Majestic aparte de una novela es una profunda investigacin de hechos reales.

En el desierto de Nuevo Mxico, junto a la base area de Roswell, se estrell en 1947 una extraa aeronave. En el lugar del suceso, un grupo de especialistas enviados por el gobierno estadounidense encuentra los cuerpos de dos extraterrestres y de un humano. El rumor se propaga sin que el gobierno norteamericano pueda evitarlo. Algo ha sucedido en el desierto de Nuevo Mjico que puede cambiar radicalmente la manera de ver el mundo. Un escptico periodista es el elegido para recibir todas las informaciones secretas enfermizamente guardadas por el gobierno, y el responsable del programa de investigacin sobre los visitantes, un ex agente, est dispuesto a revelrselas Un libro peculiar, acusado de conspiranoico, que ademas es sorprendente y meno. Una de las lecturas obligadas de los seguidores del fenmeno OVNI.

Whitley Strieber

Majestic
ePUB v1.0
Dirdam20.04.12

Ttulo original: Majestic Ao de publicacin: 1989 Editorial: Ediciones B Coleccin: Vib 105-1 Traduccin: Beatriz Lpez Buisn Edicin espaola: 1994 ISBN: 978-84-406-4231-8

Este libro est dedicado a la memoria del coronel Jesse Marcel, un hroe desconocido.

Mediante el secreto y la ridiculizacin oficiales, se induce a creer a muchos ciudadanos que los objetos volantes no identificados son slo tonteras. Las Fuerzas Areas, para encubrir los hechos, han impuesto silencio a su personal. Almirante Roscoe Hlllenkoetter, primer director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) De The New York Times, 28 de febrero, 1960

Agradecimientos
Quiero expresar mi agradecimiento a Stanton Friedman, William L. Moore, Jaime Shandera, Walter Haut, al doctor Jesse Marcel, hijo, y a Anne M. Strieber por su amable ayuda y los consejos que me dieron durante la preparacin de esta novela. Es una obra de ficcin basada en hechos reales. He usado los nombres de personajes histricos y otros de mi invencin. Las citas de artculos periodsticos son completamente autnticas, salvo el uso de que aqu son objeto. Este libro, en cuanto se refiere a la verdad que refleja, es producto de la paciencia de quienes me han brindado su ayuda. Los errores que pueda tener son exclusivamente mos.

Introduccin
Mi desgracia fue tener un poco de buena suerte. Si hubiese tenido suficiente sentido comn como para acompaar esa suerte, no habra escrito esta historia. Es la noticia del siglo en exclusiva, pero casi me ha arruinado la vida, y precisamente cuando estaba a punto de dejar mi trabajo en un aburrido semanario suburbano por otro en un diario semioficial urbano. Ahora nunca escribir para The Washington Post ni entrar en las legendarias salas de The New York Times, como no sea en calidad de chico de los recados. Pero qu es lo que me ha arruinado? No voy a esconder el hecho de que intentaba escribir un artculo para el Da de los Inocentes en mi peridico, o mejor dicho, en mi antiguo peridico, el Express de Bethesda. Tenamos la intencin de divertirnos mucho con algo obviamente absurdo en lo que al menos la mitad de la poblacin cree. No me echaron porque no llegu a presentar el artculo. No, no fue eso. Lo que me dej sin trabajo fue el descubrir que todo era cierto. El director crey que lo que yo haba escrito era una broma para l, y no le hizo ninguna gracia. Al igual que todos los periodistas, l estaba convencido de que el tema era un disparate. He conocido al hombre que nos caus todo esto, y si este libro trata sobre una persona, esa persona es este hombre. Se llama Wilfred Stone. Vive en Bethesda, al igual que miles de jubilados de Washington. La mayor parte del ao pasado estuvo sentado en el jardn trasero de su casa, murindose silenciosamente de cncer de pulmn. Durante los ltimos seis meses, l y yo hemos sido colaboradores, y en la medida en que puedo considerarme amigo suyo, lo soy. Al principio, contar su historia casi le daba vergenza. Secretos como los suyos constituyen una pornografa propia muy sucia y le result muy penoso revelarlos. Pero se habitu, y finalmente se apasion con el tema. Lo que empez como un goteo de palabras dichas a regaadientes termin en un torrente de lacerante angustia humana, una voz pidiendo clemencia a gritos desde el borde de la tumba. A mi juicio, el papel que he desempeado en nuestra colaboracin ha sido el de transmisor, porque este libro es la confesin de Will Stone. Mi tarea ha consistido en brindarle apoyo a su obra, buscar los datos que faltaran, investigar lo que fuese necesario y ofrecer mi visin de este hombre desesperadamente afligido. Conoc a Will a raz de una carta que escribi al director del Express sobre una demoledora crtica de la que yo era autor de un libro escrito por quien supuse que era un evidente charlatn. sta no es una gran ciudad y su carta fue la nica en apoyo del mentiroso profesional. En cuanto a m, lo nico que puedo decir en mi propia defensa es que tambin yo fui vctima de Will. Cuando lleg el momento de escribir el artculo para el Da de los Inocentes, yo necesitaba un primo y l pareca un buen candidato. Will actu como si hubiera estado esperando una llamada de alguien como yo, y supongo que as era porque todos sus actos se basan en el uso del cebo y el anzuelo. Es un hombre sutil, demasiado sutil como para entrar en mi despacho con los brazos cargados de los secretos ms extraordinarios y terribles que poseen los Estados Unidos de Amrica. Teniendo en cuenta el gran deseo que tena de contar su historia y el corto tiempo que le quedaba, debe de haberle sido muy duro esperar a que yo mordiese el anzuelo. Will vive en una vieja casa oscura situada en una calle que estaba de moda hace treinta aos. Yo fui a su casa para ponerme en contacto con mi vctima y acab siendo la suya. Cuando atraves lentamente el vestbulo para abrirme la puerta, bufaba como un viejo tren de carga y, despus de abrirla, se apoy en el marco para recobrar el aliento. Luego se irgui y en su rostro se dibuj una sonrisa amplia y compleja. Digo compleja porque no era una sonrisa como la que podemos tener usted o yo: era la expresin ms triste que jams he visto. Me condujo a una siniestra sala de estar, con muebles lgubres y una gruesa alfombra silenciosa, a la que slo daban una nota de color las cortinas, unas cortinas extraas, de hule o pergamino blanco con flores amarillas estampadas entre los pliegues. Nos sentamos. Yo no saba qu esperar del encuentro; ni siquiera saba qu clase de preguntas

hacer. l acerc su enorme rostro tembloroso al mo, y sin prembulo alguno me dijo: El maldito asunto es real y yo puedo probarlo. Un filn!, pens yo. Qu maldito asunto? Todo el maldito asunto. Dicho eso se puso de pie y sali de la habitacin, balancendose. Al poco rato regres con una caja llena de documentos, fotografas y pelculas. Al principio pens que seran las cosas habituales: fotos falsas, recortes de diarios y revistas, folletos disparatados, pero lo primero que vi fue una ntida foto en color de lo que slo poda ser un extraterrestre muerto. La foto estaba adosada a los informes de la autopsia que aparecen en este libro. Resultaba tan evidente su autenticidad que pareci como si me hubieran dado un mazazo en la cabeza y la sangre me corriera por la cara. Estaba realmente mareado. Todos los pequeos detalles parecan verdaderos: la plida piel, las heridas, el fluido rezumante, los negros ojos hundidos. Los documentos tenan una cantidad interminable de pginas. Yo he reproducido en este libro los de mayor entidad, pero haba miles y slo Dios sabe cuntos hay adems ocultos que ni siquiera Wilfred Stone conoce. All estaba yo, en aquella sala oscura, leyendo y mirando una foto tras otra. Todo estaba sellado con trminos como ULTRASECRETO o SECRETO MXIMO-MAJIC. Era evidente que nadie poda haber inventado esto con tanto detalle y perfeccin. Sent que el mundo se derrumbaba a mi alrededor. Tena que cuestionarme todo aquello en lo que crea porque mis expectativas y mis conocimientos de las cosas se haban hecho aicos. Cuando Will oy el ruido que hizo una gota de sudor al caer sobre el documento que yo lea, puso una mano sobre mi hombro y me dijo: Quiero dar a conocer esto antes de morir. Yo me qued mirndolo. Slo atinaba a pensar que haba vivido en un mundo falso con una historia falsa. Todo lo importante era secreto. Mir los documentos esparcidos a mi alrededor por el suelo. Eran terrorficos, tanto por su contenido como por los siniestros sellos que los clasificaban como secretos. El que Wilfred Stone poseyera estos documentos era claramente ilegal, y si yo le brindaba cualquier clase de ayuda en su empeo, acabara en la crcel. Fue en este momento cuando el sentido comn y la buena suerte entraron en conflicto. Entre otras cosas, esta historia implicaba el paro, la crcel y la deshonra. El pueblo tiene derecho a saberlo. Tena ese derecho hace cuarenta aos me dijo. Will estaba sentado y en su rostro asomaba una sonrisa incipiente. Trataba de ser agradable? Quera conquistarme? l no sabe sonrer. Acudieron a mi mente palabras como serpiente pero, maldita sea, no poda quitar la vista de todo lo que me mostraba. Era el suceso ms increble de la historia. Y yo lo tena ante mis ojos! Un viejo enfermo, indefenso, tena la verdad en sus manos; y l se pona en las mas. Esa noche consider la posibilidad de publicar la historia. Pero pens que sera una locura y que ni siquiera deba intentarlo. A eso de las cuatro de la maana decid mandar todo al infierno y me fui a dormir. Al da siguiente, cuando me levant, llam por telfono a Jeb Strode, un viejo amigo con quien haba compartido habitacin durante dos aos en la universidad American. l estudi Derecho; yo me compr una grabadora Sony barata y me convert en periodista. l ganaba ahora unos doscientos mil dlares al ao por mantener cabilderos fuera de la crcel, y yo pens que estara en condiciones de concederme los diez minutos que le llevara responder a mi pregunta. Oye, me he vuelto loco. Lo he pensado toda la noche y he decidido olvidarlo. Por eso has llamado a un abogado que an dorma, con un montn de gatos encima. Cmo podra publicar informacin secreta sin ir a parar a Danbury? Danbury es una bonita crcel nacional. Pero no te enviaran all, sino a una que tiene puertas de acero y guardianes con ojos de monstruo gila.

Qu es un monstruo gila? Algo desagradable. Nicky, es mejor que te olvides de este asunto. Tengo que pensarlo. Mira, haz como si esta conversacin nunca hubiera tenido lugar, pero si de verdad quieres publicarlo, tu nica posibilidad es hacerlo en forma de libro de ficcin, porque entonces ellos pensarn que si van tras de ti, ser como decirle al mundo que todo es verdad. Tal vez as podra salirte bien. As pues, esto es ficcin. Todo lo que contiene los documentos, los informes, las entrevistas es ficcin. La historia es ficcin. Will es ficcin y yo tambin. Slo son reales los artculos de los diarios y la declaracin del almirante Hillenkoetter; no vale la pena negarlo porque cualquiera puede comprobarlo fcilmente. Aunque yo no acabe con mis huesos en la crcel, me he convertido en mrtir de mi propia causa, y mi carrera est terminada. Pero el asunto lo merece porque es de proporciones gigantescas: est en juego el futuro de la humanidad. El advenimiento de los visitantes es un hecho tan crucial como la multiplicacin original de la raza humana. Es increble que este suceso se haya mantenido en secreto. Como director de la Majestic Agency durante casi cuarenta aos, Wilfred Stone es el mayor responsable del secreto. Permitidle que intente explicarse. Yo no puedo. Yo agradezco al Seor no tener que enfrentarme con la conciencia de Will en medio de la noche, o cuando est a punto de morir. Nicholas A. Duke 15 de marzo de 1989

Prlogo
por Wilfred Stone
He sido, junto con otros, artfice de uno de los peores errores que jams se hayan cometido, y con esto, realizo mi ltimo intento, quemo mi ltimo cartucho, hago mi postrer esfuerzo por corregirlo. En ltima instancia, todo recaer sobre vosotros; mi generacin ya ha fracasado. Nosotros, los que intervinimos en la Segunda Guerra Mundial y luchamos contra la amenaza del comunismo, slo podemos legaros, adems del mundo armado y furioso que os hemos brindado, una cosa ms. En 1947, alguien ajeno a este mundo intent establecer una relacin con la humanidad. El primer contacto le correspondi al Gobierno de Estados Unidos. Nuestra generacin, con la victoria de la contienda mundial an fresca y llena de orgullo, no pas la prueba. Hicimos de ella un caos total. Pero permitidme que me explique. Conocis la palabra emptico? Fue inventada por un escritor, pero es una palabra verdadera, una palabra bella. Emptico es alguien que se identifica con el carcter de otro hasta el extremo de asumirlo. Si encontrarais a un emptico perfecto, o a toda una ciudad o nacin de empticos perfectos, y les presentarais un psicpata pervertido, los empticos se convertiran en monstruos. Los nios, por carecer de experiencia, son empticos, es decir, inocentes y puros. A mi edad resulta evidente que la madurez no es sino un intento de recuperar esa inocencia, un intento de regresar a la naturaleza. Los extraterrestres son empticos, pero no por carecer de experiencia. Ellos han regresado a la naturaleza. No son hombres: estn ms all del hombre. Al igual que los nios, carecen de conocimientos; se han convertido en animales conscientes. Y se es un hecho hermoso; a los ojos de Dios son casi ngeles. Llegaron a este mundo para ayudarnos a encontrar nuestra propia versin de esa sabia inocencia, y nosotros, aquellos quienes los vimos, ni siquiera comenzamos a comprender lo que eran. No entendimos el portentoso mensaje de estas lneas de Walt Whitman: Haba un nio que creca y cuando en algo posaba su mirada, en aquello se converta. En consecuencia, cuando los llamamos terribles, en eso se convirtieron. Sed como nios, dijo l. Qu quiso decirnos? Por qu lo dijo? Nos hemos perdido en nuestro largo trayecto de regreso a la naturaleza. Cuando lanzamos las bombas atmicas sobre Hiroshima y Nagasaki distorsionamos la historia y nos encaminamos hacia la extincin, no hacia la naturaleza. Logramos el terror absoluto, una oscuridad tan profunda que no poda ser penetrada, ni siquiera por una luz tan brillante que vaporizaba los ojos. Los visitantes, sabios inocentes, vieron el apuro en que nos encontrbamos y vinieron a salvarnos. Mirad los lirios del campo, dijo l. Pero quin? Nosotros, que estamos desnudos bajo la lluvia? Si nos entregamos al viento y a la lluvia, ellos sern nuestra salvacin; las flores sern nuestra liberacin. No necesitamos ni economas, ni naciones, ni iglesias; slo nos necesitamos los unos a los otros, y sentir y profesar un verdadero amor. ste es el mensaje de los extraterrestres. En consecuencia, representan un cambio total y absoluto, el colapso de la civilizacin econmica y el fin de los das. Ellos son la libertad, el alma a cielo abierto. Dado que su postura implica un cambio tan radical, nosotros, los integrantes del gobierno de Estados Unidos, los consideramos una amenaza para el pas. En lugar de proclamar su llegada por toda la nacin, como hubiramos debido hacer, un grupo del que form parte escondi el hecho tras una cortina de negacin y ridiculizacin. Apostamos guardias en los portales y difundimos rumores y mentiras para proteger nuestro conocimiento secreto.

Con nuestras mentiras transformamos la llegada de los puros en una invasin de monstruos surgidos de las profundidades de nuestra propia psique. En la Biblia, cuando un hombre se encuentra frente a frente con un ngel exclama: Ay de m! o He pecado, o alguna expresin similar, porque tiene en esos oscuros ojos angelicales una clara visin de lo que verdaderamente es l mismo. En los ojos de nuestros visitantes, quienes los vimos, reconocimos nuestra propia imagen. Y all haba monstruos.

Primera parte El osario

Slo podemos conocer lo que est afuera de los rasgos de un animal; incluso hacemos que nuestros nios se vuelvan y miren hacia atrs hacia el lugar en que las cosas se perfilan, no hacia lo Abierto que yace muy profundo en el rostro de la bestia. Rainer Mara Rilke Elegas de Duino, Octava Elega

Captulo 1
Will me cautivaba y me horrorizaba. Aunque era evidente su total autenticidad, yo senta la necesidad de hacer algunas averiguaciones bsicas por mi cuenta. l aduca que la historia haba comenzado en Roswell, Nuevo Mxico, en julio de 1947. Me daba nombres, fechas, lugares y me mostraba recortes de diarios y memorandos. Pero yo tena que verlo por m mismo. Como an trabajaba para el Express, me tom una semana de vacaciones, compr el billete de avin ms barato a Albuquerque y all alquil un coche Vega y viaj hasta Roswell, a unos 160 kilmetros al sur. A los diez minutos ya estaba enamorado de la ciudad. Roswell es tpicamente americana: una ciudad de tamao medio en paz consigo misma, habitada por una comunidad agrcola con algunas pequeas industrias. En sus calles se entremezclan los edificios de estilo moderno de la dcada de los cincuenta con los de una arquitectura anterior. Me sorprenda que en todas partes el motel, las emisoras de radio, los estudios de televisin y el diario de la ciudad la gente fuera honesta y decente. En el Daily Record, el diario de Roswell, fueron francos sobre la historia. Todo el pueblo la conoca. Lo sucedido en julio de 1947 era un hecho real y encubierto, un secreto a voces en la mayor parte del sur de Nuevo Mxico. Will deca que no sentira tanta ira cuando envejeciera; pero cuando entrevistaba a la gente, cuando caminaba por el sitio donde se estrell el platillo cerca de Maricopa, cuando vea las ruinas de la vieja granja en cuyos terrenos cay, senta clera. La amargura me ahogaba. Haba desechado con una carcajada todo el asunto de los ovnis, y haba hecho el tonto. Mi ego estaba en juego y tena la sensacin de que nunca dejara de odiar a Will. Pero una de las cosas ms molestas que tiene Will es su sabidura: l saba que no le detestara para siempre. Me gustara poder confortarlo ahora de alguna manera, pero ya no puedo hablarle, ni tocarlo: ya no est entre nosotros. Al sur de Roswell se encuentran los restos vacos de la base area del ejrcito que ahora se est convirtiendo en una zona industrial. Un clido da de primavera camin por la desnivelada pista de aterrizaje y dej que surgieran a mi alrededor los viejos fantasmas. El sentimiento no era elegaco ni recordatorio; yo estaba encolerizado y los fantasmas tambin. Al menos dos de esos fantasmas, y posiblemente un tercero, no eran humanos. Me pregunt si ellos tambin miraran hacia atrs y si no recordaran la noche en que llegaron y murieron. Llegaron en silencio y lentamente, en la oscuridad de la noche, hacia las diez. Vieron delinearse las calles de Roswell a sus pies. Pero su atencin se fij sobre todo en la pista de vuelo para contar los aviones, para contar las bombas de la Divisin de Bombarderos Estratgicos 509 de Roswell, que en esos momentos era la nica divisin de bombarderos atmicos del mundo. Quiz vinieron a alertarnos o quiz su misin fuera ms sutil, pero no podan haber elegido Roswell al azar. Will me explic que tendan a aparecer claramente en medio de nuestras instalaciones militares ms sensibles, ms peligrosas y ms estrechamente vigiladas. sta haba sido una de las causas de las hostilidades. Sed como los nios, deca Will. En realidad, la inocencia desconoce los secretos, as como el temor. Pero la humanidad no es la nica creacin terrenal que teme a la muerte: todo la teme, mas cuando haya resurreccin todos los seres vivientes sern liberados, desde quienes se arrastran por el fango hasta los obispos consagrados, y el temor ser desterrado para siempre. Cuando ellos llegaron, todo senta temor. Los pjaros se despertaban cuando ellos los sobrevolaban, y aleteaban nerviosos; los mapaches y los linces aullaban; las zarigeyas siseaban y los crios lloraban en la noche. Era medianoche en Washington cuando llegaron. Will Stone era entonces un hombre joven que, tras la guerra, luchaba por abrirse camino en el Grupo Central de Inteligencia, que pronto se convertira en la CIA. No saba nada de lo que suceda en Nuevo Mxico, a pesar de lo cual recuerda ntidamente lo que haca esa noche.

Pero esto no es sorprendente, pues solemos recordar con exactitud lo que estbamos haciendo en el momento en que se producen grandes crisis. Ante una pregunta, frecuente en tiempos de guerra, como qu haca cuando se enter de lo de Pearl Harbor, Will recordaba que se encontraba en unos grandes almacenes mirando corbatas; y ante la de dnde estaba cuando se rindieron los japoneses, se acord de que estaba en Argelia, borracho. Qu haca la noche del 2 de julio de 1947? Estaba acostado en su piso, preocupado porque tena problemas polticos en su despacho. En lugar de ocuparse de los asuntos soviticos, le haban asignado un lugar apartado desde donde ayudaba a los argelinos a poner fin al colonialismo francs. Betty y Sam White se encontraban sentados en el porche de su casa de Roswell, bebiendo una limonada y mirando el cielo. Era una noche hermosa, con el cielo estrellado en las inmediaciones pero tormentoso hacia el oeste. Yo s con exactitud qu dijeron, cmo actuaron. He ledo muchas veces el expediente que conserva Will sobre ellos, as como los de todos los dems, tratando de ver dnde se equivocaron Will y los otros para saber si hay algo en este mundo de Dios que pudiera ayudarnos ahora. Qu es eso? pregunt Sam a su mujer esa noche desesperada. No lo s respondi ella con su voz gangosa. Voy a llamar al sheriff dijo l. Solt un gruido y se levant de su asiento haciendo crujir las maderas del porche. El objeto era redondo y estaba brillantemente iluminado; en realidad irradiaba luz y pas por Roswell en direccin noroeste sin hacer ningn ruido. Bajo su tenue luz azul, los habitantes de Roswell estaban dedicados a sus quehaceres. A excepcin de los White, nadie not nada. En la base area del ejrcito, los operadores del radar no levantaron la vista de las pantallas encendidas. El centinela de la torre miraba hacia el lado opuesto y no interrumpi el monlogo imaginario que le dedicaba a Dorothy Lamour. A 112 kilmetros al noroeste de Roswell, Bob Ungar, que se encontraba en su granja, observaba la tormenta con ojos crticos y preocupados. No tena ni la menor idea de lo que se acercaba desde la ciudad. Su preocupacin eran las malditas nubes, que podan arrojar un granizo grande como los ojos de una oveja. Este tipo de granizo poda romper el crneo de un hombre o golpear a los animales hasta volverlos locos. Adems, algunas veces haba encontrado buena parte de sus ovejas yaciendo rgidas en los matorrales despus de haber sido alcanzadas por un rayo. Pero lo peor era cuando durante una tormenta fuerte, atemorizadas por los truenos y buscando refugio de la lluvia, se agrupaban contra los cercados y luego se las encontraba apiladas en montculos donde las que quedaban debajo moran aplastadas. Bob senta pena por esas pobres bestias tontas. S que la tuvo porque s exactamente qu clase de hombre era, y siento por l una franca admiracin. Muri a los sesenta, viejo y seco como una paja a causa del desierto. Siguiendo los pasos de Will Stone, habl con Ellie, la mujer de Bob, una anciana que vive en una casa de adobe, en realidad poco ms que una choza. El tiempo ha dejado en ella sus huellas, por supuesto, pero tiene una fuerza interior difcil de encontrar. Le habl de su marido, de su vieja casa que ahora est en ruinas y de su largo pasado. Puedo imaginarme a Bob en la noche del 2 de julio de 1947, de pie en el fondo del porche, escudriando el oscuro oeste. Una racha de viento fro y arremolinado surgi de la oscuridad. El aire se torn extrao. Las ltimas cinco noches haba ensillado su yegua, Sadie, y haba ido a ayudar a las ovejas, pero no haba servido de nada: de todos modos haban muerto. Es de suponer que las ovejas haban estado expuestas a muchas tormentas durante tiempo, pero stas se excitaban ante el menor relmpago, y ni qu decir tiene cuando haba truenos, viento y granizo. Bob las oy balar y gemir a lo lejos. Mientras tanto, el radiante objeto abandonaba los suburbios de Roswell, y los White lo perdan de vista en la oscuridad. Los gatos, que se haban refugiado en los estantes de las libreras,

volvan sus cabezas hacia fuera; los perros, que se haban cobijado en las casas, regresaban al lado de sus amos; los bebs que haban estado chillando, comenzaban a sorberse las lgrimas y a calmarse; los nios suspiraban en sus camas al desvanecerse sus pesadillas. Relampagueaba por todo el oeste, y la radio de los Ungar emita con interferencias: tornado a ocho kilmetros de Caprock. Despus volvan las interferencias. Oh, Dios! exclam Bob. Eso est muy lejos de aqu dijo Ellie, tendiendo su mano hacia l para retirarla despus. Ciento sesenta kilmetros no es nada cuando se trata de estas tormentas. La capearemos dijo ella. Llev las ovejas a la quebrada; all tienen cierta proteccin. Me inquieta el agua que baja por all. No te preocupes. De la radio surgi msica bailable. Era un foxtrot. Dnde est tu vestido de guinga? En la cmoda de cedro. Te lo pondras para complacerme? Ella sonri de aquella manera franca y aprobatoria por la que l tanto la amaba y se dirigi hacia el dormitorio. Cuando regres llevaba puesto el vestido y se balanceaba al son de la msica. l cogi en sus brazos el cuerpo de su esposa, delgado de tanto trabajar, y bail con ella en medio de los fulgores de los relmpagos. Oh, Dios! dijo ella. Te acuerdas de la noche en que decidimos casarnos? Recuerdas la conga que bailamos en fila? Cmo haban bailado! El viejo Joe realmente consigui que se bailara la conga. Bobby, creo que se fue el baile ms feliz de mi vida. El entorn los ojos, apoyando la cabeza en el cabello de su mujer, que desprenda un aroma femenino, y su mirada tropez con la negra ventana. En ese momento se oy un trueno y el creciente rugir del viento. La radio haba enmudecido. El la apag; no mereca la pena gastar la batera. El viento rode la casa, agitando las tablas de madera, silbando en el alero, trayendo consigo el aroma de la dehesa, de flores dulces, de salvia y polvo. l pens en sus animales en medio de la tormenta. Estaran apindose, nerviosos y listos para lanzarse desenfrenadamente hacia la alambrada si caa un rayo en las cercanas. Mientras miraba la tormenta se preguntaba cmo podra evitar que los daara. Y al observarla se dio cuenta de que jams haba visto una tormenta como sta en todos los aos que llevaba en Nuevo Mxico. Apag la lmpara y llam a su mujer. Ellie, ven a ver esto. Salieron juntos al porche. La tormenta era un enorme y radiante muro de nubes que pareca cabalgar un bosque de rayos. Nunca he visto tantos rayos y relmpagos dijo Ellie. Si descargan sobre la casa Mira cmo caen. S. Dicen que el rayo nunca cae dos veces en el mismo lugar. Volvi la espalda a la tormenta, y dijo con amargura: Dios salve al pequeo ganadero! Se dirigieron juntos hacia el dormitorio. El se quit la ropa y se sent en la cama, liando el ltimo cigarrillo, que compartieron acostados en la cama. Luego ella apoy una mano en el pecho de l, y luego se durmieron. El padre de Bob, con el rostro iluminado como por una linterna, se le apareci esa noche. Bob lo contemplaba atnito. Tena conciencia de que era un sueo, pero le sorprenda lo real que pareca. All estaba su padre, con el rostro enjuto y severo, los ojos negros y la boca de gesto amargo. Pap! exclam Bob. Pap! Su padre no contest, pero Bob tuvo la sensacin de

que le haba alertado. Se despert muy atemorizado. Haba transcurrido mucho tiempo; llevaba horas durmiendo. Ellie roncaba a su lado. Le empezaron a asaltar pensamientos inquietantes. Se pregunt por qu viva as. Su pobre casa no poda durar mucho ms. Pero l trabajaba esta tierra, y si la abandonaba, qu diablos le pasara? Yo soy un granjero, se dijo. Y l s poda pronunciar esas honrosas palabras. En medio de su oscuro ensueo not que la habitacin estaba muy iluminada. Abri los ojos, pensando por un instante que se haba quedado dormido y que ya era de da. La luz que baaba la habitacin era tenue y azul. Se incorpor de un salto. No haba nada que pudiera quemarse. Tenan una cocina de lea pero ahora slo quedaba en ella rescoldo, y los quinqus estaban apagados. Olisque el aire, pero no sinti que se quemara nada. De pronto pens en el establo. Salt de la cama, atraves la casa corriendo y se hall en medio de la inquietante noche. Nada pasaba en el establo pero en el cielo haba una luz que nunca haba visto hasta entonces. Pareca una enorme estrella que flotaba debajo de las nubes. Era tan grande y estaba tan cerca que contuvo un grito de sorpresa y retrocedi de un salto hasta quedar de espaldas contra la puerta de tela metlica. Elev la mirada. El objeto se desplazaba por el aire y flotaba, emitiendo un silbido. Sinti un estremecimiento y un hormigueo le recorri todo el cuerpo. El corazn comenz a latirle furiosamente. Debe ser un avin en llamas pens. Oh, Dios, va a caer sobre la casa! El objeto se acercaba cada vez ms, cegndolo con su luz. Ellie! Ellie! Desde la casa le lleg un murmullo. Ellie! El objeto silbaba y emita un sonido bronco y continuado. Sinti que le zumbaba la cabeza y se sujet las sienes con las manos. Entre el zumbido oa unos agudos chillidos infantiles y entonces apareci Ellie, instando a los nios a que la siguieran, con voz temblorosa. Bob se dirigi hacia ella, dando la espalda al objeto que se encontraba casi encima de l. Al echar a correr hacia ellos, el zumbido se elev tanto que casi no poda soportarlo. El mundo entero pareca girar en derredor y sinti que se caa. Durante un segundo le pareci que flotaba desplazndose hacia arriba, pero entonces cay en tierra con un ruido sordo. Ellie y los nios ya haban salido por la puerta trasera. El objeto segua sobrevolndolos, zumbando, rebotando y lanzndose bruscamente por el aire. Despus ascendi la colina rozando la superficie y luego slo fue un resplandor detrs de la colina. De pronto Bob oy el ruido ms terrible que haba odo en toda su vida: una explosin terrible. El fortsimo estampido lo hizo girar sobre s mismo, sacudi las ventanas traseras hasta arrancarlas de sus marcos e hizo relinchar a Sadie en el establo y cacarear a las gallinas en el gallinero. Ellie y los nios gritaban y Bob pudo or su propia voz alzarse entre los ecos de la explosin. Y entonces, de repente, todo fue silencio. Creo que es as, o aproximadamente as, la forma en que empez todo. All, en ese desierto, se produjo un trueno y un destello de luz. En el misterio de esa hora nocturna muri nuestra inocencia.

Noticia publicada en el Daily Record, de Roswell, el 8 de julio de 1947:

UNA PAREJA DE FERRETEROS DE ROSWELL DICE HABER VISTO UN PLATILLO VOLANTE

Sam White y su esposa son, al parecer, los nicos habitantes de Roswell que han visto lo que segn ellos es un platillo volante. El mircoles pasado, aproximadamente a las diez de la noche, los White estaban sentados en el porche de su casa, North Foster 105, cuando un gran objeto volante cruz el cielo zumbando a gran velocidad, de sudeste a noroeste. El seor White se lo seal a su esposa y ambos corrieron al jardn para verlo. A juicio de White, la aparicin dur menos de un minuto, quiz cuarenta o cincuenta segundos. White dijo que pareca encontrarse a unos 450 metros de altura y desplazarse a gran velocidad, que estim entre 600 y 800 kilmetros por hora. Era de forma ovalada, como dos platos o dos antiguas palanganas, invertidos, unidos cara con cara. Todo el platillo irradiaba luz como si sta procediera de dentro y no como si estuviera adosada en la parte inferior externa. Segn White, desde donde l se encontraba el objeto pareca tener un dimetro de unos 45 metros, pero teniendo en cuenta la distancia que lo separaba de la ciudad podra llegar a tener entre 45 y 60 metros, aunque esto es slo una conjetura. El objeto se vio venir del sudeste y desapareci por encima de las copas de los rboles cercanos a Six-Mile Hill. White, uno de los ciudadanos ms respetados y dignos de confianza de la ciudad, no mencion el suceso con la esperanza de que alguien ms declarara que lo haba visto, pero finalmente hoy decidi darlo a conocer.

Captulo 2
A pesar de los aos transcurridos, el rostro de Ellie reflejaba terror mientras me contaba su inslita experiencia. Yo escuchaba, sentado frente a ella en su humilde casa, en cuya cocina haba una mesa con tablero plastificado y evidentes marcas de cigarrillos. En la pequea sala de estar haba dos silloncitos y un enorme televisor. Mientras hablaba, tombamos caf en grandes tazas y podan orse las voces de fondo de un popular juego de televisin. Recuerdo que el ruido era realmente fuerte, seor Duke. Volver a escuchar sonidos ms dbiles les haba llevado cierto tiempo. Cuando pudieron orlos nuevamente se dieron cuenta de que las ovejas balaban. Ellie crey que el avin haba cado sobre ellas. Se ha estrellado uno de los bombarderos grandes le dijo a Bob. Ya lo s, mujer! Ensilla a Sadie y vete a ver qu pasa. l se puso los tjanos, las botas y un sombrero, se ech el impermeable sobre los hombros y corri hacia la cuadra en busca de la yegua. Mientras la ensillaba, la yegua, asustada, volva sus ojos hacia l. Tranquila, mueca. No pasa nada, tranquila le susurr. Le puso la montura, ajust la cincha y la sac de la cuadra. Cuando la cortina de agua le dio en la cara, la yegua resopl y lo mir como si pensara que el hombre se haba vuelto completamente loco. La oscuridad era total y no llevaba linterna. Subi por la colina que haba detrs de la casa, aprovechando la luz de los relmpagos. Sadie no poda ayudarlo porque no tena manera de saber por dnde iba. Yo me imagino su estampa firme y estoica iluminada por los relmpagos, como una sombra a caballo bajo la chorreante ala de un viejo sombrero. Quiz yo sea un idealista, pero creo que fue el ms vlido representante de la humanidad expuesto a los visitantes. En presencia de su anciana viuda, rodeado de los mseros objetos de sus vidas y ante la fotografa austera pero profundamente divertida que ella guarda de l, lo eleg sin reserva alguna como el hombre que yo querra que me representase en un mundo superior. Por ser la sociedad y el gobierno como son, Bob Ungar no vio de los extraterrestres ms que unos pocos restos. En vez de l, fueron individuos como Will Stone quienes tuvieron los primeros encuentros con ellos. Si esa noche Bob Ungar los hubiera encontrado con vida, no cabe duda de que todo hubiera sido diferente. Cuando Bob lleg a lo alto de la colina oy ms claramente el balido de las ovejas a travs del retumbar de los truenos y el ulular del viento. Despus oy otro ruido, un ruido totalmente nuevo. Era un terrible gemido entrecortado. Sadie olisque el aire, movi la cabeza de un lado a otro y holl la tierra con las patas. Qu era eso? Era el ruido ms raro y salvaje que jams haba escuchado. Nada produca un ruido semejante, ni los lobos, ni los coyotes ni los linces empapados por una tormenta. Creo que en ese momento haba por lo menos un extraterrestre sobre el suelo, probablemente arrojado de la nave, por lo que posteriormente se supo que haba sido una explosin que no la haba destruido del todo. Wilfred y sus compaeros encontraron despus tres cuerpos, pero se hallaban a kilmetros de la casa de los Ungar. Creo que nadie encontr jams al cuarto, que cay en el terreno de los Ungar y que probablemente vivi muy poco tiempo. Si esto es as, Bob Ungar estuvo a punto de ser el primer ser humano en ver a los visitantes en persona y con plena conciencia. Pero haba en medio un caballo. De pronto Sadie comenz a corcovear. Era lo ltimo que Bob poda esperar de su dcil y vieja yegua, y antes de darse cuenta de lo que ocurra se encontr en el aire y luego fue a caer de lado sobre la montura. Pero la yegua volvi a corcovear y esta vez Bob se encontr en medio del barro. Cay en tierra con tal fuerza que le crujieron las mandbulas y el dolor le hizo ver las estrellas. Antes de que pudiera ponerse en pie, Sadie se diriga a todo galope hacia la cuadra, dejando tras de s el resonar de sus cascos

en la oscuridad. El balido de las ovejas se mezclaba con el ruido salvaje. Dios mo! exclam Bob. Oh, Dios mo! Descendi la colina cojeando y resbalando tras la yegua. Media hora despus atravesaba precipitadamente la puerta de la cocina y se diriga al armario donde guardaba las armas. Cogi una escopeta de calibre 12 y puso dos balas de plomo en la recmara. Ellie lo agarr por el hombro. Bob! Cario, hay algo fuera! Qu es? Un coyote? Asust tanto a la yegua que me arroj al suelo! A ti? Vamos Ellie, espabila! Hay algo fuera! Un puma? Ningn puma hace un ruido semejante. Hubo un momento de calma y entonces pudieron orlo. Ellie se abraz a Bob mientras los nios salan gritando despavoridos de su habitacin hacia ellos. La familia se api en la cocina. La escopeta brillaba a la luz de los relmpagos, azul y peligrosa, dndoles una cierta seguridad. El sonido era increblemente angustioso. Es un hombre? murmur Ellie. No lo s con seguridad respondi abrazndola con ms fuerza. Nos han encontrado dijo Billy. Su voz era tan tranquila y firme que sus padres lo miraron sorprendidos, pero l no dijo nada ms. Cuando Billy fue mayor, ingres en la Marina y explic a todos cuantos quisieron escucharle lo que haba sucedido en su casa. Aproximadamente un ao despus de haber cumplido el servicio militar, se encontr su coche abandonado en una carretera del norte de California y no volvi a saberse nada ms de Billy. Yo le pregunt a Will Stone si l era responsable de la muerte del extrovertido muchacho. Su respuesta me result horripilante: Hay personas que se van con ellos me dijo, pero no quiso aadir nada ms. Los vacos que haba dejado Ellie cuando la entrevist fueron llenados por Will, quien utilizaba al efecto las amarillentas copias de antiguas entrevistas hechas a la familia. Ellie recordaba haberle expresado a Bob su deseo de que ningn aviador se hubiera quemado en la colisin, pero no le pidi que volviera a salir y l no se movi, aunque se senta culpable y pensaba que tal vez estuviese dejando morir a un pobre ser. Durante la hora siguiente arreci la tormenta y los gemidos dejaron de orse poco a poco. Cuanto ms los escuchaba, ms se convenca de que no eran sonidos humanos. Ningn ser humano poda emitir sonidos como aqullos aunque hubiera sufrido quemaduras y estuviera agonizante. Pens que posiblemente era un animal, un pobre animal herido. Lo sorprendi el amanecer. No tena la sensacin de haber dormido, pero ya eran casi las seis. Se desperez, se levant del silln y estir el cuello. Luego hizo otro tanto con las rodillas y cuando crujieron se sinti mejor. Ellie y los nios dorman acurrucados y sus rostros tenan la suavidad del roco. Si se comparaba con ellos, l pareca un viejo y enorme algarrobo, todo corteza y espinas. Se dirigi a la cocina y abri el cajn del pan. Cort un trozo y lo unt con mermelada de uvas. Luego bombe un poco de agua y la bebi a grandes y gratificantes sorbos. Le hubiera gustado tomar una taza de caf, pero le urga saber qu haba ocurrido la noche anterior. Se senta culpable. Se haba estrellado un avin, y l no haba acudido en ayuda de los pobres diablos por el temor que le produjeron los aullidos de un animal. A la tenue luz de la maana se senta sencillamente avergonzado. Yo s que esto es as porque l se lo confes a Joe Rose, el hombre que lo interrog cuando

estaba preso en el calabozo de la base que la Fuerza Area tena en Roswell. An se sinti ms avergonzado cuando fue a la cuadra y encontr a Sadie con la montura y la brida todava puestas. La yegua le dirigi una mirada triste y recriminadora. Cmo era posible que un hombre que trabaja con animales dejara a su caballo ensillado durante media noche? Le hubiese quitado inmediatamente la montura, pero no poda hacerlo porque necesitaba la yegua de nuevo. Al montarla le pidi quedamente que lo disculpara; luego se dirigi hacia los pastizales para ver qu poda encontrar. Ella trotaba por el camino, como animal fiel que era. Primero fue a ver a las ovejas. An a su pesar, puso a Sadie a medio galope. Tena la sensacin de que se encontrara con que un avin se haba estrellado contra la manada. La maana era tan tranquila como ruidosa haba sido la noche, y eso no le gustaba. Estaran todas muertas? Era tan funesto lo que le esperaba? Sadie corra elegantemente a medio galope, con las orejas apuntando hacia delante como si tambin ella tratara de or a las ovejas. Y de pronto las vio, apiadas en el lecho seco del arroyuelo. No haba ningn avin estrellado, ni siquiera haba seales de ningn dao. No haba animales muertos; las ovejas pastaban y algunas se movan en crculos. De su garganta surgi un leve sonido. Las ovejas estaban bien. Haba sido una buena idea ponerlas all, porque se haban mantenido alejadas de las cercas. Sadie se irgui de pronto. Lanz un relincho, volvi a bajar las patas y pisote lo que a los ojos de Bob era una serpiente bastante grande. l saba que no hay que entrometerse cuando un caballo mata a una serpiente de cascabel y la dej hacer hasta que se dio cuenta de que lo que la yegua pisoteaba en el barro no era un reptil. Hizo retroceder a la yegua que estaba tremendamente asustada y tena el pecho palpitante, y mir detenidamente hacia el barro. Aquello le pareci un grueso cinturn de correas negras, pero no saba qu era. Despus de observarlo un poco ms para asegurarse de que no era una serpiente, desmont. La yegua piafaba y resoplaba y l le sujet las riendas con fuerza, recordando que el camino hasta su casa era largo. Se agach y con su mano libre sac la tira negra del barro. Dnde estaba usted en 1947 cuando la mano de un hombre toc una cosa angelical por primera vez? Yo s dnde estaba yo: no haba nacido. A m me gestaron despus, en los ltimos y desilusionados aos del auge de la procreacin. No fui un nio indeseado pero tengo la sospecha de que mi padre hubiera preferido comprarse un Pontiac nuevo. La tira pareca un trozo de plstico quemado, pero era blanda. Sadie mova los ojos, pisoteaba la tierra con las patas delanteras y casi le arranc las riendas de la mano con un fuerte giro de cabeza. Bob la sujet con fuerza y la volvi a montar, sosteniendo la tira con su mano libre. La yegua empez a girar la cabeza. Qu poda ser lo que la inquietaba tanto? Lo que tena en la mano era evidentemente un trozo quemado del avin. La tira correosa tena algo que le fascinaba: su falta de peso. La apret y tuvo la sensacin de que aquello tan dbil poda romperse en trocitos. Tir de ella, pero era dura. Finalmente se la at detrs y casi se encontr desmontado por segunda vez en dos das. En el mismo instante en que Sadie sinti que la cosa rozaba su piel, reaccion como si le hubieran aplicado un hierro candente. Lanz un relincho y sali disparada bordeando el rebao. Las ovejas echaron a correr. Bob saba que si no tena cuidado se encontrara con una desbandada de animales despavoridos. Tir con fuerza de las riendas y chasque la lengua, pero no consigui nada. Sadie estaba realmente aterrorizada. Qu diablos! Cogi el trozo correoso del lomo de la yegua y lo tir tan lejos como pudo. Entonces la yegua se calm, pero ahora eran las ovejas las que intentaban desesperadamente evitar el objeto. l contemplaba boquiabierto la demostracin de locura animal. Para no tener problemas con Sadie, Bob decidi esperar a que el terreno se secara un poco y volver con su viejo jeep para buscar la maldita cosa. Despus de echar un vistazo a los animales se dirigi a la parte alta del pequeo lecho seco y mir a su alrededor. En la zona inmediata no haba nada pero en un pastizal distante pareca que

hubiera una gran cantidad de restos; miles y miles de trocitos brillaban bajo el sol de la maana. Llegar hasta all le llevara como mnimo tres cuartos de hora, lo que quera decir que no estara de regreso hasta las nueve para desayunar, y quera tener algo decente en el estmago antes de acercarse a aquel revoltijo de cosas. Tambin le hubiera venido bien beberse un whisky, pero el alcohol no le sentaba bien de maana. As que caf, el caf de Ellie. Durante el desayuno no hizo mencin alguna de los restos. Comi un par de huevos con un poco de carne enlatada y bebi dos tazones de caf. Los nios tomaron leche y cereales. Ellie bebi caf y fum un cigarrillo, como de costumbre. Mientras cocinaba, cantaba Hace mucho tiempo, mucho tiempo, pero l no conoca aquella cancin. Has visto el avin, pap? pregunt Billy. Un montn de trocitos. Podemos ir? No dijo Ellie, volvindose desde el fogn. Bueno dijo Bob. Bob, podra haber l record aquel sonido. Mam dice que no dijo Bob. Mam, por favor intervino Mary con voz vibrante. Deberamos ir todos, no slo pap. Si hay un hombre herido puede necesitar ayuda dijo Billy con su habitual sentido prctico. Bob se qued mirando su taza de caf. Debera haber ido anoche; tal vez hubiera muerto alguien por culpa suya. Bueno, nios, ya podis ir dijo Ellie, pero no os acerquis a los muertos. Supongo que no querris tener pesadillas Con los nios sentados en silencio a su lado, Bob se dirigi con el jeep al lugar donde estaba el rebao. Ellie se qued en la casa. Las ovejas seguan dejando unos quince metros de distancia entre ellas y el plstico negro. Bob se ape del jeep y se dirigi hacia el objeto. El barro pareca absorberle las botas cuando caminaba por el lodazal que poco antes haban formado todas aquellas pezuas vibrantes. Cogi el plstico. Si cerraba los ojos poda sentir la textura, pero realmente tena muy poco peso; no, no tena peso, pero sin embargo, cay cuando lo tir en el fondo del jeep, aunque debera haber flotado en el aire como una pluma o como el humo. Qu es, pap? pregunt Mary tocando el plstico con cautela. No lo s con seguridad. Ser un trozo del avin. Subieron al jeep y l lo condujo con cuidado fuera del lecho del arroyuelo. Fueron traqueteando por los bordes arenosos de unas lavazas hasta que giraron en direccin hacia el pastizal que haba visto desde el lomo de la yegua. Pronto pudo ver los restos otra vez, an esparcidos por una baja meseta y brillantes bajo el sol. Condujo el jeep hasta el borde de los restos y apag el motor. Todos descendieron del vehculo. Lo que tenan ante s era como si alguien hubiese quitado los papeles de estao de mil paquetes de cigarrillos, los hubiese roto en trocitos y los hubiese esparcido en una zona de muchos kilmetros con forma de abanico, como si lo que los hubiera diseminado hubiese cado sobre la tierra planeando desde el sudeste. Bob cogi un trocito de metal. Era un material raro y duro; no caba pensar que pudiera romperse. Adems era liviano. No tena peso, al igual que la tira correosa. stos no son los restos de un avin dijo Billy. Tena unos trocitos en las manos cerradas, y cuando las abri, los trocitos cayeron como un manojo de hojas secas. Mirad dijo Mary. Recogi un trocito de papel de plata, lo arrug y lo redujo al tamao de una pldora. Luego lo solt e instantneamente la bolita adquiri su forma original. Vaya! exclam Bob. Entonces lo hizo l, pero volvi a ocurrir lo mismo. Lo intent romper pero tampoco lo consigui. Billy puso un trocito sobre una piedra y lo golpe con otra, aunque ni siquiera le hizo un rasguo.

Bob no consegua entender cmo se poda haber despedazado un material tan duro como aqul. Seguramente fue una explosin tremenda. Aunque el material era ms duro que el metal, tambin era ms delgado que el celofn, y sin embargo haba volado en mil pedazos. Fue entonces cuando vio que un destello violceo sala de debajo de un trozo de lmina plateado algo ms grande que los dems. Levant la lmina de forma cuadrada, de unos cuarenta y cinco centmetros de lado, y la arroj por encima de su hombro. La forma en que cay le record el aleteo de una mariposa. Lo que vio luego le dej an ms confuso. Era un objeto en forma de T de unos cinco centmetros de largo, hecho de lo que cualquiera hubiera pensado que era balsa, cubierto de glifos de color morado. Lo observ durante un buen rato pero no lo toc. Tambin haba trozos de lo que pareca papel encerado sobre el que haba pintadas hileras de pequeas figuras que Bob supuso que eran nmeros. Mary cogi un trozo que no tena nada escrito y lo mir al trasluz. Mira, pap dijo. Bob vio los tenues contornos de flores amarillas y lo cogi con la mano. Pareca un diseo de trazos sutiles o quiz fueran autnticas flores entre las capas del papel. Eran hermosas como prmulas amarillas. Pero tampoco poda hacrsele nada al papel. Ni se quemaba ni se rompa; era tan duro como el de estao. Bob inspeccion el terreno donde se hallaban los restos. Brillaba el sol pero no se vea ningn pjaro. Le invadi una sensacin espeluznante y dese no haber trado a los nios. El nico sonido era el de sus propias respiraciones. Su gran pastizal, que le era tan familiar, le pareca extrao, peligroso y lleno de misterio. Esto no le gustaba, no le gustaba en absoluto. Dnde estaban los pjaros? All siempre haba habido muchos pjaros. Qu haba pasado la noche anterior? Eran linces los que aullaban en la tormenta? pregunt Billy. Bob no respondi, pero pens que slo el diablo poda gritar de aquel modo. Pero sacudi la cabeza y alej de su mente semejante pensamiento. Alguien tiene que limpiar este lugar dijo. Quin va a hacerlo? Nos llevara diez viajes con el jeep. Yo dira que por lo menos cien, hijo. Nos pasaramos un mes trabajando. Volvi a contemplar aquel desastre y se sinti lleno de impotencia. Era tal la cantidad que haba de aquella especie de papel de estao y de otros restos que apenas poda creerlo. Quin diablos iba a recogerlos? l no poda cargar toda aquella porquera en el jeep aunque invirtiera todo un mes. Y la gasolina? Un hombre tiene que pensar en el gasto; a dos centavos el litro le costara por lo menos diez dlares. Anduvo por all dando vuelta a los restos con el pie. Trataba de encontrar alguna insignia, algo ms que pequeos garabatos morados. Pero no haba nada; ni un nmero, ni un nombre. Pero esto no era lo que quera encontrar. No poda esperar que la Fuerza Area se hiciera cargo de todos aquellos restos, a menos que les pertenecieran. Pero esto no le pareca ningn material militar de los que conoca. Quiz fuera secreto; material secreto. Buen desastre haban hecho los militares con sus malditos secretos en su pastizal. Se agach y cogi uno de los trozos en forma de T cubiertos de trazos morados. Eso era balsa, pero tan dura que no poda hacerle ni una mella con la ua. Por el grano de la madera le pareci balsa. Al menos era tan liviana como sta, pero cmo poda ser tan condenadamente dura? Las letras estaban grabadas en la superficie gris, pero no les pudo encontrar ningn significado. Sera japons? Quiz se tratara de una prueba que la Fuerza Area haca con un arma secreta japonesa que le haban arrebatado al viejo Tojo. Maldita sea! mascull Bob, arrojando el trocito de madera a un lado. Subi una larga cuesta a zancadas y encontr seales de fuego. Algunos trozos del papel de estao se haban derretido; otros estaban quemados. Y de repente escuch el silencio y sinti con ms urgencia el deseo de sacar a los nios de all. Qu era lo que haba aterrorizado a las pobres ovejas y a los caballos y haba ahuyentado a los pjaros? Fuese lo que fuera lo que haba

inquietado a los animales, probablemente tambin debera inquietarle a l. Entonces observ que ni siquiera haba insectos zumbando por all. El silencio era total y entonces cay en la cuenta de que hasta esas pequeas criaturas insignificantes haban huido despavoridas. Se dio la vuelta con la seguridad de que alguien lo segua, pero slo estaban los nios de pie bajo el sol, con su piel dorada y sus rostros solemnes. Vamos, nios; pongamos unos cuantos restos en la parte de atrs del jeep. Cada uno ech una brazada de restos y despus subieron al vehculo. Bob lo puso en marcha y el motor jade y finalmente cobr vida. Partieron en primera dando bandazos, con las ruedas girando en el sucio y mojado terreno arenoso. Vamos gru Bob, girando el volante y pisando el acelerador a fondo para salir de aquella zona. Cuando lleg a un terreno de piedras secas lo puso a treinta kilmetros por hora. El vehculo traqueteaba como una lata llena de canicas pero les llev hasta la casa tres veces ms rpido que los caballos, cosa que Bob agradeci. Ellie haba odo el ruido del vehculo y los estaba esperando en la puerta de la cocina. l detuvo el jeep, par el motor y se baj. Su mujer le pareci pequea y frgil, como si simulara toda la fuerza que en realidad tena, y la cogi entre sus brazos. Es grave? pregunt ella. Hay algo raro. Estn todos muertos? No haba nadie, mam dijo Billy. Haba papel encerado, o algo parecido, con flores amarillas insertas en l. Todo lo que hay es como esto dijo Bob mostrndole la parte trasera del jeep. Ella era una mujer prctica, y como lo que vio no tena sentido, no hizo ningn comentario. Les sirvi habas y patatas para comer. Bob comi en silencio y luego dijo: Nios, no volvis a ese lugar sin m. No deberas informar al sheriff? S, lo har en cuanto vaya a la ciudad. Ella no hizo ms comentarios y se dedic a sus quehaceres. Qu delgada era esta mujer entregada al amor que l le profesaba! l escuchaba los movimientos que haca, el roce de sus zapatillas en el suelo, sus espordicos suspiros. Por la tarde se atasc uno de los engranajes del molino y Bob tuvo que trabajar un par de horas para arreglarlo. Antes de que pudiera darse cuenta, el sol se pona en el horizonte y regres a casa. No volvi a pensar en los restos esparcidos en el campo ni en el sheriff. Quizs el aparato era una especie de planeador que sometan a prueba, lo que explicara la ausencia de vctimas. Despus de terminar el trabajo se sent a la mesa a beber caf y fumar. Tena el presentimiento de que los de la base area se presentaran espontneamente, pero a medida que oscureca tuvo que convencerse de que no vendran ese da. Entrada ya la noche lo despert una luz exterior ms brillante que la de la luna. Se calz las botas y sali. Un reflector proyectaba una luz azul desde un enorme objeto oscuro que flotaba silenciosamente en el cielo, impidiendo la vista de las estrellas. El reflector se encenda y se apagaba en la oscuridad y de cuando en cuando diriga el haz de luz hacia la tierra. Despus el objeto se encamin hacia el pastizal donde estaban los restos. Quiz fue esa noche cuando rescataron al cuarto extraterrestre, aunque yo no lo creo porque volvi a escuchrsele. Bob esperaba que los de la Fuerza Area se presentaran a la maana siguiente, pero no fue as. Esper varios das y no sucedi nada. Finalmente, el 7 de julio se fue en el jeep a Maricopa, donde le pidi al sheriff adjunto que les dijera a los de la Fuerza Area que fuesen a sus tierras a buscar lo que les perteneca. Cuando el sheriff llam a la base area de Roswell se encontr con que nadie saba de qu hablaba. No obstante, fueron a ver qu era lo que tanto haba inquietado a uno de los imperturbables granjeros de la regin.

Captulo 3
Relato de Wilfred Stone
Pronto le tocara a mi amigo Joe Rose la responsabilidad de controlar a Ungar, y lo hara con la misma astucia que mostraba cuando pescbamos truchas y que tambin haba utilizado con los agentes de la Gestapo cuando los interrogaba. Ahora no me gusta pescar, pero en aquellos tiempos yo era joven y estaba lleno de instinto criminal; me gustaba tanto lo que tena de juego como la muerte en s. Yo he heredado de mi padre la aficin por la pesca con moscas, y tambin la han heredado de la familia muchos de los que pertenecan al Grupo Central de Inteligencia. En julio de 1947 yo tena treinta y cuatro aos recin cumplidos porque nac el viernes 13 de junio de 1913. S, paso por debajo de las escaleras y persigo gatos negros. Treinta y cuatro aos. Mis aos de trabajo en la Oficina de Servicios Especiales me mantena entonces sano; ahora estoy encorvado, dbil y canceroso a consecuencia de mis aos de trabajo en MAJIC. Los salarios del pecado. Pero conozco deliciosos secretos. Tengo mucho miedo, pero eso tambin es delicioso. No pretendo ser un hroe. No lo soy. Los espas no somos atractivos. Recogemos y guardamos secretos, que significan poder, controlamos vuestras vidas y vosotros no lo sabis. Por cierto, cuando se escriba la historia de ese tiempo debera llamrsele la Edad de los Secretos. Voy a decirlo de manera simple: todo lo importante es secreto, absolutamente todo. El conocimiento pblico se ha deteriorado hasta convertirse en una forma de entretenimiento. Yo lo s porque controlar el pensamiento pblico ha sido la profesin y la horrible fascinacin de mi vida. Los secretos son el agujero negro de la vida moderna. Si no los conocis os encontris indefensos; si los conocis, estis atrapados. La semana anterior al 6 de julio de 1947 me haban hecho participar en un curioso proyecto. La Junta Nacional de Presupuestos haba solicitado del Grupo Central de Inteligencia un informe sobre lo que podra pasar si con la ola de apariciones de platillos volantes que haba en todo el pas se produjesen contactos entre seres humanos y espaciales. Como yo no haba ocultado que no me gustaba trabajar en el departamento encargado de los asuntos de Francia, me dieron esta pequea tontera para que me entretuviese. Me encontraba completando el resumen de informacin que respondera a la solicitud de la Junta, y me haca preguntas. Sabamos algo sobre estos seres del espacio? Qu sabamos? Sabamos incluso si existan? Por qu venan? Eran hostiles? Comunistas? Yo trabajaba diligentemente en mi sucio despacho de la calle E 2430, donde se hallaba la sede del Grupo Central de Inteligencia. An perteneca a la Oficina de Servicios Especiales. Los militares y el Presidente discrepaban sobre la creacin de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y el Congreso debata la Ley de Seguridad Nacional. En aquel tiempo, el ms partidario de crear la CIA era el general Hoyt Vandenberg, quien pronto se convertira en el primer comandante general de la Fuerza Area de Estados Unidos. Pero quera que la CIA respondiera a sus deseos, que fuera un juguete militar y no una entidad civil independiente. Un viejo socialista y reputado caballero llamado Norman Thomas dijo una vez: Donde comienzan los secretos acaba la repblica. Nosotros ramos hombres ignorantes y orgullosos y no cremos esas palabras. Si Vandenberg hubiera sabido lo que estaba ayudando a crear, no lo habra creado. Era un gran hombre; yo todava lo quiero. Los componentes del Grupo Central de Inteligencia procedan de tres o cuatro entidades distintas: de la Oficina de Servicios Especiales (OSS), de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y de las tuerzas militares, y aunque la mezcla era una frmula ideal para el caos, el Grupo funcionaba bastante bien. Nos una el deseo de detener el comunismo. Bueno, quizs alguno de nosotros era un poco ms escptico, pero en general estbamos unidos. Los platillos volantes eran un mero pasatiempo, por lo que se esperaba que mi trabajo durara una tarde. Fue en junio cuando empezaron a aparecer en cantidad. Hasta cierto punto estbamos preparados. La Fuerza Area haba hecho algo durante la guerra y,

en consecuencia, tenamos una serie de datos sobre misterios no resueltos y fenmenos inusuales, recopilados de forma especial por su Unidad S-2 de Inteligencia cuando investigaba el fenmeno de los foo-fighters[1] en las postrimeras de la guerra. En 1946 habamos llegado a la conclusin de que eran una clase de fenmeno desconocido posiblemente controlado por un cerebro. En consecuencia, los platillos provocaron un escaso inters oficial cuando aparecieron. Yo haba trabajado incluso el da de nuestra fiesta nacional, el 4 de julio, lo que consideraba una pequea tragedia, porque me hubiera gustado pasar ese da en el Snake Pit, el bar del hotel Mayflower, en busca de coristas solitarias, o yendo del hotel Statler al Carlton para divertirme en alguna fiesta. Despus de la guerra me senta incmodo con cualquier relacin que no fuera absolutamente casual. Tena pesadillas sobre una detective francesallamada Sophie y un norafricano, Jamshid, que tambin haba perdido, y que casi era un cro. Sola despertarme llorando pero era incapaz de recordar cul de los dos me haba interrumpido el sueo. Me senta despreciable porque crea haber sido un gran espa y haba desperdiciado sus vidas. Yo supona que estas cosas las conoca el almirante Hillenkoetter, que sucedi a Vandenberg como director del grupo cuando ste pas a dirigir la Fuerza Area. l saba que yo me senta inservible en el departamento encargado de los asuntos de Francia, a pesar de que era el tema que mejor conoca. Cuando haca el informe solicitado por la junta encontr, oculta en los viejos informes, una peculiar caracterstica, una caracterstica que no me gustaba nada. Si estaba en lo cierto, los platillos eran terriblemente peligrosos. Pronto terminaron aquellos pocos das de diversin porque los hechos comenzaron a inquietarme. Qu diablos suceda? Eran rusos? Era algn arma secreta nazi o japonesa que hasta entonces haba permanecido oculta? Pero lo cierto es que parecan tremendamente peligrosos. En el lento transcurrir de las horas nocturnas mi lmpara atraa ms insectos de verano, mariposas nocturnas y mosquitos que lo normal, y a medianoche me encontraba sentado en mi despacho, en medio de una ondulante nube de humo de cigarrillos cargada de insectos que se arrojaban en picado contra la luz. Me di cuenta al instante de que no servira de nada repetir el estudio que el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Areas ya haba presentado sobre los foo-fighters. Era necesario que hicisemos un anlisis ms profundo, que superase la simple suposicin de que podran estar controlados por un cerebro. Si mis suposiciones estaban bien encaminadas, debamos descubrir qu estaba sucediendo; y debamos hacerlo con rapidez porque estbamos en guerra: nos estaban invadiendo. El mtodo que yo utilic para recoger informacin fue mucho menos simple y directo que el empleado por las Fuerzas Areas, que haba consistido en mirar fotografas de foo-fighters tomadas por una cmara fija, automtica, desde aviones, y entrevistar a los pilotos que los haban visto. Lo que yo buscaba eran posibles contactos previos que pudieran darnos ms informacin sobre los motivos y las intenciones de nuestros visitantes. En 1947 ramos los vencedores. Tenamos telfonos, radares y aviones DC4, y comenzaban a aparecer los DC6; tenamos pastillas del Buen Humor y globos meteorolgicos; habamos capturado los cohetes V2 alemanes; tenamos a Albert Einstein y a J. Robert Oppenheimer, tenamos la bomba atmica y otras ms grandes a punto de fabricarse. Estbamos perdidos en la oscuridad y no lo sabamos. El mundo segua su curso envuelto en esa clase de belleza que nunca llega a tocarse, la belleza de una voz salida de la radio que se pierde en la noche, de una mujer esperando en la cama, del aroma del bourbon a las tres de la madrugada, de nadar en una piscina oscura, de ver cmo se duermen los nios Pero haba algo ms: ese pastizal cerca de la aldea de Maricopa, en Nuevo Mxico, y de lo que contena. Era all donde los extraterrestres aguardaban; pero no aguardaban nada abstracto, como la humanidad o la nacin, sino a cada uno de nosotros individualmente: a m, a usted, a cada uno

de los nios temblorosos. A su debido tiempo llegar la hora en que todos y cada uno de nosotros nos encontraremos con ellos cara a cara.

8 de julio de 1947 Junta Nacional de Estimacin: INFORME SECRETO SOBRE LOS PLATILLOS VOLANTES Preparado por la Oficina de Investigacin y Anlisis Grupo Central de Informacin Copia 1 de 2 Propsito El propsito de este informe es evaluar las intenciones de supuestos seres extraterrestres al mando de los denominados platillos volantes. Antecedentes Desde junio de 1947 han aumentado considerablemente los avistamientos de platillos volantes en Estados Unidos, especialmente en los estados del oeste. El 24 de junio, el seor Kenneth Arnold, vendedor de artculos contra incendios, parti del aeropuerto Chehalis, en el estado de Washington, para ayudar en la bsqueda de un avin de transporte C-46 de la Marina que haba desaparecido en las montaas de Cascades. El seor Arnold vio nueve objetos con forma de platillos que volaban dando saltos a una velocidad relativamente alta. En las semanas siguientes se ha producido un gran nmero de avistamientos similares. El mejor documentado ocurri el 4 de julio. Nueve platillos adelantaron a un DC3 de la compaa United Airlines cuando sobrevolaba Idaho en direccin a Seattle, Washington. Los dos pilotos y diecinueve pasajeros observaron los platillos, que, segn sus descripciones, eran ms grandes que el avin. Podra suceder que tanto stos como otros avistamientos tuvieran relacin con los que han denunciado constantemente, desde 1946, tripulaciones de aviones B-29 cuando se encontraban en misiones transrticas. De las fotografas, sacadas generalmente con cmaras automticas fijas desde aviones o con cmaras de reconocimiento emplazadas en tierra, puede deducirse que los pilotos de esos aparatos permitan que se los observase y/o fotografiase. Otros objetos son globos meteorolgicos, distorsionados por los efectos del viento y la presin a grandes altitudes; bandadas de pjaros cuyas alas reflejan el sol cuando vuelan en formaciones estrechas y nubes alisadas por el viento. Debido al nmero sustancial de avistamientos confirmados y de fotografas, se ha preparado este informe sobre las posibles intenciones de los ocupantes de las aeronaves. Resumen Es posible que haya relacin entre el nmero de casos de desapariciones sin resolver y una posible actividad de los platillos volantes, y que los platillos volantes constituyan un fenmeno extremadamente provocador y muy inusual que implique el secuestro de ciudadanos y su reclusin permanente en un medio subterrneo, submarino o extraterrestre. De aumentar los ocupantes de los platillos su nivel de actividad, como cabe suponer que ocurra, es probable que la poblacin se aterrorice si se dan a conocer desapariciones en gran escala. La revelacin de que el gobierno se encuentra indefenso para actuar podra producir el pnico de toda la poblacin y una prdida permanente de credibilidad en el gobierno. Anlisis detallado Este anlisis tratar sobre un nmero de casos de ndole inusual que parecen tener relacin con la aparicin de raras luces nocturnas y/o platillos volantes. A las 3.15 de la madrugada del 4 de octubre de 1871, un empresario de pompas fnebres llamado Robert Loosley se despert y sali a dar un paseo por el jardn de su casa, en la ciudad de High Wycombre, Buckinghamshire, Inglaterra. El seor Loosley registr los sucesos que tuvieron lugar, en un manuscrito que estuvo guardado bajo llave hasta 1941. La autenticidad del manuscrito ha sido certificada por anticuarios britnicos. Es probable que constituya un ejemplo de investigacin hecha por algn tipo de inteligencia no humana.

Cuando el seor Loosley estaba en el jardn vio una luz, como una estrella, que surcaba el cielo, y despus oy un trueno, lo cual le extra porque no haba nubes en el cielo. El objeto iluminado vol ms bajo, se detuvo y despus descendi como una hoja seca hacia un bosque cercano. Esta forma de movimiento tambin es caracterstica de los platillos volantes modernos. A la maana siguiente, el seor Loosley fue a ese bosque y vio algo metlico sobre un montn de hojas. Pronto descubri un extrao recipiente de metal que tena unos 45 centmetros de largo y estaba cubierto por protuberancias. El objeto se movi, emiti un sonido semejante al del chasquido de una cerradura y abri lo que pareca ser un ojo detrs de una lente de cristal. Luego abri otro ojo y emiti un rayo de luz morada, y de un tercer ojo sali una varilla delgada. En ese momento, Loosley decidi abandonar el lugar, y lo hizo sin duda corriendo. Para su gran consternacin, la mquina lo segua y dej una huella de tres pequeos surcos semejantes a los que tambin vio, entrecruzados, en un claro cercano. De la caja surgi una garra que cogi una rata en la maleza, la mat con un rayo de luz prpura y la deposit en un panel que se abri en un lado de la mquina. Despus el aparato se movi rpidamente en pos del seor Loosley, quien sali corriendo aterrorizado pero slo para encontrarse con que era conducido hacia una mquina ms grande que haba venido de un cercano claro. Vio en el cielo un aparato como una luna que pareca hacer seales con luces, pero pudo escapar de las mquinas y regresar a su casa. A la noche siguiente vio una luz que bajaba del cielo y que despus volva a elevarse hasta desaparecer entre las nubes. El hecho de que este relato fera escrito en 1871 reduce en gran medida la posibilidad de que sea falso. Slo desde hace muy poco tiempo se especula con robots del tipo descrito en los crculos en los que se consideran mtodos que podramos emplear para explorar planetas como Marte y Venus. Puede ser que el seor Loosley viera un robot que se encontraba en una misin de reconocimiento y que a sta haya seguido ahora una expedicin ms numerosa. De ser as, podemos anticipar que tambin ser de carcter exploratorio y que se centrar especialmente en un anlisis de la especie humana, que habra sido el descubrimiento ms interesante de la misin de reconocimiento. Podra ser que desde entonces algunas mquinas extraas hayan capturado a seres humanos. El primer caso de desaparicin en Estados Unidos que parece tener relacin con este tipo de fenmenos ocurri el 23 de septiembre de 1880, cerca de Gallatin, Tennessee. Aproximadamente a las 3.30 de esa tarde soleada, el seor David Lang, un granjero, se inmaterializ delante de cinco testigos: su mujer, sus dos hijos, su cuado y un juez local. El cuado y el juez acababan de llegar en un carruaje y el seor Lang se diriga hacia ellos, campo a travs, seguido por su familia, cuando sin mediar aviso alguno sencillamente se esfum. No hubo ningn grito ni seal alguna de peligro. La seora Lang, enloquecida, corri hacia ah y golpe la tierra que haba pisado su marido. Durante toda aquella tarde, hasta entrada la noche, revisaron el campo. Posteriormente, el topgrafo del condado determin que en la zona de la desaparicin no haba cuevas ni pozos negros ocultos. Siete meses despus, en abril, los nios oyeron gritar a su padre a lo lejos, desde debajo de la tierra. Pareca desesperado y peda ayuda. Su voz se acall poco a poco y nunca ms la oyeron. Donde lo haban visto por ltima vez haba un crculo de csped amarillo, marchito, de seis metros de dimetro. La familia abandon la granja. Cabe suponer que el seor Lang no fue conducido al espacio sino ms bien a un lugar subterrneo donde, a juzgar por los gritos que se oyeron en abril, lo mantuvieron con

vida durante unos meses. Resulta difcil imaginar el sufrimiento de ese hombre durante ese tiempo y lo que finalmente lo liber de su desgracia. Entra dentro de lo posible que hayan enviado otro robot para acechar a este hombre desde las entraas de la tierra en vista de que el artefacto que apareci en 1871 no haba podido capturar a un ser humano empleando medios ms directos. En 1909, un nio de once aos, Oliver Thomas, desapareci al irse de la fiesta de Nochebuena que se celebraba en su casa de Gales. Algunos invitados a la fiesta escucharon un grito que pareca provenir del aire, en la parte superior externa de la casa. Jams se encontr rastro del nio. Se trataba de un caso de secuestro desde el aire? En 1924, dos pilotos britnicos se estrellaron en el desierto, no lejos de Bagdad. Poco despus se localiz el aparato y se descubrieron pisadas que se alejaban de la nave, pero que terminaban en la arena. No haba seales de que se hubiese producido ninguna pelea. Jams se encontraron huellas de los pilotos. En vista de que haba asaltantes en la zona donde se produjo el secuestro, es posible que los pilotos hubieran sido vctimas de ellos. No obstante, las autoridades coloniales britnicas investigaron el caso intensamente durante varios meses, pero no encontraron rastro alguno de los hombres. Jams se encontr a la venta en los mercadillos ninguna pieza de sus equipos ni de sus efectos personales. Las autoridades britnicas no han cerrado an el caso. En el invierno de 1930 se registr en Canad un incidente muy preocupante. Arnaud Laurent y su hijo, cazadores ambos, vieron una extraa luz que cruzaba el cielo, aparentemente en direccin a la zona del lago Anjikuni. Los dos afirman que la forma era alternativamente la de una bala y la de un cilindro, de lo cual puede inferirse que era un objeto de configuracin irregular que giraba al moverse. Otro cazador, Joe Labelle, haba ido andando por la nieve hasta la aldea de los pobladores del lago Anjikuni y se haba quedado helado al descubrir que el lugar, normalmente bullicioso, estaba en silencio y sus calles desiertas. Hasta los perros que tiraban de los trineos, que normalmente le ladraban a modo de bienvenida, guardaban silencio. La nieve cubra las chabolas y ninguna chimenea echaba humo. El cazador vio los kayaks de la aldea atados en la orilla del lago y lo que encontr dentro de las chabolas le depar una nueva sorpresa: haba comida en las ollas que colgaban sobre los fogones, ya viejas y enmohecidas, al parecer abandonadas mientras cocan, y los rifles de los hombres se hallaban a un lado de las puertas. Esto asust realmente al cazador porque saba que esa gente jams saldra sin llevar consigo sus preciosas armas. Comunic su hallazgo a la Real Polica Montada de Canad, que hizo una investigacin y se descubri que los perros haban muerto de hambre, encadenados debajo de un rbol y cubiertos por nieve acumulada. Pero ms inquietante an fue encontrar vaco el cementerio del pueblo; las tumbas eran negros agujeros porque, a pesar de que el suelo estaba helado, haban sido abiertas y los cuerpos removidos. La Polica Montada mantiene el caso abierto hasta hoy. Mediante una consulta hecha a la oficina de archivos de ese cuerpo se comprob que el asunto no ha sido resuelto y que, a pesar de la bsqueda llevada a cabo en todo Canad y de las investigaciones realizadas en todo el mundo, nunca se han encontrado rastros de las mil doscientas personas hombres, mujeres y nios desaparecidas. Hay otros muchos casos de desapariciones en el aire y en el mar, pero este grupo parece el ms inusual y el que ms probabilidades tiene de estar relacionado con la presencia de seres de otro mundo. Es una desgracia que no sepamos nada del destino de la mayora de estas personas. Slo en el caso del seor Lang podemos al menos hacer algunas especulaciones. Al parecer lo dejaron languidecer en algn tipo de prisin subterrnea y cabe suponer que

muri cuando se qued sin comida y sin agua. Se llevaron a los fuertes esquimales a otro mundo para plantar la semilla humana entre las estrellas? Y el seor Lang? Lo examinaron, lo sometieron a pruebas y luego lo dejaron abandonado a su suerte? Y qu pas con el nio y los dos pilotos? Acabaron en mquinas similares a la que amenaz al seor Loosey? Es posible que estemos ante el resultado de un estudio cientfico de la especie humana que utiliza el sigilo para cumplir su objetivo de obtener especmenes humanos. El solo hecho de que los especmenes humanos sean recogidos apunta a que los seres que llevan a cabo el estudio nos consideran animales; el que no sean devueltos revela que nuestras vidas tienen un valor limitado para los cientficos extraterrestres; y el que todo el proceso se realice slo en secreto es indicio de que esos seres saben que les ofreceramos resistencia si supisemos la verdad. En otras palabras, hacen esto a pesar de que saben que somos personas sensibles. Es probable que inicialmente la gente saludase la aparicin de extraterrestres dndoles la bienvenida y se sintiera encantada, pero si se produjesen secuestros arbitrarios, las manifestaciones de entusiasmo pronto se convertiran en un grito de horror colectivo. Entonces la gente pedir proteccin y la esperar de su gobierno, y ms concretamente de la Fuerza Area del Ejrcito. Pero dado el desconocimiento que sta tiene ahora, lo ms probable es que no pueda brindrsela. Ello producira en el pueblo norteamericano una prdida de fe tan grande como la experimentada por el Tercer Reich en el ltimo trimestre de 1944, cuando hasta los grupos de poblacin ms adoctrinados comprendieron finalmente que Alemania perdera la guerra. Nos encontraramos por tanto con un pueblo hostil y desanimado, por un lado, y con extraterrestres crueles y poderosos, por el otro. Conclusin Si estos casos de desapariciones estn relacionados con los platillos volantes, puede sacarse la conclusin de que los extraterrestres estn interesados en nosotros pero que no sienten por nosotros la menor estimacin. sta es una situacin obviamente peligrosa y altamente indeseable para cuya correccin deben tomarse medidas de inmediato. Recomendaciones 1). Debe mantenerse a la poblacin ajena a cualquier conocimiento de que los platillos son verdaderos hasta que tengamos una comprensin clara de los motivos de sus ocupantes y podamos mantener un control efectivo de nuestra tierra y nuestro espacio areo para ofrecer al pueblo la proteccin que solicite. 2). Debe realizarse todo tipo de esfuerzo para obtener muestras de un platillo volante tan pronto como sea posible, aunque para ello haya que emprender una accin militar hostil. Esto debe ser considerado por la Fuerza Area como su principal objetivo mundial. 3). Dadas la naturaleza extremadamente inquietante del fenmeno y nuestra impotencia, debe conferirse al asunto el mximo secreto que permita nuestra clasificacin y debe tambin ser objeto de una rigurosa propaganda basada en la negacin. Esta campaa deber dirigirse a todas las capas sociales de tal modo que siga siendo efectiva aunque haya una cantidad considerable de desapariciones. 4). Bajo ninguna circunstancia debe permitirse que la poblacin tome conciencia de la probable gravedad de la situacin y de nuestra impotencia para actuar. La nica forma de estar seguros de que permanecern en la ignorancia es imponer el mximo grado de seguridad alcanzado. Si hemos de mantener la impresin de que el gobierno puede garantizar la seguridad esencial, ello debe hacerse a cualquier coste. 5). Si aterrizara un platillo o quedara de l algn resto, debe hacerse el mximo esfuerzo para desvirtuar el verdadero significado del suceso. No debe ser revelado a la

poblacin el hecho de que los extraterrestres son reales hasta que conozcamos sus motivos y hayamos logrado controlar eficazmente sus actividades dentro del territorio soberano de Estados Unidos de Amrica.

Captulo 4
En 1947, lo ms peligroso del mundo eran veinticuatro bombarderos B-36, totalmente lustrosos. Tengo fotos de ellos dispuestos a lo largo de la pista de la base de Roswell cuando estaba bien dotada. Por supuesto, fue Will Stone quien me las dio, tratndolas con la excesiva cautela caracterstica de los ancianos. Cuando las mir, sus ojos estaban anhelantes. Los tiempos eran peligrosos dijo, y en su rostro asom una sonrisa fulgurante. Gracias a nuestra tradicin de llevar las cosas a un punto muerto pareca improbable el uso de armas atmicas, aunque en julio de 1947 haca exactamente veinticuatro meses que Estados Unidos las haban utilizado contra Japn y la perspectiva de que esas mquinas volaran hacia Mosc era inmediata y fascinante. Los jefes del estado mayor se preguntaban qu hacan esos bombarderos en Nuevo Mxico en lugar de estar en Europa, apuntando directamente al Kremlin. Una cosa era cierta: la divisin 509 estaba lista. Todos los pilotos tenan miles de horas de vuelo en bombarderos; eran veteranos que haban participado en combates tanto en los escenarios de Europa como del Pacfico; la lealtad de todos, incluso de los cocineros, haba sido comprobada; el grupo de informacin, integrado por los mejores oficiales de ese ramo de la Fuerza Area del Ejrcito, era soberbio, probablemente el comando de informacin ms sensible del ejrcito, y tal vez del mundo. Cuando yo los conoc no me gustaron particularmente. Dudo de que hoy queden ms de veinte de los que conoc cuando transportaban los restos que se encontraron en las tierras de los Ungar a la sede de la octava divisin de la Fuerza Area ubicada en Fort Worth. Ninguno me ha permitido mencionar su nombre y uno de ellos ni siquiera admiti lo que haba visto; otro, con visible temor, me dijo: Era un platillo estrellado. Ms tarde descubrira la razn extraordinaria por la que la ocultacin ha sido tan eficaz, la razn por la que tanta gente teme revelar lo que vio. No quiero promover la idea de que un puado de militares insensatos y torpes tuvo la culpa del fracaso de la operacin. Todos ellos eran buenos hombres. Quiz la situacin en que se encontraban no tena salida; acaso Will Stone y los de su generacin estaban destinados a fallar. Tiene tantos deseos de corregir errores bsicos que cuando Will habla de aquellos das lo asalta un verdadero desasosiego, y sin embargo hay algo muy conmovedor y profundamente humano en torno a la forma en que fracasaron. La tarde del 8 de julio de 1947 fue calurosa en la mayor parte del pas. Cuando me levant tenan treinta y nueve grados en Roswell y treinta en Washington. Mientras Will preparaba su informe sobre los platillos volantes en aquella habitacin sofocante, en el despacho del sheriff de Maricopa se ponan en comunicacin con la base area de Roswell, donde el personal de Inteligencia mataba el tiempo en su oficina. El comandante Donald Gray lea Ion, de Platn, ante el asombro de sus soldados. Al teniente Peter Hesseltine le encantaba la aficin de Gray por los clsicos. Para su cumpleaos, Hesseltine le haba regalado Be Glad You're Neurotic; en una clara referencia a la obsesin literaria de Gray, pero ste le dio las gracias, y a juzgar por las muchas veces que citaba el texto, era evidente que el libro le haba gustado. El teniente lleg a pensar que haba desperdiciado los dos dlares que le haba costado pues quera provocar al comandante por su lectura de Platn, pero ya no saba cmo lograrlo. Usted no piensa ms que en el sexo le dijo intentndolo. S. Seguro que ese libro est lleno de sexo. No. En Platn hay un poquito de sexo, no mucho, pero ste podra interesarle. Es del tipo que le gusta. Todo lo que sea sexo me gusta, comandante. Gray interrumpi la lectura y le dirigi una caracterstica mirada inocente que su joven subordinado haba llegado a temer. Entonces no le importar que trate de la tica de hombres que se enrollan con nios.

Gray sigui leyendo y Hesseltine, que no haba esperado nada semejante, se qued mudo. Entr en el despacho un soldado llevando un mensaje. Mientras tanto, en Washington, muy lejos de all, Will Stone, que desconoca totalmente lo que ocurra en Roswell, se encontraba atrapado en una tela de araa tenue pero inexpugnable, y sentado en su escritorio escriba interminables pginas que yo he tenido en mis manos. Las hojas del borrador original de su primer informe sobre extraterrestres estn ahora amarillentas y sus bordes carcomidos, pero la mano de Will era firme, llena de confianza juvenil y muy americana. Mientras Will escriba, en Roswell seguan sucediendo cosas. Un granjero informa que en sus tierras de pastos hay escombros dijo el soldado en voz alta. Botellas de cerveza? Condones? pregunt Hesseltine. Beba una Coca-Cola ante un manual tcnico que tena sobre el escritorio. Haba estado memorizando los alcances de varios radares soviticos y gracias a ello su humor era excelente, antes del episodio sobre Platn. La capacidad de las enormes instalaciones soviticas era ridculamente pequea, con alcances de doce, quince y treinta kilmetros, y mentalmente los ret a que intentaran llegar a los ciento cincuenta kilmetros, y en unos aos a los setecientos cincuenta. El comandante Gray no respondi directamente a Hesseltine. Su sentido del humor lo inclinaba hacia los chistes de saln, sos que poda contar a las esposas de los generales. Si se acordaban de l, luego ellas preguntaran a sus maridos quin era el joven oficial que haba contado el chiste del cocido de carne, lo que producira en sus maridos esa triste risa interior de los generales. La granja est a 180 kilmetros de Roswell. Hesseltine se dirigi hacia una mampara negra que cubra algo en una de las paredes, y sobre la cual se lea: SECRETO. SLO PARA PERSONAL AUTORIZADO. Winters, cierre todo, por favor le dijo al mecangrafo que, sentado ante la mquina de escribir, llenaba por triplicado una orden de tres resmas de papel cebolla. Winters se levant, desenroll una mampara similar sobre el cristal de la puerta del despacho, y la cerr con llave. Luego fue hacia cada una de las tres ventanas, cubrindolas con mamparas enrollables de color marrn, ms comunes. La habitacin qued oscura y amarilla. Todo cerrado, seor dijo Winters. Luego encendi las luces del techo, que lanzaron un plido parpadeo fluorescente. Hesseltine enroll la mampara de la pared dejando a la vista un mapa de Nuevo Mxico. En l haba varios alfileres de color que sealaban instalaciones de radares y bases areas y, marcado con lneas de puntos, un sector en el que se lea zona de pruebas. Esta zona, que posteriormente se convertira en el campo de prueba de misiles White Sands, era donde se probaban los cohetes V2 alemanes. Hesseltine desliz hacia abajo una regla paralela que estaba adosada al mapa y la movi hasta que una parte de ella estuvo en el medio del punto que representaba a Roswell. 180 kilmetros al norte-noroeste? Eso est en medio de la nada. No hay instalaciones cercanas. Y si se hubiese producido un desvo desde el campo de pruebas? Siempre exista la posibilidad de que un cohete se desviara de su rumbo. No ha habido problemas desde el mes pasado. El que se perdi lo encontramos hace dos semanas. Gray se dirigi hacia el mapa. Y un avin particular? Es un rea de vuelos restringidos. Hubiese habido una alarma de intrusin. Son tierras planas, miserables. Qu cra all ese hombre? pregunt Gray observando el mapa. Hesseltine, que haba nacido en Filadelfia, no tena la ms remota idea de lo que criaban los ganaderos de los desiertos dejados de la mano de Dios. No lo s; quiz lagartos dijo.

Eso no producira dinero. Cmo que no! exclam Hesseltine con impaciencia al darse cuenta de que Gray haba tomado en serio su absurdo comentario. Eso da mucho dinero. Carteras de lagarto. No es muy probable, Hesseltine. Un avin privado se perdi y se estrell debido a una tormenta. Es un asunto para las autoridades civiles. Tras estas palabras cubri el mapa y orden: Sube las mamparas, Winters. Todava no, seor Winters dijo Gray, y puso un dedo en el mapa. La nave estaba dentro del espacio areo restringido cuando se vino abajo. Nos corresponde examinar los restos. Cogi el telfono y llam a la oficina del sheriff de Mari copa. Habla el comandante Gray de la base de Roswell. S? Acabo de leer su informe sobre el avin que se estrell en la granja de Ungar. l vino esta maana. Dice que todo est hecho un asco. Trozos de papel de estao que no pueden romperse. Imagino que vosotros sabis de qu se trata. Nos gustara echar un vistazo a los restos. Puede decirnos cmo llegar en coche? Eso puede hacerlo el mismo Bob. Est en Roswell. Lo encontrarn en la tienda de Wooten, en la calle North Main. Conozco el lugar. Bob os dar la direccin. Nosotros no hemos ido all. No nos han pedido que vayamos, si vais vosotros. El avin cay en medio de la nada. Grav cort la comunicacin. Me parece que esto va a durar toda la noche. Tenemos que encontrar al granjero. Segn parece est en Wooten comprando parafernalia para su granja. nicamente el comandante Gray utilizaba una palabra semejante en una conversacin ordinaria. Parafernalia! Quiere decir riendas y esas cosas? Eso mismo. Debemos ponernos en marcha si queremos llegar all antes del anochecer. Hesseltine consult su reloj. Eran las tres pasa das. Cuando Gray se pona en movimiento era perfectamente capaz de no detenerse en toda la noche si le pareca que el asunto era importante. Por qu no maana a primera hora? pregunt Hesseltine vivamente. Pero tal como se tema, Gray tena otras ideas. Creo que debemos partir cuanto antes, teniente. Y lleve a Walters, de la unidad de contraespionaje. No mereca la pena discutir el asunto. Hesseltine llam a la unidad de contraespionaje. Walters decidi, sabiamente, ir en su jeep. A Hesseltine tambin le hubiera gustado llevar un todoterreno pero saba que Gray prefera usar su coche oficial. Hesseltine disfrutaba cuando se suba a un jeep, se calaba las gafas de sol y pona los pies sobre el salpicadero, como un piloto cuando su aparato es arrastrado hasta la pista de vuelo. Haba abandonado el curso de pilotaje debido a su tendencia a marearse durante maniobras como el despegue, el aterrizaje y el vuelo en un cielo claro y tranquilo. Hesseltine estaba convencido de que era de segunda categora. Segn l, todo oficial de la Fuerza Area que no fuese aviador haba fracasado; nunca hubiera comprendido que Gray no compartiera ese sentimiento. Para Hesseltine los mejores hombres volaban en cazas y le seguan los que volaban en bombarderos y en otros aviones. El resto no exista. El fracaso lo haba humillado de tal manera que sola colarse en los bombarderos, tomando la posicin de artillero de popa. Lo que nadie supo jams es que su bolsa de vuelo contena docenas de bolsitas para el mareo, prolijamente dobladas, nadie salvo Will Stone, que en algn momento debi de sacarle la informacin. De la lectura de las notas y crnicas meticulosas de Will se desprende la obsesin que tena por detalles como se, casi como si de ellos pudiera surgir el pequeo dato crucial que explicara la causa de que todo hubiera terminado mal.

En una ocasin Gray haba conseguido que Hesseltine saliera disparado hacia el lavabo, con los carrillos hinchados, sencillamente por decir en barrena y darle vuelta un par de veces en su silla giratoria. Gray era de esos hombres que ven en semejantes desgracias la voluntad del Seor. El Todopoderoso te ha dado un estmago que se altera con facilidad le haba dicho a Hesseltine cuando ste regresaba tambaleante del lavabo. Gray tambin haba sido el que haba dejado tendido en el suelo del club de oficiales de la base area de Lackland, Tejas, al capitn de otra divisin de bombarderos que estaba perdidamente borracho, propinndole un gancho que haba levantado en el aire al monstruo de noventa kilos. Aunque es cierto que el techo era bajo, el gancho se hizo leyenda en la Fuerza Area. sta era una de las muchas razones por las que Hesseltine senta resentimiento hacia Gray y le complaca pincharlo. Ahora que no haba guerra, el que el tranquilo y metdico Gray pudiera encolerizarse era prcticamente lo ms fascinante que Hes seltine tena en la vida. Mientras escribo trato de imaginarlos como eran entonces: fuertes, prometedores, quizs algo arrogantes. Ahora los dos estn muertos, Gray despus de una larga y distinguida carrera. Peter Hesseltine comenz a beber tanto, seis meses despus del incidente de Roswell, que lleg a ser casi un bebedor profesional. Falleci en septiembre de 1955, solo, en un edificio sin ascensor de Sacramento, California, cuando an no haba cumplido cuarenta aos. Pero ese da, ambos eran jvenes y felices; dos soldados victoriosos dispuestos a hacer carreras brillantes en la mejor organizacin militar del mundo. Atravesaron el largo corredor de madera contrachapada que una su despacho con el frente del edificio y se dirigieron al abrasante parking. Cuando lo cruzaban, se les pegaba el alquitrn a la suela de las botas. Gray, que era impecable en el vestir, casi haca cabriolas al caminar. Tendr que pasar media noche despierto lustrando las suelas de nuestras malditas botas dijo Hesseltine. Y por qu lustrarlas? Porque no se puede comer en suelos sucios de alquitrn. Es se un ejemplo de su ingenio? Tal vez sea ingenio o quizs est sencillamente loco. Me inclino por lo primero. Gray pis un lugar donde el alquitrn estaba especialmente blando y levant el pie derecho emitiendo un fuerte chasquido. La pista de cemento que haba delante del hangar comenzaba justo al otro lado de una alambrada. En ella haba seis jeeps, cuidadosamente alineados, listos para transportar tripulaciones a los aviones que, distantes, relucan con el calor. No haba ningn vuelo programado para esa tarde, por lo que no se vea movimiento alguno en la pista. Hesseltine se puso las gafas de aviacin y dirigi una mirada anhelante hacia las filas de aviones. Camin lentamente hacia el coche. Sin duda, mentalmente revisaba el panel de control y pona en marcha los motores del aparato. La parte exterior del coche quemaba los dedos y el interior estaba an peor. Lanzando un largo suspiro, Hesseltine lo puso en marcha y sali del parking. Walters los sigui en el jeep. Cuando estaban en la carretera de doble carril que conduca a Roswell, Hesseltine encendi un cigarrillo y busc una estacin en la radio. El programa que capt se llamaba Sundown Roundup; los dos lo escucharon en silencio. Saba que a Gray no le gustaba particularmente la msica folclrica y que era demasiado educado para mover el dial si con ello complaca a alguien. Hesseltine acompaaba con un chasquido de los dedos los berridos de un vaquero solitario. Odiaba el maldito Oeste. De buena gana hubiera dado su paga de un mes por un bocata de Filadelfia. Atravesaron la ciudad pasando frente a los restaurantes, los bares, las tiendas de ultramarinos y las oficinas del Daily Record. Cuando dejaron atrs el ltimo bar, Hesseltine se volvi para mirarlo con aoranza. l era hombre de tragos largos y fros. Esa noche tena la posibilidad de un ligue y no pensaba perder el tiempo en una granja solitaria con Gray y Walters cuando poda estar bailando con una chica de la Fuerza Area en el bar Nixon. Detuvo el Chevrolet delante de

la tienda Wooten y al lado aparc el jeep. Gray se baj del coche y entr en la tienda con paso rpido. Hesseltine se qued mirando hacia donde haba desaparecido Gray. Walters pronto se acerc al coche e introdujo la cabeza por la ventanilla. Qu cree que ser? Una bsqueda intil. Debe de ser algn avin privado que se ha estrellado por la tormenta. Pero es un sitio muy raro para un avin privado; est en medio de la nada. Volara de Albuquerque a Roswell y el viento lo apart unos kilmetros de su ruta. Esto es lo ms lgico. Walters lo mir, asintiendo lentamente con la cabeza. Comparado con Walters, Gray era un genio. Podra ser un avin ruso que vena de Mxico o incluso de la costa dijo Walters en tono sombro. Un avin de reconocimiento lanzado desde un submarino para localizar la divisin 509. Pero no lleg a verla. Cmo lo sabemos? Quiz le ech una buena mirada y transmiti por radio al submarino todo lo que vio. A Hesseltine eso le pareci muy improbable, y as lo dijo. Vale, teniente, quizs usted tenga razn, pero mire lo que hay en juego. Stalin quiere saber, ms que nada en el mundo, dnde est situada la 509 y sus mandos inmediatos. Pero no puede llegar hasta aqu; seguro que no, seor Walters. se no es nuestro problema. Se supone que son ustedes quienes tienen entendederas para ese tema. El comandante Gray sali de la tienda. Un buen hombre ese tal Bob Ungar. Me gustan los hombres como l, tan honestos como largo es el da, y adems, tremendamente amistoso. Luego les mostr un mapa dibujado a mano. No puede conducirnos hasta all porque tiene mucho que hacer en la ciudad, pero me ha dado instrucciones precisas para llegar a su casa. Su mujer y sus hijos estn all. El pequeo convoy arranc de nuevo. Una idea pas por la mente de Hesseltine. Qu clase de hijos? Mencion a una hija; el hijo est con l. Una hija? Una nia, teniente; una nia de doce aos. Hesseltine se call. Despus de pasar frente a las chozas mexicanas en los confines de la ciudad, Hesseltine aceler. Incapaz de aguantar ms tiempo la msica quejumbrosa, movi el dial y se oyeron sucesivamente una mala banda de msica que aporreaba Begin the beguine, la fuerte voz del padre Coughlin en medio de ondas con interferencias; una mujer que explicaba que ciertos cactos eran comestibles; alguien que deca que el Curso de Exito DuBarry poda producir ms ligues y diversin, y otro que podan seguirse en el hogar los mismos mtodos de belleza que se utilizaban en el saln de Richard Hudnut en Nueva York. Hesseltine habl con aoranza de una chica vestida con un traje gris claro y zapatos de tacones altos. El deseo por esta dulce y annima imagen se hizo tan ardiente que perdi el habla. Cmo quitan el dinero a chicas inocentes! dijo Gray. Ninguna de las de este lugar lucir jams ni como si hubiera estado a 75 kilmetros de distancia de Richard Hudnut. Djeme a m una de esas mujeres de la Quinta Avenida. La llevara al saln Rainbow y bailara con ella hasta dejarla tendida. Las chicas de Nuevo Mxico tienen arena entre los dientes. Yo no podra decirlo. Jennine Jennine, sueo con el tiempo de las lilas tarare Hesseltine. Por favor, teniente. Cre que era vuestra cancin; de Jennine y de usted.

Tal como la canta usted no es la cancin de nadie. Giraron para coger un camino de tierra. El jeep se qued rezagado para evitar la nube de polvo. Avanzaron a 70 kilmetros por hora durante tres calurosas y deprimentes horas. Cuando se detuvieron, las sombras eran alargadas y los saltamontes ya cantaban. Estaban en Maricopa, un pueblo compuesto por diez casas alineadas a lo largo de la carretera, una tienda, un bar y una gasolinera. Todos se bajaron. Walters estir la espalda, se quit las gafas de sol y comenz a limpiarlas con un pauelo. Su soldado chfer se palme el uniforme, levantando nubes de polvo. Seguro que el bar est lleno de cerveza fra dijo Hesseltine. Nadie le hizo caso, aunque a m no me cabe ninguna duda de que el chfer puso los ojos en blanco. Entrar para confirmar la direccin anunci Gray. Walters lo acompa. Quiere una cerveza, soldado? S, seor. Decepcionaramos a nuestro comandante. S, seor. Fin de la historia, soldado. S, seor. Gray y Walters regresaron corriendo como si fueran a perder el tren. Hay que regresar unos ochocientos metros en direccin a Roswell dijo Gray. All sale la carretera por donde deberemos avanzar unos cuarenta y cinco kilmetros ms hasta la casa de Ungar. Es slo un camino. Era mucho peor que un camino. Hesseltine esperaba que al Chevrolet se le rompiera el eje en cualquier momento, pero increblemente no fue as, quiz porque eran tantas las barreras que tenan que abrir y cerrar que cuando estaban a punto de superar los 30 kilmetros por hora tenan que volver a disminuir la velocidad. El guardaganados no se ha inventado an en Nuevo Mxico. Eso parece, teniente. sta es la barrera diecisis. No las he contado. Pronto llegaron a una casucha miserable. Delante se distingua un jardincito con girasoles, petunias y unos pequeos cactos gordos con flores amarillas. Dos nios tmidos y asustados, se escondieron a un lado de la casa. Cuidado! exclam Hesseltine dirigindose a Gray. Podran ser enanos comunistas disfrazados de nios asustados. Para sorpresa de Hesseltine, Gray golpe el suelo del coche con los pies y mir airadamente a su subalterno. Suba su ventanilla, teniente! le espet Gray mientras suba la suya. Infringir las normas de seguridad es siempre una cosa seria, sobre todo en una zona sensible como la de Roswell! Por lo que nosotros sabemos, esos nios son comunistas y adems estn listos para informar sobre nuestros mnimos movimientos a su jefe de clula. El hecho de que estemos aqu, en esta granja, puede ser del dominio pblico en Mosc dentro de una hora. Hesseltine estaba tan sorprendido por este arrebato que se ech a rer a carcajadas hasta que pudo controlarse. Gray le dirigi una mirada feroz. Tiene usted que tomar esto en serio, Hesseltine. Lo lamento, seor. Es que tena una cita y Lo comprendo perfectamente, pero tenemos que hacer esto, y bien. De acuerdo, seor. En el porche haba un viejo sof hendido, cubierto con un trozo de lona, con partes del relleno arrancado por los animales. Gray no era un hombre corpulento pero ante aquella pequea casa de ladrillos de adobe se senta enorme. Llam a la puerta de tela de alambre y el sonido tuvo un eco

seco en la oscura habitacin que haba detrs de ella. Pronto apareci una sombra desde el fondo de la casa. Era una mujer que se deslizaba veloz y encorvada. Se detuvo detrs de la puerta, vacilante, con el rostro ensombrecido ante la presencia de uniformes. Finalmente, se quit de la boca el cigarrillo y pregunt en voz suave qu se les ofreca. Gray sinti pena por ella, hasta que vio en sus ojos la llamarada de su fuerza. Nuevamente pens, como tantas otras veces, que no comprenda a estas fuertes gentes de Nuevo Mxico. Soy el comandante Gray de la base de Roswell, de la Fuerza Area. ste es el teniente Hesseltine, y ste el seor Walters. No present al soldado que haba conducido el jeep de Walters, sobre todo porque no saba su nombre. De todos modos, el soldado se encontraba dando vueltas alrededor del vehculo. Pasad invit la mujer, abriendo la puerta. Los dos nios, que haban permanecido de pie en los escalones, tambin entraron para estar con su madre. Venga, salid dijo ella, conducindolos hacia la parte posterior de la casa. Dejad tranquilos a estos hombres. Son soldados importantes y no necesitan nios que los molesten. Y aadi son riendo: Nunca han visto soldados tan de cerca. A Gray le sorprendi, sin saber por qu, el efecto que le produjo aquella sonrisa. Y es que, a pesar de toda la seguridad que tena en s mismo, Gray era un hijo de Amrica, tambin vacilante y tierno. La pobreza de la mujer le trajo el recuerdo de su propia niez, cuando vea en las calles trabajadores que haban llegado de Oklahoma y vagabundos en el callejn que estaba detrs de su bungalow blanco y pequeo, donde coma bistecs de ternera con col rizada y pan de maz. Mientras se balanceaba en la parte trasera de un pequeo y limpio coche Essex, haba odo decir a su padre: Dios nos ha bendecido entre los millones de desgraciados y nunca debemos olvidarnos de agradecrselo. Una tarde su padre estaba sentado en el jardn de atrs, bajo las glicinas en flor, y por sus mejillas rodaban lgrimas. Despus de eso las cosas empeoraron lentamente. El Essex desapareci, el refrigerador se convirti otra vez en una nevera, la radio se rompi, y rota qued, y las hojas del otoo se deslizaban calle abajo. Pero tambin ganaban banderines, lean tebeos, coman dulces y quedaba la sonora majestad de los concursos de declamacin del Club de Latn. In partem gloriae venio y todo el resto, y Virgilio y Cicern y la contenida furia de las obras teatrales de Sneca. Los Gray haban sido una balsa de puro orgullo en el lastimoso ocano del oeste medio. Pero esta gente an estaba peor, lo que le causaba temor y le produca un cierto odio hacia ellos, a la vez que ternura. Dos generaciones atrs, la mayora de los colonizadores de Nuevo Mxico haban abandonado para siempre las ruinas de Virginia, sus cuellos de seda y las noches bajo las magnolias, para dirigirse hacia el oeste. Haban dejado una vida regalada para caer en un laberinto de pobreza lleno de habitaciones mohosas, sin alfombras, y blancos platos desportillados para cenar. Voy a llamar a mi marido. Sali de la sala de estar y un momento despus se oy su voz grave y spera pero sorprendentemente fuerte: Ha venido la Fuerza Area! Hesseltine juguete con un trozo de tela rada que haba sobre el silloncito en el que estaba sentado. Gray, nervioso y de pie, contemplaba un gran cuadro de Cristo en la cruz que colgaba sobre la repisa de la vieja chimenea. Tambin haba una foto de un joven delgado con una chica a su lado. Les apetece un poco de caf? pregunt la mujer con su tono murmurante, como si rezara. Gray se imagin a la familia ante la figura de Jess, rogando un cambio en sus vidas miserables y en el desierto seco y bochornoso del que vivan. Pero no poda estar ms equivocado. El cuadro estaba all por sus colores, que segn Ellie hacan juego con el silln, y adems porque era bueno

para los nios. Aunque ninguno de los tres quiso caf, la mujer se puso a hacerlo. Su marido irrumpi en la casa y apareci en la sala de estar como si fuera una gran caricatura de Abraham Lincoln, agachndose bajo el dintel de la puerta y dirigindose directamente hacia Gray. Walters y Hesseltine se pusieron en pie de un salto. Cmo diablos hizo para llegar antes? pregunt Gray. Hay una carretera que pasa al norte de Arabela, un atajo por el que se ahorran unos setenta y cinco kilmetros. Oh! Pensaba que se lo haba dicho. Ser mejor que vayamos hacia el lugar del accidente. No podemos. Que no podemos? Ser de noche cuando lleguemos. Es intil ir hasta maana por la maana. Por la expresin que vio en las caras de Hesseltine y Walters, Gray supo que estaban tan atnitos como l. Tenemos un plato de habas para cada uno de vosotros dijo amablemente el granjero y caf. Gray se las compuso para sonrer. Walters permaneci impasible. Hesseltine pareca estar pensando en desertar del ejrcito. El soldado, que se haba acercado a la puerta, estaba de pie, indeciso. Trae esa media botella de bourbon refunfu Walters. El soldado trajo una botella bien mediada de Old Granddad que Walters pas a cada uno de los hombres. Gray bebi un trago para mostrarse sociable, pero observ que Hesseltine se haba bebido dos bien largos. Esto me ha venido muy bien dijo el teniente. Perdonadme por ahogar mis penas pero dentro de quince minutos habr dado plantn a la capitn ms bonita de Roswell. Ya puede estar contento si no da parte de usted. Me gusta su sentido del humor, seor Walters. Gracias, teniente. La mujer del ganadero los llam para que fuesen a la cocina, donde se quedaron de pie junto a la mesa. Cuando Gray vio lo escasas que eran las raciones se dio cuenta de que la mujer haba convertido en ocho las cuatro porciones de habas originales. Pero aun as, en cada plato haba un trocito de cecina, y a juzgar por el aroma el caf era fuerte y sabroso. Se sentaron a la mesa, apretujados. Esto es parte de los restos dijo el granjero, poniendo un par de trocitos de papel de estao sobre la mesa. Gray se sinti enrojecer de ira: reconoci en ellos la lmina de metal de un globo metereolgico que haba explotado. Cogi un pedazo del material. Vio usted el avin? Vi luces. O la explosin y al da siguiente ese dirigible vuestro vino con los reflectores, pero no encontr los restos. Un dirigible? pregunt Gray, frunciendo el ceo. Seguro. Ese dirigible gris y grande. Walters mir a Gray y le quit el trocito de metal. Lo retuvo en su mano abierta, observndolo. De pronto lo apret hasta formar una pequea bola y la puso sobre la mesa. Para asombro de Gray, la bolita se abri hasta recuperar la forma original. No se quema ni se parte dijo el granjero mientras recoga con la cuchara la ltima haba, y no me extraara que tampoco pudiese atravesarlo una bala. Gray y Walters se miraron. La cara de ste haba perdido su color. Vayamos al jeep a buscar esos mapas dijo Walters con una voz exenta de emocin. Cuando estuvieron afuera fue del todo evidente que Walters no buscaba ningn mapa.

Qu diablos pasa aqu? pregunt. No lo s. Qu material es se? Frank, nunca he visto algo parecido. Un dirigible! Tal vez un avin experimental. Algo de lo que usted no supiera nada? A Gray no le gustaba la idea de que estuvieran probando un avin experimental en el rea de la escuadrilla sin su conocimiento, pero era posible que as fuera. Quiz respondi. Esto no me gusta. No hay en Nuevo Mxico ningn hangar donde quepa un dirigible. Tejas, entonces. Los dirigibles tienen un vuelo de largo alcance. S, muy largo. Como para llegar desde Rusia hasta aqu. Yo creo que esto podra ser una nueva clase de tripa, como la que sirve para separar los panes de oro, porque es muy fuerte. Sirve para un dirigible espa de largo alcance y hasta para un bombardero. Los dos saban lo que un bombardero podra hacer en la 509 si atacara cuando hubiese en la pista artefactos atmicos. Hiroshima parecera una merienda en el campo dijo Gray. Intent imaginarse el alcance del desastre pero su mente se neg. Dos dirigibles; uno hace explosin en la tormenta y el otro viene en busca de los escombros. Tienen radares de una potencia extraordinaria. Tambin vuelan bajo y lentamente, Don. S, bajo y lentamente desde Rusia. Asusta pensarlo. Regresaron a la casa y se encontraron con que el granjero y su familia estaban a punto de acostarse. Al pasar frente a la puerta del dormitorio, Gray pudo ver de reojo una vieja cama de hierro cubierta con sbanas amarillas y una cmoda, sobre la cual haba un pote de crema para manos Trushay. Jennine usaba Trushay. Sinti deseos de haber llamado a su mujer antes de venir hacia aqu. Esto de encontrarse cara a cara e inesperadamente con los rusos en medio de la noche lo tena intranquilo. Creo que ser mejor que hagamos turnos de guardia dijo cuando los cuatro militares se encontraron solos en la sala de estar. Estoy de acuerdo expres Walters. Cul es el motivo de la preocupacin? Coyotes? dijo Hesseltine con voz de disgusto. Gray se lo explic. Rusos. Este material probablemente sea algn tipo de tripa, como la que se coloca entre los panes de oro, utilizado como revestimiento de los dirigibles. El granjero vio otro dirigible anoche. Dirigibles rusos en busca de la 509. Hesseltine se qued helado, y los ojos del soldado se agrandaron. Yo estoy armado dijo Walters. Sac una pistola especial de la polica del interior de su americana y propuso que quien hiciera guardia la llevara en el cinturn. Es un arma reglamentaria? pregunt Gray. No crea que los civiles pudieran llevar armas en la base. Considreme un polica. Despus de todo, eso es lo que es el contraespionaje, un trabajo de polica. Gray no conoca a Walters a fondo pero siempre le haba merecido mucho respeto. A sus antecedentes de polica haba que aadir su firmeza e inteligencia, lo que lo converta en uno de los mejores hombres del contraespionaje que Gray haba conocido, y con quintacolumnistas, simpatizantes y espas comunistas por todos lados, hacan falta buenos hombres para proteger la 509. Gray se acost en el silln, sobre sus espaldas, mientras fumaba y pensaba. El primer turno de

guardia le toc al soldado y despus a Hesseltine. Gray haba decidido que las horas posteriores a la medianoche eran las ms peligrosas y las haba distribuido entre Walters y l. Los turnos de dos horas comenzaran a las 9 de la noche y terminaran con la diana a las cinco de la maana, que era la hora en que sola levantarse el granjero. Deba de haber echado un sueecito porque el sitio de Hesseltine estaba vaco y el soldado roncaba tranquilamente. Walters haba comenzado a resoplar un segundo despus de que hubieran apagado el quinqu. Gray poda imaginar fcilmente que haba rusos merodeando por all. Pens en la nueva lmina de tripa. Cmo demonios la haban logrado? Nunca haba visto nada ni remotamente parecido: era increblemente fuerte y liviana. De repente sinti que Hesseltine le murmuraba algo al odo. Vuestro turno, seor. Vale, seor Hesseltine contest Gray. Mir el dial luminoso de su reloj y apag el cigarrillo en el cenicero que haba puesto en el suelo. Alguna seal de algo? A no ser por los puercoespines, los tejones, los hurones, los bhos, los mapaches y los coyotes, todo ha estado tranquilo. Eso sin mencionar las cosas que lanzan gritos. En ese momento no se oa ningn grito. En realidad la quietud era absoluta, la oscuridad era total y la soledad del lugar era mayor que la que jams haba encontrado Gray. La Va Lctea discurra de una parte a otra del horizonte. Incluso se vea con claridad una constelacin como la de Lira. La nica forma de saber dnde comenzaba la tierra era mirar hacia donde no haba estrellas. Gray dese haber tenido otro cigarrillo, pero cuando se est de guardia no se llevan luces. Se qued de pie frente a la casa, junto a su coche. Le hubiera gustado escuchar un poco de msica bailable, pero supuso que a esa hora todas las emisoras de radio habran dejado de funcionar. Era la una y cuarto. Cuando sus ojos se acostumbraron lentamente a la oscuridad, dio un paseo alrededor de la casa. Fue hasta el pequeo y desvencijado establo. En su interior oy el resoplar de un caballo y tambin los distantes balidos de ovejas. De la maleza surgan crujidos y roces, y algn ronco gruido. Por un momento se sinti sorprendido por lo que pens que poda ser un resplandor en el horizonte, pero ste desapareci y no volvi a verlo. Haba transcurrido una hora cuando oy un sonido que jams haba escuchado y que lo atraves como una hoja de cuchilla al rojo vivo. Walters, el granjero y Hesseltine aparecieron al instante por la puerta de la cocina. Qu cuernos ha sido eso? pregunt Walters. Yo qu s! dijo Gray, sintiendo an el eco del grito en su cabeza. Qu es, seor Ungar? El granjero, inmvil, miraba intensamente hacia la oscuridad. Lo o despus del choque. He vivido aqu toda mi vida y nunca haba escuchado nada parecido. Los dedos de Gray se cerraron sobre el trozo de papel de estao que tena en el bolsillo. En su mente haba surgido una pregunta, pero no encontraba las palabras para formularla. Dios mo! exclam el teniente Hesseltine en voz baja. Por el tono de su voz Gray supo que tambin l senta miedo, y tambin se dio cuenta de que lo tena el granjero cuando lo vio retroceder hasta apoyar la espalda contra la puerta. En el interior de la casa se oa el lamento de un nio y la temblorosa voz de la seora Ungar consolndole. El granjero era un hombre prctico. Las otras noches cuando lo o, pens que nadie ms que el diablo poda emitir sonidos como se dijo. Es real dijo Walters. Lo hemos escuchado todos. Despus, el silencio se apoder de todos ellos, y hasta de la noche.

Captulo 5
Lo que escribo ahora constituye en parte un intento por entender por qu Will Stone y los dems hicieron lo que hicieron. Por qu optaron por decidir que los extraterrestres, los visitantes, eran peligrosos? Una de las cosas que menos comprend desde el comienzo fue la mentalidad de Will Stone, y por extensin la de todos los Will Stones que atascan las burocracias del mundo. Puedo leer sus diarios, orlo hablar, leer informaciones sobre l, sentarme frente a l y ver cmo se consume lentamente en su cncer, pero jams veo al verdadero Will Stone. Cuando lo dejo es como si nunca hubiera existido. La maldicin de vivir con demasiados secretos es que tambin se vuelve secreto el sentido mismo de la persona; se pierde en el mecanismo de sus conocimientos. Sigo creyendo que si slo comprendiera con exactitud qu es lo que extraamente no estaba formado en ese hombre, sabra tambin por qu fracas tan lamentablemente en entender el sublime objetivo de los visitantes. De alguna manera Will interpret el ofrecimiento de ayudarnos como un reto mortal. Yo supongo que era un ofrecimiento de ayuda; tiene que haberlo sido porque me pregunto qu nos pasara si nos atacara un ejrcito cuyas armas fueran tan sutiles que ni siquiera nos diramos cuenta de que estbamos en guerra. Me fascina el contraste entre Stone y Ungar. La imagen de Stone, que an est vivo, es ms difuminada que la de una sombra, mientras que la de Ungar, muerto hace tiempo, est viva, llena de significado, de sentido y hasta de gracia. Puedo imaginarme la maana en que condujo al grupo de militares al lugar donde se hallaban los restos. El informe del comandante Gray no desvela las emociones, la fuerza y el color de la experiencia, pero yo puedo imaginarlos. En casa de los Ungar una silenciosa animacin en la cocina y el aroma de caf fuerte debieron caracterizar el amanecer. Don Gray, a juzgar por la inquietud que dice que sinti, debi quedarse profundamente dormido. Quiz lo despert el ruido de los platos. La oscuridad todava era total pero la familia Ungar ya estaba tomando el desayuno. Con ellos estaba Walters, bebiendo caf y comiendo un gran trozo de pan. Gray despert a los dems, se meti la camisa dentro del pantaln y se dirigi a la mesa, donde bebi caf y comi pan untado con una fina capa de mermelada de uvas. Pens en el bistec con huevos del club de oficiales. La vida en la base area de Roswell era buena. El lugar era bueno, las instalaciones, excelentes, y era un reto ser un oficial inteligente en un sitio donde ello tena significado. Caf y pan; ni siquiera un vaso de agua para bajar el pan, y menos an de leche o de zumo. Pero no hubiesen podido beber el agua aunque se la ofrecieran porque esta gente utilizaba cisternas y en la base les advertan en cuanto llegaban que bebiesen slo agua de fuentes autorizadas. Tambin les aconsejaban mantenerse alejados de animales que pudieran tener pulgas porque en Nuevo Mxico se registraban entre cincuenta y cien casos de peste bubnica todos los aos, sin mencionar las estadsticas aterradoras de casos de poliomielitis y la gran cantidad de casos de tuberculosis que haba entre la poblacin mexicana. Don estaba muy tranquilo porque el caf estaba bueno. Ungar se sec la boca con el dorso de la mano. Vmonos; hoy tengo muchas cosas que hacer. Trajo hasta la casa su viejo jeep y sus hijos se subieron a l. Los cuatro militares utilizaron el jeep de Walters, que en comparacin con el de Ungar era nuevo. Gray y Hesseltine se sentaron en la parte de atrs, despus de decidir que era mejor no llevar el coche familiar. Durante media hora aproximadamente se balancearon por las tierras desoladas. Gray poda ver una montaa delante, pero tena la sensacin de que no se acercaban nunca. El terreno era suavemente ondulado. Las yucas y los cactos chorro rozaban los lados del jeep, las matas de pasto seco se mecan con la brisa matinal y rodaban por las tierras llanas bolas de hierbas enmaraadas.

Al llegar a la parte superior de una de las elevaciones del terreno, Gray vio el lugar del accidente. Su experiencia le dijo al instante que algo haba explotado cuando se diriga hacia el oeste. Los restos estaban esparcidos en forma de abanico unos cien metros antes de la base de una colina, cubriendo una superficie de cerca de un kilmetro y medio de largo. Qu era? pregunt Walters. La ausencia de restos de gran tamao apunta a que era un globo o algo similar respondi Gray. El granjero camin entre los restos. Quiero que le echen una mirada a esto. Seal hacia la tierra. Esas cosas. Gray vio unas tiras de balsa, algunas en forma de I; otras de T. Cogi una que tena jeroglficos de color morado. Cirlico? pregunt Hesseltine. No dijo Walters mientras lo examinaba. Japons? Gray mir la escritura. Le recordaba vagamente a la egipcia, pero no tena las usuales formas animales. Jams he visto nada igual. La nia sostena lo que a Gray le pareci pergamino, con filas de garabatos de color rosa y morado, pero tampoco pudo entender lo que era. Quiz sean nmeros; estn dispuestos en columnas dijo Hesseltine. La nia elev otro trozo de pergamino en direccin al sol, que acababa de asomar en el horizonte. Dentro se ven flores amarillas; es muy bonito. Abundaban los trozos de pergamino y los cuatro militares cogieron algunos y los pusieron contra el sol. Flores de aciano dijo Gray. Walters lanz un gruido. Primaveras. Las flores de aciano son azules. No se puede quemar, ni doblar, ni romper, ni nada; como el papel de estao coment el granjero. Creo que todo esto son restos de uno de esos platillos volantes que la gente ha estado viendo dijo el soldado con tono lento y pesado. Nadie dijo nada. De pronto Walters cogi un trozo grande de papel de estao y comenz a luchar ferozmente con l: tir de l, intent romperlo en pedazos; se detuvo y trat de estirarlo. Nada. Por ltimo sac la pistola. Bueno, amigos, ahora veremos lo fuerte que en realidad es esta cosa. Puso en el suelo el trozo de material, de casi un metro cuadrado, y le dispar. El papel trepid bajo la bala. Seguro que lo ha partido dijo el soldado raso. Entre l y Walters lo recogieron del suelo. La bala, aplastada, yaca en medio del papel, que no tena ni un rasguo. Gray se sinti tan impresionado que casi se cay. Se sinti mareado. Estis seguros de que lo que hay escrito all no es cirlico? La bala estaba all, aplastada, y el papel brillaba al sol. Gray sac su cajetilla de cigarrillos Old Golds, y con manos temblorosas extrajo el papel de estao que rodeaba los pocos cigarrillos que le quedaban Lo sostuvo en una mano mientras que en la otra puso un trocito del metal extrao. El metal era mucho ms delgado. Pero Gray era un hombre metdico que no sacaba conclusiones precipitadas. Volvi a poner con cuidado el papel del paquete de cigarrillos en su lugar y se lo meti en el bolsillo. Luego cogi un trozo de pergamino e intent quemarlo con su encendedor, pero no arda. Nada se quema y la madera no se rompe dijo el granjero. Walters cogi un trozo de madera del suelo. Se doblaba como si fuera de goma, pero hiciera lo

que hiciese no se parta. Finalmente lo arroj al suelo. Qu diablos es? Gray mir al soldado. Creo que tiene usted toda la razn, soldado. Creo que lo que tenemos ante nosotros son los restos de un platillo volante que explot. Oh, Dios! exclam Walters. Qu hacen aqu? Qu traman? Quiz slo estn de paseo respondi Hesseltine. En la oscuridad de la noche? En secreto? Me cuesta mucho creer que eso sea todo lo que estn haciendo respondi Walters, que pareca inexorable. Haba sacado la pistola de la pistolera y se la haba sujetado bajo el cinturn. No sabemos qu es lo que hacen dijo Gray con un tono de voz enojado. No le gustaba especular al azar y ni siquiera estaban preparados para especular con cosas como intenciones. Lo que debemos hacer es recoger todos los restos que podamos y llevarlos inmediatamente a la base aadi. Deberamos hacer un reconocimiento de todo el lugar sugiri Hesseltine. Los cuatro lo recorrieron a pie, tomaron medidas aproximadas y removieron con los pies las lminas de metal, las vigas de madera y los trozos de pergamino en busca de objetos de mayor tamao. Les llev casi una hora revisar todo y llenar los vehculos con todos los restos que podan transportar sin problemas. Luego trasladaron parte del material a la parte trasera del coche de Gray y emprendieron el camino hacia la base. El resto qued en manos de Walters. Don Gray se senta casi jubiloso. Haba olvidado los gritos de la noche y ahora slo pensaba en el increble hallazgo que haban hecho. Se trataba de uno de los descubrimientos trascendentales de la historia y era l quien lo haba hecho. Increble! Vamos a tener muchsimo que hacer con todo esto le dijo a Hesseltine. Hacer qu? Esto ser asunto de la octava divisin de la Fuerza Area; asunto del Pentgono. Nuestro trabajo termina aqu, ya ver. Sern los de la plana mayor quienes se hagan cargo de esto. Quin sabe! Yo creo que ste fue el momento en el que Don Gray se convirti en hroe. Descubri sorprendido que lo haba invadido una poderosa conviccin sobre este asunto: no sera un secreto militar. Y qu hay de la amenaza a la 509? Quiero decir: por qu vienen a este lugar dejado de la mano de Dios? Quiz sea por la proximidad a la escuadrilla dijo Hesseltine suspirando. La bomba atmica es cosa seria. Quiz tan seria como para preocupar a la gente de otros planetas. Los dos cayeron en un largo silencio. Estaban tratando de asimilar la importancia de lo dicho. Despus Hesseltine encendi la radio y escucharon las noticias transmitidas desde Albuquerque, a las que sigui un culebrn. Gray escuch sin inters las complicaciones de la vida del mdico protagonista. Era cerca de la una cuando llegaron a las afueras de Roswell. Detengmonos en mi casa para comer. Quiero que mi hijo vea estos restos dijo Gray. Est seguro? Seguro. Ser material secreto. Sin duda, pero ahora no lo es y quiero que mi hijo lo vea y lo toque. Ser algo que podr contar a sus nietos. Slo tiene doce aos. Digamos que si tiene nietos a los cincuenta, es decir, veamos, en 1985. Para entonces todo el mundo conocer esto. Probablemente hasta haya extraterrestres viviendo entre nosotros, y el que haya visto trozos de un platillo destruido en 1947 no tendr ningn valor. De acuerdo, pero los bocadillos de jamn que hace Jennine todava son ms sabrosos que los

del club de oficiales. Yo sera capaz de comerme un jamn entero, o dos. Esos pobres diablos viven de habas y pan. Tengo seis botellas de cerveza White Label. Dnde diablos las consigui? Atencin del servicio areo 390. Algunos de la tripulacin las trajeron de un viaje a la capital. Jennine sabe hacer un hoagie? Qu es eso? Un verdadero bocata de Filadelfia: medio metro de pan repleto de diversos embutidos. Pusieron sobre la mesa parte de los restos y Gray llam a Don hijo, que estaba en su cuarto armando un modelo de avin con madera de balsa. En la actualidad, Don hijo es mdico y reside en el sur de California. Su consulta est llena de pacientes; ha tenido mucho xito y es respetado por todos. Cuando le pregunt si aquello haba sucedido de verdad, me mir fijamente a los ojos y me dijo: S, seor Duke, es verdad. Dicho esto procedi a contarme cmo haba ocurrido. Identifica esto le dijo el comandante a su hijo. Un avin privado? aventur el nio despus de mirarlo y tocarlo. Observa las partes hechas de balsa. Es escritura egipcia? No. Qu es entonces, pap? Jennine haba cogido el papel encerado que utilizaba para cocinar y lo comparaba con el de los restos. Esto no es papel encerado normal dijo. Donnie, te dar una moneda de diez centavos si aciertas. Los restos son parte de algo que se estrell cerca de Maricopa. No es de un globo ni de un avin. Mir a su padre y sonriUn platillo volante? Inteligente dijo Hesseltine. No seas tonto, hijo; tu padre quiere que aprendas estas cosas dijo Jennine. Mujer, el nio acaba de ganarse diez centavos, ha acertado totalmente. Nosotros pensamos que stos son restos de un platillo volante como los que han venido informando los diarios. Donnie qued maravillado lo est an hoy, y toc cautelosamente algunos de los trozos de madera. Qu pas con el piloto? pregunt mirando a su padre. Este record el alarido salvaje y terrible. No haba rastros del piloto. Pens en el pobre granjero que estara solo con su mujer y sus hijos, noche tras noche, con lo que fuera que haba pegado aquellos alaridos. Peg un mordisco al bocadillo que Jennine le haba preparado y lo comi con la fruicin de un hombre victorioso, o de un hombre condenado.

Captulo 6
Relato de Wilfred Stone
Es curioso cmo se vuelven vividos los recuerdos cuando se llega a viejo. Lo not por primera vez har unos diez aos y recuerdo que mi padre lo comentaba cuando andaba por los setenta. Cuando yo tena cincuenta, los recuerdos de mi primera infancia eran poco ms que sombras, pero ahora puedo recordar el cuello de encaje que usaba y cmo me lo sujetaba mi madre detrs, en la nuca. Tambin recuerdo el olor de las cerillas que utilizaban para encender el gas. Y recuerdo otras cosas. Cmo las recuerdo! Son cosas horribles y no s cmo manejarlas. Son reales o comienzan a mezclarse en mi mente recuerdos e imaginacin? Eso sera fatal para el entendimiento, por supuesto, y yo no puedo saber si han ocurrido. Lo que s s no obstante es que lo que voy a relatar le ha sucedido a muchos nios de esta generacin. Los Crculos de Nios que los extraterrestres formaban en los aos cincuenta y sesenta eran parte de este fenmeno. Yo lo s porque acept personalmente que se introdujesen en la vida de cincuenta de esos nios, elegidos de una lista que ellos mismos me presentaron. Y aunque pens que slo se trataba de cincuenta, un precio bajo, rechazando la sospecha de que utilizaran mi aceptacin como excusa para afectar a miles, doy por descontado que la utilizaron. Es que venan hacindolo ya desde 1916? Lo hicieron conmigo? El asunto me produce pena y dolor pero es muy importante para que yo comprenda qu me ha sucedido qu nos ha sucedido a todos y muy impenetrable. Todo lo que puedo hacer es concentrarme en aquellos das y repetir los recuerdos que la edad me ha devuelto. Nuevamente nos encontramos a comienzos de julio, pero esta vez es el ao 1916 y el lugar el condado de Westchester, aunque sin los centros urbanos que hoy lo pueblan. Los campos son ondulados, con pendientes suaves y casas confortables y elegantes. Hay granjas en los valles y son ms corrientes los carros tirados por caballos que los camiones y los coches. Donde en un futuro habr grandes centros comerciales, ahora hay manzanares cuyos rboles prometen para este otoo una cosecha abundante. Una de estas casas nos interesa de forma particular. En julio de 1916 su propietario era Herbert Stone, un hombre avezado en la aplicacin de la ley a los problemas de las sociedades comerciales. Entre sus clientes figuran la National Biscuit Company y el imperio cafetero Hill. Herbert Stone se encuentra en su casa con su mujer, Janet, y sus dos hijos: Monica, de cuatro aos, y Wilfred, de tres. Juro por Dios que me gustara poder volver para ponerlos sobre aviso. Los nios juegan mientras sus padres beben whisky escocs con agua. Los saltamontes discuten, las mariposas aletean y todo Westchester sonre. Al igual que su padre, Herbert es abogado. Nos ama con esa clase de pureza que tanto valoro y que no poseo. Mi trabajo me ha negado la paz en estos aos de vejez y vivo como un fantasma angustiado. Ellos fueron toda la familia que tuve: mi madre, mi padre y mi hermana muerta. He tenido la maldicin de sobrevivir a los de mi generacin y de hacerlo sin contar con el consuelo de una familia. Cuando apareci este joven, atrado como una trucha al anzuelo que fue la carta que envi a su peridico, me encontr tal como estoy ahora, y como estar sin duda cuando muera finalmente. Es decir, si muero, porque hace ya dos aos que el mdico me dijo que la enfermedad me matara en seis meses. Mi muerte es tan vacilante como lo fueron mis amores. Estoy sentado en el jardn de mi casa de Bethesda, fumando y mirando crecer las malas hierbas, y escribiendo rpidamente en unas pginas de color amarillo con lo que el joven Duke llama su escritura densa y cuidadosa. l no ha conocido a los jvenes de mi oficina y no sabe por tanto cmo me llaman. Para ellos soy TOM, pero no es el diminutivo de Toms sino que est compuesto por las iniciales de Terrible Old Man (terrible hombre viejo). Ellos creen que tengo una infeccin de aligienismo, que ya no soy verdaderamente humano; dicen que he estado demasiado expuesto a los extraterrestres.

A veces me despierto en medio de la noche y tengo una sensacin de presencia efmera y debo admitir que siento unos enormes deseos de unirme a la corriente que, a la deriva, surca el cielo. Algunos dicen que los extraterrestres devoran almas, pero no es verdad. Lo que hacen es ms profundo, ms ntimo, ms decisivo. Mis jvenes colegas me aconsejan que no me deje ver por ellos, porque si me ven me cogern. Cuando yo tena tres aos, mi voz era aguda y alegre. Llevaba cuellos de encaje y pantalones hasta la rodilla, y me lavaban con jabn Pear. Lo que sigue es lo que recuerdo. Los extraterrestres llegaron cuando yo haca rodar un camioncito rojo de bomberos por el suelo de madera del porche, produciendo un ruido que me recordaba al de uno verdadero. Eran aproximadamente las cinco y media. Haca una media hora que mi padre haba vuelto de la ciudad en su coche; todava llevaba puesto un traje negro, corbata y chaleco. Regresaba de una reunin con Vincent Carney, un constructor de edificios de oficinas que haba celebrado la firma de un contrato para construir el nuevo edificio de la National Biscuit, y el seor Stone se haba ganado diez mil dlares en una tarde. Mi padre estaba sentado en una gran silla de madera y tena los pies apoyados en un taburete. Ech la cabeza hacia atrs imaginando que yaca en los castillos formados por las nubes estivales que pasaban. Janet tambin cerr los ojos. En cuanto a ellos se refera, se encontraban dormitando apaciblemente en una tarde de verano. Ninguno de los dos pens que alguien muy extrao y muy cercano generaba el sonido que les haba causado la somnolencia, ni que los vigilaban con ojos cautelosos. Slo nosotros, los nios, nos mantenamos activos; Monica jugaba con un mueco llamado Ricardo y yo con mi camin de bomberos. La nube que mi padre haba credo ver en el cielo era algo muy diferente. Aquella cosa que yaca sobre nuestra casa era gris, enorme y lenta. Si l la hubiera visto tal cual era, habra pensado en algo orgnico, algo como un gigantesco panal de avispas flotando en el aire. Y cmo habra llamado mi padre a los miles de criaturas que nos observaban desde dentro, con grandes ojos negros y extremidades larguiruchas? Avispones gigantes? Habra comprendido su ferocidad pero nunca habra comprendido la inteligencia que poseen. La tarde comenz a morir y los cencerros a sonar lentamente en el valle que quedaba al pie de la casa. Se oy una voz de mujer que llamaba a las vacas para meterlas en el establo, pero la amortigu un sonido que apenas poda escucharse, un zumbido que pareca palpitar en las entraas y en el pecho, acariciar el corazn y retardar el flujo de la sangre. La voz se apag y los cencerros callaron. Los pjaros se detuvieron; los saltamontes y las cigarras se quedaron inmviles; una serpiente, que pacientemente acechaba a un conejo, se detuvo y desliz sobre sus ojos las membranas nictitantes; el conejo se par y cay de lado. Pero nosotros, los nios, seguamos jugando. Ruuuuuummm! Clang, clang, clang! deca yo. Ricardo, te casars alguna vez? Slo contigo, querida. Te amo. Necesitas que te laven. Vale dialogaba mi hermana con su mueco. Nadie vio la fila de puntos que salan del objeto gris; nadie los vio retorcerse y girar en el espacio, ni moverse con la gracia de una columna de gansos, ni deslizarse rpidamente desde el reino de las nubes hasta el de las piedras. Aquellas cosas horripilantes entraron en el jardn, avanzaron en fila india sobre el csped suave y caliente y comenzaron a acercarse cada vez ms al porche donde nuestros padres dorman y nosotros jugbamos. Eran criaturas pequeas y frgiles, grises y larguiruchas como insectos. Sus cabezas eran enormes y tenan la textura de algo que ha sido inflado. Sus ojos prominentes brillaban con el sol de la tarde, y sus cabezas se balanceaban al moverse. A intervalos de pocos minutos se oa un zumbido agresivo ante el cual se deslizaban unos escasos metros a saltos por el aire, dejando tras de s un destello de alas transparentes y quitinosas.

Te quiero, Ricardo! Ruuuuuummm! Clang! Se acercaron ms an. Cualquiera que estuviese observndolas podra haber pensado que realizaban un ritual. Adems de moverse en fila india y pegar saltos por el aire hacan muchos gestos, movan sus delgados brazos, hacan un sonido con la boca, giraban la cabeza a derecha e izquierda y luego la dirigan hacia el sol. Despus lo repetan todo, volvan a caminar, saltar, contonear las caderas, torcer los brazos y dirigir sus ojos negros hacia el sol. Ruuuuuummm! Clang, clang, clang! Ricardo est durmiendo. Es un hombre como pap y duerme en mis brazos. Ruuuuuummm! Wilfred, no lo despiertes, por favor. Ellos dieron tres pasos ms hacia delante. Monica frunci la nariz. Los bailarines despedan un olor fortsimo, un hedor como de azufre quemado. Los padres se pusieron de pie bruscamente, atravesaron el porche caminando como robots y entraron en la sala de estar, donde se quedaron mirando al suelo como nios que han sido regaados. Mam y pap se van dijo Monica alegremente. Pero cuando sus padres pasaron a su lado, ella se qued en silencio. No senta temor, slo confusin. Por qu marchaban todos hacia la sala de estar? Cuando se levant para seguirlos, meciendo cariosamente a Ricardo, se encontr ante un par de enormes ojos negros. De pronto sinti un intenso mareo y se tambale hacia atrs, retorcindose como si hubiese recibido un balazo en plena cara, hasta quedar tendida, inmvil, con el mueco a su lado. La extraa criatura, con un movimiento demasiado rpido para que pudiera notarlo, se haba enroscado alrededor de ella con brazos y piernas. Monica se dio cuenta. Hay que tener en cuenta que ella estuvo consciente durante toda esta dura prueba. Su mente no se alter en absoluto. Ella sinti, oy y vio todo lo que le suceda. Tambin sufri. ste fue el primero de los recuerdos secretos y reprimidos que acabaran por destruir a Monica Stone. Con un fuerte zumbido se la llevaron hacia el cielo. Yo haba dejado de hacer rodar mi camioncito de juguete y contemplaba a las criaturas que me rodeaban. Estaba totalmente tranquilo. A mi mente de tres aos no se le haba ocurrido sentir miedo. Monos dije alegremente, y supongo que sonre. Despus apareci alguien ms, alguien con mucha ms gracia que los hombrecillos con las cabezas tambaleantes. En un instante esta persona haba llegado al porche, como una sombra fugaz, y se encontraba de pie ante m. Meda alrededor de un metro y medio, su cara era larga y angosta, y los brazos y piernas delgados. La textura de su piel era la de un recin nacido, ms suave an que la de los nios. Mi madre est adentro dije. Ven conmigo. Me abraz, y despus recuerdo un torbellino de techos, nubes y cielo. Luego vi todo gris. Se oan zumbidos y rasguos y frecuentes aleteos. Yo no saba dnde estaba, y por primera vez sent miedo. Vi a Monica tambalearse al recibir destellos de luz tan brillantes que me parecieron cuchillos. Cuando la luz la tocaba, ella gritaba y se sacuda. Yo intent socorrerla pero la dama delgada me cogi entre sus brazos; luch por desasirme de ellos pero eran fuertes como el acero y recuerdo que su respiracin pareca un zumbido sibilante. Le hacan dao a Monica! Era terrible or sus gritos, tan potentes que me lastimaban los odos. En mi corta vida jams haba escuchado nada semejante. Cuando la luz le daba en el cuerpo, ella elevaba los brazos, gritaba e intentaba escapar, entonces la luz volva a tocarla desde otra direccin y ella se giraba y corra, y as sucesivamente. Me metieron algo en la cabeza, a travs de las sienes, que dola terriblemente. Yo quera

quitrmelo pero ella me sostena, respirando sibilante. De pronto vi la vivida imagen de mi madre cuando yo era muy pequeito; se dirigi hacia m como si viniera del cielo, me levant con unas manos que me Hicieron estremecer el cuerpo entero de gozo y vi todo de color oro. Monica chill y yo la vi envuelta en una llamarada de fuego y sent el olor a pelo y a ropa quemados. En 1977 mi hermana muri al incendiarse su dormitorio. El efecto de una pildora para dormir fue ms rpido de lo que esperaba, y su ltimo cigarrillo cay de sus dedos, encendido, sobre las sbanas. Nos devolvieron al porche entre un gran zumbido de alas. A m me sentaron en la silla de mi padre y arrojaron el whisky de su copa sobre el csped; a Monica la dejaron junto a su mueco. Un momento despus haban desaparecido y el objeto gris se convirti en apenas un reluciente punto blanco hasta esfumarse. La mujer que cuidaba las vacas volvi a llamarlas, y stas trotaron hacia el establo, mugiendo. Los pjaros comenzaron a cantar, los saltamontes y las cigarras a chirriar y la serpiente cogi al conejo; las truchas saltaban de nuevo en los arroyos cristalinos. Nadie not que a esa tarde le haban robado quince minutos. Y por qu habran de notarlo? Haban entrado en la casa y haban comentado las noticias. Qu noticias? Qu casualidad, no podan recordarlo! Pero eso se olvid con rapidez porque tan pronto como regresaron al porche se les present un problema. Al parecer yo haba bebido la copa de mi padre y me haba emborrachado. La luna vino volando por el campo y los monos queran ensear a Willy dije yo. Oh, Herbert, dejaste tu copa aqu! Nuestra madre se mostraba risuea y enfadada a la vez. Podras llamar al doctor Hovermanns, cario, pero creo que te dira que lo mejor es que le dejes dormir la mona. Por la noche cenamos jamn con patatas dulces y judas verdes y despus mi padre nos ley parte de un libro. Cuando mi hermana y yo nos hubimos acostado, mis padres se sentaron bajo las estrellas y pusieron discos en el fongrafo. Mientras escuchaban La Pastoral, la sexta sinfona de Beethoven, contaban las estrellas que caan. Monica se sinti enferma esa noche, pero pronto le pas y a la maana siguiente todo haba vuelto a la normalidad.

Captulo 7
Cuando lea el relato de Will me pregunt si estara engandose a s mismo, si era a m a quien engaaba o si realmente deca la verdad. Pero una mirada a su rostro me dijo que l crea que su relato era autntico. Su desolacin era terrible. El hecho de que se hubiesen puesto en contacto con l a tan temprana edad significaba que tal vez siempre haba sido su pen. Le pregunt al respecto. Ojal fuese verdad. Sera un alivio descubrir que eran ellos los responsables de mis actos coment. Me mir de aquella forma sbita y aguda con que tan eficazmente lograba una respuesta franca. T crees que soy una especie de robot de alto nivel? Me temo que no le contest, acompaando la negativa con un movimiento de cabeza. Naturalmente que no lo creeras. Si lo creyeras no podras echarme la culpa, no es cierto? Tu generacin es muy punitiva. Eso es generalizar demasiado. Yo s creo qUe eres responsable de tus actos. Sobre la mesa que estaba junto a su silla de jardn haba una botella de whisky. Algunas veces tambin haba latas de sardinas vacas. Yo creo que su dieta consista exclusivamente en whisky y sardinas. Cogi la botella y ech un buen chorro en su vaso; luego se lo bebi de un trago y encendi otro Camel. Todos los hombres deben ser responsables de sus actos, Nick, de lo contrario no son hombres. No seran humanos, salvo fsicamente. Despus de decir esto me dirigi una mirada de desamparo y angustia y volvi a echar mano de la botella. Los recuerdos de su niez estaban llenos de implicaciones perturbadoras. Le haban hecho los visitantes alguna implantacin como las que al parecer le han hecho a muchos otros? De ser as, haba vivido toda su vida bajo la influencia de ellos? Quiz nunca podr resolverse esa cuestin. Todo lo que yo puedo hacer es redoblar mis esfuerzos por ser claro, por contar esta historia con la mayor perfeccin posible. Y para ello debo regresar al relato central, pero esta vez sabiendo que probablemente los visitantes han tenido una cierta influencia sobre Will. Con esto no quiero sugerir que l no haya tomado sus propias decisiones; prefiero creer que s las tomaba. Will estaba vigilado por ellos; lo haba estado desde nio. l era su hombre en la Central de Inteligencia, elegido desde muy pequeo para que les hiciera el trabajo all, aunque hacindolo como a l le pareciera. Dicho esto, voy a referirme nuevamente a los hechos, a esos hechos tremendos que ocurran en Roswell en julio de 1947. Tengo sobre el escritorio el expediente de Gray; lo abro en la pgina veintitrs de su cuidadoso escrito y leo: Regres a la base de la Fuerza Area con mi destacamento, aproximadamente a las 13.30 horas de la tarde del 9 de julio de 1947. Aparcamos detrs del hangar B-2 y comenzamos a descargar los restos que habamos recogido en la granja de Ungar. El comandante Gray era un hombre sensible, y al ver el lastimoso aspecto de lo que ponan en el suelo, consider el valor de quien hubiera volado en aquello. Vinieron desde muy lejos dijo. S, y no regresarn coment Hesseltine encendiendo un cigarrillo. Todos guardaron silencio mientras miraban los restos y revisaban mentalmente sus propias ideas al respecto. Creo que ser mejor que informemos al coronel Blanchard dijo por fin Walters. Ser muy interesante. Cree que habr algn problema? Yo dudo que Gray respondiera. l slo dice que Walters sugiri que informsemos al coronel. Lo que no menciona es lo que seguramente ya se le haba pasado por la cabeza. l tuvo que darse cuenta de que iba a haber muchos problemas serios. Debi de pensar en todo el asunto durante el viaje de regreso de la granja.

Si conoca a los altos mandos, y me parece obvio que los conoca, sin duda imaginara que trataran este asunto como secreto, aunque por cierto l ya haba establecido su propio orden de prioridades y tena la intencin de cumplirlo. Gray haba observado que la mayora de los militares eran honestos y patriticos, pero no pensaban con profundidad, no vean el alcance de las cosas. Lo que l pensaba hacer probablemente causara la ira de mucha gente, y si no quera arruinar su carrera tendra que obrar con cautela. De hecho cumpla sus obligaciones como mejor le pareca. Seor Hesseltine, por qu no os ponis los tres a unir estos trozos mientras yo busco al coronel? Quizs haya pedazos suficientes como para hacernos una idea de la apariencia de esta cosa. Hesseltine toc los restos con el pie y dijo: Me parece un trabajo intil. Blanchard querr verlo ordenado de la mejor manera posible. Walters, Hesseltine y el soldado pronto se pusieron a mover piezas por el suelo. Gray fue al edificio administrativo. Cuando cruzaba el vestbulo en direccin al despacho del coronel, se detuvo para ver al teniente Jack Hope, el oficial encargado de la prensa en la base. A Gray le gustaba Jack, y adems saba que hara bien su trabajo. La clave de este asunto era actuar de la manera ms informal y desenvuelta posible. Hope, a quien conoc en su cuidada casita de Roswell, recuerda bien el momento. Fue muy franco conmigo, y lo que me cont concuerda tanto con su expediente como con el de Gray. Slo hay un punto que yo cuestiono. Ambos manifiestan de forma concreta que Hope nunca vio los restos. A m me cuesta creerlo porque lo lgico hubiera sido que se llegara hasta el hangar, aunque slo fuera para satisfacer su propia curiosidad. No obstante he registrado el hecho como si no hubiera ido al hangar, como si no pudiese confirmar el aspecto de los restos. Tiene que hacerme una entrevista; tengo algo que le interesar a la prensa le dijo Gray. Hope sonri al or el ofrecimiento del comandante. Trabajar en una unidad donde haba tantos asuntos ultrasecretos le produca cierta frustracin. Lo cierto es que la mayor parte de las cosas interesantes que sucedan en la base de Roswell estaban clasificadas como secretas y ni siquiera poda mencionrselas. El da que una bomba atmica se haba atascado en el compartimiento de bombas de un B-29, creando una angustiosa situacin de emergencia que dur dos horas, Jack Hope haba estado intentando que le publicaran que la orquesta de Bill Cornell tocara el sbado en el club de oficiales. Gray le cont la historia a Hope, cmo haban encontrado los restos y lo que ello significaba. Hope, que escriba frenticamente, estaba encantado. Era una buena historia. Esta noticia s que tendr difusin. Le ley a Gray las notas que haba tomado. Si se da prisa podr anunciarla en la radio esta noche. S. Oiga, Don, quiero darle las gracias. Esta s que es una buena noticia. Se lo agradezco mucho. Me invitar a beber una cerveza maana? Por supuesto! Cuando Gray reemprendi su camino oy el tecleo de la mquina de escribir de Hope. Ahora la historia se divulgara antes de que alguien pudiera tomar ninguna decisin en materia de clasificaciones. Y as deba ser. Nadie haba entendido que ste era el hecho ms importante en la historia de la humanidad, que era algo que cada criatura humana tena el derecho absoluto e inalienable a conocer. Don Gray debi de pensar que su obligacin con el pueblo estadounidense y con toda la humanidad superaba cualquier otra consideracin. Bueno, ya haba informado al pblico; ahora informara a los altos mandos. Entr en el sanctasanctrum y el subalterno le hizo pasar al instante. El coronel era un hombre afable e inteligente. Haba sido un militar de gran xito y su nombre figuraba ahora en segundo lugar entre los candidatos a la direccin de la Octava Divisin de la

Fuerza Area. Aunque era graduado por la academia militar de West Point, ms pareca un miembro de la aviacin que del ejrcito. Ejerca el mando de manera informal y consultiva. Aunque era una persona mayormente agradable, poda tener arrebatos de enojo por pequeos problemas. Una maana le haba echado una bronca tremenda a Hope por colapsar las lneas telefnicas de la base, pero a los pocos minutos se rea de ello. Blanchard tena adems muchas condecoraciones: la Legin del Mrito, la Estrella de Plata, la Cruz de Aviador Destacado, la Estrella de Bronce, la Medalla del Aire y la Mencin de la Unidad Presidencial, esta ltima por la tarea desempeada como oficial de operaciones de la Vigsima Divisin de la Fuerza Area que haba tenido a su cargo el bombardeo de Japn. La relacin de Gray con l era simple: l respetaba al coronel abiertamente, y a su vez Blanchard confiaba en las valoraciones que Gray haca en materia de Inteligencia. A medida que se acercaba al sanctasanctrum ms ntimo, Gray se preguntaba cmo tomara el viejo lo que iba a decirle. Blanchard lo mir de frente. Tena las cejas levantadas y una expresin inquisitiva. Gray saba que slo haba una manera de manejar la situacin: decir todo sin rodeos. Coronel, esta maana hemos encontrado los restos de un platillo volante. Blanchard lo mir fijamente un momento; despus una sonrisa le hizo entornar los ojos. Yo crea que el de las bromas pesadas era Hesseltine. Mire, Gray, si andan buscando un tonto les sugiero que lo intenten con otro coronel. Gray lo mir fijamente a los ojos, tratando de comunicarle el alto grado de seriedad que para l revesta el asunto. Seor, no es una broma. El rostro de Blanchard pas por distintas expresiones. La sonrisa se convirti en un gesto de cautela, y despus en una larga mirada de asombro. Hubo hostilidades? Ninguna. Tienen restos? Fue un accidente? Eso parece. Blanchard puls el interfono. Que venga Payne orden. Siempre haca participar a su segundo. Momentos ms tarde apareci el teniente coronel Payne Jennings, un hombre conciso y apasionado, un militar refinado. Aunque no se haba graduado por West Point, destacaba en l una formalidad y en cierto modo una rigidez propias del ejrcito tradicional. Pero a pesar de ello, la gente lo quera porque era justo y siempre estaba dispuesto a defender ante el coronel a quien creyera inocente de algo. Don ha encontrado los restos de un platillo volante que se estrell le dijo Blanchard. Jennings dio un paso atrs, abri los ojos de par en par y se ech a rer. Vamos a ver si le podemos hacer tragar eso al general Ramey cuando venga dijo. Mir primero al coronel y despus al comandante; cuando vio que no se rean, cerr la boca. Pero es cierto? S, seor. Ray Walters y Hesseltine tienen los restos en el hangar B-2; estn tratando de unir los pedazos contest Gray. Sin ms palabras, Blanchard y Jennings se dirigieron al hangar. Los hombres haban adelantado poco en unir las piezas. Lo ms aproximado que podemos decir es que lo que hay aqu forma parte de un objeto ms grande. Era Hesseltine quien haba hablado, y lo haba hecho tan profesionalmente que Gray se sinti muy feliz. Blanchard cogi uno de los trozos de pergamino y pas sus dedos por las columnas de jeroglficos. Seores, debo decirles que estoy un tanto impresionado. Yo pens que se trataba de un momento histrico dijo Gray. Eso es lo que le dije al

teniente Hope. Blanchard y Jennings asintieron distradamente con la cabeza. Se haba salvado un escollo; acababan de aceptar que la historia fuese del dominio pblico. Gray se senta orgulloso de ellos. Blanchard levant un trocito de pergamino hacia la luz. Es como papel de empapelar; y no es por cierto la clase de papel que se utiliza en vehculos militares. Eso no podemos saberlo dijo Walters. No creo que podamos suponer nada. Esto no es ms que un montn de papel de estao y papel de empapelar. Lo que me gustara ver es el resto. Eso slo ser posible si el accidente acab con el aparato coment Gray. l ya lo haba pensado y tena sus dudas. Si l hubiese pilotado la nave y sta hubiera sido daada, lo primero que habra hecho sera conducirla al espacio exterior, donde no hay gravedad, para poder repararla sin temor a estrellarse. Bueno. Si hay algo en ese desierto lo encontraremos dijo Blanchard. Jennings recogi uno de los pedacitos de madera en forma de I, y pregunt: Y qu hay de los rusos? Un dirigible sovitico en busca de la 509? dijo Gray. Ya pensamos en esa posibilidad. Y? A mi juicio no es vlida. Primero porque el material es demasiado fuerte; no tenemos nada que se le parezca ni remotamente y dudo de que lo tengan los rusos. Segundo porque la escritura no pertenece a ningn idioma conocido. Y tercero porque la madera que usted tiene en la mano es demasiado liviana y demasiado fuerte como para ser de nuestro planeta; no es de un rbol terrestre. Est usted seguro de lo que dice, comandante? Ha hecho alguna investigacin? Gray estaba completamente seguro. S, seor. Dnde est el objeto del que proceden estos restos? pregunt Jennings. Que nosotros sepamos, no hay otros restos respondi Gray. Los buscaron? El desierto es muy grande, coronel! Es verdad apunt Blanchard. Y mirando a Jennings le pregunt: Payne, crees que hay que hacer un reconocimiento areo? S. De acuerdo. Jennings se dirigi hacia la puerta por la que acababa de entrar. Pondr inmediatamente en movimiento al Grupo de Bsqueda y Rescate 830. Es la unidad ms cualificada que tenemos dijo Jennings, y abandon el hangar. Soldado dijo el coronel dirigindose a Winters, lleve estos trastos a mi despacho con toda rapidez. S, seor! respondi Winters mientras comenzaba a recoger los restos. Las miradas de Gray y el coronel se encontraron. Haba desaparecido la expresin de buen humor del coronel y ahora estaba serio. Gray se pregunt si era aquella la expresin de Blanchard cuando senta miedo. Blanchard se dirigi hacia el edificio de oficinas. Cuando pasaban frente al despacho de Hope, ste se lanz hacia el coronel con una hoja de papel en la mano, pero Gray lo intercept. Ahora no, teniente Hope le dijo. Vamos a enviar una misin de reconocimiento. El coronel cree que quiz podamos encontrar el resto del platillo. Estupendo! Espere un poco antes de comunicar nada. Yo le llamar. Hope asinti con la cabeza y retrocedi. No me va a dejar sentado con esto, Don! dijo luego. Gray tuvo la impresin de que su tono de voz era desesperado.

Espere mi llamada le repiti. Hope pareca triste, pero Gray sonri y le dijo: No se quedar sin noticia. Slo se trata de esperar porque si encontramos el platillo, ser una noticia realmente importante. Importante no es la palabra; conseguir sacarla en los dos peridicos y transmitirla en todas las emisoras de radio de la ciudad. Gray le dio unas palmaditas en el hombro y se fue. Si se hubiera dado cuenta de la importancia que verdaderamente tena el asunto, se habra quedado helado. Fue tras Blanchard y los dems a la sala donde se daran las instrucciones al grupo 830. El capitn Gilman estaba ya listo para informar. Estn listos para partir hacia la zona de Maricopa tres helicpteros y un Stinson, un avin de reconocimiento, equipado con cmaras fotogrficas. Cuando el capitn comenz a hablar, Gray mir su reloj. Haban tenido seis minutos para preparar la misin desde el momento en que se dio la orden. La celeridad con que haban actuado era impresionante. El lugar se encuentra a veinticinco kilmetros al este-sudeste de Maricopa dijo Gilman. Era evidente que Hesseltine ya haba facilitado informacin. El capitn desenroll un mapa de Nuevo Mxico como el que haba en el despacho de Gray, salvo que en ste los detalles de la Zona de Pruebas White Sands y las zonas donde se encontraban los radares de gran potencia estaban simplemente sealados con las palabras espacio areo restringido. Teniente Hesseltine, quiere tener la amabilidad de sealar el lugar con precisin? solicit Gilman, hacindose a un lado. Hesseltine se dirigi hacia el mapa y se puso a trabajar sobre l con el comps y el transportador, junto a Gilman. sta es la situacin aproximada de la casa de Ungar dijo Hesseltine. Los restos se hallan a poco ms de tres kilmetros al este. Cayeron en forma de abanico, lo que indica que el objeto volaba hacia el oeste cuando se produjo la explosin. De manera que nuestra bsqueda se har al oeste del sitio donde se estrell dijo el capitn. Qu aspecto tienen los restos? pregunt uno de los pilotos. Lo que nosotros vimos, desde el aire probablemente parecer un kilmetro cuadrado de trozos de papel de estao y papel. Vern destellos porque el material es brillante. Nosotros no recogimos mucho, quiz menos del uno por cien. La zona de restos es bastante grande. Los pilotos y los observadores salieron en fila, algunos de ellos ajustando todava las correas de sus paracadas. Uno de ellos se detuvo y se dirigi al jefe de la escuadrilla: Seor dijo. Por qu no nos han dicho qu es lo que vamos a buscar, qu clase de aparato? Cualquier cosa de ese maldito desierto que parezca estar hecha de metal! respondi Blanchard. S, seor! Eso incluye los molinos y los techos de latn, seor? Largaos! El equipo de reconocimiento se dirigi a la pista. Gray se fue con ellos porque pensaba que, como oficial de Inteligencia, deba participar tambin en esta parte de la misin. Si el platillo era localizado le correspondera examinarlo a l. Recogi un paracadas y subi a uno de los helicpteros, que aunque incmodos, ruidosos y lentos, eran mquinas verdaderamente inslitas, lo ms moderno en materia de aviacin. La velocidad increble de los nuevos aviones a propulsin que se estaban fabricando indudablemente lo haba impresionado, pero estos asombrosos pequeos aparatos siempre le pareceran un milagro. Soy el teniente Kephart dijo el piloto y le alarg la mano para saludarlo. En marcha! dijo Gray al tiempo que corresponda a su saludo. El piloto accion un conmutador y el motor cobr vida. Un momento despus se elevaban, con la

proa del aparato apuntando hacia abajo; los rotores ganaban velocidad y fuerza para elevarlo ms. Era extrao despegar teniendo la pista delante y no detrs como en un avin normal. Eran las tres y media de la tarde. Tardaran una hora en llegar al lugar de la colisin. La lentitud y el corto alcance de los helicpteros significaba que no les quedara ms que una hora para el reconocimiento antes de regresar a la base. Gray mir pasar a sus pies la campia trrida y vaca de Nuevo Mxico. De vez en cuando vean alguna casa, pero tan polvorienta que pareca formar parte de la tierra, como si fuera un montculo de barro y madera. Los tres helicpteros volaban a una altitud de cuatrocientos cincuenta metros, por lo que se dejaban notar en tierra. La gente sala de sus casas y los saludaba con las manos, a lo que ellos respondan de igual manera, menos los pilotos que estaban concentrados en la conduccin de los ariscos aparatos. El solo hecho de mantener uno en el aire requera una concentracin constante; Gray ni siquiera quiso recordar el horrible nmero de accidentes. Sobrevolaron la autopista 370 a Picacho o Sunset, Gray no estaba seguro de cul de los pueblos se trataba, y despus giraron hacia el norte. A la izquierda quedaban la carretera de tierra roja que llevaba a Maricopa, y el elevado monte El Capitn. No tardaron mucho en llegar al lugar de la colisin. Uno de los observadores, ms experimentado en las tcnicas de visualizacin area que Gray, fue el primero en avistar los restos. Desde el aire, la forma de abanico era clara. La explosin haba diseminado restos por una gran superficie y haban seguido cayendo trocitos de la nave a medida que se diriga hacia el oeste. Vuele en lnea recta desde donde los restos forman esa punta dijo Gray. El piloto transmiti por radio la instruccin a los dems y los tres helicpteros formaron fila, uno al lado de otro, dejando una separacin de unos mil metros entre s. El piloto que iba a bordo del Stinson comunic a Roswell el lugar exacto de los restos. Los helicpteros descendieron hasta alcanzar poco ms de 100 metros de altitud y siguieron volando en formacin. El Stinson, que volaba a unos 300 metros por encima de ellos, sacaba fotografas detalladas de la ruta de vuelo a pesar de que an no se haba encontrado nada. Gracias a la experiencia adquirida durante la guerra, los miembros de las Fuerzas Areas saban que algunos objetos no vistos por los observadores a bordo de un avin podan ser descubiertos por expertos al examinar las fotos. Volaron durante media hora sin encontrar nada. El terreno era completamente plano pero se iba elevando y haba colinas al frente y una meseta al norte. Buscar en las colinas iba a ser mucho ms difcil. Se encontraban ya a unos cien kilmetros de donde estaban los restos, y Gray pensaba que cuanto ms se alejaran menores seran las posibilidades de encontrar algo. El hecho de que estuvieran tan lejos y no hubieran encontrado el resto del aparato haca pensar que ste an haba conservado potencia y que posiblemente el piloto haba podido maniobrar y quiz conducirlo al seguro espacio exterior. Mientras buscaban en la fierra vaca, la mente de Gray se dirigi hacia ese concepto mgico: el espaci exterior. Qu significaba? Qu mundos esconda entre sus pliegues de oscuridad? Habra venido la nave de Marte o de Venus? Quin podra saberlo? Pero Gray tena la sensacin de que vena de ms lejos, de otra estrella. En Marte no haba rboles y en la construccin de este aparato se haban utilizado madera y papel. Venus, por supuesto, estaba cubierta por una nube. Haba debajo de ella una frondosa selva? Nadie lo saba, pero Gray lo dudaba. Haba observado que las civilizaciones ms vitales surgan en zonas templadas, y en el mejor de los casos, Venus era algo semejante al frica ecuatorial, un agujero infernal lleno de mosquitos del tamao de una chuleta y serpientes suficientemente grandes como para tragarse una mua entera. Aqu uno-dos-uno. Veo el brillo de un metal en un radio de las dos en punto a una distancia aproximada de mil metros se oy decir en el audfono. Cambiar curso cero-tres-cero; bajar a sesenta metros fue la respuesta procedente del Stinson.

Un momento despus, lo avist el segundo helicptero. Tenemos un metal brillante a unos ochocientos metros, justo al frente dijo el observador. Gray no vio nada. Los audfonos haban cobrado vida con las observaciones que coordinaban los observadores y los pilotos. Vemos un objeto dijo alguien desde el Stinson. Es un platillo de metal. Repito, un platillo de metal. Gray miraba al frente con atencin, sintindose impotente. Pero de pronto lo vio, justo delante del helicptero, tan cercano que le pareci que poda tocarlo. El platillo yaca sobre la tierra, al final de una ringlera de tierra suelta. Era de color de aluminio bruido; Gray no poda imaginarse cmo haban podido los observadores ver reflejos del sol en aquella superficie opaca. El terreno que lo rodeaba era accidentado, demasiado accidentado para que aterrizase un helicptero. Los tres helicpteros bajaron a unos quince metros de altura y volaron en crculos alrededor del platillo para que los observadores pudieran verlo de cerca. Despus se retiraron y el Stinson hizo varios vuelos rasantes para sacar fotografas. Don Gray no dijo nada pero tena tantas ganas de descender y mirar ms de cerca el aparato que lleg a sentir un dolor fsico. Incluso haba pensado en pedir al piloto que lo dejara descender por la cuerda de rescate para pasar la noche junto al aparato, pero se dio cuenta de que estar solo en la oscuridad le producira mucha inquietud. Adems, y eso tena ms importancia, consider que sera una forma demasiado radical de apartarse del reglamento, y ya haba estado a punto de saltarse varias normas ese da. Emprendieron el regreso y poco despus de las seis de la tarde estaban en la base. Blanchard, Jennings, Hesseltine y Walters esperaban en la pista delante del hangar. Cuando Gray descenda del helicptero vio que un observador se diriga corriendo a la unidad de fotografa para hacer revelar el filme. Qu aspecto tiene? pregunt Blanchard a Gray. Un platillo sin rasgos distintivos. Al estrellarse removi un montn de tierra. Blanchard orden a todos que se reunieran para celebrar una sesin informativa. Cada observador cont lo que haba visto. A Gray le sorprendi enterarse de que tambin haban divisado restos en la tierra revuelta que haba detrs del aparato; l no haba visto nada. Despus le toc el turno a la unidad de fotografa. El teniente Baker entr con la carpeta de fotos. Se tom su tiempo para colocar diez fotos cruciales sobre el tablero del mapa mientras todos los presentes en la sala se movan inquietos. Haba que dejarle que hiciera teatro por un momento porque la unidad la fotografa haba preparado las fotos en un tiempo rcord. Desde su regreso, Don Gray se haba fumado el resto de su paquete de Old Golds y ahora se dedicaba a los Lucky Strike de Hesseltine. Tena la boca seca y le zumbaba la cabeza por el ruido del helicptero, pero cuando Baker empez a hablar le desaparecieron todos los sntomas de fatiga. Aqu vemos un platillo de unos nueve metros de dimetro. Su espesor, contenido y construccin son desconocidos. En la zona donde cay se observan ciento sesenta y cinco fragmentos, la mayora en la parte de terreno que el objeto atraves al deslizarse hacia la ladera de la colina. Tambin hay esto dijo, sealando una ampliacin borrosa. El silencio fue total. Es un cadver? pregunt el coronel Blanchard con voz tranquila. Parece un cadver que mide unos noventa centmetros de largo, en posicin distendida, con seales de depredacin. Si observan cuidadosamente vern que el cadver parece tener una cabeza deforme, a menos que le haya explotado el crneo. Estamos ante un extraterrestre, teniente? intervino Jennings. No sabra decirlo. Lo que vemos es un cadver pequeo que tiene una cabeza deformada y que muestra seales de haber sido daado por depredadores, tal vez coyotes. Es todo lo que puedo decir. Blanchard estaba tan nervioso que se haba puesto de pie. Quiero un equipo entero de rescate en el lugar del accidente en cuanto amanezca orden.

S, seor respondi su ayudante. sta es la cosa ms extraordinaria con la que me he encontrado en mi carrera, seores. Quiero que cada uno de ustedes se d cuenta de la importancia que esto tiene. Es una nave espacial extraterrestre! Nosotros ni siquiera estamos en condiciones de construir una nave as. Este asunto ser del mayor inters para Washington. Seor, qu hacemos en el lugar del accidente? Cojan todos los restos visibles y si es posible la misma nave, y traigan todo el material a la base orden Blanchard. Luego, mirando a Jennings, aadi: Vamos a reunimos. Y usted, Gray, venga con nosotros. Gray dej que sus dos oficiales superiores se le adelantaran y entr en el despacho del teniente Hope. La noticia ya est redactada le dijo ste con una sonrisa un tanto desesperada. Hay un cambio. Puede decir que el platillo ha sido rescatado intacto y trado a esta base para ser trasladado a un cuartel general de ms alto rango. Dud por un momento. No, diga que fue prestado a un cuartel general de ms alto rango. Ha entendido? Prestado. Una sola pregunta, Don. Cundo puedo dar a conocer la noticia? Blanchard estaba a punto de llamar a la Octava Divisin de la Fuerza Area. Ya dijo Gray. S, seor. Cuando Gray entr en el despacho del coronel, ste se hallaba sentado en su silln, echado hacia atrs, con un puro entre los dientes. Jennings, de pie ante la ventana, miraba hacia la pista del hangar. Tambin estaban Walters, recostado en la pared, y Hesseltine, sentado con cierta rigidez, nervioso por encontrarse entre los altos mandos sin la presencia de su jefe. Pensaba que se haba ido a su casa le dijo mordazmente Blanchard, que detestaba esperar. Tuve que ir al lavabo. Constitua un incumplimiento de su deber omitir intencionalmente el hecho de que se haba detenido en la oficina de Hope? No; les haba dicho claramente a Blanchard y a Jennings que se estaba preparando un comunicado de prensa. No tena nada ms que hacer al respecto. Tenemos que llamar por telfono a Ramey para comunicarle este asunto dijo Blanchard y para ello quiero contar con usted, Don. Ramey va a creer con toda seguridad que les estamos tomando el pelo y quiero que usted le aclare que no es as, que le estamos diciendo la verdad. Gray intent ganar tiempo. Seor, creo que deberamos esperar a que nuestros hombres se encuentren en el lugar del accidente y estemos en comunicacin por radio con ellos antes de dar a conocer este asunto a nuestros mandos superiores. Por qu? Bueno, yo estoy seguro de que tenemos una nave extraterrestre, y creo que tambin lo est usted. Pero cmo reaccionar el comandante de la Octava Divisin en el otro extremo de la lnea telefnica? Podra ordenar que se precinte la base; prohibirnos que toquemos los restos; enviar un equipo de enfermeros y hacernos encerrar en un manicomio; o cualquier otra cosa por el estilo. Debo informarle; es mi obligacin. No slo hay reglamentos por medio sino que este asunto cae claramente dentro de la clasificacin de suceso desconocido. Tal como yo entiendo mi misin, debo informar del suceso a los mandos superiores. Recuerde que sta es una instalacin sensible. Pero debemos poder decirle que hemos examinado la nave. Bill, creo que Don tiene razn terci Payne Jennings. Tenemos que estar en condiciones de decirle a Ramey en trminos claros, sin lugar a dudas, que no se trata de un aparato sovitico. Y otra cosa: debemos saber si es nuestro. Todos guardaron silencio. Nadie haba pensado en eso. Gray se sinti un poco desilusionado consigo mismo por no haber considerado la posibilidad. Luego pens en los jeroglficos, en el extrao papel de estao y en las hileras de nmeros, y supo que no haba manera de que fuera de

ellos. Pero no poda decirlo all. Es necesario que nos cubramos todos los flancos. Vale, muchachos. Pero si Ramey empieza a repartir navajazos le dir que fue una recomendacin del personal. No puedes hacerlo dijo Jennings. Te hara parecer dbil. Blanchard se ech a rer con ganas. Despus los mir a todos. Si posponemos todo hasta maana por la maana, creo que puedo dejar que os vayis a casa. Luego, dirigindose a Gray, dijo: Quiero que est en la pista al amanecer, y Walters tambin. Quiero que los comandantes del servicio de Inteligencia estn presentes. Todava se considera que sta es una cuestin de contraespionaje? Es bastante obvio que no estn envueltos los comunistas. Alguien pilotaba esa cosa y por alguna razn. Esa razn es un problema de contraespionaje, seor Walters. Bien, seor. Cuando la reunin hubo terminado, el comandante Gray volvi rpidamente al despacho de Hope. Ya ha emitido el comunicado? Bueno, seor Maana por la maana le daremos la confirmacin final. Qu le parece si lo despacha a las diez de la maana? Usted manda. Maana, a las diez de la maana, se lo cuenta al mundo entero. El comandante Gray sali sin volver atrs la cabeza. Se dirigi a la zona de aparcamiento, cogi el coche y se fue a su casa, ansioso por tomar una buena cena y acostarse en una cama limpia. Entrada la noche, se despert sbitamente. Por un momento pens que haba alguien en la casa. La impresin haba sido tan clara que se levant y la revis. En aquella poca no se cerraban las puertas en Roswell, pero aquella noche Don Gray cerr las de su casa. Se qued escuchando el viento nocturno que vena del desierto. Haba ruidos tenues, muy tenues, los gritos de lo que viva en la tierra oscura. Pas un coche por la calle. Detrs de una ventana negra suspir una mujer. Puso una mano sobre el pecho de su mujer y se durmi. Las estrellas cruzaban el firmamento.

Publicado en el Daily Record de Roswell, el 8 de julio de 1947.

LA FUERZA AREA DEL EJRCITO CAPTURA UN PLATILLO VOLANTE EN LA REGIN DE ROSWELL

No se revelan detalles del platillo El Servicio de Inteligencia de la Divisin de Bombarderos 509 destacada en la base de la Fuerza Area del Ejrcito, en Roswell, anunci hoy a medioda que dicha base tiene en su poder un platillo volante. De acuerdo con la informacin suministrada por el departamento, con autorizacin del comandante D. O. Gray, oficial de Inteligencia, el platillo fue descubierto en una granja de los alrededores de Roswell despus de que un granjero no identificado notificara al sheriff local, Geo. Wilcox, que haba encontrado el aparato en tierras de su propiedad. Segn la informacin recibida, el comandante Gray y un destacamento de su unidad fueron a la granja y rescataron el platillo. Despus de que el Servicio de Inteligencia local inspeccionase el aparato, ste fue transportado por aire a un cuartel general de ms alto rango. El Servicio de Inteligencia indic que no se ha revelado detalle alguno sobre la construccin del platillo ni su aspecto.

Captulo 8
Relato de Wilfred Stone
Washington, Distrito de Columbia, 8 de julio de 1947, 7.40 de la maana. Me encuentro desnudo ante un espejo. Tengo un poco de barriga; se nota y me molesta. En gran parte est compuesta por cerveza, bistecs, barras de chocolate Hershey, champn, bollos y whisky. La tengo porque me pas una larga temporada comiendo y bebiendo, en un intento de escapar de las pesadillas que tena relacionadas con la poca de la guerra. En esos das an mora en mi mente un nio llamado Jamshid; an mora en manos de la Sret, con los genitales atados y el vientre hinchado de vino. Recuerdo a los hombres de la Sret y la Gestapo, impecablemente trajeados, tomando suculentas comidas rabes en annimos comederos interiores del mercado de Argelia, sus meldicas voces llenas de confianza, suavizadas por la importancia que se daban a s mismos, ufanos todos por poseer el secreto conocimiento de que ante un gran dolor cualquier hombre dice la verdad, y que cuando la agona de un ser humano alcanza cierto grado hasta los intentos de mentir contienen informacin interesante. Otro de los axiomas de esta profesin es que la tortura siempre da resultado. Al parecer, los seres humanos no podemos mentir. Si no decimos la verdad directamente, la diremos indirectamente; un rasgo encantador. Jamshid trabajaba para m porque le pagaba un dlar a la semana, por lo que en su familia era ms importante que su propio padre. Tena doce aos, era espabilado, tena sentido del humor y estaba lleno de odio hacia los franceses y los alemanes. Sola desplazarse de una casa a otra llevando mensajes, ayudndome a crear la red de agentes provocadores que tan bien trabajaran despus para Franz Fann. Pero una noche, mientras estaba yo tendido bajo el ventilador del techo, desnudo y cubierto de sudor, con el vientre lleno de picaduras de moscas, vino una mujer como un fantasma y me dijo que Jamshid haba cado en manos de la Sret. Primero le dejaron las nalgas en carne viva, raspndole la piel con limas de metal; luego le dieron un bao de asiento con cido. Lo violaron, destrozando su inocencia y obligndolo, en su tormento, a obedecerles. Se convirti en un esclavo de sus torturadores. Le aplicaron el ltigo romano, un instrument de castigo de la poca de los Csares utilizado por las tropas romanas de ocupacin, que consiste en doce tiras de cuero dotadas de un pequeo gancho en cada punta. Puedo recordarlo tendido bajo el sol. Muchas veces pens en la inocencia del nio y en la pesada sofisticacin de mis veintiocho aos. Yo fumaba pero l era muy pequeo para eso; de cuando en cuando yo coga una borrachera y sus ojos musulmanes se dilataban con horror y asombro ante una botella de alcohol; yo buscaba solaz en el local alfombrado de madame Jouet mientras l se pona en cuclillas en el porche y oa las voces agudas de las chicas francesas que, en el interior, hablaban de sus pasados amores. Haba un naranjo en el patio y lo recuerdo siempre florecido. Jamshid solt nombres, fechas, todo lo que saba. Mis agentes fueron detenidos y torturados, y yo me convert en un hombre acosado, movindome sigilosamente por las callejuelas como un espa de pelcula, perseguido por hombres bien trajeados que untaban sus balas con ajo y habitualmente apuntaban al estmago. Estaba escondido en mi habitacin, medio borracho, dndole a la ltima botella que me quedaba, cuando llegaron los aliados a la ciudad y todo termin. Los agentes que an estaban con vida fueron puestos en libertad. En Washington yo ganaba peso con los frutos de la victoria, tramaba la ruina del imperio colonial francs y cenaba todas las noches fuera, en restaurantes como Harvey's y el Occidental. Una noche era trucha de mar asada en Harvey's, con Hoover comiendo lo mismo dos mesas ms all; la noche siguiente era un solomillo en el Occidental, y a medianoche el ltigo lacerando el pequeo trasero de Jamshid. Sola despertarme temblando; me serva un vaso de Pinch, me lo beba y pona discos de canciones como Deep Purple, de la poca en que sala con Rose de Mornay, y Sweet Leilani, de

la pelcula Boda en Waikiki, uno de esos filmes insustanciales de los das anteriores a la guerra. Los ltimos aos de la dcada de los treinta fueron encantadores. La depresin estaba casi totalmente superada, Hitler resultaba divertido y los japoneses estaban a tantsima distancia La Rosa de Tokio hay en el terror una cierta dosis de romance puro. Y as, bailando el foxtrot, fuimos desde la Boda en Waikiki hasta Pearl Harbour. Lo que me despertaba entonces era mi propio llanto. Despus vino lo del informe sobre los extraterrestres, que yo tom como un entretenimiento, como si fuese una pelcula de miedo, sin tener la ms mnima idea de que haba electrizado a la plana mayor y asustado de tal manera al general Vandenberg que se pas un buen rato ensimismado, contemplando una pared. Para m, careca de realidad. Esa maana fui al despacho en el coche y lo aparqu como de costumbre en la calle E, confiando en que el nmero de mi matrcula disuadira al vigilante de guardia de presentarme una citacin judicial. Cuando entr en mi despacho me encontr con un mensaje de Vandenberg en el que me peda que lo llamara cuando pudiese. De acuerdo con las reglas vigentes, inform al respecto a nuestro nuevo jefe, el almirante Hillenkoetter, quien me dijo que poda ver al general Vandenberg siempre que no le vendiese la agencia. Todos temamos que el Grupo Central de Inteligencia fuera absorbido y sus miembros diseminados, por orden de la plana mayor, algo que haban intentado hacer desde el fin de la guerra. Cuando nos citaba alguien como Vandenberg, lo tombamos como una prueba de nuestra fortaleza. Fui al Pentgono en uno de los coches oficiales que conducan esos jvenes limpios y recios que nos gustaba contratar, la mayora de los cuales malgastamos despus en la Unin Sovitica. Las reglas de Mosc fueron escritas por tales jvenes. Pero permitidme que os diga algo sobre las reglas de Mosc, que consisten en dejar mensajes en troncos de rbol vacos, en no utilizar los nombres o los telfonos verdaderos, y en moverse mucho ms sigilosamente que lo usual: no sirven. Lo que funciona es el instrumento adecuado, la tira de cuero, la picana elctrica, el soldador en el ano. Insertadlo, encendedlo y despus interrogad. As recibiris las respuestas correctas. Los que habamos sobrevivido a la guerra tenamos conceptos rgidos. Queris hacer hablar a una mujer? Cogedle el labio inferior y pegadle hasta que comience a partirse: hablar. Las mujeres creen en sus caras, sienten horror a la desfiguracin. Maldita sea, Willy, qu historia es sa? me espet Vandenberg en cuanto entr en su oficina. Cogi el informe y me lo tir. Creo que es exacto, seor. No es una broma? Vi temor en sus ojos e instantneamente me sent inquieto porque, segn mi experiencia, los hombres con gran poder se vuelven inesperadamente peligrosos cuando sienten miedo. No, seor. Hemos llamado a la polica montada de Canad dijo, mostrndome un grueso legajo. Y es evidente que investigaron la situacin en los territorios del noreste. Los bastardos secuestraron una aldea entera! Dios mo, Willy! Qu pasara si esos hijos de su madre raptaran a toda Peoria? Qu diablos podra hacer la Fuerza Area en ese caso? Yo no contaba con que mi informe causara tal conmocin. Creo que debemos ocuparnos de todo esto. Ya lo creo que lo haremos! Pero dgame: qu es lo que estos platillos pueden hacer en el aire? Hemos reunido los datos de que disponemos, pero no son muchos. Todo lo que sabemos es que son rpidos, y algunos grandes. Pero estn armados? Servirn mis caones contra ellos? Qu diablos hago, Willy? Ustedes han estado recopilando datos por su cuenta? Los de la unidad S-2 reunieron algunos. Puede leerlos en esta oficina. Son slo para leer; no hay ms que dos copias, la otra est en la Casa Blanca.

No me gustaba el giro que estaba tomando la conversacin. Al almirante Hillenkoetter le iba a hacer muy poca gracia saber que Van ya haba involucrado al Presidente. Yo creo que es necesario que presentemos todo esto a la junta No, seor! A partir de este momento esto es asunto de la Fuerza Area! Y le ordeno que retire este informe. No habr reunin de la junta! General, Hilly va a armar un folln. No va a armar nada de nada. Esta maana llam al presidente Truman y le advert que o dejaba este asunto completamente en manos de la Fuerza Area o yo renunciaba. Di a Harry un ultimtum! Van me estaba haciendo saber que este asunto era de la mayor importancia para l. No se amenazaba a Harry Truman a menos que se estuviese dispuesto a dimitir. Vandenberg carraspe y dio una fuerte chupada a su puro. Me escuch y despus me dijo: Vale, Van, es tuyo, todo tuyo. Se ech a rer con amargura y aadi: No estoy dispuesto a sentarme en ninguna reunin de la junta y decir a sus miembros que en mi opinin la Fuerza Area est completamente incapacitada para evitar el secuestro masivo de americanos por monstruos del espacio! Me mir con fijeza mientras masticaba su formidable puro. Maldita sea! exclam. Entiendo su problema. Usted y sus trajes de moda y sus camisas con gemelos y su maldita Aqua-Velva! Por qu nunca se altera, Willy? Servira de algo? Por supuesto que no contest Vandenberg mirndome fijamente. Usted est aqu porque no se altera. Hemos construido esta magnfica Fuerza Area y ms o menos sobrevivido a la desmovilizacin ms estpidamente concebida en la historia de los conflictos armados, y ahora me encuentro con que sta no puede cumplir su misin bsica aqu, en casa. Usted no tiene por qu alterarse, Willy, pero yo s. Y estoy alterado! Entiendo su posicin perfectamente, Van. Si yo tuviese que darle una calificacin al informe que prepar le pondra un siete. Son siete entre diez las posibilidades de que est correcto. Qu ms les pas a los de la aldea canadiense? Se llevaron hasta los benditos cadveres de las tumbas! Eso significa que se los llevaron a algn lugar, a algn otro lugar, y que los plantaron all, como usted dice. Esos aldeanos viven en algn sitio, con sus muertos en nuevas tumbas. Dios mo! Willy, debo confesarle que anoche mir las estrellas y sent compasin por esos pobres esquimales. Podemos suponer algunas cosas al respecto. En primer lugar se llevaron a los muertos. Los aldeanos eran miembros de la cultura inuita y sus ancestros de vital importancia para ellos. Qu significado tiene esto? Que no han sido simplemente asesinados o esclavizados puesto que sus creencias han sido respetadas. Se los llevaron a algn sitio, intactos. Exactamente. Qu pas con los otros, Willy? Con el nio que desapareci en el cielo y con el pobre hombre que estaba bajo tierra? Yo Se me hiela la sangre! Van, quiz Me detuve antes de terminar la frase. Haba estado a punto de suavizar la postura tomada en el informe, pero cambi de opinin. Si exista la ms remota posibilidad de que yo estuviera en lo cierto, la posicin que haba tomado era la correcta. Quiz descubramos que no es todo tan malo como parece conclu sin mayor conviccin. Vandenberg mir la ceniza de su puro. Vale la pena preguntar qu piensa Hilly? Hilly est asentndose en su cargo. Se encontrar bien. Vandenberg me mir. Naturalmente est preocupado con este asunto. Dijo que a su juicio haba que esperar un poco

a que los sucesos se aclarasen algo ms. Yo creo que debemos tomar una actitud agresiva. Creo que deberamos intentar abatir uno de esos platillos. Hilly no estar de acuerdo. Es una decisin que deben tomar la Fuerza Area, el Ministerio de Defensa y el Presidente dijo, y tras una pausa agreg: Truman est interesado en esto; ha ledo su informe y tambin el nuestro. Yo no dej traslucir mi asombro. Este asunto no se manejaba de acuerdo con los procedimientos establecidos. La Junta Nacional de Estimados debera haber ledo, cuestionado y modificado mi informe y despus haberlo enviado al Ministerio de Defensa y al de Relaciones Exteriores. Slo entonces debera haber sido puesto en conocimiento de la Casa Blanca, y adems slo si fuese necesaria una decisin presidencial. Y qu hay del canciller Forrestal? A l se le informar a su debido tiempo. Vandenberg me mir y yo pens que al fin ira al grano. Este hombre poda ser muy sutil. Utilizaba sus fanfarronadas y su duro aspecto exterior para confundir a sus enemigos y hacerles creer que era vulnerable, pero de hecho era un maestro en las lides burocrticas, un maestro extraordinario. Tengo copia de una nota que la divisin de bombarderos 509 de Roswell, en Nuevo Mxico, envi al cuartel general de la Octava Divisin dijo, entregndome un trozo de papel carbn. An recuerdo la sensacin de vaco en el estmago que tuve al leer el lacnico mensaje del coronel Blanchard al general Ramey, comandante general de la Octava Divisin de la Fuerza Area: Hemos obtenido en el da de hoy restos de un platillo volante de origen desconocido, y hemos localizado el resto del objeto, intacto, por reconocimiento fotogrfico. Ruego nos indique cmo debemos proceder. Las fotos estn en camino por va area. Man llovido del cielo dije yo en voz baja. Trat de no demostrar el miedo que senta. Es que estbamos a punto de descubrir desapariciones de gente en Nuevo Mxico? Pueblos vacos? Cementerios llenos de agujeros? Se da usted cuenta de que ste es hoy el secreto ms importante que posee Estados Unidos? Ms importante an que la frmula de la bomba atmica? Vandenberg no me respondi directamente y yo advert que haba tratado con condescendencia a un hombre que se haba saltado eslabones de su cadena de mandos, y de la ma, para limitar el conocimiento de este secreto. Era evidente que entenda el grado de importancia que implicaba. Hilly tiene que saberlo aad. Creo que debemos reunimos con el Presidente tan pronto como recibamos las fotografas. Usted, yo, Hilly y el canciller. All decidiremos qu vamos a hacer. Yo informar a Hilly. Podemos ver al Presidente entre la una y cuarto y las dos menos cuarto. Y las fotos? Salvo una demora por mal tiempo, el avin debe aterrizar en la base de Andrews a las doce y cuarenta. Van, es necesario que piense en la forma de evitar que esto se sepa. Ramey lo sabe; el coronel de la 509 lo sabe, y posiblemente tambin su personal. Los restos fueron descubiertos por algn civil? Vandenberg asinti con la cabeza. Van, lo mejor ser que nos aseguremos completamente de que ninguna de estas personas dir ni una sola palabra sobre este asunto. Y el que no nos ofrezca garantas de silencio bueno, ste es un asunto muy delicado. Si tenemos que tomar medidas extremas, no creo que debamos dudar en tomarlas. Qu seguros nos sentamos urdiendo nuestras estrategias en el corazn de ese despacho del Pentgono! Ya estbamos haciendo el trabajo a los extra terrestres, hacindoles el juego como

ellos queran. Si nos hubiramos dado cuenta! Pero no fue as. Algunas veces las guerras se hacen sin batallas, se ganan sin armas. El mejor estratega esconde su ataque tras un escudo de confusin; el mejor estratega incluso puede hacer que una invasin parezca un accidente. Los extraterrestres consideraban este principio poderossimo. Nosotros no.

Captulo 9
se no era el nico principio de estrategia que no comprendan. Me resultaba fascinante y al mismo tiempo enojoso que Will no pudiera pensar en nuestra relacin con los extraterrestres sino en trminos de conflicto. Estrategias, batallas, subterfugios. Los aos de guerra que vivi han distorsionado de tal manera su percepcin del mundo que lo rodea que todos son adversarios, y cada acto una estratagema. La muerte es, por lgica, lo nico contra lo que se niega a luchar. Es obvio que acoge el cncer con agrado y que la nica razn por la que le ofrece resistencia es porque quiere terminar este libro. Cuanto ms nos aproximamos al final, ms fuma y ms bebe. He llorado por este hombre, y aunque creo que entendi mal a los visitantes, tena cierta razn en cuanto a que posean una estrategia. Pero quiz sera ms apropiado llamarlo plan, un plan simple, y creo que fui yo quien lo descubri, porque precisamente por ser tan simple a Will le pas inadvertido. Mientras Washington vacilaba, los visitantes actuaban con decisin. Tanto Will como los dems parecan considerarlos bastante ineficaces, que era sin duda alguna como ellos queran que los considerasen. Aunque tenan naves avanzadas, una se haba estrellado y Washington cay en la trampa de creer que el suceso de Roswell haba sido un intento fallido de inspeccionar un terreno extrao. Y mientras los visitantes se hacan dueos de la noche. Es evidente que saban que sera ms fcil dominar a un gobierno inseguro y comenzaron a controlarlo con una accin llevada a cabo en el lejano oeste de Tejas, en un campo militar vasto y triste, paradjicamente llamado Fort Bliss (Fuerte Maravilloso). El acto estaba destinado a causar pnico en las altas esferas oficiales. Los hombres del Segundo Escuadrn, Cuarto Pelotn, de la Compaa D del 53 de Infantera, dejaron sus armas sobre las duras tierras del oeste de Tejas y miraron la puesta del sol. Eran reclutas que haban acabado la instruccin bsica y, en espera de destino, asistan a la escuela de infantera; se encontraban haciendo maniobras y deseaban estar en cualquier otra parte. He reconstruido lo que sucedi en las doce horas siguientes gracias a los informes que tena Will en sus archivos, que comienzan en 1947 y terminan en 1956, cuando todos los miembros del Segundo Escuadrn fueron hipnotizados para rescatar recuerdos olvidados. se fue el ao en que el doctor Chaim Reich descubri que, mediante la hipnosis, poda desbloquear en parte la amnesia inducida por los visitantes. Me resulta curioso que Will nunca permitiera que lo hipnotizaran, a pesar de que en su agencia era un requisito de rutina para todos aquellos que haban estado expuestos al contacto directo con los extraterrestres. De acuerdo con un informe preparado por los miembros de la polica militar de Fort Bliss que investigaron los hechos ocurridos esa noche, el escuadrn se encontraba en prcticas de patrulla de combate, por lo que se le haba destinado una zona lejos de cualquier actividad agresora. Dada esa circunstancia, sospecho que pensaban pasar una noche tranquila. Cuando llegaron a destino, el cabo Jim Collins, que estaba al mando del escuadrn, haba dado rdenes de descanso a sus hombres y l mismo se haba quitado la mochila y se haba sentado en el suelo. Al cabo de un rato llam al operador de radio, que acudi al trote haciendo balancear la antena. Ests trabajando, Lucas? S, seor. Lucas se agach y Collins cogi el auricular y encendi la radio. Esper a que se encendiera la luz verde e hizo una breve transmisin al pelotn. Aqu Baker Delta Mike en control cero-dos-dos-Harvey. Corto. La radio emiti un crujido. Entendido dijo una voz lacnica. La orden es acnense. Collins apag la radio. Tenemos rdenes de dormir toda la noche dijo, y se oyeron suspiros de alivio. Como no se permita encender fuego, comieron raciones C fras. Segn datos de la poca, una

racin C tpica poda consistir en salchichas de Viena, guisantes, queso fundido y budn de arroz. No haba pan y la nica bebida permitida era el agua. Estaban prohibidas las luces, por lo que no podan fumar, aunque muchos de ellos estaban ms ansiosos por conseguir un cigarrillo que una mujer. Componan el grupo diez hombres, adems de Collins. El mayor de ellos, Mstic, tena veintids aos y llevaba tatuada en el pecho una rosa de tallo largo. El ms joven era Charlie Burleson, un chaval de Lufkin, Texas, a quien llamaban Sweet Charlie. Oficialmente este monstruo tena dieciocho aos, pero segn su partida de nacimiento haba nacido en Austin el 7 de noviembre de 1931, por lo que de hecho tena diecisis. Al alistarse nadie se molest en verificar su edad. Quiz fuese por su aspecto, ya que a Sweet Charlie tambin lo llamaban Bullhog (toro-cerdo). Su gran deseo era ser miembro del equipo de boxeo del ejrcito, y hacerse boxeador profesional despus de terminar el servicio militar. Tena las manos tan grandes como la cabeza de la mayora de los hombres y creo que el temperamento de alguien capaz de comerse una hoja de afeitar. El chaval rebaaba la grasa del fondo de una lata de salchichas de Viena, con la vista perdida en la oscuridad, cuando de pronto vio algo extrao. Qu coo nos lanzan? pregunt inquieto. Todo el escuadrn mir hacia donde l sealaba. Mierda! sas son luces fosforescentes de Marfa. Yo s lo que son. Qu va, chaval! Estamos increblemente lejos de Marfa. No tienes ni idea! Eso es una especie de cohete de seales del agresor. Collins observ el resplandor: una bola amarilla del tamao de la luna llena que colgaba en el aire a poca distancia de la superficie del desierto. Lucas, llama a la base. Despus de unos momentos se oy el sonido del radiotelfono. La base pareca estar a millones de kilmetros de distancia. Solicito permiso para transmitir ininterrumpidamente. Concedido. Observamos una luz amarilla inmvil al sur-sudeste de nuestra posicin, aproximadamente como a las nueve en punto. Qu hacemos? Se produjo un silencio bastante prolongado durante el cual Collins observaba la luz. Habla el teniente Ford; repita la ubicacin. Sur-sudeste de nuestra posicin, aproximadamente como las nueve en punto. Eso queda fuera del campo de prctica, cabo. Se supone que es una actividad no relacionada. Bien, seor. Corto dijo el cabo poniendo el receptor nuevamente en el aparato. La luz es una actividad no relacionada dijo en voz alta. En la base dicen que no le hagamos caso. Los hombres apenas lo oyeron pues estaban mirando la luz que ahora se mova en el cielo, balancendose como una hoja. Nadie dijo nada durante un rato. Despus el objeto desapareci con la misma rapidez que si alguien hubiera apagado una luz. Los hombres permanecan quietos y silenciosos. Finalmente Mstic se tir un pedo, lo que produjo en Sweet Charlie un bufido de mofa. Aderezando un poco la noche al descampado, no, Mstic? Cuanto ms comes, ms pedorreas. Las salchichas de Viena no son habas. Todas las raciones C son habas. Ves los nmeros en las latas? Quieren decir que fueron hechas en junio de 1944, hace tres aos. Diablos, son nuevas! Yo he odo decir que una vez unos tos abrieron estas latas y encontraron galletas y melaza. El ejrcito de los Estados Unidos no ha producido raciones de sas desde la Guerra Civil.

Qu coo de guerra es sa? Sweetie, no has odo hablar de la maldita Guerra Civil? Menudo imbcil. Cmo te atreves a llamarme imbcil, Mstic, nada menos t que te metes mazorcas en el culo? Vete a la mierda! T dejas colillas por todas partes para hacer creer que eres muy macho! A ver si cortis el rollo, muchachos! Los chavales se tranquilizaron y la noche volvi a susurrar. La luz reapareci directamente sobre ellos, cubriendo las tres cuartas partes centrales del cielo. El resplandor rode el escuadrn y fue entonces cuando cayeron bajo la influencia de los visitantes, cuando quedaron realmente bajo su control. Como ya he hecho en otras partes de este libro, he reconstruido las interrelaciones de los visitantes y los seres humanos basndome en los estudios psicolgicos secretos que he ledo, as como en las entrevistas que he mantenido con testigos y agudos investigadores de ovnis. Will ha contribuido virtualmente a todo lo que yo puedo decir que he comprendido, y siempre he tenido en cuenta sus advertencias, como, por ejemplo: Esto trata del alma; el cuerpo es secundario y Los extraterrestres son tan viejos que han redescubierto la inocencia; eso es lo que los hace terribles. Tambin he visto cerca de trescientos metros de pelcula de ocho milmetros sobre un grupo de personas que los extraterrestres tenan en su poder, y que segn Will fueron filmadas por stos a solicitud del gobierno de Estados Unidos. En ese ambiente extrao y tenue, las personas parecan grandes bolsas de carne humana. Los visitantes revoloteaban, frgiles y casi invisibles en la pelcula. Los seres humanos gritaban, golpeaban las paredes con los puos cerrados, trataban de hacer un agujero en el suelo. Es imposible describir el miedo y el terror. De vez en cuando apareca ante la cmara un par de esos ojos negros extraterrestres. Era furia, temor o desesperacin lo que yo vea en ellos? Adems, en el caso del Segundo Escuadrn yo tena la ventaja de haber ledo las transcripciones de las sesiones de hipnosis del cabo Collins, del soldado de primera Lucas y del soldado Mstic. Aquella noche de 1947, los hombres dirigieron sus miradas hacia el enorme objeto que tenan directamente encima de ellos y vieron las suaves lneas y los remaches de la parte inferior de la gran nave. Supongo que hubo sollozos, rezos susurrantes, y que algunos cayeron de rodillas. Lucas! llam Collins al operador de radio que estaba con la mirada fija, sentado, congelado. Mam dice que no. Qu coo pasa! Mam dice que no encendamos la radio. Qu es esto? exclam Collins ponindose de pie. Sus hombres yacan sobre el suelo, tendidos de costado, encorvados o de rodillas. Vamos, muchachos! Como es tpico en los mtodos de los visitantes, un ser humano con el que hubieran tenido contacto previo permaneca en un estado ms o menos normal; slo despus se vera afectada su memoria. Bajo hipnosis, Collins record haber visto tres criaturas vestidas de blanco que colgaban del borde de la luz y lo observaban. No te haremos dao, Jimmy dijo una voz. Collins los miraba fijamente. Cmo haban hecho eso? La voz sonaba como si estuviera dentro de su propia cabeza. Eh, chavales! dijo. La respuesta fue una risita, tambin dentro de su cabeza. sta es una zona militar. No podis jugar aqu, muchachos. Ven con nosotros, Jimmy. No te haremos dao. Quines sois? Uno de los chiquillos seal hacia el objeto. Collins nunca haba odo hablar de foo-fighters,

platillos volantes ni extraterrestres, y su conocimiento del espacio exterior era casi nulo. Lo primero que pens es que se trataba de un dirigible. No le respondi la voz al instante. Entonces Collins pens qu podra ser. Comenz a recibir instrucciones de forma subliminal, que sonaban como si alguien le susurrara al odo. Irgui la cabeza para escuchar pero no pudo entender del todo. Tena conciencia de que seis de los nios vestidos de blanco se haban deslizado afuera de la nave, estaban flotando y tocaban las cabezas de sus hombres con pequeas varas. Cay sobre l un rayo de luz azul y en un instante haba cambiado por completo. Ya no era la tonta criatura que haba sido, una criatura tonta a cargo de otras criaturas tontas. Otra vida, extremadamente secreta, volvi a su memoria. l conoca a esta gente; la conoca muy bien. Es difcil conocer la causa de esto. Al parecer cierta gente lleva doble vida sin siquiera saberlo. Son los facilitadores, los que ayudan a los visitantes a lidiar con el resto de nosotros, que somos ms salvajes y ms difciles de manejar. Ya recuerdo dijo Gollins. Ha transcurrido mucho tiempo, Jimmy. Eras un beb. Mrate ahora! La voz era vieja, antigua, y surga del viento nocturno. Y era una voz femenina. He crecido, mam. S. Eres un joven fuerte. Ella se le acerc y l la mir a los ojos, a aquellos ojos totalmente oscuros. Estoy preparando a estos soldados. Ahora me pertenecen, Jimmy; son parte del Ejrcito Bueno. Estas palabras colmaron a Collins de una felicidad que no pudo contener. Sonri de oreja a oreja y bati las palmas como un nio excitado. En respuesta se sinti inundado de amor. Mientras tanto los nios vestidos de blanco continuaban su tarea. La nave baj lentamente hasta situarse a poco ms de un metro de altura sobre el grupo, y los hombres del Segundo Escuadrn fueron puestos uno tras otro en camillas, que se dirigieron flotando a la superficie tenuemente radiante de la nave y desaparecieron. Ella rode los hombros de Jim con un brazo delgado. Recibirn inserciones como la que recibiste t cuando eras nio. Y juntos se elevaron por un raudal de luz. Jim se dirigi al familiar armario que estaba en el fondo de la habitacin y sac las pequeas cajas grises que saba que estaran all. Saba lo que tena que hacer con exactitud; lo haba visto hacer antes y lo recordaba con todo detalle. Extrajo una aguja larga de la primera caja y la insert en el cerebro de Sweet Charlie. A l no dijo ella con suavidad. Qutasela. l extrajo la aguja. Ella permaneci en silencio, sin interrumpirle, mientras l realizaba la operacin con cada uno de los miembros del escuadrn. Ahora los pondr a prueba dijo ella. Los hombres abrieron los ojos y se irguieron, pero entonces se desplomaron inconscientes de nuevo. Has hecho bien tu trabajo. Sus palabras sonaban como una meloda en el cerebro de Collins. Jimmy, pronto te casars con Kathy, tu amiga de la infancia, y concebir cinco nios. Los dos ltimos sern para vosotros y los tres primeros para m. Entendido? l asinti. Estos soldados son del pas que us la bomba atmica? S. La tierra est preada de hombres y me llama para que atienda sus partos; me dice que su tero se abre hacia las estrellas. S. Jimmy, quieren los hombres estar entre las estrellas?

Nosotros no pensamos en eso. T criars los nios que te dar, sa es tu tarea primordial. Ahora llvate a tus muchachos al campamento y ten en cuenta que todos han sufrido esta noche. S. Ella mand regresar a todos salvo al que no haban hecho un implante. ste era til para otro propsito, por lo que lo entreg a quienes lo queran. Te amamos, Sweet Charlie le dijeron. A l le son como si un grupo de nios hablara un poco a coro. Sus caras eran plidas y suaves; parecan hermosos bebs. Sonre, Charlie. No quiero. Sonre! No tengo motivo para hacerlo! Charlie decidi que era hora de irse de all. Crey que se haba puesto de pie, pero su cuerpo no se haba movido. Sencillamente no le responda. Se revolvi, se agit, trat de ponerse de pie, pero no se movi ni un centmetro. Sinti que jadeaba, que tena la garganta prcticamente cerrada, que no poda respirar. Ellos lo vigilaban, acercndose y echndole miradas maliciosas. Pero a qu se deba que a l le pareciera que todo estaba bien? Estaba relacionado con la vida que haba llevado antes? Se hallaba pensando que quera tener otra oportunidad cuando vio a Clara. Yo llevaba en mi vientre el nio de ellos dijo Clara. Cmo era posible que esto pudiera ser? Clara estaba muerta! l lo saba porque la haba matado. Ella le haba dejado que la embarazara, saba lo que estaba haciendo. Quera cogerlo bien cogido! Ellos se hubieran llevado al beb antes de que naciera le dijo Clara. De pronto l se encontr en medio del bosque de pinos, con el pequeo revlver en sus manos, persiguiendo a Clara. Y haba cogido a la arpa mentirosa cuando ella recoga pias para decorar el rbol de Navidad. Yo estaba borracho. Puedes saldar tu deuda con Clara ayudndonos. Charlie vio algo terrible, algo que no quera afrontar, algo en lo que no quera pensar, algo que nunca jams quera ver. Hay espejos que reflejan el alma, espejos en los que uno se ve tal cual es. Madre, aydame! Los otros miembros del escuadrn se haban ido. Slo quedaba Jim, y tambin l haba visto la negra y abigarrada fealdad que era la esencia misma de Sweet Charlie. Nosotros podemos ayudarte le deca la voz dulce como una brisa de primavera. Charlie haba comprendido que lo que vea era su propia alma. Por favor, por favor! Entonces lo llevaron a las oscuras profundidades de la nave. Un momento despus comenzaron los alaridos, y los visitantes mostraban una desesperacin que Jim jams hubiera podido imaginar que existiese. Le permitieron que escuchara slo un momento; luego, alguien cerr la puerta. Jim vio a una nia que vena hacia l desde el otro lado de la gran habitacin. Vesta un ligero camisn de verano, con flores azules por delante y un cuello de encaje, y ola a gardenias. Tena una gardenia en el pelo. Cuando Jim la reconoci, sus ojos se llenaron de lgrimas. Kathy dijo. Kathy O'Mally! Lo invadi entonces la oscuridad, y con ella el olvido del sueo profundsimo. Despus oy pjaros. Abri los ojos y mir el amanecer suave y rosado. Sinti fro y vio que su cara estaba cubierta de roco. Tosi y sali de su saco de dormir. Era increble cmo se senta. Nunca en toda su vida le haba parecido tan hermoso el mundo que lo rodeaba, el campo a su alrededor, las colinas distantes, el claro cielo de la maana. Qu

haban hecho la noche anterior? Record voces, risas, animacin. Haban estado de fiesta? No, era otra cosa, algo increblemente hermoso. Haban visto un resplandor y luego se haban dormido y haban soado. S, haba tenido un sueo, y en l se haba hecho justicia. Record que un juez le hablaba de Sweet Charlie, aquel miserable, y le deca que se haba liberado, que haba saldado su deuda. Collins mir a su alrededor, preguntndose dnde estara aquel gusano, pero se dijo que no importaba, que ya aparecera. Se dirigi a la letrina y se dio golpecitos en el pene para librarse de una ereccin extraamente persistente. Tena tal excitacin que a duras penas poda resistirla. Le flojeaban las piernas; deseaba una mujer, una mujer en concreto, Kathy O'Mally, la del pelo rubio, la de la voz suave, la de la risa en la oscuridad, la de los brazos abiertos para acogerlo. Las oleadas de deseo eran tan fuertes que casi no poda aguantarlas, pero se encontraba en medio del oeste de Tejas, a cientos de kilmetros de ella. Qu maravillosa era Kathy! Tena que escribirle con ms frecuencia, hacerle saber lo mucho que la quera, no fuera que no se diera cuenta y se casara antes de que l regresara. Una vez la haba besado en el drugstore de Emmeneger. Ella le haba ofrecido la mejilla riendo. Record su risa. Haba soado con ella? No; haba tenido una pesadilla con un buho, un buho gigantesco que lo transportaba a la oscuridad. Se estremeci al recordarlo. Qu sueo tan horrible! Y tambin estaba Charlie. Qu tena que ver Charlie con eso? Con pesadilla o sin ella, estaba seguro de que haba tomado una decisin terminante: se casara con Kathy O'Mally. Cuando regres de la letrina, despert a sus hombres. Sweet Charlie haba desaparecido en la noche. Estar en el comedor de la base engullendo chuletas dijo Lucas. Dar parte respondi Collins, a quien Charlie le caa tan mal como a los dems. A Sweet Charlie se le dio por desaparecido, y a pesar de que a la tarde siguiente una compaa entera sali a buscarlo, jams volvieron a verlo.

Captulo 10
Relato de Wilfred Stone
El presidente Truman estaba intranquilo; se le notaba en la voz. Si yo hubiese estado preguntndole en lugar de encontrarme participando en una reunin, habra elegido ese momento para apretarle las clavijas. Tena ante s, dispuestas en un atril, seis excelentes fotos areas de un campo lleno de escombros, un platillo que se haba estrellado a unos noventa kilmetros del lugar y dos cuerpos diminutos cerca del platillo. No veo relacin alguna entre este objeto estrellado y la desaparicin de personas dijo el Presidente. Su tono de voz era desafiante, pero trasluca inquietud. Para ser ms preciso hubiera debido decir que no vea relacin alguna entre el objeto y las desapariciones. El general Vandenberg conoca muy bien a Truman, mucho mejor que yo. Estaba sentado en un silln frente al Presidente, con las rodillas cmicamente elevadas y un puro en la comisura de los labios. Incluso hundido en aquel ridculo silln, Van era un hombre imponente. Van tambin admiraba a Harry Truman, por lo que no me gust la mirada que me dirigi mientras el Presidente hablaba; una mirada como de ruego, como si me pidiese que atenuara de alguna manera el golpe que supona mi informe, y que no fuese demasiado severo con su hroe. Tema que Truman se derrumbara? Cmo iba a ser posible en el hombre que haba tirado la bomba atmica? El almirante Hillenkoetter estaba de pie, mirando la rosaleda por la ventana. An florecan algunas rosas de Bess Truman y por las ventanas abiertas penetraba el fragante aire estival. Tanto Hillenkoetter como su Agencia Central de Inteligencia estaban comprometidos en ese asunto. Apoyo totalmente el informe de Inteligencia haba dicho. Se trata de restos y cuerpos de un choque; no es gente desaparecida. Yo quiero evidencia de una estrecha relacin entre ambas cosas. Qu otra postura puedo adoptar en este asunto, Hilly? El Presidente pareca inquieto, pero Forrestal, el ministro de Defensa, estaba totalmente aterrorizado. Miraba las fotos como quien mira la misma muerte; de cuando en cuando beba un sorbo de caf fro. Por supuesto que estn relacionadas; se es el problema dijo. Maldita sea! No se ha probado nada! Todo es pura especulacin. El ministro mir al Presidente. Tengo la seguridad de que deberamos derribar a uno de estos objetos inmediatamente. Yo estoy de acuerdo, seor Presidente dijo Van. Hilly miraba absorto por la ventana. Yo creo que es demasiado pronto para eso exclam. El Presidente lo mir con los ojos centelleantes detrs de las gafas. Hilly tiene razn. No tenemos por qu derribar ninguno porque ya tenemos uno, y adems los pequeos individuos que lo conducan. Seor Presidente, derribar uno sera una demostracin de fuerza, y yo creo que es vital que demostremos firmeza. Esta gente debe de tener un poder tremendo y slo Dios sabe lo que podran hacer. se es exactamente mi punto de vista, Van dijo Hilly con suavidad. Vandenberg sujet el puro entre los dientes. Forrestal suspir; saba cundo se ganaba o se perda un punto con Truman. Cualquier orden de agresin debo darla yo puntualiz el Presidente. Entendido, Van? S, seor. A partir de ahora quiero que en todas las rdenes de la Fuerza Area se diga, de manera expresa, que no se adoptar ninguna accin hostil contra ningn objeto volante no identificado que est invadiendo o haya invadido el espacio areo controlado por Estados Unidos en todo el mundo, hasta que dicho objeto haya sido identificado como nave enemiga o acte de manera

abiertamente hostil, lo que significa que abra fuego primero. Mi obsesin con los secretos me llev a detectar un fallo en esta orden. Diga avin, seor Presidente, para que nadie sospeche de la preocupacin que sentimos al respecto. De acuerdo. Que esto figure en las rdenes, que no parezca nada extrao. Utilicen la palabra avin. Est abollado dijo Forrestal, que miraba la foto del aparato con una lupa. Estbamos esperando que comentara algo al respecto cuando entr Blanche Deisinger con una nota para el Presidente. ste la ley y luego mir a Van. La base de la Fuerza Area de Roswell ha emitido un comunicado de prensa sobre el platillo. Forrestal se qued plido. Dej caer la lupa sobre el escritorio del Presidente y baj la cabeza. Me record a un doliente deudo en un funeral. Van no se movi; evidentemente estaba demasiado aturdido como para hablar. En el rostro de Truman se dibuj una pequea sonrisa irnica. Se quit las gafas, se restreg los ojos y se recost en su silln. Pareca como si se lo hubiera tragado el despacho. Hilly rompi el silencio. Corregiremos este problema inmediatamente. Su voz sonaba tranquila, casi indiferente, pero yo saba lo que eso significaba: se encontraba en la cuerda floja. Cuando realmente se encontraba mal era cuando ms tranquilo aparentaba estar. Yo creo que es evidente que este asunto me corresponde a m dijo Van. S convino Forrestal. Este maldito problema es suyo. Nunca ha habido demasiada disciplina entre sus aviadores! No s cmo logran salirse con la suya a pesar de las tonteras que hacen! Esto es el colmo, Van! Forrestal busc con la mirada el apoyo del Presidente, pero Truman se limitaba a escuchar. Tena las cejas fruncidas y estaba esperando que alguien hiciera una sugerencia para solucionar el problema. Dar las rdenes oportunas para silenciarlos dijo Van. Sus palabras sonaron dbiles, y lo eran. Nadie puede callar a la prensa con rdenes. Los del espacio deben estar contentsimos dijo el Presidente. Imagnense! Han conseguido poner su maldita base en el mapa. Se ech a rer tristemente, de una manera que me hizo pensar en que rodaran cabezas. Truman daba miedo! Para controlar a la prensa van a tener que utilizarme a m o a Hoover dijo Hilly. A Hoover no, por Dios! exclam Forrestal. Estoy de acuerdo en que yo soy el menor de los dos males dijo Hilly sonriendo. Por lo que ms quiera, Harry, no meta a ese marica en este asunto! dijo Van. De verdad que es marica? pregunt Forrestal. A Truman le brillaron los ojos. Compadezco al Presidente que desconozca la debilidad de Hoover. Yo agradezco a Roosevelt que me lo dijera. Es lo mejor que ha hecho por m dijo rindose Truman, pero si alguna vez el maldito Tom Dewey me gana una eleccin, me llevo el archivo de Hoover a casa. A m tampoco me gusta Hoover, pero dirige bien su organizacin apunt Forrestal. Mientras lo tengas cogido por los huevos dijo Truman suavemente. Todos nos echamos a rer. El comentario de Truman significaba que acababa de darle a Roscoe Hillenkoetter control sobre lo que se convertira en la actividad ms grande, ms importante y ms secreta en la historia de Estados Unidos y de cualquier otro pas de la Tierra. Vandenberg no se dio cuenta de lo que Hilly haba conseguido, pero ste s, y se sonroj de tal manera que nos dio la espalda y se puso a mirar por la ventana. Yo quera palmearle la espalda pero Truman me mir de pronto y yo sent que se me congelaba la sangre. Hilly va a dirigir este asunto, no? me dijo. S, seor respond en voz baja.

Me di cuenta de que el momento era crucial. Todo lo que Hilly tena que hacer era toser para que el asunto se me fuera de las manos. Si permaneca callado, el mando sera increblemente mo y el Grupo Central de Inteligencia controlara todo el proyecto relativo a los extraterrestres por encima de la autoridad del servicio de Inteligencia S-2 de la Fuerza Area. Creo que a Will Stone le sobran cojones dijo Hilly y tambin sirve para pensar. Su cara haba recobrado la palidez habitual. Escribe buenos informes de Inteligencia agreg Van. A m me hizo cagar de miedo dijo Truman, en el supuesto de que sea cierto lo que dice. Yo creo que lo es, seor respond. Es mejor que lo sea, a menos que quiera ver rodar la cabeza de su jefe. Ahora dganos qu debemos hacer. Era su tpico estilo; quera resultados. Estaba a punto de responder pero Van me interrumpi. Primero tengo que suprimir el comunicado de prensa dijo. Yo intervine para mantener el control. Haremos ms que eso, por supuesto. Por supuesto aadi Van rpidamente. No le quedaba otra cosa que estar de acuerdo aunque ello implicara que el Grupo Central de Inteligencia controlara el asunto. Se produjo un silencio. Todos se acomodaron para escuchar lo que yo iba a proponer. Lo nico que poda or aquel lejano da estival era el ronroneo de una cortadora de csped y el suave crujido del puro de Van cuando ste lo morda. La prensa va a enloquecer cuando vea el comunicado. El Cuerpo de Bombarderos 509 ya es noticia de por s; es el nico cuerpo de bombarderos atmicos del mundo. Por lo que respecta a la prensa, ese comunicado fue emitido por los mejores militares de la Fuerza Area. Lo van a creer. Ya lo tienen? Ya se ha emitido? pregunt el Presidente con voz que trasluca de nuevo su temor. Hill vino en mi ayuda. Will Stone valuar inmediatamente las dimensiones del problema, seor Presidente. General Vandenberg, mucho le agradecera que Stone pudiera contar con la cooperacin de los grupos de Inteligencia S-2 y de seguridad de la Fuerza Area. Van se dirigi a la mesa del Presidente y cogi el telfono. Habl unos minutos con el general Nathan Calkins, comandante de la divisin de Inteligencia, y me lo pas. Yo habl con toda la autoridad que pude, bajando expresamente la voz. Mientras hablaba pude ver una incipiente sonrisa en los ojos de Truman: el maestro de la autoridad se diverta viendo cmo se afianzaba un hombre joven. General, habla Wilfred Stone del Grupo Central de Inteligencia. Voy a estar al mando de este grupo y me gustara saber inmediatamente cuntas agencias de prensa han recibido el comunicado, quin lo redact y quin lo firm. El general me respondi entre dientes que me llamara para darme la informacin. Colgu el telfono. Seores, creo que debemos tener en cuenta que en estos momentos la situacin puede estar muy fuera de control. Por un lado tenemos un platillo estrellado y los cuerpos de los extraterrestres, y por otro un comunicado de prensa al respecto. La suma de ambos hechos implica una noticia fantstica y los periodistas estarn muy excitados. Es la historia del siglo, la historia de los siglos, ms importante que la de la bomba atmica. Debemos actuar inmediatamente. Quiero llevarme a Roswell a un pequeo equipo de gente en la que se pueda confiar plenamente. El menor nmero posible de personas. Y pensando con toda rapidez prosegu: Quiero disponer del control de todos los servicios de emisin y recepcin de cables en Roswell, y tambin de todas las estaciones de radio locales. Puede utilizar los servicios de comunicaciones de la Fuerza Area en los campos de pruebas

dijo Van. Estos servicios tienen la capacidad que usted busca. Y tambin estn los oficiales de contraespionaje, que pueden hacer todas las visitas que quiera a las estaciones de radio para que obedezcan. Seores dijo Truman, mantnganme informado. Quiero que os deis cuenta de que considero este asunto como el ms importante de mi gobierno; ms importante que ganar la Segunda Guerra Mundial y ms importante que lanzar la bomba atmica. Pero tambin quiero dejar claro que puede haber rivalidades entre los servicios de Inteligencia de la Fuerza Area y el Grupo Central de Inteligencia, o con el FBI cuando se vea involucrado. En cuanto a m atae, las rivalidades en un asunto como ste constituyen un acto de traicin y as se las considerar. Est claro? Qu hay de Hoover? pregunt Hilly. El Presidente suspir. Yo lidiar con Hoover. La reunin conclua minutos despus. Hilly, Van, Forrestal y yo estbamos esperando que nos trajeran los coches. Yo espero pasarle al Presidente tres o cuatro informes diarios dijo Forrestal. Le haba llegado el turno de afianzar su posicin. Por supuesto, ni Van ni el almirante ni yo queramos tener nada que ver con l. sa es una buena idea dijo Hilly, creo que todos deberamos hacer lo mismo. Pero considero que no hay que inundarlo con papeles dijo Forrestal, y por tanto creo que en este caso es mejor mantener la cadena de mandos. Excepto en caso de emergencia aadi Vandenberg. El general y el almirante mantenan una carrera despiadada contra Forrestal, y aunque Hilly probablemente poda eludir el control del ministro, Van estaba condenado y lo saba. Forrestal afirm su posicin. En caso de emergencia, Van, espero que se me informe al instante. El tono de su voz era seco. Cuando le trajeron el coche, se despidi de nosotros con estas palabras: Ceno en casa con el agregado militar de Francia. Hablaremos de logstica a las ocho. Y mirando a Van aadi: Espero su llamada. Quiero saber cmo vais a hacer para que el comunicado de prensa parezca una broma. Con ese comentario improvisado, Jim Forrestal, sin quererlo, dio en el clavo de la ingeniosa esencia del encubrimiento que ha permanecido intacto durante cincuenta aos. Es ridculo, pero funciona. An hoy funciona.

9 de julio de 1947 ULTRASECRETO FUERZA AREA DEL EJRCITO INFORME DEL SERVICIO DE INTELIGENCIA S-2 En los ltimos cincuenta aos ha habido casos de objetos areos extraos de los que han dado cuenta observadores cualificados. En la edicin del Monthly Weather Review de marzo de 1904, se seala que el teniente F. H. Schofield, a cargo del navo Supply de Estados Unidos, inform que haba visto tres grandes objetos luminosos volando en formacin a las 23 horas. La observacin tuvo lugar en medio del Ocano Atlntico. Se estim que el ms grande de los objetos tena un dimetro seis veces mayor que el del sol. Se desconocan las dimensiones de los objetos porque la relacin distancia-altitud no pudo ser calculada. El nmero de marzo de 1913 del Journal de la Real Sociedad Astronmica contena un informe del astrnomo canadiense R. Chant sobre numerosos objetos consistentes en tres o cuatro partes con una cola cada uno que haban surcado el cielo. En el transcurso de una hora se haban observado treinta y dos objetos que se movan en diversas formaciones. Un anlisis de los informes seala que observadores profesionales cualificados han dado cuenta de la aparicin nocturna de grandes objetos luminosos en el cielo, a un promedio de dos a diez por ao desde los ltimos aos del siglo pasado. La primera investigacin oficial de tales objetos comenz el 28 de diciembre de 1933, cuando el Cuarto Cuerpo de Aviacin de Suecia inici un estudio de los aeroplanos fantasmas que se haban visto volar en condiciones meteorolgicas imposibles y que a menudo lanzaban a tierra poderosos rayos de luz. La investigacin concluy el 30 de abril de 1934 con una declaracin del comandante general Lars Reuterswaerd, al mando del Sector Areo del Norte de Norrland, en la que deca: No cabe duda de que existe un trfico areo ilegal sobre nuestras zonas de secreto militar La cuestin reside en saber quines y qu son. Posteriormente siguieron divisndose aviones fantasmas sobre Finlandia, Suecia y Noruega, que dieron lugar a grandes reconocimientos por parte de las fuerzas locales sin llegar a obtenerse ningn resultado concreto. Hoy se sabe que ningn pas tena entonces Tin avin capaz de operar en las zonas en que fueron vistos los aviones fantasmas, ni medios para observar en qu forma stos operaban. Es interesante destacar que el 35% de las veces en que fueron detectados en los pases escandinavos las condiciones meteorolgicas eran extremadamente malas. El 25 de febrero de 1942 aparecieron sobre Los ngeles unos aviones no identificados. En un intento por derribar estas naves que se creyeron japoneses, se gastaron alrededor de 1.400 proyectiles antiareos. El bombardeo con proyectiles HE de 5,7 kilos a cargo de la 37 Brigada Costera de Artillera, comenz a las 3.16 horas y continu hasta las 4.14 horas. Tres personas perdieron la vida por la barrera de fuego. Los reflectores iluminaron un objeto grande en forma ovalada y al menos unos cincuenta proyectiles lo alcanzaron durante un perodo de doce minutos. El objeto prosigui luego en direccin sur a muy poca velocidad. El 26 de febrero de 1942, el general George C. Marshall, Jefe del Estado Mayor, comunic el incidente al Presidente. El Cuartel General Central neg que hubiera ocurrido el incidente. En los ltimos aos, tanto aviadores de las fuerzas aliadas como del Eje han visto los denominados foo-fighters durante la realizacin de maniobras areas. Los britnicos crearon el Proyecto Massy, que bajo el mando del teniente general Hugh R. S. Massy, retirado, estudi el fenmeno en 1943 sin obtener resultado alguno. Con igual fin, la Luffwaffe estableci el Sonderburo 13 bajo el mando del profesor Georg Kamper, y el Octavo Ejrcito de Estados Unidos tambin hizo una investigacin sin resultado alguno. En 1946 se observaron numerosos objetos, al parecer cohetes, en las zonas norte y

central de Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca. Se registraron oficialmente 2.000 casos. Nuestros propios servicios de Inteligencia indican que no eran rusos, y que su origen sigue siendo un misterio. El 11 de julio de 1946 la embajada de Estados Unidos en Estocolmo telegrafi que uno se ha estrellado en tina playa cercana a Estocolmo sin causar dao alguno, y segn la prensa, las autoridades militares estn estudiando los fragmentos. El 12 de octubre de 1946 el gobierno de Suecia anunci que haban sido detectados por radar 200 objetos y que no podan atribuirse a fenmenos celestes conocidos, alucinaciones ni aeroplanos. El gobierno de Grecia investig ms tarde muchos informes sobre dichos objetos en su territorio, pero sin llegar tampoco a obtener resultados concretos sobre la naturaleza y el origen de los mismos. Los objetos no eran misiles soviticos puesto que se haba observado que superaban el alcance de cualquiera de ellos. Quiz los objetos observados sean controlados por alguna agencia de Inteligencia, ya sea de un gobierno humano, de un grupo clandestino en posesin de tecnologa muy avanzada o de una fuente desconocida. Fin.

Segunda parte La nave perdida

Alza el vuelo hacia el cnit, o duerme en los campos de la paz; de da te proteger el sol, de noche la estrella naciente. Del libro egipcioEl Libro de los Muertos

10 de julio de 1947 MXIMO SECRETO DE: ROSCOE HILLENKOETTER, DIRECTOR DEL CIG A: STONE, WILFRED SLO PARA SUS OJOS COPIA UNO DE (UNA) COPIA 1). Se dirigir usted a Roswell, Nuevo Mxico, a las 22 horas de hoy en el avin 002 del Departamento de Estado, ir al lugar donde al parecer se estren un platillo extraterrestre y se har cargo del platillo y de todo el material relacionado con l. 2). Conducir este material al Laboratorio Nacional de Los lamos y agilizar el estudio por parte de un equipo de cientficos de primer orden que se est formando en estos momentos. Este equipo har un anlisis completo de todo el material obtenido. Usted actuar en calidad de observador y asesor, y me informar diariamente sobre sus descubrimientos. 3). Impedir las filtraciones de informacin y pondr fin al libre acceso que hoy tiene la prensa a la informacin sobre este material. Como medio principal de encubrir la verdad, negar absoluta y radicalmente todo y dirigir un programa de ridiculizacin de todo individuo que haga declaraciones pblicas. Queda oficialmente autorizado para hacer uso de todos los medios necesarios para asegurar de forma total y continuada el silencio de los testigos. El uso de medios extremos o finales debe ser aprobado por esta oficina.

Captulo 11
Por cierto, la ridiculizacin fue el arma adecuada para el trabajo que quera hacer Will Stone. Quiz fuera Forrestal quien aconsej su uso, pero fue Will quien convirti la idea en norma. Envidio a Will lo brillante que era de joven. En 1947 l se codeaba con el presidente del pas; en 1989, yo lucho contra el Express de Bethesda por la validez de mi reclamacin al seguro de desempleo. Will no era el nico brillante. A finales de los cuarenta, el Grupo Central de Inteligencia era una de esas extraas burbujas de talento que rara vez salen a la superficie de la burocracia federal. Hilly eligi a dos de ellos para que fueran con Will a Nuevo Mxico. Al igual que Will, eran ex miembros de la Oficina de Servicios Secretos que Bill Donovan, apodado El Salvaje, haba reclutado para incorporarlos al servicio de Inteligencia. Donovan haba encontrado algunos individuos muy valiosos para espiar a los nazis en nombre del To Sam. Joe Rose trabajaba en la Divisin de Asuntos Soviticos del Grupo Central de Inteligencia, y estaba destinado a hacer grandes cosas cuando el Grupo se convirtiera en la CLA y obtuviera un presupuesto creble. Aunque los historiales de hombres como l eran buenos, el suyo era extraordinario. Se haba licenciado en abogaca por la universidad de Yale en 1933, cuando tena 15 aos. Rose era un hombre grande, algo sombro, cuyo pasatiempo consista en estudiar las sociedades secretas medievales. Su dominio del alemn era excelente. Al morir le dej a Will su biblioteca. Yo he mirado sus libros en busca del hombre, por supuesto. Encontr una primera edicin de un clsico de Harold Bayley, El perdido lenguaje del simbolismo, un maravilloso tratado sobre el significado oculto de las filigranas en los papeles medievales. El libro no identifica sociedades secretas en s, pero del anlisis increblemente detallado de miles de smbolos se desprende que esas sociedades debieron de dirigir toda la Edad Media, y parece que manejaron sus asuntos en un esotrico lenguaje de filigranas. El secretismo no era slo una diversin para Joe; era evidente que lo estudiaba como instrumento de gobierno, a juzgar por algunos ttulos: Ein ministerium unter Philipp II, de Martin Philippson, un libro que esencialmente trata de la red de espas creada por el conocido monarca espaol; libros sobre los ctaros, los grandes herejes del sur de Francia; sobre los caballeros templarios; sobre la Orden de Nuestra Seora de los Misterios. Durante la guerra, Joe haba trabajado como sicario oficial ultrasecreto en Alemania, donde asesinaba a selectos agentes de la Gestapo para interrumpir sus investigaciones cuando se acercaban demasiado a la red de espionaje de los aliados. Segn Will, lo genial de Joe es que haba convertido a la Gestapo en su principal aliado, ofrecindoles ayuda en su trabajo contra los comunistas. La Gestapo estaba entonces en condiciones de intercambiar la vida de sus propios miembros por informacin sobre los comunistas de Stalin. Will no cuenta cmo consigui Joe todo esto y mantener oculta su condicin de espa ultrasecreto. Quizs al amor que Will senta por su viejo amigo se le sumara la notoria corrosin que el tiempo produce en la memoria para elevar un poco su talla. Pero an as, los libros de Joe sugieren que era un hombre excepcional. Terminada la guerra, Joe se convirti en uno de los mejores interrogadores que tenamos. Les enseaba los dientes a los mismos oficiales de la Gestapo que lo haban ayudado durante la guerra, y luego se dedicaba a interrogar a comunistas activos. Era un maestro en materia de persuasin; se mova cautelosa y sucesivamente de un nivel de tensin a otro mayor hasta que su vctima sucumba. No utilizaba otra cosa que la palabra, porque al igual que Will, durante la guerra haba llegado a detestar la violencia. El otro miembro seleccionado era una mujer, Sally Darby. Cada vez que miro las fotos de Sally Darby me enamoro de ella. Tena una expresin compleja, preocupada, y el paso rpido del gorrin. Will la amaba? Por supuesto. Ella se haba graduado en el Colegio Universitario Smith, y si quera poda tener la imagen de

una chica de Smith. Pero veamos cmo lleg al Grupo Central de Inteligencia. En 1938 se fue a vivir a Pars y all conoci a Janet Flanner y a William Carruthers. Estaba tan segura de que Estados Unidos permanecera neutral que incluso despus de la cada de Francia sigui all. Durante la ocupacin, cuando la escasez se hizo insoportable, se fue de vacaciones a Ginebra, donde conoci a Bill Donovan o, mejor dicho, donde la contrat Donovan por ser ella una estadounidense residente en la Francia ocupada. Regres a Pars como flamante agente de la Oficina de los Servicios Secretos y se encontr atrapada all cuando los alemanes nos declararon la guerra. Su amistad con la condesa Eva Rollentz le permita unos contactos sociales excelentes, por lo que se dedic a asistir a las fiestas concurridas por generales y mariscales de campo, para luego escribir sobre ellos informes detallados que acababan por llegar a Washington. Yo creo que se acost con ellos, pero nunca se mencion nada al respecto, y por cierto que nunca coment el asunto con Will. No creo que l se acostara nunca con ella. Debi de ser el idealismo lo que mantuvo a esta mujer rica y bien relacionada en el Grupo, o quiz se debiera al amor que alguna gente siente cada vez ms por la organizacin en la que trabaja. Hasta las burocracias tienen sus patriotas. Los tres juntos formaban uno de esos equipos que dejan huella. Will dice que se sentan generales pero que en realidad eran soldados de primera lnea, soldados de infantera, carne de can. Los enviaron a Roswell por el medio ms rpido posible, que result ser el avin personal del ministro de Defensa. Esto debi aumentar su arrogancia. Es importante recordar siempre que Washington crea tener la situacin bajo su absoluto control, porque despus de todo la nave espacial se haba estrellado. Segn describe Will, el viaje en ese avin era como ir en un vuelo organizado por el club de los pijos de Yale, con botes para mantener hmedo el tabaco, coac de marca y alfombras persas. Yo he hecho ciertas investigaciones y es cierto que el avin era excepcional. Era ms que bonito como para que tres inteligentes jvenes luchadores se sintieran muy importantes. Adems de los pilotos haba un oficial de comunicaciones en una cabina de radio desde la que poda ponerse al habla con el operador telefnico. Tambin haba telfonos normales por todo el avin, y al igual que en algunos transatlnticos de lujo se poda llamar a cualquier parte del mundo. Tan pronto como hubieron despegado celebraron una reunin. Joe Rose fumaba uno de los soberbios habanos del ministro y Will se deleitaba con un coac aejo. Sally beba whisky escocs Prior. Will me relat la conversacin mantenida entre ellos como si la recordara palabra por palabra. Dada su memoria prodigiosa y su habilidad para encontrar extensas notas y diarios, podra ser textual. De ser as, la conversacin haba sido tan pomposa que dadas las circunstancias resultaba pattica. Van derribar uno de esos objetos? pregunt Sally, que por cierto lo hubiese llamado general Vandenberg en su trato directo. Harry se lo prohibi respondi Will. Yo imagino que en ese momento Will aspir el aroma del coac, o quizs incluso bebi un sorbo. Lo discutimos esta tarde en el despacho del Presidente. Joe aspir su puro y exhal una bocanada de humo. Tendremos que conseguir que los civiles envueltos en esto se comprometan a no hablar. Creo que yo podr lograrlo. Los civiles? pregunt Sally mientras encenda un cigarrillo. No lo aceptarn. No pusieron objeciones en Frankfurt, Sally. La ley Se mueve lentamente.

Joe miraba fijamente por la ventanilla la oscuridad reinante. Veo algunas estrellas; bueno, bastantes. Se mueve alguna? Y qu si lo hace, Willy? Podramos estar en peligro. Will insiste en que dijo esas palabras. Yo tengo mis dudas, porque si realmente hubiese sentido miedo creo que podra haber tenido una actitud ms abierta hacia los visitantes; habra negociado con ellos o habra recomendado que intentase hacerlo el Presidente. Will dice que los tres pasaron algunas horas discutiendo cmo llevaran el asunto en Nuevo Mxico y que decidieron que Sally continuara viaje hasta Los Alamos para preparar un rea segura donde poner lo que Will le enviase para analizar, y adems encontrar vivienda para los cientficos que el Grupo Central de Inteligencia, en Washington, localizase y pusiera a su disposicin. Joe deba abrir un despacho en Roswell y registrar a fondo la base y los campos de los alrededores en busca de personas que supiesen algo de lo que haba sucedido. Su misin consista en imponer silencio. Se durmieron a eso de las dos y media de la maana, pero Will se despert a las cuatro, hora de Washington, y descubri que una luz azul inundaba su compartimiento privado. Su impresin inmediata fue que arda uno de los motores. Will desconoce, incluso hoy, el significado de la luz azul. Sabe que se la asocia con la presencia prxima de los visitantes, pero cuando le mencion que el significado popular de la luz azul es la presencia de fantasmas, me dirigi una mirada de soslayo y dijo: Si han alcanzado un desarrollo tecnolgico que les permite controlar el alma, podran contar con algn medio de comunicarse con los muertos. Le preocupaba la idea de que el mundo de los muertos pudiese ser la primordial realidad humana y que los visitantes hubieran invadido ms aquella esfera que sta. Yo me pregunto si los muertos existen. El cambio del sonido de los propulsores despert a Will una media hora antes de que tuviesen que aterrizar. Pidi caf y encendi un cigarrillo. Le dola el lado derecho de la cabeza, justo detrs de la oreja. Uno de los camareros le dijo que pareca la picadura de una araa. Una de las muchas seales de contacto directo con los visitantes es una marca roja y dolorosa en la sien, como la que l tena. Volvieron a visitar a Will en su viaje a Roswell para renovar tal vez lo que le haban implantado de nio? Yo no lo dudo, pero l detesta la idea y se niega incluso a especular sobre ella. El radioperador se present con un mensaje de Hilly que Will y Sally descodificaron, lo que en esos tiempos se haca con un libro de cdigos y una hoja de papel. Los cdigos se cambiaban con frecuencia por razones de seguridad, pero hoy se modifican constantemente porque se trabaja con ordenadores. Supongo que en 1947 todava poda concebirse la idea de que un espa llevara sus cdigos en el tacn de un zapato. El mensaje explicaba que el servicio de Inteligencia de la Fuerza Area haba logrado detener las filtraciones a la prensa interceptando todos los cables que salan de Nuevo Mxico y enviando agentes a todas las emisoras de radio que tuviesen conocimiento de la historia. La noticia debi de darles confianza, pero an tenan un problema enorme: la historia apareca ahora en peridicos como el Chronicle, de San Francisco, y el Times, de Londres. Aterrizaron en Roswell y se prepararon para reunirse con los oficiales de la Fuerza Area que haban encontrado el platillo, y que de forma tan irresponsable lo haban dado a conocer. stos los esperaban en la pista frente al hangar. Will los recuerda como un grupo de militares de aspecto impresionante. El coronel Robert Blanchard tena a su lado a dos hombres que Will reconoci por las fotos de archivo: uno era el teniente Peter Hesseltine y el otro el comandante Don Gray. Incluso entonces, Gray estaba considerado como uno de los mejores elementos de Inteligencia de la Fuerza Area. Will siente una tremenda admiracin por l. En 1979, Don Gray admiti ante

las cmaras de televisin que los restos de una nave extraterrestre haban sido localizados en Roswell. El que incluso despus de ese reconocimiento la prensa considere que todo fue mentira constituye una prueba de la eficacia de Will Stone.

Captulo 12
Gray, Blanchard y Hesseltine se mostraron evidentemente cautelosos respecto de los tres miembros del Grupo Central de Inteligencia. Blanchard, inmvil, tena las piernas separadas y las manos sobre las caderas. Will recuerda que Gray estaba en posicin de firme, tal vez impresionado por el imponente avin del Ministerio de Defensa. Hesseltine estaba inquieto y sus dedos se dirigan al nudo de la corbata como fantasmas nerviosos. Al igual que tantos otros militares, los tres tenan un cierto aire juvenil. Los hombres como Blanchard, que haban volado en bombarderos de largo alcance en el Pacfico, pertenecan a un grupo singularmente tranquilo. En la guerra haban matado a ms gente que cualquier otro grupo, pero lo haban hecho desde tal altura y tan protegidos que el hecho segua siendo abstracto para ellos. En sus largos viajes al Japn lean novelas de misterio, despus dedicaban unos minutos a despedazar mujeres y nios, y en el viaje de regreso a casa volvan a coger los libros. El aspecto de los hombres como Blanchard se corresponda con la forma de sentirse: invulnerables. En cambio los miembros del Grupo se encontraban tensos y evidentemente nerviosos. Entrecerraban los ojos, molestos por el abrasante sol del desierto. El primero en descender del avin fue Will Stone, un joven plido vestido con el traje ms caro que posiblemente cualquiera de los presentes hubiera visto jams. El coronel Blanchard lo mir de tal manera que Will pens que quiz lo confunda con un marica. Durante la guerra, Will haba adquirido la habilidad de leer los labios, por lo que poda saber lo que estaban diciendo los tres oficiales antes de que estuvieran lo bastante cerca como para orlos. La conversacin que sostuvieron, segn la cuenta el propio Will, es de lo ms reveladora. El segundo es el sicario dijo Blanchard en voz baja. Da la impresin de que pueda partir a uno por la mitad slo con el aliento aadi Hesseltine. Cllese, Hesseltine orden el coronel. Cuando apareci Sally, los militares volvieron a reaccionar. Hostias! dijo Hesseltine. Yo me arriesgara a pegarle un mordisco a ese bombn. No se haga ilusiones, joven. Chicas como sa no comen carne de can. S, coronel. Con suerte lograra acostarla con el duque de Windsor. Pruebe con el Papa, coronel. Con el maldito San Francisco de Asskiss[2]. El irreverente de Hesseltine festej con carcajadas el comentario del coronel. El comandante Gray, ms correcto, estaba molesto con los dos. Vosotros estis enfermos. Ya lo tengo! exclam Hesseltine imitando la voz gangosa. Estos boxeadores ineptos son los de la banda que abati a Al Capone. Eran agentes del Ministerio de Hacienda. Hostias, coronel! No hablo de los tos que lo apresaron sino de los que le pasaron la sfilis. No fue la Virgen Mara? No me defraude! No, hombre! Fue el marica que bail primero. Y sabe cmo lo hicieron? El to se le acerc al viejo Al, bailando, le ech el aliento a la cara y al instante una polla que gotea. Incluso al coronel le molestaron aquellas palabras. Le voy a meter un paquete por hablar as antes del desayuno! S, seor. Cuando los del Grupo se acercaban, las miradas de Blanchard y Will se encontraron. Mrenlo! mascull. He cambiado de opinin. El sicario es el marica; el otro es el to duro con un corazn de latn; la chica tal vez sea un genio, pero nadie le ha tocado el culo, estoy seguro. Despus de las presentaciones fueron a tomar un desayuno de beicon y huevos en el club de oficiales, que era un barracn lleno de muebles inservibles y de mesas para mantener la comida

caliente. En lugar de aire acondicionado haba papel de estao en las ventanas para refractar el calor. Will recuerda que qued sorprendido porque la comida era ms que pasable. No haba huevos con polvo ni carnes en lata. Will decidi atacar de frente inmediatamente. Propongo que vayamos al lugar del accidente enseguida dijo con la boca llena. El coronel Blanchard respondi nerviosamente: Para eso necesito confirmacin del Octavo Batalln. Era lo que Will esperaba. Saba que Vandenberg tratara de mantener su autoridad sobre todo el asunto, e inmediatamente decidi jugar su carta ms fuerte, como era tpico en l, y le dijo a Blanchard: Hubiramos debido traer una nota del doctor que dijera: Estimado coronel: Le ruego que permita a estos chicos hacer lo que tienen que hacer. Firmado: doctor Harry Truman. Blanchard era la nia bonita de la Fuerza Area y no quera problemas que pudiesen entorpecer su idea de convertirse en el comandante general del Octavo Batalla Sin duda, Will tena razn en amenazarlo con problemas serios. El coronel se rindi, al menos en parte. Vale, de acuerdo dijo. Hesseltine se ocupar del asunto. Muy bien dijo Will, tranquilizado, pues crey que haba ganado la primera jugada de la partida. El comandante Gray se levant de la mesa y dijo: Lamento tener que irme pero os dejo en buenas manos; debo llevar los restos a la base de Wright. Will se puso furioso. Esperbamos ver el material! Gray mir al coronel Blanchard y ste dijo rpidamente: Ya est a bordo de un B-29. El general Ramey tiene una conferencia de prensa sobre esto a las cinco de la tarde. Mi ayudante traslada en persona el material a Fort Worth y el comandante Gray lo acompaa. Joe, que estaba encargado de mantener todo en silencio, explot: Una conferencia de prensa! Esto es justo lo que necesitamos! Vamos a decir que es un error, que se trata de un aparato de sondeo por radar, una especie de objetivo para radares. A Will lo tena inquieto el comandante Gray. Me dijo que se hubiera ocupado de l inmediatamente. Para Will Stone, la admiracin y la envidia eran en esencia la misma emocin. En ltima instancia, Don dijo la verdad coment Will. Tard veintids aos en hacerlo, pero lo hizo. El tono de Will es seco porque siente envidia por la claridad moral de Don Gray. Pero el comentario no sirvi para nada. Las palabras de Don Gray se estrellaron contra el muro de encubrimiento levantado por Will Stone y simplemente all murieron. Joe se dedic a presionar al coronel. Necesitamos transporte areo porque queremos estar en el lugar del accidente dentro de una hora. Pensamos quedarnos junto al platillo y a los cuerpos hasta entregarlos en Los Alamos. Yo tena entendido que deban enviarse a la base de Wright despus de la primera remesa. Legalmente, la Fuerza Area tena jurisdiccin sobre Wright. La autoridad sobre Los lamos acababa de transferirse a la Comisin de Energa Atmica, y por tanto los jefes del Estado Mayor, concretamente Van, carecan ya de jurisdiccin sobre ste. sa era la principal razn por la que Hillenkoetter decidi dejar el platillo en Los lamos. Joe emprendi sin alterarse la defensa de su causa. Los mejores cientficos del mundo estn en Los lamos y slo queda a unos pocos cientos de kilmetros de aqu.

Washington ya ha preparado todo agreg Sally. El coronel Blanchard elev las cejas. No s si disponemos de helicpteros para llevarlos hasta el lugar del accidente. Los tiene dijo Joe. He contado seis helicpteros aparcados en la pista del hangar cuando aterrizamos. Me refera a los no asignados. Will jug nuevamente una carta fuerte. Asgnelos de nuevo. Es seguro que puede hacer ese favor al Presidente. Blanchard hizo un pequeo gesto a Hesseltine y ste parti para arreglar el asunto. Will, Joe y Sally terminaron el desayuno y se fueron a esperar a la oficina del coronel. Cuando se iban hacia all, Will cogi un ejemplar del Daily Record de Roswell y los titulares lo enfurecieron. LA FUERZA AREA CAPTURA UN PLATILLO VOLANTE EN LA REGIN DE ROSWELL La ira de Will era tal que tuvo miedo de hablar y poner en peligro la dbil relacin establecida con el coronel. En el despacho del coronel miraron ms fotografas del platillo. Eran copias de las fotos areas que Will haba visto en la Casa Blanca. Qu clasificacin se les ha dado a estas fotos? pregunt Sally. Secreto restringido. Yo les adjudico oficialmente la clasificacin de secreto mximo. Por favor, coronel, squelas de las paredes y pngalas a cubierto. Sally no tena ningn derecho legal para cambiar el grado de clasificacin de nada, pero su actitud era tpica de la forma en que esa gente se consideraba. Blanchard y Hesseltine quitaron atropelladamente las fotos de las paredes y las pusieron una encima de otra, boca abajo, sobre la mesa del coronel, cubrindolas con hojas de papel rosado donde se lea MXIMO SECRETO impreso en negrita. Joe, como oficial de enlace con el servicio de Inteligencia de la Fuerza Area, llam al S-2 de White Sands para confirmar que continuaban interceptando todos los cables que esa base emita. Era probable que dados los titulares que acababan de aparecer llegaran cientos de periodistas en pocas horas. Cuando estaban a punto de subir al helicptero, le comunicaron a Will que Hilly lo llamaba desde Washington. Cogi el telfono de un despacho vaco, que posteriormente supo que perteneca al oficial de Informacin que haba emitido el ofensivo comunicado de prensa. Hillenkoetter fue directamente al grano. Qu aspecto tiene la cosa? No estoy seguro, almirante; slo hace una hora que hemos llegado y no tenan ningn transporte preparado. Primero queran enviarnos por tierra pero ahora tenemos helicpteros. Es duro lidiar con ellos. Se han apoderado del material y se lo llevan a Wright pasando por el Octavo Batalln en Fort Worth. Ramey dar una conferencia de prensa aduciendo que los restos encontrados pertenecen a un aparato de sondeo por radar. No se enfade. El Presidente aprob eso anoche. Por cierto, Blanchard an no sabe que saldr de vacaciones esta tarde. Su ayudante aguantar los golpes. Van quiere asegurarse de que nadie va a vomitar sobre el bonito uniforme azul de su muchacho preferido. Yo quiero que Van me preste su apoyo. Hasta ahora tengo la impresin de que no cuento con ello. Tendr que conseguirlo a travs de Forrestal. Si es as, Van har caso omiso. Forrestal es un arma demasiado dbil y Truman demasiado fuerte. Lo cual quiere decir que tengo que arreglrmelas solo. Vaya al lugar del accidente y consiga el platillo y los cuerpos; sobre todo los cuerpos. Cuerpos; platillos; restos; enormes titulares en los peridicos. Por un momento Will se sinti desesperado. Cmo iban a tapar todo eso?

No creo que la historia del aparato de sondeo funcione. La prensa nunca lo va a creer. Lo creern, ya lo vers. Pero es una mierda tan grande. Almirante Will. Junte a todos los periodistas que hay al oeste del Mississippi y no encontrar ninguno que sea tan inteligente como para sintonizar la radio. Se lo tragarn. De todos modos, a mi juicio los periodistas son seres frustrados. No quieren or hablar de seres extraterrestres superiores porque saben que se sospecha que no son ms que una mierda. Hilly, ha hablado otra vez con el psicoanalista y se ha credo todo lo que le ha dicho. No Recuerda lo que pas la ltima vez cuando tratamos de psicoanalizar a Stalin y predijimos que? Olvdese de eso. Truman me perdon. Le deseo suerte con los aparatos de sondeo por radar, almirante; Ramey tambin la va a necesitar. Will sali con Sally y Joe al abrasante sol para dirigirse rpidamente hacia los helicpteros que ya calentaban sus motores, pero no les hizo ningn comentario sobre el inquietante giro que haban tomado los acontecimientos. Los conduca un convoy de cuatro helicpteros de un pasajero y un piloto cada uno. Will quera que Sally y Joe le echaran una ojeada al lugar para que tuvieran un sentido de perspectiva, por lo que permaneceran all slo un rato y luego regresaran para desempear sus respectivas ocupaciones. Ninguno de los tres haba volado en helicptero. En aquellos das estos aparatos, producto de una tecnologa bastante reciente, eran frgiles artilugios de alambre y planchas de fibra de vidrio con rotores trepidantes. Sujetaron a los tres con correas a unos miserables asientos de plstico y les dieron cascos que no eran del tamao de sus cabezas y que despedan un olor inmundo por el sudor acumulado de tantas cabezas. El aparato de Will se elev por encima de su nube de polvo y poco despus la base de Roswell se balanceaba a los lejos. El piloto se dirigi rpidamente en direccin norte y oeste. Will poda ver a Joe a unos doscientos metros a su derecha; su rostro, sin duda alguna, pareca mirar fijamente hacia abajo. En la nave que iba detrs de la de Will viajaba Sally, ocupada sobre todo en lo que pareca la ardua tarea de evitar que se le levantara la falda. Pero despus Will descubri que la lucha desesperada era para intentar no quedarse sin falda, que el viento amenazaba con quitarle por completo. Aunque no cabe duda de que los aviadores saban lo que poda pasarles a las prendas sueltas en un helicptero abierto, ninguno le haba advertido nada. Los helicpteros se ladeaban muchas veces y de forma pronunciada. Will se sujet fuertemente al borde del asiento y del parabrisas. Hoy recuerda vividamente la sensacin de que se iba a caer en cualquier momento. Quiere escuchar la radio? Se oye la emisora KGFL de Roswell. Radio. Qu ms poda desear un hombre? Vale, adelante dijo Will, tratando de parecer entusiasmado. Por desgracia no pasaban msica bailable, al menos a las nueve y cuarto de la maana, y se vio obligado a escuchar un programa llamado Punto de Intercambio. Un granjero quera cambiar un cochinillo negro por un juego de palos de golf, el dueo de un saln de belleza ofreca una permanente gratis a la canguro que le cuidara durante tres noches a sus dos hijos. Y Will estaba a punto de ver los cuerpos de seres que haban nacido en otro mundo! El sol ya estaba alto y penetraba en la cabina de fibra de vidrio, calentando todo cuanto tocaba. El viento, clido y lleno de gases del tubo de escape, se arremolinaba en los costados, y el olor de la gasolina se mezclaba con el de los hombres sudorosos. Roswell se hunda a lo lejos, detrs de ellos. Ahora se encontraban solos entre el cielo y la tierra, y todo pareca enorme y vaco. Cuando Will vio el platillo se sinti casi ahogado de emocin. Dieron una gran vuelta alrededor del platillo, que brillaba en el sol; brillaba y centelleaba, y a su lado vio dos tiras de lona blanca.

Aterrizaron en una zona sealizada con tiras de tela, en la que haba sido arrancada parte de la maleza aunque no se notaba gran diferencia. A trescientos metros de distancia se encontraba el objeto ms extraordinario de la faz de la tierra. Will pens en las pirmides, la Acrpolis, el Coliseo de Roma, la Tour Eiffel, el Empire State Building, y en todas las obras del hombre, entre las cuales no haba ninguna como aqulla. Tambin pens en la historia de la humanidad: salir del estercolero gateando, hacer el primer fuego y la primera vasija, construir nuestras ciudades e imperios, los sueos de los sultanes y reyes, el ronco coro de las democracias modernas. En todos aquellos miles de das no hubo uno como ste. Y Wilfred Stone estaba all.

OFICINA DE PRENSA DE LA BASE DE CARSWELL DE LA FUERZA AREA DEL EJRCITO INFORME SOBRE LA CONFERENCIA DE PRENSA 8 de julio de 1947 LUGAR: Cuartel General del Octavo Batalln de la Fuerza Area. Fort Worth, Tejas. PARTICIPANTES: Brigadier general Roger M. Ramey, comandante en jefe, Octavo Batalln; comandante Donald Gray, Servicio de Inteligencia S-2, Fuerza Area del Ejrcito; suboficial Vinton Yancey, meteorlogo oficial de la base de Carswell de la Fuerza Area. Varios periodistas de la prensa escrita son identificados desde aqu en adelante como INTERROGADORES. El general Ramey y otros especialistas se reunieron con miembros de la prensa en la noche del 8 de julio para discutir el error en que se incurri al identificar un aparato de sondeo por radar (tipo ML-306) como un denominado platillo volante extraterrestre. GENERAL RAMEY: Seores, gracias por asistir a esta conferencia. Confo en que podremos rectificar algunos informes bastante inquietantes que han circulado con respecto a un montn de restos que tengo aqu (seala los restos que se encuentran sobre el escritorio y el suelo del despacho). Me acompaa el comandante Donald Gray, que es el experto del Servicio de Inteligencia que originalmente rescat el material, y el suboficial Vinton Yancey de nuestra oficina de meteorologa, quien puede identificar positivamente el material. Ahora quedo a vuestra disposicin para que hagan las preguntas que deseen. INTERROGADOR: As que esto es todo? Un montn de papel de estao? GENERAL RAMEY: Correcto. Tal vez el suboficial Yancey pueda dar explicaciones. SUBOFICIAL YANCEY: Los restos pertenecen a una denominada radiosonda, un aparato del tipo de los aparatos de sondeo por radar, que me es muy familiar. Nosotros lanzamos estas sondas como dianas para los radares de los aviones y para los de tierra. Es una de las tareas principales que desarrollamos en Carswell. GENERAL RAMEY: La prctica en el campo de los radares es una de las funciones fundamentales de adiestramiento de la Fuerza Area. Tambin lo hacen en Roswell, no es cierto, comandante Gray? COMANDANTE GRAY: S, seor. INTERROGADOR: Comandante Gray, no es usted miembro del Servicio de Inteligencia? COMANDANTE GRAY: S, seor; as es. INTERROGADOR: No fue usted quien recogi personalmente estos restos cerca de Roswell y los identific como restos de un platillo volante que se haba estrellado? GENERAL RAMEY: Frecuentemente se cometen errores de identificacin entre un objeto y otro. ste ha sido un caso de identificacin errnea. La identificacin de distintos objetos es un asunto complicado. INTERROGADOR: Esta radiosonda es un globo meteorolgico? Podemos decir eso? SUBOFICIAL YANCEY: No, seor, esto es GENERAL RAMEY: S, decid eso. Est bien. Es muy aproximado. Observando estos aparatos se puede saber de qu lado sopla el viento. A mi juicio, no hay nada que justifique la inquietud que ha suscitado. Est usted de acuerdo conmigo, comandante Gray? COMANDANTE GRAY: Esto no tiene absolutamente ningn inters. Lo que aqu tenemos es un aparato normal que utiliza la Fuerza Area. GENERAL RAMEY: Muchas gracias, seores.

Captulo 13
Will Stone se encontraba por fin en el lugar del accidente. Cuando me describi esos momentos por primera vez, se ech hacia atrs en su asiento, tosi prolongadamente, y con los ojos cerrados dijo: Era como estar en el cielo. De todas las aventuras, sta fue la suprema. Will era un romntico, y como tal un hombre peligroso. El romanticismo rechaza lo ordinario, busca lo imposible y demanda la muerte ante el fracaso. El romntico a ultranza fue el oficial de las fuerzas alemanas, la Waffen-SS, de pie en la torreta de su tanque frente a las fras estepas de Rusia. Yo no soy un romntico. Cuando el ltimo de los helicpteros apag su motor, Will se dirigi hacia el platillo. Nadie haba entrado en l; nadie se haba acercado tanto. La brisa traa un olor inusual, una especie de emanacin sulfurosa y ptrida que proceda de debajo de las dos tiras de lona impermeable que cubran los cuerpos de los pilotos. Alrededor de ellas zumbaban las moscas, que conocen a la muerte. El asombro de Will fue total cuando vio salir a un hombre de detrs del platillo. Hola! dijo el individuo amistosamente. Soy Barney Barret. Quin? Barret. Estoy haciendo el reconocimiento. Will se qued atnito. Era imposible que alguien fuese tan rematadamente estpido como para ordenar que un civil hiciera el reconocimiento de ese lugar. Est usted haciendo el reconocimiento de este accidente? El hombre se ech a rer. No, no de esto. Hago un reconocimiento cartogrfico. El individuo haba ido a caer en el sitio ms secreto del pas. Esta aparicin inesperada le record a Will que todo estaba rodeado de un franco desorden, ms serio que una simple falta de seguridad, que obedeca a varios factores. En ese momento, se operaban grandes cambios en el gobierno: la Fuerza Area se separaba del Ejrcito; se creaba el Ministerio de Defensa; el Grupo Central de Inteligencia se converta en la CIA; se desmantelaba la maquinaria blica norteamericana y comenzaba la Guerra Fra. Estados Unidos no tena una agencia establecida para tratar con los extraterrestres, ni contaba tampoco con personal adecuadamente asignado. Will se sinti como si lo arrastrase una ola. Seor Barret, vaya a sentarse all dijo, sealando el lugar donde haban aterrizado los helicpteros. Barney Barret pregunt: Es un platillo volante? Tenemos que examinarlo. Porque yo ech un vistazo a esos cuerpos antes de que llegaran ustedes y le aseguro que no son seres humanos. No seor. Est bien. Uno de los militares acompa al cartgrafo, y Will procedi a hacer su trabajo. El aparato meda unos nueve metros de dimetro, tena mellas y haba chocado de frente. Poda verse dnde se haba deslizado sobre la tierra, dejando una huella de unos dieciocho metros de largo. Will camin alrededor del platillo buscando una entrada, y dadas las circunstancias lo hizo de manera increblemente decidida, pues caba pensar que el asunto reclamaba una considerable dosis de cautela. Haba una entrada en la parte inferior. Cuando se agach pudo ver una sala pequea en su interior, pero la escotilla era demasiado estrecha para l. Entonces consider la posibilidad de encontrar un voluntario de menor tamao, pero se resisti a no ser l quien primero abordara la nave. En la parte trasera de la nave encontr el sitio donde haba ocurrido la explosin: un agujero de

unos dos metros de largo por el que pudo ver que dentro haba fragmentos de lo que pareca ser papel encerado y trozos de papel de estao. Este punto de entrada ofreca ms posibilidades. Llam al teniente Hesseltine quien, plido an por el vuelo, se acerc tambaleante con una linterna y, por absurdo que pareciera, con unos alicates. Voy a entrar, teniente. Le parece aconsejable? No hay nada con vida por aqu. Quiero decir que a lo mejor podra encontrar algo. Minas explosivas. Dudo de que hayan tenido tiempo de poner minas. Vale, pero yo tengo que decirle que aunque lo voy a apoyar, esto no me gusta. Mientras hablaban, Will examinaba el agujero. Los restos encontrados en la granja de Ungar procedan evidentemente de esta parte de la nave. Mir el interior, moviendo la linterna, y despus se apoy en el borde del agujero. Su cabeza se encontr en un espacio pequeo que haba sido seriamente daado por la explosin; el suelo gris se haba cado sobre la base del avin. Las paredes haban sido fabricadas con hojas de papel encerado entre las que se vean flores amarillas. Segn recuerda Will, los vistosos restos daban mucha tristeza. Will quera entrar pero el problema consista en encontrar dnde agarrarse para hacerlo. Todo estaba arrancado, torcido o roto, y todo pareca frgil. Jal una de las tiras de papel y comprob que su resistencia era tan fuerte como la del material que haban recogido la primera vez. As pues, no tuvo dificultad alguna en impulsarse hacia el interior de la nave cogido de ella. Salvo el espacio daado, el resto de la nave pareca estar casi intacto. La luz era escasa, por lo que tuvo que encender la linterna. Luego se lanz a la parte ms interna de la nave. Will me relat esto de una manera tan natural que yo supongo que nunca se le ocurri tener miedo. Yo debo confesar que a m s se me hubiera ocurrido tenerlo. En 1947, apenas se consideraban asuntos como el peligro de bacterias o virus espaciales. Si ese platillo apareciese hoy por primera vez, inmediatamente adoptaramos medidas para aislarlo del ambiente y slo se acercaran a l las personas ms cuidadosamente preparadas para hacerlo, y con la mayor cautela. No obstante, en esos tiempos, un joven escasamente informado pareca completamente adecuado para realizar la tarea. Will deba de estar loco. El interior de ese platillo era el lugar ms peligroso del mundo y acceda a l un muchacho ignorante vestido con ropa normal. Su nico instrumento era una linterna que se apagaba con frecuencia. Parece que todo est bien le dijo a Hesseltine. Ve algn mando? Algn instrumento? Todava no contest Will, que haba esperado encontrar una hilera de diales tras otra, palancas para los pilotos y quizs un par de asientos para llevar pasajeros. Para poder avanzar, Will casi tuvo que gatear. Finalmente lleg a un recinto central y fue aqu donde por primera vez sabore lo que haba venido a buscar: lo desconocido. El suelo era negro, brillante y combado. Su aspecto le daba la sensacin de estar parado sobre una enorme bola. A ambos lados de Will haba dos puertas ms; en realidad eran dos marcos de madera con papel pegado a ellos. Todo tena aspecto delicado y oriental. Si esto hubiese ocurrido unos aos antes, habran abrigado la sospecha de que se trataba de un arma secreta japonesa. La negra superficie combada sobre la que estaba parado era muy resbaladiza, y al cambiar de posicin se cay hacia delante. Fue a dar contra la pared, que estaba hecha de una sustancia gris tan delgada como el papel encerado de las puertas. La pared se encogi con el peso de Will, pero cuando ste recuper el equilibrio volvi a tomar su forma original. A Will le pareci or algo del otro lado de la pared. Encendi la linterna pero la luz era escasa y el mundo terrenal se encontraba muy lejos. El interior de la nave no slo era extremadamente oscuro sino que tambin increblemente silencioso. Detrs de l pudo ver la cabeza y los hombros de Hesseltine, que echaba una mirada al interior de la nave, pero con un efecto extrao, como si el hombre estuviese bajo el agua.

Nadie comprendi entonces el significado del objeto negro sobre el que Will haba caminado. l me ha dicho que finalmente decidieron que era un motor de gravedad que segua funcionando a muy baja potencia: estaba distorsionando el espacio y el tiempo. Sin saberlo ni entenderlo, Will senta sus efectos. Will llam a Hesseltine, pero ste segua mirando a su alrededor; no haba odo nada. Hesseltine? dijo Will, a quien slo separaban de aqul poco ms de dos metros. Hesseltine! Hesseltine frunci el ceo. Est usted aqu, seor Stone? S, estoy aqu. Dnde? Delante de usted! grit Will mientras cruzaba sobre el objeto negro en direccin al recinto destrozado. Oh! No poda verlo. Voy a ir hasta la parte delantera por dentro. Controle el tiempo. Si dentro de quince minutos no llamo o no salgo, entre a buscarme. Yo le pregunt a Will si en ese momento haba sentido temor. Me contest con un franco s. Atraves nuevamente el negro objeto resbaladizo pero esta vez ilumin con la linterna el recinto que haba detrs de la puerta. Estaba vaco, por lo que sigui avanzando. Dnde se encontraba ahora? Seguramente junto a la parte delantera de la nave. Pero tena la sensacin de que haba ms espacios detrs de sta; sin embargo, eso pareca totalmente imposible. Movi la linterna a su alrededor y finalmente vio otra escotilla como la que haba cruzado. La atraves contorsionando el cuerpo y se encontr en la parte delantera. El techo estaba abollado, lo que se corresponda con el dao que haba observado desde el exterior. Haba all tres diminutos asientos delante de un pequeo tablero de mandos. Era increblemente sencillo: constaba slo de una gruesa vara negra con una bola en la punta que sobresala en el centro, frente a uno de los asientos. Eso era todo lo que haba en cuanto se refera a mandos. Detrs del tablero de mandos haba dos ventanillas, en forma de media luna, en la parte inferior del morro. Cuando dirigi el haz de luz hacia ellas vio que estaban clavadas en el suelo. La forma de las ventanillas, como dos brillantes ojos rasgados, inquiet mucho a Will. Le parecan conocidas, o quiz sencillamente como deban ser, y eso lo puso nervioso. Era como si lo afectase una desconocida y poderosa belleza, o un horror, no saba cul de las dos cosas. En ese momento comenzaron a sucederle a Will cosas que los cientficos con los que ha trabajado todos estos aos todava no pueden explicar. Fueron cosas como stas las que primero le hicieron pensar en que los visitantes tenan algo que ver con la vida del alma. Al igual que muchos otros, el simple hecho de estar cerca de los artefactos de ese mundo, lo condujo hacia la negada verdad de su alma. De repente tuvo ante sus ojos una escena, una escena terrible de los primeros tiempos de la guerra. En 1940 estaba trabajando en Francia, antes de que lo trasladasen a Argelia, que fue despus de que entrara en la contienda Estados Unidos. Se encontraba en Marsella estableciendo contactos con la naciente resistencia francesa, es decir, creando una fuerza contra futuras dificultades. Acababa de conocer a Sophie Tuttle. Durante todo el tiempo que pas con Will, ni siquiera mencion haber tenido alguna relacin sexual con una mujer. Pero algunas veces mencionaba a Sophie y se quedaba absorto o beba un trago de su botella. Ahora, con el rostro que pareca iluminarse en la oscuridad de la habitacin, me cuenta lo profundamente afectado que se encontr ante la escena. Sinti que el tiempo haba desaparecido, que Sophie estaba de regreso, real y con vida. Hasta pudo sentir su perfume, L'Heure Blue, que ella llevaba en Marsella cuando se reunieron por ltima vez. La oy suspirar, escuch el frufr de su vestido al moverse y un fragmento de una cancin de la guerra, Radio Pars ment con la msica de La Cucaracha. Radio Pars ment solan

cantarla los nios: Radio Pars miente; Radio Pars miente, Radio Pars es alemana. Sophie tambin la cantaba. Will perdi a Sophie como perdi a los dems, porque la Gestapo era una excelente organizacin y l un hombre desorientado, sin dinero suficiente, asustado y solo en tierra enemiga. Todo lo que Will experiment fue extremadamente intenso. Lloraba y se asombraba de sus propias lgrimas. Sinti que ella estaba tan maravillosa y viva como cuando el sol brillaba para los dos. Pero tan pronto como vio la escena volvi a la realidad y tom conciencia de que no estaba sentado en un caf, escuchando cmo el viejo Jacques Reynard le relataba la muerte de Sophie, el triunfo de Werner Roetter. Me dijo que haba mantenido una relacin de amistad, aunque distante, con el jefe de la Gestapo. Haban paseado juntos a orillas del mar aunque Will saba que los subalternos de Roetter le estaban agujereando los dientes a su amante. La estrategia consista en desfigurarla para minarle la voluntad. Despus de la guerra, Werner Roetter ingres en el servicio de Inteligencia de Alemania Occidental e hizo una buena carrera. En 1977 muri de un repentino ataque al corazn y Will envi una nota a su esposa, Hildegard; pero durante muchos aos haban intercambiado de vez en cuando tarjetas de Navidad. Por qu no? Te cansas de odiar, y Sophie est muerta dijo Will. Dios mo! Cunto me alegro de no haber estado en ninguna guerra! Will record todo: el sol en los tiempos de guerra, el canto de los pjaros, el ruido de los zapatos de los nios sobre el empedrado, la lluvia de verano. Yo no creo que realmente se haya olvidado de Sophie, y estoy seguro de que ella fue el nico amor verdadero de su vida. Will recuerda esa primera visita a la nave como una confrontacin con profundas verdades personales. Record la sensacin que produce tener una cuarenta y cinco en la mano: una sensacin un tanto desagradable y al mismo tiempo hermosa. La disparas y vuela el seso de un hombre. Contra el rojo de la sangre, el cerebro parece blanco y el cuero cabelludo y el pelo suenan como una bofetada cuando dan contra la pared. Los brazos en jarras se separan del cuerpo y el cuerpo cae. El rostro de un hombre muerto sbitamente adquiere toda la dulzura que ofrece la vida, si el hijo de puta no sufri. Su amigo Reynard le cont que Sophie haba levantado el mentn antes de que tiraran de la cuerda. Incluso al final trataba de vivir, esperando sin esperanza que el nudo resbalase y le permitiera vivir unos pocos minutos ms. Era tpico de Will haber mantenido una relacin con el asesino de Sophie y haber perdido la pista del hombre que trat de ayudarla. Will aduce que perdi la pista de Paul, pero yo he descubierto que haba sido un hroe de la resistencia, que no muri hasta 1983 y que era muy conocido en Marsella. Por supuesto, para ver de nuevo a Paul, Will hubiese tenido que afrontar el dolor de su amor. Tuve la sensacin de que me estaban examinando, como si me estuviesen evaluando el alma me dijo. El recinto era pequeo, caluroso y maloliente, algo que no haba notado al principio. Describi el olor como una mezcla de sulfuro y de perfume de Sophie. Comenz a tocar cosas de manera casi compulsiva, como si una parte de s mismo tratara de ese modo de mantener la realidad. Pas los dedos por los pequeos asientos, el tablero, la negra vara del mando, las feas ventanillas rasgadas. Entonces vio al nio y grit por fin. Yo lo hubiera hecho mucho antes. Con la sorpresa se le cay la linterna, que rod por el suelo encendida provocando extraas sombras en las paredes y el techo. A excepcin de un tenue resplandor que sala ahora de debajo de uno de los asientos, la habitacin estaba a oscuras. Trat de buscar la linterna a tientas pero lo sobrecogi un estado de

miedo tan profundo que no poda coordinar sus acciones. Se revolvi y se retorci hasta caer finalmente de rodillas. Se sinti impotente y se hundi, agachndose hasta que su cabeza toc el suelo fro y suave. Y ante s estaba aquel ser, no ms grande que un nio pero que en la mente de Will cobr las proporciones de un gigante.

Del Chronichle de San Francisco, 8 de julio de 1947:

SE DESVANECE LA SOLUCIN DE LOS PLATILLOS

El platillo volante encontrado resulta ser una sonda meteorolgica Una nacin en total estado de perplejidad crey que ayer recibira la respuesta al misterio de los platillos volantes. Un oficial de informacin anunci con toda seguridad que la semana pasada el Batalln de Bombarderos 509 haba recogido un platillo volante en una granja cercana. Inmediatamente se produjeron numerosas comunicaciones telefnicas con el Pentgono, en Washington, y posteriormente el brigadier general Roger M. Ramey, comandante del Octavo Batalln de la Fuerza Area en Fort Worth, declar que el objeto haba sido identificado como restos de un aparato de observacin meteorolgica de gran altitud. Dijo que originalmente consista en una caja-cometa y un globo. Los restos se encuentran en mi despacho, aadi, y a mi juicio no hay nada que justifique la inquietud que ha suscitado. Despus habl por radio el general Ramey para disipar la intranquilidad que haba causado el primer anuncio. El aparato, un objeto de papel de estao con forma de estrella, diseado para reflejar los radares, puede desplazarse a velocidades superiores a las del viento. Se dice que los misteriosos platillos volantes, que se han visto en todo el pas (excepto en Kansas, que es seco), vuelan a una velocidad de hasta unos 2.000 kilmetros por hora.

Captulo 14
Relato de Wilfred Stone
La cosa estaba totalmente muerta, sentada en una silla. Apenas poda verla. Trat de cubrirme para protegerme de ella pero temblaba de tal manera que no poda controlar las manos y stas, al temblar, tocaban repetidamente una tela suave, como de Kleenex, y dentro de ella haba extremidades entumecidas. Sent el contacto con una piernecilla fra; fra e inmvil. Luego la pequea figura comenz a moverse hacia delante. Yo poda ver su sombra aproximndose rpidamente a m. Me levant y, chillando como un animal le empec a dar manotazos. La cosa cay sobre m suavemente, y de repente me encontr con un nio muerto entre los brazos. Casi no tena peso, era como una sombra en mis brazos pero totalmente muerta. Me pareci que estaba ante una tragedia o un sacrificio sobrecogedor. ste no era un platillo extraterrestre, era algo de Dios y yo sostena un ngel muerto. Lo mec. Era increblemente liviano; no creo que pesara ms de cinco kilos. Me volv hacia la entrada para llevarlo afuera pero estaba demasiado oscuro. Tuve que ponerlo en el suelo y buscar la linterna, gateando por el suelo negro como si buscase en la oscuridad una caja de cerillas que se me hubiera cado en el suelo de la cocina. Pude sentir el polvo que haba, las leves huellas dejadas por muchos pasos y tacones puntiagudos, y la base de uno de los asientos pegado con cola. La sensacin de que estaba presente alguien vivo era tan fuerte que apenas poda permanecer all, pero finalmente encontr la linterna. La encend y obtuve de la terca batera una luz mortecina. Ilumin la cara del nio muerto e inmediatamente tuve la total y sorprendente sensacin de reconocerlo. Lo recordaba, lo asociaba con algo que haba perdido; algo rojo?, un juguete rojo? Yo estaba confuso. Qu significado tenan estas reacciones? No poda entenderlas y pens que procederan de la extraa ndole de la situacin. Es evidente que este ser no poda resultarme familiar. En aquel tiempo nunca imagin que antes ya haba visto a los extraterrestres; nunca lo so, y sin embargo este ser me haba tenido en sus brazos en 1916 y haba dado su vida por m y por la humanidad. Slo hace poco tiempo que comprend eso. Roswell era un teatro de lo ms serio. El accidente haba sido intencionado, las muertes eran intencionadas; todo estaba diseado para ofrecer a nuestras almas una eleccin clara. Lamento decir que elegimos el miedo. La piel del pequeo ser era blanca como la tiza, sus labios, delgados, y su nariz, pequea. Sus ojos, como dos pozos negros, estaban hundidos en la cabeza. La caracterstica ms notable era el tamao de la cabeza, casi grotescamente grande. Si yo hubiese visto a ese ser en la calle habra supuesto que tena hidrocefalia. Pero era hermoso, increblemente hermoso. Su piel brillaba con la luz, delicada y pura como las alas de una mariposa nocturna. En comparacin con l yo era grande, feo y basto. Acerqu mi mano y sent el milagro que debe sentir un perro ante la piel delgada y radiante de su amo. Al comienzo pens que el olor era de sulfuro pero despus not en ese olor algo familiar. El terror de su muerte lo haba hecho defecarse encima. Esto puede sorprender a quien no haya estado en una guerra, pero yo he visto situaciones donde a todos los hombres presentes les ha ocurrido. Qu era este ser? Lo mec y de nuevo sent que era tan liviano como una nube; si hubiese estado con vida no me hubiera sorprendido verlo convertirse en gas o desaparecer, sencillamente. Con l en mis brazos, atraves la extraa zona central, resbalando por el curvo suelo negro en mi rpido paso hacia la luz del cielo natural. Cruc el espacio que tena el papel destrozado y sal al desierto familiar y hospitalario. La luz me hizo cerrar los ojos, pero a medida que me fui acostumbrando a ella los fui abriendo y lo que vi me dej helado. Haba una docena aproximada de personas sentadas alrededor del disco, fumando y charlando. Hesseltine se mova entre ellos como una mosca nerviosa. Gir, sujetando el cuerpo, para alejarme de las miradas de esos rostros inexpresivos. Me pareca

estar protegiendo algo sagrado. Squelos de aqu! No quieren irse! Son de la universidad de Pennsylvania y Estamos en el medio de la nada y esto parece una estacin de autobuses. Mir a los hombres obstinados y curiosos y me parecieron feos, depravados, como si quisieran entrometerse desalmadamente en mi dolor. Salid de aqu o mandar que os arresten! les dije. Se agitaron un poco y uno de ellos contest: Somo arquelogos y nos gustara saber cuntos aos tiene este aparato. Su arrogancia colm mi paciencia. No se dan cuenta de que no los queremos aqu? dije gritando. Esta es una zona de acceso restringido! Su presencia aqu es ilegal. Quiz necesitemos una nueva ley respondi uno de ellos. Creo que no. Si ustedes son un ejemplo, lo que necesitamos es gente nueva. Eran enemigos. Creo que nuestros representantes en el Congreso se van a enterar de esto. Saque la pistola, Hesseltine! Seor, yo Saque la maldita pistola! No tengo pistola, seor. Lo siento pero no tentamos orden de venir armados. Yo mir a los civiles y les dije: Os vais de aqu u os acuso de espiar para cometer una traicin! Tuve la impresin de que esto los puso un tanto nerviosos. El sol brillaba sobre mi preciosa carga, una criatura perfecta vestida con un traje de plata, la criatura ms hermosa que haba visto en mi vida. Si los ngeles de Dios deben enfrentarse a la muerte, con toda seguridad deben verse as. La tierra tembl y gir; luego alguien me cogi del hombro. Seor Stone! Me di cuenta de que haba cado en los brazos de Hesseltine. El pequeo ser se encontraba entre nosotros dos. Hesseltine lo cogi y lo puso a la sombra de su helicptero. Los civiles sintieron una gran intranquilidad al verlo y empezaron a alejarse en pequeos grupos. Dios mo, qu cosa ms fea! Yo lo mir, confundido por el comentario de Hesseltine. Mi corazn estaba lleno de ternura y cre que mi corazn se alzara en tono de reproche, pero entonces lo mir a la luz del sol poniente y me pareci horrible. Yo no poda explicarme cmo esto me haba parecido bello alguna vez. Era peor que feo, era como algo salido de las entraas del infierno. La piel pareca un papel blanco, mojado; los ojos eran tajos negros; la boca, afilada como una navaja. Incluso despus de muerto sus labios parecan esbozar una sonrisa burlona. Fue entonces cuando me di cuenta de que el ser haba rezumado lquido en mis brazos desnudos y me los limpi, intentando quitrmelo. De pronto, Hesseltine, con la cara completamente inexpresiva, se inclin hacia delante y vomit. Cuando se irgui de nuevo, lo nico que coment fue que no haba comido nada en todo el da. Por primera vez me di cuenta de que era tarde, de que yo haba entrado en la nave por la maana temprano. Qu hora es? Las seis y veinte. Cmo puede ser? Seor, se ha pasado todo el da all dentro. Primero me qued sorprendido, pero luego me enfad. Por qu no vino a buscarme? El rostro de Hesseltine se endureci. Despus trag saliva y se ech a rer sarcsticamente.

Por lo menos le ped cincuenta veces que saliera dijo. Y yo nunca le contest y usted Me dijo muchas veces que lo dejara en paz! Y en un tono que no me gust nada. Yo soy un oficial y espero de un civil el mismo respeto mnimo con que me trata un militar, aunque el civil sea un mentecato del Grupo Central de Inteligencia. Yo no le respond ni una sola palabra, y adems he estado all dentro diez minutos como mucho. Hesseltine me dio la espalda y se alej. Lo vi moverse en la dbil claridad; luego mir a los civiles, que se arracimaban nerviosos en grupillos, y a los soldados que se hallaban recostados sobre el camin que haba llegado durante el da. Hesseltine dije apartndolo hacia el desierto para que no nos oyeran los dems. Tratemos de hablar coherentemente sobre esto. S, coherentemente. Tomar nota de ello. Escuche, nos encontramos aqu solos con esta cosa y creo que al menos debemos intentar estar del mismo lado. Usted pertenece a la Fuerza Area y yo no, lo que me convierte en sospechoso. Yo lo entiendo y lo acepto pero usted tiene que trabajar conmigo porque yo soy la persona que el Presidente ha enviado aqu. No puede acusrseme de haber actuado mal, si eso es lo que quiere insinuar. Cmo podra conseguir que me entendiese? Mire, Hesseltine, usted actu de forma impecable. Usted es uno de los mejores hombres de un cuerpo de lite y se nota. Bueno. Yo no s qu diablos pas hoy aqu, pero tuve la sensacin de que estaba all dentro diez minutos revisando todo y extrayendo el cuerpo. Y eso fue todo. Usted no habl conmigo? Que yo sepa, no. Hesseltine encendi un cigarrillo, le dio una larga chupada, mir hacia la puesta de sol y dijo: Usted estuvo all dentro unas nueve horas yo le habl cada quince o veinte minutos. No quiso ni agua ni alimentos y me amenaz con hacerme arrestar si entraba en el platillo. Hesseltine estaba de pie, con las piernas separa das. Vesta su ligero uniforme de verano y tena un cigarrillo entre los dedos y una expresin de odio en la cara. Durante ese da de espera a la puerta del platillo me haba cogido una profunda aversin. Es evidente que aqu suceden muchas cosas que ni siquiera podemos empezar a comprender. Al parecer he estado nueve horas dentro de ese aparato y le he hablado. Es necesario que procedamos con la mayor cautela. Lo nico que quiero es que no me amenace usted ms. Teniente, olvide las amenazas; yo no las recuerdo. En lo que a m respecta, no volver a haberlas. Hesseltine haba dejado de escucharme y miraba fijamente el desierto. Yo lo imit. Haba una luz all fuera que se acercaba lentamente, parpadeando. Pareca moverse primero hacia la izquierda y luego hacia la derecha; despus desapareca unos momentos y volva a aparecer ms cerca. Hesseltine pareca transfigurado. Hesseltine? S. No deberamos hacer algo? Oh, si! respondi, dirigindose al trote hacia donde estaban los dems. Muchachos, preprense para la cena! Haremos guardia de dos en dos durante toda la noche. Nos han enviado un bidn de caf. La comida viene del comedor de oficiales; no s si podrn habrselas con tan buena cena. La luz ya casi estaba encima de nosotros, brillando malvolamente en la noche. Me sobrecogi el miedo y me convert casi al instante de un competente aunque intranquilo funcionario del Grupo Central de Inteligencia en un nio aterrorizado. Estaba confuso; lo nico que quera era escapar

de esa luz; senta que me estaba ahogando en el ocano del desierto. La luz me daba sobre la espalda; poda sentirla. Era terrible, como si me atravesara hasta llegarme al alma. Ahora se encontraba, enorme, sobre m; poda orla gruir, crujir y zumbar a medidla que se nos acercaba como un tren escapado del ms all. Entonces pas a mi lado un camin de diez toneladas del ejrcito. Trat de convertir mi fuga desesperada en algo parecido a un trote pero todos me haban visto brincar ya frente a las luces de los faros. Cuando estuve cerca de los faroles de queroseno los hombres me miraron. Yo intent un aspecto digno. Mi evidente vulnerabilidad debi de animar a Hesseltine, porque pareca menos proclive a la hostilidad. Pensamos que haba visto una vbora dijo. No. Cre que Que regresaban en busca de lo suyo? An no. Slo era el camin de las provisiones porque naturalmente pasaremos aqu la noche. Muy bien pensado dije yo. La llegada de otro camin significaba que finalmente podamos deshacernos de los indeseables civiles. Los hombres de Hesseltine les haban pedido que se identificaran y yo guard en mi maletn las hojas con sus nombres y direcciones. Tan pronto como descargaron la comida y la cocina de campaa, los civiles, dciles despus de una tarde de continuas amenazas, subieron a los camiones que los llevaran de regreso a su campamento cerca de Lincoln. Confieso que mientras escribo esto me parece estar viviendo esa clida noche de julio, un mircoles por la noche, segn mi diario: Hay estrellas y una luna tarda. Al amanecer, nubes desde el sur. La temperatura no ha bajado de los 23 grados. Eso es todo lo que dice; slo esas pocas palabras para describir la noche que me encadenaron el alma. Algunas cadenas eran de amor, otras, de muerte.

Captulo 15
Relato de Wilfred Stone
Los camiones partieron a las siete y media de la noche. Yo anot la hora para decidir la cuestin de la vigilancia de los testigos civiles por parte del FBI la prxima vez que hablara con Hillenkoetter. Con ellos se fue todo el colorido y las charlas; el campamento volvi a quedarse en perfecto orden. Los soldados conversaban en voz baja mientras se ocupaban de levantar las tiendas y preparar la comida, y pronto nos invadi el olor de espaguetis con albndigas. Desaparecido el sol, pareci que se elevaba de la tierra una oscuridad impenetrable. La luna ya haba pasado su cuarto menguante y no aparecera hasta despus de la medianoche, por lo que no haba ms luz que la de las estrellas y la de los faroles de queroseno. La estrella nocturna era Mercurio y yo descubr que poda identificarla con bastante facilidad hasta las nueve en el horizonte occidental. Su luz era de un tono verde puro y conmovedor. Cuando finalmente decidi seguir al sol, se llev consigo nuestro ltimo vnculo con el da. En el platillo se reflejaba la luz blanquecina y amarillenta de los faroles, salvo el lugar donde tena el agujero, que estaba completamente negro. Los cocineros sirvieron la comida en la parte trasera de la cocina de campaa. Hubiese sido muy agradable beber un poco de cerveza pero slo nos ofrecieron t helado y Coca-Cola. Yo me instal frente a mi tienda y me puse a comer mi racin. Hesseltine me sigui, acerc su banquillo y se sent. Siento mucho lo de antes. Hoy ha sido un da duro. Olvdelo ahora mismo. Por Dios, Hesseltine; usted estuvo nueve horas esperndome. Tena todo el derecho del mundo a estar enfadado. Comimos en silencio. Dos hombres en un vacilante haz de luz. Estamos en contacto por radio cada media hora dijo Hesseltine. Vi aparecer una enorme mariposa nocturna. Era tan grande que al principio pens que se trataba de un murcilago; pareca como salida de una poca de gigantes. El olor de los cuerpos extraterrestres atravesaba el campamento. Encend un cigarrillo para defenderme de l. Cundo los meteremos en bolsas? Por desgracia ya lo hemos hecho pero necesitan ser conservados en fro. Ni siquiera la lona impermeabilizada puede contener tanto hedor. Hesseltine mir hacia el platillo. Est seguro de que no sabe lo que pas all dentro? No tengo ni la ms remota idea. Est usted seguro de que no lo dejaron inconsciente? Bueno, no creo, porque entonces cmo diablos hubiera hecho para contestarme. Quiero decir que hablamos. Yo puedo justificar diez minutos, quizs hasta quince. Se oy un aullido en el desierto, y cuando se hubo extinguido sonaron risitas nerviosas entre los hombres. Hesseltine grit Coyote!, y uno de los hombres respondi imitando el aullido del animal. Los hombres se sentiran ms cmodos si tuvisemos la luz de la luna llena expres Hesseltine. Todo lo que debemos hacer es aguantar hasta la maana, cuando recibiremos instrucciones de Los Alamos para el transporte. Es probable que la noche se nos haga larga hasta maana. Los cocineros haban trado una radio porttil y la pusieron en medio del campamento. A las nueve y media, la estacin KGFL de Roswell transmiti un programa llamado Escaparate Musical y los militares se sentaron, fumando y charlando en voz baja, mientras la voz de Kay Starr haca eco en el desierto: Si decides elegirme, por favor, que sea ahora. Cuando uno envejece, los peores sucesos del pasado adquieren belleza. Los das que he tratado

de olvidar vuelven ahora a m transformados; Argelia de noche, las lluvias invernales baando Marsella, la oscura noche de acampada con el platillo y los cadveres. Desaparecieron las ltimas luces del da y Hesseltine se dirigi a su tienda. Yo no haba trado mis maletas, ni siquiera una navaja para afeitarme, de modo que no me quedaba otra cosa que acostarme en el catre. Esa maana, cuando part, no saba que no regresara el mismo da. Todava me afectaba la falta de profundidad que tenan nuestros planes. Lo que yo deba hacer era concentrarme en mi objetivo inmediato, que consista en no perder de vista los cadveres y el platillo hasta que se encontraran a salvo en una instalacin controlada por el Grupo Central de Inteligencia, y para ello deba confiar en que Sally preparara esas instalaciones y me enviara el medio necesario para transportar el platillo hasta all. Al toser not que tena la boca seca y pastosa de tanto como haba fumado desde que sal de la nave. No creo que en esa poca hubiese cigarrillos con filtro, y si los haba no eran iguales a los de hoy. Era maravilloso fumar con total inocencia, sin conocer los peligros y ajeno a la incomodidad que sentan los pocos que no fumaban. No creo que pudisemos haber sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial sin cigarrillos puesto que era el nico consuelo que tenamos. Recuerdo que cuando conoc a Sophie la convid con un Pall Mal. Ella se reclin en el asiento y me dijo entre nubes de humo y riendo que no fumase ms esos cigarrillos porque eran tan buenos que podan cambiarse por vidas humanas. La emisora de radio haba cerrado su emisin a las diez y media y todos se haban acostado. Tranquilizaba saber que haba centinelas de guardia toda la noche. De no ser as, yo no hubiera podido dormir. En medio del sueo me despert de pronto totalmente con la sensacin de que slo acababa de cerrar los ojos. La quietud era absoluta. Me incorpor. El aire de mi tienda era espeso y sofocante. Sent sed y un dolor acuciante de cabeza. A la puerta de la tienda haba un nio de pie. Pegu un salto hacia la salida posterior de la tienda y lo vi desaparecer. Respir profundamente una o dos veces. Tena alucinaciones? Sera un cadver andante? Yo estaba dispuesto a creer cualquier cosa pero deduje que deba de haber tenido una pesadilla mezclada con algn hecho real, quizs el del centinela pasando junto a mi tienda. Busqu a tientas los zapatos, y cuando los hube localizado los sacud como me haba aconsejado Hesseltine porque los escorpiones son un problema constante en el desierto. Me los puse y sal a la oscuridad, guindome con la linterna. Por la esfera luminosa de mi reloj supe que eran las tres y cuarto de la madrugada, e inmediatamente me sent exhausto e insomne a la vez. Me dirig a la cocina en busca de agua. Haba una gran cantimplora de lona en la parte trasera del camin y beb de una taza de aluminio que colgaba junto a ella. El agua estaba un poco tibia y haba cogido un fuerte sabor de la tela impermeabilizada que la contena. Casi tuve nuseas cuando record el hedor de las bolsas impermeabilizadas que contenan los cadveres. La luna era una hoz amarilla en el horizonte oriental, y a pesar de su presencia la claridad del cielo era tal que poda ver el firmamento con nitidez. La Va Lctea cruzaba el espacio de un horizonte a otro y poda distinguir los diferentes colores de las estrellas. Mientras observaba el cielo not un fenmeno curioso: las estrellas se apagaban de una en una. Por qu ocurrira eso? Pude discernir entonces una lnea en medio del espacio; delante de ella haba estrellas pero detrs, ninguna, y la lnea avanzaba hacia nosotros. Aunque haba sido una noche clara, supuse que sera una nube. Antes haba sentido una brisa pero ahora no se mova ni una hoja. Observ que la nube segua cubriendo las estrellas. El silencio de la noche era tan extraordinario que o el sordo chisporroteo de la cerilla cuando el centinela que se encontraba al otro lado del campamento encendi un cigarrillo. El breve resplandor que produjo la cerilla me permiti ver un enorme bho que estaba de pie detrs del centinela. Me qued sorprendido porque no saba que hubiese buhos tan grandes ni que pudiesen posarse sobre el suelo. Oiga! Mire detrs de usted le dije en voz baja. El centinela sac su linterna y se gir. Los ojos del pjaro brillaban; no se movi ni parpade.

Comenc a aproximarme, fascinado. Me haba olvidado por completo del platillo. Mientras nos acercbamos, lo mantenamos iluminado con nuestras linternas. Al principio, pareca un bho, y despus haba como un ramalazo de otra cosa. El centinela comenz a respirar hondo. Es un bho dije. El sonido de mi voz fue opaco, como si estuviese dentro de un armario. No, seor. La criatura hizo un movimiento abrupto. El centinela peg un salto hacia atrs y se le cay la linterna en la maleza. Yo aspir una bocanada de aire y me esforc por controlarme. Le dije al centinela que mantuviera la calma. Un instante despus o el eco de un chillido por encima de nosotros. Mir el cielo pero la oscuridad era absoluta; no se vea nada, ni una estrella, ni el reflejo de una luz, ni una nube. Entonces, desde muchsima altura, se oyeron gritos lastimeros. Qu diablos es eso? No hubo respuesta. Con la luz de la linterna ilumin a mi alrededor pero no estaban ni el centinela ni el bho. La oscuridad se cerna sobre m. Di la vuelta con la intencin de regresar al campamento y buscar a los dems pero sent que algo se mova delante de m, como si se acercara la criatura que habamos iluminado, aunque no vi nada. A partir de ese momento los hechos se sucedieron con la misteriosa gracia de la tragedia. O los balbuceos y quejidos del centinela, aunque ms prximos a m. Le oa decir Oh, no; oh, no!, una y otra vez. Cuando dej de orlo trat de gritar pidiendo ayuda, pero sent que me daban en el estmago un golpe suave y profundo a la vez, muy curioso, y me encontr tumbado de espaldas en el suelo, encorvado y sin la linterna. Intent incorporarme pero sent dos manazas que me sujetaban de los hombros. Oh, Dios mo! exclam. Por qu invocas a tus dioses? Nosotros somos los nicos presentes dijo rpidamente una voz sin vida, severa y lejos de ser humana. Tenemos los cuerpos; podemos devolvrselos le ofrec. La respuesta fue una risita disimulada y otra frase dicha en aquel tono curiosamente desprovisto de vida y mecnico. Te llevaremos a dar un paseo. Despus de esas palabras recuerdo que vi una maraa salvaje de imgenes oscuras: cactos, arbustos, animales corriendo, pastos y ovejas, y de repente me encontr remontando la ladera de una montaa y despedido al espacio. Mi desorientacin era total y comenc a patear y a tratar de asirme a las cosas, pero de pronto estaba a gran altura, en medio del cielo. Pas volando sobre la cima de una montaa y vi ante m las luces titilantes de una ciudad. La belleza era tan extremada que de alguna forma quera vincularme a ella, fundirme en ella. De nio sola recostarme en el techo de nuestra casa y mirar la puesta del sol. A veces, cuando detrs de las colinas todo se volva de color naranja y rojo, deseaba que esa belleza penetrase todas las molculas de mi cuerpo. Me encontraba libre en el cielo, deslizndome por el aire como un pjaro nocturno. Por delante tena esas diamantinas luces vivas, con un aura de tan maravillosa perfeccin que pareca formar parte del paraso. Mas all de la visin, pero emergiendo de ella, haba un sentido de algo cuya descripcin se aproxima a lo que una persona religiosa podra llamar pureza. Me deslic por las calles silenciosas. Pas frente al teatro Plains, con el anuncio de la pelcula Cheyenne apagado, y vi el escaparate de una tienda llamada Mode O'Day, y hasta sus maniques vestidos me parecieron increblemente bellos. Luego se acabaron las calles y vi a mi alrededor grandes hangares, luces llenas de insectos y mariposas nocturnas, y los enormes aviones del Batalln 509, con los bebs atmicos en sus vientres. Segu girando, flotando, nadando en el aire y vi un soldado que caminaba por la pista de despegue, con un rifle colgando del hombro. Me deslic acercndome cada vez ms hasta que me encontr justo encima de l, y le quit la gorra de la cabeza. El mir hacia arriba pero una

fuerza me lanz al cielo antes de que pudiese verme. Luego busc por la pista vaca y se oy el eco de su exclamacin: Mierda! Yo sujetaba la gorra con fuerza para que no se me cayera porque saba que tena mucha importancia. Si lo que me suceda era real, la gorra sera una prueba de ello. El mundo pasaba veloz a mis pies, y descubr que retorcindome y girando poda ejercer cierta influencia en la altura y direccin de mi vuelo. Gozando al mximo ese vuelo solitario por el cielo, me tumb de espaldas y me encontr cara a cara con una pared de metal gris opaco que pareca ser del mismo material que el del platillo. Supuse que deba de haber estado all todo el tiempo pero no pude entender cmo haba permanecido tan silencioso, tan furtivo. Lo cierto es que en la base no haban detectado su presencia a pesar de que era enorme, mucho ms grande que la pequea aeronave que se haba estrellado. Me pregunt entonces por qu no habran recuperado el platillo, porque era evidente que disponan de medios para hacer lo que quisieran. El metal estaba a poco ms de medio metro de m. Extend una mano hacia l pero se apart y guard la corta distancia necesaria como para que no pudiese tocarlo. De pronto sent en la cabeza un zumbido cuya intensidad fue creciendo hasta causarme dolor. De manera mecnica me llev las manos a las sienes, pero el zumbido estaba adentro, no poda protegerme de l. Despus se oy un chirrido, como el de un motor forzado al mximo de su capacidad, y ca unos cinco metros. El zumbido se atenu. Tuve la sensacin de estar nadando en mantequilla y percib olor a goma quemada. Es que aquel magnfico aparato iba a descomponerse justo cuando yo lo crea invencible? Tuve otra cada, pero esta vez alarmante, de cerca de diez metros. Trat de girarme para ver a qu distancia me hallaba de la tierra, pero no pude. El olor a goma quemada se hizo ms intenso y comenz a caer sobre m una lluvia ligera de algo que parecan cenizas calientes. El zumbido se convirti en un ruido continuo de vidrios que estallaban. Volv a caer, pero esta vez me pareci que eran kilmetros. Contraje los msculos pensando que me estrellara contra la tierra en cualquier momento, y en un alarde de descontrol total comenc a patear, a gritar y a dar manotazos en el aire. Entonces dej de caer, pero de forma tan abrupta que me doli todo y comenc a balancearme suavemente de un lado a otro. Intent darme la vuelta, haciendo ms intenso el balanceo, para poder orientarme, y llovieron sobre m ms cenizas. De pronto pareci que me estabilizaba; estaba mejor. Poda mantener cierto grado de estabilidad y hasta moverme hacia delante. Agradec al cielo que hubieran corregido la situacin. De repente tuve la sensacin de que el mundo no tuviese fondo y ca nuevamente. Poda or el rugido del viento en mis odos y ver todas las estrellas del cielo. El platillo haba desaparecido! Me haban abandonado en medio del aire y me matara! Llorando, con la garganta dolorida de pena y temor, ms all del pnico, ca al encuentro de mi muerte. Pero entonces me di cuenta de que no me mova ms y me llev un buen rato entender que la falta absoluta de movimiento significaba que me encontraba en tierra. Tante con las manos el terreno que me rodeaba y encontr polvo y hierbas. Estaba en la tierra? Me sent, sin poder creerlo, y me hall en medio del desierto. Cuando me puse de pie sent que las rodillas me flojeaban, pero por lo dems me encontraba bien. De pronto sent nuseas; me tambale un poco, pero pasaron. Despus hice una valoracin de mi estado. No tena ningn dao fsico pero estaba muy conmocionado; me encontraba en medio de la nada, con las estrellas por encima y rodeado de tierra vaca. Poda estar a cientos de kilmetros del campamento, por lo que no mereca la pena echar a andar, y con semejante oscuridad incluso poda resultar peligroso hacerlo. Pens en la forma de orientarme y comenc a buscar la Estrella Polar. Primero la busqu en la parte ms cercana del cielo y luego fui girndome, cuidadosamente, para asegurarme de que estaba en la direccin exactamente opuesta, y me encontr mirando el campamento que se encontraba a unos diez metros de distancia. Al principio pens que podra tratarse de una visin, pero comenc a caminar hacia l y vi que realmente era el campamento. Uno de los centinelas pregunt quin andaba all. Wilfred Stone le contest.

Oh! No poda dormir? En realidad tena sed y me despist respond, dirigindome hacia la luz de su linterna. En su caso, yo no me volvera a alejar del campamento. Ya ha desaparecido uno de los muchachos. De verdad? Un soldado llamado Flaherty. Era el centinela del ltimo turno. Nadie lo ha podido encontrar. Yo record que lo haba odo gritar desde el cielo, pero no haba sido todo un sueo? Entonces me di cuenta de que tena una gorra en las manos y me la qued mirando estpidamente. El centinela tambin la vio. Encontr eso en el desierto? S, en el desierto contest porque aunque recordaba perfectamente cmo la haba conseguido no poda decirlo. El centinela la cogi y mir el nombre inscrito en el interior. Es la de Flaherty dijo, y sali corriendo hacia la tienda de Hesseltine, que estaba iluminada y activa, sin duda por la desaparicin del soldado. Yo me dirig hacia el centro del grupo de tiendas y vehculos y vi que el platillo brillaba a la luz del farol. De pronto comprend que el platillo que miraba no haba chocado accidentalmente. Aquel platillo no se haba estrellado; haba sido puesto all, junto con los cadveres. Era un anzuelo. Nosotros nos lo habamos tragado y ahora estbamos sacudindonos en la punta del sedal. En algn lbrego lugar se perciba nuestra lucha. Alguien la haba odo, haba cogido el sedal y preparado el anzuelo. Y ahora nos atraparan.

TRANSCRIPCIN: INTERROGATORIO DE ROBERT UNGAR LUGAR: CALABOZO DE LA BASE AREA DEL EJRCITO EN ROSWELL INTERROGADOR: JOSEPH P. ROSE, OFICIAL ESPECIAL DEL GRUPO CENTRAL DE INTELIGENCIA JPR: Comprobemos los nombres. Es usted Robert Ungar? RU: Bob. JPR: Debo llamarlo Bob? RU: Hace tantos aos que me llaman Bob que si me dice Robert no me entero. JPR: Bob, tiene usted cuarenta y siete aos? RU: S, sa es mi edad. Seor, por qu me han trado aqu? JPR: Es una cuestin informal; slo para hacerle unas preguntas. RU: Las ventanas de esta habitacin tienen rejas. Me gustara saber si estoy acusado de algo. Porque si no, me voy a casa. Puedo irme a casa. Eso dice la ley. JPR: Se encuentra usted en una dependencia especial del gobierno. RU: Me voy a mi casa. JPR: S, por supuesto, pero le ruego que me responda a un par de preguntas antes de irse. RU: Oh, no! JPR: Hgalo por su pas, seor. RU: Dios mo! JPR: Le dijeron algo esos seres extraterrestres? RU: Yo ellos Quines? JPR: Qu vio usted? RU: La noche del da dos hubo una gran explosin. Se haba producido una tormenta de todos los demonios en el desierto. Extraa. Nosotros la vimos. Los rayos caan una y otra vez en el mismo sitio. Yo tema que mis ovejas se apilasen contra una cerca y a primeras horas de la maana fui all con mi hija y mi hijo y juntamos un montn de desperdicios. Pensamos que eran de un avin que se haba estrellado y se lo dijimos al sheriff. JPR: Inmediatamente? RU: No. Es probable que pasaran unos das. Cuando fui al pueblo, porque all no tenemos telfono. JPR: Vio usted a alguno de esos seres extraterrestres? RU: Qu me pregunta? Yo vi unos restos y un oficial militar me dijo que eran de una nave espacial. Yo no vi a ninguno de esos seres que usted dice. JPR: Pero usted declar a los diarios que haba visto ese platillo estrellado, cuando en realidad usted no lo vio. RU: Vi lo que dije! Oiga, qu pasa? Est usted intentado tergiversar mis palabras? Yo no vi ningn ser extraterrestre, seor. Yo vi lo que dije que vi. EL SEOR ROSE DIO POR FINALIZADA LA PRIMERA SESIN DEL INTERROGATORIO. SE MANTUVO AL PRISIONERO CONFINADO EN SOLITARIO, BAJO ESTRECHA VIGILANCIA, DURANTE CUARENTA Y OCHO HORAS. SEGUNDA SESIN DEL INTERROGATORIO JPR: Buenos das, Bob. RU: No he cometido ningn delito, pero ni siquiera me dejan usar el telfono. Quiero un abogado ahora mismo. JPR: Terminemos con un par de preguntas y podr irse. RU: Podr irme a casa? JPR: S, seor. RU: Vale. Y ahora qu pasa? Sigo sin haber hecho nada malo pero me tuvieron en una celda del calabozo. Me dieron de comer torta, agua y caf. JPR: Quiere un cigarrillo?

RU: Gracias. Qu marca tiene? JPR: Medallions. Muy buenos cigarrillos. RU: (Enciende el cigarrillo) Saben a aire caliente. JPR: Seor, tendr que cambiar su historia para la prensa. Tendr que decirles la verdad. RU: Eso es lo que he hecho! Toda mi vida he dicho la verdad! JPR: Nosotros sabemos que es muy divertido salir en los peridicos contando una buena historia, pero tendr que decir la verdad. RU: Toda la historia la contaron los oficiales! La escribi la base! A m apenas se me menciona. JPR: Debe decir la verdad, y la verdad es que usted encontr un globo meteorolgico e hizo creer que era un platillo volante, y lo hizo para conseguir publicidad. RU: Oh, Dios! Usted da vuelta a todo, lo cambia todo. Por qu no encierra a esos oficiales? JPR: Tenemos que hacer esto. Ellos tienen que decir eso. Es por el pas, Bob, por Estados Unidos. RU: (Largo silencio) JPR: Cuntos hijos tiene? RU: Dos que viven en casa, y una casada que vive en Albuquerque. JPR: Los hijos son algo maravilloso. Sale usted a pescar y cazar con su hijo? RU: Y con mis hijas. La mayor es muy buena tiradora. JPR: Bueno. Lo que ahora har ser decir a los peridicos que encontr un globo meteorolgico y que lo llam platillo volante a modo de broma pesada. RU: Yo he dicho la verdad! EL SEOR ROSE DIO POR CONCLUIDA LA SEGUNDA SESIN DEL INTERROGATORIO. SE MANTUVO AL PRISIONERO AISLADO BAJO ESTRECHA VIGILANCIA DURANTE OTRAS CUARENTA Y OCHO HORAS. AL PRISIONERO SE LE REQUIS LA ROPA Y SE QUITARON LOS MUEBLES DE LA CELDA. AL PRISIONERO SLO SE LE DIO A BEBER AGUA. TERCERA SESIN DEL INTERROGATORIO JPR: Buenos das, Bob. RU: Estoy metido en un buen lo. JPR: Desde luego. Su pas necesita ayuda y usted no lo ayuda. Estados Unidos lo necesita y usted le dice: No, yo no, Estados Unidos. Yo confirmo mi historia y as quedo bien. RU: Cmo puedo salir de este folln? JPR: Diga lo que es necesario que diga. Su historia era un poco desmadrada. No ha habido ningn platillo volante; slo un globo meteorolgico. RU: Los oficiales lo dijeron! Yo no fui! Obligelos a ellos a decir la verdad! JPR: Ellos dieron una conferencia de prensa en Fort Worth, con el comandante general del Octavo Batalln de la Fuerza Area, y el oficial que dijo eso, el comandante Gray, se ha retractado. Lo hace por Estados Unidos, porque ama a su pas ms que a su propia reputacin. RU: Yo amo a mi pas, pero qu hago en una celda sin siquiera mis ropas? Esto no es lo que yo llamo Estados Unidos. JPR: Pero usted ama a su pas. RU: Por supuesto. JPR: Bueno, pues algo hemos avanzado. EL SEOR ROSE DIO POR FINALIZADA LA TERCERA SESIN DEL INTERROGATORIO. EL PRISIONERO FUE DEVUELTO A LA SEGURIDAD DE SU CELDA PERO SE LE PERMITI DAR UN PASEO POR ROSWELL EN COMPAA DE ALGUNOS OFICIA LES. SE LE DIO UNA COMIDA ABUNDANTE Y SE LE

PERMITI DORMIR EN LA CAMA DE UNA HABITA CIN EN EL EDIFICIO DONDE SE ALOJABAN LOS OFICIALES VISITANTES. CUARTA SESIN DEL INTERROGATORIO JPR: Buenos das, Bob. RU: Hola. Yo quiero irme a casa. Se me acusa de algo? JPR: Puede usted ayudar a su pas. No podemos dejar que se sepa que el platillo es de verdad. Sencillamente no estamos preparados para ello. RU: Por qu no? JPR: Mire, Bob. Hasta dudo en decrselo a usted, pero se lo dir. Se lo dir siempre que usted me prometa, me d su palabra de honor y yo s cun importante es eso para usted que se llevar el secreto a la tumba. RU: S, seor. As lo har. JPR: Bueno la verdad es que tenemos razones para creer que estos extraterrestres han secuestrado hombres, mujeres y nios. RU: Dios mo! JPR: No podemos permitir que la gente sepa esto hasta que podamos defendernos. Bob, una fuerza extraterrestre est invadiendo Estados Unidos y hace cosas extraas y terribles que no comprendemos. Eso es secreto. RU: Que el Seor nos proteja! JPR: Estoy de acuerdo. Estados Unidos necesita que usted diga que es un globo meteorolgico, as la gente no sentir pnico. Es por el bien del pas. El To Sam lo necesita, Bob. RU: Pero no necesita que yo mienta. JPR: Oh, Bob! Algo tenemos que hacer. RU: Yo no miento. Nunca he mentido. JPR:Qu dir entonces? RU: Yo quiero ayudar a mi pas. Claro que quiero ayudarlo, pero no con una mentira. Encontr lo que encontr y yo lo s. Dir que lamento todo lo que ha sucedido. Yo dir eso y usted puede hacerlo parecer lo que quiera. JPR: Me da su palabra de honor? Dir en una conferencia de prensa, que convocaremos nosotros, que lamenta haber informado que encontr eso? Y dejar implcito que se equivoc sobre lo que encontr. RU: No, no mentir pero no puedo impedir que usted lo haga si eso es lo que cree que debe hacer. JPR: Todos tenemos que hacer sacrificios. Usted diga que lo lamenta en una conferencia de prensa, y yo me ocupar de lo dems.

Publicado en el Daily Record de Roswell el 1 de agosto de 1947:

EL GRANJERO QUE ENCONTR EL PLATILLO LAMENTA HABERLO DICHO

Robert Ungar, de 47 aos, un granjero del condado de Lincoln que vive a 45 kilmetros al sudeste de Maricopa, explic hoy que haba encontrado lo que el Ejrcito describi, en primera instancia, como un platillo volante, pero aadi que la publicidad que se le dio al hallazgo lo ha convencido de que si alguna vez encuentra algo, salvo que sea una bomba, se abstendr de comentarlo. Ungar cont que se encontraba con su hijo Bob, de 8 aos, a unos 10 kilmetros de la casa de campo de J. H. Foster, a quien le trabaja el campo, cuando encontr un lugar lleno de restos brillantes compuestos de tiras de goma, papel de estao, otro papel muy resistente y estacas. El 3 de julio, su hijo Bob y su hija Mary, de 14 aos, volvieron al lugar y recogieron una cantidad considerable de esos restos. No haba en el lugar seales de ningn metal que hubiese pertenecido a un motor; tampoco se encontraron restos de ninguna clase de hlice, aunque al menos haba un plano de deriva que haba sido pegado a un trozo de papel de estao. Aunque en el aparato no se encontraron inscripciones, haba letras en algunas partes, y en la construccin se haba utilizado una cantidad considerable de celo y de papel transparente con flores impresas. Ungar dijo que l haba encontrado antes dos globos de observacin meteorolgica en la granja, pero que no se pare can en nada a lo que haba encontrado esta vez. Estoy seguro de que ste no es un globo de observacin meteorolgica dijo, pero si encuentro algo ms, siempre que no sea una bomba, a ellos les va a costar mucho sacarme una palabra al respecto.

Captulo 16
Yo haba estado ansioso por seguirle la pista a la historia del cabo Jim Collins. Qu le haba sucedido? Se haba casado con Kathy? Y qu haba sido de sus hijos? Will estuvo de acuerdo en que descubriramos muchas cosas si nos ponamos en comunicacin con ellos. Yo me preguntaba, por ejemplo, por qu los visitantes haban insistido tanto en que se casase con Kathy y qu significado tena lo que haban dicho de que los tres primeros nios del matrimonio seran para ellos. Como todo lo que parecan hacer los visitantes, lo que sucedi esa noche en Fort Bliss poda interpretarse desde distintas perspectivas. Afortunadamente no fue difcil localizar a Jim y Kathy. Debido a su contacto con los visitantes, Jim ha estado controlado en secreto por el gobierno durante casi toda su vida. Los Collins viven en Everly, New Jersey, un pueblecito cercano a Pennsylvania. Cuando me diriga hacia all desde Maryland, esperaba encontrarme con la devastacin de las refineras pero hall granjas y rboles llenos de brotes primaverales y un pueblo con casonas viejas de amplios porches, slo desfigurado por la falta de rboles. Las calles de Enid haban estado antao alineadas por olmos holandeses. Jim tiene ahora sesenta y un aos; Kathy, sesenta. Viven en una de esas grandes casas, con un espacioso porche donde tienen una hamaca. Kathy cuida el hermoso jardn y hacen su propio vino con las uvas que cultivan en un emparrado que tienen en la parte de atrs. En las paredes del saln hay grandes fotografas de sus hijos y tienen un viejo perro llamado Horace. Me sent muy molesto por todo. Al principio ellos se mostraban extremadamente suspicaces. Yo les cont lo que Will me haba recomendado que dijese: que yo era un nuevo funcionario de MAJIC, encargado del estudio de casos, y que slo quera confirmar algunos detalles. Dado lo que ya saba de ellos por haber ledo las transcripciones de la hipnosis a que se haba sometido Jim y todos los memorandos secretos sobre el incidente ocurrido en Fort Bliss, me mostr muy convincente. Cuando se hubieron convencido de que yo era autntico, se mostraron clidos, amistosos y abiertos. El Jim Collins que nunca haba odo hablar de extraterrestres y crea que lo de los platillos volantes era una locura se transform en un individuo con conocimientos y considerable informacin sobre los aliengenas. Su mujer afirm que tena contacto continuo y sugiri que alguno de sus hijos tena algo que ver con ello. Lo que yo quera saber era si Kathy haba entregado un beb a los visitantes. Cuando se lo pregunt se mostr evasiva. Entonces no lo comprend bien pero ahora lo entiendo perfectamente. Aunque sorprendidos por mis preguntas, Jim y Kathy estaban fascinados con el hecho de que yo quisiera saber ms sobre su relacin personal con los visitantes. En todos los aos que haban mantenido contacto con MAJIC, el grupo secreto que controla las relaciones entre humanos y visitantes, nunca les haban preguntado sobre este aspecto. Los entrevistadores se haban centrado en el diseo y las funciones de los aparatos que Jim haba visto y tocado. Si cuando lo haban elevado con la luz azul haba tenido una sensacin de hormigueo; si le haba costado mucho insertar las agujas en las cabezas de sus compaeros de armas. Esas eran las cosas que queran saber los de MAJIC; no lo que les hacan sino cmo lo hacan. A mi juicio eso era una tpica falta de visin. El problema de mantener cosas de este estilo en secreto es que no se las encuentra en el libre mercado de la investigacin, por lo que el proceso de entendimiento lleva consecuentemente mucho ms tiempo. Yo quera concentrarme en los aos en que Kathy haba dado a luz. Por qu queran los visitantes nios humanos? Yo haba ido a Everly esperando respuesta a algunas preguntas de mucho peso. Tena a Jim y a Kathy. Aunque su matrimonio feliz y sus vidas exitosas me haban desconcertado un poco, los encontr encantadores. Eran inteligentes y tenan un buen sentido del humor. sta es la historia que me relataron. Jim saba exactamente lo que quera hacer cuando su escuadrn fue dado de alta, por compasin,

justo despus de la desaparicin de Sweet Charlie. Obedeciendo las rdenes subliminales de los visitantes, se lanz rpidamente a los brazos de Katherine O'Mally. Cogi el tren a New Jersey con la explcita intencin de pedirle a Kathy que se casara con l. Desde la noche que se enamor de ella le escribi una carta cada dos das. Cuando lleg a su lado slo le quedaban tres das libres antes de presentarse en su nuevo destino, una unidad en Pennsylvania. Como haba hecho el recorrido ms rpidamente que sus ltimas cartas, nadie conoca su llegada. Su propia casa estaba a oscuras cuando se ape del tren nocturno. Fue derecho a lo de Kathy y se qued de pie debajo de la luz del porche, haciendo girar el sombrero entre sus manos. Finalmente cobr coraje para llamar al timbre. Y all apareci ella, con el cabello recogido, el salto de cama agitndose a su alrededor y la cara brillante por la crema nocturna. l se qued boquiabierto. Ella era ms hermosa que cualquiera de las personas que haba visto jams; an estaba ms bella que la ltima vez que la haba visto. Oh, Dios mo! Jim! Su voz era como la brisa rozando las hojas estivales. Hola! Estoy hecha un desastre! No. Oh, Jim! Pasa, pasa! dijo ella, abriendo la puerta de par en par. Mam, pap! Jim est aqu! Jim est aqu, en casa! l entr y se sinti enorme. Todo le pareca muy delicado. Sillas que podran partirse al sentarse; cuadros que se caeran de las paredes con slo rozarlos; un jarrn sobre una mesa, con flores blancas que podran marchitarse si alguien exhalase junto a ellas aliento a cerveza. Y haba tanta tranquilidad! l se haba acostumbrado a las instalaciones militares, verdes, grises y sombras, llenas de tipos gritones que no saban hablar sin largar un cono o un gilipollas un par de veces en cada frase. Las flores eran gardenias. Las mir intensamente, como si quisiera consumirlas con su mirada. Aunque no poda decirlo y ni siquiera pensarlo con mucha claridad, el profundo dolor que llevaba en el corazn cuando el aroma de las gardenias lo invadi fue como un canto fnebre dedicado a todo lo que el Ejrcito le haba quitado. El To Sam haba sofocado la pequea llama de poesa que haba en l, pero l no lo saba. Slo saba que las gardenias eran realmente hermosas. Aparecieron Seamus O'Mally y su mujer, Angela, y en medio del vestbulo Jim abraz a Seamus, que ola a pipa, y a Angela, cuyo aroma era de Lanvin. Se oyeron entonces risas y Kathy desapareci para arreglarse. Cmo estn tus padres? Ellos Yo Quieren que vuelva ms tarde? No, hijo, pero a tu madre le gustara verte. Jim record el porche a oscuras. Creo que han ido al cine. Es que no saban que venas? Me acaban de licenciar y me parece que he llegado antes que mis cartas. Kathy no recibi ninguna carta, de lo contrario se hubiese puesto a cantar por toda la casa. Jim se ech a rer algo nervioso. No saba mantener este tipo de conversacin con los padres; lo que quera era hablar de ella; decir, por ejemplo, Kathy est muy bonita; Kathy me sonri cuando me vio; qu sorpresa se llev! Pero no poda hacerlo porque hubiese sentido mucha vergenza. Jim desliz las manos por sus muslos y Seamus O'Mally encendi su enorme pipa. Creo que los holandeses no resisten ms en el Lejano Oriente dijo Seamus. Jim record vagamente al nio que haba puesto un dedo en el dique. Los holandeses estaban en el Lejano Oriente? Dnde? S respondi.

El nico imperio que sobrevivir a la guerra ser el britnico. El sol nunca se pone en el Imperio Britnico. La India dijo Jim. Gandhi. l es l me gusta. Dice muchas cosas que estn bien. Jim pens en el hombrecillo indio que haba visto en los noticiarios del cine y supo que conoca a un hombre bueno. Seamus O'Mally lo mir detenidamente mientras aspiraba su pipa con lentitud, y Angie beba caf. Jim tuvo la sensacin de que se le haban cado los pantalones. Pero de repente apareci Kathy. Dios, qu bonita era! Su piel resplandeca; l jams haba visto un resplandor igual. Y su tersura! Rog a Dios que le permitiese posar sus labios en aquella piel y aadi otro ruego para poder besarla en los labios. Jim sinti que la vida le sonrea. Ahora, Emmeneger est abierto hasta las diez dijo ella riendo. Cre que cerraban despus de la cena. Ahora no. Has estado fuera mucho tiempo. Everly ya es un pueblo importante. Tenemos una agencia de la Chevrolet dijo la seora O'Mally. Han llegado los tiempos modernos a Everly. Calloway vino a Newark dijo Kathy. Yo no fui a escucharle pero Jane Krebs dijo que l se llevara el pauelo a la nariz. Se supona que nadie deba saber lo que haca pero todos lo saban. Ostras! exclam Jim. Y qu haca? pregunt la seora O'Mally. Se sonaba la nariz respondi su hija. Jim se dio cuenta de que estaba desesperado. Nunca haba tenido relaciones ntimas con una chica. Nunca le haba pedido a una chica americana, virgen y pura que No poda pensar, slo su cuerpo actuaba. Vamos a tomar un refresco, Kathy. Vamos, Jim; me hace mucha ilusin contest ella sonriendo. No olvides a tus padres dijo la seora O'Mally cuando se iban. No, seora. No tardaremos mucho en volver. Cuando atravesaban el vestbulo, Kathy cogi una de las gardenias y se la puso en el pelo. Salieron juntos, corriendo para evitar el aspersor de Seamus O'Mally. Ambos pertenecan a la clase media americana y mantenan casi intactas las tradiciones puritanas con que los haban criado: nunca se hacan insinuaciones a una chica y mucho menos se la besaba, salvo despus de haber salido varias veces con ella y haberle hecho una declaracin de intenciones; nunca se aprovechaba uno de ella tocndole sus partes ntimas, y por supuesto jams se haca eso. Kathy y Jim caminaron hacia la esquina rodeados por el embriagador perfume de la flor. El aroma de la gardenia calmaba a Jim y le haca ver a Kathy familiar y accesible. Podan elegir entre bordear el pequeo parque o atravesarlo, pero Jim ni siquiera la consult; la condujo hacia el pequeo parque. Hicieron caso omiso de los dos primeros bancos pero encontraron uno en un rincn ms oculto, con un seto en la parte de atrs, que impeda que se los viese desde la calle, y con vistas del laguito situado en el centro del parque. Recuerdas cuando patinamos el invierno pasado? dijo Jim. Parece que fue hace mucho tiempo. He terminado el servicio Ni lo menciones. No quiero acordarme de todos esos meses! Ella record el extrao sueo que haba tenido con l. He pensado en ti dijo Kathy. Yo incluso he soado contigo, pero no sirvo para contar esas cosas por carta. Recib tus cartas. Qu te parecieron? Yo tambin he soado contigo, Jimmy, y te juego cualquier cosa a que fue la misma noche que

t soaste conmigo. Ella apoy la cabeza en el hombro de l, y l puso una mano entre las de ella. Kathy se las acarici dndole nimos y l le dio un beso en la mejilla. A Jim le haban sorprendido las conversaciones de sus compaeros sobre sus experiencias sexuales. l nunca hablara de Kathy, pero la deseaba ms que nunca y comprenda su deseo con mucha ms claridad que la que hubiese tenido antes de esas conversaciones en el Ejrcito. Record la noche que se haba enamorado de Kathy, la misma noche que haba desaparecido Sweet Charlie. l se haba despertado esa maana y se haba dado cuenta de que amaba a la mujer que ahora estaba sentada a su lado. Te amo, Kathy. Bueno, ya lo haba dicho! Oh, Jimmy! Yo tambin te amo. l sinti que le temblaba todo el cuerpo y de repente se encontr con ella en los brazos y sus labios junto a los de ella. Luego los labios de Kathy se abrieron y l pudo penetrar el secreto contacto de esa boca. Nunca haba besado as a una chica. Jim pens por un instante que quizs estuviese precipitndose y se apart de ella. Perdname. Ella suspir y luego, tras una risita, dijo: Anoche tuve otro sueo, pero no fue en mi cama, fue en otra parte. No s si debo decrtelo pero en el sueo yo estaba desnuda. Alguna vez has estado desnudo en sueos? l casi se qued sin habla. En cuanto hubo odo la palabra desnudo su cuerpo se convirti en un volcn. Tena una ereccin tan colosal que ella deba notarla en sus pantalones, incluso en la oscuridad. S, alguna vez he estado desnudo en sueos. En el sueo se me apareci un hermoso nio vestido de blanco. A Jim eso le son vagamente familiar y sinti un cierto malestar. El nio tena una varita y cuando la agitaba caa un polvillo sobre mi cuerpo. Polvo de hadas. Fue tan hermoso y tan ntido como si fuese real. As que me despert pensando que hoy pasara algo bueno. Y pas? Pas qu? Pas algo bueno hoy? Has vuelto a casa dijo ella riendo. Hars lo que te peda en mi carta, Kathy? Qu cosa, Jimmy? Te quieres casar conmigo? Ella sinti que se le arrebolaban las mejillas y que todo su cuerpo se cubra de humedad. La humedad derriti ciertas partculas que le haban espolvoreado durante la noche, dejando libres unas sustancias qumicas sutilmente mezcladas que reaccionaron con su piel. Ella comenz a despedir una esencia antigua y pura y, aunque Jim no la perciba conscientemente, sta afectaba su ms ntimo ser y casi enloqueci de deseo. Volvi a besarla, esta vez apoyndose en ella como buscando la forma de meterse en su interior. Oh, Jimmy! exclam ella jadeando. S, Jimmy! Kathy estaba fuera de s. Jams se haba sentido as. Saba que l estaba con el pene en ereccin y le cost mucho no estirar el brazo y cogrselo como si se agarrase a una cuerda de salvamento. La tierra pareca palpitar bajo el banco, el csped, los setos y los rboles; pareca suspirar con la pasin de los jvenes. Fue entonces cuando tuvo una idea locamente deliciosa que al menos le permitira contemplarlo desnudo, beber su desnudez. Vamos a nadar a la laguna susurr Kathy, y pens que se haba vuelto loca, que se le haba trastornado el juicio. l se estremeci y ella no pudo evitar rozarle con la mueca. Ante el roce l se ech hacia atrs

como si ella le hubiese pegado. La tena tan erecta! Realmente podan ponerse muy duras. No podemos hacer eso. Es Lo hice hace aos. Pero ya no somos nios dijo l, cruzando las piernas. Ella le dio un beso en los labios. l se resisti, pero slo por un momento, luego no pudo resistir ms. Ella era como un vino misterioso que lo emborrachaba. Podemos desvestirnos en el seto dijo Jim. A duras penas poda creer lo que suceda. Ella estaba tan caliente como l. No, ms caliente. l se levant con las piernas endurecidas y se dirigi al seto que haba detrs del banco. Deba desnudarla l? Qu pasara si los descubran? Todava no eran las diez y poda pasar gente por el parque. Ella se apart, agach la cabeza y le ofreci la cremallera de su ligero vestido azul. l la baj y el vestido se desliz dejando libre su plida piel y el cierre de su sostn. Desabrchalo murmur ella. l no poda ver en la oscuridad, y adems nunca se haba encontrado ante el broche de un sostn. Ella llev las manos hacia atrs, lo desabroch y el sostn cay al suelo dejndola desnuda desde la cintura para arriba. Ella se gir y l se qued atnito. No era posible que fuese tan hermosa; era como si de su piel emanara la luz de la vida, y ola como una rosa, como un ngel, como un beb. l se le acerc, movindose como un halcn sobre su presa. Ella se ech a rer tmidamente. stos son botones! dijo ella mientras le tocaba el pantaln. Cosas de la mili. Nada de cremalleras cuando bastan botones. Al principio no lo manose, pero sus manos eran diestras y cuando desliz los dedos en busca de los botones, l casi se desplom. Senta descargas de puro placer donde los dedos de ella tocaban su pene. Le estaba tocando el pene! Se lo tocaba! Y de pronto tena la bragueta abierta. Ella le quit el cinturn y los pantalones cayeron al suelo. Hasta los calzoncillos son verdosos dijo ella riendo. As parece que se mantengan limpios durante ms tiempo. Mira! dijo ella agachndose y besndolo. Fue slo un beso ligero en los calzoncillos, pero en el sitio apropiado. Venga, s valiente! agreg Kathy. Los caballeros, primero! Una parte de ella le deca, con toda calma y racionalidad, que se haba vuelto loca. Estaba desvistiendo a un hombre en un parque pblico! No poda ser verdad. Ella, Kathy O'Mally, la flamante vicepresidenta de la clase superior de Nuestra Seora de los Pesares, no poda hacer aquello. Kathy O'Mally, la impoluta hija de Seamus y Angela O'Mally de la calle Dexter en Everly, New Jersey, no poda desvestir a un hombre. Le haban concedido el misal de los domingos en piel repujada por ser la mejor estudiante de religin, y adems era la presidenta de Sodality. Kathy pens en su prxima confesin: Bendgame padre porque he pecado; me confes por ltima vez hace una semana. He cometido el pecado mortal de la lujuria yendo a nadar desnuda con un chico en la laguna del pueblo. Qu pasara al otro lado del confesionario? Sufrira el pobre padre Dougherty un ataque al corazn? Con una sonrisa salvaje que incluso la sobresalt, le baj los calzoncillos, pero el pene se enred con el elstico. Pero a ella ya nada le importaba; lo cogi con la mano, tir de l y lo dej en libertad. Luego termin de bajarle los calzoncillos y all qued, tal cual haba nacido. Por fin pudo conocer ella el aspecto que tenan aquellos bultos que haba en los pantalones de l. l susurr su nombre. Senta que las piernas no lo sostenan. Nunca lo haba visto as una chica, ni tampoco un hombre. Bueno, no en este estado. Cuando lo roz la brisa nocturna, se le intensific la sensacin de desnudez. Ella termin de quitarse el vestido y las bragas y se qued de pie delante de l, cubrindose con manos indecisas los senos y el pubis. Luego levant la cabeza y lo mir directamente a los ojos. Puso las manos a los costados, sonrojndose un poco, y con las palmas abiertas en una postura familiar, dijo: Nuestra Seora de los Pesares.

La intensidad de su risa lo hizo dudar, pero slo por un instante. Se quit la camisa y le tendi los brazos. Ella se acerc y l sinti su cuerpo pegado a la carne desnuda de Kathy. La noche era clida y el mundo pareca estar lleno de una bondad que l no saba que existiese. Le bes los labios, luego las mejillas, despus los pechos, acaricindolos y cubrindolos con las palmas de las manos. Ella le presion suavemente los hombros hacia abajo y l se puso de rodillas y le bes la suave maraa que tena entre las piernas. El olor era fuerte. Ella presion su cuerpo contra l un momento y l sinti en los labios la sensacin de una almeja tibia. Se ech hacia atrs, confuso. No tena una idea clara sobre los genitales de una mujer y no saba qu era lo que haba tocado que se esconda en esa mata de pelo. Levant la cabeza y la mir. De verdad quieres nadar? No s. Es una locura. Estamos en el parque! l s quera nadar, lo deseaba con vehemencia. El agua estar caliente; siempre lo est en julio. Atravesaron el seto cogidos de la mano. El camino de asfalto estaba casi caliente para los pies desnudos. Jim poda sentir la presin y el cosquilleo de las piedrecillas en las plantas de los pies. Tena conciencia de que su pene se mova delante de l. Kathy se lo cogi con la mano y lo condujo as hacia el agua. l se tambale. Por Dios, Kathy! exclam. Mir a su alrededor para ver si haba gente pero el parque pareca estar vaco. El agua, clida o no, les produjo un estremecimiento. El lodo del fondo se les escurri entre los dedos, pero no les import: sus cuerpos eran libres. La secreta embriaguez los hizo traspasar los lmites de la cautela. Desaparecieron todas las cautelosas represiones de su vida; eran animales en el agua. Jim lanz un grito que se extendi por toda la laguna e hizo eco en las casas que bordeaban el parque. El gozo que transmita su voz sorprendi a la gente y se encendieron luces en algunos porches. Kathy extenda los brazos y giraba una y otra vez, rindose. Se encendieron ms luces y en un par de porches apareci gente. Los O'Mally no oyeron nada porque su casa quedaba al final de la calle. Jim se zambulla en el agua y daba vueltas. La parte ms honda apenas tena un metro de modo que no poda esconderse. Kathy se ech encima de l y se pusieron a girar juntos pero con extrema conciencia de la presencia sexual del otro. Jim adquira conocimientos sobre la extraordinaria belleza de la piel de una mujer en medio del agua y la oscuridad, y pasaba repetidamente sus manos por los pechos de ella, rozando con sus palmas los pezones duros como nueces. Se sentaron en la parte menos profunda, jugando como dos criaturas. Chapoteaban, se rean y se retorcan con las cosquillas y las invasiones ms ntimas del otro. l lleg a conocer, por tacto, la almeja que estaba dentro de la mata de pelo pbico y ella le acariciaba el pene erecto, le levantaba el escroto una y otra vez y jugaba con sus huevos, sobndolos con sus dedos gordezuelos. Sobre el agua de la laguna se reflej una luz roja. Al verla, Kathy recobr el sentido y se qued horrorizada porque haba estacionado un coche con radio y luces intermitentes, y un polica con una linterna se diriga rpidamente por la orilla hacia ellos, acompaado de un pequeo grupo de ciudadanos. Los jugueteos haban llevado a Jim y a Kathy casi al medio de la laguna, y entre ellos y sus ropas se interpona la gente. Son chicos desnudos grit una voz tensa como un alambre. Eso fue lo que destruy el cuento de hadas de sus sueos. Se pusieron de pie. Corre, Kathy! dijo Jim. No podan ir en busca de sus ropas; no les quedaba otra solucin que salir de la laguna por el lado opuesto. Surgan del agua, saltando como delfines, transportados por sus jvenes miembros a travs de la laguna con ms rapidez que la que podan desplegar el polica regordete y su

squito de inquisidores alrededor de ella. Los setos y los arbustos daban cierta proteccin pero ninguno de los dos se animaba a ir hacia sus ropas por temor a que la gente las descubriesen antes de que ellos pudieran ponrselas. Kathy estaba asustada aunque segua excitada. Estaba ms all de conceptos como el de la diversin. De las profundidades de su alma haba surgido una criatura de la noche, una antigua mnade, la criatura mstica de su alma. Jim estaba simplemente asustado. Mientras corra, saltando por entre los cardos y las zarzas, se iba golpeando el pene y lanzaba silbidos de dolor. Por qu haces eso? Tengo que hacerlo bajar! No quiero ir a la crcel as! Corran como locos. Salieron de los setos a la amplia pradera que rodeaba el estrado para msicos. El viento les rozaba el cuerpo y los cabellos. Volaban como las brujas, y de repente se encontraron en la calle. Los iluminaron los faros de un coche, pero la sorpresa del conductor fue tal que se le par el motor. Mientras bajaban disparados por la calle Dexter, oyeron tras ellos el ruido del arranque. El roble! Sigeme! Kathy trep a la rama ms baja de un roble y Jim se dio cuenta de su plan. Por entre sus ramas podan llegar al tejado y la ventana de la habitacin de Kathy estaba justo all. El coche haba arrancado, dobl la esquina y baj a toda velocidad por Dexter. Date prisa, Kathy! Aydame! Hablaban lo ms bajo posible. Los O'Mally se hallaban en la habitacin del frente escuchando un programa de radio. Jim puso las manos en las nalgas de Kathy y le dio un empujn. Qu ligera era su querida Kathy! Despus sigui los pasos de ella. Una de sus piernas qued completamente iluminada por los faros del coche que se haba detenido con un frenazo al final del camino de entrada. Un hombre vestido con traje y sombrero se introdujo decididamente en el jardn, dejando tras de s, en el coche, a una mujer que gritaba histricamente. Bajen del rbol! Qu hacen corriendo desnudos? Cmo se atreven? La radio se apag. Kathy se meti por la ventana de su habitacin y Jim se qued helado, de pie contra el tronco del rbol. Querida y bendita Virgen Mara! Te rezar diez rosarios si salgo bien parado de sta! Seamus O'Mally sali al porche. Quin anda por ah? pregunt con su suave acento irlands. El conductor se distrajo un momento, y Jim lo aprovech para lanzarse hacia la ventana cruzando el tejado. Kathy estaba all y lo arrastr hacia el armario empotrado, cerrando la puerta tras ellos. Gracias susurr Jim, pensando que deba diez rosarios a la Virgen, despus de una confesin fenomenal por supuesto. Procura no respirar siquiera. Oh, Jimmy, la ropa! La encontrarn. Ya diremos algo, alguna mentira. Que nos robaron y nos asustamos. Ya s! Diremos que los ladrones nos obligaron a quitarnos la ropa. No hables tan fuerte! Viene alguien! Se oy la voz de Angela O'Mally desde abajo. Asegrate de mirar en la buhardilla. No olvides la buhardilla. Jim se encontr acaricindole nuevamente los pechos. Era tan hermoso! Los dedos de ella presionaron la punta de su pene. No me gusta ese hombre dijo Kathy. Oyeron entonces la voz de Seamus O'Mally. Qu raro! Est usted seguro de haberlos visto? Y dice que treparon a mi rbol? Jim introdujo un dedo en las profundidades de la mata de pelo de Kathy, que lanz un gemido. Vieron luz por debajo de la puerta. A Jim le castaetearon los dientes; Kathy contuvo el aliento.

Jim tante an ms hondo con su dedo y ella se estremeci; el placer que sentan casi los hizo desvanecer. Aqu no hay nadie dijo Seamus. La luz se apag. Kathy lo bes con fuerza, obligndole a separar los labios e introduciendo su lengua en la boca de l. l crey haberse convertido en una llama producida por la descarga elctrica de las terminales de los nervios. Y sus cuerpos se fusionaron. Oh, duele! dijo ella en un suspiro. Perdname! No importa; me duele y me gusta al mismo tiempo. Oyeron voces distantes que venan de la calle y despus el ruido de un motor al arrancar. Era la seal que esperaban. Sus cuerpos se agitaron como dos martinetes y rodaron, retumbando, por el suelo del armario. La consternacin en la planta baja fue total. De nuevo se apag la radio y los dos O'Mally miraron horrorizados hacia el techo de la sala. La araa se balanceaba y el techo haca un ruido tremendo, como si alguien saltase sobre l. Angela O'Mally grit: Ladrones! No, mujer, son ardillas! Son los ladrones desnudos! Y estn en la habitacin de nuestra nia! No hay ningn ladrn desnudo. No te diste cuenta de que ese hombre era un chiflado? Son ardillas o ratas! Seamus, con la pipa entre los dientes, volvi a subir la escalera con fuertes pisadas. Sac del armario una pequea escopeta y se dirigi a la habitacin de su hija para liquidar a los bichos que haban entrado. La puerta del armario vibraba como la caldera de la tienda de mquinas donde l era capataz. Debe ser un mapache mascull Seamus mientras cargaba la escopeta. Abri de un tirn la puerta del armario. Al principio no comprendi lo que vea: dos seres humanos, completamente desnudos, revolcndose sobre un montn de vestidos, pero era evidente que estaban haciendo lo que l llamaba sus cosas. Diablos, el chiflado tena razn! Los jvenes se movan con tanto frenes debido a la pasin que Seamus se qued contemplndolos. A Seamus ni siquiera se le haba pasado por la imaginacin que fuera su hija la que yaca bajo el cuerpo de l, es decir, no se lo imagin hasta que los cuerpos, agotados se quedaron de repente silenciosos, como si se tratara de ladrones. Oh, Dios mo! Katherine O'Mally! Y t, gamberro! Jim no poda pensar. Haba sido tan enloquecedor su placer que casi no recordaba su nombre. Le llev bastante tiempo darse cuenta de que las luces estaban encendidas. Sali a la superficie de ese mar de ropas quitndose una faja y unas bragas de la cara. Seor O'Mally! exclam con una voz que pareca la de un nio de doce aos. Se lo puedo explicar todo. Explicar! Sal de mi casa, destrozador de hogares! Cmo te atreves a mancillar a mi hija! Oh, Katie Kate, te ha hecho dao, cario? La seora O'Mally apareci detrs de su marido. Jim se haba puesto de pie y coga el sostn que se le haba enredado en la cabeza para taparse el pene, erecto an. Por qu no se iban abajo? No era eso lo que tenan que hacer ahora? El seor O'Mally se arrodill, buscando a su hija, que apenas se vea entre el montn de ropa. Te ha hecho dao, preciosa? Quieres que lo mate, cario? Oh, papato, papato! jade ella. l meti sus manazas entre la ropa y la sac del armario. Ella se desplom sobre su regazo. Luego abri los ojos y mir a Jim. Oh, papato, me gusta joder! Eso fue demasiado para Seamus O'Mally, que cay hacia atrs desmayado, dejando caer a su

hija. Nos casaremos maana! grit Jim. S, s! Y haremos siempre el amor! Angela O'Mally comenz a lanzar lamentos. Se arrodill junto a su marido y dijo entre gemidos: Oh! Por qu te has muerto? l abri un ojo, irgui la cabeza y con todo cuidado, como si no se hubiese desvanecido, cogi la escopeta. Muchacho, sal de esta casa. Katherine O'Mally, ve y trae la correa. Jim oy el chasquido de la correa cuando descenda al jardn por el rbol. A pesar de sus veinte aos, Kathy reciba su castigo. l se puso furioso, pero no poda hacer nada. Regres furtivamente al parque y encontr las ropas. Cuando termin de vestirse haba recobrado ms o menos la razn. En lugar de volver a aparecer en casa de los O'Mally, decidi dejar la ropa de Kathy en el buzn y se fue a su casa. A la maana siguiente, un cartero se encontr la ropa, lleno de sorpresa. James Thomas Collins y Katherine O'Mally fueron conducidos por los padres de ambos a Maryland, donde no haba perodo de espera para contraer matrimonio y donde los cas un juez de paz el 14 de julio de 1947. Exactamente tres meses despus, Kathy abortaba el producto de esa primera noche juntos, y yo obtena otra pieza de este rompecabezas tan extraordinario. Yo no creo que el beb muriese sino que tengo la firme sospecha de que se lo quitaron a la madre, muy probablemente tres grciles criaturas vestidas con los monos azules que suelen llevar en las incursiones nocturnas a zonas pobladas. Sin duda, hicieron el trabajo con precisin, siguiendo con la tradicin de muchos siglos. He encontrado datos sobre esta clase de actividad en el folclore de muchas culturas humanas. Las mujeres del norte de Mxico los llaman campeches y se alegran cuando las visitan. Por qu harn esto y por qu les llevar tanto tiempo? A ms de un testigo le han dicho que ellos eran los obreros de Dios. Lleva muchas generaciones crear una nueva especie de oro utilizando un viejo tipo de arcilla. El destello incipiente de una nueva vida, una criatura nonata, fue transportado por un haz de luz dorada hasta la que sera su madre. sta era una cirujana maravillosa e inmediatamente le oper los ojos y el crneo. El resto de la criatura no lo toc sino que lo ba con un lquido rosa hecho con sangre de la madre natural. La criatura progres, vivi y creci hasta alcanzar, en pocos meses, su extraa madurez. En el fondo de su corazn, Katherine O'Mally Collins lo llam Seamus y, llorando, me cont que ella saba que la criatura viva y que an le dice que lo ama cuando el viento nocturno puede transportar sus palabras al cielo. Yo creo, desde el fondo mismo del misterio, que la criatura la escucha.

Captulo 17
Gracias al encuentro con los visitantes, Will Stone se encontraba en una situacin muy rara. El problema resida en que su experiencia era espectacularmente extraa y hasta irracional. No cabe duda de que tenan la intencin de desafiarlo respecto de su cmodo modelo de realidad, de hacerle saber que ellos no eran lo que l supona. Pero en realidad no sirvi ms que para alimentar la psicosis de suspicacia que caracterizaba su personalidad. Cmo poda contar lo que recordaba, como por ejemplo haber volado por el aire? Era tan absolutamente irracional que hubiese perdido el trabajo ms extraordinario del mundo me dijo Will, demostrando una sorprendente cautela en un romntico y aventurero como l. Los actos de los visitantes debieron parecer extremadamente irracionales pero yo creo que eran el producto de una magnitud de pensamiento que nosotros todava no hemos desarrollado. Will nunca imagin esa posibilidad, pero era imposible que se le ocurriese porque su alcance intelectual es insuficiente. En cuanto se refera a l, la posibilidad de que los extraterrestres trabajaran de acuerdo con un plan irracional, realmente le produca una gran sensacin de vulnerabilidad. Significaba eso que la razn era tan imperfecta que ellos no la utilizaban? De ser as, entonces la razn era de hecho irracional y la gente que la utilizaba nunca poda pretender superar a aquellos que estaban por encima de ella. Es una pena que Will no haya tenido el coraje de sentarse con los dems y decir la verdad: nosotros no entendemos esto. Se haban agarrado a la simple suposicin de que los llamados extraterrestres tenan una nave exploratoria y que pronto aparecera una gran cantidad de aliengenas, a pesar de que en su informe original Will sealaba que ya haban estado aqu al menos sesenta aos antes. Adems, si hubiesen investigado el folclore y las leyendas habran encontrado indicios de que su presencia en la tierra era muy anterior. De modo que la nave que se estrell en Roswell podra no haber sido un aparato exploratorio que, procedente de otro planeta, se encontrase en una primera misin de reconocimiento. Y por la misma razn que Will se negaba a admitir el carcter extrao de su experiencia, ninguno de los dems osaba considerar esa posibilidad; preferan simular que saban de qu se trataba, y por cierto una invasin era algo que podan entender. Will me dijo, en defensa propia, que l tena demasiado temor como para pensar con claridad; que los alaridos del pobre centinela que desapareci en el cielo sonaban en su cabeza da y noche, y tambin la voz burlona: Te vamos a llevar a dar un paseo. Y qu paseo le dieron! Resulta maravilloso imaginar a ese hombre serio y digno planeando sobre las calles de Roswell con una gorra en la mano y comprobando despus, horrorizado, que la gorra que haba cogido para demostrarse a s mismo que el incidente haba sido real proceda de la cabeza de un centinela que haba desaparecido. Will nunca ha credo que los visitantes tengan sentido del humor, lo cual es lgico porque las vctimas de una broma pesada nunca le encuentran gracia. Pero tambin est la parte triste, la parte terrible. Los compaeros del centinela lo estuvieron buscando durante toda la noche. La base haba enviado seis helicpteros que, con poderosos reflectores, recorrieron miles de kilmetros zigzagueando por el desierto. Will los vio deslizarse como estrellas en la oscuridad hasta que la plateada luz del primer rayo de sol brill en las cabinas de fibra de vidrio. No ha habido suerte se oa en la radio, no ha habido suerte, no ha habido suerte. Entonces se organizaron y salieron a buscarlo andando. Los hombres, cogidos del brazo, arrastraban los pies por la maleza tratando de encontrar un botn, un trozo de su ropa, algo ms que su gorra para saber que el cabo Flaherty haba existido. No hubo suerte. A las nueve result evidente que no lo encontraran, pero aun as toda la compaa de la polica militar sali en jeeps a buscarlo en todas las direcciones. Puntualmente, a las nueve, lleg el camin con plataforma que Sally Darby haba enviado desde

Los lamos. El camin, que se utilizaba para transportar armas atmicas experimentales, era de un tamao enorme y estaba extremadamente bien construido. Will not un cambio profundo en los hombres del destacamento; estaban taciturnos y silenciosos. l se senta contento de que hoy se llevaran el platillo y los cuerpos porque no saba con certeza si la Fuerza Area permitira que sus hombres pasaran otra noche all. Todos se dedicaron a poner el platillo en el camin. El platillo era tan liviano que pudo ser levantado sin esfuerzo por treinta hombres colocados a su alrededor. El problema consisti en que slo podan moverlo un metro, por lo que no podran llevarlo hasta el camin. A Will le preocupaba la idea de que tuviesen que hacer venir una gra y perder por lo menos otras cuarenta y ocho horas, y consider la posibilidad de traer desde Washington un equipo del Grupo para proteger el platillo si la Fuerza Area retiraba a sus hombres. Pero entonces sucedi algo muy curioso. Los hombres sostenan el platillo y se movan lentamente hacia los camiones. El teniente Hesseltine gritaba rdenes como el patrn de una galera: Ahora! Ahora! Ahora!, y a cada orden los hombres hacan al unsono el movimiento sealado a cada uno, dando algunos un paso atrs; otros hacia los lados; y otros hacia delante, segn la posicin que ocupaban en el crculo. Pero cada vez que se movan, el platillo se resista y se elevaba, como si tuviera un giroscopio funcionando en su interior. Hesseltine volvi a gritar Ahora. Dos de los hombres que deban dar un paso adelante lo dieron hacia atrs y sus manos dejaron de asir el borde de la superficie lisa. Uno de ellos se tambale hacia atrs y cay. En un instante haba diez hombres en el suelo y el platillo se les iba de las manos a los dems. Los que estaban en el suelo salieron gateando de donde caera el platillo. Pero ste no cay como una piedra sino que, ante el asombro de todos, se pos suavemente en ella gracias al motor de gravedad semifuncional. Pronto aprendieron a sacar ventaja de la resistencia que ofreca a la gravedad. Lo levantaban, lo empujaban y el platillo se deslizaba hacia la tierra y se posaba a corta distancia de donde lo haban empujado. As lo llevaron hasta el camin. Mientras los hombres se ocupaban de amarrarlo, Will y el teniente dedicaron su atencin a los tres cuerpos extraterrestres. Se haban hecho enviar recipientes de hielo, pero el aislamiento no era bueno y el calor del desierto los haba derretido. Abrieron la bolsa que contena el cuerpo ms reciente para ver cmo estaba antes de refrigerarlo como mejor se pudiese. El olor era horrible pero para Will fue mucho ms perturbador el grado de deterioro que haba alcanzado desde la noche anterior. La carne se haba reducido, los ojos se haban encogido y colapsado. En el fondo de la bolsa haba una buena cantidad de un espeso lquido de color castao. Tenemos que hacer embalsamar esto dijo Hesseltine. Will miraba el cuerpo con una mezcla de asombro y horror. Si no haca algo rpidamente, no quedara nada para los cientficos y este cuerpo era el ms extrao de los tres; los otros dos eran evidentemente aliengenas, pero ste ste, a menos que tuviera visiones, era algo muy prximo a una criatura humana. Will actu con la decisin que lo caracteriza y solicit un helicptero para llevar el cuerpo a Los lamos, a la mayor brevedad posible. Le orden a Hesseltine que se quedase all con el platillo y que le pidiera a Joe Rose que viniese de Roswell para dirigir las operaciones de carga y transporte. Cerraron nuevamente la bolsa de tela impermeabilizada que contena el cuerpo del extraterrestre y la ataron a la plataforma del patn del helicptero. Will se sent junto al piloto y en un instante se encontraba de regreso a la base. Lo pona tremendamente nervioso el tener que dejar el platillo pero no tena otra alternativa. Para entonces ya estaba profundamente inmerso en la rivalidad absurda e intil que haba entre los servicios y que caracteriz al proyecto MAJIC en los cuarenta y los cincuenta. La Fuerza Area ya haba creado el Equipo Azul para organizar rescates de platillos, cuerpos y restos que

se hubiesen estrellado. La Fuerza Area y la CIA trabajaran durante aos en lneas paralelas, hacindose competencia. Libres de toda supervisin del Congreso, gastaban prdigamente sus energas en una competencia intil mientras los visitantes, como siempre, procedan con direcciones claras y mtodos precisos. No obstante, en ese momento lo nico en que pensaba Will era en su esfuerzo desesperado por llevar el cuerpo adonde deba estar antes de que se redujera a cartlago y lquido. l saba que Van haba reforzado su posicin en la base dndole una licencia obligatoria al coronel Blanchard y poniendo al mando a Jennings, un militar ms consciente de los reglamentos. Will tena una esperanza, pero Jennings estara implicado. El hombre era tan consciente de la cadena de mandos que probablemente informara primero y luego esperara rdenes antes que hacer lo lgico cuando Will llegase con el cuerpo. El temor de Will era que la Fuerza Area se hiciese cargo del cuerpo, porque el almirante Hillenkoetter no estaba en posicin para evitarlo. El Presidente continuara del lado del general Vandenberg como recompensa por su apoyo en otros asuntos. De camino a Roswell, Will trataba de encontrar la misma vista de la noche anterior, y despus de atravesar una pequea pradera la vio: la ciudad, baada ahora por el sol matinal. l haba estado all volando en alas del sueo. Se estremeci al recordar la libertad y el miedo. A unos cincuenta centmetros de distancia se encontraba el extrao cuerpo envuelto en una mortaja de lona. Dadas las increbles presiones de la situacin, me parece extraordinario que Will Stone tuviese alguna capacidad para actuar. Pero actuaba, y bien. En realidad lo haca con grandes muestras de inteligencia y decisin. Los extraterrestres le haban destruido, muy intencionalmente, su modelo de realidad; l ya no saba qu pensar de los visitantes ni qu era lo que hacan. No obstante, actuaba;, lo intentaba. Aterrizaron en el crculo sealado y dos miembros del cuerpo de sanidad se acercaron corriendo para hacerse cargo del cadver. Qu rdenes tienen? pregunt Will simulando tener slo un poco de curiosidad. Poner el objeto en el congelador de la carne hasta que sea transportado. Eso sonaba extremadamente sospechoso. Transportarlo adonde? No sabemos, seor. Tendr que preguntrselo al segundo comandante. Jennings se mova con inesperada rapidez. Will acompa el bulto hasta la cocina del comedor de oficiales, en cuyo congelador fue introducido. Luego se dirigi al edificio del alto mando y llam al teniente coronel. No se sorprendi mucho al enterarse de que ste se haba puesto en comunicacin con Ramey y ya tena rdenes de transportar los cuerpos y todo lo dems, de inmediato y bajo custodia, al Cuartel General del Octavo Batalln de la Fuerza Area. Era un hombre hermtico y apasionado, que evidentemente tena la intencin de ejercer la autoridad que le haban otorgado. Tengo una orden directa, por escrito le dijo a Will. Ni siquiera conozco sus credenciales. Usted sabe que pertenezco al Grupo Central de Inteligencia, y que por tanto mi superior es el almirante Hillenkoetter. Entonces el almirante apreciar la manera en que hacemos las cosas en la Fuerza Area. Lo que Will hizo en esta situacin fue completamente escandaloso. Sin decir una palabra ms, atraves el vestbulo en direccin a las oficinas de Inteligencia. Joe Rose tena all un cubculo con un telfono y una mquina de escribir. Colgando de la pared, de acuerdo con el procedimiento normal del lugar, haba un juego de llaves del Chevy alquilado por Rose. Este procedimiento se aplicaba para que otros funcionarios pudiesen utilizar un coche dado cuando su dueo estaba ausente de la oficina. Will cogi las llaves y se fue al club de oficiales. No haba guardia ante la cmara frigorfica de la cocina. No esperaban que l se convirtiera en un ladrn de cadveres, pero eso fue exactamente en lo que se convirti este audaz hombre. Es

muy penoso que haya tenido que usar sus mejores cualidades y su rpida inteligencia y capacidad de decisin para burlar a la Fuerza Area en lugar de dedicarlas a comprender a los visitantes. Cuando sinti el olor del interior de la cmara, estuvo a punto de desmayarse. Fue conduciendo a la ciudad con el bulto en el asiento trasero. Haca calor y el coche era un horno. Subi por la calle Main hasta la casa de pompas fnebres Gawter, elegida porque fue la primera que encontr. Quisiera ver al seor Gawter le dijo a la joven recepcionista. A quin? Al propietario. Al seor Steinman. El seor Gawter falleci hace tres aos. Mientras haca una llamada por telfono se lo qued mirando y le pregunt: Esto est relacionado con la prdida de un ser querido? S contest Will. Y en cierto sentido, lo estaba. Lo lamento mucho. El seor Steinman lo recibir en la sala de contemplacin y le mostrar y explicar los servicios fnebres y los diferentes planes que ofrecemos en Gawter. Est su ser querido an en el hospital? No contest Will inexpresivamente. Est en una bolsa en el asiento trasero del coche. Aunque sea macabro, Will Stone tiene un sentido del humor muy definido. Ella parpade con rapidez y despus, sin pronunciar palabra, lo condujo a la sala de contemplacin, que result ser un enorme escaparate con atades dispuestos como los Buicks ltimo modelo. All se le acerc un hombre de unos cincuenta aos, vestido con un traje azul oscuro, que luca una sonrisa triste. Will se present y le mostr sus credenciales del Grupo Central de Inteligencia. sta es una emergencia nacional le dijo. A partir de este momento estoy al mando de su negocio y de sus servicios. Debe cerrar las puertas inmediatamente durante el tiempo que yo est aqu. Y si alguna vez habla con alguien sobre lo que va a presenciar, cometer un delito de alta traicin y ser juzgado en consecuencia. Comprende? Los labios de Steinman se abrieron con un ruido seco. En aquel tiempo a nadie se le hubiera ocurrido impedir que un funcionario cumpliese su deber. Quiero que mande a todos sus empleados a sus casas hasta la una de la tarde. Dgales que soy un inspector federal de casas de pompas fnebres. S. Por favor, acompeme a mi despacho. Pronto vieron salir por la puerta trasera al ltimo de los seis empleados y Will fue hasta el coche a buscar el bulto. Nunca haba estado en la trastienda de una funeraria. Haba tres mesas de porcelana para embalsamar en la zona de preparacin, cuyo aire, acondicionado por un refrigerador evaporizante, era clido y hmedo en lugar de trrido y seco. Las mesas tenan una boca de desage en un rincn y, dada su inclinacin, todos los fluidos iban directamente hacia ellas. Adonde van los desages? Al alcantarillado de la ciudad. Quiero guardar todo el lquido de este cuerpo. Traer un balde. Will deposit el bulto sobre la mesa. Estaba tan cuidadosamente atado que tuvo que cortar los nudos con su navaja suiza. Cuando Steinman regres se encontr con el hombrecillo. El olor era sobrecogedor. Steinman le pas a Will un tubo de blsamo Ben Gay, indicndole que se pusiera un poquito bajo la nariz. Will me cuenta que la pomada no sirvi para nada. Steinman abri un gabinete con puertas de vidrio que contena trocares, guantes de goma y paquetes de Rock-Hard Cavity Fluid, un lquido para embalsamar. Se puso los guantes de goma y levant uno de los brazos del cadver. Fue entonces cuando not que haba algo muy raro; sin duda, el poco peso del brazo. Respir con dificultad y mir a Will consternado. Qu pas?

Will no contest directamente. Cmo poda hacerlo? Qu puede hacer para demorar la descomposicin? Embalsamarlo o congelarlo. Tengo que llevarlo a cierto lugar. Tiene un camin congelador? Ningn camin puede mantener una temperatura tan baja como para detener el deterioro de un cadver tan descompuesto. Hay que congelarlo como una piedra. A Will no le quedaba otra posibilidad que hacerlo embalsamar y ya se vea conducindolo l mismo a Los lamos. Seor, si me permite la pregunta, es una criatura? Es el cuerpo de un soldado. Steinman mir la cara con fijeza, y luego se volvi a Will con ojos afligidos. Qu le pas a este hombre? Will intent una respuesta verosmil. Un accidente atmico. Lo dems es secreto. Seor, Seor! El hedor era tan insoportable que Will tuvo que abandonar la habitacin. Sali al vestbulo para poder respirar un poco libremente pero slo estuvo all un momento porque no se atreva a dejar a Steinman solo con el cadver. Es un error salir de la habitacin cuando se trata de un cuerpo apestoso dijo Steinman con naturalidad. Hay que acostumbrarse a l dos veces. Will se refiere a un ambiente impregnado de grasa podrida para describir la atmsfera hmeda y sofocante de la sala. Se puso demasiado Ben Gay bajo la nariz, lo inhal y tuvo un ataque de estornudos tan violento que temi que acabara con convulsiones. Los huevos que haba tomado para desayunar amenazaban con salirle por la boca mientras intentaba controlar los estornudos. Entonces vio que Steinman trataba de abrir el mono plateado, con docenas de bolsillos, solapas y botones, que cubra al hombrecillo. Y mientras ste hurgaba en total desorden, Will pudo controlarse. Dnde est la cremallera de esto? No pudieron encontrar una cremallera, y salvo en los bolsillos y las solapas, no haba botones. El hombrecillo era como un mueco barato al que haban armado dentro de la vestimenta. Lo cortaremos dijo Will. Trajo tijeras, pero no sirvieron; luego un bistur de ciruga, pero tampoco sirvi. Steinman mir fijamente a Will. Seor, yo quiero saber qu pasa aqu. Qu es esto? Ya se lo he dicho: un soldado. Que se encogi en un accidente atmico? Vestido con un mono hecho de una tela que no se puede cortar? Un soldado que parece una mezcla de ngel y duendecillo? Oiga, yo quiero saber qu es esto; de lo contrario, me voy. Por qu no est usted en alguna instalacin del gobierno? La base de Roswell se encuentra a poco ms de un kilmetro de aqu. Tambin est el laboratorio nacional en Los lamos. La descomposicin es mucho ms rpida de lo que habamos previsto y usted tiene las mejores instalaciones del sur de Nuevo Mxico. Es una especie de hombre espacial? Es eso lo que me ha trado? No s de qu coo me est hablando le contest Will, tratando de que su voz sonara desdeosa. Esa tontera es propia de las ltimas pginas de los peridicos. Esto que hay aqu es un hombre muerto que tiene una familia que lo ama. Lo que me recuerda la cuestin del pago. Se le pagarn quinientos dlares. Eso est bien. As que a ver cmo abrimos ese maldito mono y seguimos adelante antes de que nos ahoguemos aqu. Examinaron el traje centmetro a centmetro y no encontraron una sola costura. Cuando Will lo

tocaba poda sentir la piel delgada y los huesos livianos debajo. Yo sent que se me pona toda la piel de gallina. Lo encontr! Diablos, esto s que es astuto. Steinman haba hecho una pequea abertura en la tela, y a medida que tiraba de ella se abra ms haciendo un curioso rasguido. Pero Steinman no rompa nada; los dos lados de la costura abierta estaban cubiertos de bandas que parecan de cuero duro. Estaban compuestas de pequeos rizos que se enganchaban cuando se presionaban contra s, haciendo casi invisible la costura. Yo no s si la humanidad invent los cierres Velero de forma independiente o si MAJIC nos filtr secretamente la tecnologa. Abrieron el mono y levantaron el cuerpo. Era un cuerpo perfecto, conmovedoramente perfecto, del tamao de un nio de diez aos. La piel era de color blancogrisceo y completamente lampia. Los genitales eran como los de un nio de tres aos, pero sin circuncidar, y no tena ombligo. Dios mo! Es un nio! Ya le he dicho Usted me dijo que haba habido un accidente. Y yo pens que era un soldado y que de alguna manera se haba encogido. Un nio soldado que realizaba una tarea muy valiente por el bien de su pas. Es que ustedes han comenzado a matar nios con sus infernales ingenios atmicos? Qu vergenza! Fue por Estados Unidos. Voy a decirle algo, seor gobierno. Ustedes se han olvidado de lo que era Estados Unidos hace tiempo. Este nio en este uniforme No hay en este mundo nada lo suficientemente importante como para terminar con una vida as. Y qu le han hecho en la cara? Le operaron los ojos? Pero si no es ms que una cobaya humana! Will anot mentalmente que Joe Rose tendra que ejercer su influencia sobre este hombre para asegurarse de que mantendra la boca callada. Embalsame este cadver, seor Steinman. Lo har, pero necesito un certificado de defuncin. Quiero saber dnde estn sus padres y adonde debo enviar este nio. Este nio no va a salir de aqu en la parte de atrs de un Chevrolet! Ni hablar! Cuando Steinman hizo una incisin, un fluido marrn-rojizo se desliz en el balde que Will haba puesto debajo de la mesa. Will lo puso en un tarro. Steinman sac una jeringa y una botella grande de lquido para embalsamar. A modo de prueba, Will le pidi que echara un poquito sobre la piel, y al ver que no haba reaccin alguna le permiti que llenara el cuerpo con el lquido. Voy a buscar un cajn de pino dijo Steinman; es todo lo que tengo para un nio. Debera pedir un atad ms bonito a San Antonio o a cualquier otra parte. Pero es que aqu no se mueren muchos chicos. Estas ltimas palabras fueron acompaadas por una mirada perdida y triste. En cuanto Steinman hubo salido de la habitacin, Will envolvi el cuerpo con la sbana de goma que cubra la mesa, dobl el uniforme, cogi el frasco, llev todo al coche y parti. Cuando se iba vio a Steinman de pie en los peldaos de la entrada de la casa de servicios fnebres Gawter; pareca enfadado. Steinman nunca revel lo que saba, y Will no sabe qu fue de l. Yo supongo que Joe Rose hizo muy bien su trabajo y que el director de la empresa de pompas fnebres se llev la historia del funcionario y de la extraa criatura a la tumba, tambin l convertido en cadver.

12 de julio de 1947 CLASIFICACIN: ULTRASECRETO Grupo Central de Inteligencia INFORME SOBRE PERSONAL MILITAR DESAPARECIDO Preparado por la Unidad de Campo de la Sede Grupo Central de Inteligencia. Los Alamos Copia 1 de 1 PARA SU TRANSMISIN INMEDIATA Circulacin: El Presidente; el ministro de Defensa; los jefes del Estado Mayor; el director de la Agencia Federal de Investigacin (FBI); el director del Grupo Central de Inteligencia (CIG). Ser entregado en mano y destruido cuando regrese al CIG Propsito El propsito de este informe es evaluar el significado de la desaparicin de dos militares en relacin con actividad de seres extraterrestres dentro de los lmites continentales de Estados Unidos. Antecedentes 1). Burleson, Charles, soldado 0998721943, EE UU, Batalln de Infantera 53 con base en Fort Bliss. Desapareci durante el transcurso de unas maniobras nocturnas en Fort Bliss el 8/7/47. 2). Flaherty, Michael, soldado 549112174, Compaa de Polica Militar 1395, Base de Roswell, Fuerza Area. Desapareci mientras cumpla funciones de centinela en el lugar donde se estrell un platillo extraterrestre, en el sur de Nuevo Mxico, aproximadamente a las 3.35 del 10/7/47. Anlisis detallado 1). SPC Burleson. El soldado de Primera clase Burleson desapareci durante o despus de una noche de inusuales destellos o actividad luminosa segn el informe dado durante las maniobras de entrenamiento en el campo llevadas a cabo por el escuadrn destacado del Pelotn 4, compaa D. No haba ningn indicio de problema sentimental. Burleson estaba ausente del escuadrn cuando se pas revista a las 6.00 horas del 9/7/47. Una bsqueda realizada en el rea de vivac del escuadrn no obtuvo resultados. El escuadrn extendi la bsqueda hasta unos barrancos y hondonadas prximas, tambin sin resultados. Al no existir caminos fuera del rea, se supuso que el soldado haba sufrido algn tropiezo. No se ha encontrado ningn vestigio de este soldado. 2). SPC Flaherty. El soldado de Primera clase Flaherty estaba destacado como centinela y guardia en el lugar donde haba cado un extrao objeto cerca de Maricopa, Nuevo Mxico. Formaba parte de un grupo de seis soldados bajo las rdenes del sargento Peter Dickinson. El SPC Flaherty tena cuatro aos de experiencia como polica militar y posea unas calificaciones excelentes. Tena una compensacin econmica de seguridad tipo K y se le exima del deber de vigilar el depsito de armas nucleares y los terrenos usados como almacn de armas nucleares protegidos con armamento. El SPC Flaherty no tena ninguna amonestacin o comentario en su expediente, nunca estaba ausente en horas de servicio o en cualquier otro tipo de cometidos. Tena 23 aos y estaba soltero. No fumaba ni beba. Contaba con el diploma de enseanza secundaria y tena la intencin de estudiar ingeniera civil despus del perodo de servicio. Estaba haciendo la segunda ronda de inspeccin. En la noche del da 10/7/47 el SPC Flaherty desapareci, aparentemente, en el firmamento nocturno. Pese a la intensa bsqueda por aire y tierra durante 72 horas, no se ha encontrado ningn rastro de Flaherty.

Conclusin Concluimos que ambas desapariciones son probablemente el resultado de una desconocida y extraa actividad. Esta conclusin se basa en su conocida costumbre de provocar raras desapariciones. Estimacin de Inteligencia sobre Motivos de los Platillos Voladores. Preparado para distribucin limitada a Top Secret. 7/8/47. En ambos casos exista una evidente actividad extraterrestre en el aire. Recomendacin Se ha recomendado urgentemente tomar las siguientes medidas: 1). No se lleven a cabo maniobras militares por la noche en reas donde haya actividad de platillos volantes observada por los militares o comunicada por el pblico. 2). Todos los servicios de guardia nocturna de las comandancias militares sern puestos en estado de Alerta de guerra hasta nuevo informe, todos los centinelas sern instruidos, irn armados y slo se movern en formacin de escuadrn.

Captulo 18
Relato de Wilfred Stone
Cog en direccin norte y me adentr en una tarde bochornosa. Mientras el coche estaba en marcha haba brisa, de manera que poda soportar que el automvil apestara a aldehido frmico y podredumbre, aunque el ms mnimo soplo del hedor me molestaba. Mi impulso era encender un cigarrillo pero empezaba a sentirme mal de tanto fumar y tomar caf. Estbamos solos: yo, la carretera y la cosa del asiento trasero. Estaba obsesionado con lo sucedido la noche anterior. Qu haba pasado en el desierto? Recordaba los ojos enormes y brillantes del buho, el vuelo imposible, y me cogi un temblor peor que el de un ataque de malaria. Todo lo que atin a hacer fue poner el pie en el freno y sacar el coche al arcn. Los gritos de Mike Flaherty me golpeaban. De pronto sent un miedo horrible, y no poda hablar con nadie sobre ello. Hacindome esas cosas extraas, los extraterrestres me haban aislado de mis semejantes. Me estaban doblegando, y yo lo saba. Los diablos estaban decididos a destrozarme la mente. Al minuto de haber detenido el coche, el hedor se hizo insufrible. Descend del automvil y me intern un poco en el desierto. El calor me dej casi sin aliento; me sent como si el sol realmente me estrujase. Instintivamente me agach y me cubr la cabeza. El hedor haba penetrado hasta mi piel a travs de las ropas, y me revolva las entraas. Hacia el este se levantaban las montaas Haystack iluminadas por el sol. En otra ocasin hubiera disfrutado con esa vista pero hoy su silencio vaco me resultaba oprimente. No se vea ningn movimiento y tampoco haba ruido alguno, salvo el chirrido de los saltamontes. Lejos del coche, el aire ola a pasto caliente y seco y pens en los vaqueros que silenciosamente cabalgaban por estas tierras calientes, deseosos de un trago y una partida de pquer. Hace cincuenta aos eso hubiera sido lo normal. Cincuenta aos; hace escasamente una generacin. Y aqu estaba, en un coche y llevando el cuerpo de un extraterrestre en el asiento trasero. Qu hubieran pensado ellos? Hubiesen por lo menos comenzado a comprender? Un sonido me sobresalt. Un sonido que haca eco en el silencio, que vena de muy lejos. Luego aument, desesperado. Era el grito de una mujer. Sophie. No. Era un conejo atacado por un halcn. Despus vino el zumbido, al principio bajo e insistente, como el que se siente en el pecho ms que en el odo. Mir al cielo, esperando ver una pequea nave balancendose por el horizonte. Cuando vi que en el cielo no haba nada sent el primer ramalazo de temor. El sonido se intensific. Trat de identificarlo como algo familiar. Si no era un avin, qu era entonces? Oh, Dios! Yo no quera que esto sucediese; no podra soportarlo. Instintivamente me llev las manos a la cabeza y corr hacia el coche. Y si venan en busca del soldado cado? Que Dios me ampare! Me encontraba solo en medio de la nada y nadie saba cmo trataban ellos a sus muertos. Qu estpido haba sido al irme as, con la cosa! Estaba a kilmetros de Roswell y all no haba nadie. El zumbido aument, comenz a vibrar en mis odos. Abr la puerta del coche y me met dentro, luchando con fuerza. Cuando intent girar las llaves se salieron solas del encendido y cayeron, sonando, debajo de mi asiento. Me inclin, tratando de calmarme. Mientras tanteaba el suelo e intentaba encontrar las llaves, el ruido fue creciendo por momentos. Me puse a llorar y a temblar, luchando por controlarme, por coger las llaves de alguna manera, y de pronto las tuve en la mano. Tena las llaves! Bueno, ahora, con calma, ponas en el encendido. El ruido se convirti en un quejido angustioso. Pon el motor en marcha. Ahora el ruido era un rugido imponente, ensordecedor. Algo enorme aterrizaba encima de m. El motor se encendi una vez y luego se apag. Yo gritaba en medio del ruido espantoso mientras una sombra gigantesca oscureca el sol. De pronto pas un camin cargado de ovejas y dej al Chevrolet balancendose.

Un hombre puede deslizarse tan fcilmente por el borde de un abismo! Le rogu a Dios poder hablar, poder mantener una conversacin simple: Y qu pasar con Dewey? Crees que anunciar su candidatura? Un oficial de la Gestapo dijo una vez, cuando lo sometan a un interrogatorio: Se aprende a no acercrseles cuando se estn muriendo. Un ser humano es capaz de hacer cualquier cosa si se est muriendo. En una ocasin, estaban colgando a una chica en la seccin femenina. El lazo se afloj, por lo que una oficial se acerc para estrecharlo, y antes de que nadie pudiera impedirlo, la chica le arranc el brazo de cuajo. Dnde haba estado destinado ese hombre? Sobibor? Belsen? No me acuerdo si lo colgamos o lo ascendimos. Nunca me acuerdo. Qu es la justicia? El destino de ese hombre lleg a parecerme muy, pero que muy importante. Record sus botas, su uniforme negro, la excesiva amabilidad, que a mis ojos lo delataba como un asesino. Yo me encontraba echado sobre el volante, con lgrimas que me corran por la cara. El coche era una celda en una infinidad de luz. Finalmente me ergu, respir hondo y volv a poner en marcha el motor. Pude or el motor charlando consigo mismo, pude escuchar los saltamontes otra vez, pude or mi propia respiracin. Encend un cigarrillo y regres a la carretera. Puse la radio. Lo primero que o fue la cancin Jinetes fantasmas en el cielo, de Vaughn Monroe, y la apagu al instante. Comenc a cantar tal como lo haba hecho en Argelia y Marsella cuando la Gestapo destrua mis redes. Caminaba por las callejas cantando en ingls, en voz muy baja, una cancin de mi infancia. Me pareca que mi padre estaba en el coche conmigo, cantando otra vez en una noche a comienzos del verano. Yo era pequeo, iba en su regazo y los chotacabras nos llamaban. Entonces estaba a buen recaudo. Cmo lo echo en falta ahora! Yo saba que mientras conduca alguien me hablaba. Lo haba descubierto haca un rato pero sencillamente no estaba preparado para enfrentarme al hecho de que estaba solo en mi coche, con un cadver, y que alguien me hablaba. Record un juego al escondite en un jardn enorme, risas en la noche fra y misteriosa, y donde yo me esconda tambin se esconda alguien Me tocaban con manos fras; fras, pequeas y blancas. Conduje y conduje. Las ruedas golpeaban contra el pavimento. Me encontraba en un mundo blanco. Sent un hormigueo por el cuerpo. Parte de m me deca que no estaba en ningn lado, ni en el desierto ni en el coche, y sin embargo senta vibrar el motor. De repente las sombras eran largas. Haba conducido todo el da y apenas me haba dado cuenta. Dnde se haba ido el tiempo? Aceler; noventa, ciento diez, veloz hacia Santa Fe y Los lamos. Los lamos, a la que los pobladores llamaban simplemente La Colina. Un bastin de ciencia y poder escondido en lo alto de la meseta. Era mi idea de la Ciudad de Dios, el lugar donde se descubrira la verdad. Por qu era tan largo este camino? Yo no quera estar aqu en la oscuridad, con eso en el asiento trasero y el recuerdo todava fresco de lo que haba ocurrido durante la noche. Sent una emocin abrumadora, como si en alguna parte secreta de m hubiese tocado mi lejana infancia. Se hizo de noche y el camino pareca ms largo cada vez. Mi mundo se convirti pronto en un tablero iluminado y una pincelada de luz en la carretera. Afuera, el desierto pareca suspirar inquieto en la oscuridad. El desierto parece tranquilo pero en realidad es un sitio de interminable terror. En el desierto siempre hay una fiera competencia. La serpiente acecha al ratn y ste captura a la cucaracha y todo est siempre un poco sediento. Slo el hombre ilumina este mundo. La naturaleza es oscura, melanclica y cruel. Lo que hay de

compasin en la tierra fluye del excelente corazn del hombre. Crtele el cuello a un hombre y su perro lamer la sangre. Crtele el cuello a un perro y el hombre tratar de salvarlo, si puede. Qu hicimos con el oficial de la Gestapo? Yo tena hambre y sed. De hecho tena tanta hambre y tanta sed que temblaba como una hoja. Alguien haba estado conmigo en el coche, sentado justo a mi lado. Una mujer. Era pequea y plida, y creo que en ese momento yo la amaba tanto como para sudar sangre. Estaba tan triste! Una idea horrible me cruz por la cabeza, pero cuando detuve el coche y mir el bulto encontr que todo se hallaba en perfecto orden. Nadie me haba quitado la preciosa carga con alguna astuta artimaa. An as senta que los extraterrestres haban estado conmigo; saba que haban estado conmigo, pero cundo? Yo recordaba todo lo que haba sucedido desde la maana; un largo y trrido da conduciendo. Vi luces delante, pero en el desierto las distancias engaan de noche y anduve otra media hora antes de llegar al pueblo de White Lakes. Haba all una estacin de servicio, y gracias a Dios un pequeo lugar acogedoramente iluminado con un gran cartel en la ventana: CAF. Estacion el Chevrolet junto a un par de Fords y entr. Haba unas pocas mesas cubiertas con manteles de hule a cuadros y una barra, y ola a hamburguesas, cigarrillos y caf. Pngame una hamburguesa con guarnicin y una Coca-Cola, y despus un trozo de pastel de cerezas y un caf. Me sorprendi ver lo lleno que estaba el lugar, considerando que eran casi las nueve de la noche. Tuve que sentarme en el taburete de un extremo de la barra, y tuve suerte de conseguirlo. Ya haba encargado la hamburguesa cuando not la animada conversacin a mi alrededor. Era plateado; brillante. Entonces t lo viste ms de cerca que yo. Yo slo vi un gran platillo. Era un dirigible; una de esas naves alemanas como las que tenan antes de la guerra. Haba odo bien? A qu se debe el revuelo? le pregunt a un hombre sentado junto a m. El revuelo es porque hemos visto un platillo volante! De veras? Era de otro mundo! terci una mujer que estaba en una de las mesas. Impa! exclam su marido. Grande! Vino por encima de la carretera. Usted debe de haberlo visto. Sent que me pona plido. Lo vio, forastero? pregunt un hombre con un sombrero de vaquero echado hacia atrs. Las acogedoras voces campesinas se volvan antipticas. Me agarr al vaso de Coca-Cola; era un medio de asirme al mundo familiar. Me senta rodeado de aguas oscuras y el caf, la gente, todo pareca esfumarse. Haba habido alguien conmigo en el coche? Pens en una mujer, s, pero no poda recordar con claridad. Sent que la cabeza me daba vueltas y que los odos me zumbaban. Oiga, forastero! Usted no lo vio? Estaba justo all, en la carretera. Yo, bueno he tenido problemas con el motor. Se me ha hecho muy tarde y estoy muerto de cansancio. No creo que pudiese ver nada ni a cinco metros. Pero todos los de este pueblo lo hemos visto. S, seor! Era grande como uno de esos dirigibles. Un dirigible. Mi mente trabajaba aceleradamente. No estaban todos entre bolitas de naftalina? Cog una paja. Quiz fuese eso. Diablos, la cosa esa subi tan rpido que usted no lo hubiese credo! El hombre que acababa de hacer el comentario luca un desvencijado uniforme. El ayudante del sheriff local, pens para mis adentros. Y una mujer aadi: Yo lo miraba desde mi camioneta, seor, y vi su coche. Lo vi conduciendo justo debajo de eso. El saln se qued en completo silencio. Hasta el cocinero que estaba en la parrilla se gir para mirarme. Ya se lo he dicho; a lo mejor estaba all y yo ni siquiera lo not. Despus de todo, quin

espera ver semejante cosa? La mujer de la camioneta me haba clavado los ojos. A m me pareci que ese Chevrolet suyo sala de la cosa! Dios mo, eso s que no poda ser verdad! Si mi coche pero no. Eso significara que no soy ms que una trucha a la que se le suelta hilo hasta que se siente cansada. Quiz deberamos echarle una ojeada a ese Chevrolet suyo, seor. Yo tena que desaparecer de all. Beb la Coca-Cola y sonriendo, probablemente mal, dije: No me haba dado cuenta de la hora que es. Tengo que marcharme. Su hamburguesa ya est lista, slo tengo que ponerla en el pan anunci el cocinero. No importa. La pagar igual. Pero la mujer era una arpa. l sali de la cosa esa le dijo al ayudante del sheriff, quien asinti y se llev la mano hacia el revlver. Yo puse un dlar sobre la barra. Qudese con la vuelta! Gasta dos centavos y deja un dlar! Qu generoso, seor! Llvese la hamburguesa y qudese con la caja! dijo el cocinero riendo. Me acerqu poco a poco hacia la puerta y un momento despus estaba fuera. Comenc a abrir la puerta del coche pero el ayudante tena movimientos de chacal. Me sujet la mueca con una mano delgada pero fuerte y yo retir la mano del coche. S, ayudante? Lo hemos visto todo. Hemos visto salir su coche de eso. Sali por abajo y la cosa se fue volando. Quiero saber quin diablos es usted. Qu diablos fue eso? Nos ha pegado un susto de muerte! Soy un oficial federal dije. Le mostr rpidamente mi cartera pensando que quedara satisfecho con un vistazo a mi carn de conducir de Washington, D.C. Lo que usted vio es una accin militar secreta. Mantenga la boca cerrada y dgales a los dems que hagan lo mismo. Se irgui sobre los tacones. Qu diablos! Eso es lo que era dije, tratando de meterme en el coche. Usted va a Djeme ir! No puede retenerme as! Seor, quiero registrar el coche. No! No tiene motivo. Y qu es ese olor? Qu es lo que huele as? Usted tiene algo ah. Qu es? Qu hay en esa bolsa? pregunt mirando el asiento trasero. Me met precipitadamente en el coche, met la llave y le di al arranque. El se agarr de la ventanilla, me puso una mano en el hombro y dijo: Queda arrestado! Soy un oficial federal! Saque esa cosa. Puse el coche marcha atrs y aceler con tanta fuerza que se cay. Me apresur a meterme en la carretera y pis el acelerador a fondo. Durante un buen rato vi la luz roja intermitente detrs de m pero l no poda adelantarme. En aquella poca, las oficinas de los sheriff todava no tenan radios en los coches, de modo que no poda pedir ayuda. No obstante era tenaz como el diablo y conduca muy bien. No importa a qu velocidad fuera yo, l se acercaba cada vez ms y conoca cada colina, cada pequea curva del camino. Pero yo no poda llegar a Los Alamos con ese paleto furioso pisndome los talones. Desesperado, apagu las luces. Entrbamos en las montaas del sur de Santa Fe, donde la

carretera tena bastantes curvas, pero yo apret el acelerador a fondo y empec a cogerlas con dos ruedas. Finalmente encontr lo que buscaba; un camino de tierra que sala de la carretera. Lo cog a toda velocidad, levantando una nube de polvo. Volv inmediatamente a la carretera y sal de ella en la curva siguiente. Era un truco que haba aprendido durante la guerra. l vio la polvareda que haba dejado y se meti en el camino de tierra. Una hora despus sent ganas de llorar al atravesar la barrera de entrada a Los Alamos. Nunca en mi vida he estado tan contento de ver hombres armados, y luces y gente que me peda la documentacin. Me tranquiliz ver que los guardias vestan los elegantes uniformes azules de la Comisin de la Energa Atmica, azules como los de la polica en lugar de esas cosas de color caqui de los soldados. Haba desafiado a la noche y la haba vencido, o as me lo pareca. De hecho, yo era ms bien una hormiga que ha encontrado el veneno puesto por la duea de la casa. Deleitada con su dulzura, se lleva un trozo al fondo de su nido, y como es tan sabroso lo esconde al final del tnel de alimentos. Por eso slo las hormigas mejores y ms inteligentes pueden saborear el tesoro.

Tercera parte Un conjunto de mentiras

Pero ellos caminan en la oscuridad, faltos de inteligencia y comprensin mientras vacilan los fundamentos de la tierra. Salmo 82.5

Captulo 19
Al parecer, la misma noche que Will lleg a Los lamos, Roscoe Hillenkoetter se vio personalmente implicado con los visitantes. Nadie, y Hilly menos que ninguno, se dio cuenta de que algo as haba sucedido hasta 1960, cuando, ya retirado, dej repentinamente de lado toda cautela y solicit una investigacin de los objetos volantes no identificados por parte del Congreso. Fue un ataque directo a Will y su agencia, una agencia que Hillenkoetter literalmente haba creado durante una sesin que haba celebrado con Truman a medianoche. En 1960 haca tiempo que Hilly se haba retirado. Despus de hacer su solicitud se uni, de forma pblica, a un grupo llamado Comit Nacional de Investigacin de Fenmenos Areos (NICAP). Segn Will, lo haban obligado a infiltrarse en el comit para dominarlo y finalmente destruirlo. Para conseguir que Hillenkoetter abandonase su postura, Will lo puso al corriente de lo que saba. Hilly comprendi al instante la difcil situacin del gobierno y abandon el comit, declarando con mucho acierto que el gobierno haba dicho todo lo que poda y que corresponda a los extraterrestres contar el resto de la historia. Durante ese tiempo, MAJIC entrevist al ex director de la CIA. Cuando lo sometieron a hipnosis, lo primero que record fue la extraordinaria noche en que concibi la nueva agencia. Roscoe Hillenkoetter no haba dormido bien esa noche. Sus sueos estaban agitados por tormentas que le eran familiares. Tena una pesadilla sobre un barco muy especial que lo persegua desde que haba estado en Pearl Harbor. Se encontraba en el puente de un viejo crucero de guerra, en alguna parte del Mar de la China Meridional, que quemaba carbn y sudaba por todas las juntas. Aullaba el viento y haba submarinos japoneses por los alrededores. No le gustaban las crestas blancas de las altas olas ni el funesto cielo verde. Oy a lo lejos el jadeo de las mquinas y dio la orden de virar contra el viento. Not entonces que el timonel era un nio de doce aos. Cmo diablos se haba metido un nio en la Marina? Llam a gritos al primer oficial y le contest una voz aguda, aflautada. ste tena diez aos! Mir la cubierta y vio crios gateando, mujeres en el aparejo y nias haciendo guardia sin salvavidas. Todos, nieras, bebs y nios, cantaban canciones marineras mientras los azotaba el tifn. Una pareja ya mayor, cubierta de polvo de carbn, suba de la sala de mquinas en busca de aire puro, ayudndose mutuamente. El barco estaba tripulado por los inocentes y los viejos. Entonces vio las blancas estelas de tres torpedos disolverse en la cresta de una ola. Todo a estribor! A toda velocidad!, grit. El barco se inclin y una caja de palillos chinos cay al suelo del puente esparciendo por la escala palillos rojos, verdes y amarillos. Luego vino el impacto del primer torpedo. Un giser de agua se elev en el aire, y con las oscilaciones y cadas, todas las escotillas se abrieron y una multitud de nios gritando surgi del fondo de la nave como una horda de hormigas desesperadas. El segundo torpedo tambin dio en el blanco y Hilly sinti el escalofriante chasquido de la quilla, y se dio cuenta de que se hundan. Estaba a medio salir de la cama y a punto de dirigirse hacia las bombas de extraccin de agua, cuando se despert por completo. Santo Dios! exclam, dejndose caer de nuevo en la cama. Qu pesadilla! Maldita sea la guerra que deja a un hombre con pesadillas. Se dio la vuelta, golpe suavemente la almohada para henchirla y cerr los ojos en un intento de volver a dormirse, pero estaba temblando. Pens en despertar a su esposa pero ya era demasiado viejo para admitir, aunque fuese ante ella, que se haba asustado con un sueo. Estaba recuperando la calma cuando tuvo la sensacin de que haba alguien en la habitacin. Abri los ojos pero se qued inmvil. Sera un ladrn? No, seguro que no. Pero entonces, quin sera? No era un hombre fantasioso pero estaba seguro de que all haba alguien. Poda orlo respirar junto a la puerta del armario empotrado, respirando tan rtmicamente como una mquina.

Tena una 38 especial en su mesita de noche. Si actuaba con rapidez, probablemente podra cogerla antes de que el intruso se moviese, pero tendra que disparar al menos un par de tiros antes de poder dominarla. Diablos! Movi la cabeza muy lentamente y trat de mirar al otro lado de la habitacin. Haba all, de pie, una mujer, iluminada desde arriba, como en un escenario. Hilly se sent en la cama. La mujer era joven y tan hermosa que casi llor del placer de verla. La reconoci de pronto, confusamente. l la amaba como si la conociese desde siempre como de hecho la conoca. Era la madre, la hija, la amante, la mujer traicionada que todos llevamos dentro. Es en su regazo donde yacemos cuando somos bebs y cuando morimos. Cuando un joven llama a su madre desde el campo de batalla, es ella la que aparece. Ella es la causa de que hagamos el amor tan a menudo, pero no importa lo profundamente que penetremos los cuerpos de nuestras amantes; nunca la alcanzamos a ella. Nuestra lucha eterna por conseguirla es lo que ha inducido a la raza humana a procrear. Con la ms suave de las sonrisas en sus labios, se elev y desapareci a travs del techo en un torbellino de ligeras faldas azules. La sinopsis de la hipnosis indica secamente que Hilly llor cuando describi la partida de la mujer. Y ahora, en el jardn de Will, con el ruido del trfico del otro lado del muro y un nio que canta en la casa de al lado, tambin me traicionan las traidoras lgrimas del hombre viejo. La inquietud que sinti esa noche lejana venci finalmente al almirante y despert a su mujer. Cario, no puedo dormir fue todo lo que le dijo. Quieres que te prepare una taza de chocolate caliente? Sera como un regalo cado del cielo. Ella se desperez, le bes en la mejilla y salt de la cama. Qu diablos haba pasado? Era un fantasma? Una pesadilla dentro de otra? Qu diablos era? Sali de la cama y fue a sentarse en el divn que haba junto a la ventana. Desde all poda ver la luna en cuarto menguante que pasaba por encima del roble del jardn. Ella le trajo el chocolate y l comenz a beberlo. Su mente evoc el sueo y pens que un viejo que diriga una organizacin como el Grupo Central de Inteligencia estaba jugando con el futuro de cientos de jvenes. Termin el chocolate de un sorbo, regres a la cama, junto a su esposa, y cay en un estado entre despierto y dormido, inusual en l. Del techo baj un rayo de luz azul que empez a moverse lentamente por la habitacin. Hilly estaba paralizado. Finalmente, el rayo lleg a la cama, subi por las sbanas hasta las mejillas de Hilly y se pos entre sus ojos. El centro de su frente tena un resplandor blanco y la hermosa mujer irrumpi en su sueo. Slo tena veinte aos y luca un vestido de verano azul claro. l pens que era la chica ms bonita que haba visto en su vida. Ella tena un trozo de tiza en la mano y se dirigi a la pizarra (l crey estar en un aula) y escribi una sola palabra en letras de imprenta: MAJESTIC. Despus le habl. Aunque se encontraba bajo hipnosis, Hilly estaba tan subyugado por la belleza de la joven que no pudo recordar sus palabras. sa era la parte astuta del juego, por supuesto. Probablemente ellos estaban alrededor de la cama balanceando sus cabezotas, sacando a la joven del subconsciente de l y utilizndola como instrumento; era el medio que usaban para introducirse en lo ms profundo de la mente; sa era su arma. Ella se puso a rer y ech a un lado un rizo que le caa sobre los ojos. En ese punto l termin su hipntica narracin, pues recordaba haberse despertado. Su archivo ordinario contena el resto. l se despert, pero esta vez con una sensacin de pavor. Iba a ocurrir algo espantoso, algo horroroso que se introducira lentamente por la ventana oscura. Ahora no volvera a acostarse. Ni pensarlo! De todas maneras, haba tenido una idea, una idea realmente buena. Se puso la bata, las zapatillas y baj a su escritorio. All escribi el plan organizativo que hasta la fecha es la base de MAJIC. Cre una agencia que fiscalizara todos los detalles de nuestra relacin con los extraterrestres y la dise de tal manera

que se ha mantenido casi en perfecto secreto. Cuando hubo terminado, revis su trabajo y se sinti animado. Mientras lo haca, cada vez iba tomando mayor conciencia de lo urgente que realmente era y tambin de que esto le brindaba la oportunidad de asestarle un buen golpe a Vandenberg, echando por tierra para siempre el proyecto de implicar a ambas agencias, el Grupo Central de Inteligencia y la CIA. Senta tanta impaciencia que comenz a pensar que deba pasar por encima de todos, incluido Forrestal, y dirigirse directa e inmediatamente al Presidente. Calcul adems que en cuanto terminaran con las filtraciones, el asunto de los extraterrestres sera un secreto para siempre. l saba con exactitud cmo lograrlo; el secreto sera permanente y total. Esa noche, Hilly no slo haba creado Majestic, la Agencia de Inteligencia Conjunta (MAJIC), sino que haba concebido el plan infalible de protegerla tras un muro impenetrable. Eran las doce y media de la noche, una hora fatal para llamar al Presidente. Mir el telfono. Roscoe Hillenkoetter no perteneca al crculo ntimo de Harry Truman, lo que de momento constitua un problema. Nunca haba tenido el nmero de telfono de la vivienda del Presidente en la Casa Blanca, pero no quera ponerse en contacto con Truman a travs de su personal sino de hombre a hombre, porque no vea otra forma de tratar un asunto tan delicado como aqul. Marc el nmero. A la segunda llamada le contest una voz de mujer. Es la seora Truman? No, soy la doncella del turno de la noche. Habla Roscoe Hillenkoetter. Puede ponerse el Presidente? Le pondr con la seora Truman, que est leyendo. El Presidente duerme. Bess Truman se puso inmediatamente al telfono. Hola, Hilly! Espere un minuto. Hilly oy cmo despertaba a Truman y le comunicaba brevemente quin lo haba llamado. Luego oy claramente al Presidente exclamar: Qu quiere ese carroza? Qu le pasa, Hilly, no puede dormir? No, seor. Es urgente? S, seor. Bueno, aqu estoy, si no le importa verme en pijama y bata. Enseguida estoy ah. Hillenkoetter colg, subi al dormitorio y se visti en el mayor silencio posible. Despus bes a su mujer en la mejilla y sali de la habitacin. Puso en su maletn el informe que haba recibido por la tarde sobre los dos soldados desaparecidos, su proyecto de la agencia Majestic y un par de documentos ms que seran de importancia para la reunin. Era una de esas noches bochornosas de Washington. Hilly fue al garaje y sac el coche. Condujo casi automticamente, mirando por el parabrisas mientras pensaba cmo presentar su propuesta de manera que el Presidente la aceptase. Ante todo, no quera asustar a Harry Truman. se era el problema que ofreca todo este asunto; estaba tan lleno de implicaciones temibles que era casi imposible tratarlo de una manera razonada. A pesar de lo tarde que era, en la Casa Blanca haba bastantes luces encendidas. La entrada por el lado oeste estaba bien vigilada. Aparc el coche y se baj. Lo condujeron a travs de distintas salas hasta el ascensor privado, en el que subi solo hasta los aposentos del Presidente. Entonces las cosas cambiaron. De repente se encontr en el hogar de los Truman, el santuario privado de una familia. El Presidente estaba en la sala de estar, vestido como haba prometido: con pijama y bata, y en el aire haba el aroma de caf recin hecho. Harry Truman se puso de pie y le dio la mano. Hola, Hilly! Dentro de un momento tomaremos caf. Gracias por recibirme, seor Presidente. Encantado. Como usted nunca me haba sacado de la cama, confo en que sea por algo especial dijo, entrecerrando los ojos. Qu ha pasado? Stalin se ha afeitado los bigotes?

Mis noticias no son tan importantes. Entonces quiz sea algo que podamos controlar. Ha ledo esto? Lo de los soldados desaparecidos? Ya lo creo! Me hace hervir la sangre. Estos bastardos estn secuestrando a nuestros muchachos. S. Y mire esto. Hilly sac un documento del FBI. Era una sntesis del informe anual sobre estadsticas de crmenes durante el perodo 1944-1946. Se ha producido un importante incremento en la desaparicin de personas. Un hombre regresa de la guerra, encuentra que no le gusta la vida que antes llevaba y decide empezar de nuevo. Una persona ms que desaparece. Son muchos los hombres que han vuelto de la guerra recientemente. Y qu pasara si no es eso lo que significa? Hilly, es horrible pensar en esa posibilidad. Parece posible. Deseara tener algo ms que especulaciones provocativas. Estos extraterrestres, o lo que sean, podran ser totalmente inocentes dijo Truman mirando fijamente a Hilly. No por completo. Mire lo del chico que desapareci en el lugar donde se estrell el platillo. se es un hecho, se lo llevaron ellos. Qu debemos hacer, Hilly? Bueno contest Hillenkoetter. Primero quiero sealar que nos llevamos el platillo y los cuerpos a analizar a Los Alamos. Pero Van quera llevar el platillo a Wright Field. Ya lo s! Usted y Van se disputan esto como dos gatos en celo. Ms bien como dos comadrejas enloquecidas, seor Presidente. Truman se ech a rer: Para ser espa es usted un viejo bastardo honesto, Hilly. Y yo no desconozco que desde el diecisis, Los lamos est controlado por la Comisin de Energa Atmica y que el nuevo administrador es un almirante de la Marina. S, seor! dijo Hilly, imitando el acatamiento militar. Esta vez se rieron los dos. El platillo es suyo salvo que Van organice una especie de ataque, o Hoover lo exija como prueba del Estado. Hilly palideci. No haba pensado en eso! No se preocupe; Hoover tampoco. Todo lo que ha hecho hasta ahora ha sido llamarme por telfono y quejarse de los jefes de estado conjuntos. El cree que es Van el que est orquestando todo. Hilly, la pregunta es cmo evitar que las rias echen a perder nuestro proyecto. Hilly aprovech la ocasin. sa es la razn por la que he venido con tanta urgencia, seor Presidente. Deseara proponerle la inmediata creacin de una agencia secreta para lidiar con esto. Sera una especie de ministerio de defensa clandestino. Una agencia grande? Tan grande como sea necesario. Si es grande ser difcil de esconder, sobre todo si hay que mantenerla escondida durante aos. He pensado en eso contest Hilly respirando hondo. Evoc la imagen de la mujer de los sueos y tuvo que apartarla de su mente para seguir hablando. Les diremos a todos los que participen que los propios extraterrestres son los artfices del secreto y que destruirn al pas que lo desvele. Truman ech la cabeza hacia atrs y carraspe.

Eso s que les convencer. Eso mantendr todo enterrado a ms profundidad que la tumba de Tutankamon. De repente, all estaba el rostro de imagen pblica, resplandeciente, alegre y tranquilizadoramente severo. Es una idea genial, Hilly! Realmente motivadora! Cambi la imagen y Truman fue nuevamente Truman, el luchador, el luchador veloz. Cogi un cigarrillo de una pitillera de plata que haba sobre la mesa, y cuando lo encenda apareci la doncella con el caf en un servicio de plata y lo sirvi. Hilly bebi el suyo sin leche y pudo comprobar que hasta en la Casa Blanca podan hervir el caf. Vale dijo Truman en cuanto se hubo retirado la doncella. Ya se ha terminado el recreo. Contine. Yo preveo que la agencia tenga divisiones aisladas, que compartan secretos entre s exclusivamente por necesidad de saber y que todas respondan a un nico administrador. Una estructura probada y verdadera para una operacin secreta. Mantuvo el secreto de la bomba atmica. Supongo que usted cree que mi idea sobre el pueblo es una cuestin puramente sentimental. Yo no creo que sea el momento; no tenemos suficientes conocimientos. Truman le ech una mirada desafiante, que Hilly juzg triste. Majestic. Qu nombre ms horrible! Por qu dice eso? Porque suena como si el Rey de Inglaterra tuviese algo que ver con ello. Es algo para identificarlo como impresionante. Majestad; mgico; el Grupo Mgico. Hubo un Grupo Majestic en un momento dado. Servira para despistar en caso de que alguna vez alguien husmeara algo. De acuerdo. Haga lo que le parezca. S, seor. Lo llamaremos Majestic. Hilly vio que los ojos de Truman se ponan vidriosos, como si hubiese pulsado un interruptor oculto. Leer su propuesta y maana por la maana le har las observaciones que tenga. Lamento hacer esto en plena noche, seor. Ambos lo lamentamos, Hilly. Cree que ahora podr dormir? Me pregunto qu les habr pasado a esos chicos. Tenemos cerca de cuatro mil soldados en paradero desconocido. Ahora son cuatro mil dos, desaparecidos en combates y supuestamente muertos. Es lo que les sucede a los soldados. Para eso se les paga como soldados. A Hillenkoetter le sorprendi la honda emocin de la voz del Presidente; la ternura y la profunda furia que haba tras sus duras palabras. Entonces comprendi por qu este hombre haba dejado caer la bomba atmica. Hilly se despidi. Lo que sucedi a continuacin no es una mera conjetura por mi parte, y aunque Will no posee nada por escrito al respecto, s sabe que Vanderberg visit al Presidente poco despus de haberse ido Hilly. Lo que no sabemos con exactitud es lo que hablaron, pero creo que conocemos su esencia. En cuanto Hilly hubo partido, Truman llam a Vandenberg, y antes de que ste llegase ley varias veces la propuesta y medit sobre ella. Se vio obligado a coincidir en que deba mantenerse el secreto hasta que tuviesen mayores conocimientos, pero no era correcto y l lo saba. Haba que informar al pblico en cuanto se pudiera, y si esperaba demasiado nunca podra hacerlo porque no podra explicar las razones de la demora. La primera medida esencial era proteger el espacio areo de Estados Unidos contra los invasores. Cuando lleg Van, luciendo su uniforme, Truman estaba completamente nervioso.

Por qu ha perdido el tiempo ponindose esos trapos, Van? Le estaba esperando. Seor, hace slo diez minutos que me despert en pleno sueo. Bueno, no est mal si consideramos todas las medallas que tiene que acarrear. Tengo una brillante propuesta de Hilly y me propongo ponerla en prctica maana por la maana. Voy a establecer una nueva agencia, supervisada por la CLA, para llevar la cuestin de los extraterrestres. Seor. La Fuerza Area Yo le voy a decir lo que ha de hacer la Fuerza Area! Van se qued impresionado. Perdone, Van, pero estoy a punto de estallar. Soldados, nios desaparecidos. Eso me pone los pelos de punta. En qu puedo ayudar, seor? Queda usted plenamente autorizado para atacar la prxima vez que uno de esos platillos se ponga a tiro de cualquier escopeta que posea la Fuerza Area! Y considrelo una orden! Seor presidente Mire este maldito informe del FBI. Las desapariciones se han duplicado entre 1944 y 1947. Tiene eso alguna relacin? Esos dos soldados Ha visto el informe de Hilly? S. Nos estn atacando y quiero accin! Quiero que respondamos! Seor presidente, habr respuesta armada por parte de la Fuerza Area. Diga a sus pilotos que derriben cualquier cosa que se parezca a lo que hay en esas fotos de cmaras automticas que usted tiene. Los visitantes, con mucha inteligencia, lo haban dejado sin ninguna posibilidad de elegir. Qu poda hacer? Decir a los ciudadanos que podran ser capturados por extraterrestres y que el gobierno no podra impedirlo? Hilly tena toda la razn. Haba que enterrar eso en una tumba. Seor presidente, es posible que no pueda derribar un platillo. Entonces consiga la capacidad para hacerlo! Si usted no puede derribar ninguno pondr en marcha un proyecto ms grande que el Proyecto Manhattan. General, tenemos que recuperar el control de nuestro espacio areo! La mirada de Vandenberg se endureci. Lo haremos, seor. Truman lo despidi. Permaneci unos minutos sentado, fumando, pensando y dando vueltas a los papeles de Hilly. Pero no era un hombre dado a largas reflexiones. Regres al dormitorio y tir la bata sobre una silla. Bess se despert. Todo marcha bien? Ni mucho menos! contest mientras se meta en la cama. Tras lo cual, tratndose de Harry Truman, se dio la vuelta y durmi como un angelito hasta la maana siguiente.

12 de julio, 1947 ULTRASECRETO/MAJIC ORDEN EJECUTIVA ASUNTO: ESTABLECIMIENTO DE LA AGENCIA MAJESTIC AGENCY DE INTELIGENCIA CONJUNTA (MAJIC) Copia 2 de 12 El objetivo de esta agencia ser coordinar todas las actividades de Estados Unidos relacionadas de cualquier forma con la presencia de seres extraterrestres no humanos, incluida la administracin del grupo cientfico MAJESTIC, las actividades militares del EQUIPO AZUL y las actividades de vigilancia del FBI/CIA (G) destinadas a establecer y mantener todas las operaciones relacionadas con MAJIC al ms alto nivel de seguridad posible. ULTRASECRETO/MAJIC es ahora el ms alto nivel de clasificacin. Estructura orgnica inicial de MAJIC-MJ-1 MAJIC es un grupo de coordinacin y administracin con el mismo concepto de centralizacin contenido en la reciente legislacin que establece la Agencia Central de Inteligencia (CIA). MAJIC ser supervisada por el director de la Central de Inteligencia, quien informar sobre todas las actividades de MAJIC al presidente segn lo juzgue adecuado y conveniente. El director de la CIA recibir la designacin MJ-1 de MAJIC. El almirante Hillenkoetter es nombrado MJ-1(1) por orden del presidente. Los cargos MJ-2-4 son cargos administrativos de MAJIC. Si el proyecto SIGMA (mencionado ms adelante) tiene xito, el MJ-1 crear el proyecto PLATO, en busca de establecer comunicacin continua con los extraterrestres, de ndole diplomtica o de negociacin. El objetivo primordial de este proyecto ser intentar controlar las incursiones de extraterrestres en el espacio areo de Estados Unidos y el contacto de extraterrestres con los ciudadanos estadounidenses. Cargo MJ-2 MJ-2 es la designacin del director de operaciones de MAJIC. El seor Wilfred Stone es nombrado director de operaciones de MAJIC, MJ-2, por orden del presidente. Ms adelante se harn otros nombramientos dentro del grupo de operaciones. El cargo MJ2 tendr dos responsabilidades primordiales. La primera consistir en administrar y compilar reunir y sintetizar todos los datos que produzcan los dems cargos de MAJIC y transmitirlos de forma ordenada a MJ-1. La segunda ser diplomtica. MJ-2 crear una oficina (SIGMA) que procurar los medios de comunicacin con los extraterrestres. Cargo MJ-3 El cargo MJ-3 es el de coordinador de operaciones civiles, cuya responsabilidad ser la propaganda y el mantenimiento del pblico en la ignorancia dadas las numerosas y obvias actividades de los extraterrestres, entre las que se cuentan los numerosos vuelos, visibles por el pblico, de Objetos Volantes No Identificados (OVNIS) y de Aviones Extraterrestres Identificados (IACS). Tambin incluye las aparentes capturas de civiles y militares por causas desconocidas. La misin primordial de MJ-3 es ocultar el hecho de que el gobierno no puede evitar estas actividades y desconoce su propsito. MJ-3 dirigir un programa de negacin y ridiculizacin. El escepticismo natural de los periodistas ser contenido por la negativa total, absoluta y general de avistamientos, desapariciones, observaciones de naves aterrizadas, etc. Este programa se llevar a cabo sin tener en cuenta la verdad obvia de cualquier informe. Es esencial que NINGN avistamiento, por obvio que sea, se explique como desconocido. Tal explicacin podra conducir a preguntas difciles y a solicitudes de los peridicos que pondran en peligro este programa. Adems, MJ-3 proceder a la ridiculizacin de civiles que se presenten como testigos de esos hechos, y si persisten sern

metdicamente desacreditados. Las personas asociadas con instituciones cientficas y universidades que se muestren demasiado interesadas en este tema sern alejadas con advertencias y si persistiesen se tomarn las severas medidas que se juzgue adecuadas. La atmsfera de negacin y ridiculizacin est destinada a disminuir la comprensin del pblico y atemorizar a los cientficos no relacionados con MAJIC para que en general omitan el tema. MJ-3 tambin tendr la responsabilidad de infiltrarse en los grupos de estudio de los platillos volantes que surgen ahora como resultado de la reciente atencin dada al tema por la radio y la prensa. Todas las operaciones secretas sern coordinadas por MJ-3. Cargo MJ-4 El cargo MJ-4 es el de coordinador de las actividades militares. El EQUIPO AZUL de la Fuerza Area, establecido para rescatar objetos y restos extraterrestres, informar a MJ-4 de todas sus actividades. Todas las operaciones militares relativas a MAJIC sern coordinadas por esta oficina, incluidas las desarrolladas despus del traslado inminente del EQUIPO AZUL al Comando de Material Areo desde su presente condicin en el Servicio de Inteligencia S-2. MJ-4 dirigir el proyecto REDLIGHT en cooperacin con los grupos MC y OC de la Fuerza Area con la misin de volar todo avin extraterrestre intacto que se haya podido rescatar. Se establecer una Organizacin Nacional de Reconocimientos, de base civil, para ofrecer servicios de seguridad en el lugar donde se efecten todas las actividades relacionadas con naves extraterrestres, sus movimientos y los intentos de volarlas. Cargo MJ-5 El cargo MJ-5 es el de coordinador de la seguridad. Todo el personal que se incorpore a MAJIC debe ser habilitado por sta. La habilitacin slo se conceder a personas capaces de pasar las pruebas ms estrictas de antecedentes y lealtad. La habilitacin de MAJIC se conceder slo despus de una severa investigacin por parte del FBI en materia de habilitacin. Si se presentase la situacin de no poder concedrsele la habilitacin de MAJIC a una persona elegida a un nivel ms alto que el de MJ-1, se mantendr a esa persona apartada de todo conocimiento de MAJIC durante el tiempo que dure su nombramiento. Los procedimientos de habilitacin de MAJIC se aplicarn a todas las personas que tengan acceso a cualquier tipo de informacin de MAJIC, por trivial que pueda ser esa informacin, y se les aplicar tanto a los funcionarios electos como a los nombrados. Cargo MJ-6 El cargo MJ-6 es de carcter ejecutivo interno. MJ-6 tiene la responsabilidad del registro y el aislamiento de todos los archivos relativos a MAJIC dentro de la Biblioteca del Congreso y los centros de compilacin conexos, tales como los centros de documentacin militar. Quien ocupe este cargo no slo mantendr una seccin de registro sino tambin otra de investigacin que se dedicar a descubrir y clasificar todo dato conexo que se encuentre aislado en otras sucursales, tales como documentos del FBI o de la Fuerza Area que incidentalmente se refieran a MAJIC, a MAJESTIC o a sus actividades conexas. Coordinar todas las actividades con MJ-9. Cargo MJ-7 El cargo MJ-7 es el coordinador de relaciones con los Aliados. MJ-7 establecer el enlace con las organizaciones que actualmente estn creando los Aliados sobre las actividades de los extraterrestres. MJ-7 (A) se encargar del enlace civil con esta organizacin y MJ-7 (B) del enlace militar. Cargo MJ-8 El cargo MJ-8 es el de coordinador de las relaciones con el Bloque Sovitico. MJ-8 intentar crear una atmsfera en la que toda informacin pueda ser compartida abiertamente, dado el carcter aparentemente hostil de las incursiones de los

extraterrestres y de la necesidad de cooperar, en los ms altos niveles, para lograr una respuesta humana y efectiva a la posible llegada de una fuerza masiva de extraterrestres. Cargo MJ-9 El cargo MJ-9 es el de historiador del proyecto. La misin histrica es doble. En primer lugar, reclutar historiadores para tratar de determinar el alcance de la actividad de los extraterrestres anterior a nuestro tiempo. En segundo lugar, una Oficina Histrica de MAJIC recibir todos los documentos de todas las unidades y preparar y mantendr una fuente histrica de gran escala para ser utilizada como referencia y en actividades de informacin. Cargos de MJ-10 a MJ-12 Estos cargos son cientficos. Cargo MJ-10 MJ-10 es el cargo de coordinador de las Ciencias Fsicas. Entre los subgrupos se incluirn los de Astrofsica, Propulsin, Electromagnetismo, Fsica de Partculas, Fsica Atmica y otros que se aadirn de acuerdo con las necesidades. La misin principal del cargo MJ-10 es compilar datos y dar respuestas significativas sobre la ciencia en que se basa la increble nave extraterrestre y su aparente dominio de las fuerzas de gravedad, as como sobre la naturaleza y limitaciones de sus armas. Cargo MJ-11 El cargo MJ-11 es el de coordinador de Ciencias Biolgicas y de la Conducta. La misin del cargo MJ-11 es recoger informacin sobre la naturaleza de la biologa de los extraterrestres, la funcin cerebral y la conducta. Es de especial importancia determinar los virus, bacterias, gases, elementos qumicos o radiactivos que pudieran ser eficaces como armas. Cargo MJ-12 El cargo MJ-12 es el de coordinador de las actividades cientficas. Dependientes del MJ-12 habr otros dos cargos, el MJ-12 (A) y el MJ-12 (B). El MJ-12 (A) ser el de coordinador de las actividades cientficas relacionadas con la defensa, prioritariamente con el desarrollo de armas/estrategias que proporcionasen a Estados Unidos un poder disuasorio eficaz del que ahora no se dispone. El MJ-12 (B) ser el coordinador de otras actividades cientficas, prioritariamente la comprensin de la naturaleza fsica de los extraterrestres y sus motivos/objetivos.

Captulo 20
Mientras Hillenkoetter se entrevistaba con el Presidente, Will Stone sufra una experiencia personal terriblemente impresionante, una experiencia que a mi juicio estaba destinada a darle una comprensin ms profunda, ms ntima, o a destruirlo. A su llegada a Los lamos encontr que todo haba sido magnficamente organizado por la competente Sally Darby. No obstante, el calendario de Sally no le permitira hacer lo que l quera de verdad, que era dormir unas veinte horas. Sally tena un equipo de seis miembros del Grupo Central de Inteligencia que trabajaba con ella y contaban con la total colaboracin de ZIA, la compaa privada encargada de la logstica, los suministros y la construccin de Los lamos. Will poda detectar la mano de la Casa Blanca en todo esto y dese que Hilly hubiese ganado terreno con Truman. Mientras Sally pona el cadver en un refrigerador, Will Stone llam a Washington para informar a Hilly. All eran las tres de la madrugada y el director acababa de regresar a su casa. Will se enter de que era probable que el Presidente aprobase el plan de Hillenkoetter sobre la nueva agencia, y que si ello se produca Will sera el director. Era un tremendo voto de confianza para un joven que todava apestaba a aldehido frmico y polvo del camino. Colg el telfono y trat de descansar un rato en la habitacin que le haban destinado en Fuller Lodge, la residencia para los dignatarios que visitaban Los lamos. Despus de un infructuoso intento de quince agitados minutos por dormir, se dio una ducha y se afeit. Le sorprendi encontrar jabn del ejrcito en el cuarto de bao, pero eso le record que hasta haca pocos das Los lamos haba sido una ciudad militar. Cuando termin de ducharse encontr un mensaje que Sally le haba pasado por debajo la puerta. Se visti, mirando la cama con envidia, y se dirigi al despacho de Sally en la Big House, a poca distancia de Fuller. Ambos edificios haban pertenecido a una escuela de nios que haba all antes de que el gobierno convirtiera los edificios en dependencias propias, por lo que estaban bastante bien construidos. El resto de la zona residencial estaba compuesto por cabaas Quonset, casas prefabricadas y caravanas. Haba gente por todas partes; a la una de la maana, el lugar herva de actividad como una colmena. Brillaban luces a lo largo de la cerca y por toda la zona tcnica. A Will, siempre tan obsesionado con lo secreto, no le gust la sensacin de pequeo pueblo ni las miradas francas y curiosas de que era objeto cuando caminaba por la calle. A pesar de que todos los que se encontraban all haban sido investigados a fondo y estaban habilitados para hacer trabajos delicados en dependencias gubernamentales o militares, y muchos a muy alto nivel, de hecho pocos aceptaban el concepto de necesidad de saber que comenzaba a redefinir lo secreto en Estados Unidos. Nadie, ni aquellos con habilitaciones muy favorables, tenan derecho a saber todo, ni siquiera el Presidente. El saber slo deba compartirse cuando fuese necesario por una determinada razn muy concreta. Will poda ver a esta gente cotilleando entre s, confiados en que sus habilitaciones lo legalizaban. Haba otra curiosa razn por la que no le gustaba Los lamos: lo expuesta que estaba al cielo. l se hubiera metido bajo tierra con el platillo antes que subirlo a una meseta como aqulla. El cielo era como una puerta abierta. Si un coche poda ser sacado de la carretera sin que el conductor ni siquiera lo notara, perderan lisa y llanamente; era demasiado el poder, demasiada la capacidad. Will simplemente se niega a creer que los pobladores de White Lakes realmente hubieran visto el coche de l salir de un platillo gigante, pero como no se deja hipnotizar y no recuerda nada ms de lo que pas, es imposible estar seguro. Quiz todo lo que encontr en White Lakes fuera un poco de histeria. El mismo estaba a punto de volverse histrico. Cualquier forastero inocente le pareca que estaba lleno de intenciones hostiles, y cree que si hubiese estado armado podra haber matado a alguien. Tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no meterse en la oscuridad y llegar a la Big House

como si estuviese de nuevo en Argelia. El edificio no haba sido diseado para albergar oficinas. No haba recepcionista, ni telfono, y era medianoche. No saba dnde encontrar a Sally y estaba tan cansado que este simple problema casi lo ahogaba. Mir con detenimiento la sala grande y silenciosa. Haba libros por todas partes. A pesar de lo tarde que era, la biblioteca estaba llena de gente que hojeaba o lea libros, y todos reflejaban la tremenda energa intelectual del lugar. Por ltimo, Will vio una escalera al final de la sala y se dirigi a ella en medio del humo de pipas y cigarrillos. Cuando entr en la sala todos se lo quedaron mirando, y al salir volvieron a hacerlo. Subi, y desde luego no tuvo dificultad en encontrar a Sally: su despacho era el nico con luz en el primer piso. Enhorabuena, Will! exclam ella. Sally estaba resplandeciente. l la haba visto como una mujer plida, eficaz, perseguida por sus propias vulnerabilidades, pero ahora comprendi por qu Hilly la haba elegido. Evidentemente le iba la marcha del trabajo; rezumaba confianza, competencia y eficacia. Will me dice ahora que Sally Darby debi de ser MJ-2, la lder de MAJIC. Yo no puedo opinar al respecto. Cmo te has enterado? Hilly me lo ha dicho hace slo unos minutos. Yo tambin he hablado con Hilly. Llam por telfono hace aproximadamente una media hora buscndote y me pregunt si yo crea que podras desempear bien el cargo. Gracias por apoyarme. No me des las gracias porque le dije que yo poda desempearlo mejor. Sers mi segundo? Quiz, MJ-2, siempre que te asignen un presupuesto lo suficientemente grande. Quiero que el platillo est vigilado, y bien vigilado. Tenemos tanques y caones antiareos a nuestra disposicin. Hay tanques aqu? Una compaa. Los quiero desplegados; quiero todo el lugar en situacin de alerta total contra un ataque areo. Sally cogi el telfono y un momento despus entraba en el despacho Drew Shelburne, que haba sido un brillante experto en contraespionaje en la Divisin Britnica. Hola, Drew! Dios mo, Will! Cundo falleciste? He estado en la carretera durante once horas. Por qu t ests fresco como una rosa a la una de la maana? Mejor dicho, los dos. Creo que estaba demasiado entusiasmado como para sentirme cansado contest Drew. Sally le dio las instrucciones que deba pasar a las unidades de guardia. Cuando Drew sali, Will se dej caer en una silla dura, la nica disponible en el despacho. Soy un hombre exhausto, en un sitio donde nadie duerme jams. Tienes algo para el dolor de cabeza, cario? Bromo-Seltzer. Will se puso un poco de polvo en la boca y lo trag antes de que hiciese mucha espuma. Sally le trajo agua de algn lado y l la bebi, arrastrando con ella el resto de polvo que tena en la boca. Estoy hecho una mierda y tengo miedo de dormir solo. Ella levant las cejas. No estoy proponindote nada, pero ellos vienen de noche. Anoche, ese centinela Dios mo! Oye, Will dijo ella, odio decirte esto pero maana a las siete de la maana tienes una cita con el grupo cientfico. El patlogo quiere hacer el trabajo lo antes posible. El es el nico que no pertenece a Los lamos; los otros tres son locales: un fsico, un experto en electromagnetismo y un especialista en aerodinmica para examinar el platillo. Di me algo sobre el patlogo.

Se llama Gene Edwards. Estudi en la Universidad de California en Berkeley. Trabaja en un proyecto ultrasecreto de patologa radiactiva. Est casado y tiene hijos. Destacado partidario del Nuevo Mtodo en los treinta. Flirte con el Partido en el 33 y el 34. Un comunista? Me has trado un comunista? Su habilitacin de seguridad es su tabla de salvacin. Prometimos borrarle los antecedentes a cambio de un secreto absoluto. No lo hagan. Por supuesto que no, porque en caso de necesidad se le puede hacer chantaje. Bien. Y los otros? Limpios; no tienen nada de lo que se les pueda acusar. Uno de ellos tuvo una amante. Menudo problema! No nos queda ms alternativa que confiar en que sean norteamericanos buenos y leales. Will recuerda que le cogi una mano; en ese momento le pareca hermosa y deseable. Si ella hubiese reaccionado de otra manera, probablemente se hubiera sido el comienzo del nico amor de su vida. Ests cansado, asustado y necesitas un amigo. Hola, amiga! Yo soy una colega, Will. Yo soy slo un paleto joven y asustado del norte de Westchester y creo que necesito un regazo donde apoyar la cabeza. La respuesta de Sally consisti en llamar al servicio de seguridad y pedir que le apostasen un guardia frente a la puerta de su habitacin. Despus lo acompa hasta Fuller y lo ayud a instalarse. Todo lo que tienes apesta dijo ella sin prembulos. Llama a la tintorera. Tienen una lavandera de autoservicio. Yo pensaba que esto era un hotel. Con jabn del ejrcito? Contratar a alguien para que te la limpie. Quiz si dejsemos la ropa unas dos horas en leja Encuntrame ropa limpia. De todos modos mi maleta todava est en Roswell. Creo que podremos conseguirte un traje para maana temprano. Mi talla es cuarenta y dos, larga. Recuerda eso; no quiero parecer que estoy metido en una bolsa. Eso es lo ltimo que recordaba hasta que se despert repentinamente a las tres de la madrugada. La habitacin estaba a oscuras, slo se vea un haz de luz por debajo de la puerta. El dbil aroma de un cigarrillo le advirti que el guardia estaba cerca, a unos seis metros, y eso le reconfort. Pero un instante despus descubri la gran distancia que pueden ser seis metros. Haba alguien arrodillado a los pies de su cama. Primero pens que era una sombra, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra pudo ver que la forma era slida y estaba llena de vida. Quiso llamar al guardia pero todo lo que le sali de la garganta fue una bocanada de aire. Luego pens en encender la luz que estaba adosada a la cabecera de la cama. Haba un hombrecillo sentado, slido y real como cualquier ser viviente. Will intent llamar de nuevo al guardia pero slo consigui exhalar ms aire. Will no puede describir al hombre con detalle pero tiene la inconfundible impresin de que era un ser humano. Tena la inquietante sensacin de que era una criatura, un nio con una enorme cabeza oscilante. Se quit las sbanas de un tirn e intent ganar la puerta, pero lo sujet una mano sobre el pecho que le produjo algo parecido a una descarga elctrica. Una tela plateada cubra el brazo del hombre. Will recuerda vivamente la impresin que le produjo el contacto. El contorno de sus ojos se ennegreci. No pasa nada, Willy; no pasa nada le dijo la criatura con una voz fea, baja y estertrea,

como si tuviese los pulmones colapsados. Vamos a capturarte, Willy. Entonces supo quin era. Su corazn y su alma luchaban por escapar pero estaba completamente paralizado. Will tard cerca de una hora en relatar, balbuceante, el resto de esta historia, porque es extraordinariamente reticente en lo que se refiere al sexo. Fue muy penoso presenciar la turbacin que lo invadi, despus de todos los aos transcurridos, al contar lo que le sucedi a continuacin. Primero sinti una explosin de placer en la ingle; luego unos dedos tocaban sus partes ntimas y su extraa electricidad le produca oleadas de placer. No pudo evitar una ereccin inmediata. Poda vislumbrar en la oscuridad que la cabeza se le acercaba cada vez ms y crey ver el rostro de un nio demente, chasqueando los labios hmedos. Will cay hacia atrs, sobre las almohadas, desvanecindose de terror y placer. Un instante despus, su cuerpo se estremeci en un espasmo y sinti el maravilloso estallido de la satisfaccin sexual, mientras la voz repeta: No pasa nada, Willy, no pasa nada. Sent compasin por Will cuando describa la exploracin ntima y prolongada de que haba sido objeto, sin poderla evitar. Mientras dur el acto, la voz le deca repetidamente que no pasaba nada, pero para Will eso estaba muy lejos de ser verdad. Finalmente, la extraa criatura retir la mano. Los muelles de la cama crujieron cuando Will salt al suelo y dio unos pasos hacia la ventana. Todo lo que Will recuerda despus de eso es que la criatura haba desaparecido y que l estaba gritando. Esta vez el guardia lo oy y respondi inmediatamente abriendo la puerta de un golpe. Will se las compuso para tranquilizarse, y como no poda contarle al guardia lo que haba sucedido le dijo balbuceando que haba tenido una pesadilla y se disculp. No poda contarle a nadie que de hecho acababan de violarlo, y lo mantuvo en secreto hasta ayer, durante cuarenta y dos aos. En esa poca, la homosexualidad era el ms tenebroso de los secretos, era una honda vergenza para cualquier hombre. Yo sospecho que si Will hubiese podido enfrentarse a su propia sexualidad, quizs hubiera descubierto que en cierto modo era gay. Cuando el guardia se retiraba, Will le dijo: Trigame una cafetera llena de caf, y si me duermo, despirteme. S, seor. Se recost en espera del caf, y poco despus not que alguien le tocaba la mejilla. Duerme, pequeo le dijo la voz del hombrecillo. Will abri los ojos al instante, pero observ que estaba solo. Enterr la cabeza en la almohada y se puso a gritar: Deteneos, por el amor de Dios! Deteneos! Por respuesta oy una dulce voz que cantaba: Duerme y descansa, duerme y descansa; tu madre pronto estar contigo. Seor, aydame! Detnlos! Detnlos, Dios, detnlos! El mundo se volvi entonces negro y Will se durmi. A la maana siguiente, el guardia dijo que haba tratado de despertarlo pero que no lo haba podido conseguir. Will durmi el sueo de ellos, el sueo perfecto, el sueo de los bebs y los ancianos. Yo creo que le haban hecho un regalo, que le haban dado la oportunidad de verse a s mismo tal como era, pero no puedo culparlo por haber dejado pasar la ocasin. Hay que tener mucho coraje para amar al verdadero ego. Al da siguiente Will se senta dolorosamente disgustado. Detestaba lo que le haba ocurrido, y sin embargo haba algo ms. No slo senta que lo haban atacado, violado y capturado; tambin senta que lo haban amado como nunca desde su niez, que hasta lo haban adorado. Pero por una extraa razn, esto no lo reconfort. Will era hijo de un consumado pescador de truchas y conoca el secreto del arroyo: el hombre

que coge el pez ms grande es aquel que de verdad ama a los peces y siente verdadera compasin cuando los saca del agua y los deja caer en el cesto de la pesca para que se asfixien. El, Wilfred Stone, era justamente eso: un pez que agitaban en el extremo del sedal hasta que cayera exhausto. Y se encontraba casi vencido.

Captulo 21
Las cuarenta y ocho horas de lucha cuerpo a cuerpo con los extraterrestres, si eso es lo que eran, lo haban convertido en un ser furtivo y confuso al que opriman dolorosamente los secretos que no se atreva a contar. A mi juicio se encontraba ms cerca de un colapso total de lo que an hoy l cree. En estas condiciones se hallaba cuando mantuvo la primera reunin con los miembros del equipo cientfico que constituy el ncleo del grupo formado bajo la autoridad del cargo MJ-12. Tres de los cuatro cientficos se mostraban llenos de confianza y camaradera. Dos semanas antes Will hubiera deseado con vehemencia la compaa de hombres as y los hubiese considerado pilares del equipo que estaba formando, pero ahora tena en ellos la misma fe que la que podra tener un cansado comisario sovitico en la ltima turba de esclavos procedentes de las mazmorras de Mosc. En el equipo figuraban Walt Roediger, con su larga pipa y su porte acadmico, y Dick Toole, el barrign y fofo nio prodigio del electromagnetismo, que hasta haca dos das trabajaba en el proyecto del acelerador lineal. Se pusieron de pie y se acercaron, silenciosos como fantasmas, cuando Will entr en la reducida sala de conferencias del Tech 21, el edificio que Sally haba requisado para el proyecto. La sala, una antigua y enorme cmara con un generador, era cavernosa y hmeda, y tena un leve olor a aceite de mquinas. El patlogo comunista, Gene Edwards, era lo que Will describi como pulcro. Edwards, alto, juvenil y fuerte, reaccion a la llegada de Will dejando de leer su ejemplar de Los Alamos Times, con un gran ruido de papeles. Su actitud mostraba resentimiento, lo que era comprensible puesto que lo haban obligado a asistir. Will y su gente no crean que pudiesen arriesgarse a contar nada a nadie hasta que este hombre estuviera all, controlado por ellos. El que se filtrase a la prensa una sola palabra sobre el hecho de que el gobierno buscaba cientficos para estudiar artefactos extraterrestres, hubiese bastado para que se derrumbara el desesperado y frgil encubrimiento. En consecuencia haban obligado a Edwards a colaborar amenazndolo con quitarle la habilitacin, sin la cual no poda continuar trabajando en el programa de la Universidad de California destinado a comprender y paliar los efectos contaminantes de la radiacin. Edwards era el que ofreca mayor riesgo en materia de seguridad, y adems su campo de conocimientos era el ms vulnerable para que se descubriese el secreto. Ms que vestido, el ltimo miembro del grupo estaba disfrazado de lo que Will supuso que era su cuidadosa y considerada idea del intelectual desaliado. Segn Sally, el hombre era ms que brillante, al igual que los otros; era casi un genio. Astrnomo de profesin, lo haban seleccionado para Majestic por su historial. No slo se haba graduado en astrofsica, campo donde sus descubrimientos y logros eran notables, sino que durante la guerra haba trabajado como propagandista, tarea en la que tambin haba destacado. Con el tiempo, a Gerald Benning, el astrofsico, le exprimieron hasta la ltima gota de sangre. Su funcin pblica fue la de propagandista, y como astrnomo de gran prestigio, adopt la postura de tildar de tonteras todos los descubrimientos de platillos que se ponan en conocimiento de la Fuerza Area. El hecho de que el principal astrofsico del grupo fuese tambin su principal propagandista fue un golpe de astucia. Por un lado reduca al mnimo la necesidad de saber, y por otro permita adecuar la propaganda para ocultar la situacin real. Yo he ledo algunos de los libros escritos por Benning Flying Disks y The Saucer Enigma, un par de obras maestras sin duda del arte del propagandista en las que aduce, infundada y absurdamente, que los platillos podan consistir en efectos pticos de la atmsfera. Benning era un verdadero genio y debi de ser tambin un hombre valiente, un hombre moral, porque a pesar de que mantena a la gente tranquila con sus libros desprestigiantes, en secreto luchaba por entender a los visitantes aunque saba que si sus trabajos secretos daban fruto, lo desacreditaran pblicamente cuando ello ocurriese. No se sabe si la eleccin de estos cientficos se debi a la buena fortuna del Grupo Central de

Inteligencia o fue consecuencia de la perspicacia de sus miembros, pero yo tengo la impresin de que Roscoe Hillenkoetter fue un hombre an ms extraordinario de lo que la historia lo juzga. Will pronunci unas palabras iniciales que estaban destinadas a desarmar a su audiencia tanto como fuera posible. Buenos das, seores. Yo soy el burcrata residente cuya misin consiste en interferir vuestros trabajos en las ms irritantes formas. Gracias contest Edwards con una voz sorprendentemente agradable. Dados sus antecedentes, Will haba esperado que se quejase. S que ninguno de vosotros sabis por qu estis aqu. Pero estamos enormemente interesados en saberlo dijo Benning. Acabo de renunciar al uso del telescopio de Palomar durante una semana, as que ms vale que la razn sea buena. Seores, es probable que este suceso sea el ms importante que haya ocurrido jams. Tom Dewey ha decidido bajarse de su caballo y fustigar a Truman dijo Roediger quitndose la pipa de la boca. Edwards se mostr disgustado: Se supone que esto es importante, por lo que quedan excluidos tanto Dewey como Truman. Seores dijo Will, hemos capturado un platillo volante y tres de sus ocupantes y queremos que participis en un programa de mayor efecto potencial que el Proyecto Manhattan Un momento! interrumpi Toole, que hasta ahora no haba intervenido. Ha dicho usted platillo volante? S, en efecto. Tonteras! exclam. Toole no era el primero en disimular el miedo con expresiones de burla. Will pronto aprendi a utilizar esa tendencia del arrogante intelectual como instrumento para mantener el secreto. Un hombre orgulloso de sus logros intelectuales no quiere creer en seres aliengenas superiores porque la simple existencia de stos amenaza la validez de sus conocimientos, y en consecuencia su propia integridad. Creo que sa es la razn por la que cientficos como Cari Sagan siguen engandose respecto de la realidad de los platillos. Will decidi que la mejor manera de responder al arranque de Toole era hacerle caso omiso. Debis comprender que es necesario mantener esto en absoluto secreto. Hay suficientes evidencias de que nuestros visitantes extraterrestres son extremadamente hostiles. Edwards movi la cabeza con tristeza y dijo: Por supuesto. Resulta que el nico motivo lo suficientemente fuerte como para traer vida inteligente al universo es la conquista. Debido al cansancio y al nerviosismo, Will se bebi una taza entera de caf tan caliente que casi se abrasa. Haba tambin bollos dulces y se dispuso a comer uno. Roediger cruz los brazos y exclam: Seor burcrata, sta es la pausa ms desconcertante para tomar un tentempi que jams haya tenido que soportar. Quiere usted continuar, si es que puede parar de comer? Estos bollos seran buenos si tuviesen ms de una sola pasa. Platillos volantes! Habladuras! S. Quiero una prueba dijo Toole con ojos centelleantes. Una prueba absoluta en el cuerpo del delito para practicarle una autopsia. El doctor Edwards comenzar la autopsia dentro de quince minutos. Estoy empezando a sospechar que no bromea. Sally seal las grandes puertas dobles que haba al final de la sala. El platillo se encuentra nada ms atravesar esas puertas. Los cuerpos estn refrigerados al lado, en la sala 22. Es que yo voy a hacer la autopsia de esas cosas? dijo Edwards, que se haba puesto plido. Roediger mir a Will abiertamente.

Hay material fsico? El platillo es lo que Recuerdo que los peridicos decan algo sobre restos que se haban rescatado. Un aparato de sondeo por radar. Lo que se rescat fue una sonda de radar. Creo que se fue el veredicto oficial dijo el doctor Toole cruzndose de brazos. Seores, deberamos comenzar a trabajar. En primer lugar, permitidme que os diga que este proyecto estar estrictamente dividido en equipos. Eso significa que cada equipo de investigacin responder slo a su propio supervisor. No habr intercambio de datos entre los equipos? Will se pregunt si no sera Toole, en vez de Edwards, el ms difcil de manejar. Lo habr inicialmente, pero cuando comencemos a tener alguna idea, nos dividiremos segn las especialidades de cada uno. En ese momento cesar el intercambio de datos y en su lugar se aplicar el concepto de necesidad de saber. Estpido pero predecible dijo Toole. Me gustara que comenzaran viendo el platillo. Despus, observaremos los primeros pasos del doctor Edwards con nuestro cadver menos deteriorado. El silencio fue absoluto. Luego habl Toole. Parece algo sacado de una pelcula. Es un accesorio teatral? No, doctor, no es nada de eso. Roediger se acerc al platillo. Me gustara entrar. Es seguro? Puede que funcione parcialmente. Los que han entrado han sufrido una profunda desorientacin en cuanto al tiempo se refiere, y desconocemos la causa. Tiempo? dijo Toole. En qu sentido? Un hombre tuvo la sensacin de que haba estado dentro escasos minutos, y en realidad pas all nueve horas. Benning examinaba la parte daada e introdujo un brazo, agitndolo de arriba abajo. Me pregunto si no tendremos aqu una mquina del tiempo. Podra existir semejante cosa? Quiero decir si podra existir como un objeto realmente fsico dijo Roediger mientras tocaba el borde del platillo. Lo han sometido a pruebas de radiactividad? Hay posibilidades de que contenga elementos nocivos? Los hombres de la Fuerza Area que lo encontraron le pusieron un contador Geiger y no haba radiacin dijo Sally. Y rayos X? Y neutrones? Doctor Benning. La principal razn de nuestra presencia aqu es la de crear un programa, dar los primeros pasos. Seor Stone. S, doctor Toole. Este efecto temporal me interesa. Se ha escrito algn informe al respecto? Se tomaron algunas medidas? Se recogieron datos? El hombre entr para hacer un breve reconocimiento del aparato y por eso slo llevaba una linterna. Nadie puede explicar el hecho de que transcurrieran nueve horas, y l menos que nadie. Edwards se cruz de brazos y mir a Will. Fue usted quien entr en la nave? Por qu lo pregunta? Responda a mi pregunta. La respuesta es s. Entonces tengo otra pregunta. Will se las compuso para sonrer. Yo creo que fue una sonrisa dbil porque Edwards tena una mente rpida y desafiante. Mi segunda pregunta es: por qu est usted en ese estado? En qu estado?

Como si no hubiese dormido durante das; como si hubiese perdido mucho peso. Es que el entrar en el aparato le afect la salud? Yo entr, localic y rescat el cuerpo mejor conservado de los tres y despus sal de la nave. Al parecer les dije repetidamente a los que me esperaban fuera que estaba bien y que no entrasen a buscarme. Ellos me hablaron cada quince minutos durante nueve horas, pero yo no recuerdo haberles dicho ni una sola palabra. El doctor Roediger cogi una linterna de la caja de instrumentos que Sally haba preparado y mir dentro de la nave. Parecen habitculos destrozados por la explosin. El artefacto cay durante una tormenta elctrica. Qu extrao! Por qu extrao? Es extrao que seres tan avanzados an tengan problemas con las tormentas elctricas. Es evidente que no los tienen intervino Edwards. Creo que podemos suponer, sin temor a equivocarnos, que esta nave se estrell intencionalmente. Es una estratagema. Con tripulantes muertos y todo? No, no lo creo. Quiz la tripulacin salt o tal vez a ellos no les importa la muerte de los tripulantes. Roediger se impuls hacia el interior de la nave. Doctor, no haga eso. No ir ms adentro. Slo quiero saber qu sensacin da esto. Sally les record entonces que lo primero que deban hacer ese da era la autopsia. Esto es ridculo! estall Edwards. Quieren que haga la autopsia del cadver de un supuesto extraterrestre sin tener preparacin alguna, sin conocimiento previo de su anatoma, sin nada en qu basarme. Se deteriora con demasiada rapidez; no podemos esperar dijo Will. Anoche se sacaron radiografas de todo el cuerpo aadi Sally y las placas estarn all para que le sirvan de gua. Will se sinti aliviado cuando Roediger surgi del platillo. Hay trabajos decorativos en las mamparas de papel; flores, creo que son prmulas amarillas. S, las hemos visto. Y tambin hay algo escrito en las paredes. Yo pens que seran clculos. Yo me pregunto si no ser poesa, cosas escritas por hombres que se encontraban lejos de sus hogares. Roediger sola trabajar con la pipa en la boca. No debera fumar all dentro dijo Sally. Por supuesto. Se movan alrededor del platillo como abejas en un jardn de flores: examinaban su envoltura, calculaban distancias con cintas mtricas, escriban en los anotadores que Sally les haba proporcionado. La escena de la noche anterior segua repitindose en la mente de Will. Todava poda sentir esos dedos pegajosos sobre su cuerpo. En realidad an los siente hoy. Will me dijo que le haban hecho ver una parte muy fea de s mismo. Una violacin es ms que un acto de violencia contra el cuerpo, es un asalto al alma. Pero para Will, lo peor probablemente haya sido el haber respondido tan vigorosamente. No pasa nada, Willy. Si l hubiese aceptado esas palabras sera un hombre libre, y aunque quiz tambin hubiera muerto solo, al mirar su vida en retrospectiva podra haber encontrado un poco de amor en ella. Me da pena este hombre que nunca se sinti amado en la vida, salvo cuando era muy pequeo. Seores, debemos proceder a hacer la autopsia inmediatamente dijo Sally. Tenemos tres cadveres aadi Will. Y un patlogo de nivel medio dijo Edwards.

A Will le preocup la amargura que denotaba su voz. Los decepcionara? Sus antecedentes son adecuados seal Sally. Adecuados! Para esto necesitis al ms capacitado del mundo. Qu pasa con Rowland o Dowling? Por qu yo, que tengo una carrera bastante normal? Segn se afirma, sta es la autopsia ms importante que se ha hecho jams. Por qu me toca a m? Y nosotros? Estoy de acuerdo en que todos somos buenos profesionales. Pero dnde est Fermi, u Oppenheimer o John Von Neumann? Francamente, seorita Darby, por qu nosotros? Dnde estn los grandes hombres? pregunt Benning con los ojos centelleantes. Yo os dir por qu no estn aqu personas como sas dijo Toole. Porque a esa gente no se la puede obligar, y tampoco se la puede engaar. Todos vosotros sois buenos profesionales contest Sally con voz suave, como si no hubiese odo las acusaciones de Toole. No queremos gente que pueda atraer a la prensa simplemente por sus movimientos. Tenamos que encontrar profesionales excelentes que no fuesen pblicamente notorios. Edwards se mostraba cada vez ms descontento. Lo que nos trae aqu conduce a la cuestin del secreto. Es obvio que vosotros estis desesperados por mantener oculto todo este asunto, incluso de toda la comunidad de Los lamos, que tiene habilitacin. Yo creo que es justo que os preguntemos cules son las razones. Todava andamos a tientas. Ha habido incidentes que sugieren hostilidad pero no estamos seguros de nada. Hasta que lo estemos, creo que estaris de acuerdo en que se debe mantener todo en secreto. A m me parece bien dijo Roediger rpidamente. La gente tiene derecho a saber opin Edwards. Yo creo que todo esto es muy divertido dijo Toole. Lo ms probable es que sea algn tipo de test psicolgico Will estaba fascinado con la tozudez del hombre. Todava no se cree que el platillo es verdadero? Est hecho de papel comn y papel de estao, y las costillas son de madera oscura. Madera! Yo dira que no es de verdad. Creo que est hecho en Hollywood. El papel de estao, como usted lo llama, no puede ser daado de ninguna forma por ninguno de los medios que hemos aplicado hasta ahora. Es increblemente duro. A qu clase de pruebas se lo ha sometido? Hay informes que podamos leer? Doctor Toole, las pruebas se hicieron en el lugar mismo del accidente. Disparamos tiros sobre un trozo de papel de estao; tratamos de quemar el papel y de romper y serrar la madera; y no pudimos hacerles nada. Vinieron en una nave de papel de estao y papel normal dijo Roediger, que, absorto, golpeaba la pipa contra su pierna. Extraordinario! Lo que es extraordinario es que al parecer todos os creis esto. Por supuesto que s, doctor Toole contest Roediger. Si fuese menos que extremadamente extrao tendra mis dudas. Toole le dirigi a Will una mirada tan larga e inquisitiva que ste sinti que deba decir algo. Doctor Toole, puede reservar su opinin hasta ver los cadveres. En realidad, ahora le creo dijo Toole, pero no por su ridculo platillo. Mi razn es muy sencilla, seor Stone. Le creo porque tiene usted un miedo increble. Will pudo or que algo goteaba en las profundidades de la sala. Si el doctor Edwards est de acuerdo, creo que todos deberais presenciar la autopsia dijo Will. Edwards entr finalmente en la sala de autopsias detrs de Sally Darby.

ULTRASECRETO-MAJIC ASUNTO: INFORME DE AUTOPSIA #1 FECHA: 14/7/47 COPIA UNO DE TRES RESULTADOS INICIALES DEL EXAMEN Y AUTOPSIA DEL CADVER DE UNA CRIATURA APARENTEMENTE EXTRATERRESTRE 1). Aspecto externo Este cadver est en un avanzado estado de descomposicin. Haba sido conservado en una solucin de aldehido frmico pero no disecado. El cadver tiene 1,14 metros de largo y un peso de 12 kilos despus de habrsele drenado la solucin conservante. El aspecto externo es el de un embrin humano con un crneo agrandado. Las manos y los pies son normales. Las uas de los dedos de las manos y de los pies han sido cortadas. Son evidentes los diez dedos de las manos y de los pies. Entre los primeros y segundos dedos de todas las extremidades hay un tejido rudimentario. Los rganos sexuales parecen ser los de un varn. Estn en estado embrinico y no revelan evidencia alguna de pubescencia. Las orejas estn parcialmente formadas y presentan ciertas evidencias de que han sido intervenidas quirrgicamente. De la superficie del cuero cabelludo se han extrado pliegues de piel, al parecer en un intento de crear la impresin de orejas ms desarrolladas de las que realmente tiene. Los labios son rudimentarios y la boca no contiene dientes. La nariz se encuentra asimismo en un estado de crecimiento incompleto y tambin ha sido objeto de intervencin quirrgica, por lo que aparenta ser un rgano muy delgado y delicado. Los ojos han sido sometidos a una intervencin quirrgica profunda. Su forma es almendrada, y son con mucho el rasgo facial de mayor prominencia. Los globos oculares no han madurado y parecen haber sido suturados con lentes artificiales de tipo desconocido. Dada su condicin extremadamente inusual, no se intent la diseccin de los ojos. 2). Diseccin Se realiza una incisin desde el trax hasta el escroto. Primero se separa la piel de la aponeurosis y se observa que sta es consistente y parece la de un varn humano inmaduro. A continuacin se corta la aponeurosis y se observan los rganos internos. La posicin del corazn es vertical, lo que sera propio de un feto muy prematuro, anterior al cuarto mes. Este rgano es prominente y su peso representa el 70% de la masa corprea. Cuando se diseca se encuentran dos comunicaciones directas entre los dos aurculos a travs del foramen oval. Se observa que la vlvula de Eustaquio es grande y que el ductus arteriosus comunica la arteria pulmonar con la aorta descendente justo debajo del comienzo de la arteria subclavia izquierda. Las alternaciones que presenta la estructura del sistema circulatorio sugieren que este cuerpo ha sido intervenido quirrgicamente para separarlo, de manera artificial, de la dependencia placentaria. Se abre el estmago y se comprueba que no contiene ninguna sustancia alimentaria. El orificio cardaco parece atrofiado, aunque resulta difcil saberlo por la descomposicin del corpus. Es posible que este individuo no comiese. El hgado es prominente, y es evidente que lo atraviesa la sangre de la vena umbilical antes de introducirse en la cava inferior. La vena umbilical en s ha sido separada de su corona placentaria y restituida al sistema circulatorio por medios ajenos al objetivo de esta diseccin. Los pulmones no estn desarrollados. Hay bolsas laterales a cada lado del divertculo central, que desembocaban en la laringe. La laringe es algo cartilaginosa y la trquea est desarrollada. Es probable que este individuo no respirase, as como tampoco parece que comiera. Se desconocen los medios de sustento de vida, si es que alguna vez tuvo vida en el

sentido prctico. Se hizo la diseccin del crneo, y se hall que est compuesto por un material cartilaginoso extraordinariamente delgado y flexible, con apariencia de ser un precursor seo afectado de tal manera que resulta ms delgado y delicado de lo normal. Sorprende que el cerebro est ampliamente formado. Se encontr una corteza desconocida superimpuesta en el cerebro anterior, que se extiende hasta el surco de Rolando. Dada esta extraordinaria formacin, se decidi no hacer la diseccin del cerebro en este momento. Se extrajo el rgano y se lo deposit en lquido conservante para ulteriores estudios. En suma, este corpus presenta el aspecto de un embrin humano de tres o cuatro meses que ha sido objeto de considerables alteraciones y modificaciones, algunas de carcter claramente quirrgico. Otras modificaciones, como la del cerebro, resultan ms difciles de comprender. Adems de las alteraciones, existe la cuestin del tamao del cuerpo y la relativa madurez de la epidermis, las uas y los rganos genitales. Da la impresin de que este feto ha sido separado de su madre y puesto en condiciones semifncionales por medios artificiales. 3). Conclusin Se trata de un feto humano que ha sido sometido a una maduracin forzosa sin gestacin normal. El grado de funcionalidad en vida, si es que la tuvo, es desconocido.

ULTRASECRETO-MAJIC ASUNTO: INFORME DE AUTOPSIA #2 FECHA: 14/7/47 COPIA UNO DE TRES RESULTADOS INICIALES DEL EXAMEN Y AUTOPSIA DEL CADVER DE UNA CRIATURA APARENTEMENTE EXTRATERRESTRE 1). Aspecto externo Se observa que este cadver se encuentra en un estado de descomposicin profunda. No ha sido conservado. Se entreg en un envoltorio de lona impermeabilizada a la que se haba adherido parte del tejido. El cadver mide 94 centmetros de largo y pesa 3,630 kilos. El aspecto externo de este cadver no es de tipo humano. La piel es suave y de color azul-grisceo oscuro. El cuerpo no tiene ropa. No hay rganos genitales y no existe forma de determinar su sexo. La nariz consiste en dos tajos. La boca es una pequea apertura que no parece estar soportada por una mandbula articulada. En el lugar de las orejas hay agujeros. El crneo es redondo y grande en proporcin con el cuerpo. Los ojos, de forma almendrada, estn cerrados y no pueden abrirse sin daar la estructura debido a la descomposicin que presenta el tejido. Los brazos y las muecas son muy delgadas. Las manos tienen tres dgitos sin pulgar. Los brazos se extienden hasta una distancia aproximada de 7,5 centmetros por encima de la rodilla. Los tres dgitos salen directamente de la mueca, sin palma. 2). Diseccin Se hace una incisin desde la entrepierna hasta la barbilla. De la incisin surge un lquido verde. La piel no tiene aponeurosis y la estructura sea parece ser de una sustancia cartilaginosa de color verde-azul claro. Se observan rganos internos pero sus funciones no son claras. Las cavidades torcica y peritoneal estn comunicadas. No parece que exista un sistema respiratorio y no hay estmago. El esfago es rudimentario y se disipa antes de llegar a otro rgano. Parece que haya dos corazones multicamerales. Hay un extenso sistema circulatorio que envuelve tres diferentes tipos de venas y es de suponer que el fluido corporal puede ser bombeado con rapidez. De uno de estos sistemas se extrae material que sugiere posibles desechos, lo que conduce a pensar que stos puedan ser eliminados a travs de la piel. El fluido extrado del cuerpo, analizado con microscopio, muestra ser una sustancia vegetal de base cloroflica. Es posible que la fotosntesis sea el medio de obtener energa. Al hacer la diseccin del crneo se observa que un caballete de cartlago separa el cerebro en dos componentes completamente aislados. El cerebro se encuentra en un estado muy avanzado de descomposicin fiero parece tener muchas fisuras y estar dividido en numerosos lbulos. Dada la descomposicin, no se puede determinar con precisin el grado de bilateralismo de las dos partes. El olor que despide este cadver es inusualmente ftido. 3). Conclusin Este cadver no pertenece a ningn tipo observado o conocido previamente por este patlogo. Parece ser una forma de criatura compuesta por elementos tanto animales como vegetales.

Captulo 22
Una hora despus de que Hillenkoetter tuviese en su poder los informes de las autopsias, Will reciba un tlex urgente en el que se le ordenaba regresar inmediatamente a Washington. Vol a Denver, donde hizo correspondencia con un vuelo de la United Mainliner que llegaba al aeropuerto National de Washington a las 23 horas. Slo haba dormido de forma espordica las tres ltimas noches y haba trabajado bajo mltiples e increbles presiones, desde los esfuerzos de la Fuerza Area por apoderarse del proyecto hasta los repetidos asaltos personales de los visitantes. Cualquier cosa lo alteraba y senta ganas de llorar ante el problema ms sencillo, como el de si sera correcto o no quitarse los zapatos en el avin. Se deca constantemente que quiz los episodios que recordaba haban sido sueos, pero saba que no era as; eran experiencias fsicas, terribles e imposibles pero completamente reales. Cada vez que se quedaba dormido reapareca la imagen del hombrecillo con la cabeza oscilante y se despertaba baado en sudor. Tardaba unos quince minutos en controlar la nusea, y a veces no poda dominarla. Viva a base de caf y cigarrillos. Se quedaba sentado, fumando y mirando por la ventana, tratando de encontrar a alguien en quien poder confiar. Desechaba la idea de un psiquiatra porque evidentemente presentaba todos los sntomas de lo que entonces se llamaba demencia precoz, y eso era lo que le diagnosticaran. Cuando aterrizaron en Washington eran cerca de las doce de la noche. La niebla cubra el Potomac y salvo las luces y el movimiento asociados con el vuelo de Will, el aeropuerto estaba vaco. Lo esperaba un funcionario joven del Grupo Especial de Inteligencia con un letrero donde se lea: W. Stone. El alegre joven cogi su maleta y lo condujo a un Chrysler negro. Will supuso que lo llevaban a su casa, donde le esperaba un bao, un pijama limpio y su cama para echar un sueo reconfortante, pero vio que giraban en la avenida Pennsylvania y supo que se dirigan a la Casa Blanca. Durante unos momentos se puso furioso, pero luego, tras reflexionar, comprendi que eso era inevitable. El hecho de que lo sometieran a tan intensa actividad es una prueba evidente del grado de preocupacin del Presidente. Nadie haba cuestionado nunca la presuncin bsica de que se trataba de una invasin de extraterrestres con ambiciones militares. Lo condujo a la sala del gabinete un guardia uniformado de la Casa Blanca que luca a medianoche como si acabasen de lavarlo en agua hirviendo y de plancharlo hasta conseguir que las rayas del pantaln parecieran trazadas con tiralneas. La sala estaba repleta de gente, llena de humo y de luz. En todas las paredes haba enormes fotos en colores del platillo y los extraterrestres. El Presidente estaba sentado en el extremo ms lejano de la mesa y delante de una cafetera. Hilly y Forrestal estaban junto a l. Van se encontraba sentado a un lado de la mesa con los mandos del Estado Mayor. Tambin estaban presentes Eisenhower, con aspecto extremadamente serio, y otros civiles que Will no conoca. Cuando notaron la presencia de Will, ces la conversacin y todas las cabezas se dirigieron hacia l. Se produjo un silencio total. Seor Stone dijo el Presidente. Me alegro que su avin haya llegado casi puntualmente. Se esperaba que l hiciera la presentacin del caso? No era caracterstico de Hilly olvidarse de advertirle algo as en circunstancias normales, pero era muy fuerte la presin a la que todos estaban sometidos. Puedo ver la agenda? pregunt Will. No tenemos agenda, joven dijo uno de los desconocidos con un fuerte acento centroeuropeo. Slo lo tenemos a usted. Will jug con la idea de saltar por la ventana, cruzar el jardn velozmente y desaparecer en la oscuridad de las calles. Vandenberg le tir por encima de la mesa una foto del ms sorprendente de los visitantes. Nos han dado a entender que sta es una criatura humana deformada dijo con tranquilidad. Puede usted darnos ms explicaciones?

Bueno. Eso es lo que encontr el patlogo. Pero mrela dijo Eisenhower. A usted le parece humana? Yo no creo estar preparado para opinar. Todo lo que puedo hacer es sealar que tiene impresiones digitales y manos perfectamente normales y que el patlogo es un buen profesional. El ha determinado que se trataba de un beb alterado quirrgicamente, que haba dejado de madurar aproximadamente en el quinto mes de gestacin. Joven dijo uno de los presentes ms viejos. Soy el doctor Kenneth Rhodes, de la Clnica Ringer. El doctor Rhodes es uno de los principales embrilogos del pas apunt Hilly. Coger un embrin en ese grado de madurez y hacerlo crecer de alguna manera, sin que madure ms, es algo totalmente imposible. A medida que crecen, las clulas tambin maduran. Eso es Bueno, eso est en la naturaleza de las cosas. Yo no creo que esa criatura est en la naturaleza de nada, doctor. Hemos visto toda clase de seales de intervenciones quirrgicas y slo Dios sabe qu otras cosas le han hecho, como aplicarle drogas o electricidad. Pueden haberle hecho cualquier cosa. Si esa criatura viviese, sera humana. La encontramos en compaa de dos evidentes extraterrestres. Segn el doctor Edwards, ninguna de estas criaturas hubiese podido vivir mucho tiempo, si es que alguna vez vivieron. No obstante, es lo que encontramos. De pronto el Presidente golpe la mesa con una mano. Yo quiero saber qu diablos pasa aqu y qu debo hacer al respecto. Si eso es humano, de dnde vino? De quin es ese beb? Seor Presidente No, usted no, joven. Tengo aqu a cinco de los mejores cientficos del mundo. Seores, decidnos de dnde procede este beb. Y que hay de los habitculos como colmenas? pregunt Forrestai. Eso significa que son comunistas? A pesar de la advertencia del Presidente, Will tom la palabra. Yo no s lo que significa. Quin dijo que los habitculos fuesen una colmena? Recibimos un tlex de Darby mientras usted viajaba hacia aqu dijo Hilly. Han comenzado a hacer un plano del interior del platillo. Como una colmena repiti Will. Son comunistas? No tengo ni la menor idea, general Eisenhower! Forrestai tena los ojos casi fuera de las rbitas. Extraterrestres ms avanzados que nosotros, y adems comunistas. Tenemos que ocultar esto cuesto lo que cueste. Puedo ver los titulares de Pravda intervino el Presidente: Hemos visto el futuro, y es comunista. Tras esas palabras se produjo un largo silencio que finalmente fue roto por Van. Tenemos que decidir cmo vamos a responder. Yo creo que tenemos que demostrarle a esta gente que somos soberanos en nuestro propio territorio: tierra, mar y aire. Truman exclam: De acuerdo. Eisenhower mir a Will con desafio. Cmo? Tiene usted alguna idea? Debemos asumir el hecho de que estn mucho ms avanzados que nosotros. Cunto ms avanzados? Tremendamente ms avanzados. Puede poner ejemplos? La condicin del feto es un buen ejemplo. Para nosotros es un feto humano, o lo era, que de alguna manera realmente funcionaba: viva, respiraba, pensaba. Pero no sabemos cmo se hace para conseguirlo.

Yo le dar mi parecer dijo el Presidente. Opino que esa maldita criatura fue robada a alguna familia y manipulada por esos De todas maneras, qu son sos? Qu era eso de material vegetal en el informe de la autopsia? Los verdaderos extraterrestres eran ms vegetales que animales. se es el principal hallazgo. Literalmente, hombrecillos verdes coment Eisenhower. En realidad son ms bien azul-grisceos. Yo creo que esta criatura fue secuestrada expres el Presidente, y eso es lo que me preocupa. Y sa es la razn de la orden que di a la Fuerza Area. Van? La aviacin tiene rdenes de perseguir al enemigo, entablar combate y destruirlo. Bombardearemos esos platillos, seores, y los derribaremos. Estn secuestrando los bebs de nuestros ciudadanos! agreg el Presidente. Se hizo un silencio absoluto. Slo el Presidente se mostraba animado mientras observaba detenidamente las caras de los presentes, con media sonrisa. As debi mostrarse en el momento de comunicar a su gabinete que lanzara la bomba atmica. La decisin era totalmente caracterstica de la civilizacin occidental, del gobierno estadounidense y del propio Harry Truman. Era una decisin muy conservadora, pero en el fondo nuestra civilizacin es conservadora y por eso ha sobrevivido tanto tiempo y ha sufrido tantos cambios sin alterar su forma esencial. Will tambin permaneci en silencio. se era incuestionablemente un momento en el que debi haber hablado. Aunque me gustara culparlo por no hacerlo, no puedo porque s que se encontraba en un bajsimo estado de nimo; era demasiado lo que acababa de soportar. Pero a quien quiero culpar por su silencio, sobre todo, es a los visitantes. Si no hubiesen presionado tanto a Will, l podra haber tenido la energa psquica para intervenir, aunque quizs se era el propsito que tenan: poner a prueba a Will, a Truman, a todos; llevarlos hasta el lmite mximo para ver qu sacaban de ellos, si la guerra o la paz. Eisenhower fue el primero en hablar. Yo creo que hay un montn de preguntas para responder antes de que hagis eso. Una cosa como sa podra tener una importancia impredecible. Aos despus Eisenhower hablaba de una forma que era completamente imposible entender, pero a finales de los aos cuarenta sus palabras no requeran ms que un pequeo esfuerzo. Consecuencias impredecibles salt Truman rpidamente. Alguien tiene alguna idea al respecto? Es muy pronto para que hagamos una evaluacin cultural dijo el doctor Rhodes. Quiero ideas! Seor Presidente, tenemos sobre las mesas de dibujo un avin que se desplazar a ms de setecientos kilmetros por hora. Al or esto el Presidente pareci sbitamente agotado. Tened en cuenta que este platillo apareci por primera vez sobrevolando Roswell, es decir, sobrevolando la base de la Fuerza Area en Roswell, donde se encuentran nuestros bombarderos atmicos. Van ofreci ms informacin inquietante. Del 27 de mayo al 13 de junio, en maniobras realizadas desde la base area de Wendover, el batalln 509 demostr su capacidad de transportar ojivas atmicas a objetivos que se encontraban a distancias intercontinentales. Este tipo de armas funciona y sa fue la primera vez que lo demostramos. Dos semanas despus, los extraterrestres comenzaron a fisgonear y a ponernos nerviosos. Despus se produjeron las desapariciones de soldados intervino el Presidente; el informe que usted redact, seor Stone, y los relativos a las personas desaparecidas entre 1944 y 1946, sugieren que tambin hay civiles afectados; y ahora este, este, no s cmo llamarlo Un beb deformado artificialmente sugiri uno de los cientficos. que viva en una colmena comunista aadi Forrestal. Tengo la impresin de que vamos a tener una guerra con esta gente, y yo sin saber nada.

Nada, ni un maldito dato! Truman realmente vociferaba. Will percibi su debilidad y se horroriz. Hay ciertas cosas que s sabemos dijo el cientfico con acento centroeuropeo, mirando a su alrededor. En primer lugar sabemos que no quieren aniquilarnos porque de lo contrario ya lo hubiesen hecho A menos que aparezcan ahora mismo con sus armas poderosas! Bueno Nada de bueno, doctor Rosensweig! Le digo que pueden estar a punto de invadirnos. En cuanto a esta cuestin del comunismo, quiz por eso nos eligieron a nosotros y no a ellos; ellos no necesitan que los invadan porque ya son comunistas. El doctor Rosensweig habl suavemente, tratando de calmar a Truman: Quines son ellos? Los rusos, hombre! A ellos no les han dado este trato. Si se lo hubiesen dado, estaran aqu gritndome directamente en este mismo maldito instante. Puede apostar hasta los pantalones! Sabemos muy poco. Viven en colmenas! En colmenas! Se me hiela la sangre. S, seor Presidente, pero es innegable que todava no nos han hecho dao. Otro dato que conocemos es que sus naves son vulnerables a las tormentas elctricas, es decir, a las descargas elctricas espontneas, o sea a los rayos. Y qu? Cmo me ayuda eso a recuperar el control de mi espacio areo? Hay un arma incipiente en esa idea, si es que tenemos que tener un arma. El Presidente golpe la mesa con fuerza. Necesito armas ahora! Caones antiareos con proyectiles atmicos! Algo que funcione bien en este mismo instante! Eisenhower volvi a intervenir. Dentro de las capacidades de la misin conjunta, seor Presidente, hay capacidades que tenemos que podemos aplicar en este caso, prcticas. Poned un intrprete a este hombre! Quiere decir que disponemos de capacidades conjuntas que ahora pueden ser de utilidad dijo apresuradamente uno de los altos mandos. Eisenhower se ruboriz hasta ponerse morado, evidentemente furioso por el terrible sarcasmo de Truman. Tenemos muchas tropas en todo el mundo dijo. Esas tropas pueden ponerse en un mayor estado de alerta, incrementando la seguridad en tierra y aumentando las patrullas areas. Si tiende sus redes, recoger usted peces. El rostro de Truman se endureci. No quiero fracasar. No quiero que nos encontremos en una situacin de disparar y fallar. El metal es fuerte advirti el doctor Rosensweig. Los platillos estn hechos de papel de estao, palos y papel normal dijo Van. Eso es lo que tienen. El papel de estao est formado por millones de pequeas soldaduras absolutamente uniformes, de acuerdo con el tlex de Darby. Increble! Tienen buen papel de estao, buena madera y buen papel, pero nosotros tenemos proyectiles que vuelan a mil seiscientos kilmetros por hora y que estn hechos de plomo caliente. Tendremos xito. Quiero saber si en general estis a favor o en contra de que emprendamos una accin armada solicit Truman. Yo estoy muy preocupado, francamente respondi Forrestal. Si no fuera por esta cosa del comunismo S o no! Bueno, dada la situacin, s. Pero procediendo con cautela. Hilly? Debemos demostrar que controlamos la situacin. Will se mostraba profundamente desanimado, y aunque saba que deba hablar y que el

Presidente cometa un terrible error, guard silencio. Doctor Rosensweig, qu piensa su comit? Caballeros dijo, alguien quiere hablar? Ninguno de los dems cientficos dijo nada. El Presidente remova sus papeles. Tal como usted solicit, seor, hemos discutido esto mucho tiempo antes de venir continu Rosensweig. Nosotros opinamos que debera esperar a que se produzcan los acontecimientos. Creemos que debera hacerse un esfuerzo por establecer un contacto antes de atacar. Entre nosotros hay quien cree que ciertos factores de la historia humana se estaran repitiendo en otra parte. Histricamente nos hemos vuelto ms ticos y creemos que ste tambin ser el caso de nuestros visitantes. Truman se recost en su asiento. Ms ticos? Ahora s que me asusta usted. Temo a los hombres que no saben historia. Es Auschwitz ms tico que algo que hayamos hecho antes? Yo dira que nos hemos vuelto menos ticos. Si ellos estn ms avanzados que nosotros, puedo asegurarle que son monstruos. Truman mir a cada uno de los hombres presentes en la sala. Su increble cinismo dej atnito a Will. Cmo poda seguir pensando as? Y sin embargo le brillaban los ojos. Por seria que fuera una situacin, Truman siempre estaba de buen humor. Era un hombre increblemente complejo. Seores, he ordenado la confrontacin armada y quiero responder con un servicio coordinado dentro de las lneas que parece haber sugerido el general Eisenhower. Debe ordenarse a cada una de las bases estadounidenses en todo el mundo que permanezcan en alerta mxima para detectar cualquier avin extrao y disparar primero. Bueno, es tarde y es evidente que el joven seor Stone est muerto de cansancio. Gracias. Abandon la sala precipitadamente. Will, sentado, parpadeaba entre sorprendido y confuso. Todo haba terminado; bamos a disparar. Y fracasaramos. Por supuesto, seguro que fracasaramos. Se oy el rumor entremezclado de conversaciones en voz baja, papeles que se recogan y carteras que se cerraban. Uno de los hombres de Van comenz a sacar las fotos de las paredes y a ponerlas en un gran portafolios. Van se acerc a Hilly, e invit con un gesto a Will a que se les uniera. El Presidente me ha pedido que les informe que el platillo ser trasladado a Muroc, en California, para someterlo a anlisis militares. Debemos encontrar los puntos dbiles. Y qu hacemos con MJ-12, el grupo cientfico? pregunt Hilly. Tendrn que esperar. Ahora, todo es militar, hasta que recuperemos nuestro espacio areo. Will pens entonces que nunca recuperaramos el control de los cielos, ni el de la noche oscura, ni siquiera el de nuestras mentes. Tena la sensacin de que acabbamos de cometer un error catastrfico y que estbamos perdidos.

CUARTEL GENERAL DE LA FUERZA AREA DE ESTADOS UNIDOS PARA SER LEDO SLO POR PERSONAL CON ACCESO AUTORIZADO A LOS ULTRASECRETOS 13/7/47 FUERZA AREA DEL EJRCITO ORDEN N. 677833 ASUNTO: AVIONES NO CONVENCIONALES A: Todos los comandos operativos, EE UU Continental, comandantes generales. 1). Ante divisamientos o denuncias de aviones no convencionales como objetos resplandecientes, platillos o naves volantes, se responder inmediatamente con un ataque de emergencia. 2). Dichos aviones sern atacados y derribados sin previo aviso. 3). Durante los encuentros se pondrn en funcionamiento las cmaras fotogrficas automticas. 4). Estarn vigentes los reglamentos de vuelos de combate. 5). Se informar de cualquier divisamiento al comando superior en el momento mismo de producirse. 6). No debe hacerse ningn anuncio pblico sin autorizacin del comando superior.

Captulo 23
No haba transcurrido mucho tiempo cuando la Fuerza Area tuvo su primer encuentro con un platillo volante, y con posterioridad se produjeron algunos ms. Pero el ms famoso tuvo lugar cerca de la base de la Fuerza Area en Goodman, el 7 de enero de 1948. En este incidente perdi la vida el capitn Thomas Mantell, despus de volar al encuentro de lo que l describi como un objeto metlico de colosal tamao. Hay muchos indicios pblicos de que el cuerpo del capitn Mantell jams fue encontrado. En febrero de 1948, el brigadier general Cabell, jefe de la Divisin de Requisiciones del Servicio de Inteligencia Area, solicit que a cada base area de Estados Unidos se le suministrara un interceptor, sobre la base de una alerta continua, para que todas estuvieran equipadas con el armamento que juzgasen aconsejable. Will me ha dicho que nunca fue derribado ningn platillo y que el programa se abandon a comienzos de los cincuenta por el alto ndice de bajas y la ausencia total de xito. El primer encuentro con naves no identificadas se produjo en julio de 1947, en la zona central de Kansas, cuando apenas haba transcurrido una semana de la orden de disparar a matar. Hacia las tres y media de la maana, el sargento Eddie McConnell estaba adormecido sobre la pantalla del radar cuando sus ojos detectaron una imagen y oy un sonido al girar 160 grados la antena del radar. Cogi el micrfono y anunci: Llega trfico, uno sesenta. Llega uno sesenta contest el controlador de trfico. Ninguno de los dos se mostr particularmente inquieto. Poda ser el vuelo nocturno de la American Airlines, el Skysleeper, que pasaba algunas veces a esa hora, o un avin privado. El operador del radar observaba la pantalla. Trfico a nivel de vuelo cinco aproximadamente. Velocidad siete-sesenta. El controlador se irgui en su asiento. Por favor, seor, verifique esa velocidad. Como todos los dems, el controlador conoca la orden de abatir a cualquier avin no identificado, aunque no saban que tena relacin con los platillos volantes. Pensando que podra tratarse de una situacin de combate, el controlador decidi avisar al oficial que estaba al mando. Hay un avin no identificado en posicin de las tres en punto, a nivel cinco y velocidad sieteseis-cero. El oficial salt de su asiento en el despacho de operaciones y subi rpidamente hasta la torre de control. Centinela, qu ve en posicin tres en punto? grit mientras corra. Una estrella, seor. Dme esos prismticos y comunqueme con el operador del radar dijo el oficial. Por los altavoces se oy la voz del operador del radar. Aqu radar, seor. Est exactamente a ciento sesenta y dos grados en este momento? S, seor, a velocidad siete-ochenta ahora. Uno de los hombres de la torre lanz un silbido. Todos observaban la estrella. Llamo a combate dijo el oficial de operaciones. Pulse el botn de alarma! Son la sirena. En la sala de espera de rdenes haba siete pilotos tomando caf y contando historias sobre mujeres con las que se haban acostado y con las que no haban podido hacerlo. Me revientan los ejercicios imprevistos! Enfran el caf! se oy gritar a uno de ellos por encima del ruido de la sirena. La pista se ilumin y los pilotos corrieron hacia sus respectivos aviones. Los mecnicos arrastraban los motores de arranque para los poderosos motores Merlin que llevaban los P-51. Los pilotos ocuparon sus asientos, se pusieron los cinturones e hicieron la comprobacin de turbina. Alerones extendidos; turboalimentadores encendidos; transformadores encendidos; temperatura. Listos para el arranque!

Uno tras otro los aparatos balbucearon y carraspearon hasta alcanzar plena potencia. Los mecnicos retiraron los motores de arranque y sealaron con sus linternas que los aviones podan dirigirse a la pista de despegue. En formacin uno al lado de otro dijo el comandante Jack Mahoney, jefe de la escuadrilla. Los auriculares cobraron vida con la voz del controlador de tierra. Atacarn al avin no identificado. Esto no es un ejercicio. Repito, esto no es un ejercicio. Vaya! exclam uno de los pilotos. Nada de charla, seores! Desde el control les ordenaron elevarse a dos mil cien metros de altura para estar por encima de su presa. No probaron los caones porque estaba prohibido hacerlo fuera del campo de pruebas. El teniente John Lucky Luckman acarici el botn de disparo, deseando ponerlo a prueba en una descarga cerrada, y mir el altmetro. Pasando los novecientos metros dijo el jefe de vuelo, anunciando lo que sealaba su instrumento. Enfilar hacia ocho-dos orden el control de tierra. Amplio giro. Preparados! Ya! dijo el comandante Mahoney. Luckman inici un amplio giro a la derecha. Las reglas de combate no permiten luces encendidas de modo que no poda ver la posicin de sus compaeros de vuelo sin localizar, forzando la vista, las llamas azules de los tubos de escape de los motores. Dos-dos-uno. Me falla la brjula. Sin brjula en plena noche, Joe Lait volaba medio a ciegas y poda desorientarse con facilidad. Regrese, dos-dos-uno. Vale. Dos-dos-uno abandona la formacin y regresa a la base. Ahora quedaban seis. Dos-dos-tres. Fallo de instrumentos. Se ha apagado el panel de mandos. Regreso de emergencia dos-dos-tres. Las luces estn encendidas en la base dijo el controlador, con una voz que denotaba gran inquietud. El panel de mandos apagado era una rara avera. Lucky Luckman nunca haba odo hablar de tal cosa y nunca haba visto que ocurriera en el simulador de vuelos. Comprob el suyo y vio que todo funcionaba bien. Nivel siete. Continen hacia ocho-dos hasta que tengan visin directa del objetivo. Dos-dos-cuatro. Tengo el conectador de la tubera recalentado. Regreso a la base. Positivo dijo el jefe de vuelo. se era un problema ms normal, pens Luckman. No le gustaba la idea de encontrarse sin panel de mandos durante la noche pero un conectador recalentado era algo con lo que se poda lidiar. Dos-dos-tres. No puedo ver la base. Repito, no puedo ver la base. Dos-dos-tres, su direccin es cero-cinco-seis. Haga un giro total a la derecha. Herbie Nelson, en el 223, tendra mucha suerte si consegua regresar. Si llegaba a encontrar una nube, con toda seguridad perdera un ala y caera en barrena. Dos-dos-dos. He perdido la brjula. Se ha apagado el panel de mandos. Giro Repita dos-dos-dos. Dos-dos-dos? No hubo respuesta de Ev Wilery. Llmelo, Lucky. Dos-dos-dos. Me oye? Dos-dos-dos? Silencio. Lucky pens que el avin tena un fallo elctrico total o que le pasaba algo peor, y sinti miedo. Slo quedaban tres aviones. Entonces lo vio frente a l, quieto e inmenso, y no a 1.500 metros de distancia, como se supona. Lo veo en directo. Posicin doce en punto. Yo no lo veo. Repito, no lo veo dijo el guapo de Bobby Virgo que pilotaba el avin que

volaba junto al suyo. Cmo diablos no poda verlo? Es que estaba ciego? Cul es nuestra posicin? Estn aproximadamente a 24 kilmetros del objetivo, en formacin desigual, con una separacin de 1.200 metros. La cosa sa parece que est a menos de 24 kilmetros. He perdido el motor anunci Bobby. Lucky se sinti inundado de sudor. No Bobby. l quera a su amigo, lo quera muchsimo. Por Dios, Bobby! Pierdo altura! Caigo en barrena! Salta, Bob! No hubo respuesta. Por Dios, Bobby! Eh, Luckman! Despierta! Lucky gir la cabeza, buscando alguna seal de otro avin porque no saba quin haba hablado. Aqu dos-dos-cinco. Control, cul es mi posicin? Llamando a dos-dos-cinco. Dos-dos-cinco, hable. Aqu dos-dos-cinco. Cul es mi posicin? Dos-dos-cinco est fuera de la pantalla con dos-dos-uno. Llamando a dos-dos-uno; llamando a dos-dos-cinco. Bobby ha saltado al caer en barrena! Llamando a dos-dos-siete. Dos-dos-siete? se era el nmero del comandante. Dnde estaba? Mientras tanto, Lucky se acercaba al platillo velozmente. Dos-dos-cinco; dme su posicin. Aqu dos-dos-cinco. Sigo acercndome! Me escucha? Alguien me escucha? No hubo respuesta. Lucky se dio cuenta de que su radio no funcionaba. Estaba solo. Ahora el platillo se vea enorme y llenaba el campo de tiro. Ya no le quedaba tiempo de seguir gritando intilmente a la torre de control. Luckman baj el morro del avin para mantener el platillo en la mira de tiro y conect el supercargador, incrementando las revoluciones al mximo. El fuselaje trepidaba; el escape flameaba. La velocidad alcanz los 640 kilmetros, los 670, y el platillo iba creciendo, cada vez ms cerca. Lleg a estar tan cerca como haba planeado. Le temblaban las manos y pensaba que en cuanto se presentara el menor problema escapara de aquella cosa como del mismo demonio. Sospechaba que tena a su alrededor amigos muertos que aquella cosa haba abatido. Puls el botn y vio cmo el proyectil daba en el platillo. Automticamente dijo: Objetivo alcanzado; me sigo acercando. Abro fuego. El proyectil acaba de dar en el blanco. Se sabe que los visitantes permanecen impasibles salvo cuando son atacados, e incluso en este caso slo reaccionan ante un arma poderosa y un hombre agresivo. Pero segn Will, nada de lo que les hemos disparado les ha hecho el menor efecto. Cuando comenc a escribir lo que podra haberle sucedido a Lucky Luckman despus de abrir fuego, Will me asesor cuidadosamente al respecto. l cree haberse encontrado con Luckman y con el soldado desaparecido, Charles Burleson, en circunstancias muy extraordinarias, por lo que sus especulaciones sobre los destinos de ambos pueden tener fundamento. Es innegable que no podemos saber con certeza si todo sucedi como suponemos pero es muy probable que haya sido as, o que est muy cerca de serlo. La historia de Lucky tambin me brinda la posibilidad de ilustrar la capacidad ms sorprendente de los visitantes: su dominio de las almas. El alma es parte del universo fsico y puede ser afectada por tecnologas apropiadas; puede enfermarse, puede ser alimentada y hasta medicada. Las almas pueden morir, en el sentido de rechazar toda identidad y convertirse sencillamente en una partcula desprovista de todo

potencial. A menudo los visitantes dicen que son mdicos; y lo son, pero lo que realmente quieren curar es el alma. A veces parece como si Will creyera que los visitantes son agricultores que se dedican a cosechar almas. Luckman pilotaba su avin, y un instante despus daba tumbos, completamente desorientado, en un demonaco vendaval, con la mente momentneamente en blanco. No haba registrado lo sucedido y segua tratando de pulsar el disparador que ya no estaba all. Despus el viento le hizo abrir los brazos, y a travs de sus ojos desorbitados vio pasar una luz. Entonces se dio cuenta de lo que haba sucedido: se encontraba en el aire. La descarga de adrenalina aceler sus latidos y recobr la visin, pero slo por un momento porque pronto lo cubran ramalazos de oscuridad. Vea pasar luces como si fueran meteoros. Qu eran? Proyectiles? Estrellas? Luces que haba en tierra? No lo saba. Intent levantar el brazo derecho para alcanzar la cuerda de abertura del paracadas, pero sus brazos eran como dos barras rgidas de acero. No vea nada. Estaba perdiendo el conocimiento? No poda decirlo. Se senta enfermo; le dola todo, desde los hombros hasta las piernas y, maldita sea, se estaba orinando. Estaba cayendo. Caa en el espacio! Maana iba a lavar el coche; ahora, cmo podra hacerlo? Qu pena! Le dola la garganta y no poda cerrar la boca. El viento le azotaba las mejillas y le cortaba los labios. Tena tanto fro que senta la piel como si le quemara. Trat de recoger los brazos; tena que hacerlo! Dios, esto era la muerte! Esto era lo que significaba morir! Por qu cojones me habr alistado en la Fuerza Area? Oh, Dios, aydame! Madre, madre! No te envi la carta, madre! Te echar de menos, Bobby! De pronto vio una luz azul, y de un tirn logr poner los brazos sobre el pecho. Estaba en un tnel azul. Intent tirar de la cuerda del paracadas pero no pudo porque sus manos parecan masas de algodn empapado en sangre. Tambin estaba cubierto de sangre debajo del traje de vuelo. Trat de hablar pero no pudo. Tena un dolor de garganta tan terrible que no poda respirar; luchaba por una bocanada de aire, con el pecho a punto de estallarle. Luego divis que se le acercaba algo de color azul oscuro, cubierto de tubos y otras cosas. Lo vislumbr con ojos agonizantes. Se estaba asfixiando y sinti que sus intestinos se vaciaban. De pronto se encontr desnudo: era un beb y su madre lo llevaba en brazos Durmete mi nio, durmete mi sol!, le cantaba su madre como siempre, con aquel timbre de voz tan sonoro como el de una campana. Qu pasa? Yo no soy un beb! Se gir de un lado a otro, tratando de ver lo que haba a su alrededor, y eso lo despert. Estaba acostado sobre una mesa, en una habitacin uniformemente gris. Tena cierta rigidez pero no se senta mal; poda respirar, aunque el aire ola a cloaca. Se sent y grit: Tengo que lavar el coche! Mi amigo y yo! Bobby! Al mencionar su nombre sinti un vaco en el estmago. Qu diablos haba pasado? Bobby haba cado en picado! Se incorpor, bajando los pies de la mesa. Estaba en la maldita enfermera; poda oler el yodoformo. Por la ventana pudo ver la zona de aparcamiento de la base, con los hangares de mantenimiento detrs. Se puso de pie. Qu mierda me han hecho? Llenarme de morfina? Eh, enfermera! Que venga alguien! La puerta era rara. A la altura de sus ojos terna una cosa negra en relieve, pero no tena pomo. Abran! Soy piloto! Abran! Y recordando a su amigo, aadi: Qu diablos le pas a Bobby Virgo? Tengo que saberlo! Corri hacia la ventana. Saldra por all. Poda ver su maldito coche a menos de treinta metros, su DeSoto verde opaco. Levant el cristal de la ventana. Y ahora qu es esto? El exterior se vea doble: sobre su DeSoto haba otro coche igual. Parpade y movi la cabeza. Alguien pronunci su nombre, a sus espaldas. La voz era un susurro angustioso, spero, horrible. Sonaba como la de una ta viciosa, como los hijos de puta con los que se haba mezclado en St.

Louis y vio sus plidos cuerpos grasientos donde haba estado el DeSoto. Se gir de golpe y grit: Enfermera! Delante suyo haba tres hombres de pie que lucan uniformes de oficial con correajes. Tenan alrededor de un metro veinte de estatura y parecan estar rellenos de merengue. Sus ojos eran grandes y negros. Al hedor medicinal de la habitacin se aada ahora un cierto olor de azufre. Su reaccin contra los tres hombres fue instintiva. Cogi al primero que vio, lo lanz con todas sus fuerzas contra la pared y oy un ruido parecido al de una bola de barro blando. La cosa se fue a gatas, bamboleando la cabeza; detrs de ella, sobre la pared, goteaba una sustancia gelatinosa de color azul-verdoso. Los otros dos le extendieron las manos flccidas, como si esperasen que l fuese a besarles los dedos largos y plidos. Pero lo tenan claro. Les iba a dar un buen escarmiento. Al que estaba ms cerca le dio un trompazo y acert de lleno, pero se encontr a s mismo girando en el aire. Vaya! grit tambalendose. Me han dado demasiada morfina! Qu coo haca danto trompazos a las pesadillas? Se ech en la cama. Se habra vuelto loco? Sera sta una celda acolchada? Not entonces la mancha untosa en la pared y se dirigi hacia ella. La toc y comprob que era real. Not que despeda un fuerte olor de azufre mezclado con alguna planta, pero no pudo discernir si era ajo, apio u otro vegetal. No saba si haba destrozado a un verdadero hombre con forma de seta o si ste era el peor alio para ensaladas que jams hubiesen preparado en la base. Se qued mirando la masa gelatinosa y pensando en saborearla para comprobar si era alio de ensalada cuando algo le golpe suavemente en la parte superior de la cabeza. Mir hacia arriba y se encontr pegado al techo; mir hacia abajo y vio que estaba flotando en el aire. Mierda! exclam. Sin que l lo dirigiese, su cuerpo se puso en posicin horizontal. Luego se abri una puerta con un sordo sonido, como el del descorche de una botella, y sinti que avanzaba velozmente por otro tnel azul. Se puso a gritar pero no pudo mover ni un solo msculo. Cuando se detuvo se dio cuenta de que no estaba en ninguna enfermera terrenal. No era un hombre estpido y se imagin dnde se encontraba. Menudo lugar! Despus de recapacitar decidi dejar de ser agresivo y se volvi cuidadoso; no quera encolerizar ms a aquella gente. Se le ocurrieron excusas para justificar el hecho de haber matado a uno con sus propias manos, y quin sabe a cuntos ms cuando dispar contra la nave. El aspecto de los visitantes era horrible; l no haba esperado encontrarse con ninguno. En realidad l era una buena persona; todo lo que haba hecho era Abrir fuego contra nosotros y herir a uno de mis hombres. Ella, una mujer perfectamente normal de unos treinta aos, estaba de pie en el lado opuesto de la habitacin. Sus rasgos eran delicados. Tena el pelo castao y un pequeo lunar en la mejilla derecha. El vestido era de cuadros azules. Le recordaba mucho a la severa seorita Bonny, su maestra de quinto grado, que tena una vara de sauce escondida detrs de la mesa. Ella se le acerc lentamente, como si flotara por la habitacin. A l le pareci extrao; sinti miedo y retrocedi. Que l supiera, la seorita Bonny todava daba clases, por lo que se dijo: Dios mo, entonces qu hace aqu. Por qu invocas a tu Dios? Yo soy la nica que est aqu. l no haba hablado. Es que ella poda escuchar sus pensamientos? Cuanto ms se acercaba ella, ms retroceda l. De pronto algo lo sujet con fuerza desde atrs. La seorita Bonny siseaba y en sus ojos brillaba una expresin de cruel triunfo. l se retorci, grit, intent correr, pero las piernas no le respondieron. Cuando trat de pegarle, los brazos le quedaron colgando a ambos lados del cuerpo. No puedes verme como soy? le pregunt ella. l enarc las cejas. sa no era la voz de la seorita Bonny. Le pareci que toda su vida se alejaba de l, como si no fuese nada ms que una carga irritante. Pero es que haba dejado cosas

pendientes: tena que lavar el coche, deba pasar una velada con Bobby y haba de enviar esa carta a su madre Ya encontraremos trabajo para ti, hijo. Entonces la vio como era realmente inundacin, fuego, guerra y flor, una criatura luchando por dejar el tero y una arpa con pulsaciones de muerte; una mujer que una maana se lavaba la cara y que era tan joven que le doli el alma, y despus un portal abierto para siempre que conduca a la luz secreta. Pobre criatura! Tu vida es interrumpida antes de completarse. l vio amantes que nunca tocara; noches de luna en las que jams caminara; lecciones inaprendidas; un hombre que nunca sabra lo que es el amor verdadero; y todo porque haba muerto. Vio entonces a su padre de pie frente a una tumba, con el sombrero entre las manos; su padre era muy pequeo y sencillo, y todo su esfuerzo estaba enterrado all. Por qu enterraran su trabajo? All te recuerdan. Yo estoy aqu, y estoy bien. No ests muy bien. Has muerto. Seora, estoy tan vivo como siempre. Mire mis manos, mi piel. l dirigi la vista hacia abajo y vio su carne destrozada. No puedes vivir as. Debo sacarte el alma, pequeo. Cuando la mujer le puso las manos encima, desapareci la ilusin de que era humana y se dijo que era extraterrestre, que era una de ellos. Ella ri y dijo con un cierto tono de sorna: No hay extraterrestres, hijo. l estaba muerto! De sus ojos surgieron tibias lgrimas. Ella comenz a bucear en su interior, y a mitad de camino encontr un no reconocido elemento femenino. l sinti que la mente de ella penetraba la suya y la rechaz, pero ella era ms fuerte y lo condujo inexorablemente hacia sus primeros recuerdos, buscando la esencia de sus temores. Y ella no olvid que el ms recndito ser de l era femenino. De repente l se encontr en Billings, sentado en el orinal. No le gustaba el orinal; haba cosas en el agua y ella lo obligaba a sentarse encima de esas cosas que subiran y lo cogeran. Mami, aqu hay araas. Las araas van a coger a Johnny! Ella se acerc, murmurando, con los dedos como lanzas. No, no, no! Qudate all! l sinti la poderosa fuerza de sus manos sujetndolo sobre ese nido de araas y sus aullidos de terror se oyeron como ecos en la casa silenciosa. Despus se encontr tumbado en el suelo, con una vieja enfermera agachada sobre l. Al verla sinti que se le parta el corazn de tanto amor, solicitud y bondad como lea en su rostro. Ella lo levant y lo puso en su regazo. Cmo poda una mujer tan frgil levantar a un hombre adulto? Ella se volvi hacia l y le dijo con la voz ms suave y bondadosa que jams haba escuchado: Mira la carne que era tuya. Sobre el suelo yaca un joven salvajemente herido. Por su vestimenta pareca un aviador. Lucky quera tocarle el rostro joven e inocente. Ese eras t. se? S, hijo. Comprendi al instante. Ella lo haba salvado, es decir, haba salvado su alma, su esencia. La haba rescatado de su propio cuerpo! Lo sobrecogi tal gratitud que a duras penas poda contenerla. No temas ms, hijo; ahora ests con nosotros. No sufrirs ms le dijo ella, conducindolo por la gran nave. La primera sala a la que llegaron contena filas y ms filas de lo que parecan incubadoras, y en

cada una haba un beb. Reinaba una quietud de iglesia. Son los hijos del hombre dijo la vieja enfermera. Cuando entraron a la habitacin todos lo miraron con sus grandes ojos negros desde las extraas incubadoras. l nunca haba visto bebs que tuviesen aquel aspecto ni que fuesen tan conscientes de la presencia de otros seres. Estamos criando una nueva raza humana, cario. Luego lo condujo a travs de otra puerta a una sala donde haba cuerpos altos y fuertes colgando dentro de tubos llenos de un lquido de tono rosado plido. ste te vendr bien a ti. Se sinti transportado, como por magnetismo, hacia uno de los tubos. El cuerpo casi pareca tener vida y l lo mir a los ojos. Se produjo entonces un gran ruido y vio que desde su entorno manaba un fluido. Le dola todo como si hubiese estado dormido durante mil aos. Cuando el fluido hubo descendido, respir rpidamente. Haba en el aire un fuerte olor a sangre humana, un olor que conoca desde agosto de 1944, cuando un kamikaze se haba estrellado contra su navo y la cubierta haba quedado sembrada de trozos de marineros jvenes y guapos. Vea formas afuera, y cuando abrieron el tubo se encontr ante tres nios. Los tres vestan monos plateados y sonrean al unsono. Pudo comprender que eran versiones aumentadas de los bebs de las incubadoras. De pie, detrs de ellos, haba un hombre rubio y alto, de ms de un metro ochenta de estatura. Hola! salud. Hola! Qu es lo que pasa? pregunt Lucky con una voz tan aguda que carraspe para aclararla. Me llamo Charles Burleson. Yo soy John Luckman, teniente de la Fuerza Area. Por qu razn su voz sonaba as? Yo estaba en el 53 de Infantera. Recluta de Infantera. Yo pilotaba un maldito bombardero por la noche cuando Mientras Lucky hablaba se mir, bajando la vista, y su voz se detuvo. Se vio los pechos generosos, que se hinchaban cuando respiraba, y piernas femeninas largas y tersas, que se movan cuando l se mova. Eh! Tranquilo, ests bien. Qu diablos pasa aqu! Oy tres voces interiores que le hablaban al unsono e ininterrumpidamente: Es lo que mejor te quedaba. Soy una maldita ta. T y Charles podis hacer pareja. No! Son cuerpos artificiales dijo Burleson. Te quitan el alma y la ponen en otro lado. Squenme de esto! Es una locura, una locura! Sinti en su mente la voz de ella. No era un tenue suspiro como antes sino que l la senta en su nuevo cuerpo con tanta fuerza como si ella estuviese a su lado. Con el tiempo te encontrars muy feliz de esta manera, hijo. Yo no soy una mujer! Creo que en esto son un poco nuevos dijo Burleson. Vaya problema que tengo con esto! Quiz podamos convencerlos para que te muevan a otro despus. Dios! Es que no puedo imaginrmelo! No puedo, sencillamente! Tienes que comenzar las tareas de orientacin. No nos queda mucho tiempo antes de cumplir nuestra misin. Podras decirme qu es lo que sucede? Ten paciencia, John; lo primero es lo primero le contest Burleson riendo. Bien, quines son todos estos chicos y qu diablos les pasa en los ojos?

Son criaturas humanas un tanto modificadas. Ella las cra. Son gente realmente increble; te gustarn. De pronto, Burleson se puso tieso. Su rostro adquiri una expresin triste y su voz sufri un cambio sutil, como si no fuese l quien hablaba sino otro por medio de l. Cierra los ojos. Cuando los abras te hallars frente a un espejo. Lucky cerr los ojos. Ahora, brelos. En el espejo que tena frente a s, el que haba sobre su cmoda en casa, vio una cara que no haba visto jams. Parpade y tambin lo hizo la imagen del espejo. Era como si una sombra de mujer hubiera salido a la superficie desde su ms profundo ser. Sinti compasin por ella y una curiosa suerte de amor. Creo que mi mandbula es un poco pronunciada para una mujer. T crees? Pero tengo ojos bonitos, realmente bonitos. Est muy bien que te gusten. El espejo desapareci y Burleson suspir y se relaj. Ella se introduce en la mente a veces y te domina. Yo no creo que tengan verdaderos cuerpos, los que ejercen el control. Lucky se preguntaba si le daran un pintalabios y cosas por el estilo, pero no se atrevi a averiguarlo. Por cierto! le contestaron en su mente las tres vocecitas. Podemos conseguirte todo eso! Los tres nios entraron dando tumbos en la habitacin, en un estado de gran excitacin, acarreando vestidos, zapatos, una caja de cosmticos y muchas ms cosas. Minutos ms tarde luca un vestido floreado y unos cmodos zapatos aunque un poco ruidosos al moverse. Se senta extraordinariamente avergonzado por la vestimenta, pero como era un hombre de recursos luchaba por acostumbrarse a ella, por conseguir que aquella locura tuviera buen fin. Bueno! dijeron las vocecillas. Eso est muy bien! Bailas? le pregunt Burleson. S respondi ella. Bailar contigo. Lentamente, sin msica, las dos criaturas se movan por la habitacin, rozando ocasionalmente con los hombros los tubos donde esperaban otros cuerpos como los suyos. Yo no saba que tena alma. Todos la tenemos y esta gente puede hacer montones de cosas con ellas, cosas increbles. Vers cosas maravillosas, hombre! Yo era un hombre. Eras un cuerpo de hombre. Ella dice que por dentro realmente deseabas ser mujer. Ahora eres lo que de verdad eres. T eras una mujer que ellos convirtieron en hombre? Ya te he dicho que era un recluta de Infantera. Era una bestia bruta y cuando vine aqu me las hicieron pasar canutas. En qu sentido? Digamos que tena que saldar una deuda. Pero eso ya pas, y te aseguro que esto tiene desquiciado al ejrcito de Estados Unidos. Lucky apoy su cabeza en el hombro del recluta. Alguien encendi una radio y bailaron al son de Algo para recordarte. Djame conducirte, imbcil! Vale, vale; dame un respiro! Despus de todo iba a ser posible bailar con Charles Burleson.

Captulo 24
Will miraba detenidamente un lacnico informe del Octavo Batalln de la Fuerza Area. Haban salido siete pilotos y regresado cinco. Uno haba perdido potencia elctrica y haba cado a tierra en picado. Otro haba atacado el platillo y haba desaparecido, incluido el avin. Dej caer el informe sobre su mesa. En ese momento crey que no podra seguir adelante. Lo haban vencido. En aquella poca no tenan ni la menor idea de las razones que movan a los visitantes, pero segn Will hoy existe la teora de que tratarn de llevar a ciertas almas hasta sus lmites absolutos, para luego destrozarlas de tal manera que puedan liberarse de las arraigadas ideas que las tienen prisioneras. El hecho de que Will no haya enloquecido o se haya suicidado, como ha sucedido en otros casos, es prueba de su gran fortaleza. En lugar de eso decidi actuar por s mismo. Quiz no eligi la respuesta ideal pero hizo lo mejor que pudo: huy. Su padre haba sido un consumado pescador y haba compartido con Will muchas horas tranquilas en los arroyos llenos de truchas del norte del estado de Nueva Yok. Al morir, Herbert Stone haba legado a su hijo su condicin de socio del Trout Valley Club. Will se dio cuenta de que poda coger el tren y estar en el club a media maana del da siguiente. Eran casi las diez de la noche y el ltimo expreso saldra hacia Nueva York dentro de media hora. Will guard sus papeles en la caja fuerte y la cerr. Sobre su mesa dej una nota escueta comunicando que se haba ido a pescar, pero sin mencionar direccin ni nmero de telfono. Pensaba contarle sus planes a Hilly. Cogi el telfono y marc el nmero de la casa del almirante. Despus de dos llamadas se puso Hilly, pero Will decidi que lo llamara cuando llegara al club y colg. Llen una maleta con camisas de algodn y viejas ropas de pescar. Casi todo su equipo estaba en el club de modo que no tendra que llevar una caa de pescar de dos metros y medio en el tren. Yo he visto fotos de Will de aquellos tiempos. Slo haba tres, tomadas por otros, y Will apareca de forma incidental. Estaba impecablemente vestido. Sus trajes estaban confeccionados por un sastre y luca un sombrero Panam. Cuando parti de su casa hacia la estacin Union, deba de tener el aspecto de un comerciante adinerado. En el expreso nocturno de los Ferrocarriles de Pennsylvania haba un camarote libre hasta Poughkeepsie; lo reserv y puso una conferencia al garaje de Poughkeepsie donde l y su padre solan alquilar coches. Desde la muerte de su padre, en 1945, Will no haba podido volver al club, por lo que su viaje no era slo una simple huida de una tensin insoportable sino tambin un intento de aceptar su dolor hondo, y quiz de ponerse en contacto con el nico amor profundo que haba conocido. Will recuerda que mientras iba sentado en el taxi sinti que la vida le haba vuelto al cuerpo y disfrut de la cordialidad del chfer de ese viejo y perdido Estados Unidos, no como el nuestro de hoy, que es un barco en un ocano oscuro. Ha tenido un buen da? Bastante bueno. Sabe usted que yo no recuerdo que hiciera tanto calor en la guerra? Creo que los proyectiles quebraban el aire y lo refrescaban. Hoy hace un da sofocante. Est usted seguro? pregunt el chfer riendo. Hemos llegado. Cuando Will me relat su viaje en tren, sin darle importancia, sent que se me parta el corazn. Lo que hemos perdido! El camarero del coche cama le dio la bienvenida al brillante tren negro, le cogi la maleta y lo condujo a su camarote. Querr usted que le planchen ese traje dijo, mirando el arrugado traje de lino. No tiene ms que ponerlo en la puerta cuando se lo quite. El camarero inspeccion el camarote y el bao; luego abri la cama y estir la manta.

Quiere usted acostarse enseguida, seor? Creo que leer un rato en el saln de estar despus de que nos pongamos en marcha. Bien, seor. A las once se sirve un tentempi en el comedor, o si lo prefiere puedo traerle algo aqu. El tren parti a las 10.29 en punto. Will dej pasar unos quince minutos y luego se dirigi al saln de estar que haba en el ltimo vagn. Aunque no crea que hubiese ms que algunos solitarios agentes de comercio, siempre haba una mnima esperanza de encontrar a alguien ms. Pidi un cctel y un paquete de Lucky Strike, y sentado entre los agentes de comercio vio pasar las luces de Maryland y so con Ella, la mujer que pronto entrara y se sentara a su lado. La visualizaba vestida de azul, con medias oscuras y tacones altsimos, un pequeo sombrero, y alrededor del cuello un collar de un solo hilo de perlas, discreto pero caro, y perfectamente maquillada hasta las uas y los labios, espectacularmente rojos. Pedira un Manhattan y se reclinara en el asiento, fumando; l la saludara y ella le contestara riendo algo as como otra vez, y ambos se enfrascaran en una conversacin interminable. Pero en lugar de ella entr un hombre rubio de impresionante altura y ocup el asiento de ella. Cuando apareci el camarero pidi un vaso de agua sin hielo y se qued sentado muy erguido, mirando hacia delante. Vesta un traje de la misma tela que el de Will y llevaba en la solapa una tarjeta de identificacin, como las de las convenciones, pero curiosamente sin nombre. Will no saba nada sobre estos cuerpos artificiales y nunca imagin que un grupo de ellos fuera a cumplir una misin en la que l se vera implicado. Qu noche ms calurosa! dijo Will. El hombre gir lentamente la cabeza. Will recuerda que en sus ojos, de asombroso color morado, hubo un destello de sonrisa con mezcla de seriedad. Will estaba fascinado y se present. Soy Wilfred Stone. Va usted a Nueva York? Adonde va usted? Voy a pescar. Adonde? A Beaverkill; yo soy socio del Trout Valley Club El hombre se puso de pie y se fue sin decir una sola palabra porque ya haba obtenido la informacin que haba venido a buscar. Will, un poco perplejo por la extraa conducta del hombre, observ cmo sala del vagn. Termin de beber su copa mientras suban los pasajeros de Baltimore y fue hasta la biblioteca que haba en un extremo del vagn. Escogi all uno de los libros de mayor venta en ese momento, La historia de la seora Murphy, segn cree recordar, que result un estudio de la vida de una mujer, escrito con todo detalle. No era el tipo de libro que sola leer pero se encontr desesperadamente ansioso por participar en otra vida, ms normal. Lo ley con la misma ansiedad que siente un hombre sediento ante el espejismo de un oasis, bebiendo los amores de la protagonista, sus embarazos, sus esperanzas, su felicidad y su tristeza. As lo sorprendi la hora de tomarse unos huevos con beicon. Luego pidi un cctel BrandyAlexander y un puro, que lo entretuvieron hasta la medianoche, cuando decidi regresar a su camarote. El camarero haba abierto la cama y colocado a mano el pijama, las zapatillas y la bata. Pidi un coac y se acost con el libro. En la noche envolvente y silenciosa poda orse, distante, el pitar de la locomotora y las campanillas de los cruces. Se despert en Nueva York, aunque no del todo, cuando enganchaban su vagn al Broadway, el tren que lo llevara a su destino. Poco despus de partir de la estacin Pennsylvania lo despert el camarero, y tras afeitarse y vestirse fue a desayunar al vagnrestaurante mientras la luz matinal brillaba sobre el ro Hudson. Cuando se baj en Poughkeepsie era un hombre inquieto vestido con un traje recin planchado. Saba que Hilly no tardara ms de un da en encontrarlo y hacerlo regresar, pero necesitaba tomarse este respiro, lo necesitaba con urgencia. Aunque slo eran las nueve y media de la maana, el da se presentaba radiante de sol y bochornoso, y se sinti empapado en sudor cuando se diriga al garaje de Van Alter en busca del

Ford que haba alquilado. Condujo el coche hasta el transbordador y cruz el Hudson hacia la orilla donde se encontraba la campia. Remontaban el ro un yate y dos barcos de excursin con las banderas ondeando y las mujeres sujetndose las faldas de sus vestidos estivales. Al oeste del ro las colinas eran escarpadas. Pap!, exclam Will en la punzante soledad del coche. Nunca ataques a tus enemigos, Wilfred. Confndelos, sola decirle su padre. Si un hombre te acusa de un delito que no has cometido, ten por seguro que es lo que l hara si se encontrase en las mismas circunstancias. Su padre saba mucho. Nunca firmes un contrato con un hombre al que no le baste un apretn de manos para sellarlo. A Will se le humedecan los ojos cuando hablaba de su padre y yo nunca pude saber el motivo por el que senta esta pena durante tantos aos. Quiz la relacin entre ellos no haya sido completa y supongo que Herbert Stone segua viviendo en su hijo. Tras la muerte de su padre, Will haba descubierto con estupor que haba trabajado muchos aos como espa para el Ministerio de Hacienda, y fueron los contactos de su padre con los servicios secretos de Inteligencia los que condujeron a Will a la oficina de servicios secretos. Will no recordaba que su padre lo hubiese besado jams. Lleg a Roscoe a las once y media. Pas frente a la taberna del mismo nombre donde se reunan muchos pescadores por las noches, y cogi el estrecho camino que suba hasta el Trout Valley Club, una extensa mansin llena de porches, tpica de las montaas Catskills. El club, administrado entonces por Ann y Jack Slater, estaba abierto de marzo a octubre. Antes de escribir este Captulo realic el mismo viaje de Will, pero omitir comentar mi experiencia con Amtrak, no porque el viaje fuera malo sino porque aor lo maravilloso que haba sido el de Will. Alquil un Taurus en Poughkeepsie y fui conduciendo hasta Roscoe. Encontr el lugar donde haba estado el Trout Valley Club y hasta el sitio donde Will haba pescado y donde con tanta destreza lo haban pescado a l. El edificio del club ya no existe pero las vistas desde Beaverkill no tienen igual; se divisan como mnimo unos cinco kilmetros de ro, cada uno de los cuales puede contar miles de historias. En este lugar, en este arroyo americano naci la pesca con mosca. Yo no pesco pero cuando fui a Roscoe y vi las aguas saltarinas pude sentir su encanto, encanto que Will vivi plenamente. Cuando Will subi los escalones del edificio, Ann Slater exclam: Seor Stone, seor Stone! No puedo creerlo! Pensaba que no volvera nunca ms! Nadie puede dejar de volver a Beaverkill. Yo lo s y usted tambin, pero an hay quien lo intenta. Will comprob que sus aparejos estaban en perfectas condiciones. Su buena caa Orvis tena flexibilidad, el carrete estaba aceitado y los sedales y las moscas dispuestos. Cuando mir en la caja de aparejos sinti que el corazn se le encoga: all estaban las mejores moscas de su padre. Las moscas de inferior calidad o de menor fortuna, as como los dems aparejos de su padre, haban sido discretamente removidos del armario. Vino el seor Dette y le arregl las moscas dijo Ann. El seor Dette, amigo de toda la vida de Herbert Stone, era uno de los ms famosos especialistas en moscas de pesca de las Catskills y su hija todava est al frente de la tienda que lleva su nombre. Will fue a la cocina donde Jack preparaba la comida para cuatro miembros del club, y al entrar en ella sinti que dejaba atrs el resto del mundo y todas las dificultades que lo acosaban. Espero que la pesca haya sido buena dijo Will. Pero si es Wilfred Stone! Yo pensaba que por fin este lugar estaba adquiriendo un poco de clase, pero veo que me equivoqu. Qu hay para comer? Cocido de ratas? Los otros comern un guiso de carne pero puedo frerle un par de ratas si las coge usted mismo. Creo que en el fondo de su armario hay algunas. Comer el guiso de carne coment Will. En cuanto a la pesca, anoche s que fue buena. Esta maana se llevaron los pescados en carritos.

Cmo anda la pesca por la noche? Bueno, si hay actividad es buena justo despus de ponerse el sol. Yo dira que esta noche a las nueve sera una buena hora. Eso me va de perlas. Pasar el da holgazaneando y despus pescar. Terminada la comida, Ann puso la radio en el porche y le llev a Will una jarra de limonada y el Herald Tribune. El club tena una buena antena area de modo que pudo sintonizar muchas de las emisoras de Nueva York. Will slo recuerda que escuchaba radio WQXR. Yo consult en la biblioteca una vieja programacin de radio y descubr que a esa hora deba de escuchar un programa llamado Las canciones de Tom Scott. El peridico estaba lleno de noticias sobre Truman, los rusos y el Plan Marshall. A Will le result singularmente emocionante enterarse de las actividades pblicas del Presidente cuando l saba tanto de sus asuntos ms secretos, pero tambin sinti mucha pena y decidi leer el artculo de Thornton Burgess sobre Historia Natural. Tambin investigu este hecho y pude comprobar que Will ley un relato sobre los hbitos estivales del vencejo. Will pas horas sin que nadie lo molestase, lo que le result muy agradable porque no hubiese podido hablar sin acabar sollozando. Era un hombre sin escape emocional y se encontraba precisamente en el estado que los visitantes queran. Una vez pas lentamente por delante de la casa un gran coche negro. Luego aparecieron los otros pescadores. Will no conoca a ninguno de ellos y ya los ha olvidado, salvo los apodos idiotas con los que se presentaron: Whisker, Pootie y Boy. Will tambin recuerda que no haban pescado nada y que durante la comida la charla se centr en las capturas que no haban hecho, en los peces grandes que se escondan bajo los troncos y en mejores tiempos de pesca. En cuanto corcerna a Will, los extraterrestres haban quedado en Los Alamos. No poda estar ms equivocado.

Cuarta parte La flor

Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, produce mucho fruto. Evangelio segn San Juan, 12,24

Captulo 25
Relato de Wilfred Stone
Al anochecer, la niebla se eleva sobre el arroyo Beaverkill y pueden orse las voces del agua al correr entre las piedras. Yo me haba instalado en un lugar aislado y estaba echando el sedal cuando vi una silueta de pie en la orilla. Me sorprend al ver quin era: una mujer alta y rubia con un vestido de tela blanca con prmulas amarillas estampadas, que poda haber sido la hermana gemela del excntrico personaje del tren. Se encontraba entre los arbustos, moviendo nerviosamente las manos a los lados. Senta vergenza de su atuendo cursi? Me distraje y la mosca cay en aguas rpidas y se frustr el primer lanzamiento. Hola! De pesca? le dije, pero ella no respondi. La mandbula grande le restaba atractivo pero tena la piel bonita. Recog el sedal y me dispuse a echarlo de nuevo. Tuve conciencia de que ella no me quitaba los ojos de encima, lo que no era muy correcto. Ningn lugareo se quedara de pie en la orilla del ro mirando detenidamente a un pescador. Finalmente sal del agua y, trepando a gatas por la orilla en direccin a ella, le pregunt si poda ayudarla en algo. Al erguirme me encontr cara a cara con ella. Por qu se haba acercado tanto? Era ms alta que yo, sus ojos parecan dos lagos de sombras y sus labios formaban una lnea srdida. De repente me di cuenta de que estaba solo en el arroyo, lejos de toda ayuda. Sus msculos se contrajeron, dejando en evidencia su fortaleza, y pens que quiz fuese miembro de uno de los pocos pueblos endogmicos que al parecer an quedan en las Catskills. Pero entonces sent un olor terrible y me qued paralizado: despeda el familiar y terrorfico olor de azufre. Arroj la caa y salt al agua. Cruc el arroyo saltando por las piedras con mis botas altas. Me agarr de los arbustos y trep a la orilla opuesta. Haba troncos cados y maleza prendida de las rocas, y ms all altos cipreses. Corr hacia la oscuridad, sintiendo que las ramas me golpeaban la cara y tropezando en las races que asomaban sobre la tierra. Aquel olor! Aquel olor! Y sin embargo era una mujer, una mujer normal! Evoqu su rostro mientras luchaba por llegar al acantilado que haba detrs del bosque. Si llegaba all arriba podra dar un rodeo y cruzar el ro por un puente cubierto para regresar al club. Las botas altas de pescar no se han hecho para esta clase de actividad; a duras penas poda mantener el equilibrio, y mucho menos moverme con rapidez. Pronto not que ella no estaba detrs de m y me detuve. Me hallaba entre los cipreses y la oscuridad era tal que me arriesgaba a chocar con un tronco si no avanzaba tanteando el lugar. Aunque era evidente que ella haba quedado atrs, no me confi. Aquel olor! No volvera a olvidarlo, aunque viviese cien aos. Pero entonces vi detrs de m un breve destello de luz y no perd un instante. Ese destello me dijo todo lo que necesitaba saber. Ella me alejaba del arroyo. Tena que moverme con rapidez o nunca escapara de ella. Ella era una de sus cosas, como el hombre gnmico que me haba encontrado en Los lamos. Me puse a temblar de miedo. Trep por la colina, arrastrndome, destrozando la chaqueta de pescar y lacerndome las manos. Ella pareca seguirme por entre los rboles como un fantasma, emitiendo la luz azul de tanto en tanto, y cre sentirla sisear tenuemente. Segu trepando sin parar, pero pronto la tuve detrs. Ella suba con facilidad y se encontraba muy cerca. Apret mi cuerpo contra las rocas y pude orla respirar, pude escuchar el sonido de su piel seca rozando las rocas, y tuve sobre m el rayo de luz azul. De pronto sent el olor de aire hmedo, aire de cueva. Vi a mi izquierda un hueco; me arrastr de espaldas y me met en l. Un instante despus vi una mano y despus la parte superior de su cabeza. Ella estaba all y tan pronto como aparecieran sus ojos me vera. Hice un esfuerzo por adentrarme en la cueva para llegar a su parte ms profunda y abrazarme a la piedra hasta formar parte de ella.

La cueva era baja y tuve que arrastrarme sobre la barriga; me entraba musgo y lodo por la boca y en el cabello se me metan insectos que luego se deslizaban por el cuello. Finalmente llegu jadeante a un lugar donde pude ponerme a gatas. Tena los ojos fuertemente cerrados y no tena sentido abrirlos en aquella oscuridad. Pude incorporarme un poco y echar a correr con la cabeza gacha y los brazos abiertos para tantear las rocas salientes. Un momento despus volv a or el extrao arrullo, pero delante de m, en la profundidad de la cueva. Fueron tres sonidos suaves, con algo de ternura, pero para m tuvieron el mismo significado que el amor de un lobo por un ciervo o el de una serpiente por un ratn asustado. Cog el mechero e intent encenderlo, pero no respondi. La momentnea luz de las chispas me permiti ver sombras grandes sobre las paredes probablemente pinturas indias y un movimiento agitado y brillante hacia el fondo del tnel. Ellos estaban aqu, en el fondo del acantilado, dentro de la tierra. Qu eran, Dios mo? De dnde haban venido? Se repitieron los tres sonidos, pero ahora ms cercanos; sonidos urgentes, dulces. La o acercarse a mis espaldas y supe que estaba perdido, atrapado. A mi alrededor se oan siseos y crujidos. No poda correr; apenas poda moverme. Sent que una mano me coga el tobillo; me deshice de ella de un tirn y pegu un chillido, y sbitamente me encontr cayendo en el vaco. A mi alrededor todo eran rfagas de viento y yo me estremeca y gritaba. No tocaba nada, slo caa, caa, caa De pronto hubo luz. Abr los ojos y me encontr incomprensiblemente ante una vista magnfica. No entenda nada. Dnde estaba la cueva? Dnde estaba yo? Me haba elevado por encima del ocaso del sol y me encontraba en la luz a la que aspiran las alondras en su vuelo ascendente. El horror a la desintegracin me sobrecogi de tal manera que me reduje a un estado primitivo. Mi humanidad se desintegr y sent desprenderse al hombre como un disfraz endeble cuyos trocitos y oropeles se alejaban ondulantes hacia el sol. Mis gritos se perdan en el cielo. Abajo el mundo era una sombra prpura dividida en dos por una brillante lnea de luz solar. La noche se extenda por los campos hacia el oeste, y ms all el da cubra la tierra. Nada me sujetaba ni me impeda moverme. Me rechinaron los dientes y gem; tena la sensacin de que estaba a punto de caerme. Por qu volvan a hacerle esto a un hombre con temor a la altura? Las luces de Roscoe desaparecieron en la sombra general del globo. Intent respirar pero no pude, y sent que me congelaba de fro. No haba brisa a mi alrededor y sent que la piel se me pona tensa y que se me salan los ojos de las rbitas. As debe de sentirse la trucha cuando la sacan de su guarida. Boquea, intenta respirar y los ojos asoman, protuberantes, mientras el pescador, celebrando la astucia con que la captur, la arroja al cesto. Ellos me daban el mismo trato que yo le daba a las truchas. Fue una leccin que jams he olvidado. Ahora, debajo de m, el mundo se mostraba esplendoroso con su mitad llena de sol y la otra coloreada de azul por la noche. A m me haban sacado de la lnea de sombras. Era un momento apropiado para cogerme: yo viva mi vida en ese lmite engaoso. Sent nuseas. Se me contrajo el estmago, las rodillas se me juntaron con el pecho y vomit; lanc por la boca una espuma blanca y en ese momento sent que yaca en el suelo. Las bocanadas me ahogaban, no poda evitarlo. El choque emocional, el fro y la falta de oxgeno haban causado esta reaccin, este ataque en el que me agitaba, escupa y me ahogaba exactamente como un pez en el cesto. Poco a poco mi cuerpo fue recuperndose del castigo a que se lo haba sometido y pude ponerme de pie. Me encontraba en una habitacin totalmente oscura, de una oscuridad de tinta china. Puse una mano frente a mi cara pero no pude verla, ni siquiera cuando la palma casi me rozaba la nariz. Busqu el mechero, levant la tapa y lo encend. Por un instante no pude comprender lo que vea a la luz de su oscilante llama, pero luego las hileras de objetos relucientes fueron cobrando

forma: estaba rodeado por docenas de ojos negros. Lanc un alarido de horror y les tir el mechero. Salt hacia atrs pero instantneamente me rodearon con sus largos brazos y sent sobre la piel la presin de sus uas negras. Yo saba quines eran esas criaturas; haba presenciado la autopsia de una: ms vegetal que animal. Luch como lo que era: una bestia atrapada. Volv a or los gritos del centinela, aquellos no, no, no proferidos con una voz que alcanz el tono absoluto de la histeria. Yo reparta golpes y ellos se guarecan en la oscuridad, y por unos minutos haba silencio. Pero yo senta movimientos sigilosos y cuando me tocaban tena la sensacin de que su piel era como la de la rana. Yo peleaba con la fuerza de los locos y ellos me rodeaban. Me cogan con sus dedos como alambres y me araaban con sus uas. Yo pateaba, lanzaba puetazos y morda dando giros y repartiendo trompazos cuando senta su contacto hmedo y suave. Se me acercaban una y otra vez y yo los rechazaba peleando, sin pensar, sin esperanzas, slo peleando. Finalmente comenc a cansarme. La respiracin me quemaba los pulmones y las piernas ya no me sostenan. A mi alrededor todo eran arrullos y suspiros, y o en mi cabeza que una mujer cantaba una dulce cancin. Uno de ellos se me acerc y puso sus manos esquelticas sobre mis hombros. Aunque yo no poda ver, record las manos de la autopsia: tres dedos largos con uas negras y afiladas. Sent que sus manos se deslizaban por mi espalda y me atraan hacia s y yo estaba tan exhausto que no poda ni levantar los brazos. Sent que detrs de m haba otro que me abrazaba, me sostena, me rodeaba con su cuerpo. Me puse a gritar mientras ellos emitan sus arrullos, y por fin se oy una voz. Pareca una mquina parlante. Qu podemos hacer para que dejes de gritar de una vez? No podan hacer nada para que yo dejase de gritar, y segu gritando hasta que mi voz se quebr y mis aullidos se convirtieron en speras rfagas de aire. Entonces no pude gritar ms. Todos me rodeaban, me acariciaban con sus manos suaves y su penetrante olor invada mi olfato. Ca de rodillas en el suelo. Puedes quitarte la ropa o quieres que te ayudemos a hacerlo? dijo sin respirar la voz, que sonaba extraamente juvenil, como la de un muchacho de unos catorce aos. De pronto me encontr en el porche de mi casa, jugando con un juguete Yo era un cro y ellos me haban llevado. Me haban llevado! Ustedes, ustedes Ellos me tocaban los botones y tiraban de las cremalleras mientras jadeaban y emitan chasquidos. Me quitaron la chaqueta y la camisa de pescar y me abrieron los pantalones. Luego dieron muchos tirones a mis botas altas, hurgaron en ellas, y por fin se detuvieron. Qu llevas puesto? Botas de goma. Qutatelas. Por qu no lo hacen ustedes? No podemos. Qu me harn cuando est desnudo? Nosotros estamos desnudos. Sent que me caa. Ya no poda estar ms de pie y ca en una jaula de brazos que me sujetaban. Siguieron hurgando en las botas altas pero por fin las dejaron en paz. Me sent y palmote dbilmente a mi alrededor, pero no haba nada; el aire estaba vaco. Qutate las botas, hijo. Esta voz era muy distinta de las que haba odo antes. Era claramente antigua y llena de autoridad. Qu me hars? Puedo hacer contigo lo que desee.

No quiero quitarme las botas! Quiero irme a casa! Soy un funcionario federal. Mi gobierno me rescatar. Tenemos aviones No tenis ningn arma, hijo. Poseemos la bomba atmica! No, hijo, la bomba atmica os posee a vosotros. Qutate las botas. Me segu negando y pareci como que se produca una tregua, pero las botas comenzaron a calentarse, y a los pocos segundos olan a goma quemada. Me las quit al instante y entonces se produjo una serie de risitas lentas, bajas y terriblemente siniestras. No nos recuerdas en absoluto? Vi mi camin de bomberos rojo, el tesoro perdido de mi niez que se hallaba baado por una luz dorada. Estir la mano y la apoy en l. Por cierto, era real; mi querido camin de bomberos, el que haba perdido cuando tena tres aos. Haba soado con l durante toda mi niez y ahora lo vea tan hermoso que se me encoga el corazn. Ellos me Recuerdo que cuando yo era muy pequeo volaba. Se encendieron las luces. Yo estaba solo en una sala gris sorprendentemente pequea, pero a pesar de ser la nica persona fsicamente presente no tena la sensacin de estar mentalmente solo. Bajo la superficie, mi mente bulla con voces, imgenes y pensamientos. Era como si estuviese girando el dial en la banda de onda corta, con sus sonidos parsitos, y oyese a medias mensajes transmitidos desde muy lejos. Entraron luego en la sala dos personas rubias a las que reconoc. A una la haba visto brevemente en el tren; la otra era la mujer del vestido floreado. Estamos aqu para ayudarte dijo el hombre como si estuviera leyendo un guin de teatro. Pronto iba a conocer el secreto de las desapariciones. Qu pensara Hilly de m? Esta noche, tarde, notaran mi ausencia en el Trout Valley Club y pensaran que me haba arrastrado el arroyo. Maana por la maana recorreran todo el arroyo, mirando en aquellos lugares donde puede quedar atrapado el cuerpo de un pescador. Encontraran por lo menos la caa? Yo crea que no porque estaba seguro de que la mujer con la luz haba limpiado la zona despus de haberme capturado. Hilly adivinara lo que haba sucedido. El gobierno perdera totalmente el equilibrio porque si Stone poda desaparecer, todos eran vulnerables. La mujer me cogi firmemente por los hombros y me bes en los labios. Su beso fue seco y firme, como el que podra darle un padre carioso a una acongojada hija de diez aos. Me dio un abrazo inexpresivo y dijo: Todo ir bien, amigo. El hombre del traje de lino le dio con el codo y coment: No suenas como una ta. La mujer lo mir con resentimiento. l tena en las manos algo blanco, que al desdoblarlo result ser una bata simple, hecha de papel suave. Entre los dos me la pasaron por la cabeza, estirndola hacia abajo. Primero la tela se me peg al cuerpo, pero despus pareci recibir una carga esttica y se separ, hacindome estremecer. Vamos dijo el hombre. Por qu eran as? Eran robots? No somos robots respondi la mujer de pronto. El sonido de su voz era petulante y muy humano. Pero cuando les pregunt los nombres, sacudieron las cabezas con seriedad y la mujer dijo: El nombre muere contigo. Anduvimos por un pasillo de techo tan bajo que ms bien pareca un tnel, y pude ver que estaba hecho de un papel similar al de las paredes internas del platillo que habamos encontrado. La luz provena del exterior, y las flores amarillas, aprisionadas en el papel, brillaban con tal intensidad que parecan tener vida. Entramos en una cmara redonda en la que haba un crculo de lo que a m me parecieron asientos de primera clase de aviones. En realidad lo eran, y encontr que cada detalle me

resultaba familiar. Reconoc en los cabezales de unos el logotipo de United Airlines; en otros el de Transcontinental Air Transpon. Cuando el hombre apoy las manos sobre mis hombros, me sent porque era tal su fuerza que no poda hacer otra cosa. Estis sufriendo? Sois prisioneros? La mujer dej caer una de sus manazas sobre la ma. Tratndose de una mujer, de quien se esperan movimientos delicados, su falta de gracia era extremadamente peculiar. Qu increblemente extraos eran! Yo me pregunto si mi actuacin hubiera sido distinta en el caso de haberme dado cuenta de quines eran. Toda mi vida he deseado saber lo que ellos pensaban de m, y si dentro de esos cuerpos extraos ellos conocan todos los sentimientos humanos, hubiese sido una experiencia increblemente interesante y conmovedora saberlo. Abre la boca dijo el hombre. No. Me lo imaginaba, maldita sea! Mira, tengo que Y se ech encima. Era grande y duro como la piedra y yo estaba demasiado cansado como para ofrecer ni un segundo de resistencia. Me sujet desde atrs, rodendome el pecho con un brazo, y con el otro me separ las mandbulas. Intent cerrarlas pero sus dedos eran muy fuertes. La mujer tena en la mano una botellita de la que sac un cuentagotas curvo. Yo me encontraba con la boca abierta, impotente, y ella me puso en la lengua tres gotas de un lquido fro como el hielo. Cuando me soltaron, chasque la lengua, tos y escup. No importa, puedes escupir le dijo el hombre. Qu me han hecho? Lo necesitabas. Vas a hacer un viaje. Quiero irme a casa. Me sentaron de un empujn en uno de los asientos. Intent contener las nuseas pero se sucedan una tras otra, cada vez ms fuertes. El hombre se inclin hacia el bolsillo que haba en la parte posterior de mi asiento y reapareci con una bolsa de mareo en la que se lea en letras rojas: TRANSCONTINENTAL AIR TRANSPORT. La us. Not que el aire haba cambiado. En lugar de ser fro ahora era espeso y caliente, y se haca difcil respirar. Fuese lo que fuera lo que me suceda, haban sometido mi cuerpo a los lmites extremos de resistencia. En aquellos das no sabamos nada de las drogas alucingenas. Sin hacer el ms mnimo ruido, las paredes de la sala se volvieron ntidas. Al comienzo no comprend lo que vea. Un brillante haz de luz describa una curva en el cielo, y debajo resplandeca la superficie increblemente compleja de una esfera gigante coloreada por miles de tonos marrones, verdes y azules. Vi entonces que la rodeaban arrecifes y ocanos de estrellas, una infinidad de estrellas titilantes de incontables colores, como si fuese el tesoro de Dios esparcido por el cielo. Me pareci como si estuviera en los anillos de Saturno. Estaba eso muy lejos de la Tierra? Yo ni siquiera poda recordarlo, pero saba con toda seguridad que habamos recorrido una distancia tremendamente grande en muy escaso tiempo. En medio de la ntida pared haba una puerta redonda. No pareca abrirse hacia la panormica que nos rodeaba pero dejaba ver grandes campias bajo la luz de un extrao cielo marrn. Pareca un parche puesto sobre una pared de estrellas. Yo no tena ni la menor intencin de atravesar aquella puerta.

Captulo 26
Relato de Wilfred Stone
Un segundo despus me encontr de pie en un desierto lleno de negras piedras filosas que brillaban plidamente en la dbil luz. Una tenue brisa agitaba mi vestimenta de papel. Yo saba que Saturno era una bola de gas, por lo que deduje que no me hallaba all, pero no saba dnde estaba. Ellos me haban privado del sentido de la realidad. Unos minutos antes me encontraba luchando en la profundidad de una cueva, y ahora estaba en un desierto peor que el del Shara. He pensado en estos sucesos para determinar si fueron fsicamente reales o si ocurrieron de alguna otra manera. Pero yo estaba all y la arenisca que pisaba era real, el aire era seco y cortante y el cielo marrn. Di unos pasos vacilantes y me golpe el pie desnudo contra una de las piedras. Me sent para frotarme el tobillo y mir a mi alrededor. El lugar, casi imposible de describir, me resultaba totalmente desconocido. Incluso los detalles estaban mal, o quizs eran sobre todo los detalles los que estaban mal. La forma y el color de las piedras, la calidad de la arena, todo estaba mal. Incluso el aire que rozaba mi piel era diferente. En realidad yo ya no pensaba. Sencillamente estaba all, con la mirada perdida en el vaco, que por supuesto era lo que ellos queran. Haba perdido mi condicin humana, y aunque era consciente, haba vuelto a ser un animal. Y estaba tan solo! Levant la cabeza hacia el cielo y lanc un gemido. Mi gemido, el nico sonido en aquel sitio, pareca venir de muy lejos y al mismo tiempo de mi ser interior, ms profundo de lo que jams haya sido. Respir y volv a gemir. Mi espritu se elev con el sonido para llenar momentneamente el aire vaco con toda la magia de mi ser. Despus se desvaneci y volv a sentirme pequeo. Se haca de noche. Imagino que cuando vivamos en el bosque emitamos esos gemidos. Me levant, cog una piedra y la arroj lejos. La piedra cay sin hacer ruido alguno. Corr dando rodeos y saltando con una gracia que nunca haba tenido. Me detuve cuando llegu a un punto de cierta altura. Buscando el aroma del agua, sent el olor del aire. Me sent frustrado y de mi garganta surgi un gruido que me sorprendi. Al principio pens que se trataba de algn animal que haba a mis espaldas, pero luego pens que no, que era as como debamos protestar. Yo era yo, y slo yo; sin nombre, sin educacin, sin expectativas; yo a secas. El cielo era plido y sin nubes. No lejos del horizonte haba un punto que brillaba dbilmente y que supuse que sera el sol envuelto en una densa niebla. Ote el resto del horizonte en busca de alguna seal de vida, quizs el verde de una parcela o el reflejo del agua. Luego busqu humo o el perfil de un edificio, pero el lugar estaba totalmente vaco y silencioso. De nuevo ol el aire seco. Tena bastante sed y no podra vivir as durante mucho tiempo. La sequedad del aire era tal que me extraa la humedad del cuerpo; mis manos parecan de papel; la piel se me apergaminaba. Me toqu la cara y encontr fisuras que nunca haba tenido, y la parte interna de la nariz agrietada. Adonde poda ir as, cubierto con un dbil trozo de papel, prcticamente desnudo? Mis pies, con gracia o sin ella, estaban maltrechos de los golpes que me haba dado al correr por all como un loco. No creo que hubiese ni una sola piedra sin alguna parte filosa. La mayor parte del desierto pareca completamente plana, pero el terreno se elevaba a mi derecha. Yo no poda calcular las distancias pero todo pareca ser mucho ms largo de lo que deba. Me dirig hacia la elevacin de tierra, que al menos mantendra el sol detrs de m. Lo que pareca ser una elevacin muy gradual pronto se convirti en promontorios escarpados. Yo no podra aguantar aquello mucho ms tiempo. Me dolan el pecho y la cabeza. Las piernas me pareca que fueran de plomo y los pies me ardan dolorosamente. De pronto empec a tener problemas para ver. Al principio no comprend la razn porque no me di cuenta de la rapidez con que se haca de noche, y cuando por fin la comprend, el sol ya se encontraba otra vez en el horizonte.

El aire pareca absorber la luz. En el momento en que desapareca el sol, la oscuridad era total. Slo se vean una o dos estrellas a travs de una espesa bruma. Qu feo era aquel lugar! Me sent porque no tena sentido seguir andando sin luz. La oscuridad era tan profunda que daba la impresin de que poda palparse. Dese que al menos me hubiesen dejado el mechero. De pronto me encontr llorando amargamente; las lgrimas haban brotado sin advertencia alguna. Me haban abandonado para morir all. Era tan extraordinariamente injusto y me encontraba tan lejos de mi hogar! Ms tarde o algo, o me pareci orlo. Ahora que estaba oscuro no quera or nada, nada que no pudiese ver. El sonido era bajo, lento y provena de las alturas. Era como si algo de tamao enorme flotara en el cielo, sobre m, respirando. La respiracin se hizo ms fuerte y tuve la sensacin de que se encontraba justo encima de m, enorme. Me encog, esperando que aterrizase sobre m, pero se fue y recobr el aliento. Apenas haba tenido tiempo de relajarme cuando se produjo a lo lejos un tremendo ruido trepidante. Estaba cada vez ms cerca y ms bajo, y pude or otra vez la respiracin, rpida y entrecortada. Haba en ella ansiedad, como la de un prisionero muerto de hambre que huele el aroma de la sopa de su carcelero. De repente se produjo un nuevo ruido, un chasquido agudo y regular, como si alguien rozara los filos de dos cuchillos. Algo pas velozmente por el aire, tan cerca de m que la brisa me roz el cabello. Me encog, involuntariamente, y por el rabillo del ojo pude vislumbrar un resplandor rojizo. Vi que a mi izquierda el horizonte se tea de rojo. Un instante despus estallaba una estrella roja y baaba el lugar una tenue luz rojiza. Pareca que hubiera un bosque de rboles delgados a mi alrededor. Me llev bastante tiempo darme cuenta de que lo que vea eran muchas patas largas y negras. Tuve que apelar a todas mis fuerzas para no gritar. Me encontraba debajo de lo que pareca un insecto gigante, quizs una araa. Los chasquidos comenzaron de nuevo y pude ver cmo se movan las partes afiladas de una boca. Saltando, retorcindome y girando para evitar las patas, escap disparado pero el insecto se irgui y dio un salto gigantesco. Tuve que girar con rapidez, para evitar que aterrizara sobre m, y volv a correr. Esta vez le ech piedras, pero el bicho salt nuevamente y a duras penas pude esquivarlo. Pensando que los saltos le seran ms difciles en un terreno inclinado, comenc a trepar por la ladera de una colina. Pero estaba equivocado. El insecto vol por el aire rojizo y aterriz sobre m. Me cerc con las patas mientras bata las mandbulas, y me atrap. Cog una piedra y le golpe repetidamente una pata con ella pero fue como si hubiese intentado romper un tubo de acero. Luch contra sus patas giles y veloces y finalmente empec a dar golpes, patadas y mordiscos como un loco. Las mandbulas se abran y cerraban y pude ver que de su boca sala intermitentemente una lengua verde. Cada vez me encontraba ms cerca de que me cortara en pedazos. Era imposible que yo le resultara un buen bocado, y por ello estaba seguro de que me destrozara y luego me escupira, y me sent furioso al pensar en una muerte tan absurda. Me oprimi con las patas contra la boca abierta y comenc a morirme. Tan pronto como empec a hundirme en la nada, vi el cielo estrellado de mi hogar infantil. Estaba de nuevo en mi antigua casa. Mi hermana y yo jugbamos en el porche. La vi a mi lado, con su querido mueco Ricardo. No haba pensado en ese nombre desde que era muy pequeo. El momento estaba inundado de una luz que pareca contener cierta emocin esencial de prdida y urgencia. Entre el insecto que me devoraba y yo haba un parentesco tremendamente poderoso que me hizo perder el miedo, y me tend en el bosque de patas como un amante embelesado. Si sta era la muerte, de dnde haba surgido el amor? Sent que me dejaban caer desde una corta altura y que me depositaban suavemente sobre el

suelo. Durante un instante vi la compleja cara del insecto que me haba atrapado: pareca una mantis gigantesca, pero sus enormes ojos, en los que se reflejaba el aire rojizo, no estaban en blanco. Me estremec de emocin. Alguien me estaba mirando, y me invadi la alegra. En aquella mirada haba paz y sabidura. Luego inclin la cabeza, ante lo irnico de nuestra situacin, y el aire se llen de risas mudas. Me haba dejado tumbado en el suelo, privado no slo de mi cultura y de mi nombre sino tambin de mi fuerza fsica. Sent que me desintegraba trocito a trocito hasta quedar reducido a la esencia de mi ser. Permanec en la misma posicin mirando al cielo. Dorm? No lo s, pero cuando finalmente tuve ganas de ponerme de pie sent que tena el cuerpo rgido y que me dolan todos los msculos. Con el sol naciente a mi derecha, decid hacer el esfuerzo de escalar la colina, y mientras caminaba comprend que me haban trado desde muy lejos. Tena ante m el acantilado ms tremendamente escarpado que haba visto en mi vida. Pareca elevarse miles de metros, y en la cumbre ms alta se vea con claridad un resplandor azul, un resplandor que palpitaba: la vida. De modo que el ataque no haba sido tal sino que alguien me brindaba ayuda. El acantilado no estaba cortado a pico; tena muchos lugares donde apoyarme y ya haba alcanzado una altura considerable cuando se puso el sol. La noche cay sbitamente. Tem dar un paso ms en la oscuridad y me qued abrazado a la pared. Pero no creo que estuviese ms de diez minutos, y cuando sali nuevamente el sol segu escalando. Hubo momentos en que me sent mareado y tuve que detenerme. No me encontraba en forma para escalar de aquella manera; tena la garganta como si me la hubiesen llenado de vidrio molido, y me dola mucho la cabeza. Adems no slo tena sed sino que tambin comenzaba a sentir apetito. Recordaba constantemente el cocido de carne de la comida, y una vez hasta extraje un trocito que me haba quedado entre dos dientes y despus llor como un cro. La soledad que volv a sentir me oblig a detenerme durante un buen rato. Cuanto ms suba ms difcil se haca la escalada y, lo que era peor, el suelo era ahora quebradizo y no haba salientes firmes en los que poderme coger; tena que hacer hoyos con las manos y luego impulsarme con los brazos hacia arriba mientras a mi alrededor caan cascotes. En la cima, el resplandor azul era ahora enorme. Intent gritar pidiendo ayuda pero no me quedaba voz. A esta altura, el acantilado era ms bien una duna de arena. Para avanzar tena que pegarme a la superficie y deslizarme serpenteando. La frustracin era tan grande que hubiese llorado, pero ya no me quedaban lgrimas. Me llev bastante tiempo darme cuenta de que haba llegado a la cima. Tena frente a m un parque poco poblado pero de grandes dimensiones. Me arrastr hasta la superficie, que era de un tupido csped de color verde brillante. Lo ol, lo mordisque para extraerle la humedad, pero era muy seco. Me puse de pie. A mi izquierda haba un grupo de rboles delgados y altos, realmente altos, de ms de treinta metros de altura. Enfrente mismo tuve una visin muy acogedora: un conjunto de casas hechas evidentemente de adobe, muy parecidas a las de los pueblos de los indios Hopi. Avanc dando tumbos. Haba en el aire un olor, o mejor dicho una sensacin de humedad. La piel reseca se me distendi, la nariz cobr vida y los pulmones se expandieron. Corr como pude y vi la fuente. Estaba hecha de piedra negra, brillante; era redonda, y en el centro se elevaba un chorro de agua. Met la cabeza en ella y abr la boca. El agua estaba maravillosa, fra y pura, perfecta. Sent que mi piel y mi boca la beban. Nunca haba experimentado un placer tan puro, de una intensidad exttica, deliciosa, casi sexual. Finalmente levant la cabeza. Detrs de la fuente haba un jardn pequeo, y en l una nia de pie. Su aspecto no me import; lo que vi fue su resplandor interno, y corr hacia ella como hubiera hecho un joven hacia su amante perfecta.

Captulo 27
Finalmente sent por Wilfred Stone lo que de no haber sido por mi juventud y arrogancia hubiera debido sentir desde el comienzo. Mir al anciano desde una perspectiva completamente nueva y le tend la mano. l se la qued mirando y luego dirigi la mirada hacia m. En sus ojos haba una emocin que no puedo describir, pero me dio un agudo ramalazo de temor, como si hubiese presentido la muerte. Apgala me dijo. Yo puse la grabadora sobre la mesa y l la apag. Aunque no me pidi que excluyese del relato lo que sigue, resultaba implcito. Yo no creo que lo que hizo estuviera bien, pero por respeto a l s, por respeto a l, en lugar de grabar lo que ahora narro sobre el otro mundo, tom notas. La sabia criatura se retir con rapidez, como un fantasma en la penumbra. Tena el tamao de una cra de tres aos pero sus movimientos eran los de un ser maduro. Will la llam y ella se detuvo al orlo. Cuando sonri, Will not que haba en ella algo que describi como vampiresco. Tena una especie de poder tremendo, abrumador, era la noche que haba en ella. l sinti que se hallaba ante una sabidura descomunal. Eso era lo que se senta en presencia de alguien que haba traspasado la condicin humana. Las palabras que pronunci entonces le salieron espontneamente, como surgidas del ms puro instinto. Aydanos! le dijo Will. La respuesta fue inmediata: un segundo despus Will se encontraba en el hogar de su infancia, en el condado de Westchester. Todo el lugar se encontraba baado por una luz dulce y pura. Will casi no poda creerlo. Y no era una ilusin; Will dice que realmente estuvo all. Es ms, ahora recuerda el suceso desde dos perspectivas distintas: como nio, cuando vio a un hombre extrao y sombro en su habitacin, y como hombre adulto. All estaba su camin de bomberos, contra la pared opuesta a su cuna. Will se mova lentamente por su habitacin, y lo maravilloso de la experiencia le haca ver todo como si fuese de oro y perfecto. Entonces not un movimiento en la cuna y vio sus propios cabellos rizados, sus ojos azules, el Willy Stone de haca treinta y pico de aos que se incorporaba y bajaba gilmente de su cuna al suelo. Will poda oler su frescura infantil, poda verlo y orlo. Oh, Dios! me dijo. El corazn se me parti en dos, Nick. Yo era tan pequeo! Y en ese mundo enorme, sombro y misterioso, haba tanto coraje en aquellos ojos Los nios sabios, los extraterrestres, los visitantes, lo haban llevado a casa para que viese el ser mejor y ms puro que era. Record una mano grande y clida que haba surgido de la oscuridad y de repente las cortinas se agitaron con la brisa, la luz de la luna entr por la ventana y vio inclinado sobre l a un hombre enorme y terrible, un hombre de pesadilla. Grit con toda la potencia de sus pulmones. Abajo se oyeron pasos fuertes y Will vio brillar la cabeza semicalva de su padre a la luz de la luna cuando suba las escaleras, seguido de su madre que flotaba entre encajes y sedas. Will, el hombre, se escondi en las sombras. Will, el nio, estaba aterrorizado. Papato! Hombre! Hombre aqu! Will vio a su propio padre abrazarlo y llevarlo en brazos de nuevo a la cuna como una ofrenda inerte. Luego la habitacin se fue haciendo cada vez ms pequea hasta ser slo un punto de luz en el aire y desaparecer. La nia vampiro bailaba, girando lentamente a su alrededor. Despus se detuvo y le dedic una sonrisa peligrosa, pero l no sinti ms que amor. En el extremo del oasis haba un arco alto tras el que se hallaba un ruinoso edificio redondo. l quera ir all pero ella lo frenaba, empujndolo, con su barriga contra la de l, como dos payasos, uno nio y otro adulto. Ella lo dej por un momento, corri hacia una mesa pequea y seal algo. Sobre la mesa haba

un simple plato gris con tres delgadas tortas grises. Will sinti un hambre canina. An hoy recuerda el sabor de aquella comida, el sabor puro del trigo sarraceno con que estaban hechas las tortas, la sensacin de frescura que jams haba experimentado. Tambin haba un gran tazn de agua. La nia se acerc, cogi un poco de agua y se la dio a beber en el cuenco de sus manos. Luego le cant con una voz susurrante en un idioma que l desconoca. Will comenz a sentir sueo y se acost a su lado. Mucho despus lo despert una mano suave que le acariciaba la cabeza. Se puso en pie de un salto. Pareca como si se hubiese desvanecido todo el peso de los aos. Ech a andar, pero cuando creci la excitacin corri hacia el antiguo edificio. La mayor parte estaba agrietado y derruido, pero donde las piedras azul-grisceas estaban intactas, el encuadre perfecto le record las obras incaicas. Subi las escaleras y entr en un saln grande y fro, construido con piedras de color azul oscuro, complejamente trabajadas. Cuando trat de seguir el laberinto de estas tallas comenz a dolerle la cabeza; tuvo que dejar de observar las paredes y el techo y limitarse a mirar slo el suelo. Haba un crculo de nios sentados ante l. Ello le result muy familiar y le vinieron a la memoria ciertas palabras: hay otra vida ms all del temor. Era ste el lugar al cual iban los muertos? Lo haban matado? Era eso el significado? Se dirigi al centro del crculo, donde se qued de pie, muy quieto, y esper. Pronto oy retumbar un tambor en el pasillo. El sonido lo agit, lo contagi y lo puso en movimiento. Los nios cantaron notas repetitivas, notas maravillosas. l separ los brazos del cuerpo y empez a girar. La sala daba vueltas, el tambor lata y el canto lo hipnotiz. Record su propio comienzo. Se deslizaba rpida y secretamente por el cielo cercano a su hogar. Haba pequesimas nubes que atraves en su descenso hacia los rboles poblados de hojas por el verano. Borde una gran rama nudosa, con el corazn lleno de amor y embriagado con el secreto de su advenimiento. Sus movimientos eran tan furtivos que un grillo que cantaba ni siquiera se interrumpi cuando l pas a su lado. Entonces vio una ventana. Las persianas estaban cerradas pero l las atraves como si no existieran. La habitacin estaba oscura y muy silenciosa. Acostada en la cama haba una mujer joven, con la cabeza inclinada hacia un lado. Era fresca y hermosa como la luz naciente, con unos rizos castaos sobre la frente. Slo iba cubierta con un ligero camisn y su vientre era prominente. l la amaba con locura y no poda resistir el deseo de acercrsele. Entonces comenz a deslizarse hacia abajo, incapaz de seguir flotando, y en un instante se encontr dentro de ella. Su cuerpo bulla y su corazn palpitaba como una tienda agitada por el viento; todo su ser era una cmara rebosante, efervescente, que apenas poda contener sus propios lquidos. l nad hacia el fluido de ella y bebi de ella, oli su flor esencial y se colm de sabor y de sentido de ella. Dialogaron sobre los das que pasaran como madre e hijo. l la haba amado de nio, pero la abandon cuando ella envejeci. Su amor por la decepcin reemplaz el que senta por ella, y ella haba muerto sola, en un catre de un pasillo del pabelln de cancerosos de un hospital pblico. Will estaba sentado frente a m, con la cabeza gacha y las mejillas empapadas con lgrimas. As que era eso lo que no quera que quedase grabado y la razn por la que nunca mencionaba a su madre. Yo quise ayudarle, ofrecerle alguna palabra de consuelo, pero no pude. Todos somos traidores, todos lo somos. Antes de encontrar la verdadera alegra hay que sufrir el verdadero dolor. Will se encontraba de nuevo en su antiguo dormitorio, pero no como hombre sino como cro. Bailaba sin parar. Era una noche baada por la luz de la luna y en el aire se perciba el peligro. Ocurran cosas terribles. Vio oleadas de platillos grises que cruzaban la parte ms alta del cielo, y abajo, en la tierra, oy los gritos que llenaban las calles. Pero eran ms las personas que cantaban que las que gritaban, y las cadenas que haban pesado sobre sus hombros yacan

abandonadas. La oveja reposar junto al len. El significado secreto es que el hijo amar al padre errante, la oveja recibir alegre el hocicar hambriento de la loba madre, la rata morir de amor cuando las garras del bho le perforen el corazn. Hay otro mundo ms all del temor.

Captulo 28
El ltimo testamento de Wilfred Stone
Yo an bailaba cuando me di cuenta de que la magia haba desaparecido. La sala estaba en silencio y en absoluta oscuridad. O un chasquido, vi chispas y luego una llama. La mujer rubia con el vestido de flores sostena mi encendedor. Sobre las paredes que nos rodeaban haba tenues figuras danzantes, toscas esculturas antiguas. No pude reconocer su origen; quiz fueran de indios americanos, o tal vez ms antiguas. Aquellas giles figuras rojas que hablaban del baile tenan fuerza. ste no era un edificio antiguo; el crculo de nios haba desaparecido y yo ya no era un nio pequeo. Estbamos otra vez en la cueva. Yo me senta como si estuviese de regreso tras visitar a la muerte y entend la brillante accin que haban realizado: me haban privado de todo excepto de aquello que era en m lo ms esencial, puro y verdadero. Quieres la flor? me pregunt ella, sosteniendo en la mano un pimpollo amarillo. Hay un campo donde se entierran los pecados del mundo en un suelo indulgente. Es all donde crecen estas flores. Yo quera cogerla pero cuando extend la mano para hacerlo ocurri algo terrible: vi a Sophie colgada en el stano de la Gestapo, girando lentamente y soltando una lluvia de orina por entre las piernas que agitaba con furia. Sent una explosin de odio, y por un instante la flor me pareci lo ms feo que jams hubiera visto. Ella se ech a rer, dejndola caer al suelo, y yo sent al instante que cambiaba de parecer, que quera la flor. Despus de todo, yo tambin necesitaba el perdn. Por el modo de mirarme, con sus ojos llenos de amor y alegra, supe que los extraterrestres no eran malvados sino que ramos nosotros los que sentamos miedo. Y os disparamos! exclam. Haba cierta curiosidad en su mirada. Ya lo s contest, y abri la boca como para seguir hablando, pero algo la detuvo de repente, como si alguien hubiese pulsado un interruptor en su cerebro. Movi los labios pero no sali de ellos ni una sola palabra. Demonios! exclam finalmente. No puedo contarte eso. Entonces se estremeci y sus ojos se volvieron penetrantes y terribles; yo me apart, retrocediendo unos pasos. Fue como si alguien muchsimo ms importante hubiese penetrado en ella, dominndola. Pareca rezumar sabidura, y la experiencia me produjo un gran impacto. Esto era lo que la humanidad buscaba, este estado increble en el que me encontraba: ms all de los lmites de la razn y de las prisiones de la historia. Yo me hallaba como habamos estado en el jardn del Edn, pero con una enorme diferencia: ya no deseaba comer del rbol de la sabidura del bien y del mal porque haba consumido y digerido plenamente su ltimo fruto. Era verdaderamente libre, y eso es lo que significaba la humanidad. Dios mo, lo que he aprendido! De veras? Quiero que los dems lo sepan: debo decrselo. El Presidente les ha declarado la guerra! Debo explicrselo! Has tomado una decisin. No! Esto sera, es terrible; no os tenemos que disparar, a vosotros no, pero, de verdad, quines sois? Sois parte de ellos? No hay ellos, slo nosotros. Somos parte de nosotros, y vosotros tambin. Me extendi lo que pareca un simple y normal vaso de leche. Tienes sed, necesitas beber. Tena razn. Lo cog y beb dos largos tragos antes de darme cuenta de que era terriblemente amarga, tan amarga que sent que se me parta la cabeza. Escup un poco pero ella cogi el vaso

antes de que yo la tirase, me sujet la cabeza con fuerza y me hizo tragar el resto. Me ahogaba y luch por desasirme pero ella pareca una criatura de acero, no un ser viviente. Te olvidars de todo, hasta los ltimos das de tu vida me dijo. Qu quera expresar? Not entonces que me mareaba y que todo la criatura sabia, el crculo de nios, la antigua escuela se tornaba distante, borroso e irreal. Mis recuerdos! No poda olvidarme, no deba olvidarme! Al fin ella me solt. Me has dado una droga. S, para que olvides. Pero debo decrselo! No estn preparados. Por Dios, danos otra oportunidad! La tendrn cuando sea el momento. Nada os ser regalado. T tienes la misin de guardar nuestros secretos hasta que el hombre est preparado para saber la verdad. La cueva giraba lentamente por efecto de la leche del olvido. Lo ltimo que vi con claridad, antes de desvanecerme, fue su vestido, que a la luz titilante de la llama se convirti en un campo de acianos amarillos. Cuando recobr el conocimiento me encontr de pie junto al arroyo. Acababa de echar el sedal. Al recogerlo vi que la mosca no estaba, cosa que me extra porque suelo atarlas bien. Luego me pareci recordar que la haba arrojado en aguas rpidas. Todo pareca haber sucedido haca un momento, pero tambin haca diez mil aos. Haba aparecido una mujer, o un ciervo, eso era, un ciervo que me haba quitado la concentracin. Mir la hora y vi que eran las cinco y media. Pero cmo poda ser esa hora si haba salido a las ocho y media de la noche? La luz era muy extraa; aunque el cielo estaba totalmente despejado, no haba sol. Hacia el oeste pude ver las estrellas puras de la maana, y hacia el este un resplandor verde y blanco. Los bosques no me despistan; evidentemente amaneca. Justo entonces escuch el taido de una campana en Roscoe. Una trucha salt en el recodo del arroyo donde haba estado pescando y perd inters en la confusin del tiempo. Al no saber nada sobre el tipo de cebo que la atraera, cog una mosca al azar y ech el sedal, que cay con tanta suavidad como si se tratara de una tela de araa. Apenas acababa de rozar la superficie del agua cuando sent que haba mordido el anzuelo y corrido a cobijarse. Mi caa palpitaba con su vida. En secreto, yo siempre haba detestado al lobo que llevaba dentro de m y amado a la oveja que tambin era, pero eso cambi. Ahora sent que el lobo era mi orgullo, y la oveja mi alegra, y manej la trucha con una maestra que nunca haba tenido. Mi recompensa fue una pieza fenomenal, una trucha de dos kilos que saltaba en mi cesta. Pescar semejante trucha de ro en cualquier parte hubiese sido maravilloso, pero pescarla en 1947, en aquel arroyo, era un milagro. Dej de pescar y regres al club, donde me recibieron atnitos. Un hombre extendi la mano y me la pas por el pecho; entonces vi que tena el chaleco de pesca hecho trizas. Cundo haba sido eso? Se perdi en un brazo del arroyo? pregunt alguien. No respond. En ese momento me di cuenta de la verdad. Deba de haber estado ausente toda la noche. Pero cmo poda ser? Haba pescado en aguas de sueos? Gracias a Dios que est bien! exclam Ann con los ojos hundidos. S! Y cog una buena trucha! No es que me rehuyeran, pero me miraban de reojo. Luego me enter de que haba estado ausente durante tres das y que haba reaparecido, despus de haber estado pescando felizmente en aguas que ellos haban dragado diez veces en busca de mi cadver. Llam a Hilly.

Estoy bien; he estado pescando en aguas solitarias le dije. Durante tres das, Will? Qu has comido? Comido? Tortas, tortas de trigo sarraceno balbuce, sin saber por qu haba dicho eso. Regresa enseguida; tenemos montones de trabajo dijo Hilly. Estar ah tan pronto como pueda. Me detuve en el establecimiento del taxidermista de Roscoe y le dej mi pescado. Luego segu viaje a Poughkeepsie y alquil un avin que me llev al aeropuerto La Guardia, donde abord un DC-3 de American Airlines con destino al aeropuerto National de Washington. En Washington me esperaba un coche de la oficina. Me sent en su lujoso interior y vi pasar el Pentgono, los monumentos de Jefferson y Lincoln, la Casa Blanca y el obelisco, que a media maana brillaba como un hueso. Hilly estaba leyendo un informe mientras coma un bocadillo. Tenemos problemas con China y el Presidente quiere saber si Gromiko puede convertirse en amigo del Plan Marshall; los holandeses dicen a gritos que las Antillas van hacia el comunismo y en Italia habr elecciones que podramos comprar por unos veinte millones, y si no lo hacemos el comunismo cruzar el Danubio y la prxima en caer ser Francia. Dispongo de cinco minutos para usted y sus hombrecillos, Will. S, seor. Este fin de semana quiero sobre mi mesa los planes de organizacin de Majestic, detallados. Se acabaron las vacaciones, sean de pesca o no. Pesqu una pieza extraordinaria. Espero verla colgando en su despacho. All estuvo durante cuarenta aos; ahora cuelga en las sombras de mi saln, con el barniz oscurecido por el tiempo. Pero la forma del pescado es hermosa y as se ve, detenido en el momento preciso de su muerte perfecta. Ahora, cuando me cercan las sombras de los muertos, he recordado por fin. Hemos tenido la visita de ngeles y los hemos llamado hordas de demonios; hemos visto brillar la luz del alma y hemos escondido la cabeza. A todos los hombres se les brind la oportunidad de traspasar los lmites de la Tierra, y para mantener la integridad de la nacin les hemos negado esa oportunidad. Si regresan con su maravillosa ofrenda, no les deis la espalda. Habr pruebas y peligros pero tened coraje, porque en algn momento os ofrecern una pequea flor amarilla. Aceptad la flor.

Eplogo
Esta novela se basa en hechos reales que han sido ocultados y negados. Como punto de partida de mi relato, he utilizado lo poco que se sabe con certidumbre sobre el choque de un aparente avin extraterrestre cerca de Roswell, Nuevo Mxico, en julio de 1947. Mi visin de los visitantes, de su mundo, sus motivos y sus objetivos, se basa en mi propia experiencia. Cuando lo que he visto personalmente se aparta del conocimiento convencional, he confiado siempre en mis observaciones. En todo cuanto se refiere a la participacin militar y gubernamental, me he ceido a los datos disponibles, tal como yo los entiendo. Gracias a la amable ayuda de William Moore, investigador de ovnis, pude mantener entrevistas con muchos testigos que an viven en la zona de Roswell. Cuando Moore me llev all me encontr con que tanto l como el investigador Stanton Friedman, quien junto a Jaime Shandera investig toda la historia con una meticulosa maestra, eran muy conocidos por la gente del lugar y muy respetados por su honestidad y su minuciosidad en la investigacin. Por el contrario, ninguno de los desprestigiadores que se han pronunciado tan asidua y superficialmente sobre este caso como el escritor sobre temas de aeronutica Philip J. Klass ha entrevistado siquiera a estos testigos. Despus de pasar bastante tiempo en Roswell y sus alrededores y de revisar las extraordinarias confesiones en relacin con el tema, a mi juicio parece cierto que se estrell un platillo y que el hecho se convirti en mximo secreto. Esto form parte de un complicado proceso de encubrimiento y ridiculizacin oficial, como lo describi el ex director de la CIA, Roscoe Hillenkoetter, en el New York Times del 28 de febrero de 1960, como aparece en el epgrafe de este libro. La base de la Fuerza Area en Roswell distribuy un comunicado de prensa en el que se anunciaba que se haban encontrado restos de una nave extraterrestre. Yo he entrevistado personalmente a Walter Haut, el oficial de prensa que escribi el comunicado. El coronel Jesse Marcel, entonces comandante, fue el oficial de Inteligencia que recogi los extraos restos en la granja de William Mac Brazel. En 1979, poco antes de morir, el coronel Marcel tuvo el coraje de admitir en varias entrevistas grabadas en vdeo que los restos que l haba encontrado pertenecan realmente a un aparente avin extraterrestre, y que la Fuerza Area haba encubierto el hecho. He hablado personalmente con su hijo, el doctor Jesse Marcel, Jr., quien me ha asegurado que en 1979, cuando se realizaron esas entrevistas, su padre estaba en pleno dominio de sus facultades. Tal como relato en el libro, el general Ramey, comandante general del Octavo Batalln de la Fuerza Area, dio una conferencia de prensa poco despus de que fueran rescatados los restos. En ella adujo desde luego que un grupo de los mejores oficiales de Inteligencia del pas haba confundido un tipo de sonda de radar, que vean a diario, con los restos de un avin extraterrestre. Marcel recibi la orden de participar en esta conferencia de prensa, que segn sus familiares y amigos le produjo un gran disgusto. La prensa acept las declaraciones del general. Los desprestigiadores evitan mencionar en sus escritos las entrevistas del coronel Marcel, sin duda porque son la clave del caso y no pueden ser refutadas sin hacer la ridicula acusacin de que este honorable militar era un mentiroso. Cuando le preguntaron al coronel Marcel si l crea que lo que haba visto eran los restos de un globo meteorolgico, respondi: No lo eran. Yo conoca casi todo lo que en ese momento se hallaba en el aire, ya fuera nuestro o extranjero. Tambin conoca virtualmente todos los tipos de aparatos de observacin del tiempo y de rastreo que utilizaban tanto los civiles como los militares. Desde luego no eran de un aparato meteorolgico o de rastreo, ni de ninguna clase de avin o misil. No sabamos de qu eran. Marcel describi entonces lo que haba encontrado. Haba toda clase de materiales. Pequeas

vigas de aproximadamente un centmetro cuadrado con inscripciones de cierta clase de jeroglficos que nadie pudo descifrar. Estaban hechas de algo parecido a la balsa y tenan casi el mismo peso, pero no eran de madera. Eran muy duras, aunque flexibles, y no se quemaban. Haba gran cantidad de una sustancia pegajosa de color marrn, extremadamente fuerte, y muchos trozos pequeos de un metal como el estao, pero que no era estao. Posteriormente, Bessie, la hija de Mac Brazel, al describir el papel mencion las flores aparentemente apresadas en l. Marcel llev el material a la base, y como ni siquiera se le ocurri que pudiera convertirse en una cuestin de seguridad nacional, se detuvo en su casa para mostrrselo a su hijo, que entonces tena once aos. El doctor Marcel recuerda bien el incidente y me ha dado una descripcin de lo que vio. Si el comandante hubiese confundido los restos de un aparato corriente con los de una nave extraterrestre y la informacin se hubiese hecho pblica, su carrera se habra visto afectada con toda seguridad. Pero no fue as sino todo lo contrario. Lo trasladaron a Washington D.C., donde trabaj en el proyecto que finalmente detect la bomba atmica que hicieron explotar los rusos. En otras palabras, despus de haber encontrado los restos y haber pasado la informacin al pblico, lo trasladaron del batalln 509 al proyecto de Inteligencia ms importante que tena entonces la Fuerza Area. Lejos de desacreditarlo, en la Fuerza Area se le tena en muy alta estima. Cuando se retir de su brillante carrera, haba alcanzado el grado de coronel. Es asombroso que el encubrimiento haya permanecido intacto, considerando las entrevistas que se hicieron a Marcel y las declaraciones del ex director de la CLA Hillenkoetter. Es interesante el hecho de que el almirante Hillenkoetter se haya asociado a una destacada organizacin relativa a los ovnis despus de que en 1960 admitiera el encubrimiento. Posteriormente, cuando abandon esta organizacin, hizo unas declaraciones asombrosas: Yo s que los ovnis no son aparatos norteamericanos ni rusos. Dadas las circunstancias, la Fuerza Area no puede hacer nada ms. Para sus miembros, la misin ha sido difcil y creo que no debemos seguir criticando sus investigaciones. Pese a todo, la prensa y algunos cientficos an toman con seriedad a los desprestigiadores, quienes al refutar los incidentes de Roswell se centran en el testimonio del granjero Brazel. Despus de que miembros de la Fuerza Area lo tuvieran detenido y aislado, con una falta total de respeto por sus derechos constitucionales, es muy comprensible que el seor Brazel haya dicho que lamentaba haber mostrado los restos a las autoridades. Miembros de su familia creen que lo obligaron a hacerlo, y parece claro que se vio forzado a ayudar al gobierno en el tema del encubrimiento y que su obligado testimonio ha sido utilizado por los desprestigiadores en estrecho vnculo con el gobierno. En todo caso, el seor Brazel no era un testigo cualificado puesto que no saba nada de sondas de radar ni de otras cosas por el estilo. Pero el comandante Marcel, el profesional que habl claro, manifest que los restos eran de origen desconocido. Se debe afrontar la verdad: este hombre cuidadoso y profesional no se equivoc en su identificacin. Cuando el general Ramey dijo en la conferencia de prensa que los restos pertenecan a un globo meteorolgico o a una sonda de radar, sencillamente menta en nombre de la seguridad nacional, y se fue el comienzo del encubrimiento que permanece intacto hoy da. Hace ms de cuarenta aos que lo que sucedi en Roswell es un secreto nacional insondable y oscuro, y curiosamente, a pesar de todas las evidencias en su contra, la ficcin de que los extraterrestres no existen es mantenida rigurosamente como poltica oficial, y aceptada en general por la comunidad cientfica. Es hora de que nuestros periodistas investigadores ms serios despierten y empiecen a escarbar en este asunto. Si lo hacen, pronto encontrarn la insustancialidad y el carcter propagandstico de las afirmaciones de los desprestigiadores. La supuesta aparicin de alguien ms entre nosotros un hecho maravilloso, cualquiera que sea la vara con que se mida ha terminado por ser un horrible secreto y una fuente de psimo

humor periodstico, de negacin irracional y de sensacionalismo srdido. Con este libro no deseo dar la impresin de que afirmo que los visitantes son aliengenas de otro planeta. Lo que digo, muy concretamente, es que son una incgnita aparentemente inteligente. Eso es todo lo que digo y todo lo que realmente puede decirse en la actualidad. La verdad, si es que se conoce, se mantiene en secreto. En realidad me sorprendera mucho que el gobierno tuviese la ms mnima idea de lo que son los visitantes. Si lo que estoy empezando a descubrir sobre ellos es verdad, cualquiera que realmente entendiera algo hubiese anunciado la maravillosa nueva hace mucho tiempo, dando voces desde los techos de las casas. Cualesquiera que sean los secretos que posea el gobierno, deben ponerse en conocimiento de todos. Slo entonces estaremos en vas de comprender el misterio que ha surgido entre nosotros. A pesar de todas las polticas, y sin tener en cuenta con quin se originaron, nuestro gobierno debe correr un riesgo deliberado quizs incluso el de desafiar a los propios visitantes y admitir oficialmente que existen. Cuando esto se haya hecho, comenzaremos por fin a dilucidar lo que nos sucede. Es hora ya de que se diga la verdad. Whitley Strieber

FIN

Nota a los lectores

Los lectores que deseen aportar su propia experiencia al registro de datos de la Communion Foundation, contribuir al trabajo de dicha fundacin o recibir la publicacin Communion Newsletter, pueden dirigirse por escrito al autor: Whitley Strieber 496 La Guardia Place, # 188 New York, New York 10012

Notas de la traductora
[1] Nombre dado a supuestos bombarderos japoneses. [2] Juego de palabras: ass (culo) y kiss (besar).