Hacia Un Nuevo Modelo Forestal en Chile

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AIFBN - Agrupacion de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo ARTCULO DE OPININ

REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010

Hacia un nuevo Modelo Forestal en Chile


Cristin Frne Conget y Mariela Nez vila Socios AIFBN

Resumen

El sector forestal en Chile aporta al crecimiento econmico del pas. Sin embargo la historia de uso de los recursos forestales muestra que este crecimiento econmico no ha sido planificado en base a la sustentabilidad en el largo plazo ni al bienestar de todos los chilenos. Nuestro objetivo es realizar un diagnstico del actual modelo forestal en Chile y sus efectos en el mbito social, econmico y ambiental. Luego de este anlisis propondremos los fundamentales lineamientos para el desarrollo de un nuevo modelo forestal sustentable para Chile.

Introduccin

Chile posee 13,6 millones de hectreas de bosques nativos y 2,4 millones de hectreas de plantaciones de especies exticas de rpido crecimiento de los gneros Eucaliptus y Pinus (INFOR 2008). La industria forestal representa el 3,1% del producto interno bruto (PIB) y constituye la segunda actividad econmica ms importante despus de la minera (INFOR 2008). Sin duda el sector forestal contribuye al crecimiento econmico del pas. Sin embargo, el crecimiento econmico del sector forestal no ha sido equitativo ni es sustentable, las externalidades negativas han afectado a todos los chilenos y se basa en el supuesto que los recursos naturales asociados a sus prcticas forestales son inagotables (p.e. suelo y agua). Para lograr un desarrollo forestal sustentable consideramos que deben observarse al menos tres indicadores claves en el mediano y largo plazo (Donoso y Otero 2005): 1.Una gran parte de la poblacin ve mejorada su calidad de vida a travs de los bienes y servicios de los bosques. 2.Existe una institucionalidad fuerte, tanto pblico como privada, que resguarda el cumplimiento de normas modernas que regulen el buen manejo de bosques nativos y plantaciones. 3.Los bosques nativos y las plantaciones son cuidadosamente manejados, de modo de mejorar y conservar la biodiversidad, la productividad y los servicios ecosistmicos que stos proveen. Factor clave para lograr un nuevo modelo de desarrollo forestal es el ordenamiento territorial, donde el manejo de los recursos naturales se planifica a escala de macro cuenca y los servicios pblicos se coordinan entre ellos y con todos los actores sociales, para reforzar las economas territoriales promoviendo un desarrollo del bienestar a escala local. Este modelo debe tener objetivos consensuados con los habitantes de los territorios, mediante una participacin ciudadana informada y vinculante.

Nuestro objetivo es realizar un diagnstico del modelo forestal en Chile y sus efectos en el mbito social, econmico y ambiental. Luego de este anlisis propondremos los principales lineamientos para el desarrollo de un nuevo modelo forestal para Chile.

Diagnostico del actual modelo forestal en Chile Historia y desarrollo del actual modelo forestal

Durante el periodo precolombino, las intervenciones humanas sobre los bosques nativos parecen haber estado limitadas principalmente a las reas costeras y al valle central. Los pueblos originarios del sur de Chile utilizaban el fuego para despejar reas debido a la falta de herramientas metlicas para la corta de rboles (Armesto et al. 1994). El ambiente posibilit la vida de una elevada densidad de poblacin Mapuche dedicada a la caza, recoleccin y horticultura, sin crear aldeas o pueblos, sino viviendo en grupos familiares pequeos, mviles y muy en contacto (Bengoa 2000). El uso del bosque era extensivo, empleando mltiples especies maderables en la construccin de viviendas, canoas, artefactos domsticos, as como otras especies vegetales para medicina, alimentacin y otros usos (Otero 2006). Hasta la llegada de los espaoles, gran parte del territorio centro sur de Chile estaba cubierto por bosques (Lara et al.1999). La actividad forestal durante la Colonia y el primer siglo de la Repblica estuvo orientada esencialmente hacia el aprovechamiento de la madera de los bosques naturales para la construccin y el abastecimiento de energa (lea y carbn). Se estima que en este periodo fueron arrasadas unas cinco millones de hectreas entre las regiones del Bio Bio y Los Lagos (FAO 1993). En particular, el alerce (Fitzroya cupressoides) fue la madera de mayor explotacin durante el perodo colonial y se export en cantidades significativas al Per. El comercio de alerce tuvo tal importancia que sus tablas se convirtieron en moneda, llegando incluso a emplearse las expresiones real de madera o real de alerce (Otero 2006). En los albores del Estado chileno independiente se aprob la primera Ley de bosque, en el ao 1872, que reglament el uso del fuego y la corta (Otero 2006). A partir de 1884 se comienza a desarrollar el proceso de

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REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 radicacin de la poblacin indgena (Vergara et al. 1996). El proceso de Colonizacin del sur de Chile gener extensos incendios de bosques para la habilitacin de terrenos con fines agrcolas. Tambin se produjo un intenso floreo de los bosques para la obtencin de madera de alta calidad (Otero 2006). Posteriormente, el Decreto Ley 4363 dictado en 1931, ms conocido como Ley de Bosques, tuvo como objetivos fundamentales normar el uso del fuego y proporcionar incentivos a la reforestacin, para evitar el dficit proyectado en la disponibilidad futura de madera. A partir de la segunda mitad del siglo XX, junto con el inicio de un proceso de reforestacin en reas abiertas y degradadas, se crearon empresas del Estado en el rea forestal, como por ejemplo Forestal Arauco, Celulosa Arauco y Celulosa Constitucin, todas iniciativas de CORFO (Otero 2006). Posterior al golpe de estado de 1973, en 1974 se dict el Decreto Ley 701 sobre Fomento Forestal, cuyos objetivos estaban orientados hacia la proteccin, incremento, manejo racional y fomento de las actividades forestales en Chile (CONAF-INFOR 2004). Este se focaliza en la regulacin del manejo y uso de los bosques, otorgando incentivos para la forestacin y recuperacin de suelos agrcolas y degradados. El fomento mediante el DL 701 desencaden que durante el periodo 1980-1997 se forestaran 822.428 hectreas, concentrndose un 88% entre las regiones del Maule y Los Lagos (AGRARIA 2005). Paralelamente, a partir de la primera dcada de este periodo se inicia un proceso privatizador de las grandes empresas estatales, el que logr slo en 5 aos (19851989) que el Estado de Chile vendiera ms de 30 grandes empresas, con enormes prdidas monetarias debido a los bajos precios de venta negociados (Monckeberg 2001). Esta Ley tuvo como consecuencia directa el abandono de la actividad productiva en los bosques nativos y una fuerte expansin de la industria maderera basada en plantaciones de especies exticas, que se manifest, por ejemplo, en el aumento de la madera aserrada de pino en desmedro de las

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maderas nativas (Figura 1). Del total de plantaciones bonificadas por el Estado hasta el ao 1997, slo un 5.8% correspondi a pequeos propietarios(1) y el 94.2% a medianos y grandes propietarios (AGRARIA 2005). Lo anterior determin que en el ao 1998 se dictara la Ley 19561 que modifica el Decreto Ley 701, incentivando la plantacin forestal en terrenos de pequeos propietarios, prcticas de recuperacin de suelos y forestacin en terrenos con suelos frgiles y degradados. Sin embargo, durante el periodo 1998-2004 solo el 38% del total plantado (227.491 hectreas) fue forestado por pequeos propietarios y el 62% por medianos y grandes propietarios bajo el componente recuperacin de suelos degradados (AGRARIA 2005). Es importante sealar que esta ley bonifica plantaciones con especies nativas y exticas, sin embargo desde su creacin se ha utilizado principalmente para forestar con especies exticas de rpido crecimiento (INFOR 2008; Figura 2).

Figura 2. Superficie anual de plantacin por especies (19842007). Fuente: INFOR 2008. Otras especies: Atriplex spp., Pinus ponderosa, Prosopis tamarugo, Pseudotsuga menziesii, otras.

Figura 1. Porcentaje de madera aserrada entre los aos 1930-1993 de Pino y especies nativas en Chile. Fuente: INFOR 1993.

En 1992 se inicia la tramitacin legislativa del Proyecto de Ley del Bosque Nativo, que estar marcada por una larga discusin entre los distintos sectores de la sociedad. El 2006 se establece una mesa de trabajo liderada por la Subsecretaria de Agricultura y se firma un acuerdo entre los distintos actores sociales para destrabar la tramitacin de esta Ley. El acuerdo consisti en eliminar los puntos ms conflictivos, tales como la definicin de bosque nativo, la sustitucin de bosque nativo, la autorizacin de corta de especies declaradas como Monumento Natural y la Institucionalidad Forestal. Esto da paso a la promulgacin de una Ley corta de Bosque Nativo, publicada el 30 de Julio del 2008 en el diario oficial como Ley 20.283 de Recuperacin y Fomento del Bosque Nativo.

(1)Segn la Ley 19561, se define como pequeo propietario a la persona que es propietaria de uno o ms predios, cuya superficie en conjunto no supera las 12 hectreas de riego bsico; tenga activos equivalentes o inferiores a UF 3500, e ingresos que provengan principalmente de la explotacin de su predio.

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AIFBN - Agrupacion de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo Impactos Econmicos del actual modelo Forestal

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La propiedad del bosque nativo est distribuida de manera heterognea y las plantaciones forestales estn fuertemente concentradas. El patrimonio de ARAUCO alcanza a 1.610.000 hectreas de las cuales ms de 1 milln son plantaciones forestales y 326.000 hectreas corresponden a bosque nativo (ARAUCO 2009). CMPC posee 498 mil hectreas de plantaciones de pino y eucalipto, 33 mil por plantar y 185 mil hectreas en otros usos, principalmente bosque nativo (CMPC 2009). MASISA posee 88 mil hectreas de plantaciones forestales, principalmente de pino, 44 mil hectreas de bosque nativo y 6 mil hectreas por forestar (MASISA 2009). Forestal ANCHILE posee 60 mil hectreas de las cuales la mitad son plantaciones de eucalipto y pino y 24 mil hectreas corresponden a bosque nativo (Smartwood 2008). Pese a que no existen estudios detallados de la tenencia de la tierra por pequeos y medianos propietarios, se estima que cerca de 1 milln de hectreas de bosque nativo corresponden a predios de menos de 200 hectreas (Tecklin y Cataln 2005). En el Sistema Nacional de reas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) existen 3,9 millones de hectreas de bosque nativo, que corresponde a un 29% de la superficie total (CONAF et al. 1999). Actualmente se estima la existencia de 500 reas protegidas privadas que cubren ms de un 1.400.000 hectreas a lo largo de todo Chile. Se asocian habitualmente a fundaciones para la conservacin y el desarrollo de actividades relacionadas como el turismo de naturaleza y la educacin ambiental. Entre ellas destacan la Reserva Huilo-Huilo, el Parque Pumaln, el Parque Tantauco y la Reserva Costera Valdiviana, todas ubicadas en la zona sur de Chile, la mayor parte cubierta por bosques nativos y en conjunto suman alrededor de 600 mil hectreas (Roman y Nahuelhual 2009).

Figura 3. Exportaciones del sector forestal en Chile entre los aos 1964 y 2006. INFOR 2008.

Plantaciones Forestales

Actualmente las plantaciones forestales de especies exticas sustentan una economa centrada en las exportaciones y basada principalmente en la produccin de fibra para celulosa y papel (INFOR 2008). La celulosa es el producto ms exportado y representa en torno al 47% de todas las exportaciones de productos forestales (INFOR 2008). El acelerado crecimiento econmico de la industria forestal chilena en las ltimas dcadas se constata en la generacin de divisas, desde 855 millones de dlares en exportaciones al ao 1990 hasta alcanzar los 4.960 millones de dlares en el ao 2007 (Figura 3), ocupando el segundo lugar (7% del total exportado) despus del sector minero (63%; INFOR 2008). A pesar de la ltima crisis econmica mundial que explot en la segunda mitad del 2008, ese mismo ao en Chile el sector Forestal export 5.452 millones de dlares y 4.162 en el 2009 (INFOR 2010), dejando de percibir aproximadamente un 20% de las ganancias del 2008. Existen tres grandes grupos empresariales que dominan el sector forestal chileno: ARAUCO, CMPC y

MASISA (UCO 2009). A su vez, se encuentran entre los 10 actores ms importantes del sector forestal en Amrica del Sur. Estos tres grupos dominan toda la cadena de produccin y comercializacin, desde la actividad silvcola pasando por la produccin industrial y la participacin en la propiedad de los puertos de embarque (UCO 2009). Ms del 70% de las ganancias de las exportaciones del sector Forestal en Chile son percibidas por estos tres grandes conglomerados (INFOR 2010). Esto genera una baja competencia local debido a la alta concentracin de la propiedad de plantaciones y su uso para la industria de la celulosa, que compite directamente con la superficie plantada para madera aserrable de mayor valor agregado (UCO 2009). Cuando las pequeas y medianas empresas forestales (principalmente aserraderos) deben recurrir a las grandes empresas para abastecerse de materia prima, sus costos de produccin se incrementan en un 30% (UCO 2009). ARAUCO y CMPC son los grupos econmicos propietarios de todas las plantas de celulosa en Chile. Si agregamos a MASISA, entre los tres concentran el 36% de los viveros forestales, 64 % de las plantaciones forestales, 26% de los aserraderos, 37% de la produccin de astillas, 75% de tableros y 81% de papeles y cartones (UCO 2009). La principal actividad de pequeas y medianas empresas forestales son los aserraderos, que estn sujetas a que las grandes empresas fijen los precios de la madera y deben tomar o dejar las condiciones impuestas. Las grandes empresas por su parte sealan que el mercado es muy competitivo y que el dueo del bosque fija el precio al que vende la troza y cobra lo que quiere (UCO 2009). ARAUCO en los ltimos 14 aos ha aumentado sus ganancias en ocho veces, con rentabilidades superiores al 30%. Las utilidades acumuladas durante el perodo 20002005 superaron los 2.268 millones de dlares. CMPC por su parte obtiene en 2005 utilidades mayores a 230 millones de dlares, acumulando en el perodo 2000-2005 ms de 1.269 millones de dlares (Monsalve 2007). Pese a estos indicadores, el sector forestal todava mantiene a los trabajadores forestales en condiciones indignas de trabajo (Monsalve 2007). Para la gran industria de la madera el 54,5% del ingreso se lo lleva el capital, es decir, los accionistas de los

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REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 grupos econmicos a travs de los excedentes, mientras que los trabajadores menos calificados se llevan el 22,4%. En el caso de la industria de la celulosa el capital se lleva el 68,9% del ingreso generado por la actividad, destinndose el 14,5% a los trabajadores menos calificados (Monsalve 2007). Al ao 2007 existan en Chile un total de 134 mil trabajadores forestales: 45 mil en silvicultura y extraccin, 71 mil en industria y 18 mil en servicios (INFOR 2008). En la Regin del Bio Bio se encuentra el 43% de los trabajadores forestales (INFOR 2008). Slo entre el 25 y 30% de los trabajadores forestales tiene contrato permanente (Andrade 2007). Los niveles de ingreso de los trabajadores forestales muestran que el 82% se encuentran bajo la lnea de la pobreza, segn un estudio del Programa de Economa del Trabajo en la Regin del Bio Bio (Andrade 2007). De todos los segmentos laborales (rea productiva, transporte y servicios), la subcontratacin corresponde al 42% (Daz et al. 2007). Esta fragmentacin dificulta la generacin de derechos colectivos para los trabajadores. El transporte, vital para el sector, subsiste bajo presiones permanentes a la baja en sus tarifas y a la advertencia de que, en caso de existir quejas, se recurrir al cambio de transportistas por empresas de mayor envergadura (Daz et al. 2007).

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Durante los ltimos 20 aos, el consumo de lea de especies nativas se ha duplicado, pasando de 4 a casi 9 millones de m3 anuales (Figura 4; Lara et al. 2008). A partir de 1999, la lea constituye mas del 80% del consumo de maderas nativas, llegando en el 2004 al 92% del consumo nacional (GmezLobo et al. 2005). Al 2007 representa un 19% de la matriz energtica primaria chilena (Lara et al. 2008). Estudios realizados en las regiones de Los Lagos y Los Ros muestran que gran parte de la lea utilizada en las reas urbanas provienen de la Cordillera de la Costa, de bosques en manos de medianos y pequeos propietarios (Saez 1994, Saez y Scholz 1998, Reyes 2000, Medel 2006), justamente donde se encuentra la mayor biodiversidad y endemismos del bosque templado de Sudamrica (Smith et al. 2005). Tan solo un 20% del volumen extrado del bosque nativo proviene de predios con plan de manejo (CNE 2006, Medel 2006). En el ao 2007, las maderas nativas exportadas alcanzan los 17,8 millones de dlares (0,4% del total exportado del sector forestal), principalmente de la especie lenga (Nothofagus pumilio). Las exportaciones correspon den mayoritariamente a madera aserrada y muebles (INFOR 2008).

Bosque Nativo

De las ms de 13 millones de hectreas de bosques nativos, un 36% se encuentra en la Regin de Aysn, el 24% en la regin de Los Lagos y de Los Ros y el 17% en la Regin de Magallanes (CONAF et al. 1999). Posterior a la explotacin y destruccin de bosques que se dio hasta bien avanzado el siglo XX, durante 1989 y 1995 se produjo un fuerte crecimiento en la demanda de maderas nativas para el mercado de las astillas (Figura 4), alcanzando un 40% del consumo nacional para este uso, elevndose hasta casi 4 millones de metros cbicos anuales. En 2002 decay hasta los 750 mil m3 y se estabiliz a la fecha en un consumo entre 500 y 700 mil m3 ao-1 (INFOR 2008, Lara et al. 2008).

Impactos ambientales del modelo Forestal en Chile Sustitucin de bosque nativo

Uno de los temas ms controversiales en torno al desarrollo de la industria forestal es el relacionado con su impacto sobre el bosque nativo, ya que una buena proporcin de las hectreas plantadas en Chile con el D.L. 701 fue a costa de una disminucin de la superficie de bosque nativo, por un proceso sostenido de sustitucin (Lara et al. 2003). En el sector del ro Maule y Cobquecura, entre las regiones del Maule y Bio Bio, se registr una reduccin de bosque nativo equivalente a un 67% entre 1975 y 2000 (Echeverra et al., 2006). Actualmente el proceso de sustitucin contina en las regiones de La Araucana, Los Ros y Los Lagos. Por ejemplo, solo en la regin de Los Ros entre el 1998 al 2006, 15600 hectreas de bosque nativo fueron sustituidas por plantaciones forestales (CONAF-CONAMA 2008). Sin embargo, al incluir reas de brinzales (categorizadas como matorral arborescente) de especies nativas, que en la Ley 19561 de 1998 no es considerado como bosque nativo, aumenta a 22.370 hectreas sustituidas (CONAF-CONAMA 2008). L a su st it ucin ha l leva do a la p rd id a de biodiversidad asociada a los bosques nativos. El patrimonio de las grandes empresas forestales se concentra entre los 35 y 41 de Latitud Sur, sector que es considerado como uno de los centro de mayor biodiversidad y endemismos del mundo (Myers et al. 2000).

Figura 4. Consumo de maderas nativas entre el periodo 19852004 para abastecer a la industria y al consumo de lea en el sur de Chile. Fuente: Lara et al. 2008.

Mtodo de cosecha

La tala rasa es un mtodo silvicultural con una slida justificacin cientfica y es apropiado para regenerar algunas especies arbreas muy demandantes de radiacin solar directa para su buen desarrollo. Sin embargo, la tala

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rasa es una de las actividades forestales de mayor impacto en la poblacin y puede tener efectos perjudiciales para el ambiente, particularmente si es mal ejecutada (Donoso 2009). Este escenario sugiere que los profesionales forestales no slo deben garantizar la sustentabilidad ecolgica de los ambientes sometidos a talas rasas, sino tambin procurar que stas sean hechas de modo tal de minimizar sus potenciales impactos negativos en el paisaje (Donosos 2009). En Chile se reconoce el mtodo de corta o explotacin a tala rasa como el volteo en una temporada de todos los rboles de un rea definida del rodal (Reglamento Tcnico del D.L. 701., D.S. N 193 DE 1998). En el mismo reglamento menciona que, posterior a la cosecha, deber establecerse un mnimo de 3.000 plantas por hectrea de las mismas especies homogneamente distribuidas. Adems, en el artculo 29, numeral e) indica que en los estudios tcnicos se deber establecer prescripciones tcnicas y medidas de proteccin ambiental y de cuencas hidrogrficas necesarias para proteger el suelo, los cursos y masas de agua, la flora y la fauna. Sin embargo, esta ltima prescripcin rara vez se cumple, como lo muestran diversos informes de fiscalizacin de CONAF, auditoras y pre auditoras realizadas a las empresas forestales en el marco de la certificacin forestal FSC (Smartwood 2008, Woodmark 2009, Smartwood 2010) y estudios de monitoreo independientes (AIFBN 2008). Otro aspecto atribuido a las plantaciones de especies exticas es que disminuyen la productividad de los suelos por la erosin asociada a los sistemas de cosecha y por la demanda de nutrientes de las especies de rpido crecimiento, los que no se recuperan durante las rotaciones cortas con que son manejadas las plantaciones (Donoso y Otero 2005, Gerding et al. 2009, Gerding 2009). Se reconoce adems que el manejo silvcola (cosechas, forestaciones, constr uccin de caminos, fumigaciones) modifican tanto la cantidad como la calidad del agua superficial (Huber y Lpez 1993, Oyarzn y Pea 1995, Huber y Trecaman 2000, Iroum et al. 2006, Frne 2010). La prctica silvcola de tala rasa usada en Chile para cosechar las plantaciones deja extensas superficies de suelo descubierto de vegetacin. Al no existir cubierta vegetal se produce una mayor escorrenta superficial durante eventos de lluvia (Iroum et al. 2006). En laderas con pendientes mayores a 30% la lluvia genera energa suficiente para movilizar partculas desde el suelo hasta los curso de agua (transporte de slidos en suspensin). En la Regin del Bio Bio, tormentas de gran magnitud generan un aumento en la carga de slidos suspendidos en los caudales de pequeas microcuencas que alcanza valores diarios superiores a 220 kg ha-1 (Frne 2010). En sectores de mayor pluviometra, se han encontrado valores de hasta 21129 kg ha-1 de slidos suspendidos exportados en una temporada invernal (Huber 2009). A mayor escala, las extensas cosechas podran generar importante erosin de suelo, particularmente en climas lluviosos, pero esta situacin no ha sido medida de manera sistemtica en Chile.

REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 cambio de uso en el suelo. En el caso de la zona centro sur de Chile, el cambio de uso de suelo tiene un impacto sobre el balance hdrico en el largo plazo, que se evidencia en un descenso del rendimiento hdrico de las cuencas forestadas del sur de Chile (Huber et al. 2008, Little et al. 2009). En consecuencia, la toma de decisiones de las empresas forestales en los territorios donde tienen su patrimonio afecta a los ecosistemas y a todos sus habitantes. El reempla zo de a rbustos o past i zales por plantaciones forestales produce alteraciones en el balance hdrico, incrementando las prdidas de agua por intercepcin de las copas de los rboles y la evapotranspiracin, adems de reducir la percolacin (Oyarzn y Huber 1999, Huber e Iroum 2001, Iroum y Huber 2002, Huber y Trecaman 2002, Huber et al. 2008). La cantidad de agua consumida por las plantaciones est influenciada principalmente por las caractersticas de la cubierta forestal, las condiciones climticas y la capacidad de retencin de agua del suelo (Huber y Trecaman 2002, Iroum y Huber 2002). Esta ltima propiedad tiene especial importancia en reas con clima mediterrneo y donde el dficit de la precipitacin es comn durante la temporada estival (Huber y Trecaman 2000). Los bosques, a diferencia de muchas cubiertas herbceas, pueden reducir el contenido de agua del suelo a mayores profundidades y sobrevivir durante periodos de prolongada sequa (Huber y Trecaman 2000). El consumo de agua por especies de rpido crecimiento en reas donde este recurso es escaso no es considerado por los inversionistas privados cuando deciden la ubicacin de las plantaciones, ni tampoco es considerado por el Gobierno cuando implementa incentivos forestales (Huber et al. 2008). En Chile, un estudio evala el efecto del cambio de uso del suelo en cuencas del centro sur, sobre el rendimiento hdrico y la disminucin de la escorrenta de verano, en un paisaje donde la cobertura de bosque nativo ha disminuido en el tiempo y las plantaciones de especies exticas se han expandido (Little et al. 2009). Al observar la tendencia de los caudales a descender en el tiempo, la interpretacin del patrn evidencia un cambio en el rgimen hidrolgico, como consecuencia de los cambios de la cubierta forestal (Little et al. 2009). En bosques nativos, un est udio most r que el coeficiente de escorrenta directa (f lujo superficial/ precipitacin) y la escorrenta total en la estacin seca se correlacion positivamente con cubiertas de bosque nativo (Lara et al. 2009). Se estim un incremento medio del 14% del caudal total de verano por cada aumento de 10% en la cobertura de bosque nativo en la cuenca (Lara et al. 2009). El mismo estudio analiz el caudal de dos cuencas dominadas por bosques nativos secundarios de Nothofagus, una sometida a buen manejo a la que se elimin un 35% del rea basal y una control, demostrando que el bosque manejado tuvo un incremento del 40% en el caudal durante el verano (Lara et al. 2009).

Disminucin de la calidad y cantidad de agua

Contaminacin

La regulacin del ciclo hidrolgico se ve afectada por el

A principios del siglo XXI, el 95% de la materia prima forestal destinada a la industria proviene de plantaciones

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REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 de especies exticas, cuyo rubro productivo ms importante es la generacin de celulosa (INFOR 2008). La industria de la celulosa es altamente contaminante, como ha quedado demostrado con el funcionamiento de las Plantas de celulosa Valdivia, Licancel, Constitucin, Nacimiento y Santa Fe, entre otras. Los impactos ms importantes se refieren a la contaminacin de aguas superficiales y borde costero y la contaminacin del aire, generando malos olores que se extienden a varios kilmetros alrededor de las plantas. Quizs el caso ms emblemtico, documentado y difundido es el de la planta de celulosa Valdivia del grupo ARAUCO, que gener la contaminacin del ro Cruces (Muoz 2005) y la prdida del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter en la Regin de Los Ros (UACH 2005).

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a su territorio y a su derecho a permanecer en el tiempo. La actual explotacin forestal representa una etapa de una historia de constante usurpacin de tierras y explotacin del territorio Mapuche y de la imposicin de un modelo de desarrollo ajeno al pensamiento Mapuche y que atenta contra su bienestar (Fras 2003). Despus de haber sido confinados a reducciones, gran parte de las tierras que les fueron reconocidas a los Mapuche fueron usurpadas por latifundistas vecinos, mediante corridas de cercos, engaos y manipulaciones legales sobre antiguas mercedes y contratos, que menoscabaron el derecho de propiedad de los Mapuche sobre ellas (Blanchet 1999). En 1978 se dict el Decreto Ley 2568 que determinaba la parcelacin de las tierras de las comunidades Mapuche, estableciendo que las hijuelas resultantes de la divisin de las reservas dejarn de considerarse tierras indgenas, e indgenas a sus dueos y adjudicatarios. De este modo, se pretenda no slo despojar de sus tierras sino, adems, dar muerte legal al pueblo Mapuche. Al mismo tiempo se inici el proceso de expansin forestal en territorio Mapuche, que reemplaz miles de hectreas de bosques nativos por monocultivos de especies forneas como el pino y el eucalipto (Brinkman 2010). Aylw i n (20 01) y d ive r s a s c omu n id a d e s y organizaciones territoriales Mapuche (p.e. Consejo de Todas las Tierras 2001, Asociacin ankuchew de Lumaco 2005), plantean que en el proceso de expansin forestal se incluyeron considerables extensiones de tierras indgenas que fueron usurpadas. A esto se sumaron subsidios, crditos especiales para realizar las plantaciones y la eliminacin de tributaciones tanto sobre la tierra como sobre el recurso creado (Montalba et al. 2005). Pero lo que se considera es un subsidio mayor fue el traspaso de tierras y plantaciones a empresas forestales, correspondientes algunas de ellas a propiedades estatales y terrenos expropiados durante la Reforma Agraria en la dcada de los 60. Del total de 10 millones de hectreas expropiadas, 3 millones ubicadas en la faja costera fueron vendidas en licitaciones pblicas. Los bajos precios y las favorables condiciones otorgadas por el Estado generaron un rpido vuelco en la propiedad forestal (Cataln y Antiqueo 1998). En la actualidad existen severos conflictos entre empresas forestales o agrcolas y comunidades Mapuche por reclamos relativos a propiedad de tierras (Donoso y Otero 2005). Durante los ltimos aos se han verificado numerosos planteamientos pblicos, ocupaciones de predios forestales y bloqueos de caminos, acciones orientadas a conseguir el retiro de las empresas forestales de las tierras Mapuche ancestrales, as como de aquellas reclamadas por sus comunidades (UFRO 2002, Seguel 2006). Esta situacin de usurpacin de tierras y compra fraudulenta tambin afecta a miles de familias campesinas y de colonos, sin embargo no ha sido documentada adecuadamente.

Impactos sociales del actual modelo Forestal Sector forestal y pobreza rural

Durante el rpido proceso de expansin de las plantaciones (principalmente durante las dcadas de 1970 y 1980) ocur rieron problemas de migraciones r ural-urbano, crecimiento explosivo de pueblos bien establecidos y desempleo. En la actualidad la actividad forestal en Chile se concentra desde las Regiones VII hasta X, y son justamente estas cuatro Regiones las que tienen los ndices de Desarrollo Humano (IDH) ms bajos (PNUD 2004). Segn datos del gobierno (MIDEPLAN 1998), entre 1990 y 1998 las Regiones VIII y IX han sido aquellas con mayor cantidad de pobres (40,5% en promedio en 1990 y 27,3% en promedio en 1998) e indigentes (15,2% promedio en 1990 y 8,5% promedio en 1998). Presentaban adems las peores condiciones de distribucin del ingreso en Chile (MIDEPLAN 1998). Aunque sera injusto atribuir los problemas sealados exclusivamente al sector forestal, los datos sealados sugieren al menos que ste no ha contribuido a mejorar la situacin socioeconmica de los habitantes de estas regiones, ni siquiera a nivel rural. Para ilustrar, entre los aos 1987 y 1996 las Regiones VII, VIII y IX, adems de la III, fueron las que registraron peores ndices de superacin de la pobreza, mientras que las exportaciones forestales durante el perodo fueron en ascenso. Esto se explica, entre otros factores, por los bajos sueldos de los trabajadores, factor que justamente ha ayudado a atraer capitales al sector forestal chileno (Donoso y Otero 2005). Actualmente, las comunas que tienen como principal actividad productiva la forestal, en las regiones de la Araucana y el Bio Bio, tienen un alto ndice de pobreza, alcanzando el 26% (162.137 personas), casi el doble del promedio nacional. En los ltimos cuatro aos, los territorios forestales redujeron pobreza solo en un 0,3% y no se vio acompaado en un aumento en el empleo (RIMISP 2010). En estas comunas, al ao 2009 el ingreso monetario per capita mensual del hogar promedio fue de $108.739 (RIMISP 2010).

Conflicto por posesin de tierras

La historia de cmo las plantaciones forestales de pino y eucalipto llegaron a invadir el territorio Mapuche, es la historia de un pueblo que ha sufrido constantes violaciones

Prdida de la diversidad cultural y econmica

En las ltimas dcadas, la consolidacin del modelo neoliberal ha impulsado un modelo de crecimiento econmico asentado

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en la depredacin del ambiente y la exclusin de diversos sectores sociales. La existencia de forestales en tierras Mapuche trajo graves consecuencias sociales, espirituales y ambientales con irreparables cambios a la cultura territorial. Las comunidades afectadas se refieren a su territorialidad no como un pedazo de suelo, sino a espacios que tienen sus propias fuerzas espirituales (gnen) de la tierra, ros, esteros, bosques, animales, personas, las que se interrelacionan entre si y permiten un equilibro armonioso. Sin embargo, se percibe que estas fuerzas estn desapareciendo por la trasgresin y contaminacin de sus tierras y aguas, como consecuencia de estos monocultivos que han ocasionado un grave dao y desequilibrio (Seguel 2006). En lo referido a la poblacin Mapuche y su medicina, ha ocurrido una disminucin considerable de sus recursos teraputicos, al punto del exterminio de algunas especies, principalmente debido a la expansin de las plantaciones forestales (Jelves 2001). Para ilustrar el impacto en economas locales, se puede ejemplificar con la comuna de Lumaco, Regin de La Araucana. En este territorio ms del 70% de la poblacin es Mapuche (Censo 2002), pero solo el 15% de las 111.900 hectreas de superficie de la comuna son ocupadas por las comunidades Mapuche. Las plantaciones forestales cubren el 50% de la superficie comunal (CONAF et al. 1999). Para esta mayora de la poblacin, la actividad forestal ha sido nefasta. En primer lugar, contribuy a una fuerte reduccin de la poblacin rural, rompiendo sistemas econmicos y estrategias de subsistencia de la poblacin. Por otro lado, no obstante a las promesas de bienestar econmico publicitadas por los impulsores de este modelo forestal, la poblacin que habita las zonas en las cuales se desarrolla no tiene acceso a los supuestos beneficios (Montalba et al. 2005). Esta historia se repite en muchas otras comunas con altas superficies de plantaciones. Las familias que habitan localidades rurales concentradas pueden constituir Cooperativas y Comits de Agua Potable Rural(2) para administrar las instalaciones y los recursos involucrados en la captacin y el abastecimiento de agua para consumo humano. En los ltimos aos, la escasez de agua para consumo humano es frecuente durante los veranos, particularmente en sectores costeros y del valle entre las regiones del Maule y la Araucana. Esto ha obligado a los Municipios a repartir agua en camiones cisterna, lo que significa un alto costo para muchas de las comunas ms pobres del pas. Esta disminucin de agua para consumo humano ha sido mencionada por las comunidades en las instancias de participacin de los sistemas de certificacin (Smartwood 2002, Woodmark 2010, Smartwood 2010). Como ejemplo de esto, en la comuna de Lumaco, sector rural de Reico Grande, Pedro Llanquinao, presidente de la comunidad, relata que histricamente exista un caudal

REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 que se sec producto de las plantaciones forestales. Tras la tala de la plantacin el caudal reapareci como una pequea vertiente, pero la comunidad teme que vuelva a desaparecer con la reforestacin con especies exticas (Seguel 2005).

Uso de herbicidas y pesticidas

El uso de herbicidas qumicos para preparar el suelo previo a la plantacin y la aplicacin de pesticidas para combatir las patologas que afectan a las plantaciones es una prctica habitual y reconocida de las empresas forestales (QMI 2005, Smartwood 2010). Hasta hace pocos aos las fumigaciones se realizaban con aviones, pero en los ltimos aos esta prctica ha cambiado a aplicaciones directas en terreno con bomba de espalda. Desde las comunidades observan permanentemente cmo aplican pesticidas y herbicidas en las plantaciones forestales (PEAL21 2008), muchas de las cuales colindan con tierras Mapuche, con un uso incontrolado ante la falta de polticas de control, fiscalizacin e investigacin por parte de los rganos pblicos del Estado (Seguel 2006).

Deterioro de los caminos rurales

Entre los principales temas destacados por las partes interesadas en los procesos de consulta de los sistemas de certificacin se encuentra el problema de trnsito de camiones por caminos vecinales angostos (Smartwood 2002). Se manifiesta el deterioro y dao en diversos caminos donde existe trnsito de camiones pesados, en sectores donde se estn realizando faenas forestales (PEAL21 2008).

Paisaje

Escasez de agua para consumo humano

El i m p a c t o v i s u a l d e l a s t a l a r a s a s , a s c omo l a homogenizacin del paisaje, generan una percepcin negativa particularmente en zonas montaosas, de alta densidad poblacional y gran flujo turstico asociado principalmente al turismo de naturaleza (Constabel 2009). Un estudio realizado en el sur de Chile caracteriz los recursos escnicos en diferentes transectos entre la regin del Bio Bio y Los Lagos, mostrando una baja valoracin para las plantaciones forestales (Muoz-Pedreros y Larran 2002). Esto muestra el potencial impacto negativo de las plantaciones forestales sobre actividades como el turismo.

Impactos a nivel Pas Sector rural

La degradacin histrica del patrimonio natural de la pequea propiedad reduce el potencial de produccin intrapredial, disminuye la calidad de vida de la poblacin y aumenta su vulnerabilidad frente a fuerzas externas. Este proceso termina generalmente con la migracin de la poblacin rural hacia pueblos o ciudades cercanas, donde aumentan los ndices de desempleo y pobreza urbana (Reyes 2004). Entre 1975 y 2000 la fuerte explotacin de bosque nativo, el incentivo agrcola, ganadero y sobre todo forestal

(2)La creacin de estos organismos data de 1964, impulsado por el Ministerio de Salud Pblica y financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, a travs del Programa Nacional de Agua Potable Rural.

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REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 (plantaciones de especies exticas de rpido crecimiento), trajo un deterioro en la economa campesina, desencadenando un importante hito de migracin rural-urbana (CENSO 2002). Este proceso se caracteriza por la migracin de los ms jvenes, los cuales pretenden acceder a mejores expectativas de vida que las ofrecidas en el medio rural (Melo et al. 2006). El crecimiento en el sector agrcola se ha constituido en una fuerza de retencin de la poblacin en reas rurales ligadas a estas actividades. Contrariamente, las explotaciones forestales, en la medida que han ido compitiendo por el uso del suelo, representan una fuerza que conlleva a la emigracin hacia zonas urbanas (Melo et al. 2006).

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investigacin se oriente a las necesidades de informacin y tecnologa de la empresa y no a las necesidades de investigacin estratgicas para el pas. En cuanto a la regulacin de los grandes proyectos forestales industriales, se deben someter al Sistema de Evaluacin de Impacto Ambiental (SEIA), cuyas principales falencias son la inexistencia de participacin ciudadana vinculante y que la toma de decisiones se basa en criterios polticos y no tcnico-cientficos. El poder legislativo actualmente no desarrolla leyes en base al conocimiento cientfico y la realidad social, sino que est fuertemente enfocada en generar capital para fomentar el crecimiento econmico, sin considerar la conservacin de los ecosistemas ni permitir el bienestar social. La legislacin actual deriva las infracciones forestales a los juzgados de polica local, quienes no tienen ninguna prioridad en el rea forestal y escaso conocimiento del tema forestal por los encargados de impartir la justicia. Las multas por delitos forestales son bajas, por lo que muchas veces para las grandes empresas es ms rentable seguir infringiendo y pagar la multa. Por otra parte los dictmenes emanados de la justicia muchas veces no son cumplidos por las empresas (p.e. reforestaciones de zonas de proteccin, detencin de la sustitucin de bosque nativo). En el caso de los pequeos propietarios, cuando cometen infracciones forestales (p.e. corta de bosque sin plan de manejo) estos deben ir a la crcel.

Sector urbano

Cada da los ciudadanos van tomando conciencia de la necesidad de la proteccin y cuidado del medio ambiente. Las consecuencias del modelo forestal descrito en este articulo, ha desencadenado que los ciudadanos relacionan la actividad forestal con la destruccin del medio ambiente. Esto se ve reflejado por ejemplo en las nuevas generaciones de estudiantes, quienes han dejado de ver las carreras de Ingeniera forestal como una opcin atractiva y han optado a ingresar a nuevas carreras que promueven el buen uso y manejo de los recursos naturales. Mientras el ao 2005, ocho universidades del consejo de rectores y tres privadas impartan Ingeniera forestal, al 2010 solo cinco universidades ofrecieron matricula. Ninguna de ellas logro completar las plazas ofrecidas (Revista del campo, 2010). Cuatro de las cinco universidades del consejo de rectores han creado carreras relacionadas a la conservacin de los recursos naturales (Universidad de Chile, UACh, UFRO, UC Temuco).

Lineamientos para el desarrollo de un nuevo modelo forestal para Chile.

Poltica

Actualmente no existe una poltica forestal explicita en Chile y la regulacin que existe es muy precaria y permisiva. El problema que esto genera es que solo el mercado regula la actividad forestal. El poder ejecutivo, encargado de fomentar, regular y realizar investigacin relacionada con la actividad forestal acta de manera desarticulada. La actividad forestal depende del Ministerio de Agricultura, que no tiene una institucionalidad adecuada para gobernar la actividad forestal. El encargado de fomento y regulacin actualmente es la CONAF, corporacin publica de derecho privado, cuyo presupuesto es marginal dentro del Ministerio. El fomento est fuertemente enfocado a las exportaciones forestales. La fiscalizacin no cubre el extenso territorio que abarca la actividad forestal. La institucin encargada de generar investigacin forestal, INFOR, no cuenta con el presupuesto adecuado y sus lneas de investigacin histricamente han sido fuertemente sesgadas hacia las plantaciones forestales de especies exticas. Esta institucin para poder hacer investigacin depende de la postulacin a proyectos a fondos concursables, nacionales e internacionales, o mediante el establecimiento de convenios con empresas forestales. Esto ltimo ha llevado que la

Los bosques nativos y las plantaciones forestales bien manejados son recursos renovables que proveen diversos productos forestales y energa. Adems, los bosques cumplen importantes funciones, tales como regulacin de caudales, mejoramiento de la calidad de agua, proteccin de suelos, refugio de biodiversidad, paisajes diversos de gran calidad escnica, fuente de alimento, recreacin e identidad cultural. Todas estas caractersticas lo posicionan como un recurso natural estratgico para la seguridad nacional y el bienestar de la poblacin. Un modelo forestal sustentable debe incrementar y optimizar los beneficios sociales, ambientales y econmicos provenientes de los bienes y servicios generados por los ecosistemas forestales, integrando el uso productivo con la conservacin de nuestros recursos naturales. Un reto importante en la gestin de los ecosistemas y la conservacin es tratar a las sociedades humanas como parte de la naturaleza, as como entender su enorme influencia sobre la dinmica de los ecosistemas, haciendo hincapi en que la humanidad siempre depender de las funciones ecosistmicas como soporte de vida, independiente de la sofisticacin tecnolgica que pueda alcanzar (Berkes et al. 1998). Esto es particularmente importante para Chile, que basa su economa principalmente en los recursos naturales. Para desarrollar un modelo forestal sustentable es necesario realizar un diagnstico acabado de los aspectos sociales, ambientales y econmicos del territorio, identificar

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los problemas y analizar las distintas opciones y posibilidades de solucin con una visin estratgica de largo plazo. Luego, en el marco de un proceso participativo vinculante, se definen los objetivos y se establece la forma de cmo alcanzarlos. Este modelo debiera adaptarse y retroalimentarse con los resultados del monitoreo y de los avances en la investigacin cientfica para mejorar o cambiar de rumbo.

REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 para que su labor sea continua y tenga directrices claras en el tiempo. La investigacin cientfica, clave tanto para entender la estructura y funcionamiento de los ecosistemas, y el monitoreo de variables ambientales (p.e. cambio de uso del suelo, erosin de suelo, cantidad y calidad de agua), es informacin indispensable para realizar un manejo adaptativo. A su vez esta informacin debiera retroalimentar al poder legislativo para la actualizacin de sus reglamentos y leyes. Los conocimientos deben ser transferidos a los ciudadanos mediante la educacin, para reforzar el entendimiento de su entorno y promover el respeto por el ambiente, la identidad y la diversidad cultural de cada territorio. Paralelamente, se debe capacitar a los trabajadores forestales para que mejoren su formacin y esto les permita optar a mejores salarios y condiciones de vida. En cuanto a la educacin universitaria, es imprescindible que se potencie el desarrollo de todas las reas de las Ciencias Forestales y no solo el manejo y actividad silvcola, para que esta carrera se ofrezca como realmente fue pensada, para crear profesionales con una amplitud de conocimientos que les permita planificar y ejecutar el uso sustentable del recurso forestal considerando a los habitantes que dependen de los bosques. 4) Se debe promover el bienestar en los territorios donde se desarrolla el modelo forestal, respetando la cultura local. En este contexto, el conocimiento tradicional se complementa con el conocimiento cientfico a travs de la experiencia prctica de vivir en los ecosistemas. En este sentido, los valores y creencias son importantes en el sistema de conocimientos si se quiere llevar hacia una prctica tica en relacin al ambiente (Berkes et al. 1998). Para desarrollar una poltica forestal explicita, donde exista una adecuada regulacin e implementacin por parte de los tres poderes del Estado, es necesario una Institucionalidad Forestal y un responsable poltico en el poder ejecutivo, que recoja las tareas atingentes al sector y las visiones de los actores que lo componen. Esta Institucionalidad debiera coordinar territorialmente las acciones con los servicios pblicos, de manera de aplicar una gestin territorial integrada que permita focalizar lneas de fomento de los distintos sectores productivos, coherentes con la planificacin territorial. La institucionalidad forestal debe tener al menos las siguientes funciones (Figura 5): 1. Fomentar el uso del recurso forestal de acuerdo a los objetivos planteados en la planificacin territorial. En este contexto, se debe enfocar los instrumentos de fomento principalmente en los pequeos y medianos propietarios para mejorar sus prcticas y hacer sostenible su actividad predial. Por otra parte se debe perfeccionar los mecanismos de fomento destinados a pequeas y medianas empresas forestales que generan empleos e ingresos a nivel local. Es importante promover una industria forestal que sea diversa y con mayor valor agregado de los productos derivados de los bosques nativos y plantaciones. 2. Fortalecer los mecanismos de fiscalizacin y modernizar las herramientas para el monitoreo de la actividad silvcola en sus distintas escalas, para velar por el cumplimiento de

Figura 5. Estructura para implementar un nuevo modelo forestal para Chile.

Hemos identificado cuatro ejes transversales fundamentales para desarrollar un modelo forestal sustentable (Figura 5): 1. El ordenamiento territorial debiera ser una herramienta del estado, estipulado y regulado por leyes que emanan del poder legislativo y aplicado a todo el territorio nacional por el poder ejecutivo. Utilizando la planificacin territorial y bajo un enfoque de cuencas se debiera analizar el uso actual y potencial de cada territorio. En las regiones de aptitud forestal, se debiera fomentar un manejo forestal integrado con los otros usos de la tierra, la proteccin de la biodiversidad y la conservacin de suelos y aguas. Las propuestas de intervencin que se estudien o se intenten implementar en una determinada localidad deben asegurar sustentabilidad y el bienestar local en el largo plazo. 2. El Estado debe regular e implementar la participacin ciudadana vinculante. Es imprescindible que antes de realizar las intervenciones en los territorios se considere las opiniones de los habitantes directamente afectados por las actividades productivas y que estas opiniones efectivamente incidan en la toma de decisiones. Para estos efectos, el dilogo social debe ser la estrategia para instalar una agenda comn en que el Estado, actores locales, trabajadores y empresas generen acuerdos en la perspectiva de la sustentabilidad y el bienestar de la poblacin. En este contexto, las propuestas de intervencin territorial no deben alterar negativamente las relaciones sociales existentes y el Estado debe promover redes de apoyo y legitimar a las organizaciones sociales. 3. Con el propsito de asegurar las funciones ecosistmicas de cada territorio, el Estado debe promover y financiar la investigacin cientfica, el monitoreo y la educacin con un presupuesto anual, permanente y lneas prioritarias,

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REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010 la legislacin y de esta forma asegurar la sustentabilidad de los recursos naturales asociados a la actividad forestal (biodiversidad, suelo y agua). 3. Asegurar la proteccin de los bosques mejorando la representatividad de la biodiversidad en el Sistema Nacional de reas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), sobre todo en las reas de mayor biodiversidad y endemismos, entre los 35 y 40S, en donde solo quedan algunos remanentes de bosques nativos. Con respecto a los incendios forestales la ONEMI, coordinada con la institucionalidad forestal, debiera estar a cargo de la prevencin y combate de incendios. 4. Apoyar el desarrollo rural a travs de la asistencia tcnica, la capacitacin y la coordinacin con otros servicios pblicos. Para llevar a cabo una poltica forestal explicita necesitamos leyes moder nas elaboradas en base al conocimiento cientfico y participacin ciudadana vinculante. Por ejemplo, las sanciones debieran establecerse de acuerdo a la importancia de los bosques para la sociedad y seguridad nacional. Por otra parte, la distribucin de los beneficios del sector forestal debiera ser equitativo, por lo que los inversionistas debieran tributar en el territorio administrativo para financiar, a travs de la Institucionalidad Forestal, el desarrollo rural en los territorios vecinos a las zonas de plantaciones y complejos industriales. Una buena legislacin acorde a la realidad social del sector forestal permitira que las empresas hagan partcipes de sus ganancias a sus trabajadores por medio de mejoras en los salarios y en su calidad de vida. Actualmente esta decisin queda en manos de la tica de los gerentes de las grandes empresas. Por otra parte se debe reconocer a los sindicatos como sujetos negociadores al interior de las empresas y estas deben presentarse como grupos econmicos y no de manera segmentada. La inclusin de las actividades forestales como trabajo pesado y la seguridad de los trabajadores deben ser debidamente incorporadas en la legislacin laboral. Por su parte, el poder judicial debiera velar por el cumplimiento de la legislacin vigente y coordinarse con la entidad fiscalizadora de la Institucional Forestal agilizando los procesos judiciales y preocupndose de usar un criterio adecuado. En base a estos lineamientos se puede construir las bases para un nuevo modelo forestal, ms equitativo con miras a las sustentabilidad y el bienestar social.

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REVISTA BOSqUE NATIVO 47: 25 - 35, 2010


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