Extracto A La Sombra de Corto

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247-254

HuGo

PRATT

A la sombra de Corto
CONVERSACIONES SOBRE SU OBRA

con Dominique Petitfaux

CONFLUENCIAS
EDITORIAL

hugo siempre un poco ms lejos


h.p. y hugo pratt

Me ha impresionado a lo largo de estas conversaciones su gran pudor en lo que respecta a su trabajo, a su obra. Me ha sorprendido, pues cuando le su libro de confidencias autobiogrficas Avant Corto, me encontr con un Pratt que no se cortaba contando pasajes muy crudos de su vida. Por ejemplo, la historia de aquel hombre que, cuando la liberacin de Venecia, le pidi que para vengar a su hijo violara a una mujer. Ese libro, Le pulci penetranti, o, como se titula ahora, Aspettando Corto, es resultado de varios das de charlas con el dibujante Antonio De Rosa, al que le cont mis recuerdos de juventud. Estbamos en un viejo Fiat, e bamos de Italia a Marruecos. Me apeteca ese libro porque Alberto Ongaro acababa de publicar su novela Un romanzo davventura, en la que yo era el personaje principal, y no estaba muy de acuerdo con la imagen que daba de m. Su libro est bien escrito, pero yo no acababa de reconocerme en el personaje. Entonces quise dar mi versin, hablando sobre todo de mis amigos: los del hostal Von der None, en Argentina, el alemn Vincent Viegener, superviviente de la batalla de Stalingrado, Duchan, que perteneci a la guardia personal de Pern, Viszinsky, la poeta Cristina Peary, nieta del famoso almirante, su compaera Rene Cueddar, que era tambin la amante de Guerrino, cuya mujer, Olga, paraba los relojes y estropeaba los telfonos, los Valenzuela, que conoc cerca de la frontera chilena, y tantos otros que fueron importantes para m y a los que quise rendir homenaje: fracasados, criminales, tipos formidables, putas, poetas. El libro acaba cuando dejo Argentina, y podra hacer la continuacin: he conocido a tanta gente en mi vida! Y gente tan diferente como Haile Selassie y Eichmann, pasando por el trompetista Dizzy Gillespie, la actriz Louise Brooks o el escritor Ezra Pound, al que de nio vea pasearse por el barrio judo de Venecia. Podra hacer una enciclopedia con todos aquellos que conoc, pero no tengo tiempo, as que en mis historias incluyo a veces personajes que se inspiran en ellos. S, ya hablamos de esto a propsito de Corto: Siempre un poco ms lejos. Me dice que Avant Corto es un libro con ancdotas bastante crudas. Es cierto, pero hay que comprender que mi juventud se desarroll en un con-

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a la sombra de corto texto excepcional y que tuve que afrontar momentos muy duros: la Segunda Guerra mundial, en la que particip en frica y en Europa, un campo de prisioneros en Dire Dawa, Etiopa, la crcel en Venecia, la guerra civil en Italia con, evidentemente, un clima de odios y venganzas, y despus, con mi estancia en Argentina, revoluciones y golpes de Estado. Me encontr en medio de todo tipo de situaciones y conoc a toda clase de personas. Por ejemplo, en Argentina conoc a Eichmann, el responsable del exterminio judo, aunque entonces no saba su verdadera identidad, y conoc tambin a antiguos ustachis, terroristas croatas que servan de guardia personal al presidente Pern. En ese libro quise hablar de esas situaciones y de esa gente, ms que de m. En Los Escorpiones del Desierto podra hablar de m, pero prefiero deslizar en el discurso mi experiencia etope, que queda mejor en historietas que mis vivencias argentinas. Pero es usted extraordinariamente pudoroso tanto en su obra como en lo que dice. Es cierto, pero no me corresponde a m comentar mi obra, juzgarla. En cuanto al pudor en mi obra, no olvide que debo mantenerme en unas ciertas coordenadas, mis lectores esperan cierto tipo de producto. Sin embargo, no da la impresin de hacer muchas concesiones. En cierto modo, puede decirse que Las helvticas, por ejemplo, es un lbum atrevido. Me gustara hacer una historia en la que un individuo hablara de individuos que ha conocido. Las helvticas va un poco en esa direccin. Vemos a un pequeo grupo de personas que tienen en comn el gusto por la investigacin esotrica. Me gusta lo que hago, me encuentro a gusto con ello, pero tambin me gustara tener la posibilidad de hacer otras cosas. Qu me dice de todos esos periodistas que vienen a verle, o que al menos lo intentan? Me da la impresin de que lo considera una prdida de tiempo. Usted lo ha dicho. Casi siempre son banalidades: las mismas preguntas, las mismas historias... Y esos fotgrafos que me piden que me ponga en tal o cual sitio, o que haga esto o lo otro para hacerme foto! Un buen fotgrafo

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hugo siempre un poco ms lejos nunca te pide que poses! Toda esa gente parece no darse cuenta de que me estn robando el tiempo, ese tiempo del que cada vez estoy ms necesitado. Cada vez me escabullo ms de todo eso. A veces, cuando el artculo sale, lo leo, y lo encuentro bien, pero cuando estoy con el periodista, siempre me da la impresin de que estoy perdiendo el tiempo. Y no se trata slo del tiempo robado a mi trabajo, sino tambin a mis sueos, y a mi preparacin para ese sueo del que un da he de despertar... Con un periodista, siempre acabo por cabrearme. A veces me siento fatigado, cosas de la edad, pero hay todava cosas que me gustara decir y hacer. Cada vez tengo menos posibilidades de degustar los placeres carnales, los placeres de la mesa, de las mujeres. Disclpeme, Dominique, estamos haciendo un buen trabajo juntos, pero antes que pasar todos estos das con usted, hubiera preferido estar con una mujer hermosa y picarona. Una buena msica, la sonrisa irnica de una bella mujer que, cuando cruza y descruza las piernas deja entrever su lencera..., es una cosa bien distinta a estar con usted! Comprendo perfectamente ese punto de vista... A veces les da a los periodistas respuestas un tanto extravagantes. A veces me pasa, s. Estoy pensando en otra cosa, y digo lo primero que me viene a la cabeza. Qu quera decir cuando declar en 1986 a una periodista de Lvnement du Jeudi: Soy un tipo crepuscular? Quera decir que me gusta el fro, la noche, la luna, el romanticismo, el otoo, la tranquilidad de los cementerios. Voy a veces a visitar tumbas, como la del Barn Corvo, del que habl en Fbula de Venecia, o la tumba de Diaghilev, que tambin est en Venecia. Me gusta ver los lugares donde ha vivido la gente que admiro. Me siento ligado a la patria de todos aquellos que me han hecho soar, a todo lo que me ha emocionado, desde un buen vaso de vino de Burdeos, a los ojos violeta de la bella irlandesa que me sirvi una pinta de Guinness y le toqu el culo. Se puede hacer eso sin saber si ella est de acuerdo?

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a la sombra de corto Se puede intentar. Puedes recibir una bofetada, pero vale la pena correr el riesgo. Al fin y al cabo, soy un aventurero, no? O sea, que tocar un culo puede ser ya el principio de una aventura. La aventura es lo que nos llega, lo que nos sobreviene. En el origen de la palabra est el verbo advenire, llegar, o, si se quiere, adventus, llegada. Por supuesto, eran cosas de la juventud. Cuando uno es joven puede permitirse cosas as; con la edad, hay que ser ms reserHugo Pratt, 1989 (foto de Julia Donoso). vado. Si ahora la chica me pidiera que le tocara el culo, me mostrara muy circunspecto al respecto. Por mis relaciones con ciertas mujeres, me hice enemigos, algunos inteligentes: si tiene enemigos, procure que sean inteligentes! Pero las mujeres tuvieron tanta importancia en mi vida... Tena 13 aos cuando tuve mis primeras relaciones amorosas, cuando empec a gastar dinero en mujeres. Tengo tantos recuerdos ligados a las mujeres, que habra para un libro aparte. Conoc a mujeres de todas clases, algunas muy intelectuales, aunque me gustaban tambin las criaditas. Pero en la vida uno comienza siendo onanista, para al final acabar reenganchndose! Como en muchas de sus historias, la vida sexual tambin se muerde la cola... Paso a otra cosa: qu responde a los que le reprochan que viva en un mundo de mitos? Me encanta vivir en un mundo de mitos. Los mitos hablan de las cosas esenciales, y se remontan a los orgenes de la humanidad. Los mitos tienen que ver con los orgenes. No vive en un universo paralelo? En la novela de la que es protagonista, Alberto Ongaro escriba en 1970: La renuncia al empleo de agente martimo que haba conseguido poco despus de su vuelta de frica haba sido el punto de partida de otras muchas renuncias, en primer lugar al mundo del trabajo

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hugo siempre un poco ms lejos ordinario, y una especie de emigracin a un universo exclusivamente fantstico e intangible donde estaba quiz destinado a perderse. Tolkien dijo que es formidable poder, como los nios, vivir a voluntad en un mundo mtico, entrar y salir de l cuando se quiera. Para un adulto es ms difcil. A veces me ocurre que ya no tengo ganas de salir de ese mundo de mitos, o que no distingo muy bien dnde est el mundo real. Declar al magazine suizo Voir: Corto no naci de m. Estoy seguro de que es un fenmeno de generacin espontnea. Vive. Por otro lado, nunca s quin suea a quin, si yo a l, o l a m. S. Yo tambin podra podramos, Corto y yo ser un producto de la imaginacin fantasmtica del lector, o el ectoplasma de un personaje de historieta... Y alguien puede haber inventado al lector... Dnde est el sueo, dnde la realidad? Podramos empezar de nuevo estas charlas, y le dara respuestas completamente diferentes. Podra llegar a decirme, por ejemplo, que As de picas, su primer cmic, fue dibujado aqu, en Grandvaux? S, si ponemos a Venecia en el mundo de los sueos. Un sueo colectivo entonces... No vive hoy da al otro lado del espejo? Si me encuentro bien en lo que se llama el mundo real, puedo considerar que estoy soando algo bonito, y cuando todo me va mal, puedo decirme que estoy en plena pesadilla. Por eso pienso que mi muerte en este mundo ser quiz mi despertar en otro mundo. Ongaro ha escrito que el maraj de Hiderabad le invit a que fuera a morirse a su palacio. Es cierto. Cuando estaba en Argentina, le envi a ese maraj un libro en el que Enrique Lipszyc haba escrito sobre m y publicado algunos dibujos mos. Yo haba ledo que ese hombre era el ms rico del mundo, y le puse

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a la sombra de corto como dedicatoria: Con gran simpata y admiracin. Cinco meses despus, recibo por medio del consulado indio en Argentina una invitacin del maraj para una estancia sin fecha lmite en su palacio. Cuando muri, le envi una carta a su hijo y sucesor, en la que le comentaba la invitacin y le deca: Yo admiraba mucho a su padre (cosa muy comprensible: era el hombre ms rico del mundo!). El nuevo maraj me respondi con otra carta en la que deca: Invitacin de Rey sigue siendo invitacin de Rey. Si un da las cosas vienen mal dadas, siempre me quedar la posibilidad de irme all a acabar mis das. Podra estar murindome en un taxi ya ha podido comprobar que gran parte de mi vida la paso en los taxis, murindome en un taxi, digo, y que mis ltimas palabras fueran: Rpido, al palacio del maraj de Hiderabad! Tambin tena una invitacin permanente para ir al palacio del emperador de Etiopa, Haile Selassie, al que conoc en la guerra. En una de sus ltimas obras, Las helvticas, la muerte est muy presente. No la presento de forma dramtica. Est en una especie de sueo y, cuando Corto Malts se cruza con la Muerte, o con esqueletos, hay siempre una gran irona. Si ahora alguien me dice: Pratt, se est haciendo viejo, piensa en la muerte ms que antes, le respondera: S, pero ya hace mucho que pienso en la muerte. En la juventud no se piensa nunca en la muerte, y, ms adelante, cuando se tienen responsabilidades familiares, profesionales, hay que plantar cara a la vida, y tampoco hay mucho tiempo de pensar en la muerte. Pero a mi edad, cuando se es sexagenario, la muerte es una camarada: se sienta a la mesa contigo, y uno no sabe si acabar de comer, o si se despertar maana. Y uno hace balance de su vida, y me digo que he vivido bien, que he hecho cosas. Cosas buenas o cosas malas, pero si uno ha trabajado, es que algo ha hecho. Y en este momento me siento bien pagado con haber llegado a viejo, con poder contar mis vivencias, y contarlas de una manera entretenida, para que no caigan en el olvido, pensando sobre todo en quienes me han acompaado. Tengo una deuda hacia ellos y tengo una deuda con la Muerte. No la contemplo como algo terrible, sino como a una camarada, pues me ha perdonado la vida hasta hoy, y a mi edad an me deja moverme por ah, irme a frica o a Amrica... Es como una partida de ajedrez con la Muerte: recuerda aquella maravillosa pelcula de Ingmar Bergman, El sptimo sello? Pues un poco as.

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hugo siempre un poco ms lejos No es nada dramtico, pero me gustara terminar mis historias, poder ponerles punto final antes de que ella me diga: punto final. Uno de los redactores de la revista de estudios sobre la historieta Fumo di China, Spiri, ha escrito: Una conversacin con Pratt se desarrolla como si cada minuto fuera el ltimo, y cada pregunta la ltima tambin. Aunque me haya concedido el privilegio de interrogarle sobre su obra mucho ms tiempo y mucho ms en detalle que nunca, yo he tenido esa misma impresin. Pues debe ser verdad. Sabe usted, las mejores respuestas son cuando no hay preguntas. Respondo mejor cuando no hay preguntas. Le preocupa lo que dirn de usted? Ya figura en algunas enciclopedias y diccionarios. La posteridad no me preocupa. Lo que me gustara es, simplemente, haber hecho una obra til. Si mi obra puede ayudar a algunos o darles un punto de partida para sus propias obras, si mis lbumes entran en las bibliotecas, eso ser buena cosa, aunque se llenen de polvo, o de telaraas, o que los ratones se los coman..., al menos les habr hecho un servicio a los ratones! Cuando un libro es ledo, su autor revive en el lector. Es como una reencarnacin. Ya le ense la carta de aquel profesor de alemn que a peticin de sus alumnos, que haban ledo Las helvticas, incluy en el programa de su curso la novela de Hermann Hesse El ltimo verano de Klingsor. Me dijo que sus alumnos estaban interesados en esa obra, en la que l nunca habra pensado. Gracias a mi historia, Hugo Pratt y Hermann Hesse van a vivir en la memoria de ese profesor y de esos alumnos. Eso es lo que me colma de satisfaccin. Me gusta hacer que la gente descubra cosas. No me hubiera gustado tener una existencia intil, como esos que lo critican todo y no hacen nada. El sabio y poeta persa Omar Jayyam dijo que los sabios han dejado una cosa, y despus se han ido. Para l lo ms importante eran los ojos de una mujer y una copa de vino. Era un poeta formidable. Cualquier cuarteto suyo me transporta. El Irn de nuestro tiempo ha dado a Jomeini, pero no hay que olvidar que en el siglo xi dio a Omar Jayyam, cuya compaa prefiero, ni que decir tiene, a la de los integristas. Espero reencontrarme un da con Omar Jayyam y contemplar con l los ojos hechiceros de una oriental. Pero a qu esperar? Invitar

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a la sombra de corto a Omar Jayyam a uno de mis sueos! Lo buscar. Seguramente est en otro sueo, en un sueo de Rasputn. Hay preguntas que habra debido hacerle, que le hubiera gustado que le hiciera? Ya me ha hecho no pocas preguntas de ese tipo... Entonces, mi ltima pregunta... ...Y esta vez nuestra conversacin s que ha de desarrollarse como si verdaderamente cada pregunta fuera la ltima. Una ltima cita de Alberto Ongaro: l haba sido siempre, y lo admita sin reservas, lo que se llama un hombre afortunado. Lo que deca Ongaro sobre el Hugo Pratt protagonista de su novela puede aplicarse al Hugo Pratt que est sentado frente a m? Tal cual. He sido un hombre afortunado. Pertenezco a una generacin que busc la belleza, la felicidad. Todava hoy me da por salir de viaje para encontrarme con compaeros con los que he sido feliz. Volvemos a divertirnos juntos, a hacer bromas... De vez en cuando hay alguno al que no encuentro, porque ha pasado a otra vida o a otro sueo. Pero no por ello pierdo la certeza de volverlo a ver, y, por otra parte, puedo encontrrmelo rpidamente en sueos. Tengo posturas propicias para los sueos, y puedo, si quiero, encontrarme esta noche con alguno que ya no est, o puede incluso revivir en m, slo con que abra un libro o lea una carta relacionada con l. Mis amigos nunca estn muertos. La vida ha sido prdiga conmigo, y me ha colmado de emociones, de belleza, de dicha, de felicidad. Hugo Pratt, hombre afortunado, en nombre de todos sus lectores, quisiera agradecerle que nos haya hecho, con su obra, sentirnos afortunados.

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