Noche Entera
Noche Entera
Noche Entera
PREFACIO
Apreté mis puños, pronto el sol tocaría mi torso desnudo y todo terminaría.
Sol, voy hacia ti.
Sol… hazme tuyo
Verano
El desastre
—o—
Ese fue otro día más en el instituto. Claro que era infinitamente mejor que
el año pasado a esa misma fecha. Ahora compartíamos la mayoría de
nuestras clases. Y era increíblemente mas llevadera la monotonía de las
asignaturas.
Mike Newton aun no perdía sus esperanzas. Al parecer su madre había sido
lo suficientemente discreta al no informale sobre cumpleaños de Bella.
Seguramente habría sido la escusa perfecta para que pudiera poner sus
manos sobre ella.
Sin duda ese semestre nos encontrábamos mas “integrados” a la comunidad
escolar, pero los humanos seguían manteniendo una instintiva y razonable
distancia de nosotros.
—o—
“¡Ah! Más peligro hay en tus ojosque en veinte espadas suyas. Mírame con
dulzuray quedo a salvo de su hostilidad”
Recitaba suavemente en su oído. Su corazón latía rápidamente mientras se
olvidaba de respirar.Cuando terminó la película, Bella se encontraba
emocionada hasta las lágrimas.Las sequé con un mechón de su cabello,
mientras le confesaba la envidia que despertaba en mi Romeo.
—Ella es muy guapa—
—Lo que envidio de el no es Julieta, totita. Envidio su facilidad para
suicidarse. Para ustedes, los humanos es muy fácil. Solo tienen que tomar
un extracto de plantas…
—¿Qué? — Dijo Bella ahogando un repentino grito.
— Bueno es algo que tuve que pensar una vez. Se, por lo que me ha
contado mi padre, que no es muy sencillo para nosotros.Cuando Carlisle
comprendió en lo que se había convertido, decidió terminar con su
existencia antes de hacer algún tipo de mal.Lo intentó de muchas y
diferentes maneras, pero todas fueron inútiles.Y no cabe duda de que sigue
con una salud excelente—.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué quieres decir con eso de que tuviste que
pensarlo una vez? —
—La primavera pasada, cuando tú casi... casi te mataron... — Trate de
continuar, ocultando el súbito dolor que me provocó recordar lo sucedido.
—Claro que estaba concentrado en encontrarte con vida, pero una parte de
mi mente estaba elaborando un plan de emergencia por si las cosas no
salían bien. Y como te decía, no es tan fácil para mí como para un humano
—.
Bella sacudió su cabeza al mismo tiempo que dejaba de acariciar la cicatriz
que le había dejado aquella experiencia.
—¿Un plan de emergencia? —.
—Siemplemente no estaba dispuesto a vivir sin ti— Le dije moviendo
lentamente mi cabeza de lado a lado. —Aunque no estaba seguro sobre
cómo hacerlo. Tenía claro que ni Emmett ni Jasper me ayudarían..., así que
pensé que lo mejor sería marcharme a Italia y hacer algo que molestara a
los Vulturis—.
Era la primera vez que pronunciaba aquel nombre delante de ella. Yo no
los conocía personalmente, nunca había estado en Italia. Solo sabía lo que
nos había contado mi padre sobre aquella corte.
—¿Qué es un Vulturis? —.
—Son una familia —. Bueno, no exactamente. Pero no era necesario
entregarle mas detalles… Por ahora… —Una familia muy antigua y muy
poderosa de nuestra clase. Es lo más cercano que hay en nuestro mundo a
la realeza, supongo. Carlisle vivió con ellos algún tiempo durante sus
primeros años, en Italia, antes de venir a América. ¿No recuerdas la
historia?
—Claro que me acuerdo—
Ellos no compartian nuestra forma de vida. La encontraban excentrica, por
llamarla de alguna manera.Sin conocerlos personalmente me había formado
una idea sobre ellos. Al parecer eran criaturas sombrías que veían a los
humanos como una simple fuente de alimento. Jamás se habían tomado la
molestia de interactuar con ellos para poder comprender lo complejos y
fascinantes que podían llegar a ser.
Aquel que osaba desobedecer sus mandatos, no vivía para contarlo. Y
siempre, siempre tenían lo que querían, contaban con toda la eternidad para
lograrlo de una u otra manera.
—De cualquier modo, lo mejor es no irritar a los Vulturis — Le dije
ahorrandome el resto. —No a menos que desees morir, o lo que sea que
nosotros hagamos —
Los ojos de Bella parecían dos platos, se pronto se había puesto mas pálida
que de costumbre.Con una fieresa que me hizo estremecer, tomo mi rostro
entre sus manos y me dijo:
—¡Nunca, escuchaste, nunca vuelvas a pensar en eso otra vez! ¡No importa
lo que me ocurra, no te permito que te hagas daño a ti mismo! —
—No te volveré a poner en peligro jamás, así que eso es un punto
indiscutible— Mi resolución era inamovible. Haría cualquier cosa con tal
de evitarlo, pagaría cualquier precio.
—¡Ponerme en peligro! ¿Pero no estábamos de acuerdo en que toda la mala
suerte es cosa mía? — Dijo aquello casi gritando. Me recriminaba por
pensar en ello.
—¿Qué harías tú si las cosas sucedieran a la inversa? — Le pregunté
tratando de defender mi punto de vista.
Aquello era algo que venía postergando. Todas la noches mientras la veía
dormir trataba de imaginar mi vida junto a ella. Año tras año, amando cada
cambio que surgiera en su fisonomía humana.Contemplándola madurar,
crecer. La idea de privarla de una vida normal me quemaba el corazón.
Pero por otro lado no podía ver el futuro sin ella. Ahora era la única razón
para mi existencia.
—No es lo mismo— Me dijo molesta.
Claro que no era lo mismo. Su naturaleza le permitiría olvidar facilmente.
En cambio yo, tendría que vivir década tras década. Siglo tras siglo
recordándola nitidamente, sufriendo todos los días como si fueran el
primero sin ella. Aquello me hizo reír amargamente. Nunca sería lo mismo.
—¿Y qué pasa si te ocurre algo, querrías que me suicidara?.
Aquello tampoco me entregaba consuelo. No podía soportar aquellas dos
ideas. Una era peor que la otra, pero no sabía identificar cual.
—Creo que veo un poco por dónde vas... sólo un poco. Pero ¿qué haría sin
ti? —No era una pregunta realmente. Sabía perfectamente la respuesta.Mi
vida sin ella sería un eterno bagar en el desierto de la vida. Soñando con
ella como un sediento sueña con un manantial. ¿Cuanto podría vivir sin
sumergirme en la total y completa locura?
—Cualquier cosa de las que hicieras antes de que yo apareciera para
complicarte la vida—
—Tal como lo dices, suena fácil—
Pero ella insistía en que así era. Claro que no compartía su punto de vista.
Solo desolación y tristeza infinita tendría el día en que ella dejara de existir.
Su padre estaba llegando a casa y no tardaría en entrar por la puerta.
—o—
Conduje lo mas rápido que me fue posible. Después que Bella y Charli
cenaron le pedí autorización a su padre para llevarla a casa de mis padre. Al
parecer fue una muy buena idea para el, ya que estaría todo lo que quedaba
de tarde viendo un partido por la television.
—¿Sabes qué te gustaría un montón? — Le dije feliz con la idea. —Un
precioso y pequeño Audi Coupé. Apenas hace ruido y tiene mucha
potencia... —
—No hay nada en mi coche que me desagrade. Y hablando de caprichos
caros, si supieras lo que te conviene, no te gastarías nada en regalos de
cumpleaños—. Me dijo con su mejor voz amenazante.
—Ni un centavo — Le prometí.
—Muy bien—
Le pedí que fuera tolerante sobre su cumpleaños. Toda la familia estaba
muy emocionada al respecto. No habíamos tenido un cumpleaños en
muchos, muchos años. El último había sido el de Emmett en 1935.
—Vale, me comportaré— Me dijo cambiando de tono.
Le advertí que “toda” la familia estaría reunida. Su cara cambio
drasticamente. Le asegure que Rosalie se comportaría, que no tenía de que
preocuparse.
—Así que, si no me dejas regalarte el Audi, ¿no hay nada que quieras por
tu cumpleaños? — Le dije tratando de cambiar de tema. Prefería verla
enojada que asustada.
—Ya sabes lo que quiero— Me dijo en un susurro sin mirarme. De pronto
el molesto era yo.
— Por favor Bella, esta noche no. —
—Bueno, quizás Alice pueda darme lo que quiero—
La sola idea golpeó fuertemente en mi cabeza. No pude evitar gruñir de
rabia. Ya estábamos llegando a casa y le advertí que este no sería su último
cumpleaños.
—¡Eso no es justo! —
Apreté mis afilados dientes, sentía la rabia hirviendo en mis venas. Claro
que Alice no hacía que las cosas mejoraran. Bella dejo escapar un gemido
mientras ingresábamos por el pequeño camino, que se encontraba
enmarcado por pequeños faroles.
Trate de tranquilizarme, concentrándome en inhalar y exhalar. Le recordé
que aquello era una fiesta y que intentara ser comprensiva.
Una vez estacionado el “coche” me dispuse a abrir su puerta.
—Tengo una pregunta— Me dijo mientras extendía mi mano hacia ella. —
Si revelo esta película ¿aparecerás en las fotos? —.
Reí por su tonto comentarío. Siempre me causaban risa los mitos sobre los
vampiros.Existían tantos, tan variados y uno mas ridículo que el otro.
La tomé de la mano y la conduje hacia el salón. «¡Feliz cumpleaños,
Bella!», dijeron todos a coro. Alice había echo un delicado trabajo con la
decoración. Era simplemente de muy buen gusto. Simple pero muy
elegante.
“Te gusta, cierto”. Me decía mi hermanita en su voz mental. Técnicamente
no era una pregunta, solo era una confirmación. Moví mi cabeza,
afirmando.
El cuerpo de Bella se estremeció levemente mientras recorría con la vista la
amplitud del salón. Habían tantas cosas, tantos detalles.La tome por la
cintura y besé su cabeza tratando de tranquilizarla un poco.
Cuando sus latidos se normalizarón un poco mis padres se adelantaron para
felicitarla. Esme, cariñosamente la beso en la frente.
—Felicidades cariño—. Le dijo. Mi padre le dio un abrazo mientras le
pedía disculpas en un susurro por no poder contener a Alice.
Después vino el turno de Rosalie y Emmett. Bueno, solo de Emmett.
Rosalie no se acercó a ella. Pero agradecí que tampoco le ladrara.
—No has cambiado en nada — Le dijo Emmett juguetonamente. —
Esperaba alguna diferencia perceptible, pero aquí estás, con la cara
colorada como siempre—
La cara de Bella adquirió un tomo aun mas rojo del que ya tenía mientras le
agradecía sus comentarios.
—He de salir un minuto — Dijo Emmett guiñandole un ojo a Alice. —No
hagas nada divertido en mi ausencia.
—Lo intentaré— Le dijo Bella bajando la mirada.
Alice, que se encontraba al otro lado de la sala, se acercó a ella de un salto.
Jasper tampoco se acercó.Aun se sentía inseguro sobre la presencia de
Bella. No molesto, solo inseguro.
Una vez a su lado, Alice decidió que ya era hora de abrir los regalos. La
tomó por el codo y la condujo hacia la mesas donde se encontraba un
enorme pastel rosado y los regalos.
Bella puso su mejor cara de martir mientras le recordaba que había pedido
nada de regalos.Pero ella la interrumpió para decirle que no le había
escuchado y que debía abrirlos de todas formas.
Realmente era muy gracioso de observar, cada una muy obstinada a su
manera. Era muy fácil el ver por que eran tan buenas amigas.
No pude evitar retorcerme un poco con la imagen.
Le entregó el primer obsequio. Luego que rompió el envoltorio miró
detenidamente la caja. Seguramente no podría adivinar de que se trataba.
La abrió pero el interior estaba vació.
—Mmm... gracias—
Todos nos reímos de su expresión y de su respuesta.
—Es un estéreo para tu coche — Le dijo Alice. —Emmett lo está
instalando ahora mismo para que no puedas devolverlo—
Aquello había sido por sugerencia mía. Ya podía verla tratando de hacerlo.
Agradeció a todos el regalo, nombrandolos uno por uno. —Gracias,
Emmett — Dijo en un tono mas alto. Emmett la escucho facilmente y
pudimos oír como se reía.
Llegó el turno de abrir el regalo de Alice y mio. Bella me lanzo una fiera
mirada, mientras me recrimibaba por faltar a mi promesa.
En ese momento volvió Emmett.
—¡Justo a tiempo! — Dijo mientras se situaba detrás de Jasper que se había
acercado para ver mejor.
Yo también me acerque a ella mientras le decía que no me había gastado un
solo peso. Sobre su cara caía coquetamente un mechón de cabello, lo aparte
mientras acariciaba su rostro suavemente.
Se volteo hacia Alice y le pidió la pequeña y cuadrada caja en medio de un
suspiro resignado.Todos volvimos a reír.
Solo un segundo bastó para que toda aquella alegría se evaporara en menos
de un parpadeo humano.
—¡Maldita sea! — Dijo Bella entre dientes. Alzaba su mano para examinar
su dedo mientras de el salia un pequeña gota de sangre. Casi al instante la
atmósfera se cargo completamente con el intenso perfume de su sangre.
La primavera pasada había sido muy parecido, solo que en aquella
oportunidad todos estábamos completamente enfocados en protegerla y
salvarla.
Pero ahora era muy distinto. Y solo eso basto para desatar la siempre
inestable sed de Jasper.
Pude ver en sus pensamientos el monstruo que dormía dentro de el.
—¡No! — Dije en un rugido, al mismo tiempo en que me arrojaba frente a
ella, interponiéndome entre su cuerpo y el de Jasper, solo un segundo antes
que este lograra alcanzarla.Nuestro choque fue como el de dos grandes
rocas. Jasper salió repelido por mi cuerpo y se agazapo unos metros delante
de mi. Estaba listo para atacar nuevamente. Estaba listo para atacarme.
Utilizando todas sus fuerzas trato de hacerme a un lado mientras yo cortaba
su avance hacia Bella.
Ella y Alice habían caído sobre la mesa donde estaba el pastel.
Seguramente se había echo daño pero lo mas importante es ese momento
era evitar que Jasper la alcanzara.
Podía ver en sus ojos el descontrol. Nada le importaba, solo el olor, el sabor
de su sangre en su garganta.La imagen de su sed hacía eco en mi mente y
en mi sed. Pero Bella era solo mía. No dejaría que el terminara con ella.
Los dientes de Jasper estuvieron muy cerca de mi rostro, solo a unos
cuantos centimetros.
Emmett lo agarró por el cuello, jalando fuertemente, utilizando toda su
fuerza. Pero Jasper peleaba desesperadamente contra su agarre.
Voltee para comprobar el estado de Bella. Había caído con los brazos
extendidos sobre un montón de cristales rotos.Trató de levantarse y en ese
momento el aroma a su grande golpeo mi cuerpo como el primer día en el
Instituto. Pude escuchar la conmocion mental que esto generó en el resto de
mi familia.
Lance un fiero y gutural gruñido. Advirtiendo, amenazando, aquel que
osara acercarse pagaría las consecuencias.
La decisión
“Hey Jasper, wow que ha estado cerca. Ya sabes, eso de querer cenar a mi
novia. ja-ja-ja. Trata de controlarte la próxima vez, por favor”
Simplemente no podía.
El sonido de los pequeños fragmentos al caer en la mesa, me distrajo
nuevamente de mis estúpidos pensamientos.Tan cerca había estado. Apreté
mis dientes. No tenía sentido quedarme escondido por mas tiempo.
Jasper trataba de ingresar a la casa. Alice lo tenía por la mano, le pedía que
no lo hiciera.Emmett y Rosalie le cortaban el paso, mientras Esme le pedía
que se calmara.Pero en su mente no existía sed, solo había
vergüenza.Quería con todo su ser hablar con migo, disculparse. Buscaba
algo que yo no podía darle.
—Hooo, Edward. Por favor, yo… yo. No tengo palabras. No tengo excusa.
Solo pensar en que podría haber….—
—Detente Jasper— Le ordené. —Has atacado a Bella. ¿Como pudiste
Jasper? Eres mi hermano y ella es… es todo, todo para mi. ¿Como has
podido? —
Agarré mi cabeza, trataba de exprimir la respuesta. ¿Que debia hacer?
¿Como podrían las cosas ser como antes?Mi mayor temor, lo que yo más
temía había sucedido.
Sin embargo, Jasper era solo víctima de su naturaleza. No sabia si estar
molesto con el. Pero en fondo podía ver la respuesta, en mi interior si lo
sabía. Aquello no era su culpa.
— Estoy tratando, me estoy esforzando por tratar encontrar la manera
correcta, estoy tratando con todas mis fuerzas de hacer lo correcto.Eres mi
hermano, mi familia. Pero no encuentro la forma… —
—Edward, por favor se comprensible—. Me pedía Alice.
—O—
Me había pedido que le dijera algo. ¿Pero que quería que dijera?No podía,
nuestros caminos ya estaban marcados.
—Dime que me perdonas— Agregó tontamente.
Como podía creer que aquello fuera su culpa? Sus palabras terminaron
rompiendo mi tan frágil autocontrol.Ella creía que con un poco mas de
cuidado se habría podido evitar todo.Pero solo se había cortado con un
papel. ¿Pensándolo mejor, cuales eran las probabilidades de eso? ¿Y en una
casa llena de vampiros? La teoría de que ella fuera un imán para los
peligros era demasiado fuerte. ¿O el imán era yo?Veamos, cada vez que
ella había estado en peligro había sido por mi causa, yo estaba a menos de
unos pocos metros la primera vez, luego me encontraba a su lado cuando
conocimos a James, si no hubiera sido por mi reacción…Esta vez, si no la
hubiera forzado a ir a casa. Ella no quería, pero yo la había llevado aun en
contra de su voluntad y aquí tenia los resultados.Ella no era la causante de
los “accidentes”Yo, yo, yo. Yo era el único culpable de poner una y otra
vez la vida de Bella en peligro.
Y ella ahora me pedía perdón. ¿¡Perdonarla por que!? Y creía que la culpa
era suya.
—¿Culpa tuya? — Le dije ahora muy molesto. —¿Qué hubiera sido lo peor
que te hubiera podido pasar de haberte cortado en la casa de Mike Newton,
con tus amigas humanas, Angela y Jessica? Si hubieras tropezado y te
hubieras caído sobre una pila de platos de cristal sin que nadie te hubiera
empujado, ¿qué es lo peor que te hubiera podido pasar? ¿Manchar de
sangre los asientos del coche mientras te llevaban a urgencias? Mike
Newton te hubiera tomado la mano mientras te cosían sin tener que
combatir contra el ansia de matarte todo el tiempo que hubieras
permanecido allí. No intentes culparte por nada de esto, Bella. Sólo
conseguirás que todavía me sienta más disgustado.
—¿Cómo es que ha entrado Mike Newton en esta conversación? —
Preguntó.
—Mike Newton ha aparecido en esta conversación porque, maldita sea
Bella, él te hubiera convenido mucho más que yo — Le dije molesto con
migo mismo.
Claro que según ella, prefería morir antes de estar con el, o con cualquier
otro.Aun sabiendo que era cierto, le pedí que no fuera melodramática.
Tratando de que mis palabras sonaran duras y secas.
—¿Te quedarás esta noche? — Me pregunto cuando apague el motor. Yo
sentía que debía ir a casa. Pero creo que no hubiera servido de mucho. La
esperé en su cuarto, claro no sin antes rependerla por su tonto
comportamiento con respecto a su cumpleaños.Había aceptado después de
todo, de buena manera los regalos que le había regalado mi familia.Aun no
habría el mio y estaba un tanto impaciente.Jugaba con la caja cuando
ingresó a su dormitorio.
—Hola — Mis palabras salieron mas tristes de lo que me hubieran gustado.
El rostro de Bella resplandeció ante mis ojos. Caminó hacia su cama y
quitándome el regalo de mis manos, se sentó en mi regazo.
Hola, me dijo apretándose contra mi pecho. Su calor… Podía sentir como
literalmente derretía mi alma. Rodee su cuerpo con mis brazos.
Quería abrir sus regalos. Empezamos con el de mis padre y se mostró muy
entusiasmada al ver los boletos de avión.
Luego fue el turno de mi presente. Había cumplido mi promesa, no me
gasté un solo centavo en el .
No era nada, solo una tontería. Consistía en un CD, pero no era cualquier
CD. Había grabado una recopilación con mis piezas favoritas. Su Nana, La
Favorita de Esme, entre otras.Sus ojos brillaron de la emoción mientras
sonaba en su equipo el disco.Por un momento pesé que su reacción se debía
solo al dolor de su brazo, pero me aseguró que se encontraba bien.
—No, no es mi brazo. Es precioso, Edward. No me podías haber regalado
nada que me gustara más. No puedo creerlo—
En silencio terminamos de escuchar su canción. Pero me sentía
preocupado.Mintió al preguntarle nuevamente por su brazo y aunque
protestó un poco le di un Tylenol.Me senté junto a ella mientras la música
seguía sonando.Consideré que ya era tarde. Con uno de mis brazos tome su
delicado cuerpo, levantandolo sobre la cama, por un minuto me permití
disfrutar su proximidad.Con mi mano libre, en un fluido movimiento tire de
las ropas de cama, abriéndola para poder recostarla.La arrope como se hace
como suelen hacer los humanos con los recién nacidos.Si permitía que su
vida siguiera el curso normal de la vida humana quizás en unos años ella
también aroparía a sus hijos, sería madre, tendría familia… tendría una
vida.
Me recosté junto a ella, teniendo cuidado de que mi cuerpo no tocara el
suyo. Bella apoyó su cabeza en mi hombro y dejó escapar un suspiro.
Seguramente tenía mucho dolor, pero estaba seguro que no me lo diría.
—Gracias otra vez — Dijo en un susurro humano.
Para mi no era una molestia, era un verdadero placer. Un placer que ya no
podría disfrutar, un placer que nunca dejaría de recordar.Me golpee
mentalmente, no era la hora adecuada, aun no. Solo un poco más, solo un
poco…La amaba, la amaba con toda la capacidad que me brinda mi
condición inmortal. La amaría por siempre, para siempre. Y cuando mi
existencia terminara, seguramente también la amaría. Fuera lo que fuera lo
que existiera para los de nuestra especie, cuando estuviera ahí también la
amaría. Quizás el infierno no sería tan malo, no después de soportar toda
una existencia sin ella, aunque pensándolo bien eso sería mi “vida” sin ella.
Tendría que aprender a vivir en el infierno.
—¿En qué estás pensando? — Me preguntó de pronto Bella.
No quería mentir, no ahora. —Estaba pensando en el bien y el mal—
Aquello era lo mas sincero que me permitía ser. Su corazón de detuvo y
esperé su reacción…
—¿Te acuerdas de cuando decidí que no quería que ignoraras mi
cumpleaños? — Pregunto solo un segundo después, en su voz no había
ningún signo de histeria ni nada parecido. Era como si yo no hubiera dicho
o como si no me hubiera escuchado.
—Siii. — Dije esperando ver a que se debían tantas tretas. Era tan graciosa
cuando trataba de engañarme.
Justamente como había pensado ella quería, ya que era su cumpleaños, que
la besara nuevamente, añadiendo que no era una obligación, que no debía
hacer nada que yo no quisiera.Como si yo no quisiera siempre, por siempre
besarla.
—Que el cielo me impida hacer aquello que no quiera — Le dije tratando
de contener la repentina desesperación que inundó mi corazón.
Tome su barbilla, alzandola levemente. Vi mi rostro reflejado en sus ojos,
en ese momento habría llorado si hubiera podido. Contuve mi aliento y me
acerque lentamente a ella. Me miraba con amor, con devoción y pasión
contenida.Cuando mi nariz roso su rostro cerro sus ojos, aquella repentina
privación arrancó de mi cuerpo un escalofrío.La bese con mis ojos abiertos
memorizando cada linea, cada detalle de su rostro. La bese abrazando con
mis labios su boca y con mi brazos su cuerpo.Este sería el último beso que
me permitía darle. Después de esta noche debería dejarla. Ya nunca mas
sería mi Bella, debía permitirle ser de otro, de alguien como ella. Alguien
que no dudara en abrazarla por temor a romperla, alguien que pudiera
entregarse como ella merecía.
Con aquel dolor en el cuerpo y el alma la bese. Mi lengua acarició sus
labios, lamiéndolos delicadamente, pero atrayendo firmemente su cuerpo
contra el mio.La ropas de cama como las que llevábamos puestas, no eran
suficientes para separar su calor de mi cuerpo. Aun así podía sentirlo. Era
una sensación tan agradable y familiar. Por un momento imaginé su cuerpo
desnudo contra el mio ¿ Como se sentiría? Seguramente exquisito,
calentando cada parte de mi ser. La pasión con la que me besaba Bella no
hacia las cosas mas fáciles para mi, se apretaba mas y mas contra mi
cuerpo. Por un momento sentí que el aire me faltaba, como si lo necesitara
realmente.Pero no podía parar, deseaba recordarla. Quizás, solo quizás, si
tenía un pequeño recuerdo de ella, solo quizás podría soportar mejor la
eternidad.Mis manos anhelaban recorrer su cuerpo, mi boca quería recorrer
su cuello y mis dientes querían perforar su carne.De golpe me separé de
ella, haciéndola hacia atras en un seco pero delicado movimiento.Que
estúpido había sido, Bella nunca había sido mía, ella nunca lo sería.
Apreté los dientes, me faltaba el aliento. Pude sentir como rápidamente se
enfriaba mi cuerpo sin su contacto.
—Lo… siento — Logre decir entre jadeos. —Esto… es pasarse de la raya
—
—A mí no me importa en absoluto — Dijo en las mismas condiciones.
Bien sabía, que ella también me deseaba y eso no hacia mas llevaderas las
cosas.
Sugerí que sería mejor que intentara dormir, pero Bella quería que la desara
nuevamente, subestimaba mi autocontrol.
—¿Qué te tienta más, mi sangre o mi cuerpo? — Dijo desafiante. Pero eso
era muy fácil, simplemente había un empate, ambas cosas eran tan
deseables para mi y a la vez inalcanzables.Tanto que dolía. Dolía tenerla y
sería aun mas doloroso no hacerlo.
No tardó demasiado en caer dormida. Seguramente por motivo del
fármaco.Estaba acurrucada contra mi cuerpo.Acaricié su cabello,
inclinando mi cabeza para oler su cabello.
Trataba por todos los medios de encontrar alguna salida que no me obligara
a dejarla.Pero no encontraba nada, nada que me indicara que hacer.Sabía
perfectamente que era lo correcto, lo que debía hacer. ¿Pero que haría
Bella?Seguramente no me dejaría, ella sabía perfectamente lo que sentía
por ella. Sabía que era el sol de mis días y de mis noches.
¿Porque yo no tenía derecho a la felicidad? ¿Porque el destino se ensañaba
contra nosotros? ¿A quien heríamos, porque la felicidad no nos estaba
permitida?¿Porque no estaba permitida “Mi” felicidad?
Me incorporé en un delicado movimiento. Arrodillado junto a su cama la
contemple una vez mas dormir. Era fascinante y tan completamente
relajante que por un breve momento deje de lado mis pensamientos.Podía
ver que estaba soñando, seguramente era un sueño feliz ya que se dibujaba
levemente una sonrisa en sus labios. Quise acariciarlos, hasta estire mis
dedos hacia ellos, pero me obligue a no hacerlo. El gélido contacto de mi
dedos remirarían despertándola.
Caminé por su cuarto, caminé de lado a lado. Pero no podía pensar
fríamente con ella a menos de un metro. Sin darme vuelta salte con
decisión por su ventana
Era una noche oscura, sin luna. Ya no llovía pero la niebla era muy espesa.
Caminé por el sendero que se encuentra en el bosque, detrás de la casa de
Bella. Recordé el día que la espié desde la cima de un árbol, hace tantos
meses ya, pero que parecían solo días.Recorrí el mismo camino que en esos
días recorría ella. En el mismo arbol caído me senté a pensar en el futuro,
en las consecuencias que traería si me quedaba junto a ella. Lo peor fue
descubrir que ese futuro no existiría.Mi familia también me preocupaba,
pero Bella estaba atada a ella tanto como a mi mismo.Si quería marcharme
no podría permitir ningún tipo de contacto con ellos, solo le daría falsas
esperanzas de mi regreso y yo no regresaría.
Además siempre estaría el peligro del descontrol de Jasper o del Enojo de
Rosalie. De ellos podría esperar cualquier cosa.
El final
—O—
—O—
Aun era temprano, Bella seguramente estaría saliendo del trabajo.En otras
circunstancias podría haber pasado por ella, como solía hacerlo. Pero hoy
no, ya nunca mas.
Charlí estaba ansioso por ver un partido por televisión. Me senté en el
sillón esperando que Bella llegara… Bueno trataba de no esperar. Me
enfoqué en el televisor, agradecí que su padre fuera un hombre de pocas
palabras, lo último que quería hacer era platicar.
Era sorprendente como podía fingir frialdad frente a Bella. Esa noche no la
recibí con los brazos abierto. Tampoco bese sus labios y caminamos
tomados de la mano hacia la cocina. Esa noche solo la mire, dedicándole
solo una fingida y pequeña sonrisa.¿Con cuanta facilidad podía cavar mi
propia tumba?Yo era un monstruo y los monstruo no tienen sentimiento ni
emociones.
—Ahora voy contigo — Le dije para luego seguir contemplando el
televisor.Bella se quedo ahí, su corazón latía ahora rápidamente, pero no se
movió.
No quería mira, no debía mirar. Indiferencia, mi corazón era una roca.
Claro que no pude evitar escuchar. Me enfoque en los ruidos que llegaban
desde la cocina.Pero solo escuche el ruido de la silla cuando ella la arrastro
para sentarse.¿Que estaría pensando? No podía pasar por alto mi
comportamiento. ¿Que pensaría? Y ahí estaba otra vez aquella extraña
sensación. Desde las profundidades de mi menoría surgían extraños
recuerdos, casi olvidados ya. Traté de recordar, atravesando la densa nube
tras la cual se guardan mis antiguos recuerdos humanos.
La silenciosa risa de Bella surgió de pronto. ¿Qué era lo que la hacia reír?
Estaba completamente seguro de no hacerle entregado motivo alguno, es
más a estas alturas ya debería estar llena de incertidumbre. Pero sin
embargo no preguntaba nada, era como si simplemente aceptara mi
comportamiento. Como si fuera normal.Subió a su dormitorio, al parecer
estaba sacando una fotografía. ¿Una fotografía de que?Ya no era libre de
hacer preguntas, tampoco podía leer sus ojos.Aquello era peor, mucho peor
de lo que esperaba, infinitamente peor. Sin embargo no podía dejar de
espiar sus movimientos por la casa.Bajo los escalones lento, despacio;
tratando de no hacer ruido. Claro que aquello era imposible.
Obligue a mis ojos a no mirar, claro que tampoco pestañeaban. Estaba
completamente petrificado, sin vida, sin alma.
Bella tomó unas cuantas fotos de su padre y mías. Lo más difícil fue
cuando nos tomamos una juntos.Su suave cuerpo se sentía exquisitamente
cálido.
—Sonríe, Bella — Le dijo su padre.
Y por un momento me invadió la necesidad de contemplar su rostro.Y una
vez mas me contuve.
Deje caer mi mano de su hombro, casi dolía la separación de su
cuerpo.“Acostumbrate, acostumbrate. Es solo el comienzo”Pero mas bien
era el fin.
Me senté a fingir ver el televisor. El reloj no avanzaba, estar junto a ella de
esta manera era insoportable. Sentí que no podía mas.
—¿Te quedarás? — Me pregunto casi en un hilo de voz.
Por todos los cielos, su voz era débil, sin vida. Pero lo superará, Alice lo
aseguró.
—Esta noche, no—. Le dije desconsideradamente.Bella no protesto, como
supuse que lo haría, tampoco demostró tener mas interés en que lo hiciera.
Posiblemente le habría dicho que si, si hubiera insistido, pero no lo hizo y
agradecí aquello.
Sin mirar atrás, entre a mi coche. Demasiado rápido llegue a casa.Las cosas
ya estaban listas para la partida. En un par de días mi familia se marcharía
y luego vendría mi turno. El turno del adiós.
—Iremos a cazar por los alrededores, ¿Vendrás con nosotros?—.
—No madre, gracias—.
—Estaremos cerca por si nos necesitas—.
Todos se fueron. Era como ver mi futuro. Soledad, desolación.
De un lado a otro camine en mi habitación. Aquel no era el lugar donde yo
quería estar.Pero no iría. No correría por el bosque y treparía por su
ventana. No lo haría.Ya nunca mas entraría por su ventana, ni me recostaría
junto a ella en su cama. —Bella—, dije en voz baja. —Bella—. Cerré mis
ojos. Perfectamente podía recrear en mi mente todos lo detalles de su
habitación, la conocía perfectamente cada centímetro.Los libros que tenia
en la estantería, los CD’s de su colección, los afiches de su pared, etc.Y
sobre todo la recordaba vividamente. Me deje caer sobre el sillón de mi
dormitorio.
—Bella… Golpee mi cabeza con mis puños, aquello no ayudaba.
Me arrepentí profundamente de no haber salido a cazar. Salté por la
ventana, trepando a un árbol. Mi familia ya debía estar lejos, pero sería
fácil encontrar su rastro.Corrí sin prestar demasiada atención por el bosque,
mi mente era un caos.Me detuve de golpe. Fue como ver la luz al final de
un túnel oscuro. Aquella extraña sensación me inundaba por completo. Sin
embargo ya la recordaba claramente.
La última vez que la sentí fue hace muchos, muchos años. Fue antes de
entrar en la inconsciencia debido a la gripe española.Sabía perfectamente
que moriría y no volvería a ver a mi madre ni a mi familia.Había olvidado
completamente aquella terrible sensación. Mi muerte y mi nueva vida
estaba marchada por sensaciones completamente contrarias, como el día y
la noche, frío y calor. El frío que experimentaba en mi muerte paro de
golpe cuando el calor del veneno quemaba mis entrañas.Aquel recuerdo de
muerte había desaparecido en lo mas profundo de mis recuerdos…. Hasta
ahora.
Corrí con mas fuerza tratando de calentar mi cuerpo, pero era inútil. Sin
darme cuenta había llegado a casa de Bella.No entendía como, me había
propuesto no ir. Pero supongo que era una respuesta de mis sentido.Mi ser
tenía frío y ella era la única capas de curarlo.¿Pero que pasaría en el futuro?
¿También correría tras ella? Nunca podría olvidar su calor, ahora que
estaba consiente del frío tendría que vivir con el para siempre.Frío eterno
en mi noche eterna. Seguramente el infierno sería mejor, por lo menos ahí
no tendría frío.
Trepe por su ventana. Una mirada, solo una última mirada. ¿Y luego? …
¿Una última caricia, un último beso?.... aquello no ayudaba.Me obligué a
bajar, sin mirar. Mi mano colgaba del marco de su ventana. No podía
dejarme caer.
En mas de un sentido aquello representaba la separación. Tal vez, solo tal
vez, si lograba soltar mis dedos, podría soltarme de ella.Un tras otro los
levanté, quedando solo colgado del índice. Tan doloroso era dejarme caer.
Caer a la noche, caer al frío, a la soledad y al olvido.
Pero no había marcha atrás, no había alternativa.
—O—
Aquel fue otro día de terapia anti-Edward para ella.Me mantuve como los
días anteriores, indiferente… solo en apariencias.No podía dejar de
monitorear cada movimiento, cada cambio en sus latido cardiacos, cada
respiración y sobre todo cada suspiro que inconscientemente dejaba
escapar.En resumidas cuentas, era un verdadero martirio.
Bella se encontraba mas distraida que nunca en las clasesAl punto de tener
que “soplar” una respuesta en la clase de Lengua.
Aquella fue la única vez que me permití dirigirle la palabra. Silencio,
indiferencia. Me odiaba a mi mismo, me odiaba con todo mi ser.
Por fin llegó el final del día escolar. La acompañe a su carro, pero esta vez
no bese su frente al despedirme, tampoco sonreí.
Cada día la desprendía un poco mas, cada día destruía su corazón, de
apoco, sin compasión.
Camine hasta mi coche, tratando de mantener el paso humano.Era tan
difícil fingir. Todo lo humano pesaba. El tener que pestañear, el fingir
respirar, todo aquello que hacíamos para fingir nuestra humanidad.
Antes de Partir
El rastro
Las formas a mi alrededor eran solo sombras difusas. No estaba consiente
del velocimetro cuando paré en seco el coche.¿Emmett?... ¿Pero que esta
haciendo aquí?
Genial, lo último que necesita en esos momentos era que mi hermano
tratara de consolarme.Pero seguramente existía una buena razón para ello.
Solo di unos cuantos pasos, mi hermano me esperaba.
—Hey, Edward. Rosalie me dijo que era un tonto por esperarte. Ella no te
creía capas de hacerlo—.
—Pues se a equivocado como veras—. Le contesté apretando mis dientes.
Busque en su mente el verdadero motivo por el cual me esperaba.
—Tienes que estar bromeando—. Le dije cuando encontré la razón.
—No, no. Ven te lo mostraré—.
Comenzamos a correr por el bosque. Aquello era lo que necesitaba.
Aquella era una razón para alejarme de ella, quizás la única razonable. O
por lo menos trataría de pensar que así era.
Al poco andar, pude persibir lo que Emmett me había dicho.
¡Victoria!
Por un momento deje de lado mi estúpido dolor. Ahora tendría por delante
una tarea que realizar. Una en la cual no podía fallar, no me permitiría
fallar.El rastro no era reciente. Pero era lo suficientemente claro como para
seguirlo.
—¿Crees que se encuentre en los alrededores del pueblo?—
—No, de eso estoy seguro. No he encontrado nada en la ronda de la noche
anterior— Le dije muy seguro.
—¿Crees que podamos seguir su rastro desde aquí? —
—Es muy leve, pero indica que ha vuelto desde la última vez. Emmett no
permitiré que vuelva a Forks, menos ahora que …. —
No pude terminar, las palabras quedaron atrapadas en mi boca.
—Vamos Edward, quizás podamos alcanzarla—.
—No Emmett, no quiero compañía. Además, estoy seguro que Rosalie me
pateará el trasero si te llevo con migo—.
Traté de sonar animado, no quería preocupar a mi hermano.
—¿Y que se supone que harás? —
—No estoy seguro pero tengo todo lo que necesito aquí—. Le dije tocando
mi frente. —Bueno y en mi mochila que esta en el coche—.
Cazar a Victoria, quizás era lo único que me permitiría permanecer cuerdo.
Era mi obligación no permitir que ella volviera.
Adoptamos un paso humano para volver a la carretera. Emmett tenía
muchas cosas en su cabeza.
—Edward, no he podido decirte….
—Si, Emmett lo se. Creo que ella también te quería—.
—Bueno estoy consiente que puedes ver en mi mente todos mis
sentimientos, pero necesito decirte esto.Bella era muy importante para
nosotros, estoy consiente que debes sentirte terrible….
—Exacto Emmett, me siento terrible. Te agradecería no decirlo y mucho
menos pensarlo tan fuerte—.
Esta era la razón por la cual quería viajar solo, no necesitaba todo aquello.
—Solo dejalo así Emmett, por favor—.
—Esta bien, esta bien. ¿Sabes lo difícil que es hablar con alguien que sabe
todos tus pensamientos?. Uno se siente un tanto… estúpido—.
—Disculpa hermano, no es mi intención. Creeme que no es mi intención—.
Maldición, debía alejarme de todos mis seres amados. Me estaba
especializando en herir a todos los que estaban cerca de mi.
—Lleva mi volvo. No lo necesito, mas bien no lo quiero—. Le dije cuando
llegamos a la carretera.
—Pero….—
—Tu lo necesitarás más que yo. Vamos, toma las llaves, seguramente
Rosalie te estará esperando muy molesta por la demora—.
—Ya se le pasará—.
—Dile a mamá que estaré bien, trata de consolarla—.
—Eso será difícil y lo sabes—.
—Si pero los tendrá a ustedes—.
—Sabes muy bien que no es lo mismo—.
—Alice no tardará en llamar, tal vez puedan reunirse con ella—.
—Si, tal vez—.
—Dile a mi padre, que he hecho lo correcto. Dile… que le pido que no
regresen a Forks—.
—Eso no hará muy feliz a Rosalie. Le gustaba el clima—.
—Si es cierto, pero creo que podrás calmarla—.
Traté de reír, pero el sonido no logró salir de mi boca.
—Es verdad, creo que podré—. Me dijo riendo el de buena gana. —
¿Tienes todo lo que necesitas? —
—Si, tranquilo. No es la primera vez que estoy por mi cuenta—.
—Lo se solo que ahora todo es muy diferente—.
—Es verdad—.
—Hey, siempre me puedes llamar si necesitas una mano. Ya sabes que me
agradaría poder acompañarte en esta aventura—.
Pero aquello no era una aventura. Era una marcha fúnebre. Mi camino
hacia el infierno.
—Claro que te llamaré si te necesito—. Le mentí descaradamente.
—Bueno, me gustaría que me llamaras aun si no me necesitas. Ya sabes—.
—Trataré Emmett trataré. No estoy seguro de cómo será mi existencia de
aquí en adelante—.
—Pero piensas volver con nosotros ¿Cierto? —
—Si.. No… ¡No lo se Emmett. No lo se! —.
Sabía que Emmett no me torturaba intencionalmente, pero no podía
contestar con sinceridad sus preguntas. Yo ni siquiera sabía como sería el
día de mañana.
—Esta bien, esta bien. Ya no te molestaré mas. Tranquilizate—.
—Estoy bien Emmett. Dile a mi madre que me encontraste bien. Por favor
no la preocupes—.
—Lo que tu quieras. Pero solo si te mantienes en contacto. O si no le diré a
Esme que vaya por ti. Y sabes muy bien que es capas de hacerlo. —
Otoño
Dallas
Invierno
Trate de pretender que nunca existió, que solo fue una ilusión, una broma
macabra de mi mente cansada de esta larga y solitaria existencia.Pero no
podía. Todo me decía que era cierto, no solo mi memoria. Mi cuerpo, mis
sentidos, todo mi ser decía que era cierto, que ella existía.Cerraba los ojos y
era tan fácil verla, tan clara, tan nítida.
Todos los días luchaba contra los síntomas de la abstinencia de mi droga
favorita. La necesitaba, simplemente la necesitaba.
Calmar mi sed era solo un mero tramite, la caza semanal no sabia a nada y
los días eran un su calvario de 24 horas.
2 meses habían transcurrido desde que llegue a Brasil. 2 meses en que no
he encontrado rastro alguno.
Sin rumbo he viajado como un estúpido, tratando de encontrar algo que me
lleve hacia ella. Pero es inútil, Simplemente no logro encontrar nada.
No entendía como había llegado hasta aquella localidad. ¿ Como había
perdido el rumbo?No tenia sentido permanecer ahí, mi propósito se había
perdido.
Tal vez y solo tal vez puede volver a casa. Tal vez pueda retomar el rastro
desde ahí y asegurarme de que todo esta bien.Eso me estaría permitido. No
estaría interfiriendo.Y cuando este ahí, tal vez y solo tal vez pueda ver….
Solo de lejos, claro… no interferiría con su vida… claro que no lo haría…
Podría ver a…a Bella…
6 meses habían pasado desde que me separé de ella. ¡Rayos! ¿Tan solo, 6
meses? Pero estaba en lo cierto solo 6 meses, sin embargo ha sido como
una eternidad.Todos los días un verdadero suplicio sin fin, un infierno. El
cielo era estar junto a ella, Bella era mi cielo.
Maldición… Ya no recuerdo cuando fue la ultima vez que dije su nombre
en voz alta.
Bella, Bella, Bella… Su nombre quemaba mi boca, mi lengua mi garganta
y su recuerdo mi memoria y mi corazón.
¿Qué pasaría si volviera? No, eso es una locura, seguro que ella ya me ha
olvidado, seguro que ya me ha superado.¿Habrá tenido Mike Newton su tan
anhelada oportunidad?Ya lo creo, seguramente ella ha encontrado consuelo
en sus brazos, en sus besos.
La sola imagen de ella en sus brazos… Era, era como sentir un alfiler en mi
cabeza. Si así fuera no podría evitar destrozar al blandengue de Newton o a
cualquier otro que osara tocarla o estar junto a ella.
Pero ha sido lo mejor para ella. ¿Por qué no puedo ser yo lo mejor para
ella?Ahora deben ser de otro sus días, sus sueños, sus besos y sobre todo,
su futuro.La mente humana olvida rápidamente, facilmente.Seguramente ya
ha encontrado consuelo, pero eso solo lo hace mas difícil para mi.
¿Y que pasaría si volviera? ¿Me recibiría? ¿Pero que le diría? ¿Me
perdonaría?Tendría que volver de rodillas, le suplicaría. No sentiría
vergüenza al hacerlo, yo no soy nada sin ella.
¿Y luego que? ¿Qué haría cuando el tiempo pasara inevitablemente? Un día
tendría que separarme de ella. El tiempo terminaria venciendo y
separándonos eternamente. Cuando eso sucediera ya no podría hacer nada,
la vida y el tiempo habrían ganado y yo la perdería por siempre.El tiempo
siempre nos vencería.
Aunque hoy estamos lejos.Aunque nuestros cuerpos estén separados por
kilómetros y kilómetros de distancia, siento un poco de consuelo, al saber
que ella vive lo que debería ser una vida normal.No es algo que haga mas
soportable mi dolor, pero se que es lo mejor para ella.
Pero todo será infinitamente peor al pasar los años.El saber que descubrirá
tantas cosas sin mi, sin estar a su lado sosteniendo su mano.Sus días de
universidad, su primer trabajo, su primer ascenso, su primer auto
decente.Tantas cosas, tanto que vivir.
Tal vez yo pueda estar ahí, tal vez podría compartir su vida con
ella.Tendríamos que marcharnos, empezar juntos una nueva vida.Solo
Bella y yo, juntos como una pareja. Juntos como hombre y mujer.
Maldición….. estúpido, estúpido… pero si yo no soy un hombre, nunca
podré estar con ella como tal. Nunca podré estrecharla fuertemente entre
mis brazos, ni hacerla mía como deseaba hacerlo.¿Cuánto tiempo podría
soportar?
Pero la amaba mas allá de todo, mas allá de las desiluciones, de los
impulsos, mas allá del deseo o de la necesidad. Solo estar junto a ella me
bastaría, solo sostener su mano y recorrer su camino junto a ella hasta que
su muerte natural nos separara.Después me uniría a ella en la muerte,
trataría de alcanzarla si es que después de esta vida había algo mas, como
decía mi padre.
Pero que tonterías pensaba, me hacia falsas ilusiones.¿Acaso no me a
dejado marchar tan facilmente, no ha bastado una sola palabra para romper
nuestro lazo?
Han transcurrido 6 meses desde que me separé de Bella, sin embargo su
presencia permanece junto a mi, día y noche.Las horas eran una
interminable sucesión de imágenes y recuerdos en mi mente.
Había llegado a Tangará da Serra donde alquile un modesto dormitorio en
una pequeña posada. Turistas de todo el mundo visitaban la localidad, era
fácil pasar por europeo, algunos eran tan pálidos como yo.
Como siempre, mi andar era regido por el clima, pero me sentía mas
tranquilo al desplazarme por las noches.El vivir de esta manera ya
comenzaba a desequilibrar mi cabeza. Eran demasiadas las horas que debía
permanecer inactivo, donde solo mi cerebro trabajaba y soñaba…
Me encontraba agazapado en una esquina del dormitorio, siendo atacado,
una vez mas por el frío que recorre inclementemente mi cuerpo de arriba
hacia abajo una y otra vez sin tregua ni piedad.Abrazaba mis piernas contra
mi pecho, en un intento inútil de escapar a aquella terrible sensacion…
Como si eso fuera posible…
La luz del sol lograba filtrarse por la ventana que permanecia siempre
cerrada, ya pronto caería la noche, aunque estaba seguro que en esta
oportunidad, como en las anteriores, no encontraría nada.
Sin embargo seguí rastreando el lugar, callejones, zócalos, bosques a la
redonda… pero nada, como siempre no encontraba nada.Seguí avanzando
hasta llegar a Mato Grosso. Un ambiente festivo envolvía la ciudad.
—Disculpeme, ¿Que están celebrando? — Le pregunte a una mujer que
pasaba en ese momento junto a mi, cuya piel era tan oscura como el
chocolate.
—Son las celebraciones de Semana Santa—. Dijo mientras me miraba de
pies a cabeza.
De pronto sentí el contacto de una pequeña y calida mano tocando la mia.
Di un paso hacia atrás, sorprendido por aquel inesperado y repentino
contacto. Demasiado tiempo habia pasado sin sentir el roce de un ser
humano.
—¡Isabella!, ¡Ya te he dicho que no se acerques a los extraños!.Disculpeme
señor es muy pequeña y traviesa. Supongo que esta impresionada por tu
color—.
—No, no es nada, solo me ha asustado un poco—. Le dije sin apartar la
vista de la pequeña niña que inimaginablemente tenía el mismo nombre que
llevo siempre en mi cabeza.
Como era de esperar, la mujer se alejó dando grandes risotadas, mientras
unos pequeños ojos negros me miraban mientras su madre tiraba
fuertemente de su brazo.
La gente no paraba de bailar y reír a mi alrededor como si de ello
dependieran sus vidas.Por todos lados se podía ver y oír la gente rezando,
algunos caminando de rodillas, otros llorando desesperadamente.
Mi móvil vibro en mi bolsillo, la pequeña pantalla marchaba el numero de
Rosalie.Aquello era muy extraño ya que no me había llamado en todos
estos meses.No era muy seguido que me comunicaba con ellos y solo Esme
o Emmett solían llamarme.Por primera vez en todo este tiempo me
preocupé por mi familia, algo debía estar muy mal para que ella me
llamara, de aquello no había duda alguna.
Me alejé de la multitud, podía escuchar perfectamente pero aquellas
muestras de fanatismos religioso me molestaban un poco.
—¿Que sucede Rosalie, todo esta bien? —
—Tan bien como se puede supongo—.
—Bueno entonces que sucede. ¿Por que me estas llamando?.
—¿Es que no puedo llamar a mi hermano? —.
—Pues claro que puedes, pero estoy consiente que no quieres, así es que
dime que va mal.¿Le sucedió algo a Emmett? — Aquello era casi
imposible pero debía preguntar.
—No, ya te dije que todo y todos están bien …. bueno no todos—.
—¿A que te refieres? Por favor dejate de estupideces y dime de una buena
vez que es lo que sucede.¿Donde esta mamá y Carlisle?.
—Se marcharon hace un par de días, están de cacería, pero ellos están bien
—.
—¿Qué? Maldita sea Rosalie. ¿Qué? —.
—Esta bien, de todas formas te he llamado para decirtelo. ¿Cierto?.
Bueno… resulta que… —
Le lance un gruñido amenazante, no me sentía con ganas para juegos
estúpidos.
—Mira, yo se que nos hiciste prometer que no interferiríamos en la vida de
Bella…
Que extraño era escuchar su nombre desde la voz de Rosalie. —¿Siii?. —
…Y bien todos hemos cumplido, te lo juro Edward nadie se ha acercado…
Pero aquí estábamos, en casa de Tanya disfrutando los días de Pacuas y
creo que Alice no ha podido evitar espiar en su futuro—.
—¿Que me estas diciendo? ¿Le pasará algo a Bella? —
— Alice vio a Bella saltando de un acantilado…—
Aquello debía ser un error, no era posible, simplemente no era posible. Ella
lo había prometido, no haría nada estúpido, lo había prometido.
—¿Un acantilado…? ¿Cuándo? ¿Donde…? Espera un momento… ¿Que
me estas diciendo?¿Donde esta Alice? —
Alice tendría la respuesta, además sus visiones no eran ciertas, el destino
no estaba escrito en piedra. Ella se ha equivocada antes.
—Pues ella viajó hace un par de días a Fork. Ya sabes que le tenía gran
cariño a Bella y a su padre. Ella quiere estar presente para ayudarlo en lo
que mas pueda—
¿Que… que…que le tenía? Pero si Alice le tiene cariño a Bella.
—¿Pero, que me estas diciendo? ¿No hay nada que ella pueda hacer para
evitarlo? —
Siempre había una salida, un llamado a su padre, algo cualquier cosa.
Siempre se puede hacer algo.
—Lo siento Edward, creo que ya es muy tarde. Bella… ella esta muerta. —
Bella muerta…. las palabras hicieron eco en mi cerebro repitiéndose sin
piedad de mi mente, hasta que estalle en gritos.
—¡No, no!. ¡No, tu estas equivocada!, eso no es posible. ¡Eres una
mentirosa Rosalie!. ¿¡Por que me haces esto!? —Emmett esta muy molesto
con migo, no quería que te llamara, el pensó que debía esperar un par de
días mas, pero que sentido tiene si ella ya esta muerta.
¡No!. ¡Callate¡ Tu no sabes nada, eres una mentirosa y te lo voy a
demostrar!.
De un golpe cerré el móvil, aquello era una mentira, una gran y maldita
mentira. ¿Pero como es posible que me haga esto?
Solo había una manera de saber que es lo que verdaderamente estaba
sucediendo.Marque el numero de los Swan, con la estúpida esperanza que
fuera ella quien contestara, seguramente a esta hora el se encontraría en la
oficina.
—Casa de los Swan— Dijo una voz ronca de hombre.¿Pero quien podría
ser?.
—Si... Bueno soy el Doctor Carlisle Cullen. Quisiera hablar con Charlie
Swan por favor—.Verdaderamente no pensé en suplantar a mi padre, pero
tal vez, después de todo no quisieran darme información si sabían que era
yo el que llamaba, después de todo yo la había abandonado, sola en mitad
del bosque.
—No esta en casa— Contesto el hombre en un tomo amenazador.
—Por favor digame a que hora lo puedo hablar con el o donde se encuentra
—
—Esta en el funeral—
En el funeral… Fue todo lo que pude escuchar, corte la llamada ya no había
duda alguna, era verdad, todo era verdad. Rosalie no mentía, Bella, mi
Bella estaba muerta. Ya nunca mas sus ojos brillarían para mi, su cálido
cuerpo era ahora solo un recipiente frío y vacío, su esencia, todo su ser se
había ido para siempre.
Y ahora ella estaba muerta, impulsada seguramente por mi abandono, por
mi estúpido intento de mantenerla a salvo. Yo la había matado. Nunca mas
podría verla, sentirla y escuchar su risa cristalina.Ya nunca mas me vería
reflejado en sus ojos, nunca mas tendría la esperanza de un futuro.Sus
sueños… mis sueños de compartir su existencia junto a ella.
Camine entre la gente que no paraba de cantar y rezar a mi alrededor.
Resaban a su dios, aquel que cuida su almas y rige sus vidas.¿Cuidaría El
del alma de mi amada Bella?.
Y entonces fui completamente consiente por primera vez en mis casi cien
años de vida lo que la soledad realmente significaba.Sin Bella no viviría,
sin ella no quería ya vivir.
Vulturis
—0—
Aquí ya nada quedaba para mi. Junto a ella se desvanecía la vida, los
sueños y esperanzas.No estaba dispuesto a vivir entre sombras como si mi
vida fuera una noche eterna.Sin ella no me quedaba nada. A unos metros el
gentío lanzaba gritos de alegría mientras mi corazón lloraba lo que mis ojos
no podían.
Apreté mis puños, pronto el sol tocaría mi torso desnudo y todo terminaría.
Sol, voy hacia ti.
…Sol… hazme tuyo…
Di el ultimo paso hacia mi muerte, esperando que todo terminara pronto.
Esperando que mi padre tuviera razón y ella esperara por mi.
Sueño y realidad
¿Pero que es lo que me estaba pidiendo? ¿Me pedía que no muriera que
siguiera viviendo, un sin ella, en la vida oscura y sombría? No estaba
dispuesto a hacer eso y menos ahora que por fin la había encontrado
nuevamente.
Acaricie la piel se su mejilla, tan suave, tan tersa, sonrosada. La muerte no
había hecho mella en su belleza, continuaba igual que la ultima vez que la
había visto.Agradecí la eficiencia de mis verdugos.
—No estoy muerta—. Dijo energicamente. —¡Y tampoco tú! Por favor,
Edward, tenemos que movernos. ¡No pueden estar muy lejos!—.
Analice detenidamente sus palabras. ¿Pero como era posible que estuviera
ahí, en mis brazos si no estábamos muertos?.
Hice frente a los que venían por mi, Bella se encontraba momentaneamente
segura a mis espaldas, extendí mis brazos para proteger mi preciado tesoro,
mientras los otros se acercaban.
Tal vez si jugaba bien mis cartas lograría que ella se marchara.
—Me parece que no—. Le dije enseñando mis dientes. Debía prepararme
para la lucha. Solo bastarían unos cuantos pasos para que ella se encontrara
bajo la seguridad de los rayos del sol. Debía tratar de darle aquella
oportunidad.
Ella pudo ver mis intenciones.
Maldición, no sería tan fácil como me hubiera gustado. Pero no dejaría que
a ellos les fuera tan fácil.
—Esto está pero que muy bien—. Aquello le daba la chanse que estaba
buscando para el enfrentamiento.
Caminó hacia nosotros hasta que estuvo a mi lado. Dos contra dos, aquello
era sumamente favorable.
Ya no tenía dudas sobre enfrentarme contra ellos, ahora era diferente, con
Alice de mi lado, la batalla estaba ganada y tanto Felix como Demetri
estaban consientes de ello.
—No estamos solos—. Les dijo Alice usando la más despreocupada de sus
voces.
Demetri se percató que a unos pocos metros nuestro había una familia
observando nuestra “pequeña reunión”.
Habíamos despertado su curiosidad ya que era inconfundible la postura de
defensa que mantenida delante de Bella.
Aquello no pintaba bien para Demetri ya que había recibido ordenes
precisas de llevarnos con el.
Su mente ya preparaba la mejor disculpa para darle a Aro por haber fallado
en su misión.
Maldición los Vulturis enviaban refuerzos. Ahora no había nada mas que
hacer, deberíamos dejarnos arrastrar hacia nuestro destino, fuera cual fuera.
No me había percatado que estaba en este estado hasta que sus dientes
comenzaron a castañear por el frío, sin duda que mi gélida piel no ayudaba
en lo absoluto.
Contra todos mis deseos solté su cintura y la tome de la mano.
Debería haberme sentido mejor, solo por Bella, cuando dejamos atrás los
oscuros túneles, estaba seguro que aquello había sido terrible para ella.Sin
embargo no pude evitar retorcerme al pensar hacia donde nos conducían
ahora.No era lugar para un humano, no a menos que quiera ser la cena y
ahora ibamos directo hacia ellos, donde nos esperaban…
El reencuentro
—Ligeramente — Le respondí.
—¡Me la pido primero!—. Dijo Felix mientras inhalaba una gran bocanada
de aire demasiado cerca de Bella.
Felix yacía a mis pies con el cuello roto mientras lo demás Vuturis se
lanzaban en nuestra contra.
La siguiente imagen era de Bella, se encontraba el suelo y los vampiros de
alimentaban de ella.
“Aun existen esperanzas Edward”
Aro estaba muy alegre de ver que Jane había tenido éxito en su tarea.
Avanzó hacia ella y como era costumbre toda la escolta se movió junto a el.
Impulsados por una fuerza invisible, como si el fuera un gran y viejo imán.
Jane recibió lujuriosamente el beso que Aro le dio en los labios, pero lo que
la inundo de placer fueron los elogios de este al traernos de regreso y con
vida.
Después de enviar por Marco y Cayo, Aro nos dedicó toda su atención.
—Me encantan los finales felices. Son tan escasos—. Agregó Aro en un
suspiro.
—No, no, no soy infalible ni por asomo como habéis podido comprobar
hoy, a menudo causo más problemas de los que soluciono—.
—Lo siento. No nos han presentado como es debido, ¿verdad?—. Les dijo
hipócritamente —Es sólo que siento como si ya te conociera y tiendo a
precipitarme—.
Cayo estaba molesto, Felix no les había comentado el porque Aro los había
hecho llamar.
Hoy no tenía muy buen humor para sus demostraciones sobre exageradas.
—Conozcamos la historia—. Le dijo Marco a Aro.
Este extendió su mano y el la toco una fracción de segundo.
Un segundo que en su mente fue mucho mas extenso.
Se sorprendió enormemente. Aquellos sentimientos no existían en entre
ellos.
“Entrega absoluta.
Carente por completo de razón y lógica, unida a la lucha constante entre el
amor y el desesperado deseo por su sangre pero que por igual sentía hacia
su cuerpo y hacia su ser.
Dolor y alegría entrelazados.
Lealtad, respeto y una intimidad profunda.
Amor, amor incondicional e ilimitado”.
No pude evitar resoplar y hacer una mueca ante estos pensamientos.
Efectivamente eso describía por completo mis sentimientos hacia ella, solo
que era extraño el asistir a su análisis tan metódico y completo.
“Pero que sucede aquí Edward, por favor explicame, ya no aguanto esto”.
Me decía la mente de mi hermana.
Le explique lo acaba de suceder y el por que de la reacción de Marco y
Aro.
—¡Qué práctico!—. Dijo Aro al darse cuenta de la pregunta mental de mi
hermana.
Su codicia por mi no tenía fin.
Aquello estaba muy mal, seguramente haría de todo para retenerme.
Sin embargo sus pensamientos habían tomado otro rumbo ahora.
No podía entender el por que.
No emprendía como podía estar junto a Bella.
Como podía aguantar mi proximidad con ella, sobre todo por la forma en
que ella olia para mi.
¿No había sido el mismo el que había dado muerte a su propia hermana
Dibymi? O eso era lo que mi padre me había confiado hace mucho tiempo
ya.
Aro era un ser malvado y carente de todo sentimiento bueno o noble, solo
la codicia y la envidia reinaban en su seco corazón.
Aro continuó muy esceptico referente a mis sentimientos, creía que pagaba
un precio muy algo solo por esta con ella sin matarla.
—Simple coste de oportunidad—. Le dije alzándome de hombros.
Aquello logro hacerle reír de buena gana.
Sin embargo no creía que la sangre gritara tan alto en la mente de un
vampiro, de no haberlo presenciado en mis recuerdo no lo habría creído
nunca.
—La mayoría de nosotros vendería caro ese obsequio mientras que tú... —
—... lo derrocho—, Dije terminando la frase con sarcasmo.
—En absoluto—. Le dije ya cansado de toda esta fingida plática. Pero Aro
continuaba alabando ahora a mi padre y agradeciéndome por entregarle
recuerdos de el.
Por un momento me pareció muy apropiado que considerara que era mía, lo
era en muchos aspecto, siempre había y sería Mi Bella. Pero le dije que le
preguntara a ella.
Bella buscó mis ojos, en ellos había duda y miedo al mismo tiempo.
Me habría gustado ahorrarle aquella desagradable experiencia,
segumamente le asquearía el tener que tocar aquella decrépita y helada piel,
pero no había nada que pudiéramos hacer, el negarse habría sido una
locura.
Asentí con mi cabeza al mismo tiempo que le sonreía para tranquilizarla.
Bella avanzó unos pasos hacia Aro con la mano extendida, la cual temblaba
levemente.
Apreté mis puños fuertemente. En mi interior anhelaba que no sus intentos
fueran inútiles. Sin embargo tal vez fuera la única oportunidad que tendría
para ver y sentir los pensamientos de Bella.
Aro se acercó también para alcanzar su mano.
Su orgulloza mente ya celebraba el poder ingresar en su mente y de esta
manera demostrar que su poder era infinitamente mas fuerte y poderoso
que el mio. Sin embargo su soberbia se convirtió rápidamente en desilusión
y rabia contenida.
—Pues sí, muy interesante—. Dijo mientras se retorcía por dentro llenos de
perplejidad.
Aro quería saber si ella era inmune a otros poderes, en realidad solo quería
torturar a Bella, no soportaba el ser humillado y menos delante toda la
corte.
En una fracción de segundo Jane se volteó hacia nosotros y menos que eso
me tomo para salta hacia delante con la intención de acabar con ella.
Sin embargo no pude alcanzarla, había sido mas rápida que yo.
De pronto mi cuerpo fue atacado por miles de choques eléctricos desde los
pies a la cabeza, una y otra vez.
Apreté fuertemente mi mandíbula, no dejaría escapar sonido alguno.
Estaba consiente que Bella mi miraba y que sufría al verme de esta manera,
no incrementaría aun mas su dolor.
No se cuanto tiempo transcurrió pero de pronto la corriente dejo de golpear
mi cuerpo, me tomó un momento el recuperarme.
Aro lanz'ó una risotada, vpensaba que yo había sido demasiado valeroso al
soportar la tortura en silencio.
Afirmó que un día el mismo había experimentado el dolor sólo por
curiosidad.
Aro realizó la misma pregunta a mi hermana, pero esta fue mas resuelta
que yo y le rechazó de inmediato.
Pero en ese momento yo tenía problemas mas graves que sus deseos de
hacernos pedazos.
Aro realmente estaba pensando conservar a Bella. Aunque estaba consiente
de las palabras de mi hermana sobre la posibilidad que teníamos de salir de
esta, no estaba dispuesto a hacerlo a costillas de Bella.Todo mi cuerpo se
rebelaba, no podía contener o evitar el emitir grandes gruñidos.
—No, gracias—. Dijo entonces Bella con la voz partida por el miedo.
Aro pasaba por alto mis gruñidos y en un suspiro dijo que era una
verdadera lastima.
Aquello fue lo último que pude soportar. —Unirse o morir, ¿no es eso?—.
Dije apretando los dientes. —Sospeché algo así cuando nos condujeron a
esta estancia. ¡Pues vaya leyes las vuestras!—.
Aro dijo que aquello no era cierto ya que el estar ahí reunidos se debía a
que esperaban la presencia de Heidi.
Maldición, si eso era cierto debíamos salir cuanto antes de ahí. Una vez
desatada su hambre no habría posibilidad de sacar a Bella con vida de ese
horrible lugar.
—No voy a... — Trató de decir Bella pero no pudo terminar la frase. —
Tampoco pretendes convertirla en uno de nosotros—. Continuo después de
dar una terrible fría mirada a Bella.
—por consiguiente, ello nos hace vulnerables. Bien es cierto que, por esto,
sólo habría que quitarle la vida a la chica. Puedes dejarla aquí si lo deseas
—.
Esto era pasarse de la raya, primero la hacía callar y luego la quería para la
cena.
Solo le enseñe mis colmillos en señal de respuesta.
—Lo que pensaba—. Dijo Cayo con una sonrisa en los labios. Al terminar
de decir estas palabras e impulsado por un resorte invisible Felix dio un
paso hacia delante esperando la orden para atacarnos.
—A menos que... —.
El no quería desperdiciar dos talentos impresionantes y uno muy
prometedor.
—A menos que, ¿albergas el propósito de concederle la inmortalidad? —
Giré mi cuerpo levemente para verle mejor. Alice abrió los ojos lentamente
y sin mirarme caminó hacia delante al encuentro de Aro con una de sus
manos extendidas.Aro comprendió las intensiones de mi hermana y camino
hacia ella deshaciéndose de su guardia personal, tomo su mano y se entregó
a las imágenes que le entregaba la mente de mi hermana.
La escena en su mente no había cambiado nada, no después de todo lo que
habíamos pasado. No después de todo el tiempo transcurrido.
Tal vez aquella visión no es de un futuro cercano, tal vez siempre estuvo
dispuesto que me alejará de ella y también que nos encontráramos aquí, en
estas circunstancias.¿Cuanto tiempo debería pasar para que aquello se
cumpliera? El rostro de Bella no había cambiado nada, no había alguna
muestra del paso del tiempo, algo que me indicara cuantos años humanos
habían pasado.Bella igual que hoy, Bella convertida en vampiro.Apreté mis
dientes. ¿Acaso no había nada que pudiera hacer para detener aquella
visión?
La imagenes cesaron y Aro reía de placer y de satisfacción.
—¡Eso ha sido fascinante! — Dijo casi jadeante.
—Ver las mismas cosas que tú ves, ¡sobre todo las que aún no han
sucedido! —
—Pero eso está por suceder — Le recordó Alice.
Este estuvo de acuerdo con las palabras y las visiones de ella.Sin embardo
no todos estaban conforme con ello.Cayo al igual que Jane, Alec y Felix
estaban molestos por el giro que había tomado la situación.Cayo trató de
mostrar su disconformidad con el asunto pero Aro lo detuvo dedicándole
palabras tranquilizadoras en medio de una sonrisa complacida.
Argumentaba que no nos uniríamos a ellos “hoy”, que pensará en las
posibilidades, que siempre existía la oportunidad de que pasara en el futuro.
Unos meses, unos años, unas décadas tal vez. Ellos sabían esperar, tenían
toda la eternidad para hacerlo.
—Además, siento una terrible curiosidad por ver ¡cómo entra en acción
Bella! — Dijo pensando en las millones de posibilidad que podrían existir
para ella.Podría tranformarla, convertirla en una guerrera ampliamente
entrenada, tranformarla en una maquina sangrienta y despiadada, en un ser
donde los poderes mentales de los otros no podrían lastimarla.La querría
para el, para servirle y protegerlo.
El Retorno
El Perdón
A cada paso, cada vez que me acercaba un poco mas, sentia pequeñas
descargas electricas y el calor que emitía su cuerpo bañaba el mio
completamente como olas invisibles.
Me arrodille juntó a su cama. Contemplándola.
Durante estos meses había soñado un millón de vez con aquella visión.
Estiré mi mano hacia ella, solo para comprobar que aquello no era un
espejismo, que era real.
—Maldito chico—. Dijo mientras bajaba las escaleras. —Pero nunca más,
nunca mas lo quiero en casa. Ya vera Bella cuando despierte…..
Tendremos una buena plática…. de padre…. a hija—. Y se fue directo a la
cocina.
—Mira, creeme que tengo cosas mucho más importantes que hacer en vez
de estar aquí discutiendo contigo. Jasper me esta esperando—.
—El asunto es que hay mucho que no te conté en Italia y debes estar al
tanto antes de hablar con Bella—. Me dijo mirándome a los ojos. —Creo
que debes saber algunos detalles, para que te disculpes como es debido. Y
además para que no tomes alguna alocada decisión nuevamente. No sea
que te den ganas de marcharte otra vez para “protegerla”—. Agregó ahora
algo molesta.
—Si, es verdad—. Me dijo Alice mientras retrocedía unos pasos. —Es todo
lo que vine a decirte para que estés al tanto de todo lo que ha pasado en tu
ausencia. Seguro que ahora querrás estar solo unos momentos, "Pensando".
Dale un beso a Bella de mi parte—. Me dijo antes de partir.
—Hay algo que puedes hacer por mi—. Me dijo separando su cuerpo del
mio y mirándome a los ojos. —Claro que solo si quieres saldar aquella
pequeña deuda—.
—Es solo que confirmé algo que ya sabía Alice… No puedo vivir sin
Bella.
Lo intenté y no lo logre. ¿De verdad es tan difícil de comprender? ¿Que
harías tu sin Jasper? —
—Creo que te entiendo, solo un poco. Pero creo que ella aun te ama. Trató
de ocultar lo mal que se sentía sin ti, pero no lo ha logrado. Edward, ella
tampoco puede vivir sin ti. Por favor no la hagas sufrir más, te lo pido—.
Me dijo apretando mis manos.
—No pienso dejarla Alice, pero ella algún día se marchará, algún día
morirá, todos los humanos lo hacen—.
Pero por ahora aquello tendría que esperar. Tenía problemas mas
inmediatos que atender. Heridas que sanar, culpas que asumir y sobre todo
muchas disculpas que pedir…
—¿Qué pasa, Bella?— Tenía una extraña expresión en el rostro con los
ojos mas grandes que nunca.
—Estoy muerta, ¿no es cierto?. Me ahogué de verdad. ¡Mierda, mierda,
mierda! El disgusto va a matar a Charlie—.
—Ya veo que me has confundido con una pesadilla—. Le dije tratando de
sonreír.
Mis temores se habían materializado. Ya no era su príncipe de sueños,
ahora el monstruo de sus pesadillas.
Sin embargo…
—Pues claro que no—. Dijo en medio de una mueca. —Tú no podrías estar
conmigo si yo estuviera en el infierno—.
Sin duda seguía igual de cabezotas que antes.
—Eso depende.
Si te refieres a que casi nos masacran en Italia, entonces, sí—.
Pero en respuesta a esto ella solo decía incoherencias. Tal vez debía volver
a dormir. Tal vez su cerebro estaba tan agotado que no estaba reaccionando
de todo.
Sin embargo dijo que no estaba cansada.
Le preocupaba la hora y cuanto tiempo había dormido.
Contesté a sus preguntas mientras ella se estiraba para luego preguntar esta
vez por su padre.
—¿Qué le voy a decir a Charlie? ¿Qué explicación le voy a dar por haber
desaparecido...? Ahora que lo pienso, ¿cuánto tiempo he estado fuera?—
Sólo habían pasado tres días desde su fuga para salvar mi vida.
Y yo tenía la esperanza de que se le ocurriera a ella alguna explicación para
su padre.Tenía tantas cosas en la cabeza que había olvidado por completo
eso de tener que explicar su ausencia.
Aquello no le parecía muy bien a Bella pero quizás mi hermana podría
pensar en algo convincente.
—Claro que no—. Dijo con una mueca de molestia, rodando los ojos.
No estaba seguro a que debía esa cara, aquella era un nueva mueca.
¿Cuánto puede cambiar un humano en 6 meses? Nunca había estado cerca
de uno tanto tiempo para poder comprobarlo.
Bella por otro lado seguía tontamente empecinada con que yo solo era
producto de su imaginacion y que todo era un sueño…. o una pesadilla
realmete.
—Si te lo cuento, ¿te creerás al fin que no estás viviendo una pesadilla? —
Le dije.
Claro que le debía una mejor explicación que esa. Mis escuálidas palabras
no saciarían su curiosidad. Sin embargo no sabía como explicarme.
—¿Y qué fue lo que estuviste rastreando? — Y ahí estaban otra vez
aquellas correctas preguntas.
—No te entiendo—. Dijo esperando una explicacion mucho mejor que esa.
—No me di cuenta del desastre que dejaba a mis espaldas. Pensé que te
dejaba a salvo. Totalmente a salvo. No tenía ni idea de que volvería
Victoria...—. Al decir su nombre pude sentir el veneno brotando en mi
boca. Grrrr. —No había prestado atención a los pensamientos de ella,
James había captado toda mi atención. No me había percatado del lazo que
los unia y jamás fui consiente de una reacción por parte de ella—.
Desesperadamente trate de encontrar las palabras adecuadas para
disculparme, sentía la ansiedad quemando mi pecho. De haber sido capas,
habría caído de rodillas, ahí junto a su cama, llorando, gimiendo por su
perdón.
Pero mis ojos hace mucho que no lloraban y hoy aunque quisiera tampoco
lo haría.
¿Cómo se logra expresar el dolor y el sufrimiento sin lágrimas que
derramar?.
Y yo la había dejado, sola, indefensa a merced de nuestros enemigos y no
solo de ellos. También había tenido que refugiarse junto a licantropos....
—Por favor, creerme cuando te digo que no tenía ni idea de todo esto. Se
me revuelven las tripas hasta lo más profundo, incluso ahora, cuando puedo
verte segura en mis brazos. No tengo ni la más remota disculpa en... —.
—¿Ah, no?—
—Me sentía culpable, de una forma muy intensa. Más de lo que tú podrías
llegar a comprender—
—Pero hay algo que aún no entiendo — Dijo Bella sacandome de mis
pensamientos a media voz. —y ése es el punto más importante de la
cuestión: ¿y qué?—.
—¿Perdona?—.
Verdadera me pregunta ¿y qué?
Si, lo hacía, como podía dudar, acaso no sabia lo importante que era para
mi… ¿Cómo era posible que no comprendiera o que no recordará?
Tan insignificante he sido en su vida que solo seis meses fueron suficientes
para borrar las palabras de amor que le entregue?
No, claro que no.
Pero seguía sin comprender, en Italia ella se aferraba a mi, podía sentir que
me amaba, podía sentir que aun lo hacia, tal vez mucho mas que antes.
¿Entonces por que se comporta de esta manera?
Tal vez…
Era un verdadero idiota, como podía esperar que ella me recibiera con los
brazos abiertos.
Levanté mi mano y roce su labio, deseando que no fueran los dedos los que
estaban ahí.
Por supuesto que ella no comprendía, la había dejado, sola en medio del
bosque, sola todos estos meses a merced de mis enemigos.
Pero lo había hecho por amor y esa era la verdad.
Le confesé mi mentira pero ella pareció no reaccionar ante mis palabras,
solo se quedó ahí, muda, estática. Ni siquiera respiraba.
La tomé por los hombros y la sacudí levemente hasta que volvió a respirar.
—Soy un buen mentiroso, pero desde luego, tú tienes tu parte de culpa por
haberme creído con tanta rapidez— Le dije sin poder ocultar mi dolor al
recordar aquellos momentos.
Los había revivido día a día, hora tras hora. Su voz llamándome en el
bosque, su llanto…Hice a un lado aquellos terribles recuerdos.
—No ibas a dejar que lo hiciera por las buenas—. Le dije manteniéndome
en el presente. —Me daba cuenta. Yo no deseaba hacerlo, creía que me
moriría si lo hacía, pero sabía que si no te convencía de que ya no te
amaba, habrías tardado muy poco en querer acabar con tu vida humana.
Tenía la esperanza de que la retomarías si pensabas que me había
marchado.
Bella comprendió mis palabras, comprendió que debía ser un ruptura
limpia, de esta forma sería mas fácil para ella el olvidar, el superarme. Que
tonto había sido, ahora lo veía con claridad, había creído en una mentira.
Le reproché dolido por su comportamiento.Nunca pensé que ella sería
capas de dejarme tan facilmente, aquello me parecía casi imposible, creí
que se daría cuenta y que al final terminaría diciendo mentira tras mentira
hasta que al pasar de las horas ella tal vez y solo tal vez creyera en lo que le
decía.
—Mentí y lo siento mucho, muchísimo, porque te hice daño, y lo siento
también porque fue un esfuerzo que no mereció la pena. Siento que a pesar
de todo no pudiera protegerte de lo que yo soy. Mentí para salvarte, pero no
funcionó. Lo siento.
Pero ¿cómo pudiste creerme?—. Le dije tomándola de las manos. Como
había creído en mis torpes palabras, después de las miles de veces que te
dije lo mucho que te amaba, ¿cómo pudo una simple palabra romper tu fe
en mí?—. Pero Bella no me contesto.
Se mantuvo quieta, inmóvil.
Le conté que ese día había visto en sus ojos que realmente me creía.
Con el dolor de mi ser casi había logrado escuchar como su corazón se
rompía y todo aquello con una sola palabra, con un mentira.
Y con la mas absurda de todas. ¿Como había creído en ello?.
Pero Bella continuaba llorando, los sollozos habían disminuido hasta casi
desaparecer.
Sacudió su rostro de un lado a otro, negando mis palabras.
Veía en su rostro el dolor que sentía. No creía en mis palabras.
—Puedo verlo incluso con esta luz. ¿Por qué te crees la mentira y no
puedes aceptar la verdad?
Le pregunte en un susurro.
Bella creía que mi amor hacia ella no tenía sentido, decía que nunca lo
había tenido.
Como era posible que no comprendiera mi amor, después de todo lo que
habíamos pasado.—Te probaré que estás despierta — Le prometí.
Ella creía que me fuera nuevamente sería mucho mas duro si la besaba.
Realmente pensaba que la dejaría nuevamente? O era solo una escusa….
Ayer, cuando estabamos en Volterra, podía sentir que como se aferraba a
mi, podía sentir que me amaba, pero nunca dijo nada ni siquiera para
reprocharme algo.
Tal vez solo me estaba haciendo tontas ilusiones. Tal vez se aferraba a mi
solo por que tenía miedo, solo porque estábamos a punto de morir.
Pero hoy…. ahora ya no estamos en peligro, estamos solos ella y yo, en el
refugio de su habitación, sin oídos, sin ojos que nos miren o nos
interrumpan.
Y ahora lo puedo ver con mas calma, el tiempo no pasa sin dejar rastro, aun
cuando los rastros no están en la superficie de su cuerpo.
Necesitaba saber cuales eran sus verdaderos sentimientos, la verdadera
razón tras su comportamiento.
Permaneció en silencio, sus ojos brillaban a la luz del reloj sobre su mesa
de noche.
"Bella, dame muerte o dame vida, pero por favor termina con esta agonía.
Se benevolente si me matas haz lo rápido, de un golpe.Te lo pido.
En cambio, si me amas, dímelo ya.
Dame luz y arrancame de esta noche sin fin… por favor te lo pido".
—Lo que siento por ti no cambiará nunca. Claro que te amo y ¡no hay nada
que puedas hacer contra eso!—.
La luz entró de golpe a mis ojos, encandilado con las palabras que acababa
de decir.
Sentí mi pecho lleno de felicidad.
Tomé su rostro nuevamente entre mis manos, teniendo muy poco cuidado
con mis movimientos.
Estaba sediento, tenía sed de ella, de sus besos, de su cuerpo.
Y era mía para saciar mi hambre, mi sed.
Fuimos uno, nuestros labios se encontraron.
Abracé sus labios con los mios, acariciando su rostro, sus hombros
golosamente sin pudor.
Mi mano bajó hasta la base de su cintura y la apreté un poco mas contra mi
cuerpo.
Pude sentir su calor quemando mi estomago, mis piernas, mi pecho.
Su calor era exquisito y embriagador.
Solo la había dejado por su propio bien, esperando que pudiera llevar una
vida humana normal. Sin toparse con el peligro o con la muerte en cada
esquina, a cada minuto.
—Así que tuve que intentarlo. Debía hacer algo, y me pareció que
marcharme era lo mejor—. Aquella era la verdad.
Traté que comprendiera, que entendiera mis razones.
Jamás habría sido capaz de marcharme si no hubiera creído sinceramente
que ella estaría mejor sin mi.
Le confesé que era demasiado egoísta.
Ella era lo único verdaderamente importante para mi. Estaba primero que
cualquiera necesidad que yo pudiera tener.Solo a ella necesitaba para vivir,
lo había comprobado y de la peor manera.
Nunca tendría las fuerzas necesarias para dejarla nuevamente.
—Tengo demasiadas excusas para quedarme, ¡y gracias al cielo por eso!
Parece que es imposible que estés a salvo, no importa cuántos kilómetros
ponga entre los dos—.
—No me prometas nada —. Dijo entre dientes.
¿Me consideraba un mentiroso? ¿Eso había ganado con todas las mentiras
que le había dicho? ¿Había perdido su confianza?
—¿Crees que te estoy mintiendo ahora?—. Le pregunte un tanto molesto
conmigo mismo.
Sin duda que siempre haría lo que fuera mejor para ella, pero si de algo
estaba seguro era no poder dejarla nuevamente.
Le dije que no era tan fuerte para dejarla. Traté de contarle los solos y
tristes días que viví sin ella. Que pensaba volver, tal ves me hubiera
demorado un para de semanas en hacerlo, pero habría vuelto,
arrastrándome ante su ventana, pidiendo perdón por todo.—Estaré
encantado de suplicártelo si así lo quieres—.Le dije sinceramente.
—Habla en serio, por favor—. Me dijo con un mueca. Pero yo era sincero.
—Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte—. Le
dije mirándola fijamente a los ojos. —Muy oscura, pero al menos había
estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo
como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de
brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por
el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos
habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada
tenía sentido—.
Pero ese era el problema, mis ojos ya no podían ver nada sin su luz, sin su
sonrisa cegadora, sin su dulce risa en el aire, sin su latidos en mi ser.Nunca
mas podría existir sin ella.
Dejé escapar una triste carcajada cuando preguntó por mis “Distracciones”
No comprendía que todo aquello solo era una mentira, ¿Como es posible
distraerse cuando los días son una seguidilla de horas y horas agónicas?
—Mi corazón no ha latido durante casi noventa años, pero esto era
diferente. Era como si hubiera desaparecido, como si hubiera dejado un
vacío en su lugar, como si hubiera dejado todo lo que tengo dentro aquí,
contigo—.
Sentí un enorme dolor al imaginar sus días. Creo que no era tan diferente
para ella como yo había creído tontamente, tal vez para ella había sido
igual de dura nuestra separación.
Me incliné sobre su pecho para posar mi oído sobre su corazón.
Deleitándome con su alegre retumbar.
—¿Y eso qué quiere decir? — Tal vez debería haberme ahorrado aquella
última frase, pero ya que de ahora en adelante pensaba estar más cerca de
ella que nunca, debía saber el porque.
Pero ya era demasiado tarde para Victoria, había venido por ella, por mi
Bella y seguramente nunca dejaría de ser una amenaza para ella. La única
manera de terminar con el constante peligro sobre Bella sería eliminarla de
una vez por todas.—No debí dejar que se me escapara la otra vez, pero
ahora no, no después de... —. Apreté fuertemente mis puños imaginando a
la salvaje hembra riendo de mi con su rojo cabello al viento.
Alegó que aquello no era compatible con una larga expedición de rastreo.
Y tenía toda la razón, pero ya encontraría alguna solución para ello,
encontraría alguna salida.Involuntariamente un gruñido salió de mi pecho.
Sin duda que mantendría mi promesa, pero Victoria moriría de todas
maneras. De ello no había duda.
—No te precipites—. Dijo Bella con pánico en el rostro. Pensaba que tal
vez Victoria no volvería, que tal vez la manada de nuevos licantropos la
habían asustado.
Pero media docenas de nuevos hombres lobos no asustarian a una vampira
experta como lo era Victoria.
Lo podía ver en su modus operandi. Entrar, salir. Volver, huir.
Probaria una y otra vez hasta que en algún descuido lograra alcanzarla.
No podía permitir que eso pasara. Debía detenerla antes.... Y pronto.
—Hay otros que vendrán a por mí—. Logró decir, su voz era un hilo
marcado por el miedo.
—Pero has dicho treinta —. Dijo Bella mientras las lágrimas brotaban de
sus ojos. —¿Y qué? Te quedarás, pero me dejarás envejecer de todos
modos. Muy bonito—.
Hayy mi Bella. No tenía miedo de morir en manos de Vultiris o de
vampiras sicópatas, lo que ella tenia era envejecer.
Pero esa era la única salida para ese problema.
—Pero ¿qué pasará cuando me haga tan vieja que la gente piense que soy
tu madre? ¿O tu abuela? —. Dijo con voz temblorosa por el miedo que
aquello le producía.
Claro que no le parecía muy buena idea a ella, todo el plan lo encontraba
un tanto “enfermizo”, pero era el único camino que nos quedaba.
—Aquí están tus zapatos—. Le dije. —¿Y cómo planeas llegar hasta allí?
—
—Ya lo sé, pero para serte sincera, tal como están las cosas, estaré
encerrada durante semanas. ¿Cuántos problemas más me puedo acarrear?
—. Me entregó como respuesta.
Me retó a darle alguna idea mejor y le dije que se quedara, aunque sabía lo
terca que era cuando quería algo. Seguro que aquello no había cambiado.
Aun no entendía muy bien a que se refería y ella dijo que este asunto de su
humanidad ya no era una cosa que solo tuviera que ver con ella o conmigo.
Que al estar implicados los Vulturis, era algo que le incumbía también a mi
familia y ellos también debían decidir.
Sentí la corriente entre nuestros cuerpos mucho antes que sus labios tocaran
mi mi cuello.
Si esto era un sueño, no quería despertar nunca. Y estar así, en este lugar
por toda la eternidad.
Una vez más quise entrar en su mente, saber sus pensamientos y grabar mis
palabras con tinta indeleble.
—¿El qué? —.
—Lo peor que los Vulturis pueden hacer es matarme—. Dijo casualmente
mientras mi cuerpo se tensaba involuntariamente.
—Sólo hay una forma de hacerte ver que no puedo dejarte—. Le dije
lastimosamente en un susurro. —Supongo que no hay otro modo de
convencerte que el tiempo—.
Sonrió amplia y alegremente por mis palabras.
Permaneció callada mirando hacia el bosque sobre mi hombro con los ojos
perdidos y pensativos por un momento que me pareció eterno.
En su rostro pude ver que por fin creía en mis palabras, aunque no estaba
seguro como se había dado cuenta de ello, pero sin duda estaba feliz de que
lo hiciera y le confirmé que lo hacía con todo mi ser.
Su corazón comenzó a latir fuertemente mientras me miraba a los ojos y
extendía una de su manos hacia mi rostro para acariciarlo suavemente.
Respondí a su caricia tomando el suyo entre mis manos y me incliné sobre
ella para besarla ahora apasionadamente.
Suavemente y sin dejar de besarla la dejé en el suelo mientras
retrocedíamos hasta que su cuerpo quedó atrapada entre un gran árbol y el
mio.
Sus brazos estaban ahora enredados en mi cuello y mis manos siguieron su
contorno hasta llegar hasta su cintura.
Me estremecí junto a ella cuando sintió el frío contacto de mi piel en la
suya. Mi boca la besaba sin clemencia y ella respondía a mi ardiente beso.
Cuando me fue imposible seguir “respirando” me separé levemente de su
cuerpo, un poco avergonzado por las sensaciones que mi cuerpo expresaba
en ese momento.
Sonreí aliviado al ver que su salud mental estaba intacta. Comprendía muy
bien a lo que se refería, yo habría dado cuanto tenía por escuchar su voz…
en cualquiera que fuera las circunstancias.
—Por cierto, que en este asunto tan sólo te estoy siguiendo la corriente—.
Le dije señalando la casa que se alzaba unos metros más adelante. —Lo
que ellos digan no me importa lo más mínimo—.
“Wohoo…. y ahora que es lo que pasa Edward” Me decía Emmet con tono
jugueton en su mente.Jasper estaba un tanto molesto, Alice le había
contado lo de los Licantropos y la idea no le agradaba mucho.
Creo de todas las ideas locas de Bella esta era la mas descabellada de todas.
Jamás permitiría que eso ocurriera. Sin quererlo un gruñido emergió de mi
pecho, jamás permitiría que un Vulturis volvieran a poner un solo dedo
sobre ella.
Y fue ahí donde les dijo que quería que todos votaran si debía o no
transformarse en vampira.
—Un momento—.
Bella me miraba con cara de pocos amigos pero no pensaba condenarla tan
facilmente. Apreté un poco más su mano que aun permanecia en la mia y
me dispuse debatir sus palabras.
—Tengo algo que añadir antes de que votemos. No creo que debamos
ponernos demasiado nerviosos por el peligro al que se refiere Bella—.
Hablé mirándoles a los ojos a cada uno de ellos, les hable sobre el por que
me había negado en un principio a tocar la mano de Aro. Se les había
pasado una cosa por alto y no quería que ellos lo descubrieran.
Verdaderamente me creí muy listo y sonreí ampliamente.
—¿Y qué es? —. Me preguntó escepticamente Alice.
—Los Vulturis están demasiado seguros de sí mismos, y por un buen
motivo—. Le dije a todos. —En realidad, no tienen ningún problema para
encontrar a alguien cuando así lo deciden. ¿Os acordáis de Demetri?—. Le
pregunté ahora a Bella. Ella se estremeció y tomé aquello como una
afirmación.
“Genial idea Edward, ya estoy queriendo que vengan por estos lados”.
Volvió a decir en su mente.
Aunque la reacción del resto de mi familia era un tanto diferente…
Rosalie negaba de plano, mientras que Bella pensaba que era absurdo.
Jasper por otro lado coincidia con nosotros, pero para Alice eramos solo
unos idiotas.Esme estaba preocupada, no quería vernos envueltos en un
enfrentamiento con ellos. Además pensaba que no daría resultado. Ella
estaba al tanto de todo lo que pueden hacer los Vulturis.
Bella se puso de pie para hablar. Diciendo que yo había propuesto una
alternativa al plan y pedía que votáramos.
—¿Quieres que me una a tu familia?—. Me preguntó en primer lugar.
Pero yo no quería que fuera de esta forma, quería que siguiera siendo
humana por siempre.
Bueno por lo menos que su alma permaneciera por siempre intacta. Por
respuesta a mis palabras ella solo asintió sin demostrar emocion alguna y
continuo con mi familia.
Alice contestó lo mas obvio del mundo, contesto que “Si”.
Jasper también contestó que “Si”. Sin duda que lo hacía por amor a Alice.
Sabía que Rosalie estaría de mi lado, o mejor dicho, votaría como yo.
Aunque dudó un momento contestó que “No”
—Déjame explicarme—. Le pidió cuando Bella reanudaba la votación. —
Quiero decir que no tengo ninguna aversión hacia ti como posible hermana,
es sólo que... Esta no es la clase de vida que hubiera elegido para mí
misma. Me hubiera gustado que en ese momento alguien hubiera votado
«no» por mí—.
Y vi que era verdad. Rosalie era feliz siendo una de los nuestros pero en el
fondo de su corazón anelaba la humanidad casi tanto como yo la deseo para
Bella.
—Ya encontraremos otra forma de provocar una lucha con ese Demetri—.
Pero mi padre opinaba esta vez igual que Alice y los otros traidores.
Creía que mi actitud era necia y que todos mis problemas se solucionarían
si Bella era de una vez, igual a todos nosotros.
“Lo siento hijo. Verdaderamente no veo otra salida para este problema”
—Es la única vía que tiene sentido—. Me dijo ahora en voz alta. —Has
elegido no vivir sin ella, y eso no me deja alternativa—.
Todo estaba fuera de foco, corrí hacia ella y un segundo mas tarde me
encontraba casi sobre ella.
Alice estaba consiente de sus limitaciones y tenía miedo de fallar, sin duda
no estaba preparada para hacer algo como eso.
Tal vez podría recurrir a su falta de experiencia, tal vez no todo estaba
perdido.
Pero Bella estaba complacida con la idea de ser transformada por mi padre
y desesperadamente traté que recapacitara.
Eso era. Debía mantener las esperanzas. Siempre había algo que se pudiera
hacer. No me rendiría hasta que todo estuviera completamente perdido.
Solo ahí dejaría de luchar por ella, por su humanidad y su alma.
Los ojos de Bella brillaron de pronto y soltó las palabras que esperaba oir.
—Cualquier cosa—.
¿Por que no siempre podía ser igual de predecible? Creo que todo sería
mucho mas sencillo.Traté de no mostrar mis emociones. Contuve la
enorme sonrisa que luchaba por dibujarse en mis labios y comencé con la
puja:
—¿Cinco años?—. Lancé de una vez de ahí podría ir negociando.
Y como supuse, a Bella no le pareció para nada una buena idea el esperar
tantos años, según ella.Pero había dicho «cualquier cosa».
—Sí, pero vas a usar el tiempo para encontrar la forma de escabullirte. He
de aprovechar la ocasión ahora que se presenta. Además, es demasiado
peligroso ser sólo un ser humano, al menos para mí. Así que, cualquier
cosa menos eso—.
¿Como que «todo menos eso»? Y claro que usaría el tiempo, pero no para
“escabullirme”, como si yo fuera una cucaracha o algo por el estilo.
—¿Tres años?—. Seguí negociando.
—¡No!—. Lanzo Bella cruzando sus brazos sobre su pecho como una niña
malcriada.
—¿Es que no te merece la pena?—. Pregunte un tanto molesto ahora.Pero
no debía molestarme, con ello solo conseguiría que Bella se encaprichara
aun más con el asunto.
—¿Seis meses?—. Me dijo sin mirarme.
¿Que eran seis meses? ¿Que podía hacer en seis meses? No era bastante.
Seis meses estaba completamente fuera de discusión.
—En ese caso, un año—. Dijo contraatacando. —Ése es mi límite—.
Ok… Recapitulemos… ¿En que momento había perdido el control sobre
este asunto? Se suponía que yo estaba transando los tiempos y todo eso….
—Concédeme dos al menos—. Le dije casi suplicante.
Pero Bella no estaba dispuesta.
—Voy a cumplir diecinueve, pero no pienso acercarme ni una pizca a los
veinte—. Dijo que si yo tendría menos de veinte para siempre, ella también
los tendría.
Y por primera vez pensé sería y detenidamente en eso de “convertirla”.
Los Vutiris eventualmente vendrían o enviarían a alguien. Carlisle ya había
accedido ¿Y que podía hacer… raptarla? Como si se pudiera obligar a algo
a Bella.
Ahora estaba completamente seguro. De pronto todo parecía más fácil, sin
embargo me sentí repentinamente nervioso.
—Casarte conmigo primero—. Le dije mirándole a los ojos.
Pero Bella no contesto.
Solo se quedó ahí, en silencio por un momento. Esperando no se que cosa.
No recuerdo en que momento yo había dejado de respirar, pero solo volví a
hacerlo cuando ella por sin habló.
Le dije que mis palabras eran verdaderas pero ella seguía sin creerme.
Casi histérica me recordó que tenía dieciocho años, pero no le pedía que
nos casáramos
mañana….
Además yo estaba casi por cumplir cinto diez años y era hora de sentar
cabeza.
Tenía la certeza que todo aquello solo eran escusas para no aceptar mi
propuesta, porque eso era en definitiva lo que ella estaba haciendo, estaba
rechazándome.
Le había propuesto la idea con el fin de disuadirla sobre todo este asunto de
ser vampira, pero creo no me esperaba una reacción como la que estaba
teniendo.
Creo que sin quererlo, esperaba que ella saltara de felicidad y aceptara de
inmediato.
Eso me habría hecho inmensamente feliz.
—Te crees muy gracioso—. Dijo Bella como respuesta a mis quejas sobre
su madre.
Claro que eso nunca pasaría, pero seguí su juego, divertido por sus
palabras.
—Seguro. Voy por mi coche—. Le dije ahogando una carcajada.
Me incorporé rápidamente de la cama caminando hacia la ventana.
No lo podía creer.
Había logrado despertar a su padre. El se desperesó sobre la cama y de
dispuso a levantarse.
—Será mejor que me vaya—. Le dije tristemente.
Quería estar con ella, aunque fuera para discutir pero quería estar con ella,
pero Bella tampoco quería estar lejos de mi y como siempre, terminé
metido en su armario.
—Jacob sólo pudo decirme que te habías ido pitando con Alice Cullen y
que pensaba que tenías problemas. No me dejaste un número ni
telefoneaste. No sabía dónde estabas ni cuándo ibas a volver, si es que ibas
a volver. ¿Tienes alguna idea de cómo... ? —
Se detuvo un momento para tomar aire ya que no había respirado ni una
sola vez desde que había empesado a hablar.No podía ver su cara ya que
encontraba de espaldas al armario, pero por su tono de voz, comprendí que
decir esas palabras le estaba costando gran trabajo.
—¿Puedes darme algún motivo por el que no deba enviarte a Jacksonville
este trimestre? —
Prosiguió amenazante.
Pero la reacción de Bella creo que nos tomó a los dos desprevenidos.
Se sentó en la cama muy resuelta, se cubrió con el edredón con un
movimiento un tanto violento y le contestó:
Supongo que a esas alturas su padre estaba ahora muy, pero muy molesto.
Trató sin éxito de retomar su rol de padre, pero Bella no le daba respiro.
Haría las tareas domesticas, hasta que Charli pensara que ya era suficiente
castigo.
—Y supongo que estás en tu derecho de ponerme de patitas en la calle,
pero eso no hará que vaya a Florida—.
—De todos modos, ¿qué importa Edward Cullen?—. Le dijo furioso. —Te
ha dejado aquí tirada todo este tiempo sin decirte ni una palabra—.
—No quiero que vuelva a arruinarte la vida de ese modo—. Le dijo casi
suplicante.
Los dos estaban que echaban humos. Afortunada mente Bella recapacitó y
empezó a relajar su actitud.
Wow… tendría que cuidarme de aquel tono, seguro que obtendría cualquier
cosa de mi si lo utilizaba con migo.
Su padre respondió a sus suaves palabras y el también se tranquilizo.Decía
que no era justo que ella lo chantajeara de esa manera, no quería que se
marchara.
Un nuevo Comienzo
No sabía lo realmente hambriento que estaba hasta que sentí la tibia sangre
inundando mi boca.
Aunque en un comienzo me pareció un tanto insípida, mi lengua vibró al
contacto de su suave textura.
Mi cuerpo se fue llenando de vida, calentando lentamente.
Dos dias su padre la mantuvo enserrada, sin importarle mucho que perdiera
clases.
Bella no protestó, aceptó sin levantar la cabeza su tan merecido castigo, a
lo cual su padre se mostró internamente mas que complasido.
Dos días habíamos pasado juntos, solos en la intimidad de su dormitorio.
Hablando, mirándonos a los ojos, memorizando nuevamente nuestros
cuerpos.
Descubríen mi, que la separación había producido un extraño y nuevo
cambio.
Su olor me parecia ahora mucho mas intenso que antes, pero por alguna
extraña razón me resultaba mas…. soportable.
Lamentablemente descubrí otro inconveniente.
Cada vez que me acercaba a ella, sentía el ardiente deseo de… bueno… de
hacerla… “Mía”.
Bastaba que pusiera mis manos en sus caderas o que sus besos fueran un
poco mas intensos para que comenzara a correr por mi cuerpo el alocado
flujo de sangre por todo mi cuerpo.
Entonces mis manos se volvian ambiciosas y querían recorrer su figura,
atraerla hacia mi un poco más.
Intentando fundirnos en uno solo.
Entonces me desprendía de ella ocultando los signos inconfundibles de mi
deseo sexual hacia ella.
Sabía perfectamente, mi lado pensante y racional que aquello sería casi tan
malo como el transformarla.
Ahora era mi prometida y debía sobre todas las cosas respetarla hasta que
llegaramos juntos hasta el altar.
Eramos, en esta matería, iguales.
Me sentía feliz que juntos tomados de las manos nos presentaramos, algun
día, ante dios o lo que fuera en igualdad de condiciones.
Seguramente que aquello contaría en algo. No pagaría mis pecados
anteriores, pero no sumaría otro a mi ya tan extensa lista.
Pero una cosa era lo que decia mi cerebro pensante y otra muy diferente era
lo que clamaba mi cuerpo, mi instinto y mi deseo de hombre.
Deberíamos reanudar las rondas y sobre todas las cosas no bajar la guardia,
no ahora.
Y así transcurrieron las semanas.
Fue fácil retomar el ritmo, fue fácil volver a nuestra vida humana. La
comunidad recibió a mi padre con los brazos abiertos y en un par de días
pudimos tambien volver al instituto.
Me había propuesto firmemente no dejar sola a Bella en ninguna
circunstancia y ahora compartiamos cada una de nuestras clases.
Su padre por otro lado, seguia molesto y solo le estaban permitidas las
salidas obligadas al trabajo o las relacionadas al instituto.
Sin embargo eramos felices, el uno con el otro en aquel arresto
domiciliario.
Por otro lado, no había que ser psíquico para saber lo descontentos que
estarían los Quileutes por nuestro retorno.
¿Acaso no habían encendido hogueras para celebrar nuestra marcha? Bella
nos había puesto al corriente de aquello y según sus palabras ahora se
trataba de una manada numerosa, tan numerosa como nuestra familia.
Y solo era cuestión de tiempo para que nos enfrentaramos de una u otra
manera.
Todo quedó claro aquella tarde lluviosa.
—¡Es una verdadera falta de educación!. ¡Estuvo de lo más grosero! —.
Dijo Bella mientras se montaba en coche muy molesta dando un gran
pontazo.
Entonces hacia lo que debía hacer… apretaba mis puños, inspiraba una
gran bocanada de aire.Trataba de ralajar mis músculos, apretaba
fuertemente mis dientes y tragaba el veneno que inundaba mi boca.
Contaba, un lobo, dos lobos, tres lobo….. y así, hasta que lograba
controlarme.
Pero Bella pensaba que todo era una estupidez , que el sabía que yo no era
como los otros vampiros.
Sin embargo ninguno de los dos, Jocob o yo, podíamos ir en contra de
nuestra naturaleza, simplemente eramos lo que eramos, Quileutes contra
Cullen por así decirlo, sin poder evitarlo.
A medida que nos acercábamos y más hacia nuestro destino, pude escuchar
y reconocer otra voz espectanctante también por nuestra llegada.
Había cambiado, ahora era mas ronca, traté de no recordar la última vez
que había escuchado aquella voz. Yo me hacía pasar por mi padre entonces
y él me entregaba una terrible noticia.
Pero él no estaba junto al Jefe Swan. El muchacho esperaba junto al
bosque.
Jacob Black esperaba por mi.
Conduje calle a bajo hasta pasar de largo la casa de Bella, ahí frente a todo
el que quisiera ver, estaba el motivo por el cual su padre estaba tan
molesto.Tan roja como la cara que seguramente tendría el en este
momento.
—¡No! —. Dijo Bella jadeante.
Para entonces ella ya debía comprender que se encontraba en serios
problemas.Su ritmo cardiaco se aceleró y sus dientes rechinaron
furiosamente.
—¿Está todavía por aquí? —. Pregunto sin mover los labios mientras me
estacionaba fuera de la posible vista de su padre.
—¡¡Déjame que le atice una vez, sólo una, y luego ya veré cómo me las
apaño con Charlie!! —. Dijo luchando otra vez para soltarse.
Pero el chico no quería verla, o eso era lo que él se auto mentía. Sabía muy
bien que detrás de todo aquello, detrás del supuesto deber de portavoz
estaba el deseo de verla aunque fuera a mi lado.
—Jacob Black quiere verme a mí. Por eso sigue aquí—. Me limité a decir.
No era prudente acercarme a él. Estaba consiente del gran esfuerzo que
hacia por mantener el control sobre si mismo. Me odiaba, sin embargo
estaba ahí, parado frente a mi, mi rival, mi enemigo.
¿Pero como odiar al que te devuelve la vida, al que cuida de tu corazón?
No. Jamás podría odiarlo aunque fuera mi enemigo.
Pero el sentimiento no era recíproco.
—¿Cómo has podido hacerme esto, Jacob? —. Dijo con la voz atorada en
la garganta.
Sentí pena por su dolor, aunque estaba molesta, era evidente que aquello le
hería mas de lo que se sentía capaz de expresar.
Una vez más le comente a Bella que Jabob pensaba que yo era el causante
de su ausencia en la reservación y debido a eso él había actuado de esa
manera.
Pero había algo que debía decir antes que todo comensara.
En silencio espero lleno de curiosidad. Curiosidad que no era suficiente
para calmar los temblores de su cuerpo.
Sin despegar mis ojos de los suyos le agradecí que mantuviera viva a Bella
cuando yo no lo había hecho.
—Si hay algo que esté en mi mano hacer por ti... —. Agregué con
sinceridad.
Negué con mi cabeza mientras le aclaraba que eso no estaba en mis manos.
Podría pedirme todo, cuanto quisiera se lo daría, pero eso jamás.
—Ese tratado es la única cosa que me impide que le abra la garganta aquí y
ahora—.
—No los hemos olvidado—. Le confirmé mientras Bella preguntaba sobre
aquellos puntos clave.
Jabob Black me recordaba que la tregua se terminaba cuando uno de
nosotros mordiera a un humano, a cualquier humano.
Con una de mis manos alejé hacia atrás a Bella. No había nada que pudiera
hacer, Jacob se preparaba en ese momento para completar la
transformación y atacarme…
—¡BELLA! —. Gritó su padre en ese preciso momento. —¡ENTRA
AHORA MISMO!—.
Como un conejo segado por la luz, me quedé paralizado. Maldición, me
había olvidado de su padre por completo.
Jacob entendió que solo le quedaban unos minutos para ver a Bella, estaba
seguro que después de hoy ya nunca mas la vería. Y por un momento
estuve feliz con la idea.
Bella le llamó por su nombre mientras daba un paso hacia él, queriendo ir a
su encuentro.
Pero no lo permitiría. Que pasaría cuando ella estuviera junto él. El no
querría dejarla cuando estuvier juntos, Jacob no comprendía que su amor
no era reciproco, que Bella solo sentía por el un emorme cariño pero que
solo era cariño fraternal. Yo no permitiría que él pusiera un solo dedo sobre
ella. NO LO PERMITIRIA.
—Todo va bien —. Dijo Bella mientras buscaba mis ojos, pidiéndome con
la mirada que le permitiera acercarse a el.
—No, no va bien—. Le dije, trando que comprendiera lo peligroso que era
el estar junto a Jacob en esos momentos.
¿Aun no comprendía lo arriesgado que era para cualquier ser vivo estar
cerca de aquellas criaturas?.
—Suéltala —. Gritó de pronto Jacob furiosamente. —¡Ella quiere que la
sueltes! —.
Volteé rápidamente protegiendo a Bella con mi cuerpo, mientras él se
acercaba dispuesto a iniciar la lucha.
Apreté mis puños doblando levemente mis rodillas, listo para saltar hacia
delante y alejar la lucha de Bella, cuando nuevamente su padre intervino
casualmente para detener la lucha que estaba por comenzar.
Mientras tiraba de mi, Bella pidió que nos fuéramos, que su padre estaba
como loco, con la voz llena de pánico.
Pero aquel minúsculo problema no impediría que Bella fuera mi esposa por
siempre y no me alejaría de ella jamas.
Podríamos iniciar nuestra vida en otros lugar, formar otro hogar.
No dejaría que el futuro se interpusiera en nuestra felicidad. Lo único que
importaba era el ahora.
No importaba que una manada de licántropos pisara nuestros talones, no
importaba que una vampira lunatica se escondiera en las sombras. Ni
Siquiera importaba que los Vulturis visitaran nuestro hogar.
Sacudí de mi mente los fantasmas que nos rodeaban, deseando que la luz
de nuestro amor fuera lo suficientemente fuerte para espantarlos a todos.
Nunca mas volvería a estar solo, nunca mas permitiría que mis estúpidas
ideas nublaran el verdadero sentido de mi existencia.