Teoría Democrática Shumpeter. - Godofredo Vidal de La Rosa PDF

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Teora democrtica Joseph Schumpeter y la sntesis moderna

Godofredo Vidal de la Rosa*

La contribucin de Schumpeter a la teora democrtica consiste en acotar el significado de la


democracia al de un mtodo de competencia electoral para formar gobierno. Es llamado un enfoque realista porque reduce las expectativas y habilidad de la ciudadana para influir en los resultados del gobierno democrtico. Reduce el papel de la ciudadana al acto de votar. Sin embargo, este es el enfoque hegemnico en la ciencia poltica contempornea, especialmente la teora econmica de la democracia. Este ensayo examina la consistencia lgica y emprica, y las limitaciones del modelo terico de Schumpeter. Palabras clave: teora democrtica, gobernacin democrtica, ciudadana y participacin.
Abstract

The Schumpeter contribution to modern democratic theory consists in to limit the meaning of Democracy to a mere electoral competition in order to build governments. This model is named realist because dismiss the citizenship expectations and abilities to influence and control the results of democratic governance. It reduces the citizen role to the act to vote. However Schumpeter model is hegemonic in the contemporary political science, especially in the economic theory of democracy. This essay examines the logical and empirical consistency and limitations of Schumpeter theoretical model. Key words: democratic theory, democratic governance, citizenship and political participation.

introduccin

En la historia de las ideas polticas, Joseph Schumpeter, economista austriaco (18831952), tiene un lugar especial. En la teora democrtica se puede hablar de un antes y un despus de Schumpeter. Su aporte se considera decisivo en el desarrollo de las teoras del proceso democrtico de la ciencia poltica estadounidense de la posguerra. Los tericos de
* El autor agradece los amables y constructivos comentarios de los dictaminadores.

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la eleccin racional1 lo reconocen como su inspirador y recientemente Adam Przeworki se sinti obligado a hacer una defensa de las ideas de este autor, asimilndolas a las del filsofo alemn Karl Popper.2 La teora democrtica elaborada por Schumpeter se ha llamado elitista, procesal, econmica, y realista. Pero, sorprendentemente, en la literatura clasificada bajo estos membretes casi nunca se le cita. Su influencia es la de una visin para la teora econmica de la poltica3 y latente y atenuada en la versin behaviourista o conductista, dominada por el pensamiento estructural funcionalista, acerca del desarrollo poltico y la democracia4 en la ciencia poltica del pasado medio siglo. As que no est de ms decir que es una aportacin paradigmtica, que establece un antes y un despus en la teora democrtica. Schumpeter era por vocacin un poltico y pensador conservador, pero su trabajo se considera una defensa de la democracia liberal. Era un economista no avezado en las matemticas sofisticadas que exiga la teora neoclsica o la marginalista, pero los practicantes de la teora de la eleccin racional lo consideran su inspiracin. Los economistas literalmente lo han borrado de sus textos y enseanzas, pero los estudiosos de las organizaciones y los politlogos lo consideran uno de los suyos. La obra de este autor es vasta. Su Historia de las ideas econmicas5 es considerada el paradigma de la perfeccin narrativa de la historia de las ideas econmicas.6 Sus trabajos sobre las clases sociales y el imperialismo (1965) son igualmente valorados, casi tanto como olvidados. De todo su trabajo, el ms recordado y citado est en tres captulos de un libro escrito en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho Schumpeter no fue un exiliado, como muchos de los intelectuales europeos que huan del fascismo y el rgimen nazi, sino un visitante y residente en la Universidad de Harvard. Ah paso la ltima parte de su vida acadmica, casi desapercibido, mientras se construa, a sus espaldas,
Vanse Anthony Downs, An Economic Theory of Democracy, Nueva York, Harper and Brothers, 1957; y Dennis C. Mueller, Poltica del gobierno y gobierno corporativo, Journal of Institutional and Theoretical Economics (JITE), vol. 159 (4), diciembre, Mohr Siebeck, Tbingen. 2 Vase Adam Przeworski, Una defensa de la concepcin minimalista de la democracia, Revista Mexicana de Sociologa, vol. 59, nm. 3, julio-septiembre, 1997. 3 Vanse de W.C Mitchell, Schumpeter and Public Choice, Part I. Precursor of Public Choice?, Public Choice, 42, 1, 1984a; y Schumpeter and Public Choice, Part 2. Democracy and the Demise of capitalism: The Missing Chapter in Schumpeter, Public Choice, 42, 2, 1984b. 4 Vanse David M.Ricci (1970), The Tragedy of Political Science. Politics, Scholarship and Democracy, New Haven y Londres, Yale University Press, 1984; y Godofredo Vidal de la Rosa, La ciencia poltica estadounidense. Trayectoria de una disciplina, Mxico, Miguel ngel Porra, 2006. 5 Joseph Schumpeter, Historia de las teoras econmicas, Mxico, 1950. 6 Vase Randall Collins, The Sociology of Philosophies. A Global Theory af Intellectual Change, Cambridge, Mass., The Belnak Press of the Harvard University Press, 1998.
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el gran edificio de la ciencia poltica estadounidense.7 Su redescubrimiento fue accidental y post hoc. Simplemente la comunidad de politlogos encontr que Schumpeter deca, en trminos muy claros, lo que muchos estaban pensando y no se atrevan a decir: que los fundamentos liberales de la teora democrtica tradicional elaborada en el siglo XIX, eran muy endebles, y que Schumpeter ofreca una versin defendible, empricamente, del proceso democrtico realmente existente, en especial en Estados Unidos.8 Este ensayo aborda el hecho de que con todo los aos de reflexin sobre la naturaleza de la democracia moderna, los argumentos de Schumpeter siguen siendo el reto a superar. La dificultad no slo est en la lgica, sino en la fuerza factual de su descripcin. Como se ha notado,9 Schumpeter ofrece dos teoras del proceso democrtico. La primera es la conjetura, en mi opinin, slo implcita, y que requiere una gran dosis de ingenio para descubrirla, de que la democracia puede ser un proceso progresivo y autoformativo, aun compatible con lo que vea como la inevitable planificacin del mercado. Igual que muchos otros pensadores modernos, Schumpeter crea que la democracia era un proceso ms o menos inevitable asociado al ascenso de las masas a la esfera pblica. Esta percepcin era comn desde al menos un siglo antes de que Schumpeter escribiera. Lo interesante es que Schumpeter encontr la manera de aceptar este hecho, potencialmente catico, segn el pensar de conservadores y liberales de aquellos tiempos, con algunos principios liberales mnimos. Su teora condensa esos principios liberales mnimos, y la salva frente a sus detractores, especficamente las crticas del marxismo duro y de los juristas antiliberales (y al final, al servicio de los nazis) como Carl Schmitt. La democracia representativa no mereca mucho respecto para ambos enemigos del liberalismo y, en cierta medida tampoco para Schumpeter. Sin embargo, a diferencia de ellos, este autor construye un argumento legitimador del rgimen democrtico, reprimiendo el alcance de su definicin a su esencia como un procedimiento o rgimen poltico: la democracia es un mtodo de combate poltico entre grupos, por medio de las elecciones para formar gobierno.
el contexto intelectual

Schumpeter mostr siempre una afectividad poltica conservadora y un dejo aristocrtico en su persona. Sin embargo, su posicin en los debates polticos de su natal Austria era ambigua y algunos la llamaban hasta oportunista. Fue ministro de Hacienda de
Godofredo Vidal de la Rosa, Teora democrtica contempornea, UAM-Azcapotzalco, 2007. David M. Ricci, The Tragedy of Political Science. Politics, Scholarship and Democracy, op. cit. 9 Por ejemplo en John Medearis, Schumpeter Two faces of Democracy, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 2001a.
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un gobierno socialista, a la vez que criticaba los principios de la economa socialista. Su relacin con la derecha en ascenso es tambin ambigua y mantena un intercambio epistolar constante con autores e idelogos de derecha, en el que constantemente coincida en el fracaso de los modelos de democracia representativa del siglo XIX. Las coincidencias con autores como Carl Schmitt acerca de la crisis del parlamentarismo son particularmente interesantes y ayudan a entender la direccin que aleja a Schumpeter de la derecha. Ambos pensaban que el modelo de democracia parlamentaria estaba rebasado por el ascenso de las masas a la escena. Los partidos de masas, en particular los de izquierda pero tambin los nacionalistas de derecha, haban por decirlo de alguna manera socializado la poltica, introduciendo reclamos sobre los derechos laborales y sociales de las masas trabajadoras y las clases medias pauperizadas. Los pensadores nostlgicos de los debates polticos de la segunda mitad del siglo XIX aoraban el talento y sabidura aristocrticos de los parlamentos de la anteguerra. En contra, observaban que bajo el nombre de la democracia proliferaba el clientelismo abierto y una representacin facciosa en los nuevos partidos. Para muchos conservadores y derechistas, el resultado era la perdida de la idea misma del Estado y, sobre todo, la corrupcin de la poltica como idea y como prctica. Pero mientras un eminente jurista de derecha como Carl Schmitt volva los ojos hacia el movimiento nazi, vindose a s mismo como el salvador de la idea del Estado total y de la poltica por la poltica, Schumpeter sigui comprometido con los ideales del liberalismo y busc ajustar la idea de la democracia con el gobierno elitista. La misma experiencia de la poltica llamada democrtica fue un elemento convincente en la formacin de su propuesta terica. Schumpeter vea a los polticos socialistas como arribistas, que no dudaban en ignorar sus principios ideolgicos a cambio del confort de los sillones ministeriales. Esta percepcin es importante para entender el bajo papel que le otorga a las convicciones ideolgicas. Los polticos se comportan como negociantes y forman un pathos comn donde lo nico que cuenta es arribar al poder. El mtodo nuevo es la lucha electoral, y a ello se le llama democracia. En la percepcin de Schumpeter, el (Demos) tiene muy poco que ver con esta lucha por formar gobierno. Es un actor ms bien pasivo, guiado por instintos gregarios, sin una clara identidad, que reacciona a los estmulos de la propaganda poltica. Schumpeter descubre, debajo de la palabrera democrtica, un rgimen oligrquico electoral, donde la participacin ciudadana se cristaliza en el acto de votar. Es en este contexto que Schumpeter encuentra que el liberalismo mereca una defensa de, al menos, sus elementos bsicos. Por eso William Scheuerman10 tiene que conceder que, a pesar de que le imputa a Schumpeter tomar prestadas de Carl Schmitt ideas sobre el fundamento irracional de la sociedad e incluso
William Scheuerman, Carl Schmitt. The End of Law, Lanhman, Rowman & Littefield Publishers, Inc., 1999.
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su tcita aceptacin de que el rgimen democrtico puede coexistir con la exclusin de grupos en base a raza, gnero o religin. El modelo schumpeteriano de libre competencia electoral requiere la aceptacin de ciertos residuos del liberalismo clsico [...] presupone algunas libertades polticas bsicas.11 Un problema no menor es que Schumpeter no especifica explcitamente esta presuposicin, aunque es verdad que su reflexin no tiene sentido sin este sustento en los principios liberales.12 Pero Schumpeter se concentra en el meollo del asunto: la competencia entre grupos por obtener el poder poltico, a travs de las elecciones libres, aunque no necesariamente incluyan a toda la poblacin adulta mentalmente apta, como lo requiere el concepto de universalidad de la igualdad poltica. Pero este criterio puede fcilmente asimilarse a la definicin de Schumpeter. No est excluido a priori en ningn momento y por definicin es secular. En su descripcin del rgimen democrtico generalmente estn implcitas las normas de separacin entre Iglesia y Estado, el control civil sobre los militares, y libertad de opinin; es decir, aquellas compatibles con los idearios bsicos del liberalismo.
la teora clsica de la democracia

Asociado a nombres como Rousseau, Payne, John Stuar Mill y, hasta cierto punto, Alexis de Tocqueville, el enfoque llamado clsico, presupone, segn Schumpeter, tres condiciones en las cuales los principios no se reflejan necesariamente en los hechos. Estos tres supuestos son: 1) existe una condicin o estado de cosas que podemos caracterizar como el Bien Comn, 2) existe la Volont Gnrale, tal como Rousseau lo supona, y 3) que, a final de cuentas, la gente, o el Pueblo, o los actores colectivos, actan bajo reglas que podemos caracterizar como polticamente racionales desde el punto de vista del bien comn o la voluntad general. Las tres partes de la definicin se combinan para afirmar que el bien comn puede ser alcanzado por medio de un acuerdo racional colectivo. Schumpeter era abiertamente escptico acerca de las premisas y de la conclusin. En esto anticipa algunos problemas caractersticos de la teora de la accin racional.13 Esta
Ibid., p. 202. El caso tpico es el de los Estados Unidos, paradigma del rgimen democrtico decimonnico, que toler la esclavitud hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX. An hoy en da, algunos pases que consideramos democrticos separan a sus poblaciones por criterios religiosos y de gnero (Israel, Irn, etctera). 13 W.C. Mitchell (1984a, 1984b) subraya que a pesar de que Schumpeter es citado como precursor de la teora de la eleccin pblica, difcilmente compartira muchas de las presuposiciones de esta ltima, como el nfasis en la bsqueda del equilibrio, mientras que a Schumpeter le interesaba ms
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teora es una transposicin o importacin de los principios del anlisis de la conducta racional en economa a la esfera poltica. En la teora de la accin racional se parte de la imposibilidad, lgica y matemtica, de establecer un criterio unvoco, es decir, universalmente aceptado de Bien Comn. Schumpeter cuestiona la definicin clsica de la democracia poltica. Esta idea se resume de la manera siguiente:
La filosofa de la democracia del siglo XVIII puede ser compendiada en la siguiente definicin: el mtodo democrtico es aquel sistema institucional de gestacin de las decisiones polticas que realiza el bien comn, dejando al pueblo decidir por s mismo las cuestiones en litigio mediante la eleccin de los individuos que han de congregarse para llevar a cabo su voluntad.14

Esta definicin es lgicamente impecable, y sin duda atractiva. La soberana popular se eleva por encima de cualquier otra consideracin en la teora poltica. Esta filosofa la atribuye sobre todo a John Stuar Mill y a los utilitaristas. Se basa en la creencia de que la sociedad est formada por un contrato de conveniencia mutua entre individuos libres y racionales, capaces de discernir, por medio de algn mtodo de agregacin (sumas y restas) o conciliacin (por ejemplo, el debate pblico), una cierta idea del bien comn o del inters general. Schumpeter crtica esta lnea de razonamiento desde varios frentes. El ataque frontal es contra la idea del racionalismo, de que existe un fundamento racional y, en este caso en particular, contractual, del orden poltico. Igual que Carl Schmitt,15 Schumpeter afirma que la sociedad no se funda en un contrato racional, ni la conducta humana es necesariamente racional. Ms an, no hay garanta de que en asuntos complejos como la poltica y el gobierno de los asuntos del Estado, sea posible que numerosos intereses racionales, contrapuestos entre s, lleguen a un acuerdo, y con frecuencia es posible que suceda lo todo lo contrario. Que el inters general sea ofuscado por los mltiples intereses contrapuestos, implica que no puede darse por sentada la existencia de criterios aceptables del Bien Comn. Schumpeter deduce que no se puede sostener a priori una idea de inters general derivada de la accin de los individuos racionales. Esa forma de razonar fue la que hizo que Anthony Downs16 viera en Schumpeter a un terico de la democracia

el anlisis de las fuentes del cambio y el desequilibrio social. Mientras Schumpeter se desinteres en la economa matemtica, por ltimo, los tericos de la eleccin pblica estn poco interesados en la historia y la poltica comparada. 14 J. Schumpeter (1942), Capitalismo, socialismo y democracia, Barcelona, Orbis, 1983, p. 321. 15 William Scheuerman, Carl Schmitt..., pp. 183 y ss. 16 Anthony Downs, An Economic Theory of Democracy, Nueva York, Harper and Brothers, 1957.

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fundamental, y a un antecesor de su propio anlisis econmico de la poltica. El asunto central es que la idea de un Bien Comn alcanzable por la discusin de intereses por individuos racionales no se sostiene, por argumentos lgicos sobre la imposibilidad de los individuos de comprender plenamente la idea de un Inters General por medio de razonamientos particulares. En suma, la refutacin bsica de los argumentos utilitaristas de que el bien comn es la suma de los bienes individuales.17 De hecho, con frecuencia la idea del inters pblico llega decantada por varios filtros hasta este individuo. Schumpeter afirma que: As, pues, es probable que la informacin y los argumentos que se le presentan al individuo que vive en un rgimen democrtico, aado como pruebas irrefutables estn al servicio de una intencin poltica.18 Con base en estos razonamientos se considera a Schumpeter un precursor de la teora de las elecciones pblicas y del anlisis econmico de la poltica. En efecto, compara explcitamente el accionar de los compradores de votos con los de los empresarios que venden mercancas de diversos tipos a una clientela orientada en parte por su experiencia y sentido de conveniencia, y en parte por la influencia de la propaganda. Pero a diferencia del consumidor, el votante promedio tiene una posicin ms endeble para obtener informacin, no slo sobre la calidad del producto que est dispuesto a adquirir mediante su voto (por ejemplo la eficiencia y honestidad del gobierno, o simplemente su sano juicio sobre los asuntos pblicos), sino que con frecuencia compra (es decir, vota) productos cuya eficacia o capacidad de dar la satisfaccin que promete, no est ni garantizada ni probada. Ms an, se postula una diferencia radical entre la conducta del consumidor soberano y el ciudadano, presa de sus pasiones y de la desinformacin. El elector, a diferencia del consumidor en el mercado, es visto como un ente guiado por sus impulsos y su instinto de rebao. Esta apreciacin a veces es atenuada pero, en todo caso, el papel del votante ciudadano es bastante circunscrito. Avala o rechaza entre alternativas vagamente comprendidas y sobre las que, a final de cuentas, no tiene control. Anthony Downs lleva este argumento lejos diciendo que:
Los costos de informacin previenen que nuestro modelo de gobierno pueda funcionar por el consentimiento de los gobernados en el sentido estricto. Esto no significa que el gobierno tome decisiones sin considerar los deseos de las personas afectadas por tales decisiones; por el contrario, puede ser extremadamente sensible a los deseos del electorado. Sin embargo, debido a la misma estructura de la sociedad, cada decisin
Por supuesto tambin es una refutacin de la voluntad general de Rousseau, que aunque no se funda en la mera agregacin de preferencias, s supone un legislador superior que las interpreta rectamente. 18 Joseph Schumpeter (1942), Capitalismo, socialismo y democracia, op. cit., p. 337.
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gubernamental no puede resultar de una consideracin igualitaria de los deseos de las personas, quienes son afectadas de forma igual por esas decisiones. Cuando agregamos esta disparidad inherente de influencia a las disparidades de poder causadas por la desigual distribucin de los ingresos nos vemos alejados un largo trecho de la igualdad poltica entre los ciudadanos.19

Schumpeter marca una lnea de separacin entre la capacidad de razonar inteligentemente en cuestiones que nos conciernen inmediatamente, a diferencia de las cuestiones lejanas y abstrusas de la poltica. En la poltica, continua, el ciudadano normal desciende a un nivel inferior de prestacin mental tan pronto como penetra en el campo de la poltica [...] argumenta y analiza de un modo que l mismo calificara de infantil si estuviese dentro de la esfera de sus intereses efectivos.20
la crtica de la teora democrtica clsica

Autores como John Medearis21 han tratado de reconciliar esta versin de la democracia con una teora progresiva semejante a la que vislumbr el filsofo y pedagogo John Dewey,22 y hasta con las teoras deliberativas de la democracia hoy en boga, diciendo que para que el mtodo democrtico funcione, debe haber por lo menos alguien que crea en la democracia. En otras palabras, debe haber una ideologa del progreso democrtico. En Schumpeter existe una idea de que la democracia es un proceso irreversible, de alguna manera similar a la que Tocqueville lo haba enunciado haca ms de un siglo, excepto que para ste, el fenmeno democrtico se deba a la difusin del igualitarismo poltico,23 mientras que Schumpeter, en cierta forma parecida a Weber, la asociaba a la racionalidad de la economa capitalista, al ascenso de la burguesa comercial, y a la fuerte presencia de la clase obrera en la actividad productiva. La democracia no era un biproducto necesario, sino una solucin sensata de las elites polticas a la diversificacin de sus intereses y a las nuevas formas de competencia por la conduccin de los asuntos pblicos. Schumpeter es poco claro si este rgimen surge espontneamente, o por un contrato bsico en las alturas

Anthony Downs, An Economic Theory of Democracy, op. cit., p. 257. Joseph Schumpeter (1942), Capitalismo, socialismo y democracia, op. cit., p. 235. 21 John Medearis, Schumpeter, Two faces of Democracy, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 2001a. 22 John Dewey (1927), El pblico y sus problemas, Buenos Aires, gora, 1958. 23 Sheldon Wolin, Tocqueville between Two Worlds. The Making of a Political and Theoretical Life, Princeton University Press, 2001.
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o por la presin de las masas, o por una combinacin de todo lo anterior. Pero no cambia el hecho decisivo de que describe a la democracia como una lucha entre elites por el voto de la ciudadana,24 en trminos en que los primeros mandan y los segundos participan atenuada e indirectamente. Lo importante es que la Plebe25 es elevada a la distincin de electores (ciudadanos). Esta es una dimensin que, de alguna manera, est implcita no slo en la obra de Schumpeter sino de los tericos liberales, y distingue a Schumpeter de sus antecesores italianos, crticos de la ideologa democrtica. Gaetano Mosca rechazaba tambin la fragilidad de los sustentos liberales y la ficcin del pueblo gobernndose, pero era capaz de reconocer que la democracia representativa era un mtodo superior a otros en que permita la circulacin y rejuvenecimiento de la clase gobernante.26 La crtica al liberalismo era comn en los das de entre guerras. Wilfredo Pareto, Carl Schmitt, etctera, descartaban la sustentacin del liberalismo y la democracia representativa. Schumpeter en cambio logr reconciliar el hecho de la omnipresencia de las oligarquas con el hecho de que la democracia liberal funciona como mtodo que satisface, al menos mnimamente, las demandas de la plebe, tales como los derechos humanos y civiles.27 La posibilidad de abrir las puertas a la formacin de una ciudadana ampliada o, en otras palabras, de que la universalizacin del criterio de equidad poltica no est cerrada a priori. De hecho, la misma competencia por los votos permite la ampliacin de esta categora y sus prerrogativas,28 lo que genera una paradoja sorprendente que llam la atencin y alarma de los conservadores. Pero para Schumpeter esta posibilidad es de hecho ignorada, a pesar de que est a la vista, ni el que siguiendo esta lgica, la lucha por votos sea transformada en una confrontacin entre ideas sobre la orientacin de las polticas pblicas.
24 Aunque para l la ciudadana es ms un enunciado vaci que una realidad y la esfera pblica, como ahora se llama a la expansin de la idea de la ciudadana activa, se reduce por medio de la manipulacin de las preferencias de los electores. Esta percepcin no slo pertenece a Schumpeter sino a un gran nmero de intelectuales que, como Walter Lippman, conciben a la opinin pblica como esencialmente indefensa ante la manipulacin de los modernos medios de informacin y propaganda poltica. 25 Para evitar confusiones, uso el trmino Plebe en la acepcin latina (plebeii), para referirme a las clases bajas y a los trabajadores, como opuestos a los patricios. 26 Gaetano Mosca, La clase dominante, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1984 (traduccin de la edicin de 1923). 27 Schumpeter nunca habla de elites ni de clase dominante, como lo hacen sus antecesores Pareto y Mosca (y aunque cita con respeto a Pareto, ignora a Mosca y a Robert Michaels), pero es inevitable usar ambos trminos en referencia al enfoque schumpeteriano. ste, a final de cuentas, es el fundador de la teora elitista de la democracia, como la llama Peter Bachrach. Vase Crtica de la teora elitista de la democracia, Argentina, Amorrortu, 1973. 28 Lo que Robert Dahl llama poliarqua. Vase Democracy and Its Critics, Yale University Press (traduccin: Paids, segunda edicin, 1993).

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Pero, segn Schumpeter, la lucha es por el poder, no por alternativas u opciones en las estrategias estatales o las polticas pblicas. Es como si la lucha oligrquica, aun entre liberales y conservadores, izquierdas y derechas, whigs y tories, fuera una cuestin en la que la ideologa tiene un papel subsidiario o nulo (como explcitamente le adjudica Downs). De hecho, esta parecera ser una contradiccin flagrante en el planteamiento de Schumpeter. La misma existencia del rgimen democrtico requiere una legitimidad ideolgica que debe ser constantemente recreada. El profesor John Medearis29 ha notado esta tensin y por ello habla de dos teoras de la democracia en el modelo schumpeteriano. Una, de carcter esttica, que dej su impronta en las teoras de la eleccin racional de Anthony Downs, y otra, como hemos mencionado, potencialmente progresiva, en la que la ideologa tiene un papel sustantivo y formativo en las preferencias ciudadanas. Pero no hay duda de que en Schumpeter, prevalece la idea de que las demandas polticas ciudadanas pueden ser restringidas, manipuladas, aumentadas y frenadas por la oferta de los polticos profesionales. Es un sistema donde los que mandan, mandan por su posicin privilegiada, o dicho crudamente, por su poder previamente adquirido, no derivado de alguna norma democrtica.30 Schumpeter crea que el socialismo en realidad, la necesidad de mecanismos estatales de planificacin y regulacin de las actividades de las grandes empresas capitalistas31 y la democracia eran compatibles y de hecho prevaleceran sobre el capitalismo. Esta conjetura supona que la complejidad y enormidad de los procesos capitalistas implicaba un alto grado de planeacin, tanto estatal como empresarial. Schumpeter daba por hecho que el mercado, tal como lo postulaban los tericos neoclsicos, era una entelequia y que la actividad econmica estaba normada por la intervencin de grandes burocracias estatales. El argumento de que la creciente intervencin de burocracias estatales en la coordinacin econmica sea compatible con una especie de proceso democrtico, puede ahora resultar sorprendente para quien olvida que Schumpeter escriba durante la misma Segunda Guerra Mundial y estaba presenciando la operacin del New Deal y las maquinarias industriales blicas estadounidenses y alemanas, japonesas y rusas a todo
John Medearis, Schumpeter Two faces of Democracy, op. cit. Schumpeter no examina estos orgenes, pero en otras partes de su obra deja ver, coincidiendo con Marx y hasta con Max Weber, que las fuentes del poder en la sociedad moderna no dimanan de la voluntad popular sino del acceso de las clases sociales a los medios de produccin, coercin y administracin. 31 Nuevamente es el profesor John Medearis quien destaca este aspecto mencionando la leccin del New Deal en la visin de Schumpeter sobre el futuro del capitalismo. John Medearis, Ideology, Democracy and the Limits of Equilibrium: A Schumpeterian Critique, British Journal of Political Cience, vol. 31, nm. 2, abril de 2001b.
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vapor. As que, paradjicamente, Schumpeter parece querer salvar la idea de la democracia frente al ascenso de los regmenes totalitarios en curso. Estos ltimos argumentos son de peso contra la idea idealista o utpica de la democracia. Enfatizan aspectos del moderno Leviatn y de los partidos burocrticos que son hasta ahora insalvables o, si se quiere, inmanentes al crecimiento explosivo de las funciones de gobierno en el siglo XX. Es claro que un siglo despus del nazismo y del stalinismo, la idea de reconciliar la democracia con el socialismo o el estatismo, simplemente es fantasiosa, pero para Schumpeter no resultaba irreal. Mirndola con menor dureza, esa visin se ajusta a las realidades de las socialdemocracias europeas de la posguerra. Porque es cierto que en Europa creci la democracia liberal de la mano de la intensa actividad estatal en la regulacin de los mercados. As que la democracia elitista es una alternativa tericamente justificada frente a la alternativa del Estado Total tipo nazi o el totalitarismo sovitico.
el mtodo democrtico y la democracia real

Hay una discusin acerca de si Schumpeter tena en consideracin el progreso de lo que llamamos la sociedad civil o, si se quiere, ms correctamente, la competencia ciudadana en el proceso democrtico. Autores como John Medearis,32 Gerry Mackie,33 y varias dcadas antes, David Ricci,34 argumentan que este componente de la teora democrtica de Schumpeter es necesario. De hecho Schumpeter, como muchos de sus, y de nuestros, contemporneos conservadores, tena una baja estima de la conducta de la ciudadana moderna. La Plebe se comporta irracionalmente ante las decisiones polticas, le gusta ser dirigida y adora a los lderes carismticos autoritarios, e incluso tolera el engao abierto y el descaro de sus lderes.35 sta marca una diferencia si no absoluta, si considerable
John Medearis, Schumpeter Two faces of Democracy, op. cit. Gerry Mackie, Schumpeters Leadership Democracy, work paper, 2 draft, Notre Dame University, abril, 2005, 34 David M. Ricci (1970), The Tragedy of Political Science. Politics, Scholarship and Democracy, New Haven, Londres, Yale University Press, 1984. 35 No quiero incluir el caso de las poblaciones de pases modernos que eligen lderes antidemocrticos, de los cuales el caso de la eleccin de Adolfo Hitler es paradigmtica. Pero muchos estudios concuerdan en que a mayor nivel educativo los pblicos prefieren elecciones entre ofertas polticas, y entre pblicos atrasados cvicamente prefieren elecciones entre imgenes personales y afectivas, como las que describe Schumpeter. La cuestin es que la cultura cvica no necesariamente es una variable que importe en el esquema schumpeteriano de control de los medios de dominacin poltica, es decir, de gobernar y usar con apoyo a las leyes establecidas los instrumentos de coercin estatal. Repito que aunque nunca usa trminos como elite o clase dominante, no hay forma de eludir la implicacin de que Schumpeter est pensando en ellos, y que los prefiere educados, con estatura de estadistas, sean liberales o conservadores.
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respecto de su conducta econmica. Como comprador, el homo economicus es racional, pero el zoon politikon parece ser todo lo contrario. De hecho, Schumpeter insiste en que las elites no slo disponen, sino construyen estrategias y retricas capaces de manipular la toma de decisiones de los ciudadanos a la hora de votar, quienes parecen hacerlo con las vsceras antes que el cerebro. Pero si lo hicieran cerebralmente, crey demostrar Anthony Downs, no votaran. As que el voto es un subproducto de la misma irracionalidad de la plebe modernizada y democratizada. Es una versin del Mito del Sufragio que postul Gaetano Mosca aos antes. Pero existe ahora un nuevo componente, el Pueblo movilizado y heterogneo. Esta novedad ha costado mucho trabajo racionalizarla y justificar su conducta racionalmente. Desde Rousseau hasta Tocqueville y John Stuar Mill, estas masas son el componente incomodo de las teoras del gobierno. Visto de esta manera, lo que hace Schumpeter es unirse al ideario liberal dndole un bao de escepticismo sobre la posibilidad de una ciudadana competente.36 Entonces, la idea democrtica schumpeteriana es su reduccin a un mecanismo plebiscitario regular, no entre opciones ideolgicas, sino entre lideres o caudillos? As lo parece.37 Pero si separamos la paja del trigo, la idea de la ventaja estratgica de las clases dominantes y oligarquas y elites sobre los ciudadanos es parecida a la ventaja que tienen los empresarios sobre los trabajadores a la hora de fijar salarios, o a la hora de establecer los planes de la empresa. Pero Schumpeter no necesariamente tena que desdear la capacidad poltica y cvica de Plebe, pues bastaba con apuntar el hecho emprico del poder enorme de las clases dominantes y elites polticas de nuestros tiempos, con tanto nfasis al menos como el de la debilidad de la ciudadana en el proceso democrtico.38 Schumpeter revis la definicin clsica de la democracia y elabor una alternativa que hasta la fecha domina las consideraciones de la ciencia poltica realista. La proposicin nueva es que el rgimen democrtico es un mtodo de competencia poltica. Este
Por supuesto, esta es la preocupacin central de todo el liberalismo progresista, desde John Stuar Mill hasta Dewey. 37 Gerry Mackie, Schumpeters Leadership Democracy, op. cit. 38 Aos despus, Norberto Bobbio reconoca estas discrepancias en sus reflexiones sobre lo que denomin el futuro de la democracia. Ese futuro es ahora nuestro pasado y presente. Bobbio reconoca la preeminencia de los gobiernos oligrquicos, la ausencia de controles sobre los aparatos de coercin y guerra, los segmentos de los gobiernos invisibles (ergo, no sometidos a auditorias, como las agencias policacas y de seguridad nacional), la insuficiencia de la informacin para la participacin ciudadana, etctera. A esto puede aadirse que cada vez con ms frecuencia tampoco se cumple el requisito de elecciones limpias y reglas electorales equitativas, aun en pases de larga tradicin en la realizacin de elecciones competitivas, y mucho menos en los de recin ingreso al club de la democracia. Norberto Bobbio, El futuro de la democracia, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1986.
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mtodo permite a los actores polticos enfrentarse regularmente, bajo ciertas reglas del juego generales y aceptadas: las de la competencia electoral. sta no slo es regular sino, en general, pacfica. Los perdedores aceptan los resultados slo porque conservan la esperanza de que a la prxima ronda de elecciones puedan ganar. Les interesa mantener las reglas del juego poltico en la medida que les garantizan su existencia y potencia poltica. Esta potencia es la posibilidad de ganar en una eleccin ulterior. Pero esta competencia entre grupos o actores o partidos sobre la base del consenso en las reglas de la lucha poltica, es mejor que la guerra para destruir al enemigo, y ofrece una condicin mucho menos violenta y, por ende, ms estable para la vida poltica civilizada. La base de la lucha electoral democrtica es el consenso en las reglas electorales. Por supuesto implica tambin un sistema de partidos; es decir, no slo que los partidos aceptan las reglas, sino que los partidos se mantienen en el control de los recursos polticos. El sistema que describe Schumpeter no es un monopolio de una dictadura, sino una lucha oligoplica por la captura del mercado de votos. La definicin reza as:
[...] mtodo democrtico es aquel sistema institucional, para llegar a las decisiones polticas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto del pueblo.39

Schumpeter usa la palabra individuo de una manera genrica, para referirse a grupos polticos, coaliciones y partidos, caracterizados por la asociacin poltica entre individuos. Pero el asunto es que su objetivo es capturar el nmero de votos suficientes para ganarles la eleccin a los adversarios. Este es entonces un aspecto de la democracia que la definicin clsica no considera. El voto del pueblo es un recurso por el cual los partidos luchan por medio de una oferta de propuestas de gobierno. Si podemos hablar de sociedad civil en el contexto de la teora elitista de la democracia, slo existe como un comprador regulado y restringido a una oferta limitada de propuestas polticas, y es nicamente como una ciudadana estrechamente regulada y restringida en sus formas de participar en la cosa pblica. El monopolio de las iniciativas corresponde a las elites polticamente organizadas (una oligarqua en competencia electoral).40 Pero la democracia tiene otros efectos sobre la capacidad de dominacin de las elites. Las obliga a competir y eventualmente a alternarse en el poder. Esto es un lmite comparado
Joseph Schumpeter (1942), Capitalismo, socialismo y democracia, op. cit., p. 343. La teora econmica de las elecciones pblicas tambin se refiere a una condicin oligrquica cuando se cumplen ciertas condiciones relativas al teorema de imposibilidad de Arrow. Es de llamar la atencin la poca curiosidad que esto causa en los tericos de la poltica y politlogos convencionales.
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con el poder irrestricto de los dictadores. Tambin obliga a una poltica ordenada por procesos electorales. El establecimiento de los calendarios electorales propicia un tipo de instituciones o refuerza otras.41 De la misma manera, es razonable suponer que la democracia favorece la divisin de poderes y la profesionalizacin de la poltica. Pero el punto central que no debemos olvidar es que:
Ante todo, con arreglo al criterio que hemos adoptado, la democracia no significa ni puede significar que el pueblo gobierne efectivamente, en ninguno de los sentidos evidentes de las expresiones pueblo y gobernar. La democracia significa tan slo que el pueblo tiene la oportunidad de aceptar o rechazar los hombres que han de gobernarlo. Pero como el pueblo puede decidir esto tambin por medios no democrticos en absoluto, hemos tenido que estrechar nuestra definicin aadiendo otro criterio identificador del mtodo democrtico, a saber: la libre competencia entre los pretendientes al caudillaje, por el voto del electorado.42

El nfasis en el nuevo caudillaje democrtico u oligarqua poltica es decisivo. Las elites polticas acceden a los puestos de gobierno ganando elecciones para formar gobiernos, capturando el mayor nmero de votos que sus adversarios.
la irracionalidad del voto

La disociacin entre estos intereses y los colectivos, es clara y definitiva, al igual que en las teoras de la eleccin pblica que floreceran en las siguientes dcadas. Schumpeter aporta un enfoque doble a la teora clsica de la democracia. La incapacidad del votante para discernir lo que est en juego en la poltica, y la enorme capacidad de los polticos profesionales para manipular las disyuntivas electorales. Ambos argumentos sern fundamentales, aunque revisados, en las teoras posteriores de Anthony Downs y sobre todos, las de William H. Riker. Aqul, desarrollando una teora donde, contrariamente a Schumpeter, afirma que el votante es racional cuando decide no ejercer su derecho de votar, dado que su voto tendr un valor insignificante, seguramente mayor que los costos de votar y aunque el ciudadano es revestido con la dignidad del razonamiento, en

Curiosamente Schumpeter omite este asunto, que ser subrayado por Przeworski muchos decenios despus como el elemento o estmulo para la estabilidad de la competicin. Adam Przeworski, Una defensa de la concepcin minimalista de la democracia, Revista Mexicana de Sociologa, vol. 59, nm. 3, julio-septiembre, 1997. 42 Joseph Schumpeter (1942), Capitalismo, socialismo y democracia, op. cit., p. 362.

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la actividad poltica su influencia es mnima. Downs se aparta tambin de Schumpeter en que se interesa por ver los resultados de equilibrio en los partidos competidores. En el modelo de Downs, la competencia se autorregula y general un estado de estabilidad o consenso entre los competidores, ya que buscan el voto ganador, el que ofrece el votante medio. Las ideologas son instrumentales para esta accin y aunque se les reconoce cierta inercia son, a final de cuentas, flexibles y adaptables al fin de ganar las elecciones. Schumpeter no vio tan lejos, y ms bien se conform con afirmar que dada la competencia elitista, lo ms que se puede esperar es que gane el mejor y ms capaz, es decir, el poltico o lder ms innovador y competente.43 La segunda parte del argumento es sobre la capacidad de los polticos para aprovechar un rasgo de la votacin que Schumpeter no advirti, pero estaba plasmado en el trabajo del Marques de Condorcet, segn el cual un una votacin colectiva puede darse el fenmeno de la intransitividad (por ejemplo, a>b>c>a), violando la exigencia de ordenar colectivamente las preferencias sociales en un orden consistente lgicamente, condicin imprescindible en los ordenamientos individuales racionales. Esta idea inspir a Kenneth Arrow, laureado Premio Nobel de economa en 1972, a desarrollar su famoso teorema de la imposibilidad, segn el cual no existe ningn mtodo no dictatorial (ergo, democrtico) para la agregacin de las preferencias individuales (transitivas o consistentes) en colectivas que tambin lo sean. A esta situacin se le llama ciclos (elecciones donde se viola el principio de transitividad, como inicialmente lo mostr Condorcet), cuya probabilidad aumenta a mayor nmero de votantes y alternativas a elegir. Con base en ello, William H. Riker44 concluy que un poltico sagaz poda, o ms bien, no poda evitar la tentacin de manipular cualquier eleccin, afectando el orden de votacin. A esta capacidad le puso el extrao nombre herestesis.45 Este nombre recuerda lo que todos los tericos de

Por supuesto ni Schumpeter ni ningn terico elitista afirman que los polticos sean indiferentes a la opinin pblica. Igual que los elitistas, Schumpeter comprendi esto, pero antepuso la capacidad poder de las elites para manipular o utilizar a sta para sus propios fines. Al final del captulo XXIV de su texto, Schumpeter parece melanclico cuando exige de los actuales caudillos polticos la calidad de estadistas. 44 William H. Riker, Liberalism against Populism, Waveland Press Inc., 1982. 45 Riker declara que prefiere la palabra herestesis a hereja, debido a la apropiacin de un significado religioso de esta palabra, por lo que en espaol podra usarse el epteto de hertica al arte de la herestesis o la eleccin. Como es sabido, la etimologa de la palabra hereja deriva de haereticus, que significa opcin u opcional, y a su vez los latinos lo tomaron de la expresin griega airesis, que significa decisin o separacin. As pues, el trmino griego airetiks o eretics estaba referido a todos aquellos actos, productos o creencias que se apartaban e iban en contra de lo establecido, que se salan de las normas generalmente aceptadas.

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la elite, desde Maquiavelo hasta Mosca, han afirmado: los polticos profesionales actan como una agrupacin que, aunque heterognea, est dedicada a mantenerse en el poder y a imponer su voluntad, aun en contra de la de sus sbditos o electores ciudadanos, cualquiera sea el caso. Aunque la lgica y el lenguaje han cambiado, las conclusiones bsicas son las de Schumpeter: la voluntad general es artificial, el Bien Comn es transitorio y arbitrario y la racionalidad individual no conduce a la colectiva. La accin de la gente, es decir, la accin colectiva, es rara vez calificable como racional, y con frecuencia no lo es del todo. Y no lo es por razones a veces imputables a: 1) la condicin de la vida social que nos hace seres emotivos tanto como racionales, 2) a veces porque actuamos por hbito y costumbre, y 3) simplemente porque no tenemos los elementos (la informacin) para tomar decisiones que puedan considerarse racionales, no slo en su intencin sino en sus consecuencias. Aqu, Schumpeter recurre a un argumento, sin ninguna prueba emprica slida, ms all de observaciones aisladas aunque abrumadoras: la naturaleza humana nos hace actuar como manada en cuanto nos reunimos a decidir cursos de accin colectiva y preferimos seguir al lder, o cualquier forma de conducta adaptativa y gregaria, o conformista, como afirma el laureado economista y politlogo Herbert Simon.46 En la moderna teora econmica de la democracia rara vez se habla de naturaleza humana en trminos derogativos, y se sustituye la referencia al instinto de manada por el criterio del egosmo frente al altruismo en la accin colectiva. Se dice que por razones metodolgicas, el egosmo, es decir, el principio que gua al estereotipo del homo economicus, es una premisa ms slida que su alternativa altruista. Siendo as, toda mayora es potencialmente inconsistente y resultado de la manipulacin poltica antes que la expresin de las verdaderas, o sinceras preferencias de los electores. Todo depende de cmo se ordene la secuencia de la votacin y del nmero de votantes y preferencias en juego. Riker arguy que siempre existe la probabilidad de que se formen ciclos (por ejemplo a>b>c>a) en la agregacin de preferencias colectivas, sujetos a la manipulacin estratgica. Este es, despus de todo, el oficio de los polticos. As que volvemos al punto de partida. Aun existiendo individuos, por ejemplo, ciudadanos racionales (con preferencias transitivas, es decir, lgicamente consistentes), dispuestos a elegir consecuentemente con esas preferencias, el resultado puede ser un orden que no refleja las preferencias colectivas reales, por dos razones: no es posible conocer qu significado tiene la palabra mayora y, por tanto, las preferencias reales de sta. En este argumento no existe un criterio racional (y despus del trabajo de Kenneth Arrow, matemticamente consistente) de definir un
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Herbert Simon, A Mechanism for Social Selection and Successful altruism, Science, vol. 250, nm. 21, diciembre, 1990.

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criterio de mayora democrtica. Slo existen mayoras parciales, temporales y arbitrarias. Ergo, las instituciones no pueden declararse como delegadas de una Voluntad General, ni ningn poltico puede atribuirse un mandato absoluto debido al resultado del conteo de las urnas.
la ciudadana regulada

Schumpeter declara que la democracia implica cierta libre competencia ah donde existen al menos dos competidores por el poder poltico (en realidad, la lucha por la capacidad de formar gobierno). Este es un avance sobre el monopolio de la dictadura. Y trae ventajas manifiestas para todos los miembros de la comunidad. La ms manifiesta es el recurso a la competencia electoral, en vez de la violencia como medio de resolucin de las disputas. Pero la ms significativa es que abre la posibilidad a la presencia de libertades cvicas, especialmente la de expresin y asociacin. Los electores tienen la libertad de elegir entre, al menos, dos competidores por el liderazgo. Schumpeter no deja dudas a que el rgimen de competencia democrtica ofrece beneficios muy palpables sobre la dictadura. Pero aun existiendo stas, los mbitos de participacin ciudadana son bastante reglamentados y se reducen, en principio, a votar. La sociedad civil accede a las decisiones polticas marginalmente en el acto de votar. No est de ms recordar que la democracia supone libertades civiles y personales. Por ello, autores como Robert Dahl47 y John Medearis48 que creen que Schumpeter defiende una versin excluyente de la ciudadana sencillamente yerran. No es del todo cierto que la ciudadana sea por definicin e ineluctablemente aprisionada por las reglas del juego poltico de las elites.49 Es verdad que Schumpeter acepta que puede existir democracia aun cuando sta excluya una amplia capa de personas, lo cual es una observacin histrica. En cambio, Schumpeter ofreci dos argumentos de extraordinaria utilidad a sus colegas estadounidenses: la justificacin para la presencia, aunque atenuada, aptica, de la participacin ciudadana y con muy poca capacidad de influir en las polticas, y
Robert Dahl, Democracy and Its Critics, op. cit. John Medearis, Schumpeter Two faces of Democracy, op. cit. 49 Sobre este punto se abre una cuestin importante sobre si la idea de democracia como mtodo permite la inclusin de nuevos grupos y demandas sociales. Varios autores creen que lo que propone Schumpeter es necesariamente excluyente. No creo que eso sea el caso ni que la inclusin modifique el modelo oligrquico per se. La solucin ms interesante la ofreci Robert Dahl unos aos ms tarde en Estados Unidos, paradjicamente, slo despus de que el modelo shumpeteriano se haba asimilado casi completamente en la visin liberal estadounidense de la ciencia poltica. Robert Dahl, A Critique of the Ruling Elite Model, American Political Science Association, vol. 52, nm. 2, junio, 1958.
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la necesidad de una ideologa de las elites polticas responsables del funcionamiento del entramado democrtico.50
el voto universal y el problema de la inclusin

Ya visto este asunto, es perfectamente justificable un modelo de democracia como mtodo que incluya y universalice el derecho al sufragio sin alterar la pasividad de la ciudadana. sta vota por emocin y sus preferencias son configuradas por la propaganda poltica moderna (la psicotcnica, dice Schunmpeter). Pero no totalmente. Este espacio de incertidumbre otorga a los ciudadanos la capacidad de aprender, aunque su conducta electoral siga siendo irracional. Lo que sucede es que Schumpeter omiti el componente de la sociedad civil, tal como la entendemos los contemporneos, como el espacio de la vida y las interacciones no dominadas. Esto suena por supuesto a lo que dice en su manera monumental aunque rebuscada el filsofo alemn Jnger Habermas.51 En realidad, esta simple afirmacin que cabe perfectamente en la teora de la democracia como mtodo, de que este tipo de rgimen es el que mejor, permite el desarrollo de las libertades civiles. Para Schumpeter, es causa de extraeza que los ideales democrticos se usen repetidamente para ocultar las realidades de las falacias democrticas. Con frecuencia, en los imaginarios sociales de la libertad, igualdad y fraternidad universal como los llama el filosofo Charles Taylor (2001), la democracia ideal se adelanta a la real y le da normas ticas (por ejemplo, normas de justicia y equidad social). Este fenmeno de legitimacin es sorprendente y necesario para mantener la vitalidad de la democracia. A pesar de que el Pueblo no gobierna, seguimos hablando de la Soberana Popular, del Bien Comn y la Voluntad General. La persistencia de estos smbolos debe buscarse en diversas trayectorias polticas y culturales de las comunidades polticas democrticas. Schumpeter insiste una y otra vez en que los objetivos que engloban las ideas del Bien Comn, o son fabricados por los caudillos y sus maquinarias polticas, o bien son legados de la tradicin o sustitutos de la fe religiosa, donde la democracia es parte del plan del Creador.52 A diferencia de la Razn, la fe religiosa no requiere evidencias, sino slo una fuerte conviccin. Pero la fe en la virtud de la democracia no se sostiene por s misma.
Arblaster atribuye a la influencia de Schumpeter en la ciencia poltica estadounidense la abierta defensa de la apata ciudadana para la salud de la democracia liberal. Anthony Arblaster (1987), Democracia, Mxico, Nueva Imagen, 1991, p. 86. 51 Por supuesto no slo Habermas ha influido en nuestra visin contempornea sino muchos otros cuya lista es innecesaria aqu. 52 Joseph Schumpeter (1942), Capitalismo, socialismo y democracia, op. cit., p. 338.
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Un segundo elemento es mucho ms concreto. La experiencia histrica y cultural de la comunidad con el orden poltico democrtico es un factor de memorias colectivas. La democracia se valora porque es en ella donde esta comunidad ha encontrado los medios para trascender sus dilemas como grupo. Un ejemplo es el de la democracia en Estados Unidos como un Mito fundado en experiencias que se refieren a su historia poltica y a su capacidad para resolver sus problemas y retos como sociedad en lo interno e imponerse a escala mundial. La democracia, en suma, est legitimada por pruebas concretas. O xitos histricos del liderazgo elegido democrticamente. As que a pesar de la psicotcnicas, la propaganda y el arte de la herestesis, sigue rigiendo el rezo de que por sus frutos los conoceris (Mateo 7:20). Una tercera clase de explicaciones deriva de las anteriores y la llamar la prueba de la concordancia. Si la realidad se asemeja al ideal, entonces tenderemos a aceptar la realidad ms fcilmente. Cuando entre la realidad y la imaginacin existe una ruptura que tratamos de ocultar, sucede lo que los psiclogos llaman una disonancia cognitiva. Es decir, la democracia real debe parecerse a la ideal en algunos puntos. No se puede llamar libres a los esclavos. Ms bien, como debieron reconocer los estadounidenses en los ltimos 150 aos, no puede haber esclavos en una sociedad que se dice libre. Y la democracia real tiene que reconciliarse con los valores que proclama. En cuarto lugar, hay que dejar las palabras textuales del mismo Schumpeter: aprecian los polticos, por supuesto, una fraseologa que les permite adular a las masas y les ofrece una excelente oportunidad no slo para evadir la responsabilidad, sino tambin para confundir a sus adversarios en nombre del pueblo.53 Pero la idea estereotipada que prevaleca entre los intelectuales de la entreguerra sobre la plebe, las masas, como actores colectivos, de que los ciudadanos promedio son bsicamente incompetentes polticamente, ha tendido a modificarse a favor de la idea contraria. La cuestin es saber si como dicen los tericos de la deliberacin y, antes que ellos, los tericos de la participacin los actores racionales pueden concertar acciones colectivas que puedan alteran el marco oligrquico de la competencia electoral y, por fin, darle sustancia a la palabra democracia.54
la deliberacin y la democracia elitista

La confianza en las virtudes ciudadanas es un componente necesario en cualquier visin optimista sobre el rgimen democrtico. Y este optimismo no necesariamente, pero
Ibid., p. 342. Carole Pateman es la autora que ms ha insistido en este aspecto de la obra de Schumpeter. Participation and Democratic Theory, Cambridge, Cambridge University Press, 1970.
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a veces s debe ser iluso o utpico.55 Siguiendo el argumento, surge otra crtica a la incompletud de la representacin schumpeteriana de la democracia electoral. Se refiere al problema de la representacin. Los ciudadanos votan para ser representados, digamos, en un sistema unicameral o bicameral, por un lder o un grupo de lderes, por ejemplo, miembros de un partido poltico o un candidato carismtico. Pero no hay garanta alguna de que stos representen los intereses del Pueblo o de los votantes.56 Ante una decepcin, la democracia competitiva tiene la ventaja de ofrecer la posibilidad de no reelegirlos, lo cual es muy poco consuelo, a menos de que logren identificar las fuentes de la ausencia de responsabilidad. En todo caso, el componente de disminucin de la dominacin arbitraria est en la divisin de poderes que establece el republicanismo y no es debida, strictu sensu, a la democracia. Muchos autores, del lado de los optimistas, claro est, creemos que los ciudadanos aprendemos en el proceso mismo, y hay una plyade de tericos que racionalizan esta posibilidad. Pero los estudios empricos muestran que podemos ser engaados una y otra vez (recurdense las justificaciones fabricadas para las intervenciones militares de las Grandes potencias liberales y democrticas que tanto obsesionaron a Carl Schmitt). Pongo, por ejemplo, las invasiones estadounidense en Mxico, Filipinas, Cuba, Vietnam, Irak, etctera. Esta capacidad de aprender a veces parece frgil, y por supuesto est excluida en la de la descripcin de la democracia como mtodo de competencia electoral. Tambin es cierto que los pblicos muestran un comportamiento diferenciado en la forma que califican a sus lderes polticos. Pero esto tiene que ver con la cultura cvica, o con instituciones apropiadamente diseadas para penalizar la irresponsabilidad y/o incompetencia de los polticos?57 El mtodo schumpeteriano no rechaza a priori, y de hecho hasta parece exigir, slo de manera implcita, los complementos de la poliarqua, la rendicin de cuentas y responsabilidad de la representacin, y la participacin deliberativa para funcionar. Pero puede hacerlo sin ellas, al menos hasta cierto punto, que la ciencia poltica an est por descubrir.

La versin en boga de la teora democrtica, llamada deliberacionista, asociada a programas tericos de hombres como John Dewey, Jrgen Habermas o John Rawls, es un intento de darle razones al optimismo. Bsicamente establece que dos personas, o ms, pueden ponerse de acuerdo con argumentos plausibles y convincentes, sin el recurso de la imposicin coactiva o por subterfugio. Es decir, en una dialctica de la ilustracin recproca. 56 Bernard Manin, Los principios del gobierno representativo, Madrid, Alianza, 1997. 57 Este razonamiento tambin es compartido por el profesor Ian Shapiro, en su imprescindible balance del estado actual de la teora democrtica. The State of Democratic Theory, Princeton University (traduccin: Ed. Bellaterra, 2005), 2003, pp. 74-75.

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en conclusin

La aportacin de Schumpeter a la teora democrtica es paradigmtica. Lo es incluso en las importantes anomalas acerca del papel que tiene la sociedad civil y la ampliacin de las libertades civiles, los derechos humanos y como apuntaron hace tiempo Robert Dahl y Charles Lindblom los derechos laborales58 en los procesos de democratizacin. Pero aun ni estas anomalas logran contradecir el poderoso argumento de que la democracia es, antes que nada, un mtodo de formar gobierno por la va de la competencia electoral. No estoy afirmando que las crticas a la visin schumpeteriana sean irrelevantes. Simplemente digo que son argumentos insuficientes para alterar la definicin bsica de la democracia como mtodo de resolucin de disputas oligrquico. Sin embargo, van acotando, o ciendo los alcances de esta dominacin.59 Es decir, la democracia moderna es susceptible a modificaciones a favor de la autonoma de la esfera de la sociedad civil, los derechos ciudadanos, etctera, como no lo es ningn rgimen previo o contemporneo.60
Godofredo Vidal de la Rosa, Retos pluralistas. Comentarios sobre las visiones del pluralismo democrtico, Sociolgica, ao 7, nm. 19, Mxico, 1992. 59 Este es el problema de la rendicin de cuentas, que incluye la eliminacin de los privilegios especiales que permiten la violacin de la ley y la corrupcin impune por parte de los miembros de la clase gobernante. 60 Pero dentro de los lmites del modelo democrtico schumpeteriano son posibles tambin en la terminologa del historiador de la poltica Charles Tilly (Democracy, Cambridge University Press, 2007) procesos de des-democratizacin que alejen ms al de . Esta sera la situacin actual de la democracia estadounidense, dominada por la paranoia y la legislacin antiterrorista, que el eminente filsofo de la poltica, Sheldon S. Wolin, denomin como totalitarismo invertido (Sheldon Wolin, Inverted Totalitarism, The Nation, 19 de mayo de 2003), en los siguientes tristes y alarmantes trminos: Las instituciones representativas ya no representan a los ciudadanos. En vez de hacerlo, han sido penetradas, profundamente corrompidas por un sistema institucionalizado de canonjas que rinde sus frutos a grupos de intereses poderosos, cuyas clientelas son las mayores corporaciones y los estadounidenses ms ricos. Las cortes de justicia, por su parte, cuando no son crecientemente conducidas por el poder corporativo, son consistentemente deferentes a los reclamos de la seguridad nacional. Las elecciones se han convertido en no-eventos pesadamente subsidiados que tpicamente atraen el mayor de los casos a la mitad de un electorado cuya informacin sobre los asuntos domsticos e internacionales es filtrada por los medios dominados por las grandes corporaciones. Los ciudadanos son manipulados en un estado nervioso por los reportes mediticos sobre el crimen rampante y las redes de terroristas, y por apenas veladas amenazas del Procurador General de Justicia y por sus propios miedos sobre el desempleo. Lo que es de crucial importancia aqu, es no slo la expansin del poder gubernamental sino tambin el inevitable descrdito de las limitaciones constitucionales y de los procesos institucionales que desestimulan a los ciudadanos y los arrastran a la apata poltica.
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NUEVA POCA AO 23 NM. 62 enero-abril 2010

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ARGUMENTOS UAM-X MXICO

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