Arte y Mito Mesoamericano Matos Moctezuma

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1 ARTE Y MITO EN MESOAMRICA: La escultura monumental azteca Eduardo Matos

Quiz lo primero que les vaya a asombrar es la similitud enorme que van a encontrar con lo que han dicho quienes me precedieron en la palabra y lo que yo voy a hablar concretamente sobre la cultura azteca. Estas sociedades tienen mucho en comn. No hubo influencia de ningn tipo entre lo que se dio en Mesopotamia, Egipto o China y el rea mesoamericana o con el rea andina, sin embargo ustedes van a detectar toda una serie de elementos y estructuras comunes entre ellas.

La siguiente presentacin est dedicada a la cultura cosmolgica y artstica azteca, tomando concretamente el ejemplo de su escultura mayor como lugar de plasmacin mitolgica. Es preciso primeramente, ubicar esta cultura. Dentro del panorama mesoamericano, los aztecas, tambin llamados los mexicas, son la ltima sociedad que llega al centro de Mxico. Esta llegada est fechada por los alrededores del 1300 de nuestra era. Sern los aztecas la cultura que finalmente se enfrentar a la conquista espaola del siglo XVI, sucumbiendo a ella el 1520. Pese a ser la ltima gran sociedad prehispnica de la zona mexicana debe tenerse en consideracin que su cultura surga de una herencia de por lo menos un milenio y medio de pensamiento, de cosmovisiones, de planteamientos basados en la observacin de muchas otras culturas precedentes a la fundacin de Tenochtitln, la ciudad mtica azteca el 1320.

Sentados estos breves antecedentes pasar a continuacin a relatar y describir algunos de los mitos aztecas que hablan del origen del hombre como una creacin fruto de la voluntad de los dioses y de la preocupacin de stos para dotarle de alimento para la supervivencia. Estos dioses creadores del hombre no son los dioses primordiales aztecas, sino sus hijos. Los dioses primordiales son Ometecutli y Omecihuatl. Ome significa dos y son respectivamente el seor de la dualidad o segundo seor y la seora de la dualidad o segunda seora. Ambos son un principio originario dual y son los padres de los cuatro dioses creadores del hombre. Los relatos cuentan que los dioses hijos hicieron distintas tentativas de creacin, en concreto cinco, llamadas las cinco edades o los cinco soles. La definitiva y exitosa es la quinta edad, la del nacimiento del

2 5 sol. Cada uno de los soles precedentes haba sido la creacin de un hombre especfico pero imperfecto que es a su vez destruido o aniquilado.

Esta

narracin

mtica

queda plasmada en este monumento denominado Calendario azteca o

piedra del sol (Fig. 1), en el cual podemos distinguir los distintos elementos

que componen el mito de los soles o nacimiento de la humanidad actual, a la vez que representa la concepcin del Tiempo azteca. La figura est formada
Fig.1 Calendario azteca o Piedra del Sol

por

varios

crculos concntricos, un

total de ocho. En el crculo central se representa la imagen del dios solar, Huitzilopochtli, y a su alrededor cuatro cuadrados con las representaciones de las cuatro edades anteriores o soles fallidos precedentes al 5 sol definitivo. A partir del tercer crculo concntrico se suceden una serie de cuadraditos que simbolizan los das y que se interpretan en direccin inversa a las manecillas del reloj. El calendario azteca tena, tal como se ve en la imagen, un total de 18 meses compuestos de 20 das cada uno de ellos. Consecuentemente un ao tena 360 das y los aztecas aadan como en el caso egipcio- cinco das ms que consideraban aciagos para llegar a los 365 das actuales. As pues, se puede decir que esta enorme escultura que mide alrededor de 3.60 m de dimetro plasma la concepcin misma del Tiempo azteca, un Tiempo cclico y repetitivo, y, junto a l, la creacin del hombre como el 5 sol, la Edad definitiva

Esta plasmacin de la concepcin del hombre est representada, como se ha mencionado, en el crculo central compuesto por la imagen de Huitzilopochtli y los cuatro soles a su alrededor. Cada uno de stos est representado con un smbolo iconogrfico propio y distinto. Este smbolo sintetiza la narracin de la destruccin y el

3 final de cada una de las Edades y Soles fallidos. En los relatos, traducidos de la lengua nahua autctona, se cuenta en relacin a la destruccin del primero de los soles que es representado por la imagen de un jaguar: este sol el primero, cuatro tigre, los que en este primer sol habitaron fueron comidos por tigres, ocelotes, al tiempo del sol cuatro tigre -4 tigre-, con esto perecieron y se acab todo y fue cuando se destruy tambin este sol. En relacin a la desaparicin del segundo sol, representado con el smbolo del viento, los relatos dicen: este sol se llama cuatro viento -4 viento-, estos que en segundo lugar habitaron en este sol fueron llevados por el viento, se volvieron monos, sus casas, sus rboles, todo fue arrebatado por el viento y este sol tambin fue llevado por el viento. Por lo que al tercer sol se refiere, el de la lluvia de fuego, el mito describe: este sol cuatro lluvia -4 lluvia- era el tercero, los que vivieron en la tercera edad al tiempo del sol 4 lluvia tambin parecieron, llovi sobre ellos fuego y se volvieron pavos y tambin ardi el sol, todas sus casas ardieron. Finalmente, los relatos dicen del cuarto y ltimo sol, el del agua: y estos que vivieron en esta cuarta edad vivieron en el tiempo del sol cuatro agua -4 agua- y como perecieron fueron oprimidos por el agua y se volvieron peces, se vino el sol abajo en un da y perecieron y lo que coman era nuestro sustento. De esta manera narran los mitos la destruccin de los ensayos anteriores al nacimiento del quinto y definitivo sol.

Fig. 2 Detalle del centro de la Piedra del Sol donde se ven los cinco soles y Huitzilopochtli al centro.

4 Este nacimiento definitivo del hombre actual est relacionado con el dios Huitzilopochtli -representado en el centro de la Piedra del sol (Fig.2)-, que es uno de los dioses hijos de la dualidad primigenia, y es a la vez el dios del sol y de la guerra. Los mitos cuentan que los dioses creadores, hartos ya de los soles fallidos, estaban impacientes por crear al hombre definitivo. Se reunieron en la vieja ciudad mtica de Teotihuacan con el fin de concebirlo. Para ello hicieron una enorme pira y decidieron que uno de ellos tena que arrojarse al fuego para que de l naciera el 5 y exitoso sol. Slo uno de los dioses, muy orgulloso y credo, accedi a arrojarse para convertirse en el nuevo sol. No obstante los dems dioses convencieron a Huitzilopochtli, uno de sus hermanos que estaba viejo, enfermo y lleno de pstulas, que se animara tambin l, que estando enfermo nada tena que perder por echarse a la pira. Ambos dioses hicieron la penitencia y la preparacin ritual preliminar requerida para el sacrificio y llegado el momento el dios orgulloso se acerc al fuego pero dud, temi y no se arroj. Por otro lado, Huitzilopochtli se arroj valientemente y de sus llamas naci el 5 sol. ste queda suspendido en los cielos, esttico, sin movimiento, y consecuentemente, sin da ni noche, sin posibilidad de ser el generador de vida. Cuenta el mito que en este instante los dems dioses se dan cuenta que con ellos en la Tierra no pueden existir los hombres y deciden que deben sacrificarse todos para hacer posible la 5 Edad, el mundo actual. Y as lo hacen. A partir de este instante el sol, encarnado por Huitzilopochtli, inici su movimiento. Es interesante la idea de que el sol definitivo, la fuente primordial de vida, nace de un dios enfermo.

Existe otro relato mayor relacionado con el dios Huitzilopochtli que le imparte un carcter ms humano y que se remonta a su concepcin y nacimiento. Cuenta el mito que un da la diosa de la Tierra, Coatlicue, que viva y hacia penitencia en una montaa sagrada, estaba barriendo cuando lleg un plumn blanco. Ella lo tom y lo guard en su seno quedando inmediatamente embarazada. Sus hijos, ella era madre ya de cuatro divinidades femeninas y cuatro masculinas, al enterarse del misterioso engendramiento no la creyeron y pensaron que su madre les afrentaba con aquel extrao embarazo. Se conjuraron y marcharon hacia el Cerro de la Serpiente, la montaa sagrada dnde ella viva, para matarla. Estaban liderados por la hermana mayor, la diosa Coyolxauhqui, la de cascabeles de oro en las mejillas. Mientras suban ataviados de guerra por la ladera de la montaa, el futuro beb, Huitzilopochtli, an dentro de la matriz, lo presiente y avisa a su madre. Le pide a la diosa de la Tierra que le indique por donde vienen sus

5 medio hermanos ya que l nacer para combatirlos y defenderla. Al llegar los medio hermanos arriba, Huitzilopochtli, el dios solar, nace de su madre, la diosa de la Tierra es relevante esta cuestin del mito que remite a la observacin azteca de la naturaleza-. Huitzilopochtli nace con una malformacin en uno de los pies, el derecho es ms delgado que el izquierdo este aspecto rememora el mito anteriormente descrito de los 4 soles, donde Huitzilopochtli es el dios enfermo- y nace ataviado para el combate. Tal como se ve en las siguientes imgenes, extradas del llamado cdice Florentino (siglo XVI), las representaciones iconogrficas del mito siguen y plasman los detalles de los relatos cosmolgicos. En ese momento naci Huitzilopochtli se visti sus atavos, su escudo de plumas de guila, sus dardos, su lanza dardos azul, el llamado lanza dardos de turquesa, se pint su rostro con franjas diagonales con el color llamado pintura de nio. Se atavi con todo esto y se puso sus orejeras, sus adornos y uno de sus pies, el izquierdo, era enjuto. (Fig. 3)

Seguidamente, cuenta el relato, que se arma con la Xiuhcatl, que significa la serpiente de fuego: puso fuego a la serpiente hecha de teas, llamada Xiuhcatl que obedeca a Huitzilopochtli, luego con ella hiri a Coyolxauhqui, le cort la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera de la montaa, el cuerpo de Coyolxauhqui fue rodando hacia abajo, por todos lados quedaron sus piernas, sus brazos, su cuerpo (Fig. 4).

Fig. 3. Huitzilopochtli ataviado de guerra. Cdice Borbnico.

Fig. 4. Combate entre Huitzilopochtli y Coyolxauhqui. Cdice Florentino.

6 Es Coyolxauhqui la gran derrotada de este mito, por su liderazgo en la revuelta contra la diosa de la Tierra, Coatlicue, su madre. La plasmacin de su fin, decapitada, desmembrada y arrojada por la ladera del Cerro de la Serpiente hasta el fondo del valle, es una imagen recurrente no slo en los cdices sino tambin en la escultura azteca.

Por lo que a Coatlicue se refiere, que significa la de la falda de serpientes y que es una de las mltiples manifestaciones de la diosa de la Tierra, es una de las deidades mitolgicas ms representadas en la escultura mayor de los templos aztecas. Su imagen de 3,50 m de alto est considerada una de las mejores y ms complejas expresiones artsticas de la cultura mexica (Fig.5). Su cabeza surge de la unin de dos chorros de sangre, salidos del cuello de la divinidad, en forma de serpientes de perfil que al unirse con las fauces abiertas forman el rostro de la divinidad. Esta unin remite al concepto del Omeiocn, el lugar dos, la pareja o dualidad primordial de dioses, el principio masculino Ometecutli- y el femenino -Omecihuatl-. La escultura lleva un collar de corazones y manos y en su falda las serpientes cruzadas, que dan nombre a Coatlicue y que son el smbolo del nivel o del espacio terrenal. Esta escultura est considerada en s misma la plasmacin de la concepcin del universo y el Cosmos azteca. Como se ha mencionado, en la cabeza de la escultura se encuentra el nivel celeste, el lugar de la dualidad, separado de la
Fig. 5. Escultura monumental de Coatlicue.

Tierra por trece cielos; en medio est

simbolizada la tierra, el nivel terrenal donde habita el hombre, representada con las sierpes en la falda; y, por ltimo, bajo las garras est gravada otra manifestacin de la deidad terrestre que toma como nombre Tlaltecuhtli. sta es una divinidad ambigua, total, que como muchos dioses prehispnicos tiene su parte y versin masculina y su

7 parte femenina. Ella representa el ltimo nivel csmico, el del inframundo, completando la cosmovisin plasmada en esta escultura.

Tambin la estructura de los templos aztecas remite a la concepcin del Cosmos y, ms concretamente, al mito antes relatado de Coatlicue, y sus hijos Coyolxauhqui y Huitzilopochtli. El templo remite a la montaa sagrada como los ziggurats de

Mesopotamia- donde reside Coatlicue, el Cerro de la Serpiente. En el caso concreto del Templo Mayor de Tenochtitlan eran dos las montaas representadas juntas, con una doble escalinata que llevaba a dos santuarios, el de Huitzilopochtli y el de Tlloc, el dios de las aguas. El Templo Mayor (Fig. 6/7) es el lugar mismo del mito que relata el triunfo de Huitzilopochtli sobre sus medio hermanos. Por un lado, a lo alto del templo es donde nace Huitzilopochtli, en la cima de la montaa, parido por la Tierra. Por otro lado el templo es donde se lleva a cabo el combate. No es de extraar que a los pies de la plataforma inferior del Templo Mayor, que es el nivel terrenal, se encuentre una estatua de Coyolxauhqui, la diosa medio hermana, arrojada por la ladera de la montaa. Por debajo de este nivel comienza el inframundo. As se concluye de nuevo la plasmacin de los tres niveles csmicos en la arquitectura: el celeste, la tierra y el inframundo. Entre los niveles celeste y terrestre hay un total de trece cielos y entre el nivel terrestre y el inframundo nueve inframundos orientados a los cuatro rumbos universales o puntos cardinales.

Fig. 6 Reproduccin virtual del plano del Templo Mayor.

Los mitos descritos hasta ahora, ilustrados con algunas de sus representaciones

iconogrficas ms relevantes, tienen un carcter utilitario de justificacin teolgica basada en su manejo. Un claro ejemplo de ello es el de la principal divinidad azteca, el dios Huitzilopochtli. Siendo ste el dios de la guerra que lucha contra sus medio hermanos, se justifica que los aztecas sean un pueblo militar, que tena una poltica expansiva de imposicin sobre otros grupos para obligarles a pagar un impuesto dedicado
Fig. 7 Dibujo del plano del Templo Mayor.

al

mantenimiento

de

Tenochtitlan, su ciudad.

Por otro lado, en los mitos se plasma la observacin y atencin azteca a la naturaleza para explicarla en los relatos cosmolgicos. Los aztecas vean que el sol hace diariamente un movimiento de rotacin: parece salir de la tierra cada maana por Oriente y ser devorado por ella durante la tarde por Poniente, desaparece durante la noche hasta su nueva expulsin a la maana siguiente. Al igual que en el caso de Egipto, los aztecas tenan la creencia de que durante la noche el sol pasaba por el inframundo. La Xiuhcatl, la serpiente de fuego que le sirvi de arma a Huitzilopochtli, divinidad solar, durante su batalla con Coyolxauhqui, est considerada tambin el arma del sol para disipar los poderes de la noche. Esta noche no es otra que Coyolxauhqui, la diosa de la Luna, y sus hermanos son las divinidades de las estrellas y los astros. De esta manera se cierra el paralelismo entre mito y naturaleza. A diario el sol, Huitzilopochtli, es parido por su madre, la Tierra, para que l la alumbre durante el da y le d vida. Al atardecer su madre engulle de nuevo al sol que batalla con sus medio hermanos durante la noche valindose de la ayuda de la Xiuhcatl. La diosa Coyolxauhqui, la diosa de la Luna, est asociada con la fertilidad, la feminidad y los ciclos menstruales. Huitzilopochtli, el dios solar, est asociado con la vida y el ciclo natural, ya que sin su movimiento ni sus rayos la vida no sera posible en esta Tierra.

9 Todos estos elementos de apreciacin cotidiana se ejemplifican y simbolizan en los mitos aztecas a partir de hazaas de las deidades.

Tal como se acaba de describir, los relatos mticos no slo quedan plasmados en los cdices, las esculturas o en la concepcin general del templo, sino que adems, el urbanismo de las ciudades mesoamericanas del altiplano del centro de Mxico tambin refleja la imagen del Cosmos. En ellas hay una divisin espacial especfica: el espacio sagrado o habitculo de los dioses- y el espacio profano o habitculo de los hombres-. Las ciudades aztecas se erigen en torno a un centro cuadrado, la gran plaza central donde se construyen los templos y el templo mayor. Esta plaza tiene cuatro salidas o accesos que se prolongan en forma de avenida y se proyectan hacia los cuatro rumbos universales. El templo mayor siempre ocupa el mismo lugar, aunque se reconstruya o se ample, y las distintas fases constructivas se superponen porque aqul es el lugar de la sacralidad, un lugar delimitado por los dioses, los relatos y los mitos, y no se puede construir fuera de l. Al compara los planos de Teotihuacn, la ciudad florecida en torno al 1 dC. hasta el 750 dC., con los de la moderna ciudad azteca de Tenochtitlan (13201521 dC) uno se da cuenta de que ambas siguen el mismo patrn. La segunda es reflejo de la primera: la plaza central conocida hoy como la Ciudadela-, el templo y las cuatro avenidas. En la vieja Teotihuacan las avenidas Norte y Sur reciban el nombre de Calle de los Muertos y las avenidas de Oriente y Poniente, Calle Este y Calle Oeste.

Para concluir esta relacin entre mito y arte en la cultura azteca se propone el anlisis de un caso prctico y reciente del yacimiento arqueolgico del Templo Mayor de Tenochtitlan. ste est relacionado con la diosa Tlaltecuhtli, anteriormente mencionada por su aparicin en la parte inferior de la colosal escultura de Coatlicue, indicando o simbolizando el tercer y ltimo nivel csmico, el del inframundo. Tlaltecuhtli significa seor o seora de la tierra. Esta divinidad, como muchas otras, tiene un aspecto dual que remite al equilibrio que deban guardar muchos dioses aztecas. Un ejemplo claro de ello es el de Tlloc, el dios del agua. ste era una divinidad positiva ya que se relacionaba con el agua, la lluvia y consiguientemente con la fertilidad y la vida. Pero el mismo dios tena que ser equilibrado ya que si se exceda traa consigo la muerte: exceso o falta de lluvia significaba tempestades e inundaciones o importantes sequas, y en ambos casos la muerte de las cosechas y la falta de alimento. Tlaltecuhtli tambin guarda este aspecto dual, de equilibrio.

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La descomunal lpida de Tlaltecuhtli, de ms de 4 m de largo por unos 3,57 m de ancho, es uno de los ltimos grandes hallazgos de la escultura azteca (Fig. 8/9). sta se encontr a escasos metros de la entrada del Templo Mayor, frente a las escalinatas correspondientes a la sexta etapa constructiva o sexto nivel de construccin del templo. Es una enorme lpida de piedra de entre 18 y 35cm de espesor con la representacin de la diosa Tlaltecuhtli en su parte superior.

Fig. 8/9 Fotografas del hallazgo en el yacimiento arqueolgico.

11 En los estudios llama la atencin que esta diosa casi nunca est representada boca arriba, sino que generalmente se esculpa y se colocaba boca abajo, pegada a la tierra, ya que es el seor o seora de la Tierra. Incluso cuando se halla tallada en recipientes se la coloca en la parte inferior de stos. No es de extraar pues, que el descubrimiento llamase la atencin por la disposicin boca arriba de la diosa. Por otro lado, la posicin corporal con la que est representada es la habitual (Fig. 10): la imponente cabeza rizada, las garras en las manos y los pies, la boca enorme con afilados dientes y las piernas abiertas. sta es la posicin que le permite cumplir su funcin: devorar a los cadveres y parirlos. Seguramente que es debido a esta tarea fnebre y ttrica por lo que nunca se representaba a Tlaltecuhtli a la vista de nadie, por lo que no tena un lugar dedicado en el templo, ni un culto especfico. Indudablemente su orientacin boca abajo tambin cumpla con esta funcin de aislamiento y ocultacin de la diosa y sus quehaceres.

Fig. 10. Representaciones iconogrficas tradicionales de la diosa Tlaltecuhtli

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En la mitologa mesoamericana Tlaltecuhtli era una especie de gran monstruo que devoraba la carne y la sangre de los individuos muertos para parirlos despus y distribuirlos, segn la forma de su muerte, al lugar al que estaban destinados a pasar la eternidad. Haba slo tres lugares posibles: la ruta del sol, con Huitzilopochtli; el lugar de la abundancia donde reina el dios Tlloc; o al inframundo, al Mictlan o Mitln. Tradicionalmente se crea que si el difunto era un guerrero, ste estaba destinado a acompaar al sol durante su recorrido celeste, desde su salida hasta al medioda. De la misma manera, las mujeres muertas en el parto tambin se consideraban guerreras y ellas tambin acompaaban al sol pero slo en la parte de su recorrido referente al ocaso. De esta manera los aztecas dividan el rumbo del universo en masculino y femenino, el primero es el referente a Oriente y el segundo a Poniente. Los difuntos destinados al paraso de la abundancia eran aquellos cuya muerte estaba relacionada con el agua: inundaciones, tempestades, etc. Y finalmente, las dems formas de muerte llevaban a los difuntos a descansar al inframundo. Era Tlaltecuhtli la divinidad encargada de distribuir a cada difunto en su lugar eterno y, precisamente, esta es la tarea en la que est representada la diosa en la lpida hallada (Fig. 11).

Fig. 11. Lpida con la representacin de Tlatlecutli.

13 Otro aspecto fuera de lo comn, que llam la atencin a los arquelogos, fue que en las coyunturas de las rodillas, los codos y los talones de la diosa en vez de encontrar representadas mscaras con colmillos afilados haba crneos. Asimismo, en una de las piernas se encontr el desconcertante glifo de un conejo con el smbolo ambiguo que puede significar: diez conejo, dos conejo o doce conejo (Fig. 10). Actualmente la hiptesis ms fuerte es la que relaciona esta lpida con uno de los gobernantes aztecas, Ahuizotl (1486-1502), a travs de la pista que ofrece el glifo. Este gobernante, que fue el antecesor del ltimo rey azteca, muri en un accidente durante la inundacin que sufri Tenochtitlan el 1502. Esta fecha es la que se asocia con el diez conejo y todos los elementos del glifo tambin hacen referencia a cuestiones acuticas.

Consiguientemente se propone que sta es la lpida mortuoria que conmemora la muerte de Ahuizotl y que debe indicar el lugar donde ste fue enterrado. No obstante, los gobernantes habitualmente eran incinerados, puestos dentro de una vasija y enterrados. En el caso de Ahuizotl los estudiosos acudieron a las fuentes histricas y a los cdices para buscar qu posibilidad haba de que l hubiese sido inhumado y enterrado bajo la lpida hallada. La respuesta an est en el aire. Recientemente se ha empezado a mover la lpida y debajo de ella se han encontrado ofrendas fantsticas, como huesos de guila, restos de distintos animales relacionados con el agua- y navajas de piedra estupendas. Pronto se sabr empricamente si los restos de Ahuizotl descansan realmente all pero para saber el porqu no hay que olvidar el contexto en el que se hall la lpida.

Fig. 10. Detalles de la lpida de Tlaltecuhtli. Izq.: garra de la Diosa. Dch: glifo del conejo

Segn los bocetos e imgenes del siglo XVI, esta escultura se encuentra ubicada al lado de un pequeo templo llamado Cuauhxicalco, el lugar de las guilas, frente al altar

14 principal del Templo Mayor. Excepcionalmente la escultura ocupara un espacio dentro del recinto sagrado del templo, en el seno mismo de la sacralidad. A travs de los cdices se sabe que delante del lugar de las guilas se enterraron algunos gobernantes aztecas, al menos a tres de ellos. Otra imagen que refuerza esta teora representa el glifo X-conejo, equivalente al ao 1502 y a la muerte de Ahuizotl, conjuntamente con un bulto mortuorio de un tlatoani. El tlatoani en lengua nahua significa el que tiene el poder del habla, o sea, el rey. Tlatoa significa palabra. El rey es el que tiene la palabra, el poder, y los dems callan. En la imagen el bulto mortuorio est situado bajo el trono, pero en la misma representacin aparece otro tlatoani coronado con la diadema real. Es una representacin iconogrfica de la sucesin del trono, del poder. Concretamente la sucesin, a juzgar por el glifo X-conejo, de Ahuizotl. Al igual que el sol, Huitzilopochtli, los reyes tambin son devorados por la tierra, por Tlaltecuhtli, que a la maana siguiente expulsa un nuevo rey para que siga la vida azteca. Existe un canto en algunas fuentes aztecas que dice: Ha muerto nuestro sol, nuestro gobernante, ahora va a salir el nuevo sol. Hay imgenes y representaciones de Tlaltecuhtli donde no slo devora difuntos y bultos mortuorios sino tambin al sol, la fuente de vida, el rey. Y volvemos al principio, a los mitos cosmognicos, a la piedra del sol o calendario azteca, a las divinidades creadoras que con sus hazaas dan explicacin a la naturaleza y reglamentan las pautas de la sociedad azteca.

Luego hicieron los das y los partieron en meses, dando a cada mes veinte das, y as tenan diez y ocho, y trescientos y sesenta das en el ao, como se dir adelante. Hicieron luego a Mictlantecuhtli y a Mictecachuatl, marido y mujer, y stos eran dioses del infierno, y los pusieron en l; y luego crearon los cielos, allende del treceno, y hicieron el agua, y en ella criaron a un peje grande que se dice Cipactli, que es como caimn, y deste peje hicieron la tierra como se dir

Historia de los Mexicanos por sus pinturas obra escrita en espaol y atribuida a fray Andrs de Olmos

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