Ensayo Optimismo
Ensayo Optimismo
Ensayo Optimismo
Ensayo
El optimismo es un elemento indispensable para la vida, sin ella no podríamos
levantarnos cada vez que nos caemos; es la fuerza que nos empuja para llegar a nuestras metas y
objetivos.
El optimismo es una interpretación positiva y personal de los acontecimientos que surgen
alrededor de nuestra vida. No se trata de ignorar las cosas malas que nos pueden ocurrir, sino
más bien, saber, que ocurra lo que ocurra, la vida sigue, y siempre encontramos la manera de ser
felices.
Ser optimista significa esperar lo mejor, no lo que deseamos que ocurra imponentemente.
Cuando no se cumplen expectativas, se afronta esperando de nuevo, lo mejor, es decir, ser
siempre constantes y positivos.
No se trata de ser optimista sencillamente porque sí, ocultando la realidad, o negar lo que
es evidente. La persona optimista no es una persona ingenua, ésta evalúa todas las posibilidades
antes de tomar una decisión; no es una simple actitud ante la vida para hacerla más fácil; y
tampoco no se requiere de que las personas nazcan optimista.
Hay personas que son entusiastas y que con facilidad se entusiasman por las cosas, pero
no son constantes, y en vez de seguir adelante se detienen en medio del camino, dejándose llevar
por la frustración, el miedo, la falta de fe y confianza. No cabe duda que es mucho mejor ser
optimista que pesimista. Hay un escritor británico quien decía que “el optimista ve una
oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”
Efectivamente, no estamos en el mejor de los mundos, estamos en un mundo en donde,
por muchas circunstancias las cosas no están bien, pero precisamente por eso, debemos
empeñarnos en arreglarlas, en lograr que las situaciones mejoren.
Con esto, voy enfocarme en cuanto a las creencias y actitudes negativas que el ser
humano tiene sobre la vida. Considero que no hay peor obstáculo que los pensamientos y las
actitudes negativas de uno mismo; hay algo que debemos estar conscientes en la vida, y es que
ésta se encuentra llena de obstáculos así como también, bendiciones y grandes oportunidades.
El pensamiento y lenguaje que utilizan las personas pesimistas, los orientan al fracaso, si
nos pasamos diciéndonos que “me va a ir mal” pues es posible que nos convirtamos en buenos
profetas, porque las actitudes negativas, dan el paso para que se desencadene lo que no
queremos. Nos predisponemos y actuamos dirigiéndonos en base a lo que pensamos.
Existe un cuento el cual narra lo siguiente: una vez en una carrera de sapos, el objetivo
era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud. Mucha gente para
vibrar y gritar por ellos. Comenzó la competencia.
Pero como la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella torre, lo que más se
escuchaba era:
- ¡Qué pena! Esos sapos no lo van a conseguir... no lo van a conseguir.
Los sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca
de la cima.
La multitud continuaba gritando:
- ¡Qué pena! Ustedes no lo van a conseguir.
Y los sapitos estaban dándose por vencidos, salvo aquel sapito que seguía y seguía tranquilo, y
ahora cada vez más con más fuerza.
Ya llegando el final de la competición todos desistieron, menos ese sapito que curiosamente en
contra de todos, seguía. Llegó a la cima con todo su esfuerzo.
Los otros querían saber qué le había pasado. Un sapito le fue a preguntar cómo él había
conseguido concluir la prueba.
Y descubrieron que... ¡Era sordo!
A veces necesitamos ser sordos, pero no de oídos, sino de pensamientos, tanto de uno
mismo como de los demás, me refiero aquellos pensamientos que nos lleva al pesimismo. Cómo
es que muchas personas están seguras de que no pueden lograr algo si ni siquiera consideran o
evalúan las posibilidades de llevarlo a cabo. Existen muchas personas que piensan y actúan de
esa forma, no quiero decir que estas personas tienen la culpa de ser así o que ellas buscan ser así,
el pesimismo suele ser un estado de ánimo que en algún momento de la vida lo podemos
experimentar, y que al buscar recuperarnos de ese bajo estado de ánimo podemos seguir a
nuestra vida normal.
Pero qué pasa con aquellas personas que con frecuencia son pesimistas o peor aun casi
todo el tiempo son lo son, recuerdo la historia de una mujer de 35 años, su situación era que
desde niña no se sintió amada, protegida y comprendida por sus padres, es la mayor de siete
hermanos, la pusieron a trabajar en el campo a la edad los 10 años, al llegar a casa realizaba
algunas tareas del hogar y ayudaba a cuidar de sus hermanos menores, estudio solo hasta 3º
grado mientras que sus hermanos menores fueron creciendo y obteniendo privilegios de los
cuales ella nunca pudo obtener, cuando tenía 12 años de edad sufrió de una tragedia, la cual le
causo mucho dolor, su hermano de 11 años de edad en aquel entonces, subió a un árbol a
petición de ella para cortar unos frutos, desgraciadamente su hermano cayo del árbol, estaban
muy lejos de casa y sin permiso de sus padres, ella lo recogió aun con vida pero inconsciente,
era muy pesado para ella pero lo cargo como pudo, desafortunadamente se dirigía hacia ellos un
ganado de bueyes que corría violentamente, por el miedo soltó a su hermano y subió a un árbol,
los animales lo pisotearon ocasionándole la muerte.
Su padre la castigo físicamente sin consideración, y toda la vida la ha culpado por la
muerte de su hermano. A los 20 años edad formo su propio hogar ya que no soportaba el
maltrato de su padre y la indiferencia de su madre, pero su esposo la abandonó embarazada, y
tuvo que irse a vivir con una tía, tuvo a su hijo y se puso a trabajar limpiando casas, juro asi
misma no fijarse en un hombre de nuevo, pero 7 años después conoció a alguien el cual le hizo
lo mismo quedando embarazada nuevamente, en medio del dolor y la frustración tomo cualquier
cosa dañina y como consecuencia tuvo un aborto, ella se arrepiente y carga otra culpa mas,
siente que a lo largo de su vida nunca ha tenido paz y que nunca va a poder conseguirla.
Será posible que una persona que ha sufrido mucho casi en toda su vida pueda ser
optimista, a mi juicio no existen cosas imposibles, solo cosas difíciles y unas más que otras,
pero, ¿de qué depende para que nosotros podamos ser optimistas?
Pues un elemento clave es el nivel de autoestima que nosotros poseamos, es evidente que
personas con autoestima saludable son aquellas que no ceden ante las presiones de la vida y
están, ante todo, seguras de sí mismas, difícilmente estas personas caerán en el pesimismo; sin
embargo aquellas que poseen baja autoestima encontraran muy difícil su vida.
Ayudar a los demás es un acto de bondad y solidaridad; personas como la del caso
anterior necesitan ser ayudadas, porque muchas no saben de qué manera afrontar los problemas.
Pero más allá de lo individual, los problemas familiares, sociales, económicos y culturales que
se viven hoy en día influyen mucho y deterioran a nivel emocional a toda una sociedad.
Siempre he pensado que si los adultos (la sociedad) y las instituciones gubernamentales
y no gubernamentales, hicieran un esfuerzo real por mejorar el desarrollo integral de la niñez
obtendríamos una sociedad más positiva y optimista.
La educación consiste en ayudar a crecer, no en hacer crecer. Crecer corre por nuestra
propia cuenta. La función de los padres es ayudar a sus hijos crecer, y luego las instituciones que
se dedican a eso, a formar, a enseñar.
Un niño es un ser humano, en etapa de crecimiento, el momento propicio para enseñarles
y ayudarles a desarrollar una personalidad bien estructurada, de lo contrario si no se les ayuda no
podrán enfrentar los grandes retos de la vida, es como mandar a un pelotón a la guerra sin armas.
Ahora bien, si estamos hablando que si una persona que no se creció en un ambiente
saludable y le será difícil afrontar las dificultades de la vida, será que no tienen salvación.
Bueno, si comparamos los problemas como los huracanes que hacen desastres, ¿qué es lo que
hace la gente después de que pasa un huracán?, comienza a reparar lo que se daño, levanta su
casa si esta se derrumbo, y la reconstruye con bases más solidas y hasta planea qué medidas
tomar para cuando vuelva a suceder otro huracán y saber cómo protegerse. Existen muchas
personas lastimadas por las malas experiencias, si algo no funciona cambia de actitud, si no se
puede por sí solo pues hay que conseguir ayuda ¡pero no se queden sin hacer nada! Si solo se
conoce una ruta y esta se destruye nos quedaremos inmovilizados.
Si nunca hemos sido optimistas podemos aprender a serlo, existen técnicas o pasos de
cómo aprender a ser optimista, el punto es centrarnos que está mal y que es lo que necesitamos
cambiar, es decir, que situación nos está haciendo pesimista, que creencias acompañan esa
situación y como éstas influyen en nuestra vida, debemos cuestionar detenidamente esas
creencias que tan ciertas son y buscar experiencias positivas que nos ha pasado en la vida; Hay
vidas más trágicas que otras, es verdad, pero también es cierto que hasta la vida más triste tiene
momentos de felicidad y cuando se encuentra, es momento de darse cuenta que si somos capaces
de obtenerla, entonces cuando descubrimos el paso a seguir buscar más experiencias positivas, a
tal punto el pesimismo no encontrará espacio en nuestras vidas.
El gozo de la vida es lograr sacar puramente la esencia de cada cosa. Caminamos por la
vida desaprovechando alegrías. Por eso, a veces, nos ronda el pesimismo y decimos que nuestra
vida es triste; pero la verdad es que esta vida no tiene nada de triste, solo existen vidas
desaprovechadas. Dice el dicho “mientras hay vida hay esperanza”, Dios nos da el barro (la
vida) y nosotros la esculpimos para crear una obra de arte; solo procuremos que esa obra de arte
este bien formada.