Leer El Capital Hoy Jorge Veraza
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Jorge Veraza Urtuzustegui Leer El capital hoy (Pasajes y problemas decisivos) Primera edicin, 2007 Coedicin: Editorial taca y Ediciones de Paradigmas y Utopas Editorial taca Piraa 16, Colonia del Mar, Del. Tlhuac C.P. 13270, Mxico, D.F. Tels. 58 40 54 52 Afiliado a la Cmara Nacional de la Industria Editorial Bajo el nmero 3179 Ediciones de Paradigmas y Utopas Comit editorial: Comisin de Formacin Ideolgica y Poltica de la Comisin Nacional Ejecutiva del PT Oficinas Nacionales del Partido del Trabajo Avenida Cuauhtmoc no. 47, Col. Roma Norte CP 06700, Mxico, D.F. Tels. y fax (0155) 55 25 27 27 y (0155) 55 25 84 19 Portada de Efran Herrera 2007 David Moreno Soto / Editorial taca 2007 Jorge Veraza Urtuzustegui
ISBN 968-7943-32-7
NDICE Advertencia 13 Introduccin. Cmo leer El capital en el siglo XXI 1. Un siglo que quiere iniciar a oscuras 2. Cuando la serpiente se muerde la cola 3. La transparencia actual de la obra de Marx El capital 4. La crtica de la economa poltica y el valor de uso hoy 5. Ejemplos del siglo XXI o el valor de uso sometido 6. Geografa sometida y humanidad en crisis 7. Dominio del capital industrial mediante Destruccin de la industria mexicana PRIMERA PARTE LA ESTRUCTURA ARGUMENTAL DE LOS TRES TOMOS I. En torno a la arquitectura de El capital 1. Los ttulos de los tres tomos 2. Produccin, reproduccin y desarrollo 3. El objeto terico de El capital segn los prlogos de Marx: la ley de la existencia, desarrollo y muerte del capitalismo 4. El capital en general como totalidad distribuida 5. La reproduccin del capital en cada tomo 6. Acerca del proceso expositivo crtico de El capital 7. La crtica de la economa poltica y nuestro tiempo: capital social y mercado mundial realizado 8. La perspectiva de la crtica de la economa 31 31 33
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poltica es la del valor de uso 51 9. El objeto terico de El capital y su gnesis 10. Desarrollo del problema de la crtica de la economa poltica 11. Riqueza y modo de produccin 12. Condiciones materiales de posibilidad y modo de produccin Excurso A. tica y moral: las ciencias naturales y las ciencias sociales como fuerzas productivas y como ideologa Excurso B. Produccin histrica del fenmeno y relacin de conocimiento II. La estructura argumental del tomo I 1. La estructura del primer tomo de El capital 2. Proceso de explotacin y proceso de enajenacin en el tomo I 3. Composicin orgnica del capital 4. Objeto terico de las secciones primera y segunda del tomo I y de ste en su conjunto 5. Presencia paradjica de la ley de desarrollo del capitalismo en el tomo I 6. El capital como teora del desarrollo capitalista 7. Riqueza y enajenacin 8. Crtica a la escuela althusseriana: el concepto de riqueza 9. El concepto crtico-cientfico de enajenacin y de intercambio real y formal
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III. La estructura argumental del tomo II y la del tomo III 87 A. Estructura argumental del tomo II de El capital
1.
2. 3. B.
El proceso de circulacin del capital Frmulas (seccin primera), partes (seccin segunda) y sectores de la produccin (seccin tercera) Los conceptos de intercambio, ciclo y circulacin (Zirkulation o Umlauf) La unidad de produccin y circulacin en los tomos I y II Estructura argumental del tomo III 1. El capital frente a la riqueza de la nacin 2. Cmo llega el capital a convertirse en terrateniente? 3. Renta absoluta y renta diferencial
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SEGUNDA PARTE PASAJES SELECTOS Y PROBLEMAS DECISIVOS (Y SUS SOLUCIONES) IV. Discusiones sobre el salario y la teora del valor 1. El salario en el tomo III? (ad Bolvar Echeverra) 2. La especfica teora del valor de Marx 3. Tres aportes fundamentales sobre la teora de Marx (Isaac Illich Rubin, Jindrich Zeleny y Bolvar Echeverra) 4. Mercanca, dinero y crtica al socialismo sin revolucin 5. La circulacin no produce plusvalor sino valor negativo 6. Crticas a la teora de Marx sobre el valor 7. La teora del valor de Marx 115 116 119
V. Crtica de la mercanca y del valor de uso actual contra la supresin capitalista de la historia. Las secciones primera y segunda del tomo I 1. Crtica inmanente o trascendente y eternizacin del capitalismo 2. Apariencia, esencia y realidad: esquema de los tres tomos de El capital VI. La subsuncin formal y real del proceso de trabajo inmediato al capital. Las secciones tercera a quinta del tomo I 1. Circularidad del valor y de las proposiciones Cientficas en la argumentacin de Marx 2. El proceso de produccin absoluto y plusvalor relativo 3. Trabajo productivo e improductivo y el sujeto histrico en el siglo XXI (el captulo XIV, Plusvalor absoluto y relativo) VII. La revolucin sobre sus propios pies. El capttulo V del tomo I. El trabajo vivo de Enrique Dussel y el de Marx 1. Antecedentes de la teora de Marx sobre el proceso de trabajo 2. El trabajo vivo de Enrique Dussel exterior a la totalidad 3. Dussel se ala con Schelling frente a los marxistas 4. Lo positivo en Marx y en Schelling 5. Totalidad no total 6. Lo exterior al capitalismo y a la revolucin
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(Rosa Luxemburgo, Dussel y Marx) 7. Habermas y Schelling para Dussel 8. Marx contra Hegel, desde Epicuro 9. Fuente y fundamento positivo y nihilistas e idealistas 10. Recapitulacin crtica teologal por exterior 11. Teologizacin de la revolucin 218 VIII. La revolucin comunista especfica. El captulo V del tomo I. Continuacin 1. Recapitulando la discusin sobre proceso de trabajo y revolucin con Enrique Dussel 2. Dussel ante los izquierdistas alemanes y holandeses, y ante Lenin y Rosa Luxemburgo 3. Ventajas de la tesis endgena de la revolucin frente a la tesis exgena 4. El captulo v de El capital y la revolucin comunista IX. El plusvalor extra como plusvalor relativo. El captulo X del tomo I. El ncleo del desarrollo capitalista (confusiones y solucin) 1. El plusvalor extra en el captulo X y en el capitalismo 2. El plusvalor extra doblemente cuestionado (ad Bolivar Echeverra) 3. La estructura del desarrollo capitalista, la de los tres tomos de El capital y el plusvalor extra
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X. Plusvalor extra y desarrollo: subsuncin real del proceso de trabajo y del consumo bajo el capital. El captulo X del tomo I. Continuacin 1. El trabajo potenciado y el plusvalor extra como plusvalor relativo 2. Plusvalor extra, creacin de nuevas necesidades y subsuncin formal y real del consumo bajo el capital 3. Trabajo potenciado, demanda y consumo en desarrollo XI. Desarrollo capitalista, circulacin de mercancas y falseamiento de la historia. Secciones sexta y sptima del tomo I A. La transfiguracin del valor de la fuerza de trabajo en salario 1. La mercanca fuerza de trabajo como premisa del salario 2. El valor producido: capital variable y plusvalor 3. El fetichismo del capital y el salario 4. Confusin de relaciones sociales y de la sujetidad 5. El salario no es forma transfigurada del plusvalor (ad Bolivar Echeverra) B. La acumulacin del capital 1. Los resultados de la produccin directa y de la reproduccin simple 2. La reproduccin ampliada y la transgresin de la ley del valor mercantil simple 3. Acumulacin de capital y la enajenacin 4. Ley general de la acumulacin capitalista y ley de la tendencia decreciente de la tasa
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de ganancia 5. Los captulos XXIV y XXV liberacin de la historia mediante su espacializacin C. Subsuncin real del consumo bajo el capital, reproduccin y desarrollo capitalistas. Seccin tercera del tomo II XII. Subsuncin real del consumo al capital, reproduccin y desarrollo capitalistas. Continuacin. La seccin tercera del tomo II y la seccin tercera del tomo III 1. La seccin tercera del tomo II o el esquema de reproduccin en vez de ley 2. Los supuestos de la reproduccin del capital como circulacin del capital y Rosa Luxemburgo 3. La supresin del desarrollo como ley de desarrollo 4. Los esquemas de reproduccin y la subsuncin real del consumo bajo el capital 320 5. Ley, esquemas y revolucin (la paradoja de Hilferding) 6. Kepler y la teora dialctica de los equilibrios capitalistas 7. La introduccin al tomo III 8. La seccin tercera del tomo III 9. Subsuncin real del consumo bajo el capital o el desarrollo capitalista concreto 10. La sociedad comunista y la sociedad burguesa (Fourier y Marx) BIBLIOGRAFA 345
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1. UN SIGLO QUE QUIERE INICIAR A OSCURAS Comencemos con una paradoja provocada por el dominio del capital industrial estadounidense sobre el mundo, en particular en nuestro pas: a inicios del siglo XXI se ha llegado al absurdo de que en la Facultad de la Economa de la UNAM, el estudio crtico de la economa poltica, el ms importante para entender la dinmica de la globalizacin y para ubicar exitosamente a nuestro pas en ese contexto, se ve ferozmente atacado porque en la poltica acadmica de los responsables administrativos de la institucin prevalece la ideologa neoliberal y del pensamiento nico que cree que el progreso consiste en la destruccin de las condiciones que hacen posible el desarrollo cientfico autntico y la discusin plural. Estos ataques retrgrados se ceban sobre todo en El capital de Marx, la obra ms necesaria para comprender el siglo XXI, al que podramos nombrar el siglo del mercado mundial realizado. En efecto, en 1974 se modificaron los planes de estudio de la entonces Escuela Nacional de Economa de la UNAM y la crtica de la economa poltica se convirti en la columna vertebral de la carrera. Los ataques al nuevo plan de estudios brotaron de inmediato pero tambin el entusiasmo por cumplirlo, incluso por extenderlo. A partir de entonces todas
las escuelas y facultades de economa de las universidades pblicas del pas cambiaron sus planes de estudios asimilndolos al de la UNAM y en todas las escuelas de ciencias sociales (antropologa, sociologa, ciencia poltica) de educacin superior se introdujo la lectura de El capital. Los ataques se recrudecieron sobre todo a partir de 1982, cuando el FMI y el BM comenzaron a imponer un gasto pblico en ese sentido, entre otras cosas en la educacin. No ha sido la Facultad de Economa de la UNAM donde se han recibido los golpes ms duros de esta andanada reaccionaria pero s donde ms se ha resistido. 2. CUANDO LA SERPIENTE SE MUERDE LA COLA El capitalismo se ha mundializado, ocupa toda la geografa del planeta. Lo que haba sido proceso de formacin del mercado mundial se ha convertido en el mercado mundial ya formado.1 Este hecho obliga a invertir algunas de las perspectivas metodolgicas que se han seguido en la lectura de El capital y para utilizar sus conceptos en el anlisis de la realidad precisamente porque este libro fue escrito dentro de un horizonte histrico en el que se inicia en forma el proceso de constitucin del mercado mundial y ahora este horizonte histrico es vigente como resultado. En primer lugar, antes era prioritario el anlisis del capital individual pero ahora se requiere comenzar por el resultado que sintetiza la multiplicidad de los capitales individuales que compiten: el capital social. Ahora el punto de partida debe ser el capital social mundial. En segundo lugar, era principal el valor y ahora lo es el valor de uso. En tercer lugar, antes era principal slo el anlisis de la produccin,
ahora pasa a primer trmino el consumo. En cuarto lugar, en fin, antes la perspectiva histrica, temporal, era la nota resaltante del materialismo histrico y de la crtica de la economa poltica, mientras que ahora lo es el espacio, la geografa. Los aspectos relegados no son anulados sino que deben coordinarse con aquellos que antes tenan un inters secundario y que ahora pasan a primer plano. Sin embargo, esta inversin de la perspectiva metodolgica que es exigida por el cambio histrico acontecido entre la poca de Marx y la nuestra requiere leer su obra tal como l la escribi. La complejidad del problema requiere de una argumentacin que sustente nuestra propuesta. Pasemos a ello. 3. LA TRANSPARENCIA ACTUAL DE LA OBRA DE MARX EL CAPITAL Cmo leer la obra de Marx El capital en el siglo XXI? Pues, como digo, desde la perspectiva en que fue escrito, es decir, en primer lugar, teniendo en cuenta su horizonte histrico y terico; en segundo lugar, con los ejemplos y los conceptos que Marx propuso; en tercer lugar, poniendo o reponiendo a Marx sobre sus pies, como si el texto nunca hubiera sido ledo tal como fue escrito, y eso significa en cuarto lugar leerlo como crtica de la economa poltica; eso nos permitira en quinto lugar abordar la realidad contempornea como si tambin fuera contempornea del texto de Marx. De estas cinco respuestas voy a tratar en lo que sigue. 3.1. Qu significa, pues, leer El capital tal como fue escrito? En primer lugar, si este libro fue escrito en el momento de formacin del mercado mundial y teniendo como horizonte la
inminente consumacin de esta empresa histrica del capitalismo, ahora que la empresa est cumplida a ojos vistas ya se lo puede leer tal como lo escribi su autor. Cada uno de sus conceptos tiene actualmente un referente real inmediato. Sobre todo despus del desmembramiento de la URSS en 1991, el mercado mundial capitalista qued plenamente establecido, as que es sobre todo a partir de entonces que El capital puede ser ledo de acuerdo con su horizonte terico correlacionado con el horizonte histrico presente. Esta situacin del lector de El capital en el siglo XXI implica una extraa paradoja, a saber: los clsicos marxistas de comienzos del siglo XX (Rudolf Hilferding con El capital financiero, de 1910, o Rosa Luxemburgo con La acumulacin de capital, de 1912, o Lenin con El imperialismo, fase superior del capitalismo, de 1916, etctera) en realidad se encontraban situados en un horizonte histrico ms atrasado, 2 en el que el mercado mundial todava estaba por realizarse, mientras que ste, que es justamente el punto de partida del texto de El capital, se encuentra redondeado a comienzos del siglo XXI. 3.2. Lo anterior nos permite entender qu significa leer El capital con sus conceptos y con sus ejemplos tal y como fue escrito. Podramos decir que actualmente hay que leer El capital al contraejemplo. Los ejemplos que Marx encontr en el siglo XIX para ilustrar su argumentacin como aqul de una chaqueta igual a 20 varas de lienzo eran idnticos con su concepto, no pareca haber distancia entre el concepto y el ejemplo que lo ilustraba. En cambio durante el siglo XX tanto aquellos ejemplos del siglo XIX como los que podan encontrarse en el propio siglo XX para ilustrar El capital pa-
recan diferir e, incluso, contradecir su concepto. Hoy ha vuelto a ser evidente que los ejemplos del siglo XIX son idnticos a los conceptos presentes en El capital, y los ejemplos que nos entrega la realidad del siglo XXI tambin lo son. Durante el siglo XX muchos autores intentaron adecuar el anlisis del proceso de produccin capitalista propugnado por Marx a las realidades del mismo siglo XX. Vale la pena recordar cmo Michel Aglietta (Regulacin y crisis...) y Benjamin Coriat (El taller y el cronmetro...), dos autores de la escuela regulacionista de los aos setenta y ochenta, intentaron ajustar el anlisis de Marx para explicar el periodo de la segunda posguerra mundial del siglo XX y la coyuntura que se abra al final de este periodo. Con este objetivo, estos autores trataron de concretar la idea de Marx sobre la subordinacin formal y la subordinacin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital mediante los conceptos de taylorismo y fordismo. Aglietta y Coriat pensaban que as le hacan un favor al texto de El capital, que se haba quedado abstracto respecto de una concrecin histrica y tecnolgica que se dio a partir de los aos treinta y que fue perfeccionndose sobre todo despus de la segunda guerra mundial. As Benjamin Coriat cree ver en este periodo una serie de cambios funda-mentales en el proceso de trabajo capitalista y que stos deben explicarse como una transicin de la produccin en serie a la produccin en masa.3 Si se acumu-la una serie de mercancas seguramente al final reuniremos una masa de mercancas, as que la diferencia no parece ser significativa. Sin embargo Coriat quiere que estos dos conceptos difieran de manera significativa y para ello sugiere que Marx conoci la produccin en serie, pues sta era lo
propio de la maquinaria y la gran industria que se expone en el captulo XIII de El capital. Pero las cosas cambiaron, dice Coriat, y se pas de la produccin en serie a la produccin en masa, y la produccin maquinizada gran industrial no qued tal cual sino taylorizada y fordizada, y a esto lo denomina una produccin en masa. Cmo justificar una idea tan peregrina, tan poco conceptual, tan voluntarista tanto en su formulacin como en sus particularidades? Coriat dice que cuando Marx habla de maquinaria y gran industria y l, Coriat, se fija en los ejemplos que propone Marx para ilustrar el concepto de maquinaria y gran industria est pensando en una planta productiva heterognea en la que slo algunas fbricas estn maquinizadas y automatizadas, mientras que otras todava son manufacturas, algunas ms quiz se han maquinizado en algunas partes del proceso y en otras simplemente prevalece una rudimentaria divisin del trabajo. Esta heterogeneidad industrial le posibilita a la clase capitalista hacer que los salarios bajen ms que lo que podra ocurrir en una situacin de alta tecnologa homognea en todas las ramas. Esta situacin de desarrollo desigual entre unas ramas y otras posibilita contrastes salariales y, finalmente, que la clase capitalista como un todo pueda explotar en mayor grado a la clase obrera como un todo. Estas seran, dice Coriat, las caractersticas de la produccin en serie, mientras que la produccin en masa implica una homogenizacin del desarrollo tecnolgico en todas las ramas industriales, lo cual implica que los obreros tendran un salario alto para poder realizar las mercancas que estas industrias producen. El fordismo sera una modificacin del consumo y de la relacin salarial en su conjunto que los adecua a la nueva forma de produccin capitalista.
Es por dems forzado decir que cuando Marx habla de maquinaria y gran industria se refiere a una situacin de heterogeneidad tecnolgica. Coriat ve el ejemplo y se niega a ver el concepto. Ve el ejemplo y lo contrasta con la realidad emprica que l mismo vive a fines de los aos sesenta del siglo XX y dice que, como las cosas no coinciden y Marx habl de un ejemplo, pero no conceptualmente, entonces habra que hacer un ajuste para correlacionar lo que Marx dice con lo que Coriat tiene enfrente, en la realidad que l conoce, como ejemplo. Coriat simple y llanamente fuerza los conceptos, se comporta de manera empirista en lugar de asumir adecuadamente el concepto de Marx sobre la maquinaria y la gran industria. Benjamin Coriat es un ejemplo, entre muchos, de cmo los tericos marxistas del imperialismo se equivocaron constantemente al leer El capital precisamente porque se quedaron fijados en los ejemplos y luego quisieron correlacionar esos ejemplos, y no los conceptos de Marx, con la realidad. Llevan a cabo una mediacin espuria, toman como lo principal lo secundario, el ejemplo, y no el concepto. As enajenan el libro que estn leyendo, la teora que intentan desarrollar con buena fe. Por eso digo que en el siglo XXI habra que leer El capital al contraejemplo como el espagueti a la boloesa, es decir, leyendo los conceptos en cuanto tales, sin confundirlos ni subordinarlos a los ejemplos que los ilustran. 3.3. La tercera idea sugiere que habra que ir directo a El capital tal como fue escrito, y entonces volver a poner a Marx sobre sus pies, porque los marxistas que intentaron desarrollarlo lo pusieron de cabeza. Especialmente las teoras del imperialismo. As, pues, habra que invertir la relacin entre El capital de Marx y las teoras del imperialismo habidas du-
rante el siglo XX. En lugar de que el texto de El capital quede por debajo de la teora del imperialismo de Hilferding, de Rosa Luxemburgo, de Lenin, de Mandel, de Aglietta o cualquier otro habra que poner en primer lugar El capital y en segundo lugar los aportes ciertos de estos tericos. Las precisiones de Aglietta y de Coriat sobre el taylorismo y el fordismo caben como singularizaciones del concepto de subordinacin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital. Pero es este concepto de El capital que figura el tipo de proceso de trabajo capitalista correspondiente a la explotacin de plusvalor relativo el que hay que poner en primer lugar para analizar la realidad, y luego, como singularizaciones de este tipo de proceso de trabajo, los modos en que est taylorizado, fordizado, toyotizado, etctera. Estas son adjetivaciones secundarias de una dimensin fundamental bsica que es la condicin de sometimiento integral del proceso de trabajo al capital. Algo anlogo sucede con el concepto de capital financiero propuesto por Rudolf Hilferding y retomado por Lenin como presunta relacin de produccin dominante en el capitalismo que entonces les toca vivir y en referencia al cual deba quedar en segundo trmino el capital industrial, el cual es para Marx la relacin de produccin dominante del capitalismo. Aqu tambin habra que invertir la relacin y comprender la actividad del capital financiero contemporneo, con su crecimiento desmesurado, su rapacidad y su capacidad de manipular las riendas de la economa nacional e internacional, justamente como un instrumento al servicio del capital industrial. Es as, mediante esa medida y esa capacidad hipertrofiadas, que el capital financiero sirve mejor al desarrollo de la acumulacin capitalista dominada por el capital industrial; no
porque es el seor sino porque es el sirviente, que debe trabajar arduamente y crecer al tamao de su tarea mundial de coordinacin de la produccin a favor del capital industrial, es decir, de la explotacin de plusvalor a la clase obrera mundial. 4. LA CRTICA DE LA ECONOMA POLTICA Y EL VALOR DE USO HOY Nuestra cuarta idea dice que ahora podramos leer El capital precisamente como crtica de la economa poltica, tal y como fue escrito. El centro de este discurso est en la crtica de la contradiccin entre el trabajo abstracto y el trabajo concreto, entre el valor y el valor de uso, entre el valor y el valor de cambio. Cuando Marx dice, en el primer captulo de su obra, que el doble carcter del trabajo representado en la mercanca, como trabajo abstracto y trabajo concreto, es el eje en torno al cual gira la comprensin y por tanto la crtica de la economa poltica, est indicando que esta contradiccin nos permite esclarecer las paradojas que surgen de la relacin entre el proceso de creacin de valor y el desarrollo de la productividad del trabajo y, entonces, entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el desarrollo histrico en general. Desde esta perspectiva es posible comprender la relacin que guarda el desarrollo histrico general de las fuerzas productivas con el desarrollo de la produccin capitalista, qu tanto sta domina a la historia o qu tanto la historia se le empieza a salir de las manos al capitalismo, qu tanto este sistema se vuelve un presente absoluto o empieza a manifestarse como lo que realmente es: una sociedad histrica relativa. La crtica de la economa poltica se asienta, pues, en torno a la contradiccin valor-valor de uso, trabajo abstractotrabajo concreto, y por ello insiste en que para el capitalismo
es decisivo el sometimiento integral del valor de uso en todos los planos. De ah que el anlisis del proceso de produccin de plusvalor (secciones tercera y cuarta) culmine con los conceptos de subordinacin formal y subordinacin real de proceso de trabajo inmediato bajo el capital. Para producir y acumular plusvalor, el capitalismo toma el proceso de trabajo tal y como lo encuentra configurado y lo usa para explotar plusvalor a la clase obrera, pero no se conforma con ello sino que intenta construir un proceso de produccin que le permita extraerle ms plusvalor. As, pues, se construye un cuerpo adecuado, un valor de uso tecnolgico que le sirva para este cometido y para el cual no era adecuado el tipo de valor de uso tecnolgico anterior. Marx denomina a este proceso de construccin subordinacin real o de la realidad, el contenido material o el valor de uso del proceso de trabajo bajo el capital, que es la manera en la que el capitalismo logra explotar no slo plusvalor absoluto sino tambin plusvalor relativo. Como se ve, aqu el problema del valor de uso es decisivo, y eso es justamente lo que importa ahora en referencia a las realidades que nos entrega el siglo XXI. 4.1. Cmo disearamos actualmente los ejemplos para un libro como El capital? Esta pregunta es anloga a la de cmo observar la realidad del siglo XX desde la perspectiva de la crtica de la economa poltica, la cual insiste en la dualidad del trabajo como abstracto y concreto, y en la contradiccin valor-valor de uso exaltando la dimensin de valor de uso como punto nodal. En otros trminos, lo principal es lo que el capital somete, el valor de uso del ser humano, su cuerpo, su mente; el valor de uso de la ciudad, de las casas, de los alimentos, del proceso de trabajo; el valor de uso familiar, el
valor de uso nacional, territorial, geogrfico, etctera. Este debe ser el centro de la perspectiva de los economistas marxistas: cmo avanza el capital en su proceso de sometimiento del mundo.4 5. EJEMPLOS DEL SIGLO XXI O EL VALOR DE USO SOMETIDO Veamos ahora en quinto lugar cmo seran los ejemplos del siglo XXI que se adecuaran a los conceptos de Marx, cmo se ven las realidades del siglo XXI a la luz de esos conceptos. Consideremos el concepto de valor de uso que se presenta en el captulo I de El capital, los conceptos de composicin tcnica y composicin orgnica de capital de la seccin sptima y el concepto de medida de capital que nos ofrece el captulo IX del mismo tomo. A partir de estos conceptos podramos entender la estructura y la dinmica de los bloques geopolticos en los que el capitalismo contemporneo organiza su proceso de acumulacin: la Unin Europea; el que cohesiona a Estados Unidos, Canad y Mxico, y el que pretende someter al conjunto de Amrica a las directrices de la acumulacin de capital estadounidense bajo el ALCA. Estos bloques geopolticos5 tienen una realidad que va ms all de la dimensin monetaria y comercial al revs de como lo propagan en la opinin pblica los medios de comunicacin; es decir, no se trata de una unificacin que se establece slo a travs de la circulacin sino que responde a una realidad tecnolgica. La medida de capital tecnolgicamente determinada por la composicin rebasa las dimensiones locales y obliga a que se construya una realidad econmica adecuada a este rebasamiento tecnolgico. La composicin orgnica de capital ha crecido y la medida de capital debe ser adecuada a este cre-
cimiento. Y es que hay un problema de valor de uso tecnolgico para el capital: cmo echar a andar un proceso de trabajo cuyo valor de uso tecnolgico rebasa el valor de uso geogrfico local? As, pues, es una realidad tecnolgica y de valor de uso la que obliga a modificar la geografa del capital, es decir, las fronteras nacionales que determinaban la frontera de valor de uso, el lmite del valor de uso que funga como horizonte de la medida de capital anterior. Ahora bien, estas fronteras se encuentran institucionalizadas jurdicamente y no es tan fcil flexibilizarlas como a la fuerza de trabajo cuando se abolen los contratos colectivos, as que hay que llevar a cabo una conexin, una mixtura, una simbiosis entre la forma jurdica de estatuirse el Estado nacin y el requerimiento tecnolgico del capital en acuerdo a su nuevo cuerpo de valor de uso.6 5.1. No es casual que estos nuevos bloques geopolticos como el de Amrica del Norte o el de la Unin Europea se hayan constituido precisamente despus de la destruccin del as llamado bloque socialista. Este no era un bloque constituido a partir de una realidad tecnolgica que rebasara la medida local nacional de capital pero los bloques actuales s responden a una realidad tal. Es solamente una vez que el mercado mundial queda homogeneizado, a partir del desmembramiento de la URSS en 1991, que la presin suscitada por dicho rebasamiento tecnolgico se ve complementada por la presin de la competencia en el mercado mundial y que la dimensin bsica una tecnologa que apunta ms all de lo local, una tecnologa deslocalizada se complementa suficientemente con los requerimientos del mercado mundial al que esa tecnologa tiene que responder. Esta tensin generada por una tec-
nologa deslocalizada desde el proceso de trabajo inmediato y la presin que le llega a cada nacin y a cada fabrica desde los movimientos necesarios del capital social mundial obligan a construir una mediacin instrumental necesaria para que el capitalismo pueda acumular, una mediacin geopoltica en bloque que rebasa las fronteras nacionales. Los nuevos bloques geopolticos as construidos son ni ms ni menos que una introyeccin de las necesidades del capital mundial a nivel de la nacin y de la empresa individual, luego vueltos a proyectar geopolticamente y que as generan un nuevo valor de uso, un nuevo mbito territorial, un nuevo cuerpo de valor de uso sometido al capital. Las realidades comerciales y financieras de estos bloques econmicos son secundarias respecto de esta realidad tecnolgica y geopoltica. Es el dominio del capital industrial el que se verifica ntidamente en esta modificacin del mapa del globo terrqueo y no el dominio del capital financiero o del comercial. En este mismo contexto tenemos que ubicar la situacin de la hegemona de Estados Unidos sobre el mundo en referencia a la cual se ha construido el bloque geopoltico de Amrica del Norte. Desde 1847, cuando Estados Unidos arrebat por conquista el territorio del norte de Mxico, tuvo acceso a los dos grandes ocanos, el Atlntico y el Pacfico, y pudo entonces convertirse en el coloso del Norte, la bisagra entre los dos mares ms grandes del planeta.7 5.2. Marx y Engels entendieron y as lo escribieron que a partir de entonces se iniciaba una nueva poca para el capitalismo, que era slo cuestin de tiempo que la hegemona del sistema pasara de Inglaterra a Estados Unidos. Noventa aos despus se cumpli aquella prediccin. La Cuenca del
Pacfico se integr a la economa mundial. A partir de entonces la economa del capital no solamente en cuanto al concepto sino tambin en cuanto a sus posibilidades geogrficas empricas se convirti en una economa virtualmente mundial. Estados Unidos se entroniz sobre el mundo justamente a partir de la nueva plataforma continental que se apropi; este nuevo valor de uso territorial geopoltico puso en sus manos las riendas del mundo. El nuevo territorio le brind no slo las materias primas y la fuerza de trabajo sino, sobre todo, la condicin estratgica del dominio sobre ambos ocanos. Sin embargo, este acceso de Estados Unidos a las costas atlntica y pacfica suscit un nuevo obstculo que es, tambin, de valor de uso. El territorio de esta nacin est cruzado por cadenas montaosas que dificultan el trnsito del este al oeste, y por consiguiente, la consolidacin de una base industrial unitaria. El pas qued dividido en la industria del este y la del oeste, sta ltima inevitablemente ms dbil pues la del este se haba desarrollado en referencia al comercio con Europa. Surgi entonces la necesidad de conectar las dos partes de Estados Unidos. El primer gran intento de resolucin de este problema consisti en robarle a Mxico el territorio de La Mesilla en 1854, despus de haberle expropiado en 1848 los grandes territorios norteos.8 Ese es el nico lugar donde la cordillera montaosa de la vertiente del Pacfico permite un acceso, por una depresin que hace accesible el paso del ferrocarril. 5.3. El desarrollo industrial en el orbe y especialmente en Estados Unidos vuelve insuficiente esta solucin. Una necesidad tecnolgica de fondo hace que la hegemona de Estados Unidos solamente pueda consolidarse si garantiza una
acumulacin de capital sostenida. A fines del siglo XX sobre todo despus de la derrota de Japn en la segunda guerra mundial la Cuenca del Pacfico queda en manos de Estados Unidos. Se plantea entonces la tarea de desarrollar esta regin en trminos capitalistas y de que Estados Unidos dirija su camino. Estos procesos, el desarrollo capitalista y el dominio estadounidense, no son sinnimos sino distintas acciones que hay que llevar a cabo histricamente. Una vez desarrollada capitalistamente toda la Cuenca del Pacfico, desde la Tierra del Fuego hasta Tailandia, desde Corea hasta San Francisco, ahora hay que interconectar ms ajustadamente la industria del este de Estados Unidos con la Cuenca del Pacfico, que est al oeste, del otro lado del continente, as que ahora hay que rayonar el mapa con corredores industriales que crucen por todo Mxico y por toda Amrica Central. El Plan Puebla Panam corresponde a este proyecto de Estados Unidos no de Mxico que busca cohesionar al capital industrial norteamericano que ahora incluye, subordinados, a los capitales industriales de Canad y de Mxico al mismo tiempo que le da acceso a la Cuenca del Pacfico.9 As pues, el tipo de valor de uso geopoltico nos explica cmo funciona el desarro-llo del capitalismo en el siglo XXI; de qu grandes proyectos de sometimiento estn dependiendo la explotacin de la fuerza de trabajo y los flujos de capital comercial y financiero. Como se ve, el valor de uso se ha convertido en un elemento prioritario para el anlisis. 5.4. Lo anterior ofrece un sustento slido para sealar que la hegemona mundial estadounidense no est en crisis y, al mismo tiempo, cmo podra estar en crisis. Si la Unin Europea pudiera inmiscuirse efectivamente en el rea de acumulacin de capital denominada Cuenca del Pacfico, ese gran
conjunto territorial o de valor de uso geopoltico intercontinental, s se estara poniendo en cuestin la hegemona de Estados Unidos. La economa de ese pas la ms grande del mundo y su podero militar sin disputa posible podran sufrir grandes descalabros, pero mientras no afecten esta base de la hegemona mundial de Estados Unidos sta no entrar en crisis. Veamos un segundo ejemplo que ilustra la prioridad del valor de uso para el anlisis del capitalismo contemporneo desde la perspectiva de la crtica de la economa poltica: la crisis ecolgica. Esta es una crisis de valor de uso y no se entiende si nos atenemos a los simples movimientos del valor de cambio. Es una crisis del valor de uso natural y social, de la conexin entre produccin y consumo. Es un problema de la naturaleza? Es un problema social? La crisis de la ecologa planetaria se debe a que la produccin capitalista contradice los ciclos de autorreproduccin naturales. Ya vimos cmo, por razones de valor de uso, no se puede decir que haya crisis de hegemona, pero ahora podemos decir, tambin por razones de valor de uso, que s hay crisis ecolgica y esto supone un reconocimiento de los lmites histricos y geogrficos del capitalismo planetario, esto es, los lmites del capitalismo en trminos de la naturaleza del planeta.10 Aqu nos sirve sobre todo el pargrafo 10 del captulo XIII (Maquinaria y gran industria) del tomo I de El capital, donde Marx habla de cmo el desarrollo de la produccin maquinizada en la agricultura provoca la erosin de los suelos agrcolas y por tanto el problema ecolgico. Sirve asimismo, del tomo I de El capital, el pargrafo 5 (La ilustracin de la ley) del captulo XXIII (La ley general de la acumulacin capitalis-
ta), donde se estudia cmo la ley general de la acumulacin capitalista configura las formas de produccin y consumo de la clase obrera y su emplazamiento en el campo y en la ciudad. Por cierto, la contradiccin capitalista entre el campo y la ciudad, que se menciona en el captulo XII de El capital (Manufactura y divisin del trabajo), apuntala esta ilustracin y evidencia justamente que es en medio de esta contradiccin que hace crisis la naturaleza.11 Si nuestra perspectiva se centra en el valor no se ve que en medio de la contradiccin campo-ciudad se encuentra la crisis de la ecologa; pero este hecho se vuelve evidente si observamos cmo el valor de uso queda sometido formal y realmente bajo el capital. Si seguimos presos en los cambios de valor no podremos entender la realidad contempornea, y entonces diremos que es la obra de Marx la que ya no sirve para analizar crticamente el capitalismo contemporneo. Pero es que simplemente no hemos entendido en qu consiste la crtica de la economa poltica y la prioridad que tiene el valor de uso para el anlisis crtico de la sociedad contempornea. El pasaje ms importante sobre la crisis ecolgica se encuentra en la seccin segunda del tomo II, que habla de la rotacin de capital. Marx presenta ah algunos ejemplos acerca de los bosques pero sobre todo expone conceptualmente cmo la produccin ampliada de crisis ecolgica es un rasgo estructural de la acumulacin de capital. El ciclo de rotacin de capital, dentro de la acumulacin del plusvalor explotado a la clase obrera, se vuelve cada vez ms veloz y ms violento para responder a las exigencias de la competencia y de la ambicin, as como a las necesidades tecnolgicas y de desarrollo de la composicin orgnica de capital.
La gran industria se mueve con insumos que provienen de la naturaleza, y los ciclos de reproduccin de estos insumos no son ciclos homogneos, abstractos, sino naturales: los bosques se reproducen secularmente, no anualmente, como quisiera el capitalista que explota los bosques; los suelos se reponen cada 30 o 50 aos, no anualmente como quiere el capitalista que explota la agricultura, etctera. Los ciclos de reproduccin de la naturaleza no son tan rpidos como el ciclo de rotacin del capital en las diferentes ramas de la economa. Estas diferencias suscitan necesariamente una contradiccin entre el dominio del capital industrial y los ciclos biolgicos del planeta. La crisis ecolgica es entonces producida sistemticamente por el capitalismo, no es un error de diseo sino un ingrediente esencial, connatural, inherente a la estructura de la produccin capitalista. 6. GEOGRAFA SOMETIDA Y HUMANIDAD EN CRISIS El conjunto de conceptos y realidades arriba mencionados permiten construir un ejemplo de subordinacin real del espacio en tanto valor de uso integral bajo el capital. As, el concepto de subordinacin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital ha quedado ampliado y desarrollado. Ahora no solamente permite observar el sometimiento del proceso de trabajo inmediato sino el conjunto de procesos de trabajo planetarios. El capitalismo se presenta entonces ante nosotros como proceso histrico global, como empresa histrica de sometimiento de la humanidad y del planeta. Ahora bien, este ejemplo capaz de ilustrar esta combinacin de conceptos qu lugar tendra en la crtica de la economa
poltica? En el clebre prlogo a la Contribucin a la crtica de la economa poltica de 1859 Marx anuncia un proyecto en seis libros, el primero de los cuales sera el libro de El capital con los temas que se tratan en los tres tomos que hoy conocemos. Luego deban seguir el libro de la propiedad del suelo, el del salario, el del Estado, el del comercio internacional y finalmente el del mercado mundial y las crisis. Pues bien, este ejemplo que hemos construido podra ilustrar conceptos que se presentaran en el libro de la propiedad de la tierra por cuanto que se trata del sometimiento capitalista del espacio. El hecho de que no haya crisis de la hegemona mundial de Estados Unidos, pero s una crisis ecolgica planetaria cada vez ms profunda, significa tambin que, si bien no hay una crisis del capitalismo en el sentido de la crisis general del capitalismo en la que tanto insistieron las teoras del imperialismo y del capitalismo monopolista de Estado durante buena parte del siglo XX, s tenemos una crisis para la humanidad, mientras el capital sigue acumulando. As que ante la crisis actual no es el capital el que debe responder; l ya lo hace. Quien debe responder de ahora en adelante es la humanidad porque es ella la que est puesta en crisis de manera integral. 7. DOMINIO DEL CAPITAL INDUSTRIAL
MEDIANTE DESTRUCCIN DE LA INDUSTRIA MEXICANA
Para concluir, volvamos a las paradojas con las que se inaugura el nuevo siglo. En Mxico, un pas subordinado y que llega tarde a la historia de la acumulacin de capital, el siglo XX estuvo presidido por la tarea de Ssifo de construir una
estructura industrial nacional. Sin embargo, las ltimas dos dcadas del mismo siglo han sido consagradas por las polticas econmicas neoliberales a la destruccin de este valor de uso tan necesario para la acumulacin de capital. En lugar de quedar cohesionados en una cadena productiva nacional, muchos segmentos de la industria mexicana han sido destruidos o integrados en la economa norteamericana. La industria de Estados Unidos parasita a la industria nacional mexicana, la cual no parece estar dominada por el capital industrial mexicano sino por el capital financiero mexicano transnacionalizado y, a travs de ste, por las necesidades del capital industrial estadounidense. El capital financiero transnacional es la correa de transmisin que permite cohesionar a la economa nacional de manera tal que el capital industrial estadounidense pueda contrarrestar sus propias crisis a costa de aqulla. Es sintomtico que precisamente en Mxico, en donde ha costado tanto esfuerzo erigir una incipiente planta industrial, se la haya desestructurado para someter al pas a los requerimientos de Estados Unidos. El denuesto hoy de moda contra la orientacin crtica de la ciencia econmica y contra las ciencias sociales en general es el complemento de la erosin del valor de uso industrial de la nacin. En Mxico, el desarrollo econmico que en la modernidad gira en torno del capital industrial se ha debido imponer de manera deformada y debilitada por el peso de la vecindad con el centro hegemnico mundial, que somete al pas a la funcin de traspatio y reserva de energticos y mano de obra barata, y ms recientemente, como amortiguador de su crisis interna. As el desarrollo industrial propiamente dicho, que en cualquier sociedad capitalista es prioritario, en
nuestro pas es relegado a un segundo plano. Esta contradiccin se expresa en el terreno de la ciencia econmica que es la expresin cientfica de las relaciones econmicas de la sociedad moderna y en la cutura en general. El atraso y la deformidad en el plano de la vida econmica le da contenido a expresiones culturales propias de un desarrolo capitalista mundial maduro. La misma posicin geopoltica que permite imponer la subordinacin del desarrollo industrial brinda una perspectiva privilegiada a las corrientes culturales. De ah que en nuestro pas surjan fenmenos como el arraigo del pensamiento crtico en las universidades pblicas. Hoy la clebre idea de Jos Revueltas sobre un proletariado sin cabeza describe una realidad mundial, que no slo existe en Mxico y no solamente debido a los malos manejos de la izquierda sobre todo del Partido Comunista Mexicano, sino como producto del desarrollo histrico secular de la acumulacin de capital y de sus fetichismos inherentes. La era del mercado mundial industrial capitalista realizado es la era de la proletarizacin de la humanidad. Hoy el ejrcito industrial de reserva es tambin mundial.
Haremos comentarios a los tres tomos de El capital, seccin por seccin, y abordaremos las polmicas sobre los pasajes ms importantes. El lector de esta obra de Marx podr obtener as un panorama general tanto del contenido de la obra como de su pertinencia para la comprensin de la realidad contempornea, con vistas a que posteriormente pueda estudiarla y discutirla en detalle y profundizar en su conocimiento. Comenzamos con la explicacin de la estructura argumental de los tres tomos de El capital. 1. LOS TTULOS DE LOS TRES TOMOS En cada tomo Marx aborda la totalidad del capitalismo y sigue un procedimiento argumentativo que le permite alcanzar plena concrecin y por tanto una aplicabilidad inmediata al anlisis de la realidad. Veamos el siguiente Diagrama. Como indican los ttulos respectivos, el primer tomo aborda la produccin, el segundo la circulacin y el ltimo el conjunto o la globalidad de la produccin capitalista constituida por la unidad de produccin y circulacin. Ante todo debemos notar que se dice proceso de produc-
cin del capital y no proceso de produccin de capital. No se trata, pues, simplemente del proceso de produccin de capital o de cmo se produce capital, sino del proceso de produccin del capital, o sea, un proceso de produccin que le pertence al capital, que es de su propiedad. El capital no slo es producido sino que l produce y se reproduce a s mismo, se apropia del proceso de produccin. Lo mismo vale para el proceso de circulacin del capital o el proceso de produccin del capital en su conjunto. Como vemos, se toma al capital no como un objeto sino como un sustantivo, como sujeto, algo que tiene en propiedad otro algo: el capital tiene en propiedad a la produccin; as que lo que se aborda es el proceso de produccin que le pertenece al capital. Y lo que hace el capital en este proceso de produccin que le pertenece es volver a ser capital. As que no slo estamos observando al capital como un resultado, como un mero objeto que est siendo producido, como cuando decimos el proceso de produccin de mesas, esto es, cmo se producen las mesas, sino que aqu se trata de un proceso de produccin que les pertenecera a sus productos es decir a las mesas, esto es, al capital. El capital tiene para s un proceso de produccin en el cual se produce a s mismo, como si l fuera un sujeto que tiene esta capacidad de apropiarse algo y de autoproducirse. Lo mismo la circulacin no es de capital sino del capital; el proceso de circulacin le pertenece, no simplemente circula en l. Estos tres tomos de El capital as repartido su argumento, uno dedicado a la produccin, otro a la circulacin y otro a la produccin global o la unidad de produccin y circulacin tambin pueden verse de otra manera. El primer tomo est escrito desde la perspectiva de la produccin, y el objeto te-
rico que seala su ttulo coincide con la perspectiva desde la cual se observa ese objeto, es decir, la perspectiva de la produccin. Por su parte, el tomo II de El capital est hecho desde la perspectiva no de la produccin sino de la reproduccin. Aqu el objeto terico, la circulacin del capital, no coincide con la perspectiva desde la cual est siendo teorizado. El tomo II de El capital no tiene una perspectiva circulacionista para observar a la circulacin. Lo que circula, lo que cambia de lugar, no es visto desde una perspectiva meramente espacial sino desde una que observa que la realidad se est produciendo y se est reproduciendo. Para hablar de lo que circula o cam-bia de lugar, el tomo II capta un proceso de constante recreacin, no un mero cam-bio de lugar sino un cambio de ndole. Ahora existe algo, ahora no existe; ahora existe otro algo porque es producido. As, pues, la perspectiva desde la cual se aborda el objeto terico la circulacin del capital es reproductiva, no circulatoria. El tomo III, en fin, aborda su objeto la produccin global capitalista o el proceso de produccin capitalista en su conjunto desde la perspectiva del desarrollo. En sntesis, el tomo I est escrito desde la perspectiva de la produccin, el tomo II desde la perspectiva de la reproduccin y el tomo III desde la perspectiva del desarrollo. Si consideramos estos objetos y estas perspectivas en relacin con el subttulo de El capital, Crtica de la economa poltica, entendemos que la crtica del proceso de produccin del capital objeto del tomo I de la obra solamente es posible porque se capta este objeto desde la perspectiva de la produccin; mientras que la crtica del proceso de circulacin del capital objeto terico del tomo II solamente es posible, no si se capta a la circulacin desde la circulacin,
ni siquiera desde el punto de vista de la produccin, sino desde el punto de vista de la reproduccin. A su vez, la crtica de la economa poltica en referencia al proceso de produccin global del capital objeto del tomo III solamente es posible si este proceso de produccin capitalista en su conjunto, esta unidad de la produccin y la circulacin del capital es observada desde la perspectiva del desarrollo. Qu es lo que distingue a cada una de estas perspectivas (produccin, reproduccin y desarrollo)? La mayor parte de los comentaristas de El capital que desarro-llan su argumento buscando aplicaciones concretas en el estudio de la economa internacional o de determinadas regiones o problemas no hacen un distingo conceptual ntido entre reproduccin y desarrollo. As se habla, por ejemplo, de la acumulacin de capital en alguna regin o periodo histrico determinados. Este es el sentido del trmino en el ttulo del libro clsico de Rosa Luxemburgo La acumulacin de capital. Y bien, cuando se habla as comnmente se presupone que el desarrollo capitalista ya est incluido al decir acumulacin de capital. Sin embargo, para Marx acumulacin de capital es otra manera de decir reproduccin ampliada de capital. El capitalismo puede reproducirse simplemente o en la misma escala, o bien puede ampliarse; hay una reproduccin simple del capital y una reproduccin ampliada del capital, pero an no un desarrollo del capital. En cambio en estas frases al uso con decir reproduccin ampliada o acumulacin de capital se pretende que ya se est diciendo desarrollo. Se estn utilizando como sinnimos cosas que son muy distintas, y esto implica un error fundamental tanto terico como metodolgico al momento de hacer, luego, la aplicacin del as llamado instrumental conceptual de El capital. Ms adelante ten-
dremos oportunidad de discutir algunos de esos errores. 2. PRODUCCIN, REPRODUCCIN Y DESARROLLO Qu distingue, pues, a la produccin de la reproduccin y a la reproduccin del desarrollo? La diferencia debe de ser algo tan grande como cada uno de estos tres tomos. Aunque estas palabras a veces se confundan y parezcan significar lo mismo, tal parece que un tomo se ocupa en una cosa y otro en otra cosa muy distinta, que en el otro tomo no podramos meter todo lo que cupo en los otros dos. En realidad Marx distribuye su argumento crtico en tres partes, y las divisiones entre stas al mismo tiempo que articulan el argumento lo dividen. Debe haber, pues, unidad entre produccin, reproduccin y desarrollo pero tambin deben mediar diferencias sustanciales. En el caso de la diferencia entre la produccin y la reproduccin no parece haber problema: reproducir es volver a producir, la reproduccin indica por lo menos dos actos productivos mientras que la produccin -solamente uno. Antes no haba nada y ahora hay algo porque ha habido una produccin, y si ahora vuelve a haber esa misma cosa entonces tenemos una reproduc-cin. Un ser humano que produce se desgasta, un ser humano que reproduce se desgasta y se repone y otra vez est listo para desgastarse. Entonces la reproduccin significa que ya se ha garantizado la existencia. La produccin apenas pone las condiciones de posibilidad para la existencia, mientras que la reproduccin ya indica una existencia garantizada que est sobreviviendo; implica, pues, por lo menos, dos actos productivos. Pero al mismo tiempo que se produce algo nuevo esto nuevo es slo repeticin. Un da se produce alimento y al otro da hay que producir nuevo alimento para reproducirse, pero en
ambos casos se est produciendo este nuevo valor de uso o esta nueva mercanca, se est repitiendo. Ahora bien, se puede reproducir simplemente o en mayor escala, ampliadamente, pero siempre de modo igual. Aumenta la cantidad pero la cualidad permanece la misma. Hay una repeticin simple o una re--pe-ticin en cantidad distinta pero de cualidad igual justamente para que haya una repeticin del acto productivo. Por otro lado, la perspectiva del desarrollo es cualitativamente distinta. El desarrollo insiste en que no hay repeticin, ni siquiera ampliacin. No est diciendo antes tena yo poco y ahora estoy acumulando. Se puede acumular al reproducir ampliadamente pero el desarrollo implica mucho ms, implica una alteracin. Hay desarrollo solamente cuando hay alteracin; no repeticin sino alteracin cualitativa de las condiciones de produccin, as que se implica una produccin 1 y una produccin 2 que reproduce al capital pero, adems, una tercera produccin en la cual ya se han alterado las condiciones de produccin. No se implica solamente un acto productivo repetido sino que se han alterado las condiciones de produccin y de reproduccin, por eso es que ahora tenemos el desarrollo (ver el Diagrama 2). Pues bien, estas tres perspectivas cualitativamente distintas son las que permiten hacer la crtica de la economa poltica de manera global y por partes a cada uno de los aspectos del metabolismo social capitalista. Esta es, en resumen, la idea general que nos entregan los ttulos de los tres libros que constituyen la obra de Marx El capital.
3. EL OBJETO TERICO DE EL CAPITAL SEGN LOS PRLOGOS DE MARX: LA LEY DE LA EXISTENCIA, DESARROLLO Y MUERTE DEL CAPITALISMO En el prlogo a la primera edicin de El capital, Marx dice que el objetivo ltimo de su obra es sacar a la luz la ley econmica que rige el movimiento de la sociedad moderna.1 Marx utiliza como sinnimos sociedad moderna, sociedad capitalista, capitalismo o sociedad burguesa. Tambin se refiere indistintamente a su objeto terico como la ley natural de movimiento de la sociedad burguesa o ley de desarrollo o tendencias del desarrollo. Como veremos ms adelante, Marx dedica directamente a este objetivo el tomo III de El capital, el cual redondea la obra al abordar la produccin global del capital, pues ah capta directamente el desarrollo, esto es, la ley de movimiento de esta sociedad. Pero ya desde ahora podemos ver cmo el prlogo a la primera edicin de El capital permite sustentar la idea de que el tomo III de la obra est construido desde la perspectiva del desarrollo. Ese mismo prlogo abunda en otros temas de inters adems de hacer algunas observaciones interesantes acerca de lo que debe entenderse por desarrollo o por ley de desarrollo, ley econmica del movimiento de la sociedad, etctera. En el eplogo a la segunda edicin tambin se dice por ejemplo citando un ar-tculo dedicado al mtodo de El capital publicado en una revista de 1872 que El capital trata del nacimiento, existencia, desarrollo y muerte de este organismo social que es la sociedad burguesa moderna. As, pues, Marx ve el desarrollo de la sociedad burguesa, en cierto modo, desde una perspectiva biolgica o en analoga con los organismos vivientes; y ciertamente la sociedad burguesa es una -sociedad viviente, por lo cual su proceso de vida implica, como el de cualquier organismo, su nacimiento, creci-
miento, reproduccin, desarrollo y muerte, es histricamente relativa no eterna. La metfora sugiere la crtica a la ideologa que pretende que la sociedad burguesa es eterna. La perspectiva del desarrollo es entonces radicalmente histrica porque delimita los mrgenes de existencia de un cierto organismo. 3.1. Existencia, desarrollo, nacimiento y muerte del capitalismo Veamos cmo se distribuye la argumentacin acerca de la existencia, el desarrollo, el nacimiento y la muerte del capitalismo en el tomo I (ver el Diagrama 3). Desde el captulo I (La mercanca) hasta el captulo XXII (Transformacin del plusvalor en capital) se expone la existencia del capitalismo. Como sabemos, no se trata de una existencia fija o quieta sino de una existencia productiva e incluso reproductiva pues los captulos XXI (Reproduccin simple) y XXII (Reproduccin ampliada) estn dedicados al anlisis de la reproduccin. Tendremos que despejar entonces la paradoja consistente en que el tomo I de El capital tiene por objeto el proceso de produccin del capital y est hecho desde la perspectiva de la produccin y, sin embargo, contiene en su seccin sptima la ltima del tomo I estos dos captulos dedicados a la reproduccin del capital. Por otro lado, en el captulo XXIII (La ley general de la acumulacin capitalista) se aborda el desarrollo capitalista. As, pues, a la existencia activa, productiva y reproductiva se le dedican 22 captulos, mientras que al desarrollo solamente uno, el XXIII. Marx deja el tema del nacimiento del capitalismo para el captulo XXIV (La llamada acumulacin originaria), casi al
final del tomo I, y le dedica un solo captulo. Por qu no comenz por el nacimiento del capitalismo sino que deja el tema para este penltimo captulo del libro? He aqu otro problema que ms adelante deberemos resolver. En este mismo captulo XXIV, en el que se aborda el nacimiento del capitalismo su alfa, tambin se aborda en el ltimo pargrafo (Tendencia histrica de la acumulacin capitalista) su final su omega, la muerte posible del capitalismo. Notemos lo siguiente: el capitalismo tiene un nacimiento histrico que, como vimos, se estudia en el captulo XXIV, pero tambin nace todos los das, es decir que tiene un nacimiento constante cada vez que se reproduce y existe. Este es el tema de los captulos XXI a XXIII. Pero adems de existir, el capitalismo otra vez crece al expandirse. Si ya existe en Europa apenas est naciendo en la India; ya existe en Europa y en la India pero est naciendo apenas en Estado Unidos; ya existe en Estados Unidos, la India y Europa, pero est naciendo en otros territorios. As, pues, este nacimiento constante es reproductivo pero tambin extensivo. Marx reserva para tratar de este nacimiento constante extensivo el ltimo captulo del tomo I de El capital, el XXV, que se titula La teora moderna de la colonizacin. En el conjunto de los tres tomos se aborda el concepto de capital en general y en desarrollo precisamente en vista de establecer la ley de movimiento o tendencia del desarrollo del capitalismo. Y como el desarrollo no ocurre instantneamente, este hecho real permite que la exposicin vaya por partes. Lo que significa que este objeto global, el capital en general en desarrollo, es expuesto por partes: produciendo, reproducindose y, finalmente, en desarrollo. En un da como hoy el capitalismo se est produciendo, pero tambin se est
reproduciendo, porque ayer fue capitalismo y hoy estamos repitiendo lo mismo. Simultneamente, en este mismo da en el que se est produciendo y se est reproduciendo, se est desarrollando, porque ayer fue lo mismo que antier pero hoy se alteran las condiciones de su reproduccin. En el mismo da, en el mismo instante, ocurren la produccin, la reproduccin y el desarrollo. Sin embargo, para que predomine lo nuevo respecto de lo viejo, para que haya un desarrollo ntido respecto de lo anterior, se requiere una acumulacin, un proceso temporal. Aunque ocurran en el mismo instante la produccin, la reproduccin y el desarrollo y cada cosa puede ser vista simultneamente desde esas mismas tres perspectivas, para que predomine una de ellas se requiere que la realidad haya sufrido una alteracin suficiente. As, pues, el desarrollo se despliega en el tiempo, en un tiempo nmero 3 respecto de un tiempo nmero 2, que es el de la mera repeticin, y respecto de un tiempo nmero 1 en el que simplemente se puso lo nuevo. Este despliegue real de la produccin, la reproduccin y el desarrollo es lo que posibilita distribuir tericamente el argumento por partes: una primera que observa a la produccin desde la perspectiva de la produccin, otra segunda que observa a la circulacin desde la perspectiva de la reproduccin, y otra que observa, finalmente, a la produccin global desde la perspectiva del desarrollo. Lo anterior quiere decir que Marx ve el concepto de capital en general como totalidad, es decir, como un todo unitario formado por distintos miembros, por distintas partes. Unas partes se producen, otras circulan, otras estn reproducindose. En la obra de Marx estas distintas partes son integradas para observar precisamente el capital en general como
totalidad. 4. EL CAPITAL EN GENERAL COMO TOTALIDAD DISTRIBUIDA (GENERAL, PARTICULAR Y SINGULAR) En referencia al concepto de capital en general visto como totalidad, el argumento se reparte como sigue: los tres tomos tratan del capital en general pero el tomo I lo aborda subrayando lo de general o, si se quiere, como general inmediato, mientras que el tomo II aborda el concepto de capital en general ya no en general sino particularizado; tambin se puede decir que de manera mediata o mediada lo cual corresponde con el proceso de circulacin o de mediacin; el capital se mueve o circula o va de un punto a otro, media entre un punto y otro. Por su parte, el tomo III aborda el concepto de capital en general singularizado el movimiento de los mltiples capitales o de manera absoluta, es decir, al mismo tiempo inmediata y mediata. Si se tiene lo mediato y lo inmediato ya se tiene el todo, se est abordando el conjunto o se trata algo de manera completa o absoluta. Los conceptos metodolgicos de inmediato, mediato y absoluto o inmediato-mediato fueron construidos por Hegel, y a Marx le sirven para construir sus tres tomos de El capital. Quizs uno podra confundirse cuando ve que el ttulo del tomo I dice que aborda el proceso de produccin del capital y el del tomo III dice que tambin aborda el proceso de produccin del capital pero en su conjunto, as que podra creerse entonces que el tomo I trata slo una parte, pero cul parte, cul conjunto? Esta duda se disipa si recordamos que el tomo I observa al proceso de produccin inmediata del capital, mientras que el tomo III lo hace de
manera inmediata y mediata o absoluta. El hecho de que el tomo I de El capital se ocupe en el concepto de capital en general de manera inmediata significa que aqu el capital no tiene distancia respecto de s mismo sino que est en completa inmediatez; es decir, que un capital es igual a cualquier otro capital y que el capital individual es igual al capital de toda la sociedad. Esto es lo que significa que el capital est en completa inmediatez consigo mismo, sin distincin interna. As, pues, cuando en el tomo I de El capital se da el ejemplo de un capitalista que produce hilado, ese capitalista individual vale por la produccin de toda la sociedad o tambin por la produccin del capitalista que produce plomo o tornillos. Aqu el concepto de capital en general est siendo observado en completa inmediatez o sin distancia interna: en general. No estoy hablando de este capital o de aquel otro capital sino de cualquier capital y de todo el capital. Por su parte, en el tomo II se observa al concepto de capital en general de manera mediada o distinguiendo un capital 1 respecto de un capital 2 y observando lo que hay en medio de los dos. Y lo que hay en medio es la circulacin del capital, esto es, lo que conecta un capital con otro. De esta conexin no hay que hablar en el tomo I porque ah el capital est en su generalidad inmediata o sin distancia. Ahora bien, se distingue un capital respecto de otro por las partes de mundo que cada uno se apropia y con las cuales produce. Por eso decimos que el tomo II de El capital aborda el concepto de capital en general particularizado, es decir, en tanto que un capital se apoya en una parte de naturaleza y otro capital se apoya en otra, cualitativa y funcionalmente distinta para el metabolismo social. De ah que en la seccin tercera (La reproduccin y circulacin
del capital social global) del tomo II se distinga entre un capital que produce medios de consumo para los seres humanos para lo cual se requiere que est invertido en un cierto sector de naturaleza y que produzca con l, pues as cumple estas funciones necesarias del consumo propias del metabolismo humano y otro capital que se apoya en otro sector de naturaleza para cumplir otra funcin del metabolismo humano, que es el capital que produce medios de produccin. Al producir medios de consumo se alimenta a los seres humanos, y al producir medios de produccin se alimenta a la produccin que va a producir medios de consumo para que se alimenten los seres humanos. Ahora ya se puede reproducir el todo. Es evidente que si nada ms existiera un capital que produce medios de consumo no se podra reproducir la sociedad. Las funciones vitales de la sociedad tienen que repartirse en funciones productivas y en funciones consuntivas para hacer posible el proceso de reproduccin social. Por eso en el tomo II de El capital se trata el concepto de capital en general pero particularizado porque incluye lo que hay en medio de dos tipos de capital que se apoyan en dos sectores distintos de naturaleza y se observa el movimiento de la riqueza que circula entre ambos. Se distingue as entre un capital que se apoya en el sector de naturaleza que le permite producir medios de consumo y otro que se apoya en el sector de naturaleza que le permite producir medios de produccin. Para entender el concepto de capital en general como totalidad concreta debemos dejar de leer el tomo II desde una perspectiva unilateralmente atenta al valor y resaltar el contenido cualitativo de valor de uso mediante el cual se concreta dicha totalidad. El argumento del tomo II se distribuye en tres secciones, y
en la tercera se observa a la reproduccin del capital dividida en estos dos sectores, uno que produce medios de produccin y otro que produce medios de subsistencia, los cuales intercambian entre s para que ocurra la reproduccin de la sociedad. En las dos secciones anteriores (Las metamorfosis del capital y el ciclo de las mismas y La rotacin del capital) no se distingue entre un sector I productor de medios de produccin y un sector II productor de medios de subsistencia, pero todo en el argumento del tomo II de El capital est construido en vista de llegar a esta cumbre. En las dos primeras secciones se van poniendo los escalones para establecer la diferencia conceptual decisiva del capital ya particularizado, que permite verlo no en general y sin distancia sino ya apoyndose en dos sectores de naturaleza diversos y mediando entre ambos la circulacin para que ocurra la reproduccin social. El concepto enunciado por el ttulo de cada tomo de El capital se redondea hasta el final, y cada captulo va preparando, redondeando o perfeccionando la posibilidad de hablar con toda precisin y claridad de lo que se trata: sea de la produccin, de la circulacin o del proceso global de produccin en su conjunto. Ahora entendemos por qu se puede decir que en el tomo II se expone el concepto de capital en general de manera particularizada, no inmediata sino mediata; para exponer el capital de manera mediata hay que tratarlo en trminos particularizados porque as se lo capta distanciado respecto de s mismo no en total inmediatez en tanto se apoya en dos sectores espacial y funcionalmente determinados de la realidad, y entonces se muestra una distancia entre ambos, as como el proceso que media esta distancia. El capital tiene que apoyar una pierna en una par-
te de la naturaleza y otra pierna en otra, y tiene que mediar entre ambas para que se conecten esas dos partes, para que circule la riqueza. As es como se capta el concepto de capital en general pero particularizado. Por su parte, en el tomo III se aborda el concepto de capital en general singularizado, es decir que no se diferencian simplemente las grandes partes del capital que cirulan a mayor velocidad de las que lo hacen a menor velocidad independientemente del tipo de capital que sea, ni se trata de dos grandes tipos de capital que se distinguen por el sector de naturaleza que se apropian y mediante el cual producen. Ahora se trata de observar, adems de los dos grandes tipos de capitales, a los mltiples capitales produciendo como miembros singulares de toda la produccin capitalista. As, pues, el concepto de capital en general como totalidad se aborda en su generalidad en el tomo I, en su particularidad en el tomo II y en su singularidad en el tomo III. Y lo general, lo particular y lo singular son las partes de todo concepto; por eso decimos que Marx sigue el procedimiento lgico para exponer el concepto de capital. Un clebre ejemplo de silogismo dice: Scrates que es un individuo singular es un hombre siendo sta una particularidad, y se aade que por ser hombre es mortal, es decir, entra en esta generalidad, pertenece al conjunto general de los mortales pero no como vaca, perro o langosta, sino como hombre; es, pues, una particularidad del conjunto de los mortales pero no como cualquier hombre sino singularmente como Scrates. Anlogamente, el concepto de capital es completo cuando se ha establecido su generalidad (tomo I), sus particularidades (tomo II) y su singularidad (tomo III).
4.1. Lo inmediato y lo mediato, inmediatez y mediatez Ms arriba he afirmado que en el tomo I el capital es visto en la perspectiva de su inmediatez, y en el tomo II, en la de su mediatez. Y como vimos, el capital en su mediatez se presenta distanciado de s mismo, no as en su inmediatez. Qu significa eso de que en su mediatez el capital se encuentra distanciado respecto de s mismo? Quiere decir que ahora, para que el capital se reproduzca, tienen que mediar dos cosas, a saber: por un lado, la reproduccin social de la fuerza de trabajo, precisamente para interconectar, por otro lado, las dos ra-mas de la economa, la que produce medios de produccin y la que produce medios de con-sumo. Ambas cosas forman parte de la mediacin pero para entender cmo se construye sta es necesario explicar lo que es el capital en singular. Aunque en realidad hay muchos capitales, es decir, capitales en plural (el capital 1, el capital 2, el capital n), todos ellos son capital, entonces deben de tener algo en comn. Cuando hablamos slo de lo que todos los capitales tienen en comn nos referimos al capital en su inmediatez o tal y como inmediatamente se nos presenta, esto es, no en plural sino el conjunto de los capitales sintetizados o concentrados en uno solo o sin distancia interna. Ya que se descubre esta distancia, se trata de uno, dos, tres o ms capitales o de un capital de un tipo y un capital de otro tipo, y al explicar qu es el capital tenemos que decir que el capital son varios capitales y entonces cmo se conectan, cmo es la mediacin entre uno y otro. As, pues, consideramos un capital en su inmediatez cuando observamos lo que tiene en comn con todo capital, pero consideramos al capital en su mediatez cuando observamos lo que un capital tiene de diferente respecto de otro
en trminos cualitativos. Qu diferencia cualitativa puede haber entre un capital y otro? Esta diferencia depende de qu valor de uso se apropia cada capital. Si un capital se apropia de aquel valor de uso o sector de la naturaleza que le sirve a la sociedad para producir medios de consumo, ese es un tipo de capital. Esto no lo tiene en comn con otro capital que se apropi de otro valor de uso, que se apoya en otro sector de naturaleza que le sirve a la sociedad para producir medios de produccin. Cada capital es cualitativamente diferente de otro. En el tomo II Marx no habla de lo comn entre un capital y otro sino de lo que los hace diferentes, y, entonces, no de aquello que los sintetiza y permite captar al capital como algo inmediato de modo que podamos decir que el capital es tal o cual cosa. En el tomo II Marx habla del capitalismo de un modo que le obliga a ir por partes: primero dice que al capital 1 le corresponden ciertas caractersticas y al capital 2 le corresponden otras, y luego cmo aunque el capital 1 y el capital 2 son distintos, ambos son el capital porque se unen a travs de la circulacin. Si se les observa de manera mediata no se ve solamente la diferencia sino la diferencia y la unidad, pues la mediacin es la unidad y la diferencia, lo que conecta a los dos que son distintos. Aunque son dos capitales hay la unidad de ambos, que es el capital, y como se trata de dos partes de un mismo organismo y no de dos elementos aislados, el proceso que tenemos enfrente no es el de la reproduccin de dos capitales sino el de la reproduccin del capital. Como deca, al observar la unidad y la diferencia, es decir, la mediacin entre un capital y otro, hay que tener en cuenta la reproduccin de la clase obrera. Esto quiere decir que la
reproduccin de la clase obrera es dependiente de la reproduccin del capital y que la exposicin del concepto de capital incluye, por ende, la explicacin de cmo domina sobre la clase obrera, cmo le explota plusvalor, y luego, cmo la clase obrera se reproduce, y al reproducirse le sirve al capital para que ste se reproduzca. 5. LA REPRODUCCIN DEL CAPITAL EN CADA TOMO En esta primera revisin de la arquitectura de El capital despus de lo que hemos visto a partir del ndice de la obra, el prefacio a la primera edicin, el posfacio a la segunda y el ttulo de cada tomo vale la pena detenerse tambin en ciertos pasajes muy interesantes. Me refiero, en primer lugar, a la introduccin a la seccin sptima del tomo I, que contiene, en dos pginas de texto muy apretado, un argumento paradjico pero que puede entenderse a partir de lo que hemos visto hasta aqu. En segundo lugar, me refiero al pargrafo 1 (Objeto de la investigacin) del captulo XVIII (Introduccin), con una extensin de apenas cuatro pginas y que introduce a la seccin tercera. Y finalmente, me refiero a la primera pgina del tomo III de El capital, que introduce a la vez al primer captulo, a la seccin primera (La transformacin del plusvalor en ganancia y de la tasa del plusvalor en tasa de ganancia) y en realidad a todo el tomo III. As, pues, se trata de tres pasajes que constituyen sendas introducciones a cada una de las ocasiones en que se aborda la reproduccin del capital, que muestran cmo es que la reproduccin est siendo observada de manera cada vez ms compleja o concreta a lo largo de la obra. Segn las indicaciones de Marx, el tomo I de El capital aborda el proce-
so de vida del capital, su reproduccin, de una manera inmediata, abstracta, general, casi vaca; el tomo II aborda la misma reproduccin del capital de una manera ms concreta o mediata, es decir, no inmediata o en general sino particularizada; finalmente, el tomo III aborda la reproduccin del capital singularizada, que es la manera ms concreta en que se puede observar la reproduccin o la repeticin de un organismo vivo, es decir, en desarrollo, reproducindose pero al mismo tiempo viendo cmo al reproducirse necesariamente se altera. Este es el punto de vista concreto o completo respecto de la realidad de un ser vivo o de una sociedad. En fin, estas introducciones a cada uno de los momentos en que se aborda el proceso de reproduccin dan cuenta del problema terico que implica dicha reproduccin (de la sociedad pero en trminos capitalistas) y de la solucin que Marx le da en cada ocasin. Ahora podemos matizar cmo es que cada uno de los tres tomos est construido justamente para cumplir con el cometido que le corresponde en el plan de la crtica de la economa poltica. Ya veamos que el objeto terico del tomo I de El capital slo puede ser analizado crticamente si se le mira desde la perspectiva de la produccin, y que en el tomo II la circulacin de capital slo puede ser considerada crticamente si se la observa desde la perspectiva de la reproduccin, mientras que en el tomo III la produccin de capital en su conjunto slo puede ser observada crticamente desde la perspectiva del desarrollo. Pero habamos visto tambin la paradoja de que el tomo I de El capital no solamente expone la produccin capitalista sino tambin en su seccin sptima la reproduccin de capital simple y ampliada, lo cual parece contravenir el ttulo de este tomo I e, incluso, la pers-
pectiva desde la cual digo que est construido. Y no slo eso, sino que el captulo XXIII no se reduce a abordar la reproduccin simple y ampliada del capital sino, tambin, el desarrollo capitalista. Dicho en trminos metodolgicos, y sin entrar todava en la discusin pormenorizada y de contenido, tenemos que el tomo I est escrito desde la perspectiva de la produccin real, es decir que ah la produccin es un objeto real, al que se observa en su realidad o en tanto que se produce algo nuevo: el plusvalor. Se produce valor de uso, lo cual le interesa poco al capital, y tambin valor, lo cual le interesa un poco ms; pero lo que realmente le interesa al capital es que se produzca plusvalor, este hecho es el que entrega una produccin y un contenido histrico material nuevos, un contenido real. Aqu la produccin es observada, pues, en su realidad, mientras que la reproduccin que se expone en la seccin sptima lo es slo formalmente; Marx expone solamente la forma de la reproduccin. Por su parte, al desarrollo no se lo observa ni en su realidad ni en su forma, sino en su mera virtualidad, es decir, de modo todava ms desledo. Por otro lado, el tomo II de El capital est escrito, como ya hemos visto, desde la perspectiva de la reproduccin. Ya decamos que las primeras dos secciones preparan o apuntan el argumento de la la tercera, en la que se expone abierta o explcitamente la reproduccin del capital; en aqullas se dice todo desde la perspectiva del final; las metamorfosis del capital y la rotacin de capital se exponen desde la perspectiva de la reproduccin y circulacin del capital social global. En el tomo II la perspectiva de la reproduccin es, pues,
real, mientras que la del desarrollo es slo formal y a la produccin se la toma como virtualmente dada. Virtualmente debe haber ocurrido produccin para que las cosas estn circulando, este es el supuesto bsico que se maneja en el tomo II. Se supone que la produccin debi ocurrir, no interesa cmo, pero debi haber ocurrido si estamos observando la reproduccin; y si estamos observando la circulacin de algo es porque virtualmente ocurri la produccin de ese algo. Como dije arriba, la perspectiva del tomo III de El capital es la del desarrollo, por lo tanto ste es aqu observado en su realidad, mientras que la produccin se ve slo como algo formal y la reproduccin como algo meramente virtual. Vase cmo son combinables estas perspectivas metodolgicas o de niveles de abstraccin, de formas de analizar un objeto sea el capital, el plusvalor, el salario, la circulacin del capital o la mercanca, etctera, como quien lo observa desde un lado u otro, partindolo por la mitad, etctera. Por esta razn cada uno de los tres tomos de El capital puede dar cuenta de la totalidad el capital en general desde su perspectiva particular: la del proceso de produccin en el tomo I, la de la circulacin en el II y la del proceso de produccin del capital en su conjunto en el tomo III. Por eso es que al combinar estas perspectivas el tomo I de El capital puede abordar, a propsito de la produccin, tambin la reproduccin y el desarrollo, pero a este ltimo no lo tiene en cuenta sino en su virtualidad, esto es, en tanto que es supuesto de la existencia actual y resultado posible de la misma, pues esto es lo nico que se alcanza a ver del desarrollo en la produccin. Por su parte, en la produccin ya puede verse la forma de la reproduccin, pero slo eso: la forma.
La cuestin es que en el da de hoy, en la realidad emprica, estn ocurriendo simultneamente la produccin, la reproduccin y el desarrollo, pero a la vez se despliegan en el tiempo; aparecern muchas cosas iguales a las que hubo el da anterior, hasta que llegue un da en el que ya no aparezcan de este modo sino con diferencias. As, pues, tenemos un problema que es al mismo tiempo filosfico, metodolgico y cientfico: cmo analizar aquello que se mantiene idntico y al mismo tiempo se modifica; que en el mismo instante es produccin, reproduccin y desarrollo, pero que tambin despliega en el tiempo estas distintas versiones de s mismo. Ya vimos cmo resolvi Marx este problema: en el tomo I de El capital se observa que en la produccin ya es posible entrever cmo ocurre la reproduccin, leerla entre lneas, pues ocurren al mismo tiempo. Pero leer algo entre lneas no es lo mismo que exponerlo abiertamente; por eso es que a propsito de la produccin slo puedo entrever la forma de la reproduccin, y asimismo entre lneas puedo entrever tambin lo que es el desarrollo. Como ya dijimos, inmediatamente el da de hoy estn ocurriendo al mismo tiempo el desarrollo, la produccin y la reproduccin.
Marx procede de este mismo modo en los dos tomos subsiguientes. As en el tomo II se puede entrever que debi haber ocurrido una produccin previa. Aqu no se trata de si se produce plusvalor o no, se supone que se lo produjo, pero al examinar cmo est circulando la riqueza y cmo se repite este proceso de circulacin puede entreverse cmo se produjo plusvalor y tambin el desarrollo posible. Lo mismo en el tomo III, a propsito del desarrollo se deduce, se entrev, cmo es que ocurri la reproduccin y la produccin. 5.1. Sobre los trminos formal y real; apariencia, esencia y realidad Cuando se observa la forma de algo lo que se ve es su parte externa. Esa es la perspectiva formal, desde la que tambin se observa el sentido, la direccin, porque al ver algo desde afuera se capta su movimiento, hacia dnde va. La perspectiva formal habla, pues, de la finalidad, del sentido que tiene algo, as como de su aspecto externo. Por otro lado, la perspectiva real nos habla del contenido, no de la forma externa sino de lo que hay dentro, no del perfil sino de la carne, los huesos y cmo metaboliza. Una analoga servir para aclarar el asunto: formalmente, una mueca se parece a una muchacha, pero realmente son cosas muy distintas. Veamos dos ejemplos. El captulo II del primer tomo de El capital se titula El proceso del intercambio y este proceso es expuesto de un modo real; es decir, un poseedor de mercancas lleva al mercado una mercanca y la intercambia con otro propietario de mercancas que tambin llev al mercado la suya. Por otro lado, antes, en el captulo primero (La mercanca), tenemos un pargrafo 3 que se llama La forma de valor o el valor de cambio, y aqu se estudian procesos de
intercambio entre una mercanca x y una mercanca y, o entre mltiples mercancas x y un solo tipo de mercanca y, etctera. Pero aqu todava no hay propietarios privados que lleven realmente al mercado sus mercancas. Es ms, aqu no se alude a mercancas reales sino que slo se habla de la forma en que ocurriran los procesos de intercambio en caso de darse. Del pargrafo 3 del captulo I al captulo II hay, pues, un paso metodolgico de lo formal a lo real. En el primero se aborda el intercambio de manera formal, se estudia la forma del intercambio, no su contenido o su realidad; mientras que en el segundo se analiza el intercambio tal y como realmente tiene lugar. (Jindrich Zeleny esclareci magistralmente esta diferencia en su excelente libro La estructura lgica de El capital de Marx, captulo 6 El carcter de la derivacin dialctica y de las transiciones dialcticas.) El otro ejemplo en el que es decisiva la diferencia metodolgica entre lo formal y real es el siguiente: en la seccin tercera del tomo I de El capital Marx observa cmo se produce plusvalor absoluto, y para eso analiza el proceso de produccin sometido al capital, pero slo formalmente; mientras que en la seccin cuarta del mismo tomo I estudia cmo se produce plusvalor relativo, y para ello debe considerar el proceso de produccin sometido al capital pero de modo no slo formal sino real. Desde la perspectiva de la subsuncin o subordinacin formal del proceso de trabajo inmediato bajo el capital, se considera este proceso como si el hecho de que el obrero trabaje para el capitalista no implicara ningn cambio tecnolgico de sus medios de trabajo ni de los mtodos de produccin. Simplemente se observa el sentido o la finalidad que tiene la produccin bajo el capitalismo y que no tena
antes, pues ahora en lugar de realizarse en beneficio del productor queda al servicio del capitalista, cambi de sentido. Aqu no importa con qu instrumentos se produzca ni lo que se produzca, es decir, el contenido o la realidad de la produccin, sino slo la forma de la nueva relacin social, pues sta puede volverse la forma de cualquier contenido, y precisamente la forma capitalista de producir. Aqu se produce plusvalor, no importa mediante qu valor de uso ni qu valor de uso se produzca, y se produce para el capitalista, mientras que el productor independiente produca para s mismo y a l s le interesaba el valor de uso. Como se ve, el cambio de forma ha sido decisivo. Por su parte, en la seccin cuarta del tomo I se aborda la subordinacin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital. Aqu s interesa observar cmo, con qu contenido tcnico se produce, porque ese contenido tcnico, y no otro, es el que posibilita producir plusvalor relativo, el cual es el objetivo del capital. Ahora interesa ver la realidad interna del proceso, su contenido tcnico y metdico y no slo su direccin, su nueva forma social. En ambos casos se analiza el proceso de produccin capitalista, pero una vez de modo formal y otra vez de modo real. Por otro lado, en fin, la realidad vista como contenido evidentemente tiene que ver con el interior de algo, no con su aspecto externo, es decir, no con su apariencia sino con su esencia. La realidad as vista, insisto coincide con la esencia. Hay, pues, un momento en el que parece ser lo mismo decir contenido que realidad y esencia. Sin embargo, al cambiar la perspectiva metdica tambin cambia el nivel en que se est pensando algo, y por ello se debe diferenciar entre esencia, realidad y contenido, pues aunque hay un cierto
momento en el que coinciden, tambin hay otro en el que difieren. Realidad no es, pues, lo mismo que esencia. Como vemos, lo real y lo formal, apariencia y esencia, forma y contenido, son conceptos distintos cuyo significado y sentido es rigurosamente determinado. Hay momentos en que pueden intercambiarse, y Marx los utiliza como quien les asigna una tarea distinta en el contexto de una divisin del trabajo argumentativo. Para ciertas dimensiones del objeto utiliza uno en lugar del otro. As, por ejemplo, en las secciones tercera y cuarta del tomo I de El capital se trata la esencia de la produccin, pero en la tercera se observa la formalidad de la produccin y en la cuarta su realidad. Pero esta realidad y esta formalidad lo son de la esencia; en el mismo nivel esencial podemos distinguir la forma y la realidad de esa esencia. En cambio para observar la apariencia nos ubicamos en otro nivel de realidad; en la superficie aparente de la sociedad capitalista circula la riqueza, no vemos dnde se produce pero s cmo circula, ah no vemos el plusvalor pero s las mercancas. En las secciones primera y segunda del tomo I Marx estudia esta apariencia de la riqueza de la sociedad mercantil desarrollada o mercantil capitalista, donde slo se ven mercancas y dinero. Se supone que existe produccin pero no sabemos nada de ella, slo se ve la mera apariencia. As, pues, en la exposicin de Marx se distinguen niveles de realidad aparenciales y esenciales, y en ambos se utiliza la perspectiva formal y la real para observar o bien la formalidad de la apariencia y la realidad de la apariencia, o bien la formalidad de la esencia y la realidad de la esencia. Simplemente se trata de dimensiones del objeto. En cada ocasin podemos profundizar o bien quedarnos en el aspecto exter-
no, y todo aspecto tiene una dimensin aparencial y una dimensin esencial pues las perspectivas son siempre relativas. No obstante, dentro de un universo determinado, por ejemplo la sociedad capitalista, cada perspectiva est prefijada; as la apariencia del sistema capitalista es la circulacin de mercancas, mientras que su esencia es la produccin. El objeto se ha estructurado de cierto modo por la historia que ha tenido. Por eso, aunque en trminos generales las perspectivas son intercambiables, dejan de serlo ya dentro del objeto. La apariencia corresponde a un nivel y la esencia corresponde a otro nivel, la formalidad corresponde a un aspecto y la realidad a otro distinto. 6. ACERCA DEL PROCESO EXPOSITIVO CRTICO DE EL CAPITAL El orden de exposicin de El capital sigue una perspectiva analtica. Expliquemos. Voy al jardn y encuentro una lombriz y la analizo, o bien me quedo en casa y pienso en la realidad capitalista y la analizo, esto es, le voy dando vueltas, la observo. En el primer caso tengo un objeto sensible que puedo poner sobre una mesa y examinarlo valindome de los sentidos y de instrumentos materiales; en el segundo caso, cuando analizamos las formas econmicas, dice Marx, no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos qumicos. La facultad de abstraer debe hacer las veces de unos y otros (El capital, tomo I, vol. 1, p. 6). Lo que analizo es, pues, un concepto y al exponer los resultados de una investigacin debo exponer ese concepto. Pero si digo todo al mismo tiempo me confundo a m y a los dems. Entonces qu digo primero, qu despus? Al definir por partes, avanzo analti-
camente: una parte primero, otra despus; ya dije esto y esto, ahora ya puedo decir esto otro; pero no he dicho esto y entonces todava no puedo decir aqullo. Por eso no puedo explicar de entrada el desarrollo, pues ste supone una alteracin y sta supone la repeticin, y la repeticin supone la produccin. Entonces primero considero la produccin, luego la reproduccin y finalmente el desarrollo. Se trata de distintas perspectivas analticas, y en cada captulo de cada uno de los tres tomos de El capital otra vez se hacen distinciones analticas: primero puedo decir esto y despus ya puedo decir esto otro. Asimismo la exposicin de Marx procede segn perspectivas lgicas generales. Ya vimos cmo cualquier concepto lgico contiene estas tres perspectivas: la general, la particular y la singular. Los silogismos tambin se dividen en estas tres partes. Todo pensamiento, como toda realidad, tambin tiene estas tres dimensiones. Y bien, el pensamiento crtico no puede eximirse de esta condicin ontolgica y epistemolgica. Ahora estamos viendo El capital de Marx, no en su diferencia especfica o en su contenido crtico sino en su presencia formal general. Pero si preguntramos cmo piensa Marx para hacer la crtica de la circulacin del capital descubriramos que solamente podra hacerla si la ve desde la reproduccin. Qu significa eso? La circulacin implica un simple cambio de lugar y de manos de un objeto: yo te vendo un producto y t me lo compras. Este intercambio es parte de un proceso de circulacin: con el dinero que t me pagas yo compro otro objeto; el objeto que t obtuviste lo consumes y al otro da de nuevo tienes necesidad de conseguir dinero para comprar otro objeto. As, pues, t tienes que participar en una serie de
intercambios, y yo, con el dinero que me diste, prosigo con otra serie de intercambios. Este conjunto de intercambios es una red y a travs de esta red va circulando todo el valor de la sociedad. Esta es la circulacin capitalista. Como se ve, se trata de cambios de lugar que a la vez son cambios de manos y de formas. El valor pasa de la forma mercanca a la forma dinero y de la forma dinero pasa a la forma mercanca. Pero si quiero no solamente hacer el anlisis cientfico de este hecho sino criticarlo esto es, hacer la crtica de la economa poltica en lo que corresponde a la circulacin del capital, tengo que observar esta circulacin desde la perspectiva de la reproduccin, es decir, tengo que observar los cambios de forma, de lugar y de propietario en referencia a la nueva produccin, no en referencia a los meros cambios de forma sino en referencia a un nuevo contenido. Si veo los cambios de forma desde la perspectiva de las condiciones que garantizan la reproduccin de la vida humana, puedo hacer la crtica de esa circulacin. As estn construidas las perspectivas metodolgicas de la obra que nos ocupa. Sin embargo, insisto, no hemos abundado en la diferencia especfica del texto de El capital sino ms bien en su forma, y esta forma es comn a cualquier otro objeto de pensamiento, aunque en este caso es muy precisa. Hasta lo que aqu hemos visto, lo caracterstico de El capital frente a una novela o frente a cualquier otro libro, es que tiene una precisin extraordinaria, que est muy bien construido. Leer una obra terica cientfico-social perfectamente bien construida permite aprender del acierto, y si se equivoca, incluso aprender del error, porque est perfectamente bien construida la deduccin para llegar a esta o aquella afirmacin. Intentar pensar la realidad de manera sistemtica y lcida
es muy importante para todas las ciencias sociales en este comienzo del siglo XXI, frente a tanto abigarramiento y tanta complejidad, entre tanta vacilacin e inseguridad respecto del rumbo que lleva la realidad y de lo que es la vida actualmente. El capitalismo existe an? Jams habr socialismo? Puede haber esperanza? Frente a todas estas dudas, vacilaciones y ambigedades es muy importante aprender a pensar y tomar el ejemplo de una obra bien construida como lo es este libro de Marx. 7. LA CRTICA DE LA ECONOMA POLTICA Y NUESTRO TIEMPO:
CAPITAL SOCIAL Y MERCADO MUNDIAL REALIZADO
Cuando Marx aborda el concepto de capital de manera concreta se refiere al capital social, del cual el capital individual es solamente una parte. Cada capital singular [...] no constituye ms que una fraccin autonomizada [...] del capital social global, [...] la metamorfosis del capital individual, su rotacin, es un eslabn en el ciclo del capital social. (El capital, tomo II, p. 430.) As, pues, el ttulo de esta obra podra ser El capital de toda la sociedad, o Toda la sociedad vista como capital, pues de lo que se trata es del capital social, y para construir su concepto paso a paso hay que hablar del capital individual, de las distintas partes en las que se distribuye el capital y, luego, de la relacin entre los mltiples capitales. Pero en todos estos casos estamos hablando del capital en su conjunto, del capital social. Y si queremos observar la realidad del siglo XXI a la luz de este texto de Marx que habla del capital social, tenemos que ubicarnos en la perspectiva del valor de uso, esto es, diferenciar nuestra poca respecto de la de
Marx por los contenidos tiles que porta el capital social actual. Durante el siglo XX era comn entre los lectores e intrpretes de Marx soslayar estos contenidos y proyectar sobre la realidad meras diferencias formales creyendo que lo decisivo era la presencia de los monopolios o que haban surgido nuevas relaciones de produccin cuando en realidad segua prevaleciendo el capital industrial. As, cuando decimos que en la realidad del siglo XXI se ha realizado el mercado mundial capitalista, nos referimos a que cada parte del capital est conectada con todas las dems, que existen mltiples capitales y muchos pases capitalistas, y que todos los capitales de estos pases capitalistas estn conectados entre s en la gran circulacin de capital. Actualmente la circulacin de capital es mundial. Pues bien, de este tamao es hoy el concepto de capital social: hay un solo capital, que es mundial, un capital social mundial que se desglosa en mltiples capitales nacionales y stos a su vez se desglosan en capitales invertidos en distintas empresas nacionales, algunas de las cuales tienen influencia o campo de accin en otros pases y por eso se les llama trasnacionales. Pero sobre todo hay una unidad planetaria coordinada por el capital; el capital, adems de ser muchos, est unificado y es un solo capital social mundial. Este es, pues, el tipo de objeto que intenta pensar Marx en El capital, un objeto as de complejo: al mismo tiempo distribuido, diferenciado y unificado de tal modo que unos pases se contraponen con otros hasta llegar a la guerra; una realidad diferenciada y unificada, mediada y mediata, conectada, desagarrada y sin embargo unificada. El objeto terico elegido por Marx es un desafo para el pensamiento, pues requiere pensar una realidad contradictoria de manera
unitaria, coherente y, entonces, no contradictoria. Marx recoge y lleva a buen fin ese desafo a mediados del siglo XIX, aunque solamente a fines de siglo XX ese objeto se encuentra realizado, completo. Al observar cmo funcionaba hace poco ms de 150 aos el sistema capitalista, Marx pudo prever cmo este sistema iba a perfeccionarse como mercado mundial capitalista. 150 aos despus el capital social se volvi mundial mientras que en la poca de Marx tiene una medida continental. Por otra parte, Marx, como todo individuo viviente, slo puede tener frente a s los mltiples capitales individuales, as que tiene que construir inductivamente la nocin de capital social pero intuye que la propia realidad capitalista tiene que llegar tambin por pasos o inductivamente, dicho metafricamente a construir su mbito mundial de existencia. He aqu una paradoja: Marx previ la constitucin de ese objeto que hoy se encuentra realizado no obstante que l observaba un objeto de mucho menor tamao, un capital social nacional o, a lo ms, un capital social continental. Pero nosotros estamos inmersos en el movimiento de un capital mundial. Entonces cmo podramos observar la realidad? La construccin de la realidad es procesual, va paso a paso, de la parte al todo. En el tiempo que le toca vivir, Marx construye tericamente un objeto que refigura una realidad que se encuentra en proceso de construccin, desde el capital individual hasta el capital social. Por otro lado, nosotros nos encontramos en el resultado, en el todo ya completo, y entonces tendramos que rehacer el proceso de construccin que llev a este resultado, su proceso gentico, el camino que sigui desde la parte hasta el todo. Pero, entindase, en la situacin en la que nos encontra-
mos debemos proceder de tal modo no solamente en trminos individuales. Cuando Marx parti de un aspecto continental del capitalismo y dedujo su aspecto mundial, no solamente lo hizo en tanto sujeto, sino que el objeto mismo, la realidad histrica de la humanidad, tambin sigui ese procedimiento. Las realidades humanas siguen esta forma de movimiento y Marx debi reconocer este hecho al elaborar la concepcin materialista de la historia que le permiti construir el concepto de capitalismo justamente siguiendo ese procedimiento que va de la parte al todo. Sin embargo, una vez que la realidad se redondea, ella misma invierte la perspectiva funcional y entonces obliga a cambiar la perspectiva metodolgica. Y no se trata simplemente, insisto, de perspectivas individuales sino de modos de funcionamiento de la realidad: una vez, para Marx, en vista de constituirse, y otra vez, a fines del siglo XX, ya constituida pero en curso de cohesionar todos sus extremos. As, pues, la perspectiva del capital individual es correlativa a la del capital social y la del capital social a la del individual, pero una vez que se ha realizado el mercado mundial la perspectiva adecuada para analizar la realidad y realmente hacer descubrimientos que permitan explicar los fenmenos sociales debe partir del capital social mundial en tanto resultado del desarrollo histrico. El resultado histrico es ahora el punto de partida. El capital social mundial se presenta entonces como una fuerza centrpeta que va desde afuera hacia adentro y en este movimiento va determinando, comprimiendo, sometiendo a cada una de las partes dentro de cada nacin y de cada localidad y las va remodelando. Anteriormente estas partes se remodelaban en un proceso expansivo centrfugo que iba desde el capital individual hacia
el social y desde el capital nacional hacia el mundial. Pero una vez que el mercado mundial se encuentra ya construido, el capital social mundial presiona sobre el conjunto de la periferia hacia el centro, de lo general a lo particular, desde el valor hacia el valor de uso. El valor de uso de todo el planeta y cada valor de uso empieza a ser comprimido, presionado por las necesidades del capital y tiene que ser remodelado. No se trata ms de utilizar los valores de uso planetarios tal y como estn constituidos para que el capital se desarrolle al expandirse, sino que el capital ya est desarrollado y ahora, desde este resultado, el valor capital comprime a cada valor de uso para remodelarlo. As remodela la tierra, la geografa o el clima, o bien el horario que rige la vida de la gente. Si al capital le interesa modificar ese horario porque nuestro pas ocupa determinado lugar en el mercado mundial entonces presiona sobre los hbitos de las personas, pues stos son valores de uso sus costumbres, su cantidad de sueo, su reproduccin biolgica y los comprime. La distribucin de luz, el sueo, tienden a ser modificados a favor del capital, y as todas las otras realidades cualitativas tiles, metablicas, vitales, empiezan a ser remodeladas desde el valor. La fuerza del capital social mundial acta hacia adentro, hacia todos los capitales nacionales y locales, y desde todos los capitales en su conjunto y desde el capital social mundial hacia el valor de uso, hacia cada valor de uso y hacia todos los valores de uso, hacia toda la ecologa del planeta. Esta misma fuerza tambin acta desde el Estado nacional hacia dentro. Es como si el capital social mundial viniera de afuera y utilizara el capital y el Estado nacionales para llevar a cabo su cometido. Esto es lo que significa la modificacin del horario de verano en Mxico como efecto de la competencia mundial
que presiona sobre cada poblacin nacional para que el capitalista pueda explotarla ms a fondo. El capital social mundial requiere ms plusvalor, hay que explotar ms a la clase obrera de todo el mundo. Pues bien, cada Estado nacional tiene que hacer su correspondiente modificacin del horario de verano para ahorrar costos y aumentar la tasa de plusvalor. Esta directiva del capital social mundial presiona a cada Estado nacional y cada Estado nacional presiona hacia el interior, a cada capitalista y al conjunto de la poblacin del pas. As, pues, actualmente la perspectiva adecuada para analizar el mundo consiste en priorizar al capital social mundial frente al capital individual. La fuerza del capital social mundial, decamos, es centrpeta y va del valor al valor de uso, mientras que la del capital individual es centrfuga, tiende a expandirse y a construir el capital social, y va apoyndose en el valor de uso actual para as hacer crecer al valor. El capital individual va desde s mismo hasta el capital social nacional, hasta construir el concepto de Estado-nacin, y a partir de ah constituir el comercio exterior y el conjunto de las relaciones internacionales. Ambas perspectivas son, pues, recprocamente inversas. 8. LA PERSPECTIVA DE LA CRTICA DE LA ECONOMA POLTICA
ES LA DEL VALOR DE USO
A la crtica de la economa poltica le interesa observar cmo se explota al obrero, cmo la ganancia se obtiene mediante el sometimiento del valor de uso de las condiciones de vida y del cuerpo y de la mente del obrero. Esta veta del valor de uso recuerda que tambin estn all el cuerpo, la mente, la calidad
de vida y la ecologa del planeta, y no slo el imperativo de acrecentar la riqueza de las naciones como pretenda Adam Smith. La perspectiva de la economa poltica burguesa es, pues, la perspectiva del valor, y la de la crtica de la economa poltica es la del valor de uso, que se le olvida a la economa poltica burguesa y que se contradice con la del valor. El predominio del capital social mundial sobre los movimientos econmicos del planeta suscit, a partir de mediados de los aos sesenta, un renacimiento de la crtica de la economa poltica en su veta original, que hace valer el valor de uso frente a la economa poltica burguesa, que se centra en la ganancia. Este movimiento centrpeto del capital social mundial presiona desde el valor hacia el valor de uso para remodelarlo. Este movimiento que destruye la ecologa y degrada la salud de la gente incrementa la explotacin del trabajador y entonces suscit, deca, un renacimiento de la perspectiva original de la crtica de la economa poltica. La crtica de la economa poltica haba perdido dicha perspectiva centrada en el valor de uso durante las dcadas en que el capitalismo se expandi a escala mundial. Este proceso de expansin pona en primer plano el valor, las relaciones financieras y la gran circulacin de mercancas. La ecologa no era importante, pues era posible destruirla y sustituirla con ms naturaleza, ms territorio, pero una vez que el territorio se acaba, porque el capital logra redondear la Tierra, envolverla, ya no hay ms a dnde ir, hacia dnde salir; entonces ya cualquier proceso de explotacin de plusvalor implica una explotacin de la naturaleza que inmediatamente tiene repercusiones climticas o sobre la calidad del aire, del agua o de la tierra. Entonces se vuelve evidente lo que le est sucediendo al valor de uso.
Este renacimiento de la veta original de la crtica de la economa poltica el valor de uso y el comunismo ligado a este valor de uso tiene un momento de culminacin en el 68, con la revuelta juvenil internacional, y dura hasta mediados de los setenta, cuando vuelve a quedar sometida la conciencia de clase comunista que haba renacido y cuyo auge momentneo tambin expresaba esta nueva fuerza centrpeta del capital social desde el mundo hacia adentro desde el valor que domina hasta la remodelacin del contenido material del valor de uso. Este auge tuvo como antecedente el movimiento de renovacin del marxismo que arranca desde 1956 con el XX Congreso del Partido Comunista de la Unin Sovitica, con su llamado a volver a las fuentes y a criticar al estalinismo. En Mxico, la perspectiva ortodoxa clsica de anlisis de la crtica de la economa poltica fue introducida en 1972 por Bolvar Echeverra, quien la conociera en Europa a fines de los sesenta, y fue preparada por Adolfo Snchez Vzquez con sus cursos sobre los Manuscritos de 1844 de Marx, sus libros (Las ideas estticas de Marx, 1965; Filosofa de la praxis, 1967) y su labor de traduccin y edicin de obras como Dialctica de los concreto, de Karel Kosk en 1967. En esa misma poca llegan a Mxico y a Amrica Latina el marxismo francs althusseriano y el marxismo ingls (Maurice Dobb, Perry Anderson, Hobabawn o Edward P. Thompson). Pero estos autores no traen esta nocin de la preeminencia terica del valor de uso, tampoco el marxismo que se produce en Estados Unidos como el de Paul Baran, Paul Sweezy y otros. Por ejemplo, el libro de Sweezy La teora del desarrollo capitalista, aunque es muy anterior (1942), se volvi muy importante en esa poca como sntesis del pen-
samiento de Marx y de los marxistas en cuanto a la economa capitalista, y sobre todo adems de muchas cualidades didcticas porque es de los pocos trabajos marxistas que conciben el texto de El capital no como teora del capitalismo en el siglo XIX en Inglaterra sino como una teora del desarrollo capitalista. Este es un concepto lleno de significado que Sweezy asume conscientemente casi en su totalidad, aunque deja fuera aspectos esenciales. As, por ejemplo, en los libros del renombrado economista marxista ingls Maurice Dobb, a Marx se le otorga un lugar despus de Adam Smith y Ricardo, pues aunque sea un socialista, como pensador sera un clsico de la economa poltica,2 quiz su conclusin, el mejor de los clsicos, su superador, pero que mantiene con ellos una cierta identidad o continuidad que consiste en que habla del valor en trminos objetivos. La economa vulgar y neoclsica posterior Keynes incluido tienen una teora subjetiva del valor segn la cual el valor no existe, sino que es una atribucin que los seres humanos confieren a las cosas, mientras que la economa poltica clsica de Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx ofrece una teora objetiva del valor y por eso utilizan un mtodo cientfico en sus anlisis. Tambin Rudolf Hilferding en El capital financiero (1908), aunque habla del valor de uso y tiene muy fresco todava El capital, expone una economa del valor; habla de economa poltica, no de crtica de la economa poltica. Lenin tampoco hace crtica de la economa poltica. Aunque es un pensador marxista y por lo tanto socialista y critica al capitalismo, no parece haber en l una comprensin conceptual de la nocin original de Marx sobre la crtica de la economa poltica. Dicha nocin empieza a tener significado conceptual en la obra
de Karl Korsch, especialmente en su libro Karl Marx, publicado en 1936. l es quien ms exalta la perspectiva crtica de Marx como forma peculiar de construir el discurso para observar la realidad. Pero esto se perdi. Korsch ya no forma parte del partido comunista en 1936, ms bien lo critic y fue expulsado del mismo y, luego, perseguido. Adems, despus de 1950 sobre todo los estalinistas se dedicaron a tratarlo de loco y a desvalorar su obra. Sin embargo, a medidos de los aos sesenta se hizo posible recuperar la crtica de la economa poltica en su especificidad. Es retomado, entonces, el legado de Karl Korsch acerca del talante especfico del discurso de Marx en tanto crtica de la economa poltica, no economa poltica, ni siquiera economa poltica marxista; este fue un invento del marxismo sovitico, en cuyos manuales se trata de positivizar todas las ciencias y se quiso hacer una ciencia del marxismo en el mismo sentido positivista, es decir, una economa poltica cientfica marxista. As, por ejemplo, en el manual Economa poltica del prestigiado economista socialista polaco Oscar Lange se habla de una economa poltica marxista pero no de una crtica de la economa poltica. Hay que recordar todo esto y ver cunto se perdi y por qu es tan importante que se lo haya recuperado, y qu significado tiene este hecho y cmo fue posible. No solamente hubo un esfuerzo de memoria histrica sino que la clase obrera recuper la memoria cuando se plante una nueva lucha. En el curso de esta nueva lucha la clase obrera recuper la memoria, autores y temas olvidados, al propio Marx. En efecto, en los aos sesenta se haba dejado de leer El capital, pero entonces3 empieza a ser ledo de nuevo y de manera generalizada, en diversos pases, despus de dca-
das de olvido. Entonces se present una nueva condicin de lucha para la clase obrera porque se present una nueva condicin de sometimiento por el capital. Ahora el capital social mundial estaba presionando desde todos los confines del planeta hacia el centro del metabolismo social, hacia el valor de uso, y como la clase obrera forma parte del valor de uso tuvo que contestar y dar la alternativa. En este proceso la clase obrera fue vencida pero no obstante, en medio del combate, los intelectuales de izquierda intentaron darse luces y recuperar lo mejor del pasado para bruir las nuevas armas en la coyuntura; ah reconstruyeron el argumento de la crtica de la economa poltica centrado en el valor de uso y el trabajo vivo. La nocin de crtica de la economa poltica centrada en el valor de uso tampoco se encuentra en los tericos del imperialismo ni en los del capitalismo monopolista de Estado ni en los comentaristas franceses o italianos de El capital en la poca. Slo se hablaba de economa poltica marxista o de economa poltica clsica, y se lea a Marx como uno ms de los economistas clsicos. En fin, esta perspectiva original de la crtica de la economa poltica proviene de la influencia del marxismo alemn, que a su vez la descubra a mediados de los sesenta en Karl Korsch, en los izquierdistas alemanes y holandeses, en Lukcs y en Rosa Luxemburgo. Al mismo tiempo, se organiza en torno a Lukcs la Escuela de Praga, que defendi la nocin de filosofa de la praxis en oposicin a las posiciones cientificistas positivistas estalinianas. Esta corriente arriba a Amrica Latina y en especial a Mxico y, con ella, la nocin original de la crtica de la economa poltica.
Quien ms puntualmente resalta el concepto de crtica de la economa poltica es Bolvar Echeverra, desde 1972. Yo fui discpulo suyo en aquella poca en la que se viva un auge del estudio del marxismo en Mxico y se podan encontrar profesores de gran calidad de la ms diversa procedencia y formacin, sobre todo en el seminario de El capital de la entonces Escuela Nacional de Economa de la UNAM, pero ninguno de ellos excepto Bolvar Echeverra asuma El capital puntualmente como crtica de la economa poltica en este sentido originario. Por mi parte, en esta misma perspectiva centrada en el valor de uso, desarroll a partir de 1974 el concepto de subsuncin real del consumo bajo el capital. Este concepto describe el proceso esencial que est en curso actualmente en el capitalismo mundial y que desde mediados de los setenta tiene una vigencia suficiente como para ser analizado. Pude formular dicho concepto que expresa cmo el capital somete realmente al valor de uso a nivel planetario slo a partir de 1977,4 una vez que ha madurado el proceso. Desde entonces me he dedicado a este tema que es el centro del desarrollo especfico de la presencia mundial del capitalismo, de la constitucin de un capital social mundial, de un mercado mundial. Este concepto general subordinacin real del consumo bajo el capital abarca todas las realidades del mundo contemporneo. La perspectiva del capital social mundial se ha vuelto prioritaria y presiona sobre todos los capitales nacionales e individuales, y todos stos presionan como un nico valor sobre el valor de uso de la fuerza de trabajo, de los medios de consumo y de los medios de produccin, es decir, sobre los valores de uso del planeta en su conjunto para incrementar el plusvalor. En trminos ge-
nerales, este concepto dice que la realidad cualitativa de la vida de la sociedad se tuerce para incrementar las ganancias. 9. EL OBJETO TERICO DE EL CAPITAL Y SU GNESIS Ya que hemos aclarado el problema de fondo, podemos hablar del problema general al que responde el texto de El capital, de la gnesis de este problema y su enriquecimiento histrico durante casi siglo y medio, desde que aquella obra fuera escrita, pues el problema al que responde El capital es nuestro problema, no es otro sino el mismo pero se ha enriquecido. La obra El capital fue escrita para resolver un problema que es constantemente reproducido, incluso en forma ampliada, en la sociedad burguesa. An ms, se trata de un problema que se reproduce una y otra vez pero siempre en forma ms desarrollada. Las perspectivas de la produccin, la reproduccin y el desarrollo con las que est construida esta obra son adecuadas para resolver ese problema que constantemente se produce, se reproduce y, aun, se desarrolla a lo largo de la historia del capitalismo. Marx expone en su libro la forma en que la sociedad burguesa se produce, se reproduce y se desarrolla precisamente en vista de responder a ese problema en desarrollo y ampliacin constantes. Se trata del problema cotidiano del tener y el no tener; as lo formula Marx en La Sagrada Familia obra escrita a fines de 1844 y publicada a inicios de 1845, en el captulo IV, pargrafo 4, Proudhon. El problema del tener y el no tener es, dice Marx en polmica con los jvenes hegelianos, un problema masivo, materialista en el mal sentido
de la palabra: egosta, mezquino, es decir, un problema en el mal sentido o en el sentido comn del trmino, un problema emprico y empirista, cotidiano. Este problema del tener y el no tener se formula tambin como el de la riqueza y la miseria sociales. A fines del siglo XVIII Adam Smith responda a este problema que representa el capitalismo con su libro La riqueza de las naciones, as planteaba l la cuestin: cmo incrementar la riqueza de Inglaterra, es decir, del capital ingls. David Ricardo retoma este planteamiento de Adam Smith y lo desarrolla, durante la segunda dcada del siglo XIX, de modo ms consciente y radical. Pero los socialistas de entonces captaron la otra cara de la moneda: haba miseria, y con el progreso de la civilizacin ese problema no se paliaba como se prometa, al contrario, se profundizaba; la miseria creca y eso fue lo que denunciaron: con el progreso de la civilizacin no slo crece la riqueza sino tambin la miseria. Y denominaron a este problema la cuestin social y su respuesta fue la figuracin de una sociedad justa, el socialismo, en donde la riqueza se distribuyera igualitariamente. A la preocupacin de la burguesa por incrementar la riqueza, ante el problema del tener y el no tener, de la riqueza y la miseria, los socialistas responden, pues, denunciando que todo intento civilizatorio capitalista por incrementar la riqueza redunda en el incremento de la miseria. Se trata entonces de no fijarse en la cosa sino en la cuestin social, no en la riqueza sino en la construccin de otra sociedad, el socialismo. Por eso se habla no de la cuestin econmica sino de la cuestin social. Aquellos primeros crticos del capitalismo le dan ms valor, ms peso, a los sujetos que al objeto; hay un cambio de perspectiva, se fijan
en el aspecto negativo y en el aspecto subjetivo, social, no en la cosa y en el aspecto positivo; no en el incremento sino en la transformacin, en el cambio de sociedad; no en incrementar lo que ya hay sino en la necesidad de construir otro mundo. Los socialistas comienzan a cambiar crticamente el terreno de la pregunta empirista de la economa poltica burguesa acerca de la cosa. A la cuestin econmica del tener y el no tener, de la riqueza y la miseria, se responda crticamente, pues, con la cuestin social; lo decisivo no era la riqueza material, la cosa, sino el bienestar social, el sujeto humano. La pregunta de la economa poltica burguesa acerca del incremento de la riqueza responde al problema que suscita la forma abstracta, de valor, que posee la riqueza en la sociedad capitalista, el problema de cmo enriquecerse cada vez ms, cmo producir ms riqueza y ganar ms. As formulado, este problema hace empalidecer, unilateraliza, deforma y oculta la cuestin de fondo que sale a luz en la paradoja planteada por los socialistas y los comunistas. Para stos, la sociedad vive un problema, es una sociedad problemtica; mientras que en la economa poltica burguesa la sociedad no parece ser problema, simplemente hay que incrementar la riqueza; hay pequeos errores pero la sociedad de por s no es problemtica. Por su parte, Marx transforma tanto la pregunta socialista como la de la economa poltica burguesa al confrontarlas una con la otra. Transforma la pregunta socialista mirndola desde la perspectiva de la economa poltica burguesa, y transforma la pregunta que se hace la economa poltica burguesa mirndola desde la perspectiva socialista. Trans-
forma una pregunta al criticarla desde la perspectiva de la otra y construye una tercera, nueva. Del socialismo, retoma la dualidad riqueza-miseria y la centralidad de la cuestin social para enfrentar cualquier problema econmico. As la cuestin del tener y el no tener se vuelve esencial, ms all del sentido comn, al situarla en una perspectiva humana, social e histrica que puede reconocer con toda claridad que las cosas podran ser de otro modo, y que entonces pregunta: por qu son as? De este modo la llamada cuestin social es replanteada tanto en trminos sociales como en trminos objetivos: cules son las presentes condiciones de asociacin que permiten que las cosas sean como son? La pregunta por la relaciones sociales especficamente burguesas es una pregunta socialista, que apunta al corazn del problema de la produccin de riqueza y de miseria. Por otro lado, Marx retoma las nociones de la economa poltica relativas a la produccin y la distribucin de riqueza para mostrar que en la sociedad burguesa el contraste entre riqueza y miseria y la distribucin desigual de la riqueza no slo vuelven virulenta la cuestin social sino que, adems, esta sociedad produce y reproduce ampliada y desarrolladamente la riqueza y la miseria. As, pues, la pregunta por el modo de produccin burgus es la pregunta por las condiciones en que la sociedad produce riqueza material a la par que miseria social. Cules son, pues, estas condiciones de produccin propias de la sociedad burguesa? Al formular esta pregunta, Marx cambia el terreno del anlisis cientfico crtico que comenzaran los primeros socialistas. Este cambio de terreno permite preguntar qu significa ser fuerza de trabajo y qu significa explotar a la fuerza de trabajo en la poca moderna, es decir, el tra-
bajo del obrero ms bien que el del siervo o del esclavo. Ahora tenemos una pregunta que es doble, es decir, una pregunta estructural respecto de la forma en que se produce la riqueza y la miseria y, tambin, histrica o relativa a la diferencia especfica de este modo de produccin respecto de otros. 10. DESARROLLO DEL PROBLEMA
DE LA CRTICA DE LA ECONOMA POLTICA
Lo antedicho es un primer acercamiento para ubicar la pregunta a la que Marx intenta dar respuesta en El capital, la gnesis de la misma en la lucha de clases y en la reflexin social cientfica y poltica en el siglo XIX. Un segundo acercamiento dira as: a fines del siglo XIX, a la pregunta por qu significa explotar fuerza de trabajo asalariado se aadi la pregunta de qu significa que unas naciones capitalistas exploten a otras naciones precapitalistas y que, en general, dominen sobre una periferia de naciones no capitalistas o semicapitalistas. En efecto, la polarizacin riqueza/miseria que los socialistas sealaron en el siglo XIX se proyect geogrficamente en la polarizacin del mundo entre centro y periferia. Por otra parte, durante el siglo XX pareci aminorar la virulencia de la produccin de miseria en el centro a la par que la riqueza se incrementaba en proporciones insospechadas, pero al mismo tiempo se hizo ms virulenta la polarizacin riqueza/miseria a nivel mundial riqueza en el centro, miseria en la periferia, lo cual puso a la orden del da la cuestin del imperialismo, del mercado mundial y del Estado nacional. Adems, durante la dcada de los treinta del mismo siglo XX se evidenci otra forma de miseria adicional a las formas ya
conocidas: la miseria sexual, la cual se profundiz y se desarroll desde que Wilhelm Reich la denunciara en sus libros La lucha sexual de los jvenes (1932) y La psicologa de masas del fascismo (1933). En general, a lo largo del siglo se va matizando la pregunta por la riqueza y la miseria al desplegarse los distintos tipos de riqueza y de miseria que va viviendo la humanidad al desarrollarse su sometimiento bajo el capital. Pero, sobre todo, el siglo XX puso a la orden del da, por un lado, la cuestin de la guerra como forma extrema de miseria y por otro lado desde los aos sesenta la degradacin cultural y psicolgica de la gente. De ah que Paul Baran y Paul Sweezy, en el libro El capital monopolista, se vean obligados a introducir dimensiones culturales y psicolgicas para analizar la sociedad y la economa de Estados Unidos. Se trata de una curiosa interferencia en el anlisis de la empresa gigante. Para hablar de monopolios hay que hablar no solamente de economa, es decir, de valores, precios, mercancas y produccin industrial, sino que hay que hablar de cultura, de psicologa de masas, de problemas que vive la gente en su cotidianidad. Como vemos, la cuestin social inaugurada por el socialismo del siglo XIX se expandi hacia mbitos que antes no parecan estar incluidos en ella aunque en verdad ya lo estaban. Esos mbitos no se evidenciaron con virulencia como problemticos sino hasta fines del siglo XIX y a lo largo del siglo XX. As, cuando en 1971 se public el libro Los lmites del crecimiento se revela el inminente agotamiento de las reservas de petrleo, los bosques y otros recursos naturales en relacin a las necesidades de la acumulacin de capital. Adems, desde fines de los sesenta, y ms agudamente a fines de los setenta, se puso a la orden del da la pregunta por la economa
sustentable, as como el problema de la creciente destruccin de la ecologa planetaria en tanto expresin de la produccin capitalista de miseria. Este problema se encuentra implcito en la cuestin social clasista del siglo XIX y ahora, en el siglo XX, es explicitado y desarrollado en la realidad cotidiana. Como vemos, al desplegarse las formas complejas de produccin de miseria, se ha desarrollado la economa poltica, y sobre todo la crtica de la economa poltica. Con la globalizacin de los ochenta y los noventa, no slo se profundiz la proletarizacin de la humanidad evidenciada desde los sesenta, sino que los flujos migratorios de la fuerza de trabajo en todo el mundo crecieron y se volvieron ms complejos. As se conform un ejrcito industrial de reserva mundial. En general, se desarrollaron las formas de reproduccin de la fuerza de trabajo y, por ende, el ncleo que las regula, lo que denomino la comunidad domstica capitalista. Estos problemas actualizan el cuestionamiento al libro de Marx, invitndolo a que mida su capacidad cientfica de explicacin y la desarrolle a la par que la despliegue a partir de su teora de la explotacin de plusvalor y de la reproduccin y desarrollo del capitalismo. Qu significa producir en trminos capitalistas y qu tiene que ver eso con la destruccin ecolgica y, en general, con el conjunto de cuestiones culturales y psicolgicas que vuelven problmatica la vida social contempornea? As, pues, El capital debe medirse en referencia a la cuestin que l mismo plante al transformar el terreno epistemolgico en el que se planteaba la cuestin social en la economa poltica clsica y en el discurso socialista. Pero ahora, a comienzos del siglo XXI, la pregunta de Marx ha quedado enriquecida y no simplemente sumada a nuevas cosas. A la
vez, la misma pregunta, desarrollada y profundizada, la produccin compleja de riqueza y miseria, sigue siendo la que ocupa la reflexin de la crtica de la economa poltica. 11. RIQUEZA Y MODO DE PRODUCCIN Ya que hemos visto la gnesis de la pregunta que se plante Marx podemos formular de manera ms redonda cul es el objeto terico de El capital. Vimos que Marx intenta trascender tanto la restriccin cientfica presente en la economa poltica como la restriccin poltica presente en el discurso socialista; cambia, pues, todo el terreno terico, cambia las respuestas porque cambia las preguntas y las precisa. Vimos, por ejemplo, cmo autores marxistas como Maurice Dobb y Oscar Lange no captan esta diferencia especfica sino que identifican a Marx con la economa poltica clsica. Segn ellos, Marx es un mejor economista clsico pero su discurso pertenece a este horizonte; hablan de la economa poltica marxista pero no piensan la diferencia especfica de la crtica de la economa poltica como un cambio epistemolgico, como una remodelacin de la poltica de la izquierda y del discurso cientfico de la economa. Durante los aos sesenta del siglo XX se reflexion sobre el tipo de discurso especifico que est presente en El capital. Es ejemplar a este respecto el libro de Althusser de ttulo paradjico: Para leer El capital. Uno creera que es una gua de lectura, una ayuda para leer el libro de Marx, pero cuando leemos el libro -encontramos que en realidad se trata de un texto sumamente complejo por el lenguaje que utiliza y por la reflexin filosfica que lleva a cabo. Tal parece que a mediados de los setenta El capital no puede ser ledo si no
se aclaran antes demasiadas cosas, que antes de comenzar a leer el prlogo de Marx hay que bregar con 300 pginas de una discusin archicompleja sobre la epistemologa de las ciencias sociales, el psicoanlisis, la lingstica y la economa poltica frente a la nueva epistemologa que Marx propone. Desafortunadamente, este gran aporte de Althusser que intentaba poner en orden tantas cosas en ningn momento llega a captar la diferencia especfica del discurso de Marx como crtica de la economa poltica. Para Althusser, tambin se trata de ciencia. La economa poltica burguesa es ideologa, Marx hace ciencia y el paso de una a la otra es el paso de la ideologa a la ciencia. Marx transform el terreno epistemolgico. La economa poltica burguesa, por empirista, se hace una pregunta ideolgica acerca de la riqueza, y Marx la transforma en una pregunta cientfica acerca del modo de producir plusvalor. Esta es la respuesta crtica de Althusser a los marxistas que pensaron que Marx hablaba acerca de la riqueza como objeto emprico. Segn Louis Althusser, Marx no habla de la riqueza burguesa, pues sta es una problemtica ideolgica de la economa poltica burguesa, sino que habla acerca del modo de produccin burgus, pues sta es una problemtica cientfica. Marx comienza el primer prrafo de El capital con estas palabras: La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de produccin capitalista se presenta como un enorme cmulo de mercancas y la mercanca individual como la forma elemental de la riqueza. Nuestra investigacin, por consiguiente, se inicia con el anlisis de la mercanca. De aqu desprende Pierre Macherey, miembro de la escuela althusseriana, que Marx comienza por hablar de la riqueza pero slo para abandonar inmediatamente este
punto de partida y meterse en lo que realmente es cientfico: el modo de produccin. Marx comenzara, pues, por la riqueza slo para recordar el tema ideolgico y luego cambiar de terreno discursivo y entrar al tema del modo de produccin. As, pues, el objeto terico de El capital es la riqueza de la sociedad burguesa o es el modo de produccin burgus? As, en estos trminos antinmicos, qued planteada la cuestin. La mayora de los marxistas anteriores a Althusser decan que el objeto terico de Marx en El capital era la riqueza de la sociedad burguesa observada dialcticamente como produccin de riqueza y miseria, pero Althusser cambia los trminos de la discusin y dice que el tema de la riqueza no alude a un problema cientfico sino a un problema emprico, vulgar e ideolgico. Esta postura de Althusser es similar a la que Marx critica como vimos arriba en los jvenes hegelianos que se niegan a tocar el problema del tener y el no tener porque es material, sucio, masivo y mezquino. En cambio para Marx es un problema que al mismo tiempo que vulgar y emprico es esencial, lo cual tiene importancia para un materialista como Marx frente a aquellos filsofos idealistas. En su plemica con los jvenes hegelianos Marx se encuentra discutiendo por anticipado con una posicin como la que tiene Althusser 120 aos despus. Cmo, pues, podramos formular el objeto terico de El capital incluyendo al mismo tiempo los trminos de riqueza y modo de produccin tal y como se encuentra formulada la cuestin al inicio de El capital? Marx no est optando por un camino o por otro; dice las dos cosas y formula en el captulo XXIII de el tomo I la ley general de la acumula-
cin capitalista justamente como la creciente produccin de miseria al tiempo en que crece la produccin de riqueza, as que sin los conceptos de riqueza y miseria para l no tiene sentido el trmino modo de produccin. 5 Ciertamente existe la nocin empirista de riqueza, pero tambin existe el concepto cientfico crtico de riqueza. Althusser y su escuela solamente han visto el concepto empirista de riqueza y lo han rechazado, pero no accedieron a ese concepto cientfico, as que al rechazar el concepto empirista de riqueza ellos mismos quedan presos en l, porque no alcanzan a vislumbrar otro que es al que alude Marx ya desde La Sagrada Familia. As, pues, aunque cabe concebir a la riqueza en un plano empirco, ideolgico, vulgar, sin trascender el mezquino sentido comn, se trata de un concepto esencial para la comprensin de la sociedad burguesa, porque describe su estructura, su modo de produccin y lo que fundamentalmente hay que criticar en ella. El objeto terico de El capital se puede formular entonces sintticamente como la reflexin crtica acerca de las condiciones materiales de posibilidad de la sociedad burguesa. As es como Kant hace la pregunta crtica acerca de la produccin de verdades por parte del conocimiento; es decir, la pregunta por las condiciones de posibilidad del pensamiento cientfico. En Marx estas condiciones materiales constituyen justamente la riqueza. La pregunta crtica de Marx es, pues, acerca de las condiciones materiales de posibilidad para la explotacin de plusvalor a la clase obrera o, en otros trminos, las condiciones materiales de posibilidad del modo burgus de producir, que consiste en explotar a la clase obrera. Pero en Marx esta pregunta es al mismo tiempo la que propone que este modo de producir es la condicin material de po-
sibilidad o la riqueza que hace posible construir la sociedad comunista. Este objeto terico de Marx, al mismo tiempo que observa la riqueza en tanto condicin de posibilidad de la sociedad humana, percibe un tipo de sociedad humana como riqueza o condicin de posibilidad de otra historia. Observa entonces a la sociedad capitalista en su proceso de produccin, reproduccin y desarrollo, la ley de desarrollo de esta sociedad desde el momento en que nace hasta el momento en que pone las condiciones de su destruccin. As queda entonces sintetizada la cuestin y resuelta la antinomia acerca de si El capital aborda la riqueza o el modo de produccin, si hace una pregunta emprica o solamente versa sobre un modelo. Veamos lo dicho con ms detenimiento. 12. CONDICIONES MATERIALES DE POSIBILIDAD
Y MODO DE PRODUCCIN
El modo de produccin burgus tiene como una de sus condiciones materiales de existencia el hecho de que la burguesa se apropie los medios de produccin y el proletariado quede desposedo. Al productor directo se le arrebata en primer lugar la tierra y sus medios de labranza; slo entonces se vuelve proletaro, est desvinculado de sus medios de vida y ya es libre, para ser explotado. Esta es condicin material de posibilidad del modo de produccin capitalista. Como se ve, hablar de condiciones materiales de posibilidad es lo mismo que hablar de riqueza, pues sta es el conjunto de las condiciones materiales de la vida humana. Entonces cuando Marx hace la pregunta por las condiciones materiales de posibilidad del
modo de produccin burgus, es decir, por la riqueza burguesa, no ve esta riqueza como algo quieto, como cosa, sino integrada en un modo de produccin, pero no simplemente para constituir un modelo (posicin de Althusser). Por cuanto que las condiciones materiales del modo de produccin son antagnicas, se trata de una riqueza antagnica, una expropiacin y monopolizacin de riqueza, un tener y un no tener. Por lo tanto Marx hace la pregunta por las condiciones materiales de existencia del modo de produccin burgus o de la riqueza burguesa slo porque al mismo tiempo est haciendo la pregunta por otra sociedad que supere al modo de produccin burgus. Pero cmo conecta Marx la pregunta sobre el futuro con esta del presente? Pues proponiendo al propio modo de produccin burgus como riqueza para otro sujeto, para el sujeto proletario. El modo de produccin burgus ha sido hasta ahora el ltigo mediante el cual se explota al proletariado. Y, bien, Marx cambia la pregunta cuando dice que el modo de produccin burgus es riqueza para el movimiento proletario. Ya vimos cmo los socialistas utpicos en lugar de economa proponen la cuestin social, y cmo Marx, por su parte, critica a la economa poltica desde la perspectiva socialista pero tambin critica la perspectiva socialista desde la perspectiva de la economa. La sociedad burguesa no solamente es un lugar de suplicio para el proletariado, pues si as fuera no habra que pensarla sino olvidarla y pasar a otra cosa lo que fue la posicin del socialismo utpico. Pero para poder pasar a otra cosa hay que pensarla, pues en la sociedad moderna se encuentran los instrumentos mediante los cuales vamos a construir la prxima sociedad. Esta es la posicin de Marx: la sociedad burguesa, el modo de produccin burgus,
es riqueza para el movimiento comunista en vista de construir otra sociedad. El capital ha expropiado a los productores directos; ahora los expropiadores van a pasar a ser expropiados. As plantea Marx el modo de produccin burgus como condicin de otra historia, como riqueza para otra historia. Aqu se estn poniendo en juego un concepto no empirista de riqueza y un concepto de modo de produccin que no es idealista o meramente modelar sino que est siempre arraigado a la condicin material de posibilidad. Marx concibe su crtica de la economa poltica como fuerza productiva, y en general a las teoras y las ciencias, pero tambin las concibe como ideologas. Esto nos conduce a otro problema.
EXCURSO A TICA Y MORAL: LAS CIENCIAS NATURALES Y LAS CIENCIAS SOCIALES COMO FUERZAS PRODUCTIVAS Y COMO IDEOLOGA Sabemos que las empresas y el Estado emplean psiclogos sociales para disear la imagen pblica de los candidatos polticos, as como socilogos, antroplogos y economistas para la coordinacin de programas de desarrollo y para la gestin de la acumulacin de capital. As que en las ciencias sociales y tambin en las ciencias naturales hay mucho de ideologa, no slo de ciencia ni de fuerza productiva. Las ciencias sirven para fomentar las relaciones de produccin existentes. No se trata slo de que las dimensiones ideolgicas se aaden a la ciencia. La ciencia en cuanto tal sea ciencia social o ciencia natural es una
de las fuerzas productivas de la sociedad moderna, sometidas a las relaciones de produccin capitalistas y regidas o coordinadas inmanentemente por perspectivas formales que apuntalan las relaciones de produccin alienadas y las ideologas que les corresponden. No es fcil comprender que no slo la ciencia natural, sino tambin la social, sirve al desarrollo de la produccin, pero conforme el capitalismo se desarrolla, se percibe la mundializacin del costo de ciertas condiciones de vida como la educacin pblica o la seguridad social lo que se llama el gasto social del Estado como algo en lo que deba ocuparse el economista, el antroplogo, el socilogo y el psiclogo bien sea para abaratar los costos del capital, o al contrario, para mejorar las condiciones de vida de la poblacin. De otro lado, la tica en tanto ciencia, esto es, como aspecto de la filosofa, al igual que cualquier otra ciencia social, forma parte de las fuerzas productivas de la sociedad. Por su parte, la moral tiene una doble funcin. Por un lado est la moral como ideologa, como saber, como deber ser, que forma parte de la sobreestuctura y simplemente es una ideologa pero, por otro lado, la moral constituye al mismo tiempo una dimensin anterior al derecho en tanto conjunto de doctrinas que sirven para regular las relaciones de propiedad y que tambin forma parte de la sobreestructura, lo mismo que la poltica en tanto gestin de las libertades al servicio de las necesidades econmicas capitalistas, y por ello es un momento del metabolismo social. Pero hay dimensiones de la poltica que no forman parte de la sobreestructura, especialmente lo que podemos entender como la politicidad bsica6 de una sociedad. Si esta politicidad bsica se encuentra reprimida apunta a revelarse, a
transformar la realidad econmica y poltica de un pas. Cuando la poltica revolucionaria descubre que la gestin de la libertad autntica se enfrenta a la gestin de la libertad actual e, incluso, a la gestin de las necesidades a favor del capital, tal y como en la economa se est llevando a cabo en este momento, entonces la poltica forma parte de la base de la sociedad. En Miseria de la filosofa dice Marx que la fuerza productiva ms poderosa que guarda en su seno una sociedad es la clase revolucionaria que va a transformar el conjunto de las relaciones sociales y a producir un nuevo mundo. La capacidad productiva de esa fuerza revolucionaria es portentosa pues produce historia. Esta produccin es evidentemente mucho ms compleja y, entonces, ms potente que la simple produccin de cosas. De ah que la poltica revolucionaria sea parte no de la sobreestructura sino de la base de la sociedad. La gestin de libertades es funcin de la poltica en general mbito en el que se mueve la poltica de partidos y del Estado, es parte de la sobreestructura, un momento ulterior al de la gestin de necesidades. Pero en la sociedad capitalista la gestin de necesidades no es equilibrada, adecuada a lo humano, sino enajenada, as que no tiene en cuenta lo que es verdaderamente prioritario y toma como prioritarias cuestiones que son secundarias. Aqu las cosas se encuentran de cabeza y solamente la poltica revolucionaria puede ponerlas sobre sus pies. Esta poltica seala desde la gestin de libertades que de eso se ocupa la poltica, que debe modificarse la estructura de la gestin de necesidades (ocupacin de la economa). Solamente as se pondran las cosas sobre sus pies.
La poltica revolucionaria es pues, parte de la base de la sociedad precisamente porque esta sociedad se encuentra cabeza abajo o no est hecha a favor de los seres humanos sino contra ellos. Insisto en que estoy hablando de la poltica revolucionaria en lo que tiene de autnticamente revolucionaria, no de la presencia emprica de la as llamada en un momento dado poltica revolucionaria, la cual presenta dimensiones revolucionarias pero tambin reaccionarias segn qu tan penetrada se encuentre por la ideologa dominante. La poltica revolucionaria no solamente se encuentra penetrada a veces por policas o por agentes del Estado, sino tambin por perspectivas ideolgicas que no le corresponden a la clase revolucionaria. Empricamente esta clase es una mezcla de ideologa y ciencia, como lo es tambin, empricamente, la institucin ciencia. En lo que respecta a la moral, la vimos como parte de la ideologa, como un conjunto de saberes e ideas sobre lo que se debe ser que no se aplican siempre y que difieren del ser, de la dimensin material de la sociedad. Pero la moral no solamente tiene esta presencia ideolgica favorable a las relaciones de produccin capitalistas sino tambin una funcin reguladora de las relaciones sociales inmediatas, forma parte, pues, de la base de las relaciones cotidianas de la gente. La moral tiene entonces, como decamos, una doble versin, pues no podemos suponer una sociedad cuyos miembros estn desligados unos de otros y que integren sus relaciones interpersonales solamente a posteriori a travs de la moral. La sociedad est cohesionada desde siempre y la regulacin de su cohesin, de sus costumbres, de lo que el ser humano es, est siempre conectada con lo que el ser humano futuriza, con el porvenir. El ser humano no es un ser
dado sino un ser de posibilidades, entonces lo que es se conecta con lo que puede ser, y esto que puede ser se conecta tambin con una eleccin de futuro, es decir, de una parte de todo lo que puede ser a la que se circunscribe y a la que define como lo que debe ser, precisamente para garantizar la existencia de lo que es del ser. Por ese motivo, dimensiones de la moral que se ocupan del deber ser refieren simultneamente a posibilidades del ser del futuro, y las posibilidades del ser no son algo que le adviene al hombre como un aadido, sino que le es inherente en tanto ser teleolgico, en tanto ser que acta de acuerdo a fines. El ser humano acta de acuerdo con una finalidad, y por ende observa las posibilidades siempre como parte de su existencia actual. El deber ser no est desligado del ser en la existencia humana. En sus niveles ms bsicos, la moral, en tanto que regula al deber ser y por ello garantiza la existencia de los individuos sociales independientemente de que as apuntala las condiciones de dominio de una clase y en este sentido, y slo en ste, la moral es ideolgica, se ocupa de esta regulacin reproductiva bsica del socius, del cuerpo social en su conjunto y entonces forma parte de la base de la sociedad. Lo anterior permite explicar que, en el capitalismo mundializado totalizado en trminos econmicos, dimensiones que antes eran sobreestructurales muestren aspectos que forman parte de la base econmica. Del mismo modo vemos que el maestro de escuela que podra hacer su trabajo sin ser explotado puede servir, ahora, en una empresa capitalista de educacin y producir plusvalor para sus patrones, los dueos de la empresa;7 y esto es lo que ocurre con cada vez ms frecuencia.
Asimismo el sometimiento sexual las formas de opresin y de abuso sexual, etctera deviene en funciones econmicas de carcter industrial capitalista. La prostitucin ya tena una dimensin econmica desde hace milenios pero sin ser el fenmeno generalizado que hoy involucra a millones de gentes. Con la modernizacin del capitalismo la prostitucin se convierte en una rama industrial ms. Anlogamente la produccin y el trfico de drogas se convierten en ramas multimillonarias de la acumulacin de capital. Es posible comprender el desarrollo capitalista como este proceso de actualizacin de posibilidades latentes, de su transformacin en realidades fcticas generalizadas. Siguiendo este procedimiento podemos comprender la estructura de la sociedad en el capitalismo contemporneo y cmo es que pueden ser diferenciadas y articuladas sus dimensiones bsicas y sobreestructurales, as como tambin desarrollar la crtica de su estructura econmica para abarcar otras dimensiones ms amplias de la sociedad.
EXCURSO B PRODUCCIN HISTRICA DEL FENMENO Y RELACIN DE CONOCIMIENTO De la misma caracterizacin del objeto terico de la crtica de la economa poltica la riqueza como objeto de la revolucin proletaria se desprende otra indicacin metodolgica de validez general para las ciencias sociales, a saber: la relacin de interioridad entre el objeto y el sujeto del conocimiento. Consideremos el proceso de conocimiento del sujeto que intenta comprender su experiencia cotidiana. Por ejemplo:
nos topamos con el fenmeno de los nios de la calle. Cmo hace este sujeto nosotros para procesar tal experiencia? Es difcil entender este proceso si al considerar la relacin sujeto-objeto se toma al objeto y al sujeto solamente como dos entes separados que en un determinado momento se pusieron en conexin. En realidad esto no es as pues aunque el da de hoy nos topamos con el fenmeno a travs del peridico por ejemplo ste existe desde hace muchos aos. El fenmeno nos incluye y participamos en su produccin de manera histrica. Hay, pues, una produccin social del fenmeno en la cual participamos. No estamos al margen de l, y entonces lo observamos o nos topa, sino que el objeto ha sido producido tambin por nosotros; ya estamos incluidos en l, ya nos ha conformado y nosotros lo vamos conformando. As que no es tan difcil elaborar los datos que recibimos del fenmeno. Tenemos conocimientos previos a travs de otros fenmenos: leemos otros libros, tenemos mltiples experiencias sobre el mismo hecho, etctera. Si tomamos como ejemplo uno de esos libros, puesto sobre la mesa, no hay que considerarlo como algo separado de m. As se ve, ah est el libro y aqu estoy yo: este objeto libro est dado y yo estoy dado. Pero, insisto, el libro no simplemente est dado sino que ha sido producido por seres humanos. Yo soy un ser humano y de alguna manera estoy en contacto con esos seres humanos que produjeron el libro, hay una conexin histrica entre ellos y yo que hace que su libro no me sea completamente ajeno. De ah que se pueda afirmar que el sujeto incluso este sujeto individual, y con ms razn an si hablamos de un sujeto colectivo ha producido el objeto que va a conocer.8 El objeto de conocimiento ha sido
antes objeto de produccin, primero ha sido producido; entonces, hay interioridad entre el sujeto y el objeto. Ahora que yo lo capto, en realidad voy a re-captarlo, a re-conocerlo. Hubo quien pens prostituir a esta nia de la calle. A esta niita podra yo colocarla alguien se dijo en tal club de lujo. Hubo quien pens eso, tuvo algunas nociones acerca de esto y lo hizo. Recientemente se ha debatido sobre la conveniencia de fomentar la proliferacin en Mxico de este tipo de antros, casinos, etctera. No se habla del fomento del narcotrfico y la prostitucin de todo tipo especialmente infantil extendida con la globalizacin pero es evidente que se trata de eso. Pues bien, es en este contexto en el que crece este tipo de negocios en los que cada vez hay ms gente involucrada. Ahora yo me encuentro a 100 kilmetros de distancia del fenmeno, y ni siquiera del hecho real, es decir, no me encuentro ni a la niita ni al lenn sino a alguien que escribe sobre el fenmeno y analiza estadsticas, as que puedo pensar que aqullos me son aparentemente exteriores. Pero en verdad el fenmeno ha sido producido socialmente y en tanto existe es debido a una cierta finalidad y a una cierta mentalidad. El lenn lo produjo y quizo sacar de l un provecho; los conceptos que imprimi en el asunto pueden ser vagos, oscuros o bien perfilados unos fueron eficaces, otros no y yo voy a reproducirlos en mi cabeza al observar el objeto. Voy a construir otros conceptos correlativos, algunos sern coincidentes con los que l pens, otros no. Habr, incluso, otros conceptos que l no pens, l nada ms acto y, por mi parte, yo capto en estos conceptos los resultados de su acto. De tal manera mi captacin del fenmeno tiene lugar en un segundo momento. Los seres humanos primero produje-
ron el fenmeno y le imprimieron pensamiento, y luego pensaron el objeto el cual ya contena pensamiento y despus espigaron nuevos conceptos para explicarlo, y entonces actuaron en su momento para volver a incidir prcticamente sobre el fenmeno y abolirlo, transformarlo o bien para mejorarlo como negocio. Como se ve, no es posible resolver este problema del conocimiento si se parte de un sujeto y un objeto separados que se relacionan a posteriori. Slo si se reconoce que esta relacin de conocimiento es una relacin segunda respecto de la produccin del objeto, es posible comprender que existe una interioridad prctica entre el sujeto y el objeto que es previa a la relacin de conocimiento. En la filosofa, hubo una bifurcacin entre la manera en la que Descartes capt la objetividad y en la que sigue Kant. De ah que Hegel intentara revertir el modo cartesiano de captar el objeto y la relacin de conocimiento, para lo cual entronca con otra vertiente que proviene de Jean Baptiste Vico, autor de la Ciencia Nueva. Esta vertiente no plantea una relacin de exterioridad entre el sujeto y el objeto, sino que reconoce en primer lugar que los hombres producen su propia historia. Esta es la idea decisiva de Vico que retoma Hegel y luego Marx. Pues bien, al producir su propia historia, el hombre produce los sujetos que la producen, as como, primero, los objetos en tanto producidos para producir sujetos.
1. LA ESTRUCTURA DEL PRIMER TOMO DE EL CAPITAL Como hemos visto, Marx expone en El capital una teora del desarrollo capitalista que incluye la crtica de ese mismo desarrollo. A lo largo de esta exposicin le hemos ido dando cada vez ms significado al concepto de desarrollo diferencindolo de los de produccin, reproduccin y realidad emprica de un hecho social en un momento dado. De esta manera llegamos a captar la crtica de la economa poltica como una teora del desarrollo capitalista en la cual quedan integrados los conceptos de riqueza y modo de produccin, tal y como se muestra en el primer prrafo de El capital. Con base en este resultado, podemos pasar ahora a profundizar en la estructura de los tres tomos de El capital. Como sabemos, el tomo I se ocupa en la produccin inmediata, el tomo II en la produccin mediata y el tomo III en la produccin inmediata y mediata del capital o en la produccin absoluta. Tambin podemos decir que en cada uno de estos libros se trata, respectivamente, de las premisas, el proceso y el resultado de la produccin capitalista en desarrollo. Pero tambin sabemos que en cada uno de los tomos la exposicin sigue los momentos de inmediato, mediato y absoluto, o bien de premisas, proceso y resultado Por qu? Porque lo que se expone es precisamente un proceso de produccin:
las premisas del proceso de produccin, el proceso de produccin desplegndose y sus resultados. Marx deriva la estructura constituida por estos tres momentos del anlisis del proceso de trabajo (captulo V del tomo I). Pues bien, as est construido El capital en su conjunto y en cada uno de sus tres tomos. Ya vimos lo correspondiente al conjunto de los tres tomos, ahora vamos a ver cmo cada uno de ellos est estructurado de acuerdo con el concepto de proceso de trabajo, es decir, cmo cada uno posee una estructura praxeolgica o de acuerdo con la praxis. (Ver el Diagrama 4.) En la seccin primera (Mercanca y dinero) se presentan las premisas funcionales del proceso de produccin inmediata del capital: la circulacin de capital, la circulacin de mercancas y de dinero y a stos la mercanca y el dinero como premisas para que el capital pueda echar a andar su proceso. Otra premisa es la fuerza de trabajo como tipo peculiar de mercanca. sta se presenta en la seccin segunda (La transformacin de dinero en capital). Otra premisa ms es el dinero funcionando como capital. En la esfera de la circulacin se encuentran, por un lado, la mercanca fuerza de trabajo y, por otro, el capital como dinero. Ese es el resultado de la seccin segunda del tomo I de El capital, con el que concluye la exposicin, que fue desarrollndose durante las primeras dos secciones, de las premisas del proceso de produccin inmediata de capital. Por otro lado, en la seccin tercera (Produccin del plusvalor absoluto) y en la seccin cuarta (La produccin del plusvalor relativo) se abordan los procesos mediante los cuales se produce el plusvalor, es decir, respectivamente, el proceso de subsuncin formal y el proceso de subsuncin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital. As,
pues, en estas secciones ya no se trata de las premisas de la produccin inmediata del capital, sino de este mismo proceso. Se pone a trabajar a los obreros y stos producen plusvalor absoluto y plusvalor relativo. Y bien, la seccin quinta (La produccin del plusvalor absoluto y del relativo) estudia precisamente el resultado del proceso de produccin inmediata del capital, esto es, el plusvalor, tanto el absoluto como el relativo, pero tambin el salario que es en lo que se ocupa la seccin sexta con el cual se les remunera a los obreros, quienes a su vez producen el capital variable con el que se les paga ese mismo salario. En efecto, como sabemos, Marx distingue (en el captulo VI Capital constante y capital variable) tres partes del valor del producto capital: una que corresponde al capital constante, otra al capital variable y otra al plusvalor. Estos tres componentes del valor se pueden clasificar en dos: uno es el valor transferido y otro el valor producido. El primero est constituido por el capital constante, el cual es un valor preexistente bajo la forma de mquinas, edificios, materias primas y auxiliares, y que, al ser consumidos por el obrero, transfieren al producto el valor que estaba plasmado en ellos. La otra parte del valor del producto es un valor no transferido sino recin producido, que no exista y que el obrero crea al trabajar. Una parte de este valor recin producido reproduce el valor de la fuerza de trabajo, es capital variable, y otra parte constituye el plusvalor. El plusvalor y el capital variable son entonces los productos resultantes del proceso de produccin inmediato de capital, y este doble valor producido es justamente lo que se expone en la seccin quinta y en la seccin sexta del tomo I de El capital
(las dos formas del plusvalor y el salario, respectivamente). Despus de que se ech a andar el proceso de produccin, adems de que se transfiri valor se produjo algo nuevo: plusvalor en sus dos versiones y capital variable presente como salario. Esos son los productos genuinos del proceso inmediato de la produccin capitalista. As, pues, ahora tenemos ya presentes los tres momentos constitutivos del proceso de produccin capitalista, a saber: la premisa (secciones primera y segunda), el proceso (secciones tercera y cuarta) y el resultado (secciones quinta y sexta). Ahora bien, a partir de que tenemos el resultado puede recomenzar el proceso. Lo que es resultado de un proceso 1 (el plusvalor y el salario) se convierte ahora en premisa de un nuevo comienzo del proceso de produccin de un proceso 2. Esto es lo que tenemos en la seccin sptima (El proceso de acumulacin del capital), donde se aborda la reproduccin simple y ampliada de capital. Como vimos, en la seccin segunda se estudian las premisas funcionales y concretas de la produccin capitalista, es decir, el dinero que funciona como capital y la fuerza de trabajo que va a ser explotada en tanto mercanca peculiar que posibilita la existencia de la produccin capitalista. Si el dinero se invierte en la compra de mercanca fuerza de trabajo entonces ya puede convertirse en capital, porque al consumir el valor de uso de esa mercanca se produce valor, y ms valor que el que ella contiene. Entonces en lugar de dinero tenemos dinero incrementado, el valor del dinero inicial ms un plus de valor (D + D). No hay que confundir el plusvalor con lo que comnmente se llama plusvala en el contexto de la compra-venta de bienes races, y que es una combinacin de renta del suelo y
ganancia comercial. En el tomo I de El capital tenemos, entonces, el plusvalor en su momento de creacin. En la seccin segunda se estudia cmo la transformacin del dinero en capital da pie a que inicie el proceso de produccin de plusvalor proceso que se estudia en las secciones tercera y cuarta, y el resultado es justamente el plusvalor producido analizado en la seccin quinta. En la seccin sptima una vez que tenemos el resultado del proceso y ste puede recomenzar tenemos un fenmeno nuevo; no solamente se repite lo mismo sino que ahora adems sucede algo nuevo: si primero en la seccin segunda vimos que se transform el dinero en capital, ahora en la seccin sptima veremos cmo es el plusvalor el que se transforma en capital. Con anterioridad debimos considerar cmo el plusvalor surge del capital; ahora hemos de examinar cmo el capital surge del plusvalor (p. 713). La transformacin de dinero en capital propici que el capital produjera plusvalor absoluto y relativo; pero una vez que ha sido producido el plusvalor como resultado, ahora el plusvalor va a producir capital. En este proceso en el que el plusvalor producido genera capital se invierte el proceso de transformacin de dinero en capital que produce plusvalor (ver el Diagrama 5). El plusvalor ha sido hijo del capital, ahora el capital es hijo del plusvalor. El capital produjo plusvalor, ahora el plusvalor va a producir capital. Se cierra as el crculo argumental del tomo I de El capital (ver el Diagrama 6). En este momento conclusivo de su argumentacin Marx muestra que si alguna vez el capital parti de condiciones previas externas a la produccin capitalista, y debidas a alguna acumulacin proveniente del propio esfuerzo del
burgus, una vez que se echa a andar el proceso de produccin capitalista de explotacin de la fuerza de trabajo asalariada el capital pierde hasta el ltimo tomo de valor que no haya sido producido por la clase obrera, todo el capital se convierte en plusvalor acumulado, y por cierto plusvalor que les fue explotado a los obreros. 2. PROCESO DE EXPLOTACIN
Y PROCESO DE ENAJENACIN EN EL TOMO I
En las secciones tercera a sexta Marx analiza el proceso de produccin capitalista y sus resultados. El capitalista es dueo de una suma de dinero y con ella emplea a un conjunto de obreros, compra medios de produccin y pone a funcionar el proceso. En este proceso los obreros reproducen la parte del capital variable con que el capitalista les paga su salario y producen plusvalor, esto es, producen un valor cuya magnitud es mayor que lo que cuesta su fuerza de trabajo. Para observar este proceso en forma pura, Marx iguala a cero el capital constante o lo toma como si no existiera. Por su parte, el capitalista se apropia este plusvalor, lo que justifica diciendo que l ha posibilitado que ocurra el proceso porque aport lo que se llama iniciativa empresarial. El capitalista posea el dinero para pagarles a los obreros y para comprar los medios de produccin con los que han trabajado. l es el dueo de la fbrica y les dio trabajo a los obreros. Pero en todo caso, ms all de estas justificaciones, cmo se hizo de la fbrica y de ese conjunto de capital? Los socialistas antes de Marx decan simplemente que el capitalista se apropi de eso mediante un robo. La propiedad es un robo, dice Proudhon siguiendo a socialistas anteriores. Supongamos que no fue un robo. Por el momento no va-
mos a preguntar cmo obtuvo su capital el capitalista, supondremos que era un proletario y que ech a andar el proceso, y que est justificado que se apropie del plusvalor pues ese derecho est garantizado por las leyes. l no ha robado nada. Tiene un dinero y lo usa para emplear gente. El argumento fundamental de Marx consiste y en esto rebasa con mucho el argumento socialista previo en demostrar no que el capital es un robo sino que todo el capital existente est constituido por plusvalor explotado a la clase obrera. Si en algn momento el capital preexistente fue obtenido no por medio del robo sino, presuntamente, gracias al propio esfuerzo del burgus, una vez que se echa a andar el proceso en el que explota plusvalor a los obreros, no solamente el dinero se transforma en capital sino tambin el plusvalor. El capital no solamente produce plusvalor sino que, ya producindolo, el plusvalor se vuelve la sustancia nica de la que est hecho el capital. El capital, todo l, est hecho de explotacin a la clase obrera. En las secciones tercera a sexta, que exponen el proceso y los resultados de la produccin capitalista inmediata como proceso de explotacin de plusvalor, el concepto de explotacin es un concepto cientfico preciso. Cuando actualmente se dice explotacin sexual, por ejemplo, no se utiliza este concepto con precisin, pues se habla, quizs, solamente de abuso, de utilizar a alguien contra su voluntad o bien con su voluntad, pero con una finalidad mala o que le es contraria. En cambio en estas secciones de El capital el concepto de explotacin adquiere gran precisin a partir de la distincin entre capital variable y constante, valor producido y valor transferido, intercambio mercantil dinerario equivalente en la circulacin y produccin y apropiacin de plusvalor sin
mediar equivalente. As, pues, se sabe muy bien de dnde sale el plusvalor, a quin se le quit, quin lo produjo, qu papel o funcin cumplieron en el proceso los medios de produccin, el dinero y la fuerza de trabajo. Est perfectamente claro que hay unos seres humanos que han sido explotados no obstante que se les pag el valor de su fuerza de trabajo, que hubo un intercambio equivalente entre mercanca fuerza de trabajo y dinero. Todas las paradojas y encubrimientos concretos del fenmeno han quedado desestructurados gracias al procedimiento consistente en analizar el proceso de explotacin de plusvalor suponiendo que el capitalista le paga al obrero el valor de su fuerza de trabajo y que todo el capital pertenece al capitalista antes de que tenga lugar el proceso de explotacin. Pero en el capitalismo no slo tiene lugar la explotacin de plusvalor a la clase obrera. Veamos: de la suma de capital constante ms capital variable ms plusvalor, esta ltima parte el plusvalor es la que se le explota a la clase obrera. Sin embargo, en el proceso de reproduccin del capital todo el capital constante (c) y todo el capital variable (v) estn formados por plusvalor (p) acumulado. Esta expropiacin de plusvalor totalizada, cuando el plusvalor constituye no slo una parte del valor del producto sino la totalidad del capital (c + v + p), se llama enajenacin de la riqueza (ver el Diagrama 7). Toda la riqueza social ha sido producida por los trabajadores industriales, del campo, de la cultura, las prostitutas..., por cualquier trabajador. Todos los trabajadores han producido la riqueza social, la cual est formada por condiciones previas capital constante y por un valor recin producido que sirve para que los sujetos podamos reproducirnos celu-
larmente salarios ms un nuevo valor excedente plusvalor. Toda la riqueza social es c + v + p, y ha sido producida por los obreros y se la han apropiado los capitalistas. Lo que era propio de la sociedad le ha sido enajenado a sta, se le ha vuelto ajeno. Este no es ya un mero proceso de explotacin sino otro ms profundo, es un proceso de enajenacin. As queda dicho con precisin cmo ocurre la enajenacin bajo el capitalismo: mediante la explotacin de una parte de la riqueza (el plusvalor) que se va sumando al capital de ciclo en ciclo. Explotacin de plusvalor y enajenacin de la riqueza social son conceptos cientficos y crticos rigurosos. No se trata de un concepto filosfico por un lado el de enajenacin y un concepto cientfico econmico por el otro el de plusvalor; los dos son conceptos cientfico-crticos que le pertenecen esencialmente a la crtica de la economa poltica. 3. COMPOSICIN ORGNICA DEL CAPITAL La composicin orgnica del capital desempea un papel central en el anlisis del proceso de acumulacin del capital. Marx analiza la reproduccin simple (captulo XXI) y la transformacin del plusvalor en capital (captulo XXII) como si solamente existieran el plusvalor y el capital variable, supone que la composicin orgnica del capital permanece constante. En el anlisis de la ley general de la acumulacin capitalista (captulo XXIII) se habla de la composicin orgnica del capital pero solamente haciendo alusin a su variacin, sin analizarla, es decir, se analiza la forma de esta variacin, no su contenido. Esto nos da una pauta importante del modo en que Marx observa la reproduccin del capital en este to-
mo I, dedicado a la produccin inmediata del capital. La transformacin del plusvalor en capital cumple, en la seccin tercera del tomo II (la circulacin vista como reproduccin), una funcin anloga a la desempeada por la transformacin de dinero en capital en la seccin segunda del tomo I (el proceso real de la produccin capitalista). Ahora, en la seccin sptima del tomo I se expone la transformacin del plusvalor en capital, y simultneamente se puede exponer la reproduccin del capital pero slo porque ya se expuso la produccin del capital, y entonces simplemente hay que replantear en trminos formales lo que ya se dijo sobre esta produccin, pero todava no se puede abordar en trminos reales la reproduccin del capital. En el tomo I se muestra, pues, la forma de la reproduccin en acuerdo a esta exposicin de la mera transformacin del plusvalor en capital, lo cual da pie al tomo II, donde la reproduccin de capital se aborda en su realidad. En el tomo I se presenta, pues, la forma de la reproduccin, y en el tomo II la reproduccin en su realidad, por lo que es all donde se tiene en cuenta por primera vez el capital constante que no ha sido asumido en el tomo I en cuanto a su contenido. El capital constante es un concepto estratgico para la argumentacin de Marx, as que vamos a seguirle la pista a lo largo de los tres tomos de El capital. No solamente se trata de exponer o explicar el origen del capital constante, hay que criticarlo. El capitalista puede arguir que paga salarios justos y que las condiciones materiales y jurdicas le permiten apropiarse el producto excedente, el plusvalor, pero an le falta justificar su apropiacin de esa riqueza que la sociedad va produciendo y acumulando en forma de medios de produccin. De un periodo a otro y de una sociedad a otra, cada
vez existe una masa mayor de instrumentos, de tecnologa para transformar la naturaleza, eso es el capital constante: las mquinas, los instrumentos, los saberes, los mtodos de produccin, los edificios, etctera. Ya vimos en el tomo I que apenas se ve la forma del capital constante en la produccin y en la reproduccin, y que no se toma en cuenta en su contenido porque ah Marx aborda solamente la transformacin del plusvalor en capital, es decir, la forma de la reproduccin. Solamente en el tomo II, donde se aborda directamente la reproduccin en su realidad, se analiza, en parte, el contenido del capital constante. Siguiendo este hilo rojo del argumento de Marx, ms adelante veremos cmo en el tomo III se aborda otra parte del contenido del capital constante. 4. OBJETO TERICO DE LAS SECCIONES PRIMERA
Y SEGUNDA DEL TOMO I Y DE STE EN SU CONJUNTO
Dice Bolvar Echeverra que el objeto terico de las dos primeras secciones de El capital es el modo aparente de existir de la riqueza en la sociedad capitalista (Comentario sobre el punto de partida de El capital) segn se nos muestra sta en la esfera de la circulacin del capital o como circulacin de dinero y mercancas. Vale la pena puntualizar esta formulacin. En primer lugar si consideramos la clusula de adelante para atrs se nos dice que en esas secciones se observa la circulacin de las mercancas que encontramos en el capitalismo, no la anterior al capitalismo; no se trata, pues, de una situacin precapitalista sino que estamos observando la circulacin del capital. Pero, en segundo lugar, se seala que
estamos observando slo la apariencia de la misma. Entonces no vemos al capital, su ncleo esencial, sino slo a las mercancas y al dinero circulando. La riqueza de la sociedad burguesa se muestra en la esfera de la circulacin con una apariencia de mercancas y de dinero, no como capital. As, pues, en tercer lugar, Marx debe criticar esta apariencia que encubre al ser del capital. Esa crtica es lo que posibilita transitar de la esfera de la circulacin (en estas dos primeras secciones) a la esfera de la produccin del capital (de la seccin tercera en adelante), ah donde se explota a la clase obrera. Esa apariencia circulatoria oculta el hecho de la explotacin, por eso hay que hacer una exploracin crtica de la circulacin del capital para explicar cmo es posible que la riqueza aparezca como si fuera una circulacin simple de mercancas. La riqueza capitalista no aparece como lo que es, circulacin de capital, sino como circulacin simple de mercancas, como si circularan solamente dinero y mercancas. A partir de all, el resto del tomo I de El capital se ocupa en la exploracin crtica de la esencia del modo de produccin capitalista, es decir, del proceso inmediato de produccin del capital y de la forma de la reproduccin que le es inherente. 5. PRESENCIA PARADJICA DE LA LEY DE DESARROLLO
DEL CAPITALISMO EN EL TOMO I
El tomo I de El capital presenta otras paradojas en sus tres captulos finales. Ya vimos cmo se expone en el captulo XXIII la ley de desarrollo del sistema capitalista no obstante que lo que se est tratando es la produccin inmediata de capital. Por su parte, en el captulo XXIV se presentan las premisas
histricas no las premisas funcionales (circulacin de mercancas y dinero) de este proceso de produccin, es decir, aquello que antecedi al capitalismo: la acumulacin originaria de capital, y, aun en el pargrafo 7 de este mismo captulo XXIV, se analizan las tendencias futuras generales del capitalismo. Por su parte, en el captulo XXV se estudian las tendencias futuras particulares de la reproduccin capitalista. As, pues, cmo compaginar el ttulo del tomo I El proceso de produccin del capital con su contenido, que aborda la circulacin, la produccin, la reproduccin capitalista, lo que antecede al capitalismo y el futuro posible del capitalismo, incluida su ley de desarrollo? La cuestin se revela ms compleja si recordamos que en el tomo I se trata slo del proceso inmediato de produccin. He aqu un desafo para quien lee o relee El capital. Alfred Schmidt intent darle una interesante respuesta a este desafo en su libro Historia y estructura, dedicado a discutir con Louis Althusser. Ya vimos cmo, para este ltimo, El capital expone el modo de produccin capitalista, especialmente su estructura. Pero, como se ve, aqu Marx no solamente presenta la estructura del capitalismo sino, adems, una premisa histrica del mismo, la acumulacin originaria, es decir que est considerando la estructura y la gnesis del capitalismo. Por lo que Schmidt seala que la lectura estructuralista que hace Althusser de El capital no coincide con el mtodo expositivo de Marx, que incluye la estructura, el proceso y la gnesis del capitalismo. Tal es la sugerencia de Schmidt para entender este contenido paradjico de El capital. Nosotros estamos tratando de establecer otra interpretacin, pero vale la pena tener en cuenta estos aportes.1 Otro autor, Giulio Pietranera, escribi un ensayo titulado
La estructura lgica de El capital (1956), en el que afirma que en las dos primeras secciones del tomo I Marx se refiere a una situacin precapitalista, en la que hay mercancas y dinero pero todava no capital. Marx estara hablando all, entonces, de un modo de produccin mercantil simple anterior al capitalismo, y slo a partir de la seccin tercera se tratara de un modo mercantil desarrollado especficamente capitalista. Por su parte, Jos Valenzuela Feijo retoma esta idea de Pietranera para tratar de explicar ciertos aspectos del capitalismo contemporneo desde la perspectiva de la teora del valor. Cabe sealar que estos autores abordan la estructura de El capital no tanto para explicarla sino para extraer de ella apoyo para un argumento propio. Sin embargo y aunque este argumento muy bien puede ser atinado este procedimiento conlleva el inminente riesgo de que, mientras tanto, la estructura argumental de El capital queda desvirtuada. Para nosotros es importante comprender cmo est estructurado El capital, cul es su mtodo de exposicin, cmo estn armados sus argumentos. Ya vimos cmo cuando Althusser plantea que el concepto de riqueza social es un concepto empirista y por ende no cientfico sino ideolgico, y que el objeto terico de El capital es el modo de produccin, pierde de vista un argumento cientfico y crtico en contra del capitalismo: el argumento que dice que el capitalismo no solamente explota plusvalor a la clase obrera sino que enajena toda la riqueza social a la clase obrera y a la humanidad. Profundicemos el punto en lo que resta de esta seccin y en el inicio de la siguiente.
6. EL CAPITAL COMO TEORA DEL DESARROLLO CAPITALISTA La ciencia forma parte de las fuerza productivas, de la base de la sociedad. El conocimiento precapitalista no cientfico tambin era parte de la base de la sociedad en la que exista. La forma de ese conocimiento era mtica, pero no su contenido. Tena un contenido de verdad y una eficacia prctica, era fuerza productiva. El conocimiento moderno no se presenta en forma mtica sino en una figura lgico-conceptual que no tena en las sociedades anteriores, lo que muestra la importancia de diferenciar la forma y el contenido del conocimiento, pues si esta forma no fuera eficaz, el conocimiento no podra ser fuerza productiva as sea destructiva. La forma en que se presenta el conocimiento potencia su carcter de fuerza productiva, y ms an en el caso que nos ocupa. As, cuando decimos que El capital de Marx ofrece una teora cientfico-crtica del desarrollo capitalista nos referimosa que est hablando inmediatamente de nosotros y no de la sociedad inglesa del siglo XIX ni del capitalismo de libre competencia. Pero tampoco est hablando de un hecho sino de un desarrollo; no slo de lo que ya existe sino de lo que an est por darse, de lo que l ve all, enfrente, y de lo que viene. Est hablando de la ley de desarrollo. Para entender cmo es que puede ser vigente El capital: las posibilidades de su uso actual para la ciencia y para la crtica de la sociedad capitalista contempornea, es esencial entender que este libro est construido metdicamente no para dar cuenta del capitalismo del siglo XIX, sino que su mtodo, su estructura, su arquitectura y sus conceptos estn all para construir una ley de desarrollo, es decir, una ley que hable del capitalismo que Marx vio y del que no vio, del capitalismo actual. Por eso pudo decir que iba a llegar un mo-
mento en que se constituyera el mercado mundial capitalista industrial que ahora, 150 aos despus, tenemos enfrente. S, es una sorpresa: su prediccin y nuestra experiencia coinciden. Pero por qu coinciden? Coinciden porque aquella ley de desarrollo est construida de acuerdo a la dialctica como lgica expositiva, lo que significa que Marx construy en El capital una teora del desarrollo capitalista o si se quiere de la dialctica del capitalismo. Se trata, pues, de una teora del desarrollo capitalista; incluye el modo de produccin y la acumulacin pero tambin la riqueza. Ya vimos que hay que incluir la riqueza y no nada ms el modo de produccin, pues la clase obrera no slo es forzada a producir y trabajar para otros sino que le es arrebatado el conjunto de la riqueza. As, pues, El capital habla del hoy porque contiene una teora del desarrollo capitalista. Esta es la clave que nos permite entender por qu est construido as y analizar la obra en detalle, ver cmo engarza cada captulo con otro, resolver las paradojas que nos asaltan al leerla. La nica manera de darle orden a este rompecabezas es asumir radicalmente lo que Marx dice en el prlogo de la primera edicin, es decir, que lo que expone es la ley de desarrollo de la sociedad moderna, no el modo de produccin sino la sociedad actual y su porvenir. Cabe insistir en la idea que aparece casi al final del tomo I de El capital ah donde se presenta la forma general de la reproduccin y el desarrollo capitalista, las tendencias de su futuro: la clase obrera no solamente est sometida a la explotacin de plusvalor, sino a una enajenacin total de la riqueza, tanto material como espiritual. No pueden ocurrir las cosas de otra manera dice Marx en un modo de pro-
duccin donde el trabajador existe para las necesidades de valorizacin de valores ya existentes, en vez de existir la riqueza objetiva para las necesidades de desarrollo del trabajador. As como en la religin el hombre est dominado por las obras de su propia mano. Y es que en ese libro est hablando un materialista, que por ende parte de la preeminencia de la dimensin material respecto de la conciencia. Por lo cual al aplicar esta perspectiva en el anlisis del capitalismo supone que la clase obrera va a ser expropiada en el curso del desarrollo histrico y que aunque la clase obrera haya podido tomar conciencia de s y del modo de produccin capitalista, ste se desarrolla, impidiendo que esta conciencia permanezca lcida, precisamente porque en el siguiente ciclo va a expropiarle el plusvalor y el conjunto de la riqueza material e intelectual. El tomo III de El capital concluye con un captulo sobre las clases y la lucha de clases, pues esta lucha forma parte del proceso vital del capitalismo, el cual aunque es contradictorio sigue una lnea de enajenacin creciente, una ley de enajenacin. Marx previ que la clase obrera iba a ser mundial aunque en aquel momento slo exista una clase obrera propiamente dicha en los principales pases europeos y previ tambin que esa clase mundial iba a estar ms enajenada que la que exista a mediados del siglo XIX. As que l ve que se trata de preparar armas para ese enfrentamiento, entregarle a la clase obrera una memoria histrica que le permita analizar cientfica y crticamente al capitalismo. Y bien, cmo construir esa obra del socialismo cientfico que constituye tal arma para la clase obrera mundial? Como todas las armas, sta tambin puede ser alienada, expropiada, tal y
como realmente le han sido expropiados el marxismo y el argumento de El capital a la clase obrera. Pero cabe la posibilidad de que la clase obrera pueda recuperar el marxismo. Por eso hay que dejar plasmada esta teora para que una y otra vez se pueda recurrir a ella y luchar por recuperar la conciencia crtico-cientifica. En momentos de auge del capitalismo la clase obrera difcilmente va a levantar cabeza, pero en los momentos de crisis la gente puede ver con toda claridad lo que muchas veces solamente unos cuantos militantes o activistas entienden. El capital est construido para esos momentos, que no solamente son cclicos sino, aun, epocales, siempre para la prxima recuperacin. Marx escribe en el momento en que la medida geopoltica continental de capital se ha desbordado hacia su medida mundial.2 La medida mundial tarda mucho tiempo en tupirse; el mundo es muy grande. Pero 150 aos despus se encuentra ya completada. Se ha construido el mercado mundial capitalista y ahora que la medida de capital ya es mundial estamos en una situacin similar a aquella en la que Marx escribi. En aquel entonces el capital fue pleno en su territorio, y slo despus se desbord sobre el mundo para disolverse y as operar, al mismo tiempo, un progreso y un retroceso histricos. Las fuerzas productivas del capitalismo, al prepararse en un territorio mayor, diluyen su eficacia histrica, de ah que la situacin histrica fuera relativamente ms atrasada durante fines del siglo XIX y casi todo el siglo XX que a mediados del siglo XIX. A fines del siglo XX y al entrar en el siglo XXI, las fuerzas productivas capitalistas tienen una medida o proporcin anloga, en trminos relativos, a la que tuvieron en 1850, cuando la medida de capital se encontraba tupida. Despus de
1850, cuando esa medida de capital continental se desbord y se diluy en el mundo, ocurri un retroceso histrico relativo que no se compens sino hasta fines del siglo XX. Actualmente la medida de capital est tupiendo el mundo, y como el nivel de conciencia de los seres humanos se corresponde con la potencia geopoltica que tienen sus fuerzas productivas, hoy puede suscitarse una recuperacin de la teora del desarrollo del capitalismo a la altura del modo en que Marx la pens, y no ms bien malentendindola, precisamente porque hoy contamos con un horizonte histrico mucho ms desarrollado que el de los lectores de los siglos XIX y XX. Hoy El capital es un texto actual y es posible llevar a cabo su recuperacin. Podemos ver que el modo en que est construido fue posible justamente porque su autor se percat de la gran capacidad de alienacin del capitalismo. En contra de la dialctica de la enajenacin capitalista, el texto de El capital construye una contra-dialctica mediante la cual es posible desalienar constantemente a la clase obrera, y as como se puede desalienar la apariencia capitalista tambin puede ser desalienada la captacin de la esencia del sistema. Hoy sera posible, por ejemplo, no slo restablecer y desarrollar el conjunto de temas que Marx planeaba tratar en la obra que proyectara originalmente y de la cual slo concluy una primera parte, sino, incluso, el significado epistemolgico y poltico de la forma en que est construido el argumento de El capital. 7. RIQUEZA Y ENAJENACIN En lo anterior vimos que la actualidad de El capital, es decir, su capacidad para explicar la realidad, se juega en la rela-
cin entre tres factores: los ejemplos presentes en el texto, los conceptos que Marx expone en el mismo y la realidad emprica que los lectores tienen frente a s. La aplicabilidad de El capital, esa relacin externa al texto, se resuelve en una relacin interna del mismo entre ejemplo y concepto. A propsito de esta relacin problemtica, vimos cmo el capital puede presentarse como capitalismo total porque para explotar plusvalor pone en marcha no slo a las fuerzas productivas tcnicas mediante la fuerza de trabajo del obrero, sino tambin a las fuerzas productivas procreativas, es decir, a la propia fuerza de trabajo; por ello aludimos a la prostitucin y la explotacin sexual generalizada de millones como sntomas de la constitucin del capital total, al cual Marx denomina (en el captulo XIV de El capital) Gesammtkapital (Gesammt por completo y Kapital por capital), y que se enfrenta al obrero total o Gesammtarbeiter. Marx propone estos conceptos como horizonte general del capitalismo mundial. Pues bien, hoy este horizonte est realizado: ah estn el Gesammtkapital y el Gesammtarbeiter, el capital total enfrentado al obrero total. Esto quiere decir que la contradiccin histrica se ha simplificado al tiempo que se ha agudizado. Tal es el contenido histrico-crtico de los conceptos de capital total y de obrero total. En segundo lugar, a propsito de la estructura argumental del tomo I de El capital ordenada de acuerdo a los tres momentos del proceso de produccin inmediato del capital: premisas, proceso y resultado, vimos cmo es que la apariencia de la riqueza capitalista en la esfera de la circulacin de capital muestra un intercambio equivalente entre mercanca y dinero bajo el cual se oculta la explotacin de plus-
valor. A partir de un intercambio equivalente, el capital se embolsa un inequivalente particular, el plusvalor. Del concepto de riqueza en la apariencia circulatoria pasamos al de capital y plusvalor en el mbito de la esencia capitalista. Cabe entonces la pregunta: Marx ya no retomar el concepto de riqueza social por ser meramente aparencial, ideolgico, y solamente son cientficos y esenciales los conceptos de capital y plusvalor? Esta pregunta fue formulada por Pierre Macherey, autor perteneciente a la escuela althusseriana, en un ensayo titulado Acerca del punto de partida de El capital (en Louis Althusser et al., Para leer El capital, vol. II). El punto de partida de El capital es, literalmente, el primer prrafo del captulo primero, en donde Marx dice que la riqueza de las sociedades en las que domina el modo de produccin capitalista se presenta como un enorme cmulo de mercancas y la mercanca individual como la forma elemental de esa riqueza. Nuestra investigacin por consiguiente se inicia con el anlisis de la mercanca. Como vemos, Marx utiliza el concepto de riqueza para definir el punto de partida de su exposicin. Sin embargo, Pierre Macherey afirma que, si bien es cierto que Marx define ste como su punto de partida, lo hace slo para despus abandonarlo, porque es un punto de partida ideolgico. Este punto de partida le habra servido a Marx de trampoln o pretexto para entrar a un anlisis propiamente cientfico en donde ya no tiene nada que hacer el concepto de riqueza y ms bien se pone en el centro el concepto de modo de produccin capitalista, al que pertenecen los conceptos de capital y plusvalor. Ya vimos cmo en la seccin sptima del tomo I de El capi-
tal se retoma el concepto de riqueza social no como un concepto aparencial, encubridor e ideolgico, sino como un concepto esencial, cientfico y crtico, precisamente al lado del concepto de enajenacin porque solamente as Marx poda redondear el argumento de El capital. En efecto, la culminacin de la crtica de Marx al capitalismo y del develamiento cientfico de su funcionamiento es la idea de que el capital le enajena a la clase obrera toda la riqueza social tanto por medio de un intercambio equivalente entre mercanca y dinero como mediante la produccin explotadora de un inequivalente que es el plusvalor. La enajenacin total de la riqueza social al proletariado sin mediacin de trabajo ni equivalente ni inequivalente es la sntesis de este intercambio formal equivalente y de este intercambio real inequivalente. As, pues, en la seccin sptima y ltima del tomo I de El capital se revela un doble encubrimiento pues la apariencia circulatoria equivalente y la produccin parcial de un inequivalente encubren la enajenacin total de la riqueza. La ley de la circulacin mercantil simple, o de la apropiacin del trabajo ajeno mediando trabajo propio equivalente, muta en la ley de la acumulacin de capital o de la circulacin mercantil capitalista desarrollada, segn la cual la apropiacin de trabajo ajeno ocurre sin mediacin de ningn trabajo propio. Pero a la clase obrera no slo se le expropia plusvalor como una parte de la riqueza social sino la totalidad de la riqueza: plusvalor ms capital variable ms capital constante o, en otros trminos, el plusvalor total como suma de la riqueza cclicamente explotada a la clase obrera y luego apropiada sin mediar equivalente. Marx denomina enajenacin a este conjunto de procesos pues aqu la riqueza no est
siendo explotada sino enajenada. En tercer lugar, la sesin pasada empezamos a concretar histrica y epistemolgicamente la nocin de crtica de la economa poltica como teora del desarrollo del capitalismo en tanto sociedad de la enajenacin total de la riqueza social al proletariado. Comencemos ahora por concluir esta idea. 8. CRTICA A LA ESCUELA ALTHUSSERIANA:
EL CONCEPTO DE RIQUEZA
La escuela althuseriana estableci una divisin tajante entre ideologa y ciencia para sugerir que Marx, en su crtica al capitalismo y a la economa poltica, tena un punto de vista de clase pero, paradjicamente, no propiamente clasista, es decir que para mejor servir a la clase proletaria adoptaba un punto de vista cientfico o de construccin de verdades sobre la vida social. La economa poltica burguesa, dicen estos autores, mantiene una posicin apologtica y justificatoria respecto del sistema capitalista y por ende encubre sus contradicciones y la explotacin fundamental que ocurre en el proceso de trabajo capitalista. Al revelar los mecanismos del proceso de produccin capitalista, Marx explora ese continente que no investig la economa poltica. Ah se puede ver cmo al obrero se le explota plusvalor, se le paga un salario con un valor x, pero l plasma en la mercanca que produce un valor equivalente de x ms un plusvalor (x + x). Cuando el capitalista consume la fuerza de trabajo que compr por un salario surge una diferencia entre el valor que pag por la fuerza de trabajo y el valor que resulta del consumo de la misma fuerza de trabajo; al consumirla se produce valor, y de hecho ms valor que el que ella contiene y que el capitalista pag al comprarla, de ah entonces el beneficio que ob-
tiene el capitalista y que con rigor se puede llamar plusvalor, plus de valor, un ms de valor por sobre el que contiene la mercanca fuerza de trabajo que el obrero le vende al capitalista. As, pues, Marx establece la diferencia entre el pago equivalente de la fuerza de trabajo y la produccin de plusvalor inequivalente en el proceso de produccin precisamente porque este proceso es un consumo productivo de la misma fuerza de trabajo. Este concepto de consumo productivo, en el cual se produce ms valor que el que cuesta reproducir a la fuerza de trabajo, revela la esencia del modo de produccin burgus. Por esta razn la teora de Marx es cientfica, dice Althusser, mientras que la economa poltica clsica ni siquiera toca el problema de la produccin de valor y de plusvalor y por ello no construye el concepto de modo de produccin burgus para hablar de economa, de produccin de riqueza, sino que slo se interesa en acrecentar la riqueza, este es el objetivo del libro clsico de Adam Smith, La riqueza de las naciones. Ya en las primeras pginas del libro de Adam Smith se revela que, bajo el aspecto de un discurso nacionalista que intenta acrecentar la riqueza de la propia nacin, en realidad est sirviendo a la clase burguesa, que explota a la clase proletaria. Pero esto no es evidente en el texto de Adam Smith, y para que lo sea hay que construir el concepto de modo de produccin capitalista. Como Adam Smith se queda en la apariencia ideolgica al servicio de una clase su nocin de riqueza es una apariencia emprica. La ideologa, cualquier nocin ideolgica, tiene tres caractersticas distintivas: est al servicio de una clase, encubre la realidad y la encubre con realidades empricas. Lo que caracteriza a un concepto ideolgico es, pues, su carcter empirista.
Por ejemplo: todo mundo esta de acuerdo en que sera muy bueno acrecentar el conjunto de cosas a la mano que constituye la riqueza pues ello beneficia a todos los ciudadanos que integran a la nacin. Entonces trabajemos todos en esa buena empresa. Sin embargo luego resulta que hay realidades internas que no se ven pero debido a las cuales unos resultan cada vez ms ricos y otros cada vez ms pobres. Pero el truco ya est hecho. Esta es la doble funcin que cumple un concepto ideolgico y para cumplirla tiene que ser empirista, de ah que la ciencia econmica burguesa defina su objeto terico como la cosa riqueza. Para hacer esta distincin entre ciencia e ideologa, Althusser se basa en la que hace Kant entre el realismo ingenuo o empirismo y la teora cientfica. Por ejemplo, la astronoma resuelve el problema de si la Tierra gira alrededor del Sol o el Sol alrededor de la Tierra. Todos los das vemos que el Sol gira alrededor de la Tierra pero sabemos que esa es una nocin emprica y falsa y que en la Edad Media esa ideologa estaba al servicio de la Iglesia y de la clase feudal. He aqu, dice Kant, un concepto emprico y al mismo tiempo ingenuamente realista (e ideolgico, aadiramos). Frente a este tipo de conceptos, Coprnico llev a cabo una revolucin en la ciencia de la astronoma y Kant quiere seguirlo para llevar a cabo una revolucin en la filosofa. Althusser sugiere que Marx habra procedido de modo anlogo a Coprnico pues tambin hizo una revolucin en la economa poltica al llevarla desde su condicin de ideologa de una clase, la clase burguesa, hasta el de ciencia al construir el concepto de modo de produccin burgus, en el que se explota plusvalor. Coprnico construye matemticamente el concepto de que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y
no al revs, a partir de observaciones empricas luego reconducidas a ecuaciones y al dibujo de la elipse que la Tierra recorre en el cielo al dar la vuelta al sol. Tal es el modelo kantiano-copernicano que Althusser tiene en mente para establecer la diferencia entre conceptos ideolgicos y conceptos cientficos. Althusser seala como una cuarta caracterstica de la ideologa el humanismo. En la economa poltica burguesa habra implcita una antropologa del homo economicus que necesita porque carece y la riqueza es lo que llena sus necesidades. De ah el concepto de necesidad y el de bien o valor de uso que satisface esta necesidad, de manera que esa antropologa sera al mismo tiempo una especie de ontologa, y habra, pues, una naturalizacin del ser humano. A propsito de la nocin de hombre con necesidades naturales que debe satisfacer, en ella se pierde la dimensin histrica y sociolgica clasista segn la cual las necesidades son producidas por el modo de produccin y de acuerdo a la distinta clase social a la que uno pertenece. El procedimiento de Althusser en apariencia consecuente consiste en huir de la empiria y del humanismo como posiciones aparentemente incompatibles con una posicin de clase, cientfica y revolucionaria. El resultado es un revolucionario sin humanismo, indiferente a los sentimientos del otro, que acepta fcilmente que sus evidencias empricas o prcticas sean removidas porque un cuerpo especializado de burcratas o de cientficos le dicen cmo es la realidad y proponen la estrategia y la tctica, mismas que hay que acatar porque son cientficas. Por ese motivo Henri Lefebvre critic la teora de Althuser como neoestalinista, pues aunque intenta criticar al estalinismo repone un estalinismo
ms fuerte. Por eso es que hay que entender de otra manera El capital de Marx. 9. EL CONCEPTO CRTICO-CIENTFICO DE ENAJENACIN
Y DE INTERCAMBIO REAL Y FORMAL
El intercambio real corresponde a la esfera de la produccin solamente, mientras que la enajenacin se refiere al proceso de reproduccin de la sociedad en su totalidad, por eso es que incluye a la circulacin y a la produccin y todo lo que est dentro de ambas esferas: economa, poltica, psicologa, moral, etctera. Marx diferencia los conceptos de intercambio formal e intercambio real. Expone estos dos conceptos tanto en los Grundrisse (1857) como en el Urtext o versin primitiva de la Contribucin a la crtica de la economa poltica el manuscrito de 1858 que forma parte de los trabajos preparatorios anteriores a la redaccin definitiva de la obra publicada en 1859. Los seres humanos llevan a cabo un intercambio formal en la esfera de la circulacin, por ejemplo de mercanca por dinero. El intercambio formal no es necesariamente mercantil aunque es circulatorio, pues en otras sociedades que no son mercantiles tambin ocurren intercambios formales o en los que los bienes cambian de forma pero permanece su sustancia. Por ejemplo un mismo bien cambia de forma si ahora es tuyo y antes era mo. Es el mismo bien pero cambi de forma porque ha habido trueque y no hay equivalencia. T pudiste haber entregado menos o ms, eso es lo de menos. Lo importante ser que yo te doy algo y t me das a m algo. Como en el caso de las fiestas de intercambio de regalos, uno no sabe qu le van a regalar ni si va a tener el mismo precio que lo que uno va a dar. No
importa que sean o no equivalentes, no es un intercambio mercantil, pero los bienes cambian de forma. Un objeto pasa de mo a tuyo, de la forma profana a la forma de regalo, la cual no es profana porque implica una consagracin, un momento de euforia. El bien no es el mismo en cualquier momento, ya no es el mero y despreciable objeto comprado en la tienda sino que se ha convertido en un regalo y entonces la voluntad y la emocin estn puestas en el objeto y as le han cambiado la forma. Este es, pues, un intercambio formal. En la circulacin de bienes hay entonces intercambios formales y un tipo de estos intercambios es aquel en el cual la forma dinero se cambia por la forma mercanca y la forma mercanca por la forma dinero, permaneciendo la misma sustancia de valor. Entonces se mantiene el mismo contenido pero cambia la forma, es un intercambio formal equivalente que tiene lugar en la sociedad mercantil. Por otro lado, los seres humanos tambin llevan a cabo intercambios de realidad con la naturaleza y en la produccin. Estos intercambios no son de forma sino de contenido, transforman realmente la naturaleza. En el proceso de produccin los hombres se desgastan fsicamente, destruyen clulas que luego habrn de reponer en otro intercambio real con la naturaleza que es el consumo. En el consumo productivo los seres humanos se desgastan realmente, mueren clulas suyas y cambia realmente la estructura material del objeto y se genera un producto que antes no exista, una realidad nueva. Antes haba en la naturaleza rbol pero no silla ni mesa, ahora tenemos un nuevo objeto, una realidad distinta; ha habido un cambio de realidad. Los seres humanos han llevado a cabo un intercambio real con la naturale-
za. Por su parte, el capital lleva a cabo un intercambio formal con el obrero, un intercambio equivalente entre dinero y mercanca fuerza de trabajo, y un intercambio real en la produccin, en el que el obrero produce un plusvalor que el capitalista se apropia. Este intercambio formal de equivalentes y este intercambio real de inequivalentes pues el capitalista dio salario y recibe salario ms plusvalor encubren y son la antesala para que la clase obrera sufra una enajenacin total de la riqueza por parte de la clase burguesa. Al final del ciclo reproductivo a la clase obrera no le estn quitando mercanca o dinero, o slo plusvalor que es lo que ocurra en el intercambio formal y en el intercambio real, sino que se le est volviendo ajena toda la riqueza: plusvalor ms capital variable ms capital constante. El concepto de enajenacin es, pues, inherente al de modo de produccin capitalista desarrollado como modo de reproduccin; es un concepto cientfico y crtico que describe el proceso de reproduccin capitalista no slo como explotacin de plusvalor sino como enajenacin de plusvalor ms capital constante ms capital variable, es decir, como enajenacin de la riqueza total. En este nivel de anlisis se vuelve evidente que en El capital el concepto de riqueza no tiene el carcter empirista ideolgico que lo caracteriza en el pensamiento de los economistas sino que se trata, como vemos, de un concepto cientfico crtico; es ms: es el punto en donde se redondea la crtica de Marx al sistema capitalista. III. LA ESTRUCTURA ARGUMENTAL
A. ESTRUCTURA ARGUMENTAL DEL TOMO II DE EL CAPITAL, EL PROCESO DE CIRCULACIN DEL CAPITAL Bolvar Echeverra dise en 1973 el esquema de la forma argumentativa del tomoI de acuerdo con los momentos del proceso de produccin, pero no desarroll dicho esquema para los otros dos tomos. Este desarrollo implica una serie de problemas que ahora vamos a tratar. Ante todo, cabe resaltar que la estructura argumental de los tres tomos de El capital refigura al modo de produccin capitalista, pues en cada uno de ellos la exposicin sigue precisamente los momentos de un modo de producir; es decir, la premisa, el proceso y los resultados. Cada una de las tres secciones en que est dividido el tomo II de El capital corresponde a uno de los momentos del proceso de produccin (ver el Diagrama 8). Ms adelante veremos que tambin encontramos estos momentos en las siete secciones del tomo III (la premisa en las secciones primera a tercera; el proceso, en las secciones cuarta a sexta, y el resultado en la seccin sptima). Abordemos el tomo II. En la seccin primera (Las metamorfosis del capital y el ciclo de las mismas), Marx muestra las premisas formales de la reproduccin capitalista en tanto circulacin de capital, es decir la forma en que circula el capital para reproducirse. En este proceso, el capital adopta
tres formas: la forma de capital dinerario, la de capital productivo y la de capital mercantil, y cada una de estas formas sigue un movimiento que es representado en una correspondiente frmula de circulacin en la que se combinan las mismas tres formas del capital. As, pues, el capital tiene que presentarse simultneamente en tres versiones: en primer lugar, bajo la forma de dinero, en la que comienza a circular comprando mercanca. Por otro lado, tiene que presentarse tambin bajo la forma de capital productivo porque ya que ha invertido en mercanca, el capitalista tiene que poner su capital a trabajar, pero no como se dice cuando uno mete el dinero en los bancos sino a trabajar realmente; es decir, el capitalista tiene que poner a los obreros en contacto con las mquinas para que laboren. En la tercera forma, el capital es puesto a circular como mercanca, que debe ser vendida para realizar el plusvalor que les fue explotado a los obreros. Solamente si se distribuye en estas tres formas, el capital puede circular como totalidad y reproducirse, por ello el capital productivo, el capital dinerario, el capital mercantil y sus frmulas respectivas son las premisas formales de la reproduccin del capital que Marx presenta en esta seccin primera. Ya hemos visto cmo Marx identifica conceptualmente la circulacin del capital con la reproduccin del capital. Esta identificacin es un concepto cientfico y crtico muy importante. El concepto de circulacin implica un crculo pues aquello que circula da la vuelta. Por su parte, el concepto de reproduccin en tanto implica una repeticin tambin describe un movimiento circular. As, pues, formalmente son idnticos reproduccin y circulacin, pues en ambos casos se describe un crculo, un movimiento que comienza donde
termina. Sin embargo circular no es lo mismo que producir o reproducir. En un caso hay un simple cambio de lugar, se mantiene la misma realidad aunque sta se mueve en el espacio; en cambio en la reproduccin hay algo nuevo, se ha creado algo que no exista antes. Los conceptos de circulacin y reproduccin son iguales en cuanto a la forma pues son circulares, pero en cuanto al contenido o en cuanto a la realidad difieren entre s absolutamente, pues en un caso hay produccin de nueva realidad y en otro caso no. Ahora bien, el capital se reproduce o crea nueva realidad conforme se mueve en crculos, conforme circula. Al capital lo que le interesa es circular, moverse en crculos, comenzar por donde termin, y al hacer esto se reproduce. Es una especie de magia, como si hiciramos un ademn moviendo la mano en crculo para hacer que aparezca un conejo. As de la mera circulacin pareciera salir una produccin nueva. La identidad formal de circulacin y reproduccin suscita un proceso de magia aparente. A Marx le interesa resaltar este fenmeno cientfica y crticamente. El capital funciona as: al circular ocurre que se reproduce, por eso es que puede ocultar que si se reproduce es porque explota plusvalor a la clase obrera (tomo I, secciones primera a sexta) y le enajena la riqueza (tomo I, seccin sptima). Ya vemos entonces por qu es decisiva esta identidad formal entre reproduccin real y circulacin formal (tomo II, seccin primera). Ms todava cuando observamos que en la seccin tercera del tomo II Marx expone La reproduccin y circulacin del capital social global en un tomo que se titula El proceso de circulacin del capital, es decir que en este tomo Marx expone la reproduccin del capital como
circulacin del capital, y no slo eso, sino que he aqu lo ms importante este proceso es al mismo tiempo el de la reproduccin de la sociedad. Desde el punto de vista del capital, se trata de un mero juego de manos en el que aparentemente es lo mismo circular y reproducirse, pero al momento en que el capital lleva a cabo esta identidad entre lo formal y lo real, entre efectuar un movimiento de forma circular y crear una nueva realidad, simultneamente el capital ha llevado a cabo y ha dirigido y controlado la reproduccin de la sociedad. En la seccin tercera del tomo II Marx explica que la reproduccin social puede ocurrir solamente si se efecta la reproduccin del capital, que la reproduccin de los seres humanos se encuentra sometida a la prioridad de la reproduccin del capital. Ntese entonces que la reproduccin social queda identificada, para someterla, con la reproduccin del capital. En primer lugar hay que garantizar la reproduccin del capital. No importa quin muera, quin no coma, quin medio coma; lo que importa es que el capital se reproduzca cada vez en mayor escala. Esto es lo que significa someter a la reproduccin social bajo la reproduccin del capital. Bajo la figura de esta identidad, lo que tenemos es una ecuacin de sometimiento, de forzamiento. Ahora bien, esta ecuacin entre reproduccin social y reproduccin de capital tiene como base otra previa, ms bsica, entre reproduccin del capital y circulacin del capital. La reproduccin de la sociedad queda sometida a la reproduccin del capital porque la produccin de novedad de novedad vital humana ha quedado sometida al proceso meramente formal de la circulacin del capital.
En la produccin y en el consumo se produce algo que no haba antes. La novedad vital humana consiste en que se produce nueva vida, nuevos productos para reproducir la vida, y que al consumirlos tambin reproducimos la clulas, as se produce una nueva vitalidad especficamente humana. Pues bien, esto que es novedad real vital humana queda identificado y sometido con un mero circular formal del capital. La reproduccin de la sociedad queda sometida a la reproduccin del capital porque ambos procesos de reproduccin quedan sometidos o identificados forzadamente a la circulacin del capital, pues solamente vemos cambios de forma, una secuencia de formas que aparecen y desaparecen alternativamente; en lugar de la forma dinero vemos la forma mercanca o la forma capital productivo, etctera. Ya podemos entender entonces por qu es tan importante esclarecer el hecho de que la circulacin del capital aparezca como idntica con la reproduccin del capital. Ahora podemos ver bajo una nueva luz, por un lado, la relacin entre el ttulo del tomo II, El proceso de circulacin de capital, y el ttulo del tomo I, El proceso de produccin del capital, y por otro, el hecho de que en la parte culminante del tomo II que es su seccin tercera se exponga La reproduccin y circulacin del capital. Este ttulo indica que en esta seccin Marx est observando la reproduccin del capital dentro del proceso de circulacin del capital, tal y como en la seccin sptima del tomo I la reproduccin del capital se expone dentro del proceso de produccin inmediata de capital tema de todo el tomo I. Marx est viendo a la reproduccin en tanto que sta se presenta como circulacin y, a la inversa, a la circulacin del capital como si fuera el proceso de reproduccin del capital.
En segundo lugar y ms de fondo, el anlisis crtico de la identidad del proceso de circulacin de capital y el proceso de reproduccin de capital implica el develamiento de que en realidad el capital no se est reproduciendo; est circulando pero pretende que se reproduce. Pero eso es una falacia pues el capital no es un ser vivo y por tanto no puede reproducirse. La sociedad humana s puede reproducirse. Los seres humanos tienen la capacidad de producir e, incluso, de reproducir, pero no las mquinas, el dinero o las mercancas. Sin embargo aqu se habla de una reproduccin de capital. La apariencia de que el capital se reproduce se debe a que ha sometido a la clase obrera y tambin a la propia clase burguesa no slo en la esfera de la produccin sino tambin en la del consumo y en la de la circulacin. El capital puede presentar la apariencia de que se reproduce como si fuera un sujeto viviente porque ha sometido a la calse obrera en la produccin, la reproduccin inmediata, la circulacin y el consumo. Decir que el capital se reproduce implica reconocerlo como sujeto del proceso social metablico, aunque en realidad es un pseudosujeto y su reproduccin es una pseudorreproduccin. Son los seres humanos los que estn produciendo nuevas porciones de valor, que se suman conforme el capital va circulando y as hacen que avance la acumulacin de capital. Como los obreros van reponiendo el valor que se consume y van aadiendo nuevo valor, puede ocurrir una reproduccin simple o una reproduccin ampliada del capital mientras ste circula, y as somete a la reproduccin de la sociedad, la ajusta forzadamente a su tamao y la adecua a sus propios requerimientos. Por su parte, la seccin segunda del tomo II de El capital (La rotacin del capi-tal) nos presenta el proceso de repro-
duccin de capital como circulacin de capital, pero ahora como proceso real del cual en la seccin primera vimos las premisas formales de reproduccin en su ncleo esencial o en la produccin. Ya que Marx ha expuesto las premisas formales y el proceso real de la reproduccin de capital en tanto circulacin de capital dentro de la produccin, puede sintetizar ambos aspectos en la seccin tercera como resultado reproductivo. El resultado de la interaccin entre las premisas formales circulatorias y el proceso real de reproduccin en su ncleo nos entrega la reproduccin real del capital. 1. FRMULAS (SECCIN PRIMERA), PARTES (SECCIN SEGUNDA) Y SECTORES DE LA PRODUCCIN (SECCIN TERCERA) En el tomo II de El capital, pues, Marx estudia el proceso de reproduccin del capital como circulacin, y en la seccin primera de este tomo, las formas del capital y las frmulas que representan los ciclos de las mismas. Consideremos estas frmulas en su entrelazamiento. Para poder reproducirse, el capital tiene que estar puesto simultneamente en las tres formas. En primer lugar (D M<ftmp), el capitalista compra en el mercado unas mercancas que son de dos tipos: la mercanca medios de produccin (mp) y la mercanca fuerza de trabajo (ft), invierte su dinero en capital constante y en capital variable respectivamente. Despus de que el capitalista ha comprado estas mercancas en el proceso de circulacin, inicia el proceso de produccin, (P) en donde tiene lugar la explotacin de plusvalor al obrero. Al final de este proceso se ha producido una mercanca (M) que es diferente de la pri-
mera (M) porque contiene plusvalor. Es una mercanca inequivalente a la inicial porque es producto del proceso de explotacin de plusvalor a la clase obrera. Ahora que el capitalista tiene esa mercanca con plusvalor, la vende en el proceso de circulacin (MD). La suma de dinero que ahora obtiene de la venta de la mercanca es superior a la del dinero desembolsado porque incluye el plusvalor. En la primera parte de la frmula (DM) tenemos un dinero que no contiene plusvalor, pero en la parte final (MD) el dinero ya incluye el plusvalor que contena la mercanca que acaba de ser producida. La frmula completa del capital dinerario es, pues, DMPMD; este movimiento es completo o cclico porque termina en la misma forma en la que comienza. Como vemos, la forma de capital dinerario sigue un movimiento cclico que se sintetiza en una frmula de circulacin, pero para cerrar este ciclo el capital tambin se presenta bajo forma mercantil, la cual tambin describe un movimiento cclico dentro del cual el capital se presenta bajo la forma de capital dinerario y de capital productivo, y este ltimo a su vez describe un movimiento que cierra su ciclo en otro capital productivo las formas de capital mercantil y capital dinerario. As, pues, el ciclo del capital dinerario se entrelaza con el ciclo del capital mercantil y con el del capital productivo, y al concluir cada uno de los tres ciclos terminan uno completo. As se presenta la reproduccin del capital, pero solamente en su forma es decir, considerado desde el punto de vista de los intercambios formales que incluye, que se resuelve en la frmula que representa el paso cclico de la figura D a la M, de la M a la P, de la P a la M y de la M a la D otra vez. Como vemos, avanza el proceso de produccin del capital
si ste cambia de forma. Cada nuevo proceso de produccin slo puede ocurrir si el capital cambia de forma. Por eso es posible ver la reproduccin del capital como una mera circulacin o una serie de cambios de forma las cuales, debido a su carcter cclico, pueden representarse en las frmulas de circulacin. Estas frmulas del capital son, pues, frmulas de movimiento. La reproduccin del capital, bajo este aspecto puramente formal o como mera frmula de circulacin, no es la realidad del proceso sino un reflejo del mismo, un mero fantasma. Por otro lado, en la rotacin del capital (seccin segunda del tomo II) lo que interesa no son las formas sino los contenidos reales. stos no pueden exponerse como frmulas, como premisas formales, sino en el proceso en acto, en el verbo. Ahora se trata de ver cmo el capital se reproduce en cuanto a su contenido. Para reproducirse, el contenido de valor del capital tiene que desglosarse en dos figuras de capital: el capital fijo y el capital circulante, los cuales se mueven a distinta velocidad. Cualquier realidad o contenido de capital tiene que cambiar de forma para circular es decir, cambiar de D a M, de M a P, de P a M, de M a D pero las distintas partes del capital circulan a distinta velocidad. Ahora lo que interesa no son las formas sino cmo rota el capital, cmo se mueven sus contenidos reales, a qu velocidad se mueven y por qu. Una parte del capital est puesta en cosas como edificios, mquinas, etctera, y casi no se mueve, por eso Marx lo llama capital fijo, pues rota lentamente, mientras que otra parte del capital est puesta en salarios para obreros que hay que reponer cada semana, y tambin en materia prima que se consume cotidianamente y que hay que reponer cada vez
que se agota. Esta parte rota rpidamente y por eso Marx la denomina capital circulante. La distinta velocidad de las diversas partes del valor de capital depende de los diversos valores de uso reales que el capital somete al circular. La diversidad material de los valores de uso se refleja en la distinta velocidad de las diversas partes del capital y slo puede observarse en el anlisis del proceso mismo de produccin. Decamos que en la seccin primera se estudian las premisas formales de la reproduccin. Al observar el proceso de reproduccin poniendo la atencin en su exterior se puede ver la forma del capital constituida a su vez por una serie de formas y cmo se mueve; pero para observar la distinta velocidad de rotacin del capital debemos poner atencin en su interior, en que el capital somete distintos tipos de valor de uso para poder circular y ya sabemos que para l circular significa reproducirse. En las tres secciones que integran el tomo II se presenta, pues, la reproduccin del capital como circulacin del capital. Ya vimos cmo en la primera seccin este proceso se presenta como circulacin de frmulas y en la segunda seccin como circulacin de partes o de contenidos. Aqu el concepto de parte tiene un gran peso. No es una palabra sino un concepto que tiene determinaciones que permiten reconocer, en la divisin o desglose del capital en partes fijas o circulantes, los tipos de valores de uso que el capital ha logrado someter. Por otro lado, en la seccin tercera tenemos imbricadas frmulas del capital y partes del capital; el proceso real de reproduccin y las premisas formales de la reproduccin se sintetizan en la reproduccin de todos los capitales distribuidos en los sectores o ramas de la produccin: el sector que produce medios de produccin y el sector que produce medios consumo.
Decamos que en la seccin segunda del tomo II La rotacin del capital se expone el proceso real no formal de la reproduccin del capital en tanto circulacin del capital en su ncleo esencial (el proceso de produccin). Pues bien, en la seccin tercera, titulada La circulacin y reproduccin del capital social global, se expone el resultado de la interaccin circulatoria de los procesos de reproduccin de los distintos capitales individuales o la reproduccin del capital en tanto circulacin real, esto es, no slo en su ncleo esencial sino en su conjunto; en otros trminos, la sntesis de las frmulas de la seccin primera y las partes de capital que se tratan en la seccin segunda, es decir, los resultados de esta sntesis de forma y de contenido. Esta sntesis o conexin del proceso y sus premisas, o de la forma del capital y las partes reales del mismo, se lleva a cabo mediante la conexin entre por lo menos dos tipos de capital, es decir, entre los mltiples capitales individuales pero considerados dentro de dos grandes tipos o clases de capital: el capital que produce medios de produccin (mquinas, herramientas, materias primas, etctera) y el capital que produce medios de consumo (alimentos, prendas de vestir, etctera). Ahora se pone de manifiesto una nueva condicin para hacer posible la reproduccin del capital: hay que conectar a los distintos capitales individuales entre s, y para ello se requiere diferenciarlos en cuanto al contenido de valor de uso que producen, es decir, si es valor de uso para la produccin o valor de uso para el consumo. La multitud de los distintos capitales debe conectarse entre s para que en cada uno de ellos ocurra la conexin entre forma y contenido. Las frmulas de la primera seccin y las partes de capital fijo y circulante
de la segunda seccin no se pueden conectar entre s sino se conectan entre s tambin los distintos capitales individuales en la circulacin, y precisamente como capitales que producen o bien medios de produccin o bien medios de consumo. Esta mltiple sntesis es lo que se expone en la seccin tercera del tomo II, la cual, como vimos, sintetiza la seccin primera y la seccin segunda sobre la base del valor de uso: la materia trabajada y til sintetiza prcticamente a los mltiples capitales y a la sociedad. Marx observa la totalidad de la economa capitalista divida en dos grandes sectores: la gran rama industrial que produce medios de produccin y la gran rama industrial que produce medios de consumo. Las empresas capitalistas pueden producir slo alguno de estos dos tipos de valores de uso o estos dos tipos de mercancas. Al considerar la reproduccin de la sociedad desde esta perspectiva podemos encontrar algunos fenmenos paradjicos. Por ejemplo, existe un curioso tipo de capital que se dedica a la explotacin sexual. A qu rama de la produccin corresponde? A partir de lo que hemos visto, podemos reconocer que se trata de la produccin de un cierto tipo de medios de consumo. Pero hoy podemos escuchar que se dice que ese tipo de capital corresponde a la produccin de servicios o que las mujeres que explota son sexo-servidoras, nociones ideolgicas empiristas que encubren el hecho esencial de que ese tipo de produccin pertenece a la rama productora de medios de consumo necesarios para la reproduccin de la fuerza de trabajo y de toda la sociedad. Con lo dicho ya entendemos cmo estn conectadas las premisas, el proceso y los resultados en el argumento del tomo II de El capital. La precisin y agudeza del mtodo
cientfico crtico de Marx resalta cuando vemos cmo aborda la identificacin forzada entre circulacin de capital, reproduccin de capital y reproduccin de la sociedad. Marx puede captar que la reproduccin del capital se ha identificado con la reproduccin de la sociedad porque se basa en una identidad necesaria entre mtodo y objeto de anlisis. El objeto que se analiza es la produccin, circulacin y reproduccin del capital, y el mtodo de exposicin adecuado a este objeto es justamente aquel que sigue los momentos del proceso de produccin: premisas, proceso y resultado. Para pensar algo puedo comenzar por una de sus partes, luego sigo con las dems y las voy engranando o articulando unas con otras, de modo que al final ya tengo una nocin acerca de cmo est construido el objeto y cmo funciona. Pero una vez concluida esta investigacin sobre el objeto en cuestin tengo que explicarlo a otra persona, exponrselo. Este es el problema que tiene Marx. Piensa al capitalismo y ahora tiene que explicarlo. Para ello, tiene que poner en limpio sus pensamientos y ordenarlos de modo que pueda exponer adecuadamente el objeto. Todas las vicisitudes y los problemas que tuvo para investigar y pensar la realidad (sus dificultades para conseguir dinero, para comer, las penurias familiares, las enfermedades y la muerte de su hijo, etctera) no interesan en la exposicin del problema. Marx debe exponer su pensamiento separado de esas vicisitudes para que el asunto quede claro. Cmo lo hace adems de quitar de en medio sangre, sudor y lgrimas vertidas durante los aos de redaccin de El capital? Marx piensa siguiendo a Hegel que la forma de exponer su pensamiento no debe ser ajena al objeto que trata de exponer, sino que debe coincidir con ste. La forma en
que se muestra el pensamiento, el camino o mtodo expositivo (en griego, mtodo significa lo mismo que camino), debe coincidir con el tema que se expone. El pensamiento debe seguir los pasos que sigue el propio objeto en su movimiento y no otros. Esto es lo que se denomina identidad entre mtodo y objeto. Marx se basa en este principio para exponer el sistema capitalista en los tres tomos de El capital, pero este hecho resalta sobre todo en el tomo II, porque ste se ocupa en la circulacin del capital, es decir, en un proceso de movimiento meramente formal. Ya vimos que la circulacin, en la acepcin ms simple del termino, consiste en un girar, y que en el caso del capital industrial esta circulacin coincide con una reproduccin, con la produccin de algo nuevo real; no es un mero circular sino que implica un reponer (rotar) y un reproducir, una recreacin. Pero precisamente este circular formal que domina la reproduccin del capital y la reproduccin de la sociedad constituye el objetivo del procedimiento que se basa en la identidad entre la forma del pensamiento y el objeto de la exposicin. Esto en dos sentidos, a saber: por un lado, la relacin de dominio describe necesariamente una forma circular, pues para dominarte debo someter tu metabolismo, lo que produces y lo que consumes, y este volver al punto de partida obliga a que el mtodo se identifique con el objeto; es decir, que el sujeto que indaga debe reencontrar el momento en que, como parte de la produccin social, se produce su propia indagacin; por otro lado, de entrada el sometido no puede hablar del objeto que lo somete sino parcial y confusamente; es evidente que la condicin de sometimiento implica que slo si sigue pacientemente la veta de este objeto es decir, su propia condicin de sometido en todos sus pasos
puede captar la totalidad reproductiva de la realidad que lo somete, y all mismo reencontrar el momento de produccin de s y del objeto, y a s mismo como productor del objeto. Slo si recorre la trayectoria de ese crculo, el sometido libera su mirada y puede captar que l mismo como objeto que sufre sometimiento es, simultneamente, el productor de sus cadenas, del objeto que lo somete. Como vemos, el problema tratado en el tomo II es ms complejo que el del tomo I, y lo es ms an el que se expone en el tomo III. El mtodo cientfico crtico debe, pues, afinarse progresivamente al pasar de un tomo al otro. El primer problema con que nos topamos en el tomo II al exponer la circulacin del capital consiste en que el capital es aparentemente slo una potencia circulatoria, slo dinero y mercanca que circulan y se intercambian. Antes de que surgiera el capitalismo industrial, el capital existi como capital comercial y como capital usurario. Pero una vez que el capital se intercambia por la fuerza de trabajo y la pone a producir para explotarle plusvalor, es decir, una vez que existe el capital industrial, se abre una nueva poca para la humanidad, dice Marx. Entonces el capital potencia circulatoria o de mero intercambio formal pasa a ser tambin potencia productiva o de intercambio real, no solamente ocupa el mbito de la circulacin sino que penetra en el de la produccin. La dificultad que enfrenta Marx en el tomo II para exponer cmo circula el capital se debe al hecho de que se trata del capital industrial, potencia que se mueve al mismo tiempo en la circulacin y en la produccin. As, pues, el problema es cmo se imbrican los procesos de produccin-circulacinproduccin o circulacin-produccin-circulacin, primero en
un capital y, luego, cmo se imbrican los de un capital con los de otro capital, y los de cada uno con los de todos los capitales. Este mltiple entrelazamiento constituye un problema sumamente complejo. El procedimiento de Marx consiste en desmontar analticamente este mecanismo. Primero expone las formas en que se mueve, es decir, las premisas de la reproduccin, luego en la seccin segunda las partes que se mueven en la rotacin1 del capital y, en tercer lugar en la seccin tercera, ya habiendo expuesto la forma y el contenido, las frmulas y las partes, puede presentar el conjunto imbricndose: la produccin-circulacin de un capital entrelazada con la produccincirculacin de otro y, de este modo, la produccin-circulacin de todos los capitales, la reproduccin del capital social global. 2. LOS CONCEPTOS DE INTERCAMBIO, CICLO Y CIRCULACIN (ZIRKULATION O UMLAUF) Como vemos, hay conceptos decisivos que Marx utiliza para lograr esta exposicin. En el captulo II del tomo I, El proceso de intercambio (Austauschprocess), expone un proceso que ocurre en la relacin entre los propietarios de mercancas y dinero en la circulacin, no en el nivel de la produccin. Ahora, en el tomo II de El capital, Marx aborda el proceso de circulacin del capital (Der Zirkulationsproze des Kapitals), lo cual requiere resolver el problema de que el capital industrial no es capital comercial ni capital usurario, sino una potencia circulatoria que se ha apropiado tambin de la produccin. Para ello Marx introduce dos distinciones: en primer lugar, entre intercambio formal a nivel de la circulacin e
intercambio real a nivel de la produccin y del consumo, y, en segundo lugar, entre la circulacin de dinero y mercancas el mero intercambio y la circulacin de capital propiamente dicha, pues sta puede ir ms all del intercambio formal como lo muestra el hecho de que el capital histricamente, en tanto potencia circulatoria, penetra en la produccin. Entonces Marx tiene que diferenciar el mero intercambio o trfico respecto de lo que es propiamente la circulacin. Al trfico lo llama Umlauf, que es algo as como recorrido circular (lauf es correr y um circular), pero tambin se refiere al mbito dentro del cual tiene lugar el mencionado proceso de intercambio del que trata el captulo II del tomo I. Por otro lado, Marx llama Zirkulation al objeto que expone en el tomo II. La Zirkulation de capital ocurre en el mbito del proceso de intercambio circulatorio pero adems penetra en el de la produccin, es produccin-circulacin, ocupa el Umlauf y la produccin.2 En la seccin primera del tomo II, Marx introduce tambin el concepto de ciclo, pues esta circulacin-reproduccin del capital est constituida por movimientos cclicos. Ciclo, en alemn, es Kreislauf, es decir, recorrido circular (Kreis es crculo), y en espaol se traduce como ciclo de capital. Marx diferencia el ciclo del capital considerado formalmente en cada una de sus frmulas respecto de Umlauf, que es el mero intercambio, el cual tambin vuelve al punto de partida, pero como un movimiento meramente formal, como intercambio de dinero y mercanca. Por otro lado, Marx distingue la Zirkulation como proceso que ocurre tanto a nivel del intercambio como de la produccin, y que permite que el capital logre identificar forzadamente a la reproduccin social con la Zirkulation del propio capital y, entonces, con su
reproduccin. As, pues, Marx fue afinando los conceptos3 para diferenciar distintos momentos histricos y estructurales del sistema. Se trataba de especificar al capital industrial respecto del capital comercial y del capital usurario, as como a la nueva poca que se abre cuando el capital pasa a explotar directamente a la fuerza de trabajo,4 es decir, cuando se constituye como capital industrial. Con esta terminologa Marx pone en evidencia que el metabolismo social es un crculo de crculos, dentro del cual l jerarquiza al crculo englobante, que es simultneamente productivo e industrial. 3. LA UNIDAD DE PRODUCCIN Y CIRCULACIN
EN LOS TOMOS I Y II
Ahora ya podemos observar que tanto en el tomo I como en el tomo II de El capital se aborda la unidad del proceso de produccin y el proceso de circulacin, precisamente porque toda la obra trata del capital industrial y, por lo tanto, tambin cada uno de sus tres tomos. Ya vimos que la diferencia especfica tanto estructural como histrica del capital industrial respecto del capital comercial y del capital usurario consiste en que es una potencia al mismo tiempo circulatoria y productiva, por eso puede constituirse en un pseudosujeto que domina el metabolismo social. En las dos primeras secciones del tomo I se nos presenta la parte circulatoria del capital como algo aparentemente slo aparentemente extrao al capital. La mercanca y el dinero parecen ser simplemente objetos que se intercambian entre s de modo equivalente. Sin embargo esto es slo una apariencia. En estas secciones no estamos antes del capitalismo sino dentro, pero en la apariencia de la circula-
cin del capital, es decir, en un mbito del sistema en donde no se ve la explotacin y parece como si no existiera capital, sino solamente mercancas y dinero intercambindose. Luego, en ese mismo tomo, Marx expone el proceso de produccin del capital, en el que se explota plusvalor (secciones tercera a sexta). As, pues, el tomo I nos muestra la unidad de produccin y circulacin de capital. La presencia de esta unidad es ms completa en la seccin sptima del tomo I, dedicada a la reproduccin del capital, aunque, de acuerdo con el procedimiento de Marx, se considera a la circulacin como dada, esto es, se parte de que existe y est funcionando pero sin necesidad de exponerla, se la toma como un supuesto, va incluida de modo implcito en el proceso de reproduccin. As, pues, en el tomo I, que est dedicado a la exposicin de la produccin del capital, la circulacin se presenta de dos maneras paradjicas. En la primera a lo largo de las dos primeras secciones la circulacin del capital aparece como si no estuviera integrada con la produccin del capital, como si fuera circulacin simple de mercancas y dinero, no de capital; y en la segunda en la seccin sptima aparece tambin paradgicamente, o como si no estuviera presente, en esta ltima se la da por supuesta, est incluida como pegada a la piel del repetirse de la produccin y del repetirse de la sociedad. En cambio, en el tomo II se expone aquello que se daba por supuesto en el tomo I. Aqu adquieren toda su fuerza estos conceptos latinos exponer, suponer. En el tomo I, la circulacin esta presente pero muda, est supuesta, puesta debajo, subpuesta respecto de la produccin y la reproduccin. En cambio en el tomo II vamos a ver a la circulacin del
capital expuesta, puesta fuera, a ojos vistas, y lo que va a quedar supuesto es el proceso de produccin. As, pues, en el tomo II Marx expone tambin la unidad de produccin y circulacin que constituye al capital, pero no expone la esencia de la produccin sino que la da por supuesta. No vemos cmo se le explota plusvalor al trabajador ni cmo se forma el valor del producto, ni la diferencia entre transferencia, reproduccin y creacin de valor. Esto se puede suponer porque ya se explic en el tomo I, ya qued demostrado ah que al obrero se le explota plusvalor en el proceso de produccin de las mercancas. En el tomo II se expone la circulacin dentro de la produccin, esta ltima es, pues, un lugar, no una funcin.
B. LA ESTRUCTURA ARGUMENTAL DEL TOMO III As, pues, tanto en los tomos I y II como en el tomo III Marx presenta la unidad de produccin y circulacin. Veamos ahora cmo en los tres tomos se presenta tambin la unidad de produccin y reproduccin. Este problema es un poco ms complejo, y para abordarlo pasaremos ahora a explicar la estructura del tomo III. Ya vimos cmo en el tomo I Marx expone la produccin de plusvalor y, luego, la produccin de capital; de hecho termina con una seccin dedicada a la reproduccin del capital. Pero el ttulo del tomo I es El proceso de produccin del capital, entonces parece que no debera incluir la reproduccin. En este tomo I la presencia de la reproduccin es, pues, paradjica. En el tomo II esta presencia es menos paradjica, pues este libro se ocupa en la circulacin del capital, y como sta es circular por lo menos sugiere a la reproduccin social, as
que aqu puede exponerse la reproduccin del capital. De hecho ya vimos cmo este tomo expone la produccin del capital y tambin la reproduccin del capital, ambas englobadas dentro del concepto de Zirkulation. El tomo II de El capital tiene por objeto como seala Bolvar Echeverra la exploracin crtica de la esencia circulatoria del modo de reproduccin capitalista o el proceso de circulacin del capital. Marx tambin denomina a este objeto terico la produccin mediata del capital por cuanto que la produccin inmediata fue expuesta en el tomo I. Para comentar la estructura del tomo III de El capital, veamos el Diagrama 10. Como se indic ms arriba, tambin aqu podemos reconocer el mismo movimiento argumental de premisa, proceso y resultado que permite que el pensamiento siga un camino adecuado al objeto. Cul es ahora el objeto? En el tomo I lo fue el proceso de produccin inmediata del capital y en el tomo II el proceso de produccin mediata. El objeto de estudio en el tomo III es el proceso de produccin global, absoluta o inmediato-mediata. Los procesos de produccin deben ser expuestos de acuerdo a los momentos que constituyen la estructura general de los procesos de produccin, de todo proceso de produccin. Partimos de unas premisas y echamos a andar el proceso, y ya que se ha echado a andar el proceso ste tiene unos resultados o productos. Este movimiento argumental se repite en cada tomo y en el conjunto de los tres tomos. As el tomo I es la premisa del argumento global y el tomo II es el proceso del argumento y ciertamente vemos ah circular al capital, vemos el proceso del capital pasando por la produccin y la circulacin, pero no sus resultados. Finalmente, en
el tomo III tenemos los resultados del proceso de produccin. Asimismo en el tomo II de El capital cada momento premisa, proceso y resultado corresponde a cada una de las secciones que lo integran. Sin embargo, en el tomo I y en el tomo III la correspondencia entre dichos momentos por un lado, y la divisin de cada uno de estos libros en secciones, por otro, no es tan evidente, porque ambos estn constitudos por siete secciones. En las primeras tres secciones del tomo III de El capital se presentan las premisas del desarrollo capitalista, en la seccin primera del tomo II las premisas de la reproduccin capitalista y en las dos primeras secciones del tomo I las premisas de la produccin capitalista. Como vemos, en cada tomo estamos recomenzando la misma forma argumental las premisas pero en un nivel cada vez ms complejo de exposicin, de pensamiento y de la realidad que se est explicando. En el tomo III, comenzamos de nuevo pero ya con las premisas del desarrollo capitalista, que es un concepto ms complejo que el de reproduccin, correspondiente al tomo II, y mucho ms an que el de produccin inmediata, propio del tomoI. Por otro lado, el proceso de desarrollo capitalista se trata en las secciones cuarta a sexta del tomo III de El capital, y los resultados de este proceso en la seccin sptima del mismo. Profundicemos nuestro esquema del tomo III. En primer lugar, de la seccin primera a la tercera Marx expone al capital industrial. Ms all de la seccin tercera, Marx abandona el terreno del capital industrial como objeto de investigacin nuclear aunque lo sigue considerando incluido como elemento de un contexto ms vasto. As, en la seccin cuarta estudia el capital comercial, y en la quinta (que est dividida
en una primera parte y una continuacin de la misma) el capital a inters es decir, el capital bancario, fiduciario, especulativo, accionario, ficticio, etctera, en fin, todas las formas de capital que devengan inters. Aqu tendramos como formas autnomas a las formas funcionales de capital que se presentaron en el tomo II. El capital dinerario se autonomiza como capital a inters cuando no es parte del ciclo del capital industrial sino que abre su propia empresa y funciona como negocio independiente, e igualmente el capital mercantil deja de ser slo parte del ciclo del capital industrial, se autonomiza y se vuelve capital comercial. Por su parte, el capital industrial corresponde a la forma de capital productivo. As, pues, estas formas autnomas de capital derivan de las formas que el capital tiene que adoptar en su ciclo de circulacin reproductiva (ver el Cuadro 1). Sin embargo, en el tomo III de El capital todava hay una seccin sexta que se ocupa en la renta del suelo, ste es un tema sumamente problemtico tanto en la historia del capitalismo como en su estructura y, por supuesto, en la exposicin de Marx. Por el momento vamos a tomarlo implcitamente como parte del proceso del desarrollo capitalista pues en ste tiene que ocurrir la interaccin del capital comercial con el capital a inters, el capital industrial y la renta del suelo. As que slo nos atenemos al hecho evidente de que la propiedad territorial y la renta del suelo forman parte del proceso de desarrollo capitalista aunque sin ver cmo. En el ciclo no existe una forma funcional del capital industrial de la cual pueda derivar la renta del suelo, como ocurre con el capital comercial y el capital usurario. Quede as formulado el pro-
blema. Volveremos a l ms adelante. Mientras tanto ya hemos establecido la unidad de las tres primeras secciones del tomo III con base en que se ocupan del capital industrial como forma autnoma y as presentan las premisas bsicas del desarrollo capitalista. Cualquier desarrollo capitalista posible tiene como premisa el dominio del capital industrial sobre la sociedad y sobre todas las formas de capital, pero tambin el hecho de que ste es el que explota directamente el plusvalor que va a sustentar al capital comercial y al capital a inters. El capital industrial abre el desarrollo capitalista en la realidad y tambin, por tanto, en el texto de Marx. Ahora bien, el proceso de desarrollo capitalista una vez presentado el capital industrial es una totalidad unitaria que tambin incluye las restantes formas derivadas del capital. stas no son lo bsico pero s lo suficiente para que exista realmente el proceso de desarrollo capitalista. Al capital industrial se le suman las formas derivadas de capital el capital comercial, el capital a inters y la renta y la propiedad del suelo porque stas son derivaciones de la ganancia producida por el capital industrial. Por eso Bolvar Echeverra puede decir que el objeto terico del tomo III de El capital son las formas transfiguradas del capital o las formas transfiguradas de la ganancia producida por el capital.5 En la seccin primera la ganancia se presenta como transfiguracin del plusvalor. En la circulacin del capital, el plusvalor aparece no como resultado de la explotacin del obrero en el proceso de trabajo sino como ganancia generada por todo el capital, tanto por su parte variable como por su parte constante, es decir, los medios de produccin como si las mquinas produjeran plusvalor, lo cual encubre
la explotacin del obrero. Cuando el plusvalor aparece como ganancia no se ve a quin se le exprimi, quin lo produjo. La primera transfiguracin del plusvalor es, pues, la ganancia, y la segunda consiste en la transformacin de la ganancia industrial en ganancia comercial. En el comercio, en tanto slo consiste en intercambios formales o meras operaciones de compra-venta, no existe un proceso de produccin, por lo tanto no hay en l obreros a quienes explotar plusvalor, y sin embargo s existen los capitalistas comerciales que se apropian un residuo de las ganancias industriales, a su vez transfiguradas como ganancias comerciales. Ahora bien, en las ganancias del comerciante todava es posible entrever que hubo explotacin a la clase obrera, pues este capitalista vende mercancas que necesariamente fueron producidas por alguien. Pero en el inters usurario que a su vez es una transfiguracin de la ganancia industrial se borra la explotacin de plusvalor, porque aqu ni siquiera aparece como condicin de ste el valor de uso de las mercancas, sino solamente un proceso en el que se pasa directamente de dinero a dinero incrementado (DD). Uno mete dinero en el banco y despus de un mes o un ao saca ms dinero del banco. El dinero simplemente creci. El dueo del banco puede afirmar que en su negocio no explota a la clase obrera porque l utiliza empleados, no obreros ni mquinas industriales. En fin, de la seccin cuarta a la sexta con las primeras tres contina la exposicin del proceso de desarrollo capitalista, manteniendo como supuesto al capital industrial y aadindole las figuras suplementarias de capital autonomizadas: el capital comercial, el capital a inters y la renta y propiedad del suelo.
Finalmente, entramos en la seccin sptima del tomo III de El capital, que se titula Las rentas y sus fuentes, en el tercer momento argumental, que corresponde al resultado; es decir que el resultado general del desarrollo capitalista consiste en producir rentas. Esa es la apariencia del problema: el capital produce rentas para el capitalista pero tambin para el terrateniente, e incluso para el obrero; a cada uno en proporcin a su condicin, a los obreros poca renta, a los terratenientes un poco ms de renta y a los capitalistas mucha renta. Pero todos disfrutan el gran beneficio de vivir bajo el capitalismo consistente en que el resultado del desarrollo capitalista es que se producen rentas. Aparentemente no se produce miseria, guerras, crisis, sino slo rentas. Ahora bien, para desmontar esta apariencia falaz y apologtica que transfigura la realidad hay que conectar las rentas con sus verdaderas fuentes. Al estabilizar esta conexin, ya el ttulo de esta seccin sptima indica que en ella se critica la apariencia transfigurada o encubridora del capital, la apariencia de que simplemente produce rentas. La fuente de la ganancia es el plusvalor producido en el proceso de produccin. Este enunciado destruye la apariencia de que se trata de una renta que deriva del objeto, y sobre todo destruye la apariencia de que el capital comercial y el capital bancario simplemente se embolsan rentas. El inters y la ganancia comercial no son sino transformaciones de la ganancia industrial, y sta a su vez es una transformacin del plusvalor explotado a la clase obrera. Adems, estas transformaciones son de tipo peculiar, son transfiguraciones. He aqu un argumento cientfico y crtico. Igualmente la renta que se apropia el terrateniente parece derivar de la tierra misma, como si sta diera rentas de la
misma manera en que da frutos. Esta apariencia falaz tambin debe ser destruida. La renta del suelo es plusganancia industrial que el terrateniente se apropia precisamente por permitir que se siembre en el terreno de su propiedad. Se trata de un monopolio forzado que le permite arrebatar una cierta porcin a las ganancias industriales. No puede arrebatar directamente esta porcin a las ganancias porque stas se dividen en la ganancia industrial, la ganancia comercial y el inters, pero cada vez que el capital industrial produce no slo ganancias sino plusganancias, una seccin de stas se la apropia el dueo de la tierra. As que la renta del terrateniente no deriva de la tierra sino del plusvalor explotado a la clase obrera, o de aquella seccin del mismo que constituye plusganancia. As se contrasta la forma transfigurada renta con su verdadera fuente. Y el salario del obrero? Su renta, se nos dice, es el salario; pero en verdad el salario es capital variable reproducible, est reponiendo simplemente la fuerza de trabajo consumida en el proceso de produccin, es un valor que repone otro, no es renta. Y el propio obrero est produciendo constantemente ese valor con el que el capitalista le paga el salario. As es como queda destruida cientfica y crticamente la apariencia que nos presenta al proceso de desarrollo capitalista como un proceso que simplemente genera rentas. Como vemos, la idea de Bolvar Echeverra de que el objeto del tomo III son las formas transfiguradas del capital permite explicar muchos aspectos de ese tomo, as que vale de manera introductoria. Sin embargo hay otros aspectos que deja sin explicar. Me refiero a una serie de paradojas que saltan a la vista cuando buscamos en l el proceso de produccin global del capital, como promete su ttulo, y preci-
samente el desarrollo capitalista, que es en lo que redundara concretamente aquello de produccin global del capital. En efecto, produccin global del capital es lo mismo que desarrollo del capital. La unidad de lo inmediato y lo mediato, de la produccin inmediata y de la reproduccin o produccin mediata del capital, representa una alteracin completa de la realidad: un desarrollo capitalista, y eso es lo que tenemos en el tomo III de El capital. Adems, en la seccin sptima tenemos este contraste entre las rentas y sus fuentes como contraste entre el resultado transfigurado y el resultado crtico que se le opone, y, por otro lado, tenemos que el resultado constante del desarrollo capitalista es justamente la vida de la sociedad burguesa, es decir, la produccin de un modo de vida dividido en clases; ese es el tema del ltimo captulo de El capital, titulado Las clases sociales. La forma de renta que adoptan los ingresos oculta el hecho de que los sujetos que los reciben forman parte de diferentes clases sociales, y parece entonces que slo se distinguen por sus distintos niveles de ingreso. Desconectados de su origen, estos ingresos que reciben las diversas clases sociales tienen una forma homognea: todos son rentas, tanto lo que obtiene el obrero como lo que obtiene el capitalista y lo que recibe el terrateniente. Pero si contrastamos las rentas con sus fuentes esta apariencia se desmorona. Se ve entonces que no se trata simplemente de distintos niveles de ingreso sino de diferentes clases sociales que ocupan un lugar especfico en la produccin y en la reproduccin del sistema, y por ese motivo hay lucha de clases. El resultado absoluto del desarrollo capitalista consiste, pues, en la produccin de una forma de sociedad dividida en clases que estn
enfrascadas en luchas antagnicas continuas e inevitables que pueden acabar con el sistema. El resultado ltimo del sistema es la revolucin comunista proletaria de este sistema. El sistema capitalista produce acuciosamente este resultado al explotar, alienar y ocultar la explotacin y la alienacin. Tambin al ocultar produce el forzamiento y la presin que lo har estallar. Esta es la idea general que Marx termina por redondear en el tomo III. Lo recin dicho sugiere una idea de lo que podra ser el contenido de ese captulo final, desafortunadamente inconcluso, de El capital.6 1. EL CAPITAL FRENTE A LA RIQUEZA DE LA NACIN La obra de Marx no es como la de Adam Smith, La riqueza de las naciones, la cual responde a una concepcin ideolgica que, desde su ttulo, dice promover el engrandecimiento de la nacin pero cuyo objetivo es en verdad el enriquecimiento de la clase burguesa. Los procedimientos que sirven para enriquecer a la burguesa constituyen el objeto de la economa poltica clsica. En cambio en El capital Marx explica cmo se produce la riqueza y la miseria en el capitalismo, es decir, cmo se explota plusvalor a la mayor parte de la poblacin (tomo I, secciones tercera a sexta) y cmo se le enajena la totalidad de la riqueza (tomo I, seccin sptima); cmo queda sometida la reproduccin social a la circulacinreproduccin de capital, es decir, cmo la reproduccin de los seres humanos tiene que quedar recortada para sustentar la reproduccin del capital (tomo II), y cmo, finalmente, a travs de transfiguraciones y de ocultamientos, se enriquecen los terratenientes, los banqueros, los comerciantes y los capitalistas industriales y se produce una sociedad dividida
en clases que se enfrentan entre s y que en su lucha pueden terminar con esta sociedad (tomo III). El capitalismo en su conjunto es decir, el capital industrial y el conjunto de formas derivadas del capital que se reproducen a partir de las formas transfiguradas de la ganancia produce una fuerza productiva que no es tecnolgica, que es la ms potente de todas y que puede destruirlo, es decir, la clase proletaria en tanto fuerza productiva vuelta clase revolucionaria. En el tomo I de El capital la clase obrera aparece como una clase sometida a la produccin de plusvalor absoluto y plusvalor relativo. En el proceso de circulacin del capital (tomo II de El capital) la clase obrera se presenta no solamente como clase explotada sino que tambin, cuando consume para sobrevivir, le sirve al capital para circular y reproducirse. Y en las primeras tres secciones del tomo III de El capital, vemos cmo la crisis cae en primer lugar no sobre el capital sino sobre las espaldas de la clase obrera, y que el capital se recupera de las crisis tambin a costa de la clase obrera. As, pues, tanto en la produccin como en la reproduccin y en el desarrollo del capitalismo la clase obrera aparece como una clase sometida, explotada, enajenada. Pero el resultado general absoluto de la produccin capitalista, del desarrollo de este sistema, es producir al proletariado como clase social, no solamente como un conjunto de individuos aislados que intercambian su fuerza de trabajo con el capital para que ste los explote, o como individuos sueltos que al comprar sus medios de consumo realizan la circulacin de capital, sino como una clase de individuos que se reconocen unos a otros y que reconocen su condicin comn. De ser en el tomo I de El capital fuerza de trabajo, la clase obrera se presenta como fuerza revolucionaria al final del tomo III.
Este es el resultado absoluto del desarrollo capitalista: la produccin de una fuerza revolucionaria que transforma la sociedad y produce otra historia. Se trata de una fuerza productiva ms alta que cualquiera de los medios de produccin que utiliza el capital y que es su resultado constante absoluto. Ahora bien, como este resultado constante y absoluto acabara con el capitalismo, este sistema lo contrarresta constantemente, intenta volver a someter a la clase obrera. El capital la explota (tomo I), la somete (tomo II), la aliena (tomo III) y ella se le enfrenta, se le insubordina, se desaliena, y el capital otra vez intenta someterla. Marx describe el mecanismo general de esta dialctica de sometimiento y liberacin, de enajenacin y autoalienacin, y dice que este sistema debe llegar a su trmino con la autoliberacin del proletariado si no es que todo el mecanismo se autodestruye. Con lo expuesto hasta aqu ya tenemos la imagen de los tres tomos de El capital, el argumento de cada uno y los niveles en los que en ellos se expone el proceso de produccin del capital, as como el punto de partida y el punto de llegada del capital, el resultado general del desarrollo capitalista. 2. CMO LLEGA EL CAPITAL
A CONVERTIRSE EN TERRATENIENTE?
Expliquemos ahora un punto que dejamos pendiente. Dijimos que de momento bamos a suponer como resuelto el tema de la renta del suelo. En cierto sentido se justifica este supuesto porque el desarrollo capitalista y la dialctica de la relacin entre el capital industrial, el capital comercial y el capital usurario o a inters evidentemente tiene lugar en algn espacio, no en el aire, y justamente la teora de la ren-
ta de la tierra nos habla de ese espacio donde debe quedar localizado el desarrollo capitalista. Sin embargo esta seccin sptima presenta complejidades adicionales que debemos explicar en su dimensin bsica. En la Introduccin de 1857 que originalmente deba ser la introduccin a la Contribucin a la crtica de la economa poltica de Marx y que de hecho constituye la introduccin a los Grundrisse, Marx habla sobre este problema que debi resolver en 1857 para poder exponer, entre 1861 y 1867, el tema de la produccin capitalista. Ya vimos cmo el capital es inicialmente, dice Marx, una potencia circulatoria en tanto capital comercial y capital usurario. Pero, en segundo lugar, cuando el capital se encuentra con la fuerza de trabajo y se intercambia con ella, se convierte en capital industrial y, entonces, en una potencia que es al mismo tiempo circulatoria y productiva. Pues bien, como potencia circulatoria, el capital constituye una potencia mediadora entre extremos presupuestos, dice Marx. Por ejemplo, el capital comercial media entre dos pueblos alejados entre s, stos son los dos extremos presupuestos. El comerciante va de un pueblo a otro y lleva mercaderas que compra en este pueblo y vende en el otro pueblo. As, pues, que los extremos estn presupuestos quiere decir que la produccin en cada pueblo est presupuesta, pero no est conectada la una con la otra; el capitalista comercial conecta las diversas producciones y por ello se embolsa la ganancia comercial. Durante milenios, en distintos modos de produccin existi el capital comercial pero no el capitalismo industrial. A partir de que se intercambia por fuerza de trabajo, el capital se convierte en capital industrial, y entonces se abre una nueva poca en la historia de la humanidad, pues al consti-
tuirse en potencia productiva el capital pasa de mediar extremos que le eran presupuestos a mediar ahora extremos que le pertenecen, que l produce. Ahora bien, cuando Marx habla de extremos presupuestos y de potencia mediadora para referirse al capital est utilizando conceptos precisos. Hemos sugerido que por extremos presupuestos podramos entender pueblos que producen distintas mercancas y son interconectados por el capital comercial. Estos pueblos no se haban conectado entre s porque no se dedicaban al comercio sino fundamentalmente a la agricultura y a la ganadera, es decir que estaban asentados o arraigados en la tierra; los hombres estn ligados de diversos modos a la tierra, a sus condiciones de produccin. Marx expone estos diversos modos de vinculacin con la tierra en un clebre pasaje de los Grundrisse que se titula Formaciones econmicas que anteceden a la produccin capitalista (Formen). Los Formen y la Introduccin del 57 contienen elementos esenciales para explicar los extremos presupuestos y el arraigo de la sociedad a la tierra. Los seres humanos estn ligados a la tierra como premisa, como fundamento (de ah la palabra fundo, que es otra manera de decir propiedad territorial). Por otro lado, dice Marx que la tierra es el laboratorio y el reservorio de la sociedad. Ah encuentra reservas de alimentos y de instrumentos con los que labora, y al mismo tiempo es un laboratorio. Este concepto de la tierra como laboratorio y reservorio de la humanidad es muy importante para la crtica del capitalismo actual, que destruye sistemticamente la ecologa y que pretende hacer algo tan absurdo como mercantificar el agua.7 Por otro lado, dentro de la tierra como premisa, es decir,
como laboratorio y reservorio, Marx establece la diferencia entre, por un lado, la premisa inmediata ese vnculo inmediato del hombre con la tierra y el hecho de que, adems, el hombre ha construido los medios de produccin que interpone entre l y la tierra, con los cuales transforma la naturaleza, y, por otro lado, los medios de circulacin, que permiten que los seres humanos puedan relacionarse entre s de manera prctica. Por ejemplo, en diversas comunidades precapitalistas se celebraban fiestas en las cuales se distribuan bienes. Los individuos se interrelacionaban entre s mediante estos medios de circulacin que no son mercancas sino regalos o dones, bienes cuyo valor de uso repone la vida de generaciones. Como en estos bienes est incluido el trabajo de generaciones pasadas, estos medios de circulacin nos conectan al mismo tiempo entre nosotros y con los muertos; no son, pues, medios simplemente profanos ni csicos como las mercancas, sino tambin sagrados, pues establecen una conexin entre nosotros a travs de generaciones y adems con la naturaleza y con la energa del cosmos. As, pues, los seres humanos se relacionan con la tierra como su premisa inmediata, pero tambin producen los medios para conectarse con ella de modo mediado, para transformarla y para mediarse entre ellos, es decir, para interconectarse. Y ya hemos visto cmo el capital originalmente se desarroll a partir de estos medios de circulacin; es una potencia circulatoria, dice Marx. Pero adems de los medios de circulacin existe otro tipo de medios que son necesarios para el metabolismo social: los medios de produccin. stos son los medios que el capital expropia a los productores directos conforme se convierte
en capital industrial. El capital se ha apropiado no solamente de los medios circulatorios dinero y mercanca, sino tambin de los medios de produccin entre ellos la fuerza de trabajo, y los combina para explotarlos. Cuando Marx dice que el capital es una potencia mediadora quiere decir que se ha apropiado de los medios, de la parte media. Primero fue una potencia mediadora circulatoria y luego se convirti en potencia productiva, es decir, monopolizadora de los medios de produccin, y slo entonces abri una nueva poca para la humanidad. Sin embargo la tierra en tanto premisa no est incluida en los medios: ni en los medios de produccin ni en los medios de circulacin. Es una dimensin material distinta. Ya existiendo el capital como capital comercial y capital usurario, todava tuvo que apropiarse de la produccin. Y ya existiendo como capital industrial porque se ha apropiado de la circulacin y tambin de la produccin, todava tuvo que apropiarse de la tierra. Se trata, pues, de un proceso histrico distinto, posterior, y slo al final de ste el capital se apropia de la tierra como premisa inmediata. En efecto, cuando el capital separa a los productores directos de sus medios de produccin especialmente la tierra produce la fuerza de trabajo libre y a la vez un capital disponible, pero, por otro lado, otra clase social se ha apropiado de la tierra, la cual no es simplemente un medio, no es lo mismo que dinero o que un instrumento o que una mquina. Esta diferencia se hace patente cuando surge la prohibicin de usar el espacio. Al propietario del terreno le es indiferente la actividad productiva, y esto implica una muy grande violencia que indica la magnitud del problema que el capital industrial debe resolver para ocupar la tierra en tanto premi-
sa, reservorio y laboratorio de la humanidad. El capitalista industrial debe pagar por el uso del suelo pues de eso no se ha apropiado. No es, pues, lo mismo un medio que la premisa, y la premisa del proceso no es lo mismo que el proceso ya funcional. El capital puede apropiarse del proceso funcional porque posee los medios, pero an no tiene el espacio. Este es el origen de la lucha de clases que se entabla en torno a la renta del suelo como parte de la ganancia; los capitales industriales tienen que ceder una parte de la plusganancia para acceder al territorio. Ellos poseen los medios pero no el terreno. As es como Marx expone y resuelve el problema de la diferencia entre el capital y la propiedad de la tierra y la relacin entre ambos. El capital es una potencia mediadora, circulatoria y productivo-reproductiva, y la propiedad de la tierra corresponde a una dimensin distinta. En los Formen Marx habla de una propiedad privada general muy antigua. No es la propiedad especficamente capitalista sobre los medios de produccin que permite explotar plusvalor. La propiedad privada general o bsica consiste en el simple adueamiento de la cosa espacio, pero en el capitalismo este factor general se redimensiona o refuncionaliza de modo que el poseedor de la tierra, en tanto algo que no es pasivo sino una premisa activa de la produccin, puede recibir una cuota o una ganancia que es la renta del suelo. Este es el tema que Marx trata en la seccin sexta del tomo III de El capital como resultado funcional del desarrollo capitalista que se concreta en el proceso de reproduccin.
3. RENTA ABSOLUTA Y RENTA DIFERENCIAL Marx distingue dos formas de renta del suelo. A la primera la denomina renta diferencial y tiene su origen en la diferencia entre las tierras de peor calidad y las de mejor calidad. La segunda forma es la renta absoluta, la cual se origina en la diferencia funcional entre la propiedad de la tierra o la propiedad fundiaria y la propiedad del capital, dos tipos de propiedad distintos: la primera es propiedad sobre premisas y la segunda es la propiedad sobre medios. La distincin entre las dos formas de renta indica no solamente una diferencia funcional, sino la violencia que existe en la relacin entre las dos clases, los terratenientes y los capitalistas, en referencia a dos monopolios distintos. Esta explicacin de la renta del suelo tambin nos permite establecer que este mecanismo general de apropiacin de plusganancia funciona en un contexto capitalista industrial, cmo se lleg a eso a partir de la disolucin de las comunidades primitivas y del desarrollo del capital comercial hasta el industrial y cmo esa historia se convirti en una estructura social actual, donde hay capital industrial, capital comercial, capital a inters y tambin terratenientes como clase social separada por el tipo de valor de uso que monopolizan. Esta teora de la renta del suelo como plusganancia es explicada por Marx como parte de unas ganancias excesivas que estn all circulando y a las que los terratenientes les ponen la mano encima. La existencia de estas plusganancias supone que los capitalistas ya garantizaron sus ganancias, as que ceden las plusganancias, a disgusto pero las ceden. Profundizaremos en el tema cuando hablemos del plusvalor extra tratado por Marx en el captulo X del tomo I de
El capital y de la plusganancia que aparece en la seccin segunda del tomo III. Por ahora es suficiente esta idea para establecer la visin panormica de la estructura argumental de los tres tomos de El capital. Acerca del origen de la renta del suelo, podemos ampliar muy brevemente la explicacin de la renta diferencial, que es el concepto ms sencillo. Existen tierras de peor calidad y tierras de mejor calidad, y la sociedad requiere ampliar los cultivos porque al crecer la poblacin las tierras de mejor calidad dejan de ser suficientes para satisfacer las necesidades de consumo, entonces se requiere cultivar tierras de peor calidad. Pero como al propietario de la tierra de la peor calidad se le debe pagar para que permita que el proceso de produccin agrcola se eche andar en ella, no puede ser que el precio del producto lo impongan las tierras de mejor calidad porque entonces no sera posible pagar renta a ese terrateniente. Para que la sociedad no se quede sin comer tiene que aceptar la violencia que implica la presencia del terrateniente, la cual consiste en que los propietarios de tierras de peor calidad, en las que los costos de produccin son ms elevados, pueden exigir una renta a travs de un mecanismo que hace que el precio de produccin agrcola sea impuesto por las tierras de peor calidad. Evidentemente los productos agrcolas seran ms baratos si los productos de la tierra de mejor calidad impusieran el precio, pero como ste es determinado por la tierra de peor calidad, los precios son ms elevados. Por otra parte, los dueos de tierras de mejor calidad simplemente ganan ms porque el precio est muy por encima de los costos de produccin agrcolas. Este es un enfrentamiento entre los terratenientes y la sociedad que se opera a travs de la relacin
entre precio y costo. Pero entre el precio y el costo, y en medio del enfrentamiento entre los terratenientes y la sociedad que quiere consumir y no morir de hambre, se encuentran el capital industrial, el capital comercial y el capital a inters que tambin pugnan por obtener ganancias cuya fuente comn es la explotacin de la clase obrera. Los capitalistas han logrado monopolizar toda la produccin, ya no hay ms produccin que la capitalista. De dnde sale el valor para pagarle al terrateniente? No podemos decir simplemente que de los bolsillos de los consumidores. Ese valor no puede ser ms que capital constante o capital variable o plusvalor. Pero con capital variable y con capital constante se pagan los costos de produccin del capital agrcola, no la renta o ganancia del terrateniente. As, pues, la renta del terrateniente slo puede ser plusvalor y la exige simplemente porque ocupa la tierra. Es entonces una violencia, un monopolio, y se la impone no simplemente a los consumidores, a la sociedad civil, sino tambin a los capitalistas industriales, que son los que explotan el plusvalor a la clase obrera. Es necesario el emplazamiento del capital en un terreno para producir, por ejemplo, trigo. El capitalista posee la semilla, el capital variable con el que paga a los obreros y el capital constante representado por las mquinas con las que se siembra y se cosecha, pero no la tierra, la cual no es medio de circulacin ni de produccin sino premisa de la produccin. De ah que el terrateniente pueda imponer su presencia y exigir una renta, pues l ocupa el lugar que se requiere para emplazar la fbrica, para producir en la tierra, para poner ganado, etctera. Y hay que darle esa renta, no se puede no drsela. Pero de dnde sale la renta?
Asimismo el inters es una parte de la ganancia explotada a la clase obrera, pero no se la qued el capitalista industrial que la explot directamente sino que tuvo que entregrsela como inters al banco porque ste le prest dinero para que pudiera explotar a la clase obrera. El banquero le prest al capitalista industrial y ste le devolvi su dinero ms un inters. Otra parte se la queda el capitalista comercial porque ste se encarga de vender las mercancas que produce el capitalista industrial, y por este servicio se queda con una ganancia comercial que tambin proviene del plusvalor explotado a los obreros. El capital industrial debe realizar el plusvalor que les succion a los obreros y para ello tiene que vender las mercancas producidas por stos y en las cuales se encuentra ese plusvalor. Para que ste se convierta en dinero constante y sonante las mercancas deben salir del almacn. As, pues, la ganancia, que es mera transfiguracin del plusvalor explotado a la clase obrera, se divide en tres partes: ganancia industrial, ganancia comercial e inters, y ya todo parece estar resuelto. Pero entonces aparece el terrateniente y reclama su derecho: No, viejo interpela al capitalista industrial, todava no est todo resuelto. Dnde tuvo lugar el proceso de produccin del cual surgi el plusvalor que ahora te repartes con el comerciante y con el banquero? Y dnde estn todos ustedes celebrando tan contentos? Pues bien, aqu donde estn parados es mo. Para emplazar las mquinas tienes que asentarlas en el suelo y ste es mo. El aire, si quieres, es tuyo, pero el suelo me pertenece. Ya vemos, pues, por qu es diferente premisa que medio. El aire est en medio, lo mismo que las mquinas, la circula-
cin, el dinero o la mercanca, pero la premisa, el fundamento, es algo completamente distinto en trminos cualitativos y funcionales, y hay alguien que se lo puede apropiar y que histricamente se lo ha apropiado. Por eso se distingue la clase terrateniente de la clase capitalista: la clase terrateniente le impone su monopolio a la clase capitalista y puede restarle una seccin de la ganancia. Pero segn las cuentas que hacan los tres amigos la ganancia se divida en ganancia industrial, ganancia comercial e inters y ya no quedaba nada para el terrateniente. Cmo resolver el problema? Fcil: la solucin consiste en explotar ms plusvalor a la clase obrera para que haya suficiente para todos los invitados. Pues bien, cuando la tasa de explotacin es x tenemos una tasa de ganancia y que se divide entre el capital industrial, el capital comercial y el capital a inters, pero hay que producir una ganancia adicional para entregrsela al terrateniente que la exige (y si no la requiere o no tiene la fuerza suficiente para exigirla simplemente se la embolsan los otros). Estamos hablando no de la ganancia en general sino de la plusganancia que en principio podra embolsarse el capitalista industrial, pero si el terrateniente exige renta es de esa parte que se le da, es plusganancia y se le entrega toda o una parte de la misma. Como vemos, se entabla una lucha de clases en torno al monopolio de los medios de produccin y en torno al monopolio de la premisa de la produccin, la tierra. Y cada uno tiene la fuerza suficiente para exigirle al otro una cierta cuota; hay, pues, un intercambio mediado por la violencia, por dos tipos de monopolio. Y la ganancia que se distribuye en ese intercambio se le explota a la clase obrera. Aqu la plusganancia se presenta simplemente como ms
ganancia que la que ya cubre las necesidades de ganancia del capitalista industrial, el capitalista comercial y el capitalista usurario, y se ve cmo la lucha entre capitalistas y terratenientes redunda en explotar ms a la clase obrera. De momento no es necesario explicar cmo se produce esa plusganancia, aqu slo vemos cmo aparece y se pelean por ella. En el primer captulo de la seccin sptima del tomo III (La renta diferencial) se presenta este problema de la plusganancia que se apropia el propietario terrateniente, y en el captulo final (La renta absoluta) se presenta el problema global, donde la renta se explica no como efecto de las diferentes fertilidades de la tierra sino de una exigencia que es impuesta por el monopolio de la tierra en cuanto tal. El capitalismo es al mismo tiempo que un sistema econmico un sistema de dominacin. Lo importante es explicar la conexin entre ambos sistemas. Sabemos que estn yuxtapuestos, as los experimentamos, pero no sabemos cmo estn conectados esencialmente. En El capital Marx explica esta conexin. El capitalismo es, en esencia, un sistema de produccin y distribucin de objetos materiales, pero que adems produce renta del suelo como parte de las ganancias y que sobre todo produce clases sociales, cuya lucha podra destruir al sistema. Por ese motivo el capitalismo, en tanto sistema de dominacin, tiene que contrarrestar las luchas de clases. Los resultados absolutos del desarrollo capitalista son la lucha de clases y su contrarresto (el Estado y su sistema de dominacin). Este sistema produce constantemente nuevas contradicciones, y si bien produce ganancia y ha podido resolver una y otra vez los problemas sociales que genera, de nuevo los produce y en forma ms desarrollada, as que el resultado final absoluto del desarrollo capi-
talista es la produccin de la revolucin comunista. Al seguir el argumento de El capital registramos un conjunto de condiciones econmicas, sociales y polticas. Vimos cmo Marx intenta dar cuenta de la imbricacin de estas condiciones y de cmo unas producen y condicionan a las otras. Pero en verdad no se trata de una superposicin sino que todas estas condiciones son englobadas por la produccin material, de la cual se encarga el capital industrial, y por las contradicciones que ste genera. As, pues, aunque la produccin de las clases sociales y de la lucha entre stas pueden ser contrarrestadas de modo parcial o momentneo o coyuntural, siempre surge una nueva contradiccin que el Estado quiz ya no podr coersionar o cohesionar. Se trata del momento de la revolucin; entonces resulta insuficiente el contrarresto a travs del Estado y del sistema de dominacin todo. La revolucin que destruye al sistema es, pues, otro producto del capital industrial. Lo anterior explica el comentario de Marx respecto de un resumen de El capital elaborado por Carlo Cafiero, un socialista anarquista italiano,8 para divulgar la obra entre la clase obrera. Marx elogia este resumen, pero seala que una falla importante del mismo consiste en que no observa que a Marx le interesa desde el principio mostrar la necesidad econmica de la revolucin de la sociedad burguesa; es decir, que esta revolucin ocurre con necesidad, sea que triunfe o no, pero los mecanismos de la produccin capitalista la producen como su resultado absoluto.
RESUMEN DE LA SESIN ANTERIOR Hemos visto hasta ahora el esquema argumental de los tres tomos de El capital. En l se comprueba la unidad de mtodo y objeto que preside la arquitectura de la obra, y la correspondencia entre los momentos argumentales del conjunto de El capital y de cada uno de los tres tomos por separado con los momentos del proceso de produccin (premisa, proceso y resultado) de capital. As, en esta coincidencia pudimos constatar la unidad entre el mtodo de exposicin y el objeto que se expone, es decir, el proceso de produccin capitalista. En segundo lugar, vimos cmo al proceso de produccin inmediata del capital, expuesto en el tomo I, le corresponde el papel de premisa pero no pasiva sino dinmica o dialctica pues es a la vez reproductiva y en desarrollo, mientras que al proceso de circulacin de capital o proceso de produccin mediata del capital, expuesta en el tomo II, le corresponde el papel de proceso de la produccin capitalista, as que incluye la reproduccin aunque no el desarrollo. Finalmente, al tomo III, como exposicin del proceso global o absoluto o inmediato-mediato de la produccin capitalista, le corresponde el papel del resultado de la produccin capitalista, esto es, el desarrollo de la produccin capitalista y de la
so-ciedad burguesa, el cual involucra en cada uno de sus momentos argumentales a la produccin, la reproduccin y el desarrollo. Y, en tercer lugar, matizamos el modo de presencia de la seccin sexta del tomo III, relativa a la renta del suelo, y de la seccin sptima del mismo tomo, que trata sobre los rditos y sus fuentes en tanto resultados del desarrollo capitalista (objeto del tomo III). Asimismo aludimos crticamente, no sin reconocer su utilidad, a la interpretacin de Bolivar Echeverra sobre el tomo III como libro que se ocupa de las formas transfiguradas del capital en particular de la ganancia, y al respecto sealamos de pasada que esta idea movi a error a Bolvar Echeverra al querer incluir en el tomo III de El capital el salario (tema de la seccin sexta del tomo I) en tanto forma transfigurada del valor de la fuerza de trabajo. De acuerdo con esta interpretacin, el lugar que le corresponde a este tema estara en el tomo III, y precisamente al inicio del mismo, antes de la exposicin de la ganancia en tanto forma transfigurada del plusvalor. En lo que sigue abundaremos en esta discusin. 1. EL SALARIO EN EL TOMO III? (AD BOLVAR ECHEVERRA) El ttulo del captulo XVII del tomo I de El capital reza Transformacin del valor o precio de la fuerza de trabajo en valor o precio del trabajo. El salario es, pues, resultado de una transmutacin, una forma transfigurada, lo cual podra sugerir que guarda relacin con el nivel aparente propio de la circulacin y de la competencia capitalista que corresponde al tomo III, y si adems decimos que el objeto del tomo III son las formas transfiguradas, parece tener razn Bolvar Eche-
verra. ste sugiere la hiptesis de que Marx, al darse cuenta de que no iba a poder terminar de pasar en limpio sus manuscritos para publicar en vida los tres tomos de la obra, y siendo el tema del salario tan importante para la clase obrera, decidi sacarlo del tomo III y meterlo en el tomo I, nico del que pudo concluir una versin satisfactoria para entregarla a la imprenta. En la idea original de Marx, dice Bolvar Echeverra, todas las formas transfiguradas se encontraran reunidas en el mismo tomo III, cuyo argumento se redondeara precisamente en la seccin sptima dedicada al anlisis de los rditos y sus fuentes, especialmente en el captulo LII, La frmula trinitaria, donde Marx expone precisamente la ganancia, el salario y la renta del suelo. Efectivamente, el salario es la forma transfigurada del valor de la fuerza de trabajo. A primera vista, en el tomo I de El capital slo cabe la exposicin del tema relativo al valor de la fuerza de trabajo, por ejemplo de modo directo en tanto condicin esencial de la transformacin del dinero en capital (captulo IV, pargrafo 3, Compra-venta de fuerza de trabajo), o bien bajo la figura del capital variable (captulo VI Capital constante y capital variable). Sin embargo, el hecho es que en un libro dedicado a la exploracin crtica de la esencia capitalista no se expone solamente el capital variable o el valor de la fuerza de trabajo, sino adems la forma salario, una forma meramente aparencial. Este es el problema. Ante todo debe reconocerse a Bolvar Echeverra el mrito de haber mostrado este problema, esta paradoja consistente en que en un libro dedicado a la exploracin crtica de la esencia de la produccin capitalista, el proceso de produccin inmediato, figure una categora y, por ende, una realidad
que corresponde a la apariencia del sistema capitalista, en el mismo nivel que el precio y que en verdad encubre la explotacin y el verdadero objeto que intercambia el obrero con el capitalista, pues en este doble encubrimiento consiste la funcin de la transmutacin del valor de la fuerza de trabajo. Una apariencia que es parte de la esencia productiva? Sin embargo la solucin que propone Bolvar Echeverra puede ser criticada en los siguientes trminos: en primer lugar, el tomo III de El capital no se ocupa simplemente de las formas transfiguradas, de la apariencia o de la competencia, y ni siquiera de las formas transfiguradas del capital, como podra ser la del capital variable que es el salario, sino que slo se ocupa de las formas transfiguradas del plusvalor y de la ganancia: la ganancia industrial, la ganancia comercial, el inters y la renta del suelo. Lo que le interesa a Marx en este libro III y esta es la segunda crtica al argumento de Bolvar Echeverra es dar cuenta de la imbricacin de los mltiples capitales entre s, es decir, de la relacin capitalcapital. ste es, por lo dems, el tema explcito del tomo III, y no la relacin capital-trabajo, que es el tema explcito del tomo I. Y en efecto, en la introduccin al tomo III de El capital, Marx seala que en ste se analiza la relacin capital-capital o la relacin de los mltiples capitales para observar los resultados de la unidad de la produccin y la circulacin capitalistas. Y bien, algunos de estos resultados son precisamente las formas transfiguradas de la ganancia. Una tercera crtica dira lo siguiente: en el proceso de circulacin del capital expuesto en el tomo II debemos diferenciar lo que Marx denomina gran circulacin respecto de la pequea circulacin. En la gran circulacin se imbrican
todas las ramas del capital, todos los capitales y toda poblacin, es decir, la clase obrera y la clase capitalista, tal como resulta conceptualmente dividida segn el modo en el que sus integrantes participan en la compra-venta de las mercancas para el consumo. Por su parte, la pequea circulacin es simplemente aquella que se establece entre el capital y el trabajo, y a la que a veces se le denomina mercado de trabajo. A diferencia del resto del mercado, donde asisten las mercancas sin ms, en el mercado de trabajo circula una mercanca especial que es la que tiene la posibilidad de crear plusvalor y que por ello es la que le interesa potencialmente al capital. As, pues, el argumento del tomo I sobre el salario no involucra toda la circulacin del capital, sino solamente la circulacin entre el capital y el trabajo, y esta circulacin no incluye la competencia entre los mltiples capitales, en la cual se genera la transfiguracin del plusvalor en ganancia analizada en el tomo III, porque en ella no se compra ni vende ms mercanca que la fuerza de trabajo, que no ha sido producida por ningn capitalista pero que todos los capitalistas esperan encontrar en el mercado. En sntesis para resumir las tres crticas anteriores, el salario no tiene cabida en el tomo III de El capital porque no es una forma transfigurada de la ganancia, y entra en el tomo I porque la transfiguracin del valor de la fuerza de trabajo no es resultado de la competencia entre los mltiples capitales sino simplemente de la pequea circulacin que tiene lugar entre el capital y el trabajo. Ahora bien, esta pequea circulacin que ocurre entre el capital y el trabajo completa esta es nuestra cuarta crtica la estructura capitalista del proceso de produccin de la so-
ciedad. Esta estructura es unificada en principio por la relacin orgnica entre el productor directo y los medios de produccin, pero bajo el capitalismo se encuentra escindida artificialmente pues los productores directos han sido expropiados de los medios de produccin. De ah la necesidad de restablecer, mediante la pequea circulacin o intercambio mercantil entre la fuerza de trabajo y el capital, la conexin entre el productor y los medios de produccin. As, pues, esta reconexin circulatoria entre los factores objetivo y subjetivo del proceso de produccin pertenece a la esencia productiva del sistema capitalista, pues sin ella no existira la explotacin de plusvalor, no podra funcionar el proceso de produccin especficamente capitalista. Esta pequea circulacin es entonces una articulacin interna del proceso de produccin capitalista. En otras sociedades divididas en clases no se requiere de una circulacin interna para reconectar al productor directo con los medios de produccin, pero s en el capitalismo. Como vemos, la relacin de intercambio entre el capital y la fuerza de trabajo debe ser presentada como parte de la esencia productiva del sistema capitalista, y esta presentacin tiene que tener en cuenta todas las consecuencias de esta relacin, es decir, la transformacin del valor (de la fuerza de trabajo) en precio y el fetichismo correspondiente (precio no de la fuerza de trabajo sino del trabajo) tal y como en el captulo 1 de El capital el anlisis de la mercanca incluye el fetichismo de la mercanca, y eso es justamente lo que se expone en la seccin sexta del tomo I. El tratamiento crtico que hace Marx sobre el salario no sale del nivel argumental del tomo I de El capital sino que es justamente el argumento que sutura la crtica de la esencia capitalista.
A la esencia de la produccin capitalista le corresponde transfigurar inmediatamente la realidad para las dos clases que participan en esa produccin. La transfiguracin del valor de la fuerza de trabajo en salario, que le encubre al capitalista de dnde proviene la ganancia que explota y le encubre al obrero el proceso en el que se le explota, es una condicin de posibilidad, de orden sociolgico y humano o antropolgico, del proceso de explotacin econmica de la fuerza de trabajo. As, pues, la produccin capitalista es transfiguradora no solamente en el nivel de la competencia sino ya desde la esencia. La produccin de plusvalor incluye de modo esencial una transfiguracin, un retorcimiento de la conciencia de las gentes en referencia a la explotacin del trabajo. La transfiguracin de la ganancia producto de la explotacin de plusvalor es posterior, mientras que la transfiguracin del valor de la fuerza de trabajo en salario es bsica y corresponde directamente a la esencia del sistema. Con lo anterior queda redondeada nuestra crtica al sugerente planteamiento de Bolvar Echeverra acerca de la estructura y el objeto terico del tomo III de El capital. Si bien observa que en la decisin de Marx de introducir el tema del salario en el tomo I se manifiesta un problema objetivo y conceptual, no resuelve el problema, solamente lo plantea, y al intentar resolverlo ms bien dificulta la comprensin de este tomo III. Las formas transfiguradas de la ganancia son ciertamente objeto privilegiado del tomo III de El capital, pero el objeto autntico del mismo es el desarrollo capitalista. Marx sugiere que el desarrollo capitalista no es neutral sino transfigurado y transfigurante. Al desarrollarse, el capital produce formas
transfiguradas pero stas son tambin instrumentos de su proceso de vida; son entonces resultado y premisa del desarrollo. En el capitalismo la realidad no es, pues, neutral sino transfigurada y transfigurante, y la historia es constantemente transfigurada por la acumulacin de capital. No solamente hay entonces una transfiguracin de la ganancia sino de la sociedad humana como un todo en tanto valor de uso, de la conciencia de la gente, de su psique, no slo de sus ideas sino de sus actitudes, sus motivos verdaderos y sus conductas. Se trata de una transfiguracin de la objetividad en la que producen, trafican y consumen, de lo que es fuerza productiva y tecnologa, una transfiguracin de lo que es til. Muchas cosas completamente intiles, superfluas, forman parte de lo que consideramos que es til porque el sistema de necesidades humanas es transfigurado por el desarrollo capitalista. Que haya una transfiguracin de la historia significa que hay una alteracin de la realidad en un sentido nocivo para el ser humano, para la naturaleza y para las posibilidades histricas de la humanidad. He aqu una crtica puntual de la ideologa del progreso como parte de la ideologa burguesa en general: efectivamente tiene lugar un desarrollo capitalista pero ste implica una transfiguracin de la historia que hace que el desarrollo del capital se viva como presunto progreso de la humanidad cuando que ms bien es su alienacin. Si como parte del argumento del tomo I de El capital aqu se muestra que a la clase obrera no solamente se le explota plusvalor (secciones tercera a quinta) sino que (seccin sptima) tambin se le enajena la totalidad de la riqueza producida (capital constante ms capital variable ms plusvalor), en el argumento del tomo III encontramos un plantea-
miento anlogo pero no solamente en referencia a las dimensiones de valor de la riqueza sino a las condiciones materiales o de valor de uso incluidas las condiciones psicolgicas y al sentido total de la historia de la humanidad, es decir, pues, que queda trasfigurada no solamente la riqueza sino el desarrollo y la historia en cuanto tales. Ahora ya podemos entender que en el tomo III de El capital se traten las formas transfiguradas de la ganancia y tambin el desarrollo capitalista: la sntesis de las formas transfiguradas del plusvalor y la ganancia, por un lado, y el desarrollo capitalista, por otro, es la transfiguracin total de la historia de la humanidad. 2. LA ESPECFICA TEORA DEL VALOR DE MARX Se suele considerar a las dos primeras secciones del tomo I de El capital como el lugar en el que se expone lo que se conoce como la teora del valor en tanto apartado de la ciencia econmica entendida acadmicamente. Alguien que no observa el argumento de El capital en su especificidad, sino que intenta entender lo que dice el texto desde la perspectiva de esa disciplina especializada que tiene mucho de ideologa que es la teora econmica burguesa acadmica, vera que en estas dos primeras secciones se expone de manera quiz original pero bastante extraa lo que suele conocerse como teora del valor. Lo mismo valdra para la teora del plusvalor (secciones tercera a quinta), la teora del salario (seccin sexta) o la teora de la acumulacin de capital (seccin sptima), que tambin son ttulos de los apartados de la ciencia econmica construida por la burguesa. Estos rubros generales tienen un sentido orientador pero
hay que tomarlos con mucho cuidado porque pueden causar equvoco en la captacin del argumento especfico de Marx. Qu es lo que podramos perder de vista si leyramos las primeras secciones de El capital como una exposicin de la teora del valor en un sentido acadmico burgus? Ya vimos cmo Bolvar Echeverra explica que el objeto terico de estas dos primeras secciones consiste en la exploracin de la apariencia de la riqueza capitalista tal y como sta se muestra en la esfera de la circulacin de las mercancas. Para revelar cmo ocurre la explotacin de plusvalor a la clase obrera en el proceso de produccin capitalista, el procedimiento propio de la crtica de la economa poltica requiere destruir la apariencia de la circulacin y replantear lo que desde esta apariencia se entiende como valor, mercanca, dinero, precio, etctera. Aqu el objeto terico no es, entonces, la teora del valor, sino la exploracin crtica de la apariencia circulatoria del capital como condicin para el develamiento de la explotacin del plusvalor. La lectura acadmica burguesa del argumento de Marx perdera de vista lo que es decisivo en ste, es decir, el significado del concepto de forma mercanca como forma concreta que incluye dentro de s al valor. Marx retoma de Aristteles el concepto de forma no como un mero modo de hablar sino con todo el peso conceptual que desde entonces ha tenido en el pensamiento cientfico filosfico. En 1876, cuando Marx se encuentra en plena madurez intelectual, se publica un tratado de economa que incluye un comentario crtico al tomo I de El capital escrito por un economista burgus llamado Adolf Wagner. Este economista lee la exposicin de Marx desde el punto de vista de la teora del valor de la ciencia econmica y trata de ubicarla dentro de la
temtica acadmica general. Marx hace a su vez unos comentarios crticos a este tratado de economa poltica de Adolf Wagner que son sumamente interesantes porque en ellos resalta el concepto de forma mercanca como forma concreta, a diferencia del valor en general que es simplemente un concepto, una abstraccin. En oposicin a esta abstraccin, las formas concretas son dadas, dice Marx, a la vez en la realidad y en la conciencia de los agentes econmicos. As, pues, Marx habla unitariamente de la conciencia y de la realidad existentes en la sociedad burguesa; en la forma mercanca estn unificadas la conciencia y la prctica de los productores. Esta especificidad del discurso de Marx es lo que perderamos de vista si pensamos que Marx solamente expone una teora del valor cuando habla de la mercanca. En esta perspectiva sera un enigma insoluble la presencia en el tomo III de un captulo (el noveno) dedicado al tema de la transformacin de los valores en precios de produccin. Si viramos a las dos primeras secciones del tomo I como exposicin de la teora del valor resultara que sta estara incompleta y supuestamente slo se completara, ms de mil pginas despus, en la seccin segunda del tomo III. La teora del valor parece no quedar consolidada porque, para Marx, exponer el proceso de produccin inmediata, mediata y global del capital es exponer la teora del valor que se valoriza. Si en El capital hay algo as como una teora del valor sta ocupa los tres tomos, no slo las dos primeras secciones del tomo I, y se va completando paso a paso conforme se describe la imagen completa del capital o valor que se valoriza, esa es la teora del valor especficamente capitalista.
As, pues, si se lee El capital como una teora del valor en el sentido de la ciencia econmica burguesa no se ve la forma mercanca como forma concreta ni se puede entener que el redondeamiento de esa teora del valor del tomo I tiene lugar en un captulo del tomo III, pero no slo eso, sino que en tercer lugar tampoco se sabra qu hacer con el anlisis del capital comercial otro complemento adicional de dicha teora del valor en la seccin cuarta del tomo III de El capital y donde se dice que el trabajo de la circulacin no produce valor sino, al contrario, resta valor a la sociedad. Veamos este punto. La presencia de este trabajo de la circulacin es, en efecto, constante, sistemtica, en la sociedad burguesa, as que lo que entendemos por tiempo de trabajo socialmente necesario queda puesto en cuestin. As como tenamos la paradoja de que la pequea circulacin entre el capital y el trabajo es parte de la produccin capitalista porque unifica a los medios de produccin con los productores directos, ahora tenemos la paradoja de que la circulacin capitalista es una hipertrofia necesaria para el capital pero no para la sociedad, lo cual significa que una gran parte del trabajo de la circulacin le resta fuerza al metabolismo y al desarrollo de la sociedad. El trabajo de la circulacin, en lugar de plasmar valor resta valor, es decir que genera un valor negativo, una erosin del valor ya existente. El esfuerzo destinado a poner las cosas necesarias para la satisfaccin de las necesidades es drenado por el trabajo de la circulacin. Esta importante idea crtica, que es parte de lo que Marx entiende por una teora del valor, es incomprensible para una lectura acadmica de El capital. Adems, en la seccin sexta del tomo III (La renta del sue-
lo) se estudia, por un lado, la relacin entre el valor y el plusvalor que produce la industria capitalista, y por otro lado, la renta diferencial y absoluta que los terratenientes exigen. El valor ya constituido por la gran industria es reformulado en trminos cuantitativos por esta lucha particular entre el monopolio de la propiedad del suelo y la propiedad privada capitalista. La magnitud del valor social en su conjunto queda puesta en cuestin por este descoyuntamiento y articulacin entre estas dos formas de propiedad privada funcional y estructuralmente distintas. El valor total no se consolida hasta que se establece el volumen de la plusganancia que se van a apropiar los terratenientes, es decir, la parte del valor producido por la sociedad en su conjunto no solamente del plusvalor y de las plusganancias que se va a quedar en manos de los terratenientes en forma de renta absoluta y de renta diferencial. En la seccin sptima del tomo III (Los rditos y sus fuentes) se explica cmo el tiempo de trabajo socialmente necesario es determinado por la lucha de clases. La clase terrateniente, la clase de los capitalistas y la clase obrera se enfrentan entre ellas para apropiarse de una porcin de la riqueza que se encuentra en la circulacin capitalista; unos tratan de jalar ms salario, otros ms ganancias y otros ms rentas del suelo. Ahora, al observar la produccin global capitalista, el tiempo de trabajo socialmente necesario como sustancia del valor deja de ser slo determinante de la lucha de clases y se convierte en una variable dependiente de la misma. As, por ejemplo, el argumento del clebre ensayo de Marx Salario, precio y ganancia (1875), donde se expone la lucha entre los trabajadores y los capitalistas por el salario y la ganancia en referencia al precio de las mercancas, correspondera a la
seccin sptima del tomo III de El capital. Y la idea de Marx es an ms compleja porque involucra en la lucha de clases a los terratenientes. Perderamos de vista toda esta complejidad que constituye lo propio de la teora de Marx si leemos El capital pensando que en el tomo I se expone la teora del valor, la teora del plusvalor, la teora del salario y la de la acumulacin, y que la teora de la distribucin estara en el tomo III, etctera. Si nos ceimos a esta tabla de materias acadmicas no podramos sino caer en una paradoja tras otra, pues la construccin de El capital responde a las conexiones internas del modo de produccin capitalista, no a conexiones externas entre materias acadmicas. 3. TRES APORTES FUNDAMENTALES SOBRE LA TEORA DE MARX (ISAAC ILLICH RUBIN, JINDRICH ZELENY Y BOLVAR ECHEVERRA) El mejor comentario sobre las dos primeras secciones del tomo I de El capital y acerca del mecanismo del intercambio mercantil y de la constitucin del valor en la sociedad capitalista es de Isaac Illich Rubin, Ensayos sobre la teora marxista del valor. Una de las ideas ms importantes que Rubin subraya en su lectura de El capital es la de que en esas secciones Marx expone no simplemente una teora del valor sino una teora de la socialidad burguesa. Esta perspectiva parte de la consideracin de que esta sociedad por un lado existe y por otro produce valores. La propuesta crtica y cientfica de Marx no es, pues, una reflexin de objetos externos sino que dice que esta sociedad que produce valor est ella misma incluida en lo que produce. La sociedad queda refuncionalizada de cierto modo para producir valor, no se trata de cualquier sociedad que adicionalmente produce valor, sino que para pro-
ducir valor los hombres tienen que quedar deformados de cierto modo; he aqu entonces una teora de la socialidad especficamente burguesa. Se trata de una sociedad de propietarios privados en la que lo comunitario se encuentra destruido y en la que ha sido abolida la conciencia que tienen los seres humanos de la gestin de sus necesidades y capacidades, de la gestin de lo que producen. Esta es, pues, una sociedad de individuos que son inconscientes de su socialidad. A Marx no le interesa fundamentalmente medir la cantidad de valor que la sociedad produce sino medir a esa sociedad en cuanto tal. Precisamente podemos medirla a ella por ser una sociedad obsesionada en calcular y medir el valor de lo que produce; es una sociedad alienada, presa en la cuantificacin, en la cosa, lo cual tiene para los seres humanos implicaciones de conciencia y prctico-organizativas. La socialidad burguesa no es neutral sino alienada. As, pues, si en Marx hubiera algo as como una teora del valor esta sera tambin una teora de la socialidad. Slo puede existir una teora del valor porque existe este tipo de sociedad fijada en la medicin del valor de lo que produce, y el objetivo de la teora de Marx consiste en medir este tipo de socialidad. Por otro lado, la mejor explicacin con la que contamos acerca de la diferencia entre el enfoque de Ricardo y el de Marx en referencia al valor la tenemos en el libro de Jindrich Zeleny, La estructura lgica de El capital de Marx, que tambin incluye la mejor exposicin de la relacin entre las formas del valor (El capital, captulo I, pargrafo 3) y el proceso del intercambio (El capital, captulo II). Zeleny subraya la nueva racionalidad cientfica que propone Marx y la capacidad de sta para resolver los problemas que hicieron fraca-
sar a la teora ricardiana. En tercer lugar, la mejor explicacin del movimiento argumental de estas dos primeras secciones de El capital es la de Bolvar Echeverra. Ya vimos que l seala que el objeto terico de estas dos secciones es la exploracin de la apariencia de la riqueza capitalista tal y como sta se muestra en la circulacin del capital. La apariencia de la riqueza capitalista se presenta en primer lugar como el movimiento representado por la frmula general del capital (DMD), que describe un proceso en el cual una determinada cantidad de dinero se invierte en la compra de cierta cantidad de mercanca que, a su vez, al ser vendida, se reconvierte en un dinero cuya magnitud incluye el dinero inicial ms un plus. Al nivel de la apariencia circulatoria de la riqueza capitalista puede verse que as suceden las cosas, pero no cmo surge este plus. As queda planteado el problema de la produccin del plusvalor, este incremento de D. El resto del tomo I se dedica a resolverlo: de dnde surge el plusvalor? Brota de la circulacin? En la esfera de la circulacin de las mercancas slo se ve que el capitalista tiene dinero, compra mercanca y luego, al vender mercanca, obtiene ms dinero. Dicho proceso slo puede explicarse por la explotacin de plusvalor a la clase obrera, pero este hecho corresponde a la produccin. La frmula de la riqueza mercantil capitalista permite plantear el problema cuya solucin se presenta en las subsiguientes secciones. En el captulo IV Marx analiza directamente el proceso representado en la frmula general del capital, pero antes transforma esta frmula compleja en una frmula ms simple: MDM, mercanca-dinero-mercanca, que representa la circulacin mercantil en general tema del captulo III. En
esta frmula ms simple no hay plusvalor, no plantea entonces una paradoja sino simplemente una equivalencia. El proceso en el que una mercanca se cambia por dinero que a su vez se cambia por otra mercanca puede tener sentido porque hay equivalencia en todos los trminos. La segunda mercanca, aunque es un valor equivalente, es otra, sirve para otro uso y quien lleva acabo este intercambio puede satisfacer su necesidad. En cambio, desde este mismo punto de vista la otra frmula ms compleja, DMD, no tiene sentido porque el comprador-revendedor podra quedarse con su dinero en la bolsa, sin intercambiarlo por mercanca y luego otra vez por esa misma cantidad de dinero. Todo el movimiento sera superfluo. Si al final del movimiento resulta un plus de dinero entonces se pierde la equivalencia, lo cual implica una contradiccin. As, pues, esta frmula compleja requiere explicacin, y por ello es necesario reducirla a una versin ms simple la frmula mercantil general que se encuentra contenida en ella misma que cumple la regla de la equivalencia, en contraste con la frmula desarrollada o capitalista, que la transgrede. A su vez, la frmula de la riqueza mercantil simple est constituida por relaciones elementales de intercambio que consisten en actos de venta (MD) y de compra (DM). stos se estudian en el captulo II de El capital. Finalmente, para explicar el intercambio de M por D o de D por M, se requiere explicar precisamente qu es M, y esto es lo que se expone en el captulo primero, La mercanca, y ah mismo se esclarece que el dinero no es sino una forma desarrollada de mercanca, que aqul no tiene en principio ms misterio que sta, es tan slo una mercanca peculiar.
Ahora bien, ya que tenemos resuelto el problema de la mercanca y el dinero podemos resolver el problema de su relacin elemental (MD o DM), y una vez resuelto ste, podemos pasar al problema de cmo se construye el conjunto de relaciones mercantiles de toda la sociedad (MDM). As, una vez resuelto el elemento (captulo I), la relacin elemental (captulo II) y el conjunto de relaciones (captulo III), y que hemos visto cmo opera la equivalencia como ley del intercambio mercantil, podemos pasar al planteamiento del problema implcito en la frmula ms compleja de la riqueza mercantil capitalista (captulo IV). Este problema consiste en la contradiccin entre el intercambio equivalente que constituye la frmula y el hecho de que slo tiene sentido si concluye con una inequivalencia. Ahora se puede plantear con todo rigor el problema del origen del plusvalor, es posible dejar en claro que el plus no puede salir de la mercanca ni del dinero, y que tampoco puede salir de la relacin entre mercanca y dinero. Al establecer que la relacin elemental se mantiene en los trminos de la equivalencia, resulta tambin que el plusvalor no solamente no puede surgir de la relacin elemental sino tampoco del movimiento del conjunto de la circulacin de las mercancas. Entonces hay que buscar el origen del plusvalor en otro lugar que no sea la circulacin. Este es el resultado al que se llega siguiendo estos cuatro pasos y sta es la secuencia que siguen los cuatro primeros captulos de El capital. Otra idea muy importante de Bolvar Echeverra consiste en sealar que las primeras secciones de El capital constituyen una introduccin al tomo I. As nombra Marx en sus manuscritos esta parte de su obra. En esta introduccin al tratamiento crtico de la esencia del modo de produccin capitalista se
aclaran los conceptos generales que van a ser utilizados a lo largo de la obra: dinero, mercanca, valor, trabajo concreto, trabajo abstracto, etctera. Esta idea tambin permite resolver la paradoja de que el tomo I se titula el Proceso de produccin del capital pero estas dos primeras secciones no hablan del proceso de produccin sino de la circulacin de las mercancas y el dinero. La circulacin sirve, pues, de introduccin a la produccin Ya vimos cmo en estas dos secciones se despeja el problema del plusvalor, se lo resuelve por partes y se lo circunscribe para definir de dnde puede brotar, y para demostrar que no puede surgir de la esfera de la circulacin sino de la produccin. 4. MERCANCA, DINERO Y CRTICA
AL SOCIALISMO SIN REVOLUCIN
Otra idea correlativa a este planteamiento cientfico del problema del valor consiste en que aqu Marx se encuentra discutiendo no solamente con la economa poltica burguesa sino tambin con las otras corrientes socialistas, y especialmente con el socialismo proudhoniano, con vistas a establecer la estrategia revolucionaria proletaria comunista frente al modo de produccin capitalista. Si el plusvalor no brota de la circulacin, entonces la diferencia de riqueza entre pobres y ricos, o la cuestin social, como la llamaban los socialistas, no se decide en la circulacin sino en la produccin, y la estrategia del movimiento socialista queda definida de otro modo que como la planteaba el socialismo hasta entonces. Los proudhonianos propugnaban que era posible resolver el problema de la sociedad consistente en la oposicin entre ricos y pobres mediante una reforma bancaria. Pero no se
trata de una mera redistribucin de la riqueza sino de transformar las relaciones de produccin. Solamente as se resuelve el problema. Las reformas de poltica econmica son insuficientes porque slo operan al nivel de la circulacin. El descubrimiento de la explotacin de plusvalor a la clase obrera en el proceso de produccin implica la idea de que la revolucin comunista de las relaciones de produccin es la solucin de la cuestin social. En estas dos primeras secciones de El capital queda sustentado cientficamente no solamente un argumento terico e ideolgico sino un argumento poltico. No se puede prescindir de ellas y entrar directamente al proceso de explotacin como propuso errneamente Louis Althusser. De hacerse as no se vera cmo, en la discusin socialista, Marx reorganiza el territorio de la economa poltica y reordena cientficamente la crtica al sistema capitalista. En el primer captulo (El dinero) de los Grundrisse, Marx (p. [71]) le critica explcitamente al socialista proudhoniano Alfred Darimon su propuesta de la reforma socialista de los bancos. Este tipo de propuestas es recurrente no solamente en el socialismo francs de entonces sino en los socialismos posteriores hasta la fecha. Los partidos socialistas, demcratas y socialdemcratas como el Partido de la Revolucin Democrtica en Mxico o pseudodemocrticos como el PRI discuten el tema de la riqueza y la miseria en trminos anlogos, presos en el nivel de la circulacin o con la ilusoria esperanza de que para resolver el problema social no sera necesaria una revolucin de las relaciones de produccin. El argumento de la revolucin comunista de las relaciones de produccin desarma terica y polticamente al socialismo reformista. En El capital no aparece esta argumentacin pol-
tica explcita en los Grundrisse sino slo la argumentacin cientfico-crtica que permite plantear correctamente el problema y llegar a la solucin autntica del mismo a partir de la demostracin de que el plusvalor no puede brotar de la circulacin y de que, por tanto, la revolucin debe pasar por la produccin. Ya hemos visto cmo en los tres tomos de El capital se aborda la produccin del capital, en el tomo I la produccin inmediata, en el tomo II la produccin mediata y en el tomo III la produccin inmediata-mediata o absoluta. En el tomo II se expone, bajo el rubro el proceso de circulacin de capital, la produccin mediata del capital, es decir, la esencia de la circulacin de la riqueza capitalista, pero sta tambin tiene una apariencia, la cual se presenta en las dos primeras secciones del tomo I. En este mbito en el que slo se ven mercancas y dinero no estamos fuera del modo de produccin capitalista o en un periodo anterior al mismo, sino que nos encontramos ya en el modo de produccin capitalista pero en el nivel aparencial de la circulacin del capital. En estos primeros captulos de El capital la riqueza aparece como una circulacin DMD, que incluye plusvalor, y tambin como una circulacin MDM o equivalente. Unas personas venden y compran mercancas y las consumen, y al mismo tiempo otras personas compran y venden mercancas y se embolsan ms dinero que el que invirtieron en la compra, esta es la apariencia de la circulacin del capital, cuya crtica constituye la introduccin al anlisis de la produccin del capital.
Ya sabemos que el plusvalor en general, y por tanto la ganancia del capital industrial, proviene de la explotacin de la clase obrera en el proceso de produccin. Pero en la circulacin hay capitalistas no industriales sino comerciales que tambin se embolsan ganancias. Estas no son ganancias industriales sino comerciales (seccin cuarta del tomo III), de dnde brotan? Como el capitalista comercial emplea trabajadores asalariados, se podra pensar que les saca plusvalor a esos empleados lo mismo que cualquier capitalista industrial. Pero a estos empleados de comercio no pueden producir plusvalor porque el trabajo que se requiere para convertir la mercanca en dinero y el dinero en mercanca slo sirve para llevar a cabo una transformacin meramente formal de la riqueza. Para la sociedad, todo el trabajo que se dedica a esta operacin no plasma valor ni por tanto plusvalor sino que es parasitario. Slo en el capitalismo, por ser una sociedad constituida por propietarios privados, se requiere una gran cantidad de trabajo para transformar el dinero en mercanca y la mercanca en dinero, pero este trabajo no transforma realmente la naturaleza sino que slo cambia de forma la sustancia del valor. El paso del mismo valor de la forma D a la forma M, o de la forma M a la forma D, es por lo tanto slo un juego de manos que, aunque requiere trabajo, no produce valor. La sociedad podra prescindir de todo eso pero en el capitalismo crece cada vez ms. La masa de los comerciantes intermediarios del ms diverso tipo (publicistas, ejecutivos de venta, promotores, etctera) crecen cada vez ms y se quedan con una mayor cantidad de un plusvalor que no explotan a sus empleados
sino que proviene de la produccin. El trabajo que ellos tienen que pagar a sus empleados es un valor que se resta al valor social total, es un valor negativo, dice Marx. Esta produccin negativa de valor en el trabajo de comercio tambin sera parte de la teora de Marx sobre el valor. El argumento de Marx es muy matizado. l dice que las metamorfosis del valor en la compra (MD) o en la venta (D M) son cambios de forma de la riqueza, no transformaciones de la realidad. El propietario de mercancas slo posee una cierta cantidad de valor que requiere cambiar de forma, y ya que la tiene bajo la forma dinero ahora requiere reconvertirla en mercanca para poder consumirla, tiene que operar esta doble metamorfosis del valor en la cual consiste el comercio y la circulacin. Ahora bien, si en el proceso de circulacin tiene lugar alguna transformacin real sta no sera parte de la metamorfosis mercantil propiamente dicha sino de la produccin. Por ejemplo, el trabajo que se requiere para transportar las mercancas hasta el lugar donde pueden ser consumidas es un trabajo productivo porque implica una transformacin real, pues all donde la mercanca fue producida est realmente ms lejos que aqu donde se la puede consumir. El cambio de lugar constituye una transformacin de realidad, el desplazamiento de un bien en el espacio forma parte del proceso de produccin del mismo bien. Todo el sistema de transportes forma parte del proceso de produccin, y en l s se produce valor y se explota plusvalor. En la esfera de la circulacin se combinan los procesos de metamorfosis meramente formales de los valores ya producidos y los de transformacin de realidad en los que se producen dichos valores. Por eso es importante distinguir lo que corresponde a uno y a
otro. En el comercio, al mismo tiempo que se llevan a cabo metamorfosis de valores en mercancas y dinero, tambin se llevan a cabo algunos trabajos productivos. Slo el trabajo que transforma la realidad produce plusvalor, y el que es mera metamorfosis de mercancas slo cambia la forma del valor ya producido En los fenmenos cotidianos concretos se imbrican simultneamente procesos de produccin, de circulacin y de consumo as como tambin fenmenos econmicos, polticos y psicolgicos y todo eso influye al mismo tiempo. El comercio incluye un proceso cultural del cual forma parte por ejemplo la etiqueta que se le pone a la mercanca para venderla. El que la etiqueta tenga o no ese efecto es una cuestin psicolgica, pero no aade valor ni permite explotar plusvalor. Tambin se combinan otros problemas que son de orden poltico, como las restricciones territoriales que se imponen a la circulacin de las mercancas para exigir el pago de peaje o impuestos por el paso de las mismas. Estos aspectos psicolgicos y polticos son meramente circulatorios y no productivos, como s lo es el transporte. Marx trata de desglosar el fenmeno concreto para observar cmo est construido. El comercio es un fenmeno hbrido y entonces es necesario aislar sus distintos aspectos para analizarlo. As, por ejemplo, muchas veces un mismo capitalista produce pinturas, armas y mil cosas ms, y adems posee bancos y empresas de publicidad, etctera. Qu tipo de capital sera ste? Es capital industrial? Se dedica a la rama de los servicios o a la rama de los medios de produccin? En realidad esa empresa concreta pertenece a varias ramas industriales y opera en la circulacin y en la produccin. Para analizarla debemos utilizar conceptos que se encuentran en distintas partes de El capital. En cambio en
esta obra de Marx observamos dimensiones purificadas. All el comercio debe analizarse como mera circulacin y entonces no produce valor. Este procedimiento es muy importante en la ciencia. Para estudiar un fenmeno necesitamos aislar algunos aspectos y entonces elaborarnos una representacin simplificada del mismo. As por ejemplo mediante una ecuacin igualamos a cero una variable y a partir de ah podemos ver cmo se comportan los otros factores o magnitudes involucradas. De acuerdo con este procedimiento cientfico, la circulacin va a ser slo circulacin y la produccin slo produccin. Ahora ya podemos definir si el plusvalor proviene de una o de la otra. Entonces sabremos que tal o cual mercanca tiene valor porque fue producida en esa empresa y ah estuvieron trabajando unos obreros que transfirieron a ese producto el valor de las materias primas y de las mquinas y tambin aadieron un nuevo valor, y que otros obreros adems plasmaron valor en el producto porque te lo llevaron a tu casa. El transporte del producto es una produccin de valor, no es comercio sino industria del transporte, y esta forma parte de la esfera de la produccin aunque en la realidad concreta se confunde con procesos estrictamente circulatorios, slo formales. Ya vimos ms arriba, a propsito de la categora salario, cmo este tipo de confusiones forman parte del proceso de produccin del capital. Cuando se dice que el salario paga el trabajo y no la fuerza de trabajo, desaparece de la vista la explotacin. As es como funciona el fenmeno concreto al nivel de la apariencia. Del mismo modo, en el fenmeno concreto del comercio confluyen diversos fenmenos productivos y circulatorios que se confunden, como la produc-
cin del valor negativo por parte del trabajo que se aplica en las metamorfosis formales del comercio propiamente dicho, o el ocultamiento de la produccin positiva de valor por parte del trabajo que se aplica en la industria del transporte. En nuestro comentario a estas dos primeras secciones de El capital observamos curiosas paradojas que brotan de la diferencia entre los objetos empricos y los objetos tericos cientficamente construidos. El trabajo de la ciencia consiste en construir objetos tericos diferentes de los objetos sensibles, pero necesarios para poder explicarlos. En la historia del pensamiento cientfico es clebre el caso del fenmeno sensible que suscita la apariencia de que el Sol gira alrededor de la Tierra. Actualmente sabemos que esta apariencia es falsa, pero esta falsedad debi demostrarse cientficamente. Para ello este objeto sensible debi ser analizado o descompuesto en sus partes constitutivas con el fin de aislar su apariencia respecto de su esencia y as construir un objeto terico que diera cuenta de la realidad emprica de que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, pero debido a la posicin que guardamos dentro de la Tierra vemos las cosas a la inversa. As es como se conecta la apariencia del fenmeno con su esencia en la construccin de un objeto terico cientfico distinto del objeto sensible concreto de la realidad. Asimismo, en los cuatro primeros captulos de El capital Marx construye un objeto terico mediante la exploracin crtico-cientfica de la apariencia de la riqueza capitalista tal y como sta se muestra en la esfera de la circulacin. Ya vimos varias derivaciones de la constitucin de este objeto terico, como por ejemplo el hecho de que los intercambios en la esfera circulatoria son equivalentes y, por tanto, si hay un plus de valor en un polo de la circulacin slo es porque en otro
polo hay un minus de valor. Si alguien obtiene ganancia en este intercambio no es porque se est produciendo plusvalor sino porque alguien le vendi ms caro a otro. As, pues, esta construccin cientfica es decisiva terica y polticamente pues permite resolver la paradoja de que el plusvalor se muestre en la circulacin y no obstante se produzca fuera de la circulacin, y si el capitalista se embolsa ms dinero del que invirti, esto ocurre en la esfera de la circulacin pero slo porque hubo un trabajo productivo que lo posibilit. De ah la necesidad poltica del revolucionamiento de las relaciones sociales burguesas. Slo es posible resolver este tipo de paradojas si se diferencia el objeto sensible concreto del objeto terico purificado que lo representa, construido cientficamente. 6. CRTICAS A LA TEORA DE MARX
SOBRE EL VALOR
Ahora vamos a ocuparnos en crticas importantes que se han hecho a estas primeras dos secciones de El capital. La crtica ms famosa proviene de un economista neoclsico del siglo XIX, Eugen Bhm-Bawerk. Este autor austriaco cree observar inconsistencias en la argumentacin de Marx. Sobre la base de la crtica de Bhm-Bawerk, se alzaron luego argumentaciones socialistas contrarias a Marx, como la del socialista ruso Tugan-Baranowski y la del socialdemocrata alemn Eduard Bernstein, representante del revisionismo en la Segunda Internacional. Bhm-Bawerk seala una contradiccin que provocara el derrumbe de la teora. En el tomo I de El capital Marx postula una teora del valor y el precio con base en el trabajo, pero en el tomo III ve imposible sostener esta teora al confrontarla con la relacin de competencia entre
los mltiples capitales, pues entonces ya no puede explicar el precio con base en el valor sino en los mecanismos circulatorios competitivos que regulan la distribucin de las ganancias. As, pues, habra una contradiccin entre valores y precios, y entre el tomo I y el tomo III. Adems, Bhm-Bawerk encuentra otra contradiccin dentro del tomo I de El capital. Cuando Marx habla de la mercanca como la clula elemental de la riqueza burguesa (captulo I) se basa en la teora ricardiana del valor-trabajo, y dice que el valor est constituido por trabajo abstracto, mientras que cuando aborda el conjunto de los intercambios mercantiles (captulo III) encuentra que hay mercancas que no contienen trabajo y sin embargo se compran y se venden como tales, lo que remite a un origen del valor distinto al trabajo y obligara, por tanto, a explicar el fenmeno del intercambio mercantil de otra manera. Estos planteamientos de Bhm-Bawerk sirvieron a los socialistas reformistas revisionistas, que queran modificar la estrategia y la tctica de los partidos polticos de izquierda, pues en estas polmicas se trata de decidir si para resolver los problemas sociales se requiere o no una revolucin. Es natural, entonces, que las corrientes socialistas que no asumen claramente la idea de la necesidad de la revolucin proletaria o que creen que es posible obviarla, traten de cuestionar los trminos en que estn construidos estos primeros captulos de la obra de Marx, o si se quiere, a la inversa: como ya tienen esa perspectiva poltica ven la realidad de otro modo y entonces les es difcil entender el argumento de la teora del valor-trabajo y no pueden dejar de imahinar inconsistencias. A partir de este problema poltico de fondo se establecen
diversas perspectivas no slo polticas sino tambin sensibles, preconceptuales, que luego se confrontan; de ah que haya autores que insistan en ver contradicciones en El capital. Durante el siglo XX el argumento de Bhm-Bawerk fue retomado y desarrollado por diversos autores. Tomemos como ejemplo a un economista venezolano, Emeterio Gmez, autor de un libro titulado Marx, ciencia o ideologa (1980). Este autor es originalmente marxista, se mantiene como socialista y es un profundo conocedor de las polmicas entre marxistas y de la obra econmica de Marx, en cuya argumentacin tambin cree observar inconsistencias. Ms an, este autor opina que el fenmeno de crisis del marxismo, tan resaltante a partir de mediados de los setenta cada vez ms evidente con la cada del bloque socialista, no arraiga en las equivocadas interpretaciones de los marxistas respecto de la obra de Marx sino que deriva del propio Marx y precisamente de su teora del valor. Es muy significativo que se busque en Marx las causas de la crisis del marxismo, es decir, del movimiento socialista de luchadores e intelectuales que intentan comprender y asumir las ideas de Marx. Es sorprendente que estas causas se busquen no en la poltica y en la teora de los militantes y pensadores que participan en ese movimiento, sino en la teora de Marx y, ms an, no en las ideas de Marx sobre problemas de estrategia o de tctica poltica, o porque no resolvi el problema del estado de la relacin entre cultura y sociedad u otros problemas psicolgicos, antropolgicos y sociolgicos que posteriormente las ciencias sociales han abordado, sino que se intente culpar a la teora que explica la relacin social ms abstracta y elemental. Los errores,
dificultades y confusiones de los dirigentes y las organizaciones polticas se convierten en motivo de las crticas ms especializadas y abstractas que se le han hecho a Marx. Con base en este procedimiento se llega a conclusiones como por ejemplo, la de que el argumento de Marx es economicista y entonces no tiene suficiente para dar cuenta de la realidad y que cualquier intento de explicar la realidad en su conjunto desde Marx necesariamente fracasar. Emeterio Gmez dice que la crisis del marxismo arraiga en la teora del valor de Marx porque sta es insostenible. Basndose en argumentaciones influidas por Bhm-Bawerk, seala que Marx elabor diversas versiones de las dos primeras secciones de El capital. Hay siete u ocho versiones distintas de este mismo argumento retrabajado una y otra vez. En vida de Marx se publicaron tres versiones distintas. La primera se encuentra en la Contribucin a la crtica de la economa poltica, de 1859, que contiene el captulo de la mercanca que entonces inclua el contenido de lo que despus sera el captulo II de El capital y el captulo del dinero. Segn Emeterio Gmez, en la Contribucin Marx introduca el mercado y las relaciones de intercambio mercantil desde el captulo primero para analizar el valor de cambio, mientras que en el captulo primero de El capital establece el valor de la mercanca sin recurrir a la relacin social de intercambio sino slo al desgaste fisiolgico del obrero. En la Contribucin es el mercado el que explica al valor, las mercancas adquieren valor de cambio en el intercambio, mientras que en El capital, a la inversa, ya llegan al intercambio con un valor que ha sido constituido en la produccin mediante el desgaste fisiolgico del obrero, pues se define a la sustancia del valor como el tiempo de trabajo socialmente
necesario, el tiempo de trabajo abstracto gastado por el productor y plasmado en la mercanca. Esta idea est de acuerdo con la perspectiva de BhmBawerk, quien seala que en un lugar prevalece la teora del valor-trabajo y en otro la teora de los precios que dice que el valor de las mercancas slo existe en el intercambio y no antes de ste. Emeterio Gmez resume su posicin en la pgina 26 de su libro en los trminos siguientes: En nuestra opinin a) Marx no resolvi en El capital la dificultad explcitamente reconocida por l en la Contribucin. b) La nica forma coherente de resolver esta antinomia, esta confrontacin de proposiciones antitticas habra sido aceptar que el trabajo abstracto slo puede ser un producto del cambio y que antes de que ste se produzca, es decir, a priori, no podemos tener ms que una aproximacin del valor de los bienes, aproximacin que a su vez es determinada por la homogenizacin previa que el mercado ha producido en el trabajo, o sea, que el mercado ha producido. c) Marx, consciente de que esto habra destruido la base de su teora del valor destinada a proporcionar un sustento cientfico a la lucha poltica de la clase obrera, elimin por completo en la primera edicin de El capital toda alusin a la importancia del mercado como abstractizador del trabajo. No es que haya un trabajo abstracto antes del intercambio y este trabajo es el que plasma valor, sino que todo trabajo es concreto y slo a travs del intercambio mercantil, slo a travs del mercado, a travs del regateo entre los mercaderes es que el trabajo queda abstractizado u homogenizado. Es cuando ellos comparan realmente una mercanca con
otra y regatean que indirectamente establecen una comparacin entre dos tipos de trabajo concreto distintos y ah es que ocurre la abstractizacin del trabajo. En consecuencia Marx habra desarrollado la mitad falsa de la antinomia, a saber: que las mercancas llegan al intercambio con su valor ya plenamente constituido, de modo que ste no hara ms que expresarse en el mercado. Marx dice que el valor se expresara en el mercado como valor de cambio pero que ya antes el valor se determina por la cantidad de trabajo abstracto contenido en la mercanca; su objetivo poltico slo puede encontrar apoyo en la fundamentacin fisiolgica del trabajo abstracto mediante la deduccin lgico-formal y ahistrica del concepto de valor. Por ello en el captulo I de El capital, para ser rigurosamente consecuente con la concepcin apriorstica del trabajo abstracto, Marx seala, en el apartado dedicado al fetichismo, que los hombres relacionan sus productos como valores en la medida en que estas cosas son para ellos envolturas materiales de un trabajo humano homogneo. Marx desea justificar a toda costa una posicin poltica mediante la idea del dominio que el mercado ejerce sobre el trabajo y sobre el hombre incluso asumiendo el riesgo de que la igualacin a priori de los trabajos abrira un flanco muy vulnerable en la medida en que aludira a relaciones directas o no fetichizadas entre los hombres. La segunda parte de la argumentacin de Emeterio Gmez dice que en el captulo I de El capital habra dos concepciones distintas del valor-trabajo. Despus de la crtica de Bhm-Bawerk a Marx los marxistas intentaron responderle y fueron dando traspis debido a que el problema es realmen-
te muy complejo. Hasta mediados de los aos veinte Isaac Illich Rubin resuelve el problema en su libro Ensayos sobre la teora marxista del valor. Frente a la explicacin fisiologicista del valor a partir del desgaste del cuerpo humano, Rubin establece la explicacin sociolgica del valor segn la cual las relaciones sociales mercantiles hacen que emerja algo as como el valor. Consecuentemente, Isaac Illich Rubin exalta el pargrafo 4 del captulo I, El fetichismo de la mercanca, a contracorriente de los autores que leen la obra de Marx desde la perspectiva de la economa poltica burguesa, y que, aunque aceptan que en los dos primeros pargrafos del captulo I hay algo as como una teora del valor trabajo, no reconocen que esta teora tambin incluye las formas del valor que se exponen en el pargrafo 3 ni, sobre todo, el tema del fetichismo de la mercanca. Isaac Illich Rubin acaba con este tipo de interpretaciones cuando dice que la teora del valor-trabajo de Marx se distingue de la de Ricardo precisamente porque contiene estos ingredientes sociolgicos, de modo que el fetichismo de la mercanca es la clave ms importante del argumento de Marx. Emeterio Gmez compara lo que dice Bhm-Bawerk con el planteamiento de Rubin, y piensa que Marx present su idea en dos modos distintos y contradictorios porque quiere insistir en el papel del proletariado en la produccin de riqueza en la sociedad burguesa para explicar la produccin de valor y la explotacin, y por ese motivo desde el captulo primero presenta al trabajador desgastndose fisiolgicamente para plasmar valor. Sin embargo, dice Emeterio Gmez, as no funcionan las relaciones de intercambio mercantil. Como argumento poltico pasa, pero no como argumento cientficoeconmico, porque as no se explica cmo son las relaciones
de valor ni el intercambio mercantil. De tal manera, dice Emeterio Gmez, habra tambin una contradiccin entre la primera parte del captulo I, donde se habla de una teora del valor trabajo basada en un fundamento fisiolgico abstracto, y la teora sociolgica del valor presente en el anlisis del fetichismo de la mercanca, en la parte final del mismo captulo. Aqu hay relaciones sociales entre hombres que stos ven como relaciones entre cosas, pero hay una exposicin del valor como relacin social, mientras que en el comienzo del captulo el valor no es una relacin social sino un simple desgaste de la fuerza de trabajo, un trabajo abstracto. Marx caera en una especie de naturalizacin del valor pese a que para el materialismo histrico lo fundamental deberan ser las relaciones sociales en una configuracin histrico-concreta. Emeterio Gmez dice que el trabajo se abstractiza no antes del intercambio sino mediante el intercambio. La homogenizacin de los diversos trabajos concretos, simples y complejos, que constituye la determinacin del valor, no existe a priori, antes del mercado, sino mediante las relaciones sociales concretas que ocurren en el mercado. As, pues, aqu tenemos una serie de contradicciones que reflejan la presencia de un problema sumamente complejo que se juega en la relacin entre las dos primeras secciones del tomo I y la seccin tercera del tomo III; entre el captulo I y el captulo III del tomo I; entre los pargrafos 1 y 4 del captulo I; entre la teora fisiolgica y la teora sociolgica del valor-trabajo; entre un valor determinado a priori, antes del intercambio, y el valor determinado en el intercambio por el mercado, como en el caso de los objetos que no contienen valor y sin embargo son vendidos y comprados como mercancas, como la
tierra que nunca ha sido labrada y sin embargo tiene un precio, un valor de cambio, u otras mercancas como el honor, que tambin son compradas y vendidas y no contienen trabajo, de los que habla Marx en el captulo III del tomo I de El capital. Emeterio Gmez se mete por todos los caminos del marxismo para mostrar que estas contradicciones de la teora del valor-trabajo involucran no slo a la economa poltica y a la crtica de la economa poltica sino al materialismo histrico e inclusive, como vimos, segn l, el conjunto de la crisis del marxismo depende de la crisis de la teora del valor. Durante los aos sesenta los marxistas retrocedieron en los terrenos de la cultura, la antropologa, la sociologa y la psicologa porque no podan dar cuenta de problemas como el Estado y la democracia, hasta que se replegaron, dice Emeterio Gmez, en El capital, donde el marxismo todava pareca presentar una argumentacin cientfica slida, aunque podra estar en crisis en otros terrenos. Este repliegue lo llev a cabo Louis Althusser con su obra Para leer El capital. Pero Emeterio Gmez encuentra que en esa presunta fortaleza tambin hay contradicciones y que ms bien la crisis del marxismo est dependiendo de la contradiccin de la teora marxiana del valor. Ya hemos aludido a la importancia terica y poltica de ese pasaje inicial de El capital. Luego todas las discusiones habrn de remitirse a l y tambin por ese motivo Marx hizo muchas versiones del mismo e insisti tanto en la dificultad que implica poner las primeras piedras de la ciencia. En la exposicin cientfica el modo en que se construye un argumento inicial determina la construccin de todos los dems argumentos. Pero en el proceso de investigacin es a la in-
versa: Marx primero puso en claro el argumento de la renta, el de la acumulacin de capital, el papel de la tecnologa en la produccin, cmo se produce el plusvalor, etctera. Primero debi resolver todos estos problemas ms complejos antes de explicar los ladrillos elementales con los que construy su exposicin cientfica. De ah que en el pargrafo 2 del captulo I de El capital Marx subraye que el doble carcter del trabajo es el pivote en torno al cual gira la comprensin de la economa poltica. Todo lo que se pueda argumentar en referencia al capitalismo deriva de entender la relacin entre trabajo abstracto y trabajo concreto y por lo tanto cualquier equivocacin ulterior habr que remitirla a la incomprensin de ese punto. Ni Bhm-Bawerk ni posteriores autores como Emeterio Gmez han entendido claramente cmo expone Marx sus argumentos en El capital. Como Marx establece la identidad entre el mtodo de exposicin y el objeto que expone, las contradicciones de este objeto, es decir, las contradicciones del capitalismo o de la circulacin de mercancas aparecen como momentos argumentales en la exposicin de Marx, y por eso Bhm-Bawerk y Gmez creen ver contradicciones en el argumento de El capital, pero no ven que se trata ms bien de contradicciones de la propia sociedad capitalista que el texto de El capital intenta expresar tericamente para luego pasar a resolverlas. Marx no da por resueltas estas contradicciones sino que las expone paso a paso y luego las trasciende. Lo que ellos observan como contradicciones argumentales son en realidad contradicciones reales de la constitucin del valor en la sociedad burguesa. La conciencia de los agentes de la produccin y de los cientficos queda prisionera de estas contradicciones, fetichizada, as que
luego, al leer el texto que expone esas contradicciones de manera no cosificada o fetichizada otra vez lo cosifican, proyectan en su lectura el modo de conciencia que le pertenece a ese tipo de fenmenos. Vale la pena explicar brevemente cmo se relaciona el tema del trabajo con el tema del mercado en el captulo I de El capital. A Emeterio Gmez le molesta que Marx deduzca el valor del trabajo abstracto, del desgaste muscular y nervioso del trabajador, y opone esta explicacin a la teora presuntamente sociolgica que determina el valor a partir de las relaciones sociales. No observa que en realidad este desgaste fisiolgico tiene lugar en la sociedad y que unos evitan trabajar si otros lo hacen, y que este desgaste levanta parcialmente la escasez natural y se presenta como valioso en tanto que permite satisfacer necesidades. Ciertamente existen necesidades que podran ser satisfechas sin que haya que trabajar para ello; por ejemplo la respiracin, pues el aire todava no cuesta porque lo hay en abundancia, pero si se vuelve escaso lo van a embotellar como ya lo hacen con el agua para venderla pues ahora cuesta trabajo apartar agua que no est contaminada y purificarla, transportarla al lugar donde se consume y todos estos trabajos implican que el agua se vende. As que este desgaste de cerebro y de cuerpo humanos que queda plasmado no es una dimensin meramente fisiolgica, como cree Emeterio Gmez, sino tambin social. Cuando en el prlogo a la primera edicin de El capital Marx dice que observa a la sociedad capitalista como un proceso histrico-natural alude a un procedimiento que no eterniza los procesos que estudia sino que distingue configu-
raciones histricas, pero que tambin observa a la historia en tanto suma de modificaciones materiales en las que se muestra cmo se pone en juego la naturaleza en la historia. Los seres humanos no dejan de ser naturaleza, no son puro relativismo, no es pura lucha de clases la que determina los precios o el salario, sino que est determinacin opera sobre la base de condiciones materiales naturales, como por ejemplo el desgaste fsico. Este desgaste es fisiolgico pero de la sociedad y para la sociedad. Unos hombres ven a otros desgastarse o los ponen a desgastarse sin que aqullos se desgasten. Este desgaste fisiolgico es significativo en esta correlacin social. Por eso la crtica del fetichismo de la mercanca y la determinacin del valor trabajo por el desgaste fisiolgico quedan integradas con las relaciones de intercambio meramente formales o de metamorfosis de mercancas y con las relaciones de intercambio real con la naturaleza donde ocurre este desgaste fisiolgico. Este desgaste fisiolgico socialmente determinado que est involucrado en cualquier trabajo concreto es la condicin de posibilidad de que luego se intercambien las mercancas. Estos son los pasos del argumento de Marx. La constitucin del valor por el desgaste de trabajo tiene que expresarse como valor de cambio en la relacin social de intercambio que es una relacin meramente formal y que est condicionada por una relacin social previa ms bsica que es la relacin de la sociedad con la naturaleza. Pues bien, esta es una relacin de desgaste, de enfrentamiento material y no meramente formal. Emeterio Gmez no capta que no se trata slo de historia sino de materialismo histrico, donde la naturaleza es significativa para el socius, y que entonces hay que diferenciar entre lo formal y lo real y al mismo tiempo ambos
deben quedar integrados. El trabajo pone la sustancia del valor pero no su magnitud, esta es una diferencia decisiva que establece Marx. La magnitud del valor se constituye solamente en el intercambio a partir de que se establece qu es lo socialmente necesario, no a partir del mero desgaste de un trabajador individual sino en la correlacin de todos los trabajos individuales o entre el desgaste total de la sociedad y la satisfaccin de las necesidades mediante los productos que fueron producidos. As es como se construye lo socialmente necesario. Primero se establece una virtualidad: el tiempo de trabajo que es el socialmente necesario porque funciona de acuerdo a las tcnicas y mtodos promedio. Un trabajo individual que funciona de esta manera es socialmente necesario pero slo en trminos virtuales. La nocin de tiempo de trabajo socialmente necesario se redondea en el consumo, es decir, en la satisfaccin de las necesidades, y la antesala del consumo es la correlacin de todos los consumidores en el mercado, donde confrontan sus necesidades y capacidades y desechan lo que no les sirve y exaltan y dejan que prevalezca lo que les sirve. Slo as queda establecido el tiempo de trabajo socialmente necesario, no solamente en su base necesaria o productiva sino en su aspecto suficiente o de consumo, correspondiente a la dimensin de la necesidad. Ahora ha sido definida no slo la sustancia del valor, la gelatina del valor social, sino tambin su magnitud. En primer lugar, el valor total de la sociedad, lo socialmente necesario general, y, si-multneamente, la magnitud del tiempo de trabajo socialmente contenido en cada mercanca. Lo socialmente necesario total y lo socialmente necesario de cada mercanca se
constituyen, pues, a travs del intercambio mltiple que se establece en la recproca confrontacin de todos los propietarios privados de mercancas. Como se ve, este argumento de Marx no es analiticista sino circular, dialctico, procesual. Comienza por la plasmacin de la sustancia de valor, pero la magnitud no termina de definirse hasta que pasa por la forma de expresin del valor en el intercambio. Slo hasta ese momento en el que se interrelacionan todos lo trabajos a travs de la correlacin de todos los productos se establece qu fue lo socialmente necesario y, entonces, la magnitud del valor. Una cosa es la exposicin lgica deductiva de la sustancia, la magnitud y la forma del valor, y otra cosa es el proceso social prctico de la constitucin de la sustancia, de la forma del valor y, finalmente, de la magnitud precisa del mismo. En los primeros dos pargrafos de El capital, Emeterio Gmez ve fundamentalmente una explicacin del valortrabajo determinado fisiolgicamente y una deduccin lgica de la sustancia, la magnitud y la forma del valor, y slo despus observa que Marx expone las formas del valor y el intercambio de todos los productores, y por eso cree que hay contradicciones en el argumento y no ms bien que las contradicciones de la realidad mercantil se reflejan y se resuelven mediante el anlisis cientfico de las mismas. El valor no se constituye de manera puntual en una plasmacin, en una fulguracin, sino que implica un proceso social de constitucin, un proceso circular donde las premisas sirven de resultado y los resultados se ponen como premisas. Slo despus de este doble movimiento concluye la constitucin del valor. El valor queda constituido al cerrarse el crculo, no a priori. A priori hay una plasmacin de la sus-
tancia del valor pero an con ello no est determinada su magnitud. Para ello se requiere que entre la sustancia del valor que se plasma en la produccin y la magnitud de valor que se muestra en el precio o valor de cambio en la circulacin se constituya la forma del valor suscitada por la expresin del valor en el intercambio. La forma del valor media a la sustancia del valor para que pueda lograrse la determinacin final de la magnitud del valor de la mercanca, misma que va a ser la base de su expresin como precio. Ms o menos en estos trminos expone las cosas Isaac Illich Rubin. l es el primero que expone el proceso de constitucin de valor como un proceso dialctico-sociolgico y seala cmo es el movimiento global social y no un mero desgaste fisiolgico lo que constituye el valor. Al leer a Rubin, Emeterio Gmez cree que debe dejar fuera la argumentacin fisiolgica y no se percata de que si sta as aislada es equivocada, considerada dentro de las relaciones sociales por supuesto que constituye un elemento significativo en trminos materiales y prcticos. Bhm-Bawerk y Emeterio Gmez creen ver contradicciones en el argumento de Marx porque no logran vincular dos momentos del movimiento del capital, es decir, el primer momento que puso al valor en la esfera de la produccin y el segundo momento, en el que el valor se pone en la esfera de circulacin. Slo diferencian tajantemente estos dos momentos sin ponerlos luego en relacin. La mayora de los economistas y tericos socialistas observan el fenmeno de conjunto donde hay circulacin y produccin combinadas o hay economa y poltica y cultura, todo combinado, y no entienden cmo Marx desconstruye el objeto concreto para luego, al reconstruirlo, cada una de sus partes y despus sintetizar-
las al ponerlas a jugar en el movimiento. Este procedimiento le permite a Marx distinguir ntidamente entre la esfera de la produccin y la esfera de la circulacin pero luego adems sintetizarlas. Si solamente las distinguimos y decimos que el valor ya est constituido a priori en la esfera de la produccin entonces Emeterio Gmez puede decir que el valor solamente se constituye en el mercado, y que por eso Marx luego tiene problemas para dar cuenta de mercancas que no contienen trabajo o para determinar la magnitud de su valor. As, pues, en la produccin la sustancia del valor y por tanto el tiempo de trabajo socialmente necesario solamente quedan establecidos de manera virtual o en referencia a la tcnica y los mtodos promedio, pero todava falta considerar la parte necesitante de la sociedad, la parte del consumo. 7. LA TEORA DEL VALOR DE MARX La teora del valor-trabajo de Marx se diferencia de la de Ricardo en que Marx concibe la constitucin del tiempo de trabajo socialmente necesario como un proceso circular que va desde la produccin hasta el consumo. El valor no se constituye solamente en la produccin sino que involucra tambin a la circulacin, donde se reflejan las necesidades del consumo, y slo all se puede constituir la magnitud del valor. As el tiempo de trabajo socialmente necesario queda definido no solamente en lo que respecta al tiempo de trabajo sino a la expresin de las necesidades del consumo. De este modo lo socialmente necesario queda bien deli-mitado en el enfrentamiento de todas las mercancas: cules quedan fuera, cules prevalecen, cules se desechan, cules fueron ms
demandadas, cules poco demandadas. Se ha decidido qu fue lo socialmente necesario y qu no lo fue y por eso ya queda establecida tanto la magnitud del valor total plasmado como la magnitud del valor de cada una de las mercancas. No solamente hay que diferenciar con toda nitidez entre produccin y circulacin sino que hay que pasar a articular las dos esferas y no solamente quedarse en una o en la otra, porque entonces se incurre en abstracciones que ven el desgaste en trminos meramente fisiologicistas naturalistas, que olvidan las relaciones sociales; caso de la postura obrerista o productivista que no comprende cmo lo determinante son las relaciones sociales y no las cosas ni por ende el mero desgaste fisiolgico, sino que ste es determinado por aqullas. La dinmica de los cambios de valor no es solamente tecnolgica, sino que implica el entrechocamiento en el mercado de todas las capacidades de la sociedad con todas las necesidades de la sociedad, de toda la esfera de la produccin con toda la esfera del consumo. El valor es dinmico y fluctuante porque efectivamente las necesidades materiales y espirituales de la sociedad se correlacionan en un jaloneo para ver cules se satisfacen y cules no, con qu trabajo se satisface tal o cual necesidad. El concepto de tiempo de trabajo socialmente necesario describe la correlacin entre trabajo y necesidades, entre produccin y consumo, y es un concepto cientfico porque muestra en qu consiste el proceso social y al mismo tiempo es un concepto crtico porque revela que en la sociedad capitalista la produccin se encuentra descoyuntada respecto del consumo y que el mercado existe para revincular esta escisin. Hay, pues, una crisis social, una contradiccin entre la produccin y el consumo.
En las sociedades anteriores los seres humanos se ponan de acuerdo para producir y consumir, gestionaban la conexin produccin-consumo en trminos que podan ser racionales o mticos, se la ofrecen al ttem, al dios o a los muertos para decidir cmo satisfacer las necesidades con las fuerzas con las que cuentan. As se conectaban productores y consumidores. Hay un sujeto colectivo que percibe y gestiona las capacidades y las necesidades sociales e individuales y establece la distribucin de trabajos y de necesidades. Pero en la sociedad capitalista el socius se escinde en propietarios privados, cada uno de los cuales se encarga de gestionar racionalmente su produccin y su consumo individuales pero se desentiende de la produccin social y por tanto del consumo social. La propiedad privada establece una escisin entre produccin y consumo y ya no son los hombres los que en la asamblea gestionan su produccin y su consumo sociales, sino que cada individuo gestiona su produccin-consumo individual y deja que el mecanismo objetivo del mercado establezca a posteriori qu es lo socialmente necesario. Cada productor propietario privado que plasma trabajo en un producto tiene que llevar a cabo un salto mortal en el mercado para ver si ese producto es demandado y se lo compran. Slo as puede saber si es socialmente necesario. El concepto de tiempo de trabajo socialmente necesario muestra cientficamente cmo es que ocurre el proceso de constitucin de la relacin entre la produccin y el consumo en el metabolismo social ya desde la produccin misma, desde el trabajo, y tambin refiere crticamente cmo es que en el capitalismo esta relacin est descoyuntada y sin embargo se revincula a travs de la mercanca. La mercanca es
una forma emergente que surge para revincular lo escindido, revincula sociolgicamente a los propietarios privados que estn escindidos entre s, muestra sus relaciones sociales como relaciones entre cosas porque ellos se relacionan entre s slo a travs de las cosas. Pero no solamente revincula a un individuo o propietario privado con otro sino a la esfera de la produccin con la esfera del consumo, a la esfera de las necesidades con la esfera de las capacidades, pero al mismo tiempo que las revincula las recorta, las reprime. Las necesidades de los individuos slo se reconocen como tales si stos poseen dinero y si no lo tienen es como si no existieran, no forman parte de lo socialmente necesario. La produccin y el consumo estn escindidos y se revinculan a travs del entrechocamiento de mercancas y dinero. Las necesidades sociales quedan recortadas de acuerdo al tamao de la mercanca y el dinero; hay entonces una represin de las capacidades y de las necesidades. Estos conceptos implican tambin una crtica al socialismo proudhoniano porque ste pensaba que el gran problema de la sociedad burguesa es el dinero y que si ste se aboliera y se intercambiaran las mercancas directamente viviramos una sociedad idlica de pequeos productores mercantiles. La explotacin desaparecera con la abolicin de los bancos y todos los seres humanos llevaran sus mercancas al mercado y las intercambiaran pacficamente. Marx plantea en la parte introductoria de El capital, al poner en orden la argumentacin estratgica revolucionaria de fondo, que incluso en esta sociedad aparentemente idlica, sin explotacin, de intercambio directo entre mercancas, en este mundo donde slo reinaran la equivalencia y la igualdad, habra una fuerte represin de las necesidades y de las
capacidades humanas. Por qu? Porque existe la propiedad privada y por ende la produccin se encuentra descoyuntada respecto del consumo. En estyas condiciones los hombres son tteres de sus propios actos, no dominan su produccin y su circulacin sino que el mecanismo csico objetivo del mercado los domina a ellos, establece qu es lo socialmente necesario y qu no lo es. Como se ve, en conclusin, el argumento del tiempo de trabajo socialmente necesario no es meramente puntual, analiticista, exacto, como podra ser el argumento de Ricardo, sino que adems de ser exacto es un argumento crtico, porque est sealando que el valor se establece a partir de la represin social de las necesidades y las capacidades. Estos primeros captulos de El capital se pueden utilizar para analizar sociedades poco desarrolladas, pero hay que tener presente que en ellos se observa al capitalismo, aunque en su nivel aparencial, no en su esencia ni circulatoria ni productiva sino en la apariencia de la circulacin de la riqueza mercantil. Marx ciertamente hace referencia a sociedades antiguas o precolombinas como los incas o los aztecas, etctera, pero slo a ttulo de ilustracin. El nivel conceptual de El capital no es apropiado, en rigor, para el anlisis antropolgico de las sociedades precapitalistas. Hay elementos que lo posibilitaran pero el nivel argumentativo slo es apropiado para la sociedad capitalista.
V. CRTICA DE LA MERCANCA Y DEL VALOR DE USO ACTUAL CONTRA LA SUPRESIN CAPITALISTA DE LA HISTORIA LAS SECCIONES PRIMERA Y SEGUNDA DEL TOMO I
La argumentacin de Marx transcurre en el interior del modo de produccin capitalista, en inmanencia, sin salirse de ste. La crtica de la economa poltica es, pues, una crtica inmanente del modo de produccin burgus, no le es extraa ni viene de fuera a criticarlo. La revolucin comunista es la accin del proletariado como clase inmanente a la sociedad burguesa, no externa a la misma, y la crtica de la economa poltica, en tanto crtica inmanente del modo de produccin capitalista, refigura tericamente el punto de vista prctico del proletariado. El objeto terico de las dos primeras secciones del tomo I de El capital la crtica de la apariencia de la riqueza capitalista tal y como sta se muestra en la circulacin de capital, segn la precisa formulacin de Bolvar Echeverra incluye, pues, la correlacin entre la apariencia circulatoria y el pasado histrico del sistema capitalista, es decir, la riqueza mercantil simple: la produccin de mercancas [...] y una circulacin mercantil desarrollada, el comercio, constituyen
los supuestos histricos bajo los cuales surge el capital (p. 179). La apariencia muestra el pasado histrico; por su parte, la esencia productiva del capitalismo revela el presente de este modo de produccin, el ncleo de su reproduccin. Tal y como en la biologa la ontogenia reproduce en la gestacin actual del organismo la filogenia de la especie, el capitalismo reproduce su historia en su estructura presente. Sin embargo la estructura y la dinmica del modo de produccin capitalista producen la apariencia de que la historia ha concluido, es decir, de que el modo de produccin burgus es natural, no producido. Las relaciones histricas anteriores por ejemplo las feudales aparecen como artificios mientras que la sociedad burguesa aparece como natural. La presencia de la mercanca como algo natural produce la apariencia de que los individuos que se relacionan a travs de ella son libres, sin trabas extraas y artificiosas entre ellos. En los mbitos cultural, social, poltico y econmico se da la apariencia de que en la sociedad burguesa se acab la historia y de que antes tampoco hubo historia, y si la hubo fue un error, y, al mismo tiempo, de que las relaciones burguesas son naturales, que as han vivido siempre los seres humanos, quiz con menos comodidades pero siempre con el mismo modo de reaccionar, pensar, escribir, amar, ser en general, que este modo es intrascendible. La condicin de sometimiento y explotacin que vive el proletariado en esta sociedad podra ser paliada pero de ninguna manera suprimida porque este modo de produccin es insuperable. La historia parece cancelarse al entrar en el torbellino de la acumulacin de capital. Sin embargo la propuesta proletaria consiste en trascender histricamente ese sistema, y el materialismo histrico
que refigura a la conciencia de clase proletaria tambin sugiere que este modo de produccin es histricamente relativo, que as como se constituy en un momento dado podr ser rebasado histricamente. Sin embargo, an hay que dar cuenta de cmo, dentro de este modo de produccin, se puede proponer algo as. Parecera imposible sostener esta tesis del materialismo histrico porque el fetichismo de la mercanca produce la ilusin de que la historia se cancela en cada una de las relaciones sociales. Desde la mercanca este objeto simple, esta clula elemental de la riqueza burguesa se est constituyendo una sociedad cuyos componentes elementales hacen que la historia se evapore. Si alguien recuerda todava que la historia existe o sugiere que antes la hubo y que deber haber una historia despus, una historia postcapitalista, se le tacha de voluntarista o de que su idea es un capricho, una fantasa, mera imaginacin o mera buena voluntad. Por lo tanto habra que establecer fundadamente cmo es posible afirmar que hubo historia y que va a haber una historia postcapitalista, es decir que quien hace tal afirmacin realmente puede entrever la historia, definirla o determinarla. Tal parece que slo sera posible hacer la crtica de la economa poltica, la crtica del capitalismo, si nos saliramos del modo de produccin burgus y de su influencia fetichista e ideolgica para ver la historia. Este fue el intento de diversos autores: una crtica trascendente respecto del capitalismo, criticar al capitalismo desde el artesanado, desde formas precapitalistas, desde la otredad antropolgica u ontolgica1 que se descubra a medida que el sistema capitalista se expanda por el mundo.
Desde aquellas sociedades descubiertas y sojuzgadas por la expansin imperialista sera posible criticar lo que existe en el capitalismo. Los antiguos habitantes de Amrica descubrieron, atnitos, aquel afn por acumular dinero y oro que tenan los conquistadores espaoles, y vieron cmo esta mezquindad y ambicin crecan conforme se transitaba del feudalismo al absolutismo y, luego, se construa y se generalizaba el capitalismo. Muchos pensadores y escritores occidentales adoptaron la perspectiva de los pueblos conquistados y sojuzgados y la convirtieron en base de una crtica trascendente al capitalismo. El procedimiento que utiliza Marx es completamente inverso. La crtica trascendente puede generar algunas ideas agudas pero no permite criticar al capitalismo sistemticamente, sino slo denunciar sus contradicciones mediante agudezas, infligirle algunos pinchazos. Esta perspectiva crtica siempre se quedar en la superficie, ver slo una parte, no podr desestructurar crticamente al conjunto del sistema. La crtica externa o trascendente es, por ende, impotente, como se vio en la historia del socialismo, cuando algunos aristcratas y pensadores de la nobleza intentaron criticar al capitalismo. La crtica del proletariado al capitalismo comienza por abandonar todas las ilusiones; experimenta en cabeza ajena, es decir, en aquellos intentos crticos anteriores, y reconoce que solamente la crtica inmanente del sistema permite explorarlo en complitud y por tanto constituirse como crtica sistemtica, completa o radical. Pero, insisto, cmo puede hacerlo si justamente la estructura y la historia del capitalismo parecen cancelar el tiempo? En este sistema social el tiempo aparece cosificado, alienado, y la estructura capitalis-
ta parece borrar la historia que la gener y, por supuesto, la posibilidad de una historia posterior. Para descubrir que en la estructura de la sociedad burguesa se guarda su historia, tanto previa como futura, Marx observa que esta sociedad ha roto el cordn umbilical que la vinculaba con toda historia previa desde el momento en que rompi el cordn umbilical orgnico que exista entre el productor directo y los medios de produccin. Esta expropiacin constituye una intervencin violenta en la estructura bsica de la reproduccin humana lo que Marx llama la forma natural de la reproduccin social que implica la ruptura del capitalismo con la historia que lo produjo. La desestructuracin de la produccin orgnica donde estn conectados orgnicamente el sujeto y el objeto como condicin para construir al modo de produccin capitalista es correlativa a la desestructuracin de la produccin histrica de las sociedades, en particular la sociedad burguesa. As es como sta aparece como sociedad sin historia, producto de un proceso que se borra en su resultado. As, pues, de pronto nos encontramos ya en el capitalismo, y todos los das se lleva a cabo un proceso repetitivo de acumulacin de capital en el que se adelanta dinero para comprar mercancas y luego se venden mercancas que contienen ms valor que el dinero adelantado. Al mismo tiempo que un polo de la sociedad se va enriqueciendo el otro polo se va empobreciendo. Todos los das nos encontramos inmersos en esta dinmica cclica, repetitiva, que presenta la apariencia de que no hay explotacin sino simplemente un inmenso cmulo de mercancas y que la mercanca ha existido siempre. A lo ms, entre esta sociedad y las anteriores slo existe una diferencia cuantitativa: ahora hay ms de lo
que antes haba menos. As, pues, en su crtica de la economa poltica Marx describe a la sociedad burguesa en inmanencia y encuentra que su estructura guarda su propia historia. La historia con la que el capitalismo rompi se encuentra codificada, marcada en su estructura germinal pero cosificada, es decir, congelada o suspendida. Para criticar al capitalismo no es entonces necesario salirse de l y as perder interioridad y, por lo tanto, esencialidad y radicalidad en la crtica. Ms bien, la nica manera en que es posible reconstruir la historia de la riqueza burguesa es seguir la veta de su estructura, y entonces podremos encontrar tambin el cordn umbilical que conecta este sistema con su posible historia futura. Esta estrategia de enfrentamiento contra el sistema capitalista y sus fetichismos explica el procedimiento crtico que parte de la mercanca y de la circulacin mercantil dineraria en los primeros captulos de El capital. Deca que el capitalismo reproduce, en su estructura, su propia historia. Este modo de produccin de propietarios privados escinde al individuo respecto de la sociedad, las capacidades respecto de las necesidades, la produccin respecto del consumo, pero tambin escinde la circulacin respecto de la produccin y, por ah, escinde la historia de esta sociedad respecto de su estructura. El capitalismo se eterniza obviando la historia en un siempre renovado presente actual y a la moda, naturaliza sus relaciones especficas; sin embargo al existir producir y reproducirse no puede sino recombinar su historia y su estructura de suerte que en su estructura actual reproduce su gnesis. Lo primero a la vista, lo aparente, fue lo primero en la historia; lo ms profundo o lejano a la mirada,
pero, por otro lado, la esencia de este modo de produccin, es lo histricamente posterior y hoy actual. De tal manera que el capitalismo oculta, mediante su historia, el corazn explotador de su estructura, es un estructuralismo sin historia porque se eterniza y naturaliza. Pero como somete a la historia que olvida, y as oculta su ncleo estructural autntico, es tambin, entonces, un estructuralismo inconsecuente, no slo hipertrofiado. Hoy se sirve de los materiales histricos que lo antecedieron la mercanca y el dinero para ocultar la explotacin de plusvalor: la relacin capital-trabajo. Sin embargo, al encubrirse con la historia, al someterla al servicio de su estructura, no puede sino mostrar esa historia en la misma apariencia que pretende encubrirla. El instrumento con el que oculta su estructura es l mismo un trazo histrico, as que al ocultar su estructura sin embargo tiene que mostrar su historia previa, y es all, cuando esta historia se muestra, donde la crtica de la economa poltica puede enfrentarle al sistema la historia y la estructura del propio sistema, es decir, cuando la crtica descubre a la historia y al proceso y al trabajo vivo debajo de la estructura y de la cosa mercanca y de la cosa capital. Al demostrar que el plusvalor no puede brotar de la circulacin mercantil-dineraria, Marx demuestra que el modo de produccin capitalista no es sino una estructura histrica, y que por tanto no puede sino mostrar su gnesis en su estructura, y aunque somete a la historia para encubrirse y, por tanto, eternizarse, el instrumento con el que se encubre lo limita y lo denuncia. En los aos cincuenta y sesenta del siglo XX surgieron en las ciencias sociales distintas escuelas estructuralistas (Claude Lvi-Strauss en la antropologa, Ferdinand Saussure
en la semitica y la lingstica, los anlisis literarios de Roland Barthes, Jacques Lacan en el psicoanlisis y la escuela althusseriana en el marxismo). Y bien, en este pensamiento la historia ya no pareca tener cabida, slo era un recurso ideolgico. De ah que en el libro de Francis Fukuyama El fin de la historia la ideologa posmodernista pudiera retomar argumentos estructuralistas para plantear que, despus de la cada de la URSS, simplemente se haba acabado la historia. Si no antes, ahora s. Ya en diversas ocasiones a lo largo de la historia del capitalismo se ha decretado el fin de la historia. En museos arqueolgicos, en libros y en la memoria popular se nos habla de una historia pasada, pero la constante supresin de la historia es parte de la esencia del modo de produccin capitalista. Cuando avanza en algn nuevo territorio, antes inexplorado, termina por barrer con la historia de los pueblos que all existan. Primero los somete desde el exterior y luego penetra y avasalla las tierras donde implanta sus fbricas, utiliza a la gente para que trabaje en ellas y modifica sus patrones de consumo. Comienza por absorber como folklore la cultura nativa en la abigarrada oferta plural de culturas en el interior del propio capitalismo y termina por suprimir aquella cultura, la memoria histrica de ese pueblo y, finalmente, al pueblo mismo, y con l a la historia. Esto que hace en su desarrollo perifrico lo profundiza en el centro del sistema. No se trata de un simple afn imperialista, negador, antitico, sino del funcionamiento normal de la estructura misma del proceso de acumulacin de capital. Marx descubre este hecho y descubre que la crtica del sistema y la estrategia revolucionaria deben organizarse de acuerdo con l. Este descubrimiento
determina que El capital comience por la mercanca y el dinero. Como vemos, el objeto que se analiza en ese comienzo no es precapitalista sino la apariencia del sistema capitalista. El siguiente Diagrama permitir aclarar lo anterior. 2. APARIENCIA, ESENCIA Y REALIDAD: ESQUEMA DE LOS TRES TOMOS DE EL CAPITAL Bolvar Echeverra2 dise este diagrama para explicar el proceso argumental de los tres tomos de El capital. En las dos primeras secciones de El capital se explora la apariencia de la riqueza burguesa (A); posteriormente, desde la seccin tercera del tomo I y hasta el final del tomo II, se explora la esencia productiva (tomo I) y circulatoria (tomo II) del capitalismo (B), y, finalmente, el tomo III se ocupa de la reconstruccin de la realidad capitalista (C), la cual se entiende siguiendo un esquema metodolgico hegeliano como unidad de apariencia y esencia. El proceso de produccin inmediato del capital que es el objeto del tomo I incluye una dimensin circulatoria aparente y una dimensin productiva esencial, mientras que el proceso de produccin capitalista mediata que se aborda en el tomo II incluye la reproduccin circulatoria o la circulacin reproductiva del capital en el nivel de la esencia; finalmente, el anlisis del proceso global de produccin capitalista en el tomo III implica la reconstruccin de la realidad. Aqu el capital se muestra como una potencia productivocirculatoria, por eso es que en los tres tomos de El capital se tiene en cuenta siempre esta dualidad constitutiva de la relacin capital industrial. As, despus de que en el tomo I se observa una apariencia
circulatoria y una esen-cia productiva, en el tomo II, al estudiar la esencia circulatoria, se retoma su esencia productiva como incluida en el proceso global de circulacin. La circulacin capitalista no solamente tiene lugar despus y antes del proceso de produccin sino tambin durante el proceso de produccin. El tomo II cruza este proceso. Finalmente, en el tomo III el proceso global de produccin capitalista presenta de nuevo esta dualidad de produccin y circulacin, ahora en la unidad de apariencia y esencia, es decir que a la vez que se considera la apariencia de la produccin y la apariencia de la circulacin, tambin se observa la esencia de la produccin y la esencia de la circulacin, las cuatro dimensiones en su conjunto. 2.1. El torbellino del tomo II y las dos primeras secciones del tomo I En el Diagrama 12, el primer crculo muestra la apariencia circulatoria del sistema capitalista (secciones primera y segunda del tomo I); el segundo crculo la esencia productiva del capitalismo (el resto del tomo I), y el tercer crculo la esencia circulatorio-productiva del capitalismo, las dos dimensiones en su conjunto, para reconstruir la realidad del capitalismo (tomo III). Ahora bien, en el tomo II de El capital se expone la circulacin global del capital, es decir, la esencia circulatoria del proceso de produccin capitalista. Por lo tanto, la circulacin de mercancas y dinero que se expone en las primeras dos secciones del tomo I es una parte de la circulacin total del capital y, por ende, es generada por la dinmica conceptual del mismo tomo II. Al considerar la circulacin global del capitalismo, su
dinmica formal completa, se alcanza a ver que uno de sus brazos aparentemente no es capitalista, y es el que introduce al proceso de produccin, al proceso de explotacin de plusvalor. Este brazo, como apariencia circulatoria que introduce a la produccin, es una premisa que permite el paso al proceso de explotacin capitalista de la fuerza de trabajo. Al final del tomo I de El capital se presenta el proceso de reproduccin simple y ampliada del capital, lo cual comunica con la reproduccin en su figura completa, que se estudia en el tomo II despus de habrsela visto en el tomo I en su figura formal abstracta pero tambin con el argumento del tomo III, que a su vez queda conectado con el final del tomo II, es decir, con su seccin tercera La reproduccin y circulacin del capital social global. Como vemos, adems de la secuencia lineal aparienciaesencia productiva/ esencia circulatoria-realidad, tenemos un movimiento en espiral que est brotando, por un lado, de manera retroactiva, desde el tomo II de El capital para generar las dos primeras secciones del tomo I, y luego, desde el final del tomo I, para generar el comienzo del tomo III. En ese gozne, conformado por las cotas inicial y final del tomo II, se establece un giro a partir del cual se constituye el argumento de los tres tomos. All, en el propio proceso de circulacin del capital, en las lindes del tomo II con el tomo I y con el tomo III, tiene lugar esta circulacin de los conceptos en la que stos se ordenan de manera sistemtica (ver el Diagrama 13). 2.2. Henryk Grossmann y el proyecto crtico de Marx El marxista polaco Henryk Grossmann uno de los economis-
tas marxistas ms importantes del siglo XX descubri en un ensayo titulado La modificacin del plan estructural de El capital y sus causas3 que los tres tomos de El capital estn estructurados a partir de la construccin del tomo II. Solamente una vez que Marx tiene ante s expuesta la totalidad del sistema capitalista circulando en el tomo II de El capital puede establecer la divisin de temas que trata en el conjunto de la obra. Es decir que Marx no escribe El capital como quien simplemente rene materiales, por ejemplo lo que ha investigado sobre la industria textil o acerca de la reproduccin obrera y el salario, o de la moneda y el crdito, o sobre el comercio exterior, o la renta y la propiedad del suelo en el capitalismo, etctera. Ciertamente, al investigar cmo funciona el sistema capitalista, Marx ha reunido todos estos materiales. Sin embargo no expone dicho proceso de funcionamiento del sistema de modo externo, segn temas que tienen entre s una relacin slo tangencial y no de esencia o de interioridad. En su exposicin cada tema produce al otro tema y no simplemente le es contiguo. La vida social consiste en un proceso de produccin constante de la vida material en el que cada uno de los aspectos de la sociedad es producido por otro. El proceso de exposisin debe mostrar esta produccin mutua de todos estos aspectos, este es el objeto de la reproduccin intelectual de la realidad. Slo cuando Marx tiene ante s en el tomo II a la reproduccin del capital en su conjunto dice H. Grossman puede establecer las relaciones esenciales que conectan entre s las diversas partes del sistema capitalista en su totalidad y entonces puede ver por dnde comenzar, dnde terminar, qu va en medio, qu va despus, etctera.
Esta idea llev a Henryk Grossmann a atinar en muchas cosas. Sin embargo tambin desatin en un punto decisivo. Grossmann seala que el proyecto de crtica de la economa poltica que Marx tena planeado en 1859, cuando publica su Contribucin a la crtica de la economa poltica, difiere no slo en tanto plan editorial sino en cuanto proyecto discursivo del que anuncia en 1867 al publicar el tomo I de El capital. En el prlogo a la Contribucin de la crtica de la economa poltica, de 1859, Marx anuncia un plan de seis libros dedicados, respectivamente, al capital, la propiedad del suelo, el trabajo asalariado, el Estado, el comercio exterior y el mercado mundial y las crisis. Pero luego, en 1867, en el prlogo al primer tomo de El capital, slo hablaba de los tres libros que hoy conocemos y un cuarto libro que sera la historia crtica de las teoras del plusvalor. Si estos cuatro tomos slo correspondieran al primer libro del proyecto de 1859, todava faltaran los cinco libros subsiguientes, y si cada uno tuviera una extensin semejante al primero el conjunto constituira una obra gigantesca de 15 a 20 tomos. Marx muere en 1883 sin terminar su crtica de la economa poltica, pero tal parece que no le hubieran alcanzado tres vidas para concluir aquel proyecto esbozado en 1859. Muchos marxistas se quedaron esperando los subsiguientes libros. Grossmann discute especialmente con un autor llamado Robert Wilbrandt, quien hacia 1924 publica una biografa de Marx y dice que todava estamos esperando que se escriban aquellos libros de la crtica marxista de la economa poltica. Henryk Grossmann, que conoce a profundidad la obra de Marx, dice que esta espera no tiene sentido pues en realidad Marx cambi el plan estructural de su obra. Para argumentar su idea, Grossmann afirma que aquel
plan primitivo en seis libros corresponde a una articulacin emprica y externa del material. Empricamente se constata la existencia del capital, el trabajo asalariado, la propiedad de la tierra, etctera, por eso Marx habla de seis libros. Pero despus, al avanzar en su investigacin sobre el sistema capitalista, llega a nuevas conclusiones, especialmente cuando, entre 1861 y 1863, aborda la circulacinreproduccin del capital. en este punto Marx revisa el clebre Tableau Economique de los fisicratas, los economistas franceses que observan el movimiento del capitalismo como un todo y que resumen sus observaciones en unos esquemas que Marx utiliza para, a su vez, disear sus propios esquemas de reproduccin del tomo II de El capital. As, pues, Grossmann dice que cuando Marx tiene enfrente la totalidad del sistema puede establecer las conexiones esenciales que lo constituyen y entonces ya puede exponer el material de modo no emprico, externo o por grandes apartados monogrficos, sino mostrando cmo es que cada parte se conecta esencialmente con cada una de las otras y con el conjunto. Por eso es que en el tomo I de El capital, por ejemplo, cabe la exposicin del salario o en el tomo III la renta del suelo. De acuerdo con el proyecto de 1867, pero no antes, en la exposicin del proceso de produccin y reproduccin del capital se va integrando el salario, la renta del suelo, el comercio exterior, las crisis, etctera, como aspectos del proceso metablico del capital. El sujeto de todo el proceso es el capital industrial y de acuerdo a su proceso de vida se integran, como ramas del mismo, todos los dems aspectos, mientras que en el plan de 1859 estos mismos aspectos estaran tematizadas de modo esquemtico, aislado, sin tener en cuenta la conexin
interna que organiza al conjunto, como si el salario fuera un sujeto autnomo y otro la propiedad del suelo, etctera. Henryk Grossmann descubre que en el modo de produccin capitalista domina el capital industrial y que todo el sistema se basa en la existencia y reproduccin del capital industrial. Por lo tanto, la crtica de la economa poltica, bajo la forma de los tres tomos de El capital, est concluida en lo fundamental, y Marx habra abandonado la idea de escribir los subsiguientes libros y tampoco habra que esperarlos. En estos planteamientos de Grossmann debemos reconocer aciertos pero tambin hay que discutir su idea de que con El capital ya estara concluida la crtica de la economa poltica y que los seis libros indicados por Marx en su proyecto original tendran una conexin simplemente externa y emprica que no tiene en cuenta la esencia del sistema y que por lo tanto no hay que esperarlos. En realidad no todo lo que Marx tena que decir acerca del trabajo asalariado est presente en la seccin sexta del tomo I de El capital, dedicada al salario, ni todo lo que tena que decir acerca de la propiedad territorial est expuesto en la seccin sexta del tomo III sobre este asunto, ni todo el tema de las crisis se agota en lo que se encuentra disperso en los tres tomos y especialmente en la seccin tercera del tomo III. Inclusive, no todo lo que hay que decir acerca de los precios est expuesto en la seccin segunda del tomo III sobre la transformacin de los valores en precios de produccin. De todos estos temas, que no son directamente el capital industrial, en los tres tomos de El capital se expone lo que tiene que ver directamente con el metabolismo del capital industrial pero no otras dimensiones que completan lo que es el salario, la renta o las crisis, etctera, y que son parte
del proceso de vida del sistema. El capital tambin se produce a travs de lo otro que s. De ah que tambin deba ser investigado el trabajo asalariado en cuanto tal, la propiedad territorial en cuanto tal, el Estado en cuanto tal, etctera, para abarcar el proceso de vida del capital industrial el cual, por su parte, es observado en cuanto tal en los tres tomos en su primera figura de apariencia, esencia y realidad. En la perspectiva metodolgica que domina los tres tomos de El capital, el capital individual se identifica con el capital social y el capital social se identifica a su vez con el capital nacional. Henryk Grossmann pierde de vista estas dimensiones aunque descubre, no obstante, que los captulos de los tres tomos de El capital se estructuran a partir de la reproduccin del capital tal como sta se expone en el tomo II de El capital. 2.3. La mercanca como enlace entre el tomo I y el tomo II Las dos primeras secciones del tomo I son, pues, generadas por el movimiento de la circulacin del capital expuesto en el tomo II, lo cual no se puede descubrir en el tomo I sino slo hasta el tomo II. En cambio en la seccin segunda (La transformacin del dinero en capital) del tomo I es explcito el trnsito de la apariencia circulatoria a la esencia productiva en el paso a la seccin tercera (Produccin del plusvalor absoluto) del mismo tomo I. El trnsito del tomo I al tomo II de El capital de la esencia productiva a la esencia circulatoria era explcito cuando Marx inclua en una versin anterior del tomo I un resumen final que luego decidi suprimir y que se conoce como el captulo VI indito (Resultados del proceso inmediato de produccin) con el que deba concluir el tomo I de acuerdo
con un plan de 1863-1865. En ese momento no exista la seccin sobre el salario y Marx nombraba como captulos lo que finalmente fueron secciones. Sin embargo el resumen conclusivo que Marx haba redactado, este captulo VI indito, result demasiado extenso ms de 200 pginas por lo cual perda sentido, especialmente despus de que mucho de lo que se deca en l haba quedado incluido en los captulos del mismo tomo I de El capital. Por lo tanto Marx decidi suprimir ese resumen conclusivo, pero entonces la conexin entre el tomo I y el tomo II dej de ser explcita. Este captulo VI indito tiene tres partes: la primera trata de la produccin de plusvalor, la segunda de la produccin de las relaciones de produccin capitalistas y la ltima de la produccin de mercancas. (Aunque Marx redacta el manuscrito empezando por este ltimo punto Las mercancas como producto del capital, indic que deba quedar al final en la ltima versin.) El capital produce plusvalor, ese es el gran descubrimiento, pero adems de plusvalor y por tanto el enriquecimiento del capitalista y el empobrecimeinto del proletario produce relaciones de produccin clasistas: de un lado burgueses, de otro proletarios; es decir, no solamente produce el objeto plusvalor sino tambin relaciones entre los sujetos. Pero, en tercer lugar, el capital tambin produce mercancas. Observemos que la secuencia argumentativa del resumen es distinta que la del tomo I, pues comienza por la esencia, la produccin de plusvalor; luego sigue con la reproduccin del capitalismo es decir, la reproduccin no slo de las mercancas, del plusvalor y del salario, sino de las relaciones de produccin, tema de la seccin sptima (La acumulacin
del capital), y termina por la produccin de mercancas, que ocupa las primeras dos secciones del tomo I. Marx seala que la mercanca de las primeras secciones del tomo I es una mercanca simple y aparencial, que contiene valor y valor de uso, mientras que la mercanca que brota despus de que el capitalista explota plusvalor a la clase obrera es una mercanca compleja, una mercanca especficamente capitalista; no contiene simplemente valor y valor de uso sino sobre todo plusvalor. La mercanca es ahora no una premisa de la produccin capitalista sino un resultado del proceso inmediato de produccin capitalista. El carcter circulatorio de la reproduccin del capital determina que el argumento de la crtica de la economa poltica comience por la mercanca, contine con la produccin de plusvalor y termine con la reproduccin de las relaciones de produccin, y luego que el resumen, a la inversa, comience por la produccin de plusvalor, luego siga con la reproduccin de las relaciones sociales y concluya con la mercanca. De ah que el captulo VI indito, en tanto resumen del proceso de produccin capitalista, termine por donde concluye este proceso, con una mercanca desarrollada, compleja, que contiene plusvalor. Esta mercanca que contiene plusvalor es el gozne que conecta al tomo I con el tomo II de El capital porque en ste la circulacin de mercancas, de dinero y de capital se expone de nuevo, por segunda vez, y por ello la mercanca resultante del proceso de produccin que se expone en el tomo I debe servir de punto de apoyo para retomar la argumentacin. Cuando Marx inclua este resumen al final del tomo I era explcita esta articulacin entre la esencia productiva y la esencia circulatorio-reproductiva del capitalismo.
En la seccin sptima del tomo I se muestra cmo el capital no slo produce mercancas y plusvalor sino tambin y al mismo tiempo relaciones sociales. De ah que en el tomo I se pueda abordar la reproduccin del capital y que al trmino de sta tengamos otra vez una mercanca que ahora contiene plusvalor con la cual inicia el proceso de circulacin del capital. As, pues, en la actual seccin sptima del tomo I, aunque no figura all el resumen o el captulo VI indito, tenemos el concepto de la reproduccin del capital como reproduccin de relaciones sociales y la demostracin de que el capital no solamente produce mercancas y dinero, y no solamente produce plusvalor, sino que al acumular plusvalor produce capital y al producir capital reproduce las relaciones de dominio y lo hace justamente, dice Marx, al producir mercancas que contienen plusvalor. Por tanto, la mercanca es premisa y resultado permanente de la reproduccin del capital. Este es aunque ya no tematizado explcitamente el concepto que enlaza al tomo I con el tomo II de El capital. 2.4. El capital: la odisea de la mercanca El filsofo marxista Karel Kosk comienza su importante obra Dialctica de lo concreto con un captulo muy brillante sobre el mundo de la pseudoconcrecin en la sociedad burguesa. Aqu desarrolla Kosk la teora de Marx sobre el fetichismo de la mercanca para explicar la psicologa del sentido comn no solamente en el mbito econmico sino en todas las esferas de la vida cotidiana burguesa. En el captulo III le dedica un apartado a la estructura de El capital, en el que afirma que en esta obra Marx expone la odisea de la mercanca.
Recordemos al hroe griego Odiseo (o Ulises) que parti de taca y despus de veinte aos regres a su ciudad natal, tras un accidentado periplo en el que visita diversas islas y vive mltiples aventuras hasta que retorna a su lugar natal. Asimismo, dice Kosk que en El capital se expone la odisea de la mercanca como forma concreta histrica de la praxis que se cumple en la praxis revolucionaria. Es decir que se trata de una odisea que comienza por la mercanca como producto del proceso de explotacin del trabajador y concluye por la mercanca conciente de s que es el proletariado revolucionario. Ya vimos cul es el periplo de la mercanca en el tomo I de El capital, y aunque Kosk no deja bien claro en dnde est esa mercanca final de la que habla, resultante del movimiento argumental de los tres tomos de El capital, aqu podemos intentar encontrarla. Ya vimos que en el tomo III de El capital hay un captulo (el XLVIII, La frmula trinitaria) en el que se critica la apariencia de que el salario, la ganancia y la renta del suelo constituyen el precio de cualquier mercanca y que mediante ese precio se posibilita la reproduccin de las tres clases sociales fundamentales del capitalismo. Tal es la idea de la economa poltica vulgar. Esta idea tiene ciertos visos de realidad pues el conjunto de la riqueza capitalista se desglosa en tres clases que la consumen, y este conjunto de riqueza se expresa en unos precios, as que de esos precios tanto de la masa total de mercancas como de cada mercanca individual deben desglosarse las porciones de riqueza que les corresponden a los obreros, a los terratenientes y a los capitalistas. La mercanca, adems de valor de uso, contiene un valor que incluye estas porciones de valor que se deben distribuir entre las tres clases sociales.
Por otro lado, el ltimo captulo del tomo III de El capital (el captulo LII, Las clases, que qued inconcluso) nos muestra a las tres clases sociales del capitalismo, sus formas de vida y sus luchas que se sintetizan en el Estado como el tema lmite de los tres tomos de la obra. Pero esas tres clases a su vez viven de la mercanca, producen y consumen mercancas; toda la riqueza social est constituida por mercancas que se distribuyen entre cada una de las tres clases. El conjunto de la riqueza burguesa se presenta como un cmulo de mercancas que las clases sociales se arrebatan para reproducirse de modo ms rico o ms miserable. As, pues, en los captulos XLVIII y LII de El capital tenemos sintetizado el modo de produccin burgus en la mercanca pero ahora desglosndose de ella las tres clases sociales. El capital comienza entonces por la mercanca y concluye por la mercanca. La idea de Kosk sobre la odisea de la mercanca revela un hilo argumentativo decisivo del texto de Marx, que va desde la mercanca comn y corriente hasta la mercanca consciente de s misma que es, dice Karel Kosk, el proletariado, la fuerza de trabajo en tanto sujeto que lleva a cabo la destruccin revolucionaria del sistema. Esta es una mercanca consciente de que es mercanca, de que la explotan, de que debe de trabajar y permitir que la exploten para sobrevivir, y esta mercanca llega al final de los tres tomos tambin a formar parte de las clases sociales del capitalismo. La odisea que parte de la mercanca simple y llega hasta la mercanca consciente de s misma pasa por la mercanca dinero que se transforma en capital y que se convierte luego en la mercanca que contiene plusvalor despus de pasar por la produccin capitalista. Esta sera una manera de entender la
reproduccin del capital como una produccin de mercancas por medio de mercancas, como reza, pero con un sentido distinto, el ttulo del clebre libro del neorricardiano Piero Sraffa de 1960 (cuyo argumento, por cierto, se encuentra incluido y criticado por Marx en El capital). El argumento de Marx transcurre desde la reproduccin del capital hasta la reproduccin de las clases sociales, desde aquella dimensin econmica hasta esta dimensin social y poltica en la que las mercancas con conciencia de s devienen histricas, es decir que no son solamente mercancas funcionales a la economa sino productoras de historia. Unas de estas mercancas conscientes de s quieren eternizar sus condiciones de vida: los terratenientes y los capitalistas; mientras que las otras mercancas con conciencia de s, los proletarios, quieren abolir su condicin de mercancas, quitarse de encima esta estructura que los parasita y los aliena. Quieren abolirse en tanto mercancas mediante la abolicin de la sociedad burguesa para devenir finalmente seres humanos. As es como podramos completar el argumento de El capital segn la idea de Kosk sobre la odisea de la mercanca. 2.5. Sobre el punto de partida Lo anterior nos lleva de nuevo a la cuestin del punto de partida de Marx en El capital. Al comentar, ms arriba, el trabajo de Piere Macherey miembro de la escuela althusseriana sobre el punto de partida que es clsico en esta reflexin vimos que Marx no decidi con ingenuidad, sino despus de una profunda reflexin, por dnde comenzar su crtica de la economa poltica. Tambin vimos que, segn la idea de Henryk Grossmann, es posible leer El capital desde las pri-
meras palabras del primer captulo, como si Marx lo hubiera escrito despus de haber construido los tres tomos, especialmente despus del tomo II. (Ya que se ha visto la reproduccin del capital en su conjunto entonces se desprende un brazo mercantil aparencial que introduce a toda la obra).4 Existe una tradicin de reflexin profunda del tema del punto de partida de la ciencia. As, en la introduccin de la Ciencia de la lgica de Hegel hay un apartado especial dedicado al problema de cul debe ser el comienzo de la ciencia, que seguramente le sirvi a Marx para reflexionar el problema de cmo exponer la crtica de la economa poltica. En el siglo XX, en la introduccin a la Crtica de la razn dialctica (1960), Jean Paul Sartre tambin discute con profundidad cmo debe ser el comienzo de una crtica de la dialctica que ella misma sea dialctica. Por su parte, Marx pens largamente este problema hasta llegar a un resultado. No tenemos expuesta su reflexin algo de ella se encuentra en la Introduccin de 1857 pero s el resultado de la misma bajo la forma de una serie de planes de redaccin de diversa composicin arquitectnica que comienzan por la mercanca y que dicen que as se presenta la riqueza y que rigen el proceso de redaccin de un modo tan riguroso que Marx se ve obligado a advertir al lector que, al ver cmo se despliega la estructura de los tres tomos, podra pensar que se trata de una construccin a priori, es decir que la exposicin de Marx tiene lugar en un escenario previamente diseado, y que en verdad comenz por el final. Se trata, pues, de un argumento circular. En esta tradicin de grandes reflexiones crticas acerca del tema del punto de partida de la ciencia (Hegel, Marx, Sartre), y frente a la sugerencia de Pierre Macherey, destaca la idea
formulada por Karel Kosk de que solamente siguiendo la pista de la mercanca es posible reconstruir la totalidad del sistema capitalista, solamente el viaje de la mercanca a lo largo del metabolismo social nos permite esclarecer qu es el capitalismo. En la base de esta idea de Kosk est otra muy importante que a su vez retom de Marx Georg Lukcs y que le sirve para construir su libro Historia y conciencia de clase (1923), especialmente el ensayo ms importante de este libro, que se titula La cosificacin y la conciencia del proletariado. La idea con la que inicia su ensayo Georg Lukcs es la de que en todos los modos de produccin precapitalistas o anteriores a la sociedad burguesa la mercanca era un factor disolvente, destructor de la sociedad, que desvirtuaba las relaciones establecidas, mientras que en la sociedad burguesa y solamente en ella la mercanca es un elemento estructurante de la sociedad. Conforme crece la circulacin de mercancas se construye y crece la sociedad burguesa. La figura final de la sociedad burguesa es el mercado mundial. El desarrollo de la mercanca va estructurando a la sociedad y por ello desde este germen o clula se puede reconstruir tericamente la totalidad. Si comenzamos por cualquier otra parte del sistema no vamos a poder captarlo en su conjunto; observaremos, quiz con agudeza, algn aspecto de la misma, pero incluso ste lo veremos con cierta deformidad. Solamente si se enfoca el elemento que es estructurante del sistema, que conforme se mueve genera capitalismo, podemos captar ntidamente al sistema. Con este ltimo punto queda redondeada una visin de conjunto sobre la gran importancia que tiene la mercanca
en el capitalismo. 2.6. El estructuralismo y la abolicin de la historia Frente a lo arriba expuesto cabe plantear la siguiente cuestin: las propuestas de Saussaure, Lacan, Althusser y Levi Strauss conducen por igual a un estructuralismo enajenado? Ante todo se debe sealar que, en principio, se trata de estructuralismos muy distintos, que en parte no tienen que ver uno con otro e incluso discuten entre ellos. Sin embargo es sintomtico que el desarrollo discursivo del siglo XX decante en la construccin de distintos discursos estructuralistas en los que termina por abolirse la historia. Todos ellos constituyen, pues, un sntoma del desarrollo histrico capitalista. Adems de que exploran sus respectivos objetos y descubren nuevas dimensiones de los mismos las estructuras elementales de parentesco, en el caso de Lvi-Strauss; la estructura del lenguaje, con Saussure; la estructura del inconsciente, en el caso de Lacan, etctera, expresan una dimensin esencial del capitalismo que garantiza la defensa de las relaciones capitalistas de produccin y que consiste en la abolicin de la historia, el olvido de la gnesis, de lo procesual, de lo que fluye y destruye los lmites y las prohibiciones propias de este sistema. En este sentido argumentan contra el estructuralismo Alfred Schmidt (Historia y estructura) y Henri Lefebvre (Ms all del estructuralismo) o Adolfo Snchez Vzquez (Ciencia y revolucin), entre otros representantes de las corrientes marxistas crticas revolucionarias que se enfrentaron a la escuela althusseriana y al estructuralismo en general negndose a abolir la historia tambin en el plano discursivo. El capitalismo ya la abole en trminos prcticos al estatuirse como dimensin
prctica presuntamente eterna, como un absoluto, como un siempre-lo-mismo dice Theodor Adorno en el que se refleja la sensacin, la experiencia de vida en el capitalismo a nivel cotidiano: un spleen, deca Baudalaire desde mediados del siglo XIX para expresar una experiencia de la vida administrativa, sistemtica, calculadora y mezquina del sistema. Los marxistas de los aos sesenta y setenta del siglo XX se enfrentaron directamente contra los distintos estructuralismos en tanto expresiones cientfico-ideolgicas desarrolladas de la abolicin de la historia contenida en la estructura de la mercanca y en el crculo que su dinmica cierra en la modernidad. 2.7. El capitalismo del siglo XXI y El capital de Marx (totalidad y revolucin) La posibilidad de pensar la totalidad del capital social se da slo en momentos de crisis global, cuando los sujetos pueden tomar conciencia de su condicin de mercancas y de que pueden librarse de ella y salirse de la lgica del capital. En este sentido es sintomtico que a inicios del siglo XXI se d la aparicin y la influencia del libro de Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio, en el que discuten de modo interesante temas como el de la nacin y la soberana. Sin embargo todo esto se ve muy de otra manera desde El capital de Marx. En realidad el argumento de Hardt y Negri queda muy por detrs de El capital, que permite hacer la crtica de la economa poltica actual ms all del horizonte de los marxismos actuales, por eso es importante su lectura en el siglo XXI. Sus claves de construccin discursivas son tambin las claves de construccin del capitalismo. La globalizacin ha modificado el aspecto del sistema de modo que hace que
se pierda la claridad que antes pareca existir. Qu pasa con las clases, que pas con la cada de la URSS, con cosas en las que se crea durante el siglo XX y en las que se ha dejado de creer? Para aclarar la situacin actual, cmo est construido y cmo funciona el capitalismo, es necesario volver a los fundamentos. La forma en la que est construido el texto de El capital constituye una clave de la estructura del capitalismo, pues all qued codificado el sistema en un momento decisivo de su historia, cuando las cosas realmente se vean claras porque entonces lo esencial estaba, por decirlo as, expuesto, a la vista. Hoy reina la confusin bajo la influencia de un carnaval de ideologas en el que todo mundo compite para no decir verdades, porque quien intenta buscar la verdad es estigmatizado: la verdad no existe. Hay opiniones vlidas ms o menos eficaces, pero el tema de la verdad, se dice, es metafsico. As ha estado argumentando el posestructuralismo desde inicios de los ochenta del siglo XX, y repite y perfecciona su discurso sembrando confusin. Entre tanto surgen nuevas luchas sociales, brotes rebeldes que parecan ya imposibles como el movimiento zapatista o las luchas tnicas en distintas partes del mundo. Emerge la resistencia contra la globalizacin neoliberal e imperialista, no contra esta o aquella empresa sino contra el conjunto del capital, que agrede al conjunto de las poblaciones del planeta y hace nacer un nuevo internacionalismo. Sin embargo, el carcter clasista de estas nuevas luchas sociales aparece distorsionado, confundido, y la conciencia de sus protagonistas ha quedado suprimida en las ltimas dcadas bajo un alud de ideologas. Sin embargo la lucha est al da. Cmo aclarar nuestras ideas para enfrentar al monstruo?
En este contexto surgen libros como el de Hardt y Negri para tratar de explicar cmo se ha reconfigurado el capitalismo, o como el de Naomi Klein, No logo, que intenta explicar cmo se expande el dominio del capital en trminos econmicos, polticos y culturales. Ahora la gente toma en cuenta que se aliena desde la marca y se expresa contra este dominio de las multinacionales. Cmo pensar esto de manera no empirista o slo periodstica? No es suficiente con inclinarse a fa-vor de la justicia y la libertad sino, ms all de esto, cmo aadir fuerza a nuestra reflexin sobre la realidad y cmo potenciar la prctica que se endereza contra el sistema? Necesitamos claridad acerca de la totalidad del sistema, no solamente acerca de la coyuntura. Quin tiene razn, el Grupo de los Ocho o las gentes que en 2003 salieron en Gnova a las calles a protestar contra l? En la coyuntura mundial presente es decisiva la claridad acerca de la totalidad del sistema capitalista, cmo funciona, cmo existe el enemigo, cules son sus puntos fuertes y sus puntos dbiles. Y nosotros qu somos? Formamos parte del sistema o estamos fuera de l? Las gentes que estn sin trabajo son parte del sistema o dejaron de serlo? Es urgente saber quines son aliados, quines son enemigos, cmo se van a comportar en el curso de la lucha. Desde el siglo XVIII los socialistas se han planteado estas preguntas, hasta que Marx intenta darles una solucin cientfico-crtica. Si se reconoce la totalidad del sistema es posible construir una estrategia revolucionaria efectiva. Marx pudo exponer la totalidad del sistema desde el siglo XIX. Sin embargo, desde entonces y hasta el siglo XXI se ha obnubilado la teora, la realidad se ha vuelto demasiado abigarrada y compleja y la lucha de clases parece no tener norte aunque lo requiere
con urgencia. El capitalismo expropia la historia y la conciencia de identidad, la conciencia de clase y la experiencia histrica de los obreros, de las clases subalternas, de las etnias que domina. Alguna vez en que hubo claridad acerca de la totalidad del sistema ste qued codificado en El capital. Este fue un gran logro de la lucha del proletariado tanto en el plano de la prctica como en el de la teora. Desde entonces es posible reconocer al enemigo, su modo de existir, de atacar, de someter. Si nos ocupamos tanto en ver cmo est estructurado el argumento de Marx es porque l retrata la estructura de la realidad capitalista, el hecho de que oculta su historia, que con retazos de historia como la mercanca y el dinero se construye una mscara que oculta su esencia; mediante su esencia productiva explotadora suprime la historia, abole todos los modos de produccin en los que no se explota plusvalor y les roba su conciencia cultural. As vamos entendiendo que la salida revolucionaria no podra ser la reconstruccin de una situacin en la que el intercambio mercantil s sea equivalente. La estructura de El capital, la forma en que est organizado el texto, permite acceder a estas certezas que son decisivas para organizar una estrategia revolucionaria. 2.8. La mercanca, forma social concreta sinttica y anticipatoria Marx explicita la importancia de la mercanca como elemento estructurante del sistema cuando dice que es una forma social concreta dada a la vez en la realidad y en el pensamiento. La mercanca no es una categora o un concepto sino una forma social concreta que al mismo tiempo que
aparece en la representacin mental tambin existe en la realidad y la estructura prcticamente. No se trata slo de una idea, pues las ideas no construyen realidad, pero tampoco es una mera realidad emprica, pues las realidades empricas no penetran en la cabeza de las gentes, sino que es, dice Marx, una forma social concreta. Este es un nuevo concepto del materialismo histrico, as lo argumenta en las Glosas marginales a Wagner de 1876 que ya hemos comentado. Esta nocin de forma social concreta permite comprender la proposicin de Luckcs segn la cual, a diferencia de otros modos de produccin en los que la que la mercanca tiene una funcin destructiva, disolvente, en el capitalismo construye, confiscndolas, las relaciones sociales. La mercanca es una parte del sistema, pero no cualquier parte sino una pars totalis, la clave de la totalidad. Es la parte que sintetiza a la totalidad, la clave de cpula a partir de la cual todas las relaciones quedan amarradas. Ernst Bloch5 distingue dos dimensiones en los procesos dialcticos; dice que son al mismo tiempo dialcticosintticos y dialctico-anticipatorios. La mercanca es justamente el elemento que sintetiza toda la realidad capitalista, en ella redundan todas las relaciones y por ah comienzan, es su premisa y, luego, despus de que se producen, en ella resultan. La mercanca sintetiza, pues, como resultado, las relaciones de produccin, pero dice Bloch otra caracterstica de la argumentacin de Marx consiste en que es dialctico-anticipatoria; es, pues, dialctico-sinttica y dialcticoanticipatoria. Como elemento dialctico-sinttico, la forma mercanca da cuenta de la cohesin y la coersin, del sometimiento total de la realidad, de la estructuracin de la realidad para evaporar su historia, para cosificar al sujeto, para
alienarlo. Como elemento dialctico-anticipador, la mercanca es aquello que sintetiza, que al anudar al todo es tambin lo que permite conectar ese todo con un todo prximo. La mercanca es, pues, el lmite de este sistema pero es tambin la frontera con lo posible, de ah la importancia de que el discurso cientfico-crtico comience con la mercanca. En tanto dialctico-sinttico, es un comienzo cientfico; en tanto dialctico-anticipador, es un comienzo crtico, es solamente por ah que puede hacerse la crtica total y sistemtica del capitalismo. Para ilustrar esta idea podemos ver cmo es que la forma mercanca da cuenta de la ley de poblacin. 2.8.1. La poblacin y la crtica social En este punto se combinan temas econmicos, sociolgicos y polticos. Qu funcin tienen dentro de la lgica del sistema los marginados, los desempleados, las etnias que no pertenecen al sistema? Frente a Malthus, que ve a la poblacin como elemento independiente, Marx la piensa como inherente a la reproduccin de capital, dice que cada sociedad tiene sus leyes especficas de produccin de poblacin. De ah que en la seccin sptima del tomo I de El capital hable del ejrcito industrial en activo y del ejrcito industrial de reserva, es decir, de aquellos que estn sin empleo sea por que han quedado fuera del trabajo o porque todava no trabajan, no como algo aleatorio al sistema sino como algo incluido en l. El capitalismo produce constantemente un ejrcito de desocupados porque as regula el valor de la fuerza de trabajo, es decir, el nmero de los que necesita para explotar y el precio en que paga el costo de su existencia. Los desempleados no estn fuera de la lgica del sistema
sino que forman parte de ella; estn a la espera, a la expectativa de ser explotados y por ende gravitando sobre las condiciones en que opera la explotacin de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, estn por detrs de la propiedad privada, no poseen una perspectiva trascendente respecto de la misma. As como la aristocracia, tambin los miserables, los marginados y excluidos pueden hacer crticas importantes al capitalismo, pero no pueden hacerle una crtica sistemtica, pero eso es de lo que se trata, no de una lucha en la que se puede soltar la bandera y las armas despus del primer embate, como diciendo ya le clav la estaca en el corazn al vampiro, me voy a descansar. La lucha del proletariado es una lucha constante, sistemtica, y su crtica tambin es de este orden. El lugar que ocupa la clase proletaria dentro de la poblacin capitalista le asigna un papel histrico especfico en la poltica y en la estrategia de la emancipacin. Este descubrimiento de Marx es lo que hay que recuperar para el siglo XXI, reformulndolo de acuerdo con las realidades actuales, ms all de las confusiones que la realidad emprica pueda provocar. 2.9. La mercanca como forma estructurante total, no slo econmica, y subsuncin real del consumo bajo el capital La forma mercanca es, pues, estructurante de modo de produccin burgus. Por este motivo Marx comienza por la forma mercanca su exposicin en El capital, y como su argumentacin es dialctica, esta mercanca reaparece peridicamente en una forma cada vez ms compleja, conforme avanza la argumentacin de los tres tomos de su obra, desde la mercanca simple como unidad de valor de uso y valor
constituido por trabajo abstracto a una mercanca cuyo valor se desglosa en capital constante, capital variable y plusvalor, y luego otra en la que este plusvalor contiene la ganancia, el inters, la renta del suelo, etctera. En el ensayo La cosificacin y la conciencia del proletariado del libro Historia y conciencia de clase que se conoce como el libro negro del marxismo porque fue proscrito por el stalinismo durante dcadas y porque da origen al marxismo occidental como diferente del marxismo sovitico, Georg Lukcs desarrolla la explicacin de diversas esferas de afirmacin social como el proceso de trabajo y la fbrica, y otras ms all de la economa como el derecho, la vida cotidiana, la forma repblica y las filosofas e ideologas de clase a partir de la estructura econmica capitalista nucleada en torno a la forma mercanca. La mercanca da la clave de todas estas construcciones, permite aclarar cmo est construida la constitucin poltica de una nacin, sus relaciones jurdicas y polticas, su vida cotidiana. Ya vimos cmo Kosk, para abordar estos temas, retoma y desarrolla argumentos de Marx y de Lukcs acerca del fetichismo de la mercanca. La forma mercanca da cuenta de cmo est estructurada la existencia cotidiana de la sociedad burguesa, fenmenos como los celos, el amor, el odio y otros que podemos encontrar en la psicologa social y en la psicologa individual. Este es otro aspecto de lo que significa la mercanca como forma social concreta dada en la realidad y en el pensamiento, es decir, como forma total, no meramente econmica sino que en su existencia econmica se implican formas polticas, psicolgicas, culturales, sociales, psicosexuales. Esto significa que esas realidades concretas dejan de ser
neutrales, que es trastocada su estructura de valor de uso. Georg Lukcs se ocupa de dimensiones formales del acaecer social como el derecho, la distribucin de las actividades en la fbrica o del tiempo en la vida cotidiana. Pero al desarrollarse el capitalismo han sido estructuradas y deformadas por la mercanca no solamente las realidades formales del capitalismo sino tambin sus realidades materiales. El valor de uso que vemos en el primer captulo del tomo I ha sido sometido dentro de la forma mercanca, no queda tal cual y simplemente encasillado al lado del valor, sino que conforme se desarrollan la mercanca y el capitalismo ese valor de uso es comprimido hasta hacer que mute su estructura material. Este argumento es decisivo para la explicacin del capitalismo en el siglo XXI. El valor de uso en la mercanca est sometido, secundario, y con el desarrollo de la mercanca se ve completamente trastocado, invertido; de ser un valor de uso til se convierte en un valor de uso intil. Y luego esta transformacin va ms all, la inutilidad solamente est a mitad del camino pues finalmente el valor de uso se vuelve directamente nocivo, antitil. Estas figuras conceptuales dialcticas que parecen metafsicas y que quizs podran parecer incomprensibles para los seres humanos a inicios o mediados del siglo XX no lo son en el siglo XXI. Ahora el carcter nocivo de los valores de uso es patente, no es una posibilidad en la que podramos especular sino una realidad a la mano. Ms an, hay que explicar por qu existe y cmo se concreta esta posibilidad. No se trata de un suceso de moda o un error pasajero del sistema sino de una dimensin sistemtica esencial del mismo. El hecho de que la comida chatarra o los transgnicos atenten
contra la salud humana en lugar de que sirvan para reproducir normalmente al organismo no es una novedad que anuncia un capitalismo que est dejando de ser capitalismo sino un rasgo esencial de este sistema. As, pues, habra que desarrollar los conceptos necesarios para dar cuenta de estos fenmenos que son actuales pero que estn previstos e indicados en la estructura argumental de El capital. La comprensin concreta del mercado mundial contemporneo, del capitalismo del siglo XXI, pasa por reconocer que la mercanca, como forma total al mismo tiempo material y espiritual, es un factor que deforma la existencia y la realidad humana en su conjunto. Hay que captar entonces el valor de uso total, el conjunto de valores de uso y de necesidades. El aporte de Georg Lukcs nos permite observar cmo las dimensiones formales del sistema son estructuradas a partir de la mercanca. Lo ms importante del captulo I de El capital de Marx no es que tenga una teora del valor, sino que tiene tambin una teora de la socialidad que evala a la sociedad burguesa como una sociedad mercantificada, hecha segn la forma de la mercanca no solamente en su nivel econmico sino en todos sus aspectos. De ah que las ciencias sociales se hayan podido enriquecer al retomar el anlisis de la estructura de la sociedad burguesa presente en este primer captulo de El capital. A principios de 1970 se publica El lenguaje como trabajo y como mercado, de Ferrucio Rossilandi, que habla de que las lenguas no solamente son estructuras y por ello el estructuralismo podra dar cuenta de ellas, sino que tambin son estructuras histricamente determinadas, y que las lenguas actuales son determinadas por la mercanca.
El descubrimiento de que la forma mercanca da cuenta de las formas estilsticas, de las formas literarias pero tambin de las formas del sentido comn ha enriquecido las perspectivas de anlisis de las ciencias sociales. Recordemos por ejemplo el libro de Carlos Castilla del Pino, Psicoanlisis y marxismo, donde compara la axiologa o teora de los valores ticos presente en Freud con la axiologa propia de la mercanca. La mercanca, en tanto contiene valor y establece una cierta jerarqua de funciones, tambin establece una axiologa tica. En la sociedad burguesa los valores econmicos son el ncleo de los valores ticos y estticos. Carlos Castilla del Pino confronta la estructura axiolgica de la psicologa de Freud con la estructura axiolgica que derivara de la mercanca segn la expone Marx en El capital. Por otro lado, en el libro Publicidad y consumo, crtica de la esttica de mercancas, de Wolfgang Fritz Haug, se observa cmo estn estructurados el mensaje de la publicidad y los objetos de consumo; por ejemplo, el diseo del embalaje para volver atractivas y vendibles las mercancas, hacerlas apetecibles al consumidor, etctera. Esta esttica de la mercanca determina la esttica actual. Las artes no simplemente producen cosas bellas, sino cosas bellas o grotescas formadas por la mercanca. 2.10. El valor de uso para el capital (Roman Rosdolsky) En su libro Gnesis y estructura de El capital de Marx, Roman Rosdolsky incluye un breve ensayo sobre el papel del valor de uso en El capital, que es sumamente refrescante frente a la rida reflexin dogmtica del marxismo que solamente sabe de valores y valores de cambio, dinero, capital, pero desconoce la importancia del valor de uso para la crtica de la eco-
noma poltica. Rosdolsky seala el papel del valor de uso en los pasos decisivos de la argumentacin de Marx. A lo largo de los tres tomos de El capital se va mostrando cmo el contenido material del valor de uso es generador de relaciones sociales especficamente capitalistas. Ya hemos visto que, en una primera aproximacin a la forma mercanca en el captulo I, el valor de uso aparece como algo obviable o secundario pero tambin como algo dominado. Sin embargo ya en el pargrafo tercero del mismo captulo I, y luego en todo el captulo III, donde Marx expone las funciones del dinero, el valor de uso del oro es decisivo para la generacin de formas econmicas, no es un mero soporte de formas econmicas sino que stas se generan a partir de l. El contenido material del valor de uso es esencial para explicar, ms all de la economa poltica burguesa, cmo ocurren las cosas en realidad en el sistema capitalista. El dinero es la forma general de equivalente cuando el valor de uso del oro ha tomado el papel predominante en los intercambios. Eso es lo que posibilita la existencia de la forma dinero. Sin este valor de uso no podra existir la forma dinero como forma econmica. Despus, cuando Marx expone la transformacin del dinero en capital (captulo IV), otra vez es decisivo el valor de uso, ahora el de la mercanca fuerza de trabajo, sin la cual no sera posible dicha transformacin. El contenido especfico del valor de uso de la fuerza de trabajo, que es completamente diferente al de cualquier otra mercanca, hace posible que exista el capitalismo industrial, es l el que abre una nueva poca porque posibilita que exista propiamente capitalismo y no slo relaciones econmicas mercantiles y financieras. En el texto de El capital no
se pone en escena un mero desarrollo especulativo del concepto de valor, sino que se demuestra cmo la explotacin del valor de uso de la fuerza de trabajo en su dimensin material concreta, cualitativa, es lo que posibilita la generacin de plusvalor. En los esquemas de reproduccin del tomo II de El capital, otra vez el valor de uso es el factor decisivo que permite explicar la divisin de la economa entre un sector I productor de medios de produccin y un sector II productor de medios de consumo, lo cual es fundamental para entender cmo circula y se reproduce el capitalismo. En el captulo XIII del tomo I (Maquinaria y gran industria) se presenta un peculiar valor de uso. Al capital no le es suficiente simplemente intercambiarse por fuerza de trabajo y explotarla sino que requiere un cuerpo material adecuado para enfrentarse con el trabajador, no slo en la circulacin sino en el proceso de produccin. Este cuerpo material debe poseer una consistencia adecuada al valor y, ms an, al valor que se valoriza. Esto es la maquinaria capitalista: el capital como maquinaria es un valor de uso que existe para succionar plusvalor. La mquina capitalista no es, pues, neutral sino un valor de uso cuya estructura mecnica est construida para explotar la mayor cantidad posible de plusvalor. El valor de uso de la mquina capitalista no sirve para que el trabajador est contento mientras trabaja, para que trabaje de la manera ms cmoda posible ni para que se produzcan los mejores valores de uso para la sociedad. Es un valor de uso sesgado histrica y estructuralmente: es el cuerpo que se ha construido el capital para poder succionar cada vez mayores cantidades de plusvalor a la clase obrera a costa de lo que sea.
Esta adecuacin tcnica de los factores objetivo y subjetivo del proceso de trabajo a la explotacin de plusvalor es diseada por Marx como subsuncin o subordinacin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital. Cuando el capital se ha apoderado no solamente de la forma del proceso de trabajo sino tambin de su contenido tcnico, y por lo tanto de su realidad, hay, pues, una subordinacin real del proceso de trabajo al capital. La realidad material metdica y tecnolgica del proceso de trabajo queda subordinada a las necesidades del capital y el cuerpo de la mquina es el resultado de esta subordinacin, se trata de un valor de uso antiobrero, antiecolgico, antitil, un valor de uso productivista en el que el concepto de capital se ha vuelto objeto. Esta idea que encontramos en el captulo XIII, perteneciente al anlisis de la produccin del plusvalor relativo, no sera posible si no es porque Marx parte de la mercanca y de observar cmo se encuentra en su interior el valor de uso. La exposicin de la explotacin de plusvalor no es posible sin observar con nitidez el papel de esos valores de uso que son la fuerza de trabajo y los objetos con los que esta se relaciona en el proceso laboral. As como la mercanca, el capitalismo slo se explica cuando se entiende cmo somete al valor de uso y cmo ste se insubordina, haciendo que el capitalismo se desarrolle para perfeccionar y profundizar ese sometimiento al darle forma de capital tambin al contenido material de ese valor de uso. Como vemos, el argumento de las dos primeras secciones del tomo I de El capital interpela a todas las ciencias sociales, en l es evidente que la crtica de la economa poltica posibilita la crtica global de la sociedad burguesa. Si partimos de la idea de que la forma mercanca estructura a la economa ca-
pitalista y a toda la sociedad burguesa podemos ver que la crtica de la economa poltica se desarrolla como crtica global de la sociedad moderna y podemos reconocer los aportes a este proyecto que se han hecho en el siglo XX como los de Georg Lukcs, Karel Kosk o Henri Lefebvre para que este programa crtico de Marx se pudiera completar. Veamos ahora cmo los tres tomos de El capital tambin estn estructurados a partir de la mercanca. 2.11. La mercanca estructura los tres tomos Ya vimos cmo el tomo I comienza y concluye con la mercanca. La mercanca que contiene plusvalor da paso a que en el tomo II se trate de nuevo la circulacin. En el paso del tomo I al tomo II tiene lugar una transicin de mercanca a dinero. As el primer captulo del tomo II est dedicado al anlisis del ciclo del capital dinerario: dinero que se intercambia por mercanca fuerza de trabajo y por mercanca medios de produccin para retomar despus del proceso de consumo productivo de las mismas a la forma dineraria original. La frmula general del capital DMD (seccin segunda del tomo I) representa al capital tal como ste aparece en la esfera de la circulacin. En esta frmula se confunde el capital comercial con el capital productivo porque es general y entonces abarca a cualquier tipo de capital, incluso al capital bancario. Sin embargo esta frmula general deja en el misterio el incremento de valor que le da sentido. El tomo I se dedica a resolver este misterio: dnde surge el plusvalor? En la esfera de la circulacin aparece un valor bajo la forma de mercanca y de dinero incrementado. Ya sabemos que el misterio se resuelve en la produccin: se le ha explotado plusvalor al obrero y por eso puede aparecer ese dinero incrementado con
plusvalor. Como el tomo II comienza despus de este resultado, despus de haber resuelto este misterio, la frmula del capital que presenta ya no es tan ingenua, general o superficial como la del tomo I. Ahora el dinero se intercambia por una mercanca en la que se deben diferenciar los valores de uso que contiene. No es, pues, cualquier mercanca sino una que se desglosa en medios de produccin y fuerza de trabajo, y slo por ese motivo es que permite comenzar una segunda fase del ciclo en la que tiene lugar el consumo productivo de los valores de uso de estas dos mercancas. A partir de entonces comienza una tercera fase que es tambin circulatoria como la primera puesto que del proceso de produccin surge una mercanca que contiene plusvalor. La existencia de esta mercanca representa el hecho de que el capitalista logr explotar al obrero, sin embargo, ahora debe intercambiarla por un dinero incrementado para embolsrselo. Ahora s ya tenemos completa la frmula (DM<mpft ...P...MD) que representa y resuelve racionalmente el misterio que la frmula general del capital (DMD) solamente mostraba sin resolver. La D del final est ah porque se ha intercambiado por una mercanca que contiene plusvalor, y esta mercanca con plusvalor est all porque es el producto no de un proceso circulatorio sino de un proceso de produccin capitalista en el que se combinaron dos mercancas que pertenecen al capital: la fuerza de trabajo y los medios de produccin. Esta es la frmula racional del ciclo del capital dinerario, dice Marx al comienzo del tomo II de El capital. Y es la peculiaridad de los valores de uso que se ponen en juego en esta frmula lo que posibilita la existencia del movimiento
que ella representa. Veamos que en el paso del tomo I al tomo II de El capital ocurra una especie de intercambio de la mercanca con plusvalor que resulta de la seccin sptima del tomo I por un dinero incrementado que es el punto de partida de la seccin primera del tomo II, con lo cual comienza el movimiento descrito por la frmula racional o desglosada del capital. Veamos con ms cuidado este paso. Esta frmula del capital dinerario representa el proceso cclico del capital desde la perspectiva de la forma dineraria del capital. Si en lugar de observar el proceso desde la perspectiva del dinero lo consideramos desde la de la mercanca tendramos esta figura: MD M<mpft ...P...M, donde M es una mercanca con plusvalor que se cambia por dinero que a su vez se utiliza para comprar mercancas medios de produccin y fuerza de trabajo, con los que el capital entra otra vez al proceso productivo del cual resulta de nuevo una mercanca con plusvalor. Asimismo la frmula del capital productivo: P...MD M<mpft ...P, comienza por la produccin y redunda en la produccin de una mercanca con plusvalor que se intercambia por un dinero en el que se incluye ese plusvalor, pero ya realizado, que a su vez se intercambia por mercancas fuerza de trabajo y medios de produccin que otra vez dan pie a un nuevo proceso productivo. As tenemos entonces la frmula del capital dinerario, la del capital mercantil y la del capital productivo. Marx puede exponer estas frmulas de circulacin del capital en la seccin primera del tomo II de El capital slo despus de haber esclarecido la explotacin de plusvalor. Estas frmulas reflejan que la circulacin del capital no simple-
mente ocurre en la esfera de la circulacin sino tambin en la produccin. La temtica de los tres tomos de El capital ha sido distribuida a partir de la circulacin global del capital. Marx tiene presente la totalidad de la reproduccin capitalista y por ese motivo comenz por la mercanca como introduccin al proceso de produccin, es decir que lo que tiene a la vista al escribir el primer captulo del primer tomo es la frmula del capital mercantil aunque sin incluir el plusvalor, porque ste no se ve en la apariencia. En las dos primeras secciones del tomo I la exposicin parte de la mercanca que se intercambia por dinero y luego por mercanca (MDM, la frmula de la circulacin mercantil simple), y despus, a partir de la seccin tercera, aborda la produccin de plusvalor en la que se ocupa la mayor parte del tomo I. De este proceso, finalmente, resulta una mercanca con plusvalor, que por el momento queda como algo implcito y por lo tanto entre parntesis. Al comenzar el tomo II de El capital se retoma aquello que quedaba implcito y se repite ahora de modo explcito, es decir, el intercambio de mercancas que ya contienen plusvalor por dinero. El argumento del tomo II de El capital prosigue el desarrollo de la frmula del capital dinerario. sta concluye en el punto en el que la mercanca con plusvalor ya producida se ha intercambiado por dinero. ste a su vez, se cambia por mercanca fuerza de trabajo y medios de produccin y as da pie a que el tomo III comience de nuevo por el proceso de produccin, donde tiene lugar la transfiguracin de plusvalor en ganancia a partir de la transformacin del valor en precio de costo (tema del primer captulo del tomo III). El Diagrama 13 (p. 146), que describe cmo circula el ar-
gumento de los tres tomos desde el final del tomo II hacia atrs, para generar el comienzo del tomo I, y desde el final de ste para reiniciar saltndose todo el tomo II a nivel productivo en el tomo III, ahora se desglosa en estas frmulas de circulacin del capital que van integrando la argumentacin de los tres tomos. El tomo III parte, pues, del capital productivo que produce una mercanca con plusvalor y concluye con un hecho productivo del que a su vez resulta una mercanca que contiene plusvalor. El ciclo del capital mercantil rige la estructuracin del tomo I, el ciclo de capital dinerario la del tomo II y el ciclo del capital productivo la del tomo III (ver el Cuadro 2). Y los tres tomos de El capital en su conjunto estn estructurados de acuerdo con la frmula del capital mercantil; as el tomo I comienza por la mercanca simple o general y el tomo III concluye con la mercanca bajo la forma de las clases sociales como mercancas con conciencia de clase. De hecho, como cada tomo parte de la mercanca, en los tres tomos se utiliza la frmula del capital mercantil, de modo real en el tomo I y virtual en los otros dos, en los cuales se ponen entre parntesis las partes de la frmula que corresponden a las fases anteriores a aqulla con la que comienza en cada caso, a saber: el capital dinerario con el que comienza el tomo II y el capital productivo con en el que comienza el tomo III. Vista de esta manera, la estructuracin sistemtica de los tres tomos de El capital se muestra como una especie de mecanismo de relojera, y esto podra matizarse por secciones y por captulos aunque aqu solamente lo hemos visto a grandes rasgos para el conjunto de los tres tomos y para cada uno de ellos. Sin embargo la conclusin del argumento
en la seccin sptima del tomo III queda como en puntos suspensivos o en una mercanca entre parntesis, como si en una novela por entregas al final se dijera continuar. Sin embargo estos puntos suspensivos no se deben a que el captulo final est inconcluso sino que estaran all aunque estuviera concluido, pues ellos dan pie a los subsiguientes libros de la crtica de la economa poltica. Henryk Grossmann no capt este aspecto de la argumentacin, su conclusin en estado de continuar, cuando interpreta la modificacin del plan de El capital de modo que entiende que han sido suprimidos los libros subsiguientes para completar la crtica de la economa poltica. Sin embargo estos libros siguen vigentes y conforme el capitalismo se desarrolla se vuelven cada vez ms pertinentes y necesarios para la comprensin de la realidad contempornea. Se requieren nuevos desarrollos de la crtica de la economa poltica para dar cuenta, con base en lo que est presente en los tres tomos de El capital, de las nuevas figuras de capitalismo que aparecen en esta poca de concrecin del mercado mundial capitalista. Se requiere entonces completar el argumento de Marx pero sin abolir las determinaciones esenciales previas. Para desarrollar la crtica de la economa poltica sin aadir arbitrariamente originalidades nuevas o slo repetir lo que ya existe es, pues, condicin esencial tener en cuenta la arquitectura de la obra de Marx. As, pues, insisto, en la conclusin del argumento debera estar la mercanca y, efectivamente, el tomo III concluye con la mercanca pero en puntos suspensivos, entre parntesis, lo cual significa que el tomo III espera conectarse con libros subsiguientes. El discurso de la crtica de la economa polti-
ca no est cerrado sino en estado de inacabamiento o apertura estructural. Por otro lado cabe insistir en que el decisivo descubrimiento del plusvalor en el tomo I, ocurre mediante el uso de la frmula del capital mercantil. Las frmulas circulatorias del capital son formidables instrumentos de anlisis cuya extraordinaria utilidad nos es accesible gracias a que Marx las analiza con todo cuidado en la seccin primera del tomo II. Marx examina cada una de las partes que constituyen el ciclo del capital en cada una de sus formas. En cada parte funciona una de las formas del capital y Marx estudia el modo como stas se modifican al cambiar su lugar en la secuencia de las fases en cada una de las formas del ciclo del capital. Mediante este anlisis minucioso se puede concluir, por ejemplo, que solamente el ciclo del capital mercantil parte de una mercanca que contiene plusvalor y termina con una mercanca que contiene dos plusvalores, as que aqu es decisiva la acumulacin de plusvalor y por ende el plusvalor en cuanto tal, y por ello esta es la frmula adecuada para exponer el proceso inmediato de produccin capitalista y resolver as el misterio del plusvalor. La frmula general del capital DMD que se presenta en la seccin segunda del tomo I es tambin en forma resumida, irracional y aparente porque omite el paso por el proceso de produccin la frmula del capital dinerario que sirve, en el tomo II, para estudiar la reproduccin y la circulacin capitalista. Este ciclo total mediante el cual el capital se reproduce constituye la forma del sistema: el dinero en tanto forma dominante que en sus metamorfosis vuelve a ponerse como dinero como por s solo, automticamente, mediante un simple cambio de formas en el que se oculta
el proceso de produccin y el plusvalor que contiene la mercanca producida. Por su parte, en el tomo III de El capital, que se ocupa del desarrollo capitalista no de la produccin de plusvalor (tomo I) ni de la forma de la reproduccin capitalista (tomo II) y por lo tanto de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia como ley del desarrollo del capitalismo, se utiliza la frmula del capital productivo (P...MD M<mpft ...P), porque sta permite comparar las condiciones del capital en un momento productivo 1 con las condiciones del capital en un momento productivo 2 y as registrar los cambios de la composicin orgnica de capital y de la ganancia entre un momento y otro. El desarrollo capitalista consiste en estas alteraciones de las condiciones materiales de la produccin y, por ende, de la tasa de ganancia. La frmula del capital productivo da la pauta para estructurar las secciones y captulos del tomo III de El capital as como el capital dinerario la da para el tomo II y el capital mercantil para el tomo I. Con esta idea se redondea nuestro acercamiento introductorio a El capital, en el que podemos reconocer que la eleccin del punto de partida de la exposicin cientfica presupone una profunda reflexin global sobre el sistema capitalista. En esta exposicin sistemtica desempea un papel fundamental la presencia de la mercanca como ncleo estructurante del sistema capitalista no slo en trminos econmicos sino como la clave del conjunto de las dimensiones sociales, psicolgicas, polticas y culturales del sistema. Esta clave permite desarrollar la crtica de la economa poltica como crtica global de la sociedad y la estrategia revolucionaria ms all de las formas economicistas o politicis-
tas que sta ha tenido durante los siglo XIX y XX, hacia formas de gestin revolucionaria de la vida social que el capital est expropiando a la humanidad.
VI. LA SUBSUNCIN FORMAL Y REAL DEL PROCESO DE TRABAJO INMEDIATO AL CAPITAL LAS SECCIONES TERCERA A QUINTA DEL TOMO I
A propsito del problema del punto de partida de El capital, vimos la importancia de la mercanca como forma social concreta y en tanto factor estructurante de la sociedad burguesa es decir, en trminos econmicos, sociales, polticos, culturales, psicolgicos, etctera, como clave del desarrollo de la crtica de la economa poltica en crtica global de la sociedad burguesa. Ahora bien, seguir la veta de la mercanca en el desarrollo del capitalismo es seguir la veta de la alienacin, la decadencia y la degradacin de los valores de uso sometidos por la forma mercanca y por el capital, es decir, en sntesis, la veta del sometimiento capitalista del valor uso tanto en trminos formales como en trminos reales. De ah la importancia de la mercanca en la estructura de los tres tomos de El capital cada uno de los cuales parte de la mercanca y concluye en ella. El descubrimiento
realizado por Henryk Grossmann (de que la totalidad del sistema capitalista y por ende la estructura de El capital de Marx se derivan del proceso de circulacin de capital expuesto en el tomo II) depende de este papel estructurante de la mercanca, as como mi demostracin de que la estructura argumental del conjunto de los tres tomos y de cada uno de ellos, se explica a partir de las frmulas de la circulacin del capital dinerario, del capital productivo y del capital mercantil. Tambin vimos cmo el carcter estructuralmente inacabado de los tres tomos de El capital remite a la tarea de desarrollar la crtica de la economa poltica hasta completar los seis libros proyectados por Marx y anunciados por l en 1859. De acuerdo con este plan, la vida de la mercanca se presentara en todos sus aspectos en el libro del mercado mundial, que sera el ltimo en dicho plan. Este aspecto de la obra de Marx que Henryk Grossmann no valor adecuadamente hara posible desarrollar la crtica de la economa poltica de acuerdo a su estructura inherente y de modo adecuado a las exigencias del anlisis crtico-cientfico del capitalismo del siglo XXI. 1. CIRCULARIDAD DEL VALOR Y DE LAS PROPOSICIONES CIENTFICAS EN LA ARGUMENTACIN DE MARX Retomemos ahora una idea que Marx plantea en la seccin primera del tomo I de El capital y que es decisiva para el anlisis del proceso de produccin del plusvalor en las secciones tercera a quinta. La idea consiste en que el valor tiene una estructura circular. De esta estructura circular se deriva el carcter circular que vuelve a su punto de partida de la
circulacin de las mercancas (MDM) y de la circulacin del capital (DMD) y de cada figura particular del capital. En todas estas formas se retrata la estructura circular del metabolismo social en el que los sujetos sociales intentan satisfacer sus necesidades mediante el proceso de produccin y convierten los productos de ste en objetos de consumo, y as, al satisfacer las necesidades originales, vuelven al punto de partida donde se abren nuevas necesidades. Este circuito del metabolismo social se refleja en la estructura del valor y por ende en la circulacin de las mercancas y en la circulacin del capital. As, pues, esta circulacin es clave para entender la argumentacin de Marx en su teora del valor y en su teora del plusvalor. Este crculo va desde lo que se denomina valor absoluto hasta el valor relativo, desde el valor hasta el precio, desde el valor hasta el valor de cambio, desde un valor determinado a priori, puesto por el trabajo en el proceso de produccin, al valor determinado a posteriori o en el proceso de intercambio. Valor absoluto y valor relativo son precisamente las fases en las que se determina el valor. Marx llama al valor absoluto valor y al valor relativo valor de cambio porque ste solamente se muestra al relacionarse un valor con otro valor en el intercambio. Estas son las fases del proceso de constitucin circular o mejor dicho, espiral del valor. Esta estructura circular del valor no ha sido comprendida por muchos lectores de El capital. Ya vimos cmo el autor venezolano Emeterio Gmez, por ejemplo, se tropez precisamente aqu al considerar simplemente metafsica la idea de un valor a priori o que es puesto antes del intercambio. No percibe que el enfrentamiento entre la oferta y la deman-
da en el intercambio, donde se determina la magnitud final del valor y se constituye lo socialmente necesario, requiere como condicin de posibilidad un sustrato previo virtual, indeterminado pero consistente a partir del cual puede determinarse la magnitud del valor pues sta queda finalmente definida solamente como resultado. Pero la estructura del valor tambin es circular porque el a posteriori, este fin, a su vez, no puede existir sino sobre la base de la produccin. Todo argumento cientfico posee una estructura circular. La teora del valor de Marx tiene una forma conceptual cientfica y por ello utiliza algunos conceptos hegelianos que podran parecer metafsicos si no se entiende que en verdad son los apropiados para ese propsito. Para aclarar este punto, cabe recordar cmo procede Kant en la Crtica de la razn pura para establecer el tipo de juicios propios de la ciencia. Por un lado, distingue los juicios analticos, que tambin llama a priori, en los que el predicado o lo que se dice acerca del sujeto de la oracin o del postulado ya est incluido en la premisa, es decir, en el sujeto. No hay algo nuevo en la proposicin cientfica. As, por ejemplo, la economa poltica clsica tuvo la intuicin de que en la determinacin del valor en el intercambio mercantil no sucede nada nuevo sino que slo se actualiza algo puesto en la produccin. De ah que Ricardo hable de un valor puesto a priori. Por otro lado, Kant se refiere a los juicios sintticos, de acuerdo a los cuales es necesaria la experiencia del objeto para completar el juicio. Tambin los denomina juicios a posteriori, donde lo que se dice acerca del sujeto no es inherente a su definicin en tanto sujeto sino algo que solamente se puede captar en la experiencia. Estos juicios a pos-
teriori aaden un conocimiento nuevo que hace que la cosa no quede como antes. Pero ojo, la cosa tiene que estar puesta primero para que luego tenga una determinacin, tanto cuantitativa como cualitativa, su sustancia debe estar puesta previamente. As para explicar la constitucin del valor, Marx presenta al valor como un proceso en el que la sustancia es puesta por el trabajo pero que recibe su determinacin cuantitativa o su magnitud la cual no puede ser completada simplemente por la produccin al adquirir una forma de expresin; este es el lugar de la experiencia, del enfrentamiento entre las mercancas en la oferta y la demanda, es el momento de la constitucin del valor de cambio como precio. La economa poltica vulgar se fij solamente en este resultado, en este momento experiencial, que es importante pero que queda en el aire si se olvida el sustrato esencial que lo ha posibilitado y que la economa poltica clsica s haba considerado pero slo como intencin, sin saber cmo vincularlo con aquella forma de manifestacin. Marx sintetiza crticamente ambas perspectivas al examinar la polmica entre David Ricardo y Samuel Bailey un representante descollante de la economa vulgar y critica a uno por el otro y a ambos desde conceptos mejor definidos que captan la estructura procesual del valor.1 As, pues, la teora del valor de Marx corresponde a la figura que Kant descubre en los juicios que hacen avanzar la ciencia. Estos juicios propiamente cientficos no son los juicios analticos o a priori, en los que la definicin del sujeto ya est dada en la premisa y son por ende en ltima instancia tautolgicos, estn cohesionados con necesidad pero no permiten avanzar en la caracterizacin de los fenmenos. Mientras que los juicios sintticos s permiten avanzar pero en ellos no
hay conexin de necesidad entre la definicin del sujeto y lo que ste experimenta. Por eso Kant requiere, adems, juicios sintticos a priori que al mismo tiempo que son sintticos y que entonces aaden la experiencia nueva, el reconocimiento de una nueva caracterstica puedan ser cohesionados con necesidad con el sujeto del juicio. Esta figura circular y paradjica en la que el fin se complementa con el principio y lo a priori con lo a posteriori, la experiencia con la teora y la teora con la experiencia es la figura que sigue el proceso de constitucin del valor y del plusvalor en la teora de Marx.2 2. EL PROCESO DE PRODUCCIN
DE PLUSVALOR ABSOLUTO Y PLUSVALOR RELATIVO
2.1. Qu significa consumir fuerza de trabajo? La seccin segunda (Transformacin de dinero en capital) abre el problema de lo que significa explotar fuerza de trabajo, y las subsiguientes secciones y de hecho los subsiguientes tomos de El capital van a plantear su solucin. Esta cuestin es idntica con esta otra: en qu consiste el modo capitalista de producir? El modo de produccin incluye un modo de reproduccin y un modo de desarrollo. Por eso se puede afirmar que los tres tomos de El capital estn dedicados a responder a esta pregunta. El captulo V del tomo I de El capital con el que abre la seccin tercera (Produccin de plusvalor absoluto), que se titula Proceso de trabajo y proceso de valorizacin, es el ms importante de los tres tomos porque en l se define inicialmente el modo de produccin capitalista. Todo lo que se
pueda afirmar despus depende de esta primera definicin, el modo de reproduccin depende del modo de produccin, pero tambin el modo en que se desarrolla la sociedad capitalista y en que se distribuye la ganancia dependen del modo en que se produce el plusvalor. En este captulo V se presenta, pues, la primera definicin del proceso de produccin capitalista (unidad de proceso de trabajo y proceso de valorizacin) y por ello es el cimiento del argumento de los tres tomos. As, pues, al pasar de la seccin segunda a la tercera pasamos de la exploracin crtica de la apariencia de la riqueza capitalista a la exploracin crtica de su esencia, y el primer paso en este nuevo nivel esencial es precisamente el anlisis de la unidad del proceso de trabajo y el proceso de valorizacin. En el modo capitalista de producir opera como una estructura general comn a toda historia el proceso de trabajo mediante el cual cualquier sociedad tiene que reproducirse. No hay ni habr ninguna sociedad en la que el trabajo, como proceso consciente de transformacin cualitativa de la naturaleza, no sea condicin fundamental que permita satisfacer las necesidades de los seres humanos. El capitalismo tampoco puede prescindir de este fundamento transhistrico del proceso de vida social. Pues bien, en el proceso de trabajo tiene lugar el consumo de la fuerza de trabajo. Para comprender en qu consiste consumir fuerza de trabajo en la sociedad burguesa hay que hablar de una refuncionalizacin del proceso de trabajo transhistrico, una remodelacin histrico-concreta del mismo, que Marx denomina proceso de valorizacin. El proceso de trabajo es la estructura bsica y transhistrica de todo proceso de produccin, y el proceso de valorizacin es la
configuracin especficamente capitalista del proceso de trabajo. Marx construye su concepto de modo de produccin en torno a esta distincin entre estructura bsica y configuracin histrica del proceso de trabajo, y precisamente como una crtica a la configuracin especficamente capitalista del proceso de valorizacin desde la estructura del mismo como proceso de trabajo. Sobre la base de esta distincin la crtica de la economa poltica puede ser objetiva, radical y esencial, pues entonces puede plantear la pregunta crtica de si el proceso de valorizacin cumple o no con las condiciones que permiten que el proceso de trabajo sirva para satisfacer las necesidades humanas: dentro de la configuracin capitalista, qu le sucede al sujeto del proceso de trabajo?, qu hace con sus medios y su objeto? Qu pasa con el producto? De este modo es posible evaluar cada elemento de la estructura del proceso de trabajo y cada aspecto de las necesidades humanas. La crtica de Marx al capitalismo descubre que el proceso de valorizacin transgrede al proceso de trabajo, lo refuncionaliza, lo contradice, lo pone en suspenso, lo coarta y, especialmente, pone como secundario aquello que es principal en el mismo, es decir, al sujeto, pues en el proceso de produccin capitalista lo principal es el resultado, el plusvalor, y lo dems es simple medio para la produccin de plusvalor. Esta idea conecta esencialmente al captulo V del tomo I con el pargrafo 2 del captulo primero, que se titula El doble carcter del trabajo representado en la mercanca es decir, el trabajo abstracto y el trabajo concreto. Al comienzo de este pargrafo dice Marx que la comprensin y por tanto la crtica de la economa poltica gira en torno de esta duali-
dad del trabajo. Ya vimos cmo ocurre esto en el captulo V, en referencia a la primera definicin del modo de produccin capitalista o en torno al primer paso en la respuesta a la pregunta de qu significa explotar fuerza de trabajo. La unidad del proceso de trabajo y el proceso de valorizacin es correlativa, aunque no reductible, a la unidad de trabajo abstracto y trabajo concreto. El trabajo concreto se corresponde con el proceso de trabajo y el trabajo abstracto con el proceso de creacin de valor y, entonces, con el de valorizacin. Pero estas correspondencias no reducen un argumento al otro, por la siguiente razn: el proceso de valorizacin es la configuracin especficamente capitalista del proceso de produccin, mientras que el trabajo abstracto no es una configuracin histricoconcreta del trabajo sino a un rasgo general transhistrico de todo trabajo. Todo trabajo es a la vez concreto y abstracto, mientras que no todo proceso de produccin es al mismo tiempo proceso de trabajo concreto productor de valores de uso y proceso de valorizacin o productor de plusvalor; slo el proceso de produccin capitalista es al mismo tiempo proceso de trabajo y proceso de valorizacin. Las dos caractersticas del trabajo, el ser concreto y el ser abstracto, le pertenecen a todo modo de produccin, pero depende de cmo se relacionen entre s estas dos caractersticas internas del trabajo su definicin abstracta y su definicin concreta que el modo de produccin se configure de una manera o de otra, que exista no solamente como proceso de trabajo sino que pueda existir, por ejemplo, como proceso de creacin de valor o, aun, como proceso de produccin de plusvalor, como proceso de valorizacin. Si la dimensin abstracta del trabajo domina a la dimensin concreta del trabajo, entonces tene-
mos ya una configuracin histrico-concreta de la produccin, esa que crea valor y puede llegar a crear plusvalor. Marx presenta la unidad de proceso de trabajo y proceso de valorizacin de acuerdo a una estructura de exposicin procesual praxeolgica, lo que significa que la secuencia de secciones, captulos y tomos e inclusive de prrafos y de ca-da palabra est ordenada de acuerdo con la secuencia que sigue el proceso de trabajo es decir, el proceso de la praxis para generar sus productos. En El capital Marx sigue este proceso en la formulacin de oraciones y de conceptos, de juicios y de proposiciones. En lo que sigue veremos tres ejemplos de lo anterior. 2.2. Trabajo sexual De acuerdo con este procedimiento praxeolgico de Marx, cada concepto se va determinando conforme avanza la exposicin, por lo cual se trata de conceptos sumamente determinados, en contraste con la nocin sociolgica de trabajo informal, por ejemplo, que se caracteriza por su indeterminacin. Es una nocin emprica a la que le caben muchas cosas dentro y que entonces no puede utilizarse si no se determina a qu cosa se refiere en cada ocasin. Se le llama trabajo informal por ejemplo al trabajo sexual, que actualmente tiene una gran importancia econmica. El capitalismo no invent la prostitucin; se trata de un fenmeno milenario que el capitalismo adopta y refuncionaliza, lo subsume. Cundo podemos decir que el trabajo de la prostituta como trabajo informal est subsumido formal o realmente bajo el capital? Hay prostitutas que trabajan por su cuenta y otras que tienen algn padrote al que entregan el dinero que obtienen
de sus clientes, pero tambin hay prostitutas que trabajan en una empresa capitalista muy claramente establecida, en burdeles organizados de acuerdo a un sistema racional que exige un estricto control de tiempos y espacios exactamente igual que en cualquier proceso de produccin capitalista de telas, de carbn, de hierro o de mquinas, computadoras, etctera. Hay, pues, un sometimiento del trabajador basado en una organizacin racional del trabajo y de las condiciones objetivas del mismo. En el burdel tambin hay mquinas, no solamente est la fuerza de trabajo de la prostituta sino que puede haber una mquina de la cual se sacan coca-colas, o la mquina que se llama bid. En fin, hay un conjunto de instrumentos de produccin como el automvil o el condn que forman parte del proceso de explotacin de la fuerza de trabajo de la prostituta. Hay procesos de trabajo de prostitucin que son formales en el sentido de que se llevan a cabo en una empresa capitalista que pone a cooperar a las prostitutas y las explota subsumindolas formal y realmente. En cambio hay otras formas de prostitucin que son procesos laborales informales donde no hay un capitalista y no tienen lugar en un mbito especfico, un taller o una fbrica, casa o burdel. Como se ve, para poder aplicar los conceptos de El capital es imprescindible que el ejemplo o el caso en cuestin sea completamente determinado, porque as estn construidos dichos conceptos. De otra manera no se los aplica adecuadamente y se cree que no son tiles y se prefiere una categora sociolgica o emprica como la de trabajo informal que es indeterminada pero aparenta determinacin. Las condiciones del trabajo sexual como proceso de valorizacin pueden inscribirse en el marco de la lucha en torno a la
jornada de trabajo, lo mismo que los instrumentos institucionales que se utilizan para regular las condiciones laborales como la organizacin social y poltica, la legislacin o quiz una nueva poltica econmica que permita acrecentar la tasa de plusvalor y por lo tanto la tasa de ganancia. Todo eso entra dentro del tema de la lucha de clases en torno a la cual gira la definicin del valor de la fuerza de trabajo y la extensin de la jornada (temas del captulo VIII del tomo I) y para aplicar estos conceptos es necesario ver con cuidado los distintos aspectos de los fenmenos muy determinados de la realidad que se quiere explicar. 2.3. Subsuncin formal y subsuncin real son lo mismo que relaciones sociales y fuerzas productivas? En un ensayo sobre la estructura de El capital, Roger Estabelet, integrante de la escuela althusseriana o del marxismo estructuralista francs, dice, seguiendo a Marx, que la seccin tercera (Produccin del plusvalor absoluto) trata de la subsuncin formal y la seccin cuarta (Produccin del plusvalor relativo) de la subsuncin real del proceso de trabajo en el capital. Sin embargo, al intentar explicar en qu consisten la subordinacin formal y la subordinacin real del proceso de trabajo en el capital, Roger Estabelet identifica la primera con relaciones de produccin y la segunda con fuerzas productivas. Entonces dice que en la seccin tercera se exponen las relaciones de produccin capitalistas y en la seccin cuarta las fuerzas productivas capitalistas es decir, la cooperacin, la divisin manufacturera del trabajo y la gran industria maquinizada. Sin embargo, la cooperacin (captulo XI) es ms bien una relacin social, es decir, una inter-
accin social de obreros en el taller o en la fbrica, y cuando Marx habla de divisin del trabajo (captulo XII) tambin se refiere a un tipo de relacin social dentro del proceso de trabajo. En la divisin del trabajo cada obrero se conecta con otros en un sistema que est organizado para que uno se aplique sobre el objeto de transformacin de un modo o en un aspecto determinado del mismo y otro se aplique sobre otro aspecto del mismo objeto. As, pues, la divisin del trabajo es una relacin social de produccin. Por su parte, el captulo XIII (Maquinaria y gran industria) no simplemente habla de mquinas, es decir, de objetos, sino del modo en que en torno a esos objetos se constituye una constelacin de obreros que cooperan y se dividen el trabajo al vincularse con cada parte de la mquina. Y la gran industria consiste en un sistema de mquinas dentro de una fbrica que est conectado con otros sistemas de mquinas en otras fbricas y con otros tantos sistemas de cooperacin y divisin del trabajo. As, pues, se trata de una gran relacin social de produccin que se sale de la fbrica y que integra o articula a mltiples fbricas; de hecho articula al mundo, a cada nacin y a todas las naciones entre s. Esta figura general del esqueleto del capitalismo es la ms desarrollada que puede ofrecer el texto de El capital. Es, pues, un captulo muy luminoso, lleno de contenidos y sugerencias para entender el mercado mundial contemporneo del siglo XXI. Como vemos, resulta demasiado estrecho decir que en su anlisis de la subsuncin real o de la produccin del plusvalor relativo Marx slo habla de fuerzas productivas, o bien habra que incluir dentro de las fuerzas productivas tambin a las relaciones sociales de produccin. Tambin es un error sugerir que el plusvalor relativo no es una relacin de pro-
duccin pues no solamente involucra relaciones entre obreros que cooperan y se dividen el trabajo o se aplican a la mquina, sino que es un peculiar tipo de relacin social de produccin que se establece entre el capitalista y cada uno de estos obreros y el conjunto de los mismos. Es una relacin social constituida para explotar plusvalor pero que est mediada por la integracin tcnica; as, pues, es una relacin de produccin diferente de la subsuncin formal. En la subsuncin real estn involucradas las fuerzas productivas capitalistas pero tambin las relaciones sociales capitalistas ms concretas, mientras que en la subsuncin formal tenemos a las relaciones capitalistas de produccin ms generales pero tambin a la fuerza productiva ms elemental que es el propio sujeto del proceso, el obrero. Los conceptos de subsuncin formal y subsuncin real son ms determinados que los de fuerzas productivas y relaciones de produccin, describen formas o figuras de las relaciones sociales de produccin capitalistas e incluyen para tener contenido a las fuerzas productivas, no las exponen pero las incluyen para determinar el contenido de unas ciertas relaciones sociales. Son, pues, conceptos que aluden a relaciones sociales, no son conceptos tecnolgicos, menos an tecnologicistas, sino que miden en forma y figura a las fuerzas productivas. El concepto de subsuncin real del proceso de trabajo bajo el capital indica la marca negativa que les imprimen las relaciones capitalistas de produccin a las fuerzas productivas. En la mquina, la relacin de produccin capitalista est puesta en el cuerpo tecnolgico, no solamente se juega en la interaccin de los sujetos. Por eso Roger Establet pudo con-
fundirse pensando que Marx estaba hablando de fuerzas productivas y no ms bien de que en el capitalismo las relaciones de produccin son tan potentes que se imprimen en el objeto. 3. TRABAJO PRODUCTIVO E IMPRODUCTIVO Y EL SUJETO HISTRICO EN EL SIGLO XXI (EL CAPTULO XIV, PLUSVALOR ABSOLUTO Y RELATIVO) Ahora que tenemos expuesta la estructura del argumento de las secciones tercera a quinta del tomo I de El capital podemos abordar, sobre la base de esta estructura, cuestiones ms complejas. En primer lugar veremos algunos conceptos decisivos para el anlisis del capitalismo del siglo XXI: trabajo productivo e improductivo, trabajo vivo y plusvalor extra. Los abordaremos en esta y las siguientes dos secciones discutindolos con destacados interpretes. El concepto de lo que es trabajo productivo bajo el capitalismo se refiere no a aquel trabajo que simplemente produce bienes, y que es un concepto bsico o trans-histrico desde el cual se puede afirmar que un trabajo es ms productivo cuantos ms bienes produce. Pero en el capitalismo el concepto de trabajo productivo se configura histrica y estructuralmente de modo que slo puede considerarse trabajo productivo aqul que produce plusvalor, es decir, la parte del producto que le interesa al capital. El trabajo capitalista es ms productivo o menos productivo segn cunto plusvalor contenga el producto que genera. En este mismo captulo XIV del tomo I se resume parcialmente un largo apartado de La historia crtica de la teora de la plusvala dedicado al concepto de trabajo productivo e improductivo. Debido a que se trata del plusvalor absoluto y el plusvalor relativo, las dos figuras del producto especfica-
mente capitalista, en este captulo se tiene que hablar del trabajo que produce ese producto, es decir, del trabajo productivo en trminos capitalistas, que es el trabajo subordinado formal y realmente bajo el capital. 3 Ahora bien, como en el capitalismo el trabajo productivo genera plusvalor absoluto y plusvalor relativo, su concepto se est moviendo en el tiempo histrico, pues conforme avanza el desarrollo tecnolgico se modifica lo que es trabajo productivo. El trabajo que antes no produca plusvalor puede hacerlo ahora, y entonces se vuelve productivo en trminos capitalistas al integrarse como parte de la produccin maquinstica global. El concepto de trabajo productivo e improductivo describe las modificaciones del trabajo en el desarrollo capitalista, de su carcter productivista especfico. Ya vimos por ejemplo cmo la prostitucin podra ser en algn momento improductiva pero llega a ser productiva bajo el capitalismo porque en ella se objetiva plusvalor. Al comienzo del captulo XIV, Marx utiliza el ejemplo del trabajo de un maestro de escuela y explica cmo se vuelve productivo al producir plusvalor para el capitalista dueo de la escuela. En las escuelas pblicas el capital social pone a funcionar con dinero de toda la sociedad un proceso que aparentemente est al servicio de toda la nacin pero que en realidad sirve al capital de esa nacin. De esas escuelas pblicas deben salir jvenes trabajadores calificados y profesionistas que deben poner en movimiento los distintos procesos de produccin de plusvalor. La sociedad capitalista se va economizando, es decir, va predominando en ella lo econmico en la medida en que cada vez ms mbitos que antes no eran productivos ahora son directa o indirectamente productivos, en el sentido de
que participan en la produccin de plusvalor. Esta participacin determina desde dentro lo que se suele llamar servicio, como el trabajo del maestro de escuela o el de la prostituta. La transformacin del trabajo improductivo en trabajo productivo concentra la subordinacin formal y la subordinacin real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital, es decir, las vuelve ms intensas. La subsuncin del proceso de trabajo expresa relaciones sociales y stas, al imprimirse en el proceso, reciben un efecto de regreso que las transforma. Ese es su efecto sociolgico. En este punto la argumentacin de Marx tambin es circular o, incluso, espiral pues regresa al punto de partida que es el enfrentamiento social entre el obrero y el capitalista. Este enfrentamiento tiene lugar no slo en el mercado sino tambin en el proceso de trabajo como subsuncin formal y subsuncin real del mismo bajo el capital, as es como la relacin social se imprime en el proceso. Qu les sucede a las clases sociales, al obrero y al capitalista, a partir de que el proceso de trabajo ha sido sometido formal y realmente? Para describir estos efectos, Marx utiliza los conceptos de obrero total (Gesammtarbeiter) y capital total (Gesammtkapital). Se trata de conceptos sumamente sutiles. En lugar de obreros sueltos, el capitalismo constituye al obrero total unificado al someter formal y realmente el proceso de trabajo. La clase obrera es unificada en trminos materialtecnolgicos y, de otro lado, los capitales se cohesionan cada vez ms como capital total. Este es el resultado histrico y funcional del proceso de produccin capitalista. En tanto Gesammtkapital, la clase capitalista queda cohesionada no slo por un inters poltico sino en trminos
tecnolgicos. En 2001 vimos cmo los intereses de Europa estn tecnolgicamente unificados con los intereses petroleros de Bush hijo y de Estados Unidos y entonces funcionaron como una sola clase capitalista al atacar a Afganistn. 4 Esto ocurre en la guerra y tambin en la paz. En el movimiento del mercado mundial, la clase capitalista se cohesiona dentro de una rama industrial y todas las ramas industriales de una nacin se cohesionan como un solo capital y todas las ramas de todas las sociedades capitalistas del mundo son cohesionadas evidentemente de modo contradictorio como una sola clase social mundial. Este es el concepto de Gesammtkapital en sus distintos niveles y aplicaciones. Como vemos, estos conceptos de Marx explican la constitucin de la clase de los capitalistas en trminos sociolgicos pero tambin en trminos funcionales y tecnolgicos pues en el Gesammtkapital no son los capitalistas sino el capital mismo el que queda unificado, tanto de modo institucional o formal como en trminos tecnolgicos y reales. Lo mismo sucede con el trabajo pues el Gesammtarbeiter unifica a los obreros de todo el mundo como masa explotada, y sus trabajos quedan unificados tecnolgicamente como trabajos productivos. Ya no es posible explotar plusvalor a un obrero dentro de la fbrica si no se le explota plusvalor a los empleados que trabajan en la oficina. Este trabajo de oficina que antes era improductivo es integrado directamente con el proceso de produccin porque el conjunto de la produccin depende de la programacin administrativa, as que ahora esta es trabajo productivo. La industria constituye un sistema mundial en el que se coordinan procesos que tienen lugar en distintos pases con
diverso nivel de desarrollo entre los cuales debe circular el producto en diversos grados de elaboracin de modo que llegue, por ejemplo, a una maquiladora en Mxico despus de cruzar el mar proveniente de Japn o de Alemania y luego de pasar a Estados Unidos. Este proceso funciona como una divisin mundial del trabajo en la que se combinan condiciones ms flexibles de explotacin de fuerza de trabajo en un lugar con condiciones tecnolgicas ms desarrolladas en otros lugares. El capital puede utilizar del mejor modo el trabajo ms intenso, dcil y barato de pases como Mxico o China y toda la Cuenca del Pacfico, y, por otro lado, el trabajo ms productivo de los pases en los que la tecnologa es ms desarrollada. El desarrollo de los medios de comunicacin y de transporte permite que el capital pueda aprovechar las ventajas comparativas de cada situacin e integrarlas para explotar ms plusvalor mediante la articulacin de regiones en las que prevalece la subsuncin formal con otras de mayor subsuncin real. En el obrero internacional total se combinan distintos niveles de desarrollo tecnolgico y distintas funciones. Si slo vemos un proceso de trabajo individual aislado puede parecer improductivo, un servicio, pero si se observa la integracin del obrero total se ve que cada uno circula por el mundo y desempea una funcin particular que lo integra con todos los dems, constituyen un proceso y no diversos procesos. Y este proceso total es el que posibilita la explotacin de plusvalor al conjunto de obreros y que el producto llegue al consumidor. Para que el producto final llegue a un destino tiene que concurrir toda esta multitud heterognea de trabajadores de la ms diversa formacin, con distintos grados de desarrollo, que viven y trabajan en distintas regiones y pertenecen a
distintas etnias, etctera. Los conceptos de Gesammtarbeiter y Gesammtkapital sintetizan todos estos aspectos sociolgicos, econmicos, etnolgicos, polticos y culturales como el resultado general al que llega la produccin capitalista, es decir, una sociedad que tiene esa figura en la que el Gesammtkapital y el Gesammtarbeiter se enfrentan antagnicamente. 3.1. El ejrcito industrial de reserva mundial y el Gesammtarbeiter De lo anterior se desprende que hoy existe un ejrcito industrial de reserva mundial cuya funcionalidad debe ser analizada de nueva manera. Antes haba un ejrcito industrial de reserva slo nacional o inclusive a veces slo local: el desempleado del pueblo era slo desempleado del pueblo porque no existan los medios de comunicacin y de transporte que integraran ese pueblo con la ciudad y con toda la nacin. Pero una vez que se ha constituido la red nacional de comunicacin ese desempleado forma parte del ejrcito industrial de reserva nacional y ser slo eso mientras la produccin maquinizada no haya integrado esta nacin con otra nacin. Pero a partir de que las comunicaciones y los transportes son continuos y sistemticos entre una nacin y otra, el capital tiende a flexiblizar las fronteras para establecer flujos de migracin de fuerza de trabajo y de inversiones de capital, y entonces los desempleados de una nacin se convierten en material explotable tambin para el capital de otra nacin, no son solamente ejrcito industrial de reserva nacional sino ejrcito industrial de reserva mundial. Las guerras tnicas con las que finaliza el siglo XX y comienza el XXI movilizan gente anteriormente arraigada a la
tierra pero que ahora est en peligro de morir porque el capital los desarraiga, es decir, los vuelve ejrcito industrial de reserva quiz no utilizable en Mxico o en Yugoslavia pero s en Europa o en Estados Unidos. Los indgenas chiapanecos son ejrcito industrial de reserva no slo en la Ciudad de Mxico o en la ciudad de Tuxtla sino fuerza de trabajo disponible para ser explotada tambin en Estados Unidos y cuando el capital lo necesite. Como vemos, los fenmenos aparentemente irracionales de desarraigo (acumulacin originaria) y guerras, que generan una masa creciente de desposedos que no tienen trabajo ni lo van a tener nunca en los lugares en que nacieron, adquiere razn de ser en el proceso mundial de produccin, en referencia al Gesammtarbeiter y al Gesammtkapital y, entonces, en referencia al ejrcito industrial de reserva mundial. Son poblaciones enteras que estn en barbecho y eventualmente pueden ser utilizadas; mientras mueren de hambre, el capital los tiene a su disposicin cuando lo requiera. El proceso social no es humano sino que depende de las necesidades del capital. Marx expone este concepto de ejrcito industrial de reserva al analizar la reproduccin del capital pero lo est preparando con el concepto de obrero total y de capital total. El proletariado mundial incluye el detritus general del ejrcito industrial de reserva, la fuerza de trabajo que ya es intil porque est degradada, deteriorada en trminos psicolgicos o fisiolgicos. El capital no emplea en el proceso de produccin directo estas fuerzas de trabajo que ya no estn en condiciones de trabajar pero s como peso muerto dice Marx del ejrcito industrial de reserva. La mquina
cotidiana y fabril del capitalismo tritura a la gente hasta volverla inutilizable para la produccin. Buena parte de la poblacin drogadicta, por ejemplo, resulta inutilizable para el capitalismo pero antes de llegar a ese punto todava los utiliza, los sobreexplota. Por ejemplo, aquellos que se drogan con anfetaminas pueden trabajar ms tiempo o con mayor intensidad antes de que su organismo se colapse y se vuelva inutilizable; mientras tanto puede formar parte del ejrcito obrero en activo antes de pasar al ejrcito industrial de reserva, cuando el deterioro fisiolgico y psicolgico vuelve inutilizable la fuerza de trabajo y es recluida en el lumpenproletariado. Esta poblacin degradada o en proceso de destruccin forma parte del ejrcito industrial de reserva y por ende del obrero total, y aunque no se integre en la produccin slo defiende su vida, tiene un potencial revolucionario que podra ser mayor si adicionalmente toma conciencia del proceso en su conjunto. Es, pues, importante analizar esta poblacin, pero tambin captar el proceso que la sintetiza con el proletariado, observarla en su diversidad pero tambin en su unidad con el proletariado mundial. El concepto de obrero total nos lleva a otro concepto, el de proletarizacin mundial de la humanidad. En un ensayo titulado Proletarizacin mundial de la humanidad y subordinacin real del consumo bajo el capital expongo este concepto para explicar la conyuntura de 1968 as como el movimiento insurgente internacional de ese ao. Aquel fenmeno internacional y simultneo es resultado de un proceso social y econmico general que pone en cuestin al sujeto social, es decir, un proceso de proletarizacin mundial en el
que la humanidad es sometida no solamente por la produccin sino tambin por el consumo. De esta explicacin se desprende una posicin poltica no sectaria respecto de los diversos grupos involucrados en aquel movimiento, una posicin comunista propiamente dicha que reconoce a los diversos sujetos sociales pertenecientes a las etnias sometidas o a sectores de trabajadores intelectuales con los que busca construir alianzas que son posibles porque forman una unidad histrica. No se trata, pues, de una posicin proletarista sino que insiste en que esos sujetos son figuras del proletariado. 3.2. El partido proletario en el sentido histrico-universal A partir de lo expuesto hasta aqu puede verse que los conceptos de poltica revolucionaria comunista y de partido en Marx se determinan de manera compleja, precisamente a partir de los conceptos de subsuncin formal y real del proceso inmediato bajo el capital o de la transformacin del trabajo improductivo en productivo o de la constitucin del Gesammtarbeiter o el obrero total. Este concepto distingue formas de organizacin diversas y la forma organizativa unitaria. No es posible prescindir de un partido que organice al conjunto de la clase o que hegemonice la alianza partidaria, pero tampoco se puede prescindir de los diversos partidos que tienen relacin directa con las bases campesinas o pequeo-burguesas o de empleados de los servicios, o del trabajo fabril, etctera. La idea de Marx sobre la organizacin y el partido tiene un contenido histrico complejo, no es una idea meramente funcional en la que un partido monopoliza y tiene la verdad. La verdad resulta dialcticamente de la discusin y la con-
frontacin con todas las corrientes. Y la autntica vanguardia se constituye y se comprueba realmente como tal en ese proceso de intervencin y discusin y no porque se autodenomine as. Esta idea entraa una captacin al mismo tiempo plural y sinttica del partido. Marx se refiere al partido de la clase obrera como el partido en el gran sentido histrico de la palabra (Carta de Marx a Freiligrath del 20 de febrero de 1860), es decir, en un sentido no coyunturalista sino que observa a la clase obrera como un todo. La clase obrera como un todo y sus diversas formas organizativas que se llaman partidos son partes del gran partido de la clase obrera en ese sentido histrico universal. Esta concepcin de la poltica revolucionaria es entonces necesariamente compleja para ser aplicable a cada coyuntura; permite no dogmatizar y no sectarizar pero tampoco dejar laxas o demasiado flexibles e indeterminadas las formas de organizacin poltica. La competencia entre los capitales tiene la funcin de presionar para explotar de modo ms eficiente al obrero total. Esta presin no sigue un mtodo particular sino que acta de distintos modos. En la seccin segunda del tomo III se analiza la competencia entre los capitales por la tasa de ganancia en torno a ciertos precios. De modo anlogo funciona la dinmica histrica de las figuras polticas que observamos en la vuelta del siglo XX al XXI. Cada una de estas figuras o cada situacin histrica constituye un ejemplo concreto que puede ser desglosado y analizado en referencia a determinados conceptos de El capital.
RESUMEN DE LA SESIN ANTERIOR La sesin pasada vimos la estructura argumental de la secciones tercera, cuarta y quinta del tomo I de El capital. En esta revisin constatamos que la exposicin de Marx tiene una forma procesual praxeolgica en la que la secuencia de secciones y captulos sigue los momentos del proceso de trabajo (premisa, proceso y resultado que a su vez es premisa de un nuevo proceso). Tambin qued puntualizada la forma circular y, aun, espiral de la teora del valor de Marx y vimos que sta es la forma propia del pensamiento cientfico, es decir, de aqul que procede de acuerdo a la estructura del juicio sinttico a priori en la cual los momentos experienciales empricos del intercambio mercantil en este caso estn precondicionados a priori por determinaciones necesarias en este caso la sustancia del valor puesta por el trabajo abstracto, pero que a su vez estn condicionados por un momento emprico que lo rebasa al tiempo que lo confirma o realiza, y as sucesivamente. Tambin vimos cmo la teora del plusvalor posee una estructura circular y cmo, en fin, la comprensin de la metodolgica y la temtica de El capital permite aplicar los descubrimientos cientficos de Marx en el anlisis de las realidades capitalistas del siglo XXI, pues stas son experiencias originales pero determinadas por las condiciones generales del
modo de produccin capitalista especfico que Marx teoriz. En lo que sigue se aborda la discusin con Enrique Dussel sobre el concepto de trabajo. EL TRABAJO VIVO DE ENRIQUE DUSSEL Y EL DE MARX 1. ANTECEDENTES DE LA TEORA DE MARX
SOBRE EL POCESO DE TRABAJO
Ante todo cabe recordar la distincin que hace Marx entre, por un lado, el proceso de trabajo como un proceso transhistrico comn a toda sociedad humana y, por otro lado, la figura histrica bajo la cual existe en cada poca. Cada poca se distingue de las otras por la diferente configuracin histrico-concreta que adquiere en ella el proceso de trabajo, y el proceso de valorizacin es la configuracin histricoconcreta correspondiente al capitalismo. De ah que este tema sea punto de partida tanto de la crtica de la economa poltica como del materialismo histrico, es decir, de la reflexin general sobre la historia humana propuesta por Marx.1 As, pues, como se ve, en torno a este tema Marx realiza una profunda reflexin que entraa una discusin fundamental con los principales pensadores sobre la dialctica del trabajo, por ejemplo, con Hegel. En la Fenomenologa del espritu, en la parte dedicada a la autoconciencia, Hegel analiza el enfrentamiento entre la conciencia del amo y la conciencia del siervo y encuentra que la dialctica de la historia depende de esta lucha precisamente porque el seor pone al siervo entre l y la naturaleza, esto es, lo pone a trabajar. As, pues, la dialctica del seor y el siervo se posibilita por la dialctica del trabajo del siervo. Marx elabora su concepcin de la historia basada en
el trabajo humano, sobre la base de esta idea. En los Grundrisse (1857) Marx escribe pginas sorprendentes sobre el tema del trabajo, especialmente el trabajo vivo. As en la pgina 203 del manuscrito Marx se refiere al trabajo humano como dimensin inobjetiva frente al trabajo objetivado que es el capital. Este trabajo vivo e inobjetivo se enfrenta al capital que es trabajo objetivado; un verbo se enfrenta a un sustantivo, a una materia aquietada, a una totalidad de condiciones de produccin. En un ensayo clebre de 1847 basado en unas conferencias para obreros en Bruselas, titulado Trabajo asalariado y capital, Marx expone por primera vez la confrontacin entre el capital y el trabajo, y aqu tambin habla del capital como trabajo muerto que se enfrenta al trabajo vivo. Las metforas de trabajo vivo o inobjetivo y trabajo muerto no son meras maneras de hablar sino formas en las que Marx intenta, por un lado, profundizar su crtica del capitalismo y, por otro lado, precisar cientficamente un problema. De hecho, cuando Marx publica el tomo I de El capital ya ha reflexionado el asunto durante ms de 20 aos, pues en sus Manuscritos econmico-filosficos de Pars de 1844, en el pasaje del primer manuscrito titulado Trabajo enajenado, considera a la praxis humana como fundamento de la historia y la sociedad y, entonces, tambin de la sociedad configurada de manera enajenada como burguesa. En esta sociedad el trabajo est enajenado, es decir que una dimensin genrica o propia de la especie propia del gnero humano como es el trabajo ha sido puesta en contra de la especie y del individuo. El trabajo enajenado, el trabajo vivo enfrentado al trabajo muerto, el trabajo inobjetivo frente al trabajo objetivo, todas estas dimensiones estn integradas
en el argumento del captulo V de El capital. La diferencia entre el carcter inobjetivo y vivo del trabajo, y su carcter afirmativo genrico, por un lado, frente al carcter muerto del trabajo objetivado y del capital, por otro, permite figurar al capital como una especie de vampiro, un Nosferatu, un ente muerto y vivo que se alimenta de la sangre de los vivientes. Esta figuracin especifica el tipo de relacin de explotacin que es la capitalista y al mismo tiempo la critica. Ahora bien, en el captulo V de El capital lo ms importante es captar la diferencia entre la estructura afirmativa bsica del proceso de trabajo y la configuracin capitalista especfica que niega esta estructura. Para ello, Marx observa esta relacin sujeto-objeto primero bajo una figura afirmativa y luego bajo una figura negadora. Es evidente que esta diferencia entre estructura y configuracin del proceso de trabajo depende del modo en que se constituye en este proceso la relacin entre el sujeto y el objeto, es decir, de las relaciones en las que el trabajo vivo inobjetivo, este verbo en movimiento, se enfrenta al trabajo muerto objetivo en el que se resume la totalidad de las condiciones materiales de existencia de la sociedad ya monopolizadas como capital. Sin embargo, como digo, la diferencia entre estructura y configuracin del proceso de trabajo corresponde a un nivel de argumentacin ms bsico, desde el cual se explica la relacin entre los trabajadores y el trabajo objetivado que caracteriza a la configuracin capitalista de dicho proceso. Sobre la base de esta consideracin, veamos el acercamiento de Enrique Dussel a este tema en su libro El ltimo Marx (1863-1882) y la liberacin latinoamericana.
2. EL TRABAJO VIVO DE ENRIQUE DUSSEL EXTERIOR A LA TOTALIDAD La idea general que le sirve como premisa a Enrique Dussel, en sus propias palabras, es la siguiente: El fundamental descubrimiento terico de Marx, mayor aun que aquellos de los que tuvo conciencia (como la distincin entre trabajo abstracto y concreto, o la definicin de la categora plusvalor, que en realidad son deducciones del principio al que estamos haciendo referencia), es la distincin entre trabajo vivo y trabajo objetivado. De ella se deducen todas las dems distinciones. Una de ellas, quizs la ms esencial conclusin prctico-poltica o econmica de Marx, porque aqu se originan las restantes, es el enunciado prctico siguiente: el trabajo vivo no tiene valor; la capacidad o fuerza de trabajo tiene valor. Veamos esto por partes, porque aqu se encuentra el problema meta-fsico por excelencia y la cuestin tica tal como la presentamos nosotros (p. 374). En primer lugar, Enrique Dussel atribuye a la relacin sujeto-objeto el papel de fundamento de la crtica de la economa poltica pero desconoce la distincin entre la estructura y la configuracin del proceso de trabajo, distincin que, sin embargo, es la que permite captar la diferencia especfica del modo en que se da la relacin sujeto-objeto en cada uno de esos niveles. Al confundir as los dos planos, ya no es posible reconocer la estructura bsica comunitaria afirmativa de la relacin sujeto-objeto respecto de la forma privatizada enajenada en que existe en el capitalismo, ni puede, por tanto, funcionar como fundamento para la crtica de este sistema social. En esta perspectiva sesgada e invertida, Dussel insiste en poner en primer plano el enfrentamiento
entre el trabajo vivo y el trabajo muerto y entre el trabajo objetivado y el trabajo inobjetivo, lo cual le llevar a sugerir que en Marx no es decisiva la perspectiva de totalidad. En efecto, Dussel adscribe la totalidad a las condiciones objetivas, es decir, al capital o el trabajo muerto, mientras que sita el rebasamiento de la totalidad, al mismo tiempo que la fundacin de la misma, en aquello vivo inobjetivo que no es l mismo una totalidad sino un verbo: el trabajo del obrero. Por este camino, aunque Dussel puede captar dimensiones importantes del argumento de Marx, cae fcilmente, sin embargo, en un esquematismo y se equivoca al interpretar el papel del proceso de trabajo en la crtica de Marx a la economa poltica. Por otro lado, en el prrafo arriba citado vemos un curioso juego en el que el mismo Dussel tiene conciencia de una idea de Marx de la que ste no tiene conciencia, pero esta conciencia que Dussel s tiene se basa precisamente en el texto de Marx y en sus precisiones sobre los conceptos de trabajo vivo y trabajo objetivado. En verdad es difcil darle sustento a esta idea de Dussel porque la misma importancia que l reconoce a la diferencia entre trabajo vivo y trabajo objetivado contradice a la presunta inconciencia de Marx respecto de este descubrimiento, es decir, que lo lleva a cabo como una especie de autmata. Este tipo de figuracin en la que Marx el autmata descubre algo pero inconscientemente, y luego llega el psicoanalista que lee su discurso y entonces saca en claro qu es realmente lo que Marx hizo o quera hacer, se debe a Louis Althusser (Pour Marx, 1964, traduccin al espaol: La revolucin terica de Marx) y Dussel la aprendi de l. Ciertamente como veremos ms adelante Dussel polemiza con Althusser
en otros puntos pero tal parece que no se percata de esta trampa. Ms adelante podemos leer ya no la premisa de la interpretacin que hace Dussel de la idea de Marx sino la sntesis de toda su argumentacin, es decir, adnde quiere llegar Dussel con su propuesta. Dice: Lo que no se ha advertido en el marxismo posterior incluyendo a Lukcs o Kosk, por nombrar a los ms eminentes es que era necesaria la categora de exterioridad para que por su negacin la totalidad pudiera incorporar desde-antes y desde-fuera de ella al trabajo vivo. Sin exterioridad no hay subsuncin posible. Si nada ms hubiera totalidad, slo de su interioridad, de su seno, podra surgir el trabajo vivo Y, en efecto, la confusin en el marxismo posterior entre, por un lado, trabajo vivo como exterioridad de la subjetividad, de la persona, de la corporalidad, de la actividad creadora sin valor, y por otro, la fuerza de trabajo como el ente con valor que se funda en el ser del capital, muestra el hecho de que se ignor la trascendentalidad de la exterioridad del trabajo vivo con respecto a la totalidad del capital. Era necesario un espacio metafsico donde el trabajo vivo indeterminado puesto como pobre negativamente, pero positivamente como actividad y potencia creadora de toda riqueza posible tuviera lugar en su no-ser capital. Es all donde ser comprado, alienado, introducido a la totalidad del capital como por una boca del infierno, sobre la que se escribe, al estilo de Dante, (Prohibida la entrada salvo por busines). Veremos aqu no slo cmo el capital produce, sino tambin cmo se produce el capital. Se har luz, finalmente, sobre el misterio que envuelve la produc-
cin del plusvalor (p. 382). Ante todo, no es cierto que este tema no haya sido visto por Lukcs (Historia y conciencia de clase, 1923) y otros sino que simplemente no ha sido considerado con la terminologa y en la perspectiva en la que Dussel lo quiere abordar. Pero en Lukcs, y sobre todo en Karl Korsch (Marxismo y filosofa, 1923), este punto est planteado como la doctrina de la especificacin histrica de los conceptos, esto es, cmo es que conceptos transhistricos como el de trabajo quedan subsumidos bajo la configuracin capitalista y as quedan especificados histricamente. Por otro lado, en este mismo pasaje Dussel se basa en la idea contradictoria de la oposicin entre una totalidad y algo exterior a esa totalidad que, sin embargo, es decisivo para sta. Lo exterior a la totalidad de la que habla Dussel es el trabajo vivo, y por supuesto que ste es fundante para la creacin de plusvalor y para el proceso de acumulacin de capital. As, pues, Dussel habla de una totalidad que sin embargo requiere necesariamente de una exterioridad y de la cual no se han dado cuenta los marxistas posteriores a Marx y anteriores a Dussel. Y en verdad Dussel no va a poder encontrar algo as ni en Lukcs ni en Lenin ni en Korsch, pero tampoco en Marx, aunque l va a querer encontrarlo en Marx y no en los marxistas. Dussel no va a encontrar esta concepcin irracional de la totalidad como la que quiere para acomodar en ella un espacio metafsico en el cual colocar al trabajo vivo opuesto a la totalidad. Segn esta idea, la totalidad sera lo organizado, lo estructurado, lo ordenado, lo racional, mientras que lo viviente sera aquello irracional negador. Ahora ya sabemos adnde quiere llegar Enrique Dussel con esta intervencin
suya en la guerra de las interpretaciones sobre la teora de Marx. Veamos ahora cmo discute Dussel con los marxistas estas ideas generales de exterioridad opuesta a totalidad, trabajo vivo inobjetivo opuesto a lo estructurado de la totalidad capitalista y aquella exterioridad viviente inobjetiva como condicin para que pueda existir la totalidad, as como el papel secundario o accesorio que tendra la perspectiva de totalidad en el discurso de Marx, al contrario de la idea de Lukcs basado en Hegel. As, pues, Dussel intenta criticar a Lukcs pero tambin a Hegel. Veamos cmo lo hace respecto de Lukcs (en el captulo 8 de su libro). 3. DUSSEL SE ALA CON SCHELLING FRENTE A LOS MARXISTAS Frente a Lukcs, Dussel se opone a la perspectiva de totalidad porque la considera insuficiente para captar en verdad el planteamiento de Marx. Segn Dussel, Marx tiene en cuenta a la totalidad y algo ms que la totalidad, aquello que est fuera de la totalidad y que es viviente: el trabajo vivo. Por otro lado, Dussel asume la idea de Korsch de que hay una filosofa en Marx. Korsch propone esta idea contra la positivacin cientificista del marxismo en la Segunda Internacional y que ha tenido manifestaciones recurrentes a lo largo del sigloXX. Dussel est de acuerdo, pues, en que el marxismo es una filosofa, y ya vemos que quiere un espacio metafsico exterior a la totalidad para fundar al discurso de Marx, pero ve insuficiente el tratamiento de Korsch respecto de este tema. Enrique Dussel tambin le critica a Marcuse (Razn y revolucin, 1941) su influencia hegeliana y su menosprecio de
Schelling contemporneo de Hegel aunque public la parte fundamental de su obra filosfica antes de ste, por lo cual Hegel pudo primero aprender de Schelling y luego criticarlo . Dussel se sita en la perspectiva de Schelling para criticar a Hegel y polemizar con Karel Kosk (Dialctica de lo concreto, 1963) de quien discrepa acerca de la interpretacin de la estructura de El capital de Marx. De los cuatro autores mencionados (Lukcs, Korsch, Marcuse y Kosk) este ltimo es el nico que se ocupa puntualmente de El capital. Enrique Dussel tambin polemiza con Louis Althusser en torno al tema de la totalidad capitalista y dice que la perspectiva de la totalidad constituye una alienacin que nos encierra en la totalidad del sistema y nos impide captar que el trabajo vivo rebasa esta totalidad. Frente al capital, dice Dussel, slo podemos apoyarnos en lo que no es capital: el trabajo vivo, pues de otro modo es imposible salir de la enajenacin. As, pues, Dussel identifica implcitamente totalidad con enajenacin, al contrario de Lukcs, para quien la perspectiva de la totalidad es la que permite criticar la enajenacin capitalista. Como Louis Althusser es estructuralista y el estructuralismo requiere de la totalidad para captar los fenmenos, Dussel se enfrenta con l sin diferenciar entre la totalidad propuesta por Lukcs y la totalidad estructural sin proceso ni gnesis que propone Althusser. Dussel fcilmente mete en el mismo saco a Lukcs y a Althusser no obstante que en realidad cada uno de stos representa puntos de vista radicalmente opuestos entre s. Finalmente Dussel discute con Habermas. A ste le dedica el mayor espacio. Mientras que a los otros autores les dedica
dos o tres o cuando mucho cuatro pginas, a Habermas le dedica alrededor de 15 pginas. Habermas en realidad poco sabe de El capital y en general de la obra de Marx, as que resulta extrao que Dussel le dedique tanto espacio. Ciertamente es un autor marxista original y profundo pero que carece de un conocimiento slido de Marx y en gran medida sabe de l slo de odas. Sin embargo a Dussel le interesa discutir con Habermas porque ste valora altamente a Schelling como filsofo necesario para comprender el discurso de Marx. As que la posicin de Habermas es cercana a la de Dussel en este punto no obstante que Dussel discrepa del modo en que Habermas interpreta a Shelling. Como se ve, a propsito del proceso de trabajo se juega todo el marxismo y por ende la completa posicin filosfica del marxismo, no se trata simplemente de un tema econmico sino que involucra todo el materialismo histrico. As, pues, este captulo V de El capital debe ser ledo con mucha profundidad porque en l se concentran mltiples consideraciones esenciales. Veamos ahora con un poco de detalle la discusin que hace Dussel con cada uno de estos autores. Ya sabemos en general qu les critica a cada uno y cmo el tema de discusin general es el de la totalidad y cmo poco a poco va a ir apareciendo el hilo rojo de Schelling en vista de criticar a Hegel. Dussel intentar establecer una alianza entre Marx y Schelling para enfrentarla a Hegel. Veamos cmo lo hace. 3.1. Luckcs ante la irracionalidad de Dussel En el contexto de su crtica a Lukcs, Dussel dice lo siguiente:
Al haber sobrevalorado la importancia de la totalidad, [Lukcs] en cierta manera la ha fetichizado. No se ve que llegue a descubrir la importancia de la fuente creadora de valor, la sustancia que desde la nada del capital pone plus-valor. No he visto que haya descubierto y parece que no le interes la lgica de El capital como totalidad. Lo usa por partes, pero se puede pensar que no ha definido su movimiento dialctico global de los tres libros en su conjunto. La posicin siempre negativa en extremo respecto de Schelling que fue quien histricamente lanz el poshegelianismo en 1841 como crtica radical contra Hegel, y la inadvertencia de la absoluta contradiccin entre el trabajo vivo y el dinero en la transformacin del dinero en capital, indican que Hegel es en Lukcs una saludable presencia contra el marxismo vulgar y economicista o dogmtico, pero al final influye en l en demasa (pp. 301-302). Hay aqu apreciaciones correctas como el hecho de que Lukcs no tiene en cuenta el conjunto de los tres tomos de El capital aunque por otro lado sorprende la crtica demasiado genrica al concepto de totalidad. Dussel reproduce a Luckcs pero no argumenta por qu habra que darle menos. Aqu Dussel slo toca el punto de pasada luego veremos con ms detalle este asunto cuando dice que frente a la totalidad estara el trabajo vivo como la fuente creadora de valor, esa sustancia que desde la nada del capital pone plusvalor. Estos trminos: fuente creadora de valor y producir o crear algo desde la nada se refieren a ideas que Dussel asocia con Schelling. Adems, respecto de Lukcs, Dussel dice que el fetichismo es cosificacin pero su fundamento est en la sub-
suncin (formal o real) de la persona del trabajador como pobre desde la anterioridad del capital: la negacin de la corporalidad de la persona como cosa supone el momento en que la persona no es cosa... ni capital todava (p. 302). Aqu Dussel trata al trabajo vivo como una existencia anterior y exterior al capital, que slo por ello puede ser subsumido por el capital y cree justificado pensar al trabajo vivo como exterior a la totalidad a partir de la distincin entre persona y cosa. Dussel ha ledo el clebre ensayo de Lukcs La cosificacin y la conciencia del proletariado y por eso habla de cosificacin, fetichismo y subsuncin, etctera, pero no parece haber ledo la parte tercera de este ensayo en la que se cita de entrada un pasaje de La Sagrada Familia (1844) donde se seala que el trabajador, en tanto trabajo vivo, niega aquello que lo niega el capital, es decir, que la relacin del proletariado con el capital es pensada como una relacin de negacin de negacin. El proletariado es una espontaneidad viviente que es negada, sometida, explotada pero no por ello pierde la espontaneidad viviente sino que luego vuelve a enfrentarse ya no de manera laborante sino en trminos revolucionarios al capital. Este pasaje de La Sagrada Familia corresponde al pargrafo 4 del captulo IV, subtitulado Proudhon. Vale la pena reproducirlo aqu con ms atencin (Lukcs cita slo el parrfo final): Proletariado y riqueza son trminos antagnicos. Forman en cuanto tales, un todo. Ambas son modalidades del mundo de la propiedad privada. De lo que se trata es de la posicin determinada que una y otra ocupan en la anttesis. No basta con decir que se trata de los dos lados de
un todo. La propiedad privada en cuanto propiedad privada, en cuanto riqueza, se halla obligada a mantener su propia existencia, y con ella la de su antitesis, el proletariado. Es ste el lado positivo de la anttesis, la propiedad privada que se satisface a s misma. Y, a la inversa, el proletariado en cuanto proletariado est obligado a destruirse a s mismo y con l a su anttesis condicionante, que lo hace ser tal proletariado, es decir, a la propiedad privada. Tal es el lado negativo de la anttesis, su inquietud en s, la propiedad privada disuelta y que se disuelve. La clase poseedora y la clase del proletariado representan la misma autoenajenacin humana. Pero la primera clase se siente bien y se afirma y confirma en esta autoenajenacin, sabe que la enajenacin es su propio poder y posee en l la apariencia de una existencia humana; la segunda, en cambio, se siente destruda en la enajenacin, ve en ella su impotencia y la realidad de una existencia inhumana.2 As, pues, Lukcs, siguiendo a Marx, est tratando el tema del trabajo vivo en oposicin al capital pero no como una irracionalidad externa a la totalidad, que es lo que quisiera ver Dussel, quien adems no lo dice as desde un principio ni discute el argumento completo del autor de quien sin embargo s est pretendiendo criticar su postura completa. 3.2. Para recuperar a Korsch Por otro lado, Enrique Dussel discute con Karl Korsch el tema de la filosofa en el marxismo y dice en la pgina 304 que
su planteamiento es insuficiente pues se trata de algo ms preciso que Korsch no clarifica. Ya sabemos qu es lo que Dussel quiere sacar de aqu: esta exterioridad respecto de la totalidad, este mbito metafsico en el cual desde la nada se va a producir algo, el capital. Y este algo ms preciso que Korsch no clarifica ciertamente no lo va a clarificar nunca as porque le parecera una confusin. De todas maneras la propuesta de Korsch le parece importante: es necesario estudiar explcitamente la relacin entre el pensamiento de Marx y la filosofa. Ciertamente, en tiempos de la Perestroika [(Dussel est escribiendo en 1990, antes de la cada de la URSS, en el momento ltimo de la Perestroika)] la posicin de Korsch sera reconsiderada ms positivamente. Dussel supone que el marxismo anterior es un marxismo sometido y quiere construir un marxismo hecho a la medida de la Perestroika, que acepte la pluralidad, la democracia, etctera. En todo caso, despus de la cada de la URSS Dussel tiene que reformular esta idea; si no su menosprecio de la totalidad por lo menos su enaltecimiento de la Perestroika como horizonte del marxismo. 3.3. Marcuse no valora a Schelling Dussel le reprocha a Herbert Marcuse lo rpido y superficial de su pasaje de Hegel a Marx, a travs de Kierkegaard y Feuerbach, donde parece desconocer la funcin que desempearon Schelling y la filosofa positiva (p. 306). Dussel se refiere fundamentalmente al libro de Marcuse Razn y revolucin y al clebre ensayo de 1932, muy importante dentro del marxismo porque es el primer comentario a los Manuscritos econmico-filosficos de 1844 de Marx, que se titula Nuevas fuentes para la fundamentacin del materialismo
histrico. As, pues, Dussel critica a Marcuse porque ste desvalora la influencia de Schelling y de la filosofa positiva en la crtica de Marx a Hegel. Dussel cree que dicha influencia es muy grande y se refiere a ella como si fuera muy conocida. Sin embargo casi ningn autor marxista habla de ella excepto quizs Habermas y por este motivo Dussel se interesa tanto, como vimos, en discutir ms a fondo con l. 4. LO POSITIVO EN MARX Y EN SCHELLING En este punto dice Dussel resulta apropiado indicar que hay diferentes tipos de positivismos: los comtianos del siglo XIX, los analticos el siglo XX, y aun positivismos tales como el de los poshegelianos (Schelling, Feuerbach, Kierkegaard, etctera), entre quienes habra que contar al mismo Marx (p. 306). En este ltimo sentido positivismo significa recuperar la realidad o la positividad. Positividad es no solamente lo afirmativo sino lo que est puesto. La filosofa positiva es entonces materialista porque toma en cuenta lo que est puesto, lo que est all de modo positivo y que por s mismo se afirma. En este sentido positivismo significa entonces recuperar la realidad o positividad de lo que se encuentra ms all del horizonte del mundo del pensar, del sistema. Desde este punto de vista, lo negativo no se considera meramente como posibilidad o potencia sino como realidad o parte de lo positivo. Esta es la posicin materialista de Marx (1844) y es contraria a la Filosofa de la revelacin de Schelling, que es una filosofa teologal para la cual lo positivo es, por ende, lo que se revela y no la realidad positiva pero a la que ahora de pronto Dussel le adscribe este punto de vista materialista.
En este planteamiento de Dussel se confunden, pues, diversas versiones de lo positivo (lo que se revela para Schelling, lo credo para Kierkegaard, el objeto sensible para Feuerbach). En Schelling y en Kierkegaard lo positivo es aquello que se revela: Dios, mientras que para Feuerbach es el objeto sensible, algo completamente opuesto. Dussel confunde en su interpretacin lo que se revela para Schelling y lo credo para Kierkegaard con el objeto sensible para Feuerbach y con el trabajo vivo con respecto al capital para Marx. As es como Dussel introduce en el concepto de trabajo vivo resonancias de creacionismo ligadas a la filosofa teolgica, pero que aqu se dice que es positiva, de Schelling. Por ello dice Dussel que interioridad es el darse del ser, es decir, un ser que es puesto por lo a priori (ms adelante examino este punto). Marcuse no logra nunca contina Dussel, ni siquiera en Eros y civilizacin (1955), superar la totalidad. (p. 307.) Ya vemos por qu Dussel rechaza la totalidad: est intentando convertir a Marx en un irracional, a lo Schelling y Kierkegaard, contra la totalidad, y precisamente en un irracional teologal. Sin embargo es correcta la idea inicial de Dussel al insistir en el carcter positivo de la teora de Marx por estar basada en lo existente positivo mejor que en la filosofa negativa. Ese carcter positivo corresponde con una filosofa materialista. 5. TOTALIDAD NO TOTAL Veamos ahora cmo entiende Dussel a la totalidad. Para l la totalidad no se produce a s misma sino que hay algo externo a la totalidad que la produce. Esta manera de pensar es incongruente porque si lo que produce a la totalidad es algo
externo a la misma sta no es algo total sino incompleto. La totalidad slo es tal si incluye dentro de s a lo que la produce. Esta incoherencia de la idea de Dussel sobre lo que es totalidad le permite minimizar este concepto. Si la totalidad carece de aquello que la produce entonces posee un valor menor que aquello que la produce. Dussel implica todo esto pero sin decirlo explcitamente, por eso su discurso parece sostenerse como si fuera coherente. Pero en realidad la incoherencia del planteamiento no slo destruye el concepto de totalidad sino que sta, al no producirse a s misma, tampoco se afirma ni es positividad. Quiz pudiera ser pertinente la crtica a Marcuse y a Lukcs porque no den suficiente peso a la positividad, aunque ellos s captan a la totalidad como producindose a s misma, pero ello no justifica que Dussel intente ofrecernos una positividad opuesta a la totalidad, es decir, el trabajo vivo entendido como externo a la totalidad y que la produce. 5.1. Marcuse sin Marcuse Dussel tambin dice (p. 307, nota 38) que en Eros y civilizacin Marcuse tampoco logra superar la totalidad cuando se pregunta cmo ir ms all del principio de realidad. En el libro mencionado, Marcuse discute con Freud para quien el principio de placer aparece como libertario en oposicin al principio de realidad, que aparece como represivo. As la pregunta de Marcuse por cmo ir ms all del principio de realidad es una pregunta por cmo hacer la revolucin. En estas discusiones filosficas y psicoanalticas se est dilucidando cules son los ingredientes de la realidad que afirman al modo de produccin existente y a la clase dominante y cules sirven para enfrentarla, y todo esto se pone en juego
en el captulo V de El capital, Proceso de trabajo y proceso de valorizacin. El proceso de valorizacin es aquello que somete al proceso de trabajo y ste es aquello que desde dentro del proceso de valorizacin apunta a destruirlo. Desde dnde hacer la revolucin, en qu apoyarse, es de esto, pues, de lo que se trata y no slo en trminos econmicos o polticos sino tambin de dimensiones psicolgicas del ser humano como el deseo y el placer. Por eso Marcuse explora las posibilidades crticas revolucionarias del terreno psicolgico. Sin embargo Dussel dice que la pregunta de Marcuse por cmo ir ms all del principio de realidad es exactamente la pregunta heideggeriana por cmo superar la ontologa. De esta temtica estamos tratando ahora 15 aos despus, afirma Dussel refirindose a su libro. Pero, como vemos, la cuestin decisiva para Marcuse no es la que est formulando Dussel. Pues para aqul la realidad se identifica con la totalidad, con el ser o lo opuesto a lo que Dussel contrapone el trabajo vivo como aquello que pone a la totalidad y la rebasa. El tema decisivo para Marcuse en Eros y civilizacin es la propuesta de un principio de realidad distinto del freudiano. Freud asume el principio de realidad de la sociedad burguesa como si fuera el principio de realidad sin ms, no ve, dice Marcuse, que este principio de realidad es ya autoritario, propio de una sociedad alienada, sometiente. Marcuse no quiere darle la realidad al capitalismo y dejar al proletariado y al individuo con el mero principio de placer que se enfrenta contra la realidad. En el proletario y en general en el individuo viviente cualquiera de nosotros existe no slo un principio de placer sino otro principio de realidad, puesto que no somos meras conciencias sino realida-
des existentes. As, pues, Dussel est torciendo la muy aguda captacin crtica de Freud que propone Marcuse. Esta propuesta de un principio de realidad no productivista y no autoritario proviene del freudo-marxismo, con Marcuse y antes de l con Erich Fromm, y an antes de ste con Wilhelm Reich. Es decir que esta labor tiene ya tiempo, y es por lo menos irrespetuoso desconocer el trabajo de toda esta corriente de pensamiento. 5.2. Kosk es demasiado Kosk En referencia a Karel Kosk, Dussel seala que su obra [(Dialctica de lo concreto)] es una excelente expresin de la ontologa de Marx, es decir, no se supera la totalidad. Es ms, quiz se trate del mejor anlisis de la totalidad concreta y abstracta, un autorizado comentario de la introduccin metodolgica de los Grundrisse aunque parcial (p.309). Aqu Dussel habla de ontologa siguiendo la misma terminologa heideggeriana que utiliza en la discusin con Marcuse. Heidegger quiere superar a la ontologa, y esto le parece a Dussel idntico al intento de superar a la totalidad. As, todava no se explica por qu hay que rebasar a la totalidad. Karel Kosk ya ha quedado tasado y pesado como quien se ha ocupado de la mejor manera en la totalidad, mismo que segn Dussel es aquello hay que rebasar. Ya hemos visto algunas implicaciones de por qu quiere hacerlo Dussel pero l mismo hasta aqu no lo ha dicho. Dussel no ha mostrado sus cartas en la discusin que entabla con estos autores; slo al final las mostrar. Pero ya al final es difcil ver cmo queda lo que dijeron Lukcs o Kosk, habra que volver a leerlo todo y hacer que encajen de nuevo las cosas que se han expuesto. Nuestro autor est dejando para des-
pus, y para el lector, un trabajo que l mismo tena que haber hecho al principio precisamente para establecer su posicin frente a lo que est discutiendo y frente a sus interlocutores.
5.3. Dussel critica a Louis Althusser Ms adelante Dussel discute con Louis Althusser y dice que la categora de totalidad es fundamental para el estructuralismo y por ello Althusser permanece dentro de su horizonte (p. 312). Entonces, borrn y cuenta nueva: simplemente estamos viendo si Althusser est cumpliendo o no y se le despacha como alguien que no llena los requisitos del formulario de aquello que rebasara la totalidad. Mientras Dussel no presente sus propios argumentos simplemente cancela burocrticamente las posiciones con las que discute. Todava polemizando con Althusser, Dussel insiste en que para Althusser, todo se concreta en la carta de Engels y no de Marx a Joseph Bloch, del 21 de septiembre de 1890 en la que Engels afirma lo siguiente: De acuerdo con la concepcin materialista de la historia, el factor que por ltimo determina la historia es la produccin y la reproduccin de la vida real. Ms de esto ni Marx ni yo hemos dicho. Por lo que si alguien concluye que la economa es el nico elemento determinante, transforma esta proposicin en una frase sin significado, absurda, sin sentido (p.314). Dussel comenta que de esta expresin engelsiana se dedujo toda una doctrina de la ltima instancia en la estructura del modo de produccin capitalista como totalidad, que nunca se presenta expuesta de esta manera en el propio pensamiento de Marx (idem).
As, pues, Dussel intenta contraponer a Engels con Marx porque no le conviene lo que dice en esa carta, lo cual ser fcil porque ciertamente ser difcil encontrar que Marx diga literalmente algo as. En efecto, Marx nunca habl de instancia en el sentido althusseriano y, muy por el contrario, ella es negada y subsumida en el concepto de reproduccin, al cual se refiere aqu Engels (idem). As, pues, Dussel contrapone a Engels con Althusser porque aqul habla de reproduccin y no slo de produccin, lo cual es el billete de entrada para que aceptemos que Engels tambin se contrapone con Marx. Luego dice Dussel que l hace una lectura antialthusseriana porque, segn afirma contra Althusser, no hubo ruptura de Marx con la filosofa hegeliana en las Tesis sobre Feuerbach de 1845. Y si hubiera tal ruptura debera sitursela en 1857, en los Grundrisse, y se habra debido a la utilizacin de una problemtica filosfica estrictamente hegeliana. Esto es, si hubo una ruptura de Marx con Hegel fue porque utiliz a profundidad a Hegel y eso se nota en los Grundrisse de 1857. Esta idea no es original de Dussel pero ste se adscribe a ella junto con otros estudiosos de los Grundrisse como Roman Rosdolsky, el primero y principal comentarista de los Grundrisse, quien en su libro Gnesis y estructura de El capital de Marx se enfrent al antihegelianismo de Althusser. Dussel concluye as su discusin con Althusser: Nuestra mayor crtica a Althusser concluira en que este filsofo funda la mayora de sus reflexiones sobre lo que Marx dice que hizo, y no sobre un anlisis de su desarrollo mismo (p. 316). Es sorprendente que alguien diga esto respecto de Althusser, quien constantemente se dio licencias para transgredir
cualquier cosa que dijeran Engels o Marx y para atribuirles cualquier otra cosa que Althusser quisiera que dijeran. Justamente la propuesta althusseriana de lectura sintomal de El capital y de toda la obra de Marx significa no una lectura literal basada en lo que dice Marx sino que toma lo que dice como sntoma de otra cosa, como si se le estuviera haciendo un psicoanlisis al texto de Marx. En su lectura de Marx, Althusser quiere poner en acto las ideas de Lacan sobre el inconsciente freudiano y entonces quiere ver lo dicho por Marx como si fuera un paciente como sntomas de algo ms profundo y reprimido. Por eso es que Althusser descubre que Marx supuestamente no es consciente de una serie de descubrimientos que hizo; de eso slo es consciente el psico-analista de Marx que se llama Althusser. Entonces, es equvoco que Dussel diga que el principal error de Althusser es basarse en lo que Marx dice en su obra pues lo que hace es justamente lo contrario, y no slo eso sino que lo que efectivamente dice Marx en verdad niega lo que dice Althusser. En cambio Dussel se basa no slo en lo que dice Marx acerca de su obra sino en la propia obra de Marx, es decir, que la estudia directamente. As, pues, cuando se trata de la obra de Marx hay que estudiar dos planos. Marx escribe una obra y como parte de esa obra en alguna carta o en otra obra dice algo acerca de la obra que escribi; en un caso habla sobre su obra, y en otro caso habla sobre el capitalismo o sobre la revolucin o sobre el proletariado. Dice Dussel que Althusser no estudia propiamente la obra de Marx, lo cual es cierto. Hay una gran deficiencia en la lectura que hace Althusser de la obra de Marx. El mismo Althusser confiesa aos despus que cuando escribi Para leer El capital apenas conoca esta obra y que tena mucha vergenza
de lo que iba a pensar de l Raymond Aron, un filsofo francs liberal pero con un conocimiento bastante slido de Marx, y especialmente de El capital. As, pues, la crtica de Dussel a Althusser es en parte correcta, pues acierta a decir que ste no se basa en el estudio de la obra misma de Marx. Pero debe aadirse que cuando Althusser intenta basarse en lo que Marx dice sobre su propia obra no lo hace para interpretarlo fielmente sino para negarlo. En cambio Dussel trata de basarse en lo que Marx dice acerca de su propia obra y en lo que esta misma obra nos informa. Por ello puede afirmar que hay una filosofa implicada en la estructura y en la temtica de El capital y que podemos extraerla. Leer la obra misma de Marx es un camino directo, dice Dussel, pero en realidad es indirecto porque de esa lectura se van a extraer conclusiones acerca de lo que Marx habra querido decir. En cambio tomar literalmente lo que Marx dice de su obra es un camino directo, pero a esto lo llama Dussel indirecto. En todo caso en el procedimiento althusseriano, como en el de Dussel que veremos con ms detalle, no se trata de lo que dice Marx pues, segn ambos, Marx no es suficientemente consciente de su principal descubrimiento, pues ste no significa lo que Marx cree sino otra cosa y que por ejemplo, segn Dussel, esta vinculado con Schelling. A Dussel le interesa discutir con Althusser sobre todo porque ste puso un huevo en Amrica Latina llamado Marta Harnecker, cuyos manuales han sido all muy influyentes para la politizacin del proletariado y del pueblo en general. En trminos generales, Dussel hace una buena semblanza crtica de Althusser. Sin embargo es muy deficiente la sem-
blanza y la crtica que hace de Lukcs, Kosk, Korsch y Marcuse. Ya vimos cmo le da en cambio un lugar muy importante a su discusin con Jrgen Habermas, quien conoce El capital bastante menos que el propio Althusser pero que sin embargo habla de Schelling, lo cual es para Dussel muy importante. 6. LO EXTERIOR AL CAPITALISMO Y A LA REVOLUCIN (ROSA LUXEMBURGO, DUSSEL Y MARX) Como se ve, en torno al tema del captulo V del tomo I de El capital se imbrica una discusin no slo con la economa poltica burguesa sino con toda la filosofa anterior a Marx, especialmente con Hegel y con Feuerbach, pero tambin con toda la filosofa posterior a Marx con Heidegger, por ejemplo y con las interpretaciones posteriores de los marxistas sobre el propio Marx. En ese captulo se juegan, pues, demasiadas cuestiones importantes de orden filosfico, sociolgico, cultural y poltico pues all la crtica de la sociedad est afianzada en la reflexin global sobre la historia humana. Pues bien, esta riqueza de contenido es especialmente notable en la interpretacin de Enrique Dussel sobre el concepto de trabajo vivo y en relacin con la reproduccin del sistema capitalista. El planteamiento de Enrique Dussel es anlogo al de Rosa Luxemburgo para quien es necesario introducir algo exterior al capitalismo en los esquemas de Marx sobre la reproduccin del capital. Ambos tienen un parecido con la idea de Marx que introduce como causa contrarrestante de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia nuevos territorios an no capitalistas o que s lo son pero con una composicin orgnica ms baja y por ende con una tasa de ganancia ms alta. Sin embargo se trata de
planteamientos radicalmente diferentes, incluso opuestos. Rosa Luxemburgo y Enrique Dussel pretenden introducir un exterior al capitalismo que alimenta al propio capitalismo. Dussel encontr ese lugar en el proceso de trabajo. El exterior de Dussel est, pues, en referencia a la produccin, el de Rosa Luxemburgo, a la reproduccin. En estas figuraciones el capitalismo parece no sustentarse sobre s mismo sino que sera una totalidad alienada que no contiene dentro de s aquello que la fundamenta. Para superar esta totalidad alienada y que los aliena, tanto para criticarla como para revolucionarla prcticamente, los revolucionarios tendran que basarse en algo no alienado. As es como surge la utopa de lo positivo como aquello no alienado y que permanece libre desde donde puede emprenderse el camino de la emancipacin. Pero Marx busc un camino distinto. Cul es, entonces, la ventaja que encuentran Rosa Luxemburgo o Enrique Dussel al recurrir a lo exterior al capitalismo en vista de organizar la revolucin contra el capitalismo? Rosa Luxemburgo expone su argumento porque discute abiertamente contra Marx, mientras que Dussel aparenta no discutir contra Marx sino ms bien interpretarlo; por lo cual queda encubierta su divergencia con el. La ventaja o el beneficio que estos autores obtienen de este planteamiento consiste en que a partir de l es posible aglutinar a todos los pueblos precapitalistas en un frente contra el capitalismo aqu y ahora. Pero por qu entonces Marx no querra cosechar este fruto que todos los socialistas utpicos haban perseguido? Se trata de una bsqueda que se remonta a los pueblos precapitalistas y trasciende al capital. El milenario deseo de una vida mejor, el deseo de utopa ha existido bajo la forma de una nueva Atlntida, de la Ciudad de Dios o de la Nueva Icaria, de to-
das las abigarradas formas de sexualidad y de consumo que Fourier propone para rebasar la incoherencia capitalista. Si bien Marx sintetiza las grandes tradiciones socialistas no recupera ste que era preciado fruto para ellos: encontrar la solucin al capitalismo fuera del capitalismo, encontrar lo no capitalista, lo que no tiene lugar, lo utpico, lo que no tiene topos. En este punto cabe puntualizar que El capital est construido precisamente en referencia a un horizonte en el que slo existe capitalismo, o sea que para nosotros todava es futuro, aunque prximo. Hoy la globalizacin ya le dio la vuelta al mundo, hay capitalismo por todos lados, pero todava existen algunos residuos no capitalistas. Cuando el capital digiera esos resabios lo cual podra suceder en este siglo XXI si es que la historia humana llega a ese momento entonces el capitalismo estar presentando un aspecto como la imagen que Marx esboza en El capital. Esta indicacin nos sirve, en primer lugar, para precisar cmo es posible utilizar El capital en el anlisis de los fenmenos contemporneos. As podremos ver que esta utilidad es mayor precisamente en el siglo XXI que en el XIX o que a mediados del XX, y tambin explicar por qu es ms fcil para nosotros entender lo que dice Marx en El capital y en qu consisti la mayor dificultad que tuvieron Rosa Luxemburgo o Luckcs o Lenin o Trotsky o Mao o Stalin o Dussel, etctera. Aqu tenemos una paradoja: todos ellos vivieron un capitalismo menos desarrollado que el que Marx presenta en su libro, por ello se topan con incongruencias que luego intentan explicar pero encuentran dificultades que no comprenden y les resultan insuperables. De ah la discusin que aqu pone en escena Dussel en torno a esta relacin contradictoria entre la
totalidad ya dada y aquello que est fuera de la totalidad, lo que l llama trabajo vivo pero que en realidad representa otra cosa, es decir, los pueblos que no estn subsumidos realmente al capital. La cuestin es si estos pueblos efectivamente participan en la revolucin especficamente comunista, es decir, si se puede tomar aquello anterior y externo al capital como factor revolucionario y que rebasa al capital. De acuerdo con la posicin de Luckcs y de Marx, si lo importante es la totalidad slo lo proletario es revolucionario. Pero la posicin de Dussel es populista, no proletarista, y por ello quiere incluir a todos los pueblos indgenas dentro de la lucha revolucionaria contra el capital y por el socialismo, por eso insiste en la exterioridad respecto de la totalidad en trminos filosficos. A principios del siglo XX, Rosa Luxemburgo plantea que el capitalismo no tiene cmo autorreproducirse y critica desde ese punto de vista los esquemas de reproduccin de capital de Marx, pues ste cree que el sistema s puede reproducirse como totalidad, es decir que el capitalismo incluye su autoproduccin. Por su parte, Rosa Luxemburgo insiste en que el capitalismo no tiene cmo realizar dentro de s el plusvalor destinado a la acumulacin, y que lo consigue solamente gracias a los sectores externos al capitalismo. Siguiendo a Marx, admite que los obreros realizan el capital variable, y los capitalistas realizan en las compras y ventas entre ellos la porcin del plusvalor dedicado a los rditos, pero y aqu se enfrenta a Marx dice que el plusvalor dedicado a la acumulacin no se puede realizar dentro del sistema sino fuera, y que, como el capitalismo se est mundializando, es cada vez ms difcil realizar ese plusvalor, por lo cual surge una pelea entre los mltiples capitales y entre los distintos pases. La lucha imperialista deriva, pues, de que el mbito
no capitalista se va agotando, as que la necesidad de realizar ese plusvalor se vuelve virulenta a medida que disminuye la posibilidad de hacerlo. Aunque Dussel necesita un algo exterior al capitalismo para fundar su proceso de produccin no cae en el error de Rosa Luxemburgo, quien fue mltiplemente criticada por sus incoherencias al tratar de explicar y criticar los esquemas de reproduccin. Sin embargo Enrique Dussel, que es conocedor profundo de la obra econmica de Marx, necesita este error para sustentar una posicin poltica populista no sectariamente proletarista en Amrica Latina. Para eludir el error de Rosa Luxemburgo, Dussel no lo proyecta en los esquemas de reproduccin sino en la relacin entre el capital y el trabajo vivo. Lo que es externo a la totalidad capitalista, dice, no es un sector no capitalista sino el trabajo vivo en tanto que est vivo. La fuerza de trabajo ya est subsumida al capital, ya es mercanca, ya contiene valor, mientras que el trabajo no contiene valor sino que crea valor desde fuera del valor. El trabajo vivo es entonces anterior y exterior al capital. Y bien, el trabajo vivo es el proletario, es decir, trabajador vivo, y ste se conecta con todos los pobres en tanto que ellos tambin son trabajo vivo y por ende estn antes y fuera del capital y as pueden generar plusvalor. Al elaborar esta propuesta terica para sustentar su estrategia poltica populista, Enrique Dussel tiene que desplegar todo un aparato filosfico a travs de una compleja polmica con Luckcs, Kosk, Korsch y Althusser en la que tiene que discutir a Hegel y a Habermas desde Schelling en torno a un aspecto esencial de la teora marxista pero interpretado en un sentido contrario a Marx y, sin embargo, tiene que hermanarse con Marx. Tiene que llevar a cabo, pues, un
salto mortal. Tal es entonces el campo de batalla y lo que est puesto en juego, y ya vemos por qu se pone eso en juego precisamente a propsito del proceso de trabajo. 6.1. Marx o la revolucin en inmanencia (La Sagrada Familia) Veamos ahora cul es la razn de que Marx no site el fundamento de la revolucin y del capitalismo fuera de este sistema. En primer lugar, como en su libro no dice que la existencia del sistema capitalista requiera de ninguna entidad externa al mismo, el anlisis de Marx es vlido para comprender y para hacer la revolucin no slo en el siglo XIX y en el XX sino tambin en el XXI. Marx le entrega a la clase obrera un arma de la cual puede echar mano constantemente en el curso de una historia de enajenacin creciente en la que las pasiones, la teora y la organizacin de la clase obrera van a ser constantemente desestructuradas. El proletariado deber contar con este apoyo para sostener con xito una lucha de dcadas y siglos, mientras sepulta al capitalismo. Se trata de una crtica al capitalismo que debe ser lo suficientemente fundamental para atinar siempre que requiera ajustarse a condiciones cambiantes sin desvirtuarse. Esta es, pues, una primera ventaja de que en la estrategia discursiva revolucionaria de Marx la revolucin no incluya ingredientes externos al capitalismo ms que como aliados. Los factores clave para la producin del sistema y por ende para su desestructuracin son internos al mismo. Por lo tanto la revolucin es inmanente, no es utpica, no tiene un no lugar sino que tiene lugar todos los das. As es como Marx piensa que su planteamiento es ms fuerte.
El capital es precisamente una demostracin, contra lo que Dussel cree ver en este libro, de que el camino correcto tanto en trminos tericos como polticos es la captacin de la totalidad del capitalismo como totalidad que incluye aquello que la produce. Lo que produce a la totalidad le es inmanente a esta totalidad. La crtica de la economa poltica procede en inmanencia respecto del sistema, y asimismo son inmanentes las otras crticas que se derivan de ella (la crtica de la poltica, de la tica, de la moral, de la psicologa). Pero tambin la crtica prctica, es decir, la destruccin revolucionaria del sistema, puede provenir nicamente del interior del propio sistema. En cambio Dussel sostiene que el trabajo vivo que est subsumido al capital y que es el fundamento mismo del capital contiene una dimensin metafsica exterior y anterior al propio capital, que est fuera de la totalidad. Ya hemos visto cmo la misma obra de Marx, El capital, constituye una demostracin de lo contrario de lo que afirma Dussel porque en ella Marx sigue una estrategia discursiva distinta, que capta al capitalismo excluyendo cualquier elemento externo y ms bien proponiendo a toda la realidad como ya capitalista, y sin embargo demostrando al mismo tiempo que el capitalismo que ah se reproduce, acumula y obtiene ganancia puede ser revolucionado. Pero adems el propio Marx explica sus ideas acerca de cmo criticar y por qu hacerlo as en el libro que ya hemos citado ms arriba, La Sagrada Familia, que escribe con Federico Engels despus de redactar sus Manuscritos de 1844 y explorar todo el territorio que iba a abarcar su crtica de la economa poltica. La Sagrada Familia se subtitula La crtica a la crtica crtica de Bruno Bauer y consortes. Este ttulo irnico exalta el
trmino crtica de un modo que responde al hecho de que no obstante la constante preocupacin de los rebeldes por cmo criticar al capitalismo, se enredan fcilmente y se entrampan en la cuestin de la autenticidad de la crtica, es decir, tienen grandes dificultades para definir que es realmente crtica y qu no lo es. En ese libro Marx y Engels polemizan con aquellos autores que eran seguidores del filsofo hegeliano Bruno Bauer entre los cuales se plante por primera vez este problema de modo redondo. Ellos decan que s hacan una crtica realmente crtica, que la suya era crtica crtica, pero a Marx no le pareca que as fuera. En el captulo IV de esta obra, en el pargrafo 4, Proudhon, que ya he citado y que es decisivo para la crtica de la economa poltica, hay un pasaje que podra considerarse como un complemento a la Introduccin de 1857, el famoso texto de Marx dedicado al mtodo de la crtica de la economa poltica. Marx polemiza con Edgar Bauer, hermano menor de Bruno, que precisamente quera hacer la crtica de la totalidad desde fuera de la totalidad. Es la misma idea que 70 aos despus enarbola Rosa Luxemburgo y en la que recae la mayor parte de los socialistas utpicos, no utpicos e incluso los marxistas aunque intentan zafarse de ella. El argumento de Marx comienza por mostrar que esta crtica de tipo trascendente es incoherente y por lo tanto dbil en tanto que busca su fuerza fuera del objeto que quiere criticar.3 Es incoherente hablar de una totalidad que tiene fuera de s aquello que la produce o sustenta pues en ese caso est destotalizada, no es total. En la medida en que para no ser un contrasentido la totalidad debe incluir aquello que la sustenta, slo es posible criticar y revolucionar el capitalismo desde dentro. Este planteamiento programtico de
Marx en 1844 define justamente lo que se dedic a hacer en los subsiguientes aos: una crtica inmanente del sistema capitalista porque slo as es una crtica positiva o materialista, no negativa y entonces parcial y dependiente del sistema.
6.2. Crtica positiva y crtica negativa o dependiente La postura que simplemente niega al sistema depende del mismo sistema. El ser es primero que el no ser, el ser tiene prioridad frente al no ser del mismo modo en que el s tiene prioridad frente al no. La crtica debe resolver este problema: como para poder criticar primero tiene que estar puesto lo criticado, entonces el objeto criticado tiene preeminencia, es ms importante que el crtico y ste depende de aqul. La crtica es, pues, en principio negativa y entonces dependiente de lo que critica. Pero Marx ve que el movimiento socialista requiere una crtica que se plante sobre sus propios pies, que no dependa del objeto que critica. Esta crtica es positiva y no negativa porque est fundada en aquello que produce al objeto que critica y que es precisamente el proceso de trabajo. Sin embargo, en la idea de Dussel, para desempear este papel de fundamento de la critica, el proceso de trabajo debe salirse del objeto que se quiere criticar, el capitalismo, no obstante que ste se apoya en la produccin capitalista, es decir, en el trabajo que produce valor y plusvalor. Sin embargo, si se ve al proceso de trabajo como fundamento, el objeto de la crtica el capitalismo no es prioritario sobre el sujeto que lo produce sino que depende de este ltimo para existir. Por lo tanto el argumento incluye un segundo movimiento que ese sujeto productor introduce dentro
del objeto que produce. Esto se le olvida a Dussel pues l ya no incluye al productor del capitalismo dentro del capitalismo sino que lo deja en un plano donde permanece externo o fuera del capitalismo. Hay, pues, una incongruencia que finalmente hace que la crtica otra vez sea trascendente, no inmanente. Esta crtica no podra ser total porque pierde su carcter positivo y, como ya vimos, slo la crtica positiva es total, mientras que la negativa slo puede ser parcial. Esto depende de lo siguiente. Para definir algo hay dos caminos. En primer lugar, se dice todo lo que el objeto no es para que sepamos qu es ese objeto. El libro, por ejemplo, no es mesa, as que no lo confundiremos con ella, pero tampoco es silla y entonces no podemos utilizarlo como silla, y del mismo modo el libro no es foco y tampoco es til como foco, etctera. Este es el camino negativo, que va indicando todo lo que la cosa no es, y permite orientar la crtica en tanto indica las necesidades que el capitalismo no satisface. Esta crtica negativa seala necesidades que slo es posible satisfacer fuera del capitalismo porque permite expresar lo que este sistema no satisface. Pero este carcter negativo tambin limita los alcances de la crtica pues nunca sabemos finalmente en qu consiste el capitalismo, como tampoco sabemos en qu consiste el libro. Slo sabemos lo que no es el libro, y por ms que eso nos permita orientarnos, pues ciertamente no tomaremos por libro aquello que no es libro, la crtica negativa es infinita y por ende siempre insuficiente. Puede recorrer todo el universo diciendo no, no, no sin acabar nunca. El objeto nunca se sostiene sobre sus propios pies sino hasta que se lo define por s mismo, no por lo que no es. Esto es lo que hace la
crtica positiva. sta es completa porque recorre el todo y luego lo sostiene. Solamente as, cuando el objeto queda puesto en pie, el sujeto que lo critica se erige libre frente a l y sin depender de l porque ya sabe lo que son ese objeto y l mismo en tanto sujeto. La crtica negativa es, pues, dependiente, parcial e incompleta porque nunca conoce su objeto por lo que es; mientras que la crtica positiva es total y radical porque no se enfrenta al objeto como dependiendo de l en tanto lo toma por s mismo. Muchas veces los hijos se enfrentan a sus padres en esos trminos de una crtica meramente negativa que les impide dejar de depender de ellos incluso en su manera de ver las cosas. La crtica debe entonces llegar a mayora de edad, dejar de ser una crtica utpica que depende del sistema y por ello permanece encadenada a ilusiones externas al mismo. La crtica deviene madura cuando se constituye en inmanencia respecto del sistema, y al mismo tiempo es total y radical porque define al objeto no por lo que no es y no est aqu, sino por lo que es y est aqu. 6.3. Dussel fetichiza al capitalismo La fuerza y la solidez de esta crtica positiva se vuelve evidente cuando afirma: t, capital, eres producido por el proletariado que es quien te est criticando. Como cuando dice: Bien puedes ser un ciudadano modelo [...] pero a la cosa que ante m representas es a mi propio corazn (El capital, captulo VIII del tomo I, p. 281). Y bien, si se quiere mantener este carcter positivo inmanente, radical, maduro de la crtica, no se puede hacer como ha querido Dussel que el productor quede fuera de lo producido. Si se plantea que el capitalismo, que es producido por el obrero, es la totalidad y
que el trabajo vivo queda fuera de esa totalidad, se est concibiendo al capitalismo como cosa, no como relacin social, y se pierde as la primera condicin para desestructurar la enajenacin y el fetichismo de la mercanca y de la relaciones burguesas en general, es decir, se pierde la posibilidad de descosificarlas. La propuesta de Dussel cae en este fetichismo pues al pretender sustentarse en el trabajo vivo como lo completamente disolvente, est considerando de manera cosificada la totalidad capitalista. Entendmonos: aquello que produce al sistema, el trabajo, no produce una cosa sino una relacin social, as que l mismo est incluido en su producto. El trabajo no simplemente produce objetos y sujetos sino que tambin produce la relacin sujeto-objeto. Si el sujeto social tambin produce historia no puede ser que no sufra su produccin histrica, que no sea parte de esa historia. Siendo creador de su propia historia, el proletariado se autotransforma, crea la cosa capital y el plusvalor, pero tambin crea la relacin capitalismo que constantemente lo integra, y no hay un tomo del proletariado que quede fuera de esta relacin. Ya vemos entonces las razones por las cuales Marx critica en La Sagrada Familia la misma postura de los jvenes hegelianos que ahora asume Enrique Dussel. Veamos ahora cmo pretende Dussel eludir esta crtica. En primer lugar, por ningn lado presenta esta propuesta programtica de Marx consistente en que no hay que criticar a la totalidad desde fuera de la totalidad. El texto de Marx simplemente queda fuera de su exposicin. Los motivos se desprenden de la discusin que Enrique Dussel establece con Jrgen Harbermas.
7. HABERMAS Y SCHELLING PARA DUSSEL Jrgen Habermas hizo su tesis doctoral sobre Schelling (1954) y luego en la misma poca public varios artculos sobre temas relativos a Schelling. El ttulo de uno de ellos, Un Schelling marxista, enuncia la intencin general de Habermas. Dussel, quien, como ya vimos, quiere hacer alianza con Schelling, seala lo siguiente: Habermas dice que, segn Schelling, el hombre debe reunir la relacin destruida entre la naturaleza y Dios. Unir la tierra y el cielo; en contraste con Jaspers, muestra que tiene una visin ms positiva de Schelling; en Ernst Bloch encuentra un Shelling marxista y nos muestra ya un hilo que puede conducir nuestra lectura hacia Marx. A partir de unas enigmticas frases de Jacob Bhme, a quien Marx tanto respetaba, Habermas retiene principalmente la filosofa de la naturaleza de Schelling (p. 320). Dussel no dice donde se encuentran las enigmticas frases de Jacob Bhme que retoma Marx y que se mencionan en el artculo de Habermas, en donde ste discute con Bloch. Bloch s dice dnde estn esas frases pero Habermas y Dussel no. Esas frases se encuentran en La Sagrada Familia, en un pasaje del captulo VI (p. 194) en el que Marx hace un esbozo de la historia de la filosofa materialista. En su discusin con Bloch en la que rescata la filosofa de la naturaleza de Schelling, Habermas cita a Jacob Bhme: La Nada (Nichts) est hambrienta (hungert) de algo (Etwas). Tambin cita esta otra frase: El hambre es el deseo como palabra primera (erste Verbum): fiat. Y Habermas comenta: Y este mismo motivo es el que sigue Bloch cuando
pone en juego el hambre como pulsin fundamental frente a la libido de Freud. Esta hambre que constantemente se renueva no deja parar al hombre y convierte la autoconservacin en autoampliacin. (Esta conversin es posible porque, en efecto, cada vez que te autoconservas vas comiendo ms del universo, te vas ampliando.) En Ernst Bloch, prosigue Habermas, el hambre aparece como energa elemental de la esperanza [...] Aunque parte de una grandiosa sistematizacin de la esperanza que recoge, est todava en camino a la bsqueda del sistema de la esperanza devenida concepto (p. 320). En este punto comenta Dussel que en el hambre del pueblo latinoamericano, como expresaba el Che Guevara, encuentra su origen la filosofa de la liberacin (idem), es decir, la teologa de la liberacin a la cual Dussel est tratando de apuntalar por este camino para aterrizar esa discusin filosfica europea en una discusin poltica en Amrica Latina. 7.1. Hambre o sexualidad, fundamento humano y de la revolucin Es importante resaltar que si apoyamos a la conciencia humana en el hambre como quiere Habermas al contrario de Freud, que la apoya en la pulsin sexual, entonces la revolucin que se propone tiene tambin un nivel elemental y hambriento, es una revolucin sin sexualidad ni deseo y, en fin, sin relaciones intersubjetivas puesto que no te comes a los otros, a menos que seas canbal. De tal modo, es muy importante la idea de Freud que fuera tan criticada por la derecha y por la izquierda cuando asienta la conciencia en la sexualidad, porque sta es una dimensin natural pero
tambin social, mientras que si se la asienta solamente en el hambre el hombre queda definido como un ser elemental que solamente se conecta esencialmente con el objeto que se puede comer y no con el sujeto con el que convive y produce placer y se organiza en vistas de alcanzar un objetivo histrico. Como se ve, este punto es decisivo. El camino que sigue Marx para resolver este problema es distinto. En Propiedad privada y comunismo, un apartado de los Manuscritos de 1844, propone a la sexualidad como la relacin social natural elemental y en este mismo sentido dice en el prlogo a la primera edicin de El capital que considera a la sociedad como un proceso histrico-natural. En ambos casos se trata de abarcar no slo la dimensin cultural-histrica, sino natural-material, pero adems, la definicin de la sexualidad como la relacin social natural elemental incluye en la relacin social a la naturaleza corprea, fisiolgica, es decir, que reconoce que en la sexualidad se vinculan sociedad y naturaleza. As como el intercambio mercantil slo es un hecho social, el hambre es slo un hecho natural; pero en la relacin sexual se vinculan naturaleza y sociedad. Este punto es estratgico para la construccin de sociedad, para la construccin de conciencia y para la construccin revolucionaria. De ah que Marx concluya los Manuscritos de 1844 hablando sobre el amor. As, pues, la cuestin del hambre es decisiva pero insuficiente para sustentar la posicin revolucionaria como quiere hacerlo Dussel. ste se quiere basamentar en Habermas quien a su vez se fundamenta en Schelling, pero ambos estn pasando de lado respecto de Marx.
7.2. Ya no hay alienacin econmica en los pases desarrollados? Otra idea que Dussel retoma de Habermas es la siguiente: En los pases capitalistas avanzados el nivel de vida tambin en amplias capas de la poblacin ha subido con todo tan lejos, que el inters por la emancipacin de la sociedad ya no puede expresarse inmediatamente en trminos econmicos. La alienacin ha perdido su forma econmicamente evidente (p. 322; J. Habermas, Teora y praxis, p. 216). Habermas dice esto a mediados de los aos setenta del siglo XX pero en realidad est repitiendo la idea con la que Eduard Bernstein comenz el revisionismo a fines del siglo XIX. Enrique Dussel asume esta torpeza de Habermas porque esta alienacin econmica y por ende la posibilidad de la revolucin que Habermas ya no ve en los pases desarrollados Dussel quiere verla fuera, en los pases subdesarrollados, porque aqu la alienacin econmica es directa y el hambre est en primer lugar. Dussel piensa que para hacer la revolucin en Amrica Latina hay que aceptar el viejo invento revisionista decisivo reeditado por Habermas (herencia de Marcuse) de que la alienacin econmica ya no es visible en los pases capitalistas desarrollados. 7.3. Habermas, sin teora del valor Dussel retoma una crtica importante a Habermas que otros ya le han hecho: que en realidad no ha ledo directamente a Marx sino a comentaristas de Marx. Siempre se presenta Habermas muy informado en bibliografa, pero parece poco
lector de Marx mismo, dice Dussel (p. 325). Sin embargo Habermas intentando apoyarse en los Grundrisse critica la teora del valor trabajo de Marx. As, pues, el marxismo de Habermas no tiene teora del valor trabajo. De ah que Dussel seale atinadamente que toda la argumentacin de Habermas se dirige a mostrar que lo econmico deja lugar a lo poltico, pero esto redefinido desde la racionalizacin y modernizacin inspiradas en la descripcin weberiana (p. 324). Al desechar la teora del valor-trabajo, Habermas ya no puede sustentar su crtica del capitalismo en una crtica a la economa poltica y por eso se va deslizando hacia lo poltico y hacia lo cultural. Esta sera la correcta sugerencia implcita de Dussel. Ms adelante veremos que la aceptacin de Schelling por parte de Habermas se copertenece con su negativa a asumir la teora del valor trabajo y, entonces, a la centralidad de la crtica de la economa poltica como fundamento de la crtica global del sistema, y que si bien Dussel critica a Habermas por este segundo hecho, luego tendr dificultades para sostener sin embargo la recuperacin de Schelling. 7.4. Alienacin y subsuncin Otro punto que Dussel le discute a Habermas es el tema del trabajo abstracto y el trabajo concreto. Habermas cree que Marx identific el nivel sistmico de este mundo capitalista moderno con el mundo de la vida cotidiana que de todas maneras no podr ya nunca ms ser el tradicional. La idea de totalidad de Hegel, dice Dussel, atrap en sus redes a Habermas (p. 329). Aqu Dussel est identificando totalidad con alienacin a la manera en que Kierkegaard lo hace en su
crtica a Hegel. Segn Dussel, en la vida cotidiana hay algo que no es economa, que no es valor y que, por tanto, est fuera de la totalidad: ah, en la vida cotidiana, dice, vemos caminando al trabajo vivo. Por otro lado, dice Dussel que: Habermas indica que [Marx] no tiene un criterio de la categora mediadora que permita dar mayor precisin al concepto de alienacin. Hemos mostrado, y esto Habermas lo ignora, que el trabajo vivo es la categora esencial para permitir tal precisin y, dicho sea de paso, el Marx definitivo, desde 1857, denominar a la alienacin subsuncin, categora definitiva precisa (p. 330). Es correcta la crtica que hace Dussel a Habermas al sealar que la teora de la enajenacin de Marx de 1844 alcanz precisin a lo largo de toda su obra y especialmente en El capital, y que una de las categoras en las que adquiere precisin es justamente la categora de subsuncin formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital. Pero no es cierto que la categora de subsuncin sustituya a la de alienacin ni que esta sea la categora definitiva o conclusiva de la teora marxista de la enajenacin. El anlisis de la reproduccin y el desarrollo capitalistas en la seccin sptima del tomo I de El capital va ms all de la explotacin capitalista a la clase obrera y trata propiamente de la enajenacin de la clase obrera. Marx utiliza la categora de subsuncin pero tambin la de enajenacin o alienacin y ambas son precisas. En El capital ha logrado precisar la teora de la enajenacin de 1844 y ciertamente no la desecha y ni siquiera cambia su denominacin. Este es un error de Althusser y Dussel lo sigue en este punto.
7.5. Marx y Hegel o Marx y Schelling? En su discusin con Habermas, Dussel reconoce la existencia de una tradicin de investigacin y discusin marxista a la que l mismo se adscribe. Dice Dussel: Como conclusin provisoria de este rpido recorrido, podemos indicar que, fuera del viejo Lukcs en su Hacia una ontologa del ser social y quiz ya demasiado tarde, ninguno de estos crticos hizo con Marx lo que s hicieron con Hegel el Joven Hegel de Lukcs o los comentarios filosficos de toda la obra de Hegel en Razn y revolucin de Marcuse. Cuando en 1968 Roman Rosdolsky, ms con una pretensin metodolgica que filosfica, escribe su obra [...] Gnesis y estructura de El capital de Marx [...] aporta a la tradicin marxista un nuevo elemento totalmente innovador. Cierra una abismo de ms de medio siglo: rene de nuevo la problemtica de la II Internacional criticndola con la de la III Internacional mostrando sus errores, pero aportando una relectura restringida al texto mismo de Marx, con lo que permite iniciar una vuelta creadora a Marx (p. 332). Ciertamente es grande la importancia histrica del texto de Roman Rosdolsky y habra que hacer trabajos en torno a Marx como los que Lukcs y Marcuse hicieron en torno al propio Hegel. Esto es lo que ha intentado hacer Dussel en sus trabajos sobre los Grundrisse y los otros grandes manuscritos de Marx; desafortunadamente sus premisas schellingianas hacen que pierda algunas dimensiones decisivas del discurso crtico de Marx. De ah que Dussel afirme, por ejemplo, lo siguiente: Por ltimo, parece que los marxistas del centro el lla-
mado marxismo occidental de Lukcs a Marcuse, principalmente siguen a Hegel desde la izquierda y rechazan a Schelling como reaccionario [(por teolgico, por irracionalista, matiz importante que Dussel se cuida de explicitar)] aunque con diferencias. Piensan que el socialismo es la superacin del capitalismo necesario (como Marx pens hasta fines de la dcada de 1860), o que la tarea actual es finalizar la revolucin de la modernidad (como cree Habermas) (idem). En efecto, cuando Habermas discute con Lyotard y otros autores posmodernistas como Daniel Bell dice que la tarea revolucionaria no es dejar a un lado la modernidad sino proseguir la tarea de la modernidad; la libertad, la justicia, la fraternidad son ideas sustentadas por la modernidad a las que no hay que abandonar. Al renunciar a ellas, el posmodernismo le hace un favor al capitalismo al que ms bien habra que obligar a proseguir las tareas qu el mismo tena como programa pero que luego abandon: la educacin para todos, el incremento de la cultura, la supresin del hambre en el mundo, etctera. A eso se refiere Dussel cuando dice que habra que finalizar la revolucin de la modernidad, mientras que para Habermas lo esencial es la conversacin (speech aut) en una comunidad ideal de comunicacin [...], el dilogo, la tolerancia, la democracia (idem), no tanto las relaciones de produccin sino la relaciones comunicativas, ya no transformar el mundo sino proseguir la tarea democratizadora de la modernidad. As, pues, Habermas es reformista pero Dussel lo identifica con autores como Lukcs y Marcuse que son revolucionarios radicales slo porque todos viven y escriben en el centro del sistema y los tres parecen inclinarse a favor de Hegel por
la izquierda y sealan a Schelling como reaccionario. En cambio dice Dussel, los marxistas de la periferia [(caso de Dussel o supuestamente de nosotros sus lectores)] tienden a negar a Hegel, para situarse sin saberlo a la izquierda de Schelling (como Feuerbach, Kirkegaard y el mismo Marx desde 1842 y, en especial, luego del viraje ante el populismo ruso a partir de 1868 (p. 333). Dussel hace esta afirmacin todava sin haber dado sustento a esta idea de que Marx es schellingiano de izquierda ya desde 1842. Dussel piensa que ser posible llegar al socialismo al negar no el capitalismo en general sino un capitalismo bloqueado, dependiente, empobrecido, imposible. Como en los pases centrales el capitalismo ya existe como totalidad los marxistas del centro (Marcusse, Lukcs, etctera) se inclinan desde la izquierda por Hegel, que habla de la totalidad. Mientras que en la periferia, donde el capitalismo no est completamente desarrollado como totalidad, pero donde an existen etnias precapitalistas, puede surgir un planteamiento que enfrenta al capitalismo desde fuera del capitalismo, de ah que los marxistas de la periferia se inclinen por Schelling. Sin embargo, aunque pocos marxistas de la periferia conocen a Schelling, es interesante que muchos de ellos comenzando por Rosa Luxemburgo, que es polaca y por ende de la periferia, al enfrentarse al capitalismo, tienden hacia un pensamiento irracionalista que ciertamente se emparenta con el irracionalismo de Schelling, quien por cierto escribi en Alemania en una poca (1790 a 1842) en la que esta nacin tambin formaba parte de la periferia del sistema. Este irracionalismo fue uno de los nudos del magro desarrollo alemn que el propio Marx intent superar tericamente.
Ms adelante dice Dussel que en la periferia se niega a Hegel y al capitalismo y de all la simpata que despert Althusser, pero desde la positividad [(porque es antihegeliano)] (y de aqu la importancia de Schelling, de lo nacional de lo popular), desde el hambre del pueblo como clamaba el Che Guevara (idem). As, pues, Dussel intenta construir un marxismo de corte populista adecuado a la poca de la Perestroika y a las condiciones de Amrica Latina y por eso intenta fundamentarlo en Schelling. Ya tenemos una imagen general del programa de Enrique Dussel. Ya hemos visto como Dussel discuti con los marxistas en vista de establecer la nocin de trabajo vivo en tanto filosofa de la praxis y cmo se conecta esta discusin con la construccin del capitalismo como totalidad. Ahora vamos a ver cmo aborda en el captulo 9 de su libro el enfrentamiento de Marx con Hegel. 8. MARX CONTRA HEGEL, DESDE EPICURO Este captulo 9 del libro de Dussel que estamos comentando se titula Marx contra Hegel, y tiene como subttulo El ncleo racional y la matriz generativa. Basndose en Habermas, y tambin discutindolo, Dussel sugiere que el concepto de trabajo vivo en tanto fuente creadora de valor se parece a la idea schellingiana de Dios como fuente creadora del Ser (p. 344). Dussel quiere recuperar al trabajo vivo como Dios segn un Schelling cristiano. Para situar a la teologa de la liberacin en el horizonte de la revolucin con un discurso marxista se requiere incluir de alguna manera a Dios dentro de la concepcin marxista. En dnde insertarlo? Dussel propone que en el trabajo vivo
porque ste es creador como Dios, y como Dios es creador del ser pero no se reduce al ser, a la obra que produce, de la misma manera el trabajo vivo crea al capital pero no se reduce al capital. Esta es la clave que Dussel aduce para sugerir que Marx piensa el trabajo bajo la influencia de Schelling. Schelling dice que el ser es producido desde la nada. Esta es una nocin mstica nihilista. Cmo adecuarla al planteamiento de Marx, que no es nihilista ni mstico sino positivo y racional? Para salvar este obstculo, dice Dussel que el trabajo vivo es el no ser que produce al capital que es el ser. El trabajo vivo es el no ser del capital, o sea que no es capital pero produce al capital. El capital es, pues, producido desde el no ser. Marx efectivamente utiliz la proposicin de que el trabajo es la fuente creadora del valor pero que el trabajo mismo no tiene valor (captulo XVII del tomo I El capital), y tambin dice en los Grundrisse que el trabajo es el no ser del capital, pero en el sentido de que aunque produce al capital depende de l: El valor de uso opuesto al capital en tanto valor de cambio puesto, es el trabajo. El capital se intercambia, o, en este carcter determinado, slo est en relacin, con el no capital, con la negacin del capital, respecto de la cual slo l es capital; el verdadero no capital es el trabajo [p. 185] (p. 215). Ya vimos cmo la posicin del no siempre depende del s, mientras que Dussel se basa en Schelling para quien la nada es sustantiva, no depende de, sino que desde la nada es que va a ser producido el ser. Para que el acto creador de Dios tenga sentido hay que enaltecer a la nada. La idea de creacin divina requiere divinizar a la nada, anteponerla al ser porque si no simplemente el ser ya existe y entonces slo
hay transformaciones y no creacin, pero para que Dios luzca debe sacar al ser de la nada como el mago saca conejos de la chistera. As, pues, Dios sac de la nada el mundo, lo cre, no lo produjo, no lo transform, no cambia de forma al objeto sino que lo crea ex-nihilo. La terminologa schellingiana apunta a proponer a la nada como sustancia, como lo que es. El no, que es dependiente, es puesto como sustantivo, como independiente, porque por ah metemos a Dios, mientras que Hegel, y sobre todo Marx, no simplemente hablan del ser sino tambin de la nada y de la negacin, pero siempre como derivadas del ser, como algo relativo y dependiente. Cuando Marx dice que en la relacin entre el trabajo asalariado y el capital el trabajo es el no ser del capital que aunque produce al capital depende de l, retoma un planteamiento dialctico hegeliano que se refiere a una unidad y lucha de contrarios en la que el aspecto positivo es el principal y el negativo es el secundario o dependiente. La negacin siempre es dependiente. El no es un no respecto de algo, tiene que tener all el objeto positivo para entonces negarlo. Al producir una escultura el escultor va negando parcialmente la piedra con su cincel y esta negacin depende de la existencia de la piedra para tener objeto, para tener lugar, para tener sentido. Si digo que el trabajo vivo es el no ser del capital afirmo que el trabajo vivo es un no en relacin al capital. El no es siempre relativo. El no no es la nada sino la forma de expresar la relacin entre uno y otro. El no capital depende entonces del capital para ser tal. Esta idea es completamente opuesta a la de Schelling. A Schelling le interesa plantear a la nada como sustancia, como lo primero, porque de la nada debe salir algo, y este
resultado no puede ser entonces un producto, sino la obra de un acto de creacin, y entonces el nico sujeto posible es Dios. Por eso Schelling quiere poner a la nada como algo independiente del ser, no como algo derivado sino originario, contemporneo con Dios. Dios es contemporneo a la nada porque l estaba all antes de que existiera el mundo. Y de la nada sac Dios al mundo. La totalidad del mundo es posterior al trabajo vivo de Dios. Por eso Dussel subraya el no, la nada. Cuando dice el trabajo es el no ser subraya el no ser y luego, ya sin subrayar, dice del capital. Pero lo que hay que subrayar ah no es el no ser sino el del capital, es decir, la relacin de dependencia de ese trabajo respecto del capital, de ese trabajo respecto de la obra que produce. El artista que pinta un cuadro depende tambin de su obra, ah se ha realizado, se ha plasmado, no simplemente queda fuera de su obra. Muchas veces sobre todo, en sociedades alienadas el destino de la obra decide la vida del artista. Van Gogh fue un gran artista y en vida no lo reconocieron ni a l ni a su obra y termin suicidndose. Haba factores que ya lo encaminaban a este final pero estos factores se involucran con el destino de su obra. El que trabaja, el que es artista, el que crea no queda al margen de su obra. Esto slo sucede en el mundo teologal de Schelling donde Dios crea el mundo y est fuera del mundo. La fuente de la crtica de Marx a Hegel no es Schelling sino el ateo materialista Epicuro al que se ala Marx desde 1839. Dussel olvida la importancia de Epicuro para hablar de lo positivo, de los sentidos y del placer.
8.1. Por un bizantino Marx perestroiko Sobre la base de este olvido de Epicuro, dice Dussel que seguir los pasos de Marx no sera siquiera, en el caso del socialismo real, desarrollar o ensear El capital (como es necesario en los pases del capitalismo perifrico, como son los de Amrica Latina), sino reemprender la tarea creadora cientfica de producir un nuevo marco terico [(que es el que se encuentra haciendo Dussel)] abstracto, econmico, fundamental y crtico, que sirva para efectuar investigaciones en ese particular tipo de sociedad. Esto es quiz lo que depara tericamente la Perestroika (p. 345). Este horizonte creyente del socialismo real es la primera teologa a la que se est afiliando Dussel para hacer su propuesta: la creencia en que la URSS era el socialismo real (sin comillas) y que el nuevo marxismo que hay que hacer tiene como horizonte la Perestroika. El otro Marx de Dussel se basa en el bizantinismo del no ser de Schelling que no depende del ser sino que es un ser sustantivo, un no ser como fuente creadora del ser. Dussel toma la idea directamente de Schelling y la quiere emplastar, yuxtaponer, confundir con lo que dice Marx acerca del trabajo en tanto productor de valor de capital. As como la Perestroika proclamaba a la URSS como si sta fuera no capitalismo sino otra cosa, Dussel plantea a Marx como si fuera otro Marx, uno alienado, plantado en el no ser. Despus Dussel presenta al Marx del no ser recibiendo la influencia de Feuerbach pero segn Dussel tambin de Schelling para desde ah, desde el no ser, discutir con Hegel. Dice Dussel que el trnsito de Schelling a Marx se efecta gracias a Feuerbach, quien imprime un sentido antropolgico
y sensible a la exterioridad schellingiana, como es bien sabido (p. 354). Esta formulacin es completamente bizantina: quin efecta ese trnsito de Schelling a Marx? Enrique Dussel es quien transit de Schelling a Marx, l conoci primero a Schelling cuando estudi teologa y antes de hacerse marxista, y posiblemente Feuerbach le sirvi de correa de transmisin. Pero Dussel sugiere que es Marx el que transit de Schelling a Marx mediante Feuerbach. Lo que quiz querra decir Dussel es que Marx se zaf de Hegel mediante Ludwig Feuerbach pero slo porque Feuerbach tambin se zaf de Schelling, pero que aunque se zaf de Schelling necesit de l como premisa para que Marx encontrara en Ludwing Feuerbach lo necesario para superar a Hegel. Quiz as podra formularse la idea de Dussel un poco racionalmente, lstima que desatine. En Louis Althusser esta idea de que Marx se bas en Feuerbach para criticar a Hegel supone que en 1844 Marx es feuerbachiano y entonces ideolgico, an no cientfico, no plantado sobre sus pies materialistas sino todava humanista, antropolgico. Esto mismo hace Dussel pero lo asume positivamente. Althusser plantea as las cosas pero para criticar al Marx feuerbachiano, en cambio esto mismo lo plantea Dussel pero para poner en positivo a este Marx feuerbachiano porque es schellingiano, mientras que Louis Althusser plantea este asunto negativamente y sin tener conciencia de Schelling. Como se ve, la manera en la que Dussel observa el desarrollo de Marx est presa en Louis Althusser pero por propio inters, porque as puede retomar el argumento teolgico de Schelling como si fuera propio del marxismo. Louis Althusser,
despus de haber intentado ordenarse como sacerdote, se vuelve antijesuita y antirreligioso, mientras que Dussel a travs de Marx se pone como jesuita y como neorreligioso. Althusser y Dussel observan el paso de 1843 a 1844 y, entonces, el servicio que pudo haberle prestado Feuerbach a Marx en esta transicin. Si bien no lo ven adecuadamente, cabe reconocerles en primer lugar que se fijan en este momento del desarrollo intelectual de Marx. Sin embargo no ven que es en la tesis doctoral de Marx, preparada entre 1839 y 1841, donde ste supera a Hegel sin Feuerbach, antes de establecer alianza con Feuerbach, y sin Schelling, sino precisamente a travs de Aristteles y sobre todo de Epicuro. Es decir que Marx nunca fue feuerbachiano sino que se ala con Feuerbach desde posiciones propias previamente configuradas en su tesis doctoral de 1839-1841. 9. FUENTE Y FUNDAMENTO POSITIVO Y NIHILISTAS E IDEALISTAS La ltima idea de Enrique Dussel que vamos a discutir aqu consiste en la diferencia que establece entre fuente y fundamento. Por un lado, dice Dussel que el trabajo vivo es la fuente creadora de valor (p. 371) y en tanto fuente se encuentra fuera de la totalidad del valor, fuera del capitalismo, pues existi antes y precisamente como una exterioridad. Por otro lado, Dussel afirma que el trabajo asalariado es el fundamento del capitalismo. Este fundamento de la totalidad est dentro de la totalidad, es el trabajador ya subsumido al capital, pero la fuente permanente del valor es algo externo al capitalismo, esto es, el trabajo vivo, lo inobjetivo. As, pues, Dussel requiere de estos dos conceptos, fundamento y fuente, para poder sacar adelante una propuesta de crtica trascendente a lo Rosa Luxemburgo o a lo Bruno
y Edgar Bauer donde se critica la totalidad desde fuera de la totalidad, y para al mismo tiempo hacer un planteamiento en el que la totalidad contenga su fundamento dentro de s de modo que entonces el argumento de Dussel parezca coherente (porque si es totalidad contiene su fundamento y si no lo contiene no es totalidad). Dussel encuentra en la obra de Marx pasajes en los que habla de la fuente del valor o de cmo la nica fuente del plusvalor es el trabajo vivo, y ah Marx ciertamente no habla de fundamento. Y por otro lado tambin encuentra otros pasajes de Marx donde aparece el trmino fundamento; por ejemplo: Si el plusvalor tuviera una fuente totalmente diferente que el trabajo [...] desaparecera el fundamento racional de la economa poltica (p. 371; cursivas de Dussel). Dussel aqu se ve obligado a forzar muchas veces los trminos para que ms o menos se sostenga su propio planteamiento. En realidad, con el trmino de fundamento Marx alude al plano discursivo de la economa poltica, mientras que con el de fuente al plano prctico donde realmente se produce el valor. El concepto de fuente es interesante. En alemn se dice Quelle y es utilizado como concepto filosfico originalmente por Jakob Bhme de quien ya se ha hablado ms arriba y recuperado por Schelling. La fuente, la Quelle, significa tambin el sufrimiento, la pasin, lo que duele (tormento de la materia, reza la expresin de Bhme referida por Marx). 4 El ser torturado que sufre es Jesucristo quien vino al mundo para redimir a la humanidad a travs de sufrir y de espejearse as con ella. Toda la humanidad se espejea con Jesucristo porque ella es sufriente en este mundo. El trabajo vivo, la
vida, es sufrimiento, tortura, pero la vida es la fuente de la riqueza. Los que sufren, los pobres de la tierra, son la fuente del valor en tanto sufridores. Estos sorprendentes juegos de palabras sirvieron a la construccin de la filosofa de Jakob Bhme y de la teologa de Schelling. Por su parte, Marx recupera esta nocin del carcter positivo de la vida como la fuente de la riqueza pero que en un mundo alienado se convierte en tortura. Pero Marx no ontologiza el sufrimiento como requiere la teologa cristiana, tanto en Bhme como en Schelling, sino que reconoce que el carcter positivo de la fuente de vida slo se presenta como sufrimiento en el mundo configurado por la escasez burguesa y preburguesa . En vista de superar este sufrimiento, Marx busca una solucin al problema que plantea la relacin dialctica entre la fuente y el fundamento, mientras que Dussel siguiendo a Schelleing separa metafsicamente ambos trminos para meter de contrabando a Dios y al creacionismo. El lmite general de Dussel consiste en que despus de producir a la totalidad para plantear una crtica no dependiente se extraa de la totalidad, saca de la totalidad al productor de la totalidad. Ya hemos visto que ste es un error, pues en la produccin la relacin del sujeto con el objeto debe establecerse en inmanencia, porque al producir al objeto el sujeto simultneamente produce la relacin intersubjetiva. La relacin sujeto-objeto no produce slo, objeto sino tambin la relacin en la que queda inmerso. En la pgina 377 Dussel resume su propuesta, y por lo tanto sus equivocaciones, es decir, su intento de hacer que Marx supere a la economa poltica y a Hegel desde la fuente, desde este afuera que es la Quelle:
El trabajo vivo es as la fuente (ms que fundamento) [(pues ste est dentro de la totalidad, mientras que la fuente est afuera)] que crea (y el concepto de creacin debe distinguirse de la mera produccin desde el fundamento del capital) plusvalor (ya que del valor total debe sustraerse el valor de la fuerza de trabajo que slo se produce desde el fundamento: reproduce el salario o el capital variable) desde la nada del capital (p. 377). Ya vimos en qu consiste esa trampa: desde la nada, es decir, desde ningn valor presupuesto. Pero con mucha fe el trabajo vivo pone en la realidad su valor que surge desde-ms-all (trascendentalidad, exterioridad, anterioridad) del ser del capital [pues antes del ser del capital est el del trabajo vivo]. En este punto, exactamente en este momento, Marx ha superado a Hegel, le ha dado vuelta: en lugar de comenzar por el Ser [(como lo hace Hegel)], el que se autodetermina y deviene ente (lo Mismo), comienza Marx desde el No-ser [(,pero aunque esto nunca sucedi podemos descansar, porque a rengln seguido dice)], desde el trabajo vivo en la exterioridad y anterioridad del Ser [(con maysculas y entrecomillado)] del capital [(con minsculas, pero aqu en verdad es con maysculas: El Capital)] el que, desde-la-nada del ser [(aqu lo que habra que subrayar es del (la nada del ser) pues esta nada depende del ser)], crea plusvalor (que en realidad, en el proceso permanente de las rotaciones devendr la totalidad del valor del capital) (idem). He aqu, pues, como deca, el resumen de las equivocaciones de Dussel. En lo que antecede las fuimos desglosando una por una y ahora las vemos todas juntas en movimien-
to. 10. RECAPITULACIN. CRTICA TEOLOGAL POR EXTERIOR Para redondear esta discusin en torno al proceso de trabajo, es importante observar no solamente los deslices en que incurre Enrique Dussel para apuntalar su posicin filosfica y poltica, sino tambin el carcter aparente del beneficio que conlleva criticar al sistema desde fuera del sistema, pero sobre todo los beneficios reales que implica criticarlo en inmanencia. En el aparente beneficio esttico o trascendente se pierde la estrategia, es decir, el nivel estratgico de El capital. Marx construye su texto precisamente para que su vigencia tenga una duracin estratgica durante toda la lucha del proletariado contra el capitalismo, lucha de largo aliento. Adems, es importante subrayar que el tema del proceso de trabajo es una especie de vrtice de un ngulo, de manera que cuando uno extiende las lneas del ngulo lo que estaba contenido en el estrecho espacio entre estas lneas e incluso concentrado en un punto se expande progresivamente y empieza a ocupar todo el territorio de la vida social. As, desde la produccin y la economa se desborda hacia los mbitos de la actividad social, poltica y cultural. Lo que se decida a propsito del proceso de trabajo empieza a legislar sobre todo lo que se diga acerca de la economa, la sociedad, el universo, etctera, y eso es justamente lo que Marx intenta mostrar en el modo como escribe este captulo V de El capital. Est tratando de poner en su lugar los elementos simples o abstractos de la totalidad del proceso de produccin capitalista con vistas a neutralizar la incoherencia que produce el capitalismo y la ideologa burguesa. Si desde este
ncleo en el que las ideas estn puestas en su lugar se extienden las lneas del ngulo, es posible seguir proponiendo otras ideas coherentes que critiquen, enfrenten y describan con exactitud al capitalismo. La totalidad es evidentemente una objetivacin del totalizador, pero ste no queda como un sujeto frente a una cosa externa a l sino incluido en la totalidad que produjo, por cuanto que tambin es productor de las relaciones sociales dentro de las cuales se produce y se reproduce esta totalidad. Ahora bien, cuando Dussel se refiere al capitalismo como lo enajenado frente a lo positivo y viviente, ve la totalidad slo como cosa, por eso se opone a Kosk y a Lukcs, quienes segn l habran quedado presos en la totalidad del capital, sin rebasarla. Sin embargo, si Lukcs insiste en la perspectiva de totalidad como una perspectiva positiva o crtica es porque l no ve a la totalidad como enajenacin, mientras que Dussel s. En realidad la totalidad capitalista producida por el trabajo es al mismo tiempo enajenacin y objetivacin pues en toda enajenacin la objetivacin permanece, no se suprime o anula. La afirmacin del ser humano no se suprime en la enajenacin ni, por lo tanto, dentro del capitalismo y aunque el capitalismo sea, como dic Marx, el sistema de la total enajenacin, la enajenacin en proceso de ampliarse y desarro-llarse, no elimina la objetivacin sino que la forma (precisamente en trminos enajenados). La enajenacin no excluye a la objetivacin, sino que es una forma de objetivacin; falsea la objetivacin, no la suprime. Esta diferencia entre falsear la objetivacin y abolirla, suprimirla o sustituirla, se les olvida constantemente a los crti-
cos del capitalismo, y en el momento en que identifican totalidad con enajenacin o con la objetivacin capitalista devienen inmediatamente en irracionales por un camino o por otro. Precisamente porque la enajenacin es una forma de objetivacin y no la anulacin de la objetivacin, recprocamente el trabajo vivo no es exterior a la totalidad capitalista puesto que justamente se objetiva en ella, ah se realiza. Ya hemos visto en qu consiste el luxemburguismo de Dussel y el irracionalismo de Rosa Luxemburgo, y cmo el planteamiento de la crtica de la totalidad desde fuera de la totalidad tiene como antecedente el irracionalismo de los jvenes hegelianos, especialmente de Edgar Bauer, este s criticado explcitamente por Marx. Este irracionalismo es una forma idealista teologal. Los jvenes hegelianos queran criticar al capitalismo desde la idea. Para ellos todo lo que era material, todo lo que era objetivo, era enajenado, capitalista. Como la masa est alienada, dicen, no puede criticar al capitalismo. Es, pues, la idea, que no es cosa, que no es objetiva sino inobjetiva, la que puede criticarlo. Desde la idea entonces, por inobjetiva, aquellos hegelianos queran criticar al capitalismo. Este planteamiento es idealista porque critica desde el espritu, y por eso mismo tambin es teologal, religioso, no asentado en lo positivo, en el materialismo histrico. 11. TEOLOGIZACIN DE LA REVOLUCIN As, pues, Rosa Luxemburgo, aunque partiendo de una intencin materialista, deriva en una postura idealista porque comparte este argumento teolgico con los jvenes hegelianos, este criticar desde la idea, desde lo que no est objetivado, porque identifica objetivacin con enajenacin; y am-
bas posturas quieren criticar a la enajenacin pero la ven como todo lo objetivo, por lo tanto, slo pueden encontrar aliado en lo que no es objetivo, en la idea o el no ser. Ya hemos visto distintas variantes de esta posicin. Los jvenes hegelianos estn, pues, presos en Hegel y en la teologa cristiana, pero tambin Rosa Luxemburgo y por supuesto tambin el luxemburguismo de Dussel. Inclusive l quiere desarrollar filosficamente la teologa cristiana a travs de Schelling emplastndolo con el discurso marxista. l cree que puede hacer este injerto porque hay pasajes de Marx que parecen convalidar una tal idea cuando habla del trabajo vivo, el trabajo inobjetivo, frente al trabajo objetivado. As, Marx habla del no ser y tambin Schelling y con l Dussel, pero stos hablan del no ser de manera opuesta a la de Marx,5 no como el no ser dependiente del ser, sino ms bien del ser que viene de la nada que es la idea. Dussel sigue en este punto a Schelling porque al proponer que el ser viene de la nada, aunque no lo diga, implica siempre a Dios. Sustantivar a la nada entraa el enaltecimiento y la glorificacin del Creador aunque esto no se explicite. Como vemos, se ha venido construyendo una teologa de la revolucin desde los jvenes hegelianos, pasando por Rosa Luxemburgo y Enrique Dussel. En este ltimo queda explicitada como teologa de la liberacin. Con Marx, la humanidad pudo volver los ojos de la creacin hacia la tierra y la praxis humana, y arrebatarle el poder productivo a la creacin alienada como acto de Dios. Y ahora los propios revolucionarios vuelven a expropiar a la praxis de su terrenalilad y la ponen en lo inobjetivo, en el no ser, en la idea, en lo espiritual. Del socialismo utpico se pas al socialismo cientfico, pero del socialismo cientfico se pas a la bizantina teologa
de la revolucin que va tejiendo sus hilos en estos discursos. Al expandirse como sistema mundial, el capitalismo va enfrentndose con todas las regiones no capitalistas, semicapitalistas o capitalistas poco desarrolladas, las pone en cuestin y los individuos que pertenecen a ellas reaccionan crticamente contra el sistema desde el no capitalismo, con un pensamiento ms o menos atrasado aunque con mucho mpetu revolucionario. Se le enfrentan en Rusia, en Polonia, en Mxico, en Amrica Latina, en fin, en toda la periferia, como antes se le enfrentaban en Alemania cuando sta era periferia, y as van construyendo, mediante el propio discurso marxista, una teologa de la revolucin, es decir, un discurso que enfrenta al capitalismo desde fuera del capitalismo. Criticar al capitalismo desde fuera del capitalismo puede ser un aspecto del proceso de expansin geogrfica del capitalismo y de la consecuente reaccin de resistencia crtica que suscita en las regiones que van siendo integradas y sometidas, pero este proceso de expansin geogrfica traducido a trminos tericos significa incoherencia: criticar a la totalidad desde fuera de la totalidad. Slo en la fantasa es posible estar fuera de la totalidad. Quiz las drogas pesadas actuales hagan posible la construccin de una teologa de la revolucin no solamente desde fuera del sistema sino desde dentro. La teologa de la liberacin en Amrica Latina est expresando, de manera concentrada, el carcter an teologal, religioso y atrasado de la revolucin mundial y de su discurso, un discurso que an no se para sobre sus pies porque cree estar fuera de la totalidad. Se cree superior tal y como muchas veces la aristocracia se vio a s misma como superior a los capitalistas y a los banqueros prestamistas que
provean a su sustento, pero luego la propia aristocracia qued sometida a esos mismos usureros. Esta posicin del aristcrata que desprecia a esos modernos mezquinos que corren detrs del dinero es la posicin soberana no solamente de los nobles precapitalistas sino de todo poblador precapitalista o externo al sistema y que por ello tambin tiene una posicin tica superior a los burgueses. Es evidente que los conquistadores espaoles que llegaron a Amrica exigiendo oro y plata tenan una posicin tica muy inferior a Moctezuma o a cualquiera de los representantes tribales con los que se toparon. La posicin aristrocratizante se recrea en la tica superior del telogo de la liberacin. En trminos ticos, esta posicin soberana guarda un ncleo racional potencialmente revolucionario, pero traducida a trminos tericos significa no tener humildad respecto de la produccin del objeto y una impotencia frente al objeto en el que te alienas, y as quedas incluido cuando por creerte superior pretendes ponerte fuera de l. En la perspectiva estratgica de la revolucin socialista, no se trata de despreciar a las fuerzas precapitalistas sino de reconocer toda la fuerza disponible para enfrentarse al sistema, pero tambin que no solamente se requiere la fuerza. La teora leninista acerca de la emergencia de la revolucin a partir del eslabn ms dbil de la cadena imperialista instituy esta teologa de la revolucin al no especificar que esta ruptura en el eslabn ms dbil no necesariamente entraa una revolucin especficamente socialista, sino solamente una revolucin social en general, la cual todava debe especificar su cualidad en el curso de la lucha. Pero eso s, revolucin social no es lo mismo que revolucin socialista, tal y como en su propio esfuer-
zo y en su propio pellejo lo experimentaron los revolucionarios rusos bolcheviques y no bolcheviques. Se intenta la revolucin socialista pero falta que sta logre autocalificarse histricamente como tal. Este lmite que estaba implcito en el discurso y en la prctica de los revolucionarios del siglo xx lo expresa abiertamente la teologa de la liberacin precisamente como teologa cristiana que es. El discurso laico de los revolucionarios marxistas del siglo xx se copertenece con el discurso cristiano religioso de los revolucionarios de la teologa de la liberacin que luego, en algunas de sus corrientes como la que representa Dussel se asume marxista. Ambos representan un horizonte en el que la revolucin y su discurso an no se paran sobre sus propios pies. Justamente la distincin entre estructura y configuracin del proceso de trabajo como el pivote de la crtica de la economa poltica apunta a sostener al hombre y al discurso revolucionario sobre sus propios pies. VIII. LA REVOLUCIN COMUNISTA ESPECFICA
EL CAPTULO V DEL TOMO I
(CONTINUACIN)
1. RECAPITULANDO LA DISCUSIN SOBRE PROCESO DE TRABAJO Y REVOLUCIN CON ENRIQUE DUSSEL Hasta aqu hemos estado explorando las dimensiones econmicas, naturales, polticas, antropolgicas, filosfica e histricas de la teora de Marx sobre el proceso de trabajo y la
configuracin capitalista del mismo como proceso de valorizacin. Como parte de esta indagacin, hemos estado discutiendo la interpretacin de Enrique Dussel sobre el concepto de trabajo vivo, el factor subjetivo del proceso de trabajo. Vimos cmo este autor intenta seguir el programa de fundamentacin de la revolucin social especficamente proletaria comunista al argumentar no slo de acuerdo a la teora poltica y a la teora econmica marxistas sino arraigando estas argumentaciones en la estructura metodolgica de El capital y en las posiciones filosficas de Marx. Sin embargo, no obstante lo anterior, Dussel tambin le atribuye a Marx posiciones filosficos que le son ajenas. Este es el caso de la idea de la revolucin desde fuera del capitalismo que ms bien es propia del socialismo utpico aunque incluso se encuentra presente en muchos marxistas del siglo XX, y a la que Enrique Dussel intenta fundamentar en el concepto de trabajo vivo. Enrique Dussel intenta, pues, basamentar en Marx a la teologa de liberacin en la coyuntura de la globalizacin capitalista de las ltimas dcadas del siglo XX. Esta coyuntura puso en cuestin las estructuras econmicas, polticas y culturales de la URSS y precipit en ella las nuevas polticas econmicas y polticas culturales (la Glalsnost y la Perestroika). Pero la globalizacin capitalista con el recrudecido avance avasallador de la hegemona mundial de Estados Unidos que impuso en el orbe la poltica econmica neoliberal y el capitalismo salvaje tambin someti a pases perifricos a un proceso de acumulacin originaria a marchas forzadas que expropi a los ltimos reductos tnicos de poblaciones precapitalistas que an conservaban una vinculacin orgnica con la tierra y con formas de produccin artesanales. De este modo puso a la orden del da la concertacin
rebelde por la sobrevivencia de estas etnias y del inmenso ejrcito industrial mundial en activo y de reserva al que se iban incorporando las poblaciones depauperadas y las clases medias crecientemente degradadas. Dussel elabora una propuesta en la que el concepto de trabajo vivo inherente al de trabajo asalariado se vincula con el concepto de pobre en general para responder a este contexto y sustentar una postura poltica revolucionaria y populista frentista no sectaria, diferente del partidismo obrerista vanguardista leniniano-stalinista que aunque en decadencia ha sido la corriente dominante en el movimiento obrero y de izquierda en general. De ah que Enrique Dussel quien escribe poco antes del derrumbe del socialismo real denomine su propuesta como marxismo no dogmtico en la era de la Perestroika. Por otro lado, seal las desventajas de un planteamiento poltico revolucionario que como el suyo intenta fundamentar la revolucin comunista desde fuera del capitalismo, es decir, la prdida de la estrategia y el consecuente tacticismo que han caracterizado a las distintas versiones del socialismo utpico. As pudimos apreciar, por otro lado, las cualidades del intento original de Marx de establecer la revolucin en total inmanencia respecto del capitalismo. El frente clasista que propone Dussel es ciertamente valioso para una revolucin intracapitalista cuya tarea consista en desarrollar al capitalismo mediante los movimientos sociales revolucionarios con la finalidad de sustituir un patrn de acumulacin deficiente por otro que propicie una industrializacin nacional plena. Sin embargo confunde lo que es una revolucin social de desarrollo intracapitalista con una revolucin socialista, que destruya al capitalismo. Esta con-
fusin ha sido permanente durante todo el siglo XX desde la revolucin rusa de 1917 hasta la de Nicaragua y El Salvador a fines de siglo, y est an en curso hoy da en los movimientos sociales. Sin embargo, la experiencia histrica, adems de la coherencia terica, apunta a que la revolucin socialista deba ser hoy asumida finalmente en su especificidad. El discurso de Enrique Dussel cumple una funcin en referencia a la tarea histrica impuesta por el proceso acumulacin originaria salvaje desencadenado por la globalizacin capitalista, es decir, a la necesidad de incluir a los movimientos campesinos y tnicos suscitados por el neoliberalismo y que no parecen tener cabida en la poltica partidarista u obrerista tradicional an dominante. La teora de Enrique Dussel resume el horizonte de la revolucin que ha prevalecido durante el siglo XX, que, como vimos, es el de la teologa de la revolucin. Este horizonte fue esbozado por Rosa Luxemburgo y por Lenin quienes de una u otra manera asumen la revolucin como hecho trascendente o que viene desde fuera del capitalismo. Durante el siglo XX los campesinos y los indgenas fueron factores revolucionarios ms decisivos que el proletariado en la medida en que las masas expropiadas por la expansin capitalista se han enfrentado al sistema para tratar de defender, preservar o recuperar las condiciones de reproduccin que an controlan o que estn amenazadas. Este proceso adopta en la globalizacin su forma ms madura y virulenta, provocando la reactivacin concentrada de esta teologa de la revolucin desde fuera tal como se manifiesta en la propuesta de Enrique Dussel. Mi crtica a esta propuesta seala que el hecho de que el obrero subsumido formal y realmente bajo el capital no deja de ser hombre, o que el hombre alienado
no deja de ser hombre, no autoriza a que consideremos que el hombre est fuera del sistema capitalista, ni que algn hombre que est fuera del capitalismo sea quien haga la revolucin o que sea de los hombres externos al capitalismo de donde vendr la fuerza que revolucionar sus cimientos. Mi argumento retoma la idea de Marx expuesta en el captulo V de El capital de que la contradiccin histrica fundamental del capitalismo es aquella que se da entre, por un lado, la estructura del proceso de trabajo como un todo es decir, como una unidad sujeto-objeto o de los factores objetivo y subjetivo del proceso laboral y, por otro lado, la configuracin histrico-concreta de este proceso de trabajo en tanto proceso de valorizacin. De este modo Marx trata de caracterizar cientficamente al sistema y, a la vez, establecer la fundamentacin de la revolucin no desde fuera del sistema sino desde dentro. Desde un planteamiento tan general, bsico y fundamental como el proceso de trabajo o el modo de produccin, Marx prepara su argumentacin poltica culminante. As sale al paso del error ms persistente de las propuestas socialistas utpicas y socialistas y comunistas en general, es decir, la argumentacin teolgica de la revolucin, la revolucin como trascendente, como ocurriendo desde fuera, una revolucin que todava no se para sobre sus propios pies. Los trminos de la contradiccin fundamental del modo de produccin capitalista, entre la estructura del proceso de trabajo comn a toda historia y la configuracin capitalista del mismo, constituyen relaciones sujeto-objeto no slo sujeto o no slo objeto de transformacin de la naturaleza, y, por otro lado, no estn yuxtapuestos como dos cosas sino que la estructura transhistrica est integrada en su configu-
racin capitalista; ambos son, pues, indisociables a no ser que la prctica revolucionaria los disocie. Por su parte, Enrque Dussel no observa esta contradiccin, que constituye el eje en torno al cual gira la crtica de la economa poltica, y se atiene ms bien a la relacin entre el trabajo vivo y el producto del trabajo. l no observa la contradiccin entre la estructura del proceso de trabajo que incluye los factores objetivo y subjetivo y la configuracin capitalista del mismo, que incluye tambin la configuracin capitalista del sujeto y del objeto. Por el contrario, l plantea como lo ms fundamental el hecho de que el trabajo vivo el sujeto se opone al objeto. Por lo tanto, considera que slo el trabajo vivo pertenece a la estructura transhistrica del proceso de trabajo y que por eso est en contradiccin con el objeto plusvalor en tanto producto del proceso ya configurado. Pero este argumento no permte tratar la contradiccin en trminos capitalistas como una contradiccin histrica. Lo transhistrico no puede contradecir a lo histrico-concreto si no est en lo histrico-concreto. Enrique Dussel quiere el imposible de que el trabajo vivo est fuera del dominio capitalista. Desde luego es pertinente analizar la contradiccin entre el trabajo vivo y el producto capitalista pero no la relacin histricamente decisiva, y menos si se manipulan sus trminos como tambin lo hace Dussel al plantear como ms fundamental la relacin sujeto-objeto, que es ms abstracta, que la relacin entre la estructura transhistrica y la configuracin capitalista del proceso de trabajo. Lo ms abstracto no es lo ms fundamental, y confundir una con otra es manipular los conceptos.
La destreza filolgica de Dussel para rastrear conceptos de Hegel y de Schelling en el discurso de Marx es loable y til pero se vuelve en su contra al no captar el nuevo modo en que Marx organiza dichos conceptos. En el caso que nos ocupa, se trata de establecer la relacin entre, por un lado, la contradiccin entre estructura del proceso de trabajo y configuracin capitalista del mismo y, por otro lado, la contradiccin del trabajo vivo con el plusvalor. Dussel concibe el trabajo vivo como si fuera externo a la relacin capitalista porque cree que es as como Marx reorganiza conceptos de Schelling como el trabajo en tanto fuente de valor o el de trabajo inobjetivo como no ser del capital que produce al capital. Y mientras Dussel se queda fijado en el aspecto nihilista y teolgico de la propuesta idealista de Schelling, es precisamente ese aspecto el que Marx revoluciona hacia el materialismo histrico, es decir, hacia una autntica crtica positiva radical completa de la sociedad burguesa, por cierto ms all de la filosofa positiva de Schelling que en verdad slo es pseudopositiva. 2. DUSSEL ANTE LOS IZQUIERDISTAS ALEMANES Y HOLANDESES, Y ANTE LENIN Y ROSA LUXEMBURGO Cabe recordar que estamos discutiendo los planteamientos de Enrique Dussel porque estamos comentando el captulo V de El capital. As como hice con captulos anteriores de esta obra de Marx, adems de puntualizar el argumento y los desarrollos que se pueden derivar de la crtica de la economa poltica hacia la crtica de la cultura y de la poltica, trato de discutir con las interpretaciones o crticas importantes de estos conceptos. Enrique Dussel ha dedicado buena parte de su vida y de
su obra al estudio de la crtica de la economa poltica de Marx. En su interpretacin en torno al concepto de trabajo vivo, intenta desarrollar la crtica de la economa poltica hacia sus fundamentos metodolgicos, filosficos, econmicos y polticos para construir una poltica revolucionaria. Es decir que Dussel ha intentado desarrollar el argumento del proceso de trabajo hasta sus ltimas consecuencias. Existen otras tentativas en este mismo sentido. As por ejemplo, las corrientes autogestionarias del izquierdismo europeo holands, alemn e italiano consideran el proceso de trabajo capitalista, donde el sometimiento del proletariado tiene una funcin directamente productiva, como el punto fundante del sistema y, por lo tanto, como el punto decisivo de la revolucin. Para estas corrientes, la tctica revolucionaria inmediata consiste en que los obreros le arrebaten al capital las fbricas y las empresas y las autogestionen, es decir, que la clase obrera tome directamente el poder sobre la produccin. Esta perspectiva es opuesta a las posiciones politicistas partidistas que vienen desde la socialdemocracia y que fueron heredadas por el leninismo, en las que el proceso de trabajo se deja en segundo trmino y slo se reconoce la poltica que se hace en el parlamento a travs de las votaciones o a lo ms en las calles, y entonces slo se consideran como objetivos posibles del movimiento socialista los de la lucha reformista. La fbrica, la oficina, la empresa capitalista no se reconocen como lugares de la poltica y entonces los obreros no son directamente sujetos polticos sino slo sus dirigentes; se expropia la capacidad poltica bsica de la clase obrera. Como en el captulo V de El capital se pone en juego justamente esta dimensin poltica bsica del proceso de traba-
jo y la enajenacin de la misma, este captulo ha sido central en el enfrentamiento terico y poltico entre las distintas corrientes histricas de izquierda. Hermann Gorter, Rosa Luxemburgo, Anton Pannekoek y Paul Mattick forman parte de las corrientes izquierdistas autogestionarias holandesas y alemanas. Ellos plantean que la autogestin de la produccin tiene lugar en el proceso de trabajo, que el dominio capitalista sobre el trabajo slo puede ser desestructurado si se hace que el trabajo vivo asuma la gestin del proceso de produccin. Esto es lo fundamental, el partido es secundario. Estas corrientes izquierdistas retoman la experiencia de los soviets, de los consejos obreros de fbrica, de colonos, de soldados, etctera, que surgieron en la revolucin rusa en 1905. Ellos sealaron que estas expresiones directas de la fuerza poltica de la calse obrera, como son los soviets y los consejos alemanes e italianos, son productos espontneos de la estructura del capitalismo. El proletariado tiene fuerza en la produccin porque l produce la riqueza y entonces puede suspender la produccin de riqueza; por otro lado, l produce toda la riqueza y sin embargo toda la riqueza le es expropiada. Por lo tanto, su accin poltica directa tiene mayor alcance en el proceso de produccin, ms all de la accin poltica mediante representacin. Este decisivo punto tiene, pues, una larga tradicin histrica. Y bien, como Dussel intenta argumentar una poltica revolucionaria en referencia al concepto de trabajo vivo, es de sumo inters terico y poltico observar sus diferencias y sus coincidencias con aquellos marxistas europeos. Marx y los izquierdistas alemanes y holandeses piensan a la revolucin desde el proceso de trabajo capitalista como va para argumentar la revolucin desde el interior del capi-
talismo; no argumentan, pues, en trminos politicistas o culturalistas o etnolgicos sino desde la produccin capitalista. Por el contrario, Enrique Dussel intenta argumentar la revolucin comunista desde el proceso de trabajo y en particular desde el trabajo vivo pero, segn la versin premarxista, desde afuera, tal y como lo hacan los socialistas utpicos. Ya hemos visto cmo la conciencia de clase proletaria ha tenido grandes dificultades para mantenerse firme en esta cumbre de la razn revolucionaria alcanzada por Marx: la revolucin ocurre desde dentro y slo puede ocurrir desde dentro. Sin embargo siempre hay la ilusin, la tentacin y el impulso de que ocurra desde fuera. De ah que despus de Marx la socialdemocracia empezara a construir la revolucin desde fuera, es decir, desde la tica y desde la poltica parlamentaria; que Lenin y Rosa Luxemburgo por un lado se centraran en el proceso de trabajo pero por otro se atuvieran a que la revolucin viniera desde fuera, por medio de las contradicciones externas que la expansin capitalista genera en la periferia. Adems, Kautsky y Lenin asumen explcitamente que la teora revolucionaria y en general la conciencia revolucionaria se importan desde fuera de la clase obrera. De ah que la revolucin quede en su perspectiva determinada desde fuera: la conciencia proletaria comunista no le pertenece a la clase proletaria sino que es prestada, constituida por los intelectuales. Esta idea se justifica diciendo que Marx no era obrero sino pequeo-burgus y construy una teora revolucionaria que luego introdujo en la clase obrera, y por ese motivo se requiere la existencia del partido. Ya que los intelectuales socialistas o filantrpicos han construido la
conciencia comunista hay que introducirla en las masas, y de esa funcin se encarga el partido. Aquella contracorriente histrica revolucionaria que proviene de Marx heredada de los primeros levantamientos obreros comunistas se rehabilita con los izquierdistas alemanes, holandeses e italianos de los aos veinte y luego renace en el 68 con los movimientos de accin directa anarquistas y marxistas. Y en ese mismo contexto todava influido por el Mayo del 68 surge la reflexin de Enrique Dussel sobre la revolucin que argumenta sobre la base del proceso de trabajo pero, paradjicamente, postula una revolucin desde fuera. Esta postura concibe al proceso de trabajo como interior al capitalismo pero, al mismo tiempo, a una parte del proceso de trabajo, el trabajo vivo, como algo externo al capitalismo; as es como la revolucin deja de ser determinada desde dentro y pasa a serlo desde fuera. Tal es el procedimiento que hemos visto utilizar a Enrique Dussel. 3. VENTAJAS DE LA TESIS ENDGENA DE LA REVOLUCIN FRENTE A LA TESIS EXGENA Como ya vimos, la principal ventaja de la revolucin desde dentro se refleja en el hecho de que la teora de Marx tanto la crtica de economa poltica como la teora de la revolucin social y poltica que aqulla incluye tiene vigencia hasta el presente. Esto no es una casualidad ni se debe a que el pensamiento pueda durar como dura una piedra, porque tiene consistencia de cosa, sino que esa teora fue diseada para producir un efecto histrico de tal naturaleza. Marx analiza un capitalismo mundial plenamente maduro, generalizado, desarrollado hasta el punto en que se ha purificado y slo existen en l dos clases sociales: la burguesa y el proletaria-
do. Cundo sucedi eso? En 1867, cuando Marx public El capital, este sistema social slo exista como excepcin, concentrado en pequeas regiones del planeta. Y esta situacin no haba cambiado mucho en 1917, cuando triunf la revolucin rusa, y el capitalismo no era todava la forma propia de todos los procesos de produccin en el mundo un siglo despus de que Marx excribi El capital, hacia 1970. El capitalismo est generalizado en todo el mundo slo hoy, a comienzos del siglo XXI. Pues bien, ese horizonte en el que el mundo todo ya es capitalista es el horizonte de El capital, y es all, en ese contexto en el que slo hay capitalismo, donde Marx establece su demostracin de que la revolucin proletaria comunista es una tendencia necesaria de este sistema econmico. Esta propuesta nos confronta con una gran paradoja. Falta ver si se sostiene, si tiene coherencia, si tiene consistencia o si es una tontera o una aberracin, pero ante todo hay que reconocer cmo est planteado el argumento. Y vemos que Marx est argumentando una revolucin proletaria posible que sigue siendo vigente hoy, mientras que el planteamiento de Rosa de Luxemburgo ya se derrumb pues aunque ya no existe ningn mbito no capitalista que segn ella impida la revolucin el sistema sigue ah. Lo mismo vale para Lenin y Mao. El levantamiento neozapatista que irrumpe a la luz pblica en 1994 sera inexplicable si lo vemos como un movimiento solamente indgena y campesino, es decir, si no se reconoce su relacin con el capitalismo mundial. Si se cree que el EZLN tiene una influencia slo local no se entiende su dinmica, sus triunfos, el apoyo que ha recibido de la sociedad civil mexicana y mundial, el impacto que ha tenido sobre otros
movimientos de izquierda. Tampoco se entenderan estos alcances del zapatismo si se lo piensa como una revolucin campesina como las que conoci Mao, o como la que tuvo que hacer Lenin finalmente en 1917 pues aunque quera hacer del proletariado el motor principal de la revolucin, debi asumir que ese papel lo estaba desempeando el campesinado. Sobre todo no se podra entender cmo va a integrarse a la revolucin mundial. Y si sta se articulara es evidente que no podra ser campesina, porque las propuestas revolucionarias campesinas que presidieron los grandes movimientos sociales del siglo XX han perdido vigencia, no tienen ya soporte histrico. Aunque eran incoherentes desde que nacieron, tenan el soporte histrico que les daba una situacin emprica en el entorno con la que en apariencia eran congruentes, y adems, las revoluciones mismas en curso demostraban que las masas campesinas eran revolucionarias pero no las masas proletarias. Sin embargo hoy ya no existe este sustento histrico, as que hay que reconstruir una teora de la revolucin comunista. De ah la pertinencia del intento de Enrique Dussel independientemente de sus resultados efectivos de fundamentar la revolucin en el anlisis del proceso de trabajo. Es pertinente reconocer cules son los autores fundamentales en esta labor y tambin ubicar en el texto de El capital el ncleo esencial del problema que debemos resolver. La revolucin proletaria planteada en inmanencia con el modo de produccin burgus como Marx lo hace ser vigente mientras haya capitalismo, e inclusive es tanto ms actual ahora que el capitalismo ya ocupa todo el planeta; en cambio cualquier versin de revolucin desde fuera pierde vigencia conforme el capitalismo se extiende a todo el orbe.
Y si la revolucin argumentada en exterioridad se apuntala en conceptos ms bsicos tambin stos van a estar equivocados; mientras que si la revolucin comunista planteada como revolucin desde dentro del capitalismo se argumenta con conceptos ms bsicos es muy posible que esos conceptos ms bsicos sean correctos. Esta ventaja ha sido experimentada y comprobada durante ms de un siglo. Una segunda ventaja de la fundamentacin de la revolucin en inmanencia consiste en que la revolucin comunista proletaria la hacen precisamente las masas que son explotadas por el capitalismo. Esto le confiere una dimensin tica al explotado en tanto ser humano cargado de futuro. ste tiene esperanza pues aunque hoy se encuentre alienado puede dejar de estarlo, es decir que puede desarrollarse como ser humano, lo que implica su desarrollo como ser individual y su reconocimiento comunitario de que forma parte de la clase explotada. El autorreconocimiento del individuo humano en esa situacin solidaria implica reconocer su perspectiva histrica hacia el futuro. Si no tiene claridad respecto del otro individuo tampoco la tiene respecto del futuro porque no percibe la reciprocidad en sus relaciones sociales como persona y ser de clase, entonces no hay futuro en realidad, slo hay futuro capitalista modificado de distintas maneras. Hoy existe una diversidad aparente de futuros porque la gente no tiene futuro, por eso hay que presentarle siempre imgenes que son distintas combinaciones unas ms agradables que otras de futuro diseadas por el sistema, porque en verdad no existe un futuro transcendente respecto del capitalismo. El proletariado es la clase revolucionaria especfica del capitalismo porque slo el reconocimiento horizontal comunitario
clasista con el otro funda el futuro autntico. Se trata de la revolucin de la clase de los explotados que devienen en otra cosa, es decir, en seres humanos no alienados. Por lo tanto, la transformacin de la realidad coincide con su autotransformacin. La conciencia que tengas del capitalismo coincide con el desarrollo de tu autoconciencia, y ste coincide con el desarrollo de la conciencia sobre el objeto. Del mismo modo la negacin que el capital hace del proletariado es contestada por ste con otra negacin, y si hay una negacin de negacin tambin contesta en reciprocidad. Siempre estn puestos en juego trminos humanos, no ilusorios. Son trminos de corazn humano, de psique humana, de humanizacin. Esto no significa que el proletariado sea la nica clase revolucionaria en el capitalismo. Hay otras, pero slo el proletariado es una clase revolucionaria especficamente comunista, es decir que es la nica clase que puede llevar a cabo ese tipo de transformacin socialista. Ha habido muchas revoluciones durante el siglo XX pero ninguna ha sido socialista porque no las ha hecho el proletariado. Esta clase social ha participado en ellas pero las han hecho sino otros sujetos, que tienen una vigencia histrica rebelde muy virulenta, pero cuyas fuerzas no alcanzan para llevar a cabo una revolucin comunista, o sea la abolicin efectiva de la propiedad privada y por lo tanto del modo capitalista de produccin; su horizonte histrico est limitado por la estructura productiva del capitalismo. Una tercera ventaja de la idea de revolucin desde dentro es que puede ser argumentada desde la produccin. La produccin de la revolucin anticapitalista se argumenta desde la produccin capitalista. No hay que echar mano de otra cosa para sacar de ah la revolucin como un conejo del
sombrero de mago, sino que la revolucin ocurre en inmanencia. De este modo el capitalismo nunca pierde a su enemigo, siempre lo tiene ah en frente, mientras que si la revolucin es desde fuera (exgena) entonces el capitalismo se queda sin enemigo y puede permanecer vigente y la revolucin ya perdi. La revolucin argumentada desde dentro (endgena) significa que mientras haya capitalismo la revolucin no se ha acabado, sigue siendo, y entonces el capitalismo no podr dormir tranquilo. stas son, pues, las ventajas de la idea de revolucin endgena. Debe ser evidente que no se trata de la posicin proletarista y productivista sectaria contra la que Dussel construye su argumento. l tiene razn en rechazar el sectarismo y en argumentar la revolucin en trminos humanistas con base en el trabajo vivo. As logra darle un sustento terico a una poltica ms abierta, ms flexible y abarcante. Sin embargo, este efecto se obtiene no solamente aludiendo al pobre, sino tambin, y de modo ms adecuado, si se argumenta al trabajo vivo como inmanente respecto del proceso de trabajo capitalista y sealando al proletariado como la clase especficamente revolucionaria socialista. As no se pierde la caracterizacin rigurosa de la revolucin y se especfica de qu revolucin estamos hablando, lo cual tiene mucho sentido despus de la experiencia del siglo XX, pues ahora no se trata simplemente de una diferenciacin casustica: establecer que una revolucin es o no socialista. En el siglo XX las revoluciones sociales han sido confundidas con revoluciones socialistas, lo cual ha tenido graves repercusiones histricas para las masas y para toda la izquierda. Pero la posicin referida puede evitar los descalabros de esa ilusin, por ejemplo la idea depresiva que dice: si se cay la
URSS no
podr haber revolucin, el socialismo estaba equivocado. Esta idea absurda proviene de otra previa que tom por proletaria una revolucin democrtico-burguesa. Lenin se mantuvo en el filo y reconoci que en la Rusia de 1917 se haba hecho una revolucin democrtico-burguesa y que dependa de la accin del partido bolchevique para que esa revolucin se convirtiera en proletaria. En el periodo que va de febrero a octubre de 1917, el partido bolchevique intenta hacer esta transformacin y aunque ya han tomado el poder Lenin insiste en que todava no se ha llevado a cabo la revolucin socialista, que sta todava est por hacerse, se haba logrado arribar a un capitalismo de Estado y an se requera transitar hacia el socialismo. Y en eso estn hasta 1919, despus se pierde el argumento y desde mediados de la dcada de los veinte se habla de que la revolucin socialista es posible en un solo pas, idea aberrante de la que Stalin supo aprovecharse. Pero Lenin y Trostky an estaban esperando que la revolucin rusa para que efectivamente deviniera socialista se conectara con la revolucin europea, que surgiera un movimiento internacional en el que las fuerzas productivas ms desarrolladas europeas se combinaran con el atraso ruso y entonces la revolucin social rusa pudiera devenir en revolucin socialista precisamente al combinarse con aquel movimiento. El dogma del socialismo en un solo pas queda consolidado cuando se ha perdido definitivamente la esperanza de la revolucin en Europa. La idea de revolucin endgena permite, pues, evitar todas estas confusiones, frustraciones, cadas, restablecimientos y recadas en los movimientos de izquierda, lo cual significa ahorro de fuerzas y de vidas y tambin ms eficacia. Ciertamente el siglo xx fue un siglo de revoluciones y
stas fueron hechas por poblaciones marginadas o no completamente integradas al sistema, pero no fueron revoluciones de tipo socialista aunque fueron revoluciones sociales. Las protestas en defensa de los derechos de las mujeres o de los negros, los movimientos de los estudiantes o de los campesinos son detonadores y motor de la revolucin precisamente porque no estn integrados al sistema o no lo estn completamente, o bien estn integrados materialmente pero no en todos los planos (polticos, culturales o psicolgicos, esto es, emocionalmente), en contraste con los que estn inmersos en el sistema como miembros de la clase obrera. Esto lo vio muy bien Herbert Marcuse en su libro El hombre unidimensional. Ciertamente ah tenemos un proletariado integrado y que por lo tanto no va hacer la revolucin. Esto es cierto pero nos movemos entre Escila y Caribdis, entre dos monstruos que nos amenazan: por un lado, solamente hacen revoluciones los que no estn integrados, pero no revoluciones que destruyen el sistema sino que se integran en l y le sirven para expandirlo y modernizarlo, mientras que, por otro lado, los que ya estn integrados en el sistema y por eso pueden destruirlo no hacen la revolucin. En este contexto es decisiva la ventaja del planteamiento endgeno: establecer que la nica revolucin que trasciende efectivamente al capitalismo y funda un nuevo modo de vida es la proletariocomunista, mientras sta no tiene lugar otras muchas revoluciones ocurren, pero ninguna trasciende al sistema sino que ste las integra para autorremodelarse. El concepto de modernidad y la realidad de la modernidad consisten en esa autocontrariedad en expansin. Uno creera que la revolucin es ms fcil o que existen muchas versiones de la revolucin que realmente destruyen
al capitalismo. Y s hay muchas revoluciones, el propio capitalismo es la revolucin en curso, es la contradiccin en proceso, contradiccin econmica, social, poltica y cultural, as que constantemente hace revoluciones, incluso revoluciones contra l mismo pero que son reintegradas y el monstruo las devora para crecer. De ah que sea ms pertinente an puntualizar la idea: si hay algo as como una revolucin que destruya al capitalismo o que produzca un nuevo modo de vida, si algo como esto existe, sera una revolucin comunista proletaria. Puede no haberla pero si la hay slo esa puede ser. Hay muchos otros caminos revolucionarios pero que no van ms all del sistema justamente porque vienen de fuera del mismo. S lo revolucionan, no todos estos caminos son retrgrados, hacen avanzar el tiempo, pluralizan y quiz expandan la democracia o promueven ms educacin y comida para el pueblo como ocurre en la revolucin cubana, en la revolucin rusa o en la revolucin china sin que stas sean revoluciones socialistas. Dan pie a grandes avances pero slo mediante la industrializacin capitalista y la explotacin de plusvalor a cada vez ms seres humanos. Son caminos que extienden y desarrollan la explotacin de muy diversas maneras a la par de mejorar la situacin del pueblo. Esta es la gran enseanza del siglo XX. 3.1. Revolucin poltica y revolucin radical o socialista Durante el siglo XX se mostr palpablemente que en el capitalismo la enajenacin no es parcial sino total. Ese es el significado de que sea posible la destruccin del planeta por bombas atmicas, crisis ecolgica o hambrunas. La enajenacin total ha puesto en cuestin al sujeto humano en cuanto tal, en tanto sujeto humano viviente, y ste debe plantarse sobre
sus propios pies y demostrar que l es eso y no una ms de las especies destinadas e extinguirse en la historia del planeta. Entindase: lo que est puesto en juego no es una cuestin slo poltica. Esta fue otra de los grandes intuiciones de Marx contra los juegos polticos de los liberales. l se volvi hacia los socialistas y los comunistas precisamente porque stos no se situaban en un plano meramente poltico sino social, lo cual permite ubicar la revolucin en trminos ms radicales como revolucin social en un plano histrico y antropolgico, ms an, como una revolucin ontolgica. Marx pone en cuestin a todo el capitalismo al verlo como deformacin y destruccin histrica de toda la especie. La especie humana est puesta en cuestin de modo esencial. La especie humana no hace nada superficial, todo lo que ha hecho la involucra a fondo, y el capitalismo su producto la pone en cuestin a fondo en su vida misma. Esto no necesariamente significa que vaya a ser derrotada pero s que el triunfo no depende de una nueva mquina, ni siquiera de toda la maquinaria del sistema, sino de la alternativa que d el sujeto en tanto que es consciente y en tanto que es consecuente. No se trata slo de nuestra habilidad para hacer alianzas sino que la revolucin implica otras dimensiones cada vez ms radicales, ms hacia abajo, hacia el cuerpo, hacia los pies y las manos, hacia el trabajo, hacia la sexualidad, hacia la ecologa, hacia la materialidad. El hecho de que la revolucin socialista se vincule con el materialismo histrico, esto es, que haya implicado toda una revolucin materialista en la filosofa y en la ciencia de la que nace la obra de Marx El capital forma parte de ese horizonte histrico prctico en el que la vida social est
puesta en juego toda de manera radical. 3.2. La oposicin entre conciencia y revolucin La revolucin comunista no es un problema de coyuntura. El movimiento socialista en los siglos XIX y XX vivi bajo el engao de que la revolucin poda ser preparada artificialmente, pero esto nunca sucedi as. En la historia moderna de Europa las revoluciones surgieron de manera recurrente como coyunturas. La cuestin era estar preparado, pero el movimiento socialista nunca estuvo preparado para ninguna de esas coyunturas. Otra de las ilusiones del movimiento socialista es haber subestimado al capitalismo. Marx nunca subestim la fuerza del sistema. Por ejemplo, despus de la revolucin de 1848 Marx se retira precisamente para analizar el suceso mientras los otros grupos de revolucionarios todava pretendan seguir en la accin. l no le ve ningn sentido a persistir porque las condiciones han cambiado y piensa que es indispensable entender en qu y cmo, a contra corriente con muchos revolucionarios que conciben la revolucin dogmticamente como un hecho que a toda costa hay que generar y que nace de la pura subjetividad. Hasta hoy persiste la incomprensin del desarrollo capitalista en su verdadera complejidad y la funcin que tienen las revoluciones en l. Es cierto que otros modos de produccin existieron durante mucho ms tiempo que el capitalismo pero ste, dice Marx, slo cambiar a travs de la accin consciente del proletariado. El capitalismo tiene la capacidad de cambiar de forma sin dejar de ser capitalismo y quiz a costa de la destruccin del planeta, y su autntica transformacin slo puede ocurrir como acto consciente.
Esta idea es contraria al punto de vista de Immanuel Wallerstein cuando dice en su libro Despus del liberalismo, que mientras uno est pensando cmo conocer al capitalismo ste nos est comiendo, que ya no hay tiempo, lo que nos toca ahora es hacer, actuar para transformar al sistema y ya no conocerlo, ya hemos visto demasiado. Ante tal aberracin, vienen a la mente los Manuscritos de 1844 donde Marx habla (Propiedad privada y comunismo) de tres tipos de comunismo y en el primero y el segundo ubica, de manera visionaria, una figura anloga a lo que fue la Unin Sovitica: la propiedad privada en manos de muchos, as que no es el autntico comunismo. Por contraste, la tercera figura de comunismo habla de la autntica liberacin del hombre sobre la base de que ha sido abolida positivamente la propiedad privada, lo cual hace posible cancelar la contradiccin del hombre con el hombre y del hombre con la naturaleza y con su propia naturaleza. Por otro lado, tambin vienen a la mente las visiones nacionalistas de la revolucin, y en contraste, el futuro posible construido por la clase obrera proletaria en tanto clase que tiene la posibilidad y la capacidad por ser la clase explotada de modo especficamente capitalista de trascender al capitalismo. Y en todo esto no podemos olvidar que, para Marx, la revolucin implica un proceso de autotransformacin. La revolucin, en ese sentido radical, implica la transformacin de la moral y de la sexualidad. La clase obrera no puede llevar a cabo esta revolucin si su accin se limita a lo que pueda hacer dentro de la produccin sino como sujeto omnilateral. La revolucin es entonces un proceso dual de transformacin del modo de produccin existente y de autotransformacin. Cmo es posible esto?
4. EL CAPTULO V DE EL CAPITAL Y LA REVOLUCIN COMUNISTA Ante todo seamos conscientes de que estas preocupaciones y anhelos relativos a la revolucin socialista estn girando en torno al tema del captulo V de El capital. Hay que leer y releer este captulo siempre con mucho cuidado porque ah es donde se escenifica este desafo histrico, filosfico, econmico y poltico del que depende el fundamento del socialismo cientfico. Al leer este captulo hay que poner una apuesta, hay que manifestarse, discutir con esa idea, decidir si se est o no de acuerdo, explicitar las dudas, pronunciarse, ponerse en juego frente a lo que ah se expone, es decir: la estructura bsica y fundamental del capitalismo y al mismo tiempo su lmite y su posibilidad de transformacin. Y bien, qu imagen de revolucin condiciona esa exposicin? Es mucho ms que un problema de coyuntura y de conciencia. Es un problema de estructura material del capitalismo. La coyuntura est organizada por la estructura del capitalismo y slo en ese sentido puede involucrar a la conciencia. En eso consiste la idea de argumentar la revolucin en inmanencia. Si la argumentamos slo como un problema de conciencia y de coyuntura entonces podemos prescindir de la inmanencia respecto del capitalismo. Cualquier revolucin desde fuera, es decir, popular o campesina, slo puede desarrollar una figura de conciencia rebelde en la coyuntura y no podra incidir de manera radical en la estructura capitalista y transformarla en otra cosa que no sea capitalismo. As, por ejemplo, Enrique Dussel insiste en la tica como condicin bsica para buscar una revolucin desde fuera. La tica ciertamente tiene muchsimo que ver con la revolucin, pero el problema fundamental no es de deber ser sino del ser social, no de lo que los hombres piensan de s mismos
sino de lo que son realmente y que es lo que produce sus formas de conciencia y su tica. De la contradiccin entre el proceso de trabajo y el proceso de valorizacin tambin deriva la teora de Marx sobre las crisis y sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia que se desarrolla a lo largo de El capital. Para Marx, la revolucin comunista no es, pues, un problema de voluntad sino de condiciones objetivas, pero al mismo tiempo esta es la paradoja esta revolucin, a diferencia de las otras revoluciones, slo es posible si se hace con conciencia y voluntad. Esto significa dos cosas: primero, que en tanto acto voluntario es, entonces, tambin predeterminado, previsible, preparable. La revolucin se prepara y, efectivamente, hay un diseo, una preparacin de la revolucin que ocurre sobre la base de las condiciones materiales existentes, como proceso de elaboracin y transformacin consciente de las mismas. Por otro lado, con conciencia tambin significa que la revolucin ocurre poco a poco, es decir, que tiene que ir al detalle, no es un solo acto, un golpe; es una revolucin sistemtica de todos los planos de la existencia y tiene que ir ocurriendo conforme avanza el desarrollo capitalista. Marx tambin plantea la revolucin comunista como una necesidad histrica arraigada en la necesidad econmica del capitalismo, pero no por eso es una revolucin economicista; es una necesidad histrica arraigada en la economa del capitalismo pero que contraviene al capitalismo, y precisamente porque lo contraviene esencialmente no es economicista sino total y radical, va al fondo, hasta la produccin, e involucra a la totalidad de las esferas de afirmacin del ser humano.
4.1. Socialismo o barbarie: el problema de la libertad As como la revolucin comunista slo tiene lugar sobre la base del desarrollo del capitalismo, es decir, como constante proceso de elaboracin que tiene lugar dentro de este desarrollo, conforme el capitalismo se desarrolla y revela su carcter enajenado total tambin muestra su tendencia tantica, asesina. El ncleo final de su carcter enajenado significa que no slo es genocida sino que mata a grandes ncleos poblacionales para amenazar a otros y en ese juego puede aniquilar a la humanidad. As, la guerra fra incluy masacres localizadas; el estallido de bombas atmicas en Hiroshima y Nagasaki en 1945 fue sobre todo una advertencia, y Busch us como pretexto los atentados del 11 de septiembre de 2001 para echar a andar el asesinato masivo de hombres, mujeres, nios y viejos para controlar a la gente en Afganistn y en Irak y en el resto del planeta. Y como la violencia se puede escalar de manera indefinida cada vez que el capitalismo muestra esta esencia suya y esta esencia se pone de manifiesto a medida que el sistema se desarrolla, la alternativa de Rosa Luxemburgo socialismo o barbarie se muestra cada vez ms vigente, y al mismo tiempo se vuelve ms notorio el hecho de que la revolucin comunista, si bien es un hecho necesario, es mejor que ocurra no por necesidad sino por voluntad, por conciencia. Pues cuando las cosas ocurren por necesidad suelen llegar tarde, cuando ya se ha ido demasiado lejos. La revolucin comunista es entonces dialctica y anticipatoria debido precisamente al tipo de estructura histrica o productiva que caracteriza al enemigo que enfrenta. Mejor que ocurra por voluntad y por conciencia, por libertad; tambin por necesidad pero ser mejor cuanto mayor nmero de gente participe por previsin, por libertad, porque alcanza a ver las implicaciones
que tiene el modo capitalista de produccin y de vida, y no porque simplemente se est muriendo de hambre. Para que la revolucin sea total y radical tiene que ser endgena o intracapitalista, porque conforme avanza el desarrollo histrico del capitalismo se proletariza la humanidad y se constituye el obrero total; esto es, la figura plena, total del proletariado no se reduce solamente al obrero fabril sino que se presenta como una pluralidad de formas poblacionales y de respuestas a diversos aspectos y niveles de ataque a la realidad. Ya vimos cmo al desarrollarse el capitalismo el trabajo que era improductivo se vuelve productivo, es decir, nuevas dimensiones materiales, corporales pero tambin espirituales o culturales se vuelven productivas. Cada vez ms el obrero total es idntico con todas las necesidades y capacidades de la humanidad que se ponen en juego en la revolucin. 4.2. El urgentismo La consigna de hacer ya la revolucin, ya no pensarla como Wallertein clama, refleja un hecho histrico actual. En efecto, el problema de si habr tiempo o no para la revolucin debe ser pensado sistemticamente. Primero debemos precisar la figura y el contenido que tendra la revolucin y por qu son necesarios. En segundo lugar, y sobre esta base, habra que plantear el problema de si hay o no hay tiempo para ella. Ciertamente padecimos el urgentismo de los revolucionarios durante todo el siglo XX. Urgentistas fueron Lenin y los espartaquistas, lo mismo que el reformista Eduard Bernstein. Es posible que en el siglo XXI el urgentismo corresponda por primera vez a un hecho real y no slo a una ficcin precisamente porque est puesta en cuestin la existencia de la humani-
dad, la vida de todo el planeta, y de modo mltiple: por el agotamiento de los energticos, del agua, por la monstruosa capacidad destructiva de las armas, por la degradacin del clima y de los alimentos. Por muchos lados la humanidad est siendo atacada en su mdula y no puede sino contestar y puede estar contestando durante mucho tiempo sin lograr ms que reformas y paliativos, sin que la respuesta devenga en revolucin comunista. Aunque sean proletarios quienes contesten, puede ser que antes de que organicen todos su libertad en referencia a una finalidad bien clara la humanidad sea llevada a la destruccin porque ya no haya tiempo para revoluciones parciales o para dejar que otros se encarguen de mi problema mientras yo tengo una vida acomodada y me atengo a lo que hagan otros. El predicamento en el que se encuentra la humanidad en este momento realmente es muy grave: o reforma del capitalismo y eso se da por s mismo, estn ocurriendo u otra cosa distinta, la revolucin comunista. De lo que estamos hablando aqu es de cmo se argumenta la revolucin comunista a partir captulo V de El capital. No estamos hablando de cmo salvarle la vida al capitalismo, de reformas que nos permitan defendernos del sistema sin destruirlo; todo eso puede estar incluido en la revolucin comunista pero no es lo que la especifica. 4.3. Revolucin no sectaria pero especfica Toda revolucin nacional efectivamente hace avanzar a los pases donde se requiere: los industrializa y mejora las condiciones de vida de la poblacin. Y la revolucin nacional democrtica est incluida dentro de la revolucin comunista pero no es lo especfico de sta, aunque es algo muy necesa-
rio y tal parece que inclusive es previo. A muchas gentes les es ms viva, ms sentida la nacin que el formar parte de una clase. Este es uno de los efectos del sistema capitalista. Todo esto forma parte de los ingredientes de la revolucin comunista porque sta no es sectaria, al contrario de lo que se vio en las revoluciones que hubo en el siglo XX. Tambin se dijo de cada una de ellas que esa era la revolucin comunista pero esto nunca fue as. Esas revoluciones fueron sectarias porque eran parciales. La revolucin comunista es radical y total, y por ello no es sectaria pero s especfica. Su sujeto es esta clase, el proletariado, no otra. Si la dirige otra clase es posible que s sea una revolucin pero no aquella de la que estamos hablando sino otra: una revolucin liberal o democrtico-burguesa. En fin, revolucin, proletariado y comunismo son trminos con demasiada carga histrica y por lo tanto sumamente especficos, rigurosamente determinados por la estructura interna de aquello que combaten, de su objeto y de su sujeto. La coyuntura es parte importante de la revolucin pero sta es una realidad estructural y procesual, un prolongado proceso histrico. Y ese proceso histrico est ocurriendo desde hace siglo y medio. De lo que se trata es de que ocurra con conciencia. La revolucin comunista ya est en curso, pero sin conciencia de s, incluso con autoilusiones, creyendo que ya triunfaba y no ms bien que se era slo un paso, un aspecto, un brazo suyo. Marx intenta que este conjunto de movimientos parciales reformismos tnicos, clasistas, de grupos, partidos, sindicatos procedan con conciencia de la finalidad comunista a la que apuntan y entonces se organicen en consecuencia. Cada vez ms, sobre la base de errores previos, es posible
que el sujeto histrico se tome a s mismo como un todo. Lase cmo se define lo que es ser comunista en el Manifiesto del Partido Comunista. 4.4. Revolucin, experiencia y tiempo histrico La experiencia histrica tiene la ventaja de que se puede aprender de ella pero tambin la desventaja de que ocurre post festum; despus de que ocurre el descalabro hay que curar la herida. Pero el sistema puede producir descalabros que quiz no tengan un despus. As, aunque la experiencia histrica apunte hacia la meta comunista y la vaya volviendo posible, el tiempo histrico se va acortando, la posibilidad se va estrechando. Cuanto antes adquiramos conciencia y sta se expanda se estar garantizado el tiempo de la revolucin comunista y no slo de la mera sobrevivencia de la humanidad. La tardanza nos aproxima al momento paradjico en el que podramos vislumbrar con plena conciencia la ltima fulguracin del hongo de la bomba atmica que acaba con toda conciencia porque acaba con la vida sobre el planeta. 4.5. La nica garanta No hay garanta externa a la cual atenerse. La propuesta de Marx es que la revolucin ocurre en inmanencia, es decir, que hay que atenernos a nosotros mismos y confiar cada vez ms slo en nosotros mismos porque no hay otra salida. As es como est planteada la idea en el captulo V del tomo I de El capital porque alude al hecho de que est siendo parasitada la totalidad del proceso de trabajo, no slo una parte. No es slo el objeto y no el sujeto el que est enajenado como en la ilusin de Dussel sino que todo el proceso est siendo para-
sitado por el proceso de valorizacin. En cada instante de su funcionamiento el proceso de trabajo transhistrico eructa plusvalor pues est ocupado de manera total; el proceso de trabajo econmico, el proceso de trabajo cultural, el proceso de trabajo poltico, el proceso de trabajo histrico, todo eso ha sido apropiado por el capital. Por lo tanto, solamente atenindonos a nosotros mismos y en actitud dialctica de autorremodelacin es que puede ocurrir algo diferente. La invitacin est hecha. Ya estamos llegando tarde a la fiesta. Hay que prepararse. Al contrario de desesperar, hay que notar que la esperanza est abierta. Al contrario de frustrarse, hay que bregar ya, pero sin tropezarse. El planteamiento es, pues, dialctico y tiene todas estas vueltas, y, sobre todo, exige prescindir de toda ilusin y conservar y hacer crecer la esperanza realista. 4.6. Programa mximo y mnimo El partido socialdemcrata tena un programa mnimo y un programa mximo, y cada vez ms se fue ateniendo slo el programa mnimo y olvidando o relegando el programa mximo. A travs de esta dualidad se col el reformismo y el procesualismo. Al contrario, los izquierdistas de los aos veinte del siglo pasado planteaban que no se deba reducir la revolucin socialista al programa mnimo. Se tratara entonces de que el programa mximo siempre est en el proceso, de que cada acto del programa mnimo afirme al programa mximo. Es pertinente retomar esta propuesta. Dejemos aqu la discusin sobre el captulo V de El capital y la revolucin comunista y su desarrollo. Hablemos ahora del ncleo del desarrollo capitalista.