Como Hacer para Saber Que Hacer - Hernan Peralta (2004)

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Hernn Peralta

CMO HACER
PARA SABER
QU HACER...













Acerca de: = Metodologa de Anlisis Colectivo con
Registro Abierto

= Metodologa de Trabajo Comunitario




Edicin: Cuaderno N 6
(Segunda edicin 2004)



















































CMO HACER PARA SABER QU HACER...
EDICIONES: CHURUATA
SERIE CUADERNOS N 6
Primera Edicin 1995
ISBN 980-07-2465-6





























Este trabajo se empez a redactar en enero del ao 1.994, como actividad
conmemorativa del X Aniversario de Promocin Socio-Cultural Churuata
y los 15 aos de nacimiento del Plan Sebucn. Al mes siguiente se
concluy una versin preliminar, abrindose un espacio de consultas y
discusiones con los integrantes de Promocin Socio-Cultural Churuata,
los enlaces de Coordinaciones Regionales y promotores de agrupaciones
socio-culturales. Tambin recibimos valiosas opiniones de trabajadores
comunitarios de pueblos hermanos. Adems, el ao fue muy intenso en la
vida del pas y sus huellas marcaron nuestro trabajo comunitario, para bien
o para mal. Esto nos ofreci buenas razones en el afinamiento de algunos
puntos que gravitaron con mayor fuerza de lo previsto. Nos referimos, en
especial, a asuntos relacionados con la poltica de los polticos. En el mes
de diciembre, culminamos esta fase de sistematizacin a fin de enviarla a
la imprenta e ir en busca de ustedes.
























Las experiencias compartidas que originaron este escrito
inducen a reconocer ese protagonismo en esta



dedicatoria:




= A mis compaeros de equipo "churuateros" y "sebucaneros"

= A los enlaces de las Coordinaciones Regionales y Zonales

= A los promotores de las agrupaciones socio-culturales con que hemos
trabajado juntos

= A los promotores y "saltamontes" de Chile

= A los troveros oaxaqueos de Mxico

= A los promotores y docentes de Colombia

= A los promotores quiteos del Ecuador

= A las docentes de Brasil

= A los que en cada rincn de esta Amrica mestiza y mulata
luchan da a da en sus comunidades por la justicia, la sobrevivencia y el
bien-estar

= A las comunidades, maestras de vida, espejos de esperanza







































Cmo hacer para saber qu hacer...fue una
sistematizacin de experiencias metodolgicas en
trabajo con las comunidades al cumplirse en 1.994
una dcada de la creacin de Promocin
Sociocultural Churuata. Estuvo dedicada
especialmente a quienes la engendraron: promotores
y, en general, responsables e integrantes de
agrupaciones socioculturales comunitarias. En su
mayora, gente de escasos recursos econmicos y,
para entonces, con limitaciones de acceso al
sistema educativo. Se concibi como ayuda memoria
y como un instrumento de debate para los que da a
da entregaban sus esfuerzos a un trabajo
comunitario desprovisto de suficientes y adecuadas
fuentes de aprendizaje escritas o instancias de
capacitacin profesional. Labor muy noble de servicio
al pueblo en un terreno que no daba ni votos ni
dinero, pero que ya empezaba a ser impactado
desde diversos flancos por la ofensiva neoliberal.

Ya han transcurrido 10 aos. Y no se trata de una
dcada cualquiera. Una nueva Repblica y una
nueva Constitucin iluminaron el firmamento
venezolano. Recibimos el milenio con la esperanza
puesta en el futuro, una efervescente expectativa de
cambios para bien de nuestro pueblo y el corazn
abierto a la hermandad latinoamericana y caribea,
empeados en hacer realidad el sueo bolivariano.

Mucho hemos aprendido en este tiempo. De lo malo
y de lo bueno. Por ello creemos necesario este
nuevo Prlogo. Visualizar el contexto, repensar
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conceptos, criterios y estrategias a la par que
revalorizar la experiencia metodolgica. Una vez
ms, como instrumento de debate.




Algo de lo malo



Siempre es bueno ir conociendo cmo es de verdad
la gente, ms all de pomposas apariencias o de lo
que nos imponen los vendedores de imagen. An
as, con dolor, con asombro, con ira, en aras de la
tolerancia hemos tenido que tragarnos la criminal
prepotencia con que empingorotados representantes
del mundo empresarial oligrquico, mediocres
tecnfantoches petroleros y oficiales serviles
montaron un tinglado con politiqueros de viejo y
nuevo cuo y convirtieron sectores del este
caraqueo en calderos infernales de drogadictos,
asesinos a sueldo, matones racistas, irracionales
sifrinas irrespetuosamente semi cubiertas con la
bandera nacional, en fin, una letrina King Size o XL
de lumpen burguesa y anti sociales. Y desde esos
asquerosos escenarios, proyectaron basura a todo
el territorio nacional para contaminar cerebros y
voluntades.

Cunto nos han revuelto el hgado la televisin
comercial y alguna prensa escrita! Mentiras,
ediciones con montajes tramposos, silencios
cmplices de crmenes inocultables, en un
desquiciado satanizar al Presidente Hugo Chvez,
democrticamente elegido y repetidamente
legitimado. Los ms siniestros propietarios de medios
de difusin masiva, ante la mediocridad de los
dirigentes opositores, se despojaron de sus frgiles
mscaras de dignidad saltando a la palestra con
sus medios difusores como plataforma para
convertirse en histricos cabecillas polticos de una
febril escalada desestabilizadora.

Los planes golpistas, cartillas que la CIA yanqui ha
venido aplicando en escenarios latino-americanos,
han colapsado aqu uno tras otro, aunque con
doloroso costo de vidas humanas y cuantiosos daos
al patrimonio nacional. Los pandilleros
empresariales, sindicaleros, sociales y polticos
encargados de poner en prctica este criminal
recetario han fracasado en todos los terrenos. Otrora
renombrados polticos, sesudos intelectuales
izquierdosos, gansteriles propietarios de medios de
difusin masiva, oficiales sin tropa con carreras made
in AD y COPEI, aejos aventureros travestidos de
sociedad civil, todos con la bendicin de una
diablica jefatura eclesistica, se han ganado un
doctorado en mediocridad a costa de ser repitientes
en fracasos. A tal punto es su ineficacia, que el
prfido pulpo imperial se ha visto obligado a salir l
mismo desde atrs del teln mostrando sus
tentculos con prepotencia y cubriendo de amenazas
el mapa de las relaciones con Venezuela y el
continente.




Algo de lo bueno



En el trabajo comunitario va adquiriendo cuerpo, un
desarrollo explosivo y, a la vez, uniformemente
acelerado.

En estos diez aos, para asombro del mundo, el
pueblo venezolano, que muchos calificaron de
aptico, indiferente e incapaz de movilizarse para
nada, luego de alzarse contra el modelo neoliberal en
el Caracazo de 1989, respondi masivamente al
llamado de un proceso constituyente, principal
plataforma poltica del programa de Gobierno del
entonces candidato Hugo Chvez. Le dio su voto en
las elecciones a Presidente y en la creacin de la
Asamblea Constituyente. Particip en los procesos
de consulta para elaboracin de la Constitucin
Bolivariana y en su referendum aprobatorio.
Progresivamente fue saliendo del mbito de sus
respectivas comunidades hasta formar un ocano
que inund las anchas avenidas en cada vez ms
multitudinarias manifestaciones de apoyo al proceso
de cambios basado en su participacin activa y
determinante.

Las intentonas golpistas engendradas por el
imperialismo a travs de las vendidas oligarquas
locales (Pedro el Brevsimo y Paro Petrolero)
chocaron, como hecho sin precedentes en la historia,
contra esa inmensa marea humana que, articulando
una alianza cvico-militar, impusieron el regreso a
Miraflores del Presidente preso en abril de 2001 y
terminaron con el paro petrolero del siguiente
diciembre y enero.
La democracia participativa y protagnica va
adquiriendo cuerpo en la vida comunitaria. La Misin
Rbinson inicia una modalidad propia de este
proceso revolucionario. Junto con abordar desde la
raz la lucha por superar la gravsima crisis
educativa, se alumbra el camino con luces de otras
Misiones educativas a las que se suman en salud
integral la Misin Barrio Adentro, ejemplo
conmovedor de solidaridad del pueblo y el gobierno
revolucionario de Cuba, la Misin Mercal, la Misin
Vuelvan Caras y la Misin Identidad. Paralelamente,


se impulsa un movimiento cooperativo cuya
gestacin apunta a la instauracin de un modelo para
la Repblica Bolivariana.

Los Frentes de estudiantes, de trabajadores y de
mujeres procuran una unidad de nuevo tipo. Clase
Media en Positivo, los Crculos Bolivarianos, las
asociaciones gremiales en torno a y en defensa de la
Constitucin Bolivariana, la apertura de Congresos e
instancias orgnicas latinoamericanas, las
organizaciones indgenas dentro del pas y con
pueblos hermanos de otras naciones y otras
mltiples iniciativas de articulacin social en redes,
disean un abanico de participacin ciudadana jams
registrado en el pas. Vacos, exclusiones,
deficiencias y errores, frecuentes en etapas iniciales,
nos imponen la tarea de aprender a superarlos
creativamente en un proceso donde todos aportemos
y nos nutramos en la construccin de nuevas
relaciones sociales.

Necesariamente hay que mencionar los canales de
participacin popular especficamente establecidos
en nuestra Constitucin. Los Comits Locales y
Estatales de Planificacin Pblica a nivel municipal
comienzan a tejer un complejo trnsito de la
democracia representativa a la participativa y
protagnica. Al respecto, estimula observar que en
diversos lugares las organizaciones comunitarias
ensayan instancias similares de nivel parroquial e
incluso comunitario.

El trabajo sociocultural comunitario amplia sus
escenarios y se enriquecen iniciativas en desarrollo
desde hace dcadas, coincidentes con los
postulados de esta revolucin bolivariana. Y hoy, en
vas de gradual superacin de sectarismos y
distanciamientos por ignorancia, comienza a
producirse un encuentro de mutuo beneficio para las
comunidades y la institucionalidad involucrada.

No obstante, cabe mencionar que se intent
inicialmente imponer redes sociales y afines desde
las alturas del poder institucional. Las convocatorias
se hicieron basadas en extensos y fundamentados
documentos poltico-ideolgicos dignos de anlisis.
Pero los organizadores ni siquiera contemplaron
espacio para leerlos. Ni hablar de tener la
oportunidad de estudiarlos, como debi ser. As, una
audiencia masiva sin clara orientacin metodolgica
para su participacin, carente de informacin sobre
problemas que le ataen y que la convocante
institucionalidad responsable no ha encarado, se
lanz al ruedo de un debate que generalmente se
transform en estril dilogo de sordos. Para colmo,
cerrando con broche de oro, la institucionalidad
daba por aprobado un documento preparado por ella,
en circunstancias que su propia prctica impositiva y
descalificadora lo desdeca. Ms de lo mismo llev
al fracaso y la frustracin.


Las Mesas Tcnicas de Agua, los Comits de Tierra
Urbana, los Comits de Salud en torno a la Misin
Barrio Adentro y otros programas de iniciativa
gubernamental representan intentos de cogestin sin
precedentes en las relaciones cogestionarias. Ah
est el amplio camino de la construccin de la nueva
Repblica. Es una carretera de tierra, con piedras y
huecos que dificultan el avance, pero es el camino.
Poco a poco, aprendiendo de nuestra propia
experiencia y con nuestras propias fuerzas lo iremos
pavimentando para transformarlo en una ancha
autopista de justicia, paz y bienestar.

Alo Presidente , con el esfuerzo personal del
Presidente Chvez se ha convertido en importante
referencia informativa/formativa en un contexto de
debilidad comunicional para la confrontacin con un
enemigo implacable en ese campo. Tambin el
avance empieza a sentirse. Mejores y nuevas
programaciones, ampliacin de coberturas y el
nacimiento de VIVE TV abren ya una alternativa a la
audiencia.

El surgimiento de cientos de radios y televisoras
comunitarias alternativas y las diversas redes entre
grupos de ellas pueden convertirse en una nueva
contribucin popular a este proceso de construccin
revolucionaria, siempre y cuando se superen
limitaciones y se precise la naturaleza de su relacin
con las comunidades.

En sntesis, nos movemos en otras comunidades:
Crecidas y con ascendente sentido de pertenencia.
Estamos en un nuevo pas.




Revolucin cultural



Planes y proyectos nacionales barriendo esquemas
previos responden a aspiraciones o necesidades
deseadas de toda la vida por las comunidades ms
all de sus habituales plataformas reivindicativas.

Las Misiones constituyen la muestra ms elocuente
en este sentido. En nuestro pasado trabajo
comunitario jams afloraron exigencias de carcter
educativo por parte de los adultos. En los talleres de
diagnstico colectivo, los estudios estaban, desde las
comunidades, focalizados slo en nios y
adolescentes. Nadie, como adulto, se atrevera a


imaginar siquiera su posibilidad de continuar
estudios, aunque su sueo ms preciado, uno de sus
objetivos de vida fuera que sus hijos estudiaran para
lograr ese futuro mejor inalcanzable para l por su
carencia de estudios formales. Es as cmo al
arrancar las Misiones educativas la respuesta
comunitaria es masiva. Alrededor de dos millones de
personas estn inscritas y asumen sus estudios con
disciplina y entusiasmo.

Otro tanto ocurre en salud. La Misin Barrio Adentro
(que se inici como un Plan para Caracas) pic y se
extiende transformada en Misin a todo el pas.
Aparecen nuevos mecanismos y formas de
participacin comunitaria por la va de crear Comits
de Salud que se convierten, en la prctica, en los
anfitriones de los mdicos cubanos en un esfuerzo
local y cotidiano que llega a tocar, en su esencia,
nuevas dimensiones en la bsqueda del equilibrio en
lo internacional.

Los programas gubernamentales en economa social
(cooperativas, microempresas, microcrditos, Misin
Mercal, etc.) interpretan necesidades laborales y de
consumo planteadas por las comunidades, aun
cuando en su ejecucin se note dispersin y falta de
organicidad para agilizar procedimientos
burocrticos, poca claridad para tramitacin de
crditos y, prioritariamente, carencia de una
capacitacin amplia para que las organizaciones
comunitarias y la poblacin se apropien de tales
programas no slo en los aspectos tcnicos sino,
priomordialmente, de sus aspectos sociales y
polticos.

Tal como sealbamos anteriormente, las Mesas
Tcnicas de Agua, los Comits de Tierra Urbana y
las modalidades de traspaso de propiedad de la
tierra cultivable con apoyo crediticio, amplan el
abanico de intereses para la poblacin urbana y
rural. Asimismo generan nuevas y urgentes
necesidades de capacitacin y participacin y
constituyen modalidades de cogestin con
estimulantes elementos de democracia participativa y
protagnica.

Inmensas expectativas se nos abren cuando el
llamado es a crear cogestionariamente entre los
niveles institucionales y las comunidades
organizadas, Ncleos de Desarrollo Endgeno,
sustentable e integral, donde confluyan Misiones,
programas y planes para ir articulando desde
nuestras propias fuerzas este nuevo modelo social
propio de la indita dinmica revolucionaria
bolivariana.

El proceso de consolidacin de tales iniciativas est
dependiendo mucho del grado de compromiso as
como de la adecuada actitud de servir al pueblo por
parte de los funcionarios a cargo en terreno y la
eficiencia de ellos en la aplicacin de instrumentos
metodolgicos que garanticen el proceso de
transferencia de poder a las organizaciones
comunitarias.

La demarcacin territorial y otras medidas de
revalorizacin de los pueblos indgenas responden
asimismo a necesidades sentidas durante siglos.

Nos encontramos ante un cuadro general de nuevas
caractersticas donde emergen mltiples iniciativas y
problemas en la labor con o desde las comunidades,
sin precedentes en importantes aspectos
sociopolticos como parte de un mundo
convulsionado como nunca.

Esto se traduce en que nuestro actual trabajo
sociocultural comunitario adems de partir, como
siempre, de los intereses y necesidades de las
comunidades, debe tener presente como referencia
en todos los niveles aquellos programas
gubernamentales referidos a este mbito y abordar
como objetivo de investigacin y diagnstico el
anlisis colectivo de la interconexin o
complementacin entre unos y otros, sin dejar de
lado el papel que Venezuela est asumiendo en el
mundo de hoy.

Cada vez ms, el proceso nos conduce de lo simple
a lo complejo, de lo particular a lo general, de lo poco
a lo mucho.

Es esta realidad la que exige un irreversible cambio
cultural revolucionario que se manifiesta
primordialmente en:

Pasar de lo individual a lo colectivo en la
propiedad, en la planificacin, en la toma de
decisiones, en los beneficios y en los
riesgos.

Pasar del egosmo individualista encerrado
entre cuatro paredes a la compartencia
colectiva abierta a las comunidades, a la
realidad nacional, latinoamericana y
planetaria.

Revalorizar los saberes y los valores ticos,
morales y culturales de nuestro pueblo, su
vocacin de soberana y su amor a la patria.

Apropiarse de la identidad nacional,
pluricultural y multitnica, latinoamericana y
caribea.



Qu nuevos elementos se perfilan en este
contexto? Cul es entonces la responsabilidad del
promotor en el proceso revolucionario? Y cul, la de
la organizacin comunitaria?

Durante aos enfatizbamos el anlisis colectivo de
la realidad local comunitaria y construamos la
dimensin nacional desde los intercambios
interlocales, zonales o regionales. En ese marco, los
grupos y gente de las comunidades mostraban
escepticismo e indiferencia hacia el mundillo
politiquero gobernante. Sin embargo, vale destacar
que a partir de sus intereses y sus necesidades
comunes, en modesta escala, iban produciendo
colectivamente conocimientos, polticas y
articulaciones organizativas en un proceso de
alcance nacional, con lazos internacionales a travs
de organizaciones comunitarias en el exterior.
Distintos procesos de rasgos comunes en el trabajo
sociocultural desarrollamos creativamente, a travs
de los aos y los intercambios constantes, una
construccin metodolgica de democracia
participativa y protagnica, cuyos instrumentos y
valores adquieren en la actualidad una vigencia
consagrada en la Constitucin Bolivariana.

El proceso constituyente bolivariano y las iniciativas
gubernamentales valorizan y comprometen a los
sectores populares y se proponen una profunda
transformacin del modelo capitalista. As va
expandindose en las comunidades con amplia
receptividad, con fervor.

El sentimiento de pertenencia es tal que ante los
intentos golpistas se libran las picas luchas
protagonizadas por una espontnea y dinmica
alianza cvico militar sentando precedentes histricos
tanto por la decisiva participacin de la poblacin
como por la vocacin y naturaleza del contingente de
la fuerza armada. Hay valenta y herosmo ejemplar.

No obstante, en los 40 aos de dictadura
democrtica el bipartidismo puntofijista mont su
contaminante tramoya de corrupcin y facilismo
ahogando hasta la crisis al sistema educativo e
incitando al desgaste de los valores morales y ticos.
Mucha gente de pueblo, muchos de nosotros, en
mayor o menor medida, sufrimos las consecuencias
de este deshumanizado crimen contra la poblacin.
La capacidad de comprensin en cuanto a la culpa
que cae sobre los gobernantes responsables de este
crimen, requiere de un esfuerzo inmenso, paciente y
prolongado.

Decenas de aos de trabajo sistematizado en el rea
sociocultural comunitaria constituyen una valiosa
experiencia. Esta puede ser una consistente base de
apoyo para encarar la etapa actual de revolucin
antiimperialista en el trabajo comunitario.

En tal perspectiva, la sistematizacin metodolgica
presentada en Como hacer para saber qu hacer, si
bien define instrumentos y fases que permanecen
vlidos, requiere abrir discusin sobre factores
polticos e ideolgicos que antes parecan fuera de
contexto en la labor comunitaria.

Hoy vemos como los preceptos constitucionales de
democracia participativa y protagnica as como
iniciativas programticas volcadas en planes de
Gobierno basados en una activa participacin
popular, ubican el escenario poltico, los espacios
sociales de construccin de poder, en un ambiente
comunitario donde va germinando un proceso
revolucionario nico, indito en aspectos
fundamentales.

Cmo actuar?, cul es el papel de los diversos
actores? Cmo se construyen nuevos
conocimientos, nuevas polticas y nuevas
articulaciones organizativas? Qu, con quines y
con qu es lo pertinente?

Muchos de nosotros vivimos un pasado de trabajo o
militancia poltica o simplemente hemos acumulado
experiencia y conocimientos prcticos y tericos en
la dedicacin-compromiso de encarar el persistente
desafo de una nueva construccin social.
Obviamente esto no constituye mrito, sino mayor
responsabilidad.

La intencin es problematizarnos, poner en discusin
apreciaciones, conceptos y realidades vividas como
parte del trabajo comunitario en esta innovadora
etapa tan difcil de atrapar con los esquemas de ayer.

Contina en primer lugar nuestra responsabilidad
de construccin colectiva de metodologas de
anlisis y de trabajo? En un enfoque sistmico,
hasta qu punto y cmo se vincula la construccin
poltica con la metodolgica?

Desde los acontecimientos en el mundo actual
hasta dnde fueron y permanecen vlidos
planteamientos, programas, conceptos, lneas de
experiencias revolucionarias previas?

Necesitamos aprender del pasado, de las
experiencias vividas por pueblos y organizaciones
polticas o sociales. Hay una historia que nos
incumbe y no podemos soslayar en esta coyuntura.
Los aportes valiosos enriquecen el patrimonio
popular. Las fallas, deficiencias y errores sientan
precedentes de lo que no se debe hacer.



Por ejemplo, a modo a aproximacin inicial tenemos
que la va pacfica para construccin del socialismo
en Chile fue truncada, por el imperialismo yanqui y la
oligarqua local cmplice, con una dictadura brutal
que cost miles de vidas y cientos de miles de
perseguidos polticos. Cmo fue el comportamiento
de los partidos polticos conductores de ese intento
de transformacin? Dnde estuvieron sus fallas
principales? Qu pas con las iniciativas de las
organizaciones laborales, gremiales, sociales y
vecinales? Cmo se dieron las relaciones entre
ellas y la institucionalidad oficial y partidista? Cmo
fue su participacin, en qu consisti la lucha por el
poder popular?

Al negarse a un amplio debate autocrtico sobre
estos asuntos, los cogollos polticos siempre
esgrimieron como disculpa que se trataba de temas
delicados, difciles de entender para la gente y que
sacarlos a la luz pblica debilitara la lucha con el
enemigo. Los cabecillas de los partidos no dieron
oportunidad ni espacios para esta discusin tan
trascendental en la perspectiva histrica de la
apopyica contienda de nuestros pueblos y de la
reconquista popular chilena. Queda en evidencia que
para ellos los pueblos no estn en capacidad para
entender la verdad. Pero hoy, un cogollo de tales
dirigentes se encuentran atornillados en altos cargos
de gobierno. A la cabeza figura el acomodaticio
Presidente Ricardo Lagos, socialista como Allende,
pero activo agente del neoliberalismo y apreciada
pieza de la dominacin imperial.

Tampoco sabemos que se hayan divulgado anlisis
autocrticos de los creadores y seguidores de la
teora del foco y la lucha armada, promovida tan
intensamente en la dcada de los 60. El registro
histrico arroja tambin un elevado costo en vidas y
sucesivas derrotas polticas y militares. Igualmente,
en el caso venezolano, connotados comandantes o
lderes de las luchas de esa poca se
transformaron en expertos saltarines de talanquera
al ocupar altos cargos en gobiernos de las dictaduras
partidistas y otros ms desvivindose hoy, con un
destemplado ensaamiento contra Chvez, por
invocar la intervencin del imperialismo y actuar
como desgraciados payasos de la oligarqua golpista.

En los pases de Europa oriental el socialismo como
alternativa revolucionaria fue borrado del mapa. Un
cataclismo estremeci al mundo revolucionario
cuando el este europeo retorn al sistema capitalista.
Concluida la guerra fra, el imperialismo yanqui
instal el ms desptico mecanismo de dominacin
planetaria que haya conocido la historia universal.

Los dirigentes de la mayora de esas histricamente
fracasadas alternativas revolucionarias, manipularon
la organizacin poltica pretendidamente de
vanguardia cobijndose en el centralismo
democrtico y abogando por l como irrenunciable
cuestin de principios.

Es oportuno, cuando en Venezuela la democracia
representativa fue constitucionalmente sustituida por
la democracia participativa y protagnica,
preguntarse sobre la validez del centralismo
democrtico. Porque este concepto bsico se aplica
acrticamente y casi por costumbre en los partidos y
movimientos marxistas o progresistas. La prctica
viene demostrando trcamente que el centralismo
democrtico es un factor determinante en la
usurpacin de los poderes del pueblo mediante el
manejo de las estructuras burocrticas partidistas
copadas por minoras privilegiadas que agitando
maosamente banderas revolucionarias abren paso
a la explotacin capitalista. Sera conveniente
analizar estos asuntos y darlos a conocer
adecuadamente en las comunidades?

Quedan lderes, ex militantes o militantes activos de
aquellas organizaciones que vivieron su apogeo
hace unas cuatro dcadas, sea en la va pacfica
como en la armada.. Desafortunadamente, hay entre
ellos quienes, ciegos y sordos ante la crtica para
reconocer el fracaso y aprender de l, persisten aqu
y ahora en imponer ideas, discursos y
comportamientos dogmticos y aejos, como si
representaran una expresin de avanzada en esta
innovadora Venezuela de hoy.

Debemos analizar y estudiar estas cuestiones?
Ahora que est en boga lo de las Escuelas de
Cuadros, sera este un tema adecuado? Se
esconde acaso la mano peluda del centralismo
democrtico en nuestras dinmicas
comunitarias?....O el centralismo democrtico es lo
que hay que asumir?... Podramos hablar de un
protagonismo democrtico como alternativa de
construccin revolucionaria de nuevo tipo?


La asamblea es una forma de organizacin
realmente democrtica para la toma de decisiones o
es una tribuna para los cuatro o cinco que hablan
hasta por los codos o para los diestros en
manipulacin de debates y acuerdos? Qu ocurre si
despus de las asambleas se crea una instancia
donde se concentra el poder para ejecutar los
acuerdos...? Dnde empieza y dnde concluye la
responsabilidad de cada quin en estos procesos
poltico-organizativos?

Un problema central de creciente intensidad en el
trabajo comunitario es precisamente el de la
naturaleza de la organizacin poltica revolucionaria.


Se trata de un problema inherente a la labor
comunitaria.

Partidos y movimientos polticos incorporados al
proceso revolucionario actual, estn contaminados
por politiqueros de perfil puntofijista. Cmo
decamos, lo de ellos es hablar de democracia
participativa mientras se aferran a su cuotita de
poder recurriendo a las maas clientelares de la
democracia representativa. A otros los arrastra la
cmoda fuerza de la costumbre, porque no alcanzan
a tener confianza en alternativas de protagonismo
popular ni en la conduccin revolucionaria del
proceso.

Desde nuestro dilogo y compartencia en y con las
comunidades, desde acuerdos reiterados en
sucesivos encuentros y talleres de intercambio de
experiencias, productos y expectativas, se viene
esbozando otra visin en lo relativo a la organizacin
poltica. Es vital adentrarse en ese debate. Ir
construyendo consenso en cuanto a la necesaria
organizacin poltica y el carcter o naturaleza de
ella. Es prioritariamente una organizacin de
servicio a la comunidad, al pueblo, o debe ser
principalmente de vanguardia? Cmo manejar la
relacin entre estas dos dimensiones (servicio y
vanguardia) en una organizacin poltica de nuevo
cuo y cul sera su vnculo, su conexin, su modo
de considerar la participacin protagnica del
pueblo? En esencia, quin determina qu es
desarrollo y cmo se va construyendo la interaccin
entre lo poltico, lo econmico y lo social?

Quien no ha investigado no tiene derecho a hablar,
sentencia Mao Tse Tung. La investigacin colectiva
es un requisito ineludible en la construccin de
nuevas relaciones sociales y de las teoras propias
de esta revolucin. En la actualidad, mltiples
problemas urgentes nos presionan en las dinmicas
de trabajo comunitario. Situacin que se agrava al
tener que asumir relaciones institucionales donde
muchos funcionarios atornillan al revs por
escualidez saboteadora, por inercia de apata laboral
o incapacidad. Partir del diagnstico colectivo
apropindose de una metodologa tambin
colectivizante aplicada en los espacios comunitarios
e institucionales pareciera ser requisito indispensable
del trabajo sociocultural, sociopoltico y
socioeconmico basado en el protagonismo popular.
Es cuestin de principios para una verdadera
organizacin poltica de nuevo tipo?

El pueblo unido, jams ser vencido. Esta consigna
encierra una verdad histricamente confirmada.
Porque el pueblo es, de verdad, el mayor de todos
los recursos. La movilizacin popular ha comprobado
ser la ms eficaz piedra de tranca ante las ofensivas
reaccionarias, por grandes y superdotadas que ellas
sean. Esta fuerza de lo popular proviene, entre otras
cosas, de la sabidura que le otorga su conocimiento
de la realidad concreta. Vale decir, el lugar donde en
ltima instancia se define el xito o fracaso de una
confrontacin. Y este es el momento de unir al
pueblo, unir a las organizaciones y promover la
coordinacin en los niveles institucionales, laborales
y comunitarios donde operamos. Hay otro
camino...?

Estas son algunas complejidades de la actual etapa
antiimperialista en la revolucin bolivariana. Su
comprensin colectiva es hoy por hoy parte de
nuestro proceso de aprendizaje. A su vez, en la
prctica, obligan a un cambio cultural para cada uno
de nosotros, para nuestras organizaciones o
instituciones, para la gente del pueblo protagonista
de la historia y diseadora del desarrollo y de la
nueva Repblica.

Cmo afecta todo esto en el proceso de elecciones
tan tercamente diseado en los cnones de la
democracia representativa?

Cmo dar la lucha por insertar las campaas
electorales en procesos de participacin comunitaria
con los equipos y/o el candidato correspondiente?

Cmo ir neutralizando esa voracidad violenta del
imperio? Cmo prepararnos para vencerla en todo
terreno si se desborda?



Algo ms sobre nuestra experiencia


Antes de concluir este nuevo prlogo del Cmo hacer
para saber qu hacer... necesaria es la referencia a
nuestra propia evolucin como proceso sociocultural
y servicio comunitario. Satisfacciones y avatares.


La batera neoliberal centr una de sus miras en el
mbito comunitario a fin de paliar el efecto del
drstico cambio derivado de sus medidas
econmicas, polticas y conceptuales en las
relaciones laborales dentro de la produccin y los
servicios. Paralelamente, el recetario inclua hacer de
las comunidades y sus habitantes campo propicio
para imponer la economa de mercado, el
consumismo y la rentabilidad as como el xito
personal por sobre el inters colectivo. Talleres
aparentemente tcnicos sesgados por una carga
mortal de individualismo, de egosmo y culto al dinero
fueron propagados por ONGs., algunas de las
cuales, aplicando las gansteriles reglas de que el pez


ms grande se come al ms chico, se hicieron ricas
en el intento.

Este reduccionismo en la problemtica local y la
planetaria globalizacin meditica sembrando
consumismo, facilismo y odio son dos caras de la
misma moneda.

Conviene no perder de vista la incidencia que tiene
en nuestra historia y en esta coyuntura la profunda
crisis educativa. Como sealamos anteriormente, ella
representa un tenebroso tributo de entrega de la
patria a nuestros colonizadores imperiales.




El trabajo comunitario de las ONGs.
neoliberales


La tarea neoliberal de las ONGs. consista en
sembrar esperanzas sobre recursos para
agrupaciones comunitarias condicionando el apoyo a
proyectos de adscripcin obligatoria a tendencias
puestas en boga internacionalmente (gnero, indios,
etc.) o a programas sociales gubernamentales que,
sin provenir de intereses o necesidades sentidas por
las comunidades, satisfacan manipulaciones de
dominacin planetaria del capitalismo salvaje. Esta
encomienda operaba a travs de talleres de
capacitacin, encuentros y publicaciones donde,
envueltos en atractivos y vistosos diseos de
sensibilidad social y entretenidas dinmicas
metodolgicas, esparcan su txico ideolgico.

Las ONGs.(nos referimos a las que se aproximaban
a las comunidades, no a aquellas fantasmas creadas
por partidos o instituciones oficiales en sus
estratagemas de corrupcin) acudan a las
comunidades para ofrecer apoyo a proyectos
destinados a resolver un determinado y especfico
problema reivindicativo. Tales proyectos deban
vaciarse en kilomtricos y enredados formatos
propios de cada institucin o agencia que dispusiera
de recursos. Las trabas para entender y elaborar los
proyectos puso a valer a las ONGs como asesoras
de grupos y expertas en talleres sobre el tema.

Al abordar un solo problema especfico en esta
metodologa de proyectos, el diseo y su aplicacin
eran reduccionista. Tampoco se asignaban recursos
para fortalecimiento organizativo, salvo excepciones
con grupos de confianza para los donantes.
Refrescando memoria, acordmonos que la antigua
PDVSA firm convenio con SOCSAL, ONG creada
por la Fundacin Interamericana del Congreso de
EE.UU., contubernio esquivo para las organizaciones
y proyectos surgidos desde las comunidades, pero
de generoso financiamiento millonario para la
creacin y fortalecimiento de organizaciones como
Primero Justicia.




Nuestro proceso sociocultural



Como ya est sealado, las comunidades, pese a
sus incontables vicisitudes y a la abrumadora
cotidianidad de la pobreza, cansadas ya de la
demagogia y deshonestidad de politiqueros y
funcionarios, se mostraban indiferentes al manejo del
pas aunque no ignorantes del hacer corrupto,
deshumanizado y entreguista de los gobernantes.
As lo apreciamos en aquella sorprendente rebelda
del 27 de febrero de 1989, cuando, con la esperanza
oculta en lo ms recndito de sus sueos, el pueblo
se alz lanzando su luminosa seal en cdigos que
nos empezaron a orientar hacia nuevas y
enriquecedoras lecturas.

A mediados de la dcada de los 90, poco despus de
terminar la sistematizacin de nuestra experiencia
metodolgica en Cmo Hacer para Saber Qu
Hacer..., iniciamos prolongados debates dentro de
Churuata como equipo de servicio y con
agrupaciones y promotores de las diversas zonas.

Para nosotros, asociacin civil Promocin
Sociocultural Churuata, de estos ltimos 10 aos
podemos resaltar lo siguiente:

a) Los Encuentros Nacionales de Trabajadores
Socioculturales (ENAC) y las reuniones
nacionales de coordinaciones regionales dieron
como lnea de orientacin que Churuata
continuara prestando los servicios requeridos por
el proceso, rechazando de plano las estrategias
neoliberales como amenaza para la lucha por los
ideales de justicia y bienestar en un modelo
social ms justo.

b) Esto signific que nos distanciramos del
mundillo de las ONGs. en circunstancias que, por
presin de agencias norteamericanas y europeas
donantes de recursos para el trabajo comunitario,
se comenzaba a montar una coordinacin
servil. Con un tramposo paquete programtico y
metodolgico, las instancias multinacionales
impusieron all su lnea neoliberal. A la cabeza
de esa coordinacin se estableci un cogollo de
ONGs. aplicando entre ellas la ley del embudo y
la del que el pez ms grande se come al ms


chico. As algunas obtuvieron sustanciosos
beneficios. Aos ms tarde ese cogollo,
abrogndose la representacin de una esculida
sociedad civil, apoyaron pblicamente las
intentonas golpistas contra la Constitucin
Bolivariana y contra la democracia participativa y
protagnica.

c) Los subsidios o apoyos gubernamentales,
adems de ser caldo de cultivo para la
corrupcin, se condicionaron totalmente a las
polticas neoliberales. Fueron frustrados nuestros
esfuerzos de encontrar respaldo por esa va para
el desarrollo sociocultural comunitario.

d) Fundamentalmente, para nosotros como proceso
de coordinacin y como servicio comunitario, dar
un salto cualitativo y cuantitativo nos indujo a una
revisin interna tanto de las articulaciones
organizativas como de nuestra concepcin,
condicin y perfil como promotores
socioculturales.

La crisis educativa repercuta con graves
consecuencias en nuestro pueblo y entre
nosotros mismos, los trabajadores comunitarios.
Algunos alcances al respecto:

En las reuniones, talleres e intercambios se
daba una fluida y locuaz narracin de
experiencias por parte de los participantes.
El venezolano de todas las regiones es
extrovertido y de una espontnea facilidad de
expresin oral. Sin embargo, al llegar al
anlisis no se lograba el salto cualitativo en
la reflexin. Se careca de referencias
aportadas desde experiencias y realidades
de otros lugares o de otros tiempos.

Los grandes vacos en cultural general
dieron margen al engao del pueblo a la vez
que mermaron nuestra propia capacidad de
orientadores metodolgicos como
promotores.

La necesidad educativa era imperiosa. Todos
necesitbamos capacitarnos. Pero el
momento histrico no era para proponer
encerrarse entre cuatro paredes en una
dinmica acadmica divorciada del diario
vivir del pueblo. El desafo era aprender en el
fragor mismo del trabajo comunitario, de la
lucha cotidiana por transformar la realidad.
Lgicamente, rechazamos postular a
gerenciadores y expertos en elaboracin
de proyectos que tras la pantalla de
conseguir recursos de instituciones o ONGs.
esparcan el esclavizante veneno neoliberal.
Otro punto clave vena de nuestra
experiencia de dcadas.

Pese a los esfuerzos hechos, tuvimos
dificultad para vincular la dimensin
sociocultural con el ejercicio de iniciativas
socioeconmicas basadas en la produccin
de bienes y servicios, en la perspectiva de un
desarrollo sustentable con generacin de
recursos propios. Por consiguiente, el
autosostenimiento organizativo se haca
inalcanzable. Un elevado porcentaje de
jvenes promotores con vocacin para el
desarrollo comunitario y experiencia
suficiente para convertirse en excelentes
servidores socioculturales de su localidad, se
vean obligados a abandonar su vocacin
para buscar trabajo remunerado a fin de
aportar econmicamente a su familia o crear
su propio hogar.

Cmo hacer, en nuestro modesto trabajo
local, para abrirnos mejores caminos de
justicia, armona y bienestar en un mundo de
dominacin milenaria cuando se
derrumbaban pases socialistas en Europa y
caan a nuestro lado tantos grupos
guerrilleros?

Nos mova la conviccin de que la fe en el
pueblo deba ofrecernos elementos para
crear lo nuevo en un proceso prolongado, de
generacin en generacin y de conquista en
conquista. Pensar en nosotros, nuestros
hijos, nuestros nietos y los nietos de nuestros
nietos...Como lo hacen los indgenas.

De las inquietudes expuestas, surge como
proyecto la Red Nacional de Capacitacin.

Se propone hacer de la capacitacin una
actividad permanente conscientemente asumida
a nivel de comunidades, de agrupaciones y de
equipos de servicio comunitario. Por eso la
llamamos Red Nacional.

Desde el anlisis de las prcticas vividas en
forma directa, debamos enriquecernos con otras
experiencias. Atrapar, debidamente
sistematizados, elementos de la historia de la
humanidad y, muy en especial de nuestro
continente y as elevar nuestro propio nivel de
anlisis.

Revalorizar culturalmente la importancia del
trabajo manual, de los oficios. Aprender a cultivar
la tierra, a practicar carpintera, electricidad,
plomera, computacin, artesana, etc.



En resumen, este cuadro grafica el propsito:



Tres bloques de enseanza-aprendizaje
CULTURAL GENERAL METODOLOGA PRODUCCIN

La Historia de:
= Las sociedades
= Del trabajo
= De los sistemas
educativos
= De los procesos
culturales
= De la asistencia
social

= Construccin de
conocimientos,
polticas,
articulaciones
organizativas y
mtodos y estilos
de trabajo
comunitario a partir
del anlisis
colectivo de la
prctica.
= Mitologa de anlisis
colectivo con
registro abierto
= Metodologa de
trabajo comunitario
(Sistema
Investigacin)
= Otras metodologas
de trabajo
comunitario.
(Anlisis a partir de
la prctica)
= Fortalecimiento
organizativo

= Cultivos agrcolas
(conuco y otros
artesanales)
= Cra
= Valor agregado a
cultivos agrcolas
= Artesana
tradicional y urbana
= Carpintera
= Albailera
= Plomera
= Electricidad
= Proteccin
ambiental
= Medios alternativos
de difusin
= Cine/Video foros
= Instrumentos
comunicacionales
= Computacin

Tres sujetos/objetos de la capacitacin.

RED NACIONAL DE CAPACITACIN

Nivel bsico:
Las comunidades
Nivel de servicios comunitarios:
Organizaciones comunitarias e Instituciones sociales con actividades
comunitarias
Ncleo Central de Capacitacin
Orientadores metodolgicos, personal docente, personal administrativo y
obrero, promotores-estudiantes

Postulantes: Promotores avalados por organizacin comunitaria.
Edad mnima 16 aos.
Experiencia en trabajo comunitario
Educacin bsica

Cupo inicial: 60 promotores (4 equipos de 15 cada uno)
Calendario laboral (no escolar)
Duracin: 3 aos

A partir del segundo trimestre, se rota permanentemente 1 equipo que gira en
las comunidades segn coordinacin regional con las agrupaciones
comunitarias respectivas.

Las actividades de produccin y servicios deben llegar al autosostenimiento
alimentario del Ncleo y a su financiamiento.

Las actividades de cultura general deben tener texto sencillos elaborados para ir
articulando teora y prctica. Apoyo fuerte de medios audiovisuales, cine, video,
etc. Asimismo el proceso de aprendizaje en las Historias debe incluir como base
las entrevistas/intercambios con sectores de nuestra patria multitnica y
pluricultural.










e) No hubo posibilidad de hacer realidad este sueo
de Red de Capacitacin. Los aportes, muy
valiosos, as como el entusiasmo de los
postulantes, no fueron suficiente.

El equipo de servicio de Churuata se concentr
para esos tiempos en Nirgua, bajo el ala
protectora de Guillermo Lpez, octogenario y
vital librero asturiano que nos ofreci afecto
solidario, terreno y galpn para instalarnos en la
perspectiva de hacer realidad la propuesta. Sin
embargo, al no disponer siquiera de recursos
mnimos para la subsistencia nos vimos en la
obligacin de disolver el equipo de servicio a fin
de buscar medios de subsistencia para cada uno
de nosotros y nuestras familias.

En aquel perodo previo a la disolucin del
equipo permanente vivimos una valiosa
experiencia. Fue nuestra nica participacin en
un programa social gubernamental, ya que ste
coincida con nuestros postulados esenciales de
participacin democrtica. Nos referimos al
proyecto de Capacitacin de Equipos de
Comunidades Educativas a cargo del Ministerio
de Educacin. Se acept nuestra oferta
metodolgica. Fue un xito en tres de los cuatro
Estados donde lo aplicamos. Fracas
parcialmente en Lara, donde la instancia
responsable por la parte institucional estaba en
manos de Bandera Roja. Adjuntamos Trminos
de Referencia para este proyecto como un
anexo de este Cuaderno # 6.



El proceso revolucionario y nuestra experiencia
organizativa y metodolgica.



El estallido popular caraqueo de 1989 tiene
repercusin nacional. En las comunidades la gente
empieza a mostrar creciente preocupacin por la
forma en que se maneja el pas y se enfocan sus
problemas laborales y de subsistencia. El 2 de
Febrero de 1.992, en una reunin nacional de
Coordinaciones Regionales para preparacin del
Encuentro Nacional de ese ao acordamos incluir en
los talleres del proceso preparatorio como punto del
temario El pas visto por las comunidades, ya que
sentamos una diferencia notable entre lo que era el
sentir y actuar de las comunidades y lo que apareca
en los medios de difusin masiva o en la desatada
demagogia politiquera, que nada haban aprendido
de la protesta popular.

Tres aos ms tarde, en la ltima reunin nacional
de Coordinaciones Regionales efectuada en Nirgua
analizamos la campaa que estaba haciendo Chvez
para la Presidencia de la Repblica y acordamos
que, si el Proceso Constituyente planteado por l se
haca realidad, debamos rediscutir nuestro trabajo
sociocultural para darle la dimensin poltica que el
pueblo estaba asumiendo para emprender ese
indito camino.

Fue en esa misma reunin cuando se aprob la
disolucin del equipo de servicio hasta que hubiera
recursos para sostenerlo. Continuaramos
coordinndonos e intercambiando informacin va la
red de contactos tejida a travs de los aos.

El planteamiento fue:

Profundizar el trabajo comunitario y el
fortalecimiento organizativo en cada espacio
de actividad y, en esa misma perspectiva,
realizar, hasta donde nos arropara la cobija,
Encuentros Nacionales de trabajadores
socioculturales para enriquecernos con el
constante intercambio de experiencias con
base en el conocimiento mutuo, el respeto
mutuo y el apoyo mutuo.

Abrir contactos y coordinaciones con las
nuevas autoridades y los otros procesos de
trabajo comunitario de nivel regional y
nacional.

Nuestro sello de identidad continuaba
siendo: Partir de los intereses y necesidades
sentidas por las comunidades y aplicar
nuestra metodologa de anlisis colectivo y
de trabajo comunitario con base en el
Sistema Investigacin.


Primera fase


La participacin en todas las diversas etapas del
proceso constituyente fortaleci notablemente el
trabajo comunitario. La gente entendi desde el
comienzo que se estaba abriendo un esperanzador
camino de participacin popular. Principalmente en
sectores caraqueos aportamos experiencia
metodolgica y, en Ciudad Bolvar, asesoramos
metodolgicamente el Congreso Extraordinario de


los Pueblos Indgenas donde se decidi la
participacin constituyente y se design a los que
ms tarde seran los tres diputados a la Asamblea
Constituyente y posteriormente a la Asamblea
Nacional.

Fueron contratados por Gobernaciones y Alcaldas
promotores con experiencia en nuestro proceso
sociocultural. Pero en la mayora de los casos, para
poner en marcha asistenciales prcticas paternalistas
manejadas al viejo estilo.

Los grupos comunitarios vinculados a nuestro
proceso han venido participando activamente desde
las iniciativas iniciales de jornadas cvico-militares
para beneficio popular hasta las mltiples y decisivas
acciones masivas emprendidas en el proceso
revolucionario.

Apenas instalado el gobierno bolivariano, dimos los
pasos necesarios para poner nuestra experiencia y
nuestro entusiasmo a la orden. Enviamos
documentos y cartas, acudimos a entrevistas con los
nuevos responsables, presentamos proyectos, etc.,
etc. Cero respuestas. Actitudes un tanto prepotentes,
adems de algunos comentarios descalificatorios
porque nuestro trabajo no era poltico.


Segunda fase:


Las Misiones, adems de constituir una multitudinaria
convocatoria de desarrollo social popular al margen
de las estructuras del Estado, van aflorando como
producto de la experiencia acumulada desde el
primer momento del gobierno revolucionario con sus
Planes cvico-militares y de la gigantesca y sin
precedentes movilizacin de apoyo a las vctimas de
la tragedia de Vargas.

Esta marcha infatigable, clara en sus objetivos de
lucha contra la pobreza y por los cinco equilibrios, va
convirtiendo en gigantesca marea humana la
participacin del pueblo como respuesta a las
iniciativas gubernamentales.

Los golpes contrarrevolucionarios tramados por el
imperialismo, sirven de alimento a la voracidad
desinformativa de los medios, chocan con la realidad
popular que los aplasta. Pese al desespero del
imperio y sus lacayos locales son trados a Santa
Ins, arena poltica que los obliga a actuar en
democracia.

En el hacer comunitario, empiezan a tomar cuerpo
experiencias metodolgicas que tienen elementos
comunes con nuestro proceso sociocultural y que, a
la vez, lo enriquecen con aportes significativos en
diversos terrenos: La Red Social de Guayana y su
proyecto de Gobiernos Comunitarios, la Red de
Calendarios Productivos en Escuelas Bolivarianas,
la Mesa de Dilogo y Participacin Cultural de
Monagas, la Organizacin de Servicios Comunitarios
de Los Arangues en el Municipio Torres, Estado
Lara, y otros en ejercicio y en gestacin.
La unidad es la voz del momento. Y para que ella
sea slida debe irse construyendo desde la prctica
local. El apoyo mutuo, que se viene produciendo
informalmente y a travs de contactos personales,
requiere ir cuajando progresivamente para consolidar
una fuerza popular comunitaria con un nuevo modo
de hacer y una nueva concepcin de la organizacin
poltica y la organizacin social.

Con el paso del tiempo, debido a un progresivo
reconocimiento de la eficacia de la metodologa y la
experiencia nuestra en el trabajo comunitario, se nos
ha empezado a llamar desde diversas instituciones
oficiales. Igual cosa viene ocurriendo con instancias y
proyectos de otras asociaciones que manejan
metodologas similares.

Desde el ao 2000 el INTI y el FUS nos han
brindado apoyo en la consecucin de recursos para
la realizacin de sucesivos Encuentros Nacionales y
han demostrado inters por el seguimiento del
proceso sociocultural. En CORPOANDES (2000-
2001) hicimos asesoras metodolgicas en Mrida y
Tchira con resultados positivos. Asimismo se brind
esta asesora metodolgica en zonas educativas y
diversas Alcaldas para trabajos en Escuelas y
comunidades.

El inters por nuestros mtodos de sistematizacin
es creciente. En este aspecto, con el SAPI, el
Ministerio del Ambiente y VIVE TV hemos aportado
herramientas metodolgicas en investigaciones
colectivas, seminarios y publicaciones.

Vale decir, que en instancias de alto nivel
institucional se nos ha ido tomando en cuenta.

No ha sido ni est siendo fcil lograr, mantener y
ampliar esta situacin.

Nos encontramos en un momento definitorio del
proceso revolucionario bolivariano, donde la etapa
antiimperialista nos lleva a enfrentar frreamente
unidos la intervencin directa del gobierno yanqui
con sus tteres aptridas de la oligarqua local.
Mientras, desde la otra perspectiva, en el seno de las
fuerzas bolivarianas, responsables de la marcha del
gobierno y del cambio revolucionario debaten
intensamente y someten a la prueba de la prctica
definiciones polticas, estrategias y de articulaciones


organizativas propias de nuestro pas y del momento
histrico que protagonizamos, para ejecutar los
lineamientos de la Constitucin Bolivariana.



Se hace camino al andar.


Est claro que este proceso que vamos llevando
adelante cotidianamente trasciende ya a todo el
planeta, muy en especial a los pueblos de Asia,
Africa, Amrica Latina y El Caribe. Tambin traspasa
las dimensiones temporales para inscribir el registro
de su marcha en pginas que estn haciendo
historia.

Modestamente, en la medida de nuestras
capacidades, y con el corazn puesto en las
comunidades indgenas, en los sectores rurales y las
barriadas urbanas, en el fortalecimiento de sus
organizaciones y en el esfuerzo por darle poder a los
pobres, podemos concluir que nuestra experiencia
metodolgica es fruto maduro cuya semillas se
esparcen en campos libertarios cada vez ms
amplios.

Constituimos una red de agrupaciones
socioculturales cuyos nudos cubren el territorio
nacional al mismo tiempo que formamos parte de
una informal red de redes similares que hemos ido
creciendo alimentndonos mutuamente hasta donde
nos arropa la cobija.

Estas consideraciones al finalizar el prlogo nada
tienen de gratuitas. Exponemos esta constatacin de
lo hecho, suma de ms aciertos que desaciertos,
porque la consecuente aplicacin en nosotros
mismos de la metodologa de anlisis colectivo y de
trabajo con base en el colectivizante sistema
investigacin, es lo que nos ha permitido llegar hasta
estas alturas de la batalla por los cinco equilibrios
con la conviccin y el entusiasmo de llevar adelante
el proceso revolucionario.

Hemos forjado una unidad con solidez poltica entre
los promotores y las agrupaciones comunitarias
porque la metodologa abierta de par en par al
intercambio de experiencias basado en el
conocimiento mutuo, el respeto mutuo y el apoyo
mutuo se ha convertido en un mgico detector que
pone de relieve los problemas comunes y los
intereses compartidos para traducirlos en acciones
comunes en funcin del propsito colectivo.

El bravo pueblo noblemente sigue a su lder que lo
sabe escuchar. No obstante, nos topamos tambin
con que el sendero de avance est atravesado por
costumbres y apetitos sectarios, partidistas e
institucionales, que pugnan por imponerse en el
poder. Asimismo, mucho queda por avanzar en el
rompimiento de esquemas que se pegan al humano
porque de alguna manera, representan apetitos
personales alimentados desde las difciles
condiciones de vida y de las valoraciones sociales
del viejo modelo. Como aspecto importante al
respecto es lo difcil que resulta aceptar los saberes
populares as como lo fcil que se acepta que un
ttulo universitario basta para consagrar la sabidura
del titulado. Esto, en la prctica, ha contribuido a
copar estructuras con una titulocracia inepta dejando
por fuera a quienes por su experiencia seran un
aporte significativo para asumir esa responsabilidad.


Estas metodologas, desarrolladas en el crisol de la
lucha comunitaria, no slo alcanzan validez en este
momento crucial de nuestro avance revolucionario,
sino que se proyectan como instrumentos valiosos
para construir la unidad necesaria en la construccin
de un desarrollo apoyado en nuestras propias
fuerzas; en el lenguaje de hoy: Un desarrollo
endgeno, integral y sustentable.


Los invitamos, entonces, a una lectura de este
escrito muy abiertos, en primer lugar, a enriquecer el
debate sobre estos asuntos y a aportar las
sugerencias, comentarios y crticas que enriquezcan
contenidos y procederes. Al mismo tiempo, leerlo
contemplando los intereses y necesidades de las
comunidades a la vez que los planes y programas
sociales de gobierno para asumir una prctica
basada en el trabajo en equipo y en los equipos de
trabajo, slidos cimientos de la construccin
sociocultural, del poder popular.



















Julio de 2004.











INDICE



Introduccin 7
Mtodologa de Anlisis Colectivo con Registro Abierto 15
Introduccin al Taller 18
1era. Fase: Acumulacin de Informacin 19
2 da. Fase: Anlisis de la Informacin 22
3 era.Fase: Sntesis del Anlisis 24

Metodologa de Trabajo Comunitario 26
Introduccin 27
I. Sistema Investigacin 31
Investigacin 31
Diagnstico 34
Programacin\Accin 35
Evaluacin 39
II. Redes de Coordinacin e Intercambios 41
Las Coordinaciones 41
Niveles Institucionales, descentralizacin,
programas "sociales", y trabajo comunitario 43
Los talleres de capacitacin 45
"Autosostenimiento" y "Rentabilidad" 46
Construyendo alternativas 48
El flujo de informacin 51
El Promotor 53
Anexos 57
* Diseo Taller: La Comunidad y el Promotor 58
* Diseo Taller sobre Trabajo Comunitario 60
* Cuadro Las Coordinaciones y Churuata 62
* Cuadro Las Redes (vinculaciones grupales) 63




Todo lo que a continuacin vamos a ir sometiendo a
consideracin de ustedes viene desde la experiencia
directa y desde las conjeturas provocadas por ella y
nuestras ambiciones. Llevamos muchos aos en este
trajinar y siempre ha sido una labor de equipo que cuaja
en creacin colectiva los pensares y sentires de cada
quien. Hoy asumo la osada de redactar personalmente
estas lneas a fin de empezar a cubrir un vaco que al
pasar de los aos no nos dimos tiempo para llenarlo.
Adems de pagar esa deuda con un inmenso colectivo
de cuya experiencia y enseanzas nos nutrimos, nos
interesa hacer de este escrito un aporte para el debate.
No se pretende estampar aqu las "tablas de la ley", ni
las conclusiones finales en torno a la metodologa que
hemos ido gestando, desarrollando y consolidando a
travs del tiempo y del trabajo comunitario. Deseamos
ofrecer un instrumento para el debate, una
invitacin a aportar opiniones e ideas alrededor de
estos temas.

Previamente, deseo aclarar que hablar siempre en
"nosotros". Aunque hoy yo asuma esta redaccin, jams
he sido un creador individual. En el trabajo comunitario
especfico constantemente he compartido la accin y el
anlisis con alguno, algunos o muchos. Y en el marco
ms general de cmo este mundo se mueve, nos afecta,
nos determina o nos llama a incidir en l, nunca me he
sentido solo. La sensacin es ms bien contraria, me veo
inmerso entre millones de seres, que en todos los puntos
del planeta y especialmente de nuestra Amrica Latina
vivimos soando un mundo mejor, pasando sinsabores,
engaos y desventuras en un permanente remontar de
bsquedas y esperanzas, de descubrir causas y efectos,
persiguiendo empecinadamente la construccin de
ideales que a pesar de los pesares seguirn
indestructibles, aunque ocurran resquebrajamientos...

Por eso el "nosotros".










Cules han venido siendo nuestras problemati-
zaciones o desafos principales? ...




Los pasos iniciales


Eran los albores de los aos 70. Una dcada
convulsionada por crisis nos legaba: el desmoro-
namiento de grandes proyectos polticos y propo-
siciones ideolgicas; fracasos y frustraciones productos
del dogmatismo y presiones extracontinentales;
mltiples vas de alcanzar el poder para cambios de
sistemas aparentemente agotados, y luego ir sucum-
biendo en el intento o fracasando al ejercer el poder
conquistado; hambre, miseria, represin, guerras de
dominacin imperial y otras formas de prepotencia
definiendo el mapa de injusticias, desigualdades y
desequilibrios imperantes.

Ante las crisis de teoras e ideologas, si pretendamos
ser socialmente vlidos, tiles a nuestros pueblos, se nos
planteaba como imperativo encontrar respuestas
cnsonas con nuestras propias realidades...pero,
nosotros conocamos esas realidades propias nuestras?

Por aquellos tiempos se nos plante la posibilidad de
hacer un trabajo comunitario de cierta escala, en la
perspectiva de motivar una participacin mayor de la
gente. Nadbamos en un mar de vaguedades, de
generalidades, de frases huecas que sonaban bonito pero
no decan nada. Los dirigentes hablaban y hablaban
sobre aquello de la "participacin", de la
"socializacin", de la "autonoma" y del "poder" pero en
verdad poco se defina. Aunque la demagogia s se
alimentaba con estas tendencias incipientes hacia el
trabajo comunitario. Tambin es cierto que nosotros,
sin notarlo,arrastrbamos nuestros respectivos lastres de
bateras ideolgicas.





Mirando hacia atrs y desde estas latitudes, casi un
cuarto de siglo despus, vemos subsistir an mucha de
esa pestilencia.

Sin embargo, en la otra cara de la moneda, exista gente
valiosa, dentro y ms all de este continente, que se
problematizaba en las mismas lneas y nos daba
contribuciones de sumo inters. Ellos nos aportaron con
su rica experiencia elementos concretos, que en sntesis
convergan en un punto central: crear a partir de la
propia prctica.

Esto se lee fcil y rpido, pero...cmo se hace...?

Meditndolo llegamos a preguntarnos si realmente
creamos que la gente, el pueblo, las comunidades eran
lo ms importante; si considerbamos que ellos eran, en
esencia, fuente de toda riqueza, y que sin su accin y su
decisin era intil plantearse cambios profundos en las
relaciones humanas.

Responder afirmativamente significaba que tenamos
que confiar en ellos, de lo contrario, la afirmacin
tambin pecaba de hueca, demaggica. Y confiar
significaba apoyarse en ellos, aprender de ellos. Confiar
supona considerar que la dominacin y la explotacin
los haban afectado y eso los limitaba para reconocer en
s mismos sus virtualidades y hasta sus propios
conocimientos y capacidades.

Entonces, encarbamos dos desafos:

* aprender de ellos
* y aportarles instrumentos para sistematizar su
conocimiento de la realidad y reconocerse en ella.

El dilogo, el entendimiento y la accin deba partir
de los intereses y necesidades de las comunidades.

Para acometer estos desafos necesitbamos a juro
formar un equipo debidamente preparado.

Reclutamos gente que desde el principio dio muestras
de su compromiso y su mstica. Organizamos cursillos:
Charlas sobre poltica, economa, agricultura, ciencias
sociales, etc. Todo en el marco de los grandes
movimientos del pas y del mundo... Ninguno de esos
expertos charlistas pudo hablarnos con propiedad de las
comunidades de nuestro suelo, de cmo eran y hacia
donde queran marchar. Cuando mucho, obtuvimos
discutibles datos estadsticos o abstractos "anlisis de
clases", generalmente basados en esos mismos
datos...Estas enseanzas entraban por un odo y salan
por el otro o, en el mejor de los casos, llenaban de
palabras los cuadernos de los adictos a tomar notas,
pero no encontraban aplicacin en las cosas que
necesitbamos emprender. En el fondo era un proceso
eminentemente burocrtico que no poda hallar su
espacio en este desafo no-burocrtico.

Buscamos variantes, incorporando debates sobre los
contenidos de las charlas desde el conocimiento de la
realidad comunitaria de los propios participantes.
Tampoco se logr dar la talla requerida para la
capacitacin.

Dndole vueltas al asunto, arribamos a algunas
conclusiones que alimentaron el nacimiento de esta
experiencia metodolgica.

En primer lugar, no sabamos de precedentes sobre lo
que nos proponamos hacer: un trabajo social basado en
el anlisis de la prctica y a partir de los intereses y
necesidades de la gente.

Los trabajos previos conocidos, arrancaban de intereses,
quizs muy nobles, pero ajenos y extraos a la realidad
local. Tampoco la comprensin de las cosas parta de la
prctica concreta para sistematizarla desembocando en
conclusiones pertinentes. Se adoptaba una teora, tal
vez muy coherente y grata al odo, y luego se tomaban
elementos de la prctica para ajustarlos contra viento y
marea a esa teora prestada. As se satisfaca el ego de
un lder que "estaba muy claro" o se embotellaba la
accin ponindola a servicio de la lnea de alguna
organizacin poltica "popular". Habamos visto a
personas muy bien intencionadas que al proceder en
esta direccin fracasaban, pero culpaban a la gente. La
tildaban de indiferente ("aptica" como le llaman
algunos). Tambin nos habamos dado cuenta que con
este proceder resultaba relativamente fcil que se
formaran en una localidad, aunque fuera pequea,
grupos comunitarios enfrentados detrs de sus
respectivas "banderas", en vez de unirse frente a una
necesidad o problema comn.

Concordbamos en que esos estilos y maneras lejos de
resolver los problemas de la gente, los agudizaban. En
esencia, estbamos convencidos de la absoluta nece-
sidad de actuar distinto. Pero no sabamos de dnde
partir y hasta dnde llegar.

Finalmente, nos dijimos: Respecto de la gente, nosotros
intentamos revalorizar su rol y tratarla de otro modo.
Entonces para capacitarnos no podemos recurrir a
mtodos educativos tradicionales, porque ellos estn
hechos para crear dependencia desde una posicin de
poder del profesor o maestro hacia su estudiante o
alumno. Y eso resulta absolutamente coherente con un
sistema que procura construirse, en todos los aspectos


de la vida, en funcin del ejercicio del poder de unos
pocos sobre unos muchos. Y justamente nosotros nos
proponemos trabajar con los muchos, prescindiendo al
mximo de estas relaciones especficas de poder.

As comenzamos a darnos cuenta cmo se expresaba, en
trminos de relaciones, eso de partir de los intereses y
necesidades de la gente...

Y, entonces, quin nos poda ensear a transitar este
camino? Nadie ms que la propia gente. Y he aqu que
el rompecabezas empez a encajar, se fue haciendo
lgico, coherente; desaparecieron los temores sobre lo
que nos diran, si nos entenderan o no y tantos otros
miedos que lo asaltan a uno ante lo desconocido.

Esto coincidi con un hecho determinante para el
proceso de construccin del mtodo.

Para entonces, hacamos actividades recreativas con
familias de diversa procedencia popular. El trabajo era
muy intenso para nosotros. Las jornadas diarias iban
desde las 8 a.m. hasta las 10 p.m., aplicando en ellas
mltiples iniciativas para que fuera la propia gente
quien creara sus espacios e instrumentos de recreacin
con miras a sacar elementos que le ayudaran a
comprender mejor su realidad concreta. Terminbamos
agotados y luego bamos a evaluar la jornada y a
programar las actividades del da siguiente. La respuesta
de las familias era tan entusiasta y abierta y la actitud de
los promotores tan exigente que las evaluaciones se
convirtieron en momentos magnficos de capacitacin.

Debido a la cantidad de informacin que se iba acu-
mulando con las intervenciones de cada quien, a fin de
que nada se nos escapara y pudiramos someter a
anlisis lo que nos resultara ms importante para la
actividad del da siguiente, probamos registrar todas las
intervenciones escribindolas con marcador en pliegos
de papel tamao afiche.

Los elementos que la gente iba aportando de su propia
percepcin de la realidad, su respuesta y sus iniciativas
en torno a las actividades programadas y nuestro propio
comportamiento, nuestros estilos y modos de
relacionarnos con los dems, fueron un "pensum" que
nos permiti aprender maneras de irnos conformando
como un equipo de servicio promotor de instrumentos
comunicacionales y de debate.

As empez este recorrido que parte, valga la reite-
racin, del anlisis de la prctica y de los intereses y
necesidades de la comunidad.


Teora y prctica.


Pudiera pensarse, como de hecho se piensa que
despreciamos la teora. Y ello plantea un interesante
problema sobre la relacin entre teora y prctica.

Si nosotros creamos elementos de teora cada vez que
analizamos nuestra prctica, mal podramos despre-
ciarla. Consideramos vital la teora porque es producto
del anlisis de la prctica. Negar o aceptar la teora no
encierra problema. El problema radica en la relacin
entre teora y prctica.

Esta metodologa postula las siguientes relaciones:


* Toda teora surge del anlisis de la prctica;

* La prctica transforma la realidad en cada momento
y lugar. El anlisis de este proceso alimenta el
desarrollo constante de la teora... ;

* Sin teora la transformacin de la realidad y el
desarrollo de la prctica no logran un hilo de
continuidad;

* Histricamente el ser humano viene haciendo aportes
tericos que constituyen un legado para la humanidad;

* Para adoptar o no una teora dada, necesitamos
analizarla a la luz de la prctica y la realidad concreta
donde se pretende aplicar.

* En esencia, el criterio de la verdad yace en la
prctica.


Resultan importantes estas relaciones porque nos
conducen a la prctica para crear teora, pero tambin
para analizar crticamente la teora ya existente.

Si a comienzos de los aos setenta esto nos inquietaba
como promotores sociales, hoy ante el estrepitoso
derrumbe de los llamados "pases socialistas" en Euro-
pa y el desaparecimiento de la Unin de Repblicas
Socialistas Soviticas (URSS) el asunto se torna mucho
ms grave.

El "marxismo" parece vencido y con l toda posibilidad
de transformacin social. Por tanto, sin siquiera decirlo,
el capitalismo se nos presenta como el sistema social
legitimado de aqu a la eternidad.



Una cosa es clara, el marxismo, que en casi todo el siglo
XX inspir cambios sociales impactantes en una
porcin significativa de pases y gener esperanzas de
terminar con las tremendas injusticias del capitalismo
no slo en las naciones donde haba triunfado, no
consigui interpretar cabalmente la situacin de los que
pretenda liberar, ni las caractersticas, posibilidades y
recursos de los dominadores.

Otra cosa clara es que los "pases socialistas" estable-
cieron una competencia por el "desarrollo" con los
imperios del capitalismo, tras los mismos objetivos:
locas carreras armamentistas, espaciales y de mercado
mundial. Ah se han invertido, por unos y otros, re-
cursos gigantescos mientras millones de millones de
personas vienen padeciendo hambre, enfermedades
curables y una cotidianidad de miseria.

Es cierto. Los gobernantes de ambos sistemas montaron
esa carrera financiada a costa de la miseria de millones
de seres...Y con qu derecho?...A quin le
preguntaron para hacer eso? Seguro, que a ninguno de
nosotros...Y ese es el problema!

En definitiva, desde que hay sectores dominantes y
sectores dominados, jams los dominados, los ms
humildes habitantes de las comunidades del planeta han
sido consultados sobre qu creen que es desarrollo y qu
buscan como futuro para sus vidas y la de sus hijos...

Incluso, los tericos, conocidos por sus teoras que
propugnan un cambio de sistema, exhiben un esquisito
y acabado conocimiento sobre los poderosos, con
sesudos diagnsticos, en torno a los cuales montan
debates universales. Ellos han tenido el mrito de
ayudarnos a comprender cosas a nosotros, pero
principalmente a dirigentes y "cuadros" y a los pode-
rosos. No obstante, sobre quin, qu y cmo es el
pueblo su ignorancia es abismante, supina.

Siempre han sido los sectores dominantes que a nivel de
cada pas y del mundo entero, definen qu es el
desarrollo, cmo se construye y cmo se financia.

Para producir cualquier cambio, no necesariamente se
requiere enarbolar formidables proyectos polticos que
cautiven a la gente para ir a votar o para tomar las armas
contra el sistema.


Nosotros estamos postulando que el pueblo, la gente se
compenetre de su propia realidad, se reconozca en ese
conocimiento y vaya proponiendo y dando los pasos
subsiguientes para modificar ese diagnstico en funcin

de su propia idea de desarrollo, de sus aspiraciones para
la vida.

Esto cambiar al mundo de la noche a la maana? No.
El proceso es inimaginablemente prolongado.

Pero, aqu y ahora, estaremos empeados en una
participacin distinta, empezando por la toma de
decisiones sobre lo que se quiere hacer.

Tal vez valga la pena insistir en el tema.

Si nos preguntramos de dnde salen dominadores y
dominados, nos encontraramos con que en ambos
sectores hay inteligentes y hay brutos, hay negros y
blancos, hay hombres y mujeres...O sea, el asunto no se
da por caractersticas de las personas.

Quizs haya que empezar por admitir que nosotros,
como especie humana, no estamos ganados para vivir
solos, necesitamos vivir con otros de nuestra misma
especie. Parece bastante seguro que nuestros primeros
padres coexistan, como otros mamferos, en manadas.
En aquellos tiempos se habitaba en las cavernas, se
coma lo que se cazaba o se pescaba y, en las zonas de
mucho fro, el abrigo eran cueros.

Es posible que estemos un tanto especulativos cuando
se trata de entender cosas muy concretas. Pero si la
industria del video y del cine estn recurriendo a los
dinosaurios para legitimar valores y relaciones de esta
sociedad, se vale que nosotros echemos mano a los
progenitores de nuestra especie para fundamentar una
alternativa.

En las manadas se resuelve la subsistencia con una vida
en comn, con responsabilidades compartidas, cada
quien cumpliendo su rol dentro del colectivo y un
sustento asegurado por el hecho de estar juntos.

Al parecer el problema surgi cuando hubo exceso de
cosas por distribuir y unos cuantos empezaron a
acapararlas para luego transformarlas en beneficio
personal. Para seguir por esa va necesitaron consolidar
un poder: legitimacin de sus rdenes; fuerza de
represin contra los inconformes, y embustes para
validar su poder ante los dems. Es decir, adulterar la
visin de la realidad con elementos donde las cosas que
no se conocan o no se entendan se justificaran
recurriendo a la magia, la hechicera o a los poderes
sobrenaturales. Ante la ignorancia del colectivo,
suplieron la investigacin y la informacin con
imagineras que alejaran a la gente de su propia reali-
dad.



De este modo nos convirtieron de manada en rebao.
No es difcil imaginar que entre los primeros animales
domesticados por el hombre estuvimos los propios seres
humanos.

Y eso ocurri hace miles de miles de aos. Pero sin
duda, jams volvimos a ser manada. Hemos continuado
siendo rebao con unos pocos pastores que determinan
los campos donde nos desenvolvemos, la cantidad y
calidad de nuestros alimentos, la atencin sanitaria, lo
"necesario" para vivir mejor, lo justo o lo injusto,
nuestros valores culturales, etc.

Con la metodologa intentamos quebrar aquel momento
lejano en que nos fueron transformando de manada en
rebao...y comenzar de nuevo, empezar por el principio,
sin pastores.




Construccin de conocimiento,
poltica y organizacin.


Vivimos el inmenso vaco de no saber quienes somos
como conglomerado, como comunidad. Y paradjica-
mente, acumulamos, sin percatarnos, el saber para
superar ese vaco y cambiar nuestra existencia social.

Yo, pueblo-comunidad, quin soy, qu quiero ser y
hacer y qu puedo hacer ahora...

Yo, servidor del pueblo, cmo aprendo de l para
actuar mejor sin ser ni "cuadro", ni representante,
ni dirigente, ni juez, ni pastor, sino servicio.

Se trata de un proceso complejo, donde el ejercicio
del poder, columna vertebral de esta sociedad, se
maneja en la perspectiva de irlo subvirtiendo a
medida que el colectivo se lo va apropiando.

Veamos otras problematizaciones y por qu, desde un
ngulo distinto.

Analizar la prctica en conjunto permite construir
conocimiento, poltica y organizacin colectivamente.

Quines construyen? La gente como colectivo. Por eso
planteamos que la metodologa consiste principalmente
en el anlisis colectivo de las prcticas individuales.

Eso quiere decir que se van abriendo espacios donde
cada quien aporta su prctica, por pequea o insig-
nificante que le parezca.
Mientras diseamos el instrumental metodolgico y
durante su aplicacin, se han dado momentos de
temores e incertidumbres: -"Y qu pasa si la gente es
tmida...?"-"Y qu pasa si se niega a narrar su
experiencia..?"

Y, desde la otra banda, estn los que sentencian que a la
gente no le gusta pasar el tiempo sentada escuchando el
bla, bla de los dems. Peor an, hay quienes andan
preocupados porque la gente "no tiene nivel suficiente
para analizar los problemas" y habra que darles
orientaciones. Adems argumentan que eso resulta ms
rpido, ms dinmico que estar en la discutidera.
Tambin algunos se muestran, sin duda muy
sinceramente, impacientes por cuestiones que no afloran
en los anlisis "debido al nivel de la mayora de la
gente"; en circunstancias que existen "cuadros de mayor
nivel" con ms visin. Estos han propuesto reuniones
especiales para promotores especiales, que nunca las
hicimos.

En un comienzo quizs porque intuamos que la cosa no
era por ah, pero luego por razones acumuladas en el
propio desarrollo de esta experiencia, que nos avalaron
la negativa.

La prctica, siempre tan testaruda, se encarg de
mostrarnos desde el principio que, sin importar la etapa
o el lugar donde aplicramos la metodologa, una
inmensa mayora de los participantes acta con un
espritu y una actitud abierta, animados por el inters de
dar a conocer a los dems su experiencia y su situacin.

La obstinada prctica nos va demostrando que el nivel
de anlisis coincide con las posibilidades concretas del
colectivo y eso genera unidad en la accin. Igualmente
al garantizar la participacin de cada quien aportando su
experiencia para el anlisis y sintindose reconocido por
ese mismo hecho, el ejercicio de la democracia se
despliega al mximo.





La democracia.


Y el disfrute ms pleno de la democracia es otro de
los por qu.

Desde un comienzo, nos esforzamos en crear reglas del
juego metodolgicas que brindaran la oportunidad de
responder a nuestros objetivos, a los por qu enunciados
a lo largo de esta introduccin.


Desde ese punto de vista, buscamos establecer ins-
tancias de participacin de cada quien desde la
definicin de los diseos hasta la elaboracin colectiva
de las conclusiones. Apreciamos la participacin no
slo en las intervenciones de palabra, sino tambin en el
establecimiento y asuncin de las actividades, en el
escuchar con atencin las otras intervenciones, en la
iniciativa y en las evaluaciones.

De este anlisis del significado y alcance de la partici-
pacin y la democracia llegamos a sintetizar lo que
llamamos los tres "mutuo". De acuerdo a nuestra
experiencia, ellos vienen siendo una varita mgica para
el entendimiento entre la gente, para ir creando un
ambiente propicio al cambio gradual de las relaciones
de poder en relaciones de armona: El conocimiento
mutuo, el respeto mutuo y el apoyo mutuo: tres
elementos esencialmente interdependientes e inter-
actuantes.

Creemos que ya estamos en condiciones de profundizar
ms en cuanto a la democracia. Si realmente confiamos
en la comunidad, si partimos de los intereses y
necesidades definidos por ella misma y si respetamos
sus valores, sus creencias y sus ritmos, el ejercicio
democrtico encuentra cauce y razn. Nos sumamos as
al clamor generalizado por ensanchar el marco de la
democracia, asocindola eso s ms con la justicia que
con lo "moderno" o lo del grado de "madurez" del
pueblo.

La prctica de nuestra metodologa levanta resistencias
y divergencias en las agrupaciones de base de corte
tradicional y tambin en ciertas asociaciones de
servicio, de las que se conocen como ONG.

No se trata solamente de discrepancias en procedi-
mientos o instrumentos, sino en asuntos conceptuales.

En el fondo y cantidad de veces en la forma, las
agrupaciones llamadas "populares" tienden a imitar los
modelos y normas organizativas del Estado, sus
maneras de elegir y estructurarse. Se explica tambin
por las imposiciones de la legislacin vigente en lo
organizativo, que sigue a pie juntillas los lineamientos
dominantes.

La democracia, si no tenemos la decencia y la estatura
de plantear las cosas por todo lo ancho, se convierte en
un laberinto de seales turbias que lleva al desgaste y la
frustracin.

Quienes bregamos en el trabajo comunitario tenemos la
obligacin de decirnos estas cosas porque nos afectan
directamente.
Anotamos previamente que los "representantes" del
pueblo una vez en el poder se olvidaban de l. As son
las cosas. Se salvan aquellas excepciones honrosas de
siempre.

En la actualidad, la eleccin de estos mal llamados
"representantes", despus de 35 aos de democracia y
mientras todos los polticos coinciden en elogiarla, an
la hacen los "cogollos" y "cogollitos" partidistas. Los
fraudes y sus consabidas denuncias y peleas ya no
extraan a nadie; estn en la lista de ingredientes del
folklore poltico nacional. A estas alturas muchos se
preguntan si vale la pena preocuparse por quien va a
ganar cuando la falta de seriedad y decencia est tan
generalizada.

Pero, exijamos a nuestra imaginacin y supongamos
que no existan fraudes. El pueblo, o mejor dicho los
electores (que son slo el 50% de_la poblacin), o
mejor dicho a_ la mitad de los electores (porque la otra
mitad, en clculos optimistas, se abstiene de votar),
elige a sus supuestos "representantes" y luego no
cuenta con ningn mecanismo legal que le permita
controlarlos, fiscalizarlos o cambiarlos por incapaces
durante todos los aos de su mandato
(*)
...A esto le
llaman "libertad de eleccin".

No se niega que es preferible la democracia a la
dictadura, porque se respira un clima de mayor libertad.

No obstante, al pensar en lo que hemos visto y hacer un
recorrido mental por lo que queda, admitimos que si
bien esta democracia dispone de herramientas o
espacios para criticar al sistema y reducir en cierto
grado sus injusticias, desigualdades y desequilibrios, a
su vez, representa una garanta elegante, sutil y
demaggica para consolidar el sistema. Vale decir, para
no terminar con las injusticias, las desigualdades ni los
desequilibrios.

Este sistema, en esencia, es un sistema de explotacin
donde los sectores dominantes utilizan las libertades
democrticas en funcin de sus objetivos.

Abundemos con otro ejemplo. Si basndonos en la
libertad de expresin nosotros nos empeamos en
difundir masivamente nuestros pensares, sentires y
realidades por las cadenas nacionales de TV, radio o
peridico, la primera pregunta que salta y que elimina
las siguientes es: "Quin tiene dinero para pagar tales

(*)
Las recientos destituciones y juicios a altos funcio-
narios son por peculado no por incapacidad.


publicaciones?" Esta es una "libertad de expresin" que
no nos queda otra cosa sino ponerla entre comillas.

En mayor o menor grado, esto sucede con las dems
"libertades" de la "democracia" prevaleciente en el pas.

Al hablar de democracia en la metodologa estamos
apuntando a algo muy diferente de lo que practican e
imponen los sectores dominantes.

Planteamos que, desde el primer momento, la gente
asuma las instancias de anlisis como algo propio y
decida junto con los dems todos los asuntos
organizativos, logsticos y de dinmica metodolgica.

El desafo se extiende a brindar mecanismos eficaces
para llegar a acuerdos por consenso en cuanto a los
objetivos del anlisis y los temas a analizar. La
metodologa debe ofrecer una batera de instrumentos
donde el colectivo saque tambin por consenso sus
conclusiones.

Nuestra apuesta es que la participacin activa de la
gente impide el desarrollo de elementos manipuladores
desde la orientacin metodolgica y desde el colectivo.
La manipulacin, por ser una manifestacin de
corrupcin, no prospera donde exista participacin cabal
y amplia en la informacin, en la decisin, en la
ejecucin y en la evaluacin.

Diseamos esta metodologa para asumir cada
instancia de anlisis colectivo como una expresin
vasta y profunda de democracia, donde el pueblo
acumula sabidura y deseos de superacin adoptando un
espritu sano, honesto y constructivo.





Globalidad,
dispersin y discontinuidad.


Mltiples manifestaciones revelan la riqueza creativa
del pueblo, su capacidad de producir bienes materiales y
espirituales. El mismo conserva para s aquellos valores
y expresiones ms adentrados en su modo de subsistir,
de ser y de trascender, en sus creencias y sus anhelos, en
su historia como conglomerado comunitario. Los
traspasan de generacin en generacin, cimentando
tradiciones que amalgaman una identidad cultural
enraizada en el tiempo y el espacio.

Pero en Amrica Latina, los sectores dominantes
siempre, en mayor o menor medida, se han colocado en
la direccin opuesta.

Hoy, la fuerza del capital transnacional en la
produccin, los servicios y las finanzas, se ha propuesto
y ha impuesto, a nivel mundial, las bases de las polticas
econmicas y sociales en cada pas con miras a una
globalidad del desarrollo. Ello redunda, adems, en
imposicin de modas y valores que dan la vuelta al
mundo inundando las cadenas de establecimientos
comerciales y los medios de difusin masiva. Nos estn
forzando a olvidar y hasta negar nuestra propia
identidad reemplazndola por un prototipo "planetario".
A modo de ejemplo, por esta va hoy se hace difcil
distinguir por su vestimenta, msica, modales y
aspiraciones a ciertos grupos de jvenes urbanos que
igual podran ser de Singapur, de Londres, de Buenos
Aires o de Valencia. Lo bravo es que ellos mismos se
vanaglorian de ser originales. Evidentemente chocamos
con una fuerza impactante que, paradjicamente,
estimula el individualismo a ultranza.

En dramtico contraste con esa compulsiva realidad,
observamos que las agrupaciones comunitarias adolecen
de raquitismo como consecuencia de su dispersin y
discontinuidad. Se corre un grave riesgo de extincin de
las expresiones tradicionales y, adems, se halla al
descubierto una seria debilidad en muchos aspectos del
hacer socio-cultural.


El intercambio de experiencias y el apoyo mutuo, son
piezas clave en la fundamentacin de la metodologa,
y expresan en la prctica la lucha por superar la
dispersin y la discontinuidad e ir edificando unidad
entre comunidades, unidad del pueblo.


Percibimos con nitidez en nuestra experiencia, que
los procesos generados en esta perspectiva sealan
en la esencia de sus aspiraciones dos factores de
desarrollo: una subsistencia digna y una identidad
cultural propia, enriquecindose en el intercambio
con otras identidades.

Estos son algunos de los principales por qu.


Algunos podran pensar que aqu pecamos de caer en
"ingenuidades" y "romanticismos" poco realistas. Otros
podran alegar por carencia de un proyecto orientador
polticamente hablando...



Ese guiso substancioso, con aquella gama de sabores
que es la vida, encuentra entre sus ingredientes la
ingenuidad y el romanticismo.

A la hora del balance de qu es nuestra vida y qu nos
propusimos hacer con ella, esos ingredientes la alian
con un sabor ms apetecible y, muy importante, ms
digerible.

De todas maneras, es posible que no hayamos podido
dar consistencia a algunos argumentos que son para
nosotros muy profundos, intentando tocar fondo. La
subversin hacia una vida mejor, obliga a poner en tela
de juicio todos los elementos que se atraviesen en el
camino: Razonarlos desde sus causas ltimas, desde sus
posibles orgenes... El reconocimiento de nuestra
incapacidad no es otra cosa que un llamado a
mancomunar esfuerzos.

...Cmo llegar a la verdad verdadera? Hay que
procurarlo, tener osada para ello. Porque circulan
"verdades" que se han venido forjando desde alguna
mentira centenaria y parecieran verdades verdaderas,
pero no lo son.

Sabemos que encaramos un proceso muy largo, que
rebasar nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos y
los hijos de ellos.

No obstante, tambin sabemos, como gran enseanza
histrica del siglo XX, que en una determinada sociedad
se puede construir un sistema que la lleva a ser un
monumento de potencia mundial, pero que en slo
algunas dcadas se desploma estrepitosamente ante el
asombro general.

Ah muchas de las que se creyeron verdades no eran
verdaderas, segn lo dice la prctica, como criterio de la
verdad.

Entonces pensamos que ms vale largo que nunca...

Qu significa confiar en la gente y partir de los
intereses y necesidades de la comunidad, en el marco
esbozado? Significa la orientacin estratgica para
llegar a las relaciones de armona que desbanquen a las
vigentes relaciones de poder como factor prepon-
derante de la sociedad.

Al partir de los intereses y necesidades de la
comunidad, nos encontraremos con cosas muy
concretas, palpables, al alcance aqu y ahora.

Y lo que las comunidades logren en cuanto a satisfacer
sus necesidades e intereses marcar un paso hacia ese
gran fin estratgico, pero ser tambin un logro
especfico. Logro del cual se parta para reajustar los
intereses y necesidades por satisfacer en los prximos
pasos.

La idea de proceso se yergue como una catedral. Y
el gran proyecto es ir construyendo el proyecto entre
todos.

Entonces, esta metodologa de anlisis y de trabajo
sostiene que la contradiccin principal es aquella que el
colectivo o la comunidad pueden resolver. Las razones
son obvias: El diagnstico lo hizo el mismo colectivo,
lo cual asegura que esa contradiccin responde a
necesidades sentidas; luego, al resolverla el colectivo
conoce cmo identificar una contradiccin y cmo
superarla y se reconoce en su capacidad. As aumenta su
fuerza para ir enfrentando retos mayores y ms
complejos, para incrementar sus posibilidades de
autosostenimiento.

Despus vienen las contradicciones que se pueden
manejar y que inciden en el desarrollo de sus
capacidades autogestionarias.

Se trata, entonces, de un proceso infinito en su bsqueda
del mundo mejor por descubrir y construir. Se trata,
entonces, de un proceso que da a da se traduce en
metas para soluciones concretas donde se van
inventando, ensayando, aprendiendo y estableciendo
nuevas formas de relaciones entre la gente.

Articular una metodologa de anlisis colectivo y una
metodologa de trabajo en comunidad, como
herramientas para caminar este proceso es nuestra
proposicin y es nuestra necesidad y es nuestra
oferta.

















Caracas, 1994.














































3 fases:

acumulacin de
informacin
anlisis de la
informacin
sntesis del anlisis




3 instrumentos
metodolgicos

orientacin del debate
registro del debate
colectivo que debate





Los talleres son una instancia colectiva donde
con la aplicacin de la metodologa y, en base a
los objetivos
de la convocatoria, se procede al anlisis en conjunto
de las practicas de cada quien.


Ellos han sido la columna vertebral en el desarrollo
de toda nuestra experiencia.
Por tal razn, los tomaremos como referencia para
explicar la aplicacin de esta
metodologa de anlisis.


Resulta muy fcil, luego, hacer la proyeccin de las
fases y los instrumentos
metodolgicos utilizados en los talleres
a reuniones y encuentros de diverso tipo. Tambin
hay gente que la aplica a aspectos de su vida personal y
familiar.


Para cada Taller se conforma un equipo de orientacin
metodologica integrado por un orientador de debate
y preferiblemente dos registradores de debate
por comisin
























Al comenzar cada Taller se hace la Plenaria Inicial,
en base a lo siguiente:

* Presentacin social

Cada asistente se presenta al resto del colectivo y
manifiesta sus expectativas en torno a la jornada.

Los encargados de la orientacin dan cuenta de cmo
se hizo la convocatoria y el grado de acogida
encontrado, asimismo informa sobre las ausencias y
su por qu.

* Exposicin de objetivos y temario

Se describen los objetivos, el temario y el proceso
para llegar a ellos.

Si hay expectativas o sugerencias de los presente que
pudieran alterar estos objetivos o el temario, se abre
discusin colectiva y, de haber consenso, se procede
a su ajuste o modificacin.

* Explicacin de la metodologa a utilizar y el por
qu de su uso.

Se describen los instrumentos, las fases y la dinmica
metodolgica en cada uno de sus pasos y se dan a
conocer todos los aspectos organizativos, incluido el
de la direccin del Taller (de no haber comisiones el
















colectivo asume la direccin; en caso de conformarse
dos o ms comisiones,

cada una designa un delegado que, junto con el
equipo de orientacin metodolgica y el de
organizacin, conforman dicha direccin para control
de los aspectos organizativos y de la dinmica
general).

* Las comisiones se articulan de modo que los grupos
de debate no tengan menos de 8 ni ms de 15
participantes y simultneamente abordan el mismo
temario. Esto facilita la participacin de todos los
asistentes y ahorra tiempo.


La Plenaria Inicial es orientada por el coordinador del
equipo de orientacin metodolgica. Es clave
esforzarse por ser siempre lo ms didctico posible.

Todos las intervenciones, incluidas las presentaciones
sociales y la conformacin de comisiones, son
anotadas en el Registro de Debate.


Adems de la explicacin oral, se despliegan en las
paredes cuadros con los objetivos, el temario, el
calendario de trabajo y otros puntos estimados de
inters. Se informa que todo lo que se escriba ser
tipeado y puesto al alcance de cada participante.



















* La orientacin de debate


El orientador reitera aspectos de la metodologa, con
nfasis en lo relativo a las reglas del juego para esta
fase de acumulacin de informacin:

Insiste en tener presente los objetivos y temario del
Taller.

Resalta la importancia que tiene la prctica como
factor para construir un pensamiento colectivo.
Pone de manifiesto que nadie que no sean ellos
mismos saben a fondo cmo es su propia realidad
y experiencia y que se es su gran aporte.

Insiste en que el Taller es de ellos mismos,
haciendo notar la importancia de escuchar cada
experiencia y volcar, muy honestamente, la propia.

Llama la atencin sobre la Pauta para Narrar la
Experiencia como referencia para no olvidar cosas
o para ordenar el relato. Pero subraya que cada
tallerista es libre de exponer lo suyo como le
parezca. Advierte que se debe dejar a cada quien
narrar tranquilo, procurando no interrumpirlo con
preguntas que es mejor hacerlas cuando la
persona haya concluido.

Recalca tres puntos para las intervenciones:

1. No se permite descalificar a personas o a
experiencias, porque son gente cuya labor
representa un esfuerzo respetable donde siempre
emergen elementos de aprendizaje.

2. Procurar ser honestos y objetivos en el
relato, ya que, de lo contrario, se engaan,
se caen a embustes ellos mismos.

Se trata de echar el cuento como cuando
uno se mira al espejo por la maana: los
prpados a medio abrir, etc. De nada sirve
recurrir a poses falsas, con una mueca de
sonrisa poniendo la cara para la foto.

3. Escuchar, atenta y pacientemente, sin
interrumpir al que habla, anotando aquello
que a uno le sugiera preguntas para cuando
termine el relato.











Una vez concluidas las narraciones, el orientador
conduce la lectura del registro y la codificacin de
ideas para el anlisis, en la forma y con las razones
que veremos ms adelante.






MODELO DE PAUTA PARA NARRAR
EXPERIENCIAS EN UN TALLER
CON PROMOTORES NOVATOS




Pauta para Narrar
la Experiencia


(Echada de Cuento)

Qu hago?

Desde cundo?

Con quin?

Cundo, dnde, cmo?


= == =Principales logros

= == =Principales obstculos








* El registro de rebate



Como ir quedando claro a lo largo de esta
exposicin, el registro de debate tiene la inmensa
responsabilidad de anotar todas las ideas e
informaciones dichas en el Taller.

Esta es una delicada funcin-tarea y constituye un
rasgo fundamental en la identificacin de esta
metodologa de anlisis.

A medida que se van llenando las hojas de registro se
despliegan en las paredes del local, ala vista de los
participantes. Permanecen all como instrumento de
trabajo y como teln de fondo del intercambio de
experiencias. As los talleristas empiezan a apropiarse
de las ideas desplegadas crendose un sentido de
pertenencia colectivo.

Este nivel de apropiacin resulta curioso, porque al
hacer las intervenciones o relatos no se anota en el
registro el nombre de quien habla. Las narraciones se
identifican con el nombre de la agrupacin del
expositor o con annimo rotulado de otra
experiencia.

El registrador, sin embargo, no debe perder ni una
sola idea, tal como hemos insistido previamente. Y sus
anotaciones, sin pretender ser textuales como en
dictado taquigrfico, deben ser fieles al contenido
expuesto.


Al proceder de este modo, el registro se convierte en
una referencia bsica para el anlisis colectivo, en el
mejor material de trabajo que dispone el grupo para
analizar su prctica.


Hemos visto numerosos talleres o reuniones con
metologas donde quien registra anota aquellas cosas
que a l le parecen acordes con los objetivos, o
correctas para afirmarlas , o errneas para
cuestionarlas. De esta forma, muchas veces muy
dinmica y entretenida, se habla de participacin y
decisin colectiva, en circunstancias que se est
echando mano a una flagrante manipulacin. Pero la
prctica ensea que, de verdad verdad, el colectivo no
se apropia de esos anlisis ni de las conclusiones
subsecuentes.

Se puede llegar a que el colectivo decida la
orientacin del anlisis de las prcticas?












Al construir los contenidos del Taller con la narracin
de la experiencia de cada quien, ya se tiene dado un
paso importante en esta direccin. Pero,
evidentemente, no basta.

Es necesario asegurar dos cosas:

1. Que el colectivo califique las ideas vertidas en
esta fase de acumulacin de informacin, y

2. Que el colectivo seale sus nfasis para el
anlisis teniendo como referencia los objetivos y
temario del Taller.






El registrador no es juez
que decida qu se
registra y qu no.

Su misin es anotar todo
lo que se diga.

Tampoco es juez que
califique lo justo o
errneo de las ideas, sino
que debe respetar
absolutamente el
contenido expuesto.





Ejemplos de codificacin con
letras o con signos, teniendo
como referencia el temario.







* El colectivo que debate


Cada quien narra su experiencia, mientras los
dems escuchan.

Los participantes formulan, si tienen, preguntas
una vez que alguien termina su narracin.

Tal como adelantamos en el rol de la orientacin, una
vez finalizadas las narraciones y respondidas las
preguntas, el orientador de debate abre un espacio
importante de tiempo donde se hace una lectura en
voz alta, seguida por los miembros del colectivo, del
registro de debate completo, ya desplegado en las
paredes de la sala.


El orientador explica previamente al colectivo que los
objetivos de este importante paso metodolgico son
dos:


Verificar silo escrito se corresponde con lo dicho
y, de no ser as, introducir las modificaciones
necesarias y, luego,


Hacer que cada participante seale las ideas que
le parezcan de inters para el debate.


Las ideas sealadas, ya sea porque se comparten o
no, ya sea porque se quiere debatir con mayor
detenimiento para llegar a conclusiones, se anotan en
el registro de debate con una codificacin previamente
establecida por el colectivo.


Esta lectura y codificacin se transforma en una
reiteracin que devuelve la atencin sobre lo ya dicho
y lleva a repensar lo ya escuchado. Tambin, al poner
tanta rigurosidad en la identificacin de las ideas
expresadas por los participantes, stos sienten
valorada su experiencia y reconocen mejor las
experiencias de los dems. Hay que tener presente
que el colectivo es el dueo de las ideas del registro;
por lo tanto, si plantea modificar una de ellas, el
registrador debe hacerlo sin mayor discusin.


En cuanto a la dinmica para continuar el Taller, se
calcula el grado de incidencia de los cdigos anotados
por el colectivo y esto define las prioridades o nfasis
en la orientacin del anlisis.























TEMARIO

* Investigacin de la accin
socio-cultural

* Programacin de la accin
socio-cultural

* Articulacin organizativa

fffffffffffffffffffffffff
fffffffffffffffffffffff

CODIFICACIN CON LETRAS

Cdigo Tema

I Investigacin
P Programacin
AO Articulacin Organizativa


fffffffffffffffffffffffff
fffffffffffffffffffffff



CODIFICACIN CON SIGNOS

Cdigo Tema

Investigacin
u Programacin
v Articulacin Organizativa













* La orientacin de debate.



Consideraciones introductorias desde el orientador:


Se destaca la importancia del proceso previo con
la acumulacin de informacin, resaltando el
aporte de todos los participantes con sus
experiencias.

Se llama la atencin sobre la utilidad que tuvo el
registro como instrumento para el aprendizaje en
la lectura y codificacin de ideas. Tal vez puede
ser conveniente dejar en claro que ni la grabacin
en cinta, ni ningn otro modo de registro
audiovisual, puede presentar mayores facilidades
para el anlisis y aprendizajes colectivos, como el
que estamos experimentando con todas las
intervenciones escritas y desplegadas a la vista
del grupo.

Se definen los criterios para la orientacin del
debate en esta fase de anlisis, a saber:

Se tomarn como referencia las ideas
codificadas en el registro. Para ello, se
leer (por orden de tema o por orden
numrico de pginas del registro) una o
varias de las ideas codificadas y se dar
paso al anlisis con intervenciones
solicitadas.

Se hace necesario poner en
consideracin el hecho de que antes ya
se escucharon toas las experiencias y
despus tambin se leyeron; por tanto, al
leer una idea codificada necesariamente
tenemos en la mente otras ideas emitidas
al respecto.

Asimismo, el debate de una idea nos
puede llevar a un anlisis donde se traten
simultneamente otros asuntos. Esto no
es malo, pero el orientador necesita dar
seguridad de que los puntos se van a ir
tratando uno tras otro, para evitar
enredarse en un mar de elementos a la
vez. Y al despejar por consenso un punto
ha de pasarlo de inmediato a la sntesis.











Se explica que a medida que se vaya
debatiendo, se va a ir encontrando opiniones
de consenso sobre determinadas cosas que
al colectivo le parezcan de importancia. En tal
caso, el orientador preguntar si esa idea se
considera central y, de haber respuesta
afirmativa, se proceder a su redaccin para
la sntesis.


Hemos manejado varias maneras de ir leyendo las
ideas codificadas y abrir debate sobre ellas:


* Se sigue el orden de aparicin en las hojas de
registro desplegadas, idea por idea, o


* Se leen todas las ideas marcadas en una pgina y
as se abre debate sobre ellas, o

* Se toman varias pginas correlativas y se van
leyendo y sometiendo a debate las ideas de un mismo
cdigo analizando:
coincidencias,
complementariedades,
divergencias
y puntos de inters para despejar, o

* Combinaciones de estas opciones.


La orientacin de debate debe estimular la
participacin de todos los asistentes, escuchar
atentamente cada intervencin y, a medida que se
desenvuelve el debate, va poniendo de relieve
elementos surgidos en las diversas intervenciones
y que enfilan a un mismo punto, sea de manera
coincidente o divergente, buscando el consenso
en relacin a esa determinada idea.

Suele suceder que el discutir una idea aparece
consenso respecto a otra u otras ideas que el
colectivo tambin considera centrales. En tal
caso, la orientacin va asumiendo esas ideas
centrales como parte de la sntesis.

Tres cosas se recalcan como determinantes para
el buen desarrollo del debate:

1. Hacer respetar el uso de la palabra,
sin intervenciones simultneas ni
ni interrupciones.




2. No permitir elementos de
descalificacin de experiencias o de
personas.

3. Basar la discusin en la prctica
concreta.



El debate es para extraer aprendizajes
de la prctica con miras a mejorar la prctica, no
para ganar discusiones.










* El registro de debate




En esta fase el registro de debate sigue las
intervenciones procurando no perder ni una sola idea.

De acuerdo con el orientador, cada cierto tiempo se
lee lo registrado con el fin de verificar su fidelidad en
relacin con lo dicho. Si del colectivo surgen
modificaciones, se procede al cambio.


Esta lectura, donde se coordinan la orientacin, el
registro y el colectivo, brinda una buena ocasin para
ir sealando ideas que contribuyan a centrar mejor las
discusiones o que se definan como centrales para la
propia sntesis.


Debido a que generalmente hay poca disponibilidad de
tiempo y de paredes, el registro de esta segunda fase
no se despliega como el de la acumulacin de
informacin.

A medida que los debates van llegando a ideas
centrales de consenso, se abre un registro simultneo
que se convierte en el registro de la sntesis.

Al partir de la prctica para retornar a ella, mejorando
el desarrollo del trabajo, el intercambio de opiniones
producido en el anlisis genera diversas proposiciones
de accin. El registro de debate debe marcarlas de
manera destacada en sus pginas. Tambin puede
ser conveniente recurrir a un registro especial para
ellas.


Lo importante es que las proposiciones de accin
vayan quedando siempre visibles para el colectivo,
porque a medida que se desenvuelve el debate puede
irse optimizando su formulacin.









* El colectivo que debate




En esta fase del intercambio la participacin debe
llegar a ser muy activa. La prctica nos ensea que la
interrupcin con juegos bajo el pretexto de impedir que
los talleristas se aburran o se cansen, son elementos
que, por una parte, impiden la ilacin y profundizacin
de la creacin colectiva en las ideas que se van
gestando y, por la otra, revelan una falta de confianza
en que las comunidades tengan inters por discutir
sus asuntos.

Toda opinin cuenta y, por consiguiente, es muy
determinante que la gente escuche con atencin y
hable con ganas de compartir.

La lectura peridica del registro debe ser asumida por
el colectivo y la redaccin de las ideas centrales que
van integrando la sntesis debe contar con la
participacin directa de los asistentes, ya sea en la
redaccin o, de todas maneras, en la lectura y
aprobacin de cada idea.

El colectivo, en esta fase, se manifiesta de una forma
muy notoria al ir descartando debates sobre ideas que
a su entender ya fueron tratadas y definidas en ideas
centrales previas.



As


se empiezan


a fundir




anlisis y sntesis.















* La orientacin de debate





El problema central a resolver en la orientacin de la
sntesis radica en que sta sea apropiada por el
colectivo. Nada se saca con redactar conclusiones
muy bellas si los participantes no sienten que es su
producto.

El orientador debe contribuir a que las ideas relativas a
conclusiones y de diagnstico se redacten con
claridad y expresen fielmente los resultados del
anlisis, junto con tener la seguridad que los talleristas
se ven dueos de las ideas generadas en conjunto.

Desde otro ngulo, la orientacin debe esmerarse por
lograr que el colectivo construya claras proposiciones
de accin. Nos llev mucho tiempo aprender esto. El
entusiasmo provocado por el debate colectivo que va
creando un clima mgico en el entendimiento entre los
participantes, suele precipitar proposiciones sin
viabilidad de concrecin que no pasan de ser meras
muestras de buenas intenciones.

La funcin del orientador, en esta parte tan
determinante en trminos de continuidad, apunta a
poner en debate los elementos necesarios para
transformar las buenas intenciones en una proposicin
de accin factible.

Las proposiciones deben poseer una caracterizacin
precisa, objetivos bien definidos, tareas preparatorias
ubicadas en el tiempo y en el espacio con clara
valoracin del proceso en su relacin con al producto,
responsabilidades ntidamente sealadas,
identificacin de los recursos que garanticen su
factibilidad y, garanta de mtodos y estilos de trabajo
adecuados, incluyendo las evaluaciones
correspondientes.

El debate de los factores enunciados constituye un
momento de frtil y amplia capacitacin en el uso de
esta metodologa de anlisis para reconocer la
realidad circundante y las posibilidades reales de
cambio.
















* El registro de debate



Es necesario que en esta fase el registro de debate
sepa diferenciar bien los momentos y los espacios
correspondientes al anlisis y los que ataen a la
sntesis.

En el proceso de redaccin o afinamiento de las ideas
de sntesis, es frecuente que afloren en el colectivo
debates de real inters sobre lo que est en discusin.

Como esto a veces coincide con las tareas de
redaccin de sntesis, se corre el riesgo de no registrar
ese debate. El registrador o los registradores deben
prever esta situacin y adoptar las medidas para que
no ocurra, aunque ello signifique solicitar colaboracin
a los propios talleristas.

Las diversas ideas conceptuales y diagnstico por lo
general suelen redactarse por orden de aparicin, sin
importar su correspondencias con algn tema en
particular.

Por acuerdo entre el equipo orientador y el colectivo
se puede elaborar cuadros con columnas por temas
donde se incorporen las ideas correspondientes ya
redactadas (por ejemplo: una columna para
Investigacin, otra para Programacin, etc.)

Tambin como registros de la sntesis, en ocasiones
se confeccionan cuadros de diversa ndole para
apoyar las conclusiones.


La sntesis del anlisis se compone, por lo
general, de dos tipos de ideas:

* Conclusiones conceptuales y de
diagnstico.

* Proposiciones de accin.










* El colectivo que debate


Asume la sntesis aprobando por consenso cada una
de las ideas y de las proposiciones de accin, y
reconoce como suyo el resultado.












































El consenso se expresa en el acuerdo colectivo en
relacin a las ideas expuestas. Pero, adems,
puede existir consenso para reconocer el carcter
central de una idea determinada, junto con
identificar discrepancias que no se pudieron zanjar
dentro del debate en cuanto a contenidos









































Las proposiciones de accin
as adoptadas
nos han ido
conduciendo a la


























































Cuando hace quince aos se nos plante la posibilidad
de echar a andar un proceso que fuera construyendo,
junto con las agrupaciones de base, un plan de
desarrollo para la cultura popular, decidimos asumir la
responsabilidad siempre que hubiera total respeto a la
autonoma de los grupos culturales y sociales
involucrados y no se impusiera modelo organizativo
alguno.

Nuestra proposicin se bas entonces en dos principios
bsicos:

A) Insertar en una estrategia de desarrollo coherente
la accin cultural; asumiendo, de manera consciente,
la necesidad de superar la dispersin y la
discontinuidad.

B) Partir de los intereses y necesidades de cada
regin, para impulsar participativamente el proceso
de regionalizacin.

Al adentrarnos en el vasto campo de la cultura popular,
nos alentaba la idea de obtener en los valores
culturales del pueblo respuestas y caminos para
remontar vacos y desengaos y construir, codo a codo
con la gente, espacios sociales innovadores basados en
la identidad propia. Fue entonces cuando ensambla-






















mos un conjunto de ideas dispersas que plasmaron los
dos principios bsicos sealados.

En primer trmino, reafirmamos nuestro slido
reconocimiento hacia el pueblo como mximo
constructor social, en todo momento de la historia y en
todo espacio del planeta. El contrasentido inmenso al
ubicarnos en esta perspectiva radica en el hecho de que
el mismo pueblo es un perfecto desconocido, ya sea
como sujeto, ya sea como arquitecto para disear o
caracterizar su desarrollo local y el de la humanidad,
ya sea como sobreviviente milenario de la dominacin y
la injusticia. Porque los tericos y los polticos
muestran mayor inclinacin por saber las
caractersticas y el desenvolvimiento de los poderosos
sectores dominantes. Muchos de ellos lo hacen a
nombre del pueblo, que de todas maneras permanece
como el gran desconocido. Tan grande ha sido la estafa
que ni el pueblo tiene conciencia de lo mucho que sabe
y puede.

Si nos proponemos traspasar esta barrera, chocamos
con desarticulaciones paralizantes. Las posibilidades
de que el pueblo o las comunidades sean capaces de
conocerse y reconocerse recprocamente parecen
remotas. Porque resulta fcil verificar que las
comunidades o el pueblo, con toda esa sabidura
atesorada, sufren un alto grado de dispersin y
discontinuidad en sus modos de articulacin. Esto no




es casual, ya que levantar obstculos a la unidad de la
gente es una de las frmulas manipuladas por la
dominacin para irse perfeccionando a lo largo de la
historia.

En nuestro quehacer, aportamos como dato de
dispersin la frecuencia con que grupos con sedes
cercanas y de una misma rea de actividad operan sin
conectarse, sin aunar sus debilidades para convertirlas
en fuerza. Asimismo, la dispersin se multiplica con las
incontables modalidades de sectarismo ideadas o
reproducidas desde la mezquindad de grupos polticos o
desde el afn de figuracin y las ambiciones de poder
de algn mandams local. Todos stos condicionan la
accin conjunta o la coordinacin, a su lnea y a su
mando.

Desde otro ngulo, se presenta la discontinuidad.
Frecuentemente, grupos con fines sociales o culturales
desaparecen tras una corta existencia. por carecer de
recursos y de apoyo. A veces sus idealistas fundadores
reinciden poco despus creando otra organizacin que
corre con igual suerte. Otro indicador se observa en la
constante rotacin de jvenes dedicados a labores
comunitarias de todo corazn, pero que se ven
obligados a desertar en busca de trabajos remu-
nerados. A ello se agregan algunas celebraciones,
ciertas campaas espontneas en torno a asuntos
sociales o fiestas de carcter tradicional hechas espo-
rdicamente con mucha participacin, mientras en el
resto del ao no ocurre nada ms. Creemos que esto es
negativo o, en el mejor de los casos, insuficiente para
un desarrollo del trabajo. Al evaluar la accin de la
escuela en la comunidad desde el punto de vista de la
continuidad del trabajo, alguien argumentaba, con
razn, que la comunidad est siempre pero el
funcionamiento de la escuela est sujeto a un horario,
un calendario y cantidad de imprevistos. Obviamente,
dispersin y discontinuidad se contienen y se nutren
entre s.

Con estas consideraciones, todava vigentes, plan-
teamos en aquel tiempo que el desarrollo de la cultura
popular se traduca en la capacidad del pueblo, de las
comunidades, para conocerse y reconocerse a s
mismos y expresar ese conocimiento con vistas a
transformar su realidad. De ah emerge como principio
bsico la construccin de una estrategia de desarrollo
coherente y la lucha por superar la dispersin y la
discontinuidad.

El reto para avanzar por este sendero se encaraba:

Con un instrumento: La metodologa de anlisis
colectivo con registro abierto
Con un fundamento metodolgico identificado en 4
fases interactuantes al que denominamos
SISTEMA INVESTIGACION:

INVESTIGAR
; ;; ;
DIAGNOSTICAR
; ;; ;
PROGRAMAR/ACTUAR
; ;; ;
EVALUAR

Con una conviccin: confiar en la gente, en la
comunidad, en el pueblo.

Y paso a paso, da tras da, en una cadena ininte-
rrumpida de aos de trabajo conjunto, de aprendizajes,
de consecuencia en analizar la prctica e ir sacando
conclusiones para hacerlo mejor, de identificar y
procurar superar errores y vacos, y de compartencias en
la lucha por construir un mundo nuevo y abrir amplio
cauce a la armona en nuestras relaciones, hemos ido
amasando criterios, perfilando procedimientos e
instrumentos, dando luz verde a la magia de los
encuentros y, en esencia, construyendo lo que
presentamos aqu como una metodologa de trabajo
comunitario.

Como es en la comunidad, con la comunidad, desde y
para la comunidad, que se han producido estos ha-
llazgos, deseamos, consecuentemente, compartir con
tantos otros "nosotros" cuya presencia percibimos, an
cuando no los conozcamos todava de cuerpo presente.

Para abordar los elementos de metodologa de trabajo
comunitario que presentaremos a continuacin, vamos a
valernos de la narracin de experiencias o, como le
decimos entre nosotros en la metodologa de anlisis, la
"echada de cuento".

Debido a que nos empezaremos a mover en espacios
que nos resultan complejos y multidimensionales,
intentaremos identificar y describir instrumentos y
factores de esta metodologa recurriendo unas veces a la
perspectiva histrica y otras a la profundizacin de
alguna idea o concepto. Hay cosas que se nos presen-
taron como problematizacin hace ms de 10 aos y que
hoy alcanzan mayor grado de definicin con el afi-
namiento que va dando ese dilogo constante con la
prctica y con la evaluacin.

Nuestra experiencia adquiere vida y sentido como
servicio en la atencin prioritaria a las comunidades
socialmente ms relegadas: Barriadas urbanas, pueblos


y caseros rurales y comunidades indgenas. La prctica
con estratos medios ha sido ocasional, no por falta de
ganas o por afn discriminatorio, sino por carencia de
fuerzas.

En 1979 este servicio comunitario se plantea un reto
nacional como programa de gobierno en el campo de la
cultura popular, en una negociacin donde el gobierno
acepta que el programa no existe sino que se va
construyendo con la gente, en especial del interior, y
que tampoco impone modelo organizativo alguno sino
que respeta las formas de organizacin local. Por su
parte, algunos promotores comunitarios aceptan in-
tegrarse al programa incorporndose como funcionarios
contratados por una fundacin privada, con sueldos
bajos y altas exigencias de movilidad dentro del pas y
de disponibilidad de horarios. El programa adopt el
nombre de Plan Sebucn y logr un crecimiento
sostenido hasta 1984 cuando fue suprimido por el
gobierno entrante. Ese mismo ao, las agrupaciones y
promotores beneficiarios del programa decidieron la
continuidad del servicio, bsicamente con las mismas
funciones, pero no a cargo del Ministro sino de los
propios grupos.

Durante ese lapso, asumimos como concepto de cultura
popular el conjunto de expresiones del pueblo en su
vida cotidiana y en su historia. Sostuvimos una lucha
enconada para no ser arrastrados por la corriente que
enjaulaba cultura popular exclusivamente en las
manifestaciones de arte popular y artesana, compo-
nentes importantes pero no nicos en el universo
cultural del pueblo. Ante la necesidad de incorporar
nuevos espacios y protagonistas, reconocimos el papel
del promotor junto al del artista y el cultor populares y
nos referimos a lo socio-cultural para representar con
mayor amplitud y claridad nuestra concepcin de
cultura.

As nace Promocin Socio-cultural Churuata que en
estos ltimos 10 aos ha continuado tejiendo esta
experiencia metodolgica. Los principios bsicos
definidos inicialmente con el Plan Sebucn, se
redimensionan, facilitando la orientacin de esta nueva
trayectoria. Ellos son:




TRES PRINCIPIOS BASICOS:

1. La poltica de desarrollo y la articulacin
organizativa del conjunto de nuestro proceso, se
construye desde y con la base.
Nosotros, como pueblo, vamos edificando
unidad en lucha contra la dispersin y la
discontinuidad. Procurando mejorar con-
diciones de vida y forjar nuevas articula-
ciones sociales, formar sociedad.

2. La participacin en la accin, en el debate y en la
toma de decisiones es inherente al proceso y abarca
los niveles: individual, grupal, zonal, regional y
nacional; cada rea del hacer socio-cultural, al igual
que los aspectos referidos a polticas de desarrollo y
articulaciones organizativas.

3. La transformacin gradual y constante de las
relaciones en el seno del pueblo, se orienta por lo
que llamamos los "Tres Auto" y los "Tres Mutuo".

E Estimular y consolidar la independencia con
los tres auto:

* autonoma
* autogestin
* autosostenimiento

E Estimular y consolidar la interdependencia
con los tres mutuo:

* conocimiento mutuo
* respeto mutuo
* apoyo mutuo


As como nos servimos de los Talleres para referencia
en la metodologa de anlisis, la experiencia de ambos
servicios (Sebucn y Churuata) ser til al
aproximarnos a esta metodologa de trabajo, teniendo en
cuenta, eso s, que dentro de este proceso hay grupos y
promotores con aportes metodolgicos de gran inters.

Tampoco pretendemos disponer de una metodologa de
trabajo exclusiva; la nica "correcta". Por el contrario,
deseamos incorporarnos a un amplio debate, a un
intercambio sin fronteras con otras formas de hacer y
actuar que sume y eleve nuestros conocimientos en pro
del desarrollo comunitario.


En la continuacin de este escrito, abordamos esta
aproximacin a la Metodologa de Trabajo Comunitario
en dos captulos:

I. El sistema investigacin

II. Redes de Coordinacin e Intercambios



I El Sistema Investigacin.

En esta parte, caracterizamos cada una de las fases del
Sistema, intentando transmitir una natural e indis-
pensable interaccin donde cada fase contiene a las
otras, a la vez que requiere pasar ineludiblemente a la
siguiente.

Debido a que la investigacin acadmica est tan
difundida, se encara el riesgo de asumir por esta va el
Sistema Investigacin aqu planteado. Desde nuestra
concepcin la investigacin, el diagnstico y la
programacin pueden resultar ejercicios meramente
tericos si no atrapamos su esencial y obligante
vinculacin con la accin. Por ello, en la tercera fase
ensamblamos dos elementos: Programacin/Accin,
entendiendo que desde el inicio de la investigacin la
actividad prctica es un ingrediente determinante que se
complementa e interacta con la actividad analtica o
terica. En el trabajo comunitario, todo lo que
analizamos proviene de la prctica y debe traducirse o
reflejarse en acciones. Por ello conviene explicitar la
accin dentro del Sistema Investigacin. Y el tema
Programacin por estar referido a lo que se acuerda
hacer, parece su acompaante ms adecuado. No obs-
tante, para efectos del anlisis tratamos por separado
programacin y accin.


II. Redes de Coordinacin e Intercambios

El tratamiento de este captulo tal vez se enrede un poco
al ir brincando desde nuestro proceso de articu-lacin
armnica dentro de las comunidades, hasta los acosos
ideolgicos y la inestabilidad sembrada en ellas por los
sectores dominantes. Sin embargo, esa es la realidad
vivida y ambos son elementos de peso en esto de redes e
intercambios.

Desde fines de la dcada de los 80, vienen operndose
cambios cuya incidencia en la vida y el trabajo
comunitarios esbozan nuevos perfiles y caracteri-
zaciones.

El estallido, la explosin inicial, puede ubicarse en el 27
de febrero de 1989. Hubo muchas cosas que ya no
volvieron a ser como antes. La poblacin fue eviden-
ciando cada vez mayor preocupacin por enterarse de lo
que suceda en el pas, a la par que se generalizaba una
abierta actitud de reprobacin y protesta.





En el trabajo comunitario destacan dos aspectos entre
tantos acontecidos.

El primero de ellos es el creciente inters de la gente por
las noticias polticas, econmicas y sociales del pas,
porque siente cmo le estn tocando en carne propia. En
consecuencia, desde febrero de 1992 nosotros
acordamos incluir como punto inicial, en el temario de
las reuniones de coordinacin, un intercambio de
informacin sobre el modo en que las comunidades
aprecian la situacin nacional.

Lo otro es que, traspasando los lmites de los servicios
pblicos, a comienzos de los aos 90, el gobierno
irrumpe en las comunidades de manera directa con los
programas llamados "sociales". Operan localmente
entes oficiales y organizaciones no-gubernamentales
con proyectos pre escolares, "becas" y micro empresas.
Ello embiste al mundo comunitario con una proble-
mtica desconocida para l y se modifica el contexto de
aplicacin de nuestra metodologa de trabajo. Las
comunidades y los trabajadores socio-culturales son
cortejados con seuelos ideolgicos negativos, lo que
nos trae a la memoria cmo en el pasado manipularon
hasta desvirtuar y corromper a organizaciones sindi-
cales, vecinales y cooperativas. Ser que ante el
desprestigio de tales "organizaciones tradicionales",
ahora se opta por tocar directamente a las comuni-
dades, ya que sus intermediarios se agotaron? Ser que,
ms all an, estn alterando las relaciones de trabajo en
la produccin, en las formas de pago y en los
convenimientos?

Hemos querido poner en discusin tales problemas a
partir de causas y efectos de su aplicacin y
confrontndolos con lo que venimos haciendo.

Para ello, en este captulo presentamos unos subttulos
referidos a asuntos de coordinacin propias del proceso
en su dinmica de desenvolvimiento. Corresponden a
esto: Las Coordinaciones, Construyendo alternativas
y El flujo de informacin. Y, por otra parte,
comentamos los programas gubernamentales e
internacionales para la comunidad. Los subttulos son:
Niveles Institucionales, descentralizacin, programas
"sociales" y trabajo comunitario y "Autososte-
nimiento" y "Rentabilidad".














INVESTIGACION


Los primeros pasos, as como el inicio de cada nuevo
trabajo comunitario, tienen como punto de arranque una
investigacin de la situacin, de la realidad especfica,
hecha con la misma gente.

Tocamos aqu un aspecto determinante para todo el
trabajo. Porque, entonces, se trata de llegar a la comu-
nidad para enterarse de la situacin, desde la visin dada
por sus habitantes. Desde la otra cara de la moneda,
quiere decir que no vamos a dictar ctedra sobre lo
que all ocurre o sobre lo que corresponde hacer, sino
que, como modestos aprendices, con odo atento,
escuchamos para saber en qu y cmo actuar.

El Plan Sebucn, como programa de Gobierno, se
orient desde un comienzo hacia el interior del pas.
Operaba con las Direcciones de Cultura de los Esta-
dos. Ellas actuaban bajo la influencia o las instruc-
ciones del Consejo Nacional de la Cultura, quien en la
prctica ha tratado siempre a la provincia como
subordinada. En sus primeras giras, al llegar el equipo
del Plan, era esperado con reuniones preparadas para
que los capitalinos hablramos e indicramos qu
haba de hacerse. Luego quedaban asombrados por el
simple hecho de preguntarles a ellos cul era su
situacin, cules sus problemas y necesidades y en qu
podramos ayudarlos. Hubo lugares donde nos dijeron
que nunca se haban encontrado con un equipo de los
niveles centrales que llegara preguntando opiniones y
en actitud de aprendizaje.

Estas simples preguntas fueron llaves maestras que
abrieron de par en par las puertas a una relacin
rompedora de esquemas y con claras repercusiones en
el trabajo. Porque, aunque la relacin no se daba an
en un sector comunitario, el contacto con ese nivel
institucional era con miras a ese objetivo. Por lo tanto,
nuestra actitud imprimi su sello al trabajo comunitario
posterior.









En el contacto con trabajadores sociales y culturales y
las agrupaciones populares, se produjeron diversas
reacciones, segn fueran sus situaciones particulares.

Finalizaba la dcada de los 70.

En Latinoamrica, cantidad de conductores polticos,
militantes y simpatizantes haban visto desbaratadas
sus aspiraciones de implantar nuevos sistemas socia-
les, sea por la va armada o la pacfica. Fue doloroso ir
sintiendo cmo tantos esfuerzos bien intencionados, de
gente buena, naufragaban con un saldo tan alto de
vctimas o mrtires, de frustraciones y desesperanzas. A
muchos se les plante como deber ineludible, impe-
rioso, aprender de tanta desgracia y rectificar
honestamente: Atreverse a someter a la prueba de la
prctica la validez de los proyectos, las polticas, las
organizaciones, las acciones y los mtodos utilizados.
Situarse en una actitud de descubrimiento y de
apertura, capaz de reconocer nuestra incapacidad en
cuanto a valorar la importancia intransferible del
pueblo para cambiar este mundo de injusticias y
desigualdades. Y capaz, tambin, de mirarnos al espejo
en calidad de responsables, copartcipes o simpa-
tizantes, en un momento o en otro, en mayor o menor
medida, de esos proyectos fracasados a tan elevado
costo.

Pero, al mismo tiempo, todava persistan quienes se
negaban a reconocer el fracaso y, ms penoso an,
algunos que con irresponsabilidad, ignorancia y
empecinamiento, mantenan una actitud prepotente,
cul infalibles portadores de la verdad, descalificando
toda iniciativa de vincularse a las comunidades que no
respondiera a sus dogmas.

En ningn pas del continente las experiencias fallidas
consiguieron ser mayora. El apoyo y la receptividad
provino siempre de poblaciones minoritarias. Sin
embargo, quedaban descarados que pretendan an
representar a toda la poblacin, al pueblo. Y con esa
tramposera ideolgica intentaban descalificarnos, sin
entender que nosotros no buscbamos representar





a nadie sino ir haciendo el camino deseado, trazado y
recorrido por todos.

Esto se hizo sentir especialmente en los grandes cen-
tros urbanos. La persistencia de las provocaciones y
del chisme, continuaron haciendo mella en la gente y
causando dao. Fuimos blanco del ataque y el es-
carnio en ciudades como Caracas, Maracaibo y Bar-
quisimeto. En esta ltima, donde agonizaban, vctima de
virajes politiqueros esos movimientos tan entusiastas y
convocadores como la Unin Cultural de los Barrios y
el Movimiento Aquiles Nazoa, se nos tild por la prensa
de servidores del Opus Dei, pregoneros de la ideologa
demcrata cristiana y agentes de la CIA.
Paradgicamente, no faltaron funcionarios de gobierno
que nos acusaron de ser piezas del castro-
comunismo y de la K.G.B.

Pero este rechazo, aunque caus dao, fue francamen-
te minoritario. Individuos dispersos y sectas urbanas
dedicadas a alborotar. Igualmente minoritario era un
apoyo incondicional y acrtico hacia nosotros, por parte
de militantes que nos confundan con correli-
gionarios por ser programa de gobierno.

La mayora de los trabajadores sociales y culturales
que se acercaron lo hicieron por curiosidad. Queran
ver qu pasaba. Y empezaron a darse cuenta que los
participantes eran quienes definan y decidan. Fueron
acudiendo al llamado de intercambiar experiencias
entre ellos mismos para fortalecer sus respectivos
trabajos. Luego, como respuesta al estmulo de investi-
gar su realidad con las comunidades, comenzaron, paso
a paso, a tejer una red de contactos y entendimientos
informales que ms tarde cuajara en este proceso de
alcance nacional.

Han pasado quince aos y la prctica y la consecuen-
cia entre postulados y acciones va dejando claro cul es
el lugar de cada quien. Sin proponernos ganar
discusiones, pero s poniendo la prctica como argu-
mento principal, creemos que es sano dejar sentado que
nuestra posicin y nuestra trinchera es la misma de
entonces, con ms experiencia y ms aprendizajes, con
dudas e inquietudes, abiertos al descubrimiento y an
sin pretender tener la verdad en la mano, ni a Dios
agarrado por las barbas. Tambin, como antes, estamos
ganados a discutir e intercambiar en pie de igualdad, al
calor del trabajo comunitario, con caf y sin cafetn, no
porque estemos contra el cafetn, sino de las
discusiones ampulosamente vacas donde las palabras
intentan infructuosamente esconder la carencia de
prctica y de conocimiento de la realidad concreta.

Aquellos tiempos iniciales con personas de institucio-
nes y de comunidades nos abrieron un mundo nuevo:
las agrupaciones y la gente indagando sobre su propia
realidad con el propsito de irla transformando. Esto
gener distintos sentidos, aproximaciones y herra-
mientas para la investigacin.

La investigacin la aplicbamos, en primer trmino, a
nosotros mismos. Y la fuimos manejando como un ins-
trumento permanente en la perspectiva de que la comu-
nidad o el colectivo se reconociera en sus necesidades e
intereses compartidos.

De all surgi la prioridad en el trabajo con nios y en la
revalorizacin de las tradiciones; adems, las pro-
gramaciones de capacitacin e intercambios de expe-
riencia, buscando la coordinacin y el trabajo conjunto.

Al tener como sujeto o protagonista de la investigacin
a los promotores y la gente de la comunidad, definimos
cuatro objetos o campos o, mejor an, relaciones, donde
fijar la atencin para investigar:



La relacin de la gente entre s.


Cmo se trata la gente entre ella, qu es lo que ms
la mueve a comunicarse y qu bloquea los contactos,
dnde acuden con mayor frecuencia, cmo y por qu
se agrupan espontneamente, cules son sus
principales problemas, motivaciones y anhelos, etc.,
etc.

Relaciones de la gente con el medio creado.


En qu condiciones vive la gente, cmo se aprecia el
funcionamiento de los servicios y las instituciones
locales, cules son las posibilidades de participacin
y control, actuacin o no en las agrupaciones
comunitarias y el por qu, cmo perciben a los
partidos, a la iglesia, etc., etc....

Relaciones de la gente con la naturaleza.


Junto con los indispensables asuntos relativos a la
preservacin del medio natural, esta relacin se
expresa tambin en actividades productivas
(agropecuarias, mineras, etc.) y en las recreativas.



Relacin entre nuestra actividad socio-
cultural y las necesidades y anhelos de la
gente.


El nfasis aqu se centra en las opiniones de
la poblacin, incluso para percibir cmo se entiende
nuestra actividad y lo socio-cultural.


Mucha gente, cuando participa directamente en la
investigacin y pone en el tapete sus intereses y
necesidades, se entusiasma por intervenir en la
definicin y puesta en prctica de las actividades.

Los Talleres donde se aplica la Metodologa de Anli-
sis Colectivo con Registro Abierto ofrecen un espacio
privilegiado para entender la importancia de la investi-
gacin, porque ellos en s mismos, por su diseo y su
dinmica, son aplicacin concreta de sta. Sin embargo,
no siempre tenemos al alcance un Taller. Por ello, en las
reuniones o conversaciones informales hay que
esmerarse en poner de relieve la importancia de los
resultados que se estn obteniendo al investigar.

A propsito de lo que se aprende al investigar con la
gente desde su propia realidad, un promotor nos
narraba una ancdota personal a la cual siempre
recurrimos porque grafica muy bien el problema.

Lo suyo era el teatro y anhelaba utilizar sus cono-
cimientos tcnico-artsticos para concientizar a la
comunidad en su lucha por mejores condiciones de
vida. Acudi a una barriada muy pobre, ubicada en la
falda de un cerro cuya cima daba a un barranco
convertido en basurero. El duro cuadro de miseria se
agravaba con la hediondez y el mosquero provocados
por la acumulacin de basura en proceso de descom-
posicin. Se dijo a s mismo que pondra todo su es-
fuerzo en erradicar ese nocivo emplazamiento, amena-
za permanente para la salud del pueblo. Convoc
entonces a los jvenes del sector interesados en hacer
teatro. Luego de una entusiasta jornada inicial, propuso
montar una obra sobre el basurero y cit a una segunda
sesin para el da siguiente. Aunque lleg slo la mitad
de los jvenes, dio comienzo a los ensayos de la obra
donde denunciaba las nefastas consecuencias del
depsito de basura . Al ensayo siguiente se present
slo un participante y tuvo que dar por terminada su
empresa.

Pero l no poda soportar la visin de esa gente
padeciendo los efectos de tan contaminante foco.
Reanud el intento con otros jvenes del mismo sector y
el ciclo se repiti tal cual. Luego de su segundo fra-
caso, regres en busca de razones para entender por
qu no haba logrado montar su pieza concientizadora.
Se acerc a la bodeguita, bebi unas cervezas con los
vecinos, visit algunos jvenes y convers con sus
familiares. Descubri que ms del 70% de la poblacin
estaba desempleada y que ms de la mitad viva de
escarbar el basurero, como su nica fuente de ingre-
sos. Y fue as como vino a darse cuenta que las
necesidades de subsistencia definen prioridades impen-
sables para alguien ajeno.


Insistimos en narrar estas ancdotas de nuestros
primeros pasos, porque analizarlas en aquellos mo-
mentos aport a nuestra accin descubrimientos claros
sobre actitudes y estilos en la investigacin, en el
trabajo y en la vida misma. Con el correr del tiempo,
nos aumenta la comprensin de cunto inciden en todo
lo que hacemos. Al finalizar el segundo captulo,
reproducimos unos sealamientos sobre el promotor,
sus mtodos, estilos y actitudes. Intenta ser una sntesis
de largos e inconclusos debates en torno a la prctica y
nuestras relaciones comunitarias.


En el desarrollo de las labores locales y de las redes de
coordinacin que venimos tejiendo, la investigacin se
ha transformado en un factor determinante como
mtodo de trabajo y de capacitacin.


No es fcil, porque la gente es renuente a aceptar que
siempre est investigando y a atrapar conscientemente
la importancia de la investigacin para el trabajo y para
la vida. Adems, se dificulta porque existe la creencia
de que lo que uno sabe no tiene valor ni importancia y
que todo el mundo lo conoce.


No obstante, conviene apuntar que en estos quince aos
hemos logrado que cientos de agrupaciones y de pro-
motores vayan asumiendo la investigacin de manera
consciente y con la naturalidad que da la prctica
continua.


Algunos datos de la realidad para reafirmar que esto es
posible. Actualmente todos los Encuentros Nacionales
contemplan un proceso preparatorio con talleres zona-
les y regionales donde, a partir de la realidad y la
situacin local, se debaten los puntos de anlisis para el
intercambio nacional. Esta investigacin de la situacin
y las expectativas locales pasa a integrar el intercambio
en el Encuentro. All se profundiza el anlisis, se sacan
conclusiones y se retorna a lo local con la visin
colectiva de un universo ms amplio, adems de la
identificacin de problemas comunes y posibilidades de
apoyo mutuo y actividades coordinadas o conjuntas para
encararlos.


En febrero de 1992, debido a la inestabilidad poltica y
social, a la veloz descomposicin de las condiciones de
vida y a la magnitud de la crisis moral y tica en los
mximos niveles de decisin, decidimos dedicar espe-
cial atencin a la forma en que las comunidades esta-
ban observando al pas. Ya habamos sentido la presin
de la gente por debatir estos asuntos, que hasta poco
tiempo atrs casi nadie les conceda inters. Acordamos
incorporar, en toda reunin y taller, un intercambio
sobre la visin que nuestra comunidad de trabajo tena
acerca del acontecer nacional. En el Encuentro
Nacional de este ao 1.994, todas las sntesis de los
Talleres preparatorios zonales (22 en total) traan una
descripcin del pas desde la mirada de las
comunidades locales. Surgi una vertiente de
aprendizajes valiosos, porque los medios de difusin
masiva ven las cosas desde otros intereses. Y al cambiar
el color del cristal, cambia el modo de ver y, por
consiguiente, los asuntos que atraen la atencin.
Es posible que esta manera de encarar la investigacin,
traspase la idea que podamos tener en cuanto a lo cono-
cido como investigacin participativa. Entramos en
estos detalles porque las palabras de repente varan
caprichosamente en sus interpretaciones y pareciera que
hablramos de lo mismo, cuando quizas no sea as.
Creemos que al hablar de investigacin participativa
se tiende a entenderla slo como actividad y mtodo.
Adems de una actividad y adems de un mtodo, la
investigacin se enhebra con el diagnstico y, sin
cambiar de sujeto ni de objeto, programa los pasos
cuyos resultados luego se evalan. Y esta evaluacin
inicia una nueva investigacin. Estamos, de este modo,
ante un sistema cuyas fases interactan en una
cadena sin fin de prctica-teora-prctica.




DIAGNOSTICO.




El diagnstico es resultado de una investigacin. Al
poner, colectivamente, en orden datos e ideas y analizar
los elementos extrados en la investigacin, la gente
llega a determinadas conclusiones sobre la realidad,
pero sobre todo, caracteriza problemas comunes y
necesidades compartidas.


Primordialmente, el diagnstico permite identificar
las contradicciones. Es decir, el comportamiento de




elementos que en una determinada situacin confi-
guran un problema. El anlisis de un problema in-
tenta esclarecer sus caractersticas, las causas que lo
generan y los efectos que produce. As precisamos la
contradiccin. Y como, de un modo u otro, lo que
nos va uniendo es darle a la vida el compromiso de
mantenerla viva y el reto de superar los problemas
para vivirla mejor, en el proceso mismo de precisar
la contradiccin se prefiguran alternativas para su-
perarla.

Resumiendo, a partir de una realidad concreta, el
diagnstico aporta datos de la situacin, identifica
los problemas, define sus causas y sus efectos y
plantea alternativas.

Al adentrarse en este proceso, en la comunidad el
participante empieza a notar que hay cosas que sabe el
vecino que l desconoca, a la vez que puede comprobar
que ciertos datos de la realidad que l crea de dominio
pblico slo eran manejados por l y un par de
personas ms. El intercambio de conocimientos sobre la
realidad compartida va insinuando virtualidades de
apoyo mutuo y redimensiona el respeto hacia y desde
los dems. Asombra cmo al aplicar la metodologa se
van percibiendo nuevas formas de relacin entre la
gente.

Nos ocurre a menudo en las reuniones y ms an en los
talleres que la gente se admira y se fascina al verificar
el conocimiento que tiene su colectivo de la realidad y
del valor de sus propios conocimientos tan poco
apreciados hasta ahora. Igualmente va saboreando la
posibilidad de intervenir en las definiciones del trabajo
y no esperar a participar cuando ya todo est
decidido.

Pero, desde otro ngulo, en este punto del desarrollo,
las agrupaciones tradicionales y los eternos caudillos
locales, sienten que pierden piso. Hay quienes se
contagian con lo que est sucediendo y se suman de
buena gana. No son todos. Porque tampoco escasean
los que al ver mermada su presencia o relegados los
intereses de su partido o de su entidad, echan
rpidamente mano a triquiuelas y artimaas que
obligan a permanecer atentos con miras a neu-
tralizarlas y convertirlas, colectivamente, en elementos
de aprendizaje a fin de entender lo que hay que
erradicar en las prcticas verdaderamente comu-
nitarias.

Principalmente, el diagnstico genera y clasifica dos
tipos de datos e informaciones:




=Datos especficos y cuantificables.

Identificacin de entidades, organizaciones
y personas.
Areas de actividad y programaciones.
Recursos (humanos,materiales, financieros)
Ubicaciones fsicas

Hacer cuadros sencillos con estos datos para
manejo del colectivo, facilita la comprensin y
la toma de decisiones.

=Informaciones sobre tendencias de la accin y
las expectativas.

Situacin y formas de relacin de la gente e
instituciones.
Polticas, programas, etc.
Elementos histricos y tradiciones
Comportamiento de servicios pblicos
Respuestas comunitarias y expectativas
principales.

Estos datos se analizan y se sacan conclusiones
para caracterizacin y proposiciones de accin.

La sistematizacin que produce el diagnstico redimen-
siona el conocimiento que agrupaciones e individuos
crean tener respecto de su realidad concreta.

El temor, producto de la ignorancia, tiende a ser
reemplazado por grados de confianza y seguridad para
abordar y resolver problemas. Asimismo, la seguridad
que da el conocimiento consciente, el reconocerse como
parte de su propia realidad, confiere niveles cada vez
mayores de identidad con su medio.
Tener una dimensin real de los problemas y de las
capacidades y potencialidades para solucionarlos o
manejarlos, barre progresivamente todo tipo de ideas
descabelladas, como las expresiones de facilismo o
pesimismo, para abrir espacio a procesos realistas, con
los pies puestos en la tierra, sin descartar la mstica, ni
la magia, ni la capacidad de soar.

Obstculos centrales para llegar a la investigacin y el
diagnstico son la fuerza de la costumbre y los
prejuicios.

Siempre han intentado convencernos que somos igno-
rantes e incapaces, que los que saben son los represen-
tantes, los de arriba, los estudiados. Y cuando se
plantea que para diagnosticar una realidad local los
doctores ms sabidos son los habitantes locales,
independientemente de su grado de escolaridad o de sus
ttulos o empleos, surgen signos de incredulidad. A la

invitacin de que cada quien diga las cosas como las
vive y las siente, afloran reacciones de desconfianza.

Necesitamos tener en cuenta que la gente no est acos-
tumbrada a que se le escuche, ni a hablar en funcin de
sistematizar sus conocimientos. Cuando se presenta un
equipo que respetuosamente presta atencin y, con
modestia y en pie de igualdad, muestra y pone en
prctica una disciplina sin reglamento sino con
conciencia, la actitud de la gente va cambiando.
Despus, a medida que este equipo orienta la sistema-
tizacin y eso produce acuerdos y acciones, los testigos
se van transformando en actores asumiendo grados de
rigurosidad y eficacia inimaginables para ellos mismos.

Metodolgicamente, la idea de proceso ha sido clave
para superar estos obstculos. Recurrimos mucho a la
figura de los pre-diagnsticos, especialmente en los
talleres. La Metodologa de Anlisis contempla diseos
de Talleres de Diagnstico y de Pre-Diagnstico. As se
puede ir investigando y diagnosticando a medida que se
van obteniendo resultados prcticos, transformaciones
parciales, producto de los anlisis iniciales.

Cuando, por diversas circunstancias, no hay Talleres, se
va llegando al diagnstico en reuniones con mayor o
menor grado de rigurosidad o formalidad, siempre pen-
dientes de que la gente se vaya apropiando, haciendo
suya esa realidad que le pertenece.

La prctica generalmente nos dice que, con los primeros
resultados positivos, por pequeos que nos parezcan, o
si las personas se sienten de verdad tomadas en cuenta y
asumiendo lo suyo, se van desvaneciendo las actitudes
de desconfianza y rechazo y se aceleran las facilidades
para montar las reuniones y talleres necesarios.

Podemos variar los grados de rigurosidad e ingeniarnos
instrumentos segn las circunstancias, pero para ir
aplicando la metodologa, no para dejarla de lado.





PROGRAMACION/ACCION



PROGRAMACION


Si en algo hemos aprendido a lo largo de estos aos, ha
sido en lo relativo al significado y alcance de la
programacin.


Desde un comienzo, el diseo del Taller sobre trabajo
comunitario contempl como temas Investigacin,
Programacin y Organizacin, en ese mismo orden. No
obstante, en las primeras etapas, cuando an
sostenamos que lo primero era organizarse y el nfasis
estaba en formar estructuras organizativas, suprimimos
el tema Programacin. Alegbamos carencia de tiempo
para una discusin que, segn decamos, de todas
maneras se daba en los otros dos temas. La prctica
nos demostr cun equivocados estbamos.

Hecho el diagnstico, identificadas las contradicciones
y definidas las alternativas frente a ellas, se les asigna
en colectivo un orden de prioridad en funcin de los
objetivos compartidos y se plantea cmo, cundo, con
qu y con quines abordarlas.

A travs de nuestra labor, hemos ido delineando
algunas aproximaciones en torno a la manera de
priorizar las contradicciones o, si se prefiere, al orden
en que se clasifican los problemas.

Fundamentalmente, distinguimos dos grandes aspectos,
determinantes para comprender nuestras funciones
como servicio comunitario.

Por una parte, estamos conscientes de que las
decisiones de los sectores gobernantes, de los
econmicamente poderosos, de los dueos de los
medios de difusin masiva y, en fin, de las cpulas o
roscas dominantes, determinan un sinnmero de
problemas padecidos por las comunidades.

No nos referimos slo a problemas tan importantes en el
diario vivir como el precio de los alimentos, medicinas
y otros artculos indispensables, o las carencias e
ineficiencias en los servicios, sino tambin a problemas
ms profundos en cuanto a decisiones trascendentales
que nos vemos obligados a adoptar en nuestras vidas.

Por ejemplo, no es por gusto o antojo que la gente de los
caseros o las zonas rurales emigre a la capital o a otras
grandes ciudades, improvisando rancheras, sin
servicios y en dramticas condiciones de subsistencia.
Deja su tierra porque las polticas econmicas y el
abandono van haciendo insoportable la vida en el sector
rural. Ms an, la imposibilidad de sobrevivir en su
tierra natal por la miseria, el abuso violento y la falta de
trabajo, hace que muchos vaguen de sitio en sitio y
lleguen incluso a otros pases en busca de no morir,
aunque sea a costa del menosprecio y del maltrato.
Estos problemas slo desaparecern con cambios muy
profundos de poltica, donde las ambiciones de riqueza
encuentren tope, donde los multimillonarios robos al
fisco y a los bienes nacionales sean castigados, donde la
explotacin ceda a lmites menos inhumanos.

Estas son contradicciones muy determinantes, sufridas
por la gente comn, pero cuya solucin resulta inal-
canzable para ella en el momento actual. No existen
todava fuerzas ni capacidades para encarar tales pro-
blemas y avanzar a grandes zancadas hacia un mundo
mejor, donde las relaciones armnicas reemplacen a la
miseria, las injusticias, los desequilibrios y las desigual-
dades.

Y el mundo de hoy, nos exige paciencia y creatividad.
Porque nos suministra las amargas lecciones de
aquellos que, cargando con nuestras esperanzas y a
nombre del pueblo, alcanzan el poder regando promesas
de todo tipo, para terminar igual que sus cados
predecesores.

Por otra parte, tampoco podemos resignarnos y seguir
viviendo en condiciones tan deplorables.

Si, en esencia, la gente es quien produce riquezas y
bienes materiales y espirituales, entonces, tambin es
capaz de definir y efectuar los grandes cambios, sin
representantes ni intermediarios fuera de su control
directo.

Desde este punto de vista, nuestra metodologa de
trabajo se sustenta en que las contradicciones
principales para la comunidad son aquellas que
puede resolver aqu y ahora. Las razones son varias:

- -- -Al solucionar una contradiccin, quedan menos
por resolver; es decir, la situacin mejora en algo.

- -- -Lo hecho por la comunidad se convierte en un
reconocimiento de su capacidad desde la propia
prctica.

- -- -Se aprende a identificar una contradiccin, a pro-
gramar su superacin y a resolverla.

- -- -Cuando la comunidad supera una contradiccin
con sus propias fuerzas y capacidades, no le queda
debiendo nada a nadie.

En segundo trmino, se ubican las contradicciones
que la comunidad puede manejar, aunque no las
resuelva. Por ejemplo, gestionar ante organismos
oficiales el mejoramiento o instalacin de algn
servicio pblico. En este caso, la comunidad por s


sola no puede asumir el problema; no obstante,
puede acumular fuerzas para presionar y lograr la
reivindicacin. Tambin aqu se trata de contradic-
ciones palpables directamente en la vida comunita-
ria; cuestiones que se han hecho presentes a la hora
de diagnosticar necesidades, definir intereses comu-
nes y programar y realizar acciones especficas.

Finalmente, se encuentran aquellas contradicciones
que no surgen de la cotidianidad lugarea y que, por
muy determinantes que sean, se desechan por inal-
cansables. Es posible que, en ciertas circunstancias y
momentos, la gente pretenda manifestarse respecto
de algunos de esos problemas, en cuyo caso procede
en consecuencia. Pero eso resulta prcticamente
imposible programarlo de antemano.

La programacin, como elemento de la metodologa de
trabajo, implica la definicin colectiva de los proyectos,
planes, metas y tareas que la comunidad se plantea
realizar en un perodo determinado.

Si la comunidad investiga y diagnstica colectivamente
sus necesidades y problemas y en base a intereses
compartidos disea una programacin para actuar en
forma coordinada o conjunta, quiere decir que se
dispone a esforzarse por alcanzar una vida ms
llevadera, que se ha puesto en un camino de superacin
de la dispersin y la discontinuidad, entreabriendo las
puertas a la construccin progresiva de su estrategia de
desarrollo hacia un mundo con una coherencia distinta.

Cuando hablamos de comunidad, de trabajar con la
comunidad, no nos estamos refiriendo a actuar desde
el comienzo con todos y cada uno de sus habitantes.
Para empezar el propsito es incorporar a esas
personas u organizaciones de base ganadas a fin de
situarse en esta perspectiva de trabajo.
(*)
Y ese
propio colectivo busca incorporar a otros, segn los
planes que va elaborando.

Asimismo, cuando hablamos de aplicar esta metodo-
loga de trabajo no nos referimos a la ejecucin
inmediata de todos y cada uno de sus aspectos. La
gente nos va dando la pauta en la medida de lo que
va aceptando, de lo que va adoptando y creando.

Ambos aspectos nos definen un modo de ir haciendo
gradualmente; una idea de PROCESO donde desde


(*) Salvo en las comunidades indgenas, donde la

comunalidad es
una forma de vida y de articulacin

entre las personas. Y esto es algo
digno de un estudio

profundo, en abierta actitud de aprendizaje.

un punto dado la accin se va expandiendo paula-
tinamente, como gota de aceite sobre una superficie
plana. Este proceso tejido con el entrecruce de los
hilos de la accin y del anlisis y, con la progra-
macin como herramienta de labor conjunta, va
construyendo colectivamente conocimientos, polti-
cas de desarrollo y articulaciones organizativas.

Tal vez sta sea la mejor opcin para edificar
unidad. Y quizs, a su vez, ayude a diferenciar en-
tre el servicio comunitario que somos y las supuestas
vanguardias.

Cuntas veces no fuimos protagonistas o testigos del
nacimiento de una asociacin de vecinos, un grupo
cultural o un sindicato con postulados lcidamente
volcados en blanco y negro, creyendo en que la unidad
era cuestin de organizarse, sin importar el programa
de trabajo y manipulando para elegir, segn la
costumbre, un presidente, vice-presidente, secretario de
actas, tesorero, responsable de sociales, cultura y
deportes, etc. Y luego veamos cmo esa organizacin
mora de ausencia, porque la mayora de las veces ni
los directivos acudan a las convocatorias, alegando
con cidos comentarios hacia la apata de esa gente
que no se quiere unir y es tan floja.

Nosotros mismos, en nuestro particular pasado, hicimos
repetidos esfuerzos por unirnos en una Federacin con
grupos culturales o sociales de la misma rea de
actividad ... Y al sentarnos a discutir nuestros
entendimientos no logrbamos acuerdos por
discrepancias en cuanto al tipo de socialismo que
imperaba en China o en la fenecida Unin Sovitica o
en Cuba o Libia. Y tan profundas divergencias se
hacan intolerables para unos pobres y tristes grupos
que no alcanzaban a influenciar ni a una docena de
personas. Ms tarde, nos trenzbamos en enardecidas
luchas pon los casilleros para poner a nuestros
respectivos representantes en una estructura an por
definir...Nunca llegamos a superar esta etapa, pese a
las masoquistas reincidencias.

Hoy, con estos nuevos criterios metodolgicos y la
orientacin que nos brinda la programacin colectiva,
miramos hacia atrs y nos parece increble habernos
enredado tanto.

Dos ltimos elementos en torno a la programacin:

1.- Entender que la programacin determinaba a la
organizacin; es decir, que es primordial ponerse
consensualmente de acuerdo en qu hacer, nos fue
enseando la necesidad de hacer proposiciones que ms
all de una manifestacin de buenas intenciones,


definiera un diseo factible, realizable. Elaboramos una
pauta para orientarnos en los Talleres. Si asumimos sus
puntos carece de importancia que la proposicin se
acuerde en un Taller o en el marco de alguna reunin.

Los puntos son stos:

Fundamentacin clara
Objetivos precisos
Caracterizacin del proyecto
Proceso preparatorio
( actividades, lugares, fechas, responsables)
Recursos y formas de ejecucin presupuestaria
Definicin de responsabilidades
(individuales y colectivas)
Calendarizacin de la ejecucin
Evaluacin de procesos y productos


2. El carcter comunitario del trabajo exige repensar
cmo han de relacionarse los seres humanos para
mejorar este mundo. Es imposible eludir esto.

El desarrollo local no se logra aislndose, se necesita
conexin con otras agrupaciones y comunidades. La
interdependencia es un factor vital. Se genera aqu un
campo de lucha enconada y compleja. La tendencia que
sustenta nuestra sociedad es el individualismo en sus
mltiples formas. Los valores de la solidaridad, los
derechos humanos, la ampliacin de la democracia
mediante una mayor participacin con todo y lo
positivos que son, tambin se manipulan como mscara
y maquillaje para ocultar el individualismo y la
competencia, donde el pez ms grande se come al ms
pequeo, verdadero rostro de este sistema.

No obstante, los valores sealados reflejan sentires de
la gente, de su condicin humana y es preciso
potenciarlos como inherentes a nuestro ser. Insistimos
en que los seres humanos, como especie, no logramos
vivir solos, requerimos permanecer en grupo; lo que en
otros mamferos llamamos manada. Si agregamos a eso
la capacidad de raciocinio que nos distingue,
deberamos aceptar como lnea natural favorecer una
existencia interconectada, grupal. El individualismo, al
irrumpir como producto de las ambiciones de poder y
riqueza de alguien a costa de otros integrantes del
grupo, desencadena una accin antinatura, depredadora
del medio ambiente biolgico. Por el contrario,
aprender unos de otros, apoyarnos recprocamente y
compartir, pone de manifiesto que cada quien vale por
lo que est haciendo en esta red social de infinitos
nudos convergentes, donde cada quien hace por los

dems y de ellos recibe...cada quien, por tanto, es
expresin de nobleza y dignidad.


ACCION


Dentro del Sistema Investigacin, asumimos la
programacin y la accin como una sola fase, por las
razones expuestas en la Introduccin..

La aplicacin de toda esta metodologa se basa en el
trabajo en equipo. El motor del trabajo en equipo es el
equipo de trabajo, instancia en la que todos sus
miembros buscan estar bien informados y ser eficaces
informantes, evaluar y programar en forma colectiva,
tomar decisiones en conjunto y asumir respon-
sabilidades individuales.

Los componentes de esta metodologa de trabajo enri-
quecen el desarrollo progresivo del conocimiento, el
respeto y el apoyo mutuos entre los integrantes del
equipo. A la vez., en la relacin entre los grupos y con
las comunidades, estimulan el respeto a la autonoma
junto con el desarrollo de la autogestin y el auto-
sostenimiento.

La accin surge de una programacin que es producto
del diagnstico al analizar nuestra prctica y situacin
concretas. Por lo tanto, es la expresin palpable de un
proceso consciente con objetivos claros, factibilidad
prevista y seguimiento constante mediante una
evaluacin que va introduciendo ajustes. Todo en
colectivo.

En trminos generales, las agrupaciones participantes de
este proceso de vinculaciones ejercen funciones de
servicio en su relacin con la comunidad. Y en nuestra
experiencia de servicio, la accin se concreta primor-
dialmente en la labor de promocin.

Entendemos la promocin como la interaccin per-
manente de tres dimensiones:




La capacitacin
q+
La comunicacin
q+
La articulacin organizativa




Abordar estas tres dimensiones junto con la gente y a
partir de sus intereses y necesidades, nos ha situado en
un proceso de descubrimientos y cambios en el desen-
volvimiento y la sistematizacin gradual de las expe-
riencias vividas.

Es la prctica consciente, en base a la aplicacin del
Sistema Investigacin, la que nos ha hecho entender
cada vez mejor el significado y alcance de la funcin de
servicio. No ha sido fcil. Porque la nocin de servicio
implica, en esencia, partir de los intereses y necesi-
dades de la comunidad. Y esto se traduce de todas
maneras en marchar no delante de la gente ni atrs de
ella, sino juntos. Esta nocin no da cabida a ningn
proyecto poltico que no sea ir construyendo ese pro-
yecto colectivo, si esto responde a los intereses sentidos
por la comunidad; tampoco hay espacio para bajar
lnea, ni para las verticalidades implacables de las
estructuras organizativas.

Pero la tendencia impuesta por la fuerza de la costumbre
nos empuja tercamente a la vanguardia y al
paternalismo. Y aunque a efectos del anlisis, hemos
identificado con relativa claridad lo daino que resulta
decirle de manera inconsulta a la gente lo qu debe
hacer, lo que est bien o mal, lo correcto y lo errneo y
hasta cmo va a vivir en la sociedad del futuro, a la hora
de actuar nos va tentando echar mano a esos modos
vanguardistas y paternalistas.

Estos interesantes asuntos nos problematizan y siem-
pre estamos articulando instrumentos eficaces para
debatirlos.

A lo largo de este trabajo, ya hemos expuesto variados
elementos relativos al cmo actuar y esto se extender
an ms en el capitulo siguiente sobre Redes de
coordinacin e intercambios.



EVALUACION



Si falla la evaluacin todo se desmorona.

Manejamos distintos tipos de evaluacin. Por ejemplo,
en un Taller con diversos temas, evaluamos cada
jornada diaria, cada tema y luego el conjunto del Taller.
Por tener el propsito de mejorar la prctica, cada
evaluacin tiene sus objetivos y su especificidad.
Retomando el ejemplo, la evaluacin diaria est
destinada principalmente a ver la marcha del Taller en
ese da especfico: asuntos organizativos y logsticos,


los grados de participacin, la orientacin y la dinmica
del debate. La evaluacin de Tema se centra en los
elementos de aprendizaje y la orientacin metodolgica
y, la del Taller, hace un recorrido desde la convocatoria
hasta las conclusiones. Cada evaluacin tiene su propia
dinmica y su pauta gua, considerando los objetivos de
la actividad y el espacio que ocupa dentro del proceso
general, para no confundir, en este caso, una evaluacin
sobre la marcha diaria con la evaluacin del Taller.


Quines evalan y deciden cmo evaluar? Los mismos
que realizan la actividad. La prctica nos dice que una
evaluacin bien hecha y conscientemente asumida ge-
nera una autopresin colectiva muy determinante para
incentivar la productividad y transformar positivamente
a los individuos involucrados, quienes ven desde el
reconocimiento de los dems, cmo se les estima.


La evaluacin debe convertirse en un espacio de apren-
dizaje sustentado en una revisin de cada uno de los
factores que intervienen en determinada actividad o
propsito. A diferencia de la crtica y autocrtica, no
pretende juzgar a nadie sino transformar los aciertos,
deficiencias, vacos y errores en patrimonio colectivo y
fuente comn de enseanzas para mejorar el trabajo
(consolidar lo acertado y superar las fallas) y contribuir
al desarrollo del grupo y del promotor. No obstante,
tampoco es fcil desprenderse de la crtica y la auto-
crtica como formas de ataque y acusacin que provo-
can actitudes de defensa y justificacin. Asimismo, no
carece de dificultades superar esa evaluacin hecha
desde el poder y con parmetros impuestos, donde el
temor de los dominados, sean estudiantes o trabaja-
dores, refleja una evaluacin que adquiere en ocasiones
forma de tortura.

Nos ronda el fantasma de la culpa y el culpable, en
circunstancias que el avance est en convertirnos en
aprendices y en adoptar la actitud de superar
deficiencias, vacos y errores.

En consecuencia, evaluamos hechos y situaciones, sin
descalificar a nadie, entendiendo que no somos puros
ni perfectos y que podemos ser cada vez ms eficaces
y mejores seres humanos.

Un problema que nos viene costando esfuerzos y
energa poderlo superar es nuestro liberalismo.
Encubrimos nuestra negligencia e improductividad tras
la supuesta apata de la gente; peor an, las
escondemos achacndoselas al innegable respeto a los
ritmos de la gente, cuando sabemos que son productos
de nuestra flojera e inconciencia. Como producto de
evaluaciones sacamos conclusiones y acuerdos que no



respetamos despus. Esto se hace repetitivo y si
bajamos la guardia, empezamos a deteriorarnos como
equipo o colectivo de trabajo, porque nos perdemos el
respeto y no nos tomamos en serio nosotros mismos. El
asunto es delicado. Confundimos el grupo de trabajo
con un club de amigos y se empiezan a entremezclar los
asuntos personales con los laborales. Si no nos
sometemos a la prctica de partir de los intereses y
necesidades de la comunidad y hacemos girar nuestro
trabajo en torno a ello, no logramos resolver el entuerto
que se nos arma internamente. Eso lo dice la prctica.
Por ejemplo, al ver que no hay sanciones no falta quien
cae intencionalmente en fallas de trabajo y al llamr-



sele la atencin, retruca con un Y qu? ... Despus
me evalan!!!. Esta gente no alcanza a entender
que en la evaluacin uno debe analizar en funcin de la
comunidad y se limita a preocuparse por las opiniones
del equipo y sus apetencias personales.

Toda actividad debe ser evaluada con el fin de mejorar
el trabajo y la articulacin organizativa. Los
instrumentos de evaluacin son mltiples y hemos
puesto especial cuidado de no mecanizarnos.

Con la evaluacin siempre se va reiniciando el ciclo
de las fases interactuantes del Sistema Investigacin.













































EN LA LABOR REALIZADA EN ESTOS QUINCE AOS, HA SIDO UNA LECCIN INMENSA
CPMSTATAR QUE LA GENTE, LAS COMUNIDADES, EL PUEBLO, ASUMEN CON FACILIDAD EL
ENTRETEJIDO CONSTANTE ENTRE INVESTIGACIN DIAGNSTICO PROGRAMACIN/
ACCIN EVALUACIN.


PROBLEMAS TAN FRECUENTES COMO EL SEGUIMIENTO, DESAPARECEN CASI POR
COMPLETO.


LA APROPIACIN DE LOS ELEMENTOS NECESARIOS DE MANEJAR SON ATRAPADOS
CON EFICACIA POR ORGANIZACIONES, PROMOTORES Y MIEMBROS DE LAS COMUNIDADES.


IGUALMENTE OCURRE CON LA CAPACITACIN. ELLA SE INCORPORA COMO FACTOR
PERMANENTE, CUANDO SE ESTABLECE COMO UNA ACTIVIDAD ESPECIALIZADA ES PORQUE
HA SIDO CONSIDERADA AS POR LOS COLECTIVOS COMPROMETIDOS EN LAACCIN
COMPARTIDA.


LA COMUNIDAD ES EL LUGAR DONDE LA COTIDIANIDAD TRAMA Y URDE TODOS LOS
ELEMENTOS DEE LA VIDA DIARIA HACINDOLOS INTERACTUANTES EN SU PROPIO UNIVERSO.
SI NO ENTENDEMOS ESTO COMO UN ELEMENTO FUNDAMENTAL DENTRO DE LA FORMACIN
CULTURAL DE LA GENTE, JAMS LOGRAREMOS ENTENDER EL SISTEMA INVESTIGACIN Y LA
NOCIN O CONCEPTO DE CAPACITACIN PERMANENTE.
















Las Coordinaciones




En una primera fase de construccin metodolgica, el
proceso de vinculaciones grupales se fue dando
principalmente a travs de intercambios de experien-
cias: giras de agrupaciones de promocin y de expre-
siones tradicionales, talleres con participantes de
diversos grupos de una misma localidad, encuentros
nacionales sin mayor preparacin.

Pero a medida que se fueron decantando problemas y
reconociendo intereses comunes, fue adquiriendo forma
la nocin de coordinacin. Los viajes, por largos que
fueran, pasaron a formar parte del trabajo mismo, de
las actividades naturales en la promocin socio-
cultural. Debido a los aportes de las comunidades
tambin los costos se empezaron a considerar con otro
enfoque los costos y las asignaciones presupuestarias
en cuanto a recursos necesarios para el trabajo.

El punto inicial para la construccin de las coor-
dinaciones estuvo en la preparacin del Encuentro
Nacional de Promotores para el trabajo socio-cultural
con nios, realizado en 1.982. En Febreros de ese ao,
en un Talller, tambin de alcance nacional, con t










trabajadores socio-culturales de todas las regiones del
pas, junto con establecerse la prioridad del trabajo con
nios, se propuso el Encuentro Nacional mencionado.

Sin embargo, se record que en otro evento nacional,
en Agosto de 1.980, se haba aprobado algo similar que
termin en nada. Se coincidi en analizar con
detenimiento la proposicin, buscando luces en
aquella experiencia frustrada. Quedaron identificadas
dos causas del incumplimiento del acuerdo:
Designar una comisin organizadora sin disponer
de recursos ni capacidad de gestin para preparar
una jornada nacional y
Rrechazar el ofrecimiento de apoyo hecho por el
Plan Sebucn argumentando su condicin de
programa de gobierno.
Asimismo, se vio como vaco no haber definidor con
exactitud un proceso preparatorio orientado a la
realizacin del Encuentro. Qued claro que esas
cuestiones resultaron determinantes para dejar el
acuerdo en una mera declaracin de intenciones y no
en una efectiva proposicin de accin.

Entonces, un ao y medio despus, el debate
desencadenado en la Plenaria Final del Taller se
tradujo en una trascendente leccin de cmo ir forjando
madurez y conciencia. Para superar las deficiencias y
vacos previos:
Se design una comisin organizadora de tres
miembros, todos presentes en la ocasin y
asumiendo formalmente su responsabilidad en
representacin de sus respectivas regiones.

Se program un proceso de talleres sobre trabajo
con nios en cada uno de los Estados participantes
y se estableci que las sntesis de tales talleres
circularan por las dems zonas antes del Encuentro
Nacional
.
Se comprometi la participacin del Plan Sebucn
asignndole el rol de enlace y responsablizndolo
de garantizar los recursos para el funcionamiento
de la Comisin., del proceso preparatorio y del
Encuentro mismo.
Al evaluar la manera en que se haba decidido la
aprobacin de este acuerdo, el propio Taller le tom el

Las coordinaciones son espacios
de reunin donde grupos de una
localidad, zona o regin, se dan cita
para analizar la situacin del trabajo, ver
necesidades e intereses comunes y
llegar a conclusiones por consenso
sobre asuntos que les competen y a
proposiciones de acciones coordinadas
o conjuntas.

Vienen sesionando regularmente desde
el ao 1.984.

Como coordinaciones programticas,
tambin operan las Comisiones de
Trabajo con Nios y Artesana,





peso a la importancia de una programacin bien hecha.
Propuso retomar el tema Programacin en los Talleres
sobre trabajo comunitario, que, tal como se plante en
pginas anteriores, haba sido suprimido del diseo
inicial. A partir de ese momento, nos cambia el modo de
ver la relacin entre programacin y organizacin y
comenzamos a darnos cuenta cmo nos haba afectado
en nuestro sano desarrollo ubicar a la organizacin
como estructura que determina a la programacin. De
hecho esto opera as cuando las relaciones de poder
dejan las cosas en manos de los pocos que deciden.
Entonces se da la pelea preliminar por quin queda
como responsable y todo lo dems pasa a ser
consecuencia de esa decisin organizativa. Pero
cuando las decisiones son colectivas y el "mandams"
no existe, el elemento de unidad, el aglutinante, pasa a
ser el plan de accin, la programacin decidida
colectivamente. Sin duda, sta debe determinar y
definir a la organizacin, ya no como estructura sino
como forma de articulacin ms amplia..

Por esto, al hablar de democracia estamos muy dis-
tantes de esa mera democracia representativa, esa
democracia del voto. La democracia que practicamos
consiste en decidir en pie de igualdad y actuar colec-
tivamente. Nos referimos al ejercicio de la capacidad
que la comunidad, el pueblo, tienen para gobernarse a
s mismos, para establecer nuevos espacios de poder,
perfilar su propia nocin de desarrollo y consagrar
formas armnicas en las relaciones humanas.

Adentrndonos en el proceso de coordinacin y de
nuestra natural construccin de redes, en el mismo
Encuentro Nacional de Promotores (ENAC '84) donde,
luego de suprimido el Plan Sebucn y desde una lnea
totalmente autogestionaria, se aprob la creacin de
Churuata, los representantes de las agrupaciones
decidieron articularse en tres Coordinaciones Regio-
nales de Promocin Socio-Cultural (Oriente, Centro y
Occidente). En el ENAC'85 se aprob la creacin,
desarrollo y consolidacin de las Coordinaciones
Zonales para una mejor vinculacin a ese nivel y una
base de sustentacin slida para las Coordinaciones
Regionales. Con idnticos objetivos pero a nivel local,
actualmente se estimula la gestacin, desarrollo y
consolidacin de las Coordinaciones Locales.
(*)


Hoy, cuando a cada momento se emiten juicios y opi-
niones sobre la descentralizacin, la regionalizacin y la
participacin de la "sociedad civil", creemos saludable

(*)
Actualmente existen 4 Coordinaciones Regionales
(Oriente, Centro, Occidente y Los Andes), 22
Coordinaciones Zonales y 23 Coordinaciones Locales
entregar algunos elementos de nuestra experiencia.
Porque quizs, a pesar de su alcance no tan vasto, aporte
algunos aspectos fundamentales y algunos conceptos
vlidos para analizarlos crticamente.

A partir de 1.980, siendo programa de gobierno,
insistimos infructuosamente en la necesidad de regio-
nalizar el Plan Sebucn. Nuestra insistencia se estrell
contra implacables evasivas burocrticas. En 1.984, el
nuevo Gobierno di por liquidado el Plan sin que el
objetivo de regionalizacin se hubiera alcanzado.

En el Encuentro Nacional (ENAC'84) los grupos con-
gregados autogestionariamente, en la Plenaria Final
antes de crear Churuata como servicio, aprueban la
formacin de las Coordinaciones Regionales.

Las Coordinaciones Regionales quedan integradas por
los enlaces de las zonas de cada regin. Antes de un
ao, en el ENAC'85, luego de un intenso debate sobre
donde poner el nfasis para fortalecer las Coordina-
ciones Regionales, si por la va de consolidar su estruc-
tura y su institucionalizacin o por la de crear y
desarrollar las Coordinaciones Zonales (con agrupa-
ciones de un Estado o varios distritos), se opta por esto
ltimo. Vale decir, descentralizar en las mismas
regiones.

Y por qu podamos actuar con tanta facilidad en estos
procesos de descentralizacin? Hay dos razones
bsicas:

+ Las Coordinaciones Regionales son articu-
laciones programticas y organizativas,
pero no estructuras de poder.

+ Punto central para vincular a los grupos
es: PARTIR DE LOS INTERESES Y
NECESIDADES DE LA COMUNIDAD,
con un mtodo que garantice canales y
procedimientos de participacin
en las decisiones y en la ejecucin.

Nosotros siempre asumimos la descentralizacin en
todos sus niveles como una expresin ms del principio
de partir de los intereses y necesidades de la comuni-
dad. Y valga la reiteracin.

En la construccin de esta metodologa de trabajo,
estamos poniendo en prctica formas y mtodos de
transferencia de poder. La poltica consiste, fundamen-
talmente, en definir y proyectar la manera en que se
deben relacionar los seres humanos. En la mayora de
los conglomerados humanos actuales, las formas
preponderantes de relacin expresan relaciones de


poder. Necesitamos, segn nos parece, ir creando
espacios donde las relaciones de poder se conviertan en
relaciones de armona. Y stas germinan de acuerdo a la
manera en que se deciden y se articulan las acciones y el
modo en que se define, se maneja y se distribuye el
patrimonio social.

Las agrupaciones, las asociaciones de servicio, los res-
ponsables de grupos, los dirigentes, los lderes, en el se-
no de las comunidades, ejercen consciente o incons-
cientemente un poder. Abundan quienes usan ese poder
para mantener privilegios, sacar provecho personal, te-
ner influencia y ser "respetado".Las organizaciones tra-
dicionales son buen caldo de cultivo para estos vicios.

En las coordinaciones estamos encontrando alternativas
novedosas (que a lo mejor datan de miles de aos y aqu
"descubrimos" el agua tibia). Para construir redes, las
coordinaciones no son coordinadoras. Su poder no
consiste en coordinar a terceros sino que son coordina-
ciones; espacios donde colectivamente, entre todos los
que quieran o vayan a emprender acciones coordinadas
definen los aspectos de esa coordinacin para despus
llevarlos, ellos mismos, a la prctica.

As se teje una red de nudos equidistantes e interac-
tuantes, entre iguales. No es como esa telaraa tpica
donde desde un centro muy fuerte se irradia hasta
los extremos alejados. Ese tipo de red no sirve para
vincular a las comunidades.

Nuestras Coordinaciones se convocan para reuniones
peridicas, en lapsos determinados de comn acuerdo.
Utilizando la Metodologa de Anlisis Colectivo se
pone en discusin el temario, previamente conocido por
las zonas respectivas. En trminos generales, las
reuniones regulares se ajustan a un modelo que ha
impuesto su validez a travs de mltiples compro-
baciones prcticas. Para comenzar, cada quien se
presenta y se definen la dinmica y las reglas del juego
metodolgico para la reunin. Luego se procede a un
intercambio de informacin sobre la forma en que sus
comunidades estn apreciando el acontecer nacional.
Generalmente, se contina con una descripcin de la
situacin del trabajo en cada una de las zonas y una
cuenta que rinde Churuata sobre su labor junto con la
informacin sobre aspectos centrales de lo que sucede
en las otras regiones. En esta parte se hace una revisin
de los avances en cuanto a programaciones coordinadas
o conjuntas y, adems, cada zona plantea requeri-
mientos de apoyo, invitaciones a actividades de
intercambio, etc. De acuerdo al temario y los objetivos
de la reunin, se prosigue con un anlisis de la infor-
macin acumulada, se identifican problemas comunes y
de inters compartido, llegando, por consenso, a las
conclusiones y acuerdos. Se finaliza evaluando la
reunin.

Seguir este camino nos ha brindado beneficios
inimaginables. La capacidad de autogestin y autosos-
tenimiento se ha acrecentado, los recursos financieros y
materiales muestran nuevas dimensiones en el trabajo
comunitario, se ha fortalecido el sentido de pertenencia
en cuanto a las programaciones y la identidad cultural
del proceso.

Esto nos lleva al convencimiento de que cualquiera de
nosotros (agrupacin, institucin o individuo) al tener
poder, necesita ejercerlo para que la comunidad o el
colectivo se vaya apropiando de l, en un proceso de
aprendizaje gradual y ampliamente democrtico.




Niveles Institucionales, descentralizacin, programas
"sociales" y trabajo comunitario.



Pensamos que si los niveles centrales, llmense
gobierno, partido, orgzanizaciones no-gubernamentales
(ONG), etc., no asumen as la descentralizacin y la
participacin, no llegarn a ninguna parte. Se podran
hacer algunos avances pero para quedar donde mismo,
sin contribuir a superar la carga de injusticia, desi-
gualdad y desequilibrio propia de esta sociedad.

En el trabajo comunitario pesan las consecuencias de los
modos y las orientaciones existentes para gobernar. Por
ello, a fin de captar mejor los factores que intervienen
en nuestra accin y en nuestra metodologa, nos
detendremos en ciertos aspectos indispensables de
considerar en relacin al proceder poltico.

Los organismos oficiales protagonizan ese ciclo guber-
namental donde con cada cambio de gobierno se
instalan nuevos jefes. Muchos "inventan" programas
antes de investigar las carencias y anhelos de los
gobernados y los propios recursos del gobierno. Actan
convencidos de ser los primeros que "de verdad"
gobiernan y los nicos que conocen las respuestas
adecuadas. Incapaces de coordinarse entre los feudos en
que se atrincheran, jams se les pasa por la mente
propiciar la coordinacin entre comunidades.

Aun cuando llega a ciertas instituciones cantidad de
gente eficaz y sensible, el peso del individualismo y el
sectarismo institucional, hasta la fecha, inclina la ba-
lanza del lado negativo. La corrupcin y la politiquera


abundan an. Y asimismo se hace sentir la prepotencia.
Hacen gala, sutil o groseramente, de actitudes descali-
ficatorias hacia quienes no son gobierno y ms an
hacia quienes cuentan con experiencia en comunida-
des. Compiten con agrupaciones de trabajo comuni-
tario, invadiendo campos propios de ellas. As intro-
ducen subrepticiamente desde el nivel institucional
manipulaciones sectarias destinadas a favorecer a sus
correligionarios y a su organizacin partidista e, indu-
dablemente, para su beneficio personal. Estas actitudes
y manejos condicionan gravemente cualquier proceso
sano de descentralizacin y de regionalizacin.

A propsito, nos llama la atencin que los programas
"sociales" del gobierno se presenten como esforzadas
creaciones nacionales, cuando uno ve que se repiten con
ligeras variaciones en diversos pases del continente. A
nivel hemisfrico, nos unen o nos asemejan: la deuda
externa, la economa de "libre mercado", los programas
"sociales" y la estrecha relacin con el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo. Curiosa coincidencia.

Desde lo local, nos encontramos que tales programas
"sociales" distan de ser instrumentos destinados a
fortalecer la coordinacin entre la gente alrededor de
una organizacin propia. La relacin se define clara-
mente entre organismos oficiales o para-oficiales con
individuos aislados.

Nos preguntamos hasta dnde la creacin de "micro-
empresarios" incrementa la posibilidad de participacin
colectiva y la articulacin comunitaria. Ha cambiado
esa visin segn la cul el empresario es un individuo
que hace su fortuna basndose en el trabajo ajeno? Es
que los empresarios ya no tienen conflictos de intereses
fuertes con los trabajadores? Ya se acab la
explotacin?
(*)
Es casual ese esfuerzo para que los
trabajadores se crean "empresarios" desprovistos de

(*)
El asunto es complejo. Pero no por eso dejan de
haber preguntas valederas. No estamos contra los
empresarios como personas, sino con ese rol social
dominante. Hay empresarios sensibles y generosos.
Ellos tratan de ser ms equitativos instalando
fundaciones ms all del parapeto para evadir
impuestos, repartiendo mayores utilidades a sus
trabajadores y dando mejores servicios sociales. Si estos
empresarios van por esta ruta y no tienen mucho dinero,
quiebran. Los empresarios generosos no son los que
reparten desde sus estrecheces, sino desde sus
abundancias y, tal vez, para llegar a ellas explotaron
mucho a ms de alguien. A estas alturas del proceso,
conviene traspasar las fachadas y escarbar el fondo de
las cosas.
prestaciones sociales, de estabilidad laboral, pero con
una deuda que les obliga a trabajar ms all del sol a sol
para, en definitiva, alimentar a los peces ms gordos?

La "beca alimentaria" vincula a cada padre o represen-
tante, por una parte, con el director de la Escuela y, por
otra, con el Banco comercial. La gente la recibe porque
la situacin es difcil. La necesidad tiene cara de hereje
y no hay razn para avergonzarse. Pero se trata de una
limosna con la que hacen demagogia polticos profe-
sionales sin escrpulos. Eso es rebajar la condicin
humana, es irrespetar la dignidad del ser humano.
Aumenta el dolor y la indignacin cuando esas
inmensas colas para cobrar el cheque se convierten en
terreno abonado para engendrar el chisme, el rumor y el
descrdito entre los beneficiarios, sobre todo cuando las
asignaciones abren campo a los compadrazgos y los
clientelismos partidistas.

Estamos convencidos que mientras los gobiernos
insistan en este tipo de programas "sociales" jams se
llegar a la participacin, a la descentralizacin y a la
regionalizacin. Tampoco a redes comunitarias.

Otro punto preocupante para avanzar ms y lograr un
acuerdo ms amplio en lo comunitario, se refiere a las
llamadas Organizaciones No-Gubernamentales, ms
conocidas como las ONGs.

Para implementar programas "sociales" hay institu-
ciones que han recurrido a la creacin masiva e inten-
siva de ONGs. Hacen talleres de capacitacin sobre
algunos puntos que inciden en la ejecucin especfica de
ese programa especfico y de ah a probar suerte en la
localidad respectiva. El programa de Multihogares viene
pasando vicisitudes a costa de los nios. Cualquier
intento de crear 40.000 "hogares de cuidado diario" o
"multihogares" basndose en aquella estridente promesa
presidencial de 1988, aunque fuera en cinco aos, es de
una irresponsabilidad demasiado grande y no puede
cumplirse ni siquiera sacrificando, como lo han hecho,
contenidos y manejos responsables.

Y al recurrir grupos e individuos de la comunidad para
ejecutarlos improvisadamente suelen enmaraarse
complejas relaciones comunitarias, predecibles, pero
muy difciles de superar. Como lamentable consecuen-
cia hay "hogares" que no pasan de ser "depsitos" de
nios.
Sera deseable que las organizaciones de servicio
comunitario intercambiramos ideas sobre las presiones
ejercidas por agencias de pases del norte que financian
proyectos de las ONGs. del sur. Hemos sentido, de un
tiempo a esta parte, que los condicionamientos de tales
agencias nos empujan a trabajar con esos programas


gubernamentales. Por esta va, corremos el riesgo de
apoyar iniciativas contrarias al espritu comunitario.

En resumen, existen cantidad de ONGs creadas desde el
nivel institucional, desconociendo el trabajo de otras
con trayectoria comunitaria previa y compitiendo con
ellas. Asimismo, existen ONGs que en zonas del interior
las llaman "monoplicas" porque manteniendo en sus
manos el manejo de los programas oficiales crean lazos
de dependencia hacia las agrupaciones locales en las
que se apoyan. Unas y otras estn fuertemente
determinadas por su atencin a los progra-mas
"sociales" de gobierno. Y como factor de peso, muchas
agencias internacionales presionan a las ONGs hacia
tales "programas". Nos preguntamos si esto no es un
"zapato chino". Porque tras el calificativo de
Organizacin No-Gubernamental, se puede estar
engendrando un tipo de Organizacin Para-
Gubernamental (OPG) caracterizada por ser un vnculo
ejecutor de programas oficiales, pero conforme a los
intereses y necesidades del gobierno y no de las
comunidades.

Y aqu s que se puede confundir la gimnasia con la
magnesia. Porque por esta va podramos estar, como
servicio, enarbolando la bandera del trabajo comuni-
tario para ponernos, en la prctica y tal vez sin inten-
cin, contra la participacin de la comunidad, la
descentralizacin y la regionalizacin. Se corre el
peligro de tejer redes muy engaosas y difciles de
desenredar con el tiempo.

Ponemos sobre el tapete estos asuntos porque nos preo-
cupa y nos afecta lo que sucede. En igual perspectiva
nos detendremos un poco en los talleres para promo-
tores y trabajadores sociales y culturales.





Los talleres de capacitacin.




Proliferan una serie de talleres muy de moda y pareciera
darse por descontado que el afortunado beneficiario slo
con "participar" ya est capacitado.
En nuestra historia, as como los empresarios siempre
han sido patrones, los gerentes siempre han sido jefes a
servicio de los empresarios. Pero ahora resulta que hay
que saber gerenciar lo social y lo cultural, como si
fueran empresas. Y se est dictando cualquier cantidad
de Talleres de Gerencia. Esta idea no nos cuadra con los
llamados a la participacin democrtica; mucho menos
a mecanismos que encierren relaciones de armona en
reemplazo de relaciones de poder.
El desarrollo no es primordialmente un problema de
contenido, del por qu y para qu de las cosas? O
simplemente concierne a asuntos de procedimientos
"eficaces" en administracin, de tcnicas y destrezas
gerenciales, donde la rentabilidad y el autosos-
tenimiento se convierten en objetivos en s mismos?. En
este mundo, los sectores con mximo poder pretenden
imponer una cultura de lo global, en desmedro de las
profundas races de nuestros valores e identidades
locales. Sera muy daino perder la orientacin,
sacrificar un precioso tiempo de trabajo socio-cultural
con la gente y dejarse arrastrar por tendencias ajenas al
sentir comunitario, encandilndose por las pompas de
jabn de una supuesta habilidad "gerencial", adquirida
en unas pocas horas de taller y, generalmente, sin
seguridad de tener donde llevar a la prctica los
conocimientos recibidos.

Tampoco entendemos bien el sentido de los Talleres
sobre Crecimiento Personal, Motivacin al Logro y
Autoestima. Los consideramos muy dirigidos a acre-
centar el individualismo, a poner a la persona como el
centro del mundo. Es como retroceder miles de aos
cuando se crea que el sol giraba alrededor de la tierra.

Vivimos una gran arremetida orientada a exacerbar el
individualismo en sus mltiples caras. Y nosotros nos
encontramos ensayando con xito otro planteamiento.
Sostenemos que la gente vale en cuanto ser social cuya
existencia y desarrollo depende absolutamente de su
relacin con la otra gente. Ello toma cuerpo en la
compartencia para abordar y resolver asuntos comunes
donde nos reconocemos y necesitamos mutuamente.

Aquellos talleres que, segn comentarios, provienen del
desarrollo de la economa de mercado, estimulan la
competencia en vez de la compartencia, la desigualdad
en vez de la igualdad, las relaciones de poder donde los
"mejores" tienen derechos sobre los "no-mejores" en
vez de las relaciones de armona con que buscamos va-
lorarnos unos a otros por el simple y magnfico hecho
de ser seres humanos.

Si el desarrollo comunitario implica una comprensin
lo ms honda posible de la realidad y situacin
circundante, cmo podemos precisar cules son las
tcnicas que necesitamos adoptar o crear? Si el
desarrollo comunitario se basa en el conocimiento, el
respeto y el apoyo mutuos, cmo podemos enfatizar una
capacitacin para el individualismo y la competencia?
Se trata de un problema que amerita profundizarse a
medida que avanzamos por este sendero de conquistas,


reconocimientos y descubrimientos en procura de ese
mundo mejor que nos conmueve.

En el trabajo comunitario, las necesidades de capacita-
cin provienen de la prctica social y se establecen en el
anlisis colectivo de esa prctica. Consecuentemente, la
capacitacin en Talleres lleva impreso el anhelo de
transformar la situacin vivida con el recurso de la par-
ticipacin colectiva. Esto se refleja en el producto de
cada Taller que aporta conclusiones tericas emanadas
del anlisis colectivo de la prctica junto con las res-
pectivas proposiciones concretas para una accin
transformadora. Por ende, los Talleres constituyen
momentos en un proceso de una investigacin perma-
nente con diagnsticos incansablemente actualizados y
programaciones constantemente afinadas o redefinidas,
donde la evaluacin contribuye a que este movimiento
perpetuo de la vida apunte al cambio consciente de una
realidad dada y a la transformacin de cada uno de
nosotros mismos hacia aquel mundo mejor, siempre
soado y en descubrimiento.

Para el desarrollo del trabajo comunitario los Talleres
puntuales destinados a que sus participantes sean ms
hbiles, diestros y conocedores slo pueden lograr un
beneficio indirecto. Y si la carga ideolgica, en este
andar de precisin tan delicada, tan por el filo de la
navaja, gua a los capacitados a contemplarse a s
mismos en funcin de su propio progreso y a desa-
rrollar sus capacidades para conseguir a toda costa su
propio xito, estaremos ponindole un lastre, un
tremendo peso al desarrollo comunitario.

En el desarrollo del trabajo comunitario, all donde se ha
llegado a grados de consolidacin manejando la
relacin entre el hacer y el analizar, se ha ido
perfeccionando el concepto y la figura del Taller
Permanente instrumento metodolgico que armoniza,
segn las necesidades de la programacin colectiva, la
ejecucin de Talleres de diverso tipo con el
desenvolvimiento de actividades prcticas y reuniones
de evaluacin.

En la Metodologa de Anlisis Colectivo con Registro
Abierto se describen formas de orientacin metodgica
alcanzadas desde el anlisis de nuestra prctica en
funcin de los principios que nos mueven y que estn
relacionados con esta discusin sobre los Talleres. Otro
punto no hecho explcito hasta ahora se refiere a las
sedes. Para nosotros, los talleres de capacitacin para el
desarrollo de una comunidad, se hacen en la propia
comunidad con el fin de facilitar la asistencia y,
fundamentalmente, de estar en contacto directo con la
poblacin y con la realidad que se intenta cambiar.

Como otros aportes para incentivar el debate anexamos
nuestro diseo para talleres sobre La Comunidad y El
Promotor y sobre Mtodos y Estilos de Trabajo
Comunitario (Ver Anexos).

Por ltimo, insistimos en la importancia de estos
asuntos y en justificar el espacio dedicado al tema, tal
vez alejndonos un tanto de la hilacin del escrito. Por-
que nuestra concepcin y metodologa en capacitacin,
pese a mltiples y aleccionadores altibajos y a vacos y
deficiencias que an persisten, en la prctica han signi-
ficado un aporte a la construccin de estas redes que
crecen y se multiplican en el transcurso de los aos.





"Autosostenimiento" y "Rentabilidad"




Deseamos poner tambin en debate otros asuntos del
desarrollo socio-cultural que nos tocan. La autogestin y
el autosostenimiento vienen siendo atrapados cada vez
mejor y con mayor eficacia por promotores, agrupa-
ciones y comunidades. No obstante, luchamos contra la
corriente de las tendencias predominantes en lo que
atae a concepciones inherentes a la economa de mer-
cado.

Muy consecuente con el individualismo, se plantea a
cuento de rentabilidad que todo lo que se haga con la
gente sta tiene que pagarlo, aunque sea aportando una
cantidad mnima. Se argumenta sobre el facilismo y la
necesidad de superar los vicios de la Venezuela
petrolera. Se dice que cuando no pagamos no nos
sentimos dueos y descuidamos y maltratamos las
cosas. Y otra serie de atrocidades semejantes. Desde
cundo la vida hay que reducirla a la dimensin del
dinero? Dnde estn los seres que nos demuestren que
el desarrollo pleno o la felicidad slo se obtienen con
alta rentabilidad? Por qu los valores culturales de un
pueblo, o la necesidad social de compartir, o el disfrutar
de la naturaleza, o el probar formas de amistarse deben
ser rentables? Por qu la educacin para ser mejor debe
ser paga?
Nosotros sostenemos otra manera de ver, otra manera de
hacer y otra manera de ser. En primer lugar, creemos
que el Estado est obligado a brindar un apoyo decidido
en lo econmico, material y moral a las iniciativas
sociales, culturales, educativas y cientficas. En la
actualidad el Estado no slo no ayuda como debe, sino
que con el argumento de hacer participar a la empresa


privada recurre a ella para financiar sus propios
programas culturales y sociales, transformndose de
hecho en un competidor de las agrupaciones que l
mismo desasiste. Luego, est la insistencia en que todo
debe ser pagado, porque al Estado no hay que pedirle
nada gratis. As se combate dicen ellos el "populismo"
y "facilismo". Rotundamente, no concordamos con
tamaas barbaridades.

Pareciera que esta crisis tan grave fuera culpa del
pueblo, de las comunidades, de los trabajadores. Por
eso, se les exige apretarse el cinturn y extremar los
sacrificios a fin de sacar el pas adelante. Este
planteamiento es demasiado desvergonzado como dis-
culpa por las carencias de recursos para el desarrollo
social, cultural, educativo y cientfico, cuando el dinero
se destina preferentemente a pagar la deuda externa.

La crisis que nos azota, tiene como responsables en el
orden moral, econmico y poltico, en primer lugar, a
gobernantes corruptos y a empresarios ladrones que
vaciaron las arcas fiscales y que diseminaron el veneno
de la corrupcin a toda escala de la vida nacional. En
segundo lugar, a los polticos profesionales y gober-
nantes indolentes que no han sabido administrar la tre-
menda riqueza extrada al pas, contribuyendo a que se
la roben o se pierda en polticas, medidas y planes de
inversin errneos.

De todos ellos fueron vctimas las comunidades y el
pueblo. Entonces, ahora, cuando parece llegar el mo-
mento de ajustar cuentas, no es justo que se exija tanto
sacrificio al pueblo, ni tantos requisitos de "rentabi-
lidad" a las organizaciones comunitarias que estn a su
servicio. El pueblo no contrajo esa cuantiosa deuda cu-
yo pago se le exprime por distintas vas, en vez de com-
pensarle por los daos ocasionados. No est dems se-
alar que tenemos claro que las deudas contradas son,
en buena medida, producidas por los corruptos hoy re-
fugiados en los pases que hicieron los prstamos que
ahora nos toca pagar mediante imaginativos impuestos y
ya tradicionales recortes del poder adquisitivo.

Los asuntos tratados en estos dos ltimos subttulos ya
forman parte de la vida cotidiana o de los comentarios
de la gente en las comunidades y en las agrupaciones
socio-culturales. Los anlisis desmenuzan comple-
jidades delicadas y se abordan desde un punto de vista
diferente a los planteamientos de la mayora de los pol-
ticos y responsables de instituciones gubernamentales.

Nosotros comentamos con preocupacin, la tremenda
dificultad existente en relacin con la juventud. Sus
aspiraciones bsicas giran en torno a alcanzar una vida
mejor en trminos de ingresos econmicos y
comodidades. Su proyecto se circunscribe a una
existencia resuelta en tal sentido. An cuando en su
inmensa mayora los jvenes son sanos y laboriosos, al
hablar de este proyecto incluimos a la juventud
delincuente, llamada anti-social. Porque unos y otros se
mueven tras similares ambiciones, aunque sea triste
reconocerlo. Cambian los mtodos y los valores ticos,
lo dems es comn.

En el trabajo comunitario se presenta como gran difi-
cultad la desincorporacin de los jvenes, quienes se
sienten obligados a retirarse aduciendo razones labora-
les o de estudio. Pero de alguna manera est presente el
hecho de no verle futuro al trabajo socio-cultural. Es
cierto que lo han hecho con entusiasmo y con regocijo;
es cierto que lo encuentran atractivo. Pero son muy,
pero muy pocos los que le ven futuro para s mismos.

Nos metemos en un tunel obscuro. La juventud de esta
poca carece de un proyecto social alternativo para
luchar por l, comprometindose en la bsqueda de un
sistema libre de injusticias y desigualdades. Su
"destino" se limita a gozar de los beneficios que esta
sociedad depara a quienes pueden pagarlos y a no
preocuparse mayormente por lo que les ocurra a sus
congneres y para lo cual "no existe remedio". Vive
para ser. El trascender hacia futuras generaciones se
limita a tener hijos o una creacin personal que rebase
su propia existencia terrenal. Pero trascender hacia una
sociedad distinta y mejor carece de perspectivas tangi-
bles. Este es un crimen que los adultos de generaciones
previas cometimos con nuestros propios fracasos y que
resiente sus heridas en el trabajo comunitario de hoy.

Otro punto antes de concluir esta parte.

Al abordar el tema de lo institucional y lo programtico
en el mbito comunitario, hemos expresado inquietudes
y hemos formulado juicios en cuanto a aspectos y
tendencias generales.

No obstante, es preciso reconocer la existencia de
excepciones valiosas. Hay programas educativos para la
adolescencia y la juventud en temas como el embarazo
precoz, la prevencin del sida y otros males, la
drogadiccin y la delincuencia que son acogidos muy
favorablemente y resultan un aporte para el desarrollo
socio-cultural comunitario. Tambin nos encontramos
en el campo cultural, con organismos de poder local
especialmente sensibles a las proposiciones de los
grupos y promotores comunitarios locales, produ-
cindose formas de convenimiento o coordinacin de
provecho.



Es mucho lo que se puede hacer en convenios entre
agrupaciones comunitarias y organismos oficiales a
diversos niveles. Son tambin numerosos los funcio-
narios dispuestos a impulsar un desarrollo en base a los
intereses y necesidades de la gente. Cada vez ms
frecuentemente hay maestros emprendiendo iniciativas
comunitarias y culturales, en algunas partes apoyados
por interesantes programas institucionales, regionales o
locales. En nuestro trabajo ensayamos continuamente
formas de coordinacin y apoyo con las instancias
institucionales.

No se trata de aprovecharse del gobierno. El empeo
est, por una parte, en ver modos de coordinacin y
participacin en base a intereses comunes y, por la otra,
en exigir la atencin y colaboracin que por derecho nos
corresponde como ciudadanos.





Construyendo alternativas - Logros y dificultades.





Retornemos a nuestra experiencia. Manifestbamos que
las Coordinaciones deciden sus programaciones y sus
articulaciones organizativas para ejecutar planes y
proyectos coordinados o conjuntos. Su funcionamiento
se enmarca en otros modos de apreciar el trabajo social
y cultural, desde el momento mismo en que se toman las
decisiones iniciales. Esta forma de hacer tiene un efecto
multiplicador hacia las agrupaciones y las comunidades.
Se va eslabonando una cadena donde comunidades y
grupos se apropian poco a poco de las programaciones.

Cuando se efectan Encuentros, las comunidades abren
las puertas de sus casas para recibir a los encuentristas y
les preparan comida diariamente. Cunto vale esto?
Qu costo le ponemos a este hecho o actividad que
desde el punto de vista de la construccin de relaciones
de armona resulta invalorable? Otro problema de
proporciones es el transporte. Los grupos en sus loca-
lidades, a raz de su trabajo cotidiano y de sus iniciati-
vas con los gobiernos locales, consiguen autobuses
cuyo gasto es slo la gasolina y los viticos del chofer.
Esto reduce los costos a menos de la mitad; es decir;
duplica la cantidad de gente que puede viajar por esa
suma. Esto no se valora como producto de un trabajo
permanente? Dnde quedan los criterios de
rentabilidad de ese trabajo? No son los criterios de
pertenencia, de apropiacin del programa por parte de
las comunidades los que trascienden?

Las Coordinaciones mantienen un funcionamiento tan
operativo y de tan concretas referencias a la prctica que
no han tenido necesidad an de un lugar fijo para
funcionar y dentro de una regin o zona rotan sede para
reunirse. Los grupos presionan por el derecho a ser
sede, debido a que esas jornadas generan actividades
que fortalecen el trabajo local de los anfitriones y
constituyen instancias de capacitacin para los promo-
tores locales.

Las reuniones de nivel regional son orientadas metodo-
lgicamente por Churuata. Sucede lo mismo en reunio-
nes de Coordinaciones Zonales, cuando los enlaces
solicitan apoyo al servicio argumentando su inters de
participar activamente en los debates, sin tener la preo-
cupacin de la orientacin metodolgica. Todas las
reuniones son a puertas abiertas y asisten los enlaces
convocados y quienes deseen sumarse, en base al
criterio de estar activo en el trabajo comunitario.

Los acuerdos y programaciones de las Coordinaciones
Regionales y Zonales determinan la programacin de
Churuata. Desde ah se elaboran los planes de
capacitacin, asesora y contribucin a la coordinacin
para nuestro servicio.

Dos veces al ao se realiza una Reunin Nacional de
Coordinaciones Regionales. En la de fin de ao, Chu-
ruata presenta su informe anual de actividades y la
ejecucin del presupuesto, y en la de los primeros
meses se elabora la programacin coordinada o conjun-
ta a la cual Churuata debe prestar asesora. Tambin se
someten a debate las asignaciones presupuestarias de
Churuata para ese ao.

Estas redes de coordinacin han significado un aporte
grande para multiplicar los intercambios entre los
grupos y obtener una visin ms completa del pas. Su
funcionamiento constante ha impreso dinamismo a
procesos colectivos de desarrollo del conocimiento, el
respeto y el apoyo mutuos, as como a la construccin
de polticas y de articulaciones organizativas.

Los enlaces provenientes de sus respectivas zonas o
agrupaciones con informacin de las comunidades,
regresan con la informacin recabada colectivamente
para transmitirla en su localidad.
Este contacto permamente abre espacios a los intercam-
bios bi o multilaterales. El proceso de vinculaciones ha
venido poniendo en evidencia el significado de los
intercambios como enriquecedoras instancias de capa-
citacin y fortalecimiento para los trabajos locales. Por


ello, las Coordinaciones Regionales y Zonales impulsan
estas iniciativas a nivel de enlaces, de agrupaciones, de
promotores y, muy especialmente, de comunidades,
admitiendo las dificultades que ello conlleva.

Todos estos cauces por donde navegan los intereses
comunes, las necesidades compartidas y el reconoci-
miento en el desarrollo social y cultural, desembocan en
los Encuentros Nacionales de Promotores efectuados
cada uno o dos aos, con puertas abiertas para la
participacin, en pie de igualdad, de quienes tengan
prctica comunitaria. Tales Encuentros constituyen los
espacios ms representativos en nuestro proceso de
vinculaciones grupales y sus acuerdos se convierten en
lineamientos de accin para Churuata.

La democracia desplegada en esta red de vinculaciones
as como en el trabajo en equipo de las agrupaciones
cubre, centralmente, tres aspectos:

democracia en la elaboracin y anlisis
constante de la poltica de desarrollo - desde la
presentacin de necesidades e intereses de cada
grupo y el anlisis colectivo de la situacin en las
comunidades, se definen criterios de desarrollo,
programaciones coordinadas o conjuntas, apoyo a
solicitudes locales en sus diversos modos de
negociacin reivindicativa y formas de capacitacin
permanente por la va de la asesora del servicio o
de intercambios bilaterales-;

democracia en la articulacin organizativa -
colectivamente se deciden las programaciones y sus
procesos preparatorios y se designan responsables
de cumplir diversas tareas, a la vez que se evala el
comportamiento de las articulaciones-, y

democracia en lo econmico - a la vista de todos
se exponen el origen y monto de todos los recursos
movilizados en las programaciones coordinadas o
conjuntas o que Churuata percibe como subsidios,
donaciones y colaboraciones para programaciones
especficas; se decide sobre criterios de ejecucin
presupuestaria y sobre los proyectos a negociar en
procura de financiamiento.

En los quince aos de esta experiencia metodolgica,
nunca se ha realizado una sola votacin, ni una sola
decisin donde la minora se vea sometida a la fuerza de
la mayora. Las decisiones y acuerdos se toman por
consenso, despus de anlisis hechos con el necesario
detenimiento. Si no hay consenso, se espera hasta una
prxima oportunidad. He aqu otro elemento signi-
ficativo para dar concrecin a nuestra concepcin de
democracia.

Tanto en las reuniones regionales como en los
Encuentros, se ha popularizado la elaboracin de los
Cuadros de Necesidades y Ofertas, instrumento me-
todolgico surgido desde los mismos intercambios.
Consiste en pliegos de papel desplegados en la pared
donde los interesados escriben columnas de necesidades
y de ofertas, con sus repectivas explicaciones y
requisitos, a nivel grupal o individual. Ledos los plie-
gos se abre un mercado entre los interesados y se coro-
na el apoyo mutuo con un "amarre" entre quienes
ofrecen y quienes demandan. Este amarre tambin se
anota con letra grande para lectura de todos en cuadros
especiales junto a los de necesidades y ofertas.

Acotemos que en las formas de intercambio con expe-
riencias comunitarias de otros pases lationamericanos
empiezan a perfilarse articulaciones esbozadas con cri-
terios y procedimientos muy similares a los expuestos.

El crecimiento y desarrollo de las Coordinaciones se
pone de manifiesto en la misma prctica.

Este ao celebramos el X Aniversario de Churuata y los
quince aos del nacimiento del Plan Sebucn. En el
Encuentro Nacional de Promotores del ao pasado
(ENAC'93), se acord programar para estos aniversa-
rios un Encuentro Nacional de Promotores y, si haba
fuerza y recursos, otro de Nios y Adolescentes
Indgenas y No-Indgenas.

Se realizaron ambos Encuentros, como expresin fuerte
de la capacidad de autogestin y autofinanciamiento
alcanzado por las agrupaciones de base y sus Coordina-
ciones. Pero, adems, por iniciativa local se celebr un
Primer Encuentro Nacional de Ancianos con presencia
de representantes de las diversas regiones del pas. Este
Encuentro decidi, como primer punto, la realizacin
del Segundo Encuentro con un proceso preparatorio ms
exigente y una convocatoria ms asumida a nivel
nacional. En el plano de los anlisis, sta fue una
experiencia aleccionadora que invita a replantearse
actitudes y polticas hacia, con y de los ancianos, en el
marco de su aporte promotor para la vida comunitaria.

Intentamos dos vas de construccin coherente.

Una es la del Sistema Investigacin en ese fluir
constante de investigacin, diagnstico, programacin,
accin y evaluacin. La programacin, la ejecucin, el
seguimiento forman parte de una cadena; un hilo sin fin
donde las programaciones se desarrollan a nuevas
dimensiones desde un colectivo en debate y en accin
constantes.



La otra es la de las relaciones en pie de igualdad.
Trabajamos conjuntamente con gente de la ciudad y del
campo, de las comunidades indgenas y de ambos sexos
y de diversas edades. No somos indigenistas, ni femi-
nistas, ni ancianistas, ni nada de esas corrientes que
puedan estar temporalmente de moda. La comunalidad
es nuestra forma de accin colectiva, abriendo espacios
para que la gente se encuentre de igual a igual y decida
segn sus necesidades e intereses compartidos.

En ese proceso construimos en conjunto conocimiento,
poltica de desarrollo y articulacin organizativa, sin
soltar jams el anlisis colectivo de la prctica.

Nuestra experiencia muestra resultados positivos. Pero
confrontamos serios problemas en el seno mismo de
nuestro proceso.

Veamos: En algunos lugares donde se empieza a ser
autosuficientes en aspectos metodolgicos y en
recursos, se genera un distanciamiento en relacin con
la Coordinacin Regional respectiva. Es preocupante el
asunto porque, como manifestbamos anteriormente,
podramos hallarnos ante liderazgos locales que cierran
a las comunidades sus posibilidades de contactar con
otras y enriquecerse recprocamente.

En estos momentos existen en unos ocho Estados de
diversas regiones del pas, equipos de promotores
socio-culturales que manejan nuestra metodologa de
anlisis. Es decir, estn en capacidad de montar
talleres y dominan mtodos y estilos de trabajo con la
comunidad. Ellos, an con diversos grados de
experiencia, tienen en comn el haber sido capa-citados
por el Plan Sebucn o Churuata segn acuerdo de
Encuentros Nacionales o Coordinaciones Regio-nales.
Hay promotores que incluso han pertenecido
temporalmente a alguno de estos dos equipos de
servicio. Otro punto en comn es que han logrado tener
apoyo institucional para desplegar proyectos propios o
han pasado a integrarse como funcionarios en algn
organismo oficial local. En cualquier caso, se han
convertido en profesionales de la promocin socio-
cultural.

En diversos lugares, este desarrollo logrado en la zona
se reconoce como producto de todo el proceso de
vinculaciones en el pas y se mantiene un contacto es-
trecho y permanente con las Coordinaciones respec-
tivas, participando de programaciones coordinadas o
conjuntas.

Pero en otras zonas no ocurre igual. Una vez conse-
guido un espacio local, se deja de acudir a las
reuniones de coordinacin y no se participa en las
programaciones, aunque ocasionalmente se recurra a
antiguos contactos para invitarlos a presentar algn
espectculo o realizar un taller en un rea especfica.
Parece que la diferencia est en quien ejerce el
liderazgo. En todo caso, el asunto nos preocupa y
creemos que la solucin es abrir un amplio debate al
respecto, una discusin sobre la unidad del pueblo y los
contactos entre la gente, como vertientes inagotables e
inevitables hacia una transformacin real, profunda,
alternativa para navegar desde ya en el ocano infinito
de las relaciones comunitarias, de las relaciones
humanas...El mundo por hacer...El mundo por
descubrir.

Hay quienes creen que el desarrollo del trabajo local se
genera slo desde dentro y buscando la autosu-
ficiencia. Entonces las estrechas aspiraciones loca-
listas se acentan. Sin embargo, en la mayora de los
casos no ocurrre esto y el fortalecimiento de los
trabajos locales se reconoce como producto de la
interlocalidad, del intercambio. Ello viene robus-
teciendo a su vez al conjunto de estas vinculaciones
grupales.

Otro punto de preocupacin es la aproximacin que los
rganos de poder local hacen hacia los promotores
socio-culturales. No se discute la conveniencia de actuar
desde y con el poder local, Alcalda, Cmara Municipal,
etc. Tampoco se desconoce la sana apertura hacia la
participacin popular en algunas de estas instancias de
poder. Sin embargo, cunde en esos niveles una fuerte
inclinacin a considerar la gestin cultural bajo una
concepcin restringida a los espectculos, las bellas
artes y a lo "culto" que ha imperado fundamentalmente
en el Estado. Peor an, ante su incapacidad por ganar
espacio con sus propias convicciones y esfuerzos, se
valen de la "cultura" como una pantalla para
crecimiento de su organizacin partidista.

Por ltimo, volviendo una vez ms a nuestras Coordi-
naciones y aunque pudiera desprenderse de lo dicho, la
pertenencia a ellas es libre y no exige filiaciones de
ninguna especie. Al adquirir un compromiso de
participacin en programaciones coordinadas o con-
juntas se llega voluntariamente a un acuerdo temporal
que pasa a ser obligante para quien lo suscribe. Fuera de
eso, hay plena libertad de accin. Si alguien deja de
asistir a reuniones es bienvenido a su regreso. "Los que
se van", decimos, "no son los malos, sino son simple-
mente los que se van" y "tampoco son los buenos los
que se quedan, sino son los que actualmente se han
quedado". Entendemos que es el inters comn lo que
atrae, no la obligacin por militante que sea.



Y as, en una actividad ininterrumpida y en medio de
problematizaciones del tamao expuesto, hemos ido
construyendo en los ltimos 10 aos una red de
contactos sostenida por cientos de agrupaciones de base,
con programaciones nacionales, regionales y zonales.




El Flujo de Informacin.



Nadie consigue xito en lograr la participacin, si no se
preocupa muy preferentemente de la informacin:
gestar, recabar y distribuir informacin.

Esta interconexin con programaciones conjuntas, bi o
multilaterales, y esos procesos preparatorios con pasos
simultneos o similares en todo un territorio nacional
exige fluidez en la circulacin de informacin.

La necesidad de informar y de que los dems informen
aparece como un criterio o ley central para el buen fun-
cionamiento de esta metodologa de trabajo comunita-
rio. Igualmente, el flujo de informacin es vital para el
funcionamiento adecuado en el seno de cada agru-
pacin.

Quien retiene informacin, retiene poder.

Porque las decisiones colectivas se fundamentan en un
manejo conjunto de la informacin necesaria para
decidir. Por eso se ha hecho indispensable en nuestra
prctica estar pendientes de distribuir la informacin
recibida, saber dejar mensajes oportuna y claramente,
saber hablar por telfono, arte comprobado como difcil
de dominar. No est dems insistir en que la infor-
macin y su debate tambin son pilares bsicos en la
ampliacin de la democracia, en la participacin para
tomar decisiones y actuar.

Nos anotamos xitos y fallas en cuanto a informacin.

En los inicios del Plan Sebucn, cuando junto con el
naciente proceso descubramos da a da el valor que
tena la informacin para enriquecer debates y deci-
siones, planteamos que los Registros de Debate de los
Talleres pertenecan al colectivo que los generaba y,
por lo tanto, deba llegar a los participantes.
Tipebamos los Registros y los envibamos. La gente
quedaba sorprendida por el papelero (cada Registro
tena aproximadamente 50 pginas y en los Encuentros
Nacionales o Talleres de 14 das poda alcanzar a 300
o 400 pginas), pero en realidad no le prestaba
atencin. Sin embargo, despus de realizar Encuentros
e intercambios, esos registros adquirieron importancia
creciente. Al punto que nos llamaban por telfono
cuando nos tardbamos en remitirlos.

Este hecho contribuy notablemente a que la gente se
sintiera respetada en sus expresiones, a que se apro-
piara de las conclusiones de su Taller y a crear hbitos
de comunicacin por medio de documentos. Podemos
decir, como elemento de la metodologa de trabajo, que
nos anotamos un xito. Por razones de costo, mo-
dificamos los envos mandndole a cada participante la
Sntesis con las conclusiones y acuerdos y a la
agrupacin o a la coordinacin un ejemplar de todo el
Resgistro de Debate.

Cuando analizbamos deficiencias en el flujo de
informacin, descubrimos que, por falta de costumbre o
negligencia, los promotores no informaban lo que
hacan. Cansados de insistir en esa lnea, se propuso en
un Encuentro Nacional (ENAC'83, Maturn)) crear los
Centros de Recepcin y Distribucin de Informacin
(CEREDI) situando el nfasis, tal como dice el nombre,
en la recepcin y la distribucin. El resultado fue
positivo. Empezamos a apoyar metodolgicamente y
con recursos mnimos a los CEREDI y stos se fueron
desarrollando y son actualmente pilares de los procesos
preparatorios coordinados nacional o regionalmente y
de la interconexin entre Coordinaciones y grupos.

Sin embargo, nos estamos refiriendo al flujo de infor-
macin entre y dentro de los grupos, pero la informa-
cin desde y para la comunidad no alcanza an niveles
satisfactorios, an cuando se dan progresos interesantes
y buenas perspectivas. Por ejemplo, con el esta-
blecimiento de Centros de Informacin Comunitarios
coordinados por las agrupaciones de una determinada
zona se han montado investigaciones sobre las
necesidades de informacin detectadas en y con las
comunidades, se han emprendido tareas para recabar la
informacin necesitada y luego distribuirla. Esta
iniciativa, que se inserta en un plan piloto multina-
cional auspiciado por la Organizacin de Estados
Americanos (O.E.A), encuentra cada vez mayor aco-
gida por parte de agrupaciones y comunidades.

No es fcil la lucha por romper el cerco del grupo y
ponerse de lleno en contacto con la comunidad. Hay
una especie de encantamiento en la vida grupal, quizs

porque sus componentes se reconocen con facilidad,
hablan el mismo lenguaje y comparten aspiraciones e
inquietudes. Lo cierto del caso que no son pocas las
veces que se acuerda formar un grupo para trabajar por
la comunidad y luego la actividad interna es tan


absorbente que la comunidad queda relegada a segundo
plano. Un riesgo siempre presente al formar un grupo es
el de convertirlo en una secta. Si la informacin no
fluye desde y hacia la comunidad perdemos percepcin
sobre sus intereses. Entonces los asuntos se restringen a
intercambios sobre la situacin y los problemas del
grupo. Esto incide notoriamente en el debilitamiento de
las acciones comunitarias locales.

El Centro de Informacin Comunitario y el CEREDI
son instrumentos de la metodologa de trabajo para
superar deficiencias y vicios en la gestacin y distri-
bucin de informacin, prestando un servicio eficaz
tanto a la gente como a las agrupaciones.

En la actualidad, la sistematizacin de aos de trabajo y
de lineamientos y pensamientos surgidos en el anlisis
de prcticas y situaciones, as como la acumulacin de
registros de experiencias y casos de inters, nos vuelca
hacia el cumplimiento de tareas editoriales. Conviene en
estos momentos situar los flujos de informaciones e
ideas en niveles de intercambio ms amplio.





























La propia discusin de materiales como este folleto y
tantos otros que pueden realizarse desde distintas
experiencias y con diversos enfoques, podra convertirse
en un aporte a las bsquedas que generan estos tiempos
de crisis y a las inquietudes compartidas en la
construccin de un mundo mejor.




LOS ESTILOS DE TRABAJO Y EL PROMOTOR




Para terminar nuestras reflexiones y anlisis en torno a
estos problemas, transcribimos una especie de gua-
manifiesto sobre el rol del promotor para el servicio. A
solicitud de los grupos este escrito ha sido impreso y
distribuido como material de referencia.












































Todo promotor de Churuata debe aplicar los 3 MUTUO en su rela-
cin con la comunidad:

RESPETO MUTUO

* Respetar los valores, costumbres e ideas de la comunidad,
as como sus compromisos con ella.
* Ganarse, con su modo de actuar y ser, el respeto de la co-
munidad.

CONOCIMIENTO MUTUO

* Interesarse por conocer lo que pasa en la comunidad, co-
mo si fuera algo de s mismo.
* Darle a conocer oportuna y claramente a la comunidad to-
do lo que se relacione con las responsabilidades y accio-
nes que puedan afectarla desde el trabajo que uno hace.

APOYO MUTUO

* En el apoyo a la comunidad est la mxima expresin de
vocacin de servicio del promotor.
* Desde el apoyo de la comunidad se obtienen recursos
materiales, espirituales y ticos propios del pueblo y
fuente principal del desarrollo como promotor.

Por lo tanto, es grave faltar a un compromiso con la comunidad;
es grave no darle informacin oportuna de algo que le incumbe;
es grave, en el trabajo, anteponer sus intereses personales a los
intereses de la comunidad, sin discutirlo previamente con ella.


Cualquier promotor de Churuata es, para la comunidad, la imagen
de Churuata...Cualquier estilo inapropiado del promotor pasa a ser
un "estilo inapropiado de Churuata"... Y esto perjudica al servicio y
al proceso.

EL PROMOTOR DE CHURUATA SIRVE A LAS COORDINACIO-
NES Y AL PROCESO.
No se vale, desde Churuata, hacer trabajo para un determinado
grupo, porque uno sea miembro de l, salvo que las Coordinacio-
nes Regionales lo decidan.

El promotor de Churuata no puede meterse en los asuntos internos
de ningn grupo, porque, por sobre todo, practica y reconoce el
principio de la autonoma.










Nadie, en Churuata, puede pedir a los grupos del proceso ayuda
para beneficio personal o apoyo para su propia organizacin.

Todo promtor de Churuata es parte de un equipo de trabajo y, en
consecuencia, su principal forma de trabajo es el trabajo en equi-
po:

* Participando en la toma de decisiones
* Asumiendo las responsabilidades individuales que el
colectivo le asigne
* Aportando su mejor evaluacin para desarrollar al equi-
po.

El promotor de Churuata debe manejar el instrumental de la meto-
dologa de anlisis y de la metodologa de trabajo; ser un abierto
activista de su utilizacin y reconocer la historia de su proceso de
creacin y desarrollo, manteniendo una actitud crtica para irla ha-
ciendo cada vez ms acorde con la realidad.


Hacer un mundo mejor exige investigar con la comunidad
la situacin y sus causas; elaborar colectivamente un diag-
nstico y programar acciones y realizarlas, para luego eva-
luar y as ir repitiendo este ciclo sin fin: tal es la esencia de
la metodologa de trabajo que, por voluntad de los grupos,
encarna en los intercambios y en la construccin de redes
vinculantes.


Este es el arsenal que dispone el promotor para servir a
la comunidad; es el instrumental cientfico que se ha nu-
trido y enriquecido en la prctica con la gente; es el es-
pacio donde cada quin opina, cada quin decide y cada
quin acta en funcin del inters comn y de los anhe-
los compartidos.

APRENDER DE LA COMUNIDAD
APRENDER DEL EQUIPO DE TRABAJO
APRENDER DE OTROS PROCESOS

APRENDER DE LA REALIDAD
APRENDER DE LA METODOLOGIA
APRENDER DE LA TRANSFORMACION

APRENDER A APRENDER...SIEMPRE

Entonces, como promotores, ser modestos aprendices.

Esto se traduce en una acumulacin de conocimiento que esta-
mos, indudablemente, obligados a devolvrselo a nuestras comu-
nidades.

Entonces, como promotores, ser maestros pacientes e incansa-
bles.

Al promotor de Churuata le pagan por hacer algo que muchos ha-
cen sin remuneracin (incluso, que l mismo haca antes sin sa-
lario).

Este privilegio lo debemos retribuir:

* Con una disponibilidad de tiempo, en horas y das, ms




all que las exigencias laborales empresariales o institu-
cionales del sistema.
* Con una movilidad que nos permita estar en cualquier lu-
gar donde las Coordinaciones grupales nos soliciten o lo
requieran los nfasis del servicio.

Esto constituye, tambin, un indicador importante de nues-
tra vocacin de servicio.


Para llegar a ser un promotor as necesitamos, en primer lugar,
reconocer que hoy tenemos limitaciones y lastres; que cada uno
de nosotros es expresin de un proceso que busca construir un
mundo mejor desde lo que hoy es este mundo

.........................................................NO SE VALE SER PURISTA


El promotor de Churuata, en definitiva, se hace con las coordina-
ciones, con el equipo, con la comunidad... Con la sabidura que
compartimos y con las imperfecciones que compartimos...Con los
anhelos que compartimos.

..............................................NO SE VALE SER INDIVIDUALISTA


EL PROMOTOR DE CHURUATA, EN DEFINITIVA, SE HACE
CON LOS TRES MUTUO:

EL RESPETO MUTUO
EL CONOCIMIENTO MUTUO
EL APOYO MUTUO

Y JAMAS DEBE PERDER DE VISTA QUE EL CONTACTO PER-
MANENTE CON LA COMUNIDAD Y ESTAR SIRVIENDO A LOS
INTERESES QUE ELLA EXPRESA COMO PROPIOS, MOLDEAN EL
HACER Y EL SER DEL PROMOTOR






























































A NE XOS



* Diseo Taller: La Comunidad y el Promotor

* Diseo Taller sobre Trabajo Comunitario

* Cuadro: Las Coordinaciones y Churuata *
Cuadro: Las Redes (vinculaciones grupales)

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