Dolo Eventual en Accidentes de Tránsito: Reflexión Sobre El Caso Colombiano
Dolo Eventual en Accidentes de Tránsito: Reflexión Sobre El Caso Colombiano
Dolo Eventual en Accidentes de Tránsito: Reflexión Sobre El Caso Colombiano
Resumen
El presente artculo tiene la finalidad de analizar la sentencia proferida por la Corte Suprema de Justicia de Colombia, Sala Penal, respecto al caso del ciudadano Rodolfo Sebastin Snchez Rincn piloto de aeronaves, a partir de las disertaciones de Habermas sobre la administracin de justicia y los presupuestos jurdico penales sobre el dolo eventual.
Palabras clave
Injusto penal, adecuacin tpica, dolo eventual, in dubio pro reo, principio de legalidad.
Abstract
This article has the purpose of analyzing the sentence pronounced by the Supreme Court of Justice of Colombia, Criminal Division, with respect to the case of the citizen Rodolfo Sebastian Snchez Rincn aircraft pilot, from Habermass dissertations on the administration of justice and criminal legal budgets on the eventual deceit.
Key words
Unjust penal, typical adequacy, eventual deceit, in dubio pro reo, principle of legality.
Fecha de recepcin del artculo: 26 de Marzo de 2011. Fecha de aprobacin del artculo: 8 de Mayo de 2011. * Artculo de reflexin realizado en el marco de la lnea de investigacin El Derecho Penal como Garanta Judicial al Derecho a la Libertad que pertenece al Grupo de Investigacin en Derecho Penal, Criminologa y Poltica Criminal Cesar Bkria registro Colciencias COL0061256 (Categora C). Proyecto de investigacin terminado, financiado por la Universidad Autnoma de Colombia. ** Abogado, Universidad Nacional de Colombia. Magster en Derecho Penal, Universidad Libre. Mster en Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia en Iberoamrica, Universidad de Alcal. Profesor adjunto del rea de Derecho Penal, Universidad Autnoma de Colombia. Profesor asistente, Universidad Libre. Bogot (Colombia) No. 34 Enero - Junio de 2011
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Introduccin
El 25 de agosto de 2010, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacin Penal, emiti una sentencia en la que vari sustancialmente su criterio sobre a qu ttulo1 le es imputable el delito de homicidio a una persona que en estado de embriaguez ocasiona un accidente de trnsito, pues de culposo2 pas a ser doloso eventual3, con lo cual se aument la pena y se adoptaron posiciones arbitrarias que introducen en la jurisprudencia enfoques simpatizantes del enemigo en el Derecho penal (Zaffaroni, 2006) o, lo que es peor, de teoras objetivas pensadas framente desde escritorios, con ciudadanos abstractos (Marx, 1967) que provienen de sociedades perfectas y miden los comportamientos humanos, tal como se evidenciar ms adelante. Aqu, es necesario detenerse un momento para comentar que en Colombia casos como ste han concentrado la atencin de los medios masivos de comunicacin y han logrado conmover la opinin pblica (Zapata, 2010, p. 83), generando un clamor social de justicia, proyectos legislativos para el aumento de penas y un requerimiento por parte de los ciudadanos, de tratamiento severo para quienes se ven involucrados en estos sucesos (Espinosa, 2010, p. 63). Posiciones basadas tambin en la informacin estadstica publicada por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2011), segn la cual en Colombia se presentaron 5096 vctimas fatales y 33.309 sucesos de lesiones no determinantes durante el ao 2010 por la accidentalidad vial, cifra que a pesar de ser inferior a la de 2009 se mantiene como la segunda causa de muertes violentas (El Tiempo, 2011). En este contexto, cabe efectuar una reflexin sobre los argumentos de esta providencia con el objeto de establecer si es una decisin justa para todos o slo para algunos, es decir, si cumple con los requisitos de representar decisiones consistentes4 y de ser racionalmente aceptables5 (Habermas, 1998, p. 267), teniendo en cuenta las implicaciones penales que comportan este tipo de anlisis. Para ello, se trajo a colacin: (1) el marco jurdico en el cual se inscribe el caso; (2) la disertacin fundamental del pensamiento de Habermas (1998) en su giro jurdico, donde el Derecho se considera medio y categora de integracin social mediante el cual se pueden adoptar decisiones justas para todos; (3) el desarrollo paso a paso de la valoracin del caso desde el estudio expuesto, y finalmente, se enunciaron las conclusiones. Conviene entonces introducir la hiptesis de trabajo. El Derecho penal es un tipo de coaccin ejercido por parte del Estado Ius puniendi que tiene unos lmites y un radio de accin, lo cual demanda un tipo de interpretacin judicial restrictiva y siempre a favor de quien es procesado, ya que estn en juego no slo la autonoma del mundo de la vida (Habermas, 1989) sino tambin criterios poltico criminales que inciden en la administracin de justicia. Dentro de este marco ha de considerarse la sentencia proferida por la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacin Penal, contra el ciudadano Rodolfo Sebastin Snchez Rincn, porque cambi la orientacin jurisprudencial que se le vena dando a la modalidad de imputacin subjetiva de los delitos de homicidio causados en accidentes de trnsito por personas embriagadas, pues pasaron del ttulo de culpa al de dolo eventual. Cuestin que constituye
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Segn el artculo 21 del Cdigo Penal, la conducta puede ser dolosa, culposa o preterintencional. La culpa y la preterintencin slo son punibles en los casos expresamente sealados por la ley. El artculo 23 del Cdigo Penal dispone que la conducta es culposa cuando el resultado tpico es producto de la infraccin al deber objetivo de cuidado y el agente debi haberlo previsto por ser previsible, o habindolo previsto, confi en poder evitarlo. De acuerdo con el artculo 22 del Cdigo Penal, el dolo eventual se presenta cuando la realizacin de la infraccin penal ha sido prevista como probable y su no produccin se deja librada al azar. El principio de seguridad jurdica exige decisiones que resulten consistentes en el marco del orden jurdico vigente. Este derecho vigente es el producto de todo un inabarcable tejido de decisiones pasadas del legislador y de los jueces, o de tradiciones articuladas en trminos de derecho consuetudinario (Habermas 1998, p. 267). El problema de la racionalidad de la administracin de justicia consiste, por tanto, en que la aplicacinn de un derecho surgido contingentemente pueda hacerse de forma internamente consistente y fundamentarse externamente de modo racional, para asegurar simultneamente la seguridad jurdica y la rectitud o correccin normativas (Habermas, 1998, p. 268).
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un desconocimiento de preceptos constitucionales y disposiciones de la ley penal como se evidenciar ms adelante; adems, reviste un cambio sustancial en la dosificacin de la pena, aspecto que es relevante si se evalan los efectos colaterales de la misma. Es as como, segn la teora de Habermas, circunscrita en un paradigma deontolgico del Derecho contemporneo, esta providencia judicial no es una decisin justa para todos, pues con base en los criterios de consistencia y racionalidad citados, esta providencia no corresponde a los precedentes jurisprudenciales sobre la materia ni a las leyes establecidas por el legislador, as como tampoco asegura a travs de una argumentacin racional, el respeto por la seguridad jurdica y la rectitud normativa. Apreciacin sin duda muy importante, porque evidencia una serie de inconsistencias nocivas para los ciudadanos del Estado social y democrtico de Derecho colombiano debido a que no es correcto acudir a la intervencin penal con el objeto de conseguir un efecto disuasorio ms intenso respecto a infracciones de normas no suficientemente internalizadas por la conciencia social (Mir, 1994, p. 156).
1. Problema de investigacin
Cabe entonces manifestar que el problema planteado en la investigacin fue, qu tipo de decisin adoptaron los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, Sala Penal, en el caso de Rodolfo Sebastin Snchez Rincn a la luz de los criterios habermasianos sobre la administracin de justicia y, en esa medida determinar las consecuencias jurdicas que se derivan de la nueva interpretacin aprobada por esta Corporacin, pues dio vida jurdica a la discusin sobre la calificacin del homicidio causado en accidente de trnsito por una persona embriagada a ttulo de dolo eventual.
2. Metodologa
La reflexin que se realiza en el presente artculo es resultado de una investigacin cualitativa documental sobre la decisin emitida por la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacin Penal, respecto al caso de Rodolfo Snchez, relativa al homicidio calificado como doloso, categora eventual, en accidente de trnsito ocasionado por personas embriagadas o bajo el efecto de sustancias estupefacientes, a propsito de la teora esbozada por Jrgen Habermas sobre las decisiones justas para todos en el marco del Estado social y democrtico de Derecho. En este orden de ideas, en primer lugar se hizo una revisin cuidadosa y sistemtica de estudios, informes y literatura sobre el dolo eventual y las disertaciones habermasianas, con el fin de contextualizar y tener informacin actualizada sobre la problemtica objeto de anlisis (Toro y Parra, 2010, p. 12). Luego, se seleccion la informacin para conformar un inventario que permitiera comprobar la hiptesis planteada; tambin se clasificaron y estudiaron los textos a travs de notas que dieron cuenta de los patrones, recurrencias, vacos, tendencias, convergencias, contradicciones y la sntesis comprensiva de la realidad abordada (Galeano, 2004, p. 117). Por ltimo, tras valorar la decisin judicial desde los presupuestos tericos esbozados por Habermas se extrajeron las conclusiones.
3. Resultados
3.1 Marco jurdico
3.1.1. Sobre la sentencia
Para iniciar, es preciso hacer referencia a los hechos y las decisiones judiciales adoptadas en primera, segunda instancia y sede de casacin penal, a fin de incorporar elementos para abordar la problemtica planteada en el presente texto. En este orden de ideas, se empezar por la situacin fctica. El 23 de agosto de 2007 hacia las 4:15
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de la maana, se movilizaba por la Avenida 19 de Bogot, D.C. en sentido norte-sur, la camioneta Toyota Prado conducida con exceso de velocidad por el seor Rodolfo Sebastin Snchez Rincn, quien haba consumido bebidas alcohlicas y sustancias estupefacientes, y tras pasar el semforo en rojo, impact la camioneta Nissan que se trasladaba por la Calle 116 en sentido occidente-oriente, conducida por Ricardo Alejandro Patio, quien, al igual que su acompaante, Jos Lizardo Aristizbal Valencia, falleci de manera instantnea. Segundos antes de la colisin, el taxista Mario Alfonso Peralta lvarez, quien se desplazaba por la Calle 116 en sentido occidente-oriente, hizo un giro prohibido en la interseccin con la Avenida 19 y transit en sentido contrario por la calzada que recorra Snchez Rincn. De tal suerte que cuando escuch el impacto, detuvo el vehculo y se dirigi hacia el lugar del accidente, y luego de bajar a Snchez Rincn de la camioneta, se percat de que en el otro vehculo haba una persona muerta, ante lo cual Rodolfo Sebastin le manifest que no haba pasado nada, que estaba tranquilo y que era hijo de Uribe, presidente de la Repblica de Colombia durante los perodos 2002-2006 y 2006-2010. Pocos minutos despus, el agente Carlos Ramrez Usma lleg y le pregunt a Snchez Rincn si era el conductor de la camioneta Toyota Prado, pero ste respondi que no. Sin embargo, como estaba descalzo termin por reconocer que era el conductor de ese vehculo. No obstante, se preocup ms por hacerle el reclamo a una persona que le haba sustrado una cadena de su propiedad y con un proceder altanero, grit a los policiales que estaba dispuesto a comprar otra camioneta para reparar el dao causado a las vctimas, cuestin que indign a las personas reunidas en el lugar, al punto que debi ser trasladado a una patrulla policial para que no fuera agredido. Ahora bien, pasando al tema de las decisiones judiciales proferidas, en primera instancia el Juzgado 22 Penal del Circuito concluy que la Fiscala no demostr a cabalidad su teora del caso6, esto es, que Snchez Rincn cometi dos delitos de homicidio con dolo eventual, pues no evidenci que el procesado hubiese contemplado un quehacer atentatorio contra la vida y lo dejase librado al azar; las afirmaciones posteriores al accidente fueron resultado del estado en que se encontraba y del golpe recibido. En cambio, s estaba acreditado un obrar culposo porque aqul se encontraba en estado de embriaguez, conduca con exceso de velocidad e irrespet el semforo en rojo (Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogot, 2009). De esta forma, la sancin impuesta como autor penalmente responsable de los delitos de homicidio culposo en concurso homogneo fue 32 meses7 de prisin, inhabilitacin para el ejercicio de derechos y funciones pblicas por igual lapso, multa de 28 salarios mnimos legales mensuales y suspensin del derecho a conducir vehculos automotores y motocicletas durante 40 meses. Adems, respecto a la pena privativa de la libertad, le otorg una ejecucin condicional de la pena (Corte Suprema de Justicia, Sala Casacin Penal, 2010). Esta decisin fue apelada por la Fiscala. En segunda instancia, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogot, Sala Penal (2009), modific la sentencia del ad quo, declarando la responsabilidad penal a ttulo de dolo eventual, por lo que se aument a 220 meses8 la condena a prisin, inhabilitacin de derechos y funciones pblicas, y la privacin del derecho a conducir vehculos automotores se decret por tres aos, negando la concesin de cualquier subrogado penal aunque dispuso la orden de captura respectiva, una vez en firme la sentencia. Desde luego, la defensa present demanda de casacin.
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La teora del caso en el proceso penal equivale a la hiptesis en la actividad investigativa. Equivalen a 2 aos y 8 meses. Equivalen a 18 aos y 4 meses.
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Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacin Penal (2010), no cas la sentencia y libr orden de captura contra Snchez Rincn, con base en las siguientes consideraciones atinentes a los cargos formulados en la demanda de casacin: 1. Cargo primero. El Tribunal transgredi normas sustanciales al sancionar a Rodolfo Sebastin Snchez Rincn por homicidio con dolo eventual sin la certeza necesaria establecida en la ley. La prueba aceptada y valorada por esa Corporacin, la obligaba a adecuar la conducta a la modalidad culposa con fundamento en el principio de duda. Consideracin de la Corte. El ad quem en ninguna oportunidad expres duda alguna sobre el tipo subjetivo en que se circunscribi la conducta dolo eventual; antes bien, confront y descart en varias oportunidades los planteamientos reivindicativos de la defensa sobre la culpa.
2. Cargo segundo. Violacin indirecta de la ley sustancial originada en errores probatorios. 2.1 Por regla de experiencia no se infiere que cuando un conductor causa lesiones por pasarse un semforo en rojo o adelantar otro vehculo, estim muy probable la ofensa y sigui adelante con total indiferencia sobre el resultado, es decir, que su conducta es dolosa. Postura que es avalada en la prctica judicial, pues estas acciones tpicas se imputan generalmente a ttulo de culpa. Asimismo, favoreca la ausencia del dolo eventual el hecho de que era un jueves a las 4 de la maana y la va se encontraba desocupada, evento que refleja una creencia o hbito general segn el cual se supone que nada va a pasar. Consideraciones de la Corte. Las decisiones judiciales no pueden entenderse como reglas de experiencia por ser precedentes que se tornan en criterios auxiliares para la definicin de asuntos similares y ser posturas jurdicas frente a casos concretos. En efecto, no es posible razonar que todos o la mayor parte de los casos de lesiones y homicidios ocasionados en accidentes de trnsito, han sido resueltos por la justicia como conductas culposas para declararlos como tal. El elemento subjetivo del injusto penal slo puede determinarse a partir de cada caso en concreto, esto es, del anlisis minucioso de los factores que convergieron en la produccin del resultado tpico. Adems, respecto a la tesis de habituacin al riesgo9 propuesta con base en el supuesto de considerar como hbito el pensar que no va a pasar nada si se infringen algunas normas de trnsito en horas de la madrugada por estar desocupada la va, cabe indicar que slo es factible invocar una situacin de esta ndole como factor diferenciador cuando se est frente a situaciones socializadas o masivas de acostumbramiento, no cuando la prctica es slo de quien conduce, o de grupos menores que creen que las vas son de su uso exclusivo.
2.2 La indiferencia en el momento de la comisin del hecho ha sido una de las teoras a travs de las cuales se ha explicado el dolo eventual por ejemplo, en la legislacin colombiana, y eso significa que lo subsiguiente al hecho no guarda ninguna relacin con esa modalidad de la conducta punible. No obstante, el Tribunal con una objetividad y una independencia circunstancial, le reproch al procesado su indiferencia despus del impacto. Consideraciones de la Corte. El recurrente tiene en cierto grado razn al plantear este reparo porque de los datos fcticos no es dable inferir que la pasiva y descoordinada actitud del procesado obedeciera a una reafirmacin de la voluntad de llevar adelante la conducta tpica. Sin embargo, este no fue el nico argumento tenido en cuenta para emitir la providencia en segunda instancia, motivo por el cual no se ven afectadas las conclusiones del fallo.
2.3 La Sala adopt como prueba del conocimiento probable de la ilicitud de la conducta y la voluntad de dejar al azar su produccin, comportamientos anteriores del procesado varios comparendos de trnsito, su condicin
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Segn el alto Tribunal, la habituacin del riesgo no se refiere a aquellos casos que evidencian alto grado de peligrosidad objetiva para los bienes jurdicos, como saltarse un semforo en rojo a alta velocidad. Esta tesis es planteada por Jakobs. Bogot (Colombia) No. 34 Enero - Junio de 2011
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de piloto comercial y sus conocimientos especiales, quebrantando con ello los artculos 29 de la Constitucin y 6 del Cdigo Penal, mediante los cuales se acoge el derecho penal de acto y se rechaza el de autor. Consideracin de la Corte. Es cierto que el ad quem en distintos apartados de la sentencia se refiri a la formacin del procesado como piloto comercial y a los comparendos de trnsito que registraba, pero lo hizo para destacar que por su formacin especial y sus experiencias anteriores, se hallaba en condiciones de prever como probable la produccin objetiva del resultado finalmente producido.
2.4 Se apart el Tribunal de lo que suele suceder segn la experiencia general, al asegurar que cuando Snchez Rincn se acercaba al lugar de los hechos, un taxi pas muy cerca de l y aunque lo observ de frente, no fren, no redujo la velocidad y continu su camino, siendo muy probable que golpeara a alguien. Entonces, el procesado habra previsto como muy probable su propia muerte y voluntariamente dej ese acaecimiento al azar, lo cual, desde luego, es ms que inslito, ilgico, y por tanto, fuera de todo sentido comn. Consideracin de la Corte. La Sala en ningn momento asegura que el procesado hubiese actuado con espritu suicida, ni del contenido de sus razonamientos es dable llegar a esa conclusin. Esta es una apreciacin personal del demandante, quien pareciera entender que el dolo eventual, como modalidad de imputacin subjetiva, slo es posible imputarlo cuando el sujeto acta con vocacin suicida.
2.5 La velocidad excesiva y el irrespeto del semforo en rojo no son circunstancias demostrativas de la voluntad del implicado de dejar el probable resultado librado al azar, como lo sostiene el ad quem, por tanto, no existe prueba de su actuar doloso, es decir, las cuestiones enunciadas tienen que ver con lo meramente objetivo pero jams con la fase interna del dolo cognitiva y volitiva. Consideraciones de la Corte. En el caso analizado, mltiples son los elementos de juicio que permiten advertir que el procesado tena conocimiento amplio de los riesgos que implicaba su actuar10 (conducir bajo los efectos del alcohol, o con desbordamiento de las velocidades reglamentariamente permitidas), y que poda discernir, en el plano de lo abstracto, sobre los peligros inherentes a estos comportamientos. Ahora bien, desde el momento en que Snchez Rincn decidi abordar y poner en marcha el automotor bajo los efectos del alcohol y sustancias estupefacientes, inici la puesta en peligro de los bienes jurdicos, que empez a concretarse cuando ingresaron nuevos factores de riesgo como el exceso de velocidad, y que se tornan de concreta representacin cuando decide saltarse el semforo en rojo de la calle 116, sin ningn tipo de precaucin. Por qu? Porque los semforos son dispositivos de trnsito que adems de contribuir a su regulacin, previenen sobre el peligro concreto y el elevado riesgo que implica para la produccin de un resultado lesivo atravesar la va hallndose en rojo. Cuando esta seal ptica es captada por quien est conduciendo, recibe el mensaje que le advierte sobre estos peligros, permitindole actualizar sus conocimientos sobre los riesgos de su inobservancia y la probabilidad de produccin de un resultado lesivo, ya no en abstracto, sino en concreto aspecto cognitivo. Y si sumado a ello decide actuar, como lo hizo en el presente caso el procesado, sin realizar ninguna maniobra que permita afirmar voluntad de evitacin, la conclusin que emerge ntida es que dej al azar la no produccin del resultado y que actu, por tanto, con voluntad dolosa aspecto volitivo (Corte Suprema de Justicia, Sala Casacin Penal, 2010).
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Los conocimientos especiales que tena en razn de su condicin de conductor de vehculos automotores y piloto comercial; las sanciones pecuniarias previstas en la legislacin de trnsito para quienes desconocen sus reglamentos, de las cuales el procesado haba sido destinatario por exceder los lmites de velocidad permitidos, y las campaas de cultura ciudadana difundidas permanentemente a travs de los medios masivos de comunicacin con los mismos propsitos, permiten llegar sin dificultades a esta conclusin.
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Para terminar, es adecuado mencionar los principales argumentos esgrimidos en los salvamentos de voto de los magistrados Zapata (2010) y Espinosa (2010) sobre la decisin proferida en sede de Casacin Penal: 1. Javier Zapata Ortiz El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogot incurri en diversos errores in iudicando al manifestar que una situacin de estas caractersticas le era imputable al autor bajo la modalidad de dolo eventual; yerros que pudieron ser declarados por la Corte aunque algunos de ellos no hayan sido mencionados por el recurrente, pues con la admisin de la demanda se superaron estos defectos y se adquiri la facultad para hacerlo. De esta forma, conviene indicar que el ad quem se vali de circunstancias ajenas para demostrar la acreditacin del tipo subjetivo de homicidio, a saber: (a) Ser el implicado piloto de avin y tener una formacin especializada que le capacitaba para advertir las consecuencias de su proceder como conductor de carros. (b) Tener prohibido, en razn de su profesin, el consumo de bebidas alcohlicas y sustancias estupefacientes; y poseer, por igual motivo, informacin explcita sobre las incidencias de tales sustancias en el desarrollo de actividades peligrosas. (c) Haber infringido varias veces en el pasado normas de trnsito. (d) Finalmente, mostrarse indiferente ante el resultado producido despus de la accin tpica. Tambin, pas por alto las siguientes mximas de la experiencia: (a) Siempre o casi siempre los choques entre vehculos automotores tienen ocurrencia en razn de la imprudencia de los conductores. Por ello ocurre que usualmente los hechos sucedidos en accidentes de trnsito se imputan subjetivamente bajo el ttulo de culpa. (b) Siempre o casi siempre los conductores de vehculos no persiguen causarse lesiones o la muerte, a pesar de haber consumido alcohol y/o sustancias estupefacientes. Desde esta perspectiva, la asercin de la existencia de dolo eventual por parte del juzgador, le impona constatar que el autor conoca los requisitos objetivos del tipo y que no se encontraba inmerso en error sobre la realidad tpica, altamente admisible en mbitos como el trfico de las vas en donde las personas se acostumbran a ciertos riesgos desaprobados por el ordenamiento debido a su habitualidad. Adems, en hechos asociados al trnsito de vehculos, jams puede determinarse la adecuacin tpica por el tamao de la imprudencia ni por la magnificacin del resultado, y es deber del juez resistirse a la tentacin de emplear esta figura con transgresin del principio de legalidad para franquear los lmites de la tipicidad culposa y castigar con dureza casos especialmente graves, como el del proceso (Zapata, 2010). 2. Sigifredo Espinosa Prez Resulta difcil indagar sobre el querer en la prctica cuando, por ejemplo, una persona sigue conduciendo a alta velocidad y se pasa un semforo en rojo, pues es imposible determinar si esto se present porque en su ser interior esperaba que no se produjese ningn resultado, o porque ste poco le importaba. No obstante, la teora ha pretendido introducir elementos normativos u objetivos para examinar esta cuestin; ante la magnitud del reto y sus escasos frutos, debe reconocerse que para la definicin del elemento subjetivo del injusto, se llega no por la va cualitativa sino cuantitativa, como si la suma de infracciones realmente configurase el enigmtico querer. Al lado de ello, se debe comentar que las decisiones judiciales se inclinan a sancionar estos sucesos a ttulo culposo, pues siempre o casi siempre que se producen accidentes de trnsito, con vctimas graves o no, la persona responsable del mismo careca de la intencin o querer de causar ese dao, lo cual ha sido demostrado por la experiencia, en ste y otros casos mucho ms graves. Entonces, si se trata de obviar las consecuencias de ese conocimiento generalizado, frecuente y comn, lo menos que puede esperarse es que se acredite fehacientemente la existencia de elementos volitivos ajenos a la culpa consciente, dada la excepcionalidad. Dentro del mismo plano, cabe reflexionar sobre el hecho de discurrir por una va as sea cntrica en horas de la madrugada, ya que esto marca una diferencia sustancial frente a una misma actividad en horas diurnas o de alto
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trfico vehicular; as, pueden emitirse muchos razonamientos en contrario, pero ello no desnaturaliza lo que el saber y la prctica comunes ofrecen al conductor medio. En este orden de ideas, sorprende que el cuarto cargo postulado por el casacionista se despache de manera tan simple, indicndose que no se trata de establecer si la persona quera o no suicidarse. Acaso, no es esa natural tendencia de supervivencia o autocuidado un factor fundamental a la hora de definir normativa u objetivamente si una persona deja librado al azar o acepta sin contemplaciones chocar su vehculo contra otro? Tampoco se entiende cmo el alto Tribunal afirma que el procesado no hizo nada objetivo o demostrable para eludir la colisin inminente aunque tena la posibilidad de evitacin, sin detenerse a observar si la persona contaba con esa opcin, no vaya a ser que el caso fortuito o la fuerza mayor operen en su contra. Circunscritos a los hechos que el fallo destaca como probados, lo que de ellos puede extraerse es la posibilidad contraria, vale decir, que el acusado no estaba en capacidad de acudir a esas maniobras echadas de menos por la mayora (Espinosa, 2010). Por ltimo, si en el ms puro talante jakobsiano se manifiesta que la probabilidad de produccin del resultado tpico descansa en el hecho de pasar por alto el semforo (Ragus, 1999), de ahora en adelante cualquier persona que cometa esta infraccin y ocasione un dao, ser responsable del delito bajo la modalidad de dolo eventual.
Decide ponerlo en prctica. sta es la operacin mental a la que se llama determinacin. Cuando la determinacin se traduce en actos externos, el fenmeno psicolgico adquiere inters penal (Terragni, 2009, pp. 49-50).
Desde esta perspectiva, es oportuno explicar que el dolo se diferencia de la culpa por la voluntad, es decir, si no hay voluntad no hay dolo, por ms conocimiento que se tenga de los elementos tpicos, como sucede en la prctica mdica y en situaciones como: Al volante de un automvil un sujeto sabr que, marchando a la alta velocidad que le imprime al rodado y contando con un reducido margen de maniobra (teniendo en cuenta la proximidad del que rueda en sentido contrario), el adelantamiento al vehculo que lo precede, en una carretera de slo dos carriles, es muy peligroso. Tendr conciencia de que puede provocar un accidente con consecuencias luctuosas. Pero si no tiene la voluntad de matar o de lesionar a nadie, el hecho penal del que sea protagonista ser culposo (Terragni, 2009, p. 53). No obstante, con los modernos criterios de imputacin se someten a un juicio objetivo los aspectos subjetivos del injusto penal, los cuales terminan dependiendo de la facultad de imaginacin que tenga el juez al valorar cada caso desde un escritorio tomndose un tinto. Al mismo tiempo, se debe considerar que en el Derecho continental europeo apareci la teora del dolo eventual, para tratar de incluir en el mbito del dolo una serie de casos que no se adaptan fcilmente a los elementos estructurales del mismo, pero que de todas maneras los tribunales asimilan al dolo, porque un sentimiento de justicia lleva a que sean tratados con la misma severidad que la empleada en casos que [si] son dolosos (Terragni, 2009, p. 79). Por el contrario, en pases como Alemania existe una figura denominada dolo condicionado segn la cual, no es que el sujeto deje librado a la suerte lo que puede derivar de su comportamiento, sino que la evaluacin jurdica ms severa de uno de los posibles efectos de su conducta est sujeta a la condicin de que su acaecimiento est incluido en el plan que se traz el agente al emprender la marcha hacia el fin que se haba propuesto alcanzar (Terragni, 2009). Finalmente, es preciso sealar que el dolo eventual como forma que es de dolo, requiere que el sujeto: Tenga conocimiento de que est conjugando con su obrar los elementos del tipo objetivo. Exista voluntad de realizacin, aunque est condicionada, pues el sujeto no sabe si el efecto se producir o no.
De suerte que, si hay incertidumbre sobre la concurrencia de uno de estos datos se debe aplicar el principio indubio pro reo en favor de la tipicidad culposa, dado el menor contenido del injusto que este tipo de suceso tiene. As, para que el hecho encuadre en la tipicidad dolosa, todas las manifestaciones de la actitud interna deben encajar en un molde comn (Terragni, 2009), es decir, se debe tender hacia una teora nica del dolo. En este orden de ideas, conviene traer a colacin lo expresado por Habermas relativo a las decisiones justas para todos, con el objeto de establecer los parmetros tericos que sustentarn la valoracin propuesta.
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dentro de una estructura autorreferente que incorpora en sus propios caracteres slo aquellas cosas que pueden desestabilizar su actividad y son cuidadosamente seleccionadas. Pero hay ms sobre este paradigma; Gunther Teubner va ms all, avalando desde una perspectiva constructivista la procedimentalizacin de la solucin jurdica al considerar que las comunicaciones jurdicas son los instrumentos cognitivos mediante los cuales el derecho, como discurso social, es capaz de ver el mundo [] No reciben informacin del mundo exterior que despus filtran y convierten de acuerdo a las necesidades del proceso jurdico (Teubner, 2005, pp. 42-43). Ciertamente, propone que los tribunales deben: Delegar la autoridad epistmica en diferentes actores colectivos, esto es, en las agencias administrativas, las compaas privadas, los sindicatos, las instituciones de investigacin, las asociaciones de intereses, las organizaciones gubernamentales, el Parlamento. Deben localizarse los riesgos de informacin y prediccin, definir procedimientos y mtodos, y decidir qu actor colectivo debe soportar la carga de la prueba por las construcciones de la realidad. Por ltimo deben definirse las responsabilidades por los fallos en la informacin y prediccin (Teubner, 2005, p. 65). En este orden de ideas, no se abord la disertacin de Teubner en el problema de investigacin porque su propuesta para que los jueces impartan decisiones justas para todos se limita a la procedimentalizacin. As como tampoco se retom a Rawls porque su teora es planteada desde una abstraccin que no logra poner en contacto idea y realidad (Habermas, 1998, p. 267), pues en bsqueda de una sociedad bien ordenada (Rawls, 2002, pp. 31-33) apela a un paradigma consensual visible en el Congreso Constituyente de Filadelfia como modelo para establecer dos principios universales, generales y pblicos iguales libertades para todos y favorecer al desfavorecido, los cuales deben estar contenidos en la norma fundamental y ser aplicados tanto en las esferas de la vida pblica como de la privada, y en esa medida a los casos judiciales. Ahora bien, es importante mencionar que la argumentacin jurdica puede ser calificada como una caso especial del discurso prctico general (Alexy, 1995, pp. 60-61), es decir, de discusin racional sobre problemas prcticos con una pretensin de rectitud (Alexy, 1995, p. 48). En efecto, como uno de los modelos posibles de argumentos se postulan cuatro tipos, entre los cuales se destaca el prctico general, que a su vez se divide en, (1) teleolgico y (2) deontolgico. El primero se orienta a los efectos de una interpretacin y se apoya en ltimo trmino sobre la idea de lo bueno. El segundo hace valer lo que, independientemente de las consecuencias, es justo o injusto (Alexy, 1995, p. 58). De tal suerte que, aun cuando los argumentos institucionales lingsticos, genticos y sistemticos conduzcan a un resultado determinado, ste sigue dependiendo de argumentos sustanciales y prctico generales (Alexy, 1995, p. 60). As pues, la perspectiva deontolgica del Derecho sugerida por Habermas reviste particular trascendencia para el Derecho. No obstante, antes de entrar a considerar esta etapa de su obra, vale la pena sealar los dos precedentes, a saber: (1) Los problemas de legitimacin en el capitalismo tardo, segn la cual deben redefinirse los nuevos trminos de la problemtica filosfico poltica en el capitalismo tardo, derivando de ello un proyecto de reconstruccin del materialismo histrico (Meja, 2009, p. 50). (2) Teora de la accin comunicativa, en la cual reflexiona sobre la prdida de legitimacin de la sociedad capitalista, desarrollando una acertada descripcin de cmo el Derecho cosifica al mundo de la vida y genera su desarticulacin, al punto de quedar desligado del entendimiento como mecanismo de coordinacin de la accin y acomodado a medios como el poder y el dinero (Habermas, 1989, p. 514). Aqu, conviene mencionar que estas disertaciones junto con la de Luhmann relacionadas con hallar una respuesta a cmo puede darse la integracin normativa en la sociedad moderna (Teubner, 2000, p. 123), son retomadas por Teubner para sugerir una racionalidad legal reflexiva del sistema jurdico a fin de identificar las estructuras de
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oportunidad que permitan a la regulacin legal tratar los problemas sociales sin que se destruyan de manera irreversible formas valiosas de la vida social (Teubner, 2000, p. 134). De esta manera, Teubner plantea que el sistema legal se debe ver a s mismo como un sistema en un entorno, y tomar en cuenta los lmites de su propia capacidad en el intento de regular las funciones y las operaciones de otros subsistemas sociales. As, el conocimiento social puede traducirse al lenguaje normativo segn ciertas reglas de traduccin y de manera especfica (Teubner, 2000, p. 143). Lo cierto es que en este punto se produce el giro jurdico de la teora habermasiana, el cual retoma la interpretacin del derecho y la poltica en trminos del discurso, para dar contornos de un paradigma jurdico que comprenda el derecho de forma procedimental (Habermas, 1998, p. 264). Su propsito es superar la crisis de las sociedades contemporneas a travs de la reconstruccin normativa de la legitimidad fracturada, conciliando la dicotoma entre el mundo de la vida y los subsistemas econmico y poltico administrativo a travs de un modelo de democracia deliberativa como expresin del poder comunicativo de la sociedad civil y la opinin pblica (Meja, 2009, p. 52). En este orden de ideas, la legitimidad estar dada por el potencial de dilogo que puedan tener los ciudadanos en una sociedad democrtica, esto es, los sujetos colectivos y las diversas formas de vida. Pero hay ms, la legitimidad es vista desde el ideal normativo del habla, en una situacin libre de coaccin externa y cuyas condiciones permiten el entendimiento (objetivo central del lenguaje) para constituir la voluntad colectiva. De ah que la legitimidad se entienda como soberana popular plural fundamentada en procesos deliberativos (Meja, 2009). Sin embargo, tambin es necesario comentar que Habermas retoma a Dworkin, quien siguiendo a Rawls, coincide en identificar dos principios subyacentes al consenso poltico en una Asamblea Constituyente, a partir de los cuales se buscan decisiones justas para todos, pues son el resorte que modera la administracin de justicia (Dworkin, 1992). Para incorporar el tema de la justificacin moral a su teora: la moral en su papel de criterio de derecho correcto, tiene su sede primaria en la formacin de la voluntad poltica del legislador y en la comunicacin poltica del espacio pblico (Habermas, 1998, p. 276). En este punto, Habermas analiza la validez jurdica del Estado social y democrtico de Derecho, partiendo de considerar el Derecho moderno como una relacin compleja entre funciones estratgico-sistmicas y de integracin ciudadana, que requieren la adopcin de esquemas dialgicos para garantizar consensos normativos amplios. Por tanto, el principio discursivo aplicado, desarrolla un paradigma procedimental que privilegia las condiciones comunicativas y los procesos de formacin de la opinin y voluntad pblicas y que, en su aplicacin, es el nico que asegura la autonoma moral de los diversos sujetos colectivos ciudadanos (Meja, 2009, p. 57). Con esto, Habermas supera el concepto de validez kelseniano, que bajo la pretensin de neutralidad axiolgica y pureza metdica de la norma bsica, formula la validez como una pirmide jerarquizada de referencia legal dinmica desde su produccin (Kelsen, 1997). Igualmente, se aparta de la nocin que tiene Hart (1995) sobre validez, la cual est representada en la regla de reconocimiento que desde adentro introduce la nocin de un sistema jurdico unificado y neutral, pero que est controlada por unos mnimos morales desde afuera (Meja, 2006). Ahora bien, para Habermas la eficacia se da siempre y cuando haya legitimidad poltica, esto es, la satisfaccin de unas expectativas de integracin ciudadana y de integracin social sistmica. De esta suerte, el paradigma discursivoprocedimental que fundamenta el ordenamiento se proyecta en trminos de un modelo alternativo de democracia deliberativa donde el poder comunicativo de la sociedad civil deviene poder administrativo del Estado (Meja, 2009, pp. 58-59). Finalmente, conviene resaltar que influenciado por los Critical Legal Studies, Habermas considera que el juez toma decisiones polticas (Kennedy, 1997), por lo que sus decisiones pueden ser justas si toman en consideracin el consenso y la deliberacin pblica, es decir, la democracia discursiva.
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Pese a las dificultades que presenta la Constitucin Poltica de 1991 respecto a (1) no lograr la paz y a travs de ella la garanta de la vida, (2) concretar una autntica y eficaz democracia participativa (Meja, 2003) y (3) no definir un proyecto ideolgico claro entre el neoliberalismo, multiculturalismo y el liberalismo social, se debe rescatar su generosidad en materia de derechos (Uprimny & Garca-Villegas, 2004, p. 475), que si bien experimenta tensiones entre lo individual y lo colectivo, y se ve restringida por el bloque econmico, en materia de derecho penal juega un rol esencial para limitar decisiones arbitrarias por parte de los poderes pblicos. En este contexto, es pertinente detenerse un momento para sealar que del estudio reseado en el captulo anterior se desprende que la decisin judicial aqu estudiada no es justa para todos porque primera facie, no es producto de un consenso, pues como se observa, no est sintonizada con los preceptos constitucionales sobre la materia, a saber: debido proceso y Derecho penal de acto, en tanto se condena al procesado por la gravedad de los hechos y la suma de infracciones que cometi, pero no porque se haya logrado probar sin lugar a dudas, que efectivamente l tena el conocimiento de todos los elementos del tipo, poda prever como probable la realizacin del riesgo jurdicamente desaprobado y dejara librada al azar su no produccin. Adems, porque con este fallo se asume que de ahora en adelante quien conduzca embriagado actuar con dolo eventual, lo cual trae dos consecuencias graves para los ciudadanos del Estado social y democrtico de Derecho: primero, se asumirn los resultados tpicos ocasionados en circunstancias de estas caractersticas como un delito de peligro y, en ese sentido, se tendr como enemigo del Derecho penal a quien conduce bajo los efectos del alcohol y/o estupefacientes, y segundo, se tender a proscribir la disposicin legal relacionada con la agravacin del homicidio culposo (Cdigo penal, artculo 110). De igual forma, la decisin proferida por la Corte no es justa para todos, porque no resulta de un proceso deliberativo pblico de los ciudadanos, es decir, si bien atiende a un supuesto clamor social, no es producto de un dilogo en donde todos participen y cuyas condiciones permitan el entendimiento. Sobre esto ltimo, debe comentarse que por la vocacin sancionatoria del Derecho penal, en el anlisis de los casos se parte no del clamor social sino de la ley, pues en este caso es la nica garanta del respeto de los derechos y garantas de la persona y el estricto cumplimiento de los lmites del Ius puniendi. En este orden de ideas, es apropiado manifestar que la variacin introducida por el alto tribunal est por fuera de los lmites de lo legal porque como se manifest, desconoce disposiciones establecidas por el legislador y tambin trae efectos como: Se estara aceptando un modelo de ciudadano impuesto por los magistrados, aqul pensado desde un escritorio que no es real sino abstracto. Se estara aceptando la aplicacin de teoras como la de Jakobs pensadas para un modelo de sociedad distinto al colombiano, donde los rasgos culturales, la idiosincrasia y el mundo de la vida son, totalmente diferentes.
Conclusiones
Pensar de manera transdisciplinaria los fenmenos jurdicos es un intento por generar un lenguaje comn y tener paradigmas de solucin ms integrales, lo cual reviste suma importancia en la sociedad global contempornea. Sin embargo, fallos como el aqu analizado permiten observar posiciones jurdicas arbitrarias que obvian cuestiones tan esenciales como los mandatos constitucionales consenso y la real deliberacin pblica.
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En este escenario, la disertacin de Habermas cobra vital importancia porque logra articular y exponer satisfactoriamente cmo se pueden emitir decisiones justas para todos en el Estado Social de Derecho a travs del lenguaje, los consensos, el debate y la traduccin de estos en la administracin pblica. Particularmente desde la legitimidad, pasando por la validez y culminando en la eficacia. Ahora bien, el estudio desarrollado en las pginas anteriores permite observar los riesgos que puede tener una opinin pblica burocratizada en la esfera del Derecho penal y, a su vez, la importancia de la ley como lmite del Ius puniendi en el Derecho penal, el cual halla su legitimidad y eficacia a partir de los preceptos de una norma bsica que cumpla con los procesos dialgicos y deliberativos descritos por Habermas. De otra parte, se debe indicar que para administrar justicia en casos donde se tenga la hiptesis de imputar o condenar a una persona por un delito a ttulo de dolo eventual, es necesario adoptar un criterio nico del dolo, en donde se verifique que en el obrar del individuo se conjugaron tanto el conocimiento de todos los elementos del tipo como la voluntad de realizacin, porque si existe la mnima duda en torno a esto, por el principio indubio pro reo se debe adecuar la conducta a la modalidad culposa cuando el legislador penal la establezca como tal. Al lado de ello, con decisiones como sta se quebranta el principio de legalidad porque el juez valora ex post la conducta desplegada por el ciudadano, es decir, no en las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se dieron los hechos (ex ante) sino desde un escritorio donde es muy fcil exigirle a una persona comportarse en el mejor de los sentidos, evaluando con precisin y mucho clculo terico la accin humana como si se tratara de una ley fsica. Finalmente, para terminar este documento se debe mencionar que no se comparte la posicin adoptada por la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacin Penal, en su jurisprudencia sobre el caso de Rodolfo Sebastin Snchez Rincn, pues como se evidenci en este escrito no es una decisin justa para todos, desconoce derechos y principios constitucionales y termina por moldear un ciudadano abstracto de otra sociedad distinta a la colombiana.
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