Edgar Morin Resistir A La Crueldad Del Mundo
Edgar Morin Resistir A La Crueldad Del Mundo
Edgar Morin Resistir A La Crueldad Del Mundo
Gazeta de Antropologa
Portada
N 20, 2004
Texto 20-00
Esta jornada de orgullo para m (1), que hubiera debido ser una jornada de fiesta para vuestra universidad, y ya casi puedo decir la ma, es una jornada trgica. Ayer [11 de marzo de 2004] me propona hablar de tica en la Facultad de Filosofa y Ciencias de la Educacin. Evidentemente, hubiera citado el precepto de Inmanuel Kant, que considera al otro humano como fin y no nicamente como medio. Pues lo peor es considerar a los otros como objetos, objetos a destruir: eso implica denegar que el otro es un sujeto con conciencia. Que su vida est hecha de amor: a su familia, nias, nios, maridos, mujeres; de amistad; y que merece proteccin en el sufrimiento y en el infortunio. Lo peor, desde el punto de vista humano, tico y poltico es negar la identidad humana de otro, que puede ser torturado o matado. Lo peor es ver regresar la idea brbara de responsabilidad colectiva, que castiga a una familia, a una poblacin, del crimen o supuesto crimen de una persona o un Estado. Una responsabilidad colectiva a nivel planetario por la que los civiles espaoles deben pagar con su muerte la muerte de civiles iraques. Adems, es terrible cuando en nombre de una ideologa, de una idea de emancipacin, de libertad, de fraternidad, o bien en nombre de una religin en la que la oracin empieza con la invocacin de Al el Misericordioso, se realiza la degradacin de una idea, o de una religin. Al da de hoy no sabemos con seguridad de dnde procede la matanza. Pero sabemos que el modo terrorista de matar que se est desarrollando en el mundo, y sobre todo con la organizacin planetaria llamada Al Qaeda, plantea los mismos problemas fundamentales de la violencia desencadenada. Cuando el terrorismo ciego se hace en nombre de una idea de nacin, hay que sealar una equivocacin terrible sobre esta idea de nacin. Como sabemos, la nacin en el sentido moderno naci y se desarroll en Europa occidental principalmente, en Espaa, Francia, Gran Bretaa. Estas naciones pluritnicas contienen poblaciones de culturas y lenguas diversas, y tambin religiosas hoy da. El ejemplo es Francia: donde se hizo una unidad nacional con la integracin de estas diversidades: bretones, flamencos, languedocianos, vascos, catalanes, alsacianos. Esta nocin de nacin se expandi por Europa, donde haba Imperios: otomano, austraco. Y esta concepcin qued mutilada con la idea de nacin
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monotnica, y tal vez monorreligiosa. Esta idea de nacin se pervirti y mutil, cuando se manifest la voluntad de constituir naciones monotnicas, en territorios donde haba minoras tnico-religiosas, cosa que produjo las dos enfermedades infantiles de los nacionalismos, que conocimos en el pasado nosotros los europeos: la purificacin tnica y la sacralizacin de las fronteras. De este modo, nacieron los Estados balcnicos, con todos los problemas y todas las guerras, y todos los horrores que, por ejemplo, se manifestaron durante la guerra de Yugoslavia. Yugoslavia hubiera podido convertirse, con el tiempo, en una nacin viable, pero sabemos lo que ocurri... De forma ms pacfica, Checoslovaquia se rompi en dos naciones. Mientras ocurra esta tragedia sangrante en Europa oriental, las naciones del Este mantenan la unidad en el reconocimiento de las diversidades internas. Incluso en pases tan centralizados como Francia, el uso del bretn estaba prohibido en la escuela; hoy es reconocido. En Espaa, como ustedes saben mejor que yo, se da la unidad de Espaa en la diversidad de las Espaas. En el plano europeo, nuestra unin est en marcha de formar una confederacin, en la que el poder de los Estados nacionales ya no ser absoluto en lo que concierne a los problemas comunes fundamentales. Y la perspectiva histrica para el siglo XXI es constituir una unin planetaria que respete la diversidad de naciones y culturas. Esta situacin muestra la locura que hay en el intento de crear una nacin monotnica en el corazn de una nacin grande. Si es bien cierto que debemos mantener abiertas nuestras naciones a sus diversidades interiores y a las diversidades exteriores que confluyen en Europa, no se puede importar aqu el concepto balcnico de nacin. Podemos concebir violencias como recurso ltimo de la existencia, cuando hay opresin total, cuando no hay democracia, cuando no hay libertad de expresin. De otro modo, es una locura sangrienta. Se acab la ilusin de una "violencia revolucionaria", que dara a luz un mundo mejor, por la razn muy evidente de que la utilizacin sistemtica de medios violentos pervierte sus fines y los medios se transforman en fines. Esa fue la tragedia de la Unin Sovitica, donde la violencia revolucionaria se hizo permanente, donde la liquidacin de los dominantes, de los explotadores, en lugar de instituir una sociedad de libertad y de igualdad, instituy una situacin peor. Nosotros podemos ver, por ejemplo, en Colombia, la degradacin de una guerrilla revolucionaria, que ha acabado convirtindose en una mafia que utiliza el trfico de cocana, que toma como excusa los secuestros, etc. Hoy da, el desencadenamiento sin lmites de la violencia a nivel planetario ha culminado en un ciclo infernal, en el que el maniquesmo alimenta la violencia; violencia que, a su vez, alimenta el maniquesmo. El fanatismo alimenta la violencia que alimenta el fanatismo. No podemos caer nosotros y nuestro odio a la violencia en un maniquesmo simtrico al maniquesmo que nosotros rechazamos. En la situacin planetaria actual, no basta la represin militar o policial, se necesita una poltica para la gigantesca parte de la humanidad que vive en condiciones de subordinacin y humillacin. Debemos pensar en preparar, siguiendo las ideas de Gandhi, una poltica no violenta. sta es la tarea de nuestro siglo...
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Lo que podemos hacer es introducir en la educacin el modo de pensamiento que permita superar las visiones mutiladas, ciegas, las tendencia a la autojustificacin constante y al desprecio hacia el otro. Por esta razn, me parece que el modo de conocimiento complejo es un modo de conocimiento que permite situarlo todo en su contexto, que permite reconocer al sujeto humano, que considera la solidaridad entre todos los componentes de nuestras realidades. Un pensamiento que religa las informaciones, que religa los hechos, que muestra la sociedad en su conjunto, que los individuos no estn constituidos de forma separada, sino que constituyen una totalidad. El conocimiento complejo que muestra la solidaridad entre las realidades sociales puede ayudar a regenerar las solidaridades entre humanos, a regenerar nuestras posibilidades de comprensin, de amistad. En suma, un pensamiento complejo es un pensamiento que demuestra las necesidades humanas de responsabilidad y de solidaridad. Los terroristas no pueden comprender la humanidad de los humanos a los que matan. Nosotros debemos comprender los caminos psicolgicos, ideolgicos y sociales que conducen al terror criminal. No basta con calificarlos de criminales, debemos comprender el cierre mental, cmo se hace este cierre mental, que hace insensible ante los hechos y los argumentos, cmo se realiza el maniquesmo que diviniza la propia causa y diaboliza la causa adversa. Debemos comprender cmo se produce la perversin tica que da dignidad moral a los ms inmorales medios en servicio de su "causa". Debemos saber que las races de estas perversiones se encuentran en cada humano y por esto el papel de la educacin podra ser tan importante para arrancar estas races. La educacin debe hacer que nosotros reconozcamos la naturaleza humana, que no es simplemente homo sapiens, sino homo sapiens-demens. Debemos saber que la posibilidad de locura es permanente, que debemos mantener la luz de la razn en la pasin. De este modo, la misin de la educacin, y sobre todo de la Universidad, sera de una importancia fundamental para hacer progresar las relaciones humanas y sociales. Pero esta tarea gigantesca no puede realizarla sola. Hay que iniciar un proceso de regeneracin humana y social, porque sabemos que todo lo que no se regenera degenera. Los perodos de crisis, de peligro, favorecen la toma de conciencia y pueden activar las fuerzas individuales y colectivas de la regeneracin. Como deca Hlderlin, donde crece el peligro, crece lo que salva. Tarea muy difcil, pero la ms urgente. Al final, el fundamento de la tica consiste para m en la resistencia a la crueldad del mundo: al mundo natural y al mundo humano. Que, para esto, nos ayude el recuerdo y la presencia en nuestras mentes y nuestros corazones de las vctimas de una barbarie que se halla incluida en nuestra civilizacin. Y aqu quiero acabar, con la emocin de mi pensamiento hacia las vctimas del 11-M y hacia el sufrimiento de sus familiares y amigos.
1. Esta conferencia fue pronunciada por Edgar Morin al recibir el doctorado honoris causa
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de la Universidad de Valencia, el da 12 de marzo de 2004. Edgar Morin. Director honorario de investigaciones del CNRS. Pars, Francia.