CULTURA CHAVÍN
La cultura Chavín fue una civilización que se desarrolló en los Andes del norte de
Perú entre los años 900 a.c hasta 200 a.c . El descubridor de la Cultura Chavin es el
arqueologo Julio Tello quien la nombro como la cultura matriz o madre de las
civilizaciones andinas del Perú, pero descubrimientos arqueologicos recientes
demuestran que la cultura Caral es la más antigua de las civilizaciones andinas y sería
un foco de irradiacion cultural en los andes. La cultura chavin se desarrollo en la etapa
formativa de la historia del Perú y pertenece a las culturas del primer Horizonte
Cultural.
La Cultura Chavín tuvo su origen en el templo denominado Chavín de Huántar,
en el Departamento de Ancash, a 300 km. al norte de la ciudad de Lima.
Probablemente los pobladores de Chavin eran originarios de las regiones selvaticas ya
que utilizaban mucha iconografia selvatica como la figura del jaguar, caimán y
anaconda.
El sitio arqueologico de Chavín de Huántar fue construido alrededor del año 900 a. C. y
fue el centro religioso del pueblo Chavín. Ahora es un Patrimonio de la Humanidad
declarado por la UNESCO .
Estudios Realizados
Julio C. Tello " Padre de la arqueología peruana "
Los primeros visitantes que dejaron escritas sus impresiones sobre este sitio
arqueológico fuero los funcionarios estatales españoles que luego de la conquista del
Perú en 1532 realizaron "visitas" y "tasas" a los nuevos territorios ocupados o de los
"extirpadores de idolatrías", sacerdotes católicos encargados de reprimir y "extirpar"
cualquier tipo de culto o adoración que no sea cristiano. El informe escrito por Antonio
Vázques de Espinoza, y cuya cita inicia este texto, es un ejemplo de esas primeras
noticias. Esto ocurrió hasta mediados del siglo XVII. El interés sobre Chavín se reaviva
siglos después, pero con otras intenciones, la de los viajeros y aventureros del siglo XIX
que recorrieron el mundo relatando en libros de viajes sus impresiones sobre (para ellos)
tierras exóticas. Muchos de estos viajeros traen aires científicos y a ellos les debemos
las primeras descripciones modernas de Chavín. Ejemplo de ello son Charles Wiener
(1880) o Ernest Middeendorf (1893 - 1895). A principios del siglo XX era poco lo que
se sabía sobre el pasado más remoto del Perú. Julio C. Tello, el padre de la arqueología
peruana llega a Chavín de Huántar en 1919 y rápidamente se da cuenta de su gran
importancia y la considera como la más antigua, centro y origen de toda la cultura
peruana. Esta cultura, que para Tello, en su época, fue el origen de todas las demás
culturas se llama Chavín, al igual que este sitio arqueológico, su centro principal. Al
transcurrir el siglo XX la arqueología encontró otros sitios arqueológicos más antiguos
que son considerados como los orígenes de Chavín. Pese a no ser el más antiguo, sin
embargo Chavín de Huántar es considerado como la primera cultura que unificó los
andes peruanos durante el período histórico llamado "Horizonte Temprano". Sin
embargo ya desde esa época el sino de Chavín también a estado marcado por la política
contemporánea del Perú. Ya en su época, la teoría de Tello de "Chavín como cultura
matriz de la civilización andina" que le daba a la cultura peruana un origen amazónico y
una supremacía serrana (desde Chavín) sobre la costa estaba opuesta a la teoría de
Rafael Larco Hoyle (contemporáneo de Tello) quien sostenía que Chavín era un sitio
menor subsidiario de la cultura Cupisnique, cuyo centro geográfico fue los valles de
Moche y Chicama (lugar de las principales investigaciones de Larco) en la costa norte
del Perú y por tanto había (ya desde esa época) una mayor importancia de la costa sobre
la sierra. Aunque sus protagonistas iniciales hace tiempo ya no están, esta discusión aún
no ha concluido.
Sociedad y Economía
Fue una sociedad teocrática, cerrada; adoraron al dios jaguar y sus ceramicas y
esculturas, tienen rasgos felínicos. Puede decirse que en la evolución de esta sociedad
de la comunidad aldeana, aún convivieron hombres del ande que se dedicaban a:
Actividades Primarias: recolección, caza o pesca Actividades Nuevas (especializadas):
agricultura, ganadería, alfarería, textilería, orfebrería, arquitectura, escultura, pintura y
otras artes. Los más hábiles se destacaron, se hicieron categorizar por la comunidad y
terminaron convirtiéndose en líderes, jefes, autoridades. Estos líderes forzaron a la
comunidad a producir más y mejor y terminaron imponiéndose a las demás, mediante el
intercambio; los que tuvieron éxito, construyeron grandes edificaciones en honor a sus
dioses. El principal motivo del progreso de Chavín de Huántar, fue que se convirtió en
la agricultura más moderna y productiva e innovadora de su época y dentro de esa
agricultura, el maíz conocido en el idioma Quechua como SARA O ARA y el choclo ó
maíz tierno conocido como HUANSA, ocuparon el sitio principal conjuntamente con
sus derivados, entre ellos la chicha de jora, que se convirtió en su fuente de riqueza y
dominio. Parece ser que el trueque fue la modalidad de pago del maíz. Este trueque se
generalizó y fue la modalidad imperante en sus transacciones, desde Chavín de Huántar
hasta el Imperio Incas. La sociedad Chavín fue teocrática y el rey sacerdote era el
representante de la casta gobernante. Esta casta gobernante formó el primer Estado del
Ande. Esta casta sacerdotal, eran especialistas y grandes técnicos agrícolas hidráulicos.
Entre sus logros, hay manufactura de gran calidad en la arquitectura, agricultura,
hidráulica, cerámica y orfebrería, entre otros. Es cierto que estas sociedades, ya sea para
mantener la hegemonía de la que gozaban o para proteger su “modus vivendi”, debieron
mantener un ejército capaz de garantizar las condiciones de desarrollo indispensables
para su expansión y dominio y para mantener el “statu quo” de la época. La decadencia
de Chavín de Huántar, parece ser que se debió más a estancamiento del desarrollo que a
intervención militar de otras culturas; es decir, se “agotó como cultura”, siendo superada
por otras culturas “más frescas”.
Agricultura
Los habitantes de Chavín tenían una agricultura bastante desarrollada. Cultivaban el
maíz -que constituía su fuente principal de alimento-, la calabaza, las habas, la papa y el
maní. Los habitantes del sector de la costa se mantenían sobre todo de la pesca.
Construían sus hogares de adobe o piedra, con el techo de paja, y las instalaban cerca de
los ríos, para facilitar el riego de sus siembras. Los muertos eran enterrados en el
desierto, en el fondo de fosas profundas. Les acompañaban distintas ofrendas funerarias,
como vasos de cerámica, instrumentos de trabajo y algunos alimentos, tales como habas
y espigas de maíz. El principal motivo del progreso de Chavín de Huántar, fue que se
convirtió en la agricultura más moderna y productiva e innovadora de su época y dentro
de esa agricultura, el maíz conocido en el idioma Quechua como SARA O ARA y el
choclo ó maíz tierno conocido como HUANSA, ocuparon el sitio principal
conjuntamente con sus derivados, entre ellos la chicha de jora, que se convirtió en su
fuente de riqueza y dominio. Parece ser que el trueque fue la modalidad de pago del
maíz. Este trueque se generalizó y fue la modalidad imperante en sus transacciones,
desde Chavín de Huántar hasta el Imperio Incas.
Cerámica
En 1919 y 1924, durante sus visitas a Chavín, Julio C. Tello halló algunos fragmentos
de cerámica con rasgos determinados. Al haber definido a Chavín como una época de la
historia del Perú, identificó su cerámica como negra, oscura y decorada con incisiones y
diseños en relieve. Cuando descubrió que ésta se parecía a la que Max Uhle había
hallado en Supe y en Ancón, atribuida a los llamados "pescadores primitivos", y a la
que se había hallado en el valle de Chicama, cuyas piezas mostraban íconos parecidos a
los de las litoesculturas chavinenses, Tello caracterizó a Chavín como la época más
antigua de la cultura peruana, cuyo centro estaba ubicado en una zona de sierra próxima
al río Marañón: Chavín de Huántar. Luego de la década de 1920 comenzaron a aparecer
evidencias de cerámica oscura e incisa en otros lugares de la costa y la sierra del Perú,
que fue denominada erróneamente Chavín o chavinoide. Este hecho generó una gran
confusión, pues, como se reveló durante la segunda mitad del siglo XX, esta cerámica
en realidad se había producido a lo largo de muchos siglos y no había estado
necesariamente ligada a Chavín. En la selva del río Ucayali (Tutishcainyo), en Huánuco
(Wayra Jirka), en otras zonas de la sierra y en la costa los ejemplos más antiguos tienen
estas mismas características. Algunos de ellos fueron establecidos por Tello e incluidos
en su complejo Chavín, pero los anteriores a la época de las litoesculturas y de los
grandes templos de Chavín de Huántar, no. Estos últimos se conocieron gracias a
investigaciones posteriores que se hicieron en muchos lugares de la costa, como Ancón
y Guañape, o de la sierra, como Huánuco (Kotosh) y Cajamarca (Pandanche y
Huacaloma). En Ancón, más que en ningún otro lugar, se encontró una larga secuencia
de cerámica. En ella se logró identificar una ocupación con los rasgos propios del estilo
Chavín relacionada al Horizonte Temprano y otra anterior de larga permanencia, que se
ubica en la etapa Inicial, llamada también Formativo Inferior. En cuanto a términos de
espacio, el afinamiento de los estudios realizados en base a la cerámica ha permitido
distinguir diferencias regionales y locales significativas y segregar áreas en las que es
reconocible alguna o ninguna vinculación con Chavín. El primero en reconocer esto fue
Rafael Larco Herrera, quien reclamó la necesidad de distinguir el estilo Cupisnique -la
cerámica del valle de Chicama que Tello reconocía como "Chavín clásico"- del estilo
Chavín. Las investigaciones posteriores fueron dándole la razón a Larco,
restringiéndose de esta manera la esfera de influencia de Chavín a los territorios de
Ancash, Huánuco y Lima. Por otro lado, en las regiones de Cajamarca, Lambayeque y
Jequetepeque se desarrolló una cerámica similar en algunos aspectos a la de Cupisnique,
mientras que en Ica se iba desarrollando la cerámica Paracas, emparentada de alguna
manera con la de la sierra de Huancavelica y Ayacucho y la de Chavín. En Apurímac,
Cusco y el lago Titicaca las evidencias dan cuenta de una cerámica con rasgos propios
claramente diferenciados. De este modo, la cerámica ligada a las litoesculturas que
definen el estilo Chavín quedó restringida a la región centro-norte del Perú y a un
período de esplendor que puede fecharse entre los siglos X y IV a. C. Es a esa época, al
siglo IX, a la que pertenecen las hermosas piezas encontradas en la Galería de las
Ofrendas, donde las modalidades Dragoniana, Qotopukyo y Floral tuvieron tan
magnífica presencia. Todavía están por descubrirse las varias fases que tuvo la historia
de estas modalidades del estilo Chavín, pues todo nos hace pensar que se trata de
cerámica que no representa más que los usos y gustos de una o dos generaciones de
alfareros. También está en proceso de investigación la procedencia de estas modalidades
y de las demás representadas en la galería, donde sin duda se reunieron ofrendas de
artesanos de las tierras de Cupisnique, Cajamarca, Huánuco y la costa central. Las
distintas técnicas que se usaron para hacer vasijas con las mismas formas nos llevan a
inferir que se trataba de alfareros que tenían tradiciones, expresiones artísticas y arcillas
diferentes y que había distintos centros de producción que, además, cubrían un
"mercado" de consumo diverso, de carácter local o regional.
LA FAUNA DE LA ÉPOCA
En los desechos que se encuentran en las excavaciones de sitios de la época Chavín,
así como en la iconografía que está en las piedras grabadas y la cerámica, existe
bastante información sobre los animales salvajes y domésticos con los que los
chavinenses tenían relación. Entre estos últimos, sin duda que los camélidos eran los
más importantes, dado que son los más frecuentes en los depósitos de desecho que
se conocen. La alpaca fue, incluso, al igual que en tiempo de los Incas, representada
en piedra, con un hoyuelo en la parte superior del lomo y usada en ritos especiales
de fertilidad, donde la figura era conocida con el nombre de "conopa". Todo indica,
además, que fue poco antes de esta época que las llamas y alpacas fueron
implantadas en la sierra de Cajamarca. También conocían el cuy doméstico y
aparentemente el pato "joque". Del mismo modo, hay certeza plena que el "perro sin
pelo" ya era criado en este tiempo, junto con otras razas de perros, como uno lanudo
cuyos restos se hallaron al lado de su dueño en Supe, del tipo "Inca", de tamaño
mayor. Son dos de las seis razas de perros que se conocieron en el Perú antiguo.
Entre las ofrendas de comida que fueron depositadas en la Galería de las Ofrendas
de Chavín, se halló una suerte de muestrario de la fauna preferida en ese tiempo.
Había los tres tipos de venado que aún hay en el Perú hoy: la taruca, tarugo o
huemul, que es un venado de las alturas y las grandes estepas; el "rabi-blanco"
(Odocoileus virginianus), que vive en los matorrales de clima templado de la sierra;
y, el pequeño y veloz mazama, que vive en los bosques cálidos. Había también
restos de la vizcacha sureña (Lagidium sp.) y aparentemente del conejo nor-andino
(Sylvilagus sp.). Había también restos de zorros y de comadrejas o "raposas"
(Mustela frenata).
En la galería se encontró también una gran cantidad de huesos de aves, de las cuales
eran comestibles los patos, perdices, las pavas de monte, codornices, palomas y
ciertos pájaros; en tanto que los loros, lechuzas, halcones y cóndor, obviamente no
lo eran y cumplían más bien una función litúrgica, tal como aparece en la
iconografía. Por causas de la liturgia, igualmente, las ofrendas agregaban varias aves
acuáticas, tales como huerequeques, pariwanas, gaviotas, gallaretas y otras. Junto a
ellos, había una gran cantidad de peces marinos y conchas de diversa procedencia.
La iconografía chavinense presenta en una primera posición de importancia al
cocodrilo, el felino, el halcón y la serpiente, junto a personajes ligados al mar y, en
general, al agua. Hay también íconos con la imagen del mono, el buho, el cangrejo y
la araña.