Liahona
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Discursos de la Conferencia General Se sostiene a dos nuevos apstoles
Sentados (de izquierda a derecha): presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones; lder L. Tom Perry, lder Russell M. Nelson, lder Dallin H. Oaks, lder M. Russell Ballard y lder Joseph B. Wirthlin. De pie (de izquierda a derecha): lder Richard G. Scott, lder Robert D. Hales, lder Jeffrey R. Holland, lder Henry B. Eyring, lder Dieter F. Uchtdorf y lder David A. Bednar.
L A I G L E S I A D E J E S U C R I S TO D E LO S S A N TO S D E LO S LT I M O S D A S N O V I E M B R E D E 2 0 0 4
Liahona
2 Informe de la Conferencia General Semestral nmero 174
SESIN DEL SBADO POR LA MAANA
56 Anhelosamente consagrados Presidente Thomas S. Monson 59 Un mal trgico entre nosotros Presidente Gordon B. Hinckley
SESIN DEL DOMINGO POR LA MAANA
113 Si estis preparados, no temeris Presidente Thomas S. Monson 64 Autoridades Generales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das 117 Reuniones de superacin personal, de la familia y del hogar 117 Presidencias Generales de las Organizaciones Auxiliares 118 Se dirigen a nosotros: Hagamos de la conferencia parte de nuestra vida 120 Enseanzas para nuestra poca 121 Guas de fuentes de consulta para el Sacerdocio Aarnico y las Mujeres Jvenes 124 Noticias de la Iglesia
4 La condicin en la que se encuentra la Iglesia Presidente Gordon B. Hinckley 6 Profetas, Videntes y Reveladores lder Jeffrey R. Holland 9 El poder del amor de Dios lder John H. Groberg 12 Cmo encontrar la paz y sanar el alma lder Dale E. Miller 15 Paz de conciencia y paz mental lder Richard G. Scott 18 En qu bando estamos? Presidente James E. Faust
SESIN DEL SBADO POR LA TARDE
67 Escogeos hoy Presidente Thomas S. Monson 70 Cmo tener fe en el Seor Jesucristo lder Robert D. Hales 74 La oportunidad de testificar lder Dieter F. Uchtdorf 76 En la fuerza del Seor lder David A. Bednar 79 Los misioneros mayores y el Evangelio lder Russell M. Nelson 82 Las mujeres en nuestra vida Presidente Gordon B. Hinckley
SESIN DEL DOMINGO POR LA TARDE
22 El sostenimiento de oficiales de la Iglesia Presidente Thomas S. Monson 23 Qu es un qurum? lder L. Tom Perry 26 Fe y llaves lder Henry B. Eyring 30 Apacienta mis ovejas lder Ned B. Rouech 32 Yo estoy a la puerta y llamo lder Ronald T. Halverson 34 En qu forma ha sido la Sociedad de Socorro una bendicin para usted? Bonnie D. Parkin 37 Cmo asegurar nuestro testimonio lder Donald L. Staheli 40 Testimonio puro lder M. Russell Ballard
SESIN DEL SACERDOCIO
86 Mis hermanos ms pequeos Presidente Boyd K. Packer 89 Hicimos esto por ustedes Elaine S. Dalton 92 Guardemos nuestros convenios lder Richard J. Maynes 95 Recuerda las enseanzas de tu padre lder H. Bryan Richards 98 Ms santidad dame Obispo H. David Burton 101 Sigamos adelante lder Joseph B. Wirthlin 104 Comentarios finales Presidente Gordon B. Hinckley
REUNIN GENERAL DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO
43 No se dejen engaar lder Dallin H. Oaks 47 Las bendiciones de un ayuno apropiado lder Carl B. Pratt 49 Tiempos peligrosos lder Cecil O. Samuelson Jr. 52 La llave del conocimiento de Dios Presidente James E. Faust
106 El pertenecer es nuestra sagrada primogenitura Bonnie D. Parkin 109 De las cosas pequeas Kathleen H. Hughes 111 Caminando hacia la luz de Su amor Anne C. Pingree
Presidi: Presidente Gordon B. Hinckley. Dirigi: Presidente Thomas S. Monson. Primera oracin: lder Keith Crockett. ltima oracin: lder D. Rex Gerratt. Msica por el Coro del Tabernculo Mormn; Craig Jessop y Mack Wilberg, directores; John Longhurst y Clay Christiansen, organistas: A Cristo Rey Jess, Himnos, N 66; Ya rompe el alba, Himnos, N 1, arreglo de Wilberg, indito; Quienes nos brindan su amor, Himnos, N 188, arreglo de Cundick, pub. Jackman; Te damos, Seor, nuestras gracias, Himnos, N 10; Pon tu hombro a la lid, Himnos, N 164, arreglo de Wilberg, indito; Ven, renuvanos, Hymns, N 217, arreglo de Wilberg, indito.
SBADO POR LA TARDE, 2 DE OCTUBRE DE 2004, SESIN GENERAL
Bateman. ltima oracin: lder Spencer V. Jones. Msica por el Coro del Tabernculo Mormn; Craig Jessop y Mack Wilberg, directores; Clay Christiansen y Richard Elliott, organistas: Glorias cantad a Dios, Himnos, N 37; El Seor el prado me preparar Hymns, N 109, arreglo de Wilberg, indito; All donde hay amor, Canciones para los nios, 102; Oh Dios de Israel, Himnos, N 5; An estamos contigo, Stowe y Shelley; Elevemos nuestros himnos, Himnos, N 46, arreglo de Wilberg, indito.
DOMINGO POR LA TARDE, 3 DE OCTUBRE DE 2004, SESIN GENERAL
directores; Bonnie Goodliffe y Linda Margetts, organistas: Bandera de Sin, Himnos, N 4, arreglo de Wilberg, indito; Adam-ondi-Ahman, Hymns, N 49, arreglo de Wilberg, indito (flauta: Jeannine Goeckeritz; oboe: Mika Brunson; arpa: Tamara Oswald); Ya regocijemos, Himnos, N 3; Para siempre Dios est con vos, Himnos, N 89, arreglo de Wilberg, indito.
SBADO POR LA TARDE, 25 DE SEPTIEMBRE DE 2004, REUNIN GENERAL DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO
Presidi: Presidente Gordon B. Hinckley. Dirigi: Presidente Thomas S. Monson. Primera oracin: lder Val R. Christensen. ltima oracin: lder Quentin L. Cook. Msica por el Coro del Tabernculo Mormn; Craig Jessop y Mack Wilberg,
Presidi: Presidente Gordon B. Hinckley. Dirigi: Presidente Thomas S. Monson. Primera oracin: lder Stephen A. West. ltima oracin: lder Gordon T. Watts. Msica por un coro de la Primaria de estacas de West Jordan, Utah; Jane Knudsen Poulsen, directora; Linda Margetts, organista: Hermoso Salvador, Childrens Songbook, pg. 62; popurr, arreglo de Margetts, indito (Jess un nio fue, Childrens Songbook, pg. 55; Medito al leer esa dulce historia, Childrens Songbook, pg. 56; Siento el amor de mi Salvador, Childrens Songbook, pg. 74); Oh, est todo bien!, Himnos, N 17; popurr, arreglo de Margetts, indito (Mi Padre Celestial me ama, Canciones para los Nios, pg. 16; El plan de Dios puedo seguir, Canciones para los Nios, pg. 86).
SBADO POR LA TARDE, 2 DE OCTUBRE DE 2004, SESIN DEL SACERDOCIO
Presidi: Presidente Gordon B. Hinckley. Dirigi: Bonnie D. Parkin. Primera oracin: Heidi S. Swinton. ltima oracin: Connie D. Cannon. Msica por las mujeres del Coro del Tabernculo, conjuntamente con sus hijas, miembros de la Orquesta de la Manzana del Templo, y ex miembros del Coro; Rebecca Wilberg, directora; Bonnie Goodliffe y Linda Margetts, organistas: En su belleza se levantar Sin, Hymns, N 41, arreglo de Wilberg, indito; Tengo gozo en mi alma hoy, Himnos, N 146, arreglo de Wilberg, indito; Piensen en las lilas, Hoffman, arreglo de Lyon, pub. Jackman; Sirvamos unidas, Himnos, N 205; Alabemos al Seor, Hymns, N 70, arreglo de Wilberg, indito.
LAS GRABACIONES DE LA CONFERENCIA A DISPOSICIN DEL PBLICO
En los centros de distribucin se pueden conseguir las grabaciones de las sesiones de la conferencia por lo general menos de dos meses despus de la conferencia.
DISCURSOS DE LA CONFERENCIA EN INTERNET
Para tener acceso a los discursos de la conferencia en varios idiomas, por medio de Internet, conctese con www.lds.org. Haga clic en Gospel Library y despus en General Conference. Luego escoja el idioma que desee.
MENSAJES DE ORIENTACIN FAMILIAR Y DE LAS MAESTRAS VISITANTES
Presidi y dirigi: Presidente Gordon B. Hinckley. Primera oracin: Obispo Keith B. McMullin. ltima oracin: lder Merrill C. Oaks. Msica por los varones del Coro del Tabernculo, conjuntamente con miembros de la Orquesta de la Manzana del Templo: Craig Jessop y Mack Wilberg, directores; Richard Elliott y John Longhurst, organistas: Jehov, s nuestro gua, Himnos, N 39, arreglo de Wilberg, indito; Seor, te necesito, Himnos, N 49, arreglo de Wilberg, indito; Loor al Profeta, Himnos, N 15; El Espritu de Dios, Himnos, N 2, arreglo de Wilberg, indito.
DOMINGO POR LA MAANA, 3 DE OCTUBRE DE 2004, SESIN GENERAL
Para los mensajes de orientacin familiar y de las maestras visitantes, srvase seleccionar uno de los discursos que mejor satisfaga las necesidades de las personas a las que visite.
EN LA CUBIERTA
Frente: Fotografa por Welden C. Andersen. Reverso: Fotografa por Matthew Reier.
FOTOGRAFAS DE LA CONFERENCIA
Las escenas de la conferencia general efectuada en Salt Lake City las tomaron Craig Dimond, Welden C. Andersen, John Luke, Matthew Reier, Christina Smith, Kelly Larsen, Tamra H. Ratieta, Scott Davis, Mario Ruiz, Amy Fisler y Don L. Searle; en Finlandia, Olli Hnninen; en Corea, Lee MinHee; en Tahit, Ken Hapairai y en Taiwn, Wang Wei Hsiang y Yen Chun I.
LIAHONA, noviembre de 2004 Vol. 28, Nmero 11 24991-002 Publicacin oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, en el idioma espaol. La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. Faust El Qurum de los Doce Apstoles: Boyd K. Packer, L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring, Dieter F. Uchtdorf, David A. Bednar Editor: Jay E. Jensen Asesores: Monte J. Brough, W. Rolfe Kerr Director administrativo: David Frischknecht Director editorial y de planificacin: Victor D. Cave Director de artes grficas: Allan R. Loyborg Director editorial de la Revista: Richard M. Romney Editor administrativo: Marvin K. Gardner Personal de redaccin: Collette Nebeker Aune, Susan Barrett, Shanna Butler, Ryan Carr, Linda Stahle Cooper, LaRene Porter Gaunt, Jenifer L. Greenwood, R. Val Johnson, Carrie Kasten, Melvin Leavitt, Sally J. Odekirk, Adam C. Olson, Judith M. Paller, Vivian Paulsen, Don L. Searle, Rebecca M. Taylor, Roger Terry, Janet Thomas, Paul VanDenBerghe, Julie Wardell, Kimberly Webb, Monica Weeks Director ejecutivo de arte: M. M. Kawasaki Director de arte: Scott Van Kampen Gerente de produccin: Jane Ann Peters Personal de diseo y de produccin: Kelli Allen-Pratt, Howard G. Brown, Thomas S. Child, Reginald J. Christensen, Kathleen Howard, Denise Kirby, Tadd R. Peterson, Randall J. Pixton, Kari A. Todd, Claudia E. Warner Gerente de mercadotecnia: Larry Hiller Director de impresin: Craig K. Sedgwick Director de distribucin: Kris T Christensen Coordinacin de Liahona: Enrique Resek Para saber el costo de la revista y cmo suscribirse a ella fuera de Estados Unidos y Canad, pngase en contacto con el Centro de Distribucin local o con el lder del barrio o de la rama. Los manuscritos y preguntas deben enviarse a Liahona, Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3220, USA; o por correo electrnico a: cur-liahona-imag@ldschurch.org Liahona (un trmino del Libro de Mormn que significa brjula o director) se publica en albans, alemn, armenio, blgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata, checo, chino, dans, esloveno, espaol, estonio, fidji, finlands, francs, haitiano, holands, hngaro, indonesio, ingls, islands, italiano, japons, kiribati, latvio, lituano, malgache, marshalls, mongol, noruego, polaco, portugus, rumano, ruso, samoano, sinals, sueco, tagalo, tailands, tahitiano, tamil, telugu, tongano, ucraniano y vietnamita. (La frecuencia de las publicaciones vara de acuerdo con el idioma.) 2004 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Impreso en los Estados Unidos de Amrica. El material de texto y visual de la revista Liahona se puede copiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre que no sea con fines de lucro. El material visual no se puede copiar si aparecen restricciones en la lnea de crdito del mismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto se deben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correo electrnico: cor-intellectualproperty @ldschurch.org. Liahona aparece en Internet en varios idiomas en el sitio www.lds.org. Si lo desea, pulse Gospel Library, luego PDF. Ahora haga clic en la cubierta que est debajo de Liahona International y despus pulse Select a language. Para los lectores de Mxico: Certificado de Licitud de ttulo nmero 6988 y Licitud de contenido nmero 5199, expedidos por la Comisin Calificadora de Publicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993. Liahona es nombre registrado en la Direccin de Derechos de Autor con el nmero 252093. Publicacin registrada en la Direccin General de Correos nmero 100. Registro del S.P .M. 0340294 caractersticas 218141210. For readers in the United States and Canada: November 2004 Vol. 28 No. 11. LIAHONA (USPS 311-480) Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East North Temple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada, $16.00 plus applicable taxes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, and at additional mailing offices. Sixty days notice required for change of address. Include address label from a recent issue; old and new address must be included. Send USA and Canadian subscriptions to Salt Lake Distribution Center at the address below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard, American Express) may be taken by phone. (Canada Poste Information: Publication Agreement #40017431) POSTMASTER: Send address changes to Salt Lake Distribution Center, Church Magazines, PO Box 26368, Salt Lake City, UT 84126-0368.
NDICE DE TEMAS
Ballard, M. Russell, 40 Bednar, David A., 76 Burton, H. David, 98 Dalton, Elaine S., 89 Eyring, Henry B., 26 Faust, James E., 18, 52 Groberg, John H., 9 Hales, Robert D., 70 Halverson, Ronald T., 32 Hinckley, Gordon B., 4, 59, 82, 104 Holland, Jeffrey R., 6 Hughes, Kathleen H., 109 Maynes, Richard J., 92 Miller, Dale E., 12 Monson, Thomas S., 22, 56, 67, 113 Nelson, Russell M., 79 Oaks, Dallin H., 43 Packer, Boyd K., 86 Parkin, Bonnie D., 34, 106 Perry, L. Tom, 23 Pingree, Anne C., 111 Pratt, Carl B., 47 Richards, H. Bryan, 95 Rouech, Ned B., 30 Samuelson, Cecil O., Jr., 49 Scott, Richard G., 15 Staheli, Donald L., 37 Uchtdorf, Dieter F., 74 Wirthlin, Joseph B., 101
Activacin, 30, 56 Adiccin, 15, 43, 59 Adversidad, 18 Albedro, 32, 67 Alfabetismo, 113 Amor, 9, 56, 82 Apostolado, 6, 23, 26, 74, 76 Arrepentimiento, 15, 43, 59, 101, 104 Ayuno, 47 Caridad, 9, 34, 98 Convenios, 52, 92 Conversin, 12 Crecimiento de la Iglesia, 4 Curaciones, 12 Dignidad, 52, 86 Divorcio, 82 Engao, 43 Enseanza, 113 Espritu Santo, 26, 32, 37, 40, 43 Estudio de las Escrituras, 37, 95, 109 Expiacin, 12, 76 Familia, 34, 109 Fe, 18, 26, 67, 70, 86, 95, 104, 111 Fondo Perpetuo para la Educacin, 4 Gracia, 76 Hermanamiento, 30 Hermandad, 106 Historia Familiar, 89 Humildad, 74, 76, 101 Jesucristo, 9, 30, 32, 40, 49, 67, 70, 79 Juventud, 86, 89 Libro de Mormn, 95
Luz de Cristo, 15 Mandamientos, 92 Mansedumbre, 98 Materialismo, 98, 101 Matrimonio, 82 Matrimonios misioneros, 79 Mujeres, 34, 82, 113 Obediencia, 92 Obra misional, 40, 79 Ofrendas de ayuno, 47 Oracin, 37, 47, 70, 109 Orgullo, 101 Padre Celestial, 9 Padres, 95, 98 Paz, 12, 15, 32, 111 Perdn, 15, 30 Perseverancia, 101 Perspectiva, 18 Pornografa, 59, 101 Preparacin, 106, 109, 111 Profetas, 6, 49, 70 Pureza, 59 Qurumes, 23 Responsabilidad, 56 Restauracin, 6, 26, 40 Revelacin, 6 Reverencia, 92 Sacerdocio, 23, 26, 52, 86 Sacrificio, 89 Santa Cena, 9 Servicio, 23, 52, 56, 67, 74, 82, 106, 109 Sociedad de Socorro, 34, 106, 111, 113 Templos, 4, 89, 104 Testimonio, 32, 37, 40, 47, 49, 70, 74, 76, 95, 101, 111 Valor, 104
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Creo que la Iglesia est en mejores condiciones, como nunca antes lo haba estado en toda su historia.
l dar inicio a esta gran conferencia, notamos la ausencia del lder David B. Haight y del lder Neal A. Maxwell, del Qurum de los Doce Apstoles. Cada uno de ellos prest servicio durante largo tiempo y muy eficazmente. Lamentamos el fallecimiento de ellos; los echamos mucho de menos y hacemos extensivo nuestro amor a sus seres queridos. Tenemos la seguridad de que ellos siguen adelante en esta gran obra al otro lado del velo. Nos damos cuenta de que en el curso natural de los acontecimientos se producen algunas vacantes por lo
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que se hace necesario llenarlas a medida que se crean. Despus de ayunar y orar, hemos llamado al lder Dieter Friedrich Uchtdorf y al lder David Allan Bednar para llenar esas vacantes en el Qurum de los Doce Apstoles. Ahora, les presentamos sus nombres a ustedes. Es posible que no los conozcan, pero pronto los conocern mejor. Quienes estn de acuerdo en sostenerlos en este sagrado llamamiento, tengan a bien manifestarlo levantando la mano. Hay alguien que se oponga? Sus nombres se incluirn en el sostenimiento de las dems autoridades durante el correr de la conferencia. Ahora les pedimos a estos hermanos que ocupen sus lugares en el estrado junto a los miembros de los Doce. Ellos nos dirigirn la palabra el domingo por la maana, y los conocern un poco mejor. Ahora bien, al comenzar esta conferencia, deseo hablar brevemente de la condicin en la que se encuentra la Iglesia. sta contina creciendo. Cada ao llega a la vida de ms y ms personas y se despliega a lo ancho y a lo largo de la tierra. Con el fin de dar cabida a ese crecimiento, debemos, en aras de la necesidad, seguir edificando lugares
de adoracin. Por el momento, tenemos 451 centros de reuniones de varios tamaos en diferentes etapas de construccin. Este programa de edificacin es extraordinario. No s de nada que se le iguale. Nuestros edificios son hermosos y embellecen el entorno de la comunidad en la que se erigen. Se los mantiene en buenas condiciones. Tenemos gran experiencia en la construccin de centros de adoracin y, por motivo de esa gran experiencia, estamos construyendo mejores edificios comparados con los que se haban construido en la Iglesia en el pasado. Ellos armonizan la belleza con lo funcional. Si todos se parecen, es porque sa es la intencin. Al repetir los modelos que ya han sido probados, ahorramos millones de dlares y satisfacemos las necesidades de nuestra gente. Seguimos edificando templos. Hace poco, dimos la palada inicial
El Edificio de las Oficinas de la Iglesia (izquierda), el Templo de Salt Lake (derecha), y los edificios del centro de Salt Lake City dominan el panorama desde el Centro de Conferencias.
para un nuevo templo en Sacramento, California, el sptimo en ese estado, donde se encuentra el segundo grupo ms numeroso de miembros de la Iglesia en los Estados Unidos. Los templos en la ciudad de Salt Lake estn siempre muy concurridos y, en ocasiones, sobrepasan su capacidad. Por esa razn hemos determinado edificar un nuevo templo en el Valle de Salt Lake. El emplazamiento del terreno ser anunciado pronto. Podra parecer que favorecemos demasiado esta zona, pero la asistencia al templo es tal, que debemos dar cabida a los que desean asistir. Y si el crecimiento actual contina, es probable que necesitemos otro ms. Nos sentimos complacidos en anunciar que se construir otro templo en Idaho, donde reside el tercer grupo ms numeroso de miembros
de la Iglesia en los Estados Unidos. Los planes de un templo en Rexburg siguen adelante, pero ahora estamos haciendo planes de edificar otro en la ciudad de Twin Falls. Este templo prestar servicio a miles de miembros que viven entre Idaho Falls y Boise. Por el momento, hay templos en construccin en Aba, Nigeria; Helsinki, Finlandia; Newport Beach y Sacramento en California; y en San Antonio, Texas. Estamos volviendo a construir el templo que un incendio destruy en Samoa. Cuando aquellos que hasta aqu hemos anunciado se dediquen, tendremos 130 templos en funcionamiento. Otros se construirn a medida que la Iglesia siga creciendo. En la actualidad, estamos embarcados en una importante empresa en Salt Lake City. Es imprescindible que
conservemos el entorno alrededor de la Manzana del Templo. Para eso, es necesario que se realice un proyecto de construccin muy grande. El fondo de diezmos no se utilizar para esa construccin, sino que se har posible mediante el ingreso que se recibe de los negocios de la Iglesia, los alquileres de propiedades, las contribuciones privadas y otras fuentes de recursos semejantes. Debemos efectuar una gran obra en el Tabernculo de Salt Lake con el fin de hacerlo ssmicamente seguro. Ese maravilloso edificio se ha utilizado desde hace 137 aos, este mismo mes, y ha llegado el momento de hacer algo para preservarlo. Es una obra maestra arquitectnica, nica en el mundo, y un edificio de incalculable inters histrico. Sus caractersticas histricas se preservarn
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cuidadosamente, pero se ampliarn su utilidad, su comodidad y su seguridad. Estamos agradecidos por tener este Centro de Conferencias en el cual nos reunimos con una concurrencia como sta. Hoy me pregunto: Qu haramos sin l?. Me siento complacido de informar que el Fondo Perpetuo para la Educacin sigue en aumento al igual que el nmero de quienes se benefician con esta maravillosa empresa. Estamos fortaleciendo el programa misional. Nos estamos esforzando por llevar mucha ms espiritualidad a la obra de nuestro inmenso grupo de misioneros. Nuestro programa educativo sigue creciendo y su influencia se extiende dondequiera que la Iglesia se ha establecido. El Libro de Mormn se ha incluido recientemente entre los veinte libros ms influyentes publicados en Estados Unidos. Estamos trabajando conjuntamente con una editorial comercial con el fin de ampliar la distribucin de esta sagrada obra, este segundo testamento del Seor Jesucristo. Y as, hermanos y hermanas, podra continuar, pero es suficiente que diga que creo que la Iglesia est en mejores condiciones, como nunca antes lo haba estado en toda su historia. Yo he vivido casi 95 aos de esa historia y he presenciado personalmente mucho de esa historia. Me consta que hay una fe ms grande, que se presta un mayor servicio y que hay una integridad mayor entre la juventud. Existe una vitalidad mayor en todos los aspectos de la obra, que no habamos presenciado antes. Regocijmonos en esta era maravillosa de la obra del Seor. No seamos orgullosos ni arrogantes; seamos humildes y agradecidos. Y que, cada uno de nosotros, tome la resolucin de contribuir a acrecentar el brillo de esta obra magnfica del Todopoderoso, para que resplandezca por toda la tierra como un faro de fortaleza y bondad al que todo el mundo dirija su mirada, es mi humilde oracin, en el nombre de Jesucristo. Amn.
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La Primera Presidencia y el Qurum de los Doce Apstoles han sido comisionados por Dios y sostenidos... como profetas, videntes y reveladores.
n nombre de mis hermanos del Qurum de los Doce Apstoles, permtanme ser el primero en dar la bienvenida a los lderes Dieter Uchtdorf y David Bednar a sus nuevos llamamientos y a la nueva y hermosa asociacin que les espera. Cuando se llam a los primeros Doce en esta dispensacin, se les dijo que el nombramiento tena por objeto crear entre ustedes un afecto de los unos por los otros ms fuerte que la muerte1. Hermanos, ya sentimos ese afecto por ustedes, sus respectivas esposas y familiares, y, unidos de corazn, les decimos a una voz: Bienvenidos, queridos amigos. Haciendo eco a las cariosas palabras del presidente Hinckley, deseo tambin expresar ese mismo afecto
ms fuerte que... la muerte y la profunda sensacin de prdida que todos experimentamos ante el fallecimiento de nuestros amados David B. Haight y Neal A. Maxwell. A ambos hermanos y a sus encantadoras Ruby y Colleen, respectivamente, expresamos nuestro amor, nuestra reverencia por su servicio y honramos las vidas ejemplares que llevaron. Cada uno de nosotros considera un extraordinario privilegio el haberlos conocido y prestado servicio a su lado. Sern siempre preciados entre nosotros. En vista de tan significativas transiciones en el avance de esta obra, quiero decir esta maana algo sobre el apostolado y la importancia de perpetuarlo en la verdadera Iglesia de Jesucristo. Al hacerlo, no slo hablo de los hombres que tienen ese oficio sino ms bien del oficio en s, un llamamiento al santo Sacerdocio de Melquisedec que el Salvador mismo ha designado para atender a Su pueblo y testificar de Su nombre. A fin de establecer una iglesia que continuara bajo Su direccin aun despus que l dejara esta tierra, Jess fue al monte a orar, y pas la noche orando a Dios. Y cuando era de da, llam a sus discpulos, y escogi a doce de ellos, a los cuales tambin llam apstoles2. Tiempo despus, Pablo ense que el Salvador, sabiendo que Su muerte era inevitable, haba hecho
eso para dar a la Iglesia un fundamento de... apstoles y profetas3. Esos hermanos y los dems oficiales de la Iglesia prestaran servicio bajo la direccin del Cristo resucitado. Para qu? Entre otras razones para que ya no seamos nios fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engaar emplean con astucia las artimaas del error4. Por eso, el objeto del fundamento apostlico y proftico de la Iglesia era bendecir en todo momento, pero especialmente en momentos de adversidad o peligro, cuando quizs nos sintamos como nios, confusos y desorientados, tal vez un poco temerosos, momentos en que la mano engaosa del hombre o la malicia del diablo intentan inquietar o desviar. A causa de esos momentos que ocurren en nuestros das, la Primera Presidencia y el Qurum de los Doce Apstoles han sido comisionados por Dios y sostenidos por ustedes como profetas, videntes y reveladores, con el Presidente de la Iglesia como el profeta, vidente y revelador, el apstol principal, y como tal, el nico hombre autorizado para ejercer todas las llaves reveladoras y administrativas de la Iglesia. En los tiempos del Nuevo Testamento, en los tiempos del Libro de Mormn y en estos tiempos, esos oficiales son las piedras de fundamento de la Iglesia verdadera, colocadas alrededor de la piedra del ngulo, la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios5, y fortalecidos por ella. l es el apstol y sumo sacerdote de nuestra profesin6, segn dijo Pablo. Ese fundamento en Cristo era y siempre ser una proteccin en pocas en que el diablo lance sus impetuosos vientos, s, sus dardos en el torbellino, s, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten. En esas pocas, como la que estamos viviendo ahora y ms o menos estaremos viviendo siempre las tormentas de la vida no tendrn poder para arrastraros a causa de la roca sobre la cual estis edificados, que es un fundamento
El presidente Gordon B. Hinckley dirige el sostenimiento de dos nuevos miembros del Qurum de los Doce Apstoles.
seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caern7. Hace tres semanas estuve en una conferencia de estaca, en la hermosa comunidad entre las montaas de Prescott, Arizona. Despus de las magnficas reuniones de ese fin de semana, una hermana, sin decirme nada, me entreg una nota cuando, junto con otras personas, fue a estrecharme la mano. Con cierta vacilacin, les leer una parte esta maana. Les pido que se concentren en la doctrina que ensea la hermana y no en los participantes del hecho. Estimado lder Holland: Gracias por el testimonio del Salvador y de Su amor que expres en esta conferencia. Hace cuarenta aos, or intensamente al Seor dicindole que deseara haber vivido en la poca en que haba apstoles en la tierra, en que haba una Iglesia verdadera y en que todava se poda or la voz de Cristo. Antes de que se cumpliera el ao de aquella oracin, el Padre Celestial me mand a dos misioneros y me enter de que esas esperanzas podan llegar a ser una realidad. Tal vez en algn momento en que se
encuentre cansado o preocupado esta nota le ayude a recordar por qu es tan importante para m y para millones de otras personas or su voz y estrecharle la mano. Con amor y gratitud, su hermana, Gloria Clements. Hermana Clements, su afectuosa nota me record una esperanza similar, con casi las mismas palabras, que se expres en mi propia familia. En los aos tumultuosos de las primeras colonias de esta nacin, Roger Williams, temperamental y decidido antepasado de mi bisabuelo, aunque no completamente por su voluntad, abandon la colonia de Massachusetts Bay y se estableci en lo que ahora es el estado de Rhode Island. Dio a su nueva localidad el nombre Providencia, que en s mismo revela su bsqueda de toda la vida en procura de intervenciones divinas y manifestaciones celestiales. Pero nunca encontr lo que pensaba que sera la verdadera Iglesia de los primeros tiempos del Nuevo Testamento. El legendario Cotton Mather [clrigo y escritor norteamericano] dijo esto del desilusionado indagador: El seor
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Williams [al fin] dijo a [su congregacin] que, por haberse dejado engaar l mismo, [los] haba [engaado a ellos], y que estaba seguro de que no haba nadie en la tierra que pudiera llevar a cabo el bautismo [ni ninguna ordenanza del Evangelio] as que les aconsej renunciar a todo y esperar la venida de nuevos apstoles8. Roger Williams no lleg a ver en vida a los esperados nuevos apstoles, pero en un da futuro espero poder decirle personalmente que su posteridad lleg a verlos. La ansiedad y la expectativa con respecto a la necesidad de recibir direccin divina no era rara entre los reformadores religiosos que prepararon el escenario para la restauracin del Evangelio. Uno de los predicadores ms famosos de Nueva Inglaterra, Jonathan Edwards, dijo lo siguiente: Me parece algo ilgico imaginar que hubiera un Dios que se preocupara tanto [por nosotros] y que, no obstante, no hablara nunca que no se oyera una palabra [de l]9. Ms adelante, el incomparable Ralph Waldo Emerson sacudi los cimientos mismos de la ortodoxia eclesistica de Nueva Inglaterra cuando dijo ante la Escuela de Teologa de la Universidad de Harvard: Tengo el deber de decirles que nunca ha habido mayor necesidad que ahora de tener revelacin nueva. La doctrina de la inspiracin se ha perdido Los milagros, la profeca la vida de santidad son nada ms que historia antigua Los hombres se refieren a la revelacin como algo que se dio hace mucho tiempo y se termin, como si Dios hubiera muerto... El deber de un
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buen maestro, dijo, es demostrarnos que Dios es, no que era; que l habla, no que hablaba10. En otras palabras, el Sr. Emerson quera decir: Si se insiste en dar piedras a la gente cuando viene a buscar pan, al fin dejarn de venir a la panadera11. Consideremos esas sorprendentes acusaciones de prominentes figuras de la historia estadounidense, sin mencionar oraciones como la de Gloria Clements, y se destaca en relieve el mensaje de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das especialmente para ustedes, los que han conocido a nuestros misioneros. Profetas? Videntes? Reveladores? Los acontecimientos de 1820 y 1830, y los de casi dos siglos siguientes, proclaman que las revelaciones y aquellos que las reciben no son algo que se dio hace mucho tiempo y se termin. En el mismo ao que Emerson dio ese discurso en la Escuela de Teologa, en el que implcitamente peda apstoles, al lder John Taylor, un joven inmigrante ingls en este pas, se le llamaba para ser apstol del Seor Jesucristo; un profeta, vidente y revelador. En su calidad de apstol, el lder Taylor dijo una vez en consideracin de los indagadores sinceros de la verdad: Quin ha odo jams hablar de una religin verdadera sin comunicacin con Dios? A m me parece lo ms absurdo que la mente humana pueda concebir. No me sorprende que, dijo el hermano Taylor, cuando la gente rechaza el principio de la revelacin presente, el escepticismo y la infidelidad prevalezcan en forma alarmante, continu, no me sorprende saber que haya
muchos que traten a la religin con contencin y que la consideren algo que no es digno de la atencin de seres inteligentes, porque sin revelacin la religin es una burla y una farsa El principio de la revelacin presente es el fundamento mismo de nuestra religin12. El principio de la revelacin presente? El fundamento mismo de nuestra religin? Permtanme regresar al presente de esos fundamentos, aqu y ahora, al siglo 21. Para todos y cada uno por igual eclesisticos, historiadores y legos el tema sigue siendo el mismo. Estn abiertos los cielos? Revela Dios Su voluntad a profetas y apstoles como lo haca en la antigedad? Que lo estn y que l lo hace es la declaracin inquebrantable de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das al mundo entero. Y en esa declaracin yace la importancia de Jos Smith, el Profeta, desde hace casi doscientos aos. Su vida hace y responde la pregunta: Creen que Dios habla al hombre?. De todo lo que logr en sus breves treinta y ocho aos y medio de vida, Jos nos dej, por sobre todas las cosas, el firme legado de la revelacin divina; no una revelacin sola y aislada sin evidencia ni trascendencia, ni una forma sencilla de inspiracin que se vierta en la mente de las buenas personas por todos lados, sino instrucciones especficas, documentadas y constantes de Dios. Como un respetado amigo y erudito Santo de los ltimos Das lo ha aclarado con concisin: En una poca en que los orgenes del cristianismo sufran ataques de las fuerzas de la Iluminacin racional, Jos Smith [en forma clara y sin ayuda] devolvi el cristianismo moderno a sus orgenes de revelacin13. En verdad, te damos, Seor, nuestras gracias por el Profeta que nos gua en estos ltimos das, porque muchos de esos das sern tempestuosos14. Damos gracias por aquella maana de la primavera de 1820 en que el Padre y el Hijo aparecieron en Su gloria a un muchacho de catorce aos. Damos gracias por aquella
maana en que Pedro, Santiago y Juan vinieron a restaurar las llaves del santo sacerdocio y de todos los oficios que le son inherentes. Y en nuestra generacin, damos gracias por la maana del 30 de septiembre de 1961, hizo cuarenta y tres aos este fin de semana, en que el entonces lder Gordon B. Hinckley fue llamado al apostolado, el septuagsimo quinto hombre de esta dispensacin as llamado. Y de ese modo ha continuado hasta este da y seguir ininterrumpidamente hasta que venga el Salvador. En un mundo de agitacin y temor, de confusin poltica y de desviacin moral, testifico que Jess es el Cristo, que l es el Pan vivo y el Agua viva, todava y siempre el gran Escudo de seguridad en nuestra vida, la poderosa Roca de Israel, el Ancla de sta, Su divina Iglesia. Testifico de Sus profetas, videntes y reveladores que constituyen el fundamento constante de esa Iglesia y doy testimonio de que esos oficios y esos orculos estn actualmente en funcionamiento, bajo la direccin del Salvador de todos nosotros, en estos das de tanta necesidad. Doy testimonio de estas verdades y de la divinidad de esta obra. Y de ellos soy testigo, en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
Llenos de Su amor podemos sobrellevar bien el dolor, disipar el temor, perdonar libremente, evitar la contencin, renovar la fortaleza y bendecir y ayudar a los dems.
1. History of the Church, tomo II, pg. 197. 2. Lucas 6:1213. 3. Vase Efesios 2:1920. 4. Efesios 4:14. 5. Helamn 5:12. 6. Hebreos 3:1. 7. Helamn 5:12. 8. Magnalia Christi Americana, 1853, tomo II, pg. 498. 9. The Works of Jonathan Edwards, tomo XVIII, The Miscellanies 501832, ed. Ava Chamberlain, 2000, pgs. 8990. 10. The Complete Essays and Other Writings of Ralph Waldo Emerson, ed. Brooks Atkinson, 1940, pgs. 75, 71, 80. 11. Louis Cassels, citado por Howard W. Hunter en Spiritual Famine, Ensign, enero de 1973, pg. 64. 12. Discourse by John Taylor, Deseret News, 4 de marzo de 1874, pg. 68; cursiva agregada. 13. Vase el escrito de Richard L. Bushman, A Joseph Smith for the Twenty-First Century, Believing History, 2004. Estas citas se encuentran en la pgina 274, pero sera conveniente que se leyera todo el escrito. 14. Vase el himno Te damos, Seor, nuestras gracias, Himnos, N 10.
Por qu el verdadero amor conmueve todo corazn? Por qu la frase sencilla Te quiero produce en todos tal alegra? El hombre da varias razones, pero la verdadera razn es que toda persona que viene a la tierra es un hijo o una hija espiritual de Dios. Debido a que todo el amor emana de Dios, nacemos con la capacidad y el deseo de amar y ser amados. Uno de los vnculos ms fuertes que tenemos con nuestra vida preterrenal tiene que ver con lo mucho que nuestro Padre y Jess nos amaron y lo mucho que nosotros los amamos a Ellos. Pese a que se descorri un velo sobre nuestra memoria, siempre que percibimos el verdadero amor, se despierta una aoranza que no se puede negar.
El responder al verdadero amor es parte de nuestro ser verdadero; llevamos en nuestro interior el deseo de experimentar aqu en la tierra el amor que sentimos all. nicamente si sentimos el amor de Dios y llenamos nuestros corazones de Su amor podemos ser realmente felices. El amor de Dios llena la inmensidad del espacio; por lo tanto, no hay escasez de amor en el universo, slo en nuestra disposicin para hacer lo que sea necesario para sentirlo. Para lograrlo, Jess explic que debemos [amar] al Seor tu Dios con todo tu corazn, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prjimo como a ti mismo (Lucas 10:27). Cuanto ms obedezcamos a Dios, tanto mayor ser nuestro deseo de ayudar a los dems; cuanto ms ayudemos a los dems, tanto ms amaremos a Dios y as sucesivamente. Y a la inversa, cuanto ms desobedezcamos a Dios y cuanto ms egostas seamos, tanto menor ser el amor que sintamos. El tratar de encontrar el amor perdurable sin obedecer a Dios es como tratar de saciar la sed al beber de una taza vaca; se cumple con las formalidades, pero la sed no se quita. De igual forma, el tratar de encontrar el amor sin ayudar a los dems ni sacrificarse por ellos es como tratar de vivir sin comer; va en contra de las leyes de la naturaleza y es imposible lograrlo.
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No podemos fingir el amor; ste debe formar parte de nosotros. El profeta Mormn explic: ...la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer da, le ir bien. Por consiguiente, amados hermanos mos, pedid al Padre con toda la energa de vuestros corazones, que seis llenos de este amor (Moroni 7:4748). Dios est ansioso de ayudarnos a sentir Su amor, dondequiera que estemos. Permtanme darles un ejemplo. Cuando era un joven misionero, fui asignado a una pequea isla de aproximadamente 700 habitantes en una regin remota del Pacfico Sur. Para m el calor era sofocante, los mosquitos eran terribles, haba barro por todos lados, el idioma era muy difcil y la comida era... diferente. Despus de unos meses, un poderoso huracn azot nuestra isla; la devastacin fue enorme; las cosechas fueron destruidas, hubo personas que perdieron la vida, a las casas se las llev el viento y la estacin del telgrafo lo nico que nos una con el mundo exterior qued destruida. Una pequea embarcacin del gobierno normalmente llegaba una o dos veces al mes, de modo que racionamos nuestra comida para que nos durara cuatro o cinco semanas, con la esperanza de que para entonces llegara el barco. Pero no lleg. Cada da que pasaba nos debilitbamos ms. Hubo actos de gran bondad, pero al pasar la sexta y sptima semanas con muy poca comida, nuestras fuerzas decayeron considerablemente. Mi compaero nativo, Feki, me ayud en todo lo que pudo, pero al entrar la octava semana, yo ya no tena energas. Me sentaba bajo la sombra de un rbol y oraba, y lea las Escrituras y pasaba horas y horas meditando en las cosas de la eternidad. La novena semana empez con poco cambio externo. Sin embargo, se realiz un gran cambio en mi interior. Sent el amor del Seor de manera ms profunda que antes y aprend, por m mismo, que Su amor es ms
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deseable que todas las cosas... S, y el de mayor gozo para el alma (1 Nefi 11:2223). Para entonces yo estaba hecho un esqueleto. Recuerdo que observaba, con profunda reverencia, los latidos de mi corazn, la respiracin de mis pulmones, y pensaba qu maravilloso cuerpo haba creado Dios para albergar un espritu igualmente maravilloso. La idea de una unin permanente de esos dos elementos, que el amor, el sacrificio expiatorio y la resurreccin del Salvador hicieron posible, fue tan inspiradora y satisfactoria, que cualquier molestia fsica se desvaneci por completo. Cuando comprendemos quin es Dios, quines somos nosotros, la forma en que l nos ama y el plan que tiene para nosotros, el miedo se disipa. Cuando obtenemos la ms pequea vislumbre de esas verdades, nuestra preocupacin por las cosas del mundo desaparece. Y el pensar que de veras creemos las mentiras de Satans de que el poder, la fama y la riqueza son importantes es algo ridculo, o lo sera, si no fuese algo tan triste. Aprend que, as como los cohetes deben vencer la fuerza de gravedad para salir rugientes hacia el espacio, nosotros tambin debemos vencer la fuerza del mundo para remontarnos a los reinos eternos del entendimiento y del amor. Me di cuenta de que mi vida terrenal podra acabar all, pero no sent pnico. Saba que la vida continuara, y que ya fuese aqu o all, en realidad no importaba; lo que importaba era cunto amor tena en mi corazn. Saba que necesitaba ms! Saba que nuestro gozo ahora y para siempre est inseparablemente unido a nuestra capacidad de amar. Mientras esos pensamientos ocupaban y elevaban mi alma, me fui percatando del alboroto de unas voces; los ojos de mi compaero Feki brillaban de entusiasmo, mientras deca: Kolipoki, ha llegado un barco y est lleno de alimentos. Nos hemos salvado! No te da gusto?. No estaba seguro, pero debido a que el barco haba
llegado, deba ser la respuesta de Dios, de modo que s, estaba feliz. Feki me dio algo de comer y me dijo: Toma, come. Vacil; mir la comida y luego a Feki. Mir hacia el cielo y cerr los ojos. Sent algo en lo hondo de mi ser; estaba agradecido por que mi vida en ese lugar siguiera como antes, pero, sin embargo, senta una cierta tristeza, un sentimiento sutil de aplazamiento, como cuando la oscuridad apaga los brillantes colores de una puesta de sol perfecta y uno se da cuenta de que tiene que esperar otra tarde para volver a disfrutar de esa belleza. No estaba seguro de que quera abrir los ojos, pero cuando lo hice, me di cuenta de que el amor de Dios haba cambiado todo. El calor, el barro, los mosquitos, la gente, el idioma, la comida ya no presentaban un reto; las personas que haban tratado de hacerme dao ya no eran mis enemigos; todos eran mis hermanos. El estar lleno del amor de Dios es lo que nos da ms dicha y vale cualquier esfuerzo. Le di gracias a Dios por ese tiempo especial y por los muchos recordatorios de Su amor: el sol, la luna, las estrellas, la tierra, el nacimiento de un nio, la sonrisa de una amistad. Le di gracias por las Escrituras, por el privilegio de tener la oracin y por el recordatorio ms maravilloso de Su amor: la Santa Cena. Me di cuenta de que al cantar los himnos sacramentales con verdadera intencin, frases como Mostr Su gran amor o Su gran amor debemos hoy saber corresponder, henchir nuestros corazones de amor y de gratitud (vase Jess en la corte celestial, Himnos, N 116 y En un lejano cerro fue, Himnos, N 119). El escuchar con sinceridad las oraciones sacramentales, las frases como y a recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos, tener su Espritu consigo llenarn nuestro corazn con un profundo deseo de ser mejores (vase D. y C. 20:77, 79). Entonces, al participar del pan y del agua, con un corazn quebrantado y un espritu contrito, s que podremos
El lder David A. Bednar (izquierda) y el lder Dieter F. Uchtdorf fueron sostenidos como miembros del Qurum de los Doce Apstoles.
sentir e incluso or esas palabras tan maravillosas: Te amo. Te amo. Pens que nunca olvidara esos sentimientos, pero la fuerza del mundo es fuerte y tendemos a errar, pero Dios sigue amndonos. Varios meses despus de recuperar mis energas, nos vimos atrapados en otra fuerte tormenta, esa vez en alta mar. Las olas enormes volcaron nuestra pequea embarcacin, hacindonos caer a los tres al violento y agitado ocano. Al verme en medio de aquellas aguas turbulentas, me sorprend, sent temor y un poco de disgusto. Por qu ha ocurrido esto?, pens. Soy misionero; dnde est mi proteccin? Se supone que los misioneros no deben nadar. Pero deba nadar si deseaba seguir
con vida. Cada vez que me quejaba, me hunda, de modo que pronto dej de quejarme. Las cosas son como son y las quejas de nada sirven. Necesitaba toda la energa posible para mantenerme a flote y llegar a la playa. Habiendo obtenido mi premio de Scout guila, me consideraba un buen nadador, pero despus de un rato, el viento y las olas me empezaron a debilitar. No dej de esforzarme, pero lleg un momento en que no poda mover ms los msculos. Tena una oracin en mi corazn, pero an as me empec a hundir. A medida que me suma en lo que tal vez sera la ltima vez, el Seor infundi en mi mente y en mi corazn un profundo sentimiento de amor por una persona muy especial. Era como
si la pudiera ver y or; aunque se encontraba a ms de doce mil kilmetros de distancia, el poder de ese amor vino de pronto, a travs del tiempo y el espacio, y me rescat de las profundidades de la oscuridad, de la desesperacin y de la muerte, sacndome a la luz, a la vida y a la esperanza. Con un repentino arranque de energa, llegu a la orilla, donde encontr a mis compaeros. Nunca subestimen el poder del verdadero amor, ya que no conoce barreras. Si tenemos el amor de Dios, podemos hacer, ver y comprender cosas que de otro modo no podramos ver ni comprender. Llenos de Su amor podemos sobrellevar bien el dolor, disipar el temor, perdonar libremente, evitar la contencin, renovar la fortaleza y bendecir y ayudar a los dems de maneras que aun a nosotros nos sorprenderan. Jesucristo posey un amor indescriptible al soportar por nosotros dolor, crueldad e injusticias incomprensibles. Mediante el amor que tiene por nosotros, se elev por encima de obstculos que de otro modo habran sido insuperables. Su amor no tiene barreras. l nos invita a seguirle y a participar de Su amor infinito, a fin de que nosotros tambin superemos el dolor, la crueldad y la injusticia de este mundo y podamos ayudar, perdonar y bendecir. S que l vive y que l nos ama. S que podemos sentir Su amor aqu y ahora. S que Su voz es de perfecta suavidad que penetra hasta el alma misma. S que l sonre y est lleno de compasin y de amor. S que tiene toda mansedumbre, bondad, misericordia y deseo de ayudar. Le amo con todo mi corazn. Testifico que cuando estemos listos, Su amor puro se transportar instantneamente a travs del tiempo y del espacio, y nos rescatar de las profundidades de cualquier embravecido mar de tinieblas, pecado, dolor, muerte o desesperacin en que nos encontremos, llevndonos a la luz, la vida y el amor de la eternidad. En el nombre de Jesucristo. Amn.
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A medida que la conversin madura y se sostiene mediante las obras del Espritu Santo, el alma se sana y encuentra la paz.
enemos muchas reuniones de comits en las Oficinas Generales de la Iglesia. A principios de este ao, y en una de esas reuniones, el lder Neal A. Maxwell escuchaba con atencin una presentacin cuyo tema era el desarrollo de los lderes locales. Cerca del final de la reunin, el lder Maxwell pregunt: Hay alguna otra cosa que podamos hacer para ayudar a los obispos a sanar y a llevar paz a los santos?. A m me interes saber ms de su inquietud; entonces, poco antes de su fallecimiento, y en la privacidad de su despacho, el lder Maxwell ampli el tema de las doctrinas relacionadas
con el obtener la paz y la sanidad. l alent el hecho de que yo compartiera estas observaciones con los miembros de la Iglesia. El lder Maxwell fue y sigue siendo un ejemplo maravilloso de amor abnegado. Su preocupacin por los dems era fuerte y sincera, sobre todo por aquellos con dolores fsicos y emocionales. Cuando uno sala de la oficina de l, no se poda contener el deseo de ser ms semejante a Cristo. l estableci la pauta que todos debemos seguir. Amaba al Salvador. Fue en realidad un verdadero apstol y discpulo; le extraamos. l nos dio extraordinarios conceptos de cmo la sanidad y la paz totales slo se logran mediante la conversin plena del alma; nos relat cmo haba aprendido haca muchos aos del presidente Marion G. Romney los pasos que se requieren para la conversin total. Cit unas palabras que el presidente Romney pronunci en un discurso de una conferencia general, en el cual cit las palabras del Salvador a Pedro: pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y t, una vez vuelto, confirma a tus hermanos (Lucas 22:32). El presidente Romney coment: Parecera que el ser miembro de la Iglesia y el estar convertido no son necesariamente sinnimos.
Estar convertido, como se utiliza aqu, y tener un testimonio, tampoco significan lo mismo. El testimonio se obtiene cuando el Espritu Santo testifica de la verdad a la persona que sinceramente la est buscando. Un testimonio conmovedor vitaliza la fe; lo cual quiere decir que induce al arrepentimiento y a la obediencia a los mandamientos. La conversin, por otra parte, es el fruto o la recompensa del arrepentimiento y de la obediencia (en Conference Report, octubre de 1963, pg. 24). A pesar de que en las Escrituras se encuentran relatos dramticos en cuanto a la conversin, sta normalmente no se efecta en su totalidad de golpe, sino que se realiza por etapas hasta que la persona se convierte en un ser nuevo en su corazn. El nacer de nuevo es un trmino de las Escrituras e implica un cambio tanto en nuestra manera de pensar como de sentir (vase Conference Report, octubre de 1963, pgs. 2324). En el Libro de Mormn, leemos sobre Ens, quien tuvo hambre de saber ms sobre las enseanzas de su padre acerca de la vida eterna. Despus de haber orado todo el da, y ya entrada la noche, vino a l una voz diciendo: Ens, tus pecados te son perdonados, y sers bendecido. Ens escribe: Y yo, Ens, saba que Dios no poda mentir; por tanto, mi culpa fue expurgada (Ens 1:56). Tenemos el relato del profeta Alma, hijo, cuando narra la experiencia de su conversin a su hijo Helamn. l dijo haber llegado a darse cuenta de manera dramtica de sus pecados y de errores del pasado, y confes haberse rebelado contra Dios. Pero despus se acord de haber odo a su padre Alma profetizar concerniente a la venida de un Jesucristo, el Hijo de Dios, quien vendra a expiar los pecados del mundo. Alma dijo: Y al concentrarse mi mente en este pensamiento, clam dentro de mi corazn: Oh Jess, Hijo de Dios, ten misericordia de m que estoy en la hiel de amargura, y ceido con las eternas cadenas de la muerte!.
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Alma experiment dolor y culpa eternos, pero se dio cuenta de que haba una posible salida mediante la Expiacin. Despus contina: Y he aqu que cuando pens esto, ya no me pude acordar ms de mis dolores; s, dej de atormentarme el recuerdo de mis pecados. Y oh qu gozo, y qu luz tan maravillosa fue la que vi! S, mi alma se llen de un gozo tan profundo como lo haba sido mi dolor (vase Alma 36:1220; cursiva agregada). Alma pudo sanar su alma por medio del conocimiento de que Jess vendra a quitar todos sus pecados. Cuando su alma san, l hall paz consigo mismo. Los efectos de la experiencia de su conversin tuvieron tanta influencia en Alma que comparti con Helamn lo que haba sentido: S, hijo mo, te digo que no poda haber cosa tan intensa ni tan amarga como mis dolores. S, hijo mo, y tambin te digo que por otra parte no puede haber cosa tan intensa y dulce como lo fue mi gozo (Alma 36:21, cursiva agregada). Le estaba enseando a su hijo el modelo para encontrar paz y gozo duraderos, al igual que el padre de Ens lo haba hecho. Los padres pueden utilizar este ejemplo para ensear a sus hijos acerca de la Expiacin y de la vida eterna. Es un modelo para todos los padres de esta poca. Hay varios puntos instructivos que resaltan en la conversin de Alma: 1. Al igual que Ens, l era plenamente consciente de sus pecados del pasado con los que haba ofendido a Dios y por los cuales haba sentido remordimiento. 2. Pudo recordar, como Ens, las enseanzas de su padre: la promesa de la expiacin de los pecados por medio de Jesucristo. 3. De manera personal, al igual que Ens, implor suplicando por su alma. 4. Lo mismo que Ens, experiment el milagro de la Expiacin a tal grado que ya no se pudo acordar de los dolores de sus pecados ni tampoco sinti culpa. La sanidad de su alma fue completa; fue una experiencia de purificacin, tanto de la mente como del
corazn. El gozo reemplaz la amargura. Se convirti en un nuevo hombre, nacido otra vez del Espritu. As como Ens, inmediatamente dirigi su atencin al servicio del Seor y de sus semejantes. Har el Seor por nosotros lo que hizo por Ens y Alma? C. S. Lewis lo explica de esta manera: [Dios] presta Su atencin infinita a cada uno de nosotros. No tiene que tratar con nosotros de manera colectiva. Uno est tan a solas con l como si uno fuera el nico ser que l hubiese creado. Cristo muri por cada uno de nosotros como seres individuales, como si furamos el nico hombre [o mujer] en el mundo (Mere Christianity, 1943, pg. 131).
Hay algn relato en las Escrituras de una conversin semejante que haya sucedido entre los santos? Tenemos un buen nmero de ejemplos. El relato de los santos en la poca del rey Benjamn lo ilustrar. Leemos sobre la reaccin de los santos despus de haber escuchado a su rey y profeta ensear acerca de los mandamientos y de la Expiacin de Jesucristo: Y todos clamaron a una voz, diciendo: S, creemos todas las palabras que nos has hablado; y adems, sabemos de su certeza y verdad por el Espritu del Seor Omnipotente, el cual ha efectuado un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos
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ms disposicin a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente Y estamos dispuestos a concertar un convenio con nuestro Dios de hacer su voluntad y ser obedientes a sus mandamientos en todas las cosas que l nos mande, todo el resto de nuestros das (Mosah 5:2, 5; cursiva agregada). Notarn que esas palabras son muy similares a los compromisos que se hacen en el convenio del bautismo (vase D. y C. 20:37). Las bendiciones y las promesas de la conversin son recibidas por convenio por medio del bautismo y de la confirmacin, y por medio de todas las ordenanzas del templo y del sacerdocio. Despus, mediante el constante arrepentimiento, la obediencia y la fidelidad al guardar los convenios efectuados, los frutos de la conversin crecen y se desarrollan en nosotros. A medida que la conversin madura y se sostiene mediante las obras del Espritu Santo, el alma se sana y encuentra la paz. Un da, le preguntaron al presidente Romney cmo alguien poda saber si se haba convertido. El presidente Romney respondi: La persona puede tener la certeza de ello cuando, por el poder del Espritu Santo, su alma es sanada. Al ocurrir eso, lo reconocer mediante su forma de sentir, ya que se sentir como el pueblo del rey Benjamn se sinti al recibir la remisin de sus pecados. Los anales
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dicen: el Espritu del Seor descendi sobre ellos, y fueron llenos de gozo, habiendo recibido la remisin de sus pecados, y teniendo paz de conciencia (Mosah 4:3) (en Conference Report, octubre de 1963, pg. 25). Pedro describe lo que sucede en una conversin plena diciendo que llegamos a ser participantes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4; vanse tambin los versculos 13, 59). Mediante esta conversin absoluta podemos verdaderamente conocer y sentir el carcter y la grandeza de Dios de manera personal; es el medio por el cual nos hacemos no slo siervos del Seor sino tambin llegamos a ser sus amigos. El Seor defini su relacin con los santos de los principios del periodo de la Restauracin de la siguiente manera: Y adems, os digo, mis amigos, porque desde ahora os llamar mis amigos (D. y C. 84:77). En la conferencia general de octubre del ao pasado, el lder Jeffrey R. Holland nos ense y comparti su forma de sentir concerniente al carcter y a la grandiosidad de Dios (vase La grandiosidad de Dios, Liahona, noviembre de 2003, pgs. 7073). l habl de la importancia eterna de conocer a Dios el Padre y a Su Hijo Jesucristo. Cit el conocido versculo de la oracin intercesora del Salvador: Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero,
y a Jesucristo, a quien has enviado (Juan 17:3). Tambin cit la poco conocida declaracin del profeta Jos Smith: El primer principio del Evangelio es conocer con certeza el carcter de Dios.Quiero que todos ustedes le conozcan y se familiaricen con l (History of the Church, tomo VI, pg. 305). El conocer a Dios y llegar a ser Su amigo viene con el proceso de la conversin. Ens lo descubri. El pueblo del rey Benjamn lo descubri y Alma tambin lo descubri. Es algo que est disponible para todos los que se arrepientan y obedezcan los mandamientos. Esa conversin es una experiencia intensa y muy personal que tiene que ver con las relaciones. Tiene que ver con el despertar del Espritu de Cristo que est en todos los hombres y las mujeres (vase D. y C. 84:4546; 88:11). Implica el despertar en nuestro interior los sentimientos del Espritu Santo, lo cual nos conduce al testimonio de la verdad. Abarca el recibir el Espritu Santo despus de aceptar el convenio del bautismo. El don del Espritu Santo nos gua y nos consuela en nuestro discipulado, y nos acerca al Salvador, Quien, a su vez, es nuestro Intercesor ante el Padre, y, mediante nuestra fidelidad, l nos llevar al Padre a fin de que seamos coherederos con l (vase Juan 14:6; Romanos 8:17; D. y C. 45:35). Tenemos un gran tesoro de enseanzas y pensamientos maravillosos que nos han dejado los santos profetas. Ellos son los mensajeros verdaderos de Dios que guan a Sus hijos hacia la salvacin y la vida eterna. Los testimonios de ellos sirven para fortalecer nuestra fe. Por favor, escuchen sus palabras y sus testimonios, porque ellos los guiarn hacia la paz y la sanidad del alma. Mi testimonio personal es que el Espritu del Seor es real e inequvoco. Testifico que el Padre y el Hijo son conocibles y que los aman. Siento ese amor mediante el poder del Espritu. Testifico de estas verdades en el sagrado nombre de Jesucristo. Amn.
Para muchos, la tranquilidad y la felicidad se obtienen al comprender la relacin que existe entre la paz de conciencia y la paz mental.
n estos tiempos de creciente incertidumbre, hay tanto dolor, angustia y sufrimiento en todo el mundo que podra evitarse si se comprendiera y aplicara la verdad. Para muchos, la tranquilidad y la felicidad se obtienen al comprender la relacin que existe entre la paz de conciencia y la paz mental, y al vivir los principios sobre los cuales se fundan ambas bendiciones. Dios desea que cada uno de Sus hijos disfrute de la bendicin trascendental de la paz de conciencia1. Una conciencia tranquila invita a estar libre de angustia, de dolor, de culpabilidad, de vergenza y de la condenacin propia; y otorga un cimiento para la felicidad. Es una condicin de inmensa vala, pero an as, pocos
sobre la tierra la disfrutan. Por qu? Porque la mayora de las veces los principios sobre los cuales se basa la paz de conciencia o no se comprenden, o no se siguen en forma apropiada. Mi vida ha sido tan abundantemente dotada de paz de conciencia que deseara brindarte algunas ideas de cmo obtenerla. La paz de conciencia es el ingrediente vital para que tengas paz mental. Sin paz de conciencia no puedes tener la verdadera paz mental. La paz de conciencia se relaciona con tu ser interior y es controlada por lo que haces. La paz de conciencia slo se recibe de Dios mediante una vida recta y obediente; de otro modo, no podra existir. Por otro lado, la paz mental muchas veces se ve afectada por fuerzas externas como la preocupacin por un hijo rebelde, los problemas econmicos, las ofensas, ya sean reales o imaginarias, las condiciones en deterioro del mundo o el tener mucho que hacer pero tiempo insuficiente para hacerlo. La intranquilidad mental es temporal y transitoria. La paz mental se restaura al resolverse los problemas externos que la perturban. No sucede lo mismo con una conciencia atribulada, porque ella es un recordatorio constante y siempre presente de la necesidad de enmendar errores pasados, de aclarar una ofensa o de arrepentirse de una transgresin. Es verdad, se puede acallar
una conciencia inquieta en forma temporaria al estimular fsicamente la mente y el cuerpo cediendo a la tentacin del alcohol, de las drogas, de la pornografa y de cosas peores. Todo ello al precio de una necesidad cada vez mayor y de un esfuerzo intil de calmar la conciencia afligida, y corriendo el riesgo de caer en adicciones implacables. Existe una forma mejor de restaurar la paz de conciencia. La facultad de tener una conciencia inquieta es un don de Dios que te ayuda a triunfar en esta vida terrenal. Es principalmente el resultado de la influencia de la Luz de Cristo en tu mente y en tu corazn. La Luz de Cristo es el poder o influencia divinos que proceden de Dios por medio de Jesucristo y es lo que da vida y luz a todas las cosas2. Induce a todos los seres racionales de la tierra a discernir la verdad del error, lo correcto de lo incorrecto. Activa la conciencia3. Su influencia se debilita a causa de la transgresin y la adiccin, y se restablece mediante un arrepentimiento adecuado. La Luz de Cristo no es una persona sino un poder y una influencia que provienen de Dios, y, cuando se sigue, gua a la persona y la prepara para recibir la gua y la inspiracin del Espritu Santo4. Es bueno recordar que aun con paz de conciencia, t puedes tener perodos temporales en que la paz mental se vea interrumpida por preocupaciones externas. La comprensin que tengas de las razones causantes podra aliviar gran parte de la presin que stas generan. A medida que tu vida personal se ajuste a las enseanzas del Seor, te ser posible buscar Su ayuda para resolver los problemas. De ese modo, tu fe en el Seor y en Sus enseanzas te brindar paz mental. Tus esfuerzos sern escalones ascendentes hacia un mayor progreso personal, conforme encuentres las soluciones que el Espritu te indique. Adems, a medida que resuelvas esas pruebas, los dems recibirn muchas veces bendiciones a causa de ellas, si es que sus necesidades fueron la
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causa de los sentimientos que inquietaron tu mente. En resumen, puedes recobrar la paz de conciencia al arrepentirte de las transgresiones personales que te hayan ocasionado conmocin interior. Entonces, la paz mental se asegurar resolviendo las presiones externas que te hayan causado la ansiedad, la preocupacin y la angustia temporales. Sin embargo, por ms que trates, no logrars la felicidad perdurable sino hasta que, por medio del arrepentimiento, satisfagas personalmente la ley que hayas quebrantado a fin de devolver la paz a
una conciencia atribulada. Ya sea que t seas alguien que reconozca la necesidad de arrepentirse y te sea difcil hacerlo o que seas alguien que se pregunte si se ha arrepentido lo suficiente para ser totalmente perdonado, podra ayudarte el repasar algunos de los principios fundamentales sobre los cuales se basa la paz de conciencia. La ley que se quebranta por medio de la transgresin o del pecado ocasiona angustia en la mente y en el corazn por motivo de una conciencia ofendida. Al saber que todos Sus hijos espirituales, salvo Su Unignito
Jesucristo, violaran con o sin intencin Sus leyes, nuestro Padre Eterno proporcion un medio para corregir las consecuencias de tales hechos. Ya sea que la infraccin sea grande o pequea, la solucin es la misma: Un arrepentimiento completo mediante la fe en Jesucristo y en Su expiacin, y la obediencia a Sus mandamientos. Cuando sea necesario, el arrepentimiento total requerir que t hagas algo. Si t no te has familiarizado con los pasos establecidos del arrepentimiento, tales como la confesin y el abandono del pecado, la restitucin, la obediencia y el buscar perdn, habla con tu obispo o estudia algo al respecto, tal como la obra maestra del presidente Spencer W . Kimball, El Milagro del Perdn. Adems de cumplir con esos requisitos, el volver a tener la paz de conciencia se acelerar si pones atencin en otro paso que a veces no se tiene en cuenta. El Salvador ha dejado en claro que, para recibir el perdn, debes perdonar a los dems las ofensas que de ellos hayas recibido. Yo, el Seor, perdonar a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres. Y debis decir en vuestros corazones: Juzgue Dios entre t y yo, y te premie de acuerdo con tus hechos5. Y cuando estis orando, perdonad, si tenis algo contra alguno, para que tambin vuestro Padre que est en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonis, tampoco vuestro Padre que est en los cielos os perdonar vuestras ofensas6. Si siendo una vctima inocente se te ha hecho un gran dao, no guardes sentimientos de odio y de enojo por algo evidentemente injusto. Perdona al infractor aun cuando t seas inocente. El hacerlo tal vez requiera un gran esfuerzo de tu parte. Algo as es muy difcil, pero es el camino seguro hacia la paz y la sanidad. Si fuera necesario castigar la transgresin grave que alguien haya cometido contra
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ti, deja que se encarguen de eso la Iglesia y las autoridades civiles. No te abrumes con pensamientos de venganza: el molino de justicia del Seor muele despacio pero extremadamente bien. En el plan del Seor, nadie escapa a las consecuencias de una violacin sin resolver de Sus leyes. En Su tiempo y a Su manera, se exigir el pago total por los hechos malos del impenitente. Testifico que, de todos los pasos necesarios para el arrepentimiento, el de importancia ms fundamental es que tengas la conviccin de que el arrepentimiento se obtiene por medio de Jesucristo. Es crucial que sepas que slo en Sus trminos sers perdonado y que se te ayudar a medida que ejerzas fe en Cristo7. Eso significa que debes confiar en l y en Sus enseanzas. Satans quiere hacerte creer que las transgresiones graves no se pueden vencer completamente. El Salvador dio Su vida para que, por medio del arrepentimiento, las consecuencias de todo pecado quedaran sin efecto, salvo el derramamiento de sangre inocente y el negar al Espritu Santo8. El fruto del verdadero arrepentimiento es el perdn, que abre la puerta para recibir todos los convenios y las ordenanzas que se brindan en esta tierra y para disfrutar de las bendiciones resultantes. Cuando el arrepentimiento es pleno y la persona ha quedado limpia, se obtiene una nueva visin de la vida y de sus posibilidades gloriosas. Qu maravillosa es la promesa del Seor: He aqu, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y yo, el Seor, no los recuerdo ms9. El Seor es y ser siempre fiel a Sus palabras. Si tu conciencia est atribulada por leyes que se han quebrantado, te ruego, vuelve por favor. Vuelve a las tranquilas aguas refrescantes de la pureza personal. Vuelve a la calidez y a la seguridad del amor del Padre Celestial. Vuelve a la serenidad y a la paz de conciencia que se reciben al vivir los mandamientos de Dios. Te puedo sugerir una forma de
volver? Puedes comenzar solo y a tu propio ritmo. Te invito a que estudies detenidamente el Libro de Mormn. Hay muchos pasajes de las Escrituras que muestran cmo otros han vencido los impedimentos para el arrepentimiento. Por ejemplo, Alma le dice a Shibln: Y ocurri que durante tres das y tres noches me vi en el ms amargo dolor y angustia de alma; y no fue sino hasta que implor misericordia al Seor Jesucristo que recib la remisin de mis pecados. Pero clam a l y hall paz para mi alma. Y te he dicho esto, hijo mo, para que aprendas sabidura, para que aprendas que no hay otro modo o medio por el cual el hombre pueda ser salvo, sino en Cristo y por medio de l. He aqu, l es la vida y la luz del mundo10. Mediante ese pasaje, podrs ver que el sufrimiento no brinda el perdn; el perdn se recibe por medio de la fe en Cristo y la obediencia a Sus enseanzas, para que Su don de redencin efecte el milagro. l invita: He aqu, he venido para traer redencin al mundo, para salvar al mundo del pecado. Por tanto, al que se arrepintiere y viniere a m como un nio pequeito, yo lo recibir as pues, arrepentos y venid a m, vosotros, extremos de la
tierra, y sed salvos11. Aplica lo que el Libro de Mormn te ensea. Medita en los versculos que hablan del Salvador; busca conocerle por medio de la oracin. Pide a tu Padre Celestial que fortalezca tu fe en Su Hijo y te d la fuerza para obedecer Sus mandamientos. Cuando ests listo, busca la ayuda de tu obispo para que te ayude a terminar el proceso del arrepentimiento. Entonces tendrs paz de conciencia y la seguridad de que el Seor te ha perdonado. Regresa, por favor. No esperes hasta que todo est en perfecto orden. Nosotros estaremos junto a ti. Te amamos. Regresa, por favor. Si, en cambio, t eres alguien que no se ha podido perdonar a s mismo las graves transgresiones cometidas, aun cuando un juez en Israel te haya asegurado que tu arrepentimiento es adecuado; si te sientes obligado a condenarte continuamente y a sufrir al recordar con frecuencia los detalles de errores pasados, te ruego con toda mi alma que medites en esta declaracin del Salvador: He aqu, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y yo, el Seor, no los recuerdo ms. Por esto sabris si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aqu, los confesar y los abandonar12. El seguir sufriendo despus de que
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haya habido un arrepentimiento apropiado no es obra del Seor sino del maestro del engao, cuya meta es la de amarrarte y esclavizarte. Satans te instar a seguir reviviendo una y otra vez los detalles de los errores pasados porque sabe que esos pensamientos hacen que parezca imposible obtener el perdn. De ese modo, Satans trata de obtener control de tu mente y de tu cuerpo para manipularte como a un ttere. Testifico que, cuando un obispo o un presidente de estaca ha confirmado que tu arrepentimiento es suficiente, debes saber que tu obediencia ha permitido que la expiacin de Jesucristo satisficiera las demandas de la justicia por las leyes que hayas quebrantado. Por consiguiente, ahora ests libre. Crelo. Seguir sufriendo los efectos angustiosos del pecado, despus de un arrepentimiento adecuado, aunque sa no sea la intencin, es negar la efectividad de la expiacin del Salvador en beneficio tuyo. Cuando el recuerdo de errores pasados comenz a invadir la mente de Ammn, l dirigi sus pensamientos a Jesucristo y al milagro del perdn. Entonces, el gozo, la gratitud y la accin de gracias por el amor del Salvador, y el perdn, reemplazaron su sufrimiento13. Por favor, ve y haz lo mismo. Hazlo ahora para que puedas disfrutar de la paz de conciencia y de la paz mental, y de las bendiciones que stas traen consigo. En el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
En qu bando estamos?
P R E S I D E N T E J A M E S E . FA U S T
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Para hallar felicidad y gozo en un mundo cada vez ms inicuo, debemos estar claramente del lado del Seor, sin importar lo que suceda.
1. Vase Mosah 4:23. 2. Gua para el Estudio de las Escrituras, Luz, Luz de Cristo, pg. 126. 3. Vase Moroni 7:16. 4. Vase Juan 1:9; D. y C. 84:4647. 5. D. y C. 64:1011. 6. Marcos 11:2526. 7. Vase 2 Nefi 9:2224; Alma 11:40. 8. Imperdonable: vase Hebreos 6:48; Alma 39:6; D. y C. 76:3138; 132:27; vase tambin D. y C. 42:18 9. D. y C. 58:42. 10. Alma 38:89. 11. 3 Nefi 9:2122. 12. D. y C. 58:4243. 13. Vase Alma 26:1720.
is queridos hermanos, hermanas y amigos. El presidente Hinckley nos ha recordado que los aos dorados estn ms repletos de plomo que de oro. Por esa razn les hablo sentado y no de pie. Me estoy recuperando de una hernia discal que provoc que se comprimiera un nervio en mi columna. Se me ha dicho que con el tiempo podr recuperarme por completo. Expreso mi profundo agradecimiento por las bendiciones que este mundo ha recibido mediante el magnfico servicio de nuestros hermanos recientemente fallecidos, los lderes Neal A. Maxwell y David B. Haight, del Consejo de los Doce Apstoles. La nuestra es una gran prdida. Damos ahora la bienvenida al hermano
Uchtdorf y al hermano Bednar, hombres fuertes y de fe, a la calidez del consejo del Qurum de los Doce Apstoles. Ruego humildemente esta maana que se me entienda y no se me malinterprete. Para sobrevivir, y hasta para hallar felicidad y gozo en un mundo cada vez ms inicuo, debemos estar claramente del lado del Seor, sin importar lo que suceda. Es necesario que seamos fieles cada hora de cada da para que el cimiento de nuestra confianza en el Seor no vacile jams. Mi mensaje abriga esperanza y consejo para aquellos que se preguntan por la injusta distribucin aparente del dolor, del sufrimiento, del desastre y de las tribulaciones de esta vida. Puede que algunos se pregunten: Por qu nac con limitaciones fsicas y mentales? Qu he hecho para merecer estas penurias? Por qu tuvo que padecer tanto mi padre a causa de una apopleja tan cruel? l era un hombre tan justo, y siempre fue fiel y verdico al Seor y a Su Iglesia. Por qu tuve que perder dos veces a mi madre; una en las garras del Alzheimer y la otra al momento de morir? Ella era un ngel. Por qu permiti el Seor que muriera nuestra hijita? Ella era tan preciada para nosotros y la ambamos tanto.
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Por qu el Seor no contest nuestras oraciones tal y como queramos? La vida no es justa. Sabemos de personas que han hecho cosas terribles y que parecen tener todo lo que quieren o necesitan. El Dr. Arthur Wentworth Hewitt sugiri varias razones por las que tanto los buenos como los malos sufren: Primero: no lo s. Segundo: Tal vez no seamos tan inocentes como creemos. Tercero: creo que se debe a que l nos ama ms de lo que ama nuestra felicidad. Cmo es eso? Y bien, si en esta vida recibiramos estrictamente lo que nos corresponde, todas las personas buenas siempre seran felices y todos los malos padeceran (en vez de ser muchas veces al revs), eso sera la destruccin ms sutil e imaginable de nuestro carcter1. El presidente Kimball comparti la siguiente explicacin:
Si el dolor, la tristeza y el castigo se recibieran inmediatamente despus de obrar mal, nadie repetira una mala accin. Si el gozo, la paz y las recompensas se otorgaran al instante al que hace el bien, no existira el mal. Todos obraran bien, pero no a causa de la rectitud inherente a ello. Nuestra fuerza no sera probada, no habra desarrollo del carcter, no se incrementara el poder, no habra albedro Habra tambin carencia de dicha, de xito, de resurreccin, de vida eterna y de bondad2. Nuestro amor por Dios debe ser puro, libre de egosmo; el amor puro de Cristo debe ser el motivo de nuestra devocin. Tal vez todo este sufrimiento pueda parecernos injusto si todo terminara en la muerte, pero eso no es as. La vida no es una representacin compuesta de un solo acto, sino de tres. Participamos en un acto pasado,
cuando estbamos en la existencia preterrenal; ahora nos encontramos en un acto presente, que es la vida terrenal; y estaremos en un acto futuro, cuando regresemos a Dios3. Como Jess prometi: En la casa de mi Padre muchas moradas hay4. Se nos envi a esta vida para ser examinados y probados. El Seor le explic a Abraham: y con esto los probaremos, para ver si harn todas las cosas que el Seor su Dios les mandare5. Tal y como dijo Pablo, nuestros padecimientos pasados y presentes no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse6 en las eternidades. Porque tras mucha tribulacin vienen las bendiciones. Por tanto, viene el da en que seris coronados con mucha gloria7. La tribulacin es til en el sentido de que nos ayuda a entrar al reino celestial. Algunas personas, debido a su falta
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de fe o a que no comprenden el plan eterno, se vuelven amargadas y pierden la esperanza. Una de ellas fue un escritor del siglo XIX que logr fama y riqueza gracias a su sentido del humor y a su destreza para escribir. Su esposa proceda de una familia religiosa y l quera tener fe en Dios, pero dudaba de Su existencia. Entonces se enfrent con una serie de pruebas difciles. En 1893, una crisis econmica nacional lo dej sumido en deudas; su hija mayor falleci mientras l estaba de viaje; la salud de su esposa se deterior y falleci en 1904; su hija pequea falleci en 1909; y su propia salud se vio mermada. Su estilo para escribir, que antao era tan repleto de chispa, ahora reflejaba su amargura. Progresivamente se fue convirtiendo en una persona ms deprimida, falta de fe y de ilusin, y as se mantuvo hasta su muerte, acaecida en 1910. A pesar de toda su brillantez, careci de la fuerza interior necesaria para afrontar la adversidad y simplemente se rindi a sus infortunios. No importa lo que nos suceda sino cmo reaccionamos ante lo que nos sucede. Esto me recuerda un pasaje de Alma. Tras una larga guerra, muchos se haban vuelto insensibles, mientras que muchos se ablandaron a causa de sus aflicciones8. Idnticas
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circunstancias generaron reacciones contrarias. El escritor que tanto haba perdido fue incapaz de sacar fuerzas de la fe. Cada uno precisa disponer de una fuente de fe propia que nos permita elevarnos por encima de los problemas que son parte de este perodo de probacin. Thomas Giles, un converso gals que se uni a la Iglesia en 1844, tambin sufri mucho en la vida. Era minero y cierto da, mientras excavaba carbn en una mina, una gran roca le golpe en la cabeza causndole una herida de 23 centmetros de largo. El mdico que lo examin dijo que no vivira ms de 24 horas, pero entonces llegaron los lderes y le dieron una bendicin. Se le prometi que se recuperara y que, aun si no recuperaba la vista, vivira para hacer mucho bien dentro de la Iglesia. Ciertamente, el hermano Giles vivi, pero qued ciego para el resto su vida; un mes despus del accidente ya viajaba por el pas atendiendo a sus deberes eclesisticos. En 1856, el hermano Giles y su familia emigraron a Utah, pero antes de partir de su tierra natal, los santos galeses le regalaron un arpa, la cual l aprendi a tocar con maestra. En Council Bluffs, se uni a una compaa de carros de mano y se encamin
hacia el Oeste. Aunque estaba ciego, l tir de un carro de mano desde Council Bluffs hasta Salt Lake City. Mientras cruzaba las llanuras, su esposa y sus dos hijos fallecieron. Aun cuando su pesar era terrible y casi se le parte el corazn, su fe no le abandon. En medio de semejante dolor, dijo, como dijera otro hombre en la antigedad: Jehov dio, y Jehov quit; sea el nombre de Jehov bendito 9. Cuando el hermano Giles lleg a Salt Lake City, el presidente Brigham Young, conocedor de su historia, prest al hermano Giles una arpa de gran valor hasta que la de l llegara de Gales, que despus viaj por los asentamientos de Utah alegrando el corazn de la gente con su dulce msica10. El uso que demos al albedro moral que Dios nos concedi explica por qu nos suceden determinadas cosas. Algunas de nuestras elecciones tienen resultados imprevistos, que pueden ser buenos o malos; pero a menudo, sabemos de antemano que algunas de nuestras decisiones tendrn consecuencias dainas o perjudiciales. A stas yo las llamo decisiones informadas, pues sabemos que nuestros actos tendrn consecuencias desastrosas. Dichas decisiones informadas incluyen las relaciones sexuales ilcitas o el uso de drogas, de alcohol y tabaco.
Esas decisiones pueden privar a una persona de servir en una misin o de recibir las bendiciones del templo. Podramos tomar decisiones incorrectas porque los engaos del mundo distorsionan la realidad y nos hacen vulnerables. Al salir con personas del sexo opuesto, una mala eleccin puede limitar posteriormente el tomar una buena decisin. Entonces, en qu bando estamos? Al demostrarle nuestra devocin a Dios mediante nuestros buenos actos diarios, l sabr de parte de quin estamos. Esta vida es para todos un tiempo tamizador y refinador. Todos enfrentamos pruebas. Los primeros miembros de la Iglesia tambin fueron probados y refinados cuando debieron decidir si, al igual que el hermano Giles, tenan fe para poner sus pertenencias en un carromato o un carro de mano y viajar por las llanuras estadounidenses. Hubo quienes no tuvieron esa fe, pero los que s la tuvieron, viajaron con fe en cada paso. En la actualidad, estamos viviendo una poca cada vez ms difcil de pruebas y refinacin. Las pruebas son ms sutiles porque la lnea que separa el bien del mal est siendo erosionada. Muy pocas cosas se consideran sagradas en cualquiera de los medios de comunicacin pblica. En dicho entorno, deberemos asegurarnos en qu bando nos hallamos en todo momento, en el compromiso que hemos adquirido concerniente a las verdades y a los convenios eternos. Aprendemos mucho sobre cmo hacer frente a los padecimientos gracias a un varn [de la tierra de Uz] llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal11. Satans recibi permiso del Seor para tentar y probar a Job. ste era un hombre rico que tena siete hijos y tres hijas; pero su propiedad fue destruida y perdi a todos sus hijos. Cmo afect esto a Job? l dijo, refirindose al Seor: aunque l me matare, en l esperar12 y l mismo ser mi salvacin13. Job atestigu: Yo s que mi Redentor vive, y al fin se levantar sobre el polvo; y despus de deshecha
esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios14. Job confi plenamente en el Seor, al grado de confiarle todas sus preocupaciones. Para tener gozo en esta vida debemos tomar la resolucin, as como Job, de soportarlo todo por Dios y por Su obra. Slo as recibiremos la dicha infinita e incalculable de estar con nuestro Salvador en las eternidades. Tal y como cantamos en uno de nuestros bien conocidos himnos: Al alma que anhele la paz que hay en m, no quiero, no puedo dejar en error; yo lo sacar de tinieblas a luz, y siempre guardarlo, y siempre guardarlo, y siempre guardarlo con grande amor15. El presidente Howard W . Hunter dijo en cierta ocasin: Dios sabe lo que nosotros no sabemos y ve lo que nosotros no vemos16. Nadie conoce la sabidura del Seor; ni conocemos exactamente con anterioridad cmo va a llevarnos de donde estamos ahora a donde debemos estar, pero l nos brinda ciertas indicaciones generales en nuestra bendicin patriarcal. El camino de la vida que conduce a las eternidades est plagado de baches, curvas y desvos, aunque tambin se nos dan muchas enseanzas y correcciones al viajar por l. El Seor dijo: el que no aguanta el castigo, no es digno de mi reino17. Porque el Seor al que ama, disciplina18. Mientras vivamos en la tierra, deberemos caminar con fe, no dudando nada. Cuando el viaje se torne, aparentemente, insoportable, hallaremos consuelo en las palabras del Seor: Yo he odo tu oracin, y he visto tus lgrimas; he aqu que yo te sano19. Puede que parte de este proceso de sanidad se efecte en otro mundo. Tal vez nunca sepamos por qu suceden determinadas cosas en esta vida. El motivo de parte de nuestro sufrimiento slo lo conoce el Seor. El presidente Brigham Young manifest la profunda reflexin de que al
menos parte de nuestros padecimientos tienen un propsito: Todos los seres inteligentes que sean coronados de gloria, inmortalidad y vida eterna tienen que pasar por cada experiencia que se requiere de cada ser inteligente para obtener la gloria y la exaltacin. Cada calamidad que pueda padecer todo ser mortal ser requerida de unos pocos a fin de prepararlos para que disfruten de la presencia de Dios Todo problema y experiencia por los cuales ustedes hayan tenido que pasar son necesarios para su salvacin 20. Tenemos razones para tener esperanza. Nuestro puede ser el gozo si estamos dispuestos a sacrificarlo todo por el Seor. Entonces podremos anhelar la inmensa posibilidad de sobrellevar todas las dificultades de esta vida; y estaremos con el Salvador para siempre, tal como dijo el presidente Brigham Young, disfrutaremos de la gloria, la excelencia y la exaltacin que Dios ha preparado para los fieles21. Dios vive, Jess es el Cristo, el presidente Gordon B. Hinckley es nuestro profeta y ste es el momento de prepararnos para presentarnos ante Dios. De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. Fragmento de una carta. 2. The Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, pg. 77. 3. Vase Eclesiasts 12:7. 4. Juan 14:2. 5. Abraham 3:25. 6. Romanos 8:18. 7. D. y C. 58:4. 8. Alma 62:41. 9. Vase Job 1:21. 10. Vase Andrew Jenson, Latter-day Saint Biographical Encyclopedia, cuatro tomos, 19011936, tomo II, pgs. 507508. 11. Job 1:1. 12. Job 13:15. 13. Job 13:16. 14. Job 19:2526. 15. Qu firmes cimientos, Himnos, N 40. 16. En Conference Report, octubre de 1987, pg. 71 o Cuando una puerta se cierra, otra se abre, Liahona, enero de 1988, pg. 57. 17. D. y C. 136:31. 18. Hebreos 12:6. 19. 2 Reyes 20:5. 20. Enseanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pg. 276. 21. Remarks, Deseret News, 31 de mayo de 1871, pg. 197.
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is hermanos y hermanas, el presidente Hinckley me ha pedido que presente a las Autoridades Generales, a los Setenta Autoridades de rea y a las presidencias generales de las organizaciones auxiliares de la Iglesia para su voto de sostenimiento. Se propone que sostengamos a Gordon Bitner Hinckley como Profeta, Vidente y Revelador, y Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das; a Thomas Spencer Monson como Primer Consejero de la Primera Presidencia y a James Esdras Faust como Segundo Consejero de la Primera Presidencia.
Los que estn de acuerdo, srvanse manifestarlo. Los que estn en contra, si los hay, srvanse manifestarlo. Se propone que sostengamos a Thomas Spencer Monson como Presidente del Qurum de los Doce Apstoles, a Boyd Kenneth Packer como Presidente en Funciones del Qurum de los Doce Apstoles y a los siguientes hermanos como miembros de ese qurum: Boyd K. Packer, L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring, Dieter Friedrich Uchtdorf y David Allan Bednar. Los que estn a favor, srvanse manifestarlo. Contrarios, si los hubiera. Se propone que sostengamos a los Consejeros de la Primera Presidencia y a los Doce Apstoles como Profetas, Videntes y Reveladores. Los que estn a favor, srvanse manifestarlo. Opuestos, si los hubiese, por la misma seal. En vista de su llamamiento al Qurum de los Doce, se propone que relevemos al lder Dieter F. Uchtdorf como miembro de la Presidencia de los Qurumes de los Setenta y como miembro del Primer Qurum de los
Setenta. Aquellos que deseen unirse a nosotros para hacerlo, srvanse manifestarlo. Con gratitud por su servicio como miembros del Segundo Qurum de los Setenta, extendemos un relevo honorable a los lderes E. Ray Bateman, Val R. Christensen, Keith Crockett, Merrill C. Oaks, Gordon T. Watts y Stephen A. West. Los que deseen hacerlo, srvanse manifestarlo. Gracias. Tambin se releva a los siguientes Setenta Autoridades de rea y expresamos agradecimiento por su diligente servicio: Juan A. Alvaradejo, Julio E. Alvarado, Modesto M. Amistad Jr., Horacio P. Araya, David A. Bednar, Robert K. Bills, Harold C. Brown, V. Francisco Chinchay, Armando Gaona, Eduardo A. Lamartine, Gary S. Matsuda, Julio E. Otay, Carlos L. Pedraja, Jorge A. Pedrero, Joo R. C. Martins Silva, Iraj B. Sores, Hctor M. Verdugo, Jorge F. Zeballos. Los que deseen expresar su agradecimiento, srvanse manifestarlo levantando la mano. Se propone que sostengamos al lder Robert C. Oaks como miembro de la presidencia del Qurum de los Setenta. Los que estn a favor, srvanse manifestarlo. Contrarios, por la misma seal. Se propone que sostengamos a Andrew M. Ford como Setenta Autoridad de rea. Los que estn a favor, srvanse manifestarlo. Contrarios, si los hubiera. Se propone que sostengamos a las dems Autoridades Generales, Setenta Autoridades de rea y a las presidencias generales de las organizaciones auxiliares tal como estn constituidas actualmente. Los que estn a favor, srvanse manifestarlo. Si alguien se opone, puede manifestarlo. El sostenimiento ha sido unnime y afirmativo. Gracias, hermanos y hermanas, por su fe y oraciones.
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Qu es un qurum?
L D E R L . TO M P E R R Y
Del Qurum de los Doce Apstoles
Una de las ms grandes bendiciones que se pueda recibir al ser poseedor del sacerdocio es el pertenecer a un qurum del sacerdocio.
La organizacin de la Iglesia de la actualidad se ha edificado siguiendo ese modelo. de acuerdo con el mandamiento previo, el profeta Jos pregunt a los hermanos presentes para saber si ellos los aceptaran a l y a Oliver Cowdery como sus maestros de las cosas del reino de Dios; y si estaban dispuestos a proceder a organizar la Iglesia de acuerdo con el mandamiento del Seor, a lo cual ellos dieron su consentimiento mediante el voto unnime (B. H. Roberts, A Comprehensive History of the Church, tomo I, pg. 196). Y as tenemos el modelo establecido desde el principio mismo: Y todas las cosas se harn de comn acuerdo en la iglesia, con mucha oracin y fe, porque recibiris todas las cosas por la fe (D. y C 26:2). Siento algo muy especial en todo mi ser cuando veo las manos levantadas en escuadra para sostener a los lderes de esta Iglesia. Hoy da los miembros de la Iglesia sostuvieron a dos nuevos miembros del Qurum de los Doce Apstoles aqu, en el Centro de Conferencias, y mediante la televisin, Internet y el satlite a casi todos los rincones de la tierra. lder Uchtdorf y lder Bednar: a ustedes se les ha sostenido para llenar las vacantes originadas por el fallecimiento del lder David B. Haight y del lder Neal A. Maxwell. Como miembro del Qurum de los Doce Apstoles,
abiendo sido inspirado por el Espritu Santo para poner los cimientos de ella y edificarla para la fe santsima. Dicha iglesia se organiz y se estableci en el ao de tu Seor de mil ochocientos treinta, en el cuarto mes y en el sexto da de mes llamado abril (D. y C. 21:23). Fue en ese da que Jos Smith, Oliver Cowdery y otros miembros de las familias Smith y Whitmer se reunieron en el hogar de Peter Whitmer, padre, en Fayette, Condado de Sneca, Nueva York. Despus de las debidas canciones y oraciones, se ley a la gente all reunida las revelaciones concernientes a la organizacin de la Iglesia. En esas revelaciones se expusieron el orden del sacerdocio y los deberes de los oficiales de la Iglesia.
les doy la bienvenida con los brazos abiertos al llegar ustedes a ser parte de este sagrado llamamiento que es nuestro. Por supuesto, hoy da extraamos nuestra asociacin con el lder Haight y con el lder Maxwell. El lder Haight se sent a mi lado en estas conferencias durante los ltimos 28 aos. El lder Maxwell se sent al lado de l durante muchos aos. Ojal tuviese yo el espritu entusiasta del lder Haight o el poder de la palabra del lder Maxwell para expresar mis sentimientos acerca de esta larga relacin que he experimentado con esos dos hermanos excepcionales! Ellos han contribuido tanto a mi vida y cmo extrao su continua asociacin. Tenemos una rica tradicin en lo que se refiere a la obra de los Doce a medida que hemos viajado por todo el mundo proclamando el Evangelio de Jesucristo. Por ejemplo: fue el domingo, el 4 de junio de 1837, cuando el profeta Jos Smith se acerc al hermano Heber C. Kimball en el Templo de Kirtland y le susurr diciendo: Hermano Heber, el Espritu del Seor me ha susurrado: Permite que mi siervo Heber vaya a Inglaterra y proclame mi Evangelio y abra la puerta de la salvacin a aquella nacin (citado en Orson F. Whitney, Life of Heber C. Kimball, 1945, pg. 104). El relato de Heber C. Kimball y de Brigham Young, al dejar su hogar para dirigirse a Inglaterra, ciertamente demuestra el sacrificio que estaban dispuestos a hacer por los llamamientos que haban recibido. El relato dice as: 14 de septiembre [l839], el presidente Brigham Young dej su hogar en Montrose para empezar la misin en Inglaterra. Estaba tan enfermo que no pudo llegar al ro Mississippi, a una distancia de 150 metros, sin ayuda. Despus de cruzar el ro, cabalg detrs de Isaac Barlow hasta mi casa, donde sigui enfermo hasta el 18 de septiembre. Dej a su esposa enferma, con un beb de tan slo tres semanas de nacido, y todos los dems hijos estaban enfermos y no podan ayudarse unos a otros. Ninguno de ellos poda ir al pozo por un balde de
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agua y slo tenan la ropa que llevaban puesta, ya que la turba de Misuri se haba llevado casi todo lo que l tena. El da 17, la hermana Mary Ann Young consigui que un jovencito la llevara en su carreta a mi casa para que pudiese cuidar y consolar al hermano Brigham (citado en Life of Heber C. Kimball, pg. 265). La familia de Heber C. Kimball tambin estaba enferma. Charles Hubbard envi a su hijo con un tiro de caballos y una carreta para ayudarlos en el viaje. El lder Kimball registra: senta como si las entraas mismas se me fueran a derretir al tener que dejar a mi familia en esas condiciones, casi en los brazos de la muerte. Me pareca algo imposible de soportar. Le indiqu al conductor que se detuviera. Entonces le dije al hermano Brigham: Esto es muy duro, no es cierto? Levantmonos y despidmonos alegremente. Nos pusimos de pie en el carro, y agitando tres veces los sombreros en el aire, gritamos: Viva! Viva Israel! . La hermana Young y la hermana Kimball salieron a la puerta y se despidieron, lo que les dio a Brigham y a Heber mucho
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consuelo y continuaron sin bolsa ni alforja hacia Inglaterra (El sacrificio al prestar servicio, Liahona, enero de 1996, pg. 47). La Gua para el Estudio de las Escrituras, declara que apstol significa: el que es enviado (Gua para el Estudio de la Escrituras, pg. 18). El llamamiento de apstol es el de ser un testigo especial del nombre de Jesucristo en todo el mundo, sobre todo de Su divinidad y de Su resurreccin de entre los muertos. Los doce hombres que tienen ese alto llamamiento constituyen un consejo administrativo para la obra del ministerio Hoy da, doce hombres con ese mismo llamamiento y ordenacin divinos constituyen el Qurum de los Doce Apstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das. En la actualidad, un apstol sigue siendo el que es enviado. Las condiciones que enfrentamos hoy son diferentes de las de los primeros hermanos, a medida que hacan sus viajes para cumplir con sus asignaciones. Nuestra manera de viajar a los cuatro rincones de la tierra es muy diferente de los primeros hermanos.
Sin embargo, nuestra asignacin sigue siendo la misma que dio el Salvador a Sus Doce, cuando les instruy: Por tanto, id, y haced discpulos a todas las naciones, bautizndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo; ensendoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aqu yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin del mundo (Mateo 28:1920). Para ustedes dos, nuevos Apstoles, les prometo que habr una nueva comprensin de lo que significa pertenecer a un qurum. Deseo que lo que sentimos por nuestro Consejo y el respeto que le tenemos pudiese ser transmitido a todo qurum de la Iglesia. Podran ustedes, los qurumes de diconos, de maestros, de presbteros, de lderes y de sumos sacerdotes, escuchar por un momento lo que yo creo que es una de las ms grandes bendiciones que se pueda recibir al ser poseedor del sacerdocio? Esa bendicin especial es el pertenecer a un qurum del sacerdocio. El presidente Stephen L Richards, hace muchos aos, nos brind un maravilloso consejo sobre el gobierno de la Iglesia. Sus palabras son las siguientes: la extraordinaria fuerza intelectual del gobierno de la Iglesia radica en gobernar por medio de consejos Puedo apreciar la sabidura, la sabidura de Dios, en la creacin de consejos: para gobernar Su reino. En el espritu en el que trabajamos, hombres de aparentes puntos de vista divergentes y de muy diferentes experiencias se renen bajo la influencia de ese espritu y al tomar consejo entre s, pueden llegar a un acuerdo Sin vacilar, les aseguro que, si se renen en consejo para deliberar, como se supone que lo hagan, Dios les dar las soluciones a los problemas que enfrentan (vase Fortalezcamos los consejos, Liahona, enero de 1994, pg. 89). Y cules son los grandes beneficios que ustedes experimentarn al pertenecer a un qurum? De nuevo,
Stephen L Richards dijo: Un qurum tiene tres funciones: primero, es una clase; segundo, es una fraternidad; tercero, es una unidad de servicio (vase Llamados por Dios, Liahona, noviembre de 2002, pg. 7). Yo veo esa caracterstica distintiva en las funciones del Qurum de los Doce Apstoles. Somos una clase al estudiar juntos las doctrinas del reino. Se pueden imaginar lo especial que sera la experiencia de estar en una reunin de qurum y que los lderes Ezra Taft Benson, Mark E. Petersen, LeGrand Richards, Howard W . Hunter, Bruce R. McConkie, David B. Haight o Neal A. Maxwell nos ensearan la doctrina del Evangelio? Notarn que slo he mencionado a quienes han terminado su ministerio terrenal para no mostrar favoritismo entre los apstoles de la actualidad. Esa misma bendicin puede ser de ustedes en cada uno de sus qurumes. Las palabras de los apstoles, pasados y presentes, siguen vivas en las Escrituras, en los discursos de las conferencias, en las revistas de la Iglesia, en los devocionales, etc. Estn disponibles para llevar el poder de la doctrina del reino a
la clase de su qurum. Hagan que la clase de su qurum aumente su conocimiento del Evangelio de nuestro Seor y Salvador. En nuestro qurum existe una hermandad especial. En l procuramos elevarnos, inspirarnos y bendecirnos unos a otros de acuerdo con el espritu de nuestro llamamiento. Si uno de nosotros tiene preocupaciones, los otros once estn deseosos de animarle y de aligerar su carga. En ocasiones nos regocijamos juntos por logros alcanzados; en momentos de dolor, lloramos juntos. Nunca sentimos que tenemos que enfrentar solos nuestros problemas! Siempre recibimos consejo, apoyo, ayuda y aliento de los miembros de nuestro Qurum. En el libro Priesthood and Church Government [El sacerdocio y el gobierno de la Iglesia], leemos esta declaracin acerca de la hermandad que debe existir en los qurumes del sacerdocio: El sacerdocio es una gran hermandad sostenida por las leyes eternas e inmutables que constituyen el marco del Evangelio. El sentimiento de hermandad debe palparse en el qurum. El primer inters de un
qurum debe ser ayudar a todos los miembros que tengan necesidades, tanto temporales como mentales o espirituales. El espritu de hermandad debe ser la fuerza directora en todos los planes y funciones del qurum. Si sabia y constantemente se cultiva ese espritu, no habr ninguna otra organizacin que atraiga ms a los poseedores del sacerdocio (Sacerdocio Aarnico, Manual 3, Leccin 21, pg. 85). Animamos a cada qurum del sacerdocio de la Iglesia que cultive tal hermandad. Finalmente, el nico propsito de nuestro qurum es prestar servicio. Quiz nuestros profundos sentimientos en cuanto a esa responsabilidad se podran describir en una epstola de Wilford Woodruff fechada el 26 de octubre de 1886, que en ese entonces serva como Presidente del Consejo de los Doce Apstoles: Les dir a los apstoles que nuestra responsabilidad es muy grande Qu clase de hombres habis de ser? La tierra entera est madurando en la iniquidad y la Sin de Dios debe estar preparada para la venida del Esposo. Debemos humillarnos ante el Seor y
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ser dignos de ser llenos del espritu de nuestro llamamiento, del Espritu Santo y de las revelaciones de Jesucristo, para que conozcamos la intencin y la voluntad de Dios con respecto a nosotros y estemos preparados para magnificar nuestros llamamientos y llevar a cabo la rectitud y ser valientes en el testimonio de Jesucristo hasta el fin Nunca ha habido un momento en que la obra de Dios haya requerido un testimonio y una labor ms fieles de parte de los apstoles y de los lderes que hoy da (An Epistle, Deseret News Weekly, 24 de noviembre de 1886, pg. 712). Hagan de cada uno de sus qurumes una gran organizacin de servicio para el beneficio de toda la humanidad. Y ahora esta advertencia de las Escrituras: Por tanto, aprenda todo varn su deber, as como a obrar con toda diligencia en el oficio al cual fuere nombrado. El que sea perezoso no ser considerado digno de permanecer, y quien no aprenda su deber y no se presente aprobado, no ser considerado digno de permanecer (D. y C. 107:99100). As que les digo a ustedes, las dos Autoridades Generales que se han unido a nuestro Qurum, y a todos ustedes, los hermanos que pertenecen al sacerdocio de Dios, que Dios nos bendiga a cado uno en nuestros llamamientos para dar servicio. Que nuestra fe nos fortalezca a medida que servimos en rectitud, guardando fielmente los mandamientos. Que nuestro testimonio siempre se fortalezca a medida que buscamos la fuente de la verdad eterna. Que la hermandad que existe en nuestro qurum sea de consuelo, fortaleza y seguridad a medida que pasamos por esta fase terrenal de nuestra existencia. Que el gozo de prestar servicio en el Evangelio permanezca por siempre en nuestro corazn al seguir adelante para cumplir con nuestros deberes y nuestras responsabilidades como siervos en el reino de nuestro Padre Celestial, es mi humilde oracin en el nombre de Jesucristo. Amn.
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Fe y llaves
LDER HENRY B. EYRING
Del Qurum de los Doce Apstoles
Tenemos que saber que las llaves del sacerdocio en efecto las poseen los que nos guan y nos sirven. Eso requiere el testimonio del Espritu.
n una capilla lejos de Salt Lake City, en un lugar al que rara vez va un miembro del Qurum de los Doce, se acerc a m un padre de familia que llevaba de la mano a su pequeo hijo. Al llegar junto a m, mir al nio, lo llam por su nombre y, sealndome con la cabeza le dijo: l es apstol. Comprend, por el tono de la voz de ese padre, que esperaba que el hijo sintiese algo ms que si estuviera delante de un seorial visitante. Esperaba que el nio sintiese la conviccin de que las llaves del sacerdocio estaban en la tierra en la Iglesia del Seor. Ese nio va a necesitar esa conviccin una y otra vez. La necesitar cuando abra la carta de algn futuro profeta que nunca habr visto y que le llame a una misin. Le ser imprescindible si le toca sepultar a un hijo, a la esposa o a uno de los padres. Le har falta para tener la valenta de seguir la indicacin de prestar servicio. La
necesitar para tener el consuelo que brinda el confiar en el poder para sellar que ata para siempre. Los misioneros invitarn hoy da a investigadores a conocer a un obispo o a un presidente de rama con el mismo propsito. Esperarn que los investigadores sientan mucho ms que si conociesen a un hombre bueno o incluso a un gran hombre. Rogarn que los investigadores sientan la conviccin de que ese hombre, al parecer comn y corriente, posee llaves del sacerdocio en la Iglesia del Seor. Los investigadores necesitarn esa conviccin cuando entren en las aguas del bautismo. Les ser imprescindible cuando paguen el diezmo. Esa conviccin les har falta cuando el obispo se sienta inspirado a darles un llamamiento. La necesitarn cuando le vean presidir en la reunin sacramental y cuando los nutra al ensearles el Evangelio. Y as, misioneros y padres de familia, y todos los que servimos a los dems en la Iglesia verdadera, deseamos lograr que los que amamos adquieran un testimonio perdurable de que los siervos del Seor en Su Iglesia poseen las llaves del sacerdocio. Hablo hoy para animar a todos los que se esfuerzan por infundir y fortalecer ese testimonio. Ser til reconocer algunas cosas. Primero, Dios es infatigable y generoso al brindar las bendiciones del poder del sacerdocio a Sus hijos. Segundo, Sus hijos deben escoger por s mismos hacerse merecedores de recibir esas bendiciones. Y, tercero,
Satans, el enemigo de la rectitud, ha intentado desde el principio debilitar la fe necesaria para recibir las bendiciones que se hacen posibles mediante el poder del sacerdocio. Aprend acerca de esos principios de un sabio maestro, hace casi veinticinco aos. Dirig la palabra en un antiguo anfiteatro de feso. Un sol radiante inundaba el mismo lugar donde estuvo el apstol Pablo para predicar. Mi tema era Pablo, el apstol llamado por Dios para servir a la gente. El auditorio lo formaban cientos de Santos de los ltimos Das sentados en las hileras de bancos de piedra donde se sentaron los efesios hace ms de un milenio. Entre ellos, se hallaban dos apstoles vivientes, el lder Mark E. Petersen y el lder James E. Faust. Como se podrn imaginar, habindome preparado con esmero, haba ledo los Hechos de los Apstoles y las Epstolas, tanto las de Pablo como las de sus compaeros apstoles. Haba ledo la epstola de Pablo a los efesios y meditado en ella. Hice lo mejor que pude por honrar a Pablo y su oficio. Despus del discurso, varias personas me hicieron agradables comentarios. Los dos apstoles que estaban presentes fueron generosos al darme su parecer, pero despus, el lder Faust me llev a un lado y con una sonrisa y dulzura en la voz, me dijo: se fue un buen discurso. Pero no mencion lo ms importante que pudo haber dicho. Le pregunt de qu se trataba. Semanas ms tarde accedi a decrmelo. Su respuesta ha influido en m desde entonces. Me dijo que yo poda haber dicho a la congregacin que si los santos que oyeron a Pablo hubiesen tenido un testimonio del valor y del poder de las llaves que l posea, quiz los apstoles no habran sido quitados de la tierra. Entonces, volv a leer la epstola de Pablo a los efesios. Comprend que Pablo deseaba que la gente viese lo valioso de la cadena de las llaves del
sacerdocio que se extenda desde el Seor, y por conducto de Sus apstoles, hasta ellos, los miembros de la Iglesia del Seor. Pablo procuraba edificar un testimonio de esas llaves. Pablo testific a los efesios que Cristo estaba a la cabeza de Su Iglesia. Y ense que el Salvador edific Su Iglesia sobre el fundamento de los apstoles y profetas, que posean todas las llaves del sacerdocio. A pesar de la claridad y del poder de sus enseanzas y de su ejemplo, Pablo saba que vendra la apostasa, y saba que los apstoles y los profetas seran quitados de la tierra. Tambin saba que stos seran restituidos en algn gran da futuro. l escribi en cuanto a aquella poca a los efesios,
refirindose a lo que el Seor hara: reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensacin del cumplimiento de los tiempos, as las que estn en los cielos, como las que estn en la tierra1. Pablo miraba hacia el futuro ministerio del profeta Jos Smith cuando los cielos se abriran de nuevo. Eso ocurri. Juan el Bautista vino y confiri a mortales el Sacerdocio de Aarn y las llaves del ministerio de ngeles y del bautismo por inmersin para la remisin de pecados. Apstoles y profetas antiguos volvieron y confirieron a Jos las llaves que ellos poseyeron en la vida terrenal. Hombres mortales fueron ordenados al santo apostolado en febrero
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de 1835. Las llaves del sacerdocio se dieron a los Doce Apstoles a finales de marzo de 1844. El profeta Jos Smith saba que su muerte era inminente. Saba que las valiossimas llaves del sacerdocio y del apostolado no deban perderse y que no se volveran a perder. Uno de los apstoles, Wilford Woodruff, nos dej el siguiente relato de lo que sucedi en Nauvoo cuando el Profeta habl a los Doce: En aquella ocasin el profeta Jos se levant y nos dijo: Hermanos, he deseado vivir hasta ver terminado este templo; yo no lo har, pero ustedes s. He sellado sobre sus cabezas todas las llaves del reino de Dios. He sellado sobre ustedes cada llave, poder y principio que el Dios del cielo me ha revelado. Ahora no importa a dnde vaya ni lo que haga, el reino descansa sobre ustedes 2. Todo profeta que ha seguido a Jos, desde Brigham Young hasta el presidente Hinckley, ha posedo y ejercido esas llaves, y ha tenido el sagrado apostolado. Pero tal como en la poca de Pablo, el poder de esas llaves del sacerdocio para nosotros requiere nuestra fe. Tenemos que saber que las llaves del sacerdocio en efecto las poseen los que nos guan y nos sirven. Eso requiere el testimonio del Espritu. Y ese conocimiento depende de nuestro testimonio de que Jess es el Cristo y de que l vive y dirige Su Iglesia. Tambin debemos saber por nosotros mismos que el Seor restaur Su Iglesia y las llaves del sacerdocio por conducto del profeta Jos Smith. Y debemos tener la conviccin mediante el Espritu Santo, y renovarla a menudo, de que esas llaves se han traspasado sin interrupcin hasta el profeta viviente, y de que el Seor bendice y dirige a los de Su pueblo por conducto de las llaves del sacerdocio que llega por los presidentes de estaca y de distrito, y por los obispos y los presidentes de rama a nosotros, estemos donde estemos y no importa lo lejos que nos encontremos del profeta y de los apstoles.
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Esa certeza no es fcil tenerla hoy en da, ni fue fcil en los tiempos de Pablo. Siempre ha resultado difcil ver en falibles seres humanos a los siervos autorizados de Dios. Pablo debe de haber parecido un hombre comn a muchas personas. Algunos consideraban que el temperamento jovial de Jos Smith no era adecuado para lo que ellos esperaban de un profeta de Dios. Satans siempre tentar a los santos de Dios para debilitar su fe en las llaves del sacerdocio. Una de las formas en la que lo hace es sealar las imperfecciones humanas de los que las poseen. De ese modo puede disminuir nuestra fe y as separarnos de las llaves del sacerdocio mediante las cuales el Seor nos ata a l y puede llevarnos a nosotros y a nuestros familiares a Su lado y al de nuestro Padre Celestial. Satans consigui debilitar la fe de hombres que haban visto, junto con Jos Smith, los cielos abiertos y odo la voz de ngeles. La evidencia inequvoca de sus ojos y de sus odos no fue suficiente cuando ya no pudieron ver con el ojo de la fe que las llaves del sacerdocio seguan en poder de Jos. La advertencia para nosotros es clara. Si buscamos flaquezas humanas en las personas siempre las hallaremos. Si nos concentramos en buscar las debilidades de los que poseen las llaves del sacerdocio, nos ponemos en peligro. Si hablamos a otras personas de esas debilidades, las ponemos en peligro a ellas. Vivimos en un mundo en el que el criticar es el deporte sangriento preferido. Desde hace largo tiempo ha sido la base de la estrategia de las campaas polticas. Es el tema de gran parte de los programas televisivos de todo el mundo y por ello se venden los peridicos. Cada vez que conocemos a alguien, nuestra primera y casi inconsciente reaccin es buscarle imperfecciones. Para conservarnos firmes en la Iglesia del Seor, podemos y tenemos que adiestrar nuestros ojos para ver el poder del Seor en el servicio de los
que l ha llamado. Tenemos que ser dignos de contar con la compaa del Espritu Santo. Y debemos orar para que el Espritu Santo nos ayude a ver que los hombres que nos guan poseen ese poder. En lo que a m respecta, esas oraciones son contestadas ms a menudo cuando yo mismo estoy dedicado de lleno al servicio del Seor. Ocurri tras el desastre que se produjo en Idaho cuando revent una represa un da de junio. Un torrente de agua dio contra la poblacin que viva a los pies de ella. Miles de personas, en su mayora Santos de los ltimos Das, tuvieron que huir para ponerse a salvo. Me encontraba all cuando los pobladores comenzaron la tarea de la reparacin. Vi al presidente de estaca reunir a sus obispos para guiar a los miembros. En los primeros das, quedamos aislados de cualquier supervisin de fuera del lugar. Yo estaba en una reunin de lderes locales cuando lleg un director de la agencia federal de desastres. Intent hacerse cargo de la reunin. Con gran pujanza comenz a anotar lo que l deca era preciso hacer. Al leer en voz alta cada punto, el presidente de estaca, que estaba sentado cerca de l, deca con suavidad: Ya hemos hecho eso. Al cabo de unos cinco o diez minutos, el funcionario federal se qued callado y tom asiento; escuchaba en silencio mientras el presidente de estaca reciba los informes de los obispos e imparta instrucciones. A la reunin del da siguiente, el funcionario federal lleg temprano y se sent en la hilera de atrs. El presidente de estaca dio comienzo a la reunin. Recibi ms informes y dio instrucciones. Despus de unos minutos, el oficial federal, que haba ido con toda la autoridad y los recursos de su gran agencia, dijo: Presidente Ricks, qu desea que hagamos nosotros?. l reconoci el poder. Yo vi ms; vi la evidencia de las llaves y de la fe que desentraa el poder de ellas. Sucedi de nuevo cuando un matrimonio regres al pueblo inmediatamente
despus de haber reventado la represa. Ellos no fueron a su casa, sino que fueron primero a buscar a su obispo. ste estaba cubierto de lodo, dirigiendo a los hermanos en la tarea de quitar el barro de las casas de los miembros del barrio. Le preguntaron qu deseaba que ellos hicieran. Se pusieron manos a la obra. Mucho despus, tomaron unos minutos para ir a ver su propia casa. sta haba desaparecido. Entonces volvieron a trabajar a donde el obispo les indicaba que ayudasen. Ellos saban adnde acudir para recibir las instrucciones del Seor para prestar servicio en Su Iglesia. En ese entonces aprend el modo como las estacas de Sin vienen a ser lugares de seguridad. He presenciado la forma en la que se vuelven como una gran familia unida, cuyos miembros cuidan unos de otros, y ello proviene de la sencilla fe. Por la fe, las personas son bautizadas y reciben el Espritu Santo. Al continuar guardando los mandamientos, ese don se vuelve constante para ellas y ven las cosas espirituales, por lo que
les resulta ms fcil ver el poder de Dios que acta por medio de personas comunes a las que Dios llama a servirles y guiarlas. Los corazones se ablandan y los extranjeros llegan a ser conciudadanos en el reino del Seor, unidos por los vnculos del amor. Ese estado de felicidad no durar sin la renovacin constante de la fe. El obispo que amamos ser relevado al igual que el presidente de estaca. Los apstoles a los que seguimos con fe sern llevados de esta vida al Dios que los ha llamado. Con esos cambios constantes, viene una gran oportunidad. Podemos actuar de modo de hacernos merecedores de la revelacin que nos permite saber que las llaves son traspasadas por Dios de una persona a otra. Podemos procurar tener esa experiencia una y otra vez; y debemos hacerlo, a fin de recibir las bendiciones que Dios tiene para nosotros y que desea que ofrezcamos a otras personas. Puede ser que la respuesta a su oracin no sea tan espectacular como lo fue cuando algunos miembros vieron a Brigham Young, cuando ste hablaba,
transfigurarse en el martirizado profeta Jos, pero puede ser igualmente segura. Y acompaarn a esa certeza espiritual la paz y el poder. Sabrn de nuevo que sta es la Iglesia verdadera y viviente del Seor, que l la gua por medio de sus ordenados siervos y que l se interesa por nosotros. Si un nmero suficiente de nosotros ejerce esa fe y recibe esa certeza, Dios elevar a los que nos guan y de ese modo nos bendecir a nosotros y a nuestras familias. Llegaremos a ser lo que Pablo tanto deseaba para aquellos a los que serva: edificados sobre el fundamento de los apstoles y profetas, siendo la principal piedra del ngulo Jesucristo mismo3. Testifico que s que Jesucristo es nuestro Salvador y que l vive. S que l es la roca sobre la cual se yergue sta, Su Iglesia verdadera. En el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. Efesios 1:10. 2. Clsicos del Evangelio: Las llaves del reino, Liahona, abril de 2004, pg. 42. 3. Efesios 2:20.
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Todos tenemos una gran responsabilidad [que] incluye buscar a los que no estn con nosotros y extenderles nuestro amor y hermandad.
uando era un joven misionero en Mxico, fui llamado a servir como presidente de rama en un pequeo pueblo del estado de Veracruz. Cuando mi compaero y yo revisbamos las cdulas de miembro de nuestra diminuta rama, encontramos la de un hermano que haba sido ordenado dicono pero que no asista a las reuniones. Hicimos los arreglos para reunirnos con l y, al hablarle, le invitamos a ir a las reuniones y a servir en sus responsabilidades del sacerdocio. El domingo siguiente asisti, pero no iba vestido de la forma apropiada y no se haba afeitado, as que le enseamos acerca de la apariencia limpia y pulcra al oficiar en esas sagradas responsabilidades del sacerdocio, lo cual inclua
repartir la Santa Cena. La vida del hermano cambi de manera considerable a medida que serva con fidelidad. Esa rama fue mi ltima asignacin en la misin antes de volver a casa. Cuando me preparaba para irme de la rama, ese buen hombre vino, me rode con sus brazos, me levant y con un fuerte abrazo me hizo girar. Mientras lo haca, las lgrimas le rodaban por las mejillas y dijo: Gracias por venir y ayudarme. A veces perdemos nuestro enfoque y nos alejamos de la Iglesia. A veces nos sentimos ofendidos u ocurre algn otro problema; pero el resultado es el mismo y no podemos reclamar las bendiciones que podran ser nuestras. El orgullo, la desconfianza, el engao, el desaliento y muchos tipos de pecados se podran retirar si cambiamos nuestros corazones y seguimos la senda que el Salvador nos ha mostrado. l dice: Aprende de m y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espritu, y en m tendrs paz. (D. y C. 19:23) El Salvador ha pagado nuestro rescate; l ama a cada uno de nosotros y tiende una mano a todos los que vengan a l y le sigan. Cada uno de nosotros lleva en su interior la llama del deseo de hacer el bien. Cuando a esa llama se la alimenta y nutre con las verdades eternas del Evangelio y el testimonio del Espritu, responder y crecer con mayor
fuerza y fulgor hasta que nos lleve a la plenitud de la verdad. La llama se debe atizar por medio del amor y del tierno cuidado, y despus mediante la constante nutricin. Como el jardinero que cultiva flores hermosas, el constante y delicado cuidado y nutricin con el tiempo resultarn en hermosas flores que disfrutarn todos aquellos que las contemplen. El perdn es tambin una parte clave de nuestro retorno a la felicidad en el reino de nuestro Padre. Quizs en alguna ocasin alguien nos haya ofendido o agraviado, y ello se puede convertir en una piedra de tropiezo que nos desve de nuestro objetivo eterno, el cual es regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial. El Salvador nos mostr el modelo del perdn al ensearnos cmo orar. l dijo: Y perdnanos nuestras deudas, como tambin nosotros perdonamos a nuestros deudores (Mateo 6:12). Por medio de esas palabras podemos ver que, para ser perdonados, tenemos que perdonar a los dems. No obstante, cuando las heridas son profundas y se han tenido que soportar durante mucho tiempo, eso, a veces, puede resultar difcil. Sin embargo, en estos ltimos das, el Salvador ense este principio an ms claramente con estas palabras: En la antigedad mis discpulos buscaron motivo el uno contra el otro, y no se perdonaron unos a otros en su corazn; y por esta maldad fueron afligidos y disciplinados con severidad. Por tanto, os digo que debis perdonaros los unos a los otros; pues el que no perdona las ofensas de su hermano, queda condenado ante el Seor, porque en l permanece el mayor pecado. Yo, el Seor, perdonar a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres (D. y C. 64:810). Si seguimos ese consejo, nos servir para superar incluso las pruebas ms difciles. Cuando perdonamos y abandonamos lo que nos ha atribulado grandemente y nos ha desviado del camino,
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nos quitamos un gran peso de nuestras almas y eso nos hace libres libres para seguir adelante y progresar en pos del Evangelio de Jesucristo, con ms amor en nuestros corazones. Seremos bendecidos con un aumento de entusiasmo por la vida y nuestros corazones estarn ms ligeros. Una oleada de energa espiritual nos impulsar hacia el gozo y la felicidad. Los problemas del pasado sern despojados como ropa vieja y desgastada. Y ahora os digo que el buen pastor os llama; y si escuchis su voz, os conducir a su redil y seris sus ovejas (Alma 5:60). Se requiere valor para regresar si nos hemos desviado de la senda del Salvador. Les prometo que si ejercitan ese valor y dan los pasos necesarios, se encontrarn con una efusin de amor. Habr muchos que se regocijarn con ustedes y les tendern la mano en seal de hermandad. Sern nutridos de amor y su corazn rebozar de gozo. Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios; porque he aqu, el Seor vuestro Redentor padeci la muerte en la carne; por tanto, sufri el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a l Y cun grande es su gozo por el alma que se arrepiente! (D. y C. 18:1011, 13). Todos somos hermanos y hermanas, hijos de nuestro Padre Celestial, y debemos tender una mano a aquellos que, por alguna razn, han olvidado la senda. Les amamos y les invitamos a venir a la mesa a compartir el banquete espiritual que el Seor ha preparado para su gozo y felicidad. Si vienen con un corazn bien dispuesto y obediente, y listos para participar y servir, conocern el amor de nuestro Padre Celestial. l les conoce, sabe de sus necesidades y lo que les depara el futuro. l tiene un perfecto entendimiento de los sentimientos, los padecimientos y las pruebas de cada uno de nosotros. Debido a ello y a la infinita expiacin de Su Hijo Jesucristo, podrn enfrentar cada desafo que se les presente en esta vida.
Todos tenemos una gran responsabilidad que el Salvador nos ha puesto sobre los hombros. El dijo: Apacienta mis ovejas (Juan 21:17). Eso incluye buscar a los que no estn con nosotros y extenderles nuestro amor y hermandad. Ellos estuvieron con nosotros en la vida preterrenal, han hecho convenios sagrados y ahora necesitan nuestra ayuda. Ruego que cada uno de nosotros tenga en cuenta a los familiares, amigos y conocidos que no estn disfrutando de la plenitud de las bendiciones del Evangelio. Piensen en aquellos por quienes ustedes son responsables por motivo de su llamamiento. Pregntense: Qu puedo hacer? Nuestro Padre Celestial les guiar a medida que busquen Su
ayuda. Entonces vayan y bsquenlos, e invtenlos a regresar y a disfrutar de todas las bendiciones correspondientes a su condicin de miembro y del maravilloso mensaje del Evangelio restaurado de Jesucristo. Permtanles sentir el amor y escuchar el testimonio de ustedes. Aydenles a recordar los sentimientos que una vez tuvieron acerca de las verdades eternas, lo cual llenar sus vidas de gozo y felicidad. Ruego que estemos anhelosamente consagrados en el recogimiento de Sus ovejas que se hayan descarriado, a fin de que stas se encuentren seguras en el rebao. aquel que es poderoso para salvar (2 Nefi 31:19) es el Buen Pastor y ama a Sus ovejas. Lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amn.
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[Les] invito a hacer todo lo necesario para buscar la verdad sinceramente, a conocer a Dios, el Eterno Padre y a Su Hijo, Jesucristo.
ace unas semanas, me encontraba en una reunin social con un amigo de muchos aos, un amigo que acababa de jubilarse, un hombre culto que ha logrado mucho xito y es reconocido en su pas como el lder en su profesin. Al estar sentados juntos a la hora de la cena, se volvi hacia m y me pregunt acerca de la Iglesia. Eso me sorprendi un poco, ya que yo estaba al tanto de que l, como muchas personas en el mundo de hoy, haba razonado el concepto de Dios y llegado a la conclusin de que Dios no existe. Su pregunta fue sincera; aparentemente fue algo en que haba estado pensando, puesto que sali a colacin sin que nada de la conversacin previa lo hubiera motivado.
Al responderle, le habl en cuanto a la Restauracin, que Dios el Eterno Padre y Su Hijo Jesucristo se le aparecieron a Jos Smith y que por conducto de l, el sacerdocio y la autoridad de Dios fueron restaurados en la tierra. Le testifiqu que saba con certeza que lo que le haba dicho era verdad. Hubo una prolongada pausa mientras contemplaba a mi amigo meditar en lo que le haba dicho. Despus, a sabiendas de que en su interior ponderaba lo que haba escuchado, me inclin y le dije: T tambin puedes saber con la misma certeza que yo, que lo que te he testificado es verdad, si le pides a Dios el Eterno Padre con un corazn sincero teniendo fe en Cristo, [te prometo que] l [te] manifestar la verdad de [estas cosas] por el poder del Espritu Santo; y por el poder del Espritu Santo [podrs] conocer la verdad de todas las cosas 1. Sigui meditando. Lamentablemente, otros invitados nos interrumpieron y ese precioso momento se esfum, pero me di cuenta de que en su corazn an asimilaba lo que haba escuchado y sentido. Espero poder tener otra oportunidad de hablar con l puesto que hay muchas otras cosas que quisiera compartirle. S que l, al igual que miles o millones de personas en el mundo hoy da, est satisfecho con la vida tal como es. Como dijo Nefi acerca de esas
personas: Las han pacificado y adormecido con seguridad carnal2. Han estado sumidas en las tradiciones y se han regido por los preceptos de los hombres. Al reflexionar en aquel momento, me he hecho la pregunta: Cul es la recompensa que se recibe por seguir las filosofas de los hombres? La respuesta parece clara. Las filosofas mueren junto con sus civilizaciones y quedan en el polvo del pasado sin tener esperanza de una recompensa eterna. Percib que mi amigo haba sentido la influencia del Espritu del Seor. Nuestro Padre Celestial nunca nos desamparar. El Salvador dijo: He aqu, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar a l, y cenar con l, y l conmigo3. Sin embargo, debemos tener el deseo de abrir la puerta aun si ello estremece los cimientos mismos de nuestras creencias y estilo de vida pasados. Eso se aplica a los miembros menos activos, as como a aquellos que an no son miembros de la Iglesia. Acude a mi mente la letra de un himno: El alma libre es para actuar y su destino decidir, suprema ley nos dej Dios de no forzar a Sus hijos ir. l llama y obra en rectitud, nos brinda amor, luz y paz, y en muchas formas va a mostrar, que nunca el alma va a forzar4. Nuestro Padre Celestial nunca nos quitar el albedro. Debemos procurar conocer a nuestro Padre y a Su Hijo, Jesucristo, o tener el deseo de hacerlo. Existe un modo por el cual todos los hombres pueden saber si las enseanzas de Jesucristo son verdaderas o no. Cuando Jess les respondi a los incrdulos en la fiesta de los tabernculos, l dijo: El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocer si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta5. El presidente David O. McKay dijo
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que sa es la forma ms sencilla que la mente humana pueda concebir de brindar conocimiento a una persona. El hacer una cosa y hacer que forme parte de nuestro ser nos convencer de si es buena o mala. Quizs no me convenzan de algo que ustedes sepan; pero si lo saben, es porque lo han vivido6. Cul es la voluntad del Padre? La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das testifica al mundo que la voluntad de Dios se ha manifestado en esta dispensacin, que los principios del Evangelio y los principios de la vida, los cuales estn en armona con los principios que Cristo ense en el meridiano de los tiempos, han sido revelados7, y que por la Expiacin de Cristo, todo el gnero humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio8. Vivimos en la poca de la racionalizacin; las personas quieren desacreditar las experiencias espirituales y se privan a s mismas de la revelacin. Qu le sucedi a la mente curiosa, esa mente abierta que hace preguntas y que quiere saber la verdad y busca el conocimiento? Tendemos a depender de nuestros propios poderes racionales. El Seor quiere que seamos sensibles al Espritu y nos ha dado la norma: Y adems, os dar una norma en todas las cosas, para que no seis engaados; porque Satans anda por la tierra engaando a las naciones. Por consiguiente, al que ora, cuyo espritu es contrito, yo lo acepto, si es que obedece mis ordenanzas. El que habla, cuyo espritu es contrito, cuyo lenguaje es humilde y edifica, tal es de Dios, si obedece mis ordenanzas9. Por qu es importante que procuremos conocer la verdad? Jess, nuestro Redentor, justo antes de cruzar el torrente de Cedrn y ser entregado por Judas, ofreci la gloriosa oracin intercesora. Rog al Padre por nosotros y dijo: Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado10.
Conocer a Dios y a Su Hijo es la vida eterna. Cmo podemos aprender a conocer a Dios si no estamos dispuestos a buscarlo y a hacer Su voluntad? Deberamos desear la vida eterna ms que ninguna otra cosa en este mundo. No se puede estudiar acerca de Jesucristo y Sus enseanzas sin que ello nos afecte y nos haga cambiar para bien. A medida que cultivamos un testimonio del Salvador, queremos ser como l y seguirle y as entrar en las aguas del bautismo y hacer convenios sagrados con l. Nuestro Salvador se preocupa por cada uno de nosotros: Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios; porque he aqu, el Seor vuestro Redentor padeci la muerte en la
carne; por tanto, sufri el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a l. Y ha resucitado de entre los muertos, para traer a todos los hombres a l, mediante las condiciones del arrepentimiento. Y cun grande es su gozo por el alma que se arrepiente!11. Debido a Su gran amor por nosotros, un amor divino, l desea que sintamos la misma clase de gozo que l siente. l dijo: Estas cosas os he hablado, para que mi gozo est en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido12. l nos bendecir con paz genuina mental, emocional, fsica, espiritual y econmica, no [una paz] como el mundo la da13, sino una paz que sobrepasa todo entendimiento14.
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Al someternos a la voluntad de nuestro Padre Celestial, experimentaremos un crecimiento espiritual, intelectual y emocional, y una seguridad de la verdad por medio del Espritu Santo. Esa seguridad y ese gozo pueden tornarse en un conocimiento perfecto. El Salvador dijo: Si pides, recibirs revelacin tras revelacin, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna15. Invito a los menos activos, a los honrados de corazn, a mi amigo y a las personas buenas de todo el mundo, a que salgan del sueo de la autocomplacencia y de la insensata conformidad, y vengan a Cristo y hagan todo lo que sea necesario para buscar la verdad sinceramente, conocer a Dios, el Eterno Padre y a Su Hijo Jesucristo, porque sta es la senda; y no hay otro camino, ni nombre dado debajo del cielo por el cual el hombre pueda salvarse en el reino de Dios16. Les testifico que si hacen Su voluntad, se sentirn cerca de l y comenzarn a saber lo que es el gozo eterno y que la vida eterna es algo que se puede alcanzar. Sabrn que l s existe, que es nuestro Padre quien amorosamente nos revela la realidad de la Expiacin y de la Resurreccin, y la divinidad de esta gran obra. De ello testifico con humildad en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
Debido a que la Sociedad de Socorro ha sido divinamente proyectada, es una bendicin no slo para la mujer, sino para la familia y para la Iglesia.
treinta y ocho aos, y durante gran parte de ese tiempo tambin prest servicio en las Mujeres Jvenes. Llev una pesada carga. Su matrimonio era difcil y ahora s que ella se senta desalentada a veces, pero yo no lo saba en aquel entonces. No me di cuenta sino hasta aos despus de que las hermanas de nuestro barrio eran su fortaleza. Mi madre no tena cargos directivos en la Sociedad de Socorro, pero siempre asista a las reuniones y quera mucho a sus amigas de all. Nunca pens en ellas como en las damas de la Sociedad de Socorro; eran sencillamente las hermanas de mam, que se preocupaban por ella y la queran. Todos los hermanos y todos los hijos de mi madre eran varones, y hall a las hermanas que anhelaba y que necesitaba en nuestro barrio. S que comparta con ellas sus sentimientos, los cuales no poda expresar en ninguna otra parte. Nada de eso era para m en ese entonces caracterstico de la Sociedad de Socorro, pero ahora
1. Moroni 10:45. 2. Vase 2 Nefi 28:21. 3. Apocalipsis 3:20. 4. Know This, That Every Soul Is Free, Hymns, N 240. 5. Juan 7:17. 6. What Is Eternal Life?, Instructor, marzo de 1968, pg. 97. 7. David O. McKay, Instructor, marzo de 1968, pg. 98. 8. Tercer Artculo de Fe. 9. D. y C. 52:1416. 10. Juan 17:3. 11. D. y C. 18:1013. 12. Juan 15:11. 13. Juan 14:27. 14. Filipenses 4:7. 15. D. y C. 42:61. 16. 2 Nefi 31:21.
l reflexionar en su vida, hace poco, un hombre me cont esta conmovedora historia: Cuando yo era nio, mi padre era menos activo en la Iglesia, pues tena dificultades con el alcohol, y, en sus peores momentos, se pona brusco y acusador. Por lo general, no se opona a que mam prestase servicio en el barrio. Ella trabaj en la Primaria
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comprendo que s lo era1. Los recuerdos de la Sociedad de Socorro de ese hermano me conmovieron. S, los miembros de la Sociedad de Socorro son mujeres, pero esta organizacin no es slo una bendicin para las hermanas, sino para todos nosotros. En qu forma la Sociedad de Socorro ha sido una bendicin para usted? Hice esa pregunta al presidente Hinckley. l me respondi: La Sociedad de Socorro ha sido una bendicin para mi familia y para la familia de mi amada esposa desde hace unas siete generaciones. Desde los primeros das de la Iglesia, a nuestras madres e hijas se les ha enseado que tienen la obligacin moral de ayudar a los afligidos. Se les han enseado las mejores tcnicas de la economa domstica, se las ha alentado a progresar espiritualmente y se las ha guiado para que logren alcanzar su pleno potencial como mujeres. Gran parte de eso ha tenido lugar en la Sociedad de Socorro y de all se ha llevado a casa para ser una bendicin tanto para m como para todos los miembros de mi familia2. Tengo mis propios y gratos recuerdos de cuando jugaba debajo del bas-
tidor de la abuela para hacer acolchados mientras ella y las hermanas de la Sociedad de Socorro los hacan. Aunque yo era pequea, comprenda que eso era parte de la Sociedad de Socorro, vale decir, ser una bendicin para los dems. Me prepararon con amor para la Sociedad de Socorro mi madre y mi abuela. Tengo un gran amor por la Sociedad de Socorro y pienso que siempre lo he tenido. Esta organizacin me ha ayudado a conocer al Salvador y ha fortalecido mi amor por l y por mi Padre Celestial. El pertenecer a la Sociedad de Socorro me ha brindado muchas oportunidades de aprender, as como de dar amor, de prestar servicio y de estar llena del amor del Seor al esforzarme por guardar mis convenios, ejercer la caridad y fortalecer a mi familia. Por eso vuelvo a preguntar: De cuntas formas la Sociedad de Socorro ha sido una bendicin para usted? Al visitar el Centro de Capacitacin Misional de Brasil, les dije a los misioneros: Dganme lo que sepan de la Sociedad de Socorro. Un lder dijo: Las comidas!. Otro aadi: Mi madre y mi hermana pertenecen a ella.
Por ltimo, otro agreg: Es la organizacin del Seor para la mujer. Tena razn, pero hay ms. La Sociedad de Socorro es una parte fundamental del Evangelio3. El ao 1842 fue sumamente difcil para el profeta Jos Smith. Antiguos amigos se haban vuelto en contra de l. Otros enemigos queran secuestrarlo de Nauvoo y detener el crecimiento de la Iglesia. Aquel mismo ao, l organiz la Sociedad de Socorro, para cuidar de los pobres y de los necesitados, y para salvar almas4. El presidente J. Reuben Clark, hijo, observ que, en medio de esas tribulaciones, [Jos Smith] se volvi a las hermanas en busca de consuelo y del nimo que tanto necesitaba en aquel tiempo5. sa es una conmovedora leccin de humildad: Un profeta de Dios busc solaz en las hermanas, a las que l dio el precepto: La caridad nunca deja de ser6. A m, eso me hace recordar a las mujeres que se condolieron por el Salvador en el Glgota. La Sociedad de Socorro ha sido una bendicin para profetas; en qu forma lo ha sido para ustedes? El presidente Boyd K. Packer dijo: Las defensas del hogar y de la familia se ven grandemente reforzadas cuando la esposa, la madre, y las hijas pertenecen a la Sociedad de Socorro7. Por qu? Porque la mujer es el corazn del hogar. Haber pertenecido a la Sociedad de Socorro me ha renovado, me ha fortalecido y me ha llevado a hacer el cometido de ser una mejor esposa, mejor madre y mejor hija de Dios. Mi corazn se ha llenado del entendimiento del Evangelio, as como del amor del Salvador y de lo que l ha hecho por m. Por eso, a ustedes, queridas hermanas, les digo: Vayan a la Sociedad de Socorro! sta llenar sus hogares de amor y de caridad; las nutrir y las fortalecer a ustedes y a sus familias. Su hogar necesita su recto corazn. Durante una reciente asignacin a Per, visit el humilde hogar del hermano Morales y su esposa, el cual
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estaba lleno de amor. Ellos son padres de tres hijos y han sido miembros de la Iglesia desde hace cuatro aos. La hermana Morales ha aprendido mucho en la Sociedad de Socorro. Para ayudar a mantener a la familia y a su hijo misionero, ella lavaba y planchaba ropa ajena, y atenda a los dos nios de una vecina que tena que trabajar fuera de casa; apoyaba a su marido que padece de insuficiencia renal y prestaba servicio en el qurum de lderes. Juntos analizaban las lecciones de Heber J. Grant en preparacin para que l enseara. Le pregunt: Es usted maestra visitante?, y ella, sonriendo, me respondi: Claro que s, hermana Parkin. Visito a cuatro hermanas. Dos son menos activas, pero las traer de regreso con amor. Al salir de su casa, me fij en un letrero escrito a mano que haba en el dintel de la puerta y que deca: Has ledo hoy las Escrituras?. La Sociedad
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de Socorro es una bendicin para ese hogar, ese barrio y ese vecindario. De qu modo ha sido una bendicin para ustedes? El pertenecer a la Sociedad de Socorro es de importancia fundamental para las hermanas recin bautizadas y, por medio de ellas, para sus familiares. Mientras serva con mi esposo cuando l presida la Misin Inglaterra Londres Sur, conoc a muchas conversas, como Gloria, una madre sola. Cuando se uni a la Iglesia, se uni a la Sociedad de Socorro, que era un lugar seguro donde poda hacer preguntas acerca de su nueva fe. Oa a las hermanas hablar libremente de sus experiencias, lo que la llev a experimentar con la palabra de Dios8. Recibi su bendicin patriarcal, ha ido al templo y presta servicio en la Iglesia. Pienso en el consejo que me dio el presidente Hinckley: [las hermanas] deben estar juntas en un entorno que refuerce la fe9. La Sociedad
de Socorro proporciona ese entorno. Pens en los soldados jvenes [de Helamn] cuando o al hijo de una hermana de la Sociedad de Socorro decir: He sido bendecido por la fe y el ejemplo de mi madre. Cuando llegu a ser poseedor del sacerdocio, haba aprendido tanto de la orientacin familiar por la labor de mi madre como maestra visitante como por el ejemplo de mi padre en la orientacin familiar La fe de ella en el sacerdocio influye en mi fe y fortalece mi deseo de ser un lder digno10. Hermanos y hermanas, he cambiado y he sido bendecida, soy mejor gracias a la Sociedad de Socorro. Y creo que todos lo somos. Ruego que las madres y las hijas participen en ella con ms entusiasmo, que los esposos apoyen a su esposa en esta organizacin y que las madres y los padres de familia preparen a sus hijas para la Sociedad de Socorro. Insto a los lderes del sacerdocio a guiar a las hijas de Dios jvenes y mayores hacia la Sociedad de Socorro, que es uno de los muchos milagros de la Restauracin. Si hacemos eso, nos sentiremos llenos de gratitud por esta sagrada organizacin. Debido a que la Sociedad de Socorro ha sido divinamente proyectada, es una bendicin no slo para la mujer, sino para la familia y para la Iglesia. Testifico que es una parte fundamental del Evangelio restaurado del Seor porque se basa en la caridad, Su amor puro. De esto doy testimonio, en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. Correspondencia personal. 2. Correspondencia personal. 3. Joseph Fielding Smith, The Relief Society Organized by Revelation, Relief Society Magazine, enero de 1965, cursiva agregada. 4. Vase History of the Church, 5:25. 5. The Prophets Sailing Orders to Relief Society, The Relief Society Magazine, diciembre de 1949, pg. 797. 6. Moroni 7:46. 7. Presidente Boyd K. Packer, La Sociedad de Socorro, Liahona, julio de 1998, pg. 79. 8. Vase Alma 32:27. 9. Conversacin personal. 10. Correspondencia personal.
El leer, meditar y aplicar las lecciones de las Escrituras, junto con la oracin, se convierte en un factor irremplazable para obtener y preservar un testimonio fuerte y vibrante.
ace poco, tuve una conversacin con un joven que estaba considerando servir en una misin. Mientras hablbamos, se hizo evidente que le costaba tomar la decisin, ya que tena dudas acerca de la fortaleza de su testimonio del Evangelio de Jesucristo. l quera saber por qu no haba recibido respuestas ms claras a sus oraciones y a su estudio de las Escrituras. Ese joven, a quien llamar Jim, se cri en el campo misional, en un hogar con padres amorosos que hacan su mejor esfuerzo por ensear los principios del Evangelio a sus hijos. l es un destacado atleta y muy popular entre sus amigos de la escuela. Sin embargo, es slo uno de los pocos
alumnos miembros de la Iglesia de la enorme institucin a la que asiste. Al haber criado a mi familia en el campo misional, de inmediato me identifiqu con los desafos de Jim: el de querer seguir fiel a los principios del Evangelio y al mismo tiempo ser aceptado por sus amigos ms allegados, cuyos valores y creencias por lo general diferan de los de l. l procuraba obtener confirmacin adicional de su testimonio de Jesucristo y de la restauracin del Evangelio. En esta ocasin me dirijo a Jim y a muchos otros como l, jvenes y jovencitas de todo el mundo que no estn seguros de sus testimonios pero que tienen muchos deseos de obtener un testimonio firme y vehemente que los gue a travs de las dificultades que la vida les depare. Les hablo tambin a aquellos adultos que an no han sentido profundamente el espritu del Evangelio en su vida. Debido a la falta de un testimonio fuerte, algunos han permitido que sus pensamientos y acciones cotidianos se centren en las cosas del mundo, lo cual ha disminuido la influencia de la luz del Evangelio en su diario vivir. Y como el lder Neal A. Maxwell lo ha descrito de manera tan elocuente, entre ellos estn los miembros bsicamente honorables que participan superficialmente sin aumentar su
dedicacin como discpulos y que estn apticamente empeados en lugar de estar anhelosamente empeados (D. y C. 76:75; 58:27) (Resolved esto en vuestros corazones, Liahona, enero de 1993, pg. 73). Al asistir a los servicios fnebres del lder Neal A. Maxwell y del lder David B. Haight y al escuchar sus bien merecidos homenajes, entend ms plenamente los extraordinarios ejemplos de testimonio y de dedicacin en calidad de discpulos que demostraron esos dos grandes lderes. Medit una y otra vez acerca de cmo sus ejemplos podran fortalecer nuestros testimonios y afianzar nuestra determinacin de acercarnos ms a Cristo. Esos dos grandes discpulos de Cristo son un ejemplo de la admonicin que nos dio a todos el presidente Gordon B. Hinckley cuando dijo:Se me ha citado que he dicho: Hagan lo mejor que puedan. Deseo hacer hincapi en que debe ser lo mximo de lo mejor que puedan. Somos demasiado propensos a contentarnos con un rendimiento mediocre cuando somos capaces de hacer las cosas muchsimo mejor (El permanecer firmes e inquebrantables, Reunin Mundial de Capacitacin de Lderes, 10 de enero de 2004, pg. 22). No cabe duda de que el consejo y el nimo del presidente Hinckley se aplica ms al desarrollo y al fortalecimiento de nuestro testimonio de Jesucristo que a cualquier otra cosa. El verdadero testimonio trae la luz del Evangelio restaurado de Jesucristo a nuestra vida y dirige nuestra atencin hacia la meta que tenemos en comn de regresar con nuestro Padre Celestial; no obstante, el testimonio propio se obtiene mediante diversas experiencias y en distintas pocas de la vida. Al igual que Jim, en mi juventud tuve el privilegio de tener buenos padres (1 Nefi 1:1). Ellos ensearon los principios y los valores del Evangelio a nuestra familia, mediante el precepto y el ejemplo. Cuando era un jovencito, pens que tena un testimonio. Era creyente! Despus, tuve algunas
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experiencias espirituales personales por medio de la fe, la oracin, el estudio de las Escrituras y, especialmente, las bendiciones de padre en nuestro hogar, lo cual me hizo reflexionar ms seriamente acerca de los principios que se me haban enseado y que yo crea, pero an ms profundamente en cuanto a lo que comenzaba a sentir. Estar por siempre agradecido a mis padres que me guiaron a lo largo de esas preciadas experiencias espirituales. Ellos han tenido un impacto perdurable en m y en la fortaleza de mi testimonio. Creo que Alma debi haber estado pensando en nosotros cuando enseaba a los zoramitas cmo obtener un testimonio de la verdad. Mas he aqu, si despertis y avivis vuestras facultades hasta experimentar con mis palabras, y ejercitis un poco de fe, s, aunque no sea ms que un deseo de creer, dejad que este
deseo obre en vosotros, s, hasta creer de tal modo que deis cabida a una porcin de mis palabras (Alma 32:27). Alma contina diciendo: Compararemos, pues, la palabra a una semilla. Y explica cmo, si abrimos el corazn, empezar a hincharse en vuestro pecho. (Alma 32:28). Despus Alma nos revela el secreto para adquirir un testimonio fuerte. Pero si cultivis la palabra, s, y nutrs el rbol mientras empiece a crecer, mediante vuestra fe, con gran diligencia y con paciencia, mirando hacia adelante a su fruto, echar raz; y he aqu, ser un rbol que brotar para vida eterna (Alma 32:41). Y entonces viene la promesa! Entonces, hermanos mos, segaris el galardn de vuestra fe, y vuestra diligencia, y paciencia, y longanimidad, esperando que el rbol os d fruto (Alma 32:43).
Reflexionemos un momento, hermanos y hermanas, en lo que Alma nos ensea: Primero debemos tener un deseo sincero de creer. Frases como despertar, avivar nuestras facultades, experimentar y ejercitar un poco de fe, son palabras de accin que dan a entender un esfuerzo continuo de nuestra parte. Su descripcin de la hinchazn en el pecho caracteriza el sentir la presencia del Espritu Santo. Y como promete Moroni: por el poder del Espritu Santo podris conocer la verdad de todas las cosas (Moroni 10:5). A fin de que ese espritu siga creciendo, Alma dice que debemos nutrirlo mediante la fe, con gran diligencia y con paciencia. Despus promete que el galardn de la fe, la diligencia, la paciencia y la longanimidad traer la vida eterna (Alma 32:41; vase tambin v. 43).
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As como Alma, los profetas de los ltimos das han sido claros en sus enseanzas en cuanto a las cosas que debemos hacer a fin de obtener y fortalecer nuestro testimonio. Se nos ha enviado aqu para que nos ocupemos de nuestra propia salvacin por medio de las pruebas y los desafos de la vida diaria. Eso no se puede lograr si dependemos demasiado de la luz prestada que proviene del testimonio de otra persona. A medida que recibamos inspiracin al escuchar a profetas, lderes y miembros expresar su testimonio, esos sentimientos espirituales debern aumentar an ms nuestro deseo de fortalecer nuestras propias convicciones. Quisiera decirle a mi joven amigo, y a todos ustedes, dondequiera que se encuentren, que nunca dejen de tener fe en el Seor. La respuesta a sus oraciones quizs no sea tan clara ni tan oportuna como ustedes quisieran, pero sigan orando. El Seor les escucha! Al orar, pidan ayuda para comprender la inspiracin del Espritu Santo. Y despus, hagan lo mejor para ser dignos de recibir esa inspiracin. Al reconocer o sentir las impresiones y los susurros del Espritu, entonces acten de conformidad con ellos. Las fervientes oraciones que ofrezcamos a diario en busca de perdn o de ayuda particular son esenciales para nuestra vida y para nutrir nuestro testimonio. Cuando ofrecemos oraciones de forma apresurada o repetitiva, o no les damos mucha importancia, o nos olvidamos de hacerlas, tendemos a perder la cercana del Espritu, la cual es esencial para la direccin constante que necesitamos para afrontar con xito las pruebas de la vida cotidiana. La oracin familiar por la maana y por la noche brinda bendiciones y poder adicionales a nuestras oraciones personales y a nuestro testimonio. El estudiar, de forma sincera y personal, las Escrituras trae fe, esperanza y la solucin para nuestros retos diarios. El leer, meditar y aplicar las lecciones de las Escrituras, junto con la oracin, se convierte en un factor
irremplazable para obtener y preservar un testimonio fuerte y vibrante. El presidente Spencer W . Kimball nos record la importancia de la lectura constante de las Escrituras cuando dijo: He descubierto que cuando descuido mi relacin con la Divinidad, cuando parece que ninguna voz divina me habla si me sumerjo en las Escrituras, la distancia se acorta y la espiritualidad vuelve (The Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, pg. 135). El Salvador ense: Escudriad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de m (Juan 5:39). Los fuertes y firmes testimonios que muchos de ustedes, los miembros maravillosos y fieles de la Iglesia poseen, han sido el producto del haber seguido el consejo de nuestros profetas y de las Escrituras y de haber orado al respecto. Esa misma preciada bendicin est al alcance de cada uno de nosotros que la busque de corazn. A mi joven amigo Jim, y a todos los que se preocupen en forma peridica de la fortaleza de su testimonio, tengan en cuenta que nuestro Padre Celestial les ama y vela por ustedes diariamente. l les responder a medida que ustedes se esfuercen por guardar Sus mandamientos y traten de alcanzar la mano amorosa que l les tiende.
Todos compartimos la misma promesa que el Seor dio al profeta Jos Smith: Allegaos a m, y yo me allegar a vosotros; buscadme diligentemente, y me hallaris; pedid, y recibiris; llamad, y se os abrir (D. y C. 88:63). El llamado de nuestro profeta de hacer lo mejor nos insta a cada uno de nosotros, en forma individual y como familias, a examinar cuidadosamente nuestra vida y despus a comprometernos a cambiar aquellas cosas que asegurarn ms plenamente que nuestros testimonios sean firmes y seguros. El testimonio firme se convierte en la fuerza que nos impulsa a cada uno a hacer las cosas mucho mejor, y se torna en la impenetrable armadura protectora que nos guarda de las cosas implacables del mundo. Testifico que tenemos un amoroso Padre Celestial que se preocupa por nosotros y de que l y Su Amado Hijo Jesucristo se aparecieron al joven Jos para dar inicio a la restauracin del Evangelio en esta ltima dispensacin. Jesucristo est a la cabeza de esta Iglesia. El presidente Gordon B. Hinckley es Su profeta escogido. Qu tengamos la valenta y la conviccin de seguir el consejo del profeta. Al hacerlo, nuestro testimonio personal estar seguro. Que as sea, ruego en el nombre de Jesucristo. Amn.
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Testimonio puro
LDER M. RUSSELL BALLARD
Del Qurum de los Doce Apstoles
El testimonio el verdadero testimonio, nacido del Espritu y confirmado por el Espritu Santo cambia vidas.
ace poco regres de una asignacin en Asia donde nos reunimos con fieles santos y misioneros. Una de las reuniones se efectu en un rea metropolitana donde hay cerca de 14.000 miembros de la Iglesia que viven entre una poblacin de casi 21 millones de personas. Si se aplicara esa misma proporcin a esta reunin, en el Centro de Conferencias slo tendramos 13 miembros de la Iglesia esparcidos entre esta congregacin de ms de veinte mil personas. Esa experiencia me hizo ver cun profundamente agradecidos debemos estar todos por saber que, despus de muchos aos de oscuridad y apostasa, Jos Smith tuvo una maravillosa visin del Padre y del Hijo en la Arboleda Sagrada. Claramente, en el mundo de hoy, es algo raro y precioso tener un testimonio de que Dios nuestro Padre Celestial vive, de que Su Hijo Jesucristo es nuestro Salvador
y Redentor y de que la autoridad del sacerdocio para administrar el Evangelio de Jesucristo se ha restaurado de nuevo en la tierra. La enorme bendicin de tener un testimonio de estas verdades no se puede medir ni tomarse a la ligera. El testimonio personal es el fundamento de nuestra fe; es el poder unificador que hace que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das sea algo singular en la vida de sus miembros, en comparacin con todas las dems denominaciones religiosas del mundo. La doctrina de la Restauracin es gloriosa de por s, pero lo que la hace poderosa y le da gran significado son los testimonios personales de los miembros de la Iglesia de todo el mundo que aceptan la restauracin del Evangelio y se esfuerzan por vivir sus enseanzas cada da. Un testimonio es un testigo o una confirmacin de la verdad eterna grabado en el corazn y en el alma de las personas mediante el Espritu Santo, cuyo ministerio principal es testificar de la verdad, en particular en lo relativo al Padre y al Hijo. Cuando una persona recibe un testimonio de la verdad a travs de este proceso divinamente sealado, inmediatamente empieza a tener un efecto en la vida de esa persona. Segn dijo Alma, hijo: empezar a hincharse en vuestro pecho; y al sentir esta sensacin de crecimiento, empezaris a decir dentro de vosotros: Debe ser que sta es una semilla buena, o que la palabra es buena, porque empieza a ensanchar mi alma; s, empieza a iluminar mi entendimiento;
s, empieza a ser deliciosa para m (Alma 32: 2728). En palabras sencillas, el testimonio el verdadero testimonio, nacido del Espritu y confirmado por el Espritu Santo cambia vidas; cambia su manera de pensar y lo que hagan; cambia lo que digan; afecta todo a lo que den prioridad y toda decisin que tomen. El tener un testimonio verdadero y perdurable del Evangelio de Jesucristo es haber nacido espiritualmente de Dios, [es recibir] su imagen en vuestros rostros y experimentar un gran cambio en vuestros corazones (Alma 5:14). As como todo en la vida, los testimonios crecen y se cultivan mediante la experiencia y el servicio. Con frecuencia escuchamos a algunos miembros, y especialmente a los nios, expresar su testimonio, enumerando las cosas por las que estn agradecidos: su amor por la familia, la Iglesia, sus maestros y sus amigos. Para ellos, el Evangelio es algo por lo que estn agradecidos porque les hace sentir felices y seguros. se es un buen comienzo, pero los testimonios deben ser mucho ms; desde temprana edad, deben estar afianzados en los primeros principios del Evangelio. Un testimonio de la realidad del amor de nuestro Padre Celestial, de la vida y del ministerio de Jesucristo y del efecto que Su expiacin tiene en todo hijo e hija de Dios produce el deseo de arrepentirse y de vivir para ser digno de la compaa del Espritu Santo. Asimismo, recibimos una confirmacin en el alma en cuanto a la restauracin del Evangelio en estos ltimos das. Recibimos un testimonio verdadero de esas preciosas verdades por medio del Espritu Santo y despus de hacer un esfuerzo sincero y dedicado, lo que incluye la enseanza en el hogar, la oracin, el estudio de las Escrituras, el servicio a los dems y la obediencia diligente a los mandamientos de nuestro Padre Celestial. El obtener un testimonio y aferrarnos para siempre en las verdades del Evangelio vale cualquier precio de preparacin espiritual que se nos exija pagar.
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La experiencia que he tenido por toda la Iglesia me lleva a preocuparme de que demasiados testimonios de nuestros miembros se basan en decir Estoy agradecido y Amo a, y que muy pocos son capaces de decir con humilde pero sincera claridad: Yo s. Como resultado de ello, nuestras reuniones a veces carecen del fundamento espiritual rico en testimonio que conmueve el alma y que surte un impacto significativo y positivo en la vida de las personas que los escuchen. Nuestras reuniones de testimonio se deben centrar ms en el Salvador, en las doctrinas del Evangelio, en las bendiciones de la Restauracin y en las enseanzas de las Escrituras. Debemos reemplazar los relatos, los itinerarios de viajes y los sermones con testimonios puros. Aquellas personas a quienes se les encomiende hablar y ensear en nuestras reuniones deben hacerlo con poder doctrinal que se pueda tanto escuchar como sentir, y que eleve el espritu y edifique a nuestros miembros. Recordarn que en la parte central del poderoso sermn del rey Benjamn a su pueblo, se encontraba el testimonio personal del Salvador, quien en aquel tiempo an no haba nacido. En un momento del sermn del rey, cuando acababa de dar testimonio al pueblo, el Espritu del Seor descendi sobre ellos, y fueron llenos de gozo a causa de la gran fe que tenan en Jesucristo que haba de venir (Mosah 4: 3). La razn de ello es porque el Espritu no se puede restringir cuando se expresa el testimonio puro de Cristo. Por esa razn, los del pueblo del rey Benjamn se sintieron tan inspirados por su testimonio, que sus vidas fueron cambiadas en ese instante y llegaron a ser como una gente nueva. Recuerden tambin a Abinad y a Alma. Abinad enfureci al inicuo rey No con su valiente testimonio del Seor Jesucristo. Al final, ese gran misionero ofreci el mximo sacrificio por su testimonio y fe, pero no sin antes conmover, con su testimonio
El presidente Gordon B. Hinckley y el presidente Thomas S. Monson saludan a miembros del Qurum de los Doce Apstoles.
puro, a un alma creyente. Alma, uno de los sacerdotes del rey No, se arrepinti de sus pecados e iniquidades, [acept a Jess como el Cristo] y fue secretamente entre el pueblo, y empez a ensear las palabras de Abinad (Mosah 18: 1). Muchos se convirtieron al Evangelio de Jesucristo como resultado directo del testimonio del Salvador que Abinad expres de forma tan poderosa, y que crey un solo ser: Alma. El apstol Pablo tambin dio un ferviente testimonio de Cristo y convirti a muchas personas mediante sus labores misionales. l no se acobard al dar su testimonio ante el rey Agripa y sus palabras fueron tan poderosas que incluso ese destacado representante del Imperio Romano se sinti impulsado a exclamar: Por poco me persuades a ser cristiano (Hechos 26:28). Creo que la leccin es clara: el slo tener un testimonio no es suficiente; de hecho, cuando nuestra conversin ha sido sincera, no podemos refrenarnos de testificar. Y as como lo fue para los apstoles y los miembros fieles de antao, para nosotros es tambin nuestro privilegio, nuestro deber y nuestra solemne obligacin [declarar]
las cosas que [sabemos] que son verdaderas (D. y C. 80: 4). Repito, tengan presente que nos referimos al compartir un verdadero testimonio, no simplemente a hablar de las cosas por las que estamos agradecidos. Si bien siempre es bueno expresar amor y gratitud, esas expresiones no constituyen la clase de testimonio que encender la llama de la creencia en los dems. El dar testimonio es dar testimonio por el poder del Espritu Santo; hacer una declaracin solemne de la verdad basada en el conocimiento o la creencia personal (Gua para el Estudio de las Escrituras, Testificar pg. 201). La clara declaracin de la verdad influye en las personas; eso es lo que cambia corazones; eso es lo que el Espritu Santo puede confirmar en el corazn de los hijos de Dios. Aunque, como miembros de la Iglesia, podemos tener testimonio de muchas cosas, hay verdades bsicas que debemos ensearnos constantemente unos a otros y compartirlas con aquellos que no son de nuestra fe: testificar que Dios es nuestro Padre y que Jess es el Cristo; que el plan de salvacin se centra en la expiacin del Salvador; que Jos Smith
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restaur la plenitud del Evangelio eterno de Jesucristo y que el Libro de Mormn es evidencia de que nuestro testimonio es verdadero. Ocurren cosas maravillosas cuando los miembros se unen con los misioneros y comparten un testimonio puro con aquellos que no son miembros de la Iglesia. Por ejemplo, aunque muchas personas se conmovieron por el testimonio de Alma en la tierra de Ammonah, cuando Amulek se puso de pie y agreg su testimonio al de Alma, el pueblo comenz a asombrarse, viendo que haba ms de un testigo que daba testimonio (Alma 10:12). Lo mismo puede suceder con nosotros hoy da. Si unimos fuerzas, el Seor nos ayudar a encontrar a muchas ms de Sus ovejas que conocern Su voz al compartir unidos nuestros testimonios con ellos. Hace muchos aos, Brigham Young cont el relato de uno de los primeros misioneros de la Iglesia a quien se le pidi que compartiera su testimonio con un grupo numeroso de personas. Segn el presidente Young, ese lder en particular nunca haba sido capaz
de decir que saba que Jos Smith era un profeta. Habra preferido decir slo una oracin e irse, pero las circunstancias lo hicieron imposible. De modo que empez a hablar, y tan pronto como pudo enunciar el nombre Jos, le sigui es un profeta; y desde ese momento, se le solt la lengua y continu predicando hasta casi al anochecer. El presidente Young se vali de esa experiencia para ensear que el Seor derrama Su Espritu sobre el hombre que testifica aquello de lo que el Seor desea que testifique (Millenial Star, suplemento, 1853 pg. 30). Hyrum, el hermano del Profeta, comprendi eso y testific con valenta sobre la verdad divina, tal como le haba sido revelada a su hermano Jos, y le haba sido confirmada en su propio corazn. Su testimonio fue una bendicin para muchas personas, incluso para Parley P . Pratt. Cuando Parley encontr por primera vez el Libro de Mormn, Hyrum lo llev a su propio hogar y pas la noche ensendole y testificndole. l dio testimonio del manto proftico que descansaba sobre
Jos y de la veracidad del Libro de Mormn. Poco despus, Hyrum puso a un lado sus propias necesidades y se fue con Parley para concederle su peticin para el bautismo (vase Autobiography of Parley P. Pratt, ed. Parley P . Pratt Jr., 1938, pgs. 3542). Tal vez nunca lleguemos a comprender plenamente ni podamos medir los efectos de largo alcance del testimonio que Hyrum le expres a Parley P. Pratt. Adems de la fiel posteridad de Parley, su testimonio apostlico y su servicio misional trajeron a innumerables almas al reino de Dios. Es interesante que entre los que se unieron a la Iglesia como resultado directo de su ministerio en Canad se encontraban Joseph Fielding y sus hermanas, Mary y Mercy. Despus de la muerte de su primera esposa, Jerusha, Hyrum conoci a Mary Fielding, con quien se cas, y de ese matrimonio desciende el presidente Joseph F. Smith y otros innumerables lderes de la Iglesia. Me doy cuenta de que no todos los testimonios resultarn en una bendicin como sa, como lo hizo el de Hyrum. Joseph Kimber, un nuevo y humilde converso de Thatcham, Inglaterra, expres su sencillo testimonio a un compaero de trabajo de la granja. Creo que el testimonio del hermano Kimber acerca de Jos Smith y de la Restauracin es lo que encendi la llama de la creencia en el corazn de Henry Ballard, de 17 aos de edad, y que lo hizo pedir ser bautizado. Las generaciones de la familia Ballard son los beneficiarios de ese humilde testimonio. Los miembros y los misioneros de hoy en da podemos tener la experiencia de convertir a otras personas al vivir de la mejor manera que podamos y estar preparados para ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar (Mosah 18:9). Recientemente un amigo me cont de cuando iba en autobs en un viaje de 90 minutos en Brasil. Sinti la impresin de pasar a la parte posterior del autobs para hablar con los jvenes que haban servido
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de guas para el grupo de hombres de negocios. Un colega de su padre lo sigui hasta la parte de atrs del autobs y oy su testimonio de la veracidad del Evangelio restaurado. Ese hombre dijo ms tarde: Cuando o su testimonio, pas por mi cuerpo el claro sentimiento de que esas cosas eran verdaderas. l y su esposa se bautizarn dentro de poco. Los misioneros se preparan actualmente para ensear las lecciones, no como un dilogo memorizado o una presentacin mecnica, sino que ellos bosquejarn los principios del Evangelio de forma organizada, solicitando la ayuda del Espritu para que los dirija en cuanto a la manera de comunicar las verdades del Evangelio a los investigadores, de espritu a espritu, y de corazn a corazn. Hermanos y hermanas, nanse con los misioneros para compartir su valioso testimonio cada da, testificando en toda oportunidad del glorioso mensaje de la Restauracin. El fervor de su testimonio es todo lo que necesitan para presentar el Evangelio a muchos ms hijos de nuestro Padre. Confen en el Seor y nunca subestimen el impacto que su testimonio puede tener en la vida de los dems a medida que lo expresan con el poder del Espritu. La duda y el temor son los instrumentos de Satans. Ha llegado el momento de que todos superemos cualquier temor y que con valenta aprovechemos toda oportunidad para compartir nuestro testimonio del Evangelio. Que el Seor los bendiga a medida que continan cultivando su testimonio por medio de sus oraciones, su estudio personal del Evangelio y sus actos de servicio. Con gran gozo les testifico humildemente que nuestro Padre Celestial nos ama, que Jess es el Cristo, que Jos Smith restaur la plenitud del Evangelio eterno y que el Libro de Mormn testifica de esas verdades. Nos gua hoy da un profeta viviente y pido que el Seor les bendiga, mis queridos hermanos y hermanas, a medida que ensean y testifican, ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amn.
No se dejen engaar
L D E R DA L L I N H . O A K S
del Qurum de los Doce Apstoles
El Espritu Santo nos proteger de ser engaados, pero a fin de recibir esa maravillosa bendicin, siempre debemos hacer lo necesario para retener ese Espritu.
stoy agradecido por hablar a esta congregacin mundial de poseedores del sacerdocio. Ahora son las ocho de la maana del domingo en Filipinas, donde he tenido mi hogar durante los ltimos dos aos. Saludo a todos mis amados amigos de esa nacin y a todos ustedes. Supongo que no hay nios en este pblico, slo jvenes que poseen el sacerdocio. El apstol Pablo escribi que cuando era nio, pensaba como nio; pero cuando se hizo hombre, dej lo que era de nio (vase 1 Corintios 13:11). Ustedes, hombres jvenes, han hecho lo mismo y, por
De donde se encuentran en el camino de la vida, jvenes, tienen muchos kilmetros que recorrer y muchas decisiones que tomar en sus esfuerzos por regresar junto a nuestro Padre Celestial. A lo largo de la ruta, hay muchos anuncios atractivos; Satans es el autor de algunas de esas invitaciones. l procura confundirnos y engaarnos a fin de conducirnos a un camino que nos aleje de nuestro destino eterno. Al principio, cuando un espritu poderoso fue echado por rebelin, lleg a ser Satans el diablo, el padre de todas las mentiras, para engaar y cegar a los hombres y llevarlos cautivos segn la voluntad de l (Moiss 4:4). l y los espritus que lo siguen todava estn engaando al mundo. La revelacin de nuestros das dice que Satans ha intentado engaaros, para destruiros (vase D. y C. 50:23). Sus mtodos para engatusarnos son atractivos: la msica, las pelculas, otros medios de comunicacin y el resplandor de la diversin. Cuando tiene xito en engaarnos, nos volvemos vulnerables a su poder. stas son algunas de las formas en
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las que el diablo intentar engaarnos. Los mandamientos de Dios y las enseanzas de Sus profetas nos previenen acerca de cada una. 1. Un tipo de engao trata de despistarnos con respecto a quin debemos seguir. Refirindose a los ltimos das, el Salvador ense esto: Mirad que nadie os engae. Porque vendrn muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engaarn (Mateo 24:45). En otras palabras, muchos procurarn engaarnos diciendo que ellos o sus enseanzas nos salvarn, por lo que no es necesario tener un Salvador ni Su Evangelio. El Libro de Mormn describe eso como el poder del diablo para extraviar y engaar el corazn del pueblo y [hacerlo]
creer que la doctrina de Cristo era una cosa insensata y vana (3 Nefi 2:2). 2. Satans tambin trata de engaarnos en cuanto a lo que est bien y lo que est mal, y de persuadirnos de que no existe el pecado; ese desvo generalmente empieza con lo que parece un pequeo giro: Prubalo una vez. Una cerveza o un cigarrillo o una pelcula pornogrfica no te va a hacer mal. Lo que tienen en comn todos esos giros es que causan adiccin. La adiccin es un estado en el cual entregamos parte de nuestra facultad de decidir; al hacerlo, damos al diablo poder sobre nosotros. El profeta Nefi describi as la situacin a la cual conduce eso: El diablo dice: no hay infierno y tambin dice: Yo no soy el diablo, porque no lo hay; y as les
susurra al odo, hasta que los prende con sus terribles cadenas, de las cuales no hay rescate (2 Nefi 28:22). Si elegimos el camino indebido, elegimos el destino indebido. Por ejemplo, una amiga de hace muchos aos me dijo que el marido, que siempre haba sido un buen muchacho en la escuela de segunda enseanza, tom un da unas cuantas bebidas que l pens le ayudaran a olvidar algunos problemas. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, ya era adicto. Ahora es incapaz de mantener a su familia y es inepto en casi todo lo que intenta hacer. El alcohol gobierna su vida y l no parece capaz de librarse de sus garras. 3. El profeta Nefi advierte sobre otro tipo de engao: Y a otros los pacificar y los adormecer con seguridad carnal, de modo que dirn: Todo va bien en Sin; s, Sin prospera, todo va bien. Y as el diablo engaa sus almas, y los conduce astutamente al infierno (2 Nefi 28:21). Los que caen en esa falsedad, quizs profesen creer en Dios, pero no toman en serio Sus mandamientos ni Su justicia. Se sienten seguros en su propia prosperidad y suponen que Dios debe de haber aceptado el camino que han elegido. S, y habr muchos que dirn: Comed, bebed y divertos, porque maana moriremos; y nos ir bien. Y tambin habr muchos que dirn: Comed, bebed y divertos; no obstante, temed a Dios, pues l justificar la comisin de unos cuantos pecados; s, mentid un poco, aprovechaos de alguno por causa de sus palabras, tended trampa a vuestro prjimo; en esto no hay mal; y haced todas estas cosas, porque maana moriremos; y si es que somos culpables, Dios nos dar algunos azotes, y al fin nos salvaremos en el reino de Dios (2 Nefi 28:78). Estoy seguro de que habrn visto y odo esos razonamientos, hermanos; les llegan en la sala de clase, en lo que leen y en los pasatiempos populares. Hay muchas personas en el mundo que niegan la necesidad de un
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Salvador; hay quienes niegan que haya nada bueno o malo y se burlan de la idea del pecado o de un diablo. Y hay otras personas que confan en la misericordia de Dios y pasan por alto Su justicia. El profeta dijo: habr muchos que de esta manera ensearn falsas, vanas e insensatas doctrinas (2 Nefi 28:9). El apstol Pablo hizo advertencias significativas sobre los tiempos peligrosos de los ltimos das. Porque habr hombres amadores de s mismos desobedientes a los padres, ingratos, impos, sin afecto natural aborrecedores de lo bueno amadores de los deleites ms que de Dios (2 Timoteo 3:14). Tambin dijo que los malos hombres y los engaadores irn de mal en peor, engaando y siendo engaados (vers. 13). Dentro de un momento analizar lo que Pablo le dijo al joven Timoteo acerca de la forma de evitar esa maldad. El apstol hizo otra advertencia en cuanto a ser engaado por el diablo y sus rehenes: No sabis que los injustos no heredarn el reino de Dios? No erris; ni los fornicarios, ni los idlatras, ni los adlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarn el reino de Dios (1 Corintios 6:910). No se dejen engaar, hermanos. Escuchen las advertencias profticas antiguas y modernas sobre el robo, la ebriedad y todas las formas de pecado sexual. El engaador procura destruir su espiritualidad por todos esos medios. Pablo nos advierte sobre los que estn al acecho para engaar por estratagema de hombres [y] las artimaas del error (Efesios 4:14). Cudense del aspecto atractivo y del resplandor de la diversin. Lo que el diablo hace aparecer entretenido puede ser espiritualmente fatal.
II.
Al mirar a nuestro alrededor, vemos a muchos que practican el engao. Omos de oficiales prominentes
que han mentido sobre sus hechos secretos. Nos enteramos de hroes del deporte que han mentido sobre sus apuestas en el puntaje de sus partidos o que han empleado drogas para mejorar su rendimiento. Sabemos de personas menos conocidas que toman parte en malas acciones haciendo en secreto lo que nunca haran en pblico. Tal vez piensen que nadie lo sabr nunca. Pero Dios siempre sabe. Y l nos ha advertido repetidamente que vendr el tiempo en que se pregonarn [nuestras] iniquidades desde los techos de las casas, y [nuestros] hechos secretos sern revelados (D. y C. 1:3; vase tambin Mormn 5:8; D. y C. 38:7). No os engais, ense el apstol Pablo. Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambin segar. Porque el que siembra para su carne, de la carne segar corrupcin; mas el que siembra para el Espritu, del Espritu segar vida eterna (Glatas 6:78). En otras palabras, si nos entregamos a las drogas, a la pornografa o a otros males a los que el apstol llam de la carne, la ley eterna decreta que seguemos corrupcin en lugar de vida eterna. As es la justicia de Dios, y la misericordia no puede robar a la justicia. Si se quebranta una ley eterna, se debe sufrir el castigo correspondiente a esa ley. Algo de eso puede compensarse por la expiacin del Salvador, pero la purificacin misericordiosa del pecador slo ocurre despus del arrepentimiento (vase Alma 42:2225), el cual puede ser un proceso largo y doloroso, segn haya sido el pecado. De otro modo, aquel que no ejerce la fe para arrepentimiento queda expuesto a las exigencias de toda la ley de la justicia; por lo tanto, nicamente para aquel que tiene fe para arrepentimiento se realizar el gran y eterno plan de la redencin (Alma 34:16). Felizmente, es posible arrepentirse. Con respecto a los pecados ms graves, debemos confesarlos al obispo y procurar su ayuda amorosa. Con respecto a otros pecados, puede
ser suficiente que los confesemos al Seor y a quien sea que hayamos perjudicado. La mayor parte de las mentiras son de esa clase. Si ustedes han engaado a alguien, resulvanse ahora a dejar de llevar esa carga. Rectifiquen lo que haya que rectificar y sigan adelante con su vida.
III.
Ahora deseo hablar sobre la forma en que cada uno de nosotros puede evitar el ser engaado en asuntos de importancia eterna. Tengo dos temas. El primero es lo que Pablo ense a Timoteo despus de hacerle la advertencia que cit anteriormente; persiste t en lo que has aprendido y te persuadiste, le escribi, sabiendo de quin has aprendido (2 Timoteo 3:14). En otras palabras, a ustedes se les ha enseado lo correcto y persuadido de la verdad; persistan en ello. Al continuar, Pablo le record a su joven amigo que desde la niez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvacin por la fe en nuestro Salvador (vers. 15). Afrmense en las Escrituras, cuyas enseanzas nos protegen del mal. La parbola de las diez vrgenes nos ensea que, cuando el Seor venga en Su gloria, slo la mitad de los invitados al banquete de bodas todos seguidores de Cristo podrn
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entrar. Nuestro segundo recurso de proteccin se revela en la explicacin inspirada de esa parbola: Porque aquellos que son prudentes y han recibido la verdad, y han tomado al Santo Espritu por gua, y no han sido engaados, de cierto os digo que stos no sern talados ni echados al fuego, sino que aguantarn el da (D. y C. 45:57). A la otra mitad se les negar la entrada por no estar preparados. No es suficiente con haber recibido la verdad, sino que tambin tenemos que haber tomado al Santo Espritu por gua, y no [haber] sido engaados. Cmo tomamos al Santo Espritu por gua? Debemos arrepentirnos de nuestros pecados todas las semanas y renovar nuestros convenios tomando la Santa Cena con manos limpias y corazn puro, como se nos manda (vase D. y C. 59:89, 12). Slo de esa manera se cumplir la divina promesa de que siempre podamos tener su
Espritu con nosotros (vase D. y C. 20:77). Ese Espritu es el Espritu Santo, cuya misin es ensearnos, guiarnos a la verdad y testificarnos del Padre y del Hijo (vase Juan 14:26; 15:26; 16:13; 3 Nefi 11:32, 36). Para evitar ser engaados, tambin es preciso que sigamos las impresiones de ese Espritu. El Seor ense ese principio en la seccin 46 de Doctrina y Convenios: lo que el Espritu os testifique, eso quisiera yo que hicieseis con toda santidad de corazn, andando rectamente ante m, considerando el fin de vuestra salvacin, haciendo todas las cosas con oracin y accin de gracias, para que no seis seducidos por espritus malos, ni por doctrinas de demonios, ni por los mandamientos de los hombres Por tanto, cuidaos a fin de que no os engaen; y para que no seis engaados, buscad diligentemente los mejores dones, recordando siempre para
qu son dados (vers. 78). El Espritu Santo nos proteger de ser engaados, pero a fin de recibir esa maravillosa bendicin, siempre debemos hacer lo necesario para retener ese Espritu. Debemos guardar los mandamientos, orar pidiendo gua, asistir a la Iglesia y tomar la Santa Cena todos los domingos. Y nunca debemos hacer nada que aleje al Espritu. En particular, tenemos que eludir la pornografa, el alcohol, el tabaco y las drogas, y evitar siempre, siempre, las violaciones de la ley de castidad. Nunca debemos tomar en nuestro cuerpo ni hacer con l nada que aleje al Espritu del Seor y nos deje sin proteccin espiritual del engao. Para concluir, describir otra forma sutil de engao: el concepto de que es suficiente escuchar y creer sin llevar a la accin esa creencia. Muchos profetas han enseado sobre ese engao. El apstol Santiago escribi: sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engandoos a vosotros mismos (Santiago 1:22). El rey Benjamn ense: y ahora bien, si creis todas estas cosas, mirad que las hagis (Mosah 4:10). Y en la revelacin moderna, el Seor dice: pues si queris que os d un lugar en el mundo celestial, es preciso que os preparis, haciendo lo que os he mandado y requerido (D. y C. 78:7). No es suficiente saber que Dios vive, que Jesucristo es nuestro Salvador y que el Evangelio es verdadero; debemos seguir el camino ms elevado llevando a la accin ese conocimiento. No es suficiente saber que el presidente Gordon B. Hinckley es el profeta de Dios; debemos poner en prctica sus enseanzas. No es suficiente tener un llamamiento; debemos cumplir nuestras responsabilidades. Lo que se nos ha enseado en esta conferencia no es slo para llenarnos la mente, sino para motivar y guiar nuestras acciones. Testifico que estas cosas son verdaderas, y ruego que hagamos todo lo necesario para evitar los engaos del diablo, en el nombre de Jesucristo. Amn.
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Me temo que muchos de nosotros no estemos ayunando en los das de ayuno o que lo estemos haciendo de una manera descuidada.
ermanos, espero que hayan advertido esta maana que, cuando el presidente Hinckley se aprestaba a anunciar el nombre de los dos nuevos apstoles, dijo haber ayunado y orado para conocer la voluntad del Seor. El ayuno ha sido siempre una prctica entre los del pueblo de Dios. En la actualidad es un mandamiento dado por el Seor a todos los miembros de la Iglesia. Adems de los ayunos especiales que hacemos de vez en cuando por razones personales y familiares, se espera que ayunemos el primer domingo de cada mes. Se nos
ensea que hay tres aspectos en la observancia de un ayuno apropiado: primero, abstenernos de alimentos y bebidas por dos comidas consecutivas o, en otras palabras, por veinticuatro horas; segundo, asistir a la reunin de ayuno y testimonios; y tercero, dar una ofrenda de ayuno generosa. En mi familia, nuestros ayunos siempre se han efectuado en forma regular desde el almuerzo del sbado hasta el almuerzo del domingo. De esa forma, ayunamos durante dos comidas, la del sbado por la noche y la del domingo por la maana. Aunque no hay una norma de la Iglesia para efectuar el ayuno, excepto que tiene que ser por 24 horas y abarcar dos comidas, hemos hallado provecho espiritual al asistir a la reunin de ayuno y testimonios hacia el final del ayuno. El ayuno es un mandamiento para aquellos que son fsicamente capaces. Al hablar de nuestro da de ayuno mensual, el presidente Joseph F. Smith dijo: El Seor ha instituido el ayuno de acuerdo con una base razonable e inteligente se requiere que cumplan lo anterior quienes puedan; es un deber que no pueden eludir se deja al criterio de la gente como asunto de conciencia, y para que
ejerzan prudencia y juicio Pero quienes puedan ayunar deben hacerlo A nadie se exime de esto; es requerido a los miembros, ancianos y jvenes en todas partes de la Iglesia (Doctrina del Evangelio, pg. 238). Pero me temo, hermanos, que muchos de nosotros no estemos ayunando en los das de ayuno o que lo estemos haciendo de una manera descuidada. Si estamos cayendo en el hbito de ayunar sin pensar en el porqu lo hacemos o si simplemente ayunamos el domingo por la maana en vez de hacerlo durante dos comidas, o sea, veinticuatro horas, nos estamos privando a nosotros mismos y a nuestros familiares de maravillosas experiencias espirituales y de bendiciones que se reciben mediante el verdadero ayuno. Si todo lo que hacemos es abstenernos de alimentos y de agua durante veinticuatro horas y pagar nuestras ofrendas de ayuno, nos hemos perdido una magnfica oportunidad de progreso espiritual. Por otro lado, si tenemos un propsito especial en nuestro ayuno, ste tendr mucho ms significado. Quizs podamos tomar un tiempo en familia antes de comenzar el ayuno para hablar de lo que esperemos lograr al ayunar. Esto se podra hacer en la noche de hogar anterior al domingo de ayuno o en una breve reunin de la familia al momento de la oracin familiar. Cuando ayunamos con un propsito, tenemos algo en qu enfocar nuestra atencin en vez de concentrarnos en el hambre que tengamos. El propsito de nuestro ayuno podra ser muy personal. El ayuno nos ayuda a vencer defectos y pecados personales; nos sirve para superar nuestras debilidades. Hace que nuestras debilidades se conviertan en fortalezas. El ayuno nos ayuda a ser ms humildes, menos orgullosos, menos egostas y a preocuparnos ms por las necesidades de los dems. Nos ayudar a ver ms claramente nuestros propios errores y debilidades, y a ser menos propensos a criticar a otras personas; o nuestro ayuno podra
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tener como propsito afrontar un desafo familiar. Un ayuno familiar podra aumentar el amor y el aprecio entre los miembros de la familia y reducir la contencin en ella, o podramos ayunar como pareja a fin de fortalecer nuestro matrimonio. Como poseedores del sacerdocio, un propsito de nuestro ayuno podra ser buscar la gua del Seor en nuestros llamamientos, como ha demostrado el presidente Hinckley o podramos ayunar con nuestro compaero de orientacin familiar a fin de saber cmo ayudar a alguna de nuestras familias. A lo largo de las Escrituras el trmino ayuno suele combinarse con la oracin. os doy el mandamiento de perseverar en la oracin y el ayuno desde ahora en adelante es el
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consejo del Seor (D. y C. 88:76). El ayunar sin orar es solamente pasar hambre durante 24 horas; pero el ayuno combinado con la oracin aumenta el poder espiritual. Cuando los discpulos no pudieron sanar a un muchacho que estaba posedo por un espritu malo, le preguntaron al Salvador: Por qu nosotros no pudimos echarlo fuera? Jess les dijo: este gnero no sale sino con oracin y ayuno (Mateo 17:19, 21). Comencemos nuestros ayunos con oracin. Esto puede hacerse si nos arrodillamos alrededor de la mesa al acabar la comida, despus de la cual iniciaremos el ayuno. Esa oracin debe ser una plegaria natural al dirigirnos a nuestro Padre Celestial con respecto al propsito de nuestro ayuno y pedirle que nos ayude a lograr
nuestras metas. Del mismo modo, terminemos nuestros ayunos con una oracin. Sera muy apropiado que nos hincsemos alrededor de la mesa antes de sentarnos a tomar los alimentos con los cuales terminaremos nuestro ayuno. Agradezcamos al Seor la ayuda que nos haya brindado durante el ayuno y lo que hayamos sentido y aprendido de ello. Adems de comenzar y de terminar con una oracin, debemos buscar al Seor con oraciones personales de forma constante durante el ayuno. No debemos obligar a nuestros hijos pequeos a ayunar durante el perodo de dos comidas que se recomienda, pero ensemosles los principios del ayuno. Si se habla del ayuno y se proyecta en el entorno familiar, los pequeos estarn al tanto de que sus padres y sus hermanos mayores estn ayunando, y comprendern el propsito del ayuno. Ellos deben participar en las oraciones familiares para comenzar y terminar el ayuno. De esa manera, cuando lleguen a la edad correspondiente, estarn deseosos de ayunar con el resto de la familia. Nosotros hemos hecho eso y hemos alentado a los nios de entre ocho y doce aos a ayunar durante una comida; entonces, al cumplir los doce aos y recibir el Sacerdocio Aarnico o al ingresar a las Mujeres Jvenes, los hemos alentado a ayunar durante dos comidas. Despus de haber castigado al antiguo Israel por haber ayunado en forma indebida, el Seor, por medio del profeta Isaas, habla en un hermoso y potico lenguaje acerca del ayuno: No es ms bien el ayuno que yo escog, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresin, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompis todo yugo? (Isaas 58:6). Si ayunamos y oramos con el propsito de arrepentirnos de los pecados y de vencer debilidades personales, desde luego estaremos buscando desatar las ligaduras de impiedad en nuestra vida. Si el propsito de nuestro ayuno es ser ms eficaces al ensear el Evangelio y al
servir a los dems en nuestros llamamientos de la Iglesia, sin duda nos estamos esforzando por soltar las cargas de opresin de otras personas. Si ayunamos y oramos pidiendo la ayuda del Seor en nuestros esfuerzos misionales, de cierto tenemos el deseo de dejar ir libres a los quebrantados. Si el propsito de nuestro ayuno es aumentar el amor por nuestro prjimo y vencer nuestro egosmo, nuestro orgullo y el tener nuestros corazones puestos en las cosas del mundo, indudablemente estamos procurando [romper] todo yugo. El Seor contina describiendo el ayuno apropiado: No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? (Isaas 58:7). Es verdaderamente admirable que mediante nuestras ofrendas de ayuno podamos alimentar al hambriento, dar albergue a las personas sin hogar y vestir al desnudo. Si ayunamos de la debida forma, el Seor promete: Entonces nacer tu luz como el alba, y tu salvacin se dejar ver pronto; e ir tu justicia delante de ti Entonces invocars, y te oir Jehov; clamars, y dir l: Heme aqu y si diereis tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacer tu luz, y tu oscuridad ser como el medioda. Jehov te pastorear siempre, y en las sequas saciar tu alma y sers como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan (Isaas 58:811). Es mi oracin que mejoremos nuestros ayunos, a fin de disfrutar de esas hermosas bendiciones prometidas. Doy testimonio de que, si nos [allegamos] al Seor mediante nuestros ayunos y oraciones, l se [allegar] a nosotros (vase D. y C. 88:63). Testifico que l vive, que nos ama y que desea allegarse a nosotros. En el nombre de Jesucristo. Amn.
Tiempos peligrosos
L D E R C E C I L O. S A M U E L S O N J R .
De los Setenta
Cun agradecido estoy, en estos tiempos peligrosos, por la proteccin y la gua que se nos brinda mediante la sagrada conviccin de que Jesucristo vive hoy.
ermanos, es a la vez consolador y potencialmente preocupante saber que vivimos en una poca y en un tiempo que no slo fueron previstos por los profetas de dispensaciones anteriores, sino que a la vez era claramente el punto focal de sus inquietudes y aspiraciones. El apstol Pablo dijo: Tambin debes saber esto: que en los postreros das vendrn tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1), y despus sigui catalogando y describiendo con admirable exactitud mucho de lo que vemos en la actualidad en los medios de comunicacin, en los avisos de entretenimiento y en casi todo lugar en el mundo que nos rodea. A pesar de ser tan cuidadosos, como debemos serlo, el evitar en forma absoluta mucho del
peligro que aparentemente nos envuelve es, a lo ms, difcil y a menudo casi imposible. Felizmente, no nos hemos quedado sin esperanza ni sin apoyo espiritual al esforzarnos, en forma individual y como familias, por lograr los sagrados propsitos de la vida terrenal para lo cual vinimos a esta probacin terrenal. Cada una de nuestras circunstancias es nica. Venimos literalmente de los cuatro cabos de la tierra y tambin venimos de familias, circunstancias, desafos, oportunidades, experiencias y triunfos sumamente diferentes. De igual modo, en comn con toda la familia humana, cada cual siendo la progenie de nuestro amoroso Padre Celestial, compartimos una vasta congruencia en nuestro ADN o composicin gentica fsica, as como las bendiciones y las caractersticas universalmente posibles y prometidas que distinguen nuestro origen y potencial divinos. Esta mezcla especial de nuestros orgenes y caractersticas comunes, y tambin de nuestros atributos, experiencias y desafos especiales y nicos hacen que cada uno de nosotros sea quin es y lo que es. Aunque tengamos diferencias en lo que constituyen los peligros especiales para nosotros en forma individual, compartimos mucho que establece la acertada descripcin de tiempos peligrosos para todos.
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Pablo, al describir nuestros tiempos peligrosos, no prometi que las cosas necesariamente se tornaran ms fciles o necesariamente mejores, pero s brind consejo a quienes buscan consuelo y seguridad frente a las condiciones de nuestra poca que van empeorando. Tal como sus profecas y predicciones fueron claramente exactas, as es su direccin para nosotros destacadamente relevante tambin. l dijo: Pero persiste t en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quin has aprendido (2 Timoteo 3:14). En esta conferencia general, de acuerdo con el patrn que cubre toda la historia de la Iglesia, hemos aprendido y aprenderemos de la restauracin del Evangelio en nuestra poca; de la extraordinaria claridad y testimonio del Seor Jesucristo que se encuentra en el Libro de Mormn; de la misin y de las aportaciones del profeta Jos Smith y de sus sucesores en la Presidencia de la Iglesia, incluido, en especial, el presidente Gordon B. Hinckley, quien
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ensea y testifica con tal poder, espiritualidad y lucidez; y de la fortaleza, del consuelo y de las bendiciones que se acumulan de la presencia de otros apstoles y profetas vivientes entre nosotros. No slo aprendemos estas cosas, sino que se nos brinda la seguridad de que son verdaderas, tal como Pablo dijo: sabiendo de quin [hemos] aprendido. Otra persona que fue autorizada para dar seguridad a quienes haba ministrado fue Alma. Al expresar su placer por el privilegio de ensear y de testificar a la gente de Geden, l fue franco, claro y directo en su testimonio del Seor Jesucristo quien todava iba a venir a Su ministerio terrenal. l expres su deleite con la fe y la fidelidad en general de este grupo de buenas personas y les prometi que seran los beneficiarios de muchas cosas [que] han de venir (Alma 7:7). En medio de su discurso, al describir las cosas por venir, l dijo: hay una que es ms importante que todas las otras, pues he aqu,
no est muy lejos el da en que el Redentor viva y venga entre su pueblo (Alma 7:7). Alma hablaba en su tiempo concretamente de los sucesos que acaeceran dentro de unas pocas dcadas, cuando el Salvador nacera en la vida terrenal. Han transcurrido siglos y las profecas de Alma se han cumplido en gran parte, pero el hecho central de lo que l consideraba ms importante que todo lo dems es todava absolutamente verdadero, completamente relevante y fundamentalmente esencial para nosotros en la actualidad y es que el Redentor vive. Tal como Alma, todos los profetas que han profetizado desde el principio del mundo (Mosah 13:33) han enseado y testificado de la venida del Mesas y de Su misin de redimir a Su pueblo, as tambin nos unimos para dar testimonio de l y de Su sagrada obra de llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre (Moiss 1:39). En verdad, cuando comenzamos a
entender la magnitud de Su sacrificio y servicio por nosotros, en forma individual y colectiva, no hay nada ms que sea de mayor importancia o se compare con lo que l significa en nuestra vida. Para la mayora de nosotros, ese entendimiento no viene de golpe y es probable que no sea as durante nuestra travesa terrenal. Sin embargo, s sabemos que a medida que aprendamos lnea por lnea, nuestro aprecio por las aportaciones del Salvador aumentar y nuestro conocimiento y seguridad de la veracidad de stas crecer. El apstol Pablo fue contundente y franco en gran parte de su enseanza y prdica. Escuchen estas palabras conocidas que quiz nos describan a la mayora de nosotros en nuestros esfuerzos y progreso, y que, no obstante, nos brindan el consuelo, el nimo y el testimonio que necesitamos tanto: Cuando yo era nio, hablaba como nio, pensaba como nio, juzgaba como nio; mas cuando ya fui hombre, dej lo que era de nio. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conocer como fui conocido (1 Corintios 13:1112). Hace muchos aos, el presidente James E. Faust dio este consejo a quienes todava luchan por llegar a estar totalmente convencidos en sus testimonios de Jesucristo, de Su sagrada misin y de sus promesas. Dijo l: Para quienes tengan dudas sinceras, oigamos lo que dijeron acerca de Jess de Nazaret los testigos presenciales. Los antiguos apstoles estuvieron all y lo vieron todo; formaron parte de ello; no hay nadie ms digno de crdito que ellos. Pedro dijo: Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Seor Jesucristo siguiendo fbulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad (2 Pedro 1:16). Juan registr lo que dijeron los samaritanos: porque
nosotros mismos hemos odo, y sabemos que verdaderamente ste es el Salvador del mundo, el Cristo (Juan 4:42). Los testigos modernos, Jos Smith y Sydney Rigdon, declararon: Porque lo vimos, s, a la diestra de Dios; y omos la voz testificar que l es el Unignito del Padre (D. y C. 76:23) (A Personal Relationship with the Savior, Ensign, noviembre de 1976, pg. 59). En nuestros das, se nos ha prometido que el Seor tiene muchos dones reservados para quienes [lo] aman y guardan todos [sus] mandamientos, y tambin para los que procuran hacerlo (D. y C. 46:9). Aunque no se promete cada uno de los dones de Dios a cada persona, se nos ha asegurado que a toda [persona] le es dado un don por el Espritu de Dios (D. y C. 46:11). Escuchen las palabras de la seccin 46 de Doctrina y Convenios que tratan la pregunta sobre el asunto o el don de ms importancia que cualquier otro: A algunos el Espritu Santo da a saber que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que fue crucificado por los pecados del mundo; a otros les es dado creer en las palabras de aqullos, para que tambin tengan vida eterna, si continan
fieles (D. y C. 46:1314). Es este conocimiento y testimonio del Cristo viviente que nos permite recibir continuamente el asesoramiento y el consejo de Pedro, quien dijo que debemos [estar] siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que [nos] demande razn de la esperanza que hay en [nosotros] (1 Pedro 3:15). Cuando empezamos a sentir de verdad que esta esperanza es real y que en efecto se centra en Jess, que se hace posible debido a Su amor por nosotros y especialmente por Su amor por Su Padre, entonces podemos con gratitud y en forma individual proclamar, empleando las palabras de himnos favoritos: Asombro me da el amor que me da Jess (Asombro me da, Himnos, N 118). Asimismo, cuando nuestro entendimiento se desarrolla, se nos lleva a exclamar: Mi alma canta a mi Seor y Dios: Grande eres T! Grande eres T! (Grande eres T!, Himnos, N 41). Cun agradecido estoy, en estos tiempos peligrosos, por la proteccin y la gua que se nos brinda mediante la sagrada conviccin de que Jesucristo vive hoy. En el nombre de Jesucristo. Amn.
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La llave del conocimiento de Dios, administrada por los que guarden el juramento y el convenio del Sacerdocio de Melquisedec, nos permitir salir adelante como los hijos de Dios.
poseedores del sacerdocio, que conocer la llave del conocimiento de Dios. Deseo hablarles de esa llave. El sacerdocio mayor administra el Evangelio y posee la llave de los misterios del reino, s, la llave del conocimiento de Dios1. Cul es la llave del conocimiento de Dios? Cualquiera puede obtenerla? Sin el sacerdocio no hay plenitud del conocimiento de Dios. El profeta Jos Smith dijo que el Sacerdocio de Melquisedec es el medio por el cual todo conocimiento, doctrina, plan de salvacin y cualquier otro asunto importante es revelado de los cielos2. El presidente Joseph F. Smith indic: La persona que afirma que Jos Smith fue un profeta de Dios y que Jess es el Salvador posee un tesoro de valor incalculable. Si sabemos esto, conocemos a Dios y tenemos la llave de todo conocimiento3. Abraham reconoci el valor de esta llave al relatar su experiencia: busqu las bendiciones de los padres, y el derecho al cual yo deba ser ordenado, a fin de administrarlas; habiendo sido yo mismo seguidor de la rectitud, deseando tambin ser el poseedor de gran conocimiento, y ser un seguidor ms fiel de la rectitud, y lograr un conocimiento mayor y anhelando recibir instrucciones y
ermanos del sacerdocio de Dios, vuelvo a estar sentado para presentarles mi mensaje esta tarde. Como ven, tengo una transitoria afeccin de la columna vertebral. Aquellos que hayan padecido de la columna me entendern, y los que no hayan tenido afecciones de ese tipo aguarden y vern! Cualquier otra explicacin sobre mis dolencias, no es cierta! Humildemente me dirijo a ustedes esta noche, rogando en mi corazn que puedan entenderme por el poder del Espritu. Cuesta imaginarse nada ms importante para nosotros, los
guardar los mandamientos de Dios, llegu a ser un heredero legtimo, un Sumo Sacerdote, poseedor del derecho que perteneca a los patriarcas4. Toda persona justa y que desee poseer un conocimiento mayor y ser un seguidor ms fiel de la rectitud puede, bajo la autoridad del sacerdocio, obtener un mayor conocimiento de Dios. En Doctrina y Convenios, el Seor nos habla de una manera de lograrlo: Si pides, recibirs revelacin tras revelacin, conocimiento sobre conocimiento aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna5. Uno podra preguntarse: Cmo se hace para ser un seguidor ms fiel de la rectitud?. Una persona recta es aquella que hace y guarda convenios del Evangelio. stos son contratos santos6, generalmente entre las personas y el Seor; en ocasiones tambin se incluye a otras personas, como por ejemplo, los cnyuges. Los convenios comprenden las promesas y los compromisos ms sagrados, como son el bautismo, el otorgamiento del sacerdocio, las bendiciones del templo, el matrimonio y el ser padre o madre. Muchas de las bendiciones del padre Abraham se reciben cuando el Espritu Santo se derrama sobre todas las personas7. Cualquier mujer u hombre digno que recibe al Espritu Santo puede llegar a ser una creacin nueva8. Para obtener todas esas bendiciones divinas y alcanzar el pleno conocimiento de Dios, un hombre debe concertar el juramento y el convenio del sacerdocio, y observarlo9. El presidente Marion G. Romney seal con penetracin: La nica manera de que un hombre pueda lograr el mximo progreso hacia la vida eterna, para la cual se dise la vida terrenal, es obtener y magnificar el Sacerdocio de Melquisedec Es de suma importancia que tengamos claramente presente qu es lo que se requiere de nosotros para magnificar nuestros llamamientos en el sacerdocio Como mnimo se requieren tres cosas: 1. Que obtengamos un conocimiento del Evangelio.
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2. Que nuestra vida se cia a las normas del Evangelio. 3. Que brindemos un servicio dedicado10. Todo poseedor del sacerdocio deber realizar dos convenios. El primero consiste en ser fiel hasta obtener los sacerdocios Aarnico y de Melquisedec11. El Sacerdocio Aarnico forma y prepara al poseedor para los deberes mayores del Sacerdocio de Melquisedec, y lo prepara para recibir las bendiciones del juramento y el convenio del sacerdocio. Poseer ambos sacerdocios, el Sacerdocio Aarnico y el Sacerdocio de Melquisedec, es esencial para recibir las bendiciones plenas que el Seor reserva a Sus hijos fieles. El segundo convenio como agentes Suyos de esta santa autoridad consiste en magnificar fielmente nuestro llamamiento
con una fe total en Dios12. Como parte del juramento y el convenio del sacerdocio, el Seor hace a Sus hijos fieles diversas promesas que l no puede quebrantar13. En primer lugar, los poseedores del sacerdocio son santificados por el Espritu para la renovacin de sus cuerpos14. Considero que el presidente Hinckley es una gran muestra de ello, pues ha sido renovado en cuerpo, mente y espritu de manera notable. En segundo lugar, llegan a ser los hijos de Moiss y de Aarn, y la descendencia de Abraham15. En tercer lugar, llegan a ser los elegidos de Dios16. Como agentes Suyos, llevan a cabo esta santa obra sobre la tierra en nuestros das. En cuarto lugar, todos los que reciben este sacerdocio reciben [al Seor]17. En quinto lugar, aquellos que reciben a los siervos del
Seor, lo reciben a l18. En sexto lugar, quienes reciben al Salvador, reciben a Dios, el Padre19. En sptimo lugar, tambin reciben el reino del Padre20. Y en octavo lugar, recibirn todo lo que el Padre tiene21. Aquellos que reciban todo lo que el Padre tiene, no pueden recibir nada ms. Jvenes poseedores del Sacerdocio Aarnico, ustedes han recibido una autoridad y responsabilidades grandes. Bajo la direccin del obispo, el Sacerdocio Aarnico opera al menos en dos ordenanzas directamente relacionadas con la Expiacin. Una es la Santa Cena, que se efecta en memoria de la sangre del Salvador, derramada por nuestros pecados, y de Su cuerpo, que ofreci como rescate por nosotros22. La segunda es el bautismo. Los presbteros tienen autoridad para efectuar bautismos para la
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remisin de los pecados. El Sacerdocio Aarnico es un poder muy real. Un joven escribi lo siguiente sobre su experiencia en el ejercicio de este poder: En cierta ocasin asist a un barrio que casi no tena poseedores del Sacerdocio de Melquisedec, si bien no adoleca de falta de espiritualidad. Al contrario, muchos de sus miembros presenciaron la mayor muestra de poder del sacerdocio que haban visto nunca. El poder se centraba en los presbteros. Por primera vez se les llam a realizar todos los deberes de su oficio y a satisfacer las necesidades de los miembros del barrio. Se les
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extendi seriamente el llamamiento de ser maestros orientadores, y no meros apndices de una persona mayor que realiza una visita social, sino para bendecir a sus hermanos y hermanas. Antes de esa ocasin, estuve con cuatro de esos presbteros en una circunstancia diferente Ningn maestro de seminario quera seguir con ellos despus de dos o tres meses. Las actividades al aire libre de los Boy Scouts sembraban el caos y la destruccin. Pero cuando se les necesit, cuando se les confi una misin de importancia fundamental, fueron los que ms brillaron en el servicio del sacerdocio.
El secreto fue que el obispo llam a su Sacerdocio Aarnico a elevarse a la estatura de hombres a quienes podran aparecrseles los ngeles; y se elevaron a tal grado que consolaron al necesitado y fortalecieron al dbil. No slo fueron edificados los restantes miembros del barrio, sino tambin los propios miembros del qurum. El barrio se contagi de una gran unidad y cada miembro empez a saborear el significado de ser uno en corazn y voluntad. No haba nada inexplicable; no se trataba ms que del debido ejercicio del Sacerdocio Aarnico23. Recientemente, el presidente Gordon B. Hinckley dijo al Sacerdocio Aarnico que aquellos de ustedes que vivan con dignidad pueden ser bendecidos con la proteccin del ministerio de ngeles y que tienen algo magnfico que deben honrar24. Qu significa ser la descendencia de Abraham? Desde el punto de vista de las Escrituras, tiene un significado ms profundo que el ser sus descendientes literales. El Seor concert un convenio con Abraham, el gran patriarca, segn el cual todas las naciones seran bendecidas por medio de l25. Cualquier hombre o mujer puede reclamar para s las bendiciones de Abraham. Al aceptar el Evangelio, bautizarse, casarse en el templo, ser fieles en la observancia de sus convenios y ayudar a proclamar el Evangelio en todas las naciones de la tierra, llegan a ser su descendencia y herederos de las bendiciones prometidas. A fin de otorgrsele poderes a un hombre para [llevar] este ministerio y sacerdocio a todas las naciones26, ste debe recibir el Sacerdocio de Melquisedec junto con sus bendiciones. Luego, mediante su fidelidad, llega a ser heredero de la plenitud de la vida eterna. Tal y como dijo Pablo: Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos segn la promesa27. Como linaje de Abraham, tenemos ciertas obligaciones. Se nos manda venir a Cristo al hacer las obras de Abraham28, las cuales comprenden: obedecer a Dios; recibir las ordenanzas
y los convenios del sacerdocio y del templo, y honrarlos; predicar el Evangelio; edificar una unidad familiar y ensear a nuestros hijos; y ser fieles hasta el fin. Resulta interesante que el Seor emplee la palabra descendencia en su promesa a Abraham; abriga un sentido ms pleno que el de posteridad, pues significa multiplicar las bendiciones del convenio de Abraham a todas las naciones29. El Seor prometi a Abraham una posteridad tan [innumerable] como las estrellas o las arenas de las playas del mar30. La recta posteridad de Abraham cuenta adems con el privilegio de ser adoptada en la familia eterna de Jesucristo, lo cual incluye el derecho a recibir convenios eternos en el templo mediante los cuales (si se es digno) sern organizados y exaltados en la familia eterna de Cristo31. Incluye tambin las bendiciones de salvacin, s, de vida eterna32. El orden patriarcal desciende de Abraham a Isaac y a Jacob. Siguiendo la lnea del sacerdocio, contina hasta nuestra poca. Durante siglos, los padres dieron bendiciones y promesas a sus hijos fieles. Tenemos un ejemplo actual de esto en la vida del lder John B. Dickson, de los Setenta, quien recuerda: Cuando lleg el momento de ir a la misin, yo estaba muy entusiasmado por servir al Seor. Sin embargo, cuando estaba a punto de partir, descubrieron que tena cncer de huesos. Las posibilidades que tena de vivir el tiempo suficiente para cumplir una misin no eran muy alentadoras. No obstante, yo tena fe en que el Seor me proporcionara la manera de lograrlo si se era Su deseo. Mi padre me dio una bendicin en la que se me dijo que servira una misin en Mxico, que trabajara en la Iglesia toda mi vida y que tendra una familia. Me tuvieron que amputar el brazo derecho, un poco ms arriba del codo, pero eso me salv la vida y las promesas que se me hicieron en aquel entonces, todas se han cumplido.
Hay quienes pensarn que perder un brazo es una gran tragedia. No obstante, ha sido una de las bendiciones ms grandes de mi vida, porque, gracias a ello, aprend que es muy importante tener problemas graves y hacerles frente. El lder Dickson siempre haba sido diestro y entonces tuvo que aprender a hacerlo todo con la mano izquierda. Una dificultad la constituy el anudarse la corbata. l mismo dijo: Un domingo por la maana, en que estaba en mi dormitorio con la corbata en la mano, pens: Cmo me la voy a anudar? Se me ocurri que tal vez podra comprarme una de las que ya vienen con el nudo hecho, o pedirle a mam que me ayudara, pero saba que no poda llevarla conmigo a la misin para que me anudara la corbata, de manera que tuve que aprender a hacerlo por m mismo. Por fin lo logr, usando los dientes, y sigo hacindolo de ese modo, an despus de haberla anudado miles de veces33. No sabemos en detalle todo lo que se vaya a requerir del gnero humano, de los santos de Dios, en los inciertos das venideros. Cada da ser ms difcil vivir en rectitud. Adems, puede que los poseedores del sacerdocio deban enfrentarse con algn reto adicional para salvaguardar a sus familias y proveer de lo necesario para ellas. Tal y como seal recientemente un lder mundial, habr peligros comunes para todos nosotros. Las mortales amenazas de la actualidad proceden de poderes delictivos y de redes sin nacin de extremistas que no tienen nada sino desprecio por la santidad de la vida humana y los principios ms preciados por las naciones civilizadas34. Todos podemos esperar enfrentarnos con pruebas, pero aquellos que perseveran en la rectitud reciben grandes promesas eternas. El Seor ha dado Su palabra con respecto a que ningn hombre que [contine] fiel en todas las cosas, sentir fatigada o entenebrecida su mente, ni su cuerpo, miembros ni coyunturas Y no padecer hambre ni sed35. Soy optimista
en cuanto a lo que el futuro depara a la Iglesia del Seor y a sus miembros, pero debemos perseverar en la rectitud y ser [fieles] en todas las cosas36. La llave del conocimiento de Dios, administrada por los que guarden el juramento y el convenio del Sacerdocio de Melquisedec, nos permitir salir adelante como los hijos de Dios. Ruego humildemente que as sea, en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. D. y C. 84:19. 2. Enseanzas del Profeta Jos Smith, pg. 198. 3. En Brian H. Stuy, comp., Collected Discourses Delivered by President Wilford Woodruff, His Two Counselors, the Twelve Apostles, and Others, 5 tomos, 19871992, tomo II, pgs. 355356. 4. Abraham 1:2. 5. D. y C. 42:61. 6. Vase Carlos E. Asay El juramento y convenios del sacerdocio, Liahona, enero de 1986 [Informe de la Conferencia General Semestral Nmero 155, octubre de 1985], pgs. 3537. 7. Vase 3 Nefi 20:2529. 8. Vase Enseanzas del Profeta Jos Smith, pg. 177. 9. Vase D. y C. 84:3342. 10. The Oath and Covenant Which Belongeth to the Priesthood, Improvement Era, junio de 1962, pg. 416. 11. Vase D. y C. 84:33. 12. Vase D. y C. 84:33. 13. D. y C. 84:40. 14. D. y C. 84:33. 15. D. y C. 84:34. 16. D. y C. 84:34. 17. D. y C. 84:35. 18. Vase D. y C. 84:36. 19. Vase D. y C. 84:37. 20. Vase D. y C. 84:38. 21. Vase D. y C. 84:38. 22. Vase Mateo 26:2628; Traduccin de Jos Smith, Mateo 26:2224. 23. Citado en Victor L. Brown, The Vision of the Aaronic Priesthood, Ensign, noviembre de 1975, pg. 68. 24. Citado en Jason Swensen, Priesthood Restored Directly from Heaven, Church News, 22 de mayo de 2004, pg. 3. 25. Vase Gnesis 18:18; Glatas 3:8; 3 Nefi 20:25, 29. 26. Abraham 2:9. 27. Glatas 3:29. 28. Juan 8:39; vase tambin Juan 8:3250. 29. Abraham 2:9. 30. D. y C. 132:30. 31. Vase Glatas 3:29. 32. Abraham 2:11. 33. Seccin para los nios, Liahona, junio de 1996, pgs. 67. 34. Colin Powell, Of Memory and Our Democracy, USA Weekend, 2 de mayo de 2004, Internet, http://www.usaweekend .com. 35. D. y C. 84:80. 36. D. y C. 84:80.
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Anhelosamente consagrados
P R E S I D E N T E T H O M A S S. M O N S O N
Primer Consejero de la Primera Presidencia
Hay miembros de qurumes y aquellos que deberan ser miembros de nuestros qurumes que necesitan ayuda.
is queridos hermanos, es una experiencia solemne y una leccin de humildad estar ante ustedes esta tarde y responder a la invitacin de ensear y testificar en cuanto al sagrado privilegio que tenemos de portar el sacerdocio de Dios. Ruego tener su fe y oraciones. Adems de los que poseen el Sacerdocio Aarnico y el de Melquisedec que se encuentran presentes esta tarde aqu en este hermoso Centro de Conferencias o en otras localidades por todo el mundo, hay un gran nmero de poseedores del sacerdocio que, por alguna razn, se han alejado de sus deberes y han elegido seguir otros caminos. El Seor nos dice claramente que debemos tender una mano de ayuda y rescatar a esas personas, y a sus
seres queridos, para traerlos a la mesa del Seor. Haramos bien en prestar atencin a las instrucciones divinas del Seor cuando declar: Por tanto, aprenda todo varn su deber, as como a obrar con toda diligencia en el oficio al cual fuere nombrado1. Y agreg: Porque he aqu, no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardn alguno. De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia; porque el poder est en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna manera perdern su recompensa2. Las sagradas Escrituras proporcionan a ustedes y a m un modelo para seguir, cuando dicen: Y Jess creca en sabidura y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres3. Y l anduvo haciendo bienes porque Dios estaba con l4. Al estudiar la vida del Maestro, he observado que Sus lecciones perdurables y Sus maravillosos milagros por lo general ocurran cuando se encontraba haciendo la obra de Su Padre. En el camino a Emas, l se apareci con un cuerpo de carne y huesos; comi alimentos y testific de Su
divinidad. Todo esto ocurri despus de que sali de la tumba. Antes de eso, mientras se encontraba en el camino a Jeric, le restituy la vista a un ciego. El Salvador siempre se encontraba activo y ocupado: enseando, testificando y salvando a los dems. se es nuestro deber personal como miembros de los qurumes del sacerdocio en la actualidad. En una proclamacin de la Primera Presidencia y del Qurum de los Doce Apstoles emitida el 6 de abril de 1980, se expuso esta declaracin de testimonio y de verdad: Afirmamos solemnemente que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das es, de hecho, la restauracin de la Iglesia restablecida por el Hijo de Dios cuando en Su vida mortal organiz Su obra en la tierra; que lleva Su sagrado nombre, el nombre de Jesucristo; que est edificada sobre el cimiento de apstoles y profetas, siendo l mismo la piedra angular; que Su sacerdocio, tanto el orden de Aarn como el de Melquisedec, fue restaurado por las manos de aquellos que lo poseyeron antiguamente: Juan el Bautista, en el caso del Sacerdocio Aarnico; y Pedro, Santiago y Juan, en el caso del Sacerdocio de Melquisedec5. El 6 de octubre de 1889, el presidente George Q. Cannon expres esta splica: Deseo ver fortalecido el poder del sacerdocio Deseo ver esta fortaleza y poder difundidos por toda la organizacin del sacerdocio, abarcando desde la cabeza hasta el ltimo y ms humilde dicono de la Iglesia. Todo hombre debe buscar las revelaciones de Dios y disfrutarlas, esa luz de los cielos que resplandece en su alma y le da conocimiento con respecto a sus deberes, con respecto a esa porcin de la obra de Dios a la que es llamado como poseedor del sacerdocio6. Esta tarde compartir con ustedes dos experiencias de mi vida: una que se llev a cabo cuando yo era un jovencito, y la otra en cuanto a un
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amigo mo que era esposo y padre de familia. Poco despus que fui ordenado al oficio de maestro en el Sacerdocio Aarnico, fui llamado a servir como presidente del qurum. Nuestro asesor, Harold, se interesaba en nosotros, y nosotros lo sabamos. Un da me dijo: Tom, a ti te gusta criar palomas, verdad?. Le respond con un entusiasta: S. Luego me pregunt: Te gustara que te regalara una pareja de palomas de raza pura?. Esta vez le contest: S, claro!. Las que yo tena eran de las comunes que atrapaba en el techo de la escuela primaria. l me invit a que fuera a su casa a la tarde siguiente. Ese da fue uno de los ms largos de mi vida. Yo haba estado esperando una hora antes de que l regresara a casa del trabajo. Me llev al palomar, que tena en un pequeo cobertizo, al fondo de su terreno. Mientras yo contemplaba las palomas, que eran las ms hermosas que hasta entonces haba visto, l me dijo: Escoge cualquier macho, y te dar una hembra que es distinta de todas las palomas del mundo. Despus de hacer mi seleccin, l me puso en la mano una diminuta hembra; la mir y le pregunt qu era lo que la haca diferente de las otras. Me contest: Obsrvala con atencin, y vers que tiene un solo ojo. Era cierto; le faltaba un ojo, que haba perdido en una pelea con un gato. Llvalas a tu palomar, me aconsej, tenlas encerradas unos diez das, y despus sultalas para ver si se han acostumbrado al lugar y se quedan all. Segu las instrucciones de Harold. Cuando las solt, el macho se pavone un poco por el techo del palomar, y luego entr a comer; pero la hembra desapareci en un instante. Inmediatamente llam a Harold y le pregunt si la paloma tuerta haba regresado al palomar de l. Ven, me dijo, y nos aseguraremos. Mientras caminbamos desde la puerta de la cocina hasta el palomar,
mi asesor me coment: Tom, t eres el presidente del qurum de maestros. Por supuesto, yo ya saba eso. Luego agreg: Qu piensas hacer para activar a Bob, que es miembro de tu qurum?. Le contest: Lo invitar a la reunin del qurum esta semana. l entonces alarg la mano hacia un nido especial y me entreg la paloma tuerta. Mantenla encerrada durante unos das, y vuelve a probar. As lo hice, y una vez ms el ave desapareci. La historia se repiti. Ven, y veremos si volvi ac. Mientras bamos hacia el palomar, me hizo este comentario: Te felicito por haber conseguido que Bob fuera al sacerdocio. Y ahora, qu harn t y l para activar a Bill?. Lo tendremos en la reunin la prxima semana, le contest. Esa experiencia se repiti una y otra vez. Yo ya era un adulto cuando llegu a darme cuenta de que Harold, mi asesor, en verdad me haba regalado una paloma especial, la nica paloma de todo su palomar que l saba que volvera cada vez que la pusiera en libertad. Fue su manera inspirada
de tener una entrevista personal del sacerdocio ideal con el presidente del qurum cada dos semanas. Le debo mucho a aquella paloma tuerta, y le debo an ms a aquel asesor de qurum que tuvo la paciencia y la facultad de ayudarme a prepararme para las responsabilidades futuras. Padres y abuelos, tenemos una responsabilidad an mayor de guiar a nuestros preciosos hijos y nietos; ellos necesitan nuestra ayuda, nuestro nimo y nuestro ejemplo. Se ha dicho sabiamente que nuestros jvenes necesitan menos crticos y ms modelos para seguir. Tenemos ahora el ejemplo de hombres en cuyos hbitos y modo de vivir hay muy poca asistencia a la Iglesia o actividades de la Iglesia de cualquier clase. El nmero de esos futuros lderes ha ido creciendo, debido a esos jovencitos de los qurumes del Sacerdocio Aarnico que se desvan al recorrer el sendero de ste, y a esos hombres maduros que se bautizan, pero que no perseveran en las actividades ni en la fe para se les llegue a ordenar lderes. Pienso no slo en el corazn y en
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Padres e hijos de la Estaca Tao Yuan, Taiwn, asisten a la transmisin de la sesin del sacerdocio en un centro de reuniones de Taiwn.
el alma de cada uno de esos hombres, sino en el pesar de sus dulces esposas e hijos. Esos hombres esperan una mano de ayuda, una palabra de aliento y un testimonio personal de la verdad expresado desde un corazn lleno de amor y un deseo de elevar y edificar. Una de esas personas era Shelley, un amigo mo; su esposa e hijos eran miembros excelentes, pero todos sus esfuerzos por motivarlo para que se bautizara y recibiera las bendiciones del sacerdocio haban sido lamentablemente en vano. Entonces muri la madre de Shelley; ste estaba tan afligido que se apart a un cuarto especial de la funeraria donde recibira la transmisin del servicio fnebre, a fin de estar solo y de que nadie le viese llorar su tristeza. Mientras lo consolaba en aquel cuarto, antes de acercarme al plpito, me dio un abrazo, y me di cuenta de que algo le haba llegado al corazn. Pas el tiempo; Shelley y su familia se mudaron a otra parte de la ciudad y yo fui llamado a presidir la Misin Canadiense, y junto con mi familia, nos mudamos a Toronto, Canad, donde estuvimos durante tres aos. Al volver, y despus que fui llamado al Qurum de los Doce, Shelley me habl por telfono y dijo: Obispo, podra sellar a mi esposa y
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a m y a nuestra familia en el Templo de Salt Lake?. Vacilante, le contest: Shelley, primero hay que hacerse miembro de la Iglesia. Se ri y respondi: Me encargu de eso mientras usted estuvo en Canad. Lo hice para darle la sorpresa. Tenamos un maestro orientador que sola visitarnos con regularidad y me ense las verdades de la Iglesia. En su trabajo, l ayudaba a los nios todas las maanas a cruzar la calle para ir a la escuela y por las tardes cuando volvan a casa, y me pidi que le ayudara. Durante los ratos en los que no haba nios que acompaar a cruzar, me daba ms instruccin acerca de la Iglesia. Tuve el privilegio de ver ese milagro y de sentir el gozo con el corazn y con el alma. Se efectuaron los sellamientos y qued unida una familia. Poco despus, muri Shelley. Yo tuve el privilegio de hablar en los servicios funerales. Tendr por siempre grabada en mi memoria la imagen del cuerpo de mi amigo Shelley en el fretro, vestido con la ropa del templo. Derram lgrimas, lgrimas de gratitud, porque se haba hallado al que estuvo perdido. Aquellos que han sentido la influencia del amor del Maestro, por alguna razn no pueden explicar el cambio que se efecta en ellos. Tienen
el deseo de vivir mejor, de servir con fidelidad, de caminar con humildad y ser ms como el Salvador. Despus de recibir su vista espiritual y vislumbrar las promesas de la eternidad, hacen eco a las palabras del hombre ciego a quien Jess le restituy la vista y que dijo: una cosa s, que habiendo yo sido ciego, ahora veo7. Cmo podemos explicar esos milagros? A qu se debe el aumento en la actividad espiritual de hombres que durante tanto tiempo haban sido menos activos? El poeta, al hablar de la muerte, escribi: Dios toc al hombre, y ste durmi8. Yo digo, al hablar de este nuevo nacimiento, Dios toc a los hombres, y despertaron. Hay dos razones fundamentales que en gran parte son responsables de estos cambios de actitud, de hbitos y de acciones. Primero, al hombre se le han indicado sus posibilidades eternas y ha tomado la decisin de lograrlas. El hombre ya no puede sentirse conforme con la mediocridad una vez que lo eminente est a su alcance. Segundo, otros hombres y otras mujeres, y, s, otras personas jvenes han seguido la admonicin del Salvador y han amado a su prjimo como a s mismos y han ayudado a realizar los sueos y las ambiciones de su prjimo. En este proceso, el catalizador ha sido el principio del amor. El transcurso del tiempo no ha alterado la capacidad del Redentor para cambiar la vida de los hombres. Tal como le dijo a Lzaro, ya muerto, as l les dice a ustedes y a m: Ven9. Yo agrego: Sal de la desesperacin de la duda; sal de la afliccin del pecado; sal de la muerte de la incredulidad; sal a una nueva vida. Ven. Al hacerlo, y al dirigir nuestros pasos a lo largo de los senderos donde Jess camin, recordemos el testimonio que l dio: He aqu, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendra al mundo soy la luz y la vida del mundo10. Soy el primero y el ltimo; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy
vuestro abogado ante el Padre11. Hay miembros de qurumes y aquellos que deberan ser miembros de nuestros qurumes que necesitan ayuda. John Milton escribi en su poema Lycidas lo siguiente: Las ovejas hambrientas miran hacia arriba, y no reciben sustento12. El Seor mismo le dijo al profeta Ezequiel: Ay de los pastores de Israel, que no [apacientan] a las ovejas13. Mis hermanos del sacerdocio, la tarea es nuestra. Sin embargo, recordemos, y nunca olvidemos, que esa empresa no es imposible. Los milagros se ven por doquier cuando se magnifican los llamamientos del sacerdocio. Cuando la fe reemplaza la duda, cuando el servicio desinteresado elimina los deseos egostas, el poder de Dios lleva a cabo Sus propsitos. Estamos en la obra del Seor; tenemos derecho a recibir la ayuda del Seor. Pero debemos esforzarnos. De la obra Shenandoah provienen las palabras de inspiracin: Si no nos esforzamos, entonces no hacemos nada; y si no hacemos nada, entonces, por qu estamos aqu?. Seamos todos hacedores de la palabra y no tan slo oidores14. Sigamos el ejemplo de nuestro Presidente, Gordon B. Hinckley, el Profeta del Seor. Que, al igual que los seguidores de antao del Salvador, respondamos a la invitacin: Venid en pos de m, y os har pescadores de hombres15. Que as sea, es mi oracin, en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
[La pornografa] es como una furiosa tempestad que destruye a personas y a familias, y que aniquila totalmente lo que una vez fue sano y hermoso.
1. D. y C. 107:99. 2. D. y C. 58:2628. 3. Lucas 2:52. 4. Hechos 10:38. 5. Vase Proclamacin, Liahona, julio de 1980, pg. 87. 6. Deseret Semi-Weekly News, 29 de octubre de 1889, pg. 5. 7. Juan 9:25. 8. Alfred, Lord Tennyson, In Memoriam A. H. H., seccin 85, estrofa 5, lnea 4. 9. Juan 11:43. 10. 3 Nefi 11:1011. 11. D. y C. 110:4. 12. Lycidas, lnea 125. 13. Ezequiel 34:23. 14. Vase Santiago 1:22. 15. Mateo 4:19.
is queridos hermanos, es esplndido estar con ustedes en esta muy concurrida reunin del sacerdocio. Creo que sta es la congregacin ms grande del sacerdocio que haya habido. Qu contraste con la ocasin que describi Wilford Woodruff de cuando todos los poseedores del sacerdocio del mundo se reunieron en una habitacin, en Kirtland, Ohio, para recibir instruccin del profeta Jos. Hemos odo excelentes consejos en esta ocasin y se los recomiendo. Al dirigirles este mensaje para terminar, ms bien a regaadientes, hablar de un asunto que he tratado anteriormente. Lo hago con el espritu de las palabras de Alma, que dijo: sta es mi gloria, que quiz sea un instrumento en las manos de Dios
para conducir a algn alma al arrepentimiento (Alma 29:9). Con ese espritu, les hablar esta noche. Lo que tengo que decir no es nuevo, pues ya he hablado sobre ello. El nmero de septiembre de la revista Ensign y el de la revista Liahona contienen un discurso que di hace unos aos sobre el mismo particular. El hermano Oaks ha mencionado eso en esta reunin. Si bien el asunto al que me refiero era un problema entonces, ahora es un problema mucho ms grave y se va volviendo cada vez peor. Es como una furiosa tempestad que destruye a personas y a familias, y que aniquila totalmente lo que una vez fue sano y hermoso. Me refiero a la pornografa en todas sus manifestaciones. Lo hago por motivo de las cartas que recibo de esposas deshechas de dolor. Quisiera leer partes de una carta que recib hace slo unos das y lo hago con el consentimiento de quien la escribi. He quitado todo lo que podra revelar la identidad de las partes interesadas y he hecho unos pocos cambios editoriales con el fin de darle claridad y fluidez. Dice: Estimado presidente Hinckley: Hace poco ha fallecido mi esposo de treinta y cinco aos l tuvo una conversacin con nuestro buen obispo en cuanto le fue posible despus de su ltima intervencin quirrgica.
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En seguida, esa misma noche, vino a decirme que haba sido adicto a la pornografa. Necesitaba que lo perdonara [antes de que muriese]. Adems, me dijo que se haba cansado de llevar una doble vida. [Haba tenido muchos llamamientos importantes] en la Iglesia, sabiendo que [al mismo tiempo] se hallaba en las garras de ese otro amo. Me qued atnita, lastimada, me sent traicionada y agraviada. No me fue posible prometerle el perdn en aquel momento, pero le rogu me diese tiempo Examin mi vida matrimonial [y comprend que] la pornografa haba producido un efecto devastador en nuestro matrimonio desde el principio. Habamos estado
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casados desde haca slo un par de meses cuando l llev a casa una revista [pornogrfica]. Me encerr con llave en el auto porque me sent tan agraviada y enojada Durante muchos aos en nuestro matrimonio l fue muy cruel en muchas de sus exigencias. Yo nunca poda estar a la altura de lo que l quera Me sent profundamente abatida en aquel tiempo hasta el punto de llegar a una intensa depresin Ahora comprendo que l me comparaba con la reina de la pornografa del momento Fuimos a consultar a un asesor una vez y mi esposo continu destrozndome con sus crticas y su desdn hacia m
Despus de eso, yo ni siquiera poda sentarme a su lado en el coche y caminaba por la ciudad durante horas, pensando en suicidarme. [Yo pensaba:] Para qu seguir viviendo si eso es todo lo que mi compaero eterno siente por m?. Segu adelante, pero me rode de un caparazn de proteccin. Exista por otras razones que no eran mi esposo, y hallaba alegra en mis hijos, en proyectos y logros que poda realizar totalmente por mi cuenta Despus de la confesin que me hizo poco antes de morir, y [tras haberme tomado tiempo] para examinar mi vida, le [dije]: No te das cuenta de lo que has hecho? Y le dije tambin que yo haba llevado un corazn puro a nuestro matrimonio, que lo haba conservado puro durante nuestra vida matrimonial y que pensaba conservarlo puro para siempre jams. Por qu no pudo l haber hecho lo mismo por m? Todo lo que yo deseaba era sentirme apreciada y que me tratase con la ms mnima cortesa en lugar de que me tratara como una especie de esclava Ahora me queda lamentar no slo su partida, sino tambin una relacin que pudo haber sido [hermosa, pero que no lo fue] Por favor, advierta a los hermanos (y a las hermanas). La pornografa no es un excitante festn para la vista que d una momentnea rfaga de frenes, [sino que] llega a lastimar el corazn y el alma de las personas hasta lo ms profundo y destruye la relacin que debe ser sagrada, lastimando hasta la mdula a los que ms se debe amar. Y la hermana firma la carta. Qu pattica y trgica historia! He omitido algunos de los detalles, pero he ledo lo suficiente para que puedan percibir la profundidad del sentimiento de esa mujer. Y qu fue del marido? Padeci una dolorosa muerte de cncer y sus ltimas palabras fueron una confesin de una vida llena de pecado. Y la pornografa s es pecado, es diablica; est en total contradiccin
con el espritu del Evangelio, con el testimonio personal de las cosas de Dios y con la vida de quien ha sido ordenado al santo sacerdocio. sa no es la nica carta de ese tenor que he recibido. Ha habido un nmero suficiente de ellas que me convencen de que se es un problema muy serio aun entre nosotros; surge de muchas fuentes y se expresa en una diversidad de formas, que en la actualidad se ha incrementado por Internet, la cual es accesible no slo a los adultos, sino tambin a la gente joven. Hace poco le que la pornografa ha llegado a ser una industria de cincuenta y siete mil millones de dlares en todo el mundo. Doce mil millones de sos los obtienen en Estados Unidos malvados hombres conspiradores (vase D. y C. 89:4) que buscan riquezas a costa de los crdulos y simples. Se dice que dicha industria produce ms ingresos en Estados Unidos que los ingresos combinados de todas las franquicias profesionales de ftbol, de bisbol y de bsquetbol, y que los ingresos combinados de las tres empresas televisivas principales de este pas (ABC, CBS y NBC) (Internet Pornography Statistics: 2003. Internet, http://www.healthy mind.com/5-port-stats.html). Quita al lugar de trabajo el tiempo y los talentos de los empleados. El veinte por ciento de los varones admiten acceder a la pornografa en el trabajo. El trece por ciento de las mujeres [lo hacen tambin] El diez por ciento de los adultos admiten tener adiccin a lo sexual en Internet (Internet Pornography Statistics: 2003). Eso es los que lo reconocen, pero, en realidad, el nmero podra ser mucho ms elevado. La National Coalition for the Protection of Children and Families (Coalicin Nacional de Proteccin del Nio y de la Familia) indica que aproximadamente cuarenta millones de personas en Estados Unidos tienen que ver con asuntos sexuales por Internet A uno de cada cinco nios de diez a diecisiete aos se le [han] solicitado
relaciones sexuales por Internet Tres millones de los que accedieron a los sitios web de Internet de contenido sexual para adultos en septiembre de 2000 eran menores de diecisiete aos Los asuntos sexuales son el tema nmero uno que se busca en Internet (NCPCE Online, Current Statistics, Internet, http://www .nationalcoalition.org/stat.html). Podra continuar, pero tambin ustedes saben lo suficiente de la gravedad del problema. Baste con decir que todos los que experimentan con ello se convierten en vctimas. Se explota a nios y se les perjudica gravemente la vida. La mente de los jvenes se distorsiona con conceptos falsos. El ver [pornografa] de continuo lleva a una adiccin de la que es casi imposible desprenderse. Los hombres, muchsimos de ellos, descubren que no pueden dejarla a un lado, y consumen sus energas y sus intereses en su vana bsqueda de ese material vulgar y srdido. Se da la excusa de que es difcil de evitar, de que est a la mano y de que
no hay escapatoria posible. Imagnense que se hallan en medio de una furiosa tempestad, que alla el viento y que nieva copiosamente. Nada pueden hacer para detenerla; pero s pueden vestirse como es debido y buscar refugio, y la tempestad no surtir ningn efecto en ustedes. Del mismo modo, aun cuando Internet est saturada de material sucio, no tienen que verlo; pueden retirarse al refugio del Evangelio y sus enseanzas de limpieza, de virtud y de pureza de vida. S que hablo directa y claramente, y lo hago porque Internet ha hecho la pornografa mucho ms accesible, aadiendo a lo que est a la venta en DVD (discos digitales de video o discos compactos) y en videos, en la televisin y en los quioscos de revistas. Conduce a fantasas que destruyen el respeto de la persona por s misma, as como a relaciones ilcitas, a contraer enfermedades en muchos casos y a actividades delictivas y abusivas. Hermanos, podemos elevarnos por encima de eso. Cuando el Salvador ense a los de la multitud,
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les dijo: Bienaventurados los de limpio corazn, porque ellos vern a Dios (Mateo 5:8). Se podra desear una bendicin mayor que sa? El noble camino de la decencia, de la autodisciplina y del sano vivir es el camino de los hombres jvenes y mayores que poseen el sacerdocio de Dios. A los hombres jvenes les pregunto: Se pueden imaginar a Juan el Bautista, que restaur el sacerdocio que ustedes poseen, ocupndose en una prctica de esa ndole?. Ustedes, los hombres mayores: Se pueden imaginar a Pedro, a Santiago y a Juan, los apstoles de nuestro Seor, haciendo semejante cosa?. No, desde luego que no. Ahora bien, hermanos, ha llegado la hora de que cualquiera de nosotros que se ocupe en tales prcticas se retire del fango y abandone esa iniquidad, y se asegure de acudir a Dios para que [viva] (Alma 37:47). No tenemos que ver revistas lascivas. No tenemos que leer libros llenos de obscenidades. No tenemos que ver programas televisivos que estn por debajo de las normas de la decencia. No tenemos que alquilar pelculas que describan lo inmundo. No tenemos que ir a la computadora (el ordenador) y entrar en juego con el material pornogrfico de Internet. Repito, podemos elevarnos por encima de eso. Tenemos que hacerlo, pues somos hombres del sacerdocio. ste es el don ms sagrado y maravilloso, y ms valioso que toda la basura del mundo. Y perder la eficacia de ese sacerdocio el que se ocupe en la prctica de buscar material pornogrfico. Si hay alguno que me est oyendo y que est haciendo tal cosa, entonces debe suplicar al Seor desde lo ms profundo de su alma que l le quite la adiccin que le ha esclavizado. Y ruego que tenga la valenta de buscar la amorosa gua de su obispo y, de ser preciso, la asesora de humanitarios profesionales. Que el que se encuentre en las garras de este vicio se ponga de rodillas en su habitacin y, cerrada la puerta,
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le implore al Seor que le ayude a librarse de ese monstruo maligno. Si no lo hace, esa depravada mancha continuar existiendo a lo largo de la vida e incluso en la eternidad. Jacob, hermano de Nefi, ense: Y acontecer que cuando todos los hombres hayan pasado de esta primera muerte a vida, de modo que hayan llegado a ser inmortales aquellos que son justos sern justos todava, y los que son inmundos sern inmundos todava (2 Nefi 9:1516). El presidente Joseph F. Smith, en su visin de la visita que hizo el Salvador a los espritus de los muertos, vio que a los inicuos no fue, ni se oy su voz entre los impos y los impenitentes que se haban profanado mientras estuvieron en la carne (D. y C. 138:20). Mis hermanos, no deseo ser negativo, pues soy optimista por naturaleza, pero en los asuntos como ste, soy realista. Si hemos incurrido en tal comportamiento, sta es la hora de cambiar; que sta sea la hora de la firme resolucin. Cambiemos a un camino mejor. Ha dicho el Seor: Deja tambin que tus entraas se llenen de caridad para con todos los hombres, y para con los de la familia de la fe, y deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente; entonces tu confianza se fortalecer en la presencia de Dios; y la doctrina del sacerdocio destilar sobre tu alma como roco del cielo. El Espritu Santo ser tu compaero constante, y tu cetro, un cetro inmutable de justicia y de verdad; y tu dominio ser un dominio eterno, y sin ser compelido fluir hacia ti para siempre jams (D. y C. 121:4546). Podra hombre alguno desear ms? Esas celestiales bendiciones se prometen a los que andan por las sendas de la virtud delante del Seor y delante de todas las personas. Cun maravillosos son los caminos de nuestro Seor. Cun admirables Sus promesas. Cuando seamos tentamos, podremos reemplazar los pensamientos malignos con los pensamientos del
Seor y Sus enseanzas. l ha dicho: Y si vuestra mira est puesta nicamente en mi gloria, vuestro cuerpo entero ser lleno de luz y no habr tinieblas en vosotros; y el cuerpo lleno de luz comprende todas las cosas. Por tanto, santificaos para que vuestras mentes se enfoquen nicamente en Dios, y vendrn los das en que lo veris, porque os descubrir su faz (D. y C. 88:6768). A ustedes, los diconos, los maestros y los presbteros que estn con nosotros esta noche, a ustedes, magnficos jvenes que tienen que ver con la Santa Cena, el Seor les ha dicho: Sed limpios los que llevis los vasos del Seor (D. y C. 133:5). Para todos los poseedores del sacerdocio, la declaracin de la revelacin es clara e inequvoca: Que los derechos del sacerdocio estn inseparablemente unidos a los poderes del cielo, y que stos no pueden ser gobernados ni manejados sino conforme a los principios de la rectitud (D. y C. 121:36). S, mis hermanos, que la mayora de ustedes no adolece de este mal. Les pido que me perdonen por haber tomado su tiempo y haber hecho hincapi en ello, pero si ustedes son presidentes de estaca u obispos, presidentes de distrito o de rama, es muy probable que tengan que ayudar a los aquejados de esta dolencia. Ruego al Seor que les d sabidura, orientacin, inspiracin y amor para con aquellos que lo necesiten. Y a todos ustedes, jvenes y mayores, que no tienen nada que ver con ese mal, los felicito y dejo mi bendicin con ustedes. Cun hermosa es la vida del varn que se ha modelado segn las enseanzas del Evangelio de Aquel que fue sin pecado. Tal hombre anda con la frente en alto, sin mancha, a la luz del sol de la virtud y de la fortaleza. Que las bendiciones del cielo los acompaen, mis queridos hermanos, que todos nosotros tendamos una mano de ayuda a cualquiera que la necesite, ruego, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amn.
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Boyd K. Packer
L. Tom Perry
Russell M. Nelson
Dallin H. Oaks
M. Russell Ballard
Joseph B. Wirthlin
Richard G. Scott
Robert D. Hales
Jeffrey R. Holland
Henry B. Eyring
Dieter F. Uchtdorf
David A. Bednar
Earl C. Tingey
D. Todd Christofferson
David E. Sorensen
Charles Didier
Merrill J. Bateman
John H. Groberg
Robert C. Oaks
Carlos H. Amado
Neil L. Andersen
Monte J. Brough
Sheldon F. Child
L. Whitney Clayton
Gary J. Coleman
Spencer J. Condie
Mervyn B. Arnold
Douglas L. Callister
Craig C. Christensen
Adhemar Damiani
Gene R. Cook
Quentin L. Cook
Claudio R. M. Costa
Robert K. Dellenbach
John B. Dickson
Walter F. Gonzlez
James M. Dunn
Daryl H. Garn
D. Rex Gerratt
H. Aldridge Gillespie
Ronald T. Halverson
Keith K. Hilbig
Bruce C. Hafen
Donald L. Hallstrom
F. Melvin Hammond
Harold G. Hillam
F. Burton Howard
Jay E. Jensen
Marlin K. Jensen
Spencer V. Jones
Gerald N. Lund
Dale E. Miller
Robert F. Orton
Stephen B. Oveson
Kenneth Johnson
W. Rolfe Kerr
Yoshihiko Kikuchi
John M. Madsen
Richard J. Maynes
Lynn A. Mickelsen
Dennis B. Neuenschwander
William W. Parmley
Wayne S. Peterson
H. Bryan Richards
Ned B. Rouech
R. Conrad Schultz
W. Douglas Shumway
Glenn L. Pace
Bruce D. Porter
Carl B. Pratt
Ronald A. Rasband
Lynn G. Robbins
Steven E. Snow
Dennis E. Simmons
Donald L. Staheli
Robert R. Steuer
David R. Stone
H. Bruce Stucki
William R. Walker
Francisco J. Vias
Lance B. Wickman
W. Craig Zwick
Robert J. Whetten
Richard H. Winkel
Robert S. Wood
H. Ross Workman
EL OBISPADO PRESIDENTE
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Haz el bien en cualquiera de tus hechos. Sea tu meta el reino celestial5. Tenemos una gua para ayudarnos a escoger lo bueno y a evitar desvos peligrosos? En una pared de mi oficina, colocado directamente enfrente de mi escritorio, hay una copia de un hermoso cuadro del Salvador, pintado por Heinrich Hofmann. Me encanta el cuadro, que he tenido desde que fui obispo a los veintids aos y que he llevado conmigo a todas partes donde se me ha asignado trabajar. He tratado de seguir con mi vida el modelo del Maestro. Siempre que me he enfrentado a una decisin difcil, he mirado el cuadro, preguntndome: Qu hara l?. Luego he tratado de hacer lo mismo. No podemos equivocarnos cuando optamos por seguir al Salvador. Algunas decisiones pueden parecer ms importantes que otras, pero ninguna es insignificante. Hace unos aos tuve en la mano una gua que, si se sigue, jams dejar de ayudarnos a tomar las decisiones correctas; era un tomo de las Escrituras al que comnmente llamamos combinacin triple, que contiene el Libro de Mormn, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Aquel libro en particular era el regalo de un padre amoroso a su preciada hija, que sigui fielmente su consejo. En la pgina en blanco, de puo y letra del padre estn estas inspiradas palabras: A mi querida Maurine: Para que tengas una pauta constante por la cual discernir entre la verdad y los errores de las filosofas del hombre, y as puedas aumentar en espiritualidad a medida que aumente tu conocimiento, te regalo este libro sagrado que debes leer con frecuencia y atesorar toda tu vida. Con amor, tu padre, Harold B. Lee Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, nuestra meta es alcanzar la gloria celestial.
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Escogeos hoy
P R E S I D E N T E T H O M A S S. M O N S O N
Primer Consejero de la Primera Presidencia
is queridos hermanos y hermanas, tanto los que tengo a la vista como los que estn reunidos por todo el mundo, necesito su fe y oraciones para responder a la asignacin y el privilegio de dirigirme a ustedes. Primero, sin embargo, me gustara extenderles una bienvenida personal a los lderes Dieter Uchtdorf y David Bednar, nuestros nuevos integrantes del Qurum de los Doce Apstoles. He estado pensando ltimamente sobre decisiones y sus consecuencias. Se ha dicho que la puerta de la historia gira sobre bisagras pequeas, y lo mismo sucede con la vida de las personas. Las decisiones que tomamos determinan nuestro destino. Josu de la antigedad dijo: Escogeos hoy a quin sirvis pero yo y mi casa serviremos a Jehov1.
Cuando salimos del mundo de los espritus y entramos en esta etapa muchas veces difcil que se llama la mortalidad, todos nosotros comenzamos un trayecto asombroso y vital. Trajimos ese gran don de Dios que es nuestro albedro. El profeta Wilford Woodruff dijo: Dios ha dado a todos Sus hijos el albedro individual Antes de que el mundo fuese, lo poseamos en los cielos y el Seor lo mantuvo all y lo defendi de la agresin de Lucifer. En virtud de ese albedro, a ustedes y a m y a toda la humanidad se nos ha hecho seres responsables, responsables del curso que sigamos, de la vida que llevemos, de nuestras acciones2. Brigham Young dijo: Todos debemos utilizarlo [el albedro] a fin de alcanzar la exaltacin en el reino de Dios; siempre que tengamos la facultad de decidir, debemos ejercerla3. Las Escrituras nos dicen que somos libres de actuar segn nuestro criterio, para escoger la va de la muerte interminable, o la va de la vida eterna4. Un conocido himno nos da inspiracin en las decisiones que tomemos: Haz el bien; cuando tomes decisiones, el Espritu te guiar. Y su luz, si hacer el bien escoges, en tu vida siempre brillar. Haz el bien; nos da paz hacer lo bueno. Haz el bien; seguro estars.
En Corea, Park Hwan Soo traduce durante una de las sesiones de la conferencia, que se transmite a todo el mundo.
No seamos indecisos como Alicia, en la obra clsica de Lewis Carroll, Alicia en el pas de las maravillas. Tal vez recuerden que ella lleg a una encrucijada con dos caminos que la llevaban adelante, pero en direcciones opuestas. Ah se enfrenta al gato de Cheshire, al que pregunta: Qu camino debo seguir?. El gato le responde: Eso depende de a dnde quieras ir. Si no sabes a dnde quieres ir, no tiene importancia cul de los caminos tomes6. A diferencia de Alicia, todos sabemos a dnde queremos ir; y s es importante en qu direccin vayamos, pues el sendero que tomemos en esta vida, seguramente nos llevar al que sigamos en la vida venidera. Cada uno de nosotros debe recordar que es un hijo o una hija de Dios, investido de fe, dotado de valor y guiado por la oracin. Nuestro destino eterno est delante de nosotros. El apstol Pablo nos habla actualmente igual que habl a Timoteo hace ya muchos aos: No descuides el don que hay en ti. Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado7. A veces, muchos dejamos que el enemigo del xito el culpable derrotismo eclipse nuestras aspiraciones, nos ahogue los sueos, nos
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empae la visin y deteriore nuestra vida. La voz del enemigo nos susurra al odo: No puedes hacer eso. Eres demasiado joven. Eres demasiado viejo. No eres nadie. Ah es cuando tenemos que recordar que somos creados a la imagen de Dios. El reflexionar sobre esa verdad nos da un sentido profundo de fortaleza y capacidad. Tuve el privilegio de conocer ntimamente al presidente J. Reuben Clark, hijo, que prest servicio muchos aos como miembro de la Primera Presidencia. Mientras le ayudaba a preparar sus extraordinarios libros para imprimirlos, aprend invalorables lecciones. Un da en que se encontraba de nimo melanclico y reflexivo, me pidi si podra hacer arreglos para imprimir una lmina que se pudiera enmarcar. Se trataba de los leones de Perspolis custodiando las ruinas de una gloria desmoronada. El presidente Clark quera que con la lmina se imprimieran, entre los decadentes arcos de una civilizacin que ya no exista, algunos pasajes favoritos de las Escrituras, elegidos de su amplio conocimiento de las Santas Escrituras. Pens que a ustedes les gustara saber cules eligi. Haba tres, dos de Eclesiasts y uno
del Evangelio de Juan. Primero, de Eclesiasts: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre8. Segundo: Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad9. Tercero, de Juan: Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado10. Moroni, un profeta antiguo, escribiendo en lo que hoy es el Libro de Mormn, aconsej lo siguiente: Y ahora quisiera exhortaros a buscar a este Jess de quien han escrito los profetas y apstoles, a fin de que la gracia de Dios el Padre, y tambin del Seor Jesucristo, y del Espritu Santo, que da testimonio de ellos, est y permanezca en vosotros para siempre jams11. El presidente David O. McKay aconsej: La batalla ms importante de la vida se lleva a cabo en los mbitos silenciosos de su propia alma Es bueno sentarse y entrar en comunin con uno mismo, llegar a comprenderse y decidir en ese momento de silencio cul es su deber hacia la familia, la Iglesia, la patria y los semejantes12. El joven profeta Jos Smith busc ayuda celestial yendo a una arboleda que desde entonces fue sagrada. Necesitamos nosotros una fortaleza similar? Debe toda persona buscar su propia Arboleda Sagrada? Un lugar similar sera uno donde la comunicacin entre Dios y el hombre no tenga impedimento, ni interrupcin ni estorbo. En el Nuevo Testamento, aprendemos que es imposible tener la disposicin correcta hacia Cristo si no se tiene una disposicin abnegada hacia el hombre. En el libro de Mateo leemos que Jess ense esto: en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos ms pequeos, a m lo hicisteis13. Cuando el Salvador busc a un hombre de fe, no lo eligi de la multitud de los santurrones que se encontraban regularmente en la sinagoga. En cambio, lo llam de entre los pescadores de Capernaum. Mientras
enseaba en la ribera, l vio dos barcas que se hallaban junto al lago; entr en una de ellas y le dijo al dueo que la apartara de la costa para que la multitud no lo empujara. Despus de ensear desde all, le dijo a Simn: Boga mar adentro, y echad vuestras redes Simn le contest: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echar la red. Y habindolo hecho, encerraron gran cantidad de peces Viendo esto Simn Pedro, cay de rodillas ante Jess, diciendo: Aprtate de m, Seor, porque soy hombre pecador14. La respuesta a eso fue: Venid en pos de m, y yo os har pescadores de hombres15. Simn el pescador haba recibido su llamamiento. Dudoso, incrdulo, sin educacin ni capacitacin, el impetuoso Simn no hall fcil la va del Seor ni encontr que fuera un camino libre de dolor. Todava tendra que or la reprensin: Hombre de poca fe!16. No obstante, cuando el Maestro les pregunt: Y vosotros,
quin decs que soy yo?, Pedro contest: T eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente17. Simn, el hombre que dudaba, se haba convertido en Pedro, el apstol de fe. Pedro haba tomado su decisin. Cuando el Salvador quiso elegir un misionero diligente y enrgico, l no lo encontr entre Sus seguidores sino en medio de Sus adversarios. La experiencia en el camino a Damasco cambi a Saulo. El Seor dijo esto de l: instrumento escogido me es ste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel18. Saulo el perseguidor se convirti en Pablo el proselitista. Pablo tom su decisin. Diariamente, innumerables miembros de la Iglesia llevan a cabo actos de servicio abnegado. Muchos se ejecutan voluntariamente, sin ostentacin ni jactancia, sino ms bien con amor discreto y tierno cuidado. Permtanme contarles un ejemplo de alguien que tom la decisin sencilla pero arraigada de servir: Hace unos aos, mi esposa y yo estuvimos en la ciudad de Toronto,
donde habamos vivido cuando yo era presidente de la misin. Olive Davies, la esposa del primer presidente de estaca de Toronto, estaba gravemente enferma y se preparaba para partir de esta vida. Su enfermedad le exigi abandonar su amado hogar e internarse en el hospital, donde poda recibir el cuidado que le haca falta. Su nica hija viva con su propia familia a gran distancia, en el Oeste. Trat de consolar a la hermana Davies, pero ella ya tena junto a s el consuelo que anhelaba. Un fornido nieto suyo estaba sentado a su lado. Supe que se haba pasado la mayor parte del verano alejado de sus estudios universitarios a fin de poder atender a las necesidades de su abuela. Le dije: Shawn, nunca te arrepentirs de tu decisin. Tu abuela piensa que el cielo te ha enviado en respuesta a sus oraciones. l me contest: Decid venir porque la quiero y s que esto es lo que mi Padre Celestial quera que hiciera. Hubo lgrimas, y la abuela coment cunto disfrutaba de la ayuda de su nieto y de presentarlo a todos los empleados y pacientes del hospital.
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Recorran los pasillos caminando tomados de la mano, y de noche l permaneca cerca de ella. Olive Davies ha pasado a su gloria, para reunirse all con su fiel esposo y continuar junto con l una travesa eterna. Y en el corazn de aquel nieto siempre permanecern estas palabras: Haz el bien; cuando tomes decisiones, el Espritu te guiar19. Esas son las piedras del cimiento para edificar nuestro templo personal. Como lo aconsej el apstol Pablo: No sabis que sois templo de Dios, y que el Espritu de Dios mora en vosotros?20 Quisiera dejarles hoy una frmula sencilla pero de largo alcance para guiarlos en sus decisiones: Llenen su mente con la verdad. Llenen su corazn con amor. Llenen su vida con servicio. Si lo hacemos, ojal que un da podamos or la aprobacin del Seor y Salvador, diciendo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondr; entra en el gozo de tu seor21. En el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. Josu 24:15. 2. En Brian H. Stuy, comp., Collected Discourses delivered by President Wilford Woodruff, His Two Counselors, the Twelve Apostles, and Others, 5 tomos, 19871992, tomo 1, pg. 341. 3. Discourses of Brigham Young, seleccionados por John A. Widtsoe, 1954, pg. 54. 4. 2 Nefi 10:23. 5. Joseph L. Townsend, 18491942, Haz el bien, Himnos, N 155. 6. Adaptado de Lewis Carroll, Alices Adventures in Wonderland, traduccin libre, 1992, pg. 76. 7. 1 Timoteo 4:14; 6:20. 8. Eclesiasts 12:13. 9. Eclesiasts 1:2. 10. Juan 17:3. 11. ter 12:41. 12. En Conference Report, abril de 1967, pgs. 8485; o Improvement Era, junio de 1967, pg. 80. 13. Mateo 25:40. 14. Lucas 5:46, 8. 15. Mateo 4:19. 16. Mateo 14:31. 17. Mateo 16:15, 16. 18. Hechos 9:15. 19. Himnos, N 155. 20. 1 Corintios 3:16. 21. Mateo 25:23.
reer en el Salvador y en Su misin es tan esencial que es el primer principio del Evangelio: Fe en el Seor Jesucristo1. Qu es la fe? En su epstola a los Hebreos, en el Nuevo Testamento, el apstol Pablo ense que la fe es la certeza de lo que se espera, la conviccin de lo que no se ve2. Y cmo obtenemos la fe? Cmo logramos la conviccin de la realidad de nuestro Salvador, a quien no hemos visto? Las Escrituras nos ensean esto: A algunos el Espritu Santo da a saber que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que fue crucificado por los pecados del mundo; a otros les es dado creer en las
palabras de aqullos, para que tambin tengan vida eterna, si continan fieles3. Desde el principio, los profetas han sabido que Jesucristo es el Hijo de Dios, han sabido de Su misin terrenal y de Su Expiacin por toda la humanidad. Los registros sagrados dan profecas de miles de aos, no slo de la primera venida de nuestro Salvador, sino tambin de la Segunda Venida, un da glorioso que, sin duda alguna, vendr. Si hubiramos vivido en los das de aquellos profetas de antao, habramos credo en sus palabras? Habramos tenido fe en la venida de nuestro Salvador? En la antigua Amrica, Samuel el lamanita profetiz que la noche del nacimiento del Salvador [habra] grandes luces en el cielo al grado que a los hombres les parecera que es de da4. Muchos le creyeron a Samuel y fueron a buscar a Nefi, confesaron sus pecados, se arrepintieron y se bautizaron. Y se aparecieron ngeles a los hombres, a hombres sabios, y les declararon buenas nuevas de gran gozo5. Pero la mayor parte de los nefitas empez a endurecer su corazn6 y se volvi ciega a las seales y prodigios de esos das. Aquellas seales se dieron para que los del pueblo supieran
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que el Cristo pronto deba venir7. No obstante, en lugar de prestarles atencin, los del pueblo empezaron a confiar en su propia sabidura, diciendo: Algunas cosas [los creyentes] pudieron haber adivinado acertadamente mas he aqu No es razonable que venga tal ser como un Cristo 8. En aquellos das, como en los nuestros, algunos antagonistas, llamados anticristos, convencieron a otras personas que no haba necesidad de un Salvador ni de la Expiacin. Cuando la profeca de Samuel por fin se cumpli, y hubo un da y una noche y un da, como si fuera un solo da9, cunto gozo debe de haber llenado el corazn de los que haban credo a los profetas! Y haban acontecido, s, todas las cosas, toda partcula, segn las palabras de los profetas. Y aconteci tambin que apareci una nueva estrella, de acuerdo con la palabra10. Los que creyeron las palabras de los profetas reconocieron al Salvador durante Su vida y Su ministerio y tuvieron la bendicin de seguirlo. Pero a veces aun la fe de los seguidores ms devotos se puso a prueba. Despus de la crucifixin, Toms oy a sus hermanos testificar que el Salvador se haba levantado del sepulcro. Sin embargo, en lugar de creerles, Toms dijo: Si no viere no creer11. Ms adelante, al buen apstol se le brind la oportunidad de tocar las marcas de los clavos en las manos del Salvador, y exclam: Seor mo, y Dios mo!12 El Salvador entonces le ense amorosamente, as como l nos ha enseado a todos nosotros, lo que significa tener fe: Porque me has visto, Toms, creste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron13. Los creyentes del continente americano enfrentaron pruebas similares de su fe. Tal como Samuel haba profetizado, hubo truenos y relmpagos14, y la oscuridad cubri la superficie de esta tierra durante tres das15. Pero los que recibieron a los profetas y no los apedrearon16 no tuvieron miedo ni huyeron, sino que
reconocieron que se haba dado la seal tocante a [la] muerte del Salvador17 y se reunieron maravillados alrededor del templo. All, l apareci ante ellos, dicindoles: He aqu, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendra al mundo. he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado al Padre, tomando sobre m los pecados del mundo, Y sucedi que cuando Jesucristo hubo hablado estas palabras, toda la multitud cay al suelo; pues recordaron que se haba profetizado entre ellos que Cristo se les manifestara despus de su ascensin al cielo18. Hermanos y hermanas, las profecas de la primera venida de Cristo se cumplieron, toda partcula de ellas. Como resultado, hay muchas
personas por todo el mundo que creen que el Salvador en verdad vino y que vivi en el meridiano de los tiempos. Pero todava quedan muchas profecas por cumplirse! En sta y en otras conferencias, escuchamos a los profetas actuales cuando profetizan y testifican de la segunda venida de Cristo; tambin testifican de las seales y los prodigios que nos rodean, dicindonos que sin duda Cristo vendr otra vez. Optamos por creer en sus palabras? O, a pesar de sus testimonios y advertencias, estamos en espera de la evidencia? Andamos en tinieblas al medioda19, rehusando ver a la luz de la profeca moderna y negando que la Luz del Mundo volver a gobernar y reinar entre nosotros? A lo largo de mi vida, he conocido muchas personas buenas y generosas
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que se adhieren a los valores cristianos; sin embargo, a algunas les falta la fe de que l vive, que es el Salvador del mundo y que Su Iglesia ha sido restaurada en la tierra. Debido a que no creen en las palabras de los profetas, se pierden el gozo del Evangelio y de sus ordenanzas salvadoras. Tengo un querido amigo que un da, no hace mucho, en un momento de afecto fraternal, me pregunt: lder Hales, deseo creer, siempre lo he deseado, pero cmo lo logro?. Esta maana quiero contestar esa pregunta. El apstol Pablo escribi esto a los Romanos: la fe es por el or, y el or, por la palabra de Dios20. El hecho mismo de que ustedes estn mirando, escuchando o leyendo el desarrollo de esta conferencia significa que estn oyendo la palabra de Dios. El primer paso hacia la fe en el Seor Jesucristo es dejar que la palabra de l dicha
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por boca de Sus siervos, los profetas penetre en su corazn. Pero no basta con dejar que esas palabras le pasen por encima, como si slo orlas pudiera transformarlo; debemos hacer algo de nuestra parte, o, como el Salvador mismo dijo: El que tiene odos para or, oiga21. En otras palabras, el or exige un esfuerzo activo. La fe sin obras est muerta22. Significa tomar en serio lo que se nos ensea, considerarlo cuidadosamente, estudiarlo con atencin. Como aprendi el profeta Ens, significa dejar que el testimonio que otras personas tengan del Evangelio nos penetre el corazn profundamente23. Repasemos algunos de los elementos de la experiencia profunda y promovedora de fe que tuvo Ens: Primero, l haba odo las verdades del Evangelio de boca de su padre, tal como ustedes las oyen en sus familias
y en esta conferencia. Segundo, dej que las enseanzas del padre sobre la vida eterna y el gozo de los santos24 le penetraran profundamente el corazn. Tercero, se llen de deseos de saber l mismo si esas enseanzas eran verdaderas y en qu posicin se encontraba ante su Hacedor. Sus palabras fueron: Y mi alma tuvo hambre25. Por ese intenso apetito espiritual, Ens se hizo merecedor del cumplimiento de esta promesa del Salvador: bienaventurados son todos los que padecen hambre y sed de rectitud, porque ellos sern llenos del Espritu Santo26. Cuarto, Ens obedeci los mandamientos de Dios, lo cual le dio el poder de ser receptivo al Espritu del Espritu Santo. Quinto, Ens escribe: me arrodill ante mi Hacedor, y clam a l con potente oracin y splica por mi propia alma; y clam a l todo el da; s, y cuando anocheci, an elevaba mi voz en alto hasta que lleg a los cielos27. No fue fcil. La fe no le vino al instante. De hecho, l describi su experiencia en la oracin como una lucha que [tuvo] ante Dios28. Pero recibi la fe. Por el poder del Espritu Santo, recibi su propio testimonio. No podemos tener una fe como la de Ens sin nuestra propia lucha ante Dios en la oracin. Testifico que la recompensa vale la pena el esfuerzo. Recuerden este modelo: (1) Or la palabra de Dios, hablada y escrita por Sus siervos; (2) dejar que esa palabra les penetre profundamente el corazn; (3) sentir hambre de rectitud en el alma; (4) seguir con obediencia las leyes, las ordenanzas y los convenios del Evangelio; y (5) levantar la voz en potente oracin y splica, pidiendo con fe saber que Jesucristo es nuestro Salvador. Les prometo que si lo hacen sincera e incesantemente, estas palabras de Cristo a Sus discpulos se cumplirn para ustedes: Pedid, y se os dar; buscad, y hallaris; llamad, y se os abrir29. Una vez que comenzamos a tener fe en Jess, nuestro Padre Celestial permite que nuestra fe se fortalezca.
Esto ocurre de muchas formas, incluso mediante la experiencia con la adversidad. Una conocida ma me escribi hace poco: Perdimos un nietecito de dos aos y medio por la leucemia Mis hijos todava no han sacado su pequea cama, y pronto har siete aos de su muerte. Es difcil tener fe. Perd a un amigo de sesenta y nueve aos. En diez aos tuvo tres tipos de cncer, y dos veces quedaron en remisin. Primero, lo encontraron en los riones, despus en el cerebro y por ltimo en los pulmones. Ya no pudo luchar ms. Hizo todo lo humanamente posible, y hace seis aos hall la fe pero eso no le dio ni un da extra; as que supongo que es difcil creer. Esta splica que se me hizo por fe, la contest como sigue: Su relato de la prdida de su nieto debido a la leucemia me conmovi. Espero que usted y sus hijos encuentren paz al buscar las respuestas al propsito de la vida. Nuestra fe se consigue por medio de la oracin, con un sincero deseo de acercarnos a Dios y confiar en que l lleve nuestras cargas y d respuesta a los misterios inexplicables del propsito de la vida: De dnde vinimos? Por qu estamos en esta tierra como seres mortales? Y a dnde vamos despus de nuestra jornada terrenal? Su pequeito est bien, porque muri antes de la edad de responsabilidad, los ocho aos, y est en la presencia de Dios. Busque la fe, y que las bendiciones de Dios la acompaen. Es interesante el hecho de que el que sufre obtiene fe mediante el sufrimiento y acepta la voluntad de Dios; hgase tu voluntad30, dice, mientras que a los familiares y a las personas que lo cuidan les es difcil aceptar el trgico final y ser capaces de fortalecer su fe con la experiencia. No podemos medir la fe por un da extra. Cuando nos llegan las dificultades de la vida terrenal, y nos llegan a todos, puede ser difcil tener fe y difcil creer. En esos momentos, slo la fe en el Seor Jesucristo y en Su
expiacin puede brindarnos paz, esperanza y comprensin. Solamente la fe en que l sufri por nosotros nos dar la fortaleza para perseverar hasta el fin. Cuando obtenemos esa fe, experimentamos un potente cambio de corazn, y, como Ens, nos fortalecemos y empezamos a desear el bienestar de nuestros hermanos. Oramos por ellos, para que ellos tambin se eleven y se fortalezcan por medio de la fe en la expiacin de nuestro Salvador Jesucristo. Consideremos algunos de esos testimonios profticos de los efectos que la Expiacin tiene en nosotros. Al hacerlo, les pido que dejen que penetren profundamente en su corazn y satisfagan cualquier hambre y sed que haya en su alma. Y en ese da descendi sobre Adn el Espritu Santo, que da testimonio del Padre y del Hijo, diciendo: Soy el Unignito del Padre desde el principio para que as como has cado puedas ser redimido31. Y el Seor se le mostr [al hermano de Jared], y dijo: He aqu, yo soy el que fue preparado desde la fundacin del mundo para redimir a mi pueblo. He aqu, soy Jesucristo. Soy el Padre y el Hijo. En m todo el gnero humano tendr vida, y la tendr eternamente, s, aun cuantos crean en mi nombre32. Abinad testific: Quisiera que entendieseis que Dios mismo descender entre los hijos de los hombres, y redimir a su pueblo S, aun de este modo ser llevado, crucificado y muerto [dndole] poder para interceder por los hijos de los hombres habindolos redimido y satisfecho las exigencias de la justicia33. Y finalmente, est Jos Smith. Cuando era un muchacho de catorce aos, ejerci una fe firme y sigui el consejo del profeta Santiago de pedir a Dios34. Debido al llamamiento proftico de Jos, Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo aparecieron ante l y le dieron instrucciones. Qu gloriosa fue esa Primera Visin para el primer Profeta de esta ltima dispensacin! Diecisis aos despus, en el Templo
de Kirtland, el Salvador visit otra vez a Jos y l testific as: Vimos al Seor y su voz era como el estruendo de muchas aguas, s, la voz de Jehov, que deca: Soy el primero y el ltimo; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre35. A mi querido amigo y a todas las almas que tienen hambre de fe, los invito a buscar a este Jess de quien han escrito los profetas y apstoles36. Dejen que el testimonio de stos de que el Salvador dio su vida por ustedes se hunda profundamente en su corazn. Procuren con sus oraciones obtener un testimonio de la verdad por medio del Espritu Santo; y vean luego cmo se fortalece su fe al enfrentar con nimo las dificultades de esta vida terrenal y prepararse para la vida eterna. Jesucristo en verdad vino. l realmente existi. Y l vendr otra vez. Esto lo s y doy mi testimonio especial en el sagrado nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. Artculos de Fe 1:4. 2. Hebreos 11:1. 3. D. y C. 46:1314; cursiva agregada. 4. Vase Helamn 14:3. 5. Helamn 16:14. 6. Helamn 16:15. 7. Helamn 16:4. 8. Helamn 16:1516, 18. 9. Helamn 14:4. 10. 3 Nefi 1:2021. 11. Juan 20:25. 12. Juan 20:28. 13. Juan 20:29. 14. Helamn 14:21. 15. Helamn 14:27. 16. 3 Nefi 10:12. 17. 3 Nefi 11:2. 18. 3 Nefi 11:1012. 19. D. y C. 95:6. 20. Romanos 10:17. 21. Mateo 11:15. 22. Santiago 2:26. 23. Ens 1:3. 24. Ens 1:3. 25. Ens 1:4. 26. 3 Nefi 12:6. 27. Ens 1:4. 28. Ens 1:2. 29. Mateo 7:7. 30. Mateo 26:42. 31. Moiss 5:9. 32. ter 3:1314. 33. Mosah 15:1, 79. 34. Santiago 1:5. 35. D. y C. 110:24. 36. ter 12:41.
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La oportunidad de testificar
L D E R D I E T E R F. U C H T D O R F
Del Qurum de los Doce Apstoles
Con tiernos sentimientos de gratitud por todos los que han influido en mi vida en los aos pasados, me comprometo al futuro.
is queridos hermanos y hermanas, aqu en Salt Lake City y en todo el mundo, es bueno estar con ustedes. Expreso mi amor y mi bienvenida al lder Bednar y al lder Robert Oaks en sus nuevos llamamientos. Para describir mis ntimos sentimientos, dira que me siento tan calmado como un huracn, o an mejor, me siento feliz y asustado. En pocas palabras, necesito sus oraciones; necesito al Seor. Tras haber recibido un llamamiento y habindoseme dado una responsabilidad sagrada que influirn plenamente en mi vida para siempre, mis sentimientos son delicados y mis emociones a menudo me llevan al borde de las lgrimas. He experimentado una fuerte
sensacin de ineptitud y he sentido una dulce agona tras un profundo y ms bien doloroso examen de mi alma durante las horas diurnas y nocturnas que han transcurrido desde la maana del viernes de esta semana. Despus de que el presidente Gordon B. Hinckley me hubo hecho el llamamiento de llegar a ser apstol y miembro de Qurum de los Doce, sal de mi ocupada oficina para ir a dar esa noticia totalmente inesperada a mi amada Harriet. En estos importantsimos momentos de nuestra vida, hemos apreciado la sosegada santidad de nuestro hogar como lugar de refugio y de defensa. Cun agradecido estoy por mi esposa, por el amoroso consuelo y el firme apoyo que me ha brindado a lo largo de mi vida. Despus de la ddiva de la vida misma y del Evangelio restaurado de Jesucristo, Harriet es la mayor bendicin que he tenido en mi vida. Deseo expresar mi profundo amor y agradecimiento a nuestros hijos y a nuestros nietos por sus oraciones y por su amor, y ms que todo, por su ejemplo. Tanto nuestros hijos como nuestros nietos viven en Alemania y estn edificando el reino de Dios en nuestra tierra natal. Las alegras del Evangelio de Jesucristo y sus bendiciones eternas tienden un puente sobre la distancia de muchos miles de kilmetros que nos separan y brindan felicidad y consuelo a nuestra vida. Expreso mi gratitud y mi amor a to-
dos mis familiares y al gran nmero de amigos y de maestros que nos han enseado, prestado servicio y edificado para hacer de nosotros lo que somos. Manifiesto mis ms profundos sentimientos de amor y de gratitud a los miembros de la Primera Presidencia y del Qurum de los Doce por su amor y su bondad. Al terminar mi mayordoma como uno de los siete presidentes de los Setenta, deseo expresar mi amor y mi admiracin por los Setenta. Ellos son verdaderamente testigos especiales de Cristo. En lugar de otros, ellos son los hombres a los que los Doce llaman cuando necesitan ayuda. Doy gracias a esos dedicados hombres que dan mucho de su tiempo, as como de sus talentos y poder espiritual para edificar el reino. No hay palabras para describir cunto aprecio los diez aos y medio durante los que tuve el privilegio y el regocijo de servir en calidad de Setenta. Valorar para siempre el ejemplo y la amistad de los miembros de los Qurumes de los Setenta. Deseo agradecer a todos y a cada uno de los miembros de la Iglesia de todo el mundo su fidelidad, a pesar de las tentaciones, su amor y su dedicacin a los principios y a la doctrina del Evangelio restaurado de Jesucristo, as como su buena disposicin para seguir al profeta viviente en la labor de hacer crecer los barrios y las ramas, por los sacrificios que hacen al dar de su tiempo, de sus energas y de su sustancia emocional, espiritual y temporal. Gracias por pagar un diezmo ntegro y por no descuidar a los pobres ni a los que estn solos. He visto la faz de Cristo en sus rostros, en sus obras y en su vida ejemplar. Ustedes son un milagro moderno. Les doy las gracias por su voto de sostenimiento, tanto con la mano en alto como con el corazn, a los oficiales generales de la Iglesia. Ayer sostuvimos a los lderes generales de la Iglesia segn el principio del comn acuerdo. Ninguno de estos lderes de la Iglesia busca un puesto ni ninguno rehsa el llamamiento porque todos
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ellos saben que ste viene por revelacin de Dios. Estamos agradecidos por sus oraciones y oramos por ustedes. Los amamos y necesitamos su amor. Nosotros los sostenemos a ustedes y necesitamos su buena voluntad para servir al Seor estn donde estn y en cualquier cargo al que sean llamados. En la Iglesia del Seor, todos los llamamientos son importantes. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: estamos aqu para ayudar a
nuestro Padre en Su obra y en Su gloria, que es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre (Moiss 1:39). La obligacin de ustedes es tan seria en su esfera de responsabilidad como lo es la ma en mi esfera de responsabilidad (sta es la obra del Maestro, Liahona, julio de 1995, pg. 80). Y nos pide que nos acerquemos con amistad a las dems personas y seamos una bendicin para las que nos rodean: Cultivemos en el corazn de cada miembro de la
Iglesia el reconocimiento de su propio potencial para traer a [otras personas] al conocimiento de la verdad Todo miembro debe orar con gran sinceridad al respecto (Apacienta mis ovejas, Liahona, julio de 1999, pg. 120). Mi vida fue eternamente bendecida por un miembro selecto de la Iglesia que extendi una mano de amistad hace ms de cincuenta aos. Unos das, despus de la Segunda Guerra Mundial, mi abuela se encontraba en la fila para conseguir alimento cuando una hermana soltera y mayor, que no tena familia, la invit a la reunin sacramental en Zwickau, Alemania Oriental. Tanto mi abuela como mis padres aceptaron la invitacin y fueron a la Iglesia, sintieron el Espritu, se sintieron espiritualmente elevados con la bondad de los miembros y edificados con los himnos de la Restauracin. Mi abuela, mis padres y mis tres hermanos se bautizaron. Yo tuve que esperar dos aos, puesto que slo tena seis aos de edad. Cun agradecido me siento por la abuela y su sensibilidad espiritual, por mis padres y su docilidad para que se les ensease, y por aquella sabia hermana de cabello canoso, soltera y mayor que tuvo la amorosa valenta de extender una mano de amistad y de seguir el ejemplo del Salvador al invitarnos a venir y ver (vase Juan 1:39). Su nombre era hermana Ewig, que, traducido al ingls, quiere decir: hermana Eterna. Estar eternamente agradecido por su amor y por su ejemplo. Con esos tiernos sentimientos de gratitud por todos los que han influido en mi vida en los aos pasados, me comprometo al futuro. Mi corazn y mi mente rebosan de regocijo porque, durante el resto de mi vida, tendr la oportunidad de hablar de Cristo, de regocijarme en Cristo, de predicar de Cristo y de profetizar de Cristo (vase 2 Nefi 25:26), todo esto como un testigo especial de nuestro Salvador y nuestro Redentor Jesucristo (vase D. y C. 107:23). Siendo consciente de mis debilidades, hallo un gran consuelo en las
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instrucciones que ha dado el Seor. En Doctrina y Convenios leemos: para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los dbiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes. y para que cuando buscasen sabidura, fuesen instruidos; y para que cuando fuesen humildes, fuesen fortalecidos y bendecidos desde lo alto, y recibieran conocimiento de cuando en cuando (D. y C. 1:23, 2628). Y en el Libro de Mormn leemos: Ir y har lo que el Seor ha mandado, porque s que l nunca da mandamientos sin prepararles la va para que cumplan lo que les ha mandado (1 Nefi 3:7). Y en el Antiguo Testamento recibimos consuelo: el Espritu de Jehov vendr sobre ti y sers mudado en otro hombre y le mud Dios su corazn (1 Samuel 10:69). Confo en esas maravillosas promesas. Por tanto, les prometo a ustedes, as como a stos, mis hermanos, y al Seor, que vivir para ser digno de conocer la voluntad del Seor y actuar de acuerdo con ella. Dios nuestro Padre Celestial nos conoce por nuestro respectivo nombre. Jesucristo vive, l es el Mesas y nos ama. La expiacin de Jesucristo es real, da inmortalidad a todos y abre las puertas de la vida eterna. El Evangelio de Jesucristo est de nuevo sobre la tierra. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das es verdadera y viviente. El Libro de Mormn es un segundo testamento de Jesucristo y una manifestacin de la veracidad del profeta Jos Smith. Amo al profeta Jos Smith. Amo al presidente Gordon B. Hinckley, que es el profeta de Dios y posee todas las llaves del reino en esta poca, las cuales los profetas han tenido en sucesin ininterrumpida desde Jos Smith. S estas cosas en mi corazn y en mi mente, y de ellas testifico, en el nombre de Jesucristo. Amn.
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En la fuerza del Seor podemos hacer y soportar y vencer todas las cosas.
ermanos y hermanas, mi corazn rebosa, mi mente da vueltas, mis rodillas estn dbiles y temblorosas, y descubro que las palabras son totalmente inadecuadas para comunicar eficazmente los sentimientos y las ideas que deseo compartir con ustedes. Oro e imploro la compaa del Espritu Santo, para m y para ustedes, mientras les dirijo brevemente la palabra esta maana de da de reposo. En las horas que han transcurrido desde que el presidente Hinckley me extendi este nuevo llamado a servir, he prestado atencin a la admonicin de Nefi de aplicar todas las Escrituras a nosotros mismos (1 Nefi 19:23), con un sentido de propsito e intensidad mayor de lo que haya hecho antes.
He reflexionado en las enseanzas de Pablo de que lo necio del mundo escogi Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es (1 Corintios 1:27). Hoy me resulta muy reconfortante saber que soy de lo verdaderamente dbil del mundo. He meditado la instruccin de Jacob que se presenta en El Libro de Mormn: Por tanto, escudriamos los profetas, y tenemos muchas revelaciones y el espritu de profeca; y teniendo todos estos testimonios, logramos una esperanza, y nuestra fe se vuelve inquebrantable, al grado de que verdaderamente podemos mandar en el nombre de Jess, y los rboles mismos nos obedecen, o los montes, o las olas del mar. No obstante, el Seor Dios manifiesta nuestras debilidades para que sepamos que es por su gracia y sus grandes condescendencias para con los hijos de los hombres por las que tenemos poder para hacer estas cosas (Jacob 4:67). Hermanos y hermanas, les ruego que presten mucha atencin a la forma en que se emplea la palabra gracia en el pasaje que acabo de leer. Del Bible Dictionary (Diccionario Bblico en ingls), aprendemos que la palabra gracia a menudo se usa en las Escrituras para indicar un poder que fortalece o hace posible que las cosas ocurran: La idea principal de la palabra es la ayuda o fortaleza que se
dan a travs de la abundante misericordia y amor de Jesucristo. Asimismo, por medio de la gracia del Seor, las personas, mediante la fe en la Expiacin de Jesucristo y el arrepentimiento de sus pecados, obtienen fortaleza y ayuda para hacer buenas obras que no lograran llevar a cabo si quedasen slo con sus propios medios (Bible Dictionary, pg. 697). Es as que el aspecto de la Expiacin que nos habilita y fortalece nos ayuda a ver y a hacer el bien y a convertirnos en personas buenas de formas que jams reconoceramos o lograramos con nuestra limitada capacidad mortal. Doy testimonio de que el poder habilitador de la Expiacin del Salvador es real. Sin el poder fortalecedor de la Expiacin, yo no podra estar de pie ante ustedes en esta maana. Captamos el sentido de gracia y del poder fortalecedor de Cristo
expresados en el testimonio de Ammn? S, yo s que nada soy; en cuanto a mi fuerza, soy dbil; por tanto, no me jactar de m mismo, sino que me gloriar en mi Dios, porque con su fuerza puedo hacer todas las cosas; s, he aqu que hemos obrado muchos grandes milagros en esta tierra, por los cuales alabaremos su nombre para siempre jams (Alma 26:12). De cierto, hermanos y hermanas, en la fuerza del Seor podemos hacer, soportar y vencer todas las cosas. Al salir del Edificio de la Administracin de la Iglesia despus de mi entrevista con el presidente Hinckley el viernes por la tarde, record las palabras de Enoc: Y cuando Enoc oy estas palabras, se humill a tierra ante el Seor, y habl ante l, diciendo: Por qu he hallado gracia ante tu vista, si no soy ms que un jovenzuelo, y toda la gente me desprecia, por cuanto
soy tarde en el habla; por qu soy tu siervo? Y el Seor dijo a Enoc: Ve y haz lo que te he mandado, y ningn hombre te herir. Abre tu boca y se llenar, y yo te dar poder para expresarte, porque toda carne est en mis manos, y har conforme bien me parezca (Moiss 6:3132). Para todos los que no nos sintamos preparados, nos sintamos abrumados y no a la altura de un nuevo llamamiento o responsabilidad, la promesa del Seor a Enoc se aplica de igual manera. La promesa fue verdadera en el da de Enoc y lo sigue siendo en la actualidad. La noche del 20 de junio del ao 2000, me encontraba trabajando hasta tarde junto a algunos colegas en las oficinas ejecutivas de lo que en ese entonces era el Colegio Universitario Ricks, en Rexburg, Idaho. Hacamos los ltimos preparativos para una
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reunin inesperada e histrica que se efectuara a la maana siguiente en el recinto universitario en la cual el presidente Hinckley iba a anunciar que el Colegio Universitario Ricks pasara a ser una institucin habilitada para conferir ttulos de licenciatura y tomara el nombre de Universidad Brigham YoungIdaho. Como equipo administrativo apenas comenzbamos a darnos cuenta del monumental tamao de la responsabilidad y del reto que se nos presentaba. Al salir del edificio esa noche, uno de mis colegas me pregunt: Seor Rector, no le da miedo?. Segn recuerdo, le contest algo as: Si pensara que tenemos que llevar a cabo la transicin apoyndonos exclusivamente en nuestra experiencia y en nuestro juicio, entonces estara aterrado, pero contaremos con la ayuda del cielo, porque sabemos quin est a cargo y que no estamos solos. No, no tengo miedo. Y los que servimos en la Universidad Brigham Young Idaho testificamos juntamente que ha habido ayuda del cielo, que han ocurrido milagros, que se han recibido
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revelaciones, que se han abierto puertas, y que hemos sido grandemente bendecidos como personas y como institucin. Les ruego me permitan expresar gratitud y aprecio. Me siento agradecido por mis antepasados, esos hombres y mujeres fieles y firmes a quienes respeto y honro y a quienes les debo todo. Amo y aprecio a mi madre y a mi padre, y a la madre y al padre de mi esposa. Estoy agradecido por el amor y el apoyo y la enseanza y la fortaleza de ellos. Mi esposa, Susan, es una mujer virtuosa y una madre recta. Rpidamente notarn ustedes que la pureza y la bondad se hacen evidentes en su rostro. La amo y aprecio ms de lo que se puede expresar con palabras. Le agradezco ser la mujer que es, las lecciones que me ha enseado y el amor que compartimos. Susan y yo hemos sido bendecidos con tres hijos firmes a quienes amo y doy gracias. Nuestra pequea familia en expansin ahora incluye a dos nueras rectas y a tres nietas inteligentes, hermosas y encantadoras. Cuando
tenemos las oportunidades de estar juntos, recibimos la bendicin de ver apenas un destello de lo que es una familia en la eternidad. Mis amados hermanos y hermanas, estoy agradecido por ustedes. Al verlos congregados aqu en el Centro de Conferencias y al visualizarlos en centros de reuniones por toda la tierra, soy bendecido por su fidelidad y devocin que tienen al Salvador. Al levantar ustedes sus brazos en escuadra el sbado, sent que flua hacia mi alma una extraordinaria influencia que sostiene. Pocos de ustedes saben quin soy, mas saben de quien proviene el llamamiento, y estn muy dispuestos a sostener y apoyar. Les expreso mi agradecimiento, y prometo dedicar toda mi alma y todas mis energas a esta obra sagrada. A donde me manden el Seor y los lderes de Su Iglesia ir. Har lo que quieran que haga. Ensear lo que quieran que ensee, y me esmerar por llegar a ser lo que deba llegar a ser. En la fuerza del Seor y mediante Su gracia, s que ustedes y yo podemos tener la bendicin de lograr todas las cosas. Como uno de los ms dbiles de entre los dbiles, yo testifico que Dios vive. Doy testimonio de que Jess es el Cristo. l es nuestro Redentor y Salvador, y l vive. Tambin testifico que la plenitud del Evangelio de Jesucristo y su Iglesia verdadera han sido restauradas en la tierra en estos ltimos das por medio del profeta Jos Smith. Las llaves de la autoridad del sacerdocio y las ordenanzas de salvacin se hallan nuevamente en la tierra. Mediante el poder de dicho sacerdocio las familias de cierto pueden estar juntas para siempre. El Libro de Mormn es la palabra de Dios y la clave de nuestra religin, y hermanos y hermanas, los cielos no estn cerrados. Dios nos habla, a nosotros como personas y a los lderes de este reino de los postreros das en la tierra. El presidente Gordon B. Hinckley es el profeta del Seor en la tierra actualmente. De estas cosas testifico en el sagrado nombre del Seor Jesucristo. Amn.
Expreso gratitud por nuestros misioneros mayores. Ellos son jvenes de espritu, prudentes y tienen el deseo de trabajar.
on gratitud damos la bienvenida al lder Dieter F. Uchtdorf y al lder David A. Bednar al Qurum de los Doce Apstoles. Con devocin y unidos serviremos al Seor Jesucristo. Las asignaciones de este ao me han llevado a muchas naciones de la tierra. En algunos de esos pases, la Iglesia es relativamente nueva. No importa a dnde vaya, me encuentro con nuestros misioneros. Ellos son extraordinariamente fuertes y siempre eficaces, y brindan evidencia visible y tangible de que la Iglesia de Jesucristo ha sido restaurada en su plenitud. l fue quien dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio
a toda criatura1. Este mandamiento late en el corazn de todo misionero que testifica de Jesucristo y ensea Su mensaje. Al pensar en los misioneros, por lo general nos imaginamos a jovencitos con camisa y corbata y a jovencitas vestidas modestamente, pero junto a ellos hay maravillosos misioneros mayores que han respondido a las splicas de profetas y de apstoles de tener ms matrimonios misioneros2. Expreso gratitud por nuestros misioneros mayores. Ellos son jvenes de espritu, prudentes y tienen el deseo de trabajar, y que incluso toleran comentarios de sus hijos bromistas que podran cambiar la splica del presidente Spencer W . Kimball: Alarguemos el paso y decir Arrastremos el paso3. Estos queridos miembros estn dispuestos a servir y a fortalecer la vida de los dems4. A pesar de que estas personas mayores no sepan el idioma de la localidad, sus logros son valiosos y su espritu de sacrificio es admirable5.
Ejemplos de servicio de los misioneros mayores
Por ejemplo, pienso en el lder Lloyd Poelman y su esposa, la hermana Catherine Poelman, quienes tienen 9 hijos adultos y 20 nietos, y que actualmente sirven en una pequea
rama de una regin remota de Chile. Ellos visitan con frecuencia a los miembros menos activos y a las familias de los nuevos conversos. Esas visitas les brindan a los Poelman la oportunidad de leer con esas familias y de testificar de las bendiciones del templo. En las ramas de la misin, han enseado tambin a personas a dirigir msica y a tocar versiones simplificadas de los himnos en teclados electrnicos. El lder y la hermana Poelman escribieron hace poco: El bautismo es slo el primer paso en la conversin. Cuando se pasa el jbilo inicial y los nuevos conversos siguen enfrentando la necesidad de trabajar largas horas para ganarse la vida, necesitan la ayuda de otras personas para compartir el gozo del Evangelio. sa es nuestra especialidad. Parte de nuestro trabajo es preventivo: permanecer cerca de los nuevos conversos; no obstante, otros que raras veces asisten a las reuniones no han perdido su conviccin, y reciben agradecidos nuestro mensaje. Al ver los cambios en la vida de las personas a las que visitamos, nos sentimos bendecidos de recibir la gua y la ayuda constantes del Seor en esta obra y, al mismo tiempo, saber que nuestros familiares en casa estn recibiendo esas bendiciones especiales que derivan de nuestro llamamiento6. Esos maravillosos matrimonios estn comprometidos en la obra de rescatar almas que previamente hicieron convenios de tomar sobre s el nombre de Jesucristo. Otros matrimonios misioneros prestan servicio en templos sagrados de la Iglesia. El lder Kenneth Willits y su esposa, la hermana Barbara Willits, por ejemplo, sirven en el Templo de Accra, Ghana, donde adquirieron un amor especial por la gente de Ghana al trabajar all como misioneros hace ms de dos dcadas. Son conversos llenos de energa y entusiasmo de hace 50 aos, con 3 hijos, 16 nietos y 12 bisnietos. Ellos realizan las ordenanzas exaltadoras del templo; el hermano Willits es sellador. En varias ocasiones, se han quedado gratamente sorprendidos al
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encontrarse con miembros a quienes conocieron durante su primera misin. Hace poco, el lder Willits efectu el sellamiento de una pareja a la que haban enseado en 1982, y a quienes les fueron sellados cuatro de sus hijos fallecidos. El lder y la hermana Willits escriben: El estar dispuestos a dejar a nuestra familia y nuestro hogar se debe a los convenios del templo que hemos hecho, y nuestro ms grande deseo es llegar a ser una familia eterna. Contamos con el apoyo total de nuestra familia, y ellos comparten las muchas bendiciones que hemos recibido. Estamos humildemente agradecidos por el privilegio de ayudar a otras personas a recibir sus bendiciones del templo7. Los matrimonios valientes y caritativos como el lder y la hermana Willits hacen posible y enriquecen la obra que se lleva a cabo en muchos de nuestros templos en la tierra. Algunos de ellos, como el Templo de Accra, Ghana, estn ubicados donde la mayora de los miembros locales previamente no haban tenido la oportunidad de asistir a un templo. En las ordenanzas de esos miembros se cuenta ahora con la experiencia de los matrimonios que sirven como misioneros de templo. A ellos expresamos tambin nuestra sincera gratitud.
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A principios de este ao, el lder Douglas L. Callister y yo nos encontrbamos en Kiev, capital de Ucrania. Estbamos all para crear la primera estaca en la antigua Unin de Repblicas Socialistas Soviticas. Nos dio gusto ver que el Distrito Kiev, Ucrania, se encontraba bien preparado para ser estaca, totalmente organizado y listo para ocupar su lugar entre las estacas de Sin. All nos reunimos tambin con los misioneros, entre los cuales haba varios fieles matrimonios mayores, a quienes escuchamos con atencin. Recordamos el relato del lder Rudi Hegewald y de su esposa, la hermana Eva Hegewald, que se criaron en lo que entonces era Alemania Oriental. Con un leve y dulce acento alemn, hablaron de los difciles das de la Segunda Guerra Mundial y la posterior ocupacin sovitica, y de sus muchas privaciones. El encontrar la verdadera Iglesia del Seor y emigrar a Amrica fueron para ellos valiosas bendiciones. Los aos subsiguientes les trajeron cinco hijos saludables as como prosperidad espiritual y financiera. Ellos pensaron que el servir en una misin sera un modo de demostrarle gratitud al Seor, y expresaron el profundo deseo de servir en Europa Oriental. Su llamado fue
para servir en la Misin Ucrania Kiev. Los hermanos Hegewald escriben lo siguiente: Ahora, al acercarse el final de nuestra misin en la tierra de nuestros antiguos enemigos, estamos agradecidos por la oportunidad de ensear y amar a la gente ucraniana. Al servir al Seor, nuestras almas han sido sanadas y nuestra familia se ha unido ms; hemos tenido una experiencia verdaderamente extraordinaria y satisfactoria, y hemos visto muchos pequeos milagros8. Observen cmo los tres matrimonios escribieron en cuanto a sus bendiciones. Otro cuenta de las bendiciones que provienen del servicio misional, al escribir: Personas buenas nos reemplazaron en nuestra funcin de padres y lo hicieron mejor que nosotros Si un problema familiar no se ha resuelto con ayuno y oracin, sera bueno considerar ir en una misin9. Para ningn misionero mayor es conveniente ir en una misin. Tampoco lo fue para Jos, ni Brigham, ni John, ni Wilford. Ellos tambin tenan hijos y nietos; tenan el mismo amor por sus familias, pero tambin amaban al Seor y deseaban servirle. Algn da nos encontraremos con esos hombres fieles que ayudaron a establecer esta dispensacin; entonces nos alegraremos de que no
tratamos de escondernos cuando lleg del profeta un llamamiento para el servicio misional, an en el ocaso de nuestra vida. En la conferencia general de octubre de 1925, el presidente Heber J. Grant emiti un llamado para que hombres de madurez y buen criterio, que hayan tenido experiencia en la predicacin del Evangelio salgan a trabajar en el campo misional10. Esa necesidad an existe. En la reciente transmisin de capacitacin para lderes del sacerdocio de todo el mundo, el presidente Gordon B. Hinckley extendi un llamado similar: Hay una constante necesidad de matrimonios misioneros, dijo, porque realizan un maravilloso servicio en todo el mundo y [los lderes] no tienen que esperar a que se presenten como voluntarios. Los sacrificios relacionados con el servicio al Seor a tiempo completo bendecirn abundantemente a los matrimonios, a sus familias y a la gente a la que sirvan11.
Los requisitos para la obra
caridad y amor, con la mira puesta nicamente en la gloria de Dios, lo califican para la obra15.
Las limitaciones que imponen la edad y la salud
Al encomiar la obra de los misioneros mayores, me doy cuenta de que hay muchos ms a quienes les gustara servir, pero que no pueden hacerlo. Las limitaciones que imponen la edad o la mala salud merecen seria evaluacin, as como las necesidades importantes de la familia. Cuando hay un fuerte deseo de servir, no obstante que esas limitaciones existen, se puede prestar el servicio por medio de otras personas, quienes pueden ser sus brazos y piernas mientras que ustedes proporcionan los fondos necesarios. Otros podran contribuir su tiempo y talentos en calidad de misioneros que residan en su propia casa16. Cada clase de servicio ser agradable ante el Seor, y cada uno ser alabado por l.
El Evangelio
aquello que me habis visto hacer, eso haris vosotros19. Por tanto, fe, arrepentimiento, bautismo por agua, fuego y el Espritu Santo, el recogimiento de sus elegidos y perseverar hasta el fin, son todo parte del Evangelio20. Todos podemos emular el ejemplo del Seor, no importa la edad, el nivel social o el lugar donde vivamos. Siendo uno entre los testigos especiales del nombre de Cristo en todo el mundo21, declaro que l es el Hijo del Dios viviente, nuestro Salvador y Redentor que efectu la Expiacin. sta es Su Iglesia, restaurada en estos ltimos das para cumplir su destino divino. Su profeta hoy da es el presidente Gordon B. Hinckley. De ello testifico, en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
Los obispos tambin deber prestar atencin a ese llamado proftico, y preguntar a esos miembros si pudiesen servir. Las oportunidades para los misioneros mayores son diversas e ilimitadas12. Sus llamamientos para servir se hacen oficialmente despus de considerar, con oracin, sus antecedentes de trabajo, experiencia con otros idiomas, y aptitudes13. De todos los requisitos para servir, el deseo de servir tal vez sea el ms importante. El Seor ha declarado: Por tanto, oh vosotros que os embarcis en el servicio de Dios, mirad que le sirvis con todo vuestro corazn, alma, mente y fuerza, para que aparezcis sin culpa ante Dios en el ltimo da. De modo que, si tenis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra14. Muchos humildes Santos de los ltimos Das temen que no califican para realizar las labores misionales, pero a ese futuro misionero, el Seor ha dado esta seguridad: fe, esperanza,
Todos podemos predicar el Evangelio mediante el precepto y el ejemplo. La palabra Evangelio significa buenas nuevas. Las buenas nuevas son el Seor Jesucristo y Su mensaje de salvacin17. Jess consideraba que el Evangelio inclua tanto Su misin como Su ministerio en la tierra. Al declarar Su misin, Jess dijo: He aqu, os he dado mi evangelio, y ste es el evangelio que os he dado: que vine al mundo a cumplir la voluntad de mi padre, porque mi Padre me envi. Y mi Padre me envi para que fuese levantado sobre la cruz18. A la misin terrenal del Salvador la conocemos como la Expiacin. El ministerio terrenal del Salvador incluye todo lo dems que l hizo: Sus enseanzas, expresiones de amor, atencin a las ordenanzas, modelos de la oracin, perseverancia y ms. l vivi para ser nuestro Ejemplo, lo cual tambin incorpor en el Evangelio al decir en cuanto a Su ministerio: ste es mi evangelio, dijo, porque
1. Marcos 16:15; vase tambin Mateo 28:19; Mormn 9:22; D. y C. 42:58; 68:8; 80:1; 84:62; 112:28. 2. Por ejemplo, vase Gordon B. Hinckley, Servicio Misional, Liahona, marzo de 1988, pgs. 26; vase tambin L. Tom Perry, Por tanto, id, y haced discpulos a todas las naciones, Liahona, julio de 1984, pgs. 128132; M. Russell Ballard, Matrimonios misioneros, Liahona, mayo de 1990, pgs. 1721; Robert D. Hales, Matrimonios misioneros: Una poca para servir, Liahona, julio de 2001, pgs. 2831. 3. Vase Serving as Couple Missionaries, Ensign, septiembre de 1997, pg. 15. 4. Vase Lucas 22:32. 5. Las preocupaciones relacionadas con una misin se pueden considerar en cuatro categoras: (1) Finanzas: Cualquier gasto que sobrepase a lo que se hubiera necesitado en casa puede ser costeado por los hijos, amigos, qurumes o por otros miembros de la familia. (2) Temor: Los misioneros maduros no tienen que temerle al proselitismo o al aprendizaje de un nuevo idioma. Se puede contribuir mucho con los talentos ya adquiridos. Los misioneros pueden incursionar en otra situacin lingstica sabiendo que van a aprender lo que necesiten saber sin esperar de ellos la fluidez. Ellos van a aprender algo del idioma de su misin y encontrar gozo al usar cada nueva expresin. (3) Estado fsico: Aunque no se garantiza un entorno libre de riesgos, ya sea en casa o en el campo misional, se pueden tomar las medidas apropiadas del caso para una dieta y ejercicios apropiados. Por lo general, las necesidades rutinarias del cuidado fsico se pueden lograr en la misin. En caso de una emergencia, la evacuacin, si es recomendable, es posible.
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(4) Familias: Los hijos y nietos de los misioneros mayores sern bendecidos debido a su servicio. El Seor brind esta promesa a un misionero: He aqu, te han sobrevenido muchas aflicciones a causa de tu familia; sin embargo, te bendecir a ti y a tu familia, s, a tus pequeitos; y viene el da en que creern y conocern la verdad, y sern uno contigo en mi iglesia (D. y C. 31:2). Cuando esos pequeitos oran por sus padres misioneros, se acercarn al Seor as como a los padres o abuelos. 6. Carta personal, fechada el 29 de junio de 2004. 7. Carta personal, fechada el 28 de junio de 2004. 8. Carta personal, fechada el 1 de julio de 2004. 9. Carta dirigida al lder Dallin H. Oaks por el doctor Brent Petersen y su esposa Carol Petersen, fechada el 27 de junio de 2004. 10. En Conference Report, octubre de 1925, pg. 10. 11. A los obispos de la Iglesia, Reunin Mundial de Capacitacin de Lderes, 19 de junio de 2004, pgs. 2428; vase tambin Gordon B. Hinckley, Pasajes de discursos recientes del presidente Gordon B. Hinckley, Ensign, abril de 1996, pg. 72. 12. Las categoras incluyen la obra de liderazgo y con los miembros; la historia familiar y el servicio en el templo; los servicios mdicos, humanitarios y de bienestar; el trabajar en los centros de visitantes, para los asuntos pblicos o como el personal de oficina en un rea o misin, con las finanzas y los registros, con propiedades, para el Sistema Educativo de la Iglesia, con el Fondo Perpetuo para la Educacin o como apoyo para otros esfuerzos educativos. Estn disponibles otras oportunidades donde encajan las aptitudes propias de los futuros misioneros. Vase Giles H. Florence, hijo, So Many Kinds of Missions, Ensign, febrero de 1990, pgs. 611. 13. Para los detalles con respecto a los requisitos y la preparacin para los misioneros mayores, vase David B. Haight, Los matrimonios misionerosUn recurso maravilloso, Liahona, octubre de 1997, pgs. 2633; Vaughn J. Featherstone, Couple Missionaries: Too Wonderful for Me, Ensign, septiembre de 1998, pgs. 1417; There Is Work for Us to Do, Ensign, octubre de 1993, pgs. 3641; The Impact of Couple Missionaries, Ensign, abril de 2003, pgs. 6063; John L. Hart, Working Miracles in Mission Field, Church News, 22 de diciembre de 1990, pgs. 3, 7. 14. D. y C. 4:23; cursiva agregada. 15. D. y C. 4:5. 16. Se puede encontrar informacin adicional en el sitio web de la Iglesia (www.lds.org), bajo el ttulo Service Opportunities for Senior Missionaries (haga clic en Other Resources en la portada y despus en Church Service Missionary Opportunities). 17. Vase la Gua para el Estudio de las Escrituras, Evangelios, pgs. 7075. 18. 3 Nefi 27:1314. 19. 3 Nefi 27:21. 20. Vase D. y C. 33:612; 39:6. 21. D. y C. 107:23.
Cun agradecido estoy, cun agradecidos debemos estar todos, por las mujeres en nuestra vida.
is amados hermanos y hermanas, para dar comienzo a mis palabras, quisiera hacer uso de un privilegio personal. Hace seis meses, en mi discurso final de nuestra conferencia, mencion que mi amada compaera de 67 aos de casados se encontraba muy enferma. Ella falleci dos das despus, el 6 de abril, una fecha significativa para todos los miembros de la Iglesia. Quiero agradecer pblicamente a los dedicados mdicos y a las maravillosas enfermeras que la atendieron durante su enfermedad final. Mis hijos y yo estuvimos a su lado cuando ella plcidamente entr en la eternidad. Confieso que al sostener su mano y ver cmo la vida mortal iba alejndose de ella, me sent sobrecogido. Antes de casarnos, ella era la mujercita de mis sueos, como deca
la letra de una cancin muy popular en aquellos aos. Fue mi amada compaera por ms de dos tercios de siglo, igual que yo ante el Seor, aunque en realidad superior a m, y ahora, en mi ancianidad, vuelve a ser la mujercita de mis sueos. Inmediatamente despus de su fallecimiento, recibimos enormes manifestaciones de amor de todas partes del mundo por medio de hermosas ofrendas florales, grandes contribuciones hechas en su nombre al Fondo Perpetuo para la Educacin y a sectores acadmicos que ella promova en la Universidad Brigham Young. Recibimos, literalmente, cientos de cartas; tenemos cajas llenas de ellas, procedentes de muchas personas conocidas y otras a quienes no conocemos. Todas expresan admiracin por ella, as como pesar y amor por nosotros, a quienes ella dej atrs. Lamentamos no haber podido responder en forma individual a esas muchas expresiones personales, as que ahora aprovecho esta oportunidad para agradecerles a todos y a cada uno su gran bondad hacia nosotros. Muchsimas gracias y por favor perdnennos por no haber podido contestar, pero nos habra resultado imposible hacerlo. Sepan, sin embargo, que tales manifestaciones han sido de gran consuelo en momentos de tanto dolor. Estoy agradecido por poder decir que, en nuestra larga vida juntos, no recuerdo ningn altercado grave.
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Algn que otro desacuerdo, s, pero nada de magnitud. Considero que nuestro matrimonio fue tan placentero como puede serlo cualquier otro. Reconozco que muchos de ustedes son bendecidos de una manera similar y les felicito de corazn, porque al fin y al cabo no hay un vnculo ms bello que el compaerismo entre marido y mujer, ni nada ms relevante, ya sea para bien o para mal, que las interminables consecuencias de la unin matrimonial. Soy testigo de tales consecuencias constantemente; veo tanto hermosura como tragedia y es por eso que he decidido hablarles hoy en cuanto a la influencia de la mujer en nuestra vida. Empezar por la creacin del mundo. En el libro del Gnesis y en el libro de Moiss leemos en cuanto a tan singular y magnfica tarea. El Todopoderoso fue el arquitecto de la creacin. Bajo Su direccin sta fue ejecutada por Su Amado Hijo, el Gran Jehov, a quien ayud Miguel, el arcngel. Primero formaron el cielo y la tierra, lo cual fue seguido por la separacin de la luz y la oscuridad. Las aguas fueron retiradas de la tierra seca, surgi la vegetacin, seguida por los animales. Tras todo esto vino la creacin del hombre. En Gnesis leemos: Y vio Dios todo lo que haba hecho, y he aqu que era bueno en gran manera (Gnesis 1:31). Pero el proceso no estaba completo, mas para Adn no se hall ayuda idnea para l. Entonces Jehov Dios hizo caer sueo profundo sobre Adn, y mientras ste dorma, tom una de sus costillas, y cerr la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehov Dios tom del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adn: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; sta ser llamada Varona (Gnesis 2:2023).
Y as Eva lleg a ser la creacin final de Dios, la gran suma de todo lo que hasta el momento se haba hecho. A pesar de esta preeminencia que se concede a la creacin de la mujer, a lo largo de las pocas se la ha relegado a una posicin secundaria. Se la ha menoscabado, se la ha denigrado, se la ha esclavizado y maltratado y aun as, algunos de los personajes ms destacables de las Escrituras han sido mujeres de integridad, valor y fe. Sabemos de Ester, Noem y Rut en
el Antiguo Testamento; Sarah en el Libro de Mormn; Mara, la madre misma del Redentor del mundo, a quien Dios escogi y fue descrita por Nefi como: Una virgen, ms hermosa y pura que toda otra virgen (1 Nefi 11:15). Fue ella quien llev al nio Jess a Egipto para salvarle la vida de la ira de Herodes. Fue ella quien le cri en Su infancia y le gui en Su adolescencia. Ella permaneci junto a Su torturado cuerpo que colgaba de la cruz del Calvario. En medio de Su tormento
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l le dijo a ella: Mujer, he ah tu hijo. Y a Su discpulo, en una splica para que cuidara de ella, l le dijo: He ah tu madre! (vase Juan 19:2627). En la vida del Seor tambin vemos a Mara y a su hermana Marta, y a Mara Magdalena. Fue ella la que lleg al sepulcro aquella primera maana de Pascua, y fue a ella, una mujer, a quien l se le apareci primero como el Seor resucitado. Por qu es que aun cuando Jess puso a la mujer en un lugar de tanta importancia, hay tantos hombres que profesan Su nombre y al mismo tiempo degradan a la mujer? En Su gran plan, cuando Dios cre al hombre, l cre la dualidad de los sexos. La sublime expresin de esa dualidad la encontramos en el matrimonio, donde una parte complementa a la otra. Como lo declar Pablo: En el Seor, ni el varn es sin la mujer, ni la mujer sin el varn (1 Corintios 11:11). No existe ningn otro acuerdo que cumpla con los divinos propsitos del Todopoderoso. El hombre y la mujer son Sus creaciones y esa dualidad es parte del plan de Dios. Su relacin y funciones complementarias son fundamentales para Sus propsitos; y uno est incompleto sin el otro. Reconozco que tenemos muchas maravillosas mujeres entre nosotros que no han tenido la oportunidad de casarse, pero tambin ellas hacen un enorme aporte, sirviendo en la Iglesia fielmente y con gran capacidad; enseando en las organizaciones y funcionando como lderes. Observ algo muy interesante hace algunos das. Las Autoridades Generales estbamos en una reunin junto con la Presidencia de la Sociedad de Socorro. Esas hermanas tan capaces compartieron con nosotros, en nuestra sala de consejos, principios de bienestar y se refirieron a la forma de ayudar a personas necesitadas. Nuestra posicin como oficiales de esta Iglesia no se vio disminuida por ello, ms bien, nuestra capacidad para servir creci. Hay algunos hombres que, en un espritu de arrogancia, se creen
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superiores a la mujer. Parecen no darse cuenta de que ellos no existiran de no ser por la madre de la cual nacieron. Cuando ellos tratan de imponer su superioridad, rebajan a la mujer. Se ha dicho que El hombre no puede degradar a la mujer sin caer l mismo en la degradacin, y no puede elevarla a ella sin al mismo tiempo elevarse l (Alexander Walter, en Elbert Hubbards Scrap Book, pg. 204). Cun cierta es esa declaracin. Vemos los frutos amargos de esa degradacin a todo nuestro alrededor. El divorcio es uno de los resultados, es un mal social que nadie parece poder detener, es la consecuencia de la prdida del respeto por el cnyuge. Se manifiesta a s mismo en el desinters, en la crtica, en el maltrato y en el abandono, y lamentablemente en la Iglesia no somos inmunes a ese mal. Jess declar: Lo que Dios junt, no lo separe el hombre (Mateo 19:6). La palabra hombre es utilizada en un sentido genrico, pero la realidad nos muestra que, por lo general son los hombres quienes crean las condiciones que llevan al divorcio. Por haber tenido la triste experiencia de tratar cientos de situaciones de divorcio a lo largo de los aos, estoy seguro de que la aplicacin de una sencilla prctica contribuira ms que ninguna otra cosa a resolver este grave problema. Si todo marido y toda mujer se esforzaran al mximo para garantizar la comodidad y la felicidad de su compaera o compaero, habra muy pocos divorcios, si es que los habra. No se escucharan discusiones y cesaran las acusaciones. Los arranques de ira no existiran y el amor y el inters reemplazaran el maltrato y la maldad. Hace muchos aos cantbamos una cancin muy popular cuya letra deca: Quiero ser feliz, mas no puedo ser feliz mientras no te haga feliz a ti tambin. (Irving Caesar, I Want to Be Happy, 1924)
Cun cierto es. Toda mujer es una hija de Dios. Uno no puede ofenderla a ella sin ofenderlo tambin a l. Suplico a los hombres de esta Iglesia que busquen y nutran la divinidad que hay en su compaera. En la medida que eso suceda, habr armona, paz, amor y la vida familiar se ver enriquecida. Bien nos record el presidente McKay que: Ningn xito [en la vida] puede compensar el fracaso en el hogar (L. Tom Perry, El ser padre, un llamamiento eterno, Liahona, mayo de 2004, pgs. 6972). Asimismo reconocemos la gran verdad que nos ense el presidente Lee, que: La obra ms importante del Seor que harn jams ser la que realicen dentro de las paredes de su propio hogar, (Dallin H. Oaks, La Sociedad de Socorro de la Iglesia, Liahona , julio de 1992, pgs. 3942). La cura para la mayora de los problemas matrimoniales no est en el divorcio, sino en el arrepentimiento y el perdn, en las manifestaciones de bondad e inters; se le encuentra en la aplicacin de la regla de oro. Es una escena muy bella ver a un joven y una joven tomados de la mano ante el altar solemnizando ante Dios el convenio de honrarse y amarse el uno al otro. Pero cun lgubre es verlos unos meses o unos aos ms tarde, diciendo comentarios ofensivos, palabras crueles y ofensivas, con veces altisonantes y amargas acusaciones. No es necesario que sea as, mis queridos hermanos y hermanas. Podemos elevarnos por encima de los dbiles y pobres rudimentos (vase Glatas 4:9). Podemos buscar y reconocer la mutua naturaleza divina que heredamos por ser hijos de nuestro Padre Celestial. Podemos vivir juntos en el modelo de matrimonio que Dios nos dio y lograr aquello de lo que somos capaces, siempre que ejerzamos disciplina personal y nos abstengamos de tratar de disciplinar a nuestro cnyuge. Las mujeres de nuestra vida son criaturas engalanadas con cualidades
divinas muy particulares, las que hacen que extiendan manos de bondad y de amor a quienes las rodean. Podemos alentar esa conducta natural si les concedemos la oportunidad de dar expresin a los talentos e impulsos con que han sido bendecidas. No hace mucho, mi amada compaera me dijo tiernamente una noche: T siempre me has dado alas para volar, y sa es una de las razones por las que te amo. Conoc, una vez, a un hombre ya fallecido que insista en tomar todas las decisiones por su esposa e hijos. Ni un par de zapatos podan comprar sin l. No podan tomar clases de piano ni servir en la Iglesia sin su consentimiento. Con el paso del tiempo pude ver el resultado de esa actitud, y les digo que ese resultado no es bueno. Mi padre nunca dud en halagar a mi madre y nosotros sabamos que l la amaba por la manera como la trataba. l mostraba deferencia hacia ella, y por siempre estar agradecido por su ejemplo. Muchos de ustedes han sido igualmente bendecidos. Ahora podra continuar, pero no es necesario. Solamente deseo recalcar la irrefutable verdad que todos somos descendencia de Dios, tanto hijos como hijas, hermanos y hermanas. Amo yo, como padre, menos a mis hijas que a mis hijos? No. Si es que soy culpable de algn tipo de parcialidad, es a favor de mis nias. Siempre he dicho que al llegar un hombre a la vejez, mejor que tenga hijas a su alrededor. Ellas son nobles, buenas y atentas. Creo que puedo decir que mis hijos varones son capaces y sensatos y que mis hijas son inteligentes y bondadosas, y mi copa est rebosando (Salmos 23:5), a causa de ello. Las mujeres son una parte esencial del plan de felicidad que nuestro Padre Celestial ha delineado para nosotros. Ese plan no puede operar sin ellas. Hermanos, es mucha la infelicidad que existe en el mundo; hay demasiado sufrimiento, dolor y desengao. Son muchas las lgrimas que derraman
esposas e hijas angustiadas y es demasiada la negligencia y enorme el maltrato. Dios nos ha dado el sacerdocio, y ese sacerdocio no se puede ejercer sino por persuasin, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero; por bondad y por conocimiento puro, lo cual ennoblecer grandemente el alma sin hipocresa y sin malicia (D. y C. 121:4142). Cun agradecido estoy, cun agradecidos debemos estar todos, por
las mujeres en nuestra vida. Que Dios las bendiga; que Su gran amor descanse sobre ellas y las corone con brillo y belleza, gracia y fe. Y que Su Espritu descanse tambin sobre nosotros, los varones, y nos gue siempre para que las respetemos, estemos agradecidos por ellas, les demos nimo, fuerzas y amor, lo cual es la esencia misma del Evangelio de nuestro Redentor y Seor. Esto ruego humildemente, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amn.
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ay un mensaje para los Santos de los ltimos Das en una revelacin pocas veces mencionada que se dio al profeta Jos Smith en 1838: tengo presente a mi siervo Oliver Granger. He aqu, de cierto le digo que su nombre se guardar en memoria sagrada de generacin en generacin para siempre jams, dice el Seor (D. y C. 117:12). Oliver Granger era un hombre comn; era casi ciego, habiendo perdido la vista debido al fro y al haber quedado expuesto al rigor del tiempo (History of the Church, Tomo IV, pgs. 408409). La Primera Presidencia lo describi como un hombre de la ms estricta integridad y virtud moral; en resumen, era un hombre de
El Seor no esperaba que Oliver fuese perfecto y quiz ni que tuviera xito: cuando caiga, se levantar nuevamente, porque su sacrificio ser ms sagrado para m que su ganancia, dice el Seor (D. y C 117:13). No siempre podemos esperar tener xito, pero debemos poner nuestros mejores esfuerzos. pues yo, el Seor, juzgar a todos los hombres segn sus obras, segn el deseo de sus corazones (D. y C. 137:9). El Seor dijo a la Iglesia: cuando doy un mandamiento a cualquiera de los hijos de los hombres de hacer una obra en mi nombre, y stos, con todas sus fuerzas y con todo lo que tienen, procuran hacer dicha obra, sin que cese su diligencia, y sus enemigos vienen sobre ellos y les impiden la ejecucin de ella, he aqu, me conviene no exigirla ms a esos hijos de los hombres, sino aceptar sus ofrendas Y os hago de esto un ejemplo para vuestro consuelo, en lo que concierne a todos aquellos a quienes se ha mandado hacer alguna obra, y las manos de sus enemigos y la opresin se lo han impedido, dice el Seor vuestro Dios (D. y C. 124:49, 53; vase tambin Mosah 4:27). Los pocos miembros de Kirtland ahora son millones de Santos de los ltimos Das comunes en toda la tierra; hablan innumerables idiomas pero se unen en fe y entendimiento mediante el idioma del Espritu. Estos fieles miembros hacen y guardan sus convenios y se esfuerzan por ser dignos de entrar en el templo; creen en las profecas y sostienen a los lderes de barrio y de rama. Al igual que Oliver, sostienen a la Primera Presidencia y al Qurum de los Doce y aceptan lo que el Seor dice: Y si los de mi pueblo escuchan mi voz, y la voz de mis siervos que he nombrado para guiar a mi pueblo, he aqu, de cierto os digo que no sern quitados de su lugar (D. y C. 124:45). En la revelacin que se dio como prefacio para Doctrina y Convenios, el Seor explica quin llevar a cabo Su
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obra. Escuchen con cuidado a medida que yo leo esa revelacin y piensen en la confianza que el Seor tiene en nosotros: Por tanto, yo, el Seor, sabiendo las calamidades que sobrevendran a los habitantes de la tierra, llam a mi siervo Jos Smith, hijo, y le habl desde los cielos y le di mandamientos; y tambin a otros di mandamientos de proclamar estas cosas al mundo; y todo esto para que se cumpliese lo que escribieron los profetas: Lo dbil del mundo vendr y abatir lo fuerte y poderoso, para que el hombre no aconseje a su prjimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne. El siguiente versculo estipula que el sacerdocio se confiera a hombres y jovencitos comunes y dignos: sino que todo hombre hable en el nombre de Dios el Seor, el Salvador del mundo; para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los dbiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes. He aqu, soy Dios, y lo he declarado; estos mandamientos son mos, y se dieron a mis siervos en su debilidad, segn su manera de hablar, para que alcanzasen conocimiento; y para que cuando errasen, fuese manifestado; y para que cuando buscasen sabidura, fuesen instruidos; y para que cuando pecasen, fueran disciplinados para que se arrepintieran; y para que cuando fuesen humildes, fuesen fortalecidos y bendecidos desde lo alto, y recibieran conocimiento de cuando en cuando (D. y C. 1:1720, 2328; cursiva agregada). Ahora se levanta otra generacin de jvenes; vemos en ellos una fortaleza ms all de lo que hemos visto antes. La bebida, las drogas y la inmoralidad no son parte de su vida; se juntan en el estudio del Evangelio, en las actividades sociales y en el servicio. No son perfectos, todava no; hacen todo lo que pueden y son ms
fuertes que las generaciones que les precedieron. As como el Seor le dijo a Oliver Granger: cuando [ellos caigan], se [levantarn] nuevamente, porque [el] sacrificio [de ellos] ser ms sagrado para m que su ganancia (D. y C. 117:13). Algunos se preocupan demasiado por no haber ido en una misin, por el matrimonio que no ha tenido xito, o porque no tienen bebs, o por los hijos que parecen perdidos, o por los sueos que no se realizaron, o porque la edad les limita lo que pueden hacer. No creo que le agrade al Seor que nos preocupemos pensando que nunca hacemos lo suficiente o que lo que hacemos nunca es lo suficientemente bueno. Algunos innecesariamente llevan una gran carga de culpabilidad que se podra quitar mediante la confesin y el arrepentimiento. El Seor no dijo de Oliver: [Si cae], sino Cuando caiga, se levantar nuevamente (D. y C. 117:13; cursiva agregada). Hace unos aos, en las Filipinas, llegamos temprano para una conferencia. Sentados al borde de la vereda estaban un padre, una madre y cuatro pequeos hijos vestidos con
su mejor ropa de domingo; haban viajado en autobs varias horas y estaban comiendo sus primeros alimentos del da. Cada uno de ellos coma una fra mazorca de maz hervida. Probablemente el costo del viaje a Manila en autobs sali del presupuesto para su comida. Al mirar a la familia, mi corazn se llen de emocin. He ah la Iglesia. He ah el poder. He ah el futuro. Tal como las familias en muchas tierras, ellos pagan su diezmo, apoyan a sus lderes y se esfuerzan al mximo por servir. Durante ms de 40 aos, mi esposa y yo hemos viajado por toda la tierra; conocemos a miembros de la Iglesia en quiz unos cien pases; hemos sentido el poder de su fe sencilla. Sus testimonios personales y su sacrificio han ejercido un profundo efecto en nosotros. No me gusta recibir honores; los cumplidos siempre me incomodan porque la gran obra de llevar el Evangelio hacia delante, tanto en el pasado, como ahora y en el futuro, depender de los miembros comunes. Mi esposa y yo no esperamos una recompensa mayor para nosotros que la que recibirn nuestros hijos o
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nuestros padres. Nosotros no presionamos a nuestros hijos a que logren gran prominencia ni notoriedad en el mundo, ni incluso en la Iglesia, como su meta en la vida, ni lo deseamos realmente. Eso tiene muy poco que ver con el valor del alma. Ellos harn realidad nuestros sueos si viven el Evangelio y cran a sus hijos en fe. Como Juan: No [tenemos] mayor gozo que este, el or que [nuestros] hijos andan en la verdad (3 Juan 1:4). Hace aos, como presidente de la Misin de Nueva Inglaterra, sal de Fredericton, New Brunswick; la temperatura era de 40 grados bajo cero. Al alejarse el avin del pequeo aeropuerto, vi a dos jvenes lderes parados afuera, que decan adis, y pens: Muchachos insensatos, por qu no se van adentro donde est mas clido?. De repente, me sobrevino un poderoso impulso, una revelacin: All, en aquellos dos comunes y jvenes misioneros est el sacerdocio del Dios Altsimo. Me reclin en el asiento, contento de dejar la obra misional de toda esa provincia de Canad en sus manos. Fue una leccin que nunca he olvidado. Hace ocho semanas, el lder William Walker, de los Setenta, y yo
realizamos una conferencia de zona en Naha para 44 misioneros en la isla de Okinawa. El presidente Mills, de la Misin Japn Fukuoka, no pudo asistir debido a un feroz tifn que se aproximaba. Los jvenes lderes de zona dirigieron la reunin con tanta inspiracin y dignidad como su presidente de misin lo hubiera hecho. A la maana siguiente salimos con vientos huracanados, contentos de dejar a los misioneros al cuidado de esos jvenes. Hace poco en Osaka, Japn, los lderes Russell Ballard y Henry Eyring, de los Doce, y yo, junto con el presidente David Sorensen y otros de los Setenta, nos reunimos con 21 presidentes de misin y 26 Setenta Autoridades de rea. Entre los Setenta Autoridades de rea estaban los lderes Subandriyo, de Jakarta, Indonesia; Chu-Jen Chia, de Bejing, China; Remus G. Villarete, de las Filipinas; Won Yong Ko, de Corea; y otros 22; slo dos eran norteamericanos. Fue una unin de naciones, de idiomas y de gente. A ninguno se le paga; todos sirven voluntariamente, agradecidos de ser llamados a la obra. Reorganizamos estacas en Okazaki, en Sapporo y en Osaka, Japn. Los tres nuevos presidentes
En Papeete, Tahit, John y Celina Sun llegan al lugar donde se transmitir una sesin de la conferencia.
de estaca y un nmero increble de lderes se haban unido a la Iglesia cuando eran adolescentes. La mayora de ellos haba perdido a sus padres en la guerra. El lder Yoshihiko Kikuchi, de los Setenta, es uno de esa generacin. Las calamidades que el Seor predijo vienen ahora sobre un mundo impenitente. De inmediato, una generacin tras otra de jvenes se levanta; se casan, guardan los convenios hechos en la Casa del Seor, tienen hijos y no dejan que la sociedad fije lmites sobre la vida familiar. Hoy da nosotros cumplimos la profeca de que el nombre [de Oliver Granger] se guardar en memoria sagrada de generacin en generacin para siempre jams (D. y C. 117:12). No fue grande, desde el punto de vista del mundo. Sin embargo, el Seor dijo: ningn hombre menosprecie a mi siervo Oliver Granger, sino descansen sobre l para siempre jams las bendiciones (D. y C. 117:15). Nadie subestime el poder de la fe de los comunes Santos de los ltimos Das. Recuerden que el Seor dijo: en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos ms pequeos, a m lo hicisteis (Mateo 25:40). l promete que El Espritu Santo ser [su] compaero constante, y [su] cetro, un cetro inmutable de justicia y de verdad; y [su] dominio ser un dominio eterno, y sin ser compelido fluir hacia [ellos] para siempre jams (D. y C. 121:46). Nada! Ningn poder puede detener el progreso de la obra del Seor. Hasta cundo pueden permanecer impuras las aguas que corren? Qu poder hay que detenga los cielos? Tan intil le sera al hombre extender su dbil brazo para contener el ro Misuri en su curso decretado, o volverlo hacia atrs, como evitar que el Todopoderoso derrame conocimiento desde el cielo sobre la cabeza de los Santos de los ltimos Das (D. y C. 121:33). De esto doy testimonio apostlico, en el nombre de Jesucristo. Amn.
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La obra del templo es la obra que se nos ha preparado para llevar a cabo. Es una obra para toda generacin, incluida, y en especial, la juventud.
ace poco ms de un ao, mi esposo y yo visitamos Nauvoo. Al caminar por el Antiguo Cementerio Pionero buscando la sepultura de una antepasada, Zina Baker Huntington, me conmovieron la serena soledad del lugar y el espritu que sent. Camin entre los rboles y le los nombres de las lpidas; muchos de ellos eran de nios y de familias. Solloc al volverse mi corazn hacia nuestros antepasados, muchos de los cuales, tras haberse unido a la Iglesia, se fueron a Nauvoo. Mentalmente, me hice muchas preguntas: Por qu dejaron sus cmodas casas y sus familias? Por qu padecieron persecucin, enfermedades e incluso la muerte? Por qu sacrificaron todo lo que tenan para ir a ese lugar y
edificar un templo? Apenas tenan donde guarecerse y, no obstante, construan un templo! Y cuando el templo estaba casi terminado, cmo pudieron dejarlo? Mientras me hallaba sentada en silencio, reflexionando en esa escena, la respuesta lleg a mi corazn con energa, pero con suavidad a la vez: Hicimos esto por ustedes. Esas palabras: Hicimos esto por ustedes, me recordaron que nuestros antepasados, junto con muchos otros santos fieles, sacrificaron todo por motivo de su testimonio y de su fe en Jesucristo. Saban que el Evangelio haba sido restaurado en la tierra una vez ms y que eran guiados por un profeta de Dios. Saban que el Libro de Mormn es verdadero y comprendan su mensaje y su testimonio. Saban que, por medio de la restauracin de las llaves del sacerdocio, las familias podran ser selladas unas a otras por la eternidad mediante las santas ordenanzas del sacerdocio, que slo podran efectuarse en un templo. Saban que la obra del templo era la clave de la salvacin y de la exaltacin de la familia humana. Conocan la importancia de esta obra y estaban dispuestos a dar todo lo que tenan a fin de hacer posible la construccin de una casa aceptable para el Seor, donde esa santa obra pudiese llevarse a cabo. Sacrificaron todo a fin de que generaciones pasadas y futuras tuviesen
acceso a las bendiciones eternas del templo. Antes de llegar a Nauvoo, los santos hicieron grandes sacrificios para construir el primer templo de esta dispensacin en Kirtland, Ohio. All, el Seor apareci a Jos Smith y a Oliver Cowdery. Otros tres mensajeros celestiales tambin aparecieron en ese lugar. Uno de ellos fue Elas el profeta quien restaur, por conducto del profeta Jos Smith, llaves que pertenecen a la restauracin del sacerdocio y a la gran obra que haba de efectuarse en los templos del Seor1. Eso sucedi de acuerdo con la promesa que se hace constar en Doctrina y Convenios, en la cual el Seor dice: He aqu, yo os revelar el sacerdocio, por conducto de Elas el profeta Y l plantar en el corazn de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazn de los hijos se volver hacia sus padres. De no ser as, toda la tierra sera totalmente asolada a su venida2. Los primeros santos comprendieron el significado de esa Escritura, y aquella hermosa maana en el Antiguo Cementerio de Nauvoo, yo tambin la comprend. Cmo se pueden plantar las promesas hechas a los padres en el corazn de los hijos? Cmo puede volverse el corazn de los hijos hacia los padres? Eso slo puede ocurrir si comprendemos quines somos y nuestra funcin en esta obra, y si permanecemos dignos y nos preparamos para entrar en el templo, y si actuamos en beneficio de los que nos han precedido. Brigham Young dijo: Tenemos una obra que realizar que es tan importante en su esfera como lo fue la obra del Salvador en su esfera Ahora se nos ha llamado a llevar a cabo la nuestra, la cual ha de ser la obra ms grande que el hombre haya efectuado sobre la tierra3. En la visin de la redencin de los muertos que se manifest al presidente Joseph F. Smith, l vio a muchos de los nobles y grandes profetas que haban estado en la tierra antes de la
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venida del Salvador. Tambin vio al profeta Jos Smith, a Hyrum Smith, su padre, y a otros espritus selectos que fueron reservados para nacer en el cumplimiento de los tiempos, a fin de participar en la colocacin de los cimientos de la gran obra de los ltimos das4. Quines eran esos otros espritus selectos? Los de nuestra generacin se hallaban all entre esos lderes nobles y grandes, preparados en el mundo de los espritus para estar en la tierra en esta poca! Las Escrituras nos dicen: Aun antes de nacer, ellos, con muchos otros, recibieron sus primeras lecciones en el mundo de los espritus, y fueron preparados para venir en el debido tiempo del Seor a obrar en su via en bien de la salvacin de las almas de los hombres5. La labor para la que se nos prepar y se nos reserv para llevar a cabo comprende la construccin de templos y la efectuacin en ellos de las ordenanzas para la redencin de los muertos6. Brigham Young previ la poca en la cual vivimos en la actualidad. l dijo: Para llevar a cabo esta obra tendr que haber no slo un templo, sino miles de ellos, y miles de decenas de miles de hombres y mujeres irn a esos templos a oficiar por las personas que han vivido en tiempos tan remotos como los que el Seor revelar7. Cuando yo era joven, mi abuelo Martin me ense que, en los ltimos das, habra templos literalmente por toda la tierra. Cuando el abuelo me expres ese pensamiento, me result muy difcil imaginarlo; pero me cri con ese conocimiento y ese sentimiento en el corazn. Hace poco busqu en el sitio web de la Iglesia, bajo Templos y vi claramente que los templos, indicados con puntos rojos, estn comenzando a expandirse por sobre gran parte de la tierra8. Nuestro amado profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, ha dicho: Hemos tomado la resolucin de hacer llegar los templos a las personas
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y brindarles as todas las oportunidades de recibir las valiossimas bendiciones que brinda la adoracin en el templo9. Nuestro profeta sabe que es difcil efectuar la obra del templo si no vivimos cerca de un templo. sta es nuestra poca, y la obra del templo es la obra que se nos ha preparado para llevar a cabo. Es una obra para toda generacin, incluida, y en especial, la juventud de la Iglesia. A fin de efectuar esta gran obra, tenemos que ser dignos. No es de extraar que nos rodeen por todos lados elementos que tienen por objeto desanimarnos, perturbarnos e inhabilitarnos. Debemos conservar claramente nuestra mira y recordar que el templo es la razn de todo lo que hacemos en la Iglesia. Los programas para la juventud, como por ejemplo, El progreso personal y Cumplir nuestro deber a Dios animan a los jvenes a ser dignos de ir al templo. Esos programas tienen por objeto ayudar a la gente joven a hacer y a guardar cometidos, lo cual los prepara para hacer y guardar convenios. Adems, instan a los jvenes a
participar en la labor de escribir su diario personal, en la historia familiar y en la efectuacin de bautismos por sus antepasados. En el folleto Para la fortaleza de la juventud, se ensean la doctrina y los principios que, si se comprenden y se ponen en prctica, servirn a los jvenes para ser dignos de asistir al templo. Esos programas son instrumentos poderosos para que los utilicen los jvenes, los padres y los lderes. Ayudan a los jvenes a prepararse para ser dignos de ir al templo. Y nuestros jvenes no tienen que esperar hasta ir a una misin o llegar al matrimonio para visitar el templo, puesto que pueden tener experiencias en el templo comenzando a los doce aos de edad al realizar bautismos y confirmaciones, lo cual pueden seguir efectuando durante la adolescencia y cuando sean adultos. Grandes bendiciones literalmente se derramarn sobre la cabeza de los que sean investidos en los templos, y una porcin de esas bendiciones las recibirn nuestros jvenes si viven dignamente para participar en la Casa del Seor10.
En el Templo de Salt Lake, el bautisterio es un lugar emocionante en el cual estar los sbados por la maana. Estuve all temprano una maana para ser bautizada por algunas de mis antepasadas. Mientras esperaba sentada en un banco, en el recinto bautismal, advert que la joven que estaba a mi izquierda lea su bendicin patriarcal. La muchacha que estaba a mi derecha lea las Escrituras. Le pregunt si haba ido con algn grupo, y me contest: No, vengo con mi amiga todos los sbados; hace ms hermosa toda la semana. Esas jvenes, junto con muchos otros hombres jvenes y mujeres jvenes, conocen un gran secreto: el templo es una bendicin no slo para nuestras familias y para nuestros antepasados, sino tambin para nosotros mismos. Se nos ha prometido que los que sean investidos en el templo saldrn de esa santa casa armados con tu poder, y que tu nombre est sobre ellos, y los rodee tu gloria, y tus ngeles los guarden11. sas son grandes bendiciones y promesas. Qu persona joven no desea prepararse para recibir esas bendiciones a fin de vivir a salvo en el mundo de hoy que se vuelve cada vez ms inicuo? Cuando el presidente Faust habl a los jvenes en la sesin del sacerdocio en octubre del ao pasado, los amonest a tomar la iniciativa de tomar parte en las obras del templo y de historia familiar. Les dijo: deseo instar[los] a que empiecen a descubrir quines son ustedes realmente, aprendiendo ms de sus antepasados Pueden acceder con gran facilidad a una vasta coleccin de registros de historia familiar con la conexin de Internet en su propia casa o desde el centro de historia familiar ms prximo La obra del templo es esencial porque sin [nuestros muertos] nosotros no podemos perfeccionarnos, ni ellos pueden perfeccionarse sin nosotros12. Los jvenes han sido preparados para esta hora13. Son inteligentes y geniales, son muy competentes en informtica y en Internet. Son un gran
recurso humano no utilizado para el bien en el mundo! Han sido reservados para estos ltimos das y tienen una gran obra que efectuar; y no slo tienen una gran obra que efectuar all, sino que el templo ser tambin un refugio para ellos que los proteger de las presiones y de las influencias mundanas. Al reflexionar en las palabras del presidente Faust, visualizo un ejrcito de jvenes preparados y dignos de asistir al templo. Veo familias selladas por la eternidad. Veo jvenes que comprenden lo que significa ser salvadores [en el] monte de Sion14. Veo jvenes cuyos corazones se vuelven hacia sus padres15. Y preveo a jvenes que crecern de tal manera que saldrn de los templos llenos de fortaleza para resistir las presiones del mundo16. Veo una generacin de jvenes que permanece[rn] en lugares santos y no ser[n] movidos17. Zina Baker Huntington, junto con muchos otros santos fieles, sacrificaron todo a fin de que nosotros tuvisemos las bendiciones del Evangelio restaurado. Es mi oracin que logremos
comprender nuestra funcin en esta grandiosa obra y que permanezcamos dignos de entrar en los santos templos del Seor. S que si hacemos eso, llegar el da gozoso en que nos reencontremos una vez ms con nuestros antepasados y podamos decirles: Nosotros hicimos esto por ustedes. En el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. D. y C. 138:48; vase tambin D. y C. 27:9; 110:1416; 128:17; 138:47. 2. D. y C. 2:13. 3. Discourses of Brigham Young, sel. John A. Widtsoe, 1954, pg. 406. 4. D. y C. 138:53, cursiva agregada. 5. D. y C. 138: 5556, cursiva agregada. 6. D. y C. 138:54. 7. Discourses of Brigham Young, pg. 394. 8. Vase www.lds.org; vase tambin Temples Throughout the World, Friend, julio de 2002, pg. 36. 9. Pensamientos sobre los templos, la retencin de conversos y el servicio misional, Liahona, enero de 1998, pg. 58. 10. Vase D. y C. 110:910. 11. D. y C. 109:22. 12. El prodigio que son ustedes, Liahona, noviembre de 2003, pgs. 5354; vase tambin D. y C. 128:18. 13. Ester 4:14. 14. Abdas 1:21. 15. Vase D. y C. 2:13. 16. Vase D. y C. 109:22. 17. D. y C. 87:8.
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Lo ms importante en esta vida es guardar las promesas, o los convenios, que hemos hecho con el Seor.
esde la antigedad hasta los tiempos modernos, los verdaderos discpulos de Jesucristo han comprendido la importancia de hacer convenios con el Seor y de observarlos. Cerca del ao 64 a. de J.C., la nacin nefita viva momentos extremadamente peligrosos. Debido a la iniquidad, las disensiones y las intrigas, ellos se encontraban en las ms crticas circunstancias (vase Alma 53:9). El gobierno se encontraba al borde del colapso. La guerra contra la nacin lamanita haba durado ya numerosos aos. Los disidentes nefitas partan para unirse al enemigo. Muchas ciudades nefitas haban
sido atacadas y capturadas. En medio de esa situacin peligrosa y catica, se buscaban hombres justos para dirigir a los ejrcitos nefitas, hombres como Moroni y Helamn. Dichos lderes nefitas comprendan que la capacidad de su nacin para defenderse estaba en proporcin directa con su obediencia al Seor. Ellos se esforzaban continuamente por motivar al pueblo a recordar al Seor y a guardar Sus mandamientos. En ese momento tan crtico, tras la prdida de muchas ciudades nefitas y con el aparente cambio en que la balanza del dominio pareca inclinarse en favor de los lamanitas, ocurri algo milagroso. Un grupo de antiguos lamanitas, ahora conocidos como ammonitas porque se haba convertido al Evangelio de Jesucristo mediante el ministerio de Ammn, mostraron su deseo de tomar las armas en defensa de la nueva tierra, del pas y del modo de vida que haban recibido (vase Alma 53:13). Los padres de los ammonitas previamente haban hecho juramento con el Seor de no volver nunca a tomar las armas. Helamn, el profeta nefita, les aconsej que guardaran la promesa que le haban hecho al Seor (vase Alma 53:15). l nos relata lo que ocurri despus de dar ese consejo.
Mas he aqu, aconteci que tenan muchos hijos que no haban concertado ningn convenio de que no tomaran sus armas de guerra para defenderse contra sus enemigos; por tanto, cuantos podan portar armas se reunieron en esa ocasin, y se hicieron llamar nefitas. E hicieron un convenio de luchar por la libertad de los nefitas, s, de proteger la tierra hasta con su vida; s, hicieron convenio de que jams renunciaran a su libertad Y he aqu, hubo dos mil de estos jvenes que concertaron este convenio y tomaron sus armas de guerra para defender su patria Y todos ellos eran jvenes, y sumamente valientes en cuanto a intrepidez, y tambin en cuanto a vigor y actividad; mas he aqu, esto no era todo; eran hombres que en todo momento se mantenan fieles a cualquier cosa que les fuera confiada. S, eran hombres verdicos y serios, pues se les haba enseado a guardar los mandamientos de Dios y a andar rectamente ante l. Y aconteci que Helamn march al frente de sus dos mil soldados jvenes para ayudar al pueblo (Alma 53:1618, 2022). Helamn y sus dos mil jvenes soldados lucharon valientemente para proteger a sus familias as como a su libertad. Su entrada en el campo de batalla cambi el curso de la guerra. Los nefitas lograron ventaja una vez ms. En una epstola a Moroni, Helamn describe la fe y el valor que esos jvenes exhibieron: Y te digo, mi amado hermano Moroni, que jams haba visto yo tan grande valor, no, ni aun entre todos los nefitas Hasta entonces nunca haban combatido; no obstante, no teman la muerte, y estimaban ms la libertad de sus padres que sus propias vidas; s, sus madres les haban enseado que si no dudaban, Dios los librara (Alma 56:45, 47). Hermanos y hermanas, ellos no dudaron y Dios ciertamente los libr.
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En su primera gran batalla, no perdi la vida ni uno solo de los dos mil. Despus de la batalla, se unieron al pequeo ejrcito sesenta jvenes ammonitas ms. Helamn nos dice: S, y obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden; s, y les fue hecho segn su fe (Alma 57:21). La segunda batalla a la que se enfrent ese pequeo ejrcito fue ms intensa que la primera. Helamn escribe luego que sta termin: Y aconteci que doscientos, de mis dos mil sesenta, se haban desmayado por la prdida de sangre. Sin embargo, mediante la bondad de Dios ni uno solo de ellos haba perecido Y su preservacin fue asombrosa para todo nuestro ejrcito Y lo atribuimos con justicia al milagroso poder de Dios, por motivo de su extraordinaria fe (Alma 57:2526). Helamn y sus soldados jvenes comprendan la importancia de concertar convenios con el Seor; adems, recibieron las bendiciones que se dan a quienes los observan fielmente. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, tambin hemos tomado sobre nosotros obligaciones sagradas. Lo hemos hecho en las aguas del bautismo y en los templos del Seor. A estas obligaciones las denominamos convenios. Los convenios son promesas que hacemos al Seor. Son de carcter extremadamente sagrado. Lo ms importante en esta vida es guardar las promesas, o los convenios, que hemos hecho con el Seor. Si observamos las promesas que hacemos al Seor, l nos permitir progresar espiritualmente. Durante los ltimos dos aos, a mi esposa y a m se nos ha asignado prestar servicio en las Filipinas. Hemos visto muchos ejemplos de familias y personas filipinas que comprenden y guardan los convenios que han hecho con el Seor. Permtanme compartir con ustedes una experiencia que hemos tenido con una de esas familias. Hace unos meses, se me asign
Arriba: Lani y Irenea Abasanta, de la Estaca Talisay, Filipinas, con 14 de sus 17 hijos. Izquierda: Los hijos misioneros de los Abasanta: Ammn, Omni y Omner.
presidir la conferencia de la Estaca Talisay, Filipinas. Durante la sesin general del domingo, comenc mi discurso agradeciendo a la congregacin su reverencia. Mientras hablaba, mir a la izquierda y vi a una numerosa familia sentada en la segunda fila de la capilla. Sent que deba sealarles y utilizarles como ejemplo de una familia que entiende y vive el principio de la reverencia. Los padres estaban all sentados, rodeados de muchos, muchos nios reverentes. Tras concluir la reunin, tuvimos la maravillosa oportunidad de conocer a la familia Abasanta. Cuanto ms aprenda sobre ellos, ms me impresionaba el hecho de que entendan verdaderamente lo que significa guardar los convenios y vivir el Evangelio de Jesucristo. El hermano Lani Abasanta y su esposa Irenea se unieron a la Iglesia hace 22 aos. Juntos han tenido 17 hijos. Entre ellos hay trillizos. Todos sabemos que criar una familia no es
tarea fcil en ningn lugar del mundo, y las Filipinas no son una excepcin. La familia Abasanta es un ejemplo viviente de que es posible hacerlo, y hacerlo de la manera correcta. El xito que han logrado educando a sus hijos en la Iglesia se pone de manifiesto de muchas maneras. La imagen de una familia de 19 personas sentadas con reverencia durante las reuniones es slo un ejemplo. Otro ejemplo se ilustra por medio del gran esfuerzo que hacen todos juntos para satisfacer sus necesidades econmicas cotidianas. El hermano Abasanta es electricista. La hermana Abasanta, con la ayuda de sus hijas, elabora y vende artculos de joyera desde su casa. Trabajando juntos, consiguen proveer lo necesario para mantener la familia. Pero, an ms importante que su ejemplo, en lo que se refiere a las necesidades financieras de una gran familia, es su manera de ensear a sus hijos a vivir el Evangelio de Jesucristo. Las noches de hogar son una parte esencial de la enseanza en la familia. En referencia a sus noches de hogar, el hermano Abasanta explic:
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Comenzamos hablando de cualquier problema que tengamos en la familia y de la manera de estar ms unidos; despus damos un pensamiento espiritual o una leccin, y por ltimo, jugamos a algo. En una noche de hogar reciente, el hermano Abasanta utiliz la revista Liahona para ensear a sus hijos a pasar menos tiempo viendo la televisin y utilizar ese tiempo en una actividad ms productiva, como hacer la tarea o leer las Escrituras. A travs de los aos, en la noche de hogar se les ha enseado a los nios a poner en prctica la reverencia. Debido a que han aprendido la reverencia en el hogar, es ms fcil para ellos demostrar reverencia en la Iglesia los domingos. Otro ejemplo de su manera de vivir el Evangelio y guardar sus convenios es la importancia que dan al ensear a sus hijos la seriedad de pagar un diezmo honrado e ntegro. El hermano Abasanta explic: Enseamos a nuestros hijos que la comida que tenemos es el resultado directo de pagar el diezmo. Cuando
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ellos obtienen un trabajo, nos aseguramos de recordarles que deben pagar el diezmo. Es difcil mantener tantos hijos, pero al pagar mi diezmo fiel y honradamente, no se hace tan arduo; simplemente confiamos cien por ciento en el Seor, y en que, si pagamos un diezmo honrado, podremos comer todos los das. Recordarn que antes dije que el hermano Abasanta y su esposa tienen 17 hijos. Ahora les hablar de los trillizos. Son varones los tres. Tienen 19 aos. Se llaman Ammn, Omni y Omner. Ustedes ya lo han adivinado. Los tres estn sirviendo al Seor como misioneros de tiempo completo, fieles y trabajadores. Ammn presta servicio en la Misin Baguio, Filipinas; Omni, en la Misin Davao, Filipinas; y Omner, en la Misin Manila, Filipinas. No es que quiera darles la impresin de que la familia Abasanta es perfecta. Ninguno de nosotros lo es. Sin embargo, en su sincero esfuerzo por vivir los mandamientos y guardar sus convenios, esta familia disfruta de la bendicin del Seor en su vida.
Hermanos y hermanas, todos anhelamos el da en que regresaremos a nuestro hogar con nuestro Padre Celestial. Para poder obtener la exaltacin en el Reino Celestial, debemos obtener la confianza del Seor aqu en la tierra. Obtenemos la confianza del Seor cuando nos la ganamos, y eso se logra mediante la forma en que vivimos Su Evangelio y guardamos nuestros convenios. En otras palabras, nos ganamos la confianza del Seor haciendo Su voluntad. Recuerden cuando el Seor advirti a Jos Smith en cuanto a los que: con sus labios me honran, pero su corazn lejos est de m (Jos SmithHistoria 1:19). Recuerden la admonicin de Santiago: Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores (Santiago 1:22). Los hechos hablan ms fuerte que las palabras. En realidad, los hechos significan mucho ms para el Seor que las palabras. El Seor declar en Doctrina y Convenios: Si me amas, me servirs y guardars todos mis mandamientos (D. y C. 42:29). Helamn y sus soldados jvenes son un antiguo ejemplo de las bendiciones que reciben los que guardan fielmente sus promesas al Seor. La familia Abasanta es un ejemplo moderno de una familia que se esfuerza al mximo por guardar sus convenios y vivir los principios del Evangelio de Jesucristo. Todos los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das hemos hecho promesas al Seor. Hemos prometido tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, recordarle siempre y guardar Sus mandamientos (vase D. y C. 20:77). Los miembros fieles de la Iglesia guardan esas promesas. Es mi oracin hoy que todos podamos redoblar nuestros esfuerzos para hacer todo lo que est dentro de nuestras posibilidades para ganarnos la confianza del Seor al hacer Su voluntad, vivir Su Evangelio y guardar nuestros convenios, en el nombre de Jesucristo. Amn.
l 10 de enero de 1945 recib mi bendicin patriarcal de manos de John M. Knight, el presidente de misin de mi padre. Fue la nica vez que le vi. Despus de pronunciar mi linaje, sus palabras (las primeras palabras de consejo de mi bendicin) fueron: Recuerda las enseanzas de tu padre. Dicho consejo ha sido, y sigue siendo, una gran bendicin en mi vida. Poco tiempo despus de recibir mi bendicin, regresaba a casa despus de haber asistido a la Escuela Dominical. La leccin haba tratado sobre la Primera Visin de Jos Smith, y yo me preguntaba si haba ocurrido de verdad. Mi padre se diriga a una
reunin de la Iglesia, pero lo detuve y le pregunt: Pap, cmo sabemos que en verdad Jos Smith tuvo esa visin?. Mi padre me pas el brazo por los hombros, nos sentamos en el sof de la sala y comparti conmigo el relato del profeta Jos as como su propio testimonio de su veracidad. Aquella experiencia con mi padre sigue viva en mi corazn en la actualidad. Desde entonces nunca he dudado del relato del profeta Jos sobre la Primera Visin. A lo largo de mi adolescencia recuerdo con claridad el estudio que mi padre haca con regularidad del Libro de Mormn. Su amor por el Libro de Mormn y su consejo de estudiarlo y meditar en l marcaron el inicio de un trayecto en compaa de este registro sagrado que es el cimiento de mi testimonio personal; es un trayecto que cada uno debe realizar. Durante mi vida otras personas han contribuido a mi trayecto personal con el Libro de Mormn. Mi primera maestra de seminario comparti su experiencia de cuando era misionera y deseaba saber si el Libro de Mormn era verdadero. Nos habl de cmo ley el discurso del rey Benjamn y en su mente lo vio en su torre, oyndole pronunciar ese gran sermn. El testimonio de ella, acompaado del Espritu, caus una gran
impresin en mi mente. Recuerdo el verano antes de ingresar en la universidad. Tuve la oportunidad de ir a la regin de Monument Valley para trabajar en la primera escuela secundaria que se construira all para el pueblo navajo. Antes de partir, mi padre me pregunt si llevara mi Libro de Mormn. No haba pensado en ello, pero hice caso de su comentario. Recuerdo que me acostaba en la litera ya bien entrada la noche en el mismo terreno de la construccin y senta el espritu y el poder del Libro de Mormn. Me acuerdo que cuando serva en la Misin Great Lakes llegu a obtener el gran conocimiento y el testimonio absoluto de que el Libro de Mormn era otro testamento de otra nacin, de que Jess es el Cristo y de que esta Iglesia es verdadera. Debido a aquellas experiencias todava arde en mi pecho ese testimonio divino del mensaje del Libro de Mormn, de Cristo, como nuestro Salvador y Redentor, y de la restauracin de Su Iglesia en estos ltimos das. Deseo compartir con ustedes algunas de las grandes bendiciones que el Libro de Mormn puede proporcionarnos. El Libro de Mormn puede cambiar vidas y, de hecho, lo hace. Despus de que nuestro hijo John recibi su llamamiento para servir en Japn, me dijo: Pap, antes de ir al Centro de Capacitacin Misional voy a leer el Libro de Mormn dos veces. Yo le respond: sa es una meta un tanto difcil. Pero percib su determinacin y decid seguir su ejemplo. Comenc a leer temprano por la maana. A los pocos das, cuando regres del trabajo, John me dijo: Te he alcanzado. A qu te refieres?, le pregunt. Y l respondi: Te he alcanzado en la lectura del Libro de Mormn. Lo dejaste abierto sobre tu escritorio. A la maana siguiente, despus de leer, tuve la inspiracin de adelantar 150 pginas desde donde haba terminado. Dej mi Libro de Mormn abierto con la esperanza de que l lo viera; y me fui al trabajo. Despus de salir de una reunin esa
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maana, escuch mi buzn de voz y el primer mensaje deca: Vamos pap ni yo me lo creo!. Por qu les digo todo esto? Al ver a mi hijo leer el Libro de Mormn, empec a notar un cambio especial en l mientras se preparaba para entrar en el Centro de Capacitacin Misional. Aquella experiencia ha afirmado a mi hijo en el Evangelio de Jesucristo. Recuerdo una experiencia que tuve con un lder de zona en Inglaterra, que se me acerc durante el almuerzo en una conferencia de zona y me dijo: Estamos enseando a una mujer que es ciega y casi sorda y que quiere saber si el Libro de Mormn es verdadero. Qu podemos hacer?. En ese momento no supe qu contestarle, as que le dije: Se lo dir despus de la conferencia. Durante la sesin de la tarde recib la clara impresin de cmo ayudar a aquella mujer. Despus de la reunin
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le dije al lder de zona: Invite a la hermana a sostener el Libro de Mormn y a pasar las pginas lentamente. Cuando lo haya hecho, pdale que pregunte si es verdadero. Si bien no poda leer ni or, sinti el espritu y el poder del Libro de Mormn, lo que cambi su vida. He aprendido a amar el mensaje del Libro de Mormn. A fin de ayudarles a sentir el poder y el espritu de ese libro, y ayudarles en su trayecto, o eso espero, permtanme extenderles tres invitaciones. Primero. Deseo referirme al relato de Helamn y sus 2.060 hijos. Y mientras que el resto de nuestro ejrcito se encontraba a punto de ceder ante los lamanitas, he aqu, estos dos mil sesenta permanecieron firmes e impvidos. S, y obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden; s, y les fue hecho segn su fe; y me acord de las palabras que, segn
me dijeron, sus madres les haban enseado. Y su preservacin fue asombrosa para todo nuestro ejrcito Y lo atribuimos con justicia al milagroso poder de Dios, por motivo de su extraordinaria fe en lo que se les haba enseado a creer (Alma 57:2021, 26). Si les preguntara quines ensearon a estos jvenes guerreros, todos sabran la respuesta: sus madres. Mi primera invitacin es que averigen qu les ensearon sus madres. Segundo. Todos conocemos las enseanzas de Alma sobre la fe, cuando ret a la gente: Mas he aqu, si despertis y avivis vuestras facultades hasta experimentar con mis palabras, y ejercitis un poco de fe, s, aunque no sea ms que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros Compararemos, pues, la palabra a una semilla. Ahora bien, si dais lugar
para que sea sembrada una semilla en vuestro corazn, he aqu, si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echis fuera por vuestra incredulidad, resistiendo al Espritu del Seor, he aqu, empezar a hincharse en vuestro pecho; y al sentir esta sensacin de crecimiento, empezaris a decir dentro de vosotros: Debe ser que sta es una semilla buena Por tanto, si una semilla crece, es semilla buena; pero si no crece, he aqu que no es buena; por lo tanto, es desechada (Alma 32:2728, 32). Mi segunda invitacin es que descubran especficamente qu es la palabra, o semilla, y que la planten en el corazn. Debern ir al captulo 33 de Alma para averiguarlo; cuando lo hagan, su fe adquirir una nueva dimensin. Tercero. Si tuvieran que ensearles a sus hijos tres grandes verdades que ustedes desearan que recordaran, cules seran esas verdades? Helamn les pidi a sus hijos Lehi y Nefi que recordaran tres grandes verdades para haceros un tesoro en el cielo para que tengis ese precioso don de la vida eterna (Helamn 5:8). Mi tercera invitacin consiste en averiguar qu pidi Helamn a sus hijos que recordaran. Les ayudar un poco. Lean el captulo 5 de Helamn y mediten en l. A qu se debe que el Libro de Mormn haya recibido tanta oposicin, incluso antes de su traduccin, hasta el da de hoy? Sobre esto el lder Bruce R. McConkie escribi: Qu hay en las palabras impresas (las cuales son limpias y edificantes y de ndole histrica y doctrinal) que provoca tal hostilidad? Por qu los hombres se oponen al Libro de Mormn? Precisamente por la misma razn por la que se oponen a Jos Smith (A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pgs. 459, 461). La razn por la que Satans lucha enconadamente contra el Libro de Mormn se halla en los dos ltimos prrafos de la introduccin del mismo:
En Helsinki, Finlandia, un padre y su hija llegan al centro de reuniones para ver la transmisin de una de las sesiones de la conferencia general.
Invitamos a toda persona, dondequiera que se encuentre, a leer el Libro de Mormn, a meditar en su corazn el mensaje que contiene y luego a preguntar a Dios, el Padre Eterno, en el nombre de Cristo, si el libro es verdadero. Quienes as lo hagan y pidan con fe lograrn un testimonio de la veracidad y la divinidad del libro por el poder del Espritu Santo. (Vase Moroni 10:35.) Ahora escuchen con atencin: Aquellos que obtengan este testimonio divino del Santo Espritu tambin llegarn a saber, por el mismo poder, que Jesucristo es el Salvador del mundo, que Jos Smith ha sido su revelador y profeta en estos ltimos das, y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das es el reino del Seor que de nuevo se ha establecido sobre la tierra, en preparacin para la segunda venida del Mesas.
El motivo por el que Satans ha luchado y sigue luchando contra el Libro de Mormn se debe a esas tres verdades divinas; l no desea que obtengamos ese conocimiento sagrado. Recuerda las enseanzas de tu padre. Siempre estar agradecido por mi padre. Aunque hace casi 30 aos que falleci, sus enseanzas siguen vivas en mi corazn. Doy gracias porque, durante un periodo de mi vida, tengo el privilegio de ser un testigo especial de Cristo. Debido al Libro de Mormn, a su mensaje y al testimonio divino que he recibido, puedo testificarles que Jess es el Cristo, el Hijo Unignito de Dios el Padre en la carne. l termin la obra de la Expiacin infinita y eterna. Cristo volver y nos gobernar como Seor de seores y Rey de reyes. De l y de Su obra doy solemne testimonio en el sagrado nombre de Jesucristo. Amn.
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Ms santidad dame
O B I S P O H . DAV I D B U R TO N
Obispo Presidente
Es importante que las familias y las personas busquen con ms ahnco las virtudes que se proyectan ms all de esta vida.
l padre del lder Richards nos entrevist a la hermana Burton y a m antes de nuestro matrimonio y sabemos a lo que el lder Richards se ha referido en esta sesin de la conferencia. En una conferencia de estaca reciente, una jovencita se me acerc al final y al darnos la mano, ella dijo: Obispo, usted podra mejorar sus discursos de la conferencia general con una sonrisa. Quise decirle acerca del miedo y de la sonrisa, pero no tuve tiempo; pero tratar y espero que la suerte me acompae. Al concluir cada conferencia general, mi interior anhela ms: ms de la serenidad del momento, ms de la compaa del Espritu y ms del alimento espiritual que bendice mi alma.
La sabidura convencional actual indica que ms es mejor y que menos, por lo general, no es deseable. Hay personas para las que el adquirir ms cosas y servicios del mundo se ha convertido en una pasin. Para otras, tener ms de las riquezas de este mundo es necesario simplemente para subsistir o alcanzar un nivel mnimo de vida. El deseo descontrolado de tener ms suele acarrear consecuencias trgicas. Por ejemplo, el presidente Boyd K. Packer nos recuerda: Podramos ser como el padre que se propone dar todo a los suyos, que dedica toda su energa a ese fin y lo logra slo para darse cuenta despus de que desatendi lo que ellos ms necesitaban: el estar todos juntos como familia. Y, como resultado de ello, recoge pesar en vez de satisfaccin (Los padres en Sin, Liahona, enero de 1999, pg. 25). Los padres con ms cosas del mundo suelen tener dificultades para decir no a las exigencias de hijos consentidos. Sus hijos corren el riesgo de no aprender valores importantes, como el trabajar arduamente, el posponer la recompensa, el ser honrados y el tener compasin. Los padres prsperos pueden criar, y lo hacen, a hijos centrados, amorosos y con valores, pero la lucha por fijar lmites, hacer ms con menos y evitar la trampa de querer ms, ms y ms es cada vez ms enconada. Es muy
difcil decir no para tener ms cuando uno puede arreglrselas para decir s. Los padres tienen razn en preocuparse por el futuro. Es difcil decir no a ms equipo deportivo, a ms aparatos electrnicos, a ms clases, a ms ropa, a ms participacin del equipo, etc., cuando los padres consideran que una mayor cantidad permitir a los hijos progresar en un mundo ms competitivo. Los jvenes parecen querer ms cosas, en parte porque hay ms que les llama la atencin. La Asociacin Americana de Pediatra estima que los nios estadounidenses ven ms de 40.000 anuncios publicitarios al ao. Cada vez son menos y menos los padres que piden a sus hijos que ayuden en casa porque consideran que ya estn abrumados por la presin social y acadmica. Pero los hijos sin responsabilidades corren el riesgo de no aprender que toda persona puede servir y que la vida tiene mucho ms sentido que el de la propia felicidad de ellos. La Dra. Rachel Remen habla en su libro My Grandfathers Blessings [Las bendiciones de mi abuelo] sobre el llegar a ser amiga de un matrimonio y su hijo, Kenny. Siempre que los visitaba, se sentaba en el suelo con Kenny para jugar con sus dos autos de juguete. A veces a ella le tocaba el que no tena guardabarros y a Kenny el que le faltaba la puerta y a veces viceversa. Cunto le gustaban esos autos! Cuando una cadena de estaciones de servicio comenz a regalar esos carritos con cada compra de combustible, la doctora reclut al personal de su clnica para que siempre fueran a dicha gasolinera para coleccionar los pequeos autos. En cuanto tuvo todos los modelos, los envolvi en una caja y se la llev a Kenny, con la esperanza de que sus padres no se molestaran, ya que vivan con mucha sencillez. Con entusiasmo Kenny abri la caja y sac los autos uno por uno. Llen las repisas con ellos y algunos hasta el piso. Qu coleccin! Tiempo despus, mientras visitaba a la familia, Rachel se percat de que Kenny estaba absorto
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mirando por la ventana. Cuando le pregunt: Te pasa algo? No te gustan los autos nuevos?, el pequeo mir al suelo muy tmidamente y dijo: Lo siento, Rachel, me parece que no puedo amar tantos carritos de juguete. (Vase Owning, 2000, pgs. 6061.) Todos hemos odo a nios que, tras abrir sus muchos regalos de Navidad o de cumpleaos, han exclamado: No hay ms?. Con todos esos retos presentes en la generacin dame ms, debemos instruir a nuestros hijos segn el consejo divino de comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espritu Santo orar y andar
rectamente delante del Seor [y observar] el da del Seor [y] santificarlo (D. y C. 68:25, 2829). El significado de ms y menos no siempre es tan claro. Hay ocasiones en las que ms en realidad es menos; y hay ocasiones en las que ms puede ser menos. Por ejemplo, una menor inclinacin hacia el materialismo puede conducir a ms unin familiar. Ms extravagancia para los hijos puede derivar en menos comprensin de los valores importantes de la vida. Ciertos aspectos de la vida pueden verse considerablemente realzados por la idea de que ms es mejor. El sagrado himno Ms santidad dame, (Himnos, N 71), nos recuerda aquellas virtudes que merecen que les
dediquemos ms atencin. Jess mismo describi los requisitos para ser ms como el Seor, cuando dijo: Quisiera que fueseis perfectos as como yo, o como vuestro Padre que est en los cielos es perfecto (3 Nefi 12:48). La mansedumbre es esencial para ser ms como Cristo, ya que sin ella no se pueden desarrollar otras virtudes. Mormn seal: Nadie es aceptable a Dios sino los mansos y humildes de corazn (Moroni 7:44). La adquisicin de la mansedumbre es un proceso. Se nos manda [tomar] [la] cruz cada da (Lucas 9:23). El tomar nuestra cruz no debe ser un ejercicio espordico. Tener ms mansedumbre no equivale a ser ms dbil, sino que es la presentacin del yo en un gesto amable y dulce, que refleja certeza, fortaleza, serenidad, as como una autoestima sana y un autodominio genuino (lder Neal A. Maxwell, Meekly Drenched in Destiny, en Brigham Young University 198283 Fireside and Devotional Speeches, 1983, pg. 2). Tener ms mansedumbre nos permitir ser dciles a la enseanza del Espritu. Las virtudes mencionadas en el himno Ms santidad dame pueden agruparse en tres categoras. Algunas son metas personales, como ms santidad dame, ms consagracin, ms fe, gratitud y pureza; ms digno del reino, con ms oracin o ms fe en el Seor. Otras virtudes se centran en la adversidad; entre ellas: ms paciencia, ms humildad cual Cristo mostr, ms triste al pecar, ms puro y limpio, y ms puro en amar. El resto de las virtudes nos ligan fuertemente al Salvador: ms abnegacin, ms gozo en Su gloria, ms fuerza y valor, ms celo en servirle, ms lgrimas vierta por lo que sufri, ms justificado, ms como el Seor. Tener ms de estas virtudes es mejor; tener menos no es deseable. Muchas personas reciben gozo en Su servicio al ensear el Evangelio de Jesucristo y su Restauracin y al testificar del Salvador, de Su vida, de Su ministerio y de Su Expiacin.
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Un misionero, lder de distrito, se preguntaba por qu el lder Parker, que estaba a punto de concluir su misin, tena xito a pesar de su incapacidad para memorizar las charlas, y para entender el motivo le acompa a ensear una charla. Al final de la misma, la presentacin del lder Parker haba sido tan desorganizada que el lder de distrito estaba confuso, y sospechaba que la familia investigadora se senta igual. Fue entonces que el lder Parker se inclin hacia delante, puso su mano en el brazo del padre de la familia, le mir directamente a los ojos, le dijo lo mucho que lo amaba a l y a su familia y comparti uno de los testimonios ms humildes y poderosos que aquel lder de distrito haba odo. Al terminar, a cada miembro de la familia, incluido al padre, y a los dos lderes les caan las lgrimas. Despus, el lder Parker ense a aquel padre a orar y todos se arrodillaron mientras el padre oraba pidiendo que recibieran un testimonio propio, y dio gracias a nuestro Padre Celestial por el gran amor que senta. La familia se bautiz dos semanas despus. Ms tarde, el lder Parker se disculp con su lder de distrito por no saber las charlas y le dijo que le costaba trabajo memorizar, aunque cada da pasaba horas estudiando. Dijo que se arrodillaba en oracin antes de ensear a una familia y le peda al Padre Celestial que lo bendijera para que cuando compartiera su testimonio, las personas sintieran su amor, as como el Espritu, y supieran que se les estaba enseando la verdad (vase Allan K. Burgess y Max H. Molgard, That Is the Worst Lesson Ive Ever Heard!, en Sunshine for the Latter-day Saint Soul, 1988; pgs. 18183). Qu podemos cosechar de este sencillo relato? Creen que el lder Parker senta la necesidad de esforzarse ms por aprender las charlas? Es posible que el lder Parker llegara a comprender la necesidad de orar con un propsito? Suponen ustedes que sus oraciones rebosaban de splicas para tener ms fuerza para vencer?
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Es posible que la incapacidad para memorizar haya producido paciencia y ms resignacin? Demostr tener gran fe y confianza en el Seor? Por supuesto que s! En las ltimas siete semanas, cuatro grandes huracanes llegaron a las costas de Florida y a la costa del Golfo de Mxico. La mayora de los pases caribeos han experimentado gran devastacin. Escasean la comida, la ropa y los refugios donde guarecerse. Toneladas de escombros obstruyen las calles y los patios. La infraestructura local est destruida o necesita reparaciones mayores. La semana pasada estuve en Tallahassee, Florida, donde recib abundantes muestras de aprecio por la ayuda de la Iglesia durante estas emergencias. El gobernador Bush, de Florida, el vicegobernador Toni Jennings, organizaciones como la Cruz Roja y el Ejrcito de Salvacin, junto con miembros de los cuerpos de emergencia federales y del estado, expresaron gratitud que les extiendo a todos ustedes que realizaron la tarea que alivi la carga de la limpieza y a los que han contribuido al Fondo de Ayuda Humanitaria de la Iglesia. Gracias. Confo en que hayan recibido ms gozo y se hayan sentido ms tiles al estar a Su servicio. Siguiendo la pauta de los fines de semana anteriores, ms de dos mil voluntarios de diversas localidades del sudeste de Estados Unidos se congregaron en Pensacola, Florida, el fin de semana pasado para ayudar con las consecuencias del huracn Ivn. Desplegaron sus sacos de dormir en el suelo de centros de reuniones, en otras iglesias y en hogares de miembros. Respondieron a miles de peticiones de ayuda donde se les necesitara. Los misioneros participaron cubriendo el techo de la Iglesia Metodista local con la siempre presente lona azul impermeable. El personal de primeros auxilios, los bomberos y la polica expresaron su gratitud porque al estar ausentes, sus familias fueron auxiliadas por Santos de los ltimos Das.
Todo esto se logr al mismo tiempo que el huracn Jeanne iba a llegar tras haber causado graves daos en Hait y en otros pases del Caribe. Gracias de nuevo a todos los que aportan de sus medios y a los que con sus manos han aliviado la carga de muchas personas. Les felicito por su deseo de ser ms puros y limpios, ms como el Salvador. Este fin de semana 2.500 voluntarios ms ayudarn con las consecuencias del huracn Jeanne. Al hablar de nuestros diversos deseos de tener ms, no estoy sugiriendo que para ser buenos padres debemos ser tacaos y mseros. Mi sugerencia es que es importante que las familias y las personas busquen con ms ahnco las virtudes que se proyectan ms all de esta vida. El ser conservadores y hacerlo con espritu de oracin es la clave para vivir con xito en una sociedad acomodada y para cultivar las cualidades que se derivan de saber aguardar, compartir, ahorrar, trabajar arduamente y arreglrselas con lo que se tiene. Ruego que seamos bendecidos con el deseo y la capacidad de entender cundo ms es en realidad menos y cundo ms es mejor. En el santo nombre de Jesucristo. Amn.
Sigamos adelante
LDER JOSEPH B. WIRTHLIN
Del Qurum de los Doce Apstoles
Hay una cosa que el Seor espera de nosotros, no importa cules sean nuestras dificultades y nuestros pesares: l espera que sigamos adelante.
tierra sino en las eternidades futuras. Aunque nuestras pruebas sean diversas, hay una cosa que el Seor espera de nosotros, no importa cules sean nuestras dificultades y nuestros pesares: l espera que sigamos adelante.
La doctrina de perseverar hasta el fin
[ofrecerle nuestras] almas enteras como ofrenda, y [continuar] ayunando y orando, y [perseverando] hasta el fin; y as como vive el Seor, [seremos] salvos4. Perseverar hasta el fin significa que hemos plantado nuestra vida firmemente en la doctrina del Evangelio, significa guardar las doctrinas aceptadas de la Iglesia, servir con humildad a nuestros semejantes, vivir como Cristo y guardar nuestros convenios. Quienes perseveran son equilibrados, constantes, humildes, mejoran continuamente y son sin engao; su testimonio no se basa en razones mundanas, sino que se basa en la verdad, el conocimiento, la experiencia y el Espritu.
La parbola del sembrador
e vivido lo suficiente para vivir en carne propia muchos de los desafos de la vida. He conocido a personas excepcionales que han soportado pruebas graves mientras que otros, por lo menos en apariencia, parecen tener pocas dificultades en la vida. A menudo, quienes luchan con la adversidad preguntan: Por qu me sucedi a m?. Pasan noches de insomnio preguntndose por qu se sienten tan solos, enfermos, desanimados, oprimidos y descorazonados. La pregunta: Por qu a m? puede ser difcil de responder y a menudo lleva a la frustracin y a la desesperacin. Hay una mejor pregunta que nos podemos hacer y esa pregunta es: Qu podra aprender de esta experiencia?. La forma en que respondamos a esa pregunta puede determinar la calidad de nuestra vida no slo en esta
Una de las doctrinas fundamentales del Evangelio de Jesucristo es perseverar hasta el fin. Jess ense: Mas el que persevere hasta el fin, ste ser salvo1; y: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seris verdaderamente mis discpulos2. Algunos piensan que perseverar hasta el fin es simplemente sufrir con los desafos, pero es mucho ms que eso; es el proceso de venir a Cristo y ser perfeccionados en l. Nefi, un profeta del Libro de Mormn, ense: Por tanto, debis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marchis adelante, deleitndoos en la palabra de Cristo, y perseveris hasta el fin, he aqu, as dice el Padre: Tendris la vida eterna3. Perseverar hasta el fin es la doctrina de continuar en el camino que nos conduce a la vida eterna despus de que uno haya entrado en ese camino mediante la fe, el arrepentimiento, el bautismo y la recepcin del Espritu Santo. Perseverar hasta el fin requiere todo nuestro corazn, o, como ensea Amalek, profeta del Libro de Mormn, debemos [venir] a l y
El Seor Jesucristo usa la sencilla parbola del sembrador para ensear la doctrina de perseverar hasta el fin. El sembrador es el que siembra la palabra. Y stos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero despus que la oyen, enseguida viene Satans, y quita la palabra que se sembr en sus corazones. Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han odo la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raz en s, sino que son de corta duracin, porque cuando viene la tribulacin o la persecucin por causa de la palabra, luego tropiezan. Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engao de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Y stos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno5. Esta parbola describe los tipos de tierra en los que se siembran y se nutren las semillas de la verdad. Cada
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tipo de tierra representa nuestro grado de dedicacin y de habilidad para perseverar. El primer tipo de tierra, la de junto al camino, representa a quienes oyen el Evangelio pero nunca le dan a la verdad la oportunidad de echar raz. El segundo tipo de tierra, los pedregales, representa a aquellos en la Iglesia que, con la primera seal de sacrificio o de prueba, se van ofendidos sin tener el deseo de pagar el precio. El tercer tipo de tierra, los que fueron sembrados entre espinos, representa a algunos miembros de la Iglesia que se distraen y se obsesionan por las preocupaciones, las riquezas y las lujurias del mundo. Finalmente, los que estn en buena tierra son los miembros de la Iglesia cuya vida refleja que son discpulos del Maestro, cuyas races penetran en lo profundo de la tierra del Evangelio y que, por lo tanto, producen fruto abundante. En la parbola del sembrador, el Salvador seala tres obstculos para la perseverancia que pueden corroer el alma y detener el progreso eterno.
El primer obstculo para la perseverancia, los afanes del mundo, es, esencialmente, el orgullo6, el cual se manifiesta de muchas maneras destructivas; por ejemplo, el orgullo intelectual es muy comn en nuestros das. Algunas personas se ensalzan por encima de Dios y Sus siervos ungidos por motivo de su conocimiento y sus logros acadmicos. Nunca debemos permitir que nuestro intelecto tome prioridad sobre nuestro Espritu. El intelecto puede alimentar al espritu y viceversa, pero si dejamos que el intelecto tome precedencia sobre el espritu, tropezaremos, criticaremos y quizs hasta perdamos el testimonio. El conocimiento es muy importante y es una de las pocas cosas que nos acompaar a la vida siguiente7, por lo que siempre debemos estar aprendiendo; sin embargo, debemos tener cuidado de no descuidar la fe al hacerlo, porque la fe en realidad aumenta nuestra habilidad para aprender. El segundo obstculo para la perseverancia es el engao de las riquezas. Debemos poner fin a nuestra obsesin con las riquezas, pues slo es el medio para llegar a un fin, el cual en ltima instancia debe ser la edificacin del
reino de Dios. Pienso que algunos estn tan preocupados por el tipo de auto que conducen, la ropa costosa que usan o el tamao de su casa, comparado con las otras, que pierden de vista los asuntos ms importantes8. En la vida diaria debemos tener cuidado de no permitir que las cosas de este mundo tomen precedencia sobre las cosas espirituales. El tercer obstculo para la perseverancia que mencion el Seor es la codicia de otras [cosas]. La plaga de la pornografa nos rodea como nunca antes, y produce los depravados resultados de la inmoralidad, de hogares deshechos y de vidas destrozadas. La pornografa consumir la fuerza espiritual para perseverar; se parece mucho a las arenas movedizas. Ustedes pueden quedar tan fcilmente atrapados y dominados en cuanto la pisen que no se darn cuenta del grave peligro. Es muy posible que necesiten ayuda para salir de esas arenas movedizas de la pornografa; pero cunto mejor es nunca pisarla. Les ruego que sean cuidadosos y cautelosos.
El perseverar hasta el fin es un principio para todos
Unas pocas semanas antes de que falleciera el presidente Heber J. Grant, una de las Autoridades Generales fue a visitarlo a su hogar y, antes de retirarse, el presidente Grant or: Oh, Dios, bendceme para que no pierda mi testimonio y para que me mantenga fiel hasta el final!9. Pueden imaginarse al presidente Grant, uno de los grandes profetas de la restauracin, el Presidente de la Iglesia durante 27 aos, rogando que fuese fiel hasta el final? Nadie es inmune a la influencia y a las tentaciones de Satans. No sean tan orgullosos al pensar que no estn al alcance de la influencia del adversario. Velen para no caer vctimas de sus engaos; mantnganse cerca del Seor mediante el estudio diario de las Escrituras y la oracin cotidiana. No podemos darnos el lujo de suponer que tenemos la salvacin asegurada. Durante toda nuestra vida
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debemos estar anhelosamente consagrados a lograrla10. Estas palabras del presidente Brigham Young nos motivan y nos recuerdan que nunca debemos abandonar la lucha por perseverar: El hombre y la mujer que desean obtener un lugar en el reino celestial descubrirn que tienen que esforzarse cada da [por lograr esa sagrada meta]11.
Las fuerzas para perseverar
S que hay muchos que padecen congoja, soledad, dolor y contratiempos; esas experiencias son parte necesaria de la experiencia humana. Sin embargo, por favor no pierdan la esperanza en el Salvador y en el amor que l tiene por ustedes. Ese amor es constante y l prometi que no nos dejara hurfanos12. Cuando enfrentamos desafos en la vida, nos consuelan las palabras del Seor que se encuentran en la seccin 58 de Doctrina y Convenios: Por lo pronto no podis ver con vuestros ojos naturales el designio de vuestro Dios concerniente a las cosas que vendrn ms adelante, ni la gloria que seguir despus de mucha tribulacin. Porque tras mucha tribulacin vienen las bendiciones. Por tanto, viene el da en que seris coronados con mucha gloria; la hora no es an, mas est cerca13. Por lo tanto, hermanos y hermanas, debemos seguir adelante y,
finalmente, llegar a ser ms semejantes al Seor. Todos conocemos a quienes han enfrentado grandes pruebas en la vida y han perseverado con fidelidad. Un ejemplo inspirador es el de uno de los primeros santos del siglo diecinueve, Warren M. Johnson, quien, por asignacin de los lderes de la Iglesia, fue enviado a operar el Trasbordador Lee, un cruce importante del ro Colorado en el desierto del norte de Arizona. El hermano Johnson soport grandes desafos y, no obstante, permaneci fiel toda su vida. Escuchen al hermano Johnson explicarle al presidente Wilford Woodruff en una carta la tragedia de su familia: En mayo de 1891, una familia vino aqu [al Trasbordador Lee] desde Richfield, Utah donde pas el invierno visitando amigos. En Panguitch enterraron a un nio sin [limpiar] la carreta ni limpiarse ellosVinieron a nuestra casa y pasaron la noche, socializando con mis pequeos hijos No conocamos la naturaleza de la enfermedad [difteria], pero tenamos fe en Dios, ya que estbamos aqu en una misin muy difcil y habamos tratado con todas nuestras fuerzas de obedecer los [mandamientos] para que nuestros hijos no contrajesen la enfermedad; pero, muy a pesar nuestro, en cuatro das y medio [el varoncito mayor] muri en mis brazos. Dos ms se contagiaron con la enfermedad y ayunamos y oramos tanto como
pensamos que era prudente ya que tenamos que cumplir con nuestros deberes aqu. Ayunamos durante veinticuatro horas y una vez yo ayun durante cuarenta horas, pero en vano, porque mis dos hijitas murieron tambin. Como una semana despus de que fallecieran, mi hija Melinda de quince aos tambin cay enferma. Hicimos todo lo que pudimos por ella, pero [pronto] sigui a los dems Hemos perdido a tres de mis queridas nias y a un nio y todava no ha llegado el final. Mi hija mayor, de diecinueve aos, est postrada en cama debido a la enfermedad y hoy estamos ayunando y orando por ella Le pido que ejerza su fe y ore por nosotros. Qu hemos hecho para que el Seor nos abandone, o qu podemos hacer para volver a obtener Su aceptacin[?]. Poco despus, el hermano Johnson le escribi a un lder y amigo local, expresando su fe de seguir adelante: Es la prueba ms difcil de mi vida, pero empec mi travesa hacia la salvacin y estoy decidido con la ayuda del Padre Celestial, a aferrarme a la barra de hierro, no importa qu problemas me sobrevengan. No he descuidado mis deberes, y espero contar con la fe y las oraciones de mis hermanos y poder vivir de tal manera que reciba las bendiciones14. A pesar de que las difciles pruebas del hermano Johnson nos pueden ayudar a enfrentar nuestros propios retos, permtanme sugerir tres atributos para fomentar la perseverancia en nuestros das. Primero, el testimonio. El testimonio nos da la perspectiva eterna que es necesaria para ver ms all de las pruebas y de los desafos que todos inevitablemente enfrentaremos. Recuerden lo que profetiz Heber C. Kimball: Llegar el da en que no habr nadie que pueda sostenerse con una luz prestada. Cada uno tendr que dejarse guiar por su propia luz interior Y si no la tenis, cmo podris aguantar?; por lo tanto, buscad el testimonio de Jess y aferraos a l, para que cuando vengan los tiempos de
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prueba no tropecis y caigis15. Segundo, la humildad. La humildad es el reconocimiento y la actitud de que debemos apoyarnos en la ayuda del Seor para salir triunfantes en esta vida. No podemos perseverar hasta el fin con nuestras propias fuerzas; sin l, no somos nada16. Tercero, el arrepentimiento. El glorioso don del arrepentimiento nos permite regresar al sendero con un nuevo corazn, y nos brinda la fuerza para perseverar en el camino a la vida eterna. As, la Santa Cena llega a ser un elemento clave de nuestra perseverancia en esta vida, ya que brinda una valiosa oportunidad semanal para renovar nuestros convenios bautismales, arrepentirnos y evaluar nuestro progreso hacia la exaltacin. Somos hijos e hijas del Dios Eterno, con el potencial de ser coherederos con Cristo17. Sabiendo quines somos, nunca debemos renunciar a la meta de alcanzar nuestro destino eterno. Testifico que en las eternidades, al mirar retrospectivamente nuestra corta existencia aqu en la tierra, elevaremos nuestras voces y nos regocijaremos de que, a pesar de las dificultades que encontramos, tuvimos la sabidura, la fe y la valenta para perseverar y seguir adelante. Que as lo hagamos, este da y para siempre, es mi oracin en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
Comentarios finales
PRESIDENTE GORDON B. HINCKLEY
1. Mateo 24:13. 2. Juan 8:31. 3. 2 Nefi 31:20. 4. Vase Omni 1:26. 5. Marcos 4:1420. 6. Vase Ezra Taft Benson, Cuidaos del orgullo, Liahona, junio de 1989, pgs. 48. 7. Vase D. y C. 130:1819. 8. Vase Mateo 23:23. 9. Citado por John Longden, en Conference Report, octubre de 1958, pg. 70. 10. Vase D. y C. 58:27. 11. Enseanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pg. 308. 12. Vase Juan 14:18. 13. D. y C. 58:34. 14. Citado en Jay A. Parry y otros, eds., BestLoved Stories of the LDS People, 3 tomos, 19972000, tomo 3, pgs. 107108. 15. Vase Charles Didier, El testimonio, Liahona, enero de 1992, pg. 71. 16. Vase Juan 15:5. 17. Vase Romanos 8:17.
emos tenido otra grandiosa conferencia. Qu reuniones tan extraordinarias son y qu gran propsito cumplen. Nos reunimos en un espritu de adoracin y con un deseo de aprender, y renovamos nuestros lazos como miembros de esta gran familia de Santos de los ltimos Das que viven en muchos pases, que hablan una variedad de idiomas, que provienen de diferentes culturas y que incluso son de apariencia diferente. Pero reconocemos que todos somos uno, cada cual un hijo o una hija de nuestro Padre Celestial. En unos minutos este enorme Centro de Conferencias en Salt Lake City estar vaco; las luces se apagarn y las puertas se cerrarn. Lo mismo ocurrir en otros miles de centros de reuniones de este vasto mundo. Espero que volvamos a nuestros
hogares enormemente enriquecidos. Nuestra fe se habr fortalecido y nuestra determinacin se habr vigorizado. Si nos hemos sentido derrotados y desalentados, espero que hayamos recibido nuevo aliento en nuestra vida; si hemos andado errantes y hemos sido indiferentes, espero que sintamos un espritu de arrepentimiento. Si hemos sido crueles o malos y egostas, espero que hayamos tomado la determinacin de que cambiaremos. Todos aquellos que anden por fe habrn fortalecido su fe. Hoy es lunes en el Lejano Oriente; maana ser lunes en el Hemisferio Occidental y en Europa. Es un tiempo que hemos designado para efectuar la noche de hogar para la familia. En esa ocasin, espero que los padres y las madres renan a sus hijos a su alrededor y hablen de algunas de las cosas que hayan odo en esta conferencia; incluso quisiera que anotaran algunas de ellas, las meditaran y las recordaran. Ahora, para terminar, quisiera recordarles otro asunto, y es que espero que vayamos a la casa del Seor un poco ms frecuentemente. Como lo indiqu durante la sesin de apertura, hemos hecho todo lo que hemos podido por llevar los templos ms cerca de nuestra gente, aunque an hay muchos que tienen que viajar grandes distancias. Espero que continen haciendo ese esfuerzo hasta que llegue el tiempo en que se justifique un templo en donde residan. La mayora de nuestros templos
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podran estar mucho ms ocupados de lo que estn. En este mundo ruidoso, bullicioso y competitivo, qu privilegio es tener una sagrada casa donde podamos sentir la influencia santificadora del Espritu del Seor. Constantemente nos invade el factor del egosmo, el cual debemos vencer, y no hay mejor manera de hacerlo que ir a la casa del Seor a prestar servicio en una relacin vicaria en beneficio de aquellos que estn ms all del velo de la muerte. Eso es algo extraordinario. En la mayora de los casos, no conocemos a las personas por quienes efectuamos la obra. No esperamos que nos den las gracias y no tenemos la seguridad de que aceptarn lo que les ofrecemos, pero, no obstante, vamos, y en ese proceso, alcanzamos un nivel que no se logra con ningn otro esfuerzo. Literalmente llegamos a ser salvadores en el monte de Sin. Y qu significa eso? As como nuestro Redentor dio Su vida como sacrificio vicario por todos los hombres, y al hacerlo lleg a ser nuestro Salvador, as tambin nosotros, en una pequea medida, al llevar
a cabo la obra vicaria en el templo, llegamos a ser salvadores para aquellos que estn en el otro lado, quienes no tienen modo de progresar a menos que los que estn en la tierra hagan algo en beneficio de ellos. De manera que, mis hermanos y hermanas, los animo a sacar mayor provecho de este bendito privilegio que les refinar su modo de ser, que los despojar del caparazn de egosmo en el que vivimos la mayora de nosotros. Literalmente traer una influencia santificadora a nuestra vida y har de nosotros mejores hombres y mujeres. Cada templo, grande o pequeo, tiene su hermosa sala celestial, que se cre para representar el reino celestial. Hace algunos aos, cuando se hicieron extensas renovaciones en el Templo de Mesa, Arizona y se abrieron sus puertas para el pblico, un visitante describi la sala celestial como la sala de la casa de Dios. Y bien podra serlo. Tenemos el singular y exclusivo privilegio, al estar vestidos de blanco, de sentarnos en la hermosa sala celestial al concluir nuestra obra
de las ordenanzas, y pensar, meditar y orar en silencio. All podemos reflexionar en la gran bondad del Seor para con nosotros; podemos meditar en el gran plan de felicidad que nuestro Padre ha trazado para Sus hijos. Por eso los insto, mis hermanos y hermanas; hganlo mientras tengan la fuerza para hacerlo. S que cuando nos avejentamos se torna extremadamente difcil levantarnos o sentarnos, pero cun gran bendicin es. Ahora, mis hermanos y hermanas, les expreso de nuevo mi amor. Que el cielo les sonra. Esta obra es verdadera; jams lo duden. Dios nuestro Padre Eterno vive. Jess es nuestro Redentor, nuestro Seor, el Hijo del Dios viviente. Jos fue un profeta, el Libro de Mormn es de origen divino y sta es la santa obra de Dios en la tierra. Les dejo mi testimonio, mi amor, mi bendicin, al separarnos para ir a nuestros hogares. Que Dios est con ustedes hasta que nos encontremos otra vez, es mi humilde oracin, en el nombre sagrado de Jesucristo. Amn.
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Les testifico que en verdad son parte de ella, que ustedes pertenecen a la Sociedad de Socorro que es el redil del Buen Pastor para las hermanas.
ermanas, me regocijo por estar juntas en esta ocasin. Gracias por sus incontables actos caritativos, por el progreso constante de sus testimonios, por las muchas comidas que llevan a los dems! Ustedes marcan la diferencia y son la luz del sol para el alma! En estos tiempos peligrosos, hallo consuelo en la promesa de que si [estamos] preparados, no temer[emos]1. La Sociedad de Socorro nos ayuda a estar preparadas, no slo
temporal, sino espiritualmente. Pero la Sociedad de Socorro no puede ayudarnos en nuestra preparacin sin nuestra participacin! Me preocupa que algunas de ustedes sientan que no encajan en la Sociedad de Socorro, que no pertenecen a ella. Ya sea que nos consideremos muy jvenes o muy de edad, muy ricas o muy pobres, muy inteligentes o muy poco instruidas, ninguna de nosotras es tan diferente que no pueda pertenecer a ella! Lo que ms deseo es que cada una de ustedes sienta que en verdad encaja, que pertenece. Les testifico que en verdad son parte de ella, que ustedes pertenecen a la Sociedad de Socorro que es el redil del Buen Pastor para las hermanas. Me compenetro con el presidente Joseph F. Smith, cuando dijo en 1907: En la actualidad se da mucho el caso de que nuestras hermanas jvenes, vigorosas e inteligentes piensen que slo las de ms edad han de estar vinculadas con la Sociedad de Socorro; y aadi: Eso es un error2. Hace poco, visit Etiopa y conoc a Jennifer Smith. Si alguna mujer poda decir que no perteneca a la
Sociedad de Socorro, sta era la hermana Smith. Ella dijo: Era tan diferente a las otras hermanas de nuestra rama. El idioma, la ropa, la cultura, todo pareca ser una brecha entre nosotras. Pero, cuando hablbamos del Salvador la brecha disminua. Cuando hablbamos de un amoroso Padre Celestial ya no haba brecha; y sigui diciendo: No podemos cambiar ni quitar las cargas de los dems, pero s podemos incluir y hacer pertenecer a cada una con amor3. Aquellas hermanas encontraron paz en Sin al llegar a ser una en corazn y voluntad4; porque, como dice el Seor: si no sois uno, no sois mos5. El presidente Hinckley ha dicho que si nos unimos y hablamos con una voz, [nuestra] fortaleza ser incalculable6. Como hermanas en Sin, de qu manera llegamos a ser una? De la misma forma en la que pertenecemos a nuestro cnyuge o a nuestra familia: compartimos lo que somos, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestro corazn. En un barrio, las madres presentan a sus hijas a la Sociedad de Socorro en una reunin dominical cuando cumplen dieciocho aos. Una madre expres con ternura la forma en que las hermanas de la Sociedad de Socorro la haban fortalecido desde el principio de su matrimonio: Me han llevado alimentos y abrazos en los momentos tristes; y risa y apoyo para celebrar. Me han enseado el Evangelio al visitarme y permitirme que las visite; me han dejado cometer errores y han tenido paciencia. La madre le explic a la hija que las margaritas de su jardn se las haba llevado Carolyn; las azucenas, Venice; los rannculos, Pauline. La hija estaba asombrada y la madre agreg: Estas mujeres son mis hermanas en todo el sentido de la palabra y estoy agradecida por traerte bajo su cuidado. La variedad en un jardn es lo que contribuye a su belleza: necesitamos margaritas, azucenas y rannculos; necesitamos jardineros que rieguen, nutran y brinden cuidado.
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Lamentablemente, Satans sabe que el compartir une a nuestra hermandad cada da y por la eternidad; l sabe que el egosmo empezar a destruir nuestro compartir, lo que destruye la unidad, y eso destruye a Sin. Hermanas, no podemos permitir al adversario que nos divida. Ustedes ven que la perfecta unin, dijo Brigham Young, salvar a la gente7. Y yo agregara que la perfecta unin salvar a nuestra sociedad. El presidente Boyd K. Packer nos record que muchas hermanas conciben la Sociedad de Socorro apenas como una clase a la que asistir Hermanas, aconsej, deben abandonar la idea de que slo asisten a la Sociedad de Socorro y captar el sentimiento de que pertenecen a ella8. El sentimiento de que pertenecemos a ella empieza el domingo al escuchar las voces de unas y otras. Ninguna maestra debe dar su leccin a un grupo de hermanas silenciosas, puesto que la leccin es nuestra leccin. El pertenecer es que se nos necesite, que se nos ame y que se nos eche de menos cuando estemos lejos. Pertenecer es necesitar, amar y extraar a quienes estn lejos; sa es la diferencia que existe entre el asistir y el pertenecer. La Sociedad de Socorro no slo es una clase dominical, es un don divino para nosotras como mujeres. He aqu dos razones por las que siento que yo pertenezco a la Sociedad de Socorro, y no slo debido a mi llamamiento actual! Me senta desanimada el mes pasado cuando llegaron mis maestras visitantes. Sue es divorciada y Cate fue una de mis Laureles, y me llevaron el mensaje y una oracin; pero tambin llevaron con ellas un verdadero inters. Me sent alentada y amada. Una de mis hermanas de la Sociedad de Socorro ofreci una oracin hace poco y le pidi al Padre Celestial, mencionando mi nombre, que me ayudara en mis responsabilidades. Ella no saba cules eran mis necesidades especficas, pero conoca mi corazn.
Ahora bien, quiz sus maestras visitantes no las hayan visitado recientemente o, a lo mejor no hayan orado por ustedes mencionando su nombre. Lamento que haya sido as, pero no se las tiene que visitar para que ustedes sean buenas maestras visitantes, no se tiene que orar por ustedes para que ustedes oren. A pesar de nuestras diferencias, si compartimos generosa y sinceramente, las hermanas tambin compartirn; conoceremos el corazn de las dems, y el pertenecer florecer como en un jardn. La hermana Smith y nuestras hermanas etopes aprendieron que las diferencias no importan, porque el pertenecer es la caridad, el amor puro de Cristo en accin. Y la caridad nunca deja de ser. Ya sea que prestemos servicio en la Primaria o en las Mujeres Jvenes, ya sea que seamos activas o algo menos que eso, que seamos casadas o solteras, no importa si somos pollitas primaverales o gallinitas otoales, todas pertenecemos a la Sociedad de Socorro. Yo soy una gallinita otoal, pero me siento como una pollita primaveral! Nos hacen falta sus voces,
sus sentimientos y su corazn. La Sociedad de Socorro las necesita! Y saben qu? Ustedes necesitan a la Sociedad de Socorro. Cuando no participan, ustedes mismas se privan de algo y privan a la Sociedad de Socorro de ustedes. Hermanas, no podemos tener divisiones en la Sociedad de Socorro, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros9. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con l, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con l se gozan10. Porque el cuerpo tiene necesidad de cada miembro, para que todos se edifiquen juntamente, para que el sistema se conserve perfecto11. S, la Sociedad de Socorro puede ser ms divertida, ms alegre, ms unida. Nuestras cargas pueden ser aligeradas y aliviadas. La Sociedad de Socorro no es perfecta, porque ninguna de nosotras lo es; pero podemos trabajar en eso; podemos perfeccionarla juntas a medida que damos nuestros propios pasos hacia delante. De qu manera? Cambiando de
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actitud: la forma en que hablamos de la Sociedad de Socorro afecta la forma en la que otras hermanas consideran la Sociedad de Socorro, sobre todo las mujeres jvenes. Brinden apoyo a las presidencias y a las maestras de la Sociedad de Socorro; permtanles aprender con paciencia de su parte (as como nosotras aprendemos con paciencia de parte de ellas); perdonemos ms y juzguemos menos; seamos maestras visitantes amorosas y constantes; asistamos con entusiasmo a la Reunin de superacin personal, de la familia y del hogar; busquemos lo bueno que hay en la Sociedad de Socorro y edifiquemos sobre ello. El presidente Joseph F. Smith dio el encargo de que nos aferremos a esta obra (la de la Sociedad de Socorro), con vigor, con inteligencia y con unidad, para la edificacin de Sin12. Si creemos que se ha restaurado la Iglesia del Seor, y as lo creemos, entonces debemos creer que la Sociedad de Socorro es una parte esencial de la organizacin de Su redil. Tenemos que dejar de preguntarnos si encajamos, porque, en verdad
s encajamos! Nuestras diferencias no son tan grandes que no podamos edificar a Sin juntas! Hace casi un ao, en Pasadena, California, la hermana Janice Burgoyne mora de cncer; haba dado generosamente de s y era muy querida. Sus hermanas de la Sociedad de Socorro le llevaban comidas, limpiaban su casa, cuidaban a sus dos hijos pequeos, y ayudaron a su esposo a planear el funeral. Le era difcil a Janice recibir tanta ayuda sabiendo que sus hermanas hallaran ese trozo de pan tostado detrs del silln. Le preocupaba que sus hermanas se enteraran ms all de lo que senta en su corazn! Pero debido a que ellas conocan su corazn, no importaba; se turnaban para llevar a los nios a la escuela o a otros lugares, les ayudaban a hacer las tareas, tocaban el piano, le cambiaban la ropa de su cama; y lo hicieron da tras da, sin quejarse, con inagotable caridad. El compartir as cambi para siempre a aquellas hermanas. Antes de morir, Janice se volvi hacia una hermana de la Sociedad de Socorro y
le pregunt, con gratitud y asombro: Cmo muere alguien sin la Sociedad de Socorro?. A ustedes, mis queridas hermanas, a ustedes, que son mis hermanas, les pregunto: Cmo puede alguien vivir sin la Sociedad de Socorro? El pertenecer es nuestra sagrada primogenitura. Cmo me gustara tomarlas entre mis brazos y asistir a la Sociedad de Socorro con ustedes. Cmo me gustara conocer su corazn y que ustedes conocieran el mo. Lleven su corazn, su caritativo corazn, a la Sociedad de Socorro; lleven sus talentos, sus dones, su individualidad para que seamos una. Testifico que el buen pastor [nos] llama [para conducirnos] a su redil13. Quiz no tengamos todas las respuestas, pero debemos confiar en que la Sociedad de Socorro es una parte esencial de la obra del Seor, porque: Aunque nuestro camino nos lleve por las montaas, l conoce los campos donde pastoreamos l viste a los lirios del campo; l alimenta a los corderos de Su rebao. Y l sanar a quienes confen en l; y har nuestros corazones como de oro14. En el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. Vase D. y C. 38:30. 2. En Conference Report, abril de 1907, pg. 6; cursiva agregada. 3. Correspondencia personal. 4. Vase Moiss 7:18. 5. D. y C. 38:27. 6. El permanecer firmes e inquebrantables, Reunin Mundial de Capacitacin de Lderes, 10 de enero de 2004. 7. Enseanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pg. 370. 8. La Sociedad de Socorro, Liahona, julio de 1998, pg. 79. 9. 1 Corintios 12:25. 10. 1 Corintios 12:26. 11. D. y C. 84:110, cursiva agregada. 12. En Conference Report, abril de 1907, pg. 6. 13. Alma 5:60. 14. Roger Hoffman, Consider the Lilies.
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No debemos cansarnos de hacer lo bueno, ni tampoco impacientarnos; el progreso que buscamos llegar en su tiempo.
l mensaje del gran himno de la restauracin que hemos cantado en la apertura de esta reunin ha permanecido en mi mente y corazn desde que lo escogimos. Dejad que Sin se levante; Su luz comienza a brillar Preparando a su pueblo para recibir al Seor (Let Zion in Her Beauty Rise, Hymns, N 41). Es glorioso pensar en ese tiempo prometido, cuando el Seor regresar, pero tambin es sobrecogedor considerar los cambios que debemos realizar para prepararnos para ello. No obstante, queridas hermanas, al conocerles y observar su devocin, creo que, como pueblo, no somos tan deficientes como a menudo pensamos serlo. Tenemos motivos para
sentir esperanza y confianza a medida que nos preparamos. Septiembre de 1832 fue un perodo de preparacin muy agitado para los primeros santos. El Profeta se dispona a mudarse al hogar de John Johnson al sureste de Kirtland, Ohio; y otros hermanos se preparaban para partir a Misuri. En medio de tanta preparacin, Jos Smith recibi la revelacin que ahora conocemos como la seccin 64 de Doctrina y Convenios. Tras dar instrucciones a los que iran a Misuri, el Seor les record: Mas todas las cosas tienen que acontecer en su hora. Por tanto, no os cansis de hacer lo bueno, porque estis poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeas proceden las grandes (D. y C. 64:3233; cursiva agregada). Estos versculos son una gua al prepararnos nosotras mismas y nuestra familia para vivir en tiempos peligrosos (vase 2 Timoteo 3:1). No debemos cansarnos de hacer lo bueno, ni tampoco impacientarnos; el progreso que buscamos llegar en su tiempo. Es ms, la gran obra que deseamos realizar proceder de las cosas pequeas. He aprendido que entre estas cosas pequeas debo encontrar el tiempo para llenar mi reserva espiritual diariamente. Es tentador hacer una lista inmensa de mis defectos y luego tratar de superarlos, como dice una amiga ma, como si estuviera matando
serpientes. El progreso personal puede parecer un plan de trabajo, pero, ms bien, reside en el corazn, es un cambio de corazn. Cuando nosotras las mujeres luchamos para hacer frente a las exigencias de la vida cuidar a los hijos, proveer lo necesario, estudiar, enfrentarnos con la edad o la enfermedad nuestra propia espiritualidad a menudo figura al final de nuestra larga lista de tareas. El estudio de las Escrituras y la oracin producirn cambios, pero no automticamente. Si leemos con atencin parcial y oramos sin devocin total, practicamos un ritual no completamente intil pero tampoco completamente productivo. Debemos, con el apoyo de nuestra familia, apartar el tiempo suficiente para estudiar no slo leer para meditar, sentir y buscar respuestas. El Seor ha prometido que nos fortalecer, nos edificar y nos renovar si le dedicamos tiempo todos los das (vase D. y C. 88:63). Hermanas, si deseamos servir, debemos prepararnos; y debemos servir si deseamos prepararnos. Cuando tena diecisis aos se me llam a ensear a los nios de tres aos en la Escuela Dominical de menores (tal organizacin exista en aquellos tiempos remotos). Ense a algunos nios bastante inquietos; se suban a las sillas o a la mesa o se escondan debajo de ellas y pareca que nunca estaban quietos. Era sumamente inexperta y durante las primeras semanas me preguntaba si haba hecho bien en aceptar el llamamiento. Pero segu adelante y aprend, muy pronto, que no poda limitarme a orar para pedir ayuda. Deba prepararme, lo que significaba planear actividades, relatos y lecciones y significaba contar con un plan B, o ms bien planes desde la C hasta la Z. Muchos aos despus, cuando me llamaron como lder de una Escuela Dominical de menores, saba cmo ayudar a los nuevos maestros; saba como disfrutar de los nios y conoca la importancia de ser fiel en mi llamamiento.
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Como muchas de ustedes, he tenido numerosos llamamientos en la Iglesia. Algunos me han resultado ms fciles que otros, y he procurado magnificarlos todos. Pero, se han puesto nerviosas alguna vez al pensar en la frase magnifiquen su llamamiento?. A m me ha preocupado! Hace poco le un discurso en el que el presidente Thomas S. Monson dijo al respecto: Y cmo se magnifica un llamamiento? Simplemente llevando a cabo el servicio que le corresponde (El poder del sacerdocio, Liahona, enero de 2000, pg. 60). Hermanas, podemos hacerlo! Oigo a hermanas decir que su llamamiento les est agotando o que no tienen tiempo para servir. Pero magnificar nuestro llamamiento no implica pasar la noche en vela preparando programas o decoraciones complejas para la mesa; no significa que siempre debamos llevarles un obsequio a las hermanas cuando las visitemos. A veces somos nuestras peores enemigas. Simplifiquemos. El mensaje de una buena leccin se crea mediante la preparacin espiritual. Concentrmonos en los principios del Evangelio y en el
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material de nuestras guas de estudio. Preparmonos para fomentar un interesante intercambio de ideas mediante el anlisis en grupo y no por medio de un trabajo extra inventado que nos cansa tanto que nos hace lamentar el tiempo que dedicamos para cumplir con nuestros llamamientos. Cuando se nos llama a servir, no se nos da una fecha de relevo. Nuestra vida es nuestro servicio. Lois Bonner, una hermana de noventa y dos aos de mi estaca, comenz a servir como maestra visitante al casarse, hace ms de 65 aos. Todava sigue hacindolo fielmente. Los Nelson, de Canad y los Ellsworth, de Utah, nos ensearon y fueron nuestros mentores, y nos amaron en su servicio como matrimonios misioneros en nuestro pequeo y creciente barrio de Misuri. Mediante ellos, conocimos el gozo de servir y nos beneficiamos con la sabidura de sus experiencias. No concibo mejor manera de agradecer a nuestro Padre todo lo que nos da, que servir a Sus hijos en cada etapa de nuestra vida. Para concluir, gradualmente empiezo a entender el significado y la
importancia de nuestras ofrendas, sobre todo del diezmo y de las ofrendas de ayuno. A lo largo de Doctrina y Convenios, el Seor nos amonesta que nos cuidemos mutuamente y que aportemos de nuestros recursos temporales para edificar el reino de Dios. De hecho, el estar dispuestos a hacerlo es uno de los requisitos para que el Seor regrese a la tierra. (vase Daniel H. Ludlow, A Companion to your Study of the Doctrine and Covenants, 2 tomos, 1978, 2:46). Si bien nuestras circunstancias varan mucho, es importante que demos todo lo que est a nuestro alcance. El Seor nunca nos pide dar todo lo que tenemos, pero para l es importante saber que estaramos dispuestas y que lo haramos, si se nos pidiera (vase Bruce R. McConkie, Obedience, Consecration, and Sacrifice, Ensign, mayo de 1975, pg. 50). En una de las estacas donde residamos mi esposo y yo, nuestro presidente de estaca inst a los miembros a duplicar sus ofrendas de ayuno y a prepararse para las bendiciones que resultaran de ello. Ahora puedo dar testimonio
personal de que el Seor nos bendecir de maneras inimaginables si somos fieles y verdicos al dar de manera generosa. La espiritualidad por medio de la oracin y del estudio, el servicio a los dems, los diezmos y las ofrendas generosas, stos no son principios nuevos; son algunas de las cosas pequeas que se requieren para obtener las grandes. En el versculo siguiente aprendemos lo que el Seor requiere de nosotras. l requiere el corazn y una mente bien dispuesta (D. y C. 64:34; cursiva agregada). Lo que se debe renovar es nuestro corazn y nuestra mente. Todas tenemos faltas, debilidades y actitudes imperfectas. El Seor nos pide que seamos receptivas a l sin retraernos en nada. Nos dice: No te afanes por tu propia vida; procura mi voluntad y el cumplimiento de mis mandamientos (Helamn 10:4). La renovacin del corazn resulta cuando hacemos y damos todo lo que podemos y despus entregamos nuestro corazn y voluntad al Padre. Al hacerlo, l nos promete que tendremos una vida abundante aqu y en la eternidad. No debemos temer. Hermanas, no se cansen de hacer lo bueno. Si somos pacientes, experimentaremos el cambio de corazn que buscamos. A casi todas nos requerir modificar ligeramente nuestra direccin y dirigirnos hacia el verdadero norte. Lo que debemos cambiar se halla en las pequeas cosas, que no por ello son fciles. Hay muchsimas fuerzas que afectan nuestra brjula; pero reconocemos la atraccin de la estrella polar; nos indica el rumbo hacia casa. Les doy testimonio de la realidad de las promesas que el Padre nos ha dado a Sus amadas hijas. Les testifico que, al sintonizar nuestra vida para emular el ejemplo que el Salvador nos mostr, sabremos que la luz de Sin se est levantando y que estamos convirtindonos en un pueblo preparado para recibirlo. En el nombre de Jesucristo. Amn.
Las relaciones forjadas entre las mujeres del convenio en la Sociedad de Socorro pueden iluminar, alegrar y enriquecer el trayecto de la vida.
n las primeras maanas de primavera y cuando el sol apenas se asomaba por las cimas de las montaas, Jan y yo empezamos a caminar juntas. Habiendo sido recientemente asignadas compaeras para ser maestras visitantes, ambas ramos madres jvenes con familias con hijos pequeos y con horarios ocupados y exigentes. Jan y su familia se acababan de mudar a nuestro barrio y no estaba segura de qu conversaramos. Con esfuerzo y sin aliento, caminbamos da tras da, subiendo y bajando las pendientes de un camino montas. Al principio, nuestras conversaciones eran charlas alegres acerca de nuestros esposos e hijos, de sus intereses y de las escuelas en la localidad.
Poco a poco abrimos nuestros corazones la una a la otra, conversando de ideas espirituales y tratando en detalle nuestras experiencias para encontrar los principios de verdad. Pareca que a medida que nos esforzbamos para poner nuestro cuerpo en forma, empezamos a poner en forma nuestras almas. Disfrut de ese maravilloso ejercicio. Aprend dos lecciones inolvidables de mi jornada con Jan, las cuales siguen iluminando mi mente y llenando mi alma de gozo. La primera es que, cualesquiera sean las circunstancias de la vida de ustedes, si estn espiritualmente preparadas, no deben temer (vase D. y C. 38:30). Mucho despus de empezar nuestras caminatas juntas, me enter que aos antes Jan haba tomado decisiones que la haban ido apartando, paso a paso, de la Iglesia y hacia un sendero que ahora ella lamentaba. Cerca del tiempo en que nuestras vidas se cruzaron, ella haba tomado la determinacin de poner su vida en orden. El anhelo de su corazn era prepararse para ser sellada a su esposo y a sus hijos en el templo. Ella haba deseado una sola cosa, tal como Nefi lo expres: [reconciliarse] con Cristo y [entrar] por la puerta angosta, y [caminar] por la senda estrecha que gua a la vida eterna, y [continuar] en la senda hasta el fin del da de probacin (2 Nefi 33:9).
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himno captan mejor lo que ella senta y que despus comparti conmigo acerca del poder de la Expiacin en su vida: Jess es mi luz; l es mi poder, y con Su amor podr yo vencer. Mis faltas, con gracia l puede borrar; andando por fe fuerzas he de cobrar. (Jess es mi luz, Himnos, N 42). Debido a su perdurable fe, la Expiacin del Seor le brind a Jan renovacin diaria; ella someti su voluntad a la del Seor, mediante una oracin, una escritura y un acto de servicio a la vez. Poco antes de su fallecimiento, cuando tena treinta y tantos aos, me encontraba yo entre los que se haban reunido en el templo, regocijndonos silenciosamente cuando ella, su esposo y sus hijos se arrodillaron ante el altar y fueron sellados juntos por la eternidad. La segunda leccin inolvidable que aprend de Jan es que, cuando las hermanas de la Sociedad de Socorro miran con la mira puesta nicamente en la gloria de Dios (D. y C. 4:5), pueden experimentar ricas percepciones personales y compartir una profunda fortaleza espiritual. Al comenzar nuestras caminatas, Jan y yo no caminbamos al mismo ritmo. A medida que nuestros corazones llegaron a estar entrelazados con unidad y amor(Mosah 18:21), caminamos ms en armona mutua, tanto fsica como espiritualmente. Nos fortalecamos la una a la otra con nuestros testimonios, llevbamos las cargas la una de la otra, nos fortalecamos y consolbamos la una a la otra como siempre lo han hecho las hermanas de la Sociedad de Socorro. Como resultado de mi amistad con Jan, llegu a darme cuenta del sagrado parentesco que nos une como hermanas de la Sociedad de Socorro. Jan y yo, como muchas de ustedes, cultivamos nuestra asignacin como compaeras de maestras visitantes hasta
Tal vez se imaginaran que una vez que Jan hubiese determinado de todo corazn, como el padre de Lamoni en el Libro de Mormn, de [abandonar] todos [sus] pecados para [conocer al Seor] (Alma 22:18), que su vida sera fcil, pero ese no fue el caso. Ella tuvo que enfrentar algunos de los desafos ms angustiosamente difciles de la vida: le diagnosticaron un tumor cerebral, su esposo perdi el trabajo y posteriormente la familia perdi la casa y el auto. Aun as, la fe que Jan tena en Jesucristo aument con ms firmeza a medida que su vida se tornaba ms difcil. Al andar con dificultad en nuestras caminatas, aprend mucho de Jan en cuanto a cmo la fe en el Seor y la preparacin espiritual diaria le ayudaron a vencer el temor. Ella pareca entender perfectamente lo que el presidente Gordon B. Hinckley ha enseado: Sera prudente que nos arrodillramos delante de
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nuestro Dios en splica. l nos ayudar; l nos bendecir; l nos consolar y nos sostendr (Standing for Something, 2000, pg. 178). Aunque pasaba por terribles pruebas, era obvio para m que Jan saba que las palabras de nuestro Profeta son verdaderas. Nunca interrumpi su preparacin espiritual personal a medida que segua adelante sin temor, un da a la vez, con un radiante sentido de tranquilidad en su vida. En el transcurso de aquellas tempranas horas que pasbamos juntas, literalmente vi que [rompa] el alba de la verdad el da glorioso amanecer (Ya rompe el alba, Himnos, N 1), a medida que el arrepentimiento le infunda a Jan alivio de sus pecados y un profundo esclarecimiento espiritual. Le pregunt a Jan cmo haba llegado a sentir paz cuando su vida se encontraba en tal estado de conmocin y las cosas colapsaban en su derredor. Creo que las palabras de un
llegar a ser hermanas y amigas queridas. Testifico que las relaciones forjadas entre las mujeres del convenio en la Sociedad de Socorro en verdad pueden iluminar, alegrar y enriquecer el trayecto de la vida porque nos podemos ayudar mutuamente a aprender a poner al Seor primero en nuestro corazn y en nuestra vida. Lo s porque hace ms de veinte aos Jan me ayud a acercarme ms a nuestro Salvador por la forma en que ella viva; me alent a mirar ms all de mis problemas, a regocijarme con gratitud en la majestuosidad de la Expiacin del Salvador por mis pecados, me ayud a mirar hacia delante con fe a lo que cada da traiga y a disfrutar de las profundas relaciones espirituales que slo se encuentran en la Sociedad de Socorro. Todava salgo a caminar por las maanas, en cada oportunidad que se presenta; todava me detengo a estudiar las bellezas de esta tierra y agradecer al Padre Celestial la misin de nuestro Salvador Jesucristo. A menudo recuerdo con profunda gratitud el espritu que Jan trajo a nuestras caminatas debido a su gran deseo de sentir el amor redentor del Salvador. El amor de ella por el Seor inund mi corazn en aquel entonces, tan plenamente como los rayos del sol naciente siguen llenando la tierra con luz cada amanecer. Testifico de nuestro Salvador, quien dijo de S mismo: He aqu, soy Jesucristo, el Hijo de Dios. Soy la vida y la luz del mundo (D. y C. 11:28). Hermanas, s que al prepararnos en forma cotidiana, un paso a la vez, cada una de nosotras, al igual que Jan, puede seguir adelante sin temor, encontrando nuestro sendero hacia l a medida que en forma personal sintamos las bendiciones de Su infinita Expiacin. S que una de las excelsas bendiciones de la Sociedad de Socorro es nuestra conexin con mujeres que tambin testifican de nuestro Seor. Mi ruego es que caminemos siempre lado a lado, hacia la luz de Su amor redentor. En el nombre de Jesucristo. Amn.
S, vivimos en tiempos turbulentos. A menudo, el futuro es incierto; por tanto, es preciso prepararnos para lo incierto.
s un privilegio estar ante ustedes en esta conferencia general de la Sociedad de Socorro. S que, adems de ustedes, que se encuentran en este Centro de Conferencias, hay muchos miles de hermanas que estn viendo y oyendo esta conferencia por transmisin de satlite. Al dirigirles la palabra en esta ocasin, comprendo que, como varn, soy una minora y debo ser prudente con lo que diga. Me siento como el tmido primo campesino que fue a visitar a sus parientes en la gran ciudad. Como no los haba visto desde haca aos, se sorprendi cuando un nio pequeo le abri la puerta. El nio le
hizo pasar y tomar asiento, y entonces le pregunt: Y usted, quin es?. El visitante le contest: Soy el primo del lado de su padre, a lo que el nio le contest: Seor, en esta casa, eso lo pone a usted en el lado incorrecto!. Confo en que, en esta oportunidad, yo me encuentre en el lado correcto, o sea, en el lado del Seor. Hace aos vi una fotografa de una clase de la Escuela Dominical del Barrio Seis, de la Estaca Pioneer, de Salt Lake City. La fotografa se haba tomado en 1905 y, en ella, una encantadora niita con el cabello recogido en dos coletas estaba en la fila delantera; su nombre era Belle Smith. Ms tarde, ya como Belle Smith Spafford, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, escribi: Nunca ha ejercido la mujer una influencia mayor que en el mundo de hoy; nunca han estado tan abiertas para ella las puertas de la oportunidad. sta es una etapa atractiva, emocionante, desafiante y exigente para la mujer; es un tiempo rico en recompensas si conservamos el equilibrio, si aprendemos los verdaderos valores de la vida y si determinamos nuestras prioridades con sabidura1. La organizacin de la Sociedad de Socorro se ha puesto la meta de eliminar el analfabetismo. Los que
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sabemos leer y escribir no comprendemos del todo la privacin de los que no saben hacerlo. A esas personas las envuelve una nube oscura que sofoca su progreso, opaca su intelecto y ensombrece sus esperanzas. Hermanas de la Sociedad de Socorro, ustedes pueden desvanecer esa nube de desesperacin y recibir la luz divina del cielo al iluminar sta a sus hermanas. Hace unos aos, estuve en Monroe, Luisiana, [Estados Unidos],
para asistir a una conferencia regional. Fue una ocasin hermosa. Cuando estaba en el aeropuerto para regresar a casa, se me acerc una hermosa hermana afroamericana, miembro de la Iglesia, que, con una amplia sonrisa, me dijo: Presidente Monson, antes de unirme a la Iglesia y de ser miembro de la Sociedad de Socorro, yo no saba leer ni escribir. Nadie de mi familia saba hacerlo. Todos ramos unos simples labriegos. Presidente, mis hermanas blancas de la Sociedad
de Socorro me ensearon a leer y a escribir. Ahora, yo ayudo a ensear a mis hermanas blancas a leer y a escribir. Pens en el supremo regocijo que debi de haber experimentado cuando abri la Biblia y ley por primera vez las palabras del Seor: Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y yo os har descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m, que soy manso y humilde de corazn; y hallaris descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fcil, y ligera mi carga2. Aquel da en Monroe, Luisiana, recib la confirmacin del Espritu acerca del noble objetivo de la Sociedad de Socorro de eliminar el analfabetismo. El poeta escribi: Grandes riquezas habrs acumulado; De alhajas y oro te habrs llenado. Pero ms rico que yo nunca podrs ser, Pues una madre yo tuve que me sola leer 3. Otro poeta aadi estas patticas palabras: Piensa en la suerte que a otro nio le ha tocado, de espritu manso y de carcter delicado. Cunto anhela l de todo poder aprender, pero cmo ha de ser, pues su madre no sabe leer 4. Los padres de todas partes se preocupan por sus hijos y por la felicidad eterna de stos. Eso se describe en el musical El Violinista en el Tejado, una de las obras musicales que ms se ha representado en la historia del teatro. Es divertido ver al anticuado padre de una familia juda de Rusia hacer frente a los cambios de los tiempos, lo cual le hacen ver claramente sus hermosas hijas adolescentes.
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La alegra de las danzas, el ritmo de la msica y la excelencia de la actuacin se desvanecen cuando Tevy, el padre, expresa lo que, para m, constituye el mensaje de la obra. Llamando a sus hijas a su lado y, en medio de la sencillez del ambiente campestre, las aconseja al reflexionar ellas en su futuro, dicindoles: Recuerden, en Anatevka, cada una de ustedes sabe quin es y sabe lo que Dios espera que llegue a ser5. Ustedes, mis amadas hermanas, saben quines son y lo que Dios espera que lleguen a ser. Su desafo es llevar al conocimiento de esa verdad a todas las personas de las que son responsables. La Sociedad de Socorro de sta, la Iglesia del Seor, puede ser el medio para alcanzar esa meta. La primera y principal oportunidad de ensear en la Iglesia yace en el hogar6, dijo el presidente David O. McKay. El verdadero hogar mormn es aquel en el que, si Cristo entrara, se sentira complacido de quedarse y descansar7. Qu estamos haciendo para lograr que nuestros hogares se acomoden a esa descripcin? No basta que nicamente los padres tengan un testimonio firme, puesto que los hijos no podrn depender para siempre de la conviccin de sus padres. El presidente Heber J. Grant dijo: Es nuestro deber ensear a nuestros hijos a temprana edad Yo puedo saber que el Evangelio es verdadero y tambin mi esposa; pero quiero decirles que nuestros hijos no sabrn que el Evangelio es verdadero mientras no lo estudien y obtengan un testimonio por s mismos8. El amor por el Salvador, la reverencia por Su nombre y el verdadero respeto de unos por otros constituirn el frtil suelo para que crezca un testimonio. El aprender el Evangelio, dar testimonio y guiar a una familia no son tareas fciles. La jornada de la vida se caracteriza por los obstculos que encontramos en el camino y la turbulencia de nuestros tiempos. Hace unos aos, al visitar a los
miembros y a los misioneros de Australia, presenci un ejemplo sublime de cmo un tesoro de testimonio puede bendecir y santificar un hogar. El presidente de la misin, Horace D. Ensign, y yo volamos en avin de Sydney a la distante ciudad de Darwin, donde yo haba de dar la palada inicial de la primera capilla de esa ciudad. El avin hizo escala en un remoto pueblo minero llamado Mount Isa. Al entrar en el pequeo aeropuerto del lugar, una madre y sus dos hijos pequeos se acercaron a nosotros, y ella nos dijo: Me llamo Judith Louden; soy miembro de la Iglesia y stos son mis hijos. Como supusimos que ustedes vendran en este vuelo, hemos venido a verlos durante su breve escala. Nos explic que su marido no era miembro de la Iglesia y que ella y sus hijos eran en realidad los nicos miembros de toda la regin. Charlamos y nos dimos nuestros testimonios. Pas la hora y, al prepararnos para subir de nuevo al avin, la hermana Louden se vea tan triste y tan sola. Nos dijo: No se vayan todava; he echado tanto de menos la Iglesia. De pronto, avisaron por el parlante que el avin saldra treinta minutos ms tarde a causa de un desperfecto mecnico. La hermana Louden susurr: Mi oracin ha sido contestada. Entonces nos pregunt qu podra hacer para interesar a su marido en el
Evangelio. Le aconsejamos que le hiciera participar en la leccin semanal de la Primaria de hogar y que fuese para l un testimonio viviente del Evangelio. Yo le dije que le enviaramos una suscripcin a la revista de la Iglesia para los nios y otras ayudas para ensear a la familia. La instamos a que nunca se diera por vencida de convertir a su esposo. Partimos de Mount Isa, una ciudad a la que no he vuelto nunca ms. Sin embargo, conservar siempre en la memoria el grato recuerdo de aquella encantadora madre y aquellos lindos nios que se despidieron de nosotros con los ojos llenos de lgrimas y de gratitud. Varios aos despus, mientras hablaba en una reunin de lderes del sacerdocio en Brisbane, Australia, y recalcaba la importancia de ensear el Evangelio en el hogar, as como de poner en prctica el Evangelio y de ser ejemplos de la verdad, cont a los varones all reunidos el relato de la hermana Louden y el impacto que la fe y la determinacin de ella me haban producido. Al terminar, dije: Supongo que nunca llegar a saber si el esposo de la hermana Louden se ha unido a la Iglesia, pero l no hubiera podido hallar un mejor ejemplo que seguir que el de su esposa. Entonces, uno de los lderes levant la mano y, ponindose de pie, dijo: Hermano Monson, yo soy Richard
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Louden. La mujer que usted acaba de mencionar es mi esposa. Aquellos nios [se le quebr la voz] son nuestros hijos. Ahora somos una familia eterna, gracias en parte a la perseverancia y a la paciencia de mi amada esposa. Todo es obra de ella. Nadie dijo palabra. Rompan el silencio slo los sollozos ahogados de los presentes y haba lgrimas en los ojos de todos. S, vivimos en tiempos turbulentos. A menudo, el futuro es incierto; por tanto, es preciso prepararnos para lo incierto. Las estadsticas indican que, en alguna ocasin, por diversas razones, ustedes podrn encontrarse en la situacin de ganarse la vida. Las insto a proseguir estudios y a adquirir conocimientos prcticos, para que, de surgir la necesidad, estn preparadas para proveer para su familia. La funcin de la mujer es exclusiva. El famoso ensayista, novelista e historiador estadounidense, Washington Irving, dijo: Hay en el mundo alguien que siente por la persona que est triste una tristeza ms profunda que la de la persona misma; hay alguien para quien la alegra que experimenta otra persona es mayor que la suya propia; hay alguien que se regocija por los honores ajenos mucho ms que por los propios; hay alguien en quien la grandeza y la distincin ajenas produce el mayor placer; hay alguien que esconde las dolencias de los dems con mayor fidelidad que las propias; hay alguien que vuelca todo su ser en la bondad, la ternura y la dedicacin a los dems. Ese alguien es la mujer. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: Dios ha puesto en el alma de la mujer algo divino que se expresa en tcita fortaleza, en refinamiento, en paz, en virtud, en verdad y en amor. Y todas esas notables cualidades hallan su ms fiel y ms satisfactoria expresin en la maternidad9. El ser madre nunca ha sido una funcin fcil. Algunos de los escritos ms antiguos del mundo nos amonestan a no despreciar la direccin de nuestra madre, nos indica que el hijo necio es tristeza de su madre y nos
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exhorta a no menospreciar a nuestra madre cuando envejezca10. Las Escrituras tambin nos recuerdan que lo que aprendemos de nuestra madre constituye lo que llega a ser ms importante para nosotros, como para los dos mil soldados jvenes de Helamn, a quienes sus madres les haban enseado que si no dudaban, Dios los librara11, y l los libr! Muchos miembros de la Sociedad de Socorro no tienen esposo. La muerte, el divorcio o el no haber tenido la oportunidad de casarse, en muchos casos, han hecho necesario que la mujer est sola. Adems, tenemos a las hermanas que acaban de llegar del programa de las Mujeres Jvenes. En realidad, ninguna tiene por qu estar sola, puesto que nuestro amoroso Padre Celestial estar a su lado para orientar su vida e infundirle paz y seguridad en los momentos callados en los que se encuentra la soledad y hace falta la compasin. Tambin es trascendental el hecho de que las hermanas de la Sociedad de Socorro estn una al lado de la otra como hermanas. Ruego que siempre se cuiden las unas a las otras, que estn al tanto de sus mutuas necesidades. Ruego que sean muy conscientes de las circunstancias de cada hermana, teniendo en cuenta que hay hermanas que afrontan desafos particulares y que toda mujer es una estimada hija de nuestro Padre Celestial. Al concluir mi mensaje, quisiera contarles un caso de hace varios aos que representa la fortaleza de ustedes, queridas hermanas de la Sociedad de Socorro. Durante 1980, el ao del sesquicentenario de la organizacin de la Iglesia, se pidi a los miembros de la Mesa Directiva General de la Sociedad de Socorro que escribiesen una carta personal a las hermanas de la Iglesia del ao 2030, de cincuenta aos en el futuro. Les leer un pasaje de la carta que escribi la hermana Helen Lee Goates: Nuestro mundo de 1980 est lleno de incertidumbre, pero he resuelto vivir cada da con fe y no con temor, a confiar en el Seor y a seguir
los consejos de nuestro profeta actual. Me siento muy agradecida de que el Evangelio haya sido restaurado en la tierra hace ciento cincuenta aos y de contar con las bendiciones de ser miembro de esta gran Iglesia. Estoy agradecida por el sacerdocio de Dios y por haber sentido su poder durante mi vida. Estoy en paz en mi mundo y ruego que ustedes sean sustentadas en el suyo con un firme testimonio y la conviccin inquebrantable del Evangelio de Jesucristo12. Helen Lee Goates falleci en abril del ao 2000. Poco antes de su muerte inminente de cncer, mi esposa y yo la visitamos a ella, a su esposo y familia. Se vea tranquila y en paz. Nos dijo que estaba preparada para marcharse y que estaba deseando ver de nuevo a sus padres y a otros seres queridos que haban fallecido. En su vida, la hermana Goates ejemplific la nobleza de la mujer Santo de los ltimos Das. A su muerte, personific el tema de ustedes: Si estis preparadas, no temeris13. Les expreso, mis amadas hermanas, mi testimonio de que nuestro Padre Celestial vive, de que Jess es el Cristo y de que somos guiados hoy en da por el profeta de nuestro tiempo, el presidente Gordon B. Hinckley. Que viajen sanas y salvas al recorrer el camino de la vida, ruego, en el nombre de Jesucristo. Amn.
NOTAS
1. A Womans Reach, 1974, pg. 21. 2. Mateo 11:2830. 3. Strickland Gillilan, The Reading Mother, en The Best Loved Poems of the American People, sel. de Hazel Felleman, 1936, pg. 376. 4. Aadido en abril de 1992 por Elizabeth Ware Pierce. 5. En Great Musicals of the American Theatre, 2 tomos, ed. Stanley Richards, 19731976, 1:393. 6. Priesthood Home Teaching Handbook, rev. ed. 1967, ii. 7. Gospel Ideals, 1953, pg. 169. 8. Gospel Standards, comp. de G. Homer Durham, 1941, pg. 155. 9. Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, pg. 387. 10. Vase Proverbios 1:8; 10:1; 23:22. 11. Alma 56:47. 12. Carta en posesin de la oficina de la Sociedad de Socorro. 13. D. y C. 38:30.
l planificar las reuniones de superacin personal, de la familia y del hogar, los lderes deben evaluar con detenimiento las necesidades de las hermanas y reunirse con los lderes del sacerdocio para pedir asesoramiento. Si es pertinente, asegrese de que en esas reuniones se incluyan clases que contribuyan al cultivo de tcnicas en la crianza de los hijos y en las relaciones familiares. Como materiales de consulta se pueden utilizar la Gua para la organizacin familiar (nmero 31180 002) y Matrimonios y relaciones familiares. Manual para el instructor (nmero 35865 002), que se pueden conseguir a travs de los centros de distribucin de la Iglesia.
IDEAS PARA LOS TEMAS DE LAS MINICLASES**
La adoracin en el templo La oracin personal y el estudio de las Escrituras La observancia del da de reposo (vase D. y C. 59) Cmo cultivar, cocinar y preservar alimentos La organizacin y la limpieza del hogar El valor del trabajo La Familia: Una proclamacin para el mundo (Liahona, octubre de 2004, pg. 49) La Noche de hogar para la familia, la oracin familiar y el estudio de las Escrituras Las tcnicas para la crianza de los hijos La comunicacin y la resolucin de conflictos El arrepentimiento y el perdn El liderazgo eficaz El almacenamiento en el hogar y la preparacin para casos de emergencia La educacin y la administracin de recursos La salud y la higiene El prestar servicio a la familia y al prjimo El prestar servicio en la Iglesia Proyecto de servicio a la comunidad
HOMBRES JVENES
Las habilidades domsticas (Proverbios 31:27) El matrimonio y las relaciones familiares (Malaquas 4:6; Mosah 4:15)
SOCIEDAD DE SOCORRO
MUJERES JVENES
La salud fsica y emocional El ejercicio y la nutricin (Mosah 4:27; D. y C. 10:4) El manejo del estrs y el recreo Sentir gratitud y reconocer las bendiciones del Seor El desarrollo y la educacin personal (D. y C. 88:118; 130:1819) La alfabetizacin (Daniel 1:17; Moiss 6:56) Las bendiciones patriarcales El cultivo de los talentos y la creatividad El aprendizaje de toda la vida La alfabetizacin en el Evangelio Las historias y los testimonios escritos La educacin temprana del nio y la literatura para nios La importancia de la msica en el hogar La literatura y las bellas artes El entender otras culturas
PRIMARIA
*Las pautas para las reuniones de superacin personal, de la familia y del hogar se distribuyeron con una carta de la Primera Presidencia de fecha 20 de septiembre de 1999. Esas pautas estn disponibles en lnea en ingls en el sitio www.lds.org. Haga clic en Serving in the Church. Despus en Relief Society, Home, Family, and Personal Enrichment y en Guidelines for Home, Family, and Personal Enrichment Meeting. **Los materiales de consulta para las presentaciones de los temas y los temas de las miniclases incluyen el manual Principios del Evangelio (nmero 31110 002) y La Mujer Santo de los ltimos Das Parte A y Parte B (nmeros 31113 002 y 31114 002, respectivamente).
L I A H O N A NOVIEMBRE DE 2004
Se dirigen a nosotros
Hagamos de la conferencia parte de nuestra vida
1. Tomaron parte nios en la conferencia que se efectu en el Centro de Conferencias? Si es as, qu hizo un grupo de ellos? (Clave: Vase la fotografa en la pg. 29.) 2. Dnde se construirn dos templos nuevos? Cuntos templos habr una vez que se construyan todos los que se han anunciado? (Clave: Discurso del presidente Gordon B. Hinckley, pg. 4.) 3. Nombra a los dos nuevos miembros del Qurum de los Doce Apstoles. Busca un dato interesante acerca de cada uno de ellos. (Clave: Mira la grfica VASE N 13 de las Autoridades Generales que est en el centro de la revista. Lee los artculos sobre ellos que aparecen en las pgs. 125 y 126.) 4. Cuando el lder John H. Groberg era un joven misionero, l y muchas otras personas sufrieron un hambre terrible debido a un huracn. Qu descubri l como evidencia de que nuestro Padre Celestial lo ama? (Clave: Ve la pg. 9.) Haz una lista de algunas de tus bendiciones que demuestran el
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PARA LA JUVENTUD
6. Qu tiene de malo ver pornografa? Lee lo que el presidente Hinckley dice en cuanto a esta peligrosa adiccin y descubre la forma de librarte de ese
VASE N 11
IZQUIERDA: FOTOGRAFA POR MATTHEW REIER Y CRAIG DIMOND, SE UTILIZARON MODELOS; DERECHA: FOTOGRAFA DE LOS AUTOMVILES PHOTODISC; FOTOGRAFA DE LA PALOMA POR TAMRA H. RATIETA
l hacer de la conferencia general de octubre de 2004 parte de tu propia vida y de la de tu familia, tal vez desees utilizar las siguientes ideas para tu estudio personal y la noche de hogar; o quizs desees crear tus propias preguntas, actividades e ideas para analizar. (Los nmeros de pgina se refieren al comienzo de los discursos.)
amor que Dios siente por ti. 5. El lder Ned B. Rouech dijo: Todos somos hermanos y hermanas, hijos de nuestro Padre Celestial, y debemos tender una mano a aquellos que, por alguna razn, han olvidado la senda. (Ve la pg. 30.) Tienes un amigo que no haya asistido recientemente a la Iglesia? Piensa en las formas en que podras animarlo a acompaarte.
monstruo maligno. (Ve la pg. 59.) 7. De dnde provienen las tentaciones? Te pones, innecesariamente, en el sendero de la tentacin y del engao? El lder Dallin H. Oaks habla en cuanto a la forma en que podemos evitar las mentiras de Satans. (Ve la pg. 43.) 8. Ests luchando con la adversidad? Te has preguntado alguna vez: Por qu a m?. El lder Joseph B. Wirthlin habla en cuanto a una mejor pregunta que nos podemos hacer. (Ve la pg. 101.) 9. Me he arrepentido, pero, cmo puedo saber si he sido perdonado? Si alguna vez te has hecho esta pregunta, tal vez te interesara leer el discurso del lder Richard G. Scott en cuanto al encontrar la paz de conciencia. (Ve la pg. 15.) 10. Has dudado alguna vez de la fortaleza de tu propio testimonio? El lder Donald L. Staheli ofrece sugerencias para aquellos que procuran obtener confirmacin adicional de su testimonio. (Ve la pg. 37.)
R E L A T O S Q U E L E E R Y C O M PA R T I R
Ests preparando un discurso o una leccin? En los discursos de la conferencia, a partir de las pginas que aparecen a continuacin, encontrars historias que puedes relatar e impresiones que puedes compartir. Una hermana expresa gratitud por los apstoles de los ltimos das, 6 El lder Groberg casi se muere de hambre en el Pacfico Sur, 9 El lder Groberg cae al mar al volcarse una embarcacin, 9 Converso gals ciego cruza las praderas, 18 Brigham Young y Heber C. Kimball salen en una misin a Inglaterra, 23 Lderes del sacerdocio toman medidas despus del desbordamiento de una presa de Idaho, 26 Miembro que vuelve a la actividad en la Iglesia da las gracias al misionero, 30 Hermanas de la Sociedad de Socorro apoyan a la hermana que tiene un marido que es menos activo, 34 Hermana peruana aprende muchas cosas en la Sociedad de Socorro, 34 Un hermano testifica en un autobs en Brasil, 40 El joven lder Dickson hace frente a la amputacin de un brazo, 52 Un vigilante de trnsito escolar ensea el Evangelio a un hombre, 56 Nio con muchos carritos de juguete, 98 Un joven atiende a su abuela, 67 Una hermana mayor invita a la Iglesia a la joven familia del lder Uchtdorf, 74 Matrimonios misioneros prestan servicio por todo el mundo, 79 Numerosa familia filipina es reverente, paga diezmos y comparte el Evangelio, 92 El lder Richards y su hijo leen el Libro de Mormn, 95 Misionero tiene dificultades para memorizar, 98 La Iglesia ayuda a vctimas de los huracanes, 98 Un padre soporta la muerte de cuatro hijos, 101 El joven Mujeres caminan juntas, hablan y entablan presidente amistad, 111 Monson cra Hermana australiana ayuda a su esposo a unirse palomas, 56 a la Iglesia, 113 Hermana de la Sociedad de Socorro aprende a leer y a escribir, 113 Mujer escribe carta a las hermanas del ao 2030, 113
11. El presidente Hinckley habl de la actitud que debemos tener hacia las mujeres. (Ve la pg. 82.) Invite a los miembros de la familia a nombrar las cosas que admiren de su madre, esposa, hermana, ta o abuela, y la forma en que pueden demostrarles mejor el amor VASE N 2 que sienten por ellas. 12. Las decisiones que tomamos determinan nuestro destino, dijo el presidente Thomas S. Monson. (Ve la pg. 67.) En qu forma te han afectado algunas de las decisiones cotidianas que son aparentemen- El Templo de Aba, Nigeria, es uno de cinco templos en construccin. te insignificantes?
Qu decisiones podras tomar que te ayudaran a progresar espiritualmente? 13. Nuestro puede ser el gozo si estamos dispuestos a sacrificarlo todo por el Seor, dijo el presidente James E. Faust. (Ve la pg. 18.) Cules son algunos de los sacrificios que puedes hacer por el Seor? Qu
malos hbitos puedes abandonar? Qu servicio puedes prestar? Qu artculos podras donar a los necesitados? Cmo puedes dar tu tiempo y talentos para fortalecer a tu familia, barrio, rama o vecindario? 14. Quin es Oliver Granger? En qu forma se aplica a ti y a tu familia la promesa del Seor que su nombre se guardar en memoria sagrada... para siempre jams? (Ve la pg. 86.) 15. El lder Dallin H. Oaks dijo: No es suficiente saber que el presidente Gordon B. Hinckley es el profeta de Dios; debemos poner en prctica sus enseanzas. (Ve la pg. 43.) Estudia los discursos del presidente Hinckley que aparecen en este ejemplar. (Ve las pgs. 4, 59, 82 y 104.) Qu consejo dio que podras llevar a la prctica? Haz una lista. Empieza ahora mismo.
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o pueden asignar esa responsabilidad a los obispos y presidentes de rama. Esos lderes del sacerdocio debern hacer hincapi en la importancia de que los hermanos del Sacerdocio de Melquisedec y las hermanas de la Sociedad de Socorro estudien los mismos discursos el mismo domingo. Los maestros debern acudir a sus lderes en busca de consejo en cuanto a algn hincapi especial. Se insta a las personas que asistan a las lecciones del cuarto domingo que lleven a la clase el ejemplar de la revista de la conferencia general ms reciente. Los lderes de barrio y de rama se debern asegurar de que todos los miembros tengan acceso a las revistas de la Iglesia.
Sugerencias para preparar una leccin basndose en los discursos
Miembros de la Estaca Helsinki, Finlandia, ven la transmisin de una de las sesiones de la conferencia en el centro de reuniones del Barrio Helsinki Dos.
Ore para que el Espritu Santo est con usted a medida que estudie y ensee el discurso(s). Es probable que a veces se sienta tentado a dejar de lado los discursos de la conferencia y preparar la leccin utilizando otros
materiales. Sin embargo, los discursos de la conferencia constituyen el curso de estudio aprobado. La asignacin que usted tiene es la de ayudar a otras personas a aprender el Evangelio y a vivirlo, tal como se ense durante la conferencia general ms reciente de la Iglesia. Repase el discurso(s) para buscar principios y doctrinas que satisfagan las necesidades de los miembros de la clase. Asimismo, busque en el discurso(s) relatos, referencias de las Escrituras y declaraciones que le sern de ayuda para ensear los principios y las doctrinas. Haga un bosquejo de la forma en que desea ensear los principios y las doctrinas; en ese bosquejo se debern incluir preguntas que les ayuden a los miembros de la clase a hacer lo siguiente: Buscar los principios y las doctrinas en el discurso(s) que est enseando.
Pensar en el significado de los principios y de las doctrinas. Compartir su entendimiento, ideas, experiencias y testimonio de los principios y de las doctrinas. Aplicar en su vida esos principios y esas doctrinas. Repasar los captulos 3132 de La Enseanza: el llamamiento ms importante. Lo ms importante es que los miembros sientan la influencia del Espritu, aumenten su comprensin del Evangelio, aprendan a aplicar los principios del Evangelio en su vida y fortalezcan su compromiso de vivir el Evangelio (Gua para la enseanza, 2001, pg. 13). Srvase enviar comentarios sobre Enseanzas para nuestra poca a Curriculum Development, 50 East North Temple Street, Room 2420, Salt Lake City, UT 84150-3220, USA; e-mail: cur-develop ment @ldschurch.org.
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as siguientes fuentes de consulta se pueden utilizar para complementar las lecciones del Sacerdocio Aarnico: Manual 3 y Mujeres Jvenes: Manual 3, pero no para reemplazarlas. En las referencias, Deber a Dios se refiere a las guas Sacerdocio Aarnico: Cumplir nuestro deber a Dios. El Progreso Personal se refiere al cuadernillo El Progreso Personal para las Mujeres Jvenes. Algunas de las referencias de Deber a Dios y El Progreso Personal se pueden utilizar durante el tiempo de la leccin, o alentar a los miembros del qurum o a la clase que las terminen en casa. En la seccin Cmo utilizar la revista Liahona y en La enseanza: El llamamiento ms importante, aparecen sugerencias adicionales para la enseanza. Tenga a bien ensear las lecciones en el orden en que aparecen impresas. El manual no contiene una leccin especfica para La Pascua. Si usted desea ensear una leccin especial sobre la Pascua de Resurreccin, considere utilizar las Escrituras, discursos de las conferencias, artculos de la revista Liahona, lminas e himnos que se centren en la vida y la misin del Salvador. Para buscar en lnea versiones de guas en otros idiomas, conctese con www.lds.org y haga clic en el mapa del mundo y luego seleccione el idioma. Haga clic en la revista Liahona y despus en el ejemplar de noviembre de 2004. Las guas se encuentran bajo Fuentes de consulta. Para la versin en ingls de las guas de fuentes de consulta, conctese a www.lds.org y luego haga clic en Gospel Library. Las futuras guas de fuentes de consulta se imprimirn en los ejemplares de mayo y de noviembre de la revista Liahona. Las revistas de la Iglesia (en algunos idiomas) se encuentran en lnea conectndose a www.lds.org.
Gordon B. Hinckley, El Padre, el Hijo y el Espritu Santo, Liahona, marzo de 1998, pg. 2. Utilice el testimonio del presidente Hinckley acerca de la Trinidad para terminar la leccin. Dallin H. Oaks, La Apostasa y la Restauracin, Liahona, julio de 1995, pg. 95. Utilice los conceptos errneos actuales acerca de la Trinidad para complementar la introduccin de la leccin. La oracin del Profeta, Himnos, N 26. Cumplir nuestro deber a Dios (Dicono), Desarrollo espiritual, N 1. Leccin 2: El plan de salvacin Duane B. Gerrard, El plan de salvacin: un plan de vuelo para la vida, Liahona, enero de 1998, pg. 92. Considere reemplazar la analoga del programa con la analoga del plan de vuelo. Leccin 3: Hijos del Dios viviente Jeffrey R. Holland, La grandiosidad de Dios, Liahona, noviembre de 2003, pg. 70. Comparta los dos primeros prrafos para dar comienzo a la leccin. S. Michael Wilcox, No tendrs dioses ajenos delante de m, Liahona, febrero de 1998, pg. 26. Relate la historia de la madre del autor para dar inicio a Nuestra relacin con nuestro Padre Celestial. Leccin 4: Yo poseo la capacidad y la libertad de escoger Richard G. Scott, Haz t lo justo, Liahona, marzo de 2001, pg. 10. Considere compartir las sugerencias para utilizar el albedro y honrar el sacerdocio. Preguntas y respuestas Liahona, agosto de 2003, pg. 22. Utilice la respuesta para comenzar el anlisis. Leccin 5: Cmo caste del cielo, oh Lucero, hijo de la maana! James E. Faust, La garganta del diablo, Liahona, mayo de 2003, pg. 51. Considere utilizar la analoga de la garganta del diablo. Pida a los jvenes que den ejemplos de los mensajes ms tentadores. Cumplir nuestro deber a Dios (Maestro), Desarrollo espiritual, N 5. Leccin 6: La cada de Adn La familia: Una proclamacin para el mundo, Liahona, octubre de
2004, pg. 49. Utilice las primeras partes de la proclamacin con El poder para procrear. Jess L. Christensen, La eleccin que dio inicio a la mortalidad, Liahona, agosto de 2002, pg. 38. Considere utilizar la analoga de la obra en tres actos para dar inicio a La cada de Adn. Leccin 7: La Expiacin logra la victoria sobre la muerte y el infierno James E. Faust, La Expiacin: Nuestra mayor esperanza, Liahona, enero de 2002, pg. 19. Relate la historia que se encuentra en el artculo Cristo sufri por nosotros. M. Russell Ballard, La Expiacin y el valor de un alma, Liahona, mayo de 2004, pg. 84. D inicio a la leccin con el relato del nieto. Asombro me da, Himnos, N 118. Leccin 8: La resurreccin y el juicio El Cristo viviente: El testimonio de los apstoles, Liahona, abril de 2000, pg. 2. Utilcelo al final de la leccin. Dallin H. Oaks, El desafo de lo que debemos llegar a ser, Liahona, enero de 2001, pg. 40. Considere terminar la seccin sobre el juicio con las dos formas de medir nuestro progreso. Himno de la Pascua de Resurreccin, Himnos, N 121. Leccin 9: La justicia y la misericordia Russell M. Nelson, Jess el Cristo: Nuestro Maestro y ms, Liahona, abril de 2000, pg. 4. Utilice la seccin Abogado ante el Padre para complementar el anlisis de Cristo como mediador. Leccin 10: Un potente cambio Ezra Taft Benson, Un poderoso cambio en el corazn, Liahona, marzo de 1990, pg. 2. Al analizar la tristeza segn Dios, incluya las explicaciones y los ejemplos de las Escrituras. James E. Faust, Nacer de nuevo, Liahona, julio de 2001, pg. 68. Considere utilizar el relato de Atiati en lugar de la historia acerca de Jane. Leccin 11: Suficiente fe para lograr la vida eterna Thomas S. Monson, El faro del Seor: Un mensaje para la juventud de la Iglesia, Liahona, mayo de 2001, pg. 2. Complemente el relato de Matthew Cowley con Vivan por la fe. Dennis E. Simmons, Y si no... Liahona, mayo de 2004, pg. 73. Despus del anlisis en la pizarra, utilice el relato del baloncesto y la definicin de la fe. Leccin 12: El arrepentimiento James E. Faust, Para recibir una corona de gloria, Liahona, abril de 2004, pg. 2. Utilice la analoga para
ilustrar cmo el arrepentimiento lleva a la sanidad. Jay E. Jensen, Sabes cmo arrepentirte?, Liahona, abril de 2002, pg. 14. Utilice este artculo para repasar el proceso del arrepentimiento. Limpia tus acciones, Liahona, agosto de 2004, pg. 37. Ponga a la vista ese pster y analcenlo al comienzo de la clase. Leccin 13: Ser perdonados a medida que perdonamos James E. Faust, Para recibir una corona de gloria, Liahona, abril de 2004, pg. 2. Comparta los ejemplos de las espinas y las astillas y el relato acerca de Ben para complementar el anlisis acerca del perdn y del arrepentimiento. Cecil O. Samuelson Jr., Las palabras de Jess: el perdn, Liahona, febrero de 2003, pg. 26. Comparta las parbolas como parte de la seccin El perdn: el distintivo de un discpulo. Leccin 14: La Santa Cena Russell M. Nelson, La adoracin en la reunin sacramental, Liahona, agosto de 2004, pg. 10. Considere utilizar la seccin sobre la participacin personal. Dallin H. Oaks, El Sacerdocio Aarnico y la Santa Cena, Liahona, enero de 1999, pg. 43. Analicen cmo debe vestirse un poseedor del Sacerdocio Aarnico al oficiar en la ordenanza de la Santa Cena. Cumplir nuestro deber a Dios (Presbtero), Actividades del qurum, N 1. Leccin 15: Perseverar hasta el fin Neal A. Maxwell, Si lo sobrellevamos bien..., Liahona, abril de 1999, pg. 10. Utilice este artculo para complementar la seccin El Salvador nos demuestra cmo perseverar hasta el fin. Henry B. Eyring, Con la fuerza del Seor, Liahona, mayo de 2004, pg. 16. Considere agregar las cuatro cosas necesarias para perseverar hasta el fin del lder Eyring a la lista del presidente Benson. Leccin 16: Jesucristo, la vida y la luz del mundo Robert D. Hales, De la oscuridad a Su luz maravillosa, Liahona, julio de 2002, pg. 77. Invite a un joven a aplicar el relato de la bicicleta al finalizar la leccin. Cumplir nuestro deber a Dios (Dicono), Desarrollo espiritual, N 1. Leccin 17: El Espritu Santo Preguntas y respuestas, Liahona, abril de 2003, pg. 44. Incluya los cinco primeros puntos a medida que ensee acerca de la influencia del Espritu Santo. Sigamos las impresiones del Espritu Santo, Liahona, abril de L I A H O N A NOVIEMBRE DE 2004 121
2002, pg. 25. Considere utilizar las preguntas y respuestas del artculo en lugar de las preguntas verdadero y falso de la leccin. Cumplir nuestro deber a Dios (Maestro), Actividades familiares, N 5. Leccin 18: La oracin Joseph B. Wirthlin, Cmo mejorar nuestras oraciones, Liahona, agosto de 2004, pg. 16. Incluya el modelo de la oracin en su anlisis. Marged A. Kirkpatrick, No quera morir, Liahona, agosto de 2004, pg. 24. Utilice el relato a medida que hable acerca de reconocer las respuestas a las oraciones. Cumplir nuestro deber a Dios (Dicono, Maestro, Presbtero), Deberes y normas del sacerdocio, N 3. Leccin 19: El ayuno Joseph B. Wirthlin, La ley del ayuno, Liahona, julio de 2001, pg. 88. Considere incluir ideas de este artculo a la ltima seccin de la leccin. Danel W. Bachman, Un extraordinario e inigualable sermn, Liahona, febrero de 1995, pg. 26. Considere utilizar el relato acerca del ayuno despus de la historia de Matthew Cowley. Cumplir nuestro deber a Dios (Dicono), Actividades del qurum, N 2. Leccin 20: El diezmo: Una prueba espiritual Robert D. Hales, El diezmo: Una prueba de fe con bendiciones eternas, Liahona, noviembre de 2002, pg. 26. Invite a los alumnos a encontrar respuestas en el artculo para el cuestionario de la leccin. Jeffrey R. Holland, Como huerto de riego, Liahona, enero de 2002, pg. 37. Utilice las cinco razones para pagar el diezmo con el anlisis en la pizarra. Cumplir nuestro deber a Dios, Deberes y normas del sacerdocio, (Dicono), N 7; (Maestro, Presbtero), N 8. Leccin 21: La funcin del qurum Gordon B. Hinckley, Cada converso es valioso, Liahona, febrero de 1999, pg. 8. Agregue el relato a su anlisis acerca de La importancia del qurum. Mervyn B. Arnold, Confirma a tus hermanos, Liahona, mayo de 2004, pg. 46. Considere compartir el relato de Fernando Araujo. Cumplir nuestro deber a Dios, Actividades del qurum, (Dicono), N 4; (Maestro), N 5. Leccin 22: Los deberes del presbtero El milagro del sacerdocio, Liahona, abril de 2004, pg. 26. Aada las respuestas a esas preguntas a su anlisis acerca de la funcin de 122
un presbtero. La restauracin del sacerdocio, Liahona, abril de 2004, pg. 30. Comparta las experiencias de los presbteros de este artculo a medida que los miembros de la clase hablan de sus experiencias en el sacerdocio. Cumplir nuestro deber a Dios (Presbtero), Actividades del qurum, N 1. Leccin 23: Preparacin para recibir el Sacerdocio de Melquisedec David B. Haight, El progreso en el sacerdocio, Liahona, mayo de 2003, pg. 43. Aada esa experiencia a su anlisis acerca del juramento y el convenio del sacerdocio. Russell M. Nelson, La responsabilidad del sacerdocio en forma personal, Liahona, noviembre de 2003, pg. 44. Utilice el mtodo que ense el lder Nelson para ayudar a los jvenes a recordar sus cinco objetivos personales para magnificar los llamamientos del sacerdocio. Cumplir nuestro deber a Dios (Presbtero), Actividades del qurum, N 4. Leccin 24: Escuchemos al profeta M. Russell Ballard, Recibiris su palabra, Liahona, julio de 2001, pg. 79. Hagan una lista del artculo acerca de las bendiciones que recibimos cuando escuchamos al profeta. M. Russell Ballard, Guardaos de los falsos profetas y de los falsos maestros, Liahona, enero de 2000, pg. 73. Hable acerca de las advertencias del lder Ballard acerca de los falsos profetas. Leccin 25: Todo joven debe cumplir una misin M. Russell Ballard, La generacin ms grandiosa de misioneros, Liahona, noviembre de 2002, pg. 46. Hable sobre los comentarios del lder Ballard acerca de levantar la barra. Ensear con el corazn, Liahona, junio de 2004, pg. 8. Haga una lista de lo que podemos hacer para ensear por el Espritu. Cumplir nuestro deber a Dios, Actividades del qurum, (Maestro), N 4; (Presbtero), N 3. Cumplir nuestro deber a Dios, Desarrollo espiritual, (Dicono), N 9 y N 10; (Presbtero), N 11.
partes de este artculo. Jeffrey R. Holland, La grandiosidad de Dios, Liahona, noviembre de 2003, pg. 70. Comparta los dos primeros prrafos para dar comienzo a la leccin. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Valor individual , N 1. Leccin 2: Llegar a conocer al Salvador James E. Faust, Que te conozcamos a Ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, Liahona, febrero de 1999, pg. 2. Considere aadir las formas de venir a Cristo a las que se mencionan en el resumen de la leccin. Leccin 3: Vivir el Evangelio cada da de nuestra vida Gordon B. Hinckley, El consejo y la oracin de un profeta en beneficio de la juventud, Liahona, abril de 2001, pg. 30. Utilice los seis Sean con la seccin sobre acercarnos al Seor. El Progreso Personal, Experiencias con el valor fe , N 3. Leccin 4: La preparacin para llegar a ser una compaera eterna David E. Sorensen, La doctrina de la obra del templo, Liahona, agosto de 2002, pg. 30. Aada el artculo al material de la seccin La preparacin espiritual. Cmo sacarle el mximo partido a la Mutual, Liahona, septiembre de 2003, pg. 24. Utilice una de las ideas en clase o en la prxima actividad de la Mutual. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Valor individual , N 2. Leccins 5: Para crear un ambiente espiritual en el hogar James E. Faust, Las virtudes de las hijas rectas de Dios, Liahona, mayo de 2003, pg. 108. Analice cmo el vivir esas 10 virtudes ayudan a crear un ambiente espiritual en el hogar. M. Russell Ballard, Como una llama inextinguible, Liahona, julio de 1999, pg. 101. Analicen al final de la leccin las cuatro formas de edificar una fortaleza de fe. Leccin 6: La responsabilidad que la mujer tiene de ensear Dallin H. Oaks, La enseanza del Evangelio, Liahona, enero de 2000, pg. 94. Incluya en su anlisis los seis fundamentos de la enseanza. Leccin 7: Nuestro propsito en la vida Gordon B. Hinckley, Cmo puedo convertirme en la mujer en quien sueo, Liahona, julio de 2001, pg. 112. Complemente Tenemos la responsabilidad de actuar de acuerdo con la gua que hayamos recibido con relatos de este artculo. Richard G. Scott, Primero lo ms importante, Liahona, julio de 2001,
pg. 6. Considere utilizar el primer prrafo y el prrafo que comienza con Durante tu existencia en la tierra... con Tenemos un propsito en la vida. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Naturaleza divina , N 1. Leccin 8: Las familias eternas N. Eldon Tanner, Lo har hoy..., Liahona, marzo de 2003, pg. 26. Realce la leccin con citas del final del artculo. Russell M. Nelson, La preparacin personal para recibir las bendiciones del templo, Liahona, julio de 2001, pg. 37. Considere analizar la seccin sobre el templo y las recomendaciones del templo con Las bendiciones de la vida familiar eternal slo pueden obtenerse por medio de las ordenanzas del templo. Leccin 9: Fomentar la unidad familiar Thomas S. Monson, Distintivos de un hogar feliz, Liahona, octubre de 2001, pg. 2. Considere analizar cmo los cuatro distintivos ayudan a la unidad familiar. D. Ray Thomas, Ocho sugerencias para edificar familias ms firmes, Liahona, diciembre de 1999, pg. 30. Considere aplicar las ocho sugerencias a la vida en el hogar. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Naturaleza divina , N 3. Leccin 10: Fomentar actividades familiares agradables y divertidas James E. Faust, Enriquezcamos nuestra vida mediante la noche de hogar, Liahona, junio de 2003, pg. 2. Analice algunas de las sugerencias que da el presidente Faust como parte del fin de la leccin. Leccin 11: Para fortalecer los lazos familiares James E. Faust, El prodigio que son ustedes, Liahona, noviembre de 2003, pg. 53. Complemente la leccin con los relatos. Bruce C. Hafen, Plantando las promesas en el corazn de los hijos, Liahona, junio de 1998, pg. 16. Pida a una joven que relate la historia del hijo que se encuentra en ese artculo. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Valor individual , N 5. Leccin 12: Las bendiciones del sacerdocio La restauracin del sacerdocio, Liahona, abril de 2004, pg. 30. Utilice este artculo para complementar el anlisis sobre los oficios del sacerdocio. Brenda Williams, Un da desastroso y horrible, Liahona, septiembre de 2002, pg. 22. Considere aadir este relato al anlisis sobre las bendiciones del sacerdocio.
Leccin 13: El Sacerdocio: Una bendicin para la familia L. Tom Perry, El ser padre, un llamamiento eterno, Liahona, mayo de 2004, pg. 69. Utilice las enseanzas sobre la funcin de padre a medida que analiza formas en que las mujeres jvenes pueden apoyar a sus respectivos padres. Merrill J. Bateman, El sacerdocio, las llaves y el poder para bendecir, Liahona, noviembre de 2003, pg. 50. Comparta el relato del lder Bateman en lugar de los casos de estudio. Leccin 14: Tenemos un legado maravilloso Gordon B. Hinckley, Cuatro piedras angulares de fe, Liahona, febrero de 2004, pg. 2. Utilice la idea de las piedras angulares para complementar el anlisis sobre la Restauracin. Robert D. Hales, Cmo recibir un testimonio del Evangelio restaurado de Jesucristo, Liahona, noviembre de 2003, pg. 28. Considere incluir esas ideas sobre la Apostasa y la Restauracin. Leccin 15: Las bendiciones de la casa de Israel Acerca de las bendiciones patriarcales, Liahona, marzo de 2004, pg. 18. Utilice este artculo para ensear acerca de las bendiciones patriarcales. El Progreso Personal, Experiencias con el Valor individual, N 6. Leccin 16: La investidura del templo Howard W. Hunter, Un pueblo deseoso de asistir al templo, Liahona, marzo de 2004, pg. 40. Utilice el artculo para analizar las bendiciones del templo.
Leccin 17: Para prepararnos para ir al templo Russell M. Nelson, La preparacin personal para recibir las bendiciones del templo, Liahona, julio de 2001, pg. 37. Considere invitar a dos jovencitas para ensear las secciones La preparacin fsica para ir al templo y La preparacin espiritual para ir al templo. F. David Stanley, El paso ms importante, Liahona, octubre de 2001, pg. 34. Utilice la seccin Preparacin para el templo con el fin de complementar el anlisis acerca de la preparacin. El Progreso Personal, Proyecto con el valor Integridad , punto negro 5. Leccin 18: El casamiento en el templo Gordon B. Hinckley, El matrimonio que perdura, Liahona, julio de 2003, pg. 2. Considere utilizar el relato de la pareja de ingleses. Cmo planear tu boda en el templo, Liahona, octubre de 2004, pg. 39. Utilice parte de la informacin de este artculo mientras analizan las bendiciones del matrimonio en el templo. Tamara Leatham Bailey, La clase de persona que va al templo, Liahona, mayo de 1999, pg. 46. Considere utilizar este relato con las tres primeras preguntas de la leccin. Leccin 19: El legado Dallin H. Oaks, Arrepentimiento y cambio, Liahona, noviembre de 2003, pg. 37. Utilice este artculo con Helamn 15:78. Jeffrey R. Holland, Una oracin para nios, Liahona, mayo de 2003, pg. 85. Complemente el anlisis
sobre qu clase de antepasados podemos ser con la seccin del artculo sobre qu deben saber nuestros hijos de nosotros. El Progreso Personal, Experiencias con el valor fe , N 2. Leccin 20: Comprender las responsabilidades de los misioneros M. Russell Ballard, La generacin ms grandiosa de misioneros, Liahona, noviembre de 2002, pg. 46. Considere comenzar la leccin con ideas de ese artculo. Ensear con el corazn, Liahona, junio de 2004, pg. 8. Utilice con oracin secciones de este artculo para analizar cmo los misioneros ensean el Evangelio. Leccin 21: Aprender a dar a conocer el Evangelio M. Russell Ballard, Los miembros son la clave, Liahona, septiembre de 2000, pg. 12. Aada ideas del artculo para el anlisis de la obra misional de los miembros. Richard M. Romney, Hasta los fines de la tierra, Liahona, enero de 2003, pg. 26. Hable acerca de las experiencias de los jvenes de este artculo. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Buenas Obras , N 7. Leccin 22: La perspectiva eterna James E. Faust, Quines creen que son? Liahona, junio de 2001, pg. 2. Considere utilizar ideas de este artculo en el anlisis acerca de quienes somos realmente. L. Lionel Kendrick, Fortaleza en medio de las dificultades, Liahona, marzo de 2002, pg. 28. Considere agregar la seccin acerca de la perspectiva positiva al anlisis acerca de tener una actitud positiva
durante las pruebas. El Progreso Personal, Experiencias con el valor fe , N 6. Leccin 23: Para vencer la oposicin Joseph B. Wirthlin, La bsqueda de un puerto seguro, Liahona, julio de 2000, pg. 71. Utilice el concepto de la mariposa como leccin prctica. Preguntas y respuestas, Liahona, febrero de 2001, pg. 22. Utilice este artculo para dar comienzo al tema de la leccin. Leccin 24: El albedro Lynn G. Robbins, El albedro y la ira, Liahona, julio de 1998, pg. 80. Utilice la primera parte de este artculo en la seccin El albedro es el poder y la libertad de escoger. Sharon G. Larsen, El albedro: Una bendicin y una afliccin, Liahona, enero de 2000, pg. 12. Utilice este artculo para ayudar a las mujeres jvenes a comprender que los mandamientos no limitan nuestra libertad. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Eleccin y responsabilidad , N 1. Leccin 25: La obediencia James E. Faust, La obediencia: El sendero hacia la libertad, Liahona, julio de 1999, pg. 53. Utilice este artculo para demostrar que los mandamientos nos bendicen al protegernos del cautiverio. Donald L. Staheli, La obediencia, el gran desafo de la vida, Liahona, julio de 1998, pg. 81. Utilice este relato acerca del perro para dar comienzo a la leccin. El Progreso Personal, Experiencias con el valor Naturaleza divina , N 5.
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NOTICIAS
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I G L E S I A
templo en el valle. Con la adicin de esos nuevos templos a los que previamente se haban anunciado o que actualmente estn en construccin, en unos aos la Iglesia contar con 130 templos en funcionamiento. Otros se construirn a medida que la Iglesia siga creciendo, prometi el presidente Hinckley. Los templos son parte de un singular programa de construccin adoptado por la Iglesia para hacer frente al rpido crecimiento del nmero de miembros en todo el mundo. El presidente Hinckley dijo a los miembros que actualmente hay 451 centros de reuniones en todo el mundo en diferentes etapas de construccin. Este programa de edificacin es extraordinario. No s de nada que se le iguale. Muy pronto, entre toda esa construccin, se encontrar el histrico Tabernculo de Salt Lake, de la Manzana del Templo, una obra maestra arquitectnica, nica en el mundo, coment el presidente Hinckley. A partir del prximo enero, se cerrarn las puertas del edificio de 137 aos para dar comienzo a una renovacin que durar dieciocho meses, a fin de reforzar los 44 pilares de arenisca y los cimientos, as como sujetar los soportes del famoso techo de manera ms segura. Durante la conferencia fueron relevados seis miembros del Segundo Qurum de los Setenta y diecisiete Setenta Autoridades de rea. (Vase El sostenimiento de oficiales de la Iglesia, pg. 22.)
El presidente Thomas S. Monson (ante el plpito) y miembros de la Primera Presidencia y del Qurum de los Doce sostienen a los lderes de la Iglesia.
uno le gustaba volar en avin y al otro ensear, vocaciones que no estn demasiado apartadas de sus nuevos llamamientos de elevar e inspirar. El lder Dieter F. Uchtdorf y el lder David A. Bednar han sido llamados a llenar las vacantes en el Qurum de los Doce Apstoles ocasionadas por el fallecimiento reciente del lder David B. Haight y del lder Neal A. Maxwell. (Vanse las pginas siguientes para ms informacin sobre los nuevos Apstoles.) El lder Robert C. Oaks, miembro del Segundo Qurum de los Setenta, fue llamado a ocupar la vacante en la Presidencia de los Setenta ocasionada por el llamamiento del lder Uchtdorf al Qurum de los Doce. El anuncio de los dos
nuevos Apstoles se llev a cabo con las palabras de apertura del presidente Gordon B. Hinckley, durante la sesin del sbado por la maana de la Conferencia General Semestral nmero 174, efectuada los das 2 y 3 de octubre de 2004. Ese fue slo uno
de varios anuncios importantes para los miembros de la Iglesia. El presidente Hinckley tambin anunci los planes para la construccin de dos nuevos templos, a fin de satisfacer las necesidades de un nmero de miembros cada vez mayor en Idaho y en el valle del Lago Salado. El Templo de Twin Falls, Idaho, ser el cuarto templo de Idaho, anuncio que le sigue al que se hizo a principios de este ao de que se edificar un templo en Rexburg, Idaho, cerca del campus de la Universidad Brigham YoungIdaho. En el estado de Idaho residen ms de 366.000 Santos de los ltimos Das. An no se ha dado a conocer el sitio del nuevo templo del valle del Lago Salado, que ser el nmero 12 en Utah que acomodar a ms de 1.7 millones de personas del estado, y el tercero en la regin. El presidente Hinckley indic que si el nmero de miembros contina aumentando, como se espera, es posible que se necesite un cuarto
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las personas, sin importar la cultura o el origen tnico. l dijo: S, por haber viajado a tantos lugares y por haber visto a tanta gente diferente, as como por haber visto a la Iglesia en esos sitios, que el Evangelio es para todos, no importa el pas en que se viva o las tradiciones que se tengan... La palabra de Dios... es para todas las culturas y para todos los pases (vase lder Dieter F. Uchtdorf, de los Setenta, Liahona, abril de 1999, pg. A3). Despus de llegar a ser uno de los dos miembros
ms nuevos del Qurum de los Doce Apstoles, el lder Uchtdorf volvi a recalcar esa conviccin. No obstante que las culturas y los orgenes sean diferentes, los retos son los mismos, dijo durante una rueda de prensa. Y la respuesta a esos desafos se encuentra en la aplicacin de los principios del Evangelio. Este Evangelio tiene mucho que ofrecer. El lder Uchtdorf naci en el hogar de Karl A. y Hildegard Opelt Uchtdorf, en Mhrisch-Ostrau, Checoslovaquia, el 6 de noviembre de 1940, y se cri en Alemania. Es el primer Apstol nacido fuera de los Estados Unidos que ha sido llamado en ms de cincuenta aos, pero l afirma que no ha sido llamado para representar a ningn grupo en particular; los Apstoles, dice l, estn aqu para representar a Jesucristo, el Salvador. El lder Uchtdorf posee un firme testimonio de la Expiacin y de su poder sanador. Durante su niez despus de la Segunda Guerra Mundial, recuerda que jugaba en casas bombardeadas y se cri entre las ruinas que resultaron de una guerra perdida, dndome cuenta de que mi propio pas haba infligido terrible dolor a muchas naciones... Las buenas nuevas de que Jesucristo haba llevado a cabo la perfecta Expiacin por la humanidad, redimiendo a todos del sepulcro y recompensando a cada uno segn sus obras, fue el poder sanador que le infundi esperanza y paz a mi vida
(La Iglesia mundial es bendecida por la voz de los profetas, Liahona, noviembre de 2002, pg. 10). Al dirigirse a los miembros de la Iglesia, el lder Uchtdorf ha recalcado la importancia de saber nuestro destino eterno y de procurar estar en el sendero correcto. Record un vuelo en el que, como capitn del avin, cruzaba el Atlntico en un Boeing 747 con 386 pasajeros a bordo. En un momento especfico, vio las estelas de otros dos aviones que volaban ms adelante. Al poco rato, volaba entre esos dos aviones, estando uno de ellos a 600 metros por encima de l, y el otro a 600 metros por debajo. A medida que lentamente nos fuimos adelantando a esas bellas naves, record, el copiloto me mencion cun extraordinario era el hecho de que debido a informacin precisa y
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exacta que se haba anotado en las unidades de navegacin al comienzo de nuestros vuelos, los tres aviones de retropropulsin se encontraban exactamente en el mismo rumbo, separados solamente por la altitud, y seguiramos estndolo si las tripulaciones utilizaban los puntos de navegacin idnticos que llevaban al mismo punto de destino. Mientras contemplaba la veracidad de esa aseveracin y la forma de aplicarla en nuestras vidas, continu, llegu al punto en que me hice la pregunta: Sabemos cul es nuestro punto de destino, y estamos en el camino correcto?... Nuestro Padre Celestial nos ha preparado un plan de vuelo que nos llevar de nuevo hacia l (Happy Landing, New Era, marzo de 1995, pg. 4). El lder Uchtdorf curs estudios de ingeniera y ms tarde estudi administracin de empresas y administracin internacional. Durante los ltimos siete aos de su carrera profesional fue vicepresidente adjunto de operaciones de
vuelo y piloto ejecutivo de la Aerolnea Lufthansa. En diciembre de 1962 el lder Uchtdorf contrajo matrimonio con Harriet Reich y se sell a ella en el Templo de Berna, Suiza. Tienen dos hijos y cinco nietos. El lder Uchtdorf ha sido presidente de estaca, miembro de varias Presidencias de rea, miembro de los Qurumes de los Setenta y miembro de la Presidencia de los Setenta. El lder y la hermana Uchtdorf saben que el nuevo llamamiento de l nicamente puede provenir del Seor. Nuestros corazones estn llenos de felicidad por recibir esta gran responsabilidad, dice l. Si no supiramos que la Iglesia es verdadera y que tenemos un profeta viviente en la actualidad, entonces tendramos dudas, pero sabemos que la Iglesia es verdadera y sabemos que Gordon B. Hinckley es el profeta verdadero hoy da. De modo que sabemos que el llamamiento a servir en el santo apostolado es correcto.
El lder Dieter F. Uchtdorf (derecha) y el lder David A. Bednar se apoyan mutuamente despus de ocupar sus asientos con el Qurum de los Doce Apstoles.
ustedes y yo tenemos acceso a fuentes espirituales sin precedentes, las cuales pueden sernos de utilidad al cultivar y aumentar nuestra devocin como discpulos del Seor Jesucristo (discurso pronunciado en una reunin espiritual en BYUIdaho, 31 de agosto de 2004). Lo que no saba era que durante los ltimos siete aos de servicio como rector de BYUIdaho (antes Ricks College), no solamente estaba ayudando a preparar discpulos, sino que estaba siendo preparado para llegar a ser
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uno de los doce discpulos llamados a servir como Apstoles del Seor. Ahora el lder Bednar reconoce que estaba siendo preparado y equipado para ayudar a edificar el reino de Dios. Cuando se le llam a dirigir lo que antes se conoca como Ricks College, con humildad dijo que no saba cmo ser rector de una universidad, pero que s saba cmo ensear, ya que haba sido profesor durante 21 aos. En la primera reunin espiritual del ao, convirti el enorme auditorio lleno de estudiantes en un aula de clase, al pedirles que abrieran sus Escrituras y tomaran apuntes. Antes de ir a BYUIdaho, el lder Bednar era profesor en la Universidad de Arkansas, en Fayetteville, donde sirvi como director del Laboratorio sobre la administracin para la toma de decisiones, desde 1992 hasta 1997, decano adjunto para estudios de posgrado en la Facultad de Administracin de empresas, desde 1987 hasta 1992, y profesor auxiliar de administracin desde 1980 hasta 1984. Tambin fue profesor auxiliar en la Universidad Texas Tech, de 1984 hasta 1986. El lder Bednar se destac como maestro sobresaliente, obteniendo el Premio de la Fundacin Burlington Northern 1994 en el campo de Enseanza Extraordinaria. Ha escrito artculos que han aparecido en diarios y revistas acadmicos, y ha colaborado en la publicacin de dos libros relacionados con el estudio de los recursos humanos dentro de las organizaciones, su campo de estudio. En 1980 recibi un doctorado en dicho campo de la Universidad Purdue. En 1976 se gradu de
la Universidad Brigham Young con una licenciatura en comunicaciones, y un ao ms tarde, con una maestra en comunicaciones dentro de las organizaciones. Cuando el lder Bednar se mud de Provo, se fue de all con ms que un ttulo; all conoci a su futura esposa, Susan K. Robinson, quien estudiaba en BYU para recibir un ttulo en educacin, y ambos asistan al mismo barrio de estudiantes. Un lunes por la noche, los grupos respectivos con los que efectuaban la noche de hogar se juntaron para jugar una versin del ftbol americano donde los jugadores llevan consigo una pequea bandera. Susan atrap la pelota que haba lanzado el lder Bednar, quien haba sido el quarterback del equipo de secundaria. A l le impresion mucho que ella la hubiese atrapado, pero lo que no saba es que sa era la nica pelota que ella haba atrapado en su vida (vase I am a Teacher Who Is Now a College President, Summit, 1997, pg. 10). No obstante, se entabl una relacin, y la pareja se sell en el Templo de Salt Lake en 1975; actualmente tienen tres hijos y tres nietos. A finales de la dcada de 1970, el lder Bednar recibi una muy esperada llamada telefnica; era su padre, que le peda que fuera a California a efectuar un bautismo: el de l. El lder Bednar naci el 15 de junio de 1952, en San Leandro, California; sus padres son Anthony George Bednar y Lavina Whitney; es el menor de tres hijos, y el hermano que le sigue es quince aos mayor que l. Creo sinceramente que esa es la razn por la que nac, no para ensearle [a mi
padre], sino para ayudarle a aprender en cuanto al Evangelio restaurado, comenta el lder Bednar. Su padre era un hombre honrado y franco; durante toda su vida asisti a la Iglesia con el pequeo David, fue el entrenador del equipo de pelota, y llevaba a los Scouts en viajes. Apoy la decisin del lder Bednar de servir en una misin en Alemania y le dijo a su joven hijo: Me unir a esta Iglesia cuando sepa que es lo que debo hacer (vase Summit, 1997, pgs. 910). Los aos subsiguientes han tenido muchos momentos inolvidables, muchos de los cuales han tenido que ver con sus experiencias con los llamamientos en la Iglesia. Cuando tena 30 aos de edad, el lder Bednar fue llamado como miembro de la presidencia de una estaca en
Arkansas; posteriormente sirvi como obispo, dos veces como presidente de estaca, y ms tarde como representante regional, Autoridad de rea y Setenta Autoridad de rea. El 1 de octubre, el presidente Gordon B. Hinckley le extendi el llamamiento apostlico al lder Bednar, menos de 24 horas antes de que fuese sostenido por los miembros de la Iglesia de todo el mundo. Creo que s mejor que nadie que dentro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das hay literalmente cientos de miles de hombres mejor capacitados y ms capaces que yo, afirma, pero s de dnde ha provenido el llamamiento. De modo que es un honor aceptarlo. Anhelo servir, y espero ansioso la oportunidad de aprender.
El lder David A. Bednar (centro) sale del estrado en compaa del lder L. Tom Perry y del lder Dieter F. Uchtdorf.
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frecuencia sobre la importancia de estudiar lo que se ha dicho durante la conferencia general (vase el margen). Esperamos que el mencionar con regularidad la conferencia general que ha pasado mantenga presente en los miembros el espritu de la conferencia general y las enseanzas de las Autoridades Generales, afirma el lder Holland. Las presidencias de estaca y de distrito podrn supervisar la seleccin del discurso o de los discursos que se habrn de utilizar cada mes. Se insta a las personas que asistan a las lecciones del
Sacerdocio de Melquisedec y de la Sociedad de Socorro del cuarto domingo que lleven a la clase el ejemplar de la revista Liahona de la conferencia general ms reciente, afirma el lder Holland. Los lderes de barrio y de rama se debern asegurar de que todos los miembros tengan acceso a las revistas de la Iglesia. El lder Holland cit una carta de la Primera Presidencia enviada el 18 de julio de 2004 en la que deca: Nuestro deseo es que haya revistas de la Iglesia en cada hogar Santo de los ltimos Das. En un mundo que compite por nuestro tiempo con una gran cantidad de material impreso y visual que no es digno de nuestra atencin, cun agradecido estoy por las revistas de la Iglesia que ponen a nuestro alcance material inspirador, atractivo y ennoblecedor, afirma el lder Holland. En nuestras revistas hay algo para todos desde los ms pequeos hasta los ms mayores y el generoso apoyo de la Iglesia hace que el costo de esos
materiales sea mucho ms barato que casi cualquier otra revista o fuente de consulta a la cual podramos suscribirnos. En nuestro tiempo y poca, las revistas de la Iglesia deben estar en cada hogar, y sus enseanzas se deben manifestar en la vida de toda persona. Los miembros de los Estados Unidos y Canad pueden suscribirse en lnea a las revistas de la Iglesia en ldscatalog.com o llamando al telfono 1-800-537-5971. Fuera de los Estados Unidos y Canad, los miembros debern ponerse en contacto con su centro de distribucin local o sus lderes de barrio o rama. Copias de los discursos de la conferencia general tambin estarn disponibles en lnea a mediados de noviembre en 19 idiomas, en www.lds.org bajo Gospel Library. En la pgina 120 de este nmero, los maestros de Enseanzas para nuestra poca podrn encontrar sugerencias para la forma de ensear utilizando discursos de la conferencia general.
uego que [la conferencia general] constituya un ncora en nuestras vidas, una gua por la cual vivir (Una poca de nuevos comienzos, Liahona, julio de 2000, pg. 106). Nuestros profetas modernos nos han alentado a hacer la lectura de los ejemplares de la conferencia de nuestras revistas de la Iglesia una parte importante y habitual de nuestro estudio personal. Por tanto, la conferencia general se convierte, en cierto sentido, en un complemento o
una extensin de Doctrina y Convenios (Presidente Howard W. Hunter, The Heavens Are Open, del video de la Iglesia Come unto Me, 1988). En los prximos seis meses, el nmero de la revista Liahona en el que se publican los discursos de la conferencia debe estar junto con los libros cannicos, para que la consulten frecuentemente (vase de Presidente Ezra Taft Benson, Venid a Cristo, y perfeccionaos en l, Liahona, julio de 1988, pg. 84).
urante la transmisin de la conferencia general de octubre de 2004, aproximadamente 600 personas ayudaron a interpretar las palabras de los discursantes en 70 idiomas, tres ms que durante la conferencia de abril de 2004. Los tres idiomas nuevos son papiamento, eslovaco y urdu. En la cabina de traduccin,
los intrpretes ven y oyen la transmisin a medida que interpretan. Gracias a la tecnologa moderna, casi no hay demora desde el momento en que se pronuncian las palabras en ingls, hasta el momento en que los miembros pueden or las palabras traducidas en los diferentes pases del mundo.
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Sentados (de izquierda a derecha): lder Earl C. Tingey, lder D. Todd Christofferson, lder David E. Sorensen y lder Charles Didier. De pie (de izquierda a derecha): lder Merrill J. Bateman, lder John H. Groberg y lder Robert C. Oaks.
Cubierta del frente: El presidente Gordon B. Hinckley saluda a los dos miembros ms nuevos del Qurum de los Doce Apstoles, el lder Dieter F. Uchtdorf (centro) y el lder David A. Bednar (izquierda). En sus palabras de apertura de la Conferencia General Semestral N 174, que se llev a cabo los das 2 y 3 de octubre de 2004, el presidente Hinckley coment en cuanto al estado de la Iglesia: sta contina creciendo. Cada ao llega a la vida de ms y ms personas y se despliega a lo ancho y a lo largo de la tierra... Existe una vitalidad mayor en todos los aspectos de la obra, que no habamos presenciado antes.
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