Daniel Cosío Villegas Por Lorenzo Meyer

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Letras Libres - "Daniel Coso Villegas" por Lorenzo Meyer

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MAYO DE 2001

DANIEL COSO VILLEGAS


POR LORENZO MEYER

Intrprete del poder, coordinador y autor de buena parte de la monumental Historia moderna de Mxico, creador de instituciones, el legado liberal de Coso Villegas sigue vivo. Este texto estudia, en el 25 aniversario de su muerte, la relacin entre el poder presidencial y Coso Villegas y su ejemplo de entereza intelectual e independencia crtica.
Hace un cuarto de siglo muri Daniel Coso Villegas, educador, estudioso y crtico singular de los procesos polticos del Mxico moderno y contemporneo. Es claro que de entonces ac el pas ha cambiado. Sin embargo, muchas cosas persisten, entre otras, la necesidad de seguir examinando y construyendo nuestra vida pblica con un espritu y una intensidad similares a los empleados por don Daniel. Como lo apuntara el propio Coso en sus Memorias, la elaboracin de su gran obra historiogrfica, que inici ya cumplidos los cincuenta aos los diez grandes tomos de la Historia moderna de Mxico (1955-1972) con que busc captar y explicar la historia poltica, econmica y social del rgimen liberal que se inici con Jurez y concluy con la cada de Daz, surgi no como un mero proyecto acadmico sino como un intento muy personal de dar respuesta a una pregunta "angustiada": cmo explicar que el rgimen que sustituy al porfirista, es decir, el revolucionario, que tanta sangre y destruccin cost, hubiera terminado por convertirse en poco tiempo en un neoporfirismo? El origen del fracaso de la Revolucin deba encontrarse en su anttesis, en el Porfiriato. Y el fracaso del Porfiriato en algn punto de su brillante antecedente: la Repblica Restaurada. La angustia, disgusto y decepcin de Coso Villegas con la vida cvica del Mxico de su tiempo surgi de constatar que a menos de tres lustros de haber concluido el gobierno del general Lzaro Crdenas, el pas estaba ya dominado por un "neoporfirismo". La reaccin inicial de Coso a esa afrenta se dio en el terreno del ensayo y la crtica moral, es decir, en su clebre "La crisis de Mxico" (1947). "La crisis" fue, a la vez, una descripcin y una explicacin del fracaso de la Revolucin Mexicana para cumplir con sus promesas fundamentales de justicia social y democracia poltica. El escrito tuvo un impacto inmediato porque fue una condena implacable de la clase poltica revolucionaria en su conjunto, por no haber sabido o querido estar a la altura de las circunstancias que le exigi la historia y haber sucumbido a la corrupcin en gran escala propiciada por una estructura poltica basada en la irresponsabilidad y la impunidad de una presidencia sin contrapesos. Del ensayo la condena moral Coso pas a la explicacin de fondo: a la investigacin del origen histrico del "mal de la poca": de las razones que hicieron que lo que haba empezado bien la Repblica Restaurada terminara mal el Porfiriato y siguiera mal la posrevolucin. A Coso Villegas le cuadr explicar los grandes procesos polticos nacionales enfocndolos desde arriba, desde las lites. l mismo se hizo cargo de la redaccin de los tomos de la vida poltica interna y externa y dej a otros los relacionados con la historia social y la econmica. En el enorme relato que don Daniel hace del proceso poltico nacional de fines del siglo XIX e inicio del XX, el pueblo slo aparece como un teln de fondo de las decisiones, acciones y omisiones de los pocos que realmente tenan opciones: los presidentes, sus secretarios de Estado, los gobernadores, generales, legisladores, jueces, caciques, ms un puado de intelectuales y escritores. Ellos eran los que estaban en la posibilidad de ejercer una libertad, relativa pero suficiente, en el campo del poder. La lite de la Repblica Restaurada le pareci a Coso un conjunto de "gigantes" con los que l se identific desde entonces y hasta el final. Sin embargo, esos gigantes duraran poco y seran sustituidos por uno solo: el presidente "necesario", Daz, el poltico hbil que nunca supo o quiso estar a la altura de su desafo, modernizar a Mxico no slo en lo material sino en lo poltico, es decir, en su espritu cvico. Ah fall rotundamente. Ya otros han hecho el anlisis detallado de la monumental Historia moderna, es decir, del liberalismo mexicano hecho sistema de gobierno y poder. Tras cerrar el examen del rgimen porfirista, el esfuerzo intelectual y organizativo de Coso Villegas se dirigi naturalmente a la etapa siguiente, a examinar el fracaso del nuevo rgimen.
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Sin embargo, a la elaboracin de la Historia de la Revolucin Mexicana un periodo que l mismo haba vivido de cabo a rabo Coso ya no le dedic la misma energa que a la etapa anterior: no poda y, adems, ya saba su secreto, ya no representaba un reto intelectual. Se content, pues, con organizar y dirigir el proyecto desde una cierta distancia, al igual que el de la Historia general de Mxico y la Historia mnima de Mxico. Sin embargo, la idea segua siendo la original: descubrir, describir y explicar la ausencia de una vida cvica digna en Mxico. En los que seran sus ltimos aos, Coso, adems de supervisar el avance de la investigacin sobre la historia de la Revolucin, decidi volver al ensayo e intentar un diagnstico muy personal sobre la ltima etapa del "mal de la poca": el presidencialismo. En realidad, don Daniel ya estaba en eso a partir del fatdico 1968 el Tienanmen mexicano mediante su ensayo semanal en las pginas del Exclsior de Julio Scherer. De ese ensayo periodstico pas al ensayo de fondo con la redaccin de una tetraloga sobre la situacin poltica mexicana de los aos setenta. Para ese momento el sistema poltico posrevolucionario haba dejado atrs el "periodo clsico" y haba empezado a entrar en el de su decadencia. Los indicadores estaban ah: el 68 y las guerrillas rurales de Guerrero y las urbanas del Distrito Federal o Monterrey, el caos fiscal del "neopopulismo", la inflacin, el dficit externo, la psima distribucin del ingreso; en una palabra, la crisis del "desarrollo estabilizador". Coso Villegas, en su calidad de crtico liberal, enfoc sus bateras en lo que l llam "el estilo personal de gobernar" de Luis Echeverra. Para entonces Coso haba logrado una relacin cercana con su "objeto de estudio": el presidente y varios miembros del "primer crculo del poder" Porfirio Muoz Ledo, Mario Moya Palencia, Fausto Zapata y Jess Reyes Heroles, y slo su arraigada independencia impidi que ese contacto con un poder peligroso y txico para otros intelectuales terminara en cooptacin. La tensa relacin personal de Coso con Echeverra y los suyos permiti al escritor ver de cerca a la presidencia autoritaria y lanzar con mejor efecto los dardos de la crtica. La situacin termin por irritar al "objeto de estudio", que si bien por un lado le hizo objeto de deferencias, por otro alent la publicacin de crticas annimas y bajas contra el crtico pblico. Fue en esas condiciones que Coso demand un cubculo en El Colegio de Mxico y un fluir hacia l de material de la Hemeroteca Nacional en la Historia moderna la consulta de la prensa haba sido fundamental, para elaborar su anlisis de la etapa final del rgimen posrevolucionario mexicano. En 1972 apareci El sistema poltico mexicano, en 1974 El estilo personal de gobernar y en 1975 La sucesin presidencial y La sucesin: desenlace y perspectivas. Se trat, a la vez, de un anlisis de coyuntura y de un juicio severo de toda la posrevolucin, aunque acojinado por un lenguaje de doble o triple intencin. Fue ese un ejercicio de crtica que puso en el centro de la mira a un presidente todava en pleno dominio de un poder autoritario. El riesgo era mucho, pero result superior el atractivo de la empresa: emplear el estudio del poder para demostrar a la clase poltica el poder del estudio. Los cuatro pequeos libros de la editorial Joaqun Mortiz, donde Coso Villegas plasm su visin del sistema de poder nacido de la Revolucin Mexicana y que alcanz su madurez tras la Segunda Guerra Mundial e inici su descomposicin en los aos sesenta, no fueron muy bien recibidos por los "profesionales" del anlisis poltico de la poca, pero resultaron un xito de librera. La izquierda, que dominaba el mbito acadmico, no reconoci la utilidad ni la legitimidad de un enfoque liberal, que usaba un lenguaje comprensible y se centraba en la personalidad del presidente y sus colaboradores, en vez de poner el acento en los conceptos del marxismo y en la lucha de clases y las contradicciones insalvables del capitalismo mexicano. Por su parte, la politologa estructural funcionalista tampoco gust del lenguaje directo y casi sin aparato terico, y por lo mismo no le concedi el valor que le dio entonces a, digamos, el anlisis harvardiano de Roger D. Hansen y a otros similares provenientes de la academia extranjera. Sin embargo, el pblico ilustrado, el pblico ciudadano de clase media, ley bien las obras porque, entre otras cosas, reflejaban sus preocupaciones y le resultaban comprensibles. Si Coso centr su anlisis en la... Si Coso centr su anlisis en la presidencia y el presidente fue porque no vea viable ni conveniente la ruta armada hacia el cambio. Tampoco observ signo alguno que le permitiera considerar a las urnas como clave del cambio. As, slo la reforma desde dentro y desde arriba pareca ofrecer alguna posibilidad, aunque remota, de salir del callejn histrico. En el primer libro de la tetraloga, El sistema poltico mexicano, Coso Villegas define muy a su estilo al sistema poltico posrevolucionario: "se trata de una Monarqua Absoluta Sexenal y Hereditaria por Lnea Transversal". El trasfondo de esa obra es el 68 y por ello plantea que el problema central de Mxico era que desde haca tiempo "la vida pblica" no era pblica. La cerrazn se haba iniciado justamente a partir del nacimiento del PRI en 1928, pero despus del cardenismo se haba institucionalizado el "misterio" del tapadismo. A esas alturas, la poltica mexicana ya haba dejado fuera de lo pblico a casi toda la sociedad, pues la naturaleza antidemocrtica del sistema se haba ido acentuando con el correr del tiempo. Las estructuras o piezas centrales que explicaban y sostenan tanto la notable estabilidad como la cerrazn de la vida poltica en Mxico eran slo dos: la presidencia y el "partido oficial predominante", es decir, el PRI. La presidencia era un poder sin contrapesos que determinaba el curso bsico de la vida pblica y el PRI era el instrumento eficaz pero sin independencia. En esa circunstancias, las posibilidades de poner lmites al presidencialismo arbitrario eran pocas y todas antidemocrticas. Si los partidos, las organizaciones de masas o la "opinin pblica" no podan ser contrapeso de la presidencia, resulta que a esa slo la podan limitar, que no controlar, los grandes grupos de inters econmico. El PNR-PRM-PRI haba nacido para evitar desgajamientos en la clase poltica y para que la lucha interna corriera por cauces pacficos. El xito fue incuestionable, pero la moneda tuvo otra cara: la incapacidad del partido de transformarse a la velocidad que la sociedad lo haca y requera. Se trataba de un partido enorme pero sin programa ni ideologa, totalmente dependiente del presidente y centrado en las misteriosas y premodernas prcticas del "tapadismo". En consecuencia, el PRI ya no tena atractivo para la mayora de la sociedad, que al no poder participar en poltica tena al sistema poltico en su conjunto como algo ajeno y cada vez se senta ms frustrada y desencantada con su situacin y la del pas. Esa falta estructural de canales de participacin poltica en un Mxico estable pero antidemocrtico haba
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propiciado el desarrollo de una estructura social inequitativa en extremo. Y cerrazn e inmovilidad polticas e injusticia social combinaban mal con preservacin de la libertad, la modernidad y la estabilidad. En el Mxico de 1972, y a falta de mejores elementos, Coso puso la esperanza de cambio constructivo no en factores estructurales no vio ninguno, sino en los muy endebles e inseguros factores personales: en la supuesta voluntad de cambio de un "presidente predicador", es decir, de Echeverra, y de un CEN del PRI encabezado por un intelectual: Jess Reyes Heroles. Si los personajes volvan a no estar a la altura de las circunstancias el tema del ensayo de 1947, el proceso poltico de Mxico entrara en un callejn sin salida. Si todava en 1972 Coso Villegas haba considerado posible el cambio desde arriba y desde el centro, para 1974 esa posibilidad haba desaparecido. En El estilo personal de gobernar, Coso Villegas prob la certeza de lo advertido tres aos antes por Robert Dahl: haba una correlacin entre el abuso de la palabra y la falta de accin decisiva: entre ms se habla, menos se hace. Don Daniel contrast a Echeverra personaje "locuaz" y en monlogo perpetuo
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con el presidente Crdenas, un mandatario que casi no hablaba pero actuaba y con gran eficacia. La tesis de El estilo personal de gobernar era clara: en un sistema presidencialista sin lmites, los defectos personales del jefe del Ejecutivo se vuelven caractersticas del sistema mismo y se amplan y multiplican hasta afectar la vida misma de la sociedad. Cuando el autoritarismo hace que la patologa del lder se transforme en la patologa del gobierno, entonces se est hablando de un sistema poltico enfermo. Coso Villegas ya no pudo ver cmo su hiptesis se comprobara perfectamente en los casos de Jos Lpez Portillo o de Carlos Salinas de Gortari, hasta llegar al cambio de rgimen en 2000. Para 1975 las fallas de la estructura poltica mexicana anunciadas en 1972 eran hechos comprobables, y el cambio desde dentro haba resultado inviable. En La sucesin presidencial, y echando mano de las teoras dominantes y, sobre todo, de su propia y minuciosa reconstruccin de la historia reciente el material bsico se lo dieron las sucesiones presidenciales de 1940 y, en menor medida, las de 1946 y 1952, Coso concluy que las caractersticas de la transmisin del mando en el sistema posrevolucionario el "tapadismo" las haba establecido el presidente Crdenas en 1940, cuando no pudo impedir la entrada al juego sucesorio de un actor no deseado Juan Andrew Almazn y se vio forzado a imponer su decisin mediante el fraude y la violencia. A partir de ese momento, cada nueva eleccin permiti al presidente ir afinando sus instrumentos de control al punto que, a partir de 1956, pudo ya neutralizar cualquier oposicin significativa dentro y fuera del PRI. Desde entonces y hasta 1988 no se movera una hoja del rbol de la sucesin sin la voluntad presidencial, pero luego todo entrara en crisis. Lo que Coso Villegas puso en claro en su penltimo libro fue cmo el "tapadismo" era el mximo proceso de manipulacin poltica que, con el correr del tiempo, haba perfeccionado los mecanismos de exclusin. En ese contexto, los intereses sociales organizados campesinos, obreros y empresarios slo podan, en el mejor de los casos, intentar vetar candidatos y no ms. El autoritarismo mexicano haba logrado la perfeccin, pero a la larga le resultara imposible mantener a la sociedad completamente fuera de un proceso fundamental de la toma de decisiones; el sistema se estaba volviendo, a la vez, ms fuerte pero menos viable. Meses ms tarde sali la ltima parte de la tetraloga: La sucesin: desenlace y perspectivas. Ah Coso describi paso a paso el proceso mediante el cual Luis Echeverra control el "destape" de "precandidatos" ficticios mientras se reserv para s la decisin final. Con variantes, esta perversin de la democracia interna del partido oficial se volvera a repetir hasta agotarse. Coso Villegas tambin explic la necesidad ineludible de Lpez Portillo de romper ms temprano que tarde con quien le haba entregado el poder, con Luis Echeverra. Como sabemos, la prediccin result exacta, pero finalmente no resolvi ningn problema de fondo. Cmo y qu concluir? Coso Villegas fue un intelectual y un acadmico que cumpli de manera clara con las obligaciones que le imponan el papel que l eligi desempear. Eligi de entre los instrumentos a su alcance los que mejor le parecieron para desentraar "el mal de su tiempo": la ausencia en Mxico de una vida pblica digna de tal nombre debido a un presidencialismo sin contrapesos. Sin ser revolucionario pero s fiel a su propia tica una tica liberal, asumi una actitud muy crtica frente a un sistema de poder que, como en el Porfiriato, volva a violar sistemticamente su propio marco legal y moral y, en el proceso, perverta la totalidad de la vida pblica mexicana. Coso Villegas pudo haber optado por refugiarse en sus tareas como administrador o como investigador del pasado para excusarse de tomar partido en el presente. No lo hizo. Si bien no busc el choque frontal con el poder, cuando lo juzg adecuado no dud en poner bajo el lente de la crtica a un presidencialismo perverso que si bien ya tena su legitimidad mermada, an mantena un enorme poder. Un poder que hubiera destruido, si se lo hubiera propuesto, a personajes con mucho ms recursos que los que tena don Daniel. Pese a todo, Coso Villegas tom el riesgo y entonces, como hoy, se lo agradecemos. La figura objeto de su crtica, Luis Echeverra, pierde peso con el paso del tiempo y a la de Coso Villegas le sucede lo opuesto. A un cuarto de siglo de la muerte de Coso Villegas, se puede discutir si sus anlisis fueron los mejores sobre la realidad de su poca personalmente los considero certeros en la identificacin del "mal de su tiempo", pero no creo que nadie discuta el valor del ejemplo. -

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