Teología Sobre El Cuerpo PDF
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Siempre y en todas partes salvo en el mundo moderno la sexualidad ha sido una manifestacin de lo sagrado Mircea Eliade
Resumen
El reconocimiento del cuerpo, la posibilidad de sentirse, de encarnarse, abre al tema de la espiritualidad caminos interesantes de reflexin para comprender un poco ms la dinmica trascendenciainmanencia. Acertadamente Anselm Grn afirma: Quien no se siente a s mismo, no puede sentir a Dios. Quien no se ha experimentado a s mismo, no puede experimentar a Dios. Los sentidos, la sensacin placentera de tocar, oler, gustar, no slo conectan con la realidad sino que permiten acceder y profundizar en relaciones de intimidad y de conocimiento del otro. Slo ah, en relaciones de autntica confian-
Licenciada (1992) y Magster (2005) en Teologa por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot. Docente de teologa del matrimonio y teologa sacramental en la Facultad de Teologa de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot. Miembro del grupo de investigacin Teologa y gnero de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot clasificado por Colciencias en la categora A. Miembro fundador de la Asociacin Colombiana de Telogas [email protected].
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za y com-penetracin se puede iniciar un camino de construccin comunitaria. As, esta danza de eros y agap abre paso al sentido profundo de lo humano, a lograr la comn-unin con otros y a este sentirse mutuo gracias al deseo y la atraccin que permiten acceder a una experiencia de Dios autntica y liberadora. Palabras clave Cuerpo, placer, trascendencia, comunin, espiritualidad.
Abstract
Body recognition, the possibility of feeling ones self, of incarnating ones self, opens interesting pathways of reflection on the subject of spirituality, in order to obtain a better understanding of the transcendence immanence dynamics. On this subject, Anselm Grn asserts: If you cannot feel yourself, you cannot feel God. If you cannot experience yourself, you cannot experience God. Pleasant sensations of touching, smelling, tasting, not only connect us with reality, but also allow and deepen intimacy and the knowledge of the other. Relationships of authentic confidence and com-penetration build community. This dance of Eros and Agape gives way to a deep sense of humanhood, towards a commun-union with the others and to this mutual feeling, thanks to desire and attraction which permit an authentic and liberating experience of God. Key words Body, pleasure, transcendence, communion, spirituality.
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Introduccin
Articular sensualidad y espiritualidad resultara para muchos un planteamiento absurdo, pues a lo largo de la tradicin religiosa cristiana han sido aspectos casi irreconciliables. Sin embargo, es precisamente la espiritualidad un camino clave para despertar los sentidos para despertar en nosotros sensibilidad y, asimismo, son los sentidos y la conciencia que tenemos de ser y estar permanentemente en un cuerpo lo que nos puede dar la clave para trascender. Una espiritualidad encarnada, nos permite acceder a nuestra propia esencia, a nuestra propia humanidad. As lo afirma San Buenaventura: Dios entra en nuestra vida a travs de los sentidos a travs de ellos se acerca a nosotros1. Por su parte la teologa, a la cual compete la humana espiritualidad, ha de abordar este tema de manera decidida por cuanto, la emergencia del cuerpo se impone por su misma evidencia: la vuelta al cuerpo representa un fenmeno masivo que no atae slo a alguna clase privilegiada, sino a todos los niveles de la cultura actual: la literatura, el cine, el teatro, las artes, las costumbres2. Pero conocer el cuerpo no es slo vivir y habitar en l, no es suficiente ver o tocar el cuerpo, publicitar el cuerpo. Asumirlo y apropiarse de l va ms all de una simple percepcin sensitiva, tambin implica lo cultural y axiolgico: el cuerpo no es slo, una estructura fisiolgica, sino que es tambin una estructura culturalmente formada y formable, ante la que no podemos adoptar una actitud neutral3. En la concepcin de cuerpo se entrelazan aspectos sociales, de gnero, matices tnicos, incluso tintes espirituales, los cuales confi-
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Citado por Mller, Wunibald. Besar es orar. (Bilbao: Sal Terrae, 2005), p. 63. Rocchetta, Carlo. Hacia una teologa de la corporeidad. (Madrid: Ediciones Paulinas, 1993), p. 80. Wiegerling, Klaus. El cuerpo superfluo: utopas de las tecnologas de la informacin y de la comunicacin, Concilium Cuerpo y religion 295 (2002), p. 171.
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guran una actitud frente a la corporalidad; por eso, ser la reflexin acerca de la dimensin trascendente el punto neural del texto.
Pensamos encontrar a Dios donde el cuerpo termina: y lo hicimos sufrir y lo transformamos en una bestia de carga, en cumplidor de rdenes, en mquina de trabajo, en enemigo a ser silenciado, y as lo perseguimos, al punto de elogiar la muerte como camino hacia Dios, como si Dios prefiriera el olor de los sepulcros a las delicias del Paraso. Y nos hicimos crueles y violentos, permitimos la explotacin y la guerra. Pues si Dios se encuentra lejos del cuerpo, entonces todo se le puede hacer al cuerpo4.
El deseo y las pasiones contienen verdades profundas sobre quines somos y qu necesitamos. El simple hecho de suprimirlas nos har seres muertos espiritualmente o har que algn da nos dispersemos5. Nos configuramos a partir de nuestros deseos, nos proyectamos en la vida gracias a nuestras pasiones. Construimos entramados humanos a travs del encuentro y desencuentro de los cuerpos que nos permiten trascender y potenciar lo mejor de cada uno y, en simultnea, develan cun frgil y necesitada es la existencia de relaciones profundas, pero, qu papel juega la espiritualidad en este dilogo entre deseo, cuerpo y pasin?
Con respecto a la religin, las ecofeministas sealan que las tradiciones patriarcales dominantes de la civilizacin occidental se basan en una espiritualidad que busca, en forma bastante desesperada, trascender la naturaleza y el cuerpo, especialmente el femenino. En contraste, este mismo grupo que se interesa en la dimensin espiritual de la vida, durante aos ha tendido hacia orientaciones y prcticas que consideran a la naturaleza y al cuerpo como sagrado y fuentes de revelacin espiritual6.
Se hace necesario entonces, recuperar la nocin de cuerpo del encierro de la racionalidad. Lo corporal est constituido por dos hemisferios derecho e izquierdo, somos lgica pero tambin simblica, somos qumica pero tambin anhelo, utopa e ilusin, somos en
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Alves, Rubem. Creio na ressurreicao do corpo. (Ro de Janeiro: CEDI, 1984). Citado por Cardoso, Nancy. Sagrados Cuerpos, Revista de Interpretacin Bblica Latinoamericana 38 (2001), p. 5. Cf. Radcliffe, Timothy. Afectividad y Eucarista, en: www.dominicos.org/op/timothy6.htm. Spretnak, Charlene. Lo sagrado en el cuerpo de la tierra y en el cuerpo personal, en: Del cielo a la tierra. Una antologa de teologa feminista, eds. Ress, Mary Judith; Seibert-Cuadra, Ute; y Sjorup, Lene, (Santiago de Chile: Editorial Sello Azul, 1994), p. 481.
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simultnea inmanencia y trascendencia, debilidad y potencia somos todo eso en la dinmica de una materia animada, integrada con otros cuerpos e integrada a lo csmico.
El cuerpo constituye una realidad simblica8 a travs de la cual se despliega todo un significado ontolgico que no sera posible descubrir sin un otro concreto y real que se abra al dilogo, pero que tambin toque, acceda a m, y entre en el espacio fascinante de la intimidad. Abordar este espacio nico y original requiere un primer paso de conciencia de cuerpo. Pero por varios factores sociales y culturales vivimos desencarnados, hemos dado prioridad a la razn sin tener en cuenta su conexin con todas las sensaciones corporales, cada una de las cuales posee una informacin valiosa e intransferible que recoge los miedos, anhelos, posibilidades y fragilidades as como las tristezas o alegras atesoradas por el tiempo; de alguna manera somos una historia hecha cuerpo. En este aspecto las mujeres tenemos
7 8 Nouwen, Henri. Citado por Mller, Wunibald, op. cit., p. 39. El cuerpo humano, a nivel individual y colectivo, se encuentra en el mismo centro neurlgico del pensamiento, de la accin y de los sentimientos de los hombres, constituye el polo simblico que organiza, articula e interpreta, ms all de las simples evidencias fsicas, la vida cotidiana de los individuos y de las colectividades. Duch, Lluis y Mlich, Joan-Carles. Escenarios de la corporeidad. (Madrid: Editorial Trotta, 2005), p. 18-19.
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Es la experiencia sentida en el cuerpo la que trasciende y se fija en la memoria como fuente de aprendizaje positivo o negativo11, una experiencia extraordinaria que, desde una dimensin creyente, puede ser fuente de oracin,
A orar nos ensea la vida, con sus altos y sus bajos. La experiencia de miedo o el padecer sufrimientos y dolores nos puede llevar a una oracin que nos abisme en la profundidad. Pero tambin, y esto no puede olvidarse o ignorarse con demasiada frecuencia, las experiencias que vivimos en los encuentros ms ntimos y profundos nacidos del humano deseo sexual pueden propiciar una oracin y una espiritualidad que nos hagan regresar en nuestro hondn [] donde la sexualidad se devela como fuente de una espiritualidad viva12.
El amor que proclamamos como cristianos es ms creble si lo anunciamos como las personas que somos, sexuales, llenos de deseos y de fuertes emociones, necesitados de agap pero tambin de eros. Es necesario mostrar un amor real como seres sensitivos y apasio9 Esta teologa contextual permite reflexionar desde lo vivido una experiencia de fe de manera ms personal con implicaciones en lo comunitario. As, a partir de situaciones concretas como apropiarse del cuerpo y el reconocimiento de la expresin de la sexualidad que por muchos lustros le fue ms ajena que propia, la mujer interpreta dicha experiencia la enriquece y la hace vida. La teologa feminista quiere recuperar una definicin de cuerpo marcada por la historia y la identidad. [] Por esto el primer paso que se intenta dar en la reflexin y construccin de dicha teologa es la toma de conciencia de lo que se es a travs del cuerpo; ser conscientes que poseemos un cuerpo que nos identifica. Porcile, Mara Teresa. Mujer, espacio de salvacin. (Madrid: Publicaciones Claretianas, 1995), p. 67. Rocchetta, Carlo, op. cit., p. 83. Hay situaciones traumticas en las cuales se olvidan las palabras y los conceptos, pero quedan grabadas en la memoria corporal, es decir en cada una de las clulas del cuerpo, las sensaciones de miedo o angustia que produjo ese momento y que en muchas ocasiones es difcil superar. Mller, Wunibald, op. cit., p. 12-13.
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nados y a veces un poco desordenados, o no tendremos nada que decir sobre Dios, que es amor. El cuerpo no es simplemente una cosa que poseo, soy yo, mi nica propiedad, mi ms valiosa donacin. Por eso cuando Jess dice Este es mi cuerpo y yo os lo entrego, no est disponiendo de algo que le pertenece, est pasando a los dems el don que l es. Su ser es un don del Padre que l est transmitiendo13 y que se compenetra en la comunidad para hacerlo realidad. Muchos de nuestros discursos y categoras teolgicas hablan de cuerpo: cuerpo de la Iglesia, cuerpo eucarstico, resurreccin del cuerpo, pero tal vez las hemos venido encerrando en la razn o las hemos limitado a conceptos. Siempre ser ms complejo, ms comprometedor hablar de amor, hablar de Dios cuando se implica la piel. Donde la conjugacin de amor - cuerpo, comunin - relacin, sensibilidad - responsabilidad pertenecen a otro tipo de racionalidad ms simblica y esttica, pero definitivamente ms eficaz y transformadora.
El cuerpo no es el lmite. La persona es bsicamente relacin: Por eso la corporeidad, la carne en sentido bblico, incluso la relacin con Dios se verifica o al menos se expresa a travs del cuerpo14. Esta aparece siempre como fuera de ella misma, puesta en relieve, con todas sus partes en tensin hacia el encuentro con los otros, hasta con sus rganos interiores corazn, riones saltando hacia afuera15.
De ah que la conciencia de cuerpo lleve impresa nostalgia de infinito. De hecho cada acercamiento corporal es anticipo de una unin ms profunda, se provoca y se seduce para convocar-se, compenetrar-se y fundir-se. Tan fuerte es esta posibilidad de encuentro que la unin de los cuerpos en la genitalidad16 abre la intencin universal de crear una nueva vida, de fecundar un nuevo ser humano,
13 14 Cf. Radclife, Timothy. Afectividad y Eucarista, en: www.dominicos.org/op/timothy6.htm. Oh Dios, t eres mi Dios, por ti madrugo; mi alma est sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti (Sal 63,1); Mi alma se consume anhelando los atrios del Seor, mi corazn y mi carne retozan por el Dios vivo (Sal 84,3). Laje, Francisco. La imagen bblica del cuerpo, en: www.apl.name/communio/1980/communio_80_6.pdf. 15/10/08. En el caso del encuentro hombre-mujer.
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es decir, conforma un campo energtico tan fuerte que da paso a la creatividad, expande la materia, y configura un nuevo ser, otorga la fuerza necesaria para que otra existencia sea posible. Eso es extraordinario y divino.
2.
Segn Anselm Grn, los psiclogos diagnostican la carencia de relaciones como la enfermedad central de nuestro tiempo; por su parte Vicente Mdoz Juregui, en su libro 10 palabras clave sobre los miedos del hombre moderno18, describe el desamor y la soledad como situaciones, de la comunicacin, de la imagen, de la tecnologa, se percibe una necesidad cada vez ms apremiante por alcanzar una vinculacin ms profunda y existencial que rompa definitivamente con sensaciones de abandono y aislamiento. Sentir, oler, tocar, escuchar, a otro ser humano y, en sintona, sentirse olido, tocado y escuchado no slo hace parte de la convivencia sino que constituye una necesidad vital, una condicin sin la cual la existencia se tornara in-soportable. Desde esta perspectiva no hay nada ms concreto que la espiritualidad del creyente: Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no ve (1Jn 4,20); porque tuve hambre, sed, estaba desnudo o solo y... (Cf. Mt 25,35). En consonancia escribe Emilio Lled:
El sentir que sentimos ha sido quiz, el primer paso con el que el ser humano empez a tomar conciencia de s mismo y de su lugar en el mundo. Los sentidos que abren nuestro cuerpo han sido paradjicamente, el principio de nuestra reflexin. [] A partir de las sutiles aberturas de las sensaciones se va construyendo el mundo de la intimidad. Un mundo
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Ttulo del libro de Wunibald Mller. Besar es orar. La sexualidad como fuente de espiritualidad, op. cit. Madoz, Vicente. 10 palabras clave sobre los miedos del hombre moderno. (Estella: Verbo Divino, 1998).
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cuyas fronteras oscilan entre la realidad en la que estamos y la idealidad, la teora, el ro de palabras que somos19.
Tendemos, por influencia cultural, a separarnos de nuestros sentidos: vemos pero sin escuchar, tocamos sin sentir, olemos sin gustar, etc., pero en realidad, cuando logramos que nuestros sentidos se sintonicen, sentimos de verdad y percibimos una existencia viva. Es el cuerpo entero el que ve, oye, gusta en definitiva, el que sintetiza y coordina el trabajo mancomunado de los sentidos humanos20. Mi integracin personal est dada en primera instancia por mis sensaciones tctiles21. Hay aprendizajes que estn ms all de la razn, y es el conocimiento a travs de lo sensual. Cuando el padre y la madre tocan a su hijo, poco a poco van construyendo, para l, el mundo ertico necesario y seguro para la relacin con otros. Indudablemente cuando este proceso se da en forma errada, por ejemplo, por maltrato o abandono, este ser ver afectado no slo su desarrollo corporal sino sus mbitos emocional y espiritual, pues constituye el puente para sentir-a y para sentir-con. Y aqu podemos relacionar este tocar con orar, porque la oracin tambin es posibilidad para tomar conciencia de estar vivos: Orar es resistir a la trivialidad aplastante de la vida, oponerse a la idea de que la vida carece de sentido; es oponerse a la desesperanza y a la resignacin que nos hace incapaces para la sorpresa y la admiracin22.
3.
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Lled, Emilio. Citado por Duch, Lluis y Mlich, Joan-Carles, op. cit., p. 171. Ibd., p. 172. La sensacin tctil no se obtiene de manera instantnea, sino que se precisan una serie de sensaciones cambiantes, obtenidas por presin o roce, a fin de alcanzar una especie de sntesis que, propiamente, constituye una sensacin tctil. Eso significa que en el ejercicio del tacto, se da un movimiento, algo parecido a un avanzar y recorrer un espacio, lo cual equivale a decir que las cualidades tctiles percibidas poseen un indudable carcter procesual. Ibd., p. 176. Conferencia Episcopal Francesa. Citado por Fuertes, Alicia. Orar con el odo, escuchar la palabra de Dios, en: Mujeres oran con los sentidos, ed. Isabel Gmez-Acebo, (Bilbao: Descle de Brouwer, 1997), p. 18.
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Dios ha de suscitar nuestros deseos ms profundos e ntimos. Cuando logramos armonizar deseo, pasiones y cuerpo, alcanzamos no slo coincidencia csmica sino tambin espiritual, donde lo ertico juega un papel preponderante para acceder al agap. Es lo que plantea Ivone Gebara:
Lo anti-ertico entonces seran todas las situaciones de destruccin, de egosmos, de olvido del ser, de indiferencia. La construccin de mi cuerpo, de mi persona, revela mi construccin ertica, revela algo de mi libertad interior, de mi bsqueda de comunin con los otros. Entonces Eros acaba naciendo en nosotros con sus mltiples rostros, con sus danzas diversas, con sus vinos y tragos, con sus manjares y sacrificios. Ertico son los dedos en el piano queriendo sacar meloda, erticas son las palabras que piden cario, erticas las formas de los cuerpos que invitan a encontrarse, erticos la comida y la bebida que me invitan a pensar en los que no tienen23.
Dios, el Dios de nuestra espiritualidad, sera entonces: Eros, fuerza, rfaga, vida y aliento, atraccin y relacin, un Dios atractivo, apasionado digno de creerle. Dios que penetra, y se com-penetra en nuestra existencia, nos atraviesa sutil y sensualmente, nos hace sentir vivos, potencia la creatividad y nos hace entrar en comunin y solidaridad con otros. Eroticidad va de la mano con otra condicin indispensable la intimidad24 que viene del latn intimare, que significa estar en contacto con lo que est ms al interior de otra persona25. Lograr esto requiere de un largo proceso de conocimiento personal y de aquel con quien me encuentro, requiere tambin de espacio y de tiempo.
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Cf. Gebara, Ivone. La danza del Eros o del deseo de ser, Revista de Interpretacin Bblica Latinoamericana 38 (2001), p. 12-13. Segn Donald Cozzens, las experiencias de intimidad y trascendencia son anhelos tan profundamente arraigados en nosotros que terminan llevndonos de manera indefectible a la unin con Dios. Por experiencia de intimidad entiende la unin con otra persona; por trascendencia la experiencia de unin con la creacin. La combinacin con ambas experiencias intimidad y trascendencia lleva finalmente a Dios. Sexualidad y espiritualidad estn integradas en la totalidad de la persona, y no es cuestin de superar el cuerpo, sino de hacerlo trascender hasta la contemplacin. Cf. Mller, Wunibald, op. cit., p. 56-57. Radclife, Timothy, op. cit.,
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El silencio, el secreto, la oracin me permiten abrirme y ser tal como soy, sin fingir, sin tener que esconder mi ser por temor al abandono. De ah que las condiciones de desnudez y transparencia sean necesarias para crear un ambiente de confianza y tranquilidad para derrochar a Eros. Cuando se ha accedido a las sbanas, a la piel, al corazn, se abre la puerta para un acontecimiento ms profundo: la compenetracin de los cuerpos y la fusin de los mismos son algo ms que contacto fsico; son, en el mejor de los casos, transformacin humana, crecimiento mutuo y una fuerte experiencia de comunin. Todo un advenimiento fsico intensamente espiritual, cargado de sentido, gracias a su construccin simblica.
Una actitud positiva hacia la espiritualidad puede ayudarnos a tener una experiencia ms profunda de la sexualidad, no se unen slo los genitales tambin los corazones. En el encuentro sexual tambin podemos experimentar lo santo. Si dejamos que la espiritualidad se haga presente en el encuentro sexual, este puede convertirse en un momento sagrado, en un sacramento26.
Una bella analoga de esta experiencia es la que plantea el Gnesis, cuando describe la pareja de origen. El culmen de relaciones profundas se explicita en tres movimientos significativos (Gen 2,24), Dejar, unirse y Hacerse uno Dejar: Se refiere al abandono de una vida pasada, separacin completa y sincera de cada uno de los miembros de la pareja de las familias de origen, fsica, afectiva y econmicamente, ya que se emprende un proyecto nuevo que, para su crecimiento, merece la prioridad de quienes lo asumen. Slo este dejar facilita un proceso de vida juntos, si no se da prioridad a la relacin nunca se asumir con autntica responsabilidad y madurez la realizacin de un nuevo proyecto. Pero dejar implica algo ms que separarse fsicamente, implica un sentido ms profundo,
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la vida afectiva est influenciada por la relacin con los padres y personas influyentes durante nuestro crecimiento. Con frecuencia esta influencia es tan fuerte que, aun siendo ya adultos y habiendo dejado hace mucho tiempo a los padres se sigue afectivamente atados a ellos27. De ah la importancia de lograr autonoma en las diferentes dimensiones y esto incluye lo fsico, lo emocional y lo econmico. Unirse: Dejar es indispensable para unirse, que en hebreo significa adherirse. Sin embargo, su significado va ms all. Coincide ms con significados tales como fundirse, acoplarse; por eso, esto slo es posible entre dos personas, pues implica el ciento por ciento de cada uno de ellos. Implica asumir el pasado, construir el presente y esperar juntos el futuro, en todas las dimensiones a travs del amor traducido en decisin cotidiana de crecer juntos: hacindose paulatina y progresivamente uno solo. Hacerse uno solo: No son dos mitades que forman un todo, sino dos personas completas que forman un todo totalmente nuevo. Vivir la unidad en todas las dimensiones significa: En lo corporal, a travs de un aprendizaje de la sexualidad para hacerla placentera y satisfactoria: camino concreto y real para realizar el amor, en continua entrega basada en el respeto, la libertad, la espontaneidad y el erotismo.
La calidad de la satisfaccin sexual est dada por la calidad de la entrega, de lo contrario se empobrece y termina siendo una carga pesada. De hecho, lo genital en la pareja es smbolo de expresiones ms profundas, de cdigos de comunicacin que representan la evolucin e intensidad de la relacin, conocimiento de lo ms autntico del ser amado que constituye una fuente inagotable para ambos de placer y realizacin.
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Nouwen, Henri. Aqu y ahora. (Madrid: Ediciones San Pablo, 1995), p. 115-116.
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En el pensamiento, para trazar metas, realizar acuerdos, tomar decisiones, desentraar problemas y buscar soluciones. Solidarizarse en los ideales, mantenerse firmes para alcanzar sueos, encontrar un mutuo apoyo, no slo facilita la vida sino que la hace clida y feliz. Las emociones positivas mantienen el equilibrio, la motivacin y la esperanza. En lo emocional, sentirse querido y saberse importante para alguien es una motivacin constante para superarse y crecer. Las caricias emocionales son igualmente necesarias para fortalecer la unin y son un motor de esperanza para continuar juntos. Que alguien nos ame de manera incondicional es una condicin vital para potenciar y desentraar lo mejor de cada uno, los valores que nos constituyen y la bondad que habita en nuestro interior. En lo espiritual, porque una fe vivida en pareja es un encuentro real con Dios. Hacerse uno solo, en la dimensin trascendente no slo fortalece a quienes se encuentran sino que en ella alcanza la plenitud y es donde se entiende la posibilidad de salvacin28, pues al superar el egosmo se reconocen necesitados del otro y de Otro.
En muchos estudios de psicologa y antropologa se encuentran ampliamente explicadas la dimensin corporal, la afectiva y la intelectual, pero casi siempre se ignora o simplemente no se contempla la dimensin trascendente que proyecta el amor humano en el amor divino y que, de alguna manera, sublima e integra las anteriores. Este amor humano, vulnerable y real, permite al hombre y a la mujer elevarse ms all de s mismos y reconocer, en su relacin, un Otro personal que los convoca a este amor. Amor que se ha de concretar en actitudes unitivas y relaciones profundas, ms all de las palabras; el amor contempla la amistad, el
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Salvacin como la fuerza que me libera de mi egosmo y me permite ejercer mi libertad, me permite construir un espacio de intimidad y me permite desplegar mi ser humano, sensible y solidario al cual estoy llamado/a a ser.
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erotismo y la trascendencia. Es la coherencia entre todas las dimensiones la que hace posible el hacerse uno solo. Todo matizado y enriquecido por el entusiasmo que desborda la pasin por otro especial y nico.
Sin pasin la vida resulta pesada y sin sentido, es difcil llevar el da a da, as orar, realizar una homila, o simplemente vivir, si no se realiza con placer, con pasin no deja huella. Un buen termmetro de cmo est nuestra vida y de lo que estamos haciendo es precisamente mirar si estamos haciendo las cosas con pasin. El padre de Eros es Poros, ebrio de nctar, quien se caracteriza por el desbordamiento, por la riqueza que se regala a s mismo29.
Eros y agap se implican mutuamente, el eros proporciona fuerza, alegra color, el agap discernimiento, recogimiento e intimidad. Un doble movimiento, intimidad y trascendencia, interioridad, exterioridad, pasin y comunin, sensualidad, espiritualidad. Asimismo desear, anhelar mueve a la accin, me invita a realizar acciones inesperadas, motiva la creatividad. Eros tambin es sensibilidad, sentir con; propicia el despertar de la solidaridad y la certeza de saber que no somos simples cadveres con movimiento, sino autnticos seres vivos cuyo anhelo mayor es transformar en un gran agap la vida misma.
Nuestra sexualidad es signo de cunto anhelamos la comunin con otras personas. La necesidad de ser tocados, cogidos del brazo y sostenidos con afecto por otra persona se cuenta entre los anhelos ms profundos del corazn y son signos muy concretos de nuestro afn de fundirnos con el Todo. Vivimos la experiencia de que nuestros mayores temores giran precisamente en torno a esta primigenia necesidad de comunin30.
4.
Hablar de cuerpo, deseo, amor, nos orienta hacia dimensiones que superan el racionalismo y la intelectualidad. Los amantes no se piensan, los amantes se sienten, se contemplan y al expresarse recu29 30 Mller, Wunibald, op. cit., p. 28. Ibd., p. 18.
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rren a la dimensin esttica de la poesa o del smbolo, se expresan en el espacio sagrado de lo sacramental. Dejemos que estos versos pronunciados en diferentes momentos histricos lo constaten:
Que me bese con los besos de su boca! Mejores son que el vino tus amores, qu suave el olor de tus perfumes, tu nombre es aroma penetrante. Ct 1,2-3 Quin es sta que sube del desierto apoyada sobre su amado? Debajo de un manzano te desnud [] porque fuerte como la muerte es el amor y cruel como el sheol es la pasin. Ct 8,5-7 Cuando el dulce Cazador me tir y dej herida en los brazos del amor, mi alma qued rendida, y cobrando nueva vida de tal manera he trocado que mi Amado para m y yo soy para mi Amado. Vuestra soy. Veis aqu mi corazn, yo le pongo en vuestra palma mi cuerpo, mi vida y alma, mis entraas y aficin; dulce Esposo y redencin, pues por vuestra me ofrec. Teresa de vila Hay besos que pronuncian por s solos la sentencia del amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada hay besos que se dan con la memoria. Hay besos que producen desvaros de amorosa pasin ardiente y loca, t los conoces bien son besos mos inventados por m, para tu boca. Gabriela Mistral
El libro del Cantar de los Cantares es el mejor ejemplo de la sintona que puede producirse entre los sentimientos religiosos y los del hombre enamorado, cuando unos y otros llegan a la cumbre de su perfeccin. En la literatura castellana, san Juan de la Cruz expresa con belleza inigualable el dilogo entre la Esposa que anhela la presencia, la vista y la hermosura del Amado y el esposo que vigila el sueo de la Esposa (Cntico espiritual)31. Qu ms podran ser estas oraciones msticas sino el deseo de fundirse de forma real con otro que en lo mstico se hace Otro? Es evidente que en estos personajes msticos el deseo y el placer se canalizan en expresiones estticas concretas como la poesa o la escultura.
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Flrez, Gonzalo. Matrimonio y familia. (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2001), p. 22.
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Gian Lorenzo Bernini, escultor del siglo XVII, plasma de una manera muy bella la fusin sexualidad-espiritualidad en su obra Misericordia: Dios es una madre lactante, de pechos rebosantes, abundantes de generosidad y de vida; la escultura refleja la esencia del sentido profundo de la sensualidad en dilogo con la espiritualidad. Lo paradjico es que la obra estuvo cubierta durante 139 aos por un cors de bronce. La pregunta sera: cuntos corss nos toca arrancar para que la vida fluya libre y placentera?32. Los msticos manifiestan esta necesidad de amor corporal, amor real a travs de la fecundidad de sus versos, es indudable la apropiacin del sentir del Cantar de los Cantares que hace Teresa de vila.
El eros y la percepcin sexual nos lleva, ms all del mero pensar, a un plano ms profundo en el que es posible conocer, jadah, que incluye el conocimiento sexual, resulta pertinente en este contexto. La palabra hebrea jadah sirve tambin como distintivo del estar orientado a Dios. Cuando el AT dice del ser humano que ha conocido o que debera conocer a Dios est pensando en un acto de entrega existencial que se corresponde con el encuentro sexual33.
En la experiencia de deseo, es donde descubrimos la fuerza de un amor infinito, concretamente cuando vamos ms all de nuestras posibilidades humanas y tomamos conciencia de la presencia del Ser divino. Eso es el amor mstico, en el que lo humano y lo divino se encuentran34. Es decir, lo mstico no es algo etreo, necesariamente atraviesa lo corpreo. Desear lo divino se concreta en el deseo de encontrarse con lo humano. La persona vive en y desde su ser sexual; sencillamente no puede existir de otro modo. Por eso la espiritualidad adquiere su fuerza a travs de los sentidos con los cuales se apropia del mundo exterior, pero en forma congruente cultivar la interioridad permite apropiarse del entorno de una manera ms densa y sensitiva, ms
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Cf. Mller, Wunibald, op. cit., p. 36. Ibd., p. 68. Ibd., p. 94.
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unitiva y responsable. Esto nos indica los matices que puede tener la espiritualidad desde un cuerpo de hombre o de mujer, las intuiciones y las experiencias no sern semejantes, tampoco la construccin de interioridad ha de ser igual. Lo interesante sera poder enriquecer las mutuas percepciones en un dilogo integrador que, en palabras coloquiales, sera a travs de un dilogo amoroso.
Un benedictino irlands llamado Mark Patrick Hederman escribi, El amor es el nico mpetu que es suficientemente desbordante como para forzarnos a abandonar el confortable refugio de nuestra bien armada individualidad, despojarnos de la impenetrable concha de autosuficiencia, y salir gateando desnudos a la zona de peligro que est ms all, el crisol donde la individualidad es purificada para hacerse persona35.
Lo ertico y lo sensual, expresados a travs de la esttica, estimulan no slo la generacin fsica sino olas imprevisiblemente creativas de renovacin espiritual, intelectual y emocional. Eros es tambin, desde esta perspectiva, compasin, pasin por otro que me invita al compromiso: amars a tu prjimo como a ti mismo. Nos desgastamos en tantas cosas vanas y pasajeras cuando lo nico que permanece son los momentos significativos con personas concretas, momentos de intimidad, momentos sacramentales. En el credo recitamos Creo en la resurreccin del cuerpo. En este sentido significara, creo en el placer y en el erotismo, creo en la posibilidad de sentirme vivo(a) y de encontrarme con los otros.
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Cita tomada de: Radclife, Timothy, op. cit., Panikkar, Raimon. Religin y Cuerpo, en: Esttica y Religin. El discurso del cuerpo y los sentidos, eds. Vega, Amador; Rodrguez Tous, Juan Antonio; y Bouso, Raquel. (Barcelona: Er, Revista de Filosofa, Documentos, 1998), p. 43.
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Creo que me puedes tocar de manera respetuosa como prolongacin de tu amor y de la nostalgia que tenemos de ser uno slo. Creo en Dios por que t ests presente, porque ests ah entre mis sbanas y entre mi piel, porque ese creer me mantiene viva. El Espritu nos da la creacin, sacramento, jardn, l da a la humanidad como cuerpo, cuerpo desnudo, cuerpo macho, cuerpo hembra, cuerpos que nada necesitan esconder, todo era bueno, los ojos eran buenos, imagen de Dios. Cuerpo ddiva de Dios, destinado a la eternidad37.
Conclusin
La espiritualidad vivificada por la sensualidad y la sensualidad trascendida por la espiritualidad nos lleva a pensar lo que significa nuestra accin y pensar teolgico:
La teologa puede ser un clamor ertico, un grito por el misterio presente en las variadas situaciones de la vida e inclusive en la bsqueda de gozo sexual. [] Siento que necesitamos algo fuerte (como algo que nos despierta del letargo, la inanicin y la indiferencia), una pasin capaz de despertar en nosotros el amor y el cuidado por todos los seres, por la naturaleza, por nosotros/as mismas. Es como si el cansancio de ver tanta destruccin nos adormeciera e impidiera crear nuevas acciones y nuevos significados para nuestra vida38.
Ms que afirmaciones conclusivas, quisiera invitar a vivir conscientemente, de una manera ms encarnada, y as, en un mundo bastante sensitivo, recuperar la sensibilidad; en un mundo erotizado e individual, ms bien disfrutar de lo ertico y vivirlo como agap solidario; y en un mundo globalizado donde las personas se mimetizan y se pierden entre el ruido y la imagen, recuperar la intimidad, la posibilidad de escucharse, de sentirse, de reconocerse como nicos y especiales, de vivir en comunin, para que todos sean uno. Como t, Padre, en m y yo en ti, que ellos tambin sean uno en nosotros, para que el mundo crea que t me has enviado (Jn 17,21).
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Cf. Alves, Rubem, op. cit., p. 9. Gebara, Ivone, op. cit., p. 10-11.
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Recibido: noviembre de 2008 Arbitrado: marzo de 2009