Crítica Cartesiana Al Silogismo Aristotélico

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UNIVERSIDAD DEL VALLE FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE FILOSOFA PONENCIA PRESENTADA A LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA EN EL I FORO LATINOAMERICANO DE ESTUDIANTES DE FILOSOFA

TTULO PONENCIA: CRTICA CARTESIANA AL SILOGISMO ARISTOTLICO: UN ANLISIS A PARTIR DE GONZALO SERRANO

Escrito por: Anglica Mara Castro Snchez

En el presente escrito se pretende exponer de manera clara y general la crtica realizada por Descartes al silogismo aristotlico usado en el Medioevo. En segundo lugar, explicar de qu manera el primer conocimiento en Descartes se ve envuelto en una interpretacin silogstica y cmo afecta esto a la relevancia de su propuesta filosfica. Por ltimo, se cierra esta presentacin exponiendo cmo debera ser interpretado el principio en Descartes para que no requiera de una inferencia silogstica. Reivindicando as, su carcter estructural dentro del sistema filosfico cartesiano. Crtica cartesiana al silogismo La filosofa de Descartes representa un giro frente a la filosofa antigua. La filosofa antigua centraba su anlisis en la Physis o naturaleza (a excepcin de algunos destellos sobre la subjetividad de Scrates y algunos otros); la filosofa medieval centraba sus reflexiones al servicio del Dios Cristiano. En Descartes se da un giro, que consiste en ver al sujeto como punto de partida de toda reflexin y responsable de ella; el mundo no se observa ya como una creacin establecida por un ser externo, sino que est constituido de todo aquello que podamos descubrir por nuestra razn. Los descubrimientos sern posibles si aplicamos de la forma ms adecuada un mtodo que proporcione seguridad, certeza y evidencia a nuestros juicios. Cuando la conciencia del sujeto queda relegada a la conciencia de la sociedad, esta se somete al grupo, el sujeto se hace siervo de un pensamiento colectivo que lo envuelve y lo desdibuja. Por esto, cuando en el siglo XV se genera una actitud distinta en el sujeto permitindole desempearse de otra forma en el mundo, se concibe como un cambio liberador del hombre por el hombre mismo.

Ren Descartes es uno de los protagonistas de este cambio renacentista, de esta revolucin cognitiva con la actitud de renovar y transformar la tradicin. Para entender la crtica cartesiana al silogismo, es necesario exponer la visin que tiene Descartes de la escolstica, la dialctica y la lgica. Para ello se toma como base a Serrano en su libro La querella en torno al silogismo 1065-1704 Conocimiento versus Lgica exactamente el captulo II titulado: Descartes: Intuicionismo versus forma lgica. En los escritos cartesianos hay muchos pronunciamientos en contra de la escolstica, la dialctica y la silogstica; sin embargo, segn Serrano, no parece ser clara, en un primer momento, la opinin de Descartes al respecto: A lo largo de toda la obra de Descartes se hallan pronunciamientos y tomas de posicin frente a la escolstica, la dialctica y la silogstica. Pero estos tres blancos no siempre estn delimitados, pareciendo a veces que en ltimas se trata de una misma cosa; hay, pues, que tener cuidado al establecer cul de ellas y en qu grado es en cada caso el blanco de sus ataques.(Serrano, 2006. p. 95) Para intentar hacer explcita la razn de la oposicin de Descartes a la escolstica, la dialctica y la silogstica, es importante analizar qu entenda Descartes por estos conceptos. La escolstica no es considerada por Descartes como una doctrina o sistema filosfico: [] no hay que pensar que por escolstica se entienda un determinado sistema filosfico, un cuerpo de doctrina, al cual contraponer otro novedoso, y ms acorde con las modas. (Serrano, 2006. p. 95). La escolstica es entonces considerada como una forma tradicional y milenaria de hacer filosofa en la Europa cristiana, forma tradicional a la que Descartes impugnar proponiendo otra forma de hacer filosofa. En cuanto a la dialctica, se considera como la herramienta que usa la escolstica para funcionar, es decir, la dialctica es la manifestacin del uso de la lgica dentro de la forma escolstica de hacer filosofa; este marco de accin envuelve a la lgica en una concepcin de carcter discursivo y argumentativo en el que importan ms los aspectos normativos de la discusin que la veracidad misma de las conclusiones. Como dice Serrano: [] es decir, una concepcin estrictamente discursiva y argumentativa de la lgica, en la que interesan ms los aspectos normativos de la discusin que, por ejemplo, el estado mental y cognoscitivo del disputante respecto de los principios y las consecuencias. (Serrano, 2006. p. 95). Si recordamos su propsito filosfico, es decir, la bsqueda de la verdad, empieza a ser claro el motivo que lleva a Descartes a cuestionar a la dialctica y a la silogstica, disciplinas estrechamente ligadas con la escolstica. Podra conjeturarse que una crtica a la dialctica y a la silogstica lleva consigo una crtica de la lgica. En efecto, la lgica se desarroll, en el mundo medieval, bajo estas dos disciplinas, as que cuestionarlas podra implicar un

cuestionamiento de la lgica. Sin embargo la visin que Descartes tiene de la lgica va ms all del carcter normativo que se le dio en la dialctica y en la silogstica. Para Descartes la lgica no es sinnimo de dialctica ni de silogstica y la crtica que se plantea es ms a la forma como se desarroll la lgica, que a la lgica misma. Por ello propone despejar la confusin entre dialctica y lgica. Debido a la esencia discursiva de la dialctica esta nos ensea a discutir sobre las cosas, mientras que la lgica nos brinda las demostraciones de todas las cosas. (Cf. Serrano, 2006. p. 96) La esencia discursiva de la dialctica arruina el buen sentido al desviarnos de la naturaleza de las cosas mientras que la lgica la considera como el arte de conducir nuestra mente hacia la verdad (Cf. Descartes, 1995), en otras palabras, la lgica brinda demostraciones de las cosas pero en la escolstica no se cumple esta funcin, porque tiene un enfoque netamente discursivo relegando as el objetivo que le atribuye Descartes. La silogstica se encuentra dentro del marco de la dialctica. Tiene una funcin normativa en la que prevalece la discusin y la argumentacin. Descartes reconoce, adems de la funcin normativa de la silogstica, una segunda funcin de carcter demostrativo relacionada con el conocimiento que definitivamente no tiene como objetivo el xito en las disputas ni la plausibilidad de los argumentos (Cf. Serrano, 2006); una funcin demostrativa en la silogstica, a diferencia de la funcin normativa, exige la claridad sobre el carcter epistmico de los principios. Sin embargo, parece ser que la doble funcin de la silogstica tiende a ser minimizada en los usos escolsticos de ella porque: Teniendo en cuenta que lo importante era probar o refutar una tesis respecto de un canon de verdades aceptadas, no hay dudas de que el nfasis estaba puesto en la forma del argumento, pasando a segundo plano la veracidad de los principios. (Serrano, 2006. p. 97) Lo anterior explicita cmo lo que es fundamental para la investigacin cartesiana se encuentra relegado a un segundo plano en la funcin de la silogstica. En el mbito del silogismo no importa el carcter epistmico de los principios o premisas; importa que de dichos principios o premisas deriven con validez una conclusin. En el campo de la silogstica no interesa tanto el contenido como la estructura, ya que la verdad de los principios se ubica, por as decirlo, en un segundo plano, o lo que es lo mismo, no importa el valor de verdad de ellos. Por ejemplo, en el silogismo: Todo hombre es mortal Scrates es hombre Luego Scrates es mortal.

Se puede decir que:


[] se sabe de antemano que si Scrates pertenece a la clase de Hombre, pertenece tambin a la clase Mortal, porque mortal es un atributo esencial de la Humanidad. Se entiende entonces por qu Descartes rechaza la deduccin silogstica, dado que no hace avanzar para nada el conocimiento. Derivar analticamente la mortalidad de la humanidad apenas tiene una utilidad prctica, a saber, explicita en una conclusin lo que estaba implcito en las premisas. Pero es del todo superflua si se pretende, como Descartes, hacer progresar el conocimiento descubriendo el valor de trminos desconocidos. (Margot, 2003. p. 49)

Lo anterior genera en Descartes la inconformidad que le incita a proponer una forma distinta de filosofar en el que: debe guiarse [Descartes] por un mtodo distinto del de la mera discusin, es decir de la dialctica, la cual no persigue propiamente la verdad sino el xito en las disputas por medio de la plausibilidad de los argumentos. (Serrano, 2006. p. 99). Para Descartes es ms importante convencerse a uno mismo en vez del intento de convencer a los dems discursivamente. Ya en el Discurso lo haba esbozado de cierta manera al prevalecer su propio ejercicio por encima del de los dems: Mi propsito no es entonces ensear [] el mtodo que cada uno debe seguir para conducir bien su razn, sino que nicamente hacer ver de qu manera he intentado conducir la ma. (AT. VI, 4) La importancia del conocimiento en Descartes y la visin que tiene de la lgica lo lleva a oponerse a esta forma de filosofar y a buscar una nueva manera en la que prime el carcter cognitivo por encima del carcter discursivo y argumentativo. Descartes es consciente de que la silogstica no es la herramienta adecuada en su nueva propuesta filosfica en donde tiene importancia el carcter epistmico de las premisas, dando as prioridad a la verdad (Cf. Descartes, 2009): Finalmente, la silogstica no ser tal instrumento de consecucin de la verdad, pues esta se logra ms en la inteleccin de los principios por descubrir por medio de la va analtica que en la correccin [validez] de las conclusiones respecto de las premisas comprobadas por va de sntesis. (Serrano, 2006. p. 99) Si tenemos en cuenta cmo visualiza Descartes su propsito filosfico es claro su rechazo al silogismo. El hombre debe hacer filosofa guindose por un mtodo distinto del de la simple discusin o dialctica.
[] la Lgica de la Escuela [], propiamente hablando, slo es una Dialctica que ensea los medios para hacer entender a otro lo que ya se sabe, o incluso ensea a hablar sin juicio en relacin con aquellas cosas que no se saben, corrompiendo de esta forma el buen sentido en vez de favorecer su desarrollo. (Descartes, 1995. p. 15) Las cursivas con mas.

Con la propuesta cartesiana se percibe un viraje en el uso de la silogstica en la filosofa, es decir: Se observa, entonces, un claro desplazamiento desde un punto de vista discursivo y argumentativo que propende a la persuasin del oponente, hacia un punto de vista cognitivo o epistmico que da prioridad a la auto constatacin o certeza.(Serrano, 2006. p. 99) A pesar de este desplazamiento propuesto por Descartes, es necesario rescatar que Descartes no rechaza el silogismo aristotlico por ser insuficiente per se, ms bien, lo hace con el fin de elucidar sus limitaciones; limitaciones que Aristteles incluso tuvo en cuenta pero que en el uso de la silogstica durante la escolstica fueron desapareciendo. (Cf. Descartes, 1995) En los trabajos aristotlicos sobre la lgica se hace referencia a varios aspectos. El primero es la exposicin de la estructura de todo razonamiento y sus variables formales. El segundo aspecto discute las cuestiones que debe tener un razonamiento lgico, a saber, la verdad de sus proposiciones. El primer aspecto es el que lider la funcin del silogismo en la escolstica y es el que Descartes rechaza para cualquier investigacin cientfica y filosfica por las deficiencias ya planteadas.
Los tratados que se relacionan con la lgica se dividen en tres partes principales: 1) Los Primeros analticos, en los cuales Aristteles trata de poner al desnudo lo que considera como la estructura comn a todo razonamiento el silogismo- y de mostrar sus variedades formales, indiferentes a la naturaleza del contenido propio del asunto en cuestin. A esto se le puede llamar propiamente una lgica formal []; 2) Los Segundos analticos, en los que discute los dems caracteres que debe tener el razonamiento. Se trata de ser, no slo coherente consigo mismo, sino cientfico en el pleno sentido de la palabra. Esta es, netamente una lgica que coloca su inters, no en la simple coherencia del razonamiento, sino en la verdad; []. (Ross, 1981. p. 38)

Descartes critica el abuso del silogismo que fue considerado por los medievales exclusivamente como una forma de disputar y muestra sus limitantes en nombre del bueno uso de la lgica. La crtica de Descartes es que la lgica no permite descubrir lo verdadero, sino sacar las conclusiones que se deducen de algo que es verdadero. El valor de la lgica es inferencial y, por tanto, su punto fundamental es la validez, no el descubrimiento de la verdad. Por ello la lgica no sirve para conducir a nuestra razn a la verdad y se enfrasca en asuntos netamente discursivos. La labor del silogismo en la escolstica era una labor polmica o disputativa, en la que no interesaba la verdad tanto como el hecho de persuadir. Para Descartes la lgica permite hacer inferencias y llegar a verdades nuevas partiendo de verdades conocidas (Cf. Descartes, 1995); es decir, que el argumento expuesto fuera tan slido estructuralmente que no pueda rebatirse, era una clara manifestacin de una

discusin sobre la correccin formal de los argumentos y es claro que el objetivo cartesiano dista mucho de lo anterior. Pero Descartes no rechaza la importancia de la lgica, sino su uso. Tampoco impugna el valor formal del silogismo; solo desea revisar su aplicacin y su alcance porque duda de que por medio de una herramienta netamente discursiva se pueda llegar a la verdad. Considera necesario sacar a la filosofa del campo de la opinin y de lo probable, por ello su propuesta se enfoca en la bsqueda de un camino para encontrar un conocimiento verdadero en el que tenga lugar la certeza, la evidencia del conocimiento y la demostracin. Debido a esto, Descartes slo acepta el modo silogstico como un procedimiento adecuado en la investigacin filosfica o cientfica, con las limitantes expuestas. El silogismo es parte de la lgica demostrativa y no puede rechazarse aqul sin rechazar esta. Por lo tanto, lo que se cuestiona es que la investigacin se concentre exclusivamente en la fuerza de la persuasin, sea silogstica o no. La lgica permite llegar a conclusiones verdaderas de premisas verdaderas, pero si las premisas son falsas, las conclusiones, por ms riguroso que sea el desarrollo demostrativo, sern conclusiones falsas. Es este desplazamiento entre validez lgica o demostrativa y verdad el que le interesa a Descartes. Recordemos que Descartes persigue renovar los estudios filosficos como investigacin de la verdad, en contraposicin a la manera tradicional de concebir la filosofa como sistema de verdades establecidas, para la cual el ejercicio disputativo de la dialctica era primordial. (Serrano, 2006. p. 103) Por esto, no sirve como medio o herramienta en la investigacin de la verdad, debido a que, la verdad no es materia de disputa, por lo que no puede ser considerada como asunto de la dialctica (Serrano, 2006. p. 104) (las cursivas son mas). Interpretacin silogstica al cogito cartesiano Cogito ergo sum como principio cartesiano suscit una polmica en su interpretacin a partir del rechazo de Descartes al silogismo aristotlico. La polmica en torno al cogito como principio expuesto de la forma yo soy, luego yo existo es es el principio cartesiano producto de un silogismo? El cuestionamiento radica ahora en examinar si la relacin que media entre el cogito y el sum, en el principio cartesiano ego cogito ergo ego sum, es de carcter silogstico. En otras palabras, si se trata como un argumento dialctico. Si el principio es un silogismo, la crtica de Descartes a los escolsticos y a su tradicional manera de filosofar, queda invalidada o l mismo es vctima de ella. (Cf. Serrano, 2006. p. 108)

La interpretacin silogstica del cogito consiste en entender el principio como premisa menor y conclusin de un silogismo. Es decir, si la proposicin yo existo es la conclusin de un silogismo debe entonces aceptarse un trmino medio del cual dependa su pronunciamiento. En ese caso yo pienso se entendera como la premisa menor, al mismo tiempo que supone una premisa mayor para que el nexo de necesidad con la conclusin pueda estar justificado silogsticamente. La premisa mayor debera ser Todo lo que piensa existe, de esta manera el silogismo sera el siguiente: Premisa mayor: Todo lo que piensa existe Premisa menor: Yo pienso Conclusin: Yo existo El silogismo anterior cumple con los requisitos formales de la silogstica, es decir, es formalmente vlido. Cul es entonces el problema de Descartes con este silogismo? La necesidad de la conclusin yo existo est justificada desde el punto de vista formal, es decir, la conclusin es necesaria respecto de las premisas, de manera que partiendo de tales premisas es imposible que yo no exista.(Serrano, 2006. p. 109) Pero, al recordar el propsito de Descartes en la filosofa, necesariamente se debe preguntar por la verdad de las premisas; esto es fundamental para la filosofa cartesiana. La premisa menor es evidente, porque enuncia un hecho particular evidenciable para Descartes Otro es el de pensar; y aqu encuentro que el pensamiento es un atributo que me pertenece: slo l no puede ser desprendido de m. (AT., IX, 21) Por su parte, la premisa mayor no es constatable per se al menos no espontneamente, porque requiere justificacin.
La premisa mayor, en cambio, en tanto tal premisa mayor no me consta en absoluto. Se trata de una proposicin universal que, a diferencia del hecho constatado en la proposicin particular de la segunda premisa, difcilmente puede constarme, por lo menos directa o inmediatamente. Esta premisa mayor requiere justificacin, es decir, que su verdad no est en ella misma y por tanto no es verdadera por s misma. (Serrano, 2006. p. 109)

La premisa mayor, por no ser evidente, no puede tomarse como la base que dirige al principio cartesiano a pesar de su justificacin formal. el silogismo nos brinda una justificacin formal [] no entra a cuestionar la verdad de las premisas, menos an a someterla al criterio cartesiano de certeza. Slo establece que si se aceptan las premisas se sigue necesariamente la conclusin. (Serrano, 2006. p. 109) Las caractersticas encontradas en la premisa mayor del silogismo Todo lo que piensa existe hacen esta proposicin intil al momento de considerar la

certidumbre de la conclusin. En otras palabras, no sirve como principio o axioma evidente del cual deducir la certeza de nuestra existencia. Por otro lado, la proposicin yo pienso, al ser evidenciable s est justificada y a partir de all se puede establecer la certidumbre de nuestra propia existencia. En otras palabras, es imposible concebirse como pensante sin considerarse inmediatamente como existente, as lo consider al parecer Descartes en las Respuestas a las segundas objeciones:
Porque al conocimiento de los primeros principios o axiomas los Dialcticos no acostumbran llamarlo ciencia. Pero cuando nos apercibimos de que somos cosas que piensan, es una nocin primera que no es sacada de ningn silogismo; y cuando alguien dice: Yo pienso, entonces yo soy o existo, l no concluye su existencia de su pensamiento como por la fuerza de algn silogismo, sino como una cosa conocida de por s, la ve por una simple inspeccin del espritu. (AT., IX, 110)

Descartes considera que la relacin entre pensamiento y existencia es una relacin necesaria porque observa que no es posible pensar sin existir. De ah la necesidad entre estas dos proposiciones. (Cfr. Williams, 1978) Una de las implicaciones de la interpretacin silogstica del cogito cartesiano es considerar la existencia como predicado. El silogismo permite unir predicados, as por ejemplo, si todos los hombres son mortales y Scrates es hombre entonces Scrates es mortal podramos observar que los predicados mortal y hombre permiten llegar a la conclusin. Es un punto importante, en el posible silogismo del cogito, que la premisa Todo lo que piensa existe establezca un vnculo predicativo, de lo contrario no podra haber silogismo; as esta primera premisa fuera evidente. Esto representa un grave problema para la interpretacin silogstica del cogito. Cogito ergo sum como asercin verdadera Resta dedicar la tercera parte de este trabajo a exponer la forma como podra ser interpretado el principio cartesiano para librarse de las objeciones silogsticas que atacan su legitimacin, o si se quiere, la forma de interpretacin del principio cartesiano en la que no se necesita de una inferencia silogstica para legitimar el primer conocimiento en la filosofa de Descartes. La interpretacin silogstica del cogito, como se pudo notar anteriormente, pretende afirmar que cogito ergo sum conforma un silogismo siendo las proposiciones cogito y sum la premisa menor y la conclusin respectivamente. De ser as sera necesaria una tercera proposicin general mediadora que cumpliera como premisa mayor. Reubicando aquella premisa mayor como el principio filosfico por excelencia en lugar del principio propuesto por Descartes. Una de las razones por las que puede minimizarse la importancia de la premisa mayor es afirmando que las premisas particulares generan las premisas universales, en este caso, la premisa singular de pensar y su

conclusin existir son las que pueden conducir a la premisa general Todo lo que piensa existe:
Pero el error que resulta aqu ms considerable es que [] el conocimiento de las proposiciones particulares debe siempre ser deducido de las universales, siguiendo el orden de los silogismos de la Dialctica: en lo cual l muestra saber bien poco de qu manera la verdad se debe buscar; porque es cierto que para encontrarla se debe siempre comenzar por las nociones particulares para llegar luego a las generales [] (AT., IX 205)

Inmediatamente Descartes aade: [] aunque se pueda tambin, recprocamente, una vez encontradas las generales, deducir de ellas otras particulares. (AT., IX 205). Parece que Descartes est intentando defender la interpretacin silogstica del cogito. Lo nico que parece incomodarle es que, para que el silogismo pudiera ser til, debera conocer, con absoluta certeza, la premisa mayor. Independientemente de que sea o no de esta forma y de que el planteamiento de la inversin de las premisas pueda pensarse ms como un momento de inestabilidad cartesiana, es pertinente dilucidar la manera como el primer conocimiento en Descartes se puede presentar, sin necesidad del silogismo. Recordemos que intentamos concluir la existencia de la indubitabilidad del pensar. Puede un silogismo hacer esto? Y si no, puede llegarse a concluir ser de pensar mediante otra forma de argumentacin vlida? Puede no necesitarse de la silogstica para la legitimacin del cogito dentro del trabajo filosfico cartesiano? Antes de responder a estas preguntas es importante notar nuevamente la importancia y el carcter de cogito en el sistema cartesiano, que determina en ltimas el tipo de relacin que media entre cogito y sum. La idea del pensamiento no es pensar aunque para tener la idea de pensamiento hay que pensar. Las ideas claras y distintas en Descartes son fundamentales para el sistema cientfico. As lo afirma al comienzo de la Regla III: Acerca de los objetos propuestos se ha de buscar no lo que otros hayan pensado o lo que nosotros mismos conjeturemos, sino lo que podamos intuir clara y evidentemente o deducir con certeza; pues la ciencia no se adquiere de otra manera. (AT., X, 366) (Las cursivas son mas) De otra parte, las premisas de un silogismo, establecen una relacin de tipo mediato o una relacin discursiva, en donde la secuencia lgica de dos trminos depende de un tercero. Pero, las proposiciones del principio cartesiano, a saber, yo pienso (cogito), yo existo (sum) establecen una relacin inmediata o intuitiva, en otras palabras no requiere de ninguna otra regla para su admisin. Por lo tanto, no se requiere de una inferencia silogstica. Aunque la afirmacin anterior se puede encontrar en las primeras nociones de intuicin de Descartes, vale la pena aclarar que Descartes vacil, quiz por la importancia que la deduccin silogstica tena en la escuela. La vacilacin

cartesiana se presenta ms que en la certeza de cogito, en el paso del cogito al sum. Para que el paso sea legtimo es necesaria la proposicin Todo lo que piensa existe, pero esta no tiene el mismo grado de evidencia que la proposicin yo pienso. Descartes es plenamente consciente de esto, l sabe que todo lo que piensa existe no ha sido demostrado y, sin embargo, no puede dejar de sostener que si piensa, es. (Cfr., AT., V, 147; VIII, 8). El nexo inmediato o intuitivo de las premisas del principio cogito ergo sum nos hace reflexionar que la partcula ergo, ms que manifestar la existencia de una inferencia [silogstica], sera la expresin de la necesidad del vnculo intuido entre pensar y existir. (Cfr. Serrano, 2006. p. 113) El nexo de intuicin que media entre las premisas cartesianas no permite catalogarlas como independientes, como sucede en el silogismo. Ms bien se catalogan como estrecha e inmediatamente relacionadas entre s, de manera que no se puede proferir la primera premisa sin considerar instantneamente la segunda premisa. Serrano seala:
Si las consideramos como inmediatamente vinculadas, entonces la primera, yo pienso, no se puede pensar sin la segunda, yo existo, por tanto no son independientes entre s como en el caso del silogismo, de manera que resulta imposible pensar sin existir, de donde resulta que todo lo que piensa existe. (Serrano, 2006. p. 114)

Este vnculo intuitivo constituye el contenido de una nocin primera donde adems de la validez formal de las premisas, estas se tienen por verdaderas. Pero, cmo entender el vnculo intuitivo entre cogito y sum? Cmo explicar que siempre que pienso, la existencia se d inmediatamente? Una respuesta a esto, podra ser, considerar que la certeza de la proposicin pienso presupone la certeza de la proposicin existo, es decir que el pronunciamiento de pienso da por cierto la existencia del sujeto que lo concibe, por ello no necesita de ninguna otra proposicin para derivarse de ella. El paso del cogito al sum slo podra ser considerado como producto de un silogismo si soy aadiese al sujeto de pienso un nuevo predicado:
Para inferir soy de pienso, es acaso necesaria una proposicin general que funja como premisa mayor? Slo lo sera, si la verdad de la proposicin pienso no implicara ni presupusiera, por s misma, la asercin de existencia de su sujeto. Slo en caso de que soy introdujera un predicado no afirmado en pienso, sera necesaria una proposicin general, que estableciera la dependencia entre lo predicado en pienso y lo predicado en soy. Con otras palabras: para que la forma de deduccin silogstica fuese aplicable a nuestro caso, es menester suponer que soy aade al sujeto lgico de pienso un nuevo predicado, que slo puede derivarse de l por intermedio de otra proposicin. Pero entonces hay que considerar existencia como un predicado. (Villoro, 1965. p. 71)

La afirmacin de que la existencia no es un predicado ha sido ya comentada y aceptada por varios pensadores. Kant por ejemplo, piensa que existencia no puede desempearse lgicamente como predicado al afirmar que la presuposicin existencial se encuentra ya en yo pienso, por tal razn no puede considerarse como una inferencia.
Ser no es, evidentemente, un predicado real, es decir, un concepto de algo que pudiera aadirse al concepto de una cosa. [] La proposicin: Dios es omnipotente, contiene dos conceptos que tienen sus objetos: Dios y omnipotencia; la palabra es no es otro predicado ms, sino solamente aquello que pone al predicado en relacin con el sujeto. Ahora bien, si tomo al sujeto (Dios) junto con todos sus predicados (entre los que est tambin la omnipotencia) y digo: Dios es, o hay un Dios, entonces no le pongo ningn predicado nuevo al concepto de Dios, sino que pongo solamente al sujeto en si mismo con todos sus predicados, es decir, pongo el objeto en relacin con mi concepto. (Kant, 2007. A598-B626. A599-B627) (Las negrillas son mas)

Entre las proposiciones yo pienso y yo existo se encuentra una relacin lgica simple porque la primera proposicin contiene la afirmacin de la existencia del sujeto que la profiere. Parece que pienso, al atribuir el pensamiento a un sujeto, envuelve de algn modo la afirmacin de existencia de ese sujeto; si es as, soy no aade lgicamente nada a pienso; no necesita de ninguna otra proposicin para derivarse de l. (Villoro, 1965. p. 72) (Las cursivas son mas) En conclusin, la forma ms adecuada de interpretar el paso del cogito al sum, sin hacer uso de la silogstica, es por medio de la concepcin de una asercin verdadera que no slo afirma el enlace entre un sujeto y un predicado, sino que tambin la existencia de una situacin objetiva que le corresponde (Villoro, 1965. p. 73) De esta forma cualquier proposicin de la forma F(a) slo es verdadera si (a) se refiere a algo, o lo que es lo mismo, si a existe. De la nica forma que sum se deriva adecuadamente de cogito es porque este tiene el sentido de una asercin verdadera.

BIBLIOGRAFA

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