Aurobindo Sri - El Ser Psiquico
Aurobindo Sri - El Ser Psiquico
Aurobindo Sri - El Ser Psiquico
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro VII, Canto 5
Tabla de materias
Prefacio
Primera parte
Naturaleza y significación del ser psíquico
Segunda parte
Rol, función y acción del ser psíquico
Tercera parte
Crecimiento y desarrollo del ser psíquico
Cuarta parte
El ser psíquico y la sadhana
Quinta parte
La vida futura y el renacimiento
Sexta parte
Respuestas a algunas preguntas
Nota biográfica de Sri Aurobindo y de la Madre
Bibliografía
Glosario
Prefacio
«La palabra «alma» tiene un uso muy ambiguo en el idioma inglés porque
designa frecuentemente al conjunto de la consciencia que no es física incluyendo
incluso el vital con sus deseos y sus pasiones. Por eso la expresión «ser psíquico»
debe ser utilizada para distinguir esta porción divina de las partes instrumentales
de la naturaleza».1
1. Sri Aurobindo, Letters on Yoga, pág. 70. Sri Aurobindo Ashram. Pondicherry 1984.
Los Editores
Primera parte
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro 1, Canto 3
Entiendo por ser psíquico el alma íntima del ser y de la naturaleza. Ése no es el
sentido que se le da a esta palabra en el lenguaje ordinario, o si se le da este
significado, se usa de una forma muy vaga y con la mayor incomprensión de la
verdadera naturaleza de esta alma, atribuyéndole un sentido muy amplio que la sitúa
muy lejos de este dominio. Todo fenómeno psíquico u oculto, de carácter normal o
anormal, es calificado de psíquico; si un hombre tiene una doble personalidad y pasa
de la una a la otra, si un difunto o solamente una parte de su envoltura vital o una
formación mental, hace su aparición a través de la habitación de su sorprendido
amigo, si un fantasma se manifiesta con un escándalo estrepitoso en una casa, todo
eso está clasificado en la categoría de fenómenos psíquicos y es considerado como
objeto digno de investigación psíquica, aunque estas cosas no tengan nada que ver en
absoluto con el ser psíquico. Por otro lado, hay muchas cosas en el mismo yoga que
están simplemente ocultas, fenómenos del plano vital, mental o físico sutil, de
visiones, de símbolos, todo ese conjunto de experiencias mezcladas, frecuentemente
imprecisas, frecuentemente ilusorias, que pertenecen a esa zona intermedia entre el
alma y sus instrumentos superficiales, o más bien a sus fronteras más externas; todo
este caos de la zona intermedia está recogido bajo el término «psíquico» y es
atribuido al ámbito inferior y al incierto dominio de la exploración espiritual. Una
vez más se confunde constantemente el alma-del-deseo mentalizada, que en el
hombre es una creación de los deseos del vital, de su fuerza de vida en busca de
satisfacciones, con el alma verdadera la cual es una chispa del Fuego Divino, una
pequeña parte del Divino. Debido a que el alma, el ser psíquico, usa la mente, el vital
y el cuerpo como sus instrumentos de crecimiento y experiencia, es considerada
como una amalgama cualquiera o un sustrato sutil de la mente y de la vida, pero si
aceptamos que en el yoga esta masa caótica forma parte de la sustancia del alma o de
su movimiento, nos embarcamos en el camino de una confusión sin salida. Todo eso
pertenece solamente a las envolturas del alma; el alma misma es una divinidad
interior más vasta que la mente, la vida o el cuerpo. Es algo que, una vez liberado del
oscurecimiento de sus instrumentos, crea inmediatamente un contacto directo con el
Divino, con el Ser-Esencial y con el espíritu.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
La gente no comprende lo que quiero decir por ser psíquico, porque la palabra
psíquico ha sido utilizada en inglés para designar cualquier cosa de la mente interior,
en el vital interior y en el físico interior, o para todo lo que es anormal u oculto, o
incluso los movimientos más sutiles del ser exterior, toda ello mezclado; los
fenómenos ocultos son frecuentemente calificados de psíquicos. No se sabe
distinguir estas diferentes partes del ser. Incluso en la India el antiguo conocimiento
de los Upanishads, que hacía esta distinción, se ha perdido. El Jivatman, el ser
psíquico (Purusha Antaratman), el Manomaya Purusha, el Pranayama Purusha, todo
eso es confuso.
Sri Aurobindo
La parte psíquica en nosotros es algo que viene directamente del Divino y que
está en contacto con el Divino. En su origen es el núcleo fecundo en posibilidades
divinas que sirve de apoyo a esta triple manifestación inferior de la mente, de la vida
y del cuerpo. Este elemento divino está en todos los seres vivientes, pero se mantiene
oculto detrás de la consciencia ordinaria; al principio, no está desarrollado, e incluso
cuando lo está, no está siempre o no frecuentemente en primer plano; se expresa por
medio de sus instrumentos y según sus límites en la medida que su imperfección lo
permite. Crece en la consciencia por la experiencia que lleva hacia el Divino;
ganando fuerza cada vez que se produce en nosotros un movimiento superior
finalmente, por la acumulación de estos movimientos m profundos y más elevados,
se forma una individualidad psíquica -lo que nosotros llamamos generalmente el ser
psíquico. Este ser psíquico es siempre quien, en realidad, aunque con frecuencia de
una forma velada, empuja al hombre a volverse hacia la vida espiritual, y quien
entonces llega a ser su mayor ayuda. En consecuencia es este elemento el que
debemos hacer emerger en el yoga.
La palabra «soul» (alma), así como la palabra «psychic» (psíquico), tiene, en la
lengua inglesa, una utilización muy vaga y numerosos significados diferentes. En la
lengua ordinaria, con demasiada frecuencia, hay mucha tenencia a no establecer una
clara distinción entre la mente y el alma y se produce a menudo una confusión más
grave todavía cuando se denomina alma y psíquico no al alma verdadera, al ser
psíquico sino al ser vital del deseo -el alma falsa o alma de deseo. El ser psíquico es
completamente diferente de la mente y del vital, se esconde detrás de ellos; allí
donde ellos se unen al corazón. Es allí donde está su lugar central, pero detrás del
corazón más bien que dentro de él; porque lo que los hombres llaman ordinariamente
el corazón es la sede de la emoción, y las emociones humanas son impulsos mental-
vitales que no tienen, en general, un carácter psíquico. Este poder profundamente
secreto que se encuentra detrás -distinto de la mente y la fuerza de la vida- es el alma
verdadera, el ser psíquico en nosotros. El poder del ser psíquico puede, sin embargo,
actuar sobre mente, la vida y el cuerpo, purificando el pensamiento, la percepción y
la emoción (que llega a ser entonces el sentimiento psíquico), la sensación, la acción
y todas las cosas en nosotros, preparándolas así para llegar a ser movimientos
divinos.
El ser psíquico puede ser descrito, en la lengua hindú, como el Purusha en el
corazón o el Chaitiya Purusha1; pero hay que entender con eso el corazón interior o
secreto, hridaye gouhayam, no el centro exterior vital y emocional.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
En el ser humano, ¿el ser psíquico es el alma entera, o el alma (que en su esencia
es como una chispa del Divino en todas las criaturas) y el ser psíquico, existen
juntos ambos?
El alma es la esencia eterna en el centro del ser psíquico. El alma es, en efecto,
como una chispa divina que se reviste de numerosos estados del ser de una densidad
progresiva hasta la más material, que está dentro del cuerpo interior, por así decir,
del plexo solar2. Son estados del ser que se forman y se desarrollan, progresan, se
individualizan y se perfeccionan en el curso de numerosas existencias terrestres y
forman el ser psíquico. Cuando el ser psíquico está plenamente formado es
consciente de la consciencia del alma y la manifiesta perfectamente.
2. Plexo solar: La Madre habla aquí de la región del corazón, no del cordón umbilical, como se
deduce claramente de sus otras respuestas, especialmente la del 20 de septiembre de 1969
publicada en el volumen «Quelques Réponses de la Mire», Sri Aurobindo Ashram Press, 1992, p.
410.
La Madre
Eso depende de la definición que uno da a las palabras. En la mayor parte de las
religiones y quizá también en las filosofías, se llama «alma» al ser vital, porque se
dice que «el alma abandona al cuerpo», cuando es el ser vital quien abandona al
cuerpo; se habla de «salvar las almas», de «almas malas», de «rescatar las almas»...,
pero todo eso se aplica al ser vital porque el ser psíquico ¡no tiene necesidad de ser
salvado!... no toma parte en las faltas de la persona exterior, está libre de toda
reacción.
La Madre
Hay que hacer una distinción entre el alma en su esencia y el ser psíquico. Cada
uno tiene un alma que es la chispa del Divino -nada podría existir sin ella. Pero es
absolutamente posible que un ser vital y físico existan sin tener, detrás de él, un ser
psíquico claramente evolucionado. Y por tanto no se puede afirmar de una manera
general que los hombres primitivos no tenían alma o que su alma no se mostraba en
ninguna parte.
El ser interior se compone de la mente interior, del vital interior, del físico interior
-pero eso no es el ser psíquico. El ser psíquico es el ser mas interior, completamente
distinto de ellos. En realidad la palabra psíquico es utilizada en inglés para calificar
todo lo que es diferente o más profundo que la mente, la vida y el cuerpo exteriores,
o bien todo lo que está oculto o es suprafísico; pero este uso es una fuente de
confusión y de error y la descartamos enteramente cuando hablamos o escribimos
sobre el yoga. En el lenguaje ordinario podemos algunas veces utilizar la palabra
«psíquico» en un sentido amplio y corriente; o en poesía, donde la precisión
intelectual no es demasiado rigurosa, podemos de vez en cuando hablar del alma en
el sentido ordinario y más exterior, o en el sentido de una verdadera psique.
El ser psíquico está oculto por los movimientos de la superficie y se expresa de la
mejor manera que puede a través de los instrumentos exteriores que son regidos más
por las fuerzas exteriores que por las influencias interiores del ser psíquico. Pero eso
no significa que ellos estén completamente aislados de la influencia del alma. El
alma está en el cuerpo de la misma manera que la mente o el vital; pero el cuerpo
que ella habita no es solamente este cuerpo físico material, es también el cuerpo
sutil. Cuando la envoltura material se deshecha, las envolturas vital y mental del
cuerpo subsisten en tanto que vehículos del alma hasta que ellas también se
disuelven.
El alma de una planta o de un animal no es que esté completamente dormida:
simplemente sus medios de expresión están menos desarrollados que los de un ser
humano. Hay mucho de psíquico en una planta, mucho de psíquico en un animal. En
la forma de la planta, sólo el vital-físico está evolucionado; por consiguiente no
puede expresarse; el animal tiene una mente vital y puede expresarse, pero su
consciencia está limitada y sus experiencias son limitadas; por lo tanto la consciencia
y la experiencia de la esencia psíquica están menos desarrolladas de lo que es posible
en el hombre. Sin embargo los animales tienen un alma y responden fácilmente al ser
psíquico en el hombre.
El fantasma no es el alma evidentemente. Es o bien el hombre apareciendo en su
cuerpo vital, o bien un fragmento de su vital del que se apodera una fuerza o ser
vital. La parte vital en nosotros persiste normalmente durante algún tiempo después
de la disolución del cuerpo y pasa al plano vital donde mora hasta que la envoltura
vital se disuelve. A continuación pasa, si está mentalmente evolucionado en la
envoltura mental hacia un mundo mental y, finalmente, el ser psíquico abandona
también su envoltura mental y va a su lugar de reposo. Si la mente está fuertemente
desarrollada, la parte mental en nosotros puede subsistir, y lo mismo sucede con el
vital, a condición de que estén organizados alrededor del ser psíquico verdadero y
agrupados en torno a él, ya que entonces participan de la inmortalidad del ser
psíquico. De otro modo, el ser psíquico atrae hacia él la mente y la vida y entra en
una quietud internatal.
Sri Aurobindo
En la experiencia del yoga el ser o ente esencial es en esencia uno con el Divino o
al menos es una parte del Divino y tiene todas las potencialidades divinas. Pero en la
manifestación toma dos aspectos, el de Purusha y el de Prakriti, el Ser consciente y la
Naturaleza. En la Naturaleza de aquí el Divino está velado, y el ser individual está
sometido a la Naturaleza que actúa aquí como la Prakriti inferior, como una fuerza
de la Ignorancia, Avidya. El Purusha en sí es divino, pero al exteriorizarse en la
Ignorancia de la Naturaleza se convierte en el ser individual aparentemente
imperfecto con la imperfección de ésta. Por eso, el alma o esencia psíquica, que es el
Purusha participando en la evolución y sosteniéndola, porta en sí todas las
potencialidades divinas; pero el ser psíquico individual que él sitúa como su
representante asume la imperfección de la Naturaleza y evoluciona en ella hasta que
recupera toda la esencia psíquica y se une con el Ser-Esencial o Espíritu situado en
lo alto del cual el alma es la proyección individual en la evolución. Esta dualidad del
ser en todos sus planos -porque es una realidad que adopta diversas formas, no sólo
del Ser-Esencial y el psíquico, sino también del Purusha mental, del Purusha vital y
del Purusha físico tiene que ser captada y aceptada para que las experiencias del yoga
puedan ser plenamente comprendidas.
El Ser es uno en todas partes, pero en cada plano de la Naturaleza es representado
por una forma de sí mismo que es la propia de ese plano, el Purusha mental en el
plano mental, el Purusha vital en el plano vital, el Purusha físico en el plano físico.
La Taittiriya Upanishad menciona dos planos más del ser, el plano del conocimiento
o de la Verdad y el plano del Ananda, cada uno con su Purusha, ero aunque alguna
influencia de ellos puede descender asta nosotros, estos planos son aún
superconscientes para la mente humana y su naturaleza no está todavía organizada
aquí.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
El alma, representante del ser central, es una chispa del Divino que sostiene toda
existencia individual en la Naturaleza. El ser psíquico es una forma consciente de esa
alma que se desarrolla en la evolución: en el persistente proceso que hace emerger
primero la vida en la Materia, después la mente en la vida, hasta que finalmente la
mente puede crecer y convertirse en sobremente y la sobremente en Verdad
supramental. El alma sostiene la naturaleza en su proceso de evolución a través de
todas estas gradaciones, pero en sí no es ninguna de esas cosas.
La Naturaleza inferior, aparó prakriti, es esta Naturaleza aparente, exterior
objetiva y subjetiva superficial, que manifiesta todas estas mentes, vidas y cuerpos.
La Naturaleza suprema, para prakriti, escondida detrás es la naturaleza misma del
Divino: una suprema Consciencia-Fuerza que manifiesta al Divino múltiple como la
Multiplicidad. Los seres que forman la Multiplicidad son en sí entes eternos del
Supremo en su suprema Naturaleza, para prakriti. Aquí en relación con este mundo
aparecen como los Jivatman que sostienen la evolución de las existencias naturales,
sarva-bhutani, en el Devenir mutable que es la vida del Kshara (móvil o mutable)
Purusha. El Jiva (o Jivatman) y las criaturas, sarva-bhutani, no son lo mismo. Los
Jivatman permanecen realmente encima de la creación aunque estén implicados en
ella; las existencias naturales, sarva-bhutani son las criaturas de la Naturaleza. El
hombre, el pájaro, la bestia o el reptil, son existencias naturales, pero el Ser-Esencial
individual de ellos no es específicamente, ni siquiera por un momento, hombre,
pájaro, bestia o reptil; en su evolución él es el mismo en el transcurso de todos estos
cambios, un ser espiritual que consiente el juego de la Naturaleza.
Lo que es original y eterno para siempre en el Divino es el Ser, lo que se
desarrolla en la consciencia, las condiciones, las fuerzas, las formas, etc., en virtud
del Poder Divino es el Devenir. El Divino eterno es el Ser; el universo en el Tiempo
todo lo que se manifiesta en él es un Devenir. El Ser Eterno en su naturaleza superior
Para Prakriti, es a la vez Uno y Múltiple; pero la Multiplicidad eterna del Divino
cuando se mantiene detrás de las existencias creadas sarva-bhutani, aparece como (o,
por declararlo de otro modo, se convierte en) el Jiva, para prakritir jivabhuta. Por
otro lado, en el psíquico hay dos aspectos, la existencia psíquica o alma detrás, y
delante la configuración de la individualidad que va adquiriendo en su evolución en
la Naturaleza.
El alma o psique es inmutable sólo en el sentido de que contiene toas las
posibilidades del Divino en su interior, pero tiene que hacer que éstas evolucionen, y
en su proceso de evolución el alma asume la forma de un individuo psíquico en
desarrollo que evoluciona en el transcurso de la manifestación de la Prakriti
individual y forma parte de la evolución. Es una chispa del Fuego Divino que crece
detrás de la mente, el vital el físico por medio del ser psíquico hasta que es capaz de
transformar la Prakriti de la Ignorancia en Prakriti del Conocimiento. Este ser
psíquico evolutivo no es por consiguiente en ningún momento la totalidad de lo que
el alma o la existencia psíquica esencial lleva dentro de sí; temporaliza e
individualiza lo que es eterno en potencialidad, trascendente en esencia, en esta
proyección del espíritu.
El ser central es el ser que preside los diferentes nacimientos, uno tras otro, pero
en sí es nonato, pues no desciende hasta el ser, sino que está encima de éste. El ser
central mantiene juntos al ser mental, vital y físico a todas las diversas partes de la
personalidad y controla la vida bien sea a través del ser mental y el pensamiento y la
voluntad mental o bien por medio del ser psíquico, con lo que pueda estar situado
más al frente o ser más poderoso en la naturaleza. Si no ejerce este control, la
consciencia se sume en un gran desorden y cada parte de la personalidad actúa por su
cuenta de tal modo que no hay coherencia alguna ni en el pensamiento ni en el
sentimiento ni en la acción.
El ser psíquico no está encima, sino detrás. Su sede está detrás del corazón, su
poder no es el conocimiento sino un sentimiento esencial o espiritual; posee el más
diáfano sentido de la Verdad y una suerte de percepción inherente de ésta que es de
la naturaleza de la percepción del alma y del sentimiento-del-alma. Es nuestro ser
recóndito y sostiene a todos los demás, el ser mental, el vital y el físico, pero también
está muy velado por ellos y ha de actuar sobre ellos más como una influencia que en
virtud de su derecho soberano a una acción directa; sólo cuando alcanza un alto
estadio de desarrollo o mediante el yoga su acción directa se torna normal y
preponderante. No es el ser psíquico el que tú percibes que te proporciona
intuiciones de lo que ha de acontecer o te pone sobre aviso de los resultados de
ciertas acciones; es alguna parte del ser interior, a veces el mental interior, a veces el
vital interior, algunas veces puede ser el Purusha físico interior o sutil. El ser interior
-la mente interior, el vital interior, el físico interior o sutil- conoce muchas cosas
desconocidas por la mente exterior, el vital exterior, el físico exterior, porque está en
contacto más directo con las fuerzas secretas de la Naturaleza. El ser psíquico es el
ser más recóndito de todos; una captación de la verdad que es inherente a la
sustancia más profunda de la consciencia, la percepción de lo bueno, lo verdadero, lo
bello, del Divino, es su privilegio.
El ser central -el Jivatman que no nace ni evoluciona pero preside el nacimiento y
la evolución individual- sitúa un representante de sí mismo en cada plano de la
consciencia. En el plano mental él es el verdadero ser mental, manomaya purusa, en
el plano vital el verdadero ser vital, pranamaya purusa, en el plano físico el
verdadero ser físico, anamaya purusa. Cada ser, por tanto, en tanto perdura la
Ignorancia está centrado en torno al Purusha mental, vital o físico, según sea el plano
en el que vive predominantemente, y ése es para él su ser central. Pero el que es el
verdadero representante durante todo el tiempo está escondido detrás de la mente,
del vital y el físico; es el psíquico, nuestro ser recóndito.
Cuando comienza a surgir el conocimiento interior más recóndito, adquirimos
consciencia del ser psíquico en nuestro interior y éste se sitúa en primer plano y
dirige la sadhana. Nos tornamos así mismo conscientes del Jivatman, el Ser-Esencial
o Espíritu indiviso situado encima de la manifestación del cual el psíquico es aquí su
representante.
Sri Aurobindo
El Jivatman, el alma-chispa y el ser psíquico son tres formas diferentes de la
misma realidad y no deben ser mezclados indistintamente, pues eso confunde la
claridad de la experiencia.
El Jivatman o espíritu es autoexistente y está por encima del ser manifestado o
instrumental; es superior al nacimiento y la muerte, siempre el mismo, es el Ser-
Esencial individual o Atman, el ser eterno verdadero del individuo.
El alma es una chispa del Divino que no está situada en lo alto, encima del ser
manifestado, sino que desciende a la manifestación para sostener su evolución en el
mundo material. Al principio es un poder indiferenciado de la Consciencia Divina
que contiene todas las posibilidades que todavía no han tomado forma, pero a las
cuales es la función de la evolución darles forma. Esta chispa está presente en todos
los seres vivientes desde los más inferiores hasta los que han alcanzado un nivel
superior.
El ser psíquico es una personalidad espiritual formada por el alma en su
evolución. Su desarrollo indica el estadio que ha alcanzado la evolución espiritual
del individuo y sus inmediatas posibilidades para el futuro. Está situado detrás de la
naturaleza mental, vital y física, crece con sus experiencias y lleva la consciencia de
una a otra vida. Es la Persona psíquica, caitya purusa. Al principio está velado por la
mente, el ser vital y el cuerpo, limitado en su autoexpresión por sus limitaciones,
constreñido por las reacciones de la Naturaleza, pero a medida que crece se torna
capaz de salir a la superficie y dominara mente, la vida y el cuerpo. En el hombre
ordinario todavía depende de estos elementos para su expresión y no es capaz de
tomar posesión de ellos y utilizarlos libremente. La vida del ser es animal y humana,
no divina. Cuando el ser psíquico por medio de la sadhana puede tornarse dominante
y utilizar libremente sus instrumentos, el impulso hacia el Divino adquiere un
carácter integral y la transformación de la mente, la vida y el cuerpo, no meramente
su liberación, se torna posible.
Siendo el Ser-Esencial o Atman libre y ajeno al nacimiento y a la muerte, la
experiencia del Jivatman y su unidad con el Ser-Esencial supremo o universal es
suficiente para aportar el sentido de la liberación; es ésta la experiencia que es
necesaria para la suprema redención espiritual. Pero para la transformación de la
vida y la naturaleza son indispensables el despertar plenario del ser psíquico y la
soberanía de éste sobre la Naturaleza.
En esta etapa el ser psíquico realiza su unidad con el ser verdadero, el Ser-
Esencial, pero no desaparece o se transforma en él. Permanece como su instrumento
para la autoexpresión psíquica y espiritual, para una manifestación divina en la
Naturaleza.
El bindu4 que viste en lo alto puede ser un modo simbólico de percibir el
Jivatman, el ser esencial individual, como una gota del Océano, una parte individual
del Divino universal. La aspiración en este nivel se centra naturalmente en la
apertura de la consciencia superior para que el ser pueda morar allí y no en la
ignorancia. El Jivatman ya es uno en realidad con el Divino, pero lo que se necesita
es que el resto de la consciencia realice también esta unidad.
Sri Aurobindo
Hay siempre, en la mente, en el vital, en el cuerpo, una parte que está influenciada
por el ser psíquico o puede estarlo; puede llamarse psico-mental, psico-vital, psico-
físico. Según la personalidad o el grado de evolución de cada uno, ella puede ser
menor o mayor, débil o fuerte, oculta e inactiva o predominante y activa. Cuando ella
actúa, los movimientos de la mente, del vital, o del físico adoptan los motivos o los
fines del ser psíquico, participan de su naturaleza o persiguen sus objetivos, en tanto
que los modifican según la manera propia de la mente, del vital o del físico. El psico-
vital busca al Divino, pero su consagración está llena de exigencias, de deseo, de
impaciencia vital. El ser psíquico no conoce nada de eso, al contrario, se caracteriza
por el puro don de sí, la aspiración y la intensidad del fuego psíquico. El psico-vital
está sujeto al dolor y al sufrimiento, que no existen en el psíquico.
Sri Aurobindo
La gente designa cosas diferentes cuando usan el término alma. Se trata algunas
veces de lo que he llamado en «Arya» el alma-de-deseo; es decir, el vital y sus
aspiraciones impuras, sus deseos, su avidez por todas las cosas buenas o malas, sus
emociones refinadas y groseras, o los impulsos de los sentidos atravesados por las
idealizaciones de la mente y los estímulos psíquicos. Puede tratarse también de la
mente y del vital sometidos al empuje de un entusiasmo psíquico. Mientras que el ser
psíquico esté oculto está obligado a expresarse por medio de la mente y del vital y
sus aspiraciones están entonces mezcladas y matizadas por la sustancia mental y
vital. Así el impulso psíquico velado puede expresarse en la mente por una sed del
pensamiento de conocer al Divino; es lo que los europeos llaman «el amor
intelectual por Dios». En el vital este entusiasmo psíquico puede expresarse como
una sed o un deseo apasionado por alcanzar al Divino. Eso puede conllevar grandes
sufrimientos a causa de la naturaleza del vital, de sus pasiones inquietas, de sus
deseos, de sus ardores, de sus emociones turbias, de sus oscuridades, de sus
depresiones, de sus desesperaciones. Sin embargo no todos pueden abordar al Divino
de manera pura y psíquica, o no pueden abordarlo así desde el principio;
frecuentemente es necesario acercarse al comienzo mediante la mente y el vital, lo
cual, desde el punto de vista espiritual, es mejor que ser insensible al Divino. En los
dos casos se trata de una llamada del alma, de una aspiración del alma que no hace
más que revestirse de una forma o de un matiz particular debido al hecho de que la
naturaleza es predominantemente vital o mental.
Sri Aurobindo
Dulce Madre, aquí, Sri Aurobindo ha dicho: «Si el alma más profunda está
despierta, si hay un nacimiento nuevo por el cual se pasa de la simple consciencia
mental, vital y física a la consciencia psíquica, entonces se puede practicar nuestro
yoga. «¿Por qué ha dicho «el alma más profunda?» «¿Es que hay un alma
superficial?».
Es porque esta alma más profunda, es decir, el ser psíquico central, influye en las
partes superficiales de la consciencia (superficiales en relación a ella: las partes
mentales, las partes vitales). El alma influye sobre la mente más pura, el vital más
alto, el ser emotivo les ayuda hasta el punto de que se tiene la impresión de entrar en
contacto con ella a través de estas partes del ser. Entonces la gente toma estas partes
por el alma, y es eso por lo que él dice el «alma más profunda», es decir, el alma
central, el alma verdadera.
Porque muy frecuentemente, cuando uno toca ciertas partes de la mente que están
bajo la influencia psíquica y que están plenas de luz y de la alegría de esta luz, o
cuando se tocan ciertas partes muy puras y muy altas del ser emotivo que tiene las
emociones más generosas, más desinteresadas, se tiene también la impresión de estar
en contacto con el alma. Pero eso no es el alma verdadera, no es el alma en su misma
esencia. Esas son partes del ser que están bajo su influencia y que manifiestan algo
de ella. Entonces muy frecuentemente la gente se pone en contacto con esas partes,
lo cual les da iluminaciones, grandes alegrías, revelaciones y tienen la impresión de
que han tocado su alma. Pero es solamente la parte del ser que está bajo su
influencia, una parte u otra, porque... Justamente, lo que sucede, es que uno toca
estas cosas, tienen experiencias, y después eso se oculta y uno se pregunta: «¿Cómo
es posible que yo haya tocado mi alma, y ahora me encuentre caído en este estado de
ignorancia y de inconsciencia?». Pero esto es porque uno no había tocado su alma,
había tocado las partes del ser que están bajo la influencia del alma y que
manifiestan algo de ella, pero no son el alma.
Ya he dicho muchas veces que cuando uno entra conscientemente en contacto con
su alma y se establece la unión, ya está, eso ya no puede deshacerse, eso es algo
permanente, constante, que resiste todo, y no importa en qué momento si uno se
remite a eso se lo encuentra. Mientras que de la otra manera, uno puede tener
experiencias muy bonitas y después se ocultan de nuevo, y uno se pregunta: «¿Cómo
es posible? Había visto mi alma, y ahora ya no la encuentro». Es que no era el alma
lo que había visto. Y esas son cosas muy bellas, que nos dan experiencias muy
impresionantes, pero no es el contacto con el ser psíquico mismo.
El contacto con el ser psíquico es definitivo, y es lo que digo... cuando las gentes
me preguntan: «¿Es que tengo yo un contacto con el ser psíquico?», les digo: «¡Nada,
que vuestra pregunta prueba que no lo tenéis!».
La Madre
EL ALMA DOBLE
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
LA NATURALEZA DEL SER PSÍQUICO
Está en la naturaleza misma del alma o ser psíquico el volverse hacia la Verdad
divina como el girasol hacia el sol; todo lo que es divino o lo que progresa hacia la
divinidad, ella lo acepta y lo asume, y se retira de todo lo que es una perversión o un
desaire a la divinidad, de todo lo que es falso o antidivino. Pero al principio el alma
no es más que una chispa, después una pequeña llama divina que arde en medio de la
oscuridad: está en gran parte oculta en su santuario interior, y, para revelarse, tiene
que convocar a la mente, a la fuerza de la vida y a la consciencia física y persuadirles
de que la expresen tanto como puedan; generalmente, ella logra a lo sumo impregnar
con su luz interior su exterior y, con su delicadeza purificadora, atenuar sus sombrías
oscuridades o sus promiscuidades groseras. Incluso cuando el ser psíquico está
suficientemente formado como para poder expresarse de una forma algo más directa
en la vida, no representa más que para unos pocos, una parte ínfima del ser -«no más
grande que el pulgar de un hombre en el cuerpo humano», según la imagen de los
antiguos videntes-, y no es capaz de prevalecer nunca contra la oscuridad y la
pequeñez ignorante de la consciencia física, contra la autosuficiencia errónea de la
mente o la arrogancia y la vehemencia de la naturaleza vital. El alma está obligada a
aceptar la vida mental, emotiva y sensorial, tal como está en los hombres, con sus
relaciones, sus actividades, sus formas y sus símbolos preferidos; ella debe trabajar
para hacer surgir el elemento divino enterrado en toda esta verdad relativa mezclada
continuamente con las falsificaciones del error, en este amor puesto al servicio del
cuerpo animal, o de la satisfacción del ego vital, en esta vida de hombre corriente
atravesada por raros y idos destellos de divinidad y las sombras brillantes de
demonio y de la bestia. Ella no se engaña jamás en su voluntad esencial, pero está
frecuentemente obligada, bajo la presión de sus instrumentos, a tolerar faltas en la
acción, sentimientos mal dirigidos, personas mal elegidas, errores en la correcta
expresión de su voluntad y en las circunstancias que deben manifestar su ideal
interior infalible. Sin embargo, hay en ella una visión que la hace una guía más
segura que la razón o los deseos, incluso los más nobles, y, a pesar de los errores y
de los aparentes pasos en falso, su voz puede, con todo, conducir con mayor
seguridad que el intelecto preciso y que las consideraciones del juicio mental. Esta
voz del alma no es lo que se llama la «consciencia» -eso no es más que un sucedáneo
mental, frecuentemente convencional y sujeta a error-; es una llamada más profunda
y más raramente escuchada; sin embargo, lo más sabio es seguirla cuando se la
escucha; es incluso preferible errar siguiendo la llamada del alma que avanzar
directamente, en apariencia, obedeciendo a la razón y a la moral exterior. Pero es
solamente cuando la vida se vuelve hacia el Divino que el alma puede
verdaderamente ponerse delante e imponer su poder a las partes externas del ser,
porque, siendo ella misma una chispa del Divino, su verdadera vida y la razón
misma de su existencia es crecer como una llama hacia el Divino.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
La voz de la consciencia ordinaria es una voz moral que distingue entre el bien y
el mal, que nos anima a hacer el bien y nos prohíbe hacer el mal. Esto es muy útil en
la vida ordinaria y hasta el momento en que uno puede tomar consciencia de su ser
psíquico y dejarse guiar por él enteramente, es decir, elevarse por encima de la
humanidad ordinaria, liberarse de todo egoísmo y llegar a ser un instrumento
consciente de la Voluntad divina. El alma, ella, siendo una porción del Divino, está
por encima de toda noción moral, ella se baña en la Luz divina y la manifiesta, pero
no puede verdaderamente gobernar al ser entero más que cuando el ego ha sido
disuelto.
La Madre
En una cierta etapa del yoga, cuando la mente está suficientemente tranquila y no
se apoya a cada paso en la suficiencia de sus certezas intelectuales; cuando el vital ha
sido estabilizado y dominado y no insiste ya constantemente en la satisfacción de su
propia voluntad irreflexiva, exigencias y deseos; cuando el físico está
suficientemente transformado para no asfixiar por completo la llama interior bajo el
peso de su exterioridad, de su oscuridad o de su inercia, un ser muy profundo, oculto
en el interior y percibido solamente como una rara influencia, es entonces capaz de
ponerse delante, iluminar lo demás y tomar la dirección de la sadhana. Su
característica es orientar exclusivamente hacia el Divino o el Altísimo, pero este
exclusivismo no impide la plasticidad de su acción y de su movimiento; no introduce
una dirección rígida como el exclusivismo del intelecto, ni un fanatismo como el
exclusivismo de la fuerza vital con sus ideas o sus impulsos dominantes; es en cada
momento y con una seguridad flexible quien muestra el camino a la Verdad, quien
distingue automáticamente el paso correcto del falso y extrae el movimiento dirigido
hacia Dios de la mezcla que se le adhiere no divina. Su acción es como la de un faro
que revela todo lo que debe ser cambiado en la naturaleza; posee en él una llama de
voluntad que insiste sobre la perfección, sobre la transmutación alquímica de toda la
existencia interior y exterior. Él ve por todas partes la esencia divina y rechaza todo
lo que no es más que una máscara o un falso semblante. Insiste sobre la verdad,
sobre la voluntad, la fuerza, el dominio, sobre la Alegría, el Amor y la Belleza, pero
sobre la Verdad de un Conocimiento inmutable que sobrepasa las verdades
puramente prácticas y momentáneas de la Ignorancia, sobre la alegría interior y no
sobre un simple pacer vital -porque él prefiere un sufrimiento y un dolor
purificadores a las satisfacciones degradantes-, sobre el amor que se eleva hacia las
alturas, no sobre lo que queda atado a la argolla de los apetitos egoístas o con los
pies en el fango: sobre una belleza restablecida en su sacralidad de interpretación del
Eterno; sobre una fuerza, una voluntad y un dominio que no son ya los instrumentos
del ego sino los del Espíritu. Su voluntad es divinizar la Vida y, a través de ella,
expresar una Verdad más alta; su consagración es al Divino y Eterno.
Sri Aurobindo
La Madre
Es la acción del ser psíquico la que se halla mezclada con las incapacidades de la
mente, del vital y del físico, y no el ser psíquico mismo, porque éste debe utilizarlos
para expresar el poco sentimiento psíquico verdadero que penetra a través del velo.
Es por la aspiración del corazón hacia el Divino, que el ser psíquico se libera de sus
incapacidades.
Sri Aurobindo
El alma es siempre pura, pero el conocimiento y la fuerza que están en ella están
involucionados y se manifiestan solamente a medida que el ser psíquico evoluciona y
se fortalece.
Sri Aurobindo
Dulce Madre, una vida exterior de malas acciones vivida desde una consciencia
inferior ¿tiene efectos sobre el ser psíquico? ¿Hay alguna posibilidad para su
degradación?
Una vida perversa e inferior no puede tener otro efecto que el de separar cada vez
de manera más completa al ser exterior del ser psíquico, que se retira a las
profundidades de la consciencia superior, y algunas veces incluso corta toda relación
con el cuerpo que entonces es frecuentemente poseído por un ser asurico o rajásico.
El ser psíquico está él mismo por encima de toda posibilidad de degradación.
La Madre
LO PSÍQUICO Y LO ESPIRITUAL
¿Hay alguna diferencia entre «lo espiritual» y «lo psíquico»? ¿Son dos planos
diferentes?
La Madre
¿Qué diferencia existe entre la palabra «espiritual» y la palabra «psíquico»?
La Madre
Lo psíquico tiene dos aspectos: el principio mismo del alma que contiene todas
las posibilidades del alma y la personalidad psíquica que representa todo el potencial
del alma y se desarrolla de vida en vida o se pone al frente para la acción en la
formación de nuestra vida presente. Habitualmente, el ser psíquico se expresa a
través de sus instrumentos, el mental, el vital y el físico; se esfuerza por marcarlos
con su huella tanto como pueda. Pero raramente puede marcarlos con su total huella
psíquica, a menos que salga completamente de la sombra de su reclusión para tomar
en sus manos directamente el gobierno de la naturaleza. Entonces puede recibir y
expresar a su manera todas las realizaciones espirituales, pues la característica del ser
psíquico difiere de la de los planos superiores, él posee menos grandeza, potencia y
extensión, más de dulzura modesta, delicada belleza; tiene una belleza intensa en su
emoción, una verdadera percepción sutil y refinada, un lenguaje íntimo. La expresión
«dulzura y luz» puede muy bien aplicarse a lo esencial de su naturaleza. Cuando el
plano espiritual se apodera de estas cosas, les confiere una expresión más amplia, un
esplendor de luz más grande, una dulzura más vigorosa, un soplo de potente audacia,
más fuerza y espacio.
Sri Aurobindo
LOS MOVIMIENTOS DEL VITAL Y DEL PSÍQUICO: EMOCIÓN Y AMOR
Eso depende de qué emoción y también de a lo que uno llame «emoción». Por
ejemplo, hay una condición en la cual, si uno se encuentra en presencia de un
movimiento psíquico muy preciso, muy caro, es decir, inconfundiblemente psíquico
-eso llega con bastante frecuencia-, la emoción es tan fuerte que las lágrimas vienen
a los ojos. Uno no está triste, uno no es feliz, ni lo uno ni lo otro; eso no corresponde
a un sentimiento cualquiera, sino que es una intensidad de emoción que proviene de
un contacto con algo que es claramente, de una forma precisa, psíquico: eso puede
estar en uno mismo, pero está todavía más frecuentemente en algún otro. Cuando
uno está en contacto con una acción, un movimiento, una manifestación de orden
psíquico, entonces, de repente, los ojos se llenan con lágrimas. Si uno llama a eso
una emoción, evidentemente, es una emoción ¿verdad? Pero, generalmente, eso
proviene de una cosa: el ser físico tiene una necesidad, muy poco consciente pero
muy intensa, de contacto con la vida psíquica. Se siente pobre, desnudo, aislado y
abandonado cuando no está en contacto con el ser psíquico. No hay un ser físico
entre un millón que lo sepa. Pero esta especie de impresiones, de estar como perdido,
suspendido, sin protección, sin sostén, privado de algo y no saber que es, de algo que
no se comprende pero que os falta, un vacío en algún sitio; pues bien, eso llega con
más frecuencia de lo que uno cree -la gente no sabe en absoluto lo que es. Pero
entonces, cuando por una razón cualquiera, de repente, esta consciencia se halla en
relación con un fenómeno claramente psíquico, se encuentra en relación con las
fuerzas psíquicas, las vibraciones psíquicas, la impresión es tan fuerte, tan fuerte
que, ciertamente, lo más frecuente, el cuerpo puede a duras penas contenerla -es
como una alegría muy grande, ¿verdad?, que se desborda por todos los lados-, que
uno no puede contenerla, no puede mantenerla dentro de sí. Entonces, eso, es así...
De repente hay una especie de revelación, no muy consciente, no claramente
expresada, sino la revelación de: es eso, es lo que me falta. Es tan fuerte, tan fuerte,
que eso da una emoción, ¿verdad?, que está hecha de tantas cosas que uno apenas
puede expresar lo que es. Eso, esas son las emociones que no son vitales.
Las emociones vitales son de otra naturaleza completamente diferente -son muy
claras, muy precisas, podéis expresarlas de una forma muy definida; son violentas, os
llenan de una... generalmente, intensidad, agitación, algunas veces de una gran
satisfacción. Y después aparece la opuesta que llega con la misma fuerza. Y entonces
la ente... hay muchos que creen (es algo de lo que hemos hablado ya varias veces),
hay gente que se imagina que no conoce el amor más que cuando el amor es así,
cuando el amor está en el vital, cuando eso se acompaña de todos los movimientos
del vital, toda esta intensidad, esta violencia, esta precisión, este resplandor, esta
brillantez. Y entonces, cuando eso no está allí, dice: «Oh, esto no es el amor».
Y sin embargo es justamente así como se deforma el amor: eso no es ya más el
amor, eso comienza a ser la pasión. Y, es un error casi universal entre los seres
humanos.
Hay personas que están llenas de un amor psíquico muy puro, muy elevado, muy
desinteresado, que no saben nada y creen que son fríos, secos y sin amor porque no
existe la mezcla de la vibración vital. Para ellas el amor comienza con esta vibración,
y acaba con ella también.
Entonces, como es una cosa extremadamente inestable, que tiene acciones y
reacciones y violencias de todas las cases tanto en la depresión como en la
satisfacción, para la gente, el amor es una cosa extremadamente fugitiva: tienen unos
momentos de amor en su vida. Eso puede durar algunas horas, y después uno vuelve
a estar apagado y vulgar y uno se imagina que el amor os ha abandonado.
Como ya he dicho, hay gente que está completamente más allá de eso, que han
legado a dominar eso de tal forma que eso no se mezcla ya con nada, que tienen en
su interior este amor psíquico que está lleno de auto-olvido, de auto-consagración,
compasión, generosidad, nobleza de vida y que es un gran poder de identificación.
Entonces la mayoría de las personas creen que son frías o indiferentes... son personas
muy atentas, ¿verdad?, pero ellos no aman; y ellos mismos algunas veces no lo
saben. He conocido a quienes pensaban que no tenían amor porque no tenían esa
vibración vital. Generalmente, cuando la gente habla de emoción, hablan de
emociones vitales. Pero existe otro género de emociones, que es de un orden
infinitamente superior y que no se manifiestan de la misma manera, que tiene la
misma intensidad, ero es una intensidad bajo control, contenida, condensa,
concentrada, que es de un poder dinámico extraordinario.
El amor verdadero puede hacer cosas extraordinarias, pero eso es raro. ¿Verdad?,
toda clase de milagros pueden ser hechos por amor a una persona. Pero entonces es
preciso que sea un amor libre de todas las mezclas del vital -es decir, un amor
absolutamente puro y desinteresado que no demande ninguna cosa a cambio.
La Madre
También es un error creer que sólo el vital es caluroso y que el ser psíquico sería
algo frío que no contendría ninguna llama. Una amabilidad clara y limpia es una cosa
buena y deseable. Pero eso no es lo que uno entiende por amor psíquico. El amor es
amor y no solamente amabilidad. El amor psíquico puede tener un calor y una llama
tan intensas e incluso más intensas que el amor vital; solamente que su fuego es
puro, no tiene necesidad, para subsistir, de satisfacer el deseo del ego o de devorar el
combustible que abraza. Su llama es blanca y no roja, pero el calor blanco no es
menos ardiente que el rojo. Es verdad que el amor psíquico no tiene, en general, la
posibilidad de desplegarse totalmente en las relaciones humanas y en la naturaleza
humana; a él le es más fácil encontrar la plenitud de su fuego y de su éxtasis cuando
es elevado hacia el Divino. En las relaciones humanas el amor psíquico se mezcla
con otros elementos que buscan servirse de él y eclipsarlo. Raros son los momentos
en los que él encuentra una salida para liberar plenamente sus intensidades. De otro
modo no intervendrá más que como un elemento del amor; incluso así, pero
introduce en un amor fundamentalmente vital todos los sentimientos elevados; es del
ser psíquico de donde vienen todos esos bellos sentimientos: dulzura, ternura,
fidelidad, don de sí, sacrificio, reencuentro de alma con alma, sublimaciones
idealizantes que elevan el amor humano por encima de él mismo. Si pudiera
dominar, gobernar, transmutar los otros elementos mentales, vitales y físicos del
amor humano, entonces el amor podría ser sobre la tierra un reflejo o una
preparación del verdadero amor, una unión integral del alma y de sus instrumentos
en una existencia dual. Pero encontrar aunque sólo sea una apariencia imperfecta de
eso es raro.
Sri Aurobindo
El ser mental interior vigila, observa y juzga todo lo que pasa en nosotros. El ser
psíquico no vigila y no observa de este modo, como un testigo, sino que siente y sabe
espontáneamente de una manera mucho más directa más luminosa, por la pureza
misma de su propia naturaleza y por el instinto divino que está en él, y así, desde el
momento en que él pasa al primer plano, revela inmediatamente los movimientos
justos y los movimientos falsos en vuestra naturaleza.
Sri Aurobindo
Las comunicaciones del ser psíquico no llegan en forma mental. No son ideas ni
razonamientos. Tienen su carácter propio, netamente diferente del mental, algo como
un sentimiento que se comprende él mismo y que actúa.
El ser psíquico es, por su misma naturaleza, sosegado, tranquilo y luminoso,
comprensivo y generoso, amplio y progresivo. Mantiene un esfuerzo constante para
comprender y progresar.
La mente describe y explica.
El ser psíquico ve y comprende.
La Madre
Uno puede tener el conocimiento del ser psíquico, aunque sea de otra naturaleza y
no se lo formule mentalmente. Es una especie de certeza interior que os empuja a
hacer lo verdadero en el verdadero momento y de la verdadera manera, sin pasar
necesariamente por el razonamiento ni la formación mental.
Por ejemplo, uno puede actuar con un conocimiento perfecto de lo que debe ser
hecho y sin intervención -sin la menor intervención- del razonamiento mental. La
mente es silenciosa: simplemente observa y escucha para registrar las cosas, y no
actúa.
La Madre
La Madre
Segunda parte
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro II, Canto 14
Ésta es la función del ser psíquico: actuar en cada plano para que uno despierte a
la auténtica verdad y a la Realidad Divina.
Sri Aurobindo
¿Es la voluntad psíquica la que busca la identificación del ser con el Divino?
Sí, seguramente. Esa es la voluntad del ser psíquico. Es su razón de ser también.
Es para lo que él está aquí. Por ejemplo, en la mente, ciertas actividades (e incluso
algunas en el físico y en el vital) ciertas actividades se despiertan a la influencia del
ser psíquico, sin incluso saberlo. Es por lo que estas partes se adhieren y comienzan
también a aspirar al conocimiento divino, a la unión divina, a la relación con el
Divino.
La Madre
¿Cuál es el trabajo del ser psíquico? ¿Tú quieres que tenga un trabajo? ¿Qué es lo
que quieres decir exactamente? ¿Cuál es su función? ¡Ah! Pues bien, podría decirse
esto: es como el hilo eléctrico que une el generador con la lámpara. ¡Ahora, si
alguien ha comprendido, que me explique o que he dicho!
La Madre
La Madre
Sri Aurobindo
La influencia del alma es una especie de radiación que penetra a través de las
sustancias más opacas y actúa incluso en la inconsciencia.
Pero entonces su acción es lenta y toma mucho tiempo para obtener un resultado
discernible.
La Madre
Sri Aurobindo
El ser psíquico está en todos pero hay muy pocos en los que él esté bien
desarrollado, bien formado en la consciencia o al frente de ella; en la mayoría está
oculto, frecuentemente es ineficaz o está reducido a una influencia no demasiado
consciente o no demasiado fuerte para sostener la vida espiritual.
La Madre
Lo que vosotros describís es el fuego psíquico, agni pavaka, que arde en lo más
profundo del corazón y desde allí se enciende en la mente, el vital y el cuerpo físico.
En la mente Agni crea una luz de percepción intuitiva y de discernimiento que
muestra inmediatamente la diferencia entre una visión o idea verdadera y una visión
o idea falsa, un sentimiento verdadero o falso, un movimiento verdadero o falso. En
el vital es un fuego de emoción justa, una especie de sentimiento intuitivo que se
enciende, una especie de tacto que lleva al impulso justo, a la acción justa, al sentido
justo de las cosas y a la reacción justa a las cosas. En el cuerpo esboza una reacción
semejante pero todavía más automática y exacta a las cosas de la vida física, a las
sensaciones, a la experiencia del cuerpo. De estos tres, es habitualmente la luz
psíquica en la mente donde se enciende en primer lugar, pero éste no siempre es el
caso -porque algunas veces es la llama psico-vital la que precede.
No hay duda de que el ser psíquico actúa también en la vida ordinaria -si no el
hombre no sería más que un animal pensante y organizador. Pero su acción está muy
velada, porque tiene siempre necesidad de la mente o del vital para expresarse y allí
permanece mezclada, no dominante, y en consecuencia sujeta a error; hace
frecuentemente lo justo de una manera errónea, está movido por un sentimiento justo
pero comete errores de aplicación, de persona, de lugar, de circunstancia. Salvo en
algunos individuos excepcionales, el ser psíquico no puede dar toda su medida en la
consciencia exterior, tiene necesidad de un Yoga o de una Sadhana (disciplina
espiritual) para adquirir su plena estatura y únicamente, en la medida en que emerge
más y más, se va desprendiendo de la mezcla. Es decir, que su presencia comienza a
hacerse sentir directamente: no solamente detrás y como soporte, sino que ocupa la
consciencia frontal y no depende ya de sus instrumentos (la mente, el vital y el
cuerpo) ni es dominada por ellos; ella los domina, les da una forma luminosa y les
enseña la verdadera manera de actuar.
Sri Aurobindo
EL GUÍA QUE ORGANIZA LA VIDA
¿Poder? Es generalmente el ser psíquico quien dirige el ser. Uno no sabe nada
porque no se es consciente de él, pero generalmente es él quien dirige el ser. Si se
está muy atento, uno se da cuenta. Pero la mayor parte de los individuos no se lo
figuran. Por ejemplo, cuando ellos han decidido, en su ignorancia exterior, hacer una
cosa, y .en lugar de poder hacerla todas las circunstancias se organizan para que ellos
hagan otra cosa, comienzan a gritar, a vociferar, a montar en cólera contra el destino,
a decir (depende de lo que ellos crean, de sus creencias) que la Naturaleza es
malvada o que su destino es funesto o que Dios es injusto, o cualquier cosa (depende
de lo que ellos crean). Mientras que la mayor parte de las veces, es justamente ésa la
circunstancia que era la más favorable para su desarrollo interior. Y naturalmente, si
vosotros pedís al ser psíquico que os ayude a haceros una vida agradable, a ganar
dinero, a tener hijos que serán el honor de la familia, etc., pues bien, ¡el ser psíquico
no os ayudará! Pero creará todas las circunstancias necesarias para que algo se
despierte en vosotros y que la necesidad de unión con el Divino nazca en vuestra
consciencia. Algunas veces habéis hecho bellos proyectos, y si hubieran salido bien
estaríais cada vez más encostrados en vuestra ignorancia exterior, en vuestra pequeña
ambición imbécil y en vuestra actividad sin finalidad. Mientras que si recibís un
buen golpe y el puesto que codiciabais os fue negado, y el proyecto que habéis
intentado está hecho añicos, y os encontráis completamente contrariados, esta
contrariedad os abre la puerta de algo más verdadero profundo. Y cuando os hayáis
despertado un poco y miréis hacia atrás, si sois algo sinceros, diréis: «Ah, no era yo
quien tenía razón -era la Naturaleza o la Gracia divina, o mi ser psíquico quien lo ha
hecho». Es el ser psíquico quien ha organizado eso.
La Madre
La Madre
Sri Aurobindo
Alunas personas dicen que hay algo fuera de su propia voluntad que organiza toda
su existencia, que les pone en las condiciones necesarias, que ocasiona las
circunstancias o atrae a las personas favorables, que dispone todo, por así decir, en el
exterior. En la consciencia externa ellos han deseado quizá una cosa, han trabajado
por ella, pero alío distinto ha sucedido. Pues bien, al cabo de un cierto número de
años, ellos comprenden que era eso lo que debió llegar. Uno puede no saber en
absoluto que existe un ser psíquico dentro de sí, pero a pesar de todo estar guiado por
él. Porque para llegar a ser consciente de una cosa, hay que admitir en primer lugar
que esta cosa existe. Hay personas que no lo admiten. He conocido individuos que
tenían un verdadero contacto con su ser psíquico pero no sabían en absoluto qué era
eso porque no había nada en ellos que correspondiese al conocimiento de este
contacto.
La Madre
Madre, ¿la orientación de la vida individual está dirigida por el ser psíquico?
Sí, la mayor parte de las veces de una forma completamente inconsciente para el
individuo. Pero es el ser psíquico quien organiza su existencia -únicamente en líneas
generales, porque para intervenir en los detalles sería necesario que hubiese una
unión consciente entre el ser exterior, es decir, el ser vital y el físico y el ser
psíquico, pero generalmente eso no existe. Entonces exteriormente, en los detalles...
por ejemplo, hubo alguien que estaba muy preocupado y me contaba: «Pero si es el
ser psíquico o más bien el Divino quien está en el ser psíquico quien dirige nuestra
vida, ¿es él quien decide sobre el número de terroncillos de azúcar que me pongo en
mi taza de té?» Esta era textualmente la pregunta. Entonces fue preciso responder:
«No, porque no es una intervención en detalle de ese género».
Es como... si apretáis vuestro puño sobre un montón de limaduras de hierro, o en
el serrín; todos los elementos pequeños infinitesimales de las limaduras de hierro o
del serrín se organizarán para poder revestir la forma de vuestro puño, pero ellos no
lo hacen ni voluntariamente ni conscientemente. Es por el efecto de la consciencia
que impulsa que eso sucede así. No existe la decisión de que cada elemento se va a
encontrar exactamente allí, así; es el efecto de la energía que ha empujado el puño
quien organiza los elementos. Existe la consciencia psíquica que pone manos a la
obra en vuestra vida, pero no con una elección voluntaria de los detalles; y en el
fondo, existen muy pocas cosas que sean voluntarias y conscientes en la
organización de la vida física de los seres humanos. La mayor parte del tiempo eso
ocurre así. Si vosotros le preguntáis a alguien: «¿Por qué has hecho eso?» -«Eso
ocurre así». Es siempre así: «Eso ocurre así». Al menos el setenta y cinco por ciento
de veces. Sólo que, uno está de tal manera habituado a ir, moverse y hacer las cosas
así, que uno no se da cuenta ya. Pero si uno se pone a observar, entonces se ve que
eso es verdad. Hay muy pocas cosas que hayan sido el resultado de una decisión
clara y voluntaria, muy poco, únicamente lo que uno considera como cosas
importantes, e incluso allí existe un gran margen. La cantidad de inconsciencia que
está mezclada con la consciencia física es formidable, pero porque se tiene la
costumbre uno no se da cuenta. Pero desde el momento en que uno comienza a
analizar, a observar, a estudiar, uno está aterrorizado. Cuántas veces estáis vosotros
justamente en presencia de un dilema. ¿Y veis?, hacéis las cosas automáticamente,
por hábito, quizás alguna vez por elección -alguna vez- pero de repente os encontráis
en presencia de un detalle absolutamente insignificante: «¿Tengo que hacer esto o
tengo que hacer aquello?» Simplemente. Uno puede tomar todas las pequeñas cosas,
cuando... vosotros estáis comiendo, entonces uno se pregunta: «¿Tengo que
continuar comiendo o bien tengo que dejar de comer.» ¿Cuántas veces podéis tomar
una decisión motivada y consciente? Y vosotros os dais cuenta rápidamente: «Yo no
sé nada» y No sé; puedo hacer esto, puedo hacer aquello; puedo hacer lo otro, puedo
hacer lo de más allá, pero ¿quién elegirá en mí?» A menos que no tengáis
construcciones mentales. Pero si tenéis construcciones mentales que dirijan vuestra
vida, vosotros no os planteáis incluso las preguntas, vivís como un autómata, en un
hábito, en una rutina que vosotros os habéis hecho. Pero no es una vez, son miles de
veces por día que ocurre eso.
Por ejemplo, si estáis en relación con alguien, y tenéis muy buenos sentimientos
por esta persona, cuando os encontráis en una circunstancia un poco difícil, entonces
queréis hacer lo mejor que podéis hacer. Si actuáis espontáneamente, no hay ningún
problema, porque uno actúa así, una cosa acarrea a la otra, y sin reflexionar. Y
vosotros queréis conscientemente hacer lo mejor... ¿Sobre qué basaréis vuestro
juicio? ¿Cuál es el conocimiento que os permitirá decidir: «Es preciso que haga esto
o que haga aquello, tengo que decir esto o decir aquello, o no decir nada», todas las
innumerables posibilidades que se presentan? ¿Y obre qué basaréis vuestro juicio? Si
observáis sinceramente, os daréis cuenta de que en cada paso no sabéis nada.
Solamente si habéis tomado el hábito de entrar dentro de vosotros mismos, de
remitiros a la consciencia psíquica interior y dejarla decidir lo que queréis hacer en
vosotros, entonces lo hacéis con seguridad, sin vacilación, sin una pregunta, nada.
Sabéis que hay que hacer eso, y eso no se discute; pero es el único caso. En
consecuencia, es únicamente si dejáis a vuestro psíquico guiaros conscientemente,
constantemente, cuando podréis hacer conscientemente y constantemente lo
verdadero; pero éste es el único caso.
En el otro caso, si vosotros habéis tomado el hábito de estudiar y observar, estáis
en presencia de todas las pequeñas cosas de la vida que se reproducen
constantemente, no queréis ya vivir mecánicamente con una especie de hábito,
queréis vivir conscientemente sirviéndoos de vuestra voluntad; pues bien, a cada
minuto estáis en presencia de un problema que vosotros no podéis resolver, quiero
decir físicamente. Tomad una cierta dificultad que tenéis en vuestro cuerpo -lo que
nosotros llamamos un desorden- que se traduce por un malestar o por una
indisposición; no es una enfermedad, es una indisposición, es un malestar, hay algo
que no funciona muy bien. Entonces si no tenéis este conocimiento psíquico que os
hace hacer directamente lo que debe ser hecho y sin discusión, si deseáis remitiros a
vuestra mente y a lo que consideráis el conocimiento que vosotros tenéis, entonces...
Tomar un caso que es competencia de la medicina: es decir: «¿Es necesario hacer
esto o aquello, tomar esta medicina o aquella otra, cambiar el régimen alimentario,
tomar esta alimentación o aquella otra?». Entonces observáis. Si vosotros no habéis
conocido nunca más que un cierto número de principios muy primarios, vuestra
elección es muy fácil: pero si por casualidad habéis estudiado un poco, tuvieseis
conocimiento aunque no fuese más que los diferentes sistemas médicos de
tratamiento... los sistemas de diversos países, los sistemas de diferentes medicinas, si
conocieseis la alopatía, la homeopatía, esto, aquello; entonces uno os dice una cosa,
otro os dice otra; vosotros conocéis gentes que os han dicho: «No hagáis eso, haced
lo otro», otras que os dicen: «Sobre todo no hagáis esto, haced eso», y así
sucesivamente, y así pues os encontráis frente a un problema y os decís: «Pues bien,
con todo eso, ¿qué es lo que yo sé, qué es lo que voy a decidir? No sé nada».
No hay más que una cosa que sabe en vosotros, esto es vuestro ser psíquico; él no
se engaña, os precisará inmediatamente, instantáneamente, si vosotros le obedecéis,
sin palabras, sin ideas y sin argumento, os hará hacer lo correcto. Pero todo lo
demás... estáis perdidos. Y para todo: lo que vosotros vais a estudiar, lo que no vais a
estudiar, qué trabajo iréis a hacer, qué camino seguiréis. Pero en tal caso, existen
todas las posibilidades que os llegan, todo lo que tenéis, o estudiado, o encontrado en
la vida, todas las sugestiones que habéis recibido de todos los lados, que se
encuentran allí, danzando a vuestro alrededor. ¿Y por cuál os decidiréis? Hablo de
personas que son absolutamente sinceras y que no tienen ideas preconcebidas,
prejuicios, principios estables que sigan con una rutina mecánica, sin esforzarse en
absoluto por saber la verdad, y para ellos es su construcción mental lo que es la
verdad. Entonces es tan simple, uno sigue su camino, sin vacilar se golpea la nariz
contra el muro, pero no se da cuenta más que cuando la nariz está aplastada. Pero de
otro modo eso es terriblemente difícil.
Eso era lo que Sri Aurobindo quería decir cuando decía que se vivía
constantemente en la ignorancia y que a menos que la mente de ignorancia fuera
reemplazada por la mente de luz, uno no podría seguir un camino verdadero y que
eso es la preparación indispensable antes de que pueda producirse una
transformación integral.
La Madre
La Madre
La Madre
¿No sabes tú lo que es una cosa homogénea, hecha de partes todas similares? Eso
quiere decir que todo el ser debe estar bajo la misma influencia, la misma
consciencia, la misma tendencia, la misma voluntad. Nosotros estamos constituidos
de toda clase de partes diferentes. Están activos uno junto al otro. Según la parte que
esté activa, uno es totalmente otra persona, se llega a ser casi otra personalidad. Por
ejemplo, en primer lugar uno tiene una aspiración. uno tiene la impresión de que no
se existe más que para el Divino; después sucede algo, alguien que viene, uno tiene
algo que hacer, y todo desaparece. Uno intenta acordarse de su experiencia, no queda
ni el recuerdo de la experiencia. Uno está completamente bajo otra influencia; uno se
pregunta cómo ha podido suceder eso. Hay ejemplos de doble, triple, cuádruple
personalidad, absolutamente inconscientes ellas mismas... Pero no es de eso de lo
que yo hablo; yo hablo de algo que ocurre a todo el mundo: uno tiene una
experiencia, y durante algún tiempo ha sentido, comprendido que esta experiencia
era la única cosa importante, que era un valor absoluto -media hora después intentáis
acordaros, y es como un humo que se escapa. La experiencia ha desaparecido. Y a
pesar de ello, media hora antes, eso estaba allí y tan fuerte... Es que uno está hecho
de toda clase de cosas diferentes. El cuerpo es como un saco de piedras y de perlas
todo mezclado, y es únicamente el saco quien reúne todo eso. Eso no es una
consciencia homogénea, uniforme, sino heterogénea.
Vosotros podéis tener una personalidad diferente en diferentes momentos de
vuestra vida. Yo conocí a personas que tomaban decisiones, que tenían una voluntad,
que sabían lo que ellos querían y se aprestaban a hacerlo. Después se producía un
pequeño cambio en el ser; otra parte aparecía y destruía todo el trabajo en diez
minutos. Lo que uno había hecho en dos meses, todo estaba deshecho. Cuando lo
primero vuelve, está consternado, dice: «¡Cómo!...». Entonces hay que volver a
comenzar todo el trabajo, lentamente. Asi pues, es evidente que es muy importante
tomar consciencia del ser psíquico, hay que tener como un poste indicador, o un
espejo donde todas las cosas vienen a mirarse y a mostrarse tales como son
verdaderamente. Y entonces, según sean aquellas, uno las pone en tal lugar o en tal
otro; comienza a aclararse, se organiza. Eso lleva su tiempo. La misma parte vuelve
tres o cuatro veces, y cada parte que llega dice: «Ponedme en primer lugar; lo que los
otros hacen no tiene importancia, eso no tiene importancia alguna; soy yo quien
decidirá porque soy la mas importante». Estoy segura de que si vosotros os
observáis, veréis que no hay nadie de entre vosotros que no haya tenido esta
experiencia. Deseáis ser conscientes, tener buena voluntad, ser comprendidos, que
vuestra aspiración brille - todo es brillante, iluminado- pero de repente algo sucede,
una conversación inútil, una lectura poco afortunada, y eso cambia completamente.
Entonces uno se dice que eso era una ilusión en la cual uno vivía, que todas las cosas
eran vistas desde un cierto ángulo.
Así es la vida. Uno tropieza y cae a la primera ocasión. Uno se dice: «Oh, no se
puede estar siempre tan serio», y cuando lo otro vuelve otra vez, uno se arrepiente
amargamente: «He sido un tanto, he perdido mi tiempo, ahora hay que volver a
empezar...». Algunas veces hay una parte que está de mal humor, rebelde, llena de
preocupaciones, y otra que quiere progresar, llena de sumisión. Todo eso, una junto a
la otra.
No existe más que un remedio: es preciso que el poste indicador esté siempre allí,
un espejo bien asentado en sus sentimientos, en sus impulsos, en todas sus
sensaciones. Uno las ve en este espejo. Existen las que no son muy bellas ni
agradables de contemplar; hay otras que son bellas, agradables y que deben ser
guardadas. Se hace cientos de veces por día si es preciso. Y eso es muy divertido. Se
hace como un gran círculo alrededor del espejo psíquico y se ordenan todos los
elementos alrededor. Si hay algo que no va, eso se proyecta como una sombra gris
sobre el espejo: es un elemento a rechazar, a organizar. Es preciso hablarle, hacerle
comprender, hay que salir de esta oscuridad. Si hacéis eso no os aburriréis jamás.
Cuando las personas no son delicadas, cuando se tiene un catarro, cuando uno no
sabe sus lecciones, y así sucesivamente, uno comienza a observar en este espejo.
Esto es muy interesante. Uno ve el gusano devorador. «Yo creía que era sincero»en
absoluto.
Nada sucede en la vida que no sea interesante. Este espejo está muy, muy bien
hecho. Haces eso durante dos años, tres años, cuatro años -hay que hacerlo algunas
veces durante veinte años. Después, al cabo de algunos años, observad así, volved
vuestra mirada sobre lo que vosotros erais tres años antes: «¡Cómo he cambiado
yo!... ¿Era yo así? Esto es muy entretenido ¿Podía yo hablar así? ¿Podía yo decir
eso?... ¡Pero era tan bestia! ¡Como he cambiado!».
Es muy divertido ¿no?
La Madre
Tercera parte
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro VII, Canto 5
Sri Aurobindo
La Vida Divina. Cap. XXIII
¡Ah!...
Si vosotros miráis la historia terrestre, todas las formas de vida han aparecido una
después de otra, en un esquema general, un programa general, siempre con la adición
de una perfección nueva y de una consciencia más grande. Tened en cuenta
solamente las formas animales (eso es más fácil de comprender, porque son las
últimas antes del hombre). Cada forma animal que apareció tenía una perfección
mayor en su conjunto (no me refiero a todos los detalles), mayor que las perfecciones
precedentes, y el coronamiento de la marcha ascendente ha sido la forma humana
que es, por el momento, desde el punto de vista de la consciencia, la forma más
capaz de manifestarla; es decir, que la forma humana en su máxima expresión, al
máximo de sus posibilidades, es capaz de más consciencia que todas las formas
animales precedentes.
Esto es una forma de evolución de la Naturaleza.
Sri Aurobindo nos ha dicho, la semana pasada, que esta Naturaleza seguía una
progresión ascendente para manifestar cada vez más la Consciencia divina que está
contenida en todas las formas. Entonces, con cada forma nueva que produce, la
Naturaleza crea una forma capaz de expresar más completamente el espíritu que esta
forma contiene. Pero si eso es así... una forma llega, se desarrolla, alcanza su
máximo y es seguida de otra forma; las otras no desaparecen, pero el individuo no
progresa. El perro individual, o el mono individual, por ejemplo pertenecen a una
especie que tiene sus características propias; cuando el mono o el hombre hayan
llegado al máximo de sus posibilidades, es decir, cuando un individuo humano sea el
tipo mejor de la humanidad, eso estará acabado; el individuo no podrá progresar
más. Él pertenece a la especie humana y continuará perteneciendo a ella. Así, desde
el punto de vista de la historia terrestre, existe un progreso puesto que cada especie
representa un progreso en relación con la especie precedente, pero desde el punto de
vista del individuo no hay progreso: nace, sigue su desarrollo, muere y desaparece.
Entonces, para asegurar el progreso del individuo, ha sido preciso encontrar otro
medio; aquél no era suficiente. Pero dentro del individuo, contenido en cada forma,
hay una organización de consciencia que está más próxima y más directamente bajo
la influencia de la Presencia divina interior, y esta forma que está bajo esa influencia
(esta especie de concentración de energía interior) tiene una vida independiente de la
forma física -es lo que nosotros llamamos comúnmente el alma o el ser psíquico- y
estando organizado alrededor del centro divino pertenece a la cualidad divina, que es
inmortal, eterna. El cuerpo exterior cae, y aquello permanece a través de cada
experiencia que tiene en cada vida, y eso es el progreso del mismo individuo. Y este
movimiento completa al otro, en el sentido de que en lugar de una especie que
progresa en relación a las otras especies, es un individuo quien pasa por todos los
progresos de estas especies y puede continuar progresando en tal caso. Así como las
especies han llegado al máximo de sus posibilidades ya persistan o desaparezcan
(depende de cada caso), pero ellas no pueden ir más lejos, el individuo, teniendo una
vida independiente de la forma puramente material, puede pasar de una forma a otra
y continuar indefinidamente su progreso. Eso es un doble movimiento que se
completa. Y eso es por lo que cada individuo tiene la posibilidad de llegar al máximo
de la realización, independientemente de la forma a la cual pertenezca
momentáneamente.
La Madre
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Tomamos una chispa divina que, por atracción, por afinidad y .selección, agrupa
alrededor de ella un comienzo de consciencia psíquica (este trabajo es ya muy
perceptible en los animales -¡no creo que vosotros seáis seres excepcionales, que
vosotros solos tengáis un ser psíquico y que todo el resto de la creación no tenga!;
eso comienza en el mineral; está un poco más desarrollado en el vegetal y en los
animales existe un primer indicio de presencia psíquica). Después llega un momento
en el que este ser psíquico está suficientemente desarrollado para tener una
consciencia independiente y una voluntad personal. Entonces, tras haber tenido
innumerables vidas más o menos individualizadas, llega a ser consciente de él
mismo, de sus movimientos y del medio que ha elegido para su desarrollo. Llegado a
un cierto estado de percepción, él decide -generalmente en el último momento de la
vida que él acaba de llevar sobre la tierra- las condiciones en las cuales pasará su
vida siguiente. Aquí, debo deciros una cosa muy importante: el ser psíquico no
puede progresar y formarse más que en la vida física y sobre la tierra. Desde el
momento en que él deja un cuerpo entra en un reposo, que dura más o menos tiempo
siguiendo su propia elección y su grado de desarrollo -un reposo de asimilación, de
progreso pasivo por así decir, un reposo de crecimiento pasivo que permitirá a este
mismo ser psíquico pasar a nuevas experiencias y a hacer progresos más activos.
Pero después de haber acabado una existencia (que generalmente no se termina más
que cuando ha hecho aquello que quería hacer), habrá elegido el medio donde
nacerá, el lugar de la tierra aproximado donde él nacerá, las condiciones y el género
de vida en los que nacerá, y un programa muy preciso de experiencias por las cuales
él deberá pasar para poder hacer el progreso que él desea hacer.
Voy a daros un ejemplo muy concreto. Tomemos un ser psíquico que ha decidido,
por una razón cualquiera, entrar en el cuerpo de un ser destinado a llegar a ser rey,
porque existe toda una serie de experiencias que no puede tener más que en estas
condiciones. Después de pasar por estas experiencias de rey, se da cuenta de que
existe todo un campo donde no puede hacer progresos por el hecho mismo de las
condiciones de vida en que él se encuentra. Entonces, cuando ha acabado su estancia
sobre la tierra y decide marcharse, decide que en la próxima vida nacerá en un
ambiente normal, y en unas condiciones medianas, ni inferiores ni superiores, pero
de tal manera que el cuerpo que habitará será libre para hacer lo que él desee. Porque
yo no os enseño nada diciéndoos que la vida de un rey es una vida de esclavo; un rey
está obligado a someterse a todo un protocolo y a toda clase de ceremonias para
guardar su prestigio (eso es quizás muy agradable para la gente vanidosa, pero para
un ser psíquico no es agradable porque eso le priva de la posibilidad de un gran
número de experiencias). Habiendo entonces tomado esta decisión lleva en él todos
los recuerdos que puede darle una vida regia y se queda durante el tiempo que juzgue
necesario (aquí, debo decir que hablo de un ser psíquico exclusivamente ocupado de
él mismo, no de un ser psíquico que está consagrado a una obra, porque, en este
caso, es la obra quien decide las vidas futuras y sus condiciones; yo hablo de un ser
psíquico que está en camino de concluir su desarrollo). Entonces él decide que en un
cierto momento tomará un cuerpo. Habiendo tenido ya un cierto número de
experiencias, sabe que en tal país, una parte de la consciencia se ha desarrollado, en
tal otro país otra parte, y así sucesivamente; entonces él elige el entorno que le ofrece
posibilidades de desarrollo convenientes: el país, las condiciones de vida, la
naturaleza aproximada de los padres y también las condiciones del cuerpo mismo, su
construcción física y las cualidades de las que tiene necesidad para tener sus
experiencias. Entonces descansa, después en el momento deseado, se despierta y
proyecta su consciencia sobre la tierra centrándola en el lugar y en las condiciones
elegidas -o casi; existe un pequeño margen, ¿sabes?, porque desde la consciencia
psíquica uno está demasiado lejos de la consciencia física material para poder ver
con claridad una aproximación. Él no se equivoca sobre el país sobre el ambiente y
ve bien las vibraciones interiores de as personas elegidas, pero puede ser que exista
una pequeña vacilación. Pero si, en ese momento preciso, hay sobre la tierra una
pareja, o más bien una mujer que tiene ella misma una aspiración psíquica y que, por
una razón cualquiera, sin incluso saber por qué ni de qué manera, desearía tener un
niño excepcional reuniendo ciertas condiciones excepcionales, si en ese momento
esta aspiración tiene lugar sobre la tierra, eso produce una vibración, una luz
psíquica que el ser psíquico ve inmediatamente, y, sin vacilación, se precipita hacia
ella. Entonces, a partir de este momento (que es el momento de la concepción),
tomará a su cargo la construcción del niño, con el fin de que esta construcción sea
tan favorable como sea posible al plan que él tiene; en consecuencia su influencia
está sobre el niño antes incluso que él aparezca en el mundo físico.
Si todo va bien, si no existe ningún accidente (siempre pueden haber accidentes),
si todo va bien en el momento en el que el niño va a nacer, la fuerza psíquica (quizá
no la totalidad, pero una parte de la consciencia psíquica) se precipita en el ser y,
desde su primer lloro, le da el impulso hacia las experiencias que se desea que el
niño adquiera. Resulta que incluso si los padres no son conscientes, incluso si el niño
en su consciencia exterior no es completamente consciente (un niño pequeño no
tiene el cerebro necesario para eso, se forma poco a poco, lentamente), a pesar de
eso, la influencia psíquica tendrá la posibilidad de dirigir todos los acontecimientos,
todas las circunstancias de la vida de este niño, hasta el momento en que sea capaz
de entrar en relación consciente con su ser psíquico (físicamente esto sucede por lo
común entre los cuatro y los siete años, algunas veces antes, otras veces casi a
continuación, pero en tal caso estamos en relación con niños que no son «niños», que
tienen capacidades llamadas «sobrenaturales» -eso no es «sobrenatural», es
simplemente la expresión de la presencia del ser psíquico). Pero hay personas que no
han tenido la suerte o la buena fortuna, si puede decirse, de encontrar a alguien,
físicamente, que pueda informarles; y sin embargo ellos tienen el sentimiento de que
todos los pasos de su existencia, todas las circunstancias de su vida están dispuestos
por alguien consciente, con el fin de que ellos puedan hacer el máximo de progreso.
Cuando ellos tienen la necesidad de una cierta circunstancia, llega; cuando ellos
tienen necesidad de encontrar a ciertas personas, llegan; cuando ellos tienen
necesidad de leer ciertos libros, los encuentran a su alcance. Todo se dispone así,
como si alguien velara sobre ellos para que su vida contenga el máximo de
posibilidades de desarrollo. Estas personas pueden muy bien decir: «¿Pero qué es un
ser psíquico?», porque nadie se ha servido jamás de estas palabras para hablarles o
no han encontrado a nadie que pueda explicarles todo eso; pero para ellos, basta
algunas veces con un encuentro, una mirada, para que ellos se despierten; una
palabra es suficiente para que ellos recuerden: «¡Pero si yo ya sabía todo esto!».
Esto es lo que le sucede exactamente a un ser psíquico que ha llegado hasta el
último estadio de su desarrollo. Después de esto ya no estará atado por la necesidad
de venir a la tierra, y habrá acabado su desarrollo y podrá elegir libremente
consagrarse a la Obra divina o ir a otra parte, es decir, a los mundos superiores. Pero
generalmente, llegado a este estadio recuerda todo lo que le ha sucedido y se da
cuenta de la gran necesidad de venir en auxilio de los que se debaten todavía entre
las dificultades. Estos seres psíquicos hacen entrega de su existencia a la obra divina
-eso no es en absoluto inevitable, ellos tienen libre elección, pero el noventa por
ciento de las veces es lo que hacen.
La Madre
Cada vez que el alma se encarna en un cuerpo nuevo, llega con la intención de
tener una experiencia nueva que le ayudará en su desarrollo y volverá su
personalidad más perfecta; esto es así ya que, de vida en vida, el ser psíquico se
forma para llegar a ser una personalidad completamente consciente e independiente,
quien cuando haya llegado al máximo de su desarrollo, puede elegir no solamente el
momento de su encarnación, sino el lugar, la finalidad y la obra a efectuar.
Su descenso a un cuerpo físico es necesariamente un descenso a la oscuridad, a la
ignorancia, a la inconsciencia y durante largo tiempo, debe trabajar simplemente para
traer un poco de consciencia a la materia del cuerpo antes de poder aprovecharse de
tener la experiencia que ella ha venido a tener. Así, si cultivamos el cuerpo de una
manera racional y perspicaz, ayudamos al mismo tiempo al crecimiento del alma, a
su progreso y a su iluminación.
La Madre
Puesto que en una nueva vida la mente y el vital, así como el físico son nuevos, ¿
cómo las experiencias de vidas pasadas son útiles para ellos? ¿Es necesario tener
de nuevo todas las experiencias?
La Madre
La Madre
Existen, en el ser psíquico, dos clases de progreso muy diferentes. Uno consiste
en su formación, construcción y organización. Porque el ser psíquico empieza siendo
solamente una especie de pequeña chispa divina en el interior del ser, y de esta
chispa saldrá progresivamente un ser consciente, independiente que tendrá su acción
y su voluntad propias. El ser psíquico, en su origen, es solamente como una chispa
de la Consciencia divina, y es a través de vidas sucesivas como él se constituye una
individualidad consciente. Es un progreso parecido al del niño cuando crece. Es una
cosa que está en formación; durante mucho tiempo, en la mayor parte de los seres
humanos, el ser psíquico es un ser en formación. No es un ser plenamente
individualizado y plenamente consciente y señor de sí; y tiene necesidad de todas las
reencarnaciones, una después de otra, para constituirse y llegar a ser completamente
consciente.
Pero esta clase de progreso tiene un fin. Hay un momento en el que el ser está
plenamente constituido, plenamente individualizado y es plenamente dueño de sí
mismo y de su destino. Cuando este ser, o uno de estos seres psíquicos en este
estado, se encarna en un ser humano, eso constituye una gran diferencia: el ser
humano, por así decir, nace libre. No está atado a las circunstancias, a lo que le
rodea, a su origen y a su atavismo como los seres ordinarios. Viene al mundo para
cumplir voluntariamente algún cometido, con una obra a completar, una misión que
llevar a cabo. Y desde este punto de vista su proceso de crecimiento ha terminado, es
decir que a él no le es indispensable renacer en un cuerpo. Hasta entonces la
reencarnación es obligatoria porque es con la reencarnación como él se desarrolla; es
en la vida física y en un cuerpo físico donde él se desarrolla poco a poco y llega a
convertirse en un ser completamente consciente. Pero una vez que está enteramente
formado, es libre, en el sentido de que puede encarnarse o no encarnarse a voluntad.
Entonces aquí se ha detenido un cierto tipo de progreso.
Pero si este ser plenamente formado desea llegar a ser un instrumento para el
trabajo del Divino, si en lugar de ir a reposar a un estado de beatitud psíquica, en su
mundo propio, elige ser un trabajador sobre la tierra para ayudar al cumplimiento de
la Obra divina, entonces existe un nuevo progreso por hacer, un progreso de
capacidad de trabajo y de organización de su trabajo y de expresión de la Voluntad
divina. Entonces llega un momento en el que eso cambia. En tanto que él
permanezca en el mundo, en tanto que elija trabajar para el Divino, progresará. Es
solamente si se retira al mundo psíquico y renuncia o rehusa continuar trabajando en
la Obra divina, que puede quedar en un estado estático fuera de todo progreso,
porque, como os he dicho, el progreso existe sobre la tierra, en el mundo físico; no
existe en ninguna otra parte. En el mundo psíquico hay una especie de reposo
beatífico; uno queda como lo que uno es, sin cambiar.
La Madre
La Madre
Se cuenta también una historia verdadera con respecto a la reina Isabel. Había
llegado a los últimos días de su vida y estaba muy enferma. Pero el país estaba
agitado y, por problemas de impuestos, un grupo de gente (comerciantes, creo)
habían formado una delegación para presentarle una petición en nombre de una parte
del pueblo. Ella estaba muy enferma en su habitación, tan enferma que apenas podía
tenerse en pie. Pero ella se levantó y se vistió para recibirles. La persona que le
cuidaba exclamó: «No haga eso, se va a morir». La reina respondió tranquilamente:
«Uno se muere después». Éste es un ejemplo entre toda una serie de experiencias que
uno puede tener en una vida de rey, y es eso lo que justifica la elección del ser
psíquico cuando acomete este género de vida.
Son recuerdos como este los que prueban la autenticidad de la experiencia, porque
lo que sucede generalmente cuando la gente os cuentan sus vidas anteriores es que en
esas vidas hay siempre una progresión, naturalmente y entonces llegan a ser -
personales cada vez más estupendos en circunstancias cada vez más maravillosas!
Esto es falso. Las cosas no suceden nunca así. El ser psíquico sigue una cierta línea
de existencia, desarrolla ciertas cualidades, ciertos poderes, etc.; pero el ser psíquico
ve siempre lo que le falta y puede elegir lo opuesto a esta línea en una próxima vida,
la negación, por así decir, de esta experiencia, para tener las experiencias
complementarias.
La Madre
«La puerta mental por la cual nosotros nos aproximamos a él, (el Divino), debe
necesariamente variar según la evolución pasada y la naturaleza presente de cada
uno».
Sri Aurobindo
La Síntesis del Yoga, Vol. 1, Cap. 1
Sí, son dos cosas completamente diferentes. Es decir, que la evolución en las
vidas anteriores y la naturaleza presente, o sea la naturaleza del cuerpo actual,
determinan el tipo de aproximación que uno tiene hacia el Divino.
Se puede tomar un ejemplo muy... cómo... simplista. Si uno ha nacido en una
religión cualquiera, de forma natural el primer esfuerzo de aproximación al Divino
estará marcado por esta religión; o bien, si en las vidas anteriores, uno ha pasado por
un cierto número de experiencias que determinen la necesidad de otra clase de
experiencias, con toda naturalidad se seguirá el camino que os conduzca hacia estas
experiencias.
Ya veis, la vida del ser psíquico está hecha de experiencias sucesivas, en las
existencias físicas sucesivas. Entonces se puede decir de una forma un poco infantil
o novelesca: vosotros tenéis un ser psíquico que, por una u otra razón, está
encarnado de forma que pueda llevar a cabo todas las experiencias que ofrece la
realeza, por ejemplo el poder supremo. Después de eso (él ha llevado a cabo su
experiencia, ha tenido lo que deseaba), puede, antes de dejar el cuerpo, decidir que
en la vida siguiente nacerá en condiciones anodinas, porque tiene necesidad de tener
experiencias que uno puede tener en una condición modesta y con la libertad que uno
experimenta cuando no tiene responsabilidades como las que tienen los jefes de
Estado por ejemplo. Entonces, como es natural, en su vida siguiente, él nacerá en
ciertas condiciones que satisfarán sus necesidades. Y es según esta experiencia como
él hará su aproximación al Divino.
Entonces, además, él es el producto de la unión de dos naturalezas físicas, y
algunas veces de dos naturalezas vitales. El resultado de esto es más o menos una
especie de mezcla entre estas naturalezas; pero eso produce una tendencia, lo que
uno llama un carácter. Pues bien, este carácter le conducirá exclusivamente a un
cierto campo, a una cierta categoría de experiencias. De esta manera, con lo que ha
sido determinado, decidido en las vidas (o en la vida) anteriores, y teniendo en
cuenta el medio en el que ha nacido -es decir, las condiciones en las cuales su cuerpo
actual está formado-, su aproximación y su relación con el Divino serán según una
línea definida que le es propia y que, naturalmente, no es en absoluto la misma que la
de su vecino o de cualquier otro.
Os decía hace un instante: cada individuo es una manifestación especial en el
universo, por consiguiente, su camino verdadero debe ser un camino absolutamente
único. Hay analogías, hay parecidos, hay categorías, hay familias, hay iglesias,
ideales también; es decir, una cierta forma colectiva de acercarse al Divino, que
produce una especie de iglesia no materializada sino en un mundo más sutil -existen
todas estas cosas-, pero para los detalles del camino, los detalles del yoga, eso será
diferente según cada individuo, necesariamente, además estará condicionado
físicamente por su construcción corporal presente y, vitalmente, mentalmente .y
psíquicamente, sin duda alguna, por las existencias anteriores.
La Madre
La Madre
Cuarta parte
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro VII, Canto 2
En el conocimiento espiritual del ser, existen tres etapas que llevan a la auto-
realización y que son al mismo tiempo tres partes del conocimiento único. La
primera es el descubrimiento del alma, no del alma exterior atada a los
pensamientos, a las emociones y a los deseos, sino de la secreta entidad psíquica, del
elemento divino en nosotros. Cuando esta entidad consigue dominar la naturaleza,
cuando nosotros somos conscientemente el alma, y la mente, la vida y el cuerpo
ocupan su verdadero lugar, que es el de instrumentos, somos conscientes de un guía
interior que conoce la verdad, el bien, el verdadero deleite y la verdadera belleza de
la existencia, somete el corazón y el intelecto a su ley luminosa y conduce nuestra
vida y nuestro ser hacia la plenitud espiritual. Incluso en las oscuras operaciones de
la Ignorancia tenemos entonces un testigo que discierne, una luz viva que ilumina,
una voluntad que rehúsa dejarse extraviar y separa la verdad mental del error mental,
la respuesta íntima del corazón de sus vibraciones cuando una Mamada falsa le es
dirigida o le es impuesta una falsa exigencia, el ardor real y la verdadera plenitud del
movimiento de la vida de la pasión vital y de las desordenadas mentiras de nuestra
naturaleza vital y de sus persecuciones egoístas y oscuros. Tal es la primera etapa de
la auto-realización: entronizar al alma, el individuo psíquico divino en el lugar del
ego. La etapa siguiente consiste en tomar consciencia de un ser-esencial eterno en
nosotros, no nacido y uno con el ser de todos los seres. Esta realización libera y
universaliza, incluso si nuestra acción sigue todavía la dinámica de la Ignorancia,
ella no se encadena ni se extravía, porque nuestro ser interior está instalado en la luz
del conocimiento del ser-en-sí. La tercera etapa consiste en conocer el Ser divino que
es a la vez nuestro Yo supremo trascendente, el Ser cósmico, asiento de nuestra
universalidad, y la Divinidad interior de la que nuestro ser psíquico, el individuo
evolutivo verdadero en nuestra naturaleza, es una porción, una chispa, una llama que
llega a ser el Fuego eterno del cual ella ha sido encendida y del que es el testigo
siempre vivo en nosotros, siendo el instrumento consciente de su luz, de su poder, de
su gozo y de su belleza.
Sri Aurobindo
Existen mil formas de aproximarse y de realizar al Divino, y cada vía tiene sus
propias experiencias que tienen su propia verdad y reposan en realidad sobre una
base, única en esencia pero compleja en sus aspectos, común a todas pero expresada
diferentemente por cada una. No es muy útil discutir estas variaciones: lo importante
es seguir la propia vía correctamente y a fondo. En nuestro yoga uno puede realizar
al ser psíquico como una porción del Divino situada en el corazón con el Divino
sosteniéndola -este ser psíquico toma a cargo la sadhana y vuelve todo el ser hacia la
Verdad, el Divino, con resultados en la consciencia mental, vital y física, que yo no
necesito profundizar aquí- esta es la primera transformación. Nosotros realizamos a
continuación al Ser único, Brahman, el Divino; en primer lugar por encima del
cuerpo, de la vida y de la mente y no solamente en el corazón desde donde los
sostiene - por encima, libre, no atado, como el Ser-Esencial estático en todo y
también dinámico como el Ser y el Poder divino activos, Ishwara-Shakti,
conteniendo el mundo, penetrándolo y también trascendiéndolo, manifestando todos
los aspectos cósmicos. Pero lo más importante para nosotros es que él se manifieste
como Luz, Conocimiento, Poder, Pureza, Paz, Ananda trascendentes de los que
nosotros llegamos a ser conscientes y que descienden al ser y reemplazan
progresivamente la consciencia ordinaria por sus propios movimientos -ésta es la
segunda transformación. También realizamos la consciencia misma como
elevándose, subiendo a través de numerosos planos, físico, vital, mental,
sobremental y hasta los planos del supramental y del Ananda. No hay aquí nada
nuevo: en el Taittiriya Upanishad está indicado que existen cinco Purushas: el físico,
el vital, el mental, el Purusha Verdad (supramental) y el Purusha de la Beatitud; dice
que hay que atraer el ser físico al ser vital, el vital al mental, el mental al ser de la
Verdad, el ser de la Verdad al ser de la Beatitud y de esta manera alcanzar la
perfección. Pero en nuestro yoga debemos llegar a ser conscientes no solamente de
esta ascensión sino también de la afluencia en nosotros del poder del ser superior de
manera que existe la posibilidad de un descenso de la Naturaleza y el ser
supramental es para dominar y cambiar nuestra naturaleza presente y transformarla
de naturaleza de ignorancia en naturaleza de Conocimiento-Verdad (y a través del
supramental en naturaleza de Ananda) -esta es la tercera transformación o
transformación supramental. Esto no se produce siempre en este orden porque para
muchos el descenso espiritual comienza en primer lugar de una manera imperfecta
antes de que el ser psíquico esté al frente y domine, pero el desarrollo psíquico debe
ser alcanzado antes que un descenso espiritual perfecto pueda producirse sin
obstáculos; y el último cambio o cambio supramental es imposible en tanto que los
dos primeros no lleguen a ser completos. He aquí todo el proceso expuesto tan
brevemente como es posible.
Sri Aurobindo
En la vida ordinaria, no existe una persona de entre un millón que esté en contacto
consciente con el ser psíquico, ni siquiera momentáneamente. El ser psíquico puede
trabajar desde dentro, pero de una forma tan invisible e inconsciente para el ser
exterior que es como si no existiese. Y en la mayor parte de los casos, la inmensa
mayoría, la casi totalidad de los casos, es como si estuviese dormido, no activo en
absoluto, en una especie de torpor.
Es solamente con la sadhana y con un esfuerzo muy persistente como uno llega a
tener una relación consciente con su ser psíquico. Naturalmente, puede que haya
casos excepcionales -pero eso es verdaderamente raro y son tan pocos que se los
podría contar- donde el ser psíquico es un ser completamente formado, liberado,
dueño de sí mismo, y que ha elegido volver a la tierra en un cuerpo humano para
hacer su trabajo. En ese caso, incluso si la persona no hace conscientemente sadhana,
puede que el ser psíquico sea suficientemente poderoso como para establecer una
relación más o menos consciente. Pero esos son casos, por así decir, únicos y son las
excepciones que confirman la regla.
En casi todos los casos, es preciso un esfuerzo muy, muy sostenido para tomar
consciencia del ser psíquico. Generalmente se considera que si a uno le lleva treinta
años hacerlo, es muy afortunado -treinta años de esfuerzo sostenido, quiero decir.
Puede suceder con más rapidez. Pero es tan raro que inmediatamente se dice: «Este
ser no es un ser humano ordinario». Es el caso de personas que han sido
consideradas como seres más o menos divinos, y que han sido grandes yoguis,
grandes iniciados.
La Madre
Dulce Madre. Tú me habías escrito que entrar en contacto con el ser psíquico, no
es una cosa fácil. ¿Por qué crees tú que eso sea difícil? ¿Cómo debo comenzar?
La Madre
El ser psíquico está siempre allí pero uno no lo siente porque está oculto por la
mente y el vital; cuando se descubre se dice que está despierto. Una vez despierto,
comienza a tomar posesión del resto del ser, a influir sobre él, a transformarlo con el
fin de que todo pueda llegar a ser la expresión verdadera del alma interior. Es esta
transformación la que uno denomina conversión interior. No puede producirse sin
este despertar del ser psíquico.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
El alma, el ser psíquico está en contacto directo con la Verdad divina, pero en el
hombre el alma está enmascarada por la mente, por el ser vital y por la naturaleza
física. Se puede practicar el yoga y obtener algunas iluminaciones en la mente y en la
razón; se puede conquistar el poder y recrearse en toda clase de experiencias en el
vital; se puede incluso obtener sorprendentes siddhis físicos; pero si el verdadero
poder del alma no se manifiesta desde detrás, si la naturaleza psíquica no se coloca
en primer plano, nada auténtico ha sido realizado. En nuestro yoga el ser psíquico es
el que abre el resto de la naturaleza a la verdadera luz supramental y finalmente al
Ananda supremo. La mente puede abrirse espontáneamente a sus propias regiones
superiores: puede inmovilizarse y ensancharse en el Impersonal, puede también
espiritualizarse en una especie de liberación estática o Nirvana; pero el Supramental
no encuentra una base suficiente en la mente espiritualizada solamente. Si el alma
profunda está despierta, si hay un nuevo nacimiento y se pasa de la simple
consciencia mental, vital y física a la consciencia psíquica, entonces se puede
practicar este yoga; de otro modo (por el solo poder de la mente o de cualquier otra
parte del ser) es imposible.
Sri Aurobindo
Es mejor, sin duda alguna, que el ser psíquico esté consciente y activo antes de
que sea retirado el velo, la pantalla que se encuentra entre la consciencia individual y
la consciencia cósmica, lo cual se produce cuando el ser interior es traído al primer
plano en toda su amplitud. Porque entonces el peligro que suponen las dificultades
de lo que he llamado la zona intermedia es considerablemente menor.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
He leído el informe de tu sadhana. No hay nada que decir, creo, -porque todo va
bien- salvo que lo más importante, para ti, es atizar el fuego psíquico en el corazón y
aspirar cada vez más a que el ser psíquico venga al primer plano para dirigir la
sadhana. Cuando lo haga, te mostrará los «nudos del ego no detectados» de los que
hablas y los desatará o los quemará en el fuego psíquico. Este desarrollo psíquico y
la transformación psíquica de la consciencia mental, vital y física son de la más alta
importancia, porque gracias a ellos el descenso de la consciencia superior y la
transformación espiritual, sin los cuales el supramental no puede más que demorarse
para un día muy lejano, llegan a ser fáciles y sin peligro. Los poderes, etc., tienen su
lugar, pero éste es muy pequeño mientras esto no está hecho.
Sri Aurobindo
Las experiencias son algo bueno, pero la dificultad es que ellas no parecen
transformar la naturaleza, no hacen más que enriquecer la consciencia; incluso la
realización del Brahman, al nivel mental, parece dejar la naturaleza casi tal cual es,
salvo en algunos. Por esta razón repetimos que la transformación psíquica es la
primera necesidad, porque ella tiene verdaderamente el poder de transformar la
naturaleza; sus principales instrumentos son la bhakti, la consagración, etc.
Sri Aurobindo
LA EMERGENCIA DEL SER PSÍQUICO: SU LLEGADA AL PRIMER
PLANO
El ser central verdadero es el alma, pero este ser verdadero se mantiene detrás y
en la mayor parte de los temperamentos humanos no es más que un testigo secreto,
o, podría decirse, un soberano constitucional que permite a sus ministros gobernar
por él, les delega su autoridad, da un asentimiento silencioso a sus decisiones, y de
vez en cuando solamente dice su palabra, que ellos pueden siempre ignorar para
actuar de otra manera. Es así en tanto que la personalidad psíquica puesta al frente
por la entidad psíquica no está suficientemente desarrollada; cuando es
suficientemente fuerte para que la entidad interior se imponga a través de ella, el
alma puede entonces ponerse al frente y dominar la naturaleza. Es entonces cuando
este verdadero monarca viene al primer plano y toma en su mano las riendas del
gobierno, cuando una armonización real de nuestro ser y de nuestra vida puede
producirse.
Una primera condición para que el alma emerja completamente, es un contacto
directo del ser de superficie con la Realidad espiritual. Debido a que procede de ella,
el elemento psíquico en nosotros se vuelva siempre hacia todo lo que en la
Naturaleza fenoménica parece pertenecer a una Realidad más grande y lleva su
marca y su carácter. Al principio busca esta Realidad en todo lo que es bueno,
verdadero, bello, todo lo que es puro, fino, elevado y noble; pero si bien este
contacto a través de los signos y de los caracteres exteriores puede modificar y
preparar la naturaleza, eso no basta para cambiar enteramente ni tampoco muy
interiormente ni muy profundamente. Para este cambio profundo el contacto directo
con la Realidad misma es indispensable, pues nada salvo ella puede tocar muy
profundamente los fundamentos de nuestro ser y sacudirlo, comunicando a la
naturaleza un fermento para la transmutación. Las representaciones mentales, las
imágenes emotivas y dinámicas tienen su lugar y su valor; la Verdad, el Bien y la
Belleza son en sí mismas imágenes primordiales y poderosas de la Realidad; e
incluso tal como las ve la mente, tal como el corazón las siente, tal como la vida las
realiza, ellas pueden ser caminos de ascenso; pero es la sustancia y el ser espirituales
de esas formas y de lo que ellas representan, lo que debe ser el objeto de nuestra
experiencia.
Sri Aurobindo
El alma contiene en ella toda la fuerza posible, pero casi toda esta fuerza está
oculta detrás del velo y las diferencias vienen de lo que se revela en la naturaleza. En
algunos, el elemento psíquico es fuerte, en otros es débil; en algunos la mente es la
parte más fuerte, en otros el vital es el más fuerte y guía o atrae. Pero por la sadhana,
el ser psíquico puede ser conducido cada vez más al primer plano y acaba por
predominar y gobernar lo demás. Si él gobernase ya, las luchas y dificultades de la
mente y del vital no tendrían en absoluto este carácter tan marcado; porque cada uno
en la luz del ser psíquico vería y sentiría la verdad y la seguiría cada vez más.
Sri Aurobindo
Lo que quiero decir cuando hablo del ser psíquico que se pone delante, es
simplemente eso. De ordinario el ser psíquico está profundamente escondido en el
interior. Muy pocas personas son conscientes de su alma: cuando hablan de ella,
normalmente quieren decir el ser vital + el ser mental o también la (falsa) alma-de-
deseo. El ser psíquico permanece detrás actúa solamente por medio de la mente, del
vital y del físico cada vez que puede. Por esta razón, el ser psíquico -salvo que esté
muy desarrollado- no tiene sobre la vida de la mayor parte de los hombres más que
una influencia débil y parcial, disimulada, mezclada o diluida. Por «ponerse al
frente» entiendo que él sale de detrás del velo, su presencia es ya experimentada en
la consciencia cotidiana de vigilia, que su influencia llena, domina, transforma la
mente y el vital así como sus movimientos, e incluso el físico. Uno es consciente de
su alma, uno experimenta el ser psíquico como su ser verdadero, la mente y el resto
comienzan a no ser más que instrumentos de lo que está en lo más profundo dentro
de nosotros.
Sri Aurobindo
Me parece que vosotros deberías ya saber lo que es el ser psíquico que está junto
con su consciencia detrás del velo; sólo una pequeña parte emerge en la mente, el
vital y el físico. Cuando esta consciencia no está enmascarada, cuando vosotros sois
conscientes de vuestra alma (el ser psíquico), cuando sus sentimientos y su
consciencia son vuestros, entonces vosotros tenéis la consciencia del ser psíquico.
Los sentimientos y las aspiraciones del ser psíquico se orientan todos hacia la
verdad, la consciencia justa y el Divino; es la única parte del ser que no puede ser
alcanzada por las fuerzas hostiles y sus influencias.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Hijo mío, cuando esto sucede, uno comprende. En tanto que uno no comprende...
eso quiere decir que no ha llegado... Es como las personas que os preguntan: «¿
Cómo puedo saber si estoy en relación con el Divino?» Eso, eso basta para probar
que no lo están. Porque si lo estuvieran no plantearían la pregunta. Es un asunto
claro. Para el ser psíquico, es lo mismo. Cuando el ser psíquico está al frente, uno lo
sabe y no hay posibilidad alguna de duda. Por consiguiente, uno no plantea la
pregunta.
La Madre
Sri Aurobindo
La Madre
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Me habéis preguntado qué disciplina hay que seguir para convertir la búsqueda
mental en una experiencia espiritual viviente. La primera necesidad es que nuestra
consciencia se concentre en nuestro interior. La mente humana ordinaria tiene, en la
superficie, una actividad que oculta al verdadero Ser. Pero existe otra consciencia, en
el interior, oculta detrás de la consciencia superficial, con la que podemos percibir al
Ser real y una verdad más vasta y más profunda de la naturaleza, donde nosotros
podemos realizar al Ser, liberar la naturaleza y transformarla. Tranquilizar la mente
exterior y comenzar a vivir en el interior es el objetivo de esta concentración. Esta
consciencia verdadera, distinta de la consciencia exterior, tiene dos centros
principales, uno en el corazón (no el corazón físico, sino el centro cardíaco en medio
del pecho), el otro en la cabeza. Por la concentración en el corazón uno se abre hacia
el interior y siguiendo esta abertura hacia adentro, penetrando profundamente, se
llega a ser consciente del alma o del ser psíquico, del elemento divino en el
individuo. Este ser una vez desvelado comienza a hacerse patente, a gobernar la
naturaleza. a orientarla a ella y a todos sus movimientos hacia la Verdad, hacia el
Divino, y a atraer hacia ella todo lo que está arriba. Ella aporta la consciencia de la
Presencia, la consagración del ser al Supremo, y hace descender al interior de nuestra
naturaleza una Fuerza, una Consciencia más grande que está esperando por encima
de nosotros. La concentración en el centro del corazón, acompañada de la ofrenda de
sí al Divino y de la aspiración a esta apertura interior y a la Presencia en el corazón,
es el primer modo de concentración y, si uno puede practicarlo, es un comienzo
natural; porque su resultado, una vez adquirido, torna el camino espiritual mucho
más fácil y seguro que si se comienza de otra manera.
Esta otra manera consiste en concentrarse en la cabeza, en el centro mental. Este
método, si se consigue silenciar la mente superficial, abre una mente interior más
vasta y más profunda que es más capaz de recibir la experiencia y el conocimiento
espirituales. Pero una vez que uno está concentrado ahí, hay que abrir la consciencia
mental silenciosa hacia lo alto, a todo lo que está por encima de la mente. Después
de un cierto tiempo, uno siente la consciencia elevarse hacia arriba; y finalmente se
eleva por encima de la tapa que la ha tenido tanto tiempo encerrada en el cuerpo y
encuentra encima de la cabeza un centro donde se libera en el Infinito. Allí comienza
a entrar en contacto con el Ser universal, la Paz, la Luz, el Poder, el Conocimiento, la
Beatitud del Divino, a penetrar, a llegar a ser todo eso y a sentir el descenso de todo
eso en la naturaleza. Concentrarse en la cabeza aspirando a la tranquilidad de la
mente y a la realización del Ser y del Divino arriba es el segundo modo de
concentración. Es importante, sin embargo, recordar que la concentración de la
consciencia en la cabeza no es más que una preparación en la ascensión de esta
consciencia hacia el centro que se halla encima; de otro modo uno puede quedar
encerrado en su propia mente y sus experiencias o, como mucho, conseguir sólo un
reflejo de la Verdad que está por encima en lugar de ascender a la trascendencia
espiritual para vivir allí. Para algunos la concentración mental es más fácil, para
otros es la concentración en el centro del corazón; algunos son capaces de hacer las
dos alternativamente, pero es preferible, si uno es capaz, comenzar por el centro del
corazón.
El otro aspecto de la disciplina concierne a las actividades de la naturaleza, de la
mente, del ser vital o de la ida y del ser físico. Aquí el principio consiste en
armonizar la naturaleza para la realización interior con el fin de no estar dividido en
dos partes discordantes. Varias disciplinas o métodos son posibles. En la una uno
ofrece todas las actividades al Divino, llama al guía interior y pide que la naturaleza
esté a cargo de un Poder superior. Si uno está abierto al alma interior, si el ser
psíquico viene al primer plano, entonces no hay gran dificultad: este estado se
acompaña de una discriminación psíquica, de una indicación constante, y finalmente
de una dirección que revela todas las imperfecciones y, tranquila y pacientemente,
las elimina, introduce en la mente y en el vital los movimientos justos y además da
una forma nueva a la consciencia física. Otro método consiste en dar un paso atrás
desprendiéndose de los movimientos del ser mental, vital y físico, en no considerar
sus actividades más que como una formación habitual de la Naturaleza general en el
individuo, formación que nos es impuesta por los funcionamientos del pasado y que
no forman parte, en manera alguna, de nuestro ser verdadero; en la medida en que lo
logramos, nos desprendemos, consideramos la mente y sus actividades como no
siendo nosotros, la vida y sus actividades como no siendo nosotros, el cuerpo y sus
actividades como no siendo nosotros, comenzamos a percibir un Ser interior en
nosotros -mental interior, vital interior, físico interior silencioso, calmo, no atado,
desapegado, que refleja al verdadero Ser superior y puede ser su representante
directo: de este Ser interior silencioso provienen el rechazo de todo lo que debe ser
rechazado, la aceptación de lo que puede ser conservado y transformado con
exclusión del resto, una Voluntad profunda que tiende hacia la perfección o una
llamada al Poder divino para que haga a cada paso lo que es necesario en la
transformación de la naturaleza. Este Ser interior puede también abrir la mente, la
vida y el cuerpo a la entidad psíquica interior y a su influencia que nos guía o a su
gobierno directo. En la mayor parte de los casos estos dos métodos aparecen
simultáneamente y van a la par; después acaban por fundirse en uno solo. Pero uno
puede comenzar por uno o por otro, lo que encuentre más natural y más fácil de
seguir.
Finalmente, todas estas dificultades donde el esfuerzo personal está
obstaculizado, el Instructor puede intervenir y aportar la ayuda necesaria para
hacernos llegar a la realización o para franquearnos la próxima etapa.
Sri Aurobindo
Uno puede concentrarse en cualquiera de los tres centros: en aquél que ofrezca al
sadhaka mayor facilidad, o que le dé el mejor resultado. La concentración en el
centro del corazón tiene el poder de abrir este centro y, por la potencia de la
aspiración, del amor, de la bhakti, de la consagración, de retirar el velo que recubre y
disimula al alma o ser psíquico, de llevarla al primer plano para que gobierne a la
mente, a la vida y al cuerpo, que les oriente plenamente hacia el Divino y les abra a
Él, eliminando todo lo que se opone a esta orientación y a esta apertura. Esto es lo
que en nuestro yoga llamamos transformación psíquica.
La concentración encima de la cabeza tiene el poder de aportar paz, silencio, la
liberación del sentido del cuerpo, liberare de la identificación con la mente y la vida,
abrir el camino a la consciencia inferior (mental, vital y física) con el fin de que se
eleve al encuentro de la consciencia superior; con el fin también de que los poderes
de la consciencia superior (naturaleza espiritual) desciendan a la mente, la vida y el
cuerpo. Esto es lo que se llama en nuestro yoga la transformación espiritual. Si uno
comienza por este movimiento, el Poder de lo alto debe, al descender, abrir todos los
centros (comprendido el centro más bajo) y hacer emerger al ser psíquico, porque
hasta que esto sea hecho, la consciencia inferior producirá seguramente muchas
dificultades y luchas, obstruyendo el descenso de la Acción divina, mezclándose con
ella o incluso rechazándola. La concentración en el entrecejo tiene el poder de abrir
el centro que se encuentra allí, liberar la mente interior y la visión, la consciencia
interior o yóguica, sus experiencias y sus poderes. A partir de allí uno puede también
abrirse hacia lo alto y actuar sobre los centros inferiores; pero el peligro, procediendo
así, es que uno corre el riesgo de encerrarse en sus propias formaciones mentales
espirituales y no poder salir, en lugar de entrar en la experiencia espiritual libre e
integral, en el conocimiento y en la transformación integral del ser y de la naturaleza.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Existen siempre dos formas de hacer el yoga. Una, por la acción de una mente y
de un vital vigilantes, que ven, observan, piensan y deciden lo que debe o no debe
ser hecho. Se sobreentiende que esta acción se apoya sobre la Fuerza divina que atrae
o llama, porque de otro modo uno no puede hacer gran cosa. Pero es todavía el
esfuerzo personal el que predomina o toma la mayor parte de la carga.
El otro modo es el del ser psíquico: la consciencia se abre al Divino, y no
solamente abre al ser psíquico y lo lleva al primer plano, sino que abre también al
mental, al vital y al físico, recibe la Luz, percibe lo que debe ser hecho, siente y ve
que es por la Fuerza divina misma como eso es hecho, aunque ayudando
constantemente al trabajo del Divino por su propio consentimiento y su llamada
vigilante y consciente.
De ordinario existe siempre una mezcla de estos dos modos hasta que la
consciencia esté dispuesta a abrirse completamente y aceptar totalmente al Divino
como fuente de todos sus actos. Entonces toda responsabilidad cesa y toda carga
personal desaparece de las espaldas del sadhaka.
Sri Aurobindo
Cuando el ser psíquico está en el primer plano, la sadhana llega a ser natural y
fácil, eso no es más que una cuestión de evolución natural y de tiempo. Cuando la
mente, el vital o la consciencia física predominan, la sadhana es un tapasya y una
batalla.
Sri Aurobindo
El yoga es muy frecuentemente una sucesión de altibajos, hasta que uno alcanza
una cierta altura. Pero en eso hay una razón completamente distinta de los flirteos del
alma. Al contrario, cuando el ser psíquico está en el primer plano y llega a ser el
dueño, se establece una acción fundamentalmente regular y aunque el movimiento
esté sujeto a dificultades y a fluctuaciones, ellas no tienen nada de brutal ni de
dramático.
Sri Aurobindo
No es el alma quien sufre; el Ser es calmo e igual para con todas las cosas y la
única tristeza del ser psíquico tiene por causa la resistencia de la Naturaleza a la
Voluntad divina, o la resistencia de las cosas y de la gente a la llamada de la Verdad,
la Belleza y el Bien. El sufrimiento no afecta más que a la naturaleza vital y el
cuerpo. Cuando el alma hace sentir su anhelo hacia el Divino, puede haber una
resistencia en la mente y la forma más frecuente en que esto se manifiesta es la
negación y la duda que pueden engendrar un sufrimiento mental y vital. La
naturaleza vital puede también oponer una resistencia que se traduce principalmente
por el deseo y la sujeción a los objetos del deseo, y si, en este dominio, se declara un
conflicto entre el alma y la naturaleza vital, entre la atracción por el Divino y el tirón
de la Ignorancia, las partes mentales y vitales pueden evidentemente sufrir mucho.
La consciencia física puede también ofrecer una resistencia que es en general la de
una inercia fundamental, una oscuridad en la sustancia misma del físico, una
incomprensión, una incapacidad para responder a la llamada de la consciencia
superior, un hábito de obedecer pasiva y mecánicamente a la consciencia inferior,
incluso contra su propia voluntad; un sufrimiento a la vez vital y físico puede ser
entonces la consecuencia. Además, la Naturaleza universal resiste porque ella no
quiere que el ser se libere de la Ignorancia para entrar en la Luz. Esta resistencia
puede tomar la forma de una vehemente insistencia en perpetuar los antiguos
movimientos arrojados en oleadas sobre la mente, el vital y el cuerpo, para que las
ideas, impulsos, deseos, sentimientos y reacciones de otros tiempos continúen,
incluso después de haber sido rechazados y expulsados, y puedan volver como un
ejército de invasores legado de fuera, hasta que la naturaleza entera, entregada al
Divino, rehúse admitirlos. Esta es la forma subjetiva de la resistencia universal, pero
también puede haber una forma objetiva: oposición, calumnia, ataques,
persecuciones, desgracias de todas las clases, condiciones y circunstancias adversas,
dolor, enfermedad, asaltos procedentes de hombres o de fuerzas. Aquí también la
posibilidad de sufrir es evidente. Hay dos maneras de hacer frente a todo esto: la
primera es la del Ser: la calma, la igualdad, un espíritu, una voluntad, una mente, un
vital, una consciencia física que permanezcan resueltamente vueltas hacia el Divino
y no se dejen quebrantar por ninguna sugestión de duda, de deseo, de apego, de
depresión, de tristeza, de dolor, de inercia. Esto es posible cuando el ser interior se
despierta, cuando uno llega a ser consciente del Ser, de la Mente interior, del Vital
interior, del Físico interior, porque a él le es más fácil ponerse a tono con la
Voluntad divina; entonces el ser se divide en dos, y es como si hubiese dos seres:
uno adentro, calmo, fuerte, ecuánime, imperturbable, vehículo de la Consciencia y de
la Fuerza divinas; el otro sobre el cual la Naturaleza inferior continúa apoyándose;
pero entonces las dificultades de éste llegan a ser superficiales y no son más que una
arruga en la superficie hasta que se difuminan y desaparecen bajo la presión interior
y el ser exterior queda él también calmo, concentrado inexpugnable. Existe también
la manera del ser psíquico: el ser psíquico emerge y con él su poder intrínseco, su
consagración, su adoración, su amor por el Divino, su entrega, su sumisión; e
impone todo esto a su consciencia mental, vital y física y les obliga a orientar todos
sus movimientos hacia Dios. Si el ser psíquico es fuerte y lo domina todo, el
sufrimiento subjetivo es inapreciable o nulo y el sufrimiento objetivo no puede
afectar ni al alma, ni a las otras partes de la consciencia: el camino es soleado, un
gran gozo y una gran dulzura son la nota dominante de toda la sadhana. En cuanto a
los ataques exteriores y las circunstancias adversas, dependen de la acción de la
Fuerza que transforma las relaciones del ser con la Naturaleza exterior; a medida que
la victoria de la Fuerza se impone, serán eliminadas; pero cualquiera que sea su
duración, ellas no pueden retrasar la sadhana, porque incluso los incidentes y las
circunstancias adversas llegan a ser entonces instrumentos de su progreso y del
crecimiento del espíritu.
Sri Aurobindo
Quinta parte
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro VII, Canto 5
El alma renace cada vez, y cada vez la mente, el vital y el cuerpo son formados
con los materiales de la Naturaleza universal según la evolución pasada del alma y
sus necesidades para el futuro.
Cuando el cuerpo se disuelve, el vital va al plano vital y allí permanece un cierto
tiempo, pero al cabo de este tiempo, la envoltura vital desaparece, la envoltura
mental es la última en desaparecer. Al final el alma o ser psíquico se retira al mundo
psíquico para descansar hasta que se aproxima un nuevo nacimiento.
Tal es el proceso habitual de un desarrollo ordinario para los seres humanos. Hay
variantes según la naturaleza del individuo y su desarrollo. Por ejemplo, si la mente
está fuertemente desarrollada el ser mental puede subsistir -y de la misma manera el
vital- a condición de que hayan sido organizados por el ser psíquico verdadero y
estén centrados alrededor de él; ellos participan entonces de la inmortalidad del ser
psíquico.
El alma reúne los elementos esenciales de sus experiencias en la vida y hace de
ellos la base de su crecimiento en la evolución; cuando ella vuelve al nacimiento,
toma sus envolturas mental, vital y física así como el Karma que le será útil en la
nueva vida para adquirir más experiencia.
En realidad, es para la parte vital del ser que se hacen la shraddha1 y los ritos -
para ayudar al ser a desembarazarse de las vibraciones vitales que le atan todavía a la
tierra o a los mundos vitales, con el fin de que pueda pasar rápidamente al reposo de
la paz psíquica.
1. Ceremonia fúnebre.
Sri Aurobindo
2. La ruta de los Padres, sensato conducir a los mundos inferiores, logrados por los Padres que
pertenecían todavía a la evolución en la Ignorancia.
3. Viaje de los dioses o hacia los dioses.
Sri Aurobindo
Se dice frecuentemente que los niños entran en posesión de su ser psíquico hacia
la edad de siete años. ¿Qué es lo que quiere decir eso exactamente?
Eso no es exacto. Hay personas cuyo ser psíquico despierta a la formación antes
de su nacimiento, antes incluso que ellos estén en el vientre de su madre. Hay niños
cuyo ser psíquico entra en contacto con ellos en el momento mismo en el que ellos
pueden dar su primer grito. Hay también personas cuyo ser psíquico llega algunas
horas después del nacimiento, o algunos días, o algunas semanas o algunos años o...
¡nunca!
La Madre
Nada sé acerca del terrible sufrimiento que soportaría el alma en el proceso del
renacimiento; las creencias populares, incluso cuando tienen algún fundamento, son
raramente clarificadoras y exactas.
Sri Aurobindo
El ser psíquico no abandona las envolturas mental y las otras (con excepción de la
envoltura física) inmediatamente después de la muerte. Se dice que le es necesario,
en general, tres años para salir completamente de la zona donde él puede comunicar
con la tierra, aunque en ciertos casos la travesía puede ser más lenta o más rápida. El
mundo psíquico no comunica con la tierra, o al menos no de esta manera. Y el
fantasma o espíritu que surge en las sesiones de espiritismo no es el ser psíquico. Eso
que llega a través del médium es una mezcolanza donde pueden hallarse el
subconsciente del médium mismo (subconsciente en el sentido ordinario no en el
sentido yóguico) y el de los participantes; las envolturas vitales abandonadas por los
difuntos o, quizás, ocupadas o utilizadas por un espíritu o un ser vital, o al menos
algo de lo que él se ha revestido para esta ocasión (pero es la parte vital quien
comunica); espíritus elementales; espíritus del mundo físico-vital más bajo que haya
después de la tierra, etc. etc. En gran parte una horrible confusión, revoltijo de toda
clase de cosas viniendo a través de una atmósfera de luz gris «astral» y de sombra.
Parece que entre los que comunican así, muchos llegan a entrar en un mundo sutil
donde tienen la impresión de estar envueltos de una versión mejorada de la vida
terrestre que ellos toman por un mundo verdadero y definitivo donde se entra
después de la permanencia terrestre; pero no es más que una prolongación optimista
de ideas, de imágenes o de asociaciones del plano humano. De ahí las descripciones
del más allá hechas por los «guías» y otros informadores espiritistas.
Sri Aurobindo
Ciertos movimientos pueden parecer regresivos, pero eso no son más que zigzags;
no son retrocesos reales, sino un retorno sobre algo que no había sido acabado con el
fin de avanzar mejor a continuación. El alma no vuelve al estado animal sino que
una parte de la personalidad vital puede desprenderse y entrar en una vida animal
para terminar con sus inclinaciones animales.
Sri Aurobindo
El alma, el ser psíquico, una vez que alcanza la consciencia humana, no puede
volver a la consciencia animal inferior, como tampoco puede volver a un árbol o a
un insecto efímero. Lo que es verdad es que una cierta parte de la energía vital o de
la consciencia o naturaleza instrumental formada puede hacerlo y muy
frecuentemente lo hace, si ella está fuertemente atada a algo que pertenece a la vida
terrestre. Así pueden explicarse también ciertos casos de renacimiento inmediato
acompañados de una memoria completa en las formas humanas. De ordinario, es
únicamente por el desarrollo yóguico o por la videncia como el recuero exacto de las
vidas pasadas puede ser recuperado.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
El voto formulado por un moribundo no es más que superficial; puede ser dictado
por el ser psíquico y ayudar así a formar el futuro, pero no determina la elección del
ser psíquico. La elección se hace detrás del velo. No es la acción de la consciencia
exterior la que determina el proceso interior; es a la inversa. Se dan sin embargo,
algunas veces, señales o fragmentos de la acción interior que vienen a la superficie:
por ejemplo, algunos tienen la visión o el recuerdo de las circunstancias de su pasado
en un destello panorámico en el momento de la muerte; tal es la recapitulación que
hace el psíquico de la vida antes de partir.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
La Madre
Si un ser psíquico ve desde su mundo psíquico una luz sobre la tierra, puede
precipitarse allí sin saber exactamente dónde está. Todos los casos son posibles. Pero
si el ser psíquico es muy consciente, suficientemente consciente, es en un lugar
preciso donde él buscará la luz de aspiración, a causa de la cultura, de la educación,
que él podrá encontrar allí. Esto es mucho más frecuente de lo que uno cree, sobre
todo en las esferas más educadas. Una mujer inteligente que tenga una cierta cultura
artística o filosófica, un comienzo de individualidad consciente, puede aspirar a que
el niño que ella va a traer al mundo sea el mejor posible según sus propias ideas o de
acuerdo con lo que ella ha leído. Entonces no es demasiado complicado encontrar un
lugar. El número de seres psíquicos que se encarnan constantemente es considerable;
si cada vez fuera preciso encontrar condiciones excepcionales, eso sería difícil.
Naturalmente, hay casos en los que el ser psíquico parece que ha caído de cabeza y
de forma algo atolondrada, pero eso es mala suerte; en ese caso es necesario
generalmente mucho tiempo para despertarse. Es mala suerte en el sentido de que le
falta probablemente un cierto poder de discernimiento, o quizás se encuentre frente a
ciertas fuerzas que contrarrestan su decisión y consiguen una victoria parcial sobre
él. Hay millares de posibilidades, ¿verdad? No se puede decir que todo sucede
acuerdo con el mismo plan -todos los seres psíquicos son diferentes.
La Madre
Para las vidas anteriores, ¿hay reglas generales, grandes líneas, o todo es
posible?
La Madre
La Madre
Cuando las grandes almas quieren nacer sobre la tierra ¿eligen a sus padres?
La Madre
¿Tú quieres decir que si puede elegir entre dos cuerpos diferentes?
Sí.
Bueno, después de todo, es muy excepcional que de entre la gran masa humana,
un alma consciente se encarne voluntariamente. Es un hecho muy raro. Os he dicho
ya que cuando un alma es consciente, plenamente formada y quiere encarnarse,
generalmente, desde el plano psíquico, busca una luz psíquica correspondiente en
algún lugar de la tierra. Además, durante su encarnación precedente, antes de irse, y
de dejar la atmósfera terrestre, como resultado de todas las experiencias que ella ha
tenido en la última vida, el alma elige más o menos (no en todos los detalles, sino de
una forma general) las condiciones de su vida futura. Pero estos son casos
excepcionales. Puede ser que, esto nos concierna a nosotros, pero para la mayoría de
hombres, la inmensa mayoría, incluso entre aquellos educados, esta cuestión está
fuera de lugar. Y lo que viene aquí es un ser psíquico en formación, más o menos
desarrollado y existen todas las etapas de evolución, desde la chispa que llega a ser
una pequeña luz hasta el ser plenamente formado, y eso se extiende sobre millares de
años. Esta ascensión del alma para llegar a convertirse en un ser consciente, que
tiene su voluntad propia y que es capaz de determinar su propia vida, eso supone
miles de años.
Así, si estás pensando en un alma que dijera: «No, rehúso este cuerpo, voy a
buscar otro». No digo que eso sea imposible -todo es posible. Encontramos,
efectivamente, que hay niños que nacen muertos, lo que quiere decir que no habrá un
alma para encarnarse en ellos. Pero puede ser también por otras razones; puede ser
por razones de malformación solamente; no se puede decir. Yo no digo que eso sea
imposible sino que generalmente, cuando un alma consciente y libre elige retomar un
cuerpo sobre la tierra, antes incluso del nacimiento, ella trabaja sobre ese cuerpo. De
este modo ella no tiene razón alguna para no aceptar incluso los inconvenientes que
pueden resultar de la ignorancia de los padres; porque ha elegido el lugar por un
motivo que no era un motivo ignorante: ha visto una luz allí -ésa podía ser
simplemente la luz de una posibilidad, pero había una luz y es por eso por lo que ella
ha ido allí. Entonces, está muy bien decir. «¡Ah, no!, ese no me complace». ¿Pero
dónde iría ella a elegir otro que le complaciese?... Eso puede hacerse, no digo que
eso sea imposible, pero no debe suceder demasiado a menudo. Porque cuando, desde
el plano psíquico, el alma observa la tierra y elige el lugar de su próximo nacimiento,
lo elige con suficiente discernimiento como para no cometer errores tan enormes.
Ocurre también que almas recién encarnadas, han partido. Hay muchas razones
para que se vayan. Los niños que mueren muy jóvenes, al cabo de algunos días o de
algunas semanas, eso puede ser por un motivo similar. La mayoría de las veces se
dice que es porque el alma tenía necesidad de una pequeña experiencia para terminar
su formación, que la ha adquirido en esas pocas semanas y ha marchado. Todo es
posible. Y sería necesario contar tantas historias para contar la historia de las almas,
como es necesario para relatar la historia de los hombres. O sea, que son
innumerables y los casos son muy diferentes los unos de los otros.
En consecuencia, decidir arbitrariamente: «Es de esta manera y no de otra, sucede
de esta forma y no de otra», es una chiquillada. Todo puede suceder. Hay casos que
son más frecuentes unos que otros, se puede generalizar: pero no puede decirse
nunca: «Eso no es posible y eso siempre es así o siempre es asá». Las cosas no
suceden de este modo.
Pero de cualquier manera -de cualquier manera- incluso en los mejores casos,
incluso cuando el alma ha llegado conscientemente, incluso cuando ha participado
conscientemente en la formación del cuerpo físico, en tanto que el cuerpo sea
formado de la forma animal habitual, tendrá que luchar y corregir todas las cosas que
le llegan de esta animalidad humana.
Necesariamente los padres tienen una formación especial, ellos tienen una buena
o mala salud característica; incluso en el mejor de los casos, ellos tienen un montón
de atavismos, de hábitos, de formaciones en el subconsciente e incluso en el
inconsciente, que provienen de su propio nacimiento, del medio en el cual ellos han
vivido, de la vida que han tenido; e incluso si son personas notables, ellos tienen
cantidad de cosas que son completamente contrarias a la verdadera vida psíquica -
incluso los mejores, incluso los más conscientes. Y además, está todo lo que va a
llegar. Aun cuando uno se tome muchas molestias por la educación de sus hijos,
éstos estarán en contacto con toda clase de personas que tendrán una influencia sobre
ellos, sobre todo cuando son muy jóvenes, y estas influencias entran en el
subconsciente; es preciso luchar contra eso más tarde. Yo digo: incluso en los
mejores casos, a causa de la forma en que el cuerpo está formado ahora, tenéis que
hacer frente a innumerables dificultades que vienen más o menos del subconsciente,
pero que suben a la superficie y contra las cuales hay que luchar para poder llegar a
ser completamente libre y desarrollarse normalmente.
La Madre
La Madre
En las reencarnaciones, no es el ser exterior, lo que está formado por los padres,
el medio y las circunstancias, -la mente, el vital, y el físico- lo que se reencarna, es
únicamente el ser psíquico quien pasa de un cuerpo a otro. Así pues lógicamente, ni
el ser mental, ni el ser vital pueden acordarse de vidas pasadas o reconocerse en el
carácter o la manera de vivir de tal o cual persona. Sólo el ser psíquico puede
acordarse y cuando se llega a ser consciente del ser psíquico es cuando uno puede al
mismo tiempo tener impresiones exactas referidas a sus vidas pasadas.
La Madre
Pero en las vidas ordinarias -y con ello quiero decir la vida de una cierta clase de
personas suficientemente desarrolladas- el contacto entre el ser exterior y el ser
psíquico es a todas luces intermitente; se produce después de algunas experiencias o
de ciertas necesidades interiores. En ese momento el ser psíquico está «al frente»,
dice Sri Aurobindo, es decir, que llega a la superficie de la consciencia, está en
contacto directo con ciertas circunstancias materiales, con formas, palabras, sonidos,
etc., durante un tiempo muy corto; entonces registra todo eso, como una fotografía,
como una película, pero no es más que un momento, algunos momentos en una vida.
Esos momentos pueden repetirse varias veces, pero apenas tienen duración: y es de
eso de lo que el ser psíquico se acuerda; y cuando vosotros tengáis recuerdos
psíquicos verdaderos, sinceros, espontáneos, no elaborados por la mente o el vital, es
decir, puramente psíquicos, exactos, vuestro recuerdo es intermitente.
Frecuentemente es muy difícil situar vuestras vidas anteriores decir: «Yo era así o
asá»; es solamente cuando la experiencia psíquica tiene lugar en un momento muy
importante de la existencia y que todo un conjunto de circunstancias os proporciona,
por así decir, la clave de la historia (un vestuario, unas palabras pronunciadas, unas
costumbres o un ambiente que os da la clave) cuando vosotros podéis decir: «Vaya,
esta vida, yo la he vivido». Pero si alguien os llega contando todas sus vidas
anteriores desde el mono, con una gran cantidad de detalles, podéis estar seguros de
que se trata de un farsante.
La Madre
¿Cómo es que en los periódicos se lee con bastante frecuencia historias de niños
pequeños que recuerdan su vida pasada y que han sido comprobados los detalles? Y
es el estudio de acontecimientos semejantes que lleva a los parapsicólogos a
constatar la existencia de la reencarnación. ¿No están entonces en un camino
completamente equivocado? ¿Y cómo puede demostrarse la reencarnación
científicamente de otro modo?
Los recuerdos de los que tú hablas y que son comentados en los periódicos, son
recuerdos del ser vital que, excepcionalmente, han salido de un cuerpo para entrar en
otro. Es algo que se produce pero no es frecuente.
El recuerdo del que yo hablo es el del ser psíquico y uno es consciente de él
solamente cuando está en relación consciente con su ser psíquico.
No hay contradicción alguna entre las dos cosas.
La Madre
La Madre
La Madre
Sí, lo sé. Conozco muchas cosas. He oído todo lo que uno puede oír. Ellos os
cuentan y os cuentan... Os miran y dicen: «Vosotros habéis sido tal persona en tal
vida, habéis hecho tal cosa». Pues bien, yo os garantizo que eso no es verdad. Porque
yo sé cómo se puede saber dónde se ha visto a una persona y lo que ha sido, y cómo
es -eso no es una historieta que pueda escribirse en un libro. Si observáis a alguien
interiormente, cuando tengáis la percepción exacta del mundo psíquico, que permite
reconocer el psíquico allí donde ha estado, entonces de repente uno puede ver una
escena, una imagen, una forma, una palabra; hay una especie de afiliación que hace
que incluso en el ser actual de esta persona, permanezcan algunas simpatías, algunas
atracciones que provienen de algunas vidas anteriores. Pero como yo decía, esos son
«momentos» de vida. Y entonces uno ve, puede ver estos momentos diferentes, pero
no puede contar una existencia.
La Madre
Sexta parte
SRI AUROBINDO
Savitri, Libro VII, Canto 5
Yo no he comprendido la explicación que has dado del ser psíquico: «Se podría
decir, por ejemplo, que la creación de un ser individual proviene de la proyección,
en el espacio y el tiempo, de uno de los innumerables posibles latentes en el origen
supremo de toda manifestación que, por medio de la consciencia única y universal,
se concretiza en la ley o la verdad de un individuo y por un desarrollo progresivo,
llega a ser su alma o ser psíquico.
La Madre
La Madre
La sustancia del mundo psíquico es una sustancia que le es propia, que tiene sus
características psíquicas propias: un sentido de inmortalidad, completamente
receptivo a la influencia divina, enteramente sometido a esta influencia e impregnado
por ella. Esto es justamente lo que diferencia al ser psíquico de las otras partes del
ser. Cuando, por ejemplo, hablo de organizar la mente y el vital alrededor el centro
psíquico, no quiero decir que lleguen a ser psíquicos; ellos continúan siendo el vital
y la mente, pero están organizados alrededor del ser psíquico, como un ejército está
organizado alrededor de su jefe -aquél no llega a convertirse en el jefe, le obedece, ¿
verdad? Pues bien, esto es lo mismo; el vital y la mente están organizados alrededor
del ser psíquico, reciben las órdenes de él y las ejecutan tan bien como pueden. Pero
su sustancia no llega a ser una sustancia psíquica por ello. Ellos pueden estar bajo la
influencia del ser psíquico y asumir más o menos su naturaleza, pero no su sustancia.
La Madre
La Madre
El ser psíquico está en el centro del corazón, en medio del pecho (no en el
corazón físico, porque todos los centros se hallan en medio del cuerpo), pero está allí
detrás. Cuando uno se aleja del vital para ir hacia el psíquico, se tiene la impresión
de descender cada vez más profundo hasta que se alcanza el punto central del ser
psíquico. El ser emotivo está situado en la superficie del centro cardíaco; desde allí,
uno se sumerge en la profundidad para encontrar al ser psíquico.
Sri Aurobindo
El otro día dije que la mayor parte del tiempo las personas no tenían su ser
psíquico dentro de ellas. Quisiera explicarme más en detalle... Es conveniente
recordar que los seres interiores no están en la tercera dimensión. Si abrieseis vuestro
cuerpo no encontraríais más que las vísceras del cuerpo, que se hallan en la tercera
dimensión. Los seres interiores se encuentran en otra dimensión, y cuando digo que
algunas personas no tienen su ser psíquico en su interior, no quiero decir que no está
en el centro de su ser, sino que su consciencia exterior es tan pequeña, tan limitada,
tan oscura que no es capaz de guardar una relación, no solamente consciente sino
íntima con el ser psíquico que la trasciende en todos los sentidos; él está tan alto y
tan profundo comparado con las otras consciencias exteriores, que no existe relación
de cualidad o de naturaleza entre ellos. Las religiones dicen que tenéis una chispa
divina en vosotros -hacen bien en llamarla «una chispa», porque es tan pequeña ¿
verdad? que uno no puede situarla en ninguna parte del cuerpo sin dificultad. Pero
eso no quiere decir que esté en el cuerpo: está en el interior de la consciencia en otra
dimensión; y hay seres que tienen un contacto con ella; otros no lo tienen. Pero si
pasáis de la Presencia divina al átomo, la imagen es más fácil de comprender, porque
allí se aborda un dominio tan infinitesimal, que uno se encuentra en la frontera en la
que no se puede distinguir ya entre dos, tres, cuatro o cinco dimensiones. Si estudiáis
la física moderna, comprenderéis lo que os quiero decir. Los movimientos que
constituyen el átomo son tan imperceptibles en cuanto a su magnitud que no se los
puede entender con nuestra comprensión de la tercera dimensión, ya que siguen leyes
que escapan completamente a esta noción de tercera dimensión. Entonces, si os
refugiáis allí, podéis decir que la chispa divina está en el centro de cada átomo, y no
estaréis lejos de la verdad; pero no hablo de la chispa divina, hablo del ser, de la
consciencia psíquica, lo cual es otra cosa. El ser psíquico es una entidad que tiene
una forma; está recogido alrededor de una consciencia central y, teniendo una forma,
tiene una dimensión, pero una dimensión de otra naturaleza que la de la tercera
dimensión de la consciencia exterior.
La Madre
El corazón físico está en el lado izquierdo; pero el centro del corazón, en el yoga,
está en medio del pecho.
Sri Aurobindo
No he oído hablar nunca de dos lotos en el centro del corazón, pero allí se
encuentra la sede de dos poderes: delante, el vital superior o ser emotivo; detrás y
oculta, el alma o ser psíquico.
El ápice del centro psíquico y emotivo (como el ápice de todos los centros) se
halla en la columna vertebral, la base está delante, en medio del esternón.
Sri Aurobindo
El corazón es el centro del ser y gobierna a todo el resto, puesto que el ser
psíquico o chaitiya purusa se encuentra allí. Es en este sentido que todo viene de él,
porque es el ser psíquico quien cada vez crea para sí mismo, una nueva mente, un
nuevo vital y un nuevo cuerpo.
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
No, no está todavía allí. Puede decirse que existe una posibilidad de consciencia
psíquica en la Materia -la difusión de la Consciencia divina no tenía otro objetivo:
hacer posible una organización que esté bajo la influencia directa del Divino. Por eso
se proyecta por encima de todos los mundos en desorden.1 Así pues puede decirse
que el origen del alma está también en el átomo, pero es el origen solamente... Es
preciso deciros que cuando está plenamente formado, el ser psíquico tiene una forma
distinta, que corresponde a nuestra forma física. No es parecido, del todo, pero tiene
una forma definida. Cada ser psíquico es diferente uno de otro -no están tallados,
vaciados en un mismo molde. Son diferentes, tienen una individualidad, una
personalidad.
La Madre
La Madre
Sri Aurobindo
El ser emotivo de los animales es a menudo mucho más psíquico que el del
hombre, el cual puede ser muy insensible. Se han visto recientemente fotografías de
una tigresa domesticada que había vivido en una familia y que a continuación ha sido
entregada a un zoo. La expresión de tristeza sobre el rostro de la tigresa en su jaula, a
la vez dulce y trágicamente angustiosa, es de una intensidad que destroza el corazón.
Sri Aurobindo
No siempre. El ser psíquico está más «enfrente» que más tarde cuando crecen y la
mente se desarrolla; pero no puede decirse que en todos los niños se sienta el ser
psíquico. Y no se puede juzgar según lo que hay aquí, porque la condición de
admisión, cuando me envían niños, es esta: si veo al ser psíquico en la superficie, los
acepto; pero si el ser psíquico está velado por toda clase de actividades deformadas,
no los tomo. Así pues, los que tenemos aquí son una excepción. Es la crema. Es una
selección.
¡Oh!, ¡Dios mío!, glotón, ¡eso no es un pecado! Hay niños glotones. Quizás
tengan una mala digestión y tienen siempre ganas de comer. No aprovechan lo que
comen. Todo el ser exterior está lleno de dificultades de todo género, en todo el
mundo -en los niños también. Podrías decirme con mucha mayor razón: «¿Por qué
hay niños tan crueles?». Esto, es una de las cosas más espantosas... Pero eso es
debido al inconsciente. Porque ellos ni siquiera se dan cuenta de que hacen sufrir. Y,
generalmente, si uno se toma la molestia de hacerles comprender -por el ejemplo por
la experiencia- entonces, comprenden. Los niños que maltratan a los animales (hay
muchos), es por que ellos no saben que los animales sienten como ellos. Cuando uno
les hace comprender que cuando pellizcan, tiran de los pelos a las bestias y les dan
golpes, eso les hace daño, y en caso necesario se les muestra en ellos mismos que eso
hace daño, entonces ya no lo hacen.
Hay quienes son particularmente malvados. Estos están bajo una influencia
pérfida. Y algunas veces eso se manifiesta desde la infancia; y lo son toda su vida, a
menos que se conviertan, lo que no es fácil. Hay una especie de asociación entre el
físico y el psíquico, y entre la mente y el vital. Un ser mental es frecuentemente un
ser muy vital. Un ser psíquico es muy frecuentemente un ser muy físico. Los niños -
justamente porque tienen esta consciencia psíquica delante de sí- viven también
completamente en su cuerpo. Mientras que, desde que uno comienza a desarrollar la
mente, el gusto por la asociación se desarrolla también, con todo lo que eso
comporta de deformaciones. Las personas que hace distinciones muy severas entre
los hombres y las mujeres (yo no sé por qué, porque ellos son tal para cual), dicen
que el hombre es mental y vital y que la mujer es física y psíquica. Hay algo de
verdad en eso. Pero naturalmente esto comporta todas las excepciones y todas las
complicaciones posibles. Son simplificaciones arbitrarias. De hecho, el físico tiene
una simplicidad, e incluso una buena voluntad (que no está siempre muy iluminada,
lejos de ello, pero al fin una simplicidad y una buena voluntad que lo ponen más en
relación con el psíquico que las pasiones del vital o las pretensiones de la mente. Y
es probablemente por eso también que, en los niños, el ser psíquico pueda estar allí
más a sus anchas, menos contrariado constantemente por las contradicciones
mentales o vitales.
La Madre
2. Rig Veda 1, 1.
3. Habiendo distinguido cuatro niveles en el ser: el mental, el vital, el físico y el psíquico. Sri
Aurobindo precisa que los niveles vital y físico tienen, ellos también, una consciencia propia y una
mentalidad de las que se sirven para organizar, justificar o afirmar sus actividades propias,
impulsos, deseos, necesidades, emociones o pasiones (N. del editor).
Sri Aurobindo
La Madre
La Madre
La Madre
Algunos seres en el universo pueden tener este contacto directo con la Verdad
eterna sin contacto con el ser psíquico, porque estos seres no tienen ser psíquico.
Pero en el hombre hay siempre un ser psíquico, y es siempre a través de él cómo se
tiene el contacto con la Verdad eterna; y este contacto con el ser psíquico se produce
generalmente de la misma manera, porque conlleva su propia gracia, su propio
esplendor y su propia beatitud. El ser psíquico es característico del hombre, y si se va
al fondo de las cosas, quizás eso sea lo que proporciona al hombre su superioridad.
La Madre
¿Puede un niño llegar a ser consciente de esta verdad interior, igual que un
adulto?
Para un niño está muy claro, porque es una percepción sin las complicaciones de
la palabra y del pensamiento -existe lo que le crea bienestar y lo que le produce
inquietud (no es forzosamente alegría o tristeza que no llegan más que cuando la
cosa es muy intensa). Y todo eso es mucho más claro en el niño que en el adulto,
porque este último tiene siempre una mente que trabaja e interfiere su percepción de
la verdad.
Dar teorías a un niño no sirve absolutamente para nada, porque desde el momento
en que su mente se despierte, encontrará mil razones para contradecir vuestras
teorías, y él tendrá razón.
Esta cosita verdadera en el niño es la Presencia divina en el psíquico -existe
también en las plantas y en los animales. En las plantas ella no es consciente, en los
animales comienza a ser consciente, y en los niños es muy consciente. He conocido
niños que eran mucho más conscientes de su ser psíquico a los cinco años que a los
catorce, y a los catorce que a los veinticinco; y sobre todo, a partir del momento en
que van a la escuela y en que ellos sufren esta especie de cultura mental intensiva,
que atrae su atención sobre la parte intelectual de su ser pierden casi siempre y casi
totalmente el contacto con su ser psíquico.
¡Ojalá seáis observadores experimentados, ojalá pudierais daros cuenta de lo que
sucede en un ser, simplemente mirando a sus ojos! Se dice que los ojos son el espejo
del alma; es una forma popular de hablar, pero silos ojos no expresan en nosotros el
ser psíquico, es que está muy atrás y oculto por muchas cosas. Mirad entonces con
atención los ojos de los niños pequeños, y veréis una especie de luz -la gente habla
de candidez- pero tan verdadera, tan verdadera que contempla el mundo con
asombro. Pues bien, este asombro es el asombro del ser psíquico, que ve la verdad
pero que no comprende gran cosa del mundo, porque está muy lejos de él. Los niños
tienen eso: pero a medida que aprenden y llegan a ser más inteligentes, más
instruidos, eso se borra, y veis en los ojos toda clase de cosas: pensamientos, deseos,
pasiones, picardías, pero esa especie de pequeña llama muy pura ya no está. Y podéis
estar seguros de que es la mente la que está ahí dentro, y que el ser psíquico se ha
retirado muy lejos detrás.
Incluso un niño que no tiene un cerebro suficientemente desarrollado para
comprender, si le trasmitís simplemente una vibración de protección, o de afecto, o
de solicitud, o de consuelo, veréis que responde. Pero si tomáis a un muchacho de
catorce años, por ejemplo, que está en el colegio, que tiene unos padres ordinarios y
que ha sido maltratado, su mente está demasiado en primer plano: algo se ha
endurecido en él, el ser psíquico ha pasado a un segundo plano. Los muchachos así
no responden a la vibración. Se diría que están hechos de madera o de yeso.
La Madre
¿Por qué no? En los animales existe algunas veces una verdad psíquica muy
intensa. Naturalmente, yo creo que el ser psíquico está un poco más formado, un
poco más consciente en el niño que en el animal. Pero yo he experimentado con los
animales para saber y os aseguro que raramente he encontrado en los seres humanos
algunas virtudes que he visto en los animales, virtudes muy simples y sin pretensión.
Como en los gatos, por ejemplo; he estudiado mucho a los gatos; si uno los conoce
bien, son unos seres maravillosos. He conocido madres gatas que se han sacrificado
totalmente por sus pequeños -las personas hablan del amor maternal con tanta
admiración, como si fuera un privilegio puramente humano; pero he visto
manifestarse este amor en las madres gatas en un grado que sobrepasa en mucho a la
humanidad ordinaria. He visto a una madre gata que jamás tocaba su alimento en
tanto que sus hijos no hubiesen tomado todo lo que les era necesario. He visto otra
gata que ha permanecido ocho horas junto a sus pequeños, sin satisfacer sus
necesidades, porque tenía miedo de dejarlos solos: y un gato que repetía más de
cincuenta veces el mismo gesto para enseñar a un pequeñito a saltar desde una pared
a una ventana, y puedo añadir, con un cuidado, con una inteligencia, una habilidad
que muchas mujeres de clases no educadas no tienen. ¿Y por qué es esto así? -
porque no había intervención de la mente. Era completamente instinto espontáneo. ¿
Pero qué es el instinto? -es la presencia del Divino en el carácter de la especie, y eso,
es el psíquico de los animales: un psíquico colectivo, no individual.
He visto todo tipo de reacciones emotivas, afectivas, sentimentales en los
animales, todos esos sentimientos de los cuales los hombres están tan orgullosos. La
única diferencia es que ellos no pueden hablar ni escribir, así pues nosotros los
consideramos como seres inferiores porque no pueden inundarnos de libros acerca de
lo que ellos han sentido.
La Madre
Madre, aquí, Sri Aurobindo ha dicho: «el psíquico detrás sosteniéndolo el todo».
¿Qué quiere decir eso?
Pues sí, el psíquico está detrás de toda la organización, esta triple organización de
la consciencia y de la vida humanas. El psíquico está detrás y la sostiene con su
consciencia que es una consciencia inmortal. Es a causa del ser psíquico que
nosotros tenemos tan claramente este sentido de continuidad. De otro modo, si
comparas lo que eres ahora con lo que eras cuando tenías tres años, evidentemente
no podrías reconocerlo de ninguna forma, ni físicamente, ni vitalmente, ni
mentalmente. No hay parecido alguno de ningún género. Pero existe, detrás, el
psíquico que sostiene el desarrollo, el crecimiento del ser y que hace que haya esta
continuidad de consciencia, que hace que uno sienta que se es el mismo ser, aunque
siendo totalmente diferente. Absolutamente diferente. Si más tarde uno se observa
suficientemente, puede ver que las cosas que uno comprendía y pudo hacer en aquel
momento son cosas que parecen absolutamente inconcebibles ahora y que nunca
podría realizar porque uno ya no es en absoluto aquel ser de entonces. No obstante,
debido a que existía en el interior la consciencia psíquica, que es inmortal, tenéis el
sentimiento de que es siempre el mismo ser el que estaba allí, continúa estando allí y
que continuará estando allí, con cambios más o menos progresivos y conscientes.
La Madre
Existe otro [remedio al miedo a morir], un poquito más difícil, pero que creo
mejor. Es decirse: «Este cuerpo, este cuerpo no soy yo», y buscar dentro de uno
mismo la parte que es verdaderamente uno mismo - hasta que uno haya encontrado
su ser psíquico. Y cuando ha encontrado su ser psíquico -al instante entendéis-, uno
tiene el sentido de la inmortalidad. Y uno sabe que eso, eso que va o eso que llega, es
únicamente una conveniencia: «¡Yo no voy a llorar por un par de zapatos que
abandono cuando están completamente agujerados! Cuando mi par de zapatos está
usado, los abandono, y no lloro». Pues bien, el ser psíquico ha tomado este cuerpo
porque tenía necesidad de servirse de él para hacer su trabajo, pero cuando ha
llegado el momento de dejar el cuerpo, es decir, cuando uno debe dejarlo porque ya
no se puede usar más por una u otra razón, uno lo deja, y no tiene miedo. Es un gesto
completamente natural - y que uno realiza incluso sin queja; eso es todo.
Y en el momento en que vosotros estáis en el ser psíquico, tenéis ese sentimiento,
espontáneamente y sin esfuerzo. Vosotros planeáis por encima de la vida física y
tenéis el sentimiento de inmortalidad. Personalmente lo considero el mejor remedio.
El otro es un remedio intelectual, de buen sentido y de racionalidad. Eso es una
experiencia profunda que uno la puede recuperar siempre desde el momento en que
se tiene contacto con el ser psíquico. Es un fenómeno verdaderamente interesante
porque es automático: desde el momento en que vosotros estáis en relación con
vuestro ser psíquico, tenéis el sentimiento de la inmortalidad, de haber existido
siempre y de existir siempre, eternamente. Y así pues, lo que viene y se va, son
accidentes de la vida, lo que no tiene importancia. Éste es el mejor remedio. El otro,
es el prisionero que encuentra buenas razones para aceptar su prisión. Aquél es para
quien no existe ya prisión.
La Madre
Dulce Madre, ¿puede expresarse el ser psíquico sin la mente, el vital y el físico?
Se expresa constantemente sin ellos. Sólo que para que el ser humano ordinario
pueda percibirlo es necesario que se exprese a través de ellos, porque el ser humano
ordinario no se halla en relación directa con el ser psíquico. Si estuviera en relación
directa con el psíquico, seria psíquico en su manifestación -y todo estaría muy bien.
Pero como no está en relación con el ser psíquico, incluso no sabe lo que es, se
pregunta con atolondramiento qué clase de ser puede ser eso; así pues, para que lo
alcance esta consciencia humana ordinaria, es necesario servirse de medios
ordinarios, es decir, pasar por la mente, el vital y el físico.
Puede saltarse uno de estos elementos, pero ciertamente no el último; porque en
tal caso uno ya no es consciente en absoluto.
La Madre
La Madre
No todas las almas son evolucionadas y activas; ni tampoco todas las almas están
orientadas hacia el Divino antes de practicar el yoga. Durante un largo período de
tiempo el alma busca mucho más al Divino a través de los hombres y de las cosas
que directamente.
Sri Aurobindo
La Madre
La unificación completa de todo el ser alrededor del centro psíquico es la
condición esencial para realizar una sinceridad perfecta.
La Madre
La Madre
Sri Aurobindo
El equilibrio psíquico quiere decir el equilibrio del ser, que proviene del hecho de
que el ser psíquico, que gobierna los movimientos del ser, es el amo de todos los
movimientos de la consciencia. El ser psíquico está siempre en equilibrio. Entonces,
cuando está activo y gobierna al ser, introduce forzosamente el equilibrio.
La Madre
Dulce Madre, ¿cuando pierde su equilibrio el ser psíquico?
¿Qué?... Nunca.
Sí. Eso quiere decir que la ayuda del equilibrio psíquico es necesaria. No es que el
ser psíquico tenga que llegar a estar equilibrado; es que uno debe estar bajo la
influencia del equilibrio psíquico. El psíquico está siempre en equilibrio. Pero el ser
no está siempre bajo la influencia del psíquico que introduce el equilibrio. La
influencia del ser psíquico aporta el equilibrio.
La Madre
Existen diversas razones que hacen que uno se sienta algunas veces más vivo,
más lleno de fuerza y de alegría... Generalmente, en la vida ordinaria, existen
personas que, a causa incluso de su constitución de la forma en que están
constituidos, están en una cierta armonía con la Naturaleza, como si respirasen con el
mismo ritmo, y están habitualmente siempre alegres, contentos; tienen éxito en lo
que hacen, sortean muchas molestias y catástrofes; en una palabra, son aquellos que
están de acuerdo con el ritmo de la vida y de la Naturaleza. Además existen los días
en los que uno está en relación con la Consciencia divina que está actuando, con la
Gracia, y entonces, todo se tiñe, se colorea de esta Presencia, y las cosas que
generalmente os parecen sombrías o sin interés llegan a ser encantadoras,
placenteras, atractivas, instructivas -todo vive y vibra, y está lleno de promesas y de
fuerza. Así pues, cuando uno se abre a eso, uno se siente más fuerte, más libre, más
feliz, lleno de energía, y todo tiene un sentido. Uno comprende por qué las cosas son
como son y participa en el movimiento general.
Existen otros momentos en los que, por una u otra razón, uno está ofuscado o
cerrado, o metido en un agujero, y entonces uno no se siente ya nada, y todas las
cosas pierden su sabor, su interés, su valor; uno es como un trozo de madera
ambulante.
Ahora bien, si uno consigue unirse conscientemente a su ser psíquico, entonces
puede estar siempre en este estado de receptividad, de alegría interior, de energía, de
progreso, de comunión con la Presencia divina. Y cuando uno está en comunión con
Ella, se la ve por todas partes, en todas las cosas, y todas las cosas muestran su
significación verdadera.
¿De qué depende eso?... De un ritmo interior. Quizás de una gracia. En todo caso
de una receptividad a algo que os sobrepasa.
La Madre
La Madre
Pienso que cuanto más psíquico es uno, generalmente, más dificultades se tiene.
Sólo que se está preparado para hacer frente a las dificultades. Pero cuanto más
psíquico es uno, más en contradicción está con el estado del mundo actual. Entonces,
cuando uno está en contradicción con algo, el resultado son dificultades. He hecho
notar que la mayoría de las veces las personas que tienen muchas dificultades son
personas que están en relación más o menos estrecha con su ser psíquico. Si tú
quieres hablar de circunstancias externas... yo no hablo del carácter, eso es
completamente diferente, sino de circunstancias externas... las personas que tienen
que luchar más y tendrían la mayor razón para sufrir son personas que tienen un ser
psíquico muy desarrollado.
En primer lugar el desarrollo del ser psíquico tiene un doble resultado, que es
concomitante. Es decir, que con el desarrollo del ser psíquico la sensibilidad del ser
crece. Y con el crecimiento de la sensibilidad, hay también un crecimiento de la
capacidad de sufrir; pero existe la contrapartida: es que en la medida en que se está
en relación con el ser psíquico, se hace frente a las circunstancias de la vida de una
forma completamente diferente y con una especie de libertad interior, que hace que
seáis capaces de distanciaros de una circunstancia no sentir el choque de la forma
ordinaria. Podéis hacer frente a la dificultad o a los asuntos exteriores con calma,
paz, y un conocimiento interior suficiente como para no estar perturbados. Entonces,
por un lado uno es más sensible, por otro uno es lo suficientemente fuerte para hacer
frente a la sensibilidad.
La Madre
No es el ser psíquico el que sufre por las razones personales; es !a mente, el vital
y la consciencia ordinaria del hombre ignorante. Eso es porque el contacto no está
bien establecido entre la consciencia exterior y la consciencia psíquica. Aquél en
quien este contacto está bien establecido está siempre alegre.
El ser psíquico trabaja con perseverancia y ardor para que la unión sea un hecho
consumado, pero no se queja nunca y sabe esperar a que la hora de la realización
haya llegado.
La Madre
La Madre
La Madre
Cada uno de vosotros debería ser capaz de ponerse en relación con su ser
psíquico; eso no es algo inaccesible. Vosotros tenéis un ser psíquico precisamente
para poneros en relación con las fuerzas divinas. Y si vosotros estáis en contacto con
vuestro ser psíquico, comenzaréis a sentir, a tener una especie de percepción de lo
que puede ser el Amor divino. Como acabo de decir, no es suficiente con que una
mañana os despertéis diciendo: «¡Oh!, desearía estar en relación con el Amor
divino»; eso no es así. Si, por un esfuerzo sostenido, una gran concentración, un gran
olvido de vosotros mismos, llegáis a entrar en relación con vuestro ser psíquico, no
os vendrá la idea de pensar: «¡Oh! desearía estar en contacto con el Amor divino»,
pues estáis en un estado en el que todo os parece ser este Amor divino y .no otra
cosa. Y además, eso no es más que un revestimiento pero un revestimiento de una
bella cualidad.
La Madre
Entonces, ¿no es necesario buscar a conocer el Amor divino fuera del ser
psíquico?
La Madre
La Madre
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Sri Aurobindo
Nosotros hemos repetido unas cuantas veces, que todo lo que viene de la mente es
completamente relativo, que la mente, cuanto más educada es, cuantas más
disciplinas ha seguido, más capaz es de probar que lo que ella muestra o lo que dice
es verdadero. Se puede probar la verdad de todo por el razonamiento, pero eso no
quiere decir tanto como que eso sea verdadero. Eso se queda en opiniones, en
prejuicios y en un conocimiento basado sobre una apariencia que en sí mismo es más
que dudoso.
Así parece no tener más que una puerta de salida, que es ir a la búsqueda de su
alma y hallarla. Ella está allí, no se oculta adrede, ella no juega con vosotros para
crearos dificultades; al contrario, ella hace muchos esfuerzos para que la encontréis y
para hacerse oír: solamente hay dos personajes entre ella y vuestra consciencia
activa: el vital y la mente, que tienen el hábito de hacer mucho ruido. Y como ellos
hacen mucho ruido y el alma no lo hace, o hace lo menos posible, su ruido os impide
escuchar su voz.
Cuando queráis saber lo que vuestra alma sabe, podéis hacer un esfuerzo interior,
estar muy atentos; y de hecho, si uno está atento detrás de este ruido tan exterior de
la mente y del vital se puede discernir algo muy sutil, muy tranquilo, muy apacible,
que sabe y que dice lo que sabe. Pero la insistencia de la mente y del vital es tan
imperiosa y esta otra es tan tranquila que, muy fácilmente uno se equivoca y escucha
aquello que hace más ruido, para darse cuenta después, frecuentemente, que era el
otro quien tenía razón. Pero eso no se impone, eso no os obliga a escucharle, porque
no es violento.
Cuando vaciláis, cuando os preguntáis qué hacer en una circunstancia o en otra,
existe el deseo, la preferencia a la vez mental y vital, que empujan, que insisten, que
se afirman, que se imponen, y con las mejores razones del mundo dan un argumento,
si no estáis en guardia, si no tenéis una fuerte disciplina, si no tenéis el hábito de
controlaros, si acabáis por convenceros de que ellos tienen razón. Y, como decía
hace un instante, hacen tanto ruido que no oís la vocecita o la indicación muy
tranquila del alma que dice: «No lo hagáis».
Ese «no lo hagáis», eso llega a menudo pero lo descantáis como algo que no tiene
fuerza y seguís vuestro destino impulsivo. Pero si, verdaderamente uno es sincero en
su voluntad de encontrar la verdad y vivirla, entonces se aprende a escuchar cada vez
mejor, se aprende a discernir cada vez más: e incluso si eso cuesta un esfuerzo,
incluso si eso causa un dolor se aprende a obedecer. E incluso si uno no ha
obedecido más que una vez, eso es una ayuda poderosa, es un progreso considerable
en el camino del discernimiento entre lo que es el alma y lo que no lo es, y con ese
discernimiento y la sinceridad necesaria uno está seguro de llegar al fin.
Pero no hay que tener prisa, no hay que ser impaciente; hay que ser muy
perseverante. Uno se equivoca diez veces por cada una que hace lo que es necesario,
pero cuando uno se equivoca no hay que abandonar todo y desesperarse, ha que
decirse que la gracia no nos abandona nunca y que lya próxima vez eso será mejor.
Así, en conclusión, diremos que para conocer las cosas tal como son, en primer
lugar hay que unirse al alma; y que para unirse al alma hay que desearlo con
persistencia y perseverancia.
Es únicamente el grado de concentración sobre el fin lo que puede disminuir la
longitud del camino.
La Madre
Las cosas no están tan claramente delimitadas y separadas como lo son cuando se
habla; es por eso que es bastante difícil ver de una forma distinta y muy clara las
diferentes partes del ser en sí mismas, a menos que uno haya tenido un largo
entrenamiento y una larga disciplina de estudio y observación. No son
compartimentos entre tabiques estancos, entre el alma y la mente, el vital, e incluso
el ser psíquico. Hay una infiltración del alma en la mente. En algunas personas es
incluso bastante grande, es perceptible. Entonces esta parte de la mente, que tiene
una especie de aprehensión, de contacto sutil con el ser psíquico, es capaz de sentir
en el prójimo la presencia del alma.
Aquéllos que tienen la capacidad de entrar, en cierta medida, en la consciencia de
los otros hasta el punto de poder ver o sentir directamente su pensamiento, su
actividad mental; que pueden entrar en la atmósfera mental de los otros sin tener
necesidad de servirse de palabras para hacerse comprender, ellos pueden establecer
bien la diferencia entre quien tiene un alma activa y aquel en quien el alma está
dormida. La actividad del alma da a la actividad mental una coloración especial -es
más ligera, más comprehensiva y más luminosa-; entonces eso, uno puede sentirlo.
Por ejemplo, observando los ojos de alguien uno puede decir con alguna certeza que
esta persona tiene un alma viva o que no se le ve el alma en sus ojos. Existen muchas
personas que pueden sentir (por «muchas» quiero decir entre las personas
evolucionadas), que pueden decir eso. Pero naturalmente, para saber exactamente
hasta qué punto el alma de alguien está despierta y activa, hasta qué punto ella
domina en el ser, ella es la dueña, uno-mismo ha de tener la consciencia psíquica,
porque sólo ella puede juzgar de forma definitiva. Pero no es completamente
imposible tener esta especie de vibración interior que os hace decir: «¡Oh!, esta
persona tiene un alma».
Ahora bien, evidentemente, lo más frecuente, lo que las personas (salvo que ellas
estén iniciadas) llaman «alma» es la actividad vital. Cuando alguien tiene un vital
fuerte, activo, voluntarioso, que domina las actividades del cuerpo, que tiene un
contacto muy vivo o intenso con las personas, las cosas y los acontecimientos,
cuando tiene un gusto pronunciado por el arte, por toda la expresión de belleza, uno
está generalmente tentado a decir, y creer: «¡Oh!, tiene un alma viva»; pero eso no es
su alma; eso es su ser vital que está vivo y domina la actividad corporal. Esa es la
primera diferencia entre alguien que comienza a estar desarrollado y aquellos que
están todavía en la inercia y en el tamas de la vida puramente material. Eso da, en
primer lugar, a la apariencia pero también a la actividad, una especie de vibración, de
intensidad de vibración, que frecuentemente crea la impresión de que es una persona
que tiene un alma viva; pero no es eso; es su vital el que está desarrollado, y tiene
una capacidad especial que es más fuerte que la inercia física y que da una intensidad
de vibración y de vida y de acción que aquellos que no tienen el ser vital
desarrollado ni son dueños de si mismos poseen. Esta confusión entre la actividad
vital y el alma, es una confusión muy frecuente... La vibración vital es mucho más
fácilmente perceptible para la consciencia humana que la vibración del alma.
Para percibir el alma en alguien, generalmente hay que tener la mente muy
tranquila -muy tranquila, porque cuando está activa, son sus vibraciones lo que se ve,
no es la vibración del alma.
Y entonces, cuando uno observa a alguien que es consciente de su alma y que
vive en su alma, si uno lo observa así, la impresión que uno tiene, es de descender,
de entrar profundamente, profundamente en la persona, lejos, lejos, lejos, lejos
dentro: mientras que, generalmente, cuando uno observa en los ojos, uno encuentra
bastante rápidamente una superficie que vibra y que responde a la mirada, pero no se
tiene esta impresión de descender, descender, descender, descender, descender
profundamente como en un agujero y muy lejos, muy lejos, muy lejos, muy lejos
dentro; entonces uno tiene... una pequeña respuesta, muy tranquila. De otro modo,
generalmente, uno entra -hay ojos donde uno no entra, están cerrados como una
puerta-, pero en fin hay ojos que están abiertos, uno entra y después se encuentra
muy cerca detrás algo que vibra allí, así, que brilla varias veces, que vibra. Y
entonces es eso, si uno se equivoca se dice: «¡Oh! Hay un alma viva» -eso no es ella,
eso es su vital.
Para encontrar el alma hay que ir así (gesto de inmersión), así, retirarse de la
superficie, retirarse profundamente, y entrar, entrar, entrar, descender, descender,
descender en un agujero muy profundo, silencioso, inmóvil, y entonces allí existe
como una... algo que es cálido, tranquilo, rico de contenido, y muy inmóvil, y muy
lleno, como un dulzor -eso es el alma.
Y si uno insiste y es consciente, entonces se produce como una especie de
plenitud que da la impresión de algo completo y que contiene profundidades
insondables en las cuales uno siente que si se entra, entonces habría secretos que se
revelarían... como un reflejo en el agua muy tranquila de algo que es eterno. Y uno
no se siente ya limitado por el tiempo.
Uno tiene la impresión de haber existido siempre y de existir por toda la
eternidad.
Eso es cuando uno ha tocado el centro del alma.
Y si el contacto ha sido bastante consciente y completo, eso os libera de la
esclavitud de la forma exterior; no se siente ya que uno no vive más que porque se
tiene un cuerpo. Esa es generalmente la sensación ordinaria del ser, del ser atado a
esta forma exterior hasta el punto que cuando uno piensa «yo» se piensa «el cuerpo».
Es lo corriente. La realidad personal, es la realidad corporal. Es sólo cuando uno ha
hecho un esfuerzo de desarrollo interior y ha intentado encontrar un punto más
estable en su ser, cuando puede comenzar a sentir qué es ese «algo» que es
consciente de una forma permanente a través de todas las edades y de todos los
cambios, ese algo debe ser «yo». Pero eso exige ya un estudio bastante... bastante
profundo. Por otro lado, si tu piensas «yo voy .a hacer esto», «yo tengo necesidad de
aquello», eso es siempre tu cuerpo, un poquito de especie de voluntad que es una
mezcla de sensaciones, de reacciones sentimentales más o menos confusas y de
pensamientos todavía más confusos que forman una mezcla y que están animados
por un impulso, una atracción, un deseo, una voluntad cualquiera; y es eso lo que
llega a ser momentáneamente «yo» -pero no directamente porque uno no concibe ese
«yo» independientemente de la cabeza, del torso, de los brazos, de las piernas y de
todo eso que se mueve y que está muy estrechamente ligado.
Es únicamente, después de haber reflexionado mucho, mirado mucho, observado
mucho, cuando uno comienza a darse cuenta de que lo uno es más o menos
independiente de lo otro y que esta voluntad de detrás puede, o hacerle actuar, o no
hacerle actuar y no identificarse en absoluto con el movimiento, la acción, la
realización -que existe algo por encima. Pero hace falta mirar mucho para ver eso.
Y después es preciso todavía mirar mucho para ver que eso, esta segunda cosa
que está allí, esa especie de voluntad activa consciente, está puesta en movimiento
por «otro algo», que mira, que juzga, que decide y que intenta basar sus decisiones
sobre un conocimiento -eso, eso sucede todavía mucho más tarde. Y entonces,
cuando uno comienza a ver ese «otro algo», comienza a ver que eso tiene el poder de
poner en movimiento lo segundo, que es una voluntad activa, y no solamente eso,
sino que eso tiene una acción muy directa y muy importante sobre las reacciones, los
sentimientos, las sensaciones, y que finalmente eso puede tener un control sobre
todos los movimientos del ser, esta parte que mira, que observa, que juzga y que
decide.
Eso es el comienzo del control.
Cuando uno llega a ser consciente de eso, se ha recogido el hilo: y cuando uno
habla de control, se puede saber: «¡Ah!, si, eso tiene el poder de controlar».
Es así como uno aprende a mirarse.
La Madre
La Madre
Notas biográficas
SRI AUROBINDO
LA MADRE
Absoluto (El)
La realidad suprema del Ser trascendente que nosotros llamamos Dios. El
pensamiento hindú le denomina Brahmán, el pensamiento europeo, el Absoluto
porque existe en sí y es independiente y liberado de toda relatividad.
Adhara
Un continente; un soporte; la combinación de la mente, la vida y el cuerpo
considerada como un receptáculo de la consciencia y de la fuerza espirituales.
Agni
El fuego; el fuego de la voluntad, de la purificación, de la tapasya, de la
aspiración a progresar y de la transformación; también: el dios del Fuego, la
Voluntad divina, inspirada por la divina sabiduría y una con ella, que es el poder
activo y realizador de la Consciencia-de-Verdad.
Agni pavaka
El fuego purificador; el fuego psíquico.
Alma
La esencia divina del individuo.
Alma-de-Delicia
El ser de toda felicidad o el alma de todo-goce y de toda-productividad y el
Infinito «Yo Soy» de la Felicidad.
Alma-de-Deseo
El alma de superficie que, en nosotros, es dispensadora de nuestras necesidades
vitales imperiosas, nuestras emociones, nuestras necesidades estéticas y la búsqueda
mental del poder, del conocimiento y de la felicidad.
Ananda
La felicidad; el deleite; la beatitud; el éxtasis espiritual; el principio esencial del
Deleite; el Deleite en sí, que es la naturaleza misma de la existencia trascendente e
infinita.
Annamaya Purusha
El ser físico consciente; el ser material.
Apara Prakriti
La Naturaleza inferior; la Naturaleza en la manifestación inferior (mental, vital y
corporal) de la Ignorancia.
Arya
La revista filosófica editada en Pondicherry desde 1914 a 1921 por Sri Aurobindo
en la cual fueron publicadas sus obras más importantes.
Aspiración
La llamada del ser a las cosas más elevadas, al Divino, a todo lo que pertenece a
la consciencia más alta o consciencia divina. Distinguir entre oración y aspiración: la
aspiración es un don de sí sin esperar nada en respuesta; la oración comporta un
elemento de demanda.
Asura
El Titán; un ser hostil que pertenece al plano del vital mentalizado. Adjetivo:
asúrico.
Atman
El Yo o Espíritu bajo sus dos aspectos: supremo (paramatman) e individual
(Jivatman); la naturaleza original y esencial de nuestra existencia; el verdadero y el
más alto Sí Mismo, el Yo o Espíritu puro y sin tacha, no afectado por las manchas de
la Vida, por el deseo, el ego o la Ignorancia.
Avatar
Una encarnación divina; sentido literal de la palabra sánscrita: «descenso»; el
Avatar es aquél que viene a abrir el camino hacia una consciencia más alta en un
decisivo de su historia.
Avidya
El principio cósmico de la Ignorancia; la consciencia de la separación y de la
división.
Bhakta
Aquél que se acerca al Divino por la devoción y la adoración del corazón y sigue
el camino yóguico de la devoción.
Bhakti
La devoción, adoración para el Divino. Si bien generalmente traducida por
«devoción» esta palabra significa más «amor por el Divino» que apego a la religión y
a las prácticas religiosas.
Bindou
Un punto (de concentración).
Brahman
La Realidad; el Eterno; el Absoluto; el Espíritu; el Ser Supremo; aquello fuera de
lo cual nada existe.
Chaitiya Purusha
El «Purusha» del corazón, la persona psíquica; el ser psíquico.
Chitta
La sustancia de base de la consciencia mental, vital y física, de donde provienen
los movimientos del pensamiento, de la emoción, de la sensación, de los impulsos,
etc.
Compasión
El movimiento que forma parte del dolor del prójimo. La Compasión divina actúa
para todo y para todos; consiste en poner a todos los hombres en el estado en el que
ellos puedan recibir la Gracia. La Compasión es un movimiento de consciencia
cósmica, una misericordia espontánea, a distinguir de la piedad condescendiente que
es un movimiento del ego. La piedad humana ha nacido de la ignorancia y de la
debilidad, es esclava de las impresiones emotivas. La compasión divina comprende,
discierne y salva.
Concentración
El acto de fijar su consciencia en un solo lugar o sobre un solo objeto en el ahora
unificado.
Conocimiento
El conocimiento de la Realidad única; la consciencia de Verdad y de Unidad que
es lo contrario de la Ignorancia (avidya).
Consciencia
Es una realidad inherente a la existencia, que no es solamente el poder de
percibirse uno mismo y de percibir las cosas, posee también una energía dinámica y
creadora.
Consciencia-de-Verdad
Es la Verdad en posesión de sí-misma y realizándose ella-misma por su propio
poder. No es más que en el Supramental como la plena Consciencia-de-Verdad hace
su aparición. Ella nos muestra toda la verdad de nuestro ser y de nuestra naturaleza
sobre todos los planos, mental, vida y cuerpo. Ella actúa sobre ellos con paciencia y
lentitud para perfeccionarlos.
Consciencia-Fuerza
La Fuerza que edifica los mundos; todas las actividades mentales, vitales, físicas
en el mundo son puestas en movimiento por una Energía universal y resultan de su
operación. Es una Consciencia-Fuerza, poder del Espíritu Cósmico, que elabora la
verdad cósmica e individual de las cosas.
Consciencia-Testigo
La Consciencia del Purusha-Testigo, calma y apartada, que observa las
actividades exteriores de la Prakriti (Naturaleza).
Consagración
El don al Divino por el ser de todo lo que él es, de todo lo que él tiene, de todo lo
que él hace, de todo lo que le llega de toda su experiencia y su progreso.
Conversión
La consagración es un proceso por el cual se educa a la consciencia a entregarse al
Divino. La conversión, en cambio, es un movimiento espontáneo de la consciencia
por el cual se abandonan las cosas exteriores para orientarlas hacia el Divino.
Cuerpo sutil
Una existencia material más sutil, situada detrás de nuestro cuerpo de superficie,
y que provee la sustancia no solamente de nuestra envoltura física sino también de
nuestra envoltura vital y mental.
Devayana
El viaje de los dioses o hacia los dioses.
Dharma
La ley; la ley del ser; la norma de Verdad; la regla o ley de la acción; en India, el
conjunto de reglas que codifican la conducta religiosa, social y moral; conducta
moral y ley verdadera del individuo y de la vida social.
Divino
La Verdad Suprema, el Ser Supremo del que todo proviene y contiene todo.
Ego
La sombra y la proyección de la individualidad espiritual; implica una
identificación del verdadero Yo con el yo exterior de la mente, de la vida y del
cuerpo; por consiguiente el ego es mental, vital y físico.
Entidad psíquica
La chispa del Divino que desciende en la evolución en tanto que Principio Divino
en ella con el fin de sostener la evolución del individuo saliendo de la Ignorancia
para entrar en la Luz; elabora, por su crecimiento detrás de la mente, del vital y del
físico, un ser psíquico.
Espíritu
Esta palabra no es empleada aquí en su acepción habitual de «mental». Se trata
más bien de la consciencia esencial por encima del mental, del Yo eternamente
unido al Divino; el ser existente en sí, del cual forman parte un poder de consciencia
infinito y una beatitud sin causa.
Evolución
La emergencia progresiva del Espíritu fuera de la densidad de la consciencia
material, y la revelación progresiva de Dios fuera de este ser humano, aparentemente
animal.
Físico (El)
La parte más exterior del ser; toda cosa posee una parte física -hay un mental
físico, un mental del cuerpo; el ser emotivo posee también una parte física.
Físico interior
Ver Ser interior.
Físico vital
La parte nerviosa del ser; la fuerza-de-vida en la cual están estrechamente
enmarañadas las reacciones, deseos, necesidades, sensaciones del cuerpo.
Fuerza (La)
La potencia del Ser en movimiento; la Fuerza divina.
Fuerza-de-Vida
La energía vital pura o energía de vida; en sánscrito, prana.
Hrdaye guhayam
La habitación secreta del corazón.
Ignorancia (La)
La ignorancia de la Unidad; la consciencia separadora
y la mente y la vida egoístas que fluyen, todo lo que es natural a la consciencia
separadora. Ver también vidya vidyal avidya.
Inmortalidad
La inmortalidad, en su sentido fundamental, no quiere decir una especie de
supervivencia individual de la muerte del cuerpo: nosotros somos inmortales por la
eternidad de la existencia de nuestro yo que no tiene ni comienzo ni fin. La
perpetuación de la forma -la del cuerpo humano cuya potencialidad existe ya en la
fuerza yóguica, pero cuya realización depende de la supermentalización de este
cuerpo, es decir de manifestación de la Consciencia-de-Verdad en y por el cuerpo.
Individualidad psíquica
Ver Ser psíquico.
Ishwara Shakti
El principio dual del Señor (Ishwara) y su potencia ejecutora (Shakti).
Jivatman
El aspecto individualizado del Atman, que sostiene al ser viviente en su evolución
de nacimiento en nacimiento. Ver también Ser central.
Jnana
Este término es utilizado siempre en la filosofía hindú y el yoga en el sentido de
«conocimiento de sí»; es la luz por la cual nosotros crecemos interiormente y
llegamos a ser nuestro ser verdadero. Esto no es un conocimiento científico,
psicológico, ético, estético o profano, es una visión del alma y una vivencia total por
la potencia del ser interior.
Karma
La acción, las obras, el principio de causalidad que determina la naturaleza de las
vidas sucesivas del alma; la fuerza resultante de las acciones llevadas a cabo en el
pasado, sobre todo en las vidas anteriores. Adjetivo: kármico.
Kshara Purusha
El alma en la Naturaleza; el espíritu en su mutabilidad y el devenir del fenómeno
cósmico.
Luz (La)
Es ante todo una manifestación espiritual de la Realidad divina que ilumina y que
crea; la luz espiritual no es el conocimiento, sino la iluminación que viene de lo alto
y que libera al ser de la oscuridad.
Manomaya Purusha
La persona mental; el ser mental.
Maya
En la lengua de los Vedas, el Conocimiento creador; más tarde el Poder de
Ilusión, el mundo manifestado, siendo entonces considerado como una irremediable
ilusión de la cual es necesario desprenderse sumergiéndose en la única Realidad
trascendente.
Mente (La)
En su empleo corriente, esta palabra cubre sin distinción de sentido la consciencia
en su conjunto; el hombre es un ser mental que intelectualiza todo. Pero en el
lenguaje del yoga, los términos de «espíritu» y «mental» designan más articularmente
la parte de la naturaleza que está ligada a la cognición y a la inteligencia, a las ideas,
a las percepciones mentales, o a los pensamientos, a las reacciones del pensamiento
ante las cosas, a los verdaderos movimientos y formaciones mentales, la visión y la
voluntad mentales, etc., que forman parte de su inteligencia. La mente comprende
tres partes: la mente propiamente dicha, la mente vital y la mente física.
Mente interior
Es el que se encuentra detrás de la mente de superficie, nuestra mentalidad
ordinaria; forma parte del Ser interior. Ver también Ser interior.
Mente superior
Uno de los planos de la mente espiritual; el primero y el más bajo de estos planos
de la consciencia espiritual.
Moksa
En el lenguaje ordinario el moksa significa el renunciamiento no solamente a la
consciencia separadora del ego, sino a toda la consciencia activa, una disolución de
nuestro ser en el Brahmán supremo. Se trata entonces de una liberación de la
ignorancia, de la ilusión (maya). Esta liberación espiritual supone también la
liberación del ciclo de los nacimientos en un samadhi (éxtasis) del que no se regresa.
Mundo mental
Un mundo de existencia mental en el cual ni la vida ni el cuerpo son los primeros
determinantes.
Mukti
La liberación: el sentimiento de ser liberado como de una prisión acompaña
siempre la emergencia del ser psíquico o la realización del yo superior. Es por eso
por lo que es llamado mukti (liberación). Es una liberación en la paz la felicidad, la
libertad del alma que no está sujeta por los miles de ataduras y preocupaciones de la
vida exterior en la ignorancia.
Naturaleza
Ver prakriti.
Nirvana
El aniquilamiento del yo personal (sentido etimológico), del ego, dé¡ deseo y de la
acción egoísta y mental: la inmersión en la Existencia infinita.
Papa
Pecado, indignidad.
Parameshwara
El Supremo en tanto que Señor y Maestro del Universo.
Paraprakriti
La Naturaleza suprema; una Consciencia-Fuerza suprema, poder infinito,
consciente y eterno del Ser existente en sí; manifiesta al Divino bajo su aspecto de
multiplicidad.
Paraprakritir Jivabhouta
La Naturaleza superior que ha llegado a ser los yo individuales (o los Jivatmans).
Perfección
En su acepción yóguica, quiere decir un crecimiento fuera de la naturaleza inferior
no divina en una naturaleza superior y divina. La verdadera perfección espiritual no
es tanto una cuestión de forma; pertenece a la sustancia misma de la consciencia y
tiene como ella una armonía completa con la Consciencia divina, y una facultad de
adaptarse en todo instante de una manera libre y flexible a la Voluntad divina; sus
formas y las formas de su acción no son tan fáciles de ver y de apreciar. La palabra
«virtuoso» no se aplica a sus movimientos: son justos simplemente porque están al
unísono del Divino.
Personalidad
No tiene aquí el sentido habitual. Se trata más bien de un conjunto complejo de la
Naturaleza de capas múltiples, con estratos en el interior de cada capa: una
formación mental, vital, física, temporaria que la verdadera Persona, el ser psíquico
proyecta a la superficie.
Personalidad psíquica
Ver Personalidad del alma.
Persona
La verdadera Persona no es esta personalidad de superficie de rasgos inmutables a
la que en el lenguaje ordinario se da el nombre de «persona» o de «personalidad». La
verdadera Persona es la persona interior, el ser psíquico que sobrevive a la muerte y
preexiste al nacimiento. Ella está fuera del tiempo.
Pitryana
El camino de los antepasados (Ancestros) que debía conducir a los mundos
inferiores a donde llegaban los ancestros que pertenecían todavía a la evolución en el
mundo de la Ignorancia.
Prakriti
La Naturaleza; Naturaleza-Fuerza o Energía activa y ejecutora del cosmos por
oposición al Alma o ser consciente que es el testigo y el soporte (purusha).
Prana
Ver Fuerza-de-Vida.
Pranamaya Pourousha
El ser verdadero vital.
Presencia
El sentido y la percepción del Divino como un Ser cuya presencia es
experimentada en la existencia y en la consciencia.
Psique
El alma; la esencia del alma; chispa del Divino que está allí, en toda cosa.
Psíquico (adjetivo).
Lo que es del alma, o se relaciona con el alma. Sri Aurobindo emplea esta
palabra, que viene del griego «psique», para designar todos los movimientos y
experiencias del alma, aquellos que suben del psíquico o tocan directamente al
psíquico. Este término no se refiere a todas las experiencias más interiores o todas
las experiencias anormales donde predominan el mental y el vital. Entonces estas
experiencias psicológicas son llamadas: experiencias de superficie, experiencias
ocultas, no psíquicas.
Psíquico (El)
El ser psíquico; (algunas veces) la esencia psíquica. Adjetivo: psíquico.
Punya
Lo que es bueno, la virtud, el mérito.
Purificación
El proceso que consiste en eliminar progresivamente del ser la mezcla entre las
tres partes de la naturaleza inferior (física, vital y mental) y a restablecer su
funcionamiento justo. Entonces llega a ser posible orientar al ser exclusivamente
hacia el Divino. Al principio la purificación depende sobre todo del esfuerzo
personal. Después, cuando la consagración y el don de sí al Divino legan a ser
completos, llega a ser posible una intervención rápida de la Gracia.
Purusha
La Persona; el Ser Consciente; el Alma Consciente, el Ser esencial sosteniendo el
juego de Prakriti.
Purusha Antaratman
El Ser Consciente en tanto que yo interior o alma.
Rakshasa
Un ser hostil. Adjetivo: rakshasico.
Sadhaka
Aquel que sigue la sadhana o disciplina yóguica.
Sadhana
La práctica del Yoga y su disciplina; la práctica del yoga por la cual la perfección
(siddhi) es lograda por medio de una disciplina apropiada a la naturaleza del
sadhaka. En el Yoga Integral, es el Divino quien hace la sadhana, cuya base es la
sumisión del discípulo a la acción de la Fuerza Divina.
Samata
La igualdad (del alma); la ecuanimidad.
Sarva bhatani
Todas las existencias.
Ser central
La parte del Divino en el hombre que sostiene el resto y que sobrevive a través de
la muerte y el nacimiento. Este ser central tiene dos formas: por arriba, él es el
Jivatman nuestro ser verdadero, del que nosotros tomamos consciencia cuando llega
el conocimiento de sí superior; por abajo, él es el ser psíquico que se extiende por
detrás del mental, el cuerpo y la vida. El Jivatman esta por encima de la
manifestación en la vida y la preside; el ser psíquico está presente detrás de esta
manifestación y la sostiene.
Ser exterior
El ser de superficie en nosotros que está constituido por la mente ordinaria
exterior, el vital exterior y la consciencia corporal.
Ser interior
El ser que se encuentra detrás del velo del ego; hay un ser mental interior, un vital
interior, un físico interior. Detrás de él, en lo más profundo, el ser psíquico. El ser
interior es el ser verdadero.
Ser psíquico
El alma en evolución en el individuo; cuando la psique, chispa del Divino
presente en toda vida y materia, comienza a elaborar una individualidad en el curso
de la evolución, esta individualidad psíquica es llamada el ser psíquico. Ver también
Psíquico.
Ser verdadero
Es el Purusha, o Ser Consciente. La proyección del Divino, que sostiene a la
Prakriti o Naturaleza en los diferentes niveles del ser, mental, vital, físico. El ser
verdadero [es] una partícula del Divino, salida de la Madre del mundo e instrumento
de la manifestación.
Shraddha
Literalmente «fe» en sánscrito. Esta palabra quiere decir creencia y aceptación
dinámicas y completas. La fe es experimentada en todo el ser. Hay una fe física,
vital, mental y psíquica. La fe psíquica se abre al contacto directo con el Divino y
ayuda a llevar adelante la unión y la sumisión. La fe es, para el alma, el testimonio de
algo que no está todavía manifestado, cumplido o realizado pero que, a pesar de eso,
Aquél en nosotros que sabe, incluso en la ausencia de toda indicación, experimenta
como verdad o sumamente digna de ser buscado y alcanzado.
Siddhi
La perfección; la realización; el cumplimiento de los fines de la disciplina de uno
mismo en el yoga; esta palabra tiene también el sentido de poder oculto.
Sinceridad
Quiere decir el establecimiento de una honestidad y una armonía completas entre
la voluntad y los actos. La sinceridad en el sadhaka quiere decir que su aspiración
por el Divino es real y que rehúsa toda voluntad o impulso que no sean otros que los
del Divino; eso quiere decir también que no permite a ninguna parte de su ser
contradecir la aspiración más elevada para el Divino. Es únicamente por el esfuerzo
espiritual como se quede alcanzar.
Sumisión
Significa consagrar al Divino todo lo que es en uno mismo, ofrecerle todo lo que
uno es y todo lo que uno tiene; no insistir sobre sus ideas, sus deseos, sus hábitos,
etc., sino permitir a la Verdad reemplazarlos por su conocimiento, su voluntad y su
acción por todas partes.
Subconsciente (El)
Es en esta parte completamente sumergida de nuestro ser donde no hay ni
pensamiento ni voluntad, ni sentimiento consciente despierto y coherente, ni
reacción organizada, pero sin embargo recibe oscuramente las menores impresiones
y las almacena; es allí también de donde pueden surgir en sueños, o incluso en estado
de vigilia, toda clase de impresiones y de movimientos habituales e inveterados que
se repiten groseramente o se disfrazan bajo extrañas formas. El Subconsciente es el
soporte de la acción habitual y la máscara de una naturaleza falsa impuesta por la
Ignorancia.
Subliminal (El)
Es un término general empleado para todas las partes del ser que no están en la
superficie de vigilia. Distinguir de «Subconsciente» que es muy frecuentemente
utilizado en este sentido poros psicólogos europeos porque ellos no conocen esta
diferencia. El subliminal en el hombre es la parte más grande de su naturaleza; está
consciente y es mayor que la consciencia de vigilia. Es el ser interior en su conjunto,
y comprende el mental interior, el vital interior, el físico interior, sostenidos por el
alma o ser psíquico.
Supermente (La)
La Consciencia-de-Verdad llena y entera de la Naturaleza Divina en la cual no
hay lugar para la división y la ignorancia. Su carácter fundamental es el
conocimiento por identidad: poder dinámico, la Supermente es una plena luz y un
conocimiento superior a toda sustancia o movimiento mentales; en la Supermente
cesan las divisiones mentales y las oposiciones, los problemas creados por nuestra
mente, que divide y fragmenta la realidad, desaparecen y la Realidad es percibida
como un Todo luminoso.
Sobremente (La)
Es el plano de la mente situado directamente debajo de la Supermente; la
Sobremente es la delegada de la consciencia supramental, su delegada cerca de la
consciencia cósmica.
Tamas
Es uno de los tres modos o cualidades (gunas) de la Naturaleza: el tamas es la
fuerza de inconsciencia y de inercia: se traduce por la incapacidad y la inacción. Los
otros dos modos de la Naturaleza son: rajas, el principio del movimiento, del
esfuerzo y de la pasión, y sattva, el principio del equilibrio y de la luz.
Tapasya
La concentración de la voluntad y de la energía para dominar la mente, el vital y
el físico con el fin de transformarlos, de hacer descender la consciencia superior, o
de realizar un fin yóguico, un objetivo elevado.
Transformación
Es un cambio de consciencia radical, completo y de una especie particular,
concebido de manera que introduzca un paso adelante potente y seguro en la
evolución espiritual del ser, de una cualidad mayor y más alta, de una elevación y de
una totalidad mayores que el que llegó cuando el ser mental apareció por vez primera
en el mundo animal y material.
Upanishad(s)
Son las Escrituras sagradas hindúes; forman parte del cuerpo de la filosofía del
Vedanta.
Vital (El)
Es la Naturaleza de la Vida, hecha de deseos, de sensaciones, de sentimientos, de
pasiones, de energías de acción, de voluntad de deseo, de reacciones del alma-de-
deseo y de todo el juego de los instintos de posesión y parecidos, tales como la
cólera, el miedo, la codicia, la concupiscencia. etc. En la vida espiritual es un poder
indispensable (en la realización) como excelente servidor pero un mal maestro.
Verdad
La Verdad no está ni en la separación ni en la uniformidad. La Verdad está en la
unidad, se manifiesta a través de la unidad. Intelectualmente, la Verdad es el punto
en el que los opuestos se reencuentran y se juntan para hacer una unidad.
Prácticamente, la Verdad es la sumisión del ego para hacer posibles el nacimiento y
la manifestación del Divino.
Verdad eterna
Todo comienza a partir del Divino desde el Eterno, desde el Infinito, todo reside
en eso sólo y sólo en eso: todo tiene fin o culmina en el divino Eterno e Infinito.
Verdad interior
La verdad del ser psíquico.
Vida (La)
Ver Fuerza-de-Vida.
Vidya/avidya
Traducidos generalmente r conocimiento e ignorancia, son en realidad estados
consciencia los dos aspectos de maya, la potencia ideativa y formativa; más
precisamente son respectivamente la consciencia de la unidad y la consciencia de la
multiplicidad.
Vital interior
Ver Ser interior.
Vital físico (El)
La parte nerviosa del ser; la fuerza-de-vida estrechamente imbricada en las
reacciones, deseos, necesidades y sensaciones del cuerpo.
Yoga
Viene del sánscrito jug que quiere decir «unión». El yoga es la unión del alma con
el ser inmortal, la consciencia y la felicidad del Divino; la búsqueda consciente de
esta unión; toda disciplina por medio de la cual uno tiende a salir de los límites de la
consciencia mental ordinaria para entrar en una consciencia espiritual más vasta.
Todo yoga tiende a la unión con lo más alto, el Yo, el Espíritu, el Divino, cualquiera
que sea el nombre o el aspecto que sea captado del Uno Eterno e Infinito. Ver
también Yoga Integral.
Yogadrishti
Es el poder de visión yóguica.
Yoga integral.
Es la unión (yoga) de todas las partes del ser con el Divino, que resulta de una
transmutación de todos sus elementos, en el presente discordantes, en la armonía de
una consciencia y de una existencia divinas mayores; este yoga implica no solamente
la realización de Dios sino también una entera consagración y un cambio completo
de la vida interior y exterior, hasta que esté dispuesta a manifestar la consciencia
divina y formar parte de la obra divina.
El Yoga integral es también llamado Pourna Yoga, es decir, yoga completo, que
sigue la cuádruple vía: el Yoga del Conocimiento (Jnana) para la mente; el Yoga de
la Devoción (Bhakti) para el corazón: el Yoga de las Obras (Karma) para la
Voluntad, y el Yoga de la Perfección de Sí para toda la naturaleza. El Pourna Yoga
comporta dos aspectos principales: en primer lugar, la aceptación del mundo como
siendo la manifestación del Poder Divino y no su rechazo en tanto que error e
ilusión: a continuación. el carácter de esta manifestación en tanto que evolución
espiritual; el yoga siendo un medio de transformación de la mente, la vida y el
cuerpo en instrumentos de perfección espiritual y supramental.
Yogui /yoguin
Es aquél que practica el yoga con el fin de lograr la siddhi o realización; también
aquél que se halla establecido en la realización. La diferencia entre el yogui y el
hombre ordinario se encuentra en que el yogui busca sustituir la acción de la
naturaleza inferior en él, que actúa para el ego y la división, la acción integral de la
Naturaleza superior, que actúa para Dios y la unidad.
Zona intermedia
Es un estado en el que se encuentra el sadhaka cuando pasa los límites de su
propia mente personal encarnada. Entra entonces en un vasto dominio donde se
despliegan experiencias que no son la verdad limitada, resistente, física de las cosas
pero tampoco son aún la verdad espiritual de las cosas. Si el pasa a través, descubre
lo que era eso a saber una región fronteriza donde todos los mundos se juntan:
mental, vital, físico sutil, pseudo-espiritual, pero no existe allí orden alguno ni
ningún asidero sólido; es un pasaje entre el dominio físico y los verdaderos dominios
espirituales.
FIN