Steiner, Georges - Los Logócratas. Mito y Lenguaje (Pasaje)
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LOS LOGCRATAS
I. Mito y lenguaje
Los logcratas: De Maistre, Heidegger y Boutang
(fragmento)
Entre los modelos genticos del lenguaje es posible distinguir, a grandes rasgos, dos clases. La primera corresponde a un orden de explicacin naturalista o positivista. Para este enfoque, la evolucin del lenguaje humano es anloga y est estrechamente ligada a la evolucin de los dems atributos fisiolgicos y psicolgicos de la especie. La fontica se esfuerza por determinar las limitaciones y el potencial de la expresin voclica. Lo hace en paralelo a la anatoma comparada y a la neurofisiologa, que se esfuerzan por establecer la etiologa y la mecnica de los rganos vocales y de los centros del habla en el crtex humano. La paleolingstica y la sociolingstica intentan, a su vez, dar una explicacin racional de las condiciones sociales, econmicas y ecolgicas en las cuales habra nacido y se habra desarrollado el habla. La teora marxista, que vincula la evolucin del habla a la divisin del trabajo, o las recientes especulaciones sobre la dinmica de la reciprocidad entre la fabricacin de tiles y el desarrollo del lenguaje humano al final de la ltima era glaciar, son ejemplos de este tipo de explicacin. Una lingstica positivista no pretende necesariamente proporcionar una explicacin terica y pragmtica de los orgenes y la evolucin del lenguaje; ni siquiera afirma que las investigaciones y resultados futuros en relacin con la bioqumica del cerebro o con nuestra comprensin de la prehistoria vayan a aportar una explicacin definitiva. Pero la lingstica positivista insiste en el hecho de que el problema y su supuesta solucin dependen de una categora natural. De manera concomitante, afirma que la evolucin y el carcter del lenguaje, por complejo que ste sea, forman parte de un continuum que abarca todas las formas de comunicacin en las especies animales (la zoolingstica) y los cdigos de comunicacin pre o extraverbales (semntica general).
A la segunda clase de explicaciones se le podra calificar como trascendente. No niega necesariamente que el lenguaje est instrumentalmente condicionado por limitaciones fisiolgicas (vase la fontica de la escuela lingstica de Praga y los estudios de A. R. Luna y Roman Jakobson sobre la afasia). No niega los componentes socioeconmicos, colectivos y ambientales del desarrollo y de la diversificacin de las lenguas tal como las conocemos. Pero en este modelo de trascendencia el problema de los orgenes del lenguaje se percibe como cardinal y sui gneris. Este enfoque rechaza el postulado naturalista en virtud del cual el problema de los orgenes, del incipit del discurso humano, es considerado a todos los efectos anlogo al problema de los orgenes y la evolucin de cualquier otro atributo orgnico o socialmente adaptativo. Para simplificar hasta el extremo: la teora trascendente del lenguaje postula un proceso o un momento de creacin especial. Sostiene que la nocin de pensamiento preverbal est, literalmente, desprovista de sentido. Rechaza la idea de que los esquemas evolutivos de mutacin, de seleccin competitiva y de especializacin puedan dar una explicacin coherente de las relaciones, casi tautolgicas, entre la identidad del hombre y el uso que ste hace del lenguaje. (Es interesante recordar que Thomas Huxley, hacia el final de su carrera, llega a la conclusin de que el darwinismo no haba ofrecido ninguna explicacin plausible de los orgenes del fenmeno del lenguaje.) En concordancia, una categora de explicacin trascendente se esforzar por refutar la hiptesis de un continuum entre la comunicacin animal y el lenguaje humano. Admitir eventuales analogas entre ambos y conceder que hay, en una y otro, rasgos de mimesis, de exhibicin, de marca del territorio. Pero una lingstica trascendente implica un postulado ontolgico en lo que se refiere a la unicidad del discurso humano. Las similitudes fonticas con otros sistemas semiticos no son sino superficiales. El hombre, como dice Jenofonte, es un animal hablante o un animal dotado de lenguaje. Pero, precisamente por ello, es exterior y muy claramente superior a la animalidad en el sentido propio del trmino. Dentro de la clase de los modelos trascendentes es posible hacer una subdivisin. El problema de los orgenes del lenguaje se puede juzgar insoluble y por tanto, en cierto modo, trivial. En este aspecto, algunas de las posturas lingsticas ms fuertemente positivistas tienen una base trascendente. Jacques Monod sostena que la cuestin de los orgenes era una cuestin falsa porque no era posible disociarla de otra cuestin asimismo falsa: cul es el comienzo del hombre? El lenguaje y la humanidad son inseparables, y es intil interrogarse acerca del salto cuntico de la mutacin que explica esta situacin. Del mismo modo, Noam Chomsky ha subrayado cun ocioso es construir hiptesis sobre los fundamentos neuroqumicos ltimos del lenguaje en el individuo o en la especie. No se podran reunir pruebas
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para escribir la historia de la impresin en el crtex del proceso a travs del cual el lenguaje se convirti en una competencia innata en el homo sapiens. Al igual que las cosmologas actuales, ciertas escuelas de lingstica cientfica empiezan tres segundos despus del Big Bang. Proceder as es, tanto en los hechos como en la lgica, admitir una fuente de causalidad trascendente. Pero a esta fuente no se le concede necesariamente ninguna importancia, ningn estatus racional y productivo de verificacin o falsabilidad. En su forma esencialista o rigurosa, una lingstica de tipo trascendente dar una importancia primordial al problema de los orgenes del lenguaje humano. Y el modelo que plantee ser teolgico, por emplear la palabra en un sentido estricto y en un sentido que permite variantes analgicas y metafricas. Afirmar o supondr que el habla humana es un don de Dios. Sostendr que es ante todo en relacin con el habla como el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y que ninguna modificacin evolutiva posterior, ninguna analoga funcional con el canto de los pjaros o con los sonidos emitidos por las ballenas, pueden afectar a un instrumento lingstico que es un don de Dios y sigue siendo ontolgicamente nico. No hay pensamiento sin lenguaje, interior o exterior. No podra tener conciencia moral sin pensamiento articulado. Se deduce que la conciencia del hombre, la conciencia de s, incluso lo que hace que sea hombre, posee un ncleo lingstico. Ningn diagnstico naturalista podra diseccionar ese centro del espritu o dar cuenta de su etiologa en trminos de mutacin o de seleccin. Su origen y su textura son, hablando con propiedad, trascendentes. ste es el tipo de explicacin en el cual el robo del fuego divino por Prometeo deviene una alegora de la concesin del lenguaje racional (el habla es razn en accin) a los mortales. Es el gnero de explicacin que ofrece Vico cuando postula una forma de prehabla, probablemente musicalizada, en la edad de los dioses. Hamann y Herder afirman resueltamente un origen divino del discurso humano. No menos que Agustn, ven en la capacidad que tiene el nio de producir y comprender un nmero ilimitado de frases (fenmeno de una importancia crucial en la lingstica chomskiana), una prueba decisiva de que el lenguaje -el lenguaje en un estado ms o menos consumado- ha sido implantado en el hombre por un decreto divino. Numerosos pueden ser, y son, los modelos trascendentes. Pero, a travs de su diversidad histrica, el conjunto particular y riguroso que me interesa aqu, el conjunto en el que prevalece el postulado activo e informante de un origen teolgico del habla, posee un rasgo unificador. Emplea la palabra clave logos. La emplea ya en relacin especfica con el Verbo creador de Dios en la terminologa juaniana, neoplatnica o gnstica, ya en un sentido ms difuso que, al mismo tiempo, supone e implica el misterio de una fuerza divina en el habla. Con frecuencia,
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esta implicacin pesar sobre la raz logos en palabras como lgica o analoga. Se supone que esta extensin elucida y pone de relieve la trascendencia logstica de la gramtica, de las operaciones del pensamiento humano (y de las operaciones, como hemos visto, consideradas como ontolgicamente ligadas al lenguaje). El habla humana es la encarnacin del Verbo -del logos- y el aura de esta devolucin desde un origen trascendente se adhiere hasta al ms grosero y rudimentario de nuestros actos de habla. Podemos, sin embargo, hacer una distincin adicional. En un modelo teolgico del habla es posible distinguir una visin funcional del lenguaje humano y una visin que yo calificara de logocrtica, pidiendo disculpas de antemano por este desafortunado vocablo. El punto de vista funcionalista atribuye al discurso humano un origen divino y una calidad trascendente. Pero considera que el hombre domina y utiliza el lenguaje para fines naturales. El lenguaje es el necesario y justo instrumento de su existencia social y poltica. Es el til del conocimiento puro y aplicado. Es el vector de su imaginacin, mediante el cual engendra las artes y las ciencias. Aunque est a la altura de lo sublime, la relacin del hombre con los recursos del lenguaje es utilitaria. sta es la perspectiva caracterstica de la lingstica desta de la Ilustracin, por ejemplo en Rousseau, o de la sociolingstica marxista y positivista, si bien en este ltimo caso la premisa trascendente se suele ocultar o abandonar. El punto de vista logocrtico es mucho ms raro y, casi por definicin, esotrico. Radicaliza el postulado del origen divino, el misterio del incipit, en el lenguaje del hombre. Parte de la afirmacin segn la cual el logos precede al hombre y el uso que l hace de sus poderes numinosos es siempre, en cierta medida, una usurpacin. En esta ptica, el hombre no es el amo del habla sino su sirviente. No es propietario de la morada del lenguaje (die Behausung der Sprache), sino un husped incmodo, hasta un intruso. Las formas de expresin ms densamente cargadas, la poesa y el discurso metafsico y religioso, no resultan del gobierno del lenguaje sino de una servidumbre privilegiada, de la infrecuente capacidad que posee el rapsoda, el pensador o el visionario de or lo que le dice el lenguaje. Este modelo logocrtico es antiguo. Al parecer estuvo en el centro de ese conjunto de actitudes conocido con el nombre de orfismo. Pero es en nuestra poca cuando ha sido formulado con mayor intransigencia. No es el hombre el que habla el lenguaje, sino el lenguaje el que habla al hombre, o, en su formulacin ms lapidaria: el habla habla, die Sprache spricht. La piedra de toque de la postura logocrtica, de manera notable en sus hbitos modernos, es el recurso cannico, implcito o explcito, a dos textos. El primero es el Crtilo. El logcrata se adhiere, bien intuitivamente, bien en virtud de una reflexin, a las
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palabras y a los sentidos. Las palabras no son las fichas arbitrarias de Saussure. Designan y por tanto definen la quididad de los seres, por utilizar el vocabulario tomista y en definitiva cratiliano de Gerald Manley Hopkins. De ah las denominaciones inmediatas y ontolgicamente determinantes impuestas por Adn en el jardn del Edn. De ah viene tambin que la polisemia, la ambigedad y la contrafactualidad sean sntomas y consecuencias de la Cada. El segundo texto talismnico del logcrata es el enigmtico fragmento sobre el logos al que Diels ha asignado el nmero uno en su edicin de los fragmentos de Herclito. De este gnmn se han propuesto casi tantas traducciones como absolutistas del lenguaje hay. Al parecer habla de la concesin del logos al hombre, de la presencia y de lo presente en el logos de todo lo que est all, pero tambin de la incapacidad en que se halla el orden comn de la humanidad para comprender el logos en su plenitud de ser. Solamente el hombre raro est abierto a esta comprensin. Est despierto. Los dems dejan que el don del logos se les escape como en un sueo. Pero hay otro texto indispensable para los dos logcratas del siglo XX que me propongo examinar. Lo que dice Parmnides del ser y de la unicidad del ser con y en el decir y el sentido del sentido.