Peirce Charles S - Amor Evolutivo

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AMOR EVOLUTIVO

Charles S. Peirce (1893)


Traduccin castellana de Lino Iglesias (2001) P 521: The Monist 3 (Enero 1893): 176-200. [Tambin publicado en CP 6.287-317]. Esta traduccin se ha realizado a partir del texto original "Evolutionary Love" que se encuentra en The Essential Peirce, vol. I (1867-1993). N. Houser & C. Kloesel (eds.), Indiana U.P., 1992. En este su quinto (y ltimo artculo) del Monist, Peirce desarrolla su agapismo, la doctrina de que la ley del amor es operativa en el mundo. Argumenta que de los tres tipos de evolucin (por variacin fortuita, por necesidad mecnica, y por amor creador) la tercera es la ms fundamental: "El amor, reconociendo grmenes de amabilidad en el odio, gradualmente lo acoge a la vida, y lo hace amable. Esta es la clase de evolucin que todo cuidadoso estudiante de mi ensayo "La Ley de la Mente", debe ver que reclama el sinequismo. Peirce suscita una polmica contra el "evangelio de la avaricia" y lamenta el hecho de que el sentimiento parezca haber perdido favor; el sentimentalismo, dice, es "la doctrina por la cual debera tenerse un gran respeto por los juicios del corazn inteligente", y emplaza a sus lectores "a considerar si condenarlo no es de todas las blasfemias la ms degradante". Compara algunos de los puntos de vista expresados aqu con los del Cristianismo, y finaliza con una discusin de la continuidad de la mente y la precaucin de que no debemos sobrestimar la importancia del individuo.

A PRIMERA VISTA. CONTRA-EVANGELIOS La filosofa, justo al escapar de su piel dorada de crislida, la mitologa, proclam que el gran agente evolutivo del universo es el Amor. O, debido a que esta pobre lengua pirata que es el ingls es pobre en palabras de este tipo, digamos mejor Eros, el amorexuberancia. Despus, Empdocles erigi al amor y al odio apasionados como los dos poderes coordinados del universo1. En algunos pasajes, bondad es la palabra. Pero ciertamente, en cualquier sentido en el que tenga un opuesto, el ser socio principal de ese opuesto es una de las posiciones ms altas que el amor puede alcanzar. Sin embargo, el evangelizador ontolgico, en cuyos das esas opiniones eran tpicos familiares, hizo que el Ser Supremo, por quien todas las cosas se han creado de la nada, fuera el amor que cuida. Qu puede decir entonces del odio? No importa en este momento lo que el escriba del Apocalipsis, si fuese Juan, aguijoneado largamente por la clera incapaz de distinguir sugestiones del mal de visiones del cielo, y as volverse el Difamador de Dios ante los hombres, pudiese haber soado. La cuestin es ms bien lo que el cuerdo Juan pens, o debi haber pensado, para llevar adelante su idea consistentemente. Su afirmacin de que Dios es amor parece dirigida al dicho del Eclesiasts que indica que no podemos decir si Dios nos guarda amor u odio. "No", dice Juan, "podemos decirlo, y muy fcilmente!" Conocemos y hemos confiado en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor". No hay ninguna lgica en esto, a menos que quiera decir que Dios ama a 1

todos los hombres. En el anterior prrafo, haba dicho: "Dios es luz y en El no existe la oscuridad". Tenemos que entender entonces, que, como la oscuridad es meramente la ausencia de luz, as el odio y el mal son meros estados imperfectos de agape y agathon, el amor y la belleza. Esto concuerda con aquella afirmacin narrada en el evangelio de Juan: "Dios no mand a su hijo a juzgar al mundo; sino a que el mundo se salvara a travs de l. Aquel que cree en El no es juzgado: aquel que cree no ha sido ya juzgado Y este es el juicio: que la luz ha venido al mundo, y que los hombres amaban ms la oscuridad que la luz". Es decir, Dios no les castiga con nada; ellos se castigan a s mismos por su afinidad natural a lo defectuoso. As, el amor que es Dios, no es un amor del que el odio sea contrario; de otro modo Satn sera un poder coordenado; sino que es un amor que acoge al odio como un estado imperfecto de l, un Anteros 2 incluso necesita al odio y al aborrecimiento como su objeto. Ya que el amor a s mismo no es amor; as si Dios es en s mismo amor, aquello que l ama debe ser defecto de amor; exactamente como una luminaria solo puede iluminar lo que de otro modo sera oscuro. Henry James, el Swendenborgiano, dice: "No hay ninguna duda tolerable de que el amor finito o creado se ama a s mismo en el prjimo, de que ama al prjimo por su conformidad consigo mismo; pero nada puede estar en contraste ms flagrante con el Amor creador, cuya toda ternura ex vi termini debe reservarse para lo que intrnsecamente es ms amargamente hostil y negativo para s mismo". Esto es de Sustancia y Sombra: un Ensayo sobre la Fsica de la Creacin. Es una pena que no hubiese llenado las pginas con cosas como sta, como era fcilmente capaz de hacer, en lugar de reprender al lector y a la gente en general, hasta que la fsica de la creacin fuera poco menos que olvidada. Debo sin embargo deducir de lo que acabo de escribir: ningn genio podra hacer suya cada frase tan sublime como aquella que revela la solucin eterna para el problema del mal. El movimiento del amor es circular, proyectando en uno y el mismo impulso las creaciones hacia la independencia y atrayndolas a la armona. Esto parece complicado al expresarlo as, pero est totalmente resumido en la simple frmula simple que llamamos la Regla de Oro. Esta, por supuesto, no dice: haz todo lo posible para gratificar los impulsos egostas de los otros, sino que dice: Sacrifica tu propia perfeccin al perfeccionamiento de tu vecino. Ni tampoco debe ser confundido con el lema benthamita: Acta para el mayor bien del mayor nmero de personas. El amor no se dirige a abstracciones sino a personas; no a personas que no conocemos, ni a nmeros de personas, sino a nuestros propios seres queridos, nuestra familia y nuestros vecinos. "Nuestro vecino", recordamos, es aquel del que vivimos cerca, quizs no localmente pero s en vida y sentimiento. Todo el mundo puede ver que la afirmacin de San Juan es la frmula de una filosofa evolutiva, que ensea que el crecimiento procede nicamente del amor, no dir del auto-sacrificio, sino del impulso ardiente de colmar el ms alto impulso del prjimo. Supn, por ejemplo, que tengo una idea que me interesa. Es mi creacin. Es mi criatura; como se muestra en el Monist3 del pasado julio ["La Esencia de Cristal del Hombre"], es una pequea persona. La quiero; y morira por perfeccionarla. No es aplicando la fra justicia al crculo de mis ideas como las har crecer, sino querindolas y cuidndolas como lo hara con las flores de mi jardn. La filosofa que extraemos del evangelio de Juan es que sta es la forma en que la mente se desarrolla; y en cuanto al cosmos, slo en tanto que es mente, y por lo tanto tiene vida, es capaz de ulterior evolucin. El amor, reconociendo grmenes de amabilidad en el odio, gradualmente lo acoge a la vida, y lo

hace amable. Esta es la clase de evolucin que todo cuidadoso estudiante de mi ensayo "La Ley de la Mente"4, debe ver que reclama el Sinequismo. El siglo diecinueve est ahora rpidamente tocando a su fin, y todos empezamos a revisar sus logros y a pensar qu impronta est destinado a llevar en la mente de los futuros historiadores comparado con otros siglos. Se llamar, yo creo, el Siglo Econmico; dado que la economa poltica tiene ms relaciones directas con todas las ramas de su actividad que cualquier otra ciencia. Pues bien, la economa poltica tambin tiene su frmula para la redencin. Es sta: la inteligencia al servicio de la avaricia asegura los precios ms ajustados, los contratos ms justos, la conducta ms inteligente en todos los tratos entre los hombres, y gua al summum bonum, comida en abundancia y perfecta comodidad. Comida para quin? Bien, para el codicioso maestro de la inteligencia. No quiero decir que esta sea una de las conclusiones legtimas de la economa poltica, cuyo carcter cientfico reconozco completamente, sino que el estudio de las doctrinas, en s mismas verdaderas, a menudo fomentar temporalmente generalizaciones extremadamente falsas, como el estudio de la fsica ha promovido el necesitarismo. Lo que digo entonces, es que la gran atencin prestada a las cuestiones econmicas durante nuestro siglo ha inducido a una exageracin de los efectos beneficiosos de la avaricia y de los resultados desafortunados del sentimiento, hasta que ha resultado en una filosofa que llega inconscientemente a esto, a que la avaricia es el gran agente en la elevacin de la raza humana y en la evolucin del universo. Abro un manual de poltica econmica5 -el ms tpico y normal que tengo a manoy encuentro all algunas observaciones de las cuales har aqu un breve anlisis. Omito las calificaciones, los halagos que buscan la benevolencia, las frases para apaciguar el prejuicio cristiano, los adornos que sirven para ocultar tanto al autor como al lector la repugnante desnudez del dios-avaricia. Pero he estudiado mi postura. El autor enumera "tres motivos para la accin humana: - El amor a uno mismo; - El amor a una clase limitada que tenga intereses y sentimientos comunes con uno mismo; - El amor a la humanidad en conjunto"6. Ntese, al principio, lo servil del ttulo que se concede a la avaricia -"el amor a uno mismo". Amor! El segundo motivo es amor. En lugar de "una clase limitada", pon "ciertas personas", y tienes una descripcin justa. Al tomar "clase" en el sentido anticuado se describe un tipo de amor dbil. Como consecuencia, parece haber algo de vaguedad en cuanto a la delimitacin de este motivo. Por amor a la humanidad en general, el autor no quiere decir esa pasin subconsciente, profunda, que se llama as correctamente; sino mero espritu pblico, poco ms quizs que una inquietud de impulsar ideas. El autor procede a hacer una estimacin comparativa del valor de estos motivos. La avaricia, dice, aunque usa, por supuesto, otra palabra, "no es un mal tan grande como comnmente se suponeTodo hombre puede promover sus propios intereses de manera mucho ms eficaz que los del prjimo, o que el prjimo pueda promover los suyos". Adems, como seala en otra pgina, cuanto ms avaro es un hombre, ms bien hace. El segundo motivo es "el ms peligroso al que la sociedad est expuesta". El amor es todo muy bonito: "no existe una fuente ms alta o ms pura de felicidad humana". (Ejem!) Pero es una "fuente de permanente dao", y, en breve, debera ser desautorizado por algo ms sabio. Cul es este motivo ms sabio? Veamos.

En cuanto al espritu pblico, se presenta ineficaz por las "dificultades en el camino de su operatividad efectiva". Por ejemplo, podra sugerir restringir la fecundidad de los pobres y los viciosos; y "ninguna medida de represin sera demasiado severa", en el caso de los criminales. La indicacin est clara. Pero desafortunadamente, no puede inducirse a las asambleas legislativas para que tomen tales medidas, debido al apestoso "sentimentalismo compasivo del hombre hacia el hombre". Parece entonces que el espritu pblico, o benthamismo, no es lo suficientemente fuerte para ser el tutor eficaz del amor (salto a otra pgina), que debe, por lo tanto, ser entregado a "los motivos que animan al hombre en su bsqueda de la riqueza", en los que tan slo podemos confiar, y los cuales "son beneficiosos en el ms alto grado"7. S, en el "ms alto grado" sin excepcin son beneficiosos con el ser al que vierten todas sus bendiciones, esto es, con Uno Mismo, cuyo "nico objeto", dice el autor, al acumular riqueza es su "sustento y disfrute" individual. Evidentemente, el autor mantiene que la idea de que algn otro motivo pudiera ser beneficioso en un grado superior, incluso para el hombre mismo, es una paradoja deficiente en el buen sentido. Busca glosar y modificar su doctrina; pero permite al lector perspicaz ver cul es el principio que le anima; y cuando, manteniendo las opiniones que he repetido, admite al mismo tiempo que la sociedad no podra existir nicamente sobre las bases de la avaricia inteligente, simplemente se clasifica como uno de los eclcticos de opiniones inarmoniosas. Quiere dar sabor a su riqueza con una pizca8 de dios. Los economistas acusan de sentimentalistas a quienes infunde un escalofro de horror la enunciacin de sus atroces villanas. Puede que as sea: Yo confieso de buena gana que tengo algunos tintes de sentimentalismo en m, gracias a Dios! Desde que la Revolucin Francesa hizo caer en la mala reputacin a esta forma de pensar -y no del todo inmerecidamente, debo admitir, verdadero, bueno y bello como fue ese movimiento- siempre ha sido tradicin presentar a los sentimentalistas como personas incapaces de pensamiento lgico y poco dispuestos a mirar a las cosas de frente. Esta tradicin puede clasificarse junto a la tradicin francesa de que un ingls dice "godam" (maldita sea) cada dos frases, la tradicin inglesa de que un americano habla de los "britnicos", y la tradicin americana de que el francs lleva a extremos desaconsejables las formas ceremoniosas; en breve, junto a todas esas tradiciones que sobreviven simplemente porque los hombres que las usan son pocos y muy lejanos entre ellos. No hay duda de que haba alguna excusa para tales opiniones en tiempos pasados; y el sentimentalismo, cuando consista en la diversin de moda de pasar las tardes en un bao de lgrimas por una representacin triste en un escenario iluminado por velas, se haca a veces en s mismo bastante ridculo. Pero qu es despus de todo el sentimentalismo? Es un ismo, una doctrina, esto es, la doctrina por la que debera tenerse un gran respeto por los juicios del corazn inteligente. Esto es precisamente lo que el sentimentalismo es; y ruego al lector que considere si condenarlo no es de todas las blasfemias la ms degradante. A pesar de todo el siglo diecinueve lo ha condenado constantemente, porque introdujo el Reino del Terror. Es verdad que hizo esto. Sin embargo, la cuestin completa es la de cunto. El Reino del Terror fue muy malo; pero ahora el estandarte de Gradgrind9 durante todo este siglo ha sido pavonearse en la cara del cielo, con una insolencia como para provocar que los mismos cielos retumben y frunzan el ceo. Pronto un instantneo y rpido repique sacar a los economistas de su complacencia; demasiado tarde. El siglo veinte, en su segunda mitad, seguramente ver estallar la tempestad sobre el orden social para aclarar un mundo tan en ruinas como esa filosofa de la avaricia que durante mucho tiempo le ha considerado culpable. Por tanto no ms juergas post-thermidorianas!

As que un avaro es una fuerza benfica dentro de una comunidad, no? Precisamente por la misma razn, slo que en mucho mayor grado, podra decirse que el tiburn de Wall Street es un ngel bondadoso que toma el dinero de personas descuidadas que seguramente no lo guardaran adecuadamente, que acaba con empresas dbiles a las que es mejor parar, y que administra lecciones saludables a los incautos cientficos al enviarles cheques sin valor -como usted hizo el otro da conmigo, mi millonario "master in glomery" 10, cuando pens que haba visto el modo de usar mi proceso sin pagar por ello. Y de esta forma legarles a sus hijos algo para enorgullecerse de su padre. Y que por un milln de engaos ponen dinero al servicio de la avaricia inteligente en su propia persona11. Bernard Mandeville, en su Fbula de las Abejas, mantiene que los vicios privados de toda clase son beneficios pblicos, y adems, lo prueba, tan cerebralmente como el economista prueba su opinin respecto al avaro12. Incluso argumenta, con no poca fuerza, que excepto por la civilizacin del vicio, nunca habran existido. Con el mismo espritu, se ha mantenido con fuerza y todava hoy se cree que todos los actos de caridad y benevolencia, privados y pblicos, contribuyen seriamente a degradar la raza humana. El Origen de las Especies de Darwin meramente extiende los puntos de vista poltico-econmicos del progreso al conjunto de la vida animal y vegetal. La gran mayora de nuestros naturalistas contemporneos sostienen la opinin de que la verdadera causa de esas adaptaciones exquisitas y maravillosas de la naturaleza para las que, cuando yo era nio, los hombres acostumbraban a ensalzar la sabidura divina, es que las criaturas estn tan apiadas que todas aquellas que por azar tienen la ms mnima ventaja empujan al resto a situaciones desfavorables a la multiplicacin o incluso les matan antes de que lleguen a la edad reproductora. Entre animales, el mero individualismo mecnico es ampliamente reforzado como un poder sempiterno debido a la avaricia sin ley de los animales. Como Darwin escribe en el ttulo, se trata de la lucha por la existencia; y debera haber incluido en su lema: Cada uno a lo suyo y al diablo el ltimo! Jess expres una opinin diferente en su sermn de la Montaa. Aqu, entonces, est el asunto. El evangelio de Cristo dice que el progreso procede de que cada individuo integre su individualidad en simpata con sus vecinos. Por otro lado, la conviccin del siglo diecinueve es que el progreso tiene lugar en virtud de la lucha de cada individuo por l mismo con todas sus fuerzas y de pisar a su vecino siempre que tenga la oportunidad de hacerlo. A esto se puede llamar con precisin el Evangelio de la Avaricia. Mucho se puede decir de ambas partes. Yo no he ocultado, no podra ocultar, mi propia predileccin apasionada. Tal confesin probablemente agitar mi educacin cientfica. Sin embargo, el fuerte sentimiento es por s mismo, pienso yo, un argumento de cierto peso a favor de la teora agapstica de la evolucin -en tanto pueda suponerse que habla en nombre del juicio normal del Corazn Inteligente. Ciertamente, si fuese posible creer en el agapasmo sin creer en l encendidamente, ese hecho sera un argumento en contra de la verdad de la doctrina. En cualquier caso, dado que existe el calor del sentimiento, debera confesarse siempre cndidamente; en especial porque crea una tendencia a ser parcial por mi parte, contra la que nos interesa a mis lectores y a m mantenernos en guardia.

SEGUNDOS PENSAMIENTOS. IRENICA. Intentemos definir las afinidades lgicas de las diferentes teoras de la evolucin. La seleccin natural, tal y como la concibi Darwin, es una forma de evolucin en la cual el nico agente positivo en el paso de simio a hombre es la variacin fortuita. Para asegurar el avance en una direccin definida, el azar debe ser secundado por alguna accin que entorpezca la propagacin de algunas variaciones o que estimule la de otras. En la seleccin natural, as llamada estrictamente, se trata de la expulsin del dbil. En la seleccin sexual, se trata principalmente de la atraccin de la belleza. El Origen de las Especies fue publicado hacia finales del ao 1859. Los aos anteriores desde 1846 haban sido una de las temporadas ms productivas -o si se extiende como para cubrir el gran libro que consideramos, el periodo ms productivo de igual longitud en la historia completa de la ciencia desde sus comienzos hasta ahora. La idea de que el azar engendra orden, que es una de las piedras angulares de la fsica moderna (aunque el Dr. Carus la considera "el punto ms dbil del sistema de Mr. Peirce")13 se llev en ese tiempo a su mxima claridad. Quetelet haba abierto la discusin por medio de sus Cartas sobre la aplicacin de Probabilidades a las Ciencias Morales y Polticas, una obra que impresion profundamente a las mejores mentes de aquellos das, y sobre la que Sir John Herschel atrajo la atencin general en Gran Bretaa14. En 1857, el primer volumen de la Historia de la Civilizacin de Buckle haba causado una sensacin tremenda, debido al uso que l haca de esta misma idea. Mientras tanto, el "mtodo estadstico", bajo este mismo nombre, haba sido aplicado con xito brillante a la fsica molecular. El Dr. John Herapath, un qumico ingls, haba esbozado en 1847 la teora cintica de los gases en su Fsica Matemtica; y el inters que gener la teora haba sido refrescado en 1856 por notables memorias de Clausius y Krnig15. El mismo verano anterior a la publicacin de Darwin, Maxwell haba ledo frente a la Asociacin Britnica la primera y ms importante de sus investigaciones sobre esta materia16. La consecuencia fue que la idea de que los hechos fortuitos pueden resultar en una ley fsica, y, mas an, que, sta es la forma en que se explican aquellas leyes que parecen entrar en conflicto con el principio de conservacin de la energa, haba tomado un fuerte arraigo en las mentes de todos los que estaban al corriente de los lderes del pensamiento. Segn esas mentes, era inevitable que el Origen de las Especies, cuya enseanza era simplemente la aplicacin del mismo principio a la explicacin de otra accin "no conservativa", la del desarrollo orgnico, fuera aclamado y bienvenido. El descubrimiento sublime de la conservacin de la energa por Helmholtz en 1847, y el de la teora mecnica del calor por Clausius y Rankine, de forma independiente, en 1850, decididamente haba intimidado a todos aquellos que pudieran haberse inclinado a burlarse de las ciencias fsicas17. A partir de entonces, un poeta tardo an machacando acerca de "la ciencia que anda vendiendo los nombres de las cosas" no tendra ningn efecto. Ahora se saba que el mecanismo lo era todo, o casi todo. Durante todo este tiempo, el utilitarismo -ese sustituto mejorado del Evangelioestaba en su mximo esplendor, y era un aliado natural de una teora individualista. El apoyo imprudente del decano Mansell haba llevado a la sublevacin entre los hombres de confianza de Sir William Hamilton, y el nominalismo de Mill se haba beneficiado de acuerdo a ello18; y aunque la verdadera ciencia a la que Darwin guiaba a los hombres asestara seguro algn da un golpe de muerte a la falsa ciencia de Mill, sin embargo haba algunos elementos en la teora darwiniana que con seguridad encandilaran a los seguidores de Mill. Otra cosa: las anestesias haban estado en uso durante treinta aos. La convivencia de la gente con el sufrimiento ya haba descendido mucho; y como

consecuencia, esa poco atractiva dureza, por la que tanto contrastan nuestros tiempos con los inmediatamente precedentes, se haba asentado ya, e inclinaba a la gente a saborear una teora despiadada. El lector equivocara bastante el rumbo de lo que digo si entendiese que deseo sugerir que cualquiera de esas cosas (excepto quizs Malthus) influyeron al mismo Darwin. Lo que quiero decir es que su hiptesis, siendo sin duda una de las ms ingeniosas y bellas jams establecida, y siendo argumentada con riqueza de pensamiento, fuerza lgica, encanto retrico, y sobre todo con un cierto magnetismo genuino que era casi irresistible, no pareca, en principio, estar en absoluto cerca de ser probada; y para una mente lcida an hay menos esperanza de probarla ahora que hace veinte aos; pero la recepcin extraordinariamente favorable con la que se encontr se deba simplemente, en gran medida, a que sus ideas eran para las que la poca estaba favorablemente predispuesta, en especial, por causa del respaldo que dio a la filosofa de la avaricia. Diametralmente opuestas a la evolucin por azar son aquellas teoras que atribuyen todo progreso a un principio necesario interno, u otra forma de necesidad. Muchos naturalistas han pensado que si un huevo est destinado a pasar por una cierta serie de transformaciones embriolgicas, de las cuales con total seguridad no va a desviarse, y si en el tiempo geolgico aparecen casi exactamente las mismas formas sucesivamente, una sustituyendo a la otra en el mismo orden, hay una fuerte presuncin de que esta ltima sucesin iba a tener lugar de forma tan segura y cierta como la anterior. As, Ngeli, por ejemplo, entiende que de alguna manera se sigue de la primera ley del movimiento y de la peculiar, pero desconocida, constitucin molecular del protoplasma, que las formas deben complicarse cada vez ms y ms. Klliker hace que una forma genere otra despus de haberse conseguido cierta maduracin. Tambin Weismann, aunque se dice a s mismo darwiniano, mantiene que nada es debido al azar, sino que todas las formas son simples resultantes mecnicas de la herencia de los padres19,20. Es muy destacable que todos estos diferentes sectarios busquen importar a su ciencia una necesidad mecnica a la que no apuntan los hechos que estn bajo su observacin. Aquellos gelogos que piensan que la variacin de las especies se debe a cataclismos en el clima o en la constitucin qumica del aire y del agua, estn haciendo tambin de la necesidad mecnica el principal factor de la evolucin. Evolucin por casualidad y evolucin por necesidad mecnica son concepciones reidas entre s. Un tercer mtodo, que suplanta esta disputa, se encuentra envuelto en la teora de Lamarck21. De acuerdo con su opinin, todo lo que distingue a las formas orgnicas ms altas de las ms rudimentarias ha sido ocasionado por pequeas hipertrofias o atrofias que han afectado a los individuos en su temprana edad y han sido transmitidas a sus descendientes. Tal transmisin de caracteres adquiridos es de la naturaleza general de la adquisicin de hbitos, y esto es lo representativo y derivado de la ley de la mente, en el dominio fisiolgico. Su accin es esencialmente distinta de la de la fuerza fsica; y este es el secreto de la repugnancia que tienen algunos necesitaristas como Weismann a admitir su existencia. Los lamarckianos yendo ms lejos suponen que, aunque algunas de las modificaciones de la forma as transmitidas fueran debidas originalmente a causas mecnicas, los principales factores sin embargo de su primera produccin son la tensin del esfuerzo y el crecimiento extra inducido por el ejercicio, junto con las acciones opuestas. Ahora, el esfuerzo, dado que est dirigido a un fin, es esencialmente fsico, aunque pueda ser a veces inconsciente; y el crecimiento debido al ejercicio, como argument en mi ltimo escrito22 ["Mans Glassy Essence"], sigue una ley de caractersticas bastante contrarias a las de la mecnica.

La evolucin lamarckiana es la evolucin por la fuerza del hbito. Esta frase se escap de mi pluma mientras uno de esos prjimos cuya funcin en el cosmos social pareciera ser la de Interruptor me haca una pregunta. Por supuesto, no tiene sentido. El hbito es mera inercia, un dormirse en los laureles, no una propulsin. Ahora, es por la proyaculacin energtica (suerte si existe tal palabra, o si no, esta mano inexperta ha inventado una), por la que, en los tpicos ejemplos de evolucin lamarckiana, se crean primero los nuevos elementos de forma. El hbito, sin embargo, les fuerza a tomar configuraciones prcticas, compatibles con las estructuras a las que afectan, y, en forma de herencia y otras, reemplaza gradualmente a la energa espontnea que les sostiene. As, el hbito juega un papel doble: sirve para establecer las nuevas caractersticas, y tambin para armonizarlas con la morfologa y funcin general de los animales y plantas a las que pertenecen. Pero si el lector se tomara amablemente la molestia de volver ahora una o dos pginas atrs, vera que esta interpretacin de la evolucin lamarckiana coincide con la descripcin general de la accin del amor, a la cual, supongo, dio su aprobacin. Recordando que toda materia es realmente mente; recordando tambin la continuidad de la mente, preguntmonos qu aspecto de la evolucin lamarckiana se encarga del dominio de la consciencia. Un intento directo no podr conseguir casi nada. Es tan fcil aadir un codo a la propia estatura a travs del pensamiento como producir una idea que resulte aceptable a alguna de las Musas simplemente esforzndose en conseguirla antes de que est lista para llegar. Acechamos en vano el pozo y el trono sagrado de Mnemosine; los trabajos ms profundos del espritu tienen lugar a su propio paso lento, sin nuestra connivencia. Pero dejemos que suene el clarn, y podremos entonces esforzarnos nosotros, seguros de que una oblacin al altar de cualquier divinidad complace su gusto. Adems de este proceso interno, est la intervencin del entorno, que hace que se rompan hbitos destinados a ser rotos y que as se considere a la mente como viva. Todo el mundo sabe que la continuacin prolongada de la rutina de un hbito nos hace caer en el letargo, mientras que la sucesin de sorpresas ilumina maravillosamente las ideas. Donde hay movimiento, donde la historia es un que-hacer, all est el foco de la actividad mental, y se ha dicho que las artes y las ciencias residen en el templo de Jano, despertndose cuando est abierto, pero dormitando cuando est cerrado. Pocos psiclogos se han dado cuenta de lo fundamental de este hecho. Una porcin de la mente, abundantemente comisurada, trabaja casi mecnicamente. Pasa a la condicin de cruce de vas. Pero una porcin de la mente aislada, una pennsula espiritual, o cul-de-sac23, es como una estacin de ferrocarril. Ahora, las comisuras mentales son hbitos. Donde abundan, la originalidad no se necesita ni se encuentra; pero donde escasean se da rienda suelta a la espontaneidad. As, el primer paso en la evolucin lamarckiana de la mente es poner a pensamientos diversos en situaciones en las que son libres para jugar. En cuanto al crecimiento debido al ejercicio, ya he mostrado, al discutir "Mans Glassy Essence", en The Monist24 del pasado octubre, como debe concebirse su modus operandi, al menos hasta que se haya ofrecido una segunda hiptesis igualmente definida. Es decir, consiste en la separacin errtica de molculas, y en la reparacin de las partes con nueva materia. Es, por tanto, una especie de reproduccin. Tiene lugar slo durante el ejercicio, porque la actividad del protoplasma consiste en la perturbacin molecular que es su condicin necesaria. El crecimiento por medio del ejercicio tiene lugar tambin en la mente. De hecho, eso es en lo que consiste aprender. Pero la ilustracin ms perfecta es la del desarrollo de una idea filosfica mediante su puesta en prctica. La concepcin que apareci en un principio como unitaria, se divide en casos especiales, y en cada uno de estos debe

entrar nuevo pensamiento para construir una idea realizable. Este nuevo pensamiento, sin embargo, sigue bastante fielmente el modelo de la concepcin de los padres; y por tanto tiene lugar un desarrollo homogneo. El paralelismo entre esto y el curso de los eventos moleculares es bastante aparente. Una atencin cuidadosa ser capaz de seguir la pista a todos estos elementos en la transaccin llamada aprendizaje. Tres modos de evolucin por tanto se han trado ante nuestra atencin: evolucin por variacin fortuita, evolucin por necesidad mecnica, y evolucin por amor creativo. Podemos denominarlos evolucin tijstica, o tijasmo, evolucin anancstica, o anancasmo, y evolucin agapstica, o agapasmo. Las doctrinas que representan a stas respectivamente como de principal importancia podemos llamarlas tijasticismo, anancasticismo, y agapasticismo. Por otro lado las meras proposiciones de que el azar absoluto, la necesidad mecnica, y la ley del amor son respectivamente operativas en el cosmos pueden recibir los nombres de tijismo, anancismo, y agapismo. Los tres modos de evolucin estn formados por los mismos elementos generales. El agapasmo los presenta de modo ms claro. El buen resultado se hace aqu pasar, primero, por la donacin de energa espontnea por medio de los padres al descendiente, y segundo, por la disposicin del ltimo a captar la idea general de aquellos sobre l y por tanto a favorecer el propsito general. Para manifestar la relacin que tienen el tijasmo y el anancasmo con el agapasmo permtanme tomar prestado un ejemplo de la geometra. Una elipse cruzada por una recta es una especie de curva cbica; dado que un cubo es una curva cortada tres veces por una recta; ahora, una recta podra cortar la elipse dos veces y su recta asociada una tercera vez. Sin embargo la elipse con la recta a travs no tendra las caractersticas de un cubo. No tendra, por ejemplo, flexin opuesta, al contrario que el cubo, y tendra dos nodos, que ningn cubo verdadero tiene. Los gemetras dicen que es un cubo degenerado. Justo as, el tijasmo y el anancasmo son formas degeneradas de agapasmo. Los hombres que persiguen reconciliar la idea darwiniana con el cristianismo notarn que la evolucin tijstica, como la agapstica, depende de una creacin reproductiva, en la que an preservadas aquellas formas que usan la espontaneidad que se les ha conferido de tal manera que son guiadas a la armona con su original, de forma muy parecida al esquema cristiano. Muy bien! Esto tan slo muestra que igual que el amor no puede tener un contrario, sino que debe acoger a lo que es ms opuesto a l, como un caso degenerado de l mismo, as el tijasmo es una clase de agapasmo. En la evolucin tijstica, el progreso se debe slo a la distribucin del talento escondido en un pauelo del siervo que rechazado, entre aquellos que no lo han sido, igual que los jugadores arruinados dejan el dinero en la mesa para hacer ms ricos a los que todava no se han arruinado. Hace a la felicidad de los corderos justamente la maldicin de las cabras, llevado al otro lado de la ecuacin. En el agapasmo genuino, por otro lado, el avance tiene lugar en virtud de una simpata positiva entre lo creado que mana de la continuidad de la mente. Esta es la idea que el tijasticismo no sabe cmo manejar. El anancasticismo puede interponerse aqu, reclamando que la forma de evolucin por la que lucha est de acuerdo con el agapasmo justo en el punto en que el tijasmo se separa de l. Ya que hace que el desarrollo transcurra a travs de ciertas fases, al tener sus flujos y reflujos inevitables, pero tendiendo sin embargo en conjunto a una perfeccin pre-ordenada. Por esto el destino de la simple existencia revela una afinidad intrnseca a la bondad. En esto, debe admitirse, el anancasmo se muestra en sentido

amplio una especie de agapasmo. Algunas de sus formas pueden ser fcilmente confundidas con el agapasmo genuino. La filosofa hegeliana es un anancasticismo de este tipo. Con su religin reveladora, con su sinequismo (aunque expuesto incorrectamente), con su "reflexin", la completa idea de su teora es magnfica, casi sublime. Sin embargo, despus de todo, la libertad viva es prcticamente omitida de su mtodo. El movimiento completo es el de una vasta mquina, propulsada por una vis a tergo, con el ciego y misterioso destino de llegar a una alta meta. Quiero decir que este es el tipo de mquina que sera, si realmente funcionase; pero en realidad, es un motor de Keely25. Concedamos que acta realmente como dice hacerlo, y entonces no puede hacerse otra cosa que aceptar su filosofa. Pero jams se ha visto un ejemplo tal de larga cadena de razonamiento -debo decir con una grieta en cada unin?- no, con un puado de arena en cada unin, presionado para darle forma en un sueo. O digamos, es un modelo de cartn de una filosofa que no existe realmente. Si utilizamos la nica cosa de valor que contiene, su idea, presentando el tijismo que sugiere la arbitrariedad de cada uno de sus pasos, y hacemos que el apoyo a una libertad vital que es el aliento del espritu de amor, podemos ser capaces de producir el agapasticismo genuino al que apuntaba Hegel.

UN TERCER ASPECTO. DISCRIMINACIN En la naturaleza misma de las cosas, la lnea de demarcacin entre los tres modos de evolucin no est claramente definida. Eso no impide que sea lo bastante real; quiz sea ms bien una marca de su realidad. No hay en la naturaleza de las cosas una lnea de demarcacin ntida entre los tres colores fundamentales rojo, verde, y violeta. Pero para todos son realmente diferentes. La cuestin principal es si tres elementos evolutivos radicalmente diferentes han estado operativos; y la segunda cuestin es cules son las caractersticas ms impactantes de cualesquiera elementos que hayan estado operativos. Propongo dedicar unas pocas pginas a un ligero examen de estas cuestiones en su relacin con el desarrollo histrico del pensamiento humano. Formulo primero, para conveniencia del lector, las definiciones ms breves posibles de los tres modos concebibles de desarrollo del pensamiento, distinguiendo tambin dos variedades de anancasmo y tres de agapasmo. El desarrollo tijstico del pensamiento, por tanto, consistir en pequeas variaciones de las ideas habituales en diferentes direcciones sin distincin, sin propsito ni restriccin alguna por circunstancias externas o por la fuerza de la lgica, siendo seguidas estas variaciones por resultados imprevistos que tienden a fijar algunas de ellas como hbitos ms que otras. El desarrollo anancstico del pensamiento consistir en nuevas ideas adoptadas sin prever a donde tienden, pero que tienen un carcter determinado por causas tanto externas a la mente, tales como cambios en las circunstancias de vida, o internas a la mente como los desarrollos lgicos de ideas ya aceptadas, como las generalizaciones. El desarrollo agapstico del pensamiento es la adopcin de ciertas tendencias mentales, no del todo descuidadamente, como en el tijasmo, ni ciegamente por la mera fuerza de las circunstancias o de la lgica, como en el anancasmo, sino por una atraccin inmediata hacia la idea misma, cuya naturaleza se adivina antes de que la mente la posea, por el poder de la simpata, esto es, en virtud de la continuidad de la mente. Y esta tendencia mental puede ser de tres variedades, como sigue. Primero, puede afectar a un conjunto de gente o comunidad en su personalidad colectiva, y ser as comunicada a individuos como los que estn en una conexin de

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simpata fuerte con el colectivo de gente, aunque puedan ser intelectualmente incapaces de alcanzar la idea por su propio entendimiento, ni siquiera quizs de aprehenderla conscientemente. Segundo, puede afectar a una persona particular directamente, de tal modo que slo se le permite aprehender la idea, o apreciar su atractivo, en virtud de la simpata con sus vecinos, bajo la influencia de una experiencia impactante o por el desarrollo del pensamiento. Puede tomarse la conversin de San Pablo como un ejemplo de lo que quiere decirse. Tercero, puede afectar a un individuo, independientemente de sus afectos humanos, en virtud de una atraccin que ejerce sobre su mente, incluso antes de que la haya comprehendido. Este es el fenmeno que se ha llamado correctamente la adivinacin del genio; ya que es debido a la continuidad entre la mente humana y la Ms Alta. Consideremos a continuacin por medio de qu pruebas podemos discriminar entre estas diferentes categoras de evolucin. No es posible un criterio absoluto en la naturaleza de las cosas, ya que en la naturaleza de las cosas no hay una lnea ntida de demarcacin entre las diferentes clases. Sin embargo, pueden encontrarse sntomas cuantitativos a travs de los cuales un juicio amable y sagaz de la naturaleza humana puede ser capaz de estimar las proporciones aproximadas en que se mezclan los diferentes tipos de influencia. Hasta ahora, como la evolucin histrica del pensamiento humano ha sido tijstica, debera haber tenido lugar por medio de pasos pequeos e inapreciables; porque tal es la naturaleza de las casualidades cuando se multiplican de tal modo que muestran fenmenos de regularidad. Por ejemplo, asuman que de los hombres adultos nativos blancos de los Estados Unidos en 1880, una cuarta parte meda menos de 5 pies y 4 pulgadas y una cuarta parte ms de 5 pies y 8 pulgadas. Entonces por los principios de la probabilidad, deberamos esperar entre la poblacin completa, menos de 216 por debajo de 4 pies y 6 pulgadas 48 por debajo de 4 pies y 6 pulgadas 9 por debajo de 4 pies y 6 pulgadas 2 por debajo de 4 pies y 6 pulgadas 216 por encima de 6 pies y 6 pulgadas 48 por encima de 6 pies y 7 pulgadas 9 por encima de 6 pies y 8 pulgadas 2 por encima de 6 pies y 9 pulgadas

menos de

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Expongo estas cifras para mostrar lo insignificantemente pocos que son los casos en los que algo muy lejano a la pauta comn se presenta debido al azar. Aunque slo la estatura de uno de cada dos hombres est incluida dentro de las cuatro pulgadas entre los 5 pies y cuatro pulgadas y los 5 pies y 8 pulgadas, sin embargo si este intervalo se extendiera tres veces cuatro pulgadas por encima y por debajo, incluira los 8 millones estimados de adultos varones blancos nativos (de 1880), excepto nicamente 9 ms altos y 9 ms bajos. La prueba de la variacin insignificante, si no se satisface, niega absolutamente el tijasmo. Si se satisface, encontraremos que niega el anancasmo pero no el agapasmo. Solo queremos una prueba positiva satisfecha por el tijasmo. Ahora, dondequiera que encontremos al pensamiento del hombre girando unos grados imperceptibles en contra de los propsitos que lo animan, a pesar de sus impulsos ms altos, ah podemos de forma segura concluir que ha ocurrido una accin tijstica. Habr estudiantes de la historia de la mente, con erudicin como para llenar de envidia edulcorada con alegre admiracin a un estudioso imperfecto como yo, que mantengan que las ideas justo al empezar son y pueden ser poco ms que rarezas, ya que todava no han podido ser examinadas crticamente, y lo que es ms, que en cualquier lugar y tiempo el progreso ha sido tan gradual que es difcil distinguir con claridad cul es la aportacin original que un hombre dado haya hecho. Se seguira que el tijasmo ha sido el nico mtodo de desarrollo intelectual. Debo confesar que no puedo leer la historia as; no puedo evitar pensar que mientras el tijasmo ha sido operativo a veces, en otras ocasiones grandes pasos que cubran el mismo terreno y eran efectuados independientemente por diferentes hombres han sido confundidos con una sucesin de pequeos pasos, y ms an que los estudiantes han sido reacios a admitir un "espritu" real con entidad de una poca o una gente, bajo la impresin equivocada y no examinada de que as deberan estar abriendo la puerta a hiptesis salvajes y antinaturales. Yo encuentro, por el contrario, que aunque puede tener que ver con la educacin de las mentes individuales, el desarrollo histrico del pensamiento rara vez ha sido de naturaleza tijstica, y slo en movimientos recesionistas y brbaros. Deseo hablar con la modestia extrema que corresponde a un estudiante de lgica a quien se pide que examine un campo del pensamiento humano tan amplio que slo puede cubrirlo mediante un reconocimiento, al cual nicamente las mayores habilidades y los mtodos ms diestros pueden aportar algn valor; pero, despus de todo, yo slo puedo expresar mis propias opiniones y no las de ningn otro; y a mi humilde juicio, el ejemplo mayor de tijasmo viene dado por la historia de la Cristiandad, aproximadamente desde su establecimiento por Constantino hasta, digamos, la poca de los monasterios irlandeses26, una era o en de unos 500 aos. Indudablemente, la circunstancia externa que ms inclin al principio a los hombres a aceptar el cristianismo con su amor y ternura, fue el que la sociedad fuera dividida en pedazos hasta un grado temible por la avaricia implacable y la dureza de corazn a la que los Romanos llevaron el mundo. Y sin embargo fue este mismo hecho, ms que cualquier otra circunstancia externa, el que foment esa amargura contra el mundo malvado de la que el evangelio de Marcos no contiene el menor rastro. Al menos, no lo percibo en la observacin sobre la blasfemia contra el Espritu Santo, donde no se dice nada respecto a la venganza, ni siquiera en aquel relato donde se citan las palabras finales de Isaas, sobre el gusano y el fuego que se alimentan de "cadveres de los hombres que han pecado contra m"27. Pero poco a poco aumenta la amargura hasta que, en el ltimo libro del Nuevo Testamento, su pobre autor distrado dice que todo el tiempo que Cristo

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hablaba de haber venido a salvar el mundo, el plan secreto era tomar a toda la raza humana, con la excepcin de 144.000 miserables, y zambullirles en un lago de azufre, y conforme el humo de su tormento subiera eternamente, volverse y decir, "ya no existe la maldicin" No sera una sonrisa imperceptible o una mueca diablica lo que acompaase tal afirmacin? Ojal pudiese creer que no lo escribi San Juan; pero es su escritura la que nos habla de "resurreccin a la condena" -esto es que se resucite a los hombres solo para torturarlos- y de todos modos, la Revelacin es un texto muy antiguo. Uno puede entender que los primeros cristianos fueran como hombres intentando con todas sus fuerzas subir una cuesta empinada de ladrillo deslizante mojado; el elemento ms profundo y verdadero de su vida, que animaba tanto su corazn como su cabeza, era el amor universal; pero estaban continuamente, y contra sus deseos, deslizndose hacia un espritu de grupo, cada resbaln sirviendo como un precedente, de una forma demasiado familiar para todo hombre. Este sentimiento de grupo aument insensatamente hasta que alrededor del 330 D.C el lustre de la integridad prstina que en San Marcos se refleja cmo el espritu blanco de la luz fue hasta tal punto deslustrado que Eusebio (el Jared Sparks28 de aquellos das), en el prefacio a su Historia, pudo anunciar su intencin de exagerar todo aquello que tendiese a la gloria de la iglesia y a suprimir lo que pudiera deshonrarla 29. Su contemporneo latino Lactantius es todava peor30; y as la oscuridad continu aumentando hasta que antes de fin de siglo la gran biblioteca de Alejandra fuera destruida por Tefilo31, hasta que Gregorio el Grande, dos siglos ms tarde, quem la gran biblioteca de Roma, proclamando que "la Ignorancia es la madre de la devocin"32 (lo que es verdad, igual que la opresin y la injusticia son la madre de la espiritualidad), hasta que una descripcin juiciosa del estado de la iglesia fuese algo que nuestros no demasiado buenos diarios trataran como "no apta para ser publicada". Todo este movimiento se muestra como tijstico mediante la aplicacin de la prueba dada ms arriba. Otro muy parecido a ste en pequea escala, solo que cien veces ms rpido, para cuyo estudio estn las bibliotecas llenas de documentos, puede encontrarse en la historia de la Revolucin Francesa. La evolucin anancstica avanza por pasos sucesivos con pausas entre ellos. La razn es que, en este proceso, un hbito del pensamiento, al haber sido apartado, se suplanta por el siguiente ms fuerte. Ahora este ms fuerte seguro que es ampliamente disparatado respecto al primero, cuando no directamente su opuesto. Le recuerda a uno nuestra vieja regla de hacer vicepresidente al segundo candidato. Este carcter, por tanto, diferencia claramente el anancasmo del tijasmo. El carcter que lo diferencia del agapasmo es su carencia de propsito. Pero el anancasmo externo y el interno deben analizarse por separado. El desarrollo bajo la presin de las circunstancias externas, o evolucin cataclsmica, es con seguridad suficiente en la mayora de los casos. Tiene innumerables grados de intensidad, desde la fuerza bruta, la simple guerra, que ha cambiado el curso del pensamiento del mundo en ms de una ocasin, hasta el tozudo hecho de la evidencia, o lo que se ha tomado por ella, que se sabe que convence a los hombres por multitudes. La nica vacilacin que puede subsistir en presencia de tal historia es cuantitativa. Nunca son las influencias externas las nicas que afectan a la mente, y por tanto debe ser una cuestin de juicio, para el cual apenas merecera la pena intentar fijar reglas, si un movimiento dado debe considerarse principalmente gobernado desde fuera o no. En el surgimiento del pensamiento medieval, quiero decir en el desarrollo del escolasticismo y el arte sincrnico, indudablemente las cruzadas y el descubrimiento de los escritos de Aristteles fueron influencias poderosas. El desarrollo del escolasticismo desde Roscellin hasta Alberto Magno sigue de cerca las sucesivas etapas en el conocimiento de Aristteles. Prantl piensa que esa es la historia completa, y

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pocos hombres han devorado ms libros que Carl Prantl33. Ha hecho un buen trabajo slido, a pesar de sus juicios despreocupados. Pero jams conseguiremos nada ms que un buen comienzo a la hora de comprender el escolasticismo hasta que un grupo de estudiantes debidamente organizado para ese propsito y sujeto a disciplina lo haya estudiado y digerido sistemticamente. Pero en cuanto al periodo que consideramos ahora especficamente, ese que sincroniz la arquitectura romnica, la literatura se domina fcilmente. Eso no justifica del todo el dictamen de Prantl respecto a la dependencia servil de estos autores respecto a sus autoridades. Ms an, mantenan firmemente un propsito concreto delante de sus mentes, a travs de todos sus estudios. Soy, por tanto, incapaz de presentar este periodo de escolasticismo como un ejemplo de anancasmo externo puro, lo que parece ser el flor de los elementos intelectuales. Quizs la reciente recepcin japonesa de las ideas occidentales sea el ejemplo ms puro de ello en la historia. Sin embargo, en combinacin con otros elementos, nada es ms comn. Si el desarrollo de las ideas bajo la influencia del estudio de lo hechos externos puede ser considerado como anancasmo externo - est en la frontera entre las formas externas e internas - es, por supuesto, el asunto principal del estudio moderno. Pero Whewell, cuya comprensin magistral de la historia de la ciencia los crticos han sido demasiado ignorantes para apreciar adecuadamente, muestra claramente que est lejos de ser la influencia arrolladoramente preponderante, ni siquiera ah34. El anancasmo interno, o el lgico avanzar a tientas, que avanza por una lnea predestinada sin ser capaz de prever si debe dejar que prosiga o dirigir su curso; esta es la regla de desarrollo de la filosofa. Hegel fue el primero en hacer que el mundo entendiese esto; y busca hacer de la lgica no meramente la gua y monitora subjetiva del pensamiento, que era todo lo que haba ambicionado antes, sino que sea el mismo manantial del pensamiento, y no meramente del pensamiento individual sino de la argumentacin, de la historia del desarrollo del pensamiento, de toda la historia, de todo desarrollo. Esto implica un error positivo y claramente demostrable. Dejemos que la lgica en cuestin sea del tipo que sea, una lgica de la inferencia necesaria o una lgica de la inferencia probable (la teora quizs podra adaptarse para que encajase con cualquiera), en cualquier caso supone que cualquier lgica es suficiente por s misma para determinar qu conclusin se sigue de unas premisas dadas; ya que a menos que lo haga, no ser suficiente para explicar por qu una lnea de razonamiento individual debera tomar el curso que toma, por no hablar de otros tipos de desarrollo. Supone por tanto que de premisas dadas slo puede extraerse lgicamente una conclusin, y que no hay en absoluto campo para la libre eleccin. Que de unas premisas dadas solo puede extraerse lgicamente una conclusin es una de las falsas nociones que proceden de que los lgicos confinaran su atencin a ese Nantucket del pensamiento, la lgica de los trminos no relativos. En la lgica de relativos, esto no se sostiene bien. Se me ocurre una observacin. Si la evolucin de la historia es en una parte considerable de la naturaleza del anancasmo interno, entonces se parece al desarrollo de los hombres individuales; y de la misma forma que treinta y tres aos es una unidad de tiempo aproximada pero natural para los individuos, siendo la edad promedio a la que el hombre obtiene resultados, as debera haber un perodo aproximado al final del cual un gran movimiento histrico debera ser probablemente suplantado por otro. Veamos si podemos exponer algo de este tipo. Tomemos el desarrollo del gobierno de Roma como periodo suficientemente largo y establezcamos las fechas principales:

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753 A.C., Fundacin de Roma. 510 A.C., Expulsin de los tarquinos. 27 A.C., Octavio asume el ttulo Augusto. 476 D.C., Fin del Imperio Occidental. 962 D.C., Sacro Imperio Romano. 1453 D.C., Cada de Constantinopla. El ltimo acontecimiento fue uno de los ms significativos de la historia, especialmente para Italia. Los intervalos son 243, 483, 502, 486, 491 aos. Curiosamente todos estn ms o menos igual espaciados, excepto el primero que es la mitad de los otros. Sucesivos reinados no estaran normalmente tan igualmente cercanos. Establezcamos algunas fechas en la historia del pensamiento. 585 A.C., Eclipse de Tales. Comienzo de la filosofa griega. 30 D.C., La crucifixin. 529 D.C., Cierre de las escuelas atenienses. Fin de la filosofa griega. 1125 D.C., (Aproximadamente) Auge de las universidades de Bolonia y Pars. 1543 D.C., Publicacin de De Revolutionibus de Coprnico. Comienzo de la Ciencia Moderna. Los intervalos son 615, 499, 596, 418 aos. En la historia de la metafsica, podemos tomar lo siguiente: 322 A.C., Muerte de Aristteles. 1274 D.C., Muerte de Aquino. 1804 D.C., Muerte de Kant. Los intervalos son 1595 y 530 aos. El primero es aproximadamente el triple del ltimo. De estas cifras no se puede sacar correctamente ninguna conclusin. Al mismo tiempo, sugieren que quizs pueda haber una era natural aproximada de 500 aos. Si hubiese alguna evidencia independiente de esto, los intervalos sealados pueden ganar alguna significacin. El desarrollo agapstico del pensamiento debera, si existiese, ser distinguido por tener un propsito, siendo este propsito el desarrollo de una idea. Deberamos tener una comprensin agpica o simpattica de l y reconocerlo en virtud de la continuidad del pensamiento. Doy aqu por hecho que tal continuidad del pensamiento ha sido suficientemente probada por los argumentos utilizados en mi artculo sobre la "Ley de la Mente" en The Monist del pasado Julio. Incluso si esos argumentos no son suficientemente convincentes por s mismos, si se refuerzan mediante un agapasmo aparente en la historia del pensamiento, las dos proposiciones se ayudarn mutuamente. El lector estar, confo, demasiado bien formado en lgica como para confundir tal apoyo mutuo con un crculo vicioso en el razonamiento. Si pudiese mostrarse directamente que hay tal entidad como el "espritu de una poca" o de una gente, y que la mera inteligencia individual no dar cuenta de todos los fenmenos, esto sera de inmediato prueba suficiente del agapasticismo y del sinequismo. Debo reconocer que soy incapaz de producir una demostracin convincente de esto; pero soy capaz, creo, de aducir tales argumentos que sirvan para confirmar aquellos que se han extrado de otros hechos. Creo que todos los logros mayores de la mente han estado ms all de la capacidad de los individuos por s solos; Y encuentro una razn directa para pensar as,

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aparte del apoyo que esta opinin recibe de consideraciones sinequsticas, y del carcter intencional de muchos grandes movimientos, en la sublimidad de las ideas y en su ocurrencia simultnea e independiente a un nmero de individuos sin poderes generales extraordinarios. La mencionada arquitectura gtica en varios de sus desarrollos me parece de tal tipo. Todos los intentos de los arquitectos modernos del ms alto nivel y genio por imitarla se muestran planos y sin brillo, y as lo notan sus autores. Sin embargo en la poca en la que el estilo estaba vivo, haba abundancia de hombres capaces de producir obras de este tipo de sublimidad y poder enormes. En ms de un caso, documentos existentes muestran, en los captulos relativos a las catedrales, que al seleccionar a los arquitectos, trataban a grandes genios artsticos con una consideracin secundaria, como si no hubiese escasez de personas capaces de proporcionar eso, y los resultados justifican su confianza. Estaban los individuos en general, entonces, en aquellas pocas, en poder de tales naturalezas sublimes e intelectos privilegiados? Tal opinin se desmoronara al primer examen. Cuntas veces hombres ahora de mediana edad han visto que se hacan grandes descubrimientos independientemente y casi simultneamente! El primer ejemplo que recuerdo fue la prediccin de un planeta exterior a Urano por Leverrier y Adams 35. Uno apenas sabe a quin debera atribuirse el principio de conservacin de la energa, aunque razonablemente puede considerarse como el mayor descubrimiento que la ciencia ha hecho. La teora mecnica del calor fue establecida por Rankine y por Clausius durante el mismo mes de febrero de185036; y hay hombres eminentes que atribuyen este gran paso a Thomson37. La teora cintica de los gases, despus de que la comenzara John Bernoulli y de estar largo tiempo enterrada en el olvido, fue reinventada y aplicada por al menos tres fsicos modernos separadamente a la explicacin no slo de las leyes de Boyle, Charles, y Avogadro38, sino tambin a la difusin y a la viscosidad. Es bien conocido que la doctrina de la seleccin natural fue presentada por Wallace y por Darwin en la misma reunin de la Asociacin Britnica; y Darwin en su "Esbozo Histrico" incluido en las ltimas ediciones de su libro muestra que ambos fueron anticipados por oscuros predecesores. El mtodo del anlisis del espectro fue reclamado por Swam y por Kirchhoff, y hubo otros que quizs tuvieran incluso mejores reclamaciones. La autora de la Ley Peridica de los elementos qumicos se la disputan un ruso, un alemn y un ingls39; aunque no cabe duda de que el mrito principal corresponde al primero. Estos son prcticamente todos los descubrimientos ms grandes de nuestros tiempos. Lo mismo ocurre con los inventos. No debe sorprender que el telgrafo fuera construido independientemente por varios inventores, porque era un fcil corolario de hechos cientficos bien establecidos con anterioridad. Pero no fue as con el telfono y otros inventos. El ter, la primera anestesia, lo presentaron independientemente tres mdicos diferentes de Nueva Inglaterra40. Ahora el ter es un artculo comn desde hace un siglo. Haba estado en las farmacopeas tres siglos antes. Es bastante increble que sus propiedades anestsicas no hubiesen sido conocidas; se conocan. Probablemente haba pasado de boca en boca como secreto desde los das de Basil Valentine41; pero durante mucho tiempo fue un secreto del tipo Punchinello42. En Nueva Inglaterra, durante muchos aos, los nios lo utilizaron como diversin. Por qu entonces no se utiliz para su uso serio? No puede darse ninguna razn, excepto que el motivo para hacerlo no era lo suficientemente fuerte. Los motivos solo podran haber sido el deseo de beneficio y la filantropa. Alrededor de 1846, la fecha en que se introdujo (el ter), la filantropa se encontraba en un estado inusualmente activo. Esa sensibilidad, o sentimentalismo, que se haba introducido en el siglo pasado, haba experimentado un proceso de maduracin, como consecuencia del que, aunque de forma

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menos intensa ahora de lo que haba sido antes, era ms probable influir en gente poco reflexiva de lo que nunca haba sido. Los tres que reclamaban el ter estuvieron probablemente influidos por el deseo de beneficio, pero sin embargo no fueron insensibles ciertamente a influencias agpicas. Dudo de si alguno de los grandes descubrimientos debera, adecuadamente, ser considerado como un conjunto de logros individuales; y pienso que muchos compartirn esta duda. Sin embargo, si no es as, Qu argumento para la continuidad de la mente, y para el agapasticismo tenemos aqu! No deseo ser agotador. Si los pensadores se persuadieran tan slo de dejar a un lado sus prejuicios y de aplicarse al estudio de las evidencias de esta doctrina, estara del todo contento de esperar la decisin final.

Traduccin de Lino Iglesias

Notas
1. Vase Hermann Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker (Berlin, 1906), I: 2I B. 2. Anteros: en la mitologa griega, dios del amor correspondido, hermano gemelo de Eros (N. del T.). 3. Vase p. 442. 4. Vase item 24. 5. Simon Newcomb, Principles of Political Economy (Nueva York, 1886). 6. Ibid., p. 534. 7. Cmo puede un escritor tener algn respeto por la ciencia, en cuanto tal, si es capaz de confundir con las proposiciones cientficas de la economa poltica, que nada tienen que decir respecto a lo que es "beneficioso", tales generalizaciones baratas como sta? 8. Soupon, en francs en el original (N. del T.). 9. Gradgrind: se trata del personaje de Dickens en Tiempos Difciles (N. del T.). 10. Master in glomery: ttulo que ostentaba el director de la escuela de gramtica de Cambridge, Reino Unido (N. del T.). 11. Peirce est hablando de forma bastante personal aqu. Sobre el incidente, dijo en una carta del 20 de Septiembre de 1892 a Augustus Lowell: "Hace poco hice un informe sobre un proceso qumico para un hombre de Wall St. que deba pagarme 500$ en efectivo y una participacin en las patentes. Me entreg debidamente un cheque y el

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banco lo devolvi como 'no bueno'". El "master in glomery" era Thomas J. Montgomery. 12. Bernard Mandeville, The Fable of the Bees (Londres, 1806), remark G. 13. Paul Carus, "Mr. Charles S. Peirces Onslaught on the Doctrine of Necessity" Monist 2 (1892):576. 14. La traduccin de Qutelet por O. G. Downes se public en Londres en 1849, y "Qutelet on Probabilities" de John Herschel apareci en la Edimburgh Review (42: I57) el ao siguiente. 15. Rudolf J. E. Clausius, "ber die Art der Bewegung welche wir Wrme nennen", Poggendorff's Annalen 100 (1857): 365, y August Karl Krnig, "Grundzge einer Theorie der Gase", Poggendorff's Annalen 79 (1856): 315. 16. James Clerk Maxwell, "Illustrations of the Dynamical Theory of Gases", Philosophical Magazine 4 (1860): 22. (Tambin en sus Collected Papers, I:377.). 17. Hermann Helmholtz, "ber die Erhaltung der Kraft" , introduccin a una serie de conferencias dadas en Karlsruhe en 1862-63, en su Popular Scientific Lectures (Nueva York, 1885), I: 316-62; Rudolf J. E. Clausius, "ber die bewegende Kraft der Wrme", Poggendorff's Annalen 79 (1850): 368; para W. J. M. Rankine, vase nota 8 en tem 24. 18. Henry Longueville Mansel (1820-1871), metafsico ingls y seguidor de Hamilton; vase tambin nota 14 en tem 3. 19. Me alegro de encontrar que tambin el Dr. Carus sita a Weismann entre los oponentes de Darwin, a pesar de enarbolar esa bandera (N. de Peirce). 20. Karl Wilhelm Ngeli, Mechanisch-physiologische Theorie der Abstammungslehre (Munich and Leipzig, 1884), Introduccin; Albert von Klliker, Entwicklungsgeschichte des Menschen und der hheren Tiere (Leipzig, 1879), sec. I de la Introduccin; August Weismann, Essays on Heredity (Oxford, 1889), vol. I, ensayo 2. 21. Jean Baptiste Lamarck, Philosophie zoologique (Paris, 1873). 22. Vase tem 24. 23. Cul-de-sac: callejn sin salida, en francs en el original (N. del T.). 24. Ibid. 25. Inventada por J. E. W. Keely en 1874, se supuso que producira potencia respondiendo a las vibraciones intermoleculares del ter. 26. En el original "de los" es "los de".

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27. Vase Marcos 3: 29, 9: 48, e Isaas 66: 24. 28. Jared Sparks (1789-1866), historiador y editor americano, y presidente de Harvard College. 29. Eusebius Pamphili, Ecclesiastal History (Londres, 1876), 8: 2. 30. Lactantius, "Of the False Wisdom of Philosophers" (De la falsa sabidura de los filsofos) en The Works (Edimburgo, 1871), libro 3. 31. Vase Historia del Desarrollo Intelectual [1862], cap. X de [John William] Draper. 32. Vase John of Salisbury, Polycraticus, , 2: 26, 8: 19. 33. Vase Geschichte der Logik im Abendlande de Prantl (Leipzig, 1867), vol. 3, sec. 17, p. 2. 34. Vase William Whewell, Novum Organon Renovatum, 3 ed. (Londres, 1858). 35. Urbain J. J. Leverrier, "Recherches sur les mouvements de la plante Herschel, dite Uranus", en Connaissances des temps (1849); J. C. Adams, Nautical Almanac, 1851, p. 3. 36. Para Rankine, vase nota 8 en tem 24; para Clausius, vase nota 13; para Thomson, vase nota 2 en tem 24. 37. El mismo Thomson, en su artculo Heat de la Enciclopedia Britnica, jams menciona ni una vez el nombre de Clausius. 38. Para Bernouilli, vase nota 9 en tem 24; para Boyle, vase nota 5 en tem 12; para Charles, vase nota 7 en tem 15; para Avogadro, vase p. 335 y nota 4 en tem 21. 39. Mendeleef, Lothar Meyer, y J. A. R. Newlands. 40. W. T. G. Morton, C. T. Jackson, y J. C. Warren. 41. De acuerdo con la "Nota sobre la edad de Basil Valentine" de Peirce (p 674), se considera que Basil Valentine ha sido uno de los primeros qumicos cientficos, en la Alemania del siglo quince; pero Peirce contina y dice que puede haber sido la creacin de Johann Thlde, quien public algunos trabajos atribuidos a Basil Valentine alrededor de 1600. 42. Con origen en la commedia dell'arte italiana, Punchinello es una especie de payaso rstico o bufn (y el prototipo de Punch).

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