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Julian

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Renacimiento es el nombre dado al amplio movimiento de revitalización cultural que

se produjo en Europa Occidental en los siglos XV y XVI. Sus principales exponentes se


hallan en el campo de las artes aunque también se produjo la renovación en la literatura
y las ciencias, tanto naturales como humanas.

El Renacimiento es fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron


una nueva concepción del hombre y del mundo.

El nombre Renacimiento se utilizó porque éste retomó los elementos de la cultura


clásica. Además este término simboliza la reactivación del conocimiento y el progreso
tras siglos de estancamiento causado por la mentalidad dogmática establecida en la
Europa de la Edad Media. El Renacimiento planteó una nueva forma de ver el mundo y
al ser humano, el interés por las artes, la política y las ciencias, cambiando el
teocentrismo medieval, por el antropocentrismo renacentista.

Sin embargo, Vasari, había formulado una idea determinante, el nuevo nacimiento del
arte antiguo, que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno
completamente nuevo en la actitud espiritual del artista. De hecho el Renacimiento
rompe, conscientemente, con la tradición artística de la Edad Media, a la que califica,
con pleno desprecio, como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo
de gótico. Con la misma consciencia, el movimiento renacentista se opone al arte
contemporáneo del Norte de Europa.

Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento


significa una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido
«supranacional».

Contenido
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• 1 Desarrollo
o 1.1 Etapas
o 1.2 Arquitectura
o 1.3 Música
• 2 Renacimiento español
• 3 Renacimiento nórdico
o 3.1 Renacimiento alemán
o 3.2 Renacimiento en los Países Bajos
• 4 Véase también

• 5 Enlaces externos

Desarrollo [editar]
Históricamente, el Renacimiento fue contemporáneo de la Era de los Descubrimientos y
las conquistas ultramarinas. Ésta «Era» marca el comienzo de la expansión mundial de
la cultura europea, con los viajes portugueses y el descubrimiento de América, lo cual
rompe la concepción medieval del mundo, fundamentalmente geocéntrica.
El desmembramiento de la cristiandad y el desarrollo de los nacionalismos, la
introducción de la imprenta, entre 1460 y 1480, y la consiguiente difusión de la cultura
fueron de la mano, potenciándose mutuamente, con la revolución operada en el mundo
de las ideas. El determinante, sin embargo, de este cambio social y cultural fue el
desarrollo económico europeo, con los primeros atisbos del capitalismo mercantil. En
este clima cultural de renovación, que paradójicamente buscaba sus modelos en la
Antigüedad Clásica, surgió a principios del siglo XV un renacimiento artístico en Italia
de empuje extraordinario.

La Fornarina, obra de Rafael.

El artista tomó conciencia de individuo con valor y personalidad propios, se vio atraído
por el saber y comenzó a estudiar los modelos de la antigüedad clásica a la vez que
investigaba las técnicas del claroscuro, las formas de representar la perspectiva, y el
mundo natural; especialmente la anatomía humana y las técnicas de construcción
arquitectónica. El paradigma de esta nueva actitud es Leonardo da Vinci, personalidad
eminentemente renacentista, quien dominó distintas ramas del saber, pero del mismo
modo Miguel Ángel Buonarroti, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y Bramante fueron
artistas conmovidos por la imagen de la Antigüedad y preocupados por desarrollar
nuevas técnicas escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, así como por la música, la
poesía y la nueva sensibilidad humanística. Todo esto formó parte de el renacimiento en
las artes en Italia.

Mientras surgía en Florencia el arte del Cuatrocento o primer Renacimiento italiano, así
llamado por desarrollarse durante los años de 1400 (siglo XV), gracias a la búsqueda de
los cánones de belleza de la Antigüedad y de las bases científicas del arte, se produjo un
fenómeno parecido y simultáneo en Flandes (especialmente en pintura), basado
principalmente en la observación de la vida y la naturaleza y muy ligado a la figura de
Tomás de Kempis y la «devotio moderna», la búsqueda de la humanidad de Cristo. Este
Bajo Renacimiento, conjugado con el italiano, tuvo gran repercusión en la Europa
Oriental (la fortaleza moscovita del Kremlin, por ejemplo, fue obra de artistas italianos).

La segunda fase del Renacimiento, o Cinquecento (siglo XVI), se caracterizó por la


hegemonía artística de Roma, cuyos Papas (Julio II, León X, Clemente VII y Pablo III)
(algunos de ellos pertenecientes a la familia florentina de los Médici) apoyaron
fervorosamente el desarrollo de las artes, así como la investigación de la Antigüedad
Clásica. Sin embargo, con las guerras de Italia muchos de estos artistas, o sus
seguidores, emigraron y profundizaron la propagación de los principios renacentistas
por toda Europa Occidental.

Durante la segunda mitad del siglo XVI empezó la decadencia del Renacimiento, que
cayó en un rígido formalismo, y tras el Manierismo dejó paso al Barroco.

Etapas [editar]

David de Miguel Ángel.

Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento:

La primera tiene como espacio cronológico todo el siglo XV, es el denominado


Quattrocento, y comprende el Renacimiento temprano que se desarrolla en Italia.

La segunda, afecta al siglo XVI, se denomina Cinquecento, y su dominio artístico queda


referido al Alto Renacimiento, que se centra en el primer cuarto del siglo. Esta etapa
desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que conforma el Manierismo.

Mientras que en Italia se estaba desarrollando el Renacimiento, en el resto de Europa se


mantiene el Gótico en sus formas tardías, situación que se va a mantener, exceptuando
casos concretos, hasta comienzos del siglo XVI.

En Italia el enfrentamiento y convivencia con la antigüedad clásica, considerada como


un legado nacional, proporcionó una amplia base para una evolución estilística
homogénea y de validez general. Por ello, allí, es posible su surgimiento y precede a
todas las demás naciones.

Fuera de Italia la Antigüedad Clásica supondrá un caudal académico asimilable, y el


desarrollo del Renacimiento dependerá constantemente de los impulsos marcados por
Italia. Artistas importados desde Italia o formados allí, hacen el papel de verdaderos
transmisores.
Los supuestos históricos que permitieron desarrollar el nuevo estilo se remontan al siglo
XIV cuando, con el Humanismo, progresa un ideal individualista de la cultura y un
profundo interés por la literatura clásica, que acabaría dirigiendo, forzosamente, la
atención sobre los restos monumentales clásicos.

Italia en ese momento está integrada por una serie de estados entre los que destacan
Venecia, Florencia, Milán y el Estado Pontificio.

La presión que se ejerce desde el exterior impidió que, como en otras naciones, se
desarrollara la unión de los reinos o estados; sin embargo, sí se produjo el
fortalecimiento de la conciencia cultural de los italianos.

Desde estos supuestos fueron las ciudades las que se convierten en centros de
renovación artística.

En Florencia el desarrollo de una rica burguesía ayudará al despliegue de las fuerzas del
Renacimiento, la ciudad se convierte en punto de partida del nuevo estilo, y surgen, bajo
la protección de los Médicis, las primeras obras que desde aquí se van a extender al
resto de Italia.

Arquitectura [editar]

Artículo principal: Arquitectura del Renacimiento

Plaza de San Pedro, obra de Gian Lorenzo Bernini.

Había dos tipos de edificios: religiosos (iglesias) y civiles (urbanos y laicos). Los
elementos constructivos más característicos son:

Estructurales: Arco de medio punto, columnas, cúpula semiesférica, bóveda de cañón y


cubierta plana con casetones.

Decorativos: Pilastras, frontones, pórticos, motivos heráldicos, almohadillados, volutas,


grutescos, guirnaldas y medallones.

Desde sus inicios, la arquitectura renacentista tuvo un carácter profano y, lógicamente,


surgió en una ciudad en donde el Gótico apenas había penetrado, Florencia; en la
Europa de las grandes catedrales, se implantó con dificultades.
Templete de San Pietro in Montorio, de Donato d'Angelo Bramante.

Se caracterizó por el empleo de proporciones modulares, superposición de órdenes,


empleo de cúpulas e introducción del orden colosal.

En el Quattrocento fue frecuente recurrir a columnas y pilastras adosadas, a los capiteles


clásicos (con preferencia el corintio, aunque sustituyendo los caulículos por figuras
fantásticas o de animales), los fustes lisos y el arco de medio punto, a la bóveda de
cañón y de arista, así como a cubiertas de madera con casetones. Lo que
fundamentalmente distingue a la arquitectura del Quattrocento de la del Alto
Renacimiento (o Cinquecento) es la decoración menuda (putti, guirnaldas de flores o
frutos, grutescos, etc.), el alargamiento de la cúpula (catedral de Florencia, de Filippo
Brunelleschi) y las fachadas de piedra tosca (Palacio Medici−Riccardi, de Michelozzo
di Bartolommeo) o con los sillares en realce (Palacio Rucellai, de Bernardo Rossellino,
proyecto de Alberti).

La arquitectura del Cinquecento tuvo como centro Roma: En 1506 Donato d'Angelo
Bramante terminaba su célebre proyecto para la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Los palacios se adornaron de valiosos bajorrelieves (Palacio Grimani de Venecia, 1549,
obra de Michele Sanmicheli) o de esculturas exfentas (biblioteca de San Marcos, 1537–
50, Venecia, obra de Jacopo Sansovino).

Música [editar]

Artículo principal: Música del Renacimiento

Al no conocer la música griega o romana con tanta precisión como la arquitectura y la


escultura, la música renacentista no se produce como una restauración de lo antiguo. La
música de esta época fue una culminación de lo anterior (Ars nova) buscando
naturalidad, proporción y armonía entre texto y melodía.

Características principales:

• Unión entre música religiosa y profana.


• Más equilibrio entre las voces.
• Mayor sentido imitativo en el contrapunto.
• Progresiva sustitución de voces por instrumentos (favorece a la música
instrumental que también acompaña la danza).
• Se amplía el campo de acción de la interpretación musical (templos,
universidades pero también salones, cortes, etc).
• El músico adquiere mayor importancia social.

Música vocal religiosa:

1. Motete: Es una composición de 2, 3 o más voces sobre textos latinos y de


extensión breve. El motete se cantaba en Adviento, Cuaresma y en Semana
Santa. Su época de mayor importancia fue durante los siglos XII y XIII. En el
motete destacan las figuras de Giovanni Pierluigi da Palestrina y de Orlando di
Lasso.
2. Misa: Se desarrolla sobre los textos litúrgicos de esta celebración: kyrie; gloria;
credo; sanctus y Agnus Dei. La misa estaba inspirada en temas del canto llano y
profano menos en el caso de la Missae sine nomine (misa sin nombre) que no
estaba inspirada en ningún tema preexistente.

Renacimiento español [editar]


Artículo principal: Renacimiento español

En España el cambio ideológico no es tan extremo como en otros países; no se rompe


abruptamente con la tradición medieval, no desaparece la literatura religiosa, y será en
el Renacimiento cuando surjan autores ascéticos y místicos; por ello se habla de un
Renacimiento español más original y variado que en el resto de Europa. La literatura
acepta las innovaciones italianas (Dante y Petrarca), pero no olvida la poesía del
Cancionero así como toda la tradición. Es ecléctica (una mezcla entre lo conservador y
lo «moderno») entonces por su tradicionalismo y su universalidad: cultiva todos los
temas y géneros produciendo en todos obras maestras.

Como síntesis del Renacimiento y preludio del Barroco, la literatura contará con la
figura capital de Miguel de Cervantes (siglos XVI–XVII).

Renacimiento nórdico [editar]


Artículo principal: Renacimiento nórdico

Renacimiento alemán [editar]


Castillo de Heidelberg.

La liebre, obra de Durero.


Artículo principal: Renacimiento alemán

El renacimiento artístico no fue en Alemania una tentativa de resurrección del arte


clásico, sino una renovación intensa del espíritu germánico, motivado por la Reforma
protestante.

Durero fue una figura dominante del Renacimiento alemán. Su obra universal, que ya en
vida fue reconocida y admirada en toda Europa, impuso la impronta del artista moderno,
uniendo la reflexión teórica con la transición decisiva entre la práctica medieval y el
idealismo renacentista.

Alberto Durero (en alemán: Albrecht Dürer) (1471–1528) es el artista más famoso del
Renacimiento alemán conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y
escritos teóricos sobre arte, que ejercieron una profunda influencia en los artistas del
siglo XVI de su propio país y de los Países Bajos. Durero comprendió la imperiosidad
de adquirir un conocimiento racional de la producción artística.

Tras la Reforma el mecenazgo de la nobleza alemana se centró en primer lugar en la


arquitectura, por la capacidad de ésta para mostrar el poder y prestigio de los
gobernantes.

Así a mediados del siglo XVI se amplia el castillo de Heidelberg, siguiendo las
directrices clásicas e incorporó. Sin embargo, la mayoría de los príncipes alemanes
prefirieron conservar las obras góticas, limitándose a decorarlas con ornamentación
renacentista.

Los emperadores Habsburgo y la familia Fugger fueron los más importantes mecenas,
destacándose la protección de Johannes Kepler y Tycho Brahe.

Renacimiento en los Países Bajos [editar]

Artículo principal: Primitivos flamencos

A la par que se desarrollaba en Italia el Cinquecento Italiano, la llamada Escuela


Flamenca alcanzó un desarrollo notable. Esta escuela se hizo célebre por su notable
naturalismo, rasgo que comparte con los maestros italianos. Algunos grandes nombres
de la época fueron los paisajistas Joachim Patinir y Quintín Metsys; el retratista
Antonio Moro, el Bosco; Bruegel el viejo y Gaspar Baiton. Más tarde se enfoco la
literatura con los mejores autores de la época.

Véase también [editar]


• Renacimiento italiano.
• Renacimiento del siglo XII.
• Filosofía Natural en la Edad Moderna
• La cultura del Renacimiento en Italia (Jacob Burckhardt, 1860)

El RENACIMIENTO
El Renacimiento es uno de los grandes
momentos de la historia universal que marcó el
paso de mundo Medieval al mundo Moderno. Es
un fenómeno muy complejo que impregnó todos
los ámbitos yendo por tanto, más allá de lo
puramente artístico como ha querido verse.

Para muchos autores empieza en 1453 con la


conquista turca de Constantinopla. Según otros es
un nuevo periodo que surge desde el
descubrimiento de la imprenta, e incluso se
considera que no se produce hasta que Copérnico
Picco della Mirandolla descubre el sistema heliocéntrico; pero la fecha
tope es 1492, con el descubrimiento de América.

El término Renacimiento deriva de la expresión italiana rinascita, vocablo usado


por primera vez por el literato Petrarca y revalorada por el arquitecto y teórico
Giorgio Vasari, que la delimita en el mismo momento histórico en que tuvo lugar
este movimiento cultural. Vasari lo acuÒa en su obra Vidas de los más ilustres
artistas para referirse a un movimiento que hace resucitar en el arte y la cultura los
valores espirituales de la antiguedad clásica. El término no empieza a utilizarse
hasta el siglo XVI, pero no será consagrado en sentido histórico, social y cultural
hasta mediados del siglo XIX.

Será a partir de este momento cuando ya cobrará fuerza el redescubrimiento del


hombre como individuo, el redescubrimiento del mundo como armonía y realidad
que rodea al hombre liberado de todas las preocupaciones religiosas.
El Renacimiento es ante todo, un espíritu que trnasforma no sólo las artes, sino
también las ciencias, las letras y formas de pensamiento. En su conjunto se ha visto
una clara reacción al espíritu teológico de la Edad Media, sin embargo la ruptura no
se produce de manera violenta porque no pocas de las concepciones que se van a
desarrollar tuvieron su origen durante el medievo, y esto es claramente apreciable en
el terreno artístico.

Durante buena parte del siglo XV perviven las formas del arte medieval, iniciándose
una convivencia entre los clasicismos, que poco a poco van a ir imponiéndose a los
elementos góticos en autores como Brunelleschi o Fra Angelico que ensayan
movimientos que posteriormente se van a desarrollar. Esta serie de fenómenos nos
dan a entender que hablar de ruptura no es del todo correcto, es quizá más una
evolución que nos permite comprender mejor ciertas manifestaciones del siglo XV.

Este movimiento surge en Italia a fines del siglo XIV y principios del XV,
expandiéndose con fuerza a Europa a mediados del siglo XV, y desde mediados del
siglo XVI al mundo hispanoamericano. Es un movimiento universal pero que adopta
las características y modos propios del pasado de las naciones a través de un
proceso de asimilación. El que su origen sea italiano es porque Italia es fundamental
por su pasado histórico que ahora se quiere recuperar e impulsar. Además hay otro
factor relevante y es que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval
como ocurrió en Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.
Politicamente Italia se organizó en torno a ciudades-estado que obtuvieron un gran
auge artístico y político encabezadas por Florencia. Tras la muerte de Juan Galeazzo
Visconti en 1402 los intentos por hacer de italia un reino unido bajo el mando de un
solo gobernante, excedieron sus posibilidades reales. En el Renacimiento la historia
de Italia es la de sus cinco estados principales: Florencia, Milán, Nápoles, Venecia y
el Papado. Las constantes luchas por ampliar las fronteras hicieron posible la
creación de un nuevo grupo social: los Condottierieran personajes especializados en
la guerra, grandes estrategas que estaban generalmente al mando de una compañia,
aunque, en última instancia, su suerte la decidían el poder, ls necesidades, los
objetivos y los recursos del príncipe o Estado al que servía. Las guerras entre los
estados italianos se hacían mediante contratos, por tanto a través de los condottiero,
durante casi dos siglos. Esta tradición pseudo-mercenaria se hizo presente en europa
desde el siglo XIII, gracias en parte al desarrollo económico de las ciudades, el
crecimiento demográfico y la tradición de las Cruzadas, haciendo posible que parte
de la clase de terratenientes se aúnen para producir un gran excedente de grupos
armados fuertemente cualificados.

Desde finales de l siglo XV los condottieri fueron personajes para los que la guerra
era una empresa esporádica más que una actividad permanente; la clave de este
sistema se basaba en la condotta, contrato en el que se especificaban las condiciones
de los servicios prestados por el capitan y sus soldados y su retribución por ellos.
Este tipo de contrato se utilizó en otros ámbitos, gracias al nacimiento de una fuerte
burguesía p´rospera que buscaba su propio beneficio. Nace ahora la clientela, debido
a que la economía se va liberando y van tomando autonomía los pequeños
comerciantes y banqueros que, con su mecenazgo, van a impulsar relaciones
comerciales a nivel nacional e internacional. Pero este movimiento de capital no
estaba controlado por un Estado fuerte que promoviera dichas iniciativas, sino que
generalmente funcionaban como empresas privadas, gestionadas a menudo sobre una
base familiar, subordinándose a la iniciativa de un linaje o clase social acomodada.
Generalmente se trataba de aristrócratas que no eran miembros de la nobleza ni
pretendían serlo, y, sin embargo, eran reconocidos como personajes de alto prestigio
en la sociedad renacentista. Se mantenían al margen de la corte, valiéndose de la
situación de que el príncipe o monarca no conocían los mecanismos financieros,
abriéndose para ellos un campo extraordinario de oportunidades como operadores
económicos o intermediarios entre ellos financiando algunos de los gastos
extraordinarios de la corte. Pero aun sin pertenecer a la clase nobiliaria y eclesiástica,
gracias a su capital rivalizaron con ellos.

El nacimiento del mecenazgo impulsó tambien planteaminetos gremiales, siendo la


propia ciudad la que generosamente propició con los fondos de sus arcas el
engrandecimiento de las ciudades. Así, por ejemplo, el Hospital de los Inocentes de
Florencia fue costeado por el gremio del arte de la seda.

Ya hemos dicho antes que el Renacimiento surgió en Italia, pero además, el


Renacimiento del siglo XV se da solo en este país. Se puede decir que en Francia,
España y Alemania hacia 1450/1500 ya se conoce este movimiento, pero no se
desarrolla plenmente hasta el siglo XVI. El renacer de Italia estuvo ligado a la idea
de la recuperación de la grandeza de Roma, que tras la caída del Imperio Romano, y
un periodo de anarquía y confusionismo, desde el quattrocento se trata de romper con
esa etapa bárbara para volver a esa idea de grandeza latina. La pérdida de poder de la
iglesia hizo que se propagaran las herejías, que finalmente darán a fines del siglo
XVI la Reforma Protestante.

En esta épocael Imperio Bizantino se tambaleaba por los Turcos; la economía


Europea estaba en crisis y las revueltas se propagaban. Esta etapa de crisis afectó al
pensamiento: el escolasticismo de la Edad Media cae en un escepticismo radical. Los
primeros pensadores cristianos concedían una primacía al espiritualismo sobre lo
material, existía una visión providencialista, el poder de los Papas sobrepasaba al de
los Príncipes y esto dio lugar a inicios del Renacimiento a enfrentamientos entre
ambos poderes.

Teorías de inicios del Renacimiento proponen que el gobierno es una institución


terrenal pero de origen divino. Surgen entonces nuevos pensadores que renuevan la
teoría política, exigiendo la separación de poderes: el gobierno es una institución
terrenal de invención humana que no tiene nada que ver con la divinidad. Uno de los
primeros teóricos en afirmar esta otra teoría fue Dante, que, en su obra De
Monarquia defiende la autoridad civil sobre la eclesiástica. Otros tantos pensadores
proponen esta división como Marsilio de Padua y Guillermo de Occam entre otros.

La teoría política de este periodo llega a su culmen con Maquiavelo, pensador que
influirá posteriormente en el pensamiento del Barroco. Este autor propone por
primera vezla total separación de poderes entre la Iglesia y Estado, pero incluso fue
más allá: en su obra Discursos afirmó que el objetivo de un buen gobernante debía
ser el bienestar de su comunidad, por tanto el soberano podía saltarse cualquier
cuestión moral, ética o religiosa.
La polémica estaba servida en los núcleos eclesiásticos, culminando con la Reforma.
Todas estas ideas fueron posibles también gracias a los avances científicos de este
periodo. La ciencia cobrará un fuerte desarrollo gracias al humanismo y a inquietud
intelectual. El Humanismo tiene sus antecedentes en plena Edad Media, en la
modernidad del pensamiento de Abelardo, filósofo francés del siglo XII, que
propugno una filosofía individualista ensalzando la grandeza humana, en un
momento en que domina la idea de Dios sobre lo terrenal. Un poco más adelante otro
antecedente aislado fue la corriente humanista desarrollada en el siglo XIII en la
Universidad de Charyres, donde se animaba a profundizar y conocer el mundo
clásico. Este brote aislado francés se da en Italia en términos similares en los
círculos cultos de Florencia, en la Academia Neoplatónica costeada por los Médici.
El término Humanismus fue acuñado en 1808 por el alemám Netharmer,
refiriéndose al valor formativo en la educuación de los clásicos grecolatinos. El
humanista del Renacimiento era por definición un erudito, un hombre culto,
enamorado de la antigüedad y perocupado por el estudio de todas las disciplinas en el
campo del saber. Se siente atraído por la filosofía de Platón. Los dos máximos
defensores de las concepciones platónicas fueron Marsilio Ficcino y Piccolo della
Mirandolla, que fueron quienes fundaron la Academia Neoplatónica de Florencia.
En teoría defendían el pensamiento platónico adaptándolo al concepto cristiano. En
la Academia se promovió el estudio y la traducción de la cultura latina, destacando
Pietro Bracciolini que descubrió el Tratado de Arquitectura de Vitrubio, que será el
modelo tratadístico de los siglos XV y XVI; también es importante la figura de
Poliziano que recuperó el interés por la mitología, haciendo resurgir el paganismo
en el arte cristiano.
El hombre humanista se centra en el estudio de la cultura clásica, en el estudio del
hombre como individuo y en su capacidad intelectual para el estudio de todos los
campos del saber: ciencia, filosofía, arte...El ideal es un hombre completo,
armónicamente desarrollado en lo físico y en lo espiritual que no limita su saber a un
campo concreto, sino abierto a lo universal. La plena confianza que se tiene en el
hombre da lugar al antropocentrismo. El prototipo de humanista lo encontramos en
Leonardo da Vinci. El intelectualismo de este periodo produjo grandes avances en
el mundo de las ciencias, acrecentado por el descubrimiento de la imprenta que
ayudó a la difuesión de los saberes por todas las cortes Europeas. El hombre en el
terreno científico trata de profundizar en las apicaciones y fundamentos de la ciencia;
así hay un gran desarrollo de la oftalmología; las cátedras de cirugía y anatomía en
las Universidades serán desarrolladas por los médicos que se van dirigiendo cada
vez más por el camino práctico como Miguel Servet, que publicó el Tratado de
Terapeútica donde manifiesta ser el descubridor de la circulación pulmonar, dejando
la puerta abierta para que posteriormente se descubra la circulación de la sangre.

La astronomía fue uno de los campos más importantes en el progreso científico, que
influirá en el cambio de pensamiento de los europeos gracias a la obra de Copérnico
De Revolutionibus Orbium Caelestium donde tira por la borda las teorías
geocentristas de Ptolomeo, afirmando un sistema heliocéntrico que explica de
manera más efectiva los fenómenos astronómicos observados. Se producen también
extraordinarios inventos en el campo de la ciencia de la navegación, impulsados por
el descubrimiento de América: aparece el astrolabio y el nocturlabio, la carta naútica
o portulario, inventos que facilitaron la navegación y el afán de aventura y conquista
de nuevos territorios.

A partir del siglo XVI estos conocimientos comienzan a difundirse por toda Europa,
pero antes de terminar esta brevísima introducción al Renacimiento hay que
mencionar un hecho importante que marcó el paso de este periodo al Barroco, y que
conocemos como la crisis Manierista. En 1527 los ejércitos del emperador Carlos
V tomaron Roma y la sometieron a un brutal saqueo donde fueron hechos prisioneros
el Papado y el Sacro Colegio Cardenalicio. Durante nueve meses toda la cristiandad
estuvo sin guía, augurando ya el cambio con la Reforma que desde Alemania se
pedía con fervor. Un cambio que defraudó a muchos en su esperanza por la
renovación de la iglesia porque no llegó a culminar hasta varios años después y sin
cuajar en Roma. Pero, como indica André Chastel en su obra El Saco de Roma desde
esta fecha ya nada fue igual: esta crisis no sólo supuso un trágico ejemplo de la
guerra, sino que dio lugar a la difusión de una nueva mentalidad que afectó tanto a
las artes como a las letras más allá de Italia. Así surge el manierismo, término que
deriva del vocablo italiano Manieray que se refiere a los distintos modos
gramaticales de diverso significado. El significado más parecido sería estilo, aunque
la maniera era considerada un atributo inherente al arte. La llegada del Manierismo
está relacionada con la creación y práctica de un tipo completamente distinto en su
personalidad, dotado de facultades individuales propias, esto suponía una
liberalización en parte de las reglas estéticas que se promovieron desde las
Academias del Renacimiento.

El Manierismo surge en un periodo de crisis como una transición no sólo debida a


un antihumanismo, como se ha intentado ver, sino que se suman una serie de factores
que, de manera inherente, hacen que aparezca la ruptura: el saqueo de Roma, la
preparación del Concilio de Trento, la nueva orientación de las rutas comerciales, la
revolución económica en toda Europa y la crisis econímica en el ámbito
mediterráneo, que hacen realidad la crisis y también en parte la disolución del
humanismo en Italia, en favor de una mentalidad que es por un lado racionalista
hasta el límite, y por otro lado radicalmente antiintelectualista. Esta crisis comenzó
con la duda de si eran concordantes las necesidades espirituales y corporales con las
creencias religiosas y la salvación, dando lugar a un arte donde lo espiritual no era
representado como algo que se consumía en las formas materiales, sino que podía ser
sugerido más allá de los límites de las formas. De esta manera el manierismo como
antihumanismo, como filosofía de vida y como nueva dirección por sus tendencias
opuestas al Renacimiento, podría designarse como Contrarrenacimiento. El
Manierismo es por tanto, una manifestación de crisis, la necesidad de nuevos
horizontes para ser explorados que se produce , sobre todo en el ámbito del arte, y
que augura el nacimiento de un nuevo periodo: el Barroco.

Texto de Mónica Diez de la Cortina

El período histórico que sucede a

El período histórico que sucede

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