Discurso de La Dra Denise Dresser en El Senado de La Republica
Discurso de La Dra Denise Dresser en El Senado de La Republica
Discurso de La Dra Denise Dresser en El Senado de La Republica
Camara de Diputados
11 de Marzo de 2009
Y pedí el podium porque prefiero hablar de píe porque pienso que las mujeres
de este país siempre deben hablar de píe. Mi información preferida en un
estudio reciente sobre la equidad de genero en la UNAM es la sección donde
dice que el promedio de calificación de las mujeres es superior al de los
hombres o la parte donde se afirma que su eficiencia terminal o sea para
terminar la licenciatura es mayor, estudio tras estudio revela que las mujeres
suelen ser mejores estudiantes que los hombres y quizá al escucharme
piensen que no me gustan los hombres, no es cierto, estoy casada con un
hombre y se que algún día cuando crezcan nuestros dos hijos ser convertirán
en hombres, mi padre fue hombre, algunos de mis mejores amigos son
hombres, en México hay algunos muy distinguidos, pero sencillamente creo
que las mujeres son superiores a los hombres, ahí esta, lo dije.
Es un negro oscuro secreto que no he querido revelar pero con el cual cargo y
se supone que no debemos hablar así porque en los viejos tiempos los
hombres solían repetir que las mujeres éramos superiores y que en realidad lo
que querían decir es que éramos maravillosas entre comillas, demasiado
maravillosas; para entrar a las universidades, ser presidentes, participar en el
gobierno, decidir sobre nuestros propios cuerpos o influir en temas importantes
para el destino del país y eso obviamente no es lo que no quiero sugerir o
reproducir, pero como sugirió alguna vez la periodista estadounidense Anna
Quindlen y con razón, decía: te has dado cuenta de lo que es clasificado como
un hombre fantástico seria tan solo una mujer adecuada y como dice el dicho
me cayo el 20, lo que espero de mis amigos hombres es que sean limpios,
tengan bueno modales y sean capaces de articular una oración con sujeto,
verbo y predicado, lo que espero de mis amigas mujeres es el amor
incondicional, la habilidad para entender cuando estoy desconsolada, la total
voluntad para acompañarme en cualquier batalla en cualquier momento y la
habilidad para decirme si la pasta para la cochinita pibíl se debe disolver con
agua o con jugo de naranja
Nosotras, las que estamos aquí en este recinto podemos decir con una pizca
de orgullo, que este es el México que hemos contribuido a crear, un país más
abierto, más libre, donde las mujeres han crecido viendo y entendiendo que
son tan capaces como los hombres sentados a su lado, donde saben que sus
opciones no son tan solo ser secretarias o mamas o monjas, donde entienden
que su vida puede estar definida por su talento y no necesariamente por su
género y todo esto es bueno porque satisface demandas milenarias de justicia,
pero también despierta el reto de la generosidad con aquellas que no tienen la
fortuna de estar aquí, exige el compromiso de las hijas de la pluralidad y la
democratización y la tolerancia y el avance con quienes aún no gozan sus
frutos y por esto este día voy a pedirles que no necesariamente salgan del
congreso, pero que abran los ojos ante el país en el que viven, a ese país
habitado por millones de mujeres mexicanas que se levantan al alba para
prender la estufa, preparar el desayuno, remojar el arroz, planchar los
pantalones, terminar la trenza, correr detrás del camión, encontrar trabajo
donde pueden y donde les paguen por hacerlo.
El país de muchas mujeres que duermen poco porque cargan con mucho, con
la mitad del cielo diría Mao, mantienen al universo en orden, son pegamento y
aceite y ungüento y bálsamo, son factor de cambio social y para acompañar a
esas mujeres les pido que piensen por un momento en las siguientes
preguntas. Y si ustedes diputadas y otras mujeres que nos acompañan,
¿Vivieran y mantuvieran a su familia con 3,500 pesos al mes? y ¿Sí les tomara
más de 2 horas y 3 formas diferentes de transporte público llegar a su trabajo?
y ¿Sí al regresar a su casa después de un largo día su esposo las golpeara?, y
¿si aunque ustedes contaran su caso cientos de veces prevaleciera el
silencio?, y ¿Sí su hija o su madre o su hermana fuera violada en la calle o
cerca de un cuartel del ejercito?, ¿y si en el ministerio público le dijeran que ella
se lo busco o que lo ocurrido no es un crimen?, y ¿Sí resultara embarazada y
la despidieran por ello?, y ¿Sí hubiera complicaciones y no pudiera pagarle al
médico?, y ¿Sí ustedes estuvieran condenadas a la precariedad cotidiana
como tantas más?.
Ahí esta para quienes las quieran ver, señales claras de un statuo-quo que es
insostenible, síntomas de problemas profundos, estructurales, históricos a lo
largo del país y a lo ancho de sus zonas más pobres, en cada institución
disfuncional y en cada funcionario insensible que la encabeza, en cada
decisión arbitraria contra una mujer por parte de alguien que ejerce el poder y
en cada mexicana que padece sus consecuencias
De ahí que sea tan necesario como lo dije en el foro en el senado hace algunas
semanas; pensar en un México menos copular y mas ciudadano, menos elitista
y más democrático, menos interesado en retener las oportunidades insólitas
que tienen algunos y mas interesado en crearlas para otros, de lo que se trata
en esencia es de cambiar la forma geométrica del país, pasar del triangulo al
rombo, donde los beneficios están concentrados en una amplia clase media,
poblada por muchas mujeres con voz, con derechos, con oportunidades para
generar riqueza y acumularla, crear mexicanas emprendedoras, educadas,
competitivas, meritocráticas porque su país les permite serlo, crear un sistema
económico que promueva la movilidad social en vez de permitir los obstáculos
que la perpetúan, porque si no México continuará siendo esta democracia
curiosa que produce demasiadas personas que viven con la palma abierta,
esperando la próxima dádiva del próximo político, México sigue siendo una
democracia incompleta sobre todo para sus mujeres. Sigue siendo un país de
mujeres pobres, de mujeres analfabetas, de mujeres subempleadas, de
mujeres sin representación política real, de mujeres violadas, de mujeres
golpeadas, de mujeres sin la capacidad de decidir sobre sus propios cuerpos
fuera del Distrito Federal.
Sigue siendo un país donde se elogia a las mujeres cada 8 de Marzo, pero se
les paga menos por trabajar más, sigue siendo un país donde el acoso sexual
solo es penalizado en un manojo de estados, sigue siendo como bien lo dice
Elena Poniatowska: un país de culpables, un país sentado en la banca, en las
gradas contemplando lo que le sucede a sus mujeres día tras día, año tras año,
década tras década, en las calles, y en las casas, en las oficinas y en las
fábricas, en Ciudad Juárez y en el Estado de México, todos los días en este
país alguien acosa sexualmente a una mujer, alguien golpea a una mujer,
alguien viola a una mujer, alguien deja de educar a una mujer, alguien
subestima a una mujer, mientras el país entero come cacahuates desde las
gradas y trata a sus mujeres como tales, todos los días millones de mexicanos
permiten que eso ocurra, permanecen sentados presenciando a los políticos y
sus evasiones, a los jueces y a sus justificaciones, a los ministerios públicos y a
sus claudicaciones como si fueran tan solo espectadores de algún tipo de
deporte nacional, cuidando su vida, sin involucrarse, sin participar, sin exigir
porque es tan común, es tan normal, es tan “poco grave”.
Pensar que las mujeres son “algo” y no “alguien” que puede ser usado y
humillado, algo que puede ser acariciado a tientas en el metro y golpeado en
casa, algo que puede ser acosado en las oficinas de un magistrado y no recibir
sanción por ello, algo que se lo buscó por tener la falda tan arriba y el escote
tan abajo, algo que disfruta aunque lo niegue cuando su jefe le pregunta de que
lado de la cama le gusta acostarse. Un objeto sin derechos esenciales que la
ley evidentemente no necesita proteger, como en tiempos cavernícolas, y
tiempos prehispánicos, y tiempos autoritarios y tiempos democráticos, todos los
tiempos son buenos al parecer para maltratar a una mujer en México, todos los
tiempos son buenos para evadir un castigo por hacerlo.
Eso dice por ejemplo la mayoría de los ministros de la suprema corte cuando
exonera hace un tiempo, habrá sido que un par de años, al magistrado Héctor
Gálvez Sánchez acusado de hostigamiento sexual, acusado por preguntarle a
su personal femenino; ¿que parte del hombre le gustaba?, por decirle que tenia
un tic que parecía que le aventaba un beso, por pedirle que usara minifaldas
porque así le gustaba verla, por exigirle que lo saludara de beso porque de lo
contrario era muy vengativo y no sabia de lo que iba a ser capaz, una y otra
vez, en un puesto tras otro, en una oficina tras otra, este hombre que fue
cesado por el Consejo de la Judicatura Federal y exonerado después por la
Suprema Corte , porque su conducta no les pareció grave, porque se merecía
una sanción mas leve, porque en México sugirieron los ministros el acoso
sexual no es un crimen, no es un delito, no es una preocupación siquiera, tan
es así que para la mayoría de lo ministros de la Corte el magistrado era tan
solo un hombre bromista y besucón, tan es así que la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación no contempla el acoso sexual como una conducta
condenable, para el gobierno mexicano no es grave que un servidor público
asedie física o verbalmente con fines sexuales a un empleado, no es grave que
se valga de su puesto para hacerlo, no es grave que abuse de su posición para
conseguirlo, no es grave que se valga de su posición jerárquica para ocultarlo y
por ello el abuso persiste, en la burocracia y en los juzgados, y en las escuelas
y en las calles y señoras y señoritas estoy segura también en el congreso.
Resultado de que, de esos golpes en la vida tan fuertes, golpes que son como
del odio de Dios escribía Cesar Vallejo, golpes como los que después esos
mismos seis ministros de la Suprema Corte le propinan al país al declarar que
las violaciones a las garantías individuales de Lidia Cacho fueron inexistentes
o poco graves, al sugerir que la última instancia a la que un ciudadano puede
recurrir no funciona para ella, al transformar el sufrimiento de niños y niñas
victimas de la pederastia en una anécdota mas, al convertir su veredicto en ese
caso, el de Lidia Cacho en un confabulario de gobiernos corruptos,
empresarios inmorales, criminales organizados y así como un agente judicial le
dijo a Lidia Cacho durante su secuestro legal; “que derechos ni que chingados”,
la Suprema Corte le dijo mas o menos lo mismo a las mujeres de este país,
ustedes y yo desamparadas por quienes deberían proteger nuestros derechos,
pero decidieron que no les correspondía velar por ellos, al votar como lo
hicieron en el caso de Lidia Cacho, la Corte se ha dado una estocada, una
estocada de la cual le va a tomar años recuperarse si es que lo hace alguna
vez porque esa resolución va a ocupar un lugar deshonroso en la historia
constitucional de este país.
Todas las autoridades involucradas en estos casos tienen una actitud casual y
ello revela algo muy grave, en una sociedad en la cual los hombres no pueden
ser acusados de violar a sus esposas, la violencia contra las mujeres no es
condenada con la vehemencia que debería serlo, en una sociedad en la cual 1
de cada 3 mujeres es maltratada por su esposo en casa, poco importa que
mueran cientos de mujeres en la calle y si eso ocurre siempre por su propia
culpa al menos eso argumentaba el ex procurador de Chihuahua quien en 1999
acuso a las mujeres muertas de provocarse el daño a si mismas, por usar
vestidos escotados y salir de noche y lucir faldas cortas, porque él y muchos
como él piensan así, se explica el titular de un periódico local, no hay mejor
lugar para matar a una mujer que Ciudad Juárez.
En una entrevista Lourdes Portillo dice que fue a Ciudad Juárez en busca de
fantasmas y ahí están en busca de voz, en busca de descanso y para las que
están aquí, para las que nos quedamos aquí, la tarea sigue siendo de
denuncia, de exigencia, solo así será posible lograr que no haya una muerta
más, una mujer faltante más, solo así se cobrará conciencia de que los
derechos de las mujeres no son diferentes, ni de segunda clase, son derechos
ciudadanos, ni más ni menos y porque es importante recordarlo en este día
porque con una frecuencia casi obsesiva la mira del país esta puesta en los
políticos, en los partidos, en los abusos que ambos comenten, en la baja
calidad de la democracia mexicana y como mejorarla, pero la agenda
pendiente para las mujeres de México va más allá de esos hombres y sus
pequeños pleitos, en torno a quien dijo que y quien va a ganar la siguiente
diputación, y quien va a saltar al próximo puesto, la agenda pendiente para las
mujeres abarca más que las reglas electorales y su transformación, incluyen
mas que los partidos y sus actividades, la profundización de la democracia
mexicana también pasa por la reconfiguración del mapa mental de su
población, ese mapa mental que le sigue asignando a las mujeres de este país
un lugar muy inferior, una nota de pie de pagina, una apéndice, un vagón de
segunda clase y por ello tantas son obligadas a dejar la escuela para ocuparse
del trabajo domestico.
Ahora para creer en eso, hay que actuar, para creer en eso hay que nunca
abdicar, porque si uno abdica, las personas se vuelven pequeñas, decía la
poeta Emily Dickinson y yo creo que es necesario volver a México un país de
ciudadanas, un lugar poblado por mujeres concientes de sus derechos y
dispuestas a contribuir para defenderlos, dispuestas a llevar a cabo pequeñas
acciones que produzcan grandes cambios, dispuestas a sacrificar su pequeña
zona de seguridad personal de este recinto hoy para que otras la compartan ,
porque yo creo que ser de clase media en un país con 40 millones de pobres
es ser privilegiado y los privilegiados tienen la obligación de regresar algo al
país que les ha permitido ocupar esa posición, porque ¿Para que sirve la
experiencia, el conocimiento, el talento, la posición política?, si no se usa para
hacer de México un lugar más justo, ¿Para que sirve el asenso social?, ¿Para
que sirve llegar a la Cámara de Diputados?, si hay que pararse sobre las
espaldas de otros y de otras para conseguirlo, ¿Para que sirve la educación? si
no se ayuda a las demás a conseguirla, ¿Para que sirve ser habitante de un
país? si no se asume la responsabilidad compartida de asegurar vidas dignas
ahí.
Y yo creo que lograr eso empieza por algo muy simple, llamar a las cosas por
su nombre, descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla,
decirle a los machistas que lo han sido, decirle a los corruptos que deberían
dejar de serlo, decirle a quienes han gobernado mal a México y maltratado a
sus mujeres que no tienen derecho a seguir haciéndolo, yo creo en la
obligación permanente de vivir en la indignación, criticando, denunciando,
proponiendo, sacudiendo, porque los buenos gobiernos se producen tan solo a
base de buenos ciudadanos y solo los inconformes, solo las inconformes lo
son, la insatisfacción lleva al cuestionamiento, el malestar con el statu-quo a la
necesidad de cambiarlo y quizá ustedes se pregunten, ¿pero yo que puedo
hacer?, yo creo que las mujeres pueden lograr cosas extraordinarias, aquellas
que hacen mas que pararse en fila y en silencio, personas que pelean por lo
derechos de quienes ni siquiera saben que los tienen, Lidia Cacho
denunciando a los pederastas y acorralando a los políticos que los protegen,
Martha Lamas peleando por derecho a decidir, insistiendo que no solo las
mujeres del Distrito Federal lo tengan, las defensoras de derechos humanos a
lo largo del país defendiendo la humanidad esencial de quienes la han perdido
y ayudándolas a recuperarla, mis colegas del ITAM educando universitarias
para que comprendan el valor y el peso de las palabras, ellas y tantas más,
heroínas de todos los días , ombus woman cotidianas, yo creo que mientras
exista mujeres así estoy segura que hay mujeres así en esta habitación,
encendidas comprometidas, preocupadas, el contagio continuará, poco a poco
y a empujones como todo lo que vale la pena.
Muchas Gracias