Historia Clínica Psiquiátrica de Juan Vicente Gómez
Historia Clínica Psiquiátrica de Juan Vicente Gómez
Historia Clínica Psiquiátrica de Juan Vicente Gómez
Est Implcito en todo momento en la historia contempornea de Venezuela y, especialmente en este 50 Aniversario de la muerte del Benemrito, cuando el inters del pblico, de los humanistas, de los escritores y de los historiadores y polticos afianzan la interrogante sobre la normalidad o anormalidad de Juan Vicente Gmez. HISTORIA FAMILIAR Desciende de una raza aventurera y heroica, extravagante y cruel, perversa y mstica, donde la unin concubinaria fue algunas veces norma establecida. Para unos bigrafos parcializados su apellido es ilustre, de estirpe de conquistadores, fundadores de ciudades, de prceres y seres con olor a santidad. Estos ulicos le remontan a Don Gmez, en la poca de la Reconquista, que significa Seor de vasallos, y le asignan el escudo de Armas de los Gmez de Orozco, oriundos de Fuente Ovejuna. La fundaciones de las ciudades de Bogot, Tunja, Pamplona, San Cristbal y Ocaa estn emparentadas con el capitn Pedro Gmez de Orozco, su antepasado, soldado extravagante de Pamplona para usar la expresin acreditada y seria del padre Fray Pedro de Aguado. Estos bigrafos adulantes citan eslabn por eslabn toda su prosapia, con parcialidad intencional, para ocultar las uniones concubinarias y los nacimientos ilegtimos hablan de enlaces sin estampar las partidas de matrimonio Su padre Pedro Cornelio Gmez procede de Jos del Rosario Garca Bustamante que se uni concubinariamente con Mara Dolores Gmez. Su to abuelo, ilegtimo, desde luego, fue el general Custodio Garca Rovira, Presidente de la Nueva Granada, prcer y mrtir de la Independencia colombiana. Su padre Pedro Cornelio Gmez perteneca pues, por nacimiento ilegtimo, a la linajuda familia Garca Gmez Bustamante de Bucaramanga, de donde provena Ana Dolores Gmez Nieto, nacida en San Antonio del Tchira el 21 de Junio de 1815. Esta mujer vivi amancebada con varios hombres, uno de ellos Jos Rosario Garca Bustamante, de quien tuvo a Pedro Cornelio, padre del Benemrito; a Silverio y a Fernando, el ltimo de ellos progenitor del cruel y sanguinario Eustoquio Gmez. PADRE Pedro Cornelio Gmez. Autntico Pater familia rural de los campos tachirenses. Honesto y trabajador. Rstico y rico, y hasta con alguna influencia polticas en el Cabildo de San Antonio del Tchira. Muri relativamente joven, y lo dej encargado de su extenso feudo campesino y de la responsabilidad de la familia. MADRE Hermenegilda Chacn Alarcn. Mujer digna, honesta y fiel. Gmez conserv por ella siempre el afecto del hijo cordillerano y respetuoso. Era hija de Diego Chacn y Mara Josefa Alarcn Alvarado, los dos pertenecientes a antiguas familias tachirenses rurales y acomodadas. Juan Vicente conserv siempre gran estimacin y respeto por su mam. Cuando en La Mulera le robaron a ella la mquina de coser, Gmez dijo que si algn da pudiese acabara con todos los ladrones de Venezuela. Convertida en la primera matrona de la Repblica, Gmez esquiv quedarse slo con ella en los ltimos momentos de su agona, pues no dejaba de comprender que, al quedarse los dos solos, ella le pedira, como ltimo de sus deseos, la libertad de todos los presos polticos, entre ellos los presos de La Rotunda, del Castillo Libertador de Puerto Cabello y del Castillo San Carlos del Zulia, cosa que l jams, podra conceder. Resaltan el orgullo y distincin que conservaba el dictador para todo lo que llevase el apellido Gmez, como Eustoquio, Santos Matute, Simn, Evaristo, Aparicio y Fernando. En
cambio llama la atencin el desprecio que tena el tirano por todo lo que llevase su apellido materno, pues ningn Chacn pudo surgir durante su largo mandato de 27 aos. El eplogo de ese desprecio fueron los trescientos azotes que le propin Eustoquio a su pariente, el polica Medardo Chacn, en la Crcel de San Cristbal por el delito de haberle embarazado a su hermana Emilia, ya entrada en aos y cuarentona. HERMANOS Apolonia, Pedro Mara y Mauro. Que fallecieron en la infancia. Los hermanos sobrevivientes fueron: 1).- Indalecia. Tuvo que pulirse para codearse con la alta sociedad de Caracas, pues era primera dama por obligacin. Goz de su afecto. Cas con el general Jos Antonio Martnez Mndez. 2).- Juan Crisstomo. -Francachn, alegre, petulante, extrovertido, tentado por el demonio de la homosexualidad. Muri el 30 de Junio de 1923 horriblemente asesinado en el palacio de Miraflores. Unos dicen que por crimen pasional homosexual. Otros dicen que por intrigas familiares de Dionisia Bello y Santos Matute Gmez. Este ltimo, hermano medio del dictador pretenda desposar a una sobina de doa Dionisia. Al parecer, Juancho, el asesinado haba sostenido ciertas relaciones con la citada muchacha. Advertido Santos Matute del himen roto, rehus, aborreci el himeneo a todas luces incestuoso, ocasionando la ira de Dionisia. Sea como fuere, el crimen cost el destierro a Dionisia Bello. 3).- Elvira.- Casada con el general Antonio Jos Crdenas. 4).- Regina.- Solterona. Muri seorita a los 98 aos. Goz de gran afecto y acato del Benemrito. Mujer culta y prudente, supo defender difciles situaciones e interceder por los cados en desgracia. 5).- Ana.-Tambin muri soltera en los Teques el 28 de enero de 1918 6).- Pedro Csar.-Muri soltero en Maracay el 8 de noviembre de 1918 en la epidemia de la gripe espaola. 7).-Emilia.- Casada con el general Francisco Antonio Colmenares Pacheco y fallecida en Trinidad. 8). Anbal.-Coronel de la Restauracin, campaa en la cual alcanz la muerte. 12).- Santos Matute Gmez, hijo bastardo de Pedro Cornelio y Anastasia Matute. PRIMOS Eustoquio.- Personalidad francamente psicoptica. No se puede saber a cuntas personas asesin, fue cruel, sanguinario, inflexible, desanimado. Gobern al Tchira como un tirano. Desterr a 25.000 tachirenses, pero fue valiente como nadie, audaz, atrevido y con un olmpico desprecio por su propia vida y por la de los dems. A la hora de la cada y del infortunio, fue el nico que supo mantener en alto el honor de la
familia, honor que sell con su sangre y con su muerte el 21 de diciembre de 1935 en la Gobernacin de Caracas.. Evaristo.- De mirada y procederes siniestros. Proclive a cualquier maldad. Salv la vida milagrosamente en el asalto a su casa en el Barrio San Carlos de San Cristbal en la revolucin estallada el 30 de septiembre de 1920. Simn.- Personalidad lombrosiana. Asesino. Autor del crimen de los ahorcados de Pirineos. Adulante, matn y cobarde. Festivo y bailarn. Hombres de casas de lenocinio y organizador de fiestas con msicos en calzoncillos. Tan cruel como libertino. Fue un stiro. Raptaba, basado en el poder, tanto a las damas de la sociedad como a sirvientas del mercado cubierto. Tena un harn en su casa cerca del Parque Sucre. Despus de almuerzo, en el sabanal del patio, en pleno nudismo, se haca corretear por las mujeres para terminar en las ms orgisticas escenas de cualquier naturaleza. Al albail Escipin Vargas, sin quererlo, segn relat a este Cronista el profesor Marco Antonio Rivera Useche, le toc. Mientras arreglaba la cumbrera en su casa, presenciar una de estas escenas. Ser testigo de tales actos le vali a Escipin ser enviado con grillos al Castillo San Carlos del Zulia. Vanidoso, petulante, pedigeo, guardaespaldas del Benemrito. Termin de Administrador de un burdel de Caracas donde una hija suya ejerca el oficio de prostituta, segn me relat el mayor Santiago Ochoa Briseo. Fernando.-De modales caballerosos, pero sujeto recargado de afectacin, petulancia y voz de mando. Como todos los Gmez exiga el saludo adulador a su paso. Echaba de tres a cuatro frascos de colonia antes de meterse en la baera. Muy exigente en el arreglo de la barbera. Si no le simpatizaba el barbero, de un templonazo se deshaca del lienzo y mandaba al barbero a la crcel. Muri pobre de solemnidad. Leonardo Ruiz Pineda cuenta en su libro Ventanas al Mundo los castigos que, por no saludarlo, le propin a Mariano Villamizar en la quebrada Capacha de Rubio. Mariano era to paterno de este Cronista. ATMSFERA HOGAREA Fue rstica, tranquila, de solaz y sin necesidades. Recibi apoyo de sus padres quienes le infundieron unin familiar, trabajo, respeto en los negocios y acato por los compadrazgos. La vida infantil y adolescente transcurri entre la escena ntima hogarea y el alboroto de la peonada y campesinos de La Mulera. Su hogar no fue desdichado porque el padre y la madre se quisieron y la riqueza y abundancia de bienes materiales le mantuvieron alejado de angustias y miserias. Esos factores explican la gran seguridad personal, el nivel formidable de su autoestima y el concepto y sentimiento positivos de s mismo que le caracteriz. CONDICIONES DE NACIMIENTO Naci en la hacienda La Mulera de San Antonio del Tchira, el 24 de Julio de 1857. Se desconocen los factores perinatales, pero se presume que tuvieron que ser muy normales, pues jams dej sospechar signos de organicidad cerebral. Se presume, igualmente, que fue lactado abundantemente al seno de la madre, pues es la tradicin tachirense que la parturienta se acueste por cuarenta das despus del parto; que cada da se coma una gallina bien gorda y beba abundante chocolate de las robustas bolas de cacao que se han tenido listas, as como se han tenido listos los gruesos garrafones del calentao, bebida compuesta de miche cachicamo, ramas aromticas y panela, la cual se llama los miatos del nio. La abundancia de carne, leche, quesos, huevos y
verduras de La Mulera, permiti una excelente e incomparable alimentacin de la madre durante el embarazo y la lactancia y asegur un verdadero torrencial lcteo en el seno de la recin parida lactante. SINTOMAS NEUROTICOS INFANTILES No fue un nio neurtico. No se han descrito en l rasgos o trastornos de conducta como los present su primo Eustoquio Gmez, dejadez o pereza. Al contrario, como hijo mayor se fue modelando en la personalidad directriz que le correspondi asumir. ESCOLARIDAD Y FORMACIN CULTURAL Muy escasa. Para su poca el Tchira estaba sumido en gran pobreza y el estudio era privilegio de una casta muy restringida de las ciudades, las cuales eran, a su vez, de muy escasos recursos. En San Antonio slo podan existir a duras penas Escuelas de Primeras Letras. Las gentes de los campos, as fuesen acomodadas, tenan grandes inconvenientes para el estudio y para enviar los nios a la Escuela No obstante, de nio emprende estudios de instruccin primaria en la Escuela que regenta el seor Ramn Navarro y luego en la Escuela de un maestro Villegas o Padilla. Sus condiscpulos en la Escuela Primaria son Juan Alberto Ramrez, al parecer su hermano natural; Rgulo Bustamante, Cesreo Serrano, Marcos Antonio Galavs y Manuel Galavs. En la Hacienda La Mulera existe una Maestra, pero esta preceptora se ocupa ms de la educacin de las hermanas. Se llama Braulia Santander. En sntesis, su escolaridad es precaria, pero no es analfabeto como sus encarnizados detractores le consideran. Puede tener una educacin correspondiente al tercer grado de educacin primaria elemental, que l no cultiva con el estudio propio, pero que se acrecienta obligatoriamente ante la relacin forzada con personas cultas. HISTORIA LABORAL Es hacendado, caudillo militar, poltico y magistrado. Ser dueo de hacienda es el deleite mayor de su vida. Tener una hacienda, tener el sentido de la posesin, hacerla incrementar y ahorrar los usufructos le proporciona un gozo infinito. Por eso traslada, en cierta forma, la capital de Venezuela de Caracas a la aldea de Maracay, la que forzosamente se transforma en ciudad, y, en la misma Maracay, se hace construir el Jardn de las Delicias, su propia residencia, que no es ms que una rplica de su hacienda La Mulera de San Antonio del Tchira. Desde el punto de vista administrativo, lleg a creer que toda Venezuela era suya. Se apropi de las mejores haciendas, tierras, sabanas y ganados del pas. Administr a Venezuela como si el pas fuese, exclusivamente, una sola hacienda suya. Como caudillo militar descoll con ribetes sobresalientes. Llevaba la chispa inflamante del mando en lo ms ntimo y hondo de su personalidad. Al despertar, an cuando tardamente, de su vida rural, se dio cuenta que haba nacido para mandar. Al morir su padre gobern, con indiscutible autoridad el clan numeroso y a veces alborotado de La Mulera, teniendo que imponer orden cuando fuera necesario, incluso al mismo Eustoquio, tan voluntarioso, rebelde, y tan descarado ante la vida y ante la muerte. Indiscutiblemente que la personalidad del General Gmez hubiera decollado en cualquier campo donde le hubiera tocado vivir mandando, as jams hubiese conocido al general Cipriano Castro. No haba nacido para la anonimia. En cualquier sendero de la vida hubiera alcanzado un xito resonante. En una tribu indgena hubiera sido el Mohn, el Farate o el Piache. Si hubiera nacido en el siglo XVI, hubiera sido un gran
conquistador, un opulento encomendero o un capitn poblador. Si hubiera nacido treinta aos antes, y no en los Andes sino en los llanos, hubiera sido un gran caudillo o un acrrimo y sobresaliente enemigo de la Guerra Federal. Pero como no ocurri eso, fue la estrella del general Cipriano Castro la que lo gui, como llevado de la mano, a la ms alta cumbre del poder. En Valera, Castro, suponiendo que pudiera morir en la Guerra Restauradora, no vacil en nombrarlo su legtimo heredero o sucesor. Como caudillo fue herido, pero jams fue derrotado. Su astro fulgurante sobresali luminosamente en treinta y dos combates. La seguridad y el valor fueron estandartes. Siempre estaba seguro que iba a ganar la pelea. Al comenzar la Batalla de la Puerta, en 1901, contra los facciosos del general Fernndez, telegrafi a Castro: Desde luego, le prometo el triunfo. Ser el vencedor de la Puerta, el lugar donde haba sido derrotado Bolvar, lo llen de vanidad militar. Por eso al triunfar en la Puerta se le meti en la cabeza la idea y la conviccin indeclinable que llegara a ser Presidente de la Repblica. Al caudillismo militar supo unir su sagacidad poltica. Como Caudillo pacific a Venezuela. Fue el ltimo caudillo. Porque acab con el bochinche, los jefes alzados y todo tipo de asonadas. En Ciudad Bolvar, el 21 de Julio de 1903, le entreg a Castro un pas completamente pacificado para su nueva etapa histrica. Pero lo que haba hecho, en realidad, no era pacificar el pas para Cipriano Castro, sino pacificarlo para s mismo, para poder mandar con lemas de descarado y oprobioso absolutismo durante toda su vida, sin que nadie osara poderle hacer tambalear de su silla presidencial. Ser hipcrita y embaucador; pretender trabajar y ser desprendido con los dems, cuando en realidad lo que est haciendo es trabajar zorruna y taimadamente, en forma pasiva y subterrnea, para s mismo, para su poder, para su mando, para su opresin, para su tirana, para su absolutismo. Eso es uno de los rasgos ms sobresalientes de la personalidad de Juan Vicente Gmez. Como poltico es insuperable, pues sabe manejar la diplomacia, la hipocresa, la traicin y la mentira con sagacidad de genio. Pocos personajes en la historia de Venezuela han sido tan sagaces, taimados y traidores como el Benemrito. Se hace el desprendido, el sufrido, el humillado y, casi hasta el esclavo servil, en la poca en que resplandece el astro fulgurante de Cipriano Castro. Durante la Conjura apela apesadumbradamente a maniobras psicolgicas rayanas en el llanto y a las lamentaciones pero, cuando est fuerte en 1908, da el zarpazo feroz y certero a quien ha sido su ms ntimo amigo, su benefactor, su maestro, su compadre, su comandante, su general, su hermano, a quien nada menos le deba todo lo que era. Lo que hizo polticamente con Cipriano Castro lo repiti, en escala menor, con sus subalternos, a quienes finga admiracin, reputacin, respetabilidad y atendibilidad, para luego hacerles descender hasta los calabozos, a la Rotunda de Caracas, al Castillo Libertador de Puerto Cabello o al Castillo San Carlos del Zulia, a la miseria y a la escoria. A su hipocresa y personalidad taimada y zorruna se debi la estruendosa cada del segundo Vicepresidente Intendente General del Ejrcito, as fuese su hijo Vicentico, y la cada de tanto Ministro, de tanto Secretario, de tanto Presidente de Estado, de tanto Ministro Plenipotenciario. Castro lo haba escogido por que haba visto en Gmez lo que a l le faltaba, o sea, control de s mismo, cautela, sentido administrativo, humildad. Pero lo que no logr tasar Castro, en toda su extensin, fue la habilidad poltica de Gmez, la habilidad que llevara a su protegido a levantarse contra su protector omnipotente y destruirlo para siempre, con la finalidad de apoderarse l de esa omnipotencia. Por su habilidad y astucia poltica se mantuvo en el poder durante todo el resto de su larga vida, sin ningn obstculo. Por su astucia poltica atropell honores, destruy y viol virtudes,
pisote sentimientos familiares, repudi mujeres y desterr a su hijo. Nada, nada, ni en el mundo exterior, ni en las intimidades de su psicologa, poda sobrepasar a su incontenible ambicin de mando, y quien se opona en su camino, tena que deponer sus intentos, o morir. Como magistrado, Gmez fue, primeramente, un usurpador, un dictador y un tirano. La Repblica de Venezuela ha sido Esclarecida, por Pez; Federada por Falcn; Regenerada por Guzmn Blanco; Legalizada por Crespo; Restaurada por Castro y Rehabilitada por Gmez. El denominador comn de todas las concepciones, procedimientos y ambiciones de la Rehabilitacin Nacional fue la autocracia. Gmez fue un autcrata que gobern a Venezuela con plena autoridad, apareciendo en la historia como el hombre que ha tenido ms poder en la Repblica. Fue su poder tan absolutista como el de Jos Gaspar Rodrguez Francia en Paraguay; o como el de Juan Manuel Rosas, el clebre dictador de la confederacin Argentina. Gmez, como Dictador, se opone a todos sus amigos, a todos sus camaradas, a todos sus mulos, pero, sobre todo, a todos sus enemigos, a quienes no da tregua de ninguna clase. Sobrepuja en la personalidad benemrita el carcter de dominador de hombres y circunstancias. Una de las descripciones ms fidedignas la expone Carlos Siso cuando escribe: El general Gmez era un completo dictador, de temperamento autoritario; pero en un sentido muy original. Le gustaba ordenar todo segn su voluntad; que sus subalternos le adivinaran si era posible, que slo se hiciese lo que l mandara, pero sus rdenes eran dadas con una naturalidad, con una sencillez que pasmaba; nada de gritos al estilo de Guzmn Blanco; nada de violencias como las que usaba el general Castro. La imposicin emanaba de un don extraordinario que flua de su persona, provista de una facultad innata para mandar. Haca sentir el imperio de su facultad dominadora sin alterarse, con slo su presencia, con slo un gesto. A sus subalternos les tocaba observar cules eran sus deseos y, en muchos casos, cuando daba rdenes de manera confusa, cul era el verdadero sentido de su opinin. En su vida privada se revelaba en todos sus actos su educacin campesina, la vida pobre del hombre que ha estado en contacto con la tierra y que todo tiene que pedrselo a ella. Por eso era conservador, enemigo de las innovaciones y de los cambios bruscos. Si se le consultaba un proyecto de Ley o una Reforma, a cada momento interrogaba: Qu objeto tiene eso? Y si era algo cuya utilidad y resultado l no pudiera ver claro: No, no, no, dejemos eso as; esperemos que sea necesario hacerlo. Ms firme era todava su mentalidad conservadora en el orden econmico. En la construccin de un edificio deba aprovecharse algo de lo que se iba a destruir, aunque fuera un metro de pared o materiales de escaso valor. El general no aceptaba las reformas impuestas por la necesidad, salvo cuando se trataba de progresos materiales en lo que era largo su aliento. En lo poltico tena como norma hacer sino lo que le convena a sus intereses, lo que le produjera un resultado efectivo. Nada de experimentos, de fantasas, de tanteos o de complicaciones. Nada que fuera aleatorio cuyos resultados inmediatos o remotos no pudiera l prever de antemano Gmez sacrific toda su pasin desmesurada en mandar, lo que le recuerda al distante, misntropohurao Felipe II. No existi hombre, ni Ministro, ni amigo, ni mujer que tuviera ascendente efectivo sobre el camino por l trazado. Su menor deseo era una orden implacable e indiscutible. Me parece equivala a Yo ordeno y eso se cumple. Asombra pensar como un hombre rural culmina en el dominio personal ms tremendo y prolongado que conoce la historia del pas. Porque frente a este hombre no hubo en Venezuela, absolutamente nunca, ninguna fuerza de control. Su personalidad de magistrado subyug, atropell y avasall, incluso, a los pases extranjeros, los que le otorgaron las ms altas calificaciones, con reverente pleitesa. Tena la Orden Piana, dada por el Sumo Pontfice, la Cruz de la Orden de San Mauricio y Lzaro, firmada por
Musolini y Vitorio Emanuele; fue Caballero de la Gran Cruz, con la firma de Alfonso XIII; Gran Cruz de la Legin de Honor: Gran Cruz del Len Neerlandes, concedida por su majestad la reina Guillermina; Gran Cruz Extraordinaria de la orden de Boyac. Hindemburg le obsequi su espada y Pershing su pistola. Obtuvo condecoraciones en Suecia, Dinamarca, Ecuador, Brasil, Chile...!Era doctor Honoris Causa de una Universidad Homeoptica de Colombia. En fin, treinta y cuatro ttulos de honor fueron catalogados en un cuadro, con su retrato. Jos Antonio Paez, Jos Tadeo Monagas, Antonio Guzmn Blanco, Cipriano Castro y Marcos Prez Jimnez son plidos retratos ante la autocracia, el podero y el absolutismo de Juan Vicente Gmez. Algo as como lo expres el Rey sol: El Estado soy yo. HISTORIA PSICOSEXUAL Y MARITAL Inici sus relaciones sexuales a temprana edad, como es propio de los jvenes campesinos ricos del Tchira. No presentaba aspecto fsico desagradable, y tuvo buena, muchsima buena suerte con las mujeres. Su lbido fue desbordante hasta el exceso. Cuntas mujeres posey? Eso es tan imposible de calcular como los crmenes que se cometieron bajo su orden, su complacencia y responsabilidad. Su nico incontenible apetito, era la satisfaccin sexual que practica con la naturalidad y la fuerza de los animales, pues su instinto sexual de gran apetito y potencia, es, fundamentalmente, primitivo y carente de todo apego sentimental y de toda espiritualidad. Piensa, egostamente, en la satisfaccin de s mismo, asignando un orden secundario a la complacencia de la pareja, a la que acopla como un animal. Desde la primera vez que tuvo relaciones sexuales en su adolescencia, le neg a la mujer el deseo de dormir con l toda la noche, pues pensaba que dormir con una mujer es someterse a ella, a su comando y dominio. Por ello, una vez obtenido el orgasmo, salta de la cama y abandona su cubil. Este miedo a ser sometido por una mujer los revela en el hecho que duerme en cuarto aparte y que nunca, ni siquiera en el ms remoto pensamiento, pens en casarse. Fue un misgamo empedernido. Ante la diplomtica insinuacin del Nuncio de Su Santidad en el sentido de lo conveniente que sera tomar por esposa a una de las seoras que estaban a su lado, respondi que si el matrimonio era tan bueno, por qu el papa no se haba casado?. Por ello exhibe una fuerte proclividad al concubinato pblico, como la mayora de sus familiares, por un miedo cerval a las responsabilidades de la fidelidad y un apego a la inmadurez, a la incultura, a la desidia, y a la poligamia. Pero es reservado en el sexo, no siendo pedante y ostentoso en relacin con su actividad viril. Su relaciones con el sexo femenino estn desprovistas de toda clase de romanticismo, de espiritualidad, de tono afectivo. Sencilla y llanamente va a la cama, se satisface, cumple su misin de fecundsimo semental y se retira del lecho. Las concubinas que tuvo son incontables y, a veces, en su traslado procesional de Maracay a Caracas, en el desfile protocolar, van los automviles de sus queridas entre los Ministros y los Generales. No obstante, su exagerada poligamia, tuvo algunas uniones concubinarias estables, una con Dionisia Bello, la que rapt en unas ferias provincianas de San Cristbal y la que dej a su marido por Gmez, y otra con Dolores Amelia Nez de Cceres, hija de un poeta, fundador de la Academia de la Lengua y de la Academia de la Historia, el que muri sumido por la pena moral ante la desgracia de la seduccin de su hija. Otra unin concubinaria fue con Ana Josefa Perna; otra con la Solrzano y otra con Carmen Gonzlez. En medio de esta potente y activsima vida sexual, en los telones del subconsciente del Benemrito se movan las ms terribles angustias del complejo de Edipo, con el horroroso temor al incesto, ancestral en la especie humana. Se hace esta aseveracin, porque desde el punto de vista psicodinmico, as lo revela la costumbre de suspender las relaciones sexuales con su concubina, cuando la hija mayor de esta concubina contrae matrimonio. El mismo le cont a su hija Flor de Mara, que cuando
l la cas con Jos Mara Crdenas, inmediatamente suspendi las relaciones sexuales con Dionisia, la cual, desde luego, se enfureci. Del mismo modo cuando cas a su hija Rosa Amelia, inmediatamente suspendi las relaciones con la mam de la novia, Dolores Amelia Nez de Cceres, la cual se enfureci an ms, por ser ms joven que Dionisia. Pero su actividad viril no decae a pesar de los aos. En 1931 y 1934 Juan Vicente Gmez sacia su apetito sexual hasta hartarse con dos mujeres, la Rojitas y la Carmen Rodrguez, as como con la Catalana. Tanto es su exceso, que los mdicos tienen que advertir moderacin. El acepta a regaadientes, y proporciona a La Catalana un marido complaciente. Pero dentro de este marco de actividad sexual desbordada, de la misogamia y gamofobia, de satiriasis insaciable, su aversin al matrimonio era su denominador comn. Cuando se rumor el matrimonio con Dolores Amalia los Gmez Bello delegaron en Flor de Mara de Crdenas el disgusto que esa unin les proporcionara a ellos, los hijos de Dionisia. Entonces el general respondi: -Mija... Cmo van a creer ustedes eso. Eso son rumores de los caraqueos! Chismes de los caraqueos! Antes de eso yo tena que casarme con Dionisia. Despus divorciarme y despus volverme a casar. Usted no me ve a m presentando esos cuadros. No se preocupe que yo sigo solo. HIJOS As como sus concubinas fueron incontables, nunca se lograr saber cuntos ni quienes fueron todos los hijos que en numerossima cantidad lleg a procrear. Algunos de ellos, incluso, despus de los sesenta aos. Si se tratara de hacer un ordenamiento de los ms conocidos, se llegara a la siguiente clasificacin: En Dionisia engendr a Gonzalo, Jos Vicente, Flor de Mara, Al Augusto, Servilia, Josefa y Graciela. En Dolores Amelia Nez de Cceres engendr a Cayetano, Juan Vicente, Florencio, Rosa Amelia, Beln Mara, Roberto, Hermenegilda, Cristina, Berta Efigenia y Juan Crisstomo. En Ana Josefa Perna engendr a Juan Vicente y Gladys. En la Solrzano a Secundino, Juan Vicente y Ana. En Carmen Gonzlez engendr a Pedro, Juan Vicente, Teodora y Consuelo. Las progenies ms connotadas y ms famosas son las dos primeras. Los hijos de Dionisia, los del clan andino, resaltaron ms por su posicin en la poltica y los altos cargos que desempearon. Los hijos de Dolores Amelia, los del clan caraqueo, se ocuparon ms de la frivolidad, la vanidad y el compinche con los doctores, intelectuales y sujetos de la alta sociedad de Caracas. Las hijas del Benemrito casaron con hombres prominentes del centro de la Repblica. Entre estos yernos figuran Roberto Santana Llamozas, marido de Beln y Ramn Ignacio Mndez Llamozas, ste a su vez, nieto del general Jos Antonio Pez y marido de Rosa Amelia. A Gmez se le representa en muchas fotografas como el pap bueno y venerado, admirablemente prolfico, rodeado amorosamente de sus numerosos vstagos y nietos. Sin embargo, con algunos de estos hijos, hubo serios conflictos personales y psicolgicos. Jos Vicente le traicion con el azuzamiento de Santos Matute Gmez y Dionisia Bello. El proceso psicodinmico no es otra casa que el Complejo o conflicto de Edipo, en el cual el hijo quiere suplantar y matar a su padre. Por esa brecha
psicoanaltica se abren las puertas de la alcoba de Juancho, Gobernador de Caracas y primer Vicepresidente de la Repblica en la madrugada del 29 de Junio de 1923. el objeto, visto claramente, era sustituir el primer Vicepresidente por el segundo, o en otras palabras, transformar el sistema patriarcal en fraternal, y, en ltima instancia, llegar al imperio del sistema matriarcal, en el que Yocasta estaba representada por Dionisia. Pero el hijo fracasa. Pierde la segunda Vicepresidencia de la Repblica y pierde la Intendencia General del Ejrcito; pierde todos los favores de su padre y es desterrado; muere en Suiza tuberculoso y diabtico y su cadver es recibido en Venezuela y enterrado por el Benemrito con la ms pasmosa parsimonia y la ms inconmovible frialdad. El otro hijo que merece un captulo especial en su biografa es Al. Si el general era capaz de un idealismo, se puede decir que am totalmente a su hijo Al Augusto, joven indiscutiblemente de temperamento esquizotmico. Juan Vicente lo lleg a idealizar. La muerte del coronel Al Gmez durante la epidemia de gripe espaola de 1918, le caus hondos dolores, como hondos dolores le caus el asesinato de su hermano Juancho, del cual l era el nico en conocer la verdad de los hechos, verdad secreta que l se llev a la tumba. Cuando muri Al Gmez su padre escribi: El durmi muchas veces conmigo; quiero ir a dormir tambin a su lado. Por ello construy para Al el majestuoso y melanclico mausoleo de Maracay donde, efectivamente, duerme la eternidad al lado de su hijo bien amado. ANTECEDENTES MEDICOS GENERALES El general, en sus aos de adultez, presenta una salud magnfica, la cual slo es quebrantada por su bautismo de fuego en la campaa de Castro contra Andueza Palacio en 1892 y por la herida de Carpano. Pero es pletrico, jams luce enfermo en esta poca, es enrgico y bien dispuesto. De nio, hasta la edad de doce aos, padeci de asma bronquial, heredada por algunos hijos y nietos. Sufri de jaquecas pertinaces, a las que supo sobreponerse sin medicamentos, acto verdaderamente firme de su personalidad. En septiembre de 1899, despus de la toma de Valencia, sufri de disentera. Pero siempre, como por ahora, su capacidad de recuperacin es asombrosa. El 6 de mayo de 1902, durante la guerra de pacificacin, recibi una bala en una pierna, la del lado izquierdo, nica que recibi en toda su existencia, cerca de la ingle, con orificio de salida en la nalga correspondiente, durante la Batalla de Carpano. El 13 de septiembre de 1921 se inicia un proceso gripal y la muerte comienza a pisarle los talones. Los enemigos que lo traicionan son los procesos mecnicos, metablicos e infecciosos, con polidipsia, poliuria y mltiples retenciones de orina. El, sin embargo, campante y sonante, trata de imponerse a la adversidad de las enfermedades. Pero los secretos y ocultos mecanismos del metabolismo biolgico se niegan a darle tregua. El azcar y la rea ascienden considerablemente en el torrente circulatorio. En sntesis, el presidente estaba padeciendo de un adenoma prosttico, con una infeccin ascendente, que instal un cuadro renal de glomrulonefritis infecciosa, con descompensacin diabtica de extrema gravedad y fiebre muy alta. El cuadro final de su patologa fue el del coma diabtico. PERSONALIDAD PREVIA VIDA SOCIAL
Durante la adolescencia y juventud sus relaciones no iban ms all de la Mulera, San Antonio, Ccuta, San Cristbal y Rubio. Era medido y reservado, y jams se dej tentar por las extravagancias y aventuras compincheras de Eustoquio. Goz de gran reputacin como hombre correcto y de trabajo ante las Casas Alemanas de las ciudades mencionadas, as como ante los Semidey de San Cristbal y los caficultores de Rubio. Una seorita Chacn Alvarado, hermana de doa Hermenegilda, cas con el seor Ezequiel Alarcn, cuyos descendientes fueron ricos caficultores y miembros de la alta sociedad de Rubio. Se hizo gran administrador de Cipriano Castro desde 1886 y afianz su amistad al secundarle en la campaa contra Andueza Palacio en 1892. Tanta fue la amistad que dej los intereses lugareos y acompa siete aos al Jefe al destierro. Luego, por su amistad y compadrazgo con Castro, financi la Revolucin Liberal Restauradora. Castro, finga l, era su amigo y su compadre. Y Juan Vicente era el sol de Castro. Pero en los momentos estelares de Castro, siendo Vicepresidente de la Repblica, rehuy halagos, prebendas, seducciones de los ulicos y de la alta sociedad de Caracas, y prefiri el silencio, la rusticidad, la humildad y, si se quiere, el aislamiento. Fue enemigo de las pompas, derroches, lujos y orgas, en este sentido era lo opuesto a Castro. Sin embargo, cuando no poda escabullirse, luca su elegante frac, daba demostraciones de grandes modales y hasta abra bailes a los acordes de una polonesa, como le toc hacerlo en el sarao del 31 de diciembre de 1903 en la Casa Amarilla, con la esposa del Excelentsimo Embajador dominicano. Sin embargo, las amistades del general, con contadas excepciones, fueron superficiales. Fueron, primordialmente, amistades de observacin. Si se finga amigo de una persona era para observarlo en su ms insignificante gesto o palabra, analizarlo, hacerle la diseccin psicolgica, con su profundo y certero sentido de estudio humano mientras, lerdo y ladino, se haca pasar por el ms inculto, por el ms palurdo, por el ms rstico, por el ms analfabeto. Jams confi en nadie. Desconfiaba hasta de su propia sombra. Pero, inteligentemente, ocultaba, como el que ms, los ademanes de su desconfianza. Por los doctores siente gran desconfianza, y los trata amablemente, pero con zorruna hipocresa. Sin embargo tanto a ellos, como a los escritores, humanistas, historiadores y poetas ms ilustres, los utiliza en los congresos, en las secretaras generales, en los ministerios, en las presidencias de estado y, sobre todo, en las Embajadas y Consulados, en donde van a ejercer funciones de espionaje contra otros venezolanos. Este retraimiento, este hermetismo personal, en relacin con ese ncleo social en que se desenvuelve, lo implanta como un patrn en Venezuela. Al pas lo divide entre amigos y enemigos, siendo buenos los primeros y malos los segundos, y correspondindoles a stos la crcel, el destierro o la persecucin y, por el contrario, la privanza, el auge social o el xito econmico para los primeros. Pero abri un tercer cause social: El de convertirse en un espectador sordo y mudo ante la tragedia nacional.Asil el intelecto liquidando todos los medios de informacin y expresin de la opinin pblica, y, del mismo modo, aisl al pas de todo contacto de las corrientes de cultura universal: Cort el conocimiento, estudio y discusin de los grandes temas sociales y polticos, dando ocasin as a la formacin de una clase directora de mentalidad aldeana, pacata, asustadiza, incapacitada para comprender y resolver las necesidades de Venezuela en los nuevos tiempos. Si en su mbito inicial se fuera a sealar a sus amigos ntimos, a sus ms allegados, stos seran el taimado y zorruno indio Eloy Tarazona, Leopoldo Baptista, don Antonio Pimentel, el pintoresco e ilustre presbtero Carlos Borges, Rafael Mara Velasco, Pedro Garca, Vicencio Prez Soto, Jos Gil Fortoul y su to el doctor Jos Rosario Garca solamente entre unos cuantos que no son muchos. Eloy Tarazona, su perro faldero, indio puro boyacense, impenetrable, silencioso, ladino, fue como un Ministro del Interior a tiempo completo para analizar los instintos de todo el mundo. Dorma en el suelo junto a su puerta, y probaba antes todo alimento destinado al general. El doctor
Jos Rosario Garca Zorro Reinoso, era un hbil poltico que trat de envolverlo, embaucarlo, tejiendo siempre la intriga. Disfrut de gran posicin y aparente ascendencia ante el general pero, como todo el que maquinaba en contra de l, cay en desgracia. El hecho le mereci el siguiente concepto del Benemrito -Me admiro que el doctor Garca, que ha ledo tantos libros y se ha quemado las pestaas estudiando, no sea capaz de interpretar mis sentimientos. El padre Carlos Borges disfrut de su amistad. Gmez, que no crea en los curas, le sobrellevaba su vida, a lapsos apstata y licenciosa y a lapsos mstica y santificante. Lo escogi, como el ms capaz, para el discurso de inauguracin de la Casa Natal, pero cuando el gobierno del Per solicit que enviase al ilustre y elocuente sacerdote para el discurso de orden de la Batalla de Ayacucho, frustr al gran clrigo y poeta, pues dijo que all se iba a servir mucha champaa, y que l, conociendo al padre Carlos Borges, no iba a permitir que Venezuela presentara una comedia de borrachera. Un hombre de absoluta confianza del dictador fue don Antonio Pimentel. Era antiguo pen de Guacara y sujeto rico cuando los andinos llegaron al poder. En el momento en que Castro, intrigadamente aconsejado, exigi a los conspiradores de la conjura el pago inmediato de ganados e impuestos, Antonio Pimentel facilit a Juan Vicente la suma de cuatrocientos mil bolvares sin recibo, sin intereses, sin condiciones y sin plazo. La gratitud de Gmez fue eterna. El doctor Leopoldo Baptista, trujillano, goz de gran aprecio durante una larga temporada de la dictadura. Inteligente, alma y nervio de la traicin de 1908 contra Castro, intrigante, ambicioso, trat de engaar a Gmez pero se enga a s mismo y cay. El doctor Francisco Baptista Galindo, hombre honesto, rectilneo, noble y con magnnimo corazn, estuvo muy cerca de l y logr temperar muchas durezas y crueldades. Su muerte prematura, quiz por envenenamiento, priv a Venezuela del viraje de la tirana hacia una mejor benevolencia. Por lo dems, compadres rurales, compadres andinos, mujeres y hombres desposedos fueron sus amigos a quienes prodig atencin y generosidad. Una amistad muy importante para l, a pesar de las intrigas del doctor Jos Rosario Garca, fue la de Eleazar Lpez Contreras, hbil, protagonista del refrn Un tirito al gobierno y otro a la revolucin, prudente, instruido, con sentido de nobleza y renovacin, y quien fue el delfn elegido para sucederle ms all de la muerte. Su vida social transcurra en la visita a sus haciendas, en las reuniones con los ulicos en el Hotel Jardn de Maracay y en los paseos por los jardines de su casa de las Delicias. ACTIVIDADES E INTERESES INTELECTUALES Nunca se preocup por ilustrarse, y siempre se burl de los patiquines y los discurseadores, Se senta feliz al mostrarse rstico, campesino, como el primer agricultor y el primer criador de Venezuela. Aunque se haca leer libros como Doa Brbara y alguna tal o cual biografa suya tanto por sus secretarios como por otros ulicos en sus remansos de las Delicias. Los ordeos, las rias de gallos y las corridas de toros valan para l ms que las visitas a todas las bibliotecas y a todos los museos del mundo. De noche a veces asista al cine y se haca leer los ttulos por Antonio Pimentel. Era muy aficionado a los noticiarios. No obstante esta simplicidad, ni el ms avisado psiclogo hubiera podido adivinar jams en aquel hombre campesino las ocultas potencialidades psquicas que un da le entregaran, de por vida, al dominio absoluto de Venezuela. Sinti gran desprecio por los letrados, a pesar de saber
manejarlos y orlos, y no obstante saber consultarlos, para luego de manera intuitiva y pragmtica, desorlos, rechazarlos, o decirles, con fra pero fulminante mirada, que estaban fuera de su esfera afectiva. La Universidad de Hamburgo le distingui con el doctorado Honoris Causa, ttulo que recibi con el mismo inters con que se recibe un costal lleno de repollos. Jams pronunci un discurso. El 20 de diciembre de 1908, en los balcones de la Casa Amarilla slo dijo:- El pueblo est tranquilo. TEMPERAMENTO Sin la menor intencin de catalogarlo dentro del marco de la enfermedad afectiva, su temperamento se muestra con cierta proclividad ciclotmica. En uno de sus arrebatos de sano entusiasmo rapt a Dionisia Bello en una Feria de San Cristbal. En muchas ocasiones su humor es chispeante y salpicado de hilaridad a su manera. Gusta captar a travs de don Antonio Pimentel los chistes que la stira caraquea suele elaborar en su contra. Su fuerza y seguridad, en determinadas circunstancias, pudieron rebitearlo entre la personalidad manaca, como en la Batalla de La Puerta: Ser presidente de Venezuela, o como ante el majestuoso Orinoco: Como que dios existe tomar a Ciudad Bolvar. Pero a veces el dictador luce lento, taciturno y bradipsquico. La muerte de Al y el asesinato de Juancho le hacen experimentar ondas depresivas en el temperamento, lo mismo que la traicin de su hijo Vicentico. Al contrario de su compadre Cipriano Castro, que es extrovertido, emotivo y violento, Juan Vicente Gmez es introvertido, menos emocional y nada impulsivo. Por eso nunca deja conocer sus expresiones y sentimientos. Slo se permite traslucir al pblico aquellas emociones que le convienen y es muy lento en sus resoluciones. Sorprende en su personalidad la calma con que espera el desarrollo de los sucesos, para no adelantarse y juzgarlos cuando los puede enfocar y apreciar en toda su magnitud. Sorprende la paciencia con que espera el momento oportuno para resolver una situacin, o para caer sobre el adversario o sobre el amigo desleal en forma discreta, de manera que no se vean sus intenciones sino cuando la vctima est en sus garras. Zamarro, taimado, zorruno, alevoso, se le ha comparado con el caimn, que parece una estatua inmvil de piedra milenaria para un repentino engullir. Ello ocurre porque su carcter se ha formado a travs de la lucha en que le envolvi la vida campesina, aislada, pobre, primitiva, y ms an en la regin de la frontera, donde las invasiones revolucionarias han sido constantes y en donde el menor descuido se ha pagado con la vida. Su facultad de observacin, enormemente desarrollada, est constantemente en acecho, y lo ha convertido, como a todos los caudillos populares de Venezuela, por iletrados que hayan sido, en psiclogos magistrales, en psiclogos por excelencia de su pueblo, con un sentido de realidad extraordinario y con un profundo conocimiento de los hombres. Ningn presidente de la repblica de Venezuela, a excepcin del Libertador Simn Bolvar, lo ha aventajado en la posesin de esta facultad innata. No era impulsivo, era paciente, perseverante, pero cuando se requera, saltaba como un felino y actuaba con inusitada rapidez. Su voluntad es indiscutible, y logra las metas que se propone. Los ms altos de sus objetivos son el poder y la paz pblica, los que constituyen la razn de su poltica. Desde el primer momento, en las alturas del gobierno, se revel en l lo zorruno y taimado de su carcter. Gmez sufre infinitas humillaciones de Castro, pero esas humillaciones se amortiguan en la suavidad de una sonrisa. Castro ofende a Gmez, pero esas ofensas se embotan en la impasibilidad del compadre. Castro quien puso en ridculo a Gmez, pero los clculos de Gmez se sobrepusieron al ridculo. Toler a Castro la ingratitud. Su cautela fue superior al escozor del amor propio. Era urgente
inspirar confianza en aquel dspota que tena que morirse o tena que ausentarse, para conseguir la gran herencia, la cual no era otra que la administracin de su despotismo. Por eso se someti a las burlas, a las ofensas, al ridculo para que Castro pensara: el General Gmez no se disgusta, luego no me guarda rencor. Ante la inminencia de su viaje al exterior, don Cipriano sentenci:Don Juan es el mismo hombre sano y bruto de la Mulera.- Y fue bajo esta conviccin, como Castro le dej la Presidencia, para que el hombre sano y bruto de La Mulera se alzara con el santo y la limosna. Gmez, pues, tiene la lentitud, pero tambin la seguridad de los animales de presa. Tambin de ellos posee la fuerza y la crueldad. Y del mismo modo, de ellos, tiene una enorme disposicin para el arte de disimular y de engaar. Temperamentalmente, Gmez era un hombre callado, pero no triste. Por el cerco de piedra de su carcter, entre el cual resguardaba hermticamente su personalidad, brotaba, controlada, lo que a l le convena, esto es la surgente alegra festiva. STANDARS MORALES Sin detenerse a contemplar que l era el responsable de todas las crueldades, de todos los dolores, de todas las injusticias, vel por la honestidad, la justicia y la lucha contra el crimen. Persigui implacablemente el ladronismo y la delincuencia. Fue buen pagador desde el tiempo en que negociaba con los alemanes del Tchira y el Norte de Santander. No despreci a la gente humilde que haba conocido en sus mocedades cuando era el amo absoluto de Venezuela. Velaba porque sus sbditos cumplieran sus compromisos de honor, y abog por las mujeres desamparadas, abandonadas o engaadas. Consider la religin y a Dios a su manera. Practicaba ferozmente el celibato y, si por l hubiera sido, todos los hombres y mujeres de Venezuela deberan vivir en concubinato. No se le puede llamar ateo, porque no existen bases slidas para ello, pero tuvo mucho de eso, pese a sus rezos a la Virgen del Carmen, pese a sus rezos a Santa Rita de Casia y pese a sus frecuentes visitas para orar en la Iglesia de Maracay. Precisamente ante Santa Rita de Casia se arrodill y or como ante la abogada de los imposibles, en compaa de Juan Alberto Ramrez, cuando resolvi deponer a Eustoquio del mando del Tchira. A los sacerdotes los llamaba peyorativamente los curitas, y su relacin con ellos oscilaba entre las tertulias con Carlos Borges, la prisin o destierro del padre Mendoza del Valle o de Monseor Montes de Oca, las prebendas, las canonjas, las ddivas, los ascensos merecidos o inmerecidos o el arsnico de Nereo Pacheco en las ergstulas de la Rotunda. Apadrin por rito catlico muchos nios y muchos matrimonios de amigos y oficiales de larga vida concubinaria. Respet sacrosantamente cuando le convena los compadrazgos. Se crey, a su manera, asistido por la Divina Providencia y escogido para hacer el bien, pues siempre sola repetir que los buenos eran sus amigos. No obstante, se neg rotundamente a recibir los sacramentos antes de morir, y cualquier afirmacin que se haga en sentido contrario carece de fundamentos es escueta y solamente es enunciada por componendas. En s, la cuenta que tuvo que entregar a Dios tuvo que ser muy terrible. Acompasando la moral a la poltica, su sistema de gobierno fue etiquetado con el lema Unin, paz y trabajo, del cual se senta muy complacido y orgulloso. Este lema se inspira, en algo, en sus estndares morales como magistrado y como poltico. Cuatro cosas son necesarias de ser mencionadas en este sentido. En primer lugar fue el pacificador de Venezuela algunos lo han llamado por ello el gran loquero, porque acab con la locura de los alzamientos y de los caudillos. Trajo la paz y unific a Venezuela, pues comprendi que slo con la paz poda crearse un pas til, laborioso, prspero y decente. A ello consagr todos sus esfuerzos militares hasta culminar en la toma de Ciudad Bolvar. En segundo lugar dio a Venezuela la independencia
econmica. Se senta abrumado por las deudas que pesaban sobre su patria en el extranjero, y por el peligro que ello representaba para la consolidacin de la soberana nacional. El regalo que hizo a Bolvar en el Centenario de su muerte fue el pago de toda la deuda, tanto interna como externa. Venezuela no qued debiendo un centavo en el exterior, y la cancelacin de la deuda interna se empez a realizar de acuerdo con el plan adoptado por el Gobierno Nacional. En tercer lugar hizo una magnfica labor en el establecimiento de la vialidad nacional. Los lugares ms apartados de la repblica acortaron sus distancias y se vieron abiertos al desarrollo. Los estados de la montaa se incorporaron al centro con la gran carretera trasandina inaugurada el 24 de Julio de 1925. En cuarto lugar hay que reconocer que Juan Vicente Gmez fue, con una serie de actuaciones trascendentales, el organizador de la repblica. Con una serie de actos transform su personalidad de caudillo militaren verdadero estadista. Su amor por Venezuela fue demostrado, entre sus mltiples maneras, por el cuidado de sus numerosas haciendas y su oposicin inquebrantable a venderle a los musis ni siquiera un palmo del terreno nacional. HABITOS Naci, creci y vivi sus aos mozos en el campo, en el ambiente desolado y rural, en la heredad paterna, siendo las distracciones suyas las simples de un campesino tachirense y constituyendo los acontecimientos trascendentales de su vida las ferias y fiestas populares de San Cristbal, Rubio, San Antonio y Ccuta. Ya en plenitud del poder escogi a Maracay como su residencia habitual, con las miras continuar siendo un campesino para siempre. Escoge a Maracay no slo porque all puede vivir una vida campesina, rodeada de magnficos campos para la ceba de ganado, donde poda encontrar reses y bestias por todas partes, sino porque fuera de la ciudad, y an dentro de ella misma, poda estar en continuo contacto con campesinos, hablando el leguaje del campo y compartiendo las emociones del campo. Fue un jinete consumado y se senta orgulloso de ello. Gustaba hacerse retratar de a caballo, mientras luca un uniforme y una pose francamente kaiserianos. Siempre campesino y humilde, mantuvo en su casa, a lo largo de todo su dominio, su sencillez casi asptica. Su habitacin no poda ser ms simple: una cama de hierro, una mesa de noche, dos sillas de vaqueta como las que haba en La Mulera, una mesita para escribir y unas vitelas de la Virgen del Carmen y Santa Rita de Casia. Todo su lujo era una hamaca. Austero se mostraba, siempre con la austeridad humana de los campesinos. Luce sencillo, siempre de polainas, casaca lisa, verde oliva, bien aseguradas las condecoraciones. No prueba el alcohol, pues desde joven ha sido abstemio y enemigo de las francachelas y alborotos a los que estn tan acostumbrados la mayor parte de sus parientes. Su comida es simple y campesina. Carne asada, yuca, sancocho, frijoles negros, pabellones, caldos cuajados o pizca andina, hallacas y morcillas. No puede jams faltar la arepa en su mesa. Siente fascinacin por las rias de gallos y corridas de toros. Hace emocionantes apuestas. Los grandes haces del toreo le ofrendan en el circo de Maracay la muerte de la furiosa bestia y, si la faena ha sido buena, l regala al matador la hallaca de oro, o sea, un sobre con billetes de mil bolvares. ESTADO MENTAL CONDUCTA GENERAL La mente y la psicologa de este individuo estn contenidas, a simple vista, en un hombre completo. Es alto, mide 1,78 y pesa 81 kilos. Es de pesados prpados, abotagados y romboidales; de risa sardnica, lento en el hablar, de pocas palabras.
Sus manos son delicadas y pequeas y usa llevarlas enguantadas.- Sus piernas son relativamente cortas. El tronco es de robusta solidez. Su facie es severamente senil despus de 1930 y ya, dentro del fretro, henchido por la nefrosis y la saponificacin tantica, recobra el aspecto pletrico de los cuarenta. Su cabello es muy renegrido, lo mismo que sus mostachos, hasta 1933, en que ambos encanecen. Su frente luce ancha sobre sus ojos en marcados por la pesadez de sus prpados superiores. Ojos vivaces, bola adiposa en la barbilla y labios gruesos y carnosos sin displasia y sin sobra de mucosas moradas. Tiende, a pesar de su estatura, al tipo pcnico. Su cara es redondeada, ancha, y de contorno suave la mandbula inferior, vista de frente, aparenta ser ms ancha y estar reforzada por la acumulacin de grasa en las partes laterales. Despus de los setenta aos comienza a usar lentes contra la presbicia y revela aspecto tifoso, pelo al rape, mirada asitica y conjunto mongoloide. Vista entonces su imagen, en esta forma, parece ms el caporal de una hacienda que el presidente de la Repblica. Pero revela vitalidad. Y revelarse como un individuo bien integrado interiormente, equilibrado, austero, sobrio, calculador y prudente. Es comedido, no obstante su inclinacin a la venganza e incontrolable y desmesurado afn de poder y de riqueza. Sabe controlar con firme equilibrio sus emociones y sabe adaptarse a las mentes y circunstancias. Se da a la vida tranquila, al trabajo silencioso, al trabajo monstico de las cosas domsticas y familiares. Su poder de domino es tal, que hace que el pas se entregue a esta caracterologa, a un estado sobrio y seco en el que no tiene lugar la extravagancia. Dentro de este estado mental, se da por sentada la ausencia de psicosis, y dentro de este mismo estado mental se afianzan dos rasgos primordiales: la paciencia y la desconfianza. Es escrupuloso, fro y resuelto, su risa es opaca y lenta, y en ella se aprecia el desprecio que los dictadores sienten por los restantes seres humanos. Teutnico consigo mismo y con el mundo, siempre vive el principio de la realidad. Nunca sucumbe a los panegricos. Deja traslucir una simplicidad y una estulticia tan aparentes, que con esa ardid psicolgica confunde a todos los adversarios, as como a sus endiosadores y a sus enemigos. Ante su impasibilidad se estrellan todos los intentos. LENGUAJE Se sume en monlogos, en los que percibe una mente lcida y fra de abismales alcances. Su lenguaje es formado por una charla insustancial, sobre asuntos triviales, en tertulias y paseos. En estos momentos se muestra renuente a tratar asuntos de importancia poltica, los cuales slo aborda cuando l cree oportuno hacerlo. Sorprenden en su lenguaje las interjecciones muchas veces extraas, pero que envuelven averiguaciones y le aclaran sospechas y dudas. Su lenguaje demuestra a un hombre impasible, sereno y sobrio, tanto, que un actor consumado no pudiera representar mejor el drama del momento. Incluso, en sus ratos de expansin y cordialidad, de charla intrascendente, revela su afecto o jovialidad, pero manteniendo siempre las distancias. Nunca levanta la voz, as como tampoco acostumbra hacerlo con sus subalternos. Su reacciones se conocen en la expresin de su cara y en el gesto que hace con la cabeza echndola para atrs y erigiendo el busto: Ummj.. Anja, va repitiendo siempre. Su lenguaje hablado hace uso de muy pocos verbos. Sus oraciones son cortas, y luego pasan a ser un estribillo cuyo remate es: S seor, s seor. Cmo le parece?. Tal es su lenguaje montas, traducido a la gramtica y semntica vigente por los operadores del rgimen. Usa silogismos sentenciosos pero rudimentarios. Por ejemplo:- El amigo Romn Delgado Chalbaud......que all en La Rotunda est mejor que afuera, porque all no le pasa nada; y si lo suelto, al salir se me alza!
En el lenguaje escrito son significativas su disgrafa y su disortografia. Apoya los pronombres en las preposiciones y escasean los signos de puntuacin a no ser el tajante punto y aparte. Nunca se ve en sus escritos un signo de interrogacin o de admiracin. En su lenguaje tanto verbal como escrito repite y repite un silogismo obsesivo:-Yo no quiero la Presidencia de la Repblica, pero quiero que me nombren Comandante en Jefe del Ejrcito. Tambin usa en las dos formas del lenguaje muchos modismos andinos. DELIRIOS Y MALAS INERPRETACIONES Sin entrar en el campo de las psicosis sufre de una desmesurada megalomana, de un delirio de grandeza. Si la divina Providencia existe, es para haber hecho de l un predestinado. Por ello ningn ttulo le satisface tanto como el de Benemrito, puesto que ha sido escogido por Dios para hacer el bien. Por eso los que no estn con l son malos, muy malos, y se hacen acreedores a los ms infamantes y crueles castigos. Casi llega sentirse inmortal. En los papeles que se le encuentran en Las Delicias ha escrito. Vivir cien aos. Vive como si no fuera a morir, y piensa que si muere ser de Presidente. Su desconfianza en lo que atae a las riquezas es casi delirante. Experimenta la espontnea desconfianza del labriego ante lo cosmopolita y lo forneo, y por ello tiene toda su fortuna en el pas. No guardan siquiera un dlar en los bancos extranjeros. No puede ocultar sus ideas paranoides, y tales ideas las expresa desde La Conjura. El principal persecutor en su delirio es el general Cipriano Castro. Por este delirio de persecucin azot, estrangul, y desterr inmisericorde y cruelmente a muchos ciudadanos de Venezuela. Por este delirio de persecucin mantuvo, como feroz cancerbero, al general Eustoquio Gmez en el Tchira, puesto que el Tchira era peligrossima puerta de entrada para los exilados al pas, especialmente para don Cipriano. Por este delirio de persecucin form el Concejo Federal de Gobierno, para convertir a los perseguidores en sbditos controlados. Su firmeza de ideas es casi delirante, casi, porque lo delirante es una irrealidad que no se cumple, pero en el caso de Juan Vicente Gmez, como en el caso de Bolvar, los delirios se convierten en la ms estruendosa realidad. Ejemplo de ello son sus sentencias tajantes: En La Puerta, supe que sera Presidente de la Repblica, Como que Dios existe tomar a Ciudad Bolvar. Su parangn con el Libertador es, igualmente, delirante. El 24 de Julio, fecha de su nacimiento, y del nacimiento de Bolvar lo celebra con desbordamientos patriticos delirantes. La historia y el destino se encargaron de sellar, halagadoramente, este delirio de grandeza, proporcionndole la muerte el mismo da de la muerte del Libertador Simn Bolvar. PERCEPCIN Usaba una estrategia de percepcin mediante su inteligencia. El saba estudiar y aprenda a conocer todos los hombres, pero no se dejaba estudiar ni se daba a conocer por nadie. Del General Cipriano Castro para abajo nadie conoci a Gmez; y el trgico error de sus enemigos consisti en empearse stos en suponer que lo tenan en sus manos y que lo podan manejar a su antojo porque lo consideraban rstico, simple y de poca monta. No se detuvieron a pensar que bajo su camisa de Sancho, se ha dicho, se ocultaba la cota de hierro de los implacables y feroces conquistadores espaoles.
El General Gmez tiene un sexto sentido para captar a los hombres, enfocar el alcance de los acontecimientos y escoger la oportunidad en que debe intervenir determinadamente. Es una especie de percepcin extra sensorial que le permite captar los ms recnditos pensamientos de sus interlocutores, analizar sus facetas positivas y negativas y formarse un juicio rpido y certero sobre ellos. Detecta la argucia y el engao al instante y siente la falsedad o veracidad de los sentimientos. Es tan grande el dominio que tiene sobre si mismo y sobre los dems que se convierte en captador de hombres y voluntades y en amo absoluto de las circunstancias FENMENOSOBSESIVOSCOMPULSIVOS La obsesin es una idea persistente .La compulsin es el impulso indetenible a ejecutar un acto. Dos ideas obsesivas hay que sealar en la historia psiquitrica del General. Una es la obsesin por el poder y otra es la obsesin por la riqueza. Su ambicin de mando es incontrolable, y todo aquel que ose interponerse en su camino va derecho con cadenas y grillos, a la prisin o a la miseria, al hambre, al destierro, o a la muerte. La otra idea obsesiva es la de la riqueza material. A lo largo de su vida todo lo va programando, compulsivamente, para hacerse a una fortuna fabulosa, y para llegar a ser, prcticamente, el dueo de Venezuela. Todo lo que le gusta pasa a ser su patrimonio, y, por encima de todas las cosas, le gustan las haciendas, los pastos, los ganados y las concesiones petroleras. Era ya rico antes de la aventura poltica, pero luego us la autoridad para centuplicar a lo increble sus haberes. La sola Hacienda El Trompillo cerca de Valencia, fue comprada por 35 millones de bolvares. A su muerte se sostuvo que era el hombre ms rico de Sudamrica y lleg a calcularse su fortuna en 200 millones de dlares. Las regalas petroleras le produjeron 17 millones. Su liquidez en el Banco de Venezuela era de 8 millones de bolvares. Gmez tena 30 hatos en los cuales pastaban para 1930 300.000 reses. Total, 30 millones. En Aragua posea 9 haciendas. Las empresas agro industriales le valan 50 millones. Era el dueo del 13.1 % de todas las riquezas acumuladas en Venezuela. RASGOS PSICOPATICOS Hay varios rasgos psicopticos en la personalidad del general. Si por rasgos psicopticos se define el hacer el dao, el causar dolor a las personas y a la sociedad; el repetir estas acciones hasta acumular un curriculum vitae recargado, el no enmendarse a pesar de las advertencias y el no experimentar remordimiento por el dao causado, hay que admitir que una parte de la personalidad de Juan Vicente Gmez era, indudablemente, psicoptica. Cuntos dolores, cuntas miserias, cuntas desgracias, cuntos asesinatos se cometieron en su nombre, por su culpa y por sus rdenes tan slo los muros gruesos, impenetrables, mugrientos y nauseabundos de la Rotunda, el Castillo Libertador, el Castillo San Carlos, la Crcel de las Tres Torres y la Crcel de San Cristbal, entre muchos otros sitios de infamia y de dolor, saben la verdad sobre todo esto y miles y miles de cosas. En La Rotunda de Caracas tena al ms criminal y lombrosiano de los hombres, a Nereo Pacheco. En San Cristbal mantena a Eustoquio. Esos hombres cometieron muchos crmenes, pero... en ltima instancia... Quin era el responsable? Quin tena que responder por las torturas, por los vergazos, por los azotes, por el hambre, por el fro de estos antros? Quin poda responder por las muertes que se sucedan por centenares y que quedaban en el anonimato de estas terrorficas ergstulas? Quin responda por los grillos, por las cadenas, por las esposas, por las ataduras? Quin responda por los cuerpos hinchados, adoloridos, podridos, llenos de gusanos, cuyos pedazos se desprendan, caan al suelo en las prisiones y eran pasto de los perros hambrientos? Y quin
responda por los atropellos, por los raptos, por las seducciones, por las violaciones y bacanales como las protagonizadas por Simn Gmez? No se requiere tener algunos rasgos psicopticos para ser el autor de estas cosas, para ordenarlas, mantenerlas por aos indefinidos y, lo que es peor, permanecer olmpica y framente impasible ante ellas? Y todo lo haca el general slo ante la idea terrible de que le quitaran el poder y las riquezas, o ante la idea paranoide de que sus enemigos se le alzaran o que los exilados regresaran, especialmente el general Cipriano Castro. Era esto una justificacin? Se poda justificar, sin la intervencin de un trastorno psicoptico, este proceder de crueldades que se prolong, irremediablemente, durante los veintisis aos ms espantosos que registra la historia reciente de Venezuela? MEMORIA Posea excelente memoria, no para retener lecturas y versos, pero s para mantener en ella todos los acontecimientos que iban teniendo lugar durante el proceso de su mandato. La Mulera, el destierro, la Restauracin, la conjura y los restantes sucesos de su vida le eran tan frescos que nunca se le vio titubear en una reunin social o poltica ante el recuerdo de un personaje o un hecho. Cuando el general Juan Antonio Gonzlez hizo preso al general Juan Pablo Pealoza, se par de su asiento y dijo: Anjhaaaa....Entonces el hijo hizo preso a su pap?
ORIENTACIN Est orientado en tiempo, lugar y persona a perfeccin. Tanto, que sabe dnde debe estar y dnde no es conveniente permanecer; con cules personas debe aparentar atenciones en determinados momentos y con cules no. INFORMACIN GENERAL Por sus esbirros, espas, Presidentes de Estado y Jefes de las prisiones tiene perfecta cuenta de lo que ocurre en el pas. Est al da de todo conocimiento. El sistema telegrfico funciona da y noche a tiempo completo. Una vez producidas, es el poseedor de todas las noticias. Los embajadores, Cnsules y espas del extranjero le tienen, igualmente, informado sobre las intenciones de los exilados. Por la prensa que se hace leer, y por los noticiarios, a los que es muy adicto en las reuniones de cinema, obtiene una informacin del mundo exterior, especialmente de la Guerra Mundial, drama trgico de la humanidad en el que no quiere ver a Venezuela como integrante. INTELIGENCIA No fue sometido a ninguna prueba psicomtrica, pero de haberse realizado, hubiera arrojado un puntaje muy alto en la escala de la inteligencia, si no en los items que miden la capacidad verbal, s en los items que miden la capacidad para enfrentarse a las demandas simblicas, el nivel general de informacin, la memoria reciente, el raciocinio y la capacidad de realizar ciertas tareas psicomotoras y perceptivas, as como en todo lo relacionado con la ejecucin. En s, la inteligencia de Juan Vicente Gmez est catalogada como una inteligencia superior.
INSIGHT Y JUICIO No est perturbado o confundido sobre s mismo. Siempre sabe a cabalidad lo que le ocurre, lo que se mueve en las interioridades de su personalidad y lo que est maquinando su pensamiento para averiguar las situaciones, sacar la mejor partida y mantenerse eternamente en el poder. La capacidad para juzgarse a s mismo est intacta. El sabe lo que l es. FORMULACION DIAGNOSTICA Difcil tarea para el psiquiatra es la ubicacin diagnstica de Juan Vicente Gmez. Se trata de una personalidad con muchos rasgos anormales. El intento diagnstico, sea siguiendo el criterio de la Organizacin Mundial de la Salud, sea ala luz calificadora de la Asociacin Psiquitrica Norteamericana, no es nada fcil. Lo que parece ms seguro y cauteloso es hacer el diagnstico por descarte. En este sentido, hay que afirmar, definitivamente, la ausencia de psicosis. Hablando en trminos que puede entender todo el mundo, el general Juan Vicente Gmez, de acuerdo a los postulados de la Psiquiatra, no estaba loco. Al revisar sus caractersticas clnicas de comportamiento, tambin queda asentada, en forma categrica, la ausencia de neurosis. El general no fue, bsicamente, un neurtico. Queda pues, entre los grandes captulos de la psiquiatra que lo pueden envolver, el captulo de los desrdenes de la personalidad y, dentro de este captulo, las reas de las personalidades anormales y el rea de los trastornos psicopticos. En cul de estas ltimas reas puede incluirse al general Juan Vicente Gmez? Al apelar a estos enfoques, la psiquiatra no puede trazar una lnea exacta y ntida entre un trastorno y otro. Con esto, se quiere decir que los dos trastornos se sobreponen en la inmensa mayora de los casos. Esto significa que muchas personalidades anormales muestran trastornos psicopticos sobrepuestos, y que muchos psicpatas muestran, igualmente sobrepuestos, trastornos correspondientes a las personalidades anormales. De esta sobre posicin habla muy claro el famoso mdico criminlogo ingls Michael Craft en su libro PsichopathicDisorders. Michael Craft, incluso, dibuja un tringulo con todos los espectros correspondientes a los trastornos psquicos, y contamina el espectro de un rea con los trastornos francos de otra banda del psiquismo. Traducidas estas consideraciones a favor del general Juan Vicente Gmez, puede decirse que l tena una personalidad mixta, en la que caban rasgos de personalidad anormal y rasgos psicopticos. Entre los rasgos de personalidad anormal haba rasgos de personalidad manaca y signos de personalidad obsesiva. En el rea psicoptica que se sobrepona a esa personalidad anormal, se seala los rasgos de crueldad, intencin abierta de hacer el mal, ausencia de consideracin y afecto hacia las dems personas y falta de remordimiento ante el dao ocasionado. El general Juan Vicente Gmez presentaba, por tanto, una personalidad anormal mixta, y ms all de ese diagnstico tan generalizado no puede avanzar la psiquiatra. Las personalidades neurticas sufren ellas mismas y hacen sufrir a los dems. Pero ese no era el caso del general. El general Gmez, fundamentalmente, hizo sufrir a los dems, fue un azote para el pas, y fue un azote para la historia. Por ello su personalidad no se ubica en el campo de las psicosis, ni en el campo de las neurosis, sino en el campo de las personalidades anormales y en el campo de los trastornos psicopticos. BIBLIOGRAFA 1).-Psicopatologa y Sociedad.- Peter e. Nathan. Sandra L. Harris. 1983
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