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INTRODUCCIN
de las adversidades que su supervivencia implica: a pesar de todos
los pesares. Y el inters que despierta en quien lo observa detenida-
mente no puede revelar sino la vigencia y capacidad de innovacin
que, como pieza nica aparentemente inmovil, an conserva. Negar-
lo sera, por decir lo menos, pecar por ignorancia, cuando no por falta
de sensibilidad. El Partido de la Revolucin es, sin duda alguna, par-
te de la sociedad mexicana.
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1. LA FUNDACIN (1928-1933)
PEDRO SALMERN SANGINS
LA POSIBIUDAD DEL PARTIDO: LA CRISIS POLTICA DE 1928
La desaparicin del caudillo
EL 17 DEJUUO de 1928, el general de divisin lvaro Obregn Salido,
elegido presidente de la Repblica por segunda vez apenas dos sema-
nas antes, fue asesinado por Jos de Len Toral en el transcurso de
un banquete que le ofrecieron los diputados guanajuatenses, en el
restaurante La Bombilla, en San ngel.
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La desaparicin del general Obregn no slo cancelaba la posibi-
lidad de que se repitiera el ciclo porfirista: tambin desapareca con
l, bruscamente, el nico principio de unidad y estabilidad conocido
en la tradicin poltica mexicana, el nico elemento de cohesin en
una sociedad polticamente fragmentada y sin tradiciones institu-
cionales ni democrticas. Si una crisis es un momento decisivo y
peligroso, como dice el diccionario, no hay duda de que el magnicidio
desat una crisis poltica de grandes magnitudes, cuya solucin,
nada fcil, signific un avance cualitativo en la construccin del
Estado mexicano. No en vano, siempre que se ha querido estudiar y
entender al Estado surgido de la Revolucin, se pone especial cuida-
I Len Toral, que ingres al restaurante hacindose pasar por reportero, le dispa-
r al general Obregn, a quemarropa, los seis tiros de su pistola calibre 32. Flanquea-
ban al caudillo sonorense su amigo Aarn Senz, gobernador de Nuevo Len, y
Arturo H. Ore, coordinador de la diputacin guanajuatense. Senz y Ore eran
obregonistas destacados, miembros del Centro Director Obregonista, cuyo papel en
la solucin de la crisis desatada por el magnicidio fue muy importante. Vase una
muy detallada descripcin del banquete de La Bombilla en Juan Gualberto Amaya,
Los gobiernos de Obregn, Calles, y regmenes peleles derivados del callisl1lo, Mxico,
edicin del autor, 1947, p. 200. Por otro lado, qu decir de Len Toral? Catlico
militante en esos aos de guerra religiosa que, tomndole la palabra al general
Obregn, decidi sacrificar su vida a cambio de la del caudillo.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
do en tratar de desentraar esa crisis, que Arnaldo Crdova sintetiza
en un prrafo:
La muerte del general lvaro Obregn [ ... ] puede considerarse, sin hiprbo-
le, como el acontecimiento ms decisivo del desarrollo poltico de nuestro
pas en la era posrevolucionaria. Con ella se abri una etapa de profunda
y prolongada crisis del Estado mexicano que no habra de resolverse sino
hasta 1935, que marcara la superacin definitiva del caudillismo y del
poder personal como forma de liderazgo poltico nacional y que encau-
zara el orden social, econmico y poltico instaurado por la Revolucin
Mexicana hacia su total institucionalizacin al cabo de una dcada de
eventos cruciales y de transformaciones decisivas. 2
La crisis comprometi al gobierno de Plutarco Elas Calles y al
mismo sistema poltico, estuvo a punto de causar una guerra civil de
grandes proporciones en la que Mxico retrocedera el trecho difcil-
mente recorrido en la reconstruccin y la modernizacin del pas; y
puso al Estado en riesgo de colapsarse. Sin embargo, los actores
del momento sortearQQesta crisisyla aprovecharon"jJara
iniciar la d-;;; caudiI1os"-a "un
Ras de (segn las memorables plabrasdel general
Calles en su informe presidencial del 1 de septiembre de ese ao).
La clave de ese proceso la dio la fundacin y dotacin de sentido del
Partido Nacional Revolucionario (PNR), cuya creacin, como dice
Luis Medina,
se atribuye a la muerte de Obregn y a la difcil situacin poltica que
aquella cre. Sin embargo, la idea de un gran partido que incluyera a
todos los revolucionarios no era nueva. Lo novedoso para fines de los
aos veinte fue la serie de circunstancias polticas que confluyeron para
hacerla viable [ ... ] En todo caso, la muerte de Obregn fue el aconteci-
" Con ese prrafo empieza, propiamente, el libro de Crdova acerca del maxima-
to, La Revolucin en crisis: La aventura dellll(uillzalo, Mxico, Cal y Arena, 1995, pp.
23-24. Otros anlisis de este momento en Tzvi Medin, Ellllinilllalo presidencial:
Historia poltica delllzaxil1lato 1928-1935, Mxico, Ediciones Era, 1982, pp. 29 Y ss.;
Alejandra Lajous, Los orgenes del par/ido nico en Mxico, Mxico, UNAM, 1979, pp.
21-23; Luis Javier Garrido, El partido de la Revolucin institucionaliz.ada, Mxico,
Siglo XXI, 1982, pp. 63 Y SS., Y Lorenzo Meyer, El conflicto social y los gobiernos del
IIzaximato (Historia de la Revolucin Mexicana, 13), Mxico, El Colegio de Mxico,
1978, pp. 17 Y ss.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 35
miento catalizador de un ambiente que apuntaba ya hacia la formacin
de un partido que unificara a la "familia revolucionaria".3
De esa manera, y sin proponrselo, Jos de Len Toral, al cancelar
la posibilidad de que el caudillo deviniera en dictador y se prolongara
con ello la dominacin carismtica, abri la posibilidad de que se
transitara a la dominacin legal o instituciona1.
4
En esta parte del
captulo pasaremos revista a la "serie de circunstancias" que permi-
tieron la creacin del PNR, primer (y significativo) paso en este trn-
sito hacia la dominacin legal, empezando por revisar la situacin
poltica de Mxico entre 1917 y 1928.
Los actores polticos, 1917-1928
Venustiano Carranza gobern como presidente constitucional de
mayo de 1917 a mayo de 1920, y)a principal preocupacin
gobierno en materia de poltica interior fue el combate a las tenden- ____ -oc . ____ __________ ." ____ o _____ _________ ____ _. ___________ _____ __
cias centrfugas desatadas Ror la Revolucin. Haba regiones enteras
sustradas total o parcialmente al poder del Estado, debido a la ac-
cin de rebeldes de todo tipo.
5
Durante los tres aos del gobierno constitucional de Carranza/los
triunfos obtenidos por el rgimen fueron significativos, y con su
muerte los rebeldes, cada vez ms aislados, perdieron el nico pre-
texto que les impeda negociar, y uno a uno se fueron rindiendo y,
3 Luis Medina Perla, Hacia el nuevo Estado, Mxico, Fondo de Cultura Econmi-
ca, 1994, p. 52.
4 lvaro Matute Aguirre, "La encnrcijada de 1929: Caudillismo versus institu-
cionalizacin", en Jaime E. Rodrguez (ed.), The Evolution ofthe Mexican Poltical
Systel1l, Wilmington, Delaware, Scholary ResourcesInc., 1993, pp. 187-202. Es impor-
tante aclarar que el sentido de los trminos de "caudillismo" e "institucionalizacin",
as como los de "dominacin carismtica", "tradicional" y "legal", estn basados en
los tipos ideales de \Veber (vase Max \Veber, Economa y sociedad: Esboz.o de una
sociologa comprensiva, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1964, pp. 7 Y ss. Y
172 Y ss.
5 Los haba de origen revolucionario como Emiliano Zapata, Pancho Villa, Sa-
turnino Cedilloy Alberto Carrera Torres; contrarrevolucionarioscomo Manuel Pelez,
Flix Daz, Tiburcio Fernndez Ruiz, Alberto Pineda, Higinio Aguilar, Guillermo
Mexuieiro y Jos Ins Dvila; y meros bandidos que tenan bajo su puo comarcas
enteras, como Ins Chvez Garca, Jess Cntora y Pedro Zamora.
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36 LA FUNDACIN (1928-1933)
cuando era posible, incorporando al nuevo Estado, de tal manera
que lvaro Obregn recibi de manos de Adolfo de la Huerta un pas
casi completamente pacificado. 6
Por supuesto, la institucin (aunque llamarla as en ese momento
es, por lo menos, arriesgado) encargada de someter a los rebeldes era
el Ejrcito constitucionalista convertido en Ejrcito nacional, cuyos
jefes, de origen revolucionario, no contribuyeron, precisamente, a
centralizar el poder. Si los generales ms importantes ya eran, de por
s, caudillos revolucionarios con importantes bases locales yautno-
mas de poder, la fuerza que por necesidad hubo que darles les per-
miti echar anclas en determinadas regiones y convertirse en pode-
rosos caciques. No est de ms mencionar a Salvador Alvarado,
quien extendi su poder de Yucatn a todo el Sureste; Jess Agustn
Castro, que pase su escasa capacidad militar por Chiapas y Oaxaca;
Francisco J. Mgica, que sent las bases del cacicazgo garridista en
Tabasco; Esteban Cant, amo y seor del territorio de Baja Califor-
nia; Manuel M. Diguez, que ausente o presente, dominaba Jalisco;
Francisco Murgua, que se hizo de un enorme poder durante su
estancia en el norte como jefe de las operaciones contra el villismo;
y as por el estilo Enrique Estrada en Zacatecas, Pablo Gonzlez y
Jacinto B. Trevio en todo el centro, Cndido Aguilar en Veracruz,
Benjamn Hill en Sonora, y otros de menor envergadura.
Durante los primeros aos del gobierno de Obregn, el poder de
estos caciques militares (y otros que fueron surgiendo) fue un impor-
tante quebradero de cabeza para el gobierno. Los movimientos de
jefes de zonas militares, el surgimiento y fortalecimiento de podero-
sos caciques civiles, y todos los intentos de centralizacin del poder
fueron minando poco a poco el poder de los seores de la guerra; sin
embargo, la nica medida realmente efectiva fue la despiadada pur-
ga de 1923-1924.1
6 Dos excelentes trabajos recientes ilustran muy bien la lucha del nuevo Estado
contra estos rebeldes y sus afanes centralizadores y modernizadores, analizando al
mismo tiem po las peculiaridades y problemas de ese nuevo Estado: Javier Garcia-
diego Dantn, "Revolucin constitucionalista y contrarrevolucin: Movimientos
reaccionarios en Mxico, 1914-1920", tesis de doctorado en historia, Mxico, El
Colegio de Mxico, 1981, Y lvaro Matute, Las dificultades del nuevo ESlado, Mxico,
El Colegio de Mxico (Historia de la Revolucin Mexicana 7), 1995.
7 Un elevado nmero de jefes militares secund el llamado a la revuelta que hizo
don Adolfo de la Huerta. Los clculos sobre el nmero de efectivos rebeldes nunca
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LA FUNDACIN (J 928-1933) 37
Estos caciques militares, poderosos y soberbios, siempre proclives
al cuartelazo, celosos de su autonoma y las fuentes de su poder y que,
sin excepcin, se crean con derechos a la silla presidencial, tuvieron
que ser eliminados en masa para que el Estado pudiera construirse. Ya
antes de la rebelin delahuertista algunos de los ms peligrosos desapa-
recieron de la escena poltica, a veces por la va del asesinato;8 y du-
rante la rebelin, la purga alcanz una proporcin nunca vista antes:
ms de medio centenar de jefes de prestigio fueron eliminados.
9
Y si bien es cierto que los militares que se mantuvieron leales y
fueron clave para eliminar a los rebeldes tendieron a ocupar su pues-
to, nunca tuvieron el poder de aquellos, ni su prestigio revoluciona-
rio, ni su carisma, ni sus capacidades militares. Y aunque la rebelin
cristera fortaleci sus posiciones y les permiti revivir los cacicazgos
militares, ya no tenan la envergadura de los anteriores.
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los hacen bajar del 40% del ejrcito. La derrota de la revuelta y la muerte de sus
principales jefes militares redujo considerablemente el poder de los caciques-milita-
res. El enrarecido ambiente poltico que precedi a la revuelta delahuertista fue ma-
gistralmente retratado por Martn Luis Guzmn, quien funga como secretario
particular de Adolfo de la Huerta: La SO/libra del caudillo, Mxico, Editorial PO!Ia,
1984. No haba una buena historia de este movimiento hasta que hace unos meses se
public la tesis doctoral de Enrique Plasenci, Personajes y escenarios de la rebelin
delalwerlisla 1923-1924, Mxico, Instituto de Investigaciones Histricas, Universi-
dad Nacional Autnoma de Mxico-Migue! ngel Porra, 1998. Plasencia analiza
los intereses personales y de grupo que confluyeron en la rebelin, los conflictos
regionales que la alimentaron, y las razones del triunfo gobiernista con gran clari-
dad, aunque pecando a veces de una crtica extrema a los actores polticos del
momento; por otro lado, nota que los efectos de la revuelta han sido simplificados
al ser vistos como si no hubieran tenido otro resultado que fortalecer el poder central
y permitir el nacimiento del Partido de la Revolucin.
8 Durante el gobierno de Obregn y antes de la revuelta, fueron muertos Lucio
Blanco, Francisco Murgua, Benjamn Hill y Pancho Villa; hombres como Pablo
Gonzlez y Jacinto B. Trevio fueron neutralizados.
9 En la poca delahuertista encontraron la muerte o el destierro Salvador Alva-
rado, Manuel M. Diguez, Guadalupe Snchez, Enrique Estrada, Jess Agustn
Castro, Cndido Aguilar, Manuel Chao, Fortunato Maycotte, Manuel Garca Vigil,
Marcial Cavazos, Cesreo Castro y Rafael Buelna, entre otros.
10 El general Juan Gual berto Amaya, gobernador de Durango y una de las cabezas
de la rebelin escobarista, nos deja ver en sus memorias la casi nula capacidad
militar y el escaso calibre moral de los rebeldes de 1929, que no pueden ser compa-
rados con los de 1923-1924, a pesar de todos los errores y torpezas de stos, que
Plasencia ha revelado. Ms adelante volveremos a hablar de estas memorias: Amaya,
Los gobiernos de Obregn, Calles ... , op. cil., pp. 245-312.
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38 LA FUNDACIN (1928-1933)
Los jefes militares que ocuparon las primeras filas en el periodo
1924-1928 eran, casi todos, de origen revolucionario, pero a diferen-
cia de los purgados en 1923-1924, no haban sido -salvo alguna
excepcin- caudillos prestigiados en el periodo 1910-1920. A pesar
de la importancia poltica del Ejrcito, en este
periodo, se convirtieron PQl!!!..cas de prl!:!l.qa
pudieron construiI=lJases regionales del poder; aque:--
fuena gro-ao' y inan"domHl ta.!:,
constantemente para evitar que se convirtieran en
sin embargo, haba algunos inamovibles y otros que, sin
serlO, tambin eran piezas fundamentales del rompecabezas poltico.
Hagamos una rpida lsta: Saturnino Cedilla en San Luis Potos,
Juan Andrew Almazn en Nuevo Len, Lzaro Crdenas en la Huas-
teca y, a partir de 1928, en Michoacn; Jess M. Ferreira en Jalisco,
Juan Espinosa y Crdova en Michoacn, Abelardo L. Rodrguez en
Baja California, Abundio y Filiberto Gmez (y los Riva Palacio) en el
Estado de Mxico, Pedro Gabay en Hidalgo, Manuel Prez Trevio
en Coahuila; pero, sobre todo, el grupo que dominaba las zonas
militares del norte, Jos Gonzalo Escobar, Francisco R. Manzo, Juan
Gualberto Amaya, Fausto Topete y Francisco Urbalejo.
Para controlarlos, el presidente confi la Secretara de Guerra al
general Joaqun Amaro, cuya imagen de modernizador del Ejrcito
ha sido exagerada: una cosa era proponrselo e intentarlo, y otra
lidiar con estos poderosos seores y con los cristeros, obstculo
eterno que impeda tanto profesionalizar definitivamente al Ejrcito
como domesticarasusjefes.
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Al mismo tiempo, elpresidente contaba,
o crea contar, con algunos militares leales, sin aparentes ambicio-
nes polticas, que usaba para contrapesar a aquellos. Los ms impor-
tantes eran Roberto Cruz, Claudio Fox, Eulogio Ortiz, Juan Jos
Ros, Pedro J. Almada, Matas Ramos y Donato Bravo Izquierdo. 12
11 La rebelin cristera, (1926-1929) fue el ms serio desafo militar que, desde
fuera de sus propias filas, tuvo que enfrentar el Estado mexicano desde 1920. Va-
se el estudio clsico de Jean Meyer, La cristiada, Mxico, Siglo XXI Editores, 1976,
3 vols. Por otro lado, Martha Loyo, en "Joaqun Amaro y el proceso de instituciona-
lizacin del Ejrcito 1917-1931", tesis de doctorado en historia, Mxico, Facultad
de Filosofa y Letras, UNA.\!, 1998, pp. 306-307, ha puesto en tela de juicio la supuesta
falta de efectividad de la reforma militar instrumentada por Amaro.
12 Un excelente anlisis del Ejrcito y sus jefes en este periodo se encuentra en
T-
L4. FUNDACIN (1928-1933) 39
Si los seores de la guerra necesitaban tener fuerza poltica para
convertirse en caciques (ya no bastaba solamente ser general de
prestigio), algunos caciques no militares procuraron construir gru-
pos armados de choque (agraristas, generalmente). As lo hicieron
Toms Garrido Canabal en Tabasco, Bartolom Garca Correa en
Yucatn y Adalberto Tejeda Pizarra en Veracruz (a quien hay que
contar como civil, a pesar de su grado); no as otros caciques civiles
muy importantes, como Emilio Portes Gil, de Tamaulipas; Margari-
to Ramrez, de Jalisco; y los guanajuatenses Agustn Arroyo Ch.,
Melchor Ortega y Enrique Colunga.
AlIado de estos caciques, conviviendo y compitiendo con ellos,
empezaron a surgir partidos y grupos polticos, y organizaciones
obreras y campesinas, que si bien la mayora de las veces no eran sino
los instrumentos polticos de los caudillos y los caciques, tambin
significaban un adelanto en la vida poltica, pues las caractersticas
del sistema permitan -salvo en las pocas de elecciones presiden-
ciales- el libre juego de los partidos y el libre y enconado debate
Entre 1917 y 1928 destacaron en la escena poltica cuatro "parti-
dos nacionales": el Liberal Constitucionalista (PLc), el Nacional Coo-
peratista (PNc), el Laborista Mexicano (PLM) y el Nacional Agrario
(PNA). El primero fue el instrumento poltico de lvaro Obregn, y
desapareci cuando sus lderes se separaron del caudillo; el segundo
fue fundado bajo la gida del secretario de Gobernacin de Carranza,
Manuel Aguirre Berlanga, y era dirigido por un grupo de jvenes y
hbiles polticos, el ms importante de los cuales era Jorge Prieto
Laurens, que condenaron a su partido al aliarse con el movimiento
delahuertista; el tercero era el brazo poltico de la Confederacin
Regional Obrera Mexicana (CROM), dirigida por Luis N. Morones y su
"Grupo Accin", y durante 1924-1928 fue el grupo poltico ms cerca-
no al presidente Calles; y el ltimo fue fundado en 1920 por Antonio
Daz Soto y Gama, Aurelio Manrique, Rodrigo Gmez y Lauro Caloca,
veteranos zapatistas, y aGems de impulsar la reforma agraria mo-
derada, fue el partido ms cercano al general Obregn desde 1922-
1923 hasta el asesinato del caudillo. Quiz habra que agregar a un
Jean Meyer, Estado y sociedad con Calles, Mxico, El Colegio de Mxico (Historia de
la Revolucin Mexicana, 11), 1977, pp. 60-77.
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partido minoritario y generalmente alejado de los crculos de deci-
sin, a pesar de que algunos polticos importantes, como Adalber-
to Tejeda y Pedro Rodrguez Triana, llegaron a coquetear con l:
el Partido Comunista Mexicano (PCM), fundado en 1919.
13
Al lado de estos partidos nacionales, aparecan y desaparecan
infinidad de partidos estatales e incluso municipales, casi todos co-
yunturales (para apoyar a alguien en algn proceso electoral), con
poca o ninguna fuerza real, pero que mostraban a las claras la frag-
mentacin poltica nacional. Estos partidos eran, casi sin excepcin,
instrumento de los caciques regionales o de caciquillos de pueblo.
Los ms importantes eran los agrupados en torno a los grandes
caciques: el Partido Socialista del Sureste, el Partido Tejedista Vera-
cruzano, l Partido Socialista de la Frontera, el Partido Radical So-
cialista de Tabasco, el Gran Partido Revolucionario Jalisciense, la
Confederacin de Partidos Guanajuatenses, etctera. Como vere-
mos ms adelante, estos partidos regionales de peso no eran slo
instrumentos polticos de los caciques o los grupos regionales de
poder, tambin asuman posiciones polticas de vanguardia, y junto
con los cinco partidos nacionales atrs vistos, eran el embrin de una
nueva manera, partidista e institucional, de hacer poltica: no en
vano algunos de estos partidos fueron modelos parciales del PNR. (Me
refiero sobre todo a dos, el Partido Socialista del Sureste, de Felipe
Carrillo Puerto y Bartolom Garca Correa; y el Partido Socialista de
la Frontera, de Emilio Portes Gil.)
13 No conozco ninguna monografa acerca del Partido Liberal Constituciona_
lista. El Partido Nacional Cooperatista puede estudiarse en las memorias de su lder,
Jorge Prieto Laurens, Cincuenta aos de pol{tica mexicana. Memorias polticas, M-
xico, Editorial Mexicana de Peridicos, Libros y Revistas, 1968. El Partido Comu-
nista, dada su larga vida al margen del Estado, ha recibido, de parte de sus militantes,
mayor atencin. Vanse Amoldo Martnez Verdugo (ed.), Historia del comunisl11o
en Mxico, Mxico, Editorial Grijalbo, 1985; y Paco Ignacio Taibo n, Bolsheviquis.
Historia narrativa de los orgenes del comunismo en Mxico (1919-1925), Mxico,
Joaqun Mortiz, 1986. En cuanto a los partidos Laborista y Nacional Agrario, lo
mismo que los principales partidos regionales, los tratar ms adelante con detalle.
En fin, una breve cronologa de cada uno de ellos se encuentra en Alejandra Lajous,
Los partidos polticos en Mxico, Puebla, Premi, 1985. Para la participacin de los
partidos en las Cmaras, y sus alianzas entre ellos y con los hombres del poder,
vanse Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 45-59;
Moiss Gonzlez Navarro, La ConFederacin Nacional Campesina, un grupo de pre-
sin en la reforma agraria mexicana, Mxico, UNAM, 1977, pp. 45-50, Y Jean Meyer,
Estado y sociedad con Calles, op. cit., pp. 97-103 Y 113-123.
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Por otra parte estaban las organizaciones campesinas y obreras.
Aunque las campesinas estaban sumamente dispersas, haba algu-
nas confederaciones con mucho peso poltico, sobre todo el Partido
Nacional Agrario y la Liga Nacional Campesina (LNc), construida en
torno a las organizaciones veracruzanas controladas por el radical
lugarteniente del coronel Tejeda, rsulo Galvn. El PNR, para nacer
con fuerza organizada entre los campesinos, tuvo que combatir a
estos dos grupos, uno demasiado caudillista (el PNA) y el otro suma-
mente radical (la LNC) para caber en el partido. Ya lo veremos ade-
lante. Sin embargo, hay que sealar que buena parte de la fuerza de
los agraristas estribaba en el hecho de que muchas de estas organi-
zaciones estaban parcialmente armadas y haban sido un apoyo fun-
damental para el gobierno durante la rebelin delahuertista y la
cristiada. Quiz la mitad de estos campesinos armados estaban con-
trolados por dos caciques agraristas: Saturnino Cedillo y Adalberto
Tejeda.
En el campo sindical cuatro grupos luchaban por la supremaca:
los "amarillos" ,los "rojos",los "blancos" y los "verdes". De los "blan-
cos" o "patronales" baste decir que eran sindicatos fantasmas, al
servicio de los empresarios, que nunca llegaron a tener mucha fuer-
za, y que Luis N. Morones, durante su gestin como secretario de
Industria, Comercio y Trabajo (1924-1928), se encarg de destruir.
Los "rojos" eran mucho ms importantes. Los haba de dos tipos,
los anarquistas de la Confederacin General de Trabajadores (CGT),
con gran fuerza en Tampico,la Ciudad de Mxico, Veracruz y la zona
textil de Puebla (se calculaba que para 1926 tendra unos 50000
afiliados), que propugnaban por la accin directa, se oponan al
Estado y recogan la rica herencia anarcosindicalista mexicana; y
los comunistas, que seguan las indecisas polticas del PCM. El gobier-
no de Obregn haba sido tolerante con los "rojos" en la medida de
lo posible (dada la tendencia a la accin directa de muchos anarquis-
tas, nunca faltaron los enfrentamientos con las fuerzas del orden,
sobre todo a partir de 1922); pero durante el gobierno de Calles,
Morones hizo lo posible por destruir a la CGT, labor en la que cont
con la "desinteresada" ayuda de muchos caciques locales y jefes
militares.
E.os sindicatos "verdes" o "confesionales" tenan una fuerza simi-
lar a la CGT, y su principal bastin estaba en Guadalajara, desde donde
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extendan su influencia a Jalisco, Michoacn y Guanajuato, princi-
palmente. Inspirados en la encclica Rerum Novarum, y contando
con el apoyo de sectores influyentes de la jerarqua catlica. Cuan-
do estall la guerra cristera este importante movimiento fue conde-
nado a desaparecer.
Por ltimo, los "amarillos" de la CROM constituan el grupo ms
fuerte y numeroso. Desde su fundacin, en 1918, la central haba ido
ganando fuerza, y aliada con Obregn y Calles, tuvo acceso a recur-
sos de que los otros grupos carecieron. Segn sus cuentas, en 1926
habra unos dos millones de afiliados a la Confederacin (200 000 es
un nmero mucho ms cercano a la realidad, lo que no deja de ser
impresionante, en un pas de 17 millones de habitantes). A pesar del
desprestigio de sus jefes, sobre todo desde 1928, era una organiza-
cin slida, dura y que defenda tanto los intereses de sus agremiados
como los del naciente Estado. La CROM alcanz el pinculo de su
poder durante el gobierno de Calles, cuando Morones fue secretario
de Industria, Comercio y Trabajo, quiz el hombre ms poderoso del
gabinete, nico rival de significacin en la carrera del caudillo hacia
la reeleccin. La CROM, primera central obrera con gran fuerza, se
hizo de demasiados enemigos durante ese periodo: combati fron-
talmente a los sindicatos "rojos", "patronales" y "confesionales"; pa-
trocin el cisma del patriarca Prez y proporcion hombres para
reprimir a los cristeros; fue rival de caciques como Garrido, Garca
Correa, Tejeda, Zuno y Portes Gil; y sobre todo, se enemist con
Obregn y los suyos; en fin, hizo tanto, que lo sorprendente es que
tardara tanto en cederle el puesto de honor, en el movimiento obrero,
a la Confederacin General Obrera y Campesina Mexicana (CGOCM),
antecedente directo de la Confederacin de Trabajadores de Mxico
(CTM).
1sta la fuerza del Ejrcito, los caciques, los partidos y las organi-
zaciones, ante tal fragmentacin del poder y una sociedad tan (rela-
tivamente) politizada; frente a los retos de la poltica exterior y los
enemigos internos (los cristeros), qu margen de accin tena el
Estado mexicano? Cul era su poder real?
A lo largo de la dcada de los veinte, los ms agudos observadores
polticos mexicanos solan exagerar el ya de por s pesado persona-
lismo de la poltica nacional. Pareca que el poder del Estado depen-
da del caudillo eniurno y, consternados, crean que era una carac-
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LA FUNDACIN (1928-1933) 43
terstica peculiar del sistema poltico mexicano (cuando, en realidad,
a nivel mundial empezaba una era dominada por el personalismo de
lderes como Mussolini, Stalin, Franco, Hitler, etctera). Sin embar-
go Obre n, caudillo por antonomasia es, paradjicamente, el ngel
exterminador de los cau lOS: cuan o muere a ec o as cosas tan
bien, que no queda ningn p ~ a j e con el carisma o el prestigio
que se necesitaba para ocupar su lugar:- -- ---
Para fines de la dcada de los veinte, prcticamente no haba dudas
de la consolidacin del rgimen emanado de la Revolucin, pero la
fuerza del Estado era ms aparente que real. Es cierto que el apoyo
de las masas trabajadoras (sobre todo campesinas) haba llevado al
poder al grupo gobernante, que Obregn haba conjurado -median-
te la purga ya explicada-la recada del pas en el militarismo, que
Calles haba dotado al rgimen con el aparato institucional mnimo
indispensable, 14 y que durante los gobiernos de Obregn y Calles los
revolucionarios haban aprendido a gobernar una sociedad conflic-
tiva y relativamente politizada. Los revolucionarios eran la fuerza
hegemnica de la sociedad,
pero su poder haba demostrado tambin ser ineficaz para llevar a tr-
mino el programa de la Revolucin. Hasta los ltimos aos veinte no
haban hecho otra cosa, en la prctica, que pugnar por mantenerse en
pie, pero estaban muy lejos de convertirse en el poder rector, soberano y
aceptado por la sociedad que la Revolucin haba postulado.
ls
La Revolucin haba sido una gran movilizacin de masas, y su
programa de reformas sociales, recogido en la Constitucin de 1917,
haba permitido a los revolucionarios llegar al poder y mantenerse
en l, con el apoyo de las masas, as estuvieran stas organizadas en
14 Aunque en muchos sentidos el gobierno de Calles no hizo sino continuar el
camino de reconstruccin e institucionalizacin iniciado por el de Obregn, los
logros tangibles fueron muy notables durante su cuatrienio. Acerca de los avances
del gobierno de Obregn en ese sentido, esperamos que no tarde en aparecer elli-
bro del doctor lvaro Matute; por ahora, basten las comunicaciones personales del
autor y de quien fue su ayudante, el maestro Leonardo Lomel. Vanse las caracte-
rsticas del gobierno de Calles como constructor de instituciones en lean Meyer,
Enrique Krauze y Cayetano Reyes, La reconslnLccin econmica, Mxico, El Colegio
de Mxico (Historia de la Revolucin Mexicana, 10), 1978.
15 Arnaldo Crdova, La pol!'ca de masas del cardenisl1Io, Mxico, Ediciones Era,
1974,p.13.
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44
LA FUNDACIN (1928-1933)
tantos y tan diversos grupos, y fueran controladas por caciques y
caudillos distintos, pero en los hechos, tanto la reforma agraria como
la resolucin de las demandas obreras haban avanzado poco, lo que
en parte se deba a la escasa fuerza del Estado.
Ya hemos visto que Obregn y Calles (como en su momento Ju-
rez, Lerdo, Daz y Carranza) se impusieron como tarea primordial
centralizar el poder y construir un Estado fuerte, y dieron pasos
importantes en ese sentido. Obregn, cuya fuente de poder era caris-
mtica, fue construyendo un "centralismo personalista carente de
instituciones" (en un contexto en que los caciques y los caudillos eran
notables manipuladores de las masas organizadas a su vera, Obre-
gn el primero). Calles, impuesto en el poder por el grupo obregonis-
ta, aunque se haba hecho de fuerzas propias importantes, gracias a
su temprana alianza con la CROM-PLM y con los caciques radicales, no
era un caudillo; su poder descansaba en su habilidad poltico-admi-
nistrativa y no en el carisma, y en el apoyo tanto de los militares
obregonistas como del grupo poltico callista. De alguna manera,
gobern "a la sombra del caudillo", sobre todo, a partir de 1926,
cuando la rebelin cristera hizo tan necesarios a los militares. 16
Cuando Obregn decidi volver al poder, la fuerza de los militares
que le eran adictos, la alianza de un sector importante de los caci-
ques, yel obligado apoyo de Calles a sus aspiraciones, le allanaron el
camino. La oposicin de Morones y de algunos militares minorita-
rios (Francisco Serrano y Arnulfo R. Gmez, que fueron ejecutados
a fines de 1927) era demasiado dbil para detener el carro obregonis-
tao El regreso de Obregn amenazaba dar al traste con el camino
andado hacia la institucionalizacin de la vida poltica. El magnicl
dio de julio de 1928 cerr la va hacia la construcciIl de
cuya legitimidad fuera tradicional, y dej abierto, el dif-
cil camino hacia la slo capitalizando lo hasta
avanzado en ese sentid,Qpodra evitarseel naufragio del
Estado revolucionario. 17
16 A. Lajous. Los orgenes del partido nico en Mxico. op. cit . pp. 14-19.
17 Vase el incontenible camino de Obregn hacia la reeleccin en Garrido. El
partido de la Revolucin institucionalizada. op. cit . pp. 55,59. Y J. Meyer. Estado y
sociedad con Calles. op. cit . pp. 123-151. Sin embargo. Hctor Aguilar Camn. quien
conoce como pocos los ol"genes del grupo sonorense. sugiri en un ensayo de ttulo
harto significativo ("Macbeth de Huatabampo ..... ). que en 1928 el general Obregn
LA FUNDACIN (1928-1933) 45
La solucin de la crisis
Es cierto que el Reneral Calles gobern "a la sombra del caudillo",
pero tambin es cierto, como hemos visto, que se haba hecho de
bases de poder propias, y que su carrera poltica y su habilidad re-
tara lo hacan, en el momento de la desaparicin del cau-
dillo, si no un posible caudillo emergente, s la figura ms destacada
en la escena poltica nacional. La crisis desatada por el magnicidio
fue la mayor prueba que Calles tuvo que enfrentar como presidente
de la Repblica. En: los tres aos anteriores, el antiguo maestro de
escuela haba resuelto graves problemas conjurado la
amenaza de intervencin estadunidense, equilibrado el "radicalis-
mo" de Morones con el "conservadurismo" de Obregn; y enfrentado
al desafo de la cristiada y al intento golpista de Serrano y Gmez.
Todo eso haba sido posible porque el presidente, con el apoyo del
caudillo, haba mantenido cohesionados a los revolucionarios; pero
la precaria unidad se vio severamente comprometida con el magni-
cidio: la CROM-PLM se haba debilitado por su oposicin a la reeleccin
del caudillo, y por su tarda e indecisa incorporacin al carro obre-
gonista. Morones, cuya enemistad con Obregn era conocida, agra-
v la situacin el 30 de abril, cuando pronunci en la Ciudad de
Mxico un encendido discurso antiobregonista que fue causa de su
definitivo rompimiento con el caudillo, y que en opinin de muchos
analistas, ech levadura al caldo de cultivo en el que se gestaba el
magnicidio.
Como resultado, en los das inmediatamente posteriores al ban-
quete en La Bombilla, los obregonistas ms exaltados responsabili-
zaron a Morones y a la CROM del magnicidio y, de paso, conocidas las
ligas entre el presidente y el lder obrero. acusaron a Calles de com-
plicidad con los asesinos. Los jefes mili tares ms cercanos al caudillo
estuvieron a punto de levantarse en armas de inmediato, creyendo,
asustados. que si Calles haba tenido la audacia de eliminar a Obre-
gn, qu no hara con ellos! Ya se vean frente al pelotn de fusila-
miento.
era casi un emplazado. casi un condenado a muerte. a pesar de ser "el hroe de la
hora. el hombre providencial las facciones polticas y militares haban ungido
para reanudar los fastos del destino revolucionario de Mxico". Hctor AguiJar
Camn. Saldos de la Revolucin. Mxico. Editorial Ocano. 1984. pp. 181-182.
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46 LA FUNDACIN (! 928-1933)
El presidente actu con gran serenidad: su objetivo fundamental
que se rompiera la unidad revolucionaria en esos primeros
y r.l'ez a negociar hbilmente con ]Qs
buscan o una transicin institucional y, sobre todo, tratando de
evitar la Muchos de los caciques "radicales" aliados suyos le-
hicieron saber que estaban con l (notoriamente, Bartolom Garca
Correa, Toms Garrido Canaba!' Adalberto Tejeda, Donato Bravo
Izquierdo y Lzaro Crdenas, de Yucatn, Tabasco, Veracruz, Pue-
bla y Michoacn. Los tres ltimos, incluso, le pidieron que, ante la
crisis, prolongara su mandato). Cuando cuatro de los jefes militares
de mayor prestigio y'poder lo apoyaron irrestrictamente (Joaqun
Amaro, Juan Andrew Nmazn, Saturnino Cedillo y, otra vez, Crde-
nas), Calles se dio cuenta de que tena una base slida tanto para
evitar la guerra civil como para negociar con los obregonistas.
La muerte del caudillo tuvo otro efecto: revelar la debilidad del
obregonismo. Sin el factor gue los unificaba, es decir, la lealtad al
caudill(;" (debida, entre otras cosas, a la habilidad de aqul para
y amarrar acuerdos polticos), los obregonistas
dividieron y actuaron con indecisin, y su
9ivisin como el tiemp-.9ue le dieron. para formar un nuevo grupo
gobernante y reconS"truir su poder.
Los obregonistas exaltados seguan pensando en levantarse en
armas. Este grupo lo formaron los generales que como gobernadores
o jefes de operaciones militares dominaban el norte: Fausto Topete
y Francisco R. Manzo, gobernador y jefe de operaciones militares de
Sonora, respectivamente; Marcelo Caraveo y Jess Ferreira, seores
de Chihuahua; Jos Gonzalo Escobar, jefe militar de Coahuila; Juan
Gualberto Amaya y Francisco Urbalejo, gobernador y jefe de opera-
ciones de Durango, respectivamente; y algunos otros, como Jess M.
Aguirre, hombre al que Obregn haba puesto en Veracruz para
contrarrestar, en la medida de lo posible, la fuerza del tejedismo. Sin
embargo, este bloque tuvo, muy pronto rupturas importantes: Ma-
nuel Prez Trevio y Abelardo Rodrguez, gobernadores de Coahuila
y de Baja California, que en un principio estuvieron con ellos, prnto
se pasaron al callismo.
A este grupo de caciques militares, verdadera fuerza del obrego-
nismo, se una un bloque importante del Congreso, dirigido por
Ricardo Topete (hermano del gobernador de Sonora y lder de la
y'
LA FUNDACIN (1928-1933)
47
Cmara de Diputados), y los jefes del Partido Nacional Agrario, ene-
migos de Calles y que vean en la desaparicin de Obregn el fin de
su poder: Antonio Daz Soto y Gama y Aurelio Manrique, lderes
fogosos y brillantes oradores, se opusieron violentamente a todos los
intentos de Calles por restablecer la unidad.
Sin embargo, un importante grupo de polticos obregonistas que
haban coordinado la campaa electoral del caudillo agrupados en
el Centro Director Obregonista, se acercaron a negociar con Calles
desde los primeros das. Estos polticos desconfiaban de los cacigues
militares y preferan que el poder se restructurara en torno al presi-
dente. a que el pas recayera en el caudillismo a que los militares
obregonistas lo hubieran llevado. Sus nombres: Aarn Senz, gober-
nador de Nuevo Len y lugarteniente visible del general Obregn
durante su campaa; Emilio Portes Gil, gobernador de Tamaulipas
y dirigente de uno de los ms fuertes y consistentes partidos regio-
nales, el Socialista de la Frontera; Arturo H. Orc, uno de los cuatro
dirigentes de la poderosa Confederacin de Partidos Revoluciona-
rios Guanajuatenses, y uno de los diputados ms influyentes; Marte
R. Gmez, experimentado lder agrarista y poltico de alto nivel; yel
hbil Luis L. Len, secretario de Agricultura y Fomento.
Los prohombres del Centro Director Obregonista se acercaron al
presidente y le pidieron la jefatura de la polica (es decir, la investi-
gacin del asesinato de Obregn) para uno de los suyos, y la salida
de Morones y los laboristas del gobierno. Calles, que ya se senta
fuerte con el apoyo de sus caciques "radicallistas", decidi sacrificar
a su aliado y lugarteniente, y el 21 de julio Luis N. Morones dej la
Secretara de Industria, Comercio y Trabajo, y al mismo tiempo,
Celestino Gasea y Eduardo Moneda, destacados moronistas, fueron
excluidos de sus cargos en la administracin pblica. Para coronar
la maniobra, Calles nombr al obregonista Antonio Ros Zertuche
jefe de la polica, en lugar de su incondicional Roberto Cruz, y nom-
br a Emilio Portes Gil secretario de Gobernacin. En respuesta, un
del asesinato los directivos del Centro Obregonista
solvieron esa instancia y aparecieron como firmes aliados del presi-
dente Calles: no en vano el secretario de Gobernacin declar
desaparecido elinudillo Calles era "el jefe mximo", y el diputado
Marte R. Gmez5!.ijo que Calles era "el nico jefe de la
Revolucin".
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LA FUNDACIN (1928-1933)
En suma, a Calles le tom un mes evitar la guerra civil y dividir a
los obregonistas, aun a costa del sacrificio de alfil que signific la
exclusin de Morones. Entonces pas a la segunda parte de su ma-
niobra: reconstituir su poder y al grupo gobernante. lB
La reconstitucin del poder
El mensaje preliminar del IV Informe Presidencial del general Calles
ha pasado a la historia, con justicia, como el banderazo de salida al
trnsito definitivo de la dominacin carismtica a la dominacin
legal (es decir, del caudillismo a la institucionalizacin). Para esas
fechas (1 de septiembre), Calles ya haba capoteado la crisis, yen-
carg, unos das antes, a su secretario de Educacin, doctor Jos
Manuel Puig Casauranc, que redactara el mensaje en torno a las
ideas que l le dict.
Hasta entonces Calles era, probablemente, el nico actor poltico
de importancia que haba notado que se poda aprovechar la muerte
del caudillo para transformar cualitativamente la vida poltica de
Mxico, en vez de convertirla en slo un episodio ms de las luchas
personalistas por el poder. As, mientras todos se empezaban a ali-
near detrs de este o aquel caudillo (estaba en su apogeo el juego de
las candidaturas para la presidencia provisional y para la presidencia
constitucional en el periodo 1930-1934), el presidente preparaba el
primer gran paso, anunciado en su mensaje, para abandonar el per-
sonalismo que hasta entonces haba caracterizado la vida poltica
nacional.
En esas condiciones, Calles sorprendi a tirios y troyanos al deli-
near su proyecto de canalizar "definitivamente la poltica del pas por
rumbos de una verdadera vida institucional", convirtiendo el dolo-
roso hecho que significaba "la prdida irreparable" del nico nom-
bre que poda aspirar por derecho propio al rango de caudillo (aqu
meti un necesario elogio al caudillismo, sistema vital hasta enton-
18 Esta crisis ha sido analizada por muchos historiadores y politlogos. Yo me
quedo con las versiones de Medin, Elnzinimato presidencial ... , op. cit., pp. 29-38;
El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 63-68, Y Crdova,
Lg. Revolucin en crisis ... , op. cit., pp. 23-33.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 49
ces), que haba creado un peligroso vaCo poltico (por la ausencia de
"personalidades de indiscutible relieve"), en
la oportunidad quiz nica en muchos aos [de hacer] un decidido y
firme y definitivo intento por pasar de la categora de pueblo y gobierno
de caudillos a la ms alta y ms respetada y ms productiva y ms pacfica
y ms civilizada condicin de pueblo de instituciones y de leyes.
19
Sin embargo (y ya veremos ms adelante esto con cuidado), los
grupos polticos ni entendieron ni creyeron el mensaje: era una
transformacin demasiado radical e importante para ser compren-
dida de golpe; as que el presidente tuvo que hacerla creble, y para
eso, necesitaba primero consolidar al nuevo grupo gobernante, el
grupo encargado de impulsar la tarea que sera definitiva en el pro-
ceso: la creacin de un partido poltico moderno gue unificara a los +-
revolucionarios y diera un cuerp2.,9rganizativo y p!:9gramtico a su
gobierna..
Como primer paso, haba que quitarle el control del Congreso de
la Unin a los obregonistas exaltados (los diputados Ricardo Topete
y Aurelio Manrique, que contestaron agresivamente el mensaje del
1 de septiembre, controlaban la mayora de las cmaras). Los dipu-
tados Melchor Ortega (Guanajuato), Gonzalo N. Santos (San Luis
Potos) y Marte R. Gmez (Tamaulipas), fueron los encargados de
instrumentar la ofensiva contra el lder Ricardo Topete y lograron la
destitucin del sonorense como presidente del Congreso y la recom-
posicin del Poder Legislativo, con una nueva mayora leal al presi-
dente.
Una vez controlado el Congreso, Calles tena que encontrar el
candidato ideal para la presidencia provisional de la Repblica. El 5
de septiembre se reuni con los principales jefes del Ejrcito y reca-
b de ellos el compromiso de que ninguno lanzara su candidatura,
pues la candidatura de unjefe militar con arrestos de caudillo atrae-
ra de inmediato las de otros que se creyeran con iguales derechos;
19 Vase el mensaje de Calles en El Universal, 2 de septiembre de 1928, y en
Historia documental del Partido de la Revolucin, Mxico, PRI-\CAP, 1986,3 vols., vol.
1, pp. Y su glosa en Garrido, El par/ido de la Revolucin institucionalizada, ap.
cir., pp. 66
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-68; y Crdova, La Re1'Olucin en crisis ... , ap. cit., pp. 34-39.
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50 LA FUNDACIN (1928-1933)
por tanto, deca Calles, el presidente provisional deba ser un civil
con fuerza propia y antecedentes revolucionarios.
20
El presidente Calles haba ido dando forma a un nuevo grupo
poltico, uniendo a sus antiguos partidarios (con excepcin de Mo-
rones y los laboristas), es decir, los caciques radicales (Garca Correa,
Garrido, Tejeda, Crdenas) y los operadores polticos a los que l
haba dado fuerza durante su gobierno (Puig Casauranc, Ezequiel
Padilla, Bartolom Vargas Lugo y otros); con los polticos obregonis-
tas que le haban permitido sortear la crisis (Senz, Portes Gil, Luis
Len, Marte Gmez, Melchor Ortega). Y para consolidar la unidad,
comprendi que antes que a uno de los suyos, tendra que impulsar
la candidatura de un obregonista con fuerza propia. En un principio
pens en Manuel Prez Trevio, pero como el gobernador de Coa-
huila tard demasiado tiempo en optar entre el presidente yel grupo
obregonista exaltado,21 la candidatura de Portes Gil, quien haba
sido el ms importante enlace del presidente con los obregonistas
moderados, se fue abriendo paso.
22
Para mediados de septiembre la prensa y los grupos polticos ma-
nejaban los nombres de Manuel Prez Trevio, Jos Gonzalo Esco-
bar, Juan Andrew Almazn, Emilio Portes Gil y Jos Manuel Puig
Casauranc. Calles logr que se descartara a los tres primeros por su
carcter de caudillos militares, y fingiendo sacrificar a Puig, que era
demasiado callista para consolidar la unidad, hizo que las Cmaras
eligieran a Portes Gil el25 de septiembre, gracias tanto a sus recono-
cidos antecedentes obregonistas y a su capacidad poltica, como,
sobre todo, al decidido apoyo del presidente.
Ahora, con un grupo poltico consolidado y fuerte, y un presidente
20 Vase la descripcin de esta reunin en Froyln c. Manjarrez, "La jornada
institucional", Mxico, Diario Oficial, 1930, pp. 42-69.
21 Los miembros de este grupo se reunan en secreto (eso crean ellos: Abelardo
L. Rodrguez, que concurra a las reuniones, mantena puntualmente informado al
presidente de lo que en ellas pasaba) en el Hotel Rgis, durante los primeros das de
septiembre, procurando madrugar a Calles imponiendo como presidente provisio-
nal a uno de los suyos, preferentemente el general Jos Gonzalo Escobar, pero en
caso de que esto no fuera posible, al ms moderado Manuel Prez Trevio, quien al
concurrir a estas reuniones y aceptar esas maniobras perdi, sin darse cuenta, la
posibilidad de ser presidente de la Repblica. No obstante, en octubre ya tendra
tomada su decisin v sera determinadamente callista.
22 Vase, en Artu;o Alvarado Mendoza, El portesgilislllO en
El Colegio de Mxico, 1992, cmo se abri paso la candidatura de Portes Gil.
f
LA FUNDACIN (1928-1933) 51
provisional capaz de entenderlo, el general Calles se dedic de lleno
a darle vida a la idea del partido.
23
La idea del partido
Ya dijimos que la idea de construir un partido poltico nacional que
aglutinara a los revolucionarios no era nueva, lo nuevo era la posibi-
lidad efectiva de llevarla a la prctica.
Hay una idea muy difundida segn la cual Calles, consciente de
que no poda ocupar el lugar dejado por Obregn, plane la construc-
cin de un partido que fuera su instrumento personal para imponer
su poder sobre el presidente o los sucesivos presidentes, nica posi-
bilidad de perpetuar su poder aunque fuera dndole una mscara
institucionap4 Sin embargo, y como iremos viendo, la actuacin
poltica de Calles en esos meses no concuerda con esa idea. En p-
blico y en privado, Calles recalc una y otra vez. desde princiRios d<:...
Agosto de 1928. la necesidad de la y Qfgente unificacin
de todos los grupos revolucionarios bajo un solo mando y en una
Qniea formacin poltica".25 '
Calles encarg desde entonces, y en secreto, a Jos Manuel Puig
Casauranc, Luis L. Len, Basilio Vadillo y Ezequiel Padilla que,26 al
23 La solucin de la crisis y la designacin de Portes Gil, que es una de las manio-
bras polticas mejor planeadas y ejecutadas enla historia de Mxico, y tambin una
de las ms fructferas -Portes Gil dista mucho de ser el pelele de Calles que la
propaganda anticallista cre-, puede verse en los textos citados anteriormente,
pero con mayor colorido, en las memorias de la poca, por ejemplo, Emilio Portes
Gil, Quince aos de poltica mexicana, Mxico, Ediciones Botas, 1941, pp. 29-45;
Amaya, Los gobiernos de Obregn, Calles ... , op. cir., pp. 219-222, Y Jos Manuel Puig
Casauranc, Ca/atea rebelde a varios pigll1aliones. De Obregn a Crdenas, Mxico,
Impresores Unidos, 1938,passim.
24 Por ejemplo, Medin, Ellllinill/ato presidencial ... , op. cit., pp. 49-52; Garrido, El
partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., passilll, y Lajous, El nacimiento
del partido nico en Alxico, op. cir., passim.
25 Portes Gil, Quince aos de poltica mexicana, op. cit., pp. 213-214.
26 Los historiadores del partido coinciden en sealar a estos hombres como poI ti-
cos callistas y decididos colaboradores del presidente en la tarea de creacin del
partido; por ejemplo, Garrido, Elpartido de la Revolucin institucionalizada, op. cit.,
p. 72. Si Puig y Padilla s eran callistas, ya hemos visto que Len era obregonista; en
cuanto a Vadillo, haba tenido fuertes altercados con el general Calles cuando aqul
era gobernador de Jalisco y ste secretario de Gobernacin, y durante el gobierno
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52 LA FUNDACIN (1928-1933)
frente de sendos equipos de trabajo, estudiaran los orgenes, estruc-
tura y funcionamiento de los partidos socialdemcratas europeos y
de los partidos Demcrata y Republicano de los Estados Unidos. Al
mismo tiempo empez a revisar, con ayuda de Emilio Portes Gil y
Bartolom Garca Correa, las caractersticas de los principales par-
tidos regionales. Tan importante como eso fue que el grupo callista
condensara su experiencia poltica propia, contrastndola con esos
estudios.
27
Ya madura la idea, el 28 de noviembre de 1928, dos das antes de
que Calles entregara el poder, hubo una reunin en casa del secreta-
rio de Agricultura, ingeniero Luis L. Len, a la que asistieron el
presidente Calles, Portes Gil, Bartolom Vargas Lugo, Marte R. G-
mez, Manuel Prez Trevio, Adalberto Tejeda, Manlio Fabio Altami-
rano, Jos Manuel Puig Casauranc, Agustn Arroyo Ch., Aarn Senz,
Bartolom Garca Correa, Melchor Ortega, Gonzalo N. Santos, Eze-
quiel Padilla y David Orozco: los hombres del presidente, los que
haban estado trabajando en la solucin de la crisis y en la prepara-
cin del partido. En esa reunin cuaj la idea, se constituy el Comit
Organizador del Partido Nacional Revolucionario y se consensaron
las lneas generales sobre las que se redactaran los documentos
bsicos de la fundacin del partido.
28
Calles presidi durante 10 das al Comit Organizador, cuya exis-
de Calles, haba estado en el exilio diplomtico como embajador de Mxico en la
URSS. Calles 10 incorpor al grupo creador del PNR hasta noviembre de 1928, por
peticin de Aarn Senz y Luis L. Len, que estimaban su capacidad poltica y su
lealtad al obregonismo. Vase la biografa del poltico jalisciense, Pablo Serrano
lvarez, "Basilio Vadillo: Revolucionario, poltico, intelectual y diplomtico del
occidente mexicano, 1885-1935", tesis de doctorado en historia, Mxico, UNAM, 1996;
as como los relatos autobiogrficos de Puig Casauranc, Galatea rebelde ... , op. cit., y
Luis L. Len, Crnica del poderen los recuerdos de W1 poltico en el Mxico revolucio-
nario, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1987.
27 Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 71-74.
28 Portes Gil, Prez Trevio, Senz, Tejeda y Garca Correa controlaban poltica-
mente Tamaulipas, Coahuila, Nuevo Len, Veracruz y Yucatn, respectivamente;
Arroyo Ch. y Melchor Ortega eran connotados dirigentes de la Confederacin de
Partidos Revolucionarios Guanajuatenses, y el primero era gobernador en [1.lI1cio-
nes de Guanajuato; Puig Casauranc y Len eran secretarios de Estado, el primero
de Educacin y el segundo de Agricultura, y dos de los ms hbiles colaboradores
del presidente; en fin, Altamirano, Gmez, Padilla y Orozco eran hombres con gran
experiencia poltica, sobre todo en el mbito en que ms haban brillado: las manio-
bras en el Poder Legislativo. Calles, a esas alturas, ya era "el jefe mximo".
T
LA FUNDACIN (1928-1933) 53
tencia se hizo pblica el 1 Q de diciembre, es decir, el mismo da que
entreg la banda presidencial a Portes Gil. Pero el8 de diciembre dej
la presidencia del comit, tanto para evitar que se viera a ste como
criatura suya, como para terminar de tomar distancia con ellaboris-
mo, cuyo imprudente lder, Luis Napolen Morones, empez a ata-
car frontalmente a su viejo enemigo, el presidente Portes Gil. Ese
mismo da Aarn Senz, el ms destacado de los obregonistas que se
haban pasado al callismo en los meses de la crisis, renunci a su
cargo en el Comit Organizador para dedicarse de lleno a preparar
su precandidatura a la Presidencia de la Repblica.
As. e18 de diciembre de 1928, el Comit Organizador del Partido
Nacional Revolucionario qued constituido de la siguiente manera:
presidente, general Manuel Prez Trevio; secretario general, inge-
niero Luis L. Len; secretario del interior, profesor Basilio Vadillo;
secretarios de organizacin, senador Bartolom Garca Correa y
diputado David Orozco; y secretario de propaganda, senador Manlio
Fabio Altamirano. El S de enero de 1929 el Comit Organizador
, public en los peridicos la "Convocatoria a la Convencin Consti-
tutiva del Partido Nacional Revolucionario", dirigida "a las agrupa-
ciones revolucionarias de la Repblica". El documento insista en
dos puntos esenciales: la superacin del rgimen caudillista y la
-- --
construccin de una organizacin Roltica slida y Roderosa que
1:ffiITicara a todos los revolucionarios yks permitiera llevar a buen
p'uerto el econmico y social de la Revolucin.
Desde el p'rincipio, el partido se identificaba con la Revolucin y su_
y manifestaba una vocacin democrtica casi
incompatible cop la cot\Jmbres polticas mexicanas.
Las funciones de la convencin, efectuada en la ciudad de Quer-
taro, de grata memoria constitucionalista, del 1 al 5 de marzo del
mismo ao, seran la discusin y aprobacin de los estatutos, decla-
racin de principios, programa y plan de accin del partido; la firma
del "pacto de solidaridad constitutivo del Partido Nacional Revolu-
cionario" entre todos los grupos (concurrentes) revolucionarios; y la
designacin de la direccin nacional del partido y del candidato para
el cargo de presidente constitucional de la Repblica para el periodo
deIS de febrero de 1930 al30 de noviembre de 1934.
29
29 El texto de la convocatoria puede verse en los diarios de ese da y en Historia
documenlal del Partido de la Revolucin, op. cil., vol. 1, pp. 49-56. Vase su glosa en
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54 LA FUNDACIN (1928-1933)
Desde la constitucin del Comit Organizador, pero con mayor
urgencia y decisin a partir de la publicacin de la convocatoria, los
miembros del Comit Organizador, lo mismo que el ex presidente
Calles, el presidente Portes Gil y los hombres que entendieron su
idea, se dieron a la difcil tarea (para la que se haban puesto como
fecha lmite, en la convocatoria, ellO de febrero) de convencer a
todos los caciques, caudillos y grupos polticos, de entrar a la nueva
organizacin y aceptar el compromiso que significaba el pacto que
en la convencin se firmara. A quines convocaba, quines acepta-
ron el pacto, quines no lo aceptaron, y cmo se firm ste? Esas son
las preguntas que intentaremos responder en el prximo apartado.
EL NACIMIENTO DEL PARTIDO
El nuevo partido no slo deba unir a los revolucionarios, sino en-
las ambiciones de los polticos mexicanos sometindolosa
una disciplina y partidario, con lo que se pondra fin
.ill.personalism...o, a la dispersin del poder y a las que cada
vez gue haba elecciones presidenciales se causaba a s misma la fa-
milia revolucionaria. De esta manera, lo ms importante, para em-
pezar, era convencer a los revolucionarios que se unieran al nuevo
partido y firmaran su pacto constitutivo. Aqu veremos cules grupos
fueron convocados, y cmo concurrieron a la fundacin del PNR,
antes de revisar cmo se firm el pacto.
Laboristas y agraristas
Cuando se public la convocatoria a constituir el PNR, haba tres
partidos polticos que se pretendan nacionales (el PLM, el PNA, yel
PCM, que deba su fuerza a la alianza que acababa de firmar con la
Liga Nacional Campesina), que trataron de oponerse al nacimiento
del nuevo partido. El PNR, para construirse, tuvo que pasar por enci-
ma de ellos.
30
Crdova, La Revolucin en crisis ... , op. cit., pp. 54-55; Garrido, El partido de la
Revolucin institucionalizada,_o/. cit., p. 77, Y Lajous, Los orgenes del partido nico
en Mxico, op. cit., pp. 195-203.
30 Haba un grupo ms, la Alianza de Partidos Socialistas de la Repblica, nacida
LA FUNDACIN (1928-1933) ss
El Partido Laborista Mexicano era el brazo poltico de la CROM y
las bases de su poder provenan de la fuerza de la central obrera. La
CROM naci en mayo de 1918, en el Congreso Nacional Obrero efec-
tuado en Sal tillo, bajo los auspicios del gobernador de Coahuila,
Gustavo Espinosa Mireles. La CROM fue la primera organizacin obre-
ra de importancia que no comulgaba con el anarcosindicalismo, y
desde el principio, Luis N. Morones fue maniobrando para conver-
tirse en el lder casi omnmodo de la central.
El PLM fue fundado en diciembre de 1919, al calor de la sucesin
presidencial, y sus dirigentes apoyaron secretamente la candidatura
del general Obregn. En abril de 1920, los dirigentes del partido
llamaron a secundar la rebelin de Agua Prieta. Durante el gobierno
de Obregn, el PLM-CROM se fue acercando cada vez ms al general
Calles, secretario de Gobernacin, al que el partido proclam candi-
dato en 1923. Cuando empez a sonar el nombre de Adolfo de la
Huerta como candidato de oposicin, el PLM, el PNA y el Partido So-
cialista del Sureste (pss) rompieron la mayora cooperatista (del a-
huertista) del Congreso. En diciembre de 1923, batallones rojos de
obreros afiliados a la CROM contribuyeron a la derrota de los rebeldes
delahuertistas.
La poca dorada del PLM-CROM empez en diciembre de 1924, cuan-
do Morones fue nombrado secretario de Industria, Comercio y Tra-
bajo, y se convirti en uno de los ms efectivos colaboradores del
presidente Calles en el proceso de institucionalizacin del Estado, a
pesar de los problemas que al gobierno le creaban su radicalismo
antirreligioso y sus pugnas con el capital extranjero, sobre todo con
las compaas petroleras.
La CROM estaba formada por un millar de organizaciones obreras
y otras tantas campesinas, agrupadas en 45 federaciones urbanas y
27 federaciones estatales, que integraban a su vez cinco federaciones
nacionales (mineros, campesinos, textiles, transportes y artes grfi-
cas). A pesar de la leyenda negra que se teji en contra de la organi-
zacin, sus demandas eran reflejo de su fuerza real, sus alianzas
tcticas bien conducidas, y su defensa de los derechos de los traba-
jadores no era fingida, al contrario, era desarrollada tomando en
en mayo de 1926; sin embargo, esta asociocin, que trat de unir a los diversos
grupos regionales, nunca pas de ser un mero membrete. Vase Lajous, Los partidos
politicosen Mxico, op. cit., pp. 149-150.
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56 LA FUNDACIN (1928-1933)
cuenta las condiciones reales del pas, y generalmente obteniendo
xitos ms significativos que las organizaciones obreras de oposi-
cin. Los gremios ms fuertes de la CROM eran los de los tranviarios,
tipgrafos y obreros textiles, en una poca en que la industria de la
transformacin prcticamente no exista.
La estructura de la confederacin era altamente centralizada y
vertical: nominalmente, la rega un comit central integrado por un
secretario general, seis secretarios (interior, exterior, agricultura,
minas, cooperativas yel tesorero), y los cinco dirigentes de las fede-
raciones nacionales. Este comit era elegido en convenciones anua-
les, pero el control que la cpula ejerca sobre la base haca que las
designaciones siempre recayeran en los miembros de la dirigencia
efectiva de la confederacin y del partido: los miembros del "Grupo
Accin", 20 individuos reclutados porcoptacin, cuya existencia era
pblica y notoria (contribuan abiertamente con la mitad de las en-
tradas de la CROM).
A la cabeza del Grupo Accin estaba, por supuesto, Morones, y
para 1924-192910s miembros ms influyentes del grupo eran Ricardo
Trevio, Celestino Gasca, Samuel Ydico, Ezequiel Salcedo, Eduar-
do Moneda, Reynaldo Cervantes, Pedro Rivera, Salvador lvarez,
Salustio Hernndez y Fernando Rodarte: un grupo slido, unido en
torno al secretario de Industria. Otros tres dirigentes significativos,
aunque no miembros del Grupo Accin, eran Vicente Lombardo
Toledano, Fidel Velzquez y Fernando Amilpa.
Durante el gobierno de Calles, Morones combati abiertamente a
los sindicatos rojos y confesionales. La CROM postulaba la defensa
de los derechos de los trabajadores en aras de equilibrar "el capital y
el trabajo", pero sin pretensiones de control obrero de la produccin:
en sntesis, fueron los pioneros de las tesis de la conciliacin de
clases.
El grupo de Morones se enfrent con demasiada gente durante ese
periodo. La lucha contra los otros sindicatos puda llegar a la sangre,
su radicalismo antirreligioso contribuy al estallido de la cristiada,
sus afanes por controlar tambin a los campesinos lo llevaron a
romper violentamente con el PNA, a enemistarse con el secretario de
Agricultura, Luis L. Len, y de paso, con Obregn; y, en fin, hubo
muchos caciques que nunca permitieron la extensin de la influen-
cia de la CROM a sus regiones, y algunos, como Portes Gil-enemigo
f
LA FUNDACIN (1928-1933) 57
jurado de Morones-, Garca Correa, Tejeda, Zuno y Garrido Cana-
ba!, lo consiguieron.
A partir de 1926 empez el lento declive de la CROM: los diputados
laboristas intentaron oponerse a la reforma constitucional que per-
mitira la reelecccin del caudillo, tratando de conseguir el respaldo
del presidente para la candidatura de Morones. El lder cromista,
aunque corrupto, era un trabajador infatigable yde gran capacidad
e inteligencia, y sus discrepancias con Obregn fueron subiendo de
tono a lo largo del periodo callista, y aunque en septiembre de 1927
el PLM se vio obligado a apoyar la candidatura del caudillo, la ruptura
poltica era evidente. Cuando un mes despus los divisionarios Fran-
cisco Serrano y Arnulfo R. Gmez fueron eliminados, los enemigos
de Obregn vieron en Morones su nico jefe posible, y el lder alent
las manifestaciones de la oposicin, sobre todo con el celebre discur-
so pronunciado en Orizaba el30 de abril de 1928, caso extremo pero
no nico, ni contrario a la beligerante poltica de la CROM, que ya
haba empezado a perder posiciones en algunos estados, en su deses-
perada lucha contra el obregonismo.
31
As las cosas, no es nada raro que los obregonistas que fueron
concentrndose en la casa del caudillo en el transcurso de la tarde
del 17 de julio de 1928, empezaran a culpar a la CROM de la autora
intelectual del magnicidio. Para los obregonistas exaltados, enemi-
gos jurados de Morones, no haba duda de que el lder haba dirigido
la mano asesina. Para los prudentes como Aarn Senz y Emilio
Portes Gil, seguramente no haba sido as, pero era seguro que si
Morones y su grupo no eran responsables del crimen, s lo eran a los
ojos de la opinin pblica, y s haban preparado moralmente el
terreno para el magnicidio. De cualquier modo, unos y otros exigan
la renuncia del lder, y la condicin sil1e qua 110/1 para cualquier
acuerdo con el presidente era el sacrificio de Morones.
32
31 Vase la anatoma y fisiologa de la CROM en el periodo presidencial de Calles,
en J. Meyer, Estado y sociedad con Calles, op. cit., pp. 77-84, Y Marjorie Ruth Clark,
La organiz.acin obrera en Mxico, Mxico, Ediciones Era, 1979, pp. 89-109.
32 Los das 17 y 18 de julio, Ricardo Topete exigi, destempladamente, las cabe-
zas de Morones, Gasca y Moneda; mientras que Portes Gil, Senz, Len y su grupo,
con mayor comedimiento pero no menor decisin, pedan lo mismo. Vanse la
actitud de los exaltados en Amaya, Los gobiernos de Obregn, Calles ... , op. cit., pp.
202-206, Y la de los prudentes en Portes Gil, Quince aos de poltica mexicana, op.
cit., pp. 14-24.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
La situacin era insostenible y, mal de su grado, el general Calles
sacrific a su leal colaborador y amigo, y el 27 de julio se hicieron
pblicas las renuncias de Morones, Moneda, Gasca y Lpez Corts.
y si bien la investigacin, conducida por el obregonista Ros Zertu-
che bajo la vigilancia de Aarn Senz, no dej duda de que los nicos
cmplices de Len Toral fueron algunos elementos fanticos, ah
empez el largo "desmoronamiento" de Morones.
En el transcurso de pocos meses, Morones perdi buena parte del
enorme poder que haba acumulado como secretario de Estado; se
consolid un grupo de poder, en torno a Calles, en el que los enemigos
de la CROM reforzaron sus posiciones; fue electo presidente provisio-
nal un hombre cuya enemistad con el lder laborista" era pblica y
notoria y que haba impedido eficazmente la entrada de la CROM a
Tamaulipas; menudearon los ataques contra Morones yellaborismo
en las Cmaras, la prensa y las calles; y lo ms importante, para que
fuera posible el PNR como rgano unificador de los revolucionarios,
Morones y su grupo tenan que ser excluidos.
Pero al mismo tiempo, no se poda construir un partido con las
pretensiones del Nacional Revolucionario, sin bases obreras o, por
lo menos, sin la posibilidad de hacerse con ellas; y mientras la cam-
paa contra el laborismo se recrudeca, los fundadores del partido
trataban de atraerse a los sindicatos cromistas. La pugna fue dursi-
ma, sobre todo en los tres meses que mediaron entre la aparicin
pblica del Comit Organizador y la celebracin de la Convencin
Constitutiva del PNR (es decir, diciembre de 1928 y enero y febrero de
1929), y aunque pasada la fundacin del PNR la CROM-PLM sigui exis-
tiendo, su fuerza fue duramente minada: en casi todos los estados
hubo escisiones de la CROM, filiales estatales enteras del PLM se segre-
garon del moronismo para integrarse al nuevo partido: los sindicatos
y grupos laboristas controlados por algunos caciques que hasta en-
tonces haban sido aliados de la CROM, se fueron con gran prisa: los
grupos de Manuel Prez Trevio (Coahuila), Agustn Arroyo Ch.
(Guanajuato), Saturnino Cedillo (San Luis Potos), Donato Bravo
Izquierdo (Puebla) y Margarita Ramrez (Jalisco).
En esos meses Portes Gil se dedic alegremente a favorecer todo
acto que debilitara a la CROM, y el propio Calles, que nunca qui-
so romper su amistad personal con M o r o n ~ s , se tuvo que deslindar
de sus antiguos aliados, al desautorizar enrgicamente los intentos
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LA FUNDACIN (1928-1933) 59
de Morones por utilizarlo como escudo en su lucha con el presidente,
en unas declaraciones publicadas por la prensa el8 de diciembre de
1928.
El16 de diciembre muchos de los grupos disidentes dieron vida al
Partido Laborista Independiente, en una maniobra en la que por
primera vez se advirti la habilidad poltica de cinco hombres que
saltaban en ese momento a la escena nacional: los jvenes lderes
Fidel Velzquez, Fernando Amilpa, Jess Yurn, Alfonso Snchez
Madariaga y Luis Quintero, conocidos como "los cinco lobitos". 33
El resultado de todo esto fue que el PNR naci con el apoyo de varios
grupos sindicales, desunidos y sin proyectos ni organizacin clara,
y que la nica federacin obrera con fuerza real se debilit enorme-
mente. Tanto el PNR como el movimiento obrero tendran que forta-
lecerse y reconstruirse sobre nuevas bases para hacer de ambos lo
que el proyecto de creacin del partido quera.
As pues, la CROM de Morones, muy debilitada pero an fuerte,
qued fuera del partido. Dentro, quedaron algunos grupos poltico-
sindicales controlados por los caciques regionales, por Manuel Prez
Trevio y por "los cinco lobitos", grupos importantes, s, pero des-
unidos y sin programa.
34
Por su parte, el Partido Nacional Agrario tiene sus races en el
movimiento zapatista: tras la incorporacin de lo que del movimien-
to suriano quedaba al grupo hegemnico, durante la rebelin de
Agua Prieta, un grupo de veteranos e intelectuales zapatistas reunie-
ron a las emergentes y desarticuladas organizaciones campesinas del
centro del pas, yen octubre de 1920 fundaron el PNA, cuyos dirigentes
eran Antonio Daz Soto y Gama, Aurelio Manrique, Lauro G. Caloca,
Rodrigo Gmez y otros.
33 Este mote, uno de los que ms carrera hicieron en la poltica nacional, se debe
a Aquiles Elorduy: cuando los sindicatos dirigidos por estos hombres rompieron con
la CROM, Morones tron en la prensa llamndolos "cinco traidores gusanos", a lo que
el brillante periodista contest: "No, seor Morones, no son cinco gusanos, son cinco
lobitos de aguzados dientes". Vase la prensa de diciembre de 1928.
34 Vase esta fase inicial del "desmoronamiento" de Morones (frase acuada por
Roberto SotOl notable y popular cmico de carpa, en diciembre de 1928), en Clark,
La organizacin obrera en Mxico, op. cil., pp. 109-117; L. Meyer, El confliclo social
y los gobiernos delmaximato, op. cil., pp. 10 1-122, Y Arnals!<> Crdova, La clase obrera
en la historia de Mxico. En una poca de crisis. 1928-1934, Mxico, Siglo XXI Editores,
1980, pp. 7 Y ss.
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60 LA FUNDACIN (1928-1933)
El PNA canaliz el apoyo de numerosos grupos agraristas al gobier-
no del general Obregn y fue de gran utilidad para ste: le prest el
apoyo necesario para empezar, con moderacin, es cierto, la reforma
agraria, y defendi el ejido y la pequea propiedad como solucin al
problema mexicano cuando el modelo de la Unin Sovitica empe-
zaba a atraer a los radicales.
El eje de su programa era el impulso de la restitucin y el reparto
agrario, y consideraba a los campesinos como una clase explotada,
que haba hecho la Revolucin, y segua luchando contra su opre-
sin. Nunca consideran la posibilidad de la alianza obrero-campesi-
na, de ah que se opongan frontalmente a la extensin de la influencia
de la CROM y los sindicatos rojos al campo.35
Desde 1921, el PNA se convirti en un partido eminentemente cau-
dillista: su fuerza dependa del apoyo del general Obregn, y sus
planteamientos no iban ms all de los del presidente y, a su imagen,
Soto y Gama y Manrique se convirtieron en lderes personalistas de
corte (aunque no de estatura) caudillil. Conforme aumenta ba el com-
promiso del partido con una poltica caudillista fue perdiendo su
fuerza real que, de todos modos, nunca fue mucha.
Durante los dos primeros aos de gobierno de Calles, el PNA se
distanci del presidente. La fuerza del partido se redujo: aunque
desde siempre su influencia haba sido combatida por muchos de los
caciques agraristas que controlaban y favorecan a las Ligas Campe-
sinas estatales, Calles impuls esta tendencia que, por un lado, for-
taleca a sus aliados regionales y, por otro, debilitaba al movimiento
campesino nacional. Debido a esto, en los estados donde el reparto
agrario fue ms importante, el PNA casi no tena presencia, pues los
gobernadores ms proclives a la reforma agraria la hacan apoyados
en organizaciones locales controladas por ellos.
Cuando la posibilidad de la reeleccin de Obregn comenz a
ganar terreno, el PNA fue recuperando fuerza. Sus diputados impul-
35 Gonzlez Navarro, La ConFederacin Nacional Campesina ... , op. cit., pp. 76-82,
Y FranciscoA. Gmez-Jara,Elmovillliento campesino en Mxico, Mxico, Secretara
de la Reforma Agraria, 1980, pp. 29-38. Si se me permite la figura, del zapatismo
revolucionario, el PNA retomaba el Plan de Ayala y no el mucho ms completo proyecto
trabajosamente consensado con los villistas, plasmado en el "Programa de Refor-
mas Econmico-Sociales de la Convencin". Vase su glosa en Amaldo Crdova, La
ideologa de la Revolucin mexicana. La romzacin del nuevo rgimen, Mxico, Edi-
ciones Era, 1973, pp. 155-173.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
61
saron decididamente la reforma constitucional que permita la re-
eleccin presidencial diferida, y los brillantes tribunos Soto y Gama
y Manrique eran dos piezas de pesado calibre tanto en la Cmara
como en las giras proselitistas del caudillo. Los jefes del partido ya
vean el regreso de su poca dorada y del apoyo declarado del gobier-
no, cuando el 17 de julio de 1928 Jos de Len Toral hizo naufragar
sus aspiraciones.
En los das de la crisis desatada por el magnicidio, los dirigentes
del PNA fueron de los ms notables portavoces de los obregonistas
exaltados, y se aliaron con el bloque de generales norteos. En la
Cmara, sus diputados apoyaron la postura de Ricardo Topete (y
Manrique lleg a gritarle "farsante" al presidente Calles el da del
informe de gobierno), y Soto y Gama y Manrique partici paran en las
reuniones del Hotel Rgis.
El presidente Calles respondi a esta ofensiva en su contra por
medio de sus nuevos aliados obregonistas, sobre todo Aarn Senz,
que todava era visto por muchos como heredero del caudillo, y de
Luis L. Len, que haba sido secretario de Agricultura durante el
rgimen callista. Con su apoyo, Calles fue presionando a los cuadros
del PNA hasta lograr que Manrique y Soto y Gama, junto con sus
partidarios ms recalcitrantes, fueran expulsados del PNA el 7 de
enero de 1929, y que su lugar fuera ocupado por Leopoldo Reynosa
Daz, hombre cercano a Aarn Senz. Soto y Gama se retir de la
poltica, muchas organizaciones se disolvieron y las restantes se di-
vidieron en dos: un grupo, con Reynosa Daz a la cabeza, se incorpor
al PNR, y otro, que segua llamndose PNA, dirigido por Manrique,
lanz la candidatura de Gilberto Valenzuela y apoy la rebelin es-
cobarista, con lo que se conden a desaparecer.
Ya mencionamos que paralelamente al PNA, se desarrollaron las
Ligas Campesinas, sobre todo en los estados controlados por caci-
ques con tendencia agrarista. Las ms importantes eran las Ligas de
Resistencia del Partido Socialista del Sureste; las Ligas Campesinas
de Resistencia, del Partido Socialista Radical de Tabasco (PSRT); la
Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz, base del
poder del coronel Adalberto Tejeda, gobernador del estado de 1920
a 1924 y de 1928 a 1932; y la Liga de Comunidades Agrarias del
Estado de San Luis Potos, controlada por Cedilla.
La liga con mayor fuerza y claridad poltica era la de Veracruz,
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62 LA FUNDACIN (1928-1933)
dirigida por rsulo Galvn, radical cercano a los comunistas y firme
aliado del coronel Tejeda. La Liga de Veracruz propona la solucin
socialista del problema de la tierra, yen 1925, con el apoyo del coro-
nel Tejeda, secretario de Gobernacin, ydel general HeribertoJara,
gobernador de Veracruz y futuro presidente del PRM, convoc a un
Congreso Campesino Nacional, en el que se reflej la fuerza de la
Liga de Veracruz, que construy en torno suyo a la Liga Nacional
Campesina, con el apoyo de las ligas de Morelos, Oaxaca, Mxico, el
Distrito Federal, Michoacn, Puebla y Durango. El programa de la
LNC exiga la reforma agraria colectivista, la irrigacin, la rotacin de
cultivos, la creacin de sociedades de crdito agrcola y de coopera-
tivas de transporte y consumor,la educacin campesina, la lucha
contra el fanatismo religioso y el alcoholismo y, a la larga, el adveni-
miento del socialismo.
36
Cuando apareci la convocatoria a la fundacin del PNR, el coronel
Tejeda acababa de asumir por segunda vez la gubernatura de Vera-
cruz, y no obstante que haba participado en los trabajos previos a la
formacin del Comit Organizador, declar que la simple reunin
de diversos grupos regionales no garantizaba la realizacin de las
reformas sociales de la Revolucin, y exigi que los dirigentes obre-
ros y campesinos fueran incorporados a la direccin del nuevo par-
tido. Como Prez Trevio y Len no le hicieron caso, Tejeda renunci
al cargo que se le haba ofrecido en el Comit Ejecutivo Nacional del
nuevo partido, y rompi con el grupo que lo organizaba Y
El 23 de enero de 1929 los peridicos anunciaron la alianza de la
Liga Nacional Campesina yel Partido Comunista, creando la Confe-
deracin Sindical Unitaria de Mxico (CSUM), que postul la candi-
datura presidencial del general Pedro Rodrguez Triana, que haba
sido magonista y zapatista. El programa de la CSUM era el de los
comunistas: creacin de consejos (soviets) obreros y campesinos,
supresin de las secretaras de Estado creando en su lugar consejos
ejecutivos, dotacin de armas a los campesinos de la liga, suspensin
de pagos de la deuda externa e interna, extincin del latifundio,
etctera. Sin embargo, ni la candidatura de Rodrguez Triana ni la
CSUM prosperaron porque el PCM vio en la crisis de 1929la agona del
36 Gonzlez Navarrp, l ConFederacin Nacional Campesina ... , op. cit., pp. 80-82.
37 Heather Fowler Salamini, MOl'ilizacin campesina en Veracntz (1920-1938),
Mxico, Siglo XXI Editores, 1979, pp. 95-96.
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LA FUNDACIN (1928- i 933) 63
capitalismo y, de acuerdo con las directivas de la Internacional Co-
munista, pens llegada la hora de hacer la revolucin proletaria. Esto
los enfrent radicalmente con el Estado y los llev a perder el apoyo
de las masas y de la LNC, cuyas principales organizaciones se mantu-
vieron adictas a Tejeda y a Galvn. Slo una fraccin minoritaria
aunque importante, dirigida por Graciano Snchez y los diputados
Wenceslao Labra y Jess Vidales, se incorpor al PNR.
Slo nos queda mencionar a una organizacin que entre 1923 y
1926 propuso una reforma agraria que impulsara la pequea propie-
dad: la Confederacin Nacional Agraria,dirigida por Gildardo Ma-
gaa, Andrs Molina Enrquez y Miguel Mendoza Lpez S., que
como los lderes del PNA, eran viejos zapastas (Molina es un caso
aparte). El estallido de la guerra cristera dej a este grupo sin sus
bases sociales ms importantes, los pequeos propietarios de Mi-
choacn, Jalisco y Guanajuato, que se unieron a los rebeldes. Los que
permanecieron leales al gobierno, los agraristas armados que com-
batieron a los cristeros, se incorporaron a la LNC.
38
Es decir que, de la misma manera que con las organizaciones
obreras, el PNR destruy o debilit a las organizaciones campesinas
existentes, y aunque logr que algunos grupos (Reynosa Daz y Gra-
ciano Snchez) se incorporaran, eran organizaciones dbiles, des-
unidas y sin programa, mientras las que quedaron fuera se vieron
severamente debilitadas.
Los caciques y los partidos regionales
Luis Javier Garrido y Alejandra Lajous ven al PNR de los aos del
maximato como una confederacin de caciques. Creo que lo fue en
su nacimiento, pero si una de las principales tareas del partido en esos
aos fue debilitar a los caciques, es difcil entenderlo as. Sin embar-
go, los fundadores del PNR pusieron particular empeo en que los
38 V anse las trayectorias de la LNC y la Confederacin Nacional Agraria en Gonzlez
Navarro, l Confederacin Nacional Campesina ... , op. cit., pp. 81-82; Gmez-Jara,
Ellllol'i/JIiento campesino en Mxico, op. cit., pp. 61-66, Y J. Meyer, Estado)' sociedad
con Calles, op. cit., pp. 93-97. Porptro lado, ya se ha visto que un ingrediente impor-
tante de la rebelin cristera eran esas demandas agrarias -parvifundistas- de los
hombres del campo del Bajo y el Occidente, vase J. Meyer, l cristiaJa, op. cit.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
hombres fuertes de los estados, y los partidos u organizaciones loca-
les que stos controlaban, ingresaran al PNR, yen realidad, el alcance
nacional y la fuerza del naciente partido se debi a la inclusin de
estos grupos, a los que habra que domesticar y disciplinar.
Entender cmo y por qu estos grupos entraron al PNR es un pro-
blema interesante, complejo y muy poco estudiado: el auge de la
historiografa regional de los ltimos 20 o 25 aos ha descuidado
mucho los vnculos entre los caciques y el poder central, y las formas
en que, en los aos veinte y treinta, los caciques fueron gradualmente
sometidos al poder del Estado. Hay que aadir que mientras los
procesos de Yucatn, Tabasco, Veracruz y San Luis Potos han sido
los consentidos de los historiadores, otros estados han sido poco o
nada estudiados.
Hagamos notar que la poca inmediatamente anterior al naci-
miento del PNR se caracteriz, en los estados, por las pugnas, que a
veces terminaban en sangre, entre los distintos grupos de poder lo-
cales, que aprovechaban los avatares polticos nacionales y sus alian-
zas con grupos nacionales o de otros estados para conseguir sus fi-
nes. La situacin poltica en todos lados era inestable e imprevisible,
pero siempre, detrs de uno u otro contendiente, mezclndose o
cambiando de caretas, estaban las fuerzas revolucionarias, basadas
en las organizaciones de masas, y las fuerzas del antiguo rgimen,
que combatan a aquellas. El ejrcito, factor crucial a veces neutra-
lizado por los agraristas armados o por las guardias blancas de los
latifundistas, sola participar activamente en estas pugnas, ya de un
lado, ya de otro, ya dividido, ya equilibrando a ambos. A continua-
cin pasamos revista a los principales grupos regionales de poder y
a las formas en que se incorporaron al PNR o las razones por las que
no lo hicieron.
En 1919 el coronel Adalberto Tejeda, senador de la Repblica, fue el
primer poltico de peso en el estado de Veracruz que se pas decidi-
damente al campo obregonista. Tras l, abandonaron a Carranza el
general HeribertoJara, radical, y a ltima hora, el general Guadalupe .
Snchez, conservador.
Tejeda, apareciendo como hombre de Obregn y como concilia-
dor entre los radicales de Jara y los conservadores de Snchez, fue
elegido gobernador constitucional del estado en 1920, y dedic los
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LA FUNDACIN (1928-1933) 65
primeros meses de su mandato a tejer una intrincada y segura red de
relaciones polticas en el estado (alindose a nivel nacional con el
general Calles, secretario de Gobernacin). Una vez que se sinti
seguro en el cargo, se revel como un poltico revolucionario de
primera fuerza, impulsando decididamente la reforma agraria, ha-
ciendo que el Congreso aprobara leyes laborales e inquilinarias revo-
lucionarias, y fortaleciendo a las organizaciones campesinas, obre-
ras y populares, que pronto fueron la base principal de su gobierno.
En 1923 naci formalmente la Liga de Comunidades Agrarias de
Veracruz, dirigida por rsulo Galvn y Jos Cardel, mientras otros
lderes radicales cercanos al gobernador empezaron a brillar a nivel
nacional, como Manuel Daz Ramrez, lder obrero, uno de los fun-
dadores del Partido Comunista, y Hern Proa!, lder de la legendaria
huelga inquilinaria del puerto de Veracruz.
La poltica del gobernador fue impugnada por los latifundistas y
los grandes comerciantes, que pronto encontraron su abanderado
en el jefe de operaciones militares del estado, general de divisin Jos
Guadalupe Snchez, a quien Obregn mantena en Veracruz para
evitar que Tejeda adquiriera demasiado poder. La lucha del gobierno
del estado, las organizaciones sociales y los agraristas armados de la
Liga contra el gobierno del centro, los militares y la oligarqua estatal
pareca perdida, cuando el general Snchez se comprometi con los
delahuertistas, haciendo del puerto de Veracruz bastin de la rebe-
lin y refugio de Adolfo de la Huerta. Entonces las milicias tejedistas
prestaron al gobierno un invaluable servicio al reaccionar rpida-
mente contra los rebeldes.
De esa manera, la sucesin presidencial de 1924, que llev al po-
der a Calles, viejo aliado de Tejeda, encontr al coronel con su poder
firmemente asentado. Tejeda fue designado secretario de Goberna-
cin, cargo que desempe con lealtad y eficiencia durante ms de
tres aos, y qued a la cabeza del gobierno de Veracruz el general
Heriberto Jara, que continuara el programa tejedista, apoyado en
las fuerzas sociales organizadas por el coronel.
La reforma constitucional que permiti la reeleccin de Obregn,
fue aprovechada por Tejeda para regresar al palacio de gobierno de
Jalapa, a pesar de la oposicin del caudillo, nada conforme con tener
en Veracruz a un tan radical y poderoso.
Tejeda, considerado como uno de los hombres fuertes estatales
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66
LA FUNDACIN (1928-1933)
ms cercanos a Calles, particip en las juntas previas a la formacin
del Comit Organizador, pero pronto se deslig de los promotores del
partido por razones que an no quedan claras, oponindose a la for-
macin del PNR. Tejeda y las organizaciones que lo apoyaban man-
tuvieron una precaria independencia poltica hasta 1935; durante
todo ese periodo, como veremos, tanto el Estado como el PNR se
dedicaron a debilitar su posicin, y para fines del maximato el otrora
poderoso cacique haba dejado de pesar en la poltica nacionaP9
A principios de 1915 el general Salvador Alvarado, uno de los caudillos
revolucionarios ms radicales y de mayor firmeza poltica, fue en-
viado a Yucatn para reprimir a los enemigos del constitucionalismo
y hacerse cargo del gobierno del estado. Como gobernador revolu-
cionario de Yucatn, el general Alvarado desarroll una poltica en
beneficio de los campesinos sin tierra y los peones de las haciendas,
que golpe los intereses de la oligarqua henequenera (llamada "la
casta divina" durante el porfiriato) y de la compaa estadunidense
(la International Harvester Company) que monopolizaba la expor-
tacin del principal producto de la pennsula, el henequn.
En junio de 1916 Alvarado patrocin la fundacin del Partido
Socialista Obrero, pronto rebautizado como Partido Socialista del
Sureste (pss), poniendo a su cabeza a polticos radicales nacidos en
Yucatn como Rafael Gamboa y Felipe Carrillo Puerto, que haba
sido coronel zapatista. La popularidad de la poltica revolucionaria
de Alvarado, el hecho innegable de que las masas campesinas de
Yucatn eran de las ms explotadas del pas, y la capacidad organiza-
tiva y el carisma de Carrillo Puerto, hicieron del pss una potencia re-
gional capaz de enfrentar a la oligarqua ya la hostilidad creciente del
presidente Carranza: para fines de 1918 en casi todos los pueblos
del estado funcionaban las Ligas de Resistencia y el partido tena una
membresa de 200 000 afiliados.
En noviembre de 1918 Alvarado entreg el gobierno a Carlos Cas-
tro Morales, candidato del pss, quien a su vez lo entreg a Carrillo
Puerto en 1921. Carrillo aceler los programas radicales ya instru-
39 Heather Fowler Salamini, Movilizacin campesina en Veracruz, op. cit.; Roma-
na Falcn, El agrarisl110 en Veracruz. La etapa radical (1928-1935), Mxico, El Colegio
de Mxico, 1977, y Romana Falcn y Soledad Garca, La semilla en el surco. Adalberto
Tejeda y el radicalismo en Veracruz. 1883-1960, Mxico, El Colegio de Mxico, 1986.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 67
mentados por Alvarado, hasta que en diciembre de 1923 los hacen-
dados y sus aliados aprovecharon la coyuntura poltica nacional
para, declarndose delahuertistas, eliminar al gobernador. (Es de
hacer notar que los jefes de la revuelta, entre los que se contaba
Salvador Alvarado, reprobaron el asesinato de Carrillo.)
Derrotada la rebelin delahuertista, el gobierno de Yucatn regre-
s a manos del pss. Los antiguos lugartenientes de Carrillo desarro-
llaron una poltica tendiente a consolidar las reformas sociales efec-
tuadas durante los gobiernos de Alvarado, Castro y Carrillo, pero el
carcter personalista del partido qued reflejado en el hecho de que
ante la ausencia del lder, los dirigentes del partido se dedicaran ms
a luchar entre ellos que a gobernar el estado. Ya para 1929 Bartolom
Garca Correa, uno de los ms leales, discretos y sensatos lugarte-
nientes de Carrillo Puerto, haba asumido la direccin del pss y res-
tablecido su unidad.
A pesar de sus problemas internos, el pss haba seguido impulsan-
do la poltica revolucionaria, y contribuyendo al proceso de institu-
cionalizacin que desarrollaba el gobierno nacional. En esas condi-
ciones no extra a nadie que el general Calles ofreciera al profesor
Garca Correa, entonces senador de la Repblica, uno de los papeles
ms significativos en la creacin del PNR. Garca Correa no slo apor-
t al nuevo partido toda la fuerza del pss, con lo que en Yucatn el
nuevo partido se instaur sin problemas, sino que adems aport
toda la experiencia que los revolucionarios yucatecos tenan en la
organizacin de las masas y la gestin de sus demandas.
40
Los hermanos Magdalena, Saturnino y Cleofas Cedilla se levantaron
en armas desde 1910 en la regin de Ciudad del Maz, San Luis
40 Las historias del proceso revolucionario yucateco suelen detenerse en el mo-
mento mismo de la muerte de Carrillo, sin decir palabra de lo que sigui; o cuando
la tirada es ms larga, ven los aos que van del "redentor" Carrillo al "redentor"
Crdenas como un periodo de confusiones y claudicaciones. La verdad es que falta
hacer una historia de esos aos y estudiar un proceso que es mucho ms rico y com-
plejo que esos clichs. Vanse Fernando Bentez, Ki: El drama de un pueblo .Y una
planta, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1973; Gilbert M. Joseph, Revolucin
desde a/itera. Yucatn, Mxico y los Estados Unidos, 1880-1924, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1992, y Francisco J. Paoli y Enrique Montalvo, El socialismo
olvidado de Yucatn, Mxico; Siglo XXI Editores, 1977. Para una versin contem-
pornea de los inicios del proceso, Salvador Alvarado, Mi actuacin revolucionaria
en Yucatn, Mxico, INEHR..\1, 1985.
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68 LA FUNDACIN (1928-1933)
Potos, al frente de un grupo de campesinos. La revuelta cedillista,
como la que encabezaron en Tula de Tamaulipas los hermanos Ca-
rrera Torres (aliados de los Cedillo), era una rebelin de campesinos
que exigan tierra pero carecan de programa. En 1915 los Cedilla
fueron inseguros aliados del villismo, y hasta 1920 se mantuvieron
en rebelda contra el gobierno.
Cuando triunf la rebelin de Agua Prieta, Saturnino Cedillo, que
a la muerte de su hermano Magdaleno haba heredado la jefatura del
grupo rebelde, se rindi al gobierno con la condicin de que se le
entregaran tierras a sus soldados en la regin de Ciudad del Maz, y
que se les permitiera conservar las armas. Desde entonces, los colo-
nos militares (que llegaron a ser unos 15 000) fueron la base social y
la fuerza armada del cacicazgo cedillista.
Con base en sus soldados-colonos, el general Cedilla fue aumen-
tando su poder en el estado, alindose a nivel nacional con el grupo
callista. En 1923 fue pieza clave para la derrota poltica y militar de
los delahuertistas al neutralizar las bases de poder que tenan en el
estado Jorge Prieto Laurens y Marcial Cavazos, y contribuir decidi-
damente a la derrota del lder cooperatista en las elecciones para
gobernador. Entre 1924 y 1928 impidi que Aurelio Manrique, go-
bernador de San Luis Potos y enemigo de Calles, construyera en el
estado un cacicazgo hostil al presidente. Con esto, la posicin de
Cedillo se consolid, y para 1924 era el hombre fuerte del estado, en
franca oposicin al gobernador Manrique, hombre de Obregn.
Ms que en la Liga de Comunidades Agrarias de San Luis Potos,
organizacin controlada por Cedillo, la fuerza del general se basaba
en las relaciones clientelares tradicionales. Una nueva coyuntura
nacional, la guerra cristera, le permiti triunfar sobre la faccin rival
de Manrique y convertirse en el amo del estado, 10 que se explica por
la importancia de sus hombres en la lucha contra los cristeros en el
Bajo.
Cuando se convoc a crear el PNR, el viejo zorro pragmtico no dud
ni un momento: desde el inicio, la estructura del nuevo partido en el
estado sera la calca de la vieja estructura del cacicazgo cedillista.
41
41 El carcter agrarista de Saturnino Cedillo es puesto en duda por Romana
Falcn, Revolucin y caciquismo en San Luis Potos, 1910-1938, Mxico, El Colegio
de Mxico, 1984, quien ve en el cacique un ambicioso poltico pragmtico que
siempre defendi, en la medida de lo posible, los intereses de los terratenientes;
LA FUNDACIN (1928-1933)
69
En Tabasco, el general Francisco J. Mgica desempe un papel muy
parecido al que Salvador Alvarado desempe en Yucatn. A su
salida del estado, dej en l al Partido Radical Tabasqueo, cuyo
programa radical acusaba una fuerte influencia del pss. Pero a dife-
rencia de lo ocurrido en Yucatn, la salida del hombre que export
la Revolucin a Tabasco (Mgica) debilit a los radicales, a pesar de
que el candidato del partido, Toms Garrido Canabal, gan las elec-
ciones para gobernador en 1922. Slo hasta que en 1923los enemigos
de los radicales apoyaron a los delahuertistas, el gobernador pudo
convertirse en el hombre fuerte indiscutible del estado.
Firmemente establecido en el poder, Garrido Canaballogr que
las dos organizaciones revolucionarias ms fuertes del estado, el Par-
tido Radical Tabasqueo y el Partido Socialista Agrario del Istmo, se
fusionaran dando vida al Partido Socialista Radical (1924); al mismo
tiempo, y siguiendo el modelo de las Ligas de Resistencia del pss, cre
la Liga Campesina de Resistencia, que lleg a tener presencia en todo
el estado, y una fuerte influencia poltica ejercida por medio del
peridico Redencin.
La Liga Central de Resistencia controlaba los grupos campesinos y
los sindicatos, y con su apoyo (parcialmente armado), Garrido instau-
r una legislacin obrera de fuerte contenido revolucionario, y le dio
un fuerte impulso al reparto agrario, aunque las condiciones sociales
de Tabasco hacan ste mucho menos importante que la reglamen-
tacin obrera (los trabajadores del campo funcionaban ms como
obreros al servicio de las compaas bananeras y madereras que
como peones). Adems, Garrido se propuso renovar por completo a
Tabasco. La supresin de los servicios religiosos y la persecucin de
la Iglesia (tareas en las que su radicalismo excedi toda mesura), las
campaas antialcohlicas, el impulso al feminismo y a la alfabetiza-
cin, y otras de sus obras a lo largo de los ms de 10 aos que control
Tabasco, hicieron de su mandato (oficial o de hecho) una poca tan
fructfera en materia econmica como nefasta por su despotismo.
42
Carlos Martnez Assad, Los rebeldes vencidos: Cedilla contra el Estado cardenista,
Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1988, matiza esta visin: "Cedilla no era un
agrarista radical, pero no dejaba de ser un importante cacique agrarista, defensor
de la pequea propiedad, pero, a fin de cuentas, enemigo del latifundismo". De
cual'lliier modo, lo ms destacable de Cedillo como cacique es su pragmatismo y la
falta de principios firmes.
42 Graham Greene retrat el ambiente antirreligioso y opresivo del Tabasco ga-
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LA FUNDACIN (1928-1933)
Toms Garrido Canabal recibi con desconfianza la convocatoria
a fundar el PNR: celoso de sus prerrogativas y de su poder, insisti en
que se definiera bien la modalidad del vnculo federativo del partido
(que en el papel, permita que los partidos estatales, o las secciones
estatales del nuevo partido, mantuvieran un alto grado de autono-
ma). Aunque los garridistas decan estar de acuerdo en la necesidad
de lograr la unidad nacional, decan que sta se alcanzara mediante
el federalismo y el equilibrio de poderes, y no mediante el centralis-
mo. En la prctica, esto se tradujo en la creciente oposicin del
garridismo a las intromisiones del gobierno federal en su estado, ya
las del CEN del PNR en la organizacin y estructura del partido en
Tabasco.
43
El primer gobernador posrevolucionario de Tamaulipas, el general
Csar Lpez de Lara (1920-1924), se caracteriz por su conservadu-
rismo social: bajo su rgimen, prcticamente no se hizo nada por
aplicar el programa de la Revolucin, al contrario, el gobernador
defendi a los terratenientes de las demandas de los muy politizados
grupos agraristas (como el que en Tula controlaba el general Alberto
Carrera Torres). Esta poltica gener un creciente malestar social
que encontr eco en los diputados tamaulipecos Emilio Portes Gil y
Can del ario Garza, quienes combatieron frontalmente, al goberna-
dor, con el apoyo de polticos agraristas nacionales.
Lpez de Lara se levant en armas en diciembre de 1923 con la
bandera delahuertista, ya su rpida derrota sigui el interinato de
Catarino Garza, con el que empez la reforma agraria en Tamauli-
paso En febrero de 1925, con el apoyo de Calles y postulado por el
recin fundado Partido Socialista Fronterizo (PSF), Emilio Portes Gil
lleg a la gubernatura.
Portes Gil era un hbil poltico que haba alcanzado la presidencia
del Partido Nacional Cooperatista en la poca en que ste tena ma-
yora en el Congreso (1922-1923), Y que renunci al cargo y al partido
cuando Jorge Prieto Laurens y la mayora cooperatista decidi apo-
yar la candidatura de Adolfo de la Huerta.
rridista en la que quiz sea su mejor novela, El poder y la gloria, Mxico, Alianza
Editorial,1991.
43 Carlos Martnez As,sad, El laboratorio de la Revolucin: El Tabasco garridista,
Mxico, Siglo XXI, 1985.
r LA FUNDACIN (1928-1933) 71
Como gobernador, Portes Gil desarroll una poltica agrarista y
social que lo coloc alIado de Carrillo Puerto y Tejeda como uno de
los gobernadores radicales que experimentaron en sus estados, gra-
cias a la considerable autonoma que su fuerza poltica les daba,
reformas revolucionarias; aunque en Tamaulipas, la reforma agraria
fue ms matizada y selectiva que en Veracruz, Tabasco, Chihuahua y
Morelos, estados en los que ms tierra se reparti, y la reforma iba
ms de acuerdo con las tradiciones norteas, favorables a la peque-
a propiedad.
La fuerza de Portes Gil se deba ms a su habilidad y sus relaciones
polticas que al peso del Partido Socialista Fronterizo, que era una
organizacin con influencia entre las clases medias urbanas. El PSF
y la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Agrcolas del Estado
de Tamaulipas controlaron a la mayora de las organizaciones del
estado, fueron los apoyos que permitieron la poltica revolucionaria
del gobernador y cerraron las puertas del estado a la influencia de la
CROM, el PNA y la LNC.
Cuando en 1927 Obregn empez su campaa electoral, llam a
Portes Gil, cuya habilidad poltica haba observado, y le dio impor-
tante cargo en el Centro Director Obregonista, que segua ocupando
cuando el caudillo fue asesinado. En cuanto a su papel en la resolu-
cin de la crisis desatada por el magnicidio, slo inferior al del gene-
ral Calles, no hay nada que agregar a lo ya dicho. Por supuesto, tanto
el PSF como la Liga tamaulipeca fueron de las organizaciones funda-
doras del PNR, y Tamaulipas fue uno de los pocos estados en los que
la implantacin del nuevo partido no encontr ninguna oposicin
organizada: no en balde, el peculiar cacique del estado haba com-
prendido la idea transformadora del general Calles.
44
En Guerrero, Oaxaca y Chiapas no llegaron a consolidarse cacicaz-
gos como los que hemos descrito debido, por un lado, a la debilidad
de los revolucionarios frente a las fuerzas del antiguo rgimen, y por
otro, a la excesiva fragmentacin del poder poltico, resultado de la
44 V anse Alvarado Mendoza, El po rtesgilis III o en Tanzaulipas ... , op. cit.; el artculo
de Salamini en Thomas Benjamin y Mark Wasserman (coords.), Historia regional de
la Revolucin mexicana. La provincia entre 1910-1929, Mxico, Conaculta (Regio-
nes), 1996, pp. 255-299, Y Emilio p'ortes Gil, Raigambre de la Revolucin en Tallzau-
Zipas, Mxico, Ediciones Lito, 1972. -
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72 LA FUNDACIN (1928-1933)
ausencia de grupos revolucionarios capaces de unificar a las masas
y convertirse en gestores de sus demandas.
En Guerrero, los hermanos Figueroa, rancheros revolucionarios
del norte del estado que haban sido rivales de Zapata y tenan im-
portantes bases de poder propio, luchaban contra los antiguos alia-
dos del caudillo suriano, encabezados en el estado por Roberto Neri
y Adrin Castrejn. Eventualmente, los figuerostas se aliaban con
militares jvenes, defensores de los terratenientes y la oligarqua
comercial, como Hctor F. Lpez; mientras el grupo de Neri contaba
con el apoyo de los radicales de la Costa Grande, organizados en
torno al Partido Obrero de Acapulco, cuyo lder, Juan Ranulfo Escu-
dero, era una versin acapulquea de Felipe Carrillo Puerto y, como
el yucateco, fue asesinado en enero de 1924 por los militares aliados
con la oligarqua del puerto, alzados con el pretexto de la rebelin
delahuertista.
Las distintas facciones ocuparon alternadamente el gobierno del
estado, sin que ninguna pudiera imponerse sobre otra; el reflejo de
esta dispersin fue que tanto a la convencin de la Alianza de Parti-
dos Socialistas de la Repblica (1926) como a la del PNR, se presen-
taron ms de medio centenar de partidos guerrerenses, cuyas alian-
zas y fuerza real eran un verdadero galimatas. Esta fragmentacin
poltica permita al gobierno federal tener la ltima palabra en los
conflictos polticos de Guerrero.
Cuando empezaron los trabajos para construir el PNR, acababa de
tomar posesin como gobernador el general Adrin Castrejn, quien
rpidamente organiz el Partido Socialista de Guerrero y la Liga de
Comunidades y Sindicatos Campesinos del Estado de Guerrero, fi-
liales estatales del PNR. Adems de hacer ganar al PNR en las elecciones
de 1929, estas organizaciones se propusieron canalizar el apoyo de
las masas al nuevo partido, cosa que nunca lograron, a pesar de que
Castrejn fue el gobernador ms populista que hasta entonces haba
tenido Guerrero. Su escasa fuerza real y la de sus organizaciones se
revel cuando en 1932 fracasaron en el intento de imponer como
gobernador a Ezequiel Padilla contra el candidato del centro, el ge-
neral Gabriel R. Guevara, hacendado antiagrarista que prepar el
triunfo definitivo de los Figueroa.
45
45 Vase Ian Jacobs, La Revolucin /Ilexicana en Guerrero. Una revuelta de los
L.<\ FUNDACIN (1928-1933)
73
En el estado de Oaxaca, el grupo con mayor arraigo durante los
aos revolucionarios fue el movimiento soberanista, dirigido por
Guillermo Mexueiro y Jos Ins Dvila. Este grupo fue enemigo del
constitucionalismo hasta 1920 y ha sido identificado como contra-
revolucionario por sus nexos con Flix Daz y sus nostalgias porfiris-
tas (no olvidemos que don Porfirio, oaxaqueo como era, siempre
consinti a la lite de su entidad); sin embargo, los soberanistas
tenan fuerte arraigo popular, sobre todo en la sierra mixteca, y
propona un programa reformista.
Los soberanistas se rindieron en 1920 o, mejor dicho, se incorpo-
raron al nuevo Estado mediante un pacto con el grupo sonorense
parecido al que firmaron los zapatistas, los rebeldes chiapanecos, los
pelaecistas y tantos otros. El general Manuel Garca Vigil, goberna-
dor constitucional del estado de 1920 a 1924, garantizaba la alianza
entre el obregonismo y los soberanistas, y gobern equilibrando a
ambos grupos hasta que cometi el error (fatal, en su caso) de invo-
lucrarse con los delahuertistas.
En 1924 el general Calles cerr la posibilidad de que el licenciado
Jos Vasconcelos, ex secretario de Educacin y su acrrimo rival en
el gabinete de Obregn, llegara a la gubernatura de Oaxaca, llevando
al cargo al general Onofre Jimnez, quien a pesar de haber alcanza-
do el cargo con el apoyo del PLM Y el PNA, gobern con elementos y
proyectos soberanistas y felicistas, lo que le cost el cargo en 1925.
Lo sustituy el callista Genaro V. Vzquez, quien logr que una
veintena de organizaciones revolucionarias se fusionaran en 1926,
dando vida a la Confederacin de Partidos Socialistas de Oaxaca,
organizacin que a pesar de su rigidez y verticalismo empez a impul-
sar la aplicacin del programa de la Revolucin. Sin embargo, la fuer-
za de los ex soberanistas, los ex felicistas, los laboristas de Morones
y otros grupos, impidi que se consolidara un cacicazgo regional por
medio de la confederacin, de manera que cuando se incorpor al
PNR, haba otra veintena de organizaciones polticas de desigual fuer-
za que rivalizaban efectivamente, sobre todo a nivel municipal, con
la confederacin. Esta dispersin del poder hizo posible que el CEN
rancheros, Mxico, Ediciones Era, 1982, pp. 140-162; un acercamiento al Partido
Obrero de Acapulco y su lder, Juan Ranulfo Escudero, en Paco Ignacio Taibo n,
Arcngeles. Doce historias de revolucionarios herejes del siglo xx, Mxico, Planeta,
1998, pp. 15-62.
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74 LA FUNDACIN (1928-1933)
del PNR controlara rpidamente la poltica oaxaquea mediante su
filiallocal.
46
Es un lugar comn decir que la Revolucin no pas por Chiapas,
lo que es cierto slo hasta 1920. Durante la lucha armada, los revo-
lucionarios fueron rpidamente sometidos por la oligarqua estatal
y cuando los constitucionalistas se impusieron a nivel nacional, di-
versos grupos armados, al servicio de los finqueros, mantuvieron el
control del estado pese a los sucesivos esfuerzos del centro por incor-
porar la entidad al nuevo orden de cosas: el general Jess Agustn
Castro fracas en el intento de convertirse en el Salvador Alvarado
chiapaneco.
El general Tiburcio Fernndez Ruiz, contrarrevolucionario ("ma-
pache") de 1915 a 1920, fue el primer gobernador posrevolucionario
del estado, y su poltica estuvo encaminada a evitar la instrumen-
tacin de reformas polticas y sociales que mejoraran la triste condi-
cin de los campesinos, mayoritariamente indgenas, del estado.
Ante esto, los jornaleros de las fincas cafetaleras del Soconusco die-
ron vida al Partido Socialista Chiapaneco (psch), que pronto se volvi
el principal vocero de las masas trabajadoras y feroz enemigo del
inmovilismo social del gobierno local.
Si en la correlacin de fuerzas interna los revolucionarios eran
superados por los finqueros, su alianza con los partidos radicales de
Yucatn, Tabasco y Campeche,47 les permita equilibrar fuerzas; y en
1923, aunque el gobernador se mantuvo leal al gobierno, los socia-
listas, que fueron vitales para eliminar a los delahuertistas (cuyo
ltimo reducto estuvo en Chiapas), aprovecharon las armas obteni-
das, la fuerza de su alianza con los radicales de los estados vecinos y
el ascenso de Calles al poder, para llevar a la gubernatura al general
revolucionario Carlos Vidal.
46 La mayora de los trabajos acerca de la Revolucin en Oaxaca ponen el nfasis
principal en el movimiento soberanista. Para la poca inmediatamente posterior
vase Vctor Ral Martnez Vzquez (coord.), La Revolucin en Oaxaca, 1900-1930,
Mxico, Conaculta (Regiones), 1993, pp. 382-501.
47 El Partido Socialista de Campeche haba crecido, de alguna manera, a la sombra
del Partido Socialista de! Sureste, y haca suyo e! progmma de los socialistas yucatecos,
en la dcada de los veinte, aliado con los partidos Socialista del Sureste y Radical
Tabasqueo, control Campeche. En 1929 se convirti suavemente en la seccin
campechana del PNR. Los socialistas campechanos prcticamente no han sido estu-
diados; actualmente Teresa Gonzlez Curi est escribiendo una tesis sobre ellos.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
7S
Aunque el gobierno de Vidal, apoyado en el Partido Socialista
Chiapaneco, intent impulsar la reforma agraria y otras reformas
sociales del programa de la Revolucin, la fuerza de los finqueros y
la labor de zapa que realizaban los laboristas contra el psch, se tra-
dujo en la imposibilidad del gobierno estatal para llevar a cabo las
reformas en la medida en que se necesitaban. La debilidad del psch
ante esta situacin lo fue separando del gobernador, cada vez ms
ambicioso y personalista, hasta que ste termin comprometindose
en los planes golpistas de Francisco Serrano, de manera que el 3 de
octubre de 1927, el mismo da que Serrano y sus acompaantes
fueron asesinados en Huitzilac, el gobernador interino Luis Vidal
(hermano de Carlos, quien fue asesinado en Huitzilac), y Ricardo
Alfonso Paniagua, lder del psch, fueron aprehendidos y fusilados en
Chiapas.
Descabezado el psch, los finqueros retomaron el control de la enti-
dad, y cuando naci el PNR, a su convencin constitutiva se presentaron
una veintena de partidos chiapanecos que en la mayor parte de los
casos no pasaban de ser membretes. El CEN del PNR pudo imponerse
rpidamente en Chiapas, no sin verse obligado a aliarse con el grupo
de poder ms importante, el que representaba a los finqueros.
48
En resumen, en estos estados del sur, la divisin y la debilidad de
los revolucionarios dificult la aplicacin de las reformas sociales
exigidas por las masas, hizo que la fuerza del antiguo rgimen se
prolongara demasiado tiempo, y permiti la rpida implantacin del
PNR, lo que signific ms la intromisin del centro que la organiza-
cin de las masas.
Desde 1916 el gobierno de Jalisco fue controlado por hombres fuer-
tes de indudable vocacin revolucionaria, entre los que destacaron
Manuel M. Diguez, Enrique Estrada, Jess Ferreira, Basilio Vadillo,
Jos Guadalupe Zuno y Margarito Ramrez; sin embargo, la fuerza
de la rebelin delahuertista en el estado (los generales Estrada, Di-
guez, Alvarado y Buelna formaron en el Occidente el ncleo rebelde
ms importante) y, por supuesto, de la rebelin cristera (que azot a
48 Thomas Luis Benjamin, El camino a Leviatn. Chiapas y el Estado mexicano,
1891-1947, Mxico, Conaculta (Regiones), 1990; Antonio Garca de Len, Resisten-
cia y utopa, Mxico, Ediciones Era, 1985, 2 vols., y Daniela Spencer, El Partido
Socialista Chiapaneco, Mxico, Ediciones de la Casa Chata, 1988.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
Jalisco quiz como a ningn otro estado), aunadas al hecho de que
eran demasiados gallos en el gallinero, debilit a los revolucionarios
y retras las reformas sociales en el estado. Sin embargo, para 1929,
Margarito Ramrez, acrrimo obregonista, controlaba el gobierno y
las organizaciones revolucionarias del estado por medio del Gran
Partido Revolucionario Jalisciense (GPRl), de corte personalista si los
hubo. El GPRl se incorpor de no muy buen grado al PNR, y fue uno de
los dos ltimos grupos (el otro fue el guanajuatense) que se mantuvo
fiel a la candidatura de Aarn Senz y hostil a la de Ortiz Rubio hasta
el final. Sin embargo, sus veleidades federalistas (aeja costumbre
jalisciense) fueron rpidamente sometidas por el centro: no en vano,
la persistencia de la cristiada reduca la fuerza del gobierno local,
no obstante que el grupo del "camarada Margarita" controlara a
los agraristas armados que eran la punta de lanza de los federales
en los Altos de Jalisco.
Si en Jalisco los hombres con arrestos caudilliles sobraban, en
Guanajuato prcticamente no haba ninguno, pero un grupo de h-
biles polticos supli esta carencia con la unidad, y la Confederacin
de Partidos Revolucionarios Guanajuatenses (CPRG) dobleg a los
terratenientes dentro del estado, y present un frente unido hacia
fuera, de tal fuerza, que logr hacer fracasar en 1927la candidatura
del general Celestino Gasea, que tena todo el apoyo de su compadre
Luis N. Morones y del presidente Calles. Los jefes de este grupo,
Agustn Arroyo Ch., gobernador electo en 1927, Arturo H. Orc, En-
rique Colunga y Melchor Ortega, eran de los polticos ms hbiles de
la poca, y su participacin en la eliminacin de los obregonistas
exaltados en la Cmara y en la formacin del PNR fue muy destacada:
no en balde Melchor Ortega fue incorporado al Comit Organizador.
El grupo de Guanajuato, gracias a su unidad y a su disciplina, per-
maneci en la cpula del partido sin perder el control poltico de su
estado.
Otros estados del centro eran dominados por caciques militares
con escasa fuerza, aliados del callismo. Su incorporacin al PNR se
dio sin mayores dificultades. Hay que mencionar a Carlos y Manuel
Riva Palacio y Abundio Gmez, del Estado de Mxico; a Bartolom
Vargas Lugo, de Hidalgo; a Saturnino Osorio, de Quertaro; a Dona-
to Bravo Izquierdo, de Puebla; y a Lzaro Crdenas, que apenas
empezaba a construir en Michoacn las bases de su poder.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 77
Los hombres que para 1929 controlaban los estados del centro, ya
sea por su poca fuerza, ya porque comprendieron bien la nueva
poca, transitaron sin oponer dificultades significativas, de la disper-
sin del poder a la unidad revolucionaria, y algunos de ellos, como
Melchor Ortega, Bartolom Vargas Lugo, Carlos Riva Palacio y, por
supuesto, Lzaro Crdenas, estaran llamados a desempear papeles
importantes en el trnsito del caudillismo a la institucionalizacin Y
en la construccin del Partido de la Revolucin.
La mayora de los jefes revolucionarios destacados en la dcada de
1920, sobre todo los caudillos militares, eran norteos. No en vano,
de Sonora-Sinaloa, Chihuahua-Durango y del noreste haban surgi-
do tres de los cuatro grupos revolucionarios ms importantes de
1910-1920; Y si al final se haban impuesto los sonorenses, no lo
haban hecho sin aliarse con los caudillos afines de los otros grupos,
sobre todo del noreste.
As pues, no es nada raro que para 1929, los caudillos militares
siguieran controlando la poltica local del norte del pas y que ade-
ms tuvieran bajo su mando a un elevado nmero de soldados. Baja
California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo Len, Sinaloa, Du-
rango y Zacatecas eran dominados por los caudillos militares, el ms
slido grupo obregonista, los ltimos militares que deban su fuerza,
fundamentalmente, a ser eso precisamente: militares.
Estos hombres mantenan bajo su control el gobierno, las organi-
zaciones sociales y el ejrcito en sus entidades; se oponan a la pol-
tica de Calles y haban sido un muy importante apoyo poltico-mili-
tar de Obregn desde 1920 o antes. La muerte del caudillo los llev a
enfrentarse cada vez ms abiertamente con Calles, y se convirtieron
en el grupo ms peligroso -quiz el nico de verdadera importan-
cia- de cuantos se oponan al liderazgo nacional de Calles y a la
constitucin del PNR.
Afortunadamente, el obregonismo sin Obregn no tena razn de
ser, y la alianza de Aarn Senz, Luis Len y Portes Gil con Calles,
debilit notablemente a este grupo, y ms an, la defeccin de tres
hombres que crean suyos: los generales Juan Andrew Almazn, je-
fe de operaciones militares de Nuevo Len; y los gobernadores de Coa-
huila y Baja California, Manuel Prez Trevio y Abelardo L. Ro-
drguez.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
En fin, si estos hombres no colaboraron en nada a la creacin del
PNR, sus enemigos locales s lo hicieron, lo que de alguna manera,
debilit su posicin an ms, y cuando al fin Jos Gonzalo Escobar,
Francisco R. Manzo, Marcelo Caraveo, Fausto Topete y Juan Gual-
berta Amaya se levantaron en armas contra el gobierno (en marzo
de 1929), ya no tenan la fuerza ni la posibilidad de triunfo que
hubieran tenido enjulio de 1928: los revolucionarios del resto del pas,
aunque no hubieran comprendido del todo la necesidad del nuevo
partido y de la institucionalizacin, ya no estaban dispuestos a re-
gresar al anrquico caudillismo militarista del que el pas tan traba-
josamente iba saliendo,y la rebelin de los ltimos seores de la
guerra estuvo condenadacal fracaso desde antes de nacer.
El pacto fundador
He dedicado la parte medular de este apartado a la revista de los
grupos fundadores del PNR, pues los trabajos sobre la poca han
puesto el acento en la fundacin del partido ms que en las condicio-
nes de los grupos fundadores.
Ms que la definicin del programa y la estructura del nuevo par-
tido, dos fueron las preocupaciones fundamentales de los fundado-
res: convencer a los grupos revolucionarios de la necesidad de cons-
tituir el partido, y seleccionar como candidato presidencial a un
hombre que no diera marcha atrs en el camino andado, es decir, a
un candidato que una vez instalado en la silla presidencial no tuviera
la posibilidad de convertirse en caudillo, y tuviera que apoyarse en
el PNR para gobernar.
Por supuesto, no todos lo entendieron as, y para fines de 1928,
cuando los principales grupos ya se haban comprometido a unirse,
los distintos caudillos y caciques empezaron a alinearse detrs de los
candidatos que ms posibilidades parecieran tener; yacostumbra-
dos al rgimen personalista, no vean otra cosa que la necesidad de
aliarse con quien pudiera convertirse en el nuevo hombre fuerte.
Yen ese camino, el general y licenciado Aarn Senz, gobernador
de Nuevo Len, al que muchos miembros de la clase poltica seala-
ban comol'leredero del caudillo, llevaba notable ventaja. Senz, tras
contribuir a amarrar la alianza entre los obregonistas moderados y
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LA FUNDACIN (1928-1933) 79
Calles, y participar en las primeras reuniones que condujeron a la
formacin del partido, renunci a su cargo en el Comit Organizador
el 8 de diciembre de 1928, para buscar abiertamente que el nuevo
instituto poltico lanzara su candidatura.
Pero si Senz era lo ms parecido que haba a heredero del caudi-
llo, eso mismo contribua a encrespar los nimos: muchos de los
caciques regionales no estaban dispuestos a aceptar el encumbra-
miento de un hombre de tal relieve, y empezaron a trabajar en su
contra, acusndolo, no sin cierta razn, de ser demasiado conserva-
dor; y por supuesto, con un semejante, nadie garantizaba
que no se regresara al personalismo, por lo que se empez a pedir
un candidato que tuviese "una persooalidad menos prominente".49
Contra la candidatura de Aarn Senz, pronto fue creciendo la de
un hombre que pareca mandado hacer para los propsitos del gene-
ral Calles: el general e ingeniero Pascual Ortiz Rubio, que si bien
haba tenido una importante trayectoria revolucionaria en su natal
Michoacn, llevaba demasiado tiempo fuera de Mxico, en misiones
diplomticas, para conservar poder propio; sera un hombre sin ligas
con ninguno de los grupos importantes, por lo que tendra que apo-
yarse en el partido.
Cuando se instal la convencin, la oposicin contra Senz haba
crecido demasiado, y los hombres decisivos, empezando por Calles,
haban optado por apoyar a Ortiz Rubio. Cedilla, Garca Correa,
Prez Trevio, Vargas Lugo, Len, Portes Gil y Gonzalo N. Santos,
manejaron las cosas de tal manera que Senz, que lleg a la conven-
cin con la certeza de ser elegido, vio cmo sus partidarios se pasa-
ban, uno a uno, al bando contrario. Los caciques actuaron as por
dos razones: unos porque haban entendido la posicin de Calles y
no deseaban el retorno del caudillismo; y otros, porque preferan a
un hombre dbil a un caudillo, para seguir haciendo y deshaciendo
a placer en sus regiones.
Aarn Senz, que cuando vio que la eleccin de Ortiz Rubio era
inevitable denunci a la convencin como una farsa, rectific lo
dicho y se puso a las rdenes del partido cuando los escobaristas se
levantaron en armas; de manera que con el partido naci la disciplina
49 Vase esta posicifH!e Senz y el inicio de la oposicin de los radicales a su
candidatura en Gonzlez Navarro, La Confederacin Nacional Campesina ... , op. cit.,
pp. 53-55, Y Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 85-88.
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80 LA FUNDACIN (1928-1933)
partidaria: el primer candidato derrotado estuvo a punto de romper
la unidad, pero termin disciplinndose.
50
Paralelamente a las maniobras polticas que culminaron en la
convencin con la eleccin de Ortiz Rubio, el Comit Organizador
dio a la luz sus proyectos de documentos bsicos. El20 de enero de
'19291a prensa public el "Proyecto de Programa del Partido Nacio-
nal Revolucionario", y el 26 del mismo mes, el "Proyecto de Estatutos
del Partido Nacional Revolucionario".5!
Los documentos no causaron mayor revuelo, ni la opinin pblica
ni los grupos revolucionarios los discutieron ampliamente: eran lo
suficientemente generales y pragmticos, para que los muy distintos
grupos convocados pudieran aceptarlos sin mayor problema: lo que
de verdad estaban discutiendo, lo que les importaba, eran sus condi-
ciones de incorporacin y el nombre del candidato.
52
El programa estaba dividido en cinco captulos: Educacin, In-
dustria, Agricultura, Comunicaciones y Hacienda, y era tanto una
declaracin de principios como un proyecto de gobierno; sus carac-
tersticas ms importantes eran la bsqueda de la estabilidad poltica
50 Los crticos de Calles ven en el impulso de la candidatura de OrLiz Rubio un
paso ms en su camino hacia la "mxima jefatura". A m me parece claro que con
un hombre como Senz se desandara lo andado, sin contar con que Calles no poda
prever los acontecimientos siguientes, que se pueden resumir en dos frases: la fra-
gilidad del pacto y la incapacidad y debilidad poltica de Ortiz Rubio. Vase la
versin de la candidatura de Ortiz Rubio como maniobra de Calles para conservar
el poder en Lajous, Los orgenes del partido nico ... , op. cit., pp. 48-50. Puig Casau-
ranc, Calatea rebelde ... , op. cit., pp. 310-314, nos presenta una versin mucho ms
compleja, en la que los principales polticos radicales, as como los hombres que
haban entendido la necesidad del partido, fueron los que cancelaron las ambiciones
presidenciales del gobernador de Nuevo Len.
51 Vanse en la prensa de esos das o, mejor, en Historia documental del Partido
de la Revolucin, op. cit., vol. 1.
51 Miguel Osario Marbn, El Partido de la Revolucin Mexicana. Ensayo, Mxico,
Impresora del Centro, 1970, p. 66, sostiene lo contrario. Cito a Arnaldo Crdova:
"Slo a Miguel Osario Marbn se le pudo haber ocurrido que hubo una 'prolongada
y candente discusin' de los temas contenidos [en los documentos fundadores]",
Crdova, La Revolucin en crisis ... , op. cit., p. 64. El ensayo de Osario Marbn fue el
primer intento importante que se hizo para escribir la historia del partido de la
Revolucin, y la informacin documental que contiene es muy rica, pero es un libro
excesivamente parcial, que tiende demasiado a idealizar al partido y a olvidarse de
la poI tica real, adems, es un libro que pertenece por-completo a una tradicin his-
toriogrfica mexicana superada desde hace tiempo, que lvaro Matute llama "la
historia pragmtico-poI tica".
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LA FUNDACIN (1928-1933) 81
y el desarrollo econmico, al mismo tiempo que recoga los postula-
dos de reforma agraria y justicia social de la Revolucin. Este pro-
yecto fue aprobado en la convencin casi sin modificacin alguna, y
no gener mayores discusiones: no en vano reflejaba el pensamiento
de la mayora de los revolucionarios.
Segn el proyecto de estatutos, el PNR sera ms una federacin de
organizaciones que un partido de ciudadanos; y aunque se reglamen-
taba el carcter federativo del partido, es decir, la autonoma (relati-
va) de las organizaciones estatales que lo constituan (y ese fue el
punto ms debatido, el nico que gener verdadera polmica en la
convencin: no en vano los caciques defendan su poder), la estruc-
tura del partido era vertical y centralista. Por lo pronto, con eso
bastaba: ya se ira avanzando en la reduccin del feroz localismo de
los caciques. 53
La convencin se reuni en Quertaro del 1 al4 de marzo de 1929,
y tras superar los tropiezos iniciales, causados por la rebelda de
algunos partidarios de Senz, se avanz rpidamente: se aprobaron
los documentos fundadores, se eligi a Ortiz Rubio como candidato
presidencial, y en un acto solemne, los delegados juraron el pacto
constitutivo del nuevo partido.
54
Como ltimo acto, se eligi al pri-
mer Comit Ejecutivo Nacional, organismo decisivo en el papel y en
la prctica. Sus miembros eran Manuel Prez Trevio, presidente;
Luis L. Len, secretario general; Bartolom Garca Correa, secreta-
rio de actas; Melchor Ortega, secretario de prensa; David Orozco,
tesorero; Gonzalo N. Santos, secretario del Distrito Federal; y Fili-
berta Gmez, secretario del exterior.
De esa manera, el4 de marzo de 1929 se clausuraron los trabajos
de la convencin: el PNR, instrumento bsico en la transicin hacia la
vida poltica institucional, haba nacido. Pero el pacto unificador que
sus fundadores haban soado slo haba tenido xito parcial: ni los
53 Vase la glosa de ambos documentos en Crdova, La Revolucin en crisis ... , op.
cit., pp. 56-64, Y Lajous, Los orgenes del partido nico ... , op. cit., pp. 42-48.
54 "Acto seguido-dicen las actas de la convencin-se declar porlaPresidencia
de la Convencin, constituida, con esta fecha, una Agrupacin Nacional Poltica y de
principios sociales, bajo la denominacin de Partido Nacional Revolucionario",
acto saludado con aclamacin por los delegados, que a continuacin juraron lealtad
al pacto constitutivo. Vase Partido Nacional Revolucionario, PartiAo de la Revolu-
cin Mexicana, Partido Revolucionario Institucional: Actas constitutivas. Docwllen-
lOS bsicos, Mxico, Partido Revolucionario Institucional, 1991, p. 4.
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82 LA FUNDACIN (1928-1933)
campesinos ni los obreros, salvo algunas organizaciones minorita-
rias, estaban en el partido; muchos caciques no haban asistido o lo
haban hecho con demasiadas reservas y trataran de conservar su
fuerza y su independencia el mayor tiempo posible; la mayora de los
polticos mexicanos (y la sociedad misma) an no estaba lista para
el trnsito del caudillismo a la dominacin legal; y por si fuera poco,
se estaba gestando un fuerte movimiento de oposicin a la candida-
tura del partido y el 3 de marzo, mientras sesionaba la convencin,
el bloque de generales norteos, se haba levantado en armas con-
tra el gobierno.
Es decir, en el papel, el partido exista y, mal que bien, el pacto se
haba firmado; pero en la prctica, el nuevo partido era una estruc-
tura a la que haba que dotar de sentido, un cuerpo inerte al que haba
que insuflar vida. En el siguiente apartado, ltimo del captulo, ve-
remos cmo los fundadores del partido perdieron su optimismo
inicial, detectaron estos problemas, y se abocaron a resolverlos.
LA DOTACIN DE SENTIDO
El1'1uevo partido
El naciente PNR proclam ser el partido de los revolucionarios y
sucesor poltico de los caudillos. 55 En efecto, como antes los caudi-
llos, el PNR sera el factor de cohesin y disciplina polticas; incluso,
en ambos sentidos, pronto se revelara superior a los caudillos.
El naciente PNR se impuso dos tareas fundamentales: alcanzar la
centralizacin poltica, pero ya no una personalista, como la porf-
rista o la que Obregn haba buscado, sino la "centralizacin buro-
crtica y disciplinada de una institucin" ;56 y convertirse en el gestor
de las demandas de las masas organizadas y rbitro de los conflictos
sociales.
El naciente PNR apareci como partido nico: rpidamente domi-
n la escena poltica, y tendran que pasar muchos aos para que
otros partidos empezaran a tener fuerza real; pero como seala co-
rrectamente Alejandra Lajous, no fue un partido nico de tendencia
55 Crdova, La Revolucin en crisis ... , op. cil., pp. 65-70.
56 Lajous, Los orgenes del partido nico ... , OJ). cit., p. 48.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 83
totalitaria, como el falangismo espaol, el nazismo alemn, el fascis-
mo italiano o el comunismo sovitico; es ms, el partido de la Revo-
lucin era un partido nico que se senta incmodo con esa situa-
cin, y nunca dio carcter doctrinario ni oficial a su monopolio
poltico: el ideal de sus jefes, al menos en el papel-y no slo en l-,
era alcanzar una sociedad plural y democrtica, el partido nunca
impuso a sus miembros una tica o filosofa de cruzados, tan carac-
terstica de los totalitarismos Y
Hay una aparente contradiccin entre la poltica institucionaliza-
qora del general Calles como presidente y su actitud poltica en 1928-
1929, y sus afanes por controlar el poder durante el maximato. Esta
contradiccin se agudiza si revisamos dos textos que me parecen
vitales: sus declaraciones del 8 de diciembre de 1928 y del22 de mayo
de 1929, que veremos con cuidado ms adelante.
Hasta hoy se ha sugerido que la creacin del PNR fue una maquia-
vlica maniobra del general Calles para seguir controlando el poder
y ser el facttum del Estado mexicano; sin embargo, la forma que
quiso darle al PNR y las declaraciones mencionadas, as como su
autoexilio europeo durante ms de seis meses vitales para la cons-
truccin del nuevo partido (debido tambin a su poca salud y a la
muerte de su primera esposa), hablan en contra de esta idea; perm-
taseme poner a discusin esta otra.
Me parece evidente que el PNR no fue lo que Calles haba pensado
que fuera: aunque a la convencin de Quertaro llegaron delegados
de muchas organizaciones, el partido naci como una gran estruc-
tura hueca, vaca de sentido, sin apoyo popular, con algunos grupos
obreros y campesinos desarticulados y sin programa propio y, sobre
todo, dadas las circunstancias nacionales, ms como una confedera-
cin de caciques que como el partido moderno que l y el puado de
polticos que lo entendieron, planearon en la segunda mitad de 1928.
Cuando Calles, desde su autoexilio percibi eso, gracias a las car-
tas que sus amigos (Luis L. Len, sobre todo) le envia ban; cuando se
dio cuenta de que la vida poltica de Mxico no haba sufrido el
cambio cualitativo que l planeaba con la firma del pacto fundador
del PNR, regres a retomar las riendas del poder (nunca sin la rivali-
dad de los sucesivos presidentes llamados, con dolo y ligereza, "pe-
57 bid., pp. 88-89.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
leles"), dispuesto a dotar de sentido a esa estructura que, ahora se
daba cuenta, haba nacido vaca: el principal trabajo poltico del
maximato fue, pues, permtase me repetirlo, dotar de sentido a la
organizacin que deba permitir el trnsito definitivo a la institu-
cionalizacin: el PNR.
Para ello, haba que cumplir dos tareas: legitimarse socialmente y
destruir de plano el ya minado poder de los caciques y caudillos. Ya
veremos que para 1935 se haba avanzado en ambas lneas, pero en
el transcurso de esos aos el impulsor del partido, el hombre que con
clarividencia not su necesidad y luego not que haca falta dotarlo
de sentido para que los objetivos trazados pudieran cumplirse, se
haba vuelto el mayor obstculo para su consolidacin, al irse viendo
a s mismo como el hombre necesario.
"La encrucijada de 1929"58
El 3 de marzo de 1929, los delegados a la convencin del PNR se
enteraron de que el bloque de generales norteos, se haban levanta-
do contra el gobierno. Escobar en Torren, Caraveo en Chihuahua,
Amaya y Urbalejo en Durango, Topete y Manzo en Sonora, Aguirre
en Veracruz, y otros jefes del Ejrcito, amparados en el "Plan de
Hermosillo", que denunciaba la constitucin del PNRcomo una ma-
niobra de Calles para perpetuarse en el poder, llamaba a derribar al
gobierno y convocaba a los cristeros, a los campesinos obregonistas
ya los candidatos opositores (Jos Vasconcelos y Pedro Rodrguez
Triana) a unrseles.
Esta fue la ltima rebelin militar de importancia, pero no tuvo
otro efecto que permitir al general Calles acabar con el poder de los
caciques-militares obregonistas, que controlaban el norte del pas, y
reducir la oposicin de muchos diputados a la construccin del PNR.
En realidad, los generales rebeldes haban sido meros segundo-
nes en los aos revolucionarios, su capacidad poltica y militar es-
taba muy lejos de la de los delahuertistas (que s pusieron en gra-
ve riesgo al gobierno), y en una rpida campaa militar conducida
58 Ttulo de A. Matute, op. cit., del que tomo la interpretacin del enfrentamiento
Vasconcelos-OrtizRubio como una dis)un tiva entre caudillismo e insti tucionalizacin.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
85
por los generales Calles, Crdenas y Almazn, fueron fcilmente de-
rrotados.
59
Casi ninguno de los jefes rebeldes encontr la muerte (otra vez, a
diferencia de los delahuertistas): cuando se vieron vencidos, se pu-
sieron a buen recaudo allende la frontera, y su derrota y desprestigio
permiti al gobierno eliminar definitivamente de la escena poltica
a ms de 40 generales (nueve de ellos de divisin); al PNA, que los haba
apoyado; ya 51 diputados federales y cuatro senadores que se haban
opuesto al PNR y que fueron desaforados. De los 227 diputados que
quedaron, 221 ya eran penerristas o se declararon rpida yoportu-
namente por el partido. Adems, el Senado desconoci a los poderes
de Sonora, Chihuahua, Durango y Zacatecas, lo que con la elimina-
cin de los generales, puso fin al ltimo grupo fuerte de caciques
militares. 60
Derrotada la revuelta de los seores de la guerra, el PNR tuvo que
hacer frente a un enemigo que pareci, en principio, ms peligroso,
pues usaba armas distintas a las que los revolucionarios estaban
acostumbrados: la candidatura presidencial de Jos Vasconcelos.
Era este un candidato brillante e imaginativo, popular y prestigiado,
maderista de la primera hora, revolucionario siempre,61 y justamen-
59 El general Juan Gualberto Amaya, gobernador de Durango y uno de los jefes
rebeldes, escribi unas memorias cuyo humor involuntario fue magnficamente
aprovechado por Jorge Ibargengoitia para dar vida al general de divisin Jos
Guadalupe Arroyo (ntese la coincidencia de las iniciales): el mejor producto de la
rebelin escobarista es, sin duda, el libro de Ibargengoitia, donde Escobar se
convierte en Trenza, Manzo en el Gordo Artajo, Urbalejo en Canalejo, Caraveo en el
Ca/1/alen, Valenzuela en Valdivia, etctera. Quien quiera calibrar la estatura moral
y la capacidad militar de los ltimos militares rebeldes, puede ahorrarse a Amaya, Los
gobiernos de Obregn, Calles ... , op. cit., pp. 219-313, Y leer a Jorge Ibargengoitia,
Los rel1l1pagos de agosto, Mxico, Joaqun Mortiz, 1994.
60 Otro resultado de la revuelta fue el fortalecimiento poltico de Calles, que
analizaremos ms adelante. Cuando estall la rebelin, el general Joaqun Amaro
estaba hospitalizado en los Estados Unidos, por lo que el presiden te Portes Gil tuvo
que ofrecer la cartera de Guerra y la direccin de la campaa al nico militar que en
ausencia de Amaro poda unificar a los leales y dirigirlos sin susci tar discusiones y
recelos: el ex presidente Calles.
61 Es decir, hasta entonces la derrota electoral lo amargara terriblemente; llega-
ra a considerar que Mxico no tena remedio, que los gobernantes eran meros tteres
del imperialismo yanqui, e ira transitando a posiciones cada vez ms derechistas,
hasta coquetear con el nazismo. Sera en esa ltima etapa de su vida creativa cuando
escribira los cinco ttulos de su autobiografa; es el cuarto, El Proconsulado, el que
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86 LA FUNDACIN (1928-1933)
te aclamado por su gestin al frente de la universidad y de la Secre-
tara de Educacin Pblica durante el gobierno de Obregn. Crtico
feroz y eficaz del gobierno de Calles. Vasconcelos empez su campa-
a con el apoyo de grupos de estudiantes e intelectuales y ya lanzado,
el Partido Nacional Antrreeleccionista (PNAr), fundado en 1927 por
Vito Alessio Robles para oponerse a la reeleccin de Obregn, lo
proclam su candidato.
No slo se enfrentaban dos candidatos de muy distintos tipos:
Vasconcelos, un hombre popular y brillante, con tamao de caudillo,
contra Ortiz Rubio, una personalidad gris de la que apenas se cono-
can su eficiencia administrativa y su lealtad al grupo revolucionarlo;
tambin, sobre todo, se enfrentaban dos maneras de hacer poltica,
la de Vasconcelos, que combinaba el personalismo caudillista con
un idealismo que casi podramos calificar de ingenuo, contra la del
PNR, pragmtica y efectiva, que pronto puso en la balanza todo el peso
de las organizaciones reunidas en torno suyo y an ms, el del Esta-
do, que apoy sin tapujos la campaa electoral del PNR.
Ortiz Rubio fue declarado triunfador en las elecciones del 17 de
noviembre de 1929. Muchos hablaron, siguen hablando, de fraude,
pero la fuerza de Vasconcelos se restringa a las ciudades, y toda la
maquinaria clientelista de los caciques se puso al servicio del candi-
dato del partido. Yo creo que ms que de fraude se debe hablar de
desproporcin entre los contendientes. Hay que hacer notar, ade-
ms, que independientemente de la honorabilidad de Vasconce1os y
la simpata que por l podamos sentir, detrs de la disyuntiva Vas-
concelos-Ortiz Rubio estaba, mucho ms importante, la disyuntiva
caudllismo-institucionalizacin (con esto no quiero decir que el fin
justifica los medios -entendiendo por tales todas las trampas pues-
tas en juego por el naciente PNR-, slo sealar lo que ocurri).
Lo importante para el partido fue la solidez adquirida durante la
campaa: el grado de cohesin alcanzado por los caciques y grupos
narra la historia de su campaa electoral de 1929: Jos Vasconcelos, Obras cOl/1ple-
tas, Mxico, Libreros Mexicanos, 1947-1961, t. IV. La bibliografa acerca del perso-
naje es muy extensa, baste citar a Claude Fell, Jos Vasconcelos. Los aos del guila,
Mxico, UNAM, 1989; Jos Joaqun Blanco, Se llamaba Vasconcelos: Una evocacin
crtica, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1987, y, para entender su campaa
electoral, a otros protagonistas, Vito Alesso Robles, Mis andanzas con nuestro Ulises,
Mxico, Editorial Botas, 1938, y Portes Gil, Quince aos de po lit ica mexicana, or. cit.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 87
fundadores pudo medirse en estos meses. El candidato visit ms de
200 localidades de 17 estados de la Repblica, y en todas ellas fue
recibido por multitudes engalanadas, muestra de la participacin
activa de los grupos locales, que no slo prepararon el ambiente de
la gira, sino que tambin 10 financiaron. Para cuando termin la
campaa el PNR tena clulas en los S 000 municipios del pas, subor-
dinadas a los 31 partidos estatales que aceptaban las directivas del
CEN del PNR.
62
Adems, el 27 de mayo de 1929 naci el peridico del partido, El
Nacional Revolucionario, cuyo director fue Basilio Vadillo, con Man-
ha Fabio Altamirano como gerente. El peridico apoy incondicio-
nalmente la campaa de Ortiz Rubio (y Vadillo llegara a ser uno de
los hombres ms cercanos al candidato), y publicaba los discursos
de campaa del candidato y del presidente del partido, Manuel Prez
Trevio, mediante los cuales, as como de los editoriales escritos por
Vadillo, podemos seguir el camino de consolidacin estructural del
partido.
63
Para finales de 1929 el PNR haba ganado sus primeras elecciones
y consolidado su estructura. Esto no haba sido fcil: aunque a fin de
cuentas la rebelin escobarista y las campaas opositoras de Jos
Vasconcelos y Pedro Rodrguez Triana le permitieron consolidarse
rpidamente, tambin hay que sealar que su presencia y actividad,
as como la de los cristeros, y la accin de algunos caciques todava
no muy convencidos de que no les quedaba otra que fortalecer al PNR,
seguan siendo obstculos para su definitiva afirmacin en todo el
pas.
Los editoriales y discursos publicados en El Nacional Revolucio-
nario reflejan la lnea del partido: conciliacin de clases, necesidad
de implantar la justicia social, y unidad entre los revolucionarios;
pero todava se tena buen cuidado en definir a esta unidad como la
federalizacin de los 31 partidos autnomos que constituan el PNR.
62 Lajous, Los or{genes del parlido nico ... , or. cit., pp. 65- 70.
63 Los ejemplares del diario se CO!1servan en la Hemeroteca Nacional. El anlisis
de la labor del peridico en 1929, en Serrano lvarez, "Basilio Vadillo ... ", op. cit., pp.
258-261; Garrido, El parrido de la Revolucin institucionalizada, 0r. cit., pp. 107-109,
Y Carlos Molina Posadas, "Imagen de un fraude. Caricatura y propaganda poltica
hacia las elecciones presidenciales del17 de noviembre de 1929 ... ", tesis de licencia-
tura en historia, Mxico, UNAM, 1998, passm.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
Poco a poco se iba introduciendo el valor de la disciplina como virtud
partidista, disciplina entendida como la aceptacin local de la lnea
poltica del centro, lo que permitira por primera vez la coordinacin
de las polticas regionales, indispensable en todo Estado moderno.
De esta manera, hacia finales de 1929, el partido haba consolida-
do su estructura formal, derrotado a sus enemigos y destruido el
poder del ms importante grupo de barones de la guerra. Ahora
empezaba la domesticacin de los caciques, es decir la centraliza-
cin de la vida poltica de Mxico, estrategia de unidad frente a la
dispersin y paso fundamental en el trnsito hacia la instituciona-
lizacin.
La organizacin de las masas
Era natural que la sociedad surgida de la Revolucin estuviera alta-
mente politizada. La Revolucin haba sido una gran movilizacin
de masas y el programa revolucionario, la palanca que haba impul-
sado esa movilizacin, gracias a la cual los revolucionarios haban
llegado al poder, convirtindose, para 1920, en la fuerza poltica
hegemnica de la sociedad; pero habran de pasar todava unos 15
aos para que el naciente Estado revolucionario pudiera hacer otra
cosa que pugnar por mantenerse en pie. 64
El programa de la Revolucin slo haba sido aplicado tibia y
parcialmente; con mayor nfasis en las regiones en que la organiza-
cin de las masas era ms fuerte y ms slido su vnculo con la clase
poltica, pero esta caracterstica, al mismo tiempo, haba impedido
la centralizacin del poder, condicin indispensable para que el Es-
tado, con el apoyo de las masas organizadas, pudiera llevar a cabo
efectivamente el programa de la Revolucin y para que el partido
fuera el intermediario entre la sociedad y el Estado.
La dispersin del poder, la debilidad del Estado y la falta de apli-
cacin de las reformas sociales, hacan que el Estado revolucionario,
a pesar de su aparente fortaleza, se moviera en el vaco. La creacin
del PNR tena como uno de sus objetivos principales, allanar el abismo
que separaba a la clase gobernante de las masas que la haban llevado
64 Un excelente anlisis del proceso de reencuentro del Estado con las masas, en
Crdova, La poltica de lIlasas del carden is 1110, op. cit., pp. 11-36, para este momento.
LA FUNDACIN (1928-1933)
89
al poder, convirtindose en organizador de las masas y gestor de sus
demandas. Sin embargo, como ya vimos, el partido haba nacido sin
el apoyo de los grupos obreros y campesinos que ms fuerza tenan.
Si e! PNR quera estar a la altura de la tarea que se haba fijado, estaba
obligado a convertirse en una verdadera organizacin de masas, y
sus dirigentes, sin tener an claros los mecanismos y los cambios
estructurales que esto tendra que acarrear, empezaron a buscar la
alianza con los sindicatos y las organizaciones campesinas.
Esta tarea no fue nada fcil por dos razones: la primera es que ya
en 1930 se sentan en Mxico los efectos de la crisis de 1929, que hizo
aumentar el descontento, y la segunda, porque dentro del grupo
revolucionario se haban creado demasiados intereses que trataran
de obstaculizar la aplicacin del programa revolucionario.
El proceso que le fue permitiendo al PNR implantarse entre las
masas obreras y campesinas fue lento y zigzagueante, pero efectivo:
veamos cmo fue vinculndose con las organizaciones agraristas y
los sindicatos obreros.
Los agraristas
Al nacer, e! PNR, como ya vimos, debilit a las organizaciones campe-
sinas que mayor fuerza tenan. Los grupos que se incorporaron al
nuevo partido no pudieron ocupar el vaco dejado por el PNA y la
debilitada LNC, que habra de subsistir, con fuerza en Veracruz, hasta
que la salida del gobernador Tejeda (1932) permitiTa al PNR acabar
con ella e incorporar a sus miembros a la Confederacin Campesina
Mexicana (CCM), nacida en 1933.
65
Los conflictos internos ms importantes del partido entre 1930 y
1933 tenan como teln de fondo el problema agrario. La crisis de
1929 y el conservadurismo poltico de los presidentes Pascual Ortiz
Rubio y Abelardo L. Rodrguez, redujeron casi al mnimo el ritmo
de! reparto, y los sectores del partido que los apoyaban empezaron a
proclamar la necesidad de dar por concluida la reforma agraria para
65 Aun que 1 a Liga Nacional Campes i na sigu i siendo la abanderada de los agraris-
tas ms radicales, su fuerza fue decreciendo aceleradamente entre 1930 y 1935, sobre
todo a partirde que Tejeda dej el poder y fue sacado de la poltica nacional. Adems,
en 1929 y 1930 haban muerto los dos lderes extremistas de mayor arraigo popular,
Jos Guadalupe Rodrguez, fusilado en 1929, y rsulo Galvn, muerto en 1930.
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90 L<\ FUNDACIN (1928-1933)
dar seguridad al campo y hacerlo producir. A pesar de las directivas
presidenciales en ese sentido, gobernadores como Lzaro Crdenas,
Adalberto Tejeda y Agustn Arroyo Ch. (Michoacn, Veracruz y Gua-
najuato) continuaron con su poltica agraria y polemizaron ardien-
temente al interior del partido con los pretendidos sepultureros de
la reforma agraria; y aunque a veces los conservadores parecan
imponerse (en los periodos en que Manuel Prez Trevio ocup por
segunda y tercera vez la presidencia del CEN, y cuando ms fuerte
sonaba su candidatura presidencial), los reformistas triunfaron al
final, no sin antes haber avanzado notablemente en la organizacin
de los agraristas. De cualquier modo, qued en el haber de los con-
(o moderados) el logro que en la lucha contra la disper-
sin del poder signific desarmar a los agraristas, proceso iniciado
cuando al finalizar la guerra cristera, el Estado pudo prescindir de
los contingentes agraristas. No fue tarea fcil, pero la salida de Teje-
da del palacio de Gobierno de Jalapa permiti acabar con las milicias
tejedistas, y para 1933, el nico grupo agrarista armado eran los
soldados-colonos de Saturnino Cedilla.
En realidad, el movimiento campesino, a nivel nacional, veget sin
objetivos claros ni organizaciones fuertes entre 1929 y 1933, ao de
creacin de la CCM. La Confederacin Nacional Campesina (CNC),
fundada en 1938, recogi la experiencia de las organizaciones ante-
riores, y se construy sobre la CCM. Durante el maximato, sin embar-
go, las cosas no iban tan mal en el nivel regional. La LNC dej de ser
efectivamente nacional, pero su fuerza en Vera cruz no decreci, al
contrario; y en otros estados, los grupos agraristas empezaron a
tomar consistencia, apoyndose en los sectores radicales del PNR.
Michoacn se convirti en ejemplo y paradigma de ese proceso, y los
logros de su gobernador, el general Crdenas, lo colocaran pronto
como cabeza visible y candidato deseable de todos los grupos agra-
ristas del partido. Este camino de Crdenas, este aprendizaje en
Michoacn (1928-1932), lo convirti en el candidato natural de los
radicales, y lo hicieron el presidente de la Repblica que tendra la
capacidad y la fuerza necesarias para aplicar el programa de la Re-
volucin, gracias al instrumento forjado en los difciles aos de la
crisis, el PNR y sus organizaciones obreras y campesinas.
66
En el siguiente apartado revisaremos el camino de Crdenas y
66 Vase Gmez-Jara, ElllloviJlliento campesino en Mxico, op. cit., pp. 68-70.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 91
cmo, en las luchas internas del partido, se fueron imponiendo los
reformistas. Baste decir que fruto de las ricas experiencias locales y
del triunfo de los radicales, fue el nacimiento, en mayo de 1933, de
la Confederacin Campesina Mexicana (CCM), impulsado por las or-
ganizaciones campesinas unificadas de Michoacn, San Luis Potos,
Chihuahua y Tamaulipas, y fue reuniendo a las de Aguascalientes,
Durango, Campeche, Coahuila, Quertaro y Zacatecas.
La CCM propona la aceleracin y simplificacin en la dotacin de
ejidos, y la colectivizacin del ejido como solucin del problema
agrario. El Comit Central Ejecutivo de la nueva organizacin qued
con Graciano Snchez como secretario general; Jos O. Martnez,
secretario de accin administrativa; Trinidad Garda, agitacin y
propaganda; Martn V. Gonzlez, educacin; ngel Posadas, coope-
rativas y crdito; Nabar Ojeda, conflictos; Csar Martina, accin
sindical; Toms Tapia, tesorero; y Len Garda, oficial mayor. Los
impulsores de la nueva organizacin, Graciano Snchez, Len Gar-
ca y Enrique Flores Magn, haban militado en la LNC hasta el naci-
miento del PNR, al que se haban incorporado, y la nueva central naca
con el apoyo de Crdenas, Portes Gil, Cedilla, Gonzalo N. Santos y
Marte R. Gmez, jefes visibles del sector reformista del partido. Est
de ms decir que la CCM fue una de las palancas impulsoras de la
reforma agraria y de la candidatura presidencial de Crdenas.67
El movim iento obrero
Ya vimos que entre 1924 y 1928 la CROM atac frontalmente a los
sindicatos catlicos y a los rojos de la CGT y el PCM, y que cuando
Obregn fue asesinado, se haba convertido en la nica central obre-
ra de consideracin. Tambin vimos cmo a partir del magnicidio y,
sobre todo, del ascenso al poder de Portes Gil, enemigo jurado de
Morones, la CROM fue perdiendo rpidamente su poder e influencia.
Pascual Ortiz Rubio atac an con mayor encono a la CROM ya las
dems organizaciones obreras.
Sin embargo, la CROM resisti esto y para 1932, si bien debilitada y
sin los recursos econmicos y los apoyos polticos de antao, segua
siendo la organizacin obrera ms fuerte de la Repblica: a pesar del
67 Vase la fundacin de la CCM en Gonzlez Navarro, La Confederacin Nacional
CaJllpesina ... , op. cit., pp. 83-85.
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92 LA FUNDACIN (1928-1933)
desprestigio de sus lderes, era la organizacin que con mayor deci-
sin y eficacia protega los intereses de los trabajadores, y la habili-
dad de Morones y su grupo les permiti mantenerse, durante cinco
aos, a la cabeza del movimiento obrero, a pesar de todas las agre-
siones.
Esta situacin no beneficiaba al partido: por un lado, los dirigen-
tes radicales criticaban lo que llamaban la poltica antiobrera de los
tres presidentes del periodo, y se daban cuenta de la necesidad de que
el partido tuviera bases obreras, pero por otro, notaban que la inclu-
sin de los cromistas hubiera dado al traste con el pacto. Por supues-
to, la situacin tampoco beneficiaba al movimiento obrero, aunque
los sindicatos que se formaban en el periodo se daban cuenta de que
necesitaban integrarse a la CROM si queran tener fuerza real.
El panorama, de todos modos, no era tan sombro: el hecho de que
la CROM perdiera el monopolio extraoficial que haba ejercido, reac-
tiv a la anarcosindicalista CGT, a los sindicatos filocomunistas, que
empezaron a agruparse alrededor de los ferrocarrileros (en este pe-
riodo empezaron a sonar los nombres de prestigiados dirigentes
sindicales comunistas como Hernn Laborde, Margarito Martnez,
Miguel ngel Velasco y Valentn Campa Salazar, que contribuiran
a fortalecer a la CTM). Un primer intento de control obrero hecho por
el PNR condujo a la creacin de la Cmara de Trabajo, dirigida por Luis
Prez Medina, un lder muy desprestigiado. Adems, en 1931 se
aprob la Ley Federal del Trabajo, reglamentaria del artculo 123
constitucional, yen esa tarea el abogado de la CROM, el joven Vicente
Lombardo Toledano, desempe un papel muy importante.
El impasse en que se encontraban las relaciones entre los sindica-
tos y el partido fue roto por Vicente Lombardo Toledano, quien a
pesar de ser miembro del Comit Central de la CROM desde tiempos
de Calles, y de haberse ganado la confianza de Morones merced a
su capacidad de trabajo y de organizacin, haba sabido preservar su
nombre del desprestigio que persegua a los lderes cromistas.
Desde 1928, Lombardo haba propugnado por la disolucin del
PLM y por la separacin de la actividad sindical de la poltica, lo que
en aquellos aos significaba deslindar a la CROM de las maniobras
politiqueras a que la ambicin de Morones y los suyos la metan una
y vez, y que convertan al movimiento obrero en botn de luchas
polticas e instrumento de otros grupos e intereses. Segn Lombar-
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LA FUNDACIN (1928-1933) 93
do, poner los sindicatos al servicio de intereses polticos, implicaba
sacrificar su independencia como organizaciones defensoras de los
derechos de los trabajadores. A esta idea, que cada vez se arraigaba
ms firmemente en el joven abogado poblano, pronto se agreg el
marxismo, es decir, la idea de que el fin ltimo del movimiento
obrero deba ser la transformacin revolucionaria de la sociedad y
el trnsito al socialismo.
Enjulio de 1932 se dio el inevitable rompimiento entre Lombardo
y Morones. Atacado por el lder, Lombardo renunci a su cargo en la
direccin de la CROM y a la central misma, y public un manifiesto en
el que expona sus ideas sobre el movimiento obrero, al que una CROM
en ruinas ya no le serva. Para septiem bre de ese ao, buena parte de
las organizaciones ms importantes de la CROM seguan a Lombardo
y con ellas, se fund el13 de marzo de 1933la "CROM depurada", que
exclua a Morones, a su Grupo Accin y a las pocas organizaciones
que perseveraron en su lealtad al viejo lder. La nueva CROM no pre-
tenda subvertir el orden, pero s asumir con honradez y decisin la
defensa de los trabajadores y deslindarse de las politiqueras que
hasta entonces haban sido pan cotidiano.
En ese momento Luis N. Morones, mal de su grado, cedi la esta-
feta de mximo lder obrero del pas a Vicente Lombardo Toledano.
La nueva CROM no contaba con las antipatas que tena la anterior
entre la clase poltica, y pronto empezaron los acercamientos con los
polticos radicales del rgimen. Al mismo tiempo, Lombardo empe-
z a trabajar en aras de unificar definitivamente al movimiento obre-
ro mexicano.
De esta manera, la CROM de Morones y la Cmara del Trabajo del
Distrito Federal, se fueron desintegrando. Lderes de la capacidad y
experiencia de Celestino Gasca y Fidel Velzquez fueron incorporn-
dose al grupo dirigido por Lombardo; y en junio de 1933 qued
constituido el Comit Organizador del Congreso Obrero y Campesi-
no, que inclua a los cromistas escindidos, a algunos grupos anarco-
sindicalistas y comunistas y a importantes sindicatos nacionales que
se haban mantenido al margen de las centrales, como los de ferro-
viarios y electricistas.
En octub:e de 1933 tuvo lugar el Congreso Obrero y Campesino,
con la asistencia de delegados de una cantidad de organizaciones
94 LA FUNDACIN (1928-1933)
nunca antes reunidas. Del congreso naci la Confederacin General
de Obreros y Campesinos de Mxico (CGOCM), organizacin que sent
las bases sobre las que se creara la Confederacin de Tra bajadores
de Mxico (CTM), la ms fuerte e importante central obrera de la
historia mexicana.
La CGOCM declar que el Estado mexicano era fascista, y reprob
como tal al Plan Sexenal. Crdenas, que ya estaba en campaa, hizo
continuos llamamientos a los obreros y los campesinos a que se
incorporaran al partido, pero la CGOCM se mantuvo en una actitud
hostil frente al gobierno y el partido, que slo abandonara cuando
el presidente Crdenas expulsara del pas al genera1 Calles (y con l
a Luis N. Morones). Pero, de momento, el PNR no contaba ms que
con el apoyo de la Confederacin Nacional de Trabajadores, de Prez
Medina. Sin embargo, la organizacin que estara llamada a cons-
truir el sector obrero del Partido de la Revolucin, ya estaba, muy
fuerte, en pie de lucha.
68
Visto desde hoy, bien podemos decir que en vsperas del ascenso
del general Crdenas al poder, haba nacido la organizacin obrera
ms fuerte de la historia de Mxico, que si bien era hostil al Estado
de la Revolucin y a su partido, en el transcurso de pocos meses se
ira identificando con ste y hara suyo el programa del PNR.
Es decir que en 1933, ao en el que hemos trazado la frontera'
temporal de este captulo, si bien todava no estaba clara la manera
en que el PNR deba vincularse con las organizaciones obreras y cam-
pesinas. ya saba que tena que hacerlo, y ya existan las dos centrales
en torno a las cuales se terminaran de unificar el movimiento obrero
y el movimiento campesino del pas: la CGOCM y la CCM, que a la vuelta
de poco tiempo daran vida a la CTM y la CNC.
~ 8 Vanse las luchas y las demandas del nuevo movimiento obrero, y la fuerza de
la naciente CGOCM, en Crdova, La Revolucin en crisis ... , op. cit., pp. 369-419, en el
que reelabora y contextualiza lo que haba dicho acerca del movimiento obrero en
el periodo 1928-1934, en Crdova, La clase obrera ... , op. cit. Para fuentes ms cerca-
nas temporalrnen te a los hechos, vmse las obras de Luis Araiza, Historia delmovi-
II/ien/o obrero mexicano, Mxico, Editorial Cuauhtmoc, 1964, vol. 1; Rosendo Sa-
lazar, Historia de las luchas proletarias ele IHtico (1923-1936), Mxico, Editorial
Avante, 1938, y Clark, Ell/lOl'illlien/o obrero en Mxico, op. cit.
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LA FUNDACIN (1928-1933) 95
La centralizacin del poder y la lucha poltica
Si la organizacin de las masas y la gestin de sus demandas era una
de las dos tareas clave que el PNR se haba puesto para ser capaz de
cumplir con sus propsitos, la otra era la centralizacin del poder.
En este ltimo apartado de este captulo veremos cmo se coron
esta tarea en la que se vena trabajando desde 1917 por lo menos; al
mismo tiempo, el partido fue cumpliendo sus primeras tareas a costa
de importantes fisuras y de una dura lucha interna, que le permiti
terminar de definir su identidad y convertirse, por fin, en eLinstru-
mento que hara posible el abandono de la era de los caudillos.
Para 1930, la mayora de los grupos regionales de poder, eS decir,
los caciques que pesaban, haban sido eliminados o, al menos, muy
debilitados. Muchos de ellos haban decidido aceptar el nuevo orden
de cosas, y aprendieron a hacer poltica de manera distinta; ahora se
trataba, para los que as lo entendieron, de fortalecer al Estado na-
cional yal Partido de la Revolucin; si estaban dentro, podan parti-
cipar en la lucha interna aportando a los diversos grupos nacionales
de poder (vase en las pginas siguientes cmo se fueron formando
stos), el peso poltico que seguan teniendo como hombres fuertes
estatales. As lo entendieron los guanajuatenses Melchor Ortega y
Agustn Arroyo Ch., el yuca teca Bartolom Garda Correa, el hidal-
guense Bartolom Vargas Lugo, el mexiquense Carlos Riva Palacio,
el potosi no Gonzalo N. Santos y algunos otros.
Quedaban un puado de caciques que pretendieron seguir parti-
cipando segn las viejas reglas, que trataron de controlar totalmente,
como antes, la poltica de sus estados, y presionar al Estado con toda
su fuerza, apoyada en milicias armadas (como los campesinos teje-
distas) o grupos paramilitares (como los Camisas Rojas de Garrido
Canabal, dirigidos por Carlos A. Madraza). Entre 1930 y 1932 el
Estado desmont meticulosamente el aparato tejedista, incluidas la
LNC y las guardias armadas, aunque la poltica radical del gobernador
veracruzano vivi sus aos de gloria justamente mientras se desmon-
taba su fuerza real; Garrido Canabal vio reducirse su poder paulati-
namente hasta que Crdenas lo excluy de la vida nacional en 1935;
para ese ao, en todo el pas slo quedaba un cacique a la vieja
usanza, Saturnino Cedilla, que sera eliminado en 1938.
La fragmentacin del poder segua siendo un problema mayor,
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LA FUNDACIN (t 928-1933)
pero lo era de otro modo: se haba suprimido el caudillismo, sobre
todo porque no haba nadie que pudiera llenar las botas del difunto
general Obregn, pero an no se inventaba el nuevo mecanismo
centralizador del poder. La poca conocida como el maximato no fue
otra cosa que la bsqueda de ese mecanismo que, podemos adelan-
tar, se resolvi con la conversin del Partido de la Revolucin en un
partido de masas, Y con la creacin del presidencialismo.
Se habla de "maximato", porque se supone que el general Plutarco
Elas Calles, llamado por sus partidarios "jefe mximo de la Revolu-
cin", controlaba la vida poltica de Mxico por medio del partido, y
gobernaba al pas mediante presidentes peleles. Esta visin es dema-
siado simplista, sin embargo, es cierto que el general Calles lleg a
entrometerse demasiado en la vida poltica nacional. Sin embargo,
el poder del "jefe mximo" no naci automticamente, ni el partido
era su instrumento, ni los tres presidentes de la poca pueden ser
considerados llanamente "peleles".
Calles, al renunciar al Comit Organizador, a una semana de haber
entregado el poder a Emilio Portes Gil, no slo desautorizaba el
intento de Luis N. Morones de convertirlo en su escudo en su lucha
contra el nuevo presidente, sino que se retiraba de la construccin
del partido, al menos formalmente, para evitar ser visto, demasiado,
como el nuevo hombre fuerte, el facttum al que habra que consul-
tar para todo, y al mismo tiempo, daba un voto de confianza explcito
al presidente Portes Gil y al Comit Organizador dirigido por Manuel
Prez Trevio y Luis L. Len.
69
Los trabajos de construccin del PNR fueron bien desempeados
por los hombres del Comit Organizador, y aunque muchos comen-
taristas ven la mano del ex presidente pennanentemente detrs del
comit, sobre todo en 10 relativo a la decisin de postular a Ortiz
Rubio en lugar de Senz, tambin hemos visto que ste fue vetado
por los caciques radicales, que teman tanto su conservadurismo
como su excesivo poder, y por los hombres del comit, que no desea-
ban la vuelta del caudillismo.
70
69 Vanse las declaraciones de Calles. por las que anunciaba su retiro de la vida
poltica, en los diarios del8 de diciembre de 1928, y su comentario y gnesis en Puig
Casauranc. Calatea rebelde ... , op. cit .. pp. 299-305.
70 Polticos de la poca, como Portes Gil, Quince aos de poltica mexicana, op.
cit . pp. 138-149. Y Puig Casaur.mc, Calatea rebelde ... , op. cit . pp. 307-314. quitan a
Calles la responsabilidad de la postulacin de Ortiz Rubio.
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Una circunstancia fortuita, el accidente que llev al general Amaro
a perder un ojo, permiti que e13 de marzo de 1929 el general Calles
asumiera la Secretara de Guerra y la conduccin de la campaa
contra los infidentes escobaristas. Terminada la campaa renunci
a la cartera de Guerra y, por segunda vez, el 22 de mayo declar que
se retiraba de la vida poltica.
En las declaraciones que hizo a la prensa ese da, Calles critic
duramente al naciente Partido de la Revolucin y lleg a decir que la
Revolucin haba fracasado polticamente, pues no haba quien no
repudiara las formas, profundamente antidemocrticas, con las que
ejerca el poder. No es que estuviera haciendo profesin de fe demo-
crtica, sino que estaba criticando con rudeza-el desorden y la anar-
qua que, como secretario de Guerra, haba visto que seguan privan-
do entre los grupos constitutivos del PNR, ms dedicados a golpearse
unos a otros que a presentar un frente comn contra la rebelin
escobarista y el vasconcelismo. (Sin embargo, ya vimos que en el
transcurso de los meses siguientes estos problemas se iran resol-
viendo, a lo que no contribuy poco, precisamente, la necesidad de
presentar ese frente comn que Calles no vea en mayo.)
El general se daba cuenta de que el PNR todava no era un partido
poltico moderno y que haba que convertirlo en eso cuanto antes.
Detect cules eran los problemas. pero todava confiaba que estos
podran resolverse rpidamente, y que los hombres que estaban a la
cabeza del gobierno y del partido, podan y deban hacerlo; reiter
su retiro poltico.7
1
Poco despus el general Calles emprendi un largo viaje a Europa,
del que volvi hasta entrado 1930. Para entonces la situacin poltica
se haba enrarecido tanto que, poca o mucha, la fuerza de Calles
resolvera una situacin aparentemente sin salida. Es en ese momen-
to, en todo caso, que empez realmente el maximato, es decir, el
dominio de Calles. Para algunos, todas las maniobras previas, inclui-
do su viaje, respondan a su ruta hbilmente trazada en pos del
control del gobierno. y que no dej de dirigir la poltica nacional por
medio de sus socios.
72
71 Las declaraciones aparecieron el22 demayode 192gen los peridicos,yfueron
reproducidas ntegra y ampliamente glosadas por Puig Casauranc,Calalea rebelde ... ,
op. cit., pp. 321-333. Tam bin las comenta con agudeza Crdova. La Revolucin en
crisis .... op. Cil., pp. 275-285.
72 Quienes argumentan esto sostienen que la correspondencia que Calles mante-
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98 LA FUNDACIN (1928-1933)
A lo largo del segundo semestre de 1929 Portes Gil se fue afirman-
do en el poder, merced, sobre todo, a la popularidad que cosech al
firmar los acuerdos que pusieron fin, formalmente al menos, a la
guerra cristera. Fue entonces, con Calles fuera del pas, disminuida
la fuerza de los caciques, el partido trabajando a todo gas en la
campaa electoral, y con la tranquilidad que la derrota del escoba-
rismo haba dado al gobierno, que en los medios polticos mexica-
nos, tan personalistas de suyo, la figura de Portes Gil empez a tomar
proporciones, si no de caudillo, s de hombre del momento. Al mismo
tiempo, y tambin de acuerdo con las viejas costumbres personalis-
tas, numerosos polticos se fueron agrupando en torno al candidato
Ortiz Rubio. Naturalmente, ambos grupos terminaron por venir a
las manos, y el campo de batalla fue el Congreso de la Unin.
Apenas pasadas las elecciones, los "rojos", partidarios de Portes
Gil, dirigidos por Prez Trevio, Luis Len y los legisladores Gonzalo
N. Santos, Melchor Ortega, Carlos Riva Palacio, Rafael Melgar y
otros, iniciaron la lucha contra los "blancos", partidarios de Ortiz
Rubio, entre los que el poltico ms destacado era Basilio Vadillo, y
figuraban los legisladores Federico Medrano, Ignacio de la Mora,
Rodolfo Izquierdo, Arturo Campillo Seyde, Isaac Daz de Len y
Federico Rocha. Los blancos obtuvieron el control de la Comisin
Permanente del Congreso de la Unin, y desde ah pretendieron
dominar al partido, cuya unidad estuvo a punto de romperse hasta
que Calles, requerido por unos y otros, regres del extranjero y so-
meti a ambos grupos a la disciplina partidista: al final permaneci
la mayora blanca, pero bajo las reglas de los "rojos", que sometan
al bloque penerrista en el Congreso a la disciplina partidista, y some-
tan a los legisladores a la direccin del partido.
ElS de febrero de 1930 Ortiz Rubio tom posesin de la Presiden-
cia de la Repblica. Su gabinete, diseado para equilibrar a los cua-
tro gnlpos personalistas (el obregonista, el callista, el portesgilista y
na desde Europa con Luis L. Len, secretario general del CEN del PNR, era el meca-
nismo mediante el cual el ex presidente dictaba sus condiciones. No estoy de acuer-
do; creo que esas cartas eran informalivas de parte de Len, pero no implicaban
rdenes del lado de Calles: tan es as, que una de las primeras cosas que hizo Calles
al volver a Mxico fue desautorizar las man iobras de Len alfrente de los legislado-
res "rojos". Vanse en Carlos Macas (ed.), Plutarco Elas C'lles. Correspondencia
personal. 1919-1945, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1991-1993.
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LA FNDACIN (1928-1933)
99
el ortizrrubista), tuvo un severo inconveniente: haba personalida-
des demasiado relevantes en el gabinete de un presidente an dema-
siado gris: Portes Gil en Gobernacin, Montes de Oca en Hacienda,
Genaro Estrada en Relaciones, Amaro en Guerra y Marina, Almazn
en Comunicaciones, Prez Trevio en Agricultura, Luis L. Len en
Industria, Aarn Senz en Educacin, Puig Casauranc en el Depar-
tamento del Distrito, Jos Aguilary Maya Procurador General, Juan
de Dios Bojrquez en Estadstica y Hernndez Chzaro en la Secre-
tara de la Presidencia.
Las cuentas no le salieron al presidente: Portes Gil, Luis Len y
Prez Trevio eran polticos con demasiado poder propio, aunque se
les consideraba callistas. Montes de Oca y Puig Casauranc eran hom-
bres de Calles desde mucho tiempo atrs. Amaro y Almazn estaban
ah para darle su lugar al Ejrcito: el primero pareca callista yel
segundo opt decididamente por apoyar a Ortiz Rubio. Slo Hernn-
dez Chzaro haba sido cercano a Ortiz Rubio desde tiempo atrs.
Si creyramos que Portes Gil, Aarn Senz, Luis Len, Prez Tre-
vio y Puig Casauranc se mOVan por instrucciones de Calles, no
habra duda de la existencia del maximato y del nulo poder real del
presidente; si, por el contrario, pensamos que cada uno actuaba por
su cuenta (a nadie se ocultaban las ambiciones presidenciales de
todos ellos), vemos que el personalismo y la dispersin del poder
estaban lejos de haber terminado, y que la disciplina partidista era
una virtud que los polticos mexicanos an no eran capaces de ejercer.
Desde el principio, el presidente haba perdido el control del Con-
greso y tena un gabinete en el que pesaban ms otras figuras que l
mismo, as que intent poner a su gente en la direccin del partido,
aprovechando que las designaciones ministeriales de Prez Trevio
y Len dejaban acfalo al instituto poltico que lo haba llevado a la
silla presidencial.
El 11 de febrero se dio a conocer la nueva conformacin del CEN
del PNR, y si bien Ortiz Rubio haba logrado para los suyos la presi-
dencia y la secretara general (Basilio Vadillo y Matas Rodrguez,
respectivamente), los callistas controlaron el resto de las carteras, de
hecho, salvo la incorporacin de Jorge Mexueiro, eran los mismos
fundadores: Garca Correa, Melchor Ortega, Carlos Riva Palacio,
David Orozco y Gonzalo N. Santos.
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LA FUNDACIN (1928-1933)
Con tantas cabezas intentando gobernar y dndose golpes bajos,
la precaria centralizacin y la incipiente disciplina partidista ame-
nazaban seriamente con naufragar, as que en abril el general Calles,
que hasta entonces haba sido mero espectador de los acontecimien-
tos, se entrometi de lleno: oblig a Portes Gil, que actuaba como si
l fuera el presidente, a renunciar a la Secretara de Gobernacin, y
en su lugar entr el coronel Carlos Riva Palacio, callista incondicio-
nal. Los dos ortizrrubistas que dirigan nominalmente al PNR fueron
puestos de lado y en su lugar entraron Emilio Portes Gil y el ex go-
bernador (callista) de Oaxaca, Genaro V. Vzquez, que encabezaban
un CEN completamente renovado: Garca Correa, Gonzalo N. Santos
y Melchor Ortega regresaron a la Cmara, que controlaran para
Calles.
De esa manera, los seis meses que van de abril a octubre de 1930
pueden ser considerados el clmax del maximato, es decir, del poder
del jefe mximo, quien controlaba el gabinete, el Congreso y el par-
tido. El grupo de polticos demasiado ambiciosos que detentaban las
carteras ministeriales, que no haban estado dispuestos a someterse
al presidente, se disciplinaron ante la fuerza del jefe mximo, y por
fin se trat de gobernar.
Ortiz Rubio haba exigido la salida de Portes Gil y haba aceptado
a Riva Palacio, que era un viejo amigo suyo, aunque callista; pero si
con el enroque se haba pretendido eliminar la influencia de Portes
Gil, la maniobra haba fallado: el tamaulipeco empez a extender sus
tentculos desde la presidencia del partido, y cuando a mediados de
ao se instal la XXXIV Legislatura, los portesgilistas la dominaron
y pronto Portes empez a hablar de que el gobierno se convertira en
apndice del partido.
Esta situacin condujo a la tercera crisis del gobierno de Ortiz
Rubio, en octubre de 1930, a slo nueve meses de su instalacin: las
crecientes intromisiones de Portes obligaron a Calles a hacer frente
comn con el presidente, y el tamaulipeco se vio obligado a irse del
pas, pero como complemento, el jefe mximo oblig a Ortiz Rubio
a deshacerse de su ms leal colaborador, Hernndez Chzaro. Se
excluy tambin a Luis Len del gabinete, y la presidencia del partido
fue ocupada por el gobernador de Michoacn, Lzaro Crdenas.
Desde entonces y por varios meses, con la anuencia del jefe mximo
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LA FUNDACIN (1928-1933)
101
y su discreta vigilancia, Ortiz Rubio pudo gobernar con la colabora-
cin leal de varios hom bres de alto nivel poltico y gran fuerza propia
que haban decidido apoyarlo: Amaro, Almazn, Senz y Crdenas.
Aunque en materia poltica el nuevo presidente del partido haba
decidido ser leal tanto al presidente como al jefe mximo (lo que
sonaba difcil, pero no era imposible mientras durara la frgil alianza
entre aqullos), su llegada al puesto inici el primer gran debate
ideolgico que el partido conoci. En los dos aos que llevaba como
gobernador de Michoacn, Crdenas haba impulsado notablemen-
te la reforma agraria, la educacin y otras de las reformas sociales
revolucionarias, apoyado en la Confederacin Revolucionaria Mi-
choacana del Trabajo (CRMT), poderosa central que haba agrupado
a todas las organizaciones de masas del estado y que era reconocida
como la seccin michoacana del PNR; y naturalmente, cuando lleg
a la presidencia del partido, empez a oponerse a la poltica agraria
de Ortiz Rubio.
Crdenas encontr el apoyo de los agraristas del rgimen, como
Saturnino Cedillo, Graciano Snchez y el todava poderoso Adalber-
to Tejeda, que asumieron la defensa del reparto agrario y del modelo
ejidal como solucin del problema del campo. Por su parte, el presi-
dente, en este debate, cont con el apoyo de Prez Trevio, Aarn
Senz, Luis Montes de Oca y otros secretarios de Estado, quienes
argumentaban que haba que dar por terminado el reparto agrario y
dar garantas a los inversionistas privados, tanto en el campo como
en la industria. El debate de 1930 termin en diciembre con la apro-
bacin de las reformas impulsadas por el presidente y que, de hecho,
dieron fin al reparto agrario salvo en los estados en los que los gober-
nadores desobedecieron de plano las instrucciones presidenciales.
Con todo, la actitud del general Crdenas lo puso desde entonces a
la cabeza de los elementos reformistas del partido cuya fuerza creca
de manera inversamente proporcional a la prdida de prestigio de la
poltica conservadora del gobierno.
La luna de miel entre Calles y Ortiz Rubio dur poco: vista la
debilidad del presidente y las sucesivas crisis polticas, para media-
dos de 1931 Calles ya se vea a s mismo como el hom bre indispensa-
ble, el nico capaz de conducir a Mxico hacia la vida institucional.
Esta nueva actitud del jefe mximo, que los callistas ms ambiciosos
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102 LA FUNDACIN () 928-1933)
alentaban (el ms importante de ellos, Luis Len, pero tambin hom-
bres como Melchor Ortega y Gonzalo N. Santos), se revel plena-
mente en la nueva crisis poltica: de pronto, aljefe mximo le pareci
demasiado amenazante la presencia en el gabinete de hombres con
tanto poder como Crdenas, Senz, Amaro y Almazn (quien haba
pasado de la Secretara de Comunicaciones a la de Industria, Comer-
cio y Trabajo a la salida de Len): salvo Senz, los otros tres eran, con
Saturnino Cedilla, los cuatro jefes ms prestigiados de un ejrcito ya
de aventuras. La crisis se desat cuando en junio de 1931, el
presidente, confiando en la fuerza que estos hombres le daban, le
pidi su renuncia a Riva Palacio y design a Crdenas secretario de
Gobernacin.
La reaccin de Calles fue una maniobra poltica impecable en el
corto plazo, que quit al presidente todos su apoyos y le devolvi a l
los principales hilos de poder, pero a la larga, esa misma maniobra
cav su tumba poltica, pues hizo del todo evidentes los inconvenien-
tes de una figura presidencial dbil, manejada desde atrs por un
hombre sin niI:lguna investidura ni derecho para hacer cosa seme-
jante.
Apoyndose en Gonzalo N. Santos y Melchor Ortega, que dirigan
el Congreso, y en Manuel Prez Trevio, que haba regresado a la
presidencia del PNR, Calles fue acorralando al presidente y hostilizan-
do a los secretarios de Estado, hasta causar una decisiva crisis mi-
nisterial: Crdenas, Amaro, Almazn, Senz, Genaro Estrada (can-
ciller) y Montes de Oca (Hacienda), fueron obligados a renunciar a
sus carteras (los tres primeros en octubre de 1931 y los otros en enero
de 1932), que fueron ocupadas por callistas incondicionales. El pro-
pio jefe mximo asumi la cartera de Guerra y Marina.
73
Desde entonces, y por el resto de su mandato, Ortiz Rubio se
convirti en una figura meramente decorativa, y Calles gobern de
hecho. Pero hay una circunstancia ms que importa resaltar: si Ca-
73 Un rumor que durante mucho tiempo tuvo aceptacin general dice que, en esa
coyuntura, el general Amaro ofreci parar en seco las ambiciones callistas con la
fuerza de las armas, pero Ortiz Rubio no quiso aceptar por el temor a una guerra
civil de la que Amaro hubiera surgido como nuevo caudillo, Martha Loyo ha puesto
en tela de juicio esa versin, presentando a Amaro y a Crdenas como leales al
presidente (no as al camalenico Almazn), aunque nunca dispuestos a dar un
virtual golpe de Estado; vase Loyo, "Joaqun Amaro",", op, cil., pp, 288-297,
!
LA FUNDACIN (1928-1933)
103
lles triunf en esta lid fue por el irrestricto apoyo de dos hombres que
tambin hacan su propio juego en bsqueda de la presidencia, el
coronel Carlos Riva Palacio y el general Manuel Prez Trevio: la
dispersin del poder era tan grande que el mismo jefe mximo no era
tal. Todava en julio de 1932 Ortiz Rubio intent reunir la escasa
fuerza que tena para enfrentar a Calles, pero esta vez, la situacin
lmite termin: el2 de septiembre de 1932, arrinconado por el jefe
mximo y un gabinete y un Congreso que le eran hostiles, el presi-
dente renunci y sali del pas.
E13 de de 1932 tom posesin como presidente inte-
rino de la Repblica el general Abelardo L. Rodrguez, a quien se
consideraba un incondicional de Calles, y un hbil administrador.
Esta vez pareca que el general Calles podra gobernar efectivamente
por medio de un pelele, pero el disgusto generalizado ante la farsa en
que se haba convertido la poltica nacional, y el descontento crecien-
te ante el conservadurismo agrario y social de un rgimen cada vez
ms separado de las masas, le dieron fuerza a los grupos revolucio-
narios que pugnaban por retomar el programa de la Revolucin. El
cauce de estos hombres sera la lucha interna del partido, y la fecha
elegida para imponerse, septiembre de 1933, cuando el PNR tendra
que elegir su candidato presidencial para el periodo 1934-1940. Ade-
ms, el callismo llegara debilitado porque lo mismo que Ortiz Ru-
bio, el presidente Rodrguez no pareci muy dispuesto a serun mero
pelele, con el agravante de que era un hombre con mayor fuerza y
mucha ms capacidad que el michoacano: a diferencia de Ortiz Ru-
bio, que lleg en 1928 despus de largos aos de exilio diplomtico,
Abelardo Rodrguez haba ganado cierto reconocimiento como ad-
ministrador durante el periodo en que gobern el territorio de Baja
California, yen 1928-1929 haba sido pieza clave en la liquidacin de
los generales obregonistas.
El principal problema poltico durante el primer ao de gobierno
de Rodrguez fue la seleccin del candidato presidencial del PNR. La
lucha interna que se desat revisti matices ideolgicos hasta enton-
ces desconocidos en la vida del partido, cuyo pragmatismo haba
sido una caracterstica sealada.
Dentro del rgimen pero fuera del partido, Adalberto Tejeda, con
el apoyo de lo que quedaba de la LNC y de la CROM, declar abierta-
mente que buscaba la Presidencia, Tejeda, por s solo, habiendo sido
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104 LA FUNDACIN (1928-1933)
desarmadas sus guardias en 1931, y sin el poder que el cargo de
gobernador le daba, no tena posibilidades de llegar a la Presidencia,
por lo que se dedic a buscar el apoyo de los elementos radicales del
PNR y de los gobernadores agraristas.
En diciembre de 1932 el general Crdenas ocup la Secretara de
Guerra, justo al terminar su periodo como gobernador de Michoa-
cn. Fue Crdenas el encargado de dar el golpe final al tejedismo,
pues slo otro agrarista reconocido poda despolitizar la eliminacin
de los ltimos restos de poder del coronel. De paso, el de Jiquilpan
demostr unavez ms, su lealtad a la institucin presidencial: estaba
poniendo un ejemplo importantsimo. Con su actuacin en los gabi-
netes de Ortiz,Rubio y Rodrguez, Crdenas estaba demostrando la
necesidad de guardarle lealtad, por encima de todo, a la institucin
presidencial (que no al individuo que detentara la investidura).
Esta actitud le dio a Crdenas el triunfo sobre su principal rival
interno, el general Manuel Prez Trevio, que era el candidato de
Calles. Si su desempeo como gobernador de Michoacn, es decir,
la aplicacin de la reforma agraria y el impulso a la organizacin de
las masas, le haba dado el apoyo de los radicales, de los grupos
descontentos con la poltica conservadora de Ortiz Rubio y Rodr-
guez; su lealtad a la institucin presidencial le granje, desde princi-
pios de 1933, el apoyo declarado de un grupo de polticos de alto ni-
vel que estaban hartos de las politiqueras inherentes al vaCo de
poder que generaba el maximato. Aarn Senz y Juan Andrew Alma-
zn, cuya lealtad a Ortiz Rubio los haba excluido del gabinete; Portes
Gil, que haba sufrido en carne propia las intromisiones del jefe
mximo (aunque nunca como los otros dos presidentes del periodo);
y los mismos hijos de Calles, Rodolfo Elas Calles, gobernador de So-
nora, y PI u tarco Elas Calles jr., se opusieron a la candidatura de Prez
Trevio.
La postulacin de Prez Trevio, quien durante el maximato haba
sido uno de los principales instrumentos de Calles para controlar a
los presidentes, y cuyo conservadurismo era demasiado conocido,
hubiera prolongado la poltica antiagrarista y antiobrera de Ortiz
Rubio y Rodrguez (que era tambin la de Calles), y la supeditacin
del presidente de la Repblica al jefe mximo, y ni el pas ni el partido
estaban para eso.
La seleccin de Crdenas, a mediados de 1933, fue resultado de la
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LA FUNDACIN (1928-1933) lOS
suma del descontento social contra un gobierno que haba olvidado
los postulados de la Revolucin, yel hartazgo poltico frente a una
situacin en la que el gobierno de la Repblica ya no dependa del
carisma de los caudillos, pero an no se rega por la legalidad y la
institucionalidad: la debilidad del presidente, la incapacidad del jefe
mximo para devenir en caudillo, las ambiciones desatadas de tantos
polticos, creaban una situacin demasiado peligrosa.
Pero la misma seleccin de Crdenas demuestra la vida interna
que el partido alcanz durante esos meses. El general haba realizado
una precampaa en la que las propuestas agrarias y obreras haban
generado un amplio debate nacional, y la alianza del candidato con
la CCM y sus acercamientos con la CGOCM, as como su posicin como
jefe de la CRMT, indicaban a las claras que la aplicacin del programa
revolucionario y la organizacin de las masas seran ejes centrales
de su poltica.
74
74 La poltica durante el maximato es un tema apasionante que ha recibido la
atencin privilegiada de muchos estudiosos. Los trabajos que sobre el periodo se
han producido son mltiples y muchos, bastante buenos. Baste recordar las obras
ya citadas de Medin, Ell11ini11lato presidencia!. .. ; Crdova, La Revolucin en crisis ... ,
y L. Meyer, El conflicto social y los gobiernos del maximato. Entre las memorias de
la poca destacan las de Portes Gil, Quince aos de poltica mexicana, op. cit.; Puig
Casauranc, Galatea rebelde ... , op. cil.; Amaya, Los gobiernos de Obregn, Calles.,., 0[1.
cit., y Gonzalo N. Santos, Memorias, Mxico, Grijalbo, 1984.
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II. DE PARTIDO DE LITES
AL PARTIDO DE MASAS (1933-1938)
PEDRO SALMERN SANGINS
EL PRESIDENCIALISMO
El camino de Crdenas
HASTA mediados de 1935, la mayora de los observadores contempo-
rneos y la llamada opinin pblica nacional, le atribuan al general
Calles un poder absoluto. La imagen que de l se tena, y que muchos
historiadores comparten, era la del supremo factor de la poltica
mexicana, hacedor y deshacedor de presidentes y gabinetes, jefe real
del Partido, jefe de Estado de {acto, comandante general de los caci-
ques militares, en fin, el Jefe Mximo.
Sin embargo, como hemos visto, ms que el seor absoluto era un
rbitro entre los grupos, la voz que unificaba hacia fuera a los revo-
lucionarios, la de mayor autoridad y prestigio. No era otra cosa que
el poltico ms hbil del pas, que ms que al puo de hierro que sus
enemigos le atribuyen, recurra a la sagacidad, al buen criterio pol-
tico y a las alianzas y el equilibrio entre los grupos para preservar la
frgil unidad alcanzada por los revolucionarios, gracias a la creacin
del Partido Nacional Revolucionario (PNR).
La jefatura de Calles fue necesaria para mantener unidos a los
revolucionarios y mientras stos adquiran, en la escuela del partido,
el indispensable sentido de la disciplina, pero se convirti en un
lastre cuando uno de los grupos revolucionarios empez a volverse
mayoritario y la personalidad del Jefe Mximo fue usada como escu-
do por la faccin minoritaria; cuando el precario equilibrio entre los
grupos fue roto no por las fuerzas centrfugas que la jefatura de Calles
y la fundacin del partido haban controlado y debilitado, sino por-
que uno de los grupos revolucionarios fue volvindose hegemnico
a lo largo de 1933: parajuniode 1935, cuando ese grupo, reunido en
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 107
torno al general Crdenas, entabl la lucha contra el general Calles,
ste ya no era el rbitro de los grupos revolucionarios, ya no era el
Jefe Mximo, sino la cabeza visible de una faccin minoritaria, de-
bili tada y desprestigiada.
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Para quienes ven como absoluto el poder del general Calles, resul-
ta muy difcil explicar el ascenso de Lzaro Crdenas; suelen ver al
general michoacano como una especie de caballo de Troya infiltrado
en las filas de los incondicionales del Jefe Mximo; como un autn-
tico revolucionario que mantuvo su juego escondido hasta que tuvo
el poder suficiente (la investidura presidencial) para echar al Jefe
Mximo y retomar el hilo de la praxis revolucionaria, interrumpida
por el largo e injustificable mandato de Calles durante el maximato
(porque quienes se adscriben a esta explicacin, argumentan que
conforme avanzaba la dcada de 1930, Calles transitaba ms y ms
a la derecha, hasta abandonar de plano las filas revolucionarias y
convertirse, de hecho, en un contrarrevolucionario).
Esta explicacin, por donde se le mire, es insostenible: desde mu-
cho tiempo antes de ganar incontestablemente la candidatura a la
Presidencia de la Repblica por el PNR, el general Crdenas haba
mostrado claramente su vocacin revolucionaria, su firme decisin
de cumplir con el programa de la Revolucin, y su clara idea de que
esas transformaciones deban llevarse a cabo mediante la accin de
las masas conducidas por el Estado: es decir, ya haba mostrado sus
dos ases (los jugaba a vistas, no los guardaba en la manga), la poltica
de masas y el respeto disciplinado a las instituciones, sobre todo, a
la presidencial (y, con todo, haba sido un callista leal).
Lzaro Crdenas tom posesin como gobernador constitucional
de Michoacn, en septiembre de 1928. Como gobernador, teji una de
esas importantes alianzas regionales que llamamos cacicazgos agra-
ristas: apoyndose en la Confederacin Revolucionaria Michoacana
del Trabajo (CRMT), fundada bajo sus auspicios en enero de 1929, hizo
de Michoacn un "laboratorio de la Revolucin", impulsando la re-
forma agraria y asumiendo la conduccin de las organizaciones de
masas, agrupadas en la CRMT, seccin michoacana del PNR.
2
1 Vase un excelente anlisis de esta transfonnacin de lajefatura callista yde su
enfrentamiento con el cardenismo emergente en Crdova, La poltica de masas del
ca rdenis 111 o, op. cit., pp. 41-46. - -
2 Los ms connotados dirigentes de la CRMT fueron Luis Mora Tovary dos polticos
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
En el fondo, lo importante no era nicamente que aceptara la necesidad
de llevar a cabo la reforma agraria con determinacin y celeridad [ ... ];
sino adems el instrumento que de inmediato se avoc a poner en pie
para asegurar el xito de la propia reforma: la organizacin de las masas.
3
La fundacin de la CRMT dio inicio a un amplio proceso de organi-
zacin y unificacin de masas en tomo a las demandas agrarias y a
las campaas contra el alcoholismo y el fanatismo religioso. El go-
bernador promovi estos trabajos convirtiendo al Estado, as fuera
a nivel local, en lder y organizador de masas, aprovechando su im-
pulso com motor del programa del gobierno revolucionario.
Los resultados fueron palpables: durante los cuatro aos de g o ~
bierno de Crdenas, se reparti ms tierra en Michoacn que en todo
el periodo anterior (1917-1928); se restituyeron a los pueblos los
bosques yaguas de que haban sido despojados antes de la Revolu-
cin; y se triplic el nmero de escuelas, profesores y alumnos del
estado. Para llevar a cabo esta labor, "Crdenas no haba hecho otra
cosa que convertirlas en principios de la poltica de masas y encargar
a las propias masas su realizacin".4
Si el Estado (o el gobierno local) conduca a las organizaciones de
masas por esta va, era por medio de la institucionalizacin, de la
ntima alianza entre el Estado y las organizaciones de masas confor-
me a una visin "cuyo centro de gravedad estaba en la construccin
de un Estado nacional".
5
Esta poltica por s sola no lo hubiera hecho distinto de los gober-
nadores radicales de entonces, como Tejeda, Garrido y el malogrado
Carrillo Puerto y, por supuesto, no 10 habra nevado a la Presidencia
de la Repblica. Pero a diferencia de los otros gobernadores radica-
les, Crdenas era uno de los jefes militares de mayor prestigio y
popularidad dentro de las filas del Ejrcito: si bien es cierto que sus
hechos de armas no eran muchos ni muy brillantes, y que su hoja de
servicios no se poda comparar con la de los capitanes del periodo
1910-1924, hay que tomar en consideracin que para los albores de
radicales que tendran puestos y trabajos de alta responsabilidad durante el sexenio
cardenista: Ernesto Soto Reyes y Gabino Vzquez.
3 Crdova, La polJica de masas del cardenis11lo, op. cit., p. 28.
4 Crdova, dem, p. 33.
5 Adolfo Gilly, El cardenis1/1o, una utopra mexicana, Mxico, Cal y Arena, 1994,
p.193.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 109
la cuarta dcada del siglo, la enorme mayora de los generales de
primera fila estaban muertos o marginados de la poltica (y/o el pas),
y los que permanecan en el candelero haban sido meros segundo-
nes durante la etapa "heroica" de la Revolucin. De ellos, los ms
populares y poderosos eran Joaqun Amaro, Juan Andrew Almazn,
Saturnino Cedilla y Lzaro Crdenas.
Tan importante como eso fue que llev adelante su poltica revo-
lucionaria sin enemistarse con el poder central (personificado por el
Jefe Mximo y los sucesivos presidentes del maximato) y, sobre todo,
sin antagonizar con l. No slo lo haca por habilidad poltica o por
lealtad a Calles, a qien consideraba su jefe y maestro desde que en
191 S, con el grado de teniente coronel, se le uni al frente de sus
hombres, sino principalmente, por respeto a las instituciones.
Sin desvincularse por completo de la conduccin de los asuntos
de Michoacn, Crdenas pidi permiso varias veces para dejar tem-
poralmente el gobierno del estado. La primera, en marzo y abril de
1929, fue para conducir una de las columnas militares que enfrenta-
ron a los escobaristas. La segunda, de octubre de 1930 a mayo de
1931, para asumir la presidencia del Comit Ejecutivo Nacional (CEN)
del PNR. Y la tercera, de agosto a octubre de 1931, para hacerse cargo
de la Secretara de Gobernacin. Su desempeo en esas tres tareas
no slo realz su prestigio dentro del Ejrcito y le permiti tejer
alianzas con diversos grupos polticos nacionales: sobre todo, como
vimos en el primer captulo, el general michoacano fue mostrando,
con la prctica, su decisin de ser leal, por encima de todo, a la
institucin presidencial. Mediante ese mecanismo de disciplina y
centralismo poltico, el michoacano buscaba fortalecer al Estado de
la Revolucin, convirtindolo en una potencia capaz de conducir las
transformaciones econmicas, polticas y sociales que el pas nece-
sitaba.
6
No es extrao, pues, que ya en 1932 se le consideraba uno de los
ms viables candidatos para el sexenio 1934-1940, al lado del coronel
Tejeda, candidato de las izquierdas del rgimen, y del general Prcz
Trevio, hombre del grupo ca1lsta. Slo los no enterados de los
entretelones de la poltica nacional, se sorprendieron cuando Abe-
lardo Rodrguez coloc a Crdenas en la antesala de la Presidencia,
6 Las notas en ese sen ti do a bundan en los escritos de 1 general; vase, por ejemplo,
Lzaro Crdenas, AplInles, Mxico, UNAM, 1972, vol. 1, pp. 334 Y ss.
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110 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
al designarlo secretario de Guerra y Marina en diciembre de 1932, a
slo dos meses de haber entregado el gobierno de Michoacn.
7
Al iniciar el nuevo ao (1933), en el que la tarea poltica ms
importante era la designacin del candidato a la Presidencia, el par-
tido estaba dividido en cuatro tendencias: a la derecha, el grupo
poltico ms cercano al general Calles, se propona seguir por la ruta
trazada durante los gobiernos de Ortiz Rubio y Rodrguez, es decir,
liquidar la "poltica radical", dar por concluido el reparto agrario y
crear un clima de confianza para los inversionistas nacionales y ex-
tranjeros. Su prioridad era el desarrollo econmico del pas, y el
camino elegido, el fomento de la inversin privada. El candidato de
este grupo' era el general Manuel Prez Trevio, quien ocupaba por
segunda vez la presidencia del CEN del PNR desde agosto de 1931. El
coronel Carlos Riva Palacio, ex secretario de Gobernacin, miembro
del grupo fundador del PNR, apareca como candidato alternativo.
Los prohombres de este grupo eran, despus de Calles y Prez Trevi-
o, los gobernadores Melchor Ortega, de Guanajuato; Bartolom
Vargas Lugo, de Hidalgo; Sebastin Allende, de Jalisco; Nazario Or-
tiz Garza, de Coahuila; Benigno Serrato, de Michoacn; y el ya men-
cionado Carlos Riva Palacio, del Estado de Mxico.
Al centro estaba el grupo encabezado por Emilio Portes Gil, for-
mado por importantes polticos que desde 1930 haban venido ma-
nifestando su disgusto por la manera en que el general Calles mane-
jaba la poltica nacional, tanto en materia social -Portes censur
acremente que se hubiera detenido la reforma agraria- como pol-
tica -el tamaulipeco, que haba sufrido las intromisiones de Calles
durante su mandato, conoca los males que acarreaba un gobierno
de dos cabezas. Este grupo no tena candidato propio, pues las refor-
mas constitucionales de 1932 inhabilitaban a cualquier ex presiden-
te para reelegirse, de manera que se mantuvo a la expectativa, aun-
que como veremos adelante, inici importantes acercamientos con
los crculos de la burguesa nacionalista del norte.
Los grupos de la izquierda moderada del rgimen fueron inclinn-
7 Vase la labor de Crdenas como presidente del partido y como secretario de
Estado, en Luis Gonzlez, Los artfIces del ca/:denislllO (Historia de la Revolucin
Mexicana, 14), Mxico, El Colegio de Mxico, 1979; L. Meyer, El conflicto social y
los gobiernos dell1laxiJllalo, op. cit., y Garrido, El partido de la Revolucin inslitu-
cionalizada, op. cit.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
111
dose por la candidatura del general Crdenas. La mayora de los
gobernadores agraristas, los dirigentes campesinos nacionales que
estaban construyendo la Confederacin Campesina Mexicana (CCM),
y, en general, cuantos dentro del rgimen buscaban impulsar el pro-
grama de la Revolucin, pero no compartan el radicalismo de Teje-
da, fueron agrupndose en torno al michoacano.
A la izquierda, Adalberto Tejeda form con los restos de su poder
el Partido Socialista de las Izquierdas (PSI), tratando de atraerse a los
comunistas ya las organizaciones obreras y campesinas, sin embargo
enfrentado como estaba con el gobierno y el PNR, fuera de Veracruz
no consigui ms apoyo que el de los ltimos grupos que permane-
can leales a la Liga Nacional Campesina 'rsulo Galvn" (LNCUG) y,
paradjicamente, el de Morones y los debilitados restos de la Confe-
deracin Regional de Obreros de Mxico (CROM), que vieron en el
tejedismo su ltima oportunidad de volver al candelero.
En los ltimos meses de 1932 naufragaron las candidaturas de
Riva Palacio y Tejeda (aunque ste la mantuvo, sin conseguir ms
que un nfimo porcentaje de votos en las elecciones), y ya se haba
hecho evidente que otros que se mencionaban -Cedillo, Garrido
Canabal, Almazn- no rebasaban sus respectivos mbitos locales,
de manera que al iniciar 1933, los revolucionarios no tenan ms
opciones que Prez Trevio y Crdenas.
La fuerza de Prez Trevio era la del callismo, la del aparato del
PNR, la de la autoridad moral del Jefe Mximo. Pero esa era tambin
su debilidad: se le identificaba demasiado con ese grupo y, por tanto,
con la continuacin de la poltica econmica y social del maximato
y con el tutelaje del PNR sobre el gobierno.
Cuando Tejeda y sus partidarios fueron expulsados del PNR y sus
guardias campesinas desarmadas, tras la salida del coronel del pala-
cio de gobierno de Jalapa (a finales de 1932), los agraristas y los
polticos radicales, que hasta entonces haban vacilado, dieron su
apoyo irrestricto a Crdenas, cuya vocacin revolucionaria estaba
tan fuera de duda como la de Tejeda; y a diferencia del veracruzano,
el de Jiquilpan tena un gran tacto poltico y una enorme ascendencia
en el Ejrcito.
Sin embargo, los grupos radicales que apoyaron a Crdenas no
eran mayoritarios. La b<ilanza se volte a su favor cuando la faccin
moderada encabezada por Portes Gil, decidi sumarse a su candida-
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
tura, y Crdenas y Portes Gil disearon una campaa destinada a
atraerse a un amplio espectro poltico que inclua a los caciques
radicales que conservaban su poder; a los grupos agraristas radicales
y moderados, para los que la candidatura natural era la de Crdenas;
a las personalidades polticas y militares desplazadas por el grupo
callista, pero que conservaban fuertes influencias locales, como Cn-
dido Aguilar en Veracruz, Guadalupe Zuno y Margarita Ramrez en
Jalisco, Adrin Castrejn en Guerrero y, sobre todo, Almazn y Ce-
dilla, en Nuevo Len y San Luis Potos; a los crculos de la burguesa
nacionalista del norte del pas, que buscaban el avance y la profu[.l-
dizacin de la intervencin estatal en la economa, y que tenan por
capitanes al presidente Rodrguez, a Aarn Senz y a Rodolfo y Plu-
tarco Elas Calles Jr., hijos del Jefe Mximo; a los grupos progresistas
de las clases medias, socialistas o afines a las tesis del Estado bene-
factor; ya las organizaciones obreras susceptibles de ser atradas por
el programa revolucionario del general Crdenas.
8
La estrategia de los cardenistas consisti en impulsar la moviliza-
cin de los grupos agraristas en tomo a sus propias demandas ya la
candidatura del general, de manera que se atrajera la atencin de los
potenciales aliados atrs enlistados hacia las alternativas sociales y
polticas que ofrecan las corrientes aliadas de Crdenas y Portes Gil;
que se demostrara que haba una brecha entre los sectores sociales
mayoritarios y el aparato del partido y el grupo callista; y que el
grueso del PNR comprendiera que la suerte del partido y del Estado
de la Revolucin dependan de la ampliacin del consenso social y la
legitimacin del Estado por esa va.
El clmax de esa cam paa se alcanz el 10 de mayo de 1933, cuan-
do se reunieron en San Luis Potos los representantes de las ligas
agrarias de Tamaulipas, San Luis Potos, el Estado de Mxico, Chi-
huahua y Tlaxcala, y un numeroso grupo disidente de la LNCUG, y
llamaron a constituir la CCM, que al nacer tena 80000 afiliados.
Detrs de los dirigentes visibles de la nueva central campesina, Gra-
ciano Snchez, Len Garca y Enrique Flores Magn, estaban Cr-
denas, Portes Gil, Cedilla, Marte R. Gmez y Agustn Arroyo Ch.
8 Vase la composicin de estos grupos y la estrategia de Crdenas-Portes Gil para
atrarselos, en Carmen Nava Nava, Ideologa del Partido de la RliVolilcin Mexicana,
Mxico, Centro de Estudios de la Revolucin Mexicana "Lzaro Crdenas", 1984,
pp. 130-136.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 113
Las tres semanas siguientes fueron decisivas: el 15 de mayo Cr-
denas renunci a la cartera de Guerra y Prez Trevio a la presiden-
cia del PNR, aceptando pblicamente sus candidaturas. El nuevo CEN,
presidido por Melchor Ortega,9 callista probado y declarado partida-
rio de Prez Trevio, no pudo evitar el crecimiento de la fuerza de
Crdenas, que para entonces haba llegado a un acuerdo definitivo
con Aarn Senz y los hijos de Calles. El 23, el CEN anunci que el
partido redactara "un plan de accin o plataforma de gobierno" para
el sexenio venidero. E129 apareci la convocatoria para la JI Conven-
cin Nacional Ordinaria, que se efectuara en Quertaro el mes de
diciem breo El 31 se constituy formalmente la CCM. El 5 de junio
Crdenas fue ungido como precandidato de los grupos agraristas y
nacionalistas. El 7 de junio, Prez Trevio renunci a su candidatu-
ra, declarando que Crdenas "tena una mayora de opinin en todo
el pas". Por supuesto, aunque Calles impulsaba la candidatura del
coahuilense, actu como el rbitro que todava era, y en los primeros
das de junio le haba dado a su ahijado poltico michoacano el
ltimo voto que le faltaba, el suyo.!O
La C011vencin y el Plan Sexerzal
E19 de junio de 1933 Prez Trevio reasumi la presidencia del CEN
del PNR, con el tambin callista Vargas Lugo como secretario gene-
ra!.!1 Los cardenistas, que ya vean su triunfo seguro, se intranquili-
zaron bastante, pues no les pareca imposible que Calles quisiera dar
9 Completaban el CEN Fernando Moctezuma en la Secretara General, Gilberto
Flores Muoz en la Tesorera, Carlos Riva Palacio en Prensa y Publicidad, Matas
Rodrguez en Actas y Accin Agraria, Julio Bustillos en Exterior y Accin Obrera, y
Jos Morales Hese en la Secretara del Distrito Federal.
10 La incontenible candidatura de Crdenas y el fracaso de las de Tejeda y Prez
Trevio. es decir. los primeros cinco meses de 1933. han sido relatados por muchos
historiadores, destacando Nava Nava, idel/l. pp. 112-136; Gonzlez, Los artfices del
cardenisl//O. op. cit .. pp. 227-236; Garrido, El partido de la Revolucin .... op. cit . pp.
143-150. Y Crdova. La Revolucin en crisis .... op. cit .. pp.421-492.
11 Flores Muoz continu en la Tesorera, Alejandro Lacy qued en Prensa y
Publicidad, Matas Rodrguez en Actas y Accin Agraria, Julin Garza Tij60ri-na en
Exterior y Accin Obrera, Lamberto Ortega como oficial mayor y Luis L. Len sigui
en la direccin de El Nacional.
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DE PARTIDO DE UTES AL PARTIDO DE MASAS
marcha atrs, y exigieron el control del comit de campaa, formn-
dose el Centro Director Cardenista.
Habiendo perdido la candidatura, los callistas pensaron que el
Plan Sexenal-anunciado por Melchor Ortega e123 de mayo despus
de tener una larga entrevista con Calles-, sera el mecanismo ideal
para imponerle su programa al futuro presidente. El 16 de junio
apareci en la prensa una entrevista que Ezequiel Padilla le hizo a
Calles, en la que el Jefe Mximo traz las lneas generales que a su
entender deba contener el plan: respeto a la pequea propiedad,
limitacin de la reforma agraria y fomento a la inversin privada en
lugar de la direccin estatal de la economa que postulaban los gru-
pos de Crdenas y Portes Gil (el de Guaymas dijo que en Mxico el
Estado an no poda ser rector de la economa por falta de capacidad,
"Por ahora -agreg- tenemos que depender de la iniciativa priva-
da"). La entrevista terminaba con una clara advertencia a los grupos
radicales, exigindoles que se abstuvieran de hacer "experimentos
sociales a costa del hambre de las multitudes". Por su parte, el sena-
dor Padilla, que se haba convertido en una de las cabezas del grupo
portesgilista, mostraba que ste propona una economa dirigida y
defenda el papel del Estado como empresario sin quebranto de los
intereses privados. 12
A principios de julio empez la lucha por el control de las comisio-
nes encargadas de la redaccin del plan. El Centro Director Carde-
nista, los dirigentes de la CCM y los bloques cardenistas de las cma-
ras perdieron la batalla contra el CEN del partido, que el 4 de julio
declar constituida la Comisin de Programa de Gobierno, presidida
por Prez Trevio e integrada por Juan de Dios Btiz, Enrique Ro-
mero Courtade, Gabino Vzquez, Jos Santos Alonso y Juan de Dios
Robledo, ms Gonzalo Bautista como representante de la Cmara de
Diputados y Genaro V. Vzquez de la de Senadores. El18 de julio un
decreto presidencial dio vida a la Comisin de Colaboracin Tcnica,
12 "Mxico necesita una organizacin social ms justa y ms prctica, ajuicio del
Sr. General Plutarco Elas Calles", en Exclsior, 16 de junio de 1938. Que Padilla
perteneca para entonces a la faccin de Portes Gil dentro del PNR es una tesis que
sostienen los observadores contemporneos que, curiosamente, no ha sido tomada
en cuenta POI-la mayora de los historiadores, que ven en el futuro "Canciller de
Amrica" un callista confeso. Entre los observadores contemporneos que ubican
a Padilla como decidido portesgilista estn Eduardo Surezy Josephus Daniels.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 115
presidida por el secretario de Hacienda, Alberto J. Pani, e integrada
por Primo Villa Michel, secretario de la Economa Nacional; Miguel
M. Acosta, secretario de Comunicaciones y Obras Pblicas; Narciso
Bassols, secretario de Educacin Pblica; y Juan de Dios Bojrquez,
jefe del Departamento de Trabajo.!3
La lucha entre el CEN y los cardenistas empez a volverse preocu-
pante, y conforme avanzaba agosto crecan las posibilidades de que
el PNR se dividiese, de manera que a finales del mes, Calles pidi a
Crdenas la disolucin del Centro Director Cardenista, ofrecindole
a cambio la sustitucin de Prez Trevio por el ms conciliador
Carlos Riva Palacio en la presidencia del CEN.
Riva Palacio transigi con los cardenistas, y por un lado se dedic
a fortalecer la candidatura de Crdenas y a disciplinar a los grupos
del partido en torno a ella, pero por otro, entreg a Calles la respon-
sabilidad de la redaccin del proyecto del Plan Sexenal (al sustituir
Calles a Pani en Hacienda, en septiembre, qued automticamente
como presidente de la Comisin de Colaboracin Tcnica): el Jefe
Mximo se encerr con Abelardo Rodrguez, Narciso Bassols, Primo
Villa Michel y Francisco Javier Gaxiola a redactar el proyecto, que
fue enviado por el presidente de la Repblica al CEN e14 de noviembre.
Ese anteproyecto era la clara expresin de los callistas, pero Riva
Palacio, al frente de la comisin de programa, decidi incorporar
algunas de las demandas exigidas por los cardenistas de esa comi-
sin (sobre todo Gabino Vzquez, a quien los cardenistas haban
hecho nombrar secretario general del CEN y, por tanto, de la comi-
sin). Ese fue el proyecto que se present para su discusin y apro-
bacin a la II Convencin Nacional del PNR.!4
La convencin, adems de elegir candidato y discutir y aprobar el
Plan Sexenal, tendra la misin de reformar los estatutos del PNR. En
ese sentido, los principales grupos nacionales estaban de acuerdo en
que deba eliminarse la estructura federativa del partido, que haca
de los rganos de direccin nacional meras instancias de coordina-
cin de las actividades de las organizaciones polticas estatales. Avan-
zar en ese sentido era culminar la labor de Obregn y Calles, es decir,
13 Garrido, El partido de la Revolucin_., op. cit., pp. 150-158.
14 "Proyecto de Plan Sexenal para normar las actividades econmicas y sociales
del pas", en Historia docll!lIcnlal, op. Cil., vol. 2, pp. 254-290 .
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116 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
la destIllccin de los cacicazgos y de la dispersin regional del poder,
y se present un proyecto de Estatutos en el que las agIllpaciones
estatales constitutivas del PNR deban disolverse en el cuerpo del
partido, de manera que "la clula del partido" iba a serlo "el individuo
y no el club o la organizacin poltica". Prcticamente, el nico gIllpO
que trat de impedir la reforma fue el de Garrido Canabal.
15
No habiendo dudas sobre el candidato, ni oposiciones serias a la
reforma de los estatutos, el verdadero debate en la II Convencin
Nacional se dio en torno al Plan Sexenal. La altura del debate y los
acuerdos alcanzados, la manera en que se discutieron los grandes
problemas nacionales, demuestra a las claras la madurez que el par-
tido haba alcanzado, si lo comparamos con la I Convencin, en 1929,
cuando lo que les importaba a los delegados, an demasiado acos-
tumbrados a la poltica personalista, era la seleccin del candidato y
no la discusin de los principios y el programa.
En el fondo del problema estaba la polmica sobre el papel del
Estado en la economa, que no era, ni mucho menos, un problema
privativo de Mxico, al contrario, era uno de los grandes debates de
poltica econmica a nivel mundial.
No slo estaban enfrente el ejemplo de la Unin Sovitica yel de
la economa controlada y disciplinada del corporativismo fascista,
tambin en las "democracias" se ensayaban diversas formas y grados
de intervencionismo estatal como respuesta pragmtica a la crisis y
al crecimiento del comunismo: desde Franklin D. Rossevelt, que en
su campaa electoral de 1932 propona la regulacin de los mono-
polios, hasta los ensayos del "estado social" en Gran Bretaa, Fran-
cia, Alemania (la Repblica de Weimar), en los que el control estatal
se limitaba a la correcta utilizacin de los recursos del Estado para
la recuperacin y fortalecimiento del aparato productivo.
Permeables a todas estas influencias, los revolucionarios mexica-
nos proponan una intervencin directa del Estado en la economa,
capaz de constIllir un sistema financiero que fomentara el creci-
miento industrial y fortaleciera a una iniciativa privada que fuera
15 Vase el "Proyecto de Reformas a los Estatutos", aprobado sin modificaciones,
en Historia documental, op. cit., vol. 2, pp. 295-324. La comisin que redact el
proyecto de reformas a los estatutos, designada por el CEN del partido, estuvo inte-
grada por Gilberto Fabila, Jos Mara Dvila, Ramn V. Santoyo, Alejandro Cerisola
y Francisco Arlanzn.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
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copartcipe del Estado en el desarrollo econmico. Las distintas res-
puestas que frente a la crisis se ensayaron tanto en las potencias
totalitarias como en las democracias tenan como denominadores
comunes la bsqueda de la expansin de los beneficios sociales, la
creacin de una seguridad social eficaz, una mejor distribucin de
la riqueza y la ampliacin del mercado interno. Los revolucionarios
mexicanos, adems, tenan por delante una tarea ms ardua: haba
que empezar por fomentar y constIllir la planta productiva (indus-
trial) base del sistema.
El3 de diciembre de 1933 iniciaron los trabajos de la II Conven-
cin Nacional Ordinaria del PNR, en la misma ciudad en la que el
partido haba sido fundado: Quertaro. La convencin se abri en
medio de un ambiente spero y tenso, dividida entre callistas y car-
denistas, y aunque los primeros coparon la direccin de la asamblea
y la de casi todas las comisiones,16 las reformas exigidas por los
cardenistas se abrieron paso yen lugar de dividir al PNR, la conven-
cin sell la unin entre los revolucionarios. Las discusiones sobre
el Plan Sexenal ocuparon la mayora de las sesiones y mostraron
tanto los puntos de acuerdo como las diferencias entre los gIllpOS
revolucionarios y la madurez ideolgica alcanzada por el partido.
En la "Introduccin", aprobada prcticamente por consenso, se
deca que de la opinin de los miembros de las distintas comisiones,
de las numerosas propuestas que a stas se le hicieron llegar y de las
consultas que se hicieron,
se desprende que la tesis en que debe fundarse el plan de gobierno [ ... ],
es, unnimemente, la de que el Estado mexicano habr de asumir y
mantener una posicin reguladora de las actividades econmicas de la
vida nacional; es decir: franca y decididamente se declara que en el
concepto mexicano revolucionario, el Estado es un agente activo de
gestin y ordenacin de los fenmenos vitales del pas; no un mero cus-
todio de la integridad nacional, de la paz y el orden pblicos.\?
16 En las juntas previas se aprobaron las credenciales de 1 772 delegados de todo
el pas. El general Sebastin Allende fue nombrado presidente de la mesa directiva,
Luis L. Len qued en la Comisin Dictaminadora del Plan Sexenal, Plutarco Elas
Calles Jr., en la de Proposiciones y Estudios, y Gilberto Fabila en la de Reformas a
los Estatutos.
17 Historia documental, op. cit., vol. 2, p. 338. Vase el texto ntegro del Plan
Sexenal aprobado por la convencin en las pp. 337-373.
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118 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
Ms claro no se poda ser. Subrayemos el explcito enunciado "la
tesis en que debe fundarse el plan de gobierno". Para la comisin,
este criterio devena naturalmente del programa de la Revolucin, y
de las "tres realidades concordantes" en que descansaban las institu-
ciones y el Estado: la Revolucin (es decir, el fenmeno mediante el
cual el pueblo tomaba en sus propias manos "la empresa de realizar
una nueva concepcin de la vida en sociedad, transformando las
instituciones pblicas y el rgimen de produccin"), el partido ("r-
gano mediante el cual la Revolucin se manifiesta en accin poltica
y social", asume el. poder p blico y lo mantiene), yel Gobierno (que
mientras est en manos del PNR "es el rgano de gestin pblica
mediante el cual la Revolucin realiza sus finalidades").18
Tras esta introduccin doctrinaria, el plan se divida en apartados
correspondientes a las principales dependencias del Ejecutivo, lo
que vale decir, a otras tantas reas de accin del Estado: Agricultura,
Trabajo, Economa Nacional, Comunicaciones y Obras Pblicas,
Salubridad Pblica, Educacin, Gobernacin, Ejrcito Nacional, Re-
laciones Exteriores, Hacienda y Crdito Pblico, y un apartado final
dedicado a las obras constructivas de las comunidades. Los puntos
ms importantes y polmicos fueron los relativos al fomento indus-
trial (Economa Nacional), al problema sindical (Trabajo), al educa-
tivo, al hacendario y, sobre todo, al agrario.
En materia agraria, haban prevalecido en el proyecto las ideas del
general Calles de respeto a la pequea propiedad, limitacin de la
reforma agraria y privilegio de la dotacin individual sobre la colec-
tiva. Tras su lectura, en la sesin deIS de diciembre, se anotaron seis
delegados cardenistas para hablar en contra del proyecto. Abri el
fuego Graciano Snchez, lder de la CCM, quien a nombre de las
delegaciones de Tamaulipas y San Luis Potos, exigi que se hicieran
importantes modificaciones y adiciones, las ms importantes de las
cuales eran la creacin de un Departamento Agrario Autnomo que
dependiera directamente del Poder Ejecutivo, que contara con las
facultades legales y el presupuesto suficiente "de manera que quede
en condiciones de atender no slo el problema de la distribucin de
la tielTa, sino tambin el de la organizacin ejidal en todos sus aspec-
tos"; la reforma de la legislacin agraria con el objeto de facilitar al
18 Historia docllI7Icnlal, op. ciL, vol. 2, p. 339.
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
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mximo los requisitos y trmites para restitucin y dotacin de tie-
rras; la inclusin de los peones acasilIados entre los beneficiarios de
la reforma agraria; la coordinacin nacional de la reforma agraria
mediante la sustitucin de las comisiones locales agrarias por comi-
siones mixtas integradas por un representante del Departamento
Agrario, uno del gobierno del estado y uno de "la organizacin social
campesina"; y la creacin de mecanismos que impidieran ellatifun-
dismo disfrazado.
Tras la intervencin del dirigente campesino, Luis L. Len tom
la palabra a nombre de la corhisin, y aprobando los conceptos ver-
tidos por aqul, pidi permiso a la asamblea "para retirar la ponencia
que se refiere a la agricultura, para presentarla reformada [ ... ] to-
mando en consideracin las razones expuestas por el compaero
Graciano Snchez". Con eso se levant la discusin y, finalmente, se
present al pleno un programa agrario ms acorde con las aspiracio-
nes de los agraristas.
19
Las tesis proteccionistas que eran la. base del plan se traducan,
en materia industrial, en la propuesta de la creacin y desarrollo
de empresas nacionales por medio de un mecanismo semioficial de
apoyo y regulacin. Se hara ms riguroso el rgimen de concesiones
y se estableceran mecanismos que permitieran el desarrollo de la
industria nacional y la protegieran frente a la gran industria trans-
nacional.
Complementos indispensables eran el compromiso del Estado de
aumentar la generacin de energa elctrica y la construccin de vas
de comunicacin que impulsaran este desarrollo. Para obtener el
dinero que estas polticas exigan, se haran reformas fiscales y finan-
cieras cuyos puntos ms importantes eran la eliminacin de barreras
arancelarias internas y la elevacin de las externas, la distribucin
proporcional de las cargas fiscales, la simplificacin de la recauda-
cin fiscal y la canalizacin del crdito a las actividades productivas.
Otro complemento era que, en el camino de la institucionalizacin
definitiva del Ejrcito nacional, se reducira gradualmente el gasto
militar.
El apartado referente al trabajo indicaba que el Estado deba "con-
19 Los discursos de Graciano Snchez y Luis L. Len en Historia doculllental, op.
cil., vol. 2, pp. 99107.
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120 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
tribuir al de las organizaciones sindicales de las
clases trabajadoras", siendo rbitro de las diferencias intergremiales
y vigilando, al mismo tiempo, que los sindicatos "desempeen lo ms
eficazmente posible la funcin social que les est encomendada, sin
que puedan salirse de sus propios lmites y convertirse en instrumen-
tos de opresin, dentro de las clases que representan".20 Es decir, se
trataba de impulsar un sindicalismo tutorado por el Estado, aunque
comprometido con sus representados. Otros postulados de esta sec-
cin eran la defensa del salario mnimo, la contratacin colectiva y
el irrestricto derecho al trar"ajo.
En materia educativa, se defina la "misin social" de la educacin
elemental como la necesidad de "proporcionar una respuesta verda-
dera, cientfica y racional a todas y cada una de las cuestiones que
deben ser resueltas en el espritu de los educandos, para formarles
un concepto exacto y positivo del mundo que los rodea y de la socie-
dad en que viven" (!). El socialismo de la "escuela socialista", que
hicieron introducir Manlio Fabio Altamirano y Luis Enrique Erro no
era otro que "las orientaciones y postulados de la doctrina socialista
de la Revolucin Mexicana", es decir, no otro que el "socialismo"
desglosado en este plan. El resto del proyecto en materia educativa
se refera a los ambiciosos esfuerzos que realizara el gobierno para
extender notablemente la cobertura educativa, aumentar el presu-
puesto destinado a la educacin y fortalecer la educacin tcnica, la
educacin agrcola, la escuela rural y la escuela indgena.
21
De esta manera, los diversos grupos polticos reunidos en torno a
la candidatura de Crdenas tenan un programa de gobierno y una
plataforma poltica acorde con sus demandas e intereses. Para la
opinin pblica nacional, la incgnita por despejar, tras de que el
plan fuera aprobado por aclamacin y la convencin clausurara sus
trabajos, era Crdenas: "Un nuevo pelele ms que contribuira con
su sumisin alIento pero seguro fenecer revolucionario, o un hom-
bre que se atrevera a decir no al maximato y acabar con su funesto
predominio en todos los mbitos del acontecer nacional?"22 Aunque
la respuesta definitiva se dara hasta junio de 1935, sta comenz a
20 Historia documental, op. cit., vol. 2, pp. 351-352.
21 bid., p. 362:
22 Tzvi Medin, Ideologa y praxis poltica de Lzaro Crdenas, Mxico, Siglo XXI.
1972, pp. 52-53.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 121
vislumbrarse a lo largo de la campaa electoral que sigui, inmedia-
tamente, a la clausura de la convencin, e16 de diciembre de 1933.
El fin del maximato
A fin de cuentas, y tal como qued la versin definitiva el Plan Sexe-
nal, lejos de sujetar a Crdenas, sujet a los callistas ya Abelardo Ro-
drguez, y as lo mostraron sus primeros resultados: elll de diciem-
bre, el presidente present al Congreso de la Unin el proyecto para
dar vida al Departamento Agrario, con las demandas que, en
nombre de la CCM, hizo Graciano Snchez en la convencin. Durante
las siguientes semanas, se debati ampliamente en el Congreso el
artculo 27 y cuestiones como la necesidad o no de indemnizar a los
terratenientes afectados por la reforma agraria, los bonos de la deu-
da agraria y la extensin de la pequea propiedad.
En enero de 1934 empez a funcionar el Departamento Agrario, y
en marzo se aprob un Cdigo Agrario cuyas principales caracte-
rsticas eran la simplificacin de los procedimientos, la generaliza-
cin del derecho agrario y la clara definicin de las partes, as como
la delimitacin exacta de la extensin de la pequea propiedad. Por
primera vez se les concedi a los peones acasillados el derecho de ser
beneficiados por las dotaciones de tierras. Tambin se distingui en
los ejidos las tierras de uso comn (bosques, pastos) de las de labor.
23
Mientras tanto, el general Crdenas haba empezado su campaa
con el respaldo absoluto de un partido que ya no era, como durante
la campaa de 1929, una "confederacin de caciques", sino un orga-
nismo poltico bien estructurado, engrasado, disciplinado y, sobre
todo, unido. El cardenista Gabino Vzquez fue incorporado al CEN
como secretario general, y la direccin nacional empez a disolver a
los partidos regionales, anunciando, para mayo, que 865 000 perso-
nas se haban afiliado individualmente, de acuerdo a las normas de
los nuevos estatutos.
24
23 Gonzlez Navarro, La Confederacin Nacional Campesina. Un grupo de presin
en la re(onna agraria mexicana, op. cit., pp. 62-68.
24 Luis Cabrera, en uno de los crticos ms agudos del sistema, carac-
teriz as al PNR en tiempos de la campaa de Crdenas, en una carta a Antonio Daz
Soto y Gama, que tambin se haba pasado al bando opositor (desde 1928): "Rico
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El principal objetivo de Crdenas durante su campaa (que arran-
c oficialmente el 8 de diciembre) era labrarse una posicin propia,
sacudindose ante la opinin pblica la tutela del Jefe Mximo. Baste
mencionar que en casi ninguno de sus discursos mencion a Calles
y que por alusin, lleg a criticar el maximato. Fue una campaa
nunca antes vista: a pesar de no tener enemigo al frente,25 Crdenas
recorri todos los rincones del pas, en todos los medios de comuni-
cacin imaginables, a lo largo de ms de 27 000 kilmetros.
Los temas recurrentes en la gira fueron el problema agrario, la
unificacin obrera y el fortalecimiento de las instituciones. Donde-
quiera que llegaba, ofreca satisfacer las demandas de tierras, agua
y crdito para los campesinos, en el plazo ms corto posible, y expuso
la tesis de que el ejido no slo deba sustentar al ejidatario, sino que
deba aumentar la produccin agrcola. Para fortalecer al Estado y
legitimarlo, Crdenas expres una y otra vez la necesidad de que las
masas organizadas le dieran su apoyo, mediante el partido, al Estado
de la Revolucin, y llam en todos los tonos a la unidad de las fuerzas
sindicales.
Dio tambin la definicin ms clara de su concepcin del "socia-
lismo mexicano": frente al liberalismo, con sus "frases huecas" de
libertad que se traducan en la dictadura de la burguesa, y al comu-
nismo sovitico, que priva al pueblo del disfrute de su esfuerzo y
sustituye al patrn individuo por el Estado patrn, present al socia-
lismo mexicano como un mecanismo de gradual eliminacin de "el
rgimen de explotacin individual, pero no para caer en la inadecua-
con la riqueza del erario, fuerte con la fuerza del ejrcito, y disciplinado con la
disciplina obligatoria pero efectiva de la amenaza del cese", citado por Medin,
Ideologa y praxis poltica de Lzaro Crdenas, op. cit., p. 39.
2S Enemigo efectivo, quiero decir: Adalberto Tejeda persisti en su candidatura,
que no levant mayor revuelo fuera de Veracruz, con el apoyo del Partido Socialista
de las Izquierdas; el Partido Pro-Patria pidi la reeleccin del general Abelardo L.
Rodrguez; el Partido Social-Democrtico apoy a Gilberto Valenzuela, que no
haba escarmentado con los sucesos de 1929 (haba sido el candidato de los escoba-
ristas); algunos grupsculos de menos peso y ms fantasmales postularon a Enrique
R. Colunga y a Romn Badillo; un par ms de membretes postularon al cada vez ms
desprestigiado Antonio 1. Villarreal; por fin, el Partido Comunista se resisti a
sumarse a la candidatura de Tejeda y postul a su secretario general, Hernn Labor-
de. De todos ellos, no se haca un candidato opositor serio, nada parecido a su
precedente Vasconcelos ni a su sucesor Almazn. Vase Gonzlez, Los artfices del
cardenis1110, op. cit., p. 236.
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da situacin de una explotacin del Estado, sino para ir entregando
a las colectividades proletarias organizadas las fuentes de la riqueza
y los instrumentos de produccin", pero sin eliminar el inters pri-
vado.
26
En sntesis, el general no se apart, durante su campaa, de los
postulados del Plan Sexenal, pero su largo y arduo peregrinar por
todo el pas le permitieron lograr su objetivo central: forjarse una
imagen propia y sacudirse, frente a amplios sectores del pueblo, de
la sombra de Calles. Al mismo tiempo, entr en contacto personal
con el pueblo llano, escuch y anot sus demandas, y estableci
slidas alianzas con los dirigentes nacionales y regionales de las
organizaciones obreras y campesinas. Por supuesto, en las eleccio-
nes del 1 de julio de 1934 obtuvo una muy amplia mayora, aunque
en unos comicios muy viciados, que si no pasaron a la historia como
los de 1929 y los de 1940 fue slo porque no haba al frente un
enemigo importante.
27
Los meses siguientes fueron de relativa calma, fuera de que los
legisladores cardenistas, dirigidos por Ernesto Soto Reyes, presen-
taron una propuesta de reforma al artculo 30., que recoga el espritu
del Plan Sexenal. La clase poltica y los observadores permanecan a
la espera de la toma de posesin de un presidente que ya anunciaba
lo que quera. La incgnita por despejar segua siendo su capacidad
y decisin real a la hora del inevitable enfrentamiento con el grupo
callista: slo podra fortalecer al Estado y cumplir las promesas he-
chas durante su campaa afianzando el poder del presidente y la
institucin presidencial, porque su proyecto, el del Plan Sexenal,
implicaba que el gobierno sera el promotor del desarrollo econmi-
co y el organizador poltico de las masas.
El30 de noviembre de 1934, ante 30 000 espectadores que abarro-
taban el Estadio Nacional, el general de divisin Lzaro Crdenas del
26 Medin, Ideologa y praxis polLica de Lzaro Crdenas, op. cit., pp. 56-57.
27 Vase la campaa de Crdenas en Medin, Ideologa y praxis poltica de Lzaro
Crdenas, op. cit., pp. 53-62; Garrido, El partido de la Revolucin inslilUcionalizada,
op. cit., pp. 164-172; Gonzlez, Los artfices del cardenis17Zo, op. cit., pp. 234-243, Y
Bentez, Lzaro Crdenas)' la Revolucin mexicana, Mxico, Fondo de Cultura Eco-
nmica (Bilblioteca Joven), 1977, vol. 2, pp. 239-246. Para las principales ideas del
general, vase Lzaro Crdenas, Ideario polTico, Mxico, Ediciones Era, 1972; sus
principales discursos de campaa pueden consultarse en Historia docwllen1al, op.
cir., vol. 3, pp. 35-74.
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Ro tom posesin de la Presidencia de la Repblica, en chaqueta de
calle, y no con el tradicional frac usado por sus predecesores. Con
voz "pausada y solemne" ley un discurso dirigido "al pueblo mexi-
cano".28
Como a lo largo de la campaa, los principales puntos que toc
estaban basados en el Plan Sexenal, poniendo nfasis en la rectora
econmica del Estado, en la reforma agraria, en la necesidad de la
unificacin obrera y de que las masas organizadas apoyaran al Esta-
do para que ste pudiera llevar a cabo el programa de gobierno, que
no era otro que el de la Revolucin. No mencion ni una vez al general
Calles, y al final solt la ica frase efectista: "He sido electo Presi-
dente y habr de ser Presidente".29
Quienes ven en el gabinete una imposicin de Calles se equivocan:
indudablemente cardenistas eran el secretario de Economa Nacio-
nal, Francisco J. Mgica; el de Educacin, Ignacio Garca Tllez; y
los jefes de los departamentos Agrario y de Trabajo, Gabino V zquez
y Silvano Barba; cuatro hombres que tenan aos de amistad y tra-
bajo compartido con el general.
Dos hombres que haban brillado durante el maximato, en quienes
Crdenas confiaba por su honradez y radicalismo, Juan de Dios
Bojrquez (Djed Brquez) y Narciso Bassols, quedaron en las vitales
carteras de Gobernacin y Hacienda. Cuatro de los aliados que le
haban permitido derrotar a Prez Trevio tambin fueron designa-
dos ministros: Emilio Portes Gil de Relaciones Exteriores, Rodolfo
Elas Calles de Comunicacin y Obras Pblicas, Toms Garrido Ca-
nabal de Agricultura y Aarn Senz jefe del Departamento Central.
El callista Pablo Quiroga qued en Guerra y Marina. Los restantes
eran recin llegados: Abraham Ayala Gonzlez en Salubridad, Silves-
tre Guerrero en la Procuradura, Ral Castellanos en el Distrito Fe-
deral, Miguel ngel de Quevedo en el Departamento Forestal y Luis
1. Rodrguez en la secretara particular.
Los primeros meses del gobierno fueron muy tirantes. Mientras el
presidente callaba y estudiaba al pas y a sus dirigentes, los callistas
28 La glosa del discurso en Luis Gonzlez, Los das del presidente Crdenas (His-
toria de la Revolucin mexicana, 15), Mxico, El Colegio de Mxico, 1982, pp. 9-15;
su texto, en El Nacional, de Jiciembre de 1934.
29 Esta frase, epgrafe de Gonzlez, Los das del presidente Crdenas, op. cit.; en
Bentez, Lz.aro Crdenas y la Revolucin Mexicana, op. cil., t. 0, p. 249.
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trataban de tomarle la medida; Garrido Can aba!, abusando de su
cargo ministerial, llev sus excesos anticlericales de Villahermosa a
la capital del pas, lo que no tard en costarle el puesto, cuando sus
"camisas rojas" asesinaron a un grupo de feligreses que salan de
misa en Coyoacn; el CEN del PNR, presidido por el callista Matas
Ramos (quien sustituy a RivaPalacio el 14 de diciembre de 1934),
trataba de seguir dirigiendo al gobierno; obispos y embajadores al-
zaban la voz como no lo haban hecho durante los frreos mandatos
de Obregn y Calles; los agraristas, que sentan que haban llevado a
Crdenas al poder, tomaban tierras 'Sr se enfrentaban con los guardias
armados de los latifundistas, sin cnfiar del todo en las promesas
que, para calmarlos, hacan Crdenas y Gabino Vzquez; y los traba-
jadores, agrupados en la Confederacin General de Obreros y Cam-
pesinos de Mxico (CGOCM) de Lombardo Toledano y la Confedera-
cin Sindical Unitaria de Mxico (CSUM) de los comunistas que, como
veremos en su momento, seguan desconfiando de Crdenas yesta-
ban lejos de sellar con l la alianza que sera vital para el rgimen,
sacudieron al pas con una ola de huelgas y manifestaciones de gran-
des proporciones.
Parecera que el primer semestre del cardenismo fue un caos, pero
no se trataba de la anarqua que los enemigos del rgimen o los
posteriores historiadores de derecha han pregonado, tampoco se
trataba de mano suave en un sexenio que se caracteriz por el frreo
control poltico ejercido por el presidente: era que Crdenas le estaba
tomando el pulso a las cosas y a los hombres, y como escribi en sus
apuntes, permitiendo el desarrollo de una "lucha social" que antes
haba sido ilegalmente contenida, que se mezclaba con las agitacio-
nes promovidas por la camarilla callista, que deseaba seguir gober-
nando e impedir el cumplimiento del programa del presidente, quien
buscaba canalizar lo primero y eliminar lo segundo.
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La tirante e inestable situacin termin en junio de 1935. Las
hostilidades se rompieron cuando un grupo de senadores, a cuyo
frente iba Ezequiel Padilla (quien en los meses anteriores se haba
enfrentado con el lder de los senadores cardenistas, Ernesto Soto
Reyes, en torno a la agitacin sindical, que el primero condenaba y
el segundo defenda), fue a Cuernavaca a pedirle lnea a quien toda-
30 Crdenas, Apuntes, op. cil" t. J, pp. 3 t 6-3 t 7.
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va consideraban el Jefe Mximo. Calles critic con aspereza la ola
de huelgas y la agitacin laboral de los ltimos meses, cuyos perni-
ciosos efectos eran paralizar la industria nacional y ahuyentar las
inversiones. Los sujetos directos de sus crticas fueron, faltaba ms,
Vicente Lombardo Toledano y el lder de los ferrocarrileros, Alfredo
Navarrete.
Padilla pidi a Calles permiso para publicar sus opiniones, que
aparecieron bajo el ttulo de "Patriticas declaraciones del general
Plutarco Elas Calles", con dos mensajes claros, un llamado a la
reunificacin revolucionaria, es decir, a terminar con la divj.sin
entre callistas y cardenistas, y una condena a los sindicatos y las
huelgas.
31
La prensa (excepto El Nacional, dirigido por el cardenista Froyln
C. Manjarrez, quien de acuerdo con Crdenas impidi la publicacin
de las declaraciones en el diario del partido), la mayora de los legis-
ladores, la CROM y numerosos polticos y empresarios saludaron con
jbilo las declaraciones y saturaron las lneas telegrficas con men-
sajes de felicitacin al general Calles. La gente comn pens que el
vaticinio de que Crdenas terminara como Ortiz Rubio estaba cum-
plindose,32 y los dirigentes de las organizaciones obreras y campe-
sinas temblaron ante la amenaza de que Calles recobrara toda su
preponderancia y, con ello, volvieran las polticas agrarias y sociales
del maximato.
Sin embargo, la respuesta del presidente, que estaba al acecho de
la oportunidad, fue fulminante: en la misma noche del 11 de junio,
al enterarse, por boca de Manjarrez, que el presidente del partido
haba ordenado la publicacin de las declaraciones, lo mand llamar
y le exigi su renuncia. Por su parte, la CCM y la LNCUG por un lado, y
31 Las declaraciones aparecieron e! 12 de junio en El Universal y Exclsior. Cr-
denas, avisado del contenido de las mismas por Froyln C. Manjarrez, director de
El Nacional, orden que el diario de! partido no las publicara. Pueden verse en
Historia documental, vol. 3, pp. 291-295.
32 El pueblo llano repeta en las calles un adagio que sintetizaba tanto la historia
poltica precedente como sus augurios sobre Crdenas, al calificar a los presidentes
diciendo "Oaxaca dio dos caudillos, Coahuila dos caudillejos, Sonora nos dio dos
pillos y Michoacn dos pendejos", en referencia a los oaxaqueos Jurez y Daz, los
coahuilenses Madero y Carranza, los sonorenses Obregn y Calles y los michoaca-
nos Ortiz Rubio y Crdenas. En cambio, pasada la crisis se deca "iLzaro, levntate
yanda!"
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127
la CGOCM y la CSUM por el otro, empezaron a movilizarse en defensa
del jefe del Ejecutivo.
33
El 14 de junio Crdenas pidi la renuncia a todos los miembros
del gabinete, dicindoles que Calles no tena ninguna razn para
meterse con su gobierno como lo hizo. Ese mismo da apareci en la
prensa su respuesta a las declaraciones de Calles, en la que acusaba
a los partidarios del Jefe Mximo de no haber dejado de conspirar en
contra del gobierno, y ratificaba su confianza en las organizaciones
obreras y campesinas y en sus justas demandas.
34
El 15 de junio, convocado por el presidente, se reuni el Comit
Directivo Nacional del PNR, que a diferencia del CEN, en el que eran
mayora los callistas, estaba muy dividido. Ah se aprob la renuncia
del general Matas Ramos: aunque los callistas haban querido evitar
el relevo del presidente del N, el CDN accedi a la peticin presiden-
cial y renov todo el CEN. El nuevo presidente del partido fue Emilio
Portes Gil, con el cardenista Ignacio Garca Tllez como secretario
general.
El16 de junio, el general Calles anunci por ensima vez su retiro
de la vida poltica, y tres das despus se fue a los Estados Unidos.
Durante esos das el presidente ajust los tornillos que faltaban: el
18 de junio el pblico conoci la conformacin del nuevo gabinete.35
Los generales con mando de tropa de dudosa lealtad (o mejor dicho,
de segura lealtad callista) fueron removidos. Los diputados, senado-
res y gobernadores, antes de la crisis mayoritariamente callistas, se
declararon cardenistas de pro, salvo una minora que permaneci
leal al hombre de Guaymas,36
33 El destacado papel que en esta coyuntura desempearon las organizaciones
de masas ser anal izado en el siguiente apartado de este captulo.
34 El Universal, 14 dejunio de 1935; Historia documental, vol. 3, pp. 301-302.
35 El nuevo gabinete qued de la siguiente manera: licenciado Silvano Barba
Gonzlez en la Secretara de Gobernacin; licenciado Eduardo Surez en Hacienda
-excelente decisin-; general Andrs Figueroa en Guerra, general Saturnino Ce-
dillo en Agricultura, general Rafael Snchez Tapia en Economa, general Francisco
J. Mgica en Comunicaciones, licenciado Gonzalo Vzquez Vela en Educacin,
Cosme Hinojosa en el Departamento Central, doctor Jos Siurob en Salubridad,
licenciado Gabino Vzquez en el departamento de Trabajo, ingeniero MigLJel ngel
de Quevedo en el Forestal. El licenciado Jos ngel Ceniceros qued como encar-
gado del despacho de Relaciones, hasta noviembre, cuando el gener-al Eduardo Hay
fue nombrado secretario.
36 Para la crisis poltica de junio de 1935 vanse las versiones complementarias
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En los siguientes das Crdenas insistira ante multitudes que le lanzan
vivas a l y mueras a Calles que el elemento directivo y orientador de la
Repblica Mexicana es y debe ser el Presidente con mayscula. Crdenas
remach que el Presidente en Mxico asume la funcin de "ser el nico
responsable de la marcha poltica y social de la nacin". Por encima del
Presidente no poda estar ningn Jefe Mximo ni partido alguno. A partir
de entonces el Presidente de la Repblica sera de [acto, ya no slo de jure,
el patriarca sexenal.
37
El cardenismo
La ltima batalla por el presidencialismo empez en diciembre de
1935: los callistas, no escarmentados por la derrota sufrida en junio,
siguieron conspirando mientras el presidente de la Repblica impri-
ma un ritmo vertiginoso a la reforma agraria y anunciaba que el
partido iniciara un proceso profundo de transformacin para darle
cabal cabida a las organizaciones sindicales y agraristas, y ellicen-
ciado Eduardo Surez iniciaba la adecuacin de los sistemas fiscal
y hacendario que permitieron el financiamiento de los programas
sociales y de desarrollo econmico esbozados en el Plan SexenaP8
El 13 de diciembre, cuando los callistas crean que la situacin
estaba lista para dar un golpe de Estado con el apoyo de amplios
sectores del Ejrcito, de los empresarios y de los terratenientes, el
general Calles regres a Mxico. El gobierno, como en junio, reac-
cion rpidamente, apoyado por el Comit Nacional de Defensa Pro-
letaria (CNDP, formado durante la crisis de junio por la CGOCM y la
CSUM)y la CCM. El da 14 fueron desaforados cinco senadores, cesados
los generales ms adictos a Calles (entre ellos Joaqun Amaro, "el
reformador del Ejrcito", y Manuel Medinaveytia Esquivel, que tena
en su haber el nada despreciable mrito de haber sido jefe de Estado
de Gonzlez, Los das del presidente Crdenas, op. cit., pp. 37-47; Medin, Ideologa y
prxis poltica ... , op. cit., pp. 63-73, Y Garrido, El partido de la Revolucin institu-
cionalizada, op. cit., pp. 183-187.
37 Gonzlez, Los das del presidente Crdenas, op. cit., pp. 44.
38 Eduardo Surez, que como ya se dijo sustituy en junio a Narciso Bassols en la
Secretara de Hacienda, ocup ese cargo hasta el fin del gobierno de Manuel vila Ca-
macho. Su gestin al frente de las finanzas nacionales fue por dems decidida y bri-
llante, permitiendo que se sentaran las bases del desarrollo industrial de Mxico y
se fortaleciera su sistema financiero. Para sus labores como secretario en este pe-
riodo vanse sus Comentarios y recuerdos (1926-1946), op. cit., pp. XXXI-XLI, 100 Y ss.
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 129
Mayor de la afamada Divisin del Norte en 1914-1915); yel general
Jos Mara Tapia, que haba tratado de promover una asonada con-
tra el presidente, fue sometido a proceso. El 17, el Senado de la
Repblica desconoci los poderes de Guanajuato, Durango, Sonora
y Sinaloa,39 terminando as con la amenaza de golpe de Estado.
Calles respondi convocando a la creacin de un partido de opo-
sicin, por lo que el18 de diciem bre fue expulsado del PNRjunto con
Luis Len, Melchor Ortega, Bartolom Vargas Lugo, Fernando To-
rreblanca, Jos Mara Tapia, Manuel Riva Palacio y otros destacados
callistas. El eplogo del combate por el presidencialismo fue uno de
los gestos ms simblicos de las memorias polticas de Mxico: elll
de abril de 1936, dando cumplimiento a un decreto presidencial,
Plutarco Elas Calles, Luis N. Morones, Luis L. Len y Melchor Or-
tega fueron expulsados del pas.
40
Luis Gonzlez y Gonzlez divide el sexenio de Lzaro Crdenas en
cuatro periodos de ao y medio. La primera etapa se cumpli con la
expulsin de Calles. Esas "Jornadas presidencialistas" arrojaron co-
mo resultado la construccin de un instrumento esencial del sistema
poltico mexicano: el presidencialismo. En ao y medio, sin matar a
nadie, rompiendo la tradicin de poner al enemigo frente al paredn
y de arreglarlo todo a balazos, Crdenas afirm el poder presidencial,
coloc a los secretarios de Estado bajo sus inmediatas rdenes, eli-
min los restos de los cacicazgos estatales, disciplin a los goberna-
dores ante las polticas del centro y consigui la estrecha colabora-
cin del Poder Legislativo con el Ejecutivo.
41
Para qu el presidencialismo? Para dar cumplimiento al Plan
Sexenal, no slo porque era el paso natural que tena que darse para
acabar con la dispersin del poder nacida de la Revolucin y culmi-
nar as, aun a costa de su iniciador, la labor institucionalizadora del
general Calles. Reunido el poder en sus manos, el de Jiquilpan se dio
39 Los gobernadores depuestos eran Carlos Real, de Durango; Jess Yez, de
Guanajuato; Manuel Pez, de Sinaloa; y Ramn Ramos, de Sonora, destacados
callistas e impulsores del golpe de Estado. El agudo observador Federico Gamboa
anot ese da en su diario: "El gobierno ha comenzado a obrar, sin aspavientos ni
retricas, pero con puo masculino y prontitud defensiva", citado por Gonzlez, Los
das del presidente Crdenas, op. cir., pp. 266.
40 Garrido, Elpartidode la Revolucin ... , op. cit., pp. 196-201, Y Gonzlez, Los das
del presidenre Crdenas, op. cit., pp. 53-83. .
41 Gonzlez, Los das del presidente Crdenas, op. cit., pp. 83-85.
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a la tarea de cumplir la principal de sus promesas de campaa,
lanzndose de lleno a las "Jornadas agraristas".
La reforma agraria cardenista se basaba en una concepcin muy
distinta de la que hasta entonces h ~ b a n sostenido los revoluciona-
rios en el poder que, no en vano norteos, entendan las dotaciones
y las restituciones "como una etapa de transicin que deba acabar
en la conversin de los ejidatarios en pequeos propietarios [ ... ] Para
Crdenas, el ejido deba convertirse en una institucin permanente,
transformndose en el eje de la economa agraria"; en palabras del
presidente, el ejido no slo deba liberar "al trabajador del campo de
la explotacin de que fue objeto", tambin deba, "como sistema
de produccin agrcola", asumir "la responsabilidad de proveer la
alimentacin del pas".42
Bajo la gida del gobierno, con el Departamento Agrario y el Banco
de Crdito Ejidal como pilares, se proyectaba transformar radical-
mente la vida rural del pas: no slo se trataba de dotar de tierras a
los pueblos, sino de refaccionarlos, construir obras de irrigacin y
vas de comunicacin, fortalecer el mercado interno, darles escuelas,
en fin, hacer de los pueblos los parasos campiranos que empezaban
a mostrar las pelculas de Fernando de Fuentes y sus congneres.
A mediados de 1936 empez el reparto en gran escala, que deba
durar casi dos aos. Los saltos ms espectaculares seran el reparto
de las haciendas algodoneras de la Comarca Lagunera, empezado en
noviembre de 1936; y el de las haciendas henequeneras de Yucatn,
que arranc en agosto de 1937.
43
En los lugares en que el reparto fue ms espectacular, es decir, en
La Laguna y Yucatn en primer lugar, pero tambin en el Valle del
Yaqui, en el Soconusco, en la regin jitomatera de Sinaloa y en
Lombarda y Nueva Italia, Michoacn, el Estado cardenista privile-
gi la creacin de ejidos colectivos, sector formado por un 10% de
los beneficiarios de la reforma. Los resultados fueron muy contra-
dictorios: en La Laguna no se cre el paraso ideado por Crdenas,
pero s se demostr que los ejidatarios no tenan por qu dejar caer
42 Crdova, La poltica de masas del carden511lo, op. cit., pp. 97-102.
43 Los datos del reparto no dejan de ser impresionantes: si entre 1915 Y 1934 se
repartieron 7 500 000 hectreas a poco menos de 800 000 jefes de familia, durante
el sexenio cardenista -mayoritariamente entre septiembre de 1936 y agosto de
1937-se repartieron ms de 18 000000 de hectreas a 1 000000 dejefes de familia.
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la produccin (como argumentaban los crticos de la reforma) y que
su nivel de vida poda subir mucho (a pesar del burocratismo y del
verticalismo de los funcionarios responsables, sobre todo los del Ban-
co Ejidal); en cambio en Yucatn, los resultados, a mediano plazo,
fueron punto menos que catastrficos.
44
Otros aspectos en que los cardenistas desarrollaron su programa
fueron la poltica financiera, que arriba comentamos someramente;
la poltica indigenista, que con todos sus errores e insuficiencias fue la
primera en ocuparse decididamente del problema indgena;45la po-
ltica exterior, en la que se defendi inclaudicablemente, en una situa-
cin internacional muy adversa, el principio de autoderminacin de
los pueblos y de no intervencin;46la poltica de desarrollo e indus-
trializacin, que sent las bases de los xitos que en esa materia se
alcanzaran durante el sexenio de vila Camacho;47 y, por supuesto,
el nacionalismo econmico que condujo a la expropiacin petrolera,
punto culminante, no slo simblicamente, del sexenio cardenista.
44 No es este el lugar para hacer una historia ni un balance de la poltica agraria
del cardenismo, que junto con la labor de la CNC fue, durante dcadas, la garanta de
la paz prista en el campo mexicano. De los muy numerosos estudios del agrarismo
cardenista, pueden verse, dentro de las historias del cardenismo, Gonzlez, Los das
del presidente Crdenas, op. cit., pp. 95-107 Y 139-163, Y Anatol Shulgovski, Mxico
en la encrucijada de su historia, Mxico, Ediciones de Cultura Popular, 1968, pp.
113-264. Como botones de muestra acerca de la reforma agraria, Jess Silva Herzog,
El agraris1110 111exicano y la re/amza agraria. Exposicin y crtica, Mxico, Fondo de
Cul tura Econm ica, 1959, pp. 405-45 1; Y para las estadsticas, Seis aos de gobierno
al sen'icio de Mxico, Mxico, El Nacional, 1940, pp. 111-156 Y 325-350.
45 Dice Luis Gonzlez: "Ningn gobierno anterioral de Crdenas, en los 115 aos
de vida independiente, se haba preocupado por la redencin de los cobrizos",
Gonzlez, Los das del presidente Crdenas, op. cit., p. 121.
46 La defensa deAbisinia, el refugio ofrecido a los republicanos espaoles, el asilo
de Len Trotsky y la ayuda al gobierno legtimo de Espaa, en la medida de las
posibilidades de Mxico, siguen siendo justificado motivo de orgullo de la poltica
exterior mexicana.
47 Eduardo Sarez dice en sus memorias, con gran lucidez, que si bien normal-
mente se considera que 1940 marca el inicio del proceso de industrializacin, "Hay
que tener presente que para industrializar al pas fue necesario un largo periodo de
preparacin, en el que se constituyeron los elementos requeridos para emprenderla
y para formar los capitales de que tiene necesidad". Los cimientos institucionales
de ese proceso fueron echados durante la presidencia del general Calles, y durante
el de Crdenas se sentaron las bases de la infraestructura de com.1Jnicaciones, ener-
gtica y de produccin agrcola que la industrializacin necesitaba. Surez, Comen-
tarios y recuerdos (J 926- J 946), op. cit., pp. 119-134.
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132 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
Si bien es cierto que la expropiacin petrolera no era parte integral
del programa de gobierno, el nacionalismo econmico s lo era. En
materia petrolera, el Plan Sexenal estipulaba que se limitara y regu-
lara a las empresas extranjeras, buscando defender los intereses de
la nacin y de los trabajadores, y se alentara la industria nacional.
48
La expropiacin como tal, no era, pues, una idea preconcebida,
pero cuando las compaas petroleras, reacias a permitir cualquier
regulacin que redundara en beneficio de Mxico, se negaron a acep-
tar un fallo adverso de la Suprema Corte de Justicia --despus de una
larga huelga del Sindicato Petrolero-, y rechazaron todos los inten-
tos de mediacin del gobierno, el presidente vio claro, yen la noche
del 9 de marzo de 1938, de regreso de Zacatepec (a donde haba ido
a inaugurar el primer gran ingenio construido por el Estado, bajo la
responsabilidad del eficiente ministro de Hacienda, don Eduardo
Surez) se detuvo en la entrada de su finca Palmira, y llam a su lado
al general Francisco J. Mgica, su ministro de mayor confianza y
experiencia. Caminando juntos, ambos generales llegaron a una de-
cisin trascendental, que el presidente consign esa misma noche en
su diario:
le hice conocer [a Mgica] mi decisin de decretar la expropiacin de los
bienes de las compaas petroleras si stas se negaban a obedecer el fallo
de la Suprema Corte de Justicia. Hablamos de que difcilmente se pre-
sentar oportunidad tan propicia como la actual, para reintegrar a la
nacin su riqueza petrolera. No hacerlo por temor a consecuencias eco-
nmicas o a las posibles exigencias diplomticas de Inglaterra o de Esta-
dos Unidos, sera antipatritico y de graves responsabilidades que con
justicia el pueblo nos sealara.
49
Todava en los das siguientes, el presidente trat de negociar con
las poderosas compaas, para que no quedara ninguna duda de que
la razn y el derecho le asistan cuando e118 de marzo ley el Decreto
de Expropiacin, que por rdenes suyas haba redactado el general
Mgica.
50
48 Historia documental, op. cit., vol. 3, pp. 354-355.
49 Crdenas, Apuntes, op. cit., t. J, p. 388.
50 Todas las historias del cardenismo dedican un apartado amplio y particular a
la expropiacin. Entre las obras dedicadas al problema petrolero, la de Silva Herzog,
que desempe un papel el proceso, ha alcanzado merecido
,
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
133
Con este acto, audaz y decidido, de trascendentales consecuen-
cias, el cardenismo lleg a su punto ms alto; durante el resto del
sexenio, el presidente pareci dar marcha atrs a su poltica revolu-
cionaria. No era as: las tareas esenciales entonces fueron consolidar
los avances obtenidos, evitar que la hostilidad de los intereses extran-
jeros se agudizara, y enfrentar un muy difcil proceso de sucesin,
pero esa historia es materia del prximo captulo, lo mismo que la de
la transformacin del PNR, inmediatamente posterior a la Expropia-
cin Petrolera.
LA ORGANIZACIN DE LAS MASAS
Hacia la transformacin del partido
Mientras dur la lucha poltica e ideolgica entre callistas y carde-
nistas desarrollada en el seno del PNR, ste tuvo un papel preponde-
rante en la vida poltica nacional, pero una vez derrotado Calles, fue
pasando a segundo trmino. Era natural, pues la frmula que Cr-
denas encontr para sacudirse la tutela del Jefe Mximo fue la super-
posicin del gobierno sobre el partido y la creacin del presidencia-
lismo.
Pero la hegemona de la investidura presidencial en el mbito
poltico nacional no bastaba, por s sola, para llevar adelante las
transformaciones sociales y econmicas propugnadas por los revo-
lucionarios; para alcanzarlas haba que dotar de legitimidad al Esta-
do de la Revolucin, yeso slo se poda lograr por medio de la
legitimidad del Estado alcanzada mediante el consenso social.
En la poca moderna, la legitimidad del Estado depende de un
factor esencial:
cimiento (Petrleo mexicano, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1941). Una
obra ms reciente, que "es una reconstruccin histrica, paso a paso, del conflicto
y las controversias en tomo a la expropiacin del petrleo mexicano"; al mismo
tiempo que un "estudio sobre los antecedentes histricos, los procesos sociales, el
clima intelectual y las trayectorias individuales que convergieron y se entrelazaron
en la decisin mexicana de expropiar el petrleo"; y una reflexin acerca de la
concepcin jurdica y la visin cultural de Mxico y Estados Unidos en dicho con-
flicto y un anlisis respecto de las ideas sociales y polticas de Crdenas y Mgica,
es el libro de Adolfo Gilly, El ca rden is 1110, una utopa mexicana, op. cit.
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134
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
Se trata de justificar, ante todo, la procedencia social del Estado y su
representatividad tambin social. Admitido que ni la divinidad ni la na-
turaleza tienen ya nada que hacer como rectoras de la vida social, la jus-
tificacin del poder poltico hay que buscarla en el seno mismo de la
sociedad y mediante ella demostrar que se constituye como una potencia
a la par necesaria y querida por la propia sociedad.
Ese requisito de legitimacin social que necesita todo Estado mo-
derno, iba a coronarse en Mxico entre 1933 y 1938 por medio de la
poltica de masas.
51
Si bien el partido era el instrumento ideal para obtener el apoyo
de las masas y para subordinarlas a los objetivos del Estado revolu-
cionario, hacia 1934 las principales orgnizaciones desconfiaban
demasiado del partido, pues lo vean como el instrumento del general
Calles para imponerse al gobierno. La CCM, aunque aliada al carde-
nismo, defenda su autonoma frente al partido, mientras los princi-
pales dirigentes de la CGOCM, la CSUM y la LNCUG, no slo se mantenan
aparte, sino que criticaban su lnea y su estructura. Haran falta
cuatro aos para que el partido pudiera ganarse el apoyo y la con-
fianza de las organizaciones de masas y las incorporara a su estruc-
tura, recuperando as el lugar primordial en la vida poltica nacional
que haba perdido en junio de 1935.
Cuando Crdenas subi al poder la disolucin de los partidos
estatales ordenada en la II Convencin haba fortalecido la estructu-
ra del PNR, pero haba reducido an ms la participacin de la base
en la toma de decisiones. El partido era un reducto de poder del grupo
callista y un ncleo de resistencia contra la poltica cardenista. En el
CEN, dominado por los callistas, entre los que destacaba el presidente,
general Matas Ramos Santos, slo haba dos cardenistas declara-
dos, el secretario general, Antonio Villalobos -que perdi el cargo
en abril de 1935, presionado por los callistas-, y el director de El
Nacional, Froyln C. Manjarrez. Era natural que las organizaciones
obreras y campesinas, a pesar de su gradual acercamiento al gobier-
no, siguieran desconfiando del PNR y negndose a incorporarse a su
estructura.
El PNR sali muy debilitado de la crisis de junio de 1935 -en la que
rodaron las cabezas de 10s.Ipiembros del CEN y del grupo que haba
51 Crdova, La po!lica de /IIasas del carden iSI7l 0, op. cit., p. 161.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
135
fundado el partido-, y su propia existencia qued en duda. Mucho
se especul sobre su posible desaparicin, pero el presidente y sus
aliados y colaboradores decidieron conservar su fuerza y su estruc-
tura -que ya era nacional-, dndole el giro que le haca falta para
convertirse en el verdadero gestor de las demandas de las masas y en
el aparato de control de sus organizaciones y canalizacin de sus
demandas.
Esa fue la tarea encomendada al CEN que entr en funciones e115
de junio de 1935, con Emilio Portes Gil como presidente, hombre de
capacidad negociadora reconocida y con gran poder de convocato-
ria, acompaado de un secretario general de toda la confianza del
presidente: Ignacio Garca Tllez. El partido, en su nueva concep-
cin, tendra como misin "secundar la poltica del presidente" (se-
gn declaracin de Portes Gil), y trabajar para convertirse en orga-
nizador de masas y gestor de sus demandas: es decir, el PNR empez
a trabajar para adquirir dos de las caractersticas esenciales que ha
tenido el Partido de la Revolucin.
En la concepcin que el presidente tena del partido, ste no slo
deba apoyar la poltica de transfonnacin, sino ser l mismo, agente
de esa transformacin. As, a lo largo del segundo semestre de 1935,
el partido fue convirtindose en un importante apoyo de la poltica
social del presidente, ya colaborar activamente en los trabajos de
organizacin campesina, mientras alentaba, desde fuera, los traba-
jos de unificacin obrera (como veremos en sus respectivos incisos).
El partido tambin empez a adquirir el papel de aparato ideol-
gico del Estado de la Revolucin. Durante esos meses se instalaron
oficinas de gestin social del PNR en muchos pueblos, El Nacional
aument su tiraje adquiriendo un carcter mucho ms popular que
el que hasta entonces haba tenido;
52
1a estacin de radio del partido,
la XEFO empez a transmitir; bajo la vigilancia del CEN se empezaron
a editar folletos dirigidos a los obreros y a los campesinos;53 y se
52 Entre sus novedades, El Nacional incluy ediciones murales extraordinarias
de gran tiraje. El primer nmero mural, editado el29de febrero de 1936, explicaba
la poltica obrera del presidente en trminos claros y sencillos.
53 Los principales de estos folletos fueron "La unificacin campesina", que recoga
el decreto presidencial que llamaba a constituir J ~ eNC, y del que se tiraron 200 000
ejemplares; "Laescuelayel campesino" (21 O 000 ejemplares), yotros parecidos que,
generalmente, contenan enseanzas para que los campesinos y los obreros empe-
zaran a poner en prctica, por cuenta propia, los principios revolucionarios.
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136
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
reform y fortaleci el Instituto de Estudios Sociales, Polticos y
Econmicos (IESPE), adjunto al CEN y puesto bajo la direccin de un
brillante intelectual de izquierda, don Lucio Mendieta y Nez. Por
cierto, si la edicin de folletos de propaganda fue exitosa y si el nuevo
IESPE logr granjearle al partido el apoyo de amplios sectores de la
intelectualidad revolucionaria, ni El Nacional ni la XEFO lograron
competir con los medios privados, Exclsior y El Universal y la XEW
de Emilio Azcrraga.
54
No todo fue miel sobre hojuelas, ni la transformacin fue nada
sencilla. Tras los primeros meses, empezaron dentro del partido los
conflictos internos entre los partidarios de Portes Gil, los carde ni stas
de GarCa Tllez, y los seguidores del general Francisco J. Mgica,
cuya influencia en ascenso era representada dentro del CEN por el
inquietsimo secretario de Organizacin y Fomento Agrcola, el se-
nador y coronel Ernesto Soto Reyes.
Los debates ms speros, iniciados en los primeros meses de 1936,
se centraban en la participacin de los lderes obreros y campesinos
en la direccin del partido, en la seleccin de candidatos a puestos
de eleccin popular y en la categora militante de los miembros de la
CCM -en vas de aparicin de la CNC- y la CTM. En abril, las elecciones
internas del PNR demostraron que se mantenan muchos de los vicios
del pasado, pues a pesar de haber abierto las puertas a las organiza-
ciones de masas, el CEN control, efectivamente, los comicios, con lo
que los dirigentes populares refrendaron su desconfianza hacia el
partido.
Detrs de estos conflictos estaba la oposicin de Portes Gil al
aumento de la importancia de los lderes obreros y campesinos en la
toma de decisiones, y a lo que l y su grupo empezaron a ver como
excesos de radicalismo de la CTM y de la reforma agraria. El grupo
de Mgica, encabezado en el partido y el senado por Soto Reyes, el de
Lombardo Toledano y el de Graciano Snchez arreciaron sus crticas
contra el CEN, y cuando Crdenas y GarCa Tllez le retiraron su apoyo
a Portes Gil, en agosto de 1936, su situacin se hizo insostenible y
renunci a la presidencia del partido. 55
El 25 de agosto, el Consejo Directivo Nacional (CDN) eligi un
nuevo CEN, presidido por Silvano Barba Gonzlez, que haba ocupa-
54 Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 1 8 7 ~ 19 J.
ss bid., pp. 206-211.
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DE PARTIDO DE UTESAL PARTIDO DE MASAS 137
do la cartera de Gobernacin desde junio de 1935, y era uno de los
ms confiables y adictos colaboradores del presidente. A los pocos
das de instalada, la nueva direccin nacional dio a conocer cu-
les seran sus principales lneas de trabajo en un "Manifiesto a las
clases proletarias de Mxico".
El manifiesto anunciaba que el partido iniciara una profunda
transformacin formal cuyo fin era ampliar la participacin poltica
de los obreros y los campesinos, y que de hecho transformaba al
partido en un frente revolucionario de masas. Se trataba, en fin, de
consolidar al PNR como organizador de masas. Los miembros de la
CTM y de la CNC en ciernes -los trabajos de construccin de la gran
central campesina iban muy adelantados- podran, en adelante,
participar sin restricciones en las actividades del PNR Y considerarse
militantes del partido con plenos derechos. El manifiesto fue seguido
de una intensa campaa publicitaria cuyo fin era deslindar definiti-
vamente al partido de su pasado callista, identificndolo plenamente
con la poltica del presidente Crdenas.
56
Para los dirigentes del partido, la publicacin del manifiesto fue
la culminacin del proceso de acercamiento a las masas iniciado a
principios de 1935, pero los sindicalistas reaccionaron con mesura:
la "nueva democracia" partidista de que hablaba el manifiesto no
especificaba nada sobre los procesos internos, fuera de que se bus-
caran candidaturas de "unidad", pero correspondera al CEN instru-
mentar los mecanismos por los que stas se alcanzaran. El llamado
a la democracia del manifiesto, cuando el pas segua careciendo de
tradiciones democrticas, fue visto como un llamado para democra-
tizar las bases del PNR, incorporando a las masas organizadas, pero
no la vida interna ni los rganos de direccin del partido, y los diri-
gentes de la CCM y las ligas estatales precursoras de la CNC actuaron
en consecuencia, incorporndose a los rganos de direccin del PNR,
sin contribuir a la democratizacin de las estructuras partidistas.
Por su parte, los dirigentes de la CTM mantuvieron la posicin que
tenan desde junio de 1935, de simpata y cercana con la poltica del
gobierno, pero manteniendo su independencia orgnica frente al
PNR. Para ganarse a la central obrera, el PNR, a principios de 1937,
tuvo que empezar a radicalizar sus postulados, presentndose como
56 El Nacional, 4 de septiembre de 1936, e Historia docwl1ental, op. cit., vol. 3,
pp. 351-357.
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138 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
una organizacin popular cuyo fin era la transformacin social del
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El nuevo radicalismo declarativo del partido caus inquietud en-
tre los capitalistas, que comenzaron a organizarse para oponerse al
gobierno, con lo que de paso obstaculizaban una de las polticas
rectoras del periodo, la creacin del Estado fuerte. Crdenas, en
lugar de combatir la organizacin de los capitalistas, decidi alen-
tarla y darle curso legaL favoreciendo la creacin de la Concanaco-
min, que reuna las cmaras industriales y comerciales creadas du-
rante el gobierno de Carranza en un solo organismo que si bien fue
un foco anticardenista, lo fue por vas legales y abiertas.
Por su parte, el CEN presidido por Barba Gonzlez dedic sus ma-
yores esfuerzos a la construccin de la gran central campesina: entre
diciembre de 1936 y marzo de 1938 se realizaron las convenciones
unificadoras en casi todos los estados del pas. El partido pudo con-
ducir esos trabajos y obtener xito en ellos gracias a su nueva orien-
tacin, y, sobre todo, a la legitimidad que el presidente, con su pol-
tica agrarista, le daba al partido ante las masas.
Tras la salida de Portes Gil, los principales lderes obreros fueron
dando fin a sus crticas al PNR. Lombardo Toledano y su grupo fue-
ron acercndose al partido, y el13 de noviembre de 1936, la CTM envi
sendos comunicados al PNR, a la CCM, al Comit Organizador de la CNC
y al PCM, para crear un Frente Popular Mexicano, cuya misin sera
detener el avance del fascismo y unificar a los grupos nacionalistas
y populares.
La idea del frente popular era una lnea de la Internacional Comu-
nista (Comintern) y, naturalmente, los comunistas lo haban tratado
de impulsar a 10 largo de 1936, mientras sus crticas al rgimen se
reducan hasta desaparecer casi por completo. Por lo tanto, es natu-
ral que los dirigentes del PCM hayan colaborado de inmediato con
Lombardo, cuando ste hizo suya su idea.
58
Tambin la CCM y la CNC
57 Garrido, El par/ido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 212-214.
58 La poI tica frentepopulista y su derivado, la "Unidad a toda costa", llevaron al
Partido Comunista a un verdadero desastre organizativo. La primera de estas pol-
ticas fue impuesta por los resolutivos de la Internacional impulsados por Jorge
Dimitrov; vase su arranque en la carta enviada al PCM por los delegados mexicanos
al VII Congreso de la Comintern, en Guadalupe Pacheco Mndez, ArturoAnguiano
Orozco y Rogelio Vizcano A., Crdenas y la izquierda mexicana. Ensayo, testimonios,
documentos, Mxico, Juan Pablos Editor, 1975, pp. 271-296.
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 139
en ciernes aceptaron inmediatamente la invitacin, pero Barba y
Esteban Garca de Alba, secretario general del PNR, tuvieron que
cabildear intensamente con las cpulas del partido, antes de poder
expresarle a la CTM su aceptacin, el20 de enero de 1937.
De esta manera, el21 de febrero, el PNR, la CTM, la CCM, el Comit
Organizador de la CNC y el PCM dieron a conocer la creacin del Frente
Popular Mexicano, que arreci la campaa a favor del gobierno
republicano espaol, y seleccion candidatos nicos para las elec-
ciones locales de Coahuila y el Distrito Federal. Los primeros con-
flictos se dieron en torno al asilo poltico concedido a Len Trotsky
(quien desembarc en Tampico el 9 de enero de 1937), duramente
criticado por las direcciones del PCM y la CTM, estrechamente vincu-
lados a la Comintern (es decir, a Mosc), y si bien Lombardo acept
no efectuar actos pblicos contra Trotsky, los comunistas se queja-
ron con especial virulencia. Por su parte, el gobierno de Crdenas,
con el asilo ofrecido al creador del Ejrcito Rojo, adems de ser fiel
a los lineamientos de su poltica exterior, les daba un sonoro men-
ts a los empresarios y todos aquellos opositores que lo acusaban de
desarrollar una poltica prosovitica.
59
Importantes sectores del PNR, as como las cpulas empresariales,
vieron con inquietud el acercamiento del partido con los comunistas,
por lo que el 15 de marzo, cuando Barba llam a las elecciones
internas para la seleccin de candidatos a diputados, excluy al PCM
de ellas, pues la participacin de un partido "con estatutos, ideologa
y tendencias muy diferentes" a las del PNR, sera una traicin al par-
tido.
60
La exclusin de los comunistas permiti que en las elecciones
internas del4 y el 11 de abril de 1937, los candidatos del CEN se impu-
sieran, en general, sobre los de la CTM. En la exclusin de los comunis-
tas y la derrota de los candidatos de Lombardo desempe un papel
destacado, como aliado del CEN del PNR, el secretario de Organizacin
de la CTM, Fidel Velzquez, lo que se reflej en la rebelda de los
sindicatos filocomunistas de la CTM expresada en el IV Consejo Na-
59 En la magnfica biografa de Trotsky de Deutscher (Tl'Ofsky, el profeta desterra-
Jo, Mxico, Ediciones Era, 1969, pp. 319-329), se explica la situacin del viejo revo-
lucionario al momento de recibir el asilo en Mxico, y su posicin y la del gobierno-
cardenista al respecto.
60 El Nacional, 15 de marzo de 1937.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
cional de la central (26-28 de abril), que termin con la salida de los
comunistas.
La salida del PCM del frente popular y de los sindicatos comunistas
de la CTM, se qued en un berrinche cuando Ernesto Soto Reyes fue co-
misionado especialmente por el presidente para negociar con el comi-
t central comunista, y la Comintern envi urgentemente al dirigente
comunista estadunidense Earl Browder, quien preconiz la poltica
de "unidad a toda costa", cuyo resultado efectivo fue la subordina-
cin del PCM al PNR y de los sindicatos comunistas a la direccin de la
CTM, personificada por la mancuerna Lombardo-Velzquez. 61
No slo los comunistas quedaron descontentos con los resultados
de las elecciones internas: los lombardistas acusaron al CEN de anti-
democrtico, y Graciano Snchez y su grupo guardaron un hostil
silencio frente al CEN. Las alas izquierdas de las dos Cmaras llama-
ron a la "disolucin del partido de Calles", y las alas derechas se
agruparon slidamente en torno a Barba y Garda de Alba.
Con todo y ello, las elecciones internas de la primavera de 1937
mostraron la nueva fuerza del partido, pues en ellas participaron
ms de tres millones de trabajadores organizados: ningn otro par-
tido tena nada que hacer frente a esto: el PCM, el de mayor membre-
sa, llegaba apenas a los 20 000 militantes. Ms que al principio, y sin
quererlo, el PNR segua siendo un partido nico. Pero si quera seguir
agrupando en torno suyo a las organizaciones de masas, tena que
reformarse y cambiar sus tcticas y su estructuras; y esa fue la tarea
que se pusieron los hombres del presidente una vez pasadas las elec-
ciones de 1937.
62
Los obreros
Cuando Crdenas tom posesin de la Presidencia de la Repblica,
el movimiento obrero estaba dividido en cuatro grandes centrales y
61 Vase el documento "Unidad a toda costa!", resolucin adoptada porel pleno
del Comit Central del PCM el 30 de julio de 1937, en la que se acordaba que las
prioridades del PCM eran la unidad de la crM y de! Frente Popular, y se haca una fuerte
autocrtica a trabajos "divisionistas y sectarios': que hasta entonces haban desarro-
llado, en Pacheco Mnde7. et al., Crdenas y la izquierda mexicana, op. cit., pp. 297-307.
62 Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 219-227.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
141
numerosos sindicatos independientes. De las cuatro centrales, la
CGOCM -la ms importante por fuerza y nmero-, dirigida por Lom-
bardo Toledano y Fidel Velzquez, y la CSUM, brazo sindical del PCM,
dirigida por Miguel ngel Velasco y Valentn Campa, haban mani-
festado su actitud crtica contra el Estado mexicano, contra el Plan
Sexenal, contra la jefatura de Calles y contra la hegemona del PNR, Y
se adheran al sindicalismo revolucionario, independiente y "apol-
tico" (ya explicamos antes qu entendan los seguidores de Lombar-
do por eso, en 1933).63
Las otras centrales, la CROM y la Confederacin General de Traba-
jadores (CGT), estaban en una profunda crisis, y durante los primeros
aos del cardenismo viviran los ltimos captulos de su prolongado
proceso de descomposicin, que se sellara cuando los dirigentes de
ambas centrales apoyaran al general Calles durante la crisis poltica
de junio de 1935.
Si tomamos en cuenta que las centrales con fuerza real eran la
CGOCM y la CSUM, los primeros contactos entre las organizaciones
obreras y el cardenismo no fueron nada cordiales: a principios de
1934la CGOCM public un folleto escrito por Lombardo, en el que se
criticaba el Plan Sexenal como un mero proyecto para la correcta
administracin pblica, lleno de contradicciones y que se quedaba
en puras declaraciones abstractas. Para Lombardo, toda economa
planificada que respetara la propiedad privada era fascista, yel Plan
Sexenal era un plan fascista. Los dirigentes de la CSUM no se quedaban
atrs, pues la lnea del PCM, obligado a vivir en la semiclandestinidad,
era la misma: para los comunistas mexicanos en 1933-1934, el Esta-
do de la Revolucin era un Estado fascista, y Crdenas el candidato
del fascismo.
64
Durante la campaa electoral de Crdenas, los dirigentes de am-
bas centrales pusieron odos sordos a los constantes llamados del
candidato del PNR a la unidad obrera, y cuando el de Jiquilpan tom
63 Los postulados bsicos de la CGOCM son glosados y comentados por Crdova,
La poltica de masas del cardenislllo, op. cit., pp. 68- 70.
64 Lombardo Toledano, con la agudeza intelectual que le era propia, haba des-
cubierto y explotado todos los flancos dbiles y las contradicciones y aspectos nebulo-
sos del Plan Sexenal, y su crtica era aguda, certera y convincente. Vase Gonzlez
Navarro, La Confederacin Nacional Campesina ... , op. cit., ,p",62; y Samue! Len e
Ignacio Marbn, La clase obrera en lahistonade Mxico. En el cardenislllo, 1934-1940,
Mxico, Siglo XXI Editores, 1985, pp. 30-32.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
posesin del poder, lo recibieron con una ola de huelgas slo equi-
parables a las de 1922-1923. Slo cuando el nuevo presidente, ya en
el poder, sigui convocando a la unidad obrera y diciendo que las
huelgas eran un arma legtima del proletariado, en vez de responder
a la efervescencia social con la represin violenta -como hubiera
sucedido en los gobiernos anteriores-, los sindicatos empezaron a
tomar en serio las declaraciones obreristas del presidente ya cam-
biar de actitud frente a su gobierno.
Pero fue hasta la crisis de junio de 1935 que la nueva corriente de
simpata entre el gobierno y las organizaciones obreras tuvo mani-
festaciones concretas. Ya vimos que el presidente respondi a las
declaraciones del general Calles publicadas el12 de junio, manifes-
tando su apoyo a las organizaciones populares y defendiendo el de-
recho de huelga. El mismo da que apareci la respuesta de Crde-
nas, y merced a un previo llamado de la CGOCM, naci el Comit
Nacional de Defensa Proletaria, que reuni en torno a la central de
Lombardo a la CSUM ya los sindicatos de tranviarios, ferrocarrileros,
minerometalrgicos y electricistas. La primera tarea de la nueva
agrupacin fue apoyar irrestrictamente a Crdenas en su lucha con-
tra el callismo.
Cuando Calles se retir momentneamente de la escena, el CNDP
empez a desarrollar sus actividades propias: desde entonces y hasta
el nacimiento de la CTM, impulsara cerca de 650 huelgas, e ira atra-
yndose a los sindicatos que an se mantenan independientes o
adictos a la CROM -en diciembre hubo una desbandada de sindicatos
de la CROM a la CGOCM en Orizaba, el ltimo bastin importante de los
moronistas.
Las organizaciones obreras y campesinas, agrupadas en torno al
CNDP y el Comi t Organizador de la CCM tenan una gran fuerza y eran
un arma muy poderosa en manos del gobierno cuando Calles tuvo la
mala idea de regresar, el 13 de diciembre de 1935. La decidida res-
puesta del gobierno tuvo como complemento la de los trabajadores,
cuyo clmax se alcanz en la multitudinaria marcha de repudio a
Calles del 22 de diciembre. En la descubierta iban Lombardo, Fidel,
Valentn Campa y Fernando Amilpa, los mximos lderes del mo-
mento.
En la lucha final contra Calles, las organizaciones obreras desempe- ....
aron un papel importantsimo. Mientras Lombardo lanzaba los ms
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 143
agudos y certeros dardos contra el ex jefe mximo y sus amigos, la
creacin de la CTM se cocinaba dentro del CNDP. En febrero de 1936,
la gran central obrera, nuevecita, lanz una ofensiva feroz contra la
burguesa regiomontana, que permiti a Crdenas hacer explcitos
los principales postulados de su poltica obrera.
65
El ltimo captulo de la lucha contra Calles empez cuando el25
de marzo y el 7 de abril de 1936 sendos trenes fueron volados con
dinamita, matando a los maquinistas y a una veintena de pasajeros
cada vez. La CTM acus a la reaccin ya los callistas (que eQ las
declaraciones de Lombardo ya eran la misma cosa) de la voladura de
los trenes, y al da siguiente Ernesto Soto Reyes acus al de Guaymas
de traicin a la patria. El da del aniversario de la muerte de Emiliano
Zapata, Crdenas firm el decreto de expulsin de Calles y sus socios.
Mientras, como ya se dijo, haba nacido la CTM. A convocatoria del
CNDP, del 21 al24 de febrero se reuni el Congreso Unitario de Tra-
bajadores, en el que las organizaciones adscritas al CNDP, y otros
sindicatos, dieron vida a la centra1.
66
En el Congreso participaron los representantes de 200 000 traba-
jadores organizados. Juan Gutirrez, del sindicato ferrocarrilero, lo
presidi. Cuatro tendencias distintas confluyeron en la unificacin: la
de Lombardo Toledano (la ms numerosa, en la que destacaban los
sindicatos de azucareros, cinematografistas, artes grficas y maes-
tros); la comunista de la CSUM (dirigida por Campa y Velasco, con
mucha fuerza entre los textiles, los sindicatos agrarios y la incipiente
agroindustria, y los trabajadores portuarios); la muy slida y com-
6S El PNR public "Los 14 puntos de la poltica obrera presidencial", que parten de
la base de que el Estado "es el rbitro y el regulador de la vida social", y que el
gobierno y los sectores obrero y patronal deban cooperar para resolver permanen-
temente los conflictos soci ales; para que eso fuera posible haba que construir una
central unitaria de trabajadores -recurdese que la CTM estaba naciendo en ese
mismo momento- que defendiera sin pugnas intergremiales las "aspiraciones y
necesidades justas de las masas trabajadoras"; Crdova, La poltica de masas del
cardenis/llO, op. cil., pp. 87-89. Vase su texto, y el de las declaraciones presidenciales
precedentes, en CTM 1936-1941, Mxico, CTM, 1941, pp. 21-28. Esta magnfica reco-
pilacin documental "contiene la mayor parte de los documentos relativos a los
primeros cinco aos" de vida de la central obrera, es decir, el periodo en que la dirigi
Vicente Lombardo Toledano. No es la historia de la CTM, pero s un material docu-
mental fundamental para escribirla.
66 Vanse los documentos fundadores y los principales discursos pronunciados
en el Congreso en (TII 1936-1941, op. cit., pp. 29-80.
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144
DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
bativa de los sindicatos nacionales de industria (ferrocarrileros, elec-
tricistas, petroleros y minerometalrgicos); Y la de los sindicatos de
empresa, los ms inmediatistas y menos politizados de todos -y al
mismo tiempo, los que ms necesitaban de la unidad, porque eran
los ms dbiles por separado (cuyos lderes eran Fidel y los "lobitos".
Esta tendencia agrupaba a numerosos sindicatos pequeos y a hete-
rogneas agrupaciones regionales).
En el primer comit nacional quedaron bien representadas las
cuatro tendencias, con Lombardo Toledano como secretario gene-
ral, Fidel Velzquez como secretario de Organizacin, Juan Guti-
rrez como secretario de Trabajo y Conflictos y Miguel ngel (el Ra-
tn) Velasco como secretario de Educacin y Problemas Culturales.
(El comit se completaba con Carlos Samaniego y Pedro Morales en
reas eminentemente tcnicas.)
La declaracin programtica de la CTM recoga las tendencias de
la CGOCM yel CNDP, es decir, la accin directa, entendida como la su-
presin de intermediarios en la lucha social, y la prctica de la huel-
ga, el boicot y otras acciones frontales, como tctica; la bsqueda de
la mejora de las condiciones econmicas y la seguridad social de los
trabajadores como estrategia de corto alcance; la solidaridad prole-
taria internacional (cuyos mejores y ms ejemplares frutos fueron
los apoyos econmicos y morales a Espaa); y la lucha por una
sociedad sin clases como estrategia de largo alcance. Cmo se en-
tenda, en la prctica, esta lucha -as fuera a largo alcance- "por el
socialismo"? En el apoyo al Estado mexicano, que estaba llevando
adelante la etapa "nacional-liberadora" de la Revolucin, pues segn
Lombardo, en los pases atrasados, el socialismo y el nacionalismo
"son dos aspectos de la misma lucha". La central se estructur en
sindicatos nacionales de industria, yen sindicatos de empresa agru-
pados en federaciones estatales.
La fuerza de la CTM se manifest en las insurgencias ferrocarrilera
(mayo de 1936) y electricista Uulio), y su influencia creci merced a
su alianza con el ala izquierda del rgimen, personificada por el
general Mgica en el gabinete y el coronel Soto Reyes en el Congreso
de la Unin. En agosto de 1936, la accin de la CTM y la gente de
Mgica se tradujo en la salida de Portes Gil del CEN del PNR, Y la
reorientacin de la poltica del partido que eso trajo consigo. Para
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 145
cuando termin 1936, el primer ao de vida de la gran central obrera,
sus 200 000 afiliados originales se haban duplicado.
En febrero de 1937, y por iniciativa de la CTM, empez a funcionar
el Frente Popular Mexicano. Contra la idea de los comunistas, Lom-
bardo, apoyado por Fidel, logr que el frente fuera una alianza de
organizaciones e instituciones en defensa del gobierno nacional, y
no un elemento aglutinador de la movilizacin y la agitacin.
En mayo de 1937, empezaron los primeros conflictos internos de
la central: Miguel ngel Velasco, Pedro Morales y Juan Gutirrez, al
frente de varias organizaciones, se retiraron del IV Consejo Nacional,
acusando a Fidel Velzquez de antidemocrtico y sectario. Fidel, des-
de la secretara de organizacin, haba avanzado mucho en la conso-
lidacin de la estructura de la central, pero promoviendo a sus parti-
darios y tratando, a toda costa, de excluir a los comunistas. En el V
Consejo Nacional (celebrado enjulio de 1937), y merced a la media-
cin de Earl Browder y Ernesto Soto Reyes (como ya vimos), los
comunistas regresaron a la central, en aras de mantener la unidad.
67
Con el triunfo de la tendencia de Fidel-apoyado por Lombardo--
se decidi el carcter de la CTM en el cardenismo: la central obrera
sera la fuerza motriz fundamental de las reformas progresistas y del
programa social del gobierno, pero subordinada al Estado. En am-
bos sentidos, los resultados comenzaron a verse muy pronto: fue la in-
surgencia sindical de los trabajadores petroleros, miembros de la
CTM, lo que dio el impulso y la razn que necesitaba el gobierno para
dar el importantsimo paso de la expropiacin petrolera; y casi al
mismo tiempo, la CTM, ya plenamente identificada con el Estado de
la Revolucin, se convirti en el sector obrero del partido, transfor-
mado en Partido de la Revolucin Mexicana (PRM).68
67 Vase el discurso de Lombardo en el IV Consejo, "La CTM mantiene su unidad
y su disciplina frente a la actitud en contrario de los elementos del Partido Comunista
de Mxico", en cw 1936-1941, op. cit., pp. 257-267.
68 Arturo Anguiano, El Estado y la poltica obrera del ca rden iSIl 10, Mxico, Edicio-
nes Era, 1975, y Len, La clase obrera ... , op. cit., han escrito la historia del movimien-
to obrero durante el cardenismo. Para otras interpretaciones importantes vanse
Shulgovski, Mxico en la encrucijada de su historia, op. cit., y Crdova, La poltica de
masas del cardenismo, op. cit.
146 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
Los campesinos
La CCM, nacida oficialmente en mayo de 1933, bajo la direccin de
Graciano Snchez, Len Garca, Enrique Flores Magn, Jos O. Mar-
tnez, Trinidad Garca y Nabor Ojeda, y con el respaldo de Cedillo,
Portes Gil, Marte Gmez y otros prominentes polticos, apoy desde
el principio la candidatura de Crdenas. De hecho, el apoyo decidido
de las organizaciones campesinas fue una de las cartas ms fuertes
del general michoacano en su lucha contra la candidatura rival de
Manuel Prez Trevio.
De manera que cuando Crdenas tom el poder, contaba con la
alianza de una de las dos centrales campesinas ms importantes;
la otra, la LNCUG, mantena su independencia orgnica, en una actitud
menos crtica que la de la CGOCM y la CSUM. Durante los primeros
meses del sexenio, las organizaciones campesinas contribuyeron al
clima de agitacin social y tensin poltica que atraves el pas: en
diversos estados hubo numerosas invasiones de tierras, enfrenta-
mientos entre agraristas armados y guardias blancas, demandas,
mtines y movilizaciones. Como en el caso de los obreros, Crdenas
no descalific la agitacin campesina, antes la observ y la justific.
Durante la crisis poltica de junio de 1935, las organizaciones
campesinas apoyaron decididamente al general Crdenas, y fueron
un factor importante en el triunfo del presidente. Aprovechando el
entusiasmo unitario de esas movilizaciones, el 9 de julio de 1935 se
dio a conocer un decreto presidencial por medio del cual se llamaba
a los ejidatarios a construir una gran central campesina bajo la tutela
del PNR, que se encargara de convocar a congresos campesinos esta-
tales que constituyeran, en cada entidad, una sola Liga de Comuni-
dades Agrarias, y una vez constituidas stas, el mismo CEN del PNR
convocara a una Gran Convencin que diera vida a la Confederacin
Campesina.
69
Los principales objetivos de la nueva central seran acabar con la
debilidad y desunin de las organizaciones campesinas y con la len-
titud e insuficiencia de la reforma agraria.7
69 "Acuerdo del C. Presidente de la Repblica, general Lzaro Crdenas, para
constituir la Confederacin Nacional Campesina. Mxico, Distrito Federal, julio 9
de 1935", en Historia documental de la Confederacin Nacional Campesina, 1938-
1942, Mxico, PRI-ICAP, 1981, pp. 43-45.
70 Vase en GmezJara, Ellllovi1l1iento call1pesinoen Mxico, op. cit., pp. 117-119.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 147
En consecuencia, el20 de julio se form el Comit Organizador de
la Unificacin Campesina (que pronto pas a llamarse Comit Orga-
nizador de la CNC), presidido por Emilio Portes Gil, en su carcter de
presidente del CEN del PNR; con Gabino Vzquez, jefe del Departa-
mento Agrario, como vicepresidente; y como vocales y secretarios
Ignacio Garca Tllez, secretario general del CEN del PNR; Efran Gu-
tirrez; Graciano Snchez, jefe del Departamento Indgena; Vicente
Salgado Prez; y Ernesto Soto Reyes, secretario de Accin Agraria
del CEN.7
1
El inicio de los trabajos del comit coincidi con el arranque de la
reforma agraria cardenista. Esta decidida accin del gobierno, as
como el empeo de los principales dirigentes de la CCM, acall las
voces crticas que argumentaban que la construccin de la CNC en-
traaba el peligro de que el Estado controlara al movimiento cam-
pesino y lo subordinara a sus propios fines.
El 7 Y 8 de septiembre se reuni la I Convencin de la Liga de Comu-
nidades Agrarias del Distrito Federal, en la que el presidente Crdenas
declar que se iba a respetar la independencia de las ligas y que el go-
bierno y el PNR slo intervendran en las convenciones distritales, esta-
tales y nacional, para facilitar los aspectos logsticos, pero de ningu-
na manera "para intervenir en la designacin de los directivos de las
ligas (ni) en su funcionamiento interior". El gobierno y el partido
-sigui Crdenas- queran que las organizaciones campesinas dis-
frutasen "de una verdadera autonoma" para que pudieran "tener
absoluta confianza en las administraciones revolucionarias",72
El Comit Organizador present a la Convencin del Distrito Fede-
ral, para que lo hiciera suyo, el proyecto de declaracin de principios
de la CNC, segn el cual, la finalidad de la central sera defender los
intereses de los campesinos, y se consideraba al ejido como el eje de
la vida rural del pas, retomando los postulados que Crdenas soste-
na en ese aspecto (que ya hemos comentado). En cambio, se iba ms
all del decreto presidencial al concebirse a la CNC como un frente
que unificara no slo a los ejidatarios, sino tambin a las organiza-
ciones de jornaleros agrcolas, pequeos propietarios y peones.
7\ El Nacional, 4 de agosto de 1935.
> - 72 Garrido, El par/ido de la Revolucin institucionalizada, op. Cil., p. 193. Vase el
discurso de Crdenas en Historia documental de la Confederacin Nacional Campe-
sina, op. cit., pp. 51-52.
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148 DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS
La Convencin del Distrito Federal, que sent las bases de la dis-
cusin. fue seguida. entre octubre y diciembre de 1935. por las de
Morelos. Zacatecas. San Luis Potos, Tamaulipas. Nuevo Len y
Chihuahua; yen los tres primeros meses de 1936 por las de Durango.
Coahuila. Jalisco. Colima y Quertaro. El presidente Crdenas. que
presidi las convenciones de Quertaro y Jalisco. declar en esta
ltima que el gobierno no pretenda la unificacin de los campesinos
"ms que para servirlos mejor".73
Durante esos meses se fueron venciendo las principales resisten-
cias a la construccin de la central. La reconciliacin del coronel
Adalberto Tejeda con el general Crdenas. y su designacin para un
importante puesto diplomtico que en los meses inmediatamente
posteriores le permitiran brindar un apreciable apoyo a la Repbli-
ca espaola. acab con la resistencia de los lderes de la LNCUG ms
adictos al viejo luchador agrarista veracruzano. ganndolos para la
causa de la CNC. Por otro lado. los delegados del PCM al VII Congreso
de la Comintern. regresaron de Mosc con la lnea de impulsar la
creacin de un Frente Popular Antifascista. y las bases campesinas
comunistas aceptaron colaborar en la construccin de la CNC. Por su
parte. la CTM. no sin trabajos. terminara por aceptar las directrices
de Crdenas. renunciando a organizar a los campesinos por su cuen-
ta. dejando esa labor en manos del Comit Organizador de la CNC.
Durante los trabajos de organizacin de la nueva central, un aire
democratizador penetr las estructuras del PNR. pues los campesinos
pudieron expresar libremente sus opiniones y criticar lo mismo a los
funcionarios venales y a los latifundistas. que a los lderes corruptos
o autoritarios. y sus quejas. la mayor parte de las veces. obtuvieron
pronta satisfaccin.
En esos trabajos. el aparato del partido lleg a confundirse con el
del gobierno y el de la organizacin campesina. pues a ella dedicaban
sus mayores esfuerzos lo mismo funcionarios pblicos de alto nivel.
como Gabino Vzquez y Graciano Snchez. que los dirigentes del
PNR (primero Portes Gil. Garca Tllez y Soto Reyes; y luego del cam bio
de CEN en agosto de 1936. Silvano Barba. Esteban Garca de Alba y
Antonio Mays) y los lderes campesinos.
El CEN presidido por Barba Gonzlez continu los trabajos de
73 Historia documental de la ConFederacin Nacional Campesina. op. cit . p. 56.
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DE PARTIDO DE LITES AL PARTIDO DE MASAS 149
portes Gil. al organizar las convenciones de Hidalgo. Sinaloa. Sono-
ra. Veracruz. Guanajuato. Estado de Mxico. Nayarit y Michoacn.
entre diciembre de 1936 y enero de 1938. Un mes antes de la trans-
formacin del partido quedaban pendientes 10 convenciones estata-
les. as que en marzo de 1938 se realizaron. a todo vapor. las de
Guerrero. Puebla. territorio de Baja California Sur. Campeche. terri-
torio de Baja California y Chiapas. La difcil coyuntura nacional
creada por la Expropiacin Petrolera impidi la realizacin de las
ltimas cuatro convenciones estatales y de la gran Convencin Na-
cional. de manera que el PRM fue creado antes de que terminaran
formalmente los trabajos de la unificacin campesina. De cualquier
manera. la CNC en ciernes (cinco meses ms vieja que el PRM). fue
considerada. desde el principio. como el sector campesino del nuevo
partido,74
As pues. la entrada de la primavera de 1938 encontr a Mxico
listo no slo para explorar su capacidad de explotacin de una indus-
tria tan compleja como la petrolera; tambin estaba listo para hacer
del Partido de la Revolucin el partido de los trabajadores organizados
y no nada ms. como durante el maximato. el partido del gobierno.
74 Vanse los trabajos de organizacin previos a la construccin de la CNC. en
Garrido. El partido de la Revolucin institucionaliz.ada, op. cit . pp. 91 -218; Gonzlez
Navarro, La Conlederaci'1.}:Jat-ional Campesina ... op. cit . pp. 75-88, Y Gmez-Jara,
El movimiento campesino ... , op. cit . pp. 117-127. Los documentos, en la Historia
documental de la ConFederacin Nacional Campesina. op. cit . pp. 43-74.
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IIl. EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
(1938-1945)
PEDRO SALMERN SANGINS
UNIDAD NACIONAL Y CONCILIACIN DE CLASES
Es CASI un lugar comn afirmar que el ascenso al poder del general
Manuel vila Camacho marc un giro definitivo a la derecha en la
vida poltica de Mxico y en la construccin del sistema poltico
mexicano. Quienes piensan esto ven en el cardenismo (y concreta-
mente en 1938) la cspide del proceso revolucionario, y en el rgimen
siguiente, una traicin al proyecto de la Revolucin o, cuando me-
nos, un proceso de rectificacin. As, por ejemplo, Jess Silva Her-
zog, en su estudio sobre la reforma agraria, dice que durante el
gobierno de vila Ca macho se "redujo considerablemente el nmero
de hectreas distribuidas entre los campesinos, as como tambin el
nmero de familias beneficiadas", y tras hacer una somera compa-
racin de las estadsticas del reparto agrario durante ambos regme-
nes,aade:
Sea de ello lo que fuere, la comparacin anterior ratifica nuestro juicio
en el sentido de que fue en el periodo cardenista, y precisamente en el ao
de 1938, cuando la Revolucin Mexicana lleg a su plenitud. Despus
comenz su descenso como resultado de un lgico desarrollo histrico,
ajeno a la voluntad de los personajes que entonces se movan y despus
se han movido en el escenario poltico de la nacin.]
Por su parte, Daniel Coso Villegas, entrevistado por Enrique
Krauze, dijo:
Mi decepcin lleg, no en el periodo de Crdenas, sino en la sucesin de
Crdenas. Cuando yo me di cuenta que Crdenas apoyaba a vila Cama-
I Jess Silva Herzog, El agrarismo mexicano y la refonlla agraria, op. cir., p. 452.
150
EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL 151
cho, que era indiscutiblemente de temperamento y de tendencia conser-
vadora, supe que la Revolucin mexicana iba a dar vuelta [ ... ] Crdenas
poda haber inventado a un hombre que hubiera proseguido su obra, no
frenado. Pero el giro hacia vila Ca macho represent un cambio de
rumbo.
2
Sin embargo, como de costumbre, las cosas son ms complicadas:
en 1978 Luis Medina -como veremos detenidamente ms adelan-
te- matiz cuidadosamente esa versin, llamando al rumbo poltico
del sexenio "la conciliacin rectificadora", y advirtiendo que las cir-
cunstancias nacionales e internacionales obligaron al grupo gober-
nante a dar ese presunto golpe de timn.
3
Hay, adems, un elemento
de primera importancia que hay que tomar en cuenta: el giro a la
derecha, si lo hubo, se dio ya durante el mandato de Crdenas.
4
Si creemos que en ambos casos se trataba de construir un Estado
fuerte, capaz de impulsar el desarrollo del capitalismo sin soslayar
un marco mnimo de justicia social, no hay duda de que el cambio fue
mucho ms de forma que de fondo, y si fue un cambio de formas,
fue porque durante el sexenio de vila Camacho, el sistema poltico
adquiri sus caractersticas ms definidas y duraderas, construidas
sobre los avances alcanzados durante el periodo anterior (1917 -1940).
La transformacin formal del partido
Como vimos en el captulo anterior, hacia finales de 1937 la estruc-
tura real del partido haba dejado de corresponder con su estructura
formal. Las nuevas funciones del partido como organizador de ma-
sas y sus lazos con las dos grandes centrales (la Confederacin de
Trabajadores de Mxico, CTM; y la Confederacin Nacional Campe-
sina, CNC, que se constituira formalmente hasta agosto de 1938, pero
cuyas ligas estatales ya estaban funcionando en su mayora), no se
con'espondan ya con la anatoma y la fisiologa del partido: tal como
estaba, no pareca tener la fuerza necesaria para contrarrestar la de
2 Enrique Krauze, l presidencia imperial, Mxico, Tusquets Editores, 1997, p. 33.
3 Luis Medina, Del cardenisllzo al l'ilacal1lachisllzo (Historia de la Revolucin
Mexicana 18), Mxico, El Colegio de Mxico 1978.
4 Crdova, La polfrica de masas del cardenislllo, op. cit., p. 76.
152 EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
la creciente oposicin, ni la posibilidad real de dirigir a las organiza-
ciones de masas.
En esa situacin, los cardenistas vieron en la transformacin de la
estructura y funcionamiento del partido la posibilidad de fortalecer-
lo y convertirlo, de una vez por todas, en el instrumento poltico de
organizacin de las masas y canalizacin de sus demandas, apoyo al
gobierno y aparato poltico-ideolgico del grupo en el poder. s
As, tras largas negociaciones y acuerdos con los lderes del parti-
do, los de la CTM y la CNC, y sus principales colaboradores, el 18 de
diciembre el presidente Crdenas pronunci un manifiesto a la na-
cin que, sin distinguirse por su claridad, daba el banderazo de salida
a los trabajos para la transformacin del partido, de modo que los
sectores sociales que gracias a las reformas revolucionarias haban
alcanzado "vida fecunda, personalidad definida y tal afinidad con la
doctrina de nuestra lucha" (concretamente convocaba "a los campe-
sinos, a los obreros manuales, a los empleados pblicos y a los miem-
bros del Ejrcito nacional") pudieran ser efectivamente incorpora-
dos al partido.
6
La clase poltica y los dirigentes de las organizaciones de masas
expresaron, en general, su satisfaccin por la convocatoria, lo que no
quiere decir que existiera un consenso general. En el Senado de la
Repblica, algunos legisladores manifestaron su preocupacin ante
la perspectiva de que el nuevo partido fuera una calca del Frente
Popular, lo que quera decir que incorporara a los comunistas; sin
embargo, la desconfianza se esfum cuando el senador Ernesto Soto
Reyes, vocero reconocido de la izquierda oficial, declar en la tribu-
na que los comunistas no seran admitidos en el partido (22 de di-
ciembre).7
Mayor oposicin se registr en el seno de la CTM, cuando algunos
destacados dirigentes de la central obrera (como Celestino Gasea de
Guanajuato y Vidal Daz Muoz de Veracruz) se manifestaron en
contra de la incorporacin de sta al partido, considerando que ese
s Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., p. 236.
6 "Manifiesto de! presidente de la Repblica sobre la transformacin del Partido
Nacional Revolucionario", en El Nacional, 19 de diciembre de 1937. Vase tambin
Historia docwnental ... , op. cit., vol. 3, pp. 371-374.
7 Garrido, El parrido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 237-238, e
Historia documental..., op. cit., vol. 3, pp. 377-378.
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EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL 153
acto sometera definitivamente a los sindicatos al aparato estatal.
Sin embargo, Vicente Lombardo Toledano y Fidel Velzquez, que
apoyaron decididamente la composicin sectorial del nuevo partido
y la inclusin de la CTM como pilar fundamental del sector obrero,
lograron convencer a la mayora de los consejeros nacionales de la
central, reunidos en Consejo Extraordinario el 7 de enero de 1938, e
hicieron aprobar un dictamen por el que la CTM se declaraba por su
inclusin en el Partido de la Revolucin, en el que la central conser-
vara "su autonoma y su libertad de accin pra el cumplimiento de
sus fines especficos". En consecuencia, el Consejo Nacional autori-
zaba al Comit Nacional a preparar su incorporacin y a hacer valer
la voz de la central obrera en los trabajos de construccin del nuevo
partido.
8
La parte ms controvertida del proyecto de transformacin fue la
de la inclusin de los militares. La idea de Crdenas era muy clara:
si se trataba de fortalecer al Estado consolidando al partido, haba
que contar con los militares. No se trataba de meter a los militares
en la poltica (stos, de mucho tiempo atrs, ya estaban adentro),
sino de reducir su influencia a un solo voto, y al mismo tiempo, crear
dentro del partido un contrapeso real y efectivo al poderoso sector
obrero. Y aunque la mayor parte de los jefes con mando de tropas
apoyaron la idea del presidente, muchos se opusieron, y el general
Manuel vila Camacho (subsecretario encargado del despacho de
Guerra y Marina, y secretario de la Defensa Nacional desde e131 de di-
ciembre de 1937) recogi sus opiniones y declar que el Ejrcito
deba limitarse a la defensa nacional, y que en vez de un sector militar
de masas podra constituirse "un cuerpo que tuviese ciertas funcio-
nes de consulta". Entonces, Crdenas y vila Camacho trabajaron
en la redefinicin del sector militar, resolviendo que los soldados y
oficiales del Ejrcito podan integrarse al cuarto sector del partido a
ttulo personal y en su calidad de ciudadanos, y que el Ejrcito como
institucin se mantendra al margen de la poltica activa.
9
8 Historiadocwl1enlal..., op. cit., vol. 3, pp. 378-379.
9 Garrido, El partido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., pp. 242-245. Las
negociaciones en el seno del ejrcito fueron las que se llevaron ms tiempo. El
informe acerca de la participacin de los militares en e! partido, redactado por vila
Camacho de acuerdo con Crdenas, se dio a conocer hasta el 3 de marzo de 1938,
mes y medio despus de la publicacin de la convocatoria para constituir el PRM.
1\1 ientras tanto, los generales cardenistas Heriberto Jara y Juan Jos Ros, apoyados
154
EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
Mientras tanto, haba empezado a funcionar la comisin encarga-
da de preparar los documentos bsicos del nuevo partido. La comi-
sin estaba presidida por Luis 1. Rodrguez, ex secretario particular
de Crdenas, y la integraban Esteban Garca de Alba, secretario ge-
neral del Comit Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Nacional Re-
volucionario (PNR), en representacin del sector popular; Alfonso
Snchez Madariaga del sector obrero; Len Garca del sector cam-
pesino; y el general Edmundo M. Snchez Cano del sector militar.
La comisin trabaj con las propuestas presentadas por Crdenas y
por la CTM (cuya participacin en la redaccin de los documentos fue
fundamental, recurdese que en ese momento era, con mucho, la
mayory ms slida y combativa organizacin de masas), y escuch
a los diversos grupos que le hicieron llegar sus voces, ya principios
de marzo tena listos los proyectos de los nuevos documentos.
Por su parte, el19 de enero el CEN haba publicado la "Convocatoria
para la Asamblea Constituyente del Nuevo Partido", que sera la IJI
Convencin Nacional Ordinaria del PNR. Los objetivos de la transfor-
macin seran hacer del Partido de la Revolucin un verdadero par-
tido popular, que alentara la participacin de las masas organizadas
en el orden pblico e hiciera del partido un vasto frente de defensa
del gobierno de la Revolucin. 10
En la convocatoria se defini quines seran los delegados de los
cuatro sectores:
1. Sector obrero. Representado por la CTM, la Confederacin Re-
gional de Obreros de Mxico (CROM) y el Sindicato Minero-Metalr-
gico. Con posterioridad, tras las negociaciones de rigor, se agregaron
la Confederacin General de Trabajadores (CGT) yel Sindicato Mexi-
cano de Electricistas (SME). Estara representado por 96 delegados
en equitativa proporcin, segn las reglas que a su tiempo fijara el
CEN, ms un representante de la direccin de cada organizacin.
2. Sector campesino. Representado por los tres secretarios en fun-
ciones de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos
de cada entidad federativa. En los estados donde no se hubiese cons-
tituido la liga antes del 20 de marzo, la direccin de la Confederacin
por vila Camacho, haban dado cuerpo a la delegacin del sector militar que
acudira a la asamblea.
10 Vase el texto de la convocatoria en Historia documental ... , op. cit., vol. 3, pp.
401-410.
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EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL 155
Campesina Mexicana (CCM) en colaboracin con el CEN, vigilara la
eleccin de los tres delegados respectivos.
3. Sector militar (que luego fue el cuarto sector, convirtindose el
popular en el tercero). Representado por los delegados de las distin-
tas corporaciones militares y de las dependencias superiores de la
Secretara de Guerra. (La convocatoria se public antes de las nego-
ciaciones en el seno del Ejrcito atrs explicadas, en las que se acord
que los delegados del sector militar no seran representantes de las
corporaciones, sino militantes del partido a ttulo personal y en tanto
ciudadanos.)
4. Sector popular. Comprendera "a los miembros actuales del
Partido Nacional Revolucionario que no estn incorporados en al-
guno de los otros sectores ennumerados, as como a todas las agru-
paciones femeninas, juveniles, de profesionistas, comerciantes en
pequeo y obreras que no pertenezcan a las centrales que se mencio-
naron". Poco despus se constituira la Federacin de Sindicatos de
Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), que sera el pilar del
sector hasta la constitucin de la Confederacin Nacional de Orga-
nizaciones Populares (CNOP).
Tras las convenciones estatales, a realizarse el 29 de febrero, la
asam blea se reunira el 30 de marzo de 1938.
A menos de dos semanas de que se celebrara la asamblea, un hecho
espectacular distrajo la atencin pblica de ella, permiti que se
reforzara la unidad popular en torno al presidente de la Repblica e
hizo ms fcil la reforma del partido: la expropiacin de los bienes
de las compaas petroleras (18 de marzo). Gracias a esa importan-
tsima decisin, que reafirmaba la soberana nacional y el apoyo de
las masas organizadas al gobierno (y con ello, la legitimidad del
Estado), la asamblea se realiz en un ambiente de movilizacin y
euforia populares, como una manifestacin de la fuerza del Estado
mexicano.
El 30 de marzo de 1938 Silvano Barba Gonzlez, presidente del
CEN del PNR, inaugur la asamblea constitutiva del Partido de la Re-
volucin Mexicana (PRM), cuya mesa se integr con el propio Barba
Gonzlez como presidente, Heriberto Jara como vicepresidente, y
como secretarios por los sectores, Alfonso Corona del Rosal (sector
militar), Alfonso Snchez Madariaga (sector obrero), Luis Padilla
(sector agrario) y Esteban Garca de Alba (sector popular). Se haban
156 EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
aprobado las credenciales de 100 delegados por el sector obrero, 96
por el campesino, 96 por el popular y 101 por el militar.
1 1
En el discurso de inauguracin, Barba Gonzlez expres que la
direccin del PNR se retiraba "con la satisfaccin profunda de haber
colaborado honesta, consciente y honradamente con el rgimen car-
denista, genuino representativo de los intereses y de las aspiraciones
del pueblo mexicano".12
Lombardo, en nombre del sector obrero, espet un largo discurso
lleno de ambiciosas pero discutibles interpretaciones del desarrollo
del ca pitalismo y del proceso histrico mexicano, y aterriz sealando
que el nuevo partido. nacido en circunstancias trascendentales para
la vida de Mxico, creado por la Revolucin (Halma de la patria me-
xicana"), nacido "de la tierra, desde abajo, para servir al pueblo", era,
deba ser desde la perspectiva de los obreros organizados, "la alian-
za de los sectores revolucionarios de Mxico" y tena la responsabili-
dad de garantizar tanto "el respeto verdadero al sufragio de los sec-
tores organizados" como "el respeto al voto del pueblo de Mxico".13
Finalmente, tras los discursos de rigor, se firm el Pacto Consti-
tutivo del PRM, por el cual los cuatro sectores se comprometan Ha no
ejecutar acto alguno de naturaleza poltico-electoral, si no por medio
del PRM y con estricta sujecin a los estatutos, reglamentos y acuerdos
emanados de los rganos superiores correspondientes". Cada una de
las organizaciones constitutivas se gobernara por sus propios esta-
tutos y conservaran "su autonoma y la direccin y disciplina de sus
afiliados, en cuanto al desarrollo de su accin social y realizacin de
sus finalidades especficas" .14
Los documentos bsicos del partido, aprobados prcticamente sin
discusin, haban sido redactados porunacomisinad hoc, integrada
por Carlos A. Madraza (sector popular), Vicente Lombardo Toledano
(sector obrero), Manuel del Castillo (sector agrario), Edmundo M.
Snchez Cano (sector militar) y Refugio Garca (grupos femeninos).
La Declaracin de Principios y Programa empezaba haciendo pro-
fesin de fe democrtica; se haca del PRM un partido de trabajado-
res, reconociendo la existencia de la lucha de clases y aspirando a la
11 Garrido, El partido de la Revolucin institucionaliz.ada, op. cit., p. 246.
12 Historia documental..., op. cit., vol. 3, pp. 452-454.
13 bid., pp 454-464.
14 bid., pp. 475-476.
EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
157
emancipacin del proletariado. Adems, el PRM se propona impul-
sar el cooperativismo yel ejido colectivo, luchar por ampliar y mejo-
rar la cobertura de los servicios de educacin y salud, alentar la
participacin del Estado en la economa, y en el terreno internacio-
nal, apoyar a las democracias y luchar contra el fascismo.
15
Ms significativos que estos buenos propsitos eran los estatutos,
en los que quedaba claro el carcter del nuevo partido. El PRM tendra
una doble estructura, una directa, territorial, y otra indirecta, basada
en los sectores (los artculos 20. a 50. reproducan la composicin de
los sectores y las condiciones del Pacto Constitutivo que atrs hemos
citado, y se aada que para ser miembro del partido se requera, en
primer lugar, "pertenecer a cualquiera de los sectores que lo consti-
tuyen", artculo 60.), y sta predominaba claramente sobre aqulla.
Los rganos superiores del partido seran el Consejo Nacional (CN)
yel Comit Central Ejecutivo (CCE). Este ltimo estara integrado por
seis miembros: un presidente y una secretaria de accin femenil ele-
gidos por la Asamblea Nacional, y un secretario por cada sector,
elegidos por el sector respectivo. El CCE era el rgano ejecutivo del
Consejo Nacional y de la asamblea, y estaba encargado de dirigir los
trabajos del partido. (En la prctica, la secretara de accin femenil
nunca existi, y su puesto en el CCE yen el CN sera ocupado por el
secretario general, cargo cuya designacin, como la del secretario
tesorero, era facultad del CN.)
El Consejo Nacional estaba formado por los seis miembros del CCE,
seis representantes de cada sector, y un representante de cada uno
de los bloques del partido en las dos cmaras. Sus funciones eran
interpretar los estatutos, orientar al CCE y convocar a la Asamblea
Nacional. A nivel estatal y municipal se repeta el esquema: un Co-
mit Ejecutivo Regional que era el rgano ejecutivo del Consejo
Regional.
1 6
El 1 Q de abril la asamblea termin sus trabajos, habiendo consu-
mado el parto del PRM. El da S tom posesin corno presidente del
CCE Luis 1. Rodrguez. 17 Los otros miembros del CCE eran Esteban
15 bid., pp. 476-485.
16 bid., pp. 489-524. Vase tambin Garrido, El par/ido de la Rel'olucin insLitu-
cianaliz.ada, op. cit., pp. 248-251.
17 Luis I. Rodrguez (Silao, Guanajualo, 1905), e'a licenciado en derecho por el
Colegio del Estado de Guanajualo (1929). Haba sido diputado local, secretario de
158 EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
Garca de Alba, secretario general; Alfonso Snchez Madariaga, se-
cretario de accin obrera; Len Garda, secretario de accin agraria;
Leopoldo Hernndez, secretario de accin popular y cultural; y Ed-
mundo M. Snchez Cano, secretario de accin militar. Los puestos
adjuntos los ocuparon Elas Miranda, secretario tesorero; Alejandro
Carrillo, director del Instituto de Estudios Polticos, Econmicos y
Sociales (rEPES); y Carlos A. Madraza, secretario particular del presi-
dente del partido. La designacin de secretaria de accin femenil se
pospuso para las calendas griegas.
De esta manera quedaron concluidos, en sus lneas generales, los
trabajos de organizacin de las masas: con la transformacin del
partido "se ligaba muy estrechamente a las masas trabajadoras al
Estado de la Revolucin, organizndolas como una fuerza poltica
en cuyo nombre se iba a gobernar en adelanten. lB
Las unidades base del nuevo partido eran las organizaciones, no
los individuos (aunque la fraccin VI del artculo 60. permita afiliar-
se individualmente por medio del sector popular). Es decir, los tra-
bajadores entraban al partido en tanto trabajadores organizados, no
como ciudadanos: las organizaciones de masas canalizaran la vida
poltica en tanto tales, y seran pilar del Estado, como bien ha apun-
tado Arnaldo Crdova:
Cuando en marzo de 1938 el PNR se convirti en PRM se contaba ya con
todos los elementos para que sus nuevas funciones fueran un xito com-
pleto. Las organizaciones bsicas, hegemnicas en cada sector social, un
espritu corporativo que informaba toda la poltica mexicana y cierto
lustre popular del partido, habran de garantizar la definitiva institu-
cionalizacin del rgimen de la Revolucin. La poltica individualista
pas a segundo plano, precisamente como elemento de la poltica corpo-
rativista. Los sectores devenan los verdaderos sujetos del juego poltico;
los individuos que los representaban y las instituciones y los rganos del
Estado, de golpe, se convertan en criaturas de los sectores mismos.
19
Gobierno del territorio de Baja California Sur y secretario particular del general
Francisco J. Mgica, cuando en 1934 fue electo diputado federal. De 1935 a 1937 fue
secretario particular del presidente Crdenas, cargo que dej para presidir la comi-
sin que preparara el proceso de transformacin del PNR. Se le consideraba incon-
dicional del presidente Crdenas y muy amigo del general Mgica, m iembro desta-
cado del ala izquierda del grupo gobernante.
18 Crdova, La poll ca de masas del cardenislI/o, op. cir., p. 146.
19 bid., p. 160.
EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL 159
Por supuesto, habra que hacer reformas sustanciales (con el tiem-
po, se advertira que haba que rescatar el papel del ciudadano y
reforzar la estructura directa del partido: eso llevara al nacimiento
del Partido Revolucionario Institucional), pero el esfuerzo del grupo
gobernante por legitimar socialmente al Estado haba, por fin, alcan-
zado el xito, aunque paradjicamente, eso empez a dar mpetu a
una oposicin creciente que hara muy difciles los l timos aos del
sexenio.
Adems, la misma estructura corporativa -indirecta- del parti-
do, tena sus propios problemas: la autonoma que el Pacto Consti-
tutivo y los estatutos le daban a las organizaciones de masas, favore-
can el aislamiento al limitar el contacto entre las organizaciones a
los rganos dirigentes del partido (Pacto Constitutivo, clusula 7), y
seran estos mismos los que fijaran el radio de accin de las organi-
zaciones, y la cooperacin que deban prestarse. Este esquema ten-
di a reproducirse en los propios sectores, como veremos con mayor
detalle cuando nos ocupemos de la estructura y funciones de la CNC.
En la base estaba la disposicin estatutaria de que los sectores no
haran poltica sino por medio de los rganos directivos del partido:
su labor se limitaba a promover los intereses profesionales y corpo-
rativos que los definan como sectores.
Sin embargo, aunque pareci que esto significaba la total despo-
litizacin de las organizaciones de masas, ese no fue el resultado, al
menos en lo inmediato: la CTM y la CNC fueron los pilares del discutido
triunfo electoral del PRM en 1940, y durante el sexenio de vila Cama-
cho, la lucha poltica, restringida en el seno del partido por los esta-
tutos, se dio vigorosamente en el recinto del Congreso de la Unin,
en el que los legisladores de los distintos sectores eran voceros efec-
tivos de sus organizaciones.
Finalmente, como sucedi en 1929, los sectores sociales que se
oponan al programa del nuevo partido, los grupos lastimados por
las reformas revolucionarias del gobierno de Crdenas, algunos ciu-
dadanos no organizados que se sintieron excluidos de la vida polti-
ca, empezaron a dar cuerpo a una formidable oposicin. La revuelta
armada de Saturnino Cedilla, como tal, fue an ms ridcula que
la rebelin escobarista -y no tiene caso volver a mencionarla, pero la
insurgencia civil almazanista fue, si cabe, ms potente que la vascon-
celista. Pero antes, el recin nacido PRM tena por delante la nada
I
160 EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
sencilla tarea de elegir a su candidato para los comicios del 7 de julio
de 1940.
La falsa disyuntiva: Avila Camacho o Mgica?
Durante 1938, el CCE presidido por Luis 1. Rodrguez transform al
partido de acuerdo a los lineamientos de la asamblea: se concluyeron
los trabajos de unificacin campesina, y se alent la formacin de
organizaciones femeniles y juveniles, as como del sector popular.
Para finales de 1938, el partido ya era, efectivamente, un partido de
masas: sus dirigentes calculaban que tena 4 305 000 miembros,
de los que 2 500 000 era:l del sector campesino, 1 250 000 del obre-
ro, 500 000 del popular y 55 000 del militar.
20
Ese trabajo, necesario y riguroso, pas casi desapercibido (salvo
la fundacin de la CNC): la atencin del partido y sus miembros estaba
puesta en la sucesin presidencial de 1940, en medio de un contexto
poltico nacional e internacional cada vez ms complicado. Porque
si el PRM haba nacido en circunstancias internas muy favorables, el
clima poltico se fue enrareciendo conforme avanzaba 1938 y crecan
la oposicin moderada y los grupos fascistas. Simultneamente, las
condiciones externas tambin se volvan amenazadoras: a la postura
irreductible de las compaas petroleras y la intensificacin del boicot
contra el petrleo mexicano (los rumores sobre el apoyo brindado
por las compaas a la asonada cedillista haban sido precedidos por
el rompimiento de las relaciones diplomticas entre Mxico y Lon-
dres), se aadan el irremisible hundimiento de la Repblica espaola,
el crecimiento de la soberbia de Hitler y Mussolini, y la proximidad
de una guerra que adivinaba todo el mundo menos Chamberlain y
Dalaider.
En ese delicado contexto, la nominacin del candidato del PRM a
la Presidencia de la Repblica implicaba mucho ms que elegir a un
hombre, para convertirse en un problema de sobrevivencia poltica
para el grupo revolucionario. En esta coyuntura el nuevo partido
revelara su fuerza, pero tambin todas sus debilidades y la fragilidad
de su alianza; y los nuevos hombres fuertes regionales se haran
presentes.
21
Una mala decisin hubiera implicado el rompimiento
20 Garrido, El par/ido de la Revolucin institucionalizada, op. cit., p. 257.
21 Las fmcturas de los cuatro sectores del partido, que empezaron a hacerse
EL PARTIDO DE LA UNIDAD NACIONAL
161
del delicado equilibrio poltico alcanzado entre los revolucionarios,
y hubiera hecho imposible la derrota de una oposicin de fuerza y
agresividad crecientes.
Como es usual. la carrera por la nominacin empez desde mu-
chos meses antes de las elecciones, de tal manera que en su IV Infor-
me (1 de septiembre de 1938), el general Crdenas conden las
actividades preelectorales que, por supuesto, no hicieron sino crecer
en las semanas siguientes. Ya en octubre, habiendo naufragado las
escasas posibilidades (internas, se entiende) de Juan Andrew Alma-
zn, Gildardo Magaa, Francisco Castillo Njera, joaqun Amaro y
Romn Yocupicio, se afirmaban las precandidaturas del general Ma-
nuel vila Camacho, secretario de la Defensa Nacional; y del general
Francisco J. Mgica, secretario de Comunicaciones y Obras Pbli-
cas. Muy por debajo de ellos, el general Manuel Snchez Tapia con-
servaba algunas esperanzas.
Frente al impresionante currculo revolucionario de Mgica,22 vila
Camacho, aparentemente, tena poco que ofrecer. Nacido en Teziu-
tln, Puebla, en 1886, su hoja de servicios careca de brillo (su her-
mano, Maximino, gobernador de Puebla en ese momento, tena un
historial militar mucho ms importante). De 1919 a 1924 haba sido
jefe de Estado Mayor de Lzaro Crdenas;23 y de 1926 a 1929 fue jefe
evidentes conforme avanzaba la lucha interna, han sido someramente explicadas
por Medina, Del cardenisll10 alvilacamachisl1lo, op. cit., pp. 48-49, Y Garrido, El
partido de la Revolucin insti/ucionaliz.ada, op. cit., pp. 262-264.
22 Es difcil encontrar una buena biografa del general Mgica. Pueden verse los
intentos de Magdalena Mondragn, Cuando la Revolucin se cort las alas, Mxico,
Costa Amic, 1966; Abel Camacho Guerrero, Francisco J. M gica, combatiente inco-
rruptible, Mxico, PRI, 1993, Y sobre todo Armando de Mara y Campos, Mgica,
crnica biogrfica, Mxico, Ediciones Populares, 1939. Hay, tambin, una tesis
acerca del personaje, de Ana Rivera Carb, de la que me hablaron muy bien pero
que la malhadada "huelga" de la universidad me impidi consultar. Entre tanto,
qu decir de Mgica en cinco renglones? Revolucionario de 1910, signatario del
Plan de Guadalupe, iniciador "formal", con Lucio Blanco, del reparto agrario cons-
titucionalista; constituyente de 1917, donde fue una de las cabezas del ala radical y
uno de los impulsores de las versiones definitivas de los artculos 27 y 123; goberna-
dor agrarista -cacique radical- de Tabasco y Michoacn, etctera.
23 Como en el caso de Mgica, una larga amistad una a vila Camacho con
Crdenas: durante el tiempo que fue su jefe de Estado Mayor era el hombre de
confianza del de Jiquilpar.. En diciembre de 1923, cuando el general delahuertista
Rafael Buelna hizo polvo la columna federal que mandaba Lzaro Crdenas, y ste
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