D 2010 Ricardo Ernst Montenegro

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos

Sobre leyes y sujetos en Amrica Latina. Algunas notas histricas sobre las psicologas de Mxico y Chile durante la segunda mitad del siglo XX

TESIS

Para optar al grado de:

Doctor en Estudios Latinoamericanos


Presenta:

Ricardo Ernst Montenegro


Comit Tutoral: Rodrigo Pez Montalbn Horacio Cerutti Guldberg Mario Magalln Anaya Julio Villegas Bustos Eduardo Ruiz Contardo

Mxico

2009

ndice
Introduccin........ Planteamiento del problema Delimitando objetos............................................................................. 10 Algunas coordenadas de lectura............................................................ 18 Orientaciones metodolgicas.... 33 6

Primera Parte El pasado largo y la historia corta

Cules antecedentes?............................................................................................. 39 Captulo I. Apuntes sobre gobiernos, instituciones y educacin en la segunda mitad del s. XIX Entre la Repblica Juarista y la Paz Porfiriana....................................... 43 De la Repblica Liberal a la Revolucin de 1891................................... 50

Captulo II. Apuntes sobre instituciones, educacin y psicologa en la primera mitad del s. XX Entre la Revolucin de 1910 y el Desarrollismo Cardenista.................... 60 De la Repblica Parlamentaria al Frente Popular.................................... 70 Sobre los pasos........................................................................................................... 79

Segunda Parte Algunas notas sobre discursos normativos y psicologa en Mxico y Chile durante la segunda mitad del siglo XX

Captulo III. Nacimiento acadmico y consolidacin profesional Del milagro agrcola a la matanza en Tlatelolco. 1939-1968.. Del agotamiento radical a la pesadilla pinochetista.1946-1973.. 87 113

Captulo IV. Cambios de poca y agotamiento de modelos Del furor olmpico a la insurgencia zapatista. 1968-1994.. 138 De la resistencia antifascista a la crisis asitica. 1973-1997. 164

Captulo V. Tres agentes, dos naciones, un modelo: el estado, la universidad y el mercado

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Entre la guerra relmpago y la de baja intensidad: 1939-1973. 194 Entre el terrorismo de estado y la guerra contra el terrorismo: 1973-1997.. 203 Psicologa y produccin social de sujetos. A modo de conclusin 211 Referencias................................................................................................................. 219 Anexos I. Tablas temticas de normas estudiadas para el caso de Chile 1. Psicologa 230 2. Educacin 233 3. Salud 237 4. Trabajo. 238 5. Justicia. 240 II. Tablas temticas de normas estudiadas para el caso de Mxico 6. Psicologa 245 7. Educacin 253 8. Trabajo. 256 9. Salud 259 10. Justicia. 262 III. Tabla Cronolgica Normas relevadas en Chile 1857-2006. 272 IV. Tabla Cronolgica Normas relevadas en Mxico 1910-2004. 274

Agradecimientos

A la Universidad Nacional Autnoma de Mxico que, a travs de su Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos y otras de sus instituciones, me dio la oportunidad de proseguir estudiando y creciendo.

A los profesores Rodrigo Pez, Horacio Cerutti, Mario Magalln, Eduardo Ruiz y Julio Villegas, director y lectores de este trabajo quienes, con dedicacin y desde sus distintos saberes, aceptaron y enriquecieron esta bsqueda.

A sus administrativos y funcionarios, representados en la figura de Doa Silvia Falconi, quienes facilitaron que ella arribara a los puertos que deba visitar.

Al colega y amigo, Sergio Ortiz Leroux, que confi en m.

Al Pueblo Mexicano, que me mostr Latinoamrica.

Este trabajo no hubiera sido posible sin todos ustedes; desde mis races, gracias.

A todos los hombres y mujeres del mundo, Que padeciendo dolores propios y ajenos, No se conforman y luchan

Cuando una disciplina alcanza un nivel relativamente alto de desarrollo, comienza a interesarse por su historia Rubn Ardila
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Introduccin

Las ciencias en general y las sociales en particular, de un tiempo a esta parte, han visto a muchos de sus cultores avocados a la tarea constructiva, en el doble sentido tico y terico-metodolgico, que implica enfrentar y desarrollar crticamente sus quehaceres. Camino sealado, entre otros, por la atencin a sus propios relatos, buscando resignificar productivamente tanto los saberes como las prcticas en que se plasma su existencia y operacin social; intentando un movimiento de coordinacin, ms o menos logrado, con las transformaciones sociales en las que se insertan. Las ciencias psi o tambin llamadas medicinas del alma, aunque ms tardamente, no han sido la excepcin2.
Presentacin, en: Villegas, J. y Rodrguez, M., Historia de la Investigacin Cientfica de la Psicologa en Chile, Vol. I, Universidad Mariano Egaa: Santiago de Chile, 2006, p. 9. 2 Genricamente, bajo este concepto se entienden la psicologa, la psiquiatra y el psicoanlisis en sus diversas denominaciones y escuelas. A stas pueden agregarse todas aquellas provenientes de la sabidura originariaindgena, que por sus fuentes antiguas e imbricacin con matrices mgico-religiosas pueden ser llamadas psicologas originarias. Sin perjuicio de profundizar en esto ms adelante, para un ejemplo reciente sobre estas clasificaciones ver Anexo 2. Intento de clasificacin de las medicinas del alma y del cuerpo, en: Elisabeth Roudinesco, El paciente, el terapeuta y el estado. Siglo XXI: Buenos Aires, 2005.
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Una trinchera importante de estas luchas por significar es la elaboracin de historias. Si como dicen Michel Foucault y Jess Ibez, para que el poder funcione de manera eficaz ste debe ocultarse, una forma activa en que ello ocurre es mediante la estrategia de ir borrando sus huellas en la historia, en la memoria de propios y extraos3. Operacin tanto ms exitosa en la medida que sucede menos como proscripcin explcita y ms en la senda de omitir o ignorar consistentemente ciertos aspectos y temas claves de su devenir. En dichos del filsofo francs sobre cierta disciplina de lo mental en la cual anida esta actitud: La verdadera ciencia reconoce y acepta su propia historia sin sentirse atacada. Si se dice a un psiquiatra que su institucin mental proviene de las leproseras, le puede dar un ataque4.

As, parece til, a la hora de enfrentar constructivamente esta dimensin amnsica que opaca el poder encarnado en las disciplinas de la psique, elaborar relatos sobre aquello no suficientemente dicho o directamente evitado en las crnicas oficiales. Unas historias que, resistiendo las fuerzas hegemnicas que han primado en las memorias disciplinares, den cuenta de tales selectividades y reflexionen acerca de los orgenes, consecuencias y desafos que de ellas se desprenden.

Ahora bien, a quin le importa la Historia de la Psicologa? Pregunta vlida y por dems obvia si ella aparece en boca de un lego, a quien por mucho no podramos exigir una intuicin clara acerca de la posicin, funcin y valor sociales que ella comporta. Ms an cuando para la gran mayora de la gente su sentido comn le indica que la psicologa es como la medicina pero de la mente. A todas luces, no se puede dar por supuesto su carcter como un cuerpo amplio de saberes y tcnicas independientes que se construyen en relacin dinmica y conflictiva con aquellas de la prctica mdica.

En Foucault, por ejemplo, ver Historia de la Sexualidad. Vol. I. La voluntad de saber. Siglo XXI: Mxico, 1991; en Ibez, por ejemplo, ver El regreso del sujeto. La investigacin social de segundo orden. Amerinda: Santiago de Chile, 1991. 4 Foucault, M. Tecnologas del Yo. Paids: Barcelona, 1990, p. 145.

Menos esperable, aunque s atendible, resulta tal cuestionamiento si emana del decir de algn cientfico social, por ejemplo socilogos, antroplogos, politlogos y otros afines. Sobre todo si stos han sido formados en aquellas viejas tradiciones, enraizadas en argumentos ms poltico-gremiales que ontolgico-epistmicos, en donde se pregona la autonoma e independencia cuasi-absolutas de unas ciencias sociales con respecto a otras, olvidando las limitaciones de los respectivos campos, las complejidades de sus objetos y depreciando la riqueza obvia que se deriva, entre otros, de la interlocucin entre las diversas prcticas y saberes integrantes del mentado campo.

Ahora bien, si tal interrogacin proviene de un psiclogo la situacin se torna ms delicada. Si la historia no interesa a aquellos que son sus deudores y protagonistas stos se condenan a s mismos tanto a no capitalizar los aciertos de sus antecesores como a repetir sus errores, resultando presas del no por viejo menos cierto axioma freudiano acerca del encadenamiento olvido-repeticin. Por desgracia esta ltima situacin, que el sentido comn pudiera pensar ms bien como una excepcin, tiende peligrosamente a predominar en algunos crculos de la psicologa latinoamericana. Dir una investigadora chilena a propsito de un reciente dilogo de pares:
[] frente a mi inquietud de fomentar y potenciar en los estudiantes de Psicologa la iniciativa de hacer Investigacin Cientfica; de crear instancias de debate acadmico y de estudiar nuestras races en el mbito de la Historia de la Psicologa, un colega se mostr contrario. Para mi desconcierto e incredulidad, varios miembros del grupo 5 compartieron su opinin y refutaron la propuesta .

En una muestra que tales prejuicios y errores de procedimiento no nos son exclusivos, sugiriendo que esta situacin problemtica excede los mrgenes de la casustica local, aquello mismo parece ocurrir ms all de nuestras fronteras. Por ello nos dir un investigador del otro lado del Atlntico sobre este tpico que [] los psiclogos sociales ignoran su pasado, sobre todo con base en el supuesto de que, as como nadie pondra la rueda de una carroza en un moderno carro
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Villegas, J. y Rodrguez, M., op. cit., p. 11-12.

deportivo, tampoco debe uno insertar nociones pre-cientficas en una disciplina cientfica seria6.

Consistente con lo todo lo anterior es la falta especfica que uno puede notar en el campo en cuanto a relatos o perspectivas en una lnea historizadora. Nos dir un destacado profesional, docente e investigador de la disciplina:
[] segn la informacin a mi alcance, en Chile tenemos valiosas, aunque escasas, publicaciones en el tema. Sabemos de algunas referencias biogrficas, de cronologas y tambin de algunos anlisis bibliomtricos en el tema, sin embargo estudios historiogrficos, propiamente tales, no conocemos7.

La persistencia y extensin de esta tendencia, an cuando otras investigaciones pudieran demostrar un eventual carcter no hegemnico, es preocupante. Los efectos de esta ausencia tienen un alto potencial nocivo en lo que hace a dimensiones sustantivas del campo de la psicologa, vindose afectados por este rechazo a la consideracin histrica desde la calidad de la formacin que reciben los estudiantes de psicologa hasta la pertinencia y efectividad de su eventual intervencin social profesional. En ltima instancia, si los agentes de la disciplina no son capaces de relacionarse productivamente con su historia, haciendo como si sta no importara o nunca hubiera existido, no hay razn para pensar que lo hagan con la de aquellos sujetos, problemas y contextos con los que se relacionan. En pro del esfuerzo por revertir aquella tendencia es que se ofrece la indagacin que sigue. Apenas un paso, pero paso al fin, en la tarea de construir relatos y prcticas que permitan implementar unas psicologas nuevas, unas que avocadas a la generacin y la operacin de ciertos saberes acerca de lo psquico logren ser pertinentes, tiles y desplegadas en beneficio de un desarrollo equilibrado del conjunto de la humanidad y su mundo.

Billing, M., El psiclogo anticuario". En: Psic. Soc. Revista Internacional de Psicologa Social. Vol. 1, n1, julio-diciembre 2002. Puebla, p.1 41. 7 Villegas, J. y Rodrguez, M., op. cit., p. 11.

Planteamiento del problema

A efectos de traducir estos intereses y esfuerzos en un dispositivo concreto de investigacin necesitamos un cierto esquema de indagacin que responda algunas cuestiones clave: cul es el problema y objeto especficos de inters?, qu categoras estructuran la indagacin?, a partir de cules artefactos sociales se pretende reconstruir y analizar tal fenmeno?, dnde se emplaza geogrfica y temporalmente dicho objeto?, a qu tipo de resultados se espera arribar? Requerimos, en suma, de un argumento que resuelva: a) la delimitacin del objeto de estudio, b) las elecciones terico-metodolgicas que guan la investigacin y c) la cualidad de los resultados a producir.

Delimitando objetos

El ambiente poco afecto a la consideracin histrica que describimos no es el nico desplazamiento de la atencin que pareciera operar en disciplinas de lo mental. Otra situacin problemtica es la relegacin de la reflexin y discusin sobre los principios normativos articuladores de la teora y praxis psicolgicas. Se observa poca y a veces ninguna atencin por los esquemas de referencia que instituyen una cierta orientacin valorativa, aquellas ideas de como las cosas son y que dan a luz otras sobre como stas deben ser, o sea, la reflexin y prctica ticas que fundan y dan sentido a unas ciertas disciplinas llamadas psicologas.

Al respecto el panorama es desalentador. Mientras buena parte de la literatura en el campo de las psicologas se ocupa de sus prcticas en cuanto su diversidad y eficiencia tcnicas, otra pequea fraccin se dedica a reflexionar sobre los enfoques tericos y/o metodolgicos que las configuran, quedando virtualmente excluida la discusin acerca de las valoraciones desde las que se articula la prctica y aquel objeto del cual se ocupa.

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