Chávez - El Silencio de Dickinson
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Chávez - El Silencio de Dickinson
EL SILENCIO DE DICKINSON
La tradicin romntica de la literatura nos ha legado testimonios apasionantes de vidas que fueron en un secretismo absoluto, como escondidas del devenir, afianzadas sobre las lecturas de sus propias confesiones. Vidas que, tras cerrarse, se convirtieron ellas mismas en objeto de estudio, y del mismo modo las motivaciones de sus silencios, de sus espacios en blanco, de las reticentes versiones de los que de un modo u otro las rodearon. Como en el simbolismo figurativo de Fernand Khnopff o en el surrealismo de Paul Delvaux, la repeticin de una misma imagen (sobre todo un mismo rostro) en diferentes situaciones provoca una multiplicidad de interpretaciones, y tambin de errores exquisitamente literarios. De todo esto se nutre la biografa, y se nutre tambin la potica. Detenerse a meditar el peso del silencio en la vida y obra de Emily Dickinson (que tienen puntos evidentes de contacto, sobre todo porque la primera ramifica sus significados y alcanza muchas veces su nica realizacin en la segunda), es algo que ha hecho la crtica, tentada por la
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Chvez, Flix Ernesto (2007), El silencio de Dickinson, Lectora, 13: 61-68. ISSN: 1136-5781 D.L. 395-1995.
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configuracin de un mito cuyo origen es una vida reconstruida cada da ms desde la imaginacin del lector. No es uno, sino varios los silencios que habra que encontrar en el caso de Dickinson: el silencio que cohabita en su reclusin; el silencio temtico de su poesa (tal vez el menos interesante, aunque quizs cobre otra dimensin en asociacin con el tema de la muerte y el tema del amor); el silencio hermanado con los lmites de su identidad literaria. El silencio cmplice de la naturaleza y transcendental. Todos estos silencios no son excluyentes; muchos se solapan, interactan. El primero y el ltimo tienen que ver con su eleccin. En carta a Thomas Wenworth Higginson, fechada en agosto de 1862, Dickinson confiesa: Of shunning Men and Women they talk of Hallowed things, aloud and embarrased my Dog He and I dont object to them, if theyll exist their side [] Then theres a noiseless noise in the Orchard that I let persons hear. La vergenza de su perro ella la siente como propia, pero prefiere el sonido insonoro de su huerta, que deja que los dems oigan, a conversar en alta voz de lo que llama las cosas sagradas. O sea, que prefiere que los otros descubran ese sonido insonoro, antes que explicarlo en un acto casi hertico. Qu es ese extrao poder? Whitman lo haba llamado, como recuerdan Paul S. Derrick y Cristina Blanco (1999: 23), the origin of all the 1 poems, en la seccin 2 de Song of Myself.
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Walt Whitman, Song of Myself, 2: Houses and rooms are full of perfumes, the shelves are crowded with perfumes, I breathe the fragrance myself and know it and like it, The distillation would intoxicate me also, but I shall not let it. The atmosphere is not a perfume, it has no taste of the distillation, it is odorless, It is for my mouth forever, I am in love with it, I will go to the bank by the wood and become undisguised and naked, I am mad for it to be in contact with me. The smoke of my own breath, Echoes, ripples, buzz'd whispers, love-root, silk-thread, crotch and vine, My respiration and inspiration, the beating of my heart, the passing of blood and air through my lungs, The sniff of green leaves and dry leaves, and of the shore and dark-color'd sea-rocks, and of hay in the barn, The sound of the belch'd words of my voice loos'd to the eddies of the wind, A few light kisses, a few embraces, a reaching around of arms, The play of shine and shade on the trees as the supple boughs wag, The delight alone or in the rush of the streets, or along the fields and hill-sides, The feeling of health, the full-noon trill, the song of me rising from bed and meeting the sun. Have you reckon'd a thousand acres much? have you reckon'd the earth much? Have you practis'd so long to learn to read? Have you felt so proud to get at the meaning of poems? Stop this day and night with me and you shall possess the origin of all poems, You shall possess the good of the earth and sun, (there are millions of suns left,)
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Entre todos los poetas cognitivos de la historia literaria, es probablemente Dickinson una de las que ha llevado su eleccin vital a lmites ms radicales, y por tanto, literariamente ms interesantes. Sospechamos de la existencia de una patologa y quizs no nos falte cierta razn, aunque no hay dato que la confirme al comprobar que su silencio social entindase su no presencia fsica, socialmente visible fue casi absoluto en los ltimos aos de su vida. Pero slo ese silencio elegido voluntariamente, y no producto de una agona como suponen los agoreros de la angustia potica romntica le permita el sonido que esperaba escuchar. Asumida desde su reclusin una pose literaria y vital de la que pudo ser testigo el propio Higginson, la de Amherst estaba preparada para ver y hablar con los ngeles, bien en los rboles como Blake, o en la experiencia diaria y la revelacin, como Swedenborg. Tambin para, desde 2 una visin romntica profunda, ir a la naturaleza. El ruiseor que cantaba en su ventana poda slo confirmarle la necesidad de integracin del poeta romntico y trascendentalista con el elemento natural. No era el ruiseor de Shakespeare, Keats, Coleridge y mucho menos el atormentado ruiseor de Wilde. En su particular microuniverso, repleto de elaboraciones mentales, Dickinson nombraba a las cosas y haca de ellas una (su) compaa. No inventaba, al decir de Bloom, epopeyas mitopoyticas, sino que desplazaba la mitopoytica al yo. De este modo, no sigui los pasos de otros poetas cognitivos, sino que, a partir de la materia que la rodeaba, rebautiz su mundo, lo dot de leyes propias, al punto de que podemos afirmar que los elementos de su potica tienen sentido nicamente en relacin consigo mismos. Es decir, que plantean una lgica interna a modo de constructo, un mundo microscpico. Las plantas, flores, pjaros, el viento, los animales en general, lo material de la poesa dickinsoniana existen slo desde su lgica discursiva, no son mero reflejo de la naturaleza circundante. Dickinson fue probablemente, con Whitman y Thoreau, la discpula ms emersoniana, aunque incluso rehus conocer al propio Emerson cuando ste visit la tertulia de su hermano Austin Dickinson y su cuada Susan en The Evergreens, contigua a su hogar, The Homestead. Tiene sentido volver una y otra vez a la justificacin biogrfica de su ausencia/confinamiento? Muchas de las teoras (sobre todo feministas) parten de la influencia de un padre autoritario; otras especulan sobre la posibilidad de una renuncia social por un amor imposible; otras aluden al seguimiento de cnones de comportamiento estrictamente puritanos. La
You shall no longer take things at second or third hand, nor look through the eyes of the dead, nor feed on the spectres in books, You shall not look through my eyes either, nor take things from me, You shall listen to all sides and filter them from your self.
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En su poema 1004 (ca. 1865) segn la enumeracin del editor Thomas H. Johnson, tradicionalmente seguida por los estudiosos de la poesa dickinsoniana escribira: There is no Silence in the Earth so silent As that endured Which uttered, would discourage Nature And haunt the World.
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nica verdad que tenemos hoy son sus textos. Cartas y poemas. O cartaspoemas. Y algunas de las evocaciones el recuerdo es elusivo de sus familiares y pocos amigos prximos. La otra verdad, la ms autntica, es su eleccin. Una eleccin, segn sus propios hermanos, completamente voluntaria y sin mediacin de traumas. Un retiro paulatino, eslabonado. De lo litrgico, de lo social, incluso de lo familiar hasta quedarse con lo ms ntimo. Propongo una sentencia, con perdn sobre todo de Richard B. Sewall: la biografa (objetiva) de Emily Dickinson no existe. Existe su historia personal ya slo como verdad literaria. Ella misma nos confiesa en su carta a Higginson en febrero de 1885: Biography first convences us of the fleeing of the Biographied. Quedmonos mejor con sus pasos borrados de los corredores de The Homestead. Reconozco en ellos la misma felicidad que en la poesa de Whitman, una especie de exultacin (pero contrada, no expansiva como la del poeta de Calamus) que tiene origen en su forma de aprehender el mundo, fsico y espiritual. Su silencio exterior, afn con su sentido de la renuncia, est acompaado por taidos de campanas de profundis. En 1873 confesaba en una de sus cartas-poemas a su cuada: Silence is all we dread. Theres a Ransom in a Voice But Silence is Infinity. Himself have not a face. Y es la misma Dickinson que antes haba afirmado en el ao de gracia de 1862: The Soul selects her own Society / Then shuts the Door. Un silencio sin rostro, temerario, que surge desde las entraas de la negacin. Cerrar la puerta. Fobia social? Agorafobia? Seguramente acto elegido, pues como nos sugiere en su poema 405, tambin de 1862: It might be lonelier Without the Loneliness Im so accostumed to my Fate Perhaps the Other Peace World interrupt the Dark And crowd the little Room Sin embargo, no es ese un destino azaroso. El silencio tambin est vinculado con ciertos conceptos devenidos temas dentro de la poesa dickinsoniana. El concepto de lo Oscuro, I fit for them / I seek the Dark / Till I am thorough fit (1109). Asociado tambin con
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el conocimiento (en los contrarios luz/oscuridad), lo Oscuro condiciona un estado de espera permanente donde cabe la muerte. Si partimos de su formacin protestante, no nos asombra encontrar la muerte como motivo literario en toda su obra. La muerte impide el sonido al muerto, pero no impide la comunin de los sentidos en el continuo bregar del mundo. As, en su poema 465 es capaz de decir: I heard a Fly buzz when I died The Stillness in the Room Was like the Stillness in the Air Between the Heaves of Storm The Eyes around had wrung them dry And Breaths were gathering firm For that last Onset when the King Be witnessed in the Room I willed my Kneepsakes- Signed away What portion of me be Assignable and then it was There interposed a Fly With Blue uncertain stumbling Buzz Between the light and me And then the Windows failed and then I could not see to see El zumbido de la mosca que le impide alcanzar el estado de plenitud en la muerte es ms poderoso que los estallidos de la tormenta. En la entrada a la muerte, ante todos los obstculos que se le presentan, es capaz de sentir, pero en silencio solemne. La muerte representa para ella ese silencio desde donde no puede siquiera agradecer aunque lo intente, como en 182: If I shouldnt be alive When the Robins come, Give the one in Red Cravat, A Memorial crumb. If I couldnt thank you, Being fast asleep, You will know Im trying With my Granite lip!
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El muerto entonces es ese polvo quieto que nos revela en sus poemas, en contraposicin con la idea whitmaniana de la perdurabilidad de 3 la voz, revelada en la parte 52 de Song of Myself. En esa frontera donde se mueven las definiciones de sujeto potico y sujeto epistolar, Dickinson nos regala algunos de sus silencios ms preciados. El secreto que en apariencia esconden sus ambigedades hace que muchas veces nos detengamos ms en las entrelneas que en la propia sintaxis. As ocurre no slo con sus Masters Letters, cartas de amor con destinatario (an) desconocido, donde la poeta despliega su discurso en cdigo cifrado, sino tambin con los opsculos que enva como correspondencia a parientes y amigos. Una de las mayores ganancias de su obra est en saber borrar la frontera genrica entre carta y poema, burlar el concepto de ficcin, en la medida en que ya ha creado su propia ficcin, la cual gira en torno de s misma y sus construcciones. Hay otro silencio, quizs ms potico, encerrado en su metfora del espacio en blanco, abordada por Harold Bloom (1995: 304-322). Y es que probablemente en la poesa de Dickinson gane ms terreno lo que no dice, lo inferido, que lo que dice. Cuando agrega: From Blank to Blank / A Threadless Way / I pushed Mechanic feet nos pone en el camino de sus omnipresentes elipsis, donde descansa la retrica de su poesa. Si ya nos cuesta deslindar el sujeto potico del epistolar, prcticamente se nos hace imposible descifrar lo que calla, y aqu aparece tambin lo ambiguo. John Shoptaw ha intentado estudiarlo a travs de su mtodo de lyric cryptography. Con l intenta llegar a desencriptar el poema a travs del sonido, asumiendo que muchas veces el autor reescribe sus textos a partir de esquemas preestablecidos por la tradicin, y nos ofrece pistas, deixis, sobre el significado que esconde su texto. Esta lectura criptogrfica es parte de lo que da en llamar la estrategia de productive reading (Shoptaw, 2000: 221-262). Pero en mi opinin lo encomiable radica precisamente en esa abundancia de palabras, en esa necesidad de no callar (hablo ya del volumen potico y epistolar). Su creciente silencio/retiro social encuentra paradoja con la profusin de escritura. A pesar de que consideraba, como una vez sentenci en su poema 709, que Publication is the Auction/ Of the Mind of Man, con lo cual reafirmaba su confinamiento y su aparentemente escasa idea de sacar a la luz su poesa (lo cual se
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Walt Whitman, Song of Myself, 52: I depart as air, I shake my white locks at the runaway sun, I effuse my flesh in eddies, and drift it in lacy jags. I bequeath myself to the dirt to grow from the grass I love, If you want me again look for me under your boot-soles. [] Mailing to fetch me at first keep encouraged, Missing me one place search another, I stop somewhere waiting for you.
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confirma con las negativas de publicacin y mecenazgo que una y otra vez infligi a Helen Hunt Jackson; aunque en cierto modo, pienso que Dickinson senta esa necesidad ntima de ser valorada poticamente, y fue esta la razn por la que confi sus textos al privilegiado coronel Higginson); a pesar de que progresivamente fue derivando en la loca del pueblo (mi levemente chiflada poetisa, la llamara alguna vez el propio Higginson), porque habitaba en su mansin desde donde contemplaba el mundo circundante y jams era vista, slo en ocasiones advertan su sombra deslizndose por los pasillos y ventanales y una sola vez en los ltimos aos de su vida atravesando el jardn rumbo a The Evergreens tras la prematura muerte de su sobrino Gilbert Dickinson; a pesar de su eleccin, aceptada sin mayores problemas por su entorno familiar, Dickinson no dej de escribir. Ni aun en los peores momentos de su delicado estado de salud. Escriba cartas, mensajes cifrados, utilizaba cuanto material pudiera ser 4 aprovechado, su estilo se fue haciendo ms implosivo, pero no call. En otra carta a Higginson, de finales de mayo de 1874, comenzaba: I thought that being a Poem ones self precluded the writing Poems, but perceive the Mistake, para seguir diciendo luego: The broadest words are so narrow we can easily cross them but there is water deeper than those which has no Bridge. Ser ella misma un poema: ser el personaje que escogi. Pose, histrionismo acaso conciencia de fracaso? Dickinson, no es nuevo en todo gran escritor, menta. Y ms con Higginson, a quien trataba muchas veces con gran sentido ldico, utilizando una irona llena de matices. Su propia complejidad la delata. Sus paradigmas biogrficos, como ha estudiado Margaret Homans (1985), son grandes autoras precedentes, a quienes sigue la pista y lee sobre sus vidas: Elizabeth Barret-Browning, Emily Bront, George Eliot. Pero se reconoce como rival a su altura. Encuentra un parentesco de sensibilidad con Bront, pero no la imita. Sus modelos son masculinos: Shakespeare, una excelente lectura crtica de Emerson, probablemente Blake y sus imgenes visionarias, y hasta John Donne en el uso del riddle. Incluso, como Whitman, la Biblia, a pesar de su aparente irreverencia religiosa. Encerrada en su casa, con la nica compaa de su hermana Lavinia (Vinnie) hacia el final de sus das, y de su sirvienta Maggie, puso 5 su mayor nfasis en no ser vista. Incluso para su funeral prohibi que su
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Tal vez tena muy presente esa necesidad de trascendencia de la palabra, que ya haba enunciado en 1862, en su poema 544: The Martyr Poets did not tell But wrought their Pang in syllable Than when their mortal name de numb Their mortal fate encourage Some
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Ese afn de ocultamiento que revelaba la supuesta nulidad del ser, como en su poema 288 de 1861: Im Nobody! Who are you? Are you Nobody Too? Then theres a pair of us?
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cadver fuera asistido por aquellos que en vida no la conocieron. Planific el recorrido del cortejo fnebre; seal quines deba transportar el fretro. Fue el fin de la funcin perfectamente dibujado por alguien que movi de manera exacta los hilos de su propia existencia, sabedora del aroma de las flores futuras. Vuelvo ahora la vista a The Homestead para asegurarme de la hermosa levedad de una casa, atada ms a sus propios recuerdos que al paisaje circundante. La primera casa de ladrillos rojos de Amherst, que oculta secretos que jams sern revelados. El hogar de Dios, como escribiese en 1858 Emily, en la primera de las Master Letters, bajo el amparo de los lirios y madreselvas, las lilas y camelias, los pinos y rododendros, los pjaros y los nios y viajeros curiosos: all estoy como una simple presencia ms bajo la sombra de cualquier rododendro, pequeo, inadvertido y casi espectral. Sigo indagando en el silencio del entorno, un silencio que me es ajeno, y al mismo tiempo familiar. Un silencio con el cual seguramente las almas que rondan The West Street Cemetery quedaran complacidas. Mas no agoto la bsqueda. Y luego el templo sagrado, desde donde an pueden verse The First Church salida del granito de Pelham y del bolsillo del contratista C. W. Lessey en 1867, o los inquietos arbustos de The Evergreens o el jardn permanente de los Dickinson, o el sutilsimo trazado de la calle principal del pueblo. The Homestead, donde el tiempo se ha detenido, y hay dos hermanas que, con postura de hieratismo segn las imagino, siguen hablando en voz baja, casi imperceptiblemente, sobre la soledad y la fatiga, sobre el silencio y la muerte, sobre la verdad y el amor en un lenguaje que, por fortuna, nunca acabaremos de entender.
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS Bloom, Harold (1995), Emily Dickinson: espacios en blanco, transportes, lo oscuro, El canon occidental, Barcelona, Anagrama. Derrick, Paul S. y Cristina Blanco Outn (1999), Introduccin, Cartas a T. W. Higginson, Emily Dickinson, Len, Universidad de Len. Homans, Margaret (1985), Emily Dickinson and the Poetic Identity, Emily Dickinson, Harold Bloom (ed.), Nueva York, Chelsea House: 129-144. Shoptaw, John (2000), Lyric Cryptography, Poetics Today, Duke University Press, 21 (1): 221-262.
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