevada al lugar santo y rociada siete veces delante de velo y sobre los cuatro cuernos del altar del incienso. El resto de la sangre era llevada y esparcida al pie del altar del sacrificio. El cuerpo del animal muerto era llevado afuera del campamento y quemado, despus que el cebo y los riones hablan sido quemados sobre el altar del sacrificio. Pero, con el gobernante y la persona comn, la sangre no era llevada al interior, sino derramada al pie del altar del sacrificio, y el cuerpo del animal no era llevado fuera del campo y quemado como en los otros casos. En Levtico 4, ninguna informacin se da en cuanto a lo que deba ser hecho con el cuerpo del animal en los ltimos dos caso, pero la hallamos en Levtico 6:25-30 y 10:16-20. All es descrita la ley de la ofrenda, que es el tema de Levtico 4. Es establecido que cuando la sangre no era llevada dentro del santuario, entonces la carne haba de ser comida por el sacerdote. El pecado era transferido al santuario por medio de los sacerdotes. Todo esto era ensear por leccin objetiva las grandes verdades de la expiaci6n o purificacin del pecado en el servicio diario. Era ensear al pueblo y a ti y a mi precisamente lo que est involucrado en la confesi6n aceptable. As que, con los hechos ante nosotros, y con la ayuda y direccin del Espritu de Profeca, investiguemos el significado y las bendiciones de todo esto. El primero y obvio hecho es que ese servicio era suministrado debido al pecado para que ese pecado pudiera ser quitado del pecador y transferido al santuario. El pecado al que se refiere especficamente en Levtico 4, era a todo pecado de ignorancia. Ahora es evidente que mientras ese pecado permaneca un pecado de ignorancia, nada habla que pudiera ser hecho acerca de l. Pero

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cuando se conoca, como est escrito en los versculos 14, y 28, entonces poda ser confesado. Revelar y convencer a la gente de pecado es la obra del Espritu Santo, "Y cuando l viniere redargir [o convencer] al mundo de pecado (Juan 6:8). Si esa conviccin no es resistida, guiar al arrepentimiento que es tambin el don de Dios por medio del Espritu Santo. "A ste ha Dios ensalzado con su diestra por Prncipe y Salvador, para dar Israel arrepentimiento y remisin de pecados" (Hechos 5:31). Tan imposible es arrepentirse si el Espritu de Cristo no despierta la conciencia como lo es obtener el perdn sin Cristo, (El Camino a Cristo:49). As que por la administracin de la palabra aplicada por medio del Espritu, el individuo es trado al lugar donde ve que esa cosa en su vida es pecaminosa y debe ser quitada. Pero, este es un punto clave, porque si l tiene un verdadero entender de la ciencia de la salvacin, reconocer que su problema de pecado es ms, y mucho ms de lo que l ha hecho. Conocer que eso no es problema real en absoluto. El problema real no es lo que l ha hecho, sino lo que l es. Debe ser muy claro que entender lo que el problema real es, es esencial para la redencin de una verdadera confesin aceptable delante de Dios. Es un hecho que si el pecador viene al santuario, preocupado solamente de lo que ha hecho, y slo suplica perdn por eso, entonces ciertamente sale sin limpieza y sin perdn. El problema real es la pecaminosidad del individuo - lo que l es - ese espritu en l, que produce las malas acciones. Este es el problema inmediato que demanda urgente solucin, pero que debe ser recordado que an detrs de eso, estn las ideas y teoras equivocadas de las cuales Satans toma ventaja. Aun cuando no puede ser todava reconocido por lo que es, permtase que la apariencia misma del espritu malo, y las malas acciones consecuentes, nos indiquen que hay un trabajo real de escudriamiento de corazn para ser hecho para hallar este problema bsico. Que esta es una tarea difcil es cierto por el hecho de que es muy humano el aferrarnos a nuestras propias ideas y opiniones acariciadas. Pero, mientras no es posible ver en el instante las ideas y teoras equivocadas detrs de todo, es posible ver el espritu malo que el diablo ha generado en nosotros, y debe ser entendido que hasta que sea tratado con esto, las malas acciones continuarn. De ese espritu debemos ser limpios y libres, exactamente como fueron los apstoles en la vspera de la crucifixin. Unicamente cuando se trata con eso, ser resuelto el problema de lo que nosotros hacemos. No obstante, parece que todo lo que preocupa a la mayora de personas es lo que ellas hacen, mientras completamente fallan en ver que lo que ellas hacen es solamente la revelacin de lo que ellas son. Es el plan de Dios que el fruto de nuestra vida sirva para mostrarnos claramente lo que nosotros somos. Es por estos medios que un rbol slo puede ser identificado por los frutos que produce. No permita ninguno ser engaado aqu. Mira honestamente los hechos de tu vida y lee en ellos perfectamente una revelacin exacta de la persona que realmente eres. Esta verdad est claramente establecida en las palabras de inspiracin como sigue: El momento de tentacin en que posiblemente se caiga en pecado gravoso no crea el mal que se manifiesta; slo desarrolla o revela lo que estaba latente y oculto en el corazn. 'Porque cual es su pensamiento en su corazn, tal es l, ya que del corazn 'mana la vida' (Prov. 23:7;4:23). (Discurso Maestro Jesucristo:54). Esto indica que lo que nosotros hacemos no es sino el fruto de lo que nosotros somos, entonces es imposible para nosotros hacer lo bueno hasta que primero lleguemos hacer buenos. Este hecho es tan fundamental e importante que perderlo, es perder todo el mensaje de justicia y ciertamente fracasar en rendir una confesin que Dios puede aceptar como la condicin para dar su perdn y limpieza. Esta verdad est enfticamente enseada y llanamente establecida en la Palabra de Dios en realidad: "No hay verdad tan claramente enseada por la Biblia como la de que lo que hacemos, es resultado de lo que somos" (La Educacin:141). Mientras es verdad que en primer sentido, estas palabras se aplican al hombre antes de ser convertido ellas tienen tambin su aplicacin a las cosas despus de la conversin. El creyente que ha

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sido redimido del poder del pecado, tiene ahora la perfecta y divina naturaleza de Cristo en l, y tambin la naturaleza humana cada y pecadora. Esta ltima no ha de ser confundida con la mente carnal que est en enemistad contra Dios y no puede sujetarse a El, y que fue removida en la liberacin de la esclavitud. Fundamentada en esa naturaleza humana hay una gran cantidad de educacin mala en la forma de esas ideas y teoras equivocadas. Ellas son parte de nosotros tanto que a cualquier grado que estn all, debe ser dicho que son lo que nosotros somos. Lo mismo es verdad de cualquier sentimiento y espritu malos que estn desarrollados en nosotros a causa de las ideas y teoras equivocadas. As que, cuando la referencia es hecha a lo que nosotros somos en la obra de reforma, no nos referimos al cuerpo que permanece pecador por toda nuestra vida. Ni nos estamos refiriendo a la naturaleza espiritual que recibimos de Satans por medio de Adn, cuya naturaleza es erradicada y reemplazada por la naturaleza pura de Cristo cuando somos nacidos otra vez. Sino nos estamos refiriendo a la mente y a los sentimientos y espritu equivocados generados por nuestras malas elecciones. Esto significa que mientras como cristianos posedos de la naturaleza de Dios en el alma, nosotros haremos una gran cantidad de bien y manifestaremos algunas hermosas caractersticas. Pero, en ciertas reas hallamos que estamos haciendo mal si le permitimos al diablo tomar ventaja de la parte que no son reformadas en nuestra vida. Ha de ser enfatizado que aun cuando tengamos ideas y teoras equivocadas, no necesitamos pecar, porque es haciendo del Salvador nuestra sabidura y gua que nosotros podemos todava estar seguros. Pero si hemos permitido al diablo desarrollar un espritu malo en nosotros, mientras est all, ciertamente haremos y continuaremos haciendo el mal en esa rea hasta dejar de ser lo que somos en ese campo. Para algunos, las diferencias y similitudes pueden ser un poco difcil de seguir, especialmente a la luz de esta justa y breve explicacin. Este estudio es demasiado corto para cubrir todo aspecto del problema. Antes, es propuesto ser una gua prctica para los cristianos convertidos en cuanto a lo que se debe hacer cuando cometen pecados. Se propone mostrar cmo la confesin aceptable tomar cuidado de estos problemas. Para una explicacin ms completa y detallada de la esfera total del problema, nosotros recomendamos otra vez que sea estudiado el libro Reavivamiento y Reforma. El sacrificio provisto en Levtico 4 era para los pecados de ignorancia por parte del pueblo, la congregacin, el sacerdote o gobernante. Es un hecho definitivo que cuando uno es nacido de nuevo, mientras que el Seor erradica todo un catlogo de pecados y mal para reemplazarlos con su propia justicia, permanecen todava muchas cosas en la vida que aun no sabemos que son mal en ese tiempo. Estos son lo pecados de ignorancia y el Seor los cubre con su justicia imputada mientras sale a trabajar en el lento y difcil proceso de traernos al lugar donde veamos estas cosas por lo que ellas realmente son. Ninguno puede confesar un pecado de ignorancia mientras permanece ignorante de su existencia en su vida. Primero, debe venir al lugar donde puede verlo como l es, y debe estar convencido de la pecaminosidad de esa cosa. S1o entonces l puede confesarlo y abandonarlo. Por supuesto, es la obra del Espritu Santo traer esta conviccin, y busca hacer esto a travs de la Palabra. Pero con mucha frecuencia, como fue con los apstoles en los das de Cristo, esto no alcanza xito. Aun cuando El gast tres aos y medio tratando educar a esos hombres para ver la verdad con relacin a su reino, ha de ser dicho que no tuvo xito en cambia sus mentes por declaraciones directas. Esto significa que otros mtodos deban cumplir lo que el primer mtodo fall en lograr, aun cuando ellos son ms dolorosos y humillantes para el individuo. El otro mtodo implica esperar hasta que la prueba inevitable de tentacin saque los males escondidos y latentes del interior como se hizo con los primeros discpulos de Cristo. Aun entonces el esfuerzo del Seor con frecuencia fracasa, porque cuando un individuo se halla en un problema real, su tendencia es culpar a otros antes que a l mismo por sus dificultades. Cuando otra persona hace cosas que produce en l un espritu de resentimiento, dolor, envidia u odio, entonces en lugar de estar agradecido porque la situacin fue permitida para que pudiera verse a s mismo como

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l es, culpa a la otra persona por todos sus problemas, dicindose a s mismo y a otros que si tan slo la tal persona no le hubiera hecho esto, no habra reaccionado como lo hizo. Este punto es hecho en la declaracin siguiente. "Usted est continuamente hallando faltas de circunstancias, que no es menos que hallar falta de providencias. Usted est continuamente buscando a alguien o algo que ocupe el lugar de un azazel, sobre el cual usted puede colocar la culpa que lo trajo a una posicin para sentir y hablar indignamente de un cristiano. En vez de censurarse usted mismo por sus defectos, censura las circunstancias y ocasiones que lo condujeron a desarrollar los rasgos en su carcter que duermen o se esconden debajo de la superficie, a menos que algo surja para agitarlos y sacarlos a vida y accin. Entonces ellos aparecen en toda su deformidad y poder" (Testimonies, tomo 2, pg. 571). Es trgico que la gente reacciona de esa manera en las tentaciones y presiones de la vida, porque la cosa misma que le hubiera trado revelacin esencial de uno mismo, en cambio sirve solamente para aumentar el mal en la vida. Que cada uno evite semejante reaccin. Ms bien, que cada uno decida que l estudiar, no las acciones de la otra persona contra l, sino sus propias reacciones hacia las acciones del otro. Siempre sea recordado que nunca seremos juzgados por las acciones que otro hace contra nosotros, sino por causa de nuestras propias reacciones hacia sus acciones. Si nosotros desarrollamos esta actitud hacia todas las pruebas y aflicciones de la vida, entonces cuando hallamos el surgimiento de un espritu que no es justo, debemos conocerlo como siendo una revelacin de algo que existe dentro de nosotros, una ilustracin de lo que somos en esa rea particular de nuestra vida, y conoceremos que mientras esa cosa est all, ciertamente continuaremos cometiendo error porque nosotros lo cometeremos debido a lo que somos internamente. Entonces debemos ir al Seor a buscar el remedio para la raz misma del problema en nosotros. As es que el creyente inteligente sabe que l tiene el problema no slo por lo que ha hecho sino por lo que l es en naturaleza. Sabe que hay vida mala en l y debe deshacerse de ella antes de poder cesar de cometer la cosa mala. Y con corazn alegre y gozoso sabe que en el ministerio del santuario hay completa provisin para sus necesidades. El sabe que si se confiesa, Dios es fiel y justo para perdonar su pecado y limpiarlo de toda iniquidad que l ha visto y verdaderamente confesado. As que ahora, habindose arrepentido del pecado que fue triado a su conocimiento por el Espritu Santo, est listo para hacer confesin total y aceptable en la puerta del santuario. El no viene temblando y temeroso, porque sabe que el Seor est esperndolo para recibir su pecado y al mismo tiempo impartirle una nueva vida. No viene con liviandad ni descuidadamente, sino con una profunda penitencia que acompaa siempre al verdadero arrepentimiento.

En el Altar
El convencido y arrepentido viene ahora al altar del sacrificio un tipo de la cruz. All el sacerdote lo espera. Llega sabiendo que necesita perdn y limpieza, y all l encuentra todo lo que necesita con tal de que cumpla las simples condiciones de la confesin aceptable. Vase Apndice. En el servicio del santuario est claramente mostrado lo que esas condiciones son, especialmente como son vistas en ese servicio a la luz que brilla del Espritu de Profeca. Porque all nosotros leemos esta reveladora sentencia. "La sangre, que representaba la vida comprometida del pecador, cuya culpa cargaba la vctima, la llevaba el sacerdote al lugar santo y la salpicaba ante el velo, detrs del cual estaba el arca que contena la ley que l pecador haba transgredido. Mediante esta ceremonia, el pecado era transferido figurativamente, por intermedio de la sangre, al santuario". (Conflicto de los Siglos:471) El Santuario y sus servicios eran solamente una representacin. En l slo habla smbolos nunca la realidad. Las cosas reales son halladas en el santuario celestial, su sacerdocio y servicios. Pero, tan exacto y completo era el tipo que se declara, "Y lo que se hacia tpicamente en el santuario terrenal, se hace en realidad en el santuario celestial" (Id., pg. 473).

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Por lo tanto, la nica conclusin que puede ser sacada esta: Todo lo que fuera que la sangre fue una representacin en el servicio tpico, ha de ser hallado como una realidad literal en el verdadero santuario en el cielo. Qu es lo que se nos ha dicho explcitamente que la sangre simboliza? Est claramente dicho ser "la vida comprometida del pecador". La cita anterior del Conflicto de los Siglos, pg. 471, es una de las muchas que revela la verdad de lo que el pecado es. Nosotros hablamos de la culpa del pecado, pero la culpa es solamente del pecado, no el pecado en s mismo. Hablamos de las acciones del pecado, pero una vez ms esas acciones no son el pecado, ellas son el fruto o resultado del pecado. Tal cosa es tambin verdad del registro del pecado. El registro no es el pecado. El pecado es la vida del pecador, lo que l es, su iniquidad, esto es, su pecaminosidad. Esto est comprobado en la declaracin anterior que tan distintamente dice que al tomar la vida del pecador dentro del santuario, el pecado es llevado al interior. Es esencial para nuestra salvacin que nosotros tengamos la comprensin correcta de lo que los escritos inspirados quieren decir cuando usan la palabra "pecado" porque "La remisin, o sea el acto de quitar los pecados, es la obra que debe realizarse" (Id., pg. 470). Y ese pecado, como liemos un poco antes, no es nicamente el fruto, sino la vida misma del pecador. Por lo tanto, en el acto literal, cuando nosotros venimos en verdadera confesin, entonces, no solamente la culpa de nuestros pecados sino tambin la vida misma que caus el problema, es transferida de nosotros al santuario. No es solamente el pecador perdonado sino es tambin limpio. Si nosotros vemos cualquier cosa menos que la transicin real de la vida misma pecaminosa al santuario; si vemos cualquier cosa menos que esto en ese servicio por el pecado, entonces toda la cosa no tiene para nosotros ninguna virtud, ningn valor, ningn mrito, y ninguna salvacin. Cunto de eso est maravillosamente revelado en esa frase, "vida comprometida del pecador". Considermosla cuidadosamente. De cul vida del pecador se habla aqu? Es su carne y sangre naturaleza humana? Como ayuda en la comprensin de esa pregunta, volvamos a otro pasaje. Pablo dice "Con Cristo estoy juntamente crucificado' (Gal. 2:20). Est l realmente diciendo que haba muerto, o era solamente esto una hermosa figura de lenguaje? Una fina expresin retrica? No, l en verdad est diciendo que realmente haba muerto. Estuvo l realmente pendiendo de la cruz con Cristo? Dej de existir su vida humana y descendi a la tumba? No, l no quera decir eso, porque no se estaba refiriendo a su cuerpo de carne y sangre, sino a la vida pecaminosa, la naturaleza carnal, las malas propensiones, al carcter de Satans en l. Eso es lo que haba sido crucificado y quitado del camino. Es indiscutiblemente verdad que en este pasaje Pablo est refirindose primeramente a la ocasin cuando se convirti del reino de Satans al reino de Dios. Esa vida que haba muerto en el era el poder real del pecado, el viejo hombre, la mente carnal, la lepra del pecado, el antiguo esposo, y el corazn de piedra as como se llama en toda su variedad. Al ser esto as, habr algunos que pueden examinar el uso del versculo aqu, para ilustrar el punto en disputa con relacin a la obra de la reforma. Mientras que el versculo no ha de ser aplicado directamente a esta experiencia, el principio implicado en l es una ilustracin vlida de la obra de la separacin de la vida de creyente en el servicio diario. El punto para ser enfatizado es que cuando es dicho que la vida perdida del pecador es quitada de l, esta no es una expresin ficticia sino la descripcin de algo que real y literalmente toma lugar en la vida. Es imposible transmitir el pleno poder de la experiencia real de esto en palabras, pero cuando ha llegado a ser una verdadera realidad en la vida, entonces la persona que es tan bendecida sabe sin duda o incertidumbre que una cosa maravillosa y grande a tomado lugar dentro de l. Cuando Pedro y los otros discpulos vinieron a la cena del Seor posedos del fuego de los celos y ambicin, no haba duda de que haba vida en ellos un gigante poder controlador que los motiv a hacer cosas profanas. Al principio no pudieron ver esto, pero, cuando las acciones y vida de Cristo les revel la verdadera naturaleza de los poderes internos, ellos lo vieron, y Pedro expres su ntimo deseo de ser limpio de esas cosas. En respuesta a esa peticin, Jess los limpi6 de eso, a fin de que el espritu

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y vida en el que haban estado antes no permanecieran ms all. Cun diferente ellos se sintieron. Qu limpios fueron. Cun libres ellos haban llegado a ser, y nadie ms que ellos mismos podan conocer la completa maravilla y poder de eso. Conocieron que la vieja vida habla sido quitada de ellos, y que haba sido reemplazada por la nueva. Sera seguro decir, que si ellos no hubieran sido limpiados, nunca se habran recuperado del chasco de la crucifixin, como es comprobado por la prdida eterna de Judas. Fue anteriormente observado que Pablo no estaba refirindose a su carne y sangre de su vida humana como la que habla muerto, sino a la vida mala en l. Para el cristiano nacido de nuevo as como fue para Pablo, esa muerte ya ha tomado lugar, pero esa muerte de la vieja naturaleza no tendra cuidado de las antiguas teoras e ideas, hbitos y prcticas que pertenecen, no al poder residente del mal de la vieja naturaleza en s misma, sino a la educacin dada por esa vieja naturaleza cuando estuvo con el pecador. El espritu malo que el diablo desarroll debido a esa educacin, es vida. No es la vida fsica, sino el espritu malo que tiene que ser crucificado a muerte al ser quitado del individuo. Ser limpio de toda idea equivocada y espritu, no es algo que puede ser efectuado totalmente en un evento, sino que toma tiempo para realizarlo, porque cada problema separado debe ser tratado uno por uno. Unicamente cuando un problema es removido, puede prepararse el camino para descubrir y erradicar el siguiente que es todava ms profundo Esta obra progresiva est bien descrita en las palabras de A.T. Jones como sigue: "Si el Seor nos ha revelado pecados de los que nunca pensbamos antes, eso muestra que El desciende a las profundidades y alcanzar el fondo por fin; y cuando El halla la ltima cosa que no est limpia o impura, es decir, que est fuera del armona con su voluntad y la revela, y nos muestra eso, y decimos, me gustara tener ms al Seor que eso entonces la obra es terminada, y el sello del Dios vivo puede ser estampado en ese carcter" (General Conference Bulletin, 1893, nm. 17, pg. 6 por A.T. De este modo, mientras marchemos a travs de toda la vida, afrontaremos pruebas. Venimos bajo afliccin y tentacin, y estas experiencias son designadas por Dios para hacer surgir en nosotros los males escondidos todava en nuestra naturaleza. La aparicin de estas cosas no significa que no hemos nacido de nuevo. Slo muestra que la obra va ms profunda. Por lo tanto, no te desanimes ni desmayes, sino regocjate y seas feliz, y ores cada da. Lo que estas pruebas nos revelan si tan slo podemos fijar la vista en la direccin correcta para ver lo que el Seor desea que veamos' es la vida misma del mal que ocupa ciertas reas de nuestro carcter todava. Es esta vida misma la que en el acto ms real y literal es quitada de nosotros en la transaccin de perdn y limpieza que sigue la rendicin de una confesin aceptable es la puerta del santuario. No es solamente la culpa sino el pecado en s mismo lo que es quitado. La culpa no es el pecado, sino slo la medida de la responsabilidad por el pecado, ambos, el acto de l y la verdad de que tenemos la naturaleza de el dentro de nosotros. Mientras que llevar "la vida comprometida del pecador" dentro del santuario es la separacin del mal de la vida, no obstante, significa tambin que la culpa es simultneamente transferida, porque donde el pecado est, la culpa del pecado estar tambin. Esto es verdad, pero que la distincin sea mantenida siempre clara en mente, porque la vida del pecado es una cosa, y la culpa del pecado es algo diferente. Considrese ahora la palabra usada para describir la vida que se entrega. Es esa palabra comprometida. Qu significa ella as como se usa en la declaracin, "La sangre, que representaba la vida comprometida del pecador, cuya culpa cargaba la vctima, la llevaba el sacerdote al lugar santo y la salpicaba ante el velo?" (l Conflicto de los Siglos:471). La frase "la vida comprometida" en el original es "the forfeited life" que significa abandonar; entregar la posesin; pasarla a manos de otro. Y la clara verdad es que es absolutamente imposible para ti entregar cualquier cosa y al mismo tiempo tenerla todava. Si t la tienes, no la has entregado. Si t la has entregado, entonces ciertamente no lo tienes. En la verdadera religin salvadora, nosotros no estamos solamente tratando con un juego de palabras. Estamos tratando con realidades. Lo que el

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individuo abandona o entrega, es entregado en las manos del sacerdote que la transfiere al santuario, en el acto real. Pero a este punto es vital que nuestro Sumo Sacerdote no quitar nada de nosotros por fuerza. El no ejercer la mnima presin. Debe ser entregada, rendida y abandonada nicamente por una accin voluntaria e inteligentemente. "En la obra de la redencin no hay compulsin. No se emplea ninguna fuerza exterior. Bajo la influencia del Espritu de Dios, el hombre est libre para elegir a quien ha de servir. En el cambio que se produce cuando el alma se entrega a Cristo, hay la ms completa sensacin de libertad" (DTG:431). As que debe ser voluntario. Si existe la ms mnima adhesin a ese pecado, la ms leve retencin de l, el menor deseo de abandonarlo, entonces Jess no lo tomar de ti por la fuerza. T regresars otra vez sin perdn y limpieza. Regresars del santuario exactamente como fuiste a l. Entonces ores para que el Seor obre en tu obstinado corazn y lo haga de buena voluntad hasta que puedas hallar que t mismo vienes ansiosamente a entregar esa vieja vida pecadora. "Por nosotros mismos no podemos someter a la voluntad de Dios nuestros propsitos, deseos e inclinaciones; pero si estamos dispuestos a someter nuestra voluntad a la suya, Dios cumplir la tarea por nosotros, aun 'refutando argumentos, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5)" (El Discurso Maestro de Jesucristo:120). Esto nos trae al punto vital de nuestro estudio. Qu est implicado en la confesi6n aceptable? A la luz de lo que hemos aprendido del servicio del santuario, estamos ahora en la capacidad para entender la respuesta a esa pregunta. Porque es completamente evidente que lo que est implicado no es solamente un reconocimiento de lo que hemos hecho sino de lo que nosotros somos. Aun cuando eso no es todo, porque si nuestra confesin no va ms all de un pleno reconocimiento de lo que hemos hecho y de lo que somos, tenemos todava esa vida en nosotros. No slo debemos reconocer su presencia, sino debemos definitiva y positivamente darnos a nosotros mismos en las manos de Cristo para que El pueda llevar ambas cosas, la culpa y la pecaminosidad, y ponerlo todo en el santuario. Ni an esto es todo. No s6lo debemos dar todo. Nosotros debemos recibir todo. Como fue citado anteriormente, pecar durante toda una vida es segura evidencia que cualquier mal en nosotros s6lo puede producir una corriente de pecado, y que si dejramos de pecar, debamos tener una vida muy diferente de la antigua vida mala. Cuando hemos confesado lo que hemos hecho y lo que nosotros somos, entregando en las manos de Jess todo esto, y por su gran poder El lo ha quitado de nosotros en hecho real y lo ha puesto en el santuario, entonces somos dejados limpios, o como Jess dijo con relacin a una cierta mujer - desocupados, barridos y adornados. Vase Mateo 12:43-45. Como tal, somos un vaso que puede ser reocupado por aquellos otros siete demonios si el Seor no nos llena de una nueva vida la cual tiene poder para resistir la tentacin. As que leemos en Palabras de Vida del Gran Maes tro, pgs. 345, esta hermosa declaracin: "La religin de Cristo significa ms que el perdn del pecado; significa la extirpacin de nuestros pecados y el henchimiento del vaco con las gracias del Espritu Santo". Lase otra vez esas palabras muy cuidadosamente y vase cun claramente se nos dice que la obra de Cristo no es solamente quitar nuestro pecado, sino llenar el vaco de este modo hecho, con las gracias del Espritu Santo. Otra declaracin revela como sigue: "Qu est haciendo Cristo en el cielo? El est intercediendo por nosotros. Por su obra, los umbrales del cielo son iluminados con la gloria de Dios la cual brillar sobre toda alma que abra las ventanas del alma hacia el cielo. Cuando las oraciones de los sinceros y contritos ascienden al cielo, Cristo dice a su Padre, 'Yo tomar sus pecados. Que ellos permanezcan delante de ti inocentes'. Cuando El quita el pecado de ellos, llena sus corazones de la gloriosa luz de la verdad y amor" (SDA Bible Commentary, tomo 7, pg. 930). Una verdad muy importante que debemos aprender y tenerla clara en nuestra mente es la trada a consideracin en estas declaraciones. En la ilustracin de la puerta del santuario nosotros vemos que la vida misma del pecador, la cual era la causa de todo su problema, es extirpada y separada de l, y en hecho real, puesta en el santuario. Y aqu en Palabras de Vida del Gran Maestro la palabra usada para

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describir el resultado despus que el pecado ha sido separado es la palabra "vaca'. Vaco significa un espacio vacante, y se aplica usualmente a un lugar que ha sido desocupado por la remocin de cualquier cosa que ocupaba antes ese sitio particular. En realidad es imposible decir que t tienes un vaco en un receptculo mientras cualquier cosa permanece en l, aun el aire mismo. El Seor quita tan completamente de nosotros ese aspecto particular de nuestra vida pecadora la cual descubrimos, nos arrepentimos y la confesamos, que la nica palabra que puede describir el resultado es la palabra "vaci. A ese punto puede ser verdaderamente dicho que fuimos limpios de toda iniquidad la que confesamos y entregamos en las manos del Seor. Con gozo y regocijo, El ha quitado todo, y lo ha guardado con seguridad. Pero El no se detiene all. No es suficiente separar la vieja vida. No podemos ser dejados "desocupados, barridos, y adornados", porque no regrese el espritu malo con otros siete de sus seguidores peores que l y ocupe el vaci, de modo que, el ltimo estado sea peor que el primero. Cristo anhela ver su propia imagen all y no dar al enemigo la oportunidad de regresar otra vez. Exactamente como El quita la vieja vida, as pone es su lugar la gracia del Espritu Santo. Ntese de nuevo los trminos en Palabras de Vida del Gran Maestro, pg. 345. "Significa la extirpacin de nuestros pecados y el henchimiento del vaco con las gracias del Espritu Santo". Pinsese del poder y la gloria de lo que eso significa, porque, "El Espritu Santo es el aliento de la vida espiritual. El impartimiento del Espritu es el impartimiento de la vida de Cristo. Comunica al que lo recibe los atributos de Cristo' (DTG:745). "Esa vida producir en nosotros el mismo carcter y manifestar las mismas obras que manifest6 en l"(El Discurso Maestro de Jesucristo:68). Con cunta frecuencia hemos odo hablar de estas cosas sin haber conocido por nosotros mismos la realidad de la experiencia descrita. Y justamente aqu deseamos testificar que de lo que se habla en estas declaraciones no es una suposicin, sino realidades vivientes, y si t quieres ser salvo al final, debes venir al lugar de tu experiencia donde conozcas que ellas son muy reales en verdad. Es obvio que las gracias del Espritu Santo slo puede venir a la vida donde el vaco ha sido hecho. La nueva vida no entra para tener parte con la vieja vida que se mantiene acorralada. Ella entra slo despus que la erradicacin de la vieja vida ha hecho espacio para ella. De este modo, nuestra cita dice, "y el henchimiento del vaco con las gracias del Espritu Santo'. Leamos ms en Palabras de Vida del Gran Maestro. "Significa iluminaci6n divina, regocijo en Dios. Significa un corazn despojado del yo y bendecido con la presencia permanente de Cristo. Cuando Cristo reina en el alma, hay pureza, libertad del pecado. Se cumple en la vida la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evanglico". No cometamos el error de sacar la conclusin de que esas palabras "la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evanglico" estn destinadas a transmitir la idea de esa completa y absoluta santidad que ha de ser obtenida en la primera experiencia de confesin, para que uno nunca peque y nunca necesite confesarse otra vez. Al comparar pasaje por pasaje y entender el proceso de santificacin y el servicio del santuario como nosotros lo hacemos, vemos claramente que estas palabras significan exactamente esto, no menos o no ms, que la gloria, la plenitud, la totalidad del plan del evangelio es, cumplido en la vida al grado que vimos la pecaminosidad de nuestra naturaleza y a i n o a con esa o correctamente, fuimos limpios de esa pecaminosidad. Significa tambin que, donde la vieja vida estaba, la vida misma de Cristo es impartida a nosotros por el poder del Espritu Santo. Pero es muy importante que al grado que la obra es consumada, ella es completa. "La santidad encuentra que no hay nada ms que requerir" (Palabras de Vida del Gran Maestro:127). Por ese pecado haber sido confesado de acuerdo con la confesin aceptable, la obra de limpieza es completa, el pecador es limpio de toda su iniquidad en esa cosa. En el lenguaje ms claro posible la palabra de Dios lo dice as. Por lo tanto, mientras que hay todava futuras limpiezas, total y plena confesin y arrepentimiento de pecados para ser vistos todava, no habr ms limpieza en el creyente por esta pecaminosidad, sta se empe al pecado que ha sido confesado. No puede ser, porque nadie puede saciar la plenitud, ninguno puede completar la totalidad, ni puede perfeccionar perfeccin. Esto no es decir que Satans no tomar ventaja de las antiguas ideas y teoras para desarrollar otra vez malos

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sentimientos y malos espritus en nosotros. Ni esto niega el hecho de que pueda con xito generar nuevos problemas, pero ha de ser entendido que los nuevos problemas no sern los viejos restaurados, porque ellos han sido quitados en el servicio de la confesin aceptable. Ntese que cuando el Seor quit el espritu de rivalidad de sus seguidores, sin ser habilitado para cambiar entonces sus ideas y teoras equivocadas, fue dejado en ellos lo que causara problema ms tarde otra vez. El problema vino a ellos cuando, en el Getseman y en la prueba de Jess, se hallaron a s mismos bajo tremenda tentacin. Debido a la perplejidad surgiente de sus conceptos equivocados lo cual no pudo ofrecer explicacin por el cambio de eventos, ellos cayeron en pecado otra vez, pero esto no fue ahora el espritu de rivalidad que apareci. Antes, fue el espritu de temor. Esto no debe ser entendido significando que las manifestaciones anteriores del espritu de rivalidad no poda aparecer en ellos otra vez, porque esto haba sido enteramente posible. Pero, no habra sido la pecaminosidad misma, sino una reinfeccin de la clase misma de pecado. Para hacer este punto claro, sea dada consideraci6n a la limpieza por Cristo del leproso. Cuando el Salvador sano al pobre suficiente, ningn rastro de la enfermedad permaneci en l. Fue tan limpio de ella como si nunca hubiera estado enfermo. Es verdad que en este caso, "... la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evanglico" se cumpli en su vida. Pero, mientras es poco probable, esto no significa que l no poda llegar a ser un leproso otra vez. El estaba viviendo en un mundo contaminado con los grmenes de lepra que estaban continuamente buscando reinfectarlo con la enfermedad otra vez. Si hubieran tenido xito, como probablemente lo habran hecho si l perda su fe y abandonaba su obediencia, habra sido un leproso otra vez. El peligro estaba siempre presente, por cuya raz6n Cristo instruy a quienes sanaba que se fueran y no pecaran ms, para que no viniera sobre ellos una cosa peor. Si esto iba a suceder, no habra sido porque Cristo hubiera dejado parte de la antigua enfermedad all, porque su limpieza fue completa. En cambio, habra sido una reinfeccin. Lo mismo es verdad del problema espiritual. Cuando Cristo sana de la pecaminosidad, no descansa contento con una obra parcial, sino erradica todo rastro del mal para que el pecado no est ms all. Toda aparicin del mal idntico es una reinfecci6n, no el brotamiento del mal mismo de la fuente anterior. Nosotros podemos regocijarnos al ver que el tiempo vino cuando ellos fueron finalmente librados aun de la idea misma a la base de todo eso. Nunca los hallamos otra vez fracasando bajo esos problemas. Muchos estn aguardando que una gran obra sea hecha en el futuro la cual los librar del poder del pecado en la vida. Adoptar esto es la ms peligrosa posicin, porque semejante obra no ser hecha en el futuro, cuando la totalidad del poder de limpieza del Espritu est disponible justamente ahora. "El Seor quiere que los suyos sean sanos en la fe: que no ignoren la gran salvacin que les es tan abundantemente ofrecida. No han de mirar hacia adelante pensando que en algn tiempo futuro se har una gran obra a su favor, pues ahora es completa la obra" (Mensajes Selectos, tomo 1, pg. 462). As es que si t vienes al santuario y confiesas no solamente lo que has hecho sino lo que eres; entregando a Jess la vida misma de pecado con la que viniste para recibir de El la nueva vida completamente diferente, saldrs de ese santuario no con el carcter mismo con el que fuisteis. En esas reas donde la limpieza ha sido efectuada, sers una persona del todo diferente. En esas reas, eres una persona totalmente distinta y tan completamente opuesta, que la tentacin no hallar respuesta mientras por la fe permanezcas como el poseedor de ese bendito don. Aprenders por experiencia que la tentacin por fuera, la cual antes hallaba una respuesta muy rpida, ahora nada hallar. Aprenders por experiencia la verdad de esas maravillosas palabras de la Escritura. "Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropieza' (Salmo 119:165). Algunos imaginarn que esto significa que nosotros ahora somos libres de tentacin, y no podemos caer otra vez en pecado en esa cosa particular. No, esto no es verdad. Llvese en mente que eso fue a Eva en el jardn del Edn que no tena ninguna inclinacin al mal, ningn rasgo de

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pecaminosidad, ninguna lascivia, y el diablo trajo sus tentaciones con tal astucia y poder como para causarle su cada. Por lo tanto, aun cuando nosotros hayamos sido completamente limpiados de cierta inclinacin al mal, el diablo tiene todava maneras y medios para tentarnos y probarnos. Habr batallas para ser peleadas y conflictos para entrar no la lucha de uno buscando ganar la victoria sobre el diablo, sino de un esfuerzo por mantener la victoria que nos ha sido dada como un don desinteresado de Dios. Para entender mejor esto, un estudio detallado de las tentaciones de Jess es de gran valor, pero no tenemos el espacio en este libro para hacer eso. Por ahora, consideraremos lo que sucede cuando el hombre limpio regresa a sus ocupaciones comunes de la vida. Est dems decir, pero el diablo lo afrontar en el camino y buscar con toda su inicua astucia imponerle sus tentaciones as como lo ha hecho muchas veces en el pasado. Ahora la tentacin es un punto de eleccin en el cual l decidir si permanece con el Seor o si cambia de rumbo para estar con el diablo. Si sabemos con simple y viva fe que el Seor quebrant el poder del pecado al quitar la vida misma de pecado de nosotros, y que decisivamente nos alejamos del diablo y su tentacin, para hacer la cosa correcta, entonces l es forzado a huir de nosotros, y luego seguiremos nuestro camino regocijndonos con pleno gozo en la seguridad y el poder del Evangelio de Cristo Jess. Es obvio que un hijo de Dios que tiene luchas con su problema de pecado y, voluntaria y finalmente lo entrega, no va a hacer una simple decisi6n para colocarse al lado del diablo, ni necesita venir bajo su dominio una ves. "No es necesario que elijamos deliberadamente el servicio del reino de las tinieblas para pasar bajo su dominio. Basta que descuidemos de aliarnos con el reino de la luz. Si no cooperamos con los agentes celestiales, Satans se posesionar de nuestro coraz6n, y har de l su morada" (DTG:291). As que, si nosotros fallamos en hacer una definida y positiva decisi6n para el Seor en la hora de tentacin, realmente haremos una decisin para el diablo. La falta de hacer una decisi6n por lo correcto, es fallar en ejercer la voluntad de lo cual depende todo a este punto. El resultado ser que el gran poder de Dios que est en nosotros ser rehabilitado para obrar nuestra salvacin, y la carne estar libre para manifestarse a si misma en hechos malos. El pecado aparecer otra vez en la vida, por lo cual hay necesidad otra vez de hacer una confesin aceptable. Esto tiene que ser hecho de igual manera que antes porque la falta de hacer la decisi6n correcta ha dado al diablo la oportunidad de desarrollar la vida de un espritu malo en nosotros y esto debe ser limpio como antes. Al ser vencidos por el diablo no significa que hemos perdido nuestra vida eterna. Ella es retenida, a menos que deliberadamente rechacemos arrepentirnos cuando el pecado nos es mostrado. Es tambin importante entender que la aparicin del pecado en la vida de cristiano, no es prueba de que l no fue previamente perdonado y limpio de ese pecado. En ninguna manera. Nunca puede ser pensado que un cristiano no puede cometer pecado. Recurdese que fue el perfecto Lucifer en el cielo quien se llen de orgullo, y que fue la perfecta pareja en el Edn que asimismo cay en pecado. Entonces, cunto ms existe hoy el peligro real de que nosotros, con nuestra debilidad de poder fsico, mental y moral, podamos caer en tentacin. Ni tampoco significa que nosotros vamos a estar resbalando y cayendo, pecando y confesando todo el tiempo. Antes, t hallars que el diablo no tiene poder sobre ti, y en muchas cosas estars tan sellado contra ese pecado, que ciertamente no lo cometers otra vez. Y conocers que no hay necesidad de pecar, porque el poder del Evangelio es inmensurablemente ms grande que el poder del diablo. Para hacer clara la diferencia, en una forma prctica, entre confesin aceptable y una confesin que no es aceptable a Dios, sea hecha una comparacin entre las dos formas por las cuales un hombre puede venir delante de Dios El caso ya fue establecido de un hombre que hace una confesin aceptable. Tmese ahora el caso de un hombre que viene como la vasta mayora de la gente viene a Dios para el perdn. En la iglesia donde l es un miembro, se le ha predicado vez tras vez la necesidad de dejar de hacer lo malo, sin habrsele enseado que l hace lo malo debido a un problema bsico e interior, incluso una vida de

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mal. El sabe que hay malas acciones en su vida, y una conviccin real se posesiona en su corazn de que estas cosas son malas, y que necesita ser perdonado. As que, l viene al Seor, se postra en oracin y confiesa honestamente lo que ha estado haciendo, y reconociendo que eso es pecado, suplica al Seor para que lo perdone con la solicitud de que el Seor lo ayude para no cometerlo otra vez. Es visto en el instante que en toda esta confesin ninguna mencin fue hecha de lo que el problema real es. La concentracin entera fue hecha entorno a lo que l ha hecho, sin ningn reconocimiento al hecho de que el problema real es lo que l es. Mientras confiesa aquello que realiz odiosamente contra su hermano, no ha hay un espritu de odio dentro de l; no ha confesado al Seor que l realmente es un rencoroso por naturaleza, y por lo tanto un homicida. Si an no ha reconocido la existencia del problema real lo cual es esta vida en l, podra posiblemente entonces haberla ofrecido al Seor para que la quitara de l? Es evidente que esto es imposible. Si l no la ofreci al Seor para que la alejara de el, puede el Seor quitarla? Lo ms probable es que no, porque el Seor nunca quitar una cosa de nosotros por el hurto o por fuerza. Nosotros debemos saber lo que nuestro problema es, decidir si lo deseamos o no, y luego debemos realmente ofrecerlo al Seor antes de que lo tome de nosotros. Mientras es verdad en virtud de creacin y redencin que el Seor se aduea de nosotros, sin embargo, El no nos fuerza a someternos a su autoridad. Este hecho est ilustrado en su trato con Adn y Eva. Cuando Dios les dio dominio sobre el mundo, este dominio no era exclusivamente suyo sino era para ser mantenido sujeto a la autoridad suprema de Dios. Cuando ellos decidieron no reconocer la posesin de Dios sobre todas las cosas, El no los forz para que le obedecieran, sino que les permiti la libertad para actuar contrario a sus advertencias e instrucciones. Asimismo, Dios no nos forzar para que le demos nuestros pecados que son justamente suyos por redencin, sino que aguarda nuestra obediencia voluntaria a sus consejos y advertencias. La nica Persona que puede quitar el mal de nuestra vida es el Seor nuestra justicia. As que, si el camino no est abierto para El quitarlo, dnde permanecer ese pecado? A pesar del hecho de que el hombre ha hecho una confesin, ese pecado est todava en l como si nunca lo hubiera confesado. Est all, no porque l haya fallado en hacer una confesin, sino porque ha fallado en hacer una confesin aceptable. Si el pecado est todava en ese hombre, entonces l regresar de la confesin exactamente la misma persona como cuando sali a esa confesin. La misma vida mala est en l, de modo que cuando la tentacin venga, hallar solamente la reaccin misma ms fuerte, porque el pecado ha sido cometido antes. Cada vez que se comete pecado, vigoriza su poder en la vida, precisamente como un msculo se desarrolla ms fuerte cuando es ejercitado. De este modo, l cae en el pecado idntico otra vez, viene y se arrepiente, vuelve a cometer el pecado, y se arrepiente otra vez. En la naturaleza misma de la clase de confesin inadecuada que ha hecho, con el fracaso de llegar hasta la raz del problema, es la garanta de que su experiencia ser y no puede ser otra cosa que una de pecado y arrepentimiento, pecado y arrepentimiento vez tras vez, ao tras ao en el pecado mismo, hasta que l finalmente aprende el poder de la confesi6n aceptable. El resultado final del fracaso de confesiones es la degeneracin en una religin que no es ms que una forma sin vida. El pobre pecador viene y acepta la idea de que la vida cristiana es una de derrota constante de lo cual no puede esperar ninguna liberacin en esta vida. Peor que todo es su creencia, como se le ense por sus maestros, de que es perdonado y tiene la seguridad del reino, cuando en hecho, ni es perdonado ni est listo para el reino. Ha sido demostrado que esta clase de confesin no produce limpieza y por lo tanto tampoco produce perdn. Es ms importante ver que este tipo de confesin no es aceptable al Seor porque El simplemente decretara ser esa la manera, sino porque, en la naturaleza misma del caso, la forma en la cual el hombre ha hecho su confesin, hace imposible al Seor hacer lo que necesita ser hecho.

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En el comienzo de este estudio fue establecido que en la naturaleza misma de las cosas el Seor no se atreve a perdonar a una persona si al mismo tiempo no puede limpiarla. Valdra la pena ver a este punto el porqu. Considrese el caso de un hombre que ha dedicado todo el tiempo de su vida confesndose como ya fue bosquejado, sin ser tal la confesin en cuanto a quitar de l, la pecaminosidad real en s misma. Este hombre cree que su pecado ha sido perdonado, y si esto es as, entonces ciertamente no est bajo condenacin por ese pecado, y no puede ser castigado por l. As que tenemos la situacin donde el hombre ha sido perdonado, mientras que al mismo tiempo tiene todava en l el pecado real por el que ha sido perdonado. Entonces viene al gran da del juicio, los libros son abiertos, y el Seor ve que hay todava pecado en este hombre. Es pecado conocido porque l lo ha confesado vez tras vez, pero a causa de la confesin no haber incluido la pecaminosidad en s mismo, ella ha permanecido en l. Y siendo que el santuario est cerrado cuando el da del juicio llega, no hay manera ahora por la cual el pecado puede ser quitado de este hombre. Por lo tanto, debe permanecer con l para siempre, de modo que por doquiera que va, el pecado debe ir tambin. Si l es llevado al cielo, el pecado tiene que entrar con l all. Nada ms es posible. El Seor no puede admitir el pecado de regreso en el cielo. Por lo tanto, El no puede admitir a este hombre en el cielo bajo ninguna circunstancia. Pero si el Seor hubiera dado a este hombre un perdn por los pecados, se habra hallado en una increble dificultad. Habiendo otorgado el perdn por los pecados, el Seor no podra legal y justamente mantener al hombre fuera del cielo, mientras que por otra parte, seria completamente injusto para el resto del universo si admitiera a ese hombre con sus pecados. Recurdese que aqu es dada consideracin al hombre que haba confesado lo que haba hecho, crea que haba sido perdonado sin su experiencia de la limpieza la cual habra sido el resultado de haber confesado tambin lo que l es. Nosotros estamos buscando entender el dilema de la posicin de Dios si debiera otorgar perdn cuando el hombre no haba sido limpiado. Necesitamos ver que eso habra sido una situacin imposible para la cual no habra ninguna solucin. El Seor es demasiado sabio para permitir que tal cosa se desarrolle. Sin embargo, si el Seor es cuidadoso de no otorgar un perdn hasta que la persona tenga tambin la limpieza de la pecaminosidad interior, entonces no hay ningn problema. El gran da del juicio viene y los libros son abiertos. Estos libros revelan que el individuo en examen ha suplicado y recibido el perdn del pecado y su limpieza real. De este modo, no hay pecado con el que tiene que ir por dondequiera l va, de manera que, est perfectamente seguro y preparado para ser llevado al cielo. El Seor debe llevarlo al cielo porque le ha perdonado sus pecados, y puede llevarlo porque el pecado no est ms en l. Entonces, un entender de los problemas asociados con el perdn sin la limpieza, claramente mostrar que es imposible para Dios perdonar sin limpiar, que no tendra ningn sentido hacerlo, y que se colocara a si mismo en una posicin para la cual no habra ninguna solucin. De igual manera, el estudio muestra por qu la lluvia tarda no ha venido todava sobre la iglesia que la espera. La lluvia tarda viene como resultado de la plenitud del Espritu obrando en la vida. Pero, antes que el Espritu Santo puede obrar por medio de la persona, El debe primero que todo obrar en la persona y luego morar en ella. El primer trabajo del Espritu es obrar en la persona por fuera como un convencedor del pecado. Unicamente cuando esto es hecho hasta el punto de que la persona hace una verdadera confesin aceptable, puede el Espritu morar en ella. Cuando el Espritu mora en la persona por primera vez, es el primer henchimiento del Espritu cuando llena el vaci hecho por la limpieza de la vida pecaminosa la cual estaba all antes. A medida que el tiempo transcurre, el Espritu entra al individuo ms y ms mientras la obra de limpieza contina ms profunda todava. Solamente en quienes el Espritu mora, pueden ser usados por el Espritu para dar un testimonio por el Evangelio. En la revelacin de este testimonio, el Espritu Santo fluye por medio de individuo, y

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este es el aspecto del ministerio del Espritu que es ms comnmente enseado como siendo el henchimiento del Espritu. Pero, la nueva vida en el alma es el henchimiento bsico del Espritu, mientras lo otro es efusin. El derramamiento de la lluvia tarda es la plenitud del henchimiento que hace posible la efusin consecuente. Pero esa plenitud no viene a menos que haya habido una sucesin de henchimientos previos a ste. Pero si la persona nunca ha tenido el primer henchimiento, cmo puede tener la plenitud de l? Y si nunca ha aprendido la confesin aceptable, entonces cmo puede tener aun ese primer henchimiento? En 1888, el Seor por medio de sus siervos Waggoner y Jones ofreci a la iglesia el camino de la confesin aceptable, pero ellos no la quisieron tener, y por aos han anhelado la lluvia tarda, cuando no tienen el mensaje que les hubiera trado aun las primeras limpiezas. Esto siendo as, ellos ciertamente no pudieron recibir la plenitud del Espritu en la lluvia tarda. Pero cuando haya un pueblo sobre esta tierra que ha aprendido la confesi6n aceptable y, conociendo eso, marche de victoria de limpieza en victoria de limpieza, entonces la lluvia tarda vendr en buen tiempo y la obra por fin ser terminada. Entonces reiteremos la grande y solemne verdad que si la confesin implica cualquier otra cosa menos que un conocimiento de eso, y una entrega de lo que hemos hecho y lo que somos, y un simple recibimiento por fe de los atributos vivientes de la justicia de Cristo en el vaco de este modo hecho, entonces no tenemos ningn tesoro; no tenemos salvacin; ni aun tenemos el perdn del pecado. Leyendo de Palabras de Vida del Gran Maestro, pg. 84, leemos estas palabras: "El que no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios (Juan 3:3). Puede conjeturar e imaginar, pero sin el ojo de la fe no puede ver el tesoro. Cristo dio su vida para asegurarnos este inestimable tesoro; pero sin la regeneracin por medio de la fe en su sangre, no hay remisin de pecados, ni tesoro alguno para el alma que perece". Esta declaracin repite claramente el mensaje de 1 Juan 1:9 que con claridad ensea que sin limpieza no puede haber perdn. Por consiguiente, Juan 3:3 dice que sin regeneracin que no es ms que el recibimiento de la nueva vida en lugar de la antigua, entonces no hay remisin de pecado; ni tesoro para el alma que perece. Todo Esto a la Luz del Juicio El significado real y la seriedad de esto llega a ser muy aparente cuando nosotros lo consideramos a la luz del juicio venidero. En 1 Timoteo 5:24, Pablo dice esto, "Los pecados de algunos hombres, antes que vengan ellos a juicio, son manifiestos; mas a otros les vienen despus". En El Conflicto de los Siglos, pg. 470, se nos dice que todo el propsito del servicio del santuario es la remisin del pecado. "La remisin, o sea el acto de quitar los pecados, es la obra que debe realizarse", y nosotros necesitamos considerar el hecho de que la erradicacin del pecado es la separacin primeramente del templo del alma del individuo. Y la separacin del pecado no es solo la culpa de el, sino el pecado en si mismo, porque el simple perdn de un hombre nada logra. Un hombre que es perdonado y dejado sin limpieza, si eso fuera posible, seria exactamente un pecador como antes. Un espino, aun cuando sea perdonado por producir espinas y rasgar nuestro vestidos, seria todava un espino, y sera todava un espino mientras continuara existiendo. Mientras quitar el pecado es primeramente su extirpacin del templo del alma, nosotros hemos de entender que la remisin o quitar los pecados no es completado hasta que finalmente sea destruido con Satans su originador en el fuego de eterna destruccin. Por lo tanto, indica que remisin del pecado comprende tres pasos. Primeramente el pecado se mueve desde el individuo al santuario; segundo, del santuario a Azazel, y finalmente de Azazel a la tierra inhabitada y al fuego de eterna destruccin. Es necesario aqu hacer claro lo que es justamente la purificacin del santuario. Esto lo haremos brevemente. En El Conflicto de los Siglos, pg. 470 la pregunta es formulada, "Qu es la purificacin del santuario?" Entonces la respuesta es dada. Primero que todo se discute la forma en la cual el pecado

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es transferido del individuo al santuario, como ya notamos en la primera parte de este estudio. Luego, habiendo descrito la transaccin da tras da, por lo cual el pecado es quitado del creyente y puesto en el santuario, leemos estas palabras en la pgina 471: "Tal era la obra que se llevaba a cabo da tras da durante todo el ao. Los pecados de Israel eran as transferidos al santuario, y se hacia necesario un servicio especial para eliminarlos". Ntese muy cuidadosamente que la purificacin del santuario, llamado la expiacin final, es la aniquilacin del pecado, que significa la separacin del pecado real que ha sido puesto en el santuario durante el servicio del ao. Quizs en ninguna otra parte est mejor descrito que en el libro El Camino Consagrado a la Perfeccin Cristiana, por Alonzo T. Jones en la pg. 72. Ntese todo lo que este autor dice en su definicin de lo que la limpieza del santuario es. "La purificacin del santuario, con respecto al santuario mismo, era la limpieza y separacin de todas las prevaricaciones del pueblo, que por el servicio de los sacerdotes haban sido llevadas al santuario durante el servicio del ao". Esta declaracin no niega que habr desaparecimiento de registros de los libros del cielo. Habr tales cosas, porque nombres sern quitados del libro de la vida y escritos en el libro de la muerte. Tales desapariciones son realmente las transferencias de un registro a otro. Estas palabras de A.T. Jones sern entendidas sin ninguna confusin si es reconocido que el tema es el borramiento o remocin de pecados. Esa obra no tiene nada que ver con los registros, porque es la obra de erradicacin del pecado real, no borrar los registros de esos pecados. Los pecados mismos no pueden ser colocados en los libros. Los registros de ellos pueden y estn all. Los pecados mismos eran puestos en el santuario por el servicio de los sacerdotes, no por los ngeles escribanos, y por el servicio de los sacerdotes eran llevados y puestos sobre el macho cabro. As es tambin en el gran antitipo del servicio de nuestro gran Sumo Sacerdote en el santuario celestial. Un momento de consideracin revelar que el pecado en s mismo es una entidad completamente distinta de los registros de los libros de cuentas. Ntese estas diferencias. En vista e que los Pecados del individuo venan al santuario slo despus de su confesin, el escrito es hecho en los libros de registro en el momento mismo que el individuo peca, sea que se confiese o no. De este modo es que algunos de los ms grandes pecadores del mundo tales como Nern, ciertamente tiene en los libros de registro una lista completa de las obras malas de su vida, pero no tiene ningn pecado en el santuario. Segundo, en vista de que el trabajo de llevar los registros en los libros, es la del ngel escribano, el trabajo de transferir el pecado es el trabajo de los sacerdotes. Por lo tanto, los libros de registro tienen administracin celestial, y tienen un fiel registro de lo que sucede en la vida del individuo al cometer el pecado, y tambin en la vida del individuo al ser limpio de ese pecado. Pero, los registros no constituyen la limpieza de ese pecado en s mismo. Mientras que en la expiacin final esos libros sern ordenados para registrar el hecho de que el pecado ha sido quitado del santuario, la ordenacin no es la desaparicin o erradicacin del pecado en s mismo. No puede ser, porque como hemos ledo en El Conflicto de los Siglos y de A. T. Jones, la aniquilacin del pecado es el quitamiento del pecado del santuario que habla sido puesto all por la confesin del pueblo y por el servicio de los sacerdotes no por las manos de los ngeles escribanos. Ntese otra vez estas palabras de El Conflicto de los Siglos, pg. 474. "As como en la antigedad los pecados del pueblo eran puestos por fe sobre la vctima ofrecida, y por la sangre de sta se transferan figurativamente al santuario terrenal, as tambin, en el nuevo pacto, los pecados de los que se arrepienten son puestos por fe sobre Cristo, y transferidos, de hecho, al santuario celestial. Y as como la purificacin tpica de lo terrenal se efectuaba quitando los pecados con los cuales habla sido contaminado, as tambin la purificaci6n real de lo celestial debe efectuarse quitando o pecados registra os en e cielo". Ahora ntese que las palabras "quitando" y "borrando" son sinnimas, o como A,T. Jones escribe en El Camino Consagrado a la Perfeccin Cristiana, "La purificacin del santuario, con respecto al santuario mismo, era la limpieza y separacin de todas las prevaricaciones del pueblo, que por el servicio de los sacerdotes haban sido llevadas al santuario durante el servicio del ".

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Los trminos "borrar" y "purificacin del santuario, son sinnimos y en el Espritu de Profeca y A. T. Jones, las palabras "quitar" o "erradicar" y "extirpar" son las palabras usadas para describir lo que significa purificar el santuario celestial del pecado. Entonces indica que los nicos pecados que sern quitados del santuario y puestos sobre Azazel son los pecados que han sido enviados con anticipacin por el individuo al juicio, porque en ninguna parte de la Palabra de Dios o en el servicio tpico del santuario se halla indicacin de que los pecados, no importa cules, son quitados directamente de una persona y colocados sobre el macho cabro. El tiene que ser enviado con anticipacin y puesto primero en el santuario mismo para esperar el juicio cuando la gran decisin sea hecha en cuanto a lo que se convertir ese pecado finalmente. Cuando el juicio se inicie, la gran pregunta es esta qu habr de ser hecho con la acumulacin de pecado y contaminacin en el santuario? All permanecen dos alternativas. Una es devolver y colocar los pecados sobre la cabeza del individuo por causa de su infidelidad, y la otra es colocarlos sobre Azazel, que debe sufrir la pena final en completa destruccin. Para determinar esta decisin, los libros de registros sern abiertos y examinados, y todos los que han profesado el nombre de Cristo se acercarn para ser revisados por un examen y veredicto finales. Si se halla que el creyente ha enviado todos sus pecados conocidos al santuario antes de comenzar el juicio, entonces el veredicto es que su pecado ser puesto sobre el macho cabro, y es contado como digno de vida eterna. En el caso de los que han sido infieles, que permanece todava en ellos pecados conocidos, entonces, todos los pecados que ellos pudieran haber enviado con anticipacin al juicio son colocados devuelta sobre sus propias cabezas. Vase Mateo 18:23-34 donde Cristo ensea que un hombre puede ser perdonado y ms tarde recibir de regreso sus pecados. Examnese la situacin as como sera con una persona que no ha aprendido lo que la verdadera confesi6n realmente es. El es un hijo profeso de Dios. El ha llevado el nombre de Jess. Fielmente vive todas las demandas y ceremonias exteriores de la ley. El descansa el da sbado, paga fielmente sus diezmos, va constantemente a la iglesia semana tras semana, y mantiene el cargo de iglesia, etc. Pero, l peca. El sabe que ha hecho la cosa mala. As le dice la conciencia, y se aborrece a s mismo por haberla hecho. Con verdadera penitencia y tristeza de corazn viene y dobla sus rodillas para pedir perdn delante de Dios por esa cosa mala, y promete fielmente a Dios que no la volver a hacer, y le suplica que lo ayude por su gracia para ser un vencedor sobre esa cosa. Es aqu donde l comete el terrible error de no ver que pedir perdn de lo que ha hecho sin renunciar a lo que l es, es intil y no le produce ninguna limpieza del pecado. El ha fallado en ver que Dios nunca puede responder la oracin, "Seor aydame para hacer lo que es correcta" porque eso que es parte de l, lo cual es el problema, nunca puede hacer lo que es justo debido a su naturaleza misma. Al contrario, su oracin deba ser, "Seor, yo reconozco que este espritu que est en m, este fuerte deseo por eso que es malo, es la raz del problema y eso tiene que ser quitado de m. Te lo entrego Seor! Yo no lo quiero. Tmalo, a fin de que pueda recibir sucesivamente la nueva vida, y de este modo vivir en obediencia a todos los mandamientos". Por falta de ver y entender eso, l falla en hacer una confesin la cual es verdaderamente aceptable a Dios, y regresa a su trabajo completamente satisfecho de que ha sido perdonado, pero el pecado mismo que debi6 llevar al santuario para ser libre de l, lo trae de regreso consigo otra vez. Por lo tanto, en vez de estar en el santuario antes del juicio, el pecado esta todava en l. Eso significa que toda intencin y propsito del santuario - que es la remisin o erradicacin del pecado - aun no ha comenzado para l. Tampoco ha comenzado su preparacin para el juicio. Con todo es un hecho que muchos del pueblo profeso de Dios se acercan precisamente de esta manera al santuario, creyendo plenamente que sus pecados son perdonados, y que ellos estn siendo preparados para el advenimiento del Seor. Oh!, pueda ser que los tales despierten antes de que sea demasiado tarde. No es de admirarse que la pluma inspirada escribiera con alarma, "... es un terrible hecho que muchos se apoyan en una falsa esperanza" (Testimonies, tomo 1, pg. 188).

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Puede ser que por el poder absoluto de voluntad, el hombre nunca cometa el acto de ese pecado otra vez. 0 puede ser que la posicin que ahora tiene le cierra la oportunidad de hacer ciertas cosas malas. Pero, esa cesacin del acto de pecado bajo la situacin donde la vida de ese pecado est todava en el hombre no lo salvar en el juicio. No puede ser, por la simple razn de que el juicio se ocupa en asegurar que el pecado nunca entrar otra vez. Por esta razn el juicio es un examen del carcter, es decir, de lo que nosotros somos. "Como el fuego revela la diferencia entre el oro, plata, y piedras preciosas, y madera, paja y rastrojo, as el da del juicio probar caracteres, mostrando la diferencia entre caracteres moldeados conforme a la semejanza de Cristo, y caracteres moldeados conforme a la semejanza del corazn egosta" (The Review and Herald, 11 de Diciembre de 1900). As que, en el juicio la gran pregunta ser, "Dnde est el pecado? Si en el examen es hallado que hay todava pecado en el individuo, entonces en la naturaleza misma de la situacin es imposible para esa persona entrar en el cielo. Un momento de reflexin comprobar esto. Una vez abierto el juicio sobre el caso de cualquier individuo, entonces el nico medio por el cual el pecado puede ser quitado del individuo y colocado en el santuario ya no est ms disponible. Todas las puertas estn cerradas para l. Por lo tanto, cualquier pecado que est todava en l, tendr que permanecer como una parte de l para siempre. Por doquiera que el va, ese pecado tambin, porque no solo es una parte de l, sino es tanto una parte de l, que el pecado es l mismo. Nosotros sabemos que ningn pecado puede entrar en el cielo, por lo tanto, tampoco el pecador. Dios es dejado sin ningn recurso ms que dejar todo sobre su cabeza, y pronunciar sobre l el triste lamento, "y el que es sucio, ensciese todava". Hoy, Dios est trabajando con los ngeles, el Espritu Santo y su Hijo para sacar y preparar a un pueblo para permanecer en el juicio. Por muchos aos este trabajo ha continuado, y vez tras vez la pregunta surge en la mente de las almas honestas en cuanto a por qu el juicio ha estado demorando y demorando y demorando. Ciertamente no ha sido falta de arduos esfuerzos por parte de un gran nmero de personas por guardar irreprensiblemente cada detalle de la ley. Hay personas en el mundo hoy que estn estudiando esa ley con cuidado esmerado, y todo lo que uno tiene que hacer es mostrarles un nuevo requerimiento, y lo harn, aun si los priva de la vida. Todo esto es muy recomendable. La ley debe ser observada en su ms mnimo y perfecto detalle. Pero amenos que nosotros entendamos el hecho de que la pecaminosidad ha de ser erradicada de la naturaleza misma del hombre; amenos que entendamos las simples condiciones de la verdadera confesin aceptable para que Dios pueda poner en el vaco una nueva vida en lugar de la vieja, entonces la pecaminosidad estar todava en nosotros y todas nuestras buenas obras no sern de ms valor para nosotros ms de lo que fueron para los judos en los das de Cristo. Cuando el juicio se inicie y las decisiones eternas sean hechas y digamos, "Seor, Seor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" La respuesta vendr "Nunca os conoc; apartaos de mi, obradores de maldad" (Mateo 7:22-23). Hoy, como nunca antes debemos aprender una experiencia viva, prctica y efectiva del poder de la confesi6n aceptable. La promesa est aqu, "Si confesamos nuestros pecados, l es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad", y no hay nada ms seguro de que si hacemos verdadera confesin, El, cierta y plenamente nos perdonar y nos limpiar totalmente de toda maldad. La promesa es de que nos limpiar de todo maldad, y eso es justamente lo que quiere decir. Fuera posible, si el espacio permitiera, relatar historia tras historia de las experiencias de personas en esta generacin, que, habiendo aprendido el conmovedor y simple secreto de la confesin aceptable, la pusieron por obra y vieron un trabajo de ella en sus vidas. Una buena hermana en cuya vida estaba el poderoso atributo de un fuerte sentido de justicia, hall que estaba enojada y ofendida debido a la forma en la cual ciertas personas estaban tratando a su esposo y a ella misma. Ella expresaba sus sentimientos no en trminos inciertos cuando los frescos incidentes venan a inspeccin. Se senta completamente convencida acerca de la aparicin de sus

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sentimientos y sus expresiones, y de tiempo en tiempo confesaba estas cosas y peda a Dios que le diera la victoria sobre ellas. Pero para su sorpresa, siempre que un nuevo accidente ocurra, los mismos viejos sentimientos surgan. Entonces vino a ella la simple verdad de la confesin aceptable y fue a Dios en una nueva manera. Aferrndose a la promesa, ella confes no solamente lo que haba hecho sino lo que ella era, y rog a Dios que quitar para siempre de ella esas reacciones y sentimientos. Todo esto ella lo hizo en simple confianza, y sala por su camino creyendo sosegadamente que lo que Dios habla prometido lo habla hecho, porque esta es la victoria de la fe, como est escrito, "Si crees la promesa si crees que ests perdonado y limpiado Dios convierte su promesa en una realidad: t eres sanado, lo mismo que el paraltico, al que Cristo dio potencia para andar cuando el hombre crey que haba sido sanado. As es si as lo crees" (El Camino a Cristo, pg. 94). El tiempo pasaba, y luego un da una situacin surgi otra vez en la cual las mismas persona trataron a su esposo ms injusta y ms severamente en este incidente que en todos los otros incidentes. Ciertamente fue una experiencia de sorpresa, pero no hubo ninguna reaccin, y en su agradecimiento y gratitud hacia Dios ella reconoci que en vista de que anteriormente ella siempre se habla levantado en ira con sentimientos de venganza, en esta ocasin nada ms hubo que un gran sentido de piedad y compasin por las almas que hablan tratado injustamente a su semejante. Pudiramos tambin contar la historia de una cierta persona que se haba convertido con relacin a cierta indulgencia de apetito. Por supuesto, hasta donde el apetito concierne, Dios no erradicar de nuestra naturaleza el deseo natural de comer, porque esa es una parte legitima de la naturaleza humana. Nosotros estamos hablando no de la limpieza de la carne, sino de la limpieza del alma. Una distincin muy clara tiene que ser extrada entre el espritu morando en la carne, y la carne en si misma. Ahora este hermano particular, habiendo llegado a estar convencido acerca de este pecado, decidi quitarlo y no participar ms de l. Desde ese da en adelante, l nunca lo volvi hacer. Pero siempre que iba al supermercado y pasaba al estante donde este alimento estaba, hallaba que su boca se llenaba de saliva vez tras vez por este alimento particular. Sin embargo, este hombre tena una experiencia real en las cosas de la justicia, y haba ganado la victoria sobre muchas otras cosas, pero, deba aprender todava ms especficamente la confesin aceptable. Un da l se sent y escuch un predicador dar este estudio particular en el cual la naturaleza de la confesin aceptable fue trazada, y se dio cuenta de que aunque no haba hecho ms esa cosa y no pensaba o intentaba cometer la cosa misma otra vez, el pecado estaba todava en l. La tendencia al pecado, la reaccin hacia l, el deseo de l, en otras palabras, esa parte de su vida en l que era una reaccin pecaminosa a esa cosa, estaba todava all. En consternacin se vio a s mismo de pie en el juicio, y como la ley contemplara ese pecado, sera hallado no en el santuario sino todava en l, cuando era demasiado tarde para enviarlo con anticipacin al juicio. As, ahora con esperanza y alegra en su corazn, l se dirigi al santuario y all suplic a Dios que quitara esa cosa de su vida, la borrara de su naturaleza y la colocara en el santuario antes del juicio. Entonces tenia un conmovedor testimonio para decir que cada vez que pasaba por ese mostrador en el supermercado, ninguna reaccin habla, su boca no fue ms ensalivada, y ningn deseo ms que un maravilloso sentido de limpieza, victoria y separacin de esa cosa. Con todo, l sabe que la obra slo ha comenzado, que en lo profundo de su vida se hallan escondidos todava manantiales de mal, que a su turno necesitan ser tratados de acuerdo con las ms aceptables confesiones. El Evangelio es el poder de Dios para salvacin del pecado, y para los que comprenden por simple fe el poder de Dios para salvar, se cumple la totalidad del plan evanglico. Ellos han dado pasos de ventaja hacia el cielo, sus pecados han ido con anticipacin al juicio, y si ellos continan en este camino, ciertamente pasarn el juicio y les ser dado un lugar en el cielo. pecado, y para los que comprenden por simple fe el poder de Dios para salvar, se cumple la totalidad del plan envanglico. Ellos han dado pasos de ventaja hacia el cielo, sus pecados han ido con

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anticipacin al juicio, y si ellos continan en este camino, ciertamente pasarn el juicio y les ser dado un lugar en el cielo.

Sumario
La promesa de Dios es que si t haces una cosa y confiesas tus pecados, El har dos cosas, perdona y limpia. Esto significa que, hasta que la confesin sea hecha, ninguna puede hacer, pero cuando es hecha, El har ambas cosas. As que, si t no has sido limpiado, entonces sabrs que tampoco has sido perdonado, y que t confesin no ha sido aceptable a Dios. Los principios de la confesin aceptable tiene una aplicacin en la obra del reavivamiento y reforma. El primer paso en el proceso es la revelacin a ti de los pecados no conocidos. Esta es la obra del Espritu Santo que te revela a su debido tiempo que el problema real, hasta ahora desconocido, es lo que t eres, no lo que t haces. Es muy esencial que esto sea visto y entendido. Lo siguiente que has de saber sin sombra de duda o incertidumbre es que la plena y completa provisin para el perdn y limpieza de toda pecaminosidad en s misma, est a tu disposicin en el servicio del santuario. T debes tener la fe para creer que el Seor quitar el espritu malo dentro de ti, y al mismo tiempo te dar enteramente un nuevo espritu. Entonces debes venir al santuario como lo haca el antiguo israelita. All debes confesar no slo lo que has hecho, sino tambin lo que t eres. No solamente t confiesas el pecado, sino que lo entregas para que el Seor lo tome, y creer que El literalmente lo recibe. Tu debes renunciar a ese pecado con la ms plena voluntad. Si te aferras al pecado en lo ms mnimo, el Seor no puede y no lo quitar de ti. Si hallas indisposicin para entregarlo, entonces pidas al Seor que te de un corazn voluntario para que puedas odiar ese pecado. Habiendo renunciado a la antigua vida y espritu de pecado, luego debes pedir y recibir en el vaco una vida nueva en lugar de la antigua, dando gracias a Dios al hacer esto, no que recibirs el don, sino que lo has recibido. Sal por tu camino sabiendo que ya no eres ms la persona en cuanto a esa cosa concierne, a la que fuiste cuando viniste a hacer esa confesin. Lo antiguo ha pasado y lo nuevo est verdaderamente en su lugar. Ten un propsito establecido en tu mente que has terminado con ese pecado, a fin de que cuando el diablo te confronte con sus tentaciones, puedas negarte aun a abrigar cualquier pensamiento de rendicin. Conserva la nueva vida vigorosa y apta por el alimento constante de la Palabra de Dios y vela en oraci6n. Finalmente, si el diablo te motiva a caer bajo su poder engaador, no te desanimes. Ve al instante para ser perdonado y limpio, y contines adelante en tu marcha hacia el cielo. Recuerda que todo pecado debe ir con anticipacin al juicio, y por lo tanto, debe estar en el santuario y no en ti cuando la investigacin final sea hecha.

Apndice
Nosotros aprendimos la leccin con relacin a la confesin aceptable por un estudio de servicio diario en el santuario terrenal, como se efectuaba en el atrio en el altar de los sacrificios. Siendo que el altar del sacrificio es una tipo de la cruz, entonces, al estudiar cmo venir al altar, nosotros aprenderemos cmo venir a Cristo al pie de la cruz. Pero, no debe ser interpretado que este escritor comprende o ensea que Cristo hoy ministra este servicio para nosotros desde el lugar santo en el santuario celestial. Ensear tal cosa sera quitar los

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pilares y fundamentos bsicos del gran mensaje adventista el mensaje del tercer ngel, lo cual trae a la luz la obra de Cristo en el lugar santsimo en el santuario del cielo. Es cierto que en 1844, Cristo termin su obra en el lugar santo del santuario celestial, despus del cual El inici su obra en el lugar santsimo. Y El no dejar el ministerio en el lugar santsimo hasta que el matrimonio sea consumado y la obra terminada. La declaracin siguiente explica esto: "En el servicio del santuario terrenal que, como ya lo vimos, es una figura del servicio que se efecta en el santuario celestial, cuando el sumo sacerdote entraba el da de la expiacin en el lugar santsimo terminaba el servicio del primer departamento. Dios mand: 'No ha de haber hombre alguno en el Tabernculo de Reunin cuando l entrare para hacer expiacin dentro del Santuario, hasta que salga' (Levtico 16:17, V.M.). As que cuando Cristo entr en el lugar santsimo para consumar la obra final de la expiacin, ces su ministerio en el primer departamento. Pero cuando termin el servicio que se realizaba en el primer departamento, se inicio el ministerio en el segundo departamento. Cuando en el servicio tpico el sumo sacerdote sala del lugar santo el da de la expiaci6n, se presentaba ante Dios, para ofrecer la sangre de la vctima ofrecida por el pecado de todos los israelitas que se arrepentan verdaderamente. As tambin Cristo s6lo habla terminado una parte de su obra como intercesor nuestro para empezar otra, y sigue an ofreciendo su sangre ante el Padre en favor de los pecadores " (El Conflicto de los Siglos:481). Esta cita claramente testifica que desde el lugar santsimo Jess contina el servicio que previamente llevaba a cabo en el lugar santo. Ese hecho proporciona los medios para la transferencia de nuestros pecados al santuario. Esto no est en conflicto con el tipo, porque si volvemos a Nmeros 29, hallamos all que el Seor hace claro la totalidad del servicio diario como se ofreca en ese da, el da de la expiacin. Antes que nosotros leamos estos versculos, Nmeros 29:7-11, hagamos una distincin la cual parece que no ha sido clara en la mente de muchos. La distincin es esta: El servicio real del gran da de la expiacin, no ocupaba todo ese da sino slo una pequea porcin de l, hacia el final del da. Y aun en ese da, hasta el momento que el servicio real comenzaba para todos los vivos en Israel, ellos podan tomar plena ventaja de los servicios diarios que eran ofrecidos como de costumbre en ese da. Leamos el relato de los servicios diarios en Nmeros 29:7-11. "Y en el diez de este mes sptimo tendris santa. convocacin, y afligiris vuestras almas: ninguna obra haris: "Y ofreceris en holocausto a Jehov por olor de suavidad, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un ao; sin defecto los tomaris. "Y sus presentes, flor de harina amasada con aceite, tres dcimas con cada becerro, dos dcimas con cada carnero. "Y con cada uno de los siete corderos, una dcima; "Un macho cabro por expiacin: adems de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del holocausto continuo, y de sus presentes, y de sus libaciones". As como los servicios acostumbrados por el pecado estaban disponibles en el da de la expiacin en los tiempos de Israel, as tambin durante el da antitpico de la expiacin los servicios diarios estn disponibles justamente hasta el comienzo del juicio de los vivos. Pero hoy el antitpico Sumo Sacerdote, Jess, no realiza los servicios diarios desde el lugar santo. El hace esto desde el lugar santsimo. Hay una gran verdad espiritual que hemos de aprender de los servicios del santuario terrenal. Mientras los israelitas eran siempre diligentes en sacar el pecado de sus vidas, ellos eran inducidos a ser especialmente fervientes a cerca de esto durante el da de la expiacin. En ese da ellos eran inducidos a afligir sus almas. "Empero a los diez de este mes sptimo ser el da de las expiaciones: tendris santa convocacin, y afligiris vuestras almas, y ofreceris ofrenda encendida a Jehov. "Ninguna obra haris en este mismo da; porque es da de expiaciones, para reconciliamos delante de Jehov vuestro Dios.

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"Porque toda persona que no se afligiere en este mismo da, ser cortada de sus pueblos" (Levtico 23:27-29). Desde 1844 nosotros hemos estado viviendo en la reproduccin de este evento del Antiguo Testamento. Estamos ahora en el antitpico da de la expiacin. La abundante luz que ha estado brillando sobre el pueblo de Dios desde que Cristo entr en el lugar santsimo en el cielo, pone a ese pueblo en una condicin de gran responsabilidad. Y si como se dice que no estamos suficiente conscientes de nuestra responsabilidad en este respecto, se nos ha dicho directamente que debemos afligir nuestras almas delante del Seor y hacer serio arrepentimiento de todo pecado. Autor: F. T. Wright Otros libros disponibles en Botschaft fr unsere Zeit son los siguientes: El Camino Consagrado a la Perfeccin e Individualidad en Religin de A. T. Jones De la Esclavitud a la Libertad, Los Vivos y los Muertos, Los Tres Templos, Reposo del Sbado de Dios, Ved Aqu al Dios Vuestro y Salvacin del Nio de F. T. Wright Estos libros estn tambin disponibles en otras lenguas: ingls, alemn, francs y portugus. EME, Casilla 70, Longav, Chile

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