Beatriz Pastor - La Génesis Del Discurso Colombino

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CAPITULO I

Cristbal Coln y la definicin del botn americano

1. La imagen de un mundo desconocido Era el doce de Octubre de 1492 cuando desde una de las tres naves que componan la flotilla de carabelas bajo el mando del ya casi Almirante de la Mar Ocana pero todava simple navegante-aventurero-comerciante genovs Don Cristbal Coln, alguien divis tierra: la de la isla caribea de Guanahan. Era el primer momento del descubrimiento del Nuevo Mundo, el primer contacto entre dos culturas distintas, cuya relacin iba a depararles destinos muy distintos. Y, paradjicamente, fue el inicio de un proceso de desconocimiento, instrumentalizacin y destruccin de la nueva realidad americana que se prolongara durante una historia posterior de ms de cuatro siglos.

El inicio de un proceso de destruccin de las Indias coincidiendo con la llegada de Coln al Caribe es un hecho indiscutible. Este proceso se concret en abusos y depredaciones de todo tipo que condujeron en pocos aos1 a un descenso generalizado y vertiginoso de la poblacin indge[4]na, as como a la despoblacin y desculturacin de zonas relativamente equilibradas y prsperas hasta la llegada de los espaoles a Amrica.2 Pero la forma, los motores y los medios de esa destruccin no fueron casuales ni arbitrarios. Tampoco son analizables en trminos ticos o filosficos que los disocien del contexto ideolgico e histrico concreto en que se origin y desarroll la empresa de la conquista. Aquel contexto ideolgico-histrico estaba en la base de una percepcin de la realidad concreta, sin cuyo anlisis no es posible comprender con exactitud la dinmica interna del proceso de destruccin que denunci Bartolom de las Casas.3 A primera vista, el momento mismo del descubrimiento al que se aluda ms arriba, parece inseparable de una cierta inocencia que en la realidad no existi jams. Ni siquiera en ese momento se puede hablar de Cristbal Coln slo como descubridor, ni de Amrica como continente desconocido. No porque ambos no tuvieran esas cualidades que las tenan sino porque eran tanto ms que ellas, que los mismos adjetivos descubridor y desconocido, que pretendieran definirlos, al dejar de lado el contexto histrico inmediato, no haran sino encubrirlos. Coln era, en el momento de divisar el Nuevo Mundo, el gran navegante del Mar Tenebroso. Pero tambin era el profeta, predicador en vano durante casi veinte aos de la viabilidad de la ruta occidental hacia las riquezas fabulosas del Asia; era el elegido de Dios

para la gloriosa empresa de crucero del Mar Tenebroso, que crea haberle sido reservada desde siempre por la Providencia.4. Y, por ltimo, Coln era y no hay que olvidarlo el comerciante genovs, firmemente decidido a materializar sus sueos transformndolos en slido y lucrativo negocio.5 En cuanto a la tierra americana, desconocida y apenas entrevista desde lo alto de un mstil, fue, en la primera percepcin que Coln tuvo de ella, mucho ms que desconocida6 igual a la suma de todos los conocimientos, leyendas y mitos que circulaban en la poca sobre los lugares ignotos que se suponan situados ms all del Mar Tenebroso. [5] Esta puntualizacin de la definicin de los dos trminos del encuentro primero entre Cristbal Coln y Amrica es esencial porque modifica desde su inicio el significado real de la relacin de descubrimiento. El anlisis del discurso narrativo colombino revela un desplazamiento fundamental de ese significado. Desde el primer momento, Coln no descubre: Verifica e identifica. El significado central de descubrir como desvelar y dar a conocer se ve desvirtuado en la percepcin y en las acciones de Coln, quien, en su constante afn por identificar las nuevas tierras descubiertas con toda una serie de fuentes y modelos previos, llev a cabo una indagacin que oscilaba entre la invencin, la deformacin y el encubrimiento.7 Apoyndose en unos clculos que basaba en sus conocimientos geogrficos y cosmogrficos, Coln no sospech durante mucho tiempo que las tierras que iba recorriendo y descubriendo fueran un nuevo continente. 8 Durante aos, las hizo coincidir con el objetivo inicial de su proyecto: las costas orientales del Asia. Y durante todo aquel tiempo se empe en identificarlas con lo que las fuentes histricas, geogrficas y cosmogrficas de su proyecto decan de ellas.

2 Las Casas dedica captulos enteros de su Historia de las Indias a presentar un panorama de los conocimientos geogrficos antiguos sobre los que poda apoyarse el proyecto de Coln.9 Aristteles, Platn, Alberto Magno, San Anselmo, Avicena y Ptolomeo desfilan como autoridades que legitiman las teoras ms diversas sobre la circunferencia de la tierra, la proporcin de mar y agua en el globo terrestre, la habitabilidad de la zona trrida, la anchura del Mar Tenebroso y la existencia de mticas islas en algn punto de sus aguas inexploradas. Habla Pierre dAilly de unas gentes que habitan las partes extremas del mundo donde hay seis meses de noche y seis meses de da, como de gentes beatsimas, de vida ilimitada y que slo mueren cuando hartas de vivir se arrojan al mar desde lo alto de una pea. 10 Aristteles y San Anselmo atestiguan la existencia de muchas islas en el mar ocano, y particularmente de la isla llamada Perdita, la ms fresca, frtil y excelente de todas, y poseedora [6] de la facultad de aparecer cuando nadie la buscaba y de esfumarse cuando iban a la busca de ella.11 Tanto Las Casas como Hernando Coln se refieren extensamente a la descripcin que hicieron Platn y Aristteles de la llamada Isla del Atlntico, Atlantis, o Atlntida. La descripcin de esta isla que resume Las Casas a partir de los textos de Platn y Aristteles es extraordinariamente detallada.
refiere Platn de la fertilidad, felicidad y abundancia desta isla, de los ros, de las fuentes, de la llaneza, campias, montes, sierras, florestas, vergeles, fructos, ciudades, edificios, fortalezas, templos, casas reales, poltica, orden y gobernacin, ganados, caballos, elefantes, metales riqusimos, excepto oro, del poder y fuerzas y facultad potentsima por mar y por tierra,... pero despus que aquellos ejercicios y solicitud virtuosa, con sus corruptas afecciones y costumbres olvidaron, con un diluvio y terrible terremoto de un da y una

noche, la isla tan prspera y felice, y de tan inmensa grandeza, con todos sus reinos, ciudades y gentes, sin quedar rastro de todos ellos ni vestigio, sino todo el mar ciego y atollado que no se pudo navegar por muchos tiempos, se hundieron.12

Este detallado resumen de Las Casas contiene una serie de elementos que son comunes a una gran cantidad de representaciones mticas de lugares ignotos, as como a diversos relatos fantsticos de viajes y exploraciones que circulaban en la poca. 13 La exhuberancia[sic] natural, la presencia de riquezas ilimitadas, la compleja y sofisticada organizacin social, son motivos que se repiten de manera fija y obsesiva en la mayora de las caracterizaciones medievales y renacentistas de pases y tierras remotas. Pero lo verdaderamente relevante es que de todo el tejido de verdades y errores, de elementos reales y fantsticos, de datos geogrficos y relatos increbles lo que ira emergiendo progresivamente fue una compleja caracterizacin de lo que se inclua en la poca bajo el nombre de ignoto. Aquel vasto espacio desconocido por el que iba a navegar Cristbal Coln no haba sido explorado antes,14 de ah el nombre de Mar Tenebroso. Pero [7] Coln tena una imagen clara de lo que iba a encontrar en l, y esta imagen representara un papel fundamental en su percepcin del Nuevo Mundo y en la forma en que se desarrollaran sus exploraciones de los lugares recin descubiertos. La imagen colombina de lo que iban a ser aquellas islas y tierras desconocidas que Coln identificaba con las islas y costas del extremo oriental del continente asitico, se apoyaba en los modelos descriptivos de la poca que se indicaban a propsito del resumen descriptivo de Las Casas, modelos que configuraban una especie de arquetipo bsico y muy difundido de la naturaleza y caractersticas de los pases y tierras que se

3 hallaban situados ms all de los lmites del mundo occidental. Hay sin embargo cuatro textos fundamentales en los que Coln parece haber buscado de manera especial los elementos que organizan su percepcin de las regiones desconocidas de la tierra. En primer lugar, la Imago Mundi del cardenal Pierre dAilly publicada entre 1480 y 1483. En segundo lugar, la Historia Natural de Plinio en versin italiana de 1489. A continuacin, un ejemplar de la Historia Rerum ubique Gestarum de Eneas Silvio.15 Y finalmente una versin en latn del libro de los Viajes de Marco Polo, de 1485. Estos cuatro libros se conservan con todas las anotaciones manuscritas que fue haciendo Coln en sus reiteradas y cuidadosas lecturas.16 Aunque un nmero considerable de anotaciones se refieren a cuestiones cosmogrficas y geogrficas y revelan la trayectoria seguida por Coln hasta llegar a sus conclusiones finales y errneas sobre la anchura del Mar Tenebroso y la situacin y proporcin en la superficie terrestre de las partes de agua y tierra, hay otro tipo de anotacin que se refiere a las caractersticas concretas de esas tierras, as como a su relacin con reinos conocidos en la antigedad o mencionados en las escrituras o en relatos de viajes recientes como el de Marco Polo. Trsis[sic], Ofir y Saba son, junto con el Catay, Mangi y el Cipango, continuos puntos de referencia a los que Coln volver una y otra vez, primero en sus lecturas y luego en la realidad, tratando de identificar las tierras inexploradas. [8] Las concepciones de la poca sobre la naturaleza de esas tierras eran fabulosas, como lo eran las expectativas de Coln ante el objetivo de su viaje. Algunas descripciones derivaban de los escritos de los autores griegos, que haban entrado en una fase de revalorizacin desde el siglo XIII, y principalmente de las obras de Ptolomeo, Marino de Tiro, Aristteles y Posidonio. Otras provenan de obras cientficas ms

recientes como el Opus Majus de Roger Bacon, publicado en 1269. Y las dems se encontraban en los relatos de viajes como los de Oderico de Pordenone, John Mandeville y, muy especialmente, el de Marco Polo, 17 que constituyeron, sin duda, la fuente principal de informacin sobre Asia para la gente de la poca, as como un punto de referencia constante en la preparacin y el desarrollo del proyecto de Coln. La imagen de las tierras lejanas e inexploradas que emerge de todo ese conjunto de obras es compleja y muchas veces contradictoria. Pierre dAilly habla en su Imago de un Asia interminable que se extiende ms alla[sic] de lo fijado por Ptolomeo, y donde se encuentran lugares fabulosos cubiertos de vegetacin [sic] exhuberante y recorridos por ros inmensos. Habla de la existencia de islas innumerables cerca de la India, llenas de perlas, oro, plata y piedras preciosas. Habla tambin de la fauna en la que animales exticos como los elefantes, loros y simios, coexisten con toda la galera de monstruos y animales mticos grifones, dragones, etc. tpica de cualquier bestiario de la poca. Habla de una isla Taprobana donde existan montaas de oro inaccesibles custodiadas por grifones, dragones y monstruos humanos. Segn Las Casas, concuerda dAilly con Ptolomeo, Solino, Pomponio y San Anselmo al afirmar que en aquella tierra de Taprobana, llamada dorada por la presencia en ella de montes de oro, habitaban unas hormigas mayores que perros que custodiaban sus tesoros. Y apoyndose en la autoridad del libro de los Reyes, afirmara Coln, con Las Casas, que en la mtica isla Taprobana, descrita por dAilly, se encontraba la regin de Ofir, adonde iban en la antigedad las naves de Salomn en un viaje que duraba cerca de [9] dos aos y del que regresaban cargadas de perlas, marfil, mbar, piedras y maderas preciosas, y

4 todo el oro y la plata que los grifos y dems animales monstruosos excavaban para ellos. Por su parte, Eneas Silvio complementaba en su Historia la informacin de la Imago Mundi. Incluyendo lo fundamental del pensamiento y de la geografa de Ptolomeo, rechazaba la enorme extensin de Asia oriental que ste propugnaba. Supona aquellas tierras habitadas por gentes civilizadas y pacficas y contribua a perpetuar el carcter fantstico atribuido desde el Occidente a aquellas regiones, con sus descripciones de antropfagos y amazonas. Eneas Silvio afirmaba la inhabitabilidad de la zona trrida y la posibilidad de circumnavegar Africa y recoga los aspectos ms extraordinarios de las descripciones del Oriente narradas por Odorico de Pordenone. Pero sin duda la fuente ms inmediata y detallada de informacin acerca de las remotas tierras del Asia oriental la constituy el relato de los viajes de Marco Polo. Adems, el contenido de dicho relato tena la autoridad que le confera el hecho de que se presentaba no como fruto de especulacin terica sino como resultado de las observaciones personales y directas realizadas por Niccolo y Maffeo Polo en su expedicin de 1256, y del propio Marco Polo, que volvi a hacer el mismo recorrido con ellos en 1271. El relato de viajes de Marco Polo no era en caso nico. Junto a ste exista informacin de otros viajes hacia el Asia, realizados por caballeros y frailes a partir del siglo XIII, especialmente los de Guillermo de Rusbruck, Andrs de Perugia y Jordn de Severac. 18 Pero lo que hizo del relato de Marco Polo un caso especial fue la excepcional combinacin de una gran cantidad de informacin con una extraordinaria exhuberancia [sic] descriptiva. El propio autor seala la importancia de diferenciar entre las obras eruditas o tericas y su propia obra, en la cual referimos las cosas vistas por vistas y odas por odas; y afirma sobre esta base la credibilidad

implcita de todo lo contenido por fantstico que sea en una obra en la que todas estas cosas son verdad.19 [10] La importancia cultural de la difusin de este relato fue inmensa. La experiencia de Marco Polo extenda el mbito de la civilizacin hasta los confines del imperio trtaro y describa detalladamente la organizacin poltica, comercial y social de numerosos reinos situados ms all del radio de accin habitual del mundo Occidental. En su narracin, las descripciones de reinos se suceden: Mosul, Kerman, los ocho reinos de Persia, y Cascar; seguidos de las de ciudades maravillosas como Balc, Cobinan, Vasdi y tantas otras. La objetividad y exactitud de las observaciones de Marco Polo sobre el comercio, las distintas mercancas, las posibilidades de intercambio y el inters mercantil de los lugares que iba recorriendo, o sobre la viabilidad prctica de las posibles rutas comerciales hacia distintos puntos del Oriente, se complementan con el carcter fantstico de las historias que Marco Polo relata como odas. La del Viejo que construy entre dos montaas un jardn semejante al paraso de Mahoma, y que los sarracenos tenan realmente por el Paraso. Y cmo, en el marco de aquel jardn, engaaba a jvenes incautos y, convencindolos de que l era el propio profeta, los entrenaba para el Mal, convirtindolos en terribles asesinos que ejecutaban todas sus voluntades. O la de cmo se extraviaban los viajeros llamados por voces misteriosas en el desierto de Lop. Pero todas las historias mas fantsticas no llegan a superar el carcter fabuloso de las descripciones del Imperio Trtaro y del Gran Khan. Los captulos LXXXI a CI ofrecen un relato detalladsimo de todos los aspectos sociales, polticos, culturales y materiales de la corte del Gran Khan, donde la magnificencia, el lujo, y el refinamiento superan todo lo imaginable desde cualquier reino europeo de la poca. Flores, joyas, pedrera, animales magnficamente

5 aderezados, ropajes de seda bordados en oro, palacios de muros recubiertos de metales preciosos y rodeados de rboles maravillosos sirven de marco a un rey de fbula, guardado por 12000 hombres a caballo y rodeado de 12000 barones ataviados con ropajes de oro, perlas y pedrera, que cambian en cada una de las trece fiestas ms solemnes de la corte.20 [11] Marco Polo relata: se asombra y maravilla, pero no se pierde. Por debajo de su fascinacin, sigue siempre alerta la actitud analtica y pragmtica del mercader actitud de la que encontraremos numerosos ejemplos en el propio Coln. Ledos desde esta perspectiva, sus relatos constituyen la ms completa gua de las posibilidades comerciales que ofrecen los reinos fantsticos que describe para la Europa de la poca. En cada lugar por el que pasa hace un inventario cuidadoso de materias primas, artesanas o productos de inters comercial. En Turcomania, los tapices y paos; en Georgia, la seda; en el Catai, el carbn; en Java, la pimienta, la nuez moscada y otras especias; en Mangi y Catay, el oro y las piedras preciosas; en el Cipango, las perlas blancas y rosadas. Adems de la enumeracin de mercancas locales, Marco Polo incluye siempre un anlisis del valor de las mismas en relacin con sus posibilidades de mercado, y menciona la depreciacin que resulta en algunos casos de una localizacin alejada de las mejores rutas comerciales. Por ejemplo, en el caso de la provincia de Cangigu, de la que dice: ... es abundante el oro: pero como estn muy lejos del mar, sus mercaderas valen poco pues no tienen salida.21 De ah que se fije con tanta insistencia en las condiciones geogrficas y en los accesos posibles a cada centro comercial: Desiertos de difcil travesa, desfiladeros, pasos montaosos que faciliten o entorpezcan la comunicacin entre diversos centros de mercancas, ros navegables que puedan

paliar la desventaja del alejamiento con respecto al mar, puertos, ...etc., aparecen descritos y evaluados con precisin. Habla igualmente Marco Polo de la hospitalidad de las gentes, de las comodidades que puede esperar encontrar el mercader en las hospederas y albergues, de las dificultades en repostar o en cambiar de caballos. Y se admira repetidamente ante las ventajas que ofrece el Imperio Trtaro, con sus sistema de comunicaciones terrestres, su correo, su red real de hospederas y de postas, ideales para la organizacin de productivas rutas comerciales entre el Oriente y Europa. Y se refiere, por ltimo, a dos cuestiones fundamentales para cualquier [12] comerciante en el inicio de un negocio: el beneficio y el riesgo. El primero queda asegurado en el establecimiento de redes de transporte que permitan volcar en el mercado europeo de gran demanda la superabundancia de mercancas codiciadas que almacena el Oriente. Lo segundo queda minimizado al establecer las rutas teniendo en cuenta los resultados de un anlisis previo, como el que realiza el propio Marco Polo, en el que se seala cualquier posibilidad problemtica de carcter geogrfico, poltico o cultural, y eligiendo cuidadosamente como centros comerciales a lo largo de esa ruta lugares seguros, de habitantes favorables al comercio y bien comunicados, por tierra o por mar, con los dems puntos de las rutas comerciales. Es imposible encontrar un texto ms informativo para cualquier comerciante, colono o descubridor en ciernes que el relato de los Viajes de Marco Polo, y no resulta en absoluto sorprendente que Coln lo leyera y anotara, ni que constituyera una de las influencias ms constantes a lo largo de sus distintos viajes. Complementado por la Imago Mundi, la Historia Rerum y la Historia Natural, referencia obligada para todo lo que se relacionara con la botnica, la zoologa y la geografa general, el libro de Marco Polo complet el bagaje de

6 erudicin sobre el que Coln elaborara su proyecto y al que referira una y otra vez sus experiencias descubridoras y colonizadoras posteriores. A partir de esas fuentes fundamentales, Coln orden elementos, seleccion rasgos, elimin diferencias y contradicciones, y lleg finalmente, a formarse una idea general del objeto de sus futuras navegaciones, dotndolo de unos rasgos arquetpicos que se podran resumir as: Asia posea unas dimensiones enormes que la acercaban por el oriente considerablemente a Europa. El Mar Tenebroso era de una extensin mucho menor de lo que supusieron los antiguos, y poda ser navegado fcilmente en pocos das, contando con vientos favorables.22 En ese mar, y a unas 1500 millas de la costa china, se encontraba la fabulosa isla de Cipango. Entre sta y la tierra firme del Asia haba multitud de islas. La poblacin de todas aquellas tie [13]rras era de piel clara, pacfica, culta y civilizada, y, tanto las islas como la tierra firme, albergaban riquezas incalculables de oro, plata, perlas, piedras preciosas, especias, seda y todas las dems mercancas definidas como valiosas por las necesidades comerciales y la demanda del mercado occidental. Estas tierras extensas e inexploradas, pobladas por hombres blancos y de buenas maneras, con reservas enormes de oro que nadie explota tenan la ventaja adicional de estar ms all del radio alcanzado por las expediciones comerciales de los mercaderes italianos, ya que, afirmaba Marco Polo, no hay mercader ni extranjero que haya llegado a ellas. 23 Por lo tanto, seran del primero que las alcanzase, de acuerdo con las reglas del modelo de apropiacin imperialista de la poca. Pero no todo era tan positivo en la representacin que se haca Coln de aquellas tierras fabulosas que lo esperaban24 en algn punto de la Mar Ocana. Segn

sus mismas fuentes, aquellos lugares remotos posean tambin un aspecto inquietante y tenebroso que se concretaba en los monstruos citados desde Plinio por diversas autoridades: Grifos de cuerpo de dragn y alas de guila; dragones que escupan fuego y estrangulaban elefantes con la cola; sirenas, mezcla de mujer y pjaro o de pez y mujer, que adormecan a los marinos con sus cantos para hacerlos pedazos cuando sucumban al sueo.25 Cristbal Coln no fue el nico que posea una visin del extremo oriental de Asia como la que se acaba de exponer a grandes rasgos. Fernando Martnez, cannigo de Lisboa que haba realizado viajes al lejano Oriente, intentaba hacia la misma poca promover una reanudacin de los contactos entre el Occidente y China contactos que se haban visto casi totalmente interrumpidos despus del regreso de Marco Polo a Venecia . El cannigo Martnez asisti al Concilio Eclesistico que se celebr en Florencia entre 1438 y 1445.26 Y fue en el marco de ese concilio donde se efectu un encuentro que tendra grandes repercusiones en la elaboracin de los aspectos cosmogrficos del proyecto colombino. All conoci Martnez a un fsico florentino llamado [14] Paolo da Pozzi Toscanelli, con quien intercambi informacin referente a astrologa, astronoma y cosmografa, y con el que, aparentemente, mantuvo correspondencia posterior sobre las mismas cuestiones. Durante la estancia de Coln en Portugal, mientras ste maduraba el proyecto que pensaba exponer en la corte de Alfonso V, asegura Las Casas que Coln se hizo muy amigo del cannigo Martnez,... y que lleg a discutir su proyecto con l. 27 Parece que Martnez le aconsej que entablara contacto con Toscanelli, y le asegur que ste poda apoyar cientficamente el proyecto colombino de navegacin occidental hacia el Asia. Coln escribi a Toscanelli hacia 1480 y recibi en

7 respuesta una carta que inclua copia de otra escrita por el mismo Toscanelli al cannigo Martnez, fechada en 1474. La carta alude al proyecto de Coln de pasar adonde nacen las especias. Desde el punto de vista cosmogrfico, Toscanelli corrobora dos puntos fundamentales de la formulacin del proyecto colombino. El primero es el clculo de la extensin de Eurasia hacia el occidente, que, siguiendo la opinin de Marco Polo que le aada 30 grados y contrariando la de la mayora de los eruditos de la poca, estimaba muy superior a la realidad. El segundo es el clculo de la anchura del Mar Ocano que separaba Europa de Asia por el occidente. Esta distancia, que Toscanelli imaginaba dividida por el Cipango, la estimaba en un total de 4500 millas: 3000 de las Canarias al Cipango (contra 3080 de Martn de Behaim), y 1500 del Cipango a Catay. En su proyecto, Coln reducira todava ms hasta 3500 millas nuticas una distancia real de 11.766 millas. Sobre la base de unos clculos tan errneos, no es sorprendente que Toscanelli le recomendara al rey de Portugal a travs de su amigo Martnez, el brevsimo camino que hay de aqu a las Indias, donde nacen las especieras, por la va del mar, el cual tengo por ms corto que el que hacis a Guinea. La carta describe una carta de marear que la acompaaba y que desgraciadamente no se conserva, donde seala Toscanelli que est pintado en derechura por Poniente el principio de las Indias, con las islas y lugares por [15] donde podis andar, y cuanto os podrais apartar del Polo Artico por la lnea equinoccial, y por cuanto espacio; esto es, con cuantas leguas podrais llegar a aquellos fertilsimos lugares de especieras y piedras preciosas.28 En la segunda carta de Toscanelli a Coln se vuelve a insistir sobre la viabilidad del proyecto colombino de navegacin: estoy persuadido a que habris visto por

mi carta que el viaje que deseis emprender no es tan difcil como se piensa: antes al contrario, la derrota es segura por los parajes que os he sealado.29 Fijadas las bases cosmogrficas del proyecto, Toscanelli pasa a describir esas tierras e islas del extremo oriental del Asia. Los ecos de las descripciones de Marco Polo son particularmente claros, sobre todo en su descripcin del Cipango, que Toscanelli sigue fielmente, incluyendo el detalle de los palacios tapizados y techados de oro. Pero, dejando al margen detalles e influencias principales, encontramos en la descripcin de Toscanelli muchos de los elementos centrales del modelo de representacin colombino. Ambos imaginan tierras numerosas que albergan riquezas nunca vistas, estn pobladas por habitantes pacficos y favorables al comercio e intercambio, y no estn sujetas a ninguna soberana exterior, o, dicho de otro modo, son para el primero que llegue a ellas. En su segunda carta a Coln, Toscanelli lleva todava ms lejos su estimacin de la favorable acogida que recibir en aquellas tierras lejanas el descubridor que primero las alcance. Y estad seguro de ver reinos poderosos, cantidad de ciudades pobladas y ricas, provincias que abunden en toda suerte de pedrera, y causar grande alegra al rey y a los prncipes que reinan en estas tierras lejanas abrirles el camino para comunicar con los cristianos, a fin de hacerse instruir en la religin catlica y en todas las ciencias que tenemos.30 Esta optimista afirmacin de Toscanelli, con respecto al recibimiento que va a encontrar Coln a su llegada al extremo de Asia, presenta un inters muy particular. En ella aparecen, por primera vez, en una relacin de contigidad, dos elementos que van a caracterizar la filosofa de la con[16]quista del Nuevo Mundo: por un lado, el inters comercial ms o menos

8 explcito por el botn que representan las tierras descubiertas y las riquezas que albergan; por otro, la justificacin religiosa, entendida como la obligacin de los reyes cristianos y sus vasallos de extender el imperio del cristianismo, y la necesidad en que viven los infieles de integrarse a la religin cristiana. Hay que situar el comentario de Toscanelli en el contexto con el que se relaciona: el de la narracin de los primeros captulos de los Viajes de Marco Polo, con la explicacin de la embajada del Gran Kahn y su peticin de que se le enven representantes de la religin cristiana que puedan instruirlo a l y a los suyos. Pero la importancia de la formulacin del modelo de relacin entre cristianos e infieles que llevan acabo tanto Marco Polo como Toscanelli, rebasara el contexto literario en que se produjo, ya que dicho modelo lleg a ser uno de los parmetros ideolgicos fijos de la mayora de las expediciones descubridoras y conquistadoras. La percepcin de la confrontacin entre dos culturas diferentes, en este caso la cristiana y la indgena, se ajustara a l; y el hecho de que los habitantes del Nuevo Mundo, al revs de lo que segn Marco Polo suceda con el Gran Kahn, no parecieran desear particularmente un cambio de religin, parecera irrelevante en un contexto ideolgico que haba definido ya irreversiblemente relaciones y papeles. En l la necesidad de la accin conquistadora no se cuestionaba; su justificacin era inherente al espritu cristiano que la defina primordialmente como movimiento de propagacin de la fe. La consecuencia necesaria de esta formulacin fue la definicin del papel del conquistador cristiano como elegido de Dios, con una obligacin fundamental que sera la subordinacin de las nuevas culturas a la cristiano-occidental, representada por los reyes de Espaa, con todo lo que esa sujecin implicaba en trminos econmicos y polticos. Y la apropiacin de los

elementos materiales de cualquier cultura descubierta era, de acuerdo con el modelo ideolgico dominante en la poca el botn legtimo de los esfuerzos que llevaba aparejados el proceso de propagacin de la fe. [17] La cuestin de la funcin de la religin en el contacto entre Oriente y Occidente, a la que alude sutilmente la carta de Toscanelli, no es de ningn modo nueva sino que entronca con una larga tradicin que enlaza con el espritu de las Cruzadas que prevaleca en Europa durante la Edad Media; y en Espaa, de manera ms especfica, con el espritu de la reconquista. Ms adelante se volver sobre la supervivencia de esos modelos ideolgicos que, aunque aparecen diluidos y mitigados en el caso de Cristbal Coln por una particular procedencia cultural y de clase que lo defina primordialmente como comerciante genovs, florecern en cambio de forma extraordinaria en toda una primera generacin de conquistadores de Amrica. En toda la documentacin de la vida de Cristbal Coln es difcil hallar un asunto ms polmico que la famosa correspondencia entre Coln y Toscanelli que acabamos de citar.31 Este no es el lugar apropiado para intentar zanjar esa polmica, pero s lo es para afirmar que la autenticidad de esa correspondencia que se acepta aqu como cierta es en cualquier caso secundaria para el anlisis y la evaluacin de la gnesis y el desarrollo del proyecto colombino; y esto principalmente en razn de la multiplicidad de las fuentes en que se nutri dicho proyecto. Es secundaria porque las cartas de Toscanelli y sus mapas, tal como aparecen descriptos en ellas, no alteran sustancialmente en ningn punto la informacin combinada que Coln haba encontrado principalmente en la Imago Mundi, la Historia Rerum, y los Viajes de Marco Polo. Los clculos cosmogrficos de Toscanelli hicieron poco ms que formular cientficamente las estimaciones de Marco Polo. Y, por

9 otra parte, tampoco existi una coincidencia exacta entre stos y los clculos finales del propio Coln. En todo caso, tanto en sus aspectos de contenido cosmogrfico como en los de contenido descriptivo de las realidades de Asia Oriental, esta ltima y discutida fuente de articulacin del proyecto colombino no parece haber tenido una importancia primordial sino ms bien un valor confirmante en la elaboracin de los aspectos prcticos del viaje [18]de Cristbal Coln. Y especialmente en la del arquetipo que se fue creando Coln a lo largo de aos de lecturas, relatos e indicios como las misteriosas maderas labradas o los cadveres de hombres y mujeres de rostro plido y rasgos exticos que el mar empujaba en las tormentas de invierno hasta las costas de Gallaway o de Madeira de lo que prometan y eran aquellas tierras remotas que lo esperaban a l, el elegido de la Providencia, del otro lado de un mar que casi haba dejado de ser Tenebroso e innavegable a fuerza de irle restando ms y ms grados de anchura a cada nuevo clculo. 2. El desconocimiento de un mundo real El peso de aquel arquetipo que supla con imaginacin y conjeturas el conocimiento de las tierras que Coln se propona descubrir fue considerable durante todo el perodo de preparacin y formulacin del proyecto colombino. Pero su mayor importancia corresponde, paradjicamente, al perodo histrico posterior al momento del descubrimiento en 1492, y, ms concretamente, al que abarca los cuatro viajes del Almirante con sus sucesivas exploraciones y formulaciones de la realidad del Nuevo Mundo. El contacto con el Nuevo Mundo debera haber disipado progresivamente los errores que se contenan en el modelo colombino de lo que iban a ser aquellas

tierras, y el descubrimiento y la exploracin deberan haber iniciado un proceso de conocimiento de las nuevas realidades. Lo que sucedi en realidad fue muy distinto: desde el primer momento del acercamiento de Coln a las tierras inexploradas no se cancel el arquetipo sino que se aplaz simplemente su realizacin plena mientras comenzaba a funcionar como mecanismo de reduccin, deformacin y ficcionalizacin de la nueva realidad. La supervivencia del arquetipo frente a las realidades diversas que iran negando su validez a lo largo de las expediciones descubridoras de los cuatro viajes se explica por varias razones. En primer lugar, por el contexto cultural y cientfico de la poca que permita y asimilaba fcilmente la [19] supervivencia de esquemas tericos en clara contradiccin con datos empricos que los desmentan. Ejemplo de este fenmeno son algunas de las teoras cosmogrficas vigentes mucho despus de que las exploraciones portuguesas hubieran demostrado su falsedad. Es el caso de la inhabitabilidad de las zonas que se encontraban por debajo del ecuador, aceptada todava varios aos despus de que los portugueses hubieran llegado hasta el cabo de Buena Esperanza. En segundo lugar, la supervivencia del modelo imaginario que tena Coln de lo que seran las tierras que pensaba descubrir se explica por algunos aspectos de la concepcin del mundo que posea el Almirante y que se expresan de forma consistente a lo largo de todos sus escritos. Ms especficamente, por unas formas de irracionalismo que se concretaron en el particular mesianismo del personaje. Las Casas recoge y elabora hasta la saciedad la cuestin de la eleccin divina de Coln y de su misin evanglica y descubridora como parte de un plan divino anterior al hombre y a su poca. En su Historia de las Indias, las referencias eruditas se conjugan con las opiniones personales de Las Casas para intentar

10 demostrar de forma irrefutable que Coln era ni ms ni menos que el enviado de Dios para el descubrimiento y cristianizacin del Nuevo Mundo. Con un celo ms apasionado que objetivo, Bartolom de las Casas se aplica a desenterrar profecas, comentarios de las Escrituras o de los clsicos, que anuncian, segn l, de forma incuestionable el descubrimiento de Amrica por Cristobal [sic] Coln.32 Esta argumentacin de Las Casas tendra un inters simplemente anecdtico si no fuera porque viene a reforzar toda una lnea de razonamiento que recorre el discurso colombino desde el Diario de su primer viaje hasta la Lettera Rarissima que escribi desde Jamaica en 1503. Ya en el Diario de navegacin del primer viaje se seala a Dios como verdadero realizador, a travs de las acciones colombinas, de hechos tan diversos como el embarrancar las naves junto a la Navidad o el indicar la situacin exacta de las minas de oro de Babeque. 33 A primera vista, esta utilizacin divina del Almirante parece reducirlo a la categora de simple instrumento, res [20]tndoles considerable mrito a sus acciones y elecciones. Pero esto es as desde una perspectiva moderna, no en el contexto religioso de la poca. Dentro de aquel contexto el hombre que era instrumento divino no perda por ello honra ni mrito sino que ganaba un prestigio y una credibilidad que lo volvan poco menos que incuestionable. La prdida de responsabilidad e iniciativa que comporta el ser definido como simple instrumento de la voluntad de Dios, quedaba ampliamente compensada y hasta superada por la reduccin de cualquier posibilidad de error que implicaba el hecho de que cada una de las acciones del personaje estuviera inspirada y avalada por el propio Dios.34 Es indudable, a la vista de sus propias declaraciones, que Coln se vea a s mismo como instrumento de la voluntad divina y que se consideraba

guiado y protegido por Dios en sus acciones ms diversas. La carta que narra el descubrimiento a Santngel comienza refirindose a dicho descubrimiento como la gran victoria que Nuestro Seor me ha dado en mi viaje; y slo al final de la carta se decide Coln a incluir, como miembros honorarios de esa especie de sociedad que ha formado con Dios, a los propios reyes cuando menciona que Nuestro Seor di esta victoria a nuestros Ilustrsimos Rey y Reina. 35 En el segundo viaje, la seguridad que tiene Coln de contar con el apoyo divino se expresa en las continuas referencias a una misericordia que debe resolver todos los problemas, sinsabores y decepciones de la nueva experiencia descubridora. La reduccin, durante el segundo viaje, de la relacin entre Dios y Coln a la de misericordia de un dios caritativo con un hombre sufridor, supone un parntesis en el optimismo mesinico colombino y funciona dentro del discurso narrativo como signo que apunta a un contenido semntico que nunca se nombra explcitamente. Se trata del fracaso, lo inmencionable por excelencia dentro de unas coordenadas ideolgicas que garantizan el xito de cualquier proyecto inspirado y dirigido por Dios. Las invocaciones constantes a la misericordia divina que encontramos en la narracin del segundo viaje aluden una y otra vez a los trminos concretos y siempre [21] elpticos de una realidad problemtica cuyo carcter decepcionante hace necesaria de forma especial tal proteccin. En el tercer viaje de Coln se cierra ese parntesis de vacilacin y vulnerabilidad. En l, Coln reafirma su condicin de protegido y elegido de Dios que lo lleva milagrosamente (a Isabela) y que le di victoria siempre.36 Y su confianza en tal condicin es tan slida que en la cuestin de las acusaciones de Roldn, se coloca explcitamente de un lado con Dios, frente a cualquiera que incurra implcitamente en un pecado de

11 blasfemia acusndolo. Ellos...me levantaron mil testimonios falsos y dura hasta hoy en da. Mas Dios Nuestro Seor, el cual sabe mi intencin y la verdad de todo, me salvar como hasta aqu hizo; porque hasta ahora no ha habido persona contra m con malicia que no la haya l castigado. 37 La alianza entre Dios y Coln parece ms slida que nunca ya que le permite a Coln amenazar con la divina venganza a un ellos que puede hacerse fcilmente extensiva a los reyes segn que stos se siten del lado de Dios y Coln o del de sus enemigos. La percepcin de s mismo como instrumento divino que presenta Coln a lo largo de su discurso de descubrimiento y la concepcin mesinica de sus hazaas culmina en el cuarto viaje, en una visin entre anglica y delirante, en la que Coln oye voces que simultneamente le afirman la realidad de su conexin especial con Dios, la lealtad de ste para con sus emisarios (en flagrante contraste con la ingratitud de los reyes para con los suyos), y el sentido oculto de las tribulaciones colombinas dentro de los designios siempre insondables de la Providencia. La visin se cierra con una promesa explcita de apoyo y de tiempos mejores.38 El problema de fondo que plantea la presencia de este esquema ideolgico providencialista que articula, en parte, la percepcin colombina de la empresa de descubrimiento, es el de la debilitacin de la razn como instrumento de conocimiento. En el contexto de un esquema que prev desde el origen de los tiempos unos acontecimientos realizados por la voluntad divina a travs de un hombre iluminado y dirigido por Dios, cualquier intuicin cobra sentido de profeca y [22] cualquier interpretacin personal es percibida como verdad objetiva. Este mecanismo explica en parte la persistencia con la que Coln se mantuvo fiel, frente a las realidades ms contrarias, a su intuicin de lo que

seran las nuevas tierras; es decir, a la visin que se plasm, durante la fase de formulacin de su proyecto de descubrimiento, en el modelo imaginario de las tierras desconocidas. Por otra parte, esta misma persistencia da la medida de la ceguera que caracteriz la percepcin de Amrica que tuvo Coln, as como del grado de distorsin a que fue sometida en sus escritos una realidad que era caracterizada bsicamente por defecto, y cuya revelacin en los relatos y descripciones de Coln fue con demasiada frecuencia una ficcionalizacin que se ajustaba a los trminos de formulaciones de modelos anteriores y ajenos a ella. Dentro del discurso colombino, la oposicin central entre un proceso de ficcionalizacin distorsionadora, como el que se da en la representacin de la realidad del Nuevo Mundo que encontramos en los diarios y cartas de Cristobal [sic] Coln, y un proceso posible de descubrimiento y conocimiento objetivo de la realidad americana se resuelve en la sustitucin implcita de un acercamiento analtico y racional por un proceso de identificacin. Desde el momento mismo del descubrimiento, Coln no se aplic a ver y conocer la realidad concreta del Nuevo Mundo sino a seleccionar e interpretar cada uno de sus elementos de modo que le fuera posible identificar las tierras recin descubiertas con el modelo imaginario de las que l estaba destinado a descubrir. Y esta voluntad de identificacin del Nuevo Mundo con las mticas tierras mencionadas por dAilly, Marco Polo y las dems fuentes de su modelo se manifiesta, en los escritos colombinos, desde los primeros relatos y descripciones del Nuevo Mundo que aparecen en el Diario del primer viaje y en la carta a Santngel, hasta la ltima descripcin que hizo de Amrica en la carta a los reyes que escribi desde Jamaica al final de su cuarto viaje.

12 Existe ya una certeza aceptable acerca del itinerario que sigui Coln en cada uno de sus viajes. S.E. Morison llev a [23] cabo una travesa en 1939 en la que, saliendo de las Canarias y con los diarios de navegacin de Coln en mano, se aplic a seguir el itinerario de viaje de Coln. El Almirante toc tierra en San Salvador, de donde prosigui hasta Sta. Mara de la Concepcin, Fernandina, Isabela, Juana y Espaola, por este orden, emprendiendo su regreso a Espaa desde la ltima.39 La impresin que le produjo la primera visin de San Salvador no fue precisamente entusiasta, a juzgar por la forma en que parece narrada en la entrada correspondiente al 11-12 de Octubre del Diario del primer viaje. En ella, Coln toma nota escueta del aspecto de la tierra sealando sus arboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras y mencionando un esculido botn de ovillos de algodn filado y papagayos y azagayas y otras cositas que sera tedio describir.40 Y acto seguido se apresura a mencionar que, aunque hay pequeos indicios de oro, le dicen los indios que debe ir al sudeste a buscar el oro y las piedras preciosas. Decide que est al noroeste de las tierras que busca, y, dejando caer de pasada que tambin en San Salvador hay oro nunca lo hubo pero de acuerdo con su idea tena que haberlo se propone ir a topar la isla de Cipango, que supone muy prxima a San Salvador. A partir de ah, la composicin de lugar de [sic] Cristobal Coln ser clara. Cree encontrarse ya en aguas cercanas al Cipango y, por lo tanto, se trata de ir explorando cada una de las islas que encuentra para hacerse una idea de cmo son que le permita decidir si son las mismas que l busca, y, muy particularmente, el Cipango. El proceso de descubrimiento se convierte en uno de eliminacin en el que Coln se limita a anotar brevemente unos cuantos rasgos aparentes de las islas

antes de descartarlas como posibles Cipangos. Para cada isla, un pequeo inventario: tierra frtil, gente desnuda, grado de civilizacin, indicios de metales preciosos. En la Fernandina expresa impaciencia ante lo hallado y confa en que Dios lo dirija hacia su objetivo: y es oro porque les amostr algunos pedazos del que yo tengo, no puedo errar con la ayuda de Nuestro Seor que yo no falle adonde nace.41 Y en la Isabela se anima ante las noticias que recibe [24] de los indgenas, que parecen indicarle que est cerca de su objetivo: ver si puedo haber el oro que oyo que trae (el rey de la Isabela) y despus partir para otra isla grande mucho, que creo que debe ser Cipango segn las seas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual ellos llaman Colba...y segn yo fallare recaudo de oro o especiera determinar lo que he de facer...tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciudad de Quisay, y dar las cartas de vuestras altezas al Gran Can.42 Al da siguiente vuelve a insistir en la misma idea: Quisiera hoy partir para la isla de Cuba, que creo debe ser Cipango segn las seas que me dan estas gentes de la grandeza della y riqueza, y no me detern ms aqu...pues veo que aqu no hay mina de oro... Y pues es de andar adonde haya trato grande digo que no es razn de se detener salvo ir camino y calar mucha tierra fasta topar en tierra muy provechosa.43 Coln confirma aqu implcitamente la existencia del proceso de eliminacin. Todas las tierras que lo separen de su objetivo prefijado son para l ir camino y calar tierra. No despiertan su inters ms que en la medida en que puedan constituir un indicio de la proximidad de las islas fabulosas del Asia Oriental descritas por Marco Polo. El da 30 de Octubre de 1492, Coln, que lleva ya dos das en Cuba, modifica por primera vez su identificacin Cuba-Cipango. Pero no para reconocer la existencia de una tierra nueva y distinta, sino para

13 sustituir la primera identificacin por la de Cuba-Catay. El primero de Noviembre cambia de nuevo de parecer y pasa a identificar Cuba con la tierra firme y Quinsay: Y es cierto dice el Almirante que esta es la tierra firme y que estoy ante Zayto y Quinsay, 100 leguas. Consecuentemente decide enviar por tierra una embajada para establecer contacto con el Gran Can y entregarla la carta de presentacin firmada por los Reyes Catlicos que haba trado para la ocasin. 44 En ese momento, Coln est tan seguro de hallarse en los dominios del Gran Can que habla con gran optimismo de las ciudades del Gran Can, que se descubrirn sin duda, y otras muchas de otros seores que habrn en dicha servir a vuestras altezas. 45 Esta confianza es particularmente reveladora del funcionamien[25]to de Coln. Hay que recordar que en ese momento un mes despus de haber llegado a San Salvador Coln no ha encontrado nada de lo que esperaba. Pero esto no le preocupa porque, una vez decidida, de forma voluntarista, la identificacin entre lo que va descubriendo y lo que esperaba descubrir, la realizacin total de sus deseos es slo cuestin de tiempo. Por eso afirma su seguridad en que lo que busca se descubrir sin duda. Como los vientos contrarios le impiden rodear Cuba, Coln sale de all convencido de que su identificacin de Cuba con la tierra firme de Asia es vlida. Y a la llegada a la ltima isla descubierta en el primer viaje Espaola decide que esta vez s que se encuentra en el Cipango porque le parece or que los indgenas hablan del Cibao, que es una regin del interior de la Espaola; y l decide que el Cibao no puede ser otra cosa que el Cipango que anda buscando. La necesidad de identificacin entre modelo imaginario y realidad descubierta es tan grande para Coln que, aparte de llevarle a ignorar sistemticamente la mayora

de los aspectos concretos de la nueva realidad, y de impedirle comprender o ver el Nuevo Mundo tal como es, es capaz de hacerle admitir la posibilidad de que el Cipango, que l siempre haba situado, con marco Polo, a unas 1500 millas de la tierra firme asitica, se encuentre a escasa distancia de Cuba-Catay. Y esto, por no mencionar el hecho mismo del nombre. De Cibao a Cipango va un trecho, pero para Coln esto no cuestiona la identificacin sino que indica simplemente que los indgenas no saben pronunciar el nombre de su propia isla. Por fin, el da 4 de Enero de 1493, despus de dos semanas de exploracin de la Espaola, Coln decide que efectivamente el Cipango est all. La transcripcin de su diario hecha por Las Casas dice: Concluye que Cipango estaba en aquella isla y que hay mucho oro y especiera y almciga y ruibarbo. 46 El mecanismo es claro y su conclusin lgica: Si el Cibao es Cipango, tiene que albergar esas riquezas, y el que hasta ese momento Coln no las haya encontrado es secundario. El problema est en que la identificacin era [26] errnea; que en la Espaola no haban sido descubiertas ni especias ni oro; y que, consecuentemente, al enumerar la existencia de esos productos, Coln no estaba informando sino ficcionalizando, de acuerdo con sus propias ideas preconcebidas, una realidad que no era capaz de percibir en trminos reales. La extraordinaria identificacin de la Espaola con el Cipango se complementa con la identificacin de una regin de la misma isla con las mticas Trsis [sic] y Ofir. Pedro Mrtir seala en su primera Dcada que Coln le cont que haba encontrado la isla de Ofir, que identificaba con la Espaola.47 Y Las Casas confirma esta ltima identificacin colombina del primer viaje citando una carta de Coln a los reyes en la que Aquella isla de Ophir o Monte de Spora (adonde iban las naves de

14 Salomn en busca de tesoros), dice aqu el Almirante ser aquesta isla Espaola que ya tenan sus Altezas. Coln vuelve sobre esta identificacin del primer viaje en el resumen de sus descubrimientos que hace en la carta que escribe a los reyes desde Sevilla en 1498, donde habla de Salomn que envi desde Hierusalem a fin de Oriente a ver el monte Spora en que se detuvieron los navos tres aos, el cual tienen vuestras altezas agora en la Isla Espaola.48 Desde la isla Espaola Coln emprende el viaje de regreso a Espaa y se lleva consigo una percepcin de la realidad que tiene mucho ms de invencin que de descripcin. Las islas recorridas han sido o bien ignoradas como simples indicios de pasos intermedio no significativos hacia el objetivo fundamental ste fue el caso de San Salvador y Concepcin entre otras o bien distorsionadas en el esfuerzo por identificarlas con el arquetipo colombino de las tierras desconocidas del otro lado del Mar Tenebroso. La verdadera identidad natural y cultural de las islas del Caribe siguen por descubrir despus de un largo viaje en el que Coln se ha limitado a reconocer el Cipango, el Catay, Quinsay, los reinos del Gran Can y de Mangi, y las regiones mticas de Trsis[sic] y Ofir. Pero el sentimiento de triunfo del Almirante ante los Hallazgos del primer viaje estaba condenado a ser de corta duracin. Porque, desgraciadamente para l, la realidad se [27] resistira a coincidir con sus esquemas e intuiciones, y se le ira haciendo progresivamente ms difcil materializar la verdad de sus fantsticas apreciaciones. A lo largo de todo el segundo viaje, en el que Coln recorri las islas que se encuentran entre la Dominica y Cuba, as como la isla de Jamaica, todos los esfuerzos del Almirante no resultaron suficientes para aportar pruebas aceptables de la validez de sus identificaciones. Por ello, en el Memorial que les envi a los Reyes por conducto

de Antonio Torres, el tono y el lenguaje de Coln seran ya muy diferentes de los que se encontraban en sus diarios y cartas del primer viaje. El triunfalismo caracterstico de la Carta a Santngel ha desaparecido por completo. En el memorial, Coln ha pasado a expresare en estos trminos: ... a Dios ha plazido darme tal gracia para en su servicio, que hasta aqu no hallo yo menos ni se ha hallado en cosa alguna de lo que yo escrib, dije e afirm a sus Altezas en los das pasados, antes por gracia de Dios espero que an muy ms claramente y muy presto por las obras parecer, porque las cosas e especiera en solas las orillas del mar sin haber entrado dentro de la tierra se halla tal rastro e principios della que es razn que se esperen muy mejores fines, y esto mismo en las minas de oro, porque con slo dos que fueron a descubrir cada uno por su parte...se han descubierto tantos ros tan poblados de oro que cualquier de los que lo vieron e cogieron solamente con las manos por muestra, vinieron tan alegres, y dicen tantas cosas de la abundancia dello que yo tengo empacho de las decir e escribir a sus Altezas;...pero porque all va Gorbaln que fue uno de los descubridores, l dir lo que vi aunque ac queda otro...que sin duda y an sin comparacin descubri mucho ms segn el memorial de los ros que el trajo diciendo que en cada uno de ellos hay cosa de no creella; por lo cual sus altezas pueden dar gracias a Dios, pues tan favorablemente se ha en todas sus cosas.49 Los rasgos ms caractersticos de esta prrafo son su extraordinaria ambigedad, la vaguedad de los datos y la delegacin y el reparto de responsabilidades. De entrada, los hallazgos se caracterizan no en forma afirmativa he [28] hallado ms respondiendo a lo que Coln prometi en el primer viaje y a lo que los reyes esperan de l, sino en forma negativa no he hallado

15 menos. Las riquezas se indican sin datos especficos de ningn tipo. Hay rastros de especiera y principios de ella, pero el optimismo de la evaluacin se justifica afirmando que, si slo ha encontrado rastros es porque no ha podido detenerse para penetrar y explorar ms all de las orillas. El oro tambin se espera abundantsimo, pero no por testimonio directo de Coln sino por las afirmaciones de los que han descubierto tantos ros tan abundantes en dicho metal. A partir de ese momento, las transferencias de responsabilidad se multiplican: Coln, que haba llevado a cabo desde su yo narrativo cada una de las acciones relevantes del primer viaje, cede repentinamente el protagonismo, y con l la responsabilidad de error, a Gorbaln que dir lo que vio l y a Hojeda que afirma a su vez que en los ros que ha recorrido hay una cantidad de oro que al propio Coln, se puntualiza, le parece de no creella. Todo el estilo y la construccin del Memorial de Torres, cuyo primer prrafo se acaba de comentar, indican que la realidad de las nuevas tierras estaba haciendo vacilar la seguridad del Almirante con respecto a las identificaciones que llev a cabo con tanta certeza durante su primer viaje. Pero hay dos documentos que nos revelan que, incluso ante los problemas cotidianos que le planteaba a Coln, la falta de correspondencia entre lo que iba descubriendo y lo que l saba que haba de descubrir all, Coln no haba renunciado un pice a su modelo. El primero es una referencia a una nueva identificacin esta vez entre una isla del Caribe y el fabuloso reino de Saba que aparece en la carta que le escribi Michele de Cuneo a Hieronymo Annari en Octubre de 1495, narrando el segundo viaje del Almirante, en el que l, Cuneo, particip. Dice Cuneo: anti che iustrassimo a la isola grossa ne disse (Columbo) queste parole: Signori miei, vi voglio conducere in uno loco di unde si parti uno dei tre magi le

quali veneron adorare Christo, il quale loco si chiama Saba50. Esta isola grossa que el Almirante identifica [29] sin vacilar con el reino de Saba, parece haber sido segn demuestra largamente Manzano la isla de Jamaica. El segundo documento, que demuestra la vigencia, durante el segundo viaje, de la determinacin colombina de ignorar la realidad geogrfica del Nuevo Mundo en todo aquello que pudiera poner en tela de juicio su modelo previo, es todava ms sorprendente. Se trata del texto de un juramento firmado por casi toda la tripulacin, que dice as: ...veia ahora que la tierra tornaba al Sur Suduest y al Suduest y Oest, y que ciertamente no tena dubda alguna que fuese la tierra firme antes lo afirma y defendera que es la tierra firme y no isla y que antes de muchas leguas, navegando por la dicha costa, se fallara tierra adonde tratan gente poltica de saber y que saben del mundo, etc..51 La toma del juramento tuvo lugar al dar por terminada Coln la exploracin de parte de la costa de Cuba. La necesidad de dicho juramento revela la resistencia no slo de la geografa del Caribe sino tambin del buen juicio de buena parte de la tripulacin a aceptar las interpretaciones de la realidad de Cristbal Coln. Cuneo, por ejemplo, se refiere con considerable escepticismo a esa decisin del Almirante de identificar Cuba con Catay y seala que la mayor parte de la tripulacin estaba de acuerdo con el abate Lucena, que defenda a bordo la insularidad de Cuba. En todo caso, lo indudable a la vista del juramento es que Coln segua, a aquellas alturas de su segundo viaje, firmemente decidido a mantenerse aferrado a su modelo imaginario del Nuevo Mundo y a forzar la realidad y la percepcin de los dems cuanto fuera necesario para que ambas coincidieran con aqul. La tierra firme a la que se alude en el documento citado no es cualquiera, sino la del Catay, Mangi o extremo oriental del Asia que se hallaba

16 al comienzo de las Indias y fin para quien en estas partes quisiere venir de Espaa por tierra.52 En el tercer viaje de descubrimiento, Coln llega al punto mximo de su delirio identificador del que deja constancia minuciosa en unos textos que son magnficos ejemplos de literatura fantstica, aunque l los presente como descrip[30]ciones objetivas del continente sudamericano. A las identificaciones del primer y segundo viajes, el Almirante va a ir aadiendo durante el tercero: la de las islas de la costa de Venezuela con las islas perlferas de Asia descritas por dAilly en su Imago Mundi;53 la del Monte Christi con el Monte Spora de Salomn;54 y, sobre todo, la del golfo de Paria y la costa venezolana con el Paraso Terrenal. El procedimiento es sencillo. Coln se encuentra ante unos fenmenos inexplicables que no puede ignorar: las turbulencias producidas en el mar por el caudal de agua dulce de la desembocadura del Orinoco, la habitabilidad de una zona que supona habitable con gran dificultad, el color claro de la piel de los habitantes de la zona, y la inclinacin de las aguas que le parecan hacer pendiente entre Paria y las Azores. Ante esta realidad Coln tiene dos alternativas posibles: explorar la desembocadura y la tierra firme para averiguar qu es realmente todo aquello, o buscar la explicacin de lo que ve identificndolo con informacin contenida en alguno de sus modelos literarios. Escoge lo segundo, y se apoya en sus fuentes habituales, desde las Escrituras hasta la Imago Mundi, para demostrar: 1) Que la Tierra no tiene forma de esfera, sino de pera o teta de mujer. 2) Que el pezn de la teta est situado en la regin de Paria. 3) Que en ese pezn se encuentra el Paraso Terrenal con las fuentes originarias del Tigris, Eufrates, Ganges y Nilo. Siguiendo el mismo razonamiento, Coln atribuir la suavidad del clima, la amabilidad de las gentes y la exhuberancia[sic] del paisaje a su proximidad con

respecto al Paraso. Y ver en los remolinos que causa el Orinoco en la baha de su desembocadura el caudal de agua dulce originario de los cuatro grandes ros que nace, segn dAilly, en el Paraso, para descender, luego, del pezn (alta montaa en Ailly), llegando con estruendo y ruido terribles, que a Coln le explica el choque entre agua dulce y salada en la desembocadura, a formar un gran lago: naturalmente, el de la zona de agua dulce que se resiste a mezclarse con la salada de fuera de la baha.55 De nuevo, el modelo literario previo se impone a la realidad que Coln pretende estar descubriendo y explorando, y [31] el resultado es la deformacin del Nuevo Mundo de acuerdo con los trminos del modelo en un proceso de ficcionalizacin que substituye una realidad concreta, la tierra firme de Amrica del Sur, por otra imaginaria: el Paraso Terrenal encaramado al pezn de la fantstica teora colombina. Dos aos ms tarde, despus de las tribulaciones y los sinsabores en que concluy su tercer viaje, Coln recapitulara los xitos de su labor de descubridor en su carta a Doa Juana de Torres, ama del prncipe Don Juan. En ella el Almirante no se animaba ya a insistir sobre esta ltima y extraordinaria identificacin de su tercer viaje, como no fuera a travs del alusin velada que, [sic] implicaba la expresin nuevo cielo e mundo,56 que, aludiendo a las nuevas tierras, se relacionaba con la de otro mundo, utilizada por primera vez por el Almirante para describir las tierras en que se hallaba el Paraso, en la carta que escribi a los reyes desde Paria el 15 de Octubre de 1498. Cuando finalmente consiguiera lo necesario para emprender un ltimo viaje, Coln decidira ir en busca de unos objetivos muy diferentes de su fantstico Paraso Terrenal venezolano. En su cuarto viaje, Coln buscaba el estrecho que le permitir pasar de un ocano a otro.

17 Pero, en el proceso de localizacin, Coln llevara a cabo una ltima serie de identificaciones errneas. Amrica Central se identificara en trminos generales con Asia; los habitantes del Cariay con los que mencionaba Eneas Silvio en su Historia; Quiriquetana, que era el nombre que daban los indgenas a la regin interior de la baha del Almirante, se identificara con Ciamba, que era el nombre dado por Marco Polo a la Conchinchina. Sin embargo, poco despus Coln decidira, sobre la base de la informacin que le iban proporcionando los indgenas, que en realidad Ciamba era la provincia de Ciguare, tambin situada en el interior del istmo. Y finalmente, el Almirante terminara por identificar la costa asitica, que crea estar recorriendo, con la del Quersoneso Aureo y la pennsula de Malaya. Ah deban encontrarse pues las fabulosas minas de oro de las que Salomn sacaba enormes cantidades para su tesoro. Y, en virtud de la [32] identificacin voluntarista de Cristbal Coln, aquellas minas, que ni siquiera se encontraron situadas jams en el continente que Coln estaba explorando, pasaban a ser la ms reciente y fantstica propiedad de la corona espaola, ya que, segn afirmaba el Almirante, Aquellas minas de la Aurea son unas y se convienen con estas de Veragua. La sustitucin de un proceso de aprehensin objetiva de la realidad americana por otro de identificacin del Nuevo Mundo con modelos literarios previos se expresa, dentro de los textos que integran el discurso colombino, en una serie de rasgos que organizan los modos de descripcin y caracterizacin de dicho discurso. Se trata fundamentalmente del uso de la verificacin descriptiva como modo de caracterizacin, modo inseparable de un proceso de seleccin de datos cuya consecuencia lgica e inevitable fue la distorsin de la realidad por eliminacin de toda una serie de aspectos concretos. La realidad que emerge de las

descripciones que ofrecen los textos de este discurso es una realidad que aparece simultneamente ficcionalizada por identificacin y mutilada por reduccin. El modo de caracterizacin del Nuevo Mundo dentro de estos textos corresponde a una percepcin selectiva que slo se propone aprehender los elementos que sostienen el proceso de identificacin de Amrica con Asia; su resultado ser una representacin de la realidad que se ajusta a los trminos del cdigo de representacin que se desprende del primer objetivo terico del proyecto de descubrimiento colombino: el cdigo de identificacin de Amrica con las tierras del Asia Oriental descritas por las fuentes y modelos literarios del Almirante. El primer elemento de la nueva realidad con el que entr en contacto Cristbal Coln fue la naturaleza, y la descripcin de esa naturaleza ocupa un espacio importante en el Diario del primer viaje a partir de la entrada correspondiente al 11 de Octubre. Sin embargo, un anlisis cuidadoso de todas las descripciones de la naturaleza que hace el Almirante durante este primer viaje revela muy pronto la tipificacin extraordinaria de unas descripciones que enlazan con toda una larga tradicin de representacin del Jardn del Edn y [33] que constituyen, en ciertos aspectos, una versin simplificada y empobrecida de tan larga serie de imgenes paradisacas del mtico jardn. En ellas, con muy pocas excepciones, la caracterizacin aparece reducida a una serie de motivos fijos. Y cada uno de los elementos que describe aparecer calificado dentro del discurso colombino por una serie de adjetivos constantes cuya funcin primordial es el fijar en ellos las cualidades que los ligan, por identificacin, al modelo literario previo. Habla Coln del aire con insistencia, y en su descripcin lo asocia siempre a dos cualidades: suavidad

18 y calidez. Otras muchas cualidades posibles del aire son ignoradas con igual constancia luminosidad, transparencia, sequedad, humedad, etc. Esto no se debe a que estas cualidades no se encuentren presentes en los aires del Nuevo Mundo, sino a que no es sobre ellas, sino sobre la suavidad y calidez (es decir sobre la temperatura) donde se apoya la validacin de un modelo de la tierra desconocida el de Coln que se opona a otros muchos que, en la misma poca, defendan la inhabitabilidad de la zona trrida y de las regiones desconocidas de ms all del Atlntico. Coln estaba convencido de lo contrario, y es este convencimiento el que se expresa textualmente en la reduccin de la caracterizacin del aire a las cualidades verificadas: su temperatura y respirabilidad. En la caracterizacin colombina del primer viaje la tierra aparece reducida a dos aspectos. El primero se concreta en su fertilidad y extensin: Las islas son grandes, extensas, extenssimas y grandsimas, y tambin son verdes y fertilsimas, sin que falten los adjetivos citados en ninguna de las descripciones de las nuevas tierras. El segundo aspecto es topogrfico: Coln seala insistentemente la ausencia o presencia de montaas en las nuevas tierras. Hasta la llegada a la Espaola, el relato califica de llanas a cada una de las islas descubiertas, y en algunos casos llega a reiterar muy llana sin montaa alguna.57 De nuevo, la reduccin de la caracterizacin a dos aspectos principales el topogrfico y el de riqueza natural , que se expresan en el texto en la utilizacin de una lista muy limitada y repetitiva de adjeti[34]vos, lejos de ser arbitraria est dictada por elementos concretos del modelo imaginario de Cristbal Coln. La riqueza y exhuberancia[sic] natural son dos de los elementos constantes de las tierras que las fuentes de Coln describen en el extremo oriental de Asia: y la presencia

o ausencia de montaas est ligada a una serie de identificaciones fundamentales de este primer viaje: La de las islas del Caribe con las islas del Asia, que segn dAilly estaban cubiertas de montes que encerraban cantidades fabulosas de oro; con el monte Spora, que se levantaba sobre la regin mtica de Trsis [sic] y Ofir; y con el Cipango de Marco Polo. El agua, tercer elemento en que se concreta la descripcin de la naturaleza en el primer viaje de Coln, aparece reducida a un solo rasgo fundamental: la abundancia. Hay aguas muchas, ros hondos, lagos grandes, etc. El sentido de esta reduccin es doble, ya que por una parte liga estar tierras surcadas de ros y salpicadas de abundantes aguas al modelo de dAilly que destacaba la extraordinaria abundancia de aguas en el oriente asitico; y por otra, refuerza el aspecto de fertilidad y exhuberancia[sic] que enlaza estas tierras con las del Asia de Marco Polo a travs de su riqueza natural. La fauna americana se caracteriza por reduccin a uno de sus rasgos: el exotismo. Los papagayos, simios y peces disformes que menciona escuetamente el Almirante subrayan la diferencia entre estas tierras y el mundo occidental, confirindoles un carcter extico que las liga a las descripciones de flora y fauna compiladas en la Historia Natural de Plinio y en los diversos bestiarios medievales. El ltimo elemento central de esta primera caracterizacin de la naturaleza llevada a cabo por el Almirante es la vegetacin. La vegetacin es una realidad insoslayable y sorprendente para cualquier europeo que se encuentre de pronto en un espacio natural tropical. Sin embargo, en mi opinin y muy al contrario de S.E. Morison que ve en ellas toda suerte de resonancias e inspiraciones poticas las descripciones de la vegetacin tropical que ofrece Coln son de una gran pobreza y se reducen a la repeticin tipifi [35]cada de

19 unos pocos rasgos fundamentales que se expresan en una serie an ms limitada de adjetivos. La percepcin colombina reduce la vegetacin tropical a dos cualidades: la exhuberancia[sic] y el valor material. La exhuberancia[sic] se expresa en dos series de adjetivos que se refieren respectivamente a la fertilidad y a la abundancia. La fertilidad se expresa en la repeticin obsesiva de lo verde y en la equivalencia implcita entre verde y fermoso; la expresin reiterada de la abundancia se concreta en la utilizacin repetitiva de espeso, grande, numeroso, innumerable, etc. El valor material, segundo aspecto que agrupa la adjetivacin de la vegetacin en esta presentacin del Almirante, pasa por la atribucin de la capacidad de producir especias. Ante cada espcimen de rbol desconocido es decir, ante casi cada uno de los rboles que va viendo Coln sigue el mismo proceso mental. O bien lo identifica, con frecuencia errneamente, con rboles muy buscados como la almciga o el linloe, 58 o bien elude su descripcin precisa, reducindolo a su verdura y a la exhuberancia[sic] de sus hojas y fruto, y sustituyendo cualquier caracterizacin especfica por la atribucin general de la capacidad de producir especias valiosas y muy buscadas: nuez moscada, clavo, pimienta, etc.59 Y, de nuevo, el proceso de reduccin de la vegetacin natural, que Coln pretende estar describiendo, a dos rasgos fundamentales no es arbitrario: tanto la exhuberancia[sic] como la capacidad de producir especias eran elementos fundamentales a la hora de proceder a identificar lo que Coln vea con lo que intentaba verificar. El oro, las piedras preciosas y las perlas merecen, dentro del examen de esta caracterizacin de la realidad americana que resulta del mtodo de verificacin descriptiva empleado de forma sistemtica por el Almirante, una mencin aparte aunque formen parte de

la naturaleza. La razn de esta separacin est en que stas ocupaban para el propio Coln un lugar especial, al funcionar como ejes centrales de todo el proceso de verificacin. Esto no implica que Coln siguiera un mtodo ms exacto o diferente a la hora de describir y caracterizar esas riquezas, sino todo lo contrario. Para [36] Coln se trataba de afirmar su existencia como condicin necesaria para la validacin y confirmacin definitivas de todo el proceso de verificacin que estamos analizando: La identificacin final de Amrica con el modelo asitico colombino dependa fundamentalmente del hallazgo de esas riquezas. De ah que su valor fuera no slo material sino tambin simblico. Eran la clave de la confirmacin de la validez de toda la interpretacin colombina y del xito de su empresa; sin ellas, ni interpretacin ni empresa podan sostenerse. En el oro y las piedras preciosas del Nuevo Mundo tenan que materializarse las riquezas mticas descritas por Marco Polo, anunciadas por Pierre dAilly y Eneas Silvio, y prometidas por Coln en su proyecto de navegacin y descubrimiento. De ah que la urgencia de su bsqueda se superpusiera a todo lo dems para el Almirante que no buscaba salvo el oro.60 Pero la existencia de cantidades fabulosas de oro, plata y piedras preciosas, que el Almirante certifica una y otra vez en sus textos no se da como resultado de la exploracin de las islas sino de forma totalmente apriorstica: No es que Amrica fuera Asia porque se haban encontrado en ella las riquezas anunciadas por el modelo sino que esas riquezas tenan que estar en algn lugar de las nuevas tierras ya que, para el Almirante, stas formaban con toda seguridad parte de Asia. En el resumen que hizo Coln al principio del Memorial que les escribi a los reyes el 30 de Enero de 1494, desde Isabela, la caracterizacin de los mltiples aspectos de la realidad americana aparecera reducida a slo tres de los aspectos que haba destacado la

20 verificacin descriptiva del Diario del primer viaje: Las especias, que se reducen a indicios (rastros y principios los llama Coln): el oro, que se reduce a la cualidad de abundancia (tantos ros tan poblados de oro); y la tierra cuya descripcin aparece reducida a la cualidad de fertilidad, o sea la capacidad de producir: somos ciertos como la obra lo muestra que en esta tierra as el trigo como el vino nacer muy bien...que parece muy maravillosa...que ninguna otra tierra que el sol escaliente puede ser mejor al parecer ni tan fermosa.61 Y la equiva[37]lencia que se va estableciendo progresivamente en el texto entre productiva y fermosa hasta llegar a una identificacin total de los dos trminos ilustra perfectamente la ideologa que subyaca en los criterios estticos y descriptivos de Coln. El mtodo de verificacin descriptiva como modo de caracterizacin y reduccin de la realidad americana que Coln utiliz en el primer y segundo viajes sigui funcionando en los dos viajes siguientes, adecundose al carcter especfico del objetivo respectivo. As, en la percepcin y descripcin de las islas de la costa de Paria, de la desembocadura del Orinoco y la costa de Amrica del Sur, Coln destacara nicamente los elementos que le iban a permitir argumentar la identificacin de aquella nueva tierra con las islas perlferas del Oriente de Marco Polo y con el Paraso Terrenal tal como lo describi dAilly en su Imago Mundi. Mientras que en el cuarto viaje el centro casi exclusivo de la percepcin colombina sera el oro. El oro, eje central de la identificacin entre Centroamrica y el Quersoneso Aureo que persegua Coln, se substituira a cualquier otro aspecto de la realidad en unos textos que, o bien eliminan todos los dems elementos concretos de esa realidad, o bien los mencionan reducidos a un motivo escueto que prolonga el cdigo descriptivo de los viajes anteriores.

La utilizacin del mtodo de verificacin descriptiva que organiza el modo de caracterizacin de la naturaleza del Nuevo Mundo dentro de los textos que narran los viajes colombinos no se circunscribe a ella. Sigue organizando la caracterizacin de un elemento central de la realidad americana: sus habitantes. A partir del primer viaje, esta poblacin aparece caracterizada fundamentalmente por defecto. El referente principal de la caracterizacin es de nuevo Marco Polo. Al revs de los habitantes descritos por l, los indgenas del Caribe no iban vestidos, no eran ricos, no posean armas y no eran comerciantes. Coln los caracterizar como pobres, desnudos, sin armas y sin comercio, reducindolos, por inversin, a los trminos del modelo descriptivo establecido por Marco Polo y asimilado por l. [38] Todos los elementos concretos de esta primera caracterizacin de la poblacin del Caribe se pueden reducir a dos caractersticas centrales: su valor material que viene dado por el nivel de civilizacin, cultura y riqueza y sus posibilidades de utilizacin dentro del contexto de la economa occidental posibilidades que se concretan en el texto en su voluntad de comerciar y en su incapacidad de agredir y de defenderse. Y en los viajes siguientes la caracterizacin de los habitantes del Nuevo Mundo aparece tan subordinada a las necesidades de justificacin y confirmacin de Coln como la descripcin de la naturaleza. La presentacin del americano como buen salvaje que se desarrolla brevemente en los textos del segundo viaje sustenta la fbula colombina de la factora modlica que se insina como alternativa al modelo de simple saqueo. Por otra parte, las descripciones del tercer viaje, al centrarse en dos cualidades color claro de piel y vestidos de telas como de seda , vendra a confirmar, relacionndose con las gentes descritas por Marco Polo, la situacin asitica de las tierras recin descubiertas, subrayando

21 as la validez de los otros rasgos de caracterizacin que sustentaban la identificacin de Sudamrica con el Paraso Terrenal de Pierre dAilly.62 Y, finalmente, en el cuarto viaje, la necesidad de identificar Centroamrica con Asia condicionara de nuevo, de forma decisiva, la percepcin y caracterizacin de los habitantes del Nuevo Mundo. Estos aparecen descritos en relacin con una serie de elementos centrales de la caracterizacin asitica de Marco Polo, que es aqu nuevamente el modelo constante de referencia. El primero de estos elementos se refiere a la ropa: Estas gentes andan vestidas y traen ricas vestiduras dice Coln. El segundo, a la riqueza: adems de las ricas vestiduras dice que tienen buenas cosas y forran de oro arcas y sillas. El tercer elemento es el comercio: seala que estos indgenas usan tratar en ferias y mercaderas. El ltimo son las armas: stos usan de la guerra y traen bombardas, arcos y flechas, espadas y corazas. La verificacin de la existencia de estos cuatro elementos sostiene la identificacin que hace Coln del Ciguare [39] y el Cariay con la Ciamba o Conchinchina de Marco Polo.63 Para Coln, la suma de estos cuatro elementos ropa, riquezas, comercio y armas es igual a civilizacin, y la caracterizacin positiva de la gente descrita en el cuarto viaje con respecto a ellos los define como civilizados. La caracterizacin negativa de los indgenas descritos en el primer viaje desnudos, pobres, no comerciantes, no guerreros los define consecuentemente como salvajes: Los habitantes de Centroamrica tenan que caracterizarse positivamente en relacin con estos cuatro elementos si Coln quera ver confirmada de una vez por todas su identificacin de la tierra firme del istmo con las culturas avanzadas que Marco Polo situaba en el oriente de Asia.

La atribucin que hace Coln a las tierras y gentes recin descubiertas de una identidad prefijada en sus modelos literarios descansa sobre el proceso de seleccin o verificacin descriptiva que se acaba de analizar. La percepcin de Amrica que emerge de esta seleccin implica un proceso de reduccin y deformacin de la realidad. Su caracterizacin dentro del discurso colombino, de acuerdo con los trminos dictados por aquel modelo literario, resulta en la sustitucin de un discurso informativo historiogrfico de carcter supuestamente objetivo, por un relato ficcional y mitificador que slo incorpora algunos elementos y datos reales, integrndolos en unas coordenadas de percepcin y representacin fundamentalmente imaginarias, que se apoyan sobre la supuesta identidad de Asia y el Nuevo Mundo. Por otra parte, el uso constante del mtodo de verificacin descriptiva, como modo de aprehensin y caracterizacin de la realidad, plantea una cuestin fundamental con respecto al problema de la comunicacin y del lenguaje. En la narracin de sus descubrimientos de islas y tierras del Nuevo Mundo, Coln selecciona, transforma, interpreta y elude, creando verbalmente una representacin de la realidad americana en la que lo imaginario y ficcional tienden a predominar claramente sobre lo real. Coln argumenta cuidadosamente cada una de sus identificaciones e impone a los elementos de la realidad descubierta las modificaciones [40] necesarias para que confirmen su percepcin y demuestren la validez de sus razonamientos. La naturaleza, las tierras, el mar, los habitantes, la flora y la fauna emergen verbalmente del proceso de verificacin descriptiva convenientemente transformados para demostrar la validez del modelo y la exactitud de los clculos cosmogrficos que apoyaban el proyecto del Almirante. Pero lo que interesa ahora es que ese proceso de verificacin descriptiva se hace

22 extensivo a un elemento particularmente irreductible de la nueva realidad: el lenguaje de sus habitantes. Coln no estaba solo en el Nuevo Mundo. Amrica estaba habitada por unas gentes que al contrario de lo que le suceda a Coln conocan la naturaleza de aquellas tierras a travs de una larga experiencia personal y de una historia colectiva. Saban, por ejemplo, si haba oro, perlas, especias; saban si las islas que habitaban eran grandes o pequeas, islas o tierra firme; conocan las costumbres de sus propios pueblos, saban si comerciaban, con qu, y con quin; si hacan la guerra y cmo la hacan. Estas gentes hablaban entre s aunque no fuera cierto que posean todas la misma lengua, como afirm con optimismo simplista el Almirante en su primer viaje y tambin con Coln y con los dems espaoles. Coln les ense muestras de las mercancas que buscaba, los interrog, los utiliz como guas e informantes. Y sin embargo, la informacin que stos posean sobre sus propias tierras y culturas nunca lleg a las pginas de la narracin colombina. Coln pregunta y los indgenas contestan, pero, sorprendentemente, la informacin que, segn Coln, proporcionaban los habitantes de las tierras que iba explorando siempre vena a coincidir con las fantasas del Almirante, siempre corroboraba la exactitud de las identificaciones que iban deformando la realidad de cada nuevo descubrimiento. Y esto, en contradiccin flagrante con los elementos concretos de esa realidad que ellos forzosamente conocan. El fenmeno que explica esta aparente contradiccin es el de la sustitucin que se operaba dentro del discurso colombino del proceso de comunicacin verbal entre dos inter[41]locutores Coln y los indgenas por un monlogo en el que el interlocutor real haba sido reinterpretado y transformado hasta convertirse en simple signo de confirmacin de las

percepciones del sujeto narrador. La utilizacin que hace Coln de lo que dicen los indgenas, interpretndolo sistemticamente como ms le conviene, es tan flagrante que el propio Bartolom de las Casas, que estaba generalmente dispuesto a defender al Almirante ms all de lo defendible, comenta con irona la facilidad con la que Coln se convenca de que oa y le decan precisamente aquello que quera or y esperaba que le dijeran: Habase ya persuadido a lo mismo, as todo lo que por seas los indios le decan, siendo tan distante como lo es el cielo de la tierra, lo enderezaba y atribua a lo que deseaba.64 La expresin verbal del proceso de interpretacin vara a lo largo del discurso colombino. En el Diario del primer viaje, la mayora de los resmenes de informacin supuestamente dada por los indgenas y siempre corroborante de las identificaciones del Almirante va precedida de formas de cautela o relativizadoras, explcitas o veladas. Entendi que, cree que decan, parecile que, senta que, crea que, cognosc que me deca, segn poda entender, son todas expresiones que cumplen la funcin de relativizar la verdad de lo que se narra, subordinando la validez de la informacin a la capacidad de comprensin del narrador. Esta capacidad de comprensin y de interpretacin exacta de las palabras de los indgenas era mnima en trminos reales, porque Coln no hablaba en absoluto la lengua indgena. Pero dentro del discurso narrativo esto no es as, ya que, si bien la validez de la informacin parece relativizarse con las frmulas de introduccin que se enumeraban ms arriba, las conclusiones firmes que presentaba el Almirante sobre la base de esas informaciones indgenas no tenan nada de relativo. Coln crea entender, por ejemplo, que Juana era tierra firme, y de ah concluira que, con toda seguridad, estaba en Catay y Mangi. La no

23 correspondencia entre la subjetivizacin de los datos y la objetivizacin de las conclusiones seala la verdadera funcin de las formas de caute[42]la dentro del discurso de Coln: son simples frmulas retricas que no afectan en absoluto el contenido del mensaje final. En otros casos, y sobre todo a partir del principio del segundo viaje, el Almirante ni se preocup de suavizar retricamente la arbitrariedad de sus categricas afirmaciones. En estas ocasiones, interpreta, anuncia y afirma, basndose en seas, gestos y palabras cuyo significado real no conoce, y pasando por alto cualquier referencia a su propio desconocimiento de las formas de comunicacin verbales y no verbales de los hombres a los que asegura citar con tanta seguridad. Este voluntarismo interpretativo se hace ms agresivo hacia el final de los relatos colombinos, en el tercer y, sobre todo, en el cuarto viaje, muy particularmente en la Lettera Rarissima. Dicen es la forma que introduce largas series de afirmaciones: que hay comercio, oro, plata, perlas y piedras preciosas; que tienen armas como las de los europeos y que recubren las sillas y mesas de oro...y tantas otras. Al ser reinterpretada de modo voluntarista, la informacin que le van dando los indgenas al Almirante no amenaza el proceso de verificacin descriptiva sino que se subordina a l. De hecho, Coln se sirve de esa pretendida informacin para corroborar la validez y exactitud de sus identificaciones. Cuando la discrepancia entre lo que dicen los indgenas y lo que Coln quiere que digan es demasiado clara para ignorarla o dejarla de lado, Coln sigue una tctica muy simple: la enmienda. Este proceso de enmienda es particularmente llamativo en el caso de los nombres propios. Cuando Coln, por ejemplo, llega a la Espaola y decide que el Cipango se encuentra en ella, tiene que resolver de algn modo el hecho de que sus habitantes se refieran al Cibao y no al Cipango cada

vez que sealan la regin que l identifica con el Cipango. Y el mismo problema surge cuando, ante la Isola Grossa de la que habla Michele de Cuneo en su carta a Annari, Coln promete a la tripulacin que los va a conducir a Saba, la regin de la que partieron los tres magos para adorar a Cristo. Al desembarcar, preguntan Coln y sus hombres el nombre de la tierra en cuestin a sus habitantes, quienes les [43]responden que se llama Sobo. Ante esto dice Cuneo el Almirante afirm que era la misma palabra, pero que los indgenas no saban pronunciarla.65 La descalificacin por parte de Coln de la informacin concreta que le podan dar los indgenas se completa as dentro de su discurso con la descalificacin global de los mismos hablantes de sus propias lenguas. El mensaje indgena, que desapareca en las sucesivas distorsiones a que lo someta Coln para adecuarlo a sus esquemas de interpretacin y representacin, se borra definitivamente cuando se pasa a cuestionar su propia autenticidad verbal. La implicacin de las enmiendas colombinas no es ya que a los habitantes del Nuevo Mundo no se les comprende porque hablan lenguas distintas de las europeas, sino que son ininteligibles porque no saben hablar correctamente ni las propias. La visin indgena, que hasta aqu era ignorada, ser, a travs de esta ltima forma de enmienda, rechazada global y explcitamente. Y de cuestionar la capacidad de los habitantes de Amrica de pronuncionar[sic] sus propias lenguas a cuestionar la capacidad indgena de hablar no hay ms que un paso. Coln lo da con una facilidad asombrosa: Dice Coln ya en su Diario del primer viaje que a su regreso a Espaa llevar consigo una partida de indios, y la razn que esgrime para explicar tal decisin es que lo hace para que desprendan fablar. 66 En el memorial que les escribe a los Reyes en Enero de 1494, Coln indica la necesidad de que los indgenas aprendan

24 el espaol, pero ni una sola vez se refiere al espaol como nuestra lengua o la lengua espaola. Lo que el Almirante declara repetidamente es que los indgenas tienen que aprender la lengua, como si no tuvieran otra. Por supuesto, la posibilidad de que los espaoles aprendan la lengua de los indgenas ni se plantea. Las implicaciones de la extensin del mtodo de verificacin descriptiva al lenguaje de los indgenas, falsendolo, enmendndolo e inventndolo, para acabar finalmente cuestionando su misma existencia, son considerables: negndole al indgena la palabra, el Almirante se arroga el monopolio del lenguaje y, con l, el de la representacin verbal de la [44]nueva realidad. De acuerdo con esto, las primeras representaciones de la realidad americana tal como se dan en el discurso colombino no se presentan como interpretaciones subjetivas y parciales sino que adquieren una autoridad de representacin objetiva y totalizadora. Coln se concede, frente a los habitantes del Nuevo Mundo, el poder exclusivo de crear Amrica, siguiendo las coordenadas establecidas por su modelo literario y presentando la ficcin que resulta como fiel e incuestionable descripcin de la realidad del Nuevo Mundo. Y el proceso de eliminacin de la capacidad verbal de los indgenas que se da en el contexto del discurso colombino implica la eliminacin de cualquier forma de pluralidad cultural. Del mismo modo que una lengua la hablada por Coln se convierte dentro de ese discurso en la Lengua frente al mutismo impuesto por el narrador a los nativos, la cultura occidental que el Almirante representa se presentar como la Cultura frente a un implcito vaco cultural indgena. Coln habla la Lengua y representa la Cultura, y, por ello, es el que conceptualiza, formula y define Lengua, Cultura y Hombre. El que impone y determina formas de intercambio y de relacin entre Espaa, como

representante concreta de la civilizacin occidental, y Amrica, como futuro apndice ecnomico[sic] y cultural de Europa. Por todas estas implicaciones, la apropiacin absoluta de la lengua que lleva a cabo Cristbal Coln a lo largo del discurso narrativo que constituyen sus diarios y cartas, de una forma que a fuerza de sutil e insidiosa parece inocente, prefigura la introduccin de una relacin de poder y explotacin entre dos continentes: Europa y Amrica. Y, simultneamente, inicia una larga tradicin historiogrfica, filosfica y literaria de representacin y anlisis de la realidad americana que se caracterizar por una perspectiva histrico-cultural exclusivamente europea y por la eliminacin sistemtica de la percepcin indgena de esa realidad.
[45]

3. La instrumentalizacin de la realidad

El proceso de ficcionalizacin de la realidad por identificacin de Amrica con los trminos de un modelo literario previo no es el nico que se da dentro del discurso narrativo del Almirante ni tampoco el ms importante. De hecho, este proceso de identificacin de Amrica con el modelo imaginario de Coln est subordinado a otro proceso de deformacin profunda. El origen de este ltimo no es literario sino econmico, y su finalidad es la propuesta, velada primero y luego cada vez mas explcita, de instrumentalizacin de la realidad del Nuevo Mundo con fines estrictamente comerciales. Los dos procesos de deformacin de la realidad americana no se excluyen sino que se complementan y revelan su origen comn en los trminos mismos del arquetipo. Ms arriba sealbamos el origen literario del modelo imaginario que tena Coln de lo que eran las tierras que iba a descubrir, a travs del anlisis de sus

25 fuentes. dAilly y Eneas Silvio describan tierras que no haban visto jams, combinando las teoras de los antiguos, muchas veces fantsticas, con leyendas, mitos, noticias vayas, bestiarios y una gran dosis de imaginacin. Si hay que definirlas de algn modo, no hay duda de que el carcter de estas obras de estudio del mundo era mucho ms literario que cientfico. Marco Polo, por su parte, levant sobre la base slida y lcida de un inventario comercial una representacin ficcionalizada de la fabulosa Asia oriental en la que se mezclaban, de forma muchas veces imposible de separar, su conocimiento directo de la realidad con leyendas y relatos que la complementaban, confirindole una dimensin ficcional y fantstica. Y hasta la propia Historia Natural de Plinio el cuarto eje mayor de articulacin del modelo colombino inclua, a pesar de su ttulo claramente cientfico, una galera de elementos mticos y fantsticos que, si bien no coincidan con la realidad natural, ilustraban fielmente la visin que se tena de ella en la poca. Coln se apoy principalmente en los escritos de dAilly, Silvio, Polo y Plinio para la elaboracin de su modelo ima[46]ginario de las tierras que constituan el objetivo de su viaje. Pero este modelo no es igual a ninguna de ellas sino que constituye una imagen compuesta, creada por un proceso de seleccin y reduccin de los diversos elementos que aparecan en las fuentes. Esta seleccin se hace desde una perspectiva comercial europea y va destacando los elementos utilitarios desde el punto de vista econmico de la poca. En la seleccin implcita en los elementos que constituyen el modelo imaginario colombino se expresan veladamente y por primera vez las estructuras ideolgicas profundas que estn en el origen de la empresa del descubrimiento de Amrica y que van a dar forma a su desarrollo posterior.
[sic]

Dejando de lado la mitificacin a que pueda haberse visto sometida la figura de Cristbal Coln por una tradicin crtica y biogrfica bien intencionada pero no particularmente exacta, la lectura de los escritos del Almirante revela que ste no fue precisamente un soador. Es indudable que posea una imaginacin notable, pues de otro modo no habra sido capaz de articular su proyecto ni de llevarlo a cabo. Pero el reconocerle esta capacidad no equivale a ignorar el hecho de que sta no era, en el caso de Coln, de carcter desinteresado y potico, sino que estaba subordinada al propsito de logro de unos intereses materiales y sociales muy concretos. El concepto mesinico que tena Coln de su empresa, la visin de s mismo como elegido de Dios, llamado desde la eternidad a cumplir un destino glorioso, se completaba en el personaje con una visin bastante clara de los aspectos estrictamente econmicos y empresariales de su misin, 67 as como de los beneficios de orden material que deba esperar de la realizacin de su destino. Por eso no es sorprendente el que el modelo imaginario del Nuevo Mundo que abstrajo Coln de sus lecturas diversas sea, ms que el producto de las divagaciones de un soador, la expresin simblica del proyecto comercial de un mercader. Los elementos que lo integran componen una lista de las mercancas mas valoradas en el mercado europeo de la poca. Las perlas, el oro, las piedras preciosas, las sedas, tenan un valor mas alto que el de cualquier otra mercanca, si excep[47]tuamos el que les confera a las especias la extraordinaria demanda. Y la imagen de unas tierras desconocidas extenssimas, prsperas y habitadas por unas gentes civilizadas, pacficas y con una larga tradicin de comerciar, aparte de duplicar la representacin de Asia creada por Marco Polo en el relato de sus Viajes, responda a unas necesidades comerciales y de apertura de mercados que

26 el proyecto colombino prometa satisfacer. En las anotaciones que escribi Coln en su copia de la Imago y de los Viajes de Marco Polo iba anotando precisamente, de acuerdo con un criterio de seleccin que corresponda a esas necesidades, los primeros elementos de aquel modelo imaginario que se impondra en los procesos de identificacin errnea que el Almirante ira narrando a lo largo de sus cuatro viajes. Pero si bien el modelo expresaba unas estructuras ideolgicas de comerciante europeo, el carcter comercial de la empresa de descubrimiento proyectada por Coln no se circunscriba a l ni a sus implicaciones. En el momento en que Coln consigui que los reyes apoyaran su proyecto de exploracin suscribi un contrato que le conceda importantes privilegios pero que lo obligaba a determinados resultados. 68 La idea era de Coln, pero su ejecucin se apoyaba sobre el dinero de numerosos inversores. Durante los primeros aos, la empresa de Indias corri casi exclusivamente a cargo de la corona, aunque invirtieran tambin en ella algunos particulares y comerciantes genoveses afincados en el sur de Espaa. Y slo cuando el xito de la empresa pareci probado se convirtieron los mercaderes castellanos en una fuente importante de inversin. 69 Con todos estos inversores contrajo Coln, al aceptar de ellos naves y pertrechos, el compromiso de localizar en las Indias o tierras que descubriera todo aquello que haba prometido encontrar. La importancia de esta obligacin es considerable, e ilumina un aspecto fundamental de la voluntad de identificacin de Coln en sus sucesivos viajes de descubrimiento. La identificacin positiva del Nuevo Mundo con el modelo imaginario colombino de las tierras e islas del extremo oriental de Asia cumple dos funciones fundamentales: La pri[48]mera es de ndole personal, ya que esta identificacin validaba las teoras

cosmogrficas de Coln, demostraba la exactitud de su proyecto y de los clculos e ideas en que se apoyaba, y confirmaba ante los ojos del propio Coln su condicin de elegido de Dios. La segunda es de orden econmico, ya que esa identificacin positiva justificaba la empresa en trminos econmicos y comerciales, consagrando el prestigio del Almirante ante sus inversores. No hay que ver pues en la obsesin identificadora de Coln solamente un problema de irracionalismo, de imaginacin desbordante o de prdida de contacto con la realidad, sino tambin la expresin de la necesidad que tena el Almirante de cumplir determinados compromisos de orden puramente econmico. Slo teniendo este segundo factor en cuenta es posible aceptar la insistencia con la que Coln se aferra una y otra vez a identificaciones aparentemente arbitrarias, sin concluir un excesivo irracionalismo por su parte. El irracionalismo de Coln y su concepcin mesinica de su empresa de descubrimiento fueron un factor importante en la afirmacin reiterada de la validez del modelo imaginario frente a una realidad que lo cuestionaba de forma insoslayable. Pero slo un factor, ya que la defensa empecinada de la validez de su modelo imaginario responda tambin a necesidades econmicas concretas que comprometan a Coln con sus inversores a travs de una serie de promesas y contratos muy reales. Es en el marco conjugado de la ideologa mercantil de Coln y de sus compromisos econmicos con la corona donde se apoya en ltima instancia todo un proceso paralelo de reinterpretacin ficcionalizadora de la realidad americana, cuyo objetivo inmediato ser la utilizacin de cada uno de sus elementos con fines comerciales. El cdigo de representacin de Amrica, por identificacin con las descripciones de los modelos literarios de Coln, se completa, en este segundo

27 aspecto del proceso de ficcionalizacin, con el cdigo de representacin de la realidad americana en funcin de las necesidades de mercado europeas. Lo que caracteriza este segundo cdigo es una particular aprehensin y [49] reelaboracin de la realidad del Nuevo Mundo, que aparecer transformada esta vez no slo segn los trminos de los elementos del modelo imaginario colombino, sino de acuerdo con los trminos de lo econmicamente valioso o utilizable dentro del contexto de la economa europea. Este proceso de instrumentalizacin de la realidad americana que se da dentro de los textos del discurso narrativo colombino comienza con la elaboracin del inventario. El orden de prioridades en la exploracin es siempre el mismo: oro y piedras preciosas, especias y, finalmente, todo lo dems. La necesidad de hallar oro determina en gran medida toda la trayectoria de descubrimiento y exploracin del primer viaje, ya que todo a lo largo de l Coln va siempre explorando, sin detenerse apenas, en la direccin en que los indgenas le van sealando o Coln cree que le sealan la existencia de oro. Lo mismo sucede con las perlas en el tercer viaje y con el oro, de nuevo, en el segundo y en el cuarto viajes, donde Coln abandona el objetivo inicial y declarado de su viaje la bsqueda del estrecho que comunica los dos ocanos , para regresar a Veragua, donde cree haber descubierto indicios importantes de oro que identifica con los de la regin del Quersoneso Aureo y las minas del Rey Salomn. La necesidad de hallar especias por otra parte determina la transformacin de toda la vegetacin americana dentro del discurso colombino, de acuerdo con la misma percepcin utilitaria que llevar a Coln a cargar diez quintales de agaves sin valor en uno de sus barcos, por estar convencido de que eran lignloe valiossimo. Cada rbol desconocido y lo eran casi todos se carga de

potencialidades imaginarias que lo transforman en pimienta, almciga o lignloe; y un rbol, probablemente cubierto de parsitos diversos, se convierte en un ejemplar fantstico: tenan los ramos de muchas maneras y todo en un pie, y un ramito es de una manera y otro de otra, y tan disforme que es la mayor maravilla del mundo cuanta es la diversidad de la una manera a la otra, verbigracia: un ramo tena las fojas a manera de canas y otro de manera de lentisco; y as en un solo rbol de cinco o seis de estas maneras y todos tan diversos: ni es[50]tos son enjeridos, porque se pueda decir que el enjerto lo hace, antes son por los montes. Como es frecuente en las descripciones del Almirante, el voluntarismo se substituye a la comprobacin y Coln explicar que, aunque no conoce prcticamente ninguno de los rboles que ve, est seguro de que todos son cosa provechosa; que, aunque no lo ha visto, ha olido fuertemente a almizcle; que est lleno de nuez moscada sino que no estaban maduras y no se conosca; y que, aunque hallaron muchos rboles de almciga, no pudieron coger muestra porque no es agora el tiempo para cogella porque no cuaja.70 Una vez localizados, o mejor inventados, los dos objetivos primordiales del viaje, Coln hace el inventario de todo lo dems. Los elementos concretos de la realidad no susceptibles de ser identificados con metales preciosos y especias se evalan desde dos aspectos econmicos: el agrcola y el comercial. Ambos aspectos se definen y caracterizan de acuerdo con las necesidades europeas y no con la naturaleza de la nueva realidad de cuya caracterizacin y descripcin Coln elimina todos los elementos no aprovechables o transformables desde esa perspectiva. La utilizacin agrcola y comercial de las nuevas tierras se concretaba en la mente de Coln en dos proyectos: el de la factora y el de establecimiento de redes de comercio regular

28 entre Europa y Amrica. Para el primer proyecto, Coln har un examen de las nuevas tierras como productoras potenciales de productos de inters europeo, principalmente trigo, vias, cebada, arroz, almendras y aceitunas. La transformacin de las tierras tropicales americanas en vergeles mediterrneos implica un proceso de ficcionalizacin cuyo resultado no es la representacin fiel de Amrica sino la duplicacin de Andaluca o Sicilia como sucede en el memorial de Coln a los Reyes, de 1494 o de la campia cordobesa o sevillana como en el Diario del primer viaje.71 El establecimiento de rutas comerciales que permitan el transporte e intercambio de los productos agrcolas y mineros de la factora con Europa condiciona la forma de descripcin del discurso que se aplica a ordenar, seleccionar y [51]caracterizar los elementos naturales de las tierras exploradas en funcin de una estrategia comercial. La mencin de las montaas, que relacionaba dentro del cdigo de representacin por identificacin las nuevas tierras con las islas fabulosas del Asia oriental, se integra en el cdigo comercial sealando las dificultades posibles en el establecimiento de las redes de comunicacin y transporte terrestre. Los anchos y profundos ros que, dentro del primer cdigo de representacin, relacionaban Amrica con el Asia de los grandes ros, cuyo origen se encontraba segun [sic]Pierre dAilly en el mismo Paraso Terrenal, denotan en el segundo cdigo las posibilidades de la factora en un proyecto de explotacin agrcola de la tierra y la posibilidad de establecer rutas de navegacin fluvial para el comercio con sus productos. 72 Este significado se completa con la relacin de contigidad en que aparecen constantemente los ros profundos y los puertos de mar. Dentro del contexto del proyecto de utilizacin comercial de las tierras, cada baha es evaluada como posible puerto, y la equivalencia que se

acaba dando en el caso de los ros entre buenos y caudalosos, y entre Fermosos y profundos, 73 se desarrolla en la caracterizacin de los puertos hasta resultar en una equivalencia entre Maravilloso y aprovechable, y entre perfecto y de gran cabida. La hermosura y perfeccin de los puertos naturales se describe en trminos del nmero y tipo de naves comerciales que son capaces de albergar. La calificacin esttica mxima maravilloso corresponde consecuentemente al que mayor cantidad de carracas puede contener.74 El uso que hace Coln, en su representacin, de adjetivos de carcter esttico no indica una exaltacin lrica ante la belleza natural del Nuevo Mundo, aunque este componente pueda estar en ella de forma secundaria. La belleza de los ros, costas, ensenadas y naturaleza se subordina en la percepcin, y se identifica en el discurso, con sus posibilidades de utilizacin en relacin con cualquiera de los dos proyectos econmicos concebidos por Coln. El propio Coln hace explcita con tal claridad la relacin entre ambos proyectos que resulta imposible pretender cualquier forma de desin[52]ters en su caracterizacin de las bahas que hubiera podido de otro modo atribuirse a un objetivo de exploracin o navegacin: ...fue a una cala...que la mayor carraca del mundo pudiera poner el bordo en tierra, y haba un lugar o rincn donde podan estar seis navos sin anclas como en una sala. Parecile que se poda hacer all una fortaleza a poca costa si en algn tiempo en aquella mar de islas resultare un rescate famoso.75 La caracterizacin de los puertos, con su subordinacin de belleza a utilidad cabida y fondo , aparece en este prrafo directamente relacionada con la operacin de la factora y sus actividades de rescate. La parte ms compleja del proceso de instrumentalizacin de la realidad que se desarrolla en la representacin del Nuevo Mundo que crea Coln en su

29 discurso narrativo corresponde a la caracterizacin de los indgenas. Es la que culmina en la transformacin del hombre en mercanca. La propuesta explcita de conversin del indgena en mercanca se hace a partir del segundo viaje ms concretamente, a partir del memorial que escribi Coln a los reyes el 30 de Enero de 1494 , pero las bases, percepcin e ideologa que subyacen en este propuesta son bastante evidentes desde el 12 de Octubre de 1492. No hay ningn cambio cualitativo entre la percepcin que tiene Coln de la realidad humana del Nuevo Mundo a los pocos das del descubrimiento y la que se expresa en la Carta de Jamaica de 1503. Morison, que presenta en su biografa del Almirante una caracterizacin muy positiva sin dejar de ser objetiva del personaje, se ve obligado a admitir este hecho a la vista de la evidencia documental: Incluso el humanitarismo del Almirante parece haber obedecido a un motivo exclusivamente poltico y haber sido un medio hacia la esclavizacin y explotacin posteriores. Est claro, a la vista de las ltimas frases del Diario de Coln correspondientes al 12 de Octubre, que el mismo da del descubrimiento se le ocurri ya la relativa facilidad con la que aquellas gentes podan ser esclavizadas.76 Las frases a las que se refiere Morison corresponden con toda probabilidad a la entrada fechada el 14 de Octubre [53] donde Coln dice textualmente: vuestras altezas cuando mandaren puedenlos todos llevar a Castilla o tenellos en la misma isla captivos porque con cincuenta hombres los tern a todos sojuzgados y les har hacer todo lo que quisiere. Lo que sucedi fue que el desarrollo del segundo viaje, con la ausencia de xitos tangibles que lo caracteriz especialmente por la incapacidad del Almirante de confirmar cualquiera de las promesas de hallazgos de riquezas que haba hecho con gran optimismo en la Carta a Santngel oblig a Coln a llevar su percepcin

de los indgenas a la prctica a travs de la primera formulacin de una propuesta comercial que deba compensar a los inversores de los gastos que no seran cubiertos con oro, piedras preciosas o especias. La caracterizacin del hombre que habitaba las nuevas tierras participa, dentro del discurso colombino, de tres cdigos de representacin fundamentales: El cdigo de identificacin, el cdigo mercantil y el de evangelizacin. Los dos primeros son comunes a la caracterizacin de todos los aspectos de la realidad, cuya representacin articulan en relacin con el modelo imaginario y con el proyecto de explotacin comercial respectivamente. El cdigo de evangelizacin o cristianizacin se refiere nicamente a la representacin del hombre. La relacin entre estos tres cdigos en el proceso de caracterizacin del hombre americano no es estable sino que vara de acuerdo con las distintas fases del proceso. En la primera fase se da un predominio del cdigo de identificacin sobre los dems. Este predominio concluye hacia mitad del primer viaje para volverse a actualizar, transitoriamente, en la descripcin de los habitantes de las regiones que Coln supone prximas al Paraso Terrenal, en el tercer viaje, y, finalmente, reaparecer en la descripcin de odas que hace el Almirante de los habitantes del interior de Ciguare y Veragua. En la segunda fase, que se inicia al cancelarse el primer cdigo de representacin ante la evidencia del primitivismo de los indgenas pocos das despus del descubrimiento, se da simultneamente la representacin y caracterizacin de los indgenas de acuerdo con los cdigos 2 y 3, aunque el 2 se subordina siempre de forma ms o menos [54] explcita al 3, que funciona como justificacin de la propuesta comercial. En la ltima fase, que se va afirmando muy paulatinamente a partir de la formulacin del memorial a los reyes, de Enero de 1494 hasta llegar a las

30 descarnadas propuestas de la Carta de Jamaica, la caracterizacin del indgena aparece reducida a los elementos del cdigo de representacin mercantil. En el desarrollo que va de la primera fase a la ltima se da, dentro del discurso colombino, un proceso de transformacin de la realidad humana del Nuevo Mundo cuyo resultado final ser la metamrfosis [sic] del hombre en cosa, pasando por una primer metamrfosis [sic] del hombre en bestia. La primera fase es la ms corta: La presencia irreductible y difcilmente mitificable de los tanos que encontr Coln desde el da 12 de Octubre, hizo imposible ya en los primeros das que siguieron al descubrimiento su identificacin con el modelo de habitante descrito en los relatos de Marco Polo. Pero hay que sealar que esta primera representacin que hace Coln del hombre americano en su Diario se caracteriza precisamente por la inversin sistemtica de los trminos del modelo de Marco Polo, confirmndose as la vigencia implcita del cdigo de identificacin. Los rasgos de esta primera caracterizacin que el Almirante crea en su Diario del primer viaje son: desnudos / pobres / sin armas / generosos / no agresivos / cobardes. Cada uno de estos rasgos supone la inversin de uno de los rasgos centrales de la caracterizacin de los habitantes del Asia oriental que apareca en los relatos de Marco Polo. Lo interesante es la manera en que Coln agrupa estos rasgos negativos para constituir un tipo humano que revela mucho ms sobre la ideologa del Almirante que sobre la verdadera identidad de los tanos. La suma de las tres primeras inversiones de los rasgos del modelo de Marco Polo la desnudez, la falta de armas y la pobreza sustenta el primer juicio de Coln sobre el hombre americano. La conclusin que extrae ante esa primera percepcin del indgena, que lo reduce a los tres elementos citados,

corresponde a la entrada del 12 de Octubre. En ella declara Coln escueta[55]mente que ellos deben ser buenos servidores.77 El cuarto rasgo la generosidad aparece dentro del contexto del cdigo 1 como otra cualidad negativa o ausencia con respecto al modelo, por cuanto revela falta de civilizacin a travs del desconocimiento que muestra el hombre americano del comercio y de sus leyes. Pero el desarrollo de este desplazamiento semntico, por el que la generosidad se acabar transformando en un signo de bestialidad, es mucho ms paulatino que el ejemplo de la conclusin anterior. El da 17 de Octubre dice Coln que estos daban de lo que tenan por cualquier cosa que les dieren; el 3 de Diciembre, afirma que de lo que tienen luego lo dan por cualquiera cosa que les den, sin decir ques poco y creo que as haran de la especiera y del oro si lo tuvieran; el 21 de Diciembre, relata: nos traan cuanto en el mundo tenan...y todo con un corazn tan largo que era maravilla, y no se diga que porque lo que daban vala poco que por eso lo daban liberalmente dice el Almirante porque lo mismo hacan y tan liberalmente los que daban pedazos de oro como los que daban la calabaza de agua; el Almirante no puede creer que hombre haya visto gente de tan buenos corazones y tan francos para dar. Pero, ya en la carta a Luis de Santngel, Coln formula en pocas palabras la opinin real que le merece tal generosidad en una doble conclusin devastadora: daban lo que tenan con un amor maravilloso dice el Almirante; y casi lado por lado con esta afirmacin, aade: daban lo que tenan como bestias.78 Los tres primeros rasgos de la caracterizacin de los indgenas segn el cdigo 1 desnudez, pobreza y falta de armas los definan como salvajes y siervos. El cuarto rasgo la generosidad los califica como bestias, por su incapacidad de comerciar de acuerdo con las

31 leyes de intercambio del mundo occidental. La suma de los rasgos restantes de la caracterizacin dentro de este primer cdigo sin armas, no agresivos, mansos, hospitalarios componen el ltimo elemento central de esta primera caracterizacin del hombre americano. No traen armas ni las conocen dice Coln de los tanos el da 12 de Octubre; eran buena gente y no hacan [56] mal a nadie anota el 1 de Noviembre; ...no puede haber mejor gente ni ms mansa...todos de muy singularsimo tracto amoroso y habla dulce aade el 24 de Diciembre. La conclusin del Almirante ante tanta dulzura e indefensin no se hace esperar. Ya el 14 de Octubre les haba sealado a los reyes la gran facilidad con la que podan esclavizar a la poblacin del Caribe, asegurndoles que con 50 hombres solamente los podran sojuzgar a todos y hacerles hacer todo lo que quisiere. El 3 de Diciembre insistir de forma todava ms explcita sobre la misma idea: ...que 10 hombres hagan huir a 10.000; tan cobardes y medrosos son que ni traen armas, salvo unas varas y en el cabo dellas un palillo agudo tostado. El primer retrato del hombre americano, tal como emerge en el contexto del primer cdigo de representacin, est completo. Es indefenso, salvaje y cobarde, y, para Coln, su funcin ya est claramente determinada. No se trata de comerciar con l, como hizo Marco Polo con los habitantes de los reinos remotos del Gran Can, sino de despojarlos de sus riquezas y de utilizarlos como siervos, ya que sta es la nica funcin para la cual el hombre americano le parece dotado al Almirante, pues son gente de amor y sin cudicia y convenibles para toda cosa, segn ste afirma el 25 de Diciembre. Y esta visin del indgena se mantendr hasta el final del cuarto viaje. En la Carta de Jamaica dir Coln: Yo vide en esta tierra de Veragua mayor seal de oro en dos primeros das que en la Espaola en

cuatro aos, que las tierras de la comarca no pueden ser ms fermosas ni ms labradas ni la gente ms cobarde..:. Hasta el ltimo momento del discurso colombino, el inventario del botn ir seguido de la luz verde que implicaba para Coln y para todos los dems descubridores la falta de agresividad y la hospitalidad del indgena. El retrato del hombre americano de acuerdo con el primer cdigo de representacin contiene una definicin explcita de salvaje como suma de tres cualidades: indefensin (desnudos) / no agresividad, (sin armas) / no comerciante, (generoso): y simultneamente, este retrato constituye un [57] resumen implcito de los rasgos que definen, para un hombre de la ideologa de Coln, lo que es un hombre civilizado. Estos rasgos son, fundamentalmente, dos: comerciante y agresivo. La incapacidad o falta de deseo de comerciar equivale, dentro del contexto del discurso colombino, a la prdida de humanidad, ya que en l se equipara explcitamente al hombre no comerciante con la bestia. 79 Inversamente, la posesin de esta facultad y voluntad de comerciar define al hombre como hombre y como civilizado. En cuanto a la agresividad, se presenta a lo largo del discurso como el segundo elemento que confiere al hombre el carcter de civilizado. Por ejemplo, en la equivalencia entre agresividad e ingenio, que se establece en la entrada del Diario correspondiente al 5 de Diciembre, donde el Almirante se refiere a los ataques que los habitantes de la Espaola infligan a los de Cuba, en estos trminos: deban tener ms astucia y mejor ingenio los de aquella isla de Boho para los captivar quellos, porque eran muy flacos de coran. O en la equivalencia entre armas y razn que implica el Almirante cuando escribe el viernes 23 de Noviembre: mas que pues eran armados sera gente de razn.

32 A la caracterizacin del hombre americano dentro de las coordenadas del primer cdigo, por inversin de los rasgos del modelo imaginario, sucede muy pronto la que emerge paulatinamente de un segundo cdigo: el de evangelizacin. As como el cdigo de identificacin se articulaba en torno al primer objetivo declarado del proyecto colombino (el descubrimiento de las tierras del Asia oriental), ste se articula sobre el segundo objetivo: la propagacin de la fe y la conversin de los infieles a la religin cristiana. La caracterizacin de los indgenas dentro de este cdigo refuerza la anterior en dos puntos: el carcter primitivo y salvaje de los habitantes de Amrica, concretado en la ausencia de cualquier tipo de religin sin ninguna secta como dir el Almirante , y la docilidad que los hace fcilmente cristianizables y manipulables.80 Pero lo verdaderamente interesante de este segundo cdigo de representacin es que sirve de puente introduc[58]torio a las propuestas comerciales que Coln desarrollar hasta sus ltimas consecuencias de forma muy explcita en el cdigo de representacin mercantil. As, la primera propuesta de esclavitud que les hace Coln a los reyes aparece justificada por el proyecto de evangelizacin: Algunos hombres, razona el Almirante, son idlatras y tienen costumbres bestiales, y la mayora de ellos no conocen la lengua. Se facilitara, pues, la tarea de propagacin de la fe si se los enviara como esclavos a Castilla, donde aprenderan la lengua y, con ella, las enseanzas de la santa fe: quitarse han de aquella inhumana costumbre que tiene de comer hombres...que ms presto rescibiran el bautismo. 81 Esta propuesta se encuentra en el memorial de Coln a los reyes del 30 de Enero de 1494, pero la conexin entre cristianizacin y provecho no es nueva. Ya el 12 de Noviembre deca Coln lo siguiente: As que deben Vuestras Altezas determinarse a los hacer cristianos que

si comienzan, en poco tiempo acabarn de los haber convertido a Nuestra Santa Fe multidumbre de pueblos y cobrando grandes seoros y riquezas...porque sin duda es en esta tierra grandsimas suma de oro...y tambin ha piedras y ha perlas preciosas y infinita especiera .82 Los elementos del prrafo anterior enlazan inequvocamente la caracterizacin del cdigo de evangelizacin con la del cdigo mercantil. Porque las mismas cualidades que definen al hombre como cristianizable su primitivismo y su indefensin , confirman su condicin de dominable y utilizable. Estos dos aspectos se complementan y preparan el terreno para la caracterizacin del cdigo mercantil que culminar en la transformacin del hombre en mercanca. El eje de articulacin del tercer cdigo de representacin lo constituye el tercer gran objetivo declarado del proyecto colombino inicial: la ganancia material. Dentro de l, la percepcin y caracterizacin de la realidad americana como almacn de productos aprovechables para el mercado europeo culmina lgicamente en la percepcin y caracterizacin del hombre americano como mercanca deshumanizada. 83 Esta ltima caracterizacin del hombre es muy gradual y [59] pasa por una serie de transformaciones y desplazamientos semnticos que culminan en el establecimiento de una serie de equivalencias fundamentales. La primera de estas equivalencias se produce en el Diario del primer viaje, en la entrada correspondiente al 12 de Noviembre. En ella refiere Coln que trujeron siete cabezas de mujeres entre chicas y grandes (en la poca, como ahora, el trmino cabeza no se aplicaba nunca a las personas, sino al ganado). La equivalencia entre mujeres y ganado enlaza directamente con la que se da en otros trminos dentro de la Carta a Santngel, donde el Almirante identifica explcitamente hombres y bestias.84 En la carta que

33 escribe Coln a los reyes a fines de 1495 vuelve a insistir sobre esta equivalencia fundamental entre indgena y bestia con otras palabras. Esta vez habla de levar esclavos a mil y quinientos maraveds la pieza. De nuevo usa el Almirante como sealar agudamente Las Casas un trmino que reduce implcitamente a los habitantes del Nuevo Mundo a la categora de bestias; como si fueran piezas como l los llama, o cabezas de cabra criticar Las Casas.85 La segunda equivalencia fundamental que va a ir desarrollando Coln dentro de este tercer cdigo de representacin es la que existe para l entre indgena y cosa. Dice, por ejemplo, en la misma carta a los reyes de 1495: as aqu hay esclavos e brasil que parece cosa viva...no falta para haber la renta que arriba dije sino que vengan navos muchos para llevar estas cosas que dije. Los indgenas se equiparan con el brasil, transformndose en objetos al reducirse como aqul a su condicin de mercanca. La caracterizacin del hombre americano en trminos no humanos expresa, adems de la ideologa y percepcin colombinas, una estrategia comercial. Se relaciona sin duda con uno de los problemas que tiene que resolver Coln al hacerle su propuesta de trata de esclavos a la muy catlica Reina Isabel: el de la justificacin tica y moral de vender a los indgenas en lugar o adems de cristianizarlos. La estrategia del Almirante en relacin con este engorroso problema se apoya en dos puntos. El primero es la pretendida subordinacin de la es[60]clavizacin a la cristianizacin, tal como se expresa en el memorial de 1494. en este documento, el vender a los indgenas como esclavos se presenta como un medio para que aprendan a fablar y olviden costumbres bestiales, y, con ellas, el pecado en el que viven. El segundo punto de apoyo de la argumentacin colombina en defensa de su proyecto de trata de esclavos ser la articulacin de

una caracterizacin de los mismos que los priva implcita o explcitamente de cualquier forma de humanidad. Si los habitantes del Nuevo Mundo son bestias, si son cosas, no hay problema en reducirlos a la condicin de mercanca y comerciar con ellos como con cualquier otro producto de los que brindan las nuevas tierras.86 La caracterizacin del hombre como mercanca tiene dos momentos. El primero es implcito y se centra en la equivalencia entre indgena y servidor que formula Coln en la entrada correspondiente al da 13 de Octubre del Diario del primer viaje, y en la de indgena y esclavo que encontramos por primera vez en la Carta a Santngel, acompaada de su correspondiente justificacin religiosa: esclavos cuantos mandaren cargar, e sern de los idlatras dice Coln en medio de su detallado inventario de mercancas.87 El segundo momento es explcito y aparece por primera vez en el memorial de Coln a los reyes, de Enero de 1494, donde Coln habla de la carga y descarga de toda la mercadura y de la mercadura de esclavos formulando ya con absoluta claridad su reduccin del hombre americano a la categora de objeto vlido para el comercio.88 Una vez definido como mercanca el hombre americano, Coln pasa a evaluar su precio posible dentro del mercado europeo, y, al comparar su producto americano con el de otros pases, decide que la comparacin es favorable al primero y que, en relacin con los esclavos guineanos, uno de estos vale por tres segn se ve. Acto seguido, se refiere el Almirante al ltimo factor econmico que determinar el valor de su mercanca: la demanda de esclavos que hay en el mercado occidental, y concluye que en Castilla, Portugal y Aragn, Italia y Secilia y las islas de Portugal, de Aragn y las Canarias gastan [61] muchos esclavos, y creo que de Guinea ya no vienen tantos. En vista de la calidad de la mercanca y de la demanda existente,

34 Coln decide que va a poder venderlos a mil quinientos maraveds la pieza,89 lo cual constituye un magnfico negocio para l, sus inversores y la corona. El proceso de caracterizacin del hombre americano como mercanca, que articula el tercer cdigo de representacin se cierra con la evaluacin material del producto y con la propuesta de insercin, planeada hasta el detalle, de ese indgena transformado en cosa en el marco comercial del mercado europeo.
* * *

A lo largo del anlisis de los distintos procesos de deformacin a que se ve sometida la realidad americana en el contexto del discurso narrativo de Cristbal Coln, he ido utilizando el trmino ficcionalizacin para calificar la suma de estos procesos. La calificacin no es arbitraria, puesto que la caracterizacin de la realidad americana, tal como se da en los tres cdigos de representacin fundamentales del discurso colombino, tiene como resultado una creacin verbal mucho ms prxima a la ficcin que a la realidad que pretende fielmente representar. En sus diarios y cartas, el Almirante afirma descubrir cuando verifica, pretende desvelar cuando encubre, y describir cuando inventa. Dentro de unas coordenadas que determinan la funcin ficcionalizadora del discurso centrada en la necesidad personal y social que tiene el narrador de identificar Amrica con sus modelos previos, por una parte, y de caracterizarla en funcin de las necesidades y expectativas del mercado europeo, por otra, Cristbal Coln utiliza unas tcnicas de descripcin y caracterizacin cuyo resultado es la sustitucin de la realidad americana por una ficcin que expresa los sueos de realizacin personal y econmica del Almirante. El uso sistemtico de un proceso de seleccin que excluye todo lo que no interesa y reduce

la realidad descubierta a los elementos de inters comercial para Europa se conjuga con la sustitucin sistemtica y voluntarista de [62] lo que es por lo que se quiere que sea, para completarse con la afirmacin de una serie de equivalencias que, ligando el modo de representacin a una ideologa que transciende [sic] los lmites del personaje, equipara definitivamente la identidad de todos los aspectos de la realidad del Nuevo Mundo a la funcin de mercancas que pretende imponrseles de acuerdo con las necesidades del mercado occidental. El resultado de estas tcnicas de narracin y de caracterizacin es la ficcionalizacin de la realidad americana que emerge, en la representacin verbal articulada por Coln en su discurso, profundamente transformada. El hecho de que los criterios de transformacin de esa realidad no sean fundamentalmente estticos no disminuye el carcter ficcional del resultado. Coln transforma subjetivamente la realidad americana en la representacin verbal de la misma que constituye su discurso adecundola a un modelo que se articula simultneamente sobre una tradicin literaria previa: dAilly, Eneas Silvio y Marco Polo, principalmente; una estructura imaginaria personal: la que Coln elabora apoyndose en sus lecturas; y unas necesidades econmicas e ideolgicas concretas: las de la Europa expansionista del siglo XV y XVI. Los tres ejes de ficcionalizacin no se suceden ni excluyen dentro del discurso, sino que es precisamente la dialctica de su relacin lo que configura la estructura ficcional de la narracin que articulan. La forma del discurso y la naturaleza de la transformacin de la realidad proyectan una imagen del Nuevo Mundo que constituye la base imaginaria sobre la cual se desarroll, [sic] el proceso de depredacin, explotacin y degradacin que Las Casas llamara La destruccin de las Indias sin dramatizar en

35 absoluto sobre su verdadero alcance y significado. Pero sera errneo ver en esta imagen degradada del Nuevo Mundo el resultado de una imaginacin particularmente perversa. Coln era simplemente un hombre de su tiempo. Su formulacin del modelo de percepcin del Nuevo Mundo era coherente con las estructuras ideolgicas fundamentales de la cultura expansionista y depredadora de la Europa de la poca. Si algo llama la atencin, al comparar su [63] narracin y representacin verbal de Amrica con los relatos de sus compaeros, es la mayor humanidad y sensibilidad del Almirante. El retrato de los tanos que nos da Coln es, pese a todo, bastante menos destructor e insultante que los que encontramos en las narraciones del Dr. Chanca o de Michele de Cuneo. La admiracin ante la belleza de la naturaleza tropical, que resuena con sinceridad en unas pocas descripciones colombinas, est totalmente ausente de los relatos de Cuneo y Chanca, e incluso de los de Diego Mndez.90 Coln era un comerciante europeo de fines del siglo XV, si algo, ms humano, imaginativo y tolerante que la mayora. El se saba coherente con la ideologa dominante, y de ah su desesperacin cuando esta misma sociedad, cuyos supuestos ideolgicos se limitaba a llevar a la prctica, lo margin. La profunda desesperacin y la soledad devastadora que se expresan en algunos pasajes de la Lettera Rarissima deben comprender a la luz de esta aparente contradiccin. Cuestionado por sus inversores al regreso del segundo viaje; humillado por su encarcelamiento del final del tercero; desprestigiado por una gestin de gobierno que los Bobadillas que irn a sustituirle, ejecutarn con menos escrpulos que l, Coln, que no pareca comprender que todo esto no eran ms que estrategias de un poder absoluto que no se quera compartido, igualara al final de su cuarto viaje su

36 trayectoria con el fracaso y su marginacin con la espera de la muerte. En Julio de 1503 escribe as desde Jamaica: Yo estoy tan perdido como dije: yo he llorado fasta aqu a otros: haya misericordia agora el Cielo e llore por m la tierra. En el temporal no tengo solamente una blanca para el oferta; en el espiritual he parado aqu en las Indias en la forma que est dicho: aislado en esta pena, enfermo, aguardando cada da por la muerte, y cercado de un cuento de salvajes y llenos de crueldad y enemigos nuestros, y tan apartado de los Santos Sacramentos de la Santa Iglesia, que se olvidar desta nima si se aparta ac del cuerpo. Llore por m quien tiene caridad, verdad y justicia.91 El aislamiento del Almirante en aquel destierro suyo de la Isla de Jamaica, en el que culmin [64] abiertamente todo el proceso de cuestionamiento y desprestigio de Coln que se inici muy paulatinamente ya desde el regreso de su segundo viaje de descubrimiento, expresa su marginacin creciente dentro del contexto poltico y social de la Espaa de su poca. Y, sin embargo, la percepcin de la realidad del Nuevo Mundo que Cristbal Coln articul en su discurso narrativo se adecuaba perfectamente a la ideologa dominante, y lejos de ser descartada con l, se ira reafirmando en el desarrollo posterior de la conquista y colonizacin de Amrica, sin que con la muy notable excepcin de Las Casas y unos pocos disidentes ms hubiera quien denunciara su significado e implicaciones profundas en relacin con la sucesin de explotaciones y abusos inseparable de lo que vino a llamarse en la versin oficial de la Historia el proceso de civilizacin de Amrica.
[65]

NOTAS

W. Borah y S.E. Cook, The Indian Population of Central Mexico (1531-1610), Berkeley, 1960. Charles Gibson, Los aztecas bajo el dominio espaol: 1519-1810, Mxico, 1975, especialmente el captulo y el apndice seis. Jaime Vicens Vives, Historia social y econmica de Espaa y Amrica , Barcelona, 1977, 5 vol. Especialmente vol. III, pg. 324-339. Alejandro Lipschutz, El problema racial en la conquista de Amrica, Mxico, 1977, pp. 210-212.
2 3

Pierre Chaunu, Conquista y explotacin de los nuevos mundos , Barcelona, 1973, pp-1-44.

Bartolom de las Casas, Historia de las Indias , Madrid, 1958, Atlas: Biblioteca de Autores Espaoles, 2 vol. Brevsima relacin de la destruccin de las Indias , con introduccin y notas de Manuel Ballesteros Gaibrois, edicin facsmil; Fundacin universitaria espaola, Madrid, 1977.
4

Bartolom de las Casas, Historia de las Indias, pp.41-43. Cristbal Coln, Carta desde Jamaica, Julio 1503. M. Fernndez de Navarrete, Coleccin de viajes y descubrimientos, Madrid, 1954, Biblioteca de Autores Espaoles; edicin y estudio preliminar de Carlos Seco Serrano, pg. 235 y ss.
5

Este negocio se identificaba en el primer proyecto del Almirante con el establecimiento de las factoras desde las cuales se organizara la produccin comercial de las nuevas tierras. Vase sobre el proyecto de factora que tena Coln y sobre su fracaso: Richard Konetzke, Los descubridores y conquistadores espaoles , Madrid, 1968, pg. 18 y ss. Rafael Ruiz de Lira, Coln, el Caribe y [66] las Antillas, Madrid, 1980.
6

En el primer momento del descubrimiento, Coln tena la certeza de encontrarse en las proximidades del extremo oriental del Asia, que haba descrito fantsticamente Marco Polo en los relatos de sus Viajes. S.E: Morison, Admiral of the Ocean Sea, Boston, 1942, ed. de 2 vol. Con notas, captulo XVI y ss.
7

Edmundo OGorman desarrolla de forma interesante el problema del aspecto geogrfico y filosfico de la invencin de las Indias en su libro: La invencin de Amrica, Mxico, 1947.
8

Hasta el tercer viaje, y, de hecho, muri creyendo todava que Cuba era Tierra Firme, aunque ya supona que Veragua y Paria se encontraban en un nuevo continente. Vase S.E. Morison, op.cit. vol. 2.
9

Bartolom de las Casas, Historia de las Indias. Introduce Las Casas el despliegue de erudicin con el que se propone demostrar el carcter racional del proyecto colombino diciendo: Quiero en los siguientes captulos referir algunas razones naturales y tambin testimonios y autoridades de sabios y antiguos y modernos varones, por las cuales pudo muy razonablemente moverse a creer y aun tener por cierto que en el Mar Ocano, al Poniente y Medioda, poda hallarlas, pg. 27, col. I. Vase los captulos 6 a 11 para la argumentacin erudita que Las Casas anuncia en el prrafo que acabo de citar.
10

Imago Mundi de Pierre dAilly, Pars, 1930, 3 vol. Edicin de Edmond Buron con notas e introduccin, Cap.II.
11 12 13

Bartolom de las Casas, op.cit. pg. 35. Ibidem, pg. 36. Hernando Coln, La vida del Almirante, Madrid, 1892, pp.50-51.

Especialmente desde la aparicin del relato de los Viajes de Marco Polo, y de la difusin de las fantsticas descripciones del fabuloso Oriente que ste contena.
14

No se implica aqu que no hubiera sido navegado nunca con anterioridad: tanto los restos de naufragios como la teora del piloto desconocido, o protonauta, formulada hace ya muchas dcadas pero defendida recientemente por Juan Manzano Manzano parecen confirmar la existencia de travesas recientes del Atlntico, aunque stas tuvieron un resultado negativo o tan dudoso que no dan pie a afirmar la exploracin de nuevos territorios en las dcadas que precedieron la gnesis del proyecto de descubrimiento de Cristbal Coln.
15[67]

Estas tres obras cientficas, pero muy especialmente la Imago Mundi, constituyeron la base geogrfica fundamental de las expectativas de Cristbal Coln en la fase de formulacin de su proyecto.
16

S.E. Morison, op cit. pg. 120, vol. I. Otros autores desde Vignaud hasta Carlos Manzano afirman contra la teora de Morison y Nunn que el contenido de la obra de Marco Polo no pudo

influir en su proyecto de descubrimiento porque, afirman estos historiadores colombinos esta lectura no se hizo hasta varios aos despus del descubrimiento. En mi opinin esta corriente de interpretacin no logra aducir razones ni pruebas convincentes que demuestren de forma clara la validez de su tsis[sic]. Henry Vignaud, Histoire critique de la Grande entreprise de C. Colomb , Pars, 1911. Cecil Jane, Voyages of Columbus, vol. I, pg. XXVII. Emiliano Jos, El plan y la gnesis del descubrimiento colombino, Valladolid, 1980. Juan Manzano Manzano, Coln y su secreto, Madrid, 1976.
17 18 19 20 21 22

Rafael Ruiz de Lira, Coln, el Caribe y las Antillas, Madrid, 1980, pg. 21. Ibidem. Marco Polo, Viajes, Madrid, 1979, pg. 13. Marco Polo, op.cit. captulos XLI-XLII y LVII. Ibidem, captulo CXXVIII, pg. 123.

Plinio aseguraba que en pocos das se poda recorrer la distancia entre el Golfo Persa y las columnas de Hrcules. Aristteles afirmaba que entre el extremo de Espaa y el principio de la India haba un mar relativamente pequeo y navegable en pocos das.
23

Las citas provienen de los Viajes de Marco Polo y corresponden a su descripcin del Cipango, en el captulo CLX, pp. 151-152.
24

Ms adelante se volver sobre esa concepcin mesinica que tuvo siempre Coln en relacin con su destino de descubridor, y que Bartolom de las Casas se preocup de documentar y justificar echando mano de los clsicos griegos y latinos, de las escrituras, y de signos profticos diversos, en su Historia de las Indias, vol. I, captulo II.
25

Vase en relacin con la representacin imaginaria de los aspectos monstruosos del mundo desconocido, el Bestiary de T.H. White, New York, 1980. el antecesor inmediato de este bestiario fue Physiologus que recoga a su vez la informacin de Herodoto, Aristteles y Plinio.
26[68]

21.
27 28

S.E. Morison, Journals and documents of the life and voyages of Christopher Columbus , pg.

Bartolom de las Casas, Historia de las Indias, vol. I, pg. 45.

Carta de Paolo Toscanelli fsico Florentn a Cristbal Coln , en Fernndez de Navarrete: Coleccin de viajes y descubrimientos , pg. 299 y ss. El texto de Navarrete reproduce en realidad bajo este ttulo la Carta de Paolo Toscanelli al cannigo Fernando Martnez acompaada de una pequea introduccin escrita por Toscanelli para Coln. La carta de Toscanelli a Martnez est fechada el 25 de Junio de 1474. Vase tambin la segunda Carta de Toscanelli a Cristbal Coln , sin fecha, reproducida por Naverrete a continuacin de la anterior, pg. 300.
29 30 31

Segunda Carta de Paolo Toscanelli a Coln, en Navarrete, op. cit. pg. 300. Segunda Carta de Toscanelli a Coln, en Fernndez de Navarrete, op. cit. pg. 300-301.

Esta correspondencia ha llegado hasta hoy en tres versiones distintas: 1. La reproduccin de ambas cartas que incluye Bartolom de las Casas en su Historia de las Indias. 2. La reproduccin y explicacin que incluye Fernando Coln en su Vida del Almirante. 3. En copia manuscrita atribuida por unos a Cristbal y por otros a Bartolom Coln, que se encuentra en el reverso de una de las pginas del ejemplar de la Historia Rerum manejado por los dos hermanos, y hoy en la Biblioteca Colombina de Sevilla. Henry Vignaud encabez con su estudio Toscanelli y Coln una larga lista de especialistas que afirmaron que la correspondencia entre ambos era un fraude, frente a otra lista, no menos largo[sic], encabezada por De Lollis, que afirmaba justamente lo contrario. S.E. Morison resume de forma esclarecedora algunos puntos fundamentales de la argumentacin a favor y en contra de la autenticidad de dicha correspondencia en su Admiral of the Ocean Sea, pp. 56-57.
32 33

Bartolom de las Casas, Historia de las Indias, captulos III a XVI.

Diario del primer viaje, Cristbal Coln. Edicin de Martn Fernndez de Navarrete en su Coleccin de viajes, etc., Madrid, 1954.

34

Lionel Cecil Jane, Select documents illustrating the life and voyages of Columbus , London, 1930. Jane examina este aspecto de la religiosidad de la poca en su ensayo de introduccin a esta obra. En la pg. XLIX del primer volumen dice as: In that age many [69]were readily inclined to imagine that the Deity was both continually forming their thoughts and continually determining their actions y en la pgina L del mismo volumen concluye: in effect they considered themselves as so many missionaries of Heaven. El nico problema es que Jane utiliza esta idea para explicar muchos de los puntos oscuros y discutibles del comportamiento de Coln, mas all de lo aceptable y demostrable a la vista de la documentacin existente.
35

Cristbal Coln, Carta a Luis de Santngel anunciando el descubrimiento del Nuevo Mundo , 15 de Febrero a 14 de Marzo de 1493, editada y anotada por Carlos Sanz, Madrid, 1961.
36 37 38

Bartolom de las Casas, Historia de las Indias, vol. I, pg. 426. Bartolom de las Casas, op. cit. Vol. I, pg. 425: Carta de Cristbal Coln a los Reyes.

Cristbal Coln, Lettera Rarissima llamada tambin Carta de Jamaica. Coln se la escribi a los reyes el 7 de Julio de 1503 desde su destierro en Jamaica. Reproducida en Navarrete, op. cit. Pp. 232-240. Incluida por De Lollis en la Raccolta, I, vol. 2, pp. 175-205.
39

Los nombres actuales de estas islas son, por orden, Wattling Island, Long I., Crooked I., Cuba, Sto. Domingo. Vase S.E. Morison, Journals and other documents of the life and voyages of Christopher Columbus, Mapa del Caribe y islas.
40 41 42 43 44

Cristbal Coln, Diario del primer viaje, en Navarrete, op. cit. Vol. I, pg. 96. Ibidem, pg. 99. Ibidem, pg. 103. Ibidem, pg. 104.

El manuscrito de esta carta se conserva en el Archivo de la Corona de Aragn. La carta contiene un saludo formal, expresa la alegra de los reyes espaoles ante el inters mostrado por el prncipe oriental por los asuntos de Espaa, introduce a Coln como embajador y le seala la misin de contactar con l y de darle toda la informacin necesaria. Lo ms divertido del caso, aparte del segundo punto del contenido que acabo de resumir, es que Coln llevaba varios ejemplares de esta carta, con el nombre del prncipe en blanco, para que pudiese presentar la misma embajada a los otros prncipes con los que pudiera toparse. Vase la declaracin que hace al respecto Bartolom de las Casas en su Historia, vol. I, cap. XXIII, pg. 123, y tambin S.E. Morison, Admiral of the [70] Ocean Sea, vol. 1, pg. 142.
45 46 47 48

Cristbal Coln, Diario del primer viaje, en Navarrete, op. cit. pg. 112. Ibidem, pg. 146. Pedro Mrtir de Anglera, Dcadas del Nuevo Mundo, Buenos Aires, 1944.

Resumen de una carta de Coln a los reyes reproducida por Bartolom de las Casas en su Historia; y Carta de Coln a los Reyes, del 18 de Octubre de 1498, en Navarrete, op. cit. Vol. I, pg. 207.
49

Cristbal Coln, Memorial enviado a los Reyes con A. Torres, 30 de Enero de 1494. En Navarrete, op. cit. pg. 196. El subrayado es mo.
50 51

Juan Manzano Manzano, Coln y su secreto, pg. 515. Raccolta III, vol. 2.

Informacin y testimonio de cmo el Almirante fue a reconocer la isla de Cuba quedando persuadido de que era tierra firme (Original en el Archivo de Indias de Sevilla, legajo 5 del Patronato Real) Reproducido en Navarrete, vol. I, op. cit. pg. 386 y ss.
52 53 54

Ibidem, pg. 387. Juan Manzano, Coln y su secreto, pg. 565. Cristbal Coln, Carta a los reyes del 18 de Octubre de 1498, en Navarrete, vol. I, pg. 207.

55

El pasaje de dAilly se encuentra en la Raccolta I, vol. 2, pg. 401. La traduccin citada es de Juan Manzano que la incluye en Coln y su secreto, pg. 222.
56

Cristbal Coln, Carta a Doa Juana de Torres, ama del prncipe Don Juan, Octubre de 1500: reproducida en Navarrete, vol. I, pp. 217.
57

Lettera Rarissima, escrita por Coln a los reyes desde Jamaica el 7 de Julio de 1503. reproducida en Navarrete, op. cit. vol. I, pg. 232.
58

O con el lentisco de Plinio que haba visto en la isla de Xo. Cristbal Coln Diario del primer viaje, op. cit. pg. 112.
59

Cristbal Coln, Diario del primer viaje, en Navarrete, vol. I, pp. 95-97, y 111, 112, 116, entre otras.
60 61

Ibidem, pg. 108.


[71]

Cristbal Coln, Memorial a los Reyes Catlicos, 30 de Enero En Navarrete, op. cit. vol. I, pp. 197-198.
62

de 1494. escrito desde Isabela;

Todas las citas y referencias textuales provienen de dos documentos principales: La Carta de Coln a los Reyes del 18 de Octubre de 1498, y la Carta de Coln a Doa Juana de Torres de fines de 1500. Ambas se encuentran reproducidas en Navarrete, op. cit. vol. I, pp. 206-222.
63

Todas las citas y referencias textuales provienen de la Lettera Rarissima escrita por Coln a los Reyes desde Jamaica el 7 de Julio de 1503. Reproducida en Navarrete, op. cit. vol. I, pp. 232-240.
64

El anlisis que Bartolom de las Casas hace de este prrafo se refiere explcitamente a Martn Alonso Pinzn, pero lo incluyo para ilustrar el caso de Coln por dos motivos: En primer lugar porque el propio Las Casas hace extensivo a l el mtodo de Pinzn en el prrafo siguiente de su Historia: [sic] en segundo lugar porque la identidad del proceso de interpretacin que se da en ambos descubridores se demuestra con toda claridad en lo que sigue, Las Casas, Historia de las Indias, vol. I, pg. 156.
65 66 67

Carta de Michele de Cuneo a Hyeronimo Annari , Raccolta III, vol. 2, pp. 95-107. Cristbal Coln, Diario del primer viaje, en Navarrete, op.cit. vol. I, pg. 96.

Cecil Jane, S.E. Morison, y Juan Manzano, entre otros sealan el componente ideolgico mercantil de Cristbal Coln, aunque, en mi opinin, subestiman su importancia al no percibirlo como causa de fondo de muchas interpretaciones y actitudes colombinas que, de otro modo, resultan irracionales o difcilmente explicables, como, por ejemplo, su terquedad a la hora de negociar los acuerdos previos al primer viaje de descubrimiento.
68

Capitulaciones de Sta. F, del 17 de Abril de 1492. En Navarrete, op. cit. vol. I, pg. 302-304. En ellas Coln se asegura cinco Privilegios que cubren los aspectos ms importantes del poder econmico y poltico sobre las futuras tierras: 1. Que se les nombre a l y a sus herederos Almirantes de todas las tierras e islas descubiertas, con todos los privilegios correspondientes. 2. Que se le nombre Virrey de las mismas, con derecho a nombrar tres candidatos para cada cargo. 3. Que se le conceda el dcimo de todas y cada una de las mercancas que se saquen de las tierras e islas descubiertas. 4. Que se le otorgue la autoridad de juzgar cualquier pleito relacionado con la adjudicacin de dichos productos y me [72]cancas. 5. Que se le reserva la opcin de pagar un octavo de los gastos de cualquier armada para dicho negocio y la de quedarse con un octavo de las ganancias que resulten de dicha armada. El tercer y el quinto punto de las capitulaciones aseguran los beneficios econmicos de la empresa para Coln y sus descendientes; el cuarto los refuerza, concedindoles adems poder judicial en asuntos de comercio, apropiacin y distribucin de mercancas; y el primero y el segundo les garantizan el poder poltico y social para l y sus descendientes. Vase tambin el Ttulo expedido por los Reyes a Cristbal Coln , el 30 de Abril de 1492, y las Provisiones referentes a la preparacin de la armada, de la misma fecha. En Navarrete, op. cit. vol. I, pp. 304-307.
69 70

Jaime Vicens Vives, Historia econmica y social de Espaa y Amrica, vol. II, pp. 454-465.

La cita proviene del Diario del primer viaje, op. cit. pg. 100, y las referencias de estas afirmaciones corresponden por orden a las pginas 101, 109, 115, 125, 127 de la misma obra de

Navarrete.
71 72 73 74

En Navarrete, op. cit. vol, I, respectivamente pp. 198 y 130. Ibidem, entrada del 13 de Noviembre, pg. 112. Ibidem, entrada del 12 de Octubre, pp. 100-101.

La carraca era el mayor navo de carga de la poca del descubrimiento. La capacidad en profundidad y anchura de un puerto de albergar carracas, lo calificaba como ptimo para fines comerciales.
75 76 77 78

Diario del primer viaje, 16 de Noviembre, en Navarrete, op. cit. vol. I, pg. 114. S. E. Morison, Admiral of the Ocean Sea, vol. I, pp. 304-350. La traduccin es ma. Navarrete, op. cit. pg. 96.

Las citas anteriores que ilustran la caracterizacin de la generosidad de los indgenas corresponden a las fechas indicadas del Diario del primer viaje. Las ltimas pertenecen a la Carta de Coln a Luis de Santngel, edicin citada de Carlos Sanz, pg. 9.
79 80 81 82

Cf. Supra anlisis de las citas de la carta de Coln a Santngel y nota 78. Diario del primer viaje, das 12 de Octubre y 6 de Noviembre en Navarrete, op. cit. pp. 96 y 108. Vase Navarrete, op. cit. pp. 196 y ss. Diario del primer viaje, Navarrete, op. cit. pg. 112.

83[73]

La visin del hombre como mercanca debe ser comprendida en relacin con el contexto cultural, ideolgico y comercial de la poca. En toda Europa se aceptaba la trata de esclavos, procedentes en su mayora de Africa. Tanto los portugueses como los catalanes e italianos tenan desde tiempos atrs un lucrativo negocio montado sobre el comercio con esclavos. La transformacin que lleva a acabo el Almirante dentro de su discurso narrativo del hombre en mercanca no debe pues verse exclusivamente como resultado de la personalidad particular de Coln, sino como expresin de toda una filosofa de instrumentalizacin de hombre y realidad caracterstica de la cultura occidental en la que Coln participaba como miembro de esa civilizacin. En relacin con la tradicin de esclavitud y trata de esclavos en la Europa anterior al descubrimiento, vase Jaime Vicens Vives, Historia social y econmica de Espaa y Amrica , vols. I y II.
84 85 86

Cf. Supra pg. 46 y ss. Para la cita y el comentario de Las Casas, vase su Historia de las Indias, pg. 397.

En esta segunda propuesta de Coln se formula por primera vez la idea en la que se centrara la tremenda polmica entre Bartolom de las Casas y Gins de Seplveda a propsito de la humanidad o no humanidad de los indgenas americanos. La polmica no hace ms que hacer aflorar a la superficie centrada en el problema concreto de si los indgenas tenan alma o no la cuestin ms amplia de la instrumentalizacin del hombre hasta su deshumanizacin, que ni se origin en el siglo XV ni termin con l.
87 88 89

Carta a Luis de Santngel, edicin citada, pg. 11. Memorial de Coln a los Reyes, 30 de Enero de 1494, en Navarrete, op. cit. pg. 200.

Todas las citas de este ltimo anlisis vienen de la Carta de Coln a los Reyes , de fines de 1495, reproducida por Bartolom de las Casas en su Historia de las Indias, vol. I, pg. 397.
90

Cf. Michele de Cuneo, op. cit. Tambin la Carta del Dr. Chanca al cabildo de Sevilla, y, por ltimo, el testamento de Diego Mndez, en Navarrete, op. cit. vol. I, pg. 240 y ss.
91

Lettera Rarissima, en Navarrete, op. cit. vol. I, pg. 240.

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