SELECCIÓN LÍRICA GRIEGA García Gual

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LRICA GRIEGA : (Propuesta) Traduccin: GARCA GUAL, C. Antologa de la Lrica Griega Arcaica. Alianza: Madrid, 1986.

Referencia para la localizacin del texto griego: DIEHL, E. Antologia Lyrica Graeca. SAFO (2D) Me parece que es igual a los dioses el hombre aquel que frente a ti se sienta, y a tu lado absorto escucha mientras dulcemente hablas y encantadora sonres. Lo que a mi el corazn en el pecho me arrebata; apenas te miro y entonces no puedo decir ya palabra. Al punto se me espesa la lengua y de pronto un sutil fuego me corre bajo la piel, por mis ojos nada veo, los odos me zumban, me invade un fro sudor y toda entera me estremezco, ms que la hierba plida estoy, y apenas distante de la muerte me siento, infeliz. (1D) Inmortal Afrodita, la de trono pintado, hija de Zeus, tejedora de engaos, te lo ruego: no a m, no me sometas a penas ni angustias el nimo, diosa. Pero acude ac, si alguna vez en otro tiempo, al escuchar de lejos de mi voz la llamada, la has atendido y, dejando la urea morada paterna, viniste, tras aprestar tu carro. Te conducan lindos tus veloces gorriones sobre la tierra oscura. Batiendo en raudo ritmo sus alas desde el cielo cruzaron el ter, y al instante llegaron. Y t, oh feliz diosa, mostrando tu sonrisa en el rostro inmortal, me preguntabas qu de nuevo sufra y a qu de nuevo te invocaba, y qu con tanto empeo conseguir deseaba en mi alocado corazn. A quin, esta vez voy a atraer, oh querida, a tu amor? Quin ahora, ay Safo, te agravia? 1

Pues si ahora te huye, pronto va a perseguirte; si regalos no aceptaba, ahora va a darlos, y si no te quera, en seguida va a amarte, aunque ella resista. Acdeme tambin ahora, y lbrame ya de mis terribles congojas, cmpleme que logre cuanto mi nimo ansa, y s en esta guerra t misma mi aliada. (27D) Dicen unos que un ecuestre tropel, la infantera otros, y sos, que una flota de barcos resulta lo ms bello en la oscura tierra, pero yo digo que es lo que uno ama. Y es muy fcil hacerlo comprensible a cualquiera. Pues aquella que mucho en belleza aventajaba a todos los humanos, Helena, a su esposo, un prncipe ilustre, lo abandon y marchse navegando hacia Troya, sin acordarse ni de su hija ni de sus padres en absoluto, sino que la sedujo Cipris. Tambin a m ahora a mi Anactoria ausente me has recordado. Cmo preferira yo el amable paso de ella y el claro resplandor de su rostro ver ahora a los carros de guerra de lo lidios en armas marchando al combate. (5-6D) Aqu ven, a este templo sacrosanto de Creta, donde hay un gracioso bosquecillo sagrado de manzanos, y en l altares perfumados con olor de incienso. Aqu el agua murmura por las ramas de manzano, y todo el recinto est sombreado por rosales, y en su follaje que la brisa orea se destila sopor. Aqu el prado donde pacen los caballos ya est florido con flores de primavera, y soplan suavemente las brisas... Acude, pues, t, Cipria, coronada de guirnaldas, para verter grcilmente en nuestras copas de oro el nctar que ya est aderezado y escncialo en nuestros festejos.

(116D) Cual la manzana que se cubre de rojo en la alta rama, en la rama ms alta, y los recolectores la olvidan... Pero no, no la olvidan, es que a ella no pueden llegar! (137D) Eros de nuevo, embriagador me arrastra, dulciamarga, irresistible bestezuela. (50D) Amor ha sacudido mis sentidos, como el viento que arremete en el monte a las encinas. ARQULOCO (67aD) Corazn, corazn, de irremediables penas agitado, lzate! Rechaza a los enemigos oponindoles el pecho, y en las emboscadas traidoras sostente con firmeza. Y ni, al vencer, demasiado te ufanes, ni, vencido, te desplomes a sollozar en casa. En las alegras algrate y en los pesares gime sin excesos. Advierte el vaivn del destino humano. (60D) No quiero un general alto y bien plantado ni ufano de sus bucles y esmerado en afeites. Por m, sea un tipo pequeo y patizambo que se mantenga firme en sus pies, todo corazn. (2D) En la lanza tengo mi pan negro, en la lanza mi vino de Ismaro, y bebo apoyado en mi lanza. (6D) Algn Sayo alardea con mi escudo, arma sin tacha, que tras un matorral abandon, a pesar mo. Puse a salvo mi vida. Qu me importa el tal escudo? Vyase al diantre! Ahora adquirir otro no peor. (5D) Anda, con el copn recorre los bancos de remeros de la rauda nave, y destapa las jarras panzudas. Y escancia el vino rojo hasta el fondo de heces. Pues no podremos soportar sobrios esta guardia. (64D) 3

Ningn ciudadano es venerable ni ilustre cuando ha muerto. El favor de quien vive preferimos los vivientes. La peor parte siempre toca al muerto. (118D-120D) Pero el perturbador deseo me domina Y no me cuido de yambos ni placeres. (71D) Ojal que pudiera tocar la mano de Neobula... (33D) Padre Licambes, Qu es lo que tramaste? Quin perturb tu entendimiento? Antes estabas en tus cabales. Pero ahora eres en la ciudad gran motivo de burla. (53D) Olvida Paros, y aquellos higos y el vivir del mar. CALINO (1D) Hasta cundo estaris as echados? Cundo tendris, muchachos,] nimo de combate? Vergenza no sents ante vuestros vecinos de tan extremo abandono? Confiis en que es tiempo de paz cuando ya la guerra arrebata a todo el pas? Y que cada uno, al morir, arroje el ltimo dardo. Honroso es, en efecto, y glorioso que un hombre batalle por su tierra, sus hijos, y por su legtima esposa contra los adversarios. La muerte tendr en el momento en que la hayan urdido las Moiras. Que todos avancen empuando la espada y albergando detrs del escudo un corazn valeroso, apenas se trabe el combate. Porque no est en el destino de un hombre escapar a la muerte, ni aunque su estirpe viniera de dioses. A menudo rehuye alguno el combate y el son de los dardos, se pone a cubierto, y en casa le alcanza la muerte fatal. Pero se no va a ser recordado ni amado por el pueblo, y al otro, si cae, lo lamentan el grande y el pequeo. Pues a toda la gente le invade la nostalgia de un bravo que supo morir. Y si acaso pervive, es rival de los hroes, porque a su paso le admiran cual si fuera una torre del muro. Hazaas acomete que valen por muchos, siendo l solo.

TIRTEO (6,7D) Pues es hermoso morir si uno cae en la vanguardia cual guerrero valiente que por su patria pelea. Que lo ms amargo de todo es andar de mendigo, abandonando la propia ciudad y sus frtiles campos, y marchar al exilio con padre y madre ya ancianos, seguido de los hijos y de la legtima esposa. Porque se ser un extrao antes quienes acuda cediendo a las urgencias de la odiosa pobreza. Afrenta a su linaje y baldona su noble figura y toda clase de infamia y ruindad le persigue. Si un vagabundo as ya no obtiene momento de dicha ninguno, ni vergenza ni estima ninguna, entonces con coraje luchemos por la patria y los hijos, y muramos sin escatimarles ahora nuestras vidas. Ah jvenes, pelead con firmeza y codo a codo; no iniciis una huida afrentosa ni cedis al espanto; aumentad en vuestro pecho el coraje guerrero, y no sintis temor de hacer frente al enemigo! Y a vuestros mayores, que ya no conservan ligeras rodillas, a los viejos, no les abandonis atrs al retiraros. Vergonzoso es, desde luego, que caiga en vanguardia y quede ante los jvenes tumbado un hombre ya maduro, que tiene ya blanca la cabeza y canosa la barba, y queda exhalando su nimo audaz en el polvo, con el sexo cubierto de sangre en sus manos -bochornoso espectculo es ese y exige venganzay su cuerpo desnudo. En cambio, todo es bello en un joven, mientras la flor flamante de amable juventud posee. Es admirado por los hombres y suscita amor en las mujeres mientras est vivo, y hermoso es si cae en la vanguardia. As que todo el mundo se afiance en sus pies y se hinque en el suelo mordiendo con los dientes el labio.

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