Al Unísono
Al Unísono
Al Unísono
Elizabeth Shn Reparto: y Hombre y Mujer y Vieja En un banco est una Mujer. Entra el hombre, se acerca, la mira. Hombre: Buenas tardes. Mujer: Buenas tardes. (Silencio). Hombre: Es la primera vez que viene a esta plaza? Mujer: Y usted? Hombre: Constantemente vengo aqu, uno se siente tan bien Se est solo. La imaginacin disfruta. (Silencio). Hombre: Sabe? Mujer (Con ansiedad): S. Hombre: Cuando la mir detenida junto a aquel rbol pens: La habr visto antes? (Silencio). Hombre: Pero en seguida me dije: le hablar. Adems me hice esta pregunta: si mira fijamente al cielo es porque en alguna forma piensa o recuerda a alguien. Mujer: Y usted Recuerda mucho? Hombre: No tengo recuerdos. Cada recuerdo indica que algo ha dejado de existir y eso (Silencio). Mujer: S? Hombre: Me desagrada. Slo miro, contemplo, veo, y es como si en ese instante me enfrentara por primera vez al mundo y es tambin, cramelo, como si en ese momento poseyera y, para toda mi vida, cuanto existe. (Silencio). Hombre: Cunto tiempo tiene sentada en este banco? Mujer: Y usted? Hombre: No quiere decrmelo? (La mujer mira hacia el cielo). Hombre: Le gusta mirar hacia arriba? (Silencio). Hombre: Tampoco quiere decrmelo? (Silencio). Hombre: Entonces hablemos de algo que le guste, quiere? Mujer: S. Hombre: Vamos a buscar un tema que sirva para vincularse. (Pausa). De acuerdo? Mujer: S. Hombre: Bien, qu le agrada ms, el cielo o la tierra? Mujer: Y a usted? Hombre: No, dgalo usted primero. Mujer: S? Hombre: Por supuesto! (Pausa). No se da cuenta? (Silencio).
Hombre: De esta manera diramos lo que ambos creemos acerca del cielo y de la tierra y (Pausa). Como consecuencia, demostraramos si realmente nos podemos entender. (Pausa). La escucho. (Silencio). Hombre (Sorprendido): No me quiere contestar? (Silencio). Hombre: Realmente rehsa responder? (Silencio). Hombre: Ya s! (Silencio). Teme establecer un vnculo conmigo? Mujer: Lo teme usted? Hombre: Imposible. Si estoy tratando de fomentar un dilogo que sirva para acercarme, para mirarnos tal como somos Entendido? (Silencio). Hombre (Suspirando): Vamos a ver Trabaja? Mujer: Y usted? Hombre: Le complacer. Su silencio es casi como una carta que me enviara de algn pas muy remoto, muy lejano. (Calla). Trabajo en una panadera. Despus que concluyo mi tarea, me siento aqu, abro el peridico y leo las noticias de muerte, de guerras, de poltica. Y usted qu hace? Mujer: Yo? Hombre: S, usted. Mujer: Bueno yo (Calla). Hombre: Le gusta su trabajo? Mujer: Y usted? Hombre: Realmente me embruja; cada vez, que extraigo la hornada repleta de pan caliente, lo que me provoca es comrmelo todo. En ese instante me digo que no existe ningn olor sobre la tierra que se pueda comparar con ese que exhala el pan (Silencio). Hombre: Despus vengo a la plaza. Miro hacia la esquina. All distingo a un hombre, que, probablemente y como a m, le est prohibido comerse el pan que hornea. Se me acerca. Le pregunto si trabaja. Me contesta que no quiere seguir en ese empleo porque su hogar le exige gastos, ms gastos. Le agrada su labor, mucho. El trabajo le recuerda al leador, slo que prefiere un rbol que jams se concluya de talar. Y que a diferencia conmigo, necesita de otro empleo que le brinde ms dinero. Hay hijos, que estudian, que requieren cosas. Y seguimos hablando. Mujer (Entusiasmada): S s Hombre: Y conversando nos damos cuenta de que compartimos el amor hacia los nios de que conocemos el placer que embriaga cuando se ha carecido de todos los medios adquisitivos y por fin se consigue la manera de comprar la leche o el remedio que se necesitaba. (Silencio). Es incomparable la dicha del triunfo y sobre todo despus que se lucha con coraje. (Silencio). Y ese hombre y aquel otro (Silencio). Mujer: S, s. Hombre: Pero despus me encuentro con otro. Le hago la misma pregunta: Trabaja? y con cada ser que charlo, voy percibiendo que, de cierta manera, todos sufrimos, nos exaltamos, amamos, muy, pero muy semejantemente. Mujer: S, s. Hombre: Miro de nuevo alrededor. Me detengo frente a cada cara, frente a cada pupila. En ese momento me ocurre lo mejor que me puede ocurrir. Mujer: S, s. Hombre: Cada hombre, cada mujer, cada nio, lo siento tan portentoso, tan increblemente inmenso y despejado como lo es un ro, el ocano, cada estrella. (Silencio).
Hombre: Lo que le he dicho no le parece igual a como si, de pronto, se hubieran encontrado muchos guijarros y cada uno mirara lo que el otro posee en su intimidad? (Silencio). Hombre: Eso es hermoso. Mujer: S. Hombre: Pero Cree que eso ocurre con frecuencia, y sobre todo, entre nosotros, los seres humanos? Mujer: S. (Silencio). Hombre: No puede decir otra cosa que no sea, s? Mujer: S. Hombre: Entonces dgala. Mujer: S. Hombre (Desesperado): No diga ms s. Exprsese, cunteme lo suyo. (Pausa). (Ms tranquilo). Quiero saber acerca de usted. Me gustara mirarla ms ntidamente como cuando me acerco a la orilla de un estanque y miro al fondo. Mujer: S, s. Hombre (Molestsimo): Quiero lo suyo, lo suyo! (Silencio). Perdn, he sido impetuoso, pero... pero es que usted es demasiado Bien, intentemos de nuevo. Va con frecuencia a la retreta? Mujer: Y usted? Hombre: No falto un domingo. Ese da me visto con mi traje preferido y me presento a la plaza. Camino. Mujer: S? Hombre: Tomo una silla, la coloco junto a la fuente. Me acerco a los dems, les inquiero. Con el pie empujo algn papel, es cuando descubro Mujer: S? Hombre: Que mientras la banda toca los acordes de una marcha triunfal, la mayora de los que la escuchan, lloran dentro de s para que nadie se entere. Pero a pesar de que lloran, escuchan la msica, ren, hablan y hasta agreden, Entre tanto los miro, los observo y comienzo a sentir como si estuviera frente a una cascada muy grande que arrastra piedras, races, arena, aire. (Silencio). Se da cuenta? Mujer: S? Hombre (Molesto): Hasta cundo va a decir s? No conoce otra palabra? (Silencio). Hombre: Es que le molesto? (Silencio). Hombre: Es que rehsa todo tipo de enlace conmigo? Es que carece de impulso, de anhelo, de imaginacin? (Silencio). Hombre: Hable. Quiero mirar no slo su faz, sus ojos, sus cabellos, tambin quiero or, ver, lo que est all, dentro de usted. Para eso tenemos las palabras, para que nos ayuden a poner en el contrario nuestra intimidad, mejor dicho, lo que somos. (Pausa). Existe algo ms hermoso que entregar lo que somos? (Silencio). Hombre: Perdone, a veces me gusta sermonear y es preferible que si los seres actan, lo hagan porque les nace desde adentro y no por rdenes exteriores o por influencias. (Pausa). Crame, no quiero imponerle nada, absolutamente nada, Slo deseo verla, sentirla, tal como miro un fruto si lo coloco en mis manos y le contemplo su color, su redondez. (Silencio). Bien, regresemos a nuestra conversacin primordial. Se siente bien? Mujer: S. Hombre: Magnfico! (Pausa). Est contenta?
Mujer: S. Hombre: Mejor an. Y estoy seguro de que le gustan mucho las retretas. Mujer: Y a usted? Hombre: Por Dios! (Silencio. Se controla). Voy hacer un ltimo intento, y si me responde que s o me pregunta: y usted? me retiro en seguida. Le agrado. Le place estar conmigo. (Silencio). Dgame, le gustan las frutas? Mujer: Cules? Hombre: Bravo! Por fin ha pronunciado una palabra suya, suya, y que sirve para fomentar nuestro dilogo! Le gustan, digamos le gustan las manzanas? Mujer: Y a usted? Hombre (Molestsimo): Pero qu le ocurre? Si de quien quiero saber es de usted, si, de usted y de nadie ms De m lo s todo, todo, hasta lo ms despreciable. De usted igame bien, no s nada, nada, y quiero saber, quiero saber sin que omita el menor detalle. Mujer: S? Hombre (Molesto): Se fija? Slo dice s y eso es incmodo, desconcertante, es como si me empeara en trepar a un rbol sin troncos, sin troncos, sin ramajes, y eso se puede? No, no se puede. (Silencio). Hombre: Por qu no se marcha? Es intil que continuemos juntos. Se empea en permanecer sola consigo, como si no supiera hablar, como si a su alrededor existieran slo ciudades con cerraduras que nunca pudo abrir. (Silencio). Nada entiende? (Silencio). Hombre (Desesperado): Pero para qu le sigo hablando? Para qu la miro? Para qu sigo a su lado si slo desea guarecerse en el s y su pregunta? Prefiero permanecer frente a un muro! (Silencio). Hombre: Por Dios! Diga algo. No puedo vivir con seres callados que retienen todo para s. Me gustan las personas que hablan, que comentan, que comunican sus angustias, sus padecimientos y todo esto lo dicen sin miedo, sin temor Usted Bah! Es peor que el cerrojo ms oxidado. (Entra una vieja) Vieja: Me dicen la hora? (La mujer hace como si se fuese a desmayar). Vieja (A la Mujer): Qu le sucede? Tengo que correr, ya es hora de entrar en la fbrica. (A la Mujer). Se siente mal? Claro! con un sol como ste, peor que diez mil velas encendidas sobre la cabeza, uno siente que lo halan por los cabellos y cae al suelo. Pero a m no, lo contrario, me siento feliz, comenzando que el dolor de los huesos desaparece. Por m, puede haber siempre sol, arriba o abajo no importa, slo tiene que estar all. (Seala al cielo. Al Hombre, por la Mujer). Le caera algo en el ojo? Hombre: No. Vieja: No me conteste as, como si fuese una mujer vulgar, porque aunque trabajadora he ledo mucho. (A la Mujer). Si quiere le registro el ojo? Hombre: No tiene nada Vieja: A m, nadie me engaa, por poco estudio medicina, eso de ver los huesos, eso de sabes cmo es la sangre, pero en fin! Nunca salgo de mi casa. Es tantsimo el trabajo! Que si el pan, que si el balde, que si el maz. (A la Mujer). Su cara me dice que tiene algo. El autobs que va para la alcantarilla, ya pas? El chofer me tiene que entregar la vianda es mi marido. (Re). Hombre: Su marido? Vieja: Eso digo para que todo el mundo crea que este aro es legtimo. Hombre: No cree que le van a cerrar la entrada a la fbrica? Vieja: Les molesta mi conversacin? Algn lo tienen y yo Pues sigan en su lo, pero desenvulvanlo y completo. Por eso tengo los aos que tengo, llenos de hijas, de hijos, y no s
cuntas son ni cuntos son, viven como yo, bueno, como todos: arriba el cielo, abajo la tierra. (A la Mujer). Este hombre la especula mucho? Le dar un consejo, especlelo usted o bsquese otro. Ahora tengo que irme, el autobs pasara quiero alcanzarlo que me entreguen la vianda. (Se aleja cantando con voz suave). Hombre: Se ha puesto muy plida. Qu le ocurre? Creo que la asust. No es cierto? (Silencio). Hombre: Perdone. No quise amedrentarla, no fue esa mi intencin. Estoy seguro de que no escuch a esa mujer. Le aseguro que cuando me desespero no s controlarme y en lugar de seguir siendo natural, espontneo y decir lo que quiero, me vuelvo brusco, violento; pero es que usted es tan tan extraa. (Silencio). Alguna vez en su vida ha conversado con alguien? Mujer: S. Hombre: S? Mujer: S. Hombre: Pero esto es inaudito, increble; es como si un rbol, un animal, algo demasiado extraordinario, tal vez Dios, hablara! (Silencio). Si dialog con alguien tengo esperanzas muchas; nos comunicaremos y llegaremos a conocernos mejor que cualquier ser en esta tierra. (Cambiando). Le digo un secreto? (Silencio). Cuando la mir desde lejos en seguida percib que algo suyo me llegaba, era algo as como un aire oloroso, fresco, tmido, que se me colaba y no lo poda rechazar. (Silencio). Acaso sinti eso mismo cuando me mir de lejos? Mujer: S. Hombre: S? Mujer: S. Hombre: No sospecha cun hermoso, cun verdadero me sabe ese s suyo, suyo, que le brot desde lo ms ntimo de su alma. (Silencio). Hombre: Me parece que en este instante me acaba de entregar, digamos, una llave, un cofre, que a nadie antes le haba dado. Mujer: S? Hombre (Asombrado): S? (Alegrsimo). Estupendo! Maravilloso! Este es el mayor triunfo que he tenido en mi vida! Mujer: S? Hombre: Con su nica palabra, s, ha penetrado aqu, en este recinto mo. Y qu ms puedo desear? y qu ms puedo anhelar? (Silencio). No lo cree? Mujer: S. Hombre: Se da cuenta? Mujer: S. Hombre: Nos estamos acercando uno al otro. Mujer: S. Hombre: No siente no siente como su entre su ser y el mo no existiera ni espacio, ni aire, sino un solo bulbo que late acompasadamente y al unsono? Mujer: S. Hombre: Jams me haban dicho un s tan conmovedor, tan sincero. (Silencio). Hombre: A veces pienso que lo que realmente une a un hombre y una mujer (Piensa). En realidad no podra decir exactamente lo que es, pero creo que se parece mucho a una savia fuerte, robusta, inseparable, que por ms que se expande, que crece, no rompe, al contrario, acerca, enlaza, fija. Mujer: S. Hombre: Y esa savia est naciendo en nosotros. (Silencio). Hombre: Cmo te llamas?
Mujer: Y t? Hombre: Por Dios! Vas a seguir diciendo lo mismo? (Silencio). Hombre: Creo que mejor nos retiremos. Mujer: S. Hombre: S? Mujer: S. Hombre: Vamos vamos a tu casa? Mujer: S. Hombre; Y me mostrars tu habitacin? Mujer: S. Hombre: Y me ensears tu lecho ? Mujer: S. Hombre: Y tus libros Mujer: S. Hombre: Y tu ventana Mujer: S. Hombre: Y nadie nos impedir que estemos juntos, que nos miremos, que nos hablemos, que encendamos la luz, que contemplemos a travs de los vidrios de tu ventanal, la calle, la gente, el primer farol que se encienda en la avenida. Mujer: S, s, s. Hombre: Qu esperas? Qu alguien venga a interrumpirnos? Lo soportaras otra vez? No. Verdad? Dame tu mano, no aguardemos a que el sol se oculte y menos esperemos a que el primer lucero aparezca en el horizonte. Teln