Leocricia Pestana Fierro
Leocricia Pestana Fierro
Leocricia Pestana Fierro
Leocricia naci en Santa Cruz de La Palma el 18 de agosto de 1853, bajo el signo de Leo. Era hija de Jos Gabriel Pestana Brito depositario del Ayuntamiento de la capital palmera- y de Mara del Rosario Fierro Camacho. Ambos eran naturales y vecinos de esta ciudad. En el bautismo celebrado en la parroquia matriz de El Salvador el 11 de enero de 1854- se le puso el nombre de Leocricia Segunda de las Angustias. Se daba la curiosa circunstancia que tuvo otra hermana de igual nombre y que haba fallecido el 23 de septiembre de 1853 a los 14 aos de edad. Su madrina fue Mara de los Dolores Pestana, su ta. El domicilio familiar ocupaba el nmero 43 de la Calle Real de Santiago, actual nmero 53 de la calle Prez de Brito. No queda nada de la antigua fbrica, puesto que actualmente se ha erigido nuevo edificio sobre los antiguos solares. Cuando la nia contaba 5 aos, su padre muri prematuramente a los 48. Su madre y tres de sus cinco hermanos (dos de ellos haban ya fallecido) vivieron muy unidos desde entonces. Ms tarde morira su madre y sus hermanos Cristina (la mayor) y Jos Gabriel. Quedaban tan slo Leocricia y su hermano Segundo Gabriel. Viviran en la misma casona hasta la muerte de ste. A la edad de 44 aos, se cas con Dionisio Carillo lvarez, un ao ms joven que ella. La boda tuvo lugar en El Salvador y fue el arcipreste de La Palma, Benigno Mascareo Prez, el que oficiara la solemne ceremonia. Se hallaba presente tambin el secretario del Juzgado, Jos Manuel Prez y Paz. As dejaba constancia del hecho en el Registro Civil. Leocricia fue una incansable lectora que, desde que era pequea, haba sentido una gran fascinacin por la poesa. Sin embargo, slo compona sus versos en la intimidad de su cuarto, slo para cubrir una necesidad vital, para su satisfaccin El 13 de mayo de 1874 fue una fecha muy importante en su vida. Esa noche tuvo lugar una reunin masnica en la Quinta Verde, hacienda extramuros de la ciudad, en el Barranco de los Dolores, propiedad de su querido hermano Segundo desde el 30 de noviembre de 1864. ste la haba comprado a Antonio lvarez Rodrguez. Un numeroso grupo de masones y otros tantos indigentes de la ciudad haban sido invitados a la casona. Tras el banquete, Leocricia ayud a servir los postres junto a un grupo de doncellas y damas de la capital. Improvis este conocidoBrindisen forma de octavilla. Tena 21 aos.
Brindo por el sentimiento Ms grande que el alma encierra Y que derrama en la tierra Consuelo a la Humanidad; Que se agita en todo el pecho Do late un corazn: Brindo por el buen masn, Brindo por su caridad. Si bien la Francmasonera en nuestra Isla no admita en su seno a las mujeres, esta espontnea improvisacin de Leocricia dio pie a suponer que la poetisa era masona. A lo largo de toda su vida demostr tener simpata y admiracin por esta confraternidad. Su hermano s era un consumado masn y cuando enferm, muchos miembros de la misma estuvieron atendindolo, cosa que siempre agradeci Leocricia. (Hermanos Qu pensamiento!/para expresar lo que siento/no tiene cuerdas mi lira) Existi una leyenda que envolva la Quinta Verde y alcanzaba a sus habitantes. Bien es sabido que en la capilla de la mansin haba permanecido la impresionante imagen del Seor de la Cada (actualmente puesta al culto en la parroquia de San Francisco de Ass de esta capital) despus que su ermita fuera pasto de las llamas en 1827. Por ello se traslad all la milagrosa efigie. Se consideraba que el Seor era el dueo de la Quinta desde entonces. Por eso, cuando lleg la ley de desamortizacin dictada por Mendizbal, el masn Segundo Pestana Fierro, hermano de Leocricia, adquiri la heredad en subasta pblica. Se produjo entonces el latrocinio con el desahucio de la imagen, lo que llev a la consternacin popular y el inicio del mito. La solemne y multitudinaria procesin llev al Cristo Cado desde su oratorio hasta el templo del extinguido convento de la Inmaculada Concepcin, hoy San Francisco. Se deca que aquella accin sera castigada por Dios y caera la furia divina a todos aquellos que lo haban ultrajado. El presagio era claro: ninguno de los dos hermanos llegara a disfrutar de su nueva pertenencia, conseguida por tales perversos medios. Se pens que la cruel enfermedad que acabara con la vida de Segundo y la soledad que consumi a Leocricia eran los presagiados resultados de la materializacin de la fatal profeca. Sin embargo, haba una explicacin para ello. El oratorio, destruido por el fuego y ubicado en la antiguamente denominada Calle Real del Puente del Medio, era patronato de una rama de la poderosa familia Massieu, saga que era tambin propietaria de la hacienda. El oratorio particular, dedicado a San Nicols, haba sido levantado en 1666 por el matrimonio Nicols Massieu y ngela Monteverde y Ponte, con entrada por el paseo e independiente de la casona. La finca haba sido vendida por Rafael Massieu Bthencourt, avecindado en Las Palmas, a Antonio lvarez Rodrguez por escritura pblica que pas ante Jos Bentez, notario de la capital. De ste la adquiri Segundo Pestana un mes ms tarde. Es decir, que jams la finca fue propiedad de la Iglesia ya que se trataba de una pieza de mayorazgo, es decir, imposible de cambiar, vender o
enajenar. Se transfera siempre a los primognitos de la saga. Adems, cuando Rafael Massieu la haba vendido a Antonio ya se hallaban en vigor las leyes que dejaron sin efecto las vinculaciones de bienes. Tal y como reza una moderna inscripcin colocada en el patio del conjunto, la Quinta Verde constituye uno de los mejores ejemplos existentes en Canarias de quinta suburbana, es decir, de hacienda y casa de campo prxima a la ciudad, construida como lugar temporal de descanso y recreo por sus primigenios dueos. La leyenda contina: El conjunto, que incluye el palmeral superior, presenta configuracin aterrazada, formada por diversas huertas escalonadas, escalinatas, vas y portadas de piedra que se adaptan a la topografa del terreno con un orden natural admirable. A sus singulares valores arquitectnicos y paisajsticos hay que unir adems su importancia histrica, cultural y literaria, como lugar de reunin de la Logia masnica existente en la Isla y residencia de significativos poetas como Nicols Massieu Salgado (1720-1791) y Leocricia Pestana Fierro (1853-1926). En el peridico local El Iris, cuando Leocricia contaba con 28 aos de edad, sali publicado su primer poema en un trabajo especial que conmemoraba los dos siglos del fallecimiento de Caldern de la Barca. El soneto se titulaba A Espaa: Aunque no fuera la nacin potente Que del moro humillara la arrogancia, La que salv animosa la distancia Por buscar otro mundo en Occidente, La que acostumbrada contempl la gente Admirando su indmita constancia, Ceirse con Sagunto y con Numancia, Coronas de laurel su altiva frente. Si la patria no fuera de Pelayo Y honrarse no pudiera en la memoria La jornada inmortal del Dos de Mayo, Bastar, Espaa, para honrar su historia Que mostraras brillante como el rayo De Caldern la perdurable gloria. Leocricia, tras la muerte de su hermano Segundo, hered la Quinta Verde, extraordinario remanso de paz y verdor en el Barranco de Nuestra Seora de Los Dolores, extramuros de la ciudad. Se da la circunstancia de que un gravamen pesaba sobre la mansin y su finca: una hipoteca a favor del abogado Federico Lpez Abreu, alcalde de la capital palmera. Leocricia, imposibilitada econmicamente de hacer frente a esta gran deuda, no tuvo ms remedio que llegar a un acuerdo con el edil. Consista en que le ceda la propiedad, pero como bien informaba Prez Garca- se reserv para su uso la parte alta de la casona y los jardines inmediatos.
Al fallecer Leocricia, pas el pleno dominio de la finca a Lpez Abreu, quien la transmiti posteriormente a Mara del Carmen y Jos Lpez Martn, sus nietos. El Boletn Oficial de Canarias nm. 89, de 9 de mayo de 2005, publica el decreto 70/2005 por el que se declara Bien de Inters Cultural, con categora de Monumento, la Quinta Verde. Hoy, aunque es propiedad del Ayuntamiento capitalino, est convertido en Aula Abierta de Educacin Ambiental, a travs de un convenio firmado con el Cabildo para la puesta en uso de las instalaciones, rutas guiadas... Tras haber habitado en este precioso paraje durante varias pocas de su vida, en 1898 decide instalarse definitivamente en ella. El rencuentro de Leocricia ya casada- con su amado edn le produjo una gran alegra. Escribi al llegar a la casa de la Quinta Verde (para m muy querida) tras largos aos de dolorosa ausencia El soneto en el que plasm su inspiracin fue titulado A mi corazn. Llegu La vuelvo a ver! Y aqu en mi pecho Con fuerza, corazn, potente lates, Adalid que aguerrido en los combates Al campo de batalla hallas estrecho: Intrpido palpitas, an maltrecho De tus penas de ayer, los embates Que hoy sirvan tus heridas de acicates Para ansioso buscar aun despecho De amargas y queridas remembranzas, Una playa de amor y de ventura, Que al mar de tu dolor ponga su valla; Y si el hado tan solo en esperanzas Trueca su afn de paz y de ternura Herido corazn... no llores calla!! Luis Morera (A la Quinta Verde, Taburiente, 1987) cantaba La Quinta Verde es un jardn donde la luna hace el amor y las estrellas desde el cielo le van susurrando un canto en crepsculo de mar y mariposas de cristal del cielo bajan para ver el verso que al amanecer dej prendido al rosal la Dama del traje blanco Leocricia se erigi en un importante referente para los republicanos insulares, en su dolo indiscutible. Seguidora del Librepensamiento, de la Libertad y de la Justicia, en su intranquila personalidad se dieron varias contradicciones. Por ejemplo, se consideraba una mujer anticlerical, pero en el fondo era una gran creyente. No soportaba que nadie criticara o hablara mal de la Iglesia. Se vesta incluso de negro riguroso cada Viernes Santo, de luto por la muerte de Jesucristo. Incluso haba colgado sobre su cama un cuadro de Nuestra Seora de los Dolores, en cuya esquina exista una redondilla escrita por ella y dedicada a su Virgencita Dolorosa:
Mater Dolorosa Mara, por tu bondad, Meditando tus Dolores, Logramos los pecadores El fruto de tu piedad. Se deca que la Iglesia estaba en contra de Leocricia. La Iglesia de la poca condenaba la separacin de Iglesia y Estado, la libertad de expresin y de prensa, el socialismo, el racionalismo, la democracia y otros muchos ideales que Leocricia defenda. Se deca que la Iglesia era anti-Leocricia, no Leocricia anti-Iglesia. Su clara influencia en los republicanos de la poca se plasma en varias invitaciones y esquelas que reciba Leocricia. Una de ellas, firmada por veintisiete seoras de la capital palmera, le fue remitida para dignificar con su asistencia un acto de homenaje en honor de Voltaire. Fechada el 19 de febrero de 1914 rezaba: Sra. D Leocricia Pestana de Carrillo.- Distinguida seora nuestra: Las que suscriben, constantes admiradoras de la poesa y pensadora a quien tienen el honor de dirigirse, y que se proponen concurrir a la Velada, homenaje al amplio espritu que se llam Voltaire, solicitan el valioso y necesario concurso intelectual de V. para lo que ser una hermosa y significativa fiesta.- A la vez, ruganle encarecidamente su asistencia al acto, ya que es V. la ms alta y digna representacin de nuestro sexo, que no puede ni quiere permanecer insensible a los requerimientos de la Razn, que para la mujer abre mejor senda de aquella de la Fe, vieja y tortuosa.- Aceptad el testimonio de sincero afecto de vuestras paisanas. La primera firma que aparece en esta invitacin es la de Evangelina Hernndez Armas (1885-1971), esposa del empresario Manuel Rodrguez Acosta (1883-1961). ste fue destacado librepensador y republicano que fue detenido al iniciarse el Alzamiento Nacional el 18 de junio de 1936, como directivo de la Unin Republicana de La Palma. Leocricia no acudi a la velada, pero como informaba la prensa local- envi una bella carta dirigida a las damas que tan amablemente la haban invitado y que fue leda por Luis Felipe Gmez Wangemert (1862-1942), clebre periodista brillante, astuto, polmico y mordaz. Lorenzo Rodrguez, en sus crnicas, informaba de que el peridico que por esta poca se publicaba en esta poblacin con el ttulo de El Iris, public un nmero extraordinario de literatura y poesa, una de las cuales es la siguientes, que hemos preferido para poner, no porque sea mejor que las otras, sino por ser de una mujer. Y a continuacin transcribe el mismo soneto titulado A Espaa al que hice referencia anteriormente.
Otro de los nclitos personajes de la poca, el escritor Flix Duarte Prez (1895-1990), informaba de que los versos de Leocricia, de un clasicismo irreprochable, tenan acentos conmovedores, estrofas definitivas, primores de tcnica y sonoridades de himno redentor. Prez Garca aada en su estudio sobre la poetisa que en ellos haba un soplo de rebelda contra todas las mediocridades, una propuesta latente, discreta y sentida hacia la hostilidad del medio en que le toc vivir. Prez Garca describa as a la dulce poetisa palmera: Leocricia, que detestaba que la retratasen, fue una mujer de estatura mediana, delgada, de buen carcter y buen trato, culta y de excelentes cualidades, a la par que fina, agradable, delicada, y muy acicalada en su persona; vesta a la moda de su juventud, con trajes de colores, largos y con cola Surez Bustillo la describa as: Leocricia era de estatura media, en torno a 1,60, delgada, pelo recogido y siempre bien peinada, frente despejada y ancha, piel rosada, fina, agraciada de cara, de sonrisa graciosa, voz deliciosa, mirada ardiente, agradable, delicada, sensible. Muy pulcra en su persona. Vesta a la moda de su juventud, con trajes de color negro o blanco, largos y con cola. Las crnicas informaban tambin de que le gustaba sobremanera recibir invitados en casona de la Quinta Verde, sobre todo a aquellos intelectuales que, de paso por la capital palmera, ya haban mostrado inters especial por hablar con ella, conocerla y aprender y departir con ella gratas conversaciones. Estas visitas eran acompaadas con frecuencia por un gran amigo de Leocricia, el ilustre entomlogo palmero Elas Santos Abreu (1856-1937) que, adems, era su mdico. Otro de los importantes personajes que estudiaron la obra de Leocricia fue el publicista Sebastin Padrn Acosta, quien, al profundizar en la produccin de las poetisas canarias, quiso comenzar con ella. La consider un espritu inquieto, una mujer enamorada de la libertad y de la belleza, amante de la independencia y propulsora de la cultura de su isla; un alma lrica y arrebatada que se entusiasmaba leyendo los discursos de Castelar. El mismo crtico opinaba que sus magnficos sonetos estaban imbuidos del espritu de Voltaire, indicando que, uno de los que ms sobresalan era el titulado A la Sociedad Amor Sapientae:
Con frreo diente la corteza dura De nuestra madre tierra, audaz destroza El arado que mano vigorosa Va impulsando por rida llanura. Al desgarrar cruel su vestidura Deja en el surco la cimiente hermosa, Que maana la lluvia generosa Transformar en guirnaldas de verdura. As tambin, sin que te arredre el peso, Amor Sapientae, tu saber prodiga Surcos, abriendo el pensamiento humano, Que en el extenso campo del progreso quin no piensa al coger la rubia espiga En la mano feliz que sembr el grano? Jos Apolo de las Casas (1894-1975) -profesor de Pedagoga en el Colegio de Santa Catalina y titular de una plaza de magisterio en la Escuela Real, tambin de la capital palmera- siti una especial curiosidad sobre la poetisa palmera. La observaba desde la Huerta Nueva, con prismticos, y le pareca una musa, un ensueo, una divinidad pintada de blanco, que lea, lea sobre la ladera del barranco toda la literatura liberal desde la Revolucin Francesa en adelante; que el ao de 1789 era para ella un altar, un lbaro, un sol sin lmites. Este clebre personaje isleo que colaboraba tambin en la prensa local y diriga el peridico falangista Escuadras- pretenda averiguar el alcance literario y el valor potico de la obra de Leocricia. Le pareca muy escasa puesto que slo conoca: dos poemas sencillos, cuatro sonetos y un brindis. Lleg a decir: debe existir algo ms o aqu hay algo raro. Otro personaje de la poca, Crisstomo Ibarra, que tambin escribi sobre ella, tambin de joven contemplaba a la dama desde lejos aquella figura de mujer, blanca y plida como un lirio o una magnolia, que se deslizaba bajo las luces crudas del sol por entre los rosales y las enredaderas que trepaban por los muros de su jardn, siempre escoltada por dos rubios felinos que iban rozando su falda, larga como una tnica grieta Aos ms tarde, tendra la suerte de visitar a Leocricia en su mansin. Quera conocer de cerca de esta mujer aislada de todo, sola; sin embargo no era as segn ella misma, pues se senta acompaada constantemente de sus flores, sus gatos, sus sueos, sus libros, sus versos Efectivamente, entre sus libros Leocricia era feliz. Una gran biblioteca excepcional para la poca- repleta de libros era el lugar mgico de su casona y el preferido para recibir a las visitas. Era una sala luminosa y alegre, llena de flores y de sabidura, de historias, de poesa Prez Garca escriba: la anfitriona, de rostro fuertemente maquillado, observaba a sus visitantes tras unas gafas de gruesos cristales con unos ojos que revelaban su inteligencia; entonces haca gala de su trato afable y afectuoso. Su cultura era vasta; sus ideas, firmes y claras, que no vacilaba en exponer;
consideraba a la mujer espaola esclava de la Iglesia y llena de prejuicios, y criticaba con toda pasin toda tirana Despus de que en 1898 se trasladara a vivir a la Quinta Verde, se la vera bajar al centro de la ciudad en muy contadas ocasiones. As, al ao siguiente, la culta psicloga visit a su suegra Rosario lvarez Romero en su casa de la Calle Real con motivo de su enfermedad y posterior fallecimiento. Todos los miembros de su familia se iban muriendo uno a uno: se qued sola. As, su retiro se vera cada vez ms acentuado a medida que iba envejeciendo. Sin embargo le seguan llegando invitaciones para que participara en veladas y le seguan solicitando su colaboracin con algn poema. Slo entonces ofreca algunos versos para justificar su ausencia. Sin embargo asisti a algunas, como en la noche del 29 de diciembre de 1909 en nuestro teatro se celebr una velada literario musical en honor del poeta Emiliano Duke y Villegas. En ella form parte la ilustre poetisa Leocricia Pestana de Carrillo (Germinal, enero 1910). Tambin, el 11 de enero de 1905, se celebr otra velada en honor de Leocricia y otras. Leocricia esta vez s se present. En otras ocasiones, como dijimos, no fue as. Entonces sola suplir su presencia fsica con su clebre obra y su dulce poesa. As, por ejemplo, envi un soneto para que fuese ledo en la Biblioteca Cervantes el 19 de marzo de 1912 con motivo de la celebracin de una velada literario musical en conmemoracin de las Cortes de Cdiz. Leocricia no acudi y lo ley Antonio Rodrguez Mndez. Otro soneto fue enviado a la Sociedad Sangre Nueva, para excusar su ausencia a un acto en el que fue invitada en 1914. Fue ledo por el afamado y polmico periodista Antonio Acosta Guin (1886-1972). Otro poema titulado Deprecacin fue ledo en el Real Nuevo Club Nutico el 19 de febrero de 1909. El acto, al que fue invitada pero no acudi, tuvo lugar para recaudar fondos para los damnificados de los terribles terremotos que arrasaron Calabria y Sicilia. La poblacin se moviliz y la Sociedad Amor Sapientiae inici una suscripcin a beneficio de las vctimas. El alcalde Manuel Van de Walle y Pinto organiz un baile de mscaras en el Circo de Marte. El peridico local Germinal publicaba aquel soneto:
Oh, Dios del Sina, fuerte y celoso, Que envuelto en la nube que la luz colora, Ostentas en la diestra vengadora De tu clera el rayo poderoso; Que al soplo de tu aliento rencoroso Infecundas la tierra productora Lo mismo que al malvado, al virtuoso. Calma ya de tu ira los rencores, Vierta el iris de paz apetecido Sobre las ruinas del inmenso osario Sonrisa de celestes resplandores, Y hoy que te llama un pueblo dolorido, Responde por piedad, Dios del Calvario! La mencionada sociedad le hizo entrega a Leocricia del diploma de honor de socia de mrito en una velada literario- musical celebrada el 7 de enero de 1904. Fueron varias las cartas, tarjetas postales, artculos, etc. publicados por la prensa local en la que ensalzaban su obra, en vida. - As, en el Germinal (1 de abril de 1904): y en nuestra patria es la mujer fuerte sostn de un estado de conciencia que debe avergonzarnos y, por lo mismo debe la mujer poner especial empeo en armarse de aquella de piqueta y aquella palanca. Vd., que manejando entrambas, ha cristalizado en inspiradsimas poesas la aspiracin de sepultar muy hondo y para siempre en el panten de la historia, aquellos anacronismos que nos empequeecen y atraen sobre nosotros el menosprecio de los grandes pueblos de Europa, merece el bien de la sociedad. Reciba por ello el testimonio de la admiracin de su afmo. Hermenegildo Rodrguez. - En el Islas Canarias (28 de octubre de 1909): entre la plyade de artistas [en Canarias], destcase como astro de primera magnitud la poetisa Leocricia Pestana, quien a sus encantos femeninos une la virtud de la modestia (rara avis in hoc tempore), gusto delicado y amplio conocimiento de la historia de amor Su inspiracin tambin le vena de su jardn y de sus flores, de sus adoradas glicinias Est sola porque es inconformista: vivi acompaada mientras dur su amor, el deseo, el respeto, la complicidad, la inspiracin Sin embargo, debido a que el ayuntamiento cubri el canal de agua que pasaba por uno de los senderos que surcaban la finca, y ya no pudo escuchar el murmullo del agua de aquella maravillosa cinta de plata como as llamaba al canal de agua en las noches de luna llena-, dej de caminar por aquella zona. Su espacio vital se iba acortando.
Surez Bustillo escribe: Siendo una persona afable y agradable en el trato, vivi sin compaa prxima que la entendiese y se observ condenada a estar sola como refleja en Mi Sueo, y es que soaba mi mente de mi valle en soledad El fallecido y recordado Jaime Prez Garca recoga las palabras de la poetisa, ya en la vejez de la solitaria dama del barranco, aqulla mujer menuda, muy incmoda para los grupos de poder insular, aqulla que al no ser significativa en poltica activa, se opt por silenciarla: No crea que me contrara que mis amigos me vengan a ver. Para m es una alegra y una satisfaccin poder charlar con personas inteligentes. Mi apartamiento se traduce en misantropa y la calificacin es injusta. Estoy casi sola porque no tengo quien me acompae. Aqu leo lo que me va llegando; dialogo con mis flores y con mis gatos, y as, sin grandes inquietudes, veo pasar la vida. No frecuento la sociedad porque no s hablar de modas ni de otras cosas que no me interesan ni entiendo. Soy, como usted ver, muy mujer pero detesto la frivolidad y chismografa. S que en torno mo se ha tejido una leyenda y que se me considera muy diferente de lo que soy. Todos aquellas personas que ascendan la cuesta para or a la ya viejecita Leocricia, sobre todo nios y nias, cuentan que la seora ya no se encontraba bien desde mediados de 1925. La vital anciana ya se cansaba al leer sus composiciones poticas y se le vea fatigada cuando trataba de charlar animadamente sobre sus profundas ideas liberales. Era una mujer culta y singular, lectora voraz y pensadora, progresista libreada de las convenciones y corss de una sociedad pequea e injusta; solidaria con las penurias de sus vecinos y con las penas del prjimo en cualquier lugar del mundo Ortega Abraham continuaba: alabada en su valenta por sus correligionarios republicanos y, en su caridad, por sus hermanos masones, cuyos derechos y actuaciones defendi a cara descubierta y, adems, una poetisa formada en el romanticismo que, frente a la pulsin de los cantones, propugn una patria amplia para las gentes libres y de buena voluntad Leocricia intentaba repartir entre sus embelesados invitados su rica espiritualidad trascendente Sin embargo, ya empezaba a respirar con dificultad. En la maana del 4 de abril de 1926, el sobrino poltico de Leocricia, Jos Francisco Carrillo Lavers (1886-1961), fue mandado a llamar por la esposa del cuidador de los terrenos de la Quinta Verde. La seora estaba muy preocupada porque, como era su costumbre, haba llamado a la puerta de la mansin entre las ocho y las nueve de la maana, y nadie contestaba. Doa Leocricia no daba seales de vida. Todo estaba cerrado y en silencio. El familiar dio parte a la autoridad judicial y se autoriz el ingreso en el domicilio. All se encontr muerta a Leocricia, ruiseor de la selva palmense, timbre y prez de la isla que le vio nacer (Padrn Acosta). Haba fallecido de paro cardaco mientras dorma. Junto al cadver, su querido gato, su inseparable amigo. En un papel escrito a lpiz, sobre el velador, apareci la ltima voluntad de la poetisa. En la
firma apareca: Leocricia Pestana de Carrillo. En el pedazo de papel, como si de una premonicin se tratara, se poda leer: Por si me muero esta noche, es mi voluntad que se me cubra con el vestido canelo de seda que est en mi escaparate y la mantilla blanca que tambin est en l. La librera ser para la biblioteca Cervantes, es voluntad de mi marido y ma; lo que tiene mo Don Silvestre Carrillo, se emplear en el cementerio civil y mis muebles se vendern y se dar su valor a la masonera. De poco sirvi haber dejado su testamento. Poco se cumpli de acuerdo a l. Ni siquiera un solo libro lleg a la Biblioteca Cervantes, ni el dinero lleg al cementerio civil. El fretro baj desde la casona de la Quinta Verde por un atajo serpenteante, y no por la majestuosa escalinata de piedra, como ella siempre haba deseado. Ortega Abraham escriba en la prensa local: sin embargo, su deseo de abandonar la Quinta Verde por la pina escalinata de piedra y la puerta almenada no se cumpli; acaso porque el juez que levant el cadver lo vio como un venal capricho; acaso porque, en aquel abril lluvioso, el descenso del atad comportaba riesgos para los cargadores y engorro para los deudos. Tras habrsele practicado la autopsia al cuerpo, ste fue depositado en el saln de actos de la sociedad Juventud Republicana, situada en la calle Pedro Poggio. Actualmente el solar donde se hallaba ubicada la fbrica seala el nmero 7. Siguiendo los deseos de la difunta, se la enterr en el cementerio civil dos das despus del bito. Quera descansar con los restos de su marido, al que jams olvid. Siempre le mandaba flores con unos versos, muchos escritos en sus ptalos. Fue inhumada en 1926. Es curioso cmo en 1930, los encargados del cementerio confirman que no recuerdan dnde est enterrada. En el cementerio civil sus datos nunca fueron registrados. Desapareci cualquier pista, cualquier vestigio. Y as hasta nuestros das. La leyenda rode en la vida y en la muerte a esta ilustre dama, de la que se deca, fue mucho hombre esta mujer (Gmez Wangemert) As, una de las mujeres ms preclaras que ha dado La Palma, solidaria, caritativa, sonetista excepcional y clebre intelectual, abandon por fin- su amada Quinta Verde, su amada Isla de La Palma, para desaparecer para siempre, dejndonos slo una estela de leyendas, un pequeo catlogo de poemas, tal vez muchos an por descubrir. Prez Garca conclua su crnica sobre la legendaria poetisa: Despleg Leocricia sus potentes alas y alcanz las ms altas regiones de la fama, del pblico reconocimiento de la intelectualidad canaria como sonetista excepcional, de su liderazgo como prototipo de mujer palmera, liberal y librepensadora.
Gmez Wangemert (1862-1942) haba escrito recogido por De Paz Snchez-: Para ella fue, algo as como una prisin la tierra de su nacimiento, a la que sin embargo amaba, anhelando su redencin. La Palma fue jaula en la que apenas trin pblicamente, dolida de la indiferencia y de la estulticia de cuantos no supieron o no quisieron comprenderla y quererla. En la intimidad de su retiro que era templo para nosotros, fueron pocos los devotos, pocos los que conocieron su fortaleza, su hombra, su indignacin frente a determinados problemas religiosos, sociales y polticos. Y fueron pocos, tambin, los que de vez en vez, escucharon reverentes de entusiasmo, sus sonoros y limpios versos, palpitantes de rebelda El Ayuntamiento de la capital palmera perpetu el nombre del ms grande de los poetas femeninos de Canarias al inaugurar una calle en el Barrio de Benahoare el 31 de mayo de 1984. Curiosamente, es as como se llamaba entre los masones a su hermano Segundo Gabriel. Hermano y hermana, por fin, juntos para siempre. Para Domingo Acosta Guin (1884-1959), poeta librepensador de gran fecundidad, ella fue: Solitaria de un mundo espiritual, Se remont al azul del ideal Como algo que se esfuma o que se pierde Y se durmi en un sueo de justicia! El ltimo embeleso de Leocricia En el misterio de su Quinta Verde! Isla de La Palma publicaba en 1909 un extenso artculo sobre la seora, que terminaba as, como nuestro trabajo: Leocricia Pestana: yo te saludo. Al entrar con vacilante paso en los intrincados caminos de la vida, llama poderosamente la atencin tu sobresaliente figura, que ni tu excesiva modestia ni el destierro al que voluntariamente te has condenado, han podido oscurecer en lo ms mnimo. Yo quisiera poseer la pluma de Vctor Hugo, de Lamartine o de Galds, la inspiracin de Zorrilla, de Lope de Vega o Espronceda para escribir tu biografa y decir a las generaciones venideras: He aqu a Leocricia Pestana; enaltecedla, no borris jams su nombre de los anales de la Historia, ensead a los que os sucedan a rendir culto ferviente a su memoria. Palmira, febrero 27 Son varias las personas que, tras su muerte, decan haber visto en la mansin y sus jardines algunas luces y extraas siluetas, incluso a una figura de mujer vestida de blanco con un candil encendido por entre las palmeras en noches de luna llena la leyenda se iba alimentando de generacin en generacin al igual que lleg el lugar de bsqueda de tesoros secretos a cargos de desesperados y listos de turno que cavaron las paredes, las fuentes y pozos secos, los jardines y paseos enmaraados que rodearon la imponente mansin.
Por todo lo dicho, y sobre todo, por todo lo que no se ha dicho, Santa Cruz de La Palma debera de albergar una congregacin anual cada 4 de abril de todas las poetisas y por qu no tambin poetas? y por qu slo canarios? como perpetuo y merecido homenaje a la gran Leocricia Pestana Fierro, la Dama vestida de blanco, una extraordinaria figura injustamente olvidada de nuestra Historia. BIBLIOGRAFA DE PAZ SNCHEZ, Manuel. La Masonera en La Palma, C.C.P.C., Santa Cruz de Tenerife, 1998 - Idem. Una historia ilustrada de Santa Cruz de La Palma, Taller de Historia, Bilbao, 2003. - Idem. Plecto masnico. Una antologa potica. Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife, 2006. FERNNDEZ GARCA, Alberto-Jos. La Quinta Verde, Diario de Avisos, (21 de marzo de 1982) Fnix Palmense, Santa Cruz de La Palma, (11 de enero de 1905) Germinal, Santa Cruz de La Palma, (1 de abril de 1904), (20 de febrero de 1909), (25 de enero 1910) Isla de La Palma, Santa Cruz de La Palma, (7 de marzo de 1909) Islas Canarias, (28 de octubre de 1909) La Solucin, Santa Cruz de La Palma, (22 de febrero de 1904) LORENZO RODRGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma, tomo IV, Excmo. Cabildo Insular de La Palma, 2011 ORTEGA ABRAHAM, Luis. Leocricia Pestana, Diario de Avisos, (7 de abril de 2010) PADRN ACOSTA, Sebastin. Poetas canarios de los siglos XIX y XX, Aula de Cultura de Tenerife, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, 1966 PREZ GARCA, Jaime. Fastos Biogrficos de La Palma (3 tomos), Servicios de Publicaciones de Caja Canarias, La Laguna Santa Cruz de La Palma, 1985-1998 - Idem. Una mujer de leyenda. Leocricia Pestana Fierro, Crnicas Canarias, tomo I, 2005 SUREZ BUSTILLO, Jess. Leocricia Pestana. Aproximacin histrica, social y psicolgica. Poemas (1853-1926), Madrid, 2010