Ferguson Marilyn - La Conspiracion de Acuarioultimo

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VIII. CURARSE A S MISMO Salud perfecta y despertar son una misma cosa.

THARTANG TULKU Algo que estbamos disimulando nos haba hecho dbiles. Hasta que descubrimos que ramos nosotros mismos. ROBERT FROST La esperanza de una autntica transformacin social no necesita apoyarse en evidenci as puramente circunstanciales. Hay un campo de primersima importancia, el cuidado de la salud, que ha comenzado ya a experimentar un cambio drstico. La inminente transformacin de la medicina en un escaparate en que puede verse reflejada la tra nsformacin de todas nuestras restantes instituciones. Aqu puede observarse lo que sucede cuando los consumidores comienzan a cuestionar la legitimidad de una institucin autoritaria. Vemos surgir individuos que cuidan por s mismos de su salud, vemos transformarse la profesin partiendo de sus primer as figuras, el influjo de 4os nuevos modelos cientficos, y el modo cmo el cambio s e extiende a amplia escala geogrfica por obra de las redes descentralizadas. Podemos tambin apreciar aqu la fuerza de una minora mentalizada para acelerar el ca mbio de paradigma, el poder de los medios de informacin y de las comunicaciones i nformales para modificar la imagen y las expectativas que tenemos con respecto a la salud, la mayor eficacia del aikido poltico frente al enfrentamiento y la retric a, la utilizacin de fuentes de poder antes inexplotadas, el potencial de las psic o-tcnicas, y un nuevo aprecio por la intuicin, los lazos humanos y la escucha inte rior. La autonoma, tan evidente en los movimientos sociales, est tambin golpeando duramen te a las viejas concepciones sobre la medicina. La bsqueda de s mismo se ha conver tido en una bsqueda de la salud, de la totalidad: en una bsqueda de ese depsito de sabidura y salud mental que hasta ahora pareca escapar del alcance de nuestra conc iencia. Si aprendemos a responder al mensaje oculto en el dolor y en la enfermed ad, la necesidad de adaptacin, podemos alcanzar un nuevo nivel de bienestar. A pesar de su bien ganada fama de conservadurismo, la medicina occidental est exp erimentando una revitalizacin sorprendente. Pacientes y profesionales estn comenza ndo a buscar el contexto de la enfermedad ms all de los sntomas: en las tensiones, en la sociedad, en la familia, en la dieta alimenticia, los ciclos biolgicos, las emociones. As como el surgimiento de un nuevo electorado con unas lneas definidas provoca una nueva poltica, as tambin las nuevas necesidades de los pacientes puede n hacer cambiar el ejercicio de la medicina. Los hospitales, en otro tiempo bast iones de una estril eficacia, se esfuerzan hoy en da por rodear de un entorno ms hu mano el nacimiento y el fallecimiento de las personas, y tratan de flexibilizar ms sus reglamentos. Las escuelas de medicina, agarrotadas en un fro academicismo d esde tiempo atrs, estn tratando de atraer a estudiantes ms creativos y preocupados por la gente. Empujados por una autntica avalancha de investigaciones sobre la ps icologa de la enfermedad, quienes en otro tiempo identificaban el ejercicio de la medicina con la separacin entre el cuerpo y la mente, intentan hoy recomponer su unidad por todos los medios. Nadie poda pensar lo vulnerable que era el antiguo sistema mdico. En unos pocos aos , sin que haya habido que disparar un solo tiro, el concepto de salud holstica ha sido reconocido oficialmente por programas estatales y federales, ha recibido e l respaldo de los polticos, ha sido recomendado y garantizado por las compaas de se guros, aceptado en cuanto a su terminologa (si no siempre en la prctica) por mucho s mdicos, y adoptado por los estudiantes de medicina en general. La gente aspira a una salud holstica, han surgido multitud de nuevos complejos sanitarios que la of recen, y muchos grupos de mdicos buscan personas que sepan exponer sus principios .

La medicina norteamericana, tras tornarse el pulso a s misma, ha proclamado su pr opia necesidad de reforma, la necesidad de preocuparse por los valores, la tica y las relaciones humanas. La mayora de los mdicos, por ejemplo, han adquirido poca o ninguna preparacin para enfrentarse al hecho de la muerte, no slo para saber aco nsejar a los pacientes y a sus familiares, sino para saber manejar sus propios s entimientos de miedo y de fracaso. Cada vez aparecen ms artculos sobre el contexto humano de la medicina en las publi caciones mdicas profesionales. Un antiguo editor del Journal of the American Medi cal Association describa su propia manera de recurrir al tacto fsico con los pacie ntes, dndoles una palmadita en la espalda o un caluroso apretn de manos. Deca que l os mdicos modernos saben tal vez escuchar los diferentes rganos de la gente mejor que los mejores mdicos de otros tiempos, pero stos saban escuchar mejor a la gente. Me sospecho que nuestra sensibilidad diagnstica sufri algn tipo de atrofia el da que sustituimos la observacin subjetiva por los datos objetivos de laboratorio. Un e ditorial de otra publicacin mdica expresaba su inters por esa serie de conocimientos imponderables que deben poseer los nuevos doctores: la capacidad de reconocer lo s aspectos psicolgicos, sociales y espirituales de la enfermedad. La medicina yo-t Parece que hemos atravesado un perodo de asepsia en la ciencia mdica, y que ahora es tamos recobrando su lado cordial. Los mismos mdicos hablan y escriben de la dimen sin perdida en el arte de curar. Un editorial aparecido en la revista American Me dical News pona de relieve la crisis de las relaciones humanas en la medicina: "La compasin y la intuicin han quedado eliminadas... Los mdicos deben reconocer que la medicina no es su propio campo acotado, sino que todo el mundo tiene en l un puesto vital... Va a ser necesaria una gran amplitud de visin por parte de la cla se mdica para corregir uno de sus mayores fallos: la sensacin que dan a los pacien tes de no corresponder a su amor". Un artculo publicado en una revista para dentistas citaba a Teilhard: El amor es e l aspecto interno, emocionalmente aprehensivo de la afinidad que atrae y une ent re s a los elementos de este mundo... El amor es, realmente, el autor de la sntesi s universal. En Modern Medicine, un doctor constataba amargamente, hablando de la omisin de to do contacto manual, que quienes regentan un bar hacen sentirse mejor a sus clien tes, en tanto que nosotros los mdicos les hacemos sentirse peor. Se ha dejado el ca lor y la dulzura para otros terapeutas, muchos de ellos ajenos al campo de la me dicina propiamente tal. Los mdicos se han quedado reducidos a sus cuestionarios di agnsticos y a sus recetas, con los que su 'arte" se ha ido haciendo cada vez ms au tomtico, cientfico, profesionalizado e impersonal. Un cirujano hace una aguda descripcin de la visita del mdico del Dalai Lama a un h ospital norteamericano. El mdico tibetano tom el pulso a un paciente para efectuar su diagnstico: "Durante la media hora siguiente permaneci as, como un pjaro extico con sus alas dor adas plegadas, suspendido sobre el paciente, sintiendo bajo sus dedos el pulso d e la mujer, acunando suavemente su mano con la suya. Toda la energa de este hombr e pareca estar concentrada con ese nico objeto... Y yo s que yo mismo, que he cogid o el pulso cientos de miles de veces, no lo he sentido ni una sola vez". El tibetano, aade, diagnostic con toda precisin un tipo especfico de malformacin congn ita cardaca sin otra base que haber cogido el pulso. William Steiger, jefe del departamento de medicina general de un hospital de Vir ginia, defina la empata, ante un grupo de mdicos, como la relacin yo-t de la que habl a Martin Buher, y los exmenes y pruebas objetivos, por necesarios que sean, como una relacin yo-ello. Steiger citaba la afirmacin de Buber de que todo conocimiento es una autopsia practicada sobre el cadver de la realidad viva. Cuando contamos al

go, se nos escapa. El yo-ello es un monlogo, el yo-t es un dilogo. Ambos son complem entarios. Ante la persistencia de un problema mdico, normalmente el mdico insiste en el yo-ello, pidiendo nuevas pruebas de laboratorio, cuando lo que realmente s e necesita en ese momento es una comprensin humana ms profunda, ms yo-t. La actitud teraputica debera ser: "De qu forma puedo ayudar?". Debiramos ofrecer nuest ro auxilio y nuestro calor antes de prescribir receta alguna. La crisis de la atencin mdica

Un cambio tan rpido no habra podido desencadenarse basndose en tacto ni por efecto de conspiracin alguna, de no haber estado la medicina hundida en la crisis por to dos lados: crisis econmica, crisis de resultados, crisis de credibilidad. A modo de envoltura de papel de plata de un regalo decepcionante, la brillante t ecnologa mdica ha conseguido esplndidos resultados en el tratamiento de determinado s problemas agudos, como es el caso de las vacunas y ciertos procedimientos quirr gicos sofisticados, pero su fracaso en el tratamiento de las enfermedades crnicas y degenerativas ha inducido a los propios mdicos y al pblico en general a mirar e n otras direcciones. La medicina se ha enajenado nuestra simpata a causa de lo elevado de sus costes, que escapan a las posibilidades de todos cuantos no son ricos o estn debidamente asegurados; a causa tambin de su especializacin, de la frialdad cuantificadora de sus enfoques, que dejan de lado los aspectos humanos, y a causa de la desesperac in de haber tenido que gastar grandes sumas de dinero sin haber por ello recobrad o la salud. La atencin mdica (incluyendo los seguros mdicos) es hoy en da la tercera industria e n volumen de negocios en los Estados Unidos; los costes mdicos rondan el 9 por ci ento del producto nacional bruto. Los presupuestos federales dedicados al cuidad o de la salud superan los cincuenta mil millones de dlares. Hay hospitales, cerca nos uno del otro, que duplican innecesariamente equipamientos costossimos, los mdi cos suelen ordenar sin necesidad pruebas de laboratorio para precaverse de toda posible reclamacin judicial por negligencia en el desempeo de su funcin (medicina de fensiva). Incluso una simple consulta supone para cualquier persona con ingresos medios un gasto considerable. Los costos incontrolados, especialmente gastos hos pitalarios, han hecho legalmente inviable toda especie de planificacin sanitaria en el mbito nacional. Incluso aquellos para quienes el costo no representa un problema, puede ser que no estn comprando otra cosa que fracasos tecnolgicos. Un estudio realizado en Gran Bretaa sobre trescientos cincuenta pacientes de enfermedades coronarias elegidos al azar, por ejemplo, lleg a la conclusin de que la tasa de mortalidad de quienes son internados en unidades de vigilancia intensiva era superior a la de quienes seguan su convalecencia en su propia casa. Hace poco, un portavoz federal se ref era a la as llamada guerra contra el cncer, considerndola como un Vietnam mdico. Ni lo miles de millones gastados, ni las ofensivas tecnolgicas han conseguido gran cos a. La tasa de mortalidad no ha cambiado significativamente en los ltimos veintici nco aos en los tipos de cncer ms extendidos, a pesar de los avances en educacin pblic a, de los nuevos medicamentos, y de las nuevas tcnicas de radioterapia y quirrgica s ms perfeccionadas que han aparecido. Se estima que no menos de un milln de las a dmisiones hospitalarias anuales se deben a algn tipo de reaccin a la medicacin, y q ue las enfermedades debidas a efectos secundarios de los tratamientos prescritos vienen a suponer un costo suplementario aproximado de unos ocho mil millones de dlares, que hay que aadir a la factura sanitaria total del pas. Surgen nuevas y brillantes tcnicas quirrgicas, que son aceptadas como si fueran mo das intelectuales. Millares de personas se han sometido a operaciones de empalme de las vas coronarias, antes de que otros estudios ms tardos demostrasen que la ma yora de los candidatos obtenan los mismos beneficios de la medicacin que de esa cos tosa y peligrosa tcnica quirrgica. Donde el sueo tecnolgico muestra ms a las claras s u patologa es en la bsqueda infructuosa que durante ms de cien aos hemos estado real izando, con la esperanza de encontrar un calmante realmente eficaz y no adictivo . Uno de los principales problemas mdicos de nuestra poca son las enfermedades iatro

gnicas. Literalmente significa causadas por el mdico. La enfermedad iatrognica puede provenir de complicaciones quirrgicas, de medicaciones errneas, o puede surgir com o efecto secundario de otros tratamientos, o a consecuencia del efecto debilitan te que produce la hospitalizacin. No hace mucho tiempo, cuando el mdico representaba la cumbre del status social y de la dedicacin humanitaria, las madres hablaban con orgullo de mi hijo, el doctor. Hoy en da, pobres mdicos! : tienen una probabilidad entre treinta y cien veces may or que la poblacin en general de caer en la drogadiccin. Tienen mayores probabilid ades de sufrir de enfermedades coronarias. Y tambin de convertirse en alcohlicos: segn encuestas de organizaciones profesionales, se estima que un 5 o un 6 por cie nto del total de los mdicos est incapacitado, debido a trastornos emocionales, ent re los cuales se incluye el alcoholismo. Asimismo son demandados judicialmente y se suicidan con mayor frecuencia que la generalidad. Una encuesta realizada recientemente por Gallup puso de manifiesto que el 44 por ciento de la gente no cree que los mdicos tengan una tica y una honestidad elevada s; un autntico golpe bajo para una profesin que haba sido objeto de veneracin durante tanto tiempo. Golpe asestado a los mdicos, rezaban los titulares de una publicacin mdica; el artculo sealaba que de quince mdicos que haban concursado a un puesto ofici al en 1976, trece haban sido desechados. Otros mdicos comentaban en publicaciones profesionales que las demandas judiciales por negligencia en el ejercicio de la profesin mdica parecen ser reflejo del desencanto o la hostilidad sentida por los pacientes, y que los doctores que mantienen buenas relaciones con sus pacientes son ms raramente llevados a juicio, sean cuales sean los resultados. Una subcomis in del Senado informaba del creciente desencanto de la gente en general con respe cto al tema de la atencin mdica: "El problema de la deshumanizacin de la atencin mdica preocupa cada vez ms a los pro fesionales de la salud... La medicina est a medio camino entre lo humanitario y l o tecnolgico, pero en las ltimas dcadas se ha descuidado tanto lo primero en trminos relativos, que la medicina corre peligro de perder buena parte de su relevancia . El Comit considera como prioridad sanitaria nacional la necesidad de que el per sonal sanitario en todos los niveles sea capaz de dispensar sus cuidados de un m odo humanstico". Retrospectivamente, y a la luz de descubrimientos cientficos recientes, podemos s ealar algunos de los trgicos errores de la medicina del siglo veinte que, como cab ra esperar, son los mismos de que estn plagadas nuestras restantes instituciones s ociales. Hemos sobre estimado los beneficios de la tecnologa y la manipulacin exte rna, y hemos subestimado la importancia de las relaciones humanas y la complejid ad de la naturaleza. El nuevo paradigma de la salud El nuevo paradigma de la salud y la medicina supone un ensanchamiento del antigu o, al incorporar los brillantes avances de la tecnologa, rehabilitando al mismo t iempo antiguas intuiciones sobre la mente y sobre la relacin entre diversos aspec tos. El nuevo paradigma consigue explicar muchos fenmenos hasta ahora enigmticos. Su coherencia y su poder de prediccin son superiores a los del antiguo modelo. Aad e a la prosa de la ciencia cotidiana el fuego y la poesa de la ciencia inspirada. El adjetivo holstico cuando se lo emplea con propiedad, indica un enfoque cualitati vamente diferente, basado en el respeto a la interaccin entre la mente, el cuerpo y el entorno. Yendo ms all del tratamiento aloptico de las enfermedades y los sntom as, pretende corregir la desarmona subyacente, causa del problema. El enfoque hols tico puede incluir una diversidad de instrumentos y tratamientos diagnsticos, alg unos ortodoxos, otros no. He aqu una comparacin muy simplificada de ambos enfoques :

Puede observarse el paralelismo existente entre las concepciones del nuevo parad igma y los descubrimientos cientficos expuestos en el captulo 6: los sistemas dinmi cos, la transformacin del estrs; el continuo cuerpo-mente; el nuevo aprecio de los elementos cualitativos y no slo de los cuantitativos. La matriz de la salud

Edward Carpenter condenaba a los tericos de la medicina de nuestra poca por su ten dencia a centrarse exclusivamente sobre la enfermedad. Deberan intentar, ms bien, comprender lo que es la salud, deca. La salud es una armona que todo lo gobierna, de un modo semejante a como la luna gobierna las mareas. Tan imposible es lograr que un cuerpo sane por medio de puras manipulaciones externas, como conseguir g obernar el flujo y reflujo de las mareas por medio de un sistema organizado de es ponjas. El mayor de los esfuerzos exteriores no consigue realizar lo que nuestra e nerga central sabe hacer con facilidad, y con una gracia infalible y providencial. El bienestar no puede ser administrado por va intravenosa, ni ingerirse a cuchar adas de acuerdo con la prescripcin facultativa. El bienestar nace de una matriz: el cuerpo-mente. Es un reflejo de la armona somtica y psicolgica. Como deca un anato mlogo: El sanador que reside en nuestro interior es la entidad ms sabia y ms complej amente integrada de cuantas existen en el universo. Hoy en da sabemos que, en un s entido, siempre hay un mdico en casa. "La salud holstica no puede recetarse", deca un mdico. Nace de una actitud: de la a ceptacin de las incertidumbres de la vida, de la voluntad de responsabilizarse de los propios hbitos, de la manera de percibir y manejar las tensiones, de unas re laciones humanas ms satisfactorias, de la sensacin de tener un objetivo en la vida . Una forma de honrar esa matriz invisible de la salud es ir dejando de sentirnos incmodos frente a ella. A medida que la ciencia ampla su marco de pensamiento, y v a consiguiendo fronteras ms vastas, los viejos enigmas comienzan a encontrar un s entido. Aunque no sabemos de qu forma las creencias y las expectativas afectan a la salud, sabemos claramente que es as. Hace doscientos aos, la Academia Francesa expuls a Mesmer de su seno, declarando que la hipnosis era un fraude, solamente im aginacin. Y un miembro contestatario apostillaba: Si eso es as, qu cosa ms maravillosa debe ser la imaginacin!. Despus de haber intentado durante dcadas explicar un misterio invocando otro misteri o, la ciencia mdica se encuentra hoy insoslayablemente enfrentada al hecho del in flujo inevitable y decisivo que ejercen las expectativas de los pacientes. El efe cto placebo abarca hoy en da mucho ms que las sustancias inactivas (pldoras de azcar, inyecciones de agua salada) administradas a pacientes particularmente difciles. La fama del doctor, o del centro mdico, la actitud del equipo hospitalario, el ha lo de un determinado tratamiento, cualquiera de estas cosas puede contribuir a l a curacin, al venir a colorear positivamente las expectativas del paciente. Hay t ambin un efecto nocebo, lo contrario del placebo. Dos tercios de entre los sujetos a quienes en una experiencia de laboratorio se habla administrado una sustancia inactiva dicindoles que les producira dolor de cabeza, tuvieron efectivamente dolo r de cabeza. El placebo activa una capacidad permanente de la mente. Como dijimos ms arriba, l as investigaciones han demostrado que el alivio del dolor que proporciona el pla

cebo parece deberse a la liberacin por el cerebro de un analgsico natural. Sin emb argo, la mayora de los mdicos y las enfermeras siguen considerando el placebo como un truco que funciona en gente cuyos sufrimientos no son reales, malentendido que descansa en un concepto ingenuo de la realidad y en la ignorancia del papel que juega la mente como creadora de experiencias. Las creencias del mdico o sanador pueden tambin influir en la eficacia del tratami ento. En una serie de experimentos que describe Jerome Frank, una autoridad en e l estudio del efecto placebo, se administr a diversos pacientes alternativamente un calmante, un placebo y morfina. Cundo los doctores crean haber administrado mor fina, el placebo result ser dos veces ms efectivo que cuando pensaban haber recetad o un calmante suave! En otro estudio semejante, se administr a una serie de pacie ntes psicticos ya un calmante suave, un tranquilizante anrgico, o bien un placebo. Los efectos del placebo fueron tambin mucho mayores cuando los mdicos crean haberl es dado el medicamento fuerte que cuando pensaban haberles dado el suave. Rick Ingrasci, mdico y co-fundador de la red Interface en la zona de Boston, afir ma que el efecto placebo representa una prueba espectacular de que toda curacin e s en esencia una auto-curacin: "Segn nos demuestra ntidamente el efecto placebo, el cambio de nuestras expectativ as y de nuestras convicciones fundamentales puede afectar profundamente a nuestr a experiencia de la salud y del bienestar. La curacin resulta directamente de per cibirnos como una totalidad... al restablecerse nuestra sensacin de estar en una relacin equilibrada con el universo, a travs de un cambio de mentalidad, de la tra nsformacin sufrida por nuestras actitudes, valores y creencias". Ingrasci afirmaba que sus experiencias con los pacientes le haban convencido de q ue, una vez liberadas las actitudes mentales negativas, la curacin sucede de form a automtica. Es como si hubiese una fuerza vital o un principio ordenador dispuest o a restablecer el estado natural de salud y totalidad, con slo conseguir zafamos de la barrera que suponen las expectativas negativas. Si conseguimos relajamos, aunque sea por poco tiempo, las expectativas positivas pueden inducir efectos p ositivos. Al principio, necesitamos traspasar las barreras psicolgicas, escepticis mo, desconfianza, miedo, que nos impiden incluso intentarlo... Los efectos a lar go plazo pueden revelarse autnticamente transformadores desde el punto de vista p ersonal y social. La atencin: medio de cambiar la matriz de la enfermedad Los promotores de la salud holstica gustan de sealar que la enfermedad, el malesta r, es una falta de armona, de bienestar. Claramente, es ms importante ensear a la g ente a cambiar la matriz de sus enfermedades, las tensiones, los conflictos, o l as preocupaciones que las acarrean, que no engaarlos con placebos. El papel que juega en la curacin la alteracin de la conciencia puede que sea el de scubrimiento ms importante de la ciencia mdica moderna. Consideremos, por ejemplo, la extraordinaria variedad de enfermedades susceptibles de ser tratadas por med io de biofeedback: presin sangunea alta, ataques, lceras, impotencia, incontinencia de esfnteres, zumbido de odos, parlisis consiguientes a ataques, dolores de cabeza debidos a tensin, artritis, arritmias cardacas, hemorroides, diabetes, parlisis ce rebral, rechinar de dientes. La clave est en la atencin. Hace varios aos, investigaciones realizadas en el seno de la Fundacin Menninger informaban que los pacientes eran capaces de interrumpir los dolores de cabeza elevando la temperatura de sus manos. Sugeran la hiptesis d e que el volumen sanguneo sustrado de la cabeza para aumentar la temperatura de la s manos podra aliviar la congestin arterial origen del dolor. El manejo de la temp eratura por medio de biofeedback se convirti enseguida en un mtodo popular de comb atir favorablemente la jaqueca. Pero pronto los dispensadores del biofeedback se apercibieron que algunos pacientes podan tambin interrumpir su jaqueca bajando la temperatura de sus manos, o bajndola unas veces y aumentndola otras. Ms que un simple cambio fsico, la clave de la salud reside en el estado mental. A ese estado se le han dado diversos nombres: "reposo vigilante", volicin pasiva, deja

rse ir deliberado. Como hielo que se derrite libremente al llegar la primavera, l as tensiones acumuladas parecen fundirse al calor de esta forma paradjica de aten cin, restableciendo el flujo natural en el remolino del cuerpo-mente. No podemos esquivar el estrs. Las noticias, el ruido, las tensiones, los embotell amientos, los conflictos personales y la competitividad vienen a aadirse a las en fermedades relacionadas con el estrs, que son la plaga del siglo veinte. Pero, es el estrs el culpable? Tal vez sufrimos de enfermedades como un medio de evitar el cambio. Nuestra vulnerabilidad frente al estrs parece deberse ms a la interpretac in que hacemos de los acontecimientos que a su propia gravedad. La clebre observac in de F. D. Roosevelt, A lo nico que tenemos que temer es al mismo miedo, se aplica tambin al cuerpo-mente. Kenneth Pelletier, psiclogo de la escuela de medicina de l a universidad de California en San Francisco, y que en los ltimos diez aos se ha d edicado principalmente a ensear a la gente a afrontar el estrs, seala que el cuerpo entiende en sentido literal, y no puede distinguir entre una amenaza real y otra puramente imaginaria. Las preocupaciones y las expectativas negativas se traduce n en enfermedades fsicas, porque el cuerpo se siente en peligro, aunque la amenaz a slo exista en la imaginacin. Podemos arreglrnoslas de forma natural con el estrs a corto plazo, debido a la rea ccin corporal de descanso y renovacin, conocida como reaccin parasimptica. Pero el e strs a largo plazo, resultado de la acumulacin sucesiva de circunstancias que tens ionan propia de la vida moderna, se cobra su tributo debido a la falta de oportu nidad para reponerse en medio de la serie consecutiva de tensiones. Pelletier, e n un estudio realizado sobre meditadores en situacin de laboratorio, encontr en sto s la capacidad, no slo de producir respuestas altamente integradas, sino de hacer entrar su propio cuerpo en una fase parasimptica. Los yoguis han aprendido a libe rarse de esos niveles excesivos de actividad neurofisiolgica autogeneradora de te nsiones, por el simple procedimiento de tranquilizarse a s mismos. La mayora de no sotros sufre de lo que l llamaba un ciclo destructivo acumulativo. El secreto cons iste en prestar atencin, en revestir de atencin la propia vida. Cuando se presta at encin a la tensin en un estado relajado, sta se transforma. La meditacin, el biofeed back, las tcnicas de relajacin, correr, escuchar msica..., todas estas cosas pueden facilitar la puesta en marcha de la fase de recuperacin corporal. Negarse a reconocer las tensiones equivale a pagarlas por partida doble; no slo n o nos libramos de la alarma, sino que sta se instala en nuestro cuerpo. As lo demo str de forma evidente una experiencia de laboratorio. La amenaza de una dolorosa descarga elctrica inminente produjo respuestas corporales sorprendentemente disti ntas en los sujetos, dependiendo de s haban decidido afrontarla, o bien evitar pen sar en ella. Los que la afrontaban, intentaban comprender la situacin. Dirigan su atencin de forma activa al shock inminente, y deseaban superarlo; pensaban en lo que estaba sucediendo en el laboratorio, o bien fijaban la atencin en sus propios cuerpos. Por el contrario, quienes deseaban evitarla, echaban mano de un montn d e estrategias para intentar distraerse. Trataban de pensar en cosas tranquilizad oras, de fuera del laboratorio, o bien se dedicaban a fantasear. Mientras que qu ienes afrontaban la descarga sentan que podan hacer algo para aliviar la tensin de la situacin, aunque no fuera ms que prepararse para ella, quienes pretendan evitarl a tendan a sentirse indefensos e intentaban escapar negando la situacin. En los pr imeros, la actividad muscular aumentaba, lo que constituye una respuesta fisiolgi ca adecuada. En los segundos, el ritmo cardaco era notablemente ms rpido, lo que in dica que la tensin reprimida se haba remitido a un nivel ms patolgico. La negacin de la tensin puede conducirnos a la tumba. La mente no slo cuenta con es trategias para emparedar los conflictos psicolgicos, sino que puede tambin negar la enfermedad surgida por haberse negado a reconocer las propias tensiones. El efec to patolgico de ese rechazo a enfrentarse con los hechos se puso de relieve de fo rma patente en un estudio sobre el cncer realizado en la universidad de Texas. Lo s pacientes que haban mostrado un mayor rechazo a responder a preguntas sobre su enfermedad, mostraron una mayor probabilidad de ofrecer un pronstico negativo en el seguimiento efectuado dos meses mas tarde. Los conflictos que no han sido afrontados conscientemente pueden hacer su aparic in como dao fsico en formas tan variadas como personas hay. Una conspiradora de Acu ario, que haba trabajado en un establecimiento mdico, expresaba su convencimiento

de que a los enfermos no se les debera decir: Va usted a volver a ser el de antes. "Con mucha frecuencia, no quieren volver a ser como eran, ni seguir haciendo lo que hacan. Mi nuera, que tuvo hace poco un ataque, confes que no se haba reconocido a s misma su deseo de cambiar de vida. De modo que el ataque se encarg de hacerlo por ella. Conozco tambin a un hombre que llevaba un negocio de coches con un hermano suyo m uy perezoso. Cargaba de hecho con todo el peso del trabajo sin decir una palabra . Cuando le vino el ataque, su hermano tuvo que encargarse de todo. Ms tarde dijo que estaba contento de haber tenido el ataque". Si aprendemos a prestar atencin a nuestros conflictos internos, podremos resolver los de una forma menos drstica para nuestra salud. La mente del cuerpo A medida que avanza la investigacin sobre el cerebro, va resultando ms comprensibl e la conexin entre la mente y la enfermedad. El cerebro gobierna o influye indire ctamente en todas las funciones corporales: presin sangunea, ritmo cardaco, respues ta inmunolgica, hormonas, y todo lo dems. Sus mecanismos estn entrelazados en un si stema de alarma, y dispone de una especie de genio oscuro, capaz de organizar lo s desrdenes correspondientes a la ms neurtica de las imaginaciones. El antiguo dicho, ponle un nombre a tu veneno, es aplicable a la semntica y la simb ologa de la enfermedad. Si nos sentimos pinchados por la gente o dejamos que los de ms nos echen su carga encima, las metforas pueden volverse muy reales, en forma de acn o dolores en la espalda. Todos decimos que se nos ha roto el corazn cuando hemo s tenido una decepcin sentimental; pero hay investigaciones que han demostrado re cientemente la conexin existente entre las enfermedades de corazn y la soledad afe ctiva. Se han hecho investigaciones con animales, en las que se han causado en e llos enfermedades de corazn estimulando de forma prolongada una regin cerebral aso ciada con las emociones agudas. Esta regin est adems conectada con el sistema inmun olgico. De modo que un corazn roto se convierte en una enfermedad coronaria; la nece sidad de crecer puede convertirse en un tumor; la ambivalencia, en dolores que l e parten a uno la cabeza; la personalidad rgida, en artritis. Toda metfora es, poten cialmente, una realidad al pie de la letra. Toda enfermedad, ya se trate de un cncer o de esquizofrenia, o sea simplemente un resfriado, se origina en el cuerpo-mente. Louis Pasteur reconoci en su lecho de muerte que un mdico, adversario suyo, tena razn cuando insista en que lo que causa l as enfermedades no son tanto los grmenes cuanto la resistencia del individuo inva dido por ellos. Ese es el terreno, conceda.1 Como sealaba Lewis Thomas en The Lves of a Cell (Las vidas de la clula), nuestros cuerpos responden a menudo de forma his trica ante la presencia de grmenes inocuos, como si esa intrusin provocase antiguos recuerdos y reaccionsemos como ante una especie de propaganda. De hecho, la mayora del tiempo estamos a merced de nuestros propios sistemas defensivos. La salud c onsiste en la capacidad del cuerpo para transformar y dar sentido a toda informa cin nueva. Si somos flexibles, si somos capaces de adaptarnos a un medio cambiant e sea un virus o una atmsfera hmeda o plenes primaverales, podemos soportar un niv el de tensin elevado. Una concepcin reciente y radical del sistema inmunolgico nos permite comprender la manera cmo nuestro mdico interior consigue mantener la salud, o su forma de fracasa r en ello. Parece que el cuerpo tiene su propia manera de conocer, por medio del s istema inmunolgico, paralela al modo de conocer del cerebro. Este sistema est liga do al cerebro. La mente del sistema inmunolgico posee una imagen dinmica del propio ser y tiene la tendencia a dotar de sentido a todos los ruidos del medio, incluyen do virus y alerggenos. Si rechaza ciertas sustancias o reacciona violentamente co ntra ellas, no es porque sean extraas, como crea el antiguo paradigma, sino porque no tienen sentido, porque no pueden ser encuadradas en el orden del conjunto. Este sistema inmunolgico es muy poderoso y adaptable en su capacidad de dotar de sentido al entorno, pero como est ligado al cerebro, es vulnerable a las tensione s psicolgicas. Las investigaciones han demostrado que estados de tensin mental, co

mo pena o ansiedad, alteran la capacidad del sistema inmunolgico. La razn por la q ue a veces pescamos un virus o tenemos una reaccin alrgica, es que nuestro sistema inm unolgico est funcionando bajo par. Las investigaciones realizadas con animales han demostrado que este sistema pose e una memoria sumamente sutil. Si se asocia un medicamento inocuo a un inmunodep resor es decir, a una droga que suprime el funcionamiento del sistema inmunolgico , el cuerpo aprende a suprimir su funcionamiento en presencia de slo el medicamen to inocuo, incluso meses ms tarde. Justamente de ese modo es como asociamos con f recuencia perodos de tensin de nuestra vida con elementos inocuos del ambiente (co mo los alerggenos, por ejemplo, o sucesos que nos recuerdan otros acontecimientos ), causndonos enfermedades crnicas que perduran mucho tiempo despus de haber desapa recido la causa original de la tensin. El cuerpo se acuerda de haber estado enfermo en presencia de esas seales. Por supuesto, el cncer constituye un fracaso del sistema inmunolgico. En muchos mo mentos de nuestra vida, la mayora de nosotros albergamos clulas malignas que no se convierten en un cncer debido a la accin eficaz del sistema inmunolgico con respec to a ellas. Entre los factores psicolgicos implicados en el cncer, el principal lo constituyen las emociones reprimidas. Un investigador sealaba que muchas persona s que sufren de cncer tienen en sus rostros esa inexpresividad caracterstica del f amoso cuadro de Grant Wood, Gtico americano2. Los pacientes que sufren de cncer t ienen ms dificultad para recordar sus sueos que otros pacientes; tienen tambin meno s cambios matrimoniales (separaciones o divorcios), menos sntomas de enfermedades que son tpicamente reflejo de conflictos psicolgicos (lceras, jaquecas, asma)3. Di versos estudios han puesto de relieve que los enfermos de cncer tienden a no mani festar sus sentimientos, y la mayora no han tenido relaciones estrechas con sus p adres. Tienen dificultad para expresar la clera. Segn otro estudio, son personas c onformistas y controladas, menos autnomos y espontneos que quienes resultaron no s ufrir de cncer en pruebas posteriores. Una terapeuta especialista en el tratamien to de enfermos cancerosos dice de sus pacientes: Por lo general, han experimentad o un vaco en sus vidas: una desilusin, expectativas no cumplidas. Es como s la nece sidad de crecimiento se transformase en una metfora fsica. Las penas, cuando no se manifiestan, pueden acarrear un mal funcionamiento patolg ico del sistema inmunolgico. De acuerdo con los resultados de un estudio, la muer te de uno de los esposos se traduce en un bajo funcionamiento del sistema inmuno lgico del otro durante las semanas siguientes. Otro estudio realizado en Boston h a mostrado que un 60 por ciento de las mujeres que quedan embarazadas a rengln se guido de haber perdido un beb anterior, abortan, lo que se conoce como sndrome de muerte infantil repentina. El informe aconsejaba que estas mujeres, que han expe rimentado semejante prdida, deberan esperar hasta que el cuerpo haya dejado de sent ir los efectos de la pena. El cuerpo como pauta y como proceso Con el tiempo, nuestros cuerpos acaban convirtindose en autobiografas ambulantes, que van contando a amigos y a extraos las tensiones mayores y menores que hemos p adecido en nuestras vidas. Algunas alteraciones funcionales sobrevenidas a conse cuencia de accidentes, como por ejemplo una movilidad limitada en un brazo herid o en otro tiempo, entran a formar parte del propio comportamiento corporal de fo rma permanente. Nuestra musculatura es un reflejo no slo de nuestras antiguas her idas, sino tambin de nuestras viejas ansiedades. Actitudes depresivas, de timidez , de osada o de estoicismo, adoptadas tempranamente en nuestra vida, quedan inscr itas en nuestros cuerpos como pautas del propio sistema sensorio motriz. La rigidez de las pautas corporales contribuye al bloqueo de los procesos mental es, dando lugar al crculo vicioso de la patologa psicocorporal. No podemos separar lo fsico de lo mental, como tampoco pueden separarse los hechos de la imaginacin, ni el presente del pasado. As como el cuerpo siente la pena que experimenta la m ente, as tambin la mente se ve constreida por el recuerdo obstinado que el cuerpo g uarda de lo que la mente sola sentir, y as sucesivamente. Ese ciclo puede interrumpirse por medio del trabajo corporal que realizan en profu ndidad ciertas terapias (a menudo de forma dolorosa) por medio de masajes, manip

ulaciones, movimientos liberadores u otro tipo de tcnicas, que producen cambios e n el sistema neuromuscular, en la percepcin de la gravedad, o en la simetra del cu erpo. Los cambios as introducidos en el cuerpo pueden afectar de manera profunda a todo el circuito psicocorporal. Ida Rolf, cuyo mtodo de integracin estructural ( Rolfing) es una de las tcnicas ms conocidas, citaba en sus ltimos escritos esta exp resin de Norbert Weiner, creador de la ciberntica: No somos materia perdurable, sin o pautas que se perpetan a s mismas. As como ciertas psicotcnicas aumentan el flujo energtico en el cerebro, permitiendo la aparicin de nuevas pautas o paradigmas en el mismo, de un modo semejante el t rabajo corporal altera el flujo de la energa por todo el cuerpo, liberndolo de ant iguas pautas o ideas, y aumentando su margen de movimiento. La integracin estructur al, el mtodo de Alexander, el mtodo de Feldenkrais, la kinesiologa aplicada, la neu roquinestesia, la bioenergtica, la terapia reichiana, y muchas otras tcnicas intro ducen transformaciones en el cuerpo. La clebre frase de John Donne, Nadie es una isla, es verdadera tanto si se aplica a nuestros cuerpos como si se refiere al hecho de nuestra interdependencia social . La medicina occidental est comenzando a reconocer con retraso, medio siglo desp us de haber podido recoger la advertencia de los fsicos, que el cuerpo es un proce so: un torbellino bioelctrico, sensible a los iones positivos, a los rayos csmicos , a la presencia de huellas minerales mnimas en la alimentacin, y a la electricida d esttica, entre otras cosas. La representacin del cuerpo como algo dinmico nos ayu da a encontrar el sentido de controversias en otro tiempo enigmticas. Por ejemplo , la psiquiatra ortomolecular, que trata los desrdenes mentales a base de fuertes dosis de vitaminas y oligoelementos minerales, se apoya en el efecto que estas s ustancias producen sobre la actividad bioelctrica del cerebro. La estimulacin elctr ica acelera la curacin habitualmente lenta de ciertos huesos, posiblemente debido a la creacin de una fluctuacin energtica lo suficientemente activa como para produ cir su regeneracin. Tambin se ha podido detectar la presencia de corriente continu a en los puntos de acupuntura. La acupuntura y la digitopresin, que estimulan pun tos determinados de los diversos meridianos, demuestran la conexin existente incl uso entre partes aparentemente distantes en el cuerpo. Cuanto ms evidentes son lo s resultados de la acupuntura, tanto mejor podemos comprender por qu el tratamien to de los sntomas aislados raras veces consigue aliviar la enfermedad. Somos campos oscilatorios, situados dentro de otros campos ms amplios. Nuestro ce rebro reacciona frente a los ritmos sonoros, las pulsaciones luminosas, los dist intos colores, y frente a mnimos cambios en la temperatura. Somos incluso influid os biolgicamente por quienes se encuentran a nuestro lado; por ejemplo, se ha dem ostrado que las parejas que viven juntas comparten un mismo ciclo mensual de tem peratura. Cuando participamos en una conversacin, aunque no sea ms que escuchando, entramos en una danza sutil con la otra persona, compuesta de una serie de movimi entos sincronizados tan mnimos, que slo pueden detectarse analizando imagen por im agen una filmacin de la misma. La estimulacin ambiental afecta plsticamente al crecimiento y grado de conexiones del cerebro humano desde sus primeros perodos crticos hasta el final de sus das, de terminando su peso, su estado de nutricin, y el nmero de sus clulas. Incluso en las personas de edad, el cerebro no pierde fsicamente un nmero mensurable de clulas si el ambiente es estimulante. Si el cuerpo-mente es un proceso, tambin lo es la enfermedad... Y asimismo lo es la curacin, la integracin global, si atendemos a esos siete millones de glbulos roj os que desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, cada segundo, de nuestra sangre , para ser reemplazados en cada instante por otros tantos. Incluso nuestros hues os se renuevan totalmente cada siete aos. Como en la danza de Shiva, estamos cont inuamente creando y destruyendo, creando y destruyendo sin parar. Wallace Ellerbroek, antiguo cirujano, hoy en da psiquiatra, dice: "Nosotros los mdicos parecemos que sentimos predileccin por otorgar un nombre sust antivo a cada enfermedad (epilepsia, resfriado, tumor cerebral), pero si estas c osas merecen que les demos como nombre un sustantivo, es porque, evidentemente, las consideramos como cosas. Pero si convertimos uno de estos sustantivos, por e jemplo resfriado, en un verbo, entonces podemos decir: Seora, su hijo parece estar

se resfriando, lo que tal vez ayuda a que ambos nos demos cuenta de que toda enfe rmedad es un proceso". Ellerbroek ha tratado con xito muchas enfermedades por el procedimiento de ensear a los pacientes a afrontar y a aceptar el proceso, prestando atencin a su desarro llo. En un experimento muy conocido, con pacientes de acn crnico, les invit a reacc ionar frente a la aparicin de nuevas erupciones con una atencin desprovista de tod o juicio sobre las mismas. Efectivamente, podan mirarse al espejo, y simplemente decir: Muy bien, erupcin, ests ah, justo donde te corresponde estar en este momento. Se les recomendaba aceptar el acn, en vez de resistirse a l con emociones negativa s. Todos los participantes sufran de acn desde haca ms de quince aos, sin experimenta r alivio. Los resultados de la experiencia fueron asombrosos. Muchos pacientes q uedaron completamente limpios a las pocas semanas. Algn proceso activo de miedo, de resentimiento, de rechazo, era lo que haba mantenido el acn todo ese tiempo. La salud y la enfermedad no son cosas que nos suceden sin ms. Son procesos activ os, resultado de una armona o una desarmona interior, que estn profundamente afecta dos por nuestros estados de conciencia, y por nuestra capacidad o incapacidad de dejarnos fluir al comps de la propia experiencia. El reconocimiento de que eso e s as supone implcitamente una responsabilidad, peto es tambin una fuente de oportun idades. Si participamos, aunque sea de forma inconsciente, en el proceso de la e nfermedad, podemos optar por la salud en vez de seguir dejndonos enfermar. Salud y transformacin Como Pelletier y muchos otros han dicho, toda enfermedad tiene una virtualidad t ransformadora, a causa del cambio repentino de valores, a causa del despertar qu e puede traer consigo. Si estbamos ocultndonos algn secreto a nosotros mismos confl ictos no afrontados, deseos reprimidos, la enfermedad puede forzar su aparicin an te la propia conciencia. Para muchos conspiradores de Acuario, el responsabilizarse del cuidado de su pro pia salud ha supuesto un estmulo importante para acometer su propia transformacin. As como la bsqueda de s mismo trae consigo la bsqueda de la salud, sta puede tambin c onducir a una mayor autoconciencia. La totalidad es nica. La proliferacin de centr os y redes de salud holstica ha atrado a muchas personas a implicarse en el movimi ento de desarrollo de la conciencia. Una enfermera deca: Cuando el curar no es alg o distinto de la propia realidad, se convierte en un estilo de vida. Los estados alterados de conciencia se convierten en algo familiar, la capacidad teleptica a umenta. Es una aventura. Una mujer quera tratarse por medio de biofeedback, para ver si consegua disminuir su presin intraocular y curarse as del glaucoma. Se cur efectivamente, pero lo que es ms importante, descubri que no slo su vista, sino su vida entera, haba estado afe ctada por sus estados de conciencia. Un mdico, preocupado por las dosis abusivas de Valium que estaba tomando contra los dolores de cabeza, prob un tratamiento de biofeedback... que le hizo interesarse por la atencin interior... y luego por la meditacin, lo que le llev a un cambio decisivo de vida, incluida la prctica de una especialidad mdica muy alejada de la anterior. Un ahogado eminente lleg a convenc erse de que su prdida progresiva de visin le reportaba indudables ventajas: Me sent llamado a no luchar contra el repentino debilitamiento de mi vista exterio r, sino a cooperar con l, como un medio de revalorizacin de mi propio proceso vita l. Mirando hacia atrs a los quince ltimos meses, estoy convencido de que habra sido una gran prdida para m el haber podido invertir inmediatamente el proceso por un milagro, por azar o por un esfuerzo de voluntad". Un conspirador burcrata afirmaba haber descubierto la salud como resultado de la meditacin. Tras haber practicado durante varios aos la Meditacin Trascendental, pud o vencer fcilmente su hbito compulsivo de beber, y poco despus su tendencia asimism o compulsiva a comer en exceso. A una edad en que tendra que estar ya bajando la p endiente, me siento ms sano que hace cinco aos, y cada vez mejor que antes. Un psiclogo, propulsor de la medicina holstica en todo el pas, se introdujo en este

a campo traviesa de un instructor de Tai Chi que le hizo interesarse por la acu puntura. Actualmente ha conseguido introducir con xito ciertos enfoques tomados d e medicinas alternativas en el curriculum de una importante escuela de medicina, y ha organizado series de conferencias sobre enfoques holsticos para grupos de e studiantes de medicina. Si se quieren exponer las conexiones existentes entre amb os sistemas, deca, es sumamente importante emplear el lenguaje apropiado. Si me pon go a hablarles del yin y el yang, la mayora de los neurocirujanos dejaran de escuc harme. Entonces les hablo de los sistemas nervioso simptico y parasimptico. Si que remos conseguir que la gente cambie, es importante no empujarles ni tirar de ell os, sino simplemente caminar a su lado. Un antiguo activista poltico, que ensea hoy en da cursos de biologa psicosomtica como profesor de una escuela de medicina, deca: Esta revolucin sostiene que fundamental mente todos estamos bien, y que la recuperacin de la salud es algo natural. Es an tielitista. La profesionalidad, los diplomas colgados en la pared, est decayendo en cuanto smbolo de autoridad. El amor es el poder ms irresistible del universo. C uidados amorosos: eso es en lo que consiste toda curacin. Una doctora de Nueva York, paralizada por completo por un dolor de espalda a res ultas de un accidente, descubri que la simple presin ejercida sobre determinados p untos de acupuntura en su pie, la aliviaba de su agona. Creo que si funcion mi auto masaje fue por la disponibilidad y la perspectiva que tena en aquella poca, que hi zo que el propio tratamiento reorientara el flujo de la energa. Esta experiencia me hizo interesarme por aprender ms acerca de la hipnosis, el biofeedback y la me ditacin. Un clrigo que respondi al cuestionario de la Conspiracin de Acuario abri un centro d e salud holstica y de meditacin tras haber experimentado alivio de sus dolores crni cos por medio de la meditacin. Una doctora de Nuevo Mjico deca haber empezado a usa r una red espiritualista como medio auxiliar para pacientes que tardaban en mejo rar. Varias personas que respondieron al cuestionario afirmaban que lo que les h aba atrado a participar en diversas psicotcnicas haba sido la curiosidad que les sus cit haber presenciado como profesionales de la medicina diversos fenmenos de curac in. La Conspiracin de Acuario en la medicina La nueva forma de pensar sobre la salud y la enfermedad, con su mensaje de esper anza y su carga de responsabilidad, es ampliamente divulgada por la Conspiracin d e Acuario. Ejemplo de ello fue la convencin celebrada en Washington en 1978 con e l ttulo Salud holstica y planificacin pblica, organizada conjuntamente por diversas in stituciones gubernamentales y asociaciones privadas. Haba representantes del mini sterio de Salud, Educacin y Bienestar, y del equipo de la Casa Blanca. Tambin envi aron representantes diversas compaas de seguros, organizaciones privadas de planif icacin sanitaria, y varias fundaciones: en muchos casos, acudieron en persona los mximos dirigentes de las mismas. En el estrado haba tambin polticos, mdicos, psiclogo s, curanderos tradicionales, maestros espirituales, investigadores, futurlogos, s ocilogos, y especialistas en planificacin de la salud. La intervencin inicial corri a cargo del cirujano general adjunto; otros conferenciantes principales fueron J erome Frank sobre el efecto placebo, el parlamentario californiano John Vasconce llos, el maestro de meditacin Jack Schwarz, y Buckminster Fuller sobre ecologa hum ana. Los temas abarcaban la planificacin de la salud pblica, la creacin de centros de sa lud holstica, la prctica de tcnicas curativas interculturales, la teora hologrfica so bre la mente y la realidad, yoga, msica y conciencia, acupuntura y digitopuntura, tcnicas budistas de meditacin, medicina electrnica, mtodos alternativos de alumbram iento, trabajo corporal, biofeedback, imaginacin dirigida, homeopata, alimentacin.. . y la imagen cambiante del hombre. Lo completo del programa es caracterstico del nuevo paradigma, que considera a mu chos sistemas de curacin no tradicionales como complementarios de la medicina occ idental. Sepamos o no cmo funcionan, lo cierto es que podemos sacar provecho de e llos, de un modo semejante al uso que hace la medicina convencional de la aspiri na, de la digitalina o del electroshock, sin saber a ciencia cierta por qu son ef

icaces. La primera vez que un grupo de cientficos y mdicos amigos entre s se reunieron pa ra afirmar pblicamente su inters por las realidades espirituales y los enfoques al ternativos sobre la salud fue en 1970. El programa de mbito exclusivamente intern o del De Anza College en Cupertino, California, fue adoptado por la compaa area Loc kheed. Seis meses ms tarde, se celebraba en la Universidad de California de Los ng eles (UCLA) y en la de Stanford dos fines de semana gemelos con un reparto semej ante, que subrayaron el papel de la mente de la enfermedad y hablaron de nuevas te rapias: meditacin, visualizacin, biofeedback, acupuntura, hipnosis, curacin psquica, y mtodos populares de curacin. En pocos aos, se han representado multitud de varia ciones sobre este tema, que empareja lo cientfico con lo espiritual, en los recin tos de la mayor parte de las universidades del pas, incluyendo a Yale, Harvard, u niversidad de Nueva York, Instituto Tecnolgico de Nueva York, todas las facultade s del complejo universitario de California, y las universidades de Massachusetts , Miami, Michigan e Illinois. Las fundaciones Rockefeller, Ford y Kellogg subven cionaron programas destinados a explorar la interaccin entre la mente y la salud. En un simposium celebrado en Tucson en el mes de octubre de 1975, Roy Menninger, de la Clnica Menninger, dijo: Las ideas tradicionales sobre la medicina y el nuev o concepto del hombre estn celebrando una carrera de choques. Otros conferenciante s expresaron su previsin de posibles enfrentamientos y resistencias en el campo d e las reformas del sistema sanitario. Pero incluso entonces, en esa misma conferencia de Tucson, hubo ya signos de dis tensin. Tal fue el caso de Malcolm Todd. Todd, presidente a la sazn de la conserva dora AMA (American Medical Association), pas revista en un tono un tanto defensiv o a las maravillas tecnolgicas de la medicina moderna. Su ponencia no fue precisa mente del agrado de la concurrencia, pero todo el mundo estuvo de acuerdo en adm itir que su deseo de participar desde el estrado al lado de los representantes d e la inortodoxia fue significativo. Menos de un ao despus, en una intervencin en un programa de amplitud semejante celebrado en San Diego, Todd respald la idea de u na medicina humanstica que se ocupa del cuerpo-mente. Nueve meses ms tarde, ante un au ditorio compuesto exclusivamente por mdicos, en Houston, urgi la necesidad de adop tar una actitud activa en la integracin de estos enfoques holsticos dentro del sis tema. Usados, con prudencia, deca, son una promesa estimulante de rejuvenecimient o para la medicina occidental. Su gama se extiende desde el biofeedback y la psic ologa de la conciencia hasta los fenmenos paranormales, la curacin psquica... La conspiracin ha comprendido que, en vez de derribar a gritos a sus adversarios potenciales, es mejor escucharles. Y tambin proporcionarles una experiencia direc ta de ese otro contexto ms amplio. En 1975 y 1976, Rick Carlson, un ahogado espec ializado en temas sanitarios, organiz en Airliehouse, Virginia, cerca de Washingt on, junto con otros, una pequea serie de conferencias para dar a conocer a funcio narios gubernamentales y a sus consejeros la fuerza de las ideas holsticas y de l a medicina alternativa4. Los asistentes tuvieron ocasin de probar el biofeedback , la meditacin, visualizacin, relajacin, y otras psicotcnicas. Estos encuentros fuer on subvencionados desde la sombra por la organizacin Blue Cross-Blue Shield5. En 1976, los Blues, la Fundacin Rockefeller y la universidad de California-San Fran cisco, patrocinaron un encuentro celebrado en el Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York, en el que doscientos supremos responsables de la Administracin pblica pudier on asomarse a los diversos enfoques alternativos sobre la salud, en los que se s ubrayaba la importancia del mdico interior presente en cada uno de nosotros. Dos me ses ms tarde, tuvo lugar otro encuentro semejante, patrocinado esta vez adems por el Instituto de Medicina. Los conspiradores se movan por todo el pas en circuitos, predicando, no ya un dogm a, sino una nueva perspectiva; lanzando aqu un programa educativo, un proyecto pi loto all, divulgando y dando a conocer los trabajos de otros miembros de la red, y creando nuevos lazos de conexin. Unos trabajaban desde dentro, tratando de camb iar sus propias organizaciones profesionales locales o estatales. Otros procurab an sensibilizar a las fundaciones privadas y a la prensa sobre las posibilidades del nuevo y ms amplio paradigma. Las estrategias que conseguan mayores xitos eran la persuasin suave y la experiencia directa. El granjearse las simpatas de respons ables influyentes de la Administracin tambin se revel como un medio efectivo de sac

udir el statu quo. Por ejemplo, algunas conferencias servan a un doble propsito: i lustrar a los participantes a cambio de su cuota de asistencia, y atraer a una a lianza plena a conferenciantes slo parcialmente comprometidos. Reuniones de todo tipo han seguido proliferando por todo el territorio nacional, como una promesa, una letana, o un manifiesto en medio de una sociedad fracturad a, con mayor rapidez de lo que requerira poder contar su nmero: simposiums y confe rencias, talleres y seminarios, retiros, ferias y festivales, exposiciones gigan tescas. Entre otras: Caminos de curacin, La curacin en Oriente y en Occidente, Nue va muestra de la medicina bicentenaria de toda Amrica, Campamento y Feria anual d e las artes curativas, Expo-Salud, Expo-Nueva Era, Feria del Maana, Nueva Fsica y Nueva Medicina, Terapias relacionadas con la meditacin, Ecologa humana, Energa huma na, Terreno comn, Feria del Cuerpo, La mente todo lo puede, Todo est en la mente, Retiro sobre salud holstica, Universidad de la vida holstica, Celebracin de la Salu d, Nuevas perspectivas en Medicina, Nuevas orientaciones para la Medicina americ ana, El mdico del futuro, Centro de Salud del futuro, Perspectivas culturales en torno a la curacin, Curacin en los nativos americanos, Recursos naturales en favor de la salud, El yo y el cuerpo, Cuerpo-Mente-Espritu, Tensin sin trastornos, El e strs y la psicologa del cncer, Biofeedback y medicina conductista, Reunificacin del Cuerpo-Mente y psicoterapia, La salud total china del cuerpo y la mente, Nuevas dimensiones de la atencin sanitaria, Toque de salud, Un asunto holstico. Y en cuanto a organizaciones: el Centro de Medicina Integral, el Instituto de Me dicina Humanstica, la Asociacin de Salud Holstica, y numerosos centros de salud holst ica y clnicas de salud holstica. La conspiracin admite la fuerza de los nmeros y, naturalmente, la fuerza de la coo peracin, pero no la de la centralizacin. Una tentativa de unificar en un solo cuerpo a los practicantes de la salud holis tica, en 1977, se estrell contra una fuerte resistencia. Pese a sus poderosas ali anzas y coaliciones de alcance nacional, el movimiento est firmemente decidido a seguir siendo un movimiento de base descentralizado6. Las redes de salud holstica son SPINs, ejemplo tpico de los grupos autosuficientes y policntricos descritos en el captulo 7. Muchas de las antiguas asociaciones pro fesionales han organizado reuniones y comits sobre lemas relativos a la medicina alternativa, y en todas sus reuniones nacionales figuran talleres y comisiones d edicados a estos aspectos: estados alterados de conciencia, acupuntura, hipnosis , meditacin, biofeedback. El slogan cuerpo-mente-espritu que preside estas sesione s tiene un lugar, como motivo revolucionario, paralelo al de libertad-igualdad-fr aternidad. Un buen nmero de centros, reuniones y redes de salud holstica han brotad o tambin en el seno de las diferentes iglesias o de fundaciones asociadas a las d istintas confesiones religiosas. Un folleto afirmaba: En esta poca, la medicina holstica es ms bien un "campo popular " que un campo institucional; depende de un sistema de comunicaciones que enlaza de manera informal a la globalidad de la red... Como en muchas de las disciplin as que estn surgiendo, esa red informal es el campo de la salud holstica. As como, s egn vimos, el nuevo colectivo era la nueva poltica, as tambin las redes de salud son el nuevo paradigma del bienestar: vivos ejemplos de un camino mejor. La conspiracin reconoce tambin la importancia que tiene la semntica para tender un puente entre lo viejo y lo nuevo. Por ejemplo, un proyecto decisivo de estudio s obre los mtodos de curacin no convencionales consigui ser aprobado por los hospital es implicados con el ttulo El toque teraputico, que resultaba menos esotrico que el d e La imposicin de manos. Otro investigador solicit una beca para llevar a cabo un es tudio sobre La psicobiologa de la salud. La propuesta fue rechazada. Consciente de que las instituciones subvencionadoras sienten mayor inclinacin por la patologa qu e por el bienestar, present su propuesta con un nuevo ttulo: La psicobiologa de la e nfermedad. Y esta vez fue aceptada sin demora. En el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), hacia 1977, funcionaban grupos e sotricos, que se reunan semanalmente para discutir de manera informal acerca de tem as como curaciones chamnicas, meditacin, diagnstico por el aura. Un grupo de trabaj o de California, patrocinado por el NIMH, compil un libro basndose en artculos enca rgados expresamente en relacin con las medicinas alternativas, con el propsito de conferir legitimidad a sus presupuestos. El estudio de los cambios psicocorporal

es producidos por las psico-tcnicas fue apoyado por medio de subvenciones federal es. El NIMH contrat asimismo la preparacin de una bibliografa anotada sobre la medi cina holstica. En la convocatoria publicada al efecto, la institucin defina elocuen temente la necesidad: "En las dos ltimas dcadas muchos mdicos y profesionales de la salud mental han empe zado a descubrir las limitaciones del paradigma y la prctica de la medicina alopti ca occidental... El acento puesto sobre la patologa y la enfermedad mas que en la prevencin, el carcter destructivo de muchos remedios farmacuticos y quirrgicos, la excesiva separacin entre los problemas fsicos y los emocionales, la presuposicin de una fundamental asimetra en la relacin entre el mdico todopoderoso y el paciente s umiso... han empujado a doctores e investigadores a buscar respuestas en otras t radiciones y mtodos. Esta bsqueda ha conducido a muchos de ellos a indagar en tradiciones en las que e l cuerpo y la mente son considerados como una unidad, y en las que la labor tera putica est orientada a ayudar a los procesos naturales de curacin. Algunos han volc ado su inters en formas de medicina tradicional, como acupuntura, homeopata, herbo ristera, meditacin, curacin psquica; otros, en tcnicas nuevas, como imaginacin dirigid a y biofeedback". La guerra ha terminado, deca en 1978 Norman Cousins, editor del Saturday Review. Con tamos con aliados por ah fuera: un montn de mdicos que piensan igual que nosotros, pero estn necesitados de nimo. Cousins tena buenas razones para saber de la existen cia de esos aliados por ah fuera. En el New England Journal of Medicine haba relatad o su propia recuperacin espectacular de una enfermedad crtica tras haber acudido a un tratamiento no ortodoxo, a la vista de la impotencia de la medicina convenci onal. l mismo recomendaba su propio tratamiento: un maratn de pelculas de los Herma nos Marx y antiguas filmaciones del tipo cmara invisible, junto con dosis masivas i ntravenosas de vitamina C. Lo que pareca ser una enfermedad celular fatal, se rea bsorbi completamente. La reaccin producida por su artculo fue increble. Diecisiete revistas mdicas solicit aron su reimpresin, treinta y cuatro escuelas de medicina lo incluyeron entre su material curricular, y Cousins fue invitado a pronunciar una conferencia en much as otras escuelas de medicina por todo el pas. Ms de tres mil mdicos de diversos pas es le dirigieron cartas admirativas y entusiastas. Ms tarde, en 1978, Cousins pas a formar parte del profesorado de la escuela de medicina de la universidad de Ca lifornia de Los Angeles (UCLA). Una profesin en transformacin Cousins tuvo tambin una intervencin en 1977 en la convencin de la Asociacin American a de Estudiantes de Medicina (AMSA) en Atlanta. El tema de la convencin, Roles alt ernativos en torno a la salud: una nueva definicin de la medicina, dejaba ver de f orma cada vez ms clara el cambio de paradigma que se estaba operando en las escue las de medicina. Estudiantes y profesores haban comenzado a formar por todo el pas grupos informales de discusin sobre la conciencia y los enfoques mdicos holsticos. Este tipo de grupos se reuna de forma regular en escuelas mdicas como las de la u niversidad de California de Los Angeles (UCLA), la universidad de Texas en Galve ston, la de Baylor en Houston, y la de John Hopkins en Baltimore. Del grupo de John Hopkins surgi Goldenseal (Sello de oro), una red de mbito nacion al; uno de sus fundadores era entonces vicepresidente de la AMSA. En su primer a no de existencia, sus dos miembros fundadores pasaron a formar una comunidad de doscientos cincuenta. La revista New Physician, rgano oficial de la AMSA, dedic en 1977 un nmero entero a prcticas de medicina alternativa, y mantiene regularmente un apartado relativo a medicina humanstica. Laurel Cappa, presidente de la AMSA e n 1976, habl en una convencin de mdicos del inters de los estudiantes por la medicin a familiar y por mtodos no tradicionales como la meditacin y la psicologa de la Ges talt. Los estudiantes de medicina aseguraban querer aparecer como compaeros a sus pacientes, y no como figuras revestidas de autoridad. En 1978, Doug Outcalt, ltimo presidente anterior de la AMSA, fue invitado a dar u

na conferencia en Denver ante la asamblea fundacional de una nueva organizacin mdi ca: la Asociacin Mdica Holstica Americana. En su conferencia, urgi a los presentes l a necesidad de servir de modelos a aquellos estudiantes que estaban buscando un enfoque de la atencin sanitaria ms humanista y ms abierto. Segn dijo, los estudiante s de medicina podan dividirse en tres clases: los tradicionistas, contentos de se guir practicando la medicina tal como lo haban hecho sus padres; los acomodaticio s, que no aprueban el sistema, pero son incapaces de imaginar que pueda cambiar; y los buscadores, que se interesan de forma activa en todas las vas alternativas . Ustedes pueden ayudarnos, les deca Outcalt. Infltrense en las comisiones de admisin y en las encargadas de organizar el curriculum. Mtanse como profesores en las esc uelas de medicina. La conspiracin y la crisis estn cambiando realmente a las escuelas de medicina. Mu chos de los que respondieron al cuestionario de la Conspiracin de Acuario son pro fesores en esas escuelas, que no se limitan a ofrecer a sus estudiantes un testi monio de un paradigma ms generoso, sino que organizan tambin continuamente program as mdicos educativos para doctores en ejercicio. (Muchos Estados exigen que los md icos actualicen su formacin con un mnimo de horas de asistencia a cursos de recicl aje durante el ao.) En Sacramento, el comit legislativo sobre asuntos mdicos del pa rlamento californiano estaba debatiendo acerca de la procedencia de los cambios introducidos en los curriculum de las escuelas mdicas. Un conspirador psiclogo, am igo del presidente del comit, se present a s mismo diciendo: Yo represento a todas l as personas del Estado de California que no son mdicos. Y a continuacin, hizo una s erie de recomendaciones sobre la necesidad de humanizar la formacin de los futuro s doctores. Ante la protesta de los decanos de las escuelas de medicina de que l os cambios sugeridos seran difciles y complicados, respondi con suavidad: Estoy de a cuerdo, probablemente toda innovacin es demasiado difcil para nuestras escuelas de medicina. Los decanos recogieron velas enseguida: Bien, tal vez no fuera tan difcil. Pero por encima y ms all del impulso consciente de la Conspiracin de Acuario, la im plosin de conocimientos y el fracaso de la medicina racional son vectores inexorabl es de cambio. La vida no ha sido fcil para la mayora de los mdicos que se han visto sorprendidos por el cambio de paradigma. Se encuentran entre dos generaciones, ni lo suficien temente jvenes como para adentrarse con facilidad en las nuevas concepciones, ni lo suficientemente viejos como para poder morir envueltos en el sueo tecnolgico, p rotegidos por su aura de doctores. Muchos profesionales del campo de la salud ha n estado desempeando por todo el pas el tipo de liderazgo transformador descrito por James MacGregor Burns (ver capitulo 7). De algn modo, estn intentando romper su p ropio acondicionamiento cultural, pues la formacin mdica occidental no es sino una estrecha subcultura, la spera tradicin de Galeno, como la llamaba un antroplogo espe cializado en temas de medicina. El ideal holstico no es del todo nuevo. En un ensayo titulado La necesidad de un n uevo modelo mdico, publicado en la prestigiosa revista Science, George Engel sealab a que este enfoque ya se habla intentado en la escuela mdica de John Hopkins ante s de 1920. Un mdico, Arnold Hutschnecker, hada una vigorosa defensa de la medicin a psicosomtica en su libro The Will to live (La voluntad de vivir) publicado en 1 950. La preocupacin del mdico por la enfermedad y la preocupacin del psicoanalista por la mente requeran una sntesis, pues la verdad no es monopolio de ninguna rama de la medicina. Ambos puntos de vista tienen que encontrarse y fundirse, y su fus in se dar, ms profundamente que en los dems, en los mdicos de medicina general. Lo que Hutschnecker no poda prever era la rpida desaparicin de los mdicos de medicin a general. En 1950, casi el noventa por ciento de los que terminaban sus estudio s en las escuelas de medicina se dedicaban a ejercer como mdicos de cabecera. Hac ia 1970 ese nmero haba bajado a menos de un 10 por ciento. No slo mente y cuerpo se consideraban como campos separados, sino que cada parte del cuerpo se haba conve rtido en un campo de especializacin. La especializacin era el resultado comprensible, y tal vez inevitable, de la conf ianza depositada por las escuelas de medicina en el Test de admisin a las Faculta des de medicina (MCAT: Medical College Admissions Test). Segn Harrison Gough, un psiclogo de la universid

ad de California en Berkeley que se ha dedicado a estudiar a los estudiantes de medicina desde 1951, este test ha configurado a toda una generacin de mdicos norte americanos, al haber determinado la seleccin de estudiantes con un temperamento d eterminado. Como se exigan altas puntuaciones para la admisin, el test eliminaba a muchos sujetos prcticos y buenos trabajadores, en favor de quienes presentaban una fuerte orientacin acadmica. Estos individuos, de tipologa escolar, tendan a dedicar se a la investigacin o a especialidades como radiologa o anestesiologa. La confianza en el test ha producido una generacin de doctores poco inclinados a hablar con s us pacientes de las causas posibles de que les duela el estmago. Gough descubri que a lo largo de los aos los estudiantes de medicina ms creativos e ran los que ms probabilidades tenan de abandonar la carrera. No es que no sirvieran para mdicos. Lo que pasa es que no podan tolerar la cadena de trabajos forzados q ue supona la densa y rgida estructuracin de los programas de las escuelas de medici na. Especialmente en los ltimos aos, muchos de los mejores mdicos en potencia ni si quiera tenan opcin de llegar a abandonar los estudios. Una competencia de intensid ad creciente para cubrir un nmero de plazas relativamente escaso significaba la e xigencia de unas puntuaciones medias espectaculares como requisito previo de adm isin. El calor humano, la intuicin y la imaginacin son justamente las caractersticas con mayores probabilidades de exclusin cuando el inters se centra en los niveles escolares y en las puntuaciones obtenidas en los tests. Realmente, las escuelas de medicina estaban cerrando sus puertas al hemisferio derecho del cerebro. No h aba cupo alguno para la creatividad. En abril de 1977, cerca de treinta mil aspirantes fueron sometidos a un MCAT rad icalmente distinto, que deba discriminar las solicitudes de entrada en las escuel as de medicina para el curso 1978-79. Por su misma naturaleza, el nuevo test vena a suavizar la aguda tendencia competitiva que hasta entonces haba resultado favo rable a los mejor capacitados en el campo de las ciencias. El nuevo test haca pos ible tambin el acceso a los mejor dotados en campos no cientficos. Ms an, tomaba en cuenta caractersticas nunca antes exigidas, como la capacidad de sntesis, la habil idad para descubrir pautas, para hacer extrapolaciones, y para dejar de lado los datos irrelevantes. Pocas eran las preguntas a las que poda responderse de forma precisa y escueta. El nuevo MCAT era el primer test de admisin a las facultades de medicina realment e nuevo desde 1946. La Asociacin Americana de Facultades de Medicina, que haba inv ertido un milln de dlares en el encargo del nuevo test, ha empezado a tomar activa mente en consideracin diferentes estrategias para evaluar las diversas especies d e rasgos humanos susceptibles de integrar la figura de un buen mdico. Todo el mund o est de acuerdo en lo importante que son los rasgos no considerados por las prue bas cognitivas: de una importancia tal vez ms crucial que los conocimientos de me dicina del candidato. Las facultades mdicas estn asimismo evaluando el impacto del curriculum como tal e n la personalidad del estudiante. Un antiguo decano de la escuela mdica de Harvar d sealaba que hay menos libertad intelectual en la carrera mdica que en casi cualqu ier otra forma de educacin para el ejercicio profesional en este pas. Howard Hiatt, decano de la Escuela de Salud Pblica de Harvard, urga la necesidad de ampliar la educacin mdica, que se haba mantenido durante demasiado tiempo aislada de la riqueza de la corriente general universitaria. Al requerir conocimientos cientficos equivalentes a solamente el primer ao de carr era, se espera que el nuevo test suponga un estmulo a los estudiantes que desean cursar medicina para que opten por una formacin humanstica. De hecho, hay una tend encia pequea pero significativa en las escuelas de medicina a fomentar las solici tudes de quienes sobresalen en el campo de las letras. En la universidad McMaste r de Hamilton, Ontario, los estudiantes de medicina que comienzan estn divididos en partes aproximadamente iguales en razn de su procedencia del campo de las cien cias o del de humanidades. Los estudiantes de medicina estn comenzando a exigir (e incluso a organizar) curs os sobre nutricin, medicina psicosomtica, biofeedback, acupuntura, y otras alterna tivas no tradicionales. En una conferencia pronunciada ante profesores y alumnos de la escuela mdica de l a universidad de California en San Francisco, un interno, Scott May, proclam la n

ecesidad de respetar y cultivar los aspectos femeninos. Ofreci toda una lista de ejemplos que testificaban una orientacin exageradamente masculina: la presin ejerc ida por las escuelas mdicas sobre los estudiantes hasta el punto de hacerles igno rar el estado de agotamiento de sus propios cuerpos, la objetivacin del paciente qu e priva al doctor de la necesidad de comprender sus propios sentimientos, la fal ta de sentido compasivo, el nmero de suicidios, de crisis de abatimiento y de abu so de drogas registrado entre los doctores. Valoren, en vez de denigrarlos, a aqu ellos estudiantes que den muestras de una mayor sensibilidad y de estar ms en con tacto con sus propios sentimientos y con los de sus pacientes. Bsquenlos desde el comit de admisiones. Y a sus compaeros de clase, les deca: No os olvidis de vuestro corazn... . Un estudiante de medicina de Yale, Tom Ferguson, ha conseguido un gran xito en el lanzamiento de una revista, Medical Self Care (El cuidado mdico de s mismo), que contiene artculos sobre nutricin, psicologa, ejercicio, psico-tcnicas, hierbas, drog as, y otras alternativas. Ferguson ha comenzado tambin a impartir un programa de educacin de adultos, y afirma: Tal como est establecido hoy en da el curriculum de l as escuelas de medicina, quienes se han interesado por la medicina por razones p uramente humansticas deben atravesar una serie de situaciones que les mantienen a partados de todo contacto con los pacientes durante dos, tres o incluso cuatro ao s. Para conseguir un contacto humano, una serie de estudiantes de la escuela de m edicina de la universidad de Louisville, que se sentan frustrados, decidieron abr ir su propia clnica privada gratuita. Los mdicos ms jvenes se sienten solidarios de los profesionales de la salud, aunque no sean mdicos. Muestra tpica de ello, es esta carta dirigida al editor del Ameri can Medical News, en protesta por un artculo que haba tachado de charlatanes a los quiroprcticos. El estudiante deca: Trabajemos con los quiroprcticos. La vieja preocu pacin por el poder (quin es el experto, quin tiene la autoridad) est desapareciendo. En un buen nmero de programas mdicos innovadores, los psiclogos tienen tanta impor tancia como los doctores en medicina. En California se est impartiendo a ttulo exp erimental un doctorado en salud mental, que consta de una mezcla de cursos de ps iquiatra, psicologa y asistencia social. Las antiguas distinciones jerrquicas tambin estn cayendo: los psiquiatras piden consejos a los psiclogos, los ortopedas a los quiroprcticos, los oftalmlogos a los optmetras. Enfermeras, comadronas, consultore s familiares, consultores laicos, clrigos, curanderos, terapeutas corporales, fsic os, ingenieros mdicos..., todos tienen un lugar en la medicina holstica. Como deca un anatomlogo de la escuela de medicina de California, todos tenemos una parte de verdad. Nadie la tiene entera. Hiatt, de la universidad de Harvard, afirmaba: "Han pasado los das en que el mdico era el nico personaje central en el campo de la salud. Por hbiles que puedan ser los mdicos. - - tenemos necesidad de los dems pro fesionales implicados en el sistema, porque la atencin mdica, por bien dispensada que est, no es la nica solucin a la mayor parte de los problemas de salud con que n os tropezamos". Segn Hiatt, el tema est necesitado de una contribucin desde el campo del Derecho y de la Economa, como tambin de las ciencias biolgicas y matemticas, de la administrac in pblica, de la empresa, el periodismo, la tica y la educacin7. Maneras de vivir, de morir, de curar

Todo lo importante ya ha sido descubierto, deca un sabio. Lo nico que hace falta e s volverlo a descubrir. El inters actual en torno a la curacin es una especie de r ecuerdo colectivo, una vuelta a las antiguas comadres y a los viejos galenos. Hi pcrates, que tanta importancia daba a los factores mentales y ambientales, poda ha bernos prevenido contra las consecuencias de la especializacin mdica. Los descubrimientos cientficos que han puesto de relieve la riqueza y la compleji dad de la naturaleza revelan la pobreza de nuestra forma ordinaria de considerar la salud, especialmente nuestro empeo por intervenir desde el exterior, de maner a forzada e irrespetuosa, en sistemas cuyo equilibrio interno es tan delicado qu e slo admiten correccin de parte del mdico interior. As como las reformas exteriores s

o ejercen un efecto limitado sobre el cuerpo poltico, de igual forma los tratamie ntos externos son insuficientes para curar el cuerpo si el espritu est en conflict o. En muchos casos se estn volviendo a adoptar mtodos tradicionales, no tanto por nos talgia, cuanto por reconocer que los mtodos modernos han sido una aberracin, al inte ntar imponer algn tipo de orden estpido a una naturaleza mucho ms ordenada de cuant o podamos imaginar. Por ejemplo, el siglo veinte nos ha trado la alimentacin infan til por biberones cada cuatro horas, ha ajustado los partos y las cesreas a las c onveniencias de los mdicos y los hospitales, ha confinado el nacimiento y la muer te a recintos aislados, estriles, desprovistos de todo consuelo humano. En un parto moderno tpico, se saca al nio, drogado, de su madre, asimismo drogada, se le somete a un shock de luces brillantes y ruidos estruendosos, se le envuel ve en tiras, se le empaqueta, y se le coloca en una caja de plstico. Su padre pue de contemplarlo a travs de un cristal, sus hermanos ni eso. Y sin embargo, hoy en da se sabe que entre madre e hijo se crea un lazo fsico y emocional decisivo, con t al de darles tiempo suficiente despus del alumbramiento: parece que el contacto v isual y tctil, la sonrisa y el amamantamiento producen un efecto a largo plazo so bre su mutua relacin y el desarrollo posterior del nio. Prcticas tomadas de otras c ulturas, y viejas costumbres propias resucitadas, nos descubren los sorprendente s beneficios que se derivan del comportamiento natural con el recin nacido: los tie rnos abrazos de la madre, el jugueteo del padre, la leche materna que contiene s ustancias de importancia crucial para el desarrollo, la voz humana que desencade na en el nio toda suerte de micromovimientos. La importancia de esa vinculacin ha podido ser cuantificada en numerosos estudios interculturales, que han demostrado la existencia de fuertes correlaciones entr e ese lazo y la sensibilidad ulterior de la madre, el cociente intelectual a lar go plazo del hijo y la menor incidencia de abuso o descuido por parte de la madr e. Parece que existe tambin una vinculacin paterna. En Suecia, los padres a quiene s se les permiti estar en contacto con sus bebs en el hospital, continuaban tenien do con ellos un contacto mucho mayor tres meses ms tarde. Otros estudios a largo plazo han demostrado una capacidad social muy superior en los hijos de padres qu e se ocuparon de ellos y los cuidaron en su primera infancia. Al principio, la profesin mdica no prest el menor inters al establecimiento de esos lazos. Cuando se decidi a capitular, lo hizo de forma repentina e inesperada. En 1978, la AMA (American Medical Association) hizo pblico su respaldo a los enfoque s obsttricos que toman en consideracin la importancia de la vinculacin madre-hijo. Obviamente, los hospitales modernos no fueron diseados pensando en rodear los nac imientos de un entorno familiar, lo que ha dado lugar a una enorme oleada de nac imientos en casa en los ltimos aos. Al principio, la profesin mdica contemplaba con alarma esta tendencia, pero lo que supuso un autntico shock para ella fue la cons tatacin de que ello traa consigo un mayor coeficiente de seguridad. Despus de haber estudiado casi mil doscientos casos de nacimientos en familia, el Ministerio de Salud del Estado de California encontr que este tipo de alumbramientos era ms seg uro que la media estatal en cualquier forma de cmputo (es decir, incluso excluyen do a las madres que, por ofrecer mayores riesgos, haban sido atendidas necesariam ente en hospitales). En los partos hospitalarios se registraron ms del doble de f allecimientos entre los recin nacidos, y en presencia de complicaciones, las comad ronas sobrepasaron en eficiencia a los propios mdicos! (Por ejemplo, las tcnicas e mpleadas por las comadronas reducan los desgarros a un 5 por ciento de los casos, mientras que en los partos asistidos por mdicos el porcentaje se elev al 40 por c iento.) A la vista de la actitud de rebelin de los potenciales usuarios de sus servicios, un nmero creciente de hospitales se ha aprestado a hacer la competencia, intenta ndo convertir el departamento de obstetricia en un hogar lejos del hogar, dotndole de un entorno humano con la ventaja de tener acceso a todo tipo de instalaciones de emergencia. En el New Life Center del Hospital Familiar de Milwaukee, y en l os Centros de Nacimiento Alternativo del Hospital General de San Francisco y del Hospital Presbiteriano de Hollywood, los padres, junto con sus dems hijos, viven en apartamentos de aspecto hogareo, en los que pueden escuchar msica, visitarse u nos a otros durante los dolores del parto, y comer juntos.

Muchos hospitales han adoptado el mtodo de alumbramiento del obstetra francs Frede ric Leboyer. El nio viene al mundo en un entorno silencioso, debidamente iluminad o, donde es acogido y masajeado con suavidad, metindosele enseguida en un bao cali ente. Un mdico del Centro mdico presbiteriano de San Lucas en Chicago sealaba la son risa casi universal que aparece cuando el bebe se estira. Un mdico de Florida lo d escriba a sus colegas, diciendo: No es un procedimiento, sino una concepcin. Leboyer ha descrito su descubrimiento gradual de la conciencia y la inteligencia del re cin nacido, fenmeno contra el que haba sido prevenido a lo largo de su formacin mdica . Es toda una persona, plenamente consciente, merecedora de respeto. Una investig acin francesa ha estudiado ciento veinte bebes nacidos con el mtodo Leboyer, todos ellos hijos de madres de la clase trabajadora, que no saban nada acerca del mtodo , a su llegada al hospital para dar a luz. Estos bebs obtuvieron mejores puntuaci ones que la media de los restantes en las escalas de psicomotricidad, tenan mejor es digestiones, anduvieron antes, y, sorprendentemente, tenan mayores probabilida des de resultar ambidextros. Leboyer particip en la conferencia que tuvo lugar en Los Angeles en 1978 y que te na como fin organizar una fundacin, Our Ultimte Investment, dedicada al nacimiento c onsciente, y patrocinada por Laura Huxley, viuda de Aldous Huxley. El fuerte conv encimiento acerca de los aspectos espirituales y psicolgicos del parto, la atencin infantil y la vinculacin madre-hijo ha conducido a la creacin de una red, que lle va el nombre de NAPSAC (National Association of Parents and Professionals for Sa fe Alternatives in Childbirth). El inters por el tema, extendido por todo el pas, ha inspirado la organizacin de conferencias, seminarios, libros y redes informale s de mutua ayuda. Y ha favorecido tambin en gran medida el aumento del apoyo ofre cido a los mtodos naturales reconocidos de asistencia en torno al nacimiento, com o el mtodo Lamaze y la Liga de la Leche, red de mutua ayuda para mujeres que dese an amamantar a sus hijos. Una mujer de las que respondieron al cuestionario de la Conspiracin de Acuario de scriba el nacimiento de su hijo como una experiencia altamente psicodlica sin droga s, una experiencia cumbre. Su esposo, que actu de comadrn, consideraba tambin el nac imiento como uno de los momentos cumbres de su vida, y se senta haber nacido como padre. La madre aseguraba sentirse agradecida a todas las mujeres que la haban pre cedido pariendo a sus hijos a su manera, y luchando por sacar el nacimiento del c ampo de la medicina para devolverlo a los padres y a los hijos, que es a quienes pertenece. Y si el nmero de padres progresistas que reclaman que el nacimiento tenga lugar e n su casa o en un entorno similar al domstico no deja de crecer, tambin muchas per sonas que se encuentran al borde de la muerte desean morir en sus casas o buscan para ello alguna de las pocas instituciones u hospicios disponibles, concebidos como centros humanos de atencin a los moribundos segn el modelo del hospital de S t. Christopher's en Londres. Los defensores de este movimiento institucional lo describen como una concepcin, ms que un lugar especfico, exactamente como se dijo de l mtodo Leboyer, considerado como tal ms que como una tcnica especfica. El movimiento hospicial, deca un informe publicado en la revista Science, relativo a un encuent ro de dos das de duracin celebrado por los Institutos Nacionales de Salud en torno al tema de los hospicios "lejos de constituir un fenmeno aislado y especializado , proporciona un modelo para replantear sobre nuevas bases todo el sistema de at encin a la salud." En ltimo trmino, lo que determina la cuestin del derecho a morir, es el concepto que se tiene de la vida, no el concepto de la muerte, apunta Hans Jonas, profesor de filosofa en la Nueva Escuela de Investigacin Social. La responsabilidad de la medi cina se extiende a la totalidad de la vida. Y su deber es proteger la llama de l a vida mientras arde, pero no, conservar las ascuas del rescoldo. Menos an, consi ste en infligir sufrimientos y en acumular indignidades. En muchos Estados cabe hoy en da rechazar la tecnologa para retrasar la muerte, tubos, respiracin artifici al, etc., en nombre del derecho a morir.8 El proyecto Shanti de Berkeley emplea consejeros profesionales y voluntarios par a atender amorosamente a los moribundos y a sus familiares. En el Centro de Cura cin Actitudinal de Tiburn, en California, el psiquiatra Gerald Jampolsky supervisa a un grupo de nios amenazados de muerte por enfermedades como leucemia. Semanal

mente, se renen en las casas de unos y otros para compartir sus temores, para med itar juntos, y para aportar pensamientos positivos de curacin a los que, de entre ellos, se encuentran en crisis. El centro, gracias a una subvencin concedida por la compaa Pacific Bell, ha podido crear una red telefnica de mutua ayuda, de modo que los nios de todo el pas pueden hablar entre s y comunicarse sus experiencias co munes en relacin con las enfermedades peligrosas que padecen o han padecido. De todas las profecas que nuestra cultura se encarga de cumplir, la presuposicin d e que el cumplir aos equivale, a partir de un cierto punto, a entrar en la cuesta abajo y a comenzar a flaquear de la salud, es la ms mortfera. Aunque las investig aciones han demostrado que hay muchas formas de llegar a una edad avanzada, noso tros nos sentimos predispuestos a la senilidad y a la muerte. Retiramos a las pe rsonas de edad de todo trabajo significativo: a los ancianos ricos se les atrae a ghettos soleados y sin nios, y los ancianos pobres son abandonados a su suerte en vecindarios que sus propias familias dejaron tiempo atrs. Incluso los enfermos que pueden andar son con frecuencia internados en casas de salud. Pero ha llegado la revolucin. No se trata slo de una minora de ancianos que se expr esa con canciones diciendo: No, no iremos, sino de una generacin joven que, simpati zando con su causa, es probable que milite con ms fuerza en su favor. Las ideas d e Maggie Kuhn, de las Panteras Grises, son caractersticas de las concepciones del Centro Radical con respecto a las personas de edad: "No es preciso que midamos nuestras fuerzas contra los jvenes. No queremos ser ad versarios. Si no que juntos, junto con vosotros, jvenes, queremos conspirar. Nece sitamos un cambio social radical, un programa nuevo. Un programa semejante inclu ira una poltica de alojamientos que permitiera la integracin de las diversas edades , y pondra fin al retiro obligatorio. Juntos podramos disear centros de salud holstica, plantear cambios y desafos que mue stren el camino de una amplia transformacin institucional. Estamos experimentando una nueva forma de humanidad y el poder de nuestra energa corporativa para cambiar la sociedad. Me entristece contemplar que quienes estn en mi misma situacin dirigen todos sus e sfuerzos a conseguir algn trato ventajoso, como una reduccin de impuestos. Los tra tos de favor son Novocama. Alivian el dolor, pero no resuelven el problema. Podemos formar una coalicin. Y podemos experimentar. Aquellos de nosotros que som os viejos podemos permitirnos vivir peligrosamente. Tenemos poco que perder". Kuhn anima a sus colegas a asistir a cursos universitarios, a enrolarse en activ idades autorrealizadoras, y a acometer iniciativas imaginativas. Un grupo de Pan teras Grises compr conjuntamente varias casas antiguas en una ciudad, para renova rlas, o bien para ocuparlas o alquilaras. El programa nacional SAGE, Senior Actualizations and Growth Explorations (Explor aciones para la actualizacin y crecimiento de los ancianos) combina terapias espi rituales y corporales: acupuntura, meditacin, Tai Chi, msica, e incluso oportunida des de intercambio. La Asociacin Nacional de Gerontologa Humanista, de reciente cr eacin, rene a profesionales interesados en fomentar enfoques alternativos del enve jecimiento. A las reuniones del Phoenix Club, fundado por Jerome Ellison, pueden asistir personas de todas las edades. Las actividades y el apoyo mutuo pretende n hacer de la segunda mitad de la vida una aventura creativa y espiritual. Como poda predecirse, han surgido tambin nuevas maneras de enfocar el tratamiento de los desrdenes mentales. La ciencia mdica no se siente tan segura ya de la efica cia de sus mtodos convencionales, ni siquiera de sus principales medicamentos tra nquilizantes. Los nuevos medicamentos han aumentado grandemente el nmero de pacie ntes hospitalizados capaces de volver a funcionar en el mundo ordinario cotidian o, pero han hecho poco por atajar la disonancia interna que ayud a desencadenar l a psicosis. La psiquiatra de Occidente est comenzando a sentir respeto por las ideas de cierta s sociedades que consideran la locura como un intento de hacer surgir una nueva visin de las cosas. Una psicosis aguda podra ser una especie de estrategia eruptiv a para resolver un conflicto, un proceso natural posiblemente valioso, en vez de un sntoma que deba ser erradicado con la mayor rapidez. El aislamiento en un lug

ar seguro y la comprensin resultan a veces ms efectivos que el potente medicamento , de efectos puramente transitorios, que generalmente se administra a los pacien tes psicticos. En un estudio realizado en California, los jvenes esquizofrnicos que no fueron medicados se recobraron de sus psicosis agudas dos semanas ms tarde qu e aquellos a quienes se administr Thorazine, pero tuvieron que ser reingresados c on mucha menor frecuencia a lo largo del ao siguiente. Psiquiatra significa literalmente medicina del alma. No es probable que pueda curar se un alma rota con grandes dosis de tranquilizantes; ms bien, lo que hacen es in terrumpir las pautas cerebrales de desasosiego y conflicto, al alterar ms an la qum ica perturbada del cerebro. Si recordamos que el cerebro tiene capacidad para ne gar o para transformar el conflicto, podemos entender la observacin de Menninger, cuando dice que muchas personas que se recuperan de su locura se ponen mejor que bien. Han alcanzado un nuevo nivel de integracin; es otro ejemplo de cmo el estrs p uede conducir a una evolucin individual. Algunas comunidades organizan retiros, para que las personas que sufren tensione s puedan encontrar descanso y ayuda antes de que sus conflictos traspasen los li mites que pueden soportar. Algunos de estos retiros se ocupan incluso de perturb aciones psicticas. Diabasis House en San Francisco y Crossing Place en Washington son instituciones residenciales que han demostrado su eficacia incluso con paci entes psicticos agudos, y cuestan mucho menos que los hospitales psiquitricos. El miedo frente a los comportamientos creativos y los estados msticos ~s decir, f rente al lado intuitivo de la experiencia humana- ha conducido a innumerables ca zas de brujas a lo largo de toda la historia. El psiquiatra R. D. Laing culpa de ello a la ambivalencia de la sociedad respecto de las necesidades interiores, y a su unnime rechazo frente a toda aspiracin espiritual, escollo en que han naufra gado tantos artistas y msticos a lo largo de la historia. Hoy en da, un nmero creci ente de antiguos enfermos mentales est uniendo sus fuerzas para oponerse a lo que consideran un tratamiento insensible de la enfermedad mental, y para promover u na mayor confianza en terapias tan poco intervencionistas como el biofeedback, l a meditacin, la nutricin y el aislamiento, en lugar de acudir a los medicamentos o al electroshock. Una de estas redes es la Asociacin de Alternativas Psiquitricas del rea de la Baha. Muchos psiquiatras estn interesados en las terapias alternativa s. Hay tambin un inters creciente por los sistemas tradicionales y populares de curac in. Mdicos, enfermeras, psiclogos y antroplogos estn asomndose a prcticas chamnicas ( cas nativas de curacin) de diversas culturas: chinas, nativas de Amrica, tibetanas , africanas, japonesas. Las compaas de seguros reembolsan hoy da a los esquimales d e Alaska el importe de sus visitas a sus propios chamanes, y a los Navajos de Ar izona, las visitas a sus curanderos. Los chamanes ayudan al enfermo a buscar el sentido de su enfermedad en su entorno familiar o comunitario. Los sistemas trad icionales de sanacin consideran la enfermedad como una perturbacin de la armona del individuo con los dems y con la naturaleza. La medicina popular de Brasil, conocida a veces como cura, puede ser un anticipo de la sntesis que se est operando en algunas partes del mundo. La cura es una mez cla de medicina occidental, sanacin espiritual, herboristera, homeopata, y tradicio nes curativas africanas y amerindias. Se cree que alrededor de sesenta millones de brasileos participan de la cura, pero ese nmero est creciendo rpidamente con nuev os usuarios provenientes de las clases medias y bien educadas. La cura comprende el cuerpo, las emociones y el alma. Hay un gran respeto por la ascendencia moral del sanador, pero tambin por los conocimientos del mdico adquiridos a lo largo de su formacin. La cura da importancia a todo lo que es eficaz para curar, y proporc iona un grupo de apoyo a los que acuden a ella. El poder curativo Estoy convencido de que el poder curativo es algo real, afirm Jerome Frank en Nueva York en una conferencia sobre sistemas de medicina alternativa. Pero a continua cin expres sus dudas de que en un futuro prximo pudiera ser apreciado con claridad suficiente como para conseguir plena aceptacin por parte de los cientficos occiden tales.

Hoy en da contamos, no obstante, con una rejilla cientfica explicativa que permite entender la existencia de una resonancia curativa entre las personas. El teorem a de Bell, las teoras hologrficas de Bohm y Pribram, y otras hiptesis radicales pro porcionan un modelo para poder comprender la conexin entre las personas. La image n del cuerpo como un campo reactivo de energa, predominante en la filosofa orienta l, coincide con la evidencia de que los meridianos de la acupuntura son reales y de que los chakras de la tradicin budista pueden tambin tener un fundamento real. Dolores Krieger, profesora de enfermera en la universidad de Nueva York, ha demo strado elegantemente la produccin de cambios en los valores de la hemoglobina en pacientes sometidos a una especie de scanning curativo, en el que los que lo pract ican no tocan siquiera el cuerpo, pero intentan sentir los cambios de sensacione s inducidas por l, calor, fro, cosquilleo, segn pasean sus manos por encima de regi ones del cuerpo determinadas. Hay tambin otros fenmenos que evidencian la realidad del poder curativo: la presen cia de frecuencias cerebrales inhabituales en las personas que intentan sanar a otros con su poder, cambios enzimticos, cambios electroencefalogrficos en el sanand o, la remisin inexplicable de tumores en ciertos casos, y otros ejemplos atestigua dos de curaciones ms rpidas de lo normal. Los mdicos sienten gran inters en estos fe nmenos. El mtodo de Krieger, por ejemplo, ha sido dado a conocer a miles de person as por todo el pas a travs de talleres de un da de duracin sobre el toque teraputico, specialmente a enfermeras, y la propia Krieger ha sido invitada por varios hospi tales de Nueva York para ensear el mtodo a todos sus equipos de enfermera. Muchos d octores tambin utilizan hoy mtodos parecidos. Sanadores no ortodoxos, como Rolling Thunder, Olga Worrall, Paul Solomon y Jack Schwarz, han pronunciado conferencia s en diversas escuelas de medicina y han dirigido talleres para mdicos y estudian tes de medicina. Aunque la sanacin psquica pueda resultar ser un valioso auxiliar de la medicina en el futuro, no es probable que llegue a convertirse en una forma de tratamiento principal, por una razn muy sencilla. El sanador se comporta de una forma muy simil ar al doctor, esto es haciendo algo al paciente. Los sanadores chamnicos, los cur anderos de Sudamrica, por ejemplo, advierten a sus clientes que ellos pueden infl uir sobre los sntomas, pero que lo que no pueden es cambiar el proceso interno ca usante de la enfermedad. Los sntomas pueden desaparecer por un tiempo, pero lo ms frecuente es que no se haya cambiado la matriz ms profunda de la enfermedad. Sola mente la persona misma puede curarse desde dentro. Sin embargo, el estado mental que requiere la sanacin es especficamente beneficios o para el sanador, y tambin para la relacin entre terapeuta y paciente. Un cientfic o britnico ha observado una configuracin especfica de los ritmos cerebrales en la m ayora de los sanadores espirituales estudiados por l. (En Inglaterra hay miles de sanadores con licencia, permitindoseles trabajar en los hospitales.) Un mdico, con ectado al aparato detector de ondas cerebrales, no consegua en su ansiedad reprod ucir esa pauta caracterstica. Finalmente, el investigador le sugiri con simpata: Ima gnese que est tratando a un paciente. Pero no tiene medicinas, ni equipo. No puede ofrecerle nada, salvo su compasin. Al punto, la frecuencia cerebral del mdico adqu iri la pauta caracterstica del estado curativo. Rober Swearingen, un ortopedista de Colorado, cuenta haberse encontrado un da en una sala de urgencia con un paciente que sufra intensos dolores por haberse dislo cado un hombro. El resto del equipo clnico estaba atendiendo un caso an ms urgente, de modo que ni siquiera poda llamar a una enfermera para poderle administrar algn tranquilizante o algn analgsico. "En ese momento, me sent abrumado por una sensacin de impotencia y de dependencia con respecto a la tecnologa. Parte para entretener al paciente, parte para calmar me a m mismo, comenc a sugerirle que se relajara. De pronto, sent cmo el hombro se a flojaba, y con la colaboracin del paciente, pude volverlo a su lugar sin causarle dolor y sin necesidad de ningn calmante". Esta experiencia cambi toda su carrera, no slo porque a partir de entonces pudo en sear a todo el mundo la prctica de este procedimiento indoloro, sino tambin por hab

er descubierto la importancia crucial del factor humano en la medicina. Tambin de scubri que poda entablar una relacin no verbal con sus pacientes, una especie de esc ucha que le permita diagnosticar por intuicin con mucha mayor precisin de lo que hab la alcanzado con toda su tecnologa. Un famoso psiclogo hizo en una ocasin, privadamente, la observacin de que el biofee dback es la ltima forma de placebo, un paso intermedio para mdicos y pacientes dem asiado apoyados an en la tecnologa dura, y que an no se han dado cuenta de que todo s ucede en el interior de un cerebro blando, que se desvanece en un torbellino de pa rtculas cuando se le examina ms de cerca. Todo est en la imaginacin, dijo. Podemos con seguir las cosas tal como las imaginamos y deseamos. En el siglo diecisis, Paracelso deca de los mdicos de su tiempo que conocen slo una p equea porcin del poder de la voluntad. Por otra parte, a otro nivel, todos sabemos que uno puede morir si tiene partido el corazn, que el estado de tristeza prolongad a en una mujer puede afectar al hijo que lleva en su seno, y que las personas de edad no se vuelven seniles si mantienen vivo el inters por la vida. Seguramente, el da de maana los historiadores se asombrarn de la hereja que cometimo s en las ltimas dcadas, al dejar de lado el espritu, en nuestro esfuerzo por curar el cuerpo. Hoy en da, al recobrar la salud, nos reencontramos a nosotros mismos.

1. No hay que subestimar el papel de la predisposicin gentica o de ciertas influen cias exteriores, tales como el fumar. La enfermedad o la salud se originan en un medio. El hecho que un conflicto no resuelto o un cambio se traduzcan en enferm edad viene influido en parte por la vulnerabilidad gentica, que nos inclina hacia desrdenes especficos. Quien tiene una historia familiar con una elevada incidenci a de casos de alergia, diabetes, esquizofrenia o enfermedades cardiacas, es ms pr obable que experimente este tipo de desrdenes, en caso de estrs, que cncer, pongamo s por caso. 2. Grant Wood (1892-1942): pintor americano, de Iowa, uno de los principales exp onentes del regionalismo del Midwest. Antiguo artesano y vidriero, qued fascinado en Alemania por la obra de los primitivos flamencos, Memling, Holbein y Durero. En 1930 caus sensacin en Chicago con la exposicin de su obra "American Gothic" que representa a un predicador y su hija, sobre un fondo arquitectnico neogtico, con una apariencia de realismo flamenco absolutamente inhabitual en el arte american o. (N. del T.) 3. En la mayor parte de estos estudios, el diagnstico de cada paciente viene prec edido por el estudio de su personalidad. Aquellos en quienes ms tarde se confirma la aparicin del cncer se comparan despus con quienes ofrecieron caractersticas nega tivas en sus tests. Algunos estudios han hecho un largo seguimiento, continuado durante dcadas, de algunos grupos, para intentar determinar si quienes finalmente desarrollaron un cncer tenan caractersticas de personalidad distintivas, o tension es vitales semejantes. 4. De hecho, las reuniones de Airliehouse haban venido precedidas por un taller de potencial humano de diez das de duracin, celebrado en Londres en mayor de 1975, en el que varios conferenciantes, Moshe Feldenkrais, Rick Carlson, Fritjof Capra, Werner Erhard y otros haban intercambiado ideas sobre el potencial de cambio soci al latente en el tema Fronteras de la medicina y de la ciencia. 5. Blue Cross-Blue ShieId (Cruz Azul-Escudo Azul): nombres de las dos asociacion es de seguridad mdica privada ms conocidas en los EE.UU. (N. del T.) 6. Todo campo abierto e impreciso como es la "salud holstica", ofrece abundantes oportunidades para el fraude y las promesas excesivas. Una de las reglas fundame ntales consiste en asegurarse de que los procedimientos no ortodoxos se usan nica mente como complemento de otros tratamientos convencionales comprobados, en vez de exponer a los sujetos a riesgos innecesarios. Los eventuales usuarios de esta s tcnicas deben precaverse de quienes las practican haciendo promesas no garantiz

adas o cobrando por ello honorarios exorbitantes. En ocasiones se ha reclamado una especie de licencia para poder ejercer estas tcn icas, pero los debates sobre el tema, por lo general han llegado a esta conclusin : la medicina holstica es una perspectiva no es una disciplina ni una especialida d. Y ni siquiera se puede saber con seguridad qu es lo que funciona. Como deca Mar shall McLuhan en una ocasin: "El misticismo es la ciencia del maana; hoy no hacemo s ms que soarla". No siempre es fcil definir la lnea que divide el nuevo paradigma p or loco que parezca, de lo que solo es pura charlatanera. 7. A fines de 1979, en respuesta a la presin ejercida por el gobierno y a varios procedimientos judiciales entablados contra ella, la AMA (American Medical Assoc iation) comenz a difundir un nuevo cdigo deontolgico que admita la colaboracin de los mdicos con otros profesionales de la salud Los psiclogos desafiaban tambin ante lo s tribunales a los colectivos de mdicos y compaas de seguros, reclamando su derecho a cobrar como profesionales de la atencin sanitaria. 8. Otro indicador del cambio que se est operando en medicina hace veinte arios, sl o el 10 por ciento de los mdicos encuestados eran partidarios de decir a sus paci entes que tengan cncer, mientras que una reciente investigacin ha encontrado que u n 97 por ciento estn a favor de decrselo.

IX. APRENDER A APRENDER

Me gustara poder volar, si todo el mundo fuese capaz; pues si no, llamara demasiado la atencin. Una nia de 12 aos, citada por DAVID RIESMAN en La muchedumbre solitaria. Sois vosotros, son vuestras caras extraadas que pasan junto a las maravillas sin darse cuenta. FRANCIS THOMPSON

Estamos a punto de comprender nuestro lugar en el universo, la magnitud de nuest ros poderes latentes, y la flexibilidad y trascendencia de que somos capaces. Lo s descubrimientos cientficos de vanguardia lanzan un continuo desafo: si es verdad que nuestra memoria tiene tanta capacidad como demuestran las investigaciones, si nuestra conciencia es tan vasta, y nuestros cerebros y cuerpos tan sensibles; si es verdad que podemos provocar cambios fisiolgicos a voluntad hasta en una so la de nuestras clulas, si somos herederos de un virtuosismo evolutivo semejante, cm o es que nuestros niveles de aprendizaje y de realizacin son tan mediocres? Si so mos tan ricos, por qu somos tan poco inteligentes? Este captulo trata del aprendizaje, en su ms amplio sentido. Trata de nuestras sor prendentes capacidades, de nuevas fuentes de conocimiento, de la creatividad, y del dominio de todas ellas. Trata del aprendiz que llevamos dentro y que est agua rdando a que lo liberemos. Y trata de cmo ese aprendiz vino a perder su libertad. .. de la enorme ineptitud para ensear de nuestra cultura, con un sistema educativ o para el que estar en lo cierto es ms importante que mantenerse abierto. Estamos e mpezando a detectar en el malestar y en las enfermedades de nuestra vida adulta unas pautas elaboradas, que son resultado de un sistema que nos ense a estamos qui etos, a mirar al pasado, a atenernos a lo mandado y a apoyarnos en certidumbres. El miedo a aprender, y a la transformacin que puede traer consigo, es el fruto i

nevitable de un sistema semejante. Esa es la dolorosa paradoja humana: un cerebro dotado de infinita plasticidad y capacidad de auto-trascendencia, pero igualmente susceptible de ser entrenado pa ra observar una conducta auto-limitadora. Esto es algo evidente incluso en nios r ecin nacidos: las modernas tcnicas de investigacin nos han mostrado su increble sens ibilidad, su capacidad de detectar pautas de comportamiento, de reaccionar frent e a sutiles cambios emotivos de la voz humana, de sentirse atrados por los rostro s, y de discriminar los colores. Pero la ciencia tambin nos ha mostrado con qu fac ilidad se puede programar a los recin nacidos. Se les puede condicionar para que reaccionen a una luz o a una campana, de un modo semejante a los perros cuya seg regacin salivar provocaba los famosos experimentos de Pavlov. Tanto Teilhard como Skinner tenan razn: somos capaces de dar saltos evolutivos y de dejarnos condicio nar en una caja. Los visionarios siempre han afirmado que la nica manera de construir una sociedad nueva consiste en cambiar la educacin de la generacin ms joven. Ahora bien, esa mi sma sociedad nueva es la fuerza necesari4' capaz de introducir ese cambio educat ivo. Es como el viejo dilema: no puedes encontrar trabajo si no tienes experienc ia, pero no puedes tener experiencia mientras alguien no te d un trabajo. Las escuelas son burocracias apoltronadas, en las que no hay necesidad de compet ir comercialmente, ni de ser reelegidos, ni de atraer pacientes ni clientes. Los educadores a quienes les gustara introducir alguna innovacin tienen escasa autori dad en la materia, relativamente hablando. El ciudadano medio no puede sin ms boicotear estas instituciones. Los colegios pr ivados estn por encima de las posibilidades de la mayora de las familias, y tampoc o es seguro que ofrez1 can mayores ventajas que los centros pblicos. Pero alguno s padres han empezado a decir que la exclusin deliberada de sus hijos respecto de la escolaridad obligatoria, lo que constituye una ilegalidad en la mayora de los Estados, no difiere gran cosa de la resistencia a alistarse en una guerra inmor al. Entre los conspiradores de Acuario encuestados, haba ms personas relacionadas con la educacin que con cualquier otra forma de trabajo singularmente considerada. Ha ba maestros, planificadores, funcionarios del ramo, psiclogos educativos. Todos es taban de acuerdo en que la educacin es una de las instituciones menos dinmicas, po r muy detrs de la medicina, la psicologa, la poltica, los medios de comunicacin y ot ros aspectos de nuestra sociedad. Como deca uno de ellos, estn en lucha pacfica dentro del sistema. Hay tambin hroes en a educacin, como siempre los ha habido en todos lados, que intentan traspasar los lmites de la antigua estructura; pero sus esfuerzos se ven a menudo obstruidos p or sus propios compaeros, por la Administracin o por los padres. Mario Fantini, an tiguo consejero educativo de la Ford, miembro hoy da de la universidad del Estado de Nueva York, deca abiertamente: La psicologa del desarrollo slo puede entrar de c ontrabando en las escuelas. Sin embargo, hay razones para ser optimista. El error ha sido creer que tenamos q ue empezar por las escuelas. Las escuelas son reflejo de nuestra forma de pensar , y cambiar de forma de pensar es posible. Segn John Williamson, antiguo director de planificacin y actuacin del Instituto Nac ional de Educacin, El fallo del movimiento de "vuelta a lo esencial" y de la mayora de los esfuerzos por reformar la educacin en este pas ha sido dejar de lado el pu nto de vista del sentido comn. No hemos tenido en cuenta las variables crticas, deca : las convicciones personales limitadoras de los estudiantes, el nivel de conci encia de los educadores, las intenciones de la poblacin. Convicciones, conciencia, intenciones. Es fcil comprender por qu las reformas paul atinas son ineficaces, al estar los problemas hundidos en el mismo fango de la v ieja nocin de la naturaleza humana, con la que estn inextricablemente relacionados . Ese enfoque y manejo, profundamente errneo, de los problemas hace que la educac in convencional haya fracasado a la hora de ensear unas habilidades bsicas y de fom entar la propia estimacin. Tal vez el movimiento esencialista podra canalizarse haci a un nivel ms profundo: hacia el cimiento rocoso, hacia los principios y relacion es subyacentes, hacia una educacin realmente universal. Entonces podramos sentirnos slidamente afianzados.

Slo una nueva perspectiva puede engendrar los nuevos programas y aportar los reaj ustes necesarios. As como los partidos polticos caen al margen de los cambios oper ados en la distribucin del poder, la lucha por el cambio en la educacin tampoco ti ene como primer escenario a la escuela. Hay fuerzas sutiles en marcha, factores que no son fciles que aparezcan en los titulares de los peridicos. Por ejemplo, de cenas de millares de enseantes, de psiclogos y consejeros educativos, de administr adores de la educacin, de investigadores, y de profesores universitarios de las f acultades docentes se cuentan entre los millones de personas que se encuentran e n proceso de transformacin personal. No hace mucho tiempo, han comenzado a ligars e entre s, en el mbito regional y nacional, con la idea de compartir estrategias, y de conspirar en favor de la enseanza de lo que todos ellos ms valoran: el desarr ollo de la libertad, de la esperanza, de la conciencia, de la creatividad, y de nuevas pautas y conexiones que conduzcan a todo ello. Estn ansiosos de compartir sus descubrimientos con todos sus compaeros que estn dispuestos a escucharlos. Y hay muchos que estn dispuestos, veteranos de antiguos movimientos en favor de l a humanizacin de la escuela, que tuvieron xito en alguna medida. Y aprendieron muc ho. Si el activismo social ha cambiado de postura en los ltimos aos, pasando del e nfrentamiento a la cooperacin, tambin los reformadores de la educacin estn cambiando de tctica. Una nueva fuerza es tambin el nuevo estilo de relacin entre padres y ed ucadores. Maestros, administradores y directivos escolares, que simpatizan con e llos, estn trabajando juntos, en vez de enfrentarse unos a otros. Estas redes tienen como aliado a la investigacin cientfica. Comenzamos a darnos cu enta con una claridad apabullante de lo antinaturales que han sido nuestros mtodo s educativos, y de las razones por las que han obtenido resultados tan pobres, s i es que han conseguido alguno. La investigacin sobre el funcionamiento del cereb ro y sobre la conciencia demuestra que si queremos desarrollar nuestro potencial es preciso que cambiemos nuestra forma de ensear. Otro factor importante de cambio es la crisis. Todos los fracasos de la educacin son un sntoma, como la fiebre, de una lucha profunda por recuperar la salud. La t area de la Conspiracin de Acuario es hacer un diagnstico desapasionado de esa enfe rmedad, para mostrar la necesidad de una sntesis, de un cambio de paradigma ms que de un cambio pendular. Con el ensanchamiento de los cauces de la educacin, entra en escena una fuerza fo rmidable, capaz de alterar sus contornos: la competencia. El aprendizaje se da h oy en todas partes, en mltiples formas: en el Barrio Ssamo, en el peloteo interno y el Sentido que entraa cada situacin, en las cooperativas de enseanza y de aprendiza je, en los ordenadores, en la FM, en los manuales de autoayuda, en las revistas, en los cassettes y en los documentos televisivos. El factor de cambio ms poderoso reside, sin embargo, en la creciente conviccin de millones de adultos de que sus frustraciones y lo minsculo de sus expectativas pr ovienen en gran medida de su educacin escolar. Enfermedad paidognica. Si no enseamos ni aprendemos, no podemos estar despiertos ni vivos. Aprender no e s solamente algo semejante a la salud, sino que es la salud misma. Por su calidad de mximo rgano individual de influencia en nuestros aos de formacin, puede decirse que el colegio, la escuela, ha sido el instrumento de nuestras act itudes ms negativas: el rechazo, la inconsciencia, el conformismo, las relaciones inconsistentes. Igual que la medicina aloptica trata los sntomas sin preocuparse por la totalidad del sistema, la escuela fracciona el conocimiento y la experien cia en asignaturas, reduciendo incesantemente los todos a partes, las flores a ptal os, la historia a sucesos, sin preocuparse nunca por restablecer la continuidad. Neil Postman y Charles Weingartner lo han expresado as en su obra La enseanza com o actividad subversiva:

"El Ingls no es Historia, y la Historia no es Ciencias, ni las Ciencias son Arte, ni el Arte es Msica, y el Arte y la Msica son asignaturas menores, mientras que e l Ingls, la Historia y las Ciencias son asignaturas principales, y una asignatura es algo que uno hace, y una vez que la ha hecho, ya ha terminado con ella, est inmuni

ado, y no tiene por qu hacerlade nuevo (Teora de la Educacin como vacuna?)". Pero lo peor es que este fraccionamiento mental acarrea con frecuencia tambin el del espritu. La enseanza aloptica produce el equivalente de las enfermedades iatrogn icas, causadas por el propio doctor: enfermedades, incapacidades, causadas por la forma de ensear del mismo profesor. Podramos llamarlas enfermedades paidognicas. El nio, que puede haber llegado al colegio intacto, con todo su deseo naciente de r iesgo y de aventura, se tropieza con tensiones suficientes como para ir recortan do ms y ms su capacidad de exploracin. Ni siquiera los mdicos, en todo su apogeo, cu ando eran considerados modelos cuasi divinos, han gozado nunca de la autoridad q ue detenta en su clase un simple profesor, que puede distribuir premios, fracaso s, amor, humillacin e informacin a su alrededor a un gran nmero de jvenes relativame nte inermes y vulnerables. El malestar, el no sentirnos a gusto con nosotros mismos, probablemente es algo que para muchos de nosotros comenz en el aula. Las investigaciones realizadas con biofeedback demuestran la correlacin existente entre el recuerdo de una situacin preada de tensiones y la excitacin que se manifiesta en el cuerpo. Cuando a los su jetos sometidos a biofeedback se les sugiere que evoquen recuerdos del perodo esc olar, el aparato registra una alarma inmediata. En un taller organizado por la P TA (1), todos los adultos, a los que se haba pedido que escribieran sus recuerdos de algn incidente escolar, describieron un suceso negativo o traumtico. Muchos ad ultos describen pesadillas de estar de nuevo en el colegio, de llegar tarde a cl ase o de haber dejado de hacer los deberes. Puede decirse que la mayora de nosotr os tiene un considerable nmero de asignaturas pendientes por lo que respecta al col egio. Posiblemente ese residuo de ansiedad sigue intimidndonos desde algn rincn de la conciencia, y puede estarnos impidiendo para siempre el afrontar nuevos desafo s y aprender cosas nuevas. En el captulo 8 hemos recordado los resultados impresionantes de investigaciones que asocian determinadas caractersticas de personalidad con ciertas enfermedades: la dificultad que experimenta el enfermo de cncer para expresar tristeza o clera, por ejemplo, o la obsesin del enfermo de corazn por los programas y los resultado s. Es posible que nuestra escuela, autoritaria, siempre atenta a los resultados, inductora de miedos, y permanentemente pendiente del reloj, nos haya ayudado a i nstalarnos en nuestra enfermedad favorita? Acaso no se nos reprima toda espontnea e xpresin de rabia, de pena, de frustracin? No se nos incitaba a competir, a esforzar nos, a temer el llegar tarde o el no hacer las cosas a tiempo? Noel McInnis, un educador interesado en el entorno fsico del aprendizaje, describ e as el proceso: Durante doce anos confinamos el cuerpo del nio a un territorio li mitado, su energa a una actividad limitada, sus sentidos a una estimulacin limitad a, su sociabilidad a un nmero limitado de compaeros, y su mente a una experiencia limitada del mundo que le rodea. Qu es lo que acaba aprendiendo?, Pregunta McInnis. A no hacer lo que le gusta2. Mientras lo que los jvenes necesitan es una especie de iniciacin a un mundo incier to, nosotros les ofrecemos los huesos del cementerio de la cultura. Mientras lo que quieren es hacer cosas reales, nosotros les atosigamos con tareas abstractas , con espacios en blanco en los que tienen que insertar la respuesta correcta, con mltiples opciones para ver si son capaces de elegir la respuesta adecuada. Mientra s que lo que necesitan es encontrar sentido, la escuela les obliga a memorizar, separando la disciplina de la intuicin y las estructuras globales de sus partes c omponentes. Si la salud est en la totalidad, la violencia infligida al sentido de las cosas, y a la propia imagen, por la mayora de nuestras instituciones educativas es una f uente importante de la enfermedad de nuestra cultura, una fuerza capaz de quebra r la integridad incluso de un nio nacido en un hogar rodeado de amor y seguridad. El trauma comienza con los primeros sentimientos reprimidos, las primeras pregu ntas sofocadas, y la muda protesta del aburrimiento. No hay hogar que pueda desh acer completamente lo que Jonathan Kozol, al describir sus experiencias como mae stro en un ghetto infantil, ha llamado Morir a una edad precoz. Buckminster Fuller afirm en una ocasin que ni l ni ninguno de cuantos conoca eran un

os genios: Solamente que algunos estamos menos daados que otros. Como Margaret Mead , Fuller haba sido educado fundamentalmente en su propia casa. Se han hecho estud ios que han demostrado que una ingente proporcin entre las personas que han llega do a realizar algo realmente original fue educada en sus casas, estimulados por sus padres o por otros parientes desde la infancia, impulsados por grandes esper anzas depositadas en ellos. Aprender para un mundo nuevo Por qu nuestros colegios tienen la costumbre rutinaria de castigar y limitar a los jvenes? Tal vez porque la escuela, tal como la conocemos, fue diseada mucho antes de que se tuviera la menor comprensin del cerebro humano, y para una sociedad qu e hace mucho tiempo que dej de existir. Ms an, fue diseada para transmitir un cuerpo de conocimientos bastante especfico, proveniente de un perodo en el que el saber pareca ser algo estable y cierto. Era suficiente dominar el contenido de unos cua ntos libros y cursos determinados, aprender los trucos del oficio, y sanseacab. E l estudiante aprenda lo que precisaba para su campo. Cada oficial conoca su trabajo. El conocimiento se guardaba en sus compartimentos correspondientes, y la gente se mantena en sus departamentos respectivos. En la muy corta historia de la educa cin de masas, poco ms de un siglo, las escuelas pasaron de ensear costumbres piados as y apenas a leer y escribir, a proporcionar finalmente instruccin en campos com o arte y ciencias sociales. La educacin se fue elevando ms y ms en trminos de elaborac in y complejidad. En todo caso, las escuelas siguieron siendo siempre consideradas como mandataria s de la sociedad, representativas, al menos, de sus mejores esfuerzos por mejora rse a s mismas. En ellas se enseaba la obediencia o la productividad, o cualquier rasgo que cada poca juzgase conveniente, y eran ocasin de que se produjeran ms maestr os en caso de escasez de profesores, o ms cientficos, como cuando empez a preocupar nos el estarnos quedando atrs en el terreno cientfico despus del lanzamiento del Sp utnik por la Unin Sovitica. Pero si ahora, como atestiguan las encuestas y algunos educadores, lo que la sociedad aprecia ante todo es la auto-realizacin. Cmo ensear? Millones de padres se sienten desengaados de la educacin convencional, unos porque sus hijos ni siquiera aprenden a leer y escribir con correccin, otros porque con sideran que la escuela es deshumanizante. Una reciente encuesta realizada en Ore gn permiti ver que la poblacin daba la misma importancia al fomento de la propia es timacin que a la enseanza de las habilidades ms fundamentales. Una revisin del cdigo educativo de California, que autoriz a todos los distritos es colares a establecer escuelas alternativas, subrayaba la importancia de desarrol lar en los estudiantes la confianza en s mismos, la iniciativa, la amabilidad, la espontaneidad, la capacidad de valerse por s mismos en una variedad de circunstan cias, el valor, la creatividad, la responsabilidad y la alegra, todo un programa d e alto nivel. Un estudio encargado por la National Education Association, con el ttulo Cambio curricular con vistas al siglo veintiuno, adverta que estamos entrando en un perodo de gran discontinuidad, cambio, e interdependencia entre las gentes y los acontecimientos. No sin irona, ya que su propia estructura tiende a paralizarlos, los medios escol ares han ido reaccionando lentamente, si es que lo han hecho, frente a los nuevo s descubrimientos cientficos relativos a la mente y frente al cambio de valores o perado en la sociedad. El conocimiento se mueve en general muy lentamente dentro de la escuela; los textos y programas llevan normalmente un retraso de aos, e in cluso de dcadas, con respecto a lo que se conoce en un momento dado en cualquier campo del saber. Salvo al nivel de postgraduados, la educacin no se interesa prec isamente por la especulacin, los avances, las opiniones minoritarias o la investi gacin de vanguardia. Una sociedad como la nuestra, sacudida por una implosin de conocimientos y una re volucin de su cultura y sus medios de comunicacin, no puede sentarse a esperar que una burocracia educativa chirriante le marque el camino en su bsqueda de sentido . Lo que sabemos actualmente de la naturaleza ha hecho saltar en pedazos las fro nteras artificialmente levantadas entre diversas disciplinas; la aceleracin del c ambio tecnolgico es tal que la divisin tradicional entre unas y otras carreras tam

bin se desvanece, a la vez que surgen repentinamente nuevas oportunidades. Las nu evas informaciones se precipitan a un reciproco encuentro, encajando entre s por encima de los limites de cada disciplina. El sistema educativo ha reaccionado con una lentitud de pesadilla frente al cam bio operado en nuestras necesidades, mucho ms lentamente que cualquier otra insti tucin. A un coste cada vez ms alto (casi el 8 por ciento del Producto Nacional Bru to, comparado con el 3,4 por ciento en 1951), las viejas estructuras no consigue n funcionar. No basta con sustituir el material o retocar los programas2. Aprendizaje: el nuevo paradigma Las innovaciones educativas han surcado el cielo en todas direcciones como fuego s de artificio, y la mayora se han extinguido rpidamente, dejando tras s en el aire solamente el olor del desencanto. Con excesiva frecuencia han considerado tan sl o aspectos parciales de la naturaleza humana, dando as lugar a pequeas escaramuzas conceptuales: aprendizaje cognitivo frente a aprendizaje afectivo (emocional), flexibilidad o rigidez en la estructuracin del marco educativo. Max Lerner ha obs ervado que los tericos de uno y otro lado del espectro siempre han mirado a las e scuelas norteamericanas, con un fervor casi teolgico, echando siempre la culpa al otro bando de haber destruido la ciudad celeste. "Quin destruy nuestro Edn? Los humanistas les echan la culpa a los tecnlogos, los con ductistas a los humanistas, los ateos a las iglesias, las iglesias se lamentan d e la falta de educacin religiosa, los conservadores culpan a los progresistas, y as sucesivamente". En realidad nunca tuvimos una ciudad celeste. Nuestras escuelas pblicas fueron di seadas, lo que no est nada mal, para proporcionar una modesta instruccin a la gente 3 y no para impartir una educacin de calidad o para producir grandes genios. La filosofa educativa del Centro Radical, la perspectiva tpica de la Conspiracin de Acuario, es una constelacin de tcnicas e ideas, que a veces se conoce como educac in transpersonal. El nombre deriva de una rama de la psicologa que centra su atenc in en la capacidad de trascendencia de los seres humanos. En la educacin transpers onal se incita al aprendiz a que se mantenga despierto y autnomo, a que cuestione y explore todos los rincones y rendijas de la experiencia consciente, a que ind ague el sentido de todo, a que pruebe los limites de lo externo y compruebe las fronteras y profundidades de su propio ser. En el pasado, la mayor parte de las alternativas educativas slo ofrecan cambios pe ndulares, insistiendo, bien en la disciplina (como los colegios conservadores), bien en los valores afectivos y emocionales (como en la mayora de las escuelas li berales). En contraste con la educacin convencional, que pretende ajustar el indi viduo a la sociedad tal como existe, los educadores humanistas de los aos sesenta s ostenan que la sociedad debera de aceptar a sus miembros como seres autnomos y nicos . La experiencia transpersonal apunta a un nuevo tipo de aprendiz y a una nueva especie de sociedad. Por encima de la autoaceptacin, fomenta la auto trascendenci a. El contentarse con humanizar el medio educativo tena an algo de concesin al statu q uo. Los reformadores tenan muy a menudo miedo de desafiar a los estudiantes, por temor a presionar demasiado. Y preferan por ello aceptar antiguas limitaciones. ( Como veremos en el siguiente captulo, los esfuerzos tempranos por humanizar el lug ar de trabajo desembocaron tambin en la problemtica tpica de las soluciones parciale s: su posible rechazo antes de haberse demostrado todo su valor, por haber prome tido ms de lo que podan aportar.) La educacin transpersonal es ms humana que la educacin tradicional, e intelectualme nte ms rigurosa que muchas alternativas del pasado. Su objetivo no es simplemente preparar al individuo para valerse por s mismo en la vida, sino orientarle hacia la trascendencia. Es el correlato educativo de la medicina holstica: pretende la educacin de la persona entera. Segn uno de los conspiradores de Acuario, la educa cin transpersonal es el proceso de expone al individuo al misterio que habita en su interior, y de apartarse enseguida de su camino para no ser atropellado por l.

Pero, a la vez, aconsejaba no encarecerla demasiado ante los educadores, cuyo es cepticismo es bien comprensible. La escuela ha conocido tantas "revoluciones" en los ltimos aos...! El campo de batalla conserva todas sus cicatrices. No hay que p rometer milagros, incluso aunque uno mismo los espere. Phi, Delta, Kappa, la prestigiosa revista sobre administracin educativa, ha afirm ado que la educacin transpersonal contiene un potencial capaz de resolver graves problemas sociales, como la delincuencia juvenil, as como de incrementar la impor tancia de todo lo que sea aprender. Impreciso como es, contina la revista, este movi miento es posiblemente la tendencia que domina hoy da el escenario educativo, y p resagia una revolucin capital. Igual que la salud holstica, la educacin transpersonal puede tener lugar en cualqu ier parte. No tiene necesidad de escuelas, pero sus partidarios piensan que las escuelas s tienen necesidad de ella. Y por ello conspiran, tratando de introducir su filosofa, con toda su potencialidad de curacin y de despertar social, en las a ulas, a todos los niveles, en la formacin profesional, en la educacin de adultos y en las facultades y colegios universitarios. A diferencia de la mayora de las reformas educativas del pasado, la educacin trans personal tiene un slido arraigo cientfico: en la teora de sistemas, en la comprensin del modo cmo se integran cuerpo y mente, en el conocimiento de las dos principal es modalidades de la conciencia y su mutua interaccin, en el potencial de los est ados alterados y ensanchados de conciencia. Subraya la continuidad del saber, ms que su fragmentacin en asignaturas, y se apoya en el terreno comn de la experiencia humana, que trasciende toda diferencia tnica o nacional. Asiste al aprendiz en su bsqueda de sentido, en su necesidad de discernir formas y estructuras, en su ans ia de armona. Ahonda la conciencia sobre el modo cmo cambian los paradigmas, y cmo toda intuicin viene siempre precedida de frustraciones y de luchas. La educacin transpersonal procura rodear de un ambiente amistoso a las tareas ms d uras. Promueve a la vez al individuo y a la sociedad, la libertad y la responsab ilidad, la unicidad y la interdependencia, el misterio y la claridad, la tradicin y la innovacin. Es complementaria, paradjica, dinmica. Es la Va Media en educacin. Este paradigma ms amplio se interesa ms por la naturaleza del aprendizaje que por los mtodos de instruccin. Despus de todo, aprender no es algo limitado a los colegi os, los profesores, saber leer y escribir, aprender matemticas, obtener grados y x itos. Es el proceso que nos ha acompaado a cada paso de nuestra vida desde que re spiramos por primera vez; es la transformacin que tiene lugar en el cerebro cada vez que se integra en l una informacin nueva, cada vez que se adquiere el dominio de una nueva habilidad. El verdadero aprendizaje prende como yesca en la mente d el individuo. Todo lo dems es mera escolarizacin. El nuevo paradigma refleja, tanto los descubrimientos de la ciencia moderna, com o los hallazgos de la transformacin personal. Concepciones del antiguo paradigma educativo

La antigua conseguir tas acerca robustecer reativo en

concepcin genera preguntas relativas al modo de establecer normas y de obediencia y respuestas correctas. La nueva concepcin conduce a pregun de la manera de motivar para aprender a lo largo de toda la vida, de la autodisciplina, de avivar la curiosidad, y de fomentar el riesgo c gentes de todas las edades.

Aprender transforma Consideremos al aprendiz como un sistema abierto, como una estructura disipativa de las que se han descrito en el captulo 6, en interaccin con el ambiente que le rodea, tomando de l informacin, integrndola, y usndola despus. El aprendiz, al aprend er, transforma los datos, los ordena y vuelve a reordenar, hasta hacerlos cohere

ntes entre s. Su visin del mundo no deja de ensancharse con la incorporacin continu a de nuevos datos. De vez en cuando esa visin se rompe, y se forma otra nueva, co mo sucede al adquirir nuevas habilidades o ideas importantes: aprender a andar, a hablar, a leer, a nadar o a escribir; o aprender geometra o una segunda lengua. Cada nuevo aprendizaje supone una especie de cambio de paradigma. Todo cambio en el aprendizaje viene precedido por un perodo de tensin, de intensid ad variable dentro de un continuo que abarca los siguientes grados: malestar, ex citacin, tensin creativa, confusin, ansiedad, dolor, y miedo. Carlos Castaeda ha des crito en Las enseanzas de Don Juan la sorpresa y el miedo que acompaan al proceso de aprendizaje: "As comienza lentamente a aprender, poquito a poco al principio, luego a grandes saltos. Pronto se produce un choque en sus pensamientos. Lo que aprende no es nu nca como lo habla imaginado, de modo que comienza a tener miedo. Aprender no es nunca lo que uno se espera. Cada paso en el aprendizaje es una nueva tarea, y el miedo que el hombre siente empieza a crecer inflexiblemente, sin piedad. Su pro psito se ha convertido en un campo de batalla... Pero no debe salir huyendo. Debe hacer frente a su propio miedo, y a pesar de l d ar el paso siguiente en el aprendizaje, y el siguiente y el siguiente. Debe lleg ar a estar totalmente asustado, y a pesar de todo no pararse. Esa es la norma! Y llega un momento en que su primer enemigo se retira. Seguir aprendiendo deja de ser una tarea aterrorizante". El maestro transformante siente cundo el aprendiz est dispuesto a cambiar, y ayuda a su discpulo a responder a necesidades ms complejas, trascendiendo los antiguos niveles una y otra vez. El autntico maestro es tambin un aprendiz, y es transforma do por la relacin. Burns sealaba que un dictador no puede ser un autntico lder, porq ue no est abierto a la accin de sus seguidores, y un maestro cerrado que se limita a ostentar el poder, no es un autntico maestro. Un maestro cerrado puede llenar de informacin a sus alumnos. Pero, a cambio, el a prendiz se ve privado de participar. Los alumnos, como los ciudadanos de una dic tadura, no son capaces de hacer llegar sus necesidades, o su disposicin para el c ambio, a quien se supone que debe facilitarles su crecimiento. Es la diferencia entre un altavoz y un interfono. El maestro abierto, como un buen terapeuta, establece con su alumno una relacin d e resonancia, capaz de sentir sus necesidades, conflictos, esperanzas, y miedos inconfesos. Respetando siempre la autonoma del aprendiz, el maestro emplea ms tiem po en tratar de ayudarle a formular y resolver sus preguntas ms urgentes, que en exigirle respuestas correctas. El sentido de la oportunidad y la comunicacin no verbal son cruciales, como verem os. El alumno siente si el maestro le considera dispuesto, si tiene confianza en l o se siente escptico. Lee sus expectativas con respecto a l. El verdadero educador intuye el nivel del alumno, comprobndolo luego, cuestionndolo, guindolo. Le deja t iempo para asimilar, para retirarse, si es necesario, cuando el avance resulta d emasiado penoso. Si es imposible recetar la salud holstica, que debe comenzar en la intencin del paciente, tampoco el verdadero maestro puede imponer a nadie el apr endizaje. Se puede ayudar a las personas a que lo descubran en su interior. El m aestro abierto ayuda a su discpulo a descubrir pautas y conexiones entre las cosa s, fomenta su apertura a nuevas posibilidades, por extraas que parezcan, y acta de comadrona de sus ideas. El maestro es un timonel, un catalizador, un facilitado r, un agente del aprendizaje, pero no su causa primera. La confianza se ahonda con el tiempo. El maestro se va sintonizando mejor con el discpulo, con lo cual ste empieza a aprender con ms fuerza y con mayor rapidez. Es t claro que para que un maestro pueda llegar a ese grado de sintonizacin, es preci so que tenga una sana estima de s mismo, un ego con pocas necesidades, y una esca sa necesidad de ponerse a la defensiva. El autntico maestro debe estar muy dispue sto a dejar marchar, a reconocer sus equivocaciones, y a permitir que su discpulo tenga otra realidad distinta a la suya. Animar al aprendiz para que escuche y o bedezca a la autoridad de su propia voz interior, es admitir tcitamente de buen g rado que puede tener una opinin distinta. La sumisin a la autoridad externa es sie

mpre provisional y transitoria. Dicho con palabras de la sabidura oriental: Si te encuentras con Buda en tu camino, mtale. As como los maestros espirituales amplan o rectifican la imagen que tienen de s mis mos sus discpulos, despertndoles a su verdadero potencial, tambin el educador liber a el ser de sus alumnos, les abre los ojos, y les hace conscientes de las opcion es que se les ofrecen. Solamente aprendemos lo que ya sabamos desde siempre. Aprendemos a atravesar los miedos que nos encogan. La relacin transformadora con u n maestro nos lleva hasta el lmite, perturba nuestra paz, y nos desafa con lo que el psiclogo Frederick Perls llamaba un peligro seguro. Un entorno ptimo para el apre ndizaje debera ofrecer suficiente seguridad como para incitar a la exploracin y an imar al esfuerzo, y suficiente inters como para impulsarnos a seguir adelante. Au nque un entorno humanstico no es condicin suficiente para una educacin transformado ra, engendra, sin embargo, la confianza necesaria. Confiamos en los maestros que no dudan en someternos a tensiones, dolor o tareas penosas, siempre que lo nece sitamos. Y sentimos resentimiento frente a los que nos empujan para satisfacer s u propio ego, nos presionan con chantajes afectivos, o nos obligan a zambullirno s en aguas profundas cuando an no hemos perdido el miedo a no hacer pie. Porque u n grado adecuado de tensin es esencial. Los educadores pueden fracasar en su tare a transformadora si tienen miedo de molestar al discpulo. La verdadera compasin es despiadada, dice un maestro espiritual. Y el poeta Guillermo Apollinaire lo expre sa as: Acercaos al borde, les dijo. Tenemos miedo, respondieron. Acercaos al borde, les dijo. Se acercaron. l les empujo... y salieron volando. Puede que aquellos que nos aman tengan que empujarnos cuando estemos listos para volar. Un maestro en exceso blandengue refuerza el deseo natural de retirada, de manten erse a salvo, sin aventurarse nunca a la bsqueda de nuevos conocimientos, de no a rriesgar nunca nada. El maestro debe saber cundo debe dejar que el aprendiz luche por s solo, consciente de que el proporcionarle ayuda o consuelo, aunque l lo pida, puede interrumpir su transformacin. Esto es tan de sentido comn, como saber que e l nadador debe dejarse ir, o que el ciclista debe conseguir un nuevo equilibrio en el interior de su cuerpo. No se nos debe privar de nuestros aprendizajes ni s iquiera en nombre del cario o la simpata. El riesgo aporta sus propias recompensas: la alegra de atravesar los lmites, de pa sar al otro lado, el alivio que sucede a la curacin del conflicto, o la claridad que produce la resolucin de una paradoja. Todo aquel que nos ensea esto se convier te en agente de nuestra liberacin. Al final, aprendemos en profundidad que la otr a cara del miedo es siempre una libertad, y que debemos responsabilizamos del vi aje, empujndonos a nosotros mismos por encima de la confusin y de las propias repu gnancias y aprensiones en busca de una nueva libertad. Una vez que eso sucede, p or muchos obstculos o desvos que podamos tropezar en el camino, nuestra vida sigue un curso diferente. En alguna parte queda el claro recuerdo del proceso de tran sformacin: de la oscuridad a la luz, del estar perdido al encontrarse, del fracci onamiento a la unidad, del caos a la claridad, del miedo a la trascendencia. Para comprender cmo el miedo y la seguridad, el riesgo y la confianza son actitud es que se aprenden, es preciso que nos remontemos, por encima de la escuela, has ta nuestros primeros educadores. Nuestro modelo de exploracin son nuestros propio s padres. De ellos aprendimos a avanzar o a retroceder. Ellos nos imbuyeron sus expectativas. Con mucha frecuencia, hemos heredado en segunda generacin miedos y ansiedades que sentamos en ellos. Y, si no nos hacemos conscientes del ciclo, es muy probable que todos nosotros acabemos pasando sus miedos y los nuestros a nue stros propios hijos. Esa es la herencia de malestares legados de generacin en gen eracin: miedo a perder, a caer, a ser pospuesto, a ser abandonado, a no ser lo su ficientemente digno. Se han realizado recientemente estudios sobre el miedo al xito, sndrome que es basta

nte comn, que han revelado que la causa ms probable del mismo es el miedo de los p adres, comunicado al hijo, de que ste no sea capaz de llevar a buen trmino las tar eas que tiene entre manos. El nio percibe simultneamente que esas tareas son impor tantes para sus padres, y que stos dudan que l pueda hacerlo solo, sin ninguna ayu da. Este individuo va a establecer, para toda su vida una pauta de comportamient o, consistente en sabotear sus propios xitos, cuando est justamente a punto de dom inar realmente su quehacer. A la mayora de los padres, segn parece, no les importa que sus hijos les superen e n ciertas cosas: trabajo en el colegio, atletismo, popularidad. Sienten una espe cie de satisfaccin vicaria en el hecho de que sus hijos sobrepasen sus propias am biciones. Pero a la mayora de los padres no les gusta que sus hijos sean diferent es. Queremos poder comprenderlos, y nos gusta que compartan nuestros propios val ores. El miedo a procrear un engendro extrao aparece en los mitos y en cuentos de ciencia-ficcin, en los que aparecen nios que representan un salto a nuevas formas de existir, dejando de estar sujetos a la fragilidad o a los lmites mortales de sus padres, como sucede en la obra de Arthur Clarke Childhood's End. Si, como padres, nos da miedo el riesgo y lo no conocido, prevenimos a nuestros hijos frente a todo intento de atacar al sistema. No les reconocemos su derecho a un mundo diferente. En nombre de la adaptacin, puede que intentemos privarles d e su sentimiento de rebelda. En nombre del equilibrio pretendemos salvarlos de to da intensidad, de toda obsesin, de todo exceso, en una palabra, del desequilibrio que permite que tenga lugar la transformacin. Cuando los padres muestran confianza en la capacidad de sus hijos para aprender, cuando les incitan a ser independientes, y combaten sus miedos con humor y hone stidad, pueden romper la vieja cadena de traumatismos heredados. El nmero crecien te de adultos que han recorrido su propio proceso transformativo en la dcada pasa da se ha hecho consciente de este trgico legado, y es hoy un poderoso factor de c ambio, histricamente nuevo. Aprender con todo el cerebro Hay adems otro factor evolutivo sin precedentes. Una vez consciente de la evolucin , deca Teilhard, la humanidad entr en una nueva fase. Era slo cuestin de tiempo el l legar a percibir la evidencia de una expansin mundial de la conciencia. El uso deliberado de tcnicas de ensanchamiento de la conciencia, que slo recientem ente ha comenzado a aplicarse de forma adecuada, es nuevo en cuanto medida educa tiva para la gran masa. Nunca antes se haba propuesto ninguna cultura fomentar en la generalidad de su poblacin la capacidad de conocer con la totalidad de su cer ebro. El estado de trascendencia en el que intelecto y sentimientos se funden, y en el que los juicios procedentes de la corteza superior hacen las paces con la s intuiciones del viejo cerebro lmbico, era patrimonio de unos pocos: filsofos ate nienses, maestros de Zen, genios del Renacimiento, fsicos creativos. Pero estos n iveles heroicos no eran para la gente normal. Y desde luego no era algo que tuviese que ver con los colegios! Pero no hay razn para seguir reservando a una lite la capacidad de conocer con tod o el cerebro. Tanto la ciencia como la experiencia de transformacin personal de u n gran nmero de gente demuestran que es una capacidad humana innata, y no slo un d on especial de los artistas, los yoguis y algunos cientficos prodigiosos. El cere bro de cada uno de nosotros es capaz de reordenar ilimitadamente la informacin. L os conflictos y paradojas son trigo apropiado para el molino transformador del c erebro. Lo nico que necesitamos es prestar atencin. Las psico-tcnicas, al crear lo que el p siclogo Lester Fehmi ha llamado "un enfoque abierto", ensanchan la conciencia. Au mentan la memoria, aceleran el ritmo del aprendizaje, ayudan a la integracin de l os dos hemisferios corticales, y fomentan la coherencia entre las antiguas regio nes cerebrales y las nuevas. Permiten tambin un ms fcil acceso a las ansiedades inc onscientes que pueden estarnos obstaculizando el camino. Las psico-tcnicas ayudan a todo aprendiz, viejo o joven, a centrarse, es decir, a ser capaces de creacin, de conexin, de unificacin, y de trascendencia. Pronto resulta obvio que la subestima de la capacidad del cerebro y la ignoranci

a de sus prestaciones es lo que nos ha conducido a disear nuestros sistemas educa tivos cabeza abajo y mirando hacia atrs. Leslie Hart, consultor educativo, descri be a las escuelas como antagnicas al cerebro. "Estamos obsesionados con la lgica, entendida generalmente como un esfuerzo tenso, sistemtico, ordenado, secuencial (lineal)... Pero el cerebro humano sirve poco pa ra este tipo de lgica. Es un ordenador de poder y sutileza increble, pero mucho ms analgico que digital. No trabaja con precisin, sino en trminos de probabilidades, s obre la base de grandes cifras que a menudo son solo cercanas o incluso vagament e aproximativas". Los clculos cerebrales no tienen necesidad de nuestro esfuerzo consciente, slo de nuestra atencin y la apertura necesaria para dejar entrar la informacin. Aunque el cerebro absorbe continuamente verdaderos universos de informacin, slo una pequea p arte de sta es admitida a la conciencia ordinaria, en buena parte a causa de nuestr os hbitos e ideas errneas acerca de cmo sabemos lo que sabemos. Desgraciadamente, con los descubrimientos sobre la naturaleza de la mente ha pas ado lo que sucede con las noticias de un armisticio que se propagan lentamente. Muchos mueren innecesariamente en el campo de batalla mucho tiempo despus de habe r terminado la guerra. Una cantidad de mentes jvenes, en nmero superior a lo que s oportaramos pensar, sufre la obturacin y disminucin de sus facultades un da tras otr o, forzados por un sistema que embota su capacidad para seguir creciendo durante toda su vida. A diferencia de los insectos, como alguien dijo, los seres humano s empezamos como mariposas para acabar en capullos. Los conocimientos sobre el c erebro han estado ausentes desde hace mucho tiempo del trabajo de curso en la ma yora de las facultades de educacin, lo que resulta comprensible, ya que es algo qu e suele ir envuelto en lenguaje tcnico. Los descubrimientos sobre la especializac in de los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, aun simplificndolos mucho, h an ofrecido a la educacin una nueva metfora provocativa del aprendizaje. La validacin cientfica de la intuicin, trmino con el que describimos todo conocimiento cuyo origen se nos escapa, ha sacudido a la ciencia, y comienza justamente ahor a a ejercer su influjo en la educacin. Siguiendo el sentido comn, intentamos traza r las ideas de un punto a otro, como por telgrafo, o como un tren de pensamiento: A conduce a B, B conduce a C. Pero los procesos naturales no lineales, como el de cristalizacin y ciertos procesos cerebrales, suceden de la A a la Z, todo a la v ez. El cerebro no se limita a nuestras ideas de sentido comn, o no funcionaramos e n absoluto. El diccionario define la intuicin como percepcin rpida de la verdad sin que medie at encin o razonamiento consciente, como conocimiento brotado del interior, como conocim iento o sentimiento instintivo asociado con una visin clara y concentrada. La pala bra deriva, muy adecuadamente, del latn intuere, mirar adentro. No debe extraarnos que la mente lineal no haga caso de esa forma instantnea de sen tir. Despus de todo, sus procesos no pueden rastrearse linealmente, por lo que re sultan sospechosos. Y provienen de la mitad muda del cerebro, que es fundamental mente incapaz de hablar. El hemisferio derecho es incapaz de verbalizar lo que s abe; sus smbolos, imgenes o metforas necesitan ser reconocidos y reformulados por e l hemisferio izquierdo, para que su informacin pueda ser conocida en su totalidad . Antes de contar con la evidencia de la validez de esa forma de conocimiento de mostrada en los laboratorios, y con algn atisbo de los procesos no lineales; le r esultaba muy duro a nuestro yo lineal el aceptarlos, y mucho ms el confiar en ell os. Hoy sabemos que derivan de un sistema cuya capacidad de almacenamiento, su g rado de interconexin y su velocidad humillan los esfuerzos de comprensin de los ms brillantes investigadores. Existe la tendencia a pensar en la intuicin como algo separado del intelecto. Con mayor precisin, podramos afirmar que la intuicin acompaa al intelecto. Todo cuanto alguna vez hemos imaginado queda tambin registrado y es accesible. Esos dominios ms amplios de nuestro saber conocen todo lo que sabemos con nuestra conciencia ordi naria, y muchsimo ms. Como sostiene el psiclogo Eugene Gendlin, esa dimensin, a la q ue solamos dar el nombre de inconsciente, no es algo infantil, regresivo ni ensoad or, sino que es mucho ms listo que nosotros. Si a veces sus mensajes son enmaraados,

es culpa del receptor, no del emisor. Este tcito saber ha tenido siempre sus defensores, incluidos muchos de nuestros cie ntficos y artistas ms grandes y creativos. Ha sido el compaero insustituible y sile ncioso de todos nuestros progresos. El cerebro izquierdo es capaz de organizar l a informacin nueva para formar el conjunto de estructuras existente, pero es inca paz de generar nuevas ideas. El cerebro derecho ve el contexto, y por eso, su si gnificado. Sin la intuicin, estaramos an en las cavernas. Toda ruptura, todo salto adelante en la historia, tiene su origen en intuiciones del hemisferio derecho, en la habilidad del cerebro holstico para detectar anomalas, para procesar element os nuevos y percibir las relaciones respectivas. Puede extraarnos el hecho de que nuestro sistema educativo, con su insistencia en los procesos lineales del cereb ro izquierdo, haya sido incapaz de seguir el ritmo de los tiempos? De algn modo resulta comprensible que la evolucin de la conciencia humana se orien tase en el sentido de apoyarse excesivamente en el hemisferio en donde reside el lenguaje. Algunos tericos piensan, basados en los datos proporcionados por la in vestigacin, que el cerebro izquierdo se comporta casi como un individuo aparte, c ompetitivo, como una mente independiente que inhibe a su contraparte. Esta nuest ra triste condicin podra compararse a la de dos marineros gemelos embarcados en un largo viaje. Uno es un tipo locuaz y analtico, y el otro es mudo y, en ocasiones , soador. El hablador se pasa todo el tiempo haciendo serios clculos con la ayuda de sus cartas e instrumentos. Su hermano, sin embargo, tiene Una misteriosa habi lidad para predecir las tormentas, los cambios de las corrientes y otras condici ones de navegacin, informando de ellas por medio de signos, smbolos o dibujos. El marinero analtico no se atreve a fiarse de los consejos de su hermano, porque es incapaz de adivinar de dnde proceden. De hecho, el marinero silencioso tiene acce so instantneo, como si dispusiera de una radio, a un abundante banco de datos que le confiere una perspectiva sobre el estado del tiempo como la que tendra desde un satlite. Pero es incapaz de explicar la complejidad de este sistema por lo lim itado de su capacidad de comunicar detalles. Con lo que su parlante y racional her mano acaba por no tenerle en cuenta de todos modos. Y l muchas veces tiene que li mitarse a contemplar, frustrado e inerme, cmo la embarcacin camina derecha hacia e l desastre. Siempre que sus mutuas opiniones entran en conflicto, el marinero an altico se empea obstinadamente en seguir sus propios clculos, hasta que un da se tro pieza por casualidad con un esquema de los elementos que componen el banco de da tos de su hermano, y se queda abrumado. De pronto cae en la cuenta de que al ign orar las opiniones de su hermano gemelo, ha estado efectuando la travesa con una informacin a medias. Jerome Bruner, uno de los principales cientficos interesados en el campo del apre ndizaje, afirma que todo nio que se enfrenta con una materia nueva o con un probl ema desconocido, igual que el cientfico que opera en los lmites de su propia espec ialidad, quedara paralizado sin la ayuda de la intuicin. Por ejemplo, somos incapa ces de imaginar cmo hacer para mantener el equilibrio. Con frecuencia, ms que darnos cuenta, nos dejamos sentir. El ordenador A-Z se encarga de sintonizar los diver sos indicios que le llegan, y nosotros, sin ms, nos movemos. Si queremos emplear nuestra capacidad de forma total y plenamente confiada, afirma Bruner, debemos r econocer el poder de la intuicin. Nuestra misma tecnologa ha generado tantas posib ilidades, que slo la intuicin es capaz de ayudarnos a elegir entre ellas. Y ahora que esa misma tecnologa puede encargarse de las tareas rutinarias y analticas, pod emos dedicarnos con mayor libertad a afinar nuestra atencin para poder tener acce so al conocimiento global. Hoy en da sabemos que el cerebro derecho es capaz de percibir relaciones, reconoc er rostros, mediatizar la informacin nueva, or tonalidades, y apreciar las armonas y simetras existentes. La mayor de las incapacidades para aprender puede provenir de la ceguera perceptiva de pautas y estructuras, esto es de la incapacidad par a percibir las relaciones o el sentido de un determinado conjunto de elementos. Sin embargo, no hay ningn distrito escolar que haya diseado hasta ahora algn tipo d e programa para tratar de remediar y superar esta fundamental y gravsima deficien cia. Como hemos visto, nuestro sistema educativo ms bien contribuye a agravar el problema, e incluso es posible que sea su causa. La investigacin ha venido a confirmar lo que los padres y docentes un poco observ

adores han sabido desde siempre: que cada uno tiene su forma de aprender. Entre nuestros cerebros, en unos hay dominacin del hemisferio izquierdo, en otros del d erecho, y en otros no hay dominacin de ninguno. Unos aprenden mejor a base de esc uchar, otros a base de ver o de tocar. Unos tienen facilidad para visualizar, ot ros nada en absoluto. Hay quienes recuerdan fcilmente nmeros de telfono, fechas, y datos parecidos; otros recuerdan con mayor facilidad colores y sentimientos. Alg unos aprenden mejor en grupo, otros en solitario. Unos rinden ms por las maanas, o tros por las tardes. No existe ningn nico mtodo educativo capaz de extraer lo mejor de toda la diversidad de cerebros existentes. Los descubrimientos sobre la espe cializacin hemisfrica cerebral y la tendencia de las personas a funcionar de acuer do con uno u otro estilo, nos ayuda a comprender por qu somos tan diferentes en n uestras formas de ver y de pensar. La investigacin sobre el cerebro est aportando tambin una revolucin a la comprensin q ue tenemos del modo diferente de percibir que tenemos los hombres y las mujeres. Ciertos aspectos de la especializacin cerebral varan, en efecto, marcadamente de acuerdo con el sexo. Los hemisferios derecho e izquierdo del varn se especializan a una edad mucho ms temprana que los del cerebro de la hembra, lo que les propor ciona una serie de ventajas y de inconvenientes. El cerebro del varn es superior en cierto tipo de percepciones espaciales, pero es menos flexible y ms vulnerable que el cerebro de la hembra frente a posibles deficiencias derivadas de un even tual accidente. Un estudio reciente apenas apreci prdidas de lenguaje en mujeres q ue haban sufrido dao en su hemisferio izquierdo, mientras que en el caso de varone s que presentaban traumatismos semejantes, su nivel de lenguaje haba descendido p or debajo de lo normal. Un nmero mucho mayor de varones que de hembras sufre de d islexia (dificultad lectora). La dislexia, que afecta al menos a un 10 por ciento de la poblacin, parece ir aso ciada a una dominacin del hemisferio cerebral derecho en el proceso lector. Quien es presentan una capacidad perceptiva marcadamente holstica resultan frecuentemen te perjudicados por nuestro sistema educativo, por su insistencia en el lenguaje simblico y en la matemtica simblica. Sufren de una dificultad inicial para procesa r este tipo de smbolos. Sin embargo, estos individuos, que neurolgicamente son una minora, pueden estar tambin excepcionalmente dotados. Normalmente sobresalen en e l campo artstico y en capacidad de pensamiento creativo. Por desgracia, su contri bucin potencial a la sociedad queda a menudo disminuida porque su propia autoesti ma qued minada por el sistema en los primeros aos de colegio. Las escuelas han venido enseando y calibrando a toda una variedad caleidoscpica de i ndividuos con arreglo a un nico programa, de acuerdo con un nico tipo de criterios . Han favorecido ciertas aptitudes, condicionndolas y recompensndolas en exceso, e xcluyendo en cambio otras, "dejando de lado" a todos aquellos cuyas dotes no fig uraban en la lista de prioridades de la cultura del momento, y convencindoles con ello de por vida de su propia incapacidad. Como individuos y en cuanto sociedad tenemos urgentes necesidades a las que no p odremos subvenir a menos que cambiemos de forma de pensar sobre el aprendizaje. La necesidad de innovacin La capacidad de sintetizar y de detectar pautas y estructuras ser necesaria para la supervivencia en el siglo veintiuno. A medida que la cultura crece en complej idad4, que la ciencia abarca cada vez ms campos, y que las posibilidades se diver sifican, tenemos necesidad de poder comprender con todo el cerebro ms de lo que n unca lo habamos necesitado: El cerebro derecho para innovar, para sentir, para im aginar, para prever; el izquierdo para comprobar, para analizar y para apoyar el nuevo orden de cosas en conceptos y estructuras adecuadas. Juntos inventan el f uturo. El novelista Henry James se anticip a la investigacin sobre el cerebro al observar que existen dos tipos de gente: los que prefieren la emocin del reconocimiento, y los que prefieren la sorpresa. El hemisferio izquierdo parece estar especializ ado en el procesamiento de estmulos altamente estructurados, que pueden encajar c omo si de pronto se produjese un clic entre ellos, mientras que el derecho integ ra informaciones nuevas e imprecisas como con una sbita iluminacin. El izquierdo e

sencialmente reconoce la relacin que guarda el estmulo con lo que ya antes conoca. El derecho maneja materiales de los que no tiene previa experiencia. Los hemisferios son conservadores y radicales, tradicionales e innovadores. Los experimentos sugieren que el hemisferio derecho, adems de captar las relaciones y sobresalir en lo que a percepciones profundas se refiere, percibe mejor en cond iciones de penumbra y oscuridad. La sugerencia resulta poticamente apropiada, dad a su tendencia a asomarse a lo desconocido y su inclinacin a la mstica. Ese saber, propio del cerebro derecho, que parece flotar libremente, es como un libro prestado, como las notas de una meloda odas al pasar, como un vago recuerdo. Si esa extraa sensacin percibida no recibe un nombre, una definicin, unos contorno s, no puede llegar a la plena conciencia. Se esfuma en briznas y retazos etreos, como un sueo recordado a medias. No puede concienciarse. Sin la capacidad del cer ebro izquierdo para reconocer, nombrar e integrar, toda esa imaginacin que podra r ejuvenecer nuestra vida se hunde en el olvido. Las psicotcnicas facilitan la emergencia de ese tipo de sensaciones extraas. Cuand o la atencin se encuentra en estado difuso, surgen a la superficie sentimientos e impresiones complejos, que el cerebro izquierdo, analtico, puede reconocer. El v erdadero misterio sucede en esa sbita integracin, cuando lo apenas esbozado encaja de pronto en su lugar. Es todo el cerebro, el que conoce en ese momento. Es la bombilla que se enciende en los dibujos animados sobre la cabeza de uno de los p ersonajes, que tiene de pronto una "brillante idea". Estamos viviendo una poca de rpidos reajustes en la vida cotidiana y de revisiones radicales en la ciencia: La multiplicidad de niveles de la realidad, las nuevas concepciones acerca del mundo fsico, los estados ampliados de conciencia, los su cesivos avances tecnolgicos... todo esto no es ciencia-ficcin ni un sueo curioso. S on realidades que estn ah y van a seguir estndolo. La mayora de las escuelas del pasado eran especialmente inhspitas para los individ uos creativos e innovadores. Los innovadores alborotan, turban la plcida somnolen cia del statu quo. Disienten del cmodo consenso de la mayora sobre la realidad, y no temen confesar, como en el cuento de Hans Christian Andersen, que el rey est co mpletamente desnudo. Hermann Hesse ha descrito esa lucha entre la norma y el espritu, que se repite ao tr as ao, en una escuela tras otra: "Las autoridades se toman incontables trabajos por ahogar en su raz los pocos ent endimientos profundos o que ofrecen algn mayor valor. Y una y otra vez, aqullos a quienes sus maestros detestaban y castigaban con frecuencia, los escapados y los expulsados, son quienes luego aportan algo a los tesoros de la sociedad. Pero a lgunos, quin sabe cuntos?, se alejan, desperdicindose con silenciosa obstinacin, hast a que finalmente sucumben". Inadvertidamente, el sesgo peculiar de nuestras escuelas puede estar impulsando a la gente a llevar al extremo sus tendencias innatas. La rebelda del innovador p uede irle apartando ms y ms, hasta convertirle en un ser neurtico o antisocial. La estructura autoritaria moldea al nio tmido que desea agradar, llevndole a posicione s an ms conformistas. Craig Haney y Philip Zimbardo, en un estudio en que comparan los colegios con las crceles, comentan que la verdadera tragedia no es la de los revoltosos, ni siquiera la de quienes salen rebotados, sino la inacabable proces in de estudiantes sin rostro que pasan por la escuela silenciosamente, sin plante ar preguntas ni problemas, y sin que se les note. El miedo puede impedirnos toda innovacin, todo riesgo, toda creacin. Y as nos forja mos la ilusin de estar a salvo. Pero no hacemos ms que prolongar la incomodidad y sentirnos perturbados durante el sueo. En un nivel sabemos que estamos en peligro , al negarnos a cambiar en medio de un mundo cambiante. Las nicas estrategias lo suficientemente imaginativas como para poder rescatarnos de esa situacin slo puede n provenir de ponernos a la escucha de nuestra otra conciencia. Es preciso abrir u na y otra vez las compuertas, romper una y mil veces las viejas estructuras para tratar de darles nueva forma. Alvin Toffler sugiere en El shock del futuro (1970) que necesitamos una multitud de imaginaciones, sueos y profecas, imgenes de maanas posibles... . Las conjeturas y

las imaginaciones se estn convirtiendo en algo tan framente prctico como lo era el r ealismo, tener los pies en el suelo, en otros tiempos. Necesitamos crear santuario s para la imaginacin social. Es posible que el maana nos depare sorpresas sobrecogedoras, aterradoras e inclus o cataclsmicas. Un sistema educativo que incita a dar las respuestas correctas es c ientfico y psicolgicamente insano. Y al exigirnos conformismo, de conducta o de cr iterio, a sus principios, est inhibiendo toda innovacin y ganndose el desprecio de todos en una era de creciente autonoma. El actual paradigma educativo da por supue sto que las nicas preguntas que merece la pena preguntar son aquellas cuyas respu estas ya tenemos, dice Ray Gottlieb, un optmetra especializado en aprendizaje. Dnde, entonces, podemos aprender a vivir en medio de las incertidumbres del mundo rea l? Estamos comenzando a darnos cuenta de que necesitamos educar para una libertad p or encima de todas las fronteras. La capacidad de cambiar de perspectiva es una estrategia especfica para la resolucin de problemas. En un experimento, unos psiclo gos sometieron a una serie de estudiantes a un entrenamiento para reformular los problemas, o bien para visualizarlos con mayor claridad. Los estudiantes que es taban aprendiendo a reformular los problemas tenan que ampliar su definicin del mi smo, y comprobar sus ideas sobre el mismo para ver si eran o no verdaderas y nec esarias. Los reformuladores obtuvieron puntuaciones muy superiores a los visualiz adores! Los experimentos confirmaron que es posible ver con claridad algo en si errneo, y creer haber alcanzado una evidencia cristalina, donde no hay nada de eso5 . Los saltos imaginativos, la curiosidad, las sntesis, la espontaneidad, los flashe s intuitivos... todas estas cosas no debieran ser patrimonio de una minora privil egiada. El educador John Gowan, especialmente interesado en el tema de la creati vidad, dice: "Hasta ahora slo hemos cosechado la creatividad en estado silvestre. No hemos ten ido ms personas creativas que las que han seguido sindolo testarudamente a pesar d e todos los esfuerzos de la familia, de la religin, de la educacin y de la poltica por quitrselo de la cabeza... Si llegamos a domesticar la creatividad, esto es, fomentndola, en vez de negarla, en nuestra cultura, podremos incrementar el nmero de personas creativas hasta ll egar a formar una masa crtica. Cuando una cultura alcanza ese nivel, como sucedi e n la Atenas de Pendes, en el Renacimiento, en la Inglaterra isabelina, o en nues tro propio perodo federalista, la civilizacin da un gran salto adelante. Podemos t ener por delante una edad de oro de este tipo, como nunca ha conocido el mundo.. . Un genio es siempre un precursor, y los espritus ms lcidos de esta poca prevn ya el amanecer de esa nueva era". Por falta de otra alternativa, todos nacamos creativos. Nuestras primeras imgenes y sonidos eran frescos, nuevos, originales. Explorbamos nuestros pequeos universos , ponamos nombre a las cosas, y llegbamos a conocerlas ntima mente en el sentido Yo -T. Luego, abruptamente, la educacin formal vino a interrumpir nuestra contemplacin , obligndonos a funcionar con otro tipo, mucho ms ansioso, de atencin, rompiendo en pedazos el estado de conciencia necesario para hacer arte o ciencia de modo con veniente. Por vez primera, si tenemos suerte, la educacin puede encargarse de fomentar ese tipo de conciencia de mayor riqueza y fluidez. Nuestras escuelas pueden dejar gr adualmente de seguir empendose en mover nuestros veleros a fuerza de remos. La necesidad de conexin El sentido brota del contexto y de las conexiones. Falto de su contexto, nada ti ene sentido. Tratemos de imaginar un juego de damas sin su tablero, una lengua s in su gramtica, un juego cualquiera sin sus reglas. El cerebro derecho, con su ca pacidad de detectar pautas y percibir globalidades, es esencial para comprender el contexto, para detectar el sentido. Aprender a aprender incluye aprender a ver las relaciones que existen entre las cosas. Por desgracia, nuestras escuelas no n

os ayudan en esto, dice el antroplogo Edward Hall, porque indefectiblemente nos ens ean a no establecer conexiones... Debera haber al menos unas pocas personas dedica das a sintetizar, a poner las cosas unas junto a otras. Y eso es imposible sin u n profundo sentido del contexto. Contexto... : en sentido literal, lo entretejido. Hoy en da tendemos a ver todo des de un punto de vista ecolgico, conscientes como estamos de que las cosas slo tiene n sentido cuando se las pone en relacin con otras cosas. Tambin la medicina ha com enzado a interesarse por el contexto de la enfermedad, por su medio, y no slo por sus sntomas, y la misma educacin est empezando a reconocer que la interrelacin de l o que ya sabemos, la red que permite apreciar la relevancia relativa de sus elem entos, es ms importante que su mero contenido. El contenido es relativamente fcil de dominar, una vez que cuenta con su marco. Por ejemplo, en un experimento con nios en edad preescolar, result que estos apren dan a leer palabras con ms facilidad que las letras aisladas, al parecer porque po dan asociar el sentido a las palabras. Una palabra que contuviera la letra e, era ms fcil de aprender que la misma letra por s sola. Sin embargo, si a la letra se l e daba un significado, y no solamente un sonido, ejemplo, si se les deca a los nio s que la letra e significaba taxi, podan aprenderla con igual facilidad que las d ems palabras. Los investigadores insistan en la importancia que puede tener como f actor el significado, y en el influjo relativamente menos importante que tiene e l factor de complejidad visual con tal de que el significado forme parte del con junto. Los consultores educativos de la empresa Synectics, de Cambridge, Massachussets, han diseado un programa, que lleva el nombre de Ttulo 1, para ayudar a nios cultural mente deprimidos, con el que han enseado a miles de nios en edad escolar elemental a establecer conexiones, a pensar metafricamente, en realidad6. Al principio, l a mayora de los nios no poda establecer conexiones significativas si el maestro les preguntaba: En qu se parece el crecimiento de un huevo y el de una semilla?. Respuestas tpicas de nios de tercer grado antes de seguir el programa, eran: La flor es mejor, los polli tos pueden andar, las flores no tienen plumas. Tras varias horas de ejercicios de establecer conexiones realizados en grupo, se vuelve a preguntar a los nios sobre el parecido de la semilla y el huevo. Ahora ya todos son capaces de generalizar algn aspecto de su semejanza: los dos crecen, cambian de forma, etc. Sus metforas son a menudo de lo ms sorprendente. En un pro grama desarrollado en Lawrence, Massachusetts, un nio dijo: Slo el huevo y la semil la saben lo que sern cuando crezcan... Algo que tienen dentro debe decrselo. Es co mo "Mister Rogers" en la tele. l nos cuenta un cuento, y slo l sabe cmo va a termina r. Otro dijo que tanto la semilla como el huevo son muy pequeos al principio, pero luego se hacen terriblemente grandes, como los enfados de pap. Cuando se pone com o loco, comienza por ponerse un poco loco, pero luego se pone ms y ms loco cada ve z. Otro nio comparaba el rompimiento de la cscara del huevo o de la semilla con el reventar de las tuberas al helarse el agua en su interior. Al hacerles un test a los nios de Lawrence un ao despus de haber seguido el program a de pensamiento metafrico, los nios de primer grado mostraron un incremento del 3 63 por ciento en su conocimiento de letras y sonidos, un aumento del 286 por cie nto en su comprensin auditiva, y un aumento del 1.038 por ciento en su capacidad lectora. Los nios de jardines de infancia mostraron incrementos anuales del 76 po r ciento en un test de vocabulario ilustrado con imgenes. Los de tercer grado exh ibieron un aumento de casi el 40 por ciento en puntuaciones de lectura. William J. J. Gordon, creador del mtodo de Sinctica, cree que el aprendizaje se ba sa en establecer conexiones que pongan en relacin lo nuevo con lo ya conocido, ca pacidad cuyo desarrollo se ha impedido a mucha gente. He aqu algunas preguntas to madas de los ejercicios de Sinctica: Qu necesita ms proteccin, una tortuga o una roca ? Qu pesa ms, una piedra de ro o un corazn apesadumbrado? Qu crece ms, un rbol za en s mismo?. La metfora tiende un puente entre ambos hemisferios, portando simbli camente el conocimiento desde el mudo hemisferio derecho hasta el izquierdo, par a que pueda ser reconocido por ste como algo ya conocido. La Sinctica incita tambin a buscar ejemplos de atraccin-repulsin, como armadura frgil, prisa inmvil, libertad disciplinada, como medio de ejercitarse en el arte de trascender la paradoja.

En medio de una oleada de informacin, puede que estemos yendo en direccin hacia un a economa de aprendizaje: unos cuantos principios y teoras potentes que sirvan par a interconectar las diversas disciplinas. Los elementos del universo slo pueden e ntenderse en trminos de globalidad, como siguen intentando decirnos nuestros mejo res pensadores. La naturaleza es una unidad maravillosa, dice Albert Szent-Gyorgyi . No se divide en fsica, qumica, mecnica cuntica... . Kenneth Boulding, economista y p residente de la Asociacin Americana para el Progreso de la Ciencia, ha hablado de la profunda reorganizacin y reestructuracin del conocimiento que est teniendo lugar en nuestra poca: Las viejas fronteras se estn derrumbando en todas direcciones. Obse rvemos que dice reestructuracin, no habla de aadir ms cosas. Lo que est cambiando es la forma y la apariencia de lo que sabemos. Joseph Meeker, hablando de lo que l llama educacin ambidiestra, dice que la gente de be aprender a adaptar su cerebro entero a un mundo global: "A los que piensan linealmente con su cerebro izquierdo, les aguardan tiempos di fciles. Quienes siguen creyendo que viven en un jardn, se van a encontrar con que las zanahorias se salen para mezclarse con las lechugas, mientras que las malas yerbas y los animales salvajes se deslizan al interior por huecos de la alambrad a. No hay nada que podamos pretender aislar en lo sucesivo... La vida en semejan te estado salvaje requerir de nosotros que empleemos todo nuestro cerebro, y no sl o la parte de l que vale para hacer divisiones analticas". En su informe de 1977, la Fundacin Carnegie para el Progreso de la Enseanza dijo: H emos atravesado un perodo de fragmentacin del conocimiento, si bien retazos de una coherencia soada han conseguido sobrevivir... Campo por campo, se ha ido intenta ndo recrear un todo intelectual tras un largo perodo de fisin. Parece que estamos entrando en un perodo de nuevos intentos de sntesis. De la fisin, a la fusin... Como seala el informe, esta reintegracin de conocimientos es ms evidente en el nivel de enseanza para postgraduados, porque los bordes en expansin de campos en los que se realizan nuevas investigaciones, estn ms cercanos entre s que los ncleos centrales d e esos mismos campos. Es difcil imaginar cmo se juntan esos bordes lejanos de los diversos campos del co nocimiento. Tal vez resultara ms fcil pensar en trminos de profundidad: la indagacin humana, al penetrar profundamente desde cualquier direccin, parece estarnos condu ciendo a ciertas verdades o principios centrales. Realmente, en el nivel de postgraduados la sntesis es evidente. La Dotacin Naciona l en favor de las Humanidades patrocina un programa de enseanza e investigacin de cinco aos de duracin, en unin con la universidad del Estado de San Francisco: el Pr ograma para la Convergencia de las Ciencias y las Humanidades. El Centro Naciona l de Humanidades, fundado recientemente cerca de la universidad Duke con la ayud a de fundaciones y corporaciones privadas, pretende fomentar la investigacin inte rdisciplinaria a travs de la concesin de becas a los estudiantes. Las facultades d e Derecho y de Medicina y otros centros de formacin para distintas profesiones es tn enriqueciendo y ampliando sus programas formativos. La necesidad de trascender la cultura No estamos aprendiendo solamente a conectar con las informaciones; estamos tambin conectando unos con Otros. Somos cada vez ms conscientes de que no ha habido cul tura ni perodo histrico alguno que haya contado con todas las respuestas. Estamos tratando de reunir toda nuestra sabidura colectiva, la que reside en el pasado y en todo el planeta. Como dice el psiclogo Stanley Krippner, Hemos sido los benefic iarios de nuestra propia herencia cultural, pero tambin las vctimas de la estreche z de la propia cultura. Nuestra idea de lo posible est impregnada del materialismo grosero y el dualismo superado que separa el cuerpo de la mente, propios de nue stra perspectiva cultural. Si la innovacin en medicina se ha inspirado en la idea de otras culturas acerca d e la salud, curanderismo, chamanismo, acupuntura, tambin nosotros estamos descubr iendo y adaptando a nuestras necesidades educativas, sistemas, instrumentos e id eas tradicionales sobre la enseanza. Uno de esos instrumentos es la rueda india d

e la medicina, o la rueda del saber de los cheyenes. A diferencia de nuestra man era de compartimentar la informacin, los cheyenes y otras tribus indias americana s intentan describir la naturaleza circular conectada, de la realidad, trazando un mapa del conocimiento en forma de rueda. Por ejemplo, la rueda puede estar di vidida en cuatro estaciones, las cuatro esquinas de la tierra, o las fases de la p ropia vida. O puede mostrar la estructura de las relaciones existentes entre los grupos sociales, como un diagrama circular. Los profesores de la Harvard School of Education han adoptado la rueda para describir las relaciones existentes ent re las diversas disciplinas. Y as como los partidarios de la medicina holstica han resucitado expresiones relev antes usadas por Platn y otros filsofos griegos, los educadores estn tambin examinan do, aunque sea con retraso, un concepto holstico griego: la paideia. La paideia s e refera al sistema educativo creado por el conjunto de la cultura ateniense, en donde tanto la comunidad como las diversas disciplinas proporcionaban al individ uo elementos de aprendizaje, cuyo ltimo objetivo era alcanzar el centro divino en el propio ser. El eufenismo, una idea reciente tomada de la gentica, sugiere que el tipo de enfo que del aprendizaje que representa la paideia tiene una base cientfica. Mientras que el eugenismo tena por objeto la seleccin de ciertos rasgos y la eliminacin de o tros a partir de los genes, el eufenismo considera que la optimizacin del ambient e puede hacer surgir rasgos potenciales deseados. Refirindonos al ser humano, pod ramos decir que todo el mundo est dotado, en el sentido de que cuenta con un potenci al especfico de dotes en su repertorio gentico, pero la mayora de esas dotes no se desarrollan porque el medio ambiente se lo impide. Un gran nmero de dotes, talent os y habilidades podra desarrollarse si el entorno del aprendizaje fuera lo sufic ientemente estimulante y tolerante. Otro sistema indgena est sirviendo tambin para dar mayor relevancia al aprendizaje. Los estudiantes se quejan a menudo de que la informacin que se les ofrece en las escuelas y colegios vale para muy poco. Un buen nmero de educadores norteamerica nos ha adaptado a este propsito la idea del peregrinaje: un viaje largo y peligroso por medio de la selva que deben realizar los aborgenes australianos al cumplir l os catorce aos. El saber que se estn preparando para una iniciacin a la vida o a la muerte confiere un sentido de inmediatez a la educacin tribal de los aborgenes. E n algunas escuelas y colegios urbanos, los jvenes se crean ellos mismos sus propi os programas de estudio, como preparacin para la gran tarea, elegida por ellos, q ue les espera: es su versin del peregrinaje. Los educadores se estn interesando cada vez ms en los antiguos mitos y smbolos, en tradiciones orales, festivales de la tierra, costumbres y ritos primitivos de in iciacin, y capacidades extraordinarias que han sido documentadas en culturas meno s lineales que la nuestra. A medida que cambia nuestra visin del mundo, el mundo cambia tambin: se est haciend o ms pequeo, ms rico, ms humano, como el Pueblo Global de McLuhan, o el planeta seme jante a una joya del Whole Earth Catalog, o La Nave Espacial Tierra de Buckminst er Fuller. Cmo podan detectar huellas sutiles en un terreno cubierto de nieve o de arena? Cmo pudieron navegar de isla a isla? Cmo podan andar sobre carbones, o conjura r las enfermedades? Qu son capaces de hacer los seres humanos? Cuntas cosas sabemos colectivamente? El pster de una escuela de tipo alternativo dice: Ninguno de nosot ros es tan listo como todos nosotros juntos. Descubrimos que tambin nosotros somos capaces de crear mitos, una tctica vieja como el mundo, empleada por las cultura s en trance de transformacin. En los relatos de experiencias emocionantes, que produjeron un cambio en su vida , algunas personas de las que respondieron al cuestionario de la Conspiracin de A cuario mencionaban el shock cultural, a consecuencia de una estancia en otro pas o en otra parte del mundo. Hay lecciones importantes que podemos aprender de otr as culturas. Las iniciaciones primitivas, por ejemplo, contienen enseanzas sobre el dolor, la propia identidad, el enfrentamiento con el mundo y la naturaleza. C uando un nio esquimal se siente tenso, se le invita a que se ponga a contemplar u n pjaro o un pez, sustrayndose as momentneamente a una situacin de alteracin, que podr espantar al pjaro o al pez, y hacerlos salir volando o nadando con rapidez. Tamb in se ensea al nio a volver a considerar el problema tras este respiro, una vez que

el pjaro o el pez se han ido espontneamente. Los indios de las llanuras de Amrica del Norte hablan a sus hijos de la gemelidad d el hombre, esto es de la existencia de dos yoes en conflicto que pueden ser reco nciliados en una unidad. Hyemeyohst Storm cita en su libro Siete Flechas a un vi ejo indio que comparaba esa condicin gemela del hombre a una rama de rbol en forma de horquilla: Si una de las mitades trata de desgajarse de la otra mitad, el rbol quedar mutilado o morir... Mejor que tomar ese camino intil, debemos tratar de anu dar los elementos antagnicos de nuestra naturaleza gemela con las cosas del nico U niverso. Nuestra cultura estaba necesitada de la Rueda del Saber de los cheyenes, de esa cosmologa en que poder ordenar sus informaciones y experiencias: nuestro puesto e n el planeta y en el gran desfile de la evolucin y de la historia; nuestras relac iones con lo infinitamente pequeo, con el electrn, y con las inmensas galaxias; el entorno de nuestro nacimiento, nuestra muerte, nuestro trabajo, nuestras famili as. Todo esto son contextos. No podemos comprendernos a nosotros mismos, ni a lo s dems, ni a la naturaleza, sin considerar el sistema en su totalidad: el entrama do de acontecimientos, la red de circunstancias, la multiplicidad de perspectiva s. Las expectativas elevadas son necesarias Lo que pensbamos que era el horizonte de nuestras posibilidades, resulta que es so lamente el primer plano, explicaba Tom Roberts, un educador de Illinois, a un gru po de profesores interesados en la educacin transpersonal. La propuesta de un pro yecto federal cuyo ttulo era Los lmites de la educabilidad humana, recomendaba a los investigadores tratar de identificar algunos de sus lmites exteriores: La mera ta rea de identificar esos lmites servir para enfocar la energa en direccin a los mismo s, o incluso a traspasarlos. El enfocar la atencin sobre las posibilidades extrem as de la educabilidad humana configura una perspectiva diferente... . La perspectiva transpersonal incita al aprendiz a identificarse con quienes han ido ms all de los limites normales. Lo que consideramos como estar dotado intelectua lmente es un nivel potencial presente en todo cerebro, segn han demostrado las in vestigaciones; con todo, la mayora nos quedamos trgicamente por debajo de lo que t endramos por derecho de nacimiento. Los experimentos han demostrado tambin el poder que tiene la imagen de uno mismo: las expectativas, altas o bajas, que tienen de uno los propios padres, los prof esores, uno mismo. Un estudio reciente de diversos individuos procedentes de un mismo nivel socio-e conmicamente bajo, revel que quienes haban mostrado una mayor movilidad ascendente en la escala social presentaban un ingrediente fundamental que los dems no tenan: sus padres siempre haban confiado en que tendran xito. Los enseantes han sido entrenados para esperar poco de sus alumnos. En un famoso experimento realizado en los aos sesenta, Robert Rosenthal, de la universidad de Harvard, y Lenore Jacobson, un educador de San Francisco, demostraron lo que lla maron el efecto Pygmalion: esto es, descubrieron que los profesores comunican, s in intencin, sus expectativas de lo que cada estudiante puede llegar a hacer, lo que pone en marcha una serie de profecas que se cumplen infaliblemente. Los jvenes de quienes se espera que triunfen, generalmente lo consiguen, incluso si las expectativas de sus profesores estaban basadas en informaciones falsas. P or el contrario, se demostr que los profesores suelen escatimar sus comentarios n egativos a aquellos de quienes esperan poco, con lo que a estos estudiantes les resulta ms difcil corregir lo que estn haciendo mal. El efecto Pygmalin ha podido se r comprobado en cientos de experimentos que se han realizado despus; pero adems, r esulta que los profesores tienen otros tipos de sesgos, perfectamente mensurable s, por razones de sexo, raza o de atractivo fsico, con respecto a sus alumnos. Un da, en su clase en la universidad, Abraham Maslow pregunt a sus alumnos si alguno esperaba llegar a ser algo grande. Nadie respondi. Pero quin, sino? Pregunt con sequ edad. Una profesora britnica, que ensea a futuros maestros, siempre pregunta a sus alumnos: Os dais cuenta, cuando estis en clase delante de vuestros alumnos, de qu e tenis ah a los Einsteins, a los Picassos y a los Beethovens del futuro?.

Tenemos que dejar de seguir fragmentando la imagen que tenemos del xito, a base de poner etiquetas separadas a la inteligencia, la creatividad, el genio, el atr activo, la moralidad. Como deca Brbara Clark en su libro Growving up gifted (Crec er como seres dotados): "Una vez que hayamos integrado los diversos enfoques, una vez hayamos cambiado y ensanchado nuestra visin de la realidad, y hayamos establecido la conexin subyace nte entre todas las cosas, tendremos un nuevo concepto de lo que significa estar dotado. El dotado, el que tiene talento, el bien sintonizado y el iluminado se fu ndirn entonces en una sola cosa..." Se observa en la educacin un movimiento en favor de la clarificacin de los valores, un programa de desarrollo moral. Lawrence Kohlberg y otros han constatado que lo s nios se vuelven sensibles a las cuestiones morales, si se les hace pensar en el las. De hecho la personalidad del maestro puede inspirar cooperacin, altruismo y servicio en sus alumnos o bien hipocresa, resistencia y competitividad. Como alg uien ha dicho, todos los maestros ensean valores, ya sea consciente, ya inconscie ntemente. Las posibilidades son inquietantes, alarmantes diramos, si consideramos la magnit ud del potencial humano desperdiciado. Pero el mero hecho de estar ahora descubr iendo esas posibilidades y de estar tratando de comunicar nuestra preocupacin es ya un signo de esperanza. Vivimos en la era del Guinness Book of World Records, el libro que contiene los ms diversos records mundiales. Ah estn los atletas olmpico s que rompen sus propias barreras, los hroes populares que sacan a la gente de au tomviles en llamas, historias televisivas de inters humano, como la del padre impe dido, habitante de un ghetto, que anduvo ocho millas en su silla de ruedas, con su hijo en el regazo, hasta llegar a un hospital donde conseguir ayuda para baja rle la fiebre. Esto es educacin moral en vivo, esto es ensear a trascender. A causa de las posibi lidades de viajes y comunicaciones, la interaccin que en otros tiempos daba lugar al surgimiento de escuelas de artistas y ncleos de grandes fsicos o escritores, pue de darse hoy da en un grado sorprendente a escala global. La transformacin de los docentes Las sucesivas reformas, algunas de ellas sin duda prometedoras, han fracasado po rque haba demasiados profesores que no estaban de acuerdo con sus principios bsico s, o simplemente no los entendan. Como dice Charlie Brown en Peanuts: Cmo se pueden estudiar las nuevas matemticas con una mente matemtica anticuada?. La educacin no p uede reformarse basndose en decretos, lo mismo que no se puede curar a base de lo que Edward Carpenter llamaba remedios exteriores. Los maestros slo podrn beneficiar se de las nuevas ideas si las comprenden desde dentro. Como deca un educador, Los maestros que lo hacen mal con sus viejos instrumentos, es probable que lo hagan peor con instrumentos nuevos que les resultan extraos. Algunos profesores merecen el calificativo de asesinos de sueos que les da Bruner, o el de malos artistas, como los llama Aldous Huxley, cuyos defectos pueden afecta r a vidas y destinos enteros. Si las facultades mdicas han tendido a seleccionar a los acadmicamente dotados y de buena memoria, ms que a los mejor dotados para cu idar de la gente, tambin las facultades de enseantes han montado una carrera de ob stculos de lenguajes enrevesados y trabajos tan aburridos durante el curso, que b astan para desanimar a cualquier candidato que sea mnimamente creativo. Si alguno s individuos brillantes e imaginativos consiguen sobrevivir al maratn de los aos d e formacin, el sistema como tal siente escalofros ante la sola idea de cambiar en algo. Los profesores creativos que se enrolan en algn programa experimental, suel en terminar quemados, exhaustos y deprimidos por la lucha inacabable por mantene r la innovacin en medio de papeleos, pegas y ataques abiertos. En la profesin ms de cisiva para la salud mental de la sociedad, hemos primado escasamente el talento y la sensibilidad. Mucho tiempo despus de los primeros experimentos del efecto Pygmalin, Rosenthal y sus colegas de Harvard concibieron un test audiovisual, el Perfil de sensibilidad

no-verbal, para medir la capacidad de las personas para captar las intenciones y emociones de otras personas sin la ayuda de palabras. En cuanto grupo, las punt uaciones obtenidas por los docentes fueron relativamente bajas. Quienes piensan que se puede manipular a los dems, "quienes puntan alto en la escala de maquiavelis mo, son relativamente insensibles a los mensajes no-verbales. Los autores del tes t daban el nombre de Escuchadores a los que obtenan puntuaciones altas, y el de H abladores a los que puntuaban bajo. En conjunto, los docentes estn acostumbrados a hablar, no a escuchar. O, como dice el ttulo de un libro, El geranio acaba de mo rir sobre el alfizar, pero t, maestro, seguiste como s nada. Mientras tanto, los est udiantes, con su sensibilidad para todo lo que no se dice, miradas del profesor, actitudes de desaprobacin o de rechazo, aprenden qu deben hacer para poder sobrev ivir en el sistema. En el Harvard Educational Review apareci un informe sobre el influjo decisivo en la vida de sus alumnos que haba sabido producir una sola profesora de primer grad o. Dos tercios de los antiguos alumnos de la Seorita A, educados todos ellos en un barrio pobre de Montreal, haban alcanzado el ms alto nivel en su vida adulta, y el resto poda clasificarse de mediano. Ninguno haba permanecido en el nivel bajo.7 La Se rita A estaba convencida de que todos los nios podran llegar a leer al terminar el primer grado, prescindiendo de su origen socioeconmico. Consegua inculcar en sus alumnos la importancia de la educacin, dedicaba horas extra a los ms torpes, y des pus de las clases se quedaba con ellos ms tiempo para ayudarlos, comparta su comida con los alumnos que se hablan olvidado la suya, y recordaba a todos por sus nom bres veinte aos ms tarde. Se adapt a los nuevos mtodos matemticos y a las nuevas tcnic as para la enseanza de la lectura, pero su verdadero secreto, segn decan sus compaer os de trabajo y sus antiguos alumnos, era que les enseaba con mucho cario. La educadora Esther Rothman, autora del libro Troubled Teachers (Profesores con problemas), atribuye la pobre calidad de la enseanza, no a ineptitud, sino a conf lictos inconscientes, a motivaciones y a necesidades de los profesores. La viole ncia, el sarcasmo, los juegos de poder, la permisividad, las bajas expectativas sobre el rendimiento de los alumnos, particularmente si se trata de hijos de fam ilias pertenecientes a minoras, todas estas cosas, deca, contribuyen poderosamente al fracaso de la educacin. Los presupuestos, el entorno escolar y las tcnicas tie nen una importancia secundaria. Cuando los maestros se permiten dejar aparecer sus ms profundos sentimientos y mo tivaciones, y miran en su interior en busca de su propia autoconciencia y para l iberarse emocionalmente, estn comenzando a dar pasos visibles en direccin a un cam bio de la estructura social. Entonces es cuando el profesor idealista, el reforma dor clandestino, se deja ver, dice Rothman. "Muchos profesores se han lanzado ya a una cruzada como rebeldes en el mejor sen tido de la palabra; y otros estn preparndose para hacerlo. Slo entonces, cuando la agresin, el amor y el poder sean usados de forma constructiva en la clase, podr re almente tener xito la educacin. La educacin, como las neuronas en el cerebro, ser en tonces un proceso expresivamente agresivo, dinmico y explosivo". Muchas voces se han levantado ya proclamando esta necesidad de la educacin. La edu cacin puede transformar la cultura, pero slo en la medida en que se hayan transfor mado sus educadores, dice Diane Watson, miembro del consejo escolar de Los ngeles. ltimamente, en los crculos relacionados con la planificacin educativa, el movimient o de las conductas facilitantes ha atrado la atencin sobre el profesor como un ser h umano que puede matar o dar vida al proceso de aprender. La mayor parte de los di stritos escolares han llegado a la conclusin, en los ltimos cinco aos, de que es im posible mejorar la educacin si no consiguen que los profesores cambien, deca un co nsejero educativo. El objetivo de este movimiento parece simple: trata de concie nciar a los profesores de la conducta y las actitudes, frente a s mismos y frente a los dems, que observan cuando estn en clase. Utilizando como medios la evaluacin de los profesores en sus clases, o su misma auto evaluacin mediante grabaciones en video, el sistema de las conductas facilitantes permite llamar la atencin sobr e las actuaciones positivas y negativas. Las investigaciones demuestran que los nios aprenden mejor de los adultos que son espontneos, creativos, amistosos, que e

stn en buena forma fsica... que se atienen al sentido ms que a los puros hechos... que tienen una alta estimacin de s mismos... y que viven su trabajo como algo libe rador y no controlador para el estudiante que tiene dificultades. Los buenos pro fesores se interesan ms por el proceso del aprendizaje, que por alcanzar unas met as determinadas. Admiten sus propios fallos, fomentan cierta radicalidad de idea s en sus alumnos, hablan de sentimientos, fomentan la colaboracin, incitan a sus alumnos a que le ayuden a programar su trabajo, y se muestran disponibles por en cima de lo que exige el deber. Las humillaciones, el tratar a todos por igual, l os castigos y las normativas inhiben la capacidad y el deseo de aprender. El proyecto Cambio, de Los ngeles, es justamente un ejemplo de los programas disea dos para aumentar la sensibilidad de los profesores, que se estn impartiendo por todo el pas. Todos los profesores sin excepcin que han participado, dice uno de los monitores de estos cursos, nos dicen que el mayor beneficio lo han experimentad o en su propia vida, por un cambio total de perspectiva. Dicen estar ahora ms con scientes de talentos que no crean poseer, y muchos experimentan una autntica explo sin de creatividad en sus clases. Se sienten ms abiertos a los dems, menos crticos, ms dispuestos a apreciar lo que los dems les pueden ofrecer. Hay una correlacin ent re el crecimiento personal y la productividad del profesor. Preparan mejor sus c lases, aseguran sentirse con ms energas, y los alumnos les evalan mejor". Los educadores implicados en mtodos humansticos y transpersonales han comenzado a vincularse entre s, por medio de centros y redes nacionales; hay tambin redes loca les, como Lnea de Vida, en Los ngeles, patrocinada por la Asociacin de Psicologa Hum anstica, que pretende establecer un nuevo paradigma educativo en coexistencia con los otros paradigmas ms tradicionales. Beverly Galyean, consejero en temas de confl uencia educativa para los colegios de la ciudad de Los Angeles, expresaba las int enciones de esta red, perteneciente a la lnea conspiradora del Centro Radical, del modo siguiente: "Nos encontramos aqu como educadores humanistas profesionales, expertos asimismo en la metodologa tradicional, lo suficientemente prudentes como para saber qu es l o que funciona y debemos por tanto mantener, pero lo suficientemente humildes ta mbin como para buscar adems soluciones nuevas. Hay cientos de personas en torno a Los ngeles que estn practicando este tipo de ed ucacin, pero el miedo sigue flotando en el ambiente, a causa de la insistencia en las cosas fundamentales la disciplina, el control... Los profesores, consejeros, administradores, padres y alumnos, partidarios de la solucin humanstica, individua lmente considerados, se ven condenados a seguirse preguntando cmo poder fundir un a filosofa de amor, de apertura, de confianza, de fe en el proceso de aprendizaje dirigido desde el interior, en la expresin creativa y en la responsabilidad pers onal con una tradicin que parece oponerse a todo ello. Nuestra respuesta es: Atiende a la necesidad all donde surge. Ofrece alternativas creativas para lo que ya no funciona. Si en su distrito, lo que se desea es vol ver a las cosas bsicas, mejores puntuaciones en lectura, asistencia ms regular, etc. Mustreles cmo el programa humanstico, o el de sus compaeros consigue esos objetivos . Se puede aprovechar la divisin tradicional en asignaturas para ofrecer a los es tudiantes procesos que les ayuden a reflexionar sobre s mismos... O bien, si lo que se pretende en su distrito es una mayor disciplina, hbleles de sistemas que funcionan sobre la base del principio del control interior. Tal vez el problema en su centro sea la hiperactividad. Emplee mtodos naturales para cal mar el exceso de energa: yoga, meditacin, masaje, movimiento, alimentacin. No es posible aprender cuando el medio es fuente de distracciones y de fragmenta cin de la atencin. Aprenda a dirigir actividades de centrar la atencin, meditacione s en grupo, tcnicas de relajacin... Las crisis con que se enfrentan actualmente la mayora de los distritos escolares pueden ser el trampoln para sus experimentos humansticos. Cuando la gente se hiere , pide ayuda. La educacin est hiendo a mucha gente, y est pidiendo ayuda. No seamos tmidos en responder a esta peticin". Incluso una pequea minora de educadores, consejeros y administradores de la educac in pueden desencadenar autnticos sesmos, si usan sistemas que realmente funcionen.

El nuevo curriculum Como el nuevo paradigma educativo abarca muchas ms cosas que el antiguo, los prog ramas experimentales a menudo quedan por debajo de sus objetivos. Despus de todo, stos constituyen innovaciones y experiencias an no claramente definidas ni contra stadas. No es pequea empresa tratar de humanizar la escuela y, al mismo tiempo, p lantear un desafo a los estudiantes. La nueva comunidad escolar constituye un crculo muy Intimo, ms parecido a una fami lia que a una escuela, en la que no faltan en ocasiones algunas disputas familia res para completar el cuadro. Profesores, padres y alumnos, unidos, deciden los temas importantes de rgimen interno y de programacin, y designan a los nuevos comp onentes del equipo. Los estudiantes llaman a sus profesores por sus nombres, y l os consideran ms como amigos que como figuras autoritarias. Los grupos por edades generalmente son flexibles, y no se ajustan a la rgida estructura gradual de la educacin tradicional. La mayor parte de los programas educativos innovadores incl uyen suficientes elementos estructurales como para recordar a los alumnos su res ponsabilidad y prepararlos para determinadas expectativas propias del antiguo pa radigma, que tendrn que afrontar al abandonar el colegio. Tambin se expide un dipl oma a quienes lo necesitan de cara a entrar en la universidad. El nuevo currculum es como un tapiz de rico colorido y trama sutil, sin otras lim itaciones que las indispensables de tipo burocrtico y presupuestario, y el caudal de energa de los profesores. Virtualmente no hay materia que se excluya por ser excesivamente difcil, discutible, o ajena a los intereses del momento. Lgicamente, en la mayora de los Estados, ciertos elementos del curriculum estn determinados p or la ley. Pero aun as, los educadores se las arreglan para integrar muchas asign aturas acadmicas con actividades propias del cerebro derecho (msica, gimnasia, arte, estimulacin sensorial), o para tratarlas en forma de dramatizacin, como por ejemp lo representaciones teatrales de acontecimientos histricos, que permiten a los al umnos seguir con frescura e inters las implicaciones del tema. Otra forma de hace r experimentar a los alumnos otras culturas u otros perodos histricos consiste en organizar ferias y festivales, en los que aprenden la msica y la artesana de otros tiempos y lugares. Emplean sus conocimientos matemticos para construir cpulas. Su campus es la comunidad entera. Los padres y expertos de la comunidad se ofrecen vol untariamente para ensear materias de sus respectivas especialidades, y los alumno s hacen de tutores entre s. Normalmente, el curriculum incluye una compleja dosif icacin de temas artsticos y humansticos; los alumnos pueden tener que aprender, por ejemplo, caligrafa, o la tcnica batik8 de teido, o saber representar una comedia d e Broadway, o escribir y realizar sus propios guiones televisivos. Tambin aprende n a conocer y usar las fuentes del poder poltico asistiendo a las reuniones del c onsejo escolar o del ayuntamiento respectivo. Cuidando animales, aprenden biologa , y plantando jardines, botnica. Tambin se les ensea lo que es el acondicionamiento. Aprender a reconocer sus propi as pautas de conducta, a identificar sus miedos y conflictos, a actuar con respo nsabilidad, y a comunicar lo que sienten y lo que necesitan. Los estados alterados de conciencia se toman en serio: para mantener abierto el acceso a la intuicin y fomentar el aprendizaje con todo el cerebro, se emplean ej ercicios de centramiento, de meditacin, relajacin e imaginacin. Se incita a los estud iantes a que sintonicen con su interior, a que imaginen, y a que identifiquen la s ensacin especial de tener una experiencia cumbre. Tambin se emplean tcnicas para fo mentar la conciencia del propio cuerpo: respiracin, relajacin, yoga, movimiento, b iofeedback. Tambin se procura que reflexionen sobre la semntica, sobre el modo cmo las etiqueta s influyen en el pensamiento. Estudian temas que seran juzgados demasiado controv ertibles para tratarlos en clase, como por ejemplo el nacimiento y la muerte. Pa ra la enseanza de idiomas se pueden emplear tcnicas como la Va del Silencio, mtodo e n el que el profesor habla poco y el alumno debe lanzarse a emplear la lengua co mo pueda; o tambin la Sugestologa, mtodo originario de Bulgaria que emplea la msica y la respiracin rtmica para implicar en el aprendizaje al hemisferio derecho. Se d an cursos sobre ecologa, y para aprender a discriminar el valor nutritivo de los

alimentos, y ser un consumidor inteligente. Se pone a los estudiantes en situacin de tener que enfrentarse con paradojas, con opiniones filosficas contradictorias, y con las implicaciones que se derivan de sus propias creencias y comportamientos. Se les recuerda que siempre existen alt ernativas. Se les permite innovar, inventar, cuestionar, ponderar, discutir, soar , angustiarse, planear, fracasar, tener xito, repensar e imaginar. Aprenden a apr ender, y comprenden que la educacin es una tarea para toda la vida. Los estudiantes de todas las edades participan en mil juegos: juegos educativos, matemticos, sociales, histricos, de exploracin espacial, de temtica sociolgica. Ms qu e a juegos de tipo fsico, ferozmente competitivos, juegan a los Nuevos Juegos, cole ccin de actividades en continua expansin, muchas de ellas antiguos deportes, que c umplen el slogan de la New Games Foundation que los promueve: Jugar duro, jugar l impio, sin herir a nadie. La competitividad, el status y las luchas por la popularidad juegan un papel rel ativamente pequeo en la dinmica de este tipo de escuelas o colegios. La mayora de l os alumnos asisten voluntariamente, porque tanto ellos como sus familias son par tidarios de este tipo de educacin. Estas familias tienden a hacer relativa la luc ha y la competitividad social, y valoran el progreso y el perfeccionamiento por s mismos. El propio curriculum y el comportamiento de los profesores tienden tamb in a reforzar la autonoma, la empata y la mutua ayuda entre los estudiantes. Las ev entuales disputas que pueden surgir estn ms en la lnea de rias pasajeras entre herma nos, que no en la de enfrentamiento de grupos entre s, tan tpicas de los colegios convencionales. Uno de los objetivos del curriculum es la autonoma de los estudiantes. Esta ambic in se basa en la creencia de que para que nuestros hijos sean libres necesitan li berarse incluso de nosotros mismos, ser libre con respecto a los limites que rep resentan nuestras convicciones y nuestros gustos y costumbres. En ocasiones, eso significa tener que ensear a ser sanamente, adecuadamente, rebeldes, y no confor mistas. La madurez trae consigo un sentido moral que emana de lo ms ntimo del prop io ser, y no de la mera obediencia a las costumbres de la propia cultura. La historia moderna ha demostrado con tintes trgicos que la obediencia que surge del miedo no conduce a un comportamiento moralmente selectivo. El psiclogo Stanle y Milgram, en una serie de experimentos que se han convertido en clsicos, ordenab a a los sujetos experimentales administrar a otra persona lo que se les haca cree r que eran descargas dolorosas. (En realidad, la vctima, coludida con el experiment ador, slo finga experimentar dolor en presencia de la descarga, de acuerdo con su magnitud.) La mayora de los sujetos, aunque visiblemente angustiados por lo que s e les peda hacer, eran incapaces de decir No a la autoridad, representada por el ps iclogo con su bata blanca. El sesenta y cinco por ciento de los sujetos, gente nor mal por todos los conceptos, se mostr dispuesta a infligir a sus vctimas daos severos, posiblemente permanentes, segn se les deca, empujando la palanca hasta la mxima po tencia cuando as se les peda. A pesar de escuchar los gritos terribles que provenan de la habitacin de al lado, donde suponan estaban sus vctimas, no podan decidirse a dejar de obedecer al experimentador. Este fenmeno, al que Milgram designa como ob ediencia a la autoridad, se da en todas las culturas y en todos los grupos de eda des, si bien la susceptibilidad de los nios es algo superior a la de los adultos. La mayora de la gente opta por el conformismo a cambio de ser aceptados por el mu ndo. Pero si nos sentimos ya en el mundo como en casa, profundamente relacionado s y cmodos, si no tenemos miedo, no tenemos necesidad de llegar a este tipo de ac uerdo. El aprendiz autnomo navega guiado por un giroscopio interno, obediente a u na autoridad interior. Sarah McCarthy, una maestra de Pittsburgh, proclamaba la necesidad de introducir programas educativos correctores para los nios obedientes en exceso, ensendoles una especie de desobediencia creativa adecuada, como antdoto f rente al efecto Milgram. Ms all de la escuela Aunque el aumento de alternativas educativas ha sido relativamente espectacular, la mayora de las familias no tienen acceso a escuelas innovadoras, con clases ab iertas, ni al tipo de profesores capaces de hacerlas funcionar por sus dotes de

iniciativa y de animacin y su capacidad de resonancia. No obstante, hay ayudas al alcance de la mano; tal vez no en forma de una caball era uniformada que acude al rescate, pero hay voluntarios, renegados del sistema tradicional, y exploradores de vanguardia. Hay nuevos sitios en donde aprender, nuevas formas de aprender, nuevas habilidades que dominar, nuevas conexiones que establecer. Estamos entrando en una poca de aprendizaje sin lmites, sin requisito s de edad ni de ninguna otra cosa, sin formalidades. La nueva y ms amplia perspec tiva educativa gravita pesadamente sobre la comunidad y sobre todas las personas con capacidad de iniciativa que han descubierto la sed de aprender, y el hambre de tecnologas transformadoras y de conocimientos y actividades tiles. Llegar a la paideia, al Centro Radical, a la ciudad celeste; ensear a las dos mita des del cerebro. No es pequea ambicin tratar de conseguir todo eso. Ninguna escuela puede hacerlo. Ni ha podido hacerlo nunca. Slo la comunidad es capaz de impartir una educacin holstica, y slo una persona entera es capaz de recibirla. La simultnea transformacin personal y social puede llevarnos a lo que Confucio llamaba el gran aprendizaje, comparado con el pequeo aprendizaje que imparten las escuelas. La unive rsidad no va probablemente a crecer hasta alcanzar el tamao de una ciudad, dice Ir win Thompson en El Filo de la Historia. Ms bien se encoger, al darse cuenta de que es la misma ciudad (y no el campus) la que compone la verdadera universidad. La mayor de las reformas educativas puede ser la descentralizacin, el desmantelam iento de los muros sin ventanas que mantenan a la escuela aislada de la comunidad , de la vida real. Un educador, Ronald Gross, dice: "Tengo la esperanza que con el progresivo debilitamiento de las rigideces de la escolarizacin, ser posible aflojar sus estructuras y robustecer de tal forma las o portunidades de aprender de otras fuentes, que llegar a ser imposible separar el aprendizaje de la vida, y distinguir a profesores y alumnos de unos amigos que a prenden juntos. Para que eso llegue, es preciso que florezcan realmente otras op ciones..." Un planificador educativo del mximo nivel gubernamental ha propuesto la posibilid ad de que los estudiantes puedan seguir, en lugar del programa obligatorio, una especie de educacin a la carta, al estilo de lo que se practica en las escuelas mil itares. El estudiante recibira un lote o crdito total, que podra emplear en recibir estas o aquellas enseanzas, generales o especializadas, a su eleccin. Esto equiva ldra a subvencionar al estudiante, no a la institucin. La idea de esta especie de val es educativos en lugar de la educacin pblica obligatoria, tiene atractivo para todo el espectro poltico, por muy diferentes que puedan ser las razones de radicales y conservadores para justificarla. Los intentos de aclaramiento, de descentralizacin y de desespecializacin estn a la orden del da. La mayor parte de los cambios y xitos apasionantes que trae consigo esta nueva encarnacin de la educacin son un reflejo de su vuelta a manos de sus au tnticos responsables y protagonistas: la comunidad y el propio aprendiz. As como l a transformacin de la medicina vino propiciada no slo por los mdicos partidarios de la reforma, sino tambin por la intervencin de especialistas en biofeedback y alim entacin, psiclogos, periodistas, investigadores del cerebro, y profesionales de ot ras muchas disciplinas, tambin en la educacin la entrada de nuevos participantes e st aportando nueva vida. El proceso de aprendizaje se ha abierto a mil posibilidades nuevas: universidade s sin muros, universidades libres, escuelas ambulantes, proyectos conjuntos de tra bajo y estudio, incluso para nios, programas de tutora al estilo medieval, escuela s regidas comunitariamente, personas mayores que colaboran voluntariamente en es cuelas y colegios, y chicos que participan en ambientes de trabajo reales, itine rarios campestres, educacin de adultos, una explosin de prcticas artesanales y de l ibros-gua para toda suerte de tcnicas, la consideracin de la experiencia como un va lor en orden a la obtencin de grados universitarios, enseanzas privadas, aprendiza je con compaeros, puesta en comn de habilidades, y proyectos comunitarios de servi cios estudiantiles y de restauracin. Por otra parte, la tecnologa ofrece posibilid ades cada vez ms baratas y accesibles: cassettes para enseanzas diversas, y los mlt iples kits para ordenadores domsticos.

La enseanza y el aprendizaje se estn convirtiendo en industrias a domicilio. Los p royectos de formacin en casa para nios disminuidos, las escuelas pblicas regidas po r la comunidad, juegos y enseanzas diseadas por los padres para nios en edad preesc olar o para despus de las horas de colegio, las redes de aprendizaje, el xito del programa PUSH de Jesse Jackson para la alfabetizacin y desarrollo de los nios que habitan en ghettos... , todas estas iniciativas son esencialmente independientes del sistema. Parte del proceso de transformacin consiste en convertirse de nuevo en aprendiz, sea cual sea la edad que se tenga. Cuando ramos nios, no tenamos apenas eleccin de q u y cmo aprender. En este sentido, la mayora seguamos luego siendo pasivos el resto de nuestra vida, sin damos cuenta que podemos elegir, de que podemos aprender, y transformarnos. Si emprendemos el proceso, si nos convertimos en aprendices con scientes, y no slo accidentalmente, podemos crecer, sea cual sea nuestra edad. Todos nosotros, dice Jerry Fletcher, que pertenece al gabinete del Ministro Adjunt o de Educacin, incluso quienes funcionan en apariencia con mayor plenitud, tenemos reas bloqueadas en nuestra vida, que no nos permiten desarrollamos y experimenta r de forma plena. La verdadera educacin, aade, fortalece la capacidad de seguir do tando de sentido a la propia vida a medida que se desarrolla. "Un cambio en las expectativas culturales podra ayudar mucho. Una de las cosas qu e puede cambiar el clima cultural ms rpidamente es una descripcin cuidadosamente el aborada de los niveles posibles por encima de lo que alcanzan la mayor parte de los adultos. Si esta descripcin llega a ser aceptada como legtima por la cultura, estaremos en camino para ello". Un ejemplo de apertura a un aprendizaje que dura toda la vida es el programa Eld erhostel, que es una red de programas de estudio residenciales para estudiantes adultos, que se imparten en doscientos campus universitarios. Programas semejant es funcionan en Francia, Suiza, Blgica, Polonia y Canad. Los participantes, en su mayora personas de edad, no necesitan haber tenido ningn tipo de educacin formal. P or medio de clases de nivel universitario, actividades fsicas, conferencias y mes as redondas, se les proporciona la estimulacin fsica y mental que necesitan. Las universidades libres aparecieron por vez primera en los aos sesenta, como parte de la rebelin estudiantil. Hoy da, casi doscientas universidades libres independi entes ofrecen por todo el pas un potpourr de cursos extra acadmicos sobre cualquier tema imaginable. La temporada de verano de la universidad libre de Denver en 19 79 cont con mil setecientos alumnos. El Estado de Kansas ha ofrecido ayuda econmic a en forma de subvenciones a las universidades libres, con la esperanza de que p uedan contribuir a crear un sentido comunitario en las zonas rurales. En 1971, un consorcio de veinticinco universidades y colegios universitarios cre aron el programa Universidad Sin Fronteras (UWW: University Without Walls), admi nistrado por la Unin de Universidades y Colegios Universitarios Experimentales. P rogramas similares, muchos de ellos menos acreditados que el UWW, se han extendi do por todo el pas, siguiendo en parte el modelo de la Universidad Abierta britnic a. Jos Argelles dice de este tipo de redes: "Lo que este modelo de red sugiere es la existencia de un paradigma comn, que une lo fsico y lo psicolgico, lo intelectual y lo intuitivo, el hemisferio izquierdo y el derecho... As como el ser humano avanza desde la niez hasta la pubertad y la conciencia de su sexualidad, tambin la idea de formar redes educativas debe... coger su lugar en el amplio y frtil contexto de ideas y valores sociales que comprende el avance ev olutivo de la humanidad". Unos a otros nos damos valor para movernos en direccin a lo desconocido, para arr iesgarnos apoyados en la compaa y el beneplcito de los dems. Estamos constantemente implicados en un proceso que alguien ha llamado de educacin mutua. Quien se implica de nuevo en su propia educacin, necesita que otros le acompaen en su viaje. Cuand

o decimos que hemos crecido ms que alguien, o que alguien ha crecido ms que nosotr os, lo nico que estamos diciendo es que uno de los dos se ha interesado por segui r aprendiendo, y el otro no. Es caracterstico de la Conspiracin de Acuario el considerar como maestros no slo a los propios profesores, sino tambin a los amigos, al esposo o esposa, actual o an terior, a los padres, a los compaeros, e incluso a los acontecimientos de la prop ia vida. Si no somos competitivos ni jerrquicos al distinguir entre profesores y discpulos, entonces todo el mundo se convierte en maestro, toda experiencia en un a leccin, y toda relacin en un curso completo. Incluso una piedra es un maestro, dic e el maestro suf Idries Shah. El hbito de compartir intensamente experiencias intelectuales y espirituales, pro pio de la Conspiracin de Acuario, las incursiones conjuntas por el nuevo territor io, la puesta en comn de las respectivas riquezas, crean la especie de mutua insp iracin, de que hablaba John Gowan. El juego combinado, casi sexual, de ideas, de yin y yang, de Oriente y Occidente, se traduce en una especie de sntesis colectiv a: Una comunidad creativa, propicia al riesgo y al despliegue imaginativo. Los hijos del nuevo paradigma Mucho antes de que Thomas Kuhn observase que las nuevas ideas posiblemente tendra n que esperar hasta ser aceptadas por la nueva generacin, la sabidura popular ya h aba hecho esta agridulce constatacin. Un proverbio hebreo reza: No limites a tus hi jos a que aprendan lo mismo que t, pues ellos han nacido en otros tiempos. Karl Pribram predijo en una ocasin que la nueva generacin aprendera ya a enfrentars e con paradojas en los primeros aos de su educacin, y creceran con una comprensin de los niveles primario y secundario de, la realidad. No mucho despus, un joven est udiante de Los Angeles, trataba por su parte, por pura coincidencia, de explicar a sus compaeros de octavo grado el modelo hologrfico de la realidad propuesto por Pribram y por el fsico David Bohm. Para concluir, les deca: "Por qu no sois capaces de producir fenmenos que consideramos paranormales? Pienso que es porque creis que no podis. Podis decir que lo deseis, o incluso podis desearlo sinceramente, pero eso no cambia lo que creis en vuestro subconsciente. Nuestra cultura afirma que ese tipo de cosas no es posible, de modo que eso es lo que cr eis que es verdad. Para cambiar vuestra realidad, tendrais que cambiar vuestra for ma mas profunda de pensar. Lo que hoy es teora, maana puede ser un hecho". Nios y jvenes de todo el mundo estn oyendo este tipo de ideas gracias a la revolucin operada en las comunicaciones. No estn ya limitados a las creencias particulares de una nica cultura. Paul Nash ha comparado ese cambio de realidades con la diferencia que se da entr e las parejas inmigrantes y sus hijos. Los nios generalmente aprenden la lengua y adoptan las costumbres del lugar con ms facilidad que los mayores, quienes acaban hacindose dependientes de sus hijos, que les hacen de guas en el "nuevo mundo". Libros recientemente aparecidos, como El Nio Mgico de Joseph Chilton, o Dotados pa ra lo Desconocido de Lyail Watson, ofrecen variaciones sobre este mismo tema: lo s poderes del nio y del primitivo. Una generacin enamorada de la fantasa de Tolkien y del brujo de Castaeda est ya madura para la magia, ellos y sus hijos. Los mismos ttulos de conferencias celebradas sobre educacin y aprendizaje transper sonal sugieren tambin que estamos entrando en este mundo nuevo: H4os de la nueva era, Celebracin del nio, La educacin del nio en el futuro, La mente metafrica, El nio consciente, Fronteras transpersonales, Fronteras infinitas. Si la educacin no admite remiendos, tal vez s admita una transformacin. Como alguie n explicaba, intentando aclarar la diferencia entre reforma y transformacin, hemo s estado intentando ponerle alas a una oruga. Nuestra intervencin en el proceso d el aprendizaje ha sido hasta ahora as de burda. Es hora ya de liberarnos de nuest ro apego a viejos moldes, y de dejar volar libremente a la mente humana sin pone rle impedimentos.

1. PTA: Parents and Teachers Association, Asociacin de Padres y Profesores. (N. d el T.) 2. Una experiencia realizada en los aos sesenta, el Proyecto Milwaukee, conocido a veces con el nombre de Operacin de Rescate Infantil, ilustra las proporciones d ramticas del potencial desperdiciado. Unos psiclogos de la universidad de Wisconsi n dispusieron lo necesario para prestar una atencin especial a nios nacidos de mad res de inteligencia limite (C. I. de 70 o menos). Normalmente estos nios, al lleg ar a los diecisis aos, muestran una inteligencia tan baja como la de sus madres. P resumiblemente, una madre obtusa no puede estimular demasiado la mente de su hij o. Cuarenta bebs fueron recogidos de sus casas y llevados a un centro universitario, en el que se jugaba con ellos, se les cantaba, y se les proporcionaba una mltipl e estimulacin. Ms tarde, cuando ya andaban, siguieron aprendiendo en pequeos grupos . A la edad de cuatro aos, todos estos nios dieron una puntuacin media de 128 de C. I. en un test, y de 132 en otro, esto es, dentro del nivel que los psiclogos eti quetan de "intelectualmente dotado" Estos nios experimentales eran ms brillantes q ue el tpico nio perteneciente a un hogar de nivel superior de clase media. Cuarent a nios procedentes de circunstancias semejantes, pero que no haban recibido esa at encin extra, puntuaron una media de 85 de C. I. (una puntuacin normal muy baja) a la edad de cuatro aos. La magia de la interaccin humana era la causa de la diferen cia. 3. Un ejemplo del mal uso de los fondos destinados a la educacin: en 1972, Editn Green, miembro del Congreso, revel que el 60 por ciento del presupuesto para el p rimer ao del programa federal Derecho a leer haba sido malgastado en gastos de const rucciones o decoracin de despachos no autorizados, en relaciones pblicas y en sala rios 4. Los socilogos han calculado recientemente que un individuo perteneciente a nue stra sociedad occidental recibe a diario sesenta y cinco mil unidades ms de estim ulacin de las que reciban nuestros antepasados hace cien aos. 5. Por ejemplo, se pidi a los sujetos que diseasen un reloj en cuya esfera no hubi ese ningn elemento mvil ni cambiante durante su uso ordinario. La respuesta era: u n reloj sonoro. Pero al insistir demasiado en el aspecto visual de un reloj ence rr a la mayora en la conviccin de que todo reloj debe contar con un dispositivo vis ualmente legible. 6. Los ejercicios de Sinctica tambin son para adultos, sobre todo como modo de des arrollar la creatividad. 7. Se tomaba como base comparativa el propio grupo sometido a estudio, no la soc iedad en general. Dentro del bajo nivel socioeconmico de su barrio, e grupo ms alto inclua directores escolares, prsperos hombres de negocios, etctera. 8. Batik: mtodo de estampado, originario de Java, consistente en encerar las part es de la tela que no se quiere teir. (N. del T.)

X. LA TRANSFORMACIN DE LOS VALORES Y DE LA VOCACIN

Cuando la naturaleza del trabajo es debidamente apreciada y aplicada, se sita, en relacin con las facultades superiores, al mismo nivel que el alimento con respec to al cuerpo. J.C. KUMARAPPA, filsofo y economista

Si la experiencia transformadora es realmente una fuente de energa, entonces debe tambin afectar inevitablemente a los propios valores, y de esa forma a toda la e conoma: al mercado, la fbrica, las grandes compaas, las profesiones, los pequeos nego cios, al bienestar social. Y debe llevarnos a dar una nueva definicin de palabras como rico y pobre; debe hacernos repensar qu es lo que nos debemos los unos a los ot ros, cules son los lmites de lo posible, y qu es lo adecuado. Antes o despus, el nue vo paradigma introduce un cambio en las relaciones del individuo con el trabajo; no cabe una transformacin a tiempo parcial, por su misma naturaleza. Para quien busca la totalidad, lo esencial no es solamente vivir, sino construir su propia vida. No es una sed de algo ms, sino de algo diferente. Comprar, vende r, poseer, ahorrar, compartir, guardar, invertir, dar, todas sas son expresiones exteriores de necesidades internas. Cuando estas necesidades cambian, como suced e en toda transformacin personal, los patrones econmicos tambin cambian. Por ejempl o, para mucha gente gastar dinero es una especie de opio, un blsamo contra los de sencantos, las frustraciones y el vaco. Si la persona transforma su sensacin inter na de desasosiego tendr menos necesidad medicamentos y de distracciones La escuch a interior nos hace percibir con mayor claridad qu es lo que en realidad queremos , que puede ser muy distinto de todo cuanto se nos haba hecho creer, y que puede que ni siquiera tenga una etiqueta con un precio. Tambin puede ocurrir que descub ramos que toda propiedad es en algn sentido una ilusin, y que el apegarnos a las cos as puede ser una forma de impedirnos disfrutar libremente de ellas. Un mayor gra do de conciencia nos puede devolver la capacidad de apreciar de nuevo las cosas sencillas. La calidad se vuelve importante, la tan trada y llevada calidad de vida. Si el trabajo resulta gratificante, y no es slo algo obligatorio, eso es otro fa ctor capaz de reordenar nuestros valores y prioridades. Vamos a considerar la evidencia de la aparicin de un nuevo paradigma, basado en l os valores, que trasciende el antiguo paradigma econmico, preocupado ante todo po r el crecimiento, el control y la manipulacin. El surgimiento de este nuevo parad igma basado en los valores aparece reflejado en la modificacin de las pautas de t rabajo, de eleccin de profesin y de consumo... en los nuevos estilos de vida que e stn apareciendo, basados en principios de sinergia, de solidaridad, intercambio, cooperacin y creatividad... en la transformacin de los lugares de trabajo, de los negocios, la industria, las profesiones, las artes... en las innovaciones en los sistemas de direccin y de participacin de los trabajadores, incluyendo la descent ralizacin del poder... en el surgimiento de una nueva raza de empresarios... en l a bsqueda de una tecnologa adecuada... en el clamor por una economa congruente con la naturaleza, que venga a sustituir la visin mecanicista que nos ha lanzado a la c risis que padecemos. La crisis y su negacin Es un hecho probado que no se puede adelgazar si uno sigue comiendo lo que le da la gana. Tratando de alcanzar la prosperidad por medio del consumo, hemos agota do nuestros recursos. Los costes de una produccin elevada, la escasez, la inflacin y una tasa severa de desempleo se han convertido en el pan nuestro de cada da. Como la economa es tambin un tema poltico, est sujeta a propagandas, racionalizacion es y mentiras. Tambin nuestras creencias sobre la economa afectan a sta, el llamado ndice de confianza, por lo que las empresas y el gobierno estn interesados en amort iguar las reacciones de inversores y consumidores ante eventuales noticias econmi cas intranquilizantes. Y como las opiniones divergentes se apoyan todas ellas en razones de peso, podemos creer lo que queramos: La energa nuclear es esencial/mortfera.

La energa solar ser ms barata/impracticable. Los combustibles fsiles son abundantes/estn exhaustos. Tendramos que consumir/conservar. El pleno empleo es posible/imposible. Es verdadero/falso que la automatizacin/proteccin del medio ambiente disminuye los puestos de trabajo y el crecimiento. Algunos se hacen la ilusin de que la salvacin puede estar en la tecnologa y en la r ecirculacin del dinero y los diferentes recursos. Pero el alivio transitorio de e sta enfermedad crnica, escasez, dislocamiento del mercado, desempleo, envejecimie nto tecnolgico es tan peligroso como el tratamiento de los sntomas en medicina cua ndo se desconoce la causa de la enfermedad. Toda intervencin en el cuerpo econmico , al igual que la intervencin por medios farmacolgicos o quirrgicos, conduce con fr ecuencia a la aparicin de graves efectos secundarios, que requieren una intervenc in ulterior y ms profunda. La crisis resulta evidente sobre todo en el carcter crnico del paro y del subemple o: el envejecimiento tecnolgico que ha alcanzado a millones de expertos trabajado res especializados, el nmero creciente de individuos con educacin superior que riv alizan por los pocos puestos de trabajo disponibles, y el nmero creciente de jvene s y mujeres que intentan incorporarse al mercado de trabajo. Un estudio realizado por el Ministerio de Trabajo de los Estados Unidos ha encon trado que el verdadero desempleo, incluyendo a quienes estn trabajando, pero cuyas ganancias no superan el nivel de pobreza, alcanza una tasa superior al 40 por ci ento. Menos puestos de trabajo, ms aspirantes a ellos. Menos puestos interesantes , proporcionalmente hablando. Y ms tecnologa, con lo que se consigue duplicar la p roduccin del trabajador A, lo que permite despedir a B, de modo que A tenga que g ruir por tener que pagar impuestos que permitan ofrecer algn tipo de apoyo a un B desmoralizado. Programas de accin que a menudo no hacen otra cosa que trasladar l a injusticia y la amargura a otros grupos diferentes. Peridicamente, los trabajadores y los directivos se saquean unos a otros, como he rmanos gemelos insensatos, ignorantes de que la vida de cada uno depende de la d el otro, y son en realidad la misma. Nuestros indicadores econmicos con frecuencia nos despistan. Por ejemplo, las cif ras del Producto Nacional Bruto comprenden los gastos de atencin a enfermedades, de reparacin de automviles siniestrados y de eliminacin de la polucin industrial, es decir, miden actividades, no la autntica produccin. Cada vez es ms evidente lo abs olutamente inadecuados que resultan nuestros esfuerzos para controlar, explicar y comprender nuestra economa. La economa es algo vivo e integrado, se parece ms a un organismo que a una mquina. Tiene aspectos cualitativos, adems de cuantitativos. Como la situacin atmosfrica, n o admite arreglos. Tampoco permanece estable mucho tiempo, y es predecible slo pa rcialmente. Incluso sus leyes no son ms que descripciones del pasado. La verdad es, h a dicho David Sternlight, economista jefe de la Atlantic Richfield Company, que n o tenemos hechos sobre el futuro. Se suele dar por sentado que es mejor hacer algn tipo de prediccin econmica que no tener ninguna, deca E. F. Schumacher en l961. Haga usted una conjetura, convirtala en una hiptesis de trabajo, y obtenga una serie de estimaciones por medio de clcul os sutiles. Inmediatamente esas estimaciones son presentadas como resultado de u n razonamiento cientfico, como algo mucho ms fiable que una mera suposicin. As se co meten errores colosales de planificacin, porque este mtodo slo ofrece un simulacro de respuesta, donde lo que se requiere es una opcin empresarial seriamente fundam entada. El presupuesto fundamental del antiguo paradigma que sigue siendo dominante y pe rmanece sin cuestionar desde los tiempos de John Locke, es que los seres humanos nos sentimos fundamentalmente motivados por incentivos econmicos. Y sin embargo, por encima de un determinado nivel de suficiencia material, son otras necesidad es imperiosas las que claramente toman la delantera: el deseo de tener salud, de ser amado, de sentirse competente, de participar plenamente en la sociedad, de tener una ocupacin significativa. Incluso si Locke tuviera razn sobre nuestras mot ivaciones econmicas, es algo que tendramos que cambiar. Nuestra civilizacin no pued

e continuar la escalada de produccin y consumo de bienes y recursos que no son re novables. En su evaluacin de la crisis financiera de la ciudad de Nueva York a mediados de los aos setenta, Julius Stulman, del World Institute, dijo que nuestro error prin cipal consiste en seguir relacionando todas las cosas con el pasado, con los esca lones que laboriosamente hemos ido levantando a lo largo de seis mil aos, ladrill o tras ladrillo, paso a paso, de una forma lineal y singular. Por necesarios que hayan sido esos escalones para nuestra evolucin, ese estadio ha terminado. No po demos afrontar lo que tenemos por delante, a menos que pensemos de un modo difer ente. En lo sucesivo, nuestra mejor esperanza estriba en prestar atencin, reconociendo las maneras cmo nuestras vidas y nuestros medios de vida han sido influenciados, e incluso han sido regidos, por estructuras pasadas de moda. Nuestras ideas sobr e el trabajo, el dinero y los estilos directivos provienen de un antiguo orden s ocial dotado de estabilidad, que nada tiene que ver con el flujo actual de las c osas, y estn basadas en una concepcin de la humanidad y la naturaleza hace tiempo abandonada por la ciencia. El mundo real gira en torno a principios diferentes d e los que nos imponen nuestras parciales filosofas econmicas. El nuevo paradigma: valores en vez de ciencia econmica Los sistemas econmicos del mundo moderno se sitan en el terreno de la antigua cont roversia: individuo o sociedad. Cuando nos dejamos polarizar, dejamos de plantea r bien la cuestin. Ms que discutir sobre si tiene razn el capitalismo al insistir e n las oportunidades para el individuo, o ms bien la tiene el socialismo al preocu parse por lo colectivo, lo que deberamos hacer es volver a formular la cuestin: Res ulta apropiada la sociedad materialista a las necesidades humanas? El capitalism o, lo mismo que el socialismo, tal como los conocemos, giran en torno a los valo res materiales. Sus filosofas resultan inadecuadas para una sociedad transformada . Los fallos de nuestras filosofas econmicas, al igual que los fracasos de nuestras reformas polticas, se deben a la importancia que conceden a todo lo externo. Los valores interiores, lo mismo que la reforma interna, deben preceder a todo cambi o exterior. Nuestra salvacin puede que est en la sntesis, en la va media entre la de recha y la izquierda, eso que Aldous Huxley llamada descentralizacin e iniciativas en cooperacin, el sistema poltico y econmico ms connatural a la espiritualidad. As como la salud es mucho ms que la medicina y el aprendizaje van ms all de la ecuac in, as tambin el contexto de las tareas econmicas es un sistema de valores. Las tare as econmicas son un reflejo de nuestras prioridades, cualesquiera que sean: el pr opio engrandecimiento, la competitividad, la cooperacin, la artesana, los bienes m ateriales. Una sociedad que aprecia los smbolos externos, querr tener automviles ap aratosos, cualquiera que sea su coste. Una familia que valora la educacin podr hac er considerables sacrificios para pagar a sus hijos la asistencia a determinados centros privados. Quien valora sobre todo la aventura podr dejar un trabajo segu ro bien remunerado para dedicarse a navegar alrededor del mundo. Lo que es ms imp ortante: cuando la gente se independiza, sus valores se interiorizan. Las cosas que compran y el tipo de trabajo que eligen reflejan sus propias necesidades y d eseos mejor que los valores impuestos por los anuncios, la familia, los compaeros , o los medios de comunicacin. Louis Mobley, antiguo director del programa de for macin de ejecutivos de la IBM, opinaba que la tendencia a interiorizar supone un vuelco cultural. Acabada la era en la que mirbamos slo hacia fuera y negbamos las p ropias realidades interiores, nos estamos ahora atreviendo a hacer juicios de va lor. Y por eso los economistas se han quedado sin respuestas. Herbert Simon, prem io Nobel de economa en 1978, critica los presupuestos racionales clsicos de los econ omistas y su consiguiente fracaso para lidiar con los nuevos valores y expectati vas cambiantes. Las sociedades, como sealaba Ilya Prigogine, son las ms extraas e inestables de las estructuras disipativas. La complejidad de nuestra moderna sociedad pluralista y los valores crecientemente autnomos de sus gentes han creado una incertidumbre econmica de vastas proporciones. Por eso lo que hoy en da estamos necesitando es u

n enfoque de la economa comparable al que supuso para la fsica la introduccin del p rincipio de incertidumbre1. Los dos paradigmas podran resumirse del modo siguiente:

La eterealizacin de Amrica: los nuevos valores Ya Stuart Mill, en el siglo diecinueve, pudo ver ms all de las tempranas promesas materialistas de la era industrial: No sern posibles grandes adelantos para la hum anidad hasta que tengan lugar grandes cambios en su forma de pensar. En los aos tr einta, el historiador Arnold Toynbee hablaba de la eterealizacin, como el ltimo grad o de crecimiento de las civilizaciones, caracterizado por el desarrollo de las r iquezas superiores e intangibles. La idea de invertir la tendencia materialista parece contar con una creciente si mpata entre la gente, aunque no haya surgido todava el mandato expreso de realizar lo. Puede que se est produciendo la eterealizacin. Una encuesta realizada por Harr is en 1977 se encontr con que un porcentaje asombroso de personas, el 79 por cien to, estaba a favor de un mejor aprovechamiento de las cosas bsicas esenciales, ms que de alcanzar niveles materiales superiores de vida. Un porcentaje similar pre fera gastar ms tiempo en interacciones humanas que emplear un sistema moderno de c omunicacin tecnolgica, y confiaban en que la sociedad habra de llegar a apreciar lo s valores humanos por encima de los materiales. La idea de desarrollar nuevos me dios ms grandiosos y eficaces para hacer las cosas les resultaba menos atractiva que la de echar abajo los grandes montajes y volver a un modo de vivir ms humaniza do. La mayora encontraba preferible obtener satisfacciones internas de bajo a aume ntar la productividad, y deseaban ver orientada la educacin de sus hijos hacia es e tipo de gratificaciones intangibles, ms que hacia un nivel de vida material ms e levado. La mayora de la gente que vive en los Estados Unidos actualmente, ha podido gusta r al menos los frutos de una cierta abundancia. Nos hemos visto libres de la nec esidad desesperada de supervivencia que ha pesado sobre tantas generaciones pasa das y pesa todava hoy sobre poblaciones enteras. El hambre todava sigue existiendo , de forma diferente tal vez, y an somos libres. Por encima de nuestros comportam ientos compasivos y adictivos, podemos intentar descubrir lo que queremos, podem os prestar atencin y concentrarnos en las preguntas que no hemos formulado que es conde nuestro interior. Podemos preguntarnos: Qu es lo realmente importante? Nuestros antepasados prehistricos se anticiparon de algn modo a sentar las bases p ara ello, cuando dejaron de ser cazadores y meros recolectores de frutos, para c onvertirse en granjeros, en cooperacin con los ciclos fundamentales de la natural eza Tal vez fue ah donde se fragu nuestra mentalidad mercantil agresiva, cuando se empez a arar y hacer planes, preocupados por la cosecha futura. Tal vez podemos volvernos a convertir en cazadores y recolectores de alguna manera, aprendiendo a vivir de los tesoros que trae consigo cada da, adems de aprovecharnos de lo que requiere una larga maduracin con el paso de las estaciones. Posiblemente, como af irmaba un articulo, estamos viviendo en una sociedad post extravagante. Segn todas las apariencias, andamos a la caza y captura de sentido, de una concepcin trascen dente parecida a la de nuestros padres fundadores. Un maestro, conspirador de Acuario, expresaba as su propio proceso de eterealizac in: "He sufrido la influencia del conocimiento y trato que he tenido con personas qu

e no padecen necesidades (bien situadas econmicamente) y con personas que han ado ptado voluntariamente la pobreza (por sus votos religiosos). A causa principalme nte de estos contactos, he podido encontrar mi propia escala de valores: lo autnt ico frente a lo no autntico, el necesito frente al me gustara, lo permanente frente a lo inmediato, la felicidad frente al placer". Los seres humanos autnomos son capaces de crear y de inventar. Y pueden tambin cam biar de opinin, rechazando valores que antes defendan. Los analistas del mundo de los negocios estn contemplando hoy en da con realismo cmo estn empezando a asomar lo s efectos de lo que en otro tiempo fueron los valores de la contracultura. Estn a sistiendo a la mayora de edad de una generacin menos impregnada de viejos juguetes y smbolos antiguos. Un economista del Banco de Amrica deca en 1977 que era probable que llegase a nive larse de forma permanente la demanda de bienes de consumo duradero, ya que hay c ada vez ms norteamericanos que consideran como un despilfarro el consumo personal y nacional. Hay una tendencia creciente a comprar bienes en funcin de las necesi dades de recambio, y no tanto en cuanto smbolos de alarde consumista o por haber cambiado simplemente el estilo o el modelo. Segn su prediccin, el pndulo est volvien do a adoptar una posicin en la que se valoran virtudes como la austeridad e integ ridad y los valores morales elevados. El crecimiento de la poblacin ms significati vo en la prxima dcada, el de los que tienen ahora veinticinco aos, hasta cumplir lo s treinta y cuatro, traer consigo una elevada valoracin de las implicaciones cuali tativas y sociales del consumo de bienes y mercancas. Un joven conductor de un camin, diplomado en bellas artes, preguntado, como es co stumbre, sobre qu pretenda hacer en la vida con la educacin que haba recibido, respo nda: "Quiero aprender a vivir. Quiero desarrollar mi inteligencia, lo que tal vez pue da contribuir a elevar los niveles estticos y culturales de la sociedad. Tratar de desarrollar los aspectos nobles y creativos que hay dentro de m. Y pretendo cont ribuir muy poco al crecimiento del Producto Nacional". Segn afirmaba, la lucha por ganarse la vida, que duraba ya cinco aos, le haba ensead o a apreciar y respetar ms su educacin. El ambiente en que desarrollaba su trabajo era tan hostil a toda imaginacin, que sus libros y su arte le resultaban particu larmente apasionantes y vitales. Estoy trabajando junto a gente que intenta dar u n sentido a su vida comprando las cursileras y baratijas que les ofrece la indust ria norteamericana... El valor de la sinergia: una nueva riqueza Por muchas guerras y armas que haya inventado la humanidad, los seres humanos fo rman una especie biolgicamente social y cooperativa. Hemos sobrevivido gracias a la ayuda prestada por unos a otros. Tambin nuestros antepasados prehistricos parec e que daban muestras de ternura: forraban con pieles las zapatillas de sus hijos , cuidaban de sus cunas; recientes descubrimientos arqueolgicos parecen sugerir q ue enterraban rodeados de flores a sus muertos. El todo es ms rico que sus partes. Y ese principio de sinergia ha abierto las pue rtas a nuevas fuentes de bienes y servicios en forma de cooperativas y redes de intercambio mercantil y mutua ayuda. La puesta en comn de los recursos se traduce en un mayor enriquecimiento de todos, la informacin compartida hace que todos se amos ms listos, y no hay nada que se pierda por dispersin. Ms antiguos que el dinero, los antiguos cortocircuitos econmicos, como las coopera tivas, las uniones de crdito y el trueque, dotan de agilidad al pesado sistema de distribucin de los bienes, pues afectan solamente a lo que la gente desea y a lo que puede ofrecer, en contraste con la produccin crecientemente acelerada de ele mentos que luego hay que persuadir a la gente para que los compre o para que invi erta en ellos. Existen hoy en da modernas contrapartidas urbanas de instituciones rurales como los prstamos sobre granos y las cooperativas de granjeros. La utiliz acin de vehculos en comn, las redes de aprendizaje, las cooperativas de alimentacin,

y el cuidado compartido de los nios crean un sentido comunitario, a la vez que s uponen un empujn a la economa2. Diversas revista populares para mujeres han empez ado a publicar artculos sobre la forma de crear redes y cooperativas. Gente con b ajos ingresos ha creado la unin crediticia Oregon Urban-Rural (OUR), en la tradic in de los aldeanos del sur de Alemania empobrecidos por la sequa, que fundaron la primera cooperativa de crdito a mediados del siglo diecinueve. Por todo el pas, se han producido fusiones de cooperativas de trabajo y colectivos de servicios. La organizacin Free for All de Los Angeles fue fundada para el intercambio de servi cios. Hay compaas de intercambio comercial, como la Trade American, el Executive T rade Club, Chargea-Trade y Business Exchange, que se dedican al trueque de biene s y servicios y a la concesin de prstamos sobre ellos a sus respectivos miembros p or medio de un sofisticado sistema de contabilidad. Una compaa de trueque alcanza un volumen anual de negocios cercano a los cien millones de dlares en acuerdos co merciales recprocos, que contabilizan tambin los excesos y los errores cometidos, as como los gastos de publicidad y por estancias hoteleras. Unos setenta y cinco grupos dedicados al trueque en los Estados Unidos son concesionarios del Interna tional Trade Exchange3. Emplean computadoras para facilitar las transacciones d e negocios entre sus miembros, o con comerciantes y profesionales. El comercio a yuda a luchar contra la inflacin, observan los propietarios de uno de estos grupo s de intercambio. Y el trueque, es posible que est llamado a sufrir un potente de sarrollo en perodos de recesin, segn afirma la revista New Age: "En una poca en que esos pedazos de metal y de papel, que simbolizan la riqueza, se independizan cada vez mas de la actividad y el esfuerzo humanos, a los que se supone que representan, el trueque parece ser una tendencia realmente saludable . El pago en especie, la forma original de transaccin econmica, est fundado en la coo peracin ms que en la competitividad. Ms que la acumulacin del dinero por el dinero, lo que subraya es la calidad del trabajo humano". Los fundadores de Provender, una cooperativa de alimentacin natural del noroeste, hablaban de la autoconfianza y la sensacin de unidad regional que tenan al unir s us fuerzas: Compaeros cooperativistas, podemos celebrar el nacimiento de una red... . La iniciativa resulta gratificante en otros aspectos adems de los puramente econmi cos, como demuestran las declaraciones de intenciones de algunas de esas redes: "Si iniciamos la fbrica comunitaria de jabn y pusimos en marcha las cooperativas, no fue pensando en un xito comercial, desde ese punto de vista, hay ms bien un rie sgo, sino por creer en un ideal, por tener una idea de cmo debera ser la sociedad. .. Si conseguimos crear una ideologa comunitaria convincente, habr mucha ms gente q ue se sienta empujada a crear y mantener estructuras alternativas". Otra: "Nuestro inters se centra en lograr una actitud y una planificacin adecuadas. Esta apertura y transformacin de la dinmica del poder es el ncleo mismo que ha de condu cirnos a una nueva era de compasin y de fortalecimiento propio". Otra: "La tarea de nuestras comunidades consiste en poner los cimientos, en sentar las ...... para desarrollar modelos, diseos y arquetipos de una nueva civilizacin". Otra ms: "El Community Memory Project pretende ayudar a la gente a conectar con otras per sonas que tengan intereses parecidos, ofreciendo adems la posibilidad de intercam biar bienes, recursos e ideas. La red no tiene ningn tipo de jerarqua, es interact iva, es decir, la informacin relativa al sistema es creada y compartida por la mi sma gente que la utiliza; no la emite ninguna autoridad central, desde arriba".

Entre las aventuras cooperativistas se incluyen ciertas comunidades creadas inte ncionadamente, y los sistemas de alojamiento compartido. En algunos casos, varia s familias han promovido juntas la construccin de apartamentos o de casas en rgime n de copropiedad. Otras han adquirido urbanizaciones residenciales privadas y ha n establecido determinadas actividades comunitarias, como el cuidado de los jard ines y alguna comida semanal en comn. Las comunas integradas por profesionales de clase media se estn haciendo relativamente frecuentes. De hecho, el censo de 198 0 se ha diseado creando una categora especial para las familias que viven en comun idad. Un ejemplo de un amplio entorno familiar comunitario ya establecido es Ramagiri, centro creado por sus miembros en 1971, despus de haber experimentado antes la v ida en comn en pequeos grupos durante algn tiempo. En la actualidad lo componen cua renta personas (incluyendo diez parejas casadas y cuatro parejas no formalizadas ), que viven en una granja de 250 acres en California, donde en otro tiempo hubo un seminario catlico. Ramagiri se sostiene en parte gracias a sus propias activi dades comerciales, pero la mayora de los residentes trabajan fuera como maestros, profesionales de la salud (enfermeras, fisioterapeutas, tcnicos en alimentacin) o como secretarias. Hay dos jvenes residentes que son mdicos y planean abrir una co nsulta conjunta. El jardn, la oficina y la cocina se atienden en forma comunitari a. La comuna ha publicado diversos libros con buen xito, escritos por Eknath Easw aran, el maestro hind en torno al cual se agruparon sus miembros en un principio, y un bestseller: el Laurel's Cookbook, un libro de cocina. Los miembros de un grupo de Filadelfia, el Movement for a New Society, viven en catorce casas gestionadas comunitariamente. Dirigen un grupo de formacin en medio s de comunicacin, diversos seminarios, una organizacin para mujeres de edad, y un t ransporte colectivo, que es de uso comn para el transporte de mercancas. Publican u na revista, Resource Manual for a Living Revolution, y otro tipo de escritos sob re el cambio cultural no violento. Un grupo en formacin, Cooperative College Community, est coordinando los esfuerzos de una serie de profesores y artistas provenientes de universidades de la Costa Este que desean asentarse juntos en una extensa porcin de terreno, que ya han ad quirido, y montar all una pequea facultad de Bellas Artes. Sus organizadores afirm an: "Concebimos esta iniciativa como una experiencia de valores humanos. Es un inten to de demostrar que se puede levar una vida rica y digna en una comunidad econmic amente limitada, en la que se comparte el trabajo y la responsabilidad poltica, y se opta por restringir la acumulacin y el consumo de bienes materiales y por hac er un uso eficaz de los recursos naturales... No pretendemos ser una panacea soc ial, ni tampoco ejemplo fcilmente reproducible en las diversas instituciones soci ales existentes. Pero s creemos estar poniendo por obra una alternativa posible, y estar con ello desafiando de una forma concreta a las concepciones que predomi nan en la organizacin social y econmica". Un participante en un proyecto comunitario deca: No somos especialistas en desarro llo agrario, sino pioneros de lo comunitario. Nosotros no ofrecemos un hogar de ensueo, sino la oportunidad de crearse una nueva vida ms satisfactoria que la que abandonamos tras nosotros. Y en un folleto leemos: "Uno de nuestros objetivos es demostrar que es posible para un grupo de seres hu manos comunes y corrientes el juntarse para crear una comunidad de la nueva era. L as comunidades de la nueva era no van a construirlas los gobiernos ni las grande s compaas, ni sera probablemente una buena idea el que as fuera. Pensamos que es des eable que la gente se haga cargo de sus propias vidas, y aprendan a confiar en s mismos (en comn)... Queremos mostrar que se puede vivir la vida de un modo ms senc illo, en armona con la naturaleza, sin salirse de los limites marcados por ella, con un espritu de cooperacin, creatividad y humanidad... Confiamos ver surgir una red de comunidades de la nueva era, que comparten, trabajan, y se ayudan los uno

s a los otros". De hecho, algunas de las comunidades ms amplias han establecido lazos entre ellas ; no son competitivas, y por diferentes que puedan ser sus formas de expresarse, sus visiones o sus concepciones tienen mucho en comn. Una revista publicada por comunidades cooperativas alababa la conexin establecida entre algunas de las ms am plias, tales como Arcosanti (Arizona), Otro lugar (Nueva Inglaterra), Auroville (India), y Findhorn (Escocia); un aspecto importante es esta sensacin de comunidad mundial en la superacin de nuestras idiosincrasias respectivas, para ir al fondo de lo que estamos intentando hacer. Nuestro trabajo debe ser traducible, para p oder ser utilizable. Un sector continuamente cambiante de la poblacin est viviendo un sueo compartido en medio del naufragio de los viejos sueos. Un observador deca: Las comunas no han te nido menos xito que el Sueo terrenal Americano. Las juzgamos con mayor dureza porq ue intentan llegar ms lejos. Con frecuencia las juzgamos tambin con arreglo a los v alores del antiguo paradigma: el xito y la estabilidad econmicos. Otro Lugar, que es un colectivo rural y una red con sede en New Hampshire, admit e con gusto a personas implicadas en poltica, en escuelas alternativas, meditacin, salud holstica, esto es, en alternativas creativas a la sociedad dominante. Toma s u nombre de un poema de Wendell Berry, cuyo libro, The Unsettling of America (La inquietud de Amrica), es muy conocido entre los creadores de comunidades: el pensamiento gira, buscando un nuevo nacimiento, otro lugar, ms simple, menos cargado de lo que ya existi. Otro lugar es suficiente para apenarme, ese viejo sueno de irse, de convertirse en un hombre mejor, nada ms que por levantarse y marchar a un lugar mejor. El misterio. El antiguo, insondable despliegue. Los postes de hierro en el parque de repente me recuerdan bosques. Me resulta posible pensar en marchar. La nueva vida comienza con una nueva conciencia, no con la accin: cuando por prim era vez resulta posible pensar en marchar. En la comunidad, en el intercambio humano, se encuentra una forma de riqueza cua litativamente diferente. El valor de saber qu es lo que se quiere Nuestros valores conscientes nacen de nuestra comprensin, y los inconscientes, de nuestro acondicionamiento. A medida que nos hacemos conscientes de motivaciones hasta entonces inconscientes, despertamos a lo que realmente queremos y a nuest ras verdaderas opciones. Paralelamente a la considerable disminucin de confianza que le merecen las dems in stituciones, la gente se ha ido sintiendo cada vez ms suspicaz con respecto a la t ica consumista, la mstica de las cosas. Por una parte, el movimiento consumista h a alertado la conciencia de la gente respecto de los negocios montados sobre la base de una produccin de baja calidad y productos de psimo resultado. El movimient o ecolgico ha trado un cuestionamiento de la calidad ambiental y de la explotacin d e los recursos. Nuestra creciente complejidad mental nos ha hecho menos suscepti bles a las brillantes ficciones de la publicidad. Los problemas son a menudo efectos secundarios naturales producidos por los mism os xitos. Por ejemplo, el aumento de la productividad significaba que las cosas bs

icas para la vida podan ser producidas por menos gente, de modo que durante dcadas se nos ense a necesitar ms cosas (o mejores, o diferentes). Todos estbamos ah para se vir a la economa, azuzados por el gobierno y por los fabricantes, mareados por lo s trucos publicitarios, y timados por el envejecimiento prematuro de cuanto comp rbamos. Todos conocemos la sensacin de cuando nos han ofrecido comida sin tener hambre. H oy en da, en cuanto consumidores, podemos darnos cuenta de que nuestros gustos es tn cambiando. Sabiendo lo que queremos, podemos gastar menos, gastar ms, o gastar de un modo diferente. En 1936 Richard Gregg, un filsofo poltico, acu la expresin simp licidad voluntaria para describir un estilo de vida que evita amontonar cosas si n ton ni son y focaliza las propias energas en lo que realmente importa. El grado de simplificacin, deca Gregg, es algo que cada individuo debe establecer por s mismo. Una persona que vive una vida de simplicidad voluntaria puede desear tener un c ostoso y sofisticado equipo de sonido cuadrafnico, por ejemplo, y tener en cambio un coche antiguo. La simplicidad voluntaria es una actitud, no un presupuesto: Actitud de consumo reflexivo, de resistencia a la creacin artificial de necesidades, de sensibilidad a la limitacin de los recursos naturales, en una palabra, vivir y trabajar a una e scala ms humana. Segn un informe del SRI (Stanford Research Institute), los partid arios de la simplicidad voluntaria desean desarrollar a un nivel ms elevado su pot encial humano, tanto psicolgico como espiritual, en comunidad con otras personas. El informe, que provoc ms solicitudes de reimpresin por parte del mundo de los nego cios que cualquier otra publicacin en la historia del mundo del pensamiento, adve rta a los negociantes que poda estarse gestando un orden social diferente, orienta do ms bien hacia la mera suficiencia que haca la abundancia material. Sus valores favoreceran el inters por la propia ilustracin ms que por la competitividad, la coop eracin ms que el burdo individualismo, y los juicios a la vez racionales e intuiti vos. Un sector creciente de la poblacin se interesa poco por la moda y el status, y est deseosa de poder reciclar sus bienes de consumo duradero y comprar product os que no contaminen, que sean sanos, autnticos, y estticamente agradables. Muchos de estos productos y servicios de probable aceptacin popular estn ya siendo sumin istrados tanto por empresarios y comerciantes locales como por las gigantescas m ultinacionales. El informe no contena precisamente una previsin econmica como para alegrar a la General Motors y a la General Electric4. Laurence Peter, autor de El Principio de Peter, contaba como l y su esposa decidi eron no dejarse poseer por sus posesiones. Su opcin por la simplicidad deliberada no era un intento por vivir de forma ms barata, sino ms bien de alcanzar un mejor equilibrio entre los aspectos materiales y no materiales de la vida. Todo lo que compraban, fuera esttico o prctico, era elegido en razn de su calidad y durabilidad , adems de por ser algo realmente necesario. "El da que sustitu nuestra cortadora elctrica de csped, de las ms baratas, por la mej or cortadora manual del mercado, me pareci increble haber dado un paso adelante ta n fabuloso. La cortadora manual cuesta ms, pero es una delicia manejarla. Nunca s e queda sin combustible. Nunca pone a prueba mi paciencia tenindola que arrancar. No es en absoluto contaminante. Me da ocasin para hacer un ejercicio saludable. Puedo parar y volver a comenzar con facilidad. Siento que puedo controlarla. Me siento liberado del esfuerzo nervioso, de los eventuales riesgos, y de los inevi tables problemas mecnicos y responsabilidades que todo equipo elctrico lleva consi go". Para la mayora de sus partidarios, la simplicidad voluntaria no es algo altruista , ni tampoco un sacrificio. Puede resultar incluso placentera. Las formas de vid a sencillas pueden constituir un placer en s mismas. Uno de sus defensores deca de ella que es el nico modo de ser rico. Generalmente trae consigo otra serie de camb ios: una apreciacin ms profunda de los placeres ordinarios, una aguda sensacin de v ivir en el momento, la compaa de amigos afectuosos de mentalidad semejante. Una de las satisfacciones profundas que trae consigo el proceso transformador es el de scubrimiento de lo mucho que en realidad tenemos. La atencin incrementada nos rev ela muchas cosas valiosas que habamos dejado a un lado, olvidadas o en las que si

mplemente, cegados por el hbito, no habamos reparado: libros, discos, gente, objet os personales especiales, paisajes, habilidades perdidas, hobbies descuidados, s ueos abandonados. "No es que yo desprecie en absoluto las comodidades", deca una v ez el economista E. F. Schumacher, pero tienen su lugar, y ciertamente no es el p rimero. Cuanto menos necesitamos, ms libres somos, sealaba. En palabras de Thoreau: Debemos vivir en nosotros mismos y depender de nosotros mismos, siempre alertas y dispuestos a empezar la carrera. Est surgiendo un campo de ntimo podero personal, dice en su declaracin de intenciones el Whole Earth Catalog, el poder de la persona para dirigir su propia educacin, en contrar su propia inspiracin, y modelar su propio entorno... Los manuales, modelo s, instrumentos, libros y dems recursos incluidos en el catlogo obedecen a una con cepcin nueva de la vida, ms rica en toda clase de opciones. Los promotores de una feria sobre el medio ambiente, la Expo Nueva Tierra, anunciaban su deseo de lleg ar a todos aquellos que dan por sentado que no hay esperanza: Hay muchas cosas qu e la gente puede hacer para retomar el control de sus propias vidas. Una de ellas es conseguir ser autosuficiente. Muchas empresas estn ya tratando de reaccionar frente a la ola de consumo conscien te que se aproxima. En un informe del SRI, Willis Harman dice: Los valores humansti cos y trascendentales no son un lujo impuesto a los valores econmicos. Son la med ida de la adecuacin de los valores econmicos... En nuestra mano est optar por compr enderlos, movindonos a favor de las mareas de la historia, sean cuales sean, o bi en tratar de oponerles resistencia5. De esa eleccin puede depender en gran medida la situacin del mundo de los negocios en 1990, y ms adelante. La transformacin del mundo de los negocios Un nmero cada vez mayor de hombres de negocios est tratando de ensamblar una nueva perspectiva. Un conspirador de Acuario, que trabaja con altos directivos por to do el pas, habla de los nuevos hombres de negocio filsofos, que se quedan hablando h asta las tres de la maana de los cambios operados en sus valores y de su descubri miento del potencial humano. Puede que sean los ejecutivos el grupo social con u na mentalidad ms abierta actualmente, mucho ms que quienes se mueven en ambientes acadmicos y profesionales. Pues su xito depende de su capacidad de detectar tempra namente las nuevas tendencias y perspectivas. Robert Fegley, de la General Electric, se ha referido a una nueva raza de ejecuti vos de mximo nivel que est tomando sobre s el peso de las compaas norteamericanas, ms mplios y profundos que sus predecesores, ms actuales, cultivados, expresivos y ab iertos. Segn deca, la cantidad de tiempo dedicado por los principales ejecutivos d e las mil compaas ms importantes del pas a tratar temas de inters general se ha dupli cado del 20 al 40 por ciento del total. Hay un profundo inters por las actitudes d e la gente, y un deseo de hacer algo: no slo difundir "la propia visin de las cosa s", sino tambin una disposicin a reexaminar la poltica de la compaa, cambiando lo que sea necesario... El presidente de la Trans World Airlines (TWA), C. E. Meyer, Jr. , expresaba su sensacin de transformacin de los valores, en un editorial publicado en la revista de la compaa en julio de 1978. El cambio ms importante de la dcada pasada, deca, no h aban sido los avances tecnolgicos, sino la revolucin virtual que ha tenido lugar en la conciencia social colectiva. Tras la turbulencia, la violencia y los enfrentam ientos de finales de los aos sesenta, ha venido un perodo de interiorizacin, como s t oda la gente, profundamente calmada tras las conmociones sufridas en aquellos aos tumultuosos... hubiese comenzado a trabajar calladamente por entresacar todos l os aspectos positivos que aquellas causas encerraban. Con intuicin y con esfuerzo, hemos tratado de salvar las divisiones, y de ello ha resultado un cambio cualit ativo en la actitud nacional: La preocupacin por el medio ambiente, por la seguri dad en el trabajo, por la dignidad de los disminuidos, y tambin un mayor inters po r las personas de edad y una mayor consideracin de los consumidores. Todas estas causas, afirma, han dejado de ser objeto de controversia, para convertirse en asu ntos an no resueltos por la sociedad. Las grandes empresas, ante la necesidad de comprender el impacto potencial del n uevo paradigma, estn empezando a darse cuenta del valor de las redes de la Conspi

racin de Acuario en cuanto recursos. Este fue el tema de un documento preliminar s obre las nuevas tendencias, publicado dentro del programa de actividades para 197 8 de la Diebold Corporate: El surgimiento de redes de comunicacin personal entre p ersonas que comparten los nuevos valores, y su posible utilizacin en la sensibili zacin de las funciones directivas. Sus autores consideraban como una necesidad par a los directivos el conectar con esas redes, en las que tena lugar el desarrollo y experimentacin de las nuevas concepciones antes de aparecer en el mercado. Esas r edes estn sumergidas, son apenas visibles, pero sin embargo es ah donde nuestro fut uro se est gestando en buena parte. El informe las comparaba a los comits de person as en comunicacin que ayudaron a tomar cuerpo a la revolucin americana, y a la univ ersidad invisible, aquella red secreta de cientficos que existi en Inglaterra antes de que la investigacin cientfica fuese sancionada legalmente por el rey Jacobo II en 1663. En un apartado titulado Por qu no los vemos, el informe aclaraba que los grupos que surgen de la clandestinidad siempre estn temiendo algn ataque, y que, p or su naturaleza esencialmente creativa, evitan toda organizacin formal en favor de la flexibilidad que les ofrecen otras formas nuevas. "Antes de hablar de estas redes, debernos superar un problema cultural... Pueden existir formas de organizacin importantes que no presentan ninguna de las caract ersticas que generalmente asociamos a toda organizacin. Pero su influjo en la crea cin de las ideas que estn conformando nuestra poca es indiscutible, y estn metindose cada vez ms por todas partes, hasta el punto de que estamos rodeados por ellas. M e parece apreciar en ellas un cierto aire comn... En algn sentido, tienen un aspec to ms idealista, ms humano: da la sensacin de que sus objetivos poseen, por su evid ente rectitud moral, una especie indiscutible de autoridad. Pero eso es slo una parte, pues en otro sentido tienen una visin sumamente pragmtic a y realista de las cosas, y reconocen que un cambio de esa categora, por su mism a irresistible rectitud, es tambin inevitable, por lo que quienes intentan cerrar le el paso no van a conseguir ms que desgastar sus energas en un esfuerzo intil por contener la marea". Como ejemplo, el informe describe una de esas redes subterrneas, centrada en el c ampo de la ciencia radical y la psicologa transpersonal, en la que quien se encar ga de fotocopiar el material para su difusin es el vicepresidente de la ATT (Amer ican Telephone and Telegraph). El informe, ya clsico, publicado por el SRI en 1972 con el ttulo Changing Image of Man (La imagen cambiante del hombre), caracterizaba a la nueva tica trascendenta l social y econmica con una serie de notas: autodeterminacin, preocupacin por la ca lidad de vida, tecnologa adecuada, espritu empresarial, descentralizacin, tica ecolgi ca y espiritualidad. El informe expresaba la necesidad de comprender colectivame nte el nuevo orden que estaba apareciendo, probablemente el fenmeno ms importante d e nuestro tiempo. Este nuevo orden supone un desafo tan apasionante como las expediciones geogrficas y los grandes descubrimientos tecnolgicos ocurridos en la historia, conclua el in forme. El valor de la vocacin Un libro de Michael Maccoby, que lleva por ttulo The Gamesman (El jugador), descr ibe extensamente la lucha del individuo contemporneo por alcanzar ese alto objeti vo de encontrarle un sentido al trabajo, ofreciendo un retrato acabado del nuevo tipo de rebelde de nuestra sociedad. El jugador es ms innovador y menos serio que su predecesor, el organizador, pero sigue valorando las prdidas y ganancias con su cerebro izquierdo, siguiendo reglas manipuladoras. En un apartado titulado La cab eza y el corazn, Maccoby explora el malestar y la frustracin sentidos por muchos jug adores, que reconocen haber encontrado pocas oportunidades en su trabajo para des arrollar la compasin, la apertura y la humanidad: "La gente piensa que las cualidades del corazn se oponen a las de la cabeza. Pien

san que el corazn equivale a blandura, sentimiento y generosidad, mientras que la cabeza significa solidez, sentido de la realidad. Pero este contraste es en s mi smo sintomtico de una cultura esquizoide, que separa el corazn del resto del cuerp o. En el pensamiento tradicional precartesiano, se consideraba al corazn como a l a autntica sede de la inteligencia... La cabeza puede ser lista, pero no sabia". En el nuevo paradigma, el trabajo es tambin un vehculo de transformacin. El trabajo nos implica plenamente en la vida. El trabajo puede constituir eso otro adecuado de que habla Milton Mayerhoff, capaz de exigirnos y de hacer que nos preocupemos por algo. Al responder a la vocacin, a la llamada, a la intimacin de lo que es ne cesario hacer, creamos y descubrimos un sentido, exclusivo de cada uno de nosotr os, y siempre cambiante. El famoso perodo de transicin y de crisis que sobreviene en la mitad de la vida pu ede deberse en parte al efecto acumulado de una negacin de s mismo mantenida duran te dcadas, a la sbita irrupcin en la conciencia de un dolor que no admite ya ms calm antes. Alguien que ha observado este fenmeno con una sensible dedicacin afirma que suele manifestarse como un grito o como una llamada ~n grito de desencanto, o la llamada inquietante de unos nuevos objetivos, la vocacin, que experimenta toda pe rsona que se ha implicado durante algn tiempo en un proceso introspectivo transfo rmador. Por mucho ahnco que ponga una persona en alcanzar las metas de su vocacin, no se l e debe confundir con un trabajo adicto. El trabajo adicto, como el alcohlico, es in discriminadamente compulsivo. Busca un sentido trabajando en lo que sea y como s ea. Por el contrario, la persona que siente una vocacin encuentra un trabajo que le resulte significativo. La vocacin no es un empleo, es una relacin transformador a en marcha. Los participantes en el cuestionario de la Conspiracin de Acuario pertenecan prctic amente a todos los campos vocacionales: educacin, psicologa, medicina, negocios, p ublicidad, televisin, investigacin, administracin pblica, derecho, odontologa, clero, antropologa, sociologa, enfermera, bellas artes, teatro, msica, ejrcito, ciencias po lticas y economa. Haba tambin unos cuantos que en un censo se habran reflejado como p ersonas sin empleo: jubilados, amas de casa, personas acaudaladas independientes , todos ellos con una vida ocupada y activa en la prosecucin de vocaciones tan di spares que no admiten una fcil descripcin. En muchos casos, las personas se definan a s mismas de manera poco convencional, a menudo en trminos de su forma actual de vida, ms que en funcin de la estrecha especialidad en que se formaron. Una doctor a se presentaba como maestra, y un maestro, como futurlogo. En un suave empeo por ayudar a otras personas a transformar sus ideas sobre el trabajo y la riqueza, a lgunos conspiradores de Acuario trabajan activamente en una especie de rehabilit acin institucional, que puede consistir en actuar de consejeros en compaas o empres as, abriendo paso a nuevas experiencias, puestos de trabajo o productos, o lleva ndo a cabo evaluaciones profesionales del cambio que se aproxima. Otros son en s i mismos un modelo viviente del cambio, que han inventado o transformado su prop ia manera de ganarse la vida. Para ellos, la recta manera de ganarse la vida es, ms que un ideal budista, un componente de la salud mental. Algunos de los conflictos internos ms agudos reflejados en el cuestionario se ref ieren a la lucha por reconciliar el antiguo trabajo con la nueva perspectiva. Du rante lo que hemos llamado la fase de entrada al proceso transformador, las nuev as ideas no parecen amenazar al propio trabajo ni a las propias relaciones. Dura nte la segunda etapa, la exploracin, hay una inquieta esperanza de que los nuevos intereses no pasen de constituir una ocupacin marginal intensiva. En la tercera, integracin, se hace evidente la imposibilidad de compartimentalizar el proceso t ransformador. Como deca un hombre de negocios: "Al final, acaba por afectar al propio trabajo y por hacerle a uno cambiar su es cala de preferencias. La nueva conciencia afecta al modo de funcionar en el trab ajo. Llega a ocupar todo momento consciente. Se ve el mundo a travs de una lente distinta, con unos ojos diferentes. Es fcil dejar de dar tanta importancia al trabajo. Lo que resulta duro es seguir haciendo frusleras despus de haber visto el sol. El que es capaz de ajustar su tra

bajo a la nueva visin, tiene mucha suerte". En ese momento crtico, los descubrimientos que acompaan a la transformacin son como una brjula. El sentimiento de la vocacin, de haber descubierto una direccin llena de sentido refuerza la resolucin de adecuar el propio trabajo a las propias creen cias, de unir la cabeza con el corazn. El nuevo respeto por la intuicin, ese saber tcito, anima a asumir riesgos. La seguridad, en el sentido convencional, es una ilusin. Tambin al xito se le concibe de forma distinta, como muestra este hombre de negocios, conspirador a su vez: "Tena la costumbre de definirme a m mismo en funcin de los objetivos que iba alcanz ando. En el colegio, el xito era obtener un sobresaliente, ms tarde fueron los tra tos conseguidos en los negocios Ahora, para m el xito tiene que ver con vivir mi v ida en armona con el universo. Es una cuestin de contexto y de contenido. Es posib le ver los sucesos particulares, los xitos y los fracasos, como dotados de contenido. Pero en el contexto de la vida no cuentan las ganancias ni las prdidas: slo cuent a el proceso. Cuando se experimenta la vida como algo ms amplio, ms rico y ms complejo, los acont ecimientos adquieren otro significado" Los objetivos del xito convencional son como un plano levantado por un arquitecto sin conocer el terreno, con unas lneas excesivamente rgidas comparadas con la rea lidad. La vocacin, por su cualidad, tiene ms bien algo de intimacin interna a mover se en una determinada direccin, sintiendo el propio movimiento, o es como una vis in, un golpe de vista sobre el futuro, que es ms una previsin que un plan. Una visin puede realizarse de muchas maneras... un objetivo, slo de una. El proceso transf ormador nos convierte en artistas y cientficos de las propias vidas, creando y de scubriendo a medida que avanzamos. Hay una mezcla de temor y de entusiasmo al co operar con el proceso vital, al hacernos ms sensibles a sus claves, matices y pro mesas. El sentimiento ms claro del propio ser nos permite trascender las categoras y role s anejos al trabajo. No somos ante todo nuestro trabajo: carpinteros, programado res informticos, enfermeras o abogados. A la pregunta del cuestionario sobre si l ean o no regularmente literatura ajena a su campo, muchos respondieron que consider aban que en su campo entraba todo. La totalidad, tal como se la experimenta en e l proceso transformador, sugiere que no tiene por qu haber una ruptura entre trab ajo y placer, entre convicciones y profesin, entre tica personal y los negocios son los negocios. Para la persona que camina hacia grados crecientes de conciencia, la fragmentacin le resulta cada vez ms intolerable. A medida que se disipa la anes tesia, se sienten los desgarrones de la carne y el espritu. Y se vuelve difcil ign orar el contexto del propio trabajo. Despus de todo, los productos y servicios no existen en el vaco, sino que se repercuten en todo el sistema. La experiencia de una mayor conexin, el sentimiento de unidad con los dems, engend ra nuevas maneras de enfocar los problemas: la falta de trabajo, la jubilacin for zosa, la pobreza, los ingresos fijos, los fraudes, los engaos, la explotacin. Segn un analista poltico: Si nos consideramos como una gran familia ms que como una gran fbrica, trataremos los problemas de forma diferente. La progresiva extensin de las redes de apoyo, la Conspiracin de Acuario en cuanto tal, anima a las personas a asumir en soledad la iniciativa de cambiar de trabajo, de montar un negocio, de cambiar la prctica de su profesin, o de revitalizar una institucin. Es una revolucin del tipo hgalo-usted-mismo, pero no hgalo-por-s-mismo. Por ejemplo, un grupo de am igos que viven en Washington, D.C., form un grupo de mutua ayuda, para animarse u nos a otros en sus objetivos vocacionales. Mutuamente se daban consejos, se hacan sugerencias y se estimulaban, desenmascarando sin piedad las racionalizaciones y tcticas dilatorias empleadas por cada uno para posponer el riesgo de un nuevo p aso. Al cabo de un ao, varios de ellos haban comenzado a poner por obra sus sueos: Un bibliotecario habla montado su propio negocio de representacin de libros, un a bogado haba abierto un centro para el estudio de la psicologa del derecho, otro de los miembros haba convertido su granja en un centro para artistas, y un oficinis

ta haba dejado su trabajo y montado un negocio con unos amigos. Las nuevas actitudes transforman la experiencia misma del trabajo cotidiano. Segn cambian las propias percepciones, el trabajo se convierte en un ritual, en un j uego, en una disciplina, una aventura, un aprendizaje, incluso en un arte. Las t ensiones provenientes del tedio y de lo desconocido, las dos causas de los sufri mientos relacionados con el trabajo, se transforman. La atencin adquiere una cual idad ms fluida, que nos permite asumir tareas que en otro tiempo nos resultaban r epetitivas o desagradables. Juzgamos menos lo que hacemos (odio esto, me gusta aque llo) El aburrimiento disminuye, igual que el dolor se aplaca cuando dejarnos de o ponerle resistencia. Cuando el ego deja de llevar las riendas de todo, hacemos m enos juicios de valor sobre el status correspondiente al trabajo que hacemos en la actualidad. Nos percatamos de que es posible descubrir y expresar un sentido en toda actividad humana: limpiar, ensear, cuidar el jardn, hacer de carpintero, v ender, cuidar nios, conducir un taxi. La tensin que engendra lo desconocido se transforma si adoptamos una actitud de c onfianza y paciencia; una vez que aprendemos que el despedazar y el recomponer p ertenecen a la naturaleza de las cosas, podemos sentimos menos inquietos ante la necesidad de cambiar nuestra forma de trabajar, o de fabricar un producto nuevo , o aprender una destreza nueva, o de reorganizar una tarea o incluso una empres a entera. La necesidad de innovacin se convierte en un desafo, no en una amenaza. Carla Needleham, hablando de su experiencia como artesana, describa esa paradoja, de cmo los objetivos estropean el proceso: "Llevamos tan impresa en nosotros la actitud de quien necesita conseguir metas, que apenas podemos imaginar otra forma de vivir..... La incertidumbre es un hech o en la vida, y sin embargo ansiamos las certezas. El cambio, el movimiento, es tambin un hecho en nuestras vidas, pero nosotros siempre queremos llegar. Yo haba llegado a darme cuenta de que el slido arraigo en m de una actitud volcada al resultado, al xito, estaba envenenando todos mis esfuerzos, y me senta incapaz de cambiarla. A m me gustaba hacer bonitos objetos de cermica, y ese deseo, que es u na especie de avaricia, me impeda hacerlo. La necesidad de tener xito la siento como una fuerza constrictiva que me impide p articipar inmediatamente en el momento, segn aparece, que me priva de ese importa ntsimo dialogo con la materia artesanal, que quita apertura a mis relaciones, y m e impide responder con esa especie de prontitud mucho ms rpida que todas las preca uciones mentales. La necesidad de xito estropea el placer". La nueva forma de entender el xito y los fracasos hace que desplacemos el acento en el trabajo, del producto, el conseguirlo, al proceso en cuanto tal. La concent racin en el objetivo supone una especie de certeza artificial que no nos deja apr eciar las posibilidades inherentes al propio trabajo. Para trabajar de forma cre ativa y significativa, tenemos que estar alertas al momento, dispuestos a cambia r los planes si las circunstancias nos aportan nuevas posibilidades. Necesitamos arriesgarnos, cooperar con las nuevas vicisitudes, y solucionar los conflictos. La transformacin del trabajo El trabajo se convierte tambin para la persona en un medio de expresar la visin de la Conspiracin de Acuario. Un profesor de Nueva Inglaterra deca: Una de mis alegras en la vida es hablar a mis alumnos de la transformacin que est teniendo lugar, y de lo que oyen hablar por vez primera. El compositor Harry Chapin dice tambin: Desp us de algn tiempo, uno tiene que encontrar la manera de conectarse a ello. A la ma yor parte de nosotros nos falta perspectiva en nuestras vidas. En mi msica trato de decir algo de eso, de cmo gente corriente atraviesa momentos extraordinarios e n su existencia. Paolo Soleri, que con su arquitectura Arcosanti ha intentado construir un puente entre la materia y el espritu, refiere su inspiracin a Teilhard: Me apasion enormemen te un libro suyo que encontr a finales de los aos sesenta. Me di cuenta de que, au nque torpemente, yo estaba intentando traducir lo que l deca a un lenguaje espacia l ambiental. Al final, he desarrollado mi propio modelo, que probablemente es pa

ralelo al suyo. Hay abogados que estn tratando de practicar su profesin con una dosis menor de enf rentamiento entre las partes, y que consideran que el nuevo papel que correspond e al derecho es el de hacer posible la mediacin. Un seminario sobre derecho humans tico, impartido en la universidad de Columbia en 1978 para decanos de facultades de Derecho, examin las implicaciones del nuevo paradigma, especialmente por su nf asis en la cooperacin y la colaboracin. Calvin Swank, profesor ayudante de derecho penal en la universidad de Alabama, p redijo que el hecho de que cada vez hay ms gente interesada en su propio crecimien to y en el desarrollo de su potencial llegara a afectar incluso a los departamento s de polica. Los nuevos policas autorrealizados cuestionaran sin duda el conformismo habitual frente a la autoridad. Confiaran en su propio juicio, basado en su propi a experiencia e intuicin, y los departamentos de polica no podran seguir aplicando los mtodos tradicionales anticuados frente al cambio de los valores sociales. Las fuerzas armadas, teniendo garantizada, como la tienen, su base financiera, t ienen en muchos aspectos mayores oportunidades que cualquier otra institucin para financiar innovaciones. Jim Channon, un teniente coronel de la oficina de relac iones pblicas del ejrcito, ha creado un hipottico Primer Batalln de la Tierra, una vis in futurista de lo que podran ser las fuerzas armadas una vez transformadas. Los s oldados del Primer Batalln de la Tierra buscan mtodos no destructivos para resolve r los conflictos. Su primer deber de lealtad es con respecto al planeta. Channon , tras haber presentado su idea ante una reunin de expertos en Virginia, ha recib ido una autntica oleada de peticiones de mayor informacin sobre el tema. Y para re sponder a las demandas recibidas por parte de personal de las fuerzas armadas de todo el pas, ha creado, para envirselo a todos ellos, un paquete tipo que contien e material y una camiseta estampada alusiva. La Brigada Delta de Tareas Especial es le ha autorizado para preparar una presentacin del Primer Batalln de la Tierra susceptible de emitirse por los diversos medios de informacin, idea que parece ha ber engendrado la reaccin que William James llamaba el equivalente moral de la gue rra, la sensacin de tener un objetivo tan urgente como afrontar un peligro, pero s in violencia. La Brigada Delta, instrumento de innovacin y de transicin a nuevas formas del ejrci to, incluye analistas de sistemas, especialistas en semntica, en crecimiento pers onal y en psicologa del estrs; la estructura de la organizacin es circular, en vez de la pirmide jerrquica convencional. La constelacin de valores transformadores, globalidad, flujo, comunidad, puede ot orgar sentido a muchas clases de trabajos diferentes. Y la transformacin cambia t ambin las relaciones en el trabajo: entre los trabajadores y el patrn, los trabaja dores y el producto, los trabajadores y el consumidor. Las nuevas relaciones en el trabajo A mediados del siglo diecinueve, Tocqueville observaba: Se dira que los soberanos de nuestro tiempo slo buscan hacer cosas grandes con los hombres; me gustara que i ntentaran un poco ms hacer grandes hombres; que valorasen menos al trabajo y ms al trabajador; que no olvidasen que ningn pas puede ser fuerte cuando los individuos que lo componen son dbiles. De igual manera que un maestro dotado sabe liberar y alentar las dotes de sus al umnos, as tambin un buen jefe ayuda a sus empleados a desarrollar sus talentos pot enciales, su capacidad de iniciativa y su creatividad. El jefe partidario de la transformacin fomenta en los dems su capacidad autodirectiva. Estamos entrando en un perodo de cambios reales en las relaciones de trabajo. Un nmero cada vez mayor de directivos prefieren ser catalizadores a ejercer sin ms el poder, y una nueva raza de empleados autnomos est dispuesta a servir, pero sin se rvilismo. Estos cambios estn causando no pequeas molestias a quienes no estn dispue stos a cambiar. Algunos empleados preferiran seguir mantenindose pasivos, a tener que asumir responsabilidades nuevas o hacerse sus propios planes de trabajo, lo que puede causar frustracin a un jefe que ha dejado de responder a la imagen trad icional de tal. Un ejecutivo comentaba que sus propios cambios le haban hecho des ear no slo tener un nuevo grupo de amigos, sino tener tambin un nuevo grupo de col

aboradores en el trabajo. Por el contrario, para la mayora de los directivos trad icionales, la autonoma de sus empleados se convierte en fuente de innumerables te nsiones. Un informe del Instituto de Investigaciones Sociales de la universidad de Michig an haca la advertencia de que los estilos de direccin tradicionales iban a tener q ue dejar el paso abierto a nuevas frmulas. Reconociendo la autonoma creciente de l os empleados, la American Telephone and Telegraph ha organizado sesiones de reci claje durante los fines de semana para mil setecientos directivos en 1977 y 1978 . Los rasgos de los directivos de mayor xito son sorprendentemente semejantes a los rasgos distintivos de los buenos profesores, que se examinaron en el captulo 9. Un estudio realizado sobre mil setecientos directivos lleg a la conclusin de que e l xito estaba emparentado con una actitud de confianza, con la preocupacin por la realizacin personal de los empleados, con la ausencia de ego, la disposicin a escu char a sus subordinados, con la capacidad de riesgo y de innovacin, con la altura de expectativas, y la capacidad de colaboracin y de integracin de ideas. La IBM, en un intento por descubrir los rasgos propios de los ejecutivos de nivel mximo ( CEO: chief executive officers), con la idea de disear un test capaz de detectar l as habilidades directivas, no pudo encontrar una matriz general de caractersticas semejantes, sino solamente una constelacin de actitudes en relacin con el cambio. Los CEO tendan a ver los sistemas como algo abierto y orgnico, ms que como algo ce rrado y mecnico. Daban ms importancia a los procesos que a los objetivos. Y eran c reativos. Un informe de la universidad McGill describa a los directivos que conseguan tener x ito como personas excepcionalmente abiertas a lo complejo y misterioso, interesa das por elementos informativos blandos y especulativos (como la expresin del rostro , el tono de voz, los gestos, los presentimientos, las intuiciones). Otro estudi o haca un retrato de esos mismos directivos como personas que otean el ambiente, q ue perciben, que les gusta recurrir a la intuicin, a la ensoacin y al brainstorming6 . Parece que los ejecutivos emplean con mayor frecuencia que otras personas los procesos cerebrales del hemisferio derecho, a juzgar por los resultados de un es tudio electroencefalogrfico, mientras que los analistas de empresas tendan a apoya rse ms en estrategias propias del cerebro izquierdo, como por ejemplo el grado de cualificacin. Ron Medved, del Pacific Institute, una organizacin de Seattle que organiza semina rios de desarrollo personal en rgimen residencial para grandes instituciones, dab a esta visin del cambio que se aproxima: "La Nueva Maquinaria Americana se funda en la filosofa de trabajar de forma ms int eligente y menos dura, de abajo a arriba. (Los japoneses nos han enseado que quie nes realizan el trabajo parecen saber mejor que nadie cmo hacerlo.) Pondr un acent o refrescante sobre la innovacin y la agilidad, ya que los niveles actuales de la productividad nacional no ofrecen seguridad. La Nueva Maquinaria Americana gozar de una estructura organizativa diferente. Los viejos dinosaurios burocratizados, con sus distintos niveles sucesivos de adopc in de decisiones, no podrn soportar la competencia de los nuevos estilos directivo s que estn apareciendo aqu y en otros pases... Los Nuevos Directivos Americanos podrn reconocerse, no por tener todas las respue stas correctas, sino por saber hacer las preguntas correctas... Los Nuevos Trabajadores Americanos parecen estar llamados a sufrir el mayor de l os cambios... alcanzar una nueva visin de s mismos. La Nueva Maquinaria Americana se parece poco a la mayora de los sitios en que tra bajamos. A la vez que nos promete un mundo mejor, nos desafa con el reto de tener tambin nosotros que cambiar y crecer en gran medida antes de conseguirlo... Con toda realidad, la Nueva Maquinaria Americana se basa en el genio que duerme en e l interior de cada uno de nosotros". El genio dormido, el potencial humano. Llammosle como le llamemos, los nuevos terico s de la direccin andan interesados en las capacidades ocultas que podran desarroll arse, supuesta una motivacin adecuada. Por ejemplo, los trabajadores de las plant

as de la empresa aeroespacial Lucas, sintindose amenazados por la reestructuracin de las diecisiete fbricas implicadas, se organizaron para aportar toda suerte de ideas sobre productos tiles para la sociedad que podran fabricarse en sus instalac iones. Hicieron un inventario exhaustivo de sus habilidades, desde ingeniera hast a trabajos manuales, y tambin una evaluacin de todo el equipamiento de la compaa. Pa saron a continuacin un cuestionario a todo el personal empleado, preguntndoles: Qu pi ensa usted que debera hacer?. Las ciento cincuenta ideas que fueron juzgadas viabl es fueron sometidas a un laborioso proceso de diseo, especificacin y anlisis. Aunqu e la directiva de la empresa Lucas procedi con lentitud a aceptar la nueva produc cin, para 1979 la empresa ya haba fabricado algunos prototipos y haba empezado a tr abajar con el grupo de empleados. Estos trabajadores fueron nominados para el Pr emio Nobel de la Paz en 1979 por diversos grupos pacifistas internacionales y po r varios miembros del parlamento sueco, en reconocimiento al esfuerzo realizado desde la base por lograr la reconversin de una produccin militar, derivndola hacia objetivos no militares. C. Jackson Grayson, del American Productivity Center de Houston, cuyas tareas in vestigadoras estn financiadas por doscientas de las principales compaas del pas, con sidera que la culpa de suprimir el deseo y la capacidad de las personas de senti r que contribuyen con su esfuerzo, la tiene la estructura burocratizada de las e mpresas. Contrariamente a lo que se dice, la gente no ha perdido la tica del traba jo, afirma. En las compaas se aprecia una tendencia definida a descentralizar el poder, a desm antelar la pirmide, en expresin de un experto. Segn Franck Ruck, que lleg a ser vice presidente del Chicago Title and Trust, el introducir cambios organizativos en el trabajo puede conseguir hacer ms feliz a la gente, y a la vez aumentar la produc tividad, lo que constituye una doble ventaja. Los tericos profesionales de la direccin estn proclamando cada vez ms la necesidad d e emplear estructuras flexibles y condiciones de trabajo acomodadas a las necesi dades humanas, y que sepan aprovechar los potenciales latentes. La necesidad de actuar de forma drstica se evidencia en la baja experimentada por la productivida d norteamericana. Pese a una toma de tecnologa acelerada, la relacin producto/homb re-hora de trabajo slo ha aumentado el 21 por ciento entre 1970 y 1977. Comprese e sta cifra con el 41 por ciento en Alemania occidental, el 42 por ciento en Franc ia, el 41 por ciento en Japn, y el 38 por ciento en Italia. Muchas empresas han integrado a su filosofa directiva en los ltimos aos conceptos t ales como enriquecimiento del trabajo y humanizacin del puesto de trabajo. Se han for mado equipos de trabajo semi-autnomos. Se han aumentado los salarios, no en funcin del tipo de trabajo, si no en funcin de los avances realizados, medidos por test s diseados al efecto. Se han sustituido los relojes, ese exponente infernal de de shumanizacin y de desconfianza, por hojas firmadas con el horario cumplido por ca da uno. Se han deshecho cadenas de montaje, reestructurndolas en unidades ms pequea s. Algunas compaas han adoptado un sistema de direccin compartida, importado de Japn , Noruega y Suecia. Hacia 1976, ms de un millar de compaas norteamericanas e instit uciones gubernamentales haban comenzado a experimentar el horario flexible, procedi miento que permite a los empleados elegir su horario de trabajo dentro de cierto s lmites, establecidos en torno a un perodo central: de 6 de la maana a 2 de la tar de, por ejemplo, o de 11 de la maana a 7 de la tarde. Un programa de anlisis tendencial, promovido por el Consejo Americano de Seguros de Vida, informaba en 1979 sobre Cambios en la naturaleza del trabajo: una nueva e specie de empleados que buscan un trabajo que sea coherente con sus valores pers onales; una mayor flexibilidad en los horarios y en los tipos de trabajo; mayor cooperacin entre directivos y empleados; estructuras organizativas no jerrquicas; ambiente de trabajo cada vez ms compatible con la salud fsica y mental. Un anuncio del Da del Trabajo, publicado por los trabajadores de los medios de co municacin norteamericanos, subrayaba la preocupacin por el sentido del trabajo: "En este Da del Trabajo encontramos masas de trabajadores norteamericanos que anh elan esa sensacin de autoestima que resulta de realizar un trabajo interesante, e stimulante y productivo. Una firma nacional dedicada a sondear la opinin pblica, h a encuestado a numerosos jvenes en los ltimos aos. Y han encontrado que, con indepe

ndencia de su sexo, raza o tipo de ocupacin, la gente de menos de treinta aos lo q ue quiere son trabajos que sean significativos y que les ofrezcan una oportunida d de crecimiento personal... Lo que buscan es una mejora de lo que generalmente se llama "la calidad de vida". El valor del desarrollo personal Estos cambios externos han sido fructferos, pero no son suficientes. Actualmente, quienes se preocupan por la productividad y por la gente han tomado el camino i nterior, y estn volvindose hacia mtodos concebidos para la propia realizacin persona l. El desarrollo personal se ha convertido en algo complementario del enriquecim iento del trabajo y la humanizacin del puesto de trabajo. Y como observaba un esp ecialista en tcnicas directivas, Comenzamos empleando estas tcnicas por razones pra gmticas, y muchos de nosotros nos hemos quedado "enganchados". Werner Erhard emple en una ocasin la expresin elevadas intenciones para describir la actitud que define la notoria superioridad de algunos trabajadores en una organi zacin: "La gente que trabaja sin intencin, se limita a hacer los movimientos indicados. Co meten faltas, son incapaces de hacerse cargo de las cosas, ni de conseguir que f uncionen, hacen todo de forma incompleta, y siempre andan quejndose por algo. Lo que hace superiores a algunos es su autntica intencin. Eso les permite sintonizars e con todo. Se las arreglan en cualquier circunstancia, y nunca encuentran discu lpas por no haber notado algo o porque las cosas no funcionen. No me gusta la ge nte poco motivada. No me gusta jugar por poca cosa... Me gustan las personas con quienes puedo jugarme algo de valor". Las intenciones elevadas son incompatibles con una baja es tima de s mismo. Solam ente quienes estn despiertos y estn conectados y motivados pueden aportar algo a l a sinergia de una organizacin. Todos los dems slo aportan entropa y azarosidad. Los directivos estn recurriendo cada vez ms a la formacin de tcnicas tomadas de la inves tigacin sobre la conciencia, para conseguir cambiar de forma significativa la act itud de sus empleados. Los formadores profesionales hablan hoy en da del trance cultural, del miedo a la transformacin, de realidades alternativas, cambios de paradigma, intuiciones, de lo importante que es que las personas aprendan a ver con ojos nuevos. Un artculo a parecido en dos entregas en la revista profesional Training, deca: Como formadores profesionales no podemos permitirnos ignorar lo que est ocurriendo en el movimie nto del potencial humano. Citaban las palabras de un directivo bancario como come ntario al despertar experimentado por su equipo de colaboradores despus de haber participado en unos seminarios de crecimiento personal: Mirando a mi dinero, esto s buscadores espirituales son nuestro futuro. La formacin en crecimiento personal no promete, ni deberla prometer, producir ms baratijas por hora, ni tener menos q uejas, ni menos horas extraordinarias, ni conseguir un aumento de las ventas, com o tampoco hay ninguna pliza de seguro que asegure nada de eso. Pero la mayora de la gente va a comenzar a sentirse mejor en relacin consigo mismos y con lo que estn haciendo en su vida. Naturalmente no hay una entrada contable que refleje "el nmer o de personas que se sienten a gusto consigo mismas". Pero tal vez, slo tal vez, derive de ah un resultado mucho mayor y ms importante, reflejable en una pura cont abilidad de prdidas y ganancias. Muchas empresas han iniciado programas de formacin de su personal en reduccin de t ensiones, en biofeedback, y en desarrollo de la creatividad. Algunas han dispues to espacios tranquilos donde poder descansar y hacer meditacin. En realidad, los aspectos de las tcnicas de transformacin relativos a la salud constituyen un motiv o racional de inversin econmica por parte de las empresas. Un empleado que funcion a a pleno rendimiento, con una imagen sana de s mismo, equivale a tener dinero en el banco; al menos ste era el razonamiento original, pero actualmente, yendo ms a ll, muchas empresas parecen considerar que el desarrollo del potencial de sus emp leados forma parte de su responsabilidad social. La General Electric ha patrocin ado la celebracin de conferencias sobre la investigacin de los hemisferios cerebra

les en relacin con la creatividad. Los seminarios de la Fundacin Menninger sobre El otro Yo se han impartido en muchos grupos de sociedades. Las compaas se sienten cog idas en medio de una "revolucin de expectativas crecientes" con respecto a lo que consideran plenamente humano, deca Layne Longfellow, de la Fundacin Menninger. Algu ien ha abierto el juego. Y estamos confrontados al corte que sentimos en nuestra s aspiraciones, entre lo que somos y lo que estamos empezando a considerar como normal. La intuicin no tiene por qu ser campo acotado de los ejecutivos, dice Jay Mendell, futurlogo del mundo de los negocios, en Planning Review. Hay millones de trabaja dores que, despus de haber descubierto nuevas capacidades en s mismos a travs de la s pscotcnicas, estn deseosos de desarrollar su intuicin y su creatividad en su traba jo. As como el nuevo paradigma educativo descubre en todos nosotros el potencial crea tivo que en otro tiempo se atribua tan slo a los genios, los especialistas en tcnic as directivas estn empezando a considerar a todos los empleados como potencialmen te capaces de dirigirse a s mismos, y capaces por ello de llegar a pensar como em presarios. El nuevo empresario individual En una comunicacin dirigida a los miembros de la red Linkage en el verano de 1979 , Robert Theobald citaba las muchas cartas que haba recibido de personas deseosas de forzar ms el advenimiento de la nueva sociedad. Y preguntaba: "Qu es lo que nos retiene a los que formamos parte de Linkage y de la sociedad ent era? Creo que tenemos miedo de reconocer lo mucho que tendramos que cambiar nuest ras vidas si decidiramos poner por obra nuestra concepcin. Seguimos apegados a los viejos modelos, y la mayora de nosotros debemos nuestra supervivencia al hecho d e estar a caballo del funcionamiento del mundo actual y del nuevo universo que des earamos traer a la existencia. La paradoja es que el nuevo mundo lleva en u la promesa de mayores gratificacion es personales y profesionales, con slo que tuviramos valor para abrazarnos confiad amente a l". Para muchos, el hecho de convertirse en empresario, esto es, de hacer negocios p or y para uno mismo, es una secuela natural del proceso transformador. Armados d e un mayor sentido de s mismos y de la propia vocacin, dotados de una nueva capaci dad de riesgo (y de ser pobres por un tiempo), provistos de apoyo emocional por parte de la red, y de una ms firme confianza en la propia creatividad y fuerza de voluntad, cabe ponerse a trabajar por uno mismo. Estas nuevas empresas e inicia tivas se caracterizan por el ideal budista de la Recta Manera de Ganarse la Vida : con un trabajo que sirve a la sociedad y que no daa al entorno. Briarpatch es una red de la zona de la Baha que comprende alrededor de tresciento s miembros, entre empresas, artistas y organizaciones no lucrativas, y que se co ncibe como un medio de mutua ayuda para empresarios que trata de desvelar y descu brir aquellos principios que pueden ayudarnos a volver a conectarnos con la comu nidad y con la sociedad, en vez de explotarlos. Dick Raymond, fundador de Briarpa tch, evocaba as la tensin que supone el tratar de poner por obra la nueva filosofa: "Cruzar el ro es difcil: significa dejar atrs algunas de las propias antiguas ideas sobre el trabajo y los empleos... La mayora de nosotros (incluido yo mismo) inte ntamos rodear de puntillas el punto doloroso, pero es importante hablar de algun os de los sufrimientos que podemos soportar. No estamos hablando de cambiar simp lemente de un trabajo a otro, o de dejar una compaa para meterse en otra ms conveni ente. Cuando comenzamos a abandonar los antiguos valores y creencias, se queman tambin con ello algunos de nuestros circuitos ms primarios... Te puedes quedar par ado en el umbral durante dos o tres anos. Antes de continuar adelante, es precis o deshacerse de las ms preciadas convicciones. La gente que conozco que han logrado realizar esta transicin son la gente ms gozos a, ms dispuesta y mejor gratificada de cuantas he conocido. Como cada da me encuen

tro con ms, su existencia me ayuda a mantener mi cordura". El convertirse en empresario individual llena muchas de las necesidades que comp orta la transformacin. Richard Gunther, prestigioso agente inmobiliario, creador de numerosas urbanizaciones, describa a un grupo de futuros empresarios la conflu encia de trabajo y disfrute que encontraba en su labor, la sensacin de estar pers iguiendo objetivos socialmente constructivos en compaa de gentes animadas por las mismas ideas, y el sentimiento de estar llevando a cabo una iniciativa consciente y creativa. Se han creado programas formativos para quienes desean prepararse para establece rse por cuenta propia. Fundado en parte en su propio inters creciente por el fenme no y apoyado en la experiencia de su Escuela de Empresarios, que funciona los fi nes de semana, Bob Schwartz, fundador de la Tarrytown Executive House (Nueva Yor k), tipifica a esta nueva especie como catalizadores que pueden llegar a transfo rmar el mercado: "El nuevo empresario individual es una persona ms autnticamente reflexiva que est c ambiando la oferta de productos y servicios para responder a las necesidades de un pblico ms reflexivo y responsable de cuanto el mundo ha conocido hasta ahora... Esto es lo que dicen los jvenes de hoy: no me conviertas en un auxiliar del proc eso; haz de m algo esencial en l. La nueva realidad es que los productos estn dejando de representar el personaje p rincipal del escenario americano. La produccin, como factor de la economa norteame ricana, esta perdiendo posiciones, y estn ganando en importancia, en cambio, los servicios". Segn Schwartz, los empresarios individuales son los poetas y expendedores de las n uevas ideas, visualizadores y realizadores a un tiempo. Histricamente, supone la a paricin de un nuevo tipo de empresarios que encarnan una nueva concepcin con respe cto a los productos y a los servicios, en esta poca de cambio cultural. Como ejem plo de la necesidad de servicios poco conocidos hace una dcada, el propio Schwart z apuntaba la acuciante demanda de cursos de desarrollo humano. Los nuevos empre sarios han abandonado la vieja filosofa manipuladora del tipo yo-ello, en relacin tanto con los consumidores como con la produccin, para pasarse a una nueva relacin ms inmediata y personal al estilo de la filosofa yo-t. Tanto ellos como sus client es constituyen la fuerza revolucionaria ms potente que Estados Unidos puede ofrec er al mundo. El empresario es el nuevo agente no violento de cambio. El Proyecto Renacimiento, de Kansas City, es una red de empresarios de este tipo que han demostrado que las alternativas son al mismo tiempo viables y rentables . Entre sus actividades se cuentan: la reconversin de una serie de propiedades, c on una situacin privilegiada en Kansas City, en un complejo empresarial de ocho m illones de dlares, la creacin de redes de aprendizaje, de un programa educativo de la totalidad de la persona, y de un colegio alternativo autofinanciado, la restau racin de un saln de baile histrico, la restauracin de un gran edificio con la partic ipacin de sus residentes, y el desarrollo de un plan maestro para la renovacin blo que por bloque de toda una serie de edificios residenciales a lo largo de una av enida peatonal de once millas de larga en la ciudad de Kansas City. En un artculo titulado La nueva revolucin empresarial, Norman McRae, editor de la pu blicacin britnica The Economist, ha sugerido que el gigantismo creciente de la ind ustria norteamericana ha abierto la puerta a la aparicin de pautas individuales d e comportamiento empresarial incluso en el interior de las grandes industrias. E n las grandes compaas se forman enclaves que son de hecho dirigidos por este tipo de empresarios internos. El artculo predeca tambin que para el ao 2010 pueden haber de saparecido esas grandes compaas con un elevado volumen de negocios, en su forma ac tual. Los nuevos empresarios individuales se niegan a separar lo que es bueno para los negocios de lo que es bueno para la gente. Mo Siegel, co-fundador de la Celesti al Tea Company en Boulder, Colorado, ha incorporado esta concepcin en las consign as impartidas a sus doscientos treinta empleados: Todos los jefes de departamento sern responsables del desarrollo del personal a su cargo, no menos que del volum

en de negocio realizado. La realizacin, deca Siegel, es slo un subproducto de estar viviendo un ideal. En esta poca de transicin, estamos aprendiendo a conservar los a spectos positivos de la cultura, y a descartar a la vez los negativos. La revalorizacin de la tecnologa

El problema de la tecnologa, observaba Robert Pirsig en su libro El Zen y el arte de cuidar una motocicleta, es la falta de fusin entre razn y sentimiento que se d a en ella. La tecnologa no ha tenido nada que ver, hasta ahora, con las cosas del espritu ni con las del corazn, y por ello hace cosas horribles ciegamente, de form a totalmente accidental, por lo cual la odiamos. En el nuevo paradigma no se ve a la tecnologa como algo negativo, sino como algo de lo que se ha abusado y que necesita volver a ser humanizado. La tecnologa nos haba prometido poder, pero de hecho se haba convertido en nuestro amo en demasiado s campos de nuestra vida. No es de extraar por ello que muchas de las nuevas concep ciones polticas y econmicas tendieran a mirar al pasado, dada su preferencia por l a descentralizacin, su sensibilidad respecto de la armona natural, su preocupacin p or administrar los productos de la tierra, su deseo de una simplicidad creativa y de un enriquecimiento espiritual y cultural, y su estimacin por los valores no ma teriales. El contexto del trabajo y el consumo de una sociedad debiera venir dado por su p ropia conciencia; y la tecnologa slo afectara a su contenido: seran los instrumentos para crear los productos y servicios requeridos y valorados por la poblacin. El ttulo original del famoso libro de E. F. Schumacher Lo pequeo es hermoso era La e conoma, tal como sera si la gente importase. Para l, resultaban especialmente deplo rables los efectos de la desorbitada e inconsciente utilizacin de la tecnologa: ce ntralizacin, urbanizacin, agotamiento de los recursos7, deshumanizacin de los traba jadores. En los pases en vas de desarrollo, en concreto, las turbinas, los diques, y las excavadoras vienen a romper en muchas ocasiones pautas de comportamiento social, daando con ello tanto a la poblacin como al entorno. La respuesta del Cent ro Radical de Schumacher a la furia incontrolada de la ciencia aplicada era lo q ue l llamaba una tecnologa adecuada. Una tecnologa intermedia o adecuada supone una te cera va: instrumentos ms avanzados que una pala, pero ms prcticos y a una escala ms h umana que una excavadora. Con instrumentos mejores, pero todava manejables, la ge nte podra sacarle partido a sus recursos, sin necesidad de meterse en una fbrica u rbana. En la revista Ram: The Journal of Appropriate Technology, apareci un editorial qu e deca: Antes de elegir nuestras tcnicas e instrumentos, debemos elegir nuestros su eos y nuestros valores, pues mientras unas aplicaciones tecnolgicas pueden ayudar a conseguirlos, otras pueden convertirlos en definitivamente inalcanzables. Las ideas de Schumacher han alcanzado una resonancia mundial. De un artculo sobre la tecnologa adecuada, aparecido a fines de 1977 en la revista Foreign Affairs, se han hecho ms solicitudes de reimpresin que de ninguna otra cosa aparecida en es ta publicacin. Muchos pases y algunos Estados han creado instituciones en favor de una tecnologa adecuada. Los Estados Unidos estn formando una red global de instit uciones para difundir la idea. La tecnologa adecuada ha encontrado respaldo en la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT), en el Banco Mundial, y ha sido apoy ada por el Presidente de Filipinas y por las Fundaciones Ford y Rockefeller. En los dos ltimos aos de su vida, Schumacher fue invitado y consejero de reyes, presi dentes y primeros ministros. La filosofa econmica de Schumacher reflejaba unos profundos valores espirituales, que trat con mayor amplitud en su Gua para perplejos, publicada despus de su muerte . Los valores espirituales forman, en realidad, la base de muchas de las preocup aciones ecolgicas de nuestro tiempo, as como una sensibilidad creciente hacia la t ierra entera, y un respeto hacia nuestra matriz evolutiva, hacia la naturaleza e n la cual se hunden nuestras races. Un prospecto de la oficina californiana de te cnologa adecuada recoge esta cita de Lao Tse: Estos son mis tesoros, guardadlos bi en. El valor de la conservacin

La preocupacin por el ambiente est ejerciendo un influjo creciente sobre el estilo de vida y sobre el consumo. Un estudio realizado en el Estado de Washington en 1976, y publicado en 1978, contena una encuesta a propietarios de casas elegidos al azar en las guas telefnicas de las comunidades respectivas. Los investigadores encontraron signos evidentes de una sorprendente adhesin al nuevo paradigma ambien tal. La mayora de los encuestados se mostraban preocupados por el abuso ejercido s obre el ambiente y por el crecimiento descontrolado de la poblacin. Vean la tierra como una nave espacial con espacio y con recursos limitados. Se mostraban parti darios de una economa estable y de un crecimiento industrial controlado. Y eran c ontrarios a la idea del dominio del hombre sobre la naturaleza. El pblico en gene ral apoyaba en todos los temas la visin de los ecologistas de su Estado. Como hacan constar los investigadores, los comportamientos no siempre eran cohere ntes con las convicciones, y desde luego muchos no estaran dispuestos a llegar al sacrificio personal. "Debemos sin embargo subrayar lo que consideramos ms peculiar en los resultados o btenidos. Cuando nos paramos a pensar que hace tan slo unos pocos aos prcticamente nadie haba odo hablar de cosas tales como la nave espacial tierra o los limites del c recimiento, resulta doblemente sorprendente el grado de aceptacin que han consegui do entre la gente. Esta aceptacin es tanto ms sorprendente cuanto que el nuevo par adigma ambiental se desva espectacularmente de la concepcin del mundo que tena nues tra sociedad tradicional... Electivamente, la aparicin de un nuevo paradigma en u na sociedad en la que la abundancia, el crecimiento y el progreso se haban dado s iempre por supuestos, representa un acontecimiento revolucionario... no podemos por menos de sentirnos impresionados ante su rpida ascensin". El cambio hacia una concepcin ambientalista va mucho ms all que la preocupacin por e l arbolado de madera rojiza. En ninguna otra parte como en este despertar de la conciencia ecolgica resulta evidente la conexin existente entre todo lo que vive. El cuidado del planeta comprende aspectos econmicos, legales, polticos, espiritual es, estticos y mdicos. Afecta incluso a las compras que hacemos, a la eleccin del t amao de nuestras familias, y a nuestras formas de entretenernos. Hasta el nio de e scuela ms pequeo es hoy da consciente de muchas de las principales controversias, c omo la decadencia militar, la energa nuclear, las sustancias cancergenas, los tran sportes supersnicos, la construccin de diques que inundan antiguos enterramientos de los indios, el crecimiento de la poblacin, los gases emitidos por los motores de propulsin, capaces de destruir la capa de ozono de la atmsfera. Los jvenes temen hoy la muerte lenta del planeta, tanto como la generacin anterior tema a la bomba atmica. La novela de Ernest Callenbach, Ecotopa, ha supuesto el lanzamiento de una especi e de culto, sobre todo en el oeste de los Estados Unidos. Editado en principio p or una pequea editorial, el libro se convirti en un best-seller de tapadillo, y en 1978 fue reeditado en formato de bolsillo y lanzado masivamente al mercado. Eco topa es un pas de ficcin nuevo, surgido de la independizacin del oeste de Oregn, Wash ington y el norte de California. Los naturales de Ecotopa emplean tecnologas alter nativas y son supersensibles a todos los aspectos ambientales8. Los entusiastas de Ecotopia han diseado una bandera, han creado una revista, han puesto a calles y colegios nombres sacados del libro, e incluso en Eugene, Oregn, han celebrado e l Da de Ecotopa. Callenbach ha sido invitado por el gobernador de California y sus consejeros para departir con l. Por forzada que pueda resultar su ficcin de ese n uevo pas como punto de partida, el atractivo sentido por las masas hacia este lib ro resulta elocuente. Sim Van der Ryn, primer director de la Oficina californiana de Tecnologa Adecuada , y anteriormente arquitecto del Estado, insiste en que las comunidades ecotpicas son posibles hoy en da, al menos lo es la construccin de algunos primeros ejemplos a escala modesta. Y proclama la necesidad de que empresarios y polticos se compro metan con una idea que puede resultar beneficiosa tanto para los negocios como p ara el mismo gobierno. Estn comenzando a brotar las semillas de la visin ecolgica, y ya han sido creados y estn funcionando muchos de los componentes del hardware ne

cesario para fundar una comunidad urbana estable. Lo que an nos queda por hacer e s juntar todos los hilos y trenzarlos en un nico diseo coherente de un nuevo tipo de comunidad. Un tratamiento serio del entorno llevara a revitalizar el diseo urbanstico, de mane ra que pudiera mantenerse lo mejor de una cultura de alta tecnologa renovando a la vez en la gente los sentimientos vinculados al lugar. Y llevara a traducir la vie ja comprensin lineal a un pensamiento en trminos de sistemas, consciente de la com plejidad de las interacciones entre las personas y los elementos ambientales. Segn otro experto en urbanismo, sta es la era de la recuperacin para muchas ciudades norteamericanas: una poca con una nueva comprensin de los atractivos urbanos, con un sentido de continuidad histrica, con necesidades de un eficaz suministro energt ico, y con una nueva percepcin del modo cmo la gente desea vivir, incluida una arq uitectura a una escala ms humana. Al fin hemos empezado a asentarnos, buscando sen tirnos en un lugar. Algunos arquitectos muy conocidos, a quienes se les hizo una encuesta en 1979, describan el nuevo paradigma de diseo urbanstico como algo ms hum ano, con una mayor abundancia de alojamientos e instalaciones comunitarias, con sitios para pasear, con una mayor preocupacin por el transporte pblico, con avenid as y plazas de carcter festivo, con ms rboles, y con un mayor sentido de lo comunal. La nueva tecnologa se basara cada vez ms en el aprovechamiento de las energas elica y solar, en la fuerza de las mareas, y tendera a utilizar formas de iluminacin y de ventilacin naturales. Puede que estemos avanzando por el buen camino en orden a volver a conectar ntima mente y a hacernos conscientes de nuestro lugar en la naturaleza. Esta tendencia neo-medievalista resulta evidente en otros fenmenos: el de las ferias, exposicio nes y festivales. En la Europa medieval las ferias se celebraban en las encrucij adas de caminos, en territorio neutral, de modo que quienes estaban en guerra pu dieran olvidar sus hostilidades el tiempo suficiente como para poder dedicarse a l trueque, a hacer pantomimas y prestidigitacin, y poder comer, beber y bailar. E n la celebracin todos se hacan uno, juguetones, curiosos, inconscientes de s mismos . Este sentido comunitario espontneo est renaciendo en los miles de exhibiciones a rtsticas y artesanales, festivales musicales y exposiciones de temas ambientales y sobre la nueva era que se organizan por todas partes, incluyendo celebraciones de otras pocas, como ferias renacentistas, juegos medievales y bazares a lo Dicke ns. La gente se est inventando nuevas maneras de celebrar antiguas fiestas, como el Da de la Interdependencia que celebr un 4 de julio la Reunin de Amigos de Palo Alto en California. Despus de compartir a sus anchas comida, msica, juegos y artesana, aca baron encendiendo velas y cantaron Let there be peace on Earth (Haya paz en la tie rra). Un participante deca: Este tipo de fiestas nace de nuestro propio interior, y no necesitan limitarse a los das de fiesta tradicionales. Con ellas podemos celebrar otros sucesos signifi cativos de nuestras vidas... Qu tal si nos diramos la oportunidad de explorar en nu estra imaginacin, y nos dejramos de otras formas de creatividad prefabricadas?. La imaginacin como fuente de riqueza Aqu y all surgen alegres manifestaciones de insurreccin por parte de ciudadanos de la nueva comunidad (commonwealth), muestras tempranas de su constitucin y de su d eclaracin de interdependencia. Sabiendo mirar en la direccin adecuada, pueden desc ubrirse catedrales y teatros invisibles, bibliotecas que prestan sus libros y un iversidades sin muros, signos todos de una sociedad en la que las instituciones no son otra cosa que las mismas personas, y cuyo ms alto principio reside en el d espertar del sentimiento de fraternidad. Para Eugen Loeb, que pas quince aos como prisionero poltico en Checoslovaquia reflex ionando sobre temas econmicos, la verdadera fuente de riqueza no es la productivi dad, ni el Producto Nacional Bruto, ni ninguna otra cosa material o tangible. La riqueza de la sociedad moderna reside en la inteligencia creativa. Si consideram os que las ganancias estn en funcin de la capacidad del hombre para pensar, y reco nocemos la importancia que tiene para la economa el nivel intelectual de los ciud adanos, entonces nuestro inters debe estar volcado primordialmente al desarrollo

de este nivel... Podemos cambiar nuestra realidad, orientndola hacia los objetivo s que deseamos. En su histrica visita a los Estados Unidos, Toequeville navegaba corriente abajo por el ro Ohio. A un lado estaba Ohio, un Estado libre; al otro, Kentucky, Estado en el que haba esclavos. En el lado del ro perteneciente a Ohio, pudo observar in dustrias en actividad, cosechas abundantes y casas hermosas. Los naturales de Oh io tenan acceso a cualquier puerta que pudiera abrirles la fortuna. Poda ser marin ero, explorador, artesano, o agricultor. En el lado de Kentucky, Tocqueville slo vio indolencia. No solamente los esclavos trabajaban sin ningn ardor en sus tarea s, sino que los mismos amos parecan esclavizados. No podan trabajar sus propias ti erras, pues eso habra ido en contra de su status. Unos pocos cruzaban el ro y se i ban a trabajar a Ohio, pero la mayora se dedicaban a procurarse excitacin en el amo r apasionado a los deportes campestres y a los ejercicios militares... en ejerci cios corporales violentos, y en el uso de las armas... . Hemos atravesado despus otras pocas culturales, cada una marcada por sus propias f ormas de esclavitud econmica y psicolgica. Como los propietarios de esclavos de Ke ntucky, hemos pasado demasiado tiempo dedicando nuestras mejores energas a tratar de entusiasmarnos con cosas secundarias, esperando encontrar en tales distracci ones la satisfaccin que slo la vocacin puede proporcionar. Pero tenemos una opcin: h oy en da podemos emigrar a un estado ms libre, en donde poder encontrar un nuevo cor azn, un nuevo espritu de iniciativa y unos valores adecuados a nuestras ms profunda s necesidades.

1. Max Planck confesaba en una ocasin que l empez siendo estudiante de ciencias eco nmicas, pero que al ver que era demasiado difcil se pas a la fsica. 2. Segn afirman los socilogos, los inmigrantes establecieron redes semejantes en C alifornia. James Q. Wilson describe una versin de trueque laboral urbano en Calif ornia en los aos cincuenta, que era un anticipo de la extensin alcanzada hoy por l as actividades de trueque: El equivalente en el Sur de California de ese to del Es te que poda consegurtelo todo a precio de mayorista, era el cuado de Los Angeles qu e poda echarte una mano para pintar el garaje o para reparar el tejado, o que poda prestarte (y ensearte a manejar) su sierra elctrica. Toda la regin estaba cubierta por una red de intercambio de trabajos informalmente organizada, que a veces da ba lugar a negocios sumamente complejos que implicaban varios intermediarios: el amigo que pide a su hermano, que es fontanero, que te eche una mano, a condicin de que t le pidas a tu to que se acerque con la hormigonera para que eche un poco de cemento frente a la casa de la hermana de algn otro los sbados se poda ver a muc ha gente por todo el pas, trasladndose en sus coches para cumplir con este tipo de compromisos. 3. El trueque alcanza hoy tambin un elevado volumen de negocio en las grandes com paas comerciales dentro de la Unin Sovitica, y asimismo entre las compaas multinaciona les, que compran materias primas a cambio de productos terminados. 4. Un estudio publicado por el SRI en 1979 relativo a los valores cambiantes de los consumidores, y cuya realizacin haba requerido tres aos y un milln de dlares, pre dijo un continuo movimiento de huida de los valores materialistas convencionales por parte de individuos situados en todo el espectro econmico. 5. Un ejemplo de una gran empresa que coopera con las tendencias sociales es la compaa farmacutica Hofmann-La Roche, que a principios de los aos setenta comenz a sum inistrar cintas magnetofnicas de regalo sobre medicina holstica a los mdicos, y que ms recientemente ha patrocinado diversos simposiums sobre temas tales como alter nativas a la terapia farmacolgica. En 1979, cuando cada vez ms gente estaba intere sndose por las vitaminas y por la nutricin en general ms que por los medicamentos,

Hoffmann-La Roche anunci que planeaba construir una planta gigantesca de produccin de vitamina C. 6. Brainstorming: torbellino de ideas. Tcnica creativa de resolucin de problemas q ue consiste en dejar aparecer en la propia mente, o en las de todo un grupo, tod as las soluciones que acudan a ella, por disparatadas que parezcan, apuntndolas t odas, y repasndolas todas al final para escoger las ms acertadas. (N. del T) 7. Los Estados Unidos, con un 6 por ciento de la poblacin mundial, consume ms del 30 por ciento de los recursos energticos existentes en el mundo. 8. La edicin francesa inserta aqu en el texto una referencia amplia, en primer lug ar, al libro del bilogo Jol de Resnay Bio-technologies et bio-industrie, sobre las perspectivas que ofrece hoy en da la biotecnologa desde el punto de vista ecolgico , por el reciclaje de desechos industriales, agrcolas y urbanos que es capaz de l levar a cabo. En segundo lugar, a otro libro del mismo autor, Le Macroscope, en el que partiendo de los principios de base de una educacin sistmica, describe los valores sobre los cuales podra asentarse un nuevo proyecto de sociedad (eco-socied ad), para lo que se vale de un escenario imaginado futurista. Finalmente, recoge un informe presentado al Presidente de la Repblica francesa por los bilogos Franco is Gros, Francois Jacob y Pierre Royer, con el ttulo Sciences de la vie et Socit, s egn los cuales la biologa moderna ha puesto de relieve tres ideas clave que han mod ificado profundamente la idea que nos hacamos del mundo vivo en general y del hom bre en particular... Esas tres ideas son: primero, la unidad del mundo viviente y el parentesco entre las especies; segundo, la unidad de la biosfera y la inter dependencia de los elementos que la constituyen; y por ltimo, la importancia de l a diversidad en el mundo viviente: diversidad de especies y diversidad de indivi duos en cada especie, comprendida la especie humana. El informe invita a preserv ar los equilibrios del planeta y a salvaguardar la diversidad biolgica. (N. del T .)

XI. LA AVENTURA ESPIRITUAL: LA CONEXIN CON LA FUENTE

Detrs de la noche... lejos, en algn Jugar, la tremenda blancura de un incierto amanecer. RUPERT BROOKE

Durante las primeras etapas, la transformacin parece fcil, incluso divertida; no p arece esconder, en absoluto, tensiones ni amenazas. Disfrutamos de una sensacin a crecentada de conexin, de vocacin, de libertad, de paz. Utilizamos el proceso como podramos usar una grabadora. Nos asomamos a los estados alterados de conciencia, como podramos pasar por un gimnasio a tomar un bao a presin. El biofeedback nos cu ra las jaquecas, la meditacin nos alivia las tensiones. Disolvemos nuestros probl emas de aprendizaje con la ayuda de tcnicas imaginativas. Pero todas las tcnicas transformativas afectan tambin a la propia atencin. De forma gradual, puede aparecer la sensacin de haber estado traicionando con nuestras ac titudes, nuestro comportamiento o nuestras convicciones, a una especie de mundo interior armonioso. Y comienza a revelarse por s mismo todo un campo dotado de un

orden exquisito, y de inteligencia y capacidad creativa. La meditacin comienza a hora a darnos forma. La realidad se abre a espacios ms amplios y ms ricos. Ahora y a no es cuestin de ver las cosas de un modo diferente, sino de ver cosas diferent es. El lenguaje y los smbolos fallan a la hora de intentar explicarlo. Es un terr itorio demasiado distinto a cuanto antes conocamos, demasiado paradjico, algo de l o que podemos hablar en trminos de altura o de profundidad, tan indefensos como e l Cuadrado que intentaba explicar la Tercera Dimensin a sus incrdulos conciudadano s del Pas del Plano. Como dice Master Hakuin, un sabio Zen, slo es posible captarlo experimentndolo, como el sentir fro o calor al beber agua. Es un fundirse el espa cio entero en un abrir y cerrar de ojos, y recorrer todo el tiempo, desde el pas ado hasta el futuro, en un solo pensamiento. La conciencia no es un instrumento. Es nuestro propio ser, el contexto de nuestr as vidas, de la vida misma. La expansin de la conciencia es la ms arriesgada de cu antas empresas se pueden acometer en este mundo. Ponemos en peligro el statu quo . Arriesgamos nuestra comodidad. Y si carecemos de los nervios necesarios para r esolver los conflictos consiguientes, ponemos en peligro nuestra propia salud me ntal. Puede que hayamos atravesado momentos difciles en etapas anteriores del pro ceso transformativo, como cuando nos hicimos cargo de nuestra propia salud, pero esto es mucho ms fuerte: la transformacin del proceso transformador en cuanto tal . En el captulo 6 pasamos revista a los descubrimientos cientficos que haban puesto a l descubierto la unidad subyacente de la naturaleza, el papel de la conciencia e n la construccin del mundo de las apariencias, el cerebro como intrprete de pautas ondulatorias provenientes de un nivel primordial de realidad, el carcter trascen dente del tiempo y el espacio, el impulso evolutivo, y la reordenacin de los sist emas vivientes a niveles de complejidad y coherencia siempre crecientes. La experiencia espiritual o mstica, que constituye el tema del presente captulo, e s la imagen en espejo de lo entrevisto por la ciencia: la percepcin directa de la unidad de la naturaleza, el lado interior de los misterios de la ciencia trata de conocer esforzadamente desde el exterior. Esta forma de comprensin es anterior a la ciencia en varios miles de aos. Mucho antes de que la humanidad contase con instrumentos como la lgica cuntica para describir fenmenos que escapan a la razn or dinaria, las personas tenan acceso al reino de la paradoja por un simple cambio d e conciencia. Y all aprendan que lo que no puede ser, es. Millones de personas que viven hoy han tenido experiencia de aspectos trascendentes de la realidad, y ha n incorporado ese saber a sus vidas. Una experiencia mstica, por breve que sea, puede confirmar en su empeo a quienes s e sienten atrados hacia la bsqueda espiritual. La mente conoce ahora lo que slo era una esperanza que albergaba el corazn. Pero esa misma experiencia puede resultar profundamente trastornante para quien no estaba preparado para ella y se encuen tra ante la necesidad de integrarla en un sistema de creencias inadecuado. La ex periencia directa de un nivel ms amplio de la realidad requiere inexorablemente u n cambio en la propia vida. Podemos andarnos con componendas durante un cierto t iempo, pero al final nos damos cuenta de que querer seguir en la ambivalencia es como pretender que la ley de la gravedad slo tenga aplicacin en algunos casos o e n ciertos lugares. Este perodo de transformacin de la transformacin, con la acelera cin de conexiones y percepciones que lleva consigo, puede producir miedo. Finalme nte, por etapas, se llega a la accin: hay que ajustar la propia vida a la propia conciencia. Como dice T. S. Elliot, es una condicin de lo ms sencilla, aunque a cam bio nada menos que de todo. La experiencia mstica, al alterar de forma radical los propios valores y percepci ones sobre el mundo, tiende a crear su propia cultura, una cultura de amplia con currencia y fronteras invisibles. Esta cultura paralela parece amenazar al statu quo; la sociedad occidental se siente ofendida si alguien dedica diariamente a su alma tanta atencin como a su atuendo, deca Alexander Solzhenitsyn. La conducta y afirmaciones de quienes participan de la nueva cultura son juzgadas con un sis tema de creencias tan ajeno a su experiencia, como lo fueron para Coln las advert encias de quienes estaban convencidos de que la tierra era plana. Quienes los cr itican les pueden tachar de narcisistas, sin saber una palabra del carcter reflex ivo de la bsqueda interior; les pueden acusar de aniquilarse a s mismos, sin conoc

er la grandiosidad del S mismo al que se unen; de elitistas, sin saber cun desespe radamente desean compartir lo que han visto; de irracionales, sin darse cuenta d e que su nueva visin del mundo es mucho ms adecuada para resolver los problemas y mucho ms coherente con la experiencia de cada da. La bsqueda de sentido Para la mayora de la gente, la bsqueda espiritual comienza como una bsqueda de sent ido. Al principio, puede que se manifieste slo como un incansable deseo de algo ms . Tocqueville, en su lucidez, notaba la coexistencia en Amrica de un espritu fuert emente religioso junto a una ambicin material. Pero tal vez, deca, se trataba de u n equilibrio inestable. Si alguna vez la gran mayora de la humanidad tuviese volca das sus facultades exclusivamente en la consecucin de objetos materiales, podra pr edecirse que tendra lugar una reaccin sorprendente en el alma de unos cuantos. Me sorprendera mucho que el misticismo no se abriera paso enseguida en una poblacin d edicada enteramente a promover su propio bienestar material. Ciertamente, el apetito imperioso de cosas materiales nos ha conducido a la saci edad Zbigniew Brzezinski, presidente del Consejo de Seguridad de los Estados Uni dos, hablaba de la creciente nostalgia por lo espiritual que sienten las sociedade s occidentales avanzadas, en las que el materialismo se ha revelado insatisfacto rio. La gente est descubriendo, deca, que la felicidad no consiste en tener un 5 p or ciento ms de bienes cada ao. La religin tradicional, reconoca, no proporciona el sustituto necesario. "Eso es lo que hace que haya una bsqueda de una religin personal, de una conexin di recta con lo espiritual... En ltimo trmino, todo ser humano, una vez que ha alcanz ado el estadio de auto-conciencia, desea sentir que su vida tiene un sentido int erior y ms profundo que el mero existir y consumir, y una vez que empieza a senti r de ese modo, desea tambin que la organizacin social se corresponda con ese senti miento... Esto est sucediendo a escala mundial". En una encuesta pblica, realizada por Yankelovich, Skelly y White, el 80 por cien to de los que respondieron manifestaron un fuerte inters por una bsqueda interior d e sentido. En 1975 la National Opinion Research Corporation (Instituto de investi gacin de la opinin nacional) inform que ms del 40 por ciento de los adultos encuesta dos crean haber tenido alguna experiencia mstica genuina. Asociaban a estas experi encias alegra, paz, la necesidad de ayudar a los dems, la conviccin de que el amor est en el centro de todo, una fuerte intensidad emocional, conocimientos imposibl es de comunicar, sentimiento de unidad con los otros, y la sensacin de estar inmi nente un mundo nuevo. Otra encuesta, realizada por Roper en 1974, mostr que un 53 por ciento de la gente crea en la realidad de psi, con mayores ndices de credulid ad en los niveles ms elevados de ingresos y de educacin. La encuesta Gallup de 197 6 inform que el 12 por ciento de la poblacin estaba implicada en algn tipo de disci plina mstica. Otra encuesta Gallup, dada a conocer en febrero de 1978, inform que diez millones de norteamericanos tenan que ver en algn aspecto con alguna de las religiones ori entales, y nueve millones practicaban la curacin espiritual. Los implicados en re ligiones orientales tendan a ser adultos jvenes, con educacin universitaria, habita ntes en una u otra costa, y en un nmero aproximadamente igual de hombres que de m ujeres, y de protestantes y catlicos. Aunque no son generalmente practicantes de s u religin... afirman, por lo general, que sus creencias religiosas son muy import antes" en sus vidas. La experiencia espiritual se haba deslizado en las filas del establishment de una forma tan queda, que slo las encuestas haban podido medir el cambio operado. Diri gindose a un grupo de alumnos y profesores colegas de historia de la religin, Jaco b Needleman sealaba irnicamente en 1977 que este tipo de ideas y de prcticas estn ah ora introducindose sin nuestro permiso, por decirlo as, en las vidas reales de la g ente, y estn causndoles problemas, por los efectos reales que estn produciendo en s us matrimonios, en sus carreras, en sus actuaciones polticas, en sus objetivos y en sus amistades. Pero los mtodos sociolgicos no llegan a desvelar totalmente el al

cance de ese cambio espiritual. Como deca William McCready, del Instituto de inve stigacin de la opinin nacional: se trata de un fenmeno individual. Si intentamos med irlo por la pertenencia a grupos determinados, no llegaremos a verlo. La gente i nclinada a la bsqueda interior no se presta a las estadsticas, pues no tienden muc ho a reunirse en grupos. A principios de 1979, Ram Dass se percat de que sus auditorios haban cambiado cons iderablemente. ltimamente son gente de clase media fundamentalmente, y los limites de edad se estn ampliando de manera increble. Mientras que hace cinco o seis aos y o trabajaba con un margen de edades de diez aos, con personas procedentes de cult uras alternativas, hoy en da acude toda la masa media de la sociedad, la gente bi en, solamos decir, y el abanico de edades se ha ampliado a quince aos. Actualmente , el despertar espiritual es una realidad para cientos de miles de personas. Pue do ir a Omaha, a Idaho City, a Seattle, a Buffalo o a Tuscaloosa, y en todas par tes me encuentro a miles de personas dispuestas a escuchar. Crecen espiritualmen te en su vida diaria, sin ponerse vestidos largos ni llevar cuentas alrededor de su cuello. Su despertar espiritual crece desde dentro. Un conspirador de Acuario perteneciente a un conocido equipo de pensadores afirm aba: Hay toda una nueva tolerancia hacia la bsqueda de la trascendencia. Yo estoy rodeado de colegas que marchan en la misma direccin, que valoran el mismo tipo de exploraciones... Ya no se considera a nadie como una oveja negra porque se le s epa interesado en la bsqueda espiritual. E incluso se le envidia un poco, lo que supone todo un cambio en los ltimos quince aos. Para un poltico de Washington, promotor de una organizacin de pacificacin internaci onal, ese reconocimiento recproco de los buscadores indicaba un pequeo misticismo: "Se haba afianzado en mi vida sin yo quererlo ni buscarlo. Algo estaba apareciend o y creciendo. Estas pequeas coincidencias lo hacan crecer mas an, y comenzaban a e ncajarse entre s. Empec a encontrar a Dios en los dems, luego senta a Dios dentro de m, despus senta algo de m mismo dentro de quienes sentan de alguna forma a Dios, lue go senta que tanto los otros como yo estbamos en Dios: toda una misteriosa y compl eja serie de transacciones, que ha producido en m el curioso efecto secundario de poder reconocer esta especie de unitarismo en los pequeos msticos. Nos detectamos unos a otros. Hasta mis tareas polticas resultaron beneficiadas. Los pequeos msticos que estn en l a poltica huelen rpidamente mi posicin secreta, y enseguida se establece un cierto la zo de camaradera, casi nunca explcito pero no por ello menos efectivo. An no s cmo es de corriente este pequeo misticismo de saln, pero me parece que en los ltimos cinco aos o as resulta ms fcil manifestarse con ciertas esperanzas de ser rec onocido..." Algunos psiclogos occidentales como William James, Carl Jung, Abraham Maslow y Ro berto Assaglioli dedicaron la energa de su madurez a tratar de comprender la nece sidad de trascendencia y el ansia irreprimible de sentido del ser humano. Por su fuerza, Jung comparaba el impulso espiritual con la sexualidad. Aunque existen razones para pensar que todos tenemos una innata capacidad para l a experiencia mstica, para la conexin directa, y aunque la mitad, aproximadamente, de la poblacin atestigua haber tenido al menos una experiencia espontnea, nunca a ntes esta capacidad haba sido explorada por la gente en grandes cantidades. Histri camente, incluso en aquellas partes del mundo que contaban con las tcnicas ms elab oradas, India, Tibet, China, Japn, era slo una pequea minora la que emprenda la bsqued a sistemtica del conocimiento espiritual. De entre los millones de personas embarcadas hoy en esta bsqueda, muchas, si no l a mayora, se introdujeron en ella casi sin darse cuenta, algo as como los ingenuos Hobbits que se ven envueltos en bsquedas csmicas en El Seor de los Anillos de J. R . R. Tolkien. De pronto, en toda su inocencia, se dan cuenta que estn lejos de su s lugares familiares. Sy Safransky, editor de una revista literaria de Carolina del Norte, describa as su partida de la realidad del sentido comn: "Soy un periodista, y siempre haba sido hbil para tomar notas y hacer las pregunta s pertinentes, hasta que hace unos aos esta habilidad se evapor en una playa solea

da en Espaa, en un momento en que de pronto me di cuenta que el mundo entero esta ba vivo... Vea respirar a la tierra, senta sus ritmos, y descubr que me faltaba alg o de m mismo. Como ni el New York Times ni el New Republic me ofrecan ayuda alguna , y slo encontraba corroboracin en la literatura que hasta entonces yo haba tachado de (aqu viene un epteto) religiosa o de absolutamente extraa, comenz para m esta lar ga y lenta deriva que, apartndome de la corriente principal, me esta conduciendo a playas para las que aun tengo que encontrar un nombre". El pianista Arthur Rubinstein luchaba por definir lo que l llamaba eso que est dent ro de nosotros, una energa metafsica que emana de nuestro interior. Segn deca, l mismo lo haba sentido muchas veces en sus conciertos, esa energa tangible que llega a e nvolver al auditorio. Es algo flotante, algo desconocido que no tiene por dnde des aparecer. En su discurso de aceptacin del premio Nobel, el novelista Saul Bellow dijo: La se nsacin de nuestros poderes reales, energas que parecen provenir del universo mismo , va y viene tambin... Nos resistimos a hablar de ello porque no podemos probar n ada, porque el lenguaje nos resulta inadecuado, y porque hay poca gente a quien le guste arriesgarse a hablar de ello. Eso les obligara a confesar "eso es espritu ", y eso es tab. Las playas sin nombre, la energa, el espritu: ste es el tema de este captulo. Echare mos una ojeada a la experiencia espiritual de la Amrica contempornea, experiencia que tiene poco que ver con el tipo de religin que ha conocido nuestra cultura. Ti ene tambin poco que ver con cultos y prcticas exticos. El movimiento se est extendi endo calladamente por las bases, con manifestaciones especficas de cada momento y de cada lugar. La mayora de sus seguidores permanecen en el incgnito para quienes quieren detectarlos atenindose a los smbolos convencionales de la religiosidad. De la religin a la espiritualidad La tradicin espiritual que est apareciendo no es nueva en la historia de los Estad os Unidos, segn afirma Robert Ellwood, becado para estudiar religiones orientales en la universidad del Sur de California. Ms bien, es la revitalizacin de una corr iente que se remonta nada menos que hasta los transcendentalistas. Sus seguidores prefieren la experiencia directa, lo que Ellwood llama una excursin al mundo interi or, cuya visin infunde todo de vida- a todo tipo de religin organizada. A travs de sus grandes despertares peridicos, los Estados Unidos han sido siempre un foco de atraccin para msticos y predicadores. Mucho antes de que surgiera la re volucin espiritual hoy visible, la corriente central del pensamiento norteamerica no haba sufrido la influencia de la mstica oriental y occidental. Estas ideas eran el pan cotidiano de los transcendentalistas norteamericanos, tanto como para la generacin beat. No obstante, como seala Ellwood, toda esta importacin no suceda sin p asar por el filtro del psiquismo y la experiencia norteamericana. El Zen, la Teo sofa, la doctrina de Swedenborg1 o el Vedanta no son hoy en los Estados Unidos lo mismo que en Japn, en la Inglaterra del siglo dieciocho o en la India del siglo diecinueve. Sus seguidores norteamericanos pueden usar a veces smbolos orientales , pero la esencia de su vida espiritual se comprende mejor siguiendo el linaje n orteamericano que representan Emerson, Thoreau, Whitman, los Shakers2 y otros. Ze n domstico es la expresin que usa Rick Fields para describir el centro de meditacin Zen situado en el corazn de Wilshire, el distrito comercial de Los ngeles. Needleman afirmaba que los occidentales se estn apartando de las formas y signos exteriores del judasmo y del cristianismo, no porque hayan dejado de buscar una re spuesta trascendental a las cuestiones fundamentales de la vida humana, sino pre cisamente por haber intensificado ltimamente esa bsqueda ms all de toda medida3. y es tn revisando las tradiciones orientales para ver qu es lo que pueden ofrecer a nues tra sociedad amenazada y a nuestras religiones atormentadas. Si nos volvemos haci a el Este, es buscando completamos. Whitman lo llamaba el viaje de vuelta de la m ente... Un pasaje a algo ms que a la India. Hesse hablaba de la eterna aspiracin del espritu humano hacia el Este, hacia el hogar. El Este no representa tanto una cul tura o una religin cuanto una metodologa para alcanzar una visin liberadora, ms ampl ia. En ese sentido, el Este ha estado siempre presente en las tradiciones msticas o

ccidentales. En enero de 1978, la revista McCall's public los resultados de una encuesta reali zada con sesenta mil lectores, que demostraban un escepticismo abrumador con res pecto a las religiones organizadas, incluso entre las personas practicantes. Otr a encuesta, encargada por grupos catlicos y protestantes y publicada en junio de 1978, revelaba lo que Gallup resuma como una severa acusacin frente a la religin org anizada. El 86 por ciento de los no afiliados a ninguna iglesia y el 76 por cient o de los practicantes estaban de acuerdo en que las personas deberan alcanzar sus convicciones fuera de la religin organizada. Alrededor de un 60 por ciento de lo s practicantes declaraba estar de acuerdo con la afirmacin: La mayora de las iglesi as han perdido el aspecto realmente espiritual de la religin. La religin formal se ha visto sacudida hasta sus cimientos en Occidente a causa d e las defecciones, la divisin de opiniones, las rebeldas, la prdida de influencia y la disminucin de apoyos econmicos. A diferencia de las escuelas, las iglesias no son legalmente obligatorias y su organizacin no recibe directamente ningn tipo de ayuda impositiva; no pueden emitir bonos ni cobrar tributos territoriales. A men os que sepan encontrar algn nuevo papel que desempear en una sociedad en cambio ac elerado, pueden seguir el camino de los ferrocarriles, pero sin Amtrack4. En una conferencia sobre meditacin celebrada en 1976, el telogo catlico Anthony Pad ovano sealaba: "La reaccin religiosa que ha tenido lugar en el mundo occidental, una revolucin qu e nos ha sensibilizado ms a las religiones orientales, supone haber comprendido q ue toda respuesta debe provenir del propio interior. La gran agitacin que sufren hoy las religiones se debe a la demanda de interioridad por parte del espritu. En Occidente no est muriendo la fe. Simplemente se est moviendo hacia el interior". La iglesia catlica, la ms autoritaria de todas las instituciones religiosas, ha su frido lo que el historiador John Tracy Ellis ha llamado un estallido de su inmovi lidad, trauma que resulta visible en la reciente diversidad de doctrinas y prctica s entre los catlicos norteamericanos. Segn Ellis, ningn grupo tiene plena autoridad, ni es capaz de imponerse a los dems. La iglesia norteamericana se siente sacudida e insegura en medio de unos tiempos de ansiedad e incertidumbre. Los laicos recla man reformas, y se han lanzado a evangelizar y a participar en movimientos pente costalistas y carismticos; hacia 1979 se consideraba que un milln y medio de catlic os norteamericanos se haban vuelto carismticos, hablando en lenguas o enrolndose en prcticas de sanacin. Durante los aos setenta, el nmero de sacerdotes y monjas decre ci espectacularmente, los telogos divergan en sus opiniones de la autoridad papal, y los asistentes a las escuelas parroquiales disminuan en gran medida. Algo semej ante ha ocurrido en casi todas las religiones organizadas, por todo el pas. Una asamblea de dirigentes espirituales ley ante las Naciones Unidas en octubre d e 1975 una declaracin: "... Las crisis de nuestro tiempo estn desafiando a las religiones del mundo a qu e liberen una fuerza espiritual nueva, por encima de toda frontera religiosa, cu ltural y nacional, al encuentro de una nueva conciencia de la unidad de la comun idad humana, a fin de crear con ello una dinmica espiritual que pueda solucionar los problemas mundiales... Nosotros afirmamos la necesidad de una nueva espiritu alidad despojada de toda insularidad y orientada a una conciencia planetaria". Un nmero creciente de iglesias y sinagogas han comenzado a ensanchar su mbito resp ectivo, a fin de incluir en l a comunidades de mutua ayuda orientadas al crecimie nto personal, centros de salud holstica, servicios de sanacin, talleres de meditac in, alteracin de la conciencia por medio de la msica, e incluso entrenamiento por b iofeedback. Los despertares culturales, como sealaba el historiador McLoughlin, vienen preced idos por una crisis espiritual, por un cambio en la manera cmo los seres humanos se ven a s mismos en sus relaciones con los dems y con lo divino. En los grandes de spertares se produce un desplazamiento de las religiones mediatizadas por una aut oridad, a las que proporcionan una experiencia espiritual directa. Como era de e

sperar, algunos grupos religiosos consideran a la tradicin espiritual que est surg iendo, como una temible amenaza para la tradicin judeo-cristiana. La conservadora Coalicin Cristiana de Berkeley, que patrocina el Proyecto relativo a las Espirit ualidades Falsas, dedicaba en agosto de 1978 un nmero de su revista a tratar de e sta amenaza: "En este punto de la historia de la cultura occidental, afirmar que las metafsica s orientales y la Nueva Conciencia han conseguido un nmero significativo de segui dores en nuestra sociedad, es decir muy poco. No hace ms de diez aos, la asustadiz a espiritualidad de los hippies, basada en las drogas, y el misticismo de los yo gis occidentales se limitaban al campo de la contracultura. Hoy en da unos y otro s han conseguido introducirse hasta el centro de nuestra corriente mental y cult ural. Las ciencias, las profesiones en torno a la salud, y las artes, no digamos la psicologa y la religin, estn todas dedicndose a reconstruir desde sus cimientos todas sus premisas fundamentales". La coalicin echa la culpa de la ascensin de la espiritualidad de la Nueva Era a la timidez de la iglesia cristiana en Estados Unidos: Por otra parte, las metafsicas orientales y la Nueva Conciencia derivan en parte su popularidad del hecho de estar desafiando frontalmente a los fundamentos opre sivos de la mentalidad tecnocrtica occidental. No han tenido miedo a echar la cul pa a nuestra cultura racionalista, materialista y mercantil, por haber degradado la calidad de la vida humana... Los lideres de estos movimientos no han hecho ms que ocupar el vaco dejado por el silencio proftico de la iglesia. Se atreven a ll amar plstico a lo que es plstico y veneno a lo que es veneno, en una sociedad cuya economa se basa en convencer a la gente de que ambas cosas son buenas para ellos . Adems, sus seguidores... estn trabajando duramente por desarrollar alternativas viables a la cultura mortfera que ellos condenan". El Proyecto se mostraba preocupado por la creciente legitimacin que el movimiento espiritual estaba encontrando ante los ojos de la medicina establecida, y por s u habilidad para granjearse y asegurarse el apoyo de otros muchos grupos: psicol oga humanstica, humanismo secular, misticismo oriental, autores como George Leonar d, personalidades mdicas relevantes como Jonas Salk. La Coalicin Cristiana de Berk eley crea ver en todas partes el influjo de doctrinas no cristianas: el smbolo del yin y el yang que Salk portaba en la conferencia de San Diego, la actitud favor able a la meditacin que haba mostrado Ruth Carter Stapleton, o las referencias a l a kbala y a los chakras hechas por mdicos en sus exposiciones. La idea de un Dios interior les resultaba particularmente perturbadora: el punto de vista religioso que encarna el movimiento de salud holstica, deca la Coalicin, es parte integrante de la visin mstica del mundo que est tratando de introducirse por todas partes, de forma coordinada, en todos los aspectos de nuestra conciencia cultural... No se trata de un capricho pasajero, no va a cejar en su empeo, y es fundamentalmente h ostil a la cristiandad bblica. Curiosamente, por irona, toda religin organizada estuvo basada en un principio en la pretensin de una o varias personas de haber tenido una experiencia directa, un a revelacin, que luego pasa a los dems en forma de artculos de fe. Todos los que ha n buscado el conocimiento directo, los msticos, siempre han sido tratados ms o men os como herejes, tanto los msticos medievales en el seno del cristianismo, como l os sufis dentro del Islam, o los kabalistas en el Judasmo. Hoy en da los herejes estn ganando terreno, la doctrina est perdiendo su autoridad, y el conocimiento est sustituyendo a las creencias. El conocimiento directo Los estados msticos, deca William James, parecen ser estados de conocimiento, a los o jos de quienes los experimentan. Son incursiones a profundidades de la verdad no sondeadas por el intelecto discursivo.

La primera definicin que da el diccionario de la palabra mstica es comunin directa c on la ltima realidad. La segunda acepcin es vago, incomprensible. Hay aqu un problema central: La comunicacin directa con la realidad ltima es vaga e incomprensible para todos aquellos que no la han experimentado! La palabra mstica deriva del griego mystos, el que guarda silencio. La experiencia mstica revela fenmenos que son por lo general silenciosos e inexplicables. Esta ex pansin de la conciencia, ese saber total, trasciende nuestra capacidad limitada d e descripcin. La sensacin, la percepcin y la intuicin parecen fundirse a fin de crea r algo distinto de todas ellas. Este saber total ha sido denominado Pensamiento Operacional Unitario por el psicl ogo canadiense Herbert Koplowitz, y designa un estadio que est dos escalones ms ar riba que el nivel de desarrollo cognitivo ms avanzado segn la teora de Piaget. Los estadios de Piaget, sensorio-motor, pensamiento preoperacional, pensamiento oper acional concreto, y pensamiento operacional formal, extienden el espectro del de sarrollo mental humano desde el mundo difuso del nio hasta el pensamiento simblico y abstracto de un joven adulto intelectualmente activo. Pero por encima del pensamiento cognitivo ordinario, Koplowitz postula un quinto estadio, el Pensamiento Sistmico, en el que el individuo comprende que a menudo existen causas simultneas que no pueden separarse. La ciencia convencional presup one que la causa y el efecto pueden separarse con toda claridad, por lo que no a lcanza el nivel del pensamiento sistmico. En el sexto estadio, el del Pensamiento Operacional Unitario, descubrimos nuestr o propio acondicionamiento, comprendiendo que la manera cmo percibimos el mundo e xterno es slo una de las muchas formas posibles. Los opuestos, que siempre se conc eban como separados y distintos, se ven como interdependientes. La causalidad, co ncebida siempre como lineal, es percibida como coextensa al universo entero, con ectando unos con otros todos los acontecimientos que en l ocurren. No hay ningn du alismo, no hay separacin entre mente y cuerpo, o entre uno mismo y los dems. Al haber alcanzado un estadio cognitivo que autoriza una comprensin ms coherente, el Pensador Unitario es, comparado con el adulto Operacional Formal, lo que un a dulto es a un nio. As como el misticismo no rechaza a la ciencia sino que la trasci ende, dice Koplowitz, tampoco la ciencia supone un rechazo del misticismo, antes e s su precursor. El pensamiento unitario es holstico. Desborda completamente el mbi to en que se mueven las palancas de nuestra racionalidad, por lo cual slo puede s er comunicado por medio de paradojas, por medio de la meditacin o a travs de la ex periencia. Segn Koplowitz, Algunas tradiciones msticas, como la del Zen, pueden ofr ecer los cuerpos de Pensamiento Operacional Unitario ms perfectamente desarrollad os que quepa imaginar. Para experimentar el campo del Conocimiento Unitario, debemos abandonar primero nuestra antigua y limitada manera de percibir. Tal como lo expresa el psiclogo Ro n Browning: Para captar lo que est ms all de un sistema, es preciso trascender el si stema. Es preciso salir de lo "lineal" a lo "cuadrado", de la linealidad al plan o, y remontarse o expandirse luego hasta alcanzar la tridimensionalidad espaciotemporal, y luego el espacio cuatridimensional... Los cambios aqu suceden a un ni vel cercano a la naturaleza pura del cambio. A modo de metfora, Browning nos sugie re imaginar un sistema que llamaremos dormido. Y al campo que est ms all de ese siste ma, lo llamamos despierto. Dentro del sistema "dormido" podemos tener un signo para representar al "despierto", incluso podemos tener la palabra despierto, o smbolo s e imgenes de lo mismo: todo, salvo el estar realmente despierto. Podemos soar qu e nos despertamos, pero dentro de ese sistema no podemos despertar en realidad. El conocimiento directo nos saca del sistema. Es el despertar. A su luz, aprecia mos el contexto que generaba nuestra realidad de orden inferior. La nueva perspe ctiva transforma nuestra experiencia al cambiar nuestra forma de ver. Para Jung, por ejemplo, la perspectiva transpersonal, lo que l llamaba la subida d el nivel de conciencia, capacitaba a algunas personas para superar problemas que a otros les habran destruido. En su horizonte despuntaba de pronto un inters ms ampl io o ms elevado, y esa ampliacin de su visin haca que el problema insoluble perdiera toda su urgencia. No es que recibiera una solucin lgica, adecuada a su planteamien to, sino que simplemente, en contraste con una nueva tendencia vital ms fuerte, s e desvaneca. No se reprima el problema ni se le confinaba al inconsciente, sino qu

e simplemente apareca bajo una luz diferente. La psicologa transpersonal, que se nutre de las diversas disciplinas espirituales existentes en el mundo, no pretende reducir los sufrimientos a unas dimensiones normales; lo que pretende es trascender el sufrimiento. Entrar en contacto con los propios sentimientos tiene escaso valor si esos oscuros sentimientos no han sido transformados previamente. La rabia, el miedo, la desesperacin, el resentimiento , los celos, la ansiedad. : las psicologas fundadas en el conocimiento directo so n capaces de cambiar, y no slo de identificar, todos estos sentimientos. Uno de los conspiradores de Acuario describa en su respuesta al cuestionario su p ropio cambio desde el saber intelectual al conocimiento directo: "Uno de los momentos decisivos de mi vida sucedi una maana al despertarme de un su eo, que yo interpret de una forma muy descorazonadora, hasta el punto de pensar se riamente en suicidarme... Mientras ms pensaba en ello, ms bajo me senta caer, hasta que finalmente algo se encaj en alguna parte de alguna manera. No estoy seguro d e poder explicarlo de otra forma. Todo lo que yo mismo haba escrito sobre esto cu atro aos antes desde un nivel conceptual intelectual, de hemisferio izquierdo, er a ahora real en el mbito de experiencia. Me di cuenta de que, tal como yo y otros habamos escrito, mis posibilidades estaban limitadas solamente por m mismo y por mi propia percepcin de la realidad. Esto fue a grandes rasgos una experiencia enormemente decisiva en orden a una ma yor conciencia y libertad. Es como si hubiera tenido que atravesar la noche para llegar al amanecer. El neurocirujano Karl Pribram ha intentado describir un cambio perceptual an mayo r: "No es que el mundo de las apariencias sea falso; no es que no existan objetos a h fuera, a un nivel de la realidad. Es que si penetramos a travs de l y contemplamos el universo con un sistema hologrf ico, llegamos a un nivel diferente de realidad, capaz de explicarnos cosas que h asta ahora permanecan cientficamente inexplicables: fenmenos paranormales... sincro nicidades, la coincidencia aparentemente significativa de acontecimientos distan tes". Para Pribram, la teora hologrfica, tal como considera a la conciencia, est ms cerca del pensamiento oriental y mstico que de nuestra percepcin ordinaria. Va a tener qu e pasar algn tiempo antes de que la gente llegue a encontrarse cmoda con la idea d e que existe un orden de realidad distinto del mundo de las apariencias. Pero lo s descubrimientos cientficos han empezado a encontrarles sentido a las experienci as msticas que desde hace milenios han descrito algunas personas. Esos descubrimi entos apuntan la posibilidad de participar de ese orden de realidad situado detrs del mundo de apariencias. Quiz los msticos han atinado con el mecanismo que les a bre la entrada al orden implicado: Tengo la profunda intuicin de que a esos otros dominios tenemos acceso a travs de la atencin... , que el cerebro puede despojarse de alguna manera de sus limitaciones ordinarias y acceder al orden implicado. Se mejante cambio, aade, podra venir mediatizado por la conexin del lbulo frontal con l a regin lmbica, ms antigua, y enlace entre el crtex y las estructuras profundas del cerebro. Esta regin es uno de los principales reguladores de la atencin. Quiz podamo s finalmente descubrir las reglas que nos permitan "sintonizarnos" y saltar a lo s dominios que trascienden el tiempo y el espacio. El fsico Fritjof Capra evoca su propia experiencia, en la que dejando meramente d e creer en un universo dinmico, fundado en sus conocimientos intelectuales, supo que era as. Cuenta que estando una tarde, a fines de verano, sentado junto al mar , contemplando las olas y sintiendo el ritmo de su respiracin, de pronto sinti tod o lo que le rodeaba como una gigantesca danza csmica, no como un concepto tomado de la fsica, sino como una experiencia viva e inmediata. "... vi cascadas de energa bajando del espacio exterior, en las que las partculas eran creadas y destruidas con un pulso rtmico; vi los tomos de los elementos y los

de mi cuerpo participando de esta danza csmica de energa; sent su ritmo y o su soni do, y en ese momento supe que sta era la danza de Shiva..." Las disciplinas espirituales estn concebidas para sintonizar el cerebro con ese r eino ms vasto. De ordinario, el cerebro est desenfocado y funciona de manera desin cronizada. Y est adems muy ocupado en filtrar una enorme cantidad de informacin que no es necesaria para la supervivencia; de lo contrario, nos sentiramos continuam ente bombardeados por la percepcin de campos elctricos, cambios ligeros de tempera tura, radiaciones csmicas y procesos internos fisiolgicos. Sin embargo, alterando la qumica del cerebro, podemos acceder a unos dominios sensoriales ms extensos y a la dimensin mstica. La meditacin, los ejercicios de respiracin y el ayuno son algun as de las tcnicas ms comunes para conseguir un cambio en el funcionamiento del cer ebro5. Para mucha gente en las diversas culturas, las drogas psicodlicas han supuesto un a va inicial, sino ya tanto un sendero, hacia la transformacin total. Aldous Huxle y, que no se haca ilusiones sobre las drogas en cuanto vas permanentes de iluminac in, afirmaba que una experiencia de auto-trascendencia, incluso meramente tempora l, sera suficiente para sacudir a toda la sociedad hasta las races de su racionali dad. Aunque estas nuevas formas de alterar la mente pueden causar al principio ci erta perplejidad, a la larga tendern a profundizar la vida espiritual de las comu nidades. . Huxley pensaba que la renovacin religiosa predicha en los Estados Unidos desde ti empo atrs arrancara de las drogas, y no de los predicadores. La religin, de ser una actividad preocupada ante todo por los smbolos, pasar a interesarse principalmente por la experiencia y la intuicin, se convertir en un misticismo cotidiano. El mis mo deca haberse sentido como electrificado el da que, bajo el influjo de la mescal ina, tuvo una plena comprensin del sentido radical de la expresin Dios es amor. Un o de los conspiradores de Acuario contaba: Tras muchos aos de perseguir la "realid ad" intelectualmente, con mi cerebro izquierdo, al final supe de las realidades alternativas por medio del LSD, y de pronto todas las biblias cogieron sentido. O tros cuentan su impresin de haber experimentado la naturaleza de la materia, o la unidad de todas las cosas, o haber sentido la vida como un juego maravilloso o como un cuento que nos contamos unos a otros. Otro relataba su experiencia del ti empo presente dinmico: que el mundo es flujo e incertidumbre, y no algo esttico, c omo piensa nuestra cultura. El psiquiatra Stanislav Grof, que ha dirigido ms de tres mil sesiones de LSD y ha tenido acceso a mil ochocientas grabaciones de sesiones similares dirigidas por colegas suyos, considera que los psicodlicos son catalizadores o amplificadores de los procesos mentales. No hay un solo elemento en las experiencias con LSD qu e no se pueda encontrar fuera de la droga. Segn Grof, parece que los psicodlicos f acilitan el acceso al campo hologrfico que describen Pribram y David Bohm6. La pe rsona puede experimentarse a s misma como un campo de conciencia ms que como una e ntidad aislada. El pasado, el presente y el futuro se yuxtaponen. El espacio en cuanto tal parece tener mltiples dimensiones y carecer de limites. La materia dej a de percibirse como algo tangible y se desintegra en patrones de energa. Los suj etos aseguran haber experimentado directamente el microcosmos y el macrocosmos, las molculas vibrando o el girar de las galaxias, haber visto arquetipos y deidad es, haber vuelto a vivir experiencias tempranas de su vida, incluso lo que pareca ser su propio nacimiento o su vida intrauterina. En experiencias de conciencia d e la Mente Universal y del Vaco, con LSD, los sujetos... encuentran que las misma s categoras de tiempo, espacio, materia, y todas las leyes fsicas son puramente ar bitrarias, privadas en ltimo trmino de sentido. La visin cartesiano-newtoniana del mundo resulta filosficamente insostenible. Se convierte en algo simplista y arbit rario, til a los efectos prcticos de la vida cotidiana, pero inadecuada para los fi nes de especulacin y comprensin filosficas... El universo es (ahora) visto como un juego divino y una red infinita de aventuras de la conciencia. Caso de poder demostrar que los sujetos que se encuentran en estados no habitual es de conciencia tienen acceso a una informacin precisa sobre el universo, si es verdad que lo experimentan segn lo retrata la fsica quntica-relativista, podramos ten er que abandonar el trmino peyorativo "estados alterados de conciencia". Al menos

algunos de estos estados podran ser considerados como fuentes vlidas de informacin acerca de la naturaleza del universo y de las dimensiones de la mente humana. Segn Grof, el conflicto fundamental ya no se da entre ciencia y misticismo. Ms bien se da entre el nuevo paradigma y un paradigma de coalicin: el formado por la unin de l viejo modelo cientfico mecanicista y la conciencia pedestre u ordinaria. Dicho de otra forma, el problema no es tanto que haya datos contradictorios, cuanto que haya estados contradictorios de conciencia. Conflicto que Grof piensa que se res uelve con la visin hologrfica. La aventura espiritual En su relato de un aprendizaje suf, Reshald Feild cuenta: "De pronto comprend hasta qu punto es absolutamente necesario buscar, plantear la pregunta; en vez de empujar la respuesta cada vez ms lejos por el simple hecho de correr tras ella, es preciso preguntar y escuchar al mismo tiempo... En ese mom ento supe que estaba siendo odo, y que yo me disolva y me converta en alimento del gran proceso transformador que est sucediendo en el universo... A la vez que mora, estaba naciendo..."

Hamid deca: El alma es una sustancia cognoscente. En Occidente se supone que las cuestiones religiosas se resuelven por medio de l a fe, pero en las tradiciones del conocimiento directo el maestro hace aflorar l as preguntas e incluso las dudas. Esta espiritualidad demanda de sus candidatos que abandonen toda creencia, no que aadan a las suyas otras nuevas. Toda suerte de peligros aguarda al aventurero del espritu. Ya hemos hablado de al gunos de ellos en el captulo anterior: conductas regresivas, experiencias inquiet antes, fanatismos, el abandono pasivo a un maestro indigno, el cambio pendular. Pero las mismas disciplinas previenen de otros peligros ms sutiles. El Camino en e ste mundo es como el filo de una navaja, dice un maestro hasdico, y en el Katha Up anishad encontramos la famosa advertencia: El sendero es estrecho... agudo como e l filo de una navaja, sumamente difcil de recorrer. Mientras que desde fuera la prdida transitoria del equilibrio interno del buscado r espiritual puede ser considerada como alarmante, puede que para el maestro sea un paso indispensable. El mayor peligro, a los ojos del maestro, reside en que el discpulo pueda sentirse seguro de sus respuestas y se quede ah, sin llegar nunc a a alcanzar la autntica incertidumbre. Respondiendo al cuestionario de la Conspiracin de Acuario, que les peda, entre otr as cosas, expresar algunas ideas que hubiesen abandonado a consecuencia de su pr opio proceso transformador, varios decan: el cristianismo convencional", o los dogm as religiosos; y un nmero aproximadamente igual respondi: el atesmo, el agnosticismo. Se dira que el Centro Radical obtiene conocimiento de su propia experiencia espir itual, sin necesidad de doctrinas. Un buscador espiritual contemporneo describa as su propia experiencia: "Muchas veces haba sentido que realmente comprenda lo que estaba pasando. Luego, v arios aos mas tarde, tuve que reconocer que haba sido una estupidez por mi parte.. . Mirado desde mi nueva posicin ms ventajosa, resultaba perfectamente claro que no haba entendido una palabra. Supongo que esto es bastante universal. ....Cada vez que se ensancha nuestro conocimiento cada vez que adquirimos otro s nuevos vemos las cosas desde una perspectiva diferente. No es que lo de antes fuera realmente falso, sino que ahora se lo ve de una forma completamente difere nte, bajo una luz distinta... Esa es la esencia de la transformacin, llegar a esa parte de nosotros que sabe, que no se siente amenazada ni lucha contra la metam orfosis..." Maestros y tcnicas deben ser considerados conjuntamente en las disciplinas espiri tuales, pues el maestro no imparte conocimientos, sino tcnicas. En eso consiste l a transmisin del conocimiento por experiencia directa. La doctrina, por el contrari o, es un conocimiento de segunda mano, es un peligro. Mantnte por encima, pasa de

largo y s libre, tal es el consejo de Rinzai, el mismo sabio que aconsejaba, a tod o aquel que busca, matar a los patriarcas o al mismo Buda, caso de tropezarse co n ellos. No te enredes en ninguna enseanza. Se supone que son los discpulos quienes encuentran al maestro, y no viceversa. La autoridad del maestro descansa en su p ropia liberacin personal. Uno no sigue a los individuos sino a sus cualidades. El sendero que conduce al conocimiento directo aparece bellamente ilustrado en u na serie de pinturas de la China del siglo XII, que se conocen como los diez cua dros del cuidado del buey. El buey representa a la naturaleza ltima. Al principio ( La bsqueda del buey), el individuo comienza a buscar algo que slo entrev vagamente. Luego (El hallazgo de huellas), por las huellas de su propia conciencia, adquie re la primera evidencia de que hay realmente un buey. Despus de un tiempo (Primer atisbo), tiene su primera experiencia directa: ahora ya sabe que el buey est en todas partes. A continuacin (La caza del buey), emprende una serie de prcticas esp irituales avanzadas para poder enfrentarse a la fuerza salvaje del buey. Gradual mente (La doma del buey) va alcanzando una relacin ms sutil e ntima con la naturale za ltima. En esta fase, el buscador desaprende muchas de las distinciones que le resultaban tiles en las etapas anteriores. Ahora el buey es un compaero libre, no u n instrumento para arar el campo de la iluminacin, escribe Lex Hinon, un maestro d e meditacin, en el sabroso comentario que hace de los cuadros. En la etapa de la iluminacin (La vuelta a casa montado en el buey), el antiguo discpulo, sabio ya, e ntiende que no haba necesidad de ninguna disciplina; la iluminacin habla estado si empre al alcance de la mano. Despus de eso (Solo consigo mismo tras olvidar al bu ey, y Olvidado del buey y de s mismo), se acerca an ms a la conciencia pura, y desc ubre que no existe ningn sabio iluminador. No existe la iluminacin. No existe la s antidad, porque todo es santo. Lo profano es sagrado. Todo el mundo es un sabio en potencia, a la espera de que suceda. En la penltima fase (La vuelta a la fuent e), el sabio, buscador se funde con los dominios que engendran el mundo de apari encias. Surge un escenario de montaas, pinos, nubes y olas. Ese crecer y menguar d e la vida no es ninguna ilusin, sino una manifestacin de la fuente, reza el letrero que hay debajo. Pero hay an una etapa tras este idilio. En cuadro final (Entrada en la plaza del mercado dispuesto a ayudar) evoca la compasin y la accin humanas. Vemos ahora al buscador como un alegre campesino que va de pueblo en pueblo. La puerta de su cabaa est cerrada, y ni aun el ms sabio es capaz de encontrarla. Se ha zambullido tan hondo en la experiencia humana que no cabe encontrar sus huellas . Sabiendo ahora que todos los sabios son uno, ya no sigue a los grandes maestro s. Al contemplar la intrnseca naturaleza del Buda en todos los seres humanos, inc luso en los taberneros y en los pescadores, conduce a todos a su perfecto florec imiento. Estas ideas forman parte de todas las tradiciones fundadas en el conocimiento di recto: el atisbo de la verdadera naturaleza de la realidad, los peligros de las experiencias precoces, la necesidad de adiestrar la atencin, la eventual disociac in respecto del ego o del yo individual, la iluminacin, el descubrimiento de que s iempre haba estado ah la luz, la conexin con la fuente que genera el mundo de las a pariencias, y la reunin con todo lo viviente. Buda comparaba los mtodos para alcanzar la liberacin con una balsa que nos conduce a la playa all a lo lejos. Una vez en la orilla opuesta, ya no hay necesidad de mtodos. De modo semejante, el maestro es comparado con un dedo que apunta a la lu na. Una vez que hemos visto la luna, una vez que hemos comprendido el proceso, n o tiene sentido seguir mirando al dedo. Lo mismo que necesitamos hacernos ricos antes de poder descubrir que no necesitbamos hacernos ricos, las tcnicas que apren demos nos ensean que no tenamos necesidad de ellas. Lo sagrado nos devuelve a lo p rofano, pero ya nunca lo veremos como profano. No necesitamos calmar nuestras pasiones, deca Blake, sino solamente cultivar nuest ra comprensin... Todo lo que vive es santo. Flujo y totalidad Hay dos principios claves que parecen surgir en toda experiencia mstica. Podramos llamarlos flujo y totalidad. El antiguo maestro tibetano Tilopa se refera a ellos lla mndolos el principio de no permanencia y el principio de no distincin, y recomendaba n

o daarlos en modo alguno. Nuestra cultura ha ido realmente en contra de estos pri ncipios. Tratamos de congelar lo no permanente, intentamos apresar lo que slo pue de existir en movimiento, en libertad, en relacin. Y traicionamos tambin a la tota lidad, a la no distincin, desmenuzando todo lo que cae bajo nuestros ojos, de mod o que dejamos de captar la conexin que subyace entre todas las cosas en el univer so. En la experiencia mstica se tiene la sensacin de que as es como son las cosas. No com o deseamos que sean, no tal como nos las revela el anlisis que de ellas hacemos, no como nos ensearon que eran, sino la naturaleza de las cosas, el Camino. Flujo y totalidad se consideran como autnticos principios, no slo por lo que respe cta al trabajo, a la salud o al crecimiento psicolgico, sino con respecto a la vi da entera. El creador de una especie de aikido para lidiar con los conflictos su brayaba el modo cmo la tcnica de fluir con el contrario produce un cambio gradual en quien la practica. Al principio puede que sea sutil, pero hasta la gente de es pritu ms mezquino comienza a aflojar su actitud agresiva, pierde toda clera, y vuel ve a conectar con la fuerza de la vida. Estas experiencias msticas, ms que solamente un reflejo de la totalidad fluyente i nherente a todo sistema vivo (como muestra la teora de las estructuras disipativa s), lo son tambin del flujo o emanacin de nuestro mundo desde otra dimensin, y tamb in de la tendencia del universo a la creacin de totalidades siempre ms complejas. E ste conocimiento hace que en la vida cotidiana el marco del tiempo se desplace d e lo temporal a lo eterno; aceptamos la no permanencia de las cosas, y dejamos d e luchar por mantener las cosas tal como eran, siendo as que deben cambiar. Exper imentamos con ms ecuanimidad los golpes y las bendiciones que nos depara la vida. La inutilidad de nuestro esfuerzo por mantener el control nos impide gozar del f lujo que de otra forma recorrera nuestras vidas. Cuando consigamos dejar el propi o camino, seremos capaces de llegar a ser nosotros mismos. Yo dispongo los ros lib res para toda la humanidad, dice la ms antigua de las escrituras msticas, el Rig Ve da. El mundo es un dado dando vueltas, dice un antiguo pasaje hasdico, ... y todo da vueltas, gira y cambia, pues en su raz todas las cosas son uno, y la salvacin est en el cambio y en el retornar de las cosas. Del mismo modo que para nadar es preciso confiar en el agua que agitamos, as tamb in podemos relajarnos en ese flujo, dejarnos dar vueltas con el dado que gira. En los monasterios Zen, a los novicios se les da el nombre de unsui, agua de nube. Se les incita a que se muevan con libertad, a que adopten una u otra forma de m anera espontnea, a que se abran paso en medio de los obstculos. En las tradiciones antiguas, se describe a la misma conciencia como una ola que surge de la fuente , algo muy parecido a las pautas de interferencia que postula la teora hologrfica descrita en el captulo 6. El segundo principio, de totalidad o no-distincin, representa conexin que existe e ntre todas las cosas, el contexto. As como la ciencia demuestra la existencia de una red de relaciones subyacente a todo cuanto existe en el universo, una parpad eante red que conecta todos los acontecimientos, as tambin la experiencia mstica de la totalidad trasciende y abarca toda separacin. En el espacio libre no existe la derecha ni la izquierda, dice un maestro hasdico. Todas las almas son una. Cada un a es una chispa del alma original, y sta es inherente a todas las almas. El budis mo sostiene que todos los seres humanos son Budas, pero no todos han despertado a su verdadera naturaleza. Yoga significa, literalmente, unin. La plena iluminacin e s un voto de salvar a todos los seres capaces de sentir. Esta totalidad abarca el propio yo, a los otros, a las ideas. El amor se siente como un estado de conciencia dinmico, no como una emocin. Mientr as que el miedo es encogido y catico, el amor es amplio y coherente ~n flujo crea tivo, una armona, una aceptacin de la fragilidad humana nacida de un profundo auto -conocimiento. Es un poder sin defensas, es comunicacin, es un borrarse los lmites , es llegar al final. El yo queda unido a un gran S mismo: tat tvam assi, T eres Es o. Y como ese S mismo es total, el yo se une en l a todos los dems, como expresa en su visin mstica William Blake: Despierta! Despierta, oh durmiente del pas de las sombras!, Despierta! Expndele!

Yo estoy en ti y t ests en m, en mutuo amor...... Fibras de amor que van de un hombre a otro... Mira!, somos Uno. O, como figura en el anagrama personal de un mstico contemporneo, IMU URI (Somos U no). Esta totalidad une a los contrarios. En todas las tradiciones msticas se describe al Centro Radical: la curacin de la separacin que existe entre hombre y hombre y entre el hombre y la naturaleza. Nicols de Cusa lo llamaba coincidentia oppositor um, la unin de los opuestos. En los escritos hasdicos es la unin de cualidades, de l os pares que se oponen el uno al otro, como dos colores... pero que vistos con e l verdadero ojo interior forman una simple unidad. En el budismo, es madhya, la va media trascendente. Los indios kogi de Colombia hablan tambin del Sendero de las Almas que asciende y desciende a la vez, de la unin de las polaridades, del sol negro. En estas tradiciones espirituales, el bien y el mal no existen. Solamente hay luz o ausencia de luz... totalidad y ruptura... flujo y lucha. Un joven terapeuta deca: "Me viene una imagen: una playa en el ocano. Un saliente de roca, robusto y estre cho, se adentra en el mar y, cuando limito suficientemente mi campo de visin, me parece dividir el agua en dos masas distintas y separadas. la accin de las olas, rompiendo a uno y otro lado, produce el efecto de que ambas estuviesen siempre t endiendo la una hacia la otra, esforzndose por sobrepasar con cada golpe la mural la de roca que impide su unin... cuando en realidad, simplemente con dar un paso atrs y mirar mejor, con una perspectiva que permita abarcarlo todo, con una conci encia expandida, puedo ver que la separacin es solamente una ilusin que ambas olas son y siempre han formado parte del mismo ocano, separadas slo por la percepcin po r mi elegida y por mi idea de tender a la unidad... Me doy cuenta de que yo estoy ya entero, de que no hay nada que superar en esos momentos de vaciamiento, de dejarse ir, de estar completamente en contacto con o tro; s que soy todo lo que puedo ser". Est entero, en su sitio, despierto a lo que Huxley llamaba la Perfeccin del mundo, a l o que Milton Mayerhoff describa como conocimiento de que la vida basta, a la intuic in creativa que segn Rollo May consiste en entender que sta es la forma como todo de be ser. Estar en casa no es un lugar, sino una experiencia. El secreto confesado de las disciplinas espirituales es alcanzar la totalidad, llegar a ser uno mismo , volver a casa. El camino que lleva a casa, dice Colin Wilson en el estudio que h ace de varios msticos y artistas, es el camino que va hacia adelante para hundirse ms profundamente en la vida. La Conspiracin de Acuario est, por definicin, en el mun do, como los yoguis ocultos de los que hablaba Sri Ramakrishna. Curiosamente, en esa totalidad podemos adquirir espontneamente virtudes que en ot ro tiempo hemos intentado hallar en vano a travs de principios morales. Resulta ms fcil dar, actuar de forma compasiva. El Dios interior: la antigua hereja En la nueva tradicin espiritual, Dios no es el personaje de nuestros tiempos de c olegio, sino algo que se aproxima a la dimensin que describe William James: "Los limites extremos de nuestro ser se hunden, me parece a m, en una dimensin de la conciencia absolutamente distinta del mundo sensible y meramente comprensible.. . Pertenecemos a esa dimensin en un sentido ms ntimo que en el que pertenecemos al mundo visible, pues en el ms ntimo sentido pertenecemos a aquello a que pertenecen nuestros ideales... A esa parte ms elevada del universo, voy a llamarle Dios". A Dios se le experimenta como flujo, como totalidad, como infinito caleidoscopio de la vida y de la muerte, como ltima Causa, fundamento del ser, lo que Alan Wat ts llamaba el silencio del que nace todo sonido. Dios es la conciencia que se mani

fiesta como lila, el juego del universo. Dios es la matriz organizadora, que pod emos experimentar pero no expresar, lo que da vida a la materia. En la novela corta de J. D. Salinger, Teddy, un adolescente espiritualmente prec oz recuerda la experiencia de inmanencia de Dios, que tuvo mientras contemplaba a su hermanita bebindose un vaso de leche. ... De pronto vi que ella era Dios y qu e la leche era Dios. Quiero decir, ella no estaba haciendo otra cosa que verter a Dios en Dios... Una vez que has alcanzado la esencia de la experiencia religiosa, para qu necesita s de las formas?, preguntaba Meister Eckhart. Nadie puede conocer a Dios si no se conoce antes a s mismo, deca a sus seguidores en la Edad Media. Adntrate en las prof undidades del alma, en el lugar secreto... hasta las races, hasta las alturas; pu es todo lo que Dios puede hacer se concentra all. El telogo britnico John Robinson habla de un universo irisado, en el que espritu y m ateria, lo interior y lo exterior, lo divino y lo humano, destellan como aspecto s de una realidad que no puede separarse ni dividirse. Para Alfred North Whitehea d, cuyo influjo ha crecido como una marea en los ltimos aos, Dios es la imagen en e spejo de la estructura del mundo (material). El mundo es incompleto; por su mism a naturaleza, re quiere una entidad situada en la base de todo, que la complete. Esta entidad es Dios, la naturaleza primordial. Buckminster Fuller trataba de plasmar la sensacin de Dios como proceso: Pues Dios, a m, me parece ser un verbo, no un nombre, propio o comn; es la articulacin, no el arte... es amar, no amor en abstracto... S, Dios es un verbo, el ms activo de todos, que connota la vasta reordenacin armnica del universo a partir del caos de energas desencadenadas. No es preciso postular ningn objetivo para esta ltima Causa, ni preguntarnos quin o qu fue lo que caus ese gran Big Bang, o lo que fuera, que dio origen al universo visible. No hay ms que la experiencia. Para Kazantzakis, Dios era la suma total d e conciencia existente en el universo, que se expande a travs de la evolucin human a. En la experiencia mstica se siente la experiencia de un amor, una compasin y un a energa universales. Las personas que han revivido despus de haber estado clnicame nte muertas describen a veces haberse sentido descender por un tnel oscuro en dir eccin a una luz singular, no terrena, en su fondo, que pareca irradiar amor y comp rensin. Es como si la luz misma fuese una manifestacin de la mente universal. Las experiencias msticas casi siempre llevan a la conviccin de que la conciencia e s en algn aspecto, imperecedera. Una metfora budista define la conciencia individu al como una llama que arde durante la noche. No es todo el tiempo la misma llama , pero tampoco es otra llama. Muchos de los que contestaron el cuestionario de l a Conspiracin de Acuario comentaban que sus experimentos les haban obligado a aban donar su previo convencimiento de que la muerte corporal pona fin a la conciencia . A pesar de su falta de vinculacin formal a cualquier religin, un 53 por ciento a firmaron creer firmemente en esa supervivencia, y otro 23 por ciento asegur estar bastante seguros de ello: un 75 por ciento en total. Solamente un 5 por ciento se mostr escptico, y un 3 por ciento totalmente incrdulo. Quienes ms firmemente crean e ran quienes le haban visto las orejas a la muerte. Esta fe apareca fuertemente cor relacionada con la vivencia de experiencias cumbre y con la prctica de disciplina s espirituales. Una actriz famosa atribua el inters que toda su vida haba sentido p or lo espiritual al hecho de haber estado a punto de ahogarse cuando tena tres aos : La euforia, la msica y el color que sent iban ms all de todo cuanto se conoce en el e stado fsico natural.

Aunque en el relato que hizo en 1927 de su famoso vuelo no lo mencionaba, Charle s Lindberg describi ms tarde en The spirit of St. Louis (1953) una experiencia de descorporeizacin, de trascendencia del espacio y del tiempo, de prdida del miedo a la muerte, y una sensacin de saberlo todo y de poder recordar otras vidas, junto con un cambio duradero en sus propios valores. Lindberg escribe que cuando llev aba dieciocho horas de vuelo, se sinti como una conciencia desplegada a travs del e spacio, por encima de la tierra en direccin al cielo, desligada del tiempo y de t oda sustancia. . . Detrs de l, el fuselaje se llenaba de presencias fantasmales, for mas vagamente contorneadas, transparentes, movedizas, que volaban conmigo, sin p eso, en el mismo aeroplano. l las poda ver detrs de s, como s mi crneo fuese un gra onversaban con l, le daban consejos sobre problemas de la navegacin, transmitindome mensajes de importancia, inalcanzables en la vida cotidiana. Su cuerpo no tena peso, y el aparato haba perdido su solidez. Se senta ms afn a los e spritus, en la frontera entre la vida y otro reino mayor situado ms all, como cogido en el campo de gravitacin entre dos planetas... . Se senta como sometido a la accin de fuerzas demasiado dbiles para poderlas medir con los medios ordinarios, pero q ue sin embargo representaban una energa incomparablemente ms fuerte que cuantas he conocido. Esas presencias no le parecan intrusas ni extraas, eran ms bien como una reunin de familiares y amigos que hace tiempo que no se han visto, como si las hu biera conocido en alguna encarnacin pasada. La muerte ya no es el punto final que sola ser, sino ms bien la entrada a una exist encia nueva y libre, escriba. Todos los valores de sus veinticinco aos, incluyendo la importancia acordada a su vuelo, largamente soado sufrieron una aguda transfor macin. Cincuenta aos ms tarde, cuando Lindberg yaca en su lecho de muerte en su casa de Hawai, su mujer le pidi que compartiera con ella la experiencia de afrontar l a muerte. Cmo era eso de enfrentarse a la muerte? No hay nada con qu enfrentarse, dij o. La visin: la luz y la llegada de la luz Las experiencias msticas contemporneas de muchas personas en diversas partes del m undo se han centrado en los ltimos aos en una visin colectiva que crece en intensid ad: la sensacin de una transicin inminente en la historia humana, una evolucin de l a conciencia tan significativa como cualquier otro paso en la larga cadena de nu estra evolucin biolgica. Esta visin consensual, por encima de sus variaciones, cont empla esa transformacin de la conciencia como el momento predicho en las antiguas profecas de todas las tradiciones fundadas en el conocimiento directo: la muerte de un mundo y el nacimiento de otro mundo nuevo, apocalipsis, el perodo del fin d e los das de la Kbala, el despertar de un nmero cada vez mayor de seres humanos a su propio potencial divino. La semilla de Dios est en nosotros, deca Meister Eckhart. L a semilla de la pera crece en los perales, la semilla de la nuez en los nogales, y la semilla de Dios en Dios. La visin es siempre de una evolucin hacia la luz. En la experiencia espiritual, la luz es la metfora ms antigua y universal. Hablamos de iluminacin, la ciudad de la luz, la Luz del Mundo, los hijos de la luz, la experiencia de la luz blanca. Luz... luz, escriba T. S. Elliot, recuerdo visible de la luz invisible. Honorato de Balzac pensaba que la humanidad se encontraba en vsperas de una gran lucha; las fuerzas estn ah, insista: Siento en m mismo una vida tan luminosa que podra iluminar un mundo entero, y sin embargo estoy encerrado en una especie de mineral. Arthur Young, i nventor del helicptero Bell, ofrece en su obra The reflexive Universe, en trminos especulativos, una idea tan antigua como Platn y los mitos: Nosotros representamo s una cada de la luz a la materia, y la ascensin hacia la luz ha comenzado de nuevo. Lawrence Ferlinghetti ha escrito un poema sobre la paradoja de Olbers, astrnomo eru dito que observ que haba relativamente pocas estrellas en las cercanas, y que, en c ambio, mientras ms lejos observaba, ms estrellas encontraba. De manera que de esto podemos deducir que en las distancias infinitas tiene que haber un lugar tiene que haber un lugar

en donde todo sea luz y que la luz de ese altsimo en donde todo es luz simplemente no nos ha llegado todava... Deja que la luz atraviese la oscuridad hasta que la oscuridad resplandezca y no h aya ya ms divisin entre las dos, dice un pasaje hasdico. El alma, antes de entrar en el mundo, es conducida a travs de todos los mundos, donde se le muestra la luz p rimera, a fin de que pueda esforzarse siempre por alcanzarla. El sadik de la tra dicin hasdica, como el bodhisattva en el budismo, es aquel que ha dejado entrar en s mismo a la luz y la hace brillar de nuevo sobre el mundo. Para Plotino, filsofo mstico del siglo III, era la clara luz en que Ello consiste. E n la danza suf de los derviches, se gira con la mano derecha elevada, como un smbolo de atraer la luz hacia la tierra. El chamn consigue un estado de equilibrio perf ecto para poder ver una luz cegadora. Un apcrifo contemporneo, El Evangelio Acuario de Jess el Cristo7, expresa en trminos poticos ese sueo de luz y liberacin. Segn dice, nuestros templos han sido durante d emasiado tiempo tumbas de cosas escondidas en el tiempo. Nuestros templos, cript as y grutas son oscuros. No dejan ver lo que esconden. En la luz no hay nada secr eto... En el camino hacia la luz no hay peregrinos solitarios. Los hombres slo al canzan las alturas ayudando a otros hombres a alcanzarlas... Sabemos que la luz se acerca a nosotros sobre las colinas. Dios acelera la luz. 1. Swedenborg: pensador espiritual nrdico del siglo dieciocho que influy en Inglat erra y EE.UU. (N. del T.) 2. Shakers: nombre con que se designa a los ququeros en algunas regiones de los E stados Unidos. Shake: sacudir, agitar. Quake: temblar. (N. del T.) 3. Aunque los conspiradores de Acuario no son en absoluto representativos, por e star ms interesados en lo espiritual y ser ms iconoclastas que la mayora, sus respu estas al cuestionario ofrecen una pauta que muy bien puede ser un preanuncio del cambio ms general que est por llegar. El noventa y cinco por ciento tenan algn tipo de trasfondo religioso original, por dbil que fuese (55 por ciento protestante, 20 por ciento judo, 18 por ciento catlico, 2 por ciento otro distinto, y 5 por cie nto ninguno). Solamente un 19 por ciento se consideraban activos en su tradicin de alguna manera, porcentaje que incluye a varios clrigos, ex clrigos y telogos. 4. Amtrack: La crisis de los ferrocarriles estadounidenses, claramente visible d espus de la Segunda Guerra Mundial intent paliarse con la creacin en los aos cincuen ta de una sociedad interestatal con apoyo federal, la Amtrack, para auxiliar a l as compaas de ferrocarriles, muchas de ellas privadas. (N del T.) 5. Los sujetos encuestados por el cuestionario de la Conspiracin de Acuario confe saron tener experiencia en una amplia diversidad de disciplinas espirituales y m editativas, como Budismo Zen (40 por ciento), Yoga (40 por ciento), misticismo c ristiano (31 por ciento), Meditacin Trascendental (21 por ciento), Sufismo (19 po r ciento), y Kbala (10 por ciento), aparte otras varias docenas de sistemas. 6. Las experiencias msticas no son universales, ni mucho menos, entre los consumi dores de drogas psicodlicas. Ello depende de muchos factores: la dosificacin, las experiencias anteriores, la capacidad de introspeccin, el deseo de explorar los e stados de conciencia, el inters previo por lo espiritual, las expectativas, y un entorno adecuado. El uso casual de la droga, como diversin ocasional, a menudo slo produce poco ms que alguna alteracin sensorial y una "subida". 7. La edicin castellana de este libro de Levi H. Dowling ha sido publicada por la editorial Eyras, Madrid, 1978. (N. del T.)

XII. EL CAMBIO EN LAS RELACIONES HUMANAS Toda vida real es un encuentro. MARTIN BUBER Cada uno es responsable de todo ante todos los dems. FEODOR DOSTOIEVSKI El cambio de paradigma personal es como cruzar el ocano en busca del Nuevo Mundo. El inmigrante, por mucho que lo intente, no puede persuadir a todos sus amigos y personas queridas a que lo acompaen en su viaje. Quienes quedan detrs no pueden comprender cmo tanta cosa conocida ha sido incapaz de retener al inmigrante. Por q u ha abandonado su patria de siempre? Y, lo que es ms triste de todo, cmo es que sus afectos no han podido retenerle? En cuanto al inmigrante, pronto aprende que realmente no se puede intentar recon struir el viejo mundo en el nuevo continente. Nueva Inglaterra no es Inglaterra; Nova Scotia no es Escocia. La distancia difumina las viejas realidades, y las c omunicaciones resultan difciles y punzantes. Las cartas enviadas al viejo mundo n o pueden evocar todas las cumbres y caones que van empujando sin cesar al inmigra nte hacia lo desconocido. La transformacin personal, una vez comenzada, nos saca del viejo mundo, a veces d e forma abrupta, por lo general al cabo de varios aos. Como hemos visto en un cap itulo anterior, la gente cambia de trabajo, e incluso de vocacin, apenas comienza n a cambiar las propias percepciones. Si el marido o la mujer no comparte el pro fundo inters por el proceso transformativo y la bsqueda de sentido del otro, lo pr obable es que el matrimonio se resienta. Con el paso del tiempo, las diferencias puede que tiendan a agudizarse, ensanchndose los viejos cismas. Se abandonan ant iguas amistades y conocidos; surgen, en su lugar, nuevas amistades, incluso una nueva red de apoyo entera. Las nuevas relaciones, basadas como estn en el hecho d e compartir unos valores y una aventura, son posiblemente ms intensas. Parientes, colegas, amigos y el propio esposo o esposa, sintindose comprensiblemente amenaz ados por estos cambios, a menudo ejercen presiones sobre l para que abandone las nuevas amistades o dedicaciones que tienen que ver con el cambio. Este tipo de p resiones no consigue otra cosa que ensanchar el foso ya existente. No es posible detener a un emigrante tratando de hacerle revivir sus ilusiones por el viejo m undo. En este captulo vamos a tratar de los cambios en las relaciones personales, del c arcter de las relaciones transformadoras, y del efecto del proceso transformativo en las pocas de transicin, o de paso, de la vida. Las relaciones son el crisol del proceso transformativo. Supuesta la mayor dispo sicin para el riesgo que adquiere el individuo, su confianza en la intuicin, su ms amplio sentido de conexin con los dems, y el reconocimiento de su propio acondicio namiento cultural, es lgico que aqullas deban resentirse. Hemos ido viendo la influencia sutil que la costumbre ejerce sobre nuestra vida. Las normas y costumbres culturales son los grandes principios que de forma sola pada rigen nuestras vidas. Nos acostumbramos a desempear ciertos papeles; nuestro s comportamientos se convierten en acostumbrados, y por lo tanto en incuestionab les. La costumbre es como una acumulacin de niebla y humo. Slo nos damos cuenta de lo que representa, cuando en un da claro y limpio vemos que el aire la ha barrid o de en medio. Podemos dejar de percibir los contornos de un nuevo advenimiento

cultural, hasta que sus efectos se dejan sentir por todas partes. Pautas matrimoniales, familiares, sexuales e instituciones sociales, en otro tie mpo bien arraigadas, estn siendo sacudidas por alternativas radicalmente nuevas o radicalmente antiguas. La verdad es que no hay frmulas, y hay por ello muchos f racasos, pero con todo hay cada vez ms personas que intentan ver con mayor clarid ad, amar con mayor honradez, y hacer menos dao. La clave no est en las respuestas per se, sino en las actitudes. En captulos anteriores hemos ido viendo surgir un nuevo consenso en instituciones colectivas tales como gobierno, medicina, educacin y negocios. Pero ningn program a ni ningn comit pueden pretender reformar ni repensar la familia, el matrimonio y las relaciones sociales en general. En realidad, no son verdaderas instituciones, s ino millones y millones de relaciones, conectes, que slo pueden ser comprendidas desde el individuo, y en todo caso solamente como un proceso dinmico. La costumbr e social es probablemente el ms profundamente hipntico de los fenmenos culturales. Ms all de los roles culturales Siempre que alguien comienza el proceso transformativo, la muerte y el nacimient o le rondan: la muerte de la costumbre como autoridad, y el nacimiento de su pro pio ser. En un sentido, el esfuerzo simultneo por alcanzar la autonoma y la conexin con los dems, por contradictorio que pueda parecer, es un intento de ser real. Uno se des poja de los emblemas y limitaciones de su propia cultura: falso machismo, falsas pestaas, barreras, limitaciones. Muchos de los hombres que respondieron al cuestionario de la Conspiracin de Acuar io sealaban que el movimiento femenino haba jugado un papel importante en su propi o cambio, no slo por concentrarse en el potencial pisoteado de la mitad de la raz a humana, sino por cuestionar la supremaca de las caractersticas masculinas valora das por la sociedad: competitividad, manipulacin, agresividad, objetividad. Uno d eca: Buena parte de mi transformacin se debi a las relaciones. El hecho de haber ten ido a mi lado mujeres amorosas que me ayudaban a deshacerme de actitudes sexista s, contribuy en gran medida al reconocimiento y desarrollo en m mismo de la natura leza "yin", que ha unificado mi vida y mi trabajo. Si las mujeres descubren, al transformarse, el sentido de su propio ser y de su vocacin, los hombres descubren lo gratificantes que resultan las relaciones cuand o ponen en juego su propia sensibilidad. Con todos estos cambios, que equilibran mutuas diferencias, se est delimitando una nueva base para la interaccin hombre-m ujer. Los hombres se estn volviendo ms sensibles e intuitivos; las mujeres, ms autno mas y resueltas. Segn la ms antigua sabidura, el descubrimiento de s mismo implica inevitablemente el despertar de rasgos generalmente asociados al sexo opuesto. El ser consciente d e s tiene acceso a todas las dotes del espritu humano: instinto protector e indepe ndencia, fuerza y sensibilidad. Al completar esas cualidades en nosotros mismos, nos hacemos menos dependientes de otras personas con respecto a ellas. Buena pa rte de lo que nuestra cultura etiqueta como amor no es ms que tendencia apasionad a hacia la mitad que nos falta, o, lo que es lo mismo, necesidad de ella. El ser transformado se emancipa de todo compartimento estructurado por la asigna cin de roles culturales, reconociendo, por una parte, aspectos suprimidos desde t iempo atrs, y comprobando por otro lado las distorsiones surgidas en los rasgos a signados. La fuerza puede convertirse en una caricatura de s misma, y aparecer co mo machismo, agresividad o encerramiento. El instinto de proteccin puede exagerar se hasta volverse asfixiante. Todo lo que corta la espontaneidad, sea la exagera cin, sea el rechazo, contribuye a la inconsciencia y a la falta de realidad. Los roles que jugamos en nuestras relaciones convencionales, marido, mujer, hijo, hi ja, hermana, familia poltica, amante, amigo de la familia, no nos identifican en cuanto personas; y de hecho pueden enmascarar a nuestro ser autntico, si seguimos tratando de ajustar nuestra conducta y nuestros sentimientos a lo que demanda l a descripcin de la tarea que tenemos asignada. La amenaza para las antiguas relaciones

La transformacin personal tiene mayor influjo en las relaciones personales que en ningn otro campo de la vida. Realmente puede afirmarse que el efecto se deja sen tir en primer lugar en las relaciones; puede que stas mejoren o se deterioren, pe ro rara vez permanecern idnticas. Se producen miles de cambios: la forma de usar el poder, la disposicin a experime ntar, la capacidad de intimidad, nuevos valores, menor competitividad, mayor aut onoma con respecto a las presiones sociales. Tal vez alguien que era autoritario no disfruta ya con tener poder sobre otras personas, y personas que antes eran p asivas se vuelven capaces de afianzarse a s mismas. Algunas veces, estos cambios son bien recibidos. Con mayor frecuencia resultan a menazadores. El juego inherente a la mayor parte de las relaciones no puede sopo rtar la marcha de uno de los jugadores. Si el adormecimiento cultural a escala s ocial salta sacudido en pedazos en presencia de la transformacin, lo mismo sucede con el adormecimiento de esta minicultura propia que son nuestras relaciones. D e pronto caemos en la cuenta de que sus hbitos y limitaciones nos han impedido ll evar una vida ms rica y ms creativa, no nos han dejado ser nosotros mismos. Si en una pareja uno siente que su vocacin y el vivir da a da son ms importantes que los o bjetivos a largo plazo, y el otro sigue an aferrado al antiguo programa, ste puede sentirse abandonado y enfadarse por ello. Gus se ha ido y no va a volver, deca una mujer, refirindose al nuevo mundo de su marido. Su incapacidad para compartir el viaje hacia la transformacin habla creado entre ellos un abismo, y ella senta que no poda tender ya ningn puente. El factor ms importante para el cambio de las relaciones es la transformacin del m iedo. Por debajo de la superficie, la mayora de las relaciones Intimas tienen por eje el miedo: miedo a lo desconocido, miedo al rechazo, miedo a perder lo que s e tiene. En sus lazos ms ntimos, mucha gente, ms que un santuario, lo que busca es una fortaleza. S, por uno u otro medio, meditacin, un movimiento social, un cursil lo de entrenamiento asertivo, o una tranquila reflexin, uno de los dos se libera de sus miedos y sus acondicionamientos, su relacin con el otro puede convertirse en un terreno extrao. Las ofertas de seguridad ayudan muy poco. La persona que se siente amenazada en la pareja puede mostrar su disconformidad enfadndose, burlndose o tratando de disc utir. La gente quiere que cambiemos, pero para responder a sus necesidades, no d e acuerdo con las nuestras. Y la persona que se siente amenazada no puede compre nder por qu su pareja no vuelve a ser como antes (si me quisieras... ), o confa en q ue se trate de una fase pasajera, como la rebelda de un adolescente o la crisis d e la media edad. Pero no se puede abandonar toda una nueva concepcin de la realidad como podemos d ejar un trabajo, o salir de las filas del partido demcrata o de la iglesia presbi teriana. La nueva perspectiva disipa los propios miedos, agudiza nuestra concien cia, nos vincula con toda la comunidad humana, y nos alegra la existencia. Si el propio compaero o compaera no puede ajustarse a seguirnos, al final surgir la discordia, real o psicolgica. Quienes mantienen una relacin con una persona hosti l a su nuevo mundo tienen dos opciones: mostrarse abierto respecto a sus interes es, lo que puede alimentar an ms la incomprensin... o actuar de forma clandestina. De un modo u otro, quedan imposibilitados para seguir explorando, dentro de su r elacin, los nuevos y ms significativos cambios que van apareciendo en su vida. Una artista de Nueva York cuyo esposo minusvaloraba su bsqueda espiritual, confesaba crudamente: Llevo una doble vida. Esa angustia es el precio ms caro que tenemos que pagar por el Mundo Nuevo, a med ida que vamos reconociendo que es imposible explicarlo, que es preciso verlo. En tra una profunda tristeza, no slo por la prdida de lo que podra haber sido un viaje compartido, sino, ms intensamente an, por lo que nos parece estar rechazando nues tro compaero: libertad, plenitud, esperanza. Sin embargo, tratar de convencer a a lguien para que cambie de paradigma, dicindole que abandone su antiguo escepticis mo o sus estrechas convicciones, es tan intil como decirle a una persona que tien e cataratas que abra ms sus ojos para ver. Cada uno tiene sus propios miedos y su s propias motivaciones y necesidades. Todos alcanzamos a comprender cada uno a s u tiempo y a su manera. Todos podemos acordarnos de haber rechazado nosotros mis

mos en un principio ideas que luego llegaron a ser centrales en nuestra vida, de spus de haber experimentado que eran verdaderas. Sea cual sea el coste en el plano de las relaciones personales, descubrimos que, a fin de cuentas, inevitablemente, nuestra mayor responsabilidad consiste en ad ministrar nuestro potencial: llegar a ser todo lo que podemos ser. Toda traicin a esa confianza debida a uno mismo pone en peligro la propia salud fsica y mental. En el fondo, como observa Theodore Roszak, la mayora nos sentimos enfermos de cul pabilidad por haber vivido por debajo de nuestro autntico nivel. Si en una pareja uno desarrolla un fuerte sentido de la vocacin, y el otro no lo tiene en absoluto, el compromiso del primero puede convertirse en fuente de celo s y de antagonismo para el segundo, creando efectivamente un tringulo. Las relaciones tienen sus propias matemticas, ya creadoras, ya destructivas. El c rtico social Norbert Prefontaine describe este fenmeno: "Cuando una cosa se aade a otra, el resultado son dos cosas, trtese de naranjas, p istones o edificios. No obstante, si aadimos una persona a otra, el resultado es siempre ms o menos de dos, pero nunca es simplemente dos. Esto es, las personas q ue se encuentran e interaccionan de verdad entre s, o bien se fortalecen la una a la otra, de manera que ambas resultan ser ms fuertes que la suma de las dos por separado, o bien se daan el uno al otro, de manera que resultan ser ms dbiles junto s que sumados por separado1. Para el psiclogo Dennis Jaffe, dos personas pueden ser una fuente de crecimiento, de ayuda y de salud, la una para la otra, o pueden ser lo que l denomina diadas l etales. Toda relacin cerrada, como todo sistema cerrado en el universo, pierde ene rga. Un maestro deca: Las antiguas relaciones convencionales, con su exclusivismo y su centramiento en el ego, nos aislaban ms an que si estuviramos solos. La nica dif erencia es que ahora ramos los dos quienes formbamos la isla. El proceso transformativo, al hacer ms notorios los aspectos limitantes de nuestr as relaciones, nos abre tambin nuevas posibilidades. Las relaciones transformadoras Una relacin transformativa es un todo mayor que la suma de sus partes. Es sinrgica , holstica. Como las estructuras disipativas, son abiertas al mundo, es una fiest a, una exploracin, no es un escondite. A medida que nos sentimos ms interesados por la esencia de las relaciones que por su forma, cambia la calidad de la interaccin humana. Las experiencias de unidad, de plenitud, de mayor sensibilidad, de empata, de aceptacin, y otras semejantes n os abren un ms amplio abanico de posibilidades de conexin que el que tenamos antes. Ese es el tipo de unin que describe Martin Buber: "En una verdadera conversacin, en una verdadera leccin, en un abrazo verdadero... en todas estas cosas, lo esencial sucede en una dimensin que slo es accesible a el los dos... Si yo y otra persona nos acontecemos el uno al otro, la suma ya no es e xactamente divisible. Queda un resto en alguna parte, all donde las almas termina n y el mundo an no ha comenzado".

A esa dimensin, el entre, el Yo-T, Buber la llamaba tambin la intimidad sin secreto. E una conspiracin a do, un circuito de conciencia momentneamente polarizado, una con exin elctrica entre dos mentes. Ni pregunta ni responde, simplemente conecta. Como deca Buber, puede no ser ms que una mirada intercambiada en el metro. Y en su mxim a complejidad y dinmica, es el cerebro del planeta, la conciencia acelerada de he rmandad prevista por Teilhard, Buber, Maslow y otros. Es extraamente imparcial, c onvirtiendo en princesas a las ranas y en bellas a las bestias. Al ir habiendo ms personas abiertas las unas a las otras, que se intercambian mutuamente su nimo y su calor, el amor se va convirtiendo en una fuente, ms disponible, de aprobacin y de energa. Este fenmeno, en la ptica del viejo paradigma, puede resultar desconcer tante. Para Milton Mayerhoff, la persona que cree en nosotros, que nos anima a transfor

marnos, y cuyo crecimiento interacciona con el nuestro, potencindolo, es el otro a decuado para cada uno de nosotros. Ese tipo de relaciones atentas a nuestro bien nos ayuda a situarnos. No podemos crecer solos, deca Teilhard. El mismo tuvo amista des muy intensas, muchas de ellas con mujeres, a pesar de la rgida prevencin ecles istica frente a toda intimidad, siquiera fuese platnica, de los sacerdotes con muj eres. El aislamiento es un camino sin salida... No hay nada en el planeta que pue da crecer si no es por convergencia. En su cuestionario de la Conspiracin de Acuario, un poltico hablaba del poder trans formador de las relaciones amorosas liberadoras, que me han permitido experiment arme a m mismo, en ocasiones, de una forma ms abierta, ms plena, ms profunda y ms cente, de lo que poda haberme sentido nunca hasta ahora. Muchos de los que respond ieron al cuestionario comentaban la importancia que para ellos hablan tenido ami stades profundas que les haban guiado en sus incursiones por el nuevo territorio. Una mujer, terapeuta ella tambin, sealaba lo importante que haba sido encontrarme iempre con una persona fuerte fundamental para mi vida siempre que la necesitaba . Cada una me llevaba hasta un punto determinado, siguiendo luego un perodo de in tegracin, hasta que apareca la siguiente. Estos encuentros siempre han venido acom paados de una profunda sensacin de reconocimiento y una intensa implicacin "espirit ual". La relacin amorosa transformativa es una brjula que nos orienta hacia las propias potencialidades. Nos libera, nos completa, nos despierta y nos robustece. Es alg o en lo que no necesitamos trabajar. Con toda su mezcla curiosa de intensidad, fac ilidad y contacto espiritual, la relacin transformadora contrasta con las otras c onexiones tanto menos gratificantes de nuestra vida, y acaba convirtindose en alg o tan vital como el oxgeno. Este tipo de relaciones tambin nos orienta hacia otro tipo de sociedad, sobre un modelo de mutuo enriquecimiento extensible a todo el tejido de nuestras vidas. No obstante, ello requiere que antes volvamos a defini r nuestros trminos. Cuando preguntas qu es el amor, dice Krishnamurti, puedes estar demasiado asustado ara ver la respuesta... Puede que tengas que echar abajo la casa que has constru ido, o puede que no puedas volver al templo. El amor no es miedo, afirma. No es dependencia, celos, posesividad, dominio responsabilidad, deber, autocompasin, ni ninguna de las dems cosas que convencionalmente se toman por amor. Si puedes elim inar todas estas cosas, no por la fuerza, sino dejando que el agua se las lleve, como hace la lluvia con el polvo de varios das depositado sobre la hoja, entonce s tal vez puedas tropezarte con esta rara flor que el hombre tanto ansia. Resulta ms fcil definir lo que es la relacin transformadora, hablando de lo que no contiene. La idea cultural que tenemos de las posibilidades del amor ha sido tan limitada que no contamos con el vocabulario adecuado para describir la experien cia holstica del amor, un amor que engloba sentimiento, conocimiento y sensacin. Para poder tener una relacin transformadora, es preciso estar abierto y vulnerabl e. La mayora de la gente se relaciona solamente desde su periferia, afirma el mae stro indio Rajneesh. Encontrarse con una persona en su centro supone exponerse un o mismo a una revolucin. Si quieres encontrar a alguien en su centro, tendrs que d ejarle entrar a l tambin hasta tu centro. Las relaciones transformadoras se caracterizan por la confianza. Ambas partes es tn indefensas, conscientes de que ninguno va a aprovecharse de ello o va a hacerl e dao sin necesidad. Ambos pueden arriesgarse, explorar, tambalearse. No hay simu laciones, no hay fachadas. Hay una mutua aceptacin de todos los aspectos del otro , y no un simple comportamiento recproco previamente convenido. El amor es ms impor tante que el romance, dice el editor de una revista. La aceptacin es ms importante ue la simple aprobacin. Superado el viejo condicionante competitivo, la pareja coopera; son ms que dos. S e atreven y se desafan el uno al otro. Les divierte su mutua capacidad de sorpren derse. La relacin transformadora es un viaje compartido al encuentro del sentido. El proceso en cuanto tal es de suprema importancia, y en ello no caben concesio nes. Cada uno es fiel a su vocacin, no a una persona2. Para Simone de Beauvoir, el amor verdadero debera estar fundado en el reconocimien to de dos libertades; los amantes se percibiran a s mismos al mismo tiempo como un o y otro; ninguno renunciara a la trascendencia ni quedara mutilado. Juntos seran l

ino

a expresin de unos valores y objetivos en el mundo. Como en la relacin transformadora todo est en continuo cambio, no se puede dar nad a por supuesto. Cada uno est alerta con respecto al otro. La relacin es siempre nu eva, es un continuo experimento, libre de evolucionar a su antojo. Descansa en l a seguridad que proporciona el haber abandonado toda certeza absoluta. La relacin transformadora se define a s misma; no trata de adaptarse a lo que la s ociedad decreta que deba ser, sino que est nicamente en funcin de las necesidades d e los que en ella participan. Pueden ajustarse a unos principios que sirven de g ua, pueden llegar incluso a acuerdos flexibles, pero no hay normas. El amor es un contexto, no un comportamiento. No es una mercanca que se gana, se pie rde, se conquista, se roba, o se niega como arma de castigo. La relacin no disminuye el hecho de que cada una de las partes quiera a otras personas. Se pueden fcilme nte tener varias relaciones transformadoras al mismo tiempo. Ambos se sienten vinculados con el todo, con la comunidad. Adquieren mayor capac idad de dar y recibir amor, alegra y simpata en torno a ellos a muchas personas. E sa comunin intensa con el mundo no admite ser canalizada por conductos estrechos. Es como si uno hubiese estado preservando su empata hacia el mundo, y de pronto p erdiese su virginidad, explicaba un mdico. Se siente uno como si quisiera hacerle e l amor al cosmos. Ahora bien, cmo va uno a explicarle eso a nadie? La transformacin de la actitud romntica Al principio, posiblemente intentemos encajar este nuevo amor csmico en estructur as convencionales, ajustndonos a las formas de expresin romntica admitidas por nues tro acondicionamiento cultural. Pronto aprendemos que las viejas formas de relac in no se adecuan a las exigencias del viaje transformativo. Una mujer, refirindose a una corta relacin matrimonial que haba tenido tras un largo matrimonio, deca: Mir ando hacia atrs, me doy cuenta que estaba haciendo una ltima intentona de arreglo con el viejo Mundo, pero al hacerlo me estaba apartando de mi propio impulso esp iritual. Un hombre de negocios que contaba que durante un tiempo intent actuar de forma ms creativa en su trabajo y anduvo a la caza de relaciones sexuales, todo con tal de llenar el vaco, el agujero que senta en medio de m, el hambre espiritual. Pero una vez que te das cuenta de lo que ests haciendo, dejas de hacerlo. No puedes segui r hacindolo. A medida que evolucionan en nuestra vida las relaciones transformadoras, puede q ue descubramos en ellas algunas cualidades que nos recuerden el significado orig inal de la actitud romntica, tal como surgi en el siglo diecinueve. Esta actitud t ena siempre como fondo lo infinito y lo insondable, esas fuerzas de la naturaleza que estn siempre en formacin. Aunque prefera lo natural a lo mecnico, el movimiento romntico no era en absoluto anti-intelectual o anti-rracional. Por irona de la hi storia, con su ansia por examinar los misterios de la naturaleza, los romnticos d ieron pie a que surgiera la curiosidad cientfica que finalmente condujo a la glor ificacin de la razn. A partir de ah, la actitud romntica qued reducida a un papel estt ico y trivial, representativa de todo lo irreal, algo as como la capa dorada que tapa la herrumbre de la vida. En sus das de mayor apogeo, el movimiento romntico cantaba a la familia, la amista d, la naturaleza, el arte, la msica, la literatura, insistiendo en lo que un hist oriador ha llamado el misterio del espritu, un s mismo ms amplio, el sentido de inda gacin. En un sentido muy real, la actitud romntica se identificaba con la que hoy d enominamos espiritual. Se apoyaba en la experiencia directa; buscaba sentido. La actitud romntica propia de nuestra cultura, por el contrario, es exterior, produ cto del acondicionamiento: cine, televisin, comercio, costumbre. No es de extraar q ue apostatemos de esta actitud romntica convencional! Es como un Dios de segunda mano. Y nos produce la misma sensacin de prdida y de desencanto que cuando nos reb elamos contra la religin organizada. Dejamos la aventura, proclamando que es un e ngao. Pero el hambre, la sensacin de que nos estamos perdiendo algo central en la vida, sigue estando ah. En el proceso transformativo, la actitud romntica, entendida como cualidad numino sa, espiritual, interior, se encarna en una aventura que suscita unos smbolos y u

n lenguaje propios, que se siente como lo real, como el sueo del que no despertamos . Simone de Beauvoir confesaba que, segn nos furamos haciendo ms reales, la aventur a sexual perdera algunas de sus formas, pero ello no significa que el amor, la fel icidad, la poesa o los sueos vayan a ser desterrados... Nuestra falta de imaginacin hace que siempre pintemos un futuro despoblado... . Una expresin taosta aconseja: N o busques ningn contrato, y encontrars la unin. Uno de los cambios transformativos c onsiste en huir de lo que las filosofas orientales llaman apego. El desapego es una compasin que no se cuelga, es un amor que acepta la realidad y no pide nada a na die. El desapego es lo contrario de andar siempre pensando en lo que se desea. No es probable que se evaporen sin ms las viejas emociones conocidas, los celos, el miedo, la inseguridad y la culpa. Pero las pautas generales estn cambiando. Pa ra algunos, ello significa afrontar y superar contradicciones internas, como el deseo de libertad para s mismo y de que su compaero o compaera le siga siendo fiel. El enfrentarse a conflictos profundos de ese tipo es difcil y doloroso, aunque p ara muchos es satisfactorio. Una mujer deca en su cuestionario de la Conspiracin de Acuario: Pas dos aos aprendien do a amar sin posesividad. Decid que cuando me casara, seguira actuando as, al meno s por mi parte, y as ha sido durante trece aos. He aprendido que se puede querer a ms de una persona, que se puede estar celosa, pero que nunca se puede poseer a n adie, por ms desesperadamente que se intente. No poseemos nada, y mucho menos el uno al otro. En una revista cuquera, una mujer imaginaba un futuro prximo en el que todo el mun do podra relacionarse mejor con los dems, sin mutuas posesividades entre los espos os, ni de los padres con respecto a sus hijos, de acuerdo con el viejo marco res trictivo. "Reconoceremos que toda persona necesita nutrirse de y ser nutrida por muchas pe rsonas, y no intentaremos limitar con miedos esa necesidad. Sabremos que solo po demos conservar lo que hayamos hecho libre... Nos reconocemos miembros de la fam ilia de los seres humanos. Es conveniente, e incluso necesario, ponernos los uno s a disposicin de los otros de nuevas maneras, amorosas, afectuosas, plenas, sin los viejos espectros de culpabilidad por amar con mayor amplitud". En las relaciones del nuevo paradigma se pone ms el acento en la intimidad que en la sexualidad. Se aprecia la intimidad por lo que tiene de intensidad psquica co mpartida y por sus posibilidades transformadoras, en todo lo cual el sexo es slo una parte, que con frecuencia slo juega en ello un papel latente. Para mucha gente, el abandonar la idea de la exclusividad de las relaciones repr esenta el cambio de paradigma ms difcil en su propia transformacin. Algunos prefier en limitar su expresin sexual a una nica relacin principal. Otros pueden dar priori dad a esa relacin principal, pero no con exclusividad. El deseo de las relaciones exclusivas es una profunda creencia cultural, a pesar de las evidencias, y comp ortamientos que abonan la opinin contraria3. Para muchas personas, el renunciar a la vieja necesidad de exclusividad supuso realmente el cambio de paradigma ms pr oblemtico de todos, necesario no obstante si queran ser autnticos con su propio cri terio interior. En su intento por analizar la actual revolucin sexual, los socilogos contemporneos opinan que la diferencia est en la actitud, no en el comportamiento. Los criterio s de nuestra cultura tradicional sobre la sexualidad han sido profusamente viola dos en nuestra sociedad desde los aos veinte, sino antes. John Cuber, un socilogo de la universidad del Estado de Ohio, hall que, comparados con la gente joven de 1939, los jvenes de 1969 no aceptaban la antigua normativa sexual. Aun sin desear adoptar ningn tipo de conducta en otro tiempo prohibida, negaban toda validez a la normativa como tal. Cuber deca: "Existe una profunda diferencia entre alguien que infringe las formas y alguien que no las acepta. El primero es un infractor; el otro, un revolucionario. Ningn gobierno se pone a temblar porque alguien evada sus impuestos. Pero ningn gobiern o puede tolerar un Boston Tea Party; eso es una revolucin. ... Vuelven alguna vez al redil los revolucionarios? Enmiendan su conducta? Se retr

actan? Yo creo que no. A la gente de mediana edad le resulta cmodo pensar que los jvenes rebeldes, cuando se vean enfrentados a responsabilidades, volvern a adopta r los puntos de vista tradicionales. Eso no es as en esta generacin... Mientras el pecador reconoce su culpa, hay alguna posibilidad de que se arrepienta y reform e su vida. Pero la clave de esta generacin es precisamente su liberacin de la culp a". Otros se dedican a atacar al contexto mismo de la sexualidad en nuestra cultura. Segn dicen, hemos sido condicionados para enfocar toda relacin sexual como una co nquista, y esto impide que pueda haber una intimidad y confianza profundas. Lo q ue nuestra cultura nos haba programado para asociar a la sexualidad, nos echa para atrs hoy en da en grados insospechados. Esta misma programacin nos predispone a la frustracin y al rechazo. Joel Kramer y Diana Alstad estn impartiendo talleres por todo el pas, en donde hab lan del cambio de paradigma sexual como liberacin de la sexualidad de todo context o de conquista. Es preciso cambiar los deseos y estereotipos condicionados, afirm an, antes de poder apreciar lo que es una persona integrada: una mujer fuerte, u n hombre sensible. Los hombres se inclinan todava demasiado hacia la belleza, y la s mujeres hacia la fuerza, a un nivel ms profundo, en el terreno sexual. Lo nuevo es que la gente ya no se siente satisfecha con ese tipo de relacin. El viejo par adigma hace que el amor y la sexualidad queden automticamente desengranados. Las pe rsonas que te convienen, no son muchas veces las que te excitan sexualmente, afirm an. "Nos estamos refiriendo a otra manera de considerar las relaciones y la sexualid ad, en la que el inters se centra principalmente en explorar y en crecer juntos. Todos estamos buscando soluciones ansiosamente, pero ms que definir o establecer cmo deberamos ser, deberamos actuar de pioneros si hemos de inventar una nueva form a de vivir juntos. No cabe ninguna solucin verdadera hasta que hombres y mujeres no vean realmente l a naturaleza del problema, que est en cada uno de nosotros... El ver las pautas a yuda a cambiar. Mientras hombres y mujeres sigan aferrados a las actitudes romnticas, nunca podrn encontrarse totalmente el uno al otro. Para abrir la puerta a la oportunidad de encontrarnos con seres humanos, necesitamos abandonar toda idea de conquista. Cu esta el mismo esfuerzo crear la posibilidad de un amor maduro". La familia transformadora La novela Ana Karenina comienza as: Las familias felices son todas iguales; las fa milias desgraciadas lo son cada una a su manera. Hoy en da aspiramos a una sociedad en la que podamos ser felices de mltiples maner as. Al romperse las antiguas estructuras sociales, millones de personas han qued ado excluidas de los sistemas convencionales de apoyo que existan en el pasado. E l Carnegie Council on Children estimaba en 1978 que no menos de cuatro de cada d iez nios nacidos en los aos setenta pasaran parte de su infancia en una familia uni parental. En una encuesta realizada hace poco por la organizacin Roper, tres de c ada cinco mujeres preferan divorciarse a seguir adelante en un matrimonio insatis factorio. Un estudio urbano mostr que el 40 por ciento de los adultos que viven e n ciudades carecen totalmente de lazos familiares. Slo una de cada cuatro familia s responde al estereotipo del marido que gana el pan y la mujer que se ocupa del hogar. Son las diez de la noche, dice un anuncio oficial en la radio. Sabe usted dnde est su hijo? Pero hay una pregunta mejor: estamos a fines del siglo veinte... En med io de tanta experimentacin, tanto cambio de estructuras sociales, tantas relacion es rotas, tantas relaciones nuevas, y tantas exigencias de libertad y de segurid ad, sabemos dnde estamos conectados? La familia puede atender a la crianza de los nios de forma tan eficaz, prestndoles calor y proporcionndoles estimulacin, que solemos decir que est especialmente dota da para ello. Pero si la familia fracasa en su tarea, si los lazos emocionales s

on dbiles, los nios no crecern fuertes y sanos. Se han realizado estudios sobre nios criados en instituciones, que demuestran que el desarrollo normal de la intelig encia exige una interaccin humana. Sin amor, sin estimulaciones ni respuestas pro venientes del mundo exterior, el mundo no llegar nunca a tener sentido para el nio , ni tampoco de adulto. Los nios que han sido debidamente alimentados y han gozad o de seguridad, pero que no han tenido quien juegue con ellos ni quienes les hab le, estn condenados a padecer algn tipo de retraso. En cambio, una atmsfera de confianza, de amor y de humor puede alimentar las capa cidades humanas ms extraordinarias. Una de las claves es la autenticidad; padres que actan como personas, no como papeles aprendidos. La poetisa Adrienne Rich rec ordaba un verano pasado en Vermont con sus tres hijos, viviendo de forma espontne a, sin programas. Una noche, ya tarde, volviendo a casa despus del cine, se sinti completamente lcida y de excelente humor. Habamos quebrantado todas las reglas, la hora de ir a la cama, no salir por las noches, reglas que yo misma consideraba q ue, deba observar en la ciudad si no quera ser una "mala madre". Eramos conspirado res, estbamos fuera de la ley de la institucin materna. Me sent enormemente respons able de mi vida. No quera que sus hijos actuasen por ella en el mundo. Yo quera act uar y vivir por m misma, y quera amarlos por lo que ellos eran aparte de m. Los padres se limitan a menudo a conceder su respaldo a normas, instituciones y conductas, porque ellos mismos se fan de la autoridad ajena ms que de su propia ex periencia e intuicin. Esta actitud perpeta la hipocresa y el poder de las instituci ones, de generacin en generacin. Los nios, especialmente los adolescentes, tienden a dar por sentado que sus sentimientos resultan inaceptables, lo que les hace re traerse de sus padres. Muchos jvenes, quiz la mayora, desean tener relaciones profundas e ntimas, afirman Ted Clark y Dennis Jaffe, que tienen experiencia de counselling con jvenes5. Necesita n la gua de una persona comprensiva, tolerante, que est dispuesta a ayudarles. No necesitan que se les "haga" nada. Lo que necesitan es un lugar donde poder ser e llos mismos. Como la relacin adulta transformadora, la familia transformadora es un sistema ab ierto, rico en amistades y recursos, generosa y acogedora. Es flexible, capaz de adaptarse a las realidades de un mundo en transformacin. Otorga a sus miembros l ibertad y autonoma, y al mismo tiempo una sensacin de unidad grupal. Mucho antes de que el sistema educativo se cobre su tributo psicolgico, la famili a ya se ha ocupado de definir los roles y expectativas, induciendo una actitud b enevolente y cooperadora respecto del mundo, o bien una actitud competitiva y pa ranoide. La familia recompensa las innovaciones con premios o con castigos. La f amilia es una situacin propicia para la manifestacin abierta y para la intimidad, o bien para la represin de los sentimientos y la hipocresa. Con su rigidez o su fl exibilidad, con sus actitudes abiertas o excluyentes, las pautas familiares conf orman nuestras relaciones ulteriores. El nio, en una atmsfera de afecto incondicio nal, aprende a estimarse a s mismo, y en una atmsfera adecuada de exigencia, apren de a dominarse. Las familias muchas veces se guardan de entablar relaciones hacia afuera por ins eguridad. Se convierten en sistemas cerrados. Las familias temerosas, dice Hossa in Danesh un psiquiatra canadiense, perciben el mundo dicotomizado: hombres y muj eres, viejos y jvenes, inteligencia y emociones, poder y debilidad, uno mismo y l os dems. Procuran apartar a sus miembros de la amistad con personas diferentes a e llos mismos. El nio slo recibe aprobacin si se ajusta a los deseos de sus padres. La fuerza de la relacin padres-hijo adquiere una evidencia trgica en el fenmeno den ominado enanismo emocional. Un nio de seis aos que presente este sndrome puede no a parentar por su tamao ms de tres aos. Generalmente, ese mismo nio, situado en un amb iente hogareo favorable, comienza a crecer de forma normal, pero vuelve a estanca rse si se le devuelve al medio hostil de su familia biolgica. El enanismo emocion al es relativamente infrecuente, pero hay una forma ms corriente de truncarse el crecimiento del nio, que sucede a menudo en familias que obstruyen de un modo u o tro su desarrollo como individuos. El clebre psiclogo Frederick Perls dijo en una ocasin que la disociacin, el corte en tre las emociones y el pensamiento consciente, tiene su origen en el amor acondi cionado de los padres. Muchos adultos, que fueron traicionados cuando nios, nunca

se les premi por ser ellos mismos, siempre se les exigi hacerlo mejor por ms que se esforzasen, encuentran luego difcil confiar en que se les quiere. La cadena se pe rpeta al ser ellos mismos padres, porque puede resultarles difcil aceptar a sus pr opios hijos de forma incondicional. Hasta haber descubierto el alcance de los mi edos que tenamos programados, no podemos ser capaces de perdonar las imperfeccion es y debilidades de los dems. Pero una vez que hemos tocado la fuente de salud qu e llevamos dentro de nosotros, sabemos que tambin est en los dems, sea cual sea su conducta exterior. La conciencia nos hace capaces de mostrarles afecto. El proceso transformador es para mucha gente una segunda oportunidad de adquirir la propia estimacin que les negaron cuando eran nios. Al alcanzar su propio centr o, el propio ser lleno de salud, descubren su propia integridad. La familia planetaria El nuevo y ms amplio paradigma relativo a las relaciones y a la familia trasciend e todos los antiguos conceptos grupales. Al descubrirnos conectados con todos lo s dems hombres, mujeres y nios, entramos a formar parte de otra familia. Verdadera mente, al contemplarnos como una familia planetaria que lucha por resolver sus p roblemas, en vez de vernos como gentes y naciones distintas que buscan a quin ech ar las culpas o tratan de exportar sus propias soluciones, podra ser el ltimo y de finitivo cambio de perspectiva. Si consideramos como hijo nuestro a todo nio que recibe malos tratos, el problema cambia. Cuando contemplamos a nuestra cultura, a nuestros acondicionamientos so ciales o a nuestra propia clase como una creacin propia, y no como una medida uni versal, entonces nuestros lazos de parentesco se ensanchan. Dejamos de ser etnocnt ricos, centrados en la propia cultura. Una sociedad que fluye necesita crearse nuevos modelos familiares. De las redes y comunidades, de los grupos y amistades experimentales que tienen intenciones c omunes, est surgiendo una nueva familia. La American Home Economics Association d aba en 1979 esta nueva definicin de la familia: Dos o ms personas que comparten sus recursos, responsabilidades, decisiones, valores y objetivos, y han establecido entre s un compromiso duradero. La familia es ese clima de "volver a casa, y ese entramado de compromisos compartidos es lo que define con mayor precisin a la un idad familiar, con independencia de que existan lazos de sangre, legales, de ado pcin o de matrimonio. Einstein dijo una vez que los seres humanos sufrimos una especie de ilusin ptica. Nos vemos a nosotros mismos como seres separados, en vez de como partes de un to do. Eso restringe nuestro afecto a quienes se encuentran ms cerca de nosotros. Nue stra tarea debe ser liberarnos de esta prisin y ampliar nuestro crculo, de modo qu e abarque a todas las criaturas vivientes... Nadie llega a ello totalmente, pero el aspirar a ello forma parte de la liberacin. Para Maslow, las personas trascendentes estudiadas por l, incluido Einstein, parecan ms tristes que las dems personas sanas que buscan su propia realizacin; podan ver c on mayor claridad el abismo entre la potencialidad y la realidad de las relacion es humanas. Cualquiera de ellos podra haber escrito en cinco minutos una receta e fectiva para conseguir la transformacin social, deca Maslow. Yo he visto la verdad, deca Dostoievski. No es que la haya inventado en mi cabeza. L a he visto, visto, y su imagen viva ha llenado mi alma para siempre... En un sol o da, en una hora, todo podra arreglarse al instante. Lo importante es amar. Y aada que se daba cuenta de que esta verdad habla sido dicha y vuelta a decir millones de veces, sin que sin embargo se haya transformado nunca la vida humana. El amor y la fraternidad, parte de un ideal en otro tiempo, se han convertido en algo crucial para nuestra supervivencia. Jess intimaba a sus discpulos a amarse u nos a otros; o pereceris, aada Teilhard. Si nos falta el afecto humano, enfermamos, n os asustamos, nos ponemos hostiles. La falta de amor es un circuito roto, una prd ida de orden. La aspiracin mundial comunitaria est representada en las redes de la Conspiracin de Acuario, que intentan avivar esa fuerza adormecida. Intentan cohe sionarnos. Alumbrar una conciencia ms amplia. El da que el hombre reclame esa fuen te de energa, la sublimacin del amor sensual-espiritual, deca Teilhard una vez, habr descubierto el fuego por segunda vez.

Durante el segundo apagn que sufri Nueva York, mientras alguna gente se dedicaba a l pillaje, otros alumbraban las aceras con linternas, desde las ventanas de sus apartamentos, ayudando a los peatones a moverse de uno a otro edificio, proporcionn doles un sendero de luz y seguridad. En esta poca de incertidumbre, cuanto todas las antiguas formas sociales se tambalean y nos resulta difcil encontrar el camin o, podemos servirnos de luces los unos a los otros.

1. Ben Young, consultor en temas de direccin de empresas, usa una metfora ligerame nte distinta, de otro orden: En toda relacin hay dos formas de sumar. Uno ms uno, i gual a dos: dos individuos independientes. Pero podemos tambin considerarlos como un todo: una mitad ms otra mitad igual a uno. A todos nos gusta sentirnos parte de un todo nico, pero necesitamos permitirnos el uno al Otro ser tambin individuos separados. El problema proviene de que la mayora de la gente intenta coger su "m itad", tomndola de la "unidad" del otro. 2. En su libro, prximo a aparecer. The Couple's Journey (El viaje de la pareja), Susan Campbell expone los resultados de su estudio de ciento cincuenta parejas, de edades entre veinte y setenta anos, que tenan el compromiso mutuo de ayudarse e n su relacin a desarrollar su conciencia. La autora ha identificado diversas etapa s de crecimiento que las parejas atraviesan en su esfuerzo por establecer una re lacin transformadora co-creativa. Esas etapas son: idilio ilusorio, lucha por el po der, estabilidad, compromiso mutuo, y por fin, el compromiso de ayudarse el uno al otro a realizar en el mundo una vocacin creadora. 3. Muchos socilogos prevn la evolucin de la monogamia. El matrimonio, afirman, debe t ransformarse como institucin si desea sobrevivir. En un articulo titulado Est pasada de moda la monogamia?, Rustom y Della Roy dicen que la mitad aproximadamente de l os matrimonios que existen hoy en da van a, y probablemente tienen que, deshacers e. Si la monogamia est inextricablemente ligada a la restriccin de toda expresin sex ual nicamente al interior de la pareja, a fin de cuentas la que se va a resentir va a ser la monogamia, afirman. En vez de eso, la monogamia debera ir ligada a ot ros conceptos ms bsicos (fidelidad, honestidad, apertura), que no excluyen necesar iamente la posibilidad de tener relaciones profundas con otras personas, y que p odran incluir una diversidad de grados de intimidad sexual. Segn los Roy, las personas se ven obligadas a mezclarse, en este entorno nuestro altamente erotizado, en situaciones de todo tipo que generan relaciones entre el las. La monogamia tradicional contradice la creciente sensacin de que el mayor bie n en la existencia humana lo constituyen las relaciones interpersonales profunda s, tantas cuantas sean compatibles con la necesaria profundidad. Reconocen que la mayora de los norteamericanos educados, de clase media, por enci ma de los treinta y cinco aos, han sido educados en la exclusividad y posesividad a la vez en un grado tal, que muy pocos estaran dispuestos a admitir algn tipo de no-exclusividad estructurada en el matrimonio, pero sealan que otra gente ms joven est tratando de inventar y llevar a la prctica una forma de matrimonio ms apropiada a nuestra poca. 4. Boston Tea Party: Un tea party es una reunin para tomar el t. La expresin, humorsti ca, alude al hecho ocurrido en el puerto de Boston el 16 de diciembre de 1773, q ue sirvi de desencadenante de la guerra de independencia de las colonias american as frente a la Inglaterra de Jorge III. Un grupo de bostonianos, disfrazados de pieles rojas, asalt tres navos ingleses a su llegada al puerto y arrojaron por la borda varias docenas de cajas de t, que venan en su cargamento. Era un signo de pr otesta contra el impuesto del Timbre, votado primero con carcter general en el Parl amento ingls sobre la exportacin de diversas mercancas a las colonias americanas. D

erogado luego ante la negativa de las colonias a satisfacerlo, por no haber inte rvenido en su aprobacin sus representantes (ningn impuesto sin representacin), haba si do restablecido sobre el t, en un intento de salvar simblicamente la autoridad de la metrpoli sobre las colonias. El incidente de Boston origin la primera intervenc in armada de los ejrcitos britnicos. (N. del T.) 5. Counselling: terapia no directiva de inspiracin rogeriana (Carl Rogers) (N. del T)

XII. LA CONSPIRACIN DE LA TIERRA ENTERA

Cuando te sientas conmovido en tu sensibilidad, las escamas caern de tus ojos; y con los ojos penetrantes del amor podrs discernir lo que nunca vern tus otros ojos. FRANCOIS FNELON, 1651-1715

Victor Hugo profetiz que en el siglo veinte la guerra morira, moriran las fronteras y los dogmas, y el hombre vivira. Poseer cosas ms altas que stas: un pas grande, la t ierra entera... y una gran esperanza, todos los cielos. Hoy da, ese pas grande, la tierra entera, cuenta ya con millones de residentes. En s u mente y en su corazn, la guerra, las fronteras y los dogmas han muerto ya realm ente. Y estn en posesin de esa gran esperanza de que hablaba Victor Hugo. Se conocen unos a otros, como los campesinos. La Tierra Entera es un pas sin fronteras, un paradigma de la humanidad en el que hay espacio suficiente para extranjeros y tradicionalistas, para todas las forma s humanas de conocimiento, para todos los misterios y todas las culturas. Una te rapeuta familiar dice que a sus clientes no les incita a descubrir quin tiene o n o la razn, sino qu tipo de familia tienen. Este es el tipo de inventario que estam os comenzando a hacer en la Tierra Entera. Cada vez que una cultura descubre y a precia el hallazgo de otra cultura, cada vez que una persona saborea los talento s o las excepcionales intuiciones de otra persona, cada vez que recibimos de bue n grado el conocimiento que surge de nuestro propio interior, estamos contribuye ndo a formar el inventario. Juntos, ricos como somos, podemos hacer cualquier cosa. En nuestro poder est el p oner paz en nuestro propio interior desgarrado, y tambin los unos con los otros, curar a nuestro pas natal, la Tierra Entera. Vemos en torno a nosotros todas las razones que tenemos para decir No: estructur as sociales fracasadas, tratados rotos, ocasiones perdidas. Pero, no obstante, s igue estando el Si, la misma bsqueda obstinada que nos ha conducido de la caverna a la luna en un abrir y cerrar de ojos de tiempo csmico. Una nueva generacin de refresco est creciendo en el seno de un paradigma ms amplio; as ha sucedido siempre. En muchas historias de ciencia-ficcin, los adultos quedan excluidos de la transformacin experimentada por la nueva generacin. Sus hijos cre cen irremediablemente ms all de ellos mismos, en una realidad ms amplia. Quienes hemos nacido en el paradigma de una tierra rota tenemos dos opciones: llev arnos a la tumba nuestras viejas concepciones, como tantas generaciones de cientf icos que se negaban a admitir que pudieran existir los meteoritos, los grmenes, l as ondas cerebrales o las vitaminas, o bien remitir al pasado sin mucho sentimie nto todas las viejas creencias, y adoptar la nueva perspectiva, ms slida y verdade

ra. Podemos ser nuestros propios hijos. Una nueva mente, un nuevo mundo Ni siquiera el Renacimiento contena una promesa de renovacin tan radical; como hem os visto, estamos ligados por los viajes, por la tecnologa, cada vez ms consciente s unos de otros, abiertos los unos a los otros. Cada vez encontramos ms gente que se enriquecen y se dan fuerza mutuamente, cada vez nos hacemos ms sensibles al l ugar que nos corresponde en la naturaleza, cada da somos ms los que aprendemos a u sar el cerebro para transformar nuestros dolores y conflictos, y cada vez sentim os un mayor respeto hacia la integridad del ser como matriz de la salud. A travs de los conocimientos y de la experiencia espiritual de millones de personas, est amos descubriendo nuestra inagotable capacidad de despertar a un universo que no s depara inagotablemente nuevas sorpresas. A primera vista puede parecer una utopa sin los menores visos de esperanza preten der que el mundo puede resolver su situacin desesperada. Cada ao mueren de hambre quince millones de personas, y muchas ms viven en una situacin de hambre permanent e; cada noventa segundos, los diversos pases del mundo se gastan un milln de dlares en armamento; la paz es siempre inestable; numerosos recursos no renovables del planeta han sido saqueados. Y sin embargo ha habido tambin avances notables. Des de el fin de la Segunda Guerra Mundial, sin ir ms lejos, treinta y dos pases, que representan el 40 por ciento de la poblacin mundial, han superado sus problemas d e escasez alimentaria; China est hacindose fundamentalmente autosuficiente y ha co nseguido controlar el crecimiento de su poblacin, en otro tiempo abrumador; la al fabetizacin ha ganado terreno claramente, lo mismo que el nmero de gobiernos salid os del pueblo; la defensa de los derechos humanos se ha convertido en una obstin ada preocupacin internacional. Nuestra concepcin de la Tierra Entera se ha modificado profundamente. Ahora la ve mos como una joya en el espacio, como un frgil planeta azul. Y hemos comprobado q ue no tiene fronteras naturales. No es el globo que estudibamos en el colegio, co n todos los pases pintados en distintos colores. Adems, hemos descubierto tambin nu estra mutua interdependencia por mltiples caminos. Una insurreccin o una cosecha d esastrosa en un pas distante pueden traer como consecuencia algn cambio en nuestra vida cotidiana. Las viejas actitudes resultan hoy insostenibles. Todos los pases se encuentran implicados econmica y ecolgicamente unos con otros, y desde el punt o de vista poltico son una maraa. Los dioses antiguos, el aislacionismo y el nacio nalismo, se tambalean como viejos artefactos, como las deidades de piedra de la isla de Pascua. Estamos aprendiendo a enfocar los problemas de otro modo, conscientes de que la mayor parte de las crisis de nuestro mundo han sido fruto del antiguo paradigma, de las formas, estructuras y creencias propias de una concepcin obsoleta de la r ealidad. Actualmente podemos buscar respuestas fuera del antiguo marco de refere ncia; podemos hacer preguntas nuevas, podemos sintetizar, imaginar. La ciencia n os ha permitido intuir los conjuntos, los sistemas, y la relacin entre el estrs y la transformacin. Estamos aprendiendo a descifrar tendencias, a reconocer los sig nos tempranos de un nuevo paradigma ms prometedor. Nos imaginamos toda una serie de posibles escenarios del futuro. Nos comunicamos los fallos de los sistemas antiguos, lo que nos obliga a encontrar nuevas forma s de resolver los problemas en todas las reas. Sensibilizados a la crisis ecolgica mundial, estamos cooperando unos con otros por encima de fronteras y ocanos. Des piertos y alarmados, nos miramos unos a otros en busca de respuestas. Y ste puede ser el cambio de paradigma ms importante de todos. La gente est aprendi endo a confiar, y a comunicarse sus cambios de opinin. La ms viable entre las espe ranzas que nos auguran un mundo nuevo consiste en preguntarse si es posible un m undo nuevo. El mero hecho de preguntrnoslo, la ansiedad que revela, est diciendo q ue ello nos preocupa. Y si nos importa, podemos suponer que les importa a otros tambin. El nico obstculo fundamental que impeda la resolucin de los grandes problemas en el pasado era pensar que no se podan resolver, conviccin nacida de la mutua desconfia

nza. Los psiclogos y socilogos aseguran que la mayora de la gente est mucho ms motiva da de lo que solemos pensar los unos de los otros. Por ejemplo, la mayor parte d e los ciudadanos americanos encuestados al respecto se declaran partidarios del control de armamentos, pero creen ser una minora. Somos como los estudiantes de cierta universidad, que afirmaron en bloque no cre er en la publicidad, aunque pensaban que todos los dems si crean en ella. Otras in vestigaciones han demostrado que la mayora de la gente cree poseer unas miras ms e levadas que la mayora de la gente. Suponen que los dems son menos abiertos, tienen m enor inters por las cosas, estn menos dispuestos a sacrificarse, y son ms rgidos. Es a es la suprema irona: la defectuosa evaluacin que hacemos los unos de los otros. Como deca el poeta William Stafford: Si t no sabes qu clase de persona soy, y yo no s la clase de persona que t eres, puede prevalecer en el mundo la opinin formada por los otros, y as, siguiendo las huellas de un falso dios, podemos perder nuestra estrella Siguiendo las huellas de un falso dios, hemos considerado como extraos y enemigos a todos cuantos no alcanzbamos a comprender. No llegando a comprender unos y otr os nuestras respectivas polticas, culturas y subculturas, a menudo basadas en una diferente visin del mundo, ponamos recprocamente en cuestin las motivaciones de los dems... nos negbamos recprocamente nuestra respectiva humanidad. Y hemos dejado de ver lo ms evidente: La mayora de la gente desea vivir en una sociedad en la que no haya guerras, y en la que todos estemos alimentados, seamos productivos y nos si ntamos plenos, sea cual sea la filosofa que cada uno tenga para llegar ah. Si unos a otros nos consideramos como un obstculo para avanzar, esta idea se convierte e n el primero y ms poderoso obstculo. La desconfianza es una profeca que se cumple a s misma. Nuestra conciencia, vinculada al antiguo paradigma, se ha encargado de garantizar el cumplimiento de sus propias sombras expectativas; es la imagen nega tiva y colectiva de nosotros mismos. Actualmente, a medida que aprendemos a comunicarnos, a medida que hay cada vez ms gente que est transformando sus miedos y se est sintiendo vinculada al resto de l a humanidad, unida a ella en unas aspiraciones comunes, algunos de los problemas ms profundos estn empezando a dar seales de fraccionamiento y esperanza de remisin. El cambio que estbamos aguardando, una revolucin que consiste en saber confiar ad ecuadamente, ha comenzado. En vez de ver enemigos por todas partes, estamos empe zando a ver aliados por todos lados. La universidad del Sur de California organiz una conferencia internacional con el ttulo El futuro de Occidente, y hubo algo en lo que todos estuvieron de acuerdo: e l ttulo haba sido un error. Occidente, decan, no puede tener futuro aparte de Orien te. Esta toma de conciencia puede muy bien ser una seal de lo que Martin Heidegge r llam la concentracin, todava no manifiesta, de todas las fatalidades de Occidente. .. concentracin de la que Occidente solo debe salir para afrontar sus sucesivas d ecisiones, y poder convertirse, tal vez, de un modo completamente distinto, en u n pas de amanecer, en un Oriente. Bajo los emblemas y atavos culturales, yace un mundo totalmente distinto, afirman los antroplogos. Cuando lo comprendamos, cambiar de forma radical nuestra idea de la naturaleza humana. Actualmente nos vemos enfrentados a toda una gama de posi bilidades. El pueblo global es una realidad. Estamos unidos por satlites y vuelos s upersnicos, cada ao se celebran cuatro mil conferencias internacionales, hay decen as de millares de compaas multinacionales, y de organizaciones, boletines y revist as internacionales, y est surgiendo una especie de pan-cultura musical, cinematog rfica, artstica y humorstica. Lewis Thomas observaba: "Sin esfuerzo, sin necesidad de prestarle un momento de atencin, somos capaces de cambiar el lenguaje, la msica, las formas, costumbres y entretenimientos, inclus o la forma de vestir, en toda el mundo, en el curso de un ao. Se dira que procedem os todos de acuerdo, sin necesidad de votaciones ni encuestas. Sencillamente nos limitamos a seguir pensando a nuestra manera, pasamos la informacin en torno a n

osotros, intercambiamos cdigos disfrazados de arte, cambiamos de opinin, y nos tra nsformamos. ... Puesta junta, la gran masa que forman las mentes humanas por toda la tierra parece comportarse como un sistema vivo coherente". Las redes y pequeos grupos que surgen y proliferan por todo el mundo operan de un a forma muy semejante a como lo hacen las redes de conexiones en el cerebro huma no. As como unas pocas clulas pueden producir un efecto de resonancia en todo el c erebro, introduciendo un orden en la actividad del conjunto, as tambin la cooperac in entre esas personas puede ayudar a introducir un principio de coherencia y de orden, susceptible de cristalizar en una ms amplia transformacin. Toda una serie d e movimientos, redes y publicaciones estn reuniendo a gente de todo el mundo en t orno a una causa comn, y con su trfico de ideas transformadoras estn esparciendo me nsajes de esperanza, sin esperar a que algn gobierno las apruebe. La transformacin no tiene patria. Estos grupos auto-organizados se parecen muy poco a las viejas estructuras poltic as; se superponen y alan entre s, y se ayudan unos a otros, sin generar una estruc tura de poder convencional. Hay grupos que se preocupan del medio ambiente, como Les Vertes en Francia y The Green Alliance en Gran Bretaa, hay grupos feministas , grupos pacifistas, grupos que defienden los derechos humanos o que combaten el hambre en el mundo; hay miles de centros y redes que tienen por base la nueva co nciencia, como Nexus en Estocolmo; publicaciones, como Alterna en Dinamarca, New Humanities y New Life en Gran Bretaa, que sirven de enlace a muchos grupos; se ha n celebrado simposiums sobre la conciencia en Finlandia, Brasil, Sudfrica, Island ia, Chile, Mxico, Rumania, Italia, Japn, Unin Sovitica. El Futuro est en Nuestras Manos, movimiento iniciado en Noruega en 1974, e inspirad o en un libro del mismo ttulo de Erik Damman, cuenta actualmente con veinte mil m iembros en ese pas, cuya poblacin total es de cuatro millones de habitantes. Este movimiento, que ha crecido con tanta rapidez, persigue un nuevo estilo de vida y una mejor distribucin de los recursos mundiales. Subraya la necesidad de que los p ases industrializados limiten sus niveles de consumo y busca la forma de incremen tar el nivel de vida de los pases del tercer mundo. Segn una encuesta nacional, el 50 por ciento de la poblacin noruega apoya los objetivos del movimiento, el 75 p or ciento piensa que el nivel de su pas es excesivamente alto, y el 80 por ciento teme que el crecimiento econmico continuado pueda conducir a un estilo de vida c ada vez ms materializado y lleno de tensiones. El movimiento se nutre de las energas que le proporcionan sus bases. Segmentado e n pequeos grupos locales, cada uno establece su estrategia especfica en la prosecu cin de los objetivos colectivos. En 1978 surgi en Suecia un movimiento parecido, y en Dinamarca est preparndose otro en la actualidad. Este tipo de movimientos sociales trasciende las fronteras nacionales tradiciona les: franceses y alemanes se han unido en manifestaciones de protesta contra la instalacin de plantas de energa nuclear. Johann Quanier, director de la revista br itnica New Humanity, ha podido decir: Hoy en da se estn trenzando en Europa diversos cabos de libre pensamiento; a pesar de los conflictos, las diferencias y las te nsiones existentes, su territorio se presta hoy muy especialmente a la aparicin d el nuevo mareo poltico-espiritual. Para Aurelio Peccei, fundador del Club de Roma, tales grupos representan la levad ura del cambio... esos miles de grupos espontneos de gente, dispersos, que surgen aqu y all como anticuerpos en un organismo enfermo. El organizador de un grupo pac ifista contaba lo importante que haba sido para l descubrir estas redes y su senti do de una inminente transformacin del mundo. Muchos pensadores brillantes y creativ os se han afiliado internacionalmente, para intentar ofrecer una sntesis intelect ual que sirva de apoyo a la nueva concepcin planetaria. Para ellos, ms que de imag inar un escenario, uno de los muchos futuros posibles, de lo que se trata es de asumir una responsabilidad. Las alternativas son inimaginables. La Threshold Foundation, con base en Suiza, ha afirmado su intencin de contribuir a la transicin hacia una cultura planetaria, de favorecer un cambio de paradigma, un nuevo modelo del universo, en el que el arte, la religin, la filosofa y la cie ncia converjan, y de promover la idea de que existimos en un cosmos, en el que los

numerosos niveles de realidad forman un todo nico y sagrado. Del poder a la paz

Estamos cambiando porque necesitamos hacerlo. A lo largo de la historia, los esfuerzos se han dirigido a terminar o a prevenir las guerras. Si hablamos definido la salud en trminos negativos, como ausencia d e enfermedades, tambin definamos la paz como ausencia de conflictos. Pero la paz e s algo ms fundamental que slo eso. La paz es un estado mental, no un estado de la nacin. Si no hay transformacin personal, todo el mundo quedar anclado para siempre en el conflicto. Si nos limitamos al concepto negativo del viejo paradigma, como forma de evitar la guerra, ms que encender la luz estamos reforzando la oscuridad. Si enfocamos e l problema de otro modo, como fomentar lo comunitario, la salud, la innovacin, el autodescubrimiento, el proponerse objetivos, ya estamos con ello creando las co ndiciones de la paz. En un ambiente rico, creativo y significativo, no cabe la h ostilidad. La guerra es impensable en una sociedad compuesta de personas autnomas , que han descubierto la interconexin de toda la humanidad, que no tienen miedo d e otras ideas ni de otras culturas, que saben que toda revolucin comienza en el i nterior y que no se puede imponer a nadie el propio modelo de conocimiento. Las protestas contra la guerra de Vietnam en los Estados Unidos supusieron un pu nto de giro decisivo, como alcanzar la mayora de edad, a partir del momento en qu e, efectivamente, millones de personas proclamaron que no se puede obligar a un pueblo autnomo a hacer una guerra en la que no cree. En los ltimos aos ha habido ot ros fenmenos igualmente significativos: la marcha sobre Colonia de quince mil ale manes para oponerse a un nuevo brote de nazismo y para expresar su sentimiento i ndividual por el holocausto... Catlicos y protestantes que arriesgan sus vidas pa ra abrazarse sobre un puente en Irlanda del Norte, y prometerse unos a otros luc har en favor de la paz... El movimiento israel Paz ahora, iniciado por combatientes que piden: Dadle una oportunidad a la paz (Give peace a chance!). Tras un reciente congreso, celebrado en Viena, sobre el papel de las mujeres en la paz mundial, Patricia Mische escriba que la transformacin se ha puesto ya lentam ente en marcha entre individuos y grupos que, en una profunda demostracin de su h umanidad, estn descubriendo los lazos que les unen con gentes de todo el mundo. Pue de darse marcha atrs a la carrera armamentstica? Segn ella, una cuestin previa sera "P eden cambiar su mente y su corazn los pueblos y las naciones?". Los participantes en el congreso parecan ser un testimonio viviente de que la respuesta es S. A la c lausura del congreso, una de las participantes pidi, entre una salva tumultuosa d e aplausos, que en las sucesivas conferencias que se organizasen no se debera ped ir a los que hablasen que se identificasen por su nacionalidad. Yo estoy aqu como ciudadana planetaria, dijo, y estos problemas nos afectan a todos. En la serie de monografas que lleva por ttulo The Whole Earth Papers, James Baines ha descrito las caractersticas de un paradigma de poder y un paradigma de paz. Hemos vivido durante siglos bajo el paradigma de poder, sistema de creencias basado e n la independencia y la dominacin. Sin embargo, a su lado, siempre han estado los componentes del paradigma de paz: una sociedad basada en la creatividad, la lib ertad, la democracia y la espiritualidad. Para promover un cambio global, deca Ba ines, podemos crear ahora una trama de refuerzo: dirigentes que se sientan a gusto en medio de la incertidumbre, incremento de la conciencia colectiva acerca de l as contradicciones inherentes al paradigma de poder, modelos atractivos de los n uevos estilos de vida, tecnologa adecuada, tcnicas para desarrollar la conciencia y alcanzar el despertar espiritual. Una vez que estas ideas fragen de forma coher ente en un nuevo paradigma basado en la transformacin, podremos ver que la humani dad no slo es parte de la creacin, sino tambin administradora de la misma, producto y a la vez instrumento de la evolucin. No necesitamos esperar a que alguien nos dirija. Podemos empezar a introducir el cambio en cualquier punto de un sistema complejo: la vida humana, la familia, l a nacin. A nivel individual, podemos crear un ambiente transformativo para los de ms, ofrecindoles nuestra amistad y confianza. Una familia, o una comunidad clida pu ede conseguir que un extrao se sienta a gusto en ella. La sociedad puede encontra

r la manera de fomentar el crecimiento y la renovacin entre sus miembros. Podemos empezar en cualquier parte, en todas partes. Tengamos paz, comenzando por m, dice el texto de una pegatina. Tengamos salud, relacionmonos, aprendamos, usemos corre ctamente el poder, tengamos un trabajo con sentido... Transformmonos, comenzando por m. Los comienzos son siempre invisibles, un movimiento interior, una revolucin en la conciencia. Como las opciones humanas son misteriosas y sagradas, nadie puede g arantizar la transformacin de la sociedad. Pero existen razones para confiar en e l proceso. La transformacin es poderosa, gratificante, natural. Y promete lo que la mayor parte de la gente desea. Tal vez sea esa la razn por la que la sociedad transformada existe ya como una premonicin en la mente de millones de personas. E s el algn da que siempre han esperado nuestros mitos. La palabra nuevo, que se usa con tanta frecuencia (nueva medicina, nueva poltica, nueva espiritualidad) no se ref iere tanto a algo moderno, cuanto a algo inminente, esperado desde hace mucho ti empo. El mundo nuevo es el viejo... transformado. Abolir el hambre, un cambio de paradigma A lo largo de la historia, los movimientos en favor de un cambio social han oper ado siempre de forma muy semejante. Lderes paternalistas que convencen a la gente de la necesidad de cambiar, y que a continuacin los reclutan para tareas concret as, dicindoles qu y cundo es lo que tienen que hacer. Los nuevos movimientos social es operan desde un concepto diferente de lo que el hombre puede hacer: se tiene la conviccin de que las personas, una vez alcanzan el convencimiento profundo de que es necesario un cambio, pueden encontrar soluciones partiendo de su propio c ompromiso y de su propia creatividad. El movimiento a gran escala les ofrece su inspiracin, les ayuda en sus esfuerzos y les proporciona informacin, pero no dirig e ni especifica esos esfuerzos desde su propia estructura. Precisamente esa capacidad de los individuos para generar un amplio cambio socia l es la base sobre la que se apoya el proyecto Hambre (Hunger Project), organiza cin internacional de caridad, fundada por Werner Erhard en 1977, con sede central en San Francisco. El objetivo del Hunger Project es acelerar la solucin del prob lema mundial del hambre, actuando de catalizador. Constituye un esfuerzo intenso y sofisticado, a gran escala, para tratar de provocar un rpido cambio de paradig ma, "hacer llegar el tiempo de una idea", como dicen los organizadores del proye cto. Resulta instructivo examinar los xitos alcanzados por el proyecto, y los mal entendidos a que ha dado lugar. El Hunger Project parte de la conviccin de que la s soluciones no residen en crear ms programas ni otros nuevos. Segn la opinin de la s autoridades e instituciones mejor informadas, la capacidad tcnica de acabar con el hambre en el plazo de dos dcadas existe ya. El hambre sigue existiendo a caus a del convencimiento del antiguo paradigma de que no es posible alimentar a toda la poblacin mundial. En menos de dos aos, setecientas cincuenta mil personas de muy diversos pases han ofrecido su compromiso personal para ayudar a acabar con el hambre en el mundo p ara 1997; el enrolamiento en el Hunger Project est creciendo a razn de ms de sesent a mil personas cada mes. Se han invertido tres millones de dlares expresamente pa ra aumentar la conciencia pblica de las trgicas proporciones del problema, de sus posibles soluciones, y de las formas cmo individuos y grupos pueden acelerar el f in del hambre y de la insuficiencia de alimentacin1. El Hunger Project no pretende hacer la competencia a otras organizaciones ms anti guas que pretenden el mismo fin; al revs: proporciona publicidad a sus actividade s y exhorta a sus afiliados a que las sostengan. El proyecto trata de asociar a sus esfuerzos a todas las partes interesadas. Justo antes de la creacin de la fun dacin, una delegacin entre cuyos miembros se encontraban expertos en la distribucin mundial de alimentos, visit al primer ministro de la India. Los consejeros del p royecto representan a muchas naciones y otras organizaciones existentes sobre el problema del hambre; Arturo Tanco, presidente del Consejo Mundial de Alimentacin , es uno de ellos. Han dado a la publicidad datos gubernamentales, como los del informe relativo a los medios para acabar con el hambre, elaborado por la Nation

al Academy of Sciences. Para crear un sentimiento de urgencia, el proyecto se sirve del poder del smbolo y de la metfora, y, as, describe el tributo de muertes ocurridas a consecuencia de l hambre como una Hiroshima cada tres das. En una carrera de relevos organizada por el Hunger Project, en la que un millar de corredores llev el testigo desde Maine hasta la Casa Blanca, no se pidi al gobierno que resolviera el problema. Ms bien su mensaje hablaba de su propio compromiso en ayudar a acabar con el hambre y la infra alimentacin. El proyecto utiliza como metforas a modelos tomados de la natu raleza y a descubrimientos cientficos; por ejemplo, el holograma es un todo dentro d e otro todo. El proyecto es una serie de todos. A todo el que se apunta se le anima a que cree su propia forma de participacin. Algunos ayunan, y contribuyen al proye cto con lo que habran gastado en comida. Muchos comercios han entregado la recaud acin de un da. Un equipo de cuarenta corredores gener donativos por valor de seisci entos veinticinco mil dlares, por correr en el maratn de Boston en 1979, durante c uyo recorrido se les sumaron en la carrera dos mil trescientos espectadores. Och enta y ocho estudiantes de un colegio de California organizaron un maratn de pati naje y recaudaron seiscientos dlares; como deseaban destinar sus fondos a los pesc adores, el Hunger Project les puso en contacto con Alimentos para el Hambre, orga nizacin de ayuda directa a los refugiados. A todo el que se apunta al proyecto se le anima a que traiga a otras personas. A los nuevos miembros se les explica cmo captar el inters de clubs, directivas esco lares, parlamentarios; cmo redactar cartas; cmo presentarse en pblico. Y se les pid e que se conviertan en enseantes a su vez. Los seminarios destacan la influencia que puede ejercer el compromiso de una sola persona, como un hombre de La Rochel le, Nueva York, que consigui que se apuntaran al movimiento el alcalde, el inspec tor general de enseanza, el concejal de urbanismo, el gobernador y el subgobernad or; y una mujer de Honolulu, que arrastr consigo a toda la delegacin del congreso, al gobernador y a la mayora de los parlamentarios de su Estado. A su requerimien to, el gobernador proclam una Semana del Hambre, y los parlamentarios aprobaron u na resolucin que pretenda fomentar la investigacin de la agricultura hawaiana para ayudar a disminuir el hambre en el mundo. Una pareja de Massachusetts consigui en rolar a cincuenta mil personas. Entre los ms decididos defensores del Hunger Project se cuentan los reclusos. Un recluso del correccional de San Luis Obispo, California, lleg a apuntar a mil qui nientos de los dos mil cuatrocientos compaeros internos. Otro recluso de Leavenwo rth no se limit a participar en el proyecto; l y otros siete compaeros pusieron en comn su dinero para hacerse cargo de dos nios vietnamitas a travs de la organizacin Salvad a los Nios. Una reclusa que cumpla una condena de larga duracin en la penite nciara de mujeres de Virginia, deca: Las mujeres aqu se amargan y se vuelven escptica s, encerradas entre estos muros. Da tras da resulta aplastante. Al final te das po r vencida y te cierras en ti misma... Yo he podido darme cuenta que el Hunger Pr oject es un modo de salir de la trampa, al poder llegar a otros ayudndoles. Hasta ahora, como pensbamos que no podamos hacer nada en favor de los millones de personas que mueren de hambre, la mayora tratbamos de no pensar en ellos; pero esa negativa tambin ha tenido su precio. El Hunger Project subraya un principio clav e para la transformacin: la necesidad de afrontar lo que sabemos nos duele. "Nos hemos dejado entumecer hasta el punto de no sentir dolor. Necesitamos dormi mos para protegernos del horror de saber que en cada minuto mueren veintiocho pe rsonas, nios en su mayora, veintiocho personas que no son diferentes de ti o de m o de nuestros hijos, salvo que nosotros tenemos qu comer y ellos no. Hemos apagado nuestra conciencia y nuestra vitalidad hasta un nivel en que ya no nos molesta. Ahora bien, si nos preguntamos si nos cuesta algo el dejar que mue ran de hambre millones de personas, la respuesta es que S. Nos cuesta nuestra vit alidad". Al cabo de un ao de lanzamiento del proyecto, se haban organizado noventa comision es en trece pases. Muchas personalidades hablaron en favor de la causa, a veces s in referirse expresamente al proyecto, algo as como las estrellas de cine que ayu daban a vender bonos para financiar la guerra en los aos cuarenta. El cantante Jo

hn Denver hizo un documental sobre el hambre en el mundo. En una entrevista en u n peridico dijo: Hemos llegado a un punto en este planeta, en que vamos a tener qu e cambiar de actitud en la forma de entregarnos a la vida. Hasta ahora ha sido: "Si este fuese el ltimo puado de trigo, mi misma supervivencia depende de que lo g uarde para m y para los mos". Ahora es tiempo de que cambiemos a este otro: "Mi su pervivencia depende de que lo comparta contigo. Si no es suficiente para m, mi su pervivencia sigue dependiendo de que lo comparta contigo". Denver, que ahora pertenece a la Comisin Presidencial sobre el Hambre en el Mundo , escribi para el Hunger Project Quiero vivir, cancin que da ttulo al lbum que consigu i el disco de oro. Su tema afirma: estamos a las puertas de terminar con el hambr e y las guerras. Es slo una idea, pero s que su tiempo ha llegado. El actor Dick Gregory ha dado una imagen plstica del proyecto: "Cundo la gente me pregunta, Bueno, qu es lo que piensa que va a pasar con toda esa gente que pasa hambre?, Yo les doy el tipo de respuesta que le da el jefe de bomb eros al reportero de televisin cuando hay un incendio en un bosque y est fuera de control: "No tenemos nada que hacer. A menos que cambie el viento, no podremos s alvarlo". Por un tiempo pareca que no bamos a poder hacerlo a menos que cambiase el viento. Pero, sorteando el peligro, consegu marchar en busca de lo que hace que cambien l os vientos. El Hunger Project es ese cambio de viento". A cuantos se alistan en el proyecto se les seala un punto clave: cuando ya no hay a hambre en el mundo, ste no ser slo diferente, sino que se habr transformado. Y qui enes participan en l sern transformados por su propia participacin, hablando de su compromiso a sus amigos, familiares y compaeros de trabajo, incluso si se sienten molestos, y buscando su respuesta. Volver a elegir La Conspiracin de Acuario trata tambin de aplacar otro tipo de hambre: de sentido, de conexin, de plenitud. Y cada uno de nosotros es todo el proyecto, el ncleo de un a masa crtica, un gerente de la transformacin del mundo. En este siglo nos hemos asomado al corazn del tomo. Hemos llegado a transformarlo, y con l la historia entera para siempre. Pero tambin nos hemos asomado al corazn d el corazn. Conocemos las condiciones necesarias para que las mentes cambien. Ahor a que comprendemos la profunda patologa de nuestro pasado, podemos crear nuevas p autas, nuevos paradigmas. La suma de todos nuestros das es slo nuestro comienzo... La transformacin no es ya comparable con el rayo, sino con la electricidad. Nos h emos adueado de una fuerza ms poderosa que la del tomo, digna guardiana de todos nu estros restantes poderes. La libertad individual la encontramos eligiendo no ya un destino, sino una direccin. No elegimos el viaje transformativo porque sepamos a dnde nos va a conducir, sino por ser el nico viaje que tiene sentido. Es el ret orno a casa, tanto tiempo esperado. Condname a m y no al camino, deca Tolstoi. Si yo c onozco el camino de vuelta a mi casa, y voy por l borracho y tambaleante, prueba e so que el camino no es el adecuado? Si ando errabundo y tambaleante, ven en mi a yuda... Vosotros sois tambin seres humanos, y volvis tambin a casa. Los pases del mundo, deca Tocqueville, son como viajeros en el bosque. Aunque ning uno conoce el destino de los dems, sus caminos les llevan inevitablemente a encon trarse en el centro del bosque. En este siglo de guerras y crisis planetarias, n os hemos perdido en el bosque de la ms oscura alienacin. Una a una, las estrategia s habituales de las naciones-estado, aislamiento, fortificacin, retirada, dominac in, han ido quedando sin efecto. Nos sentimos obligados a adentrarnos ms a fondo e n el bosque, buscando una va de salida ms radical que cuantas habamos imaginado: co nseguir liberarnos con el otro, no del otro. Tras una historia de separacin y des confianza, convergemos en el claro. Las metforas que empleamos para referirnos a la trascendencia hablan de nosotros con ms verdad que nuestras guerras: un claro en el bosque, el fin del invierno, r egados en el desierto, la curacin de las heridas, la luz tras la obscuridad, lo qu e no supone el fin de todo trabajo, pero s poner fin a toda derrota.

A lo largo de los siglos, quienes imaginaron una sociedad transformada saban que eran pocos relativamente los que compartan su visin. Como Moiss, podan sentir la bri sa de la patria, y podan verla incluso all lejos, pero no habitar en ella. No obst ante, animaban a los dems a que convirtieran en realidad ese futuro posible. Sus sueos son la riqueza de nuestra historia nunca realizada, el legado que siempre n os ha acompaado en medio de nuestras guerras y nuestra locura. En un estado ensanchado de conciencia se puede a veces a experimentar con toda v iveza un trauma pasado, y, de forma retrospectiva e imaginativa, reaccionar fren te a l de otra manera. Tocar la fuente misma de miedos antiguos, es una forma de expulsarlos. Lo que nos persigue no son tanto los sucesos, cuanto nuestros temor es con respecto a ellos, la imagen paralizante nosotros mismos que llevamos dent ro de nosotros. Volviendo a poner ante nuestros ojos ese poderoso pasado, y sus mensajes reiterativos de derrota, podemos transformar el presente y el futuro. P odemos situarnos de nuevo en el cruce de caminos. Podemos volver a elegir. En ese sentido, podemos tambin reaccionar de forma diferente frente a las tragedi as de la historia moderna. Nuestro pasado no es nuestro potencial. En cualquier momento, siguiendo a los maestros y sanadores que a lo largo de la historia se h an empeado en remitirnos al propio ser interior, podemos liberar el futuro. Uno a uno, podemos volver a elegir, podemos despertar: abandonar la crcel de los acond icionamientos, amar, emprender el camino de vuelta a casa. Conspirar con y en fa vor de los dems. El despertar aporta sus propios cometidos, especficos de cada uno de nosotros, el egidos por cada uno de nosotros. Pienses lo que pienses sobre ti mismo, y por mu cho tiempo que lo hayas credo as, t no eres slo t. Eres una semilla, una promesa sile nciosa. Eres la conspiracin.

1. En respuesta a las crticas de los medios de informacin que acusaban de no haber estado dedicando el dinero a comprar alimentos, los dirigentes del proyecto exp licaron en un informe econmico: Si con un milln de dlares podemos conseguir que los cinco mil millones que se gastan anualmente en el desarrollo de recursos aliment icios sea un uno por ciento ms efectivo, habremos conseguido que nuestro dinero r inda un cinco mil por ciento.

EPLOGO A fines de 1979, un colega escritor, tras leer las galeradas de La Conspiracin de Acuario a bordo de un avin, me llam para decirme: ste no es tu libro; es nuestro. Co n esto se haca eco de mi idea de la utopa conjunta. Muchas veces me haba sentido co mo una araa que teje una tela a partir de una comunidad de ideas y gentes, y la c ronista de una vasta emigracin. Quiz por esa razn, La Conspiracin de Acuario se ha revelado ms un fenmeno que un libr o, una declaracin que ha ayudado a catalizar el apoyo a los cambios que describa. A medida que la conspiracin se cartografiaba y nombraba, a medida que la red se h aca visible, acumulaba fuerza. En ese sentido, yo no fui tanto una autora como un a comadrona. Incluso antes de la publicacin, la reaccin al manuscrito fue satisfactoria. Cuatro o cinco ejemplares de fotocopias regalados a unos amigos se convirtieron en vei nte o treinta en manos de desconocidos. Unas semanas despus de su publicacin, los dirigentes del movimiento Solidaridad en Polonia haba pedido diez ejemplares. El libro fue utilizado como texto en diversos cursos universitarios. Se public en el Reino Unido, Francia, Alemania, los Pases Bajos, Suecia, Japn, Portugal y Espaa. S

e organizaron grupos de discusin en prisiones, iglesias, agencias gubernamentales e incluso en un pueblo sudafricano. Ms all de la conspiracin que yo haba descrito, haba una comunidad de lderes respetados que exploraban el horizonte en busca de nuevas ideas tiles. Esta comunidad era u na equivalencia dinmica de la estructura de poder tradicional. Dirig la palabra a grupos tan diversos como educadores sanitarios, fsicos nucleares, consejeros esco lares, esposas de granjeros canadienses, miembros del Congreso, directivos de pr oceso de datos, ejecutivos de hoteles, funcionarios de la administracin pblica, bi bliotecarios especializados en obras de medicina, directores de institutos de en seanza superior y grupos internacionales de jvenes y lderes empresariales. Y no slo les habl, sino que aprend de todos ellos. Recib millares de cartas cuyo motivo comn era el alivio: Gracias a Dios, no estoy solo. Decan sentirse vigorizados por el conocimiento de qu e el cambio no slo es posible, sino que se est produciendo. Una mujer me escribi: La s voces ya no claman en el desierto. Eran ms los corazones que albergaban el sueo de un mundo mejor de lo que yo haba im aginado en mis momentos de mayor exaltacin. El impacto de la visin sigue sorprendin dome. Dos aos despus de la publicacin del libro, la World Future Society hizo una amplia encuesta sobre la probabilidad de un cambio cultural espectacular, como la Conspi racin de Acuario, hacia el ao 2000. En un 58 % los encuestados respondieron afirmat ivamente a la probabilidad de ese cambio. Naturalmente, una serie de crticos vean con escepticismo esa posibilidad, y me con sideraron demasiado optimista y desconocedora de la tremenda magnitud de los pro blemas. Algunos activistas sociales temieron que el tono esperanzado del libro d iera la falsa seguridad de que esa transformacin casi se haba realizado; les preoc upaba, comprensiblemente, que la gente redujera sus esfuerzos. Comprend con qu fac ilidad las ideas del libro podan interpretarse como peligrosas o ingenuas. Desde luego, en ocasiones he tenido la sensacin de que los escpticos y los detractores d eban de estar en lo cierto, de que ni los individuos ni las sociedades pueden cam biar de veras. A medida que el movimiento creca, haba tambin ms maestros, adiestradores y organizad ores de proyectos que parecan explotar los valores emergentes, haciendo promesas excesivas sobre lo que podan ofrecer y creando una dependencia en personas vidas d e cambio. Por otro lado, tena las experiencias y las noticias alentadoras recogidas durante mis viajes, seminarios y conferencias, as como las informaciones de Brain/Mind B ulletin (y Leading Edge, un boletn sobre los cambios sociales publicado entre 198 0 y 1985). En este caleidoscopio de historia viva, algo autntico pareca estar en m archa. Era como si por doquier hubiera pruebas del despertar de una humanidad ms astuta e ingeniosa. Cul era la realidad? De vez en cuando, los titulares de prensa que anunciaban desa stres y retrocesos eran como una bofetada, pero luego me animaba la experiencia de primera mano y las noticias optimistas, y me volva esceptimista, una especie de hbrido entre escptico y optimista. Finalmente, empec a entender esta oscilacin en fo rma de picos de sierra como una clave del problema. Y ste es uno de los puntos es enciales de este eplogo. Se ha dicho que el cerebro humano aprende por medio de argumentos que recuerda l os hechos si se han argumentado de manera que tengan significado. Pero los argum entos realmente importantes de nuestro tiempo nunca se incluirn en la informacin d el telediario. No son acontecimientos, sino pautas de los acontecimientos. El re conocimiento de estas tendencias ms profundas nos proporciona indicios de aquello que los argumentos de hoy significan para maana. Estos contextos ms amplios ofrecen una esperanza, por vacilante que sea, de un re nacimiento cultural. Dentro de unas dcadas quiz miremos atrs y las consideremos com o claros momentos cruciales en nuestro pensamiento y nuestros programas. Algunos se relacionan con los nuevos procesos internos, Otros con las evoluciones exter nas. He aqu unos ejemplos de algunos de los argumentos de ruptura en los aos 1980 y 1990:

Argumento n.0 1. Aprender que las malas noticias pueden ser buenas noticias. Cuando un problema es lo bastante grave para llamar la atencin del pblico, y no slo de unos pocos reformadores, puede estar en camino de solucin. Es muy probable qu e en ese punto reconozcamos la necesidad de una limpieza de la casa a fondo. La voluntad popular slo se activa cuando una amenaza parece grave y los lderes no ofrecen ninguna seguridad creble. El antiguo dicho, si funciona no lo arregles, es un indicio de la renuencia a experimentar e innovar. Por ejemplo, la malversacin gubernamental ha sido una norma. Cuando se convierte en una fiebre devoradora, l os ciudadanos se ven obligados a buscar remedios. (Al mismo tiempo, tales escndal os parecen provocar un examen de conciencia ms profundo que antes, una sensacin co lectiva de responsabilidad ms que de rectitud.) La gente tambin empieza a aprender los costes de nuestra preocupacin por la fachad a. Las malas noticias que exponen problemas sociales ms profundos pueden mostrarnos cmo han sido camuflados. Otro ejemplo de buenas/malas noticias: parecemos estar en medio de una Gran Depr esin, esta vez no econmica sino psicosocial. La depresin, el resfriado comn de la sal ud mental, parece ir en aumento en la poblacin infantil en edad preescolar, los ad olescentes, el grupo de edad entre los dieciocho y los treinta y cuatro aos, los que estn entre los cuarenta y cinco y los cincuenta y cinco y los ancianos. Segn u n clculo, cuatro de cada cinco pacientes de depresin no se someten a ningn tratamie nto. Qu significa esta aparente epidemia? Y por qu se produce ahora? De hecho, la oleada de depresin puede ser una seal de salud inminente. Como seal una vez el difunto psiquiatra Karl Menninger, a menudo una oscuridad o turbulencia mental precede a la profunda reorganizacin que conduce a una norma superior, y la gente se siente mejor que mejor. La depresin puede ser una seal para examinar de nuevo las suposiciones y estrategi as de cambio, una aminoracin de la marcha para reorientarse. A fin de tratar efic azmente con los problemas, hemos de verlos de ua manera realista, y tenemos que d efinir nuestro objetivo. Como personas particulares y como miembros de una socie dad, una tarea especial de renovacin se extiende ante nosotros. Los mejores antid epresivos son la expresin y la accin, la intervencin en la lucha. As, la depresin no es un fin, sino un comienzo significativo. Argumento n 2. La evolucin de la revolucin. La misma forma de los puntos crticos culturales puede estar apartndose un poco de la vieja y predecible secuencia, las bruscas oscilaciones del pndulo, para adquir ir formas ms reflexivas de renovacin social. De una manera caracterstica, los revolucionarios han exigido soluciones rpidas y d efinitivas, respuestas prematuras que no incluan ideas procedentes de todas las f acciones. Al no integrar lo mejor de los viejos valores en los nuevos, por ejemp lo, a menudo las mismas revoluciones han sido decepcionantes, y sus beneficios s e han invertido gradualmente. Nosotros, con un mayor conocimiento de la ideacin d e sistemas, quiz no hayamos de someternos a las oscilaciones del pndulo. Enfrentad os a los costes impresionantes de nuestras fisuras, nuestras victorias tan a menud o carentes de contenido, ya sea en los encuentros personales como en la negociac in a alto nivel, estamos aprendiendo a respetar el arte y la ciencia de la medita cin. Programas de adiestramiento, libros y artculos nos muestran cmo atacar los pro blemas y no a los adversarios. Los agentes del cambio empiezan a adaptar el sent ir de los objetivos generales a la realidad del conjunto. Esto refleja una conci encia creciente en el pensamiento occidental del equilibrio descrito en el pensa miento oriental como yang (identificado con la accin, lo masculino) y yin (la mat riz en la que se desarrollan los acontecimientos, lo receptivo y femenino). Argumento n.0 3. Salvar la brecha de la confusin. La brecha de la confusin es el trmino empleado por un asesor de direccin comercial pa ra indicar el perodo de puesta en prctica del cambio. Durante este tiempo sentimos la tentacin de abandonar lo nuevo y retroceder hacia el mal conocido. Estamos ap

rendiendo a reconocer el caos como una parte inevitable del cambio, a distinguir el perodo de transicin de la meta. Argumento n.0 4. El ascenso de la cultura del Pacfico. Este nuevo centro econmico est bordeado geogrficamente por volcanes en activo, desd e Japn y las Filipinas hasta la Falla de San Andrs al oeste de Estados Unidos. Des de el punto de vista econmico incluye los pases comerciales del Pacfico asitico, el oeste de Estados Unidos y Canad, as como Australia y Nueva Zelanda. Los visionarios de la cultura del Pacfico tienden a resaltar el futuro, la ecologa , la alta tecnologa, el desarrollo interno, la diversidad cultural, la coalicin, l a unin de disciplinas y las verdades espirituales paralelas. La riqueza del nuevo centro, segn estos pronosticadores, surge de la visin del mun do propia de ese centro, a la vez que influye en l. Sus valores afectarn cada vez ms al resto del mundo. Es global en su sentido espacial y de largo alcance en el sentido temporal. El economista Richard Kjeldsen observ que las economas del Pacif ico no son monolticas, sino difusas y complejas. La nueva cultura parece ser un e ptome de las incertidumbres de los tiempos. Los lmites, tanto fsicos como abstracto s, cambian, se desdibujan, incluso se disuelven. Las biorregiones (reas naturalme nte independientes) se ven como unidades, al margen de las fronteras nacionales. La cultura del Pacfico ha sido considerada como una forma de pensamiento, una vis in social emergente, y puede presagiar algo sin precedentes, no un nuevo orden mu ndial, sino una civilizacin mundial. Argumento n.0 5. El advenimiento de los diplomticos ciudadanos. Los nuevos diplomticos ciudadanos ofrecen enfoques imaginativos de los problemas in ternacionales. As como la interdependencia econmica de las naciones del Pacfico oto rga mayor importancia a los acuerdos efectuados al margen del gobierno, norteame ricanos particulares han colaborado con los soviticos para organizar giras, progr amas de intercambio cultural, conciertos, acontecimientos deportivos, tratos emp resariales y reuniones profesionales. Han creado puentes espaciales y emisiones de televisin por circuito cerrado. Todava con mayor frecuencia, se invita a nortea mericanos influyentes a reuniones con funcionarios soviticos de alto nivel, tanto en EE.UU. como en la Unin Sovitica. Ejemplos de la diplomacia ciudadana pueden ser los Juegos de Buena Voluntad cele brados en 1986 y organizados por el profesional de radiodifusin Ted Turner y el g obierno sovitico; el Proyecto de Promocin de la Salud, patrocinador de investigaci ones y conferencias conjuntas, una colaboracin del Instituto Sovitico-americano de Esalen y funcionarios soviticos, y la Entertainment Summit, la cumbre del espectcu lo, una serie de encuentros que han tenido lugar en 1987, en Los Angeles y Nueva York, de cineastas norteamericanos y soviticos y a los que se ha dado mucha publi cidad. Argumento n 6. Creciente cobertura en los medios de comunicacin de noticias metafi sico-espirituales. Los cronistas, e incluso los publicitarios, han observado un creciente y, al par ecer, insaciable apetito popular por el misterio y la trascendencia del yo.1 Sol amente a principios de 1987, un crecimiento exponencial ha generado un nuevo imp ulso, una aceleracin en la tasa de aceleracin. El 29 de septiembre de 1986, el New York Times, rbitro de la realidad nacional pa ra muchos intelectuales, public un artculo en primera plana sobre el creciente nmer o de simpatizantes con los puntos de vista espirituales. Una entrevista adverta d e que tales personas pueden representar una nueva coalicin, la fuerza social ms pod erosa hoy en el pas. En los meses siguientes, otros artculos sobre la Nueva Era, algunos positivos, apar ecieron en publicaciones como Time, U. S. News and World Report, The Los Angeles Times y en televisin (20-20, Sixty Minutes y programas matinales). Pronto prcticament e todas las revistas populares, los principales peridicos y las cadenas de televi

sin ofrecan una cobertura continuada de esos temas. Desde entonces, las opiniones y los valores emergentes se han convertido en el tema de los dramas televisivos, incluso las comedias de situacin. Centrndose en lo extravagante o lo fascinante, los medios de comunicacin con frecu encia han dejado de lado el significado ms profundo de los valores del movimiento , como la responsabilidad personal, la ayuda que uno puede prestarse a s mismo y la ayuda mutua. Aun as, es evidente que estos temas, en otro tiempo ausentes de l os grandes medios de comunicacin, han sido asimilados por stos como una realidad m erecedora de atencin informativa. Argumento n.0 7. Aceptar la responsabilidad de la realidad presente. Las nuevas psicotecnologas muestran que la gente puede cambiar. Y la expresin popu lar ha recalcado el papel y el potencial del individuo en la consecucin del cambi o. Es como si avanzramos desde una estrecha glorificacin de las libertades individ uales a una mayor exploracin de lo que esas libertades pueden conseguir. Ya sea en las convocatorias a la accin por parte de oradores pblicos o escritores, en los temas de diversin, o silo omos en conversaciones privadas, estamos admitie ndo la necesidad de cambiar. A medida que la luz implacable de los medios de com unicacin expone los errores en todos los ngulos de nuestra sociedad, nos encontram os ya sin chivos expiatorios, el vago ellos que en otro tiempo fue responsable de todo lo que funcionaba mal. El mundo exterior refleja nuestras guerras internas, la parlisis y el sentimiento de culpabilidad que nos aquejan. Hemos pecado sobre todo por omisin, no tanto por engaar o por ser rudos, sino por no actuar, por tol erar los errores. Y la calidad de vida que ha disminuido es la nuestra. Cuando empezamos a vernos como posibles actores en el escenario del mundo, podem os superar la inercia y los intereses mezquinos, nuestro hbito de tener hbitos. A medida que somos ms conscientes de nuestras acciones y reacciones, vemos cmo confo rmamos el entorno y cmo ste nos conforma a su vez. Una nueva luz empieza a brillar a travs de las ranuras en la fortaleza de la personalidad (as es como soy) y el bas tin de las creencias (esto es lo que pienso). Podemos aprender a recrearnos como re sultado de una nueva informacin. Al mismo tiempo, nuestra prdida de fe en las instituciones, los expertos y la tec nologa pueden sealar una nueva madurez. Muchos reconocemos que nuestros esfuerzos son necesarios, y ese nmero va en constante aumento. El creciente escepticismo fr ente a la autoridad puede obligarnos, de hecho, a convertirnos en las personas i nformadas y reflexivas para quienes se disearon las democracias. Argumento n0 8. El redescubrimiento del cuerpo-mente. De todos los ejemplares de cambio comentados en La Conspiracin de Acuario, el cam bio de paradigma en el cuidado de la salud era el que estaba ms encarrilado. Ese cambio contina, apoyado por una investigacin muy difundida y de la que hay una inf ormacin considerable. Los estudios epidemiolgicos han mostrado la conexin sorprende nte entra la salud mental y el bienestar, entre las pautas emocionales y la susc eptibilidad a la enfermedad. Los mdicos siguen ofreciendo innovaciones que aprove chan mecanismos de autocuracin y emplean tcnicas de creacin de imgenes y reduccin del estrs. Estos profesionales reconocen la importancia del apoyo emocional y de ten er unos objetivos. Desde 1980 es posible que se hayan multiplicado por veinte las investigaciones d e la relacin entre la mente y el cuerpo. La neurociencia moderna y las disciplina s relacionadas con ella estn iluminando la conexin en otro tiempo misteriosa de lo mental/ emocional y lo fsico. La psiconeuroinmunologa, un campo nuevo y excitante, explora la interaccin del cer ebro emocional y el sistema inmunolgico. La complejidad de este vnculo se ve con c laridad en el sndrome de la personalidad mltiple, los efectos de la luz y el sonid o, los sueos lcidos, la qumica de las emociones y la memoria. Se critica a la medicina desde dentro. Los mdicos ponen en tela de juicio su prof esin, sincera y hasta pblicamente, urgiendo un retorno a las artes curativas, un m ayor respeto por las propias observaciones del paciente y sensibilidad emocional

. La creciente evidencia de un dinmico cuerpo-mente justifica ms las terapias orient adas a la mente y las terapias corporales que pueden afectar a la depresin y otro s trastornos mentales. Las publicaciones mdicas informan sobre los efectos sorpre ndentes de las tcnicas alternativas y populares, que abarcan desde los remedios h erbales a la acupuntura y el trance curativo (hipnosis). Dadas las pruebas objetiv as de laboratorio de que algo est en marcha, los mdicos americanos han accedido a cooperar con una investigacin oficial china de gi gong, aparentes efectos de la e nerga a distancia. Un estudio bien controlado, del que inform la revista britnica L ancet, descubri que la homeopata es eficaz. En un estudio brasileo, los pacientes a yudados por curanderos espiritistas, reaccionan mucho mejor que aquellos sometid os a un tratamiento convencional. En un experimento de doble vnculo elegantemente diseado, un cardilogo norteamericano inform que rezar por otros afectaba la recupe racin de manera significativa. El nuevo paradigma de la salud implica una mayor actividad por parte del faculta tivo y el paciente, supone un mayor alejamiento continuado de la medicina impers onal que tanta amargura ha causado. No implica un rechazo de los avances tecnolgi cos como los nuevos frmacos o las innovaciones quirrgicas, sino que utiliza cualqu ier cosa que surta efecto. El paradigma del cuerpo-mente tambin presenta una normativa superior: la del bien estar en vez de una ausencia de enfermedad. Y, en su visin de la salud, una visin con mltiples facetas, tiende a eliminar la competitividad profesional. Hay una ma yor paridad entre los mdicos y otros profesionales de la salud, incluidas las enf ermeras, psicoterapeutas, practicantes, curanderos, acupuntores, herbolarios, ho mepatas, fisioterapeutas, expertos en nutricin y asesores religiosos. Como sabemos ms acerca del cerebro y el cuerpo, tenemos un sentido ms complejo de cmo pueden ac tuar remedios que en otro tiempo se consideraban misteriosos. Argumento n.0 9. El cultivo de la inteligencia. El descubrimiento de que la inteligencia se puede mejorar es un avance comparabl e al descubrimiento de la agricultura. Podemos cultivar la inteligencia como nuest ros antepasados prehistricos empezaron a cultivar alimentos. Por ejemplo, se ensea a los nios habilidades de pensamiento crtico. Se adiestra a la gente para lograr estados de aprendizaje. Incluso la tercera edad puede ser una p oca de desarrollo ms que de declive. La nueva investigacin muestra que algunas per sonas mejoran al envejecer; este camino vital alternativo se asocia casi totalme nte con una actitud mental positiva, sobre todo con el sentido de eleccin. Las pe rsonas pasivas y negativas declinan, mientras que las activas y con intereses me dran. Cada vez ms las psicotecnologas descritas en este libro se utilizan en todo el mun do para reforzar el aprendizaje. Un ejemplo del cultivo de la inteligencia es un movimiento venezolano inspirado por la moderna investigacin del cerebro. En 1979, un nuevo ministro de Desarrollo de la Inteligencia Humana, inspirado en el libro El derecho a ser inteligente, de Luis Machado, inici un programa continuado a nivel nacional basado en esa obra . El programa ha suscitado una multitud de conferencias y la creacin de una red g lobal, y se est emulando en una docena de pases. En el programa venezolano, se alienta a los padres para que estimulen a sus bebs, se adiestra a los escolares para que adquieran habilidades de pensamiento e ima ginacin, y programas educativos ofrecidos por televisin en las horas de mayor audi encia ofrecen a los adultos oportunidades progresivas de aprender. El gobierno japons ha anunciado un ambicioso plan de reforma escolar, de modo que los nios aprendan a pensar por s mismos, a comprender y crear tanto como a memori zar. Los esfuerzos norteamericanos de reforma en los aos recientes han recalcado ms de lo mismo... horarios ms largos y aumento de los deberes, en vez de fomentar un a mejor comprensin de cmo se produce la enseanza y el aprendizaje. La investigacin an se aplica muy poco al diseo de los currculum y la metodologa escolar. Entre tanto, otros pases aumentan su ventaja sobre EE.UU. en realizacin de tests, una brecha q ue los dirigentes empresariales consideran como una de las principales causas de

l declive de la productividad norteamericana. La cuestin candente es: nos desperta remos a tiempo para invertir esa tendencia a la mediocridad tan debatida? Los re sponsables de emprender la accin adecuada pertenecen, de hecho, al mismo sistema que necesita una reestructuracin radical. Pero hoy, ms que nunca, se echa ms luz sobre el problema. Desde la publicacin de La Conspiracin de Acuario, la crisis educativa se ha convertido en un apremiante te ma nacional. Se ha organizado una variedad de grandes redes de educadores y ciud adanos interesados. Estas redes son modelos de cooperacin. Los maestros organizad ores se han revelado ms efectivos y heroicos de lo que incluso ellos crean posible . Argumento n.0 10. Nuevo respeto para utilizar en su totalidad las facultades pen santes del cerebro. Una nueva apreciacin de la intuicin y los procesos creativos, por ejemplo, se exti ende incluso a las aulas universitarias y los laboratorios de investigacin. El ce rebro analtico reconoce y respeta los dones de su complemento, el cerebro del art ificio y la novedad. Se han celebrado importantes reuniones cientficas para hablar de ese fenmeno que e n ingls se denomina serendipity y consiste en las oportunidades presentadas por f elices accidentes. Segn ellos, estos azares afortunados son el manantial de los a vances cientficos. En un informe, los jefes ejecutivos de empresas distinguidas por su rpido crecimi ento, convinieron en que su mayor pesar era no prestar suficiente atencin a sus i ntuiciones. Visin, un sinnimo ms inclusivo de intuicin, se ha popularizado en el mundo empresarial, la poltica, las artes e incluso los anuncios comerciales.2 La gente presta ms atencin y respeto a sus corazonadas. Una nueva casta de adiestradores y asesores profesionales est desentraando las est rategias de las personas llenas de resolucin e iniciativa y los innovadores de xit o, los mtodos para acceder a estados superiores de aprendizaje y la capacidad par a abandonar actitudes improductivas. Argumento n.0 11. Una investigacin de mtodos para lograr estados mentales positivo s. Es cada vez ms evidente que un determinado estado mental facilita la creatividad, la salud y la capacidad para aprovechar las oportunidades en el momento adecuad o. Este estado es similar al resplandor del xito. Al aprender para lograrlo volun tariamente, podemos evitar la inquietud que con frecuencia nos impide tener la c laridad mental necesaria para llevar a cabo tareas difciles. La sociedad moderna ha tendido a confundir pesimismo con realismo y optimismo co n cristales de color rosa. En realidad, los trminos optimista y optimismo derivan del latn optimus (mejor) relacionado con ops (poder). Pesimismo deriva de pessim us (peor), trmino que, a su vez, procede del griego pedon (suelo). Un lugar elevado ofrece poder y una mejor perspectiva, en contraposicin con lo qu e ofrece el suelo. Quiz el motivo por el que los optimistas trabajan con tanto ahn co es que ven el xito en el horizonte. De hecho, la fe basada en la experiencia es un instrumento, un tranquilo estado mental que permite una actuacin ptima. El inters actual en unas actitudes ms constru ctivas puede que no sea tanto una innovacin como un correctivo, el giro interior/ exterior que puede concedernos a la vez el regreso al hogar y una nueva aventura . Reconocer que el pensamiento en terreno elevado es ms fructfero que el cinismo s e est convirtiendo en sentido comn, tanto como en buena ciencia. Argumento n.0 12. Las artes y las diversiones como sensores de un amplio cambio cultural. Con frecuencia las artes visuales y la msica son heraldos de sentimientos y perce pciones demasiado vagos para poder expresarlos, prioridades demasiado nuevas par a defenderlas.

Una convergencia del arte y la conciencia es patente en la literatura, las pelcul as y algunos audaces esfuerzos televisivos. Los principales grupos y solistas de rock atraen inmensas multitudes que escuchan sus vehementes mensajes sociales y espirituales, a menudo las piezas centrales de los conciertos. La grabacin de Ba nd Aid, el lbum USA for Africa y el concierto Live Aid demostraron la seriedad de los intrpretes y sus seguidores para contribuir de alguna manera. Una exposicin retrospectiva, ambiciosa y bien recibida en todo el pas, The Spiritu al in Art: Abstract Art 1980-1985, atrajo a grandes multitudes al Museo de Arte del condado de Los Angeles, antes de pasar a Chicago y La Haya. Incluso los crtic os negativos eludieron sus observaciones, confesando su fascinacin por el tema. Para quienes tienen odos para escuchar, una voz nueva empieza a orse en el mercado de la cultura. No es la voz de un suplicante que ruega atencin, ni tampoco es pr oftica, sino ms inmediata y prctica. Procede de muchos mbitos distintos, como si un ncleo humano ms sabio, antiguo y nuevo hubiera empezado a transmitir una nueva gam a de frecuencias. Proyectos que han tenido xito ofrecen prototipos para el cambio evolutivo. (Vase Orientaciones para proyectos de xito, que ofrece consejos para lle var a cabo innovaciones con xito.) Argumento n.0 13. El redescubrimiento del mito y la metfora como elementos que da n nueva forma a los objetivos sociales. Los arquetipos, las metforas y los mitos se han usado mucho para vender productos e ideologas. Los mitos de una nueva cultura pueden darnos una visin alternativa d el desastre nuclear/ecolgico o la mera supervivencia nerviosa. Nos rodean las metf oras de nuestra condicin. Por ejemplo, contemplar las montaas, valles, caones, pico s y mesetas puede recordarnos el terreno de la vida. Segn una leyenda de la antigua corriente mstica juda conocida como cbala, en cada ge neracin nacen unos seres migrantes, almas procedentes de un orden superior3. Son los nios de la cmara de los anhelos, tambin conocidos como tohu, el estado de caos, y estn destinados a desencadenar la evolucin. Estos espritus rebeldes, inquietos y a lienados, insatisfechos con las relaciones y las verdades superficiales, ofenden l as buenas maneras de la poca. Al final de los tiempos, cuando se procede a rehacer el mundo, un nmero todava may or de esos espritus caticos llega para agitar el status quo en sus races. Pero la cb ala dice que no debemos temer esos tiempos, pues lo nico que hacen los espritus es liberar la energa de las formas moribundas. Emerger una nueva casta, los maestros de la construccin, los cuales centrarn el fuego de la revolucin en mejoras prcticas. Argumento n.0 14. La riqueza de soluciones a nuestros problemas. Contrariamente a la creencia general, existen respuestas para casi todos nuestro s problemas ms acuciantes. El ardid estriba en iniciarlas y apreciar mltiples opci ones. Nuestra respuesta no tiene que competir. Como observ el director de una fun dacin internacional, cada uno de nosotros ha actuado como s su respuesta fuese un g ladiador que ha de salir a la arena y ser el nico ganador. Se estn inventando nuevos procesos de resolucin de problemas, mtodos para orquestar las soluciones en conflicto. Con frecuencia ni siquiera hemos identificado el p roblema. Esto ha conducido a un inters por lo que alguien ha llamado las cuestione s yugulares. A travs del arte y la ciencia de la meditacin, la gente tambin aprende a ser ms sincera y a descubrir que podemos ayudarnos mutuamente con ms facilidad s i nuestros programas estn sobre la mesa. Progresos como la tecnologa de los superc onductores, en rpida evolucin, insinan nuevas y poderosas posibilidades. Quiz esta v ez recordemos los errores pasados y actuemos de una manera ms prudente. Es cierto que estos aos precipitados han visto la erosin de las tradiciones y una escalada del caos y la rebelin. No obstante, aqu y all, como haba prometido, podemos ver una fuerza ascendente de organizadores creativos, algunos de ellos incluso procedentes de las filas de los ex rebeldes. Empezamos a comprender, o a recorda r, que nuestro destino es comn. Y sa puede ser la noticia ms importante de todas. No es preciso que conozcamos el resultado de estos argumentos para tomar parte e n ellos. Como siempre existen fuerzas activas y fuerzas que las contrarrestan, c

ada da elegimos la onda que queremos apoyar. Contribuiremos al problema o a la sol ucin? Veremos posibilidades o imposibilidades? Desde la perspectiva de los crticos, nos centraremos en lo que no se puede hacer. Desde la perspectiva de los creado res, sabremos lo que debe hacerse. El tiempo de los espectadores est llegando rpidamente a su fin. Elijamos, ms tarde o ms temprano, ser los amos de la construccin.

1. Lo llamado transpersonal puede que se reconozca pronto como normal, a juzgar por recientes investigaciones. Y los valores espirituales asociados con la llama da Nueva Era pueden estar en alza en la vida poltica norteamericana. El National Opinion Research Center de la Universidad de Chicago ha observado un notable incremento en las experiencias espirituales y psquicas. El Centro, que h a encuestado a los norteamericanos sobre su vida espiritual desde 1973, informa que 67 de cada 100 norteamericanos adultos dice haber experimentado percepcin ext rasensorial, por ejemplo. (Ese porcentaje era del 58 % en 1973.) Varias encuesta s Gallup realizadas en los aos ochenta pusieron de manifiesto un incremento de la s experiencias msticas. Cuarenta y tres de los encuestados afirmaron haber tenido una experiencia espiritual fuera de lo comn. Un artculo titulado Una nueva era para los libros metafsicos, publicado en American Bookseller en febrero de 1987, conclua diciendo que por fin el movimiento del pote ncial humano est llegando a su mayora de edad. A principios de 1987, el boletn de la cadena B. Dalton informaba que el continuo crecimiento en el mercado de los tem as espirituales y esotricos estaba alcanzando proporciones de autntico boom. 2. El factor visionario, la constelacin de rasgos de quienes estn ms capacitados para convertir los sueos en accin, es el tema de un prximo libro que he escrito en cola boracin con mi marido y colega, Ray Gottlieb. 3. Extrado del libro Nine-and-a-half-Mystics, de Herbert Weiner (Collier).

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