Recoletos - Estatutos Generales de La Tercera Orden

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REGLA DE VIDA

SACRA CONGREGATIO PRO RELIGIOSIS ET INSTITUTIS SCULARIBUS Prot. n. A. 68 c - 1 / 83 Decreto El prior general de la Orden de agustinos recoletos, cuya casa generalicia se encuentra en Roma, ha presentado ante la Santa Sede con el consentimiento de su consejo, la Regla de vida y Estatutos generales para los agustinos recoletos seglares, los cuales constituyen una obra propia del Instituto, solicitando humildemente su aprobacin. Esta Sagrada Congregacin para los Religiosos y los Institutos seculares, despus de haber atentamente examinado dicha Regla de vida y Estatutos generales, con el presente Decreto los aprueba, segn el ejemplar que se conserva en su Archivo, observando lo que por Decreto debe observarse, y formula los mayores augurios para que los agustinos recoletos seglares, fieles al espritu que caracteriza su Institucin, realicen siempre con generoso empeo su especfica finalidad. Dado en Roma, el da 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepcin de la B. Virgen Mara, del ao de 1984. Jean Jrme Hamer, O.P. Pro - Prf. Vincenzo Fagiolo Secre.

ORDO AUGUSTINIANORUM RECOLLECTORUM GENERALATUS Prot. n. 1 - 4 / 84 Amados hermanos: La aprobacin de esta Regla de vida y de los Estatutos generales de los agustinos recoletos seglares por la Sagrada Congregacin de Religiosos seala el coronamiento de una larga etapa y de un gran esfuerzo de adaptacin a las directrices de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II. Tanto los miembros de la fraternidad seglar agustino-recoleta, como los religiosos comisionados para ello, han venido trabajando, en primer lugar, para reorganizar el estilo de vida de las fraternidades, y, en segundo lugar, para elaborar una Regla de vida que, adems de hallarse en consonancia con las normas de la Iglesia, sea verdaderamente inspiradora y orientadora de sus vidas en nuestros das. Efectivamente, la presente Regla de vida ofrece a los miembros de la fraternidad un proyecto de vida cristiana, desde su propia condicin de seglares, y con una profunda base agustiniana. No podemos perder de vista que la vivencia del carisma agustiniano de la fraternidad solidaria, de la amistad humana y espiritual, del dilogo y convivencia, y del amor a Dios, manifestado principalmente en la oracin contemplativa, es patrimonio comn de los religiosos agustinos recoletos y de todos cuantos a travs de ellos han aprendido a apreciar, y tratan de realizar, en cuanto cabe, esos valores, que son a la vez autnticamente humanos y evanglicos. Tengo la firme conviccin y esperanza de que esta Regla de vida ha de contribuir a un resurgimiento y a una renovacin espiritual de nuestras fraternidades seglares, que no son slo el fruto de la comunicacin de nuestro carisma propio, sino tambin el cauce a travs del cual se prolonga el apostolado de la Orden hacia el mundo. Quiera el Seor, por mediacin de nuestra Madre de la Consolacin, obrar en los hermanos agustinos recoletos seglares abundantes frutos de santidad, en su bsqueda de la perfeccin evanglica, siguiendo el carisma de la Orden. Roma, 14 de diciembre de 1984 Fr. Javier Ruiz Prior General Fr. Juan Manuel Azagra Secretario General

Introduccion 1 Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza para hacerlo partcipe de su vida divina. Por el bautismo nos configuramos con Cristo y somos llamados a la santidad, segn aquello del Apstol: (1Tes 4,3; Ef 1,40). Y cada uno, segn sus propios dones y gracias recibidas, debe caminar sin vacilacin por el camino de la fe viva, que enciende la esperanza y obra por la caridad 1. 2 Este caminar a la plenitud de la vida cristiana y a la perfeccin de la caridad en Cristo ha suscitado en la Iglesia, por inspiracin del Espritu Santo, hombres y mujeres que con su ejemplo, enseanzas y carisma han dado origen a una admirable variedad de familias religiosas que son un signo de la inmensa riqueza de los dones de Dios y de la multiforme gracia de Cristo2 . 3 Una de estas familias religiosas es la Orden de agustinos recoletos, que la piedad del Seor suscit enviando su Espritu3 y que promueve entre los fieles, laicos o clrigos, la vivencia del ideal agustiniano, impulsndolos a vivir la unin de almas y corazones, y a hacer presente hoy en la Iglesia y en el mundo el espritu de san Agustn. Para ello, la Orden pone a disposicin de los fieles su patrimonio espiritual de doctrina y de vida evanglica, y les ofrece su ayuda fraterna y su asistencia espiritual. Naturaleza y fin de la fraternida 4 La fraternidad seglar agustino-recoleta acoge a los cristianos que, impulsados por el Espritu Santo a la perfeccin de la caridad, se comprometen a vivir el Evangelio a la luz de la experiencia y de la espiritualidad de la Orden de agustinos recoletos. Sus miembros pertenecen plenamente a la familia agustiniana y participan de su ideal, de sus gracias y de su fecundidad. Son hijos de la Recoleccin agustiniana en la comunin fraterna de sus bienes espirituales, y son llamados a la misin de servicio a la Iglesia y al mundo desde su condicin de seglares4.
a) V oc aci n y ca ri sm a

5 El fin del cristiano es la caridad5, y san Agustn nos urge, sobre todo, este gran precepto del amor: 6. 6 Los hermanos, por tanto, a ejemplo de san Agustn, desean amar a Dios sin condicin7, por l mismo. Este es el amor que une las almas y corazones en comunin de hermanos y se difunde entre todos los hombres para ganarlos y unirlos en Cristo dentro de la Iglesia8.

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Cf. LG 41 Cf. PC 1 3 Cf. FV Proem. 4 Cf. Cons. OAR 114 5 Cf. FV Proem. 6 Cf. Regla, introduccin 7 Cf. En. In. Ps. 55, 17- PL 36, 658 8 Cf. Cons. OAR 6

7 El amor a Dios y a los hombres debe ser siempre el centro y el corazn de nuestra vida. Si actas siempre por amor hars siempre el bien, como lo ensea san Agustn: 9. 8 Pero como este amor afectivo y efectivo 10 debemos ordenar nuestra vida bajo la gua del Espritu Santo, avanzando en el proceso activo y dinmico de la Recoleccin, por el cual el hombre, disgregado y desparramado por la herida del pecado, entra dentro de s mismo, donde ya lo est esperando Dios, e iluminado por Cristo, maestro interior sin el cual el 11, logra renovar y restaurar la imagen de Cristo que lleva impresa en el alma12. 9 Nuestra vocacin de agustinos recoletos seglares nos lleva a buscar y anunciar a Dios y su reino, segn el carisma de la Orden, y a esforzarnos para hacer realidad la unin de almas y corazones en Dios, descrita por san Agustn en sus libros y sellada con su ejemplo de vida. Tambin nos da el derecho y nos impone el deber de tener a san Agustn por gua y modelo, tanto a travs de su vida como de su doctrina, para seguir a Cristo y orientar nuestro compromiso apostlico. 10 Conscientes de este carisma, debemos vivir como la primitiva comunidad de Jerusaln, siempre abiertos a la accin del Espritu Santo, pues fue l quien hizo de las almas de los apstoles y de los fieles una sola alma, y de tantos corazones un solo corazn13.
b ) Mi si n y co m pr o mi so

11 Nuestra misin de amor es universal, sin fronteras: quieres amar a Cristo, nos dice san Agustn, extiende tu amor por todo el mundo, pues por todo el mundo estn dispersos los miembros de Cristo14. Exhortando, soportando, orando, dialogando, dando razones, con mansedumbre, con amabilidad, arrastrad a todos al amor de Dios15. As podremos hacer nuestras aquellas palabras del santo: 16. 12 Debemos amar a la Iglesia como a madre que nos engendra y nos alimenta para la vida eterna17. Guiados por su magisterio y robustecidos por sus sacramentos, procuramos alcanzar la perfeccin a la que estamos llamados18, encontrndonos con el Seor en sus misterios y viviendo una intensa y madura espiritualidad litrgica en la oracin y en el culto eclesiales19. 13 Como san Agustn, procuramos iluminar nuestra mente y fortalecer nuestra voluntad con la lectura frecuente y el estudio asiduo de la Sagrada

Cf. In I Ioan. 7, 8 - PL.35,2033 Cf. FV Proem. 11 Cf. Contra serm. arian. 32 - PL 42, 705 12 Cf. Sermo 90, 10 PL 38, 566 13 Cf. Collatio cum Max. 12 - PL 42, 715 14 Cf. In Ioan. 10, 8 - PL 35, 2060 15 Cf. En. in Ps. 33, 2, 6-7- PL 36, 311 16 Cf. Sermo 17, 2 - PL 38, 125 17 Cf. Sermo 244, 2 - PL 39, 1512 18 Cf. Sermo 96, 9 - 10 - PL 38 588 - 89 19 Cf. FV 1
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Escritura20. Ella es la fuente de la oracin fructfera, que nos lleva a compartir con los hermanos las vivencias de la contemplacin personal. 14 Consecuentes con el pensamiento de san Agustn, debemos considerar nuestro trabajo no como un peso o un simple medio de subsistencia, sino como una cooperacin con el Creador en la configuracin del mundo y como un servicio a la comunidad humana21. Hemos de procurar, por tanto, lograr el dominio de la propia profesin, y actuar con caridad y honradez en todo momento. Debemos practicar todas las virtudes que exigen las relaciones sociales, como la sinceridad, la honradez, la cortesa, la fortaleza, el espritu de justicia, pues sin ellas no puede darse una autntica vida cristiana22. Por ltimo, nuestras opciones en la vida pblica las debemos hacer siempre de acuerdo con nuestra fe. Vida espiritual 15 Para avanzar por el camino de la santidad con espritu alegre y decidido, cumpliendo fielmente nuestra misin, es necesario vivir siempre en unin con Cristo. El es nuestro fin ltimo y nuestro camino nico. Nos santifican sus misterios y de ellos nace la norma segura de nuestra conducta: 23, por lo que 24 es el empeo principal de nuestra vida. 16 Debemos ver a Cristo en todos los hombres, pero especialmente en los 25, nos dice san Agustn. Predica a Cristo de todos los modos: l habla de necesitados. ti, l habita en ti26. 17 Nuestro carisma agustino recoleto nos exige un camino y una actitud de conversin e interiorizacin, un abrir cada da ms al Seor las puertas de nuestro corazn27, como lo hizo san Agustn despus de su conversin. Esa actitud nos hace ir descubriendo la grandeza de los valores eternos que hay en nuestro interior y que nos tienen inquietos y en tensin, porque Dios, al hacernos a su imagen, nos destin a gozar del bien infinito que es l, 28. 18 El pecado deshizo la imagen de Dios impresa en cada uno de nosotros, pero la gracia comenz su reconstruccin en el bautismo. Ahora bien, para perfeccionar dicha imagen, Dios exige nuestra decidida y generosa colaboracin de todos los das, pues al decir de san Agustn, 19 La renovacin ser tanto ms perfecta cuanto ms nos acerquemos a Dios por medio del conocimiento y, sobre todo, del amor. Es, por tanto, necesario que nos volvamos siempre a nosotros mismos para conocernos, si lo hacemos en actitud de splica y de oracin: 29. Esta admirable sntesis del camino agustiniano de
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Cf. Cons. OAR 76 Cf. GS 67 22 Cf. AA 4 23 Cf. MA 1 (Wilmart 11, 2, 695) 24 Cf. FV 1 25 Cf. Sermo 25, 8 - PL 38, 171 26 Cf. MA 1 (Guelferb 19, 2, 503) 27 Cf. Conf.10, 40, 65- PL 32, 806-807 28 Cf. Ibi. 1, 1 - PL 32, 661; GS 21 29 Cf. Solil. 2, 1, 1 PL 32, 885

interioridad encuentra su explicacin en aquellas clebres frases del santo: 30. Esta es la interiorizacin trascendida agustiniana, principio de toda piedad, camino que nos lleva derechamente a la contemplacin, a la comunidad y al apostolado. 20 Nuestra vida espiritual tiene como protectora y modelo a la Virgen Mara, bajo el ttulo de la Consolacin, 31. El conocimiento y el amor a Mara nos ayudarn a conocer mejor y a vivir con mayor amor el misterio de Cristo y de su Iglesia. Mara es el prototipo de la vida de fe, ella es la perfecta creyente que se abre a la palabra de Dios y se deja penetrar por ella. Modelo de fidelidad y de esperanza, Mara contina 32. Figura de la Iglesia, ella nos ensea a ser totalmente de Cristo y, en l, totalmente de los hombres. Asunta a los cielos, contina obtenindonos los dones de la salvacin: la gracia, la consolacin, el buen consejo, el socorro, la liberacin33. Vida de apostolado 21 Nuestra consagracin bautismal nos lleva a difundir la verdad del Evangelio en el seno de la sociedad en que vivimos, segn nuestra peculiar vocacin eclesial34. No olvidemos nunca que hemos sido hechos partcipes de la funcin sacerdotal, proftica y real de Cristo35 para ejercer el apostolado en el trabajo, para evangelizar y santificar a los hombres y para perfeccionar y saturar de espritu evanglico el orden temporal. Somos apstoles en virtud de la esencia misma de la vocacin cristiana de tal forma que, viviendo en el mundo y en medio de los negocios temporales, es nuestro deber y tarea contribuir a la instauracin de un orden temporal de justicia y fraternidad, y cooperar eficazmente a que el espritu de las bienaventuranzas brille en el mundo36. 22 Nuestro carisma agustiniano nos ensea algunas metas preferenciales. Sin embargo, nuestra rea de accin no se limita a sectores propios de la Orden. Podemos y debemos sentirnos vivificados por su espiritualidad para animar la vida litrgica, espiritual y misionera de la comunidad parroquial y de otras comunidades y movimientos apostlicos, en estrecha colaboracin con la pastoral diocesana. 23 Configurados por el bautismo con Cristo, (Col 5,10), debemos hacer de nuestra vida un permanente testimonio de que somos hijos de Dios y hermanos de todos los hombres, trabajando por la extensin del reino y tratando y ordenando los asuntos temporales para gloria del Creador37. 24 En la celebracin de la eucarista, fundamento y cumbre de la comunidad y 38, as como en las dems celebraciones litrgicas, debemos encontrar la

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Cf. De vera relig. 39, 72 - PL 34-154 Cf. Cons. OAR 29-30 32 Cf. De sancta virg. 6 PL 40, 399 33 Cf. LG 62 34 Cf. LG 33 ss. 35 Cf. LG 31; PO 2 36 Cf. AA 4-5, 7; LG 31, 34 37 Cf. LG 31 38 Cf. AA 3

inspiracin y la fuerza para hacer de nuestra vida un testimonio de comunin con Dios y con los hombres. 25 Nuestro apostolado ms especfico consiste en trabajar para que la unidad y la paz, frutos ambos del amor, sean una realidad en la familia, en la Iglesia y en el mundo. Dicho empeo nos debe llevar siempre a defender la justicia y a denunciar evanglicamente la injusticia, pues las causas de la paz y de la justicia son inseparables. 26 Es preciso que tomemos como obligacin propia el instaurar el orden temporal y el actuar directamente y de forma concreta en dicho orden, guiados en ello por la luz del Evangelio y la mente de la Iglesia, y movidos por la caridad cristiana; que cooperamos en esta obra con nuestros conocimientos especiales y nuestra propia responsabilidad y que busquemos en todas partes y en todo la justicia del reino de Dios. Debemos esforzarnos por establecer un orden temporal que, observando ntegramente sus propias leyes, est conforme con los ltimos principios de la vida cristiana y se adapte a las variadas circunstancias de lugares, tiempos y pueblos39. 27 Los hermanos llamados a la vida matrimonial deben recordar que en la vivencia del sacramento del matrimonio hay un llamamiento especial a ser testigos de la presencia pascual del Seor. Deben, por tanto, manifestar en forma creciente su espritu de amor y de servicio, como una expresin concreta de su unin sacramental. Vida de comunidad 28 Ha sido precisamente el amor, derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo (Rom 5,5), el que nos ha reunido para vivir el ideal de la primitiva comunidad de Jerusaln, siguiendo a san Agustn40. Hemos de esforzarnos, pues, en vivir unnimes y en tener una sola alma y un solo corazn dirigidos hacia Dios41, preocupndonos por remediar los unos las necesidades de los otros. La unin de almas y corazones nos exige 42 de quien hemos sido hechos templos vivos. 29 Nuestra comunidad es fundamentalmente un grupo de personas que comparten la fe, la esperanza y la caridad. Nuestra oracin, personal y comunitaria, es no slo un acto de piedad, sino un estilo de vida. El dilogo con Dios es la cumbre y la fuente del dilogo con los hermanos. En consecuencia, tenemos ciertos tiempos de oracin en comn con los miembros de la fraternidad, y, sintindonos Iglesia, participamos en la oracin litrgica. 30 No basta tener la intencin de formar una fraternidad o comunidad, sino que es necesario participar en las reuniones de la fraternidad para estrechar las relaciones comunes y avivar el cumplimiento de nuestros ideales. Cada fraternidad local tratar de reunirse al menos una vez al mes para celebrar la eucarista y participar en otros actos que se crean convenientes para la vida del grupo. Los Estatutos
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Cf. AA 7 Cf. Sermo 356, 1 - PL 39, 1574 41 Cf. Regla 1, 2 42 Cf. Ibi.1, 8

generales dictarn las normas de las reuniones a nivel general o regional. Los Estatutos particulares concretarn las normas de las propias reuniones. 31 Nuestra vida de fraternidad nos exige cultivar cuidadosamente los valores de la amistad. Ella engendra y nutre la confianza, la fidelidad, la sinceridad y la mutua comprensin. Nos alegramos de las cualidades y de los triunfos de los hermanos, como si fueran propios, unimos nuestros esfuerzos en la tarea comn y cada uno encuentra su plenitud en la entrega a los dems43. As, en comunidad de amor, perseguimos nuestro ideal como hermanos y como amigos, no slo para comunicar a los dems lo que somos, sino tambin para recibir de ellos lo que Dios les da44. 32 Nuestra condicin de seglares no es obstculo para que algunos hermanos vivan en comunidad. Es ms, el carisma agustiniano nos exige que seamos unos profesionales del espritu y de la vida comunitaria, ofreciendo al mundo el ejemplo y el testimonio de la propia vida. Esta exigencia se realiza cuando un grupo de agustinos recoletos seglares se compromete a vivir en comunidad. Formacin 33 La formacin del agustino recoleto seglar es un proceso que comprende toda la vida. Se inicia con el compromiso de su bautismo, le impulsa a ser fiel a la llamada y a la misin recibida de Dios y le ayuda a ser el hombre perfecto en Cristo, segn el carisma de la Orden45. Los ideales de nuestra formacin son: a. Caminar hacia la plenitud humana a travs de la experiencia personal y comunitaria. b. Creer y obedecer a Dios. c. Profundizar en la vida interior. d. Corresponder a las exigencias de la conversin. e. Cumplir con la misin de ser levadura del reino. f. Estudiar las realidades del mundo y descubrir las respuestas desde la propia identidad. 34 Nuestra formacin, fiel al espritu agustino recoleto, debe renovarse continuamente, adaptndose a la edad, condicin e ingenio de los hermanos. Ha de ser fruto de la reflexin personal, del dilogo fraterno y de una instruccin slida, sobre todo teolgica, tica y social, impartida por el asistente espiritual y por hermanos debidamente seleccionados46. 35 Hemos de procurar estudiar a san Agustn y a los grandes maestros de la Orden, profundizando en su historia y espiritualidad, para que nuestra vida

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Cf. Cons. OAR 18 Cf.En.in Ps. 38, 4-PL 36,416; Ep.73, 10-PL 33, 250; Solil.1,12, 20; 13, 22-PL 32, 880, 881 45 Cf. Cons. OAR 118 46 Cf. AA 29; Documento

responda al nombre que llevamos. De esta forma, trataremos de impregnar todos nuestros trabajos del carisma de la Orden, colaborando mejor en sus actividades47. 36 San Agustn nos invita a buscar la verdad y el bien absolutos y, suscitando en el hermano la insatisfaccin de lo que es, ayudarle a conseguir lo que no es. El carisma de Agustn nos hace protagonistas de nuestra formacin, animndonos a guardar el propsito, a formar la voluntad en la libertad de la caridad y a perseverar hasta el fin: 48. 37 Su Regla nos invita a perseverar en la oracin, que es adoracin, presencia, dilogo y amistad con el Seor. Ella anima nuestra vida y la llena de contenido sobrenatural, manteniendo siempre nuestro corazn orientado hacia Dios49. A este fin, el agustino recoleto seglar cultiva con esfuerzo constante el espritu y la prctica de la oracin; procura que la meditacin diaria de la palabra de Dios, sobre todo en la sagrada liturgia, y la prctica de la lectura espiritual, escogida de las mejores fuentes agustinianas, acrecienten en l (Fil 3,8). 38 La liturgia, participacin perenne en el misterio pascual, debe ser el culmen de nuestra vida y al mismo tiempo la fuente de nuestras fuerzas50, siendo la eucarista el sacramento de la piedad, el signo de la unidad y el vnculo de la caridad que nos pide san Agustn51. Nuestra vida litrgica se manifiesta sobre todo en la participacin de la eucarista y en la celebracin de la liturgia de las horas. Por tanto, y en cuanto sea posible, el agustino recoleto seglar participar diariamente en la misa y recitar, asocindose a la alabanza de la Iglesia en Cristo Padre, el oficio de laudes y vsperas, aadiendo, siempre que pueda, el rezo de completas antes del reposo nocturno52. 39 El agustino recoleto seglar aprecia en gran manera la vida sacramental de la Iglesia y, en especial, el sacramento de la reconciliacin, al cual se acerca con frecuencia en espritu de amor y de conversin, sabiendo que mediante l retorna al Padre que nos am primero (1 Jn 4,19), a Cristo, que se entreg por nosotros (Gl 2,20; Ef 5,25), y al Espritu Santo, que ha sido derramado copiosamente en nuestros corazones (Tim 3,6). 40 Nuestra vida espiritual tiene como madre y maestra a Mara. De ella aprendemos a acoger la palabra y los misterios de Dios y a hacernos instrumentos de su eficacia salvadora53. Por tanto, comprometidos interiormente en una intensa vida mariana, la expresamos exteriormente honrando cada da a Mara con algn acto de devocin particular o comunitario, como el rosario, la Benedicta tu, etc.

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Cf. AA 4; Cons. OAR 136-37; 258-259 Cf. En. in Ps.122, 12-Pl 37, 1639; sermo 169, 15, 18-PL 38, 926 49 Cf. Cons. OAR 65, 123, 147 50 Cf. SC 10 51 Cf. In Ioan. ev. tract. 1, 6, 13-PL 35, 1613 52 Cf. Cons. OAR 71, 73 53 Cf. Ibi. 78, 153

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41 Como hijos de Agustn, procuramos fomentar y practicar las devociones tradicionales de la Iglesia y de la Orden, celebrando con especial solemnidad las fiestas de Nuestro Padre san Agustn, de Todos los Santos de la Orden y dems fiestas agustinianas. 42 Atentos a la voz de Dios, el presidente y el consejo estimulen la fidelidad personal y comunitaria de los hermanos y anmenlos a ser testigos de las realidades que estn viviendo, sin oscurecerlas o vaciarlas de sentido54, ayudndoles a responder mejor a su vocacin de laicos empeados en la construccin del reino de Dios en s mismos y en el mundo, segn el espritu y el carisma agustino recoleto. 43 La comunidad local, en una doble misin, debe renovarse en primer lugar ella misma, cuestionarse su fidelidad a Dios, mejorar su fraternidad y el testimonio interno y externo que ofrece. Y, en segundo lugar, debe formar a los hermanos, procurando ensear, corregir, animar y compartir en el Seor todo lo necesario, en una accin constante de animacin y revisin peridica55. Gobierno y corresponsabilidad 44 La fraternidad seglar agustino-ecoleta tiene su estructura de base en la fraternidad local, y cada una de stas tiene su propia personalidad moral y jurdica dentro de la Iglesia. 45 Cada fraternidad local se erige cannicamente por la autoridad competente, convirtindose as en clula fundamental de toda la fraternidad y, consecuentemente, en signo de la Iglesia, comunidad de amor. 46 Pertenece al prior general, con el consentimiento de su consejo, la facultad de interpretar, con declaracin prctica, la Regla de vida y los Estatutos de la fraternidad; su interpretacin autntica, as como su modificacin, pertenece a la Santa Sede. Las fraternidades, sin embargo, en sus distintos niveles, tienen el derecho de presentar a la consideracin del mismo las enmiendas que juzguen convenientes. Se pueden instituir otras estructuras u organismos a nivel regional, nacional o internacional, de acuerdo con la presente Regla de vida y teniendo en cuenta su utilidad o conveniencia, y previa la aprobacin del prior general con el consentimiento de su consejo. 47 Los superiores mayores tienen la misin de velar por la buena marcha de la fraternidad en sus lugares respectivos. En el desempeo de sus funciones, podrn ser ayudados por el secretariado de apostolado, cuyo cometido ser fomentar las mutuas relaciones entre la Orden y la fraternidad y promover y mantener la vitalidad de sta con proyectos comunes. 48 Las peticiones de admisin a los agustinos recoletos seglares se hacen a la fraternidad local. Los Estatutos sealarn el tiempo de comienzo, la edad para la emisin de las promesas, as como todo lo referente a la admisin, formacin y salida de la fraternidad.
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Cf. Ibi. 260 ss Cf. Ibi. 255, 258

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49 Para los gastos inherentes a la vida de la fraternidad, todos los miembros ofrecern una contribucin de acuerdo con sus posibilidades. Las fraternidades locales contribuirn adecuadamente a los gastos de los consejos superiores. 50 Los consejos de los diversos niveles pedirn a los superiores de la Orden el nombramiento de asistentes espirituales idneos y debidamente preparados. La visita de los superiores mayores a las fraternidades ser una ocasin de especial importancia en la vida de las mismas. 51 Aunque todos somos responsables de la vida de las fraternidades y del perfeccionamiento de los hermanos, cada una de ellas es animada y dirigida, en su respectivo nivel, por el presidente y el consejo, de acuerdo con los Estatutos generales y particulares. Su servicio es temporal y es un compromiso de disponibilidad y responsabilidad hacia cada uno de los hermanos y para con la fraternidad. 52 El presidente y el consejo deben impulsar la vida fraterna con empeo, fomentar la paz en la comunidad y animar a los hermanos hacia el bien comn. Tengan siempre presentes sus cualidades espirituales, intelectuales y materiales y aprendan a conocer la voluntad de Dios en ellos. 53 El amor y el bien de la fraternidad y de la familia agustino-recoleta nos deben mover a ayudar a los hermanos en todas sus necesidades, no olvidando la correccin fraterna llena de caridad y comprensin56. 54 Que el Seor nos conceda observar todo esto movidos por el amor, como enamorados de la belleza espiritual y de la convivencia fraterna, no como siervos bajo la ley, sino como hijos libres bajo la gracia57.

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Cf. Regla 4, 7-9; 6, 2-3 Cf. Regla

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