Julian
Julian
Julian
Sin embargo, Vasari, había formulado una idea determinante, el nuevo nacimiento del
arte antiguo, que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno
completamente nuevo en la actitud espiritual del artista. De hecho el Renacimiento
rompe, conscientemente, con la tradición artística de la Edad Media, a la que califica,
con pleno desprecio, como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo
de gótico. Con la misma consciencia, el movimiento renacentista se opone al arte
contemporáneo del Norte de Europa.
Contenido
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• 1 Desarrollo
o 1.1 Etapas
o 1.2 Arquitectura
o 1.3 Música
• 2 Renacimiento español
• 3 Renacimiento nórdico
o 3.1 Renacimiento alemán
o 3.2 Renacimiento en los Países Bajos
• 4 Véase también
• 5 Enlaces externos
Desarrollo [editar]
Históricamente, el Renacimiento fue contemporáneo de la Era de los Descubrimientos y
las conquistas ultramarinas. Ésta «Era» marca el comienzo de la expansión mundial de
la cultura europea, con los viajes portugueses y el descubrimiento de América, lo cual
rompe la concepción medieval del mundo, fundamentalmente geocéntrica.
El desmembramiento de la cristiandad y el desarrollo de los nacionalismos, la
introducción de la imprenta, entre 1460 y 1480, y la consiguiente difusión de la cultura
fueron de la mano, potenciándose mutuamente, con la revolución operada en el mundo
de las ideas. El determinante, sin embargo, de este cambio social y cultural fue el
desarrollo económico europeo, con los primeros atisbos del capitalismo mercantil. En
este clima cultural de renovación, que paradójicamente buscaba sus modelos en la
Antigüedad Clásica, surgió a principios del siglo XV un renacimiento artístico en Italia
de empuje extraordinario.
El artista tomó conciencia de individuo con valor y personalidad propios, se vio atraído
por el saber y comenzó a estudiar los modelos de la antigüedad clásica a la vez que
investigaba las técnicas del claroscuro, las formas de representar la perspectiva, y el
mundo natural; especialmente la anatomía humana y las técnicas de construcción
arquitectónica. El paradigma de esta nueva actitud es Leonardo da Vinci, personalidad
eminentemente renacentista, quien dominó distintas ramas del saber, pero del mismo
modo Miguel Ángel Buonarroti, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y Bramante fueron
artistas conmovidos por la imagen de la Antigüedad y preocupados por desarrollar
nuevas técnicas escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, así como por la música, la
poesía y la nueva sensibilidad humanística. Todo esto formó parte de el renacimiento en
las artes en Italia.
Mientras surgía en Florencia el arte del Cuatrocento o primer Renacimiento italiano, así
llamado por desarrollarse durante los años de 1400 (siglo XV), gracias a la búsqueda de
los cánones de belleza de la Antigüedad y de las bases científicas del arte, se produjo un
fenómeno parecido y simultáneo en Flandes (especialmente en pintura), basado
principalmente en la observación de la vida y la naturaleza y muy ligado a la figura de
Tomás de Kempis y la «devotio moderna», la búsqueda de la humanidad de Cristo. Este
Bajo Renacimiento, conjugado con el italiano, tuvo gran repercusión en la Europa
Oriental (la fortaleza moscovita del Kremlin, por ejemplo, fue obra de artistas italianos).
Durante la segunda mitad del siglo XVI empezó la decadencia del Renacimiento, que
cayó en un rígido formalismo, y tras el Manierismo dejó paso al Barroco.
Etapas [editar]
Italia en ese momento está integrada por una serie de estados entre los que destacan
Venecia, Florencia, Milán y el Estado Pontificio.
La presión que se ejerce desde el exterior impidió que, como en otras naciones, se
desarrollara la unión de los reinos o estados; sin embargo, sí se produjo el
fortalecimiento de la conciencia cultural de los italianos.
Desde estos supuestos fueron las ciudades las que se convierten en centros de
renovación artística.
En Florencia el desarrollo de una rica burguesía ayudará al despliegue de las fuerzas del
Renacimiento, la ciudad se convierte en punto de partida del nuevo estilo, y surgen, bajo
la protección de los Médicis, las primeras obras que desde aquí se van a extender al
resto de Italia.
Arquitectura [editar]
Había dos tipos de edificios: religiosos (iglesias) y civiles (urbanos y laicos). Los
elementos constructivos más característicos son:
La arquitectura del Cinquecento tuvo como centro Roma: En 1506 Donato d'Angelo
Bramante terminaba su célebre proyecto para la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Los palacios se adornaron de valiosos bajorrelieves (Palacio Grimani de Venecia, 1549,
obra de Michele Sanmicheli) o de esculturas exfentas (biblioteca de San Marcos, 1537–
50, Venecia, obra de Jacopo Sansovino).
Música [editar]
Características principales:
Como síntesis del Renacimiento y preludio del Barroco, la literatura contará con la
figura capital de Miguel de Cervantes (siglos XVI–XVII).
Durero fue una figura dominante del Renacimiento alemán. Su obra universal, que ya en
vida fue reconocida y admirada en toda Europa, impuso la impronta del artista moderno,
uniendo la reflexión teórica con la transición decisiva entre la práctica medieval y el
idealismo renacentista.
Alberto Durero (en alemán: Albrecht Dürer) (1471–1528) es el artista más famoso del
Renacimiento alemán conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y
escritos teóricos sobre arte, que ejercieron una profunda influencia en los artistas del
siglo XVI de su propio país y de los Países Bajos. Durero comprendió la imperiosidad
de adquirir un conocimiento racional de la producción artística.
Así a mediados del siglo XVI se amplia el castillo de Heidelberg, siguiendo las
directrices clásicas e incorporó. Sin embargo, la mayoría de los príncipes alemanes
prefirieron conservar las obras góticas, limitándose a decorarlas con ornamentación
renacentista.
Los emperadores Habsburgo y la familia Fugger fueron los más importantes mecenas,
destacándose la protección de Johannes Kepler y Tycho Brahe.
El RENACIMIENTO
El Renacimiento es uno de los grandes
momentos de la historia universal que marcó el
paso de mundo Medieval al mundo Moderno. Es
un fenómeno muy complejo que impregnó todos
los ámbitos yendo por tanto, más allá de lo
puramente artístico como ha querido verse.
Durante buena parte del siglo XV perviven las formas del arte medieval, iniciándose
una convivencia entre los clasicismos, que poco a poco van a ir imponiéndose a los
elementos góticos en autores como Brunelleschi o Fra Angelico que ensayan
movimientos que posteriormente se van a desarrollar. Esta serie de fenómenos nos
dan a entender que hablar de ruptura no es del todo correcto, es quizá más una
evolución que nos permite comprender mejor ciertas manifestaciones del siglo XV.
Este movimiento surge en Italia a fines del siglo XIV y principios del XV,
expandiéndose con fuerza a Europa a mediados del siglo XV, y desde mediados del
siglo XVI al mundo hispanoamericano. Es un movimiento universal pero que adopta
las características y modos propios del pasado de las naciones a través de un
proceso de asimilación. El que su origen sea italiano es porque Italia es fundamental
por su pasado histórico que ahora se quiere recuperar e impulsar. Además hay otro
factor relevante y es que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval
como ocurrió en Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.
Politicamente Italia se organizó en torno a ciudades-estado que obtuvieron un gran
auge artístico y político encabezadas por Florencia. Tras la muerte de Juan Galeazzo
Visconti en 1402 los intentos por hacer de italia un reino unido bajo el mando de un
solo gobernante, excedieron sus posibilidades reales. En el Renacimiento la historia
de Italia es la de sus cinco estados principales: Florencia, Milán, Nápoles, Venecia y
el Papado. Las constantes luchas por ampliar las fronteras hicieron posible la
creación de un nuevo grupo social: los Condottierieran personajes especializados en
la guerra, grandes estrategas que estaban generalmente al mando de una compañia,
aunque, en última instancia, su suerte la decidían el poder, ls necesidades, los
objetivos y los recursos del príncipe o Estado al que servía. Las guerras entre los
estados italianos se hacían mediante contratos, por tanto a través de los condottiero,
durante casi dos siglos. Esta tradición pseudo-mercenaria se hizo presente en europa
desde el siglo XIII, gracias en parte al desarrollo económico de las ciudades, el
crecimiento demográfico y la tradición de las Cruzadas, haciendo posible que parte
de la clase de terratenientes se aúnen para producir un gran excedente de grupos
armados fuertemente cualificados.
Desde finales de l siglo XV los condottieri fueron personajes para los que la guerra
era una empresa esporádica más que una actividad permanente; la clave de este
sistema se basaba en la condotta, contrato en el que se especificaban las condiciones
de los servicios prestados por el capitan y sus soldados y su retribución por ellos.
Este tipo de contrato se utilizó en otros ámbitos, gracias al nacimiento de una fuerte
burguesía p´rospera que buscaba su propio beneficio. Nace ahora la clientela, debido
a que la economía se va liberando y van tomando autonomía los pequeños
comerciantes y banqueros que, con su mecenazgo, van a impulsar relaciones
comerciales a nivel nacional e internacional. Pero este movimiento de capital no
estaba controlado por un Estado fuerte que promoviera dichas iniciativas, sino que
generalmente funcionaban como empresas privadas, gestionadas a menudo sobre una
base familiar, subordinándose a la iniciativa de un linaje o clase social acomodada.
Generalmente se trataba de aristrócratas que no eran miembros de la nobleza ni
pretendían serlo, y, sin embargo, eran reconocidos como personajes de alto prestigio
en la sociedad renacentista. Se mantenían al margen de la corte, valiéndose de la
situación de que el príncipe o monarca no conocían los mecanismos financieros,
abriéndose para ellos un campo extraordinario de oportunidades como operadores
económicos o intermediarios entre ellos financiando algunos de los gastos
extraordinarios de la corte. Pero aun sin pertenecer a la clase nobiliaria y eclesiástica,
gracias a su capital rivalizaron con ellos.
La teoría política de este periodo llega a su culmen con Maquiavelo, pensador que
influirá posteriormente en el pensamiento del Barroco. Este autor propone por
primera vezla total separación de poderes entre la Iglesia y Estado, pero incluso fue
más allá: en su obra Discursos afirmó que el objetivo de un buen gobernante debía
ser el bienestar de su comunidad, por tanto el soberano podía saltarse cualquier
cuestión moral, ética o religiosa.
La polémica estaba servida en los núcleos eclesiásticos, culminando con la Reforma.
Todas estas ideas fueron posibles también gracias a los avances científicos de este
periodo. La ciencia cobrará un fuerte desarrollo gracias al humanismo y a inquietud
intelectual. El Humanismo tiene sus antecedentes en plena Edad Media, en la
modernidad del pensamiento de Abelardo, filósofo francés del siglo XII, que
propugno una filosofía individualista ensalzando la grandeza humana, en un
momento en que domina la idea de Dios sobre lo terrenal. Un poco más adelante otro
antecedente aislado fue la corriente humanista desarrollada en el siglo XIII en la
Universidad de Charyres, donde se animaba a profundizar y conocer el mundo
clásico. Este brote aislado francés se da en Italia en términos similares en los
círculos cultos de Florencia, en la Academia Neoplatónica costeada por los Médici.
El término Humanismus fue acuñado en 1808 por el alemám Netharmer,
refiriéndose al valor formativo en la educuación de los clásicos grecolatinos. El
humanista del Renacimiento era por definición un erudito, un hombre culto,
enamorado de la antigüedad y perocupado por el estudio de todas las disciplinas en el
campo del saber. Se siente atraído por la filosofía de Platón. Los dos máximos
defensores de las concepciones platónicas fueron Marsilio Ficcino y Piccolo della
Mirandolla, que fueron quienes fundaron la Academia Neoplatónica de Florencia.
En teoría defendían el pensamiento platónico adaptándolo al concepto cristiano. En
la Academia se promovió el estudio y la traducción de la cultura latina, destacando
Pietro Bracciolini que descubrió el Tratado de Arquitectura de Vitrubio, que será el
modelo tratadístico de los siglos XV y XVI; también es importante la figura de
Poliziano que recuperó el interés por la mitología, haciendo resurgir el paganismo
en el arte cristiano.
El hombre humanista se centra en el estudio de la cultura clásica, en el estudio del
hombre como individuo y en su capacidad intelectual para el estudio de todos los
campos del saber: ciencia, filosofía, arte...El ideal es un hombre completo,
armónicamente desarrollado en lo físico y en lo espiritual que no limita su saber a un
campo concreto, sino abierto a lo universal. La plena confianza que se tiene en el
hombre da lugar al antropocentrismo. El prototipo de humanista lo encontramos en
Leonardo da Vinci. El intelectualismo de este periodo produjo grandes avances en
el mundo de las ciencias, acrecentado por el descubrimiento de la imprenta que
ayudó a la difuesión de los saberes por todas las cortes Europeas. El hombre en el
terreno científico trata de profundizar en las apicaciones y fundamentos de la ciencia;
así hay un gran desarrollo de la oftalmología; las cátedras de cirugía y anatomía en
las Universidades serán desarrolladas por los médicos que se van dirigiendo cada
vez más por el camino práctico como Miguel Servet, que publicó el Tratado de
Terapeútica donde manifiesta ser el descubridor de la circulación pulmonar, dejando
la puerta abierta para que posteriormente se descubra la circulación de la sangre.
La astronomía fue uno de los campos más importantes en el progreso científico, que
influirá en el cambio de pensamiento de los europeos gracias a la obra de Copérnico
De Revolutionibus Orbium Caelestium donde tira por la borda las teorías
geocentristas de Ptolomeo, afirmando un sistema heliocéntrico que explica de
manera más efectiva los fenómenos astronómicos observados. Se producen también
extraordinarios inventos en el campo de la ciencia de la navegación, impulsados por
el descubrimiento de América: aparece el astrolabio y el nocturlabio, la carta naútica
o portulario, inventos que facilitaron la navegación y el afán de aventura y conquista
de nuevos territorios.
A partir del siglo XVI estos conocimientos comienzan a difundirse por toda Europa,
pero antes de terminar esta brevísima introducción al Renacimiento hay que
mencionar un hecho importante que marcó el paso de este periodo al Barroco, y que
conocemos como la crisis Manierista. En 1527 los ejércitos del emperador Carlos
V tomaron Roma y la sometieron a un brutal saqueo donde fueron hechos prisioneros
el Papado y el Sacro Colegio Cardenalicio. Durante nueve meses toda la cristiandad
estuvo sin guía, augurando ya el cambio con la Reforma que desde Alemania se
pedía con fervor. Un cambio que defraudó a muchos en su esperanza por la
renovación de la iglesia porque no llegó a culminar hasta varios años después y sin
cuajar en Roma. Pero, como indica André Chastel en su obra El Saco de Roma desde
esta fecha ya nada fue igual: esta crisis no sólo supuso un trágico ejemplo de la
guerra, sino que dio lugar a la difusión de una nueva mentalidad que afectó tanto a
las artes como a las letras más allá de Italia. Así surge el manierismo, término que
deriva del vocablo italiano Manieray que se refiere a los distintos modos
gramaticales de diverso significado. El significado más parecido sería estilo, aunque
la maniera era considerada un atributo inherente al arte. La llegada del Manierismo
está relacionada con la creación y práctica de un tipo completamente distinto en su
personalidad, dotado de facultades individuales propias, esto suponía una
liberalización en parte de las reglas estéticas que se promovieron desde las
Academias del Renacimiento.