Libro BPS Baja
Libro BPS Baja
Libro BPS Baja
Seleccin de ancdotas, cuentos y relatos de experiencias vividas por los funcionarios en BPS, ilustrada con las imgenes destacadas en el Concurso Fotogrfico 19 Departamentos y BPS, creciendo en el Bicentenario.
Diciembre 2011
Seleccin de ancdotas, cuentos y relatos de experiencias vividas por los funcionarios en BPS, ilustrada con las imgenes destacadas en el Concurso Fotogrfico 19 Departamentos y BPS, creciendo en el Bicentenario.
Diciembre 2011
Montevideo, diciembre de 2011 En el marco de la conmemoracin del Bicentenario del Proceso de Emancipacin Oriental, el Banco de Previsin Social llam a todos los funcionarios y ex funcionarios jubilados y/o incentivados, a participar del concurso literario Experiencias que nos caracterizan y enorgullecen. Esta convocatoria apuntaba principalmente a registrar una parte del conjunto de bienes morales y culturales, que son propiedad y creacin, de esta comunidad que es el BPS y que conforman nuestro acervo. La otra parte de este conjunto, que tambin preocupa y se va a gestionar a partir de proyectos que comenzarn a llevarse adelante este ao, tiene que ver con la Gestin del Conocimiento, con la recopilacin, mantenimiento y transferencia de la experiencia y conocimientos que se han ido acumulando a travs del tiempo. Y en ambos hay que trabajar y fuerte, ya que desde hace aos venimos sufriendo la prdida de un importante capital humano que por diversos motivos ha dejado de acompaarnos en el trabajo diario. Sentimos tambin la necesidad de profundizar las polticas de estmulo y pertenencia, a sus servidores pblicos (que somos y debemos serlo cada vez ms), al Instituto de Seguridad Social, gestor y promotor de polticas de proteccin social, derecho humano fundamental. Comenzamos entonces, con esta importantsima participacin de ms de sesenta compaeros de todo el pas y de todas las reas del BPS. Las obras fueron setenta y cuatro de las cuales se estn publicando sesenta y tres. Sobre el contenido, Uds. lo evaluarn, pero sin duda recoge la diversidad que nos conforma, integrando las visiones y sensibilidades de administrativos, profesionales, hacia compaeros, jubilados, madres, nios, en definitiva, lo que vivimos a diario. Por otra parte, tambin se integra a la publicacin de estos trabajos el resultado del llamado a concurso de fotografa, una experiencia que intenta complementar otro aspecto de nuestras aptitudes y talentos, desconocidos para el resto de la Organizacin. Treinta y una obras integran esta publicacin. Esperamos el prximo ao, seguir recogiendo nuestra historia y nuestro presente, para continuar construyendo un BPS ms solidario, inclusivo y reconocido por sus funcionarios. Agradecemos especialmente la desinteresada participacin de todos quienes integraron ambos tribunales, as como la excelente labor realizada. Comit de Organizacin de Actividades Conmemorativas del Bicentenario
SUMARIO
Concurso Literario
Premio Primero Segundo Tercero Menciones: Ttulo de la Obra Gonzlez Pagadores de la Caja Doctores de la Vida La Lata Josesito Seudnimo Amelie Poulain Igmes Lenacio Luces en las sombras Emay Churrinche Autor Irma Quesada Carlos Lemes Silvia Lema en representacin del Equipo de Cuidados Paliativos del DEMEQUI Estela Algorta Douglas Crampton Departamento Montevideo Paysand Montevideo Salto Montevideo Ttulo de la Obra Una Guardia del Canzani Clulas La facit Seudnimo Fefoo Wasabi Abait Autor Luis Fernando Garca Javier Martnez Benvenutto Denis Dutra Departamento Montevideo Montevideo Salto Ttulo de la Obra Del otro lado Como pato en el agua El BPS y Mi Familia Reinventar la Vida Solidaridad Declaracin Jurada Cmo cuesta decir adis! El Doctor Jos Algo falt La paradoja Seudnimo Ketaca Teo Gandalf Azul Simen Simen Trece Amelie Poulain Peta Abait Ebenezer Autor Mara del Rosario Mallo Pablo Molina Julio Fleitas Milka Ros Daniel Calisto Daniel Calisto Carlos Edgardo Prez DAuria Irma Quesada Ana Mara Marzullo Denis Dutra Alvaro Edelman Departamento Montevideo Paysand Montevideo Montevideo Montevideo Montevideo Florida Montevideo Montevideo Salto Montevideo
El Tribunal acord incluir una sexta Mencin: Volviendo al Color Seleccionados por su mrito literario Ttulo de la Obra Pagos de Garzn De un tiempo a esta parte... Reminiscencias Unos ojos que brillaban Rompevientos Pepe y El Loco del Interior Ins Almuerzo Inusual Despus de una gran tormenta, sale el sol... La Sonrisa de Diego Ac estoy seorita Mi vida de la mano de BPS La viveza de mis hijos Los ojos que construyen el mundo Volver Giras de Pagos en avin Mi Bandera Ya pas Un da... una seora... un prncipe chiquito Las vueltas de la vida Mis primeros pasos en BPS Buena Perspectiva Social Asesoramiento a un trabajador La generacin del 50 Las polifunciones de un simple funcionario Historias de una oficina Del otro lado del mostrador El jubilado italiano Encuentro Marcado Mirando desde Lejos Mara Madre Coraje Comienzo abrupto Procesos y experiencias de un trabajador La Sucursal Investigaciones en zona rural Pago de Pasividades Todo pasa por algo? La Pensin Seudnimo La testigo de a Cndida Cemar Manuel Mandeb El Tronos Memorioso Prez Emay Peta Flor Mylosan Rolo Shisa El Licenciado Entremares Sndalo Orgullo Mario 13 Buzios La Vasca CPM 11 Annah Leox Lalo Tinta Brava Chacho Guyunusa El Mag Urlauy Brujita Agata Mercedaria Nina Aquiles Ugly Duck La Turca La Turca Francesca C. Gardel Autor Rosana Pieiro Mara del Carmen Iglesias Guillermo Goss Jorge Braulio Rodrguez Justo Jos Medero Estela Algorta Ana Mara Marzullo Mara de los Angeles Ramos Mara Isabel Pellegrini Rodolfo Fernndez-Chaves Shisela Mier Nstor Taranco Jos Eduardo Steiner, Alicia Enciso, Amparo Ortiz, Cecilia Sarasua, Andrea Altez, Nancy Ichazo Graciela Petronio Mara Laura Reilly Mario Fernndez Pedro Jaurena Mara Graciela Ureta Natalia Pittaluga Mara Elena Cruz Cristina Batalla Eduardo Olivera Oscar Leonardo Martnez Esteban Mauricio Cachn Mara Beatriz Da Costa Juan Jos Massiotti Daniel Souto Mara Irma Rodrguez Mara Irma Rodrguez Bettina Pieyro Natalia Osorio Alvaro Felipe Costa Mara del Rosario Gmez Mnica Majul Mnica Majul Mara Magdalena Zaffiri Mara del Rosario Garca Departamento Rocha Montevideo Montevideo Montevideo Montevideo Salto Montevideo Montevideo Canelones Rocha Colonia Canelones Montevideo Canelones Canelones Soriano Montevideo Montevideo Montevideo Flores Montevideo Tacuaremb Montevideo Maldonado Rivera Montevideo Montevideo Montevideo Montevideo Soriano Montevideo Canelones Montevideo Soriano Soriano Montevideo Canelones Lacha Victoria Quimbo Montevideo
Concurso Fotogrfico
Categora Valores Naturales o Productivos de cada Departamento Premio Primer premio Mencin c/premio Mencin c/premio Ttulo de la Obra No son mares pero son mares igual Apuesta al mar Trabajo de campo Seudnimo Arcano Milenrama Margo Autor Fabin Pazos Mara Patricia Seco Adriana Scardino
Categora Valores Histricos de cada Departamento Premio Primer Premio Mencin c/premio Mencin c/premio Ttulo de la Obra Capilla junto al camino Fortaleza Testigo urbano Seudnimo Quijote Nz Neno Autor Javier Jaime Gonzalo Larrosa Magdalena Tonc
Categora Diferentes colectivos a los que sirve BPS: trabajadores, empresarios, madres y nios, adultos mayores Premio Primer Premio Mencin c/premio Mencin c/premio Menciones Honorficas: Ttulo de la Obra Manos que trabajan Cruzando el Blanquillo Anochecer en Almirn El mundo desde El Catay Esperando el Paraso Casa de recuerdos Marco natural Las bellezas que no observamos Ginko Biloba Estacin Palermo Fuente de Venus Verdugo tiempo Termo y Jarra, Laureles, Tacuaremb Domingo en Tristn Atardecer en Rincn del Bonete Efecto Cascada Tarde en las costas del Este de Colonia Torre de Santa Teresa Como la vida Puertito de los Botes Rocha Seudnimo Kitty Emay Abril Buti Nereo 3130 Juno To Julio Gab H Le Rondine Bob Dylan Susan Sontag Benito Oly pus Margo Charo Zana Calipso Shisa Shisa To Bobe Anvir Autor Quintina Yisell Niz Estela Mara Algorta Josette Marichal Rosana Pieiro Washington Marquez Vernica Severi Julio Csar Castillo Gabriela Herrera Mirna Mondino Gonzalo Moreira Irma Amelia Quesada Diego Ral Amarante Jorge Gonzlez Adriana Scardino Eva Rosario Correa Natalia Lemo Estrada Ana Silveira Prez Shisela Mier Shisela Mier Rodolfo Fernndez-Chaves Angel Rocha Ttulo de la Obra Charla de gemelas Abuela y nieto Nuestro Campo Seudnimo Natividad Zeratul Chipi Autor Ma. Natalia Baricevich Oscar Pellerey Stefania Natalia Priario
Toda palabra es caracola sutil en que rumorean las voces de los siglos Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazn en un mismo eje
Henry Cartier-Bresson La celebracin del Bicentenario de nuestra nacin nos convoc a este concurso de relatos. En cada palabra, descubrimos el reflejo de muchas vidas y vemos que la historia institucional se cruza con la personal. Con humor, con drama, con ingenio, estos relatos, en forma fragmentaria, hacen a la construccin de nuestra identidad. Cmo definir a una institucin si no es a travs de sus trabajadores, de su gente. Aqu, trabajadores, jubilados, pensionistas, madres y nios, empresas, conformamos un universo individual y colectivo tan rico como el BPS mismo. Se dice que las personas pasan pero las instituciones quedan, las historias aqu contadas nos demuestran que son indivisibles, que perdurarn tanto o ms que las instituciones a travs de esas pequeas acciones del da a da, de esos momentos que nos hacen nicos, que nos identifican. Las lneas que siguen, llenas de cotidianeidad, esconden la esencia de un continuo ser con el otro, de crecer pensando en el otro. Seguramente, este concurso ser la excusa para abrir otras puertas a nuevos intentos de participacin y de reflexin. Porque luego de leer cada una de estas historias, uno puede viajar en el tiempo, rerse un rato, transportarse a recnditos lugares de nuestro pas y de nuestro BPS. Pero tambin reflexionar sobre lo que somos, lo que nos define, lo que nos enorgullece.
Las imgenes que ilustran esta publicacin fueron destacadas con premios o menciones en el concurso fotogrfico 19 Departamentos y BPS, creciendo en el Bicentenario, en sus tres categoras: Valores Histricos de cada Departamento, Valores Naturales o Productivos de cada Departamento y Diferentes colectivos a los que sirve BPS: trabajadores, empresarios, madres y nios, adultos mayores. Como dice el fotgrafo Fred Mc Cullin: La fotografa no puede cambiar la realidad pero s puede mostrarla. As es como ha sido vista por los funcionarios del BPS de todo el pas. He aqu su mirada atenta, oportuna, sensible
El Jurado del Concurso Fotogrfico estuvo integrado por: Fotgrafo Sr. Ricardo Fernndez Secretara de Comunicacin Institucional de Presidencia de la Repblica Fotgrafo Sr. Oscar Otero Ex funcionario de BPS (Jubilado) Sr. Jorge Bonino Funcionario de Imagen y Comunicaciones de BPS
Licenciado Alberto Zimberg Profesora Laura Frutos Profesora Natalia Faral Integrantes del Jurado del Concurso Literario.
PRIMER PREMIO
Una guardia del Canzani
Un invierno, de guardia en el Canzani, cuando an no existan aires acondicionados y los radiadores no siempre funcionaban, llaman de puerta para una consulta. Con Pedro mi compaero de guardia, beberamos el cafecito acostumbrado postalmuerzo en el cuarto de pediatras, cuando tom valor y le dije que yo bajaba, enfrentndome al fro de los lugares ms inhspitos del edificio. Llegado a puerta veo a Matilde, nuestra confiable enfermera, consolando una mujer de piel oscura que lloraba, dicindole que se tranquilizara, que el mdico le aclarara todo. Eso reson en mis odos, ya que ese mdico era precisamente yo. La usuaria derivada de la Policlnica de Alto Riesgo (PARO), con apenas 6 semanas de embarazo tena las cifras de presin arterial mas elevadas de lo normal y deba estudiarse. Esto podra afectar a su beb por lo temprano del embarazo y era mejor internarla unos das. Luego, lo dicho por los colegas de PARO, desencaden angustia y llanto. Not el tono norteo en su acento y pregunt si estaba acompaada, lo cual asinti; su esposo aguardaba fuera. Lo hice pasar y dialogamos junto a Matilde. El morocho de complexin fuerte, trabajaba en la construccin y cont que venan de Artigas; estaban solos en Montevideo. Saber que algo poda daar a su beb, afect a Sara, su esposa. Habl claro, en lenguaje sencillo y delicado; Juan esposo de Sara, escuchaba serio, callado y expectante de mis palabras y Sara poco a poco dej de llorar, haciendo preguntas. Matilde tom su mate, que siempre tena escondido en la enfermera del sector, y se sent en la escalerilla a los pies de la camilla. Termin la charla con alguna sonrisa de Sara, que acept la internacin, pero Juan segua serio y preocupado. Luego del ingreso, me avisan que Juan deseaba hablarme. Fui a su encuentro y me trasmiti la preocupacin por la salud del beb y sobre todo de Sara. Hablamos largo rato y finalmente, aunque segua de pocas palabras, su cara cambi. Sara estuvo una semana y en mi guardia siguiente le dimos el alta, con tratamiento habitual. La pareja me dijo que deseaban seguir vindome, ya que al ir a PARO aprovecharan para mostrarme su evolucin, siempre y cuando no causara inconvenientes. Acced a su pedido y recib a Sara en todas las guardias que rondaban los das 10 de cada mes. Siempre discretamente vestida, daba gusto verla del brazo de Juan y una vieja carpeta, donde guardaba todo lo referente a su embarazo. Voy a hacer un lbum de Marquitos deca, mientras la ordenaba y cerraba cuidadosamente.
Comenzbamos hablando de su embarazo, los estudios, los movimientos del feto pero terminbamos en su ciudad natal, a la que extraaban mucho. Solicitaron que atendiera su parto, pero le aclar que lo hara la guardia donde se desencadenara el Trabajo de Parto. Ellos insistieron en que no conocan a nadie con la confianza que haban desarrollado en m y que si el problema es dinero, nosotros.. Cort su exposicin diciendo que all no nos manejbamos as, no haba partos de eleccin, pero de todas maneras ...veramos. Se acercaba el 9no. mes concurriendo todas y cada una de las fechas indicadas, la mayora de veces junto a Juan y expresando cada tanto que deseaban ver, sentir y disfrutar de un parto normal, atendido por m. El da lleg, justo un 3 de Mayo, fecha de mi propio cumpleaos. Todos saban que si ingresaba una paciente con tales y cuales caractersticas, deban llamarme. Mis amigos y familiares vendran por la noche, as que, cuando sal alrededor de las 18 horas, mi esposa me repeta que no regresara muy tarde. Llegado al sanatorio, habl con la guardia para ser respetuoso con los colegas, que me sealaron inmediatamente que estaba a cargo de Sara y que se ponan a mis rdenes por cualquier cosa. El Trabajo de Parto fue muy lento, aunque dentro de lo esperado. Sara repeta que quera tener su parto normal mientras Juan, le peda que me dejara esas cosas a m l sabe lo que tiene que hacer, no lo molestes deca. Las horas pasaban y cuando fue lo bastante tarde como para que los visitantes de mi casa se hubieran marchado, saqu el reloj de mi mueca y esper a que todo sucediera, sin apresuramientos. Sara fue llevada a Sala de Partos y dije a Juan que podra acompaarnos; acept asombrado, no sin antes preguntar puedo???. El beb no sala, pareca no desprenderse ms de su madre, quien lo haba albergado tanto tiempo. Dud, mir el Frceps, que apurara esa etapa, pero al fin sali! Lo tom el Neonatlogo y en forma muy rpida hizo las maniobras que estaba acostumbrado a ver realizar con cada recin nacido, pero Marquitos... no lloraba. Yo asista a Sara en el alumbramiento y esperaba or el primer llanto del beb. Mi corazn pareca que por momentos lata muy fuerte y por otros se detena; los segundos pasaban y nada! Hasta que por fin ...! Un llanto reprimido por 9 meses, son fuerte muy fuerte. Mir a mi derecha y Juan con los ojos llenos de lgrimas me dijo gracias Don Fernando muchas gracias. Debajo del tapabocas, mi respiracin y sudoracin lo haban empapado, pero por encima de l, el sudor y las lgrimas se confundan en mi cara. Cuando llegu a mi casa un trozo de torta de cumpleaos me esperaba sobre la mesa con una velita en el centro y un cartel que rezaba Feliz cumple Doctor.
En algunos das los nimos de mi familia se normalizaron por la ausencia justamente en mi onomstico, pero lo experimentado vala la pena. Pasaron 2 meses del parto cuando me llaman de puerta. Baj y muy alegres me esperaban Sara, Juan y su hijo, junto a Matilde. Lo tuve en los brazos, mientras preguntaba cmo iba todo, si Marquitos se prenda bien a la teta, cuando Sara me contest: Marcos no doctor, Fernandito... Luego del cario que durante todo este tiempo nos han dedicado, queremos recordarlos a Ud. y a toda la gente del Canzani, con el mismo amor que veremos crecer a nuestro hijo. (Los nombres de colegas y compaeros han sido cambiados para preservar su intimidad). Luis Fernando Garca Montevideo
NO SON MARES PERO SON MARES IGUAL - Fabian Pazos - Valores naturales o productivos de cada departamento - Primer Premio
SEGUNDO PREMIO
Clulas
El setenta por ciento del polvo que barremos en nuestras casas son clulas muertas de las personas que la habitan. Entonces debera ser un verbo reflexivo: yo me barro, t te barres, nosotros nos barremos. Pienso en las clulas abandonadas de toda la gente que entra y sale, mientras miro a Eva pasar con el carrito de la limpieza. Pienso en esto porque es lo nico que me acerca a ella; que barre mis clulas muertas una vez que dejo el escritorio. Claro que tambin las de miles ms, pero fantaseo que alrededor de mi espacio lo hace con amor. Es una idea que me abriga, mientras pulso el llamador y veo quin viene. Todo lo que s de Eva me lo cont Clarisa, su madre. Nos conocimos un da pelendonos por el ltimo lugar del estacionamiento de las motos. Al final enganchamos las dos juntas ya que nos bamos a la misma hora. Ella tambin trabaja para la empresa de limpieza. Le ha conseguido el trabajo pero espera que sea por poco tiempo. Clarisa no quiere que se quede en casa mientras ella est fuera. No confo en mi pareja. me dijo un da en la cocina y no supe qu responder. Cuando termine bachillerato buscar otra cosa, algo que le permita seguir estudiando. Quiere seguir, vamos a ver. Si dios quiere vamos a poder. Riccieri viene hacia m, medio doblado, medio partido. Haga fro o calor entra siempre arremangado, con las venas por fuera y una agenda envejecida apretada bajo el brazo bueno. Tena un camin y en un accidente en la ruta entre Durazno y Trinidad su vida cambi para siempre. Ya no pudo manejar como profesional y debi emplearse en una gestora de un primo suyo. Se qued solo. Me lo cont una tarde hace tiempo ya, cuando en un diskette entraban cincuenta nminas y ambos nos quedbamos frente a frente esperando el fin del procesamiento. Le ense muchas cosas, lo ayud, no sabra decir por qu hice por l ms que por otros. Tal vez porque no se compadeca de s mismo y porque tiene un fino sentido del humor cargado de irona. Esta vez me cuenta algo importante. Se acerca a mi mesa y me da la mano. Me jubilo. dice. Te sali? Bueno, no s si alegrarme o no. Te felicito. me correg. Gracias querido. Ya no voy a venir, voy a tener tiempo para hacer cosas que quiero hacer. Me voy a ocupar de otros asuntos. Se me va la vida y lo peor es que ni siquiera se la lleva alguien. Gracias por todo. De nada Riccieri. Buena suerte. Y no ests tan viejo. Me mira y afina los ojos. La vejez es un plato que se come fro. Hace una pausa y supuse que se explicara pero cambi de tema. Todos hacemos lo que tenemos que hacer pero a veces hay una diferencia sutil. A veces uno hace algo por alguien. Cuando estuve en el hospital una enfermera sinti mi dolor. se detuvo. Le gusta hablar as, siempre me deja pensando. Tambin por eso me cae bien Riccieri. Me voy pibe.
He acabado por conocer personas al cabo de tantas veces que me toc atenderlas. En pocos aos he visto pasar la vida, he visto panzas crecer por asados o embarazos, peinados nuevos, cadetes que progresan. Nos defendemos del trato cercano, humano, somos eficientes, impersonales. Pero un buen da una mirada o una sonrisa bien dada se nos cuela. Es lo que le ocurri a la enfermera de Riccieri. Ellas y los mdicos ceden cada tanto a la empata y sienten el dolor del paciente. Les pasa a los psiclogos que lloran sorprendidos de s mismos al escuchar una historia como tantas que han escuchado. Pero diferente. Algo resuena en ellos, algo escapa a la preparacin profesional para no involucrarse. Nos pasa aqu. Lo que va luego viene. Antes de que se vaya le pregunto quin vendr en su lugar. Nos ponemos de pie, lo acompao hasta la claridad de la plaza, nos damos un abrazo. Eva entra con una carpeta azul y el pelo recogido en un moo. La miro sacar nmero mientras atiendo a una seora. El hall est lleno as que se sienta a esperar, se suelta el pelo y desprende los botones del saquito rosa chicle. Me ha dicho Riccieri que en el estudio estn contentos con ella y verla all me despeja, me acomoda la tarde. Es un clic interno y silencioso justo cuando, sin saber bien por qu, todo haca que fuera cayendo en el desasosiego. Y ahora es un juego de azar: tengo una chance de pulsar el llamador y que al nmero que tiene en su mano le toque mi puesto. Si acierto, ella vendr, se sentar frente a m, me dir hola, abrir la carpeta azul, se acomodar el pelo lacio tras la oreja y me regalar una sonrisa. Y barrer mis clulas vivas. Javier Martnez Montevideo
TERCER PREMIO
La Facit
Los ojos de los pasantes parecan que les iban a saltar. No lo podan creer. Sentados frente al veterano escuchaban atentamente el relato, medio descredos, extraados, sorprendidos. No podan entender cmo se poda liquidar una jubilacin realizando clculos con una Facit, una mquina de museo. Pero no solamente eso, sino tambin que haba que realizar todas las cuentas, desde los servicios que se tenan que sumar uno a uno para establecer luego el porcentaje de asignacin, y posteriormente realizar los clculos que generalmente, en aquel tiempo eran periodos bastante largos, donde se liquidaban varios aos de haberes. El famoso monto como lo llamaba la gente. El monto pas a ser parte de una tradicin popular adoptada por todos aquellos que se iban a jubilar, mantenindose hasta estos das. -Miren gurises deca el veterano - antes no era como ahora que ustedes entran a la mquina y pegan cuatro o cinco dedazos y ya est todo pronto. Antes nos llevaba casi un da entero de trabajo liquidar una jubilacin. Y ni te digo cuando tenamos que reformar una pensin de esas que le haban dado por los aos sesenta; dos das nos pasbamos liquidando. -No le parece que exagera Don? puso en duda uno de los pasantes - dos das liquidando una pensin? insista. El viejo funcionario los miraba, y una sonrisa se le dibujaba en su cara. Pareca que hubiera entrado en trance. Agach la cabeza para evitar distraerse con otra cosa porque haba comenzado a pensar en el da que haba entrado a trabajar. Treinta y siete aos atrs, la melena larga, pantalones bombilla, camisa blanca, saco, corbata; peinado con la raya al costado a la gomina. Recuerda que quera impresionar al Jefe de la Caja Civil, lugar donde haba sido destinado a trabajar; quera demostrar que poda quedarse en forma definitiva y la presentacin era un tema que no haba que descuidar. -Cmo anda para los nmeros? fue la primer pregunta que le hizo su Jefe. -Yo estudi algunos meses Contabilidad con un Profesor de Matemticas del Liceo contest. -Bueno, entonces va a trabajar un tiempo con el Sr. Bermdez que es Liquidador (con mayscula; los liquidadores tenan un aire de funcionarios especiales por dicha tarea), probamos y vemos si anda. A los dos aos el Sr. Bermdez se jubil. l mismo se liquid el expediente para no tener que andar molestando a nadie. Aparte nunca haba confiado en el gur nuevo que lo dejaba haciendo su trabajo. A partir de ese momento, el ahora veterano, se hizo de la Facit que la tena el otro liquidador, y se la qued como si fuera un trofeo de guerra. Veinte aos trabajando sin despegarse de la Facit, mquina que super todas las tecnologas que le sobrevinieron. Hasta que lleg el nuevo sistema de liquidaciones y el veterano opt por dejar ese tipo de trabajo y pidi encargarse del archivo.
Hoy no se sabe quin est acomodadito en un rincn, si la Facit o el veterano. Pero all quedaron los dos. Juntos. Como la primera vez que se conocieron. En un dilogo silencioso, pero que de algn modo todos los escuchan. Los pasantes los acompaan siempre. Un relato tras otro el veterano cuenta todos los das. Ha juntado tanta historia en todos estos aos que cada charla es una nueva experiencia, nunca se repite; parecera que tuviera todo ordenado para ir contndolo por captulos. Parecera que cada historia viene de la mano de la que cont el da anterior. En lo nico que se repite, es en ese momento justo donde genera un silencio, mira uno a uno a los pasantes y agacha la cabeza. Todos saben que ese momento indica que deben de levantarse e irse a sus puestos a seguir con la tarea. Todos saben que el veterano ahora est soando. Y lo respetan. Todos saben que el veterano en algn momento no va a estar ms all, junto a la Facit, pero seguramente cuando l no est, en silencio, sin ningn movimiento, la propia Facit va a contar los captulos que faltaron en esta historia. Denis Dutra Salto
TRABAJO DE CAMPO - Adriana Scardino - Valores naturales o productivos de cada departamento - Mencion con premio
MENCIN
Gonzlez
Aunque trabajamos juntos mucho tiempo, no saba ni su nombre de pila. Ocupaba un escritorio vecino al mo, y era un hombre hosco, de pocas palabras, ya entrado en aos y con mucho cansancio sobre los hombros. No participaba en ningn festejo de cumpleaos, ni sabamos bien en qu fecha caa el suyo, aunque tenamos idea que lo ocultaba tomando un da de licencia. Sin embargo, con el pblico tena un trato respetuoso y era un trabajador sumamente responsable, que cumpla sus tareas a carta cabal, alejndose de su silla apenas lo indispensable. Su media hora para almorzar consista en estrictos treinta minutos, y cumpla con el ritual fuera de la oficina. El resto de la jornada no tomaba t, ni caf ni mate, y un par de veces se diriga al bao de caballeros. Sin embargo, un da ocurri algo que cambiara para siempre mi manera de percibir a Gonzlez. Una jornada como cualquier otra, a media maana, una seora mayor se sent en su escritorio, con un trozo de papel en la mano que le entreg al funcionario. Se vea preocupada, y a medida que l consultaba la pantalla de la computadora, silenciosamente, su estado de nimo pareca empeorar. Algo me hizo prestar atencin al hecho rutinario y aunque nuestros escritorios estaban cercanos, la seora y Gonzlez hablaban en un tono bajo, y no poda orlos del todo. -...me dijeron que cobraba hoy. deca la seora. ... ped prestado para venir, se da cuenta? Y ahora... -...maana. o decir a Gonzlez. La mujer se par, lentamente, y mir a travs del escritorio con una expresin resignada. -...no se preocupe... ...me arreglar... alcanc a or que deca. Entonces, sucedi lo inesperado. Gonzlez se levant a su vez, y fue hacia ella, y de la frase que dijo slo pude or acompaarla. En ese momento decid ir a lavarme las manos, y de pronto tuve una visin muy clara de la puerta de calle. Gonzlez estaba parado all, tomndole la mano a la seora, que negaba con la cabeza. l asenta y de pronto pareci convencerla, porque se soltaron sus manos y la seora guard algo en su cartera, y se dispuso a irse. Pude leer en sus labios que deca gracias, pero Gonzlez ya no poda orla, apurado por volver a su lugar de trabajo. El resto de la maana transcurri en forma rutinaria, salvo por el hecho de que lleg el medioda y Gonzlez no se levant como siempre, para irse a almorzar. Como nos turnbamos para hacerlo, y yo lo haca al volver l, tuve que preguntar. -No vas a almorzar hoy, Gonzlez? Ya son doce y diez... -No... respondi l. No ando bien del hgado. And vos si quers. Me puse de pie para ir a almorzar, y me di cuenta que el compaero no era fiel a la verdad. Algo ms haba tras su negativa a almorzar, y no era precisamente un ataque al hgado. Entonces, cruc a la panadera, y junto con un sndwich para m, ped que me prepararan dos ms, de queso sin manteca, para llevar. Al volver a mi escritorio, puse los sndwiches fuera de la vista, y esper que Gonzlez estuviera sin pblico.
-Haceme un favor, que compr de ms y no voy directo a mi casa. dije apoyando los sndwiches y una manzana en el cajn vaco. Dice mi madre que no es bueno para el hgado no comer nada. Gonzlez mir el cajn con expresin incrdula. -Te agradezco, as no se desperdicia. le dije, me di media vuelta y volv a trabajar. Sin decir una palabra, tom el paquetito y la manzana, mir el reloj y me pareci or algo as como vuelvo en media hora. Pero s le entend claramente cuando al volver, se par frente a mi escritorio y dijo la frase ms larga que, hasta entonces, me haba dedicado nunca: -Muchas gracias. Estaba todo riqusimo. Yrma Quesada Montevideo
MENCIN
Pagadores de la Caja
Aquel verano del `87 fue sin dudas el ms lindo de mi infancia, al compartir con mis abuelos paternos su casita en Cerro Chato, en el interior profundo de Paysand. Ser el nico nio en la casa, evidentemente, tena sus ventajas, descubrir los montes y los campos, dormir la siesta bajo el paraso junto al arroyito, comer dulce de membrillo de la olla, tirarle piedras a los pajaritos que las esquivaban mgicamente, meses hermosos que los aos que transcurren me hacen valorar cada vez un poquito ms. Sin embargo, cada tanto, esa tranquilidad y monotona caractersticas de los pueblitos chicos y aislados de nuestro pas se vea interrumpida por la llegada de unos personajes extraos y a la vez admirados a los que mi abuela llamaba los pagadores, mticos seres originarios de la ciudad, provenientes de un organismo estatal conocido como La Caja (confieso que cuando nio me pareca muy gracioso y confuso el hecho de que ms de una persona pudiese entrar en una caja y sentirse cmodo); tambin, extraamente, junto con el advenimiento de estos raros especmenes de hombre de ciudad, comenzaba tcitamente un ritual poco perceptible para los ajenos que llegaban motorizados desde distancias lejanas. El grito agudo de ah vienen los pagadores repetido hasta que el vecino que viva campo de por medio se daba por aludido y comenzaba a pasar la posta al vecino siguiente, taladraba nuestros odos y surga la preocupacin si el llamado no era atendido, ya que entonces se cortaba la cadena. Acompa al abuelo y a la abuela dos veces; all, se encontraban los vecinos, amigos y parientes que haca casi un mes no se vean, casualmente desde el ltimo pago, all nos enteramos de que doa Berta se fue para el pueblo porque estaba muy enferma y
tambin que don Francisco le compr las 2 lecheras, los chanchos y las pocas gallinas que tena; en ese lugar se encontraban todos y todos se informaban de lo sucedido, estos vecinos hablaban de leguas en lugar de cuadras y an posean el privilegio de levantar la vista y mirar lejos. Nos colocamos ltimos en esa fila de personas y paso a paso avanzamos hasta quedar frente a dos personas de gesto clido que llamaron a mis abuelos por su nombre, uno de ellos estir sonriendo su mano abierta pidindome los documentos que mis abuelos me haban dado y como secretario orgullosamente los entregu, con una habilidad poco vista para mis 8 aos movi rpidamente los dedos y aparecieron dos recibos que mis abuelos firmaron; dos pasos a la izquierda enfrentamos al seor que cuidaba una cajita de madera, una cajita mgica que transform los recibos de mis abuelos en dinero y... cuando dej de pensar en la rapidez de esos dedos, los billetes ya tenan como destino los bolsillos de quienes acompaaba Minutos ms tarde conversbamos nuevamente con los vecinos, y lo ltimo que recuerdo de este encuentro es la nube de tierra colorada que dejaron los pagadores y su auto, acompaada de mi boca un tanto abierta por la admiracin hacia estos seres, casi comparables en ese momento a Febo, Atenea o el mismsimo Zeus. Pero los aos pasan y los tiempos cambian Por cuestiones cronolgicas mi abuelo ya no est, mi abuela, enferma, emigr hacia otro departamento, el grito agudo de vecino a vecino fue sustituido por el mensaje de texto, la Economa y el rubro Costos son quienes dictan que es ms barato comprar el dulce de membrillo que hacerlo, la ltima piedra que tir fue ensendole a mi hijo cmo hacerlo, romp un vidrio y (por supuesto) recib un regao de mi esposa. Tambin por esos extraos caprichos del destino, de tanto en tanto me toca llegar a m con aquella cajita de madera entre las manos (en la sucursal existe la leyenda de que es la misma que hace seis lustros) y veo en esos tantos nios de pocos aos, ojitos curiosos que me miran y al igual que en el pasado veo que ven lo que veo y estudian al Pagador de la Caja como lo hice veinticuatro aos atrs y confieso que se me eriza la piel al revivirlo. Casi nadie recuerda ya a mis abuelos, por supuesto que tampoco ningn vecino recuerda a este nio que vivi dos meses entre los chircales, la tierra, las piedras; y si bien hace ya tres aos que soy un pagador de la caja cada vez que sobre el camino aparece el pueblito, se producen una cantidad de sensaciones que no s dominar y que solo pueden resumirse en gracias por la oportunidad. Asimismo, dentro de la otra cajita, la del corazn, atesoro la experiencia de quienes han compartido conmigo las giras de Pago en Paysand: los ms que nunca vigentes Anna Erbaggi, Alicia Francolino, Roberto Rodrguez, Marta Vega y el ya jubilado Jos Yayo Logiurato fueron, son y sern grandes maestros y compaeros que me han ayudado mucho en este camino, para ellos mi reconocimiento y sincero agradecimiento. Carlos Lemes Paysand
CAPILLA JUNTO AL CAMINO - Javier Jaime - Valores Histricos de cada departamento - Primer Premio
MENCIN
Doctores de la Vida
(Este relato fue escrito en representacin del Equipo de Cuidados paliativos del DEMEQUI) Y en la fiesta del pobre sucedern los hijos, los que maana mismo pueden todo cambiarlo
era alentador, que nunca iba a caminar, que deba someterse a muchos tratamientos, intervenciones y cirugas. Desde su silla percibe el mundo. Siente las cosquillas del viento en la cara y disfruta cuando los rayos del sol se cuelan entre los intersticios de la ventana de su cuarto. Carmen procesa los alimentos que Juan ingiere por la gastrotoma valorando cada gesto de su hijo. Una sonrisa, un movimiento del rostro, una palabra apenas audible, son motivos de alegra e indicios de esperanza. Cuando rememora el da en que los nios del barrio lo integraron al juego de pelota, la emocin la embarga. Ya hace nueve aos que Juan atraviesa las puertas del Departamento Mdico Quirrgico (DEMEQUI) del BPS. En los primeros tiempos vena acompaado del temor natural que inspiran en los nios los consultorios, los estetoscopios y las tnicas blancas. Progresivamente y con el apoyo inconmensurable de su madre, se integr. Casi sin darse cuenta, Juan y Carmen pasaron de pacientes a docentes, apoyando en el camino a otros padres y a otros nios en igual situacin, efectivizando derechos y militando por la vida. ..... Mdicos, enfermeros, psiclogos, trabajadores sociales y todo el equipo de salud revalorizamos nuestra profesin y nuestra vocacin frente al ejemplo de coraje y dignidad de una madre y un hijo que mancomunan esfuerzos por la humanizacin de la salud. Acompaando su lucha nos dignificamos, comprendemos las peripecias del movimiento real de la vida. Todos los trabajadores del rea de la salud somos parte de esta historia y podemos sentirla como una victoria. La luminosidad de su ejemplo alumbra el camino y nos obliga a trabajar ms y mejor por todos los nios que pasan todos los das por nuestra Institucin. Tal vez, el legtimo orgullo de sentirnos ms humanos pueda contagiarse con la velocidad de una epidemia hasta convertirse en fuerza material capaz de cambiar la vida. ..... Carmen impulsa la silla por el corredor central, a su paso saluda a todos. Juan juega con el celular cuando se cruza con la pediatra, la mira por debajo de sus lentes, pone su dedo sobre la traqueotoma y alcanza a decir GRACIAS DOCTORA. Es altamente probable que Carmen y Juan vivan sin saber que ellos son los verdaderos Doctores de la Vida. P.D. Este relato se basa en la historia real de una familia que se atiende en el DEMEQUI, pero representa las historias de muchas familias. Para hacer pblicas estas palabras privadas se cuenta con el consentimiento de sus protagonistas. Silvia Lema en representacin del Equipo de Cuidados Paliativos del DEMEQUI Montevideo
A. Zitarrosa
El extremo superior de la vieja camilla golpea con violencia en la puerta de la emergencia del Canzani. La guardia somnolienta advierte un parto difcil. A bordo de la camilla obsttrica una mujer llora. No llora como el da anterior, ni como el mes anterior, ni como el ao anterior. Antes lloraba por la vida y ahora llora de vida. Siente dolor y se contorsiona. Reprime un grito gutural que se le aloja en el pecho, cree que se va a desvanecer pero resiste, se le amontonan sentimientos, se le mezclan imgenes..... hoy va a conocer el amor. En el hall, un hombre indisimulablemente nervioso espera novedades. Imposible presumir sus pensamientos. Todava no consigue arrepentirse de todas las veces que devolvi al alma de aquella mujer todos los golpes que la vida le diera a l. Es primavera del 2002, los efectos de la crisis se hacen patentes en los uniformes y los rostros exhaustos por el multiempleo de los trabajadores de la salud. Supliendo con pasin vocacional las deficiencias, el equipo tcnico se esmera. Luego de veinte minutos de delicado trabajo de parto, el grito tenue de un nio irrumpe confundindose con el llanto de su progenitora. Con prematurez severa y parlisis cerebral naci Juan, y en su vida muchas vidas que vale la pena contar. Carmen es plenamente consciente de lo que le depara el futuro, siente que la vida la pone a prueba otra vez y no se pregunta por qu. Ni por un instante piensa en rendirse. No acepta su realidad con resignacin ni como un designio de la naturaleza. Sabe que es preciso luchar y sobre todo sabe que es posible vencer. Con su fuerza incontenible le pone el pecho al mundo. El amor parece que no puede desafiar a la ciencia, pero no se pierde nada intentndolo. Juan se da cuenta de que l no es como los dems y con el tiempo tambin comprende que los dems no son como l. Muchas veces escuch que madre hay una sola, pero nunca pens que le tocara una madre igualita a la que se haba imaginado. Siempre le dijo la verdad: que haba nacido demasiado temprano, que su pronstico no
MENCIN
La Lata
Corra el ao 1995. BPS de Salto atenda en una antigua casa de principios del ao 1900, que cuentan que perteneca a una importante familia de la poca, ubicada en la calle principal de la ciudad: Uruguay 431 enfrente a la plaza Treinta y Tres, una hermosa plaza muy cuidada, con variedad de flores y una pintoresca fuente, donde los salteos suelen ir a recrearse, tomar mate rodeados de nios que corren y andan en bici. Cuando uno entraba a esa casa se preguntaba cuntos secretos de antao guardaban esas gruesas paredes? Con techos altos, todas las habitaciones que hacan de oficina daban a dos patios centrales, el primero ms grande e importante con una enorme claraboya y el otro tena una galera de vidrio con un trabajo de hierro realmente admirable; puertas de buena madera, herrajes de bronce y mil detalles ms. Pasando la galera una hermosa escalera que daba al fondo y un subsuelo enorme que haca de archivo. Cuentan los vecinos que de noche se sentan ruidos y puertas que se cerraban. Sern los espritus? Sern tantas energas acumuladas en tantos expedientes? Muchos de ellos negados o simplemente ratas o ratones que de noche se sentan a sus anchas? Nadie hizo nada para averiguarlo En las primeras habitaciones, que hacan de oficina, se encontraba la Gerencia, Prestaciones de Pasivo y Activo; en el segundo patio me tocaba atender las coordinaciones al DEMEQUI. Las conexiones telefnicas daban slo al primer patio. No existan los inalmbricos en esa poca, por lo menos ac en Salto. El que conoce este trabajo sabe que el telfono es imprescindible; todas las coordinaciones se hacan por esta va. Cuando me llamaban por telfono, mi compaera Elena corra a avisarme, se imaginan la cantidad de veces que tena que hacer este trayecto desde la oficina de ella a la ma. Lo nico positivo era que la mantena en forma. Varias veces habamos hecho la solicitud pero nunca alcanzaban los rubros ni tampoco vena la autorizacin para hacer la extensin telefnica. Un da almorzando con Elena se nos ocurri la manera de solucionar este inconveniente; en la oficina de ella haba una ventana que daba a un corredor y al final estaba la ventana de mi oficina, atamos una cuerda de los barrotes de la reja hasta los barrotes de la reja de la ventana que daba a mi oficina y en el extremo colgamos una lata con piedritas. Cuando me llamaban, Elena tiraba de la cuerda y me avisaba haciendo sonar la lata. Habamos solucionado por el momento el problema. Pero haba un inconveniente: varias veces uno estaba concentrado atendiendo y sonaba la latanos pegbamos un susto brbaro! y no se imaginan como reaccionaba la gente! Una vez son la lata cuando estaba atendiendo a una periodista y lo public en el diario local Cambio. Un da avisaron que las autoridades del BPS iban a venir a Salto. Cada tanto hacan esas visitas por el interior del pas. Con Elena pensamos que era el momento de plantearlo, cuando dieran la vuelta saludando a cada funcionario, buscaramos las palabras adecuadas para no herir susceptibilidades y explicar de qu manera nos comunicbamos. Lleg el da, esperamos el momento adecuado y cuidando nuestras palabras les explicamos cul haba sido la solucin del problema. Uno de ellos, nos
escuch con atencin, observ y despus de pensarlo, nos dijo: Felicitaciones, as me gusta que los funcionarios apliquen el ingenio con creatividad y buen humor!. No recuerdo si fueron bien esas palabras, pero la conclusin es que la latita qued autorizada en vez de autorizar la extensin telefnica solicitada. Estela Algorta Salto
MENCIN
Josesito
Josesito es uno de esos botijas que estn todo el da en la calle, te abren la puerta del taxi o te piden una moneda cuando estamos comiendo en las mesas de afuera de la plaza Matriz. Somos tres compaeras que siempre andamos juntas y desde hace tiempo es parte del paisaje de nuestro medioda. La cara sucia, el pelo siempre revuelto y la mirada pcara y fugaz, en casi nada se parece a los nuestros. Tal vez por eso a algunas personas les molesta, se burlan de l o peor comentan para que todos escuchemos cosas como No te pods descuidar porque te afanan, Mir los championes que tiene, Los padres estn ah cerca y lo mandan a pedir. Hasta nosotras mismas, tan solidarias cuando a algn compaero o a alguien de su familia que no conocemos le pasa algo, cuando miramos a estos nios tomamos una distancia atroz, como si no fueran parte de nuestro mundo. Yo lo observo a veces largo rato, cuando est con otros nios como l y se pelean y agarran piedras y amenazan tirrselas, quiero ir a separarlos pero Ins me detiene y me dice: No te metas, estn jugando. Pero se van a lastimar. Es su forma de relacionarse, son as. Pero yo no creo del todo eso, un da se van lastimar en serio y me voy a sentir muy mal por no haber hecho nada. Ins dice que nosotros los lastimamos ms, y una tarde me toc comprobarlo. Sala apurada por la puerta principal y encontr a Josesito llorando mientras un guardia de seguridad lo tena agarrado del brazo. Qu pasa ac? le increp- yo conozco a este nio, djelo.
Sabe que no puede meterse adentro del local a pedir, se lo dijimos muchas veces. Yo no hice nada, yo no peda, una seora me invit, me dijo que pasara con ella y ahora no est no la veo. Djelo, djelo grit, se lo arrebat con furia y lo llev conmigo. Nos sentamos en un banco de la plaza sin hablar por un buen rato y compartimos un alfajor que llevaba en la cartera. Me olvid de mi apuro, de mis tiempos y de mis obligaciones porque ahora mi prioridad era este nio y mi mundo tena que ser el mundo de l. Entonces le mir los championes: estaban rotos, destrozados, agujereados por donde te imagines. Ese da cobrbamos el fondo y se me ocurri decirle Ven, te voy a comprar unos championes nuevos. No quera y me cost convencerlo, estaba desconfiado pero all nos fuimos. En una zapatera de la peatonal, un vendedor con cara de ridculo le miraba los pies sucios pero no se atrevi a decir nada. Al menor comentario nos hubisemos ido a otro lugar. Le quedaron preciosos, le cambi la cara, estaba radiante, feliz. Me dijo varias veces gracias seora y me dio uno de esos besos tiernos que dan los nios cuando quieren expresarte que te quieren mucho. Pas el tiempo, me cambiaron de edificio y unos cuantos meses despus nos toc volver por un da al hall de entrada de ATyR para probar un nuevo sistema de atencin al pblico. All estbamos cuando sentimos los gritos de una mujer y veamos la gente amontonarse en la puerta. Una seora de edad estaba tirada en el piso y otra un poco ms joven peda ayuda: Alguien que sea mdico o que sepa algo, est operada, tiene un infarto Rpidamente uno de los becarios nuevos se instal para intentar la resucitacin, y se dirigi a nuestro grupo - Alguien hizo el curso de RCP? Me puse a su lado y le dije en voz baja - No s como empezar. Vos seguime, presion en esta parte 15 veces y par hasta que te diga. No s cuanto tiempo estuvimos intentndolo pero la seora comenzaba a reaccionar, lleg la emergencia y nos apartaron. Todava no sala de mi emocin cuando siento unos golpecitos en la espalda, me di vuelta, era Josesito: Seora, seora, el monedero de la abuela. Mientras estira la mano para drmelo miro a la gente, a mis compaeros, a la abuela que ya estaba consciente y se detuvo el tiempo. A mi alrededor todo se achicaba, hasta yo misma me senta pequea mientras la figura de Josesito se agrandaba. Sent que Josesito deba ocupar mi lugar, que cuando tuviese la edad de la abuela quera tener a un Josesito cerca. As que lo abrac. Lo abrac bien fuerte en un abrazo que todava no termina y que va a durar mucho ms de un siglo. Douglas Crampton Montevideo
TESTIGO URBANO - Magdalena Tonc - Valores Histricos de cada departamento - Mencin con premio
lo mismo, pero como tiene caballo y va ms lejos, saca ms. Pero bueno, volviendo a lo del viaje, tendra que haberlo hecho antes. Cuando llegu, fui directo a la comisara que fue a donde me mand el seor que me dej ah. Me dijo que si no tenan datos all, no tenan datos en ningn lado. Cuando llegu estaba cerrado, no abra hasta dentro de 3 horas, as que me sent en un banquito que haba afuera y esper. Mientras ms esperaba ms miedo me daba de que me dijeran que no tenan ningn dato, pero ya estaba ah y estaba todo el pescado vendido. Cuando abri me hicieron pasar y me sent en un escritorio con un milico medio jefe se ve, porque todos le hablaban como con miedo, le di los datos y puso cara como de que pensaba. Se levant, revolvi un cajn lleno de carpetas y me dijo: Sabe que de Sandra Rodrguez no tengo nada, est seguro que ella era de ac? No sera de alguno de los pueblos vecinos? No seor, ella era de ac mismo, se llamaba Sandra Rodrguez Lpez y el marido era Jos Domnguez. l falleci en el 90 en un accidente... Ah el miliquito raso que me hizo entrar se enderez y le dijo al milico jefe: disculpe seor pero en el barrio Los pinos hay una seora que se llama Sandra que el marido se llamaba Jos y que falleci en un accidente. Yo s porque uno de los nietos ms grande jugaba al ftbol conmigo. Est seguro? Le pregunt. Le respondi que seguro, seguro: no. Pero podra ser la abuela del Julio. Para salir de la duda, el jefe le orden que me llevara hasta ah y bueno, me sub al patrullero con el milico y arrancamos. Me dijo que me sentara con l adelante, que la parte de atrs era para los que se portaban mal, y yo pens que si haba algn familiar mo y me vean en la parte de atrs de un patrullero qu vergenza, ni dios permita... El oficial me dej en la esquina y me dijo: es en esa casita blanca, la que tiene el sauce adelante. Ah viva la abuela del Julio. Pregunte. La casa era chiquita y humilde pero bien arregladita. Tena una puerta de chapa celeste con una cortina blanca. Golpe la puerta y sent que vena alguien chancleteando. Se movi la cortina y sali una viejita chiquitita y toda arrugada. Ni bien sali, achic los ojos, me mir y me grit Mario! No lo puedo creer me viniste a ver! Y ah me di cuenta... Era la Sandra!. Le juro que no saba qu hacer. Me rea, lloraba, todo junto, no entenda nada. Nos abrazamos como media hora ah en la puerta. No sabe seorita qu vieja que est, y est tan parecida a mi madre que ms ganas de llorar me daban. Ah entramos y nos pusimos al da y parece que en el 93 falleci una seora del pueblo que tambin se llamaba Sandra Rodrguez y cuando mi vecino fue debe de haber preguntado y creyeron que era sa. Me qued una semana con ella. Yo estaba fascinado y mi hermana que estaba medio enojada conmigo por no tener noticias mas entendi que era porque crea que estaba muerta, lo que nos remos cachndola con que haba resucitado! La verdad que es de no creer seorita y todo por una partida. Desde ya le digo que no importa lo que pase con el trmite. Ya tuve la alegra ms grande que poda tener, recuper a mi hermana.
Despus de esa ltima frase, los dos en silencio y sonrientes nos concentramos en concluir el trmite. Al irse se despidi con un efusivo apretn de manos y antes de pasar por la puerta gir y comenz a saludarme. Ah me di cuenta: ya no estaba en sepia, lo vi en colores vivos y brillantes. Y as, al mismo tiempo en que todos los dems que aguardaban su turno al otro lado del mostrador iban tomando color; sintiendo an el calor de aquel apretn, mis manos dejaron de ser grises... Victoria Quimbo Montevideo
FORTALEZA - Gonzalo Larrosa - Valores Histricos de cada departamento - Mencin con Premio
-S, vamos renovando el personal brome Walter mientras estiraba las piernas. -Y la chiquita? Ya hace dos meses que no la vemos-pregunt una seora marcando la pgina donde haba interrumpido la lectura de su novela de Corin Tellado. - Paula? No, termin la pasanta. Dijo Susana sin quitar la vista del dinero que preparaba para entregar. Quin est primero? Armen la fila. Mi tarea era sencilla, reciba las cdulas, corroboraba que estuvieran vigentes, y entregaba los recibos. La parte ms difcil era darme cuenta de que las fotos se correspondan con las personas que tena delante de m, a las cuales los aos haban ido cambiando significativamente su apariencia desde la ltima vez que renovaron su documento de identidad. De cierta forma me daba tranquilidad el hecho de que todos saludaban a Walter y a Susana como conocidos, e intercambiaban comentarios sobre sus vidas. De pronto, se detuvo el pago: no haba suficiente cambio. Susana preocupada intentaba llamar por telfono a la Sucursal, pero era intil, no haba seal. El tiempo no daba para ir y volver ms tarde, y no se poda dejar a la gente sin cobrar. Walter tuvo la idea de ir hasta el peaje, all seguro tendran cambio. Entonces rpidamente se cerr la caja y partieron dejndome all, con uno de los policas, los sellos, los recibos y las lapiceras. Orlando (as se llamaba el viejito delgado de la boina de fieltro) me miraba preocupado, pues a l ya le habamos sellado el recibo como que cobr, pero no le dimos la plata. La cola se desarm, los que ya haban cobrado seguan all, aprovechando la instancia para conversar con los vecinos. Los que no cobraron an, no se vean preocupados: confiaban en los funcionarios que vean una vez al mes desde hace tantos aos. Entonces comenz un torbellino de conversaciones frescas llenas de vida cotidiana, que me empuj al medio del grupo mientras Eustaquia (la seora de la novela de Corin Tellado) insista en ir a su casa para traerme un refuerzo o algo para tomar. Los minutos pasaron volando, y antes de lo pensado, apareci nuevamente el taxi blanco. El pago continu normalmente, con comentarios y bromas relativas a lo sucedido. Cuando terminamos, ya haba pasado la hora de cierre, pero quedaba un recibo: Mara Eugenia Valdivieso. -La seora de los huevos! Exclam Susana- Qu raro! Ella nunca se queda sin cobrar. -Vena entrando al pueblo ahora cuando pasamos en el taxi.- inform el polica, que tambin pareca recordarla. Estaba todo pronto para partir. Walter y Susana se miraron: ya era tarde pero no queran dejarla sin cobrar. -Esperemos unos min -Susana no alcanz a terminar la oracin, cuando dobl la esquina una seora de complexin delgada montada en un caballo moro que vena manqueando. -Menos mal que llegu a tiempo! dijo mientras se apeaba y descargaba una vieja maleta del lomo del cansado animal. gilmente recorri los pocos metros que la separaban de nosotros, mientras se limpiaba el sudor de la frente con un pauelo, sin dejar de hablar del caballo, de las batarazas que ya no estaban poniendo como antes,
CHARLA DE GEMELAS - Mara Natalia Baricevich Diferentes colectivos a los que sirve BPS trabajadores, empresarios, madres y nios, adultos mayores - Primer premio
del costo de vida, de lo gordo que estaba Walter, del calor, y de la chica nueva que trajeron esta vez. - Es otra pasante? Ah, mhijita, la felicito, hoy en da est todo tan difcil. Traje huevos caseros. Bien baratos. Alguien quiere comprar? Luego de la transaccin, que Walter asegur que de barata no tena nada, partimos nuevamente hacia la ciudad. Me volv hacia Susana para preguntarle algo sobre el tema del cambio, pero decid no interrumpirla: saludaba desde la ventanilla a los abuelos que se dispersaban lentamente, mientras sonrea con la satisfaccin de haber cumplido una vez ms su tarea. Rosana Pieiro Rocha
Me acuerdo que en una oportunidad viajamos desde Montevideo a Artigas; all, como siempre sucede en el Interior, los compaeros reciben muy bien al que llega. Pasados los das el relacionamiento con ellos iba creciendo y un compaero, al borde de la jubilacin, nos cuenta que no conoca Montevideo y menos an el edificio sede del BPS, nos pareca algo totalmente imposible cmo no iba a conocer los edificios que para nosotros eran tan comunes?, cmo siendo un funcionario de tantos aos de trabajo nunca haba ido a Montevideo? l continu su charla diciendo qu difcil le resultaba mandar a Montevideo, por ejemplo, a una madre con su hijo, a un lugar que l nunca haba visto y, peor an era decirle que deba dirigirse a los colgantes, (recordemos que llamamos as al espacio destinado a oficinas que se encuentra en los pisos primero y segundo del edificio Sede, sobre la calle Colonia, pero claro, esto es jerga interna...), deca este compaero que era como pedirle a la madre que fuera a la selva y que luego vendra alguien en una liana para llevarla a ella y a su nio al lugar indicado. Estos testimonios, nos sirvieron para darnos cuenta cmo en muchos aspectos fallbamos en la comunicacin y qu importante es saber las costumbres y modismos de los compaeros de todo el pas para entendernos bien. Por ejemplo, en una oportunidad un compaero dijo vamos a comprar factura?, nos dimos cuenta que para varios de nosotros, la palabra factura tena, adquira, diferentes significados segn nuestra tarea, oficio o lugar de procedencia; para unos, la factura, eran los bizcochos, otros hubieran ido a comprar huevos, otros chorizos y sin duda alguno al hacerlo hubiera pedido la factura, para poder rendir cuentas. Mucha gente del BPS es sencilla, sin vuelta, capaz de sacar dinero de su bolsillo, para pagar un boleto, un litro de leche o el pan de un usuario en caso de necesitarlo, esto me animo a decir que sucede a diario. Sabido es el caso de funcionarios que han padecido el sndrome de la esponja, por su incapacidad de alejarse de los problemas que trae el pblico y hacerlos suyos, esto los lleva a cargarse continuamente con los problemas ajenos, hasta no poder ms. No es sencilla la tarea de estar toda una jornada de trabajo en contacto directo con pblico proveniente de distintos medios y situaciones de vida. No nos haban educado para eso. Siempre he dicho que, de nios, cuando nuestros mayores insistentemente nos preguntaban: - qu vas a hacer cuando seas grande?, ninguno de nosotros contest: funcionario del BPS, obviamente debemos haber contestado: - ser maestro, o bombero, polica o doctor. Nuestra sociedad es producto de la colaboracin de todos y de cada uno de nosotros; todos, no importa desde qu lugar, aportamos nuestro granito de arena para hacer un pas mejor, ms digno y ms solidario. Esto implica un compromiso nuestro como funcionarios, una capacitacin y actualizacin continua, nos debe asistir la responsabilidad inherente a nuestro rol de servidores pblicos. Y, con el devenir del tiempo se ha demostrado el esfuerzo y empeo que se ha puesto para colmar las expectativas de la gente y de la Institucin. Probablemente a algn funcionario que lea estas pginas se le escapen sonrisas recordando, por ejemplo, el curso de Trabajo en Equipo, que nos convoc hace aos, en el primer intento
Hace muchos aos que trabajo en el BPS, a veces siento que de quince aos a esta parte hemos crecido juntos. El tiempo y los aos nos han alcanzado a los dos y, en ese trascurrir hemos experimentado, hemos acertado y, a veces nos hemos equivocado. Ms que mi espacio laboral, ha sido un mbito de crecimiento y enriquecimiento personal que a diario agradezco. Con algunos compaeros hemos tenido la dicha de recorrer el pas de punta a punta a travs de nuestra funcin dentro del Banco, eso nos ha hecho conocer a su gente, sus costumbres, sus inquietudes, hemos logrado crear humanos puentes de comunicacin con compaeros de distintas localidades. Hemos aprendido a querer y a respetar a los funcionarios del BPS y a valorar su tarea diaria, silenciosa, a veces inadvertida, pero comprometida con la gente y con la sociedad toda. Para quienes recin se suman al plantel del BPS, difcil ser concebir que en esta Institucin en alguna poca no existan las computadoras, los faxes, los telfonos de atencin inmediata. Eran tiempos de mquinas de escribir, de papel sobre papel, de ficheros cargados de tarjetas, de los mostradores en la atencin al pblico. Eran das de pesadas calculadoras a manija y del papel carbnico como infaltable aliado de la diaria tarea, ya que las fotocopiadoras o las impresoras era sueos impensables. Como funcionarios y personas hemos sufrido y nos hemos adaptado a muchsimos cambios propios del Organismo en su mejora de gestin; hubo instancias en las que teniendo claro qu tenamos que hacer, o cambiar, y cmo hacerlo, nos costaba enormemente dar el paso. Recuerdo cuando en la Oficina en la que trabajaba lleg por vez primera un fax, todos quedamos asombrados, asistiendo a ese avance de la tecnologa que se acercaba a nosotros para estar ms en contacto dentro y fuera del BPS. Era increble pensar que del otro lado alguien nos estaba mandando una informacin en soporte papel. Sencillamente fantstico. Y tambin fue por esa poca que qued afuera el sistema de comunicacin por radio. Si bien me llena de orgullo ser un servidor pblico y poner mi capacidad al servicio de la comunidad, ms me llena de orgullo saber que en cada punto del pas hay, como en todas partes, gente excepcional que, a la vez, es funcionaria del BPS. Gente con valores, capaz de despertar sonrisas, capaz de crear vnculos afectivos que trascienden su espacio laboral; me llena de orgullo esa gente heterognea: profesionales, tcnicos, personas con el liceo apenas terminado, pero con valores firmes, slidos, que los hacen diferentes. stas son las personas del BPS que me hacen sentir orgullo de formar parte de l y, de su mano caminaremos en este encuentro, trayendo algunas experiencias o ancdotas con ellos vividas.
de nuestro Organismo de hacernos sentir parte de algo y, sobre todo de hacernos conocer herramientas no exclusivas para la vida laboral, sino que podamos aplicarlas en diferentes aspectos de nuestra vida. Digo que se nos escaparan sonrisas porque, en lo personal, hasta el da de hoy al recordar ese curso no puedo menos que sonrer con ternura, con cario, con orgullo por ese intercambio de vida, que en una Institucin Pblica, pudimos vivir y disfrutar, aprender, trabajar y cooperar en total intercambio y armona. Como ancdota podemos decir que varios de los grupos que, al azar, Capacitacin convoc para tomar este curso, an hoy, ms de diez aos despus, continan reunindose fraternalmente. Y as me viene ahora a la memoria aquella vez que una compaera del Interior que en un encuentro nico que se realiz despus de su curso de trabajo en equipo me dijo algo as: -este curso me ha ayudado a cambiar y transformar a la quejosa que hay dentro de m Sucede que uno de los temas que tocamos en esa instancia era que comnmente solemos actuar desde una posicin o un rol de quejoso, de vctima. Esto, en general nos coloca en un lugar de poca accin en la vida, ya que nada dejamos de cuestionar o criticar, probablemente, esta actitud que ya es una costumbre en nosotros, nos impide disfrutar y valorar nuestros entornos. A veces vamos por la vida sin valorar esas pequeas grandes cosas que conforman nuestra existencia pero, que sin querer ignoramos por correr detrs de otras, tal vez inalcanzables. Una vez, en oportunidad de un curso de Atencin al Pblico, participaron en el grupo compaeros de distintos puntos del pas. Uno de ellos que vena de muy lejos, del este del pas, y nos dijo que no ira a Montevideo a ver a su madre, aunque haca mucho que no la visitaba. Porque era mejor regresar directamente, porque la distancia era grande Era un viernes, y ante ese comentario una compaera le dijo que lo envidiaba enormemente, ya que su mam haba muerto haca muchos aos y su ausencia an le dola mucho. A sus palabras nos sumamos otros compaeros y cada uno fuimos hablando de nuestras madres fallecidas y del deseo enorme que a todos nos asista de abrazarla, de besarla, de charlar otra vez con ella, o simplemente de sentarnos a su lado en absoluto silencio. Era evidente que los que hablbamos tenamos una carencia enorme de mam y, en cierta forma queramos que nuestro compaero visitara a la suya, con el dormido deseo que fuera una visita a las nuestras. La emocin se adue de todos, el silencio fue enormemente largo, hasta que nuestro compaero dijo: -Est bien, voy a ver a la vieja! Y la voy a invitar a cenar! Qu alegra!, nos remos, lloramos, nos abrazamos Ese hecho nos acompaa hace casi diez aos y ha creado un vnculo indestructible entre nosotros, que nos acerca en lo personal y, por supuesto en lo laboral. Cada uno de nosotros sabe que el otro est y que es incondicional. Cmo no desear que se d nuevamente la posibilidad de encontrarme con compaeros con estas caractersticas! Es maravillosa esa inmensa red de afecto y coparticipacin que a lo largo del tiempo se fue creando. Es casi mgica esa posibilidad de aprender y crecer juntos como personas, como seres humanos, apuntando a la calidad de un curso y a la calidez del mismo. En instancias como stas ha quedado relegado el orden jerrquico y en ese mbito somos todos iguales apostando a un mismo objetivo y llegando a l en la pluralidad de nuestros pensamientos. Es curioso ver de qu forma influyen algunas de las instancias de capacitacin que, adems de proveer conocimientos o destrezas, perciben una mejora en el relacionamiento
NUESTRO CAMPO - Stefania Natalia Priario Diferentes colectivos a los que sirve BPS trabajadores, empresarios, madres y nios, adultos mayores - Mencin con premio
interpersonal, la adquisicin de confianza en nosotros mismos, la motivacin de sentir que hay un organismo que se preocupa por nuestro crecimiento laboral y personal. Es bueno saber que dentro de lo fro del engranaje burocrtico y social, nuestro organismo es una especie de isla donde se ha potenciado la calidad y la calidez humana. En breve ser uno ms de los que se han marchado por diferentes razones del BPS y, al hacerlo sabr que en algn punto de nuestro pas, alguien me recordar, porque de seres humanos est hecha esta Institucin. Sabr que alguien tambin tendr como yo hoy recuerdos o ancdotas que compartir con las nuevas generaciones recordando a aquellos funcionarios que por su calidad de persona han sabido dejar una huella imborrable en muchos de nosotros. Est muy bien que entendamos que solamente se puede vivir el presente, ya que, en realidad, este presente es la nica dimensin con que contamos. No es bueno que nos quedemos enganchados en lo que ya pas y, menos an, adoptar la conducta manriquista de creer que todo tiempo pasado fue mejor. Pero debemos tener en cuenta tambin que nuestro presente laboral, es hijo del accionar de cientos de personas que no pasaron desapercibidas en nuestro Organismo. Cmo no sentir este clido orgullo si, de quince aos a esta parte, pude tener la posibilidad de asistir, y sobre todo de participar desde un lugar fascinante, a todo esto? De un tiempo a esta parte Mara del Carmen Iglesias Montevideo
Con mucha voluntad y ganas de hacer las cosas de manera correcta, ella se dirigi a Registro. All, con una cantidad asombrosa de gente, entre papeles y expedientes, logr regularizar esa situacin y finalmente obtener la aportacin como Servicios Personales. Ahora, el siguiente paso era modificar el convenio. Para eso, yo mismo la acompa al segundo piso, donde fui directamente a plantearle la situacin al Supervisor de la seccin, quien entendi perfectamente cul era el caso, procediendo a efectuar la re-financiacin de la deuda. As fue que tres secciones del Banco, trabajando conjuntamente y en colaboracin, todos pudimos solucionar un dilema que en principio pareca un poco ms sencillo. La seorita me lo agradeci infinitamente, dado que realmente era crucial que su hija pueda ser atendida en su mutualista lo antes posible, a cuestas de cualquier precio. Sin dudas, fue muy gratificante para m, a pesar de que slo hice mi deber como servidor pblico. Guillermo Goss Montevideo
ABUELA Y NIETO - Oscar Pellerey Diferentes colectivos a los que sirve BPS trabajadores, empresarios, madres y nios, adultos mayores - Mencin con premio
Rompevientos
La historia que voy a contar sucedi a mediados de 2009 con una seora a la que voy a llamar Nelly Rodrguez. Recuerdo que era una maana bastante fra porque justamente reestrenaba un rompevientos que haba usado poco el invierno pasado por eso de postergar lo mejor para salir. Fue entonces que este buzo vino a aparecer haciendo una de esas limpiezas generales en casa, (de tres veces al ao como mucho), entreverado en el cajn de la ropa de verano; y como le tena aprecio por ser regalo de una compaera del liceo, no me molest que las mangas se hubiesen encogido un par de centmetros. As que ya teniendo este buzo que me gustaba, y considerando que los otros estaban casi todos para lavar, al da siguiente como ya era lunes me vest usndolo. Cuando llegu nada fuera de lo comn, las vueltas de siempre: sacar las bandejas de expedientes, verificar que los sellos tuvieran las fechas del da, la engrapadora al alcance de la mano y hojas en la impresora. Como donde trabajo tratamos de no dejar nada para el da siguiente, (y en general lo logramos), no quedaba otra cosa que esperar que llegara documentacin para trabajar o pblico que atender y me dispuse a eso, esperar... fue entonces que a eso de las 10 se presenta esta persona, una viejecita, de unos 68 aos. Vesta modesta pero prolijamente,
conservando an ese gesto entre juicioso y altivo como de alguien que conoci tiempos mejores. Brevemente me relat los problemas que la haban acercado al Instituto para solicitar una vivienda por consejo de una ex empleada (ahora amiga suya) desde haca unos 15 aos antes cuando era propietaria de un taller de costura de La Teja. Lo cierto es que por deudas de su ex esposo ya fallecido haca un par de aos haba tenido que vender casi todo debiendo acudir a la ayuda de sus hijas que no tiraban manteca al techo (ni se privaban de comprarla), pero el punto era que se senta incmoda porque necesitaba su independencia que por otra parte sera lo ms justo para todas ellas. Precisamente en aquel momento se encontraba viviendo en casa de la menor y lo poco que le quedaba de pensin se le iba en medicamentos y en un prstamo para ayudarla en refacciones que la casa no poda esperar ms. Al terminar de narrarme estas circunstancias bastante complicadas trat de aliviarla un poco contndole a mi vez sobre la mam de un amigo que tambin est en el mismo ramo pero como empleada, y que tengo claro por su experiencia cercana que no es nada fcil ganarse la vida de esa forma tanto por lo duro del trabajo como por lo mal pago que est. Al extenderme la nota que traa vi en el encabezado un apellido muy sonado en BPS escrito con nr donde llevaba rr y se lo correg por las dudas. Creo que fue en ese momento cuando dobl el codo que pudo ver lo corto de las mangas del rompevientos y esboz una sonrisa callada. No s si por vergenza o costumbre pero no pude contener la broma de que me haban faltado $50 para el prximo talle y la media sonrisa se le marc un poco ms. Cuando se despeda me dio una tarjeta del local de una expo donde trabajaba una e sus nietas y le desee suerte como hago con la mayora de las solicitudes complicadas comentndole que dentro de lo que est a mi alcance cumpl. Ella por su parte me prometi que se iba a acordar de m si le resultaba lo de la vivienda y me dese suerte en general pero no le di trascendencia porque cre que lo deca como una muletilla. En ese momento asum que simplemente se haba ido conforme con la atencin, pero no esperaba lo que pas hace dos meses cuando Nelly en compaa de su nieta lleg de visita a la oficina trayendo consigo un rompevientos que me obsequi y que gracias a su buen ojo para las medidas result justamente de mi talle! Jorge Braulio Rodrguez Montevideo
Para ello, y a partir de los pagos realizados en un determinado mes, se gener un padrn en el que figuraban los datos ms relevantes de las empresas, incluyendo su Nmero, con el correspondiente Dgito de Control (con el mismo algoritmo que el usado en la Cdula de Identidad), y que serva de base para verificar la calidad de los datos y detectar las situaciones a corregir. Pero las empresas nuevas o las que no haban pagado en varios meses, no figuraban en el padrn y haba que calcular el Dgito de Control manualmente. Sin contar con mayor explicacin del motivo que lo impuls a hacerlo, el jefe de la Sucursal confeccion con cartulina proveniente de carpetas y fichas de cuentas corrientes en desuso, una suerte de regla de clculo con la cual, una vez establecido el nmero de empresa en la parte superior mediante unas tirillas mviles que se enfrentaban a una serie de ventanas- mostraba en las ventanas inferiores el resultado de los productos de cada nmero por el correspondiente del algoritmo, de tal manera que sumando dichos productos y obteniendo la diferencia al prximo mltiplo de diez, se obtena el Dgito de Control o Verificador. El artilugio dio buen resultado y se hicieron varias copias, para los funcionarios de la propia Sucursal y sus Agencias, e incluso para algunas oficinas de Prestaciones del Departamento que lo usaban para calcular el Dgito Verificador de las cdulas ms antiguas. Un tiempo despus, y conversando sobre el tema dicho Jefe y Pepe, este ltimo le coment que se contaba con un programa (creo que eran los tiempos de la Texas) que permita hacer el clculo del Dgito de Control de un determinado nmero de empresa o Cdula de Identidad. Ante ello, el primero le exhibi uno de sus artilugios de segunda versin (en el que se podan sumar directamente los ltimos dgitos de los productos obtenidos) y lo desafi a probar quin era ms rpido. Realizada la prueba, parece ser que gan la regla de clculo, por lo que -a modo de premio consuelo- el Jefe de Sucursal se la obsequi a Pepe, pasando a ocupar la misma un lugar destacado en la plancha de corcho que se encontraba detrs de su escritorio, en el despacho del entrepiso de ATyR en que hoy estn algunas instalaciones de la Central Telefnica. Unos aos despus, se incorpor al BPS el Ingeniero Hugo Odizzio, y comenz a trabajar conjuntamente con el Cr. Oscar Martn en el anlisis y revisin de los distintos sistemas en uso en los servicios de Recaudacin, teniendo frecuentes reuniones con Pepe. En una de esas oportunidades, al reparar en esa extraa cosa pinchada desmaadamente en el tablero, pregunto qu era, y Pepe le refiri toda la historia, dicindole que era obra de un loco del Interior. El hoy Director Odizzio le dijo entonces -segn lo contaba Pepe- la prxima vez que ese loco venga a Montevideo, decile que vaya a verme a mi oficina, porque quiero conocerlo Claro que lo que sucedi de ah en ms, es otra historia. Justo Jos Medero Montevideo
Ins
La sucursal Salto del BPS, por el ao 1995, estaba ubicada en la calle principal de esta ciudad, en Uruguay 431, frente a la plaza Treinta y Tres. Era una enorme casa, que en sus comienzos fue de una familia importante. El dueo se llamaba Dr. Atilio Chiazzaro, como luce en una placa en la fachada. Enormes habitaciones con techos altos, que hacan de oficina, daban a dos patios, que era donde la gente esperaba a ser atendida con el nmero asignado. En ese momento, yo atenda las Coordinaciones al DEMEQUI, a mi lado trabajaba Ins, otorgando prstamos, adems de los compaeros que atendan Seguros de Paro y Seguros por Enfermedad. El pblico era muy variado, desde nios a personas mayores, enfermas y en seguro de paro; mil situaciones distintas se manifestaban en esos rostros expectantes, observadores, exigentes a veces tristes, a veces alegres. Muchos de ellos y sobre todo los ms ancianos, eran atendidos por Ins. Ella, es de esas personas que hacen que cada momento sea nico y especial: siempre con muy buena onda, capaz de hacer rer al ms amargado. Todo el mundo la saluda con cario, pues todos la conocen y ella conoce a todos; tiene esa capacidad increble de recordar a cada uno por su nombre, pero no slo eso, conoce tambin el nombre del esposo, de los hijos, hermanos, concubinos siempre sorprende cuando le pregunta a la gente por sus familiares! Es de esas personas que saben rescatar lo mejor que tiene la vida, y lo mejor que tiene la gente, alegre, atenta hasta con los ms desvalidos. Aquellas personas con situaciones realmente carenciadas, donde el olor a rancio est impregnada en sus ropas, donde el deterioro es total, a esas personas, Ins las atiene de igual a igual. Ms de una vez admir esa conducta; con qu facilidad logra vincularse y comunicarse con todos. Todas esas situaciones que uno quiere esquivar, ella las enfrenta y hace que un momento desagradable pase a ser agradable. As podra nombrar mil relatos, como por ejemplo, cuando a una chica sordomuda le negaron la pensin y lloraba desconsoladamente. Ella se sent, la acompa hasta que se calm. O aquel viejito que ella estaba atendiendo por un prstamo, le pidi la cdula y l sac una bolsita de nylon que vaci sobre el escritorio y entre todas las cosas que contena, estaba la dentadura postiza a ella no le dio asco, sino que los dos terminaron matndose de la risa. Otra vez atendi a un viejito de bastn y sombrero, despus de otorgarle el prstamo, Ins se dio cuenta que se haba olvidado de la cdula justo pasaba Raquel, una compaera de la limpieza y le dijo: tra al viejo de bastn que se dej la cdula, Raquel con mucho cuidado y amabilidad trajo al seor. Ins estaba distrada y cuando lo ve, le dice fuerte a Raquel: Este viejo no era, es el otro viejo de bastn. Tenan que ver la cara de Raquel y del pobre hombre que no entenda nada! El BPS: un hogar Entre todo este pblico haba una chica joven tramitando una pensin por invalidez, la habamos atendido unas cuantas veces. Realmente estaba en una situacin de calle, con visibles problemas de salud, tanto mentales como fsicos. Cada vez que vena, nos contaba los mil problemas que tena: haca poquito haba tenido un beb y se lo haban sacado aludiendo que no poda hacerse cargo de l, cosa evidente, pero la angustia de ella era increble; nos contaba que varias veces se haba querido matar, nos mostraba los cortes en las muecas. Slo Ins lograba sacarle una sonrisa; le regalaba cigarrillos,
una bebida, o algo para comer. Cada vez que la vean venir, alguien deca fuerte: Miren quin lleg, pero no molestaba, se sentaba un rato con Ins y se iba muy contenta. Un da apareci con unas bolsas, todo un enorme cargamento. Cuando Ins la vio le pregunt si se iba de viaje y ella le dijo muy campante, vengo a vivir ac con ustedes, pues ac me tratan muy bien. Ins trat de explicarle que eso era imposible, que ac no viva nadie, que era una oficina. Pero porfiada como era, se meti con sus monos en el tesoro, que quedaba en una habitacin atrs de Administracin y Pagos; fue todo tan rpido e inesperado que nadie la pudo detener y all estaba la pobre mujer con sus bolsas en el Tesoro. Tuvo que intervenir el Gerente, no recuerdo si tambin la polica, pero en fin esto pas y no es fruto de la imaginacin sino la pura realidad. A veces pienso que el BPS tendra que premiar a esas personas que como Ins dan mucho ms que el trabajo de todos los das. Estela Algorta Salto
Almuerzo Inusual
No importa el da... rompiendo la rutina diaria de las miles de caras que pasan por mi oficina, llam mi atencin una mujer que con su caminar lento y seguro se dirigi hacia mi escritorio. Al llegar, y luego de depositar a su alrededor la cartera y mltiples bolsas que traa, me mir y no antes de adornar con una amplia sonrisa su tez ruda y rubicunda, que mostraba la seal de trabajo bajo el sol, me solicit, en una jerga, mezcla de espaol e italiano, informacin sobre su jubilacin rural. Todo aquel personaje, trajo a mi memoria a mis familiares venidos de los ms profundo del sur italiano. Inmediatamente de iniciada la conversacin, pudimos fcilmente enterarnos de nuestro origen comn, y fue imposible que no saliese a relucir nuestro amor por la comida, y el placer tambin comn de prepararla. Como todos sabemos, cuando dos italianas hablan de comida, el tema central sin duda es la pasta. Nos confesamos algunos secretos sobre su preparacin, antes de pasar al asunto que la haba trado. Despus de transcurridos unos cuantos minutos, durante los cuales le aclar todas las dudas que me plante sobre su pasividad, surgi nuevamente el tema comida, pero esta vez fue por su preocupacin por nuestra alimentacin en la oficina no solo por el escaso tiempo de que disponamos para el almuerzo, sino fundamentalmente por lo poco sustancioso que ella consider que all podramos comer. Luego, y despus de agradecerme los servicios, prometi que los retribuira con algo hecho por ella, se march, lenta y segura, como haba venido, perdindose entre el pblico, siempre abundante a esa hora del da. No puedo negar que pas por mi mente qu era lo que podra traer... sera una torta, probablemente dulces caseros, o simplemente unos huevos de la granja. Pero el pensamiento se borr con el recuerdo de tantas promesas incumplidas, y all termin aquel encuentro de igual forma que otros tantos de aquel da. Enorme fue mi sorpresa, cuando das ms tarde, reapareci con su misma amplia sonrisa, pero esta vez no traa la cartera y los paquetes, porque sus manos estaban ocupadas por una gran olla, con el aspecto de recin retirada del fuego; que despus de ser destapada invadi toda la oficina con el aroma de unos muy bien preparados tallarines a la bolognesa, con el sello de una tpica comida casera acompaada por su deseo, que aunque solo fuese en una oportunidad, tuvisemos el almuerzo que ella pensaba que merecamos. Pero dems est decir, que no solo yo qued sorprendida por aquel muy poco usual obsequio, sino que el acontecimiento conmocion a toda la oficina, causando, como por arte de magia, la aparicin de mltiples comensales, para sumarse a este sorpresivo almuerzo italiano. Cada cual con su plato y cubiertos, y de a dos por turno como lo hacemos diariamente, nos abocamos a la tarea de hacer desaparecer los tallarines. A las 4 de la tarde volvi muy contenta a retirar su olla y a presentarnos con mucho orgullo a su esposo, un seor robusto, de mediana estatura, de aspecto saludable, y mostrando su piel curtida por el sol.
l tambin haba colaborado a nuestro inusual almuerzo, trayendo a su esposa, y a la olla, en su camioneta. Una cara que nos pareci a todos muy familiar porque ya lo habamos atendido varias veces y le haba comentado a su esposa su agradecimiento hacia nosotros, el cual hizo muy concreto, al retirarse, prometindonos, que sera retribuido con un cordero. Concluido el acontecimiento, volvimos a la rutina, alegres y reconfortados por aquel obsequio, tan sencillo, pero tambin tan original como sincero, que siempre recordaremos. Pero sin duda y luego de las caractersticas de esta tan particular forma de agradecimiento, qued en la imaginacin de todos los que participamos, si ese cordero vendra vivo, o si deberamos ir pensando en qu lugar de la oficina podramos colocar las brasas y el asador... Hasta el momento solo seguimos esperando... Ana Mara Marzullo Montevideo
El tiempo transcurre, viviendo en el Interior sumado a la prdida de su pap, se volvi difcil su tratamiento lo cual demand un mayor sostn y apoyo. Fueron muchas charlas, visitas al foniatra, al psiclogo con lo cual logramos un mayor afianzamiento y relacionamiento con el equipo de profesionales, logrando poco a poco retomar su adhesin al tratamiento y su colaboracin. Recuerdo que de nia lloraba, pataleaba, se agreda arrancndose las cejas, esto marcaba y le daba una expresin rara a su carita... siempre enojada y sin cejas. Poco a poco con el pasar de los aos, con el trabajo de todo un equipo, la constancia de su madre y la colaboracin de Jazmn fuimos entablando una relacin maravillosa. Empieza el liceo, continan los tratamientos bucales si bien la parte quirrgica y fonitrica estaba culminada. Jazmn ya habla bien y su cicatriz es casi imperceptible, pero tiene una secuela, los huesos de la cara no han crecido adecuadamente. Desde hace diez aos el BPS apoya la capacitacin de un equipo de salud, el cual es pionero en tcnicas de crecimiento seo para estas secuelas. Cunto orgullo nos produce, porque es lo que nos permite realizar estrategias teraputicas como stas, siendo otra etapa del tratamiento, independiente de la anterior. Se lo planteamos a Jazmn, es otro momento de su vida tambin, es su decisin, ya es una estudiante universitaria de licenciatura en Servicio Social, inmediatamente dice: S. Si ustedes creen que es lo mejor lo hago. Cunta responsabilidad, pero sabamos lo que hacamos, la intervencin consiste en realizar una fractura en la base del crneo e instalar un aparato durante tres meses el cual requiere ser activado por el equipo de salud, hasta lograr el crecimiento deseado del hueso. El resultado todo un xito, el ltimo y definitivo. Su carita de nia cambi, el esfuerzo, el sacrificio y la perseverancia dieron su fruto, en el rostro de una mujer, que la llev a cambiar su documento, su identidad de alguna forma se modific, se reconoce en esta persona, la otra qued atrs, es parte de su historia, hoy tiene otro rumbo, su autoestima es otra, su gratitud es enorme y nuestra satisfaccin inmensa. Esta profesional de hoy, la pequeita del ayer, nos manifiesta con frecuencia su agradecimiento y su deseo de que todos los nios que nacen con esta patologa, tengan la posibilidad de recibir lo que ella recibi. Esto nos hace sentir parte de sus logros, si bien sabemos que la verdadera protagonista es ella y su familia, no dejamos de sentir la satisfaccin y orgullo por todo lo realizado, en este acompaamiento tcnico y emocional durante toda su vida, desde el nacimiento, pasando por cada una de las etapas de su desarrollo, hasta hoy... que ya es una adulta y con el alta definitiva, provoca una huella imborrable en nuestra memoria y en la de ella que permanecer por siempre. Son muchas las historias de vida que podra contar en treinta dos aos de Servicio, de los cuales veintiocho han sido esta Especialidad, la cual amo profundamente, siendo lo que eleg para hacer en la vida. No puedo dejar de sentir un agradecimiento enorme a la generosidad de mis maestros de mis compaeros y sobre todo de los pacientes y familias. En suma mi agradecimiento y orgullo de pertenecer al BPS, que en definitiva somos todos sin importar en el lugar que se pueda estar. Mara de los ngeles Ramos Montevideo
La Sonrisa de Diego
Esa tarde de julio, la llovizna pertinaz y el viento del sur hacan sentir un fro casi insoportable. Pensaba que las tardes as, eran especiales para dormir una buena siesta, pero... imposible, era da de consulta y all deba estar. Llegu, mojada, con sueo, cansada pero no poda dejar de atender los pacientes citados para ese da. En el hall esperaban varios pacientes, la mayora nios, que acompaados de sus madres hacan tributo al ms grande aburrimiento que puede significar esa espera que se hace eterna cuando somos pacientes y la impaciencia nos ataca por todos los rincones de nuestra humanidad. Muchos nios, ya conocidos, venan a control, pero en aquel rincn estaba una joven madre, de rostro cansado y adormecido, acariciando la mano de un nio sentado en silla de ruedas que indiferente al mundo, esperaba sin prisa. Un gorro de lana ocultaba su cabello, y haca sobresalir aquella carita tan plida y los dientes desparejos; pero sobre todo esa mirada extraviada en el tiempo y el espacio llamaba mi atencin denotando cierto aire de tristeza. Un pantaln deportivo cubra las piernas frustradas, delgadas y huesudas, los pies enfundados en aquellos championes, seguramente intiles en esos pies deformes, sus manitos delgadas y contradas lo hacan parecer tan vulnerable que lo hubiera abrazado para protegerlo de no s qu peligro invisible. El trabajo con nios de capacidades diferentes me produce una ambigedad de sentimientos que entre la tristeza y la frustracin deja florecer alegras al ver sus mejoras, pero ese da era mayor la tristeza que me invada y que quizs; potenciada por el da gris y pluvioso me haca sentir tremendamente vulnerable. Inici la consulta con actitud positiva, demostrando un buen humor que no tena, que se haba evaporado y que nadie debera percibir que me faltaba.
La sonrisa nos la ha dado Dios para regalarla y eso trato de hacer en cada da. Lleg el turno de atencin de Diego, que no era precisamente el hroe de El zorro, ni tampoco Diego Forln el gran jugador, sino un ser que hablaba en un lenguaje gutural, ininteligible o que quizs yo no saba interpretar. Proveniente de la zona rural de Salto haban llegado con su madre para realizar una serie de consultas con varios especialistas, por lo que a esa hora de la tarde, ya ambos, denotaban gran cansancio y hasta dira de hasto de tantas preguntas que aunque necesarias haban sido respondidas muchas veces ese da. La venida a Montevideo se haba iniciado a las 12 de la noche cuando haban conseguido conduccin. En ese tiempo me costaba entender ese lenguaje, conduccin era conseguir el transporte que los llevaba primero hasta Salto para luego desde all tomar un mnibus para la capital. Con pocos pesos y hambre estaban esperando con esperanzas de que ese nio tuviera alguna mejora. Diego no sonrea, no caminaba, no hablaba y tantos otros NO innumerables. La precaria situacin econmica de su familia no ayudaba para mejorar la situacin dentro de sus posibilidades. Qu hacer? me pregunt, cmo puedo ayudar? El informe de la situacin de Diego con su desnutricin y su anemia no era novedad para esa madre que aunque humilde era Madre as con maysculas. Fue en ese momento que quebr su entereza y rompi a llorar desconsoladamente. En alguna de las consultas un Doctor le dijo: este nio no va a caminar y esa frase haba desmoronado sus ilusiones, su fe y cuestionado si era bueno o no someter a Diego a tantos sacrificios y si no habra mejora... para qu seguir insistiendo. Cmo ayudarlos? Abrac a esa madre y le ped ser socias de una nueva empresa, en la cual no tendramos ni das libres ni feriados, con altos dividendos y sin arrepentimientos. Nombre y razn de la empresa Ayudemos a Diego. Casi dos aos de inventar recetas con poca plata, y ejercicios para movilizarlo y muchas palabras de aliento para continuar. A veces brotaba el llanto pero nunca faltaron a la cita las palabras de aliento, afectuosas, comprensivas y dulces, excelentes herramientas para el xito. Un da cualquiera escuch en el pasillo: Doctora, tiene un momento? Era la madre de Diego, estaba aparentemente sola, y el temor me paraliz. Pidiendo disculpas por no tener hora me dijo tengo una novedad que la va a poner contenta . En ese momento entr caminando con muletas el Diego, el que no iba a caminar. Vi esa sonrisa que como mariposa anrquica volaba de sus labios al mundo, mostrando esa alegra tan profunda que nadie le poda robar. Lo abrac tan profundamente que tem hacerle perder su precario equilibrio, slo di gracias a Dios, a su madre y al Diego por darme un regalo de vida, de amor, de Esperanza y de fe que llevar siempre en el bolsillo de mi corazn. Est claro que no es Diego De la Vega, el hroe de ficcin, ni Diego Forln un hroe en el deporte, pero es EL DIEGO un hroe annimo de los que luchan todos los das contra los obstculos de la propia vida y que sin duda admiro. El camino de la recuperacin slo se ve si mantenemos abierta la ventana de la esperanza. Mara Isabel Pellegrini Canelones
Ac estoy seorita
Y un da me llamaron: - Sr. Fernndez, le hablamos del Banco de Previsin Social, para avisarle que este lunes debe presentarse en las oficinas de Rocha para iniciar sus tareas.- Qu emocin! Inmediatamente le avis a mi jefe que iba a dejarlos ya que haba conseguido el trabajo en el BPS. Los jefes siempre estn tristes cuando uno los deja, o por lo menos simulan estarlo. Este caso no fue la excepcin, incluso me dio a entender que quizs tuviera que cerrar la empresa, ya que, -dnde encontrara alguien tan cumplidor?Aprovech la ocasin y le dije que, -de manera tan econmica, seguro que en ningn lado.- Mis compaeros me miraban maravillados. Le avis a mi madre, ex funcionaria de la Direccin Nacional de Catastro, con la clsica propuesta: -tengo una noticia buena y una mala. La buena es que salv el concurso y soy funcionario de BPS, la mala es que no eleg Montevideo para trabajar-. Hay madres que tienen eso, si su hijo est bien, as les duela en el alma, nunca te enters, y entre risas y llanto te dan su aprobacin as les digas que te vas a Japn en pos de un sueo. En fin, en diciembre mi vida puso rumbo a la ciudad desde donde haba partido hacia 20 aos, con la ilusin de recibirme de abogado, doctor o astronauta. A la capital no le guardo rencor, ni por quedarse con mi madre, ni porque no se pudiera estudiar astronutica, ni por la tormenta del 23 de agosto, ni porque una tarde, alguna persona sin alma se llev de la puerta del apartamento el Fiat 600 que tanto amaba y aos me llev comprar. De todas maneras casi logr quedarnos a mano porque yo le saqu a la gran ciudad una de sus joyitas, mi mujer, y no se la pienso devolver. ramos cinco los nuevos, y la Gerente, luego de explicarnos los horarios y otras cosas generales nos fue repartiendo en las secciones que necesitaban gente fresca. -ste es el chico nuevo,- les dijo a tres seoras que estaban detrs de unos escritorios que a su vez estaban detrs de un cartel que deca ACTIVOS. Una de las seoras sigui en lo suyo, como si nada, otra me dio un beso y me dese mucha suerte y la tercera acerc una silla al lado de la suya y le dijo a la Gerente, -djamelo, yo le explico-. Ah conoc a mi mentora, compaera, colega, confidente, defensora, hostigadora para que haga las cosas bien y sobre todo, amiga. Cincuentona de esas que no lo aparentan, con peinado recin salido de la peluquera aos sesenta, perfume medio caro, uas perfectas y dedos con artritis de tanto rascar el teclado de la computadora en busca de soluciones. Estuve unos cuantos das trabajando al lado de ella y bajo su atenta supervisin, hasta que un buen viernes me dijo que el lunes tena que arrancar solo. Fue ms o menos como cuando mam me dej el primer da en el jardn de infantes, no llor pero me ardieron bastante los ojos. No digo que no estaba preparado, digo que estaba superficialmente preparado. Por la parte tcnica tenia buen respaldo, ya que se puede preguntar y si uno lo hace de
buena manera la respuesta aparece, lo duro de afrontar es la timidez, ya que no es compatible con la atencin al pblico. Uno se siente expuesto, vulnerable, frgil, inseguro. Soy el nuevo y la gente lo sabe. Llegan las 09:15, se abre la puerta y entra un montn de personas de las cuales habra unas veinte mayores, posiblemente jubilados, unos tantos jvenes que seguramente estaran para tramitar asignaciones familiares o algn subsidio y un seor no vidente. Era da de prstamos. Respir hondo, di "enter" al llamador y con una voz que ni yo reconoc, dije, -nmero uno para prstamos! La naturaleza me regal una voz aflautada que trato de contrastar con una barba que tampoco crece muy tupida, pero esta vez fui ms all y pareca el soprano de una pera de Verdi. Los nervios me hicieron una jugada maestra. Gracias a eso y a que, cuando el destino te quiere marcar en la memoria un da para siempre lo hace de la peor manera, se par el seor no vidente y dijo con voz fuerte y clara, -ac estoy seorita! Sent todas las miradas clavadas en m como alfileres. Mi compa larg la risa, puso su pulgar hacia arriba y me dijo, -qu buena manera de romper el hielo, eh! Que tengas una linda jornada y por hoy puedes salir a las 16:55 con nosotras. Rodolfo Fernndez-Chaves Rocha
En esa poca (a mis 12 aos) mi abuela segua insistiendo con mi pensin, y me acuerdo que el ltimo dictamen haba venido negado, mi cncer haba pasado, y ella no entenda porque si a m me faltaba un ojo no me daban la pensin, y yo le deca porque estoy bien, abuela. Me acuerdo del ltimo intento de mi familia para solicitar la pensin fue para poder hacerme la 3er prtesis, dado que seguamos sin tener derecho porque era esttica para ellos en aquel momento y la que tena me quedaba chica. Me acuerdo que me vio la psicloga de BPS y un par de doctores ms, me hicieron hacer dibujos, charlas, entre otras cosas, y fue concedida por segunda vez. Fue una alegra inmensa, porque se ahorr cada peso para hacer la tercer prtesis, que era an ms cara porque era de silicona (similar al ltex) y no de acrlico duro como la otra. En el 2008 entr a trabajar en BPS. Increble todava. Me acuerdo que me anot en el concurso el ltimo da hbil, y lo hice por hacerlo. Quedar en el sorteo fue como un balde de agua fra! Dije: ta, ahora depende de m. Y as fue... estudiaba los manuales junto con mi madre, me haca preguntas y yo contestaba. Di la primer prueba y salv, di la segunda y salv, era increble. Cuando fui a dar la 3era se me vino el alma al piso, ver a esas miles de personas (creo que como 4 mil) en el LATU dando la misma prueba que yo y donde solo iban a quedar 450 fue como deprimente. En fin, el que quiera celeste que le cueste, as que tom mi asiento, mi lpiz y mi prueba. Ya hace 3 aos y medio que estoy trabajando para BPS. Viendo la realidad de los problemas. Y es ac donde me doy cuenta seores que mi historia no es nada!!! Es un cuento de hadas!!! Veo realidades mucho ms crudas que las mas, pero claro... ojos que no ven corazn que no siente. Lo ms lindo del cuento es mi ultima prtesis, me la hice hace un ao, como funcionaria pblica nuevamente me top con el NO TENGO DERECHO A PRTESIS, pero bueno, solicit un prstamo de esos para prtesis y la pago en cmodas 24 cuotas. Me acuerdo que en la sala de espera haba una mam con su hijo de unos 5 aos. Empezamos una charla, y dijo que estaba haciendo el trmite de la pensin (el nio haba perdido un ojo) y me pregunta vos cobrs pensin?, y yo le contest no. Me mir y me contest pero te la tienen que dar, te falta un ojo, reclam, porque es tu derecho, se la dan a cualquiera, as que te la tienen que dar. Su contestacin es una de las tantas mentalidades uruguayas, yo le respond mire seora, yo hace casi 3 aos que trabajo en BPS, le parece que debo solicitar pensin?, puedo trabajar, es verdad, tengo una discapacidad, pero eso no me impide una vida laboral, la cobr cuando estuve enferma pero ahora estoy PERFECTA, solo me falta un ojo, y tengo mi discapacidad, porque parte del campo visual lo perd, pero eso no es NADA. La seora no me habl ms. El BPS ha formado parte de mi historia y ahora forma parte de mi vida. Hoy trabajo para el pblico, para esa misma gente que pide prstamos para prtesis, para nios con discapacidades, para adultos con discapacidades, trabajo para los que como yo estuvieron del otro lado, y trabajo para los compaeros que trabajaron por m, esto es una red, uno da y el otro recibe. Y as pasa el tiempo, pasan las reformas, pasan los gobiernos pero el objetivo de BPS permanece. Por una seguridad social cada da mejor. Shisela Mier Colonia
Un da como tantos sale a nuestro encuentro; una sonrisa pintada detrs de una meloda arrabalera y sin ms, nos cuenta en qu ha estado ocupado en las ltimas semanas. En su mismo piso vive Bernabela, una seora muy dulce, de muy buen trato con todos los vecinos. Muchos de ellos la visitan con frecuencia, para saber si le pueden dar una mano en algo. Parece ser tanta la atraccin de esta damisela y tan extendidos sus encantos, que un da de un otoo cualquiera, llegaron tales rumores a los odos de unos fantasmitas, que no dudaron un instante en comenzar a espiarla a travs de las ventanas. Ella tard tan poquito en descubrirlos, como en sentirse invadida por el pnico; como es mujer flaquita, ademspens: nada mejor que un hombre para espantarlos!. As que habl con su vecino de pasillo y as logr que l noche tras noche golpee a su puerta y con su voz ms grave de tanguero viejo, anuncie su presencia, agregando que ya est en casa. No es moco de pavo eso de estar engaando a los fantasmitas! Luego de apagar las luces, l va cerrando una a una las cortinas hasta, que terminado el ritual, se escabulle despaciosamente hacia su casa, con la satisfaccin de su misin cumplida y la tranquilidad en su conciencia de la valiosa ayuda prestada a su vecina, a quien deja llena de agradecimiento. Y mientras esto pasa da tras da, Don Jos siente la grandeza de la vida y la simpleza de aceptar la invitacin a entrar en el mundo fantstico de Bernabela, para contemplarlo con su mirada compasiva. Tan diferente mirar En un complejo ubicado calle por medio frente a un predio muy arbolado, vive Guyunusa; tiene 83 aos y enormes ojos oscuros, que desbordan vivacidad. Dentro de los muchos motivos de gratitud hacia la vida que dice tener, uno se refiere al lugar en que le toc vivir: yo salgo al balcn todas las maanas a tomar mate y me encuentro con ese parque maravilloso que est enfrente; es un placer sentir el aire en la cara... ver los distintos tonos de verde de los rboles... escuchar el canto de los pjaros.... Pir, su vecina del piso superior tiene, en cambio, la mirada sombra y la cara surcada por vaya a saber qu amargos desencantos. Ella comenta el mundo que ven sus ojos desde el balcn ubicado apenas dos metros por encima: ese monte que queda cruzando la calle, es una porquera! Est lleno de mugre; no s por qu no lo limpian ms seguido. El mundo de todos Nuestra tarea nos concede la gracia de poder asomarnos a esa diversidad, que no es otra que la de la experiencia humana, a travs de la ventana que nos ofrece el contacto cotidiano con nuestros mayores. A veces, conocindola a travs de sus relatos, otras, por episodios que vivimos junto a ellos; en ocasiones, hablando mano a mano, en otros casos, en una ronda que permite recrear ese sagrado momento, que ocurre cuando el deseo de contar se conjuga con el gusto por escuchar. Esa riqueza que nos ofrece tal polisemia es, asimismo, la fuente del gran desafo de nuestro quehacer: llegar a construir un mundo compartido, para ser habitado por todos. Jos Eduardo Steiner, Alicia Enciso, Amparo Ortiz, Cecilia Sarasua, Andrea Altez, Nancy Ichazo Montevideo
Volver
En mis aos de labor en BPS, he tenido innumerables situaciones que me han dado un sin fin de satisfacciones en el intercambio diario que implica la atencin al pblico. Recuerdo, hace ya muchos aos, un da de invierno muy fro y lluvioso, se acerc a m una joven muy angustiada. Traa en su mano un certificado mdico, lgrimas en sus ojos, y con la voz quebrantada por su dolor me dijo: vengo a entregar este certificado de mi esposo, que recin le entreg el mdico. Tengo cinco hijos chicos y el pronstico de vida de mi esposo es de dos a tres meses. l tiene 31 aos y yo no puedo aceptar esto. Levant la vista y all estaba l, su aspecto no era el de una persona de su edad; demasiado delgado, la espalda encorvada, el rostro plido. Pareca un anciano Tom el certificado, le el diagnstico y deca neo de pulmn. Ella me cont que tena slo medio pulmn que le permita respirar. La mir a los ojos y repliqu: no desesperes, en Uruguay existen nuevos tratamientos para este diagnstico los cuales son muy buenos y efectivos. Un familiar se encuentra en la misma situacin que tu esposo, se est tratando, y su evolucin ha sido muy buena Estos tratamientos eran muy costosos y ellos no tenan los recursos necesarios. De todas formas le di toda la informacin pertinente por si decidan hacerlo. La joven tena 28 aos, mucha voluntad y se notaba que haca lo imposible por sacar adelante a su familia. Me coment que hara todo lo que estuviera a su alcance para salir de ese terrible trance. Luego me enter que estaba organizando todo tipo de beneficios para recaudar los fondos necesarios para poder lograr llevar a cabo el cumplimiento de esta esperanza; realizar ese tratamiento que quizs salvara la vida de su esposo. Me consta que fue extremadamente difcil lograrlo, pero definitivamente lo hizo. Al mes siguiente me coment que su esposo haba iniciado el tratamiento y estaba reaccionado muy bien. Los meses siguieron pasando, y habiendo transcurrido aproximadamente un ao volv a ver a aquel joven anciano encorvado y esculido transformado en un joven rozagante, vigoroso lleno de vida! En ese momento, todo mi ser se inundaba de una emocin realmente indescriptible. La sonrisa con la cual me mir era tan expresiva, que en ese momento agradec a la vida la oportunidad que me dio de haber podido ayudar a salvar una vida y por formar parte del personal y de esta gran Familia e Institucin la cual nos brinda la posibilidad de amparar y ayudar a aquellos que carecen de mucha informacin y son quienes ms lo necesitan. Con la alegra dibujada en su rostro me dijo: Gracias! He vuelto a vivir! Nunca pens en volver a disfrutar del sol, del mar, de la naturaleza, tomado de la mano de mis hijos y mi esposa! Ante este cuadro es poco todo lo que pueda expresar con palabras, y digo gracias por esta experiencia de vida y todas aquellas que se nos presentan a diario a travs del contacto con ese pblico que muchas veces viene desalentado, ya sea por problemas tanto de salud como econmicos y se van con una respuesta, con una solucin que les permite seguir con optimismo en la vida y tener una visin diferente de que con voluntad, perseverancia y valor todo se puede lograr. Este sentimiento de solidaridad que existe en todos nuestros compaeros, me enorgullece como persona, como funcionaria y como integrante de una sociedad que aspira a ser mejor y que forjamos da a da. Graciela Petronio Canelones
ha hacer su cobro, a veces eran ms. Para ambas partes nos resultaba a todos una experiencia rara y linda a la vez. Hoy por hoy, 20 aos despus, las cosas han cambiado, con la aparicin de cajeros para depsitos, pagos y dbitos automticos, locales de cobranza, etc. Las distancias se han acortado, la caminera ha mejorado, ya no son llamadas larga distancia, y con el acceso a Internet, la informacin llega ms fcil a todos los lugares. Fueron mis mejores momentos vividos al servicio de la gente. Pasbamos la mayor parte del tiempo haciendo largos recorridos y al terminar el da, descubramos que el momento ms glorioso de nuestra existencia haba sido cuando cada uno de los usuarios vea el dinero en sus manos. As es la vida, un viaje enorgullecedor, del cual todos volvamos a nuestros hogares con la satisfaccin del deber cumplido. Mara Laura Reilly Canelones
Mi Bandera
En 1974 cuando pas en comisin procedente de la Junta de Vecinos, el hoy BPS se divida en tres edificios distintos de Mercedes, la Caja de Industria y Comercio, La Caja Rural y la Caja Civil. La Caja Rural funcionaba en una casa de familia cuyo living estaba atravesado por un mostrador alto separando al pblico de los funcionarios. El dormitorio con ventana a la calle haca de despacho del Sr. Gerente, en el otro, en 3 escritorios se hacan liquidaciones y expedientes. El hall central tena 4 escritorios y el fichero alfabtico, en el comedor estaban los liquidadores de empresas rurales y en la cocina haba una garrafa para calentar el agua del t, caf o mate. En la despensa trabajaba el funcionario recaudador con escritorio y una caja fuerte. Las pasividades se pagaban durante una semana, en el garaje.. Haba un limonero en el amplio patio que el Sr. Gerente cuidaba para los limones del t. El altillo haca de archivo de expedientes. En aquella casa, con 22 aos y un puado de compaeros nuevos, comenc a trabajar.. Mi tarea inicial fue ayudar en pagos y hacer las recorridas bancarias de recaudacin, por tener un motociclo. En los pagos deba expedir recibos, que eran de cartulina perforada, all luca nombre, N de Jubilado y Ficha Individual, datos que los pasivos deban portar en un carn con su foto. Recorra bancos cobrando los cheques con que pagaban los contribuyentes, sus importes se unan al efectivo en caja, depositando todo en el Banco Repblica. Un da le pregunt al Gerente qu poda hacer para conocer ms de la oficina, recuerdo ntidamente sus palabras: -Mario, si Ud. quiere aprender ac, hgase amigo del fichero. Se trataba de tarjetitas rectangulares, de cartulina, las verdes eran afiliaciones rurales, las blancas domsticas, ordenadas por apellido, con N de Ficha Individual, fecha y movimiento del expediente, toda su historia pasaba por ah, escrito a mquina y/o a mano. Trabajbamos con mquinas de escribir a cinta, que eran de carril normal o ancho.
En esos aos, por imposicin del gobierno militar, las oficinas pblicas deban desplegar el pabelln patrio al amanecer y arriarlo al atardecer, tarea que me fue asignada a m, y a una compaera entonces limpiadora, obviamente sin compensacin alguna. Me levantaba a las 6 de la maana cada da, iba a la oficina, suba al altillo, pona la bandera y regresaba. A las 8 volva a la oficina a cumplir mi horario habitual. Al anochecer haca el mismo recorrido para arriarla. Lo peor era que tambin debamos hacerlo los sbados y domingos. Esta funcin me pareca muy injusta por su carga horaria adicional. Lo habl ms de una vez con mi Gerente, quien me pona paos tibios dicindome que no sera por mucho tiempo, pero.. el tiempo pasaba y la tarea continuaba. Como tambin era msico activo y a veces me encontraba actuando lejos los sbados, mi compaera me cambiaba algunos fines de semana, otras veces no.. Levantarse sbados y domingos al amanecer, no era un favor fcil de hacer, por ms compaeros que fusemos. Algunos sbados pona la bandera de maana, sacndola recin el domingo al atardecer. Los militares en recorridas, lo notaron y observaron al Gerente, l me lo coment, mientras yo segua reclamndole lo injusto de la designacin. Con mucha paciencia, me aconsejaba solucionar ese aspecto, ya que la observacin vena de los militares. No pas mucho tiempo en ser observado nuevamente por el comando militar. Una maana me notific por escrito de la obligatoriedad, teniendo la opcin de hacer descargos. Me enoj mucho, escrib los descargos con un nudo en la garganta, reclamando por qu razn no rotaba a todo el personal. No recuerdo muy bien el tenor, pero seguramente fui muy spero y denunciante con mis compaeros. Algunos fines de semana sacaba la bandera los sbados de tarde, y la pona al regreso de los bailes, los domingos a media maana. Al tiempo los militares volvieron a molestar al Sr. Gerente que me trajo otra notificacin. De nuevo los descargos.. Llegu a alegar enfermedad circunstancial, y otra vez denunciar lo injusto de la designacin que no recaa en nadie ms. Una tarde, tomando el t con mi Gerente, como lo haca siempre, me mir fijamente, y me dijo: -Mario, tenemos que hablar.. El Gerente era un apreciado referente en la oficina, y sabio en las relaciones interpersonales, nos trataba a todos de usted pero con cario. Con mucha calma continu: -Mire, si yo elevo estas notificaciones Ud. pierde el trabajo y nosotros lo perdemos a Ud.. Tragu saliva.. Inmediatamente me recalc: -No me diga nada, yo s que esto es injusto para ud. pero en estos momentos las cosas no son justas para nadie... aydeme y trate de solucionar lo de la bandera, porque a Ud. lo necesitamos ac. Terminamos el t, y le dije: -Podra enviar a alguien de mi confianza alguna vez? Me contest: - No me lo diga.. hgalo. Fue una autorizacin tcita.
Algunas veces mi hermano, mi compaera limpiadora y hasta mi esposa, me ayudaron con la tarea. Ya no hubo ms observaciones ni para el Gerente, ni para m. De esta vivencia aprend que uno debe solucionar sus problemas sin implicar a sus compaeros. Comprend adems que un buen jerarca no traslada las denuncias de uno a los dems compaeros, conversa los problemas con el mismo funcionario, a solas, ponindose en su lugar y demostrndole que lo valora. Demor un tiempo en darme cuenta que mi Gerente no era que me necesitara... sino que con sus palabras me transmiti tanto su preocupacin como su real aprecio personal. Para m eso fue ms motivador que cualquier norma, dicha o escrita. En 1976 fui presupuestado, llevo 37 aos en el BPS y tengo hoy 59 aos. He presenciado muchas situaciones y cuando surgen inconvenientes entre compaeros dimensiono esta leccin que un da recib de mi Gerente en los tiempos de la ex - Caja Rural, por tener que sacar y poner.. mi bandera. Mario Fernndez Soriano
Ya pas
Despus de un largo da de trabajo, Pedro lleg a su casa un poco cansado, salud a su esposa, se cambi de ropa y se sent en el silln, era viernes y haba sido una semana de mucha actividad en la oficina, por lo que comenzaba a disfrutar del merecido y reparador fin de semana. A pesar de sus 50 y tantos, Pedro era muy inquieto, al rato se levant, fue a la cocina, abri la heladera y sin saber qu buscar vio que haba unas tiras de carne. En ese instante se fij si tena lea, ingrediente imprescindible para iniciar su pequea aventura culinaria, que seguramente le ayudara a desestresarse de la semana de trabajo. Mientras tanto, se puso a conversar con su esposa, a tomar mate y a comer unos bizcochitos de queso, hasta que en un determinado momento, tomo el papel, el encendedor, una bandeja donde puso la carne y se fue a la azotea, donde tena el parrillero. En ese instante lleg uno de los hijos, no s si intuy la comida que le esperaba o son de esas casualidades que se dan en el momento justo, el hecho es que haba llegado y enseguida se fue para la azotea, donde comenzaron a charlar. - Hola viejo cmo ands?. - Bien, por comenzar un fueguito, qu te parece...? - Buensimo, tengo un hambre brbara y adems muchas ganas de comer asado. - Viejo, en cualquier momento estoy por comenzar a trabajar y me gustara saber, qu cosas tendra que priorizar? - Es complicada tu pregunta, hay muchas cosas a tener en cuenta o a priorizar, pero todo depende de la personalidad de cada uno, ya que es ella quien te dir qu hacer. En mi caso particular, si bien trabaj en muchos lugares y en todos lo pude hacer con mayor o menor respaldo, ves eso es una cosa importante! - El qu? - El tener respaldo para poder desarrollar tranquilo tu tarea. Pero continuando con los lugares de trabajo, siempre voy a recordar uno en particular. - Por qu viejo...? - Entre otras cosas porque adems del respaldo que nuestra jefa nos daba a todos, tambin estbamos muy unidos y no slo a nivel de trabajo sino a nivel personal y familiar. - Par, par viejo, me parece que ests idealizando? - No, no estoy idealizando, en la vida, hay oportunidades, de las que espero tengas, donde un grupo de personas, pueden conforman un equipo de trabajo y ah est otra cosa a priorizar. - Esper viejo, por qu es tan importante formar un equipo de trabajo? - Entre otras cosas por el apoyo del grupo, para rendir de la mejor forma, que se puede ver reflejado en una sugerencia o directamente en la colaboracin de la tarea. Otra cosa a tener en cuenta es el estrs en todas las actividades, algunas ms que en otras, nuestra tarea en particular lo es y una de las cosas ms importantes para sobrellevar el estrs, es la risa, por lo que siempre procurbamos con respeto, hacer bromas y rernos, aunque ms no sea de nosotros mismos. - No entiendo, por qu rerse de ustedes mismos es importante para sobrellevar el estrs...?
-Te cuento, un da volvamos 5 compaeros en una hora pico, en el auto de Juan, de realizar un procedimiento y lo hacamos justamente por la senda central de la Avenida Agraciada y de repente se le qued el auto. Nos cruzaban vehculos por un lado y por el otro, hasta que Juan se baj como pudo, abri el cap y todo estaba bien, por lo que intent nuevamente hacerlo funcionar, hasta que en un determinado momento nos dice ya s lo que le pasa, se qued sin naftaNo recuerdo quin, pero alguien le dijo cmo que se qued sin nafta?- a lo que l muy tranquilo contest lo que pasa es que le puse 50 pesos. En ese momento cuando y como pudimos, tratamos de bajarnos entre medio del trnsito y empujar el vehculo hacia la vereda, otro fue a comprar la nafta y cuando regres, inmediatamente arranc. No sabs cmo nos divertimos a pesar de lo que nos haba pasado, creo que estuvimos por lo menos, una semana hablando y rindonos de lo mismo. - Viejo, cmo de un hecho as, pudieron rerse tanto...? - No s, era nuestra forma de ser o de sobrellevar la tarea, pero espera que me acord de otra ancdota. Un da fuimos a controlar una empresa con giro de lavadero, golpeamos la puerta y al rato apareci un Seor. Nos presentamos y nos dijo que pasramos, mientras le solicitbamos la documentacin, comenzamos a mirar a nuestro alrededor observando que no haban lavarropas, ni secarropas, ni ropa, solo haban estanteras vacas. En ese momento si bien nos dio la documentacin que tena, nos cont que el comercio no haba funcionado y que termin perdiendo todo, su casa, que la haba puesto como garanta y su esposa, por lo que desde haca tiempo, estaba viviendo en el pequeo local, que no tena bao, solo los desages para las lavarropas que ya no estaban. - En ese momento adems de realizar nuestro trabajo, verificando la documentacin, tratamos de brindarle, como lo hacamos siempre un trato humano y cordial, estimulndolo para que dentro de la realidad que viva, pudiera sentirse un poco mejor, a lo que le dije ya pas, ahora trate de salir adelante por usted. - En la noche tenamos una reunin entre todos y comentamos el hecho desgraciado del Seor. pero de lo que nos remos en toda la fiesta, fue de mi ingenua expresin, para tratar de estimularlo cuando le dije, Ya pas, ya pas. - Como veras no son actitudes con malicia o burlonas, de nada ni de nadie, son ancdotas diarias, que nos servan para distendernos de la actividad que realizbamos con mucha eficiencia. - Pero decime viejo, es fcil lograr un equipo de trabajo como el que vos decs? - Bueno en realidad y aqu va la tercer cosa a priorizar y posiblemente la ms difcil de encontrar, que es formar un equipo de trabajo de buenas personas. - Gracias viejo por tus consejos, pero vamos a comer que tengo hambre. - S, comamos, pero antes yo tambin quiero agradecerte por haberme dado la posibilidad de transmitirte vivencias muy importantes para mi, que tendrs que pensar, si en algn aspecto te pueden servir. - Y de sta y otras formas continu la vida de Pedro y su familia como la de tantos y tantas familias. Pedro Jaurena Montevideo
para mis proyectos de futuro. No tengo un mal recuerdo vivido, por el contrario fue una etapa de aprendizaje ya que a mi entender es en el trabajo quien uno muestra todas sus facetas. Se lo aconsejo a toda la gente joven "vive tu vida de tal modo que al mirar hacia atrs veas un camino repleto de flores y recuerden todos que.. "En toda tarea, en todo momento de nuestra vida somos seres ms que importantes para quienes nos rodean, vivmoslo con alegra, que despus de todo... de eso... de eso... consta el diario vivir". Mara Graciela Ureta Montevideo
Pasaban los aos y yo pasaba por diferentes trabajos: fiambrera, cajera de un supermercado, recepcionista, promotora, moza, ayudante de cocina, limpiadora, promotora, vendedora, niera, etc., trabajos como empleada privada que me fueron mostrando que las personas locas, mal habladas, desgreadas y jefes abusivos no solo se encontraban en la rbita pblica, as que cansada de trabajar tanto por poco sueldo, con mi sueo de ser una profesional a un lado, decid dejar uno de los dos trabajos con todo lo que ello implicaba, para hacer un curso de dos aos que me abrira ms puertas laborales, con mejor salario y menos horas, as podra retomar los estudios, y alejarme de todo eso. A un ao de recibirme, consegu trabajo, a pesar de que tena jefes y no muy amigables, tena un gran grupo de compaeros, todos muy humanos, muy amables, y cuerdos. Unos meses despus, cuando mi primer hijo tena 1 ao, y el dinero ya no alcanzaba, yo me encontraba feliz con mi trabajo, aunque siempre deseando continuar con mis estudios para ser una profesional, los cuales se vieron nuevamente postergados por la obligacin de mantener una familia, me avisan que hay concurso para entrar al BPS, el sueldo era bueno, no como en otros lados pero ms de lo que ganaba en ese momento, yo no quera ser empleada pblica, dejar mi trabajo, mis compaeros tan humanos, amables y cuerdos, por un grupo de personas malhumoradas, maleducadas y locas. Por insistencia de amigos acept concursar para dejar a todos contentos que al menos haba hecho el intento, igual estaba segura de que no iba a entrar por la cantidad de inscriptos. Despus de varias instancias a las cuales fui con desgano, me llaman para avisarme que haba entrado al BPS, mi alegra por el alivio econmico que iba a tener se encontraba con mi angustia por terminar trabajando entre cuatro paredes, como empleada pblica y sin ser profesional, todo al revs de lo que haba imaginado para mi vida. Los das, meses y aos fueron pasando, mis miedos de a poco se fueron disipando, con cada usuario que se presentaba vea y veo a un grupo de personas muy humanas intentando solucionar todos los problemas que estn a nuestro alcance, veo el compromiso diario de todos, veo las ganas de trabajar, de hacer un mejor BPS y no por obligacin sino por conviccin, sabemos que trabajamos en el nico lugar del Estado que recibimos y prestamos servicios desde que nacen las personas hasta que dejan este mundo, sabemos que somos en muchos casos los nicos que brindamos ayuda a familias con integrantes con problemas congnitos graves, y que la mayor parte de ellos dependen de nuestro trabajo para poder mejorar la calidad de vida de sus seres queridos, les brindamos todo, ayuda econmica, mdicos, fajas, lentes, sillas de ruedas, frulas, remedios en fin, tenemos todo y lo que no, lo conseguimos, para solucionarle lo ms posible a cada usuario, pero sobre todo tenemos una institucin comprometida con la gente, y a funcionarios que aman su trabajo y que a pesar de que estamos gran parte del da encerrados entre cuatro paredes, no necesitamos soar para pensar en una vida mejor, ya que creemos firmemente que nosotros ayudamos a crearla diariamente con nuestro trabajo. Estoy orgullosa de trabajar en una institucin que trabaja para la gente con compaeros que son como una familia y que como en toda familia hay locos y otros no tanto, discusiones y enojos pero si uno necesita algo ah estamos los ms de 4000 funcionarios. HOY PUEDO DECIR QUE ESTOY ORGULLOSA DE SER EMPLEADA PBLICA. Natalia Pittaluga Montevideo.
En Caja Rural tambin atendamos las pensiones por invalidez con su cruda realidad, cuyos beneficiarios reciban como hasta ahora, una prestacin econmica que con el tiempo fue variando sustancialmente, pero siempre partiendo de situaciones delicadas. Fue as que Guille y su mam, acudan mensualmente a cobrar su pensin, siempre juntos, a pesar de las serias complicaciones que le significaba subir los peldaos para acceder al lugar de pago de pasividades, contando con que algn samaritano corriera en su ayuda ya que Guille era corpulento y con serios problemas de motricidad. Si bien no era posible entablar una charla con Guille, responda alegre a nuestro saludo y comentarios que a su madre le daban pie para una breve resea de las ltimas novedades. Repentinamente Guille fallece, nos enteramos el da del pago y nos sentimos desconcertados cuando se acerca su mam (sola por supuesto), nos pareca que no poda ser la misma seora sin Guille y comenz a relatar lo sucedido reflejando la pena enorme que estaba sintiendo, tratamos de calmarla aun sabiendo que era intil, hasta que en un momento me mira y antes de retirarse me dice Usted no sabe lo que fue ese hijo para m..: tomo aliento y le contesto: es verdad, pero s s lo que fue Ud. para l: UNA BENDICION. La Sra. nos mir detenidamente y expres su agradecimiento, que segn nos dijo ella haba encontrado en La Caja: atencin, apoyo y ahora comprensin. Recuerdo este caso, porque la madre afront todo, desde el abandono, la indigencia hasta ese punto de ir ella misma y entregar el carnet de pensionista y dejar las cosas en orden. Pero para nosotros si bien triste, tambin fue reconfortante sentir que esa madre, esa persona, no se fue defraudada cuando se retir, creo que a eso debiramos apuntar siempre, que en todo momento hay otro, lo conozcamos o no, no importa, que merece ser tratado con consideracin y respeto y que si puede llevarse un plus, algo mejor de lo que esperaba, aunque ms no sea en el trato, vale la pena: hoy por ti, maana por m. Creo que as tambin nos acercamos a la solidaridad que desde su creacin ha sido uno de los pilares fundamentales del Banco de Previsin Social, que si bien fue cambiando algunas denominaciones, la finalidad es la misma desde el principio. Mara Elena Cruz Flores
Como funcionaria me vi en muchos momentos compenetrada con la Institucin y con los contribuyentes, en ambos dentro de un marco de compromiso social. En estos aos de convivencia tanto en lo funcional como en el compaerismo, hubo vivencias que muchas veces nos colocan en lugares distintos, ya sea como funcionarios y otras como compaeros. Creo sin equivocarme que todos los funcionarios como los contribuyentes, cumplimos con una responsabilidad comn y es la desarrollar un compromiso de servidores pblicos. Siempre en esta relacin hay compromisos de ida y vuelta. El funcionario debe responder a un inters social al igual que el contribuyente. Paso a relatar una de tantas ancdotas ocurridas en mi carrera funcional. En uno de esos das, en que todo pareca que iba a ser un da como tantos, me encontr con una situacin que me hizo conmover y tuve que apelar no slo a lo estrictamente funcional, sino tambin a lo humano, sin dejar de lado la responsabilidad y el compromiso de servidor pblico. A mi puesto de trabajo lleg un contribuyente con un estado de angustia muy grande, su cabello color gris denotaban los aos transcurridos. Cuando se sent, mi primera sensacin fue la de tratar de que se tranquilizara y me explicara cual era la situacin que tanto lo angustiaba. Fue as que comenz diciendo que l tena una pequea empresa, heredada de sus padres y que tena personas que trabajaban con l desde haca bastante tiempo. A su empresa la haba encarado como a una familia al igual que sus empleados. Por motivos de contratiempos ajenos a su voluntad, se haba atrasado con los aportes y se le haca imposible ponerse al da, por lo cual vena decidido a cerrar la empresa. Lo que equivala a dejar a sus empleados sin trabajo y por ende a sus familias en una situacin de desamparo. En ese momento comprend su angustia, pero entend que era m deber encontrar la solucin viable dentro de la normativa que la Institucin me permita. Fue as que luego de ver el historial de la empresa y ver que realmente era verdad todo lo que me haba contado, que los pagos hasta que haba podido eran puntuales, lo tranquilic y le pregunt nuevamente si l realmente quera cerrar la empresa, lo cual con mucho nfasis y rotundamente me contest que no, que para l significara un dolor muy grande. Luego de hacer todos los pasos correspondientes, consultando a mis superiores, llegamos a la conclusin de que haciendo un convenio a largo plazo l poda pagar y no cerrar su empresa. En ese momento me abraz y me dijo que le haba salvado la vida, ya que para l y sus funcionarios se le abra una posibilidad. Me agradeci y me dijo que nunca iba a olvidar ese momento. Hoy sigue con su empresa y con sus aportes al da. Yo sent que haba cumplido con mi funcin, pero ms que nada, haba logrado con la finalidad por la cual estaba all, que es la de ser un servidor pblico, siendo el nexo entre la Institucin y el contribuyente. Es decir que todo pasa por tratar de entender, contribuir y facilitar la relacin que lleve a un beneficio general para toda la sociedad. Cristina Batalla Montevideo
Asesoramiento a un trabajador
Durante ms de cuarenta aos, fui funcionario del BPS, antes Caja de Jubilaciones de Industria y Comercio. Haciendo memoria desfilan ante mis retinas situaciones, ancdotas, alguna como la que pretendo narrar que tiene a mi criterio mucho de jocosa y muestra con claridad a que situaciones se vea sometido el funcionario, el que deba apelar a toda su experiencia y paciencia, en una poca en que no se hablaba de empata y menos de historia laboral. Lo que recuerdo de esta ancdota es ms o menos as: Se presenta una persona y es atendida por un funcionario conocido de ella y se formaliza el siguiente dilogo iniciado por aqulla, una persona del sexo masculino y cuya voz era gangosa. -Buenos das, vengo para que me asesores Nelson, ped permiso al capataz de la planta donde trabajo, para venir al pueblo y por la Caja, as junto los aos, no va a ser fcil, ya que trabaj de gur en varios lados, en estancias del departamento y aqu en Paso de los Toros, menos mal que te encontr ya que nos conocemos de chicos y se que me vas a orientar bien. Estoy cansado de trabajar, cada vez me cuesta ms levantarme a las cinco de la maana, para ir a la represa, (se refera a la obra del Rincn Del Bonete, donde era funcionario de UTE). -Decime, records los aos anteriores a UTE ? -Qu me voy acordar!, trabaj como pen en estancias, en la ruta cinco en la empresa Colaroff, yo que s... Es en ese momento en que el funcionario apela a sus conocimientos adquiridos en ms de veinte aos de labor, tratando de ubicarlo en el tiempo y espacio y le dice : -A vos que te gusta el ftbol, decime en el ao 1950 cuando Uruguay fue campen del mundo dnde laburabas? -Mir, en una estancia cerca de Charata, haca como seis aos que laburaba ah; cuando nos enteramos de que Uruguay haba salido campen, entre los peones nos agarramos flor de borrachera. -Despus de ah, por ejemplo en 1959 cuando la evacuacin de Paso de los Toros, dnde estabas? En estancias, cerca de Achar, en la que ms trabaj fue en la de Piquet, pero no s las fechas, en ese tiempo era joven, qu iba a pensar en la jubilacin. -S que en el fondo de tu casa tens una quinta, en la maana antes de trabajarla, mientras toms mate y te fums un cigarrito vas anotando en qu otros lugares trabajaste hasta que entraste en UTE. Al otro da hacs lo mismo, mate, fums otro cigarro y anots lo que records y as vas a completar los aos que necesits para jubilarte. El cliente mientras mova su cabeza de un lado a otro dijo : -No no es imposible. -Pero yo no veo el problema, hacelo y vers que lo consegus. Decime, cul es la dificultad que encontrs? -No, Nelson, el problema es que tomo mate pero no fumo y si lo hago me va a hacer mal. Nelson lo mir tratando de entender si lo deca en serio, mientras que el cliente guiaba el ojo a otro funcionario que segua atentamente la conversacin. Eduardo Olivera Tacuaremb
La Generacin del 50
Mi abuelo me haba hablado de la generacin de futbolistas del 50. Como gran futbolero, para l, sa era la mejor imagen del ftbol uruguayo que l haba tenido y nos contaba a mis hermanos y a m con lujo de detalles aquella enorme hazaa. Yo tena 20 aos cuando ingres al BPS. Ingresamos 6 compaeros provenientes de la Escuela de Industrias Grficas, perteneciente a la UTU, en la vieja imprenta de BPS que estaba ubicada en la calle Jackson (donde ahora est funcionando el PIT-CNT). Recuerdo a un hombre de estatura normal, integrante de los llamados veteranos del lugar; callado, el cual todos los compaeros se le acercaban y casi susurrando le decan Gambetta me alcanza el pomo de tinta que se me acab...Gambetta, le doy el papel para este trabajo (en esa poca no se tuteaba a los veteranos como ahora); situacin que los gurises nuevos no entendamos muy bien quin era ese compaero de trabajo; razn por la cual el gerente lo llam y l vino hacia nosotros y nos dijo.....Mi nombre es Schubert Gambetta, bienvenidos.. Imagnense lo que fue para todos nosotros (y en especial para m), el asombro, sorpresa, nervios y un sinfn de cosas mas que me pasaron por la mente...!!!.. Schubert el mono Gambetta (CAMPEON DEL MUNDO CON URUGUAY EN 1950) era compaero de trabajo nuestro..!!!..lo que hubiese dado mi abuelo por conocerlo personalmente. .!!.. no le gustaba hablar mucho de ftbol ni era un compaero soberbio... era humilde y callado como toda aquella generacin fantstica de futbolistas que asombr al mundo marcando la hazaa ms grande (inigualada hasta ahora) en la historia del ftbol mundial...!!!! Nadie lo molestaba y de vez en cuando (como todo grande) mandaba alguna ancdota que todos tratbamos de hacer silencio y escuchar como si fuese un tesoro nuestro, de todo el grupo de trabajadores grficos que integrbamos aquel lugar. Gracias Schubert por haber compartido con nosotros toda tu experiencia, humildad, y don de gente. Gracias abuelo por ensearme parte de la rica historia de este humilde pas. Oscar Leonardo Martnez Montevideo
rostro descanse en un ngulo de 45 y los prpados comienzan a obstruir la mitad de la visibilidad, pasando a un estado en el cual las cosas que nos rodean (o sea, escritorio, tiles, documentos, quedando excluidos compaeros de trabajo) comienzan a moverse en cmara lenta, s, muuuy lenta, confundiendo este panorama con el mismo que provocan algunos alucingenos conocidos (al menos... eso es lo que me contaron ja ja). De pronto, a lo lejos, observamos las miradas de los dems espectadores que esperan ansiosos que de una vez terminemos de solucionar el conflicto del paciente, y notamos que sus labios pronuncian (aunque no las oigamos), palabras y dichos que nuestras mentes conocen como palabras gigantes o palabrotas. Justo en esta situacin delicada para nuestra salud, un compaero, s, al menos uno!!, nos mira y expresa una leve sonrisa acompaada de un guio, comprendiendo nuestra situacin, dejando sus quehaceres, tomando el llamador y despejando la sala de espera. Qu lindo!, qu noble!, cmo nos enorgullece y nos caracteriza, verdad? En otra oportunidad, tuve la dicha de ver como varios compaeros mostraron la otra faceta, s, la de paramdicos, enfermeros y casi cirujanos, cuando observ como rpidamente un montn de ellos se abalanzaron sobre una persona que estaba en el piso, acostada, manifestando un ataque de epilepsia. Increble no? Tal vez ninguno saba qu hacer con exactitud, pero gracias a esa rpida accin la persona pudo tranquilizarse y restablecerse, y s, solo fueron compaeros, funcionarios, nadie ms, que al levantarse y mirar la muchedumbre que los aplauda fervientemente, fijan su mirada llena de orgullo hacia el horizonte lejano (tal cual serie televisiva, con una bandera norteamericana flameando de fondo en cmara lenta) y van a a su escritorio?? s, siguen realizando las mismas tareas de siempre como que nunca hubiese pasado nada!! La verdad una actitud bien uruguaya, y que a su vez nos llena de orgullo. Y cuando mostramos la faceta de babysitter?, tal vez deberamos cobrar por esa tarea aparte, dado que varias veces escucho la voz dulce pero potente (tal cual hincha gritando gol contra Argentina en el Centenario) de alguna compaera diciendo: de quin es este NENEEEE? A ver la mami DNDESTAAAAA? y desde unos 60 u 80 metros vemos a una seora (con una mirada de asombro toootaaaal) que intenta levantarse de su asiento muuuy tranquila, y acercndose regaa enrgicamente al nenito que, a pocos minutos (si no segundos) anda suelto nuevamente tocando todos los botones de lo que para l, es el mando de su nave espacial que, dada la casualidad, es el PC de la misma compaera que se acababa de sentar uy uy; (lo que sucedi despus no lo voy a escribir por razones de sensibilidad del lector, ja ja). Muy caracterstico, muuuy uruguayo.Y por ltimo me toc a m, en un da de mucho pblico, de muchas preguntas y respuestas, donde casi casi uno queda mecanizado en el clic al llamador - atencin al contribuyente, cuando de repente al tomar asiento un seor grande (si, de veras graaaande), de un medio siglo de vida, con una mirada bien seria, al mirarlo le digo: -buenos das seor, dgame, a lo cual contest: -me Al no entender su respuesta le vuelvo a preguntar: -buenos das seor, dgame, a lo cual volvi a contestar: -me Entonces, como ya pens que no entenda mi perfecto espaol, y al mirarlo fijamente como si mi mente le quisiera telepticamente preguntar: tas de vivooo??, me mira y expresa: -no me dijiste diga me?, te estoy diciendo eso mijo, me!!..
La verdad? logr sacar la sonrisa que me faltaba en ese da ja ja, con algo tan simple hizo que desenchufara mi mente de la rutina diaria, como se dice en el lenguaje moderno popular: un capo el veterano! Si habrn ms ancdotas e historias para compartir!, pero todo tiene un final, todo termina (como dice una cancin), por lo tanto quedarn en mi memoria hasta que se pueda abrir el cofre de esas historias que nos enorgullecen y nos caracterizan. Esteban Mauricio Chacn Maldonado
Transcurren algunos das y comienza a concurrir con una pierna enyesada por lo que se la atenda sin nmero para que no esperara y se le otorgaba pasaje con dos acompaantes. Ms grande fue nuestra sorpresa cuando determinado da alguien sali y la ve en la esquina que se haba sacado el yeso con el que recin se haba presentado en nuestra oficina, llevndolo bajo el brazo. Tambin tenemos la experiencia de tratar con aquellas personas que concurren da a da al B.P.S. y podemos decir han tenido siempre un gesto de apoyo y aprecio hacia los funcionarios que son mal vistos por aquellos que pretenden transgredir las reglas, es a ellos a quien debemos agradecer su trato y educacin. Lamentablemente como en las fbulas a veces son ms recordadas las malas que las buenas actitudes. Actualmente ya sin demasiada inspiracin para sus fechoras casi no se presenta a solicitar pasajes.
ste es apenas alguno de los hechos con los que jugamos da a da en este ACTIVOSRIVERA y que finalmente forman parte de temas entre compaeros y como lo vemos hoy, formando parte del anecdotario en un certamen literario. Es as, al final la vida est compuesta de un sinfn de ancdotas... Mara Beatriz Da Costa Rivera
El jubilado italiano
Fui Jefe de la Seccin Giros al Exterior, por el ao 98. Nos encargbamos de realizar entre otras cosas, los giros de pasividades a jubilados y pensionistas que cobraban fuera de nuestro pas. Si bien las salidas de dinero hacia el exterior, el BPS las tiene que canalizar por el BROU, en los pases de destino llegan a distintos bancos, dependiendo de la sucursales regionales que disponen esas instituciones. Un da me lleg una carta a la oficina, de un jubilado italiano que viva en el norte de Italia, en una zona montaosa. En esas lneas este seor, me detall las peripecias que tena que realizar para poder trasladarse hasta Miln para cobrar sus haberes. La topografa de la zona y los escasos servicios, le generaban un alto costo en tiempo, dinero y cansancio. Viva en un pueblito de la montaa, que de acuerdo a la idea que me hice por su relato, sera un casero donde ningn banco de Italia tena una sucursal. Sala del pueblito en un mnibus, que lo llevaba hasta un pueblo ms grande y all tomaba otro mnibus que lo dejaba en una ciudad, donde poda tomar un tren que lo trasladaba hasta Miln. Aqu finalmente, poda cobrar la jubilacin uruguaya previo viaje en tranva para llegar a la sucursal bancaria a la que el BROU le haba hecho el giro. Cobraba pero no poda regresar, sino hasta el da siguiente, porque para hacer todo el viaje de regreso, uno de los mnibus no pasaba, porque en esas regiones montaosas y poco pobladas, el servicio es alternado y no pasan todos los das. Por lo tanto, deba pernoctar en Miln y a la maana siguiente, regresar va tren, despus el primer mnibus, luego el segundo mnibus, para arribar a su hogar. Hay que tener en cuenta el costo que le insuma pagar todos estos viajes, hospedaje y comida. Con razn, me pona que prcticamente se le iba todo el dinero y por esa razn, dejaba acumular dos o tres meses, luego iba y cobraba todo junto. La verdad que me sent tocado por el relato de este seor y pens que la nica forma de poder ayudarlo, era planterselo a mi Gerente y adems presentar una nota al Banco Repblica para procurar que el dinero que se giraba a un banco, se hiciera para otro que tena una sucursal en el pueblo a donde l iba a tomar el segundo mnibus. Con gran satisfaccin y alegra, recibimos el comunicado del Banco Repblica que haban decidido girarle el dinero al pueblo que l haba mencionado y que lo tena ms cerca de su casa. Fue mi Maracan. Daniel Souto Montevideo
Encuentro marcado
Un da de invierno, all por 1990, al salir de Asignaciones Familiares, cansada, aturdida, sin saber por qu, mis pasos se encaminaron en sentido contrario al que deba dirigirme para volver a casa y no entenda por qu estaba ocurriendo eso, pero dejaba hacer a mi cuerpo y caminaba atenta y presurosamente. A poco de haber caminado algunas cuadras, me encuentro sbitamente con una escena dolorosa pero que por repetida, pasaba a ser parte del paisaje de la ciudad. Sentada en el piso, en la puerta de una iglesia, vestida con harapos, una mujer desaliada, sostena en su regazo a un corpulento nio de unos cinco aos.
Me detuve, nunca supe bien por qu: si porque me conmovi que ese nio tena ms o menos la edad de mi hija mayor que me esperaba en casa limpia y protegida, o porque por deformacin profesional, tena la costumbre de querer solucionar todos los problemas sociales que se me cruzaban, que era parte de mi diaria tarea en el BPS. Del mismo modo como hubiera atendido a aquella mujer en el mostrador de Asignaciones Familiares, la interrogu de tal manera que me permitiera definir de qu forma encajaba aquella situacin en la ley de Asignaciones Familiares y la reglamentacin vigente para poder ayudarla ms efectivamente. Luego de darle un poco de comida, comprar un antibitico para el nio, que tena mucha fiebre, le anot un minucioso instructivo de cmo llegar a mi oficina, y qu documentacin conseguir, para poder amparar al nio dentro del rea de la Salud del BPS. A partir de all comenz un largo periplo para Carmen (as se llamaba la mujer) que haba venido del interior del pas a Montevideo con su hijo Marcelo, en una situacin de violencia domstica que la oblig a huir casi con lo puesto. Para sostenerse econmicamente cuidaba coches y viva en un hotel ocupado de la Ciudad Vieja, el que estaban a punto de desalojar las autoridades por riesgo de derrumbe. De su nica pertenencia valiosa, su carrito, le haban robado casi todo de lo poco que tena y junto con eso, le fueron sustrados sus documentos. Con la ayuda de otra compaera del BPS, la orientamos y la acompaamos a gestionar la documentacin necesaria, y a realizar trmites en distintas dependencias del Estado. Poco a poco fuimos armando los derechos de Carmen y Marcelo. Este ltimo fue atendido en los servicios de salud del BPS, en el DEMEQUI por presentar un cuadro que lo ameritaba. Por esa misma razn comenz a percibir pensin por invalidez y Ayudas Extraordinarias, que le posibilit tener transporte para acudir a una escuela especializada estatal, ya que las Ayudas Extraordinarias eran optativas: el BPS pagaba el transporte o la escuela especial privada. De todo eso la fuimos informando y asesorando qu hacer paso a paso, qu escuela elegir, cmo tramitar los diferentes beneficios a los cuales tena derecho. Con Marcelo atendido integralmente, concurriendo a una escuela de tiempo completo en una camioneta que lo trasladaba, Carmen tuvo la posibilidad de ocuparse de su vivienda, cosa que consigui al poco tiempo ya que era una de las desalojadas del hotel Coln. La realojaron encontrando en esa situacin difcil, la posibilidad de solucionar su problema habitacional, accediendo a una vivienda humilde pero digna, y teniendo la posibilidad de mejorar sus ingresos, ya que, aunque segua trabajando de cuida-coches, lo poda hacer, sin la preocupacin de ocuparse simultneamente de Marcelo y sin necesidad de tenerlo con ella todo el da a la intemperie y sin la atencin adecuada. Todo esto sucedi en un tiempo que fue intenso en la atencin hacia Carmen, que ya era parte del pblico del BPS. As como le cost mucho entrar a ese edificio al que pens
que no estaba hecho para gente como ella, cuando entendi que tena derechos, vena a vernos a m y a mi compaera como si furamos parte de su familia o de sus amistades y solicitaba todo tipo de ayuda y asesoramiento con la mayor naturalidad. Cuando dejamos a Carmen y Marcelo, reubicados en su realidad, con algunos de sus derechos ejercidos a pleno, fue cuando mi querida compaera Laura y yo cerramos el expediente con la tranquilidad de haber cumplido con nuestra parte. Carmen y Marcelo descubrieron en esos das, que eran personas que tenan derechos y que el BPS se transform para ellos en un ngel salvador. Ni que hablar que ese hecho les cambi la calidad de vida, y su visin de su situacin y les dio mayores expectativas para sus vidas. A lo largo de tantos aos en el BPS, antes Asignaciones Familiares, son tantos los Crmenes y Marcelos, que rescatamos en diferentes situaciones y en diferentes formas, que hablar de Seguridad Social para nosotros es algo tan natural como respirar. Y son esos casos extremos, difciles, los que nos hacen aprender lo que significa la verdadera Seguridad social y qu perfil debemos tener los funcionarios para servir mejor a nuestros conciudadanos. Mara Irma Rodrguez Montevideo
de la noche. Las compaeras, sintindose sus madres, se turnaban para prepararle la comida y llevrsela al trabajo para que estuviera bien alimentado y pudiera salvar los exmenes. Nadie imaginara que ese compaero menudito, humilde, siempre sonriente, atendiendo con mucha amabilidad a la gente, se convertira en el futuro, ya recibido de mdico, en el director del Hospital de Artigas, su ciudad natal. El otro nio, hoy, tambin es profesional, sigue trabajando en el BPS y ha brindado a los dems mucho de lo que l recibi. En su vida hace mucho por los otros, no slo dentro del organismo, tambin colaborando con organizaciones sociales con trabajo humanitario. Sin duda en ambos casos, no puede ser ajena a estos hechos, la oportunidad que tuvieron de desarrollarse en un ambiente propicio, muy diferente a su mbito y condiciones de origen, hecho que sin duda marc un rumbo muy diferente a sus vidas. Ambos, con los que tuve la dicha de trabajar, me regalaron esta historia. Con todos esos recuerdos presentes, yo segua mirando la gente disfrutar del entorno, de los otros. Pensaba que algo mgico debiera tener ese lugar, una impronta sobreviva a los acontecimientos y a las personas. Desde aquel tiempo remoto haban cambiado muchas cosas. Al restablecerse la democracia, mudaron las reglas de juego, la Colonia se reabri ahora para disfrute de jubilados, de escolares y liceales, de diferentes asociaciones de discapacitados, de funcionarios y sus familias, durante perodos de cinco das. Pero la Colonia, ya no volvera a sus antiguos dueos, los hijos e hijas de trabajadores de menos recursos. La dictadura militar al cerrar la Colonia, mutil as, en el pas, un proceso muy positivo que hoy sera ejemplo y posibilidad de atencin a la problemtica de nios y jvenes mostrando un excelente sistema de transmitir valores transversalmente, a travs de mltiples maneras, en un mbito especialmente adecuado a los efectos. Si bien todo eso cambi, no se modific la caracterstica principal no escrita del lugar: es un lugar de disfrute, de relax, de alegra, pero por sobre todas las cosas un lugar donde se respetan las diferencias, se comparte todo, donde cada uno tiene su espacio y lo comparte con otros sin conflicto, donde la moda, lo externo, las posesiones, quedan fuera. All somos todos iguales, con los mismos derechos y obligaciones, somos gente, lisa y llana, donde la edad, la jerarqua, las diferentes capacidades no son obstculos sino puentes que nos unen para crecer juntos, en un ambiente nutritivo para todos sin excepciones. Aquella nia que fui, mirando desde el presente, los mismos paisajes entraables, sigui regocijada dentro de m respirando los mismos aromas, escuchando los mismos sonidos que en aquellos lejanos das. Mara Irma Rodrguez Montevideo
Paso a paso, da tras da esta familia fue rehaciendo su vida, reacomodndose a la nueva situacin con la angustia, en un primer momento de saber que Facu poda quedar con algunas secuelas... pero MARIA siempre con buena actitud, constante, preguntando, atendiendo todos los frentes... Hoy a varios meses, podemos contar esta historia con la alegra de ver a Lautaro creciendo, feliz junto a su familia.-. Mara est reintegrada, cumpliendo con su medio horario de labor. Y entonces cuando miramos haca atrs hacemos un balance positivo de todo lo vivido y pareciera que dos refranes nos guiaran: No hay mal que por bien no venga y Lo que no te mata te fortalece porque qu bueno es comprobar que no solamente realizamos trmites para los dems, sino que en momentos duros, fuertes, contamos con el compaero que tenemos al lado, con el que compartimos tantas y tantas horas... por eso valoramos como la mayor riqueza de este Organismo a sus funcionarios, a sus trabajadores, por su don de gente, por su capacidad para ponerse en el lugar del otro, por su capacidad de entrega, en fin por su Solidaridad. Y cuando por ah escuchamos quejas por las nuevas generaciones, cuando pareciera que todo est perdido y que todo tiempo pasado fue mejor, recordamos los momentos vividos junto a estos jvenes padres Mercedarios, compaeros de trabajo, hermanos de la vida... Bettina Pieyro Soriano
Comienzo abrupto
Amaneca el ltimo mes de ese ao. Escasa introduccin sin duda para lo que pareca ser el inicio de algo importante. Entramos sin saber nada de nadie. Los nombres apenas rozaban la memoria, no se detenan ni por un momento. Las miradas, torpes, se atropellaban. Se cruzaban y parecan decir tanto. Pero ahora es muy difcil recordar bien qu. Tal vez los encuentros que se fueron sucediendo despus, algo tienen que ver con ese olvido. No estoy segura de haber querido estar all, de querer estar con ellos. Todo era nuevo y siendo sincera, lo conocido me resulta enormemente cmodo. Pero ah estaba, oyendo nombres de personas y de lugares. l para all, ella al tercero y as sucesivamente con cada uno de los que all sentados, esperbamos una especie de pronunciamiento que nos precisara algo sobre nuestro futuro. Y finalmentet, t y t van ah. Si tuviera que arriesgar, creo que yo fui el ltimo T. Ese fue el primer da. Y a partir de ese momento, esos T y ese Ah se colmaron de historias. Ah se convirti en mi lugar, lugar que no se negocia (aunque por momentos precise desmentirlo). No importa si estoy o me voy; presumo que hay algo del pertenecer que hace que est sin estar. Ese lugar que puede aparentar rutina pero que si se le permite ser, puede sorprender todo el tiempo. Por momentos me hace enojar y mucho; a veces logra tambin robarme alguna que otra mueca de tristeza. Porque a pesar de que la vida me quiere ensear por la fuerza que hay ciertas cosas que es mejor aceptarlas (les pido disculpas si aqu asoma algo de cursilera), guardo todava a modo de muestra, algo de rebelda que concibe que las cosas pueden ser mejores. Tienen que ser mejores, ms justas. Y claro que vale el enojo y claro que vale la tristeza, pero eso es material para otro relato. Sin embargo y al mismo tiempo, este lugar -mi historia de oficina- logra prestarme momentos sublimes, sin duda ms consecuentes de lo que podra haber imaginado. Recuerdos milesrostros, gestos, amigos, palabras, sonrisas, amores. Y tambin despedidas, regresos, mudanzas. Casi sin darme cuenta, la vida (mi vida) comenz a pasar mucho por Ah. A veces ms de lo que quisiera, debo reconocerles. Innumerables encuentros y desencuentros, necesarios todos. Y a partir de estos, aquellos T se convirtieron prontamente (y permtanme acotar que tambin de manera un tanto caprichosa) en seres imprescindibles. Aunque por all alguien diga que nadie es imprescindible. Estoy segura que Alguien no conoce a estos T. En comn entre T, T y yo, no demasiado. Diferencias, algunas considerables. De cualquier forma, soy de la idea de que hay cosas que no pretenden ser explicadas, mejor ser sentidas y listo. Pero aquel primer da no quera. Considerando mi disposicin para establecer vnculos -lo que por momentos puede no resultarme del todo saludable- me repeta esto es un trabajo, no se viene a hacer amigos. Compaeras ms conocedoras me aconsejaban algo similar. Pero estos dos T parecan no entender mi plan. Hasta que, siempre en contra de mi voluntad, tuve que ceder (claro est que dicha voluntad nunca existi, pero creo que es adecuado hacerme un poco la difcil). Presumo que aquella primitiva sensacin, sentirme en desventaja y extranjera en aquel enorme edificio de paredes altas y caminado por tanta gente, hizo que buscara refugio en aquellos que tal vez sintieran lo mismo que yo y en aquel lugar que prometa ser un buen terreno para posarse. No creo que quieran ser reconocidos, por eso me reservo el derecho de ocultar su identidad. Y a partir de esta historia, incontables historias ms comenzaron a rodar. Otros personajes saltaron a escena. Personajes que hoy por hoy se han convertido en nuevos seres imprescindibles (con la salvedad que hice hace unos momentos). Tanto se ha dicho de historias de oficina, muchos relatos pululan por los pasillos llevando consigo ms encuentros y desencuentros. Cuentos que van construyendo una historia que tenemos
en comn. Este es el inicio de mi historia. No tiene 200 aos, ni siquiera va a jardinera an. Historia que todava sigue en busca de quien le escriba el prlogo, en un intento de orientar el resto de su existencia. Pero por ahora es slo un ensayo. Un ensayo con un comienzo abrupto que todava busca acomodarse. Veremos cmo resulta Natalia Osorio Montevideo
ha permitido conocer villas, asentamientos, zonas rojas, zonas rurales de Las Piedras y alrededores. Esta funcin me enraiz con todos los estratos sociales locales, entrar en las viviendas de personas ms humildes con todo tipo de carencias formando en mi una sensibilidad no conocida en ese entonces. De ah he conocido desde mal vivientes, ladrones, madres dedicadas, abuelas que dan la vida por sus nietos abandonados, etc. En resumen, buena gente y de la otra. Tambin las inspecciones me han dado la oportunidad de poder ayudar a mejorar las condiciones de vida de muchos compatriotas que a la postre me hacen sentir mejor ser humano y servidor Pblico sin lugar a dudas. Tambin con esta loable tarea logro ver ese porcentaje de invalidez que otros no ven y que es importante dadas las distintas patologas avaladas, claro est, por el rea de la Salud, que cumple un trabajo ejemplar con todas las herramientas a su alcance y que es parte medular para los intereses del usuario. Cabe destacar tambin, nobleza obliga que desde el inicio, es decir en recibir la documentacin Mdica a la Gira misma y posterior dictamen y reconstruccin de la parte administrativa (datos de familiares obligados) llegan los expedientes a mis manos con total transparencia combinando as un trabajo en equipo por dems excelente. Recuerdo una vez como ancdota tambin un viejo compaero que hoy presumo debe estar jubilado de la Ex DI.PA.C.E., que vena de apoyo a Las Piedras me dijo Alvaro si no subes al tren del nuevo BPS que se aproxima te quedars a pie lejos de saber mi pasado Ferroviario saba lo que quera decir y segu en pos de mejorar en mis conocimientos y aprovechar todo lo que pudiera aprender. A mediados de los 90 comienza la explosin Informtica, muchos cursos, conocimientos variados mejoran nuestra herramienta da a da, se implementa el SESP, algo revolucionario para dejar de lado los ficheros, creo que en dicha dcada fue de las transformaciones y es una de las ms importantes acortando tiempos en la bsqueda de expedientes, informacin y derivacin de los mismos, etc. Recuerdo una vez que una persona se interes por su trmite jubilatorio y la compaera que le atendi por encima de los lentes le dice: el expediente est en trnsito. Muy confundida la usuaria le pregunta: y qu tengo que ir, a la Intendencia de Canelones o a la Junta? Todos los que escuchamos rompimos en una carcajada bien camuflada ya que la seora fue muy directa y seria en su pregunta. Seguimos repasando el tiempo, la dcada del 2000 es de recambios: compaeros que se jubilan, ms responsabilidades, se contratan pasantes y becarios como forma de paliar las ausencias, aqu me detengo y quiero mencionar el rol tan importante que cumple esta gente para nuestro Instituto, la ayuda invalorable que dan da a da y la simpata que reparten con su juventud. Lo lamentable de esto son las despedidas, uno se encaria y de repente ya no estn, dejando un hueco que otra u otro ocupar y se vuelve a mover la rueda para nuestros puestos de trabajo. A mediados del 2005 la revolucin explota, por qu digo esto? es por las grandes transformaciones que el gobierno de turno trae y all estamos los trabajadores del BPS raudos en emprender la tarea que hasta hoy realizamos.
Podemos empezar por el Plan de Emergencia. Dura tarea, llev tiempo y dedicacin para ingresar los datos. Como experiencia muy importante, como logro es tema de la administracin y el Poder Ejecutivo. No en vano se aplica a posterior el Plan de Equidad ya con ms exigencias y otras valoraciones que dan ms exactamente con la realidad del primer objetivo, siempre desde mi punto de vista. Asimismo, se desencadenaron otras transformaciones de similares caractersticas que van dirigidas a la gente en general. Podemos mencionar el IRPF, impuesto complejo pero necesario siguiendo las consignas del Poder Ejecutivo, Ley de la construccin de 18.355 que abarca un sin nmero de solicitudes en todo el pas sobre todo de los pasivos, con alcances satisfactorios. Ley Reparatoria 18.033 para perseguidos polticos y destituidos durante la dictadura que me pareci justo reconocimiento de la sociedad en su conjunto. Ley 18.310 para los Frigorficos de la cual tuve el orgullo de trabajar como referente para el interior desde 2008 hasta la presente. Ms de 300 solicitudes efectuadas, estudiado caso por caso por el CEA abogados del Banco de primer nivel a los cuales tuve el privilegio de conocer como as al grupo de Implantacin donde cosech amistades que no voy a mencionar con las cuales trabaj estrechamente vinculado y con los cuales logr un aprendizaje muy importante. Ley de Flexibilizacin 18.395 que beneficia con sus causales a muchos compatriotas a poder jubilarse con 30 aos de servicios, es de destacar la ardua tarea que retoma el BPS una y otra y otra vez sin reparos, siempre convencidos en el bien al prjimo y con la premisa ya escuchada dar aunque nos equivoquemos o equivocarse sin dar la prestacin esto siempre en el buen sentido comn y sano juicio. En definitiva, desde antes de nacer una persona, cubrimos su asistencia; de grande, su carrera laboral con todas las garantas (seg. Enfermedad, seg. de Paro, lentes, etc.) que aseguran todos sus derechos. Una vez cumplida su vida laboral accede a la jubilacin y pasan a formar la tercera edad con todos los derechos que garantizan una vejez segura, humanamente hablando. Por ltimo termina la vida, y ah estamos al momento ms duro para la familia, de la mano de nuestros funcionarios y su sensibilidad, actuamos para generar el derecho a Pensin y hasta los ms nuevos (Pensin de Viudo y Concubinaria) tarea que hacemos. Como parte final quisiera mencionar a mis compaeros, mi familia, al fin y al cabo todos formamos parte de esta Oficina, en la maana nos encontramos decididos como siempre con el mayor respeto con mis compaeros de los que hablar finalmente a luchar por los problemas de la gente y que no son pocos. Cada uno en su lugar, son las 9.15 y arranca el llamador y hasta las 16 horas atendemos toda clase de situaciones, asesoramientos, solicitudes, reclamos, peticiones haciendo lugar a cada una con la mejor buena fe, lo que se tranca lo sacamos en equipo si hay problemas tenemos el aval de nuestros superiores, en fin, se trabaja en un clima serio pero agradable en la parte humana. Despus de aos de conocernos tenemos das buenos y malos y la capacidad de saber lo que nos pasa y as ayudarnos, pelear un poco por qu no, o alentarnos para
superar el problema para no generar ese hueco que no debe haber en una oficina ya que la gente tambin tiene los suyos y debemos separar las cosas. Y as transcurre la jornada, la media hora es motivo de alguna conversacin de trabajo y algn chiste o comentario de sucesos diarios que tienen que ver con la tarea en Pasividades. Finalmente, nos retiramos a nuestras casas con el convencimiento de haber cumplido nuestro rol, no muchos asumen este hecho pero tengan por sentado que mis compaeros todos s lo hacen y tengo el privilegio de compartirlo todos los santos das. Ahora s, mi agradecimiento a los impulsores de esta idea, las disculpas porque no soy escritor pero por un instante sent esa sensacin. Por lo bien que le hace a uno y al Organismo saber lo que vivimos da a da y concluir que estamos compenetrados con este BPS que es un Instituto moderno gil y reconocido a nivel Internacional. Muchas pero muchas gracias por considerarme y tomar el tiempo para conocer mi forma de estar orgulloso de estar en el Banco de Previsin Social. lvaro Felipe Costa Canelones
La Sucursal
Fue un 8 de abril de 1983 cuando son el despertador, salt de la cama y casi no llegu a la Agencia CITA, la cual me llev a mi primer lugar de trabajo, en la ciudad de Canelones, a unos 60 km de distancia de mi domicilio. Siempre me cost una enormidad madrugar y vaya si lo tuve que hacer! Pero como a todas las cosas, uno siempre le encuentra el lado bueno y positivo; aquellos madrugones se convirtieron enseguida en algo placentero, conociendo y dialogando con las personas que compartan el mismo mnibus diariamente conmigo. Cada uno se diriga a su trabajo correspondiente pero en el fondo ramos todos iguales, con mucho sueo, bostezos, sonrisas, con tristeza a veces en alguna mirada,... caramelos, un diario que corra por todas las filas, ancdotas, chistes, un muy buenos das!!, qu tal?... en fin, aquel viaje se convirti en un agradable ambiente en el que supe y aprend mucho de la vida de cada persona, de sus intereses, de sus trabajos, de sus problemas econmicos, de sus familias, de sus alegras, de sus enfermedades, de sus derechos y obligaciones con sus familiares, amigos, empleadores y empleados, etc. Todo aquello me pint la gran Institucin: EL BANCO DE PREVISIN SOCIAL, quien iba a encargarse de prever todos esos problemas, planteados por la gente. Qu nervios!, mezclados con alegra, expectativa e interrogantes ya que iba a llegar a mi primer lugar de trabajo, no lo poda creer pero, a pesar de todo, era conciente de ello. Trat de tranquilizarme, ver si no me haba despeinado o desalineado la ropa en el viaje porque sent que todo deba estar perfecto. Pens: soy una persona afortunada, muy afortunada! que comenzara algo nuevo, sin saber qu me iba a deparar aquel lugar desconocido para m. Cruc una hermosa plaza y por fin llegu; era un edificio de tres pisos, con muchas ventanas al frente que lo hacan ver muy luminoso. Entr y pregunt por la Oficina de Recaudacin, inmediatamente tom por el ascensor hasta el primer piso y all me estaban esperando. Con gran decisin, me present y con una gran sonrisa me recibieron quienes iban a ser mis compaeros de trabajo, que en muy poco tiempo se convirtieron en una gran familia... recuerdo a cada uno de ellos, todos bien diferentes, eran pocos pero con grandes valores y muchas ganas de vivir, algunos con ciertas discapacidades fsicas, con mucha experiencia y yo pens: qu fuerza de voluntad esta gente! Era realmente admirable y encima me enseaban y daba gusto con qu respeto siempre lo hacan y con qu dedicacin! Aprend mucho en esa Sucursal, fue la base para poder hoy sentirme la funcionaria que soy, solidaria con los compaeros, paciente con el pblico, saber escuchar a la gente y saber aconsejar bien; sent la satisfaccin de que un trabajador que se acercaba al mostrador con un problema, se iba con una sonrisa dibujada en su rostro,... qu lindo!, qu tiempos aquellos! Cuando se abran las puertas de la oficina cada da, y el mostrador se colmaba, era una ola humana que pareca que nos iba a tapar, me pregunt: qu historia escuchar hoy?, porque la gente necesitaba contar sus historias personales aunque no vinieran al caso, pero realmente era una necesidad el ser escuchado y eso fue algo que me qued grabado para siempre; algunos me contaban de sus plantaciones, otros de sus enfermedades e intervenciones, otros de la construccin de su vivienda, de sus logros familiares, de sus fracasos, de sus esfuerzos como contribuyentes, etc. Varias historias inolvidables
y que me hicieron junto a mis compaeros, crecer mucho, madurar y tener las fuerzas y ganas de seguir colaborando y trabajando. Aos despus, me traslad a Montevideo, donde tena mi domicilio, mis estudios y segu conociendo gente en esta inmensidad, inmensidad digo porque nunca olvidar aquel comienzo laboral, en aquel lugar pequeo pero lleno de sensibilidad humana, lleno de amor, de mucho conocimiento y experiencia que supieron volcar en m y sobre todo los valores, tan imprescindibles en las relaciones humanas... Cmo extra!, qu linda experiencia!, qu lindo recuerdo!, lo llevar conmigo por siempre. Mara del Rosario Gmez Montevideo
Llegamos a nuestro destino, 5 6 km de Dolores, baja del auto el Negro, golpea las manos, ahuyenta la jaura de perros pulguientos y hambrientos y alejado el peligro, nos avisa que podemos cumplir nuestro cometido. Abrimos el destartalado y precario portn de troncos, entramos en un inmenso patio el que responda, a cada pisada nuestra, levantando nubes de polvo. Once de la maana, calor, polvo, pesadez, zumbido de abejas, olor a chiquero, revoloteo de moscas... Unos metros mas adelante, frente al rancho habitado por la titular del expediente, la inmensidad de un omb y la promesa del frescor bajo su copa. Casi corriendo, nos ubicamos a la sombra. Mi compaera, expediente en mano, apoyando una pierna en una raz sobresaliente, interrogaba a la anciana, la que desafiando el calor, cubra totalmente la cabeza con un pauelo negro, casi del mismo color de su piel, cubierta de aos y holln... De repente... GRITOS DESESPERADOS!!!!! de mi compaera, desparramo total de los folios de la carpeta, revoloteo de alas, de plumas, de manos sobre su cabeza... SOCORRO!!! SOCOORRROOO!!! AYUDENME!!! UN GUILA!!! UN GUILA!!! ...aullaba totalmente descontrolada!!! POBRECITA!!! ... POBRECITA... la gallina bataraza que, habiendo querido bajar del omb utilizando su cabeza a modo de peldao, nunca esper una agresin de ese tipo! Sali corriendo despavorida por el patio de tierra, cacareando, renga, desplumada y confundida con un ave de rapia capaz de provocar tal TERROR!!! Pas el tiempo, vinieron otras inspecciones, otros veranos... Nunca ms, ni siquiera cuando la temperatura ascenda a mas de 40 y era la nica sombra posible, mi compaera tom una declaracin debajo de un rbol... Mnica Majul Soriano
Pagos de pasividades
Dolores es una ciudad, de las ms lindas del interior del pas, ubicada a orillas del Ro San Salvador, en el Dpto. de Soriano, nombrada de hecho y por derecho, CAPITAL NACIONAL DEL TRIGO Y LA PRIMAVERA. Cuenta con una poblacin de alrededor de 15.000 habitantes. A pesar de ser la segunda ciudad del Departamento, su poblacin mantiene la idiosincrasia de un pueblo pequeo. En febrero de 1981, ingresamos al BPS de la localidad, seis compaeras de entre 18 y 25 aos. Lleg la fecha fijada para el pago de pasividades. Desde el primer mes, se cre un idilio ininterrumpido entre nuestros viejos y nosotras.
Ese mes, con la novedad de nuestro ingreso, repetimos hasta el cansancio el nombre de nuestros padres, negamos hasta el cansancio el hecho de ser hijas de los padres de nuestras compaeras. Ellos ya saban de qu familias provenamos, les cost algunos meses relacionarnos con ellas y no confundirnos a unas con las otras. Han estado siempre presentes, en todos nuestros buenos y malos momentos, cuando nos casamos, cuando nacieron nuestros hijos, cuando nos divorciamos, nos volvimos a casar, nacieron nuestros nietos, nos enfermamos... Para ellos decir BPS es nombrar a Fulana de Tal, que me atendi tan bien, o Sultana, que me parece que hoy, andaba con la PATA HINCHADA (porque le notific de algo contrario a sus intereses). Siempre esperbamos con expectativa y particular excitacin, los das de pagos. Sabamos que eran das en que salamos de la rutina diaria y nos reamos o entristecamos, o charlbamos simplemente con los pasivos, enriqueciendo sobremanera nuestras vidas con su bagaje de experiencias. En esos aos, en nuestra Agencia se abonaban las prestaciones a ms de 4.000 pasivos. Para eso contbamos con seis funcionarios, dos expedidores de recibos, uno en un escritorio y otro enfrente, detrs de un mostrador; dos controles, detrs tambin de un mostrador de ms de 1,5 mt de alto, y dos cajeros al fondo. Nuestro local, ubicado en una esquina y compartido con ATyR, tiene casi media cuadra de largo. Existen innumerables ancdotas y vivencias de esos das. Se daban peculiares situaciones. Les encantaba ir dos horas antes del comienzo de su turno, para ser los primeros, siendo que lo ms que podan esperar era una hora concurriendo en el turno que les corresponda por calendario. De esa manera, y a razn de 200 personas por hora, cada uno se encontraba...con ms de 600 personas!!! Para muchos de ellos, era la nica oportunidad de reencontrarse con sus compaeros, sus vecinos, sus amigos... El primer da de pagos, cuando se abonaban las pensiones por discapacidad, en el invierno en horario vespertino, era comn ver desde las 8 de la maana a un par de hermanas, dementes ambas desde la niez, sentadas ante la puerta de la oficina esperando cobrar. Como compaa, atados del picaporte de la puerta o de un carrito de madera que indefectiblemente llevaban consigo, un perro que ladraba a cuanta persona pasaba y una gallina que aleteaba y cacareaba a cada ladrido del perro. Tambin supimos dar pie, a raz de solicitarle a una seora que desocupara una silla, no recuerdo bien por que motivo, a que las musas inspiradoras de la susodicha publicaran en el diario de circulacin local, una Alegora a la silla, interpretacin exclusiva a cargo de las funcionarias del BPS Dolores: LA SILLA NO ES PARA SENTARSE. Los pasivos retiraban sus recibos, los firmaba y hacan dos colas, una pegada al mostrador y otra paralela, esperando que las funcionarias estamparan el sello de control y posteriormente pasar a la Caja. En una de esas ocasiones, ya sobre el final de un turno y habiendo solo una compaera de control, sentada ella en un taburete detrs del mostrador, le pide al pasivo que tiene a medio metro: Pase Sr., le controlo el recibo. Inmutable, l; acostumbrada a los sordos, ella: SR., PASE SR. QUE LE CONTROLO EL RECIBO. Nada, ninguna seal de
haber escuchado. Gritando ya, nerviosa ella : SR, SR, POR FAVOR, PASE!! Ac, ac...!!!; un recibo que parece flotar en el aire aparece detrs del mostrador, sostenindolo, una manito pequea y gritando con su fina voz: Ac, ac, sigo yo, Sra.!!!, parado en puntas de pie, detrs del alto mostrador, aparece el enano Jos... Estn y no los olvidaremos, muchos destacados, como el querido seor, que falleci con 99 aos, sordo y casi ciego, que todos los meses nos piropeaba con las ms hermosas frases y que, irremediablemente, todos los meses se ligaba, de parte de su cnyuge, un par de golpes y retos en medio de risas, falsos enojos y algaraba general. Como los seores extranjeros, a los que bautizramos mugidores por el extrao sonido que emitan, permanentemente, sin abrir la boca, al acercarse a la caja, todava no hemos podido dilucidar si por ansiedad o codicia. Pasaron tantos... Pirulo a quien un circo dejo en el pueblo y muri hace no muchos aos, siendo otro de nuestros queridos e inolvidables personajes. Fermn, residente de Villa Soriano, soltero, enamorado perdidamente de una de las compaeras, quien paraba el taxi en el cual regresbamos de la gira para obsequiar al objeto de su devocin con un pescado recin extrado de las aguas del Ro Negro; Gallina Sapia, la Vieja Parra y otros tantos annimos, no menos importantes, que han hecho y hacen al acervo cultural de nuestra poblacin y a los cuales, gracias a nuestra funcin, hemos tenido el privilegio de tratar y conocer... Mnica Majul Soriano
me obligaste a quedarme a esperarlos. Recuerdo que fuiste bastante determinante. Por suerte, lo hiciste! Los de la emergencia me pusieron en una silla de ruedas y de aqu fui directo a la ambulancia. Ese mismo da naci mi hija. Ah me acord de ella. Me qued sin palabras. No tengo idea por qu le insist tanto. No es que tuviera cara de mareada. En ningn momento hizo gestos o dio indicios de sentirse mal. No s por qu me empe en que se quedara. Pero lo hice. Nunca se me ocurri que poda estar en trabajo de parto o algo por el estilo. Atiendo a muchas embarazadas y si bien he llamado cuando se sienten mal, esta vez fue diferente. La idea no es sobredimensionar pero s apreciar cuando ocurren cosas lindas, me atrevo a decir msticas. As como nos enfocamos tanto en lo malo, en lo negativo, deberamos ir contra la corriente y atesorar las cosas buenas, que porque a veces pasen desapercibidas o queden rpidamente en el olvido, no significa que no sucedan. A veces uno no sabe por qu hace las cosas o por qu est ah, pero est y a veces es por algo. Y la pregunta sigue siendo es todo casualidad o causalidad? Mara Magdalena Zaffiri Montevideo
La pensin
Cuando fui accediendo a aquel lugar, me pareci tan pobre, pero pobre! Un ranchito... cubierto el techo por un musgo lustroso por el roco que aun permaneca all. De terrn oscuro, caliente en invierno y en verano fresco. Cal por fuera, barro por dentro. All viva la familia que haba que visitar, la familia Santos. Una preciosa maana de sbado para salir a realizar un trabajo nuevo, la inspeccin de una pensin. Fui en el taxi de Parrilla, que era el nico que haba en el pueblo. Un hombre acostumbrado a la campaa y sus penurias, me adelanto algunos datos. Cmo estaba formada la familia, que la Sra. era viuda, que haba quedado con ese hijo enfermo, que el otro hijo viva cerca pero no poda ayudar mucho porque tena su propia familia con varios hijos pequeos. Tambin me advirti que no podra entrar hasta la casa porque no tena acceso. Desde el camino donde me dej deb caminar unos ochocientos metros por el campo, cuidando que no se me acercara una vaca que me miraba curiosa. Llego, salen dos perritos chicos, y una perra celosa se adelanta mostrando los dientes, me corre un fro por la espalda, grito con voz que no me sale casi, Santooos.... Santooos... Sale entonces un hombre joven, - supongo que es el hermano del menor enfermo- , me estira la mano y ya detrs de l su madre. Estir su mano tambin, gesto que me turb, tome su mano y le di un beso en aquel rostro surcado de arrugas. Herminia dijo, presentndose. Luego en la oscuridad del interior estaba l, Eduardo. Un chico monglico. Tendra unos veinte aos, calculo, por su cuerpo grande y tosco, pero luego supe que tenia menos. En realidad tenia diecisiete aos. Lo v all babendose y me dio repulsin, y al mismo tiempo, cuando la comprensin de aquel sentimiento lleg al fondo de mi cerebro, me replic. El hijo que tu esperas puede ser como l. Puede ser un Down. Y en la comprensin, naci la compasin, la ternura, el dolor por entender. Yo esperaba mi primer hijo. Angustias, dolores, incertidumbres, miedos, todos los miedos. Trat de concentrarme a lo que iba, deba evaluar la situacin familiar, sus ingresos, sus egresos, realizar lo que se llama la inspeccin socio econmica del menor y su familia. Las preguntas que deba hacer para poder dar fin al trmite de pensin, no se ajustaban para nada a la realidad que all vi. Cules, calidad y estado de los mismos, etc? Me di tiempo, baje la vista con vergenza, esper a que me hicieran pasar como si aquel fuera el mayor privilegio del mundo, - estaba en la privacidad de sus vidas. La madre del muchacho avergonzada tambin, me pidi que pasara, pero que no tena donde sentarme porque todas las sillas estaban muy viejas y tema que me callera con mi enorme panza. Ofrec un gesto amable y una sonrisa tmida, le di las gracias. Mir aquella cara curtida de soles furiosos y lluvias inclementes. El sufrimiento de madre gravado. Un pauelo rodeaba su cabeza cubriendo totalmente el cabello. Trate de hablar, de preguntar, pero me fue imposible. Sal del rancho tratando de no tropezar con el marco de la puerta, el
piso estaba muy hondo en relacin al nivel de la tierra. Cuando estuve de nuevo fuera, en la puerta an, - le dije, qudese tranquila, le va a salir la pensin. Trat de no mirar para atrs, sal por el trillo que se forma de transitar por un mismo caminito a la salida, el taxi me esperaba a unas dos cuadras en mitad del campo. Cruc el alambrado cuidando mi vientre y apretando la carpeta contra el pecho. Ya en la oficina mire mis papeles, llenos de cuadraditos vacos, donde encasillar un estatus, un ingreso, un monto, un gasto de luz, de agua, de gas, y me doli el pecho... Para las observaciones haba solo dos renglones. Mara del Rosario Garca Canelones
Llegu a mi escritorio, dej mi abrigo en el perchero, saqu de mi cartera los lentes, el celular, los remedios. Por suerte, tengo buenos compaeros que prendieron el PC, son como unos segundos menos que demoro.... abro el Outlook para chequear las novedades, aunque no hay ninguna... al menos que me interese, entro en cada uno de los programas con los que trabajo y arranco el da... Hay gente... debo atender pblico, no es de las tareas que ms me agrade pero intento ser lo ms educada posible y prestar atencin cuando me hablan, creo que es importante saber escuchar para poder ayudar. Los problemas son tan diversos como gente distinta hay; la mayora de las veces vienen alterados, que el marido, que la hija, que la nuera, que el hambre, que los dolores fsicos y del alma... que nadie los escucha y que no se hace mucho por ellos... pero hay veces que entre tantas palabras, entre tantas protestas, entre tanto alboroto, sientes unos ojos que te llegan al alma... palabras que se insertan debajo de tu piel, y te lastiman... una no puede entender, hay historias tan terribles, que no puedo dejar de preguntarme cmo puede un ser albergar tanto dolor en su corazn... sin que les explote en mil pedazos. Me canso... me canso de intentar ponerme en los zapatos de cada uno, porque es muy difcil, trato de ayudar pero no alcanza, mi ayuda es efmera al lado de todo lo que necesitan estas personas. Lleg mi hora de descanso, voy a almorzar con mis compaeras, momento de relax, de esparcimiento, risas, charla, comida en lo posible light, aunque a veces nos damos algn gustito. Y la tarde pasa volando con el trabajo que hay... leer expedientes, contar expedientes, guardar expedientes. Al final del da tuvimos en nuestras manos muchas historias de vida, vidas como la ma y como la tuya, que tienen la mala suerte de estar en este momento viviendo una situacin difcil. Lo que no poda sospechar, despus de un da como tantos otros, es que a las 16 hs aproximadamente pasara algo que marcara mi vida por siempre... Se present en el mostrador una seora muy viejita, chiquita, tanto... que apenas llegaba al mostrador. Su ropa era humilde, pero impecable, tena la mirada hmeda y los dientes flojos. Con voz frgil pregunt por m, as que mis compaeros me fueron a buscar. Al llegar al mostrador le pregunt: Seora en que puedo ayudarla? y la seora contest: puedo tocarla? usted es un ngel!................. Gracias!! Mi corazn se volvi de papel y lentamente se hizo un bollito arrugado y quebradizo, y al estirar mis manos por sobre el mostrador me encontr con unas manos delgadas, fras, que apretaban las mas casi con cario. Por unos segundos quedamos as, yo sin entender que pasaba y ella con todo su agradecimiento a flor de piel. No pude evitar el nudo en la garganta, ni que mis ojos se llenaran de lgrimas. Trat de fijar la mirada en sus pupilas opacadas por una nube gris y de pronto esos ojos me trajeron el recuerdo del da en que la conoc... era una seora que estaba pasando por un momento muy delicado, estaba muy enferma y su esposo se mora, no tenan para comer, los hijos estaban muertos o presos, y aunque no me acuerdo especficamente de los detalles del caso, recuerdo que la situacin era terrible, pero no muy distinta a otras.
As que solo cumpl con mi trabajo, admito que puse de mi todo lo que pude para que saliera ms rpido el trmite, pero como siempre lo hago cuando la situacin lo amerita. As que unos segundos ms tarde y con mis ojos clavados en los suyos le contest: seora, muchas gracias, pero solo he cumplido con mi deber. La mir con toda la ternura con la que soy capaz y se fue... llevndose un pedacito de mi corazn, rebosante de orgullo y tristeza, caminando muy despacio, con su ropa humilde y limpia, con la mochila de la vida en su espalda apenas un poquito ms liviana. Los problemas ms terribles no se haban solucionado, pero al menos en la solucin de uno chiquitito yo haba participado, y esa seora que estaba tan desesperada como el primer da, pero agradecida desde lo ms profundo de su alma, me dijo esas palabras que tocaron mi descredo corazn. Qu bien se siente... y estoy segura de que a partir de ese momento, las personas que vienen a mi oficina fueron y son tratadas con ms respeto y dedicacin que antes, porque son seres que necesitan y merecen ser atendidos de esa forma, son seres como t y como yo, la nica diferencia es que hoy le toca estar del otro lado del mostrador. Mara del Rosario Mallo Montevideo
Si es de contar ancdotas yo tambin tengo mis inocentadas, recuerdo que bamos cansados, callados y con la mitad de la jornada por terminar an, cuando se me ocurri decir, de aburrido noms qu ubres tienen esas ovejas, y resultaron ser carneros, en ningn momento me fij en ese detalle, hasta ahora me hacen recordar mi comentario de hombre urbano, me hicieron conocer al paisano de reloj y pauelo rosa en Porvenir y saludar al Te Te en Central Gualeguay, que cuando te saluda te da la mano, te la aprieta y no te la suelta ms movindola de arriba hacia abajo, hombre difcil para entablar un dilogo porque solo se re y te dice Te Te de ah su nombre, que dicho sea de paso me regal al Pepe un loro guacho que un da se me enamor y no lo vi ms. Tambin com naranjas que crecen del lado que le da la sombra al naranjo enano camino a Orgoroso, se te hunden los cachetes de tan cidas que son, ahora lo se por experiencia, en aquel entonces no lo sabia. Me presentaron al descendiente muy cercano del prcer Artigas, al menos l eso deca, all por Paso del Daymn, un paisano de apellido Dalmao, yo no le encontr mucho parecido pero bue... Ese da regresamos a la sucursal a las diez y pico de la noche, cuando debamos haber vuelto a las ocho, gracias a las declaraciones del Panes, que estaban de moda hacerlas aunque algunas personas no lo necesitaran... No hubo premio extra y el vitico fue el mismo, pero llegamos con la sensacin de haber cumplido con creces tan dura jornada, como se dice en la jerga popular cansado pero feliz. Pablo Molina Paysand
El BPS y mi familia
Integro una familia en la que el BPS siempre form parte de nuestras vidas. Mi padre ingres a la vieja Caja de Jubilaciones all por el ao 1950, teniendo que dejar su Florida natal para venir a radicarse a Montevideo. Un tiempo despus mi madre tambin se vino de Florida, para casarse con l. A los cuatro aos de haberse casado, en un perodo en que la que iba a ser aos ms adelante mi familia viva en el barrio del Prado, cerquita de la cancha del club Mau, naci mi hermana, que es 9 aos mayor que yo. Posteriormente mi padre volvi a la sucursal de Florida, ahora como Jefe de la misma, en el edificio que se ubicaba en las calles 18 de Julio e Independencia. En esa nueva estada en la ciudad de la Piedra Alta me toc nacer a m.
Mis primeros recuerdos de mi padre en su trabajo son de cuando l era Gerente de Caja Escolar, y yo lo iba a visitar al edificio que estaba ubicado en la calle Mercedes y Barrios Amorn. All me ense a sumar en las FACIT, las primeras sumadoras mecnicas de uso de oficina que se haban desarrollado. Eran muy parecidas a una caja registradora, tenan rodillos con nmeros, uno ingresaba una cifra de un lado, otra del otro lado, y luego haba que girar una manija y la mquina haca la suma. Yo tena 6 o 7 aos y me parecan fascinantes. Estbamos en los aos 70 y algo, las calculadoras electrnicas an no se haban inventado, o al menos no haban llegado a nuestro pas. Recuerdo que por aqullos aos acompa a mi padre a la inauguracin del edificio de las calles Uruguay y Ro Branco, que en ese momento la DGSS haba adquirido para ser la nueva Caja Escolar. Mi madre ingres al BPS como avaluadora, en primera instancia, y unos aos ms adelante pas a ser funcionaria del organismo. A ella la visitaba tambin en su oficina, que era en el edificio sede de la Caja de Jubilaciones. Ms adelante tambin mi hermana ingres al BPS, a trabajar en Caja Escolar. Mi padre ya no formaba parte del Organismo; en un momento de enojo con las autoridades del momento renunci y se fue a trabajar como Juez de Paz Rural. Durante ese perodo a mi madre le ofrecieron pasar a prestar funciones en la agencia del BPS en Carmelo, ubicada en la calle Juan Zorrilla de San Martn, y hasta all fui yo con ella, haciendo mis dos ltimos aos de escuela en esa hermosa ciudad coloniense, aunque viajbamos a Montevideo todos los fines de semana, y all se reuna toda la familia. Unos aos ms adelante se hizo un concurso para ingreso de digitadores, y a travs de ste pude ingresar yo tambin al BPS. Quiso el destino que la que despus se transform en mi mujer y la madre de mis hijos tambin ingresara en ese concurso. Y con una historia muy similar a la ma a nivel familiar: su padre y su madre tambin trabajaban en el BPS. Llegu a visitar a mi suegro siendo Gerente de Fiscalizaciones en el edificio de Uruguay y Ro Branco, increblemente el mismo edificio que haba ido a inaugurar con mi padre. A travs de toda mi vida he sido testigo de los innumerables servicios a la poblacin que presta este Banco de Previsin Social, ya sea a travs de mi padre atendiendo a las maestras que iban a jubilarse a la Caja Escolar, como mi madre en Pasividades, o personalmente desde ATyR viendo cmo se recaudan los fondos necesarios para atender todos los servicios que se prestan, y ahora en sta ltima etapa en la que estoy, integrando la Gerencia de Salud, esta parte para muchos desconocida del BPS, y que sin embargo presta un servicio social importantsimo, atendiendo fundamentalmente a las madres, siendo la segunda maternidad en importancia del pas, y a sus nios, especialmente a aqullos que tienen alguna discapacidad o enfermedad congnita. Al da de hoy tanto mi esposa como mi hermana y yo seguimos formando parte del BPS, del cual obviamente puedo y debo decir orgullosamente es parte de mi familia. Julio Fleitas Montevideo
Reinventar la vida
Mir ansiosa mi reloj pulsera, quedaban slo cinco minutos para no llegar tarde al trabajo. Me dedicaba a la rehabilitacin de nios con discapacidad, patologas que cambiaban drsticamente la vida de ese ser y su entorno. No era tarea fcil, cada nio significaba un desafo diferente y muchas veces no se obtena el xito deseado. Entonces haba que dejar de lado el desnimo y continuar con renovadas fuerzas la tarea. Pero bastaba un pequeo logro para que con nuevo optimismo siguiera adelante. Es maravillosa la experiencia que se vive cuando un chiquito logra dar solo sus primeros pasos, no importan los aos trabajados, siempre se disfruta como nueva, con esa mam que nos abraza emocionada. El mnibus pareca no avanzar y eso aumentaba mi ansiedad. Justamente ese da mis compaeros y yo estbamos invitados a una reunin en el saln de conferencias y quera llegar a tiempo. No saba cul era el tema a tratar, pero como era el aniversario de los Derechos del Nio, lo supuse relacionado. Llegu por fin corriendo y entr al saln cuando estaba por comenzar. Sorprendida vi a un grupo de actores formado por cinco jvenes vestidos con mallas negras y descalzos. El ambiente ola a incienso y se oa una msica suave. El rumor del pblico fue disminuyendo mientras se oscureca la sala y uno de los actores se adelantaba a explicar el tema central de la obra: -Les proponemos representar emociones, contar ancdotas e interpretar los sentimientos generados. Me encant la idea e inmediatamente record la cantidad de ancdotas vividas en mis muchos aos de trabajo aqu, en el Departamento Mdico Quirrgico de Prestaciones de Salud. Ms de una vez haba pensado llevarlas al papel, pero no saba qu marco darles y ahora, en este ateneo diferente, eso se haba hecho realidad. Por fin salamos de los serios temas cientficos que terminaban con ms de un espectador dormido. Como ejemplo, los actores fueron relatando sus ancdotas para luego representarlas. Desfilaron la ira, el dolor, la frustracin y la alegra, emociones que trasladadas al presente aumentaban la intensidad del momento vivido. En la penumbra de la sala sent la magia de la emocin interpretada y cuando invitaron al pblico a compartir las suyas, record a Valeria y me anim a contar algunas. De todos los pacientes conocidos haba algunos que marcaban su presencia, no por la gravedad del caso sino porque pese a ello tenan mucho que ensear. Ese era el caso de Valeria, nia de doce aos portadora de una lesin cerebral que la converta en dependiente total, confinada a su silla de ruedas. Tena un hermoso cabello castao que enmarcaban sus grandes ojos azules siempre atentos a lo que suceda alrededor. Cuando se refera a su condicin usaba el humor diciendo que no poda espantarse una mosca que se le parase en la nariz.
En el primer da de tratamiento comenc un dilogo sencillo para empezar a conocerla, pero vaya sorpresa cuando Valeria comenz a preguntar mi opinin sobre el calentamiento global y la preservacin del planeta. Tanto era su inters que tuve que buscar informacin para estar a su altura, poder dialogar con ella y crear as el necesario lazo afectivo. Las siguientes sesiones de tratamiento se convirtieron en espacios sumamente disfrutables, siempre traa nuevos aportes y la hora pasaba volando. Un da Valeria lleg muy contenta, sin esperar a salir de su silla me grit: -Gan el concurso de cuentos en la escuela! Nos vamos con mam a Mundo Marino en Buenos Aires! As era, haba participado en ese concurso escolar con el tema Todos somos diferentes y ganado el primer premio, un viaje a la Repblica Argentina. Nunca haban viajado fuera del pas y pocas posibilidades tenan de hacerlo, pero ella era quien lo haba logrado. Pasado el tiempo y transformada en una adorable jovencita, comenc a notar un paulatino cambio en su aspecto: peinados diferentes y mucho perfume, toda una coquetera recin estrenada. Tambin cambiaron los temas de su inters, el amor pas a primer plano y su libro de cabecera Romeo y Julieta. En un ratito de descanso la mam me cont que Valeria se haba enamorado del joven conductor de la ambulancia que la llevaba al lugar de tratamiento. Cuando llega este joven a buscarla, Valeria prefiere que sea l y no yo quien la levante de su silla de ruedas, de esa manera disfruta ser llevada en brazos por l hasta el mvil, como una princesa de cuentos. La representacin del relato estuvo a cargo de uno de los jvenes quien tomando en brazos a la chica la pase por todo el escenario mientras ella guiando un ojo, sonrea con picarda. Se oyeron carcajadas generales. S, era un guio a la vida. Despus de escuchar ancdotas de otros compaeros, quise compartir lo que me haba tocado vivir el da anterior. Ese da, al ingresar al hall del edificio de trabajo vi a un adolescente que lloraba y gritaba gesticulando en forma amenazante. Era un paciente de siquiatra que descompensado, sufra una crisis. El pblico se retiraba temeroso y las enfermeras corran en busca de tranquilizantes, tal vez para repartir no slo al paciente sino tambin a ese pblico que no lo quera ver. Sustancias maravillosas que nos ayudan a crear una realidad artificial en la que todo est bien. En ese momento entr una limpiadora con su balde y escoba quien al verlo exclam: -Pobrecito! Qu le pasa? Dejando los elementos de limpieza se acerc a l y abrazndolo fuertemente acarici su cabeza con gesto maternal. El adolescente dej de gritar y aferrndose a ella se calm mansamente. Sin duda las palabras son una expresin del alma. Nos habamos reunido para representar la vida y no olvidar que podemos reinventarla. Milka Ros Montevideo
Solidaridad
Provenan los mnibus poblados de nios de los departamentos de Artigas, Rivera, Tacuaremb y Cerro Largo. El campamento sera largo, dos semanas de convivencia en la Colonia de Vacaciones. Adems, por qu disimularlo, era un clsico campamento de carnaval y, lo necesitbamos. Descendan -titubeantes- con sus petates; les agrupbamos por edades, y en torno a sus Lideres, giraban alborozados. Las nias en las cabaas, los chicos, en Los Nidos (pequeos ranchos), y los ms grandes, en Zona 1 y 2 de Carpas. Discurra el verano de 1971, en la Colonia de Vacaciones de Asignaciones Familiares, creada por Ley N 11.618. Fuimos contratados por el Consejo Central, para funciones -muy especiales- liderar grupos de nios, brindndoles unas vacaciones creativas y formadoras, mediante la recreacin. Estbamos en Zona 2, con los de 11 y 12 aos, sentados en el fogn central, un gran crculo de troncos en una claro del monte de eucaliptos blancos y perfumados. Les dbamos la bienvenida, y proseguamos con instrucciones: baos, horarios, comedor, piscina, y... carnaval. Luego, cada uno a su carpa; una quedaba libre, servira para realizar las reuniones de evaluacin, en horas de la noche cuando todo estaba en calma. Al medioda, sonaran las tres campanas del comedor: a-pron-ten; a-pron-ten; a-pron-ten y, a la media hora, dos: ven-gan, ven-gan. Dejar los bolsos, tender las cuchetas, limpiar, ir al bao, y cara y manos lavadas al comedor! paraso de los comilones. Hartos, realizbamos la caminata de regreso a nuestro hogar en el monte. Dormir una pequea siesta, era necesario ya que la cigarra cantaba, an dentro de las carpas por el calor que recogan. Esos lapsos, y las noches sin dormir, los aprovechbamos para ir preparando los disfraces del desfile de Carnaval, que se realizara en la Plaza de los 33, en San Jos de Mayo. El ao que recuerdo, fue temtico, Peter Pan el nio que no quera crecer, hurfano, lder de nios perdidos, y entablando una lucha desigual, con Garfio y sus piratas que les queran tal vez- robar su alegra, como a los nuestros; que -en general- provenan de hogares humildes, muchos de zonas rurales, que desconocan determinado confort que all les brindbamos. Debamos mantener su alegra, que les desbordase a travs de la recreacin, el juego, el canto, la confraternidad. Que impregnase a todos, ya que, como papelitos o serpentinas, se repartira. Me toc hacer el sombrero de Garfio, enorme y fucsia, con una pluma de papel recortado que sobresala sobre todos, y el gancho que despuntaba de una lata. Otros, hbiles manualmente, se dedicaban a Campanita, los nios perdidos, piratas, Wendy, etc. Nos tropezbamos, por las tijeras, el papel, la goma, alambre, clavos o engrudo. En fin, ayuda para terminar algo, pues tarde, de noche, las ideas no queran aflorar. En los talleres de carpintera, mecnica, herrera, se colaboraba para instrumentar disfraces y carros alegricos. El carruaje fue decorado con hojas de palma. Tambin as, se engalan al jeep y el camin, que transportaran la comparsa. Corresponde destacar que, los nios de la frontera norte, tienen un sentido innato del ritmo, y una alegra a flor de piel, elemento imprescindible para generar -en muy poco tiempo- una comparsa carnavalesca.
Tendran -tal vez- sus primeras vacaciones, y la oferta recreativa pasaba por la seductora piscina, el picadito de ftbol, para adentrarse progresivamente en actividades ms complejas: juegos en masa, competencias por equipos, gymkhana, torneo del saber, bsqueda del tesoro. Particularmente las actividades nocturnas, desvelaban cmo iba fraguando el grupo, su integracin, su compaerismo y sus valores que se amalgamaban por medio de reflexiones en la actividad diaria de Puesta de sol. Cada noche nos plantebamos objetivos, que alcanzaramos a travs de los juegos, para lograr una meta final. Pero de forma colateral, tambin, nos afanbamos en los preparativos del desfile de carnaval, y entre todos nuestros nios- habamos elegido para dirigir la comparsa a el Lalo morenito de Rivera, muy vivaz y ocurrente, que amalgamaba las condiciones para catalizar al grupo como un pequeo lder ya que se mostraba fraterno, conductor y, solidario. Esta ltima condicin es la que me recuerda lo que ocurri durante el desarrollo de una de las actividades nocturnas. La denominbamos Cacera de Sonidos, y consista en formar diversos grupos, que tomados de la mano y con un pequeo gua delante, tomara nota de los sonidos que escuchasen en el monte, durante una hora en la noche. Esos sonidos, los producan lderes que, subidos a un rbol, o escondidos detrs de una raz, emitan mediante silbatos, matracas, con la voz, tringulos, y otros instrumentos. Con el fogn an encendido, salieron los grupos al monte (que era muy conocido y limpio), a cazar sonoridades. Pas el tiempo y paulatinamente regresaron, menos el grupo de Lalo, nuestro candidato. Se aviv el fogn, la lumbre comenz a iluminar la zona, las sombras retrocedan hacia el monte escurrindose entre los rboles. Avisamos que haba terminado la actividad, que volviesen, todos juntos vuelvan!, pero no aparecan. Ya preocupados y dispuestos a realizar una batida, divisamos la caravana, exange, preocupada. Qu sucedi Lalo?, preguntamos en coro, y la respuesta de una nia del grupo fue: Nos perdimos. A lo que Lalo, an de la mano y delante del grupo, en un nimo solidario corrigi: Tras que perdidos, cagados! Aspecto que pudimos verificar en el momento. Era el nico del grupo -al que haba desorientado- que haba padecido dicha situacin. Respecto al desfile de carnaval, fue otra cosa, Lalo de Peter Pan moreno, deslumbr; fue brillante la batucada, los disfraces, y los carros alegricos. Seguramente ese- fue el ms alegre carnaval infantil, que conoci San Jos de Mayo, y Raign, y la fiesta ms grande y luminosa que Lalo recuerde. Daniel Calisto Montevideo
Declaracin Jurada
Corra el ao 1974, cuando el joven result trasladado, de su habitual puesto de trabajo, a una Sucursal de Asignaciones Familiares en el interior del pas. All le asignan para asistir al nico funcionario que atenda las tareas en el Sector de la Construccin. Por dems, resulta decir que haba mucho trabajo y las responsabilidades abrumaban en dicho sector. Para l todo- era nuevo, el local, los compaeros, la forma de trabajo, lo intrincado de la ley de construccin, en ese momento, y fundamentalmente- el pblico que se acercaba al mostrador, para efectuar consultas y concretar trmites. Su compaero y jefe (no por escalafn, s por respeto a su digna persona), con paciencia, se esforzaba en ensearle el oficio; muchos formularios, y demasiadas cuentas para calcular, aportes, mora, recargos, etc. Las operaciones, se realizaban a mano o en la compartida calculadora mecnica, que slo haca sucesivas sumas y restas, por lo que resultaba complicado realizar una multiplicacin, y an ms, una divisin. Los formularios se ubicaban en una sucesin de cajones, a lo largo del mostrador al pblico. Al mismo, concurran gestores, Arquitectos, empresas y particulares. Estos ltimos en la mayora de los casos interesndose en construir con mano de obra benvola una vivienda con plano econmico aprobado por el Municipio. El nuevo funcionario les atenda, les proporcionaba la informacin y el material adecuado a su circunstancia, y los casos ms complicados, los trasladaba en consulta a su compaero ms experimentado, que aprovechaba dicha forma de trabajo, ganando tiempo, para realizar los clculos sobre los aportes debidos, recargos, moras, etc. Asimismo el joven ganaba en experiencia de mostrador; y aprenda el procedimiento de la oficina de la Construccin. Una de las particularidades que tena aquel pblico, era que concurra en varias ocasiones, durante un tiempo, a realizar trmites. Ello permita que el novel oficinista y los usuarios, se fuesen conociendo, y ste supiese al verlos entrar, cul era la problemtica de su trmite. Entre ellos, concurra una pareja de paisanos (como muchas veces se les llama en forma despectiva a quienes tienen una modalidad rural), que con el producto de la venta de su campito, pretendan afincarse en las afueras de la ciudad; con la construccin de una vivienda econmica. Eran tmidos, ya mayores, y -como resultaba comn en su poca- hablaba el marido y la mujer callaba. Al joven funcionario, en un principio, le result dificultoso comprender qu trmite quera realizar aquella pareja de veteranos, que no se hacan entender, y -para colmoeran ms sus silencios, que las explicaciones. Siempre escuchaban, aparentemente con mucha atencin, pero luego de una larga explicacin, volvan a repreguntar lo supuestamente elucidado. Pero, a partir de all, surgi una relacin de mostrador, ms larga de lo esperado, afanndose el joven en claras y concretas explicaciones a efectos de poder llevar el trmite a buen trmino, tanto en Asignaciones, como as tambin, en la Intendencia, por la consecucin del plano de vivienda econmica. Una maana, en la que el sol de primavera acompaado por un cielo azul, se meta invadiendo el recinto, su jefe le llam al escritorio que compartan, para advertirle
que se haba percatado de la relacin (que ya pasaba de lo profesional) con dicha pareja de paisanos, por lo que debera atenderles (de ahora en ms), con mayor rigor administrativo. Asimismo, por lo avanzado del trmite, les corresponda completar el formulario de Declaracin Jurada, y como tal, no debera ser el funcionario quien lo hiciese, pues dicha tarea era inherente al interesado. El da lleg, y luego de una larga y, deliberadamente, pausada explicacin sobre cmo completar el formulario de Declaracin Jurada, el funcionario lo entreg sobre el mostrador a la asidua pareja de interesados; enfatizndoles que deban ser ellos quienes lo llenasen, pues l no lo podra hacer. El seor despliega, con sus manos, la que pareca una enorme hoja con garabatos, y la queda pacienzudamente- mirando. De pronto, de la callada mujer surge una voz inesperada: Tra pac; Meregildo, que vos no sabs leer! En ese momento, el funcionario -an sorprendido por la voz de mando- advierte que Meregildo, sostena el formulario con la letra invertida, y (en forma vertiginosa) en su mente recuerda todas las dificultades que padecieron durante el desarrollo del trmite. Perdi el tino, o tal vez lo encontr, y apoyado en el mostrador (an tentado por lo ridculo de toda la situacin), procedi a completar el formulario, solicitando en forma circunspecta, las firmas a los interesados, quienes -de esa forma- culminaban la tramitacin de su ansiada vivienda. Daniel Calisto Montevideo
la cabeza de un caballo, que ella artesanalmente, con sus manos cre, estampndole mi nombre... no me gustan los caballos, pero a se lo encuentro muy hermoso. Sin duda me aprecian, y eso me halaga. Recuerdos; muchos recuerdos, reconfortantes, placenteros... ningn sinsabor... los buenos compaeros que los primeros aos nos miraron con algn recelo, pronto nos hicieron sentir uno ms... y eso se valora y aprecia. A muchos la vida los alej... recuerdos muchos recuerdos... la despedida est cerca, pero... cmo cuesta decir adis! Carlos Edgardo Prez DAuria Florida
El Doctor
Parado en la puerta del imponente edificio, el joven volvi a consultar las instrucciones que tena escritas en un papel. Se decidi y entr, dirigindose directamente a la oficina que el papel mencionaba, ahora arrugado dentro de su puo. Se acerc al mostrador y vio cmo una seora de mediana edad se pona de pie y se acercaba a atenderlo. -Buenas tardes le dijo amablemente- En qu puedo servirlo? -Buenas tardes respondi l. Estoy buscando a Juan Prez, me dijo que trabajaba aqu. -El doctor Juan Prez? pregunt la empleada. -Doctor? repiti el muchacho. -Si, el doctor Juan Prez repiti la empleada, poniendo nfasis en la palabra doctor. -Imposible. contest el muchacho, sin poder contener la amplia sonrisa. Qu va a ser doctor, si le faltan como a m, un montn de aos... Justamente le traigo unos apuntes de la facultad que me pidi. La seora lo mir perpleja. Cmo que Prez no es doctor? Pero si atiende gente todo el tiempo... A ella misma, le sugiri un tratamiento buensimo en su ltima gripe... Y cmo el BPS va a contratar mdicos sin ver el ttulo? Un disparate... -Espere un momento que voy a su despacho, a avisarle. dijo la empleada y se alej unos metros. A los pocos minutos, volvi y le dijo al joven que por favor la acompaara, que ella lo guiara hasta la oficina de su jefe, el doctor. El la sigui moviendo la cabeza de un lado a otro. -Debe ser otro, seguro estoy equivocado... Es alguien que se llama igual y punto; el nombre es muy comn... Cuando lleg al despacho, no poda creer lo que vean sus ojos. Su compaero de facultad, enfundado en una bata blanca, se puso de pie tras el escritorio y le tendi la mano derecha. -Muchas gracias por venir, Javier. le dijo- Me hubiera sido imposible conseguir los apuntes de otra manera. Y tengo muchsimo trabajo aqu. -Entonces, sos mdico? pregunt el muchacho- Nadie me coment...
-Es que nadie lo sabe. Y yo prefiero que sea as, as que te agradezco que no lo comentes en la Facultad de Derecho. -No hay problema... dijo el muchacho, apoyando la carpeta para abrirla y sacar de dentro de ella un montoncito de papeles prolijamente mecanografiados. Ac tens los apuntes. dijo, tendindoselos a travs del escritorio. -Muchas gracias. dijo el doctor, tomndolos con cuidado. No sabs lo bien que me vienen. -Bueno, me tengo que ir... anunci Javier, dirigindose a la puerta. Te puedo hacer una pregunta? -Claro. dijo el doctor. -Adems de mdico, y estudiante de Derecho, sos alguna otra cosa? pregunt Javier. -S. Soy mecnico de motores de explosin- confes Juan. Javier mir a Juan mientras mova la cabeza con expresin de incredulidad, pero termin por sonrer. -Qu personaje... Quin lo dira? -No creas que es fcil. Por ejemplo, para mi familia. Yo acompao a mi mujer y a mis hijos a los cumpleaos de los parientes, pero siempre me llevo algn libro para entretenerme... Y a veces, algunas personas se molestan... No me entienden. -Me imagino... Bueno, te veo luego. se despidi Javier. -Nos vemos. dijo Juan con tono cmplice. -Y... agreg- Muchas gracias. Yrma Quesada Montevideo
Jos
Hay muchsimas ancdotas en un lugar donde la mayora de las personas que atendemos son adultos mayores. Y, ms ancdotas todava cuando entre compaeros convivimos ocho horas diarias de labor durante varios aos. Recuerdo muy a menudo a un ex funcionario, ahora pasivo, un excelente compaero que trabajaba en nuestra seccin. Un Jos de los tantos que hay en el BPS, pero muy especial. No pasaba desapercibido, siempre nos llam la atencin su excesiva cordialidad con el pblico y con los compaeros que lo rodeamos durante muchos aos. Tuve el placer de conocerlo en el ao 1989 y realmente me impresion su conducta y su forma de ser. Jos no tena mucho estudio sin embargo llevaba consigo la sabidura que dan los aos de edad y de trabajo. Su rutina era admirable. Todos los das venia caminando a la oficina (40 cuadras) con una bolsa de mandados parecida a las antiguas chismosas, y en ella una botella de agua, su almuerzo y la infaltable fruta (bananas, manzanas o naranjas).
Su almuerzo no variaba, sacaba una bolsa de nylon su flauta de pan francs cortada a la mitad y rellena de fiambre y queso o de dulce de membrillo, coma solo en su escritorio rodeado de expedientes para que el pblico no lo viera. No le gustaba comer en la cocina y se negaba a abandonar su costumbre. Los das de lluvia relucan sus botas de goma altas hasta sus rodillas, las cuales soportaba toda la jornada. Nos llamaba la atencin su vestimenta prolija, su pantaln azul, camisa blanca y corbata, la cual se quitaba cuando haca mucho calor. Le gustaba hacer los decretos y certificados en su mquina de escribir la que no permita usar a ningn compaero. Ya en ese entonces todos hacamos los decretos en la computadora. Solamente l aferrado a su vieja mquina de escribir le deca no a los cambios, se rebelaba ante todo lo moderno, aunque no le criticaba. Jos se qued en el tiempo, en los aos 50 60, le gustaba escuchar ms la radio que mirar televisin. Aunque ltimamente su hermana nos cont que mira todas las comedias, su enfermedad le impide salir solo y la television es su entretenimiento principal. Su trabajo era lento y prolijo pero su demora haca enojar a veces a los compaeros, se levantaba de su silla y caminaba 9 10 metros para guardar cada tarjeta o expediente que decretaba en su lugar, de a uno por vez. Nos sentamos protegidos solamente con su presencia, su fsico robusto y su carisma con el pblico que hasta el da de hoy preguntan con cario por l. La falta de salud despus de mi operacin le preocup mucho y al verme tan delgada insisti en traerme fruta. Todos los das durante dos aos depositaba sobre mi escritorio dos hermosas manzanas, seleccionadas, los compaeros que lo conocieron antes que yo, me comentaron que sus padres tenan un puesto de verdura por eso l conoca la calidad de la fruta y elega las mejores parar regalarme. Fue un da lluvioso, lo recuerdo por las infaltables y llamativas botas que tena Jos. El mostrador repleto de gente, pues en una poca no muy lejano se atenda al pblico en el mostrador, sin timbre, ni pantalla para ubicar al funcionario que lo asesorara. Una larga cola de personas, un murmullo insoportable; quizs eso fue lo que alter el carcter de Jos, que sin motivo empez a gritarme y a corregir mis errores ante el pblico asombrado. Ms asombrado qued l, cuando le tir las manzanas que haba trado con tanto cario, su cara se desfigur ante mi reaccin y no le dirig la palabra por varios das. Al poco tiempo me pidi perdn por su comportamiento y yo me avergonc sinceramente de haber reaccionado as, ante un compaero que con sus defectos y virtudes es un ejemplo de persona. Todo esto lo hace especial, diferente, un ser no comn, quizs no normal... Ojal existieran ms personas como Jos... Ana Mara Marzullo Montevideo
Algo falt
La oficina estaba atestada de gente, un murmullo se desplazaba de una punta a otra entre el tumulto que se encontraba en su eterna lucha de una atencin ms rpida. Era difcil percibir entre tanto pblico, quin estaba con mayor necesidad o urgencia, cuando los ves all, son todos iguales, con las mismas necesidades y las mismas ansiedades. Sus rostros slo dejan ver un anhelo ferviente de ser llamado y poder salir de ese lugar lo antes posible. A m me pasa lo mismo cuando voy a alguna oficina pblica, siento la necesidad de ser atendido lo antes posible, y como todo Uruguayo, estoy atento a que posibilidad hay de saltearme el nmero y ser atendido antes; si ves algn conocido, lo miras fijamente como dicindole mir, estoy aqu enterrado en este barrial, tirame una soga, sacame Esto me trae el recuerdo del relato de mi abuela, diciendo que cuando iba a cobrar, haba tanta gente que ella se colocaba cerca de un Polica y haca que se senta mal, inmediatamente el guardia civil la trasladaba hasta la caja por delante de todos, cobraba y se iba lo ms campante. Valiente haca dos horas que esperaba su turno, sin embargo, segn sus clculos, le faltaba al menos una hora para que lo atendieran. Ya la nicotina que recorra todo su cuerpo (fumador desde los doce aos) le haba comenzado a avisar la falta de una pitada. Pero tema salir y que pasara su nmero. Desde la calle un parlante avisaba que el circo dara su ltima funcin esta noche. Fue lo nico que desde el exterior rompa con la monotona de la espera. Comenz a repasar todo lo que le haban pedido la ltima vez, hace cerca de un mes, cuando se present por primera vez a hacer el trmite: cdula de identidad (lo primero; sin ese documento ya le haban dicho que no poda hacer absolutamente nada), partida de nacimiento, partida de matrimonio (y para qu diablos quieren saber con quin estoy casado? se preguntaba), constancia de domicilio, ltimo recibo cobrado en la empresa y qu ms era? Le pareca que haba algo ms, al menos tena la sensacin de que algo ms le haban pedido, pero no recordaba -Tres nmeros faltan y ya estoy se deca. Un funcionario cierra la puerta de entrada al pblico, finaliz el horario y slo restaban los que haban quedado dentro del local con nmero. Una seora detrs del vidrio desde la calle haca seas para entrar. Desde el interior el funcionario le indicaba con un dedo en la mueca, que haba pasado la hora. -Cuarenta y cinco!!! Valiente se levanta y se dirige al funcionario que grit su nmero. -Qu da hoy no? - Dice Valiente. El funcionario le responde con Cdula de Identidad vigente. -Aqu traigo todo lo que me pidi Responde Valiente.
El funcionario revisa todos los documentos que Valiente dej sobre su mesa; levanta sus ojos y lo mira como avisndole de una desgracia, como un mdico que te avisa el final de tus das, con esa falsa ternura que precede a una mala noticia. -Falta el recibo de luz, agua o telfono, recuerda que le dije la ltima vez que estuvo por aqu? Si nos ponemos a buscar culpables de esta situacin, seguramente no nos vamos a poner de acuerdo. Unos podrn decir que el funcionario podra hacer la vista gorda y dejar ese recibo para otra oportunidad hacindole el trmite con los recaudos que Valiente llev, y de esa manera si bien no es lo correcto, y de cualquier forma tendra que volver para traer los documentos faltantes, estara justificando la espera de Valiente. Otros, que Valiente debi tener la precaucin de llevar todo lo que le pidieron, de ltima, el interesado mayor es l. La idea no era hallar culpables, el tema pasa por tomar situaciones como stas y organizarse de tal manera para que nunca te agarren sin un recibo de luz en el bolsillo. Denis Dutra Salto
No obstante ya haba planteado en su trabajo escrito, la necesidad que su organismo fuera realmente un instituto que prev situaciones, que llega al fondo del asunto, que quiere ir a ms y no solo ser un mero administrador de fondos y distribuidor de ingresos en forma equitativa. Que el bienestar social no est en un reparto de dinero, en una mejor cobertura de salud, o en la satisfaccin de necesidades hasta ese entonces, detalladas en distintas normas. Entendi que el BPS deba tener claro cules eran los servicios que deseaba brindar realmente y las personas plantearse lo que pretenden de un organismo de estas caractersticas. Se crearon centros con personal capacitado especialmente para atender a personas de la tercera edad. Incluso los pasivos de hoy, siguen financiando con sus ingresos y con sus gastos a la pirmide social. Se logr determinar que asimismo estos pasivos necesitaban desarrollar otras actividades, entre ellas recreativas, laborales, serviciales, etc. Muchas veces no queran una vivienda, sino un centro que no solo los contenga sino que asimismo los pueda recibir para poder vivir en el mismo. Otros buscaban lugares que estuvieran cerca de su domicilio. El cambio social se estructur tomando como base el censo realizado a fines del ao 2011, de comn acuerdo con el INE. Del profundo estudio de situaciones, se logr divisar los hogares que mayor proteccin necesitaban y el tipo de ayuda que requeran. El hecho de comenzar a pararnos ms en la totalidad, nos permita ver el bosque y no el rbol. Se logr descubrir, sin perjuicio de las concepciones sobre el ser humano que existan y sobre su comportamiento, que somos emocin y sensacin, que a todos nos han pasado cosas, nos pasan y nos pasarn. Que el hombre naci para vivir en sociedad y necesita sentirse contenido, amparado y amado. Nuevos proyectos fueron ganando espacio en los corazones de los directores. Se detectaron abusos, malos tratos, agresiones, carencias afectivas en todos lados que solamente podan ser paliadas parndose en los zapatos de los otros, percibiendo desde ah lo que suscitaban en nosotros. De esa manera las personas dejaron de quejarse, se sintieron comprendidas, contenidas. El proceso de cambio haba comenzado y mgicamente se contagi a todos los dems sectores pblicos y privados, entre otros. Ya las crisis dejaron de ser externas y ajenas, sino que fueron vistas como una rotura de nuestra conexin con nuestra naturaleza interior. Dejar de sealar situaciones porque simplemente comenzamos a vernos como parte de las enseanzas que otros tienen para darnos, fue la tnica de una nueva etapa que haba comenzado a gestarse. Del uruguayo gris que le cuesta mancomunar esfuerzos, se pas al uruguayo alegre y querendn, celoso de encontrar la forma de dar un salto tanto a nivel individual como colectivo. Todos comenzaron a interesarse y participar en la toma de decisiones.
La paradoja
En el ao 1999, una persona previo llamado, pruebas y entrevistas correspondientes, comenz a desarrollarse como funcionario del Banco de Previsin Social. Luego de haber obtenido el ttulo y cargo de Escribano, a comienzos del ao 2011, concurs por una Gerencia dependiente de la Reparticin de Prestaciones Econmicas y para su sorpresa gan la misma. Como parte del concurso debi presentar un trabajo escrito con referencia a su visin sobre el cargo y la seccin a la cual sera asignado. Una de las cosas que lo ayud a vencer, sin perjuicio del buen puntaje obtenido en todas las pruebas, fue su visin sobre el BPS. En ese sentido, record sueos que haba tenido desde pequeo. En stos, vea una sociedad convulsionada pero con cambios positivos importantes, producto de toda una movida individual y colectiva, tanto de personas como de instituciones. Tiempos de crisis, tsunamis fsicos y sociales, pero tambin de muchos cambios en nuestro interior. Recin cuando se vislumbr con posibilidades firmes como para gerenciar, pudo en una pequea introspeccin, verificar que sus anhelos podan ser parte de una visin de futuro real. Intent unir cabos sueltos y comprender que trabajaba para el BPS y no para ninguna otra institucin. Producto de las causalidades, lleg a una gerencia donde poda capacitarse, emprender cambios y formar equipos de trabajo a los efectos de lograr una mayor comprensin de la problemtica social real.
Hubo un despertar de los corazones, un nuevo amanecer, un comienzo de una segunda independencia, en tiempos de conmemoracin del Bicentenario del Proceso de Emancipacin Oriental. Esta nueva independencia no era de capa y espada, de xodos ni bsquedas de quimeras, sino que era una sntesis de lo que haba sido aquel proceso de bsqueda de nuestra libertad e identidad. Se trataba de encontrar tierra prometida en nuestros tiempos. Se comenz a comprender que era en nuestro interior que se deba librar la lucha. As comenz un proceso de ayuda mutua, con corazn en mano contagiando nuevos despertares, sembrando en nuestros mundos internos aquello que ms adelante cosecharamos en nuestro exterior. En nuestra carrera por construir una nueva nacin, se logr tomar conciencia de nuestro anhelo desde siempre de establecer una conexin interior. De esa manera y con tan poco se logr una independencia real, de reconocer que somos esclavos de nosotros mismos y que en definitiva implic un darse cuenta que el hombre no est atado a nada, sino que siempre fue y ser una energa de espritu libre. Aquel funcionario lleg a dejar planteada una paradoja: creemos poder independizarnos una y otra vez, en lo externo y en lo interno; no obstante si logrramos conectarnos con lo ms profundo de nuestro ser, veramos que no existe la independencia; porque nunca hemos sido esclavos, ya que nuestra naturaleza es la de un espritu libre, sereno, armonioso y amoroso, sin ms atavos que los que de alguna manera u otra hemos elegimos vivir. lvaro Edelman Montevideo