JUAN GOYTISOLO Las Mil y Una Noches 041203
JUAN GOYTISOLO Las Mil y Una Noches 041203
JUAN GOYTISOLO Las Mil y Una Noches 041203
Juan Goytisolo naci en Barcelona en 1931 y vive entre Pars y Marraquech.Es autor de numerosos ensayos, crticas, artculos y novelas que le han valido notoriedad internacional. Entre ellas destacan: Juegos de manos (1954), Duelo en el Paraso (1955), El circo (1957), Juan sin Tierra (1975), Makbara (1980), La saga de los Marx (1993), El sitio de los sitios (1995) y Las semanas del jardn (1997).Su ltimo libro es Carajicomedia (Barcelona,Seix Barral 2000).
La plaza Xema el Fna de Marraquech es nica en el mundo. Cada da se presentan msicos,bailarines, actores y
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i primer contacto con la literatura oral en la plaza de Xema el Fna de Marraquech me condujo a una reexin sobre la especidad de la escrita a partir de las diferencias existentes entre ambas: mientras en la comunicacin oral, el locutor puede referirse en todo momento al contexto, eso es, a una situacin concreta y precisa, comn a todos los auditores y espectadores de la halca, en el campo de la literatura escrita, el autor y el lector no tienen nada en comn, salvo el texto compuesto por el primero y el dato de pertenecer (por nacimiento o por aprendizaje) a una misma comunidad lingstica. El hecho de que al leer, por ejemplo, una novela, la comunicacin no se establezca entre un locutor y un auditor con idntica o aproximada experiencia del mundo (como en el caso de la literatura oral), sino entre un narrador y un
lector, ocasiona que el primero no pueda vericar si el segundo posee en el momento de la lectura el conocimiento del contexto que da por supuesto el texto narrativo. Ello explica que el lector alejado del texto en el tiempo y/o en el espacio requiera un intermediario que recree las situaciones contextuales para suplir precisamente la ausencia de situacin. En la halca nada de eso es necesario. El cuentista se dirige directamente al corro de espectadores y cuenta con su complicidad. El texto que recita o improvisa funciona como una partitura y concede al intrprete un amplio margen de libertad. Los cambios de voz y de ritmo de declamacin, de expresiones del rostro y de movimientos corporales desempean un papel primordial. Una obra en apariencia sacra puede ser parodiada y rebajada a un nivel escatolgico. En los cuentos infantiles y gestas caballerescas, el amplio uso de nmeros cine-
S I E T E E S C R I TO R E S R E C R E A N E L PAT R I M O N I O M U N D I A L
a el Fna
gticos y paralingsticos subraya la magia,fuerza o dramatismo de los episodios narrados. Poco a poco, conforme mejoraban mis conocimientos del darixa (el rabe dialectal marroqu), pude apreciar la riqueza y variedad de las tradiciones orales de la plaza de Marraquech. Junto a la audicin de obras clsicas (Las Mil y una noches,La Antaria, etc) y a leyendas populares inspiradas en hroes como Xeha,Aicha o Kandixa, particip como espectador en las improvisaciones burlescas y a veces pantomimas sexuales de halaiquis de gran clase, como los hoy fallecidos Saruh y Bakchich.Ambos se expresaban llanamente en el dialecto de los espectadores y recurran a unos eufemismos cuya ganza posean stos merced a su asiduidad a la halca. Pero en ese gran crisol de culturas populares que es la plaza de Xema el Fna convergen otras dos tradiciones:la berber y la subsahariana de los gnaua o descendientes de esclavos de una popular cofrada marroqu. La primera, ya se trate de cnticos o recitales en tamazigh (la lengua bereber mayoritaria) o en susi (el bereber de la regin de Agadir),abarca en su registro poemas de amor, elegas y obras de crtica moral y social. La segunda contiene un vasto repertorio de invocaciones y preces empleadas en
las ceremonias de trance ritual. Un reciente estudio del profesor Hamid Hogadem rene en un volumen las grabaciones hechas por el autor de los actuales halaiquis de las tres tradiciones y ser publicado prximamente con el patrocinio de la UNESCO. El punto de partida de mis reexiones se extendi a lo largo de los aos a las relaciones existentes entre la literatura oral y escrita.La interdependencia entre una y otra en las culturas europeas y rabes que conozco muestra que la oral aliment a la escrita al ser codicada y repertoriada y sta a su vez inuy en aqulla al introducirse en el circuito del relato oral. Numerosos textos medievales, tanto poticos como narrativos, fueron escritos para ser recitados y una lectura adecuada de los mismos requiere tomar en consideracin su dimensin auditiva y paralingstica. Muy signicativamente, el sector ms innovador y revulsivo de la narrativa del siglo XX (Joyce, Cline,Arno Schmidt, Carlo Emilio Gadda, Guimaraes Rosa, Cabrera Infante...) entronca con algunos elementos bsicos de la tradicin oral: las novelas de estos autores proponen una lectura en voz alta, una verdadera galera de voces, que permitira apreciar de modo cabal la propuesta literaria de sus autores. En lo que a mi concierne, he de sealar la importancia del estmulo de la oralidad de la Plaza en cuanto he escrito desde mi novela Makbara y su Lectura del espacio en Xemaa el Fna. Sin dicho incentivo, mi obra seria probablemente distinta. La audicin, esto es, la presencia simultnea del autor o recitador y del pblico adiestrado a su escucha, concede a los textos potico-narrativos una dimensin nueva, como en tiempos de Chaucer, Bocaccio, Juan Ruiz, Ibn Zayid o Al Hariri. Una continuidad soterrada enlaza el Medioevo con la vanguardia literaria del siglo que termina. Como seal agudamente Bajtin,una obra no puede vivir en los siglos venideros si no se alimenta de los siglos pasados... Todo lo que pertenece tan slo al presente est condenando a morir con l.
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Marraquech era la ciudad donde las leyendas negras y blancas se entrecruzaban, los lenguajes se entremezclaban y las religiones topaban con el silencio inmutable de las arenas en perpetuo movimiento.
Fatima Mernissi, sociloga y escritora marroqu. (1940-)
darse cita y disfrutar de la riqueza y variedad de su espacio en movimiento continuo.Como dije entonces, la Plaza puede ser destruida por decreto, pero no creada por decreto.Tomar conciencia de ello contribuira sin duda a salvarla. El aumento del trco rodado, la degradacin ambiental y, sobre todo, algunos proyectos inmobiliarios en contradiccin agrante con las clusulas de proteccin de la ley de 1922 proyectos que, de llevarse a cabo, desguraran para siempre el entorno de Xema el Fna,son lo sucientemente graves como para alentar una movilizacin internacional en defensa de este patrimonio oral e inma-
terial en peligro.Tras la reunin de expertos venidos de reas muy distantes y distintas reunin organizada por la UNESCO en Marraquech en junio de 1977, sabemos con certeza que es el nico lugar del planeta en el que todos los das del ao, msicos, cuentistas, bailarines, juglares y bardos actan ante un gento numeroso y que sin cesar se renueva.La Plaza nos ofrece un espectculo permanente en el que se desdibuja la distincin entre actores y espectadores: todo el mundo puede ser lo uno o lo otro si lo desea. Frente al rodillo compresor de unos medios informativos que homogeneizan y empobrecen nuestras vidas, capsulndolas en la lobreguez teledirigida de lo privado, Xema el Fna opone el ejemplo del espacio pblico que invita a la socialidad gracias al humor, tolerancia y diversidad creados por sus poetas, pcaros y cuentistas. La adopcin por la Conferencia General de la UNESCO del concepto de patrimonio oral e inmaterial de la humanidad, en 1997, aporta un sostn decisivo a nuestro empeo por preservar del peligro de extincin a un nmero incontestable de tradiciones orales y musicales, de saberes y prcticas artesanales, as como a sus tesoros vivos. Hoy ya no es posible alegar ignorancia ante el hecho de que toda esa riqueza cultural que fue el ncleo seminal de lo que denominamos alta cultura puede ser barrido si no acudimos a socorrerlo. Como escriba mi amigo, el escritor Carlos Fuentes, rerindose a las comunidades indgenas de Mxico: cada vez que un indio muere, es toda una biblioteca la que muere con l.
diciembre de 2000 y la proclamacin de las primeras obras maestras tendr lugar en junio de 2001. La lista se ir ampliando cada dos aos. El aval de la UNESCO,aade Goytisolo, sirve para hacer cambiar de opinin a las autoridades, para que muchas personas miren determinados fenmenos culturales con otros ojos. Es importante comprender que la desaparicin de un halaiqui es mucho ms grave para la humanidad que la muerte simultnea de 200 autores de best-sellers. La UNESCO sola quizs no pueda salvar nada, pero ayuda a hacerlo. En la plaza de Marraquech, por ejemplo, hemos grabado a los distintos halaiquis, y vamos a publicar sus relatos, pero no se trata slo de eso. Hay que evitar museicar lo que est vivo, pero contribuyendo a que lo siga estando, para que los narradores orales no tengan que acabar sus das mendigando. Por ejemplo, no es difcil pensar que las escuelas se turnen para llevar a los alumnos a escuchar a los halaiquis para hacerles descubrir su propia cultura,en suma,para ensearles que no todos los cuentos son propiedad de Walt Disney.
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