Cap. 1. Qué Es La Cultura
Cap. 1. Qué Es La Cultura
Cap. 1. Qué Es La Cultura
¿QUÉ ES LA “CULTURA”?
1. INTRODUCCIÓN
2. DIFERENTES DISCIPLINAS, DIFERENTES VISIONES
2.1. Algunos significados del término “cultura”
2.2. Natura versus cultura. La cultura desde la antropología y la biología
2.3. La cultura en el pensamiento occidental.
3. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE “CULTURA”?
3.1. Repensar la cultura
3.2. ¿Cultura o culturas? Universalidad versus relativismo
3.3. Cultura, diversidad y educación
4. LA DIVERSIDAD CULTURAL Y SUS DIMENSIONES
4.1. Igualdad y diferencia
4.2. El principio de igualdad y su práctica en educación
La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
1. INTRODUCCIÓN
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¿Qué es la “cultura”?
herramientas, utensilios, etc. de un período histórico concreto, lo que les permite hablar
de la cultura del Paleolítico, Mesolítico o Neolítico. Las aportaciones de los
antropólogos son las que a lo largo del siglo XX han marcado más profundamente el
concepto de cultura, siendo difícil, incluso hoy día, mirar hacia otras formas de
interpretación. No obstante, han ido produciéndose cambios en la conceptualización del
término, y, así, el planteamiento funcionalista de B. Malinowski, que en 1931 definía la
cultura como una herencia social compuesta de artefactos, procesos, técnicas, ideas,
hábitos y valores heredados, está siendo superado. Así, otros autores identifican la
cultura incluso con la transferencia de información en el proceso de enseñanza y
aprendizaje; es decir, consideran cultura no sólo el conocimiento acumulado que se
transmite, también el hecho mismo de su transmisión entre las generaciones. El
concepto de cultura se ha ido cargando de significados, abarcando desde las “cosas”
materiales y espirituales del ser humano hasta los procesos de transmisión, es decir, de
educación, instrucción o socialización.
Para los antropólogos la cultura comenzó siendo un todo dado. Desde este punto
de vista nace la definición del antropólogo E. B. Tylor, quien afirmaba por el año 1871
que la cultura es un “todo complejo” que:
“abarca el conocimiento, las creencias, el arte, la moralidad, las leyes, las costumbres, y
cualesquiera otras capacidades y hábitos que el hombre haya adquirido como miembro de la
sociedad” (Citado en Eagleton, 2001: 60).
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
Por naturaleza, es decir, por herencia genética los seres vivos sabemos hacer
cosas verdaderamente difíciles y necesarias para sobrevivir; por ejemplo, respirar o
hacer palpitar al corazón para que lleve sangre oxigenada a todos las partes del cuerpo.
Por la cultura, los seres humanos aprendemos a hablar, sonreír, leer, contar números,
etc. Gracias a la cultura, la naturaleza humana es capaz de superar los escollos de la
propia naturaleza; por ejemplo, proporcionar una vacuna contra la poliomielitis, o unas
gafas para la miopía, o insulina para quien padece diabetes. Otras veces los humanos
provocamos reacciones contra la propia vida; por ejemplo, infligimos dolor mediante la
tortura, envenenamos nuestro cuerpo con drogas, y también somos capaces de llevar la
discordia, la guerra y la muerte a otros. En la casi totalidad de los comportamientos
humanos está por determinar qué parte responde a la naturaleza y qué otra parte
responde a la condición cultural. El dilema naturaleza versus cultura está por resolver.
Aunque existe un acuerdo generalizado en la comunidad científica en cuanto a que la
mayor parte de la información que manejamos los humanos ha sido heredada de dos
formas, bien por el canal genético, bien por el canal de la socialización o aprendizaje
social, se trata de una noción bifocal de cultura poco operativa, al no permitir separar lo
biológico de lo cultural y lo adquirido de lo heredado. Además, considerar la cultura
como información que se transmite por aprendizaje social viene a ser una forma de
simplificar una cuestión compleja, de ahí que sea necesario abordar el concepto desde
reflexiones sociológicas y filosóficas más profundas.
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No obstante, hay que tener claro que oponer cultura particular frente a cultura universal es una oposición
engañosa, ya que plantear la diferencia en relación a todo es aplicar una especie de universal.
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De un tiempo algo lejano nos viene una idea de Cultura identificada con los
valores de occidente y considerada como el más alto logro del ser humano, en lo moral
y/o espiritual y en lo material. El pensamiento occidental ha estado afectado de un
sentimiento de superioridad, considerándose a sí misma por encima de otras formas de
pensar y de vivir (sentimiento que, por lo demás, es común a todas las sociedades). Su
relación con los demás pueblos es según su conveniencia, a veces el sometimiento y
esclavización, otras veces la redención o educación. Por lo general esa relación siempre
es en provecho propio, algo que para unos es cuestión a denostar y para otros resulta de
la lógica relación entre sociedades cuando cada una busca ejercer su dominio y el mayor
beneficio para sí misma. Este es el sentido amplio de Cultura, entendido como poder
omnímodo, que aglutina y abarca a todas las demás formas de vida que han de
asemejarse a ella, o sujetarse a ella.
Pero de un tiempo a esta parte, mitad del siglo XX, en los espacios físicos (y
también en los espacios intelectuales) de la cuna de la Cultura (Europa), y en aquellos
que la heredaron (Norteamérica, sobre todo) y han continuado desarrollando, se ha
iniciado una transformación (una más de las habidas en siglos pasados). Unido al
nacimiento en su seno de grupos con formas de sentir y pensar novedosas, se ha
producido el asentamiento en sus predios de gentes procedentes de lugares lejanos; unos
y otros grupos están dando lugar a una gran proliferación de culturas (pequeñas culturas,
podríamos decir), que buscan hacerse valer reclamando los tan estimados derechos de
occidente: identidad cultural, reconocimiento político, libertad para desarrollar sus
prácticas y normas, etc. Y esas identidades reclamadas (a las que podemos denominar
sentidos estrechos de cultura) son de muy diverso tipo: nacionales, regionales,
“culturales”, sociales, sexuales, étnicas, etc. La cultura se siente como problema, y las
políticas radicales (v.gr.: nacionalismo, feminismo, lucha étnica) han tomado el asunto
de la cultura como lucha política (Eagleton, 2001). Esta nueva situación ha colapsado de
algún modo a occidente, que sin abandonar el podio de la Cultura, ha comenzado a
preocuparse y a ocuparse de las culturas —no hay que olvidar el afán de Occidente por
lo universal y por la humanidad para entender como se está transformando (también
podría decirse erigiendo) en guardián de todas ellas—. Ahora ya no impone sus valores,
pues su dimensión universal está debilitada, sino que sus valores son los de los “otros”,
los de las demás culturas, y muy a pesar de saberse lejos de resolver los conflictos
culturales, no deja de intentarlo con nuevas corrientes teóricas y prácticas defensoras del
pluralismo cultural, el multiculturalismo, y los procesos interculturales.
En esta situación han surgido tendencias teóricas y prácticas que apuestan por el
reconocimiento de la diversidad cultural. La globalización económica 4 , la movilización
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A lo largo del siglo XX, distintos enfoques de pensamiento se han ocupado de pensar la idea de cultura:
el romanticismo, la antropología cultural y la estructural, corrientes artísticas como el modernismo de
vanguardia, el psicoanálisis, la hermenéutica, y, en la actualidad, la teoría postmoderna.
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Al señalar el fenómeno de la “globalización económica” como factor que está modificando los estilos de
vida de las sociedades no pretendemos decir con ello que al mismo tiempo sea un factor favorecedor de la
diversidad cultural, quizá lo contrario y también de homogeneidad cultural en determinadas cuestiones
(estilos de vida, consumo, modas, tendencias y apetencias que imponen las multinacionales). Existe
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
No existe una idea de cultura válida para todos, y en función de las visiones y
crisis históricas aparecen ideas diferentes de cultura, que van variando,
permeabilizándose del sentir general y / o particular de cada colectivo humano. En
resumen, la idea de cultura de estar referida al conjunto de elementos que configuran la
forma de vida de una sociedad ha pasado a significar el proceso de emancipación
política de cada pueblo o grupo, siendo hoy día este segundo fenómeno uno de los
temas fronterizos en el paso del siglo XX al siglo XXI.
Realice una lista de características que se incluyen en el concepto de cultura según las visiones y
disciplinas desde las que se aborda su conceptualización.
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¿Qué es la “cultura”?
Se considera, por otra parte, que hablar de “cultura” o “culturas” desde la visión
estática y esencialista propiciada por la etnografía contribuye a la creación y el
mantenimiento de estereotipos, con consecuencias respecto a la marginación o
exclusión de individuos y grupos. La adscripción de un individuo a una determinada
cultura se realiza mediante un proceso “natural”, basado en circunstancias externas y
ajeno al propio individuo. Existe un tipo de racismo cultural que se construye a partir de
la idea de que cada individuo es portador de una cultura esencial que constituye su
identidad. Por ello, algunos antropólogos proponen la sustitución del término “cultura”
por el de “etnicidad”. Argumentan que la noción de “etnia” expresa una realidad
sociocultural dinámica, en la que la identidad colectiva no se establece de forma
"natural" entre los individuos pertenecientes a un determinado grupo, no es una cualidad
ni un atributo, sino que forma parte de un proceso continuo de construcción y creación
social. Barth define los grupos étnicos como:
“categorías de adscripción e identificación que son utilizadas por los actores mismos, y tienen,
por tanto, la característica de organizar interacción entre los individuos” (Barth, citado en
Velasco, 2001).
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
desigualdades, puesto que no todos los grupos parten de las mismas posiciones respecto
al reconocimiento de sus diferencias.
Por otra parte, la actitud naturalista respecto al fenómeno de la cultura deja sin
respuesta al menos dos interrogantes fundamentales (con claras implicaciones
pedagógicas):
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¿Qué es la “cultura”?
Otro foco polémico en torno al concepto de cultura, como señala San Martín
(1999), es el que se relaciona con la crítica postmoderna a la pretensión universalista de
la cultura occidental promovida por la modernidad europea. La postmodernidad supone
una reivindicación de las diferencias culturales y un cuestionamiento del etnocentrismo
europeo que obliga a un planteamiento relativista del propio concepto de cultura.
Este necesario planteamiento relativista se confunde a veces con lo que
podríamos denominar, paradójicamente, un “relativismo absoluto”, cuya expresión
simplificada se encontraría en la frase “todo vale”. Munévar (1998) aclara el origen de
este error:
Normalmente la oposición al relativismo se basa en un error lógico muy serio: que al negar la
existencia de una verdad absoluta y universal el relativista se compromete a aceptar la noción
de que todos los puntos de vista son igualmente válidos. Este error de lógica ha sido aceptado
por la gran mayoría de filósofos desde que Platón lo cometió. Pero error es: la negación de la
existencia de la verdad absoluta no implica que todos los puntos de vista son igualmente válidos.
Sólo implica que varios puntos de vista pueden ser igualmente válidos.
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
otra parte, como señalan Aranguren y Sáez (1998), este relativismo disfraza un
pensamiento fuerte y dogmático (obsérvese la paradoja de la afirmación “todo es
relativo”, que es ya en sí una afirmación absoluta) de terribles consecuencias: si toda
convicción moral vale igual que cualquier otra, si no hay un referente común que sea
compartido por la ciudadanía, si valores y contravalores coexisten en régimen de
igualdad, lo que se instaura es la ley del más fuerte sin posibilidad de apelación ética
objetiva o intersubjetivamente válida para contrastar las distintas posturas.
¿Cuál puede ser ese referente común, y en qué medida puede ser compartido?
Scannone (1998) plantea este interrogante como un desafío a abordar desde una
perspectiva intercultural:
El desafío ético e histórico es lograr una comunión intercultural cada vez más extensa y
profunda, que respete tanto la unidad como la pluralidad de las culturas, tanto la identidad y
universalidad humanas como las diferencias históricas y culturales particulares de los hombres.
Surge aquí una cuestión de gran importancia: ¿son los Derechos Humanos
realmente universalizables? ¿Acaso no son, como pretenden algunos de sus detractores,
un mensaje cultural, un producto más de la cultura occidental?
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¿Qué es la “cultura”?
Lea atentamente los textos siguientes y trate de exponer razonadamente su punto de vista respecto a
las siguientes cuestiones: ¿Es posible la comunicación entre culturas? ¿Cuáles son sus condiciones
de posibilidad? ¿Podemos definir límites y fronteras entre “culturas”? En caso afirmativo, ¿cuál sería
el alcance de tales límites?
“Toda cultura, como toda lengua, interpreta la cultura y la lengua ajenas según sus propios
paradigmas, de modo que la traducción se convierte en una apropiación, o lo que es igual, en
una interpretación orientada del original. En otras palabras, en la comunicación entre
lenguas y culturas distintas hay siempre un residuo de incomprensión y de intraducibilidad.
Cada vez que una cultura se plantea un concepto perteneciente a otra, tiende a modificarse, a
enriquecerse y a incorporar a su pensamiento algo completamente nuevo.”
(Scartezzini, R. (1996). Las razones de la universalidad y la diferencia. En Giner, S. y Scartezzini, R.
(eds.), Universalidad y Diferencia. Madrid: Alianza Universidad)
“Las palabras, las oraciones e incluso los principios son ambiguos y cambian con las
situaciones en las que se emplean. En ningún momento cesa la interacción entre las culturas,
los ámbitos lingüísticos y los grupos profesionales; por consiguiente, es absurdo hablar de
objetividad o de sentido relativo dentro de unos límites nítidamente definidos. Tanto el
objetivismo (y la idea relacionada de verdad) como el relativismo asumen límites que no
existen en la práctica y postulan absurdos siempre que las personas participan en formas
interesantes, aunque a veces complejas, de colaboración. El objetivismo y el relativismo son
quimeras. (…) No negamos las diferencias existentes entre lenguajes, formas artísticas o
costumbres. Pero yo las atribuiría a los accidentes de su situación y/o la historia, no a unas
esencias culturales claras, explícitas e invariables: potencialmente, cada cultura es todas las
culturas.”
(Feyerabend, P. Contra la inefabilidad cultural. Objetivismo, relativismo y otras quimeras. En Giner, S. y
Scartezzini, R. (eds.), Universalidad y Diferencia. Madrid: Alianza Universidad)
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
• Lea y analice cuidadosamente los artículos de opinión (ANEXO 1.1.) aparecidos en medios de
comunicación en relación con la práctica de la ablación.
• Identifique y caracterice las tres posiciones distintas que, respecto al tema planteado, se
encuentran recogidas en ambos textos.
• Trate de localizar en el ámbito de la llamada “cultura occidental” alguna práctica sobre la que
sea posible establecer elementos de comparación. Analice las razones de la diferente
consideración de ambas prácticas.
• Exponga las conclusiones alcanzadas a través de esta actividad.
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¿Qué es la “cultura”?
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
Tanto las categorías que utilizamos como los valores añadidos a ellas son
construidas, elaboradas por nosotros: no son atributos de la realidad ni existen
previamente, sino que son construidos y otorgados. La importancia de esta
consideración radica en que ni este proceso ni las categorías resultantes son neutras; en
general, el valor añadido durante el proceso de construcción de categorías expresa
intolerancia hacia la diferencia, e implica consecuencias en relación a los papeles
asignados a las personas, a las oportunidades que se le dan al individuo. Se convierte en
una justificación para incluir o excluir.
Por otra parte, al establecer las diferencias no se tienen en cuenta todos los
rasgos que definen al individuo, haciendo hincapié en ciertas características y dejando
por tanto de considerar otros rasgos importantes. La relevancia social de este proceso de
comparación / relación se deriva de los rasgos elegidos. Cada sociedad o grupo hace de
los individuos sujetos de comparación en relación a unos rasgos compartidos por unos y
no por otros. La elección de esos rasgos y, por tanto, la definición del diferente se
construyen socialmente, generalmente desde la perspectiva del poderoso o del
mayoritario.
Hasta hace poco tiempo, e incluso hoy en día en algunos círculos, se defiende la
diferencia como una característica inherente a la persona diferente. Se asume que las
diferencias son intrínsecas a la persona. Así, por ejemplo, la antropología darwinista,
desde supuestos basados en la selección natural, defiende la superioridad de unas razas
sobre otras, la competitividad y el dominio del más fuerte. Desde esta visión, las
diferencias se entienden como modos distintos de adaptación al medio, y se considera
que las desigualdades sociales estarían predeterminadas biológicamente.
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¿Qué es la “cultura”?
¿En relación a qué se es igual o diferente? Jiménez Frías (2002) analiza los
supuestos que se esconden tras el sentido de igualdad/diferencia:
Sin embargo, que los demás sean distintos de mí implica únicamente que yo
también soy distinto, diferente de los otros. Y somos diferentes al menos en dos
sentidos básicos: somos únicos, irrepetibles; y somos insustituibles en nuestra propia
trayectoria vital (Aranguren y Sáez, 1998). Pero, al mismo tiempo, somos sujetos de una
radical igualdad que se apoya en nuestra condición humana, que nos hace compartir al
menos tres características:
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
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¿Qué es la “cultura”?
• Revise las publicaciones de un/a autor/a que aborda desde la literatura (ensayo, novela,
cuento, teatro, poesía, ficción, guión de cine, etc.) las diferencias culturales y los complejos
tejidos sociales, al mismo tiempo que resalta la riqueza de la comunicación intercultural.
Señale cómo se percibe la cultura y las relaciones culturales en su obra.
Un rasgo destacado que inicialmente definía a las sociedades modernas era que
los individuos eran considerados similares pero no iguales, circunstancia que originó
una sociedad fuertemente jerarquizada donde la igualdad de derechos civiles era
combinada con las desigualdades sociales. El principio jurídico de igualdad surge como
necesidad histórica de evitar en lo posible la conservación de los privilegios.
“Mientras la filosofía de la historia nos mostraba la imagen de una humanidad cada vez más
homogénea, gobernada por la razón, por el interés o por la paz y ya no por las creencias o por
las tradiciones culturales comunitarias (...), nosotros nos representamos la modernización
política como el deterioro veloz de las normas, de los valores y de las formas de organización
social consideradas racionales, y por tanto como la gestión de la diversidad” (Touraine, 1998:
45-46).
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
entre ellos, porque el criterio de comparación varía en cada caso. La igualdad es una
convención, un pacto de derechos humanos que se fundamenta en una teoría, en una
creencia; por el contrario, la diferencia es enunciable al ser posible poner a prueba su
existencia o no.
El momento histórico que vivimos tiene que enfrentar un problema ético decisivo
concerniente a la interrelación entre culturas junto a otro problema paralelo, el de la
relación de éstas con la cultura occidental, concebida como universal. La comunicación
entre las culturas particulares es el requisito para que se origine “mutua fecundación y
enriquecimiento intercultural”. Según Scannone (1998), para que tenga lugar una
auténtica comunicación hay que asumir dos planteamientos éticos:
a) que cada cultura sea comprendida, juzgada y valorada desde su propia
autenticidad.
b) y, aunque cada cultura deba ser respetada en su autenticidad, hay que entender
que no se da una equivalencia absoluta entre todas las culturas, debido a que
pueden encarnar más o menos lo universalmente humano, o por el contrario
vivir y expresar elementos éticamente criticables que hay que sojuzgar.
El nuevo contenido del principio de igualdad es la búsqueda que cada uno tiene
que hacer “por ser diferente a todos los demás, por crearse una vida particular”. Se trata
de un contenido abstracto puesto que se trata de una igualdad no objetiva: “somos
iguales entre nosotros sólo porque somos diferentes los unos de los otros” (Touraine,
1998). Igualdad y diferencia se convierten en términos complementarios e inescindibles.
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La orientación educativa desde una perspectiva intercultural
En nuestra cultura se defiende que los rasgos culturales que promueven la salud,
la educación, el bienestar económico, la paz, la libertad personal, el conocimiento y la
conservación del medio ambiente son preferibles a sus contrarios, puesto que son los
que consideramos que conducen a nuestra felicidad. Allí donde los bienes básicos están
mejor repartidos es posible entender que la igualdad consiste en mejorar las condiciones
para que los individuos, todos, puedan usar mejor de las libertades que, por derecho,
tienen reconocidas. En cambio, allí donde los bienes básicos se acumulan en manos de
unos pocos, la justicia ha de ser más firme para conseguir que los recursos lleguen a los
que menos tienen (Camps, 1994: 19). Los problemas que se derivan de las
desigualdades y de la discriminación social no se remedian solos, ni se resuelven
garantizando únicamente las libertades políticas, es necesaria una voluntad política
capaz de defender las libertades si bajo ese concepto se entiende, al mismo tiempo,
corregir materialmente las desigualdades.
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