El Victorial
El Victorial
El Victorial
I
Marcos
Revista de Artes, Cleneiol y Humanlclod", edltalla por la
Unlve"ldod Hoitlonol Mo)'Or d. Son Ma_
Rector: GASTON PONS MUZZO
Director de Biblioteco y Publicociones: Corlo. Daniel ValeeSrc.1
Director de "Son Morcas": 'Alberto Tauro
Nuevo poco No. 20
ELLA DUNBA
Miguel Grau
"SAN MARCOS" solicita
mantiene correspondencia
reproducirse su contenido,
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especialmente sus colaboraciones y no
sobre trabajos no solicitados. Puede
siempre que se indique su procedencia.
Redaccin: Avenida Repblica de Chile 295, 01. 504; Lima.
ELLA DUNBAR TEMPLE
EL "VICTORIAL" DE MIGUEL GRAU
Cien aos atrs, a las primeras horas de un da como hoy,
se cumpli en Angamos un acto memorable, claro y decisivo:
UII hroe peruano, de los ms grandes de Amrica y entre los pri.
meros de la Humanidad, con su hermoso moriT, redimi al Per
de todas las graves lacras que lastimosamente haba exhibido,
y que lo arrastraron al oscuro drama de la derrota en una de las
ms lacerantes etapas de nuestros anales republicanos; y con
Grau, los que lo acompaaTon colorearon de rojo la cubierta del
Huscar y las azules aguas del Pacfico Sur.
Angamos cerr la campaa naval y a los hazaosos mari-
nos siguieron los timoneles de la resistencia terrestre en las su-
cesivas jornadas de la incandescente lucha: Tarapac, Arica, San
Juan, Miraflores, La BTea. La N acin tuvo la inaudita y pro-
videncial gloria de redimirse por el patriotismo sin regateos de
sus pueblos: hombres, mujeres, nios, de todos los estratos ra-
ciales, sociales y econmicos, aunados con sus hroes, engendra.
dos por esa misma masa, la cual no constituye, como se preten-
de con fines bastardos de divisin de la nacionalidad, un conjun-
to siempre annimo, aparte y abstracto. Los hroes, civiles, mi-
litares, religiosos, son simplemente esos seres extraordinarios que
inciden en un momento determinado en la vida de la comunidad,
mezclados a la tierra que los recibe a la vida y los guarda en la
muerte. El culto a los hroes, ese temblor de almas y de tierras
al pronunciaT sus nombres, es el trasunto de la integraci6n de las
figuras epnimas a los pueblos que los reconocen y reclaman co-
mo suyos.
Nunca como ahora, cuando bajo el disfraz de ostentosas in.
terpretaciones historicistas de ndole econ6mica, se intenta cen-
tralizar el enfoque de la Guerra del Pacfico en torno a la falen-
cia de las lites directoras, a las luchas de banderas de esos lIa-
El texto de este trabajo comporta el di5curso que debi pronun-
ciarse en el Cabildo de lo ciudod de Piuro, con motivo del Centenaria del
Combate de Angamos. Los apostillas onexos, resultoda de prolijos ~ s
QUi50S, se reservaban poro lo publicocin completo de esta semblanza.
r
)
4 ELLA DUNBAR TEMPLE
mados "grupos de poder", causantes de la crisis econmica y mo-
ral, del suicida abandono de la defensa nacional y de la desbara-
tada vida pblica, cabe la referencia a nuestro incisivo pensador
Gonzlez Prada. En su condigna crtica de reproche y premo-
nicin, que todos compartimos, por el estado agnico y de disolu-
cin del Per de la pre-guerra, alumbra escombrada la veta se-
creta de su entraa peruansima y ofrece su mejor homenaje al
"espartano Comandante" del "Huscar", resuelto a morir en el
"combate homrico del 8 de Octubre".
Muy ajenos a propugnar el olvido de las duras lecciones de
ese conflicto blico, ni a paliar la responsabilidad solidaria de las
generaciones del pasado siglo, algunas de notas pareceran
iterarse en los tiempos que corren, debemos tambin memorar
que, por su severo ministerio de veracidad y justicia, el historia-
dor debe contrastar las luces y las sombras de ese luctuoso acon-
tecimiento; y nada fue ms luminoso e inmaculado que la cam-
paa martima del Pacfico con sus paladines y sus hroes que
borraron cualquier oprobio e hicieron de la derrota final una de
las ms encumbradas victorias.
Grau, el dolo multitudinario de leyenda, alma del Per en
la guerra, y su milagroso "Huscar", fantasma y terror de los
puertos y aguas chilenas, ha suscitado, en vida y en muerte, un
litrgico alud de frvidos homenajes nacionales y extranjeros, en
prosa y en verso, marchas, coronas y guirnaldas fnebres, discur-
sos y testimonios iconogrficos, honras y monumentos, !>'emblan ..
zas y biografas. Ocurre, empero, que un personaje de tal
magnitud no ha recibido an la obra completa, reflexiva y exi-
gente de investigacin histrica sobre su vida y sus acciones.
Existe s esa profusin de meros ensayos, de sondeos o especu-
laciones, de repetidos y cortos datos biogrficos, o de alentados
manojos de loas difciles de superar; y similar es el caso de las
campaas navales de la guerra, sobre las cuales no se ha presen-
tado an el estudio definitivo, crtico e integral que comparte la
valedera exgesis de los sucesos.
En este aniversario, a la par de gloriosa y triste recordacin,
el ms condigno, justificado y perentorio de los homenajes sera
iniciar el corpus documental de la Guerra del Pacfico, tarea pre-
via a cualquier labor de autntico carcter histrico. En esa co-
leccin sistemtica se reunira todo el catico y desperdigado con-
junto de las fuentes ditas e inditas, de todo orden y linaje, so-
bre el acontecimiento blico, que se guardan en los repositorios
limeos y regionales, oficiales, eclesisticos y particulares; al
igual que en los similares existentes en el extranjero. La gran
mayora de estos testimonios consisten en informes, partes y bo-
MIGUEL GRAU 5
letines de guerra, proclamas, bandos, listas de revistas, estados
de fuerzas y efectos, despachos, rdenes, instrucciones, actas, bo-
letines de guerra, expedientes diversos, correspondencia pblica
y privada, hojas sueltas, discursos, epistolarios, etc.; material di-
smil, emanado de las ms variadas fuentes de origen, y cuya
falta de centralizacin complica los trabajos heursticos.
A modo de galeato justificativo de estas consideraciones, ca-
be observar que en algunas de las biografas de Grau, se insertan
textos ntegros de partes oficiales sobre las acciones cumplidas
por su comando, pero la presentacin de las mismas por los res-
pectivos autores no siempre concuerda con ellos, a todas luces
porque han usado varias fuentes sin la debida confrontacin.
Merecedores de especial sealamiento son los testimonios re-
presentados por los correspoQsales de guerra o de rganos perio-
dsticos, peruanos y extranjeros, y los agentes diplomticos de
la poca. Los primeros, a la manera de los cronistas de la Con-
quista, participaban a las veces en las acciones blicas y, como
testigos coetneos a los sucesos, sus informes comportan un haz
de testimonios dispares, an en Telacin con los textos oficiales.
Dignos son as de mencin, entre muchos, los informes del pe-
riodista uruguayo Benito Neto, colaborador del diario limeo "La
Patria"j o los dramticos y bien divulgados relatos de Rodolfo
del Campo, el cual a bordo de la "Unin" y "entre el humo del
combate irreparable", a la manera de una justa me-
dioeval, la epopeya de Angamosj los partes de Julio O. Reyes,
corresponsal de "La Opinin Nacional" en el propio "Huscar','
que reflejan la espera tensa de los inminentes encuentros de tan
varia fortuna, o trasmiten los electrizantes ecos de las arengas
y del toque de diana o zafarrancho de combate, a cuya llamada
se abrazaban con entereza los guardiamarinos de hasta 16 y 15
aos.
La documentacin de los funcionarios diplomticos y con-
sulares y de los Comandantes de buques extranjeros, constituye
otra fuente realmente inagotable y en extremo fascinante porque,
no empece su posicin neutral, suelen parcializarse con las na-
ciones en lucha. Tal ocurre con la cOTrespondenci.a de los agen-
tes norteamericanos, entre ellos Pettis quien, a raz de los triun-
fos iniciales de Grau, acept gestionar una mediacin; o de Chris-
tiancy, el cual relata la prdida del Huscar que haba reducido
a la impotencia a toda la escuadra chilena; y sin recatar su admi-
Tacin por Grau, expresa que hombres como l eran "raros en
todas partes". Informaciones similares, a pesar de sus bien co-
nocidos intereses econmicos, remiten los representantes britni-
cos en Bolivia, Chile y Per; y habra que rastrear cuidadosa-
mente en los fondos diplomticos europeos y americanos a la
,
j
,
6
ELLA DUNBAR TEMPLE
bsqueda de tan significativo material, en particular el relacio-
nado con los tenedores de bonos y los contratos y negociados del
salitre y del guano.
.
Gracias a todo ese equipo de hombres de todas las naciones,
que recuerdan a los agentes y misiones extranjeras de los das
de la Emancipacin hispanoamericana, en Europa y Amrica se
siguieron vidamente los acaecimientos de esa guerra que las
prensas extranjeras registraban celosamente y casi al unsono.
Fue as como el "Times", el "Globe" y el "Engineering" de Lon-
dres, el "Herald" y la "Tribune" de New York, la "Encyclop-
die", "L'Anne Maritime", "L'Anne Militaire" y la "Revue
Maritime et Coloniale" de Pars, la "Estrella de Panama", el "He-
raldo" de Cochabamba, "El Mercurio" deValparaso, la "Tribu-
na", "La Repblica" y la "Amrica del Sur" de Buenos Aires,
"La Ilustracin Artstica" de Barcelona, "El Civilista" de La
Paz, entre otros muchos peridicos y revistas, difundieron, a
raz del combate de Angamos, la prdida del histrico y gallardo
"Huscar" y de su Comandante, "ms grande que la muerte y
el destino", cuyas excelencias cant la pregonera fama en unvo-
co coro de reverentes y dolidos elogios.
Sera imposible empeo por la obligada parvedad de este
discurso, intentar el acabado relato de la ponderable existencia
y de las hazaas navales de Miguel Grau, ni adujar comentarios
de acciones o sucesos de los cuales apenas si ser agible su es-
quiva mencin. Por otra paTte, lo ya conocido de la vida y he-
chos del hroe y de toda esa etapa histTica, ha sido profusamen-
te divulgado y figura en cualquier biografa o manual patritico.
Por tales razones nos limitaremos a rpidos escorzos en torno a
determinados aspectos que sirvan de hitos o esquemas modula-
dores para futuras investigaciones, en particular por lo que toca
al adecuado enfoque de la figura humansima del hroe.1
Escoteras con las fuentes para la reconstruccin de la peri-
pecia vital de Miguel Grau y Seminario, sobre cuyo apellido ma-
terno hasta hace poco no se haba reparado o insistido; y es muy
diminuto lo que podemos atisbar de los aos que corren hasta
su entrada a la maTina de guerra. De esos tiempos de su niez
y primeras mocedades, desdibujados y casi sin perfiles biogr-
ficos, slo nos quedan escasas huellas, como si l mismo hubiera
querido elidir todo intento avizor de su intimidad de la cual
fue siempre celoso custodio.
Nacido en San Miguel de Piura, un significativo 27 de Julio
de 1834, perteneca por sus dos ancestros a bizarros linajes, de
MIGUEL GRAU 7
frondosos Tboles genealgicos, bien sonados en sus ciudades na-
tales y en sus oriundeces hispnicas.
Su padre, el Teniente Coronel colombiano, D. Juan Manuel
Grau y Berrio, era natural de Cartagena de Indias y en su bla-
sonada ascendencia catalaQa, miembros de su estirpe hicieron
honor a la tradicin martima del Mediterrneo, entre ellos el
hazaoso caballero D. Jofre de Grau. En la amurallada ciudad
fortaleza de Cartagena, se detuvo varias veces Miguel Gran en
sus primeras correras marinas y entre sus ms cercanos familia-
res de esa rama, debi vincularse con su medio hermano, Juan
Manuel Grau y Pradas, nico hijo habido en la primera y leg-
tima unin de su padre antes de su venida al Per; y con uno
de sus tos carnales, D. Jos Mara Grau y Berrio, seera gloria
cartagenera, cuyo hijo, el afamado mdico Rafael Grau y Te-
jada.. se afinc en Lima, integr el crculo de las ms prestigio-
sas figuras intelectuales de su tiempo, prest servicios en la Es-
cuela Naval y mantuvo cordiales relaciones con su familia I'erua-
na: el padre yel hermano del hroe, Juan Manuel Grau y Berrio
y Enrique Grau Seminario, apadrinaron su enlace matrimonial
con Doa Ana Tejada. y Soroa; y, a su vez, Miguel Grau lo eli-
gi para que llevara a su primognito a la pila bautismal.
Nacido en 1799, D. Juan Manuel Grau y Berrio haba par-
ticipado en campaas militares en su pas, desde 1811 hasta ju-
lio de 1822; yen agosto de ese ao pas al Per, su "patria adopM
tiva", como l mismo consigna en su hoja de servicios, fechada
en Paita el 10 de febrero de 1845.
2
En el ao de 1823, bajo el
mando de Sucre, tom parte en la campaa de Arequipa y estu-
vo en Junn, Ayacucho y Guayaquil hasta la evacuacin de esa
plaza en 1829, fecha en la cual se retir del servicio y se asent
en San Miguel de Piura.
En 1842, despus de la batalla de Ingavi, por razones incg-
nitas, pero que bien pudieron ser de orden econmico, sirvi al
General Antonio Gutirrez de la Fuente, incorporndose a su Se-
cretara General con destino en Ayacucho; y en noviembre de ese
mismo ao fue designado Vista de Aduana en Paita, cargo que
continuaba desempeando el 10 de febrero, como consta de su
mentada hoja de servicios. Preciso es suponer que desde es.a
fecha, coincidiendo con los viajes de su hijo Miguel en buques
mercantes, D. Juan Manuel no gozaba de prspera fortuna y
subsista con su discreto pasar en el puerto norteo, habitando
una modesta casa, propiedad de un Jos Chire, frente al mercado.
Reaparece su difusa huella en Lima el 27 de octubre de 1853,
cuando a los 54 aos de su edad, a la vuelta de muchos desenga-
8 ELLA DUNBAR TEMPLE
os, cesante y enfermo, solicita una pensin de gracia que le fue
otorgada, por Ley del Congreso el 16 de noviembre del mismo
ao, en atencin a sus servicios a la Independencia americana
y por su estado de miseria "y la de su familia". Por aquellos
tiempos estaban ya en Lima D. Miguel Grau y su hermano En-
rique y elevaron ambos su pedido de ingreso a la marina de gue-
rra, en recurso firmado por su padre, el 18 de agosto del preci-
tado ao, en razn de su minora de edad.
La ltima apanclOn del "viejo soldado" fue, una vez ms,
al lado de su hijo Miguel y hubo lugar en Valparaso por los aos
de 1865, cuando la revolucin acaudillada por Mariano Ignacio
Prado contra Pezet y el desatinado Tratado Vivanco-Pareja. En
esa ocasin, Pezet y Viv.anco enviaron al achacoso Juan Manuel
para que instara a su hijo a no plegarse a la rebelin, pedido al
cual no pudo ste acceder por sus arraigados principios patriti-
cos. A escasos das de esa entrevista, el 30 de noviembre del
mismo ao, falleci D. Juan Manuel Grau y Berrio en ese puer-
to de Valparaso y sus restos lt:posaron all hasta el ao 1877,
fecha en la que Miguel Grau, ya perfilado en el Per y fuera de
l como "un honor de su Patria", pidi licencia para devolverlos
a la tierra que haba escogido como suya.
Sera inexcusable falta de probidad histrica dejar de anotar
que, adems de sus vstagos conocidos, Juan Manuel hubo por
lo menos un hijo en Doa Matea Vega, nacido en Piura, el ao
de 1845, bautizado como Albino Grau Vega y fallecido en el Ca-
llao en 1918.
3
La madre de Miguel Grau, Doa Luisa Seminario y del Cas-
tillo, era de no menos ilustre origen que D. Juan Manuel Grau
y Berrio; y por ser sta temtica tan familiar que me embarga-
ra, soslayo aqu su acabada relacin genealgica. Progenitores
de doa Luisa fueron Mara Joaquina del Castillo y Talledo,
entroncada con los ms antiguos fundadores de Piura, y Fernan-
do Seminario y Jaime, Regidor Perpetuo y Alcalde Ordinario del
ilustre Cabildo de San Miguel de Piura, mayorazgo de una fa-
milia en cuya alcua se entremezclaron esquejes de estirpes tan
famosas y evocadoras, como los Colonna en su rama de Crcega;
y los Gonzaga del Ducado de Mantua, protagonistas de singula-
res hazaas que guardan los fastos itlicos.
El padre de Fernando Seminario y Jaime, el Maese de Cam-
po Manuel Seminario y Saldvar, biznieto de Andrs Seminario
y Gonzaga y de Angela Gandio y Gonzaga, originarios de la vi-
lla de Tolosa en Guipzcoa, fue el primero de su apellido afin-
cado en Piura a los comedios de la dcimaoctava centuria, d e ~
I
"(
l
MIGUEL GRAU 9
sempe el cargo de Corregidor de Huancabamba y acrecent
su linaje al tomar estado, el 6 de octubre de 1743, con Isabel
Jaime de los Ros y Rodrguez de Taboada, hija legtima de Bal-
tasar Jaime de los Ros Rivera y de Mara Rodrguez de Taboa-
da.
4
Otro de sus aventajados vstagos, el Teniente Coronel Mi-
guel Gernimo Seminario y Jaime, to carnal de la madre de
Miguel Grau, fue la seera figura patriota de la proclamacin
de la Independencia de Piura, autntica manifestacin de la li-
bre determinacin del pueblo ;y su pariente y consorte, Manue-
la de Bscones y Taboada, descendiente de los Irarrazbal de
Anda y los Ortiz de Zrate, con la cual contrajo matrimonio el
31 de octubre de 1814, encabez a las mujeres piuranas que con-
feccionaron la primera bandera de la Patria libre.
ti
En toda esa estirpe de duros y altaneros varones, en parti-
cular en la descendencia de D. Fernando y D. Miguel Gernimo
Seminario y Jaime, alentaron vigorosos ejemplares de herosmos
y audacias, contrastantes a las veces con desaforados excesos,
a la manera de los arrogantes y duros condotieros del Renaci-
miento. Descollante hito en ese linaje de mltiples enlaces fa-
miliares, fue el to de Miguel Grau, su colombroo Miguel Corts
del Castillo, el "lancero inmortal" de J unn"6; y en la guerra con
Espaa y ms tarde en la del Pacfico, figuraron otros cercanos
parientes maternos de Miguel Grau con los cuales necesaria-
mente debi relacionarse. Es el caso de Augusto Seminario y
Bscones, nacido en 1833, uno de los 9 hijos de su to abuelo, el
prcer Miguel Gernimo, a quien se debi el equipamiento del
Batalln "Piura", de valerosa actuacin en San Juan y Miraflo-
res. En sus filas se incorporaron muchos piuranos, como Enri-
que Coronel Zegarra, Maximiliano Fras, y sus propios sobrinos
carnales, Toribio y Alberto Seminario Corts, hijos de Jos Tori-
bio Seminario y Bscones y Dolores Corts Romero, primos se-
gundos de Grau, fallecidos heroicamente, abrazados a la ensea
nacional, en el campo de batalla de San Juan.7 Todo indica,
asimismo, que Miguel Grau hubo de tratar con frecuencia a su
primo hermano, Fernando Seminario y Echeanda, ese persona-
je legendario y de sealada actuacin en la Guerra con Espaa.
Doa Luisa Seminario del Castillo, la mentada hija menor
de Fernando Seminario y Jaime, progenitora del hroe de An-
gamos, naci aproximadamente por los aos de 1807 a 1810, se-
gn se infiere de su testamento indito y de otras probanzas que
colacionamos en las apostillas de esta escueta semblanza. Su fa-
llecimiento acaeci en su domicilio de la limesima calle del Que-
mado, el viernes 20 de marzo de 1874, reposando sus restos en el
camposanto de Presbtero Maestro donde ocupan un abandonado
y triste nicho.
8
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ELLA DUNBAR TEMPLE
Por las alegadas razones de exactitud hist6rica y a la vista
de fuentes inditas, es de rigor adverar que Doa Luisa Semina-
rio, antes de su unin con el Teniente Coronel Juan Manuel Grau,
contrajo legtimo matrimonio chn el Capitn Po Diaz, asimismo
de nacionalidad colombiana, venido al Per con Bolvar y de muy
destacada actuacin en la batalla de Pasto al lado del Liberta-
dor.9 Aunque no contamos con el definitivo amparo de la par-
tida matrimonial, el testimonio de su ltima voluntad, del 5 de
diciembre de 1873 y las fechas del natalicio de sus hijos, permiten
aducir que en el mOlnento de su enlace con Po Daz, Doa
Luisa contaba de 15 a 18 aos de su edad. Vstagos de es.a
unin fueron Roberto, Emilio y Balbina Diaz Seminario, los dos
primeros nacidos, respectivamente, en 1826 y 1828. Al hilo de
sus biografas, por nadie alegadas hasta abara, se verifica que,
si bien no tuvieron incidencia conocida en la peripecia vital ex-
terna de su heroico hermano materno, alcanz.aron altos grados
en la carrera de las armas, especialmente Emilio cuya hoja de
servicios en la marina bien merecera un cotejo con la de Miguel
Grau.
10
Muy ajenos, como expresamos, a henchi'r este discurso con
pormenorizados aspectos biogrficos, de la misma manera que
hemos presentado las huellas mviles de sus ascendientes y de
algunos de sus ms allegados familiares, que bien pueden servir
de hilo conductor para la compulsa de algunas de las actitudes
vitales del hroe, nos cumple ponderar, en cortas alusiones, al-
gunos rasgos que tal vez coadyuven a paralelos esclarecimientos.
A tenor del examen de su partida baustimal, Miguel Grau
y Seminario vio la luz en la mentada fecha de un 27 de
julio de 1834. El futuro hroe no lleg6 a conocer a su abuelo
materno ya fallecido, pero viva en cambio su to abuelo, el
pr6cer Miguel Ger6nimo, cuya existencia se prolong6 hasta los
aos de 1851. En la coyuntura de su nacimiento, prest su ayu-
da profesional el mdico irlands Dr. Alexander Diamont Newell,
arraigado en Paita, donde haba contrado nupcias con una nati-
va del mismo puerto, Doa Mara No; y cuyos hijos, el marino
Alejandro, probable compaero de infancia de Miguel Grau, y
Juan Antonio Newell No, pelearon en los combates de Abtao y
2 de Mayo contra la escuadra espaola.H
El acto del bautizo de Miguel Grau, celebrado en Piura con
notoria ausencia de familiares maternos, el 3 de setiembre de
1834, al mes y siete das de su nacimiento, fue oficiado por el
Presbtero Santiago Angeldonis y actuaron como padrinos M a-
MIGUEL GRAU 11
nuel Ansotegui, administrador de la Aduana de Paita, hermano
de Domingo y Juan Ansotegui, todos ellos del crculo ntimo
de Doa Luisa; y Rafaela Angeldonis, posiblemente hermana del
Presbtero que le administrara las aguas bautismalesP
Como lo advera su epistolario, los hermanos enteros de Grau,
fruto de la uni6n de Doa Luisa Seminario del Castillo con el
mentado Teniente Coronel Juan Manuel Grau y Berrio, ponen
una constante nota de intimidad fraternal en su vida. El primo-
gnito, Enrique Grau y Seminario, nacida en octubre de 1831
abraz, como expresamos, la carrera de marino junto con su her-
mano Miguel, pero falleci prematuramente, el ao de 1857 en
La Merced (Chanchamayo) sin dejar descendencia. De sus dos
hermanas, Ana Joaquina Ger6nima del Rosario, ltima de la fa-
milia, vino al mundo el 19 de octubre de 1835 y falleci soltera
el 18 de julio de 1880. Mara Dolores Ruperta, la segundogni-
ta, al igual que todos los vstagos de Doa Luisa, vi6 la luz en
Piura en los comedias de 1833 y alcanz6 a vivir hasta el 10 de
diciembre de 1906, fecha de su muerte acaecida en su morada de
la calle Lezcano No. 22, donde habitaba tambin su hermana
Ana y a las veces el propio Miguel Grau. Haba contrado ma-
trimonio con el Teniente Coronel Manuel Mara G6mez, nacido
en Trujillo en 1816, de brillante aunque poco divulgada hoja de
servicios y muy apreciado por Miguel Grau, quien lo cita con
frecuencia en su correspondencia familiar. En la Guerra del Pa-
cfico, se bati6 con herosmo en Miraflores y muri6 en el campo
de batalla el 15 de enero de 1881. Su viuda, Doa Dolo'ces,
quien no haba logrado descendencia y acababa de perder a sus
hermanos, Ana y Miguel, a los cuales profesaba un entraable ca-
rio, recorri el luctuoso escenario del combate en dolorosa bs-
queda, hasta encontrar los restos mortales de su marido que fue-
ron trasladados, aos ms tarde, a la Cripta de los Hroes.
la
Segn alcanzan nuestras noticias, los primeros aos de la in-
fancia de Miguel Grau se deslizan en San Miguel del Villar de
Piura, la blanca y otrora errtica ciudad, de ritmo seorial y al-
deano, presidida por su ro dadivoso o avaro, gran seor de esa
tierra dura y arrecida, soleada y tropical; y en el puerto de San
Francisco de la Buena Esperanza de Paita, la hermosa baha
asentada en el primitivo lugar que ocuparon los pescadores talla-
nes: al inm6vil y seco arenal, los cambiantes paisajes marinos de
amaneceres plateados y noches lunares; al chilcal de Tacal, la
arruinada torrecilla del Centinela, en otros tiempos atalaya avi-
zora de la llegada de corsarios y piratas; a la devocin de Nues-
tra Seora del Carmen, la advocacin de la acuchillada Virgen
de las Mercedes.
r
L
12
ELLA DUNBAR TEMPLE
Aspecto no desde el.punto de vista documental,
es el ataedero a los pnmeros estudIOs de Grau, porque de esos
aos iniciales de su niez slo contamos con su propIO testimo-
nio relativo a su carrera mertante. Es agible suponer que dehi
estudiar los pTmeros aos de primaria en Piura o en Paita antes
de iniciar su periplo marino o en los intervalos de sus diversos
embarques, pero sera presuncin sin sustento afirmar que fu
alumno de la Escuela Nutica de Paita y tuvo all compaeros
como los hermanos de La Haza y Ezequiel Gonzlez Otoya, fu-
turo combatiente en Abtao.
Con su precoz madurez y al lado de su padre, debi seguir
con avidez los remolinos polticos de esos anrquicos aos de
pronunciamientos y dictaduras y el suederse incontrolable de
caudillos, muchos de ellos aureolados por la fama de las an cer-
canas luchas emancipadoras. La llegada a Piura en 1844, con el
previo desembarco en Paita, de la urna de finas maderas con lla-
ve de oro que guardaba los restos del melanclico y valeroso Gran
Mariscal La Mar, constituy un suceso al cual no sera ajeno Mi-
guel Grau, ya en trance de odiseas marinas. Su padre, Jos Ma-
nuel, haba luchado al lado de La Mar y en Piura posiblemente
hubo de encontrarse con l y Morazn, el caudillo de la unidad
centroamericana, en la casa de esa misteriosa dama piurana, Doa
Francisca Otoya, a la cual le remiti este ltimo el arca fnebre
de su amigo que ella custodiara celosamente hasta su entrega al
Gobierno peruano en 1846.
En esos tiempos perduraban nclitas glorias piuranas, como
Jos Miguel Medina, Jos Mara Raygada, Jos I1defonso Colo-
ma y; florecan nuevos hombres, a los cuales les tocara afrontar
dos guerras y muchos de los cuales actuaron en lances de gesta
al lado de Grau: Lizardo Montero, su entraable amigo ayaba ..
quino, a quien siempre secund en sus gestos revolucionarios prin-
cipistas; Camilo N. Carrillo, el ilustre marino de tan mltiple
trayectoria; Jos Mara y Sixto Melndez; Ignacio y Francisco
Garca Len.
Empero, la llamada definitiva del destino marino de Grau
le lleg del encantado puerto paiteo que le ense a tejer y des-
tejer ensueos y a colmarse de lejanas. Llenaban an los ma-
res del Pacfico las leyendas romnticas de la guerra martima
de la Emancipacin y de los aventureros del mar. De esa tierra
paitea era el gallardo marino mercante de noble estirpe, Juan
Noel y Lastra, capitn de la goleta "Caupolicn", el cual, en
1842, ya incorporado a la marina de guerra y con el grado de
Capitn de Navo, lleg al puerto a secundar el pronunciamiento
de Vida\. Miguel Grau, a la sazn de 8 aos, debi senti'r el in-
MIGUEL GRAU
13
cendio de sus races ancestrales, escuchando los relatos del haza-
oso gesto de Noel, al colocarse en Huanchaco al lado del navo
ingls "Cormorant" y amenazarlo con hacer explotar su goleta
"Libertad", para volar juntos entre estallidos de plvora. Aos
ms tarde, en 1853, culminara Noel su heroico destino en otra
de nuestras gestas marinas, pereciendo al mando de la fragata
de guerra "Mercedes", a cuyo final no quiso sobrevivir despus
de salvar parte de su tripulacin, entre la cual figuraba Lizardo
Montero en aquel entonces aspirante a marino.
14
Otra clase de incentivos ms pragmticos ofreca por esos
tiempos la carrera del mar. Paita haba cobrado gran importan-
cia como activo centro martimo, todos los buques de carrera en-
tre Panam y Callao tocaban en su rada y no era menos intenso
el surgiente trfico de los buques guaneros, al lado del ya tradi-
cional de los balleneros. Eran tambin los das de los progresos
de la navegacin a vapor en el Pacfico, iniciada por el esforza-
do bostoniano William Wheelwright: en 1840, lleg a nuestras
costas el airoso "Per", primer vapor que arrib al Pacfico, al
mando del Capitn George Peacock, uno de los ms expertos ma-
rinos de la poca; se estableci la Pacific Steam Navegation con
sus agentes en Paita; se acrecentaron las novedosas construccio-
nes navales; y, en la misma lnea de la conquista del Pacfico por
el vapor, el ao 1845 se inaugur el servicio postal entre Pana-
m y Valparaso con una de sus escalas en el puerto de Paita.
Con tales incitaciones y quiz por urgencias econmicas que
ya presionaban a su padre, en marzo de 1843, a la temprana edad
de 9 aos y a la manera de J ack La Bolina, empez Miguel su
carrera del mar. Se embarc en el bergantn granadino Tescua,
al mando del Capitn Manuel Herrera, posiblemente cercano fa-
miliar del rico armador paiteo Ramn Herrera, muy amigo de
Juan Manuel Grau, y con l viaj a Huanchaco, an saturado
de la proeza de Noel, y a Buenaventura. Quiso, empero, el desti-
no que esta primera salida martima de Grau no tuviera feliz ep-
logo, porque la embarcacin naufrag en las procelosas aguas de
la Gorgona, esa isla de los Mares del Sur bien conocida por sus
encrespadas corrientes que descorazonaron a los compaeros de
Pizarro. Hubo de retornar al puerto de Paita pero sin alterar
sus planes, tomados desde tan cortos aos con esa callada, obs-
tinada y reflexiva decisin que, siempre acrecida, lo habra de
acompaar a lo largo de toda su arriscada existencia.
Al ao siguiente, 1844, sent plaza en la goleta "Florita" del
mismo Capitn, con destino al Callao, Buenaventura y Panam,
retomando a Paita; y todo ese perodo definido de su vida en la
marina mercante lo conocemos al sesgo de una sola y ya menta-
14
ELLA DUNBAR TEMPLE
da fuente: la que el propio Gran nos ofrece en su relacin de ser-
vicios mercantes, fechada en Lima el 10 de agosto de 1853, siete
meses .antes de su ingreso a la marina de guerra del Per.
.
Fueron largos aos de correras y aventuras, cuyos sugeren-
tes pormenores desconocemos, en cargueros balleneros, carbone-
ros, guaneros, y de servicio de paquete hasta el establecimiento
de la lnea de vapores, a lo largo de 10 aos y 12 embarques en
diversos puertos; Paita, Callao, Macao, la importante colonia
portuguesa centro del trfico de cooHes; San Francisco, ncleo
del intenso comercio entre Estados Unidos y el Oriente; HOJlg
Kong, uno de los puntos claves del movimiento mercantil del Im-
perio Britnico. En mercantes de diversos pabellones, especial-
mente norteamericanos e ingleses, con breves estadas en Paita y
el Callao, recorri mares, islas y tierras exticas: las Marquesas,
Sandwich, ta Sociedad, Shangai, Singapur y asimismo los prin-
cipales puertos y ciudades europeas y americanas: Londres, Bur-
deos, Baltimore, Boston, New York, Ro de Janeiro. Nada per-
sonal puede deslizarse en esa escueta y seca hoja de servicios de
un joven de 19 aos, pero en esos tiempos de su dura y singular
adolescencia debi adquirir su slida formacin prctica, su cono-
cimiento de hombres, buques y mares, su resistencia fsica y su es-
toicismo a toda prueba. En esa escuela de azares sin blanduras,
abandonado a su propio valer, supo tambin ganar prestigio y
amistades, que ms taTde le fueron muy tiles, entre los capita-
nes y marineros, aprendiendo a mandar y hacerse obedecer de las
ms difciles tripulaciones y de los ms empedernidos hombres
del mar.
11l
Como ya dejamos apuntado, en agosto de 1853 se presenta
a la Marina de Guerra, ingresando como Guardiamarina el 14 de
marzo de 1854, a los 20 aos de edad. Se inicia as el logrado
periplo de su vida de madurez, tenso y cargado de fatigas y glo-
rias. Algn bigrafo se ha referido a sus estudios en Lima, de
los cuales el slito testimonio conocido es la mencin del poeta
espaol Fernando Velarde, de vida aventurera y agitada, quien
se estableci en Lima hasta 1855, fund la revista "Talismn",
regent un colegio de segunda enseanza y tuvo gran influencia
en el movimiento romntico de la poca. A la muerte de Grau,
Ve/arde, al igual que el bardo piurano Carlos Augusto Salaverry,
le dedica sentidas e inspiradas estrofas y lo recuerda como su
alumno "frvido y constante", nunca "risueo ni elocuente", po-
cas veces sonriente, pero merecedor de entusiasmos y simpatas
profundas. Ambos se volveran a encontrar, aos ms tarde, en
el curso de una de las misiones navales de Grau. En todo caso,
MIGUEL GRAU IS
por lo que se refiere a la preparacin intelectual de Grau, fue en
la Escuela Naval donde complet o logr su gran formacin tc-
nica y cientfica, demostrada en cada uno de los cargos que le
toc ejercer.
16
Prueba de su capacidad en e/ campo de su ejerci-
cio profesional, es la pleitesa que le rindieron sus contempor-
neos, manifiesta en publicaciones de la calidad y alto nivel del
"Bulletin de la Renion des Officiers".
Su bien conocida hoja de servicios oficiales nos socorre con
el pormenor de sus ascensos, de sus cargos en los mejores buques
de la Armada, empezando por el "Rmac" nuestro primer vapor
de guerra y el primero de su clase en Sud-Amrica, de sus cam-
paas y .acciones de guerra y de sus largos aos en la marina na-
cional. Constan, asimismo, los interregnos en los cuales hubo
de abandonar el servicio y retornar a la carrera mercante, por ra-
zones que obedecen a otros aspectos de su personalidad, elididos
pOT sus gestas heroicas y a los cuales nos hemos de referirP
En 1856, a la vera de su brillante paisano Lizardo Montero
y consecuente con sus ideas y las de su padre, el joven Alfrez
Miguel Grau se pronuncia .a favor de la revolucin conservadora
de Vivanco contra Castilla y la Constitucin liberal. Terminada
la aventura, en 1858, con la derrota del culto y refinado caudillo,
Grau, separado de la Marina de Guerra, regres a la merc.ante
donde siempre encontraba acogida; y simplemente sabemos que
recorri los mares de China y la India, hasta su retorno a Lima
en 1860 y su inscripcin en el Escalafn de la Armada, dos .aos
despus, con cdula de licencia indefinida. Tampoco aqu nos
alumbTa fuente alguna sobre sus actividades en diversos buques
mercantes ingleses y norteamericanos, de variados giros, algunos
de ellos posiblemente dedicados al trfico hallenero, en particu-
lar en la Polinesia. Finaliz ese interregno de incgnita y varia
fortuna, con su reincorporacin efectiva a la Marina de Guerra,
el 12 de setiembre de 1863, destinado al vapor "terzundi" al
mando de Aurelio Garca y Garca, otro de sus ntimos compa-
eros y amigos.
Corriendo los aos de 1864, frente al amago de la reconquis-
ta blica emprendida por Espaa, el Gobierno peruano decidi
adquirir unidades navales en Inglaterra y Francia, designando
una misin en l.a cual, al lado de Jos Salcedo y Aurelio Garca
y Garca, figuraba Grau, ya bien acreditado por sus conocimien-
tos tcnicos navales. Data de esos tiempos la compra en Fran-
cia de la corbeta "Unin"; y la construccin en Londres, en 1865,
de la blindada "Independencia" y el monitor "Hu scar"; ste l-
timo, bajo la direccin de Salcedo, por los armadores Laird Her-
manos, en los astilleros de Birkenhead, frente a LiverpooJ. El
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18
ELLA DUNBAft TEMPLE
propio Grau, en su Memoria del 2 de enero de 1878, describe las
caractersticas de su futuTo compaero de herosmos: su casco de
fierro, dimensiones y mquina, anotando que su principal arma-
mento consista en dos caohes de a 300 libras, sistema Amstrong,
en el interior de una torre giratoria blindada con planchas de
fierro; y dos caones en cubierta, de a 40 libras y del mismo sis-
tema. Haba calibrado desde un principio ese buque que sera
como cera en sus manos, a cuyo nacimiento asisti y por el cual
Tenunciara a lucir los muy condignos galones de Contralmirante.
Empero, fue al mando de la "Unin" que zarp Grau de
Saint Nazaire y, despus de superar el bien divulgado incidente
de Plymouth y de afrontar temporales y atrenzos, que lo retra-
saron ms de un mes en el Atlntico, ac1 en Valparaso el6 de
julio de 1865, cuando ya se haba producido la revolucin restau-
radora de Prado contra Pezet. El Per entero que haba puesto
todo su empeo continental y hondamente nacionalista en su lu-
cha contra la injusta agresin espaola, repudi el Tratado Vi-
vaneo-Pareja y por tan exclusiva razn acompa a Prado en
su rebelin. Grau secund el movimiento y, por segunda vez,
su rebelda no fue a favor de un caudillo sino de una causa prin-
cipista, en este caso de la ms pura dignidad patritica. En la
accin naval de Abtao en aguas chilenas, coronada de triunfo
por el esfuerzo E,eruano, particip Grau al mando de la "Unin";
y .all le correspondi luchar al lado de marinos chilenos, algunos
de los cuales, como Prat, seran sus futuros contrincantes. En
este extremo, no deja de merecer oportuna mencin el inslito
incidente acaecido despus de ese combate, cuando al embocar
el canal de Chacao la corbeta "Unin" comandada por Grau,
fue caoneada por las bateras chilenas.
Los sucesos posteriores patentizan que la actuacin de Grau
en la revolucin encabezada por Prado, estuvo enteramente al
margen de razones personalistas. La armada peruana se ha-
ba cubierto de lauros en Abtao y en el combate del 2 de Mayo y
tena plena y justificada conciencia de su idoneidad y comproba-
da pericia. El dictador Prado, detentador de esos triunfos, inten-
t batir a Espaa en sus lejanas posesiones de Filipinas y para
ello se permiti contratar en Estados Unidos al Contralmirante
retirado John Tucker, designndolo Comandante de la Divisin
del Sur, en reemplazo del arrojado Montero a quien consideraba
"demasiado impetuoso". La ofensa era a toda la M,arina de Gue-
rra del Per y, una vez ms, Grau acompa a su paisano en su
justa y altunda protesta. Renunci a su cargo y con un grupo de
oficiales fue confinado a la isla de San Lorenzo. La vibrante de-
fensa de Grau por Luis Benjamn Cisneros, es una de las piezas
ms hermosas de nuestra oratoria forense. Con inspiracin pro-
MIGUEL GRAU
19
ftica, tras el elogio a los "denodados defensores de Abtao", ad-
vierte que para mandar la escuadra peruana no eran suficientes
la ciencia, el valor y la pericia, sino el amor a la Patria y un no-
ble y valiente corazn peruano "cuando se trata de pelear por el
honor del Per".
A raz de esa condigna actitud, expresin, como deca Cis-
neros, del "patriotismo herido" por los deslices de una ligera y
poco meditada poltica, Grau se retir nuevamente de la armada
peruana en 1867 y retorn a su seguro refugio de la marina mer-
cante donde era tan bienquisto que, an no siendo de nacionali-
dad britnica, alcanz el mando del "Callao", el "Puno" y el
"Quito", buques de la Compaa Inglesa de Vapores. Aos ms
tarde, el propio Grau nos ofrece un olvidado y valioso testimonio
que arroja luz sobre esa etapa de su vida y otras posteriores, en
relacin con su aventajada situacin en la actividad privada mer-
cante y sus vinculaciones con el Gobierno del Presidente Balta.
Expone en un corto rasgo autobiogrfico, al hiJo de un cambio
de remitidos periodsticos, las Tazones de su separacin de la ma-
rina d,e guerra por los "sucesos" de Tucker y su destino en la
empresa naviera inglesa, en la cual se desempeaba como Capi-
tn efectivo; sealando adems que Jorge Petrie, en prenda de
su seguridad futura, le haba ofrecido que poda contar "en cual-
quier momento" con igual cargo en los vapores de la Compaa.
Como la data de ese documento es de 1874, Grau destaca que su
reingreso a la marina nacional y su nombramiento como Coman-
dante del "Huscar", era ajeno a subalternas razones, porque en
aquella poca gozaba de un "sueldo superior al estatal" y haba
continuado recibiendo ventajosas ofertas, como la de Emilio
Althaus para que asumiera la Superintendencia del ferrocarril de
Eten con elevado estipendio; y la del mismo Petrie, quien lo ha-
ba propuesto para que sucediera al Capitn Wells en la Supe-
rioridad de la Compaa de Vapores, calificndolo como el "jefe
ms distinguido, leal y caballeresco de la marina peruana", Fiel
sin saberlo a su destino de gloria, Grau enfatiza que, no empece
tan alentadoras perspectivas, termin por seguir en la Marina de
Guerra contra sus "legtimas conveniencias" y las de sus hijos, a
los cuales slo les legara "un nombre modesto pero limpio".18
El 6 de abril de 1867, antes de partir en el mercante ingls,
Miguel Grau solicit licencia a la Superioridad naval para con-
traer nupcias con Doa Dolores Cabero y Nez, primognita
del vocal del Tribunal Mayor de Cuentas, D. Pedro Cabero y
Valdivieso, y de su legtima esposa Doa Luisa Nez Navarro.
Por lnea paterna, su futura consorte descenda de antiguos lina-
20 ELLA PUNBAR TEMPLE
jes espaoles, oriundos de Granada, afincados en TrujilIo del Per
y entroncados con los Vsquez de Acua y con los Tagle.
En el consabido expediente matrimonial actuado ante la au-
toridad eclesistica, con la alegada causal del inmediato viaje del
contrayente, el 2 de abril de 1867 se libr la dispensa de las tri-
nas moniciones. El matrimonio se celebr en la parroquia del
Sagrario de la Catedral de Lima, el da 12 del mismo mes y ao,
impartiendo las bendiciones nupciales el Presbtero Manuel Fuen-
te Chvez. Apadrinaron la ceremonia Luisa Nez, madre de
la desposada, y el ilustre piurano de lmpida trayectoria, General
Jos Miguel Medina. Actuaron de testigos sus entraables ami-
gos, Lizardo Montero, Aurelio Garca y Garca y Manuel Ferrey-
ros, quienes integraban con l los lIamaos "Cuatro Ases de la
Marina".
Nos corresponde el debido sealamiento de los datos perso-
nales de los contrayentes que figuran en el citado expediente
eclesistico que hemos revisado; y en la respectiva y divulgada
partida matrimonial. Miguel Grau, sin precisar su credo religio-
so, declaTa ser natural de Piura, domiciliado en Lima en la calle
Mogolln, marino, soltero, hijo de Don Juan Manuel Grau y
Doa Luisa Seminario. A su vez, Doa Dolores figura como hija
legtima de los ya enunciados Pedro Cabero Valdivieso y Luisa
Nez Navarro y puntualiza que profesa la religin catlica.
l9
Al tiempo de su enlace, contaba Grau con 33 aos de edad
y Doa Dolores asuma 23. En los testimonios iconogrficos
que de ella se conservan, sus rasgos reflejan la serena conformi-
dad que caracteriz todos sus actos a lo largo de los 12 aos que
dur su unin conyugal, tejiendo y destejiendo ausencias. En
el discurrir de esa etapa y casi al final de su corta vida, el ncleo
ntimo familiar de Grau se concentra en torno a su mujer, su ma-
dre poltica, que alcanz a llevar a la pila bautismal a su nieta
MaTa Luisa Grau Cabero; y a sus cuadas, Cristina y Manuela
Cabero Nez, la primera casada con Manuel Soyer Lavalle, Co-
mendador de la Orden de San Estanislao de Rusia, y la segunda
con el Capitn de Navo y futuro Almirante de la Armada chi-
lena Don Oscar Viel y Toro, de ilustre ancestro, hijo del General
Benjamn Viel y de Luisa Toro, v de la muy cercana afeccin
de Grau, como lo demuestra el hecho de haber apadrinado ambos
a varios de sus respectivos vstagos. A ese grupo estrecho y
tan personal, al cual se aferr Grau y que alivi algunos hondos
vaCos de sus mocedades, se integraron sus dos hermanas enteras,
Ana y Dolores Grau Seminario; y el marido de sta ltima, el
Teniente COTonel Manuel Mara Gmez a cuyo heroico final hi-
cimos ya oportuna referencia.
MIGUEL GRAU
21
En su unin con Doa Dolores hubo Grau una dilatada des-
cendencia de diez hijos, que quedaron muy nios a su muerte,
porque apenas alcanzaban entre los 11 aos y 9 meses de su
edad. Algunos pesares le vinieron a Grau del fallecimiento de
su segundognito, de 8 aos, acaecido en Valparaso en un des-
graciado accidente; y de su hija Elena, la cual no alent un ao
de vida.
Profundamente conmovedoras y ejemplares nicos en su di-
mensin humana son las cartas de Grau a su mujer.20 De lm-
pida e ingenua sencillez, recatadas y medidas an en las expre-
siones sentimentales, reflejan su gran seoro espiritual. Desliza
algunos lacnicos datos sobre sus lances blicos, sin dejar asomar
la ms leve nota de vanidad o euforia; y como si quisiera acer-
carla a su lado, la hace partcipe de sus cotidianas preocupacio-
nes o inquietudes. Le refiere que el "Huscar" est "sumamente
sucio", que sus artilleros han resultado psimos a pesar del ejer-
cicio, que tiene ms de 100 cartas de felicitacin por contestar;
o, simplemente y sin lamentaciones, que ha perdido sus modestas
acciones en la mentada quiebra del Banco Nacional.
Colma sus cartas de pequeos encargos como la adquisicin
de retratos suyos en Courret para los jefes del ejrcito boliviano
que se los han solicitado, cobranzas de sus sueldos, compras de
vestidos a sus hijos para que vayan aseados a la escuela, pedidos
de dulce de guayabas a su hermana Dolores, o remisin de acei-
tunas y vino, sin olvidar a las veces a sus dependientes domsti-
cos, como al hijo de uno de ellos, el artillero Coln, que disipaba
todos sus sueldos, o a Vicente Vico, alias Garibaldi, que le traa
huevos y vino. Sus hijos ocupan gran espacio en ese conmo-
vedoT epistolario: le recomienda a su esposa que tenga con ellos
los mximos cuidados, vigile sus tareas escolares y no los deje
salir solos a la calle. Hay en todas esas espontneas y cortas
misivas, escritas a su retorno o a la vspera de un combate, de
fechas ya muy cercanas a su fin, rasgos de una honda, reprimida
y premonitoria ternuTa que deba llenar su alma de saudades,
como cuando le reitera su cario y le declara que ella y sus hijos
es lo que ms le interesa en esta vida y su nico consuelo.
Entre las cartas de ese epistolario ntimo, la del 27 de se-
tiembre de ese definitivo ao de 1879, comporta una valiosa
fuente informativa sobre dos sucesos importantes en la vida del
hroe. En agosto de ese ao "respondiendo al sentimiento ge-
neral de la nacin", se le haba ascendido a Contralmirante y,
segn bien se sabe, renunci a los goces y al uso de la insignia
que no arbol nunca en el "Hu scar", as como tampoco visti ja-
ms a bOTdo el uniforme de su clase. En confidencia a su mujer
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22
ELLA DUNBAR TEMPLE
advirtindole que "slo lo sepa" su hermana Dolores, le dice que
en definitiva se quedar de simple Comandante del "Hu scar", pa-
ra no tener que huir "como ahora" con insignia izada a la vista
de un blindado, porque "morira de vergenza". Confiesa
que, aunque pueda ser vanidad, no v un solo jefe para Coman-
dante del "Hu scar", ya que nadie lo maneja como l por su lar-
ga experiencia; y, finalmente, agrega que lo natural habra sido
que el Gobierno le mandara con sus despachos el nombramiento
de Comandante General de la Escuadra y no dejarlo de Jefe de
Divisin. Similares conceptos le haba ya expresado a su com-
padre Carlos Elas, en carta del 20 de setiembre, adicionndole
otras dos razones de trascendencia poltica, a saber: que no po-
da aceptar la imposicin de un Comandante incompetente; y
que Prado, en su "vanidad", crea sab'er de la marina ms que
cualquier jefe, quebrantaba la disciplina de la oficialidad y dis-
cuta asuntos profesionales "con asombroso aplomo". Testimo-
nios ambos que bien mereceran su ms adecuada apreciacin
crtica porque, a la par que definen la rectitud y la entereza de
Grau, descubren graves trasfondos en la direccin superior de la
guerra martima.
En la misma carta a Doa Dolores, Grau es categrico en
lo ataedero al rumor sobre su presunta candidatura a la Presi-
dencia de la Repblica para el perodo que deba comenzar en
agosto de 1880. Textualmente le expresa: "Haba resuelto no
contestarte nada respecto al asunto presidencia, porque franca-
mente me pareca una broma, pero al ver que me lo repites nue-
vamente con cierta seriedad, debo decirte que no pienso en tal
cosa por lo menos por ahora que an conservo mi razn", No
nos alumbra ningn testimonio definitivo sobre tal candidatura
y, en cambio, en esos das se citaba con insistencia el nombre
de Montero para esa eleccin, apoyado por la marina y la juven-
tud limea, aspiracin que no culmin por la falta de adhesin
de algunos connotados civilistas, Grau haba ya adquirido muy
alto prestigio en los pueblos del Per que seguan vidamente
sus increbles hazaas de las cuales penda su destino. Su lle-
gada a Arica, como ocurri en el Callao, haba sido apotesica
y las prstinas crnicas de "El Comercio" de Lima, nos permiten
columbrar ese recibimiento por las multitudes cargadas de entu-
siasmo, muy similar a los que se sucedan en las giras triunfa-
les de los Libertadores .Empero, a travs de su corresponden-
cia y de sus propias actitudes, se le siente alejado de ese tipo de
intereses que apenas le rozaban y que nunca haban sido eje de
su vida, marcada por otra vocacin y por otro ineluctable desti-
no de lmpida claridad.
MIGUEL GRAU 23
Retomando los hech09 de la vida y la odisea de Grau, el 27
de febrero de 1868, abandon Sil destacada posicin en la marina
mercante y fue nombrado Comandante del "Huscar": a ese bu-
que seguira unido hasta el fin de sus das, con excepcin de los
de su Diputacin y su cargo administrativo en la
manna.
Corresponde aqu hacer menclOn de algunos aspectos poco
sealados tocantes a su capacidad intelectual, equilibrada, vigo-
rosa y profunda, que supo ejercitar sin alardes cuando era me-
nester necesario. Fue elegido por esos aos rbitro en un caso
de colisin entre dos buques, el uno norteamericano y el otro
ingls. Su acatado fallo revisti categora jurdica, porque con-
sider que ambos capitanes deberan reportar sus propias ave-
ras en razn de sus recprocas responsabilidades. Dentro de la
misma rbita figura el desempeo de la comisin que le fuera
conferida por Balta en 1870, para que estudiara las condiciones
hidrogrficas de la garita de Moche con miras al establecimiento
de un puerto, que sera el de Salaverry, en reemplazo de Huan-
chaco. Digna y alturada fue, asimismo, su posicin en el juicio
seguido a los Alczar, el ao 1869, por supuesta conspiracin pa-
ra apoderarse de un buque de la Armada. Grau intervino a fa-
vor del Teniente Pera, del Monitor "Huscar" y, gracias a su
declaracin, se dej sin lugar la sentencia.
21
En medio de estas nuevas tareas no descuidaba el estado
de su buque, ni el adiestramiento de su tripulacin; y, ya en
1870, con singular clarividencia o por informes de los mercantes
ingleses con los cuales mantena contactos, comprendi los peli-
gros que acechaban del Sur. Ninguna otra razn le asista pa-
ra sus sucesivos recorridos al litoral chileno con el "Huscar", de
todos los cuales dejaba valiosos y desatendidos informes. En
1872, frente a la compra de blindados por Chile, aconsej a Balta
la adquisicin de acorazados en Inglaterra, pero las gestiones
fracasaTon por las mezquinas exigencias de la Casa Dreyffus y
el asesinato del Presidente. De igual ineficacia seran todos los
intentos armamentistas del Per en la etapa de Pardo, esterili-
zados por la situacin poltica interna y la crisis fiscal, similar
a la de Chile, pero que ese pas sureo logr superar con xito.
Enemigo de toda dictadura e imposicin violenta, siendo
ya Capitn de Navo Graduado, asumi con decidido empeo la
defensa de la legalidad constitucional frente a la sublevacin de
los Gutirrez. En unin de Camilo Carrillo, esa seera figura
cientfica, de sus mismos lares nativos y de igual clase en la ma-
rina, convoc en el vapor "Maran" a los Comandantes de los
buques de la Armada y los exhort a "salvar a la Repblica del
24
ELLA DUNBAR TEMPLE
abismo en que la ha colocado la ambicin de cuatro soldados sin
prestigio", humillndola "al ensartar las leyes en sus bayone-
tas". Con el "Huscar", digno compaero de esa jornada cvica,
y con el propio Carrillo, Garda y Garca, Ferreyros y otros ilus-
tres marinos, recorri puertos peruanos, alentando a las autorida-
des a Tesistir la tempestad revolucionaria, en tanto que desde e!
Congreso su p.aisano Montero lo secundaba en la lucha. En el
Manifiesto de la Armada Nacional contra la dictadura del Co-
rone! Toms Gutirrez, signado "Al ancla", en e! Callao el 23
de julio de 1872, con el epgrafe "A la Nacin", restalla el nom-
bre de Grau entre los que declaran no reconocer "otra Tegla
de conducta que la emanada o dirigida al fiel cumplimiento de
las instituciones patrias".22
En su mentada refutacin a la nota periodstica de 1874,
Grau se refiere a sus relaciones con Balta y declara con hidal-
gua que lo acompa hasta el final, sin serie deudoT de favores
ni ascensos, pero s de sealadas "distinciones personales con
que lo honr". En una verdadera y escueta declaracin de prin-
cipios se pronuncia, una vez ms, contra las infracciones de! or-
den constitucional, iterando que apoy con su buque "el movi-
miento de la escuadra" cuando se proclam la dictadura de los
Gutirrez y que su actitud fue por consolidar la constituciona-
lidad y no "por proclamar determinado caudillo.
23
Insurge as Grau, ya en su lograda madurez, como un gran
promotor de la restauracin del ordenamiento legal y su nombre
adquiere dimensin poltica y singulaT prestancia en el mbito
nacional e internacional. Lo confirma, entre otros testimonios,
el elogio del periodista argentino Hctor F. Varela en "El Ame-
ricano", editado en Pars. Vare!a, gran amigo de Grau, quien
lo agasaj en el Callao, en octubre de 1871, a bordo del "Hus-
car", Teproduce un retrato del hroe y augura que, con oficiales
como Grau, "la honra y el nombre del Per sern dignamente
defendidos", calificando al "Huscar" de magnfico acorazado,
comparable con los mejores navos de la flota inglesa por su dis-
ciplina y organizacin. Aos ms tarde, a los finales de no-
viembre de 1879, el mismo Varela le rendira emocionado home-
naje al Tecopilar las loas y elegas, publicadas en Argentina y el
Uruguay, sobre e! epnimo marino peruano, cuya vida y muerte
revestan ya e! sabor de una conseja histrica.
Con Pardo y con los civilistas en el poder, Grau integra en
1872 la Comisin Consultiva de Guerra y Marina, se ofrece
para "la completa Tegeneracin" de la escuadra y reinicia sus
cruceros de inspeccin a Chile, ratificando sus condiciones de
hbil diplomtico y experto observador, como lo confirma su in-
MIGUEL GRAU
25
forme de ese mismo ao. Se percata de la situacin y relacio-
nes entre Bolivia y Chile y, en 1874, prosigue esos reconocimien-
tos con el cargo de Jefe de la Escuedra de Evoluciones. Por esa
misma poca, hubo de inteTvenir en el episodio de la sublevacin
del "Talismn", protagonizado por el avasallador caudillo Nico-
ls de Pirola. Reiterativa de su posicin ideolgica es la decla-
racin que prest en e! juicio de presas derivado de la captura
de ese buque que navegaba con bandera inglesa. Con referen-
cias histricas a los principios de la neutralidad, expresa que el
pabelln neutral no puede cubrir carga enemiga o contrabando
de guerra sin ser sujeto a su confiscacin; y que, en el caso del
"Talismn", su condicin era ms grave, porque haba incurri-
do en delitos pTevistos por la Ley peruana.
24
Muy significativa, aunque corta vertiente de su vida, es su
participacin en las legislaturas de 1876 y 1878, como Di-
putado por Paita, representando al Partido Civil al lado de las
ms brillantes figuras intelectuales y polticas de su tiempo. En
esas Asambleas que lo obligaron a renunciar a la Comandancia
General de la Marina, Grau, hombTe al margen de los juegos
de la poltica partidaria y de los ajetreos parlamentarios que hi-
dalgamente declara no conocer, se recluy en la Comisin de su
ramo, la ms propicia para su desempeo; y propuso leyes de
ascensos en la Armada segn mritos y la urgente reorganiza-
cin del Ministerio de Guerra y Marina. Con Montero, siem-
pre celoso del ordenamiento jurdico, vota la suspensin de las
garantas constitucionales al acaecer el grave suceso de la cap-
tura de! "Hu scar", por e! incansable caudillo Pirola, e! 6 de
mayo de 1877.
En esos aos, durante la clausura de las Cmaras, Grau
acta como Agregado al Departamento de Marina, viaja a Val-
paraso por la enunciada razn familiar de repatriar los restos
de su padre, aprovechando esa visita para informar al Gobierno
peruano de la gran supremaca naval y aprestos blicos de Chile;
y desempea los cargos de Vocal de la Junta Revisora de Orde-
nanzas Navales y Comandante General de la Marina.
25
De su
acuciosa labor en ese ltimo cargo es pTenda digna de encomio
su citada Memoria de! 2 de enero de 1878, extenso documento
que constituye una primera visin integral de la marina llama-
da, segn expresa, a "tomar la iniciativa en defensa de la sobe-
rana". Este meditado trabajo de Grau, a la par que abarca to-
dos los detalles de cada dependencia, personal de la escuadra y ca-
Tacterstica de cada buque de la armada, presenta la adecuada
crtica de sus problemas y, dentro de su lnea nacionalista, insis-
te en la necesidad de contar con personal especializado peruano,
porque el extranjero jams poseer las calidades "que tiene e! que
26
ELLA DUNBAR TEMPLE
sirve a su propia Patria". El detallado anlisis de esa MemOl'ia
oficial nos permite, una vez ms, esa interesante y
poca escudriada faceta de su personahdad: la del hombre de es-
tudio y de gabinete, asidud visitante de repositorios bibliogrfi-
cos, a la bsqueda de fuentes principalmente tcnicas y carto-
grficas.
Sus altas calidades personales de todo orden se haban im-
puesto por su propio y exclusivo mrito y prend,a segura de su
valimiento en el mbito nacional, fue el acatamiento que mere-
ci de las ms seeras figuras de su tiempo con las cuales mantu-
vo vinculaciones de diversa ndole. Interesante en puridad se-
ra la presentacin, a la luz de variadas fuentes entre ellas su
epistolario, de la reveladora nmina de 'sus amigos ms cercanos;
aspecto hasta ahora soslayado en sus biografas o centralizado
en torno a escasas y muy conocidas figuras de la Marina. Pro-
banza de tan merecida pleitesa rendida por sus contemporneos,
fue su eleccin por la Asamblea del Partido Civilista, como uno
de sus directores, al lado de ese otro ilustre pi urano Camilo N.
Carrillo, Presidente de la Cmara de Diputados en el perodo
1878-79.
26
El 28 de marzo de 1879, Grau se hace cargo nuevamente
del "Huscar" para cumplir con su cimero destino y el de su bu-
que entre dianas de gloria.
No nos corresponde, y sera presuncin vana el intentar en
tan corto espacio el anlisis y la estimativa crtica de la Guerra
del Pacfico, pero s nos cumple dejar asentado, una vez ms,
que de acuerdo con toda la doctrina jurdica del derecho de gue-
rra y a la luz de todos los testimonios de la poca, principalmen-
te de los emanados de fuentes chilenas, esa agresin armada se
encuadr dentro de un tpico caso de guerra de conquista sin jus-
ta causa, justo ttulo ni recta intencin.
Al estallar la guerra, Grau haba previsto su desarrollo, co-
noca la aventajada superioridad de las fuerzas chilenas en tie-
rra y en mar, al igual que el duro contraste de la situacin ge-
neral del Per, en irreparable bancarrota fiscal y econmica, cri-
sis de todo orden y con una desmedida deuda interna y externa
que le impeda atender a la defensa nacional. Preocupado por la
modernizacin de la armada, que calific de "museo naval", en
las importantes Juntas de mayo celebradas en la Casa de Go-
bierno y a bordo de la Corbeta "Unin", puso en evidencia
MIGUEL GRAU 27
la necesidad de retardar la salida de la escuadra "desarbo-
lada y dispersa", como dira Vicua Mackenna. Sobre el pro-
pio "Hu scar", previno que no se hicieran ilusiones, porque no es-
taba en condiciones de enfrentar un blindado chileno, por care-
cer de balas aceradas y de \.Jna tripulacin debidamente entre-
nada. No empece, frente a la presin general para que se hicie-
ra a la mar, declar con su parco estoicismo que el "Huscar", y
el "Huscar" era l, cumplira. con su deber "an cuando tuviera
la seguridad de su sacrificio". Sin que se escucharan sus medi-
tadas prevenciones, aquel hombre, ejemplar de severa disciplina,
hubo de acatar disposiciones cuya insolvencia bien conoca.
La campaa martima, que se inicia el 16 de mayo, dur 5
m,eses y el historiador venezolano, Jacinto Lpez, ha hecho su
mejor elogio al calificarla, en gallardas frases, del "milagro naval
de la Guerra del Pacfico" y sin precedentes en la historia de las
guerras martimas del mundo.
Fueron sucesos descollantes de esa epopeya donde la muerte
tena montadas sus invisibles paranzas, el primer combate de
Iquique, primer combate de Antofagasta, segundo combate de
Iquique, captura del "Rmac", operaciones contra el litoral chile-
no, segundo combate de Antofagasta, bombardeo de objetivos y
localidades enemigas fortificadas; y el eplogo final de Angamos,
la ms luminosa accin de herosmo en los anales de las lides ma-
rtimas, que comport, adems, para la historia naval, la defini-
cin de la supremaca del can y el primer encuentro blico en-
tre acorazados.
Cada uno de esos nombres trae a la memoria alucinantes
evocaciones de picas jornadas navales y de hombres impvidos
que iban a la muerte con la conviccin de su fin, tras las huellas
de un admirado jefe, esperanza suprema de su pueblo.
El 21 de mayo, en el primer combate de Iquique, a la rup-
tura del bloqueo del puerto, le sucedi el hundimiento de la "Es-
meralda" al tercer espolonazo del "Huscar", que retroceda cada
vez "con admirable prontitud"; y la prdida irreparable de la
"Independencia", encallada y con sus tripulantes fusilados a man-
salva por el inclemente enemigo. Restalla all, en luminosa opo-
sicin, la humanidad y nobleza de Grau al rescatar a los nufra-
gos de la "Esmeralda" y al evidenciar su sincero pesar por la
muerte de Prat. En una carta a su cuada, Manuela Cabero de
Viel, le relata que el Comandante chileno muri como un hroe
sin que pudiera salvarlo y que su prdida amarg su "pequea
victoria"; y con emocionante deficadeza, cuida de no citar el
nombre de Viel, a bordo de la "Chacabuco", confesndole sus
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28 ELLA DUNBAR TEMPLE
compartidos temores de encontrarse con l, porque "sera la des-
ventura ms grande" que pudiera ocurrirle en esa campaa.
El 26 del mismo mes, en el primer combate de Antofagasta,
cuartel general de las fuerzas chilenas, tras una serie de sus t-
pie-as operaciones de sorpresa, Grau combate dos horas y media
hasta destruir las portuarias y, en otro alarde de gene-
rosidad, se retira sin bombardear la indefensa poblacin; digno
ejemplo que no sera seguido por los chilenos cuando atacaron
a los inermes habitantes de puertos peruanos, en intiles actos
yandlicos que motivaron las protestas de los cnsules extran-
Jeros.
Tras la corta estada en el Callao p'ara reparar el maltratado
"Huscar", el -recibimiento febril del pueblo agradecido y la lti-
ma despedida hogarea, retorn Graua la inclemente lucha. En
una madrugada del 10 de julio, en el segundo combate de Iqui-
que, sorprende a toda la flota chilena, abrindose camino con
inaudita audacia entre los pod(rosos blindados; y pudiendo des-
truir al "Matas Cousio" para coronar su triunfo, prefiri no
echarlo a pique, proceder hidalgo que mereci el reconocimiento
del Capitn de la nave, el ingls Castleton.
La caza y captura del "Rmac", el 23 de julio, en riesgosa
persecucin que se along 4 horas, fue un gran triunfo peruano
que alarm grandemente al gobierno y a la opinin pblica chi-
lena. La valiosa presa llevaba a su bordo, adems de cuantioso
armamento, caballos, y carga, el cuerpo de carabineros de Yun-
gay, integrado por selecta oficialidad al mando del Coronel Bul-
nes, que fue desembarcado en Arica.
En nuevas y atrevidas correras por el litoral chileno, bur-
lando el acosamiento de la escuadra enemiga, Grau apres trans-
portes que remita al Callao, destruy impunemente lanchas en
las radas de sus puertos, cort sus cables; y fueron tantos sus
actos de audacia en su veloz y airoso monitor, que los chilenos
teman verlo arribar a su plaza fuerte de Val paraso apagando
las luces de sus faros. El propio "Mercurio" de ese puerto, en
uno de sus editoriales, peda resignacin a los habitantes, alegan-
do que mientras el "Huscar" dispusiera de su "andar superior",
escogera a su antojo sus propios objetivos.
El 28 de agosto caone Grau por segunda vez el cuartel de
Antofagasta y sostuvo un combate de 4 horas, al descubierto, con
las bateras del puerto y los blindados chilenos "Abtao" y "Maga-
lIanes", que se escondan detrs de los mercantes surtos en la rada
y slo aparecan en el momento de hacer fuego. En corres pon-
MIGUEL GRAU 29
dencia de Iquique se relata el ambiente de pavor que dominaba
en Antofagasta y se califica esa accin como de las "ms sobre-
salientes" complidas por Grau y su "duende del mar". Slo
una prdida oscureci ese triunfo: la muerte del joven teniente
Carlos de los Heros, que afect mucho a Grau. Se lo dice as
en carta a su cuada; y un joven tripulante del "HuscaT" relata
a su madre que "el Comandante lloraba como un nio". Hermoso
gesto que ilumina con luz de ternura el contorno humano de
GTau.
Hasta octubre, en avizores das del combate final, segua
Grau acreciendo sus proezas de difcil parangn, a la manera de
un valeroso caballero andante de los mares, dejando en pos suyo
tan slo la blanca estela de su histrica nave. En cotidianas
faenas navales, escolt transportes de tropas peruanas, abasteci
y acorri puertos levantando sus bloqueos, efectu reconocimien-
tos e inspecciones de radas enemigas, persigui en rpidos esquin-
ces a los buques chilenos, asedi su correspondencia y comercio
de cabotaje y, como dira algn peridico europeo de la poca,
ninguna empresa fue demasiado grande ni demasiado pequea
para ese denodado buque "que pareca tener vida encantada"
con su valeroso Comandante: a los chilenos "slo les quedaba
otra gloria, la ms triste de llegar siempre tarde".
En el amanecer de un 8 de octubre retornaba el "Hu scar" de
una de sus acostumbradas giras, esta vez con andar retardado
porque tena sus fondos sucios y necesitaba premiosas reparacio-
nes, cuando, frente a Punta Angamos y la baha de Mejillones,
se vi rodeado en el crculo de hierro de toda la escuadra enemi-
ga, emboscada en la zona de su paso, con sus dos divisiones en
alas envolventes y decidida a terminar con la resistencia marti-
ma peruana. Grau, con su incontrastable serenidad, compren-
di que no haba escape posible y se resign a la desaventajada
lucha. A las 9.40 de la maana, desde su acerada torre de man-
do, di la orden de combate y empezaron Jos disparos de los ca-
ones del "Huscar" y los intentos de espolonear los buques ene-
migos. Una granada de la segunda descarga de los blindados chi-
lenos, perfor la torre de comando y estall dentro, volando en
pedazos el cuerpo de Grau y cayendo a su vera su ayudante Die-
go Ferr. Segn el parte de Melitn Carvajal, eran las 9.50 de
esa maana del 8 de octubre. El combate continu sostenido
por la bravma de los oficiales del "Huscar" que se sucedieron uno
a uno en el mando, sin rendirse ni arriaT la bandera; y se cum-
pla la ltima orden de hundir el buque, cuando fue abordado
por el enemigo quien slo encontr, como expresara Monseor
Roca y Boloa en su Oracin fnebre, una ruina flotante cubier-
!
J
1
30 ELLA DUNBAR TEMPLE
ta de cadveres y de heridos. Todos a bordo del "Huscar", ofi-
cialidad y tripulacin, cumplieron su deber siguiendo a su Jefe.
Tena Miguel Gr.au 54 aos de su edad, cuando feneci su
vida terrena para integrarse a su gloria y la del Per. Haba
transformado la muerte para hacerla un medio de victoria y de
triunfo; y fue tal la prestancia de sus virtudes y sus inconmensu-
rables hazaas, que an sus enemigos las reconocieron y rindieron
honores a la mtila y sagrada reliquia que se conserv de su asti-
llado cuerpo.
A la bsqueda final de piezas que completen la peripecia vi-
tal de ese hroe sin ejemplar de comparanza, reparamos en la ne-
cesidad de evocar su estampa fsica y dar prendas de su etope-
ya. De su vera efigie nos han llegado fotografas ataederas a
su etapa de lograda madurez, a partir aproximadamente del ao
1860, pero no as de sus mocedades; y de testimonios contempo-
rneos se allegan datos para recuperar es.a imagen y rehacer los
trazos esenciales de su personalidad.
Fue Miguel Grau hombre de varonil y recia apostura y la
descripcin de su persona poda semejar la de un atleta antiguo:
macizo, robusto y muy fuerte, de ms alto que mediano porte,
ancho de espaldas y de elevado pecho; y de un andar decidido
"con el tpico balanceo del marino". Su cabello, bigotes y tupi-
das patillas a la espaola, que adopt ya en su madurez, eran
muy negros y enmarcaban un rostro curtido por los vientos y so-
les de todos los mares. Libre quedaba el mentn, fuerte, recio y,
a lo que parece, de partida barba. La frente alta y despejada,
como preada de inquietudes y cuidados, las orejas grandes y
enhiestas, la nariz de trazo recto regular, las cejas negras y uni-
das y los labios firmes de Taro sonreir, conformaban una fisono-
ma leal, bondadosa y a la par recia, de rasgoS' severos y mascu-
linos. En ese conjunto, de lneas tan enteras, se imponen los
ojos, de mirada penetrante, serena y dulce, a los que se atribuye
un color verde oscuro, sombreados o velados de ntima melanco-
la y de los cuales pareca escaprsele el alma a las Tegiones im-
precisas del ensueo. El slito contraste con esas condiciones
fsicas, de tan definida y probada varona, era su voz reposada,
la cual, segn testimonios primarios, tena un timbre delgado y,
en sus ocasiones, atiplado.
Era Grau de natural elegancia, cuidadoso en el vestir y
que no dejaba de apostarse. Los que lo e.n
memoran su buen trato, su delicadeza y sus fmos e InSinuantes
MIGUEL GRAU 31
modales, propios de su seora espiritual, a los que se adunaba su
buen sentido de la prudencia ..
Su carcter se sealaba por la sobriedad, decoro y gran na-
turalidad de todos sus gestos y actitudes. Acostumbrado a las
largas soledades de los maTes, se trasluce su ideal de vida silente,
serena y austera, a la cual no era ajena su generosa solidaTidad
humana.
Con igualdad de genio, parco y lento en el hablar, severo,
poco expansivo y a menudo taciturno, "no era hombre de discur-
sos" y sus palabras "fluan en largos intervalos"; y esa extraa
combinacin de fuerza con el sentimiento de melancola que le
era caracterstico, suministra posiblemente el mejor enfoque de
sus ms alquitaradas esencias.
Otra parte, y grande, resultaba de sus calidades morales y
espirituales. Su gran sensibilidad se revela en el afecto a sus hi-
jos, a los nios y a todos los que de l dependan; y fueron pro-
verbiales su lealtad, gran caballerosidad, entereza a toda prueba,
nobleza y energa de nimo. Hombre ntegro, de su propia incli-
nacin no quera entender salvo en cosas justas y rectas, no cui-
daba de vanidades ni ambiciones y slo se proyectaba al cumpli-
miento del deber, en el cual era inflexible consigo mismo y con
los dems. Como era un paradigma su honradez y la honestidad
inmaculada de su vida pblica y privada, en tiempos de mengua-
dos valores muy diversos, su oficialidad y tripulacin acataban
el rigor de su disciplina y supo inspirarles carioso respeto, con-
fianza y entusiasmo en la guerra y en la paz.
Como. la ms pura "flor de sus viTtudes, trascenda la resig-
nacin" que le permita afrontar, fro e inmutable, todas las situa-
ciones de su azarosa existencia. Su muerte es el mejor ejemplo
de esa condicin suya: la acat con plena conciencia, porque se
atado a su propia leyenda y que ya no tena vida ni destino
propiOS.
Aunque ya corrieron deshilvanadas a lo largo de este discu-
rrir, resulta valedero insistir en algunas de esas notas determi-
nantes de la conducta pura, noble e hidalga de Grau. Su com-
portamiento, siempre fiel a las ms prestantes tradiciones de ho-
nor y caballerosidad, fue la expresin de su hondo y arraigado
humanismo. A 10 largo de todo el conflicto blico no se apart
de las normas del Derecho Internacional y de Gentes, inspiradas
en las concepciones ticas de raz medioeval y vitoriana: respe-
t las poblaciones indefensas, la vida y los bienes de los "inocen-
tes" y neutrales, salv nufragos enemigos y no se excedi-S nun-
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32
ELLA DUNBAR TEMt>LE
ca en las represalias ni abus del triunfo. Hizo la guerra por de-
beT y patriotismo, guerra defensiva sin odios al contendor; yeso
explica su proceder en el casode la "Esmeralda", el "Matas Cou-
sio" y tantos otros.
Hombre tan esforzado en la accin que, aunque no era su
osada sin tiento nunca rehuy un inevitable combate, fue sin
embargo afecto a la paz y a la unidad continental, tal vez por
su cercana relacin a paladines de la Independencia hispanoame-
ricana, que haban vivido las comunes y dramticas luchas de
donde surgieron las grandes quimeras de la armona y unin en-
tre las nacientes Repblicas de Amrica. Hermoso testimonio
de esa faceta humanista de Grau, es el t'onsignado en su carta a
su cuada, Manuela Cabero de Viel, en la cual le confiesa que
est cada vez ms contrariado de no ver e! trmino de esa guerra
que l siempre ha considerado "fTatricida o guerra civil".
Otro ejemplar valioso en ese orden es su conocido autgrafo,
publicado en Buenos Aires, en 1877, en la coleccin de Lagomag-
giore. Despus de referirse al lporte de la Marina en el progre-
so de las Repblicas sudamericanas, expresa que le est reserva-
da una gran misin en "e! sostenimiento de su autonoma y de
sus instituciones", cuando por principios formen "una sola na-
cin" y la Marina, "enarbolando el pabelln de la alianza haga
prevalecer sus derechos"; y enfatiza al final que "a la presente
generacin" le tocaba "preparar el camino de la preponderancia
americana". Muy poco despus, la realidad y los hechos daran
una dura respuesta a tan elevados ideales.
No menos definidas eran sus ideas sobre la dignidad y obli-
gaciones cvicas. No fue ajeno, como hemos visto, a los proble-
mas del Per, aunque jams se dej dominar por mezquinos in-
te-reses ni algarabas polticas. En su carta del 13 de junio de
1878, dirigida desde el Callao a Felipe Barreda, analiza con se-
rena objetividad el horizonte poltico y le anuncia que no se des-
pejar la tempestad, "si es que se pretende como hasta aqu hosti-
lizar el elemento sano y honrado del pas". Conocedor de los ru-
mores que circulaban en Lima y con sentido admonitorio, advier-
te que Manuel Pardo no debera Tegresar, "por prevencin", has-
ta principios de Agosto y ya calificado en e! Senado, "evitndose
de esa manera que se cometa con l algn atentado". Cinco me-
ses despus, Pardo morira asesinado al ingresar a ese cuerpo
y Grau, que integr el cortejo inebre, declar en mi-
sIva a P.P. Len e! 27 de noviembre de 1878, que tan e!evoso
crimen haba pTOducido en su alma un hondo sentimiento, porque
profesaba a Pardo una "amistad profunda y sincera".
MIGUEL GRAU 33
En los tiempos que le toc vivir, pocas figuras pueden osten-
tar, como Miguel Grau, tan pura e intangible ejecutoria de inte-
gridad, tan generosa solidaridad humana y tan nobles prendas
morales, que revisten de un limbo casi legendario su prcera exis-
tencia. Sin gozar nunca de holgura econmica, como se colum-
bra a travs del prisma de su correspondencia conyugal, no trat
de alcanzar bienes de fortuna. Se comprueba su desprendimien-
to con el cortejo de dos rdenes de fuentes documentales bsicas.
En el expediente de su intestado, abierto el 20 de mayo de 1880,
los testimonios de sus muy cercanos amigos, Fernando Cass,
Jos Ignacio Tvara, Alberto Ureta, Juan Francisco Pazos, y el
de su propia viuda, adveran que no haba dejado patrimonio al-
guno a su familia, que sus sueldos "se consuman en su casa" y
sus "prendas personales y de uso", se perdieron en el "Huscar".
Por otra parte, el prometedor material histrico constitudo por
los juicios seguidos a raz de las buenas y legtimas presas cap-
turadas por Grau, demuestran por modo definitivo que ni el h-
roe ni su familia alcanzaron a gozar de su importe, que por cier-
to no era de desdear.
21
Por su rgida formacin, la adhesin al orden que profes
Grau, iba acorde con su romntico amor por la libertad y la
justicia. Por ambas luch en sus gestos de rebelda poltica,
cuando la arbitrariedad o la violencia intentaron dominar el pa-
norama nacional quebrando los ordenamientos legales; y no va-
cil en adoptar extremosas actitudes que perjudicaTon su propia
carrera e intereses personales. Simb61ico fue .as su nombre es-
tampado al pie del monumento a la lihertad, erigido en Piura
la tierra de sus mayores; y simblico fue el homenaje universal
que se le rindi6 despus del combate de Angamos, gloTia y au-
rora de su Victoria!.
Lima, 8 de Octubre de 1979.
Ella DUNBAR TEMPLE
34 ELLA DUNBAR TEMPLE
ApOSTILLAS AL TEXTO
Estas anotaciones, en apariencia Incongruentes por su extensin y
contenido y complementarias del texto, obedecen a razones muy definidas
y que han de justificarse con el tiempo. Hemos considerado que, ms all
-:le las estrictas y clsicas normas historiogrficas, la simple enunciacin del
epgrafe de este haz de loores sobre Grau, corresponde al condigno anhelo
de una vera biografa del hroe de Angamos, enraizado como todo ser hu
mano a su ancestro familiar y a su solar nativo, pero el cual, como ser de
excepcin, pudo forjarse su propio nombre. su propio destino y su propio
final; y, a un tiempo mismo, con desinteresada alteza, ofrendar a BUS lares
patrios ese nombre, ese destino y ese indeleble final.
Es, asimismo, necesario iterar que no alcaftza a esta corta semblanza,
ni a lo matriculado en esta panoplia de notas, ningn propsito de asumir
el carcter de una biografa documental de Grau, ni pretende en modo al-
guno anlisis crticos o interpretativos del complejo momento histrico esce-
nario de su acerado vivir. Razones son stas, como bien se comprende, pre-
ventivas de colaciones bibliogrficas, que han de limitarse a las provenien-
tes de fuentes inditas o primarias de indispensable asentamiento.
No empece, es de rigor sealar los trabajos de los Drs. Barreda y Aro-
semena. Se debe al primero, el ms completo estudio genealgiCO existen-
te sobre Grau, si bien circunscrito nicamente a su ancestro paterno y
a la propia descendencia del hroe. Por lo que atae a la muy divulgada
obra del Dr. Arosemena, comporta la biografa ms amplia y meritoria pu-
blicada sobre Miguel Grau. Cf. Felipe A_ Barreda, El CabalIere de los Ma-
res Almirante Miguel Grau. Lima-Per, MCMLIX; Geraldo Arosemena Gar
land, El Almirante Miguel Grau. 5\1 edicin. Lima, Abril, 1973.
2 El hallazgo primlcial de la foja de servicios del Teniente Coronel
Juan Manuel Grau y Barrio por el Dr. Barreda, ha permitido fijar los hitos
principales de su carrera militar. Cf. Felipe A. Barreda, ob. cit. pg. 22
y anexo l.
Cabe sealar que la Resolucin Legislativa del Congreso, promulgada
el 9 de Noviembre de 1870, conceda a Dolores y Ana Grau, hijas de Juan
Manuel Grau y Berrlo y hermanas enteras del hroe, una pensin alimen
ticia, en atencin a su penosa situacin econmica y a los servicios preso
todos por su difunto progenitor "a la causa de la Independencia nacional".
En el dictamen de la Comisin de premios de la Cmara de Senadores, se
precisaba que haba tomado parte en las batallas de Junn y Ayacucho, en
las filas del Ejrcito Auxiliar de Colombia.
8 Por la documentacin existente en el archivo del Sr. Roberto Torlbio
Temple Seminario [en adelante Are. R. T. T.] conocamos la existencia de ese
oiro hermano paterno de Miguel Grau. En esos aos del presunto nacimien
to del mentado Albino Grau y Vega, Miguel Grau recorra ya los mares en
buques mercantes. Las mismas fuentes familiares del archivo R. T. T., nos
revelan que el Teniente Coronel Don Juan Manuel dej, adems, otros vs
lagos en tierras peruanas. Ultimamente, en este ao de 1979, Informaciones
periodsticas piuranas han mencionado un "sobrino nieto" de Miguel Grau,
Don Marcos Farfn Grau, de 83 aos, especificando su calidad de "hijo de
Juana Grau, hermana del Caballero de los Mares". Nos limitamos a obser
var que, a tenor de esos mismos informes de prensa, no podra tratarse de
MIGUEL GRAU
35
un sobrino nieto sino de un sobrino carnal del hroe, hijo de una incgnita
hermana paterna suya y de un Farfn, apellido de antigua raigambre piu-
rana; y, por otra parte, desde el punto de vista cronolgico, teniendo en
cuenta las conocidas fechas biogrficas de Juan Manuel Grau. resulta baso
tante hipottica tan cercana descendencia.
4 Para abocetar el andamiaje sobre el cual han de levantarse las futuras
biografas crticas del hroe piurano, hemos de permitirnos en este apunta.
miento la reconstruccin, siquiera esquemtica, de su retablo genealgico
por lnea materna, relegado en el texto en razn de su propio carcter.
Tronco del linaje de los Seminario en el Per fue el Capitn Don Mar-
tn Seminario y Gonzaga, bautizado el 6 de Febrero de 1646, tercer vstago
habido en la legtima unin del Armero Real Don Andrs de Seminario y
Gonzaga, celebrada el 31 de Enero de 1644, con Doa Angela de Gonzaga
(o Gandio y Gonzaqa), Don Martn, oriundo como sus padres de la ilus-
tre villa de Tolosa en la Provincia de Guipzcoa, se estableci en Lima, con.
trajo enlace en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de esta ciudad, el
4 de Noviembre de 1673, con Doa Ignacia Caldern Dvila y Arvalo (o
Ignacia Dvila y Arvalo), hija legtima de Gaspar Bonllacio Caldern y
Catalina Dvila y Arvalo, y feneci sus das el 24 de Noviembre de 1691.
bajo testamento otorgado el da 15 de ese mismo mes y ao.
Su hijo, Don Cipriano Seminario y Caldern, Capitn de Caballos de la
Guardia de S.E., tatarabuelo de Miguel Grau, naci en Lima el 17 de Se.
tiembre de 1674, se bautiz en la misma Parroquia del Sagrario el 11 de Oc.
iubre de ese ao e ingres, el 21 de Febrero de 1690, al Colegio Real de San
Martn. Cf. Luis Antonio Eguiguren, Diccionario Histrico Cronolgico de la:
Real y Pontificia Universidad de San Marcos y sus Colegios. Crnica e In-
vestigacin. Tomo n. Imp. Torres Aguirre, S.A.-Lima-Per1949, pg. 208.
EllO de Mayo de 1700, contrajo matrimonio en la Parroquia de Santa Ana
de Lima con Doa Isabel de Sa1dvar y Soto (o Saldvar y Fernndez), hi-
ja del acaudalado contador Juan de Saldvar y Soto y de Doa Eufemia Fer-
nndez CoroneL casados en la misma Parroquia el 13 de Junio de 1670. Don
Cipriano otorg, el 15 de Julio de 1721, poder para testar a su esposa y de-
j once vstagos, entre ellos el Capitn Manuel Seminario y Saldvar. pri-
mero de la familia afincado en la ciudad de San Miguel de Piura, de cuyo
Cabildo fue Regidor, Juez de Aguas y Alcalde Ordinario, habiendo ejercido,
asimismo, ese ltimo cargo en la ciudad de Ayabaca.
Don Manuel Seminario y Saldvar cas en Piura, el 6 de Octubre de
1743, con Doa Isabel Jaime de los Ros y Taboada, hija a su vez de Bol-
tasar Jaime de los Ros Rivera y de Mara Rodrguez de Taboada, quienes
haban contrado matrimonio el 25 de Julio de 1724. En su disposicin de
ltima voluntad, otorgada en la misma ciudad nortea el 12 de Mayo de
1794, declara nueve vstagos, fruto de su mentada unin con Isabel Jaime
de los Ros y Taboada, entre ellos a Don Fernando y Don Miguel Seminario
y Jaime de los Ros, abuelo y to abuelo, respectivamente, de Miguel Grau.
Don Fernando Torcuato Seminario y Jaime, Alcalde Provincial Ordina.
fio y Regidor Perpetuo del ilustre Ayuntamiento de Piura, tom estado en
esa ciudad, el 15 de Octubre de 1781, con Doa Mara Joaquina del Cas-
tillo y Talledo (o Talledo Velsquez Tineo), fruto del primer enlace del Al.
calde Perpetuo de Piura, Don Miguel Serafn del Castillo y Velsquez Tineo
con Doa Mara Eufemia (o Juana Eufemia) Talledo y Torquemada. Don
Fernando Seminario y Jaime otorg sucesivas disposiCiones testamentarias
el 23 de Setiembre y ellO de Octubre de 1821, ante el Secretario de Gobier-
no y de Cabildo, Don Manuel Rebolledo; y. acatando su postrera voluntad.
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36
ELLA DUNBAR TEMPLE
fue sepultado en la iglesia del convento de la Merced de su ciudad nata\.
En SU numerosa prole legtima. integrada por diez hijos. figuran el Regidor
Don Miguel. el Presbtero Don Fermn y Doa Luisa Seminario y del Casti1lo,
la ltima de esa dilatada des:endencia y la de mayor signUicacin como
progenitora de Don Miguel Grau. Al hilo de esos testimonios valederos de
sus ltimas decisiones. consta que Don Fernando design defensor de los
bienes de sus hijos menoreS a su hermano Don Miguel Gernimo Seminario
y Jaime. en aquel entonces Sargento Mayor o Capitn de Dragones. lo cual
advera que sus opuestas y muy recientes posiciones frente a la Independen-
cia de Piura. no haban menguado sus vnculos fraternos. CI. Ella Dunbar
Temple. La Independencia de Piura. Universidad de Piura. Coleccin Al-
garrobo/3. Piura (30 de Abril). 1971.
Esas mismas fuentes de raz testamentaria. revelan que. adems de BU
activo giro comercial con Panam. Cuenca y otras ciudades. era dueo de
extensas heredades. tales como Oceto. Locuto, Guangal. (que pasara a ser
aldea), Chapalr y Casa Tina. numeroso ganado. esclavos y bienes mue-
bles. No deja de ofrecer peregrino inters. por tratarse de un hacendado
norteo. la mencin en ese instrumento legal de las obras de Buchan [Gul
llermo. autor de "Domestic Medicine" ?l. "El Evangelio en Triunfo" [Pablo
de Olavidel. las "7 Partidas" en 4 tomos y en pergamino. y la "Instituta".
todas ellas de ajena pertenencia Y que conservaba en su poder. CI. Archi-
vo Departamental de Piura [en adelante : Are. Dep. Piural. Protocolos. Esc.
Pedro Rebolledo. 1821. fs . 207-213; 246.
En la Razn de los Emprstitos y Donallvos con que han contribudo pa-
ra la DivisIn Expedicionaria de Piura sus vecinos. figura en la parroquia
de esa ciudad. en Marzo de 1822. "la testamentara del finado D. Fernan-
do Seminario"; y. en Enero del mismo ao. como contribuyentes para el sos-
tenimiento de las tropas acantonadas en Piura. aparecen sus dos hijos. los
repetidos D. Fermn y D. Miguel. tos carnales del futuro hroe de Anga-
mas. Cf. Gaceta del Gobierno. Lima. Tomo 2
9
Nm. 5. Mircoles 16 de
Enero de 1822. pg. 4; Id. Suplemento a la Gaceta del Gobierno. Nm. 21
(Del Mircoles 3 de Marzo de 1822). pg. 4.
Doa Mara Joaquina del Castillo y Talledo, viuda de Don Fernando
Seminario y Jaime. test ante el mismo actuario el 8 de Marzo de 1834. cua-
tro meses antes del nacimiento de su nieto Miguel Grau. De sus cinco hi-
jas. todas ellas casadas. slo mejora en 3.000 pesos a Doa Manuela. leg.
tima consorte de Juan Jos de Vegas Alvarez. Capitn de Navo de
la Real Armada; y a Doa Luisa la futura madre del hroe. a
la cual menciona como "tambin mujer legtima de D. Po Daz", pre-
cisando que le seala esa suma "por ser as mi voluntad. y teniendo con
sideracin su actual estado". Por modo similar. entre sus nietos. bene-
ficia con los rditos de una pensin de 200 pesos a Juana Vegas. sin reci-
bir el principal hasta su mayora de edad o al contraer matrimonio; Y asig-
na igual imposicin de 300 pesos a su "nieto D. Roberto Daz hasta que
cumpla su mayor edad. est en estado de manejarse por s en conside-
racin al especial cario con que lo he criado y distinguido y dichos intere
ses se entregaran a su madre mi hija Doa Luisa para que se auxilie en
su educacion". Se evidencia as en este vera testimonio de su ltima vo-
luntad su preocupacin maternal por la complicada situacin de Doa Luisa.
Es de rigor sealar que las copiosas probanzas inditas que adveran
los datos genealgiCOS de sta y las posteriores acotaciones. que no cola
clonamos bibliogrlicamente por las razones expuestas. forman parte del ci
tado archivo de mi seor padre Roberto T. Temple Seminari. acopladas en
el cuno de sus investigaciones en los repositorios de Lima y Piura. con la
MIGUEL GRAU 37
finalidad de rehacer los perdidos hilos de su familla materna, 108 Semina-
rio. en sus tiempos de significativa resonancia en la historia local piurana
y an en la nacional. Por nues.!!'a E,arte. hemos allegado otras informacio-
nes y verificado aquellas sobre las cuales no exista la documentacin com-
pleta.
Cmplenos. asimismo, agradecer al Dr. Carlos Robles Rzuri, Director
del precitado Archivo Departamental de Piura. de reciente creacin. el en-
vo de las coplas fotostlicas de los testamentos de Don Fernando Semina-
rio y Jaime y de su consorte Doa Joaquina del Castillo y Talledo. de los
cuales si bien tenamos extractos de sus clusulas ms importantes. nos eran
indispensables los textos completos para su debida confrontacin.
5 Como dejamos asentado. Don Miguel Gernlmo Seminario y Jaime,
ltimo de los hijos del mentado Don Manuel Seminario y Saldvar. tom es-
tado con su prima Doa Manuela de Mscones y Tabeada. fruto de la leg-
tima unin. celebrada el 14 de Enero de 1791. entre el Maese de Campo Don
Manuel Jos de Bscones y Valdivieso y Doa Mara Josefa Rodrguez de
Taboada y Jaime. de linajes tan sonados como los Crtiz de Zrate y los
Irrarzabal de Anda. Uno de los nueve vstagos de ese enlace fue Don
Toribio Seminario y Bscones. al cual hemos de referirnos en nola especial.
En Abril de 1851. Don Miguel Geronlmo Seminario y Jaime. en
trance de muerle y anle el actuario Manuel Rebolledo. otorg poder para
testar a su esposa. en cuya conformidad Doa Manuela. en su casa sola-
riega de la calle San Francisco No. 9. el 6 de Mayo del mismo ao. ex-
tendi el respectivo instrumento consignado en el registro del precitado Es-
cribano. A tenor de ese documento consta que Miguel Gernimo era due-
o de las dilatadas haciendas de Monte de los Padres. Salcante. Congoa
de la cual formaba parte la hacienda San Martn. Pabur que sera pocos
aos despus empresa cilgodonera. Chapica; de casas y solares en Plura.
Paita y Trujlllo. de numerosas cabezas de ganado y ms de cien esclavos,
aparte de muy apreciables depsitos en la Casa Gibbs y Ca. y otros cr-
ditos importantes. CI. Pro/ocolo. Manuel Rebolledo. Copla en el Arc. R.
T. T. Por SU parte. Doa Manuela de Mscones y Taboada otorg hasta dos
testamentos. el lO de Febrero de 1868 y ellO de Noviembre de 1869 ante
el mismo Escribano.
La mitad de la hacienda Pabur pas a ser propiedad de uno
de los hijos de Miguel Gernimo. Don Manuel Seminario y Macones,
casado con Julia de Aramburu. segn G)nsta del lestamento otorgado por
este ltimo en Lima. el 5 de Enero de 1887. Cf. Archivo General de la Na-
cin. Lima. Per [en adelante : A.G. N. P. l Protocolos No. 304. Ese. Manuel
Iparraguirre. 1887. fol. 1. Don Manuel Seminario y Mscones alcanz des-
tacada figuracin en el Partido Civil y hubo de vincularse con su correli-
gionario Miguel Grau. hilo de su prima hermana Doa Luisa Seminario y
del Castillo. Actu en la Asamblea reunida en el Club Literario bajo la
presidencia de Juan Antonio Ribeyro. el 16 de Diciembre de 1880. para exa
minar los desastres del Sur y las posibles medidas en pro de la recupera-
cin de Tarapac. Uno de SUB hijos. Oswaldo, inici en Piurrt las mono
toneras plerolistas. CI. Jorge Basadre. Historia de la Repblica del Per.
Quinta edicin aumentada y corregida. Tomo V. Ediciones "Historia" . Lima-
Per. 1961. pg. 2393; Id. Tomo VI. 1962. pg. 3002.
6 Por vez primera 69 Integra a su completo mosaico genealgico es-
te bizarro hroe de tan prcera actuacin y avara biografa. Don Miguel
Corts del Castillo. primo hermano de la madre de Miguel Grau. nacido
por los aos de 1803. fue uno de los nueve hilos de Don Antonio Corts Fuan
38
ELLA DUNBAR TEMPLE
tes (o Antonio de la Rosa Corts de Fuentes), Regidor perpetuo del ilus-
tre Cabildo piurano, y de Dola Mara Josefa del Castillo y Talledo (la cual
en algunos apuntes genealgicos familiares aparece como Mara Paula), ca-
sados el 16 de Marzo de 1781. poa Mara Josefa era hija del repetido
Don Miguel Serafn del Castillo y hermana de Mara Joaquina, la madre
de Luisa Seminario del Castillo. (Cl. Nota 4 ut supra).
1 Don Jos Toribio Seminario y Bscones, asimismo primo hermano de
la madre de Grau, por lnea paterna (d. nota 5 ut supra), se bautiz en
la capilla de San Lucas de la Catedral de Piura el 25 de Marzo de 1830,
pasados 1 ao, 10 meses y 24 das de su natalicio. Contrajo enlace, en la
cap!1la de Santa Luca de la misma iglesia catedralicia, el 20 de Junio de
1858, con Doa Mara Dolores Corts Romero, hija de Manuel Eugenio Cor-
ts del Castillo, hermano del hroe de Junn, y de Mara de la Concepcin
Romero y Adrlanzn, descendiente por ambos ancestros de muy acreditados
linajes y de los primeros conquistadores piurqnos, tales como los Corts
Mancha, Corts de Monroy, Cartavlo, Roldn Dvila, Varn de Luna y Zo-
rrilla de la Gndara.
Doa Dolores feneci sus das el 18 de Abril de 1867 y Don Toriblo,
once aos ms tarde, el 5 de Junio de 1878. Vstagos de su corta unin
fueron cuatro hijas mujeres, tres de ellas con dilatada descendencia; y dos
varones, Jos Toribio Pablo e Ignacio Alberto Seminario Corts, hroes de
San Juan, batalla en la cual rindieron la vida el 13 de Enero de 1881. To-
ribio, el primognito, recibi las aguas bautismales en la Parroquia de San
Miguel de Piura el 21 de Abril de 1862, a los 2 meses y 27 das de su na-
cimiento; y su hermano, Alberto, fue bautizado en la misma Parroquia el
15 de Marzo de 1863, cuando contaba 1 mes y 20 das de nacido. Al tiem-
po de su heroico final. Torlbio integraba, como Subteniente Abanderado, el
Batalln Manco Cpac, comandado por el Coronel piurano Don MaximiJia-
no Fras; y Alberto, era Subteniente del Regimiento de Artillera de Cam-
paa, dirigido por Ezequiel de Pirola. A Toribio le faltaban 11 das para
alcanzar los 19 aos de su edad; y Alberto habra cumplido lB aos, 12
das despus de su muerte. El Dr. Basadre destaca la actuacin de estos
jvenes cados en la defensa de Lima, pero no consigna sus exactas eda-
des. Cf. Jorge Basadre, Historia de la Repblica del Per, ob. cit. Tomo VI_
Lima-Per, 1962, pg_ 2531.
Segn tradicin familiar, la hermana mayor de estos aventajados com-
batientes, Doa Mica Mara Seminario Corts, recibi la espada pertenecien-
te a uno de ellos, posiblementE! Don Toribio, que le fuera remitida por el je-
fe chileno y que en efecto se conserva an en Piura. Empero, la precita-
da versin no es autntica, porque esa reliquia fue recogida del campo de
batalla y llevada a Plura por Genaro Seminario, hermanastro por lnea pa-
terna de los adolescentes hroes y ayudante de su to Augusto Seminario y
BscQnes en el Batalln Piura.
8 La fecha hipottica del nacimiento de la madre de Don Miguel Grau,
ha sido calculada a base de fuentes complementarias, porque la respectiva
partida no ha sido habida y no existen los libros de bautismos de la cate-
dral de Piura de los aos 1802-lBI2, en los cuales habran podido asentarse
esos datos biogrfiCOS de carcter primario. Cl. Libros parroquiales de
ciudades del Per. Libros parroquiales de la catedral de Piura (antes pa-
rroquia de San Miguell. Desde 1666 hasta la Independencia. Cortesa del
Ezmo. y Rvdmo. Monseor Federico Prez Silva, Obispo de Piura, en "Re-
vista del Instituto Peruano de InvestigaCiones Genealgicas". No. B, Lima
1955, pg. 111. Ricardo Vegas Garca, sin la respectiva probanza docu-
mental. sostiene que en 1840 Doa Luisa Seminario del Castillo tena 33
MIGUEL GRAU
39
aos, "de modo que nacera en IB07'''. Cl. Ricardo Vegas Garda, Nace un
hroe. Captulo de una biografa novelada przima a publiCCIl'se,. en "Fa-
nal". Ao VII, No. 32, 1952, pg. 27.
En su testamento indito otorgado el ao 1873, al cual nos referiremos
a continuacin, Doa Luisa declara tener 63 aos, afirmacin que en puri-
dad no constituye prueba definitiva al respecto. Cabe s observar que co-
mo su primer hijo, Roberto Daz, naci en 1826, resulta permisivo el sea-
lamiento cronolgico del natalicio de Doa Luisa en ese lapso de lB07 a
lBIO.
Doa Luisa Seminario del Castillo dict sus ltimas disposiciones testa-
mentarias, cuyos pormenores se ofrecen aqu por vez primera, a las 4 de
la tarde deIS de Diciembre de 1873 en su domicilio limeo de la calle del
Quemado No. 65 [u asomo, Jirn Moguegua]; y, segn constancia del Es.
cribano, se hallaba algo enferma, pero levantada y en el pleno ejercicio
de sus facultades intelectuales. En esa declaracin de su postrera volun-
tad, poco ceida a la verdad y marcadamente elusiva como debi ser la
propia Doa Luisa. declara haber sido casada con Don Po Daz en el cual
hubo "tres hijos de los cuales viven nombrados Don Roverto y Don Emilio
Daz, y la tercera que falleci casada pero sin sucesin, nombrada Valvi-
na" . Itera que esos dos hijos varones, a los que designa sus albaceas y
herederos universales, son "sus legtimos hijos y del expresado su marido";
y, por razones explicables en aquellos tiempos, agrega que "no tiene hijo
natural de ninguna clase". En la enumeracin de sus bienes constan va-
riadas cantidades de dinero en efectivo, en poder de diversas personas, in-
clusive 31,000 pesos "a inters, segn documento", de los que era acreedor
su hijo Don Emilio Daz; adems de bonos, acciones y una casa en Plura.
Entre sus legatarios, figura "su nieta Doa Corina Daz a la cual le asig-
na 1,000 pesos, sin precisar su filiacin; y seala 8,000 pesos a una sa-
ora" Doa Joaquina Daz para que se le entreguen luego que est espedi-
ta, pues por ahora aunque tiene treinta aos de edad se halla enferma e
incapaz", advirtiendo que si falleciere en ese estado, el legado debera pa-
sar a "sus herederos legales y guardadores", los mentados Roberto y Emi-
lio Daz. Como otra de sus beneficiarias, favorecida con 2,500 pesos, apa-
rece Doa Mercedes Elizalde, siendo de observar que en la genealoga de
los Daz existe un entronque con ese apellido Elizalde.
Sin menClOn alguna a su indiscutible relacin maternal. restallan en es-
te testamento los nombres de sus dos hijas, las hermanas enteras de Mi-
guel Grau, Doa Dolores y Doa Ana Grau, a las cuales seala, respecti-
vamente, 2,500 y 3,000 pesos en efectivo.
Testigos de esa disposicin de ltima voluntad de Doa Luisa y llama-
dos por ella misma, fueron Don Isaac Myer, Manuel Morote y Luis Sokolaski,
sobre los cuales carecemos de mayor Informacin. Cl. A. G. N . P . Protoco-
los. No. 866, Ese. Flix Sotomayor, Ao 1873, fs. 9Bl vta.-983.
Repasando lo apuntado en el texto de este historial. la madre de Mi-
guel Grau feneci sus das la noche del viernes 20 de Marzo de lB74, en
la misma morada donde haba extendido su testamento. La respectiva partida
de defuncin, asentada en la Parroquia del Sagrario, es del tenor siguiente:
(Al margen) Seminario, Doa Luisa. "En la ciudad de Lima en veinte y
dos de Marzo de mil ochocientos setenta y cuatro. En la Yglesia del Con-
vento de la Merced se excequi con cruz alta el cadver de doa Luisa Se-
minario, natural de Plura, viuda, deja dos hijos, test ante el escribano p-
blico Sotomayor. Falleci de cncer a la edad de sesenta y tres aos y
dicho cadver fue conducido al Cementerio General. de que certifico" (flr-
! ~
40 ELLA Dt.JNBAR TEMPLE
mado) Jos Santos Chvez, Cura Rector. Cf. J\rchivo de la Parroquia del
Saqrario de la Catedral de Lima. Libro de Defunciones. No. 19. 1872-77,
fol. 177.
.
La invitacin a las exequias, celebradas en la citada Iqlesia de Nues
tra Seora de las Mercedes a las 7 y media del da 22, se public en el
peridico limeo La Patria, suscrita por sus hijos Roberto y Emilio Daz y
su sobrino Fernando Vegas, de la lnea directa de Pedro Seminario y Jai.
me. Figura all como "Luisa Seminario, viuda de Daz"; y en el mismo r
gano periodstico, el da 23, agradecen la asistencia al sepelio los "hijos y
dems deudos" de "doa Luisa Seminario". En El Comercio del mismo 23
se Inserta similar aviso de la "familia de la Sra. Luisa Seminario". CI. La
Patria. Ao II1, No. 848, Sb. 21 de Marzo de 1874. pg. 2 (seccin : Defun
ciones); Id. Ao II1, No. 849, Lun. 23 de Marzo de 1874, pg. 3; Id. El Co-
mercio. Ao XXXVI, No. 11946, Lun. 23 de Marzo de 1874, pg. 2 (sec-
cin: Defunciones).
Para terminar con estas informaciones, a base de fuentes primarias y
de las cuales se ofrece razn por vez primera, debemos revelar el lugar de
su enterramiento, a lo que parece asimismo desconocido u olvidado, no em-
pece haber sido madre del mximo hroe peruano y de otras dos destaca-
das figuras del ejrcito y de la marina nacional. Fue sepultada en el ce-
menterio Presbtero Maestro en un modesto nicho del cuartel de San Pedro
Nolasco No_ 106-0_ La lpida de mrmol blanco con luna, actualmente ro
ta, lleva un marco de idntico material, forma y dimensiones, en cuyo ter-
cio inferior figura en dos lneas el siguiente epitafio: "Luisa Seminario de
Dias. Falleci el 22 de marzo 1874" . En el resto de la parte superior des-
taca en alto relieve una cruz flordellsada o hendida, rodeada por una rue
da dentada de 14 puntas cuadradas que podra sugerir un presunto timn
de buque_ Cabe observar que algunas lpidas vecinas ostentan el mismo
tipo de cruz, pero sin el sealado aditamento. Mi alumno Fernando Alfre-
do Aylln Dulanto tom nota de la leyenda y detalles de la precitado l-
pida; y mi discpulo Rafael Jaeger Requejo, tuvo a su cargo la verifica-
cin final.
11 Por lo que atae a Po Daz, para nosotros de incgnita biografa,
slo cabe apuntar la colacin bibliogrfica de la referencia ofrecida en el
texto acerca de su participacin en la batalla de Pasto. En el Aviso Ofi-
cial. Colombia. Derrota de los rebeldes de Pasto, se recomienda "muy par-
ticularmente" a los que destacaron en esa accin y entre ellos se cita al
Capitn Po Daz. CI. Gaceta del Gobierno. Lima: Imprenta del Gobierno.
Tom. 5" Nm. 8, Sbado23-Agosto-I823-4Q2", fol. 7.
Un homnimo, Po Daz, figura como Sub-Inspector de Polica el ao de
1874. CI. El Nacional. Lima, No. 2609, Lunes 23 de Marzo de 1874.
10 Sin intentos de engarzar completas biografas, no podemos excusar
la mencin de algunos datos, recogidos en el curso de nuestras investiga-
ciones, acerca de esos tres hermanos maternos de Miguel Grau. Los dos
varones, fruto de la primera unin de Doa Luisa Seminario con Don Po
Daz, siguieron la carrera de las armas. El primognito, Don Roberto Daz
Seminario, fue bautizado en la Iglesia Matriz de Plura con los nombres de
Jos Anselmo Roberto, el 22 de Abril de 1826, de dos das de nacido y lo
apadrinaron Juan Ansotegui y su abuela materna Doa Joaquina del Castillo.
Cl. Archivo Parroquial de la Catedral de Piura. Libro de Bautismos. No. 18.
fol. ID, partida No. 83, Copia de esta partida me ha sido gentilmente re-
mitida por el Dr. Carlos Roblee Rzuri.
MIGUEL GRAU 41
Revisando la plantilla del Escalafn General del Ejrcito de diversos
aos, verificamos que Don Roberto Daz alcanz el grado de Capitn Efec-
IIvo y Sargento Mayor Graduado en 1861; y en 1865 era ya Teniente Coro-
nel Efectivo de Infantera. En 1900 figura en la lista del Cuerpo General
de Invlidos como Coronel Graduado con cdula de Setiembre de 1899; y
debi fallecer al ao siguiente porque ya no aparece en las nminas de
aos posteriores. CI. Memoria gue presenta el MinisfIo de Estado en el
Departamento de Guerra y Marina al Congreso Nacional de 1862. Lima,
1862. Doc. 2. Escalafn General del Ejrcito, pg, XXIII; Id. MemorIa que'
presenta al Congreso Ordinario de 1888 el Ministro de Estado en el Despa-
cho de Guerra y Marina D. Elas Mujica, pg, 30, No. 22 y pg. 89 del Es
calafn anexo; Id. Escalafn General del Ejrcito y la Armada. Lima, 1899,
No. 9; Id. E=lafn General del Ejrcito. Lima, 1900.
Su hijo, Godofredo Daz, Guardiamarina de la Escuela Naval. gozaba
de una pensin asignada por su padre, con cargo a sus haberes de Oficial
Archivero del Ministerio de Guerra. En 1895, como la Tesorera del Callao
no cumpli con el respectivo abono, le dieron de baja y se enrol en el
Batalln "Pachacamac" del Ejrcito Restaurador, del cual egres como Ca
bo Primero. CI. Foja de servicios de D. Godofredo OJaz. Archivo del Mu
8eo Naval del Per. Callao.
Por lo que respecta a Don Emilio Diaz, con el apoyo de su foja de
servicios en la marina de guerra y otras fuentes supletorias que hemos ubi-
cado, es agible reconstruir los hitos fundamentales de su vida profesional,
de condigno trayectoria y en muchas de sus etapas ms o mp'lOS paralela
a la de su hermano Miguel Grau, con el cual por lo menos debi mantener
contactos profesionales, aunque no se han sealado documentalmente las
huellas reveladoras de tales relaciones.
Segn la partida que figura en su expediente. Don Emilio Daz, qulan
tampoco usaba el apellido materno, fue bautizado el 21 de Noviembre de
1828, sub condltione, en la Parroquia de la Santsima Trinidad de Sullana
por el "Cura compaero", Manuel Norberto Reyes, con el nombre de Ma-
nuel Emilio y como "hijo legtimo de Don Po Daz y de Doa Luisa Semi
narlo" . Actu de padrino, el Coronel Jefe del Estado Mayor Pedro BerJD'
dez y, al iqual que a su hermano Roberto, lo amadrin su abuela materna,
Joaquina del Castillo. Cl. Libro Parroguial de la IgleSia de la Santsima
Trinidad de Sullana que principia en 4 de Junio de 1826 y concluye 21 Ma-
yo 1834, fa. 75, partida No. 635.
Don Emilio Daz estudi como externo en el establecimiento de educa
cln de la calle Banco del Herrador y su Director, Don Clemente Noel, de
calificado ancestro piurano y hermano del heroico marino Don Juan Noel y
Lastra, certifica, el 17 de Noviembre de 1847, su aprovechamiento en Cien-
cias Matemticas y su intachable conducta. El 6 de Noviembre de ese mis-
mo ao haba solicitado personalmente su ingreso a la Armada Nacional
como Guardlamarina. Sus ascensos en la marina de guerra fueron regula
res hasta alcanzar, el 25 de Agosto de 1865. la clase de Capitn de Navo
Graduado en la cual continuaba en 1871. Su larga carrera en la Marina,
fue de cumplida y discreta correccin. Sirvi en diversos buques de la Ar-
mada, entre ellos el "Vigilante", "Ucayali " , "Amazonas", "Lerzundi", "Iz-
cuchaca", "Sachaca", en algunos de los cuales, si bien casi siempre en di-
versos aos, estuvo tambin su hermano Miguel Grau .. Precisamente, ellO
de Junio de 1855, cuando serva Grau en el "Vigilante" e Intent infruc-
tuosamente el salvamento del aspirante a marino, Manuel Bonilla, era Co-
mandante de ese buque Don Emilio Daz al cual hubo de dirigir el parte
respectivo. Cl . Archivo del Museo Naval del Per. Callao. 1855.
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42 ELLA DUNBAR TEMPLE
Emilio Daz cumpli, aSImIsmo, misiones de servicio en Europa y prac-
tic en la armada francesa. Entre los cargos que desempe en el Per,
figuran los de Capitn de los puertos de Paita, San Jos, pis60, Chincha,
Islay, Arica y el de Jefe de la Comisin de Reconocimiento de las islas gua-
neras. Al acaecer la revolucin de Vivanco, comandaba el vapor de gue-
rra "Izcuchaca" y, en actitud opuesta a la adoptada por su hermano Mi-
guel Grau y la gran mayora de la escuadra, puso el buque a disposicin
del Gobierno.
Durante la guerra con Espaa, particip en el combate del 2 de Mayo,
actuando en el Arsenal y Castillo de la Independencia como Capitn de
Fragata bajo el mando del Comandante Ignacio Maritegui. Empero, no
tom parte en Abtao donde Miguel Grau tuvo tan lucida figuracin. En el
curso de la Guerra del Pacfico, era Jefe de las bateras de la Torre de la
Merced en el Callao; y en 1880, durante el bloqueo y bombardeo de la pla
za, combati como Mayor de Ordenes del Depcutamento contra la escuadra
chilena. Prisionero de guerra, el 17 de Enero de 1881, se le puso en liber-
tad bajo su palabra y S!l le dio por crcel la ciudad de Lima.
En aos posteriores a la ocupacin, ya con el grado de Capitn de Na-
vo EfecHvo, desempe importantes funci ones, entre otras, en la Junta Su-
perior de Marina y Director de Marina, cargo que continuaba ejerciendo en
1900. Dos aqs ms tarde, en 1902, cuando ocupaba la vocala
de la citada Junta, se le expidi cdula de licencia indefinida. No
empece, a pesar de su mal estado de salud, que motiv sus frecuentes
licencias, generalmente para retirarse a la ciudad nortea de.su nacimiento,
alcanz a vivir por lo menos hasta el ao de 1906. CI. Archivo del Museo
Naval del Per. Callao. Hoja de Servicios de Emilio Daz. Id. Memoria que
presenta al Seor Ministro de Guerra y Marina acerca del estado de la for-
macin de los cuerpos de la Guardia Nacional , el Inspector General de la
Institucin Coronel D. Tustiniano Borgoo. Lima, 1888. V. Anexos de Marina.
Anexo No. 20 : Escalafn General de la Armada; Id, Anexo No. 27 : Rela-
cin nominal de los sitiadores y asistentes a los combates de "Abtao", "2
de Mayo" y "Punta Angamos" que estn inscritos en el Escalafn General
de la Armada; Id. Escalafn General del Ejrcito y la Armada. 1899. Lima,
1899. Vid. Cap. de Frag. Manuel 1. Vegas G. [arCa), Historia de la Ma-
rina de Guerra del Per. 1821-1924. Publicaciones del Museo Naval del Pe-
r. Biblioteca del Oficial. Vol. 1. Lima, 1978, pgs. 97, 307, 312.
Parece oportuno anotar que a la llegada de las reliquias mortuorias de
Miguel Grau, en el cortejo fnebre del 15 de Julio de 1890, figura el Capi
tn de Navo Emilio Daz, sin mencin de parentesco, llevando las cintas del
fretro al lado de los Contralmirantes Lizardo Montero y Antonio A. de la
Haza y los Capitanes de Navo Camilo Carrillo, Amaro G. Tizn, Joaqun
Guerra, Arstides Aljovn y Antonio de la Guerra. Cf. El Comercio, 1I y 16
de Julio de 1890; Id. El Peruano. Boletn Oficial. Lunes 14 de Julio de 1890.
Un Guardiamarina, Emilio Daz, integraba, el 17 de Marzo de 1880, la
plana mayor de la Corbeta "Unin", comandada por el Capitn de Navo
Manuel A. VilIavicencio; y por los aos de 1910 residan en Lima, en el Ji-
In Moquegua, calle Animitas 117, el marino D. Emilio Antonio Daz y el
Ingeniero Ernesto Daz, ambos peruanos. CI. Manuel 1. Vegas G., Historia
de la Marina de Guerra del Per. 1821-1924, ob. cit., pg. 330; Id. Pedro
E. Paulet, Directorio Anual del Per. Publicacin hecha bajo los auspicios
del Ministerio de Fomento. Imprenta del Estado, Escuela de Artes y Ofi-
cios de Urna (Per), 1910, pg. 638.
MIGUEL GRAU 43
En lo ataedero a Balblna Daz Seminario, la segundognita y nica
hija habida en ese matrimonio de Doa Luisa con Don Po Daz, adems
de las Informaciones halladas en el Are. R. T. T., hemos ubicado otras hue-
llas de su intrascendente y corta existencia. El 4 de Mayo de 1848, previa
dispensa de proclamas, contrajo enlace con Pedro Jos Rodrguez en la Ca-
tedral de Piura, ante el P. Fr. Pedro Dmaso Ruiz, Teniente de Cura de la
misma, actuando como testigos Miguel Rodrguez y Jos Mara Urbina. En
la respectiva partida matrimonial figura como Balbina Jacoba Daz Semina
rio, natural de San Miguel de Piura e hija legtima de Don Po Daz y Do-
a Luisa Seminario del Castillo. Cl. Archivo Parroquial de la Catedral de
Piura. Libro de Casamientos, No. 6, fo1. 32, partida No. 117. El desposa-
do era natural de Lima, hijo legtimo de Pedro Rodrguez, ya fallecido, y
de Manuela Sarmiento y, en razn de su prximo viaje a Lima por motivos
de negocios, haba otorgado poder, el 24 de Marzo de 1847, a Juan Semina-
rio del Castillo, to carnal de su futura consorte. Cl. Arc. Dep. Piura, Proto-
colos. Ese. Manuel Rebolledo, Leg. 87, Ao 1847.
La unin matrimonial de esta hermanastra materna de Miguel Grau
dur tan slo 7 meses porque falleci el 8 de Diciembre del mismo ao da
su enlace. Su tumba en el cementerio piurano de San Teodoro, cercana a
la de su to abuelo, el prcer Miguel Gernimo Seminario y Jaime, es sen-
cilla y cubierta con la usual laude de mrmol, cuya parte superior est
exornada con la representacin de una figura plaidera y al lado adornos
florales de tipo funerario. El texto del epitafio, todo l en letras mayscu
las, es el siguiente: "Balvina Daz y Seminario/ Naci en 25 de Mayo de
1828: dej de existir [en bl.) de Diciembre de 1848; llevando en su seno a
la tumba el primer fruto de su lejitimo y puro amor. Esposa tierna e ino
cente volo a la gloria dejando sumido en llanto inagotable al desventurado
que cifro su vida su gozo s u felicidad; y que ya nada quiere, nada espera
por consuelo, sino que unida su a lma a la de Balvina y su hijo en el cielo,
puedan tambin reposar unidos sus restos mortales bajo esta losa que con
doble angustia de esposo y padre consagra a su memoria./Pedro Jos Ro
drguez.
Si bien en esa inscripcin sepulcral no figura el da del fallecimiento
de Doa Balbina, en el Libro No. 1 de Nichos perpetuos del cementerio cons-
ta la siguiente anotacin: "Ealbina Dios y Seminario ... San Carlos, . . Ni
cho N 13-Se sepult B de Diciembre 1848" . En lo tocante a la fecha de su
natalicio, cabe observar el escaso lapso entre el 25 de Mayo de 1828, indi-
cado en esa lpida y no adverado por la respectiva partida, y el 21 de No-
viembre de 1828, fecha en la cual, segn documentacin fidedigna, se bau-
tiz su hermano Emilio. A todas luces, ese sealamiento cronolgico ins
crito en la losa funeraria es inexacto.
Agradecemos a la Srta. Isabel Ramos Seminario el envo de la copia
de la partida matrimonial de Doa Balbina, que nos ha permitido verificar
los respectivos datos del Arc. R. T. T. Por lo que respecta al epitafio fne-
bre, la misma Srta. Ramos nos remiti gentilmente su transcripcin; y el Sr.
Dr. Jos Estrada Morales colabor en la confontacin del texto, por lo cual
cumplimos con expresarle similar reconocimiento.
11 Corresponde aqu la referencia al trabajo del Dr. Barreda sobre el
Dr. Newell por tratarse de la investigacin ms completa sobre ese perso-
naie, cuya primera mencin relacionndolo con el nacimiento de Grau se
debe, segn parece, al Dr. Vegas Gard a. Cl. Ricardo Vegas Gorda, Nace
un hroe, ob. cit . pg. 25; Felipe A. Barreda, Un mdico y un marino ex-
tranjeros ligados a nuestra historia, en "Revista del Instituto Peruano de In-
vestigaciones Genealgicas". No. 8, Lima, 1955, pg. 337 y sigls.
44
ELLA DUNBAR TEMPLE
12 Transcribimos, por vez primera completa y con su exacta colacin
bibliogrfica, la respectiva parilda bautismal: "Miguel Mara Grau.! Ao del
Seor de mil ochocientos treinta y quatro, a los tres de Septiembre yo el In-
ter de la Matriz, D. Juan Blanco puse Oleo y Crisma Miguel Mara a
quien en caso de nesesidad [sic], le Bautis el Presbtero D. Santiago An-
geldonis, de un mes y siete das de nasido hijo natural de D. Juan Manuel
Grau y Doa Josefa Castillo, fueron sus Padrinos Don Manuel Ansoategui
y Doa Rafaela Angeldonls a quienes advert sus obligaciones y Espiritual
parentesco y para que conste lo firmo. Juan Blanco" . Cf. Archivo Parroquial
de la Catedral de Piura. Libro de Bautismos, No. 19, fol. 80 vta., partida
No. 953. (He cotejado personalmente la copia de esta partida existente en
el Arc. R. T . T. con su original) . Para prevenir agibles Interpretaciones de
rivadas de esta fuente primaria, conviene iterar que, con toda evidencia, la
madre del hroe fue Doa Luisa Seminario del Castillo. (Cf. nota 8 ut
supra y 19 infra). Por razones cuyo examen no alcanza a esta tasada sem-
blanza, en el mentado testimonio bautismal figura como Josefa Castillo, uti-
lizando un nombre de pila muy familiar en las mujeres de su rama mater-
na, como es el caso de su propia hermana, Josefa Seminario del Castillo,
legitima consorte de Don Vicente Navarrete; y de su ta carnal, Doa Ma-
ra Josefa del Castillo. (Cf. nota 6 ut supra). Por otra parte, la propia
Doa Luisa figura en algunos documentos como Luisa Josefa. Cl. Manuel
l. Vegas G., Historia de la Marina de Guerra del Per. 1821-1924, ob. cit.,
pg. 234; Id. Miguel Grau, en "El Tiempo" . Suplemento conmemorativo del
IV Centenario de la Fundacin de la Ciudad de San Miguel de Piura. Pill-
ro, 15 de Julio de 1932, S.p. Aunque sin precisar el contenido de ese men-
tado testimonio bautismal. ni sealar los datos pertinentes a su repositorio
de origen, corresponde a los historiadores piuranos, los repetidos Manuel 1.
y Ricardo Vegas Gorda, la divulgaCin primiclal del apellido materno de
Miguel Grau, apellido que el hroe, siguiendo una generalizada costumbre,
no us en su documentacin pblica ni privada, con excepcin de la actua-
da al contraer vnculos matrimoniales. CI. Manuel!. Vegas G. , Historia de
la Marina de Guerra del Per, ob. ci\. pg_ 233-34 (Cabe recordar que la
primera edicin de esta obra es del ao 1929); Ricardo Vegas Gorda, Na-
ce un hroe, ob. cI\. pgs. 24-27.
Por otra parte. los Drs. Barreda y Arosemena se limitan a consignar la
fecha del bautismo de Miguel Grau, los nombres de los padrinos y, sin es-
pecificaCiones. los de sus progenitores. Como relerencla documental sobre
ese acto bautismal, el Dr_ Barreda Indica que se anot en el "T. 8, fs. 337"
de la parroquia de San Miguel de Piura; y el Dr. Arosemena, a su vez, se-
ala que se "asent y suscribi la partida, bajo el No. 953, en el libro res-
pectivo". Cf. Felipe A. Barreda, El CabaIlero de los Mares Almirante Mi-
guel Grau, ob. cit., pg. 30; Id. Geraldo Arosemena Gorland, El Almirante
Miguel Grau, ob. cI\. pg. 2, nota l .
13 Entre los muchos testimonios sin rescatar de esta hermana entera
de Miguel Grau, no deja de olrecer inters el tocante a un pedido de dona-
tivos para las ambulancias de guerra el ao de 18BO, patrocinado por "los
descendientes de lranceses y amistades", en la "Casa Perret", de la calle
de Mercaderes. En la lista de donantes, figura "Dolores Grau de Gmez"
Cl. La Opinin Nacional. 20 de Noviembre de IBBO.
La loja de servicios del Teniente Coronel Manuel Mara Gmez, llgu
ro en el archivo del Ministerio de Guerra y lue dada a conocer por el Dr.
Barreda. CI. Felipe A. Barreda, El CabaIlero de los Mares Almirante Miguel
Grau, ob_ cit. pg. 27. Habida cuenta de las normas sealadas a estos
apuntamientos, hemos de limitarnos a la simple mencin de algunos datos
MIGUEL GRAU 45
complementarios que pueden tal vez servir de apoyo a futuras apostillas
biogrficas sobre este hermano poltico y muy allegado a Miguel Grau.
A tenor de esa foja de servICIOS, cuya actual catalogacin en el Ar-
chivo de Guerra ha sido cambiada al No. 3, el 6 de Julio de 1856, el Co-
ronel Manuel Mara Gmez figuraba como natural de Trujillo, casado y con
40 aos de su edad. Entre los cuerpos y cargos que sirvi, aparece el de
la "mayora de plaza en Piura", ocasin de la cual pudo conocer a su fu-
tura consorte, Doa Dolores Grau y Seminario. Despus de una larga y
asendereada carrera militar que corre al hilo de las luchas civiles de aque-
los tiempos, lue separado del ejrcito en 1855, a raz de la batalla de Las
Palmas; y, tras otros avatares, el 2B de Junio de 1877 se le llam al servi-
cio activo como Vocal de la Junta Revisora de Ordenanzas Militares. En la
Guerra con Chile, tras el punzante golpe que le signific la prdida de su
cuado en Angamos, este militar, pundonoroso y sin tacha, se enrol como
soldado en el Batalln 4 de la Reserva de Lima, sucumbiendo en el campo
de batalla de Miraflores ese 15 de Enero de 18BI que sell, asimismo, el
heroico final de los hermanos Seminario Corts, tan cercanos familiares de
su esposa Doa Dolores. En el Escalafn General del Ejrcito, del 30 de
Junio de 18BB, entre los jeles y oficiales fallecidos, ligura su nombre con la
siguiente anotacin: "Arma de Infantera". "Coronel Manuel Mara Gmez.
En Mirallores, 15 de enero de IB81" . Sus restos reposan en la Cripta de
los Hroes del Cementerio Presbtero Maestro, nicho 22-0, con la siguiente
leyenda: "Ciudadano. Gmez, Manuel M. Mirallores". El Dr. Barreda in-
dica que su nombre aparece, adems, en la placa mural No. 5. Al respec-
to, observamos que si bien en la Gua de ese monumento conmemorativo se
registra en esa placa No. 5 al "Coronel Manuel A. Gmez", nos parece evi-
dente que se trata en efecto del mismo personaje. Cl. Felipe A. Barreda,
ob. cil. pg. 28; Id. Santuarios Patriticos. Cripta de los Hroes de la Gue-
rra de 1879. Gua histrica y biogrfica. Centro de Estudios Histrico-Mili-
tares del Per. Lima-Per, 196B, pgs. 14, 21.
Su viuda, Doa Dolores Grau, al reclamar su pensin de montepo, el 7
de Enero de 18B4, alegaba su esposo haba muerto en el campo de ba-
talla de Miraflores, peleando "como soldado en el Batalln 4 de la Reserva
de Lima". Tras dilaciones y problemas, figura ya en las listas de pensio
nistas de guerra como "viuda del Coronel don Manuel Mara Gmez", con
la respectiva constancia del lugar y fecha de su defuncin y con cdula del
14 de Marzo de 18B7. CI. Memoria que presenta al Congreso Ordinario de
1888 el Ministro de Estado en el de Guerra y Marina D. Elas Mujica. Lima.
I88B. Anexo 17, pg_ 2B7. Id. en la misma Memoria: Alteraciones que ha
tenido el Escalafn General del Ejrcito y los anexos durante el tiempo de
su impresin. Anexo 13.
Doa Dolores Grau viuda de Gmez feneci sus das, el lunes 10 de DI-
ciembre de 1906, en su domicilio de la calle Lezcano No. 22 y en esa luc
tuosa fecha se confirma la gran intimidad existente entre las hermanas en-
teras de Miguel Grau y la que fuera su esposa. La morada de Lezcano,
casa del hroe, alberg tambin a Dolores y Ana Grau, y segn re-
membranzas de sus descendientes en uno de sus triunfales retornos, el pue
blo lo aclam lrente a su portada. CI. El Comercio. No. 61127, Domin-
go 14 de Marzo de 1954, pg. 3. Participan el fallecimiento de esa
hermana de Grau y la traslacin de sus restos, a cumplirse el da slguien
te, su "hermana poltica, sobrinos y dems o sea su colom-
broa, la mentada Doa Dolores Cabero viuda de Grau, y los hijos del h-
roe. A su muerte, la hija de Juan Manuel Grau y Berrlo, "gran soldado de
la Emancipacin americana", hermana del hroe de Anqamos y viuda de
46 ELLA DUNBAR TEMPLE
otro bizarro defensor de la Patria, no recibi el homenaje que le era debi-
do. Arrastraron el duelo sus sobrinos, Rafael, Osear y Miguel Grau Cabe-
ro, pero el peridico dedic cortas lneas al suceso que contrastan con la
dilatada relacin, inserta el mismq da, sobre el sepelio de una Sra. Lucre-
cia H. de Zapata. Cl. El Comercio. No. 30660. Ed. de la tarde, Lun. la de
Dic. de 1906; Id. No. 30661, Martes 11 de Diciembre de 1906; Id. No. 30663,
Mircoles 12 de Diciembre de 1906; Id. No. 30664, Ed. de la tarde, Mirco-
les 12 de Dic. de 1906.
14 A modo de simple vistilla, cabe asentar que la viuda de Noel, Ma-
ra de la Cruz Andrade, figuraba el 1888 como pensionista del ramo
de la Marina, al lado de la viuda de Grau. (Cl. infra nota 19).
15 En su Relacin de los buques en que ha nabegado (siC) el que
suscribe, publicada por vez primera en el diario El Comercio del 13 de Mar-
zo de 1954, enumera sus embarques en las naves "Tescua", "Florita" y "Jo-
sefina" al mando del Capitn Manuel F. Herrera. la ltima de ellas "en ser-
vicio de paquete" conduciendo la valija de Europa "y ces por haberse es-
tablecido la lnea de vapores". Casi sin interrupcin, siguieron sus alista-
mientos en la "N. A. Ballenera Oregn", dedicada a ese lucrativo trfico,
en la guanera "Peruana", el "Conroy" y en las fragatas "Gresmau", [sicl
"Cosar", "Wich Craf", "Estay Hong", "Sioom" y "Goll and Egell" [sic], las
cinco ltimas de bandera norteamericaan. Este testimonio documental, es-
crito de puo y letra de Grau, lleva su firma, a todas luces la de sus muy
juveniles aos. Puede revestir apreciable inters sealar que el comercian-
te ingls Carlos Higginson, radicado en Paila, lo ayud para su
to en uno de esos buques de bandera britnica, dedicado al transporte de
carbn de piedra desde Inglaterra.
16 Todo lo conocido sobre esa etapa inicial de la formacin intelectual
de Grau, se limita a muy escuetos datos al sesgo de los elogios o semblan-
zas pioneras sobre el hroe, no faltando inclusive alguna aislada mencin
sobre su trnsi to por el Convictorio Carolino. En esta lna referencial. Gon-
z!ez Prado menciona que estudi la "instruccin primaria en la Escuela
Nutica de Paita" y que "se traslad a Lima para ,continuar su educacin
en el colegio del poeta Fernando Velarde". Cl. Manuel Gonzlez Prado,
Grau, en Homenaje a Grau. Centro Naval del Per. Marina de Guerra
del Per. Lima, 1979, pg. 84. Manuel 1. Vegas Gorda, asimismo sin el
apoyo de fuentes documentales, afirma que despus de su primer naufra-
gio, cuando "tena apenas once aos", o sea entre Marzo de 1843 a 1844,
fecha de su siguiente embarque, estudi "en el colegio de instruccin me-
dia de don Jos Nieto y pas despus al de don Manuel Zapata en donde
tuvo como profesor al poeta espaol desterrado don Fernando Velarde.
quien, a la muerte del hroe, cantole en versos". Cl. Manuel 1. Vegas G. ,
His toria de la Marina de Guerra del Per. 1821-1924, ob. cit. pg. 234. So-
bre este punto, hemos de concretarnos a observar que en Marzo de 1843,
Grau slo contaba nueve aos de su edad y no los once que le atribuye
Vegas Garda. Por otra parte, Fernando Velarde, de cepa santanderiana,
"en 1847 vino al Per, donde estuvo hasta 1855". Cl. Jos de la Riva-Age-
ro, Carcter de la literatura del Per Independiente, en "Revista Universita
ria" (Universidad Mayor de San Marcos). Ao III, Tomo 1, Nmeros 18-22,
Abril-Agosto, 1908, pg. 181. A mayor abundamiento, no existe ninguna pro-
banza conocida acerca de esos estudios de Grau, con la sola excepcin del
testimonio de Velarde, quien lo menciona, con toda precisin como su constan-
te alumno "all en la noble y opulenta Lima". Cl. Fernando Velarde,
Grau, en Homenaje a Grau. Centro Naval del Per, ob. cil. pg. 28.
En lo q ue concierne a la Escuela Nutica, es punto conocido que el ao
1843 se fundaron dos centros de la especialidad: la central en Lima (Ca-
JI
,
!
MIGUEL GRAU
47
1100) y la de Paita, destinadas a preparar "pilotos facultativos" para la ma-
rina mercante, con opcin para que los egreso dos pudieran ingresar a la ma-
rina de guerra con el grado de guardiamarinas. Director General de am-
bas Escuelas Nuticas fue el Capitn de Navo y futuro Contralmirante de
la Armada peruana, D. Eduardo Carrasco, Cosmgrafo Mayor, Catedrtico
de Prima de Matemticas en la Universidad de San Marcos, eminente cien-
tfico y editor del Calendario y Gua de forasteros de la Repblica duran-
te el perodo 18401857. La prctica de los alumnos se cumpla en el paile-
bot "Vigilante", a cargo de una selecta plana de profesores. Por lo que
se refiere a Miguel Grau, hasta el momento no se ha ofrecido prueba feha-
ciente de su asistencia a esa escuela paitea.
17 En cuanto a su muy difundida foa de servicios en la Marina de
Guerra peruana, slo nos resta precisar que el original, firmado por el pro-
pio Grau y fechado en el Callao el 31 de Julio de 1873, que se conserva en
el Archivo del Museo Naval del Per, registra los siguientes datos sobre el
hroe: "El Capitn de Navo de la Armada D. Miguel Grau su pas Piula/
su estado casado su edad 39 aos, sus servicios y circunstancias, las que
se expresan" . Figuran a continuacin, como es de rigor, el rengln de "Em-
pleos y fechas en que los obtuvo" y el "Tiempo que ha servido en cada
clase", hasta el fin de Julio de 1873, totalizando 19 aos, 4 meses y 17
das, alcanzando con los abonos por la campaa y el combate de Abtao.
20 aos, 10 meses y 17 das de servicios. Por lo que atae a los buques
y destinos en que sirvi, como ltimo cargo aparece el de Comandante del
vapor de torreon "Huascar"; y en punto a las "Campaas y acciones de
guerra en que se ha hallado", se anotan la campaa contra la escuadra
espaola en 1866, al frente de la Corbeta de Guerra "Unin", bajo las r-
denes del Comandante en Jefe de la Divisin Naval de Operaciones del Pe
r, Capitn de Navo Manuel Villar; y su repetida actuacin en Abtao, al
mando del mismo buque. La correspondiente constancia, de ese mismo a::l
da 1873, lleva la firma del Comandante General de La Marina, Diego de
la Haza; y certifica la hoja de servicios, el Capitn de Navo graduado,
Amaro G. Tizn. Cl. Archivo del Museo Naval del Per. Callao. Debe-
mos hacer reconocida mencin de la amplia acogida brindada por los di-
rectivos del Museo Naval del Per para nuestras investigaciones en ese re-
positorio. Nuestro agradecimiento al Capitn de Navo, Jos Valdizn Ga-
mio, Supervisor de Museos y Monumentos Navales; y al Capitn de Corbe-
ta, Jos Carlos Cosio, Director del precitado Museo Naval.
El Cap. de Frag. Manuel 1. Vegas G. reproduce la misma foja de ser-
vicios, con la firma de Grau, pero actualizada al la de Octubre de 1877,
cuando Miguel Grau a suma 43 aos de edad contaba con 25 aos, 2
meses y 26 das de servicios yero Comandante General de Marina. CI.
Manuel 1. Vegas G. Historia de la Marina de Guerra del Per 1821-1924, ob.
cii . , ed. Ministerio de Marina, Secretara General de Marina. Biblioteca
del Oficial. V. No. 1, Lima, 1973.
El Dr. Arosemena, a su vez, da a conocer "la foja autnticO', encontra-
da en el camarote del Comandante del "Huscar" despus del combate de
Angamos", fechada el 20 de Agosto de 1879. En la reproduccin de la mis-
ma no aparece la firma de Grau, se le reconocen un total de 26 aos, II
meses y 6 das de servicios; y la certificacin del repetido maro G. Tizn,
indica que "es copia fiel de la que existe archivada" en la respectiva ofi-
cina de la Marina. Cl. Geraldo Arosemena, ob. cit. ppgs. 161-163.
Finalmente, la rciente publicacin de la Marina de Guerra sobre Grau,
incluye una foja de servicios con datos diversos de los registrados en la
48
ELLA DUNBAR TEMPLE
original de 1873. En sus generales de ley, el hroe ligura como "Miguel
Grau Seminario", se consigna la fecha de su natalicio, los nombres de sus
padres "Dn. Manuel Grau y Berrio y Doa Luisa Seminario y del Castillo",
as como tambin el nombre y edad de su consorte, Doa Dolores Cabero
y Nez. Por otra parte, se actualizan sus servicios al 26 de Agosto de
1879, o sea 6 meses ms de los que figuran en el testimonio presentado por
el Dr. Arosemena; y, en el rubro de "campaas y acciones de guerra en
que ha actuado", se hace una larga resea de las mismas hasta el final
de Grau en Angamos. No aparece tampoco la firma del hroe, ni las cons.
tancias y certificaciones y slo se seala como fuente el "Museo Naval del
Per". Cf. Homenaje a Grau. Centro Naval del Per, ob. cit. pgs. 215-217.
18 Como todas las figuras de grandes excelencias, no empece su in.
maculada trayectoria vital. cpole a Grau enfrentar un annimo y mezqul.
no ataque periodstico, inspirado en ostensibles intereses polticos, en par.
ticular por su adhesin a Balta. La digna regpuesta del hroe, alturada y
honesta, adems de comportar la definitiva refutacin de tan aleves arte.
ras, le permiti esclarecer, como hemos expuesto, sugestivos aspectos de
su propia biografa. Cf. El NacIonal. No. 2606, Viernes 20 de Marzo de 1874,
"Boletn del da"; Id. La Patria, No. 848, Sbado 21 de Marzo de 1874, sec-
cin "Remitidos" No. 1258.
19
Marzo,
Lima.
Archivo Arzobispal de Lima. Ezpedientes matrimoniales. 1867,
No. 11. Id. Archivo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral de
Libro de Matrimonios. 1868.1873. fs. 46 vta. y 47.
Las velaciones de Miguel Grau y Dolores Cabero y Nez se celebra.
ron el 17 de Setiembre de 1873, ante el Dr. Pedro Garca y Sanz, actuando
como testigos el Capitn de Navo Francisco Sanz, Joaqun Sanz y Felipe
Cox. Consta esa ceremonia en el precitado Libro de Matrimonios del Sa-
grario.
El Dr. Barreda menciona la existencia del expediente eclesistico, pero
slo utiliza y ofrece la colacin bibliogrfca del "T. 16, fs. 4S", que corres-
ponde, como se ha sealado, a la partida matrimonial. A su vez, el Dr.
Arosemena se circunscribe a ese mismo documento. CE. FeliPe A. Barreda,
ob. cit. pg. 31; Id. Arosemena Garland, ob. ci!. pg. 46.
Por lo que se refiere a la genealoga de Doa Dolores Cabero y Nez,
nos remitimos al estudio del Ing. Tlleri. Cf. Guillermo Luis Tlleri Baru,
Los Cabero del Per y sus ascendientes en Granada, Avla y Aragn, en
"Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealgicas", No. 5, Li.
ma, 19501951. pgs. 124 y sigs.
La viuda de Grau figura como pensionista del ramo de Marina, en las
mismas listas, como ya se apunt, en que figura la viuda del Capitn Noel. Cf.
Memoria que presenta al Seor Ministro de Guerra y Marina acerca del es.
todo de la formacin de los cuerpos de la Guardia Nacional el Inspector Ge-
neral de la institucin Coronel D. Justiniano Borgoa. Lima, 1888. Anexo No.
28. Montepos de Marina, pgs. 1 y 3. Por los aos de 1910, Doa Dolo-
res de Grau viva en Chorrillos, en el jirn del Tren, calle sexta, nmero
moderno 147; y figuraba como abonada a "El Comercio" . Cf. Pedro E. Pau.
let, Directorio Anual del P9f", ob. cit. pg. 661. Empero, fue en la calle
Sagstequi, de la parroquia de los Hurfanos, donde feneci sus das el
ao 1928.
20 La esposa de Grau estaba vinculada con las familias de mayor fi.
guracin social de la poca. En la lista de las 50 damas nominalias por la
MIGUEL GRAU 49
Municipalidad de Lima, en 1879, para recaudar fondos con destino a las
ambulancias y damnificados de guerra, figura, Junto con su madre, al lado
de las Beoras, Orbegoso, Barreda, Olavegoya, Moreyra, Laos, Diez Can
seco de Castilla, etc., etc. Por otra parte, confirmando una vez ms, la
intimidad del ncleo familiar que rodeaba a Miguel Grau, su hija Mara
Luisa, entre el manolo de reminiscencias sobre su padre, relata los paseos
del hroe con sus hijos y sobrinos polticos, los Soyer Cabero, por el Parque
de la Exposicin, levantado en los antiguos fundos de San Martn, Santa
Beatriz y Huerta de Matamandinga e Inaugurado el ao 1872. CI. El Co
mercio. No. 61127, Domingo 14 de Marzo de 1954, pg. 3.
A la influencia de ese crculo femenino, pudo obedecer la deferencia
que mereci Grau de los ms visibles elementos del clero limeo. A quiso
de simple acotacin, cabe mencionar un olvidado testimonio. Despus del
primer combate de Iquique y el naufragio de la "Esmeralda", la Junta DI
rectiva de la Congregacin " ~ i i a s de Mara del Santuario de Monserrat, pu-
blic un elogia del hroe en el cual lo califican de "entusiasta hermano de
nuestra Sociedad"; y es de observar que su nota de agradecimiento, la di-
rige Grau al Presbtero Dr. Jos Antonio ViIln, Director de esa asociacin.
Cf. La Patria, 6 y 13 de Junio de 1879. En todo caso, sera Interesante res-
catar ese filn de las ideas religiosas del hroe, contrastarido las fuentes
existentes, a las veces muy contradictorias sobre esa temtica.
21 Entre las distintas piezas que integran el proceso, figura el testl
monio de Miguel Grau "casado, natural de Piura, residente en sta, Capitn
de Navo Graduado y Comandante del Monitor de Guerra "Huscar", ca
tlJeo". (El subrayado es nuestro). Revisamos ese expediente en el antl
gua Archivo Nacional de Per y el Dr. Eguiguren reproduce algunas de sus
piezas ms importantes. Cf. Luis Antonio Eguiguren, Leyendas y CuriosI-
dades de la HIstoria del Per. Miscelnea. 2
9
Tomo de la Coleccin Las Ca
lles de Lima. Lima, 1945. pg. 155.
22 V. El Comercio. No. 11354, Viernes 2 de Agosto de 1872; Id. El Pe-
ruano. Boletn Oficial. T. II. Ao 30. Sem. 2
9
Nm. 9. Martes 6 de Agosto de
1872, pgs. 59-SI. Id. El Peruano, Nm. 11, Mircoles_ 14 de Agosto de 1872.
pgs. 9394. Sobre este trascendental suceso de la historia peruana, en la
cual destaca la decisiva intervencin de Miguel Grau, el Dr. Martln recoge
interesantes documentos del archivo del Dr. Jos Pardo y Barreda. CI. Jos
Carlos Martin, 1872. Lima, 1974, pgs. 32-33.
23 CI. nota 18, up supra.
24 Las principales piezas jurdicas del expediente actuado sobre es
te motn de cariz casi legendario, han sido publicadas por el Dr. Egulguren.
Cf. Luis Antonio Eguiguren, ob. cit. pgs. 199215.
25 A raz de su renuncia a la Comandancia General de la Marina po
ra reintegrarse a la Cmara de Diputados, la Marina, "haciendo justicia a
108 mritos que haba contrado en aquel cargo", le ofreci un banquete en
el transporte la "Limea". Cf. El Comercio. No. 14155, ed. de la tarde, 11
de Julio de 1878.
26 En funcin de nuestra particular perspectiva, consideramos que pa.
ra aquilatar en toda su dimensin la personalidad de Miguel Grau, sera
muy elocuente la compulsa avizora de sus actividades de orden poltico y,
a un tiempo mismo, el enfoque de sus posiciones ideolgicas. Preciso es te
ner a la vista que no fue tan corto el espacio que en su acontecer vital ocu
p el quehacer poltico. Sus gestos de condigno rebelda en la revolucin
""
50
ELLA DUNBAR TEMPLE
vivanqulsta contra Castilla en 1856, apenas ingresado al servicIo, contra
Pezet en 1865, y contra los Gutirrez en 1872, fueron todos ellos impulsados
por razones ideolgicas similares y por la misma y unvoca lnea principis
tao Ejerci, adems, como bien es sabido, altos cargos en la Marina y en
sus Informes y "Memoria" se perfilan con nitidez sus planteamientos y po.
siciones, que mereceran detallado anlisis crtico, como cuando protesta
contra las intromisiones de la autoridad poltca en la administracin, en cu.
yos actos, segn expresa, debe reinar siempre la justicia, sealando con
nfasis que una autoridad para gozar de prestigio "no debe declinar de
sus deberes, como tampoco abrogarse los ajenos"; o cuando esboza sus
ideas acerca de la formacin de los oficiales de la Marina de Guerra, a los
cuales debe exigrseles abnegacin y costumbres severas para que no
echen de menos los alicientes naturales de la vida de tierra", ni "las co.
modidades de la vida domstica".
Connotado civilista y amigo personal de Pardo, al cual visit en 1877
en el balneario chileno de Cauquenes, su figu'ra se perfila al hilo de la
historia de ese Partido y en cada uno de los acaeceres polticos de la po-
ca, a la vera de otros egregios marinos, como Aurelio Garda y Gorda,
Lizardo Montero, el novelesco caudillo piurano dolo de la juventud limea,
y del notable cientfico paiteo, Camilo Carrillo, Director de la Escuela NavaL
La consideracin especial que le guardaba Pardo se hace ostensible
cuando, al pedir informes acerca de su eleccin como Senador por Junn,
especific que se consultara a Grau. Al respecto, Ernesto Malinowski, en
carta del 6 de Marzo de 1878, expresaba: "Ud. me escribe sobre Grau; que
se puede contar con l completamente en cuanto a lo que toca a Junn".
CL Jos Carlos Martin, Manuel Pardo en Chile, Lima, 1978, pg. 34.
Frente a las adversas circunstancias y presentimientos que confirma.
ran los hechos, al igual que sus ms cercanos familiares y muchos de sus
amigos y partidarios, desde Junio de 1878, Grau se manifest opuesto al re.
torno de Pardo. En sus funerales, el jueves 21 de Noviembre de ese ao,
fue uno de las doce personalidades que cargaron sus restos de Santo Do-
mingo a la Catedral; y su declaracin figura en el groceso seguido por el
asesinato del Presidente.
Como hemos expuesto, para hilvanar la puntual trayectoria de la actuacin
de Grau en la rbita social y poltica de su tiempo, sera punto de obligada in.
vestigacin el concerniente a la casi desconocida nmina de sus allegados.
Aparte de su crculo familiar ya esbozado, de sus colegas de la marina mero
cante, algunos tan olvidados como el joven Juan Bois, de sus compaeros
y subalternos de la Marina de Guerra, de los directivos de la poltica na.
cional. todos ellos de su obligada relacin, se pueden rastrear otros nomo
bres de personas provenientes de muy diversos estratos y categoras con
los cuales tuvo vinculaciones. Sera esa otra veta indita para iluminar
con luz de vida el perfil humano de Grau y columbrar siquiera al trasluz
sus ntimas convicciones ideolgicas. Hemos por ello de insistir en la uro
gencia de formar el corpus documental sobre el hroe de Angamos, sin des.
cuidar su desperdigado epistolario pblico y privado, fuente de valor pri.
mario para esclarecimientos biogrficos de cualquier ndole.
A modo de simple prontuario ejemplo rizador de ese aspecto, adems de los
nombres citados en el texto de esta semblanza, cabe subrayar los siguientes,
simplemente espigados al sesgo de diversas fuentes: Germn Astete, Felipe
Barreda y Osma, Amalia Bolvar Pardo de Barreda, Mariana Barreda y Os.
ma, esposa de Manuel Pardo Lavalle, Felipe Pardo y Barreda, Rosario Par.
do de Bolvar, Enriqueta Bolvar de Canaval, Francisco Mendoza Barreda,
MIGUEL GRAU 51
Rosario Canaval Bolvar, Enrique Canaval Munarriz, Francisco y Enriqueta
Mendoza Canaval, Mariano Bedoya, Cristina Bustamante, Manuela Cendeja
de Beltrn, Rosa y Pedro Beltrn Cendela, Jess Beltrn de Elas, Luis Ca
rranza, Fernando Cass, Luis B. Cisneros, Manuel Candamo, Felipe Cox, Jo.
s Francisco Canevaro, Dionisio Derteano, Pedro Diez Canseco, Carlos Elas,
Francisco Jos Eguiguren, Carlos Ferreyros, Presb. Manuel Fuentes Chvez,
Victoria y Teresa Gibson, Manuel M. Glvez, Carlos Higginson, Simn de
Lavalle Zugasti, P. P. Len, Carlos lisson, Ernesto Malinowskl, Jos Antonio
Mir Quesada, Manuel de Mendiburu, Rosa Orbegoso, Ricardo Ortiz de Ze
vallos, Ezequiel Otoya, Enrique Palacios, Francisco Paz Soldn, Juan Fran
cisco Pazos, las Quesada, Juan Rivera, Francisco Rivas, Mons. Jos Antonio
Roca y Boloa, Jos Ignacio Tvara, Honorato G. Tizn, Mons. Manuel Tovar,
Federico Sotomayor, Alberto Ureta, Asiselo V!IIarn, etc., etc.
27 A lo que alcanzan nuestras noticias, slo el Dr. Eguiguren ofrece
informacin acerca de esos juicios de presas y bien conviene una corta re
ferencia sobre ellos porque constituyen una fuente importante de carcter
documental. Destaca el segUido, a raz de la captura por el "Huscar", el
28 de Mayo de 1879, de la barca chilena "Emilio", la cual. como informara
Grau a la superioridad, naveCTaoo sin patente bajo el pabelln nlcaragen.
se, con marinera chilena y conduciendo carbn de piedra al puerto de An
tofagasta. En su declaracin, Grau seala ser "natural de Piura, de 46
aos, casado, marino y catlico" (el subrayado es nuestro); y nombra como
su poderdante al Dr. Jos Ignacio Tvara. El proceso continuaba despus de
la muerte del hroe, actuando en representacin de los oficiales del "Hus
car" el Cap. de Navo Ezequiel Otoya. El 7 de Enero de 1880, la Corte Su
perior sentenci que la barca "Emllia" y su cargamento eran "buenas y le
gtimas presas" correspondiendo al Estado y a sus apresadores. Empero, en
este caso, como en airas similares, los herederos de Grau no recibieron
parte alguna de sus derechos legales. El 17 de Enero del mismo ao,
Doa Dolores Cabero viuda de Grau y el Contralmirante Meliln Carvajal,
ambos por su propio derecho y el segundo representando, adems, a los tri
pulantes del "Huscar", otorgaron poder al Dr. Juan Portal para que hl
ciera prevalecer sus derechos en "las diversas presas que hizo el Monitor
"Huscar", solo o en convoy de la Unin, sobre los buques chilenos"; y si
milar poder extendi, a su vez, el Comandante de la "Unin" al Dr. Portal.
Cl. Luis Antonio Eguiguren, ob. cit. pgs. 181187.
Por otra parte, el mentado expediente del Intestado de Grau, verifica
su desinters en m::rteria de bienes econmicos y que su familia se sostena
tan slo con sus mdicos emolumentos. En ese documento judicial se Inser
tan las partidas de bautismo de sus hijos, no as la del propio Grau que no
pudo ubicarse, se comprueba que no dej ningn hiio natural; y se Verifica
la inexistencia de toda clase de bienes o rentas por inventariar. Merece-
dor de mencin es el testimonio del Dr. Jos Ignacio Tvara, el cual expre-
sa que Grau no dej testamento alguno porque en tal caso, como era su
"amigo ntimo", se lo "habra comunicado". Agrega que en uno de sus
ltimos viajes, al partir del Callao, le haba otorgado un poder para que "se
entendiera en algunos de sus asuntos", porque siempre le consultaba "so-
bre diferentes cuestiones" y todo lo relacionado con sus intereses.
Este expediente se termin por auto del 19 de Setiembre de 1890; y el
2 de Marzo de 1899 se orden su protocolizacin en el registro del Notario
Pblico Dr. Carlos Sotomayor. Se conservaba en el antiguo Archivo Nacio
nal, actualmente A.G. N.P. Protocolos. El Dr. Eguiguren reproduce la ma
yora de sus piezas fundamentales. ef. Luis Antonio Eguiguren, ob. dI.,
pgs. 169, 465-469.
Lnu, 8 DE OCTUBRE DE 1979.
E. D. T.