Rousseau, Jean Jacques - Discurso Sobre Origen de La Desigualdad Entre Los Hombres (1820)
Rousseau, Jean Jacques - Discurso Sobre Origen de La Desigualdad Entre Los Hombres (1820)
Rousseau, Jean Jacques - Discurso Sobre Origen de La Desigualdad Entre Los Hombres (1820)
EL 0 ~ f ~ F . LOS FNDAMENTOS DE LA Y
DESIGUALDAD DE CONDICIONES ENTBJI
M*"".
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MADRID :
X N L A X m B B i r r A DE JOS UBL COLLADO.
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CUESTION
Propuesta por la Rcadcneicr a D9'04 % Cnal es el orgende la desigualdad enite losbombres,.y si esta desigiialdad se halla autorisada por la ley naturai ?
PREFA&O.
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etc.
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PREFACIO,
mientos humanos, y en el que menos progresos se han hecho, me parece ser e del hombre (a) ,y me atrevo decir l ue la sola insctipcion del templo de &&M contenia un precepte mas importabte y mas difcil que todos cuantos se hallan 6n los gruesos volmenes de los moralistas. % or esta razon por la cual yo miro e asunto & este Discurso como una delas cuestiones mas interesantes que la filosofa puede propon&,, y degradadamen te para nosotros, como npa de la9 mas escabrosas de cuantas los filsofos puedan resolver. Porque, cmo es posible conocer el orgen d e la desigualdad entre los hombres, sino se principia por conocerlos i ellos? ;Y de que modo el hombre consegair el verse tal como la naturaleza ' le ha formado, en medio de todas las mutaciones que Ir sucesion de los tiempos y do las cosas han debido produciq
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en su constitucion original, 7 di* tinguir lo que tiene de si propio, de aquello que las circiinstaticias y sus progresos han aadido cambiado BU estado primitivo? ual la estatua d e Glaucus, A la que e tiempo, el mar y las borrascas habian de tal modo desfigurado, que parecia mas bien una fiera , que un Dios, el alma humana alterada en el seno de la sociedad por mil causas sin intermision renacientes , or la adquisicion de una multitud e! conocimie~tosy de errores, p o r las variaciones adaecidas la constitucion de los cue~pos y por el choque continuo de las pasiones ha, or decirlo as, cambiado de aspecto Rasta ei grado de ser casi desconocida; y no se halla en ella otra cosa, en Iugar de un ser obrando siempre por principios ciertos B iavariables, y en lugar de aquella celeste y magestuosa sim hcidad de la que su autor la halia dota o , +no l disforme contraste de la pasion que cree razonar, y del entendimiento en delirio. . Lo @e +y de mas cruel aun, es que
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( iij ) todos los progresos d e la especie humana alejiindole sin cesar de su estado rimitivo propcwtion que se acumiiPan nuevos conocimientos, mas nos disminuirnos y quitamos los medios de aclquirir el mas importante de todos, y que, bajo un sentido, ea fuerza de estudiar el hombre, por lo que nos hlllamos en una situacion tan dimnte de poder conocerle. Es facihimo el ver que es en estas variaciones mutaciones sucesivas de la constitucion humana, en donde debe buscarse el orgen primitivo de las diferencias que distinguen a los hombres, los cuales, de un comun consentirnien to, son naturalmente tan iguales entre ello* como lo eran los animales de cada especie, ntes que diversas causas fsicas hubiesen introducido en algunos de ellos las variaciones que observamos. En efecto , no puede concebirse que estas primeras mutaciones, sea cual fuese el mvil que las haya producido, puedan haber alterado, un mismo tiempo y del mismo mo*, todos los individuos de la especie : pero los unos
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habindose perfeccionado deteriorado , y habiendo adquirido diversas cualidades buenas malas, que no eran inherentes a su naturaleza; los otros permanecieron por maslargo tiempo en su estado original ; y tal fue entre los hombres el orgen de la desigualdad el que es mucho mas fcil de demostrar en general que el desiparle con yrecision y exactitud las verdaderas causas. Que mis lectores no se imaginen por esto, de ningun modo , que yo oso jactarme de haber llegado distin uir lo que me parece y creo tan dileif Be principiado algunos raciocinios ; he atrevido presentar algunas conjecru~ ras, no tanta con el objeto y esperanza : de resolver la cussti~n,como con la intencion y deseo de aclarada y reducirla su verdadero estado. Otros pat mas .. '. drhn fcilmente ir m u c h ~ all ,sir& que sea dado a nadie el Ilegal al trmino; pues na es, de forma alguna, una pequea empresa el distinguir la que hay de originario y de artificial en la naturaleza actual del hombre ;al COnocer foido un estedo que ya no
existe, que no ha tal vez existidox que probablemente no existir jamas , y del cual es no obstante necesario el tener nociones exactas para poder juagar con fundamento de nsestro estado presente. Ser necesario que tenga mucha mas filosofa que ia que se imagina, aquel que trpte de emprender el determ h a r Gxactmente las-precaucionesque Jeben tomarse, para poder hacer sobre este asunto observaciones indagaciones slidas :y una buena solucion del problema siguiente, no me pareceria indigna de los Aristteles! y de 1osPlinios de nuestro siglo. d Que espriencias serian necesarias para llegar conocer a t hom h e natu~nd; cwles son 20s medios y para poder hcerlos en el seno a kz % sociedad? Lejos de tratar el resolvei. 'este problema, creo haber meditado bastante la importancia del asunto para atreverme decir, con anticipacion, que Ios mayores filsofos aun no sern suficientemente aptos para dirigir estas esperiencias, ni los soberanos mas poderosos para hacerlas : conciirso que na es casi posible tenga lugar, sobre toda
( vi 1 con la perseverancia mas bien la sucesion de liices de buena voluntad que se requieren e una y otra parte, para conseguir el Bxito. ES& investigaciones tan imposibles de hacerse ,y las cuales han pensado tan poco hasta aqu, son sin embargo los inicos medios que nos quedan para ~oder estinmir una multitud d e difih a d e s qug nos ocultan y sustraen el conocimiento de las reales y verdaderas bases de la sociedad humana. Es esta ignorancia de la naturaleza dtl hombre 1; que arroja tanta incertidumbre y, oscuridad sobre la verdadera definicion del derecho natural : porque la idea del derecho, dice el seor Burlamaqui , y mucho mas la del derecho natural, son sin contradiccion ideas relativas la naturaleza del hombre. Fs pues de la naturaleza misma del hombre continua dicho seor, de su constitucion y de su estado.' aue es necesario deducir los principios de esta ciencia. No puede verse sin sorpresa 7 sin escndalo la divergencia que reina sobre tan importante materia entre los diver-
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sos Autores que han tratado de ella. Entre los mas graves escritores, apenas ~odrn hallarse dos que sean del niigmo arecer sobre este punto. Sin hablar d e a n w o s fi16wfos, que parehn haber tenido por inico objeto el contradecirse sobre los principios mas fundamentales, los jurisconsultos 'mmanos someten indiferentemente al hombre y los demas animales a la misma ley natural, en virtiid que consideran mas bien bajo este nombre la ley que la naturaleza se impone s misma, que aquella que ,prescribe, 6 puede ser causa de la acepcion particular segun la cual estos jurisconsultos entienden la voz ley que parecen no haber tomado en esta circuns. uncir, sino por la espresion de las relaciones generales establecidas por la naturaleza, entre todos los seres animados, para la comun conservacion. Los niodemos no reconociendo bajo el nombre de ley, sino una regla prescrita d u ser moral, es decir inteligente n libre y considerado en sus relaciones , con otros seres, imitan por consecuencia al solo animal dotado de mzoo ,es
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( viij ) 'decir al hombre la competencia de Ja ley natural : pero definiendo esta ley, cada uuo su modo, la establecen todos sobre principios tan metafsicos , que se hallan, aun entre nosotros, muy pocas personas en estado de conocer estos rincipios , y muy distantes de poder lallarlos de s mismos. De suerte quq tc~3wb s definiciones de esos sabios, casi en perpetua contradiccion sobre ellas, se haiian de acuerdo solam-ente en esto :que es impasible enteader 4 ley de la naturaleza, y por consecuen-. d a el obedecerla, sin ser dn gran inrestipdor y un profundo metafsico : lo, cual significa jwtamente, que los hombres han empleado, para el estableci-. i n i e ~ t ode la sociedad, luces que no, se descubren, ni se manifiestan sino. a f u e w de un inmenso trabajo, y muy pocas personas, aun en el s mismo . de la sociedad, Co.nwiBo&e tan poco la naturaleza, y acordndose tan mal sobre el verda-. dero sentido de la voz ley, ser casi imposible el convenir de una definkio~ eqcta de la ley natural. De forma#
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de esta ley, es q l no solamente es necesario para que sea ley, que la voluntad de aquel que obliga pueda someterse d ella con conocimiento, si n o que es forzoso aun, para que sea natural, ue hable inmediatamente por la voz y Irgano de la naturaleza. Dejando aparte, pues ,todos los libros cientficos , los que n o nos ensean otra cosa mas que ver los hombres tales como ellos se han formado g. nieditando sobre las primeras y las mas simples dperaciones del alma humana ,.yo creo descubrir en ella dos principios anteriores la razon ; el, uno es aquel que nos estimula interesa poderosa y ardientemente nuestro bien estar y nuestra propia conservacion; y el otro aquel que nos inspira una repugnancia natural de ver perecer 6 sufrir todo ser sensible, y princi palme~te nuestros semejantes. Es del concurso y de la combinaciop que nuestro entendimiento se halla en estado de hacer de estos dos principios, sin que sea necesario recrtrrir al d e la sociabilidad, que me parece ema-
( xi ) rian 6- provienen las reglas del derecho natural, reglas la m o n se encuentra en s e p a obligada .8 restablecer sobre otras bases, luego que por sus descubrimientos sucesiGs ha llegado al punto de sufocar 6 de estinguir la naturaleza. Por esta causa no se esd obligado, de ninguna manera, hacer del hombre un filbsofo antes de hacerle hombre :sus deberes para con sus semejantes n o le han sido dictados inicamente por las lecciones tardas de la sabidura; y en tanto que no resista la impulsion interior de la conmiseracion ,no har jamas mal otro hombre ni aun ningun ser sensible, escepto en los casos legtimos en los que SU consemacion se encuentre comprometida interesada; pues en esta posicim est obligado darse la preferencia s mismo. Por este medio se terminan igualmente las antiguas disputas sobre la participacion de los animales la ley natural; pues es evidente que privados de luces y de libertad, no pueden reconocer esta ley; mas teniendo de al:
( iij j gun modo cierta conexion con nuestfii ihatuisleza, por la parte sensible dd q11e se hallan dotados, se deducir, iie deben participar tambien del a s f c h o natural, J que el hombre -ti obligado para con ellos a cumplir cierta especie de deberes. Parece en efecto, que si estoy obligado no hacerningun mal mi semejadte, es mucho menos que porque es ud ser razonable con motivo que es un ser senas ble : cualidad que siehdo comun al hombre y la bestia, debe lo meno9 dar i esta el derecho de no ser maltratada inutilmente poii l, Este mismo estudio del hombre ori; ginal, de sas verdaderas necesidades, g de los principios fundamentales de sus deberes, es el solo medio qiie p u d e emplearse para aclarar las itifinitas dia ficultades ue se presehtati sobre el origen de la esigualdad moral; sobre los verdaderosfundamentosdel cuerpo polr tic0 ;sobre los derechos recprocos de sus miembros; y sobre otras mil cuestione$semejantes, tan importantes conio lhai aclaradas., Observando
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Observando la sociedad humana de un modo tranquilo y desinteresado parece no presenta otro aspecto sino el de la violencia de los hombres poderosos , y la opmsion de l a dbiles : , ' l espiritu se irrita indigna contra la tirana de los unos, se ve insensiblemente forzado dep orar la ceguedad ! i de los otros, em como nada es nien08 1 estable entre os hombres que estas r e laciones esteriores, que la casualidad produce con mas frecuencia que la rectitud y la sabidura, y las que llaman debilidad 6 potencia, riqueza 6 pobreza, es la razon por la cual los establecimientos humanos parecen pri- . mera vista fundados sobre montones de Arena movibles : no es sino examiondolos de cerca, y despues de haber separado el polvo y la arena que circuns a h el edificio puede apercibirse b base inmob e sobre la cual se halla es tablecido, y ue se aprende respetar los iimientos.%e aqu se si ue sin el esiuilio serio del h o m g t 3s sus fsciiitides naturales, y de sus progresos sucesivos no se podri
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$mas conseguir el hacer estas disdn-' ciones, y separar en la actual constitucion de las cosas, lo que ha hecho la voluntad divina, de a uello que el arte humano ha pretendi o hacer. Las ina vestigacioaes polticas y morales, las cuales da lugar la importante cuestion yue examino, son por consecuencia tiles de todas maneras, y la historia hipottica de los gobiernos es para. el hombre una leccion instructiva todas luces. En examinando y considerando lo que hubieramos sido, abandonados 4 nosotros mismos, debemos aprender bendecir t aquel cuya mano bienhechora, corrigiendo nuestras instituciones y dandtes un asiento firme slido inmoble, ha prevenido los desrdenes que debiiin resultar, y p ~ d u cido nuestro felicidad, de los mismos medios que parecian -deber oponerse ello y colmar nuestra miseria.
Jusrit Disce.
Q u e m te b u s esse
r! e,
ADVERTENCIA
SOBRE LAS NOTAS
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recorrer las notas; y no ser de modo alguno un gran mal el que los otras no las lean.
DISCURSO
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EL
ORIGEN Y LOS
LOS HOMBRES.
FUNDAMENTOS DE LA
l.
pues del hombre de quien tengo que hablar, y la cuestion que examino me manifiesta almariamente que voy d bablar hom res : porque semejantes discusiones no deben'proponerse quando se . teme honrar 6 la verdad. Yo defender6 enfin , con energa y confianza, la causa de la humanidad delante de los sabios que me estimulen ello , y me creer feliz y estar contento de mi mismo, si me hago d i g o ,,por mi relo,, de mi asunta y de mis jueces. P o concibo en la eqpecie humana 130s &ses de desigualdades, la una que llama natural 6 flsica ,en virtud de que se halla establecida or la naturaleza que cmi5e en a diicreocia de las 'e&eq a 'B 3
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de la salud. dc las fuerzas ael cuerpai , de las cualidades de1 espiritu 6 del alma: Ia otra. que puede llamarse P s g d d a & moral 6 poliica ,porque depende de nn gnero de convencion, y que se encuentra establccida, 6 cuando no autorizada por et eonsentimieoto de 10s hombres. Esta consiste en los diferentes privilegios de que gozan algunos con perjuicio de los denias, como son, el ser mas ricas, mas- ennoblecidos, mas poderosos , que ellos, y tambien el dR hacerse obedecer. No re y d e de forma a l p n a pwguntar cua es el origen de la desigualdad: natural, porque la respuesta se hallaria enunciada en la simpre definicion de la voz. Menos aun podna buscarse y analisarse si no hay 6 pudo haber alguna ligazctn 6 analogia esencial entre las dos. desigualdades; porque esto seria preguntar, en otros trminos, si los que mandan valen esencialmente mas q u e los que obedecen, y si la fuerza de& cuerpo 6 del espiritu , la sabidura 6 la virtud, se hallan siempre en los mismos. individuos en proporcion del poder 6 d e la riqueza : cuestian excelente, ser, para que la agitasen y d i s c u t ~ e ~ e m
- . esclavos $e conociesen 4 fondo 4 sus amos, pero que n o conviene I hombres razonables y libres, que buscan la verdad. D e i p e se trata, pyes, esencial y principalmente en este discurso? de senalar y dar A conocer en el progreso de las cosas el momento en el cual, el derecho .sucediendo d la violencia, la naturaleza fue sometida la ley : esplicar or que encadenamiento de prodigios e i k e r t e pudo resolverse 6 servir al dkbil , y el ueblo 6 comprar iin reposo ideal p o r e precio de una felicidad efectiva. Los filsofos que han examinado los funkamentos de la sociedad han conocido todos la necesidad de remontar hasta el estado natural, pero ninguno de ellos h a podido llegar 6 l. Los unos no han ffuctaado en suponer al hombre en este estado la nocion de l o justo y de lo injusto, sin curarse de manifestar y probar que debi tener esta nocion, ni menos que l e fue &til. Los 6trOS han hablado del derecho natural que cada uno tiene & lo que le pertenece, sin 10 que ellos entendian por peizenencia. Y algunos otros, dando sin &ficultad al ma9fuerk la autoridad sobre mas d-bii., han al momento hecho
conservar
pacer el gobierno, sin hacer cae0 de1 tiempo que debi transcurrir antes que el signiicado de las voces autoridad y gobierno pudiese existir entre los hombres. Enfin hablando todos sin cesar, de necesidad, de codicia, de opresion , de deseos y de o u110 , han transmitido ai estado natural as ideas que eiios habian adquirido en la sociedad : trataban del hombre salvage , y pintaban al hombre civil. No ha siquiera pasado por la idea B la mayor arte de los nuestros el dadar que el esta o natural hubiese existido no obstante que es evidente, segun Ir, manifiestan los libros sagrados, que e l primer hombre, habiendo recibido inmediatamente de Dios luces y preceptos, no podia hallarse por ningun ttulo e n tal estado y que aadiendo ilos escritos de Moises la fe que les debe todo filsofo cristiano es forzoso negar qne a u n antes del diluvio, los hombres se hubiesen jamas encontrado en el estado uro de la naturaleza 8 menos m e ?a Eubiesen vuelto 6 61 por a l p acaece miento estraordinario :paradoja bastante difcil de defender, y del todo imposible de probar,
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P&cipiemos pues por separar todos los hechos , respecto i que no tocan, ni tienen re1 cion con la coestion. No es necesario bacer caso de las investigaciones con las cuales se puede entrar en materia sobre este asunto, por medio de las verdades histricas : vaigmonos solamente de razonamientos hipotticos y condicionales, mocho mas propsito para aclarar la naturaleza de las cosas, que para manifestar el verdadero origen, y muy parecidos aquellos p e hacen diariamente nuestros fsicos acerca de la formacion del mundo. La religion nos obiiga L creer que Dios habiendo sacada 6 Los hombres del estado natural, inmediatamente despues de la creacion, no son iguales porque no tuvo bien que 10 , fuesen :mas la reiigion no nos e formar conjeturas sacadas de a natul raleza sola del hombre, y de los seres ue le rodean, y sobre lo que hubiera k g a d o L ser el enero humano si hubiese ermanecido a%anhnado < si mismo* apol lo que se me $e, y ?O que me propongo examinar en este dmurso. Mi asunto interesando a1 hombre en general , tratar6 de adoptar un lenguage gae convenga todas las naciones , 6 mas .
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prohibe
L6e'ea
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m n e s que amincian 6 tu posteridad desgraciada mayores disgustos aun, puede ser que quisieras poder retrogradar 6 y ese sentimiento 6 .deseo hace el elogio de tus primeros abuelos, la crtica de tus contemporaneos el horror de aquellos que t e n d r h la ata1 desgracia de +ir despnes que th.
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PRIMERA PARTE.
POR del estado naturalsea, hommar importante que pard 'ozgar bien del
bre, el considerarlo desde su origen, y el examinarlo , por decirlo asi , en el primer embrion de la especie, y? no seguir4 su organizacion por en meho de sus progresos sucesivos : no me deiendrd in uirir y buscar en el sistema animal aque lo que pudo ser al nncipio, para llegar 5 ser lo que e a o examinarC si, como lo piensa Aristteles , sua, uas alargadas no fueron pues garraj corvas; si no era velludo como un oso, y. si, marchando en cuatro pies ( b ) dirigiendo sus miradas hcia la tierra, y circunscrito un horizonte de algunos p o s , no manifcstaba i un misma tiempo el carhctpr y los limites de sus ideas. Yo no pbdr.6 formar sobre esta materia , sino conjeturas vagas, y casi imaginarias. La anatoma comparada ha hecho aun mu pocos progresas, y las pbsenacione8 i e los n;uuralistL son todava
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dada muy inciertas, para que se pueda establecer sobre semejantes fundamentos la base de un razonamiento slido : as, sin recurrir los conocimientos sobrenaturales que tenemos respecto este objeto, y sin tener en consideracion las mutaciones que han debido sobrevenir en la confarmacion ,tanto interior como esteror del hombre, medida que aplicaba sus miembros nuevos usos, y que se nutria de nuevos alimentos, le suondr conformado de todo tiempo como reo hoy, muchando en dos pies sirvindose de sus manos del mismo modo que nosotros ,.dirigiendo sus miradas sobre toda la naturaleza., y midiendo con sus ojos la vasta esteusion del cielo. En despojando este ser, asi constituido, de todos los dones sobrenaturales que ha podido recibir, y de todas las facultades artificiales que no ha podido adquirir sino por largos progresos ; y consider8ndole, en una palabra, tal cual ha debido salir de las manos de la na. turaleza no veo sino on animal mas dbil que los unos ; y menoshgil que los otras : pero 4 todo respecto organizado superiores todos: se debajo de, una e*.
( 10 1 &a, desalterhlose en ek p r h e r a m p , y hallando su cama al pie del mismo rbol que le ha suministrado su comida, Y ved aqui sus necesidades satisfechas. La tierra abhdonada 5 su fertilidad natural ( c ) y cubierta de bosques inmensos que la hacha no mutil jamas ofrece 4 cada paso a1macenes.y acogidas los animales de roda especie. Los hombres dispersados entre ellos, observan, imitan su industria, y qe elevan de este modo hasta el instinto de las bestias, con esta ventaja, que cada especie no tiene sino el suyo propio, y qye el hombre, no teniendo puede ser ninguno qti le pertenezca , se los apropia todos, se nutre igualmente de la mayor arte de los alimentos diversos' ( d ) ,que os otros animales se dividen ,.y hall'a por consecuencia su susistencia con mucha maJ faciiidad que puede hacerlo cualquiera de ellos. Acostumbrados desde la infancia A la8 mtemperies del aire, 1 al rigor de las estaciones, ejercitados a la fatigo, y obligados d dekndkr, desriudos y sin armas, eus vidas y sus presas contra las otras bestias feroces, 6 bien 4 escaparles por h curera, 1 9 hombrer se forman-uq
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temperamento robusto y casi ioalierable: los hijos trayendo al mundo la escelente constitucion de sus padres ,Y. fortificindola por los mismos ejercicios que la ban producido, adquieren de este modo todo el vigor d e que la especie humana es capaz. La naturaleza en esta parte abra con ellos de la misma manera que \a ley de Es ta con los hijos da los Ciudadanos : e la vuelve fuertes y.robustos 6 los que estn bien constituidos, y hace perecer A todos los demas : diferente en este punto de nuestras sociedades, en las cuales el estado, haeiendo 5 los hijos onerosos A los padres, lea mata indistidtmnente aates de nacer. El cuer o del hombre salvage siendo el nico nstrumeoto que conoce , le emplea diversos usos de los euales por .la falta de ejercicio , los nuestros son locapaces 4 y es precisamente nyestra industria fa que nos quita la fuerza y la agsidad que la necesidad le obliga A adquirir. 1si bubiera tenido una hacha, so puo mm eria tan fuertes y gruesas ramas ? hubiera tenido una honda , tirariq una piedra con ,tanta impetuosidad ? , Si hubiera tenido una escala, j rubiria con tanta ligereza sobre un rbol? C a
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tenido un caballo, seria tan veloz en la carrera ? Dejad al hombre civilizado el iiempo de reunir todas esas mdquinas al rededor de si, no se uede dudar que no sobrepuje con faciEdad y triunfe del hombre salvage : pero si quereis ver un combate mas desigual aun, ponedlos dcsnudos y desarmados enfrente el uno del otro y recoqoceris muy pronto cual es la ventaja de tener sin cesar todas sus fuerzas su disposicion ; de estar siempre pronto y preparado todo acontecimiento y de transportarse , por decirlo as, siempre todo entero consigo (e). Hobbes pretende que el hombre es naturalmente intr6pid0, Y que no busca sino atacar combatir. Un filsofo : ilustre piensa o contrario, y Cumberlan y Puffendorf aseguran tambien , que nada hay mas tmido que el hombre en el estado natural, y que est siempre temblando y preparado huir al menoa mida que le hace impresion, 6 al menor movimiento que apercibe. Eso podr ser asi acerca de los objetos que no COno dudo ,que no se espante de IIoce ; os nuevos espectcuios que se. todos ofrezcaii sus sentidos, todas las vecesl
;Y si hubiera
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(13; T e no pueda distinguir el bicn y el mal fsico que debe resultarle de ellos, ni comparar sos fuenas con los peligros que tiene que correr : circunstancia muy rara en el estado de la naturaleza, en donde todas las cosas marchan de un modo tan uniforme, y en e1 que la faz de la tierra no est espuesta 6 esas mutaciones bruscas y continuas que causan en ella las pasiones y la inconstancia d e 10s pueblos reunidos. Pero el hombre sahage ,viviendo disperso entre los animales, y hallndose desde su infancia e n el caso de medir sus fuenas con ellos , hace muy pronto sobre esta su comparacion ,y conociendo que les sobrepuja en destreza mucho mas que ellos en fuena, aprende as 4 no temerles mas. Echad nn oso 6 un lobo ipelear con un salvage robusto, gil y vaiiente coma son todos, armada de piedras y de nn buen palo, y ver& que el p e h p ser6 por b menos reciproco , y que despues d e muchas esperiencias semejantes, las Bestias feroces, que no les agrada el atacarse entre d , atacarn de muy mala ana al hombre, que liabrdn hallado t a r feroz cono elfas. Con respeto A toa animales que tienen realmente mas fuerza- ' . t C3 -*
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que dl tiene destreza, se halla can relacion d elles en el mismo caso que !as otras especies menos fuertes, y que por eso no dejan de subsistir, pero con esta ventaja, para el hombre, que n a qenoa sgil que ellos e s la earrera, y haUanda sobre lo8 4fbbdes un refugie casi seguro, tiene por radirs partes la libertad de to., mar 6 deja^ en los encuentras la deccion de k huida 6 del combate. Xidase 5 esto que parece qqe ningun animal hace naturalmente la guerra aC hombre, fuera de los casos de sn pmph aefensa, t de una hambre estrema , ni manitiesa contra 61 esas viojedu aqtipalias que parecen anuncier que uaa especie est4 destinaila por la ioaturalesr para servir de pasto A la otra. Ve aqu 42n duda las rawees Borrjae 4 los negros y d los saloages se les da r a s poco cuidado & las besiias forecea que pueden cnccmtrar en los boquea. Loa caribes de Veneoueb uivn entre otros, con respecto Q esto , e s la mas proEapdq segui.idad, y sin el manar hconveoieate. Aunque esin -si deseudas ,dice Fran-cisco Correal , no &ajan de espmerse audazmente en Cas hosqucs , a r m d d rnlaniente de la flecha y del arw ; S I
( 1s ) nonea se ha oido decir que ningaoo de ellos baya sido devo~ado por las fieras. Otros enemigos mas formidables, y de los cuales el hombre no tiene los mismos medios de defensa, ron las eofemedades naturales la infancia la vejez, y los males y ddeocias de toda es ecie : tristes seakr de nueaira debi!i ad ; l e las coales las dos nmeras MM Y eornanes f todos los anima& y i tila tima pertenece prindpal y csclasivamente al h o d r e viviendo en sociedad. Yo observo ademas , acerca d ia infamia que la madre llevando por todas partes d $ hijo con e-4Ia ,iiene mocha mas faciu lidad de criarle p astentarle que la que . tienen las hembras de muchos animales, que esdn obligadas de ir y veair sin ioiermisioo ,oen bastante fatiga y trabajo, de un lado / bosur SP pasto , y del otro dar de mamar 6 de comer rus hijuelos. Es verdad qoe ri la muger perece, el bija est m y eapngsto 1perecer tambien ;pero este pel' ea coma* i otras cien especies, & as cliales los pequehelas no se b H r n en mucho tiempo es estado 4e ir 4 buscar ellos mismos su dimeato, y si la ieancia es mas larga e 4 l v nwtras, la rida siendo m.* larga
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atrevo casi 4 asegurar qw el estado de reflexion es un estada antinatural que el hombre que medita es un anima depravado. Cuanda se considera la b c n a constitucion de los sabagcs , abmenos de aquellos que no hemos earriimpih n i perdido con ouestros hc81'es fuertes ; y cuando se sabe que no coaocen casr otras enfermedades que las heridas y la vejez, re estd muy pr6ximo anD decidido creer, qae se haria faci mente la @toria de las enfermedades humawa, siguienda la de 14s sociedades civiles. Esta es domenos la opioion de Phton, que juzga sobre ciertos remedios ern leaavs b aprod y ~ ~ por a ~ o s a y o $cam , en el sitio de Tmga , q ~ diversa eahrmea dades que aquellos pniedios ajebiao escitar wa o r a aun cckJl~cidas entre los hombres, y Cebo refiere que la dieta hoy dia tan necesaria, no fue inventada sino por Hipcrates Con tan poco gtkrioeo de males, el hombre en el estado de 1 aaturaleza n o tiene casi necesidad de remedios, y menos aun de mhdicos. La especie humana no es por niogun tiuio de peor candician que todas las otras, y es muy f4cil el poder saber de los cazadores, si
tn sus correras hallan muchos animales enfermos. Infinitos suelen encontrar algunos que han recibido heridas censiderables, muy bien cicatrizadas : otros qne han tenido huesos y miembros rotos, reparados y colocados en so lugar, sin otro cimjano que el tie.mpo, sin otro rgimen sino el de su vida ordinaria, y que no dejan de estar perfectamente ciivados, A pesar de no haber sido ator' mentados de incisiones, emponzoados de drogas, ni.estenuados por los ayunos. Enfin por mas itil que sea entre nosotros la medicina bien administrada, es siempre cierfo qae d d sdvage enfermo, abandonado 6 s mismo, no tiene nada i que esperar sino de la naturaleza en recompewa nb tiene otra cosa mas que temer sino es su mal : 10 que hace infinitas veced su situacion preferible 6 la nuestra. Guard.Cmonos bien de coilfundir al hombre salvage con los hombres que tenemos 6 la vista. La naturaleza trata & todos los animales abandonados a sus cuidados con una predileccion que parece demostrar hasta que grado ama, es zelosa y se enor llece de este derecho 4 p r f l ~ f t i n ~ (hallo ; e gato, 4 !
toro, y a'un el asno mismo, tienen h ma or parte una estatura mas considerab e , todos una constitucion mas robusta, y mas vigor y fuerza en los bosques que en nuestras casas : ellos pierden la mitad de estas ventajas cuando se hacen domsticos, y se diria que todos nuestros cuidados en tratar, y en alimentar bien . d estos animales, no conduce sino 6 degenerados. Del mismo modo sucede con el Bombre : hacindose sociable y esclavo , y hace dbil , timido y bajo ; . y su rgimeh de vida Iiolgazan y afeminado , acaba de enervar un mismo tiempo sus fue,nas y sn esplritu. Aadamos A esto, que entre las condiciones salvages y domsticas, la diferencia de hombre hombre dcbe ser mayor aun . que la de bestia d bestia ; en virtud que el animal y el hombre habiendo sido tratados del mismo modo por la naturaleza , todas las comodidades que el hombre se proporciona de mas de Las que da los animales que domestica, son otras tantas causas articulares que le hacen degenerar palp&emente y con mas rapidez. No es de ninguna manera un mal tan grande como se imagina 6 supone para
los
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10s hombres qae viren en d estade n& twal, ni M ost6culo tan poderoso para SU conremacion, la desnuden la faita de habitacion, f. ia pnvacion de b&s esas htilidades que creemos tan nece=Gas. Si e o tienen el cikis velludo tampoco tienen necesidad de ello en tos paises calidos, y saben muy bien, en los qae son Gos, apropiarse las pieles de las bestias que han vencido : si no tienen mas que dos pies para correr, en raawpenea tic- dos brazos para proveer 4 su defea., y sos necesidades. Sus hijos priocipan andar puede ser algo tarde y con graai trabajo, pero las madres los Uevan con facilidad; p r o gativa ventajosisima qae no tienen las otras especies, en 4as que la madre siendo perseguida, ae ve forzada iabdonar sus hijelos, 6 iconcertar sus pasad con arreglo los de ellos (*).'En fin menos de suponer estos concursos singulares ( Puede haber mbre cvto algunas ecccpciones. 1 '
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Esta, por w p I o , de cierto animal que re cria m la pmncis de H i c m p , parecido al n p s o ; &ne los pies, como las manos W hombre, y que, s e a Cerreal ,tiene debajo del +exre M naco , ea el cud la madre mete rus Iujuelos cuando se ve forlada & buu. Es& es bin duda. el mhmo animal que llaman Tlqmtzin en Mjico , y la hembra dd c n d Laet da m M C ~iguai para d 4 m o uso.,
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( 2% de circunstancias, de las que hablad mas adelante, y que poddn no tener cabida jamas, es claro, en todo estado de causa, que el primero que se hizo vestidos 6 construy una habitacion , se procur en esto cosas muy poco necesarias, respecto i que habia pasado y exis~idosin ellas basta entonces, y que no se ve porque rozon a o pudo sufrir, ya hombre hecho, u n gnero de vida que habia soportado desde su infancia. Solo , ocioso, y siempre prximo del peligro, al hombre mlva&c debe gustarle el dormir, y tener el sueno ligero, como los animales que, pensado poco, duermen , ppr decirlo asf , tado d tiempo que no piensan. Su propia conservacion siendo casi su nico cuidado, sus facultades las mas ejercitadas deben ser aquellas que tienen por objeto principal el ataque y la defensa, ya sea para subjugar su presa, y ya para precaverse d e serlo de algun otro animal : por el contrario ( los rganos que no se perfeccionan sino por medio de la molicie y de la sensualidad, debe tenerlos en un rudisimo , que escluye de l t o d a es ecie de delicadeza ; y sus sentidos hakndose divididos sobre este punto tendria el tacto y el gusto de una as-
pereza estremada , y la vista y el olfato sutilsimos. Tal es el estado animal e n eneral ,y es igualmenie , segun las refaciones de los viagems , el de la mayor parte de los pueblos salvages ; asi ne debemos maraviilarn~s el que los Hotentotes del cabo de Bncna Esperaoza descubran con la simple vista los navios en alta mar, y i tanta distancia como los Holandeses pueden a y i h i r l o s por medio de sus anteoios de arga vista ; ni que los salvages de la Amrica oliesen y distin uiesen d los espaoles por el rastro 6 !s pisadas, de h misma manera a que pudieran efectuarlo los mejores perros : ni que todas esas naciones brbaras cuporten sin incomodidad la desnudez ; 'que animen y aguzen su gusto A fuerza de pimiento; y que beban los licores europeos como si fueran agua. Hasta aqui no he coiisiderado sino el hombre fsico, tratemos ahora de mirarle por el lado metafisico y moral. YO no veo en todo animal sino una mdquina ingeniosa, 6 la cual .la naturaleza ha. dado sentidos para que por sf misma se reparase y diese cuerda, y para que se prccaviese , basta un cierta gunto, de todo cuanto propende A su.
( 14 1 aesorganizacion. Las mismas casas y operaciones noto precisamente en la mquina humana ,con esta diferencia, que la naturaleza sola hace todo en las :unciones de Ir bestia, en lugar que e4 hombre concurre d {as suyas en cafdad de a ente libre :el uno escoge , elige 6 rec aza por instinto, d otro por un acto de libertad ;)o que ace que la bestia no puede apartarse de Ir regla qae le esta prescrita , aun cuaado pdiese serle ventajoso d hacerlo ,y que e hombre ee sek p?ra de ella comanmence en su perjuicio. Es por esta rtrzon que un palomo se morivia de hambre cerca de un plato !leno de los idias delicioso3 maajares, y un gatro sobre ma monten de frutas y de grame siendo esi que ti uno y e1 otro Iiabria p d i d o n u ~ i r s e mu bien del alimento que desdeiia, si r e hu&eradecidido ensayarlo ; y es t a t n b i e n r esto mismo que b h m b r e s dis utos se s entregan y abandonan Y 40s escesos que les cansan la & h e y la muerte , orque'el sesplritii deprava y esrrwqw fOs rentidm , y que 'la rolu&ad h&h aun cuando la nsiurdeaa calla. Todo animal tiene ideas, puesto t @ p tiene sentidos : dl combina igualmente sus ideas hasta un cierto grado, y elliom-
( 25 ) h e n o di6ere en esto de la bestia sino en el mas 6 el menos : algunos filbsofes han aadido aun , que hay mas diferencia de tal hombre 4 tal hombre , que de tal hombre tal bestia.No es , pues, tanto ei entendimiento el que hace entre los animaks la diHincion especfica del liomb r e ,como su cualidad de ageRte tibre ; la naturalme nianda A iodo animal, y la bestia obedece. El hornbre siente la misma impresion , pero s reconoce 'libre para consentir, e ceder Q resistir ; y -es sobre todo en el eonvencimienio !intimo de esta libertad en donde se maniksta la espiritualidad Qe BU ahna ;.pues la flsica decifra de &un medo l mecanismo de los sentidos y h formaeion de las ideas, mas acerca dc la potencia de querer 6 mas bim de elegir , y e . el seatimienta de esta pon tencia, no se hdlen sino actos puramente espirituales, de los euales no se esplica pada por les leyes He 'la mednica. P e r o enando las dificultades e rodeas todas estas cuestiones dejasen a gun mr-. gen aria dispatar en razm 6 la diferencia d e l R>nbrr 4 animal ,hay ademas otra cualidad muy esencial que lc distingue y sobre la cpd no puede baber altercado , -
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y, es la facuhad que tiene de perfeecionarse , que, favor de las circuostancias, desenvuelve sucesivamente todas las otras, y que reside enke nosotros, tanto en la especie como en el individuo : en lugar que un animal es, al cabo de algunos meses lo misma que ser6 toda su vida y su especie al cabo de mil aos ,seralo mismo que era el primer dia. 2 Por que motivo el hombresolamente es susceptible de volverse imbCcil ? 2 No manifiesta esto enfin que vuelve asf su estado primitivo, y que mientras que la bestia , que no ha adquirido nada, y que por consecuencia nada tiene que perder, permanece siempre con su instinto , el hombre toroanda perder por la vejez otros accidentes. todo cuanto su pe.fecibbidad le habia hecho adquirir , recae por esta via en un estado masbajo quela bestiamisma ? Seria muy triste doloroso para nosotros el vernos obliga os convenir , ue esta hcultad distintiva y casi i i i m i d a es el manantial de todas las de racias del hombre; que es ella quien e saca , fuerza de tiempo, de su eandicion ori, en la cual disfitaria y p a r i a las tranquilo$ 6 inoceates ; y que es ella la que haciendo brotar y relucir con
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!Paria
los siglas SUS luces y sos mores, SUS vicios y sus virtudes, le constituye y coavierte la larga en tirano de si mismo y de la naturakza (Ir). Seria tambien terrible el verse forzado 6 celebrar como u ser bienhechor aquel qae ,&el ue sugeri al babitante de ras orillas. del 8rinoco el uso de tas tablillas que Mica sobre las sienes de sus hijos, y que les conservan por lo menos una parte & su imbecilidad , y de sa felicidad ori 'nak E hombre salvage , abandona o por L fa naiuraleza al solo instinto, 6 mas bien puede ser indemnizado del que le falta por medio de facultades capaces de sustihirle quizas ,y de elevarlo en seguida 4 una altura superior aquella , principiar precisamente por las funciones puramente animales (i ; apercibir y sentir ser: ) su primer estado, el que le sera comua con todos Los animales : querer y no querer ,desear y temer , serha las primeras casi Las nicas operaciones de su alma , i u t a tanto que nuevas circunsiancia* catasen y operen en 4b~uevos desenvol-. vimientos. A esar decuanto dicen y retendenhs. mor~istas, elentendimiento o m r n o . ~ e b ~ infinito i tas pasiones las qw., d e u s
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temun consentiaiiento ,le deben rrwclio tambien : es r s u actitidad que nuestra ramo se pe eceiona :atoserros no ansianios 6 proenramos ellcowear ,&ao.porue deseamos gozar , y es imposible cf Concebir por que causa a p d que -m tenga ni deaegs ~i temores , tnrnar la pana & rriciocbar. &as ylbsiosmsd sn torno ,deben sn origen ii ouestras nesesiI c E e B , y sus,propsas ruautros conocimientos ;porque no .se .puedan destar 6 temer Iae c o m , s h a c o n ~ e h i i P las. n jdeas que de ellas &han *podido.tener, 6 a por la simple hpulsion Bie =tu-. r eza ; y el'humbrc salvage ,p p d o de todo g h e r o .de luces , so ~~~~~ta sipo las.paaiones de.esta&timadase :m. deseos.no van mas aU de.mmenes?adss fsicas (k) : les nieos .bienes que lcoaoee en el unive~sa son ba comida ,m a k m , bra y el reposo :lossalas tprbtcpseltsme * son eldelar y el .Bambcw : digoeb dalar + y no la muerte ,qwque jamasd mienal no podna .saber . mrosa es d morir ; y q el cunocimieeto (qe la .muer&e y de sua terrores es una de las primeras udqiiisiciones que lizo el hombre a alejarse de l la condicion .animal. F, We S&* myr facil si me Ceae a e
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(^)) cesaro, el apoyar este sentimiento por tos hechos , y el hacer ver que en todas l a s naciones del mundo, los progresos del espiiitu son infaliblemente anhbgos y en roporcioa 6 las necesidades que los puet o s babian recibido de ! oaturaieza 6 a 5 las qoe las circuostaneias les habian sometido y hecho contractar ,v por consecuencia h las pasiones que les conducian proveer tales nccesidades. Yo presentar4 y manifestar6 en Egipto las artes naciendorfr prgagAndose la inundacion del do. eguir sus rogresos entre los griegos , en donde se es vieron germinar, crecer y elevarse hasia los cieboe entre las arenas y rocas del Atica , sin que pudiesen e d a r &es sobre las oria ]las fdrtiles &l Euroias; y observar que en general les pueblos del aorle son mas industriosos que los del mediodia, en razon 4 que pueden menos dejar de serlo, coma si la wtu&za quisiese por esia yia igualar las coaas , dando i los esplritus h fedidad ue rehusa la tierra. illu *o recurrir ! s& o tesiiosnim i ~ cierdss de la historia, , quien es el que . . j no ve que todo parece conspirar .0 alejar del h b r e salv e la tentacioa y los medios de. dejar& ? Su imsginh?
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( 30 1 cion no I'e &presenta ni pinta ningon objeto diferente y lisongero, y_su corazon. no le pide nada sus petjuenas tadas necesidades se hallan satisfec as con limigran facilidad bajo su mano, y estii tan distante del grado de los conocimientos que se requieren para desear el adquirir otros mayores que no puede tener ni prevencion , ni curiosidad. El espectdculo de la naturaleza le llega 5 ser indiferente 4 fuerza de serle familiar : siempre reina el mismo rden , y siempre las mismas revoluciones : su entendimiento no es factible A admirarse de los mayo-. res portentos, y no es en l adonde debe irse b buscar la filosofa de la que el hombre tiene necesidad, para saber observar una vez aquello que ha visto diariamente; su alma, que nada la conmueve ni agita, se entrega al solo sentimiento de su existencia actual ,sin la menor idea de lo fik turo ,por prximo que pueda estar ;Y sus proyectos, tan limitados como sus miras, apenas se estienden, hasta el fin del dia. 1al es aun hoy dia el grado de prevision del Caribe ; por la maana vende su cama de algodon ,,y d la tarde viene A llorar para rescatarla, por no haber previsto que temdria necesidad de ella la nochq inmediata,
( 31 1 Mientras mas se medita sobre esta materia, tanto mas la distancia de las puras sensaciones 6 de los simples conocimientos se aumenta d nuestra vista ;y es iq osible el poder concebir de que modo el ombre hubiera pedido solo con sus fuerzas , sin el auxilio de la comunicacion , y sin el aguijon de la necesidad, vencer tantos ostculos , y traspasar un intervalo tan enorme. J Cuantos . siglos habrn , puede ser, transcurrido antes que los hombrcs se hayan encontrado en estado de ver otro fuego mas que el del cielo ? ,j Cuantas circunstancias diferentes ,y casualidades no habrn sido aecesarias, para qne pudirsen conocer las mas simp\es usos de este elemento ? 2 Cuantas-veces no le habrin dejado apagar, antes de conocer ? 2 Y cuanrido el arte de reproducir O haber adqaitas veces , puede ser, cada uno de estos secretos no ha parecido 6 muerto con el que le habia descubierto ? ,j Que dirCmos pues de la agricultura, arte que pide tanto trabajo y previsiones. y que tiene conexion con tantas otras artes; que evidentemente no se puede practicar sino en una sociedad A lo menos principiada , y que no nos sirve tanto para-sacar dc la
( 3% tierra los alimentos, que prsdwlrla sin esto por si misma (~OIIIO para Eerzaria darnos aquel0 q w preferimos, y que es mas & nwstro slo Pero supongamos que los h a n res se hubieseo de tal h a mohiplicado, qae oo fuesen suficientes las p d u c c k n e s natorales para alimentados ;suposicien que, por decirlo as como de aso, m ~ i f e s t a r i a una gran ventaja para a especie hulnaaa en ese gCnero de vida. S u p o n p ~ oque sin fraguas, s sin tailtres, los instrumentos de la lar a n a hubiesen caida del cielo sobre las manos de los salvages :que estos hombres hubiesen vencido el odiommtal que tienen todos 4 an trabajo cQPtimio ; que hubietwn apreadido pcever de tan lejos sus necesidades ; que hubiesen adivinado de qoe m& es menester cultivar la tierra ; sembrar los granos y plantar los rboles ; quehubiesen encontrado el arte de moler el trigo, y hacer fermentar las uvas; cosas todas, que les ha sido fonoso &cir convenir que heron m i a d a s por los Lima , 4 causa de DO mrles p o d e el concebir de que modo .por elos mismas udieran aprenderlas : 2 y dande se b l Paria, despues de esto , un hombre tan insexuto que se atormentase y fatigase ,
m la c u h a de un campa bei que ceda despojado por el primero qwe vmiese ya hombre 6 ya bestia indietintamente , quien su cosecha conviniese ? 2 Y de que modo cada uno podrir redverse 4 pasar M vida en un trabajo penoso, del enal estaba tanto mas sepro & m, sacar u e J p m i o ,cuanto m r necesario L hese ? E n oua p;rlbra, 4 de queforma, J como esta aitaacion godia . d a & I los hombres Q d h a r 19 .Lima, mientras que no fuese rq& d dis&riSdaentre ellos , quiero decir mientras que el estado natural zo h e abwiido 6 amonadado ? Cuando qnieisemos s oner un hombre u h a g e tarn.Milen arte de pensar -como nos B hacen nuestros filsofos ; cuando b k i i a a o s i.egemplo de ellos uo fii6gefo d d mmnao , desdwiendo l &lo las m s 5dMi1nes verdades , estaa blecindose p dnese, por medio de ramnkmien~ muy dhptractos malhnas d e jnslt'lcia y de razon , sacadas 6 deduc i d a s a amor del rden .en general , 6 de la ' d u n t a d conocida de su criador , eh uiia palabra ,cuaado .le supusisemos en m entendimiento toda la inteligencia y luces que deberia tener, .y tanta cuanta le haUa en efecto de idiolismo h e *
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titud y estupidez, 2 que utiiidad resuftaria A la especie de toda esta metafsica, que no odria comunicarse, y que acabaria in aliblemente con el individuo que la hubiese inventado ? 2 Que progresos podria hacer el gneroahumano esparcido en los bosques entre los animales? j Y basta que ponto podrian perfeccionar;e C ilustrarse mutuamente unos hombres Que. , no teniendo ni domicilio fijo, ni ningk necesidad el uno del otro, se encontra- . tian apenas puede ser dosveces en su vida, sin conocerse y sin hablarse ? Que se considere de cuantas ideas n o somos deudores al uso de la palabra ; ' cuanto la gramitica egerce y facilita las operaciones del espiritu ; y que se eramine y piense los trabajos inconcebibles al tiempo infinito que ha debido costar primera inrencion de las lexq$urss :que se unan estas reflexiones las antecedentes, se juzgara cuantos millares de siglos zubieran sido necesarios ,para desenrolver sucesivamente en el espiritu humano . las operaciones de ,que era capaz. Que me sea permitido el considerar un instante las di6cultades embarazos del orgen de las lenguas. odria contentarme con citar 6 traer aqui las inves -
( 35 1 tigaciones que el seor abate Condillae ha hecho sobre esta materia, Ias cuales toaas confirman plenamente mi o inion, y tal vez me han dado de eUa a primera idea : pero cl modo por el cual este 6l6sofo resuelve las dificultades que se proeone 5 s mismo sobre el origen de las senas instituidas, manifestando que l ha supuesto lo que yo poogo en cuestion , saber, una suerte de sociedad ya establecida entre los inventores dcl len- . gaage ,creo refiriCndome 5 sus reflexiones y .remiti6ndome ellas ,deber unirles las mias, para esponer las mismas dificultades con toda la ciaridad y delicadeza que conviene d mi asunto i la primera que se presenta es la de imaginar como las lengpas pudieron venir A ser necesarias , puesto que los hombres no teniendo iingma i~rres~ondencia entre ellos. ni ninetin motivo menesteroso de tenera, no h e d e concebirse ni .la necesidad de esta invencion, ni su posibilidad, si no fue indispensable. Yo dir6 no obstante como muchos otros, que las lenguas tuvieron su orgen en el comercio domstico de los padres, de las madres, y de los hijos : mas 4 pesar que esto n o resolveria de modo alguno las
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objecianes, seria ademas cometer la falta de aquellos que raciocinando sobre el estado natural , y transmitiCndole las ideas adquiridas en la sociedad ,ven en todos tiempos la familia mumda en una misma habitacion ,y sus miembros pardando entre si una nnion tan intima y tan permanente como entre nosotros, en donde tantos intereses comunes les reunen, en lugar que en el estado primitivo, no teniendo ni caras, ni cabaas, ni propiedades de nin na especie, cada uno se aposentaba d a ventura, y muchas veces por una sola noche : los varones y las hembras se unian fortuitamente, segun el encuentro , la ocasion y el desea, si* que la palabra fuese un mthrprete muy precia0 de las cosas que tenian que de&se, y se se araban con la misma facilidad ( l ) . f a madre daba pues d a mamar d S? hijos pos SU propla necesidad, y en seguida el trato y el habito haciCndoselos amar, los alimentaba luego or la de ellos : al momento que tenian h r z a suficiente para buscar su surtento , no tardaban mucho en separarse de la madre misma, y como que ne Labia entre ellos casi otro medio de volverre encoatrac, sino el de no per-
h e de visu, se hallaban muy prouio en estado de no reconocerse ano los unos i Los otros : obsdrvese ademas que el nio teniendo que esplicar todas sur necesidades , y por consecuencia mas cosas que decir 4 la madre que esta rl hijo., es l quien debe tcner la mayor parte en la invencion, y el idioma qud emplea debe ser casa en Cl todo obra suya; lo que multiplica las lenguas en tanto nkmero como iodividuos hay para hablarlas ; 6 lo cual contribuye tambiei h vida errante y vagampnda , la cual no da rE ningun idioma el tiempo de tomar consistencia : porque el decir 6 8 U que la madre dicta al hijo las pa abras a de ! s que deber6 servirse para pedirle tal 6 tal cosa, esto manifiesta perfectamente el modo cemo re enseian hs leogaas ya formadae, pera ne demuestra de ninguna manera como se farrnaa Supongamos vencida eeta primera dificultad : supePem<u, por un instante el espacio inmenso que debi haber entre el puro estado natural y L neceridad de a los idiomas, traymos de exminar 6 buscar, suponindoles neeesanor (m) , como pudierori principiar d establemrae. Nueva W u l t a d y peor aun que la i ~
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tecedente ; porque si los hombres han tenido necesidad de la palabra para aprender d pensar, han tenido mucha mas necesidad aun de saber pensar para encontrar el arte de la palabra, y cuando ae comprendiese de que modo los sonidos de la voz han sido concebidos por los intrpretes convencionales de nuestras ideas, quedaria todava por saber , ,cuales han podido ser los verdaderos intdrpretes de esta conveneion por las ideas, las que no teniendo un objetd sensible no podian idiearse , ni por el gesto ni por la voz : de suerte que apenas pueden formarae conjecturas aproximativas y racionales sobre el pacimiento de este arte de comunicar sus pensamientos, y de establecer un comercio entre los espritus : arte sublime que se halla a muy distante de su 6rigen pero que e fil6sofo ve aun una distarrela tan rodiiosa de su perfeccion , que no hay [ o d r e alguno por osado que sea que .se atreva 6 .asegurar que llegar 4 efla jamas , d pesar de que las revol* ciones que los tiempos traen necesanamente fuesen suspendidas en favor suyo; que las preocupaciones se retirasen de las academias4 enmudeciesen en ellas, ' .
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( 40 vihles por medio de los gestos, y los que hieren el pido por sones imitativos : pero como el gesto no indica casf otra cosa mas que los objetos presentes 6 fciles de describir, y las acciones visibles, y que no es de un uso aniversaF, puesto que la oscuridad 6 la interposicion de un euerpo Ie hace inQU y qne exige tambien la atencion mucho mas que la escita, discurrieron el sustituirle las arliculaciones de la voz, las- cuales, sin tener la misma analogih. con ciertas ideas, son mas d props~to, qara representarlas todas como seras tnslituidas : susitucion que no pudo hacerse sino de un coman consentimiento,, y de un modo bastante dificil para ser practicado por hombres, cuyos rganos groseros no tenian aun mngun ejercicio, y mueho.mas dificil todada de concebirseen a l a misma, en virtud i qne este acuerdo unanime debi6 ser motiradb p. qne ia palabra parece hJ e r sido mnF indispensable para estabiecer el'uso ctela alabra. debe conjeturar y deeiaii que laai rimeras palabras de que los h o m b r a k e m m USO debieron tener en sus entendimicnton una significacion muchq
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t s t e n ~ que la que tienen las qpe m , emplean en las l e n p s y a . f o ~ a d l s , y que ignorando la division del dwcuno en sus partes constitutivas, dieron por consecaencia 6 cada plabra el sentido 6 valor de una p r o p o s i c i ~ nentera. Cuando phcipiaron 5 distinp i r ei sqeto del atributo, y el verbo e l nombre, lo que no debi ser M mediocre esfuerzo del ingenio, los sustantivos no fueron sim, Qtws tantos nombres propios, el presente de infinitivo h e el b i c o tiempo de los verbos? y con respecto 4 los a&. jeiiws la nocron d e ellos ne pudo desenvolverse sipo can mucha dificultad, M e q i o n 4 que todo adjetivo es una voz abstracta, y que las abstracciones son operaciones demasiado penosas y poco naturales. Cada objeto recibid incontinente un nombre particular, sin hacer atencion 8 10s g4neror, n 4 las especies, ae estos i primeros institutores no te bai aban e a estado de Xitiaguir, y todos 10s individuos se presentaron aislados 6 sus e s ~ f en gtns, como 10 ~&AD el cuadro de la naturaleza. 6; una encina se Llamaba A, otra encina se llamaba : mera idea que se iieae y de uce la d a de
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cosas, es la de que ellas no son la misma; infinitas veces es necesario , mucho tiempo para observar lo que tienen entre si de comun ; de forma que siendo mas limitados las conocimientos, el diccionario vino B ser mucho mas estenso, El embarazo y. confusion de toda esta nomenclatura no pudo repararse fcilmente, ues para ordenar y designar los seres rajo de aenominaciones comunes y genricas , era forzoso el conocei sus propiedades y sus diferencias ; y eran indispensables observaciones y definiciones, por decirlo asi , de la historia natural y de la metifisica, en un grado superior 4 los alcances 6 ideas que de esto podian tener los hombres de aquel tiempo. Ademas de esto, las ideas generales no pueden in~roducirseen el espritu sino con el auxilio de las voces, y el entendimicnto no se apodera de ellas . sino par medio de praposiciones : esta es una de las causas porque .los animales no podrian formarse tales ideas, ni adquirir jamas la pefectiIiCdad que de ellas depende. 2 Cuando un motp va sin detenerse de una nuez otra , piensan reaso que tiene la idea general de esta
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clase de fruta,. J que compara su arqu& tipo d estos dos ind~viduos?No sin duda; mas la vista de una de estas nueces trae su memoria las sensaciones que recibi de la otra, y sus ojos modificados de un cierto modo , anuncian su gusto el placer que va recibir. Toda idea general es puramente iotelectual, y por poco que la imaginacion tome parte en ella, se convierte al momento en particular. Ensayad el trazaros 6 el repiesentaros la imgen de un rbol en general, jamas podrkis conseguirlo ; y 6 pesar de vos mismo, ser necesario verle, sea grande 6 pequeo, raro 6 denso, claro oscuro ; y si pudiese depender de vos el no ver en 61 sino aquello que se encuentra en todo drbol, esta imgen no tendria semejanza alguna con un brbol. Los seres puramente abstractos se ven del mismo modo, no se deconciben sino por el diicurso. inicion sola de un trihogulo os da la verdadera idea : al instante que os %urais uno en vuestro entendimiento es sin doda tal tringulo, y no de forma alguna n i n g n otro, y no podeis evitar el representaros- sus lneas sensibles 6 el plan coloreado. Es indispensable pue,
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( 44 enunciar pro osiciones y el, forzose igualmente el ablar para tener ideas generdes ; porque desde el momento en ue la imaginacion se detiene, el e-en&miento no puede marchar tampoco, sino ayudado del dlscnrso : a d pues, s i los p&eros inventores no h a n podido dar nombres sino 5 las ideas que tenian y a , de aqui se sigue subsidiariamente, m e los rimer ros sustautivos no han Podido S& otra cosa mas que nombres pro ios. J e r o cuando por medios que no concibo , nuestras nueras amaticas principiaron Li estender sus i eas y i neralizar sus voces, la ignorancia de E s inventores debibi circunscribir este mCtodo 5 unos lmites bien restrictos ;y como qae habian desde iue o multiplr~ado enormemente los nom res de Ios individuos, por falta de conocer los g& neros y las especies, hicieron en seguida tambien pocas especie5 y gneros tausa de no haber considerado los seres en todas sus diferencias. Para llevar y estender las divisiones mucho mas all hubiera side necesario mas esperiencia y luces que las que ellos poaian tener ecarca de esto, y mas mve&aeiones y . trabajo
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ttabajo que lo que para ello quedan emplear. Pero siendo evidente aun en actualidad que se descubren cada &a nuevas especies que se habian escapado hasta aqui 4 todas nuestras olservaciones , que se imagine i cuantas debieron oedtarse unos hombres que no juzgaban de las cosas sino por el primer aspecto ! Con respecto 4 !as clases primitivas y A las nociones mas generales, es intil el aadir que debieron escaphrseies igualmente ; porque , de que j manera, q m p l o , hubieran imaginado 6 entendido las voces de matena, de espritu, de substancia, de modo, de tigura , y de movimiento , mientras que nuestros alsofos, que se sirven de ellas despnes de tanto tiempo, hallan y tienen bastante f i a k a d ara entenderlas d o s mismos, y qoe as ideas que se dan C identifican estas veces siendo absoiutanreate metafisicas , no podian 410s encoairar aingPn modelo en la natnrdna. Yo me detngo en estas primeros pagos, y suplico mis jueces el que sus- . pendan aquI su lectura? para considerar, acerca de la invencion de los solos mstlntivos fisicor quiero decir, sobre
C 46 la parte de la lengua la mas fcil da hallar el camino que le queda aun que hacer para manifestar todos los pensamientos de los hombres, para tomar una forma constante, slida .para poder ser habladr en pil%lico, C d u i r en la sociedad : les suplico ademas , que red flexionen al tiempo y i1os'~onocimientor que han sido necesarios para encontrar los nilmeros ( n ) , las voces abstractas + los aoristos ,y todos los tiempos de los verbos , las particulas, la sintaxis ,unir las proposiciones , los razonamientos, y formar toda la lgica del discurso : por lo que hace A m, amedrentado de las. dificultades que se muitiplican , convencido & la imposibilidad casi emostrada de que las lenguas hayan podido crearse y establecerse por medios puramente humanos, dejo A quien quiera el em render la discusion de este difcil pro lema : cual ha sido la cosa mas necesaria, la sociedad va ligada A la institucion de las len a;, 6 'as l e ~ a ysa inventadas al estabrcerse la socie id. As pues, sean como fuesen estos o r L genes, siempre se ve , i lo menos, cl casi niogun cuidado que ha tenido l a naturaleza etiLconciliar y reunir d 1 hombres por las necesidades mutuas, y,
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Pciliiarles el uso de la palabra ; pt mezquinamente ha contribuido A preparar sn sociabilidad, y cuan poco hanpuesto de su o en todo lo que han hecho para esiabLcer entre ellos las vinrdos uc les unen. En efecto , es imposible e imaginar porque motivo en este estada primitivo un hombre iendria mas bien necesidad de otro bombre, que un mono 6 un lobo de su semejante, ni que razon podria ,supuesta esta necesidad obligar al otro socorrerla y proveerla, ni como, dando aun por cierto este diirno caso., podrian convonir entre si de las condiciones. Yo se que nos repiten sin cesar que nada hubiera sido tan miserable como el hombre en e'ste estado; y i es i verdad, como creo haber probado , que no puede tener sino despues de muchos siglos el desea y la ocasion de salir del, esto daria lugar mas bien para procesar h natu~aleza, que no 4 aquel 4 quien constituy as : mas si entiendo bien este trmino miscr~ble, 61 es una voz que no tiene ningiin sentido, 6 que no significa otra cosa sino una privacion dolorosa y el sufrimiento del cuerpo 6 del alma, en atencion a esto, quisiera que me esplisasep cual p d a ser la dase de m+na
( 48 de un ser libre, cuyo corazon est en paz y el cuerpo goza desaiud? IJregunto: 2 Cual es la mar ropensa de la vida civil 6 natural, 1 egar ser insoportable aquellos que disfnitan de ella ? Nosotros no vemos casi al rededor nuestro sino individuos que se Lamentan de su existencia ; infinitos que aun se rivan de ella tanto cuanto est en su po er ,y la reunion de las Leyes divinas y humanas apenas son suficientes para contener tal dedrden. Yo deseo que se me diga si se ha oido decir jamas que on salvage en libertad haya solamente imaginado el uejarse de la vida, y el darse la muerte ? ue se juzgue enfin con menos orgullo, y se vera deque lado se encuentca L vera aadera miseria. Nada or el contrario hubiera sido mas miserab e que el hombre salvage, ofuseado por las luces ,atormen&ado por las pasiones, y raciocinando sobre un eetado diferente del suyo. Obra fue de una rovidcncia sapientisima e l que las facu tades que tenia en potencia ,no debieran desenvolverse sino i medida que llegasen las ocasiones de egecedas, afin de que no le fuesen superfluas ni & carga antes del tiempo ni tardas t inutiles en la necesidad: tenia SO^ ?
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en el instinto todo cuanto le era inditi pensalde para vivir en el estado de l. naturaleza , y no hay en una razon coltivada sino aquello que se requiere para vivir en sociedad. Parece primera vista que los hombres en este estado no temiendo entre ellos ningun gtnero de relacion moral, ni deberesconocidos, no podrian ser ni buenos ni malos ,y no tendrian ni vicios ni virtudes, & menos que tomando estas voces en un sentido fisico ,no se llamen vicios , en el individuo, las cualidades que pueden perjudicar su propia conservacion y virtudes aquellas que puedan contribuir d ella ; en cuyo caso seria forzoso dar la debominacion de mas virtuoso 6 aquel que resistiese menos 4 los simples impuisos de laoaturaleza : pero sera mu a propsito , sin separarnos del senti o orninado, el suspender el juicio que puditramos hacer sobre semejante situacion , descon6ar de nuestras preocupaeiones iasta tanto que se haya examinado, ron la balanza en la mano, si hay mas virtudes que vicios entre los hombres civilizados; si su9 virtudes son mas ventajosas que sus vicios no son funestos ;si el progreso de sus conocimientos es una
indemnizaciop suficiente de os da6os que so hacen inutiiamepte i medida que se instruyen del bien que deberign hacerse ; 6 si no se encontrarias, comparado todo , en una situacion mas feliz ,no teniendo si mal que temer ,ni b i e ~ que esperar de nadie , que en L de haberse somea tido ii una dependencia universal, y oblt gdose d recibir todo de aquellos que na se obiiian darles nada. Guarddmonos, sobre todo de decidir con Habbes, que por s o t e n e ~ ningrina idea de ! bosdad el hombre es naturala mente perverso ; que es vicioso porque no conoce la virtud%; que rebnsa siempre isps sewejantes los servicios que eree deberles ; grie eo virtud del derecha que $e aari uye con razw d las cosas que tiene necesidad , se imagina lo-. Carneate ae ea e4 solo propietario del universo. obbes visto perfectamente el defecto de todas las definiciones qiodwnas del derecba natural ;m s las cona sequepciar que saca de la suya demuestran que la toma en va sentido igoalmeate falsa y errdneo. qaciocinaado sobre las ripcipios v establece ; este e autor dpia depir, que el estado oatut ~ siendo aqueJ en gl cual $1 cuidads 1
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de nuestra'comervacion es el menos peic judicial 5 la de los otros, este estado era por consecaencia el mas propio 9 la paz, y el mas conveniente al gdnero humano; pero CI dice precisamente lo contrario, por haber intreducido mal A pm sito en el cuidado de 13 cooservacion de hombre sdvage ,la necesidad de satisfacer una multitud de pasiones que son hechura de la sociedad, y que han hecho. necesarias las leyes. El perverso ,dice, es un nio robusto; nos queda que saber si el bombre salvage es nn +o robusto : y eo caso que se le conceda e qu deducir4 de esto ? Que si este hombre ,cuando es ya robusto, estaviese tambien bajo Ir dependencia de aquellos que 10 estuvo cuando era d M , no hubiera ningan genero de esceso al que no se astregara y abando~ase l maltratai9a y pegaria 4 ; su madre cuando tardase mucho en darle e pecho ; ahoga& uno de sus hermanil tos cuando este le incwodase , y morderia la pierna del ~ t r cuando trogeo sase en l 6 le inquietase : pero esto deser robusta y dependiente , san dos suposicioges mn . cantradictorhs en, d estado natural. hombre es ddbil cuando es depesdieste., y $e halla emancipado antes
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de ser robusto. Hobbes no ha visto que la misma causa que impide 4 los salvages el usar de su razon como lo pretenden nuestros jurisconsultos ,les impide al mismo tiem o el abusar de sus facuFtades , como e mismo lo pretende ;d e nuerte que podri decirse, que los salvages no SOR malos precisamente sino e n porque no sabes que cosa sea el ser bueno, orqw 80 es ni el desenvolvimiento e las luces , ni el freno de la ley lo que les impide el hacer mal pero si la cahna de las pasiones, y la %norancia del vicio : t a d p h in ilb's pm&& ~k ignoritgnorito, UL Ua 4Yhll) tg &o 9ilCUiiS. Ha ademas atto princi io que H a e s no { ar m i b i d o , y que aa biendo sido dado a hombre para dulcificar en ciertas circunstancias, la ferocidad de su amer opio , 6 el deseo de conservarse antes 1 nacimiento de este amor (o), tempera el ardor que tiene por su bien estar, con la re enta de ver s t-ir A s o semejante. o cree que debo temer ninq= na tentradiccion acordbn&de al hqmc e la sola virtud natluil o r se ha N ~ O
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, . (53) manas. Hablo de la piedad , disposieioi, tan conveniente A unos seres tan dbbiles y propensos como somos tantos males : virtud tanto mas universal , tanto mas til al hombre , cuanto e la precede . en l, el uso .te toda refledon , y tan sumamente natural que aun las bestias mismas dan algonas veces seales nada equivosas de dla. Sin hacer nirito de la terneza de las madres para con sus hijos , y de los peligtos que arrostran para prescrrarlos ,se observa todos los dias la repugnancia que tienen los caballos de pisar un cuerpo dviente. Un animal no pasa sin inquietud cerca de ano de su especie muerto ;hay entre ellos algunos que les dan una especie de sepnltara; y 106 tristes bramidos del ganado enando entra en una carnicerfa, anuncian la impresion que le hace el horrible especthcuio que le sorprende y espanta. Se r e con bastante placer al autor de la fabula de l<is a h a s , obligado reconocer al hombre or un ser compasivo y sensible, 6 igua mente se le ve salir , en el egemglo que de ello da ,de su estilo do y sutil,, para ofrecernos la imgen pattica de un hombre encerrado, q u e apercibe por fuera una bestia feroz aman?
( 54 1 cando un nio del seno de su madr ,rompiendo con su diente mortal y homicida sus debiles y delicados miembros. despedazando coa sus horrfsonas uas ras entraas palpitantes & este ni&.. j Que cruel y horrible agitacion no siente este testigo, d la vista de un accidente en el cual no puede tomar ningun interes percongojas y que angustias sonal ! i no sufre a ver tan espantoso suceso, y no poder socorrer por ninguna via d l a madrc desmayada ,ni al hijo espirando ! Tal es el puro movimient~ la natude raleza, anterior toda reflexion; tal ea La fuerza y energia de la piedad natural , la que lag costumbres mas depravadas aun no pueden sin gran trabajo destruir, pues que vemos todos los dias en nuestros teatros enternecerse y llorar por los males 6 infortunios de un desgraciado, tal persozia que agravaria , si se hallase en el lugar del tirano, aun mucho mas los tormentos de su, enemiga : semejante 91 sanguinario Sila, tan sensible d los males que e o habia cansado; 6 A aquel Alejandro de Fero , que no se atrevia asistir 4 la representacion de ninguna tragedia, por temor de que no se le viese gemir con Andrmaca y Priamo
mientras qne escuchaba sin emocion Ioi gritos y lamentos de tantos ciudadanos que degollaban por sus rdenes todos los diad.
. molliroima corda Humano genmi dare w Datara fatetar,
.. . . . . . . .
Mandeville ha conocido muy bien que 10s hombres con toda su moral no hubieran jamas sido otra cosa mas que unos monstruos, si ia naturaleza no les hubiera dado la piedad en apoyo de la razon ; ero no Iia observado que de esta aola ruayidad dimanan todas las virtudes sociales, que iere disputar 6, negar A los hombres. E n efecto , , que cosa es j la generosidad, la clemencia ? y la humanidad , sino la piedad aplicada 4 los culaibles, 6 4 la especie humana en general ? La beaevolencia y la amistad misma son, considerhdolas bien ,producciones de una piedad constante, fijada sobre un objeto particular, porque el desear que un individuo no padezca , 2 qu otra cosa es mas, sino el desear que sea dichoso? Cuando fuese cierto que la conm&gracion no es otra cosa mas que
( 56 3 skttirniento qne nos coloca 6 pone en el lugar de aquel que sufre ; sentimiento oscaro y vivo en el hombre saivage , desenvuelto, pero dbil en el hombre civil, 2 que imgortaria esta idea la verdad de todo cuanto d' o sino de darle mucha mas + n a ? ?&'realidad , la conmiseracion ser tanto mas ea&gica cuanto el animal espectador se identifique mas intimamente con el animal que sufre ; luego es evidente que esta identificacion ha debido ser infinitamente mas estrecha y activa en el estado del razonamiento. Es sin duda la razon h que engendra el amor propio y eb la reflexion quien le fortifica ; ella es quien repliega hace volver al hombre sohrc si mismo, y es ella twbien quien le separa de todo cuanto'lefat' a y le d i g e : es k Alosofa la que .isla ; y es por de elia que dice en secreto, 1 la vista de un hombre padeciendo : perece , si quieres , yo estoy en seguro, No hay ninguna otra cosa sino los peligros de la sociedad entera que sea capaz de turbar el sueo tranquilo de m 616i sofo , y. hacerle abandonar su lecho : se puede impunemerite degollar i su sepejante debajo de su baleon ;bl no tiwe
siis manos sus &dos ,y argmnentarse u n poco, efecto &e impedir el que la naturaleza que se sableva en Cl le identifique con el ue asesinan. El hombre saivage carece l e este admirable talento, y por falta de sabidura y de razon se le ve en todas ocasiones entregarse atiirdidandente al primer sentimiento de Ir humanidad. En los alborotos y en las ridia 6 querellas phblicas , el popuiacho s e y e\ hombre prudente se retira, rees la, tanalla, son las placeras 6 rerduh a s las pse separan d los combatientes; y las qne impiden que las g n t e r honrada se asesinen entre si. 33s pues certsimo que la piedad o un sentimiento aatutal que concurra moderando en cada iadiddao la actividad del amor de si mismo, A la conservacion mutua de toda la especie : a ella la qae nos conduce, sin refledonar 6 socorrer d aqmilos ue vemos sufrir ; es ella la que en el esta o natural ,ocupa e J a r de las kyes de las costumbres l y de a virtud, con esta ventaja, que nadie se hatla tentado A desobedecer A su dulce voz :es ella quien disuadira , 6 todo salv q e robusto, de quitar A un tierno niog 0
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adquirida con trabajo si espera encon-. trar la suya en otra parte ;y es ella quien, en lugar de esta mdxima sublime de jiwticia motivada ,huz u efto como quLriems que &'esen mntigo , inspira 6 todos los hombres esta otra mxima de bondadnatural mucho meoos perfecta ,pero mas jmede ser que la precedeote , haz tu bien con el menos mal que sea pm0k de otro. Es, en una palabra en este sentimiento natural mas bien que en los ar umentos sutiles, en donde es necesario uscar la eausa de la repugnancia ue todo hombre esperimenta de hacer mJ, rescindiendo aun de las d x i m a s de la e ucacion. Aun cuando pudiese pertenecer A S b ~ r a t e q , . ~ 4 los espritus de s u ~ e m p l, el adquirir e la virtud por me&o de razones ya hubiera mucho !iempo que el gCnero humano no existiria si su conservacion no hubiese dependido de otra cosa mas sino d e los razenamientos de aquellos que le componen. Con pasiones tan con un freno tan saluda le ,los hombres, T y .mas bien ariscos que perversos, y mas xuidadosos en precaverse del mal que pueden recibir que teniados de hacerlo
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entre d s nino gana especie de comercio , no cobaeiaa por consecaeacia ni la vanidad , ni la atencion , ni el aprecio, ni el menosno tenian la mas pequea noprecio * o iuyo y & lo mio , ni ninguna cion dc idea verdadera de la jasticia :como que miraban las violencias que podian soir, como ub m d fAcil de remediar ? y no como una injuria que era necemna castigar ; y come que no pnsaban jamaa ni aun en la venganza , si no era, puede ser, maquinalmente en el acto, as como el perro que muerde a piedra que le tiran; por esta razon sus disputas hnbiran rara vez sido sangrientas, siempre que no hubiesen tepido na motivo mas poderoso y sensible que el del pasto :mas yo veo une l i o s o , del cual me quemucho mas &ba que bab ar. Entre las pasiones que agitan el ewaeon del hombre, hay una & ellas que es ardiente 6 impetuosa ,la cual hace que un sexo sea necesario al otre : p a s i O Q terrible que arrostra todos )os peligros, abate ' y destruye todos k s ostdculos , y que parece, e sus furores, propia a Ga
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para destruir el gnero humano , el enal esthdestinadr conservar , Qud seria de j 30s hombres poseidos en poder dc esta rabia desenfrenada y i n t a l , sin podor, 9in reiencion , y disputndose cada instante sus amores al precio de su oanare ? k s forzoso convenir iadiubitabiem * , que mientras mas violentas son las asiones , tanto mas necesarias sa8 las ycyes para c o n t e ~ r t r s ;pero adema6 de que los desrdenes y los crmenes que estas pasiones capan todos los dias entre nosotros , manifiestan palmariamente la insuficiencia de ellas mbre este punto , cena aun muy buena y 4 propsito, e l examinar si estos dcsdrdenes no deben su aaciiniesto i las mismas leyes 8 porque en este caso, cuando ellas fuesen capacea de reprimirlos, esto seria lo menos qne debiera exiglirseles , el que impidiesen un mal , que rin ellas no exisiiria. Priucipiemos por distippir lo moral de 10 fsico en el scntimieato del amor. b fsico es el deseo eneral que eoodace 6 un sexo unirse a otro. Lo moral es la parte que determinay decide este decreo, y la que lo fija esclwivamente sebre un objeto 6 cuando no, le da por este ob-
jeto preferido un grado de energfa muy superior : de a se +e, que es muy fcil el ver que o moral del amor es m sentimiento tcticio , dimanado del aso de la sociedad, y celebrado por las mageres con mucha destreza, zelo y coidado a60 de establecer r i m r r i o , hacer dominante el sexo que de eria o tdecet. Fundindose este sentimiento sobre cierlas nociones del m6rito 6 de la h e m e sura , que un saivagt no se encaeotra en eslado de tener, y sobre comparaciones que no est en el caso de hacer , debe pues ser nula pan U : porque como sa eutendimiento no ha odido formarse ideas abstyactas de r d r i d a d y de proporcion , por esta causa so corazon n a es tampoco susceptible de sentirnienias de admiracion y de amor, que nacen casi sin que se aperciban de ellos, de l a .aplicacion de estas ideas :bajo este coaeepto, 41 cede nicamente al tem eramento que ha recibido de la rtatara eza , ! y de n i n p modo al tedio que no ha podido adquirir; por cuya razon cualquiera muger es buena para 61. Limitados a% solo lo f i i c o del amor , bastante felices por ignorar estas pregreochs que estimdan 6 exaiiu el
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sentimiento y aumentan las dificuitabes$ los hombres deben espedmentar con menos frecuencia y con menos vigor l o s ardores del temperamento y por .consecuencia tener entre eilos pocas querellas y en caso nada crueles. La imaginacion que causa tantas desastres entre nosotros , no tiene ninguna influencia a ni habla 6 los corazones salvages : l a ano espera tranquilameate e1 im de la natoraleu ; se entrega L eleccion , con muohv mas placer que furor, j satisfecha la necesidad , tode deseo esaparece y que& apagadoE s pues una cosa incontes+k que e l amor mMmo , asi como las otras @ones n o ha adquirido sino en h socie. iiad aquel ardor hpetrioso que k hace repetidas veces san funesto i los homb r n ; J es tante mss Ndfcdo eC representar los salvages despedazdndm entreellos sin intormismn por- saciar su h t a 13ad , cuanto esta opjnion cs dismetralmente opuesta & la eaperiencia y que los Caribes, ano e los puebbs wstentes que hasta alicwa ha sido el que mwos s e ha separaao &el estado natwak, s n preo ci48131ente los mas pacificos en sas aamres* 10s menos suietos 4 LOS zebs,
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n o astante t p e viren tajo M clima d r t eador , que pance debe dar constantom e n t e un impulso macho m s activo , y a poderoso i estas siones. Can respecto r l a s idmecienes qoe pueden sacarse de m ~ ~ k a s especies de animales, ya de 1 combates de los machos gae ensangrieetan en tedo t i c m o nwsttos patios; 6 ya de los bmmL %os. que baren resonar en l primavera a l o s bosques y las selvas, dispiittdose la hembra es necesaria prinei iar por escluir tedaa Ias especies ea as cuales la naturaleza ha eabpalpablemerne ,en la potencia relativa & los sexos, e h s relaciones 6 aaaiogias que entre noscrtros : mediante d este , las rias Be los g l s no pae&eo servir be ab manera +na Qe mmparaeisn i la especie bumana. En las especies en las cualea tstapreporeionse h i l a mejor estabkcida, estos combates n e poden proceder de otras ea sino de k escasez de laa b-as, ea paratelo c m el mmero de los machos , 6 &e b intemlos escins sivos mirante los sualea h bembra re-. basa censtantemente tos halagos ctgl macho, lo gue es igual 5 k primera cama ; porque si cada hembra no admite &m-
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lidad hacia algun descubrimiento podia tanto menos comunicarlo cuanto no eonocia ni aun 6 sus hijos mismos ; y as el arte perecia con el inventor. No habia en este estado ni educacion ni progresos; las generaciones se multiplicaban ~niitilmente y cada uno partiendo constantemente del mismo punto , los siglos se transcurrian en toda la mticidad de las primeras edades ; la especie era ya bastantemente vieja, y e) hombre permanecia siem re nio. Si me estendido tanto sobre la osicion de esta condicion primitiva Ea aa0 porque teoiendo. errores areocupaciones inveteradas que . destruir, e creido deber orofundizw y hasta la .raiz ,y manifestar e el cuadro del verdadero estado natural, cuan distante se halla la desigualdad natural misma , de tener en el referido estado tanta realidad influencia como pretenden nuestros escritores. E n efecto, es muy fdcil el ver que entre las diferencias que distinguen i los hombres , muchas pasan por naturales, que no son nicamente otra cosa sino hechura del habito y de los diversos 86ueros Be vida que adoptan las hani-
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bre, en la sbciedsd :asI un temperamento robusto 6 delicado, la fuerza 6 la debiLiaad que de nden del proceden comunmente mas ien del modo duro 6 aferninado en el cual se ha estado criado, que en la constitucion primitiva de los caerpos :de \a misma manera sucede con LIs fnenas del espritu , y la educacion n o solo establece 6 hace la diferencia entre los entendimientos cultivados, y los que no 16 son, sino que aumenta aquella que se halla entre los primeros iproporcion de la cnltura ;porque si un &ante y un pigmeo marchan por un mismo camino, cada paso qae hagan el uno y el otro prasentara una nueva ventaja para e l gigante. Luego, si se compara la diversidad prodigiosa de la educacion y del gnero de vida que reina en las diferentes chses del estado civil , con la simplicidad y uniformidad de la vida animal y sa\vage , en la cual todos se sustentan d e los mismos alimentqs , viven de l a misma manera y hacen exactamente las mismas cosas, se comprenderh cuanto ,menor debe ser la diferencia de hombre ihombre en el estado natural que en el de la sociedad , y cuanto debe aumen)ar ta desiguaJda4 nataal eu 19 especie
( 68 1 hmnana par cansa de la desigualdad de institucion. Pero cuando la naturaleza afectase en la distribucion de sus dones tantas preferencias como se pretende, z que ventaja sacarian los mas favorecidos en p e r juicio de los otros ,en un estado de cosas que no admitiria casi nin una suerte d e relacioa entre eUos ? a l t donde no se conoce al amor, 1 de ue serviria la belleza 3 , De que sirve e entendimiento A . j gentes v e no hablan absolutamente ? y la astucia 6 aquellos que no tienen nin-. gunos negocios ? Yo oigo repetir sin cesar, que los mas fuertes ogrimirin los dtbiles ; pero que se me esplique 2 que es lo que quieren decir por la voz opresion ? Los unos dominaran con violencia , y los otros gemirh elaclavos de todos los caprichos de sus tiranos, Ve aqui precisamente lo que observo entre nosotros ; pero no veo como padiera decirse esto de los hombres salvages , A los que no se ~ o d r i a ni aun con , un trabajo infinito , hacerles entender ue cosa es setvidumbre y dominacion. hombre podria muy bien apoderarse* de los frutos que otro lia cogido, de h caza que ha muerto de la gruia que le
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servir
(69) servia de asilo, mas 2 como llegar jamar al punto de hacerse obedecer , coales podrhn ser las cadenas de la J p e n dencia entre los hombres que nada poseen? Si se me echa por la fuerza de un rbol estoy recompensado y d r f e c h o con irme 6 otro ; si se me atormenta en un sitio , 2 quien podria impedirme el ir a otra parte ? Si se halla por desgracia un hombre de una fuerza superior 6 Id mia , y ademas horrible y altamente acpravado, atrozmente feroz y perezoso, p?ra obligarme d proveer d su subsistencia en tanto que el permanece ocioso; es necesario igualmente que se.resuelva d no perderme de vista un solo instante, 6 tenerme atado perfectamente durante su sueo, de miedo de que no me escape 6 de que le mate , quiero decir ; que se ve forzado y constituido volantariamente i un trabajo mucho mayor y mas penoso que el qne queda evitar y que el que me da d mi mismo :despues d e todo esto ,si disminuye su vigilancia d pierde su energia un solo instante ,-6 un mido imprevisto le hace volver hacia otro lado la cabeza, entonces doy veinte pasos en laselva ,mis hierros se rompen a1 momento y no me torna 6 ver en toda su vidaa H
( 70 prolon ar iniltilmente estos p o r menores, ca a uno debe ver que los lazos de la servidumbre bo siendo formados sino de la dependencia mutaa de los hombres y de las necesidades recprocas que Los unen , es imposible el sujetar 4 uo hombre sin haberle puesto ates e n el caso de no poder pasarse de otro ; situacion que no existiendo sino en e l estado natural , deja por si misma la libertad del yugo, y hace que sea ilusoria mas - y vana la ley delhaber fuerte. que la Despues .de probado desigualdad es apenas sensible en el essu influencia es casi demostrar su origen y sus pro resos en los desenvolvimientos sucesivos el espritu humano :y despues de haber manifestado que lapef-rlid, las virtudes sociales , y las otras facultades que el hombre natural habia recibido en potencia , no podian jamas desenvolverse por ellas mismas ; tenian necesidad para efectuarlo de wncurso fortuito de muchas cansas ex6ticas que po,&an no haber tenido Lugar hunca ,y sin las cuales hubiera permanecido eternamente en m primitiva ton6titucion ; me quqda aun qae conside-
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casualidades que han podido perfeccionar larazon humana, deteriorando la especie; bacer nn ser perverso, constituy6ndole sociable, y desde un tdrmino tan distante traer enfin al hombre y al mundo al punto e n donde le vemos. Confieso que los acontecimientos que tengo que describir habiendo podido suceder de muchos modos , no me es sible el determinarme 6 decidirme so re l a e\eccion sino por conjeturas, pera ademas que estas conjeturas se convierten en razones, cuando son las mas probables que pueden deducirse de la-naturaleza de las cosas, y los 6nicos medios que pueden emplearse para descubrir la verdad, las consecuencias qae voy i deducir de las mias , no serin de ninguna manera conjetorales , puesto que no podr4 formarse , sobre los principios que acabo de establecer ,ningun otro sistema que no me diese los mismos resuru d o s y del cual na pudiep sacar las mismas conclusiones. Esto me dispensar4 de estender mis reflexiones sobre el modo como el iapsp del tiem o compepsa la poca rerosidid <os sucesos ; sobre el p d w .ti a
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( 7% 1 admirable de las mas ligeras causas ; cuando obran sin intermision; sobre l a imposibilidad en la que se est, por un lado , para destruir ciertas hipotesis si del otro no se hallan medios de darles el grado que se 'requiere de certeza en los hechos ; y sobre que de dos hechos que habiendo sido presentados, y dador como reales ara en azar por el conducto de una serie e otros intermediarios, desconocidos 6 mirados como tales ;es la historia, cuando se tiene , la que pertenece el dar.los que los unen ; y es la fi\osofia ,en su defecto ,6 quien toca et determinar 10s parecidos que pueden ligarlos: enfin acerca de que n materia de acontecimientos, la semejanza redace los hechos 6 un ntmero de clases diferentes mucho mas pequeo que puede imaginarse. " Creo me es suficiente el ofrecer estos objetos la alta consideracion de m@ jueces ;y pienso que me basta igualmente el haber hecho de forma que. los lector!s vulgares no tuviesen necesidad de considerarlos.
SEGUNDA PARTE.
ballb gentes bastante dciles y simples q u e le creyeron, fue sin disputa el ver. dadero fundador de la sociedad civil. jCnant0~ crmenes, guerras, homicidios, miserias horrores no hubiera evitado i i gnero L m a n o aquel que, arrancando las estacas 6 cegando el foso , hubiese itaiio i sus semejantes : guardaos bien escuchar 6 ese impostor ; vosotros erecerdis infaliblemente si olvidais que frutos son de todos , y que la tierra no pertenece 6 nadie ! Pero hay grandes presunciones y a ariencias de que entonces las cosas tabian llegado ya I un punto, en el cual no podrian existir por mas tiempo :porque esta idea de pro, piedad , procedieu)lo de muchas otras anteriores que no pudieron nacer sino sucesivamente, no se form de una vez solamente en el espritu humano ;fue necesario para e40 Baccr bastantes pro-
Por
adquirir suficiente industria J * transmitirlas apnentadas de edad en edad ,antes e llegar i este iltimo periodo del estado natural. Yoivamos pues d tamar las cosas desde mas alto, y procuremos el reunirbajo un solo punto de vista csia lenta sucesion de acontecimieptos y de conocimientos e a @u6rden rnaa natural. E l primer sentimiento del bombre fu el de su existepcia ,su primer cui&do e1 de su coo$ervacion. Las produccio~es de la tierra le sumiaistraban todos los vveres y recursas necesarios, el instiuto le conducia d hacer u$o de el os. E l hambre, y otros apetitos le hacian piperiventar alternativamepte divcr s modos que de exfstir ; hubo vn'o de en&llos Se k i t 6 d perpetuar su especie y esta inelinacion 6 propension ciega, desprovista de todo sentimiento del corazon , no producia otra cosa mas que un acto uramente animal : la necesidad satis.echa, los dos sexos no se recosocian p a s , y el hijo mismo no pertenecia m y 4 la madre, ea el momento que podia vivir sin el auqtlio de ella. Tal fue la csdacion del hombre al macer 5 !al f d l q vida ge irs animal limk
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(7);) cado precisamente 6 las paras sensaciones, el cual no se aprovechaba casi de os dones que le ofrecia la naiuraleza no pensaba de ninguna manera en utid &ame de mda de ella : mas mu pronto z e neces e presentaron diGcultades sano aprender 6 vencerbs : a rltura de l o s rboles quele impedia el alcanzar sus h t o s ,Ia concurrencia de los_animales que trataban igualmente el sastentarse de ellos, y la ferocidad de aquellosque consiraban contra su propia vida; todo ests oblig6 aplicarse 1 los ejer.icios del cuerpo, y fue indispensahie hacerse gil, ligero en la carrera, y vigorosa en el combate. Las armas naturales que son las ramas de Los irholes y las piedras, se hallaron muy pronto a sqdisposicion, 41 aprendi superar los ostaculos de la naturaleza, 6 combatir en los casos Eortuitos 4 los otras animales , y disputar su subsistencia A los hombres mismos, 6 a indemnizarse de aquello que se vi6 precisado de c e h r al mas fuerte. A medida que elgenero humano se propagab4, los trabajos y fatigas se multiplicaron con los hombres. La diferenda de !os terrenos, de los climas, y de las estaciones, pudo obligarlos & va
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(' 76 1 modos de vivir. Aos estCdes ,inviernos largos y crudos, y estos secos, calurosos y abrasadores que iodo lo consumian y aniquilaban, exigieron de ellos una nueva industria. E n las margenes y orillas del mar y de los rios , inventaron el sedal y e i anzuelo, y se convirtieron en pescadores 6 ictifagos: en los bosques se cons r tru eron arcos y flechas, y vinieron 4 ser 5ta caza res y grierreros ; y en 10s paises frios se cubneron con las .pieles de las bestias que habian matado. E l trueno un volcan ,6 alguna feliz casualidad les hizo conocer el fuego, nuevo recurso contra el rigor del invierno ;ellos aprendieron conservar este elemento en seguida reproducirlo y en fin preparar con 61 las carnes que antes devoraban crudas. Esta aplicacion reiterada que bacia de los seres diversos d 61, y de los unos 6 los otros, debia naturalmente engendrar en el entendimiento del hombre las percepciones de ciertas analogas. Estas relaciones que nosotros espresanios por medio de las voces, grande , pequeno-, fuerte d6bil , ligero, lento, medreso , atrevido, otras ideas iguales ? cmnparadas en a necesdad y casi sin pensar
( 77 1 ea ellas produjeron endn en 41 cierta especie de reflexfon, 6 mas bien una prudencia maqninal , que le indicaba las precauciones las m s urgentes para SU a segaridad.. Las nuevas luces qae resultaron de este desenvolvimiento , aumentaron su superioridad sobre los otros animales, baci4ndosela conocer distintamente. El s e ejercit y ocup en armarles trampas 6 lazos, mudndolos y cambidndolos de mil maneras diferentes afin de e asarles, y aun cuando muchos de aque los que odian serles tiles 6 perniciosos, tenian fuerzas muy superiores i las suyas en el combate, y mayor 1' ereza en la carrera, lleg6 con el tiempo ser el seor de 10s unos, y el' azote de los otros. AsI fue eomo la primera mirada que ech sobre s mismo produjo en CI el primer moi vimiento de orgullo ;y asi fue igualmente como, apenas sabiendo aun distinguir las clases, y considerhndose en la primera por su especie, se peparala desde lejos en pretender 6 ella por solo su individuo. Aun cuando sus semejantes no fuesen para dl lo que aon para nosotros, y que
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tilos
que con los otros animales, sin embargo PO dejaron de aingun modo de tener parte en s u observaciones. Las conformidades que el tiempo ndo bacerle aperciliu. entre ellos, su Lmbra , y 61 mismo, le biciemn juzgar de aqueilas no distinguia ,p viendo que se conucian todos de la misma suerte que Q hubiera hecho en iguales c:rcunstano d a s , concluy que sus mdos de pensar y de sentir eran enteramente tonform~s 4 los suyos ; y esta importante verdad, e bien establecida en su espfritu, ! hizo reguir y adoptar, por un presentiinient@ tan seguro y mas pronto que la Qaictica las mejores regias de conducta que le convenir, para su beneficio y seguridad, guardar oan ellas. lnstrnido por la espedeaeia, que el amor del bien estar es el salo mvil de las- acciones humanas , se hali muy pronto en estado de distingui~ wlas oiones raras en las cuales el interes comun debia hacerle contar con la asistencia de sus semejantq, y aquellas mas rar? todavfa en donde la concurrencia debla hacerle descapfiar de ellos. En el primer f?$Q se unia pon ellos en bandas, Q
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cuanto m&, por medio de una es e& de asociacion libre, que no obliga! a 1 b i nahie y qiie n o duraba sino tanto cuanto la necesidad pasageta ue la babia , formado. En el seg~ndo Ea a a00 OS- . taba el sacat S. !entajas, ya por la fuerza abietta ,si creia poderlo ~?nsegnir$ a por la destreza astucia ,.si se coa{ideraba el mas ddbii. Ve aquf de que modo los hbmbres pudieron adquirir in~ensiblemente alguna idea, aunqiie &osera, de los empear mutuos, y de la tentaja de desempearlos, mas era solamente en tanto ne l o exiga el interes presente y sensib e y nada mas : pdes la previsibn no era c~nocida ni tenia lugar entre ellos ] , I lejos de ocuparse de uzi por venir tea moto, no ensaba ni siqniera en el dia siete. trataba de coger un cieno, cada uno sabia muy bien que era in-. defectible para ello el guardar fielme~te SU puesto ; pero si uiia liebre pasaba en el interin cerca de alguno de ellos , no debe dudarse que no la persiguiese sin ningun escnpalo, y que habiendo lo-. grado aicanzar su presa, nb se le diese el mas mhimo cuidado de haber sido cansa de que sw compaaeros no hubiesen coaseguido coger la suya3
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E s facilisimo el comprender que se; mejante comercio no exigia' un lenguage mucho mas refinado que el de las coro neias 6 de los monas, quienes se atropan casi casi de la misma manera. Gritos inarticulados ,muchos gestos 5 y algunos sonidos imitativos, debieron componer durante largo tiempo la lengua universal, lo cual aadiendo en cada comarca algunos sones articulados y convencionales, de los que ,como ya te dicho, no es casi posible el esplicar a institucion , formaron y tuvieron lenguas particulares pero groseras, imperfectas y tales sobre poco mas 6 menos 4 las que tienen hoy dia diversas naciones salvages. Yo recorro con la velocidad del rayo una multitud de siglos, forzado por el transcurso del tiempo, por. la abundancia de cosas que tengo que decir, y por el proveso casi imperceptible en los principios ; porque cuanto mas lentos fueron en sucederse los acaecimientos tanto mas pronto se describen. Estos primeros progresos pusieron por fin al hombre en estado de hacer otros mas ripidos ; f a yroporcion que el entendimiento se ilustraba mas, mucho mas
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( 81 seperfeccionaba la industria. Bien pronto cesando d e dormirse bajo el primer rbol, 6 d e retirarse en sus cavernas, hallaron anas especies de hachas de piedras duras cortantes que les sirvieron para partir z a , cavar la tierra, J hacer chozas de ramas, las que imaginaron despues el revocar con arcilla y barro. Fue entonces' \a poca de una primera revolucion que form el establecimieuto y la distincion de las familias; que introdujo una suerte de proyiedal, de donde puede ser nacieron ya lafinitas querellas y combates. N o ostante como fueron probablemente, los mas fuertes 10s primeros que se construyeron habitaciones, los cuales se hallaban capaces y en estado de defenderlas, esde creerque los dbiles, tuvieron p o r oportuno y por mucho mas corto y se uro, el imitarles que el tentar de desa ojados ;y por lo que respecta aquellos que tenian ya cabaas, ninguno deV 6 tratar con empeo el apropiarse i la de su vecino, mucho menos porque n o le pertenecia , que porque le era intil , y que no podia apoderarse de ella sin esponerse Aun combate niuy reido y vivo con la familia que la ocupaba.
h p4meros desenvolvhnientoi dei s (torazon fueron efecto de una situaciod mueva, que ttunia en uaa habitacion ~ o m u alos niandos y las mugercs los tadreb y 10s hijos ; )a costumbre de WVW juntos produjo y di6 A luz los mas dulces seniirnientos, que han conocidd los hombres, el aitior conyqal y el amor paternal. +da familia vino ser una peque0-a sociedad tanto mas bien unida) manto que eran el aiecto reciproco , el cario y la libertad los dnicos lazos; i h e ehtonces chando se establech Ja iinrera diterencia en el modo de V ~ a e los dos sckos , que h u t a alli no ha2 bian tenido sino uno mismo. Las mu-. geres principiaron 4 ser mas sedentarias$ v se acostumbraron d mardar la cabaa 10s bijos, mientras q& el hombte iba A buscar la subsistencia toniun. Los dos sexos Comenzaron tambien pdr medid de una vida Iin pocb mas muelle, 4 pfrder algun~ cosa & su krocidad jr. vqor ;pero si cada uno sepatabamente + vino 6 ser menos A propdsito para coh* batir las bestias salvages, en recpmpensa les fue mucho mas fcil el reunirse para re&lirles en eoinue. E este nievo estado, con auia vida n
C 83 1 +q$e y solitaria , con unas n e c e s i ~ a d e ~ muy limitadas, y ccn los instrumentos que habian inventado para proveerse , , 10s hofires disfrotaado de upa ociosidad bastante esteosa se ocuparon en procurarse infinitas clases. de comodidades A deseonor~as sus p?@es ; g este fue el primer yugp que se impusierap sin pen*. el primer y priqcipal ipasar en 61, nantial de .os qa'es que prepararon 4 ~ u da,cen,&entes;p.orque ademas qut s continyarqn asi ,dpbilttindose. el cuerpo 7 el espiSts, sus comodidaaes habiendq or el hbito perdida p s l t.do cuaocq E s bacian agradables aI * o +iemp~ degenerando en verda .eras yecesidades Ta privacios d,e ell,as $no 6 s.er auq niaq p m l , qoe gra<a su psesi,on J era. , desgraciadsimos cyanc o !as pe~dian siq e r felices oseyendolas. Se de* aqui algo meioi., aunque confas.amente ate 4e que m.ado el vso d e la palabra so establecj6 6 ge rrfttccion~ jnseusibhmente eq el reqo. e cada fa; milis,, y se puede caoiecturar tambien a como dipersaq caus.as part,iculares p,ud+roa estender e1 lenguage ., y aceie-r progresos, hacindole mucho m;i4 ygeu?e. Qa.nd*es i,nusllac<ones, terre. 6
,d.
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( 84 1 motos cercaron 6 rodearon de aguas d de precipicios algunos cantones habitados, y revoluciones del globo separaron convirtieron en islas varias porciones le1 continente. Se concibe sin repugnancia, que entre los hombres reunidos de esta suerte, y forzados ivivir juntos, debi formarse un idioma comun , mas bien que entre aquellos que erraban libremente en las selvas de tierra firme ; asi ues, es muy posible que despues de os primeros ensayos de la navegacion ,fuesen los isleos los que nos hayan traido C introducido en re nosotros el uso de la palabra ; y es d lo menos muy rerosfmil , el que la sociedad y las lenguas tuvieron su orgen en las islas, y que all se perfeccionaron, antes de ser conocidas en el continente. Todo principi 6 cambiar de aspecto. Los hombres errantes hasta aqu en los bosques , habiendo adoptado un mbtodo mas slido y fijo, se aproximan con lentitud ,se reunen en diversas bandas ! y forman enfin en cada comarca nna nacion particular , unida por las costumbres y por el carscter, no por reglamentos ni ar leyes, pero si por el mismo genero $e vida y de alimcnios y por Ir influen-
cia comnn del clima. Una vecindad permanente no pudo dejar de engendrar con el tiempo algunos enlaces eotre vanas familias. Jvenes de diferentes sexos hatitaban las cabaas vecinas, el trato pasagero que exige la naturaleza trae con sigo muy pronto otro, no menos dulce mas permanente , respecto 4 la mutua &eceroentacion : acostombrImiose I considerar diversos ok>jctos, y a hacer comparaciones, es como se adquieren insensiblemente ideas del mkrito y de la hermosura , las p e producen sentimientos d e preferencia. A fuerza de verse ,no r e puede ya pasar sin volverse i ver. Un sentimiento tierno y dulce se inainua en el alma, y por la menor oposicion se convierte en un furor impetuoso : los zelos se despiertan y nacen con el amor, la discordia triunfa ,y la mas dulce y alaguea de todas las pasiones se L inmae \an rictimas humanas. h proporcion que las ideas y los sentimientos se suceden , que el entendimiento y el corazon se ejercen , el gnero homano contina domesticarse, los enlaces se estienden y propagan , y los vincnlos se estrechan y restcieaSe acostumbraron 4 reunirse en las puer-;
Prbol : el canto. y la daqza , verdaderos, ? o, &) amor y del ocio, u i n i e m ~ ser: , $s 61, qnpetenhpie8to. &.mag, biep la ocupa-, qion de. fas mugeres y & los hombre* ~ c i o sy s ~ congrega@s, Cah, W.O prinqipi4, d rniiar 3 los o t p s * y 4. querec ser * i d o ig-uahnqte , y la &d,macion @blka ~UVOSU precio, Aqtiei que cantaba d bayhba mejor, el mas bello ,el mas Qyerte., ef. mas Mbil y sagaz, 6 el mas qlocuente., fueros )os mag [email protected]~s q y he aqpf e l primer paso hjcia la desi, paihad y heii el vicio.al mism.~ tipmpo:, be estas prikjiras p r e f ~ q ~ n c i a c i e r q , ~s Je. U$ la&.lq:oapida. y el. -enosprecio , del otro ka v q @ i e ~ q la envidia ; y, y. k ferpentacion causada ,pore&os.nuevog. dcidos produjeran enfin ynw mixtos muy* jpnestog d. la' felic~dak 4 l$ ipoc.enci~ y Al. momenio, que los homb~e! priqc~,: iamg d apreciarhe mutuamente ,y. qu? a! ide? d. l. ~pnsideqyionse fonn6 en, 8.u~ iritug, p d a cuil ~ e t e n p i a tenec e el pe+nTc i ~ a ya n?, e pooiye impu:. uemente deja! e -qowed6rs.& d Iodos. Do #f. emanaro~los p,dmeros. yberes., de la ~ ~ b a n i d a d ,ayn +re !?S sa vages*. y de allf !o@, agravio qo!uni;'a~o se con7
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1.
en el ultr e ? porque c m d 14 que resuitaba de a injuria , el ofendido, ~ e i a menosprecia de su persona ;inel finitas yeces m u d o v a s inqnpiparcable que ) el mismo ma& I q qqui se o n p 4 que , cada uno castigado el dqprecio que le b a b i a ~hecbo 6 demosirado ,ba vna mapera propmioqada al caso que hacia de si mismo, las ven amas pri* cipiarop i r r lerribki, y tos h o m b m sanguinarios ccueks. Ve aqu precisa-, mente e\ gra a al & baby* llegado l a payor parte de los puebloa s?\vages que psg son conocidos ; y es por laha de nq haber distinguidosdcientemen~e ideas, las y observa?^ cuan distantes estaban 4 patos pueiAos del priqer estado naturar , por lo que mycbas se han apresurado 4 fallar qpe el hombre es naturalmedq cruel, y qqe tieee necesidad de pulimento para dulcificarse ; mientras que nada ea tan dulce camo 61 19 era eo su estado pripitivo, y cuanda colocado por la nataraleza idistaqqas ' uales de e !os brutos y de ;is luces uiqeqtas del &vil,-y )imitado guahgentc por $1 instinto y por Iq rqzon 4 pcesenarse del mal que le amenazaba , se absteni* por la $edad n@url\dq h-er por s,qi&f
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( 88 mo mal nadie , sin verse obligado ello por algun motivo poderoso , a u n despues de Laberlo sufrido ; porque segun !el axioma del sabio Locke , no podd h b e r injurio all en donde no hay pmpiedad. Pero es necesario obsekar que principiada ya la sociedad y establecidas igualmente las relaciodes entre los hombres , exigian en ellas cualidades diferentes de las que tenian de su constitucion primitiva ;-que principiando la moralidad A introdacirse en las acciones humanas. siendo cada uno, antes que habie& re es , el solo juez y vengador de las o ensas que habla recibido la bondad proporcionada y provechosa al puro estado nataral no era ya la que convenia 4 la sociedad naciente ; y que era forzoso que los castigos aumentasen en severidad 4 medida que las ocasiones d e ,ofender se hacian mas frecuentes, SUpuesto que era el terror de l vena amas quien debia ocupar el lugar del freno de las leyes, En esta rtencion aun cuando los hombres hubiesen llegado d ser menos sufribles 6 tolerantes !y que la piedad natural hubiese ya esperlmenbad~ alguna alteraeion, este perodo del desenv~lvimientode las facdtades humana6 9
siendo un justo medio entre la indolencia a del estado primitivo y L impetuosa actividad de nncstro amor propio, debi ser l a epoca la mas feliz y la mas doradera. Mientras mas se reflexiona acerca de esto, mas bien se advierte ne este estado era el menos propenso rerolociones, el mejor y mas 6 gropsiio p?ra el hombre @) , y del ca no ha de ido salir sino por alguna fonestisima casoalidad , la que por la felicidad y utilidad comun n o debi jamas haber tenido Iagar. E l ejemplo de los salvages , 4 los que 6 casi todos se han hallado en este unto parece confirmar que el qdoero tumano estaba hecho para permanecer . eternamente su 41 que este estado es el de. la verdadera joventod del mundo, que todos los progresos ulteriores han sido en la apariencia otros tantos pasos hechos hacia la perfeccion del individuo,, y en la realidad no han sido sino hacia la b decrepitud de la especie. E n tanto que los hombres se content8ron de sas cabaas rsticas ,en tanto que se redujeron a coser sus vestidosde pieles con espinas 6 con huesos , 6 aderewrse coo plumas y cooctias , pioprse e cuerpo de varios colores, perfeccioJ
( 90 ) par y hermosear sus arcos y sas ffeehas~ 6 constrair con piedras 'cortantes a i g n n q canoas de pescadores 6 algunos, groseros instrumentos de u&ica, eo una plabra, en tanto que.09 se a karoa sino 4 obras que uno solo godia acer ,y 4 artes que no tenian necesidad del concurso de niuchas manos, \rivieron libres y sanos, fueron b y e G y dicho,sos , tanh cuanta poqiaq ser19 por $4 n,at.uraleza eoniin,urron A disfwar egtre d o s dg hrllezas y dulzuras de qn ~ooiercib hdepeadiepte, peco esde el instante eg que qn hombre tuvo necesidad del auxrli~ de atw ; desde que se apercibieron que era 6 1 pnq sol9 el tener. ~ravisiopes 11 par3 dos la Igyaldad desag+reci!5, l$ propiedad. se introtlujq, el .~rabiajo ving 8 ser indispensable , y las vastas selva$ l e ~ q e t . ~ , o ~ f o s ea~agradabks y rit e oq oueas campias , que fue p q u s o re a i $04 d sudor de los~h,wbr+, e? as euales se vieron muy pronto 4 a escla7 vito.4 y 4 la m&ia gerqiioar y crecer coa las cosechas, La metalurga, p ! agricultuo fueroq. a 14s 44s. artes cqya iqvenci.on produjo, esta grande ~evalucion.Para el poeta ,. es el QW y b piara, pero. para d fil6~qfo,,,
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~ e l bierio y el t+ 16s *e haa tia &i 'trilizad6 los hombres , y p e d d o d gnero bumano : as el ano y el otro eran desconocidos I 16s salvages de Ia Amrica, por l'o cual han siempre -esobgistido tales :los otros pdeblos ateciad '$y.~almefite haber peroiam&io irbaros en el inteAn Qiie hah practicado el tino he estos artes sin el otro 5 y una de i~ h a s sJlaas iazoties piie ha uede ser, e r a decir por que causa %umpa ha ~ l d o sino antes, d lo menos mas gene, r Que irilnfente y n i e j ~ dviKza~ las otra$ artes del mundo, es porque ella es i vez Ia abtmdmtte en Yerro > y L mas fkrtil en trigo. Es bu). & 1 d eonjeeturar de qttc fa bodo los hombi'es ban llegad6 1cono2er y A emplear i 1 hierro C prier que no &S creible que hayan imaginado or si miunbs el estraer la materia de a d n a , el darle las pveparaciones Indispensat es ara ponerla en fandiciod antes de shber o que de ella resdtaria. Por 6tra parie , se puede tanto menos a'tribur esle descdbrim'ient~6 a b n ineendio accidental , cuanto las minas no se forman sino en los siii ridos Y de$nador de irboles y de plantaa ) da '
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rnerte que se diria que la naturaleza hahia tomado sns precauciones para ocul-. tamos este fatal secrelo. No queda, pues* otra cosa sino la circunstancia estraordinaria de algisn volcan , que habra dado 6 los observadores , arrojando materias metlicas en licuacion ,la idea de imitar esta operacion dc la naturaleza ; y aun es prcciso suponerles mucho animo y prevision para emprender un trabaje tan. penoso, 7 para reconocer desde tan enorme distancia , las ventajas que de ella podian sacar ;l o que no e@propio ni conviene casi nunca sino 5 entendimientos algo mas egercihdos de lo que dehian ser estos. E n cuanto t la agricultura, sus prin-. &pos fundamentales eran conocidos mucho tiem o antes que so practica fuese estableci!t a ; y no es casi posible el que los hombres, ocupados sin cesar en sacar su subsistencia de los rboles y de las plantas , no tuviesen iticontinente el con~cimientode los conductos 6 vias que emplea la naturaleza para la eneracion de los vegetales : pero Su in ustria n o se dirigi6 probablemente sino muy tarde hicia este objeto, ya sea respecto 6 que los rboles, que con la caza y la pesca
t 93 1 p v e i a n suficientemente Q su maauten-. cion , n o tenian necesidad de sus cui-. dados, ya por falta de conocer el uso del tri o , y porlieatecer de prevision acerca de as urgencias futuras, y ya sea enfin o r faltarles los medios para impedir 6 otros el a p m p i a m el fmio de SD trabajo. Cuando llegaron 4 ser mas industriosos, se puedo creer que valiCndose de piedras afiladas y de palos puntiagudos, principiaron d cultivar algunas legumbres 6 raices al rededor de sus cabaas, m w cho tiempo antes de saber preparar e l trigo, y de tener los instrumentos necesarios para la cultura en grande sin cont a r que para entregarse d esta ocupacion y sembrar tierras , es forzoso resolverse i perder infaliblemente alguna cosa, para ganar nrucho en lo sucesivo ; precaucion muy distante del genio y entendimiento del hambre salvage, que esperi-, menta y tiene , como ya he dicho, un irabajo demasiado mprobo ,6 mas bien una repugnancia innata , en pensar por la maana cn sus urgencias de la noche. La invencion de la sotras artes se hizo por consecoencia indispensable , para obligar al gtnero humano i aplicarse 6 la de la agricnltura. Desde el moments K
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en que los bombns fueron necesarios para fundir y forjar el hierro , hubo tambieu necesidad. dc otros lrombres para mantenerlos. A proporcion que cl nmero d e los obreros se muliiplicaba disminuian los brazos empleados en proveer la subsistencia comun , sin que hubiese por esto menos bocas para el consumo, y como que fue fonosoel que los unos tornasen vvcres en cambio de su hierro, los otros encontraron enfin el secreio de emplear d hierro para la multiplicacion de los viveres ; de all nacieron, de un lado ' la labranza y la agricultura y del otro el arte de trabajar Los metales y de multiplicar sus usos. De la cultura de las tierras se sigui ." precisamente su repariicion , y de la propiedad una vez reconocida, las primeras reglas de justicia : pyes para dar A cada c i d lo suyo es indispensable que cada uno deba tener alguna cosa : esto s e agrega que los hombres principiando 6 - dirigir sus miras hcia el porvenir ,y teniendo iodos algunos bienes que perder, no habia ninguno entre ellos que no tuviese que temer por si la represalia de las perjuicios que pudiese hacer cualquier otro. Este origen es tanto mas
natnral cuanto es imposible el coarebir la idea de la propiedad naciente de otra cosa que del trabajo personal ; porqne no se ve, ni se comprende lo que el hombre, ara apropiarse los objetos que el no Iia gecbo , podo dar , 6 poner para ello rdemas de su trabajo. Es solo el trabajo el que d a d o derecho al cultivador sobre el roducto de la tierra que ha labrado, se o da tambien por consecuencia sobre cl terreno mismo , lo ,menos hasta la cosecha , y as de ao en ano 10 que constituyendo una posesion continua se transforma facilmente en propiedad. Cuando los antiguos, dice Grocio, dieron i Cres el epteto de legisladora , y i una fiesta celebrada en su honor el nomb r e de TesmofoorWJ, bicieron ver con esto que la reparticion de las tierras ha producido un nuevo gCnero de derecho , es decir, el derecho de propiedad diferente del que resulta de la ley natural. Las cosas hubieran podido permanecer igualadas, en este estado , si los talentos bubiesen sido iguales , y que el empleo dcl hierro, por ejempl,>,y el consumo da los vveres hubieran siempre guardado n o exacto equilibrio : pera la proporciDa que no habia nada yue la maaiu-
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tiese fue muy pronto destruida el mas fuerte hacia mas labor ; el mas sagaz sacaba mejor partido de la suya ; el mas ingenioso hallaba medios de abreviar el trA;iio ; el labrador tenia mas necesidad de hierro, y el herrero mucha m a s de trigo ; p trabajando todos igualmente , el uno ganaba mucho, mientras que el otro apenas podia vivir. Es ues asi como la desigualdad natural se %esplirga insensibiemente con la de la co~i~binacion. es asi como las difereny cias de los hombres desenvueltas por las d e las circunstancias , vienen ser m a s palpables, m a s permanenies en sus efectos , y principian irifluir guardando l a misma proporcion sobre la suerte de los particulares. Las cosas habiendo llegado hasta este punto ,es f6cil el imaginar el resto. YO n o me detendrd en describir la inven-. cion sucesiva de las otras artes, 10s progresos de las lenguas, einpleo de los t a l e n t ~ s , la prueba dad ,desigua e' . d e los bienes , el uso 6 el abuso de las riquezas, ni tados los pormenores que siguen d estos , y que cada cual puede coinodaniente agregar. Me limitar u& carneate 4 echar, una ojeada nobre cl
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( 97 gdnero humano colocado en este n w v o &den de cosas. V e aqu enfin todas nuestras facultades desenvueltas, la memoria y la imaginacion en movimiento, el amor propio interesado ,la razon puesta en actividad, y el entendimiento casi habiendo ya Ilegado al termino de la perfeccion de que e s susceptible, H e aqui tambien todas las cualidades naturales puestas en accion. la clase y la suerte de cada hombre establecidas ,n o solamente. sobre el nmero d e los bienes y del poder de ser til 6 de daar, pero aun sobre el eniendimiento, la hermosura , la fuerza 6 la destreza, el mrito o los conocimientos ; y estas cualidades siendo las solas que podia~ atraerse 6 grangearse la consideraciop, se hizo muy pronto indispensable el tenerlas 6 el afectarlas. F u e necesario para la utilidad individual el manifestarse otro de lo que $e era en realidad : ser y parecer vinieron A ser dos cosas totalde esta distincion mente diferentes salieron 4 luz el Jsto aspmbroso, la astucia enga4osa , el artificio malicioso todos los vicios que forman la comi?ivr de estos. E n este supuesto de libra independiente que eraantes el hombreG K3
( 98 1 he le aqui por un immenso nlimero de nuevas necesidades sometido, por decirlo asi , d toda la naturaleza ; ,y sobre todo 6 sus semejantes de los cuales viene 5 ser esclavo ,aun cuando llegue ser s u seor ; rico , sus servicios les son indispensables ; pobre, tiene necesidad de sus socorros, y la mediocridad no le pone en estado de poder. asar sin el auxilio de alguno de ellos. e s forzoso enfin q u e trate sin cesar de atraerse la voluntad de ellos , y hacer de modo que se interescn en su suerte; 6 igualmente d e bacerles ver en realidad 6 en apariencia las ventajas que ellos deben sacar ocundose y trabajando por la suya ; todo cual le convierte en blaz y ariificiaao para con los unos, imperioso y cruel para con los otros, y le pone en la dura situacion de enganar todos aque110s de quienes tiene necesidad, siempre ue' no halla medios de hacerse temer que no encuentra su interes e n senirles dtil~nente.Enfin la ambicion devoel ardor d e aumentar su rijadora, ativa , mocho menos por una queza re verdadera necesidad, que p v colocarse en un lugar superior los demas ; estas dos Arpas inspiran 6 todos los h a y .
( 99 1 hres la horrenda y negra propension de perjudicarse mutuamente y una envidia zelotipia secreta tanto mas daosa, cuanto que ella se presenta, para dar su olpe ron mas seguridad, disfrazada con fos adornos de la benerolencii : cu una palabra ,concurrencia y rivalidad de una parte , oposicion de intereses de la otra, y siempre el deseo oculto de hacer su negocio en perjuicio de los demas; todos estos males son hijos del primer efecto de la propiedad , y la comitiva inseparable de la desigualdad naciente. Antes que se hubiesen inventado los signos representativos de las riqoczas estas no podian consistir en otra cosa sino en ganados tierras, los solos bienes reales que los iombres podian poseer. Luego que las heredades se aumentaron hasta e n nmero y en estension ocupar toda la snperficie de la tierra y estar contiguas las unas con las otras, estas no pudieron agrandarse mas, sin@ 5 costa de las otras , y los supernumerarios quienes la debilidad 6 la indolencia babian impedido el adquirir bienes d su turno. viniendo A ser pobres sin haber perdido nada, respecto s que, cambiando todo al rededor de elias, era*
( IQO doiramente ellos los que n o babian cambiado , se vieron obligados a recibir 6 4 arrancar su subsistencia d e las manos d e los'ricos, de aqu principiaron nacer, segun os diversos carcieres de los un:is y de los otros, la dominacion y e l vasdlage ,la violencia y las rapias. Apenas los 600s llegarou 4 conocer por su parte el placer de dominar , cuando al mnmento desdeiiaron todos los otros, y sirviendose d e sus antiguos esclavo^ para hacer otros nuevos, ya no pensarou en otra cosa sino en subjugar y somciar 4 todos sus vecinos: parecidos aqueHos lobos hambrientos que habiendo una vez gustada la carne humana desechan y miran con tedio calquier o l r s &mento, y no quieren ni aesian otra cosa sino el devorar hombres. F u e asf corno los mas poderosos 6 los mas miserables coestifuyendo de sus fueizag 6 de sus necesidadas una especie de derecho sobre los bienes agenos ,equivalente, segun ellos, al de la ~ r o y i e d a d la igual; dad asf despreciada y rota, se vi6 seguida del mas h o r r ~ r o s o desrden ; fue as .mbien como las usurpaciones de los ricos,. los latrocinios de tos pobres, y las asiones desen5e.rnadas dealos uoor 7 S e los
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otros, sufocando la piedad natural y la voz aun dbil de la justicia, convirtieron d Los hombres en avaros ,ambiciosos y perversos. Se suscitaba entre el derecho del mas fuerte y el del primer ompun& un conflicto perpetuo, el cual no se terminaba sino por medio de combates y de muertes (q). La sociedad aun en su cuna hizo lagar al estado de guerra el mas terrible : el g6nero humano envilecido y desolado no pudieodo ya retrogradar, ni renunciar las adquisiciones desgraciadas que habia hecho, y no trabajando sino en su deshonor por el abuso de las facultades preciosas que le honran, se condujo por si mismo al borde del precipicio y prbnmo A su total mina. Attonihu noritite mali ,diresque, miserque, EflBgere optat oper , et que mod6voverat ,odit. N o es posible el que al cabo los hombres no hiciesen reflexiones acerca de una situacion tan desdichada infeliz , sobre las calamidades de que se hallaa n abrumados. Los ricos sobre todo debieros muy pronto reconocer cuaa perjudicial y nada ventajoso era para ellos tina guerra perpetua, en la cual pagaban solos todos los gastos, y en
donde el riesgo de la vida era comnn v el d e los bienes particular. Ademas , h e r a cual fuese el motivo con que cpisiesen colorear sus usurpaciones , ellos conocian suficientemente que n o se hallaban establecidas sino sobre un derecho . precario y abusivo , y que no habiendo . sido adquiridas sino con ,la fuerza , L a fuerza yodia volvCrselas d quitar , sin que tuvlesen razon para quejarse de ello a q n e l l ~ smismos quieaes habia enriquecido solo la industria , no podian casi fundar su propiedad sobre mejores titulos. Coahpiera de estos podia , al parecer, decir para manifestar probar su r a m o y derecho : yo soy e que ha edificado. esa pared , y he ganado ese t e r r e n o , por medio de rni trabajo ;? Y quien os ha dado las delineaciones, podian reponderl e , y eii virtud de que yretendeis el ser pagado nuestras espensas ,de un trabajo que nosotros no os hemos impuesto ? J lgnorais acaso que un nmero iom-nso de vuestros hermanos perecen . 6 sufren de irtiseria , por causa de loi bienes que teneis sobrados ,y que OS era indispensable un consentimiento espreso y u n h i m e del fi6nero humano para apropiaros de lo que pertenece 8 la
103 I d s i s t e n c i a comnn ,todo cuanto eseede da m e s t r a ? Destituido de razones sdidas y valederas para justificarse, y de fuerzas suficientes para defenderse , aniquilando facilmentc a uno solo pero aniquilado l mismo por el gran ndmero de handidos ; solo contra todos y no sindole posible, causa d e las envidias mutuas, unirse con sus iguales contra unos enemigos unidos por la esperanza comun del pillage, el rico obligado por la necesidad , concibib finalmente el proyecto el mas meditado y capcioso q u e ha podido caber e n el esplritu humano; y fue el de emplear en su favor las fuenas mismas de aquellos que le atacaban, d e hacer sus propios defensores de sus adversarios , de inspirarles otras mximas, y de darles unas instituciones que le faeseo A l tan favorables , como el derecho natural le era contrario. Con este objeto , despues de haber mnnifestadn sus vecinos e l horror de una situacion que armaba A lar unos conlra los nlros, que hacia tan onerosas sus posesiones como sus necesidades, . y. e n la cual nadie podia hallar su s e p ridad, ni en la pobreza ,ni en la riqueza invent con facilidad razones especiosas
, ,
( 'O$ 1 para atraerse 5 todos y conseqir sds tentos. .a Unmonos , les dilo , para u preservar de la opresion a los dkbiles, u contener los ambiciosos, y asegurar n a cada uno la posesion de todo cuanto le pertenece ; instituyamos teglamenu tos de justicia y d e paz 6 los cuales u estn todos obligados a conformarse w que no esceptuen nadie, y que repau ren de cierto modo los caprichos de la u fortuna ,sometiendo de la misma mau nera al poderoso y al pobre A servicios u y deberes tuo os. E n una palabra, u en lugar de dirigir nuehtras fuerzas contra nosotros mismos, reunmos\as u en un poder supremo que nos gobierne, t por medio de sabias y justas leyes, que 8, ~ r o t e j a defienla todos los miembros y u ,de la asociicion , repela los enemigos comunes, y que nos mantenga en u n a a, eterna concordia P . No fue necesario ni aun la mitad del equivalente de este discurso , para persual'ir hombres groseros , muy fciles de seducir, que tenian ademas muchos . asuntos que aclarar y ventilar e n t r e ellos para n o poder permanecer sin 6rbittus , y demasiada avaricia y ambicion para que les fuese posible e&tir por mas
tiempo
tiempo sin tener seores. Todos c o d e ron y se anticiciparon 6 recibir sus cadenas , creyendo asegurar su libertad ; porque pesar que tenian bastante rnzoa para conocer las ventajas qrie les resultarian de un establecimiento poltico les fatalba la esperiencia para prever los peligros y perjuicios que podia ocasionar : los mas capaces para presentir los abusos, eran precisamente aquellos que contaban el aprovecharse de ellos ; y Los sabios mismos vieron que erxforzoso el resolverse saciificar una parte de su.libertad , y erder uo brazo para salvar el resto de cuerpo. T a l fue 6 debi ser el origen de la sociedad y de las leyes , las que dieron nuevas trabas los pobres 7 nuevas fuerzas los ricos (r) destruyeron pata siempre la liberiad natural fijaron para in etrrnum la ley de la propiedad y de 13 desigualdad ; de una sagaz usurpacion liiciernn un derecho irrevocable , v por cl beneficio ,6 utilidad de algunos ambiciosos , sometieron desde entonces todo el g h e r o huinano a l trabajo , d la servid~iinbre,A la pobreza y la miseria. S e ve claramente d e o que modo el 'establecimiento de una s :
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ciedad sola, bizo indispensable- el de todas las demas, y como , para resistir i las fuerzas unidas, fue necesario unirse igualniente. hlultiplic4ndose las sociedades , 6 propagndose rapidamente, cubrieron muy pronto toda la superficie de la tierra, y ya no era posible el hallar u n solo rincon en el universo en donde se pudiese estar manumiso 6 exento del yugo, y sustraer su cabeza de la cuchilla, infinitas veces mal dirigida , que cada hombre veia perpetuamente suspendida sobre la suya. E l derec3o civil habiendo de esta suerte venido ser la regla comun de ras ci'udadanos, la ley natural no tuvo ya lugar sino entre las diversas sociedades, en donde bajo el nombre de derecho de gentes, fue atemperada por algunas convenciones tacitas, afin de hacer posible el irato y comunicacion , y suplir la conmiseracion natural ,que ya n o reside, perdiendo de sociedad en rociedad casi toda la fuerza que ella tenia de hombre e:, hombre , sino en algunas grandeo almas cosmopolitas , las "que, iras~asandolas barreras imaeinarias Que sep&an los pueblos, abrazan b ejemplo del ser soberano que laq ha creado, todo el genero humano e n e l ardor sagrado de su benevolencia.
10: 1
Los cuerpos polticos permaneciendo
p o r esta causa entre ellos en el estado natural , se resintieron muy en breve de l o s incoovenientes que habirn obligado los particulares 6 salir d1 , y este est.do vino ser aun mas funesto entre estos grandes cuerpos, que antes lo habia sids entre los individuos de los aue se encontraban compuestos. D e iqul tuvieron origen las gnerras nacionales, las batallas, las muertes, las represalias, que hacen temhlar &-la naturaleza , y coml a t e n A la razon, y todas estas preocupaciones horrorosas que colocan en l a clase de las virtudes, el honor de derramar la sangre humana. Las gentes mas d e bien y honradas aprendieron contar en el nmero de sus deberes el de asesinar A sus semejantes : se les vi enfin d los hombres destruirse por millares sin saber porque , y se cometian mas mueries en nn solo dia de combate, y mas horrores e n la toma de una sola ciudad, de los que se habian cometido en e1 estado naiural duranie siglos enterossobre toda la superficie de la tierra. Tales son los primeros efectos que se descubren en la divirion del gnero humano en diferenies so ciedades :tratemos ahora de su iristiti+
cion,
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Y o s que muchos han dado otros origenes A las sociedades politicas, como ,las conquistas del mas poeroso 6 la union de los mas dbi-s ; y la eleccion entre estas causas es diferente segun vo A establecer : sin embargo la que aca o de esponer m e p?rece la mas natural, por las razones siguientes. I . Que en el primer caso, e l derecho de conquista no siendo de modo alguno un derecho, n o ha podido por esta causa fundar ningun otro y e l . conquistador y los pueblos conquistados permaneciendo siempre en estado de guerra, Q menos que la nacion repuesta en plena libertad no elija voluntariamente su vencedor o r su efe no ha podido tampoco esta3 ecer iiinguna clase de derecho Hasta entonces t?das las capitulaciones que se hayan hecho, como q u e n o han podido basarse sino sobre la violencia , y que por consiguiente son nulaspor el hecho mismo, n o puede constituir en esta hiptesis ni verdadera sociedad, ni cuerpo poltico ,ni otra ley que la del mas fuerte. a, Que estas voces de &e& y de dbil son equvocas e n el segundo caso ; que en el intervalo que se encuentra entre el esiablecimiento del r derecho de propiedad 6 de ~ r i m acu-
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r,
espresado por los de polrc y de &o, porq u e en efecto el hombre no tenia antes de qae hubiese leyes otro medio de subjugar a sus iguales sino apoderandose de sus bienes , 6 dndoles alguna parte de los pobres no teuiendo sino so libertad , huuna gran locura de parte de ellos, el privarse voluntarianiente del nico bien que les quedaba, para n o ganar nin una cosa en cambio ; que al contrario, fos ricos siendo, por derlrlo as ,sensibles en todas las artes de sus bienes, era mucho mas fci el heceiles dao, y que ellos tenian en esta atencion mucho mas precauciones que tomar 6 efecto de precaverse de el ; y que &fin esta mas en razon el creer ue una cosa h a sido inventada por aquel os A quienes es til, que no por aquellos d quienes per' udica. $n este supuesto el gobierno nacieote n o tuvo una forma constante y regular. L a falta de filosofa y de esperiencia no dejaba apercibir otra cosa mas que los inconvenientes presentes ; y no se pensaba nunca en remediar i los demas sino
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dc todos los cuidados y trabajos de los mas sabios legisladores, el estado politico permaneci siempre muy imperfeeto, res ecio que era casi hechura de la casuali ad ; y que mal principiado, e1 tiem~o ~ u d o no iamas. descubriendo los los remedios, redefeltos y ;u&odo parar los vicios de la constiiucion; se corregia y enmendaba sin cesar, en lugar que hubiera sido mas conveniente comenzar por purificar el aire y separar todos los materiales viejos , como Lizo Licurgo en Esparta , para construir 6 levantar un buen edificio. La sociedad no consistia casi en otra cosa sino en alnas convenciones generales, que todos particulaves se obligaban 1 observar, y de las cuales la comunidad salia por garante 6 cada uno de ellos. Fue forzosa . que la esperiencia demostrase cuan dbil era semejante constitucion ,y cuan f&ik era igualmente ilos infractores el eriiar la conviccion 6 el castigo de unas faltas de las cuales el pueblo solo debis ser el testigo y el juez : fne indis ensable qne la ley se viese eludida de mi modosz fue necesario tambieo que los inconvenientes ylos desrdenes se multiplicasen sin
intermision , para que pensasen enen el confiar d particulares el peligroso d e p b sito de la autoridad pfiblica , que cometiesen magistrados el ce o y cuidado de hacer observar las dbiles aciones del pueblo : porque el decir que las gefes fueron elegidos aiites que la confederacion estuviesen instalada, y que los ministres de las leyes existieron antes qne las Leyes mismas, esta es una suposicion tan ridb d a , quc no merece ser impugnada seriamente. Seria tambien un absurdo el creer que los pueblos sin mas ni mas se han arrojado entre los brazos de un seiior absoluto, sin condiciones y para siempre, sin apelacbn, y que el primer medio que hayan imaginado los hombres altivos C indmitos, de proveer la seguridad comun ha a sido el de precipitarse en la esclavitud: E efecto, ,j para que se han dado n superiores, sino es para que los defiendan contra \a oprcsion , protejan sns bienes, SU libertad y sus vidas, que son , por decirlo as, los elementos constitutivos de su ser? Bajo este concepto , y siendo asi , que en las relaciones de hombre $ hombre lo peor que puede acoatecer al.ano es el verse eomelido y A la
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( 1x2 discrecion del otro, 2 no .hubiera sido contra todo buen sentido el principiar por despojarse , y abandonar entre las manos de un gefe ,las nicas cosas para la conservacion de las cuales tenian necesidad de su auxilio ? 2 Que cosa podia 61 ofrecerles que fuese equivalente con' la concesion de un tan bello derecho ? d Y si 61 hubiese osado exigirlo, bajo el pretesto de defenderlos , no hubiera recibido al momento la respuesta del apblogo : que mas nos pedr .hacer el enemigo ? Es pues incontestable , y esta es la nixima fundamental de todo el d recho poltico , que los pueblos se han dado gdes para defender su libertad ,y no para que los hagan esclavos. Si &mmos un prncipe &da PZinio & Tmjano , w aJ;n que ras preserve & tener un seZor. . Nuestros politicos establecen sobre e l amor de la libertad los mismos sofismas , que los que nuestros flosofos han presentado sobre el estado natural.: en virtud de las cosas que ven , juagan de cosai muy diferentes que no han visto jamas , y atribuyen los hombres una propension natural la escPavitub $. e n razon de la paciencia coa la cual aquellos que tienen d la vista suportan y sufren la
( 1x3 soya sin pensar que sucede lo misme Eon la libertad como con la, innocencir y L virtud , de las cuales no se conoce a e\ precio sino en tanto que uno mismo disfruta de ellas, y, cuyo conocimiento se pierde al momento que ellas dejan de existir. Yo conozco las delicias de tu pais , decia Brasidas i un Sitrapa que comparaba la vida .de Esparta con la de Pers6polis pero tu no puedes conocer los placeres del mio. De\ mismo modo que un corckl indb. mito eriza sus crines, da coces al aire , palea la tierra se resiste y mueve impetuosamente solo i la vista del bocado , mientras que un caballo adestrado sufre aciencia la vara y las espuelas .On e bombre brbaro no dobla nunca asi s u cerviz al yugo que el hombre civilizado sufre sin murmurar ni quejarse, y prefiere la mas borrascosa y peligrosa 11bertad d la esclavitud mas dulce y trauquila. No es de modo a b n o por medio del envilecimiento de los pueblos sojuz- . ados y esclavos por donde debe juzgarse %e las dirp~siciooes naturales del hombre ' en favor 6 en contra del vasallage 6 servidumbre ; pero s por los prodigios que han hecho todos los pueblos libres afia
de precaverse de la opresion. N o ignoro que los primeros no hacen otra.cosa sino ensalzar sin infermision la paz y el reposd de que disfrutan en sus cadenas , y qne miscrrimam sendulem p c op CllnrJ : am mas cuando veo 4 los otros sacrif! car los pla. ceres , el reposo , la riqueza ,el poder y aun la vida misma por la conservacion de este solo bien, tan despreciado d e aquellos qiie le han perdido ; cuando veo los animales que nacieron libres, y que aborreciendo la cautividad, s e esirellan la cabeza contra las rejas de su prision ; y cuando obdervo enfin una multitud inmensa de salva es desnudos, mirar con tedio las sensunfidades Eom-. peas , despreciar el hambre , el hier-S ro y el fuego , la muerte por conservar solamente su independencia , eo- . nozco y esperimento que ao es dado, ni pertenece por ningun titulo, 6 10s esclavos , el discutir y el hacer raciocinios sobre la libertad. Por lo que hace d la autoridad paierntll , de la cual muchos hacen derivar el gobierno absoluto y toda la sociedad, sin recurrir las pruebas contrarias de Locke y de Sdney , ser suficiente el observar, que nada hay en el mandw .
( 115 1 tan distante del espiritu feroz del despotismo como la dulzura de esia autoridad, que mira mas bien 4 la ventaja del que obedece que 4 la ntilidad del qae .manda ; que con respecto 4 la ley natral-, el padre no es dueio del hijo sino durante e\ tiempo qnc, su auxilio le es necesario, que pasado este termiao &nen . A ser iguales , y que entonces el hijo , independiente del padre , le debe nnicamente el respeto , pero no la obediencia.; pues el agradecimiento es un deber que es muy justo reconocer, pero n o uu derecho que pueda exigirse. En lugar do decir que la sociedad civil emana del poder paternal , seria mncho mejor que se digese que es de ella de quien este poder deriva su fuerza principal ; an individuo no fue reconocido por padre d e ninchos otros, sino cuando ellos perkanecieron reunidos en su compaia, b bienes del padre, de. los que es vers daderamente 61 el dueo , son los vfnculos que retienen 4 sus hijos bajo su dependeueia , y puede no darles parte en su sacesion, sino en proporeion qiie se hagan acreedores d ello, por su continuo respeto , y por la obediencia A sus voluntades\ Luego lejos que los vaoa-:
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110s tengan algun favor semejante que es-' perar de su dspota, como le pertenecen en propiedad, tanto ellos como todo cuanto poseen 6 lo menos el lo pretende asi , estn reducidos 5 recibir como una gracia el que les deje gozar de sus propios bienes ; 41 obra en justicia cuando los despoja y priva de ellos ; les hace merced si les deja la vida. ' E n continuando de esta suerte en e l examen de los hechos por el derecho , no se hallarsi mucha mas solidez que vetdad en el establecimiento voluntario de la tirana, y seria muy dificil el manifestar la validacion de un contrato que no obligada sino iuna de las partes ,6 ea el cual se hallaria todo de un lado y nada del otro , y.que no se emverliria siso en perjuicio del ue se obligaba. Este sistema odioso se ha la muy distante de ser hoy dia el de los sabios y buenos monarcas, y sobre todo de los reyes de Francia , como pueden verlo en diversos prirrafos de sus edictos, y en particular en el pasaCje siguiente de un escrita clebre, publicado en 1667 ,en nombre y por rden de Luis XlV. Que
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ne se diga enfn que eI soberano no et susu gdo 1 las b e s de su && poque la pro-
( 117 1 u una verdad &l&de gentes que la aduhcion ha tratado dc atacar y dcsirvir dgunui veces y perp gu los bueuos princ~pes han dcjnddo a m p n como una dioitn'dad tutehr de sus esfadac. i Cimn mas legimo u el &ir, con el sapientisientisimo , que la pefecta feIidad PIotan de un reino , es que un principe sea obedecido de sus sbdiw; guc el prncipe obedezca la ley , y que la ley sea recia y &&ida en iodos tiempos al bien pblico ! No me detendr 6 indagar si la libertad siendo la mas noble de todas las facultades del hombre, no es en efecto degradar su naturaleza , el ponerse al par de las lesiias esclavas del instinto ; ofender igualmente al autor de su ser, el renunciar sin reserva al mas precioso de todos los dones , y el someterse 6 cometer todos los crfmenes que nos prohibe, para complacer 4 un amo feroz 6 insensato ; y si este arquitecto sublime debe estar mas irritado de ver destruir, que de ver envilecer su mas bella obra. Omitir si asi lo quieren , la autoridad - de Barbeyrac , quien declara posidvamente segun Locke , que ninguno puede vemler su libertad hasta el grado de someterse A un poder arbitrario, que
p&(on eo&arZrr
coucurrea en 61 las mismas circuns an&as, con relacion A los dones esenciales de la naturaleza, tales como la vida y la libertad, de los cuales es permitido cada uno el goce, pero es dudoso lo menos el que. tenga derecho de despojarse de e\\os : el hombre privdndose del uno de estos dones degrada su ser , y quitdndose el otro se lo aniquila tanto cuanto est en su poder; y como ningun bien temporal es capaz de resarcir ni el nno ni el otro, seria sin duda ofender un mismo tiempo 1s natoraleza y la razon, el renunciar 1 ellos, &-.cualquierprecio que fuese : Pero aun cuando uno pudiese enaeonar su libertad como sus bienes , la diferencia seria grandsima para los hijos, qoe no disfmtan de los bienes del padre sino por transrnision de su derecho, en lugar que l a libertad siendo un don que ellos tienen de la naturaleza en calidad de hombres, sus padres no han podido tener ningun derecho para privarlos de ella, de suerte que como para establecer la esclavitud ha sido forzoso bacer violencia la naturaleza , fue tambien necesario el cambiarla para perpetuar este derecho ; y 32 a
los jwisconsu~tos que han pronunciado con gravedad , qne el hijo. de un esclavo nacer esclavo, han decidido en otros tCrminos , que un hombre no naceria hombre. Me parece pues cierto, que no solameiite los gobiernos no han principiado por el poder arbitrario, qiie no es otra cesa mas que la corrupcion , tbrniino e s i r e ~ o ,y que les conduce enfiu A la sola ley del mas fuerte, de la cual ellos fueron 6 quisieron ser el remedio sino que aun cuando as hubiesen comenzado, este poder siendo ilegtimo por su naturaleza, no ha podido servir de base A los derechos de la sociedad, ni por consigiiiente la desigualdad de i~stitucion. Sin entrar hoy en las indagaciones que estn aun por hacer sebrc la naturaleza del pacto fundamental de todo gobierno, me cio especialmente , siguiendo la o inion comun , d considerar aqul el esiaflecimiento del cuerpo poltico como verdadero contrato e n t o e pueblo y los gefes que. l se ha eleg~do; or el cual las dos artes se obligan a observancia de las- eyes que en l se han estipulado, y que foruiaa
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os lazos de su unim. E l pueblo habiendo, acerca del capituio de las relaciones sociales , reunido todas sus voluntades en una sola, todos los articulas sobre los cuales esta voluntad se esplica, vienen ser otras tantas leyes fundamentales, que obligan A todos los miembros del estado sin escepcion , una de las elercion y que prescriben y ordenan el poder de los magistrados encarcagados de celar la egecucion de las demas. Este poder se esiiende A todo cuanto puede mantener la consiitucion, sin poder llegar iamas hasta el tc!rmino de cambiarla ; i 61 agregan honores que hacen respetables las leyes y sus ministi.os, para estas prerogativas personales que los indemnizan de los penosos trabajos que trae consigo cuesta, ana buena sdministracion. magistrado, por a . arte , se obliga m, usar del poder que fe ba sido canfiado, sino se un la inb tencion de sus comitentes, a mantener A cada uno en el tranquilo goce de lo que le pertenece, y preferir en toda ocasion la utilidad pblica su ;&eres propio. Antes que la esperiencia hubiese manifestado b que el conocimiento dei
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coraeon humano hubiese hecho prevep los abusos inevitables , de semejante constitucion , ella debi parecer t a o o riejor, cuanto que eran los qae estaban encargados de celar su censewacioo los mas interesados en ella : porque el magistrado y sus derecho6 no hallndose establecidos sino sobre las le es fmdamentales , al momento que e las fuesen destruidas, los magisrrados cesarian de ser le@timos, y d pueblo m, eitaria ya obligado 6 obedecer!es : y como que no habha sido el mbgistrado, sino la le quien babria constituido la esencia de estado, cada uno volveria entrar de derecho en su libertad natural. Por poco que sebre este objeto se reflexionase, lo que acabo de decir se coninnaria por medio dc nuevas razones, y por la natordeaa del contrato verian que no puede ser irrevocable porque si no habia ningun poder superior, que udiese ser garante de la fidelidad de Pos contrayentes, ni forzarlos al camimiento de sas empeiios redprocos , as partes serian los solos jueces eo su propia causa ,.y cada una de ellas tendria en todo tiempo el derecho dc reaunciar al contrato e w l tnomenlo que
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1a otra vidaso las condiciones, d qoe estas cesasen de convenirle. E s sobre este principio que parece que el derecho de abdicar puede estar fundado. Luego, no considerando , como hacemos, sino la institacion humana, si el magistrado que tiene todo el poder en su &ano, y que se apropia todas las ventajas del contrato, goza ademas del derecbo de renunciar la autoridad, can mas justa razon el pueblo, que paga todas las faltas ae los gefes, deberia tener el derecho de renunciar la dependencia. Pero las disensones horrorosas, los deshrdenes infinitos que produjera necesariamente un tan peligroso poder, manifiestan mas que otra cosa, cuan grande era la necesidad que tenian los gobiernos humanos dc una base mas slida que la de la sola razon , y cuan indispensable era para la . tranquilidad pilbiica que la voluntad divina interviniese, para dar A la autoridad soberana un carcter sagrado 6 invioJable , que quitase los sbditos el .fu. nesto derecho de disponer de ella. Aun cuando la religion no hubiese hecho 6 los hombres sino este bien, l seria muy suficiente para que todos debiesen amarla, y ad~ptarla aun cos suc inri*
( 124 1 rnerables abusos, pues que ella por si evita mucha mas efusion de sangre, .que el fanatismo hace derramar : mas sigamos el hilo de nuestra hiptesis. Lis diversas formas de los gobiernos traen su orgcn de las diferencias, mas 6 menos grandes , que se encontraron entre los particulares al momento de la instilucion. Si se hallaba, por ejemplo , un hombre eminente en fuerza, en virtud, en riqueza , 6 en crdito , este fue el solo A quien se eligi por magistrado, y el estado vino ser montrquico. Si muchos .casi iguales entre ellos eran superiores 4 todos los demas, estos fueron elegidos juntos , instdaron una aristocracia. 4quellos cuyos bienes y. talentos guardaban mejor proporcion , y que se habian alejado menos del estado natural, conservaron en commun la administracion suprema y erigieron una democracia. E l tiem o verific la cual de estas formas era mas ventajosa los somehombres : los unos tidos unicamente las leyes, los otros obedecieron muy prmto seores : 10s ciudadanos quisieron conservar y guardar su libertad , los vasallos no pensaron sino en quit~ela6 sus vecinos - pudiendo ,no
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( 125 sn[nr cl que otros dishtasen de un biea d$ cual no gozaban mas ellos mismos. E n una palabra, de un lado pasaroh \as riquezas y las conquistas, y del otro la felicidad y la virtud. E n estos diversos gobiernos todos los magistrados fueron no obstante electivos ; y cuando la riqueza no preralecia para ser nombrado , la preferencia s e comedia al merito , que da un aseendiente natural , y ai la edad que d a esperiencia en los asuntos ,. y calma e n las deliberaciones. Los ancianos de 10s Hebreos, los Gerontes de Esparta , e l senado de R o m a , y la etimologa misma d e nuestra palabra Seor, manifiestan cuan respetada era otras veces la vejez. Mientras mas las elecciones recaiansobre hombres avanzados en edad, tanto mas frecuentes venian 4 ser, y mas sus embarazos y dificultades se hacian sentir: L cabalas y las maquinaciones se intros dureron ,las facciones se formaron los qartidos se enfurecieron y las guerras civiles se excitaron ; enfin la sangre d a los ciudadanos fue sacrificada la pretendida felicidad del estado , y se estuvo e n vsperas de recaer en la anarqua de b tiempos anteriores. La ambicicui de s
los principales se aprorechd de tales circunstancias , para perpetuar sus empleos en sus familias; el pueblo , acostumbrado ya la dependencia, al reposo, ilas comodidadesde 4vfda ,y hallndose ya en un estado mup. distante de poder romper sus prisiones , consinti6 en dejar aumentar su esclavitud para asegurar su tranqailidad , y fue asf por lo que los gefes viniendo 4 ser hereditarios, s e acostumbraron d mirar la dignidad de magistrado como un patrimonio de familia, d mirarse ellos mismos como los propietarios del estado, del cual uo eran el principio sino los oficiales , A llamar sus concindadanos sus esclavos, 4 contarlos , como si fuesen rebaos , en el minero de las cosas que les pertenecian; y 4 decirse ellos mismos iguaies d los dioses, y reyes de los reyes. Si eeguimos los progresos de la desialdad en las diferenies revoluciones , &llarhnos que el establecimiento de la Ity y del derecho de ~ropiedadfue su primer t6rmino , la insti~uciondel mgistrado el segundo, que el tercero y el ditimo fue el eaJ i o del poder \e@timo en oder arbitrario ; de modo que el estado e rico y de pobre fue autorizrdo
par la primera poca , e4 de poderoso y dbQ por L segunda, y por la tercera a e l de seor el de esclavo, que es el ~ X m en e cual vienen d parar todos o , los o~ros hasta tanto que nuevas revoluciones disuelvan del todo el gobierno 6 le hagan aproximarse de la insiitacion legitima. Para comprender la necesidad de tal progreso es indispensable considerar mucho menos los motivos del establecimiento del cuerpo poltico, que la forma que toma en su egecucion , y los inconvenientes que trae consi O ; porque loa vicios que hacen urgentes as instituciones sociales ,son los mismos pue hacen inevitables los abusos en eUa : y eomo las leyes en general, esceptuando la sola Esparta, en b n d e la ley velaba principalmente sobre la ediicacion de los nios y en donde Licurgo estableci unas costumbres que le dispensaban casi de a&dides keyes siendo mas dCbiles que las asiones contienen d los hombres sin camLarlos :seria muy Mcilel probar que iodo gobierno que marchase siempre ,sin corromperse ni alterarse, exactemente segsiu el objeto de su instilucion , habria sido ipstituido sin necesidad , y que aa pais
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en el cual nadie eludiria las le e$ abusaria del magistrado no ten ria tampoco necesidad de magistrados ni de leyes, Las distinciones polticas traen cons' o infaliblemente las distinciones civilcs. desigualdad creciendo entre el pueblo y sus gefes se hizo muy pronto conocer entre los particulares, y se modiEc6 e n
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una parte. De otra suerte, los ciodadanos no se dejan oprimir sino en tanto que impelidos por uila ambicion desenfrenada y ciega, y mirando mas bien por debajo que por encima de ellos, la dominacion les es mas grata y apreciable ue la independencia, y consiente en levar cadenas, afin de poder S" turno hacerlas arrastrar por otros. ES dificilsimo el reducir i4 la obediencia aauel que ne desea mandar, y el mas sagaz no conseguiri4jamas el someter bonibres que no anbelan, ni quieren otra cosa mas que el ser libres : mas la desigualdad se propaga sin trabajo ni repugnancia entre las alm;ls ambiciosas y viles,
+$es, d i ~ ~ o e s t a s todas acasibnes J. en zorrer las contingencias y riesgos de I r fortuna, y d domina? 6 servir, casi iodiferentemente, se n esta les es favordda 6 contraria. Aei u6 sin duda como debi llegar un tiempo en el cual los ojos del pueblo fueron fascinados hasta tal punto, que sus comdiictores no tenizn mas que decir, al mas pequeo de todos los hombres : s grande, t y toda tu casta, y al instante parecia grande d todo el mundo, aun simismo ; y sus descendientes se !Iban engrandeciendo medida que se alejaban de 1 1 : mientras mas incierta y 5 remota era La causa, tanto mas aumentaba el efecto ; y mientras mas ociosos y haraganes podian contarse en una familia, tanto mas iluslre venia ella ser. Si fuese aquf el lugar en donde debiera entrarse en por menores de este 6rden , esplicaria facilmeate de que modo, sin que aun el gobierno se mezcle en ello9 la desigualdad de crdito y de autoridad s e hace inevitable entre los particulates (S) al momento en que reunidos en ima misma sociedad, se ven obligados 6 compararse entre si + y i hacer mencian de las diferencias que hallan en el uso continuo que tienen que hacer los unos
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( 130 1 de 10s otros. Estas diferencias son de mucbas especies : pero en general la riqueza, la nobleza 6 la clase, el poder y el mrito personal siendo las distinciones principales por las cuales nos medimos en la socic.'~d,probar que la conformidad 6 la discordancia de estas divergas fuerzas, es la indicacion la mas segura de un estado bien 6 mal constituido : har ver que entre estos cuatro gneros de desigualdad ,las cualidades personales siendo el orgen de todas las otras, la riqueea es la dtima la cual se reducen todas al fin, porque siendola mas itil inmediata al bien eslar, es por consecuencia la mas fcil a camunicane , y se sirven de ella mny comodamente para comprar todo el resto. Observacion que puede por sf misma hacer juzgar con bastante exactitud del modo como, y porque, cada pueblo se ha alejado de su institucion rimitiva, y del camino que ha hecho L c i a el trmino esiremo de la corrupcion. Demostrar6 hasta la evidencia de que manera este deseo nniversal e reputacion, de honores de p.referencias , que nos devora to os , ejerce y compara los talentos y las fuerzas; cuan eocita y m&iplica las pasiones ;
hasta que grado hace que todos 10s hom: &res sean pretendientes, rivales , 6 mas bien enemigos ; y cuantos infortuoios , felicidades y catstrofes de toda especie causa todos los dias, haciendo correr la misma lid i tantos aspirantes. Manifes. tarC que este ardor de hacer que e t hable de s, este furor de distinguirse, e+ l o que nos tiene casi siempre enagenados; quienes debemos todo cuanto hay de mejor y de peor entre lo8 hombres , nuestras vir~udes, y nuestros vicios , nuestras ciencias y nuestros errores , nuestros conquistadores y nuestros 616sofos , es decir, una multitud inmensa de cosas malas sobre un pequeo nmero de buenas. Probad enfm que si se v e un puado de poderosos y de ricos en la cumbre & las dignidades y de la fortuna , mientras que la multitud vive envilecida y desg~aciada en la obscuridad y en la miseria, es porque los primeros n o aprecian las cosas de que disfrutan, sino en cuanto los otros se ven privados de ellas, y que , sin cambiar de estado, xesarian de ser dichosos, si e l pueblo cesase de ser pobre, Mas estos por menores solos serian materia suficiente pata una obra cmsi-
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( 13%) h a b l e , en la cual se compararian las ventajas y los inconvenientes de toda especie de r b i e r n o con relacion i los derechos de estado natural ; y en donde se descubririan todas las formas diferestes bajo las cuales la desigualdad se ba maqifqstado hasta este dia , y podr manifestarse en los siglos futuras, segun la naturaleza de sus gobiernos, y las revoluciones que loa tiempos traedn cons.iigo indispensablemente. Se vcra l a multitud oprimida en la interior, por la misma serie dg precauciones que habia tomado contra lo que la amenazaba por Ir parte esteror : se veria crecer y aumentarse aontinuamente l a opresiion ,sin que los oprimidos pndiesen nunca saber basta que trmino Ilegaria ni que medios legtimosles quedaria pam r e p ~ m i r la, y detener su curso :se verian los dereahos de las oiudadanas y las liberfades nacionales estinguiwe poco A poco, y h s feclarr)acipaes de loa debiles tratadas de murmuracianes sediciosas : se veria 6 la poltica restringir una porcion mcrceqarig de1 pueblo el honor de defender la de causa comun ; se ~ e r i a allf producirse )ir necesidad de los impuestos ; al cuhi-
( 133 wdor desanimado abandonar su -eampa durante la paz, y dejar el arado para ceir la espada.; se rerian naCer las mximas funestas y ridculas de lo que llaman punto de honor; y se verian tambien los defensores de la 'patria venir ser, tarde temprano, los enemigos de ella ,.tener sin cesar el pual levantado sobre sus coeciudadanos? .y llegaria un tiempo en que se les oina decir d opresor de .su pais.
Pectore ni fratres gladium joguloqne parentis Condere me jubeas, gravidque in viscera parts Conjugis, invita peragam tamen omoia dextrA.
D e la estrema desipaldad de lascondiciones y de las riquezas, de la diversidad de las pasionesvde los talentos; delasartes intil&, de lasaartesperniciosas, y de las ciencias frfvolas salieron una multitud de preocupaciones contrarias 4 un mismo tiempo 4 \a razon, la felicidad y la virlud : se vena fomentar por los gefes todo cuanto pudiese debilitar y desunir & hombres reunidos, todo lo que pudiese dar d la sociedad un aire aparente &e ~oneordia y sembrar en ella un germen. , de division r e d , todo aquello que puede kspirar las diferentes clases una des33
confianza y un odio mutuo con respecta y de sus intereses, ' y fortificar de consiguiente el oder que contiene y oprime todos. ]Es del seno de este desrden y de estas revelaciones de donde el despotismo levantando por raiios su cabeza moristruosa y horren a , y devorando todo cuando viese de bueno y de sano en todas las partes det estado, consc en fin el hollar y menospreciar las eyes y el pueblo, y establecerse sobre las ruinas de la repblica. Los tiempos que precederian este dltinio trastorno serian tiempos &e coofusion y de calamidades, mas al fin todo seria destruido por el monstruo, y los pueblos no tendrian mas ni efes ni leyes, sino tiranos tinicamente. esde este. mismo instante cesarian tambien de existir las costpmbres y la virtud, y no se hablaria mas de ellas ; pues por todas partes en donde reina el despotismo cui es honesto nirlla est spcs , no sufre ningun otro seor, al momento que habla, no hay ya ni probidad ni niogun deber que consultar, y la mas ciega obediencia es la sola virtud que les queda los esclavos. Es este el itimo trmino de la de la oposicioa de sus derechos
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&paldad, y el punto' estremo que cierra e l crculo , y toca con el punto de donde hemos salido : es este el caso en que todos los particdares melven d ser iguales, pues que no son nada, f que los vasallos na teniendo ya atra ley sino la voluntad del ama , ni el seor otra regla mas que sus pasiones, las nociones del bien, y los principios be la justicia se desvanecen de nuevo. Es e n esta circunstancia en la que todo vuelve y se reduce a la s d a le del mas fuertc , y por consiguiente i f un nuevo estado natnral diferente de aquel por el' cual hemos principiado, respecto de que d uno era ek estado natural en toda su pureza, y que este ltimo es el fruto de un esceso de cornipcion. Hay pues tan poca diferencia entre estos dos estados, y el cantrato del 'gobierno se hatla de tal modo disuelto por el despotismo que e\ despota no es seor sino tanto tiempo cuanto l es el mas fuerte, y.que al punto que pueden espulsarle, no tiene nada que rectamar contra la violencia. E l motin que acaba por ahorcar 6 destronar B un Sultan ,es un acto ' t a n v d i c o como aquellos por los cualcs l disponis el dia antes de las vidas y de
loa bienes de sus vasallos : la fuerza sofa era quien le sostenia, b fue~zasola e a quien le derriba : todas las cosas pasan ?si, y tienen este curso segun el &de& natqral; y sea c d pueda ser el acon, tecimiento de estas. cortas Y frecuentes , ;euolycioqes , n.adie podr&'quejarse de ! iniusticia de otro. Dero s hnicamenta a de s i propia impru&eia 6 de su desgracia. Descubriendo y siguiendo & esta suerte \os caminos olvidados y perdidos, que glcl e~tado natural han debido conduciral boqibre al estado civil; en restable-. riendo, con las aserciones intermeGarias. que acabo de indicar, aquellas que la urgencia del tiempo y mi priesa me han hecho ~uprimir, 6 quc la imaginacion no me ha sugerid9 todo lector reflexiva no podr deiar de admirarse del esacio i n m e n s ~ separa estos d a e& que fados. E s en esta lenta sireesion de Cosas e 4 donde ~ e r d s.olucion de una \a infinidad de problemas da moral y de pditica uq los fil&ofos no pueden resolver, &onQced que el enera humano de una edad ; siendo t fe ninguoa ma? no mera el g6nero humano de otra edad, 14 razon porque Digenes n o hallaba sq
hambre , es que buscaba entre sus eoeineos el hombre de un tiempo que ' ya babia pasado. Caton , dir, pereci con Roma la libertad, porque no era bombre de siglo en que naci ; y el mas grande de los hombres no hizo otra cosa sino sorprender y maravillar las gentes que hubiera gobernado quinientos aos . antes. E n una palabra, 41 esplicard de que modo el alma y las asiones huma. nas alterndose insensib emente , cambian, por decirlo as{, de naturaleza, por que causa nuestras necesidades y nuestros placeres varian de objetos con el tiempo ; por que razoo el bombre original dcsvanecindose gradualmente , la sociedad no ofrece otra cosa los ojos del sabio sino una reuqion de hombres artificiales, y de pasiones facticias que son hechura de todas esas nuevas rela- . que no tienen ningun v e r d s dero fno cienes, amento en la naturaleza. Todo cuanto la reflexion nos ensea sobre esto, la obsenacion lo confirma perfecta- mente : el hombre salrage y el hombre civilizado difieren de tal suerte acerca del fondo del corazon y de las inclinaciones, que aquello que hace la felicidad suprema del uno, reduciqia al otro t i un
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eslado de desesperacion : el primero no anhela ni respira, sino el reposo y l a libcriad, no quiere sino vivir y permanecer ocioso, aun la ataraxia misma del estoico no lega la profunda indiferencia que esperimeota por cualquier otro objcto : al contrario, e l ciudadana siempre en actividad, suda ,se agita , y se atormenta sin cesar fin de buscar ocuaciones aun mas laboriosas, l trabaja [artala muerte, y corre i ellaigualmente, por medio de aquello mismo que desea para poder hallarse en estado de vivir, 6 renuncia i la vida por adquirir la inmortalidad. Obsequia tos grandes d quienes aborrece, y los ricos & quienes desprecia ; no admite nada efecto de obtener el honor de servirles ; se gloria orguiiosamente de su bajeza y de la proteccion de ellos, y soberbio y contesto de su esclaviiud , habla con menosprecio de aquellos que no tienen la dicha ni el honor de ser participes. i Que espect4culo seria para un Caribe el ver 6 el conocer los trabajos penoso.$ y envidiados de un ministro europeqf i Ciiantas muertes crueles no preferiria este indolente salvage al horror de una rrida semejante, que mucbas veccs no se
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r e siquiera dulcificada por el placer d t hacer bien ! Mas para ver el fin de tantos
&dad08 y fatigas , seria necesario que estas voces potestad y npdacion tuviesen Un sentido en su entendimiento ; que comprendiese qae hay una clase de hombres que cuentan por una gran cosa los acatamientos del resto del universo, y que saben ser felices y estar contentos de ellos mismos con las demostraciones testimonios agcnos ,mas bien que con los soyos propios. Tal es, en efecto, la verdadera causa de todas esas diferencias: el salvage vive en s mismo; el hombre social , siempre fuera' de s, no sale vivir sino en la opinion de los otros, y es del juicio solo, por decirlo. asi , que ellos hacen de l , de donde deduce el sentimicnto' de su propia existencia. No es de mi incumbencia, ni tiene conexion con mi asunto,, el demostrar pnr que causa, de una disposicion de esta e 5 pecie nace tanta indiferencia para el bien y el mal , con tan' bellos discursos. morales : por que razon redaciendose todo A las apariencias , no hay cosa que uo se convicrta en faciicia y frvola, el honor, la amistad, la virtud, y muchas.veceshasta los v i c i a mismos, de
los cuales se h k a enfin t l secretb & oricarse ; de que manera, en una paz fibra , preguntando sitmpre los otros lo que somos, y no 0sahd jamas idterrogarnos sobre ello a nosotros mismosi en medio de tanta filosofa, humanidad, urbanidad y mhximas sublimes, no tenemos sino un esterior engaoso , vano t insustancial, honor sin virtud, razon y sin sabidi~ria, placer sin felicidad. Creo me es su6cienie el haber probado que no es este el estado original del.hombre+ y que hnicamente es el espritu de Ia sociedad y la des' aldad que l engendra, quien cam ia y altera de este modo todas nuestras inclinaciones naturales. He procurado esponer el otgeh y el progreso de la deoigualdad , el establec~mientoy los abusos de las sociedades politicas, tanto cuanto estas cosas pueden deducirse de la naturaleza del hombre, por las luces solas de la razon !t independientemente de los dogmas sarados que dan la autoridad soberana sancion de derecho divino. De aqu se sigue en virtud de esta esposicion 9 que la desigualdad siendo casi nula en el estado natural debe su origen, faena
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( '41 ) y aumento al d e s e n v ~ l v i ~ e n de ndee io tras facultades y 4 los progresos del es. pritu humano, y viene enfin & hacerse estable y legitima por el establecimiento de la propiedad y de Las leyes. Se sigue, ademas, que la desigualdad moral autorizada por el derecho positivo solo, e s contraria al derecho natural todas las veces que ella no concurre en la misma proporcion con la desigualdad fsica, distincion que determina suficientemente lo que se debe ensar, acerca d e esto, de la clase de esigualdad que reina entre todos los pueblos civilizados, ues que es manifiestamente contraria f a le natural, de cualquier manera que l a d?'efinzn, que un nio mande 6 un viejo, que un mentecato conduzca .4 un hombre sabio, y que un puado de gentes abunden y esttn repletas de superfluidades , mientras que & la mulritud hambrienta le falta lo necesario.
PIb DEL
DIscnaso.
NOTAS.
() a.
P.BIACIO, #gira
1 .
mi primm puo me apoyo a confianza sobre una de aquellas autoridades respectables para los 6l6sofos, eu atencion que rmanan de una rrmn slida y sublime que ellos solos saben hallar y conocer. Sea cual sea el inteys que tengamos en conocernos nosotros mismos, no s si n o conocemos mucho mejor todo lo que no es 9 nosotros. Provistos por la naturaleza de r rganos destinados unicamente f nuetra cona servacion, no los empleamos sino en percibir i impresiones estrangeras ; no buscamos otra a cosa que esparcirnos lejos de este objeto, r y existir fuera de nosotros ;demasiado OCUI pados en multiplicar las funciones de huerI tros sentidos, p en aumentar la estension r esterior de nuestro ser, rara vez bacemos USO de esta sensacion interior que nos reduce b nuestras verdaderas dimensiones, y que a separa todo cuanto no se halla en nosotros. = &te no obstante es el sentido del que debe= mos servirnos. si queremos conocernos e8 = este el solo por el cual podramos juzgarnos ; mas como se dar U este seratido su activi-
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dad y toda su estension? ide que modo podi librarse desprenderse nuestra alma, en la cual l reside, de todas las ilusiones de nuestro espritu ? Nosotros hemos perdido la costumbfe de emplearla; ella ha permaB necido sin ejercicio en medio del tumulto B de nuestras seusaciones corporales , se ha y secado por el fuego de nuestras pasmes : el corazon el espritu, el sentido, todo ha . conspirado contra ella D Historio natural to. 4 pagina 151 ,De lo nahaIleza del hornk.
() Discuaro pdgina r. 6. Las variaciones y cambios que el largo uso de andar en dos ies ha podido producir en la mnfornacioi Be1 hombre; Ias relaciones que m observan aun entre sus brazos y las piernas anteriores de los cuadrpedos y la induccion secada de su modo de marchar, han podido hacer nacer las dudas sobre cual debia seruos mas natural. Todos loa nios principian marchar en cuatro pies, y t i p e n necesidad% nuestro ejemplo y de nuestras lecciones para aprender 6, tenerse derechos. Hay tambien alguna: naciones salvages ,tales como los Hotentotes ,que, no haciendo caso de los nios no cuidndose de ellos, los dejan andar con las manos tanto tiempo, ue tienen despons mucho trabajo p a n poderlos$ aoer tener derechos ;lo mismn sucede con los hijos de los Carihrs de IUS Antillas Hay varios ejemplos de hnmlires cuadrpedos, y podria citar entre oti os el del muchacho que se linll en 1344, cei ca de Hesse, t cual habia nido ciiado por los 1 0 1 ~, y que i s & ~ i adespues en la corte del prncipe Enrique,
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ridoel volver vivir ron ellos, mas bien que enSe habia de tal suerte habituado andar como aquellos animales ,que fue indispensable atarle unas iezas de madera que le obligasen L tenerse krecho y en equilibrio sobre sus dos pies. Lo mismo sucedi con el muchacho que hallaron en 1694, en los bosques de la Lituania ,y que vivia entre los osos. No daba, dice el seor Condillac ninguw seal de raaon ,andaba en cnatro pies, no hablaba ni conocia ninguna lengua, y formaba unos ronidos que no se parecian en nada los de los hombres. El salvage de Hanover, que condujeron hace algunos aos la corte de Inglaterra sufria macheimo para sugetarse 6 andar en dos pies, y se encontraron en 1719, otros dos salvages en los Pirineos, que corrian por las montaas de la misma manera que los cuadrpedos. En cuanto a lo que podrn objetar que eso es privarse del uso de las manos, del cual sacamos tantas ventajas, ademas de que el ejemplo de las monas manifiesta que la mana puede muy bien emplearse de dos maneras, esto probar solamente que el hombre puede dar 6 sns miembros una aplicacion mas cmoda que la de la naturaleza ; pero no, que la naturaleza 1-a destinado al homhre para que marche de otro modo que como ella le ha enseado. Mas hay, segun me parece, raannes mucha mas slidas que dar para sostener que el hombre e un bpede. Primeramente, cuando se his ciese ver que ha podido no obstante haber sido conformado de otra suerte que del modo que le O 3
tre loshombres.
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b vemos,
es, eqto no seria suficiente para fallar que baya siicedido as, porqrie, despues de haber demostrado la pos~bilidad de estas mutacimes rt-ria necesario auu antes de admitirhs , el manifestar 6 lo mepos la verisimilitud. Ademas, si los brazos del hombre pareciesen h a h . podido servirle de piernas en la urgencia ,esta ecria la sola obrervacion favorable de este sistema, sobre un gran niuero de ellas ue le son conn arias. Las iiaipales son ,que 1.1 modo como la cabeza 8 1 hombre se halla unida 6 su cuerpo ,en lugar de dirigir su vista horimntalmente, como ;a tienen todos los otros animales, y como la tiene l mismo marchando en dos pies, la hubiera tenido marchando en cuatro, fijada directameote hicia la tierra situacion oco favorable para la cont+e$acion del indivi%no;que la cola que le fal* , y d~ 11 que nada tiene que hooer andando en dos pies, es til 6 los cuadrupedos , y que ninguno d e ellos se halla privado de este miembro ;que e t pecho de la muger, perfectamente situado e n un b ~ d que lleva su hijo en sus brazos, s e u hallaria muy mal en un cuadrpedo, que ninguno ha couducido sus hijos as ; que la parte posterior siendo de una altura esceswa en proporcion de Izi liiernas d~lanteras,hace q u e cuando marcliamo9 en cuatro pies nos arrastramos sobre las rodillas, que todo esto hubiera hecho un animal mal proporcionarlo, y andan& con suma incomodidad ; que si hubiera pueito el pie de plano, as como la mano, hrihiera t t n h eii la pierna posterior tira zrticulac;o~u de menos que 10s otros animalesi saber aquella
,
,
'
14
qne une \a eania con cando sino la punta del visto obligado 5. hacer,
10s
muchos huesos que demasiado grueso para y sus articulaci6nes co: muy inmediatas para da m esta situacion, la i tienen las delos cnadrl nios siendo tomado en fienas naturales no se ( plegadas, ni los mieml iuelve nada absolutsme tanto 6 mas que esto , no se hallan destinada e no hacen mas q rpuas semanaa despnt bechne particulares n t fuerza contra la prctic hombres, ni aun con 1 teniendo ninguna comt n o habian podido imit abandonado en un bo andar, criado por a p i d o e l ejemplo de su marchar como eiia ; e dado facilidades que u de la naturaleza ; y as Q hacer, fue.za de todo cuanto nosotros 1 este conseguir enfin 30s mismos usos que si ( c ) PibrrLta 10. Si tored algun mal fsico
dikultades sobre la supo~ioionde esta fertilidad natural de la tierra, voy responderle por el paca e siguiente. = Como ! vegetales m i h a n para su diu = mento mucha mas sustancia del aire y del agua que de la tierra, sucede que pudrindose M dan a la tierra mucho mas de lo que tomaroa de eiln ;ademas de eso una selva determina 6 8 raeuelve las aguas de la lluxia conteniendo los vapores. Asi pues, en un bosque swve mucho tiempo sin tocarle, r tierra que sirve para la vegetncion aumentaria * considerablemente ; mas los animales devuel= ven la tierra mucho menos de lo que sacan e ella, y los hombres haciendo consumaciones ir enormes de lea y de plantas por medio del fuego y por los demas usas, se sigue que s la cama vegetal de un p i s habitado deba siempre disminuir, y venir ser e 4 n como. s el terreno de la Arabia etrea ,y como el de tantas otras prc~vincias oriente ,que es en 8 efeoto el clima mas autigamente habitado. s en donde no se halla otra cosa que sal = arenas; porque la sal 6ja de las plantas y = los animales permanece, mientras que todas s las traa partes se volatizan. M. de Byffon , . s H~c. nnp. Se puede aadir esto la rueba de hecha por la caridad de <rboles Be plantas de toda especie de que se hallaban%enas casi todas Ia islas desiertas que han sido descubiertas en estoa ltimos siglos, y por todo cuanto la historia noa $ice acerca de los inmensos hosquer que ha sida meceiario dqtruir e s toda la tiena, alposo
(Ir&
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colon, que no se halla en los animales voraces. Parece pues . que el hombre, teniendo los dientes y los intestinos como los tienen l o r inimales frugivoros , deberia natiiralmente ser colocado en esta clase,; y no solamente lair observaciones anatmicas cohfirman esta o inion, sino que los monumentos de la antigiiexd le son aun muy favorables. Dicearco, dice S. Gcrdnimo , cuenta en sus libros de las autigedades griegas, que bajo el reinado de Saturuo , en el cual la tierra era aun frtil a por ella misma ,nin un hombre comia carne, pues todos v i ~ i a n! los frutos y legumbres e que crwian naturalmente (a. . 2 . d Joaun apoyar p o r vinian. ) Esta opiuion se medio de las relaciones de algunos viageros modernos : Francisco Coneal asegura entre otros que la mayor arte de los hahitantes d e las Luca as que los h a l o l e s transportaron t las islas Cuba, de Santo Domingo y OWS, murieron por haber oomido carne. Por a q d re ver que no hago caso de las ventajas que sobre este asunto podria sacar ; porque siendo la presa casi el nico motivo del combate entre 10s animales carnvoros, y los frugvoros viviendo entre s en una paz continua, si l a especie humana fuera de esta ltima clase, es tuidente que le huhiera sido mucho mas fcil el susistir rii el estado natural? y hubiera tenido mucha menosnecesidady ocasionesde sdir de 61-
dc
( e ) P e n a I 2. Todos los conocimientos que piden reflexion , todos los que no se adquieren 6lnQpor el encndeuamieiito de las ideas, y u0
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( 151 perfeccionan sino sucesiv?mente, parem estar del todo fuera del alcance del hombre salvage ,por falta de comunicacion a n sus semejantes, es decir, por falta de1 instrumento que sirve iesta comunicacion y de las nesesidades qae la hacen indispensable. Su saber y su industria sereducen saltar, correr, reir, tirar una piedra, y subir un rbol. Pero si no hace mas que estas cosas, en recompensa las hace mucho mejor que nosotros que no tenemos de ellas la misma necesidad que l; y como dependen nicamente del ejercicio del cuerpo, y no son susce tibles de n i q u n progreso de individuo 6 b & i d u o , el primer hombre ha podido ser tan hbil sobre esta materia como sus ltimos descendientes. Las relaciones de los viageros se hallan llenar d e ejemplos de la - fuerza y del vigor de los hombres entre las naciones brbaras y salvages; estas no alaban mems su destreza su ligereza; como no hay necesidad sino % tener ojos e &a observar estas cosas, nada se oponr que n o se deba dar fe 6 cuanto certifican sobre ello 10s testigos ocularea ; acerca de lo cual saco alganos'ejemplos, sin buscarlos espresamente, de los primeros libros que me han venido 3 las manos. Los Hoteutotes, dice Kolbeu , saben y I. conocen me'or el arte de pescar que los Europeos del &h. Su habilidad es igual yq sea con la red, ya con el anzuelo y con el D dardo, tanto en las ensenadas como en 1 q rios, ellos cogen con igual deetreza el pc cado con la mno, g tienen una agilidad
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incomparablegara nadar. Su modo de ardu S tiene una cosa admirable y que les ea totalmente propia ;ellos nadan con el caer o derecho y las. manos esteedidas fuera S agua, de manera que parece que andan sobre S la tierra. En las ma ores agitaciones del mar, S y cuando Ias o h s Arman tantas como monS taas , entonces bailan en algun modosobre S Ir superficie de las olas, subiendo y bajando a como un pedazo de corcho a . Los Hotentotes ,dice aun e l mismo autor, son de una rara destreza para la caza y !a a ligereza de su carrera sobrepuja la imagr S nwion =. Se maravilla que no hagan con mas frecuencia mal uso de su agilidad, l o que . les sucede algunas veces, como se uede -uzgar, por el ejemplo que se da sobre e&. h n marinero Holandes al saltar en tierra en el cabo tom un Hotentote para que le llevase u n rollo de tabaco de veinte libras, y le conS dujese 6 la ciudad. Luego que se hallaron los dos una distancia regular de la tropa, a el Hotentote pregunt al marinero si mbja r correr. Correr ! respondi el Holandes ,SI a perfectamente. Veimoslo , replic el Africano, y huyendo con el tabaco, desapareci, S casi,al momento. El marinero confundido d e S tan maravillosa velocidad, no pens e n pera seguirle, y no volvi ver jamas ui su tabaco, S ni su conductor a. = Rllos tienen la vista tan 9 o = y la mano tan certera , < pueden compa14rseles b ,8 cien pasos tirarn una pearaua a un manco u r l
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bmafio de uIia peseta ; -y. 10 que hay mas raro es , que en lugar de fijar los ojos sobre el punto, hacen movimientos y contorsiones continuamente. Parece que la iedra se halla dirigida por una mano i n v i s i d m. El P. Du Tertre dice casi lo mismo acerca de los salvages de las Antillas, que lo que acaba de leerse de los Hotentotes del Cabo de BuenaEsperanza. 'Alaba sobre todo su puntera con las flechas, como que matan los ph'aros al vu'elo y los pescados nadando ,lbs cudes cogen en seguida, zambulliCndose en el a ua. Los salvages de la AnCrica septentrionA no son menos chlebres por sus fuerzas y por SU a iiidad ; y ve aqu yo ejemplo por el cual juzgarse de Ias de los Indios de la Ambrica meridional. E n el ao de 1746. un Indio de Buenos-Aires habiendo sido c&d;nado L galeras en Cadiz propuso al gobierno comprar su liheitad esponieudo su vida en una fiesta pblica. Prometi que atacaria solo, sin otra arma en la mano q u e una cuerda , a l toro mas furioso que hubiese ; que le derribaria y aterraria, que le cogeria con su cuerda por el sitio que le indicasen, que le ensillaria ,le embridaria le montaria y combatiria , sobre l, otros dos toros cualesquiera, y los mas terribles que se hallasen en el toril : que en w p i d a los mataria uno 4 uno, al instante que se lo ordenasen y sin d auxilio de nadie; cula gracia le fue concedida. se sali con E1.Tiidio cumpli si palabra : todo cuaut hahia prometido ? :obre el modo como 4 lo%izo y sobre t d o el por menor del
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combate, poeden consultar el primer totnu en x a, de las Obsmeciones sobre la historio M C I de ai. Gautiu, de donde este hecho ha sido srcado pgina 162.
( f ). P<fgha rB. La duraeion de Ir vidi de los caballos, dice M. de Buffon , es pro= porcionada, como en todas las demas e8pecies de animales, al tiempo que echan en e permanece crecer y formarse. El hombr = catorce asos creciendo , p & X vivir &S 6 siete veces tanto, es decir noventa 6 cien aos ; el caballo, cuya forl".abion se hace en a cuatro aos, puede vivir seis 6 siete veces = tanto, es decir, veinte cinco d treinta aos. LOS eje@ 10s que Pu$eran ser contrarios esta re& m tan raros, que no deben ni siquiera mirarse como una ewepcion de la r cual puedan deducirse consecuencias ; 9 como los caballas bastos crecen en menoa a tiempo que los caballos finos, viven por esta raaon menos tiempo y son viejos la edad de quince aos a. .
( g ). Pgina 16. Yo creo observar ehtrelos animales cal iivoros y los frugvoros aun otra difeieucia mas ,general que la que he manifestado en Ir nota ( e ) , respecto d que esta se estiende hasta las aves. Esta diferewia consiste en el nuirro de los polhelos y cachorrillos que n', pasa jarnas de dos en &da caniada, de las especicr yne no viven sino de vegetales, y que pasa ordiuariamente de este n ero en las de 10s animales voraces. Es muy fc% coitocef
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sobre este objeto, la disposicion de la naturaleza por el nmero de tetas, que no es sino de dos en cada hembra de la primera especie, como sou la yegua , la baca , la cabra, la oveja ,la cierva, ctc ,y que son siempre en nmero de seis 6 de ocho en las otras hembras, tales como la perra ,la gata, la loba, la tigra , etc. La gallina, la ansa , la nade, que son todas aves voraces, as como el guila, el gavilan ,la lechuza, aovan y empollan un gran nmero d e hmvos, lo que no sucede nunca 6 la paloma, d la tcirtola , ni las aves que no comen absolutamente sino granos, las cuales no aovan ni empollan mas de dos huevos ia Fez. La razon que pueden dar de esta diferencia, es que los animalea que no viven sino de yerbas y de plantas, permuiecendo casi todo el dia en los pastos, y estando obligados 6 emplear mucho tiempo en su nutricion no podrian aer i proprito. para criar muchos cachorrillos , en lugar que los voraces no empleando sino nn instante en su manutencion pueden con mas facilidad y con mas frecuncia ir cuidar de sus hijoelos, volver la caza, y reparar la disipacivn de una tan grande cantidad de leche. Habria no ostante muchas reflexiones y observaciones particulares que hacer aeerca de todo esto ;pero no es aqui e1 lugar conveniente, y as me es bastante el baber manifestado en esta parte el sistema mas general de la naturaleaa ,sistema que da pres a una fiueva nzon para sacar al homzre da ~ ~ la clase de los anima'las carnvoros y colocarle eltre la$ espeoies hugvora~.
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( h ) . P&no i7. Un autor clebre c~lculando los bienes y los males de vida humana, y a comparando las dos sumas, ha hallado que la ltima es muy su erior E la primera, y que considerindo10 m&, la vida era para el hombre un presente bastante fatal. Yo no me he admirado de su conclusion ; pues que ha sacado todos sus razonamientos de la constitucion del hombre civil : si hubiese subido hasta e l hombre natural, se puede juzgar que hubiera encontrado resultados muy diferentes, que hubiera reconocido que el bombre no tiene casi otros males que los que l se ha creado ,.y que entonces la naturaleza hubiera sido justtficada completamente. No sin mucbos afanes hemos conseguido el llegar d ser tan desy r i a d o s . Cuando de una parte se considbran os inmensos trabajos de los h o d r e s , tantas ciencias profundizadas, tantas artes inventadas, tantas fuerzas empleadas, abismos cegados, montaas arrasadas, rocas desmenuzadas y destrozadas , rios ue se han hecho navegables, tierras desmontalas, la os cavados y construidos, pantanos desagua80s y r e o s , edificios enormes levantados sobre la tierra y el mar cubierto de barcos y de marineros ;y de la otra se buscan con una poca de meditacion las verdaderas ventajas ue han resultado de todo esto para el bien de especie humana, no se puede meuos de aturdido de la terrible desproporcion que reina entre estas cosas, y drplorar la ceguedad del hombre, que, por alimentar su loco orgullo y no s que vana aduriracion de si mismo, fe hace correr caa
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( 157 1 ardor en pos de todas 19s miserias d e que es susceptible, ue la beuca natarakza habk tenido el cuiLbo de separar d 6I. . Los hombres e n una rriste y co~tinua esper~enc~a ispensa el probarlo, no oetante el hombre es naturalmente bueno, creo haberlo demostrado ; que es ,p e a , lu piede habede depavado hasta este punto, es las mutaciones sobrevenidas en su constitucion ,los progresos que ha hecho, y lor a ~ n e cimientos que ha adquirido ? Que admiren tanto cuanto quieran la sociedad hmnana n o wr por esto meuos cierto, que e l h conduce necesariamente los hombres aborrecerse los unos 4 lo8 otro?, proporcion que sus intereses se cruzan y multiplican, hacerse mutuamente servicios en apariencia. y e a realidad todns los males ima~nables. f Que es l que puede pensarse de un eomercio en. et a cual la razon de cada particular ledicta misimas directamente contrarias d aquelhs que la razon piiblica dicta al cuerpo social en donde cada uno haua su beneficio en la 'Jsgraria a#e?a P No hay puede ser un hombre rico, quien herederos codiciosos ,y muchas veces sus propios hijos no le deseen la muere en secreto & no hay un barco en el mar, cuyo naufragio n o fuese unabuena noticia para algun ne ociante; no hay casa 6 I puadeudor de mafa fe ,no quiera ver arder con todos los papeles que contiene ; no hay on pueblo q(ie no se regoai'e de los lesastres de sus.vecinos. E as el moda e como hallamos nuestro beneficio en d perjuieiw e nuestros bemejantes, y como la pirdidr de&
rmmsos '
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danos ; mas la razon que alega Montaigne, siendo que en tal caso seria neoeeario castigar todo el mundo, es nidente que ella conhrma las mias. Que penetren desde luego ? por e a medio de nuestras frvolas demostraciones d e bepevolencia, lo que pasa en el fondo de los corazones, y que se reflexione acerca de lo ue debe ser un estado de cosas, en dondo io%os los hombres estn obligados d acariciarse y 6 d~struirse mutuamente, y en el cual nacen enemigos por deber, y falaces por interes ;si se me responde quela sociedad se halla constituida de tal manera que cada homhre gana sirviendo u los otros, replicar6 que esto seriq muy bueno sino anase mas aun n hacerles dao. No utili ad por legtima que sea que no se ha e sobrepujada por la que se puede hacer ilegtimamente, y el mal hecho al prximo e s en todos tiempo* mas lucrativo que los sevicios.
No se t r a t a ,ni es cuestion de o t n cosa mab sino d e hallar los medios de asegurarse la imp n i d a d y es l o cual los poderosos emplean todas sus fuerzas, y los dbiles todas kus asmcias. El bombre ~ l v r g e luego que ha comido, est en paz con toda la naturaleza, y ea el amigo de todos sar semejantes. Si le es fonoso alguna vez disputar su comida, no viene jamas 6 las manos sin haber a n w comparado la dificultad de vencer con la de enoontrar en otra parte su sasistencia y como el orgallo no se introduce en el combate, este sc termina por algunas pu d a s ; el vencedor come, el vencido va d buscar fortuna, y todo queda pacificado. Mas con el hombre en sociedad estos son aanntoa de otra clase ;se trata primeramente de prweer lo necesario, y despues d lo suprfluo ; en s seguida llegan h delicias, despues las inmensas riquezas, luego loa vasallos, J- en el momento 10s esclavos, ne tienc un instante de reporo ; l o que hay mas singular, es que mintras menor naturales y urgentes son las necesidades, tanto mas se aumentan las pasiones, y lo que es aun peor, el poder satisfacerhs ;de suerte ue despues de largas prosperidades, despues l e haber consumido infinitos teooros y desolado muchos hombres, mi hroe acabar con destruir y aniquilarlo todo, hasta t a ~ t oque llegue 6 ser el m i c o dueo del universo. Tal es en compendia el cuadro moral, sino de la vida humana, lo menos de las pretensiones secretas del cotamn de todo hombre civilizado. Comparad sin preucupacioner el eetado del
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t 160 1 hombre eivil., con el del hombre s h g , p aae buscad si podeis, euantas nuevas iiertas adema de. su maldad, de s u necesi!ades ,y de sus miserias, ha sido el primero 6 abrir al dolor y h la muerte. Si considerais las penas. del animo que nos consumen, l s pasiones violentas que nos aniquilan y desolan , lostrabajos escerivos de que los pobres. se hallan sobrecargados ,la molicie aun mas perjudicial la cual los ricos se abandonan, y qne hacen morir 4 los unos de sus necesidades, y d los. otros de sus. escesos : si considerais las mons. truosas mezclas de os alimentos, sus perniciosos condimentos. , los gueras corrompidos, las drogas falsificadas , las picardas de aquellos que las veden , los . errores de aquellos que las emplean, y 'el veneno de las vasijas en las que se preparan; si haceis atencion d las enfermedades epidmicas engendradas por el mal aire cpre se respira entre las multitudesde hombres reunidos , d las que ocasionan la delicadeza de nuestro mtodo d e vida, los ~ n s i t a s alterpu.tivosde lo interior d e nuestras casao al aire libre, el uso de los vestidos puestos 6 quitados con poca precaacion , y todos los cuidador q.ue nuestra escesiva senspalidad ha convertido en hbitos necesarios, y cuya negligencia 6 privacion nos cuesta en segdda la vida 6 la salud ; si aadieseis todo esto y hicieseis cuenta de los terremotos y de los incendios que hacen perecer, consumiendo 6 echando por tierra ciudades enteras, millares de habitantes; en tina palabra, si reuns los. peligros que todas estas caums congregan ten-
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tinuamente sobre nuestras cabezas, conomCis lo cara que la naturaleza nos hace pagar ek desprecio que hemos hecho de sus lecciones. No repetir aqu lo qne dicho en otra parte respecto a la guerra ; mas q u e d a que personas instruidas quisiesen 6 intentasen dar nna vez al pblico, el r menor de los horrores qtie se cometen en E s ejhcitos *or los aunti6taa de los vveres y de los hospitales se veria que sus maniobras, no muy secretas, por las c u h los ejrcitos los mas brillantes se reducen d menas ue nada, hacen perecer muchos mas soldados l e los que destruye la cuchilla enemiga. Es aun nn clculo nomenos asombroso el delos hombres que el mar sumerge todos los aos, ya sea por el hambre, ya por el escorbuto ya por los piratas, por el fuego, ya por los naufra ios. E s evi ente que es i n k ensable el atrifmir 6 la propiedad ntableci5a y por consecuencia , la sociedad, los asesinatos, los otosigamientos, los robos en los caminos, y b s castigos mismos de estos delitos, castigos necesarios para prwenir ma ores males, pero que. por el asesinato de un iombre , costando la vida dos 6 4 mas , no dejan de doblar realmentela prdida de la especie humana. iCuant0~ medios vergonzosos para impedir el nacimienta d e 10s hombres, y para engaar la naturaleza E y a sea por esos gastos brutales y depravados que insultan su mas bella obra, gusto6 que los salvages ni 10s animalee no conocieron nunca, y que no deben su existencia en los paises civilizados sino una imoginaciou corrompida; ya sea por eso6 abortqs aecretor
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dignos h t o s de la disolucion y del bonar viciaw ;7 w . a la esposicion '& la muerte de u n a ~ multitud e nios, vctimas de la miseria de sue padres, 6 del pudor brbaro de sus madres; y ya sea enen por la mutilacion de esos desgraciados. de los cual- una parte de 1a existencia, y toda la posteridad son sacrificadas vanas canciones, 6 , lo que es peor aun, 4 los brutales zelos de algunos hombres : mutilacion que en este ltimo caso, ultraja doblemente b l a ~aturaleza ora por el tratamiento que reciben aquellos que la sufren, oIa por el uso al cual ron destinados. c Pero no se dan mil casos mucho mas freouuites y ma, perjudiciales aqn , en los cuales los derechos aternales ofenden abiertamente d la h u m a n i d J ? i Cuanta talentos s q u l t d o s y ,J w a u y incliinaaion~fotmdas p o t imprudentevid ncia de los ~ a d r e s f Cuantos i didos estado hombres se hubieran distinguido en aontreniente que mueren desdchados y dpsbankados en otro estedo POP el cual no t e m a i b g u n y o ! iCuautos matrimonios felices aunque esiguales han sido rotos 6 perturbados, cuantas esposas castas deshonradas por este k d e n de condioiones dem re en mntradiyion con el de la iataraleza! i 8uantas otras uniones caprichosas , formtraordharias , ridculas madas por el intera , y bsaprobadas por d *mor y por ]a razon I i Cuantos esposos bonrados y virtuosos se construyen mntuamente SU euplicio, por no haber examinado antes loa caracteres f i Ciiantas jvenes y decgraciadaa v~(implrde la avaricia de los se SU-
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( 163 w ; n eh el vicio, 6 pasan sns tristes diai p e inundadas en llanto, y gmiiendo en unos lazos in&solub1e que el coramn rechaaa y mira coa horror. y que el oro solo ha formado ! i Felices
al$anas vecesaquellas 6 quienes su valor 7 virtaQ misma quitan la vida antes que una violencii brbara les obligue pasarla en el delito 6 en la desesperacioa 1 i Perdonad estas juqas rellexiones ,padre y madre para siempre deplonMes ; 70 acibuo 6 mi p a r vuestros dolore ; mas ojal sirvan de ejemplo eterno y te* ' ~ i b l e cualcpiera que osa, bn el nombre d *&no de la naturaleza violar el mas sagrado d e sus deredos ! 1 Si no he hablado mas que de aquelles nudo( mal Formados, que son obra de nuestra c i r i l i ~ hmcion, g piensan por eso que a uelios 6 que d amor y h simpata han presidijo. ntn eUos mismos etentos de inconvsnientecr? Que serir pues si emprendiese el presentar la especie haz taana acometida en el ongen mismo, y hasta e n e l nbas santo de todo$ los vfnaulo8, enel cual nd oran escuchar el grito de la naturaleza, sino despues de haber consaltado el interes, y en donde el dearden civil confundiendo las v i p tudes y los vicios, la continencia viene ser a n a precaucion criminal, y el negarse dar la vida su semejante un acto de humanidad 7 Mas sin rasgar elvelo que cubre tontos horrores, contentmonos con indicar el mal al cual obos deben aplicar el remedio. Que se agregne todo esto esa cantidad de oficios mal sanos que abrevian los dias 6 destruyen el temperamento oadu ~a iw
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trirbrjor de lasminas, las diversas preparaciona de los metales, de los minerales, sobre todo del plomo, del &m, .del mercurio, del cobolt , del arsnico, y del rejalgar : esos otros oficios peligrosos que-cuehn todos los dias la vida & muchos obreros , los unos trastejadores, los otros carpinteros , los otros albaiiler , y los o m c a n t e r o s ; que ile reunan, digo, todos estos objetos, podrn ver en el establecimiento perfwcion las miedades las causas de la $iminucion de la eapwie observada por mas de un filsofo. El lujo, imposible de precaver ni de witar entre los hombres avaros de sus propias comodida s , . y d e la consideracion de los otros comg eta muy pronto el mal qne las sociedades bao principiado, y so d o r de hacer vivir 6 los pobres, que no hubiera sido necesario hacer, em obrece todo el resto, y despuebla el estado, tarse 6 temprano. El lujo es un remedio mucho peor qne el mal que reten de eurar ;6 mas bien es 61 mismo el peor de todos los males, en cualqaier estado sea grande 6 pequeo donde se halle, pms ne para ? >nontener una multitnd de criados y ce mi, rables que 61 ba hecho, ubmma Y arruina a l labrador p al ciurladano : m e j a n t e esos virntos abrasadores del medio dia, que cubriendo la yerba la verdura de insectos devoradoies quitan ia suristencia 6 los animales tiles , y , flevan el hambre y la muerte a todur los paragesen donde se hacen sentir. De la sociedad y del lujo que ella engendra onoen los arte8 Lberales y mecnicas, el comercio,
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m r & o , las letras, y todas esas inutilidader yue hacen florecer k industria, enriqriecen y los estados. La razon de esta ruina es muy sencilla. Es muy fcil el conocer que la agricultura por su naturaleza debe ser la menos lucrativa de todas las artes, porque su producto sirvienda a l uso el mas indispensable para todos los hombres, el precio debe ser proporcionado 6 las iacultades de los mas pobres. De este mismo principio se puede deducir que general las a r w iuveira de m utiIidad ,y que las mas necesarias deben euGa veuir 6 ser las menos cuitivadas ; por donde se ve lo a de& p o s a r de las verdaderas vent 'as e la industria y del efecto reai r e resu~ta'd. s progresos. m Tales son las causas sensibles de todas las miserias en donde la opulencia precipita enGn i las nacioneslas mas fastuosas. A proporcion que l a industria y las artes se propagan florecen,, el cultivador despreciado, carga& de impuestos necesarios al mantenimiento del lujo, 7 condenado 6 pasar su vida entre el trabajo y e l hambre , abandona sus campias para ir 6 tucar en las ciudades el pan qne debia traer 6 ellas. Mientras in,is las capitales sorprenden y caiisan admirscion los ojas estpidos del uehlo , tanto mas sena forzoso el gemir de ver calnpos abandonados ,las tierras en erial ,y los caminos reales inundados de desgraciadoe ciucladanos convertidos en mendigos 6 en ladrones, y destinados acabar su miseria sobre e cadalso 6 en un muladar. Es de este modo l romo el estado enriquecindose de un la&
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por otras. Que se dignen esplicarnos una vez que es lo que pudo producir esas nabes de brbaros que han inundado, durante tantos si los, la Europa, e1 Asia y el Mrica. 2 Era ues &\a indmtria d e sus artes, la sabidura e sus leyes, la escelencia de su civilisacion 4 ienes ellos debian u n prodigiosa oblacion P &e nuatros ubios tengan la bon% de decirnos or que raum, Iejus de multiplicuse baste taf grado , esos hombrea feroces y brntales, sin luces, sin freno, y sin edumion, no re degollaban 6 cada instante todos entre s, para disputarse su alimento 6 su caza P p Que nos es liquen de ue modo esos ! miserables han <en& h osadia e mirar cara L
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7 el arte de vivir agradable y tranquilamente juntos , no se ve salii de all niuguna cosa parecida 4 aquellas irrupciones y multitudes de hombres que producian otras veces? Yo sosal pecho v e ale- ce a t r e ~ a 6n 4r ~ ~ p o n c i ~
diciendo , e todas esas granda CeM8, l saber i artes , . ciencias y las leyes, han sido d i a m e n t e inventadas por los hombres, como una peste saludable para im edir la escesiv m u h lieacion de la especie ,! miedo que este e u n & que nos est destinado, no venga 4 a a& cabo demasiado pequeo para sus habitantes. Pnes que ! i ser necesario destruir las sociedades, anular ,g concluir con lo tuyo y l a m o , rolver ivivir en h selvas con los oros? y a consecuencia i p 1 4 ias e deducen mis adver$arios, y que me comp zco tanto en prevenir como en de'arles la vergenza de mcarla. i 0 vosotros, quienes la vos celestial no se ha hecho oir que no reconbceis para vuestra especie otra 2estino que e1 de acabar en pu esta corta vida, vcMotros que podeis dejar abandonar en medio de los pueblos vuestras adquisiciones, vuestroa espritus tnrbulentos 6 inquietos, vuestros mmzonea corrompidos y ftiestros d m s desenfrenados, rolved 6 tomar, pues que depende de vosotros, vuestra antigor primera inocencia ; 6 lor bosques 4 perder id a e rista y de memoria los delitos de vuestroo contem orneos ,y no temed de modo alguno el euvsecer vuestra especie renunciando 6 SUS luces afin de rennnaiar 6 SWJ vicios t En cuanto 4 los hombres parecidos i ml, y en quien- lar pasiones han destruida para siempre la original sim licidad, ue no pueden ya sustentarse de y de b&ota8, ni dispensarse de leyes y de gefes; aquelloa pues que fueron honrados y favorecidos en sur o primeros padres c n lecciones sobrenaturaley
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rqnellos que r e r t n , en la intencion de dar, si= duda, d las acciones humanas una moralidad que no hubieran adquirido por si en mnchcr tiempo, la r n o n de un r c e p t o indifkrente por s mismo 6 inesplicab e en cuatquier o t r o sistema, aquellos en una palabra, ue estn convencidos que la voz divina llama todo e r g6nero humano la participaeion de Iae tuces y la felicidad de las celestes intdigencias :todos procurartn por d ejercicio de las virtudes ae se obligan i ncticar aprendiendo i mnoceJas, el merecer !e premio eterno que deben esperar por ello ;respetarn los .sagrados vncutos de h sociedad de la cual son miembros ;amarn a sus, semejantes y les oemirn con todas sus fuerzan,; obedecern ercrpnlosamente 6 las J e ~ ey d los s hombres que son tos autores y las ministros de ellas ; honrardn sebre todo 6 los bnenos y sabios prncipes que sabrn prevenir, curar 6 paliar esta multitud de abusos y &e males siemre dis uestos 6 abrumarnos ;animarn el celo $e eus &TIOS @ea , rnanifestdndoln sin temo. ain lisonja la dignidad y andeza de sus {unciones y el rigor y r e d t u f i e sus deberes c mas ellos no dejarn de vituperar y despreciar una constitucion que no puede mantenerse sino con el auxilio de tantas gentes respetables que se desean 'con mas frecuencia que se obhenen , y de la cual, 6 pesar de todos los cuidados, na&n siempre mas calamidades efectivas que ventajas aparentes. P e n a 17. ( i ) . Entre los hombres que conotemos 6 por nosotros mismos, 6 por b r hiatoriadoree 6 por los viageros los unos son
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( 169 1 nrgros; los'otros blancos, los obns r ~ p ;los s unos tienen los cabello6 mu largos, los otros n o tienen sino una especie lana ensortijada ; los unos son casi todos velludos, los otros nb tlenen ni aun barbas :ha habida y hay uede tina ser aun naciones donde los bombres son estatura gigantesca ; y dejando parte la fbula de los pigmeos, que puede muy bien no ser otra cosa siuo una exa eraciou, se sabe que los Lapones, sobre tojo los Groenlandeses, son mucho mas peqneos que la estatura mediana del-hombre; hay quien pretende tembien que h a y r b l o s enteros que tienen colas como los cua rpedos , sin dar una creencia ciega las y relaciones de Herodoto y de Ctesias se puede cuando menos deducir esta opinion muy verosimil, que si se huhieran podido hacer observaciones exactas en los tiempos antiguos ,en los cuales los diversos pueblos seguian unos m& , todos de vivir mucho mas diferentes entre s, que los que tienen ho dia, se hubieran igualmente observado. en la figura g en Iicouformacion y hbito de los cuerpos, variaciones aun mas estraas. Todos estos hechos de los cuales er bien fail dar pruebas irrefragaides, no pueden maraviliar sino aqucllos que estn acostumbrados ino mirar sino los objetos que los rodean, y que ignoran los poderosos efectos de la divergencia de climns, del aire , de Ins alimentos, del modo de vivir, de los hbitos e n general ,y sobre todo de la fuerza prodigiosa de estas mismas causas, cuando ella obra con* tinoainente sobre una lilrga serie de gene. .ioues. Hoy que el comercio, los viages y,
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pnqPistM reunen mucho mas toa divpuehlss y gue sus modos de vivir se van apro, ximaqio 6 identificando sin cesar por medio de la &cuente comunic9cion , sc repara ciertas dimcPcias n a c i o & s han d i s m i n u i q por ejem lo, cada uno puede notar que los &anceses $e hoy dia no tienen ya aqueiios grandes cuerpos blancos y rubios descritos por los historiadores latinos, aunque el tiempo, unido 6 la mescla de los francos y de los notmandos, blancos v rubios ellos en si mismos, hubiese debido restablecer aquello que por la frecuent~rion L los mmanos u& perderse i constia de la iduencia del clima, tucion natural y el color de los habitante*. Todas estas observaciones sobre IM variedack mil causas pueden producir y han proucido en efecto en la especie hnmana, me hacen dudar si diversos animales parecidos 6 los hombres , tomados por los viaperos 6 considerados como bestias, sin gran ex& men 6 en razon de algunas difwncias hallaron en la conformacion esterior , 6 eoxz mente por ue estos animales no hablaban, n o serian en eet !co verdaderos hombres salva es, cuya raza dis ersaQ antiguamente en las se vas s o habia tenilo -ion de desenvdva ninpma de sus facultades virtuales, no habia adquirido ningun grado de perfeccion, y por consecuencia se encontraha todava en el estado primitivo de 3a naturaleza. Demos wi.qemplo de 10 que quiero decir. Se halla, dice el traductor ch l h s o i . itra de. los viages en el reino de Cmgo, PM p t
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cantidad de esos y a n d n animaiw que O a m u , as indias orientales, y qoa guardan un cierto medio entre la,especie buD mana y loa Bd&. Battel cueqta qne en lo# S bosqnea de Mayomba , en el reino.de Loango, S se ven dos ciasea de monstruos de 100 cuaks D los mayores a llaman Ponlpos y lm otros Enjocos. Los primeros tienen una semejanza exacta con los hombres; pero son mncho mas gruesos y de una eatatair m a F r . Tieneo D una figura humana, pero los 6 p muy huudidos :sus manos, siu, mejilias y s m o r e p r D no tienen pelo alguno ,mas los de sus cejar w n muy largos. Aun cuando tienen el rerto del cuerpo bastante velludo ,el pelo m es M n la D muy espeso y BU color ea moreno. sola cosp que los diiingue de b r hombm e s D la pierna, en la cual no tienen pantorrille. . Andan derechos, agarrndose con ta mano los pelos d d cuello; su acogida en en los r bosques, hermen sobre los rboles , 7 t e construyen e n ellos uoa lspecie de tejada oe los pone cubierto de Ia lluvia. Sus &mentor son h t a i 6 nueessiivestrn ; jamas comen carne. La costumbre que tienen los negros ue atraviesan tos bos ues ,es de encender kego durante la nocL, y observa= que por la maana, luego P o n g ~ ~ ponen d rededor U . S U mr n hasta tanto que uapa a ia todo ; porque 4 pesar de su grande estreza , nck S timen bastsate conocmiento para comer8 tirh echndole lea D . r Van muchas reces en bandas, p nutnn li
~rengurmcu en
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los nrgros que atraviesan bs adi.aS.' St, arrojan tambien sobre los defanteo p e vienen pacer en los sitios que ellos habitad, v los bcomodan tan fuerknrnte coa 6 = 6 palos les ohiigan a huir dando bramidor. o se coge nunca ninglin Pongo vivo, 6 causa de que son tan robustos que d i a hombres apenas p o t i a n se@twle ;mas los ne ros cogen m u c b s ~ u e 8 o dnpues de s hafer matado < la ma e , al m c p o de h cual el hijuelo se agarra fuertemente. Cuan= do alguno de estos animales muere, los = otros cubren su ceerpo de nn monton c k ramas y de hojas'. Purchas aade que, en las conversaciones que tuvo con Rattel , mpo de 61 mkmo que un Pongo le p i t un ne rillo, el cual paid un mes entero en la sociedrd & w estos animales; pues que no hacen ningun hombres que qorprenden , l o S mal los w menos cuando estos no 10s miran, como Battel no hur S habia observado el negrillo. = descrito la segunda especie de monstrno m. w Da per confirma que el reino de Congo u i h L o de a q u e ~ o animales que llaman w s = las Indias O m g r i t ~ n a ,es decir, habitantes = de )OS bosques, y e los Africanos llaman Crrqias-Morns. ~ s t a T e s t i a dice, es tan pa, : reclda al hombre, que algunos viageroses . ha venido la idea, que odia baberse preducido de una mnger y de un mono : quirnepa = r e aun los mismos negros reprueban. Uno e estos animales fue transpokado desde : Congo a Holanda y . re~enlado al'principe de = Orange, Era de la ahora
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re de rico-Enrique.
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d6 un nino de tres Ios y de una mediana robustet , pero cuadrado y bien roporcionado, muy igi1, y muy vivo, &S piernas carnudas y gruesas, toda la delantera del cuerpo desnuda , m* la trasera cubierta de pelos negros. A ~rimkra vista, su cara parecia 4 la del hombre ,'pero tenia la nariz S chata y torcida ; sus orejas eran como la de la es ecie humana; su pecho (porque era D una gembra ) era grueso su ombli o huuS dido, sus es aldas muy bien uni&s, sus manos dividi&< en dedoa y roporcionadas, sus pantorrillas, y sus taroues gruesos y carnosos. Andaba comunmente derecho sosus piernas, y era capaz de levantar y de D llevar fardos bastante pesados. Cuando queria D beber tomaba con una mano la tapadera de) jarro, y con la otra le tenia por el asiento ;Y D en seguida se limpiaba con bastante gracia = los labios. Se acostaba para dormir, la cabeza puesta sobre una almohada, y se cubria con = tanta destreza que le hubieran tomado por un w hombre en la cama. Los negros cuentan cocas muy raras de este animal :ellos aseguran que no solamentefuerzan 4 las mugeres = y & las moauelas, sino que tambien se atreven embestir 6 los hombres armados ; en una palabra, hay suficiente apariencia para pensar que este sea el Stiro de los antiguos. Men b h no habla puede ser sino de. estos animales, cuando cuenta que los nepos cogen algunas veces en sus caseras hambres y r mugeres salvages D. habla tambien de esta esgeoie de pnimah
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en el tercer tomo de la mishistoria de los viages, bajo el nombn de B e g w y de M d r i n e s p a n no apartarnos de las relaciones prece entes, se hallan en la descripcion de estos pretendidos monstruos canformidades tan inmediatas con la especie hamana, y diferencias aun menores que las que podriaa sealarte de hombre 4 hombre. No se ve e n estos pasages las razones sobre las coaks s6 fundan los autores para rehusar d los animales en cuestion el nombre de hombres salvages ; bien f6cil de conjecturar que esto es causa de su estupidez, 6 i ualmentc porque no hablan : razones demuiafo d6biles para .aquellos que rpben que aun cnando el &gano de 1 . palabra =a natural al hombre la palabm por si misma no le es sin embaigo natural, y que conocen hasta ue unto su pcrjcetibilidod puede haber elmajo hombre c sobre i d su estado original. El corto nmero de reno glonee que contienen estas descripciones nos p u e b hacer juzgar cuan mal obsemdo? ban sido estos animales, y .con que preocupaciones han sido vistos. Por ejemplo, 10s ~alificm . de monstruos, y no ostante convienen e n engendran. En un pange Battel dice v e 0 s Pongos matan d los negros que atraviesan 10s bosques ;y en otro ,Purchas aade ,que no les hacen ningun mal aun cuando los sorprenden, P lo menos cuando los negros no atienden d mirarlos. Los Pon os re reunen al rededor de los fuegos enen%dos por los negros, cuando estos se retiran, y ellos tambian se van 4 su turno .mando el 'fuego se apaga; ve aqu el H a , y ve aqu al presente el comentario det
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&.ervador :porque con mucha aUtma no barrante rmtida para mmteRcrle q p n d o y po&R& l&. Quisiera adivinar como Battel 6 Purchas su compilador han podido saber que el ange de la aco ida de los Pongos era un efecto $e u bestialidad mas bien que de su v o h t a d . E n un clima tal qae el de Loango ,el fuego n o e una cosa muy necesaria i los animales,y U s los negros le encienden, es mucho menor i muna del frio que para espantar las bestias feroces ;er e d n muy natural que los Pongor despues de baber estado al dn tiempo regocijados con la llama, 6 habi6n!ose calentado bien se anoen d e permanmr siempre en el mismo sitio, y se vayan P buscar su alimento, que pide mucho mao tiempo que si comiesen carne. Ademar M cabe que la mayor arte de los animales, sin aceptuar de esto al pombre, u n naturalmente perezoeos, y que no se prestan6 ninguna especie d e cuidadqque no sean de absoluta necesidad. Edh parece.siu ertrao que los Pon os de quienes alaban li&treza y la fuerza ; #on oa los ue saben enterrar los muertos y hacer teea%or , no sepan atizar el fuego. me %ea , acuerdoghaber visto un mono hacer esta misto. maniobra qnc no quieren que los Pongos uedan hacer ;es verdad que mis ideas no h r a h done por entonces dirigidas hcia tal objeto, cometi y o mismo la falta de que acuso a nuestres viageros, no hice caso ni examine sila intencioa d e l mono era en efecto de entretener el fuego d simplemente, como creo, de imitar la accion del hombre. Sea como sea, esti bien demos*do que e l mono no es una
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piladores. c Que j"cio piensan que hubieran becbo semejantes observadores sobre el nio hallado en 1694 del cual he hablado anteriormente, hue no daba ninguna scal de ramn sobre sus manos y sobre sus pies, no *tenia ningun lenguage y formaba unos sonidos que no se parecian en nada ilos de un hoqbre ? El permaneci mucho tiempo, continua el inisrno fildsofo que me ha comunicado este hecho, antes de poder proferir algunas palabras, y aun lo hacia de un modo brbaro Al mo. mento que estuvo en estado de hablar, le interi-ogaron sobre su rimer estado, pero no se acordaba de tal co$, as como nosotro# no no8 Bcordamos de todo cuanto nos ha sucedido en l a cuna. Si des raciadamente para 61, este nio hubiera c a d o entre las manos de nuestro8 viageros no ee puede dudar que despues de haber observado su silencio y SU estpidez, n o hubiesen tomado el partido de volverle enviar a1 bosque, 6 de encerrarle en una leonera ; despues de l o cual hubieran hablado rabiamente de l en bellsimas relaciones, como d e una bestia muy curiosa que se parecia mucho a l hombre. Despues de trescientos 6 cuatrocientos aos que los habitantes de la Euro a inundan las otras partes del mundo, y pl16%can sin cesap nuevas recopilaciones , esto persuadido que nosotros no conocemos otros Kombn. mis que los solos europeos, aun parece segun las preocups~iones ridcdw que M I hallan estia-. .
f&s que cada uno no sabe casi otra com bmjo el nombre pomposo de estudio del hombre, que el de los hombres de su paia. Los particulares pueden bien ir y venir; la iiosofia parece ue no viaja :as pues la de cada pueblo es por mismo 'oco 6 prop6sito para cualquier otro. L causa a a t o es bien clara, Plo menos r lo qne respecta 6 las regiones lejanaa; no mas que cnatro atases d e bombrn que. ba an via es dilatados los marineros, los mec d e r e s , fos soldados y los misioneros; luego n o se debe casi es erar qne las tres primeras clases produzcan %renos observadores, y o cuanto ilos de la cuarta, ocupados de la yocacion sublime que loa reclama, cuando n o fuesen propensos las preocupaciones de estado como todos los demas, se debe creer que no se entregarian volontariamente cL investigacione que parecen de pura curiosidad y que los di+ traerian de los trabajos .mucho mas importantes 4 los cuales se destinan. Ademas , para predicu tilmente el evangelio no ee necesario eino fervor y zelo y Dios da'lo demas ;mas ara estudiar 4 los hombres, son indispenm\la talentos que Dios n o m obliga 4 dar 4 nadie que no hacen siempre parte del patrimonio los santos. No se abre ningun libro de viages en donde no se hallen descripciones de los caracteres y delas costumbres ;pero se quedauno maravillado a1 ver en ellas que estas gentes que han descrito tanto acerca de las cosas, no han dicho mas sino lo que cada uno sabia ya, n o buo d i d o divisar 81 otro cabo del mande
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( 159 sino i aquello que no hubieia dependido rnu que de ellos el conocer 1 notar s u salir de ea calle, y que aquellas senales verdadernr que &dngueri las naciones, y que se manifiestau 6 los ojos hechos para ver, seahan casi siempre ocultado 6 esca ado i los suyos. De aqu ha rovenido ese &UO adagio de moral, tan re&tido por la turba filosfica, que los hombres son o r todas partes los mismos, y que teniendo iguJmente por todas partes las mismas pasiones y los mismos vicios, es bastante intil el buscar 6 caracterizar los pueblos diversos ;lo cual es casi, tan buen modo de raciocinar como si se digese, que no Y sabria ni F r i a distingnir ni hacer la diferencia de Pe o con Juan, porque tienen los dos una nariz, una boca y dos ojos. No se verin renacer jamas aquellos t i e m p felices en los que los pueblos no se metian en filosofar, pero en los cuales los Platonea loa Tales y los Pithgoras, penetrados de un desea (irdiente de saber, emprendian largos viager con la mira sola de instruirse ,6 iban lejos de s u patria sacudir el ugo de las preocu aciones nacionales < aprend;. iconocer ilos ombrn por medio de sus conformidades y de sus diftreiicias, y adquirir aquellos conocimientoa universales ue no son de ningun modo los de u n siglo , e un pais esclusivamente sino que siendo de todos tiempos y de todos los lugares, son ,por decirlo as ,la ciencia comun de loa sabios ? Se admira la magnificencia de algunos curiosos que hacen 6 han hecho hacer con gruiclw R a
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gastos viages en el oriente, acompaados & sabios y de intores, afin de dibujar all algunas ruinas, y Secifrar 6 copiar algunas inuripciones ; pero no puedo comprender por que n m n en un dglo en el cual todo el mundo se 'acta de bellos conocimientos, no se hallan dos k m b r e a bien unidos, y ricos, el uno en dinero, y el otro en ingenio, amando ambos la gloria, y as irando 6 la inmortalidah, el uno sacrifican& oeinte mil escudos de su bolsillo , y el otro diez aos de su vida para un viage clebre en el que diesen la vuelta al mundo , 6 efecto de estudiar por: esta via ,no las piedras y las plantas como regularmente re ha hecho sino los hombres y Q las eostumbm, y que despaes de tantos siglos empleados R medir y considerar la habitacion* les venga 6 la idea. esfin el querer conocer I sus habitantes. Los acad6micos que h a n ' ~ o r r i d o partes las septentrionales de la Eui-opa y las meridionales de la AmCrica temian mas bien por objeto el de. visitarlas como. gemetras que .como filsofos. No ostante como eran lo uno y lo otro 9 la ~ a c , n o se deben mirar como totalmente desconocidas aquellas regiones que han sido Vistas p descritas por los la Condamine, los Mauprtuis. El joyero Chardon que %a ria'ado como Platon ,no ha omitido nada acerca de la Perria ; la China parece que ha sido bien observada por los Jesuitas. Kempfer da una idea bastante regular de lo poco que vj en el Japon. t Red~cidor estas relaciones, i~osotrosno cow*etUos 10s pueblos de las Judiae orientatesi
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frecuentadas nicamente por los europeos m* eho mas curiosos de llenar-sus bolsillos que sus cabezas. El Africa entera y sus numerosos habitantes, tan singulares por su caiilcter como p o r su color, e s h u n por conocer7 examinar; toda la tierra est cubierta de naciones de las que no conocemos mas que los nombres; i y nos atrevemos sin ambargo juzgar el genero humano ! Supongamos un Montesquieu , un Buffon, un Diderot, un Duclos, un D'Alembert, nn Condillac, otros hombres de igual naturaleza, viajando ara instruir sus compatriotas, observando y $escribiendo como lo saben hacer, la 'I'urqua ,el Egipto, la Berbera ,el Imperio de Marruecos ,la Guinea, los paises de los Cafres lo interior del Africa , y sus costas orientales ,los Malabares ,el l o o1 ,las orillar del Ganges ,los reinos de Siam , Pego, de Ava, la China, la Tartaria sobre todYo el Japon : en seguida en el otro Eemisferio el imerio de M6jic0, el Per, Chile, las tierras &Ingallanicas, sin olvidar los Pitagones verdaderos fabulosos, el Tucuman y el Paraguay, si era posible tambien el Brasil, y enfin los Caribes, l a Florida y todas las regioneri salvages, viage pues el mas iinportante de todos, y o1 que era necesario hacer con el mayor celo y cuidada: supongamos luego que estos nuevos Hrcules, de vuelta ya de sus memorables marchas, escribiesen en seguida muv despacio la historia natural, moral y polhca de lo que hubiesen visto, y veramos nosotros mismos entonces salir un mundo nuevo de sus plumas, y sabramos y aprenderamos por este. modo ic c
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S a c r el nuestro : digo enfin .que cuando semejantes observadores h a r h que un taf e un hombre, y que tal otro es una bestia, a r r i fonom creerles ; pero me, parece una gran rfmplru el Barse sobre esto de unos viageros groseroo acerca de los cuales se veria uno tentado algunas veces de hacer la mirma cilcstion que ellos w atreven resolver sobre los otros animoles. ( A ) P g t h ~ 8 .Esto me par& de una evidencia palpable, y no puedo concebir de d o n d d n u e s t m filsofos pueden hacer provenir todas las pasiones que snponen y dan al hombre natural. Esceptuando la sola necesidad fsica, que la misma natnraleza ide , todas las otras no son tales sino por ef bibito, antes W coa1 no eran de ninguna manera necesidades, 6 or nuestros deseos, y jamas se desea ni puede L e m s e aquello que no se conoce que m se esti en estado de conocer. De adonde se si u e que e i hombre salvage no deseando sino aque las ~ y a ~ u es16 n su oder 6 que l e es o en iciii e adquirir. nada p e c haber que se haiie. en tanta tranquilidad como su alma, y n a d e mas limitado que riu entendimiento. ( 2 ) Pd@a 36. Yo encuentro en el gobiernm 'civil de t o & e una objeccion. ue me m e c e demasiado especioq para oder &nula&. El objeto de la sociesad entreel varon y l r i hembra dice este fileofo no. siendo simpb. mente el de procrear, sino el de perpetuar S h especie, esta sociedad debe durar ami deti * pues de la procreacion 6 lo menos tan.tiempo cuanto es indispensable .para b nui
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tricion y la consenacion de b p d o s 5 s es decir, hasta tanto que enos sean ca a* or s solos de proveer 6 sus necesiB.de. w &ta regla , que la sabidura infinita det Criador ha establecido en todas las obras d e = sus manos, la vemos observada constantemente y can exactitud m todas las criaturas 8 inferiores al hombm. &tre l a animales qu. viven de yerba la sociedad del macho y la w hembra no dura mas tiempo que el de cada acto de m ulacion orque siendosdcientea 3 Li < s ~Se l a m& . para criar 6 los h C r 'uelos hasta que se hallan capaces de c o m a la yerba, el macho r con-con engendrar 8 y. no interviene despues de esto en nada ni con Ja hembra ni con los hijuelos, l a a susistencis de los cuales no puede contri= buir de ninguna manera. Mas por lo que hace I d e s t i a s carnvoras, la sociedad dura mas tiempe, causa de que la madre ncr 3 sindole posible el proveer bien 4 su susis8 tencia propia, y criar la vez sus hijuehs = por la sola presa que? ella hiciese, cu a = vida nutritiva es mas laboriosa que la de arimentarse de yerba, la asistencia del maeho es de toda npcesidad para el mantenimiento de la familia cornun , si se puede eutplear este trmino ; la cual hasta taoto que pueda .m ir buscar alguna presa, no podria susistk = sin la asistencia del macho y de la hembra. . m Se observa lo mismo con res eeto 6 todas 1 ~ e w aves, de las cuales escetuan o alganas aves domsticas que se hallan en paragea en los r que la continua abundancia de alirnontoa
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dispensa al macho del cuidado de aIimenta~ D los polluelos ; se .observa que mientras D que los hijilelos en sus nidos tienen neceD sidad de nutrimento , el micho y la hemD bra selo traen, hasta tanto que ellos pueded volar y proveer a su susi~tencia m. Y es en esto, segun mi dictrnm, en b D que consiste la pri~icipal, si no es la sola D razon porque el varon y la hembra en e1 S gnero humano se ven obligados una sociedad mas larga que la que entretienen las otras criaturas. Esta razon es que la muger D es capaz de concebir, y es ordinariamente D de nuevo en cinta y da 6 luz un nuevo hijo, w mucho tiempo antes que el anteiior se hall? D en estado de poder pasar sin el iurilio d e sus padres, y por s mismo proveer sus neD cesidades. Asi ues un padre estando oblia d o d e cuidar aquellos ue ha engendrado. y de continuar este cuidalo durante mucho tiempo, se halla tambien en la obligacion de D conenuar viviendo en la sociedad conyugal con la misma muger de quien los ha tenido, p de permanecer en esta sociedad mucho mas tiem o que las otras criaturas de las cuales 10s Bijueioi pueden susinir por elIostnisD mos antes que llegue el tiempo de uim nueva procreacion, el vnculo que une al macho y la hembra se rompe en este caso p o r = si mismo, y el uno y el otro se encuentran en una plena libertad, hasta tanto que la es-. taci6n que acostumbra estinidar los animales unirse , los obliga escogerse nuevas compaias. Y en esto no se sabr adyirar
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bastante' la sabidura del Criador, que habiendo dado.al hombre las cualidades propias ara precaver lo fntum del mismo modo que Po presente, ha querido v ha hecho de ma-, nera que la sociedad del hombre durase = macho mas tiempo que la del macho y la S hembra entre las demar criaturas, aun d e que la industria del hombre y de la mu-, ger b e mas escitada, y que sns intereses mas bien unidos, con la mira de hacer S provisiones para los hijos y dejarles bienes, S no pudiendo ser nada tan perjudicial los hijos como una conjuncion incierta y vaga, m 6 una diiolucion fcil y frecuente de la sociedad conyugal =. E mismo amor de la verdad que me ha hecho I esponer sinceramente esta ob'eccion me impele 6 acompaarla de algunas observaciones, sino para poder resolverla, lo menos para aclararla. r . O Yo observar p6r .consecuencia que las pruebas morales no tienen una gran fuena en materia de fsica, y que sirven mas bien dar razon de los hechos existentes que constatar l a existencia real de estos mismos hechos. Luego, tal es el ghnero de r b a que. I.ocke emplea en el pasage que aca o de manifestar ; porque aunque pueda ser ventajoso Q la .especie humana que la union del hombre y de la muger sea permanente, de aqn no se sigue ni puede. seguirse que haya sido as establecido por la naturaleza ; de otra suerte seria forzoso decir que ella Iia instituido igualmente en la sociedad civil, las artes, el comercio v todo cuante pretenden que es til los hombres.
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Yo ignoro en donde, Locke, ha hallado ue entre los animales carnvoros la sociedad 1 macho v de la hembra dura mas tiempo que . 1 entre aquellos que viven de' yerbas, y que el uno aguda a l otro 6 alimentar loa hijuelos 3 puea que todos ven que el perro, el gato. el e-, y el lobo no reconocen sus hembras de un modo mejor ni mas demostrativo que el caballo, el carnero, el toro el ciervo, y todos los deanimales cuadrpedos A1 contrario parece que si l o ~ x i l i o sdel macho fueran necesarios i la hembra para conservar sus hijuelos , esto seria sobre todo entre Iaa especies no viven sino de erbas puesto , p e c es indispensabk 6 madre m u r h u i i r tiempo para pacer, F e durante este intervalo se ve obligada 6 descuidar su camada ,en lugm que la presa de una osa &de una loba es devosada en un inetante, y ella tiene, sin sufriu el hambre, mucho mas tiempo para dar de mamar 6 8US cachorrillos. Este raaonanento eatd confirmado por una o b c i o n sobre el nmero relativo de tetas y de hijuelos que distingue las especies carnvoras de las fnigvoras , de lo que he hablado en la nota (gJ. Si eata o%servaciones justa y general la muger n o teniendo mas que dos pechos , no dauda 1 luz casi mas que un nio 6 vez, re aqu otra razon poderosa, para dudar que la especie humana sea naturalmente carnvora 9 de manera ue parece que, para sacar la ronchsion ae Locke seria necesario volver enteramente al reves todo su raciocinio. h'a W a mayor sdidez en la misma especie
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ue union . Lodr mersuadirseentre lalas entredel macho y de h e k n mas %urable los buytres y los cuervor que tdrtolaa? Tenemos
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dos clases de aves domsticas ; la nade y el palomo, las que nos dan ejemplos directamehte contrarios al sistema de este autor. El palomo que n o vive sino de grano, permanece unido 6 su hembra, y alimentan sus pichonzuelcs entre los dos. El Bnade, cuya voracidad es conocida , no reconoce ni B sn hembra, ni sus polluelos, y no a p d a en nada su susistencia; y entre laa gallinai especie que no es mucho menos carnvora, no se ve que el gallo se tome ningnn trabajo por la nidada. Que R en las otras especies el macho parte con la hembra d cuidado de alimentar los hijuelos, ea con motivo de que las aves que no vuelan al instante, y 6 quienes la madre no puede dar de mamar, se encuentran mucbo menos en estado de rirarse de la rsisiencia del padre que los c u a 8 i ~ pedos , para los cuales es suficiente la teta de Ir madre 6 lo menos durante algun tiempo. 3.0 Hay bastante incertidumbre sobreel hecha principal que sirve de basa 6 todo el razonamiento de Locke ; porque para sabei s i , como l pretende, en el puro estado natural, la niugcr es de ordinario en cinta de nuevo y da 6i luz otro hijo, mucho tiempo antes que el ant~ri01pueda por s mismo proveer B sus n e m sidades, serian indispensables unas esperiencias que seguramente Locke no hahia hecho, y que nadie se halla al alcance de hacer. La cohahitacioii continua del marido y de la muger er
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una o d o n muy pr6xima de es oncsae 6 un nuevo preado 6 ueudo bien difcil de creer ue el encuentro fortuito, 6 la sola impuleion ! e l temperamento produzca~~ efectos tan f r r cuentes en el pum estado natural como en ef de la sociedad conyugal ;lentitud que contribuirie puede ser 6 que los nios fuesen mas robustos, que ademas podria ser com ensada por la tcultad de concebir, polongaxa en aq~e11lar mugeres que hubiesen abusado menos de ella en su 'uventud, hasta una edad mucho mas aranaada. Con respecto los uPos hay bastantes razones para creer que sus fuerzas y sur rganos se desenvuelven mas tarde entre noso t n , que no se hacia en e l estado primitivo d e que hablo. La debilidad original que sacan de l a constitucion de los ~ a d r e ,los cuidado? que s r e toman de cubrirles y oprimirles todos sus miembros ;la molicie en la cual son criados, tal vez el uso de otra leche que la de la madre : todo contribu>-ey retarda en ellos los ~rimew progresos de la naturaleza. La aplicacion e les obligan tener acerca de mil cous l u cuales fijan coutinuamente s u atencion mientras que no dan ningunejercicio i sus fuerza corporales, todo esto puede dar unadiversion considerable su acrecentamiento; de suerte que si, en lugar de sobrecargar y fatigar con esto los eepritus de mil maneras, dejasen ejercer sus cuer os en los movimientos continuos que la n a t u r a t parece pedirles ,es de creer que ellos se hallarian mucho mas pronto en estado de andar, de obrar y de provm eiioe mismos suo qa~esidades.
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qne podr muy bien haber en el hombre un motivo para permanecer unido d la muger luego que ella tiene un hijo; mas no prueba de n k g u n modo que ha debido adherirse 6 ella autes del arto y durante lo&nueve meses del preado. 9i tal muger es indiferente al hombre durante estos nueve meses ;si aun le viene ser desconocida, por que razon la socorrer6 6 auxiliar6 ' dapues Ae1 parto i Porque le ayudar< 6 criar un nino que ignoralaSta si le pertenece ? y del cual no ha resuelto ni previsto el nacimiento? Locke supone como evidente lo que est en cuestion ;pues ue no se trata de saber por que causa el homlre permanecer6 junto 6 la muger des ues del parto ,sino porque se adherir e& despues de la concepcion. Satisfecho el a ctito el hombre no tiene ya mas necesidad !c la tal muger ,ni de la muger de e tal hombre : l no tiene el menor recelo, ni puede ser la menor idea de las consecuencias de su accion :el uno se va por un lado, el otro por otro, y no hay apariencia que al cabo de mueve meses tengan ni aun la memoria de haberse conocido; porque esta especie de memoria por la cual un individuo da la preferencia un individuo para el acto de Ir generacion ,exige, como lo pruebo en el testo, mas progresos 6 corrupcion en el eiitendimiento humano, que el que puede suponersele en el estado de anitnnlidad, del cual se trata aqu. Otra muger puede s n contradiccion contentar los nuevos i deseos del hombre con tanta comodidad como aqueUa que, ha conocido ya, y otro hombre
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tantenur d e la misma manera 4 la m b w , baso la mposicion e eila re halle estirnua acometida % mismo apetito dal n n t e peado, de lo que se puede razonablemente dudar. Mas si en el estado natural la muger no vuelve 6 sentir mur ia pasion del amor despues de la concepcion del feto, e l atculo 6 8U sociedad con el hombre viene ;por esto 6 ser muaho mayor, pnes que en tal a s o no tiene necesidad ni del hombre que la b fecundado, ni de ningun otro. No hay pues . en e l hombre nin na razon para buscar d e misma muge. , ni en la nuevo 6 solicitar muger ningnn motivo tampoco para pretender al mismo hombre. El razonamiento de Locke cae pnes, desbaratado, y toda la diagctica de este 616sofo no le ha libertado y. puesto 1 cubierto de los verros en que Hobbee y otros han incurrido. Ellos tenian que aplicar nn hecho del estado natural, es ckair , de un estado en el cual los hombres vivian aislados ,y en donde tal hombre no tenia ningun motivo p n permanece a1 lado de tal hombre, n i a puede ser los hombres de morar al lado los anos de los otros ,l o que es aun peor; y as n o han pensado en transferirse mas a l de los siglos de sociedad, es decir, de esos tiempos en que los hombres tienen siempre una razon p u a vivir cerca los unos de los otros ,y en el que tal hombre tiene muchas veces un motivo para vivir al lado de tal homhre 6 de tal muger. ( m ) ~ d & 37. Yo me guardar6 bien de engelforme en las reflesioner 6iodficu que
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hBria que hacer sobre las ventajas y lor inconvenientes de esta institacion de las lenguae; no es 6 mi quien esta permitido el atacar los errores vnlgares , y el pueblo letrado respeta demasiado sus preocupaciones para eufrir y soportar con paciencia mis pretendidas paradojas. De'emos pues hablar 6 las gentes a quienesui~~bahecho~nsvopahakr osado tomar algnnas v r a el de Ia r a i contra la opinion y dictamen d e la multitud. Nec quulqunm felicitan' humani geatnk decedmt ai puis tor Enguamm peste er confisione una4 arcem caikmrt mortcJcr ,e8 signis motibus gestibusque licinun f o m quidvir espliean. Nunc verv ira comparalum est ur animawn que valg0 huta aerultru, meliar l o q q h V t m 10a i pwto n ~YJsciav cdndiao UI pod q ~ l pnwnptiiis etforma s felic&, sauur et cogitrdones suas & Utrcrpn& s&n$cenc, qum uUi quoanr > ~ r t a I e spmsenim , si peregnim utanrtu -m. l a . Voedur de poemat. cant. et viribns rythmi p4g. 66. ( 8 ) Pdgina 46. Platon manifestando c a r a necewiar son las ideas de la cantidad d i e t a y de sus reiaciones ara la menor de las artes, se borla con r a u n &loa autores de u tiempo v e pretendian que Palamedes habia inventad? los nmeros en el sitio de Troyr ; como e a Agamemnon ,dice este filsofo, hubiese podido i norar hasta entonces cuantas piernas tenia. efecto, se conoce. 4 primera vinti la i m p ribitidad de que la sooiedad y las artes hubiesen llegado al grado en que se hallaban en el tiempo d e Troya, sin que los hombres conociesen y omplesseo lo, numeras y el calculo :pera h S a
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necesidad de conocer los nmeros antes & adquirir otros conocimientos, no hace por e s o la invencion mas fcil de imaginar ;los nombres de los numeros una vez conocidos, no es dificil el esplicar el sentido, y el crear y escitar las ideas que estos nmeros representa0 ; mas para inventarlos fue forzoso, antes de poder con-, cebir estas mismas ideas, haberse, por decirlo aii familiarizado con las meditaciones filos6-. fica;, haberse ejercitado en considerar 6 los r u e s por sn sola esencia ; y independiente d e toda otra pea cepcion ; abstraccion nossima mu neufisica, muy poco natur5: y sin ia cna3 no ortante estas ideas no hubieran 'amas podido transmitirse de una especie 6 d b nn gnero 6 otro, ni los mmeros venir iser universales. Uq salvap podr muy bien considerar separadamente su pierna derecha y su pierna izquierda, 6 mirarlas juntas bajo la idea mdivisima de nn par, sin pensar nunca tenia dos piernas, porque una cosa es lo i e z representativa que 110s pinta un objeto, y otra a cosa e la idea numrica que Ia determina. Menos aun podria calcnlar hasta cinco ; aun mando poniendo sub manos ia una sotm la otra, pudiese advertir que los dedos se corres~ondian exactamente estaba muy lejos de pensar en su igualdad numerica ; l no sabia mejor la, cuenta de sus dedos que la de sus cabellos ; y si denpues de haberle hecho conocer compreoder que coea era n 6 n e n ,al uno se h e s e dicho que tenia tantoa dedos en &S pies oomo n l a s m m pus, se hubiera puedeser sorprendido estraordi* mriameme uontndolos al hallar qneero verdad
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riamor propio el amor de s mismo, dos pasiones muy ddrentes por su naturaleza y por sus efectos. El amor de si mismo ea un seutimiento natural que conduce todo animal 6 velar sobre su propia conrrvacion ,y que pro: duce, dirigido en el hombre por la raaon y modificado por la piedad, la humanidad y ia virtud. E l amor propio no es Bno nn sentimiento relativo, facticio y nacido en la sociedad, que conduce P cada individuo hacer mucho mas caso de s que de cualquier otro, que inspira ilos hombres todos los males que ae hacen mutuamente, y que es el verdadero manantial del honor. Todo esto bien. entendido, digo que en nnestro estado primitivo, en el verdadero estado natural, el amor ro no existe ;po!que o cada hombre en se m r i muum ia como el solo espectador que le observa ,como el nico ser en el universo que toma intrrcs por 41, y como el solo juez de su propio mrito, y asi no es posible que un sentimiento que tiene su orgen en la camparacion que no se halla en estado ni a alcance de hacer, pueda brotar : m i hechar raices en su alma : por la misma razon este hombre no podi tener ni odio n i deseo de ven anza , pasiones que no pueden nacer sino de fa opinioi de alguna of~nsa ncibida ; como es el desprecio I la intencion d e y hacer dao, y no el mal quien constituye la ofensa, los hombres ue no saben ni apreciarse ni compararse, pue en hacerse muchas violenciaa murdes, cuando ellas les producem
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( 194 & u n a s rcntajw ,sin ofenderse nunca reeiprocamente. En una palabra, cada hombre no viendo cadi de otra suerte 6 sus semejantes qee como veria 6 los animales de, otra especia, uede quitarle la presa al mas dbii 6 e & s u p al mas h e r t e , sin aousiderm esta. rapias sino como acaecimientos naturales, sin el menor movimiento de iiieolencie 6 de ira. y sin maa que el dola, d el gozo de un buen mal sucesa ( p ) P M a $9. E una cosa estremaaieete a rara, que depws de tanos a h s que los e u r h peos se atormentan para abkgar a loe salvages de diversas regiones del mundo 6 vivir eoma ellos, no hayan podido aun atraer d uno solo, ni aun siquiera con d auxilio del cristianismo, pues que nuestros misioneros hacen de eUos nlgunas veces cristianos , pero jamas hombres civitizados. Nada puede baeerks sobrepujar la invencible repugnancia que tienen para adoptar nuestras costumbres y vivir nuestro modo. Si estos pobres salvages son tan desgraciados como retend den d. porqoe ineoncebible de ravacion de jaiicio rehusaa constantemente crcivilizarse 4 nuestra imitacion 6 e l aprender 6 vivir felices entre nosotros; mientras que se lee en mil pai tes que murlios franceses y otros eurepeos se han refugiado voluntariauaente entre estas naciones, 2. han pasado all s~ vida<, sin poder despues dejar una manera de vivir tan estraa ,y que se ven aun mudios misioneros sensatos'llorar de sentimiento al recordar losdias tranquilos inocentes que habiau asado entre esos puehlos tan despreciados ? i i responden que ello8 no tieuen bastantes luces
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( 395 juzgar mamente de w estado y det nuestro, yo replicar que la estimacion de b felicidad es mucho menos un asunto de la razon que del sentimiento. Ademar, esta respuesta puede redargirse contra nosotros con mucha mas fuerza aun; porque hay mucha mas distancia de nuestras ideas 6 k disposicion d e espritu en la cual deberia estarse eoncebir el p*o que hallan los s e e as ? c~ ~ modo &vivar que de las ideas de los salvagen iaquellas que pueden hacerles concebir el auestro. En efecto, despues de algunas obsereaciones les es muy fcil el conocer que todos nuestros trabajos se dirigen sobre dos objetos solos ;, saber :para s las comodidades de la vida, y la consideracion entre los otros. Mar r w l ser6 el medio por donde nosotros potkmos imaginar la es ecie de laaer que es rimenta un aaivage pasanS. su vi& solo en m e K delosbor qnes, en la pesca, y en soplar en una mala flauta, sin poder nunca sacar un solo tono sin cuidarse ni dnele nada de no aprenderlo. Han traido muchas veces salvages Parir, P Londres, y 6 otras ciudades; se han apresurado en hacerles ver ostentosamente nuestro lujo, nuestras riqueaas y todas nuestras artes las mar tiles y lar mas curiosas; todo esto no ha eecitado jamas en ellos sino una' admiracion ntpida sin el menor ioiimiento de deseo 6 codicia. Me acuerdaentre otras de la historia de un gefe de algunos Americanos septentrional- que trajeron la Corte de Inglaterra. hace unos treinta aos. Le hicieran ver mil eosaa ofis de poder hacerle un regaio que lo
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agradase , sin que encontrasen nada de que pa-. . reciese tener el menor deseo. Nuestras armas *k parecian pesadas 15 incmodas, nuestros zapatos le herian los pies, nuestros vestidos le quitaban la libertad, y as todo lo despreciaba ; al fin repararon que habiendo tomado uiie colcha de lana, parecia tener placer en cubrir con ella sus espaldas ; no negaris l o menos ,le digeron al punto, la utilidad de ese mueble. S, respondi esto me parece casi tan hileno como la piel de una bestia. Aun ni eso hubiera dicho, si hubiese llevado lo uno p lo otro en tiempo de lluvia. . . Puede ser me dirn que es este hbito el que, aficionando cada uno su modo d e vivir, impide los salvages el conocer lo que ha de bueno en el nuestro :y bajo este concepto &be arecer lo menos muy estraordinario que el ftbito tenga mas vigor para b m e ~ permaneorr 6 los salvages en el gusto de su miseria, qae d los europeos en el goce de su felicidad. Mas y a dar esta ltima ob'eccion una respuesta 6 a cual no ha a ni una soia palabra que replicar, sin alegar todos los jvenes snhaga que se han esforsado en vano de civilizar; sin hablar de los , Gromlandeses y de los habitantesde la Islandia, que han intentado educar alimentar en Dinaniarca y que la tristeza y la desesperacion han kwho perecer todos, ya sea de tedio y ya en el mar adonde habian tentado i nado poder escaparse y ilegar 6 su pais yo me contentar con citar un solo ejemplo bien constatado y doy p a n que h examinen 10s a d m L d u e s la ciuilkcion europea.. t
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Todos los esfuerzos de los misioneros holandeses del Cabo de Buena-Esperanza no han a sido jamar suficientes para convertir un solo = Hotentote. Vender Stel , gobernador del Cabo, habiendo tomado uno en la infancia, le hizo educar en los principios de la religion ..cristiana, y en la prictica de los nsus de la S Europa. Le vistieron ricamente ; le ensearon m muchas lenguas, y sus progresos correspona dieron completamente con los cuidados que a tomaron en su educacion. El gobernador, D eeperando mucho del entendimiendo del jven hotentote, le envii las Indias con un = Comisario genel al quien le emple tilmente en los negocios de la cornpaiia. Desues de la muerte del Comisario volvi al a L o . Pocos dias despues de iu vuelta, en una visita que hizo algunos Hotentotes de = sus parientes, tom el partido de despojarse a de sus galas europeas ara revestirse dc una m piel de oveja. ~ o l v i f fuerte, cqn este al nuwo trage, carga* de un aquete que a que contenia sus aiitrguos vesti os ?.y prea sentAndoselos al Gobernador, le dijo estas palabras : T e q a la bondad, serior, de h c e r aten* cion d que renuncio para sie~npred estos atauhs. Que renuncio igudrnrrte para todo mi vida la
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~ & o n cristiana ; mi resolvcion es de vwir y moni en la mh&b, m las ceshpnbns y en los &M de mis ancepasad~~, ; &a cnica gracia fue 1s p& es de & j a m el cellar y el d f q e que //evo; i p lo C O N ~ N por su amor. Al momen~
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&t. de Toa viagcs tomo 5 ,p6 ina 175. ( q Pgm i o i kodri o>i.ectarmeq u e 10s hombres en semejante des6rden en l u g a r de drgollarse entre ellos ostinadammte s e b a b r i a n dispersodo, si no habiese tenido lmites s u dispersion. Mas primeramente a u n cuando estos limites hubieran sido i lo menos los d e l mundo ; si se piensa la escesira poblacion que resulta del estado natural, se juzgara q u e la tierra en este estado no habiera tardado en verse cubierta de hombres, obligados p o r esta causa i permanecer reunidos. Ademas elkm se hubieran dispersado si el mal hubiera s i d o r idos y que hubiese sido un&mudanza h e c h a S I dia para otro ;mas como nacian bajo el yugo tenian la costumbre de soportarle aunque tierea bien el peso se contentaban con esperar la ocasio de sacdYLC. &8n habituada p d mil comodidades que les forzaban 6 vivir unidos la dis~ersion era ya tan fcil eomo no en los primeros tiempos en Los cuales n o teniendo ninguno necesidad Bao de s mismo, -da cual tomaba su determinacion sin espmar el consentimiento de otro. ' ( r ) P&M 105. El Mariscal & V***. n o taba que, en una de sus cam &as, lU3 eS~eSlVa* inrdias de un proveedor vveres baliendo E c h o sufrir y murmurar al ejercito, ls rer d i agriamente y le amenaz de que aria ahorcar. Esa amenaza no tiene cener i o n conmigo , le respondi osadamente el bribon y tengo mucho gusto en ~ o d e r decirle que no re phor? nunca un homkQ
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( 199 1 gae &pone de sesenta mil duros. No s como m hito la cosa, aiiadia con sencillez y gracia e ti Mariscal, pero en efecto 61 no fu ahorcado, 6 pesar d e que merecid el &lo mas de cien vec". ( 8 ) PA+ ~sg.~La jyticia dipributiva se mpondrfa ella mhma 6 p a a igualdad rigurosa del espdo n.o~n~fi1, aun cmndu pudiese ser practihble en la sociedad civil, y como que todos los miembros del estado l b deben servicies proporcionados d sus talentos y 6 talentos y 6 sus fnerras, los ciudadanos sn turno deben ser diitinpidos favorecidos i ropowion d e N -IC~OS. en este s i l o como es necesario entendm un pasage de Iscrates, en el cual e n s a h 6 los primeros Atenienses por haber d i d a distinguir perlectamente cual de las dos c h m de igualdades era la mas ventajoda, de las que la una consiste en hacer partici es de IM &mas ventqjaa 6 todos los eiuda8inos indiferentemente, y t otra en distribuirlas segun el mbito de cada uno. Aquellos h&iles polticos, aiiade el orador, desterrando esta injusta igualdad que no hacr. ninguna diferencia entre los malvades y la. gentes de bien, se adhirieron inviolablemente aquella que n w m ensa y castiga 6 cada uno segun su mbrito. Bero primeramente no ha existido nunca una sociedad, b cnaiquier gmdo d e corrupcion que haya podido iiegar, en la que n o se hiciese ninguna diferencia de los de las gentes honradas ; y en c o s t u ~ b r e s en + + la ley no , m puede fijar una medida bastante exacta para qne pueda m v i r de regla al magistrado, h.
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todo por tierra entre nosotros : solo la pblica pertenece el -hacer la diferencia de los malvados y de las gentes; d e bien ;el magistrado no er juez sino d e derecho riguroso, pero el pueblo es el verdadero juez . de ,las castumbres ; juez ntegro y aub tambien muy ilustrado robre erte punta, 6 quien engaan dgnna vez, pero que no 'corrorn e a nuiic.. LM clarer de Los ciudadanos d&n pues e s t u anugladqs, no sobre el mrito personal lo que sedia dejar al .magistrado el medio de hacer una eplicaeibn casi axbitraria ds la ley sino sobre los servicios reales que se hacen al estado, y que son susceptibles de ani, aatimacion mas exacta.
.estimacion