21-El Tiempo-Espacio en La Literatura

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Ruta Crtica

Tiempo-espacio y literatura
Gerardo Francisco Bobadilla Encinas*

i bien las reflexiones literarias en torno al tiempo y al espacio han estado asociadas tradicionalmente al establecimiento de relaciones armnicas y/o congruentes entre los distintos componentes del texto artstico, han sido los estudios sobre narrativa los que ms han desarrollado el tpico. Y es que las distintas modalidades del gnero cuento, novela, leyenda, etctera han encontrado en el tiempo y el espacio las entidades conceptuales mediante las cuales la vida que fluye en los textos entra en correlaciones significativas e interpretativas con la vida que fluye en la historia y la cultura. El tiempo y el espacio han sido estudiados desde diversos puntos de vista: desde la perspectiva de los estudios formalistas, que identifican al espacio slo como un topos, como un lugar o escenario meramente fsico y decorativo, y al tiempo como una medida temporal; hasta aquellas otras que consideran a la primera entidad como un reflejo de las estructuras sociohistricas del contexto en el que surge la obra, y a la segunda como una homologa temporal del momento de la enunciacin, como sucede en las reflexiones marxistas de la Teora del Reflejo, de Georg Lukcs, o del Estructuralismo Gentico, de Lucien Goldman. Pero han sido las reflexiones de la Escuela de Tart que dio origen a la semitica rusa, de decidida orientacin culturalista las que han rebasado esas concepciones tradicionales y mecanicistas, al postular la nocin de cronotopo o tiempo-espacio. Con ella se adecua y se refuncionaliza al campo de estudio especfico la unidad indisoluble que haba establecido a principios del siglo XX la Teora de la relatividad einsteniana.

Mariano Galaz. Las huellas de una historia

El tiempo-espacio se define como la unin de los elementos espaciales y temporales en un todo inteligible y concreto. El tiempo se condensa aqu, se comprime, se convierte en visible desde el punto de vista artstico; y el espacio se intensifica, penetra en el movimiento del tiempo, del argumento, de la historia. Los elementos de tiempo se revelan en el espacio y el espacio es entendido y medido a travs del tiempo. La interseccin de las series y uniones de esos elementos constituye la caracterstica del cronotopo artstico1. el cronotopo o tiempo-espacio [...] debe entenderse como un constructo dual, tanto figurativo como valorativo, pues a travs de la configuracin artstica, esttica del espacio se revelan y logran representar los parmetros significativos, ticos asociados a un tiempo histrico y cultural determinado. Y es que si bien se asume al espacio en su dimensin fsica, tridimensional [...] dicho espacio va a determinar y a ser determinado por su cuarta dimensin, el tiempo, en el sentido de que va a trascender sus propios lmites y va a revelar [...] el conjunto de imgenes y valores humanos y culturales que dimanan de un tiempo histrico especfico: el tiempo se entiende [...] como una percepcin cualitativa, como un proceso valorativo, tico, influenciado por las relaciones en un lugar determinado2. Como categora figurativa y valorativa, el tiempo-espacio logra la articulacin de una imagen global, total, del espacio novelesco, que es, asimismo, indicio y smbolo de una determinada manera de concebir y valorar al hombre y al mundo en un tiempo histrico y cultural determinado. El tiempo-espacio introduce en la

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* Doctor en Literatura por el Colegio de Mxico. Maestro de tiempo completo del Departamento de Letras y Lingstica de la Universidad de Sonora. [email protected]

Revista Universidad de Sonora

novela la vida real, sus contradictorias dinmicas histricas, sociales y culturales y sus determinaciones en la configuracin de las entidades individuales y colectivas, logrando al mismo tiempo su representacin artstica, pues mediante la articulacin de un discurso escrito que tiene en la imagen al ncleo generador de un conocimiento y una valoracin del mundo, se plantea una sntesis trascendente posible de las tensiones existenciales e histrico-culturales del hombre: el tiempo-espacio determina la unidad artstica de la obra literaria en sus relaciones con la realidad [pues] incluye siempre un momento valorativo [] todas las determinaciones espacio-temporales son inseparables, y siempre matizadas desde el punto de vista emotivo-valorativo3. Ejemplifico lo anterior con el caso de Al filo del agua, obra cumbre de Agustn Yez y fundacional de la novela mexicana contempornea, publicada en 1947. En esta novela, que representa las tensiones y contradicciones humanas ante el amor el amor, que es la ms extraa, la ms extrema forma de morir; la ms peligrosa y temida forma de vivir el morir4, las que provocan la interpretacin e implementacin dogmticas del catolicismo en un lugar del arzobispado cuyo nombre no importa recordar5, en los meses previos al inicio de la Revolucin mexicana, la vida y el espacio vital se representan as: el destino en marcha de sus feligreses le pareca [al cura] el rodar de canicas de aquellos juegos de feria donde un impulso imperceptible modifica las derivaciones por caminos diferentes (...). La parroquia [se le representaba al

sacerdote como] un gran plano inclinado en el que van rodando cientos de vidas, con la intervencin del albedro; pero sobre el cual, circunstancias providenciales reparten el acabamiento de la existencia6. As, la figuracin tica y esttica del tiempo-espacio novelesco de la provincia mexicana es como la mesa inclinada de un juego de suerte. Con esta imagen se metaforiza el hecho de que, pese al control vital ejercido por el fundamentalismo del catolicismo institucional, el azar encauzar a final de cuentas el derrotero existencial de las vidas, de las canicas, pues gracias a la intervencin del albedro, esas canicas van rodando a su final destino, lentas o rpidas, contenidas en algn cruce de caminos, indecisas, luego violentamente precipitadas. Como en los juegos de feria, en tablas policromas, con rutas acotadas por clavos. Va rodando la bola7. La imagen cronotpica del plano inclinado establece as al azar como principio existencial y cultural del lugar en donde se desarrolla la accin. Por lo anterior, puede decirse que el tiempo-espacio constituye para la novela un centro de concrecin plstica, de encarnacin. Todos los elementos abstractos de la novela generalizaciones filosficas y sociales, ideas, anlisis de causas y efectos, etcteratienden hacia el tiempo-espacio o cronotopo y adquieren cuerpo y vida por mediacin del mismo, se implican en la expresividad artstica. Esa es la significacin figurativa y valorativa del cronotopo8.

La categora de tiempo-espacio es tambin muy importante para la comprensin y explicacin de la evolucin de la tradicin novelesca, porque es uno de los elementos que permite la definicin y surgimiento de los gneros y subgneros narrativos, que requieren para su realizacin de especficos tiempo-espacios literarios y culturales. Al menos as sucede, por ejemplo, con la novela gtica, que requiere del tiempo-espacio del castillo medieval, como en Drcula, de Bram Stocker o en sus refuncionalizaciones nacionales, como con las casonas coloniales en La hija del judo, de Justo Sierra OReilly o en el cuento Chac Mool, de Carlos Fuentes, o con la novela de aventuras, basada en el tiempo-espacio del camino, en Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas. La nocin de tiempo-espacio permite dar cuenta tambin de las complejas relaciones que determinan la existencia del hombre, asi como explicar los marcos conductuales y valorativos que ha articulado y asumido en su bsqueda perenne de una realizacin ms plena.

Bajtin, Mijail, Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela. Ensayos de potica histrica, Teora y esttica de la novela, Madrid, Taurus, 1989, pp. 237-238. 2 Macas Huerta, Ma. del Carmen, Espacio y tiempo: dos conceptualizaciones sociales, Sincrona. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, vol. 2, 2003, p. 34. 3 Bajtin, Mijail, op. cit., p. 393. 4 Yez, Agustn, Al filo del agua, 17. ed., Mxico, Porra, 1982, p. 14. 5 Ibidem, p. 2. 6 Ibidem, p. 163. El subrayado es mo. 7 Ibidem, p. 176. 8 Bajtin, Mijail, op. cit., p. 401.
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